martes, 1 de diciembre de 2020

BORRADOR A ESTUDIAR,... ¡¡. LA PRIVATIZACIÓN DEL ESTADO // https://ramiropinto.es/2020/11/29/privatizacion-estado/#comment-17156 // NOSOTROS Y COLECTIVORC, LE RESPONDE EN " DIFERIDO",...

 https://www.revolucionobrera.com/documentos/nn/nn5-esp.pdf

😀😀😀
No hay ninguna descripción de la foto disponible.
32
2 comentarios
6 veces compartida
Me gusta
Comentar
Compartir

Comentarios

Ver un comentario más
  • Necesitas darte tiempo y espacio para realizar un momento en el dia, alguno de estos descansos, ya sea que te permitas por la mañana estirar tu cuerpo, meditar unos diez minutos, tener una charla con alguien que la pases bien, etc. Saludos
    1
    • Me gusta
    • Responder
    • 2 sem

LA PRIVATIZACIÓN DEL ESTADO

No nos damos cuenta, pero tanto la Historia como la conducta personal funcionan con moldes. Cambia la masa, la masa social, pero las formas son diferentes porque suceden paulatinamente. Es algo de lo que el historiador Arnold J. Toynbee se dio cuenta, a partir de lo cual estableció su teoría de los ciclos históricos. Asistimos a uno nuevo, cuya aceleración hace que se produzca de inmediato, sin reflexionar al respecto.

Todo efecto de algo origina una serie transformaciones que a su vez van a ocasionar otros efectos. La cuestión es si nos dejamos llevar o si somos capaces, como individuos y como sociedad, de reflexionar sobre ellos e interferir en la construcción de la realidad, de manera que evitemos lo más posible todo tipo de sufrimientos que conllevan los ajustes al nuevo modelo social.

Asistimos a algo muy parecido (molde) al paso del feudalismo al Estado nación. Algo que supuso guerras sin cuartel, avances y retrocesos en las formas de vida. A medida que los elementos materiales de los progresos técnicos del medioevo se impusieron, (mejores medios de trasporte, armas mas sofisticadas, el desarrollo del comercio, una alimentación más saludable y técnicas de conservación de los alimentos más avanzadas), se paso del feudo (modelo feudal) al Estado. No de manera espontánea, sino en una tensión entre colectivos contrapuestos que rivalizaron por intereses y Poder.

El modelo de sociedades Estado se ha universalizado. Ha producido unos efectos que han evolucionado y son tantas las trasformaciones que más allá de un modelo político o económico es un modelo de realidad.

Podemos hacer una traslación comparativa, para observar cómo se está conformando una nueva realidad, y cuáles podrán ser las aportaciones que eviten los dramas humanos por ser llevados mediante la inercia y, sobre todo, comprender que se conforma un nuevo Poder muy por encima de las personas. Porque los resultados de todo lo que hoy se lleva a cabo no son un destino, ni algo predeterminado, (ni siquiera previsible), sino un juego de fuerzas, muchas veces ciegas, que reaccionan al ser afectados determinados colectivos, pero sin una perspectiva que permita ver el bosque y no sólo el árbol que tenemos delante.

Observamos una confluencia de hechos en la que desembocan los diferentes modelos económicos ante dos cuestiones claves para entender lo que está sucediendo: 1) La tecnología y la globalización. Ésta sucede en relación al primer factor, el tecnológico. El cual avanza inexorablemente provocando turbulencias que se llevan a millones de personas por delante, ya sea en forma de enfermedades, guerras, crisis y hambre a la vez que sobreabundancia, diversos tipos de contaminación y demás.

El modelo político medieval se trasportó, sin reparar en ello, al modelo capitalista inicial de la sociedad del comercio. Hay diversas revoluciones sangrientas que permitieron logros como la democracia parlamentaria, la división de poderes y el establecimiento de los derechos sociales. Todo lo cual se empieza a desmoronar viéndolo atónitos a través de los medios de comunicación como si de una película se tratara. Los hechos históricos se convierten en noticia, de la misma manera que en el modelo anterior se interpretaron muchos acontecimientos como milagros. Para el mundo medieval el fenómeno religioso fue la dimensión en la cual se conformó su nueva realidad, cuyo legado nos llega en forma de arte: catedrales, castillos, cuadros, las urbes que se engrandecieron posteriormente y el Estado, que se democratiza en muchas naciones, al menos en el aspecto formal.

El papel de la religión como cauce dominante se trasfiere desde el s. XIX a la economía. Hoy ésta lo domina todo. Y todo quiere decir que lo va a ocupar absolutamente todo. Ya de manera irremediable, lo cual llevará a episodios de violencia impredecibles y masivos. Pero sobre todo de crisis ( palabra ésta que significa “cambio”) que arrastrara a la desesperación a muchas personas, como ya sucede con la cuestión de la pandemia del coronavirus Covid-19.

A parte de la gravedad del virus como patología, a parte de la histeria inducida con la que se ha reaccionado, se hubiera podido paliar sus consecuencias económicas que nos han llevado al desastre, por no aplicar medidas posibles, necesarias y urgentes. Cada sector (sanitario, turístico, autónomos, músicos, comercios, hostelería, etc.) reclama derechos y mejoras para su situación coorporativa y no se atiende desde ninguno de ellos la situación global, la de todas y cada una de las personas, incluidas las de terceros países que se ven abocados a una miseria extrema y muchos de sus habitantes se ven obligados a escapar de ella, viendo cerradas las fronteras de los países adonde llegan.

La medida a la que me refiero es la Renta Básica que fue y que es posible, que es necesaria y ahora es urgente de aplicar. Una medida que llevará a invertir en progreso y desarrollo sobre la base del empleo en los países empobrecidos y sin medios, que se han convertido en sucursales de grandes empresas que los colonizan ante unos estados que ya no cumplen su función, dejando a sus habitantes al albur de la miseria. ¿Se puede hablar de fronteras en una realidad global? Es una mera cuestión administrativa que sin generar otra realidad no tiene solución, por más paripé y pantomima que hagan los políticos.

Durante el desarrollo de la nueva sociedad que surge del feudalismo, basada en el comercio y los estados nación, los dueños de los bancos se convierten en los nuevos señores y en los amos de la economía, con su corte formada por los dueños del dinero (tierras y propiedades) que dan el vasallaje (créditos) a sus nuevos clientes (siervos) subordinados al señor feudal a través de préstamos, hipotecas, burocracia, etc. La informática y la robotización del modelo productivo provoca un ajuste de esta realidad que necesita una reorganización. Entre otras el modelo fiscal, que o bien se replantea para aplicar la Renta Básica (José Miguel Alcalde, 2017) o se adecuá para beneficiar a las grandes empresas. Las variables intermedias ya no van a servir, sino como propaganda vacua de una política errática en beneficio de las grandes empresas.

Progresivamente se ha ido instalando la nueva realidad, con protestas y críticas sociales que se han diluido, al establecerse sin comprender el conjunto de lo que está sucediendo y sin que veamos sus consecuencias a efectos prácticos. Con la situación de la pandemia se da el salto definitivo. No porque se haya provocado para ello, sino que se aprovecha para tal finalidad. Los amos de los grandes capitales saben lo que quieren: Poder. Y se enfrentan entre ellos, llegando a pactos, pero la sociedad no, se enfrenta por su pedazo de pan, pero se conforma con éste. La política se ha convertido en un mercadeo de votos y de imagen, sin una visión global, sin ideas, sin sentido de Estado porque ya no lo hay. Porque lo han comprado los dueños del dinero. Tanto la izquierda como la derecha naufragan, cada parte a su manera. Y resurgen los nacionalismos como estrategia de capitales intermedios que buscan su hueco en el nuevo mundo que se está fraguando, sin nada que ver con la creación de un Estado menor aunque se utilice este vocablo. Hoy únicamente será posible un estado continental para reagrupar a la ciudadanía. Un idioma común: el esperanto y el vernáculo de cada lugar y los que se quieran aprender. Es curioso que quedando Inglaterra fuera de la organización europea, sea su idioma el más universal con el que se comunica la mayor parte de ciudadanos de las naciones europeas. Pero ya no se plantean modelos de sociedad en la política, ni modelos económicos, sino eslóganes vacíos, en todo el espectro político, que raya lo absurdo. Proclamas sueltas sin pies ni cabeza (empleo garantizado) o se asientan, como vemos impávidos, la represión de la Ley Mordaza, la reforma laboral, sin cambios sustanciales en la reforma educativa (permanece el modelo de emprendedores, por ejemplo), la estafa del Ingreso Mínimo que empeora la situación de los más pobres, etc.

Se ha desarmado al Estado de cada nación, con el otro mecanismo fundamental para conseguir establecer de manera definitiva el Poder Económica. 2) Las privatizaciones, tanto de las empresas energéticas, las de la gestión del agua, y demás y en todos los niveles de la administración: jardines, asistencia social, gestión de la basura, la recaudación de multas, la limpieza, el trasporte. Únicamente queda el proceso final que es la privatización del Estado, al cual se ha endeudado para poner en manos de los acreedores, porque ¿quién financia la deuda? Los mercados financieros, los cuales se han adueñado de la sociedad a la que tienen bajo su dominio.

Como sucedió hace ya unos cinco siglos atrás, con la conformación de los estados nacionales, para funcionar el nuevo Poder según su criterio y beneficio, lo quiere todo, necesita que no haya, o lo menos posible, absolutamente nada que funcione fuera de su control. Un ejemplo son los pequeños comercios, que empiezan a desaparecer a raíz de la pandemia, dando lugar al establecimiento de muchas franquicias, en bares y tiendas, de manera que los grandes capitales extiendes sus inversiones e incrementan sus beneficios y propiedades. Veamos el auge de los hosteles, al comprar desde los fondos de inversión edificios enteros para dedicarlos al alojamiento turístico y desplazando a los hoteles, quedando únicamente los franquiciados. El mismo tiempo disminuye la fiscalidad para el Estado pues cada sede fiscal está en algún otro lugar diferente adonde invierte. A los estados los van sustituyendo paulatinamente.

Ya no es el Estado puede crear puestos de trabajo, sino a través de las empresas, a cambio de mantener sus beneficios dando lugar a la segunda columna del proceso privatizador del Estado: El Pluscapital: El dinero público se pone a disposición de los grandes negocios empresariales. Es decir las obras públicas, pagadas con dinero público, no se hacen mediante empresas públicas, sino privadas y una gran parte de ese dinero va a bolsillos privados directamente en forma de beneficios. Lo cual va a hacer que se incremente l su cotización en la Bolsa de Valores. Una vez que la economía financiera está muy por encima de la productiva. Ya no hace falta invertir el capital como razón para obtener la ganancia, ya no funciona la plusvalía como elemento de apropiarse de la fuerza de trabajo del obrero, sino que simplemente se recauda a la ciudadanía para pagar el “diezmo” y se rebaja a las grandes empresas, adenda de mejoras fiscales, regalo de terrenos, y ayudas para el empleo. Que se limitan a dar la limosna con actos benéficos con mucha pompa mediática o colaborar con el Banco de Alimentos y otras caridades hipócritamente. Es un auténtico saqueo y destrucción del Estado.

De esta manera el Estado y los grandes capitales ya no se relacionan entre ellos, sobre la base del interés para que los estados hicieran sus políticas. tal equilibrio se ha roto. El Estado se ha convertido en una herramienta de los capitales financieros. Éstos ejercen su poderío a través de los medios de comunicación, montan y desmontan partidos políticos que financian vía trasmisión de sus imágenes, líderes y los manejan a su antojo. Vemos como el mismo capital, por ejemplo financia una cadena y la que aparentemente ser su contraria, para controlar todo el espectro político, sin que haya alternativa posible. Las corporaciones financieras dominan el tablero jugando con las fichas de un lado y otro. Pero no cómo un entramado oculto o conspirativo, sino como nueva técnica del Poder, que es posible por los avances tecnológicos. De la sociedad administrada-Estado (Marcuse, 1966) pasamos a la sociedad comprada-Tecnoeconomía (Pinto, 2020)

El problema trasciende al modelo capitalista, pues los modelos comunistas han desembocado en la estructuras tecnológicas y funcionan de igual manera. Es algo nuevo que hay que analizar y reaccionar a sus consecuencias. Los fascismos del s. XIX hasta la II Guerra Mundial pretendieron hacer del Estado un absoluto. Los estados comunistas y fascistas arremetieron contra los grandes capitales (ambos antiliberales.) Partidos residuales que mantienen el concepto de Estado absoluto, llamados de extrema derecha, son el contrapunto que utilizan las fuerzas del capital para, mediante una pantomima, legitimar su proyecto de dominio económico sobre la sociedad.

Tras la II Guerra Mundial se crearon instituciones internacionales, tanto de carácter político como económico y militar: CEE, ONU, OMS, OTAN, UNESCO, BM, FMIy muchas más. Y comenzó un modelo de expansión económica variando entre los modelos keynesiano y el liberal / monetarista, que se han ido fusionando en lo que se conoce como neoliberalismo, con el cual se produce el asalto final al Estado. Se contrapone el totalitarismo clásico al nuevo. El modelo de implantación de manera sibilina y suave se puede ver claramente en los Pactos de la Moncloa, en su parte económica. En estos se observa la combinación de ambos modelos, que desarrolló lo que se llamó la economía del bienestar, con grandes desigualdades, pero consentidas, más o menos, hasta la fusión de los modelos liberales y socialdemócratas en los años 90, cuando se aceleran las privatizaciones por parte de los partidos de un lado y del otro alternándose en esta tarea.

Asistimos al fin del Estado como organización política. La democracia queda vacía de contenido, y sólo será posible recuperar su sentido llevando el modelo democrático a la economía, no como una cuestión ideológica, o meramente funcional para elegir al presidente de una corporación por los accionistas, sino como medida económica fundamental y necesaria para que pueda funcionar con cierta coherencia el modelo que se ha establecido y que será fuente de nuevas luchas. Se hace imprescindible el establecimiento de la Renta Básica, pero no cómo una utopía, ni a modo de una panacea, sino como el mecanismo por antonomasia de adaptación a la nueva realidad definida por las nuevas tecnologías (elemento material que define el mundo actual.) Tales hacen obsoleto el modelo tradicional del empleo (que únicamente lleva a endeudar más al Estado y beneficiar a los accionistas de los capitales financieros.) Por un lado la corrupción que esto conlleva, por otro el modelo corrupto desde el punto de vista social en sí mismo. La Renta Básica hará más soportable el modelo que se instala en el presente y dará una herramienta para exigir nuevos y más derechos económicos. Es la herencia que podrán dejar los estados que se difuminan y desaparecen, comprados al por mayor.

(Ediciones de los años 1998; 2003 y 2018)
(artemis@artemisleon.com)

Los emporios empresariales disponen de sus propios y particulares servicios de inteligencia, como se ha visto en la punta del iceberg de los funcionarios al servicio de determinados bancos y empresas (incluidos partidos políticos) en los casos que se investigan judicialmente. Tienen sus servios privados de seguridad. Se ha pretendido, y se acabará imponiendo, que la vigilancia en las cárceles sea llevada a cabo por empresas privadas. En el trasporte colectivo (público ya poco) ya se hace. También en los hospitales. Mientras la gente está desarmada. El pueblo queda atónito a merced de las circunstancias, en donde la reacción a la pandemia ha aumentado la pobreza, ha llevado a la ruina al pequeño comercio, y es sólo el principio. O reaccionamos en su conjunto o el pueblo será la nueva servidumbre.

Hace falta un criterio global y medidas concretas, pues los discursos ideológicos sirvieron en la lucha política, hoy nos enfrentamos a un modelo económico cuyo único contrapeso como inicio de la lucha es la Renta Básica. Es nuestro dinero, el de todos, el que queda (de momento) y o lo ponemos a disposición de las personas o todo lo demás hará que volvamos a la tiranía feudal en la sociedad tecnológica, con violencia entre los colectivos más humildes, enfrentados por territorios mentales y “nacionales” que organizan los medios de comunicación.

La Renta Básica es la única manera de perpetuar en la siguiente fase a la que estamos abocados, los elementos esenciales que forman parte de la estructura de la Renta Básica: Garantizar la sanidad, educación y asistencia social como servicios públicos, sin los cuales se impondrá una explotación colectiva a gran escala. Por lo tanto, de la misma manera que en la sociedad industrial quedó la remesa de títulos nobiliarios, entre otros monarquías residuales (parlamentarias) y la distribución de la propiedad de la tierra, en otro sentido será necesario trasladar las conquistas sociales al nuevo mundo de ejecutivos fanatizados en la eficiencia de los beneficios, a modo de resortes de una nueva estructura en la que se organice la sociedad con sus nuevas funciones, siendo el Estado un regulador necesario. De otra manera quedará como una figura decorativa en el museo de la Historia.

Estamos a tiempo, pero queda poco. Dicho queda.


      

MARTES, 1 DE DICIEMBRE DE 2020 // REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.

A destruirlo, que ya es tarde ¡¡. : EL PROBLEMA NO ES EL IMPERICAPITALISMO,...SON LOS MULTIESTADOS, Y SU SISTEMA MUNDIAL DE PODER : OTANONUISMO-MULTIIMPERIALISTA,...¡¡¡¡.

LAS DIVERSAS LÍNEAS POLÍTICAS CONTRADICTORIAS Y ANTAGÓNICAS CON EL LUKYSMO,...... O SEA,.....ENTRE EL DOGMATÍSMO Y BUROCRATÍSMO NEOIMPERICAPITALISTA MULTICAPITALISTA JOINT-VENTURE,......DE DOBLE-TRIPLE BANDERA,.....ANTI-HUMANIDAD,....Y OSCURANTÍSTAS ILUMINATIS,.....¡¡¡¡¡¡.-- ALIADOS A LA EURACA-RUSIA-CHINA POPULAR,.....ETC,......TODAS FUERZAS IMPERICAPITALISTAS E IMPERIAL-INTERPLANETARIAS,.......¡¡¡¡.  Y LA CONTRA   -- :   LA HUMANIDAD DEBE DEFENDERSE DE LAS MISMAS,....--  YA LO SÉ,....TIENEN QUE APRENDER ESTAS CUESTIONES,...--    QUE CONLLEVAN MUCHAS LUCHAS INGENTES Y ULTRACOMPLEJAS,.....¡¡¡¡¡; Y OBSERVANDO, LO QUE ES ENREALIDAD LÍNEA CONTEMPORÁNEO DEL XXI-XXII-XXIII,...¡¡ : EL PROBLEMA NO ES EL IMPERICAPITALISMO,...SON LOS MULTIESTADOS, Y SU SISTEMA MUNDIAL DE PODER : OTANONUISMO-MULTIIMPERIALISTA,...¡¡¡¡. A destruirlo, que ya es tarde ¡¡. : 


DECÍAMOS EN ESTA FECHA DE //: MARTES, 25 DE FEBRERO DE 2014 // REVOLUCIÓNDE LA HUMANIDAD.

TODO NUEVO, NO VALE NADA DE LO ANTIGÜO, PARA LA LIBERACIÓN DE LA HUMANIDAD



DE LO ANTERIOR NADA VALE, por la forzosa creación de nuevos conceptos y herramientas ideológicas y humanas,...para la superación de la sociedad actual, asesina, cansina y nada interesante y prometedora 


Estoy algo cansado,...lo siento, es 17-2-2014, a las 16,23 en Málaga, Estado español-,...pongo estos archivos para preparar un artículo en el blog,...y voy a descansar algo,...¡¡ LA POBLACIÓN ESTÁ EMPACHADA DE TANTO "MAOISMO, MARXISMO,..." Y MÁS CUANDO TODO HA FRACASADO,...LA PRACTICA HA FRACASADO,...Y QUE, EL PROLETARIADO HIZO LA REVOLUCIÓN, PERO NO PARA ÉL,...FUE DIGAMOS USURPADA -casi- DESDE EL PRINCIPIO,....FUIMOS MULA DE CARGA,...LO ENTIENDEN DE UNA PUÑETERA VEZ,...¡¡.,...//,...SEGUIR MÁS ABAJO ¡¡:


4 comentarios en “La privatización del Estado

  1. La modificación de la intocable Constitución Española para priorizar pagar a los bancos demuestran los derroteros de los políticos de turno y sus respectivos partidos. Pero esta maldad social, conocida por la ciudadanía, pero de forma manipulada por los medios, anunciada como la única solución, nos metían miedo: que si los rescates de Europa, que si el cuento de la prima de riesgo, … y les funcionó, prueba de ello es que esos partidos, traidores a la sociedad, no fueron castigados en las urnas, al contrario, aquella vez al derecha salió fortalecida y ha sido el tiempo y sus corruptelas el que les ha desenmascarado, pero a la vez desgastado la indignación aflorada en el 15M, para presentar a los de siempre como los menos malos, insistiendo que era lo que había que hacer y, como los amor o la muerte, que el tiempo haga su trabajo y esa indignación vaya perdiendo fuerza, incluso hacer que se vuelva en contra. Haciendo bueno el refrán de a río revuelto … ganancia de los mercados.
    Sigamos haciendo pedagogía.

    Gracias Ramiro, por ilustrarnos

    1. Gracias a ti. Es una tarea conjunto. Y sí, hay que recuperar la palabra “concienciar”.

      Tienes razón, aquel cambio de la Constitución fue el final del Estado, en cuanto a su función de la polis, política, y ahora es económica, puesto el bien común al servicio de los mercados. Y contra la indignación fabricaron unos representantes, después del 15M, las Marchas de la Dignidad… y tales con sus salarios de lujo han sido llevados por otros derroteros, no son una mala intención previa. Habrá que hablar al respecto alguna vez. Ya no queda ni vestigios de los Círculos, del Sí se puede, a hay que negociar, de las fuerzas del cambio a las de adaptación, etc.

      Pero seguimos en la lucha.


  2. Requisito mínimo para acceder a cualquier prestación: vacunarse.

    La locura en la que estamos es que están convenciendo a la gente de que quien no se vacune se convertirá en un “supercontagiador”. El término se las trae, puesto que si estás vacunado en teoría nada has de temer; por el contrario el que no está vacunado es el que corre peligro de contraer la enfermedad. Para subvertir ese orden lógico se transforma al antivacunas en un individuo que alberga millones de virus.

    Como habrá más virus en el futuro, se acusará a los antivacuna de haber provocado una mutación. ¿Acaso al principio no le echaron la culpa a los murciélagos y pangolines y a los chinos por comérselos?

    RESPONDER,...)))....

    https://www.colectivorc.org/2019/07/24/reflexiones-sobre-la-internacional-comunista-de-nuevo-tipo/   Reflexiones sobre la Internacional Comunista de nuevo tipo

    Valgan estas líneas como aporte al debate para la tarea de forjar la futura Internacional Comunista, el partido Proletario Mundial de nuevo tipo. Así como una contribución a la conmemoración del centenario de la fundación de la IIIª Internacional, el germen de lo que Lenin llamaría: la república soviética universal.

    Este documento ha sido elaborado como respuesta a la propuesta de la Unión Obrera Comunista (MLM) de Colombia sobre Propuesta de formulación de una línea general para la unidad del Movimiento Comunista Internacional que se editó en su revista teórica Negación de la Negación nº 5 de Agosto de 2016, donde se llama a la discusión internacional de los comunistas.

    Hemos de decir que compartimos gran parte de lo que en el extenso documento se desarrolla, y si bien hay aspectos que no compartimos, nos han aportado argumentos y determinación para contribuir a su propósito de perseverar en la construcción de las condiciones subjetivas de la revolución socialista, a la vez que se desarrolle una lucha feroz con la línea revisionista y oportunista en el seno del proletariado revolucionario.

    Vamos a dividir nuestra aportación al debate propuesto por los camaradas de la UOC (MLM) en dos partes separadas para despejar las posibles interferencias que se puedan dar durante la discusión, ya que son temas que consideramos fundamentales. El primer tema, que es el que exponemos a continuación, está relacionado con la reconstitución del Partido Comunista, mientras que el segundo, que publicaremos posteriormente una vez se haya debatido el primero, va a estar dedicado al Balance Histórico de la Internacional Comunista, siguiendo el hilo conductor del documento que publicó la UOC (MLM) con el título ¡La unidad internacional de los comunistas exige las derrota del revisionismo y de toda forma de oportunismo!, en respuesta a una publicación del año 1984 de una organización española ya desaparecida (Unión de Lucha Marxista-Leninista) titulada Sobre los partidos m-l como herederos de los errores del periodo 1935-1956 y que se reprodujo el 24 de Enero de 2018 en el Blog Dazibao Rojo. Vayamos sin más preámbulo al tema que nos ocupa en estos momentos.

    La reflexión sobre la Internacional Comunista es un tema que debemos asumir los comunistas comprometidos con la superación del régimen capitalista de producción si queremos estar a la altura de las tareas que nos exige la revolución socialista, máxime cuando esta revolución adquiere un carácter general sin tener que atender a un mayor o menor desarrollo económico de cada país en cuestión, pues se ha llegado a la situación, determinada por la fase imperialista del capital, en la que los distintos países constituyen un eslabón de la cadena imperialista de un único sistema económico mundial, ocupando cada país el lugar que le corresponde por el desarrollo de sus fuerzas productivas en el contexto general de ese sistema.

    La fase imperialista del capital, como resultado del desarrollo objetivo del proceso de producción capitalista, impulsa de una manera general el carácter universal de la Revolución Proletaria Mundial (RPM). Ello no suprime, sino que hace más necesario, que la revolución proletaria se realice en cada país, debido a la organización nacional del proceso de producción capitalista que entra en competencia con la cada vez más internacionalización de la producción impulsada por los mecanismos del desarrollo capitalista, siendo su motor el capital monopolista que hace que en su actuación haya una mayor concentración y centralización de los medios de producción, transcendiendo las barreras que imponen las fronteras nacionales, lo que hace que se conjugue dialécticamente el carácter universal de la revolución proletaria con el carácter particular de su realización. Con ello se cumple los dos aspectos que define a toda contradicción: 1) que lo particular está ligado a lo universal, y 2) que lo universal reside en lo particular. Las tesis acerca de la RPM y la revolución proletaria en su solo país están desarrolladas desde el punto de vista teórico porque dependen de las condiciones objetivas del desarrollo capitalista de acuerdo a un sistema que tiene un carácter mundial, pero no así de su realización, es decir, tratadas desde el punto de vista de su aspecto subjetivo.

    Como hemos dicho, el imperialismo como etapa superior y final del capitalismo, aporta al desarrollo histórico de la sociedad dos aspectos que son esenciales para comprender el tránsito al socialismo como consecuencia de la maduración de las contradicciones internas del sistema capitalista, por un lado, y la emergencia del sujeto revolucionario perfectamente internacionalizado, producto del sistema mundial y de la internacionalización de su carácter como clase por compartir los mismos intereses económicos y políticos, por otro. La implosión del sistema capitalista por la acción del sujeto revolucionario -ya no es necesaria cualquier etapa intermedia a la construcción del socialismo-, y la constatación de que dicha revolución es parte del sistema mundial de la revolución proletaria -no atendiendo sólo a las condiciones concretas de ese país, sino parte de las contradicciones generales del capitalismo a nivel mundial y su interrelación con las de cada país concreto.

    El imperialismo, como modelo de producción internacionalizado, encadenó a todos los países -con sus modos específicos de producción- en una sola economía mundial, donde la economía de cada país es un eslabón de una sola cadena, que obedece y sirve a la producción, la realización de la plusvalía, la acumulación y la centralización del capital mundial.1

    Este análisis lo consideramos correcto.

    El capitalismo imperialista ha creado y ampliado la base material

    para la construcción del socialismo en todo el mundo, acentuando la lucha revolucionaria del proletariado por el derrocamiento del poder capitalista y por la expropiación de la burguesía en todos los países!2

    Esta conclusión es correcta pero incompleta si no va acompañada del avance de la conciencia proletaria y del desarrollo de la praxis revolucionaria (existencia del partido comunista como movimiento revolucionario). De lo contrario, siendo cierto el párrafo, puede llevar a reforzar la idea del determinismo histórico.

    Entendemos que la IC no puede ser sólo fruto de la necesidad de su objetivación debido al desarrollo de las relaciones capitalistas de producción, sino, sobre todo, resultado de la dialéctica de la conciencia proletaria que aborda la realidad social desde el punto de vista de su transformación revolucionaria. Desde este aspecto es como queremos abordar su reconstitución dado que, desde su necesidad, no hay tema de discusión: es asumido por todas las organizaciones consecuentes con su objetivo de existencia.

    El funcionamiento del sistema capitalista de producción despliega unas férreas leyes, a las cuales está sometida irremediablemente la acción de todos los capitales. Una de esas leyes es la caída tendencial de la cuota de ganancia, lo que obliga a los distintos capitales a una mayor explotación del trabajo asalariado, tanto desde el punto de vista intensivo como desde el extensivo, con el objeto de amortiguar, en la medida de lo posible, dicha tendencia en la competencia entre ellos, lo que empuja y acelera la repetición de las crisis económicas (en el imperialismo adquiere un carácter mundial) debido a la tendencia de los capitales a producir más, por su actuación privada e individual, chocando con la realidad social de no poder consumir todo lo producido por la envoltura capitalista de la producción (mercancías). Durante las crisis económicas se pone en evidencia en toda su expresión el carácter capitalista de la producción (tendencia a la extensión de la producción como norma general de la producción y tendencia a restringir el consumo general por parte de las masas obreras como expresión del doble carácter del trabajo en el capitalismo: como productor de valores de uso y como productor de valores de cambio, lo que indica que el consumo está mediado por la compra y venta de valores de cambio).

    Que estén dadas estas condiciones materiales (organización mundial de la producción como un mismo sistema debido a la concentración y centralización de los medios de producción) no implica que la IC surja como un hecho necesario, pues ello depende del desarrollo que haya alcanzado la conciencia revolucionaria en el seno de la clase obrera (tarea de la vanguardia m-l) que se va reconstituyendo mediante la lucha de dos líneas y la fusión con una parte de las masas proletarias como movimiento revolucionario, es decir, como partido comunista. Para comprender correctamente este proceso – el de su reconstitución -, hay que tener en cuenta que la clase proletaria no nace revolucionaria (la explotación no constituye una condición necesaria para la formación de la conciencia de clase), sino que se hace a través de su praxis por destruir las condiciones materiales y políticas de las relaciones capitalistas, creando las condiciones que van a dar objetividad a relaciones sociales sin ninguna base para que se pueda desarrollar cualquier tipo de explotación económica u opresión política, bajo la organización de un sistema de relaciones ideológicas y políticas encaminadas a la destrucción del mundo burgués.

    El capitalismo, como todos los anteriores modos de producción, nació, se desarrolló y se está muriendo. El sistema económico social capitalista ya dio todo lo que tenía para dar y creó las condiciones para avanzar al socialismo; sobrevive, únicamente, gracias al oxígeno proporcionado por el oportunismo.3

    Compartimos el espíritu de este párrafo pero lo consideramos incompleto, tanto en su primera como en su segunda parte, dado que para que se comprenda en toda su amplitud y no cree ningún tipo de dudas al leer cualquier formulación o expresión relativa a la teoría del tránsito de un modo de producción a otro, y en especial el tránsito del capitalismo al socialismo, se tienen que dar tanto las condiciones objetivas -creadas por el propio desarrollo del régimen capitalista de producción- como las subjetivas -creadas por el desarrollo de la conciencia revolucionaria, esto es, la construcción y reconstitución del partido comunista como movimiento revolucionario-. Hay que hacer siempre hincapié en este último aspecto pues de lo contrario se le está ofreciendo, sin ser con ello consciente, munición ideológica al revisionismo y al oportunismo para que proyecten una visión deformada y manipulada de la teoría de la revolución proletaria. Sin los dos aspectos que hemos señalado es imposible dicho tránsito ya que se articula la puesta en marcha y desarrollo de la guerra popular, como condición necesaria del desarrollo de la conciencia revolucionaria (reconstitución del partido comunista), a la existencia de las condiciones objetivas como medio para la destrucción del viejo poder burgués y construcción del nuevo poder proletario. Con estas premisas tanto el revisionismo como el oportunismo son tigres de papel, pues poco tienen que hacer con el avance imparable del movimiento revolucionario dado que han sido derrotados temporalmente por la incorporación de las amplias masas a las tareas revolucionarias, no como movimiento espontáneo dirigido por el partido sino como movimiento revolucionario fundido al partido mediante praxis revolucionaria.

    Esta praxis comprende la asimilación de la teoría marxista -por tanto del papel histórico del proletariado en la sociedad capitalista-, y la praxis dirigida a transformar la realidad social en una dirección determinada -de acuerdo a sus intereses de clase- que coincide con el desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas de la sociedad, constreñida hasta ese momento por el carácter capitalista de los medios de producción -para que se despliegue sin ninguna traba artificial, esto es, condicionada por el capital. Dada la complejidad de la producción capitalista, la explotación del trabajo ajeno no es visible a simple vista, no puede ser observado por los trabajadores sobre los que recae la explotación de su fuerza de trabajo. Dicha realidad no es evidente por el simple despliegue de su fuerza de trabajo como ocurría en el modo de producción esclavista o feudal, Y esto dificulta la simple toma de conciencia de su explotación, paso previo para la toma de conciencia política para la lucha por la eliminación de las relaciones económicas en donde reside la explotación asalariada. La importancia del descubrimiento científico del concepto plusvalía es que enseña al proletariado el camino para conseguir su liberación como clase explotada y, por tanto, -como clase determinada por el desarrollo del proceso histórico- a eliminar las condiciones de explotación de una clase por otra: las relaciones económicas basadas en la propiedad privada de los medios de producción. Desde ese preciso instante la lucha por la liberación del proletariado se convierte en una tarea colectiva: por un lado, en una tarea comprensiva (conocer los mecanismos sociales de la explotación capitalista, fruto del estudio científico); por otro, una tarea política (actuación como clase en donde cada proletario no es más que una parte necesaria del todo).

    Por tanto, si ello es así, como nosotros pensamos, sólo cabe centrarse en preparar la revolución proletaria desde el punto de vista subjetivo, es decir, desde la creación de las condiciones ideológicas y políticas del sujeto que tiene que llevar a cabo dicho proceso revolucionario para que, de acuerdo con las condiciones generales y particulares en donde se desarrolle la praxis revolucionaria, pueda concretarse de una manera efectiva la revolución proletaria. En ello debemos centrar el debate fundamentalmente.

    La construcción o, mejor dicho, su reconstitución no puede ser obra del proceso en que se desarrollan las contradicciones del sistema capitalista, como así se ha creído y actuado durante mucho tiempo. Nuestro colectivo ha sido víctima -asumiendo los errores del pasado como ciertos- y verdugo -reproduciendo esta concepción como acertada- de este error común a muchas organizaciones comunistas en el proceso de construcción del sujeto revolucionario. Hemos reproducido la concepción cientifista del marxismo y la organicista del partido comunista que tanto daño han producido al desarrollo del marxismo como praxis revolucionaria.

    El movimiento espontáneo de las masas no es otra cosa que eso, movimiento obligado de los obreros comunes por su empeoramiento de sus condiciones de vida y trabajo al servicio del capital. Esta fracción numerosa de la clase no conforma el germen de la revolución proletaria, sino el destacamento que seguirá a la zaga al movimiento revolucionario hasta su lenta pero paulatina incorporación mediante la praxis revolucionaria. Como decimos, la reconstitución del sujeto no es fruto del proceso, como se ha crecido durante tanto tiempo, sino obra consciente del elemento activo del prepartido, es decir de la vanguardia ideológica del proletariado, de su voluntad y certeza para reconstituir el sujeto revolucionario. Entender que dicho partido es fruto del proceso significa quedarse atrapado en el fetichismo del movimiento espontáneo de las masas, pues se constituye como el elemento determinante en la relación de las masas y la vanguardia, el que le indica que está maduro para asumir la dirección de la vanguardia, cuando ello no es más que puro idealismo basado en la errónea percepción de que la revolución la hacen las masas dirigidas por el «partido» como destacamento de vanguardia separada de las masas: relación metafísica vanguardia/masas que antecede a toda concepción mecanicista de los dos elementos que constituyen cualquier realidad, ya sea material o social.

    El partido como relación social

    Hay que hacer un esfuerzo para lograr enterrar de una vez para siempre la concepción organicista del partido, es decir, la consideración de que el partido comunista es la estructura organizada de la vanguardia en torno a una línea política que acoja los principios del m-l y el análisis materialista de la realidad concreta. Esta concepción la consideramos errónea de principio a fin, y así se lo manifestamos a los camaradas de la UOC (MLM).

    El partido es el destacamento organizado, de vanguardia y el jefe político de la clase obrera.4

    En el esfuerzo por construir el Partido Comunista Revolucionario de Colombia debemos vincularnos a las masas para fundir el socialismo con su movimiento espontáneo, de dirigir todas sus manifestaciones hacia el objetivo de la conquista del poder político.5

    Reafirmamos la exhortación a todos los comunistas revolucionarios en Colombia a ponernos de cara ante un periodo de trabajo tesonero por concretar la unidad de los comunistas revolucionarios en un solo Partido. Reafirmamos nuestra confianza en que este llamado será bien recibido por nuestros camaradas de otras organizaciones y todos los revolucionarios que en Colombia luchan por su construcción6

    Hasta ahora hemos dicho que la IC es una necesidad para la organización del proletariado a nivel planetario, pues hunde sus raíces en un hecho objetivo, es decir, en el carácter internacional del trabajo como consecuencia de la internacionalización de las condiciones de la producción capitalista, aunque como una condición extraña a su propia conciencia colectiva, derivado, por así decirlo, de su etapa de dependencia ideológica y política de la burguesía. Repetimos, eso no es todo ya que la IC es, además, una condición intrínseca de la naturaleza propia del proletariado como clase independiente de la burguesía, en donde no solo define su objetivo histórico sino que emplea su praxis revolucionaria para hacerla realidad como emancipación de la Humanidad, pues de lo que se trata es de eliminar las clases sociales. Por eso, el primer paso del proceso revolucionario es la reconstitución del Partido Comunista, el sujeto que lo va a dirigir, pues ello va a depender tanto del contenido como de la forma del proceso.

    Entendemos que la concepción organicista del partido, que ha sido dominante en el seno del movimiento comunista, pertenece a un esquema antiguo de la construcción del partido, más propio del partido obrero que del revolucionario, todavía atrapado en la ideología pre revolucionaria que se centra en el fenómeno de la estructura de lo real que en su contenido entendido como relación social, aunque ha tenido de positivo que intenta escapar de la visión del mundo burgués pero sin conseguirlo en toda su amplitud al quedarse a medio camino: concibe al nuevo partido como un partido de clase (obrero) pero no de la clase (revolucionario), solo expresión de la vanguardia que se lo transmite a la clase considerándola como movimiento espontáneo.

    Es muy importante para tal tarea tener claro que el Partido Comunista no puede ser considerado como la Vanguardia organizada políticamente, ya que ello es simplemente una parte, aunque la principal del proceso de reconstitución del partido. Hablamos de reconstitución pues hablar de la difícil pero simple constitución no nos sirve en las actuales circunstancias, dado que es necesario realizar un exhaustivo Balance del Ciclo de Octubre con el propósito de corregir y eliminar aspectos que se daban como correctos pero que se han ido demostrando erróneos, como por ejemplo el tema que estamos tratando, el tema del partido. Considerar la autoproclamación de la vanguardia como partido, como ha ocurrido en multitud de ocasiones, es un error monumental que ha tenido graves consecuencias para el Movimiento Comunista pues ha permitido que se desarrollaran y fortalecieran concepciones y prácticas claramente revisionistas y oportunistas en las filas de multitudes de organizaciones.

    Como decimos, la existencia o no del partido no puede depender de la apreciación subjetiva de la vanguardia, sino del resultado objetivo de un proceso social entre la vanguardia y parte de las masas, en donde el elemento determinante es la ideología dado que constituye el cemento que va a fusionar y no simplemente unir las dos partes que conforman la reconstitución del partido como movimiento revolucionario que actúa sin dependencia del movimiento espontáneo de las masas pero aspirando a atraérselo mediante una línea de masas acertada basada en los principios de la revolución proletaria.

    Es misión del Partido llevar la conciencia socialista al movimiento obrero, guiar al proletariado al frente de las masas trabajadoras, a la conquista del poder político y construir, sobre las ruinas del viejo Estado reaccionario, el nuevo Estado de Dictadura del Proletariado7

    De la lectura se deduce que el Partido es considerado la vanguardia de la clase con respecto a las masas, sin tener en cuenta que partido y vanguardia son dos realidades cualitativamente distintas. Efectivamente, el partido es la vanguardia de la clase, pero es otra cosa muy distinta a la vanguardia organizada. Al identificar el partido con la vanguardia organizada políticamente se está dando por entendido que entre vanguardia y masas no hay ningún intermediario y, por lo tanto, se puede establecer una relación directa de tú a tú entre ambas partes, cuando en realidad es a través de ese intermediario como se hace posible y efectiva la articulación política entre la vanguardia y masas para construir el partido. Hay que tener en cuenta que tanto la vanguardia como las masas no son totalidades homogéneas, existen distintos niveles en su interior que los diferencian como partes de la totalidad, determinándose relaciones políticas específicas para resolver dichas diferencias.

    Repetimos. Debemos desechar por completo esta errónea concepción para centrarnos en la idea del partido como relación social, relación que establece la vanguardia m-l con las masas, que se especifica como Línea de masas y, posteriormente, como Praxis revolucionaria. En este sentido, el partido es el sistema de relaciones sociales de la clase como praxis revolucionaria. Esta praxis es resultado de la multiplicidad de relaciones entre la vanguardia y los distintos niveles políticos de las masas cuando ya está constituido el partido, es decir, la fusión de la conciencia revolucionaria y el movimiento de la clase como clase para sí. Desde esa etapa del proceso de reconstitución del partido, la clase ya no sería la existencia de dos elementos separados (la vanguardia y las masas, el movimiento de la conciencia revolucionaria y el movimiento espontáneo de las masas), sino la unidad dialéctica de sus dos elementos como praxis revolucionaria que actúa para transformar la realidad social.

    El Partido o, lo que es lo mismo, la relación social de la vanguardia y las masas como praxis revolucionaria, es lo que transforma a la clase como simple movimiento de masas en movimiento revolucionario. En este sentido, el partido transforma a la clase cualitativamente, de clase en sí en clase para sí, a la vez que la clase asimila a la vanguardia como parte integrante suya.

    Como nos encontramos en los principios de la reconstitución del partido allá donde no se haya producido, debemos centrarnos en la Vanguardia Ideológica (aspecto principal del movimiento revolucionario, resultado de la fusión práctica que se va reconstituyendo mediante la lucha de dos líneas en el seno de la Vanguardia y su Línea de masas (entre ella con una parte de las masas a través de la difusión del ml y su aplicación a los problemas concretos de la revolución proletaria (sistema de relaciones ideológicas, políticas y organizativas). La Vanguardia no puede esperar pacientemente a que las «masas» hagan explosivas sus relaciones económicas con la burguesía porque nunca ocurrirá el salto cualitativo de lo económico a lo político, como tampoco ocurrirá lo contrario, que la Vanguardia con acciones alejadas y no comprendidas por las «masas» va a conseguir que éstas sigan mágicamente la senda marcada por la «vanguardia» pues no hay ligazón ideológica y política ni organizativa, es decir, lo contrario al concepto de fusión que debe prevalecer entre las relaciones vanguardia – masas.

    La dialéctica de la conciencia

    El concepto de clase está determinado en un principio por las relaciones sociales de producción: aparece ante los individuos que se preguntan sobre ello como una totalidad abstracta. En este sentido, pertenecen a una clase aquellos individuos que realizan una determinada función a tenor del lugar que ocupan en la producción: es una determinación externa a la conciencia y voluntad de los individuos que les viene impuesta por su condición social. Pero esta determinación no abarca todavía la totalidad del concepto. Si todo concepto es expresión de una realidad material o social, fruto de relaciones objetivas, en el caso del concepto clase social es fruto de las relaciones sociales entre distintas clases y entre los elementos que conforman las clases; lo que define a los pertenecientes a una clase no es su lugar en la producción, sino su posición ante las condiciones de la producción. La clase es tal en la medida que es totalidad en acción, y la pertenencia a esa clase ya no depende de la función que realiza sino de la posición que adopta como parte de la clase.

    Así, conforme disminuye progresivamente el número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan todos los beneficios del proceso social de producción, crece la masa de la miseria, de la esclavización asalariada, de la degeneración, de la opresión y la explotación; pero crece también la rebeldía de la clase obrera, aleccionada, unificada y organizada por el mecanismo del propio proceso capitalista de producción.8

    Todas estas teorías tienen una esencia revisionista común: conciliar con el imperialismo, impedir la unión de las principales fuerzas de la sociedad contra el imperialismo, apagar el ímpetu revolucionario de las masas obreras y campesinas en los países oprimidos, en fin, estropear la verdadera lucha antiimperialista.9

    La razón principal de la tardanza del triunfo revolucionario en los países imperialistas, está en la situación de postración del movimiento obrero durante casi un siglo, escindido por el imperialismo, relegado a un lugar sin importancia social por la socialdemocracia, engañado y desgastado en la lucha parlamentaria por una revolución deformada en movimiento democrático burgués contra los «excesos» del capital monopolista, abatido y amordazado por la traición y degeneración oportunista de sus partidos en cada país, por el peso que tuvo entre los comunistas la línea errónea de condicionar el triunfo de la revolución en los países imperialistas, a la victoria en los países oprimidos.10

    Como es oportunismo de «izquierda» desconocer que la fuerza objetiva del movimiento de masas contra el sistema capitalista, contra el dominio de los monopolios y el capital financiero, es de hecho, una tendencia incipiente hacia la conciencias de la necesidad de derrotar y sepultar al imperialismo.11

    No se puede perder de vista para sacar conclusiones sobre este aspecto una cosa importante, a saber: dentro de la clase obrera existen dos esferas de conciencia, la espontánea (masas) y la revolucionaria (vanguardia), y dentro de la espontánea, la inconsciente (amplias masas) y la consciente (determinadas masas). Las amplias masas forman parte de la clase (es una condición objetiva) pero no por ello tienen conciencia de clase, ni mucho menos conciencia revolucionaria, ya que ello es fruto del conocimiento científico de la realidad social y de la aceptación de una teoría revolucionaria. Lo que determina su nivel de conciencia es su posición política, que depende no de su actividad reivindicativa sino de su comprensión del proceso histórico como un proceso de lucha de clases y su resolución ligado a sus intereses de la clase a la que objetivamente pertenece. Por eso, si esto no está claro, la comprensión y aceptación de la propaganda revolucionaria difundida por la vanguardia no tiene de por sí un impacto positivo, si no está posicionada la conciencia políticamente, lo que excluye a las amplias masas, si no es a través de la intermediación de una parte de la clase: los que tienen conciencia de clase. Este es el proceso general de la formación de la conciencia, proceso en donde el proletariado va elevando su nivel de conciencia.

    La conciencia de la clase se puede considerar, a grandes rasgos, el sistema ideológico que da lugar a una representación organizada de las condiciones de existencia del ser humano con su entorno natural y social que le condiciona y, sobre todo, los medios para transformarlo con el objeto de adecuarlo a sus necesidades. La premisa de la conciencia de clase proletaria en el capitalismo es la aceptación y asunción de que la sociedad está dividida en clases sociales determinada por las condiciones en que producen sus bienes materiales. Dichas clases chocan y se enfrentan por la defensa de sus intereses, que en el caso de la burguesía y el proletariado son además irreconciliables, condición de su lucha como reflejo de la contradicción fundamental del capitalismo entre el carácter social de la producción, fruto del desarrollo de las fuerzas productivas, y el carácter privado de la apropiación, consecuencia de la propiedad privada capitalista de los medios de producción.

    La explotación económica a que está sometido el proletariado no es germen o condición de la conciencia de clase, puesto que como hemos dicho ésta no está dada sino que se hace a través de un proceso de interiorización de la teoría marxista de la lucha de clases. Ello es así porque, por un lado no se podría explicar que un no obrero pudiese adquirir conciencia de clase proletaria, lo cual no es cierto dado que la citada conciencia tiene su expresión práctica como posición política, la cual no depende de la pertenencia a una clase sino de su praxis; y, por otro lado, si la conciencia de clase fuera innata en los obreros por ser obreros, todos estos por ser explotados la tendrían latente hasta que se desplegase en el transcurso de su vida social a través de su actividad de manera espontánea o natural.

    Lo característico de la conciencia de clase en el capitalismo es que dicha representación ideológica no puede adquirirla el proletariado de manera espontánea mediante su lucha reivindicativa de carácter económico si no va unida a una mínima comprensión de la teoría marxista de la lucha de clases, que se va asumiendo a través de un proceso intelectual impulsado por la voluntad del individuo interesado en aprehender dicha teoría. Sin este proceso intelectual, teórico, la lucha espontánea se queda en una mera lucha reivindicativa sin ningún rescoldo, pues cesa la acción tal cual empezó hasta que comienza una nueva que se repite exactamente como el proceso anterior.

    Si no existe conciencia de clase, las orientaciones y dirección que le puede impulsar la vanguardia revolucionaria a la lucha espontánea no aportan elementos políticos para la formación de la conciencia si no va acompañado del proceso educacional de la teoría marxista de la lucha de clases que no se aprende como expresión del proceso de la lucha espontánea, economicista. En otras palabras, esa conciencia le viene de fuera del movimiento espontáneo, de la convicción de que la lucha de clases es necesaria pues constituye el motor de los cambios sociales y, sobre todo, la condición de la liberación del proletariado si está guiado por la teoría marxista de la revolución. En la formación de la conciencia de clase es fundamental que el individuo asimile y haga suyo que su actividad está sujeta a los intereses económicos de su clase, pues él no es si no parte de la clase a la que pertenece. En este proceso de formación y asimilación de la conciencia de clase se van creando los elementos ideológicos y políticos que desligan y desechan la estrecha concepción práctica de la lucha por sus intereses económicos, por defender sus condiciones de vida y trabajo sin atender a la clase a la que pertenece. Ello no es posible sin tener en su cabeza el concepto de clase como sustituto de obrero: es el salto cualitativo en el concepto y la práctica social de obrero para convertirse en clase.

    Otra cosa muy distinta es que una vez reconstituido el partido (movimiento revolucionario), éste ya si dirige a las amplias masas para con su dirección ir a la conquista del poder político puesto que va liberando espacios políticos y desarrollando centro de poder proletario ejerciendo su propio poder frente al poder de clase de la burguesía centralizado en los aparatos del Estado burgués.

    La dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo

    Cualquier construcción mental es una burda especulación del pensamiento, una pura ficción, si no tiene su base en la realidad material. Por ejemplo, la producción del socialismo científico como cosmovisión y teoría de la revolución proletaria no se podría haber formulado si no existiera el capitalismo. Sin embargo, que el capitalismo se haya desarrollado hasta el imperialismo, no implica que el socialismo esté a la vuelta de la esquina debido a la tendencia del desarrollo capitalista hacia la Revolución Proletaria Mundial: pensar de esa forma sería determinismo histórico. Para que ello sea posible en el tiempo hace falta la existencia y desarrollo del elemento consciente, es decir, el Partido Comunista como hemos dicho anteriormente, esto es, fusión y no unión del socialismo científico y las masas explotadas en movimiento revolucionario. La importante diferencia entre fusión y unión es lo que nos va a aportar los elementos ideológicos para la comprensión de la esencia del Partido Comunista como sujeto revolucionario, puesto que la fusión no es la mera unión, entendida como suma cuantitativa (relación externa de los dos elementos), sino el proceso de transformación de los elementos (vanguardia proletaria y masas explotadas) que da como resultado una cualidad distinta.

    Con la unión no se contempla a las masas, a determinadas masas, como parte del Partido, mientras que en la fusión si se la contempla, ya que es parte integrante, transformada, de la nueva sustancia, el partido comunista. En la unión, a lo que se aspira es a conseguir que el «partido» ya constituido como la vanguardia organizada políticamente dirija a las masas, mientras que en la fusión las masas forman parte integrante del Partido mediante la praxis del movimiento revolucionario. Esto hay que tenerlo en cuenta si lo que se trata es de comprender correctamente la dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo en el proceso de 1) construcción del sujeto, y 2) transformación de la realidad social, objeto del sujeto revolucionario, lo cual no se puede dar sin ese sujeto dado que el movimiento de la vanguardia y de las masas no está fusionado, esto es, no existe como movimiento revolucionario, lo que significa que no hay praxis revolucionaria, sino movimiento de la conciencia crítica de la vanguardia y movimiento espontáneo de las masas. Esto es lo que no se comprende por parte de los camaradas de la UOC (MLM) a tenor de los documentos elaborados.

    La revolución no es el producto de los deseos subjetivos de los comunistas, sino de la unión de la rebeldía y la fuerza espontánea demoledora de las masas con el plan consciente de los comunistas. Si la táctica de los comunistas no encaja en la realidad y se encuentra divorciada de la lucha revolucionaria de las masas, sus consignas y llamadas terminan convertidas en frase hueras y deseos candorosos sobre el futuro luminoso.12

    … Huelga Política de Masas es objetivamente la lucha del movimiento de masas, no contra un patrón o conjunto de patronos, sino contra el Estado y las medidas políticas de los gobernantes, por el contenido económico y político de sus reivindicaciones comunes a amplios sectores del pueblo,…13

    Las HPM no dependen de los deseos subjetivos de los revolucionarios sino que son formas históricas de lucha que obedecen a la exacerbación de las contradicciones económicas, políticas y sociales creadas en condiciones como la actual,…14

    La tendencia principal del movimiento de masas es hacia la HPM. 15

    La tendencia objetiva ascendente del movimiento de masas hacia la generalización de las HPM es en la actualidad la forma de lucha base de la táctica revolucionaria para dirigir el movimiento en la conquista de sus reivindicaciones inmediatas, para lograr el máximo avance ahora en la perspectiva revolucionaria de demoler el poder político y económico de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, aprovechando la división, inestabilidad y desprestigio de los gobernantes.16

    El actual sigue siendo un período táctico de preparación y acumulación general de fuerzas para la revolución, un período para fortalecer la confianza de las masas en el poder que emana de sus propias fuerzas, para reorganizar las filas de las clases revolucionarias, para reorganizar las filas de las clases revolucionarias, para organizar el Partido de vanguardia del proletariado y bajo su dirección el Frente de clases basado en la alianza obrera-campesina y el ejército popular como parte del pueblo armado .17

    La política de Reestructuración del Movimiento Sindical es conscientemente promovida y defendida por los revolucionarios en miras a una verdadera Central Sindical Revolucionaria.18

    La línea de Reestructuración del Movimiento Sindical es una posición correcta porque se corresponde con la realidad objetiva del movimiento, responde al propósito consciente de no pocos sectores de base, cuenta con el potencial respaldo de las nuevas organizaciones de obreros tercerizados de hecho tratados como «ilegales» por los patronos y el gobierno, de viejas organizaciones que pueden retornar al camino correcto y de la mayoría de obreros que están por fuera del movimiento sindical.19

    El plan general de la Táctica revolucionaria en este período, que en esencia es el plan de construcción del Partido, hace necesarias varias tareas a la vez, no como tareas paralelas sino íntimamente relacionadas. La construcción y desarrollo de la organización de los m-l-m de Colombia – que implica la discusión programáticas en sus filas – no puede hacerse sino en medio de la lucha por dirigir revolucionariamente el movimiento espontáneo de las masas, a la vez que como parte de la lucha por construir la unidad internacional de los comunistas. En otras palabras, la tarea central de la Táctica Revolucionaria en todo el período ha conjugado distintos procesos inseparables: la unión de todos los m-l-m en un solo partido, la unión de todo el pueblo en una gran huelga política de masas, y la unión de los m-l-m en una sola organización internacional. 20

    El marxismo es una ciencia, la ciencia de la revolución proletaria. Esta ciencia se apoya en la concepción dialéctica del mundo, el Materialismo Dialéctico, que concibe las cosas en continuo movimiento propulsado por sus contradicciones internas, que constituyen las causas de sus cambios internos. La aplicación de esta concepción al conocimiento y transformación de la sociedad nos aporta el Materialismo Histórico, que concibe las condiciones de producción la base de las formas de vida y pensar de cada sociedad concreta y la lucha de clases el motor del proceso histórico, los cambios de unos modos de producción a otros.

    Con el análisis profundo de Marx y las aportaciones importantísimas de Engels, ambos contribuyeron de una manera decisiva al conocimiento de la estructura económica del régimen capitalista de producción, así como al papel que el proletariado va a desempeñar en dicho régimen. Para ello contribuyó de una manera decisiva el descubrimiento teórico de dos aspectos: 1) que en las sociedades divididas en clases el trabajo humano tiene un doble carácter de clase (por un lado, como trabajo concreto, productor de valores de uso; por otro lado, como trabajo abstracto, productor de valores de cambio), esencial para producir el concepto plusvalía y el desentrañamiento de que el trabajo humano, en determinadas condiciones sociales, constituye el contenido del valor, es decir, la fuente de donde emana la explotación del trabajo ajeno, y 2) que la fuerza de trabajo asalariado también adquiere un doble carácter (por un lado, como productor dependiente del capital y creador de plusvalía para el capital; por otro lado, como creador de condiciones materiales y espirituales independientes del capital) que en determinadas condiciones ligadas al desarrollo político de la clase en consonancia al desarrollo material del capital hay un salto cualitativo para que se produzca el concepto sujeto revolucionario y el desentrañamiento de que el proletariado al constituirse como clase revolucionaria, síntesis de la conciencia y la acción de clase como praxis revolucionaria, es la condición de donde emana la transformación de la sociedad capitalista hacia el comunismo.

    La correcta o incorrecta comprensión de este segundo aspecto es lo que determina la delgada línea entre ml y otras teorías no ml sobre la construcción del partido de nuevo tipo y el modo en que establece su estrecha relación con las amplias masas obreras y populares para hacer realidad la revolución proletaria. Las distintas versiones revisionistas consideran que la clase obrera adquiere su «conciencia revolucionaria» a través del propio desenvolvimiento de las lucha de clases, ya que entienden que la conciencia revolucionaria, necesaria para participar conscientemente en el proceso revolucionario, está dado en la conciencia del obrero de por sí, puesto que es depositario de esa conciencia que en su participación directa va desvelándose por su propia acción junto a otros compañeros de clase y por la propaganda y agitación de los principios generales de la teoría marxista como labor del partido constituido. Sin embargo la realidad es otra cosa muy distinta ya que el obrero medio solo puede aspirar a consolidar una conciencia de clase puesto que la conciencia revolucionaria es fruto de una comprensión, asimilación y puesta en práctica de la lucha de clases, es decir, aportada desde fuera del movimiento político reformista de una parte de la clase. La conciencia revolucionaria entre los sectores más avanzados de las masas sólo puede ser creada a partir de la teoría de vanguardia como síntesis de la vanguardia política del proletariado y parte de las masas que siguen la línea general de la revolución como movimiento revolucionario.

    Estamos de acuerdo que la conciencia revolucionaria está formada por la creencia y práctica del papel de la lucha de clases en el desarrollo histórico de la sociedad y el papel concreto del proletariado en la construcción de una nueva sociedad que elimine las condiciones de existencia de las clases sociales. También estamos de acuerdo que la conciencia de clase proletaria es la pertenencia consciente a esa clase, es decir, la asunción de que tiene que asumir el papel de individuo de esa clase como clase social, actuar colectivamente como individuo de esa clase. Tanto un tipo de conciencia como otra no puede ser adquirida como resultado del proceso de la lucha espontánea si no está unida necesariamente a la comprensión del papel de las clases en la lucha de clases, esto es, se asume los principios del socialismo científico.

    Y esto es lo que no tiene en cuenta la UOC (MLM), a nuestro entender, por lo expresado en los párrafos que hemos reproducido, aunque hay muchos más. No sitúan el aspecto esencial para la formación de la conciencia de clase, estadio intermedio para la formación de la conciencia revolucionaria, en la toma de posición política, es decir, en la comprensión, asimilación y aceptación de los principios del socialismo científico sino en el desarrollo de las condiciones materiales en que vive el ser social, en la exacerbación de las contradicciones sociales. Se sitúa en la condición externa (realidad material) en lugar de la condición interna: la teoría marxista y la experiencia histórica de la lucha de clases.

    Con ello se cede a la concepción espontaneísta de la formación de la conciencia de clase debido a la excesiva valoración que se le da a la lucha economicista, otorgándole a las amplias masas una cualidad que no poseen pues el «ímpetu revolucionario» que se observa sólo puede ser fruto de la maduración de una posición y una práctica políticas a partir de la asimilación de la teoría marxista. En la formación de la conciencia revolucionaria no tienen nada que ver las condiciones materiales de existencia del individuo o clases, puesto que ello depende de la asimilación y puesta en práctica de la teoría marxista. Por eso, tanto burgueses, proletarios o campesinos pueden adoptar individualmente una posición de clase revolucionaria sin que la extracción de clase sea determinante, dependiendo para ello sólo de la voluntad y la predisposición del individuo. Otra cosa muy distinta es qué clase puede y tiene que acometer la revolución socialista. Lógicamente la burguesía no puede acometer dicha tarea por ir contra sus intereses como clase. Sólo puede acometerla la clase que no tiene nada que perder por no tener ninguna propiedad social.

    El desarrollo del capitalismo en su actual etapa imperialista ha conseguido, entre otros aspectos, convertir a la organización básica de la clase obrera, el sindicato, en un aparato más del Estado burgués para encuadrar y disciplinar a los obreros en el cumplimiento de los planes de la economía capitalista. Un tipo de sindicato obrero más propio de la política reformista que de la revolucionaria como se pone de manifiesto en la evolución del desarrollo capitalista, que ha cumplido una etapa histórica mientras no se ha configurado una etapa superior de la construcción del partido de nuevo tipo. La función del sindicalismo moderno está más ligada a las funciones de los distintos aparatos del Estado burgués bajo el dominio actual del capital financiero: planificar la economía a nivel mundial en donde los obreros son una pata de las fuerzas productivas.

    Tampoco se puede caer en el error, muy común de la argumentación revisionista, de separar políticamente a los jefes de las bases de estos aparatos sindicales, pues tanto unos como otros defienden los mismos intereses materiales: el de la aristocracia obrera. Los jefes, élites de los sindicatos, y las bases, masas sindicales, forman una unidad en la defensa del sistema capitalista, aunque con diferentes funciones: los primeros, dirigiendo la conciliación de clases mediante el pacto social; los segundos, poniendo en marcha los acuerdos alcanzados entre los trabajadores no sindicalizados, esperando recibir alguno prebenda que les otorgue la patronal.

    ¿Quiere decir esto que no se debe hacer trabajo comunista en los sindicatos? No, lo que quiere decir es que el sindicato no se puede entender como una estructura obrera que puede desarrollarse como escuela de comunismo pues ello es imposible dado la naturaleza y funciones de la estructura sindical que cumple en la etapa imperialista. El sindicato obrero es fruto de una etapa histórica del capital, organización propia de la formación de la clase en sí, de acuerdo a la organización política de esa etapa: el partido obrero. La etapa actual no se corresponde con dicha organización, sino con la organización del Partido Comunista como movimiento revolucionario y la línea de masas y estructura organizativa apropiada a esta etapa histórica.

    Conclusiones

    A pesar de no ser exhaustivo en nuestras apreciaciones, creemos que es interesante haceros llegar nuestros desacuerdos con determinadas posiciones pues ello puede propiciar un valioso debate ideológico en torno a la concepción general del marxismo y a aspectos particulares de esta teoría general, en concreto sobre la construcción del partido comunista, el proceso de formación de la conciencia proletaria y la consideración marxista sobre las masas explotadas, en concreto el proletariado, y su papel en la revolución socialista.

    No podemos ocultar que aún estando de acuerdo con muchos aspectos de vuestras posiciones ideológicas, no compartimos algunos planteamientos que consideramos erróneos que pueden perjudicar la línea general de vuestra organización, como por ejemplo:

    1) Una influencia determinista en la concepción y valoración de la RPM, pues se la da una excesiva preponderancia a la tendencia objetiva de la decadencia del imperialismo; dejando en un segundo plano la formación del sujeto revolucionario que dará al traste con el sistema capitalista. Esto es debido, fundamentalmente, a la incomprensión de cómo se construye el partido comunista, ya que no se tiene una idea clara del propio concepto.

    2) Una influencia obrerista que se pone de manifiesto en la valorización del movimiento espontáneo de las masas, considerándolo revolucionario por el hecho de luchar contra la explotación. Esto es debido a la incomprensión del proceso de transformación de la clase en sí en clase para sí.

    Colectivo por la Reconstitución del Comunismo

    Mayo 2019

     
     
    1 UOC (MLM): Negación de la Negación 5. Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional. Agosto 2016pág. 20.
    2 Ibídem, pág. 21.
    3 Ibídem, pág.16.
    4 Ibídem, pág. 140.
    5 UOC (MLM): Negación de la Negación, 2: Compendio de Línea de masas. 1- Consideraciones generales. Mayo de 2003, pág. 4
    7 UOC (MLM): Negación de la Negación 5. Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional. Agosto 2016,pág. 140.
    8 Ibídem, pág. 17.
    9 Ibídem, pág. 31.
    10 Ibídem, pág. 63.
    11 Ibídem, pág. 66.
    12 http://blogrevolucionobrera.blogspot.comSobre la vigencia de las huelgas políticas de masas. Diciembre 2018.
    13 Ibídem.
    14 Ibídem.
    15 UOC (MLM): Situación actual, Táctica revolucionaria y Tarea de los comunistas. Agosto 2017, pág. 19
    16 Ibídem. pág. 21.
    17 Ibídem. pág. 21.
    18 Ibídem. pág. 23.
    19 Ibídem. pág. 23.
    20 Ibídem. pág. 31.
  3. Revista NEGACIÓN DE LA NEGACIÓN ÓRGANO TEÓRICO DE LA UNIÓN OBRERA COMUNISTA (MLM) AGOSTO DE 2016 
  4. Editado por la Unión Obrera Comunista (marxista-leninista-maoísta) www.revolucionobrera.com e-mail: red_com_mlm@yahoo.com blogrevolucionobrera.blogspot.com Colombia • Suramérica 5 
  5. INDICE 
  6. Presentación............................................................................7 
  7. Prefacio .................................................................................11 
  8. Capítulo I: EL CAPITALISMO IMPERIALISTA..........................15 
  9. 1. ¿QUÉ ES EL IMPERIALISMO?............................................15 
  10. 2. LAS CONTRADICCIONES MUNDIALES DEL IMPERIALISMO ..........................................................24 
  11. 3. TIPOS DE PAÍSES ..............................................................29 
  12. Capítulo II: LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL ............37 
  13. 1. LA REVOLUCIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL MARXISMO ................................................37 
  14. 2. LA NUEVA ERA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL .....................................................40 
  15. 3. LUCHA DE CLASES Y LUCHA NACIONAL ..........................42 
  16. 4. LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL...............................49 
  17. 5. LA REVOLUCIÓN EN LOS PAÍSES OPRIMIDOS..................54 
  18. 6. LA REVOLUCIÓN EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS............62 
  19. 7. LA VIOLENCIA REVOLUCIONARIA Y LA MISIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO ......................................69 
  20. Capítulo III: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO .................87 
  21. 1. LA LUCHA DE CLASES Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO.........................................................87 
  22. 2. EL NUEVO TIPO DE ESTADO DE DICTADURA DEL PROLETARIADO (forma y contenido)...........................89 6 
  23. 3. LAS LEYES DE LA LUCHA DE CLASES EN EL SOCIALISMO...........................................................93 
  24. 4. LAS DERROTAS DEL NUEVO ESTADO DE DICTADURA DEL PROLETARIADO (la experiencia histórica)...................95 
  25. 5. LAS ORGANIZACIONES DE MASAS EN EL SISTEMA DE DICTADURA DEL PROLETARIADO................97 
  26. 6. LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO .............................99 
  27. 7. EL PARTIDO Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO ...... 100 
  28. Capítulo IV: EL MARXISMO Y LAS CORRIENTES OPORTUNISTAS .............................................103 
  29. 1. EL OPORTUNISMO ..........................................................103 
  30. 2. IMPERIALISMO Y OPORTUNISMO.................................... 104 
  31. 3. LA LUCHA ENTRE EL MARXISMO Y EL OPORTUNISMO EN LA ACTUALIDAD............................... 115 
  32. 4. BASE SOCIAL DEL OPORTUNISMO ................................. 121 
  33. 5. EL OPORTUNISMO EN FILOSOFÍA................................... 123 
  34. Capítulo V: LAS TAREAS DE LOS COMUNISTAS ...................127 
  35. 1. SOBRE EL BALANCE HISTÓRICO DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA ....................................................................127 
  36. 2. PAPEL, MÉRITOS Y COLAPSO DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO INTERNACIONALISTA........................ 137 
  37. 3. POR UNA NUEVA INTERNACIONAL COMUNISTA, INSTRUMENTO PRINCIPAL DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL ................................................... 138 
  38. 4. EL PARTIDO ....................................................................139 
  39. 5. EL PAPEL DE LOS JEFES EN RELACIÓN AL PARTIDO, LA CLASE Y LAS MASAS............................. 145 
  40. 6. TAREAS GENERALES DE LOS COMUNISTAS .................. 147 
  41. 7 PRESENTACIÓN 
  42. Camaradas, en el número 1 de la Revista Negación de la Negación, editada hace quince años, la Unión Obrera Comunista (mlm) publicó la Línea Militar de la Revolución Proletaria en Colombia, y en su presentación se comprometió entre otras cosas, a defender el Marxismo Leninismo Maoísmo, a no dar tregua al enemigo oportunista y a contribuir a “…cimentar las bases de la línea general sobre la cual se edifique una Internacional Comunista de Nuevo Tipo”. Pues bien, este nuevo número de la revista que tienen en sus manos está dedicado justamente a contribuir a cimentar la unidad del Movimiento Comunista Internacional, no ya en polémica como en los dos números anteriores, dedicados a la lucha contra el revisionismo prachandista y la traición a la revolución en Nepal y al combate contra el centrismo que en forma solapada aboga por la unidad o conciliación con el revisionismo; sino como una propuesta de formulación para la unidad del Movimiento Comunista Internacional que, estamos seguros, contribuirá a sentar las bases para la unidad de los marxistas leninistas maoístas de todos los países en su lucha por la construcción de la nueva Internacional Comunista, instrumento imprescindible para el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial. Esta trascendental tarea de contribuir a construir el estado mayor del proletariado internacional, figura en la agenda de todos los partidos y organizaciones marxistas leninistas maoístas en la actualidad, y no podría ser de otra forma, por cuanto la agonía del capitalismo imperialista exige la organización que dirija la lucha de la clase obrera y los pueblos del mundo bajo los principios del comunismo revolucionario. 
  43. En esta lucha, luego de la desaparición de la III Internacional o Internacional Comunista, se presentó un histórico intento constituido por el Movimiento Revolucionario Internacionalista – MRI, el cual jugó un importante y meritorio papel para contrarrestar la crisis del Movimiento Comunista Internacional, que sobrevino luego de la derrota de la Dictadura del Proletariado en China. Sin embargo, este esfuerzo se vio truncado por el oportunismo que lo llevó a la bancarrota y a su desaparición; una amarga verdad solo aceptada años después, por la mayoría de partidos y ante la evidencia de los hechos. El predominio alcanzado por el revisionismo en el MRI tiene sus causas objetivas en los cambios sufridos por el imperialismo como sistema mundial de explotación y de opresión en su avanzado 8 estado de agonía; pero la principal causa subjetiva de su bancarrota se encuentra en el método incorrecto de la discusión secreta de las divergencias y en la conciliación con tendencias oportunistas; de tal forma que cuando surgió abiertamente el revisionismo prachandista en Nepal y perpetró la traición a la revolución, el MRI guardó silencio cómplice porque su propio Comité ya estaba carcomido por el revisionismo avakianista. La traición a la revolución en Nepal y la desaparición del MRI, ahondaron la crisis del Movimiento Comunista Internacional, cuyas características principales son la gran confusión ideológica y la dispersión organizativa. Sin embargo, sus fuerzas persisten en la lucha emitiendo declaraciones conjuntas, coordinado acciones, así como avanzando en las discusiones y en su reorganización. Discusiones que no son de poca monta, pues son parte de la lucha contra el revisionismo de la “nueva síntesis de Avakian” y el centrismo que continúan sembrando confusión y enlodando el marxismo leninismo maoísmo, torpedeando la lucha contra el infierno de la explotación capitalista, negando y desestimando la inevitabilidad de la Revolución Proletaria Mundial y la necesidad de la Dictadura Proletaria. 
  44. Esta lucha por un nuevo reagrupamiento de los comunistas se presenta en medio del avance de las fuerzas objetivas de la Revolución Proletaria Mundial empujadas por la crisis económica del capitalismo, donde la Guerra Popular en la India ha jugado un papel importante ya que ha contado con el apoyo de los comunistas y otros revolucionarios de todos los países, ha sido promovido por Partidos y Organizaciones marxistas leninistas maoístas, lo que a su vez aporta al reagrupamiento de los revolucionarios y al aislamiento de los pacifistas; ha facilitado el repudio al revisionismo prachandista y avakianista, y ha neutralizado al centrismo internacional; pero hasta ahora, ha quedado pendiente el deslinde a fondo con el eclecticismo y las ideas oportunistas de derecha y de “izquierda” manifiestas en el propio seno de organizaciones y partidos alineados con el Marxismo Leninismo Maoísmo, deslinde indispensable para recuperar un correcto centro internacional ideológico y político. El anuncio de la preparación de una nueva Conferencia Internacional de los marxistas leninistas maoístas representa una gran condición para reivindicar la necesidad de la unidad en torno a los principios y en ruptura cabal y consciente entre el marxismo revolucionario y el oportunismo. En ese camino, la Unión Obrera Comunista (mlm) presenta en esta edición de su órgano teórico, la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional. 9 
  45. Camaradas, la Propuesta que tienen en sus manos es producto del esfuerzo y trabajo de varios años de la Unión Obrera Comunista (mlm); fue una tarea impuesta por la situación de confusión y dispersión de los marxistas leninistas maoístas posterior a la traición en Nepal y a la bancarrota del MRI y cuyo objetivo es aportar a la unidad alrededor de los principios de los comunistas en todos los países, contribuir a cimentar las bases ideológicas y políticas de la nueva Conferencia Internacional de los marxistas leninistas maoístas, que permitan la unidad de organización en la nueva Internacional Comunista que dirigirá los combates de la clase obrera y los pueblos del mundo por su liberación definitiva. Es un documento que se apoya íntegramente en la ciencia del Marxismo Leninismo Maoísmo para aportar al examen de la evolución del imperialismo y analizar el grado de agudización de sus más importantes contradicciones; para contribuir al balance de la experiencia de la Revolución, la construcción del Socialismo y la Dictadura del Proletariado; para avanzar en el balance histórico de la experiencia del Movimiento Comunista Internacional, y para ayudar a determinar las tareas de los comunistas en los distintos tipos de países. Una contribución que entregamos con alegría para la discusión internacional de los comunistas; y qué mejor oportunidad para poner esta Propuesta en las manos del proletariado revolucionario internacional que la Celebración del 50 Aniversario de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China; convencidos de que el Marxismo Leninismo Maoísmo es todopoderoso porque es verdadero; que el proletariado en todo el mundo avanza hacia su emancipación; que el capitalismo imperialista es un sistema moribundo que será enterrado por los explotados y oprimidos, dirigidos por la nueva Internacional Comunista, dando suelta a la Revolución Proletaria Mundial que avanza en cada rincón del planeta. Comité Ejecutivo Unión Obrera Comunista (mlm) Agosto de 2016 10 11 PREFACIO “La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una lucha despiadada contra él...” El imperialismo y la escisión del socialismo, Lenin - octubre de 1916 El futuro de la Revolución Proletaria Mundial depende hoy de una correcta Línea General en la ideología y la política, condición esencial para hacer posible la unidad de organización del Movimiento Comunista Internacional. Tal Línea General debe reflejar las leyes generales del desarrollo histórico mundial —hoy la transición del capitalismo al socialismo—; el estado de la Revolución Proletaria Mundial, tendencia principal de la época y dirección fundamental de la lucha revolucionaria del proletariado y pueblos del mundo; y la estrategia y táctica mundiales para conquistar su victoria sobre el sistema imperialista mundial. La Línea General para la unidad del Movimiento Comunista Internacional se basa en el análisis concreto de la situación objetiva del mundo en su conjunto, esto es, en el análisis de clase de las contradicciones mundiales del imperialismo y en la síntesis de la experiencia histórica de la revolución, tomando como guía la verdad universal del Marxismo Leninismo Maoísmo, ciencia íntegra, coherente y exacta, cuyo carácter práctico obliga a desarrollarla en aplicación al esclarecimiento de los nuevos problemas de la época, en lucha contra las mentiras burguesas y contra las falsificaciones oportunistas. Tanto el análisis de la situación concreta y la valoración de la experiencia, como la guía científica a utilizar y las tareas revolucionarias para transformar el mundo, siempre han sido motivo de aguda lucha de líneas en el movimiento comunista, y origen del deslinde entre los herederos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, y los herederos de Bernstein, Kautsky, Trotsky, Jrushchov, Hoxha y Ten Siao-ping; es decir, han sido terreno de diferencia entre el Marxismo Leninismo Maoísmo y el oportunismo que toma la valoración de la experiencia histórica y el surgimiento de nuevas condiciones en el mundo, como pretexto para negar las leyes objetivas que impulsan la sociedad hacia el comunismo, revertir lo correcto en incorrecto, confundir lo secundario con lo principal, y renunciar a los principios fundamentales de la ciencia revolucionaria, alterándolos en supuestos “nuevos o creativos desarrollos” que mellan el filo crítico y revolucionario del marxismo, tornando impotente la lucha política del proletariado. Hoy existe entre los Marxistas Leninistas Maoístas una gran identidad general respecto a ver en el imperialismo la fase superior y última del capitalismo mundial, a reconocer la vigencia de la Revolución 12 Proletaria Mundial, y al revisionismo como el peligro principal para la unidad del Movimiento Comunista Internacional. Tal identidad general posibilita, sobre la base de la práctica revolucionaria: • Iniciar la formulación del gran acopio de identidades particulares ya conquistadas por el movimiento Marxista Leninista Maoísta en el conocimiento del mundo imperialista, en su práctica revolucionaria por transformarlo, en la síntesis de esa experiencia histórica, en el desarrollo de la ciencia del proletariado, y en su lucha contra las diversas formas de oportunismo. • Establecer las bases iniciales de una Línea General para el Movimiento Comunista Internacional, condición esencial necesaria para darle forma organizada a la unidad de los auténticos marxistas leninistas maoístas en una nueva Conferencia Internacional, que asuma el papel de centro dirigente ideológico y político mundial, cuyas orientaciones sean acatadas internacionalmente con disciplina comunista, y retome el plan de construcción de una nueva Internacional Comunista basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo, llamada a ser el Cuartel General Central en las batallas que decidirán el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial sobre el imperialismo. • Avanzar en tareas como la construcción y fortalecimiento de Partidos marxistas leninistas maoístas en cada país, la dirección de las luchas del proletariado y de los pueblos del mundo, la profundización del balance de la experiencia histórica y del conocimiento de nuevos fenómenos en la fase de agonía extrema del capitalismo mundial, y de conjunto, desarrollar a fondo la Línea General, como parte integral del proseguir en el plan de construcción de la nueva Internacional. • Tratar las divergencias subsistentes entre los marxistas leninistas maoístas como contradicciones en el seno del pueblo, expresando e intercambiando francamente las opiniones, distinguiendo entre lo justo y lo erróneo, y librando una activa lucha ideológica para consolidar el deslinde con el oportunismo de derecha, y prevenir contra el dogmatismo y el oportunismo de “izquierda”. • Librar esa lucha ideológica en forma abierta, pública, contra las distintas tendencias de dentro y fuera del movimiento, como fue la práctica normal y la enseñanza del Movimiento Comunista Internacional desde los tiempos de Marx y Engels. • Practicar el internacionalismo proletario, extendiendo y fortaleciendo las relaciones fraternales entre los partidos y organizaciones marxistas leninistas maoístas de los diversos países. En el espíritu de estas consideraciones, la Unión Obrera Comunista (mlm) de Colombia propone a los Marxistas Leninistas Maoístas del Movimiento Comunista Internacional las siguientes bases iniciales de Formulación de una Línea General. 13 PROPUESTA DE FORMULACIÓN DE UNA LÍNEA GENERAL PARA LA UNIDAD DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL 14 15 Capítulo I EL CAPITALISMO IMPERIALISTA 1. ¿QUÉ ES EL IMPERIALISMO? Introducción Con la caída del bloque social-imperialista ruso, a finales de la década de los 80 en el siglo pasado, imperialistas y apologistas de la esclavitud asalariada proclamaron la muerte del Comunismo y hasta declararon el fin de la historia; nada había que hacer. La burguesía se preparaba para un reinado milenario y los socialdemócratas y reformistas se propusieron humanizar tan horroroso presagio; mientras los oportunistas, sumándose al coro, declararon insuficiente el Marxismo como teoría y guía de la revolución, desempolvando las viejas y raídas banderas de los reformadores liberales de los siglos XVIII y XIX. Fue tal la ventolera reaccionaria y tanto el escepticismo de la intelectualidad, que incluso en las propias filas del proletariado revolucionario, y so pretexto de desarrollar el Marxismo Leninismo Maoísmo, surgieron “caminos”, “pensamientos” y “nuevas síntesis” cuestionando y reformulando los fundamentos del socialismo y el comunismo científico. Pero todo esto no es una desgraciada casualidad, sino el producto necesario del moribundo capitalismo imperialista, urgido del auxilio oportunista para prolongar su agonía y descomposición. En el fondo, las declaraciones de unos y otros muestran la actitud de las clases fundamentales de la sociedad capitalista frente al imperialismo: o bien se le cree a la burguesía y a los apologistas de la reacción su prédica de un imperialismo lleno de vida y el mejor mundo posible, frente al cual sólo se puede resistir; o bien se reconoce con el proletariado que “El imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo. Su carácter específico tiene tres peculiaridades: el imperialismo es 1) capitalismo monopolista; 2) capitalismo parasitario o en descomposición; 3) capitalismo agonizante”1. El imperialismo es la antesala del socialismo, capitalismo moribundo listo para ser sepultado por la Revolución Proletaria Mundial. Es ésta la línea divisoria para diferenciar entre marxismo y revisionismo frente a la cuestión del imperialismo. 1 El imperialismo y la escisión del socialismo, Lenin - 1916 16 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional El Comunismo no murió, como soñaban y quisieran los reaccionarios; por el contario, como el Fénix, renace nuevamente destruyendo las ilusiones y los sueños de sus más encarnizados enemigos. ¡No hay tal reinado milenario de la burguesía! El imperialismo es capitalismo en descomposición, cuya putrefacción contamina la sociedad; y el proletariado, a la cabeza de los pueblos del mundo, debe darle sepultura. Por ello proclama nuevamente, el fin inevitable del capitalismo y la marcha inexorable de la sociedad al establecimiento del socialismo y el comunismo en toda la tierra. Este no es un deseo voluntarioso sino una ley histórica. El capitalismo, como todos los anteriores modos de producción, nació, se desarrolló y está muriendo. El sistema económico social capitalista ya dio todo lo que tenía para dar y creó las condiciones para avanzar al socialismo; sobrevive, únicamente, gracias al oxigeno proporcionado por el oportunismo. El Capitalismo Surgido de las entrañas del feudalismo y en lucha a muerte contra él, el capitalismo generalizó la explotación del trabajo asalariado como la más moderna relación entre los hombres. Las viejas relaciones patriarcales, los viejos estamentos y divisiones sociales han sido paulatinamente arrinconados y destruidos, dejando cada vez más clara la división de la sociedad en dos grandes clases sociales: la burguesía, dueña de los medios de producción, y el proletariado, dueño únicamente de su fuerza de trabajo. 
  46. Contra los idílicos sueños de los pequeños propietarios, la superioridad técnica y económica de la gran producción destruye las formas económicas precapitalistas; a la vez, la concentración y centralización creciente del capital expropian al productor directo “con el más despiadado vandalismo y bajo el acicate de las pasiones más infames, más sucias, más mezquinas y más desenfrenadas”1. El capital surgió y se impuso chorreando sangre: su victoria sobre el feudalismo se llevó a cabo, no solo mediante la expropiación de los productores directos, sino también, mediante la esclavización y sometimiento del campo a la ciudad, mediante el reparto, la usurpación militar y el saqueo de las colonias en el resto del mundo por parte de los países desarrollados de Europa. Sin embargo, la burguesía, como ninguna clase en la historia lo había hecho, revolucionó la sociedad entera, desarrolló incesantemente los instrumentos de producción, rompió el aislamiento nacional, creó el mercado mundial y extendió a su vez, por todo el orbe, las relaciones 1 El Capital, Marx - 1867  de explotación asalariada, liberando a los hombres de las ataduras serviles y creando una cultura universal. Tal poderío económico y social necesitaba y encontró su expresión política en el poder del Estado burgués, una máquina de dominación de clase superior a las anteriores formas de Estado, con la cual la burguesía garantiza sus privilegios y priva a la clase obrera y a las masas populares de los procedimientos revolucionarios de lucha. Un aparato burocrático militar, instrumento de explotación y máquina de fuerza para aplastar la rebeldía de los trabajadores. La libertad proclamada por la burguesía no existe en realidad para la clase obrera, y la libre competencia ejercida por aquella conduce a la concentración y al monopolio. Así, conforme disminuye progresivamente el número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan todos los beneficios del proceso social de producción, crece la masa de la miseria, de la esclavización asalariada, de la degeneración, de la opresión y la explotación; pero crece también la rebeldía de la clase obrera, aleccionada, unificada y organizada por el mecanismo del propio proceso capitalista de producción. El monopolio del capital se convierte en grillete del modo de producción que ha crecido con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto donde son ya incompatibles con su envoltura capitalista. Y si esto estaba así de claro para el proletariado revolucionario de mediados del siglo XIX en el Manifiesto Comunista, es una profunda equivocación que comunistas del siglo XXI defiendan todavía una supuesta vitalidad de la economía campesina —propia de la sociedad feudal—, así como reaccionario es el propósito de devolver la rueda de la historia para hacer lo ya realizado por la burguesía durante varios siglos. La misión del proletariado no es democratizar la propiedad centralizada y concentrada ya por el propio desarrollo del capitalismo, sino socializarla en concordancia con el carácter social de la producción. Contra las utopías burguesas, pequeño burguesas y oportunistas de conciliar el capital y el trabajo; contra las pretensiones reformistas de humanizar el capitalismo, toda la historia del desarrollo capitalista es la historia de la rebelión de sus fuerzas productivas contra las relaciones sociales de producción y de propiedad, rebelión del trabajo contra el capital, rebelión del proletariado contra la burguesía y su dominación. Rebelión originada en la más profunda y fundamental contradicción del sistema capitalista: entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada; rebelión que 18 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional aflora a la superficie de la sociedad en forma de crisis industriales y comerciales, de crisis ya no por escasez como en las épocas anteriores sino por superproducción, por demasiada industria, demasiado comercio, demasiados medios de vida que paradójicamente sumen a la sociedad en la miseria, el hambre y el paro forzoso dejando millones de obreros en la calle: Así, el desarrollo de la gran industria socava bajo los pies de la burguesía las bases sobre las que la sociedad produce y ella se apropia lo producido. La burguesía produce, ante todo, sus propios sepultureros. Su hundimiento y la victoria del proletariado son igualmente inevitables1. El capitalismo muestra descarnadamente que su existencia y la de la burguesía son incompatibles con la existencia de la sociedad. El Imperialismo Las salvas del siglo XX anunciaron el fin del esplendor de la civilización burguesa dando paso a la fase agónica del capitalismo: el imperialismo; fase en la cual, aunque persisten las propiedades fundamentales de todo el capitalismo y se mantiene el ambiente general capitalista, se agudizan en extremo sus contradicciones, llegando a un límite después del cual empieza la revolución. La fase imperialista del capitalismo es la fase de su descomposición, la antesala del socialismo. El surgimiento y generalización de poderosas entidades monopolistas y empresas gigantescas, íntimamente ligadas por los bancos, produjo un cambio drástico en todo el sistema a principios del siglo XX. La fusión del capital industrial con el bancario dio vida al capital financiero, capital monopolista que domina la producción y el mercado mundial; engendró nuevas contradicciones y agudizó todas las contradicciones que empujan el capitalismo hacia la tumba. La exportación de mercancías, característica de la libre concurrencia, fue sustituida por la exportación de capital, siendo esta la base más profunda de la política colonial del imperialismo y el camino para universalizar las relaciones de dominación. El mundo se dividió en un puñado de países opresores, explotadores, y una inmensa mayoría de países oprimidos, explotados. Las mentiras y prédicas sobre la supuesta igualdad de los países bajo el imperialismo encubren la esclavización semicolonial de los países oprimidos y ocultan su contradicción antagónica con los países imperialistas; estas prédicas, además de ser reaccionarias son ilusas, por cuanto la subyugación económica, financiera, política y militar de unos países por otros atiza la lucha de los pueblos por su liberación y contribuye al hundimiento del imperialismo. 1 Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels - 1848 19 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA La propia naturaleza del capital financiero lo empuja a una carrera desenfrenada por la explotación de los países oprimidos y a la lucha por un nuevo reparto del mundo. La demanda creciente de materias primas incita la lucha por sus fuentes, acentuando el desarrollo desigual del capitalismo y exacerbando los conflictos entre las grandes potencias por el nuevo reparto de territorios y esferas de influencia. Así mismo, la supremacía del monopolio aumenta la frecuencia, profundidad y explosividad de las crisis, cuyas abruptas manifestaciones de superproducción irrumpen violentamente en una sociedad donde la concentración y el dominio del capital financiero, ha amplificado en cientos de veces la anarquía de la producción capitalista. Crisis que llevan a la burguesía a emprender guerras imperialistas, reaccionarias, de rapiña, las cuales exigen del proletariado internacional un rotundo rechazo, oponiéndoles la revolución para impedirlas o luchando por transformarlas en guerras civiles revolucionarias, en guerras de clases, en guerras populares. Los cantos a la paz bajo el imperialismo son un engaño, para alcanzarla se necesita la violencia revolucionaria de las masas, la guerra popular para liquidar la propiedad privada sobre los medios de producción y las clases sociales, causantes de las guerras. El “neoliberalismo” es una formulación socialdemócrata — compartida acríticamente por algunos comunistas— para hacerle apología al capitalismo, ocultando el lugar histórico del imperialismo como fase final de todo el sistema capitalista, después del cual no sigue sino la revolución proletaria y el socialismo. En su lugar, el “neoliberalismo” representa un simple, perverso y abusivo “modelo” de capitalismo, cuya derrota no implica acabar, sino preservar el sistema capitalista, la dictadura burguesa y su reino de explotación mundial asalariada. La supuesta vitalidad del imperialismo es solo una falsa apariencia proyectada por sus fuerzas organizadas, sus apologistas y los oportunistas, porque el capitalismo ya realizó todo lo que podía realizar y dio un viraje hacia la decadencia y descomposición, convirtiéndose en un sistema putrefacto contra el cual se levantan las poderosas fuerzas revolucionarías de los obreros y masas trabajadoras de todos los países, en lucha contra la explotación y opresión imperialistas. En el transcurso de un siglo de larga agonía del capitalismo, las derrotas del proletariado han sido derrotas temporales, de aprendizaje para los oprimidos y explotados, llamados a sepultar el imperialismo mediante la Revolución Proletaria Mundial. 20 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional La Economía Mundial El capitalismo imperialista se convirtió en un modo de producción internacionalizado. Los monopolios ya no solo se reparten y disputan los mercados y adecuan la producción con miras al mercado mundial, ahora las gigantescas corporaciones monopólicas se reparten y disputan a los hombres mismos y adecuan los mercados con miras a la producción mundial, convirtiendo el capitalismo imperialista en un sistema mundial que afianza y amplia la esclavización financiera, la opresión y la rapiña colonialista. El imperialismo, como modo de producción internacionalizado, encadenó a todos los países —con sus modos específicos de producción— en una sola economía mundial, donde la economía de cada país es un eslabón de una sola cadena, que obedece y sirve a la producción, la realización de la plusvalía, la acumulación y la centralización del capital mundial. Ignorar que el capitalismo en cada país no es más que un aspecto del capitalismo imperialista, conduce a algunos comunistas a negar su existencia real en los países oprimidos recurriendo al eufemismo de llamarlo “no clásico”, “deformado”, “raro” o “burocrático”, equivalente a la añoranza pequeñoburguesa de un capitalismo ideal, independiente, que ya no es posible. Y en política, negar la existencia del capitalismo en los países oprimidos, conduce a salvaguardar los intereses de la burguesía contra los intereses del proletariado. La ley general de la acumulación capitalista, ahora como un proceso mundial, se lleva a cabo de forma tan salvaje y despiadada que la acumulación de riquezas en manos de la minoría parasitaria dominante, contrasta violentamente con la miseria de la inmensa mayoría trabajadora, de la cual una parte muere de hambre, en medio de las gigantescas riquezas que se producen. Este proceso de encadenamiento, de expansión y ahondamiento de las relaciones capitalistas en el mundo ha llevado consigo no solo la integración de todos los países en un único mercado mundial de capitales, mercancías y fuerza de trabajo, sino además el surgimiento y la expansión de la industria en los países oprimidos y la introducción de importantes cambios en la agricultura, destruyendo los sistemas tradicionales de producción y acelerando el proceso de descomposición del campesinado; causando a la vez la urbanización acelerada de los países oprimidos, el desarrollo de las ciudades y acrecentando la migración internacional del proletariado. El resultado de tan dolorosa, brutal y violenta trayectoria ha sido la socialización cada vez mayor del proceso productivo mundial y 21 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA la proletarización de la sociedad mundial. El esfuerzo de miles de millones de trabajadores es socializado en un solo proceso productivo, cristalizado hasta en las mercancías más pequeñas con la incorporación de la fuerza de trabajo de los obreros de muchos países. Así mismo, los grandes movimientos migratorios, los grandes desplazamientos a las ciudades, los crecientes cinturones de miseria —que se erigen como monstruosos monumentos a la irracionalidad del capitalismo imperialista— multiplican por millones la clase de los proletarios, la fuerza productiva y social más poderosa, el ejército mundial de los sepultureros del capitalismo agonizante. El capitalismo imperialista ha creado y ampliado la base material para la construcción del socialismo en todo el mundo, acentuando la lucha revolucionaria del proletariado por el derrocamiento del poder capitalista y por la expropiación de la burguesía en todos los países. Sistema Mundial de Opresión y Explotación El triunfo del capitalismo, convertido en un sistema mundial de opresión y explotación, es la causa de su derrota inevitable, pues no sólo ha forjado a lo largo y ancho del planeta la clase que lo sepultará, la clase de los proletarios, además ha agudizado la lucha de clases en general, ha ampliado las diferencias entre ellas, ha acelerado la proletarización de vastas capas de la pequeña burguesía; ha incentivado el deseo de la lucha antiimperialista en las masas trabajadoras del mundo, sobre quienes descarga el peso de su explotación y el oprobio de su dominio. El capital financiero —que domina la producción, la distribución, la vida política y social en todo el planeta— y las asociaciones monopolistas —que se lucran en su exclusivo interés privado de todos los medios de producción, de todas las materias primas, de todos los territorios y de toda la sociedad humana— han llevado al extremo la explotación y la opresión; pero en su afán de ganancias, han creado las condiciones para que una vez rotas las cadenas impuestas por el capital monopolista financiero, la planificación social de la producción y la distribución de los medios de vida satisfagan las necesidades de la sociedad. La imposición de los monopolios en la economía capitalista ha llevado a la monopolización política de la vida social; a que la tendencia a la libertad —propia de los albores del capitalismo— haya sido reemplazada por la tendencia a la subyugación, a la intensificación de la opresión sobre países y naciones. La tendencia a la democracia, propia de la vieja revolución burguesa, ha sido sustituida por la 22 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional tendencia a la reacción política en toda línea y en todos los órdenes, empujando las fuerzas progresistas a la corriente de la revolución. De ahí, que sea reaccionario concebir la lucha contra el imperialismo como una lucha exclusiva contra los monopolios económicos, pues sería aspirar al regreso de la primera fase, lo que se convierte en respaldo a la opresión imperialista; y concebirla como una lucha sólo en el dominio político —sin relación con la supervivencia del capital mundial a cuenta de la explotación del trabajo mundial— es, además de reaccionario, la peor traición a la clase obrera, porque significa apoyar la explotación capitalista, cuando ésta ha acumulado capital a tal grado que lo ha hecho excesivo, ya no solo en relación a los países imperialistas, sino en relación a todos los países. El capitalismo imperialista es un régimen social que sobrevive de la depredación de las dos únicas fuentes de riqueza: la fuerza de trabajo y la naturaleza; su esperanza de vida depende de estrangular la sociedad y destruir la naturaleza. Transformar las relaciones de los hombres con la naturaleza sólo es posible transformando las actuales relaciones sociales de explotación en relaciones sociales de colaboración. La aspiración de salvar la naturaleza sin tocar el poder del capital, es reformismo burgués, repudia el desastre natural, pero no ataca su causa principal: el modo de producción capitalista. Frenar la destrucción de la naturaleza hace parte del programa socialista del proletariado porque exige acabar con el causante de su destrucción: el capitalismo imperialista. Lugar Histórico del Imperialismo El propio capitalismo ha preparado el paso de la humanidad al socialismo, porque ha creado sus condiciones materiales: ha convertido la producción en un proceso social, a la vez que la apropiación en un proceso privado; ha organizado la producción en inmensas fábricas a nivel mundial, a la vez que la ha sumido en la anarquía, entorpeciendo con ello el desarrollo de las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción capitalistas, y frenando el desarrollo de la sociedad; ha concentrado la riqueza en la parte minoritaria de la sociedad que no trabaja y la miseria en la inmensa mayoría trabajadora de la sociedad, llevando al límite el antagonismo entre el capital y el trabajo; ha creado la clase de los proletarios desposeídos de los medios de producción, cuya misión histórica es hacer que se corresponda el carácter social de la producción con un carácter social de la propiedad, resolviendo mediante una revolución política y social las contradicciones en que el capitalismo imperialista ha embrollado a toda la sociedad. La burguesía es una clase impotente históricamente 23 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA para resolver dichas contradicciones, pero además, es incapaz de garantizar las condiciones de vida de sus esclavos asalariados; por tanto, la existencia de la burguesía es incompatible con la existencia de la sociedad, y su sistema: el imperialismo, es la agonía del capitalismo y la antesala del socialismo. El derrumbe del social-imperialismo ruso y el período de expansión del capitalismo imperialista a finales del siglo pasado dieron vida a las “modernas” teorías reaccionarias tales como el “neoliberalismo” y la “globalización”, orquestadas desde los centros de poder imperialista para declarar que el capitalismo “había renacido” en una nueva etapa. De tal conclusión reaccionaria parte la teoría del “Imperio” de los pequeño burgueses Negri y Hardt; de ella se derivan las teorías revisionistas del “Estado globalizado del imperialismo estadounidense” de Prachanda y el Partido Comunista de Nepal Unificado (Maoísta) y de la “superpotencia hegemónica única” de Avakian y el Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos. Todas estas “modernas” teorías están apoyadas en la vieja teoría kautskista del “ultraimperialismo”, según la cual el imperialismo podría superarse a sí mismo y resolver todas sus contradicciones en un solo centro monopólico. En el fondo, estas teorías no son más que apología a la buena salud del imperialismo, omnipotente e imbatible, y frente al cual solo se puede resistir. Con el argumento de la supuesta imbatibilidad del imperialismo y la pretendida imposibilidad de triunfar, se traicionó la Revolución y la Guerra Popular en Nepal. Las consecuencias políticas de tales teorías son desastrosas: contribuyen a prolongar la agonía del imperialismo, desarman al proletariado y desvían el blanco de la lucha revolucionaria de las masas. A esas reaccionarias teorías obedece el ataque revisionista contra el proletariado y su Partido, y las alabanzas al “movimiento por el movimiento” de la “multitud” juvenil, femenina, LGBTI, ambientalista… He ahí la base de la sustitución de la bandera de la revolución por la mera resistencia, como lo hizo el Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI— dando primacía al impulso del Movimiento de Resistencia Popular Mundial —MRPM— por encima de la lucha por una nueva Internacional Comunista. El “ultra-imperialismo”, un ultra disparate reaccionario, ya derrotado por Lenin y la Internacional Comunista en el siglo pasado, es usado ahora por la reacción y el oportunismo para prolongar los horrores de la decadencia del capitalismo; para nublar la conciencia de los proletarios e impedirles observar que tras la aparente vitalidad del imperialismo, se esconden, no manifestaciones de consolidación, sino de descomposición; no reflejos de un cambio en su trayectoria 24 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional histórica hacia superar por sí mismo sus contradicciones, sino hacia su exacerbación acelerando su declive, como lo demuestra abiertamente la crisis económica del capitalismo mundial en los últimos años, agravando su agonía y acentuando su decrepitud, hasta un límite después del cual sólo sigue la Revolución Proletaria Mundial y el Socialismo. Contra los esfuerzos de los apologistas del imperialismo, todos los hechos de la actualidad ponen al descubierto y confirman que el imperialismo es capitalismo en descomposición, moribundo, última etapa del sistema capitalista y víspera de la revolución socialista mundial; la Revolución Proletaria Mundial es, por tanto, una consecuencia de las condiciones de desarrollo del imperialismo. La dictadura del capital financiero, inevitablemente, debe dar paso a la Dictadura del Proletariado. 2. LAS CONTRADICCIONES MUNDIALES DEL IMPERIALISMO La Contradicción Fundamental del Sistema Capitalista La contradicción fundamental del sistema capitalista entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada ha marcado toda su existencia, es la causa más profunda de su inevitable desaparición y sólo podrá resolverse socializando la propiedad sobre los medios de producción en el socialismo. Esta contradicción fundamental y la anarquía en la producción capitalista constituyen la base material de las crisis económicas en el sistema de la explotación asalariada. Lejos de atenuarse, la contradicción fundamental del capitalismo se ha profundizado y extendido a nivel mundial; la producción social mundial es apropiada por un puñado de grupos monopolistas, exacerbando todos los males, problemas y contradicciones del imperialismo. “Esta agudización de las contradicciones es la fuerza motriz más potente del período histórico de transición iniciado con la victoria definitiva del capital financiero mundial”1. Una realidad completamente contrapuesta al iluso programa pequeñoburgués que pretende superar los males del capitalismo luchando contra la “globalización”, el “neoliberalismo” y la “monopolización económica”, sin tocar el poder político del capital. La contradicción fundamental rige el proceso de desarrollo del capitalismo en toda su historia, tanto en la primera fase de libre competencia, como en su fase actual monopolista, a lo largo de la cual discurre en periodos caracterizados por una contradicción principal. 1 El imperialismo y la escisión del socialismo, Lenin - 1916 25 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA Los Períodos de la Agonía del Sistema Capitalista En la historia del Movimiento Comunista Internacional cuatro contradicciones son reconocidas como las más importantes —no las únicas— del imperialismo, las cuales inevitablemente determinan la muerte del sistema capitalista: la contradicción entre el proletariado y la burguesía, la contradicción entre países imperialistas y países oprimidos, la contradicción inter-imperialista —de los países imperialistas entre sí— e inter-monopolista —de los monopolios entre sí—, y la contradicción entre los dos sistemas, el socialista y el imperialista, latente luego de la disolución del antiguo campo socialista. Dado que el capitalismo sobrevive a cuenta de depredar las dos únicas fuentes de riqueza: la fuerza de trabajo y la naturaleza, desde finales del siglo XX, se ha destacado la contradicción entre la sociedad y la naturaleza como la quinta importante contradicción mundial del imperialismo. La depredación imperialista de la naturaleza ha agudizado esta contradicción poniendo en peligro la propia existencia de la humanidad, a cuenta de la ganancia para la burguesía imperialista. Es indispensable acabar con el causante de la destrucción de la naturaleza: el capitalismo imperialista. En la correlación de tales contradicciones mundiales del imperialismo, se destaca una contradicción principal, que caracteriza cada uno de los diferentes períodos del capitalismo imperialista o capitalismo moribundo. De 1903 a 1918 fue un período caracterizado por la contradicción principal inter-imperialista, en el que el dominio de los monopolios, en un grupo de países capitalistas, los transformó en países imperialistas contendientes en la Primera Guerra Mundial de rapiña por un nuevo reparto del mundo colonial ya repartido. Ante este cambio en el mundo capitalista, los jefes socialdemócratas de la II Internacional traicionaron la causa mundial del proletariado y se adhirieron en apoyo chovinista a la burguesía de sus respectivos países, respaldados por el centrista Kautsky y su teoría del “ultraimperialismo”, cuyo pregón exhortaba a abandonar la revolución, pues las contradicciones del imperialismo se resolverían con la unión “ultraimperialista”. Contra la guerra mundial imperialista y el oportunismo socialchovinista, defensor abierto del imperialismo, el leninismo demostró que el imperialismo es la fase superior y última del capitalismo, la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial, inaugurada triunfalmente en 1917 con la Gran Revolución de Octubre en Rusia, dando comienzo a la época del hundimiento mundial del capitalismo. De 1918 a 1948 fue un periodo donde la lucha entre los monopolios se destacó como la contradicción principal del imperialismo. La 26 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional profunda crisis de 1929 estremeció todo el sistema y condujo a la Segunda Guerra Mundial imperialista, por otro nuevo reparto del mundo ya repartido. Una vez terminada la guerra, la cadena mundial imperialista se rompió de nuevo, esta vez en China, con el triunfo la Revolución de Nueva Democracia. De 1948 a 1958, el triunfo de la Dictadura del Proletariado se fortaleció con el avance de revoluciones democrático populares en distintos países, dando vida a un Campo Socialista de más de mil millones de habitantes. Es el tercer período de la agonía del capitalismo, caracterizado por la contradicción entre el sistema socialista y el sistema imperialista, como contradicción principal mundial, dio un formidable avance a la revolución mundial mostrando materialmente la superioridad del sistema socialista sobre el caduco sistema capitalista. Ante el poderoso avance del campo socialista y de la revolución mundial, emerge, en auxilio del imperialismo, el revisionismo moderno jrushchovista, con sus “tres pacíficas” y “dos todos” para: desdibujar el carácter de clase de la contradicción entre los dos sistemas, minar la Dictadura del Proletariado, embellecer el imperialismo, negar la lucha de clases y la violencia revolucionaria de las guerras que sí resuelven las contradicciones entre el proletariado y la burguesía, entre los países oprimidos y países imperialistas. En este período la URSS transitó hacia el capitalismo monopolista de Estado, fruto de la nueva burguesía revisionista en el poder, transformando el poderío socialista en un poder imperialista que comienza a disputarse el mundo con los imperialistas norteamericanos. De 1958 a 1972, la contradicción entre los países y naciones opresores y los países y naciones oprimidos tomó el rol de contradicción principal mundial, manifiesta en las guerras de liberación nacional contra el yugo imperialista. Su papel protagónico durante los años 60`s —influenciando positivamente a las demás contradicciones— fue reducido por la pequeña burguesía revolucionaria al destacarla unilateralmente para opacar la contradicción de clases entre la burguesía y el proletariado. El quinto período de 1972 a 1990, lo caracterizó la contradicción entre los países imperialistas, esta fue la contradicción principal mundial, esta vez, concentrada en la contradicción inter-imperialista entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En estos años, el capitalismo vivió una de las crisis económicas más profundas desde la gran depresión de 1929; el capitalismo monopolista de Estado implantado por los social imperialistas soviéticos también entró en crisis: una gran inflación, 27 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA deuda externa, escaso crecimiento económico y desempleo. Ambas potencias desarrollaron monumentales programas de armamento, invasiones militares; todos, preparativos de una guerra imperialista inminente, que no se desató porque estalló la crisis del socialimperialismo soviético, crisis que se extendió a su esfera de influencia en los antiguos países del campo socialista. La URSS se descompuso y se derrumbó, producto de sus propias contradicciones internas; los países que la constituían se convirtieron en nuevos territorios para exportar capital y mercancías, y superexplotar al proletariado, sirviendo —en vez de la guerra— para resolver una de las últimas crisis en la economía mundial del imperialismo. Hasta ese momento, la lucha contra el imperialismo había sido por cuenta de contradicciones que no reflejaban directamente la contradicción fundamental del capitalismo imperialista. Pero desde entonces, 1990, se abrió campo la contradicción entre el proletariado y la burguesía como la principal contradicción mundial del imperialismo, la que mejor y más concentradamente expresa la contradicción fundamental. La crisis económica del capitalismo mundial que estalló a fines de 2007 ha confirmado y consolidado tal contradicción como la principal, determinando un período donde se manifiesta palmaria la extrema agudización de la contradicción fundamental del sistema capitalista; y bien puede ser este el período del ocaso y sepultura del sistema imperialista mundial, a condición de vencer a quien mantiene en pie al parásito moribundo: el oportunismo, encabezado hoy por el revisionismo post-MLM —falso marxismo leninismo maoísmo—, peligro principal para la unidad internacional de los comunistas, la unidad de la vanguardia, la unidad de la Internacional Comunista, sin la cual tardará más el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial. La Contradicción Principal Mundial en la Actualidad En la actualidad, la contradicción principal mundial enfrenta al proletariado mundial contra la burguesía mundial, siendo por fin, la contradicción que mejor y más concentradamente expresa la contradicción fundamental del sistema; la más decisiva por ser su manifestación directa en el terreno de la lucha de clases, y como tal, la de mayor influencia revolucionaria sobre las demás contradicciones mundiales del imperialismo, la que más ayuda al avance de la revolución y al progreso de la sociedad, acelerando la transición al socialismo. La crisis económica mundial iniciada en el 2008 ha agravado especialmente la contradicción mundial entre el proletariado y la 28 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional burguesía, reafirmando su carácter de contradicción principal en el mundo imperialista, en extensión y profundidad, donde la inmensa mayoría de la población mundial vive subyugada por la cadena del salario, acumula miseria en medio de la riqueza que produce, y sostiene con su fuerza de trabajo a unos cuantos parásitos monopolistas que se apropian privadamente de la producción mundial. Tanto la quiebra de medianos y pequeños propietarios, como la ruina y desplazamiento de millones de campesinos por el capitalismo y las guerras, engrosan en masa las filas del proletariado, cuya existencia amenazada cada día más por el desempleo, los recortes prestacionales, despidos masivos y la rebaja del salario real, desatan su rebelión en multitudinarias movilizaciones, huelgas, paros generales, levantamientos, contra la crisis, contra los “planes de salvamento”, contra el sistema mundial de la explotación asalariada, ya no exclusivamente en los países oprimidos sino también en los países imperialistas donde vuelve a despertar el movimiento obrero, ya no solo de los obreros industriales sino de todos los trabajadores contra un sistema que no es capaz siquiera de sostener a sus esclavos asalariados, estrangulados por el parásito imperialista que se apropia de todo el producto social. La extensión y profundidad de la contradicción mundial entre el proletariado y la burguesía, revelan con toda nitidez que el capital es una relación social en donde —por primera vez en la agonía del capitalismo— confrontan sus fuerzas en el escenario mundial los dueños del capital y los dueños del trabajo; hecho de máxima importancia para la Revolución Proletaria Mundial, pero de poco interés para muchos camaradas comunistas revolucionarios, atados al análisis de otro período anterior, que ya no se corresponde con la realidad mundial actual y la perspectiva hacia donde apuntan las tendencias objetivas de la sociedad. He ahí una gran divergencia entre los marxistas leninistas maoístas, acerca de cuál es la contradicción principal mundial en la actualidad: entre el proletariado y la burguesía, o entre los países oprimidos y los países imperialistas. Independientemente de los deseos y de la voluntad, la subvaloración de la contradicción mundial entre el proletariado y la burguesía, es una posición errónea y desenfocada en lo político, idealista en lo ideológico, y común con el revisionismo post-MLM del PCR,EU cuya subestimación del peso del proletariado se deriva del reniego de su papel dirigente en la Revolución Proletaria Mundial. 29 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA 3. TIPOS DE PAÍSES La Distinción Esencial: Países Imperialistas y Países Oprimidos El capitalismo, antes exclusivo de los países occidentales, ha triunfado sobre el feudalismo; ha extendido su opresora y explotadora civilización al oriente, el norte y el sur, con tendencia a imponerse en todos los países. Contra las teorías pequeño-burguesas oportunistas que consideran las grandes revoluciones proletarias del siglo pasado como el punto culminante y conclusión de la misión histórica mundial del proletariado, que minimizan y niegan su existencia, el capitalismo ha diseminado la clase obrera por todo el planeta, sustrayéndola del aislamiento nacional y organizándola en el ejército mundial de la producción industrial. La clase obrera no tiene patria, su emancipación económica no es un problema nacional sino mundial, y el medio para conquistarla es su lucha política, realizable sólo a condición de la unión, solidaridad y participación teórico-práctica de los obreros de las diferentes ramas de la producción en todos los países. Este clásico Programa general sigue siendo la más sentida necesidad material de la sociedad mundial; la consigna: ¡Proletarios de todos los países, uníos!, con la cual el Manifiesto del Partido Comunista proclamó el carácter internacional de la lucha obrera, es la consigna de acción de los comunistas revolucionarios en la actualidad. Con el siglo XIX terminó la fase de esplendor de la civilización burguesa y la conquista de las tierras no ocupadas en el planeta, dando paso a la bárbara política colonial del capital financiero por nuevos repartos de los territorios ya repartidos, por la posesión de mercados y fuentes de materias primas, por la explotación de nuevos contingentes de fuerza de trabajo libre, en fin, por la exportación mundial del capital financiero, convertida en la forma decisiva del lazo económico entre las distintas partes de la economía capitalista mundial. Sobre la presión del capital financiero, del desarrollo industrial y del comercio, que nivelan las condiciones económicas de los países imperialistas, impera la ley económica del desarrollo desigual que, en contravía a los deseos oportunistas de un desarrollo pacífico del capitalismo, obliga a los países imperialistas a competir, chocar y guerrear por el dominio mundial, y constituye la base material de la contradicción inter-imperialista e inter-monopolista, exacerbada sin cesar por el dominio mundial del capital financiero. Contra la engañosa independencia económica y política de los países bajo el imperialismo, la dominación del capital financiero 30 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional —decisiva en todas las relaciones internacionales económicas y políticas del mundo capitalista— subordinó a los antiguos países coloniales e impuso a los demás el nuevo yugo semicolonial de independencia jurídica formal, dependencia real, económica, financiera, política y militar. El imperialismo dividió al mundo en un puñado de países imperialistas, que por su gran riqueza económica y poderío militar son dominantes, opresores, explotadores, usureros; y una inmensa mayoría de países oprimidos, sojuzgados, dependientes, explotados. Tal es la distinción esencial e inevitable de los países bajo el imperialismo, diametralmente opuesta a las prédicas burguesas y oportunistas que encubren la esclavización financiera semicolonial de los países oprimidos y niegan su contradicción antagónica con los países imperialistas. La dependencia semicolonial fue la categoría formulada por Lenin y utilizada en el Programa de la III Internacional. La teoría leninista de la dependencia semicolonial, la exportación y dominio del capital financiero en la fase imperialista, es exacta para denominar la independencia formal y dependencia real de los países oprimidos por los países imperialistas, y clara para mostrar el carácter lacayo de la burguesía en los países oprimidos. La denominación neocolonial, utilizada por los marxistas leninistas en los años 60 y aún hoy por algunos marxistas leninistas maoístas, no refleja el fenómeno general de la dominación de los países imperialistas sobre los países oprimidos, sino que restringe la nueva dominación imperialista a unas cuantas antiguas colonias como Las Malvinas, cuyos territorios son considerados parte de la metrópoli y gobernados directamente por ella; y sobre nuevas colonias como Puerto Rico, con territorio propio, pero sin siquiera el reconocimiento formal de su independencia política. Denominar neocolonias a las, en realidad, semicolonias, le sirve a la idea oportunista de negar la teoría leninista del dominio imperialista sobre países formalmente independientes, a través de las redes del capital financiero, alegando la existencia de una burguesía nacional siempre y en todos los países oprimidos, para arrastrar tras de sí al proletariado. La distinción esencial leninista entre países imperialistas y oprimidos —bajo el imperialismo— es diametralmente opuesta a las viejas y nuevas teorías socialdemócratas y revisionistas; todas, herederas de la separación kautskista entre la economía y la política del imperialismo, que reducen la diferencia a países “ricos y pobres”, “avanzados y atrasados”, “desarrollados y subdesarrollados”, restringiendo la lucha exclusivamente contra los monopolios económicos, sin atacar el poder político semicolonial del imperialismo; o meramente contra la opresión nacional, eludiendo las profundas relaciones económicas semicoloniales de las metrópolis con la formación económica social de los países oprimidos. Niegan el carácter 31 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA imperialista de algunos países, so pretexto del desarrollo desigual; o pretenden hacerlos pasar por imperialistas “progresistas”, tal como lo hace la anti-leninista “Teoría de los Tres Mundos”, urdida por los revisionistas chinos en plena Revolución Cultural, pero presentada fraudulentamente ayer y hoy como si fuera obra del Presidente Mao y parte fundamental del maoísmo. Todas esas teorías tienen una esencia revisionista común: conciliar con el imperialismo, impedir la unión de las principales fuerzas de la sociedad contra el imperialismo, apagar el ímpetu revolucionario de las masas obreras y campesinas en los países oprimidos, en fin, estropear la verdadera lucha antiimperialista, parte integral de la revolución del proletariado tanto en los países imperialistas como en los países oprimidos, reduciéndola a la “resistencia mundial al imperialismo”, que en esta, la Era de la Revolución Proletaria Mundial, es inofensiva para los países imperialistas y desmoralizante para los pueblos de los países oprimidos. Contra ese sartal de engaños se alza majestuosa la enseñanza de las triunfantes Revoluciones Proletarias en el siglo pasado, destrozando las cadenas de la opresión nacional, dando vida a un Campo Socialista de países realmente independientes de las redes del capital financiero, y mostrando en la práctica cómo, bajo el dominio de la Dictadura del Proletariado, pueden convivir las naciones y países unidos por relaciones de igualdad y cooperación. El triunfo del revisionismo en Rusia y China los transformó de países socialistas en países imperialistas, disolvió el Campo Socialista, restauró los odios nacionales y la dominación imperialista semicolonial. La derrota de la Dictadura del Proletariado es apenas temporal, su triunfo es inevitable. El Parasitismo Imperialista El imperialismo —capitalismo monopolista— a la vez que está obligado a desarrollar incesantemente las fuerzas productivas de la economía mundial, impone elevados precios de monopolio que desestimulan el progreso técnico y dispone del mercado en forma ilimitada, con lo cual, tiende a contener el inevitable y renovado progreso de las fuerzas productivas, desarrollando en forma creciente el parasitismo imperialista, fenómeno típico de la fase de decadencia y descomposición del capitalismo. El predominio del monopolio, el dominio del capital financiero, su reparto directo del mundo, la monopolización de las fuentes de materias primas, la superexplotación de la fuerza de trabajo mundial, convierten la subyugación de la inmensa mayoría de los países por unos pocos países imperialistas en inagotable fuente de superganancias para sostener el parasitismo de los países imperialistas a cuenta del saqueo y la succión del trabajo del resto del mundo; 32 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional el parasitismo de la burguesía mundial a expensas de la superexplotación del proletariado mundial; los privilegios de la parásita y corrompida aristocracia obrera de los países imperialistas, base social del oportunismo cuyo papel servil a la burguesía consiste en dividir e impedir la lucha del movimiento obrero. Las inevitables crisis económicas del sistema incitan al parasitismo imperialista a desangrar cada vez más a la sociedad de todos los países —imperialistas y oprimidos—, incrementando la explotación del trabajo y el saqueo, imponiendo nuevos “planes de austeridad”, “reorganización económica”, “recortes” y “salvamentos”, todos destinados prioritariamente a engordar más al mayor parásito conocido por la sociedad en toda su historia: el dominio monopolista del capital financiero, el imperialismo. En tanto los países oprimidos son forzados a vivir en la dependencia y el atraso, las masas trabajadoras en la ruina y la vida miserable, el proletariado a sufrir más intensa la explotación asalariada y a caer en masa en la desgracia del desempleo, siendo todas, condiciones económicas y sociales insoportables para las fuerzas cuyo trabajo sostiene y desarrolla la sociedad, y como tal, son la base material del repudio al imperialismo y sus lacayos, del cada vez mayor odio de clase antagónico del proletariado mundial contra la burguesía mundial, de la reanimación del movimiento obrero en los países imperialistas, en el cual los obreros inmigrantes pesan por su número y combatividad en sus filas de vanguardia. La burguesía y el capitalismo ya no debieran existir; su aporte histórico al progreso general de la sociedad finalizó junto con la fase de la libre competencia. En adelante, en la fase imperialista, cuanto mayor es el avance portentoso, incesante y acelerado de las fuerzas productivas, más estrangulada vive la sociedad bajo el dominio mundial de los monopolios y del capital financiero; más crece el antagonismo de las relaciones de producción basadas en la explotación del trabajo social, y más se embrolla el desarrollo de todas las relaciones sociales. Esa es la ley de la fase de descomposición del capitalismo, en la cual la existencia parásita de la burguesía, ahoga y es incompatible con el progreso de la sociedad. El Capitalismo en los Países Oprimidos El imperialismo, fase moribunda del capitalismo, es un sistema mundial en el cual, y de conjunto, han madurado las condiciones materiales para el triunfo de la Revolución Proletaria, única capaz en esta época de suprimir las relaciones sociales de producción basadas en la explotación del hombre por el hombre, y de construir las nuevas y superiores relaciones socialistas de producción, fundadas en la cooperación de todos los trabajadores. He ahí la gran enseñanza 33 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA histórica de la revolución proletaria en el siglo pasado, triunfante en un solo país, y triunfante en países con desarrollo económico atrasado, donde el Estado de Nueva Democracia fue la forma de la Dictadura del Proletariado que permitió su avance de una vez al socialismo. Condicionar la revolución del proletariado en los países oprimidos a un pretendido desarrollo capitalista semejante al de los países imperialistas es vivificar la podrida teoría revisionista de las “fuerzas productivas”, opuesta a que la revolución proletaria sepulte un sistema moribundo. Es desconocer que los países oprimidos, aún aquellos con elementales condiciones de desarrollo industrial, han sido incorporados a un modo de producción internacionalizado, y que el imperialismo se ha convertido en un sistema mundial de esclavización financiera. En el país oprimido el capitalismo es un modo de producción que entrelaza, influye, socava y tiende a dominar los modos de producción precapitalistas supervivientes, integrados todos en la formación económica social del país, cohesionada a la economía mundial por la internacionalización del capital. El capitalismo de un país oprimido es un aspecto del modo de producción mundial, un aspecto del capitalismo imperialista, por tanto, sometido a sus inevitables crisis económicas y portador de la particularidad fundamental del capitalismo moderno “la dominación de las asociaciones monopolistas de los grandes empresarios”. Es componente y dependiente de un agonizante sistema mundial de opresión y explotación. Es capitalismo monopolista estrechamente vinculado al capital financiero mundial, sólo que signado por las marcas profundas de los grilletes de la dependencia semicolonial, del parasitismo imperialista, y de sus tendencias: tanto al estancamiento, a contener violenta y artificialmente el progreso técnico, el ritmo de crecimiento de ciertas ramas de la producción, incluso de toda la economía del país oprimido; como a acelerar su desarrollo —la tendencia más general bajo el imperialismo— acentuando la descomposición del campesinado, barriendo vestigios de modos precapitalistas de producción, o asimilándolos, e incluso en algunos casos reforzándolos, pero siempre sometiéndolos a las necesidades de la producción mundial, de la realización de la plusvalía, la acumulación y centralización mundial del capital. Negar la existencia del modo de producción capitalista en los países oprimidos, alegando ser “un capitalismo extraño”, “no nacional sino introducido artificialmente por el imperialismo”, “no productor de bienes de capital”, “sin mercado nacional articulado”, 34 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional “no clásico”1… significa alejarse del marxismo por el camino de las ya derrotadas teorías pequeñoburguesas populistas rusas del siglo XIX, incapaces de estudiar objetivamente las leyes de funcionamiento y desarrollo del régimen económico social del país oprimido, al cual no se exporta el modo de producción capitalista, sino el capital, que actúa e influye en sus gérmenes y desarrollo capitalista originados en el proceso económico de la antigua sociedad feudal. Los considerados “defectos” del capitalismo en los países oprimidos, son las características propias de la dependencia semicolonial y de su función en la economía mundial; no suprimen las características esenciales de todo capitalismo: producción de mercancías bajo un régimen donde el capital acumulado compra y explota asalariadamente fuerza de trabajo de obreros libres. El surgimiento del capitalismo en las entrañas de la vieja sociedad feudal de los países oprimidos, es una ley económica reconocida por Lenin, Stalin y Mao. El predominio capitalista en la formación económica social de algunos países oprimidos fue admitido por algunos marxistas leninistas en los años 60 del siglo pasado y tímidamente por los marxistas leninistas maoístas de los 80. El dominio completo del modo de producción capitalista sobre los demás modos de producción en la formación económica social de países oprimidos, llegando a ser el determinante del carácter capitalista de su sociedad, es un fenómeno real del último y actual período en la fase agónica del capitalismo, acelerado y resaltado por la crisis económica del capitalismo mundial desatada en los albores del nuevo siglo. Aun así, salvo casos excepcionales2, esa innegable tendencia es todavía ignorada por los comunistas revolucionarios y motivo de enconada lucha entre sus filas. No es solo un problema con el método científico de la investigación para el estricto conocimiento de la realidad, buscando la verdad en los hechos; es ante todo una lucha contra las teorías extrañas al marxismo, que desde los años 60 del siglo pasado han influido en las filas de los marxistas, pasando directamente de la literatura económica socialdemócrata a ser erigidas en “guía marxista” para conocer la realidad de la formación económica social de los países oprimidos. Teorías extrañas a la economía política marxista, que sirven a la conjugación reaccionaria entre el interés material —económico— del pequeño propietario y el compromiso político oportunista auxiliador del imperialismo en su lecho de muerte. Son las teorías del temor a 1 Argumentos defendidos en común por algunos Partidos y Organizaciones que fueron miembros del MRI, entre ellos el Grupo Comunista Revolucionario de Colombia. 2 Ver Declaración del III Congreso del Partido Comunista Maoísta de Turquía – Kurdistán Norte (25 de diciembre 2013) 35 EL CAPITALISMO IMPERIALISTA reconocer en la revolución proletaria el signo de los tiempos actuales, y en el proletariado el sepulturero del imperialismo. Son las teorías propias de la propensión pequeño burguesa a “mirar hacia atrás”, negando ya no solo la existencia del capitalismo en los países oprimidos, sino la propia victoria histórica del capitalismo sobre el feudalismo, sobre la cual se funda el programa máximo mundial del proletariado proclamado en el Manifiesto del Partido Comunista. Añorar el retorno o la existencia de un “capitalismo nacional independiente y sin monopolios” bajo el imperialismo, es un absurdo contrapuesto a la realidad de la integración en la economía mundial de todas las antiguas economías nacionales aisladas, y contrario a reconocer en el imperialismo la fase superior y última del capitalismo, después de la cual sólo sigue el socialismo de la Revolución Proletaria Mundial. Negar el desarrollo capitalista en los países oprimidos, pretextando su carácter dependiente, desigual, desequilibrado y sin desarrollo clásico, es desconocer la naturaleza del imperialismo y la esencia de su dominación semicolonial: dependencia real económica y política, al servicio exclusivo de la creciente acumulación y centralización imperialista mundial del capital, y en contra de las masas y del progreso de la sociedad de los países oprimidos, cuyo desarrollo desarticulado y desequilibrado es un piñón articulado en la gran cadena de la economía mundial, de la producción y el mercado mundial imperialistas. Limitar el desarrollo del capitalismo a la vía revolucionaria campesina —de la revolución burguesa— desconociendo la vía reaccionaria terrateniente, lenta y dolorosa para el campesinado, pero la más común bajo el imperialismo, es “olvidar” el abecé del marxismo sobre la cuestión agraria, “olvido” que conduce a adjudicar a una fantástica “evolución del feudalismo o del semifeudalismo”, tanto la desequilibrada descomposición del campesinado en los países oprimidos —casi siempre acelerada a sangre y fuego—, como la desequilibrada concentración de la población y la miseria en las grandes ciudades, desconociendo en la gran división entre la ciudad y el campo una condición necesaria al desarrollo del modo de producción capitalista, una gran desigualdad típica del capitalismo que sólo el socialismo puede crear las condiciones para suprimirla. Para referirse a las características especiales del capitalismo en los países oprimidos se ha formulado la teoría del “capitalismo burocrático”, que algunos marxistas leninistas maoístas erigen en “pilar fundamental del maoísmo” y adjudican su autoría al Presidente Mao, quien llamó con esas palabras al fenómeno exacto de la existencia del capitalismo en China, que sin ser el modo principal de producción dentro de su formación económico social, en su mayor 36 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional parte estaba compuesto por capital monopolista de Estado asociado al imperialismo y al feudalismo. En realidad, por su contenido, la actual teoría del “capitalismo burocrático” es una vieja teoría, contraria a la economía política marxista. Tiene sus raíces remotas en el socialismo reaccionario, denunciado en el Manifiesto Comunista como ecos del pasado y amenazas sobre el porvenir, incapaz de comprender la moderna sociedad burguesa. Cuenta con una formulación moderna en las teorías del “capitalismo burocrático integral” y del “capitalismo tardío”, de confesos teóricos antimarxistas, trotskistas y neo-marxistas de los años 60, renegados del “envejecido” marxismo determinista. No es una teoría materialista; su idealismo radica en no partir del estado real de la lucha social por la producción, de las condiciones concretas de la vida material de la sociedad y las exigencias reales impuestas por su desarrollo, ni de la objetiva estructura de clases del país oprimido y sus relaciones con el imperialismo, sino de los deseos fantasiosos del revolucionarismo pequeñoburgués y los dogmas sobre la evolución del feudalismo, del semifeudalismo y la identidad mecánica entre éste y el semicolonialismo, confundiendo dos procesos distintos: el de las relaciones entre los modos de producción de una formación económica social determinada, y el de las relaciones entre los países imperialistas y los oprimidos. Tal teoría del “capitalismo burocrático” no le sirve a la revolución del proletariado porque le oculta los verdaderos blancos en los países oprimidos, desconoce y subestima su fuerza de clase en esos países, perdiendo de vista las fuerzas reales para derrocar el poder de los terratenientes, la burguesía y el imperialismo, y “olvidando” que Los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantarla par décret du peuple [*]. Saben que para conseguir su propia emancipación, y con ella esa forma superior de vida hacia la que tiende irresistiblemente la sociedad actual por su propio desarrollo económico, tendrán que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos históricos, que transformarán las circunstancias y los hombres. Ellos no tienen que realizar ningunos ideales, sino simplemente dar suelta a los elementos de la nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizante lleva en su seno. Plenamente consciente de su misión histórica y heroicamente resuelta a obrar con arreglo a ella, la clase obrera puede mofarse de las burdas invectivas de los lacayos de la pluma y de la protección pedantesca de los doctrinarios burgueses bien intencionados, que vierten sus ignorantes vulgaridades y sus fantasías sectarias con un tono sibilino de infalibilidad científica1. [*] Por decreto del pueblo. 1 La guerra civil en Francia, Marx - 1871 37 Capítulo II LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL 1. LA REVOLUCIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL MARXISMO “¿Qué es la revolución desde el punto de vista del marxismo? La ruptura violenta de la superestructura política anticuada, cuya contradicción con las nuevas relaciones de producción ha provocado en determinado momento su hundimiento.” Lenin. La Revolución, Necesidad del Desarrollo Social No son las ideas las determinantes de la actividad material de los hombres, sino el ser social el que determina la conciencia social. El origen de los ideales de los hombres no está en sus mentes, sino en el desarrollo histórico de las fuerzas productivas, en las leyes objetivas que rigen las relaciones sociales establecidas a lo largo de la historia de la producción material. La revolución no es un acto voluntarioso y arbitrario de los hombres; ni un ideal o sueño alejado de las condiciones materiales. La revolución es una ley general de la sociedad, determinada por la contradicción entre el desarrollo de sus fuerzas productivas materiales y la caducidad de sus relaciones sociales de producción, que constriñen y entraban su desarrollo. Con el capitalismo, el proceso social de producción ha llegado a su última forma de antagonismo, entre una producción cada vez más social y una apropiación cada vez más privada; en el terreno de las clases sociales, manifiesto en la contradicción entre el proletariado y la burguesía. La revolución contra el capitalismo es, por primera vez en la historia de la sociedad, el acto consciente de la mayoría para derribar a la minoría dominante. Esa mayoría de las grandes masas del pueblo, actora en anteriores revoluciones al servicio de la nueva minoría que se alzaba con el triunfo, debe ser ahora, la mayoría consciente de su acto revolucionario, hecho no por antojo, sino porque así lo exige el desarrollo económico de la sociedad, donde “el estallido de la revolución y su victoria dependen no sólo de la situación revolucionaria objetiva sino también de la preparación y acciones de las fuerzas subjetivas de la revolución”1. 1 La revolución proletaria y el revisionismo de Jrushchov, Comentario de la Redacción del Renmin Ribao y la Redacción de la revista Hongqi - 1964. 38 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional Algunos comunistas en una tendenciosa interpretación de la Introducción hecha por Engels en 1895 a su libro: Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850, pretenden hallar una autocrítica a su concepción materialista de la historia. En esa Introducción Engels refirmó la necesidad de la revolución consciente y el método materialista de encontrar las causas de última instancia de los acontecimientos políticos, de las luchas de las clases sociales, en el desarrollo económico, tal como pocos años antes lo había expuesto de manera contundente: Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta —las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados, las Constituciones que, después de ganada una batalla, redacta la clase triunfante, etc., las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teorías políticas, jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de éstas hasta convertirlas en un sistema de dogmas— ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (es decir, de cosas y acaecimientos cuya trabazón interna es tan remota o tan difícil de probar, que podemos considerarla como inexistente, no hacer caso de ella), acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico1. La Revolución del Proletariado La revolución socialista del proletariado, objetivo inmediato de los comunistas, consiste en elevar al proletariado a la condición de clase consciente, derrocar a la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, conquistar el poder político y darle una nueva organización a la sociedad, mediante la liquidación de las diferencias de clase. En palabras de Lenin: “La revolución consiste en que el proletariado d e s t r u y e el “aparato administrativo” y t o d o el aparato del Estado, sustituyéndolo por otro nuevo, formado por los obreros armados”2. Emanciparse y emancipar a la humanidad, acto sublime de esa revolución, significa para el proletariado suprimir a los medios de 1 Carta a José Bloch, Engels – 21 de septiembre 1890. 2 El Estado y La Revolución, Lenin – 1917. 39 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL producción su condición de capital y dar plena libertad a su carácter social, transformando mediante la revolución a sus nuevos dueños en hombres libres: dueños de su propia existencia social, dueños de la naturaleza y dueños de sí mismos. El proletariado, si no quiere ser traicionado actuando como apéndice de la burguesía, está obligado a realizar su propia actividad política — el medio para hacer la revolución, acto supremo de la política— como partido político independiente, consciente del Programa —carácter, objetivos y tareas de la revolución— que orienta la política del Partido en relación con el desarrollo económico y las relaciones de clase en una sociedad determinada. Contra la Teoría Revisionista de “las Fuerzas Productivas” Que el antagonismo entre el incesante desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales que lo obstruyen, sea la base material de la transición socialista del capitalismo al comunismo, no significa que por sí mismo la lleve a cabo sin necesidad de la lucha de clases y la revolución, como lo pregona la teoría revisionista “de las fuerzas productivas”; teoría de la prosternación ante la espontaneidad, la cual niega que, en determinadas condiciones, la revolución determina la producción, las relaciones sociales de producción desempeñan el papel principal y decisivo sobre las fuerzas productivas. Sólo después de la victoria completa del proletariado de todos los países y la consolidación de su poder político mundial, vendrá la época de edificación intensa de la economía socialista mundial. La teoría revisionista de esperar el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas en los países atrasados, para poder plantear el problema de la revolución proletaria, desconoce el hecho histórico de la transformación del capitalismo progresista en un sistema reaccionario, imperialista, que: Ha desarrollado las fuerzas productivas a tal extremo, que a la humanidad no le queda otro camino que pasar al socialismo, o bien sufrir durante años, e incluso durante decenios, la lucha armada de las “grandes” potencias por el mantenimiento artificial del capitalismo mediante las colonias, los monopolios, los privilegios y todo género de la opresión nacional1. Los revisionistas “olvidan” que para desarrollar las fuerzas productivas capitalistas en los países atrasados hace falta precisamente la Revolución Proletaria Mundial, puesto que el sistema en su conjunto ha madurado para la revolución. La Revolución 1 El Socialismo y la Guerra, Lenin – 1915. 40 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional Proletaria Mundial es la tendencia histórica principal en la fase imperialista del capitalismo. 2. LA NUEVA ERA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL En la fase imperialista del capitalismo caducó la revolución burguesa En la fase imperialista, la burguesía se convirtió en el principal estorbo del desarrollo social, su Revolución Burguesa caducó inevitablemente en el atolladero creado por el imperialismo y las guerras imperialistas, del cual, la Revolución Proletaria Mundial es la única fuerza objetivamente capaz de sacar la sociedad y hacerla avanzar. En esta nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial, toda revolución dirigida por la burguesía o por la pequeña burguesía, ha sido y será inevitablemente conducida a un callejón sin salida. La Nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial El paso del sistema capitalista a su última fase; el imperialismo, y el triunfo en Rusia de la Gran Revolución de Octubre, son los acontecimientos inaugurales de la nueva Era del hundimiento mundial del capitalismo, la Era de la Revolución Proletaria Mundial, ya no sólo en los países imperialistas sino también en los países oprimidos capitalistas y en los países oprimidos feudales y semifeudales, donde la Revolución de Nueva Democracia —revolución antiimperialista y antifeudal de las grandes masas populares, democrática burguesa por su contenido económico social— debe ser dirigida por el proletariado en dirección al socialismo y como parte de la Revolución Proletaria Mundial. Dos Grandes Corrientes de la Revolución Proletaria Mundial En la fase imperialista, la división de los países en opresores y oprimidos, dio lugar a las dos grandes corrientes históricas de la Revolución Proletaria Mundial: la Revolución Socialista del Proletariado y el Movimiento Revolucionario Antiimperialista. Dos grandes corrientes, que en un comienzo fueron llamadas Revolución Proletaria de Europa y Revolución Colonial del Oriente1; luego, Movimiento Revolucionario Socialista Internacional y Movimiento Revolucionario Democrático Nacional2; después, Revolución Proletaria Socialista en los países capitalistas-imperialistas y Revolución 1 Fundamentos del Leninismo, Stalin - 1924. 2 Proposición acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional, CC del PCCH – 14 de junio de 1963. 41 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL Antiimperialista Democrática en los países coloniales (incluso en los neo-coloniales) y dependientes1; y, Revolución Socialista Proletaria en los países capitalistas y Revolución de Nueva Democracia en los países semifeudales, coloniales, semi (o neo) coloniales2. Tales denominaciones, reflejan una lucha en la precisión leninista del contenido de las respectivas corrientes —anticapitalista y anticolonial, lucha de clase y lucha nacional— y en la compresión del movimiento, cambios y desarrollo del régimen económico de diversos países oprimidos. Las Llamadas “Olas” de la Revolución Proletaria Mundial La trayectoria de conjunto en el movimiento de la Revolución Proletaria Mundial es ascendente, a través de avances y retrocesos, donde las derrotas en Rusia y China han sido derrotas temporales de una causa cuyo triunfo final lo hacen inevitable las leyes del desarrollo social; sin embargo tales derrotas han dado campo al concepto de las “Olas de la Revolución Proletaria Mundial” impuesto sin argumentación ni lucha en el extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI—, en apariencia para simbolizar el movimiento dialéctico de ese proceso, pero en el fondo para “refundamentar” en forma velada, la correcta y clara teoría leninista sobre la Era de la Revolución Proletaria Mundial, usándolo de cobertura para deslizar el contrabando ideológico socialdemócrata que declara “caduca” la misión histórica del proletariado, quien supuestamente ya “cerró una ventana histórica” —en la “primera ola” de la Revolución Proletaria Mundial — dando lo que podía dar. Tal concepto tomado sin crítica por algunos partidos, sirve para dejar en entredicho si es o no la Era del hundimiento mundial del capitalismo, sembrar dudas sobre la vigencia del papel histórico del proletariado. Es un concepto coherente con el falso “cierre del ciclo de Octubre”, y con la visión histórica del revisionismo avakianista, autodeclarado la “nueva síntesis” para la “nueva gran ola”. El Imperialismo: Blanco Mundial de la Revolución Proletaria La Revolución Socialista del Proletariado y el Movimiento Revolucionario Antiimperialista, son las dos grandes corrientes de un solo frente mundial de la revolución proletaria contra el frente mundial imperialista; dos grandes corrientes que apuntan y confluyen sin fusionarse, hacia el mismo blanco mundial de la revolución proletaria: el imperialismo. 1 Principios fundamentales para la unidad de los Marxistas Leninistas, PCR de Chile y PCR,EU – 1980. 2 Comunicado de Otoño – 1980. 42 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional La necesidad del mutuo apoyo internacionalista entre la revolución obrera en los países imperialistas y el movimiento antiimperialista en los países oprimidos; la necesidad de la alianza en los países oprimidos entre el proletariado —luchador por excelencia contra toda forma de opresión y explotación— y las demás clases oprimidas por el imperialismo; el desarrollo capitalista de los países oprimidos, en especial de aquellos donde al hacerse dominante, acerca la revolución socialista y el movimiento antiimperialista; son todas condiciones objetivas que fortalecen la tendencia al acercamiento de las dos grandes corrientes de la Revolución Proletaria Mundial. En contraparte, la contradicción entre los grupos monopolistas y entre los países imperialistas que hace ineluctables las guerras de rapiña, la agudización cada vez mayor de la lucha de clases en los países imperialistas, las rebeliones, movimientos anticoloniales y guerras populares en los países oprimidos, son todas condiciones objetivas que debilitan el frente mundial imperialista. La perspectiva de la Revolución es luminosa, la del imperialismo, sepulcral. 3. LUCHA DE CLASES Y LUCHA NACIONAL La Revolución y la Economía Mundial En la Era de la Revolución Proletaria Mundial, el imperialismo — fase de la descomposición del sistema capitalista y sistema mundial de opresión y explotación— encadenó las economías de cada país en una sola economía mundial, en un solo proceso productivo cohesionado por la internacionalización del capital, y creó las condiciones objetivas para la revolución en todo el sistema de conjunto. El desarrollo triunfal de la revolución en un país particular, no depende principal ni exclusivamente de su avanzado desarrollo económico industrial ni de sus contradicciones y condiciones objetivas tomadas como fenómenos aislados, sino como parte de la economía mundial, de las condiciones objetivas en todos los países, de la correlación y agudización de las contradicciones mundiales del imperialismo, que de conjunto posibilitan a las fuerzas revolucionarias romper el frente mundial imperialista en ese determinado país. El estudio del carácter de la sociedad en un país particular debe abordarse desde el punto de vista mundial; la definición de las tareas tácticas y estratégicas y la correspondiente actividad política revolucionaria deben plantearse como parte de la Revolución Proletaria Mundial, contra el sistema mundial imperialista del cual son simples eslabones los distintos frentes nacionales del capital. El imperialismo es un modo de producción internacionalizado que ha roto la autonomía de los modos de producción en los distintos países, 43 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL incluidos los oprimidos feudales y semifeudales, convirtiéndolos en partes del capitalismo imperialista mundial, incluyéndolos, influyéndolos, transformándolos, desgastándolos, agotándolos, en un proceso mundial capitalista de producción, acumulación, concentración y extracción de plusvalía por la burguesía mundial al proletariado mundial. El imperialismo es un modo de producción internacionalizado que esclaviza el trabajo social mundial a la dominación del capital financiero y la dictadura de la burguesía en beneficio de los explotadores; pero que ha creado ya las premisas materiales del socialismo, para que el gobierno de la Dictadura del Proletariado proceda a la emancipación del trabajo social en beneficio de toda la sociedad. El Problema Nacional de la Fase Imperialista del Capitalismo En la fase ascensional del capitalismo, el problema nacional, de la independencia, la libertad, la autodeterminación, el derecho a conformar un Estado propio de “una comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada en la comunidad de cultura”1, impuso la tendencia a luchar contra la opresión nacional, por la separación de las naciones y la creación de Estados nacionales. En la fase decadente del capitalismo, el imperialismo convertido en sistema mundial de opresión y explotación, dio paso a una tendencia contrapuesta: echar abajo las barreras nacionales, estrechar vínculos de toda clase entre naciones, facilitando la unión del proletariado de las distintas naciones, y su lucha como clase internacional contra la burguesía de todas las naciones. La competencia imperialista por la exportación del capital, la monopolización de las fuentes de materias primas y la anexión de territorios, lleva necesariamente a monopolizar el dominio colonial y semicolonial de países y naciones, socavando los antiguos cimientos de las naciones y de su independencia. El imperialismo dejó sin piso el viejo problema nacional como cuestión interna de unos Estados, lo fundió con el nuevo problema colonial imperialista, en el problema internacional de la opresión mundial imperialista sobre las colonias y semicolonias, y como tal, lo hizo parte del problema general de la revolución proletaria, de la lucha internacional del trabajo contra el capital, de la Dictadura del Proletariado y el Socialismo, único medio para suprimir la opresión de unos países y naciones sobre otros, para apaciguar la lucha nacional minando las diferencias, y proporcionar una nueva y superior base material para la igualdad nacional, la 1 El Marxismo y el Problema Nacional, Stalin – 1913. 44 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional plena libertad de separación o de unión de las naciones, y la libertad de las naciones a existir como Estados independientes. El problema nacional de la fase imperialista del capitalismo, sólo puede resolverse a condición de derrocar a la burguesía. Caducó el antiguo movimiento nacional fundado en la lucha de las clases burguesas nacionales entre sí. Ésta es la época del nuevo movimiento revolucionario antiimperialista, como parte de la Revolución Proletaria Mundial, que en los países oprimidos feudales y semifeudales resuelve el problema nacional de conjunto y en relación con la revolución antifeudal, esto es, como parte de la Revolución de Nueva Democracia dirigida por el proletariado; en los países oprimidos capitalistas lo resuelve de conjunto y en relación con la revolución anticapitalista del proletariado, como parte de la Revolución Socialista. Contra el Enfoque Oportunista del Problema Nacional Derrocar a la burguesía para resolver el problema nacional en la época del imperialismo, es una condición “olvidada”, eludida y silenciada por el oportunismo y el reformismo pequeño burgués antiimperialista, en su vana pretensión de resolver la cuestión nacional del imperialismo de acuerdo con la burguesía y sin tocar su poder. La burguesía no puede resolver el problema nacional del imperialismo, porque ella misma es una clase opresora de pueblos, naciones y países; porque su política para unir a las naciones, es la política del imperialismo: explotación, opresión, anexiones, conquistas militares, preservación de la propiedad privada. Llamar al proletariado a “defender la producción nacional y el mercado nacional” como banderas de la “lucha antiimperialista”, significa desempolvar envejecidas reivindicaciones burguesas de la primera fase del capitalismo; es un absurdo oportunista que desvía al proletariado de su verdadero objetivo: derrocar al capital. Pretender resolver el problema nacional del imperialismo, por aparte y sin aniquilar el poder del capital, o antes de aniquilarlo, antes del triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en los países oprimidos feudales y semifeudales, antes del triunfo de la Revolución Socialista en los países oprimidos capitalistas, es genuina política oportunista, falsificación del marxismo en el problema nacional, trocarlo por la política democrática burguesa de la pequeña burguesía concebida para luchar contra el imperialismo sin sobrepasar los límites del capitalismo. La Autodeterminación Nacional en la Época del Imperialismo De igual forma, la antigua reivindicación burguesa del derecho a la autodeterminación nacional —”sólo la propia nación tiene derecho 45 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL a determinar sus destinos, que nadie tiene derecho a inmiscuirse por la fuerza en la vida de una nación, a destruir sus escuelas y demás instituciones, a violar sus hábitos y costumbres, a perseguir su idioma, a menoscabar sus derechos”1— para el marxismo, es un punto básico del problema nacional en el imperialismo, ya no como parte de la revolución burguesa, del movimiento democrático general, sino de la Revolución Proletaria Mundial, ampliando al derecho de los pueblos oprimidos de los países dependientes y de las colonias a la completa separación, y al derecho de las naciones a existir como Estados independientes. Contra el Oportunismo en la Cuestión de la Autodeterminación Cercenarle el contenido marxista, reducir el derecho a la autodeterminación nacional, al marco democrático burgués de la simple autonomía económica, política y cultural, incluso sólo de la autonomía cultural, proclamar la “igualdad nacional” jurídica de la democracia burguesa, fueron todos estragos oportunistas del social-chovinismo en la II Internacional, que a pesar de haber sido derrotados por el leninismo internacionalista, de nuevo son reeditados por el revisionismo del siglo XXI. En una burda falsificación del Marxismo Leninismo Maoísmo, el revisionismo del siglo XXI confía la igualdad de derechos de las naciones a la democracia constitucional burguesa ocultando a las masas su carácter amputado, incompleto y engañoso; invoca la “reestructuración” del viejo Estado reaccionario en la Asamblea Constitucional burguesa, para hacer de la igualdad de las naciones, una reforma concedida por la burguesía, sin socavar su dominación sino afianzándola; es en el fondo, el viejo engaño kautskista de la “pacífica unión de naciones equiparadas en derechos bajo el imperialismo” renunciando a subordinar la lucha por las reivindicaciones democráticas, a la lucha revolucionaria del proletariado por el derrocamiento de la burguesía. La Relación Entre la Lucha de Clases y la Lucha Nacional La emancipación de la clase obrera, no es un problema nacional, sino social, cuyos intereses materiales comunes —la abolición de la propiedad privada y de las diferencias de clase— están por encima de las nacionalidades, religiones, razas, culturas y costumbres. Sólo por su forma la lucha de la clase obrera es primeramente una lucha nacional; por su contenido es internacional, una revolución mundial de la cual hace parte la victoria del proletariado en cada país. La concepción del mundo del partido proletario en relación con el problema nacional es el internacionalismo; no el nacionalismo. Los 1 El Marxismo y el Problema Nacional, Stalin – 1913. 46 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional intereses del proletariado y los intereses de la nación, son de carácter diferente. Los primeros son los intereses de una clase determinada; los segundos, los intereses de las diversas clases de una nación. Unos y otros son la base material de dos luchas de naturaleza diferente, que se acercan, se refuerzan, se alían, confluyen, pero no se disuelven, ni se reemplazan entre sí. La experiencia de la revolución proletaria en combate continuo a la propensión nacionalista del oportunismo, ha resaltado la diferencia y relación entre los intereses de clase y los intereses de la nación, la unidad de contrarios entre la guerra civil y la guerra nacional, entre la lucha de clases y la lucha nacional, entre la revolución proletaria y el movimiento revolucionario antiimperialista. Unidad de contrarios cuya identidad reside: en ser las dos corrientes históricas de la Revolución Proletaria Mundial; en su confluencia hacia el mismo blanco, el imperialismo, cuyo carácter explotador y opresor mundial, objetivamente merma el tinte exclusivamente nacionalista de la lucha de los pueblos oprimidos; en tener en el proletariado la única clase que por su posición y concepción, es consecuentemente antiimperialista y luchadora por aliar el movimiento revolucionario antiimperialista a su lucha de clase contra el poder del capital, condición para el verdadero triunfo de la lucha nacional. Pero, jamás el proletariado puede disolver su Programa de Partido en el programa del frente de clases antiimperialistas, pues la correcta dirección de la lucha antiimperialista reside en la independencia ideológica, política y organizativa de la clase obrera. Independencia de programa, partido y lucha de clase que presupone defender el internacionalismo, esto es, luchar contra la separación nacional de la clase obrera. Para consolidar y ampliar el frente único, es necesario que el partido del proletariado conserve su independencia y mantenga firmemente su hegemonía en la revolución. El proletariado no apoya el movimiento nacional por el solo hecho de ser antiimperialista, lo apoya y se alía con él, a condición de que sea un movimiento antiimperialista verdaderamente revolucionario, que no se oponga a la lucha obrera contra el capital, no impida su lucha y organización independientes, ni coarte la agitación y propaganda de su Programa en la educación y organización revolucionaria de las grandes masas populares, en especial de los campesinos para establecer con ellos una sólida alianza de clases. Contra la Teoría Oportunista de la Fusión de la Lucha de Clases en la Lucha Nacional El nacionalismo pequeño burgués rompe o disuelve la unidad de contrarios entre la lucha antiimperialista y la lucha de clases. 47 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL Su forma más peligrosa se disfraza de socialista, en realidad socialchovinista, que a nombre del marxismo intenta darle un matiz internacionalista al nacionalismo. Sirve a la política imperialista, porque siembra desconfianza entre los obreros de distintas nacionalidades, los divide y enfrenta por naciones, mina su independencia de clase e impide su rol dirigente en la lucha antiimperialista. Esta teoría oportunista del social-chovinismo condujo a la alianza criminal de la II Internacional con el imperialismo, contra el movimiento obrero en la I Guerra Mundial imperialista. Aún así, su refutación teórica, la lucha y denuncia política hecha por el leninismo, son hoy palabras y hechos “olvidados” para el revisionismo surgido en el extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI—, donde a nombre del Marxismo Leninismo Maoísmo, reencauchó la vieja concepción kautskista —de reducirse a la lucha nacional y renunciar a la lucha de clases— en la “nueva” teoría de “fusionar” la revolución proletaria y el movimiento de liberación nacional “concentrando la atención” en éste último1. “Fusionar la lucha de clase en la lucha nacional”, teoría en boga del revisionismo actual, es una versión remozada del viejo oportunismo frente al problema nacional en la fase imperialista. El colmo de la desvergüenza oportunista es adjudicar tal esperpento teórico a Lenin, quien —desde sus Enseñanzas de la Comuna, hasta sus Tesis sobre los Problemas Nacional y Colonial, aprobadas por unanimidad en el II Congreso de la Internacional Comunista— siempre denunció esa fusión como un error fatal para la revolución proletaria. La teoría de “fusionar la lucha de clases en la lucha nacional” es una teoría oportunista que retoma el enfoque reformista de la II Internacional sobre la cuestión nacional, como problema aislado, independiente, sin relación alguna con la cuestión general del poder del capital, del derrocamiento del imperialismo, y de la revolución proletaria. Es una línea contrarrevolucionaria, porque rompe y distorsiona la unidad de contrarios entre las dos corrientes de la Revolución Proletaria Mundial. Al destacar unilateralmente la lucha nacional, diluye, opaca, silencia, menosprecia y aplaza la lucha de clase del proletariado contra el capitalismo, esa es la misma línea socialchovinista de la socialdemocracia europea de comienzos del siglo XX, la misma línea revisionista del Partido Comunista de la Unión Soviética —PCUS— en los años 60, la misma línea actual revisionista de la “nueva síntesis” del Partido Comunista Revolucionario EU — PCR,EU— contra la llamada por él “reificación del proletariado”. 1 El gran salto adelante: una inevitable necesidad histórica, Prachanda, documento adoptado por la II Conferencia Nacional del PCN(m) - febrero de 2001. 48 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional Aún en las condiciones de una guerra nacional contra una agresión imperialista, la lucha de clases se subordina a la lucha nacional, pero no se fusiona o se disuelve en ella; jamás el proletariado puede renunciar a su independencia de clase, a su programa y autodecisión dentro del frente único. Toda teoría que intente negar la existencia de la lucha de clases es completamente errónea1. La Cuestión de la Burguesía Nacional El fin de la autonomía y aislamiento de las economías de cada país, su ligazón como parte de una economía mundial en la fase imperialista del capitalismo, y la utopía del retorno a un capitalismo independiente en los países oprimidos, constituyen la base material de la tendencia de la burguesía en los países oprimidos a ser cada vez menos nacionalista y más proimperialista, pues su interés de clase en la ganancia, la conmina a ser fiel lacaya y socia del imperialismo. Esa fue la experiencia en el siglo XX de facciones y personalidades burguesas que tomaron el poder en algunos países de Asia y África bajo las banderas democráticas antiimperialistas, y luego se transformaron en tiranos al servicio del imperialismo. Esa es la experiencia actual de sectores burgueses y pequeño burgueses gobernantes en algunos países oprimidos de América Latina, cuyo discurso antiimperialista es aparente, de lucha contra un imperialismo y compromiso con otro para oprimir y explotar al pueblo. La caducidad del antiguo papel de la burguesía —progresista en lo económico y revolucionario en lo político—, y su tendencia general en los países oprimidos a ser clase lacaya del imperialismo, no niega que en algunos países oprimidos feudales y semifeudales, sectores de la burguesía, en aras del poder político y animados por sus sentimientos patrióticos y nacionalistas, rehúsen el yugo imperialista, siendo susceptibles de ser incorporados en el frente único de la Revolución de Nueva Democracia, de acuerdo al análisis concreto de la situación concreta, donde el Partido del Proletariado debe seguir la política de alianza con la burguesía en cuanto ésta sea progresista, antiimperialista y anti-feudal, y al mismo tiempo luchar contra las tendencias reaccionarias de la burguesía al compromiso y colusión con el imperialismo y las fuerzas del feudalismo. En todos los casos, es incorrecto presuponer siempre y sin análisis de la estructura de clases, la existencia de una burguesía nacional en los países oprimidos. 1 Papel del Partido Comunista de China en la Guerra Nacional, Mao - 1938. 49 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL 4. LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL Valoración de la Experiencia Histórica Además del análisis concreto de la situación objetiva del mundo en su conjunto y del análisis de clase de las principales contradicciones mundiales del imperialismo, es deber de los comunistas estudiar la experiencia histórica de la revolución proletaria, aprender sus grandiosas lecciones en las victorias y sobre todo en las derrotas; defender con firmeza lo correcto y atreverse a criticar los errores. Valorar científicamente la experiencia histórica exige que se haga desde la posición, el punto de vista y el método del Marxismo Leninismo Maoísmo, teniendo en cuenta las condiciones históricas en las cuales actuaron los antecesores comunistas, y los balances anteriores hechos por el Movimiento Comunista Internacional. El oportunismo, por su parte, encuentra en la valoración de la experiencia histórica y el surgimiento de nuevas condiciones en el mundo un pretexto para: negar las leyes objetivas que impulsan la sociedad hacia el comunismo; trocar lo correcto en incorrecto, lo secundario y lo principal; renunciar a los principios fundamentales de la ciencia revolucionaria, declarándolos “insuficientes” para conocer el mundo y transformarlo en las condiciones actuales, e incluso “ya superados” por supuestos “nuevos desarrollos” y “nuevas síntesis”, que en realidad ni son nuevos ni son revolucionarios; son viejas teorías reformistas que mellan el filo crítico y revolucionario del marxismo y tornan impotente la lucha política del proletariado. El análisis de la situación concreta y la valoración de la experiencia, como la propia teoría científica y las tareas revolucionarias para transformar el mundo, siempre han sido terrenos de aguda lucha de líneas en el movimiento comunista, y motivos, no solo de lucha irreconciliable entre el marxismo y el oportunismo —entre los herederos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, y los sucesores de Bernstein, Kautsky, Trotsky, Jrushchov, Hoxha y Ten Siao-ping— sino también de diferencia y división entre los marxistas leninistas maoístas, cuya unidad internacional exige una valoración común de la experiencia histórica de la revolución proletaria, convirtiéndola en teoría científica que guíe el camino de las próximas tomas del cielo por asalto. La Comuna de París Aún con las limitaciones históricas que rodearon a La Comuna de París (1871) —escaso desarrollo de las fuerzas productivas, todavía 50 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional no en la Era de la Revolución Proletaria Mundial y embrionario desarrollo del proletariado como partido político— ésta mostró la fuerza de los intereses comunes de la clase obrera por encima de sus sectas, ejecutando medidas de un claro carácter socialista proletario: sustitución del ejército permanente por el pueblo en armas, separación de la Iglesia y del Estado, supresión del subsidio estatal al culto, supresión del trabajo nocturno de los panaderos, abolición de las multas de los capitalistas a los obreros, entrega de fábricas y talleres a las cooperativas obreras, remuneración de los funcionarios administrativos y del Estado con salario de obrero. La Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo1. La Comuna fue derrotada a escasos 72 días de su promulgación, pero su verdadero triunfo consistió en enseñar al proletariado mundial cómo construir el nuevo Estado que ha de llevar a cabo, la expropiación de los expropiadores. ¡LA COMUNA HA MUERTO, VIVA LA COMUNA! La Revolución de Octubre El triunfo de la Revolución de Octubre de 1917 en la Rusia zarista, inauguró la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial; la Era de la derrota mundial del imperialismo. Con la ruptura en Rusia del frente imperialista mundial, comienza a cuartearse el sistema capitalista mundial. En el fragor de la I Guerra Mundial imperialista y aprovechando la reserva indirecta de las contradicciones entre los enemigos, la clase obrera actuó como partido político independiente, al frente de la insurrección del pueblo armado que destruyó el viejo Estado e instauró el nuevo Estado de la Dictadura del Proletariado, siguiendo la enseñanza de La Comuna de París: La clase obrera, dirigida por el Partido Bolchevique, aliada a los campesinos pobres y apoyada por los soldados y los marinos, derribó el Poder de la burguesía, instauró el Poder de los Soviets, creó un nuevo tipo de Estado, el Estado Soviético socialista, abolió la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, entregó ésta en disfrute a los campesinos, nacionalizó toda la tierra del país, expropió a los capitalistas, puso término a la guerra conquistando la paz, obtuvo la necesaria tregua y creó con ello las condiciones para el desarrollo de la construcción socialista2. 1 La Guerra Civil en Francia, Marx – 1871. 2 Historia del Partido Bolchevique de la URSS. 51 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL La Revolución de Octubre creó las condiciones materiales para construir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas —URSS—, ligando la lucha del nuevo movimiento revolucionario antiimperialista contra toda opresión nacional, con la lucha de la clase obrera contra el poder del capital; resolviendo mediante el poder de la Dictadura del Proletariado el problema nacional de un Estado multinacional, sobre la base de la igualdad de las naciones antes sometidas por el imperio zarista de los rusos, de su plena libertad de unión o de separación con derecho a existir como Estados independientes. La Revolución de Octubre difundió el Marxismo Leninismo por los países del mundo; dio un empuje enorme a la organización mundial del proletariado, la Internacional Comunista, avivando y apoyando ideológica y materialmente la construcción de Partidos Comunistas en los diversos países. La Revolución de Octubre se convirtió, por sus actos, en puente entre las dos corrientes históricas de la Revolución Proletaria Mundial, en su avanzada y base de apoyo, en la pionera de la construcción de la nueva sociedad socialista, en la demostración de cómo la derrota de la burguesía y el imperialismo exige y presupone la derrota del oportunismo internacional para el cual sólo es aceptable el marxismo y la revolución, si se les suprime la teoría y la práctica de la Dictadura del Proletariado. Olvidar o menospreciar la experiencia histórica de la Revolución de Octubre, con el pretexto de ver un antagonismo entre la insurrección proletaria y la guerra popular prolongada, es abandonar el marxismo en cuanto a la teoría militar del proletariado. Renunciar a esa experiencia con el argumento de considerar la Revolución de Octubre parte de una etapa caduca de la Revolución Proletaria Mundial, es abjurar del leninismo —el marxismo de la época del imperialismo— para abrazar la teoría burguesa socialdemócrata de las “ventanas históricas” según la cual, ya el proletariado tuvo su oportunidad histórica de transformar el mundo y fracasó. La Revolución de Nueva Democracia en China El triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en China, el 1 de octubre de 1949, demostró que en un país semifeudal y semicolonial, si el proletariado se organiza como partido político, como clase consciente con independencia ideológica, política y organizativa, puede dirigir a las amplias masas populares en una revolución democrático burguesa de nuevo tipo, en la cual confluyen la revolución agraria antifeudal —no contra el capitalismo— y la guerra nacional contra el imperialismo, fuerza y aliento de los terratenientes chinos. 52 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional China, en el curso de la II Guerra Mundial imperialista, se convirtió en el eslabón débil de la cadena imperialista. La Revolución de Nueva Democracia, como parte de la Revolución Proletaria Mundial, rompió el frente imperialista en China —un país atrasado—, fundó la República Popular China y avanzó a una segunda etapa, la revolución socialista, sin pasar por una sociedad capitalista de dictadura burguesa hacia donde tienden, por sus intereses de clase, la burguesía y la pequeña burguesía de la ciudad y del campo, animadas por la fuerza de la costumbre de la antigua sociedad. La existencia de la Dictadura del Proletariado en la URSS, el auge de la revolución agraria campesina, la gran actividad revolucionaria del proletariado y la impotencia política de la burguesía china por su dependencia umbilical del imperialismo, fueron condiciones que permitieron al proletariado cumplir su papel dirigente en la Revolución de Nueva Democracia y conducirla victoriosa hacia el socialismo. La Revolución de Nueva Democracia en China, se convirtió en guía universal para derrotar el semifeudalismo y el imperialismo en los países oprimidos feudales y semifeudales, y construir un nuevo Estado democrático popular —forma de la Dictadura del Proletariado—, único poder capaz de llevar la sociedad de los países atrasados directamente al socialismo, en aguda lucha contra el camino capitalista y las tendencias nacionalistas de los aliados. La necesidad de que en algunos países, el frente de clases incluya a sectores de las clases explotadoras, exige del proletariado, de su partido y del nuevo Estado, una profunda y profusa educación de las masas en la superioridad del socialismo y del comunismo, en el curso mismo de su amplia y directa movilización contra las corrientes burguesas opuestas al socialismo y a la Dictadura del Proletariado. La Gran Revolución Cultural Proletaria en China El gran mérito histórico de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China consistió en haber enseñado, en lo teórico y en lo práctico, cómo consolidar la Dictadura del Proletariado y cómo prevenir la restauración del capitalismo en los países socialistas: ¡CONTINUAR LA REVOLUCIÓN BAJO LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!. La Gran Revolución Cultural Proletaria en China representó el mayor avance del proletariado en el camino trazado por La Comuna de París. Fue una grandiosa revolución política que movilizó muy ampliamente a las masas, en el aprendizaje por experiencia propia del dominio de las leyes que rigen el desarrollo de la nueva sociedad socialista para servirse de ellas en favor de su causa máxima: el comunismo; en la misión de conocer y atacar las profundas causas 53 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL económicas y sociales de las desigualdades y privilegios de clase que se conservan en el socialismo y dan lugar a una nueva burguesía, que por sus intereses de clase y apoyada en la existencia de una base social pequeño burguesa, se convierte en fuerza social defensora de la restauración del capitalismo, y en fuerza política expresada en el nuevo Estado y en el partido, en la línea revisionista que justifica y defiende los intereses de los seguidores del camino capitalista. Consolidar la Dictadura del Proletariado, derrotar al revisionismo y prevenir la restauración del capitalismo, fueron los objetivos fundamentales de la Revolución Cultural, objetivos que de por sí representan un salto cualitativo del proletariado como clase consciente, en la comprensión de las leyes de la nueva sociedad en su tránsito hacia el comunismo. El derrocamiento de la Dictadura del Proletariado por la nueva burguesía, fue la consecuencia inmediata y directa de la derrota de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China. Una gran derrota que lejos de empañar la trascendental importancia de tal experiencia histórica, enseña al proletariado la forma de consolidar su dictadura de clase, a condición de que el Movimiento Comunista Internacional comprenda a fondo la contradicción o causa principal de la derrota, como una cuestión ineludible para la unidad de los marxistas leninistas maoístas en una nueva Internacional. El Triunfo de la Revolución en un Solo País en la Época del Imperialismo Negar la experiencia histórica de la Revolución Socialista bajo la Dictadura del Proletariado en Rusia y en China, es una teoría típica del trotskismo con la cual pretenden negar la verdad de los hechos históricos para justificar también la teoría artificial de la imposibilidad del triunfo de la Revolución Proletaria en un solo país. Teoría errónea heredada de la vieja creencia socialdemócrata en el siglo XIX, de condicionar el triunfo de la revolución en un solo país a la acción conjunta de los obreros de todos o la mayoría de los países avanzados; la misma condición de “esperar el desenlace general” alegada por el revisionismo post-MLM de comienzos del siglo XXI para justificar la capitulación en Nepal ante el imperialismo norteamericano considerado hegemónico e imbatible, y sembrar desconfianza, derrotismo, abatimiento y desmoralización en las filas mundiales de la revolución. El desarrollo económico y político desigual y a saltos de los países —ley inmutable del capitalismo—, resalta en la época del imperialismo 54 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional en la cual han madurado las condiciones objetivas para la revolución en todos los países, siendo posible su victoria y la construcción del socialismo en cualquier país, aún en los países oprimidos de escaso desarrollo capitalista donde la Revolución de Nueva Democracia es la etapa que lleva directamente a la Revolución Socialista. La revolución estalla en los países que por las contradicciones mundiales del imperialismo y por la acción de los comunistas, se convierten en eslabones débiles de la cadena. El triunfo del proletariado en uno u otro país, ya no es solo posible sino una victoria demostrada por la práctica de millones de obreros y campesinos, y además necesaria para ensanchar la base de la revolución mundial como en efecto lo fue el Campo Socialista. La criminal traición revisionista en Nepal hizo estragos más allá de sus fronteras, pues en las actuales condiciones de descomposición del capitalismo mundial, el triunfo de la revolución en ese pequeño país, era en realidad un triunfo internacional del proletariado, que hubiera extendido la chispa de la revolución a otros países de Asia y creado mejores condiciones para acelerar y profundizar el desarrollo de la revolución mundial. 5. LA REVOLUCIÓN EN LOS PAÍSES OPRIMIDOS La Revolución en los Países Oprimidos Semifeudales Contra la teoría revisionista de Bernstein de “esperar el desarrollo de las fuerzas productivas” en los países atrasados para plantearse la cuestión de la revolución, y contra la táctica menchevique de cederle la dirección a la burguesía, rechazar el camino de la insurrección armada y la destrucción del viejo Estado; el leninismo, desde los días de la revolución rusa de 1905, esbozó la teoría de un nuevo tipo de revolución burguesa, dirigida por el proletariado y vinculada a la revolución socialista, como dos etapas del mismo proceso: El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, atrayéndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía. El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para romper por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía1. Fue ésta la base de la teoría de la Revolución de Nueva Democracia desarrollada y formulada por el Presidente Mao, aplicable 1 Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, Lenin - 1905 55 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL universalmente al análisis concreto de la situación concreta en los países semifeudales, coloniales y semicoloniales, para resolver en ellos la cuestión de la revolución democrática burguesa en la fase imperialista del capitalismo. Una revolución democrático burguesa de nuevo tipo, que ya no forma parte de la vieja Revolución Burguesa, sino de la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial. Una revolución dirigida no contra el capitalismo en general, ni contra la burguesía en general, sino contra el imperialismo, el feudalismo y la burguesía lacaya proimperialista y aliada al poder de los terratenientes feudales. Una revolución burguesa de nuevo tipo que, objetivamente, abre el camino al capitalismo y a la vez limita su desarrollo para que no domine la vida material del pueblo, creando las premisas materiales del socialismo; es el comienzo de una lucha abierta entre los dos caminos: el socialista o el capitalista. Esta revolución antiimperialista y antifeudal de las grandes masas populares bajo la dirección del proletariado, permite transitar, en los países atrasados, directamente del feudalismo y el semifeudalismo al socialismo, sin necesidad de una etapa de desarrollo capitalista bajo la dictadura burguesa. La Revolución de Nueva Democracia y la Revolución Socialista son dos etapas cualitativamente distintas del mismo proceso, en el cual la primera es la preparación necesaria de la segunda, y ésta es la dirección inevitable de la primera. El Estado de Nueva Democracia, de dictadura conjunta de las diversas clases revolucionarias, no es ya una forma de la dictadura burguesa, ni un tercer tipo de Estado, sino una forma de la Dictadura del Proletariado, cuya dirección —con un Programa y un Partido independientes— garantiza crear en esa etapa las premisas materiales del socialismo, socializando la propiedad sobre los grandes medios de producción en manos de las clases reaccionarias, convirtiendo el sector estatal socialista en el dirigente de la economía, promoviendo la propiedad colectiva y desarrollando la lucha política por la transformación socialista de la sociedad. Deslinde con el Oportunismo en la Cuestión de la Revolución en los Países Oprimidos La experiencia histórica de la revolución en Rusia y China, respecto a la cuestión de la revolución en los países oprimidos, enseñó cómo delimitar una base de unidad de los marxistas leninistas maoístas y en deslinde con el oportunismo. Base de unidad de los nuevos intentos de lucha y organización después de la derrota de la Dictadura del Proletariado en China, expresada en la Declaración de fundación del Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI—: 56 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional en la fase imperialista, la revolución en un país oprimido, cualquiera que sea el carácter particular de su sociedad, forma parte de la Revolución Proletaria Mundial, no de la revolución burguesa; para el triunfo de la revolución en un país oprimido, ésta debe ser dirigida por el proletariado y su Partido Comunista, no por la burguesía; la Revolución de Nueva Democracia, es el más alto desarrollo universal del Marxismo Leninismo Maoísmo para resolver la cuestión de la revolución en los países semifeudales, semicoloniales y/o coloniales; la innegable tendencia general del desarrollo capitalista en los países oprimidos, transforma a algunos en países oprimidos predominantemente capitalistas, en los cuales el imperialismo sigue siendo un blanco de la revolución. Base de unidad para avanzar, tanto en el deslinde de principios con la añoranza oportunista y reformista pequeño burguesa de una obsoleta revolución burguesa, como en la conquista de un nuevo y superior grado de unidad sobre el problema de la revolución en los países oprimidos, a través de la investigación y la lucha teórica entre los marxistas leninistas maoístas pues, “La dialéctica exige un análisis completo del fenómeno social concreto en su desarrollo, y que lo exterior y aparente sea reducido a las fuerzas motrices esenciales, al desarrollo de las fuerzas productivas y a la lucha de las clases”1, en oposición a la idea característica del oportunismo “izquierdista” de esquivar esta exigencia, menospreciar la investigación científica de la realidad, reemplazar el análisis concreto de la situación concreta por la copia mecánica de la experiencia de otros países y eludir la discusión sobre problemas del conocimiento de la realidad saldando toda divergencia con diatribas, rótulos y apelativos. La idea de reducir la revolución en un país semifeudal y semicolonial, a un acto voluntarioso y arbitrario de los hombres que de una vez “construya” el socialismo —propia del ideario trotskista— o “salte directamente” al comunismo —propia del ideario anarquista—, equivale a la concepción del viejo socialismo y comunismo utópicos, ya criticados y negados por el socialismo científico; es una idea opuesta a la revolución por etapas —Nueva Democracia y Socialista— esta sí, ceñida al análisis de las condiciones materiales de la sociedad existente en los países semifeudales y semicoloniales. La vieja forma antimaoísta del revisionismo, reedita la antigua teoría de las “fuerzas productivas”, invocando más desarrollo capitalista en los países oprimidos como condición para plantear el problema de la revolución. La forma post-MLM del revisionismo actual —avakianismo— renuncia al reconocimiento de las leyes 1 El Socialismo y la Guerra, Lenin – 1915. 57 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL objetivas que rigen y determinan el movimiento de la sociedad, abandonando con ello el materialismo dialéctico en el problema de la revolución, reducida a un simple móvil ideológico e indeterminado de la humanidad. El prachandismo, variedad fugaz del revisionismo actual pseudo-MLM, defendió en Nepal la revolución de Nueva Democracia como parte de la Revolución Proletaria Mundial, pero la traicionó en el año 2006 para enarbolar la caduca revolución burguesa de viejo tipo, justificando la necesidad de una “república pluripartidista” — de dictadura burguesa— “antes y en transición” a la Revolución de Nueva Democracia. La escisión, supuestamente “antiprachandista” autodenominada “nuevo” Partido Comunista de Nepal (Maoísta) — PCN(M)—1, retomó formalmente la defensa de la Revolución de Nueva Democracia, pero en calidad de una teoría vacía de contenido revolucionario, pues mantuvo la esencia revisionista del prachandismo, de renunciar a la destrucción violenta de la vieja máquina estatal, en la pretensión de tomarla y colocarla al servicio de los fines del proletariado: transición pacífica en palabras del viejo revisionismo antimaoísta. El trotskismo y el hoxhismo, son formas de oportunismo que pasan por alto el hecho objetivo de las condiciones materiales que impiden ir de inmediato al socialismo en los países semifeudales y semicoloniales, niegan la revolución por etapas en tales países, condicionan el triunfo de la revolución en un país atrasado al estallido de la revolución en los países imperialistas, por lo cual la “inmediata” revolución socialista de su programa, resulta ser la revolución democrática burguesa de viejo tipo, dirigida por la pequeña burguesía o incluso por la burguesía, cuyos experimentos en el siglo XX —Cuba y Nicaragua por ejemplo—, demostraron que lejos de transformar la sociedad, impiden su libre desarrollo y consolidan la dictadura burguesa; solo la dirección del proletariado puede llevar la revolución democrática hasta su etapa superior: la revolución socialista. Todos estas son diversas formas de oportunismos que niegan, reniegan y abandonan la teoría de la Revolución de Nueva Democracia, como parte de la Revolución Proletaria Mundial, y cuya esencia es la destrucción violenta del viejo Estado y la instauración de un nuevo tipo de Estado de dictadura conjunta de todas las clases revolucionarias, dirigido por el proletariado como una forma de su Dictadura de clase. 1 Bajo este nombre se proclamó la facción dirigida por Kiran en Convención Nacional realizada del 16 al 18 de junio de 2012 del prachandista Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoísta). 58 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional Por su parte, el reformismo burgués socialdemócrata oculta las diferencias de clase y su lucha en la sociedad; suprime de tajo la importancia del proletariado y su papel histórico; se opone a la necesidad de la revolución en los países atrasados pues contra la distinción leninista entre países oprimidos y opresores, ensalza la independencia formal de los países semicoloniales, pinta la opresión y explotación capitalista con los colores de una benévola ayuda y cooperación de los países “avanzados”. La Revolución en los Países Oprimidos “Predominantemente” Capitalistas Existen países oprimidos donde el capitalismo ha llegado a ser el modo de producción predominante, incluso dominante y principal, transformando el carácter de su sociedad, de semifeudal semicolonial en capitalista semicolonial. En ellos, el obstáculo que impide el libre desarrollo de la sociedad ya no es el feudalismo o el semifeudalismo en alianza con el imperialismo, sino el propio capitalismo dependiente del imperialismo, ligado a su dominación semicolonial sobre la sociedad del país oprimido, estrechamente vinculado al capital financiero tanto como su burguesía a la burguesía imperialista. Resolver el problema de la revolución en tales países, exige conocer entre otras características, el carácter de su formación económicosocial, esto es, conocer la particularidad del desarrollo de su modo de producción capitalista y de su entrelazamiento con los modos precapitalistas de producción; la particularidad de su relación dependiente del imperialismo; la particular ubicación y disposición de fuerzas de clase y el peso social específico del proletariado. En tales países oprimidos capitalistas o predominantemente capitalistas, el filo de la revolución va contra el capitalismo y la dominación imperialista. Toda la burguesía, incluida la burguesía agraria; todos los terratenientes capitalistas y también los semifeudales; todos los imperialistas que mantengan el yugo económico y político sobre la sociedad; todos son los blancos de la revolución, la cual, por su contenido económico y social, ya no puede ser democrática sino, irremediablemente, de carácter proletario, socialista; sabiendo que “separar la una de la otra por algo que no sea el grado de preparación del proletariado y el grado de su unión con los campesinos pobres, es la mayor tergiversación del marxismo, es adocenarlo, reemplazarlo por el liberalismo”1, la alianza fundamental sigue siendo la alianza obrero-campesina, pero con el campesinado medio y pobre, no con el campesinado en general. 1 La Revolución Proletaria y el renegado Kautsky, Lenin – 1918. 59 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL Barrer los rezagos semifeudales —propios del desarrollo del capitalismo en un país oprimido por la vía terrateniente, reaccionaria—, y su reflejo en la superestructura social, no es el objetivo fundamental de la revolución socialista, sino un fenómeno derivado de su marcha y desarrollo; no implica una etapa previa a la revolución socialista. La Revolución Socialista y el Movimiento Revolucionario Antiimperialista en los Países Capitalistas Oprimidos La unidad de contrarios entre la revolución anticapitalista del proletariado y el movimiento revolucionario antiimperialista, se manifiesta con extraordinaria nitidez en los países oprimidos capitalistas. En ellos se ve claro y directo, cómo en la Era de la Revolución Proletaria Mundial, el problema semicolonial es parte del problema de la revolución proletaria, es parte del problema de la Dictadura del Proletariado. No es la lucha nacional la que imprime el carácter a la revolución, sino ésta la que caracteriza la lucha nacional. “...la cuestión nacional no tiene siempre el mismo carácter (...) el carácter y las tareas del movimiento nacional cambian según los diferentes períodos del desarrollo de la revolución”1. No es el movimiento revolucionario antiimperialista el que por sí mismo caracteriza la revolución; es el carácter de la revolución socialista, derivado de la naturaleza de la sociedad, el que determina el alcance y la profundidad socialista del movimiento antiimperialista. El movimiento revolucionario antiimperialista en los países capitalistas oprimidos, ya no puede conservar su antiguo carácter democrático burgués de liberación, pues en estos países no hace parte de la revolución democrática sino de la revolución socialista que le imprime un carácter socialista, como movimiento de las masas obreras y campesinas, de las masas trabajadoras, contra la dominación semicolonial imperialista, sustentada en el poder del capital en el país. La idea de un movimiento revolucionario antiimperialista de carácter democrático en los países oprimidos capitalistas, que en vez de socavar la base nacional del poder del capital contribuya a su desarrollo, es un prejuicio pequeño burgués que pasa por alto la relación material existente en esos países, entre la dominación semicolonial imperialista y el poder del capital. En los países oprimidos capitalistas, romper la dependencia política y económica del imperialismo implica derrotar la base nacional del capital; en ellos, la nacionalización del capital imperialista, es parte de la socialización de todo el capital; y derrotar el poder del capital exige derrotar 1 La cuestión nacional y el leninismo, Stalin – 1929. 60 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional al imperialismo que lo sostiene, lo desarrolla y lo necesita para su supervivencia parasitaria. Aún después de triunfar la Revolución Socialista, mientras exista el imperialismo, subsistirá el peligro de restauración capitalista en los países socialistas, un peligro que sólo podrá liquidarse derrotando el poder del capital en todos los países, sepultando al imperialismo mundial. Las relaciones particulares, las conexiones profundas entre la revolución anticapitalista y el movimiento antiimperialista, sólo pueden conocerse y estudiarse en detalle a través del análisis concreto de cada sociedad concreta, según el país de que se trate. En ello consiste la particularidad del Programa, sobre el cual los comunistas basan la unidad del Partido. La Confluencia de las Dos Grandes Corrientes de la Revolución Proletaria Mundial en los Países Capitalistas Oprimidos La revolución socialista y el movimiento revolucionario antiimperialista, son procesos de naturaleza distinta, que sin disolverse, sin fusionarse, se refuerzan sobre la base de que ambos tienen en el imperialismo un blanco común, ambos atacan el poder del capital. Son las dos grandes corrientes de la Revolución Proletaria Mundial, cuya tendencia mundial al acercamiento, se materializa especialmente en los países capitalistas oprimidos donde los obstáculos para el progreso social son el capitalismo y la dominación semicolonial imperialista. En estos países, la revolución anticapitalista y el movimiento antiimperialista, constituyen los componentes principales y recíprocamente necesarios de la Revolución Socialista, que no es la sumatoria de los dos procesos, ni la sustitución del uno por el otro, ni la fusión de uno en el otro, sino la revolución resultante de la confluencia de dos procesos distintos, pues la revolución anticapitalista no lograría éxito si no se alía con el movimiento revolucionario antiimperialista que liquide la dominación semicolonial imperialista; como tampoco podría triunfar este movimiento, sin unirse con la revolución de la clase obrera contra el poder del capital. En los países oprimidos capitalistas, no solo es posible la Dictadura del Proletariado, sino inevitable como única salida al atolladero creado en ellos por el capitalismo imperialista. Erróneas Concepciones Sobre la Revolución en los Países Oprimidos El comunismo revolucionario debe descubrir en cada país, las conexiones particulares y profundas de la contradicción entre la dominación semicolonial imperialista y las contradicciones de clase en la sociedad del respectivo país; entre el capital imperialista y 61 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL la estructura económico social y de clases; esto es, las relaciones concretas y profundas entre el problema colonial y semicolonial y la lucha de clase contra el poder del capital. Es incorrecta la posición que aborda el problema semicolonial en un país oprimido capitalista o predominantemente capitalista, sin tener en cuenta el carácter de su formación económico-social, ni la lucha de clases en su sociedad. He ahí el origen de la errónea orientación del Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI— en 1984: “sigue siendo necesario en general que la revolución pase a través de una etapa democrática antiimperialista antes de poder iniciar la revolución socialista”. Es la base ideológica de su igualmente equivocada política de convertir la lucha antiimperialista en centro y límite del trabajo revolucionario, soslayando la importancia fundamental de la lucha de clases; renunciando a la revolución proletaria contra el imperialismo, tras el embeleco de la “lucha de resistencia antiimperialista”; concentrando los esfuerzos en un intrascendente “movimiento de resistencia popular mundial”, mientras abandonaba la tarea de la construcción de una nueva Internacional Comunista. Tal concepción es en esencia la misma concepción oportunista de Kautsky: ¡separación de la política y la economía del imperialismo! Es una línea coherente con la teoría prachandista de “fusionar la lucha de clase en la lucha nacional”, y con la negación avakianista del papel histórico del proletariado al que considera “reificado” por el marxismo y desde Marx. No es sorprendente que tal política lleve a respaldar a nombre del marxismo leninismo maoísmo, el falso “antiimperialismo” burgués de la socialdemocracia europea o del bolivarianismo latinoamericano; a justificar el apoyo a reconocidos dictadores que se dicen “antiimperialistas”, pero en realidad no son más que peleles de la lucha interimperialista por el dominio estratégico del Medio Oriente y el norte de África; a la desfachatez socialchovinista de promover en el movimiento obrero el apoyo a determinados países imperialistas para enfrentar a otros, lo cual significa someterse y apoyar al imperialismo. Apoyar un imperialismo para combatir a otro, es una interpretación oportunista de las reservas indirectas de la revolución proletaria, y muy contraria a la posición marxista de aprovechar las debilidades del enemigo para fortalecer la unidad de las filas de la revolución, y no la unidad con la burguesía. Concebir la lucha antiimperialista en los países oprimidos capitalistas, como una etapa aparte de la revolución socialista, una “etapa democrática antiimperialista”, proviene tanto del prejuicio pequeño 62 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional burgués de considerar que la lucha contra el imperialismo tiene, en todos los países y en todas las épocas, inevitablemente un contenido democrático burgués; como de la tendencia de la pequeña burguesía a opacar, reducir, disolver, la lucha de clase del proletariado en la lucha común de varias clases del país oprimido contra el imperialismo. Aislar la lucha contra el imperialismo de la lucha de los obreros contra el capital, es crudo nacionalismo, que nubla el pensamiento del proletariado, vulnera su independencia de clase y favorece el dominio ideológico y político de la burguesía. Tal separación significa disimular, atenuar, encubrir, las profundas contradicciones de la fase imperialista, por las cuales se hace inevitable la revolución. Es reformismo burgués en lugar de marxismo. La posición marxista sobre esta cuestión fue expuesta diáfana y exacta por José Carlos Mariátegui1: El antimperialismo, para nosotros, no constituye ya, ni puede constituir por sí solo, un programa político, un movimiento de masas apto para conquistar el poder” […] “En conclusión, somos antimperialistas porque somos socialistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha contra los imperialismos extranjeros cumplimos nuestros deberes de solidaridad con las masas revolucionarias” del mundo.2 6. LA REVOLUCIÓN EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS La Necesidad de la Revolución Proletaria en los Países Imperialistas Contrario a la apología burguesa de la “economía de mercado capitalista” —léase de superexplotación asalariada— como el mejor de los mundos, la realidad en los países imperialistas manifiesta todo su esplendor en la exacerbación extrema de la contradicción fundamental del capitalismo entre una producción cada vez más social y una apropiación cada vez más privada, y su consiguiente ley absoluta del sistema de la explotación asalariada: acumulación de la riqueza en unos cuantos grupos monopolistas y de la miseria en el resto de la sociedad. La Revolución de Octubre, al inaugurar la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial, enseñó el camino universal para hacer la revolución en la fase imperialista: con la fuerza de las masas armadas, bajo la dirección del Partido del proletariado, demoliendo el 1 Intelectual comunista peruano, destacado por su defensa del marxismo contra sus tergiversadores, y por su aplicación creadora al análisis concreto de la sociedad peruana en la tercera década del siglo XX. 2 De un artículo de la Revista Un Mundo Que Ganar No. 2 pág.51. 63 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL viejo Estado, construyendo uno nuevo de Dictadura del Proletariado, único poder capaz de expropiar a los expropiadores y abrir paso a la construcción del socialismo. Resolver las contradicciones de clase en los países imperialistas, corresponde directa e inmediatamente a la Revolución Socialista y la Dictadura del Proletariado. Esta verdad del programa general, no exime a los comunistas del análisis concreto de la situación concreta, de la formación económico-social y la estructura de clases en cada país, para formular el programa, la estrategia y táctica particulares que se correspondan a la forma específica de la revolución en cada país, más si se tiene en cuenta la ineludible ley del desarrollo desigual de los países imperialistas. La Escisión del Movimiento Obrero Si la revolución socialista no ha triunfado en los países imperialistas —a pesar de su parasitismo propio de un sistema decadente y en descomposición, que ya ha dado todo lo que tenía para dar, y se ha convertido en un colosal peso muerto para el desarrollo de la sociedad— no se debe al aterrador poder de la burguesía imperialista, ni a una pretendida “reestructuración” del imperialismo que hace innecesaria la revolución. La razón principal de la tardanza del triunfo revolucionario en los países imperialistas, está en la situación de postración del movimiento obrero durante casi un siglo, escindido por el imperialismo, relegado a un lugar sin importancia social por la socialdemocracia, engañado y desgastado en la lucha parlamentarista por una revolución deformada en movimiento democrático burgués contra los “excesos” del capital monopolista, abatido y amordazado por la traición y degeneración oportunista de sus partidos en cada país, por el peso que tuvo entre los comunistas la línea errónea de condicionar el triunfo de la revolución en los países imperialistas, a la victoria en los países oprimidos. La aristocracia obrera, un sector del proletariado en los países imperialistas, comprado y corrompido por la burguesía imperialista a cuenta de la superexplotación y pillaje en los países oprimidos, constituye la base social de la corriente ideológica socialdemócrata. De la aristocracia obrera provienen los cuadros dirigentes de la socialdemocracia y de los sindicatos amarillos, los jefes de los partidos obreros, socialistas y laboralistas convertidos en destacamentos políticos de la burguesía, los ministros que sacan del fuego las castañas a la burguesía, todos en calidad de transmisores directos de la influencia de la burguesía en el movimiento obrero y de quinta columnas del régimen capitalista de la esclavitud asalariada. Ganar a las masas influenciadas ideológicamente por la socialdemocracia, 64 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional es la tarea prioritaria de los comunistas en los países imperialistas, para abrir paso a la revolución. El Régimen de Gobierno en los Países Imperialistas En algunos países imperialistas el gobierno es caracterizado como fascista, una forma abierta, terrorista, sin velos ni tapujos de la dictadura burguesa, coherente con la tendencia a la reacción política bajo el imperialismo. El análisis de los comunistas debe tener en cuenta la forma particular de la dictadura burguesa en cada país, evitando caer en la generalización de considerar fascista todo Estado de dictadura burguesa, lo cual en primer lugar, riñe con la teoría marxista del Estado, que considera la democracia burguesa la forma característica de la dictadura de clase en el Estado burgués, y el fascismo una forma especial de la dictadura burguesa —“el fascismo en el poder, camaradas, es, como acertadamente lo ha caracterizado el XIII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, ‘la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero’”1—; y en segundo lugar, puede llevar aparejada la tendencia a desviar la revolución, posponiendo la lucha por derrocar a la burguesía y destruir su Estado reaccionario, en aras de reivindicar la lucha por la democracia burguesa, o la alianza con un sector de la burguesía imperialista, e incluso, el hacer de la lucha contra el fascismo, una etapa aparte y previa a la revolución socialista. En general, la democracia política no es más que una de las formas posibles (aunque sea normal teóricamente para el capitalismo “puro”) de superestructura sobre el capitalismo. Los hechos demuestran que tanto el capitalismo como el imperialismo se desarrollan con cualesquiera formas políticas, supeditando todas ellas a sus intereses2. Las Crisis, la Guerra y la Revolución Las crisis económicas propias del modo de producción capitalista, son causadas inevitablemente por la contradicción fundamental del sistema entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación, contradicción exacerbada en la fase imperialista por la dominación monopolista de la vida económica de la sociedad, por la concentración y dominio del capital financiero. El imperialismo ha aumentado la frecuencia, profundidad y explosividad de las crisis económicas como abruptas manifestaciones de la anárquica superproducción relativa en un régimen económico social caduco, 1 El fascismo y la clase obrera, J. Dimitrov – 1937. 2 Balance de la discusión sobre autodeterminación, Lenin – 1916. 65 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL decadente, obstáculo para el progreso de la sociedad. “Toda crisis aparta lo convencional, arranca la envoltura exterior, barre lo caduco, pone al desnudo los resortes y fuerzas más profundos”1. Después de La Gran Depresión de 1929 en los países imperialistas de Europa y Norteamérica, los límites de otras crisis profundas, a un grupo de países o a ciertas ramas de la producción — tales como la crisis del petróleo en los años 70 que afectó sobre todo a Estados Unidos y su esfera de influencia, o la crisis de finales de siglo originada en Asia con repercusiones en los países occidentales— han sido rotos por la gran crisis económica desatada en Estados Unidos desde el 2008 y convertida en la primera crisis realmente mundial, por su profundidad y extensión a todos los continentes, por su tendencia a ser larga y de leves recuperaciones, por sus embestidas contra todas las gigantescas economías de los países imperialistas y capitalistas, por la agudización que ha causado a las contradicciones mundiales del imperialismo, por la grave crisis social que ha desatado ya no solo en los países oprimidos sino también en los países imperialistas. Atenuar las crisis, sortear las contradicciones inter-imperialistas e inter-monopolistas, hacen así mismo inevitables las guerras imperialistas, reaccionarias, de las cuales dos han alcanzado un carácter mundial de rapiña y matanza imperialista. La burguesía imperialista, desesperada e impotente ante las crisis y las leyes que impulsan la sociedad hacia el socialismo, pretende contrarrestarlas quemando medios de producción, matando millones de soldados del ejército industrial de reserva y amasando ganancias extraordinarias con la industria militar en una nueva guerra mundial, en el irrefrenable apetito explotador de repartirse el mundo ya repartido, peligro ante el cual el proletariado mundial debe mantener firme la línea internacionalista: ¡O la Revolución detiene la guerra o la guerra desata la Revolución!; como lo ha enseñado la experiencia de las dos guerras mundiales, transformar una nueva guerra mundial imperialista en guerra civil contra toda la burguesía y por el triunfo mundial de la Dictadura del Proletariado. Los comunistas, a la vez que rechazan las guerras imperialistas, luchan contra toda forma de chovinismo nacional que tienda a comprometer al proletariado con la defensa de los intereses de la burguesía de su país o de cualquier país imperialista. La crisis iniciada en el año 2008 ha llevado a una extrema agudización de las contradicciones sociales, ha develado las lacras mundiales del capitalismo, ha revelado el parasitismo burgués, ha mostrado la caducidad de un sistema convertido en la causa de los 1 Ibídem. 66 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional peores sufrimientos de la humanidad, ha corroborado que ¡más allá del imperialismo sólo sigue la revolución proletaria! Ante el imperialismo, los desastres causados por la crisis y el peligro de la guerra mundial, ¡no basta resistir!, ¡el mundo necesita la revolución! Sólo la Revolución Proletaria Mundial podrá salvar al a humanidad del atolladero imperialista. El Movimiento Espontáneo de Masas Contra el Capitalismo La poderosa movilización de las masas obreras y populares en los países imperialistas en los años que van del nuevo siglo, bajo la forma de rebeliones, huelgas y manifestaciones, dan cuenta de la resistencia espontánea de los trabajadores a la explotación capitalista, y en especial contra las consecuencias que deja la crisis económica del capitalismo mundial. En el fondo expresan la necesidad de las fuerzas productivas mundiales, de romper las relaciones sociales de explotación asalariada que las constriñen, asfixian y destruyen. Pero no basta la simple lucha de resistencia; es indispensable y necesaria la lucha política de las masas que por su propia mano y mediante la violencia revolucionaria, dirigidas por un Partido de vanguardia del proletariado, derroquen el poder político del Estado reaccionario, instrumento y salvaguarda de las relaciones de explotación. En todos los países imperialistas, la construcción y/o consolidación del Partido Comunista de vanguardia del proletariado, es la tarea principal y determinante para dirigir la revolución. No combatir el engaño del apoliticismo y el apartidismo, del oportunismo, anarquismo y reformismo socialdemócrata, que tienen en común la tendencia a centrar la atención del movimiento de masas en las solicitudes respetuosas a los gobernantes para que legislen contra los “excesos” de los monopolios, o esperar que la fuerza espontánea de las masas derroque el poder político de los explotadores, es rendir culto al espontaneísmo, es oportunismo de derecha. Como es oportunismo de “izquierda” desconocer que la fuerza objetiva del movimiento de masas contra el sistema capitalista, contra el dominio de los monopolios y el capital financiero, es de hecho, una tendencia incipiente hacia la conciencia de la necesidad de derrotar y sepultar al imperialismo, el peor enemigo de la sociedad y el mayor peligro para la naturaleza. La responsabilidad de llevar la conciencia al movimiento espontáneo, de armar las cabezas y los brazos de las masas, es exclusiva y obligatoria de los comunistas. Esperar que la revolución en los países imperialistas, sea una revolución “pura” proletaria, sin las asonadas y desmanes de las minorías oprimidas, sin la participación explosiva de la pequeña 67 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL burguesía con todos sus prejuicios, sin el desorden y los asaltos de los obreros atrasados y desorganizados, “pensar así —decía Lenin— significa abjurar de la revolución social. Tales fuerzas objetivamente atacarán al capital, y la vanguardia consciente de la revolución, el proletariado avanzado, expresando esta verdad objetiva de la lucha de masas de pelaje y voces distintas, abigarrada y aparentemente desmembrada, podrá unirla y dirigirla, tomar el poder, adueñarse de los bancos, expropiar a los trusts, odiados por todos (¡aunque por motivos distintos!), y aplicar otras medidas dictatoriales, que llevan en su conjunto, al derrocamiento de la burguesía y a la victoria del socialismo, victoria que no podrá “depurarse” en el acto, ni mucho menos, de las escorias pequeñoburguesas1. Internacionalismo Proletario El imperialismo ha enredado a la sociedad en una serie de contradicciones económicas tales, que hacen necesaria una revolución completa en el modo de producción, y la única fuerza social que por su situación en la economía social, puede superar esas contradicciones, por medio de la revolución política y social, es el proletariado mundial. La emancipación de la clase obrera, no es un problema local o nacional, sino social. Requiere la participación de la clase obrera misma, cuyos intereses materiales comunes en todo el mundo son la abolición de la propiedad privada y de las diferencias de clase, y están por encima de nacionalidades, religiones, razas, culturas y costumbres. Por su forma, la lucha de la clase obrera es primeramente una lucha nacional; por su contenido, la revolución comunista no es puramente nacional, sino una revolución mundial, de la cual hace parte la victoria del proletariado en cada país. El carácter internacional del movimiento obrero exige el Internacionalismo: trabajar sin descanso por llevar adelante la revolución en el propio país; subordinar los intereses de la clase obrera de cada país a los intereses de la lucha mundial del proletariado; cuando la revolución venza a la burguesía en un país, hacer los mayores sacrificios en bien de la derrota del capitalismo mundial, convirtiendo al país en base de apoyo de la Revolución Proletaria Mundial. El contenido esencial del Internacionalismo proletario es el compromiso, apoyo y lucha por el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial sobre el imperialismo y la reacción, en la necesaria dirección histórica del triunfo mundial de la Dictadura del Proletariado. 1 Balance de la discusión sobre autodeterminación, Lenin - 1916 (resaltados del original). 68 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional La derrota del capital en los países imperialistas implica hacer saltar en pedazos su yugo sobre los países oprimidos; y liberar definitivamente a los países oprimidos exige derrotar el poder del capital en los países imperialistas. En esas dos condiciones radica la necesidad objetiva del mutuo apoyo internacionalista entre los obreros de los países imperialistas y los obreros de los países oprimidos, entre la revolución en ambos tipos de países, entre la revolución obrera por el socialismo y el movimiento revolucionario antiimperialista. ¡Proletarios de todos los países, uníos! y ¡Proletarios y naciones oprimidas de todo el mundo, uníos!, siguen siendo las consignas del verdadero Internacionalismo proletario. Contra la Falsificación del Internacionalismo Ni el nacionalismo, ni el chovinismo patriótico, ni la soberanía nacional, son banderas del movimiento obrero. Son, por el contrario, viejas y raídas banderas de la burguesía y la pequeña burguesía. No obstante, siempre ha existido una tendencia a defender el nacionalismo burgués con etiqueta de Internacionalismo proletario, y tal tendencia es llevada a las filas de la clase obrera, principalmente por la pequeña burguesía, inducida tanto por no distinguir entre la forma nacional y el contenido de clase de la lucha del proletariado, como por el hecho de que una de las contradicciones más importantes de la época del imperialismo es entre las naciones opresoras y oprimidas, donde enfrentar el problema nacional, necesariamente, genera nacionalismo, que a veces se superpone al internacionalismo del movimiento obrero, llegando incluso a la pretensión oportunista de hacer pasar por marxismo la “fusión” de dos contradicciones de naturaleza distinta: la lucha de clase y la lucha nacional, que conlleva a rehuir el problema de la dominación de clase, disolviendo la lucha de clase en la lucha nacional. Puesto que es un principio fundamental del leninismo, que “la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”, toda conciliación con el oportunismo, falsea y socava el verdadero Internacionalismo proletario. No es Internacionalismo proletario considerar que el proletariado de un país le brinda “apoyo externo” al proletariado de otro país, desconociendo que se trata de la misma clase y la misma lucha. No es Internacionalismo proletario, evadir la lucha contra la estrechez en los comunistas de los países oprimidos, de no ver más allá de las fronteras nacionales, de despreciar la relación de la 69 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL revolución en “su nación” con la revolución proletaria en los países imperialistas. No es Internacionalismo proletario, permitir la indiferencia de los comunistas de los países imperialistas hacia la revolución en los países oprimidos, desestimando la recíproca necesidad de la derrota del capital en “sus países” y la derrota del imperialismo en las colonias y semicolonias. No es Internacionalismo proletario olvidar que en esta época del capitalismo imperialista, el viejo problema nacional pasó a ser parte del nuevo problema colonial del imperialismo; y por tanto, parte del gran problema general de la Revolución Proletaria: la Dictadura del Proletariado. 7. LA VIOLENCIA REVOLUCIONA,...///....ARIA Y LA MISIÓN HISTÓRICA DEL PROLETARIADO “Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.” Manifiesto del Partido Comunista La Violencia En la historia de la sociedad no han sido —como creía Dühring— las luchas políticas entre los hombres las determinantes de su situación económica, sino como lo dijera Engels: “La propiedad privada no aparece en absoluto en la historia como resultado exclusivo del robo y de la violencia”1. La producción social y las relaciones de producción entre los hombres, correspondientes a una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas materiales, son las que proporcionan los medios materiales del poder político, y en última instancia, a causa de las contradicciones del auto-movimiento económico, los hombres son empujados a la subversión, como una necesidad natural del desarrollo social. La política es la expresión concentrada de la economía. Todas las clases gobernantes usan la violencia para mantener su dominación. El Estado, es de por sí una fuerza violenta, es la violencia 1 El Anti-Dühring, Engels – 1878. 70 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional organizada, la máquina de dominación de unas clases por otras. Pero la violencia, no puede impedir el incesante desarrollo de las fuerzas productivas, por el contrario, es la comadrona de su progreso, la partera de la historia. Los explotadores apelan a la violencia y al poder político para evitar el hundimiento del viejo régimen económico social; los explotados hacen de la violencia el instrumento necesario, ya no para adaptar la situación económica a la política, sino para destruir las formas políticas rígidas, muertas, reaccionarias, del caduco orden anterior, y crear nuevas formas de poder político que abran paso al libre desarrollo económico de la sociedad. La Revolución Violenta, Una Ley Universal de la Revolución Proletaria La revolución violenta es inevitable en el desarrollo a saltos del movimiento social; es una ley universal de la revolución proletaria, destinada a erradicar todas las clases explotadoras y todos los sistemas de explotación; es la partera de la sociedad socialista, transición en la cual el proletariado, por medio de la lucha armada, rompe la vieja máquina estatal burguesa e instaura el nuevo Estado de su dictadura de clase, por ser tal sustitución, imposible mediante la extinción del viejo Estado o la transición pacífica: “La tarea central y la forma superior de una revolución es la toma del Poder por medio de las armas, es la solución del problema por medio de la guerra”1. Reconocer o no la necesidad de educar sistemáticamente a las masas en la idea de la revolución violenta, reconocer o no en la revolución violenta una ley universal de la revolución proletaria, reconocer o no la necesidad de destruir el viejo Estado y de sustituir la dictadura de la burguesía por la Dictadura del Proletariado, reconocer o no la necesidad de continuar la revolución bajo la Dictadura del Proletariado, es la línea divisoria entre el marxismo y todo tipo de oportunismo, entre el marxismo leninismo maoísmo y el revisionismo. En esta cuestión cardinal de la revolución proletaria y la Dictadura del Proletariado, el trotskismo, a pesar de su máscara “izquierdista”, es en esencia una variedad del revisionismo. Viejas y “Nuevas” Teorías de la Transición Pacífica y el “Fin” de Conquistar el Poder Pretender transformar radicalmente el orden burgués sin una revolución violenta, sin sobrepasar el límite de la democracia burguesa, es idealismo histórico, es acatar de palabra la revolución proletaria pero de hecho apartarse y renegar de ella. 1 Problemas de la guerra y la estrategia, Mao – 1938. 71 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL Preconizar la transición pacífica del capitalismo al socialismo, en oposición a la revolución violenta, a la destrucción y sustitución del viejo Estado por la Dictadura del Proletariado, es la expresión concentrada de todas las variedades de revisionismo. La traición revisionista de Bernstein, Kautsky y Jrushchov, al marxismo consistió en pregonar el camino parlamentario para transitar del capitalismo al socialismo, en declarar innecesarias la revolución violenta, la destrucción del Estado burgués y la Dictadura del Proletariado; en sustituir la lucha de clases y la revolución por votaciones bajo el poder de la burguesía. Las teorías del “Estado de transición a la Nueva Democracia y al Socialismo”, de la “reestructuración democrática del Estado”, del “Estado multipartidista”, de la “democracia plena” y del “pensamiento crítico y el disentimiento”, proclamadas en este siglo alegando ser desarrollos y superación del Marxismo Leninismo Maoísmo, no son más que una burda falsificación del marxismo, genuino revisionismo partidario de la línea de Kautsky: “La meta de nuestra lucha política sigue siendo la que ha sido hasta aquí: conquistar el Poder del Estado ganando la mayoría en el parlamento y hacer del parlamento el dueño del gobierno”, y diametralmente opuesto a la línea de Marx: “La clase obrera no puede limitarse a tomar simplemente posesión de la máquina estatal existente y a ponerla en marcha para sus propios fines”. En cuanto a la revolución violenta, el oportunismo de “izquierda” es el lado anverso del revisionismo. Contraponer la lucha armada, al camino de la transición pacífica, no es suficiente para ser marxista en la cuestión de la revolución proletaria; para el marxismo la revolución violenta no está asociada simplemente a la lucha armada, la cual es aceptable para la burguesía. Para el marxismo la revolución violenta, acto supremo de la lucha política, implica la guerra popular, la insurrección, la lucha armada de las masas, como medio para la destrucción del aparato estatal burgués, y la construcción del nuevo Estado de Dictadura del Proletariado, dirección necesaria de la lucha de clases, cuestión siempre eludida, soslayada y “olvidada” por el oportunismo. Sin esas condiciones, tanto la radical proclamación de la lucha armada, como la prédica del camino parlamentario, son dos caminos diferentes para renunciar a la revolución proletaria, pues: La esencia de la cuestión no está, ni mucho menos, en saber si han de seguir los “ministerios” o si ha de haber “comisiones de especialistas” o cualesquiera otras instituciones; esto es completamente secundario. La esencia de la cuestión está en si se mantiene la vieja máquina del Estado (enlazada por miles de hilos a la burguesía y empapada hasta el tuétano de rutina y de inercia), o si se la destruye, sustituyéndola 72 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional por otra nueva. La revolución debe consistir, no en que la nueva clase mande y gobierne con ayuda de la vieja máquina del Estado, sino en que destruya esta máquina y mande, gobierne con ayuda de otra nueva: este pensamiento fundamental del marxismo se esfuma en Kautsky, o bien éste no lo ha comprendido en absoluto1. El problema fundamental de toda revolución es el problema del poder, pero erigir la conquista del poder en el fin supremo de la lucha política del movimiento obrero, sin destruir la máquina del Estado, en el límite y alcance de la revolución sin construir un nuevo Estado que sea el medio para llevar a cabo la emancipación económica del proletariado, es simple revolucionarismo pequeñoburgués, admisible para el oportunismo y tolerable para la burguesía. Las Formas de Lucha y su Deformación Oportunista El partido no inventa las formas de lucha, éstas son objetivas e históricas. Es usual entre algunos comunistas olvidar esto y deslizarse al terreno del oportunismo. La agudización de las contradicciones económicas y políticas lleva a crisis sociales cada vez más profundas, obligando a las masas a idearse diversos métodos de defensa y ataque: Por esto, el marxismo no rechaza categóricamente ninguna forma de lucha. El marxismo no se limita, en ningún caso, a las formas de lucha posibles existentes sólo en un momento dado, admitiendo la aparición inevitable de formas de lucha nuevas, desconocidas de los militantes de un período dado, al cambiar la coyuntura social. El marxismo, en este sentido, aprende, si puede decirse así, de la práctica de las masas, lejos de pretender enseñar a las masas las formas de lucha inventadas por ‘sistematizadores’ de gabinete... En segundo lugar, el marxismo exige que la cuestión de las formas de lucha sea enfocada históricamente. Plantear esta cuestión fuera de la situación histórica concreta significa no comprender el abecé del materialismo dialéctico. […] Querer responder sí o no a propósito de un determinado procedimiento de lucha, sin examinar en detalle la situación concreta de un movimiento dado, la fase dada de su desenvolvimiento, significa abandonar completamente la posición del marxismo2. Dirigir al proletariado y a las amplias masas trabajadoras en la revolución le exige al partido comunista, dominar todas las formas de lucha, saber orientar —elevar la conciencia de las masas— su combinación y sustitución rápida de una por otra, sobre la base del análisis concreto de la situación según cambien las condiciones de flujo o reflujo de la revolución. En lucha contra la línea revisionista 1 El Estado y la Revolución, Lenin – 1917. 2 Guerra de Guerrillas, Lenin – 1906 (resaltados del original). 73 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL del PCUS, de la transición pacífica y cretinismo parlamentario, los comunistas chinos plantearon el problema así: El destacamento de vanguardia del proletariado sólo será invencible en todas las circunstancias, si domina todas las formas de lucha, pacífica y armada, abierta y secreta, legal e ilegal, parlamentaria y de masas, etc. Es erróneo negarse a utilizar la forma parlamentaria y otras formas legales de lucha cuando es posible y necesario utilizarlas1. En los países imperialistas, donde alcanza el máximo desarrollo la república democrática burguesa, la posibilidad de usar la tribuna parlamentaria a la manera como lo hicieron los bolcheviques: para denunciar el carácter de clase del Estado y agitar la necesidad de su destrucción, contrasta cada vez más con la tendencia del imperialismo a la reacción política en toda la línea, donde la institución parlamentaria es, día por día, más alejada y ajena al interés político de la mayoría del pueblo. Tal tendencia del imperialismo no exime a los comunistas del análisis concreto de la situación concreta para resolver en la táctica las formas de lucha a utilizar y la actuación en cada farsa electoral del Estado burgués. En aras de combinar las formas de lucha, el oportunismo de derecha —o revisionismo— renuncia a la revolución violenta, a destruir el Estado burgués, y a la Dictadura del Proletariado, para someterse a seguir tras el movimiento espontáneo de las masas. Renuncia a la violencia revolucionaria, al camino de la lucha armada, para hacer de la lucha parlamentaria la única y principal forma de lucha en todo momento y en toda situación histórica. El oportunismo de derecha no usa la tribuna parlamentaria para denunciar el carácter de clase del Estado y agitar la necesidad de su destrucción, sino como tribuna de defensa de la democracia burguesa, de colaboración con la dictadura de la burguesía, contribuyendo de hecho a ejercerla sobre el pueblo, en los gobiernos y ministerios del viejo Estado. El revisionismo apela a la “combinación de las formas de lucha” para justificar su cretinismo parlamentario, para acomodarse a las leyes burguesas y limitar la actividad política del Partido y la lucha de las masas al marco permitido por el Estado reaccionario. Además, ni siquiera es posible “combinar en todo momento todas las formas de lucha” como plantean los revisionistas, pues en cada momento se hace necesaria una forma principal que desplaza a las demás, donde algunas pueden ser contrarias y excluyentes. Con la imposición en el Partido de una línea revisionista en cuanto a las formas de lucha, este renuncia a la estrategia de la revolución y a 1 Proposición acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional, CC del PCCH – 14 de junio de 1963. 74 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional la táctica revolucionaria; sacrifica los objetivos finales del movimiento por las ventajas inmediatas y pasajeras de la democracia burguesa; se transforma en un partido reformista, sumiso y defensor del poder del capital y la dictadura burguesa; olvidando que el arte de utilizar correctamente las formas de lucha y organización garantiza que en un momento dado el proceso revolucionario obtenga el mayor avance hacia la meta estratégica, el socialismo. La historia del movimiento comunista enseña que los revisionistas, al verse desenmascarados, contraatacan a la línea revolucionaria, motejándola de “aventurerismo”, “trotskismo”, “extremo izquierdismo”, “dogmato-revisionismo”; lo que no son más que alborotos para distraer y encubrir su renuncia a la revolución proletaria, y su corrompida confianza en la legalidad burguesa. El oportunismo de “izquierda” en cuanto a las formas de lucha, es en realidad sólo el anverso del revisionismo. Con el ánimo de hacer valer el camino de la lucha armada para resolver la cuestión del poder, el oportunismo de “izquierda” renuncia a toda lucha de resistencia por considerarla “economicista”; renuncia a la lucha por reformas con los métodos revolucionarios del movimiento obrero, necesaria y válida siempre y cuando sirva para socavar el poder de la burguesía; renuncia no solo a dominar y combinar las formas de lucha, sino a toda forma de lucha que no sea armada, con lo cual condena al Partido a aislarse de las masas, marchando adelante separado de ellas y convertido en una secta. Así las cosas, el oportunismo de “izquierda” malogra el papel de los comunistas: aprehender las formas de lucha y de organización que se corresponden con un determinado período del desarrollo de la revolución, hacerlas conscientes entre las masas, dirigirlas y generalizarlas. Plantear la lucha armada como la forma principal de lucha siempre, sin atender al análisis concreto e histórico de la lucha de las masas, ni al estado de su conciencia y organización, es aparentemente una posición muy revolucionaria, pero en realidad es una desviación y abandono de la táctica marxista. Su base es la desconfianza en las masas y en su papel como hacedoras de la historia; es el reflejo en las filas marxistas de la teoría guevarista de los “héroes” al frente de las masas consideradas torpes e ignorantes; es la visión unilateral de la experiencia internacional, olvidando que: La victoria de la revolución china se debe precisamente a que los comunistas chinos asimilaron la experiencia histórica de la lucha del proletariado internacional y dominaron con habilidad todas las formas de lucha de acuerdo con las características específicas de la revolución china. La principal forma de lucha de la revolución china fue la lucha 75 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL armada, pero la victoria de la revolución no habría sido posible si no se hubiese combinado aquélla con otras formas de lucha1. La base ideológica tanto del revisionismo como del oportunismo de “izquierda” en cuanto a las formas de lucha, es el idealismo histórico; ambos desconocen el carácter objetivo de la lucha de clases y se rehúsan al análisis concreto de la situación concreta, condición marxista para toda actuación política. Por caminos distintos, ambos impiden el avance de la revolución y anulan el papel que debe jugar el Partido Comunista, de vanguardia consciente y organizada del movimiento obrero. La Acumulación de Fuerzas Una vez el sistema capitalista dio todo lo que podía dar al progreso de la sociedad, entró en su fase de descomposición, el imperialismo, donde la revolución proletaria pasó a ser la inmediata necesidad histórica de la sociedad mundial. Ello no significa que exista una crisis revolucionaria en todos los países y en todo momento, pues aunque en general las crisis económicas y políticas bajo el imperialismo conllevan a más y peores crisis sociales, su transformación en crisis revolucionarias, en eslabones débiles de la cadena mundial imperialista, depende tanto del elemento objetivo —concentración y explosividad de las contradicciones mundiales del imperialismo, situación revolucionaria objetiva—, como del elemento subjetivo — preparación y organización de las fuerzas conscientes para atreverse y poder dirigir la revolución en una situación de crisis revolucionaria. Lenin llamaba filisteísmo al hecho de postrarse pasivamente ante el elemento objetivo, frente al cual, el marxista revolucionario prepara para la revolución al proletariado y a todas las masas trabajadoras y explotadas. De otro lado, desconocer el elemento objetivo es idealismo que pone a depender la revolución exclusivamente del elemento subjetivo, condenándola a la aventura y al fracaso. El revisionismo ha convertido la acumulación de fuerzas, en una forma de renuncia a la revolución proletaria, de limitar la actividad política a lo permitido por la legalidad burguesa, convirtiendo el trabajo entre las masas en mera y perpetua politiquería para sus trapicheos con la burguesía en la pocilga parlamentaria. El oportunismo de “izquierda”, al subestimar el movimiento espontáneo de las masas, juzga toda lucha y toda actividad entre las masas, que no sea armada, como simple acumulación parlamentarista de fuerzas. 1 La Revolución Proletaria y el revisionismo de Jrushchov, Comentario sobre la carta abierta del CC del PCUS (VIII) por la Redacción del Renmin Ribao y la Redacción de la revista Hongqi - 31 de marzo de 1964. 76 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional Tanto el revisionismo como el oportunismo de “izquierda” tergiversan y abandonan la acumulación de fuerzas, inevitable necesidad de la táctica y de la estrategia marxistas. Para el marxismo la acumulación de fuerzas significa ganar influencia comunista en el movimiento de masas, llevar las ideas del socialismo, elevar su conciencia al nivel del programa de la vanguardia, organizar y dirigir sus luchas inmediatas de resistencia ligándolas a la lucha de largo alcance por la revolución, organizar y dirigir todas sus formas de lucha política contra el poder de los explotadores, forjar su combatividad y convicciones por experiencia propia, educarlas y prepararlas en la necesidad de la revolución violenta, la destrucción del Estado burgués y la instauración del nuevo Estado de Dictadura del Proletariado. “El principio esencial para todo partido revolucionario es el que debe realizar un trabajo revolucionario donde haya masas concentradas”1. He ahí el fondo del por qué el Partido debe saber dominar y combinar todas las formas de lucha: para moverse entre las masas como pez en el agua, apoyarse en ellas, dirigirlas y movilizarlas. Sin una labor así, de acumulación de fuerzas, pensar en dirigir una revolución será una quimera, o llamar al ataque frontal contra la fortaleza enemiga, rayará en el aventurerismo pequeño burgués. Tanto la concepción revisionista de limitar el movimiento de masas a la resistencia contra el capital, como la concepción “izquierdista” de estimar el movimiento de masas sólo si es armado, coinciden en el desprecio al elemento objetivo de la revolución, a la fuerza que brinda la lucha objetiva de las clases, y ambas concepciones conllevan a ceder la dirección a la política reaccionaria, e impiden la verdadera preparación para conquistar la victoria en una crisis revolucionaria. Puesto que todo problema en política se reduce a cómo organizar y movilizar a las masas, su movilización política para la guerra se constituye en un problema de primordial importancia. La Guerra “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de la misma por otros medios” Clausewitz La Guerra es la continuación de la lucha política por otros medios, dado que la posición distinta de los hombres frente a los 1 VI Congreso de la Internacional Comunista – 1929. 77 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL medios de producción de la vida material de la sociedad es fuente incesante de lucha de clases, que inevitablemente toma la forma de lucha política por el poder del Estado para defender el conjunto de los intereses de cada clase. La guerra, enfrentamiento armado entre las clases por el poder del Estado, es la continuación de la lucha política por los medios de la violencia. “Por consiguiente, se puede decir que la política es guerra sin derramamiento de sangre, en tanto que la guerra es política con derramamiento de sangre”1. La Guerra es la forma superior de la lucha política, es un medio para alcanzar los objetivos políticos; no es un fin en sí misma sino un medio para someter a otros a los propios designios. Pero la guerra tiene sus características peculiares, no reemplaza ni es igual a la política en general. “Cuando la política llega a cierta etapa de su desarrollo, más allá de la cual ya no puede proseguir por los medios habituales, estalla la guerra para barrer los obstáculos en el camino de la política”2. Decir que la “guerra es absoluta”, es profundamente erróneo pues significa reemplazar los fines de la política por sus medios, reducir la política a la guerra, equivocar la forma superior con la forma principal de la lucha de clases en cada período, desconocer las etapas del proceso objetivo de desarrollo de las contradicciones entre las clases, y con ello, renunciar a las demás formas de lucha política necesarias según sea la situación concreta y las circunstancias históricas dadas, como medio para organizar y movilizar a las masas. Es una idea en apariencia muy revolucionaria, pero en esencia alejada del materialismo dialéctico marxista. Las leyes o principios generales de la Guerra, son el resultado de una larga experiencia de la humanidad y el reflejo del movimiento objetivo de la guerra en la cabeza de los hombres. Como tales, se cumplen indefectiblemente en todos los casos: • El objetivo de la Guerra es conservar las propias fuerzas y aniquilar las del enemigo, entendiendo que no se trata de eliminar físicamente todos sus efectivos, sino desarmarlo, privarlo de su capacidad de combatir y someterlo. • En toda Guerra es necesario ocupar y dominar el territorio del enemigo, para impedir su reagrupamiento, minar su resistencia u hostilidad y quebrantar su voluntad de lucha. • Toda Guerra se decide en enfrentamientos cuerpo a cuerpo, venciendo al enemigo en el campo de batalla, donde el concepto 1 Sobre la guerra prolongada, Mao – 1938. 2 Ibídem. 78 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional de enfrentamiento cuerpo a cuerpo tiene un sentido histórico y se corresponde con el desarrollo de la técnica. La idea de que la moderna tecnología cambió esta ley es un sofisma, como lo demuestra, por ejemplo, el fracaso de sucesivas guerras reaccionarias de socialimperialistas e imperialistas contra el pueblo de Afganistán. La Guerra Popular La Guerra Popular es la continuación de la política revolucionaria de la clase obrera por otros medios, sólo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas. La línea militar de la revolución proletaria, es la Guerra Popular, la insurrección de las masas obreras y campesinas pobres, la revolución armada de las masas, aplicable según sean las condiciones concretas, tanto en los países oprimidos, como en los países imperialistas. Como tal, la Guerra Popular exige ser la actividad consciente de la vanguardia que la dirige, y de las masas que la protagonizan, sin olvidar que “Nuestro método principal consiste en aprender a combatir en el curso mismo de la guerra”1. La Guerra Popular es la guerra de las masas trabajadoras, la guerra moderna en la Era de la Revolución Proletaria Mundial, superior a la guerra corriente limitada al enfrentamiento entre dos ejércitos regulares. Está basada en el armamento general del pueblo y en su organización para la guerra. Es inevitable, justa y tiene garantizada la victoria porque es la guerra de la inmensa mayoría de las masas trabajadoras oprimidas y explotadas, contra una minoría parásita opresora y explotadora. La Guerra Popular es invencible porque su fuerza principal radica en las masas —fuerza inexpugnable en la guerra— frente a la cual las fuerzas de cualquier ejército, por poderosas que sean, sucumbirán. Su fuerza dirigente es la clase obrera y su destacamento de vanguardia es el Partido Comunista, cuya dirección es la única que, por el objetivo estratégico común, puede combinar acertadamente la lucha armada del ejército regular con la de diversos destacamentos irregulares como las milicias y los grupos guerrilleros, además de las insurrecciones de las masas. La Guerra Popular no puede ser dirigida por las clases reaccionarias, es incompatible con los intereses económicos, políticos y la dirección de las clases reaccionarias, pues los intereses y objetivos de la Guerra Popular son los de las clases revolucionarias encabezadas 1 Sobre la guerra prolongada, Mao – 1938. 79 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL por el proletariado, en la mira de derrocar a los opresores y expropiar a los explotadores, destruir el viejo Estado y sustituirlo por la Dictadura del Proletariado, cuya forma en la Revolución de Nueva Democracia es la dictadura conjunta de las clases revolucionarias bajo la dirección hegemónica del proletariado. La Guerra Popular sólo puede ser dirigida por el proletariado a través de su Partido ya que su concepción materialista del mundo, su método dialéctico, su punto de vista científico de clase, y su expreso reconocimiento del papel protagonista de las masas en la historia, garantizan una correcta dirección en la perspectiva estratégica de destruir el Estado reaccionario y construir el nuevo Estado de Dictadura del Proletariado. “Nuestro principio es: el partido manda al fusil y jamás permitiremos que el fusil mande al partido”1. La Guerra Popular puede tomar distintas formas como guerra de las masas, dependiendo de las contradicciones que pretenda resolver. Así ha sido la historia: la Insurrección popular que dio el poder al proletariado en la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia; la subsiguiente Guerra Popular en defensa del poder de los Soviets contra los ejércitos blancos imperialistas; la Guerra Popular Prolongada que instauró la República Democrática Popular China en 1949; la Guerra Popular defensiva internacional encabezada por la clase obrera soviética, que le arrebató al imperialismo la mitad de Europa en el mismo curso de la II Guerra Mundial imperialista. Engels tenía completa razón cuando, en su carta a Kautsky del 12 de septiembre de 1882, reconocía directamente la posibilidad de ‘guerras defensivas’ del socialismo ya triunfante. Se refería precisamente a la defensa del proletariado triunfante contra la burguesía de los demás países2. Las Leyes Particulares de la Guerra Popular La línea particular y las leyes de la Guerra Popular en cada país, no se determinan por antojo de los comunistas ni por transposición mecánica de la experiencia de otros países, sino como lo exige el marxismo: partiendo del análisis concreto de la situación concreta, del carácter de la sociedad y el carácter de la revolución necesaria para transformarla, de los enemigos y las fuerzas de la revolución, de la tendencia del desarrollo objetivo de la lucha de clases, del estado de la correlación entre las contradicciones mundiales del imperialismo, de la concentración y disposición del poder económico, político y militar del enemigo, de la concentración y disposición de las fuerzas 1 Problemas de la guerra y de la estrategia, Mao – 1938. 2 El Programa Militar de la Revolución Proletaria, Lenin – 1916. 80 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional sociales de la revolución, de su historia y experiencia en la lucha armada, de las características del territorio… Si bien la tendencia general es a que la Guerra Popular tome la forma de Guerra Popular Prolongada para cercar las ciudades desde el campo en los países semifeudales y semicoloniales, y la forma de Insurrecciones en los países capitalistas e imperialistas, el Partido debe resolver en cada país la forma concreta del trabajo de preparación de las masas para la guerra tanto en el campo como en la ciudad, prevenir la intervención armada del imperialismo, e incluso la necesidad de enfrentar una guerra internacional. Lo que debe guiar el partido fundamentalmente, lo que debe aplicar constantemente es el principio de comprometer en la lucha armada, bajo su dirección, a las amplias masas, movilizarlas y apoyarse en ellas, y el hecho que la guerra revolucionaria debe verdaderamente ser una guerra de las masas mismas, en el curso de la cual se preparen a ejercer el poder político bajo todos estos aspectos una vez que haya sido ganado por su lucha armada1. La disposición de las fuerzas sociales de la revolución y su carácter; la forma particular de construir los tres instrumentos: Partido, Ejército y Frente; la determinación de las fases estratégicas: defensiva, equilibrio y ofensiva; la construcción de Bases de Apoyo en su forma general de zonas con débil presencia del enemigo y gran participación y organización de las masas armadas y desarmadas, y en su forma particular de zonas liberadas donde el poder estatal del enemigo es destruido y sobre sus ruinas comienzan a construirse los órganos del nuevo poder; la correlación entre el trabajo en el campo y el trabajo en la ciudad; la combinación de lucha armada con otras formas de lucha; la conjugación de la insurrección en las ciudades con levantamientos y lucha armada en el campo; la necesidad y preparación de insurrecciones como parte de la Guerra Popular o como la forma de su victoria final sobre el viejo Estado… todas son cuestiones que no pueden asumirse como decálogo de dogmas al margen de las condiciones concretas y las circunstancias históricas. Resolver tales cuestiones, constituye la esencia de las Leyes Particulares de la Guerra Popular en cada país, cuyo descubrimiento, compresión y aplicación en la táctica y la estrategia es deber dirigente del Partido Comunista, sea el país oprimido o imperialista; feudal, semifeudal o capitalista. En todos los casos, el Partido debe dar gran importancia al trabajo revolucionario en el campo, a preparar la lucha armada en el campo, 1 Principios fundamentales para la unidad de los Marxistas Leninistas, PCR de Chile y PCR,EU – 1980. 81 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL aún si las condiciones exigen centrar la actividad revolucionaria en las ciudades. En todos los casos, el Partido debe desarrollar su actividad política entre las masas, con miras en la necesidad estratégica de la lucha armada de masas como forma principal de lucha, de la guerra revolucionaria como una guerra de las masas, en el curso de la cual aprendan a combatir y a ejercer el poder político por su propia mano. Partido, Ejército y Frente El Partido Comunista es el destacamento de vanguardia del proletariado, la fuerza dirigente de la Revolución de Nueva Democracia y Socialista. El Partido centraliza toda la dirección estratégica y táctica de la Guerra Popular, y garantiza que la dirección de todas las organizaciones de las masas, en especial el Ejército y el Frente, tenga el rumbo de la Dictadura del Proletariado, el socialismo y el comunismo. Tal garantía radica en la correcta línea ideológica y política del Partido, en el carácter revolucionario del Programa, de la Estrategia y de la Táctica trazados por el Partido; en la independencia ideológica, política y organizativa del Partido; en la capacidad del Partido para elevar al proletariado al nivel de su programa y a las masas al nivel de los intereses del proletariado. Por ser la forma superior de organización del proletariado, su vanguardia esclarecida y centro de dirección de toda la lucha revolucionaria, la construcción del Partido es indispensable y prioritaria sobre las demás formas de organización necesarias para el triunfo de la Revolución. Si el Partido no dirige al Ejército y al Frente, la vanguardia y dirección del proletariado en la revolución será un simple formalismo. La Guerra Popular exige la creación de un nuevo Ejército dirigido por el Partido para garantizar la conquista del poder político, sostener el triunfo e impedir la invasión imperialista una vez conquistado el poder. Este nuevo Ejército debe ser parte del pueblo en armas, no un ejército profesional con el monopolio de las armas. Las armas serán del pueblo, de los obreros y campesinos, antes y después de conquistar el poder de la Dictadura del Proletariado, pero siempre organizados, en los Comités del nuevo poder, en el Ejército Popular, en las milicias, en destacamentos guerrilleros, etc., según lo exijan las condiciones de la lucha de clases nacional e internacional. El nuevo Ejército es Popular, ya no solo por su composición como en los ejércitos burgueses, sino porque hace parte de la fuerza armada de un nuevo Estado donde la dictadura de clase la ejerce la mayoría de la sociedad, y en tal sentido, en el nuevo Ejército debe haber democracia militar, política y económica; el nuevo Ejército no es un parásito de la sociedad, sino una forma elevada de organización de 82 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional las masas, un destacamento altamente disciplinado que combata, produzca, haga propaganda y contribuya a organizar a las masas. La Guerra Popular exige la construcción de un amplio Frente de masas, dirigido por el proletariado a través de su Partido, que agrupe a las clases revolucionarias y todas las amplias capas sociales, susceptibles de ser unidas contra los principales enemigos de la revolución en cada país. Un amplio Frente de masas basado en la alianza obrero-campesina en los países donde el capitalismo no se ha desarrollado por la vía de la revolución campesina, en los cuales el campesinado sea o no la fuerza principal, es el aliado más seguro del proletariado. Aunque la Guerra Popular tomará diversas formas y transcurrirá por distintas etapas, según sean las condiciones en cada país, en todos los casos es necesaria la participación y movilización de las amplias masas en un Frente único, bajo la dirección del proletariado y su Partido. Contra las Deformaciones Oportunistas de la Guerra Popular Producto de más de un siglo de experimentación de la Guerra Popular, el Presidente Mao Tse-tung desarrolló un arsenal teórico, una teoría científica, coherente, invencible y guía obligada de los partidos proletarios, no solo en los países oprimidos sino también en los países imperialistas. Este arsenal ha sido campo de aguda lucha de líneas del marxismo contra el oportunismo de derecha y de “izquierda”, y contra su base ideológica, el subjetivismo. “Sin combatir estas perniciosas desviaciones que minan la revolución y la guerra revolucionaria, y sin superarlas completamente, será imposible elaborar una línea justa y lograr la victoria en la guerra revolucionaria”1. La Negación de la Guerra Popular La teoría de la “transición pacífica” es la negación revisionista del camino de la Guerra Popular para conseguir el triunfo de la Dictadura del Proletariado, y con ella, el triunfo del socialismo y del comunismo, pero esto no significa que todo revisionismo sea sinónimo de repudio a la lucha armada; la forma de revisionismo armado, en su palabrería revolucionaria defiende la lucha armada, pero a la vez desecha el papel histórico de las masas e impide su actuación consciente en la guerra, repudia el papel dirigente del proletariado y su Partido, con lo cual en la práctica, pervierte la lucha armada en una forma de disputar el poder en el Estado reaccionario, hace de la lucha armada una forma inservible para los objetivos de la revolución proletaria. 1 Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria en China, Mao – 1936. 83 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL La negación hoxhista de la Guerra Popular, a la que considera “una guerra sin perspectivas y sin la dirección hegemónica del proletariado”, en la teoría desconoce la experiencia histórica de la guerra popular en la revolución proletaria; en la práctica convive, con el revisionismo en el pantano de la lucha parlamentaria. La Negación del Papel del Partido o el Punto de Vista Puramente Militar Contra la idea “izquierdista” de las acciones militares de la vanguardia como las impulsoras de las acciones de las masas en la guerra, el marxismo otorga al factor puramente militar un papel subordinado al impulso revolucionario de las masas y a la línea política del Partido. El potente impulso revolucionario de las masas debe constituir la base social, el fondo social y político sobre el cual deben organizarse las acciones militares atrevidas, audaces y decisivas de los destacamentos avanzados del proletariado revolucionario, resuelto a romper la máquina gubernamental burguesa1. El Partido —organización política— dirige al ejército —organización militar—; pretender convertir al Partido directamente en una organización militar, o disolverlo en una organización política militar, es una posición “izquierdista” opuesta al papel de vanguardia política del Partido del proletariado; es subordinar la política al punto de vista puramente militar. La Negación del Papel de las Masas en la Guerra Popular El “izquierdismo” desconoce de hecho el papel protagónico de las masas en la Guerra Popular, cuando se les niega la conciencia sobre los fines de la guerra y la participación en su preparación y desarrollo; cuando se hace de la guerra de guerrillas el único y principal procedimiento de lucha; cuando este procedimiento no se enaltece con la influencia educadora y organizadora de las ideas del socialismo, sin las cuales el proletariado es absorbido por la influencia burguesa de las clases y capas no proletarias. La idea del guerrillerismo errante, de realizar solo escaramuzas y propinar bajas al enemigo sin plantearse su aniquilamiento y olvidando las tareas políticas y la vinculación de las masas, es diametralmente opuesta al contenido marxista de la Guerra Popular. El Terrorismo La defensa del terror individual y sistemático como medio para “excitar” e imprimirle un “fuerte impulso” al movimiento obrero, y 1 La Insurrección Armada, Recopilación varios autores – 1928. 84 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional para “intimidar” al enemigo, es una teoría propia del revolucionarismo y la desesperación pequeñoburguesas, opuesta diametralmente a la educación de las masas y a su papel activo y consciente en la Guerra Popular. Es una teoría inservible a la revolución proletaria y ajena al marxismo que reconoce válido únicamente el terror ejercido por el movimiento de masas como parte de la Guerra Popular, pero sometido a la organización y servicio de la revolución proletaria. “La bomba ha dejado de ser el arma del ‘petardista’ individual y ha pasado a ser el elemento necesario del armamento del pueblo”1. El Dogmatismo y el Mecanicismo en la Guerra Popular Tanto los cambios en los países oprimidos —cuya formación económico social se caracteriza por el dominio del modo de producción capitalista, donde las fuerzas principales de la revolución y de la guerra popular están concentradas en las grandes ciudades— como las condiciones particulares de la sociedad en los países imperialistas, son situaciones concretas obligatorias de analizar para resolver las leyes particulares de la Guerra Popular en tales países. Considerar sin importancia tales condiciones, y reducir el problema a transponer la experiencia de la Revolución de Octubre o de la Guerra Popular Prolongada en China, es contrario al método materialista dialéctico de guiarse por la teoría —experiencia indirecta— en la investigación, conocimiento y transformación del mundo objetivo. Tal culto al dogmatismo y al mecanicismo, en política se traducen en continuos fracasos para el inicio de la Guerra Popular, cuando no, en simples aventuras “foquistas”. Los principios generales de la Guerra Popular no pueden ser aplicados de forma mecánica sino creadoramente y de acuerdo a las condiciones concretas de cada país. El dogmatismo y el mecanicismo conducen al oportunismo y a la derrota. La Confusión Sobre Guerra Popular e Insurrección Contraponer y separar con una “muralla china” la Guerra Popular y la Insurrección considerándolas “dos modelos opuestos estratégicos” y disparatando de la insurrección como “insurreccionalismo” —acto único de unos cuantos putchistas, sin preparación ni adiestramiento de las masas populares—, es ignorar la posición del marxismo sobre la insurrección, desconocer la experiencia histórica de la revolución proletaria y demostrar una crasa incomprensión de la violencia revolucionaria de las masas, como característica esencial común de la Revolución Proletaria, la Guerra Popular y la Insurrección. 1 Artículo De la defensa al ataque, Lenin - Proletari - 26 (13) de septiembre de 1905. 85 LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL La insurrección en masa, la guerra revolucionaria, los destacamentos de guerrilleros: estos son los únicos procedimientos con la ayuda de los cuales un pueblo pequeño puede vencer a uno grande; solo así un ejército más débil puede enfrentarse a otro más fuerte y mejor organizado1. La Insurrección es una forma de lucha armada de las masas, una forma de guerra de las masas, una forma de Guerra Popular, como lo demuestra la historia de la revolución proletaria. La contraposición artificial entre la Guerra Popular y la Insurrección tiene su base ideológica en el idealismo subjetivo que se niega a reconocer la realidad objetiva tal cual es, y en el dogmatismo contrario al criterio materialista marxista de aceptar la verdad de la doctrina estrictamente por su conformidad con el proceso objetivo tal como fue aceptado en 1984: El peso relativo de las ciudades en relación al campo, tanto política como militarmente, es una cuestión sumamente importante que plantea el creciente desarrollo capitalista de algunos países oprimidos. En algunos de estos países es correcto iniciar la lucha armada con insurrecciones en la ciudad, y no siguiendo el modelo de cercar las ciudades desde el campo. Además, incluso en los países donde la vía de la revolución es la de rodear las ciudades desde el campo, pueden ocurrir situaciones en las que un levantamiento de masas conduce a sublevaciones e insurrecciones en las ciudades y el partido debe estar preparado para aprovechar tales situaciones como parte de su estrategia de conjunto2. Proclamar la “fusión de la guerra popular prolongada y la insurrección armada” —como lo ha hecho el revisionismo pseudo-MLM prachandista— es en lo ideológico, una perversión de la correcta relación entre la Guerra Popular y la Insurrección y, en lo político, un ardid oportunista para renunciar a la Guerra Popular que seguramente, de no haber sido por la traición, hubiera alcanzado el triunfo, desencadenando una gran insurrección en Katmandú. La palabrería de Kiran & Cía., sobre la “insurrección popular”, la “revuelta popular”, la “lucha armada”, no pasó de ser una frase hueca, una amenaza sumisa: “el partido tomará las armas si el poder del Estado no puede garantizar los derechos del pueblo”, léase si la burguesía impide el camino parlamentarista de la transición pacífica3. El que la Insurrección sea parte y una forma de la Guerra Popular, no niega que además de los principios generales comunes 1 La Guerra en Italia, Marx y Engels – 1849. 2 Declaración del Movimiento Revolucionario Internacionalista – 1984. 3 “El acuerdo de 12 puntos y el acuerdo general de paz han fracasado. Hay que elaborar un nuevo convenio de acuerdo con la nueva situación”, palabras de Baidya Mohan presidente del “nuevo” PCN(M), tras la celebración del 7º Congreso. 86 Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional con la Guerra Popular, la experiencia del movimiento obrero y de la revolución proletaria, haya comprendido sus leyes particulares: La primera es que jamás se debe jugar a la insurrección a menos se esté completamente preparada para afrontar las consecuencias del juego. […] La segunda es que, una vez comenzada la insurrección, hay que obrar con la mayor decisión y pasar a la ofensiva. La defensiva es la muerte de todo alzamiento armado, que está perdido antes aún de medir las fuerzas con el enemigo1; Y sus condiciones especiales para asegurar el triunfo: Para poder triunfar, la insurrección debe apoyarse no en una conjuración, no en un partido, sino en la clase más avanzada. Esto en primer lugar. La insurrección debe apoyarse en el auge revolucionario del pueblo. Esto en segundo lugar. La insurrección debe apoyarse en aquel momento de viraje en la historia de la revolución ascensional en que la actividad de la vanguardia del pueblo sea mayor, en que mayores sean las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los amigos débiles, a medias, indecisos, de la revolución. Esto en tercer lugar2. 1 Revolución y contrarrevolución en Alemania, Engels – 1852. 2 El Marxismo y la Insurrección, Lenin – 1917. 87 Capítulo,....////.....                                                                                        https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgxwKjfDHRkjDvblBGzQMpHRwrKTg
    Ver esta dirección de correo electrónico en su navegador

    Una elección como ninguna otra y la lucha por Estados Unidos

    Con 161 millones proyectados, las elecciones presidenciales de 2020 vieron la mayor participación de votantes en nuestra historia. Llamado a 75 millones de votos para Biden y 71 millones de votos para Trump, el resultado reflejó una historia de división ideológica de esta democracia capitalista. Aunque esa clase trabajadora subjetivamente dividida es, por diseño, un obstáculo para nuestra lucha por el futuro, es importante reconocer esta elección como la culminación de décadas de creciente malestar y cuatro años de protestas intensificadas que ilustran una nueva clase de estadounidenses cada vez más conscientes. de su poder y potencial como fuerza social creciente para transformar la sociedad.

    Interior: más allá de la supervivencia a la liberación humana

    Este año obtuvimos una dosis concentrada de lo que ha afligido a nuestro país durante mucho tiempo: racismo histórico sistemático, milicias antigubernamentales empeñadas en la violencia contra los políticos, gobiernos en todos los niveles que anteponen los intereses de las corporaciones a los del pueblo. COVID-19 y las protestas masivas después del asesinato de George Floyd expusieron el significado completo de estos horrores de larga data a nuestra clase.

    Después de las elecciones: la lucha por nuestro futuro

    La participación récord de votantes y la decisiva derrota electoral de la administración de Donald Trump es una victoria para la clase trabajadora y todo el pueblo estadounidense. Una destacada movilización popular no solo lo derrotó en las elecciones populares por más de seis millones de votos, un total que puede aumentar cuando se cuenten todos los votos. También se impuso en el colegio electoral.

    ¿Qué tipo de gobierno necesitamos para sobrevivir a la pandemia?

    Han pasado más de nueve meses desde que comenzaron los primeros pedidos de COVID-19 para quedarse en casa en los estados de EE. UU. Estamos atravesando tiempos de incertidumbre sin precedentes, pero el gobierno en todos los niveles no está dispuesto o no puede responder. Durante los últimos seis meses, nos hemos visto obligados a reestructurar nuestras vidas por completo, muchos perdiendo trabajos y sufriendo la amenaza de enfermedad y muerte. Más de 12 millones de nosotros estamos enfermos, con más de 250.000 muertes, y las cifras aumentan cada día.

    Los combatientes inmigrantes alertan sobre el peligro de traición

    Los indocumentados no pueden votar, pero han construido un movimiento que cambió las leyes, desafió a políticos y presidentes y ganó en la Corte Suprema de Estados Unidos. Durante las elecciones de 2020, algunos se pronunciaron sobre la necesidad de evitar la reelección de Donald Trump, el presidente que ordenó la separación de los padres detenidos de sus hijos e intentó terminar con el programa DACA para estudiantes indocumentados. Algunos también se involucraron en las elecciones y asuntos locales como una forma de desarrollar aliados y prepararse para las luchas que se avecinan después de las elecciones.

    De la lucha contra el desalojo a la cancelación del alquiler

    De treinta a cuarenta millones de estadounidenses están en riesgo de desalojo relacionado con la pandemia a medida que los diversos estados y restricciones locales expiran este otoño, según el Instituto Aspen. Se suponía que una moratoria de último minuto por parte de la administración Trump el 1 de septiembre pospondría los desalojos al menos temporalmente, pero una estampida de propietarios corporativos ha solicitado desalojos en Georgia, Florida y en otros lugares para que se lleven a cabo antes de que los inquilinos se den cuenta del problema. moratoria. Los inquilinos ya están organizando acciones de defensa por desalojo, incluidos bloqueos de tribunales o viviendas, en Nueva Orleans, Kansas City, Chicago, Nueva York y el condado de Prince Georges, Maryland.

    Defensores de Inmigrantes Dan la Alarma al Peligro de la Traición

    La gente indocumentada no puede votar, pero ha creado un movimiento que ha cambiado las leyes, desafiado a políticos y presidentes y ganado en la Corte Suprema de EE.UU. Durante las elecciones del 2020, algunos de ellos hablaron de la necesidad de no permitir la reelección de Donald Trump, el presidente que ordenó la separación de padres e hijos detenidos y quiso eliminar el programa de DACA para estudiantes indocumentados. Algunos también apoyaron a candidatos y campañas en las elecciones locales para forjar alianzas y prepararse para las luchas que surgirían tras las elecciones.

    Una Elección Como Ninguna Otra y la Lucha por Estados Unidos

    Las elecciones presidenciales de 2020 vieron la mayor participación de votantes en nuestra historia, con 75 millones de votos para Biden y 71 millones de votos para Trump. Estados Unidos está en un lugar donde nunca ha estado antes. La clase dominante no puede mantener el control como lo ha hecho en el pasado, y hay una lucha subjetiva sobre cómo mantener ese control que se libra dentro de la clase dominante. Al mismo tiempo, la clase trabajadora lucha por sobrevivir y busca desesperadamente una solución.
    Gorjeo
    Facebook
    Sitio web
    Copyright © 2020 LRNA, Todos los derechos reservados.
    Recibió este correo electrónico porque desea examinar, analizar y sacar conclusiones políticas sobre los problemas más críticos que enfrenta el movimiento revolucionario en los Estados Unidos en la actualidad.

    Nuestra dirección de correo es:
    LRNA
    PO Box 477113
    Chicago , IL 60647

    Añádenos a tu libro de direcciones


    ¿Quiere cambiar la forma en que recibe estos correos electrónicos?
    Puede actualizar sus preferencias o darse de baja de esta lista

    Email Marketing Powered by Mailchimp
  47. 536 / 5000

    Resultados de traducción

    #GivingTuesday, el día mundial de dar, es mañana.

    Sabemos que no está de acuerdo con que el régimen fascista en la Casa Blanca continúe poniendo en peligro a la población mundial al socavar los esfuerzos para frenar el COVID; correr para ejecutar a los prisioneros federales; amenazando a Irán e incitando a su base fascista a más violencia.
    Debido a que está comprometido a asegurarse de que Trump y el movimiento fascista nunca vuelvan al poder, y que sus fuerzas en las calles ya no aterroricen a la gente, queremos que sepa que hay un regalo que puede hacer a la humanidad.#GivingTuesday, the worldwide day of giving, is tomorrow.
    We know that you aren't OK with the fascist regime in the White House continuing to endanger the global population by undermining efforts to curb COVID; racing to execute federal prisoners; threatening Iran, and inciting its fascist base to more violence.

    Because you are committed to making sure Trump and the fascist movement never come to power again, and their forces in the streets no longer terrorize people, we want you to know there is a gift you can make to humanity.

    We hope that this #GivingTuesday, you will help spread Refuse Fascism, and support with a one-time or recurring donation.

No hay comentarios:

Publicar un comentario