Y LA DIALÉCTICA DEL ACORDEÓN,...DE LOS VIAJES,...Y DEIDA Y DE VUELTA,...COMO EN EL FLAMENCO-LOS CANTES,...¡¡; DE ALLLENDE LOS MARES,...¡¡¡¡.
Los cantes de ida y vuelta, son un conjunto de palos flamencos, que tienen su origen en la música popular hispanoamericana. ... Se transformaron allí, y con el regreso de estos emigrantes y la vuelta a los orígenes, se conformaron los palos, y se alcanzaron las formas que se conocían en España.
Cantes de ida y vuelta – Flamenco.one ( B )
MIÉRCOLES, 25 DE JUNIO DE 2014 // REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.
La megageopolítica, "un gilipoyas descubre el juego de las potencias, un problema para el poder global"
( EL CUESTIONARIO - Nodo 50
- El Cuestionario es un instrumento de investigación. Este instrumento se utiliza, de un modo preferente, en el desarrollo de una investigación en el campo de las
... ). //. Cuestionario, en wikipedia.
Un cuestionario es un instrumento de investigación que consiste en una serie de preguntas y otras indicaciones con el propósito de obtener información de los consultados. Aunque a menudo están diseñados para poder realizar un análisis estadístico de las respuestas, no es siempre así. El cuestionario fue introducido por Sir Francis Galton.1El cuestionario es un documento formado por un conjunto de preguntas que deben estar redactadas de forma coherente, y organizadas, secuenciadas y estructuradas de acuerdo con una determinada planificación, con el fin de que sus respuestas nos puedan ofrecer toda la información que se precisa. - .../...Miren, quizás mejor es que no sigan leyendo,...porque una vez que escribo una palabra,...parece que me la estoy inventando: "cuestionaria", es la palabra que Megacuestiona las absurdas acciones materiales y de palabras que utiliza el poder Impericapitalista,...que denuncia y combate el genocidio programado contra la mitad de la humanidad,...sus proyectos de conquista exterior-terrícola,...y bla, bla, bla, -luky de Málaga-.
- Miren, ayer, día 24 de Junio de 2.014, buscando en Internet asuntos sobre partidos comunistas, existencia de los mismos,...descubrí que algunos de ellos hacían gran apología sobre las nuevas naves colonizadoras del espacio exterior,...estaban en la onda de la influencia soviética,...eran más iluminitis que los propios Megaimperialistas colonizadores espaciales,...como puede ser en su tiempo Kennedi, el propio Obaman, el propio Putin,...o el mismísimo presidente de la R.P. China,...¿ y el de la India y otras potencias como Brasil, dónde las dejamos?,...que son competidoras de los iniciados RUSOESTADOUNIDENSES,...ASÍ, SE LES LLAMABA ANTES,...¡¡.
- Claro ya pensando,...y pensando-recordando, el PCUS, en su tiempo, competidor por seguridad, decían, llevaron e iniciaron su plan de conquista exterior,...A LA VEZ LLEVARON SUS GUERRAS DE LAS GALAXIAS,...MAQUINARIAS DE GUERRA, DESTRUCCIÓN, GASTOS INMENSOS,...Y MIENTRAS LA HUMANIDAD,...MÁS DE LA HUMANIDAD CON HAMBRE -HAMBREADA-, SIN AGUA POTABLE, SIN VIVIENDAS,...Y encima soportando las guerras y destrucciones aparejadas,...por sus conquistas estratégicas.
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Leer la Revista nº 11 en pdf - Casa de Buenos Aires
14/2/2011 - “El diccionario de la Real Academia Española define pluto- cracia como ...La plutocracia, reflejada, y sin que casi nadie le discuta, posee en ...... labores agrícolas a la vez que se familiarizan con las nuevas tecno- logías que ... - [PDF]
edición nº 81 - ANEPE
8/11/1995 - Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos 3. REVISTA. “POLÍTICA ...... Real Academia Española se le señala como “nombre .... española y el caciquismo indígena. – La acción de las ...... de las comunicaciones y a la rápida evolución tecno- ...... privilegios de una plutocracia desenfrenada. - [PDF]
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9/3/2012 - Boletín Nº 2 de la Academia Nacional de Historia Militar. Con el auspicio del...... con la plutocracia, o bien lo identifique como una variante chauvinista del .....Gobierno militar de corte reformista, con una tecno- burocracia ..... de la Real Audiencia y Presidencia erigidas por España en sus territorios, fue ... Perlas intelectuales | Izquierda Hispánica
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CRISE CRÍTICA
Que mundo tan triste e goro o noso, tan abatido e sen consolo! ¡Canta desesperación, que decepción, que angustia, canta dor!SIROA rebelión necesaria e o desafío pertinente, a crítica desinteresada e o subversivo morreron, absortos no paradigma mercantilista, paralizados no seu discurso elitista e conforme, atenazados entre as falsas promesas e as reais ameazas, e xa só nos quedan un puñado de fatais estratexias, de sucedáneos libertarios e simulacros reformistas, unha serie de farsas obscenas ou patéticas representacións nun teatro de operacións dirixido e interpretado por hieródulas e hierofantes, prostitutas e proxenetas tecnoplutócratas, bastardos de Voltaire que provistos dunha razón ególatra carente de escrúpulos e plena de avidez parasitaria crearon un mundo infame, unha terra aterrada, unha sociedade insaciable e sucia, un globo en perpetua inflación e a piques de rebentar, ata o paroxismo e a extenuación postremeira...(Mentres en pasarelas e escapadisparates a moda, imperio do efémero e superficial, paséase entrecubierta con volubilidad pasaxeira, ou se pousa impertérrita, pasmada na miraxe da súa ausencia; a arte, cadáver xélido e putrefacto, descomposto, achado nunha cova que habitan fariseos e mandarines en privado onanismo impenitente e concubinato, diletantes luxuriosos, paroxistas indiferentes, ensimesmados no seu crematístico ritual máis venal que venenoso, máis venatorio que vesánico; a ciencia e a técnica, logias, fantasías de nenos ricos consentidos e teledirixidos, autómatas comprometidos multinacionalmente, que teñen nos seus razoables pesadelos inhumanos e antinaturales caprichos e contraditorias vaidades experimentais, pase o que pase e a pesar de quen pese).LA VOZ DE GALICIA,S.A. resérvase todos os dereitos como autor colectivo deste xornal e, ao amparo do art. 32.1 da Lei de Propiedade Intelectual, expresamente oponse á consideración como citas das reproducións periódicas efectuadas en forma de reseñas ou revista de prensa. Sen a previa autorización por escrito da sociedade editora, esta publicación non pode ser, nin en todo nin en parte, reproducida, distribuída, comunicada publicamente, rexistrada ou transmitida por un sistema de recuperación de información, nin tratada ou explotada por ningún medio ou sistema, sexa mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro óptico, de fotocopia ou calquera outro en xeral. M da Coruña no Tomo 2.438 do Arquivo, Sección Xeral, ao folio 92, folla C-2141.CIF: A 15000649© Copyright LA VOZ DE GALICIA S.A. Polígono de Sabón, Arteixo, A Coruña (España) RM da Coruña: tomo 2413, folio 84, folla C-12502. CIF: B-15.482.177- quarta-feira, julho 11, 2007Erick Vasconcelos / 10:05 PMEscrevi o texto abaixo para ajudar uma amiga de Gustavo. Ela precisava de um resumo das influências de Marx, do socialismo anterior a ele e das diferenças entre o socialismo e o comunismo no marxismo.
***
Algumas influências do socialismo marxista
Embora o que se entenda por “socialismo” hoje em dia se refira, em termos amplos, à propriedade coletiva (via Estado ou não) dos “meios de produção”, o que se entendia pela palavra ao longo da história não era exatamente isso. Historicamente, o “socialismo” se referia, basicamente, a uma preocupação com o social. Esta definição pode parecer trivial; no entanto, basta observarmos um pouco a história dos pensadores e movimentos chamados de socialistas para vermos que essa é a única característica que os distinguia.
As teorias socialistas tiveram seu início a partir das teorias liberais clássicas, por mais paradoxal que possa parecer – dada a oposição que hoje pensamos entre as duas tradições, graças principalmente a Karl Marx. Com a crescente liberalização das relações sociais, surgiu uma nova disciplina: a economia política. Com essa disciplina, veio a tentativa de entender as relações sociais na sua totalidade. Havia uma impressão generalizada de que o trabalho, e, por extensão, a divisão do trabalho, traziam uma maior prosperidade para todos.
As teorias liberais clássicas, principalmente aquelas formalizadas por Jean-Baptiste Say, em seu Traité d’economie politique (1803), opunham duas classes de pessoas: os trabalhadores e empreendedores, por um lado, que constituíam a classe produtiva, e os grandes donos de terras e rentiers, privilegiados por conquistas do passado, que não nada produziam. Segundo Say, que colocava sob um mesmo nome tanto a agricultura, a manufatura e o comércio – “indústria” – a primeira classe era a dos “industrieux” – o que deu o nome a um novo movimento na França: o industrialismo.
Benjamin Constant, similarmente, deu nova inspiração aos movimentos de transformação política com seu panfleto anti-napoleônico Le espirit de Conquete (1815), que argumentava que as conquistas de Napoleão não durariam, porque violavam as condições da liberdade individual, a saber, a paz e o comércio.
No fim do período napoleônico, em 1814, dois liberais clássicos, Charles Comte (1782-1837) e Charles Dunoyer (1786-1862), lançaram o jornal Le Censeur europeen, que pretendia avançar os princípios da liberdade individual e do governo representativo. Mais tarde, em 1817, o jornal mudou de foco e passou a enfatizar a própria sociedade industrial, argumentando que, se a indústria não era o objetivo das sociedades modernas, deveria passar a ser. A mudança de rumos do jornal da defesa de algumas liberdades constitucionais para uma defesa da própria sociedade industrial não foi uma mudança trivial; se antes a agenda dizia respeito às instituições representativas, o novo foco tinha relação com a exploração econômica e estruturas de classe. A análise dava ênfase no impacto do sistema econômico sobre o desenvolvimento da cultura política e tentava explicar a passagem de um estágio social a outro.
Segundo eles, a liberdade era o estado que permitia que os homens exercessem suas faculdades e obtivessem o produto de seus trabalhos. O mal era o que interferia na liberdade. Assim, o industrialismo seria o único sistema que permitiria ao homem exercer suas faculdades sem o medo de ser vítima de força, fraude, exploração ou guerra. Como colocou Charles Comte em seu Traité de Legislation (1826): “Em todas as nações uma parte da população domina ou pretende dominar os outros, e é para evitar castigos físicos mais ou menos severos que alguns homens, chamados governados, súditos ou escravos, obedecem ou tentam evitar as ações que se lhes são impostas. A história da espécie humana é composta, numa palavra, de lutas que nasceram do desejo de tomar os prazeres físicos de toda a espécie e impor sobre todos uma dor proporcional.” Assim, a teoria de classes radicalmente liberal nascida na França via no Estado a fonte da exploração e opressão. O mesmo pensamento mais tarde viria a ser importado pelo socialismo marxista.
Na Inglaterra, no começo do século XIX, era o liberal David Ricardo quem tinha o maior prestígio na economia política. Partindo das idéias de Adam Smith, David Ricardo avançou a idéia do valor-trabalho, isto é, a idéia de que a fonte do valor é o trabalho. Alguns autores, porém, tiraram conclusões de certa forma diversas das de David Ricardo, partindo de sua própria estrutura analítica. Um desses grupos foi o dos que ficaram conhecidos como ricardianos socialistas, dos quais o maior foi Thomas Hodgskin (1787-1869).
Hodgskin, embora chamado de “socialista”, defendia coisas que poucos socialistas atuais admitiriam: defendia o livre-comércio, o livre-mercado e a suspensão de todas as regulações. Também era um defensor dos direitos naturais lockeanos, a partir do qual, em conjunção com a teoria do valor-trabalho de Ricardo, ele postulou que havia um total não-pago aos trabalhadores – o que mais tarde viria a ser chamado de “mais-valia” pelos marxistas. Em seu panfleto de 1825, Labor Defended Against the Claims of Capital – intitulado dessa forma para ironizar o título de um panfleto de James Mill chamadoCommerce Defended – Hodgskin avaliava que a exploração só era possível através dos privilégios estabelecidos politicamente na seara da produção. O que ele chamava de “capitalismo” não era um regime de livre-mercado, mas de privilégios monopolísticos estabelecidos pelo Estado em benefício de uma plutocracia.
Outros socialismos
Dentro do movimento “industrialista” havia duas facções mutuamente antagônicas que não se perceberam como tal de imediato. Havia a facção liberal e individualista de Charles Comte e Charles Dunoyer, e a facção autoritária e coletivista (apesar dos epítetos, não há nenhum juízo de valor aqui) de Saint-Simon e Auguste Comte.
Os primeiros, como já se mostrou viam uma contradição indissolúvel entre o poder político e a sociedade industrial. Saint-Simon (1760-1825) e Auguste Comte (1798-1857), por outro lado, embora compartilhando o mesmo entusiasmo pela sociedade industrial (e daí a confusão entre as duas tendências “industrialistas”), almejavam uma sociedade onde haveria grandes banqueiros e cientistas no controle do poder político; assim, segundo eles, e usando um slogan que mais tarde viria a ser adotado pelo marxismo, eles queriam substituir o “governos dos homens” pela “administração das coisas”. Ou seja, embora Saint-Simon seja conhecido como “socialista”, o que ele defendia poderia ser caracterizado como uma tecno-plutocracia.
Entre aqueles que são citados como os primeiros socialistas, também deve-se mencionar Robert Owen (1771-1858) e Charles Fourier (1772-1837). Em termos gerais, ambos defendiam a formação de pequenas cooperativas, em que o trabalhador seria recompensado de acordo com seus esforços.
Robert Owen era inicialmente adepto das teorias liberais-utilitaristas de Jeremy Bentham (1748-1832), mas mais tarde, com uma preocupação com as condições sociais da Inglaterra, veio a postular a necessidade da união entre os homens, para que não houvesse mais uma competição entre o trabalho e a máquina, mas uma subordinação desta última. Assim, ele apontava a necessidade da formação de coletivos, de pequenas comunidades cooperativas, em que a produção seria compartilhada. Isso o levou a formar a comunidade de New Harmony nos Estados Unidos, que fracassou.
O fracasso em New Harmony mais tarde levaria Josiah Warren (1798-1874) a asseverar que o problema era a ausência da propriedade privada e da soberania individual, criando assim uma variedade muito peculiar do pensamento: o anarquismo individualista americano. Neste anarquismo, não só há propriedade privada, como também há um livre-mercado; a defesa e a lei são providas por meio de associações voluntárias. A idéia seria aprimorada até o final do século XIX, por pensadores como Stephen Pearl Andrews (1812-1886), William B. Greene (1819-1878), Lysander Spooner (1808-1887) e Benjamin R. Tucker (1854-1939).
Mas voltando um pouco à história convencional do socialismo, temos Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), aquele que primeiro se intitulou anarquista, e que foi influenciado tanto pela facção individualista dos industrialistas quanto pela facção coletivista. A filosofia de Proudhon, embora chamada também de socialista, era cheia de nuances e difícil de caracterizar sob um rótulo só. Em seu livro Qu'est ce que la propriété?, de 1840, que carrega a famosa frase “a propriedade é um roubo”, Proudhon postula que as propriedades existentes eram todas provenientes de privilégios. Ele propõe, então, um novo sistema de propriedade, chamado por ele de possessão, em que não haveria propriedade da terra por donos ausentes; a propriedade estaria intrinsecamente condicionada ao trabalho direto na terra. O mutualismo, sua teoria econômica, propunha um novo sistema de concessão de crédito para sanar a escassez artificial provocada pelos privilégios políticos.
Uma parte das teorias de Proudhon seria desenvolvida nos Estados Unidos, pelos anarquistas individualistas supracitados, que enfatizavam a possessão e o mutualismo. Outra parte de seu pensamento influenciaria o anarco-comunismo de Mikhail Bakunin (1814-1876) e o marxismo.
O socialismo marxista
Eu tentei mostrar algumas das influências óbvias do pensamento de Karl Marx. Evidentemente, o que eu escrevi até aqui não é uma lista compreensiva – mas serve para dar uma noção de que as teorias marxistas não surgiram num vácuo. O liberalismo havia fornecido sua estrutura básica. A economia política de Karl Marx é totalmente baseada na de David Ricardo, influenciada por Thomas Hodgskin e sua teoria da exploração. A formalização das “contradições” de classe que Marx viria a mencionar estavam presentes no trabalho dos liberais Jean-Baptiste Say, Charles Comte e Charles Dunoyer. O pensamento de Proudhon levaria Marx a identificar as “relações de produção”, isto é, à específica estipulação de direitos de propriedade, como um dos fatores que favoreciam o domínio de classes. E os movimentos socialistas anteriores a Marx o levariam a identificar o que ele designaria como “proletariado” como sendo a classe explorada.
Assim, os pilares do pensamento marxista são as seguintes teses: (1) a história da humanidade é a história das lutas de classes – isto é, a luta de uma classe dominante relativamente pequena contra uma classe produtiva relativamente grande, explorada economicamente; (2) a classe dominante é unida por seu interesse em manter seu domínio e maximizar sua apropriação de “mais-valia”; (3) o domínio de classe se manifesta através de arranjos específicos de “relações de produção”, isto é, de certas estipulações de direitos de propriedade; (4) o Estado é a agência de dominação de classe; (5) a classe dominante só pode se manter numa posição exploratória sob uma certa “superestrutura social” – isto é, se houver uma opinião pública favorável; (6) o avanço das “forças produtivas”, isto é, o avanço do domínio exploratório a uma escala cada vez maior (até, eventualmente, uma escala global), faz que hajam sucessivas crises; o domínio exploratório perde sua legitimidade; há um aumento da “consciência de classe”, ou seja, da consciência da classe relativamente mais numerosa de que está sendo explorada, e surgem as “condições objetivas” para uma revolução que acabará com a exploração e estabelerá uma sociedade sem classes.
Segundo Marx, seria o capitalismo laissez-faire que levaria a uma exploração cada vez maior do proletário. Isso ocorreria porque o capitalista apropria-se da “mais-valia” social, isto é, um número de horas de trabalho não-pagas. Ele só seria capaz de fazer isso porque controla o aparato do Estado.
Uma vez que, segundo Marx, o Estado é a própria institucionalização do domínio de classe (é a definição dessa instituição), a revolução proletária deve tomar o aparato estatal. Esse período intermediário, de tomada das estruturas do Estado, foi chamado por Marx de socialismo (embora, como já assinalado, o termo “socialismo” tenha vários significados – sendo inclusive empregado pelos anarco-individualistas americanos para descrever sua filosofia radicalmente anticomunista). Com o controle do Estado, não haveriam mais contradições econômicas sistemáticas e haveria uma absorção da sociedade pelo Estado. Sem contradições econômicas, o Estado não tem razão de existir e, portanto, desapareceria, deixando em seu lugar uma sociedade sem classes – que foi chamada por Marx de comunismo.- saludos desde Ciudad de Málaga, España:Os informo, como muy rápidamente,...sobre el blog lukyrh.com, donde se exponen artículos que quizás le puedan interesar,...el suyo lo publicamos en el nuestro porque en el mismo hay un asunto sobre el concepto y término de tecnoplutocracia,...El artículo nuestro se llamará "la megageopolítica",...Nuestro blog, está a su entera disposición,...Luky de Málaga.Responder · Curtir · Deixar de seguir a publicação · há 6 segundos // : Dejar de seguir la publicación · Hace 6 segundos
Miércoles, 11 de julio de 2007
Sobre el socialismo marxista y sus influencias
Erick Vasconcelos : "" Escribí el texto a continuación para ayudar a un amigo de Gustavo. Necesitaba un resumen de las influencias de Marx, del socialismo antes que él y de las diferencias entre socialismo y comunismo en el marxismo.***
Algunas influencias del socialismo marxistaAunque lo que hoy se entiende por “socialismo” se refiere, en términos amplios, a la propiedad colectiva (vía el Estado o no) de los “medios de producción”, que se ha entendido con la palabra a lo largo de la historia no fue exactamente eso. Históricamente, el “socialismo” se refería básicamente a una preocupación por lo social. Esta definición puede parecer trivial; sin embargo, basta con mirar un poco la historia de pensadores y movimientos llamados socialistas para ver que esta es la única característica que los distingue.Las teorías socialistas partieron de las teorías liberales clásicas, por paradójicas que parezcan, dada la oposición que ahora pensamos entre las dos tradiciones, gracias principalmente a Karl Marx. Con la creciente liberalización de las relaciones sociales, ha surgido una nueva disciplina: la economía política . Con esta disciplina, vino el intento de comprender las relaciones sociales en su totalidad. Existía la impresión generalizada de que el trabajo y, por extensión, la división del trabajo , traían mayor prosperidad a todos.Las teorías liberales clásicas, principalmente las formalizadas por Jean-Baptiste Say, en su Traité d'economie politique(1803), se opusieron a dos clases de personas: trabajadores y empresarios, por un lado, que constituían la clase productiva, y los grandes terratenientes y rentistas , privilegiados por conquistas del pasado, que no producían nada. Según Say, que puso la agricultura, la manufactura y el comercio bajo el mismo nombre - "industria" - la primera clase fue la de "industrieux" - que dio el nombre a un nuevo movimiento en Francia: el industrialismo .Benjamin Constant, igualmente, dio nueva inspiración a los movimientos de transformación política con su panfleto antinapoleónico Le Espirit de Conquete (1815), quien argumentó que las conquistas de Napoleón no durarían, porque violaban las condiciones de la libertad individual, es decir, la paz. y comercio.Al final del período napoleónico, en 1814, dos liberales clásicos, Charles Comte (1782-1837) y Charles Dunoyer (1786-1862), lanzaron el periódico Le Censeur europeen , cuyo objetivo era promover los principios de la libertad individual y el gobierno representativo. Más tarde, en 1817, el periódico cambió de enfoque y comenzó a enfatizar la propia sociedad industrial, argumentando que si la industria no era el objetivo de las sociedades modernas, debería serlo. Cambiar el rumbo del periódico de la defensa de algunas libertades constitucionales a la defensa de la sociedad industrial en sí no fue un cambio trivial; Si la agenda anteriormente se refería a instituciones representativas, el nuevo enfoque tenía que ver con la explotación económica y las estructuras de clase.. El análisis enfatizó el impacto del sistema económico en el desarrollo de la cultura política y trató de explicar la transición de una etapa social a otra.Según ellos, la libertad era el estado que permitía a los hombres ejercer sus facultades y obtener el producto de su trabajo. El mal era lo que interfería con la libertad. Así, el industrialismo sería el único sistema que permitiría al hombre ejercer sus facultades sin temor a ser víctima de la fuerza, el fraude, la explotación o la guerra. Como Charles Comte puso en su Traité de Legislation(1826): “En todas las naciones una parte de la población domina o pretende dominar a otras, y es para evitar castigos físicos más o menos severos que algunos hombres, llamados gobernados, sujetos o esclavos, obedecen o tratan de evitar las acciones que se les imponen. se imponen. La historia de la especie humana está compuesta, en una palabra, de luchas que nacieron del deseo de tomar los placeres físicos de todo tipo e imponer un dolor proporcional a todos ”. Así, la teoría de clases radicalmente liberal nacida en Francia vio en el Estado la fuente de explotación y opresión. El mismo pensamiento se importaría más tarde al socialismo marxista.En Inglaterra, a principios del siglo XIX, fue el liberal David Ricardo quien gozó de mayor prestigio en economía política. Partiendo de las ideas de Adam Smith, David Ricardo adelantó la idea devalor-trabajo , es decir, la idea de que la fuente del valor es el trabajo. Algunos autores, sin embargo, sacaron conclusiones algo diferentes a las de David Ricardo, partiendo de su propia estructura analítica. Uno de esos grupos fue el de los que se conocieron como ricardianos socialistas , el mayor de los cuales fue Thomas Hodgskin (1787-1869).Hodgskin, aunque llamado "socialista", defendió cosas que pocos socialistas hoy admitirían: defendió el libre comercio, el libre mercado y la suspensión de todas las regulaciones. También fue un defensor de los derechos naturales lockeanos, a partir de los cuales, en conjunto con la teoría del valor del trabajo de Ricardo, postuló que había una cantidad total impaga a los trabajadores, lo que luego se llamaría “más- valía ”por los marxistas. En su panfleto de 1825, Labor Defended Against the Claims of Capital - titulado así para burlarse del título de un panfleto de James Mill llamado Commerce Defended - Hodgskin estimó que la explotación solo era posible a través de los privilegios establecidos políticamente.en el campo de la producción. Lo que llamó "capitalismo" no era un régimen de libre mercado, sino privilegios monopolísticos establecidos por el estado en beneficio de una plutocracia.
Otros socialismosDentro del movimiento “industrialista” había dos facciones mutuamente antagónicas que no se percibían inmediatamente como tales. Estaba la facción liberal e individualista de Charles Comte y Charles Dunoyer, y la facción autoritaria y colectivista (a pesar de los epítetos, aquí no hay juicio de valor) de Saint-Simon y Auguste Comte.El primero, como ya se mostró, vio una contradicción indisoluble entre el poder político y la sociedad industrial. Saint-Simon (1760-1825) y Auguste Comte (1798-1857), por otro lado, aunque compartían el mismo entusiasmo por la sociedad industrial (y de ahí la confusión entre las dos tendencias "industrialistas"), anhelaban una sociedad donde hubiera grandes banqueros y científicos que controlan el poder político; así que, según ellos, y utilizando una consigna que luego sería adoptada por el marxismo, querían sustituir los "gobiernos de hombres" por la "administración de las cosas". En otras palabras, aunque Saint-Simon es conocido como un “socialista”, lo que defendió podría caracterizarse como una tecno-plutocracia.Entre los que se citan como los primeros socialistas, cabe mencionar también a Robert Owen (1771-1858) y Charles Fourier (1772-1837). En términos generales, ambos abogaban por la formación de pequeñas cooperativas, en las que el trabajador sería recompensado según su esfuerzo.Robert Owen fue inicialmente un seguidor de las teorías liberal-utilitaristas de Jeremy Bentham (1748-1832), pero más tarde, preocupado por las condiciones sociales de Inglaterra, llegó a postular la necesidad de la unidad entre los hombres, para que no hubiera más. competencia entre el trabajo y la máquina, pero una subordinación de esta última. Así, señaló la necesidad de formar colectivos, pequeñas comunidades cooperativas, en las que se comparta la producción. Esto lo llevó a formar la comunidad New Harmony en Estados Unidos, que fracasó.El fracaso de New Harmony llevaría más tarde a Josiah Warren (1798-1874) a afirmar que el problema era la ausencia de propiedad privada y soberanía individual., creando así una variedad de pensamiento muy peculiar: el anarquismo individualista estadounidense. En este anarquismo, no solo hay propiedad privada, sino también libre mercado; la defensa y el derecho se proporcionan a través de asociaciones voluntarias. La idea sería refinada hasta finales del siglo XIX, por pensadores como Stephen Pearl Andrews (1812-1886), William B. Greene (1819-1878), Lysander Spooner (1808-1887) y Benjamin R. Tucker (1854-1939). .Pero volviendo un poco a la historia convencional del socialismo, tenemos a Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), el primero que se llamó a sí mismo anarquista, y que fue influenciado tanto por la facción individualista de los industriales como porpor la facción colectivista. La filosofía de Proudhon, aunque también llamada socialista, fue matizada y difícil de caracterizar bajo una sola etiqueta. En tu libro Qu'est ce que la propriété? , de 1840, que lleva la famosa frase "propiedad es robo", Proudhon postula que las propiedades existentes eran todas de privilegios. Luego propone un nuevo sistema de propiedad, al que llama posesión , en el que no habría propiedad de la tierra por propietarios ausentes; la propiedad estaría intrínsecamente condicionada para trabajar directamente en el terreno. El mutualismo , su teoría económica, propuso un nuevo sistema crediticio para remediar las carencias artificiales provocadas por los privilegios políticos.Una parte de las teorías de Proudhon serían desarrolladas en Estados Unidos, por los anarquistas individualistas antes mencionados, quienes enfatizaron la posesión y el mutualismo. Otra parte de su pensamiento influiría en el anarcocomunismo y el marxismo de Mikhail Bakunin (1814-1876).Socialismo marxistaTraté de mostrar algunas de las influencias obvias del pensamiento de Karl Marx. Por supuesto, lo que he escrito hasta ahora no es una lista completa, pero sirve para dar la sensación de que las teorías marxistas no surgieron en el vacío. El liberalismo había proporcionado su estructura básica. La economía política de Karl Marx se basa enteramente en la de David Ricardo, influenciada por Thomas Hodgskin y su teoría de la explotación. La formalización de las “contradicciones” de clase que más tarde mencionaría Marx estaban presentes en la obra de los liberales Jean-Baptiste Say, Charles Comte y Charles Dunoyer. El pensamiento de Proudhon llevaría a Marx a identificar las “relaciones de producción”, es decir, la estipulación específica de los derechos de propiedad, como uno de los factores que favorecían el dominio de clase.Por tanto, los pilares del pensamiento marxista son los siguientes:Según Marx, sería el capitalismo de laissez-faire el que conduciría a una explotación creciente del proletario. Esto sería porque el capitalista se apropia de un “valor agregado” social, es decir, una cantidad de horas de trabajo no remuneradas. Solo podría hacer esto porque controla el aparato estatal.Dado que, según Marx, el Estado es la propia institucionalización de la dominación de clase (es la definición de esa institución), la revolución proletaria debe apoderarse del aparato estatal. Este período intermedio, asumiendo las estructuras estatales, fue llamado por Marx socialismo(aunque, como ya se señaló, el término "socialismo" tiene varios significados; incluso los anarcoindividualistas estadounidenses lo utilizan para describir su filosofía radicalmente anticomunista). Con el control estatal, no habría más contradicciones económicas sistemáticas y habría una absorción de la sociedad por parte del estado. Sin contradicciones económicas, el Estado no tiene razón de existir y, por lo tanto, desaparecería, dejando en su lugar una sociedad sin clases, que Marx llamó comunismo .Martes, 10 de julio de 2007,...)))...
- (1) la historia de la humanidad es la historia de las luchas de clases, es decir, la lucha de una clase dominante relativamente pequeña contra una clase productiva relativamente grande y económicamente explotada; (2) la clase dominante está unida por su interés en mantener su dominio y maximizar su apropiación del "valor agregado"; (3) el dominio de clase se manifiesta a través de arreglos específicos de “relaciones de producción”, es decir, ciertas estipulaciones de derechos de propiedad; (4) el estado es la agencia de dominación de clases; (5) la clase dominante sólo puede permanecer en una posición exploratoria bajo una cierta “superestructura social”, es decir, si hay una opinión pública favorable; (6) el avance de las "fuerzas productivas", es decir, el avance del dominio exploratorio en una escala cada vez mayor (hasta, eventualmente, a escala global), provoca sucesivas crisis; el dominio exploratorio pierde su legitimidad; hay un aumento en la “conciencia de clase”, es decir, en la conciencia de la clase relativamente mayor que está siendo explotada, y aparecerán “condiciones objetivas” para una revolución que acabará con la explotación y establecerá una sociedad sin clases.
- Hemos introducido, nuestro mensaje a ese blog brasileño,...de la manera que hemos podido técnicamente,...¡¡.
- Atiendan,...¡; entre los tecnopolíticos, de un sistema, como el real soviético-URSS,...y los Tecnoplutocráticos,...avispados y todos poderosos, de poder de estado,...de clase explotadora,...de variadas maneras,...pero en esencia,...por las realidades pasadas y los resultados,...PERO ES QUE EL PROBLEMA ES DE LA HUMANIDA,...ES ELLA LA QUE SE TIENE-DEBE ESPABILAR,...SU LIBERACIÓN SOCIAL ES OBRA DE ELLA MISMA,...ENTIENDEN EL DICHO MARXISTA,...Y DE LOS PROLETARIOS NO-TONTUELOS,...NOSOTROS COMO PARTE DE UNA CIERTA CANTIDAD EN EL PLANETA,...¡¡.
- ESTAMOS PREPARANDO TRABAJOS,...AQUÍ VA ALGO SOBRE EL ASUNTO: TEORÍAS CONSTRUCCIÓN SOCIALISMO, ASÍ LO HEMOS ARCHIVADO,...¡¡; Y ESTO QUE VIENE A CONTINUACIÓN SON TEMAS DE AUTORES, QUE REPRODUCIMOS PARA LOS LECTORES,...¡¡, DEL BLOG,...: "Debates teóricos sobre la transición al socialismo en Rusia yCuba, dos polémicas inconclusas, de trascendencia mundial, para la izquierda del siglo XXI Daniel Rafuls Pineda Profesor de Teoría Socio-política de la Universidad de la HabanaPasados casi tres lustros del derrumbe del socialismo en la URSS y del fracaso de las llamadas experiencias de construcción socialista en los países de Europa oriental y central, y cuando a principios del siglo XXI, se ha iniciado una suerte de “relanzamiento” del socialismo como el régimen social que va a sustituir al capitalismo, parece de gran trascendencia ir al rescate crítico de las principales tesis que han explicado, históricamente, algunos aspectos significativos de la transición del capitalismo al socialismo, y darle continuidad a un debate que, a todas luces, aún está muy lejos de concluir.La reivindicación de una indagación de este tipo adquiere especial trascendencia hoy, en momentos en que algunas de esas tesis fueron censuradas, desde posiciones políticas (y no desde la ciencia), por “servir a los intereses de la burguesía”, cuando se han escrito centenares de artículos y monografías que han evaluado los errores (y horrores en algún período) políticos y teóricos de la experiencia soviética, y en medio de una situación, donde todavía no hay consenso en cuanto a cómo empezar el socialismo del nuevo siglo y cómo va a continuar.Este intento de valoración crítica a que quiere convocar el presente trabajo que podría limitarse a hacer un pequeño esbozo de los criterios, más difundidos, sobre la manera en que se transitó o se podría (o no) haber transitado al socialismo en los distintos países, y que por interés de este autor, para insertarse en el debate actual sobre estos temas, va a culminar con algunas de las valoraciones teóricas expuestas en relación a los primeros años de la transición al socialismo en Cuba, sin embargo, no podrá ser realizado, sin hacer un estudio transdisciplinario del tema en cuestión, y sin recurrir a las primeras discusiones teóricas sobre la Gran Revolución Socialista de Octubre que fue la primera experiencia práctica duradera de construcción del socialismo.En este sentido se puede apreciar la existencia de un primer grupo de escritos acerca del comienzo de la transición al socialismo en general, y sobre sus especificidades en el caso de la Revolución en el antiguo imperio de los Zares.Entre los autores más destacados que coincidieron, en las primeras dos décadas del siglo XX, con la actividad teórico y revolucionaria del líder de la Revolución Rusa, se debe destacar a N. Bujarin, quien fue uno de los pocos marxistas de la época que (además de Lenin) estudió a fondo la problemática del tránsito del capitalismo al socialismo.En su obra “Teoría económica del período de transición” (1920), que representa una clara defensa de la política del “comunismo de guerra” (aplicado en Rusia entre 1918 y 1920), él expuso varias ideas acerca de las transformaciones estructurales de la sociedad. Entre ellas, una, que aseguró la imposibilidad de aplicar medidas de capitalismo de Estado en las condiciones del socialismo, y otra, acerca de la ausencia de relaciones monetario-mercantiles dentro de él.Este autor, asimismo fue uno de los más importantes economistas soviéticos que en 1919 reconoció el predominio de los especialistas burgueses en Rusia durante el proceso inicial de construcción del socialismo. Este rasgo de la economía soviética fue apreciado por él como una de las causas del naciente burocratismo en el aparato estatal.Otro importante economista marxista del período fue el húngaro Eugen S, Varga. El dedicó algunos escritos al tema de la transición al socialismo. Particularmente importantes fueron sus referencias a las cuestiones de la disciplina del trabajo y de la utilización de los especialistas burgueses en el marco de la economía proletaria. Estos análisis se realizaron a partir de la experiencia de la Revolución Húngara que personalmente vivió, y fueron recogidos en su libro “Problemas de la política económica bajo la dictadura del proletariado” (1922).Uno de los antecedentes teóricos más importantes que aborda la coexistencia temporal entre propietarios y no propietarios durante la etapa inicial de construcción del socialismo (algo muy común que hoy se está sugiriendo por ejemplo a través de las experiencias de Venezuela y Bolivia), son los trabajos del economista y político soviético Eugen A. Preobrazenski quien fue otro de los pocos marxistas que estudió a fondo esa problemática.Según este autor en su obra más importante “La nueva economía” (1926), mientras la acumulación primitiva capitalista surge y se desarrolla en el seno del feudalismo, la acumulación primitiva socialista empieza su historia con la conquista del poder por parte del proletariado. Para Preobrazenski, la acumulación dentro de los marcos del socialismo, se manifiesta a través de dos momentos.El primero, en forma de acumulación primitiva socialista, es decir, mediante la acumulación en manos del Estado de recursos materiales procedentes de fuentes externas al complejo económico estatal. En su apreciación, esto se podría lograr reduciendo los precios de los productos industriales, y al mismo tiempo, tasando fuertemente a los campesinos ricos y al beneficio capitalista privado.El segundo momento de la acumulación, Preobrazenski lo llama “acumulación socialista”. Esta representa la adición, al capital productivo fundamental, del subproducto que no se destina a la distribución suplementaria entre los sujetos de la producción socialista y el estado socialista, sino que sirve para la reproducción ampliada.A pesar de que este autor, en 1934, durante el XVII Congreso del PCUS, se retractó de esas conclusiones teóricas, es necesario señalar que en su momento, consideró que ellas podrían tener un valor universal, excepto quizás en aquellos países que fueran los últimos en incorporarse a la forma económica socialista.El alemán H. Grossman fue otro autor importante de aquellos tiempos. En su libro “La ley de la acumulación” (1929), critica el revisionismo socialdemócrata y las posiciones de Kautsky, Hilferding, Cunow y los austromarxistas que lo apoyaban. Para estos, la teoría marxista del derrumbe estaba separada de la teoría del valor, y era puramente “ideológica”. Grossman aseguró, que la cuestión del derrumbe va íntimamente relacionada con la ley de acumulación y, por consiguiente, con la problemática de la caída tendencial de la tasa de ganancia.Este propio autor, asimismo, reconoció la relevancia de la lucha de clases como factor acelerador del derrumbe del capitalismo, pero también constató que aunque la presión de la clase trabajadora sobre la clase empresarial para elevar los salarios, provoca la disminución de la tasa de ganancia, el derrumbe sobrevendrá no por esa causa, sino por razones necesariamente objetivas, inevitables, que hacen incompatible la sobrevivencia del sistema capitalista con las propias leyes de su evolución histórica.Esa idea acerca de la importancia de la lucha de clases para la victoria del socialismo, tiene antecedentes en G. Lukács, quien durante los años 20 (aparte de Lenin), en su libro “Historia y conciencia de clase”, subrayó con fuerza la función de la conciencia de clase en la totalidad del movimiento histórico. Lukács, como Preobrazenski, también se retractó de algunas de sus... 2 Daniel Rafuls Pineda - Cuba Siglo XXI ...principales conclusiones teóricas y algunos autores presumen que tales actitudes estaban relacionadas a lo acontecido con el marxismo teórico y político después de 1930.En ese entonces, a raíz de un debate en la prensa que enfrentó a partidarios de Plejánov y de Lenin, sobre sus respectivas condiciones como filósofos, Stalin y sus seguidores elaboraron una nueva concepción del partidismo político. Ellos atribuyeron las causas de todo disentimiento ideológico y político con el aparato central del estado soviético, a deserciones de tipo clasista. Así, a partir de esa determinación, se consideró como “desviacionista de derecha” a todos los que siguieran una línea teórica o política distinta a la oficial representada por la dirección del partido comunista, y particularmente, por su secretario general. Esa denominación fue aplicada con posterioridad a los economistas políticos Rubin, Sokólnikov y otros, y a Bujarin y Deborin por ejemplo, en las esferas política y filosófica.Otros trabajos, de importancia particular, que inducen a hacer una investigación a fondo sobre los problemas de la construcción del socialismo y sus distintas interpretaciones histórico-concretas, son los escritos de Antonio Gramsci acerca de los residuos de mecanicismo en el análisis de la unidad entre la teoría y la práctica, y sus valoraciones sobre los conceptos de “dirección política y moral”, “consenso”, “guerra de posición” y “hegemonía”, para garantizar la conquista del poder político, por parte del proletariado, y su consolidación, exitosa, durante la construcción de la nueva sociedad.Para el escritor y político italiano, por ejemplo en su trabajo “El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Crose”, apartar la filosofía de la teoría de la historia y de la política, y considerar la teoría como complemento, accesorio o sierva de la práctica, es hacer un análisis metafísico o mecanicista del problema en cuestión. Esto, valorado en esos términos, constituía un golpe demoledor a la práctica stalinista de adaptar la realidad concreta, y su interpretación conceptual, a las formulaciones teóricas “oficialistas”, del gobierno soviético, encabezadas por el entonces secretario general del PCUS.Particular importancia en la concepción gramsciana de hegemonía de clases del estado, y dentro de la sociedad civil, tuvieron sus escritos desde la Cárcel, aparecidos a partir de 1927, donde destaca la preeminencia de la ideología y la cultura, en determinadas circunstancias, por encima de la base económica.Otro político y escritor de notable influencia, para el esclarecimiento de estos temas, es León D. B. Trotsky. Bajo su autoría, existe una serie de trabajos que abordan el tema de la transición al socialismo en general, y en particular en el caso de Rusia.En su obra “Balance y perspectivas” (1906) por ejemplo, él enuncia por primera vez su visión de la Revolución Rusa y mundial, y propone su conocida tesis acerca de la “revolución permanente”. Es válido reconocer que mucho antes que Lenin, Trotsky concluyó de manera teórica, que la revolución proletaria no depende directamente del nivel de madurez de las fuerzas productivas para estimular el cambio de modo de producción, sino del grado de agudización de la lucha de clases, de la situación internacional, y finalmente, de una serie de momentos subjetivos. Sus propuestas sin embargo, no hacían distinción, sustancial, en las condiciones de países del Oriente u Occidente.Asimismo, en un folleto publicado en 1922, bajo el título “Entre el imperialismo y la revolución”, y en su artículo “Socialismo en un solo país” que apareció en 1933 como parte su “Historia de la Revolución Rusa”, este autor estableció claras diferencias entre el período de transición hacia el socialismo, y el socialismo propiamente dicho. Para él, lo primero era una larga etapa durante la cual el proletariado se servía de los métodos y las formas organizativas del cambio capitalista (dinero, bolsa, bancos, cálculo comercial) hasta llegar a centralizar la economía. Al mismo tiempo, asumía el socialismo no, especialmente, como una etapa, o fase, separada del período de transición hacia él, sino como un momento superior de relaciones sociales, donde la propiedad colectiva sobre los medios de producción habría dejado de ser un simple acto jurídico, para convertirse en el fundamento de una producción racional y armoniosa que fuera capaz de satisfacer las necesidades humanas.Por otro lado, si consideramos que parte de las tesis fundamentales sobre los inicios de la transición al socialismo, que fueron difundidas, a lo largo de muchos años, para explicar las etapas previas a la toma del poder político por parte de la clase trabajadora, tiene entre sus aspectos más importantes, el estudio del término dictadura democrático revolucionaria de las masas populares, parecerá lógico que se deba estudiar la primera intervención, después de la segunda guerra mundial, en que un líder soviético haya hecho pública esa frase.En 1947 el político soviético A. A. Zdanov en su célebre “Informe de 1947 sobre la situación internacional”, definió las llamadas democracias populares, y sus respectivas dictaduras democráticas, como algo intermedio que ya no era capitalismo, pero que tampoco era socialismo.Esta afirmación, que tuvo una trascendencia enorme en la clasificación teórica del tipo de estado que estaba rigiendo (en lo inmediato) en la mayoría de las llamadas experiencias socialistas de Europa del Este y, por un tiempo también, durante los primeros años de la construcción social en países como China, Vietnam y Cuba, en la actualidad, no es utilizada para prever la implantación de algún tipo de estado de izquierda que ya no sea capitalista, pero que tampoco sea socialista.En este primer grupo de escritos acerca del comienzo de la transición al socialismo, en general, y sobre sus especificidades en el caso de la Revolución Rusa, por su importancia, finalmente, también se debe resaltar la figura de J. D. Stalin.A partir de su promoción a secretario general del PCUS, él escribe dos de sus trabajos de mayor significación para la teoría de la construcción del socialismo y la dictadura del proletariado. Estos han sido conocidos bajo el título de “Cuestiones del Leninismo” (1924) y los “Fundamentos del Leninismo”(1926).En estas obras se perciben claramente dos ideas centrales: Una primera, entiende al Estado y a los dirigentes del Partido Comunista que lo representan, como el factor fundamental de la sociedad socialista, lo que sugiere dos visiones distintas a la posición de Lenin, que le otorgó a los soviets, el mayor peso en la nueva construcción social. El segundo elemento significativo que se destaca en esos escritos, es la asunción de que la propiedad del estado es un sinónimo de propiedad socialista, lo que tampoco se corresponde con las apreciaciones de Lenin quien, hasta que murió, nunca llamó socialista a ningún tipo de propiedad en manos del estado ruso.Stalin asimismo enarboló dos tesis que se difundieron en el mundo teórico, por las autoridades soviéticas, como la máxima expresión de la ciencia marxista. Ellas fueron: la supuesta ausencia de la ley del valor, y la ley sobre la necesaria correspondencia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, dentro de los marcos del socialismo.Aunque a partir de la experiencia del Estado soviético, en su obra “Problemas económicos del socialismo en la URSS” (1952), Stalin hizo algunas aclaraciones que flexibilizaron la radicalidad de estas dos últimas tesis mencionadas, su consideración acerca de que el socialismo es la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción y la liquidación del capitalismo, no lo abandonó nunca. La etapa de transición del capitalismo al socialismo para él, era apenas imperceptible. Por eso en 1936 promovió la idea acerca de la irreversibilidad de los fundamentos del socialismo en la URSS, y en 1937 la contribuyó a plasmar en la Constitución de la URSS.Algunas de las valoraciones teóricas más difundidas sobre la revolución y los inicios de la transición al socialismo en Cuba....falla o falta algo del 5-...En este contexto de análisis, la experiencia cubana de transición al socialismo ha recibido su propia interpretación. En ella, como un proceso inédito hasta hoy, se conjuga la evaluación de un poder de obreros y campesinos, alcanzado mediante la fuerza de las armas, con un primer gobierno provisional de composición mayoritariamente burguesa y pequeño-burguesa que, a pesar de la agresión de la contrarrevolución interna y externa, no pudo infundir un rumbo reformista a la revolución.El estudio de la revolución de enero de 1959 en Cuba y los momentos iniciales de su tránsito al socialismo, puede ser apreciado a través de distintas fuentes bibliográficas. Algunas de ellas, que han sido expuestas por autores no cubanos, y por cubanos residentes en el exterior, están relacionadas directamente, con el proceso de destrucción de la máquina estatal-burocrática burguesa en Cuba y las correspondientes transformaciones en su base económica.Entre los primeros trabajos publicados pueden ser considerados “El régimen social y estatal de la República de Cuba” de R. Lapova, y “La fusión del movimiento revolucionario en Cuba en una corriente única antiimperialista y patriótica” de M. I. Mojnachov (ambos en ruso y publicados en 1963). Hay que destacar que este último escrito, junto al artículo del también soviético V. E. Churkin “Acerca de la formas políticas de los peldaños del tránsito en el desarrollo de la dictadura del proletariado” (también en ruso y publicado un año más tarde) fueron las dos primeras referencias a la supuesta existencia de una dualidad de poderes en Cuba, en los primeros meses, luego del triunfo de la revolución.También importantes han sido las monografías “Cuba: camino del triunfo de la Revolución” (1975) de E. Grinevich, y “Cuba, el camino de la Revolución” (1978) de O. Darushenkov. Otros trabajos publicados después, como “El Gran Octubre y la Revolución Cubana” (1982), y “Cuba: experiencia del desarrollo social” (1983) escritos respectivamente, por A. D. Bekarevich y A. Bogomolov, junto a otros autores, dedicaron especial atención al término dictadura democrático-revolucionaria de las masas populares y al proceso de establecimiento de la dictadura del proletariado en Cuba.Una de la últimas publicaciones de autores soviéticos sobre esos temas, lo constituyó el artículo de L. Poskónina “Crítica de las concepciones no marxistas del papel de la burguesía en la Revolución Cubana”, publicado en 1986. En este trabajo, la investigadora niega que el rechazo de algunos sectores de la burguesía a la dictadura de Fulgencio Batista, sea prueba alguna de la hegemonía burguesa en la Revolución Cubana.Una posición algo distinta asumieron en su momento otros autores. El señor Eduardo Suárez Rivas (contrarrevolucionario cubano radicado en Miami) en su libro “Los días iguales” ve la causa del paso de Cuba al comunismo no debido a las acciones del gobierno norteamericano, sino por las “ansias de gloria y poder” de Fidel Castro. En un sentido parecido se expresó Carlos Márquez Sterling (dirigente destacado del Partido Ortodoxo, en la década del 50, y posterior opositor a la revolución con residencia en los EEUU) quien en su trabajo “Historia de Cuba. Las Américas”, además atribuyó el paso de la revolución, al socialismo, a la condición de comunista de su principal líder...........Particular importancia en los intentos por desacreditar la historia real de la Revolución Cubana, Otras publicaciones, dentro de este grupo de valoraciones teóricas que hicieron sus primeras apreciaciones sobre lo que estaba ocurriendo en Cuba, que también abordan la etapa inicial de superación del capitalismo en nuestro país, realizan el análisis desde posiciones esencialmente no marxistas. Algunos de estos escritos, son: “Cuba, Castro y los Estados Unidos” de Phillip Bonsal (último embajador norteamericano en Cuba), y “Fidel Castro:............; la tuvo el libro “Mito y Realidad” (1992), de Juan Clark (contrarrevolucionario cubano radicado en Miami y profesor del Miami-Dade Community College). Es preciso reconocer que esta voluminosa obra, que tiene la virtud de dar a conocer cómo pensaban, todavía, los opositores históricos a la Revolución Cubana, en los momentos del “derrumbe del socialismo”, no diferenciaba, sustancialmente, sus principales conclusiones sobre los conceptos de gobierno, poder, estado y principales transformaciones económico-sociales (que tuvieron lugar en los primeros momentos del triunfo revolucionario), del resto de las publicaciones no marxistas señaladas arriba. En su mayoría, rechazan la idea de que las causas principales de la Revolución Cubana residan en el agotamiento del régimen capitalista como sistema de transformación social.La literatura utilizada para esclarecer los primeros años de destrucción del capitalismo en Cuba, también puede ser presentada como parte de otro grupo de publicaciones que incluye exclusivamente material bibliográfico de carácter nacional. Aquí se pueden destacar textos que antecedieron a nuestra revolución, de gran significación, de importantes líderes del movimiento revolucionario cubano de la talla de Julio A. Mella, R. M. Villena, A. Guiteras y Pablo de la Torriente Brau, entre otros, que fueron destacados en la monografía “Primer Partido Comunista de Cuba” (2005) de la Dra Angelina Rojas y, sobre todo, en la serie de publicaciones que, al respecto, la MsC. Juana Rosales, escribió entre 1999 y el 2004 en la Revista “Cuba Socialista”.Este grupo de publicaciones refleja un número considerable de documentos oficiales (principalmente partidistas y del Estado), de pronunciamientos y de muchos escritos de los principales líderes políticos cubanos, que han explicado, de manera general, las transformaciones más importantes realizadas por la revolución, en cada momento de su historia inicial, y la forma en que se fue produciendo la destrucción del Estado burgués y el nacimiento del socialista.Entre ellos se deben destacar: “La Ley Fundamental de la República”, el “Programa del Partido Comunista de Cuba”, los folletos de divulgación “Leyes del Gobierno Provisional de la Revolución”, y los materiales del “Primero y Segundo Congresos del PCC”. También son esenciales las distintas comparecencias públicas y ante la prensa, así como escritos, de Fidel Castro.Particularmente significativos son su alegato “La historia me absolverá”, la “Charla en la Universidad Popular” que él tuvo en diciembre de 1961, ante la televisión, y su intervención en la clausura del XVIII Congreso de la CTC, celebrado en el año 2001.Otros trabajos importantes son: “Los fundamentos del socialismo en Cuba” (1961) de Blas Roca, “Cuba en el tránsito al socialismo (1959-1963) de Carlos R. Rodríguez, publicado en 1983, y algunos escritos del entonces Presidente de la República; Osvaldo Dorticós, que abordaron temas esenciales vinculados al proceso de institucionalización del país.Con relación a las publicaciones hechas dentro de Cuba, también se pueden encontrar otras monografías y artículos que abarcan un amplio número de autores cubanos que, después de 1959, han hecho importantes aportaciones a la teoría política y económica de construcción del socialismo en nuestro país. Pero aunque hasta principios de la década del 70, esos trabajos eran escasos, y abordaban aspectos, esencialmente, de carácter económico, algunos años después, los análisis de índole política, se fueron abriendo paso.Hasta principios de la década del 70, esos trabajos eran escasos, y abordaron aspectos esencialmente de carácter económico.Particular importancia en estos estudios de carácter económico tiene la tesis de doctorado “La Estrategia de desarrollo económico de Cuba en la etapa revolucionaria” (1978), del actual Ministro de Economía y Planificación José Luis Rodríguez. En esta investigación, que fue publicada en forma de libro en 1990 bajo el título de “Estrategia del desarrollo económico en Cuba”, se aborda de una manera profunda y concisa la situación de la economía en sus años de neocolonia, y durante las llamadas etapas democrático-popular y socialista de la revolución. Es importante destacar queeste fue uno de los primeros trabajos serios, en el mundo académico, donde se comenzó a utilizar los análisis teóricos expuestos por la Plataforma Programática del PCC (aprobada en 1976) para caracterizar, políticamente, los primeros tres años de la Revolución.Una de las pocas publicaciones no esencialmente económicas, de los primeros años, fue el artículo de Juan B. Moré Benítez acerca de “El tránsito constitucional hacia el socialismo en Cuba” (1963).Este, significó un análisis de carácter jurídico que brindó importantes puntos de vista sobre la Constitución de 1940 y la aparición de la Ley fundamental de la República, aprobada en febrero de 1959.Especial significación para el desarrollo de la tesis de doctorado que proponemos, ha tenido el trabajo de la Dra Talía Fung “En torno a las regularidades y particularidades de la Revolución Socialista en Cuba” (1982). Este, constituyó el análisis teórico más elaborado, hasta esos momentos, sobre el sistema de contradicciones en Cuba y acerca de los conceptos Estado, Partido, clases sociales y alianzas políticas establecidas durante los primeros años de la Revolución.Bajo la propia autoría de la Dra Fung, en 1983, también se hizo público su artículo “Algunas cuestiones acerca del tránsito en Cuba de la Revolución democrático-popular y nacional liberadora a la Revolución Socialista”. Esta publicación, expuso dos tesis centrales que han sido aceptadas sin grandes cuestionamientos por la mayoría de las publicaciones posteriores de autores cubanos: Primero que la dictadura democrático-revolucionaria de las masas populares, correspondiente a la primera etapa de la revolución, fue el máximo factor acelerador de la revolución hacia el socialismo. Y en segundo lugar, que con la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción, la superestructura política (que entonces y hasta hoy se comenzó a ver como dictadura democrática de las masas populares) dio paso a la dictadura del proletariado.También, a principios de la década de 1980, aparecieron dos trabajos que abordan el establecimiento de la dictadura del proletariado en Cuba y algunos de sus antecedentes más importantes. Estos fueron: “La organización estatal en Cuba” (1981), de Domingo García Cárdenas, y “Algunas consideraciones acerca del surgimiento del Estado de la dictadura del proletariado en Cuba” (1983) de Ramón Rodríguez Salgado.Una de las investigaciones que por su profundidad y amplitud, ha tenido mayor difusión y aprobación en los medios académicos cubanos, ha sido la tesis “Lo regular y específico en la destrucción de la máquina estatal burguesa y de la formación del Estado Socialista en Cuba” (1984) de la Dra Olga Fernández Ríos.Los resultados de este trabajo, que se hicieron públicos en 1988 bajo el título de “Formación y desarrollo del Estado Socialista en Cuba”, revelan otras aristas, muy profundas, de los conceptos dictadura democrático-revolucionaria de las masas populares y dictadura del proletariado, vinculados al análisis de la Revolución Cubana. Allí, la autora también propone una periodización de la dictadura del proletariado en nuestro país que se enmarca de octubre de 1960 a diciembre de 1976 (en la que el Estado asume formas y estructuras provinciales), y de ese último año, hasta la fecha de publicación del libro (momentos a partir de los cuales el Estado asume formas a nivel nacional y más acabadas).Otro trabajo importante de esos años fue “La dialéctica del desarrollo del socialismo en Cuba” (1985) de los autores Talía Fung, Miguel Limia David y R. Rodríguez Salgado. Ellos, entre otros aspectos, abordaron tanto la influencia de las relaciones de dependencia de Cuba respecto del imperialismo norteamericano, para el tránsito ininterrumpido de la revolución nacional-liberadora hacia el socialismo, como el análisis de las transformaciones políticas y de las relaciones de propiedad en el país. Para el conocimiento de las primeras aproximaciones teóricas que se hicieron sobre la transición al socialismo en Cuba, resulta de especial importancia recordar los debates en torno a la culminación del período de transición del capitalismo al socialismo en Cuba, que tuvieron lugar entre 1988 y 1991.En ese período, la revista CUBA SOCIALISTA promovió una fuerte polémica teórica en la que se vieron envuelta varios autores cubanos. Entre ellos, R. Blanco Báez, B. Flores Casamayor, F. Sánchez Linares, L. Del Castilla Sánchez, M. Burgaza Castillo y J. A. Toledo, entre otros. Es significativo destacar que aunque se hicieron algunas incursiones a los primeros momentos deltriunfo revolucionario, ninguna cuestionó la fundamentación teórica vigente en nuestro país, hasta estos momentos, acerca de la implantación de la dictadura democrática de las masas populares en Cuba desde enero de 1959 y del inicio de la dictadura del proletariado en Cuba a partir de fines de 1960.Un interesante análisis sobre el proceso de institucionalización del país lo presenta el escrito “El Sistema Político Cubano” (1991) de Miguel Limia. En este, por primera vez, se hace una periodización del establecimiento de la dictadura del proletariado en Cuba a través de tres etapas: La primera se ubica desde mediados de 1960 hasta 1975, la segunda hasta mediados de la década del 80 y la tercera, desde el inicio de la etapa de rectificación de errores y tendencias negativas hasta lo que el autor entonces consideró la actualidad. Esta clasificación obviamente también excluye el primer año y medio del triunfo revolucionario.Otras dos tesis de doctorado tienen particular relación con los tópicos esbozados arriba. Ellas se titulan “La concepción de Ernesto Che Guevara sobre la teoría de la Revolución” (1991) y “Los estudios del Sistema político Cubano y la Cubanología. Una perspectiva crítica desde el marxismo” (1992), de los autores Carlos J. Delgado García y H. Yánez Quintero, respectivamente.El primero rebela las concepciones del Che sobre la teoría de la Revolución Social, en sus aspectos esenciales, las vías de acceso al poder y varios aspectos, de gran significación, para la construcción socialista. El segundo, realiza una crítica a las distintas posiciones de cubanólogos que estudian los primeros años de establecimiento del sistema político cubano. Este último autor, para su análisis, utiliza como punto importante de apoyo las tesis de dictadura democrática y del proletariado que han sido expuestas por otros autores cubanos mencionados arriba.A partir de 1991-92, desde el fracaso del socialismo en la antigua URSS y los países de Europa del este, y a tenor de las implicaciones que trajo para el país el comienzo del período especial, se inició una larga etapa de notable silencio académico. Esta, también tuvo relación con la declaración del líder de la Revolución Cubana acerca de la detención temporal del proceso de construcción del socialismo en Cuba. No obstante, esta situación se ha comenzado a revertir desde fines del siglo XX, y hasta hoy, cuando el país ha reiniciado su recuperación económica.Algunos de los últimos trabajos difundidos han tenido relación con la Revolución Rusa, de 1917, y con la desaparición del también llamado socialismo real. Estos tópicos, que tuvieron dos momentos muy importantes en los espacios que abrió la revista Contracorriente, para el debate sobre la “Vigencia de la Revolución de Octubre” (1997), y la Sección “Controversia”, de la Revista Temas, que hizo pública la polémica (entre especialistas) “¿Por qué cayó el socialismo en Europa Oriental?” (2004), constituyeron un impulso renovador a ulteriores publicaciones en torno al socialismo.Sin embargo, aunque en los últimos años ha reaparecido una fuerte tendencia, dentro de Cuba, a rescatar las polémicas teóricas sobre el socialismo y la transición hacia él, la gran mayoría de ellas no han vuelto a los debates de los primeros 30 años sobre las etapas democrático-popular y socialista de la Revolución, lo que indica un incuestionable consenso acerca de que no es posible iniciar la transición al socialismo sin el acometimiento de medidas de expropiación y estatización de ...8 Daniel Rafuls Pineda - Cuba Siglo XXI.... la economía. Algunas excepciones han retomado los análisis realizados durante los años primeros años del triunfo revolucionario.Dos de las publicaciones más recientes que tienen mayor trascendencia para valorar los inicios de la transición al socialismo en Cuba, es la obra “Gobierno Revolucionario Cubano: génesis y primeros pasos” (1999), de Luis M. Buch y su continuación: “Otros pasos del gobierno revolucionario cubano”, publicado en el año 2002, junto a la autoría de Reinaldo Suárez. En estos trabajos, el ex secretario de la Presidencia y del Consejo de ministros (y único autor de los dos libros) recordó su experiencia personal en el primer Gobierno Revolucionario, y, junto al coautor del segundo libro, expuso el proceso a través del cual se hicieron las distintas proposiciones para conformar el primer gobierno provisional, desde el 5 de enero 1959 hasta julio de ese año.Particular importancia tienen estos escritos, para inferir de ellos que ni la burguesía cubana tuvo suficiente fuerza para obligar al Ejército Rebelde a contar con ella durante la conformación de un primer gobierno, ni la revolución era lo suficientemente débil como para no poder evitar que un gobierno inicial incluyera en sus filas a representantes de la clase burguesa,............................. También muy importantes han sido la nueva publicación (2003) de “En Marcha con Fidel 1960”, de Antonio Núñez Jiménez, y una de las compilaciones más completas, titulada “Documentos de la Revolución Cubana” (2006), de un destacado colectivo de profesores del Programa FLACSO-Cuba, que reúne textos oficiales del Primer Gobierno Revolucionario y expone acontecimientos de gran significación, ocurridos en 1959. Todos estos análisis referidos arriba, que exponen, en apretada síntesis, los antecedentes teóricos de la revolución de enero de 1959 en Cuba, y la propias evaluaciones que hicieron cubanos y no cubanos (residentes dentro y fuera de Cuba) sobre nuestro proyecto político, sin embargo, no explican lo que puede estar ocurriendo hoy con otras fuerzas de izquierda en América Latina que pugnan por revelar una nueva forma de transición pacífica del capitalismo al socialismo. Pero aunque hay que reconocer que lo que está aconteciendo en estos momentos en la República Bolivariana de Venezuela y en Bolivia, no tiene precedentes exitosos en la historia del movimiento revolucionario mundial, también hay que aceptar que cualquier evaluación teórica, y práctica, de estos dos procesos políticos tendrá que transitar, de manera obligatoria, por los primeros debates conceptuales sobre el tema del socialismo vinculado a la Revolución Rusa, y por las distintas discusiones que, al respecto, se hicieron sobre la primera revolución socialista en el Hemisferio Occidental. //.,...))).../// Aproximadamente 174.000 resultados (0,49 segundos)Resultados de construcción del socialismo en Rusia
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Una de las tareas urgentes de la izquierda es hacer una reflexión crítica de lo ocurrido en las sociedades que se autodenominaron socialistas y que hoy han regresado al capitalismo. Quiero aclarar desde un comienzo que éste no es el objetivo de este artículo para que no se creen expectativas falsas.En un breve espacio y sin comentarios personales, pretendo exponer algunos de los principales análisis que hizo Lenin -el más destacado dirigente de la primera revolución proletaria mundial- de los acontecimientos que fueron ocurriendo en la URSS entre febrero de 1917 y meses antes de su muerte, el 21 de enero de 1924. Estas ideas están desarrolladas en trece tomos y más de seis mil quinientas páginas. (1) Estimo útil que el lector conozca a través del propio Lenin las limitaciones que el dirigente bolchevique constató en ese arduo proceso de empezar a caminar hacia el socialismo en uno de los países más atrasados de Europa y sin el apoyo de la revolución socialista mundial que nunca llegó.Seguramente este trabajo no podrá satisfacer todos los interrogantes que abre. Si al menos sirviese para dar a conocer la complejidad de los temas abordados y motivar a la reflexión, estimulando la lectura crítica de Lenin, habrá cumplido su objetivo.1. Capitalismo monopolista de estado, antesala del socialismoEn agosto de 1915, analizando los efectos de la guerra el dirigente bolchevique considera que la “dialéctica de la historia ha impulsado extraordinariamente a la humanidad hacia el socialismo” (2), porque dio gran impulso al desarrollo mundial del capitalismo. Sostiene que se ha inaugurado una nueva época histórica en la que han madurado por completo las condiciones objetivas para construir el socialismo (3): “(...) La pequeña y la mediana empresa han sido desplazadas y arruinadas, la concentración e internacionalización del capital asumen proporciones gigantescas. El capitalismo monopolista se convierte en capitalismo monopolista de Estado. Las circunstancias obligan a una serie de países a implantar la regulación social de la producción y de la distribución. Algunos países implantan el trabajo general obligatorio”. (4)El punto de referencia de Lenin es el capitalismo de estado alemán.2. Las dos premisas del socialismo: avances técnicos capitalistas y poder proletarioPara Lenin el socialismo era inconcebible, en primer lugar, “sin la gran técnica capitalista basada en los últimos descubrimientos de la ciencia moderna” y “una organización estatal planificada” capaz de someter “a decenas de millones de personas al más estricto cumplimiento de una norma única en la producción y distribución de los productos” y, en segundo lugar, “sin la dominación del proletariado en el estado”. Para él estas premisas constituían el abecé del marxismo (5) y las sintetizará más tarde en su conocida expresión: “pode soviético más electrificación”. (6);..... - BUENO, LO EDITAMOS,...TAL CUAL,... -LUKYRH.
- nota: hemos rectificado y añadido algunas cosas,...a las 8,00 h.e. del día 26-6-2.014.
LOS CANTES DE IDA Y VUELTA
19/12/2017
CANTES DE ORIGEN AMERICANO
Bajo el título genérico y confuso, pero aceptado mayoritariamente, de “Cantes de Ida y Vuelta”, es corriente agrupar los siguientes: guajira, milonga, vidalita, colombiana, la rumba y la petenera. Y también, añadimos nosotros, los cantes de El Piyayo.
Cantes todos ellos, incluida la colombiana -que nada tiene que ver con el grupo, al menos en su origen-, que evocan aires musicales del otro lado del Atlántico. Son los aires folclóricos americanos adobados con el folclore andaluz que resume las esencias andaluzas, llegadas hasta allí con los descubridores y colonizadores de América del Sur.
Antecedentes hay en el teatro del Siglo de Oro, que en los entreactos solía introducir bailes y cantos originarios del acervo musical americano. Y siglos después (entre 1.831 y 1.847), el escritor costumbrista Serafín Estébanez Calderón “El Solitario”, nos deja su particular visión del asunto con estas palabras: (…) “En vano es que de las Indias lleguen a Cádiz nuevos cantes y bailes de distintas aunque siempre de sabrosa prosapia; jamás se aclimatan si antes pasando por Sevilla, no dejan en vil sedimento lo demasiado torpe” (…). O lo que es lo mismo: los cantos americanos sólo fueron cantes cuando las figuras de la época los transformaron hasta darles perfiles artísticos y cuadraron su estructura flamenca para ser interpretados por los profesionales que triunfaban y se ganaban la vida en los escenarios de los cafés cantantes y en las fiestas para las que eran contratados.
También Charles Davillier[1], se refiere al tema cuando, en uno de sus viajes por España (1.862), pudo ver a “una joven gitana interpretando el tango americano con extraordinaria gracia”, aunque él lo llame “punto de la habana”, canto y baile que al parecer era muy popular cuando entonces en Andalucía, que luego transmutaría en flamenco con el nombre de guajira, casi en los finales del siglo XIX, probablemente por mor del desastre colonial que tuvo en los sucesos de la guerra de Cuba su último episodio.
No nos cuadra, sin embargo, el hecho de que se aluda al legendario Curro Dulce, relacionado siempre con la construcción de cantes tenidos como más serios cuales son la seguiriya y la caña, como cantaor de guajiras u otros cantes del grupo; aunque nos veamos obligados a ponerlo en cuarentena dado su origen gaditano –Cádiz y Sevilla fueron los puertos por donde entraba todo lo que venía de América, incluidos los cantos que, según la teoría establecida ya venían de vuelta-, pero la discografía –en tanto que documentos sonoros- no miente: la inmensa mayoría de los artistas que tienen grabados estos estilos son cantaores no gitanos. Recordemos sino a Antonio Pozo “El Mochuelo”, Juan Breva, Sebastián Muñoz “El Pena”, Cayetano Muriel “El Niño de Cabra”, La Rubia de Málaga, Manuel Escacena, José López Domínguez “Niño de la Isla” o José Rodríguez de la Rosa “Niño Medina”, algunos de ellos con estilo propio que llega hasta nuestros días. El Mochuelo –su falta de seriedad formal lo ha dejado en la Historia como un cantaor menor cuando no es así-, tan original siempre, titulaba algunos de estos cantes en los créditos de sus discos como “Guajiras de vuelta abajo” o “Guajiras a dúo” (grabadas al alimón con la Rubia de Málaga). En el folclore de Cuba, no por casualidad, existen el “punto vueltabajero” y el “punto coreado”, que se canta a dúo.
Y ya que estamos en Cuba, no debemos olvidar el aflamencamiento de la rumba, que tiene sus mejores referencias en Antonio González “El Pescaílla”, pionero de la rumba catalana y pareja artística que fue de Lola Flores; y Miguel Vargas Jiménez “Bambino”, que le imprimió el soniquete de Utrera hasta convertirla en un cante personal que ha quedado plasmado en sus múltiples grabaciones creando escuela.
Esta letra pertenece, sin embargo, a una rumba de origen cubano aflamencada posteriormente:
La mujer que quiere a un chino
porque no tiene amor propio,
porque el chino toma opio
y alborota a los vecinos
Y a estas mujeres
no hay quién las entienda
y hay que tenerlas
cortas las riendas
Tras las primeras grabaciones, y ya en pleno apogeo de la etapa conocida como de la “Ópera Flamenca”, llegó el espaldarazo definitivo para este tipo de cantes que encontraron en la situación socio-política y económica de España su mejor escenario. Eran tiempos de posguerra y la cosa no estaba para seguiriyas, que bastante tragedia habían vivido los supervivientes de aquel desastre nacional. De aquella pléyade de “Niños” y “Niñas” nadie se escapó del imperio llorón y empalagoso de los cantes que fueron y vinieron, porque era lo que los públicos demandaban y los empresarios y las discográficas exigían; es decir, las reglas del mercado, igual que ahora.
En este sentido, hubo no pocos artistas –reconocidos después como excelentes cantaores generales- que haciendo estos cantes y algún fandango “personal” recorrieron España en olor de multitudes. Son tantos los ejemplos que no acabaríamos, pero ahí van algunos nombres: Pepe Marchena, Manuel Vallejo, El Garrido de Jerez, José Cepero, El Pena Hijo, Angelillo, El Guerrita, El Americano, Chaconcito, El Chato de las Ventas, El Niño del Museo, El Niño de la Huerta, Luquitas de Marchena, La Niña de la Puebla o Juanito Valderrama.
Con el final de esta etapa, que comienza con la ruptura que supuso el I Concurso Nacional de Cante Jondo (Córdoba, 1956) –el conocido en nuestros días con el nombre de “Concurso Nacional de Arte Flamenco”-, se inicia el declive de los cantes de origen americano.
El período conocido como del neoclasicismo se sustenta en una vuelta a los orígenes y en la recuperación académica de la ortodoxia y la pureza, consagradas con la entrega a Antonio Mairena de la Llave de Oro del Cante, en el Concurso Nacional de Cante Jondo y Flamenco (en la edición de 1962 se le añade “y Flamenco” con la clara intención de establecer una linde que con el tiempo ha resultado inexistente). Había nacido un nuevo líder y la flamencología de la época –estuviera o no de acuerdo, pues de todo hubo- no tuvo más remedio que aceptar ese nuevo estado de las cosas. O sea, que pasamos de llorar con “La hija de Juan Simón” (milonga popularizada por Angelillo, entre otros) a rompernos la camisa con la seguiriya de El Nitri. Y Pepe Marchena, cabeza visible del régimen caído, pasó de artista de masas a ser poco menos que un marginado: ni a nombrarlo se atrevían los aficionados, porque sólo pronunciar su nombre levantaba ampollas y era motivo de exclusión.
Así las cosas, fueron escasos los cantaores que llevaban en su repertorio guajiras, vidalitas, milongas o colombianas. Si acaso, algunos los adaptaron a las modas de los nuevos tiempos y, siguiendo una corriente que venía de antiguo (El Carbonerillo y Pepe Pinto ya habían interpretado las colombianas por bulerías), convirtieron los cantes de ida y vuelta en cantes de ida y fiesta: Pericón de Cádiz, Dolores de Córdoba, Adela “La Chaqueta”, Bernarda de Utrera o Chano Lobato nos han dejado muestras significativas sobre lo dicho. Casi todos ellos de Cádiz, puerto y puerta para lo que llegaba de América, con una capacidad extraordinaria para transformarlo todo (recordemos la reconversión de la jota en alegrías).
Tras la muerte de Mairena, aquella dictadura estética da paso a una nueva etapa en la que se vuelve a la libertad de interpretación. Y así, con la ayuda de acontecimientos como la Exposición Universal (Sevilla 1992), que conmemoraba los primeros quinientos años del descubrimiento de América, comienza una lenta recuperación y difusión de estos cantes que se vio reflejada en la aparición de un disco antológico, editado con motivo del evento citado, y en el hecho de que los cantaores los incluyeran en su repertorio, tanto en actuaciones ante el público como en sus discos: Antonio Pérez “El Perro de Paterna”, Luís de Córdoba, José Galán, Ana Reverte, Mayte Martín o Enrique Morente son ejemplo no limitativo de lo dicho.
LA GUAJIRA, cuyo vocablo viene de guajiro (campesino blanco en Cuba), es un cante cuyo origen lo encontramos en el folclore sudamericano, principalmente de Cuba. Como canto tonadillero, parece ser que ya se cantaba en el siglo XVIII, pero Joaquín Turina[2], dos siglos después, lo trata como cante y avisa pesimista ante su natural evolución musical: “La típica Guajira que aún cantan los profesionales flamencos como Chacón, tiende a desaparecer envuelta en los virtuosismos y melismas con que se adornan los cantaores del género nuevo, que, por variarlo todo, lo denominan ya Opera Flamenca”.
De su aspecto literario hay que decir que su copla consta de diez versos octosílabos de contenido amoroso y popular pleno de lirismo, auque a veces se nos antoje falto de sentido. La guajira es una décima, también llamada “espinela” en honor a su creador, Vicente Espinel[3]. Por otra parte, la disposición de sus rimas propicia una musicalidad y sonoridad tan peculiares que ayudan al cantaor a acentuar las cadencias melódicas, intensificando el ritmo y alargando o recortando sus tercios. De los impropiamente denominados “Cantes de Ida y Vuelta”, tal vez sea éste el que mejor conserva y resume las características generales de todo el grupo.
Junto al palmar del bohío
tengo un bujío cubierto de flores
para la linda trigueña
Que con mi alma sueña,
risueña de mis amores,
quiero platicar contigo
debajo del cocotero
para que tú sepas,
linda trigueña mía,
cuánto te quiero.
LA MILONGA Y LA VIDALITA, en sus versiones flamencas, son tan parecidas entre sí que sus diferencias son más achacables a las aportaciones particulares de cada artista que los interpreta que a los caminos seguidos en su evolución musical. Tanto su origen etimológico como musical parece estar en Sudamérica y más concretamente en Argentina. Su música, evocativa y dulce, se ha mantenido en sus versiones flamencas. Y sus coplas, que tienen un número variable de versos, suelen contar historias con planteamiento, nudo y desenlace, en tono amoroso unas veces, y trágico en otras, que en tiempos pasados hacían llorar a un público fácil, predispuesto a la tragicomedia, que acudía en masa a escuchar a los artistas que llevaban estos cantes en su repertorio.
El término “milonga”, de origen argentino, significa baile (allá “milonguear” es sinónimo de danzar); en tanto que el vocablo, que da nombre a su cante hermano, “vidalita”, tiene su raíz en el americanismo “vidala”, que se emplea para referirse a las cosas de la vida como expresión de resignación o esperanza.
Las características iniciales se mantuvieron al ser adaptadas en sus versiones flamencas, primero por Pepa Oro, la gran creadora, y después por D. Antonio Chacón[4], quién adaptó la milonga a cante para escuchar, según su biógrafo, José Blas Vega, en “Vida y Obra de D. Antonio Chacón”. Pepe el de la Matrona ha dejado una grabación interpretada al estilo de Pepa Oro que dice:
Eran las dos de la noche
y a tu puerta llegue ufano
con la bandurria en la mano:
Despierta divina flor,
despierta ángel de amor.
las dos están dando ahora
y son de la madrugá.
y si estas embelesá,
despierta divina aurora,
¡Ay, cucú!
y tu me estas matando.
¡Ay, cucú!
y yo no puedo mas.
Serrana me voy contigo
donde tú me puedas llevar.
El remate, a modo de estribillo, lo canta a ritmo de tanguillo. Sin embargo, su evolución musical fue derivando a distintas versiones que dieron lugar a una libertad casi absoluta de interpretación, más libre de ejecución, que encontró sus mejores voces en Pepe Marchena, especialista y máximo difusor de este estilo, y los seguidores de su estética cantaora, cuyo representante más señalado hasta su muerte fue Juanito Valderrama, gran conocedor y cultivador de estos cantes, del que han bebido entre otros la cantaora catalana Mayte Martín, que en su obra discográfica, “Querencia”, ha dejado grabada una vidalita para la Historia.
También es digna de recordar una letra que hace alusión, de acuerdo con José Blas Vega, a la relación amorosa entre Pepa Oro y su amante el cantaor “El Macareno”:
Si llegara a suceder
que esta ingrata me olvidara,
su culpa le perdonara
y la volviera a querer.
¡Pero no, que no ha de ser
que la vuelva a querer yo,
ella motivos me dio
y yo hice juramento:
Borrar de mi pensamiento
Juanito Valderrama, Juan de la Vara y Marchena
LA COLOMBIANA es una creación de Pepe Marchena. Es decir, que en su origen nada encontramos que se identifique con el folclore sudamericano, aunque tanto por su parecido aire con la milonga y la guajira -o más modernamente con la rumba- como por la denominación que le diera su creador José Tejada Martín “El Niño de Marchena”, se le incluye dentro del grupo. Fue en sus comienzos (1.930-31), y sigue siendo en la actualidad, un cante muy aceptado por el gran público, pese a sus evidentes carencias flamencas.
José Blas Vega, en su obra “Temas Flamencos” (1.973), afirma sobre la colombiana: “Hacia 1.930 aparece también un nuevo estilo, la colombiana, motivada más por una canción que por el influjo folklórico que pueda venir de Colombia”.
Es indudable, la colombiana tiene una estructura creada y definida por Pepe Marchena, que los demás intérpretes –sobre todo los seguidores de su concepto del cante- han continuado, por lo que apenas se encuentran variaciones estilísticas. Si bien, es cierto que en un principio tenía mayor parecido a otros cantes americanos de ritmo lento y cadencioso, aunque con el tiempo ha ido aligerando su ritmo original hasta convertirse en una rumba casi.
Posteriormente, Antonio Hita Maldonado, en un artículo publicado en la revista “Candil” (1.986), dice acerca de la creación de Pepe Marchena: “Su nacimiento y posterior divulgación viene de los años treinta, cuando el tan vituperado, por determinados artistas y críticos de esta generación, D. José Tejada Martín, Niño de Marchena, junto a D. Hilario Montes, y tomando como base de su creación, entre otras formas musicales, la rumba española, realizan una composición aflamencada a la que bautizan con el nombre de Colombiana y que en segunda parte era interpretada a dos voces”.
Efectivamente, fue su creador Pepe Marchena, quien hacia 1931 compone una canción que titula «Mi Colombiana», y que con el tiempo alcanzaría el rango de cante flamenco. Parece ser, en opinión del guitarrista Rafael Nogales, que Marchena se inspiró para crear la colombiana en una canción vasca titulada «El pájaro carpintero». El guitarrista Ramón Montoya realizó, en 1932, una nueva versión de la colombiana acompañando a Marchena y al Niño de la Flor, que hacía la segunda voz; y, entre 1932 y 1933, la graba de nuevo, con letra de Hilario Montes y música de Ramón Montoya y Bregel, titulándola «Quisiera cariño mío», y añadiendo matices propios, hasta configurar la estructura melódica del cante tal y como lo conocemos. Estilo que se popularizó con rapidez –como todo lo que cantaba- y fue muy bien acogido por la afición de la época.
También, el guitarrista Agustín Castellón “Sabicas” –que en los años treinta, “siendo un chavalico”, iba con Marchena-, en una entrevista concedida a Mingus B. Formentor, crítico musical del diario “El País” (edición de Cataluña), atribuye a Pepe Marchena la creación de la colombiana. He aquí el diálogo, resumido y adaptado:
– Perdone usted, ¿y qué cante es ése? –le pregunta el pamplonica al marchenero.
– Pues es un cante que estoy haciendo ahora mismo –le contesta Marchena, con aquella chulería de flamenco que le caracterizó toda su vida.
Y concluye Sabicas: “Y le puso colombiana”.
Pues esta es la copla, que suele ser de seis versos octosílabos a los que es corriente añadir una coda o estribillo:
Quisiera cariño mío,
que tú nunca me olvidaras,
que tus labios con los mío
en un beso se juntaran
y que no hubiera nadie en el mundo
que a ellos lo separaran.
Coda o estribillo:
Ven aquí, cantemos los dos,
que cantando la colombiana,
cariño mío, la vida es mejor
El cante por colombiana se interpreta en tono mayor y en compás binario, inspirado en el patrón rítmico de la habanera o del tango. No obstante la forma primitiva, más emparentada con el carácter de la guajira, tiende a realizarse sobre un ritmo interno en base al cual el intérprete alarga los tercios, demostrando así su capacidad cantaora, ralentizando el compás en función de una mayor y más ornamentada expresión melódica. Al igual que en otros cantes de ida y vuelta las colombianas pueden ser interpretadas a dos voces al estilo de la trova tradicional cubana o del bambuco (danza y música del folclore de Colombia).
La colombiana, que ciertamente se nutre de los aires musicales de otros cantes del grupo, y por mor de la denominación que le dio su creador, ha quedado definitivamente incluida en el grupo de los “Cantes de Ida y Vuelta”, se presta a ser cantada en distintas versiones o variaciones más o menos flamencas -como ocurre con todo el conjunto- tal las escuchadas a Manuel Vallejo con aires de tangos y más modernamente a la cantaora sevillana Ana Reverte o al granadino Enrique Morente.
LA PETENERA
Sigue siendo un enigma del cante flamenco. Sobre su origen existen distintas versiones: la que, basándose en los escritos de Serafín Estébanez Calderón “El Solitario”[5], sitúa sus raíces “allende el mar”; es decir, en el folclore americano. Otra versión -debida a Hipólito Rossy- señala su origen en las coplas que cantaban -y cantan- los judíos sefarditas: estamos hablando, por tanto, de una fecha anterior a 1.492, año de la expulsión de los sefarditas, mientras que Estébanez Calderón sitúa su nacimiento en torno a 1.847, fecha en la que estaba de moda en Sevilla.
“Por otro lado –escribe José María Castaño, periodista e investigador jerezano-, estudios cada vez más consistentes sitúan a la petenera como un estilo de ida y vuelta. En efecto, existe una región de América Central entre el norte de Guatemala y el sur de Yucatán que se llama Petén y sus habitantes peteneros y peteneras, al igual que sus canciones. De hecho, Turina musicalmente las asemeja a las Guajiras. Incluso Demófilo comentó que parecía más un punto cubano que un cante gitano. También se encuentran peteneras, como ellos mismos la llaman, en Argentina, en el Golfo de México y en la misma Habana. Y esto es así porque al parecer una tonada peninsular viajó a América con los conquistadores y volvió para aflamencarse definitivamente allá por la época del café cantante. De hecho en 1803 aparecen en programas de teatros, curiosamente por una intérprete española.”
Finalmente, la versión sostenida por estudios más recientes que afirman que este cante se debe a una cantaora de finales del XVIII -de la que nada se sabe- llamada “La Petenera” –por deformación fonética de “Paternera”-, nacida en Paterna de la Rivera (Cádiz) a cuya persona hacen alusión algunas coplas del cante que estudiamos. Esta teoría está apoyada en la de Antonio Machado y Álvarez “Demófilo”, que basa sus argumentos en las confesiones de Juanelo de Jerez, que afirmaba haber escuchado a la citada cantaora siendo joven.
Sin embargo, este texto pone en cuestión la teoría citada:
(…) “Cuentan las crónicas que allá por el año 1820 vivía en uno de los arrabales de Sevilla una moza de mucho rumbo y desgarre como sólo se crían en aquellas bendita tierra, a quien llamaban la Petenera. Curiosas investigaciones de grandes eruditos, por más que se han roto los cascos y revuelto archivos, no han podido esclarecer el porqué de este singular apodo, sin duda porque no tendrá origen ninguno más que la chuscada proverbial” (…)[6]
Pero, frente a todas ellas, defendemos que su origen musical pudiera estar en un canto para bailar llamado petenera, que existe entre los términos de Alcolea, Laújar de Andarax y Paterna del Río -todos ellos de Almería-, cuya similitud musical con el cante por peteneras actual es muy significativo.
Según Salvador Sánchez Maturana, conocedor y cronista de la historia de Paterna del Río, “Durante la procesión del Cristo de las Penas (Patrón de la localidad, que en la actualidad se celebra el tercer domingo de agosto, aunque años atrás tenía lugar el 14 de septiembre) se queman espectaculares tracas y en el recorrido es normal escuchar peteneras (el subrayado es nuestro) en su honor (No en vano dicen que este cante tiene su origen en Paterna del Río)”.
La explicación de que este cante pudiera tener su origen en América del Sur, como afirman algunos teóricos, pudiera estar en la emigración que se produjo a mediados del siglo XIX y en años posteriores –hay descendientes de aquellos emigrantes que lo confirman- desde esta localidad de la Alpujarra almeriense hasta países como Cuba y Argentina. Es probable que aquellos emigrantes llevaran consigo el folclore de su tierra, que allí se mezclara con las músicas autóctonas –de ahí su inicial aire aguajirado- y que volviera para hacerse cante definitivamente en Andalucía, cuya entrada desde América estaba en el puerto Cádiz.
Nos inclinamos, pues, por la evolución musical del canto folclórico original que por mor de las aportaciones artísticas ha llegado a convertirse en el cante que hoy todos admitimos como tal: Medina “El Viejo”, Paca Aguilera, La Rubia y La Niña de los Peines son algunos de los artistas que conformaron la petenera para legarla al patrimonio flamenco actual.
Se canta en modo dórico, que evoluciona a modo menor, con final en la semicadencia tradicional andaluza. Su compás es alterno (3×4 y 6×8) y de ella encontramos reminiscencias musicales en cantos y cantes como el vito, la guajira, la seguiriya y cantes afines cuales son la liviana y la serrana.
En cuanto a su estructura literaria, decir que sus coplas constan de cuatro o cinco versos octosílabos, dependiendo de si se trata de la petenera corta o larga, que al cantarlos se convierten en seis -y hasta ocho, dependiendo de la distribución musical que haga el intérprete- por repetición de algunos y el añadido de otro ajeno a la copla:
La Petenera se ha muerto
y la llevan a enterrar.
No cabe por la calle
la gente que va detrás.
CANTES DE “EL PIYAYO”
En este apartado cabe abordar, aunque sólo sea de forma somera, los Cantes de El Piyayo –tradicionalmente se denominan en plural, aunque sólo existe un estilo-, llamados así por ser Rafael Flores Nieto “El Piyayo” (Málaga, El Perchel, 1864 – 1940) su creador ; aunque serían los también malagueños Manolillo “El Herraó” y Ángel de Álora los que dieran estructura flamenca y musical definitiva al mencionado estilo, en necesaria colaboración con los guitarristas de la época.
Este es un cante claramente basado en la guajira con un toque muy personal, en cuyo secreto siempre han estado los viejos guitarristas malagueños de los que han aprendido los actuales: el caso de Juan “El Africano” es paradigmático de lo que hablamos.
Su cante, creado sobre la base de los aires de guajira, pero en son de tango, es similar en su estructura melódica y musical al citado cante americano. Sin embargo, ha sido confundido frecuentemente y aún hoy se sigue cayendo en el mismo error.
Todo por mor de una versión basada en el cante original grabada por Antonio Mairena a la que tituló «Tangos de Málaga»; cuando los Cantes de EL Piyayo no son tangos de Málaga: es un cante personalísimo que sólo a él pertenece, aunque otros hayan contribuido a engrandecerlo y ya forme parte del acervo cantaor cubano-malagueño.
Han difundido su cante y, según Ángel de Álora, lo han engrandecido cantaores como Rafael «El Trinitario», Manolillo «El Herraó» y «El Chirle». Sin embargo, Ángel de Álora, es de todos los citados, según mi opinión, el que ha redondeado este cante, revalorizándolo y dándole forma definitiva.
En Málaga es normal que cantaores y cantaores lo lleven en su repertorio, desde el veterano Antonio de Canillas hasta los más jóvenes; sin embargo, hay que destacar a Pepe Vergara (fallecido hace unos años siendo aún joven), continuador de la escuela de Ángel, que los interpretaba con conocimiento y gusto. Esta letra es corriente escucharla por el citado cante:
En la cámara de popa
traigo toítos mi tesoros,
traigo el caballo de oros
y la manilla de copas,
con toíta su demás tropa,
sotas, caballos y reyes,
lo traigo en tan buenas leyes
para cuando salte a tierra…
Si tu boquita fuera
un terrón de azúcar,
estaría toda la noche
chupa que chupa.
Si tu boquita fuera
aceituna verde,
estaría toda la noche
muele que muele,...)))... publicado por lukydemálaga -- 29006.
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