viernes, 27 de noviembre de 2020

F. ENGELS,....Y EL TESTAMENTO DE ENGELS -VS-LA RESPUESTA ES ESE MUÑEQUITO,...MALDITA EL QUE LO INVENTÓ,....Y QUIENES LOS UTILIZAN,.....ES QUE ELIMINA, -- OTRA COSA MÁS, -- LA POSIBLE COMUNICACIÓN,...----EL PERSONAL, PONE EL MUÑEQUITO,....Y NO TIENE OBARIO-POYAS DE DECIR NI BUENOS DÍAS, QUE TAL,...O CÓMO ESTÁS, PERSONA ¡¡;..... MONIGOTE,...Y ABAJO, : me gusta ¡¡??¡¡.

HOLA,....UNAS SOLAS PALABRAS, DEL EDITOR DE lukyrh.blogspot.com // Miren la conquista del sistema solar,...marte, otros planetas, y lunas diversas,....incluso meteoritos,......conlleva una eliminación media humanidad,....mínimo,......Y EL CAPITAL ACUMULADO PARA ESTA CONQUISTA DEL SISTEMA SOLAR,.....HA CREADO TODAS LAS DESGRACIAS HUMANAS QUE SE HAN DADO EN ESTOS ÚLTIMOS SIGLOS,....Y EN LAS DÉCADAS QUE VIENEN,....EN LAS CUALES SE SEGUIRÁN IMPLEMANTANDO,....Y EN ESTE DASAGUISADO GENOCÍDICO Y HOLOCÁUSTICO UNIVERSAL PARTICIPAN LOS ELITOSOS OLIGARCAS Y TECNOPLUTOCRÁTICOS FINANCIEROS PRIVADOS JUNTO A LOS PODERES ESTATALES-PÚBLICOS,....EN JOINT-VENTURE,......MÁS QUE ORGANIZADA Y NO INFORMADA A LA SOCIEDAD MUNDIAL,.....-- Y SE DICE, DE QUE NO TIENE MARCHA ATRÁS, ESTE ASUNTO SIDERAL CONQUISTADOR ¡¡. SON POLÍTICAS-ECONÓMICAS OSCURANTISTAS,.....Y LAS PANDEMIAS, VAN POR ESOS CAMINOS,....Y LAS GUERRAS PERMANENTES,....Y LOS ANUNCIOS DE LA NECESIDAD,....O DE QUE SE DEBEN DE DAR LA TERCERA GUERRA MUNDIAL,.....CON GENERALES,....." BOCAZAS "", QUE NO HAN SIDO DIMISIONADOS, SACADOS DE SUS RESPONSABILIDADES,....Y HABERLOS MANDADO AL DESEMPLEO,....PERO SIN COBRAR UN EURACO,....O UNA LIBRA ESTERLINA,.....O UN DOLAR VERDE YANQUEEE, ENSANRENTADO DE LA HUMANIDAD UNIVERSAL,......POS YA ME CAYO,....EDITORIAL Y POSIBLES LECTORXS,.....¡¡¡¡¡. lukydemálaga,.....facebook.com/chano2020 29006 málaga,... est. esp. 27/11/2.020. Lmm.



EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD,...MARXISTAS, SOLO DOS : C. MARX Y F. ENGELS,...LOS ANTERIORES Y POSTERIORES A ELLOS,...¡¡, SÓLO BUSCAVIDAS Y REALIZANDO TRAPICHEOS Y CHAPUCES, PA GANARSE LA VIDA,...¡¡¡¡. - entre ellos y ellas, yo ¡¡. - ; lukydemálaga.

DOMINGO, 22 DE NOVIEMBRE - 2020 // REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.

El "testamento" político de Friedrich Engels // EEUU: Los representantes de las grandes empresas son aun una pequeña minoría de los miembros del equipo de transición presidencial

 REPRODUZCO,...¡¡¡¡   lukydemálaga,...¡¡¡¡¡.


https://www.sinpermiso.info/textos/el-testamento-politico-de-friedrich-engels

El "testamento" político de Friedrich Engels

Michael R. Krätke 

17/11/2020

Cualquiera que haya sido puesto a prueba por su lealtad a la constitución en los años 70 y siguientes en la antigua República Federal y haya sido sospechoso de ser un "enemigo de la constitución" probablemente se acordará del "último Engels". Desear un orden económico y social diferente está permitido en la constitución; el derrocamiento violento del orden político no. Como joven de izquierda uno podía remitirse al "último Engels" para pasar como amigo de la constitución, aunque con opiniones radicales.

Con el "último Engels" se hace referencia, ante todo, a un texto que Friedrich Engels escribió a principios de 1895, pocos meses antes de su muerte: una introducción a la nueva edición de "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850" de Karl Marx. Casualmente, este fue el último gran texto que escribió y publicó antes de su muerte. No pretendía ser su "testamento político". Recibió este dudoso estatus por una serie de coincidencias.

Engels nunca había estado tan cerca del SPD y sus partidos hermanos europeos como en los últimos cinco años de su vida. Sin Engels, difícilmente hubiera sido posible -contrariamente a lo esperado- la exitosa refundación de una Internacional de partidos socialistas y socialdemócratas en el verano de 1889. En los primeros años de la llamada "segunda" Internacional, antes de que existiera una organización formal y un buró conjunto en Bruselas, muchos de los contactos entre los partidos socialistas de Europa y América del Norte pasaban por Engels. Mantenía correspondencia con todos los que tenían rango y nombre en el movimiento socialista, con Kautsky, con Bernstein, con August Bebel y otros miembros del ejecutivo del SPD, con Viktor Adler, con Domela Nieuwenhuis, con Filippo Turati, con Pablo Iglesias, con Paul Lafargue y muchos otros.

En 1890 cayó la Ley Socialista (Sozialistengesetz), y el SPD pudo operar legalmente de nuevo en el Reich alemán. Engels estaba entusiasmado. Vio el comienzo de una nueva época política en Alemania, que requería un lenguaje político diferente y una estrategia y táctica políticas diferente. Con el congreso del partido de Erfurt de 1891, logró una obra maestra: por primera vez, un partido de masas europeo con cientos de miles de miembros y votantes, el SPD, había adoptado un programa decididamente socialista que estaba claramente determinado por el "socialismo científico" de Marx y Engels. Engels consideraba al SPD como el centro, el núcleo central más importante del movimiento obrero europeo e internacional; por lo tanto, le dedicó toda su atención. Para atraer a socialistas y marxistas, era necesario no sólo completar el tan esperado tercer volumen de El Capital, sino también reeditar muchos de los escritos marxistas que estaban agotados y eran apenas conocidos.

Las luchas de clases en Francia de Marx

Por eso estuvo encantado cuando Richard Fischer, el director de la editorial del Vorwärts, le preguntó si estaba dispuesto a publicar una edición separada de la serie de artículos de Marx, originalmente titulada "1848 a 1849" en la Neue Rheinische Zeitung. Politisch ökonomische Revue y escribir un prólogo. Engels estuvo de acuerdo y escribió el texto, una introducción extensa en lugar de un breve prefacio, entre el 14 de febrero y el 8 de marzo de 1895. Para la reedición de los tres artículos originales en la Revue. Mai bis Oktober 1850, que había escrito junto con Marx, elaboró una cuarta parte y la incluyó al final. El resultado fue, como escribió a Richard Fischer, un "capítulo correcto y decente" y una "conclusión objetiva del conjunto, sin la cual permanecería como un fragmento"(1). Propuso para este texto el título que se usa hoy en día, "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850" (2). Bajo este título también se publicó en abril de 1895 como un folleto con la introducción de Engels, en una edición de 3.000 ejemplares.

A principios de diciembre de 1894, el Canciller del Reich, el Príncipe von Hohenlohe-Schillingfürst, introdujo un nuevo proyecto de ley contra la subversión (Umsturzvorlage) en el Reichstag, dirigido contra la agitación socialdemócrata. En consecuencia, la dirección del SPD reaccionó nerviosamente a todo lo que pudiera aumentar el peligro de una nueva edición de la Ley Socialista. Engels estaba dispuesto a ceder a las propuestas de cambio del ejecutivo del partido. Consideró que algunas de ellas eran exageradas, y advirtió que no se debían subordinar por puro miedo a una línea de "legalidad absoluta, legalidad a cualquier precio", incluso frente a violaciones claras de la constitución y a actos de golpe de estado; nadie creía en tales declaraciones. Se quejó a Kautsky de que su texto había "sufrido bastante por las temibles reservas de nuestros amigos de Berlín sobre el golpe, que tuve que tener en cuenta dadas las circunstancias" (3). Wilhelm Liebknecht, sin embargo, cogió el texto de Engels, lo adaptó por su cuenta y lo publicó en Vorwärts. Engels protestó firmemente contra esta versión no autorizada y abreviada de su texto: el texto fue "tan recortado que parezco un pacífico adorador de la ley quand même" (4). Kautsky se aseguró de que la introducción de Engels, en la versión que autorizó, también se publicara en la Neue Zeit. Así, en muy poco tiempo, se distribuyó ampliamente entre la opinión pública socialista internacional (5).

Así pues, había tres versiones del texto de Engels: la versión original, la versión editada, en la que se habían suprimido algunos pasajes con el conocimiento y el consentimiento de Engels, y la versión no autorizada, recortada, de Wilhelm Liebknecht. El asunto se volvió explosivo cuando, después de la muerte de Engels, su introducción fue citada por algunos partidarios del revisionismo como prueba de que incluso Engels, en sus días de vejez, se había despedido de las fantasías revolucionarias de su juventud. Kautsky y otros estaban en desacuerdo con esta osada interpretación, que sólo podía basarse en el recorte de Liebknecht, pero no en el texto publicado con el consentimiento de Engels. La disputa volvió a estallar cuando David Riazanov, el director del Instituto Marx-Engels de Moscú, encontró el manuscrito original en el legado de Engels y lo publicó en 1925. Esto permitió reconstruir las partes suprimidas que el mismo Engels había hecho o, en parte, aceptado a regañadientes (6). Sin embargo, las críticas que los revisionistas del SPD habían falseado deliberadamente de las palabras de Engels, pudieron ser fácilmente refutadas por Kautsky (7).

Engels después de Marx

¿Cómo pudo un texto relativamente corto de Engels convertirse en la manzana de la discordia? En 1895 el viejo Engels era una leyenda, el puente viviente hacia Marx, el único que, a pesar de su "impertinente modestia", podía hablar con plena autoridad en nombre de Marx, la instancia suprema en asuntos de "marxismo", que sin él no hubieran existido (8). Desde el verano de 1844 había sido el más estrecho amigo y colaborador de Marx, ambos habían perseguido muchos proyectos juntos hasta el final. El gestor y capitalista, el erudito privado sin título académico se había formado un gran nombre como escritor y periodista. El "General", como lo llamaban sus amigos, era considerado una autoridad destacada en todo lo militar (9). Pero se veía sobre todo como albacea de su amigo fallecido, y la publicación de los volúmenes segundo y tercero de El Capital (1885 y 1894) como su trabajo más importante. Dado que no había un texto comparablemente extenso de los escritos de Marx sobre política y estado, fue Engels quien, en su extensa correspondencia y en muchos pequeños textos, a menudo introducciones a nuevas ediciones de viejos escritos de Marx y de él mismo, contribuyó decisivamente para aclarar cuestiones centrales del movimiento socialista en Europa.

La introducción de Engels de 1895

Inicialmente este texto no trataba en absoluto de política, sino de ciencia: la serie de artículos de Marx fue la prueba de fuego, el primer intento "de explicar, a partir de una situación económica determinada, una parte de la historia contemporánea mediante su [es decir, marxista] modo materialista". Aquí se trataba de “demostrar la relación causa-efecto interna de un proceso de varios años, tanto crítico como típico para toda Europa… es decir, atribuir los acontecimientos políticos a los efectos de causas, en última instancia, económicas (10). Esto no era fácil, porque "una visión clara de la historia económica de un período determinado nunca se consigue de forma simultánea, sólo puede obtenerse retrospectivamente, después de que el material se haya recogido y examinado". En consecuencia, para Engels, el "método materialista" debía limitarse a los análisis históricos contemporáneos. Difícilmente se puede superar la evidencia de que los "conflictos políticos" están relacionados con "conflictos de interés de las clases sociales y fracciones de clase determinadas por el desarrollo económico" y los actores políticos (como los partidos) son la "expresión más o menos adecuada de estas... clases y fracciones de clase". Gracias a su conocimiento preciso de la historia económica y política de Francia, Marx había logrado dar "una descripción de los acontecimientos que revela su coherencia interna de una manera que nunca antes se había logrado" (11). Engels se refería a la posterior obra de Marx, el 18º Brumario de Luis Bonaparte de 1852, en el que continuó este análisis del curso de los acontecimientos hasta el golpe de Estado de Napoleón III y la caída de la Segunda República francesa (12).

El análisis de la historia contemporánea no es una teoría general, sólo tiene una validez histórica limitada. Engels expuso, de forma totalmente autocrítica, la perspectiva histórica que Marx y él compartían en 1850. Como los demócratas radicales y comunistas que eran, tenían la historia de la Revolución Francesa en sus mentes. Estaban completamente hechizados por este gran modelo y esperaban que la revolución europea, que comenzó con la Revolución de febrero de 1848 en París, siguiera un curso muy similar. Estaban completamente equivocados. Engels quiso explicar a los lectores de 1895 por qué "en aquella época estábamos autorizados a contar con una victoria inminente y definitiva del proletariado, por qué no se produjo y en qué medida los acontecimientos contribuyeron a que hoy viéramos las cosas de manera diferente a como las veíamos entonces" (13). En el otoño de 1850 habían comprendido que el período revolucionario había terminado; pero esperaban una continuación, una nueva ola de revolución en la línea de la anterior, desencadenada por una nueva "crisis económica mundial" (14).

Pero, continuó Engels, "la historia no nos ha dado la razón, a nosotros y a todos los que pensaban de manera similar" (15). En 1848, el estado de desarrollo económico en Europa, especialmente industrial, estaba lejos de estar tan avanzado en ese momento como ellos pensaban. El rápido desarrollo del capitalismo industrial que tuvo lugar después de 1848, la revolución económica y sobre todo industrial que se extendió por todo el continente europeo, demostró que el capitalismo moderno estaba lejos de estar al final de su desarrollo, más bien se encontraba al principio. El desarrollo hacia las formas políticas modernas, hacia el estado nacional y la república, también estaba lejos de ser completo. El breve episodio de la Comuna de París de 1871 demostró una vez más como de imposible era el dominio de la clase obrera en Europa por entonces (16).

Por consiguiente, estaba claro para Engels que "el modo de lucha de 1848 está hoy anticuado en todos los aspectos", especialmente la "rebelión a la vieja usanza, las luchas callejeras (Straβenkampf) con barricadas, que se producían por todas partes hasta 1848"; las condiciones completamente cambiadas permitían y requerían hoy un "modo de lucha del proletariado totalmente nuevo" (17). Los modelos de 1789, 1830 y 1848 ya no servían como orientación (18).

La nueva estrategia y táctica. ¿Cómo vencerá la socialdemocracia?

En sólo unas pocas páginas, Engels desarrolló la estrategia que hoy, con Gramsci, llamaríamos "guerra de posiciones" (Stellungskrieg), la estrategia de una lenta conquista del poder, parte por parte, posición a posición, con tiempo por delante (19). Esta estrategia se hizo posible y necesaria porque se juntaron algunos elementos nuevos: el ascenso de los partidos socialistas de masas, la introducción del sufragio universal (masculino) en diferentes países europeos y los cambios en la tecnología militar. Para Engels era crucial el hecho de que los partidos obreros habían aprendido a utilizar el sufragio universal, a participar en las elecciones a todos los niveles, en los parlamentos nacionales, en los "parlamentos estatales, consejos locales, tribunales laborales", a dirigir campañas electorales, a "disputar cualquier puesto" a la burguesía, a hacerse oír en la opinión pública política con sus propios órganos de prensa, también a utilizar el parlamento para trabajar en la opinión pública política, en resumen, a llevar a cabo luchas políticas legalmente, dentro del marco de las leyes y la constitución. Engels confió en que los grandes partidos obreros desarrollarían esta estrategia cada vez más, todos los socialistas aprenderían que el "trabajo largo y perseverante", el "trabajo lento de la propaganda", la continua "actividad parlamentaria" serían necesarios para alcanzar el objetivo. Esta prolongada labor era necesaria porque la revolución socialista no podía ser una sorpresa, una toma del poder por una pequeña minoría "a la cabeza de masas inconscientes", sino una gran revolución, el “completo cambio radical de la organización social". Aquí "las masas" (es decir, en primera línea, la clase obrera) debían participar activamente, y por lo tanto habrían comprendido por sí mismas de qué tipo de revolución se trata; finalmente debían llevarla a cabo (20).

Engels se opuso claramente a las tácticas dirigidas a la toma del poder mediante insurrección o golpe de estado, y de ninguna manera sólo por razones militares. También le preocupaba el argumento ético y moral contra una táctica que tomara la masa de trabajadores sólo como infantería y carne de cañón de la revolución. De todos modos, en el estado actual de la tecnología militar, los intentos de insurrección tendrían pocas posibilidades de éxito, en tanto el ejército estuviera intacto y los soldados obedecieran a sus oficiales. Advirtió a todos los partidos socialistas que no se dejaran convencer para provocar actos violentos o lo que sólo podría terminar en derrotas sangrientas, en derramamiento de sangre como en París en 1871, que haría retroceder décadas el movimiento obrero. Las organizaciones de masas socialistas, el movimiento obrero, como mejor se conducen es cuando se mueven dentro del marco legal, usan sus derechos sabiamente y construyen sus posiciones en el estado y la sociedad paso a paso. La "tarea principal" del SPD en particular es mantenerse intacto, que el movimiento y sus organizaciones de masas se cuenten por millones, no dejar que se desgaste en escaramuzas, continuar el crecimiento de su propio poder político con medios legales y pacíficos hasta que haya crecido "el poder decisivo del país", un poder que "crece por encima del sistema político existente" (21). Engels dejó aquí abierto lo que sucedería si el movimiento socialista de la clase trabajadora se convirtiera un día en el poder más grande en el estado. Terminó su introducción con una analogía histórica y se refirió al ascenso de los cristianos en el Imperio Romano, de ser una secta a ser la religión del estado (22). Hay que destacar esta analogía, porque muestra muy claramente que Engels imaginó la lucha política de la socialdemocracia como una lucha prolongada por la hegemonía en el estado y la sociedad. Al final, el movimiento obrero ganaría porque sus pensamientos, sus valores, sus objetivos serían los pensamientos, valores y objetivos dominantes.

En los pasajes borrados de su manuscrito, también habló de un posible futuro de Straβenkämpfen: todavía podrían ocurrir, pero las condiciones serían mucho menos favorables que antes. Algo muy diferente a eso era crucial: si el movimiento socialista continuaba creciendo como lo había hecho hasta ahora, entonces, en un futuro previsible, la mayoría de los soldados de leva consistirían, en gran mayoría, en jóvenes socialistas, y por lo tanto ya no serían utilizables contra su propio pueblo. Por supuesto, Engels, como buen demócrata, no renunciaba al derecho a resistir en situaciones que consideraba probables: violaciones abiertas de la constitución, golpes de estado por parte de los poderes dominantes, que no veían otra manera de controlar el exitoso movimiento legal de masas de los socialistas. Pero mejor no hablar hoy de lo que uno habría hecho entonces (23).

El "revisionismo" de Engels: ¿Cambió Engels su concepción política?

Esta era la opinión de muchos que consideraban a Engels y especialmente a Marx como revolucionarios peligrosos. Los partidarios en el SPD de la táctica de quedarse quieto y esperar se sintieron confirmados. Sin embargo, Engels subrayó que consideraba que las tácticas pacíficas y legales de las campañas electorales y la labor parlamentaria sólo eran útiles para ciertos países y en ciertas condiciones (24). Por supuesto, sólo entonces y únicamente allí donde había sufragio universal y donde las reglas democráticas del juego fueran respetadas por los poderes dominantes. Pero eso no lo harían siempre, Engels estaba convencido de ello. La estrategia de Stellungskriegs y las tácticas de acción legal y pacífica, según las reglas de juego democráticas, llegarían a su fin porque los gobernantes recurrirían a la violencia mucho antes de que el partido socialista pudiera lograr una mayoría y llegar legalmente al poder. Y esto los conduciría "del terreno de la mayoría de los votos al terreno de la revolución" (25).

Esta posición no era nueva. Las revoluciones pacíficas, de forma legal y democrática, eran probablemente concebibles en algunos países (Francia, EE.UU., Gran Bretaña), había escrito Engels en 1891. En los países "donde la representación del pueblo concentra todo el poder en sí mismo, donde se puede hacer lo que se quiera de forma constitucional tan pronto como se tenga a la mayoría del pueblo detrás de sí" (26). Marx había dicho públicamente exactamente lo mismo en Ámsterdam en 1872: en algunos países como los EE.UU., Gran Bretaña, tal vez también Holanda, es posible que "los trabajadores puedan alcanzar su objetivo por medios pacíficos"; esto depende de las "instituciones... costumbres y tradiciones de los diferentes países" (27). Y veinte años antes, en 1852, Marx había escrito que la implantación del sufragio universal en Inglaterra sería un "logro de contenido socialista" porque conduciría inevitablemente a un "gobierno político de la clase obrera" (28).

Tanto Marx como Engels estaban convencidos de que la república democrática era la más alta y última forma política de la sociedad burguesa, a la que se podía combatir definitivamente en la moderna lucha de clases. Está claro, dijo Engels en 1891, "que nuestro partido y la clase obrera sólo pueden llegar al poder bajo la forma de la república democrática" (29). En su texto de 1895, Engels elogió el enorme progreso que tanto el partido como el mismo movimiento socialdemócrata habían sido capaces de llevar a cabo bajo las restrictivas condiciones del aún entonces Imperio Alemán. ¡Qué avances no habrían logrado en las condiciones de una república democrática! Tanto Engels como Marx se habían opuesto repetida y firmemente a las frases y jugueteos revolucionarios; este fue el núcleo de sus discusiones con los anarquistas.

No hay ruptura entre el viejo Engels, asesor de un movimiento internacional de masas que ya era una potencia en Europa, y el joven revolucionario que participó en el levantamiento de Baden de 1848/49. Ambos, tanto el viejo como el joven, insisten en el histórico "derecho a la revolución", ya que todos los estados del presente (así como del pasado) han surgido de revoluciones. Bismarck fue, como Robespierre, un revolucionario; nuevas formas políticas pueden surgir de "revoluciones desde abajo" así como de "revoluciones desde arriba". Todo pueblo tiene derecho a cambiar la forma de estado y de gobierno, de dotarse de una nueva constitución o de otra república, e incluso pretender e instaurar una nueva forma de democracia política. Tanto el viejo como el joven Engels insisten en el primordial "derecho a la resistencia" democrática contra los actos violentos de los respectivos gobernantes. Y tanto el joven como el viejo se vuelven decididamente contra los "alquimistas de la revolución" que juegan con el levantamiento y con las vidas de decenas de miles. Incluso la huelga general, una de las ideas favoritas de los anarquistas, fue considerada un disparate por el viejo Engels.

Notas

1. Friedrich Engels, Carta a Richard Fischer del 13 de febrero de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 410.

2. En 1850, mientras estaban en el exilio británico, Marx y Engels habían iniciado inmediatamente un nuevo proyecto de revista, la continuación de la Neue Rheinische Zeitung, esta vez como una revista político-económica. En cada número analizaban y comentaban los principales acontecimientos económicos y políticos de los meses anteriores.

3. Friedrich Engels, Carta a Richard Fischer del 8 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 424; Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky del 25 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 446.

4. Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky del 1 de abril de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 452.

5.La introducción de Engels tuvo un efecto directo en los debates durante la segunda discusión del proyecto de ley de subversión en el Reichstag. Los parlamentarios liberales como Theodor Barth lo citaron como prueba de que la socialdemocracia de hoy no sigue ninguna "política de violencia". En los discursos del Reichstag, Ignaz Auer y August Bebel también se refirieron con aprobación al texto de Engels y lo citaron (véase Informes taquigráficos sobre las negociaciones del Reichstag. novena legislatura, tercer período de sesiones, 1894/1895, volumen 1, Berlín 1895, págs. 2143, 2149/2150, 2227). El proyecto de ley fue rechazado.

6. En la edición de MEW, los pasajes eliminados se indican en el texto mediante corchetes angulares.

7.Karl Kautsky, El testamento político de Engels, en: Der Kampf, vol. 18, 1925, no. 12, pp. 472 - 478.

8. Sin embargo, Engels no estaba en absoluto contento con el término "marxismo" inventado por los bakuninistas y otros oponentes de Marx. Sabía muy bien que Marx se había resistido fuertemente a ser visto como un "marxista".

9.Cf. por ejemplo su folleto de 1893 "¿Puede Europa desarmarse?" (en: MEW Vol. 22, pp. 371 - 399).

10. Friedrich Engels, Introducción [a "Klassenkämpfe in Frankreich 1848 bis 1850" de Karl Marx], en: MEW Vol. 22, p. 509.

11.Friedrich Engels, ibíd., págs. 509, 510. Se puede ver que Engels, a diferencia de los filósofos marxistas, vio la prueba de la utilidad de la nueva teoría no en las reflexiones generales sobre el concepto de práctica o historia, sino en las investigaciones empíricas e históricas (contemporáneas) de las luchas políticas y sociales reales en los países capitalistas. La falta total de tales investigaciones históricas contemporáneas, combinada con la simultánea abundancia de reflexiones puramente filosóficas sobre la teoría marxista como tal, es la carencia básica de todos los "marxismos" actuales.

12.Friedrich Engels, ibíd., pág. 511.

13.Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 26 de febrero de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 412.

14.cf. Friedrich Engels, Introducción ..., p. 513. Desde la crisis económica mundial de 1857/58, Marx y Engels vieron la conexión entre crisis económica y revolución con creciente escepticismo.

15. Friedrich Engels, Introducción [a Karl Marx "Luchas de clases en Francia 1848 a 1850"], en: MEW Vol. 22, S. 515.

16. Cf. Engels, ibid., pp. 516, 517.

17.Engels, ibíd., págs. 513, 519.

18. "La era de las barricadas y las peleas callejeras se ha acabado para siempre... Así que uno está obligado a encontrar una nueva táctica revolucionaria. He estado pensando en esto durante algún tiempo, pero aún no he llegado a ninguna conclusión", escribió Engels a Paul Lafargue en 1892 (Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 3 de noviembre de 1892, en: MEW Vol. 38, p. 505).

19. La distinción entre "guerra de posiciones" y "guerra de movimiento", que hoy en día se asocia con el nombre de Gramsci, había sido décadas antes desarrollada por Engels y otros. Gramsci es muy poco original en este sentido (como en muchos otros).

20. Friedrich Engels, Introducción [a Karl Marx "Klassenkämpfe in Frankreich 1848 bis 1850"], en: MEW Vol. 22, p. 519, 523.

21.Engels, ibíd., págs. 523, 524, 525 y ss.

22. Engels, ibíd., págs. 526, 527. En una carta privada, sin embargo, habló del momento "en que seríamos lo suficientemente fuertes para dar el paso a la legislación positiva", por lo que no descartó en absoluto una labor parlamentaria y legislativa (véase Friedrich Engels, Carta a Edouard Vaillaint de 5 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, pág. 420).

23. Cf. Engels, ibíd., págs. 522, 525, 526.

24." Predico esta táctica solo para la Alemania actual, y con no pocas considerables reservas. Para Francia, Bélgica, Italia, Austria, esta táctica no sirve en su totalidad, y para Alemania puede llegar a ser inaplicable mañana mismo" (Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 3 de abril de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 458).

25. Friedrich Engels, Respuesta al Honorable Giovanni Bovio, en: MEW Vol. 22, p. 580. En su artículo "Der Sozialismus in Deutschland" (El socialismo en Alemania), que apareció en 1892 en la Neue Zeit, había expresado esta expectativa de manera inequívoca: Los "burgueses y su gobierno" serán los primeros en violar la ley y el derecho en el Reich alemán para detener el ascenso de la socialdemocracia: "Sin duda, dispararán primero" (Friedrich Engels, Der Sozialismus in Deutschland, en: MEW Vol. 22, p. 251).

26. Friedrich Engels, Zur Kritik des sozialdemokratischen Programmentwurfs, en: MEW Vol. 22, p. 234.

27.Karl Marx, Discurso sobre el Congreso de La Haya, en: MEW Vol. 18, p. 160.

28.Karl Marx, Los Cartistas, en: MEW vol. 8, p. 344.

29. Friedrich Engels, Zur Kritik des sozialdemokratischen Programmentwurfs, en: MEW Bd. 22, S. 235.

 
es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, profesor de economía política en la Universidad de Lancaster y colaborador asiduo de Der Freitag. Meses atrás publicó el libro "Friedrich Engels oder: Wie ein Cotton-Lord" den Marxismus erfand (Friedrich Engels o cómo un "señor del algodón" inventó el marxismo) en la editorial Karl Dietz de Berlin.
Fuente:
www.researchgate.net/publication/331498100_Friedrich_Engels'_politisches_Testament
Traducción:
Jaume Raventós















































































































































































































































































Hola de Lmm,...editor de lukyrh.blogspot.com  // NI EN HISPÁNICUS TOTAL,...NI EN LA EURACA,....TODO EL MUNDO CURRANTE,...VAYA, QUE SOLO DEPENDE DEL TRABAJO QUE LE PUEDA OFRECER EL MULTICAPITALISMO JOINT-VENTURE,....PRIVADO-PÚBLICO ESTATAL FINANCIERO,...USURPADORES, EXPLOTADORES Y EXPROPIADORES,.....MIREN,YO SOY, COMO CREO BIEN QUE YA SABEN,.....UN PROLET, DESDE QUE NACÍ,...-- AHORA SOY UN YAYO-JUBILADETE-PROLETARIO, Y QUZÁS MENOS AÚN,....Y LES PUEDO HABLAR DE CRÍTICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL IMPERICAPITALISMO, DE LA  PLUSVALÍA IMPERIALISTA,.....ESTÁ TODO EN EL BLOG, MENCIONADO,¡¡ CON 67 PÁ 68 AÑOS,....726 EURACOS DE PAGA MENSUAL,......Y MIS HIJAS Y MI HIJO,....TODOS DICEN DE QUE SON DE CLASES MEDIAS,......PERO CUANDO HAN TRABAJADO ALGO, DE CAMARERAS, DE OFICINISTA-ADMINISTRATIVA,.....YA SE DAN CUENTA, DE QUE SON ALGO MÁS --AL VERRÉS --DE SIMPLES CLASES MEDIAS,....A TODO EL MUNDO LE DA VERGUENZA-ASCO DE DECIR DE QUE ES CURRANTA-OBRERA-VAYA, UNOS MUERTOS DE HAMBRES,....Y MIS HIJOS-HIJAS, POS HAN VIVIDO DE LOS ESFUERZOS PATERNOS-MATERNOS-AGUELAS, TIOS AGUELOS,......PERO VAYA, VAN A COMPRAR PANTALONES Y TRAPITOS A 6-10 EURACOS, AL PRIMARK,...Y NO ENTRAN EN LO QUE YO LES DIGO DE QUE ESOS PRECIOS ES PORQUE EN OTROS PAÍSES SUBALTERNOS, DOMINADOS POR OCCIDENTE, -- POR AMANCIO ORTEGA POR EJEMPLO,...-- O POR MONDRAGÓN, EN OTRAS CLASES DE MERCANCÍAS,...¡¡¡, -- O BIEN RP CHINA,...ETC,....LES PAGAN POQUÍSIMOS A LAS CURRANTES-TRABAJADORES,......- COMO DE DIEZ A UNO, O PEOR EN ALGUNOS CASOS,...Y ENCIMA SAQUEADOS Y MASACRADOS ¡¡¡, SEMOS, UNAS-UNOS HIPÓCRITAS PERSONAJILLOS,....-- QUE SON DE SU MISMA CLASE SOCIAL,.....PERO OCCIDENTE ES SOCIAL-CHOUVINISTA A TOPE,....Y MÁS COSAS QUE OS PODRÍA CONTAR,.....Y AUNQUE SEA EN DIFERIDO,...SALUDEN A CARMEN EXPOSITO,....DE IRUÑA, NAVARRA, ESPAÑA ¡¡??¡¡; QUE HA PUESTO UN MUÑEQUITO, EN UN TRABAJO EN FB, EDITADO POR MÍ,...Y QUE ME ESCRIBA UNAS PALABRILLAS,......Y EN SU FB,....SOLO PONE AFOTOS ¡¡¡???¡¡¡.------...mi faceboook.com/chano2020      hasta otra,.....¡.  SIEMPRE PROLETARIO,....CON CONCIENCIA DE CLASE UNIVERSAL,......BUSQUEN A MUNCHOS,......Y HAREMOS UNA GRAN ""ORGANIZACION REVOLUCIONARIA MULTIPOPULAR""; NOMBRE Y ORGA. QUE PROMOCIONAMOS DESDE EL BLOG Y EL FB,.......CON SOPORTE DEL GRUPO COMUNISTA PROLETARIO INTERNACIONALISTA DE MÁLAGA,....MENCIONADO Y EDITADO MUCHOS TRABAJOS EN EL BLOG,....Y EN LA REVISTA ""NUEVA SOCIEDAD"",....HOY, NO SE EDITA,.....YA QUE LO DESARROLLA, LA LITERATURA REVOL.PROLET, EN EL BLOG, MENCIONADO,......LUKYRH.BLOG.SPOT.COM     27/11/2.020.     

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27/11/2020 :: EE.UU.

La historia oculta de las clases sociales en EEUU

Steven Forti
Entrevista con Nancy Isenberg, autora de 'White Trash' [Basura blanca], quien sostiene que en EEUU "nadie quiere hablar de clases"

"Las elites del Sur han utilizado la estrategia de enfrentar a las clases pobres blancas con los afroamericanos" y analiza la histórica naturaleza clasista de la sociedad de un país que nunca fue realmente el de las oportunidades. Al mismo tiempo, hace una crítica de la representación que el ultramillonario Donald Trump pretende ejercer sobre la llamada "escoria blanca".

En su libro White Trash propone desmontar algunos de los mitos estadounidenses, empezando por el "sueño americano" de la "tierra de las oportunidades". ¿Cómo se forjó ese mito?

Parte del mito fue inventado en 1776; está conectado directamente con los orígenes del país. EEUU rompió con Europa, que era vista como una tierra atrapada en el pasado: se la asociaba con la aristocracia y la monarquía. Se creó un sistema radicalmente nuevo que no reconocía el linaje de las elites. El problema es que EEUU creó su propia aristocracia: en cierto sentido, nuestros presidentes se han convertido en una especie de figura real. Sobre todo ahora.

¿Cómo pudo mantenerse y tener tanto éxito este mito durante cuatro siglos?

Por un lado, los estadounidenses aman las nociones abstractas y, en ese sentido, este mito funciona perfectamente. Por otro, hay un gran desconocimiento de la historia: muchos estadounidenses conocen la historia popular que refuerza este mito. Lo que pasa es que el único momento en que tuvimos una clase media estable fue el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial: esto fue posible porque el gobierno intervino en la economía y fortaleció el Estado de Bienestar. Hoy en día solo 33% de los estadounidenses tiene un título universitario. ¿Cómo podemos decir que tenemos igualdad de oportunidades? ¿Cómo podemos sostener que existe la meritocracia?

Está probado que la gente que va a las universidades, especialmente las de la Ivy League, proviene de familias ricas. Cuando dependes tanto de la riqueza de tu familia significa que estamos creando una nueva aristocracia. El mito de la igualdad de oportunidades no funciona para la gran mayoría de los estadounidenses. Y este es un tema interesante porque el Partido Demócrata, que solía representar a los trabajadores y las trabajadoras, se ha convertido en el partido de las profesiones liberales. Trump se ha propuesto como el representante de una clase trabajadora inventada: en EEUU, la clase trabajadora es en realidad mucho más diversa en términos raciales y de género. El mensaje de Trump está claramente dirigido a hombres blancos de clase media que tienen miedo a perder su estatus.

En su libro reivindica la urgencia de un análisis de clase en la historia de EEUU.

Nadie aquí quiere hablar de clases sociales. El único momento en que se habló de clases fue durante la Gran Depresión en los años 30. Cuando tienes a un tercio de la población desempleada no puedes criticar a la gente por ser perezosa. El problema es que el mito de la "tierra de las oportunidades" se ha perpetuado, pero intento mostrar que la clase es una cuestión crucial en la historia de EEUU.

¿Cómo es posible que se haya conseguido expulsar del relato nacional a los blancos pobres y negar la centralidad de la separación de clases durante cuatro siglos?

El mejor ejemplo es Thomas Jefferson. Prometió la conquista del Oeste para que la gente pobre que vivía en la costa Este pudiese empezar una nueva vida allí y tener su propia tierra. ¡Pero se trató sencillamente de movilidad física, no de movilidad social! De hecho, esas personas se mudaron hacia el Oeste, pero a menudo no eran dueños de las tierras: en un segundo momento, venían los ricos especuladores y los echaban. Este es un retrato más preciso de cómo han funcionado las clases en la historia de EEUU y no la imagen de que todos tienen sus oportunidades para conseguir el sueño americano.

El otro gran problema se vincula con el sur del país, que siempre se ha basado en una economía agraria. Todos los estudios han puesto de relieve que las sociedades agrarias tienen mucha menos movilidad social que las sociedades comerciales. En 1776 había, de hecho, más movilidad social en Gran Bretaña que en EEUU. Y, de hecho, el momento en que hubo más desigualdad fue durante la Confederación: querían crear una sociedad aún más elitista de la que ya existía en aquel entonces.

Leyendo su libro, uno se pregunta cómo es posible que esta "escoria blanca" no haya intentado organizarse para hacerse valer.

En algún momento lo ha intentado, como a finales del siglo XIX con el Partido del Pueblo, la primera versión del populismo o, sobre todo, en el ámbito de los sindicatos, aunque ahí también hubo siempre fracturas entre trabajadores calificados y no calificados. La cuestión es que, en general, las elites del sur de EEUU han utilizado la estrategia de enfrentar a las clases pobres blancas con los afroamericanos. Han manipulado conscientemente los miedos de los blancos pobres. En el Ssur, además, se nota todavía la huella de la guerra civil. Muchos de los partidarios de Donald Trump muestran una mentalidad típica del Sur: no confían en el gobierno ni creen en la esfera pública. Es una consecuencia de ese "protégete a ti mismo pero no te preocupes de los demás", típico del sistema de las plantaciones. El trumpismo es ciertamente hijo del Tea Party, pero viene también de algo más profundo.

En el recorrido de los 400 años de historia estadounidense, pone de relieve la importancia de una serie de leitmotiv, como el que explicitó Thomas Jefferson cuando afirmó que "la naturaleza es la que asigna las clases" o los discursos eugenésicos de finales del siglo XIX. El fracaso social dependería pues de los defectos personales de los individuos. Da la impresión de que estos discursos existen todavía si tenemos en cuenta algunas declaraciones de los republicanos de los últimos años. ¿Entonces, nada ha cambiado?

Es bastante escalofriante, sí. Jefferson sostenía que la formación de una aristocracia natural -que debía sustituir a la aristocracia con linaje que venía de Europa- dependía de saber elegir a la mujer correcta. Sobre esto también se constituyó la eugenesia: nunca se admitirá, pero más que Alemania, los líderes mundiales en los estudios eugenésicos fueron EEUU y Gran Bretaña. En el fondo, la idea de Jefferson y la eugenesia defienden lo mismo: eres lo que heredas. Piensa en el debate sobre si la homosexualidad se debe a cuestiones genéticas o culturales. O en la cuestión del aborto: ¡hay quien dice que tenemos el derecho de esterilizar a las mujeres pobres para que no pasen sus defectos a las futuras generaciones!

La eugenesia sigue aún entre nosotros. Fíjate en los programas de citas online: cuando das tus datos a estas empresas les estás dando tu background social y educativo y te van emparejando según tu condición de clase. No es casualidad que la persona que creó en los años 50 el primer programa de citas computarizado viniera de un sector que apoyaba la eugenesia. Lo que es irónico es que esto de la eugenesia se contrapone al otro gran mito estadounidense de que todos los individuos somos iguales.

Bill Clinton era un joven de familia pobre de Arkansas que, en 1992, se convirtió en presidente. Sarah Palin es una mujer de Alaska, perteneciente a la "escoria blanca", que fue nombrada candidata a la Vicepresidencia en 2008. ¿Clinton y Palin representaron una revancha de la que define como "chatarra humana"?

El caso de Clinton es muy interesante: la gente se ha olvidado, pero los republicanos lo atacaron duramente llamándolo "escoria blanca", incluso con el escándalo de Monica Lewinsky. El padre de Clinton murió cuando era niño, su padre adoptivo era violento, pero él consiguió una beca y estudió en Yale: la suya fue una especie de historia de éxito para alguien que venía de una familia pobre. Cuando se presentó a las elecciones, lo que hizo fue conectar con la clase trabajadora blanca. Lo llamaban el "Elvis de Arkansas". De manera bastante consciente, Clinton cultivó esa imagen. El caso de Palin es muy diferente: no tiene ninguna historia de éxito a sus espaldas. Lo que pasó fue que los republicanos en ese momento pensaron que, como en un reality show, cualquiera podía ser un candidato a la Presidencia. Y crearon a la candidata Palin. Fue una especie de Operación Triunfo. El objetivo era presentar a alguien que fuera más cercano a la gente.

En 2016 Trump, un ultramillonario representante del 1% más rico del país, habló a la "basura blanca", cabalgó su malestar y reivindicó su estilo de vida. ¿Esto marca un cambio respecto al pasado?

Esta es la ironía de Trump: no entiende nada de la gente trabajadora, nunca ha hablado con ellos, nunca hizo nada en la vida. Además, es un empresario fracasado y endeudado. La razón por la cual a una parte de la clase trabajadora blanca le gusta Trump es la manera en que habla: como un estadounidense cansado de la política. Su grosería lo hace auténtico. Y eso nos lleva a una reflexión: lo que se quiere en muchos casos de los políticos es que se parezcan a nosotros. Trump ha adoptado la política del Sur, aunque es de Nueva York. Todo lo que pretende ser no lo es y creo que muchos de sus votantes saben que es un espectáculo, un fake, como en el wrestling (lucha libre). Sinceramente, no creo que la mayoría de la gente que acude a sus mítines ame a Trump, pero le gusta estar ahí. Es como ir a un partido de fútbol.

Nancy Isenberg

¿Qué influencia tuvo toda una serie de programas de televisión de los últimos 40 años para modelar la imagen de la "escoria blanca"? ¿La victoria de Trump en 2016 es también una consecuencia del movimiento de orgullo identitario redneck de la década de 1990?

Esos programas crean estereotipos insultantes, como en el reality Here Comes Honey Boo Boo [que muestra a la familia de una muchacha que participa en un concurso de belleza infantil], donde la madre de la familia encarna el tópico de la mujer blanca pobre: jamás se ha casado, tiene tres hijos de tres diferentes hombres, dos de los cuales son violentos, es gorda... ¿Cómo podemos sorprendemos de lo que pasa en política? Aquí se percibe una vez más la enorme influencia de los medios: la gente cree ver un verdadero candidato por ese falso sentimiento de intimidad que proporciona la televisión. No se fija en los contenidos, sino en cómo habla el candidato. Los políticos se limitan a recoger inputs de la cultura de masas. Los jefes de campaña son publicitarios: esto ya empezó con Dwight Eisenhower.

En la anterior campaña electoral, Hillary Clinton tachó de "deplorables" a los electores de Trump. ¿Joe Biden es el candidato correcto para hablar a ese sector de la sociedad estadounidense?

Hillary se equivocó y esa expresión se utilizó mucho contra ella, aunque no se refería a la gente pobre, sino a los supremacistas blancos. Dicho esto, Biden es diferente porque tiene un lenguaje mucho más dirigido a la clase trabajadora y puede convencer a los votantes de Pensilvania o Michigan que hace cuatro años votaron por Trump, o a las mujeres de los suburbios de Milwaukee, en Wisconsin, que apoyaron a Ted Cruz. Por eso, creo que los demócratas apostaron por Biden y no por Bernie Sanders.

Se habla mucho de las guerras culturales. La extrema derecha, claramente, las utiliza. ¿Es otra manera de ocultar las diferencias de clase, sustituirlas por temas identitarios?

Los republicanos saben que la única forma de que la clase trabajadora blanca siga votándolos es utilizar las políticas culturales e identitarias que distraen a la gente de las cuestiones materiales. Lo que Trump hace no es nuevo: Sarah Palin ya empezó hace una década. La gente debería votar a los políticos que pueden hacer mejoras concretas en sus condiciones de vida. Por ejemplo, ahora como nación deberíamos tener una respuesta nacional a la pandemia y no la tenemos. En cambio, mucha gente piensa que debe votar a quien más se le parece. Este es el problema.

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PENSAMIENTO
Engels: Progreso tecnológico y cambio histórico
Wolfgang Streeck :: La segunda teoría de Engels. La guerra y la hipertrofia del Estado en el siglo XX
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23/11/2020 :: PENSAMIENTOMUNDO

Engels: Progreso tecnológico y cambio histórico

Wolfgang Streeck
La segunda teoría de Engels. La guerra y la hipertrofia del Estado en el siglo XX

El autor de Comprando tiempo y de ¿Cómo terminará el capitalismo? detecta un complemento político-estatal a la teoría social marxiana en el análisis de Engels del militarismo del siglo XIX. La interacción de los modos de producción y destrucción, de la lucha de clases y de la guerra internacional, de la Guerra de Crimea a la "Guerra contra el Terrorismo."

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new Left review 123 julio - agosto 2020 segunda época ARTÍCULO Robert Brenner Saqueo pantagruélico 7 ENTREVISTA Roberto Schwarz Neoatraso en Brasil 29 ARTÍCULOS Sharad Lele Ecoestrategia desde el Sur global 43 Mao Jian Sobre la pestilencia y el amor 69 Wolfgang Streeck La segunda teoría de Engels 77 Carlo Ginzburg Galileo y los censores 94 Monique Sicard Eutopía 115 Francis Mulhern En la contaduría académica 121 CRÍTICA Lorna Finlayson ¿Las reglas del juego? 141 Julian Stallabrass Ironía error 151 Adrian Grama Negt sin Kluge 159 Suscríbete www.newleftreview.es © New Left Review Ltd., 2000 Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0) t sd INSTITUTO DEMOCRACIA new left review 123 jul ago 2020 77 


Friedrich Engels, nacido en 1820 en Barmen, Renania, y muerto en 1895 a la edad de 75 años en Londres, pasó toda su vida adulta a la sombra de Karl Marx, a quien sobrevivió doce años, sintiéndose a gusto en esa posición1 . Por mandato de su padre dejó la escuela secundaria un año antes de obtener su título de bachiller [Abitur] para incorporarse como hijo mayor al negocio familiar. Completando pues su formación de forma autodidacta, su encuentro con Marx le dejó profundamente impresionado, admirando el brillo sistemático-filosófico del joven hegeliano, en quien veía un genio con mucho mayor talento que el propio. De hecho, el tipo de pensamiento especulativo en el que Marx sobresalía como ningún otro se consideraba entre los filósofos alemanes de la época la forma más elevada de actividad científica; Engels, que compartía esa valoración, consideraba quizá su propia tarea, de tipo positivista, demasiado pedestre en comparación, entendiendo que su papel en la colaboración con Marx era el de editor, lector, publicista, traductor y divulgador de la teoría marxista (no marxista-engelsiana), a fin de que fuera comprensible para el movimiento socialista al que estaba destinada. El hecho de que a veces el resultado de esa tarea fueran simplificaciones o formulaciones reduccionistas de pensamientos complejos no sólo era inevitable sino también deseado, aunque el precio que Engels tuviera que pagar por él fuera la persistente sospecha de que era incapaz de articular una mayor complejidad. 


1 Texto basado en la conferencia plenaria pronunciada en el International Engels Congress, Universidad de Wuppertal, 19-21 de febrero de 2020. wolfgang streeck PROGRESO TECNOLÓGICO Y CAMBIO HISTÓRICO Engels, la guerra y la hipertrofia del Estado en el siglo XX 78 nlr 123 


Sin embargo, a él se deben logros realmente notables y no a pesar de que su temperamento lo inclinara hacia el mundo realmente existente, hacia las realidades más que las abstracciones, sino precisamente por ello. Junto a sus trabajos científicos, literarios, periodísticos y políticos, extraordinariamente variados, Engels fue durante mucho tiempo un empresario industrial exitoso con muchos años de experiencia a sus espaldas, lo que no solo le permitió financiar la lenta progresión de la producción teórica de Marx, sino que también le proporcionó una comprensión del capitalismo desde dentro, desacostumbrada entre sus adversarios. Quizá puede afirmarse que, a su modo, Engels se hallaba más a sus anchas en el mundo que Marx, el filósofo economista-político, lo que ayuda a explicar que se convirtiera, siendo aún muy joven, en uno de los primeros sociólogos empíricos con su obra Die Lage der arbeitenden Klasse in England: Nach eigner Anschauung und authentischen Quellen [La situación de la clase obrera en Inglaterra, según mis propias opiniones y fuentes auténticas], escrita a la edad de 24 años durante una estancia de formación de dos años transcurrida en la sede de la empresa textil de su familia situada en Manchester. Marx, a quien Engels había visitado en Colonia en 1842 camino de Inglaterra, quedó profundamente impresionado por el libro y declaró que Engels había «llegado a la misma conclusión» que él, pero «por una vía diferente», en concreto, la de la investigación empírica. Así comenzó una amistad y un trabajo conjunto que durarían toda una vida y que poco después darían lugar, entre otras cosas, al Manifiesto comunista de 1848, un hito en la historia de las ciencias sociales lleno de huellas textuales del libro de Engels, como también lo estaría, casi dos décadas después, el primer volumen de El capital. Lo que podríamos llamar el carácter terreno del pensamiento y la investigación de Engels, su experiencia y su forma de vida, también se manifiestan en su producción intelectual prácticamente enciclopédica, impulsada por el hambre voraz de hechos y la constante búsqueda de nuevos temas, devorando bibliotecas enteras en su rastreo de los últimos avances en los distintos campos del conocimiento. Como estudioso independiente investigó la evolución de los simios antropoides que daría lugar a la aparición de los homínidos, la antropología histórica del trabajo, el origen de la familia, la historia del cristianismo primitivo y la de Alemania, especialmente las guerras campesinas, además de las ciencias naturales emergentes en su 


Dialéctica de la Naturaleza. Mientras que Marx podía mostrar rasgos misantrópicos, por decirlo suavemente, la inmediatez del acceso de Engels al mundo explica en parte por qué era el más activo políticamente streeck: Engels 79 de los dos. En gran medida era él quien mantenía contacto con los movimientos y partidos socialistas internacionales de la época para lo cual le servía de ayuda su dominio de doce idiomas y su capacidad de entender con cierta facilidad otra veintena. Suplemento teórico No estoy en absoluto cualificado para resumir la totalidad de los estudios y la producción intelectual de Engels. En su caso, como en el de otros grandes pensadores, podemos releer sus obras una y otra vez y siempre descubrir algo nuevo. A mí mismo, como sociólogo interesado en las fuerzas impulsoras que configuran el desarrollo de las sociedades complejas contemporáneas, me llama la atención hasta qué punto complementó la concepción materialista de la historia, elaborada (con su ayuda) por Marx como una crítica de la economía política del siglo xix, con algo así como una teoría del Estado y de la política. Aunque el propio Engels entendía su contribución como un mero complemento de la teoría marxiana del materialismo histórico, argumentaré que puede considerarse como fundador de una rama independiente de la teoría social materialista, que contribuyó a una mejor y más exhaustiva comprensión, absolutamente necesaria desde la perspectiva actual, de la política y del Estado. ¿Qué quiero decir con «algo así como una teoría»? En primer lugar, que Engels siempre confió en Marx en lo que respecta al «sistema de pensamiento general», porque, por un lado, confiaba en que este lo desarrollaría, pero también debido, cabe al menos suponer, a su temperamento personal como investigador, que se expresaba en cierta avidez presistemática e insaciable de hechos, cada vez más resistentes a la sistematización cuanto más amplio era el caudal al que accedía su investigación. Entre los temas que más atrajeron su atención estaba el desarrollo de las fuerzas armadas y las guerras que acompañaron el ascenso simultáneo del capitalismo y del Estado-nación moderno2 . Su conexión con la economía política de la época y su futura superación revolucionaria no era inmediatamente obvia,...

 2 Gran parte de lo que sigue está inspirado en autores con perspectivas tan diferentes como Georg Fülberth y Herfried Münkler. 

Véanse Georg Fülberth, Friedrich Engels, Colonia, 2018, y Herfried Münkler, «Der gesellschaftliche Fortschritt und die Rolle der Gewalt: Friedrich Engels als Theoretiker des Krieges», en Samuel Salzborn (ed.), “... ins Museum der Altertümer”: Staatstheorie und Staatskritik bei Friedrich Engels, Baden-Baden, 2012, pp. 81-104. Véase también Rüdiger Voigt, «Militärtheoretiker des Proletariats? Friedrich Engels als Kritiker des preußischen Militärwesens», en S. Salzborn (ed.), “… ins Museum der Altertümer”: Staatstheorie und Staatskritik bei Friedrich Engels, cit., pp. 107-124. 80 nlr 123 

,...  debido en parte a los elementos de imprevisibilidad, esto es, de «relativa autonomía» generados por la «niebla del campo de batalla», si se quiere expresar así, ligados al papel de la guerra como generador de contingencias históricas, como ya había señalado Clausewitz. Engels acabó convirtiéndose en uno de los principales teóricos militares de su época, aunque a sus amigos de Londres les parecía un capricho personal que le valió el apodo de «el general». Luego fue estudiado como autoridad indiscutible sobre estos asuntos y no solo por los estrategas militares del socialismo como Lenin, Trotski y Mao-Zedong; más tarde aún aquella inclinación suya fue ocultada como algo vergonzoso por los socialistas pacifistas, que negaban el papel estratégico de la violencia en la política después de 1945. Su contribución en este campo creo que deriva en buena medida de la especial afinidad existente entre la naturaleza peculiar de la guerra moderna en el contexto del desarrollo capitalista y la predisposición de Engels a observar de modo no dogmático la realidad, lo que le permitió establecer los cimientos de un complemento teórico sobre el Estado, que resultaba realmente necesario para la crítica de la economía política desarrollada por Marx y él mismo. Esto no quiere decir que Marx no estuviera interesado en las guerras de su tiempo. También para él, como afirmaba en el primer volumen de El capital (1867), «la violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva»3 . Al menos hasta la década de 1880, tanto Marx como Engels esperaban ver el fin del capitalismo durante su propia vida e imaginaban que esa transición sólo de modo excepcional podría producirse pacíficamente. Donde finalmente Engels tenía una ventaja sobre Marx era en su experiencia práctica como voluntario en la artillería prusiana en Berlín en 1841-1842, como participante en el levantamiento de Elberfeld de 1849, efectuado para garantizar la adopción de la Constitución de Frankfurt, y como partícipe en la rebelión antiprusiana, rápidamente aplastada, del ejército de Baden-Palatinado y de las Volkswehr [fuerzas de defensa populares] de Baden en 1848-1849, derrota dolorosa que le acompañó hasta su muerte. Probablemente por esa razón Marx lo consideraba un experto en asuntos militares y trató de convencerle para que escribiera un capítulo sobre historia militar para el primer volumen de Das Kapital. Engels aceptó la propuesta, pero nunca la llevó a cabo, lo que considero una indicación de que su material empírico se resistía a ser subsumido bajo la sistematización del fetichismo de la mercancía en la que Marx enmarcó su crítica de la economía política. 3 Karl Marx, Das Kapital: 

Band I [1867], en Marx-Engels Werke, Band 23, Berlín, Dietz Verlag, 1968, cap. xxiv, p. 779 [Die Gewalt ist der Geburtshelfer jeder alten Gesellschaft, die mit einer neuen schwanger geht]; ed. cast., El capital, vol. i, Madrid, Siglo xxi, 2017, p. 844. streeck: Engels 81 Al contrario de lo que muchos suponen hoy, ello no se debió a que la llamada «concepción materialista de la historia» de Marx y Engels fuera económicamente determinista y, por lo tanto, apolítica. Las principales teorías de las ciencias sociales del siglo xix solían utilizar formulaciones deterministas, si no teleológicas, aunque solo fuera para figurar junto a las ciencias naturales en ascenso. En la medida en que esas tendencias pueden detectarse en la obra de Marx y Engels –y ambos estaban convencidos de que la trayectoria de la historia en última instancia sólo podía ir en dirección al socialismo–, estaban en buena compañía. Por otra parte, se diferenciaban de sus contemporáneos en que no solo eran teóricos de la sociedad capitalista, sino también militantes de la revolución proletaria que debía organizarse; como tales tenían que desplegar la retórica de la confianza en la victoria final indispensable para un movimiento político, la cual no debe confundirse con el pronóstico teórico. Después de todo, ambos dedicaron una parte importante de su tiempo a la creación de organizaciones internacionales de trabajadores y asesorando a los partidos nacionales, e interrumpieron repetidamente su trabajo teórico con ese propósito. Si su teoría hubiera pronosticado que el avance hacia el socialismo tendría lugar per se, podrían haberse ahorrado ese esfuerzo. De hecho, dedicaron mucha atención desde 1849 en adelante a los acontecimientos políticos y militares de la época e invirtieron cuantiosas energías en la redacción de innumerables análisis periodísticos y teóricos sobre ellos. Si tenemos en cuenta obras como El 18 Brumario de Luis Bonaparte y La lucha de clases en Francia, así como la larga serie de artículos periodísticos escritos sobre la guerra de Crimea, la Guerra Civil estadounidense y otros conflictos bélicos, podemos afirmar sin lugar a dudas que el materialismo histórico concede un lugar mucho más destacado a la intervención político-colectiva en el desenvolvimiento de los asuntos sociales –lo que en inglés se suele designar como agency– de lo que lo hacían las ciencias sociales académicas de su época y de lo que lo han hecho las desarrolladas desde entonces. Como ya he dicho, las guerras de su tiempo fueron seguidas con una gran atención por Marx y Engels, lo cual no es sorprendente, ya que como revolucionarios pretendían aprender de las guerras libradas entre Estados en el momento presente para concebir las guerras de clases del futuro que debían poner fin al capitalismo. 

De su experiencia de 1849, Engels aprendió que las rebeliones improvisadas no tenían sentido; los combatientes por el comunismo debían igualar al menos a los adversarios estatales y de clase en términos de armamento y disciplina. Para aclarar cómo podía ser posible esto, era necesario comprender con precisión el rápido desarrollo 82 nlr 123 de la tecnología militar y de la conducción de la guerra y su relación con el desarrollo industrial registrado en aquel momento. En los cuatro años transcurridos entre 1861 y 1865, Marx y Engels siguieron cada acontecimiento de la Guerra Civil estadounidense en la que reconocían con razón la primera guerra moderna. Ya en marzo de 1862, decían en uno de los artículos periodísticos que escribieron conjuntamente: Desde cualquier punto de vista, la Guerra Civil estadounidense presenta un espectáculo sin parangón en los anales de la historia militar. La vasta extensión del territorio en disputa; el ancho frente de las líneas de combate; la fuerza numérica de los ejércitos enfrentados, cuya creación apenas contó con el apoyo de una base organizativa previa; los fabulosos costes de esos ejércitos, la manera de liderarlos y las tácticas y principios estratégicos generales según los cuales se libra la guerra son todos nuevos a ojos del espectador europeo.4 Al final de la guerra se contaban casi setecientos mil muertos en los campos de batalla y de prisioneros de ambos bandos. Seis años más tarde, entre marzo y mayo de 1871, Marx y Engels observaron desde Londres la represión de la Comuna de París, esto es, la rebelión de parte de la población parisina contra su propio gobierno y la ocupación prusiana, tras la derrota francesa en la guerra contra Prusia de 1870-1871. En los combates y las posteriores ejecuciones en masa perdieron la vida no menos de treinta mil personas del bando insurgente; entre las tropas gubernamentales el número de muertos fue aproximadamente de novecientos5 . Aun así, para Marx y Engels seguía estando claro que el camino hacia el socialismo exigiría el uso colectivo de la fuerza. Pero, ¿cómo podía encajar una guerra de clases entre el trabajo y el capital en un mundo de ejércitos estatales profesionalizados equipados como los unionistas y confederados de la Guerra Civil estadounidense o el prusiano, por no mencionar los ejércitos del futuro? A mi juicio, Marx y Engels afrontaron repetidamente en el curso de su vida este enigma estratégico central, proponiendo diversas 4 K. Marx y F. Engels, «Der Amerikanische Bürgerkrieg», Die Presse, 26 de marzo de 1862, en Marx-Engels Werke [mew], Band 15, Berlín, Dietz Verlag, 1972, p. 486. 5 Se estima que durante la Guerra de Vietnam perdieron la vida en suelo vietnamita cincuenta y ocho mil estadounidenses, el 20 por 100 de ellos bajo fuego amigo o en actividades no bélicas (esa cifra equivale aproximadamente al número anual de muertes por accidentes de tráfico en Estados Unidos durante la década de 1960). 

Las bajas de insurgentes y civiles por el lado vietnamita son más difíciles calcular debido al uso generalizado de tecnologías destructivas por parte de Estados Unidos. Las estimaciones varían de 3 a 6 millones de personas, lo que arroja un «ratio letal» situado entre 1:50 y 1:100, frente a la relación 1:33 para la Comuna de París. Los resultados del progreso tecnológico son aquí obvios. streeck: Engels 83 soluciones. Ocasionalmente, en las guerras interestatales que se avecinaban o en curso, tomaron partido por el Estado capitalista que les parecía más avanzado desde una perspectiva histórico-mundial; la mayoría de las veces era Alemania en relación con Francia, al menos durante el Segundo Imperio, y la Rusia zarista fue siempre el país del «modo de producción asiático», el baluarte de la reacción, contra el que el progreso alemán tenía que defenderse si era necesario. También formularon respuestas reduccionistas: la fuerza militar de un Estado era acorde con su nivel de desarrollo industrial por lo que los Estados avanzados con sociedades maduras para el socialismo siempre debían vencer a los menos desarrollados. ¿Un modo de destrucción capitalista? Gradualmente, sin embargo, y especialmente tras la muerte de Marx, prevaleció un planteamiento más matizado basado en dos hechos observados por Engels: el fortalecimiento de los Estados frente a sus sociedades mediante el monopolio de los medios modernos de exterminio y la dinámica endógena del desarrollo de la tecnología militar conducente a un modo de aniquilación social, que es diferente del modo de producción social y que se halla dotado de su propia dinámica de desarrollo, complementaria a la del capitalismo. Juntos proporcionan, en mi opinión, una explicación de lo que denomino la hipertrofia del Estado en el siglo xx y quizá más allá del mismo. En el resto de mi exposición pretendo demostrar que hay en Engels bastante más que «algo así como una teoría», en concreto que es posible deducir una teoría parcial del desarrollo social similar a la teoría económica de Marx, y que junto con esta aquella permite elaborar una teoría histórico-materialista más realista de las sociedades capitalistas más allá del siglo xix. Comienzo con el aspecto tecnológico. En mi opinión, la crítica del materialismo histórico como supuestamente determinista alude a dos versiones del determinismo, una técnica y otra económica. El locus classicus para la versión tecnológica es el siguiente párrafo de Miseria de la filosofía: Las relaciones sociales están íntimamente vinculadas a las fuerzas productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian de modo de producción y al cambiar el modo de producción, la manera de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales. El molino movido a brazo nos da la sociedad del señor feudal; el molino de vapor, la sociedad del capitalista industrial,... 

(la cursiva es mía, ws) 6. 6 K. Marx, Misère de la philosophie, París y Bruselas, 1847; ed. cast.: Miseria de la filosofía, Madrid, Siglo xxi, 1987, p. 68. 84 nlr 123 Esto no fue escrito por Engels, sino por el propio Marx en 1847. «Íntimamente vinculadas a» (eng verknüpft mit) 

,...no significa «determinadas por», aunque la oración final, exagerada metafóricamente, y a menudo separada de su contexto, tenga un tono determinista. Pero la afirmación de que el progreso tecnológico, el aparato de producción vulgar-utilitario en las fábricas capitalistas, tal como podía observarlo diariamente el hijo de un empresario fabril como Engels, debiera al menos condicionar el progreso de la humanidad, tuvo que parecer una provocación a los idealistas hegelianos de la época; y esa era sin duda precisamente su intención. Este no es el lugar para indagar cómo la teoría de la transición de molino a brazo al molino de vapor y su relación con las formas de poder social fue posteriormente elaborada en la dirección de «íntimamente vinculadas» (eng verknüpft) o de «generar» o «producir» (ergibt) una sociedad (o tal vez de ambas). Lo único que hay que destacar aquí es el papel central que desempeñó desde el principio el desarrollo de la tecnología en el pensamiento histórico-materialista de Marx y también de Engels. En 1855, en el apogeo de la Guerra de Crimea, Engels publicó un extenso y documentado resumen del desarrollo del armamento en todos los Estados europeos7 . Como industrial, le pareció útil no solo comparar el progreso de las tecnologías destructivas de la época con las tecnologías productivas, sino también considerar su interrelación. Una de las cuestiones objeto de investigación era si la tecnología militar se había beneficiado más de la civil o al contrario, esto es, cuál de las dos podía considerarse predominante. Desde una perspectiva político-económica, la tecnología militar no podía ser más que un subproducto de la civil. Pero, ¿no podía remontarse la producción industrial en masa, basada en componentes estandarizados (requisito previo esencial para lo que se convertiría en el modo de producción «fordista»), a un cierto Samuel Colt, cuyo invento le permitió entregar ciento treinta mil revólveres a los estados del norte en la Guerra Civil estadounidense? Aún más relevante para el materialismo histórico era la cuestión de si, por analogía con el desarrollo de los medios de producción a raíz del progreso del molino a brazo al molino de vapor, cabía postular el desarrollo «relativamente autónomo» de lo que podríamos llamar los medios de destrucción –el reemplazo de la espada por la ametralladora–, como un segundo hilo paralelo del desarrollo histórico, entrelazado con el primero pero no idéntico a él. 

7 Véase F. Engels, «The Armies of Europe», publicado en tres entregas la Putnam’s Monthly. A Magazine of Literature, Science and Art, en agosto, septiembre y diciembre de 1855, en Marx-Engels Collected Works, vol. 14, Londres, 2010, pp. 401-469. streeck: Engels 85 

Coronas rodando por los suelos ¿Quién destruye a quién en las relaciones de destrucción tecnológicamente revolucionadas que se han desarrollado en las sociedades industriales modernas? Las reflexiones de Engels sobre la guerra durante el último tercio del siglo xix indican que lo que tenía cada vez más importancia para él era que el principal beneficiario del progreso militar en la trinidad sociedad-economía-Estado era el Estado. Sólo los Estados disponían de los recursos necesarios para adquirir los nuevos medios de destrucción a gran escala centralizados y para construir y mantener las fuerzas laborales conocidas como «ejércitos» necesarias para su despliegue. Con esto el peso del Estado en la política y el desarrollo económico de la sociedad crecieron inevitablemente más allá del papel que le asignaba la teoría político-económica de mediados del siglo xix, haciendo del mismo algo más que un mero «comité gestor de los asuntos comunes de la clase burguesa»8 , o una «superestructura» del modo de producción capitalista. La magnitud de los nuevos poderes de destrucción en sus manos estaba condenada a desatar una competencia entre los Estados que se añadiría a la rivalidad entre los monopolios y los cárteles emergentes en las economías capitalistas: un competencia sui generis por capacidades de exterminio cada vez más aterradoras, que para las sociedades involucradas podía resultar mucho más peligrosa que las crisis periódicas causadas por la competencia económica. En esas circunstancias, ¿había todavía una perspectiva realista de utilizar con éxito la violencia revolucionaria para liberar a la sociedad de la plaga del capitalismo? Hacia el final de su vida, Engels parece haberse visto obligado a introducir de contrabando la guerra de clases por el socialismo en la guerra a vida o muerte entre los Estados, que veía dibujarse en el horizonte. En razón de su detallado conocimiento de la carrera armamentística emprendida, Engels no tenía dudas sobre tal evolución. 

En 1887, menos de tres décadas antes de 1914, predijo una «guerra mundial de una extensión e intensidad sin precedentes»: De ocho a diez millones de soldados se enfrentarán unos a otros, arrasando Europa más que una plaga de langostas. La devastación de la Guerra de los Treinta Años concentrada en tres o cuatro años y extendida a todo el conti,...

8 K. Marx y F. Engels, Manifest der Kommunistischen Partei [1848], en Marx-Engels Werke [mew], Band 4, Berlín, Dietz Verlag, 1972, p. 464 [Die moderne Staatsgewalt ist nur ein Ausschuß, der die gemeinschaftlichen Geschäfte der ganzen Bourgeoisklasse verwaltet]; ed. cast.: Manifiesto comunista (edición bilingüe), Madrid, Akal, 2018, pp. 48-49. 86 nlr 123 

,...nente; hambruna, epidemias, barbarie general de los ejércitos y las masas populares causada por una miseria aguda; dislocación irrecuperable de nuestro sistema artificial de comercio, industria y crédito, culminando en la bancarrota general; el colapso de los viejos Estados y su sabiduría política tradicional, de modo que docenas de coronas rodarán sobre el pavimento sin que nadie pueda levantarlas; es absolutamente imposible prever cómo terminará todo ello y quién saldrá vencedor de la batalla [...]. Esa es la perspectiva para el momento en que el hipertrofiado sistema de competencia mutua en armamentos dé finalmente sus frutos inevitables9. Las últimas estimaciones hablan de un total de nueve millones y medio de muertos de ambos bandos, caídos en una guerra como no se había conocido antes. Para Engels, sin embargo, ni siquiera un evento de esa monstruosa magnitud podía llevar a un punto muerto la dialéctica del avance de la historia hacia el socialismo. Al final de la próxima guerra mundial, proclamó, con esa combinación de predicción y grito de batalla tan característica de los primeros socialistas, no cabía esperar sino la victoria de la clase obrera internacional: Solo un resultado [es] absolutamente seguro: el agotamiento general y el establecimiento de las condiciones para la victoria final de la clase trabajadora [...]. Ahí es, señores príncipes y estadistas, adonde han llevado ustedes a la vieja Europa con su sabiduría. Y si no les queda otra opción que comenzar la última gran danza de guerra, que así sea. La guerra puede llevarnos a un segundo plano por un tiempo, puede arrebatarnos algunas de las posiciones que ya hemos conquistado. Pero una vez que hayan desatado las fuerzas ya no podrán volver a controlarlas y estas seguirán su curso; al final de la tragedia, ustedes estarán arruinados y la victoria del proletariado ya se habrá conseguido o será inevitable10. Esta perspectiva no era del todo irreal, como demostraría poco después la oleada revolucionaria de 1917-1919. Lo que proclamaba Engels era que, como consecuencia de la inminente guerra mundial, las clases trabajadoras armadas de los países entonces devastados se alzarían contra sus enemigos de clase y, en un levantamiento popular, derrocarían finalmente el capitalismo. Después de 1918 Engels podría haber señalado las muchas reformas democráticas obtenidas en muchos países: sufragio universal, derechos sindicales, negociación colectiva, así como la Revolución 9 F. Engels, «Introducción al folleto de S. Borkheim En memoria de los patriotas alemanes, 1806-1807» [1887]. Publicado inicialmente en S. Borkheim, Zur Erinnerung fur die deutschen Mordspatrioten.1806-1807, Hottingen-Zurich, 1888. Fue publicado en inglés por iniciativa de Engels como núm. xxiv de The Social-Democratic Library, en Marx-Engels Collected Works, Londres, 2010, vol. 26, p. 451. 10 Ibid. streeck: Engels 87 Rusa, asistida sin duda por las operaciones estratégicas del Estado Mayor Alemán. Como había pronosticado Engels, la guerra iniciada como lucha nacional con ejércitos reclutados coercitivamente podía servir para fortalecer a la clase obrera tanto en los países derrotados como en los victoriosos; lo mismo sucedió en un primer momento después de 1945. 

Dimensiones interestatales El hecho de que el capitalismo permaneciera prácticamente incólume no se debió únicamente al equilibrio interno de fuerzas políticas; ya en 1918, el orden interno de los Estados nacionales emergentes también se había vuelto dependiente de las circunstancias militares internacionales. El nuevo gobierno bolchevique tuvo que construir inmediatamente después de su establecimiento un ejército estatal regular –el «Ejército Rojo» dirigido por Leon Trotski– para prevalecer en una «guerra civil», que era fundamentalmente una invasión extranjera; Engels no se habría sorprendido. Y en Alemania fue el jurista socialdemócrata Hugo Sinzheimer, padre fundador del derecho laboral alemán y jefe de policía provisional en la ciudad de Frankfurt durante la revolución de noviembre de 1918, quien advirtió a una manifestación de masas que no pretendiera establecer directamente una república de consejos [Räterepublik] al estilo soviético, ya que eso provocaría inevitablemente, como en Rusia, una invasión de la Entente formada por las potencias occidentales vencedoras en la guerra. Un año y medio después, Sinzheimer se convirtió, como miembro de la Asamblea Constituyente, en uno de los autores del artículo sobre los comités de empresa de la Constitución de Weimar. Si se otorga credibilidad a la investigación histórica, los círculos gobernantes de las potencias europeas esperaban que la guerra iniciada en el verano de 1914 sería de corta duración, como las escaramuzas que la precedieron. No así Engels, probablemente porque conocía como ningún otro las fuerzas de destrucción acumuladas en los arsenales de los Estados-nación ya plenamente industrializados. Que en 1918 no solo se mantuvieran las relaciones de producción capitalistas, sino también las relaciones de violencia entre los Estados, –es decir, que los Estados lograran, más o menos rápidamente, restablecerse en torno a su identidad nacional mediante concesiones a la clase trabajadora, mediante la represión sobre ella o combinando ambos medios–, probablemente tuvo que ver también con el hecho de que en la era industrial un Estado enemigo altamente armado podía hacer en poco tiempo más daño a una sociedad que cualquier crisis económica capitalista. 88 nlr 123 Un Estado extranjero parecía más peligroso que el capital nacional. Ninguna revolución socialista podía protegerte frente a él, sino, por el contrario, un ejército nacional, tal y como el ejército prusiano había protegido a Alemania de la amenaza zarista en el siglo xix. 

Por esta razón, el peligro de guerra interestatal se interpuso en el camino del desencadenamiento de una guerra de clases: las relaciones internas de producción se vieron fortalecidas por las relaciones de fuerza interestatales; las guerras de clase amenazaban con el peligro de una derrota en la guerra interestatal; y las elites nacionales se pudieron proclamar como protectoras de sus pueblos contra los medios de destrucción de otros pueblos, declarar a la nación como una familia extensa (los hombres protegen a sus madres, mujeres e hijos) y hacer que la distribución de los medios nacionales de producción parezca de importancia secundaria en comparación con su defensa. No es que la guerra de clases desapareciera por completo. Después de 1918 surgió de los conflictos entre Estados y clases una nueva configuración de Estados y clases, una vez más influida por la naturaleza y la distribución de las fuerzas destructivas modernas. La teoría original de las clases sirvió de poco a este respecto desde el punto de vista explicativo, mientras que las últimas obras de Engels, me atrevería a decir, consideraron seriamente los Estados y su potencial de violencia, aunque sin querer o poder incorporarlos sistemáticamente en el marco de la «concepción materialista de la historia» desarrollada como una economía política, que partía del análisis del fetichismo de la mercancía. Después de la Revolución Rusa por mor de la Primera Guerra Mundial surgió una proyección más o menos estable del conflicto de clases en el sistema interestatal, que se mantuvo durante décadas en la confrontación entre el Estado socialista de la Unión Soviética y los estados capitalistas «de Occidente», particularmente Estados Unidos y Gran Bretaña, las potencias hegemónicas ascendente y descendente del capitalismo de principios del siglo xx. Ya entonces se estableció en la Unión Soviética una división del trabajo entre el Estado, que como tal debía ocuparse de su propia seguridad entre otros Estados basándose en las fuerzas armadas profesionales y la diplomacia internacional convencional, y el partido, que concebido como fuerza revolucionaria mundial, interfería decisivamente en los asuntos internos de otros países mediante los partidos hermanos nacionales, convertidos rápidamente en dependencias del pcus e instrumentos del Estado soviético, y los agentes de la Internacional Comunista. No puedo tratar aquí en detalle las contradicciones y conflictos que la política exterior de Stalin streeck: Engels 89 generó en su propio país y en el extranjero; bastará aludir a la sangrienta «limpieza» del cuerpo de oficiales del Ejército Rojo realizada en 1938 para garantizar el control del partido sobre las fuerzas armadas en vísperas de la inminente guerra contra el Tercer Reich alemán, al tiempo que se firmaba el pacto Hitler-Stalin poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, la cual se convirtió en una guerra entre las tres versiones de la sociedad industrial moderna –capitalismo, fascismo y comunismo– representadas por los respectivos Estados-nación armados hasta los dientes con las últimas tecnologías de destrucción, si bien la Unión Soviética socialista en un grado ligeramente menor que las potencias capitalistas. 

La hipertrofia de los Estados en el siglo xx como resultado del uso de medios cada vez más letales de violencia y exterminio puestos a su disposición alcanzó su culminación histórica en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, después de que la invención de la bomba atómica y su reproducción en la Unión Soviética bajo la dirección de Stalin convirtiera a esta en la segunda de las dos superpotencias mundiales. Durante mucho tiempo, el más letal de todos los medios de exterminio obligó a ambos bandos a coexistir dividiéndose el mundo. Bajo la fórmula de la «coexistencia pacífica» Estados Unidos y la Unión Soviética compitieron durante décadas intentando promover su sistema y socavar el del contrario sin tener que recurrir a la utilización de sus medios de destrucción mutua asegurada mediante una rivalidad sistémica disfrazada de lucha de clases interestatal entre los pueblos del trabajo y los pueblos del capital, unidos internamente por la democracia o la dictadura u otras combinaciones específicas de ambas. Así como el conflicto de clases se convirtió en conflicto internacional después de 1918, después de 1945 el conflicto internacional dio una nueva forma a aquel al reprimir ambos bandos su oposición política de clase interna, denunciándola como quinta columna del Estado enemigo. En Washington y Moscú, la política exterior a la sombra de la bomba sirvió para defender y propagar formas antagónicas de organización social, que reflejaban los frentes del conflicto de clases del siglo xix, y para movilizar a los «hermanos de clase» en el resto del mundo en interés de sus propios Estados y bloques estatales. Mientras que Estados Unidos lograría, durante la Guerra Fría, eliminar casi por completo las simpatías por el comunismo de los opositores al sistema tanto en casa como en los países pertenecientes al imperio estadounidense, durante la década de 1980 la urss comenzó a desintegrarse bajo la presión de su oposición prooccidental y, por lo tanto, procapitalista. 90 nlr 123 Comerciantes y mercenarios. La investigación de Engels a finales del siglo xix sobre el desarrollo de medios técnicos de destrucción puede entenderse, pues, como el inicio de una línea adicional de investigación histórico-materialista de las sociedades modernas en la que los medios de destrucción se sitúan junto a los medios de producción y la formación de los Estados enmarca y se superpone a la formación de clases, línea que se adecua más a las realidades del sangriento siglo xx que una teoría histórica centrada únicamente en la producción. La exposición apuntada aquí podría proseguir fácilmente a partir de las categorías encontradas en Engels: historia del progreso técnico como fuerza impulsora del desarrollo político y social y de la liberación de la política estatal respecto de su subordinación teórica a la economía en virtud del control por parte de los Estados de los medios modernos de exterminio. 

Así surgió, por ejemplo, a finales del siglo xx, una situación en la que el desarrollo técnico en sus líneas avanzadas ya no tenía lugar en el sector privado de la economía, sino en los programas de armamento, en particular en los del Estado más poderoso del mundo, Estados Unidos: desde los viajes aéreos y espaciales hasta el llamado «uso pacífico de la energía atómica» y los avances de la tecnología microelectrónica de la información, que actualmente revoluciona la economía capitalista. En cuanto a la historia política en sentido estricto, podríamos señalar el plan de Reagan para adelantar a la Unión Soviética mediante su programa de «Guerra de las Galaxias»; la «globalización» del poder militar estadounidense después de 1989, cuestionada solo treinta años después por el rápido desarrollo de los medios de producción y destrucción en China; la desintegración de los movimientos de liberación nacional en la periferia capitalista a la vista de su desesperada inferioridad militar y su reemplazo por movimientos religiosos-fundamentalistas, a cuyos seguidores no les importa perder la vida en pos de sus objetivos milenaristas. Actualmente observamos, en la medida en que se nos permite ser espectadores, una transformación radical adicional de las relaciones de destrucción mediante el empleo de nuevas fuerzas microelectrónicas, que permiten el espionaje ilimitado de oponentes reales y potenciales y su eliminación individual usando drones. La organización social de esta labor de exterminio corresponde a la reprivatización de una gran parte de las actividades bélicas: la subcontratación de las misiones letales a empresas privadas, que ahora dominan y desarrollan de forma streeck: Engels 91 mejor y más rentable las nuevas tecnologías; y la sustitución de los ciudadanos-soldados reclutados o voluntarios de la modernidad europea y estadounidense por servicios especiales profesionalizados o, si se prefiere enunciarlo de esta otra manera, del ejército permanente por un grupo flexible y ajustable de comerciantes de alta tecnología y mercenarios de la muerte. A Engels no le sorprenderían estas dramáticas consecuencias para la estructura y la función del Estado moderno, aunque sean difíciles de encajar en la versión temprana de la concepción materialista de la historia, que encontró su expresión más destacada en El capital. 

La destrucción personalizada de enemigos individuales mediante drones y operaciones especiales urdidas con la ayuda de la tecnología de la información ahorra a los gobiernos la necesidad de movilizar el consenso en el frente interno para operaciones militares desplegadas en lugares lejanos, porque ya nadie se ve obligado por la fuerza a participar en ellas y poner en juego su vida por el Estado, y porque la liquidación de villanos seleccionados significa que el número de bajas occidentales en esas operaciones es pequeño. Además, los daños colaterales pueden limitarse mejorando la tecnología y, por otro lado, para poder ganar la Guerra contra el Terrorismo –una nueva interfaz de trabajo bélico, policial y social– no debe hablarse mucho de ella. (Si en un futuro no muy lejano combatieran robots contra robots, por ejemplo, drones Tesla contra drones Huawei, las batallas se podrían contemplar cómodamente desde la pantalla de nuestros domicilios). Igualmente, el problema de tener que construir un nuevo Estado en el país de un enemigo derrotado, como sucedió después de 1945 en Japón y Alemania, podría parecer igualmente obsoleto: ya no hay por qué construir nuevos Estados. Como se ha demostrado en Iraq y Afganistán, basta la destrucción de los existentes, ya que los Estados fallidos o los no Estados son perfectamente tolerables para los vencedores, siempre que pueda evitarse mediante la vigilancia individualizada y la eliminación selectiva que la población subyugada militarmente se organice como sujeto político colectivo. Considérese, como ejemplo, el tipo de guerra revelado en la carta enviada el 12 de septiembre de 2014 al primer ministro israelí por cuarenta y tres oficiales y soldados de la Unidad de Elite 8200 de los servicios secretos israelíes en la que anunciaban su negativa a continuar prestando sus servicios: 92 nlr 123 La población palestina sometida al gobierno militar está completamente expuesta al espionaje y la vigilancia por parte de la inteligencia israelí [...]. Se recopila y almacena información [...] que se utiliza para la persecución política y para crear divisiones dentro de la sociedad palestina mediante el reclutamiento de colaboradores y para arrojar a parte de la sociedad palestina contra sí misma [...]. La inteligencia permite el control continuo sobre millones de personas mediante una supervisión e invasión minuciosa e intrusiva de la mayoría de las áreas de la vida11. Este tipo de protesta es más importante que nunca, pero está lejos de los alzamientos de los soldados del siglo xix anhelados por Engels y los socialistas, cuyos participantes daban la vuelta a sus armas contra su enemigo de clase nacional. ¿Pueden los servidores de una instalación informática volverse contra la clase dominante? 

11 Peter Beaumont, «Israeli intelligence veterans refuse to serve in Palestinian territories», The Guardian, 12 de septiembre de 2014. 

Durante la «Operación Plomo Fundido» de las Fuerzas de Seguridad Israelíes en la Franja de Gaza desplegada entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009, hubo seis bajas israelíes y 1.398 palestinas, lo cual arroja un ratio letal de 1:233. identidad? A través de investigaciones históricas, notas autobiográficas y reflexiones teóricas, Haider recorre la reciente historia de las políticas de la identidad en relación con la raza para constatar que, a diferencia de su origen emancipador, las políticas de la identidad se han transformado en un elemento de desactivación y neutralización política en manos de las clases dominantes. De una forma provocadora y persuasiva al mismo tiempo, Haider aborda la discusión política en torno a las categorías de raza y clase. También en un intento de superar los eternos debates en torno a cuál de ambas categorías es más importante, apela a los ricos legados de la tradición radical negra, los estudios culturales británicos y los feminismos negros tanto para renovar la crítica a las políticas de la identidad, como para golpear con su mismo martillo la ceguera eurocéntrica y economicista de la tradición marxista. Lo que Haider nos propone es una nueva práctica política que su autor denomina «universalidad insurgente», una política de masas, solidaria y transfronteriza que vaya más allá del chovinismo daltónico y la ideología de la raza.,...)))...



DOMINGO, 22 DE NOVIEMBRE DE 2020

El "testamento" político de Friedrich Engels // EEUU: Los representantes de las grandes empresas son aun una pequeña minoría de los miembros del equipo de transición presidencial

 REPRODUZCO,...¡¡¡¡   lukydemálaga,...¡¡¡¡¡.


https://www.sinpermiso.info/textos/el-testamento-politico-de-friedrich-engels

El "testamento" político de Friedrich Engels

Michael R. Krätke 

17/11/2020

Cualquiera que haya sido puesto a prueba por su lealtad a la constitución en los años 70 y siguientes en la antigua República Federal y haya sido sospechoso de ser un "enemigo de la constitución" probablemente se acordará del "último Engels". Desear un orden económico y social diferente está permitido en la constitución; el derrocamiento violento del orden político no. Como joven de izquierda uno podía remitirse al "último Engels" para pasar como amigo de la constitución, aunque con opiniones radicales.

Con el "último Engels" se hace referencia, ante todo, a un texto que Friedrich Engels escribió a principios de 1895, pocos meses antes de su muerte: una introducción a la nueva edición de "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850" de Karl Marx. Casualmente, este fue el último gran texto que escribió y publicó antes de su muerte. No pretendía ser su "testamento político". Recibió este dudoso estatus por una serie de coincidencias.

Engels nunca había estado tan cerca del SPD y sus partidos hermanos europeos como en los últimos cinco años de su vida. Sin Engels, difícilmente hubiera sido posible -contrariamente a lo esperado- la exitosa refundación de una Internacional de partidos socialistas y socialdemócratas en el verano de 1889. En los primeros años de la llamada "segunda" Internacional, antes de que existiera una organización formal y un buró conjunto en Bruselas, muchos de los contactos entre los partidos socialistas de Europa y América del Norte pasaban por Engels. Mantenía correspondencia con todos los que tenían rango y nombre en el movimiento socialista, con Kautsky, con Bernstein, con August Bebel y otros miembros del ejecutivo del SPD, con Viktor Adler, con Domela Nieuwenhuis, con Filippo Turati, con Pablo Iglesias, con Paul Lafargue y muchos otros.

En 1890 cayó la Ley Socialista (Sozialistengesetz), y el SPD pudo operar legalmente de nuevo en el Reich alemán. Engels estaba entusiasmado. Vio el comienzo de una nueva época política en Alemania, que requería un lenguaje político diferente y una estrategia y táctica políticas diferente. Con el congreso del partido de Erfurt de 1891, logró una obra maestra: por primera vez, un partido de masas europeo con cientos de miles de miembros y votantes, el SPD, había adoptado un programa decididamente socialista que estaba claramente determinado por el "socialismo científico" de Marx y Engels. Engels consideraba al SPD como el centro, el núcleo central más importante del movimiento obrero europeo e internacional; por lo tanto, le dedicó toda su atención. Para atraer a socialistas y marxistas, era necesario no sólo completar el tan esperado tercer volumen de El Capital, sino también reeditar muchos de los escritos marxistas que estaban agotados y eran apenas conocidos.

Las luchas de clases en Francia de Marx

Por eso estuvo encantado cuando Richard Fischer, el director de la editorial del Vorwärts, le preguntó si estaba dispuesto a publicar una edición separada de la serie de artículos de Marx, originalmente titulada "1848 a 1849" en la Neue Rheinische Zeitung. Politisch ökonomische Revue y escribir un prólogo. Engels estuvo de acuerdo y escribió el texto, una introducción extensa en lugar de un breve prefacio, entre el 14 de febrero y el 8 de marzo de 1895. Para la reedición de los tres artículos originales en la Revue. Mai bis Oktober 1850, que había escrito junto con Marx, elaboró una cuarta parte y la incluyó al final. El resultado fue, como escribió a Richard Fischer, un "capítulo correcto y decente" y una "conclusión objetiva del conjunto, sin la cual permanecería como un fragmento"(1). Propuso para este texto el título que se usa hoy en día, "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850" (2). Bajo este título también se publicó en abril de 1895 como un folleto con la introducción de Engels, en una edición de 3.000 ejemplares.

A principios de diciembre de 1894, el Canciller del Reich, el Príncipe von Hohenlohe-Schillingfürst, introdujo un nuevo proyecto de ley contra la subversión (Umsturzvorlage) en el Reichstag, dirigido contra la agitación socialdemócrata. En consecuencia, la dirección del SPD reaccionó nerviosamente a todo lo que pudiera aumentar el peligro de una nueva edición de la Ley Socialista. Engels estaba dispuesto a ceder a las propuestas de cambio del ejecutivo del partido. Consideró que algunas de ellas eran exageradas, y advirtió que no se debían subordinar por puro miedo a una línea de "legalidad absoluta, legalidad a cualquier precio", incluso frente a violaciones claras de la constitución y a actos de golpe de estado; nadie creía en tales declaraciones. Se quejó a Kautsky de que su texto había "sufrido bastante por las temibles reservas de nuestros amigos de Berlín sobre el golpe, que tuve que tener en cuenta dadas las circunstancias" (3). Wilhelm Liebknecht, sin embargo, cogió el texto de Engels, lo adaptó por su cuenta y lo publicó en Vorwärts. Engels protestó firmemente contra esta versión no autorizada y abreviada de su texto: el texto fue "tan recortado que parezco un pacífico adorador de la ley quand même" (4). Kautsky se aseguró de que la introducción de Engels, en la versión que autorizó, también se publicara en la Neue Zeit. Así, en muy poco tiempo, se distribuyó ampliamente entre la opinión pública socialista internacional (5).

Así pues, había tres versiones del texto de Engels: la versión original, la versión editada, en la que se habían suprimido algunos pasajes con el conocimiento y el consentimiento de Engels, y la versión no autorizada, recortada, de Wilhelm Liebknecht. El asunto se volvió explosivo cuando, después de la muerte de Engels, su introducción fue citada por algunos partidarios del revisionismo como prueba de que incluso Engels, en sus días de vejez, se había despedido de las fantasías revolucionarias de su juventud. Kautsky y otros estaban en desacuerdo con esta osada interpretación, que sólo podía basarse en el recorte de Liebknecht, pero no en el texto publicado con el consentimiento de Engels. La disputa volvió a estallar cuando David Riazanov, el director del Instituto Marx-Engels de Moscú, encontró el manuscrito original en el legado de Engels y lo publicó en 1925. Esto permitió reconstruir las partes suprimidas que el mismo Engels había hecho o, en parte, aceptado a regañadientes (6). Sin embargo, las críticas que los revisionistas del SPD habían falseado deliberadamente de las palabras de Engels, pudieron ser fácilmente refutadas por Kautsky (7).

Engels después de Marx

¿Cómo pudo un texto relativamente corto de Engels convertirse en la manzana de la discordia? En 1895 el viejo Engels era una leyenda, el puente viviente hacia Marx, el único que, a pesar de su "impertinente modestia", podía hablar con plena autoridad en nombre de Marx, la instancia suprema en asuntos de "marxismo", que sin él no hubieran existido (8). Desde el verano de 1844 había sido el más estrecho amigo y colaborador de Marx, ambos habían perseguido muchos proyectos juntos hasta el final. El gestor y capitalista, el erudito privado sin título académico se había formado un gran nombre como escritor y periodista. El "General", como lo llamaban sus amigos, era considerado una autoridad destacada en todo lo militar (9). Pero se veía sobre todo como albacea de su amigo fallecido, y la publicación de los volúmenes segundo y tercero de El Capital (1885 y 1894) como su trabajo más importante. Dado que no había un texto comparablemente extenso de los escritos de Marx sobre política y estado, fue Engels quien, en su extensa correspondencia y en muchos pequeños textos, a menudo introducciones a nuevas ediciones de viejos escritos de Marx y de él mismo, contribuyó decisivamente para aclarar cuestiones centrales del movimiento socialista en Europa.

La introducción de Engels de 1895

Inicialmente este texto no trataba en absoluto de política, sino de ciencia: la serie de artículos de Marx fue la prueba de fuego, el primer intento "de explicar, a partir de una situación económica determinada, una parte de la historia contemporánea mediante su [es decir, marxista] modo materialista". Aquí se trataba de “demostrar la relación causa-efecto interna de un proceso de varios años, tanto crítico como típico para toda Europa… es decir, atribuir los acontecimientos políticos a los efectos de causas, en última instancia, económicas (10). Esto no era fácil, porque "una visión clara de la historia económica de un período determinado nunca se consigue de forma simultánea, sólo puede obtenerse retrospectivamente, después de que el material se haya recogido y examinado". En consecuencia, para Engels, el "método materialista" debía limitarse a los análisis históricos contemporáneos. Difícilmente se puede superar la evidencia de que los "conflictos políticos" están relacionados con "conflictos de interés de las clases sociales y fracciones de clase determinadas por el desarrollo económico" y los actores políticos (como los partidos) son la "expresión más o menos adecuada de estas... clases y fracciones de clase". Gracias a su conocimiento preciso de la historia económica y política de Francia, Marx había logrado dar "una descripción de los acontecimientos que revela su coherencia interna de una manera que nunca antes se había logrado" (11). Engels se refería a la posterior obra de Marx, el 18º Brumario de Luis Bonaparte de 1852, en el que continuó este análisis del curso de los acontecimientos hasta el golpe de Estado de Napoleón III y la caída de la Segunda República francesa (12).

El análisis de la historia contemporánea no es una teoría general, sólo tiene una validez histórica limitada. Engels expuso, de forma totalmente autocrítica, la perspectiva histórica que Marx y él compartían en 1850. Como los demócratas radicales y comunistas que eran, tenían la historia de la Revolución Francesa en sus mentes. Estaban completamente hechizados por este gran modelo y esperaban que la revolución europea, que comenzó con la Revolución de febrero de 1848 en París, siguiera un curso muy similar. Estaban completamente equivocados. Engels quiso explicar a los lectores de 1895 por qué "en aquella época estábamos autorizados a contar con una victoria inminente y definitiva del proletariado, por qué no se produjo y en qué medida los acontecimientos contribuyeron a que hoy viéramos las cosas de manera diferente a como las veíamos entonces" (13). En el otoño de 1850 habían comprendido que el período revolucionario había terminado; pero esperaban una continuación, una nueva ola de revolución en la línea de la anterior, desencadenada por una nueva "crisis económica mundial" (14).

Pero, continuó Engels, "la historia no nos ha dado la razón, a nosotros y a todos los que pensaban de manera similar" (15). En 1848, el estado de desarrollo económico en Europa, especialmente industrial, estaba lejos de estar tan avanzado en ese momento como ellos pensaban. El rápido desarrollo del capitalismo industrial que tuvo lugar después de 1848, la revolución económica y sobre todo industrial que se extendió por todo el continente europeo, demostró que el capitalismo moderno estaba lejos de estar al final de su desarrollo, más bien se encontraba al principio. El desarrollo hacia las formas políticas modernas, hacia el estado nacional y la república, también estaba lejos de ser completo. El breve episodio de la Comuna de París de 1871 demostró una vez más como de imposible era el dominio de la clase obrera en Europa por entonces (16).

Por consiguiente, estaba claro para Engels que "el modo de lucha de 1848 está hoy anticuado en todos los aspectos", especialmente la "rebelión a la vieja usanza, las luchas callejeras (Straβenkampf) con barricadas, que se producían por todas partes hasta 1848"; las condiciones completamente cambiadas permitían y requerían hoy un "modo de lucha del proletariado totalmente nuevo" (17). Los modelos de 1789, 1830 y 1848 ya no servían como orientación (18).

La nueva estrategia y táctica. ¿Cómo vencerá la socialdemocracia?

En sólo unas pocas páginas, Engels desarrolló la estrategia que hoy, con Gramsci, llamaríamos "guerra de posiciones" (Stellungskrieg), la estrategia de una lenta conquista del poder, parte por parte, posición a posición, con tiempo por delante (19). Esta estrategia se hizo posible y necesaria porque se juntaron algunos elementos nuevos: el ascenso de los partidos socialistas de masas, la introducción del sufragio universal (masculino) en diferentes países europeos y los cambios en la tecnología militar. Para Engels era crucial el hecho de que los partidos obreros habían aprendido a utilizar el sufragio universal, a participar en las elecciones a todos los niveles, en los parlamentos nacionales, en los "parlamentos estatales, consejos locales, tribunales laborales", a dirigir campañas electorales, a "disputar cualquier puesto" a la burguesía, a hacerse oír en la opinión pública política con sus propios órganos de prensa, también a utilizar el parlamento para trabajar en la opinión pública política, en resumen, a llevar a cabo luchas políticas legalmente, dentro del marco de las leyes y la constitución. Engels confió en que los grandes partidos obreros desarrollarían esta estrategia cada vez más, todos los socialistas aprenderían que el "trabajo largo y perseverante", el "trabajo lento de la propaganda", la continua "actividad parlamentaria" serían necesarios para alcanzar el objetivo. Esta prolongada labor era necesaria porque la revolución socialista no podía ser una sorpresa, una toma del poder por una pequeña minoría "a la cabeza de masas inconscientes", sino una gran revolución, el “completo cambio radical de la organización social". Aquí "las masas" (es decir, en primera línea, la clase obrera) debían participar activamente, y por lo tanto habrían comprendido por sí mismas de qué tipo de revolución se trata; finalmente debían llevarla a cabo (20).

Engels se opuso claramente a las tácticas dirigidas a la toma del poder mediante insurrección o golpe de estado, y de ninguna manera sólo por razones militares. También le preocupaba el argumento ético y moral contra una táctica que tomara la masa de trabajadores sólo como infantería y carne de cañón de la revolución. De todos modos, en el estado actual de la tecnología militar, los intentos de insurrección tendrían pocas posibilidades de éxito, en tanto el ejército estuviera intacto y los soldados obedecieran a sus oficiales. Advirtió a todos los partidos socialistas que no se dejaran convencer para provocar actos violentos o lo que sólo podría terminar en derrotas sangrientas, en derramamiento de sangre como en París en 1871, que haría retroceder décadas el movimiento obrero. Las organizaciones de masas socialistas, el movimiento obrero, como mejor se conducen es cuando se mueven dentro del marco legal, usan sus derechos sabiamente y construyen sus posiciones en el estado y la sociedad paso a paso. La "tarea principal" del SPD en particular es mantenerse intacto, que el movimiento y sus organizaciones de masas se cuenten por millones, no dejar que se desgaste en escaramuzas, continuar el crecimiento de su propio poder político con medios legales y pacíficos hasta que haya crecido "el poder decisivo del país", un poder que "crece por encima del sistema político existente" (21). Engels dejó aquí abierto lo que sucedería si el movimiento socialista de la clase trabajadora se convirtiera un día en el poder más grande en el estado. Terminó su introducción con una analogía histórica y se refirió al ascenso de los cristianos en el Imperio Romano, de ser una secta a ser la religión del estado (22). Hay que destacar esta analogía, porque muestra muy claramente que Engels imaginó la lucha política de la socialdemocracia como una lucha prolongada por la hegemonía en el estado y la sociedad. Al final, el movimiento obrero ganaría porque sus pensamientos, sus valores, sus objetivos serían los pensamientos, valores y objetivos dominantes.

En los pasajes borrados de su manuscrito, también habló de un posible futuro de Straβenkämpfen: todavía podrían ocurrir, pero las condiciones serían mucho menos favorables que antes. Algo muy diferente a eso era crucial: si el movimiento socialista continuaba creciendo como lo había hecho hasta ahora, entonces, en un futuro previsible, la mayoría de los soldados de leva consistirían, en gran mayoría, en jóvenes socialistas, y por lo tanto ya no serían utilizables contra su propio pueblo. Por supuesto, Engels, como buen demócrata, no renunciaba al derecho a resistir en situaciones que consideraba probables: violaciones abiertas de la constitución, golpes de estado por parte de los poderes dominantes, que no veían otra manera de controlar el exitoso movimiento legal de masas de los socialistas. Pero mejor no hablar hoy de lo que uno habría hecho entonces (23).

El "revisionismo" de Engels: ¿Cambió Engels su concepción política?

Esta era la opinión de muchos que consideraban a Engels y especialmente a Marx como revolucionarios peligrosos. Los partidarios en el SPD de la táctica de quedarse quieto y esperar se sintieron confirmados. Sin embargo, Engels subrayó que consideraba que las tácticas pacíficas y legales de las campañas electorales y la labor parlamentaria sólo eran útiles para ciertos países y en ciertas condiciones (24). Por supuesto, sólo entonces y únicamente allí donde había sufragio universal y donde las reglas democráticas del juego fueran respetadas por los poderes dominantes. Pero eso no lo harían siempre, Engels estaba convencido de ello. La estrategia de Stellungskriegs y las tácticas de acción legal y pacífica, según las reglas de juego democráticas, llegarían a su fin porque los gobernantes recurrirían a la violencia mucho antes de que el partido socialista pudiera lograr una mayoría y llegar legalmente al poder. Y esto los conduciría "del terreno de la mayoría de los votos al terreno de la revolución" (25).

Esta posición no era nueva. Las revoluciones pacíficas, de forma legal y democrática, eran probablemente concebibles en algunos países (Francia, EE.UU., Gran Bretaña), había escrito Engels en 1891. En los países "donde la representación del pueblo concentra todo el poder en sí mismo, donde se puede hacer lo que se quiera de forma constitucional tan pronto como se tenga a la mayoría del pueblo detrás de sí" (26). Marx había dicho públicamente exactamente lo mismo en Ámsterdam en 1872: en algunos países como los EE.UU., Gran Bretaña, tal vez también Holanda, es posible que "los trabajadores puedan alcanzar su objetivo por medios pacíficos"; esto depende de las "instituciones... costumbres y tradiciones de los diferentes países" (27). Y veinte años antes, en 1852, Marx había escrito que la implantación del sufragio universal en Inglaterra sería un "logro de contenido socialista" porque conduciría inevitablemente a un "gobierno político de la clase obrera" (28).

Tanto Marx como Engels estaban convencidos de que la república democrática era la más alta y última forma política de la sociedad burguesa, a la que se podía combatir definitivamente en la moderna lucha de clases. Está claro, dijo Engels en 1891, "que nuestro partido y la clase obrera sólo pueden llegar al poder bajo la forma de la república democrática" (29). En su texto de 1895, Engels elogió el enorme progreso que tanto el partido como el mismo movimiento socialdemócrata habían sido capaces de llevar a cabo bajo las restrictivas condiciones del aún entonces Imperio Alemán. ¡Qué avances no habrían logrado en las condiciones de una república democrática! Tanto Engels como Marx se habían opuesto repetida y firmemente a las frases y jugueteos revolucionarios; este fue el núcleo de sus discusiones con los anarquistas.

No hay ruptura entre el viejo Engels, asesor de un movimiento internacional de masas que ya era una potencia en Europa, y el joven revolucionario que participó en el levantamiento de Baden de 1848/49. Ambos, tanto el viejo como el joven, insisten en el histórico "derecho a la revolución", ya que todos los estados del presente (así como del pasado) han surgido de revoluciones. Bismarck fue, como Robespierre, un revolucionario; nuevas formas políticas pueden surgir de "revoluciones desde abajo" así como de "revoluciones desde arriba". Todo pueblo tiene derecho a cambiar la forma de estado y de gobierno, de dotarse de una nueva constitución o de otra república, e incluso pretender e instaurar una nueva forma de democracia política. Tanto el viejo como el joven Engels insisten en el primordial "derecho a la resistencia" democrática contra los actos violentos de los respectivos gobernantes. Y tanto el joven como el viejo se vuelven decididamente contra los "alquimistas de la revolución" que juegan con el levantamiento y con las vidas de decenas de miles. Incluso la huelga general, una de las ideas favoritas de los anarquistas, fue considerada un disparate por el viejo Engels.

Notas

1. Friedrich Engels, Carta a Richard Fischer del 13 de febrero de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 410.

2. En 1850, mientras estaban en el exilio británico, Marx y Engels habían iniciado inmediatamente un nuevo proyecto de revista, la continuación de la Neue Rheinische Zeitung, esta vez como una revista político-económica. En cada número analizaban y comentaban los principales acontecimientos económicos y políticos de los meses anteriores.

3. Friedrich Engels, Carta a Richard Fischer del 8 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 424; Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky del 25 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 446.

4. Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky del 1 de abril de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 452.

5.La introducción de Engels tuvo un efecto directo en los debates durante la segunda discusión del proyecto de ley de subversión en el Reichstag. Los parlamentarios liberales como Theodor Barth lo citaron como prueba de que la socialdemocracia de hoy no sigue ninguna "política de violencia". En los discursos del Reichstag, Ignaz Auer y August Bebel también se refirieron con aprobación al texto de Engels y lo citaron (véase Informes taquigráficos sobre las negociaciones del Reichstag. novena legislatura, tercer período de sesiones, 1894/1895, volumen 1, Berlín 1895, págs. 2143, 2149/2150, 2227). El proyecto de ley fue rechazado.

6. En la edición de MEW, los pasajes eliminados se indican en el texto mediante corchetes angulares.

7.Karl Kautsky, El testamento político de Engels, en: Der Kampf, vol. 18, 1925, no. 12, pp. 472 - 478.

8. Sin embargo, Engels no estaba en absoluto contento con el término "marxismo" inventado por los bakuninistas y otros oponentes de Marx. Sabía muy bien que Marx se había resistido fuertemente a ser visto como un "marxista".

9.Cf. por ejemplo su folleto de 1893 "¿Puede Europa desarmarse?" (en: MEW Vol. 22, pp. 371 - 399).

10. Friedrich Engels, Introducción [a "Klassenkämpfe in Frankreich 1848 bis 1850" de Karl Marx], en: MEW Vol. 22, p. 509.

11.Friedrich Engels, ibíd., págs. 509, 510. Se puede ver que Engels, a diferencia de los filósofos marxistas, vio la prueba de la utilidad de la nueva teoría no en las reflexiones generales sobre el concepto de práctica o historia, sino en las investigaciones empíricas e históricas (contemporáneas) de las luchas políticas y sociales reales en los países capitalistas. La falta total de tales investigaciones históricas contemporáneas, combinada con la simultánea abundancia de reflexiones puramente filosóficas sobre la teoría marxista como tal, es la carencia básica de todos los "marxismos" actuales.

12.Friedrich Engels, ibíd., pág. 511.

13.Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 26 de febrero de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 412.

14.cf. Friedrich Engels, Introducción ..., p. 513. Desde la crisis económica mundial de 1857/58, Marx y Engels vieron la conexión entre crisis económica y revolución con creciente escepticismo.

15. Friedrich Engels, Introducción [a Karl Marx "Luchas de clases en Francia 1848 a 1850"], en: MEW Vol. 22, S. 515.

16. Cf. Engels, ibid., pp. 516, 517.

17.Engels, ibíd., págs. 513, 519.

18. "La era de las barricadas y las peleas callejeras se ha acabado para siempre... Así que uno está obligado a encontrar una nueva táctica revolucionaria. He estado pensando en esto durante algún tiempo, pero aún no he llegado a ninguna conclusión", escribió Engels a Paul Lafargue en 1892 (Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 3 de noviembre de 1892, en: MEW Vol. 38, p. 505).

19. La distinción entre "guerra de posiciones" y "guerra de movimiento", que hoy en día se asocia con el nombre de Gramsci, había sido décadas antes desarrollada por Engels y otros. Gramsci es muy poco original en este sentido (como en muchos otros).

20. Friedrich Engels, Introducción [a Karl Marx "Klassenkämpfe in Frankreich 1848 bis 1850"], en: MEW Vol. 22, p. 519, 523.

21.Engels, ibíd., págs. 523, 524, 525 y ss.

22. Engels, ibíd., págs. 526, 527. En una carta privada, sin embargo, habló del momento "en que seríamos lo suficientemente fuertes para dar el paso a la legislación positiva", por lo que no descartó en absoluto una labor parlamentaria y legislativa (véase Friedrich Engels, Carta a Edouard Vaillaint de 5 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, pág. 420).

23. Cf. Engels, ibíd., págs. 522, 525, 526.

24." Predico esta táctica solo para la Alemania actual, y con no pocas considerables reservas. Para Francia, Bélgica, Italia, Austria, esta táctica no sirve en su totalidad, y para Alemania puede llegar a ser inaplicable mañana mismo" (Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 3 de abril de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 458).

25. Friedrich Engels, Respuesta al Honorable Giovanni Bovio, en: MEW Vol. 22, p. 580. En su artículo "Der Sozialismus in Deutschland" (El socialismo en Alemania), que apareció en 1892 en la Neue Zeit, había expresado esta expectativa de manera inequívoca: Los "burgueses y su gobierno" serán los primeros en violar la ley y el derecho en el Reich alemán para detener el ascenso de la socialdemocracia: "Sin duda, dispararán primero" (Friedrich Engels, Der Sozialismus in Deutschland, en: MEW Vol. 22, p. 251).

26. Friedrich Engels, Zur Kritik des sozialdemokratischen Programmentwurfs, en: MEW Vol. 22, p. 234.

27.Karl Marx, Discurso sobre el Congreso de La Haya, en: MEW Vol. 18, p. 160.

28.Karl Marx, Los Cartistas, en: MEW vol. 8, p. 344.

29. Friedrich Engels, Zur Kritik des sozialdemokratischen Programmentwurfs, en: MEW Bd. 22, S. 235.

 
es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, profesor de economía política en la Universidad de Lancaster y colaborador asiduo de Der Freitag. Meses atrás publicó el libro "Friedrich Engels oder: Wie ein Cotton-Lord" den Marxismus erfand (Friedrich Engels o cómo un "señor del algodón" inventó el marxismo) en la editorial Karl Dietz de Berlin.
Fuente:
www.researchgate.net/publication/331498100_Friedrich_Engels'_politisches_Testament
Traducción:
Jaume Raventós

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POR: THOMAS RIGGINS 30 DE JUNIO DE 2020
Engels a los 200: gigante intelectual y rebelde

 

Friedrich Engels, amigo de toda la vida de Karl Marx y co-desarrollador de lo que se conoce como marxismo, socialismo científico, materialismo dialéctico, y en el siglo XX como resultado de la Revolución Rusa, nació el marxismo-leninismo hace doscientos años. el 28 de noviembre de 1820, en lo que hoy es Wuppertal, Alemania (entonces Barman, Prusia). Este artículo conmemora el bicentenario del nacimiento de Engels señalando algunas de sus contribuciones más importantes al desarrollo de la teoría marxista.

Marx y Engels se conocieron por primera vez en 1842 en Colonia. Engels tenía 22 años y había participado activamente como estudiante en los movimientos democráticos y progresistas de Prusia y se dirigía a Inglaterra para unirse a la dirección de una fábrica de propiedad parcial de su padre. Su padre, un burgués conservador, había sacado a Engels de sus estudios universitarios porque desaprobaba su participación en movimientos estudiantiles radicales opuestos a la antidemocrática monarquía prusiana. Estos movimientos se basaron en las obras filosóficas y políticas de GWF Hegel (1770-1831), y los estudiantes eran conocidos como los "Jóvenes Hegelianos". Marx era el editor de un periódico democrático radical ( Rheinische Zeitung), y Engels quería conocerlo. Engels ya se había hecho un nombre como periodista radical cuando era estudiante. Después de que Marx lo contrató como corresponsal en el extranjero, continuó hasta Manchester, donde estaba ubicada la fábrica. La esperanza de su padre de que se asentaría y se convertiría en un hombre de negocios respetable no se iba a hacer realidad.

Engels pasó dos años en Inglaterra, donde se reunió con líderes radicales de la clase trabajadora y escribió artículos sobre la actualidad y un importante ensayo sobre economía política desde un punto de vista socialista, además de trabajar en la fábrica de su padre. En 1844, en un viaje de regreso a Prusia, se detuvo en París para visitar a Marx; los dos habían mantenido correspondencia y querían reunirse para comparar sus puntos de vista sobre el socialismo. Marx estaba en París como refugiado, ya que las autoridades de Colonia lo habían expulsado por sus opiniones políticas. Pasaron diez días juntos y descubrieron que tenían la misma perspectiva del mundo. Decidieron colaborar y producir un trabajo conjunto que exponga sus puntos de vista sobre el socialismo y el materialismo filosófico apoyando a la clase trabajadora,

Engels continuó hacia Prusia. Un año después, su colaboración dio como resultado la publicación de la primera de las muchas obras que producirían los dos en la creación del materialismo dialéctico: la filosofía de la lucha de la clase trabajadora por la emancipación y la creación del socialismo. La Sagrada Familia; o Crítica de la crítica crítica: Contra Bruno Bauer y compañía no fue una exposición completa del materialismo dialéctico, pero fue un presagio de lo que vendrá.

Engels permaneció en Prusia desde el otoño de 1844 hasta la primavera de 1845. Mientras estaba allí, escribió su conocido La situación de la clase trabajadora en Inglaterra . El libro creó un gran revuelo en Alemania cuando se publicó en 1845. Engels discutió el movimiento obrero en términos de materialismo y la necesidad del socialismo. También destacó la importancia de las organizaciones de trabajadores y especialmente los sindicatos y el uso de la huelga para ganar la aceptación de sus demandas por parte de la burguesía. También participó activamente en el movimiento socialista, escribió artículos para la prensa socialista y, como era de esperar, se separó de su padre conservador.

Las cosas se estaban poniendo demasiado calientes en Prusia para Engels. Con las autoridades molestas con sus actividades y la policía espiando sobre él, Engels se preocupó por ser arrestado, por lo que en la primavera de 1845 se mudó a Bruselas. Eligió Bruselas porque Marx estaba allí, ya que tuvo que salir de París por las mismas razones. Fue en este momento que la pareja elaboró ​​una versión completa del materialismo dialéctico. Engels casi había llegado allí solo, pero Marx había elaborado una visión más avanzada que Engels reconoció de inmediato como tal. Aquí decidieron colaborar en otro libro para pulir sus ideas y solidificar su nueva filosofía en contraposición tanto al idealismo objetivo de Hegel como al materialismo de Feuerbach (un estudiante influyente de Hegel cuyo sistema materialista inspiró a Marx y Engels pero que no era dialéctico en su pensamiento).

Su nuevo libro se terminó en 1846 pero nunca se publicó en su vida. La ideología alemana había sido aceptada para su publicación, pero habían surgido dificultades políticas y financieras y la publicación se archivó hasta después de la Revolución Rusa, cuando fue publicada por los soviéticos. Sin embargo, había cumplido su propósito; Al escribirlo, Marx y Engels finalmente habían llegado a un acuerdo total, tanto política como filosóficamente, y estaban dispuestos a dedicar sus vidas a la lucha por el comunismo. Empacaron el manuscrito y, como señaló Marx, "lo dejaron a la mordaz crítica de los ratones".

Marx y Engels se involucraron en la construcción de organizaciones socialistas en Bruselas, y sus escritos se difundieron en Alemania y en otros lugares a través de la prensa socialista. Hubo muchas versiones diferentes del "socialismo" en la década de 1840, pero el materialismo dialéctico comenzó a imponerse lentamente hasta tal punto que en 1846 los seguidores de Marx y Engels en Bruselas enviaron a Engels a París para ponerse en contacto con los principales grupos franceses y exiliados alemanes. abogando por el socialismo y los derechos democráticos. Los principales socialistas franceses quedaron tan impresionados que el editor de un importante periódico socialista, La Reform , nombró corresponsal a Engels. También se puso en contacto con el grupo líder de exiliados socialistas alemanes en París, La Liga de los Justos.

En 1847, la Liga pidió a Marx y Engels que se hicieran miembros. La influencia ejercida por sus ideas pronto llegó a dominar el pensamiento de la mayoría de los miembros de la Liga, y en junio Engels fue a Londres para asistir al Primer Congreso de la Liga. Al final del congreso, la Liga se había rebautizado a sí misma como Liga Comunista, y se adoptó un nuevo eslogan, "Trabajadores del mundo, uníos", que reemplazó al liberal burgués (y machista chovinista, ritmo Schiller y Beethoven) "Todos los hombres son Hermanos ". Bruselas se convirtió en el centro de la Liga Comunista y su periódico de circulación internacional Deutsche Brüsseler Zeitung , con Marx y Engels escribiendo los artículos sobre teoría.

En el otoño de 1847, Engels fue a París para ayudar a la Liga Comunista y prepararse para su Segundo Congreso. Reescribió el borrador del programa que había elaborado la Liga, lo llamó “ Manifiesto del Partido Comunista ” y se lo envió a Marx para que lo revisara. El Segundo Congreso (diciembre de 1847) adoptó el materialismo dialéctico como su política, y Marx y Engels colaboraron para preparar el Manifiesto para la prensa. Se publicó en febrero de 1848 y se lanzó el movimiento comunista internacional.

La publicación coincidió con la Revolución de febrero de 1848 en Francia. Las revoluciones estallaron en toda Europa ese año cuando la burguesía revolucionaria consolidó su poder político y económico a expensas de los restos del antiguo orden feudal. En Francia, Luis Felipe, el último de los reyes franceses, se vio obligado a abdicar y se proclamó la Segunda República. La revolución se extendió a Alemania y al sur y este de Europa. Engels se unió a Marx en Colonia para trabajar en el Neue Rheinische Zeitung , el diario alemán publicado por Marx.

En 1849 Engels participó en la lucha revolucionaria en la provincia del Rin, y cuando los revolucionarios fueron derrotados, escapó a Suiza. Desde allí se dirigió a Londres y ayudó a reorganizar la Liga Comunista. En 1850 escribió otra de sus importantes obras históricas, La guerra campesina en Alemania .

Sin Engels, Marx habría sido "incapaz de completar" Das Kapital .

El año 1850 también vio el regreso de Engels a Manchester y a la fábrica de su padre. Marx vivía ahora en Londres y los dos estaban en constante comunicación. Habiendo sido derrotada la revolución, ahora se dedicaron a la investigación y la elaboración de sus teorías. Como Engels dirigía la fábrica de su padre, pudo ayudar financieramente a Marx; esto le dio a Marx el tiempo que necesitaba para escribir Das Kapital , uno de los dos libros más importantes publicados en el siglo XIX (salió en 1867, el otro fue El origen de las especies de Darwin , publicado en 1859). Lenin dijo que sin la ayuda de Engels, Marx no habría podido "completar" Das KapitalTal como estaban las cosas, Marx solo vivió para completar el volumen 1, y Engels, con los borradores y notas de Marx, completó los volúmenes 2 y 3 y los vio hasta la impresión.

A lo largo de la década de 1850, Marx, y especialmente Engels, se concentró en la elaboración de los aspectos prácticos del materialismo dialéctico con respecto a las luchas de la clase trabajadora para crear sindicatos y en los diversos movimientos de liberación nacional que existían en ese momento, como en Irlanda, Polonia, Hungría, los Balcanes e India, incluido el movimiento contra la esclavitud en los EE. UU.

En 1864, Marx y Engels contribuyeron decisivamente a la fundación de la Primera Internacional. A lo largo de su existencia, Engels fue un importante contribuyente a las posiciones de la Internacional sobre la guerra, la colonización, la Guerra Civil de los Estados Unidos y la lucha contra los movimientos anarquistas, que se oponían a las opiniones de Marx y Engels y la Liga Comunista, bajo la influencia de Mikhail Bakunin ( cuyos puntos de vista se mantienen vivos en el siglo XXI por los anarquistas que representan los puntos de vista de los pequeños burgueses radicales y no de la clase trabajadora).

En 1872 o 1873, Engels comenzó otro libro importante, Dialéctica de la naturaleza., en la que trabajó intermitentemente durante diez años, pero nunca terminó. Después de la muerte de Engels, Edward Bernstein mostró el manuscrito a Albert Einstein, quien pensó que valía la pena publicarlo a pesar de que las partes de física y matemática eran débiles y obsoletas. Fue publicado, finalmente, por la Unión Soviética en 1925 (el Instituto Marx-Engels). Tiene un valor limitado, ya que las ciencias han hecho avances cualitativamente gigantes desde mediados del siglo XIX, pero muestra cómo Engels utilizó el materialismo dialéctico para interpretar dialécticamente los avances científicos. También tiene muchas secciones interesantes en las que Engels expone los rudimentos de ideas que más tarde se convertirían en parte de nuestra comprensión científica contemporánea del mundo (especialmente en su discusión sobre la evolución humana y algunos aspectos de la física moderna, aunque en términos anticuados ya no en uso).

Una de las razones por las que su libro sobre la naturaleza nunca se completó fue que estaba ocupado en otros proyectos importantes en la década de 1870, como seguir los desarrollos y asesorar a los crecientes partidos socialistas en Francia, Alemania, Inglaterra y otros países, mientras también escribía importantes trabajos teóricos. obras: La cuestión de la vivienda , autoridad en , y los bakuninistas en acción (todos en 1873), así como una de las obras más importantes de toda la literatura marxista, anti-Dühring (1878).

Anti-Dühring cubrió toda la gama del materialismo dialéctico, y tres capítulos sobre la historia del socialismo fueron tan populares que se pidió a Engels que los publicara como una obra separada. Reescribió estos capítulos y en 1880 los publicó en la obra que conocemos como Socialismo: utópico y científico .

La gran colaboración de Marx y Engels llegó a su fin el 14 de marzo de 1883, cuando Marx murió a los 65 años, dejando solo a Engels como el líder intelectual de facto del movimiento socialista mundial. Marx dejó tras de sí un tesoro de obras inacabadas que se dejó a Engels para editar y ver publicadas. Engels tenía, además, dos grandes obras propias para completar en los once años que le quedaban.

Lenin consideraba El origen de la familia de Engels como "una de las obras fundamentales del socialismo moderno".

Engels logró que el volumen 2 de Das Kapital se organizara y editara adecuadamente, y se publicó en 1885, seguido del volumen 3 en 1894. Puso tanto trabajo en estos volúmenes que Lenin dijo que debían verse como trabajos conjuntos de Marx y Engels. . Al mismo tiempo que editaba los manuscritos de Marx y pasaba páginas de notas e ideas apresuradamente anotadas en textos legibles, logró escribir dos obras propias que se han convertido en clásicos marxistas. En 1884 salió El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (“una de las obras fundamentales del socialismo moderno”: Lenin). Su obra principal final, Ludwig Feuerbach and the Outcome of Classical German Philosophy , se publicó en 1886.

Fue en este período que Engels aconsejó a los partidos marxistas que evitaran el sectarismo y el dogma y trabajaran para desarrollar partidos de masas de la clase trabajadora. También dio la definición clásica de "oportunismo" (todavía un gran problema): "dejar que las grandes consideraciones básicas sean relegadas al olvido por intereses cotidianos transitorios", en otras palabras, "sacrificar el futuro del movimiento al presente".

Este período también vio la fundación de la Segunda Internacional (1889) en París en la que Engels desempeñó un papel destacado. La Primera Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores) había sido fundada básicamente por Marx y Engels en 1864 y se disolvió en 1876 para evitar que fuera tomada por los seguidores anarquistas de Bakunin (que murió ese año en Berna). Esta internacional, que excluyó a los anarquistas, duró hasta 1916 cuando se vino abajo porque la mayoría de sus unidades nacionales, comprometidas a resistir la guerra, terminaron apoyando a sus propias naciones en la Primera Guerra Mundial. Fue sucedida por la Tercera Internacional (1919-1943). .

Engels, que en estos años mantuvo su posición como el líder más influyente del movimiento socialista mundial, comenzó a tener problemas de salud en la década de 1890 y murió de cáncer de laringe el 5 de agosto de 1895. Poco tiempo antes de su muerte, un joven revolucionario ruso VI Ulyanov, hizo un viaje a Londres, con la esperanza de encontrarse con Engels, pero fue rechazado porque Engels estaba demasiado enfermo para reunirse con nadie. Después de su muerte, su hija Eleanor Aveling y dos amigos cercanos, Friedrich Lessner y Eduard Bernstein, llevaron a cabo su última solicitud de ser incinerado y sus cenizas esparcidas en el océano frente a Beachy Head, cerca de Eastbourne en East Sussex en la costa sur de Inglaterra.

Imagen de portada: Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Creative Commons ( dominio público ).

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Thomas Riggins

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    LUNES, 26 DE OCTUBRE DE 2020
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