martes, 14 de julio de 2020

PANDEMIAS, ECOCIDIO EN BRASIL Y USA, A TOMAR POR CULO,...PERO HAY QUE AMARRARLO EN CORTO ¡¡¡¡.


DÍA 19 DE JULIO 2.020,


 NO TE OLVIDES,...CELEBRA FUNERAL REVOLUCIONARIO PROLETARIO POPULAR  POR LOS FALLECIDOS-GENOCIADOS COVID-19, ESPAÑOLES Y DEL RESTO DEL MUNDO,...MILES Y MILES DE FALLECIDOS,...EN ESPAÑA CERCA DE 30.000 PERSONAS,...¡¡. CUALQUIER TIPO DE ACTO SERÁ POSITIVO,...RODILLAS, MARCHA EN SILENCIO CON ANTORCHA,...CANTES LIBRES, DESDE EL FLAMENCO, HASTA EL BLUES, EL POP, LAS POESÍAS Y ARTE DRAMÁTRICO,...LOS VERDIALES Y BAILES-CANTES POPULARES,...SI QUIERES MISA AGNÓSTICA, LAICA,...O COMO QUIERAS,...BIEN Y BIEN,,...DIBUJOS, LETRAS GRANDES EN CARTELES DE CARTÓN,...


REPRODUZCO : 



Imperialismo y crisis en tiempos de pandemia





Luis Meiners – LIS EEUU
«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos» Antonio Gramsci
Las crisis hacen que las tendencias de largo plazo salgan a superficie. La pandemia de Covid19 no ha sido una excepción. Un elemento que se ha vuelto cada vez más claro es el declive y la crisis en la hegemonía imperialista de Estados Unidos. Los retratos de liderazgo internacional y el sueño americano han dado paso a imágenes de la vida real de miles de personas en las filas de los bancos de alimentos y el número más elevado del mundo de casos y muertes de Covid19. Las conferencias de prensa diarias de Trump son una combinación de tragedia y farsa. El negacionismo inicial ha mutado a un exagerado despliegue de historias de éxito y sugerencias de inyecciones de desinfectantes.
Uno de los aspectos más notables de la crisis actual ha sido el vacío de liderazgo internacional. No ha habido una respuesta coordinada a escala mundial. Los distintos estados se lanzaron a una competencia a gran escala por los suministros médicos. El marco institucional mundial entró en «cuarentena”. La interrupción del financiamiento a la Organización Mundial de la Salud por parte del gobierno de Trump en medio de la pandemia resume gran parte del panorama más amplio.
Mientras que los medios de comunicación se centran en la responsabilidad de Trump y abundan en su estilo personal, elementos que sin dudas deben ser señalados y criticados, las raíces profundas de esta crisis son deliberadamente dejadas de lado. Lo que está fallando no es sólo Trump, sino todo el sistema que se basa en privilegiar las ganancias por sobre la vida de las personas. El Covid19 ha sido el disparador de la crisis capitalista más importante en casi un siglo, y con ella toda la estructura de la hegemonía estadounidense se está agrietando.
El mundo unipolar y su crisis
Con el fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos emergió como el líder indiscutible de un mundo unipolar. El imperialismo estadounidense trató de organizar el mundo de acuerdo con las necesidades de la nueva hegemonía. Esto significaba incorporar estados en el marco internacional de las instituciones construidas para este fin y ampliar su influencia a través de nuevas instituciones y acuerdos comerciales. Así dio origen al «consenso de Washington».
Ambos partidos capitalistas de los Estados Unidos estaban comprometidos con esta estrategia imperialista. La administración Clinton concluyó los esfuerzos para firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que habían comenzado durante la administración de Bush. Durante los años de Clinton se firmaron alrededor de 300 acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales.
El imperialismo estadounidense también actuó como gendarme global, tratando de estabilizar el orden mundial bajo su hegemonía. Una de las intervenciones militares más importantes de este período fue en los Balcanes, con Clinton como comandante en jefe y bombardeos de la OTAN dirigidos por Estados Unidos. Estas se llevaron a cabo bajo la falsa bandera de “intervenciones humanitarias».
Con George W. Bush el imperialismo estadounidense intentó consolidar su hegemonía fortaleciendo su control sobre Oriente Medio. Bajo esta estrategia lanzó guerras sobre Afganistán e Irak, con las que pretendía lograr rápidos cambios de régimen en dichos países, aprovechando la oportunidad posterior al 11 de septiembre para justificar un aumento del militarismo. Esta ofensiva, a su vez, se proyectaba como una plataforma para lograr un mayor control sobre la región y sus recursos estratégicos.
Pero los acontecimientos demostrarían que un nuevo orden mundial unipolar no era una apuesta fácil. A finales de los años 90 se produjo un ascenso en la lucha de clases en América Latina, y una serie de rebeliones y revoluciones golpearon a varios gobiernos respaldados por Estados Unidos y, por lo tanto, al propio imperialismo estadounidense en una región a la que siempre había considerado como su «patio trasero». En Irak y Afganistán su ofensiva militar se empantanó en interminables guerras sin signos claros de victoria. Esto también provocó un aumento del sentimiento antiguerra con enormes manifestaciones en todo el mundo y dentro mismo de Estados Unidos. Sus aliados militares en Europa y en otros lugares también se enfrentaron a crecientes movimientos contra la guerra. Estas acciones fueron parte de un ascenso de la lucha de clases y el surgimiento de movimientos de masas contra la globalización neoliberal. Desde Seattle contra la Organización Mundial del Comercio en 1999, hasta Génova contra la cumbre del G8 en 2001, masivas protestas ocuparon las calles contra las instituciones que encarnaban la globalización neoliberal y la hegemonía estadounidense. En este contexto, EEUU quedó crecientemente aislado en la medida en que sus planes para consolidar la hegemonía imperialista produjeron resultados opuestos a los esperados. Además, comenzaría a enfrentar una competencia cada vez mayor en el escenario mundial.
El auge de China
Uno de los cambios más importantes que tuvo lugar en las últimas décadas ha sido el ascenso de China como potencia imperialista. La crisis de Covid19 ha visto el crecimiento de las tensiones ya existentes entre ambas potencias. China está aprovechando la oportunidad para ampliar su influencia política, económica y diplomática. Mientras tanto, en EEUU, Trump y Biden se lanzan acusaciones cruzadas de ser demasiado blandos contra el gobierno chino.
El ascenso de China a la plana principal de la política internacional estuvo precedido por una enorme transformación económica y social que condujo a la restauración del capitalismo. A principios de la década de 1980, una serie de reformas económicas comenzaron a cambiar drásticamente el país. Las transformaciones capitalistas en la agricultura condujeron a la migración masiva del campo a las ciudades. Esta nueva población urbana de alrededor de 300 millones de personas conformaría una nueva clase obrera de migrantes internos despojados de todos los derechos, lo que permitió al régimen romper la resistencia previa de los trabajadores industriales y comenzar a promover cambios radicales orientados a la apertura hacia el mercado en las empresas estatales. También alimentarían las crecientes industrias establecidas en las Zonas Económicas Especiales abiertas a la inversión extranjera directa. Estos cambios pronto convirtieron al país en la «fábrica del mundo».
Después de la derrota de la insurrección de Tiananmen este movimiento se aceleró. Las privatizaciones dieron lugar a un aumento sostenido de la participación de las empresas de propiedad privada. La elevada tasa de explotación permitió obtener beneficios extraordinarios tanto para el capital interno como para la inversión extranjera de empresas que externalizaron su producción a China. Este auge manufacturero y exportador proporcionó un enorme superávit en la balanza comercial que permitió a China convertirse en uno de los banqueros del mundo.
En los años 2000, mientras Estados Unidos enfrentaba mayores dificultades, China avanzó y consolidó su posición internacional convirtiéndose en un socio comercial cada vez más importante para gran parte del mundo, especialmente para los países que exportaban recursos naturales. Cuando estalló la crisis de 2008, desarrolló un plan masivo de infraestructura y cada vez más países pasaron a depender de las exportaciones al gigante asiático. También se ha vuelto cada vez más importante como proveedor de inversión en el extranjero. Esta se incrementó más de trece veces entre 2004 y 2013 pasando de $45 mil millones de dólares $613 mil millones. También se diversificó, con una creciente inversión fuera de Asia en América Latina, Africa y Europa. La iniciativa del «Cinturón y Ruta de la Seda» es el ejemplo más ambicioso del nuevo papel de China en la economía mundial. Todo esto ha llevado a un escenario mundial de crecientes tensiones y competencia.
Las tensiones Inter imperialistas aumentan
Después de la crisis de 2008/9, el imperialismo estadounidense tuvo que enfrentarse a un mundo en ebullición. El mayor ejemplo de ello fue la Primavera Árabe que derrocó dictaduras que habían durado décadas, incluyendo a importantes aliados estadounidenses como el régimen de Mubarak en Egipto. Estados Unidos intervino para desviar y frenar las revoluciones y apuntalar regímenes contrarrevolucionarios, pero sólo contribuyó a desestabilizar aún a más toda la región.
Pero un mundo con una mayor polarización social y política no era la única preocupación para el imperialismo estadounidense. Durante el gobierno de Obama, contrarrestar a China se convirtió en prioridad. El enfoque adoptado para ello fue intentar aislarla garantizando el control de EEUU sobre el Pacífico. El Tratado Trans Pacifico (TTP) fue una iniciativa clave en este sentido, estableciendo un acuerdo comercial entre los países de toda la región, dejando explícitamente a China fuera para obstaculizar la expansión de su influencia a través del comercio y la diplomacia.
Trump ha aumentado aún más las tensiones con China, pasando de una estrategia basada en el aislamiento y la contención hacia una postura más directamente confrontativa. Esto se puede ver en la retirada de Estados Unidos del TTP y la guerra comercial iniciada por Trump en 2018. Esta escalada no está exenta de lógica. Expresa la necesidad del imperialismo estadounidense de enfrentar a un rival en ascenso en la etapa de su propio declive. Detrás del estilo en apariencia trastornado de Trump se encuentra la lógica clara de un poder imperialista que intenta sostener su hegemonía.
Pandemia y Perspectivas
Estados Unidos sigue siendo la potencia imperialista hegemónica. Pero no hay duda de que su crisis se ha acelerado con la pandemia. Un final de Hollywood en el que «américa salva el día», parece completamente fuera del horizonte. En la última década hemos sido testigos de un mundo marcado por una mayor polarización, con regiones enteras hundiéndose en la inestabilidad. Aumentaron las tensiones inter imperialistas y se exacerbaron conflictos regionales.
La pandemia y la crisis económica han asestado un gran golpe a la globalización y al orden mundial basado en la hegemonía estadounidense con sus instituciones internacionales y equilibrios geopolíticos. Esto producirá mayores tensiones en el mundo. Las recientes amenazas de Trump a Irán, y más notablemente la presión que se acumula en el Mar de China Meridional con una mayor presencia militar tanto de China como de Estados Unidos son los indicadores más recientes de esto. 
Los gobiernos de Estados Unidos y China agitan el nacionalismo y se lanzan acusaciones cruzadas, al mismo tiempo que continúan descargando los efectos de la crisis sobre la clase trabajadora y los oprimidos. Mientras que parte de la izquierda cede a las presiones del campismo, apoyando al gobierno contrarrevolucionario de China, lxs socialistas revolucionarixs debemos posicionarnos en contra del imperialismo estadounidense y del régimen capitalista y burocrático de China.
Pero al mismo tiempo en que el capitalismo y el imperialismo hunden a millones de personas en la miseria, la clase trabajadora está dando pelea. Se están produciendo cambios rápidos en la conciencia de millones de personas. El sueño americano y otras promesas del capitalismo dan paso a la experiencia de una profunda desigualdad estructural, el aumento de la pobreza y la injusticia.  Incluso los medios liberales como The Economist ven esto. Una editorial reciente de esta revista argumenta que «una profunda y larga recesión avivará la ira, porque la pandemia ha mostrado en el espejo un reflejo poco halagador para las sociedades ricas. (…) También a partir de ver que una carga injusta ha recaído sobre la gente común. (…) La demanda popular de cambio podría radicalizar la política aún más rápido que después de la crisis financiera en 2007-09»[1]Nos movemos hacia un mundo que estará lleno de peligros, bien podríamos presenciar el claroscuro en el que surgen los monstruos para usar las palabras de Gramsci, pero también tiene inmensas oportunidades para quienes luchamos por un cambio revolucionario. Es hora de organizarse, de luchar por el nacimiento de lo nuevo. Esta es nuestra lucha en la Liga Internacional Socialista.

[1] The Economist, Life after Lockdowns. https://www.economist.com/leaders/2020/04/30/life-after-lockdowns?cid1=cust/ednew/n/bl/n/2020/04/30n/owned/n/n/nwl/n/n/LA/463610/n )))....

(( http://rallycomrades.lrna.org/2018/07/las-mujeres-son-lideres-en-los-movimientos-mas-activos-por-una-nueva-sociedad/

Las mujeres son líderes en los movimientos más activos por una nueva sociedad.

Las mujeres son líderes en los movimientos más activos por una nueva sociedad. Luchan por la atención médica, la vivienda, el agua potable, mejores salarios, educación pública de calidad y en contra de la violencia y el hostigamiento sexual, las corporaciones de armas de asalto, el asesinato de gente no armada a manos de la policía y la separación de familias. Al exigir que el gobierno suministre las necesidades básicas de la vida, estas mujeres están luchando por toda la clase trabajadora.
Es lo que tienen que hacer por su situación en la sociedad. Al introducirse la tecnología digital y la automatización en nuevos sectores de la economía, se eliminan puestos de empleo y se aumenta el desempleo, proliferan empleos condicionados de bajos salarios y disminuyen constantemente los servicios públicos. La tecnología digital está eliminando la necesidad de la mano de obra humana y creando una nueva clase social, un nuevo sector de la clase trabajadora que se ve expulsado de las relaciones de propiedad privada. Al fusionarse las corporaciones y el gobierno con el fin de asegurar ganancias, el gobierno ha ido abandonando los servicios públicos. Las corporaciones no van a prestar servicios a trabajadores que ya no necesitan. Las mujeres de la nueva clase social enfrentan una creciente serie de privaciones junto con los hombres de la nueva clase.
Surge un poderoso movimiento social para confrontar el asalto a nuestra clase. ¿Cómo es que las mujeres llevan la delantera en tantos sentidos? En primer lugar, histórica y culturalmente la mujer es fundamental en el cuidado y la estabilidad de la familia, jugando los papeles de madre, hermana e hija. Eso sitúa a las mujeres en el frente de la lucha por las necesidades esenciales, ya que a menudo (por la tradición o por elección propia) asumen la responsabilidad por la educación de sus hijos, la alimentación y las necesidades del hogar, además del cuidado médico y alojamiento de sus hijos y padres mayores. Otra razón por su destacado papel directivo es su rol como trabajadoras. Hoy día, sólo unos pocos puntos porcentuales separan la participación en la fuerza laboral de las mujeres y de los hombres (en 2015, 47 porciento para las mujeres y 53 porciento para los hombres). Sin embargo, las mujeres en la fuerza laboral, por promedio ganan menos que los hombres. Más del 70 porciento de las personas que viven por debajo del nivel de la pobreza son mujeres y niños. Las mujeres y las familias constituyen el segmento de más rápido crecimiento de la población sin hogar.

Conciencia creciente y entendimiento de unidad

En las enormes manifestaciones de las mujeres a lo largo del país después de la inauguración de Trump y de nuevo en enero pasado, ellas asumieron el mando justamente exigiendo del gobierno la satisfacción de las necesidades humanas básicas. Aunque la clase gobernante intenta sembrar la desunión al reducir el papel de las mujeres a meros “asuntos de mujeres”, las pancartas y mensajes de las manifestantes cubrían una serie de demandas en beneficio de toda la sociedad.
Las mujeres también están tomando el liderazgo en el movimiento dirigido por jóvenes en contra de la violencia cometida con armas de fuego. A pesar de los esfuerzos de la clase dirigente por dividir el movimiento—apelando a las diferencias étnicas y económicas entre los estudiantes de Parkland, con mayor seguridad económica, y los jóvenes afroamericanos y latinos de los centros urbanos—el movimiento estudiantil está abogando por la unidad y mostrándola en sus actividades. Por ejemplo, los organizadores estudiantiles de la Marcha por Nuestras Vidas en Washington, DC, presentaron una gama de oradores muy diversos, incluyendo a jóvenes hispanos y afroamericanos que, debido a la violencia armada, habían perdido hermanos o hermanas. En su discurso, Emma González, una impulsora importante del movimiento, reflejó la creciente tendencia en la sociedad de rechazar las ideas de los gobernantes y presentar una visión de una sociedad diferente: “No se trata de republicanos y demócratas”, escribió en Twitter. “Muchos republicanos nos respaldan abiertamente y muchos demócratas están en contra de nosotros. A todos los políticos financiados por la NRA y/o que votan en nuestra contra cada vez que pueden—a esta gente le decimos, ¡falsos!” El movimiento abarca más que sólo el control de armas. Los oradores en la manifestación exigieron sacar las armas de las escuelas y, en su lugar, invertir en más recursos.
Otro ejemplo de la llamada a la unión se reflejó en la declaración de Lane Murdock, una muchacha de Connecticut de 16 años, quien tuvo la idea de la huelga estudiantil para el 20 de abril, fecha de aniversario de la matanza de Columbine. “Tenemos a mucha gente poderosa en nuestra contra. Y ellos querrán que peleemos entre nosotros; querrán dividirnos; querrán que nos fijemos en nuestras diferencias para poder derrotarnos más fácilmente. Pero nosotros no vamos a permitir nada de eso. Esto se trata de gente—gay, hetero, Afroamericana, blanca, religiosa, no religiosa—juntándose para que sus hijos no tengan miedo de ir a la escuela”.
Al igual que el movimiento en contra de la violencia con armas de fuego, la rebelión de los maestros en huelga en varios estados (los mismos estados en todo el país que menos invierten en la enseñanza) lleva al frente a docentes, ambos mujeres y hombres, luchando hombro a hombro. Las huelgas empezaron en West Virginia y hasta ahora se han extendido hasta Kentucky, Oklahoma, Arizona, Colorado y Carolina del Norte, exigiendo atención médica, pensiones, pagos dignos y más recursos educativos para sus escuelas. Este movimiento en contra de la austeridad es fuerte porque los maestros, la mayor parte de los cuales son mujeres, se han unido a los padres, los estudiantes y otros trabajadores en torno a las necesidades educativas de los niños, además de sueldos y beneficios decentes para los trabajadores públicos.
El movimiento #MeToo, dirigido por mujeres, también es una lucha por los derechos humanos y derechos económicos, ya que el hostigamiento sexual en el lugar de trabajo es una forma que tienen los jefes para controlar a las trabajadoras y suprimir su igualdad. Además, al mantener los salarios de las mujeres bajos, también se mantienen bajos los de los hombres. Los medios se fijan en víctimas famosas y ricas, pero las mujeres trabajando en empleos de salarios bajos se ven obligadas a escoger entre el hostigamiento sexual y la supervivencia económica de su familia. Para todas estas mujeres, su posición social e histórica interfiere con su capacidad de trabajar y sobrevivir.

Cumpliendo su misión histórica


Muchos luchadores en la nueva clase están despertando a la realidad de que el gobierno y las corporaciones impiden nuestra capacidad de sobrevivir y prosperar. La mujer y el hombre en la nueva clase empiezan a tomar la ofensiva, exigiéndole al gobierno a que satisfaga sus demandas. Sus reclamaciones de alimentación, alojamiento, educación, cuidado médico y la oportunidad de contribuir a la sociedad se resumen en la demanda por una sociedad cooperativa. La nueva clase sólo podrá sobrevivir en una sociedad basada en la apropiación pública de los medios de producción socialmente necesarios y la distribución del producto social de acuerdo a las necesidades. La misión histórica de la nueva clase es unificar a todos los que se puedan unir y llevar la sociedad hacia un nuevo mundo. La capacidad de cumplir esta misión dependerá de que adquiera conciencia de sí misma en cuanto a clase.

Los revolucionarios participan en las luchas de la nueva clase para ajustar el modo de pensar de la clase, adaptándolo a la realidad emergente de un sistema económico que carece de mano de obra. Se puede lograr un mundo de cooperación en que se satisfagan las necesidades de toda la humanidad y se proteja la tierra. El futuro está en nuestras manos.

julio/augosto 2018.Vol28.Ed4
¡Este artículo se originó en Rally, Camaradas!
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http://soles.org.es/2019/08/22/brasil-el-desarrollo-capitalista-destruye-e-incendia-el-amazonas/


Brasil: El “desarrollo” capitalista destruye e incendia el Amazonas



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Las imágenes, noticias e informaciones que recibimos de Brasil son desoladoras, miles de hectáreas se prenden fuego.
  Producto de quemas programadas que se fueron de control, que desde la asunción de Bolsonaro pierde aceleradamente inmensos terrenos de bosque y selva en manos del “desarrollo” capitalista. Solo el mes pasado se talaron más de 2.200 kilómetros cuadrados de bosque, una tasa un 280% más alta que en julio del año pasado. (BBC, 20/08/2019)
El ultraderechista presidente Jair Bolsonaro asume con un discurso depredador de los recursos naturales y a favor del avance de la deforestación para convertir las extensas tierras amazónicas en terrenos de cultivos y pastura de animales. Por eso desde que asumió existe una suerte de licencia para deforestar expresada en la reducción drástica de los recursos del estado para el control y cuidado forestal (el presupuesto anual de Ibama, la principal agencia ambiental federal, se redujo en US$23,57 millones este año, una cuarta parte del total – BBC, 29/07/2019), la transferencia al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de las funciones más importantes del Ministerio de Medio Ambiente, la transferencia de la competencia para la demarcación de tierras indígenas de la Fundación Nacional del Indio a manos del mismo Ministerio, mientras hace declaraciones a favor de flexibilizar la legislación vigente para dar vía libre a la depredación.
Oro manchado de sangre y barbarie
En pocos meses el Amazonas ha sufrido más devastación que nunca. Según diferentes denuncias de las comunidades originarias de la región, organizaciones ambientalistas y hasta los mismos funcionarios del estado (que hacen denuncias anónimas), el avance de la minería ilegal en el primer semestre de éste año es descomunal. Los proyectos mineros se instalan, con mayor o menor grado de avance tecnológico, a saquear los recursos naturales y bienes comunes destruyendo y contaminando todo a su paso. Dejan “cicatrices” en la selva, ríos con mercurio que contamina el agua y los peces que consumen las comunidades locales, elevando los índices de contaminación y muerte de la población.
Es casi imposible calcular en números éste avance voraz ya que se hace en gran medida de manera ilegal, pero las fotos satelitales y los reportes de sus habitantes dan cuenta de una catástrofe de proporciones nunca vista. Sólo en el territorio Yanomami habría 10.000 obreros trabajando según denuncia la comunidad del lugar.
Nuestras vidas valen más que sus ganancias
En la selva amazónica viven un millón de personas de las comunidades originarias y es también el hogar más rico de la biodiversidad del planeta, donde habita quizá una décima parte de todas las especies de plantas y animales. Se le llama “el pulmón del planeta” por la inmensa capacidad de absorber el dióxido de carbono que tiene, de no hacerlo, queda en la atmósfera sumando al calentamiento global en ascenso. Pero nada de esto le importa a gobernantes como Bolsonaro ni a los empresarios de las corporaciones ecocidas para quienes gobierna.
El sistema capitalista, en su etapa de devastación ecológica y social no perdona nada, ni siquiera el Amazonas que hoy arde en llamas. La acumulación de ganancias para el 1% más rico de nuestro planeta pone en riesgo la existencia de la humanidad y no basta con campañas ecologistas que depositan la responsabilidad individual que cada une de nosotres frente a actos cotidianos de cuidado y respeto medioambiental. La selva Amazonas y el mundo entero está en peligro porque vivimos en un sistema que alimenta la barbarie para las inmensas mayorías.
Sin socialismo no hay solución
Porque lo que está incendiando el Amazonas es una matriz productiva que se asienta en la extracción de recursos naturales y bienes comunes para aumentar ganancias empresarias y producir a menores costos, sin reparar en las consecuencias ecológicas que esto implique. Éste es un debate urgente que debemos hacer, incluso con sectores del progresismo y la izquierda. Quienes escudan las ramas productivas altamente contaminantes y depredadoras, en nombre de la defensa de puestos de trabajo o riquezas para países pobres, cometen un error. Es necesario reorganizar la economía e invertir prioridades. Sin la sed de ganancia capitalista es posible producir y distribuir recursos manteniendo puestos de trabajo, incluso aumentándolos.
Ante la catástrofe actual del Amazonas decimos:
Prohibir la tala y quema de árboles y bosque nativo.
Prohibir la minería contaminante de oro y otros metales.
Recuperar y aumentar el presupuesto para las áreas que controlan y cuidan la forestación.
Declarar la emergencia ambiental destinando todos los recursos necesarios para atacar la catástrofe.
Plan de remediación a cargo de las corporaciones que generaron ésta debacle para que paguen los costos de la devastación.
Prohibir los desarrollos productivos extractivistas en las áreas afectadas por los incendios.
En el camino de avanzar en medidas anticapitalistas que transitoriamente pongan la gestión de los bienes comunes en manos del estado con control de las comunidades originarias y les trabajadores. Reforma agraria para distribuir las tierras y esté en manos de quienes la producen.
Debemos poner en funcionamiento un modelo productivo con el menor impacto ecológico posible y al servicio de responder a las necesidades del 99% de la población que sólo sufrimos las consecuencias de sus negocios. Es mentira que la depredación y destrucción socioambiental es consecuencia inevitable en cualquier modelo productivo, lo es en el capitalista donde un puñado de burgueses se alza con las riquezas de la humanidad provocando contaminación y muerte. Por eso es preciso planificar la producción con eje en las necesidades sociales y no de los mercados, sin depredar, con participación democrática y perspectiva ecosocialista.
El derecho socioambiental no es más que el derecho a la vida, por eso somos eco-socialistas, nos organizamos y luchamos todos los días.
Verónica O´Kelly
lis-isl.org

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