jueves, 30 de julio de 2020

EL REACCIONARIO Y PERVERSO IMPERIALISMO R.P. CHINA,...SOCIAL COMUNIDAD DE BIENES CON R.F. RUSIA,...Y ALIADOS DIVERSOS : IRÁN,...CUBA,...VWNWZUELA,...¡¡¡¡Y PARTIDOS PROSTALIN, PRO MAOSIMO,...Y ANTIYANQUEES,...¡¡¡¡¡.

PARA LA REVOLUCIÓN SOCIAL DE LA HUMANIDAD PROLETARIA POPULAR,...HACE FALTA,...Y ES  IMPRESCINDIBLE,.....LA PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS PROLETARIOS, CHINO, INDIO, RUSO, ASIÁTICOS EN GENERAL,...EL ESTADOUNIDENSE,...QUE ESTÁN DE LÍDER Y ENARBOLANDO UNA REVOLUCIÓN,...GUERRA CIVIL,...CONTRA EL FASCISMO GLOBAL,...REPRESENTADO POR TRUMP,...Y ASOCIADOS DEL PARTIDO REPUBLICANO,...ETC,...EL PUEBLO TRABAJADOR ESTÁ ENGUEVADO,...Y EL AFRICANO BASTANTE TIENE CON LO SUYO,...ETC,...EN AMÉRICA LATINA,...A VER QUE PASA,...MUCHO NACIONALISMO-PATRIOTISMO DE VARIOS TIPOS DE COLORES Y TENDENCIAS IDEOLÓGICAS,...¡¡¡¡.  

EL IMPERIALISMO ES UNA POLITICA ECONOMICA Y SOCIAL OBLIGAGA ENEL CAPIYALISMO POR LOS DESARROLLOS DE LAS FF.PP. Y SU ACUMULACIÓN DE CAPITAL,...Y  POR UN ESPACIO VITAL DE DESARROLLO,...Y TOMAR ESPACIOS YA OCUPADOS,...SE EXPANDEN Y LO IMPONEN,...POR NECESIDAD Y POR ARROGANCIA Y POR COJONES,...YA QUE NO LES QUEDA OTRA,...EL CHINO Y RUSO,...SON MÁS AGRESIVOS Y REAACONARIOS,...HAN LLEGADO TARDE Y NECESITAN UNOS HUEQUESITOS,...LOS CUALES LOS VA CONSIGUIEDO POR INVERSIONES DE CAPITAL,...PODERÍO MILITAR EN EXPANSIÓN,...Y DONDE SUS POBLACIONES NO LOS VEN MAL,...Y ESTÁN DENTRO DE SUS LÓGICAS,...MÁS GRANDEZA NACIONAL,...PUES MÁS ESPACIO MUNDIAL,...MÁS TERRENOS DE EXTRACCIÓN DE GANANCIAS Y CREACIÓN DE  PLUSVALÍAS,...EN ESTE CASO,...CASI TODA IMPERIALISTA,...MUCHO NIVEL DE EXPLOTACIÓN,...BAJOS SALARIOS,...ENTRE 5-10 EUROS AL DÍA Y JORNADAS DE 12 HORAS EN ADELANTE Y  POCOS DERECHOS SOCIAL-SINDICALISTAS,...¡¡¡¡. SALARIOS DE 10 A UNO,...RESPECTO A OCCIDENTE : EUROUSA,...EUROESTADOUNIDENSE,..¡¡¡. LA R.F. RUSIA, VA CON SUS EJÉRCITOS PÁLANTE,...POR DELANTE, NORMALMENTE, AMAÑADOS CON LOS EUROUSA,...O EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD DE  LA ONU,...VERDADERO GOBIERNO MUNDIAL, CON SU BRAZO ARMADO : OTAN Y  OTROS MENOS POTENTES,....¡¡¡¡¡.




China conmemora su 70 aniversario con sus retos y con Hong Kong en medio de una fuerte tensión


Desfile por el 70 aniversario de la República Popular China. | RTVE
BUEN CULTO A LA PERSONALIDAD,...POCO MARXISTA, POR CIERTO,...¡¡¡¡. QUE HABLEN Y QUE CUENTEN TODA CLASES DE PROPAGANDA REACCIONARIA,...Y GENOCIDA,...NOSOTROS DECIMOS LO NUESTRO,...Y SABEMOS QUE SON UN ESTADO MANCOMUNADO CON EL RESTO DEL IMPERIALISMO,...Y QUE A LA VEZ,...TIENEN REGULADAS SUS GUERRAS Y SUS ALTOS EL FUEGO,...Y SUS AJUSTES DE CUENTAS, PAGOS, JUICIOS DE GUERRA,....ETC,...¡¡¡¡.

Madrid. China ha celebrado el 70 aniversario de su fundación como república con un gran desfile en el que mostró su poderío militar y en medio de una enorme tensión en Hong Kong, cuyos ciudadanos protestan por las injerencias políticas de Pekín y por la violación del acuerdo de “un país, dos sistemas”, además de otros retos como Taiwán o los litigios en el mar de China Meridional, desafíos nada baladíes, y claves para la “gran China” que quiere Xi Jinping.
Desde abril, la tensión en la antigua colonia británica ha ido en aumento, una tensión que se originó a raíz de la “ley de extradición” que Pekín quiso aplicar en la isla, luego tras las graves protestas fue retirada pero no eliminada de forma definitiva, pero los manifestantes han seguido denunciando la pérdida de libertades por considerar que China continental viola los acuerdos de 1997 que otorgan a Hong Kong un estatuto político especial hasta 2047.
El enorme desfile militar, cuyo presupuesto para 2019 crecerá un 7,5 por ciento hasta llegar a los 177.600 millones de dólaresno ha intimidado a los hongkoneses ni tampoco a Taiwán, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Josep Wu, señala que la violencia en Hong Kong cuestiona la fórmula ”un país, dos sistemas”, un modelo que Pekín quiere adoptar para unificar a la isla y al mismo tiempo sostiene que “la democracia de Taiwán representa la esperanza de los hongkoneses”.
Pese a la “fuerza y determinación” que los militares chinos señalan que tienen para invadir la isla de Taiwán no veo por ahora esa posibilidad dado las enormes consecuencias que ello tendría para la comunidad internacional y lo mismo pasa con una intervención militar en Hong Kong, dos plazas que están dando muchos quebraderos de cabeza a Pekín, unido a los litigios que mantiene en el mar de la China Meridional con Vietnam, Filipinas o Malasia por el control de las islas Paracel o las Spratly, unas disputas en las que EEUU ha manifestado su apoyo a estos países.
La unidad nacional, el Ejército y la revolución comunistas fueron tres de los ejes en los que el presidente Xi hizo referencia a la “gran China” que quiere construir. Desde el punto de vista político los chinos de momento no reclaman una mayor apertura política y más libertades individuales, pues sus ciudadanos viven cada vez mejor, incluso se ha logrado sacar de la pobreza a unos 700 millones de personas, pero con el tiempo esta estabilidad se puede venir abajo si la democracia hongkonesa salpica a gran parte de la sociedad china que duerme sin grandes aspiraciones políticas mientras no le afecten los bolsillos.
Y lo mismo pasa en sentido contrario, los hongkoneses temen que Pekín siga inmiscuyéndose cada vez más en todo lo que emana políticamente del acuerdo entre el Reino Unidos y China en 1997 que permite a la isla disfrutar de unas libertades que no hay en China continental al menos hasta 2047, un periodo largo que serviría para que nuevas generaciones de la antigua colonia británica beban de un modelo político que por ahora no se vislumbra en la República Popular China.
Los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 se disputarán en China, la enorme dependencia económica que medio mundo tiene de Pekín y la cada vez más influyente en sus políticas tanto en África como en América Latina hacen del “gigante asiático” un eje vertebrador nada débil en la economía del mundo, que se ve afectada por la “guerra comercial” con Estados Unidos y, por ahora, lejos de una solución final.
China no va a repetir los errores de la plaza de Tiananmen ni tampoco Hong Kong es la misma de hace unos años, cuya economía era básica, pero ahora ciudades como Shanghái, Shenzen o Hangzhou han desarrollado un enorme poderío económico, pero lo vital es que pese a esta nueva realidad sus ciudadanos, ante la imparable fuerza económica de Pekín, no vean sus derechos políticos dañados.
E incluso, para muchos expertos la isla podría ser una referencia política para el “gigante asiático”, algo impensable dado que la globalización económica que practica China nada tiene que ver con sus políticas económicas contrarias al proteccionismo. Todo ha quedado bien claro con los actos del enorme desfile miliar que conmemora el 70 aniversario de la fundación del país, y donde también ya están bien sujetas al organigrama chino el Tíbet y la región de Xinjiang.



Santiago Castillo
Santiago Castillo
Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona,....))).....


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China celebra el 70 aniversario de la revolución que marcó el nacimiento de la República Popular China


Desfile por el 70 aniversario de la República Popular China. | RTVE

Madrid. El día 1 de octubre es clave para la historia de China, ya que es día de fiesta nacional que conmemora la proclamación de la República Popular China en 1949, fecha en la que Mao Zedong dio su famoso discurso en Pekín.
Este evento marcó el fin de la guerra civil que vivía China desde 1927 entre los nacionalistas del Kuomintang de Chiang Kai-shek y los comunistas del Partido Comunista de China encabezados por Mao Zedong, los cuales obtuvieron la victoria y fundaron la República Popular China tras el fracaso de las negociaciones entre ambas partes.
La parte vencida en el conflicto se exilió en Taiwán donde se refugiaron y formaron la República de China, reclamando su condición de gobierno legítimo. Tras varios años de tensiones entre Taiwán y la República Popular de China se han relajado las presiones invitando a una mayor cooperación entre ambas partes.
A principios del siglo XX China sufría un profundo atraso económico, afectado por diversas invasiones y sometimientos. Por ello Mao quería mejorar la situación económica, política y social, para acabar con las desigualdades que padecía el país.
En estos 70 años, la República Popular de China ha ido cambiando hasta ser lo que ha conseguido a día de hoy. Siendo el país más poblado del mundo, donde se habla la lengua con más hablantes nativos del mundo, el mandarín, ahora es la segunda economía mundial, reuniendo el 16% del PIB global.
En la celebración de este año se ha querido exaltar diversos eventos importantes que han sucedido en estos años de historia del país, como el envío de una sonda a cara oculta de la luna, el telescopio más potente del mundo y la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.
No obstante, hay dos tipos de actos conmemorativos de su proclamación. Desde China se ha preparado una gran fiesta, con todo medido al detalle, un colosal desfile militar, considerado el mayor de la historia de China, en el que han participado 15.000 militares y otro desfile civil al que acudieron unas 280.000 personas.
También se han impuesto medidas en las fábricas cercanas al evento para reducir la contaminación en el aire y garantizar el azul del cielo. Se cerraron locales y comercios hasta el fin de los festejos y se incrementó el control sobre Internet y la de policía en las calles.
Todos estos preparativos no son sólo para la celebración. Este evento coincide con el actual episodio de protestas en Hong Kong, por lo que la seguridad y el control son primordiales para evitar posibles conflictos.
Mientras que en Hong Kong se cancelaron los espectáculos previstos de fuegos artificiales y luces LED para evitar las movilizaciones. Sólo se han realizado celebraciones a puerta cerrada y ha sido más bien en recuerdo de los muertos de la revolución.
Los manifestantes pretendían usar este evento para demostrar su oposición. Desde movilizaciones que comenzaron el pasado sábado hasta una “jornada de luto” y una marcha de protesta el mismo día 1 de octubre para mostrar una imagen contraria a la patriótica del gobierno chino.
Sin embargo, este acontecimiento puede ser usado a su vez por el gobierno chino como contramedida hacia los manifestantes. Exaltando el patriotismo para evitar que se contagie el resto de China, por lo que se han aprobado guías para reforzar “la educación patriótica en una nueva era”.
Ni Hong Kong era lo que era en 1997, que representaba un 27 por ciento de su PIB -ahora un 3 por ciento- y ni China es la que actualmente es, es decir, la segunda economía mundial, pero la realidad que se avecina es que Pekín irá imponiendo sus tesis a lo largo de estos años y antes de que llegue el 2047 ya habrá aumentado en la isla la emigración china, tal como ha ocurrido en Xinjiang (noroeste), donde ya los uigures no son mayoría o en el propio Tíbet, donde la presencia de los chinos de la étnica han está cada vez más presente en la sociedad tibetana.
Además de la situación problemática con Hong Kong, China se enfrenta estos días a una guerra comercial contra Estados UnidosLas dos potencias más ricas del mundo están compitiendo por la hegemonía usando como arma el comercio internacional.
A pesar de ello, este mes está previsto que se reúnan en Washington dos negociadores por primera vez tras la subida de aranceles. Aunque las tensiones permanecen en el mercado de divisas, parece que ambas partes están dispuestas a llegar a un acuerdo en cuanto a la imposición de aranceles y el veto a ciertos productos.
La economía china está cambiando y se ha informado de una desaceleración, poniendo al país en una posición peor que en 2015 y con un aumento del precio de la carne, un indicador del grado de bienestar del país.
Por ello, China también tiene que cuidar su imagen exterior, elaborando una imagen de “potencia pacífica” para así beneficiarse a nivel estratégico con su presencia en Europa, África y América Latina.
Durante estos 70 años tanto China como el propio Partido Comunista de China al poder han sufrido una evolución. Una mayor apertura del país y el aumento del consumo han sido claves para el crecimiento que se ha producido en los últimos años hasta llegar a ser la potencia global que es hoy.
En suma, es de importancia analizar los desafíos tanto externos como internos a los que se enfrenta el país para prever un futuro próspero para China a semejanza de los pasados 70 años que estos días se celebran.


Pilar Calatayud Hernández
Pilar Calatayud Hernández
Graduada en Lenguas Modernas y sus Literaturas, Máster en La UE y el Mediterráneo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Estudiante del idioma y la cultura coreana e investigadora de temas relacionados con la península. )))).....  

Reforma económica China: de economía planificada a economía de mercado 

1. Introducción  Es claro que económicamente China ha progresado sustancialmente después de adoptar las reformas de apertura comercial propuestas en 1978. Paso de ser un país con un PIB de USD 149 mil millones en 1978 a USD 11 billones en 2016, según datos del Banco Mundial.  
China además ha enfatizado esfuerzos para aumentar su presencia en todo el mundo, negociando acuerdos de inversión valorados en alrededor de USD 1.9 billones según The Heritage Foundation’s China Global Investment Tracker (CGIT1); la mayor parte de esta inversión está dirigida a países en vías de desarrollo creando vínculos de cooperación en todas las regiones del mundo, de esta manera China está asegurando un creciente poder a nivel mundial.  
No obstante, el desarrollo económico de China se ha visto interrumpido en múltiples ocasiones durante el pasado siglo. La economía china estuvo cerca de la bancarrota al final de la Guerra Civil en la última parte de la década de 1940, y se vio seriamente afectada por los movimientos “Gran Salto Adelante” y la “Revolución Cultural” (Guo, 2013).  
Sin embargo, desde 1978, cuando el gobierno bajo el liderazgo de Deng Xiaoping empezó una transformación gradual a través de la implementación de reformas económicas, generó una transición que se extendió por 40 años. La transformación de la economía China se ha caracterizado por ondas sucesivas de reforma económica, enfrentando nuevos desafíos y circunstancias y adaptando el proceso de reformas a la situación contemporánea de China.  
Se han manifestado fallos y problemas en algunas ocasiones, pero lo que es más significativo es lo lejos que China ha llegado bajo una aproximación económica de mercado funcional. Desde aproximadamente la mitad de los 90, China ha estado migrando exitosamente de una economía planificada hacia una economía de mercado. No obstante, incluso en la actualidad, el proceso de transición de mercado en China se encuentre lejos de considerarse completo (Naughton, 2007).  
El objetivo de este trabajo es describir el proceso general de la transición de China de una economía plenamente planificada a una más abierta al mercado y explicar los cambios clave que los autores de las reformas han realizado en su economía; el artículo inicia con un antecedente de las primeras reformas en China y luego divide el proceso de reforma en cuatro diferentes períodos, empezando en 1978.  
Dado que China era un país en desarrollo con un nivel de ingresos bajo, la aproximación que tomaron los responsables de la formulación de políticas hacia una economía de transición fue bastante diferente a la de otros países sociales. Para China, la transformación del sistema y el desarrollo económico no podían separarse. El enfoque de transición en Europa Oriental y la Rusia de Boris Yeltzin, era moverse lo más rápido posible hacia una economía de mercado moderna (Naughton, 2007). Mientras tanto, en China, la reforma económica y la transición de mercado ocurrieron sin democratización, la liberalización apareció incrementalmente, y la privatización apenas se manifestó en fechas más recientes (Qian, 1999).  
El principio que los responsables de la formulación de la política China aplicaron fue simple, debido a que notaron necesidades insatisfechas en toda la economía, permitieron a los individuos y organizaciones satisfacerlas y a la vez generar ingresos adicionales. Los reformadores Chinos bajaron las barreras y gradualmente abrieron su sistema, dando a grupos e individuos la capacidad de actuar de forma emprendedora y alcanzar las demandas del mercado (Naughton, 2007). Las reformas que cambiaron gradualmente el sistema económico chino iniciaron en 1978, y se han desarrollado en cuatro periodos  
2. Primer periodo (1979-1992): La Reforma Agrícola  
La reforma agrícola empezó en septiembre de 1980 y fue completada exitosamente en 1982. La meta del gobierno chino de des-colectivizar a los agricultores se logró gracias a un método conocido como el “sistema de responsabilidad en la producción mediante contrato familiar con ingresos en función del rendimiento” donde se establecían contratos entre las autoridades locales y las familias campesinas.  
A estas familias, se atribuía el derecho de uso de determinadas parcelas, resultantes de la división de las tierras agrícolas comunales, proporcionalmente al número de familias; especificando las cuotas a pagar al estado y habilitando la posibilidad de que cualquier excedente pueda ser libremente vendido en mercados en expansión (Chavance, 2017).  
La reforma se consideró radical en su momento, pero desde 1974 a 1984, la producción de granos se incrementó en un 56 por ciento. El éxito de esta reforma fue influenciado por las características particulares de China (Guo R. , 2013), considerando que una gran cantidad (80%) de la población aún habitaba en las zonas rurales y que la propiedad colectiva era un elemento importante en el sector agrícola Chino incluso antes de 1978.  
a) Sistema de Doble Vía  
Muchos economistas occidentales sostienen que las reformas necesitan la rápida transferencia de compañías estatales a grupos privados (McMillan, 1992). La experiencia China, por otra parte, demuestra que en algunas ocasiones retrasar la privatización es el mejor camino a seguir. Para los reformadores chinos la competencia era más importante que la privatización. El sistema dual en China fue utilizado inicialmente en la reforma de los precios, y posteriormente se extendió hasta abarcar casi todas las transacciones económicas (Gang, 1994).  
Como es el caso de las economías de planificación centralizada, los precios y los objetivos cuantitativos eran a menudo establecidos por el gobierno. Cuando comenzó la reforma, se planteó la cuestión de cómo mover la economía de lo planificado al mercado y la táctica de los reformadores económicos chinos fue mantener la economía planificada existente y, al mismo tiempo, construir gradualmente un sistema de mercado libre.  
El mecanismo del sistema de doble vía era simple, el gobierno todavía tenía control sobre sectores económicos clave, pero también permitía a las empresas privadas tener un control limitado sobre estos sectores. Implicaba un sistema de precios de dos niveles, los precios controlados por el Estado, que eran más bajos junto con los precios de mercado, que eran más altos.  
Siempre que el trabajador logre los objetivos del gobierno, los productos restantes podrían venderse a precios de mercado. Pero como una sola política no es suficiente para impulsar una economía en transición, los reformistas chinos tenían claro mantener el tamaño general del Plan del Gobierno Central y, a medida que la economía crezca, el plan sería cada vez menos importante. Entre 1979 y 1992, el sistema se extendió a casi todos los sectores de la economía China, comenzando con la agricultura, la industria, el comercio, el transporte y las telecomunicaciones, y también abarcaba la asistencia sanitaria y la educación (Guo, 2009).  
b) Empresas públicas de poblados y aldeas  
Durante la fase inicial de la transición inicial China (1979-1993), la privatización de las empresas estatales jugó un rol casi inexistente. En cambio, la entrada de nuevas empresas fue la fuerza dominante que impulsó un realineamiento de la composición de la propiedad de la industria China (Naughton, 2007).  
En 1978, la mayor parte de la industria de China estaba compuesta por organizaciones de propiedad pública o comúnmente conocidas como empresas estatales, las empresas estatales producían el 77% de la producción industrial (Naughton, 2007). El desarrollo de las Empresas Públicas de Poblados y Aldeas (TVE, por sus siglas en inglés) representó un cambio importante en el sistema de propiedad. Las TVE tenían una propiedad «colectiva»; así como la tierra, significaba que dependían de las autoridades locales (pueblos y aldeas) (Chavance, 2017).  
c) Zonas económicas especiales  
Desde 1979, las Zonas Económicas Especiales (ZEE) de China han estado atrayendo a los inversores extranjeros para hacer negocios en China. Las Zonas Económicas Especiales son áreas donde se implementan políticas capitalistas impulsadas por el mercado para atraer a las empresas extranjeras a invertir en China (Mack, 2017).  
Las primeras reformas siguieron una estrategia de “desarticulación”, en la que secciones sucesivas de la economía se separaron del núcleo planificado (Naughton, 2007). Al establecer las ZEE y aceptar la inversión extranjera, China rompió con la ortodoxia socialista. Los cambios institucionales y de políticas se localizaron geográficamente. Las políticas relativas a las ZEE se centraban en proporcionar mano de obra barata para incentivar a los inversores y las ZEE eran lugares con aeropuertos y puertos, a fin de facilitar la exportación de bienes y materiales. Las ZEE fueron el instrumento que delineó la economía China en la forma que hoy mantiene.  
Durante 1988 y 1989 uno de los severos ciclos de desequilibrio macroeconómico condujo a una seria crisis política. El descontento urbano en 1989 se vio impulsado por una serie de factores: el aumento de la inflación que erosionó los ingresos reales, la ira contra la corrupción y los privilegios arbitrarios, y las crecientes expectativas sobre el cambio político y económico (Naughton, 2007).  
Así que en 1989 los estudiantes protestaron por la democracia en Pekín, lo que llevó al gobierno chino, líderes conservadores, a enviar tropas y tanques a la Plaza de Tiananmen, lo que provocó la muerte de cientos de civiles. La protesta comenzó después de la muerte de HuYaobang2, y el hecho de que los medios oficiales hicieron apenas una breve mención de su muerte, que el gobierno inicialmente no planeó darle un funeral estatal, generó como resultado que estos estudiantes de universidades de Beijing marcharan en la Plaza de Tiananmen pidiendo la rehabilitación de la reputación de Hu.  
Después de la crisis política de la Plaza de Tiananmen, siguió un período de ascendencia conservadora, entre 1989 y 1991 (Naughton, 2007). Desde ese momento, la agitación política ha sido extremadamente silenciada en China. El gobierno y la mayoría de los ciudadanos se han centrado en la reforma económica y la prosperidad, en lugar de la reforma política (Mack, 2017).  
3. Segundo Periodo (1993-2005): Enfoque regulatorio y reestructuración administrativa  
Durante este período, la reforma tomó un enfoque regulatorio, las nuevas reformas introdujeron nuevas reglas para crear y regular la competencia como una fuerza para el cambio económico. Para la década de 1990, con la economía “saliéndose del plan”, las tareas más importantes eran mejorar el entorno legal y normativo, crear un “campo de juego nivelado” y reducir algunas de las distorsiones más obvias de la economía (Naughton, 2007).  
Estas reformas regulatorias se dirigieron a cuatro de los sectores más importantes de la economía, el sistema fiscal y de impuestos, el sistema bancario y financiero, el gobierno corporativo y el sector externo.  
a) Sistema fiscal y de impuestos  
2 HuYaobang fue un reformista, que se desempeñó como Secretario General del Partido Comunista de China de 1980 a 1987. Abogó por la rehabilitación de personas perseguidas durante la Revolución Cultural, una mayor autonomía para el Tíbet, un acercamiento con Japón y una reforma social y económica. Como resultado, los intransigentes lo forzaron a abandonar su cargo en enero de 1987 y lo obligaron a ofrecer “autocríticas” humillantes para sus supuestas ideas burguesas. Importar tabla  
Las reformas fiscales han sido una de las áreas más importantes de reforma en la economía China, el sistema impositivo antes de 1994 tenía tres problemas principales: no proporcionaba incentivos para que las empresas aumentaran sus bases impositivas; las cargas impositivas se distribuían desigualmente entre las empresas en función de la forma de propiedad, y llegaron a existir hasta 37 impuestos, muchos de los cuales se solaparon y algunas veces se contradijeron mutuamente (Ma, 1997).  
Por esta razón, en 1994 se introdujeron reformas fiscales, otro objetivo de estas reformas fue coordinar las relaciones del gobierno central-local de una manera más segura y estable.  
b) Sistema bancario y financiero  
Este período se caracterizó por la transformación de algunas entidades financieras en bancos comerciales y el establecimiento de tres bancos estatales, que incluían el Banco de Desarrollo de China (BDC), el Banco de Desarrollo Agrícola de China (BDAC) y el Banco de Exportación e Importación de China (BEIC).  
Después de 1994 estos tres bancos funcionaron con el objetivo de manejar los préstamos relacionados con políticas asociadas a los planes del Gobierno Central (Si, 2015). BDAC, por ejemplo, se encargó de apoyar el desarrollo de la agricultura y las áreas rurales en China. BDC, por otro lado, era responsable de recaudar fondos para grandes proyectos de infraestructura y la misión principal de BEIC era proporcionar servicios financieros para promover y facilitar las exportaciones y la importación de tecnología y equipos.  
c) Gobierno Corporativo  
El establecimiento de la Ley de Compañías de China en 1993 fue un punto de partida en la evolución de las reformas de gobierno corporativo en China. Esta ley estipula dos tipos de empresas: compañías de responsabilidad limitada y sociedades anónimas, la ley articula las responsabilidades, los derechos y las obligaciones de los accionistas, la junta directiva, los gerentes y la junta de supervisores (Rajagopalan, 2007).  
También, estipula que una empresa debe establecer órganos de gobierno corporativos de tres niveles que equilibren el poder entre los accionistas, los Consejos de Administración (BoD, por sus siglas en inglés) y otros niveles de gestión. La Ley de Compañías también exigía que las empresas chinas establezcan un Consejo de Supervisión (CS) para supervisar el trabajo del Consejo de Administración, los asuntos financieros comerciales y el desempeño de la administración. Tal sistema de junta multinivel de estilo alemán se ha convertido en la columna vertebral del gobierno corporativo en la mayoría de las empresas chinas desde mediados de la década de 1990(Liu, Zhang, & Lin, 2006). d) Sector externo: Membresía en la Organización Mundial de Comercio  
Después de 30 años de aislamiento efectivo de la economía mundial y cerca de un cuarto de siglo de reformas autónomas, China se unió al marco legal del sistema de comercio mundial (Bhattasali, Shantong, & Martin, 2004).  
Como una forma de despejar el camino para obtener la membresía en la Organización Mundial del Comercio, se aprobaron amplias reformas de comercio exterior a fines de 1993. Finalmente, en diciembre de 2001, China se adhirió a la OMC, al formar parte de la OMC China fue obligada a hacer nuevas regulaciones y reformas a su propio sistema legal y administrativo para estar en armonía con los estándares internacionales.  
4. Tercer Periodo (2005-2012): Propiedad de terrenos y bienes inmuebles  
Uno de los temas más delicados durante la transformación de China a una economía de mercado fue la propiedad inmobiliaria, que toca el corazón mismo de la doctrina socialista de China: la propiedad estatal / colectiva de la tierra (Hu, 2013). La propiedad pública de la tierra es uno de los pocos principios fundamentalistas del Partido Comunista Chino. En 2007 se emitió la Ley de Propiedad de la República Popular de China (National People’s Congress, 2007) que protege los intereses de los inversores privados.  
China ha realizado importantes reformas legales en materia de tierras y propiedades inmobiliarias desde el nacimiento de la política de “reforma y apertura” hace cuatro décadas. Las reformas a las leyes de propiedad inmobiliaria y de tierras han sido un importante facilitador del crecimiento económico de China.  
5. Cuarto Periodo (2012-actualidad): Canasta de Divisas de Reservas del Fondo Monetario Internacional (FMI)  
Unirse a la canasta de divisas de reservas del FMI en 2015 representó un hito para China en su camino para ser reconocida como una potencia económica global. Junto con el dólar estadounidense, el euro, el yen y la libra esterlina; el yuan se une a la canasta de derechos especiales de giro3. El Banco Popular de China declaró que la inclusión en el SDR es un hito en la internacionalización del renminbi4 y una afirmación del éxito del desarrollo económico de China y los resultados de la reforma y la apertura del sector financiero (Chen & Cheung, 2011).  
a) Urbanización  
China ha seguido un camino muy particular hacia la urbanización. La urbanización describe el proceso de transformación rural-urbana, la urbanización de China tiene sus propias características debido al sistema único de registro de hogares (sistema hukou). Desde su fundación, la República Popular China (RPC) ha utilizado el sistema hukou para dividir categóricamente a toda la población en dos grupos: residentes rurales (“campesinos”) y residentes urbanos (“ciudadanos”). Los residentes rurales y los ciudadanos urbanos obtienen diferentes derechos sociales, económicos y políticos (Wang et al, 2015).  
En China las reformas en la urbanización se realizaron para promover el desarrollo integrado en las áreas urbanas y rurales (Tanaka, 2015). La urbanización genera enormes demandas de consumo e inversión y crea más oportunidades de empleo. Cada vez es más fácil para los trabajadores migrantes de las zonas rurales obtener la residencia y el acceso a los beneficios sociales en ciudades medianas y pequeñas (Bradsher, 2017).  
Para guiar su urbanización de mejor manera, la comisión de Reforma y Desarrollo Nacional de China presentó el “Plan nacional de urbanización de nuevo tipo (2014-2020)” (en adelante denominado “Plan 2014-2020”) en marzo de 2014. Como primera formulación de urbanización en China, el Plan 2014-2020 tiene como objetivos refinar el modo de urbanización existente, promover la ciudadanía de los residentes agrícolas y fomentar el desarrollo sostenible (Wang et al, 2015). 
b) Iniciativa de Cinturón Económico y la Nueva Ruta de la Seda.  
Desde que Xi Jinping se convirtió en líder, la política exterior de China ha pasado de la precaución a prueba de riesgos, a un sueño optimista de un mundo mejor en el que China habrá recuperado su lugar legítimo. Mientras que hace 20 años, China solía seguir diciendo «no», o en el mejor de los casos «tal vez», a la comunidad internacional, ahora quiere decir «sí», aunque sin acatar totalmente la hegemonía occidental (Ferdinand, 2016).  
La inclusión de la iniciativa del Cinturón Económico y la Nueva Ruta de la Seda en la Constitución China marcó un esfuerzo por cumplir la visión de lograr el crecimiento compartido que representa la iniciativa. Esta iniciativa es una estrategia de desarrollo propuesta por el presidente Xi Jinping que se enfoca en la conectividad y cooperación.   
El concepto de esta iniciativa tiene un lugar central y significativo en la política exterior de China. Ofrece un potencial considerable en varios aspectos económicos, políticos, culturales y estratégicos (Swaine, 2015). El plan pretende vincular el desarrollo económico de China con sus vecinos de Eurasia; para lograr los cinco pilares de la Iniciativa, coordinación de políticas; facilitación de la conectividad; libre comercio; integración financiera; y vínculos de persona a persona y nación a nación.  
6. Conclusiones  China es ahora una de las economías más fuertes del mundo, también es uno de los principales socios comerciales de muchos países a nivel global y ha logrado este éxito en los últimos 40 años. Por supuesto, han existido problemas y fallas en el camino, pero el resultado general es el evidente éxito económico que China ha logrado.  
Está claro que China no siguió ningún modelo existente al pie de la letra, sino que actuó paso a paso, gradualmente y manteniendo los principios socialistas a pesar de que estaba siguiendo el patrón de un mercado abierto. Como el mismo Deng Xiao Ping lo dijo, el proceso fue como el de una persona cruzando un rio sintiendo las rocas en cada paso. Lo que significa, que fue más bien un proceso lleno de experimentación y que no se apegaba estrictamente a lineamientos políticos o económicos; sino más bien, que se forjó un sistema de cambio único que hasta el día de hoy se conoce como Socialismo con características chinas.  
Han surgido varios desafíos contemporáneos y las políticas deben formarse para resolver esos desafíos. El primer período de reformas fue coherente; se implementaron medidas de reforma audaces después que la estabilización había alcanzado un grado de éxito que finalmente condujo a un nuevo período de austeridad macroeconómica.  
El segundo período de reformas también mostró resultados positivos, y se centró en el desarrollo de capacidades sociales y económicas. Esta fase de transición fue más profunda y sistemática.  
El tercer período no tuvo muchos cambios en la estructura de la economía de China, pero se puede afirmar que fue un período de resultados, ya que fue en este período cuando China se convirtió en una de las economías más grandes y comenzó a tener poder en todo el mundo, pero que probablemente fue el resultado de las medidas que se tomaron en los últimos dos períodos.  
Finalmente, China está viviendo su cuarto período de reformas bajo el liderazgo del presidente Xi Jinping, y como ha declarado, los desafíos ahora son más acerca de la sostenibilidad que el rápido crecimiento económico. Lo que revela el futuro de China todavía es difícil de predecir, pero lo que se ha evidenciado es que el ritmo de crecimiento acelerado que ha caracterizado la economía china en las últimas décadas se ha visto desacelerado, indicando así que las políticas deberían estar más orientadas a salvaguardar la sostenibilidad del cambio económico lo que indica que son necesarias nuevas reformas para mantener el crecimiento, pero también salvaguardar la sostenibilidad.  

Referencias Bibliográficas 

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Ferdinand, Peter (2016), Westward ho—the China dream and ‘one belt, one road’: Chinese foreign policy under Xi Jinping. International Affairs, 941-957. 

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Charles, & Jia, Sheng-Hua (2015), The new urbanization policy in China: Which way forward? Habitat International, 279-284. ))).....

EE.UU. Y CHINA, POTENCIAS EN PUGNA  

China 2035 

El objetivo del “sueño chino” es restaurar China a su posición natural en el del mundo, con un sistema de valores que pone por delante el orden sobre la libertad y que no muestra reparos en controlar los flujos de información de interne o limitar los derechos humanos  

WILLIAM A. CALLAHAN, PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES EN LA ESCUELA DE ECONOMÍA Y CIENCIAS POLÍTICAS DE LONDRES.
  
EE.UU. y China, dos en pugna  

Nº: 70. Fecha: OCTUBRE / DICIEMBRE 2018  Esta edición digital se ofrece en formato PDF.  extos originales en inglés  

Uno de los grandes enigmas de principios del siglo XXI es predecir cómo será el orden mundial a mediados de siglo. Aunque damos por supuesto que el estudio de escenarios futuros está dominado por Occidente, esas visiones estratégicas también gozan de amplio predicamento en China. Poco después de acceder al cargo a finales del 2012, Xi Jinping se unió al debate sobre tendencias y desafíos futuros declarando que su “sueño chino” era el “gran rejuvenecimiento de la nación china”. Más tarde, añadió que para “satisfacer el sueño chino del gran rejuvenecimiento de la nación china, debemos lograr un país rico y poderoso, la revitalización de la nación y la felicidad del pueblo”. Y esbozó una hoja de ruta para satisfacer ese sueño chino: el proyecto de los “dos siglos”, que en muchos aspectos es análogo al análisis estadounidense oficial sobre futuros estratégicos, el informe Global Trends 2035 del Consejo Nacional de Inteligencia.  

El “primer siglo” es el centenario de la fundación del Partido Comunista de China en el 2021: el objetivo es que China “complete la construcción de una sociedad moderadamente próspera” que incluya en el 2020 la duplicación del PIB per cápita del 2010. El partido-Estado ha concretado ese objetivo económico general con la promesa de un conjunto de “grandes proyectos”: tasa de urbanización de un 60%, estación espacial china, llegar a ser una “superpotencia de internet”, transición a la energía limpia y un primer portaaviones enteramente construido en China. De modo que, en el 2020, China promete ser una potencia regional con importantes capacidades de poder blando y duro.
Los grandes proyectos chinos para 2020 son: tasa de urbanización de un 60%, estación espacial, ser una superpotencia de internet, transición a la energía limpia y un portaaviones fabricado en ChinaEl “segundo siglo” es el centenario de la fundación de la República Popular China en el 2049; su objetivo a largo plazo es que China sea un “país socialista moderno próspero, fuerte, democrático, civilizado y armonioso”. Uno de los objetivos es que China no sólo sea un país rico con uno de los mayores PIB del mundo, sino que tenga una población rica que disponga del máximo PIB per cápita. Muchos intelectuales públicos han añadido un conjunto de objetivos concretos: superar a Estados Unidos en términos económicos, sociales, culturales y políticos en el 2035.El escenario 1 examina las continuidades entre la consigna del “sueño chino” de Xi y el relato del “mundo armonioso” del anterior presidente Hu Jintaoparasituar dónde estará China en el 2020.Escenario 1. Convergencia a través de la multipolaridad y múltiplescivilizaciones
El objetivo de China, según Hu Jintao, es “construir un mundo armonioso de paz duradera y prosperidad común”. En ese nuevo orden mundial, coexistirán en la comunidad global diferentes civilizaciones, con lo que la “humanidad será más armoniosa y nuestro mundo más variado”. Aunque Hu Jintao usa el exótico léxico de la civilización, ésta se postula como “diálogo de civilizaciones” más que como “choque de civilizaciones”: la política del mundo armonioso evita de modo deliberado desafiar el actual sistema internacional. Aquí China no es una amenaza; la armonía mundial es la piedra angular de la estrategia de desarrollo pacífico de Beijing que promete oportunidades que beneficiarán a todos en el mundo.
La política del mundo armonioso es, pues, prueba de la socialización de China por medio de su recurso cada vez mayor a la diplomacia multilateral. A medida que su economía y su sociedad se van integrando en el sistema internacional, Beijing aprende las normas y reglas de la sociedad internacional. Algunos sostienen incluso que China es más una potencia del statu quo que Estados Unidos; por ejemplo, en Davos 2017 Xi Jinping defendió la globalización frente al proteccionismo de Trump.
La política del mundo armonioso no es polémica: emplea la diplomacia convencional para proteger la soberanía nacional de China operando dentro del sistema de las Naciones Unidas. China es aquí una potencia responsable, no en el sentido positivo de buscar dirigir el mundo sino en el sentido negativo de no intentar desordenar el mundo.
Sin embargo, no desafiar el sistema no significa que China acepte el poder unipolar estadounidense. Al contrario, al hablar de civilizaciones múltiples se subraya que China prefiere un orden mundial multipolar. En este sentido, Beijing desea que el sistema internacional opere mejor para construir un mundo más ordenado y próspero.
La convergencia aquí no se aplica a los valores y pone en cuestión el relato de la democratización global.
Aunque las declaraciones públicas de Xi respaldan el relato del “diálogo de civilizaciones” de Hu Jintao, el “sueño chino” también apunta a la mentalidad del “choque de civilizaciones” entre Oriente y Occidente. En lugar de apuntar a ideologías universales para la humanidad (como el “mundo armonioso”), la visión de Xi se centra en la identidad única de China: como muestran los discursos de Xi, el “sueño de China” moviliza el “espíritu chino” y la “fuerza china” para que sigan la “senda china” a la “solución de China”. Se trata de algo más que el nacionalismo popular de las décadas de 1990 y 2000: forma parte de la evolución de las ideas/la identidad desde la estrategia defensiva orientada hacia dentro del esperar escondido hasta una estrategia ofensiva orien-tada hacia fuera que implica la difusión del “sueño chino” al exterior en tanto que idea global, cuando no como ideología universalista.

El objetivo del “sueño chino” es restaurar a China a su posición natural en el centro del mundo, con un nuevo confucianismo que valora el orden sobre la libertad, la ética sobre la ley y el gobierno de la élite sobre la democracia y los derechos humanos

El “sueño chino” incluye ahora un “sueño asiático pacífico” y un sueño mundial que busca rehacer la región y el planeta a imagen de China. Aquí el futuro de Asia está definido por el pasado imperial de China. Entre los intelectuales públicos chinos hay un amplio debate sobre el sistema “todo bajo el cielo” (Tianxia, el Celeste Imperio) como modelo para el siglo XXI: supone el desplazamiento desde el modelo de las Naciones Unidas basado en un sistema internacional de Estados-nación legalmente iguales hasta un sistema tributario jerárquico centrado en Beijing. El objetivo del “sueño chino” es restaurar a China a su posición natural en el centro del mundo, una posición puesta en entredicho por Occidente a principios del siglo XIX. Esa nueva interpretación del sistema jerárquico del confucianismo valora el orden sobre la libertad, la ética sobre la ley y el gobierno de la élite sobre la democracia y los derechos humanos.
El propio Xi Jinping empezó a seguir ese guión cuando habló en el 2014 del “sueño asiático-pacífico”. Ese sueño no es como la retórica del “siglo del Pacífico” de la década de 1990, que seguía la lógica de la globalización para describir los intercambios económicos y sociales transnacionales que vinculaban a agentes no estatales por toda la cuenca del Pacífico. El “sueño de Asia-Pacífico” es más continental y sinocéntrico; y, como veremos más abajo, más centrado en el Estado. Integra la región euro-asiática-Pacífico en torno a Beijing por medio de la iniciativa Una Franja, Una Ruta que está financiada por el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.
Las implicaciones de suma cero para la seguridad de la estrategia del “sueño de China”/“sueño de Asia-Pacífico” se pusieron de manifiesto en la crítica de Xi a la actual arquitectura de seguridad de Asia, que está basada en alianzas con Estados Unidos: según declaró, los problemas de seguridad de Asia deberían “ser resueltos por los propios asiáticos”. Esa afirmación se interpretó de modo generalizado como una estrategia de Asia para los asiáticos que excluye a Estados Unidos. Complementa las campañas internas de “choque de civilizaciones” de Beijing contra los valores occidentales, la democracia, la sociedad civil y el constitucionalismo, que han reducido de modo significativo la sociedad civil china.

Escenario 2. Divergencia: de la occidentalización a la orientalización

Mientras que el primer escenario socializa a China en la sociedad internacional, el segundo invierte esa lógica para socializar el resto del planeta en el orden mundial chino. Aquí el ascenso de China al poder global no es sólo una historia de éxito económico o modernización militar. El éxito de la República Popular China es normativo porque las ideas chinas, se nos dice, son mejores que las ideas occidentales.
En lugar de esperar que la civilización china sume un aporte a la diversidad global, muchos intelectuales públicos ven el “sueño chino” en términos de un mundo sinocéntrico unificado en torno a los valores chinos. De ese modo, el sistema internacional de estados nación iguales será sustituido por el sistema de China, sinocéntrico, jerárquico y tributario. Los pensadores chinos explican que la excepcional civilización de China convertirá la República Popular China en una superpotencia pacífica y armoniosa; sin embargo, cuando se piden detalles, resulta que incluso la violencia extrema puede ser considerada como pacífica en el nuevo orden mundial de China. La experiencia histórica de China muestra que las personas (y los países) que no encajen en ese sistema sinocéntrico serán armonizados y pacificados a la fuerza.
En dicho futuro, el sueño estadounidense mundial resulta sustituido por el sueño chino, la occidentalización por la orientalización y el excepcionalismo estadounidense por el excepcionalismo chino. En dicho mundo de choque de civilizaciones, los intereses compartidos son posibles, pero es difícil percibir normas o valores compartidos.
* * *
La principal diferencia entre los dos escenarios es que el primero describe una noción defensiva de la identidad china que afirma el derecho soberano de la República Popular China a ser diferente en un mundo multicultural. El escenario 2 es más ofensivo: afirma la superioridad moral de la civilización china y promueve el modelo de China como idea globalmente importante.

¿Identidades o personalidades?

Aunque hay un gran debate en China sobre ideas/identidades, hay también una fuerte tradición de interpretar los futuros en términos de facciones y personalidades. Los chinos piensan el liderazgo en términos de generaciones, empezando por Mao Zedong como primera generación. La experiencia personal de la quinta generación ha moldeado a sus dirigentes:
• está dominada por los hijos de la primera generación, que sienten que son la aristocracia roja y, por ello, los gobernantes naturales de China;
• debido a los antecedentes familiares elitistas, los miembros de esa generación padecieron durante la revolución cultural;
• esa dura experiencia alimentó una visión darwinista social de la política (tú mueres, yo vivo) que se aplica a la supervivencia del partido-Estado en China y a los esfuerzos de la República Popular China por lograr el éxito en el mundo.
Xi Jinping encarna esos rasgos. Da por supuesto que es la persona más inteligente de la sala, se siente destinado a gobernar China y ha centralizado el poder en torno a su persona en tanto que presidente de todo. Xi es, por ello, el gobernante más poderoso desde Deng Xiaoping. Sus ambiciones a largo plazo se confirmaron en el 2018 cuando modificó la constitución para convertirse en presidente vitalicio.
Xi no sólo es un hombre con una misión, sino un hombre con prisas por ganar en las pugnas existenciales de China en el país y el exterior. Ese estilo de dirección personalizada y centralizada significa que Xi es capaz, para bien o para mal, de tomar decisio-nes que modifican el juego. Será capaz de adoptar importantes compromisos para sellar los tratos con Estados Unidos o Japón: hemos visto cómo ha sido capaz de engañar a Trump en beneficio de China. Sin embargo, como muestra la experiencia de Mao, los dirigentes fuertes que se consideran impelidos por un destino a menudo empujan a su país a situaciones de crisis del tipo todo o nada que prometen grandes recompensas, al mismo tiempo que provocan riesgos fundamentales. Por ejemplo, la campaña inter-na de China contra la corrupción y sus agresivas políticas en el mar de China Meridional crean en ambos casos grupos de rivales amenazados existencialmente, que a su vez son empujados a posiciones de toma de decisiones rápidas y arriesgadas. Xi confía en ganar la carrera: apuesta a que sus actos derrotarán a sus rivales antes de que tengan la oportunidad de contraatacar. Ahora bien, esos juegos de poder personales tienen bajas institucionales, puesto que socavan las estructuras de dirección colectiva creadas después de que la revolución cultural casi destruyera el partido-Estado. Los resultados de esas apuestas se verán en el 2025.

China no está sola en su intento de asegurar un control sobre fronteras territoriales, culturales y digitales. Lleva años exportando la tecnología del ‘gran cortafuegos’, que permite ejercer una soberanía digital sobre internet

A muchos les gusta comparar a Xi con Mao, pero otra forma de interpretar a Xi es compararlo con Vladímir Putin, muy ad-mirado en China por su estilo autoritario que pone orden en la caótica situación interna de Rusia al tiempo que se enfrenta a Oc-cidente en la escena mundial. Putin resulta interesante para Beijing porque utiliza las elecciones y los medios de comunicación para interactuar emocionalmente con las masas y legitimar su mandato, lo cual constituye una seria preocupación para el Partido Comunista de China. En el 2020, Xi Jinping será más como Putin: un solitario hombre fuerte que conecta emocionalmente con el pueblo. Podría haber incluso elecciones, pero en ese caso se celebrarían de modo muy controlado y con una sociedad civil en re-troceso, como en Rusia.
Para el 2035, tenemos que pensar en la séptima generación de liderazgo de China, la que creció en la década de 1980 entre una rápida expansión de libertad personal, social y económica. El movimiento prodemocrático de 1989 y su violenta represión son un recuerdo clave en esa cohorte de edad. Por ello, la séptima generación podría llevar a cabo importantes reformas políticas. La eliminación por parte de Xi de los límites a los mandatos complica la lógica generacional que ofrecía una transmisión ordenada del poder. Significa que hay más incertidumbre en torno a la época post-Xi: podría propiciar una división en la alta jerarquía, lo cual constituye otra vía, aunque más arriesgada, para el cambio político fundamental en China.

Difusión/concentración del poder

Según algunos, la transición que se aleja del momento unipolar estadounidense no es sólo un desplazamiento del poder de Occidente a Oriente, sino también una difusión del poder más allá del Estado soberano, tanto nacional como internacionalmente, a múltiples actores (multipolaridad), múltiples instituciones (multilateralismo incrementado) y agentes no estatales (corporaciones transnacionales, oenegés, sociedad civil global, grupos terroristas). Más que tratarse de que China sustituya a Estados Unidos como nuevo hegemón geopolítico, esa visión descentralizada de la dinámica del poder nos anima a pensar en términos de complejas redes de poder económico, social, político, cultural y técnico. Como indica el escenario 2, los entusiastas del “sueño chino” no se adhieren al argumento de la difusión de poder. Al contrario, sus futuros operan según un gran cálculo geopolítico que ve el liderazgo del mundo como una corona que Washington está destinada a entregar a Beijing en el 2025, si no antes.
De modo más importante, el “sueño chino” emplea una sólida visión del poder estatal que desafía cualquier noción de difusión del poder en el país o fuera de él. Las dos ideologías antiliberales que respaldan el “sueño chino” (el socialismo y la civilización china) respaldan un poder estatal fuerte. Por lo tanto, en lugar de pensar la política de identidad china en términos de nacionalismo, resulta más útil pensarla en términos de estatismo. No se trata de un estatismo socialista, sino neosocialista, donde el objetivo de la utopía comunista es sustituido por el objetivo tecnocrático de crear una China fuerte, estable y moderna, lo cual es sinónimo de un partido-Estado fuerte, eficaz y orientado al futuro.
Mientras muchos teóricos de la difusión afirman que estamos entrando en una época postsoberana, China reafirma su soberanía en muchos ámbitos: soberanía territorial, soberanía cultural, soberanía económica y cibersoberanía. China no está sola en su intento de asegurar un control sobre fronteras territoriales, culturales y digitales. Lleva años exportando a regímenes autoritarios la tecnología del gran cortafuegos, que permite a los estados ejercer una soberanía digital sobre internet. Tras las filtraciones de Edward Snowden en relación con PRISM, muchos otros países (incluidos países democráticos como Brasil) no sólo buscan afirmar su soberanía digital (frente a Estados Unidos), sino que para hacerlo están comprando tecnología china. Contradiciendo los futuros que auguran el derrocamiento de los regímenes autoritarios por los medios sociales, Beijing usa internet para ejercer un mayor control estatal sobre la identidad china en el país y un control cada vez mayor de la imagen de China en el exterior, como se ha visto en sus operaciones de influencia en Australia.

Desafíos/incógnitas

• Democracia liberal: si bien muchos expertos occidentales dan por sentado que China se democratizará, este artículo ha adoptado la posición contraria: es más probable que China siga siendo un Estado autoritario entre el 2020 y el 2035. Sin embargo, mi razonamiento difiere de quienes sostienen que la democracia es algo ajeno a China y, por ello, algo inapropiado en el mejor de los casos y destructivo en el peor. No me convence ningún tipo de determinismo: ni China experimenta un proceso inevitable de democratización ni es inherentemente autoritaria. En tanto que sociedad capitalista urbana y moderna, la democracia debería crecer sin dificultad en China, como ocurre en otras sociedades posconfucianas: Corea del Sur, Japón, Taiwán, etcétera. Sin embargo, a causa de las campañas de Xi Jinping contra los valores universales, es improbable que una reforma política democrática y liberal tenga lugar en el 2020. Es del todo posible que pueda darse en el 2035 con la nueva generación de dirigentes que crecieron en la década de 1980 y una sociedad donde la mayoría espere un amplio abanico de libertades de tipo personal y como sociedad civil en internet. La democracia ahí está basada en una firme práctica del imperio de la ley y la sociedad civil, y no es sólo electoralismo.
• ¿Cómo reaccionarán los vecinos respecto a una China en ascenso en el 2020 y el 2035? Aunque son muchos los que ven en Beijing una región sinocéntrica como el estado natural de las cosas para Asia oriental, no es probable que esas sociedades posconfucianas acepten una visión jerárquica de la política regional. Cuanto más clarifique Beijing sus puntos de vista sinocéntricos, más fricciones generará con sus vecinos. En realidad, muchos investigadores y funcionarios asiáticos comparan la nueva iniciativa Una Franja, Una Ruta fomentada por China con la Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental promovida por el Japón imperial. De hecho, hemos presenciado recientemente en Asia una resistencia a lo que es percibido como una diplomacia de Beijing que utiliza la trampa de la deuda.

En China hay 700 millones de usuarios de internet. (iStock)
• Este artículo da por supuesto que si bien el crecimiento económico de China se frenará, seguirá al ritmo de una nueva normalidad con un crecimiento anual de un 6% del PIB. ¿Qué sucederá si se produce una crisis económica en China? Aunque la mayoría de los especialistas en relaciones internacionales de Beijing son optimistas acerca de la inevitabilidad del ascenso de China, la mayoría de economistas chinos se muestra profundamente preocupada por la sostenibilidad de la economía del país. Sin embargo, más que debatir asuntos económicos, deberíamos pensar en cómo responderán los dirigentes chinos a una crisis endógena. Como vimos con el movimiento Occupy Central en Hong Kong en el 2014 y con la caída de la bolsa en el verano del 2015, una forma de actuar es responsabilizar a “fuerzas extranjeras hostiles”, lo cual conduciría a expresiones más extremas de nacionalismo.
• Ver a China como monolítica resulta muy problemático. Aunque los dirigentes chinos perciban la política de identidad en términos de una China singular y correcta, existen amplias franjas de opinión entre los intelectuales públicos que sostienen una visión más matizada e internacionalista del papel de China en el mundo. En lugar de dividir las élites chinas en campos ideológicos opuestos, deberíamos valorar cuántos se sienten atraídos por las dos visiones del futuro, la nacionalista/estatista y la mundial/reformista. Por esa razón llamo a China el país pesioptimista: la misma persona puede sostener al mismo tiempo puntos de vista muy diferentes. De modo que interpretar la política en términos de una China esencializada frente a un Occidente unitario no deja de resultar problemático. Es importante reconocer la popularidad de la formulación del “sueño chino”/sueño mundial, pero también lo es darse cuenta de que las élites chinas son capaces de responder positivamente a las aperturas multilaterales que promueven los valores del orden liberal internacional.
• Por más que improbable, una guerra entre Estados Unidos y China sería devastadora para la región. Es una posibilidad negativa de la carrera por la supremacía de Xi que desafía el orden regional, sobre todo en el mar de China Meridional. India y Brasil se beneficiarían de semejante conflicto.

Conclusiones

Este artículo ha utilizado fuentes originales en chino para subrayar el modo en que las élites chinas perciben el futuro en términos de una gran lucha geopolítica y geomoral entre la República Popular China y Estados Unidos. Sin embargo, no estoy se-guro de que el mundo siga funcionando de ese modo en el 2035. Más que una pugna entre dos superpotencias, es más probable que presenciemos: o bien 1) un orden mundial fragmentado que no sea unipolar ni bipolar; o bien 2) un amplio orden liberal global:
1. Es probable que el mundo en el 2035 esté fragmentado porque China no es la única potencia en ascenso, y los países de su periferia no desean tener que elegir entre un mundo sinocéntrico y un mundo dirigido por Estados Unidos. Aunque el “sueño chino” goza de popularidad en la República Popular de China, no son muchas las élites fuera de China que estén aceptando sus valores. En el seno de ese mundo fragmentado, podrían seguir existiendo esferas de influencia, pero serán inestables debido al escaso respaldo de sus valores.
2. Es posible que el orden liberal global siga vigente, aunque en una manera más superficial. En vez de percibir las actuales tendencias en términos de simple lucha geopolítica, es importante recurrir a otros marcos. Por ejemplo, la participación de aliados europeos y asiáticos en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura promovido por China fue ampliamente percibida como una derrota geopolítica para Estados Unidos; ahora bien, si ese banco sigue las pautas de transparencia y rendición de cuentas de
un sistema basado en normas, entonces estaremos ante una victoria del orden liberal global más general, sea o no Washington quien lo dirija. Con Trump y el Brexit, los desafíos son mayores; en cierta medida, todo dependerá de si Europa y Japón son capaces de dar un paso al frente para defender un orden basado en normas.
Por último, debemos considerar la respuesta que darán los ciudadanos chinos si la República Popular China no obtiene (o cuando no obtenga) el liderazgo mundial que sus dirigentes les han prometido como inevitable. La frustración de lo percibido como un injusto rechazo a unas ambiciones chinas podría dar lugar a enormes fricciones, tanto dentro como fuera del país. )).....

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