lunes, 27 de julio de 2020

REALIDADES Y TEORÍAS «Economía mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales»

YA DECÍA YO,...HACE UNOS AÑOS,...EN FB,...EMAIL,...BLOG REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD, RESPECTO AL FUTURO HACER DE LA USA-EE.UU. DEL N- : 


11 DE ENERO

  • luyrh.blogspot.com
    LEAN ( y sientan ) AL MUNDO,...ESTUDIEN BIEN LAS NUEVAS RELACIONES SOCIALES, GLOBALES, INTERNACIONALES Y MUNDIALES,...- NO SEAN MUERMOS-,...NI DOCTOS MARXISTAS QUE NO SOLUCIONAN NADA,...¡¡

    ELABOREN TEORÍA POLÍTICA SOBRE ESOS RESULTADOS,...ACTÚEN MUNDIALMENTE,...HAGAN LA REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD,...QUE YA SE SABE ES POR NECESIDAD,...EL PERSONAL MUNDIAL: LA HUMANIDAD, NO LA HARÁ ASÍ PORQUE SI,...


    SALUDOS DE NUEVO,...Hagan-construyan la nueva organización mundial proletaria popular; déjense de partidos nacionales,...no van a ninguna parte,...¡¡.

    luky de Málaga.
    saludos, de luciano medianero morales<, les informo del blog lukyrh.blogspot.com,...aparecen ideas sobre estrategias y objetivos inminentes de la plutocracia mundial,...Hasta otra comunicación,...¡¡.
Lmm.



REALIDADES Y TEORÍAS ECONÓMICAS,...¡¡¡¡¡.





Mozambique —
0
La población campesina supone un tercio de la población mundial, a la que alimenta. Sin embargo, el 80% de las personas que sufren hambre y pobreza en el mundo viven y trabajan en zonas rurales. La situación que atraviesa la población campesina a lo largo de los cinco continentes es uno de los exponentes más representativos de los estragos de la globalización económica. África es uno de los escenarios donde esto se reproduce más vívidamente.
En Mozambique, el fenómeno de la usurpación y el acaparamiento de tierras por parte de las grandes empresas agroalimentarias y las mineras ha abocado a muchos campesinos al hambre y a la pobreza. El país se encuentra entre los 10 menos desarrollados del mundo.
En general, resulta difícil descifrar las opacas fórmulas de transacción bajo las que las compañías trasnacionales están apropiándose de los recursos africanos. La explotación de los recursos mineros, el agua o la tierra para el agronegocio son puestos en bandeja por los gobiernos a través de alquileres, ventas o concesiones de tierras.
La mayoría de las concesiones en Mozambique se han hecho sobre tierras ya cultivadas por agricultores locales, a quienes se desplaza con engaños y presiones a zonas peores. Las élites políticas sirven en bandeja sus recursos y la soberanía alimentaria a los intereses extranjeros, en lugar de garantizar la supervivencia de la agricultura familiar y acorralar la especulación con aquello que les da de comer.
Mientras, numerosos hospitales de éstas y otras zonas rurales atienden la desnutrición que muchas niñas y niños padecen desde su nacimiento. En ocasiones, como herencia de sus propias madres que, paradójicamente, producían lo necesario para alimentar al resto del mundo.


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Publicado el
 
26 de julio de 2020 - 22:03 h












Mozambique —
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La población campesina supone un tercio de la población mundial, a la que alimenta. Sin embargo, el 80% de las personas que sufren hambre y pobreza en el mundo viven y trabajan en zonas rurales. La situación que atraviesa la población campesina a lo largo de los cinco continentes es uno de los exponentes más representativos de los estragos de la globalización económica. África es uno de los escenarios donde esto se reproduce más vívidamente.
En Mozambique, el fenómeno de la usurpación y el acaparamiento de tierras por parte de las grandes empresas agroalimentarias y las mineras ha abocado a muchos campesinos al hambre y a la pobreza. El país se encuentra entre los 10 menos desarrollados del mundo.
En general, resulta difícil descifrar las opacas fórmulas de transacción bajo las que las compañías trasnacionales están apropiándose de los recursos africanos. La explotación de los recursos mineros, el agua o la tierra para el agronegocio son puestos en bandeja por los gobiernos a través de alquileres, ventas o concesiones de tierras.
La mayoría de las concesiones en Mozambique se han hecho sobre tierras ya cultivadas por agricultores locales, a quienes se desplaza con engaños y presiones a zonas peores. Las élites políticas sirven en bandeja sus recursos y la soberanía alimentaria a los intereses extranjeros, en lugar de garantizar la supervivencia de la agricultura familiar y acorralar la especulación con aquello que les da de comer.
Mientras, numerosos hospitales de éstas y otras zonas rurales atienden la desnutrición que muchas niñas y niños padecen desde su nacimiento. En ocasiones, como herencia de sus propias madres que, paradójicamente, producían lo necesario para alimentar al resto del mundo.


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26 de julio de 2020 - 22:03 h






SOLO REPRODUZCO,  Lmm :




Declaración del Grupo de trabajo de CLACSO: «Economía mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales»



Fuentes: Argenpress

Los integrantes del Grupo de Trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, sobre «Economía mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales» reunidos en la Ciudad de Buenos Aires durante los días 2 y 3 de septiembre del año en curso con el propósito de analizar la Crisis capitalista mundial, las propuestas de superación y sus […]
Los integrantes del Grupo de Trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, sobre «Economía mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales» reunidos en la Ciudad de Buenos Aires durante los días 2 y 3 de septiembre del año en curso con el propósito de analizar la Crisis capitalista mundial, las propuestas de superación y sus impactos en América Latina, luego de un intenso y fructífero intercambio de opiniones, manifiestan:
1.- El comportamiento de los principales indicadores económicos y sociales permite afirmar que la economía capitalista mundial lejos se encuentra de retomar la senda del crecimiento, tal y como se ha venido afirmando en  informaciones provenientes de centros de poder del capitalismo transnacional, divulgadas profusamente en los medios masivos de comunicación, y con las que se busca minimizar los alcances de la crisis y la severidad de sus impactos a escala planetaria. Aunque se está en presencia de un hecho que se encuentra en pleno proceso de despliegue y cuyo desenvolvimiento específico puede presentar variados recorridos, hasta el momento no hay nada que indique que la crisis tocó fondo y menos que haya llegado a su fin. Si ese fuera el caso, la mayoría de las estimaciones indican que se asistirá a un largo período depresivo, o a una muy lenta recuperación que en el mejor de los casos permitirá alcanzar, en algunos años más, los niveles de producción anteriores a la crisis y sólo al promediar la siguiente década, los niveles de empleo. En materia social, la situación es dramática y demuestra que los principales afectados son los trabajadores y sectores sociales empobrecidos, pues se sostiene la tendencia al aumento del desempleo, al deterioro del ingreso y, en general, a la precarización del trabajo y una pauperización creciente que deteriora la calidad de vida de millones de personas de menores ingresos.
2.- La crisis reafirma los fundamentos de una reproducción del capitalismo a nivel mundial, basada en la explotación del trabajo, y muestra -en forma descarnada y violenta- sus límites para ofrecer respuesta a las demandas económicas, políticas, sociales, ambientales y culturales del ser humano; así mismo, desvela su gigantesca capacidad destructora de riqueza material e inmaterial. Dados su carácter y sus alcances geográficos y sectoriales, la actual crisis pone en evidencia que no se trata de una simple disfuncionalidad
transitoria -sectorial o geográfica – de los mecanismos de reproducción del sistema. La crisis controvierte en forma certera la posibilidad de una prosperidad capitalista indefinida, desmiente la afirmación del desprestigiado Fondo Monetario Internacional cuando en 2007 señalaba lapidariamente: «El robusto crecimiento mundial perdurará», y liquida el dogma sobre el fin de la historia que se había pretendido imponer durante las últimas dos décadas.

3.- Aunque el epicentro de la crisis ha sido Estados Unidos, sus efectos se extendieron muy rápidamente a escala mundial y han impactado en la totalidad de las economías. Al articularse la crisis con las diversas trayectorias regionales, nacionales y locales de la acumulación capitalista, sus configuraciones específicas son múltiples y variadas. Estamos en presencia de una crisis del capitalismo globalizado  ¿con desarrollos desiguales y diferenciados, de distinta intensidad sectorial, geográfica y social. En el caso de América Latina, son igualmente indiscutibles sus efectos. Más allá de matices, no hay país de la región que haya escapado a ellos. Los procesos de neoliberalización impulsados durante las últimas décadas acentuaron la dependencia y forzaron una reestructuración económica regresiva, provocando una creciente vulnerabilidad frente al comportamiento de la economía capitalista mundial. En aquellos países, en los que el proyecto neoliberal logró implantarse con mayor intensidad, apuntalándose además con un correspondiente marco jurídico-institucional de tipo neoliberal (TLC con EEUU), los efectos de la crisis se han   sentido antes y con mayor severidad, sobretodo, en el empleo. Tal es el caso de México, Chile y Colombia.
4.- La alta dependencia de un número importante de economías de la región de la producción y exportación de productos energéticos, materias primas, productos agrícolas ha generado efectos contradictorios. Hacia fines del 2008, epicentro de la crisis mundial, la caída abrupta de los precios de la mayoría de esos productos, parecía que impondría una caída drástica de la actividad económica externa, un deterioro de las balanzas en cuenta corriente y de pagos, así como un mayor endeudamiento. Al revertirse relativamente esa tendencia, la severidad de los impactos de la crisis se pudo atenuar (no evitar), al considerarse el comportamiento de algunos indicadores macroeconómicos. Pese a ello, las finanzas públicas muestran una tendencia el franco deterioro, la deuda pública y privada continúa incrementándose aceleradamente y, en general, la actividad económica se encuentra deprimida. Desde el punto de vista social la crisis ha acentuado las desigualdades e incrementado la pobreza e indigencia en la región. La desocupación continúa al alza, y la precarización del trabajo se acentúa. La perspectiva de la economía latinoamericana se encuentra en buena medida en función de lo que ocurra con la producción y la demanda a nivel mundial. Por lo pronto, no parece apreciarse, como ya se dijo, una etapa de recuperación sostenida de la economía mundial y regional.
5.- Dada la importancia que en la nueva geografía de la acumulación capitalista a nivel mundial han adquirido los recursos naturales y considerando que América Latina es una región muy rica en ellos, la crisis ha puesto la importancia de la lucha por tales recursos, así como la necesidad de la defensa soberana por ellos. La lucha por los recursos se inscribe dentro de las aspiraciones históricas de los trabajadores y se une a las demandas de comunidades y pueblos ancestrales, indígenas y afro descendientes, en defensa de sus territorios y por una reorientación sustancial de la organización económica de la sociedad. Mientras que en algunos países la mayor parte de las rentas que generan tales recursos son transferidas a las corporaciones transnacionales, en otros se han iniciado procesos de apropiación y de manejo soberano, que abren nuevas posibilidades para pensar estrategias alternativas de desarrollo e integración en la región.
6.- La intensidad de la crisis así como las tendencias de salida de ella guardan una estrecha relación con la situación y la dinámica de la lucha social y de clases. Toda crisis abre un amplio espectro de posibilidades a los diferentes proyectos políticos que se juegan en la sociedad. Si la salida de la crisis representa una reafirmación y prolongación de los proyectos político- económicos capitalistas, o ella despliega opciones de proyectos no capitalistas, democráticos y populares, o incluso socialistas, ello depende esencialmente de la acción colectiva organizada de los trabajadores y los pueblos, como de sus fuerzas sociales, culturales y políticas. La experiencia reciente de América Latina, anterior a la crisis capitalista, indica que la lucha social y popular, puede producir cambios políticos y económicos significativos a favor de las clases subalternas, como lo muestran las experiencias de Venezuela, Ecuador y Bolivia, que se unen a aquella de la revolución cubana, con una trayectoria de cincuenta años de heroica lucha y resistencia.
7.- En un inicio la crisis parecía traer consigo un cambio en la tendencia de la política económica neoliberal predominante, al punto que se llegó a hablar de transformaciones estructurales en el orden internacional y del fin de la hegemonía estadounidense. En la medida en que no se observa hasta el momento una importante movilización social y popular que pueda poner en cuestión la estabilidad política del sistema capitalista, las salidas que parecen imponerse se inscriben dentro de una línea de continuidad que, con medidas cosméticas y de ingeniería financiera, con una fortísima intervención estatal busca estabilizar transitoriamente las condiciones de la acumulación capitalista y proveer la confianza del gran capital transnacional. En ese sentido deben comprenderse las operaciones de salvamento del sector financiero y de algunas trasnacionales de la producción de los países del capitalismo central llevadas a cabo con cargo a recursos del presupuesto público, recurriendo al aumento explosivo del endeudamiento público, y la continuada exacción de recursos provenientes de los países de la periferia capitalista. A ello se suma, la decisión política de financiar la estabilización relativa del dólar, así como la resurrección del Fondo Monetario Internacional decretada por el G-20. Todo ello, junto con diferentes medidas en los ámbitos nacionales, ha dado un respiro coyuntural a los problemas de la reproducción capitalista, pero en momento alguno significa que el sistema haya logrado consolidar una salida de la crisis y mucho menos unas condiciones estables y duraderas para un nuevo ciclo de acumulación y expansión a escala planetaria. La crisis ha producido por lo pronto una profunda reorganización del capital, acentuado los procesos de concentración y centralización del capital, expropiado los patrimonios de millones de trabajadores en el mundo y precarizado aún más el trabajo. Las políticas hasta ahora implementadas apenas alcanzan a suavizar y a diferir impactos más severos de la crisis.
8.-  Independientemente de la insuficiente respuesta de las clases subalternas, la crisis capitalista despliega objetivamente nuevas condiciones para la producción de subjetividades y contribuye a la (re)constitución de sujetos políticos para el cambio, lo cual se torna crucial para pensar e impulsar alternativas. En la medida en que la crisis interpela al capitalismo y hace evidentes sus límites, se despliegan nuevas las posibilidades de instalar propuestas político-económicas. En ese sentido, todas aquellas iniciativas tendientes a una democratización del orden económico mundial poseen el mayor significado y deben ser acompañadas. Se trata, por ejemplo, de propuestas que buscan contraponerse a la hegemonía del dólar, o propugnan por una regulación de los flujos de capital que le imponga límites a la especulación financiera y a la extracción de recursos de las economías de la periferia capitalista por parte del gran capital transnacional, y que estimulan la participación de la comunidad internacional, por ejemplo a través del G-192. Y, en general, en múltiples iniciativas surgidas en eventos académicos o encuentros de diversos sectores sociales y populares en procura de la construcción de proyectos alternativos de sociedad.
9.- En el caso de América Latina, las salidas de la crisis se encuentran fuertemente ligadas a los proyectos político-económicos de gobierno, en juego durante la última década en los diferentes países de la región. En primer lugar, se encuentran las pretensiones de las clases dominantes y la derecha latinoamericana de utilizar la crisis para imponer un nuevo ciclo de reformas neoliberales, que permita profundizar la transnacionalización y la desnacionalización de las economías, imponer un régimen de incentivos extremos al gran capital, y proseguir con el proceso de redistribución regresiva del ingresos, en detrimento de los fondos de consumo de los trabajadores. Estas pretensiones, se asocian a la estrategia geopolítica de Estados Unidos para América Latina, orientada a recuperar las posiciones perdidas durante la última década, recurriendo incluso a la mayor militarización de la región, tal y como lo demuestra el acuerdo para el uso de siete bases militares de Colombia por parte de la fuerzas militares de Estados Unidos. Ese es el razonamiento que explica el golpe militar en Honduras que condenamos enérgicamente. En segundo lugar, se encuentran los proyectos políticos de los gobiernos que sin pretender producir en lo sustancial una ruptura explícita con las políticas neoliberales, imponen cambios de acento y nuevos énfasis tanto en materia social como en políticas de producción. Se trata de los proyectos posneoliberales que se inscriben dentro de una línea neodesarrollista, confían en las posibilidades del capitalismo productivo y nacional, con altos incentivos a la inversión extranjera, y sin compromisos a fondo con políticas redistributivas. En tercer lugar, se encuentran los proyectos político económicos de los gobiernos basados en una importante movilización social y popular, con una voluntad expresa de cambio, a favor de una ruptura con las políticas hasta ahora imperantes, en defensa de un proyecto de soberanía, autodeterminación, y de nuevo entendimiento de la economía y de la integración de las región y los pueblos. En algunos de estos países, se ha anunciado el emprendimiento de transformaciones hacia el socialismo, y se han adelantado importantes medidas en ese sentido. El destino de América Latina dependerá de cómo el devenir de la lucha social y de clases en la región encauza las economías y sociedades latinoamericanas en una u otra dirección. Para los sectores progresistas es del mayor significado que se puedan consolidar los proyectos más comprometidos con las transformaciones y el cambio a favor de las mayorías populares.
10.- La crisis capitalista reafirma la importancia para América Latina de emprender transformaciones estructurales que reviertan décadas de política neoliberal y encaucen la región hacia el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de su población, que contribuyan a imponer una organización de la economía para atender las necesidades sociales, económicas, políticas, culturales y socioambientales de la población trabajadora, en armonía con el ser humano y la naturaleza, que impulse procesos de integración tendientes a superar enfoques meramente comerciales e incorporen presupuestos de solidaridad, cooperación, complementariedad e internacionalismo, y contribuyan a reforzar las condiciones de soberanía y autodeterminación de la región, así como por la legítima búsqueda de un nuevo orden económico internacional, democrático e incluyente, y le permitan a América Latina desplegar una mayor capacidad de incidencia en los diseños de política internacional. En ese sentido, los 200 años de lucha por la emancipación social y la independencia adquieren nuevo contenido ante la experiencia de cambio político que recorre la región para enfrentar la crisis capitalista revirtiendo la ecuación histórica de beneficiarios y perjudicados asegurando soberanía alimentaria, energética y pleno ejercicio de la voluntad popular.
FIrmas: Alicia Girón (Brasil), Antonio Elías (Uruguay), Carlos Eduardo Martins (Brasil), Claudio Katz (Argentina), Claudio Lara (Chile), Consuelo Silva (Chile), Daniel Munevar (Colombia), Federico Manchón (México), Gabriel Ríos (Chile), Gastón Varesi (Argentina), Graciela Galarce (Chile), Jaime Estay (México), Jairo Estrada (Colombia), Jorge Marchini (Argentina), Julio C. Gambina (Argentina), Luis Rojas Villagra (Paraguay), Marcelo Carcanholo (Brasil), Marisa Silva Amaral (Brasil), Orlando Caputo (Chile), René Arenas Rosales (México), Sergio Papi (Argentina), Servando Álvarez (Venezuela), Theotonio dos Santos (Brasil). Descripción )).////.

El capitalismo contemporáneo se adentra en la era de estancamiento secular. Entrevista a Alejandro Nadal






Alejandro Nadal 

20/09/2018   https://www.sinpermiso.info/textos/el-capitalismo-contemporaneo-se-adentra-en-la-era-de-estancamiento-secular-entrevista-a-alejandro


El profesor Alejandro Nadal nos brinda una breve entrevista sobre algunos de los aspectos más importantes del legado económico de Karl Marx. Como experto en historia del pensamiento económico y crítico de la teoría económica convencional y con Marx como punto de referencia, nos habla de temas tan diversos como la teoría del equilibrio general o las contradicciones entre democracia y capitalismo, pasando por la teoría monetaria de Marx, la robotización y la ecología. La entrevista la realizó Ayoze Alfageme (profesor asociado de macroeconomía en la Berlin School of Economics and Law).

Tradicionalmente se ha visto a la historia del pensamiento económico como una especie de visita al museo de las doctrinas muertas. La idea viene a ser que la teoría económica ha ido progresando a lo largo de su historia descartando las viejas doctrinas, entre ellas el legado de Marx, por una suerte de avance natural de la ciencia. ¿Qué hace que el legado de Marx y la historia del pensamiento económico sean tan irreconciliables con el grueso de la "ciencia económica" sacralizada en las facultades de economía?
Mi concepción de la historia de la disciplina es distinta. Tomando como punto de partida los problemas que la teoría económica ha sido incapaz de resolver, considero que se impone la necesidad de revisitar la historia de la disciplina para examinar desde un punto de vista crítico la manera en que fue originalmente planteado su programa de investigación. De esa manera es posible identificar los límites que se impusieron en la trayectoria de la teoría económica y sentar las bases de una crítica al desarrollo de este discurso analítico. Desde esta perspectiva, el punto de partida de la historia del pensamiento económico está en los problemas actuales de la teoría económica.
El mejor ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en la teoría del mercado. Casi desde su inicio, la teoría económica se concentró en un programa cuyo objetivo no era desentrañar la estructura y dinámica de los mercados, sino en demostrar que el mercado es una institución benéfica y estable que converge hacia una situación de compatibilidad de planes de agentes individuales egoístas. Todos los esfuerzos para construir una teoría del mercado estuvieron organizados alrededor de esta tarea y el resultado ha sido un estrepitoso fracaso. Hoy sabemos en virtud de los teoremas Sonnenschein-Mantel-Debreu que la teoría neoclásica nunca podrá demostrar que las fuerzas de la oferta y la demanda en el mercado conducen a un equilibrio general competitivo. El problema no es la falta de realismo de los supuestos, como una crítica ligera quiere hacernos creer: el problema es más profundo y aún aceptando esos supuestos los modelos neoclásicos fueron incapaces de producir el resultado que buscaba la ideología burguesa. La historia del pensamiento económico revela la naturaleza de los problemas y permite marcar nuevos derroteros a la investigación.
Creo que Marx adopta una perspectiva similar al llevar a cabo su crítica de este peculiar discurso que es la teoría económica. Es por eso que al establishment de la academia tradicional le cuesta tanto trabajo integrar la historia del pensamiento económico como parte de un programa activo de investigación y prefiere relegarla a esa visión anacrónica del museo de las doctrinas muertas.
Tanto Karl Marx como John Maynard Keynes dieron gran relevancia al papel del dinero y el crédito en el sistema capitalista. Desde puntos de partida distintos Marx trató el dinero como una mercancía llegaron a la misma conclusión: que es un sistema en expansión pero con recurrentes periodos de contracción o crisis. ¿Cuáles son los puntos en común con la concepción del dinero de Keynes?
La teoría monetaria de Marx es uno de los aspectos de su análisis que más desarrollo necesita. Es cierto que la teoría monetaria de Marx se basa en su concepción de la moneda como una mercancía. Esta concepción entraña graves e irresolubles problemas. Para comenzar, el valor relativo de todas las mercancías se expresa en la moneda-mercancía que es el equivalente general. Desde esa perspectiva, el valor de uso de la moneda-mercancía es general y contrasta con el valor de uso de las demás mercancías (que es particular). Y en términos de la propia teoría del valor de Marx, el valor de esa moneda-mercancía no tiene que pasar por el reconocimiento del mercado o, para decirlo en otros términos, el trabajo particular para producir la moneda-mercancía es inmediatamente trabajo social. Pero la pregunta sobre la determinación del valor de la moneda-mercancía no recibe una respuesta satisfactoria en la teoría monetaria de Marx.
Hay otros pasajes en la obra de Marx en los que se alude a una concepción distinta de la moneda. El capítulo 3 del Tomo I del Capital, por ejemplo, contiene alusiones al papel moneda y al crédito, formas monetarias distintas a la de una moneda metálica. Pero queda mucho por hacer para despojar la teoría monetaria de Marx de ese ropaje de moneda-mercancía que tantas dificultades genera. Creo que un análisis sobre la creación monetaria (como proceso endógeno) es plenamente compatible con un análisis del capitalismo de corte marxista.
La concepción de la moneda en Keynes tiene diferencias cruciales con Marx pero existe un punto de contacto. En ambos autores el capitalismo es un proceso de producción monetaria. Es decir, el objeto del circuito producción-circulación es acrecentar la masa de dinero inicial. Por eso para ambos autores la moneda desempeña un papel fundamental en la economía capitalista. Y también hay que decir que en Keynes encontramos un largo proceso de crítica a la teoría monetaria convencional y que si en su Teoría general no se encuentra un análisis de la moneda endógena eso se debe a que este autor consideraba que ese tema había sido examinado en todo detalle en su Tratado sobre la moneda.

Ha habido numerosos intentos de aportar explicaciones basadas en Marx sobre la Gran Recesión del siglo XX, dando lugar a una gran variedad de diferentes doctrinas “marxistas”.  ¿Tiene sentido aspirar a una única teoría de las crisis de Marx, capaz de predecir nuevas crisis?

Más allá de disputas doctrinarias sobre lo que podría ser la causa en última instancia de las crisis en el capitalismo, por ejemplo entre las corrientes que privilegian la tesis del subconsumo o las que prefieren pensar en la sobre producción, o las que responsabilizan de la crisis a la desproporcionalidad entre los sectores I y II del sistema productivo, o las que consideran que la clave está en la evolución de la tasa de ganancia, o aún los que han seguido algunos pasajes en el Tomo III sobre los desarrollos del sistema financiero, lo cierto es que el análisis de Marx ofrece muchas perspectivas profundas sobre las fuentes de inestabilidad y descalabro de las economías capitalistas.
Esa riqueza analítica en la obra de Marx cubre todo el circuito de la producción monetaria y no sólo la producción o algún aspecto aislado de la circulación. La centralidad de las relaciones financieras como catalizadoras y aceleradoras de la crisis es un aspecto esencial de este análisis. Todos esos aspectos de la dinámica de la acumulación capitalista deben y pueden ser integrados en una reflexión sobre la crisis. La capacidad de predecir nuevas crisis depende de la calidad del análisis y del monitoreo de indicadores clave (muchos de ellos ignorados por la teoría económica convencional).
Retomando el hilo de la pregunta anterior, ¿en qué términos, teóricos o empíricos, puede hablarse de una caída de la tasa de ganancia en el derrumbe de la época dorada de crecimiento económico y el transcurso de la era neoliberal?
Unas de las explicaciones de corte marxista más interesantes sobre la crisis y el estancamiento secular están ligadas a los trabajos sobre la caída en la tasa de ganancia. Destacan aquí los trabajos de autores como Michael Roberts, Robert Brenner, Gérard Dumenil y Dominique Levy, Anwar Shaikh, Guglielmo Carchedi, Esteban Maito y Fred Moseley, para mencionar algunos. Lo interesante es que a pesar de las diferencias metodológicas, por ejemplo sobre el uso de nociones de costos corrientes o históricos para las mediciones del capital, o más allá de los diferentes enfoques analíticos (por ejemplo entre post-Keynesianos y marxistas), emerge un consenso revelador: desde hace cincuenta años la economía mundial viene experimentando un descenso en su tasa de crecimiento y esa tendencia decreciente está estrechamente correlacionada con una caída en las inversiones y en la tasa de ganancia. En muchos de estos estudios los resultados son consistentes con la perspectiva analítica de Marx en el sentido de que la tendencia decreciente en la tasa de ganancia coincide con el aumento en la composición orgánica del capital. Y el consenso también acepta que existen periodos en los cuales la tendencia se revierte por diversas causas que fueron anticipadas por Marx (intensificación de la tasa de explotación, por ejemplo).
Es curioso por demás observar que la economía neoclásica es particularmente tímida cuando se trata de analizar la tasa de rentabilidad del capital y prefiere todo tipo de subterfugios para evadir este tema que debería ser esencial. La sobre explotación de la fuerza de trabajo bajo el neoliberalismo ha permitido revertir durante algunas fases de este período, pero los datos indican que la tendencia se ha mantenido. Quizás ésta es la razón por la cual el capitalismo contemporáneo se adentra en esta era de estancamiento secular.
El nuevo auge del debate sobre la robotización de la economía invita a volver a cuestiones que Marx planteó hace más de un siglo. ¿En qué medida supone un problema fundamental el remplazo de fuerza de trabajo humano según él la única fuente de valor en el proceso de producción por máquinas?
El tema de la automatización y la robotización ha ganado importancia porque efectivamente un porcentaje muy elevado de empleos en todos los sectores se encuentra amenazado por esta oleada tecnológica. Y no sólo las manufacturas son las que soportan el peso de este proceso de eliminación de empleos. Lo más grave es que aún los puestos de trabajo en el sector servicios, que ha sido clave en la generación de empleo durante los últimos decenios, están siendo reemplazados por máquinas que reemplazan al trabajo humano.
No es claro que los empleos eliminados por la automatización y la difusión de la robotización puedan ser generados en otras ramas de la economía capitalista. En la historia del capitalismo hemos sido testigos de procesos de cambio técnico que han eliminado puestos de trabajo para generar nuevos empleos en otros sectores o ramas de la economía. En esta ocasión el panorama se presenta rodeado de incertidumbre a menos que el capitalismo vuelva a retomar un sendero de crecimiento algo más ágil que el actual letargo económico.
Por otra parte, la introducción masiva de la robotización plantea efectivamente problemas serios por el lado de la demanda agregada y por el lado de la teoría del valor de Marx. En la sección sobre las máquinas en sus Grundrisse, Marx plantea el problema teórico de si el uso indiscriminado de máquinas en la economía podría hacer que la ley del valor pierda validez. Estamos muy lejos todavía de ese escenario, pero es necesario proceder a un análisis riguroso por esta vía que nos señala Marx. Todo esto plantea problemas teóricos importantes para el análisis del proceso de trabajo y el proceso inmediato de valorización. Muchas de las perspectivas analíticas de Marx sobre el análisis del cambio técnico en las economías capitalistas son de gran valor y necesitan ser desarrolladas para profundizar en el análisis de la robotización.
Hace ya décadas que la consciencia ecológica ha ido entrando, con mayor o menor firmeza, en las organizaciones de izquierda. A menudo encontramos que estos posicionamientos vienen acompañados de una crítica al propio pensamiento de Marx, el cual habría ignorado la cuestión ecológica. ¿Cuál es su opinión al respecto y qué cuestiones deberían ponerse en primer plano?
La cuestión ecológica no está plenamente desarrollada en la obra de Marx, pero su análisis sobre la producción-valorización en el régimen de acumulación capitalista es de gran utilidad para comprender el proceso de destrucción ambiental al que el capitalismo ha sometido al planeta. La búsqueda insaciable de nuevos espacios de rentabilidad es uno de los rasgos esenciales del proceso de acumulación capitalista, y la exploración para encontrar esos nuevos espacios la podemos observar en el terreno de los bonos de carbono y los esfuerzos de valorización de la naturaleza. Ese proceso de búsqueda se intensifica en las etapas en las que la tasa de ganancia en la producción está cayendo.
Es importante señalar que los autores que buscan detener el deterioro ambiental a través de procesos de "de-crecimiento" o "crecimiento cero" no parecen estar conscientes de que la esencia de una economía capitalista es el crecimiento. Marx vio muy bien cómo lo que llamamos "empresas" son simples esferas privadas de la acumulación de capital y que la competencia intercapitalista es uno de los motores de dicha acumulación. Pretender que el capitalismo puede coexistir con el crecimiento cero es un grave error.
Tras la crisis estallada en 2008 se ha reforzado el mantra de que no hay alternativa a las políticas neoliberales como remedio (recorte de derechos laborales y sociales, austeridad) incluso aunque éstas vayan en detrimento de la democracia de nuestras sociedades. ¿Qué diría usted a aquellos que se sorprenden ante esta dicotomía entre democracia y capitalismo?
En una de sus etapas de desarrollo el capitalismo coincide con movimientos políticos de lucha de las clases trabajadoras y eso ha permitido cultivar la idea de que el capitalismo y la democracia van de la mano. Se trata de una falsificación histórica de gran importancia. El capitalismo necesita romper las amarras que sujetan a la fuerza de trabajo, por ejemplo, al propietario de unas tierra. Desde esa perspectiva, parecería ser una fuerza liberadora. Pero está claro que el capitalismo necesita romper esos vínculos de carácter feudal sólo para imponer un nuevo herraje en la sumisión de la fuerza de trabajo: para someterla a las leyes de la producción monetaria capitalista necesita convertir a la fuerza de trabajo en una mercancía. Es aquí donde el mito de la asociación capitalismo y democracia se derrumba. Para responder a la pregunta, el capitalismo está basado en la desigualdad y la sumisión. Por eso el capitalismo tolera muy poco a la democracia y por eso no titubea en destruirla por todos los medios cuando se convierte en un obstáculo.
(Este texto es una versión castellana y parcialmente modificada de una entrevista publicada en la revista Nous Horitzons, nº 218, que conmemora el bicentenario del nacimiento de Karl Marx)


es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso. Es profesor de Teoría Económica Comparada en el Centro de Estudios Económicos del Colegio de México. A lo largo de su larga trayectoria académica ha hecho contribuciones decisibas a los fundamentos de la teoría económica neoclásica, particularmente al modelo estándar de equilibrio general. Entre sus libros destaca The Flawed Foundations of General Equilibrium: Critical Essays in Economic Theory (Routledge, Londres 2004, amb F.Ackerman) y Rethinking Macroeconomics for Sustainability (Zed Books, Londres, 2011).
Fuente:
www.sinpermiso.info, 23-9-18)).////.



(( El capitalismo contemporáneo se adentra en la era de estancamiento secular. 
file:///C:/Users/usuario/Desktop/sinpermiso-el_capitalismo_contemporaneo_se_adentra_en_la_era_de_estancamiento_secular._entrevista_a_alejandro_nadal-2018-09-23.pdf
Entrevista a Alejandro Nadal El profesor Alejandro Nadal nos brinda una breve entrevista sobre algunos de los aspectos más importantes del legado económico de Karl Marx. Como experto en historia del pensamiento económico y crítico de la teoría económica convencional y con Marx como punto de referencia, nos habla de temas tan diversos como la teoría del equilibrio general o las contradicciones entre democracia y capitalismo, pasando por la teoría monetaria de Marx, la robotización y la ecología. La entrevista la realizó Ayoze Alfageme (profesor asociado de macroeconomía en la Berlin School of Economics and Law). Tradicionalmente se ha visto a la historia del pensamiento económico como una especie de visita al museo de las doctrinas muertas. La idea viene a ser que la teoría económica ha ido progresando a lo largo de su historia descartando las viejas doctrinas, entre ellas el legado de Marx, por una suerte de avance natural de la ciencia. ¿Qué hace que el legado de Marx y la historia del pensamiento económico sean tan irreconciliables con el grueso de la "ciencia económica" sacralizada en las facultades de economía? Mi concepción de la historia de la disciplina es distinta. Tomando como punto de partida los Alejandro Nadal 20/09/2018 Image not found http://www.sinpermiso.info/sites/all/themes/sinpermiso/images/logosinpermiso1.png problemas que la teoría económica ha sido incapaz de resolver, considero que se impone la necesidad de revisitar la historia de la disciplina para examinar desde un punto de vista crítico la manera en que fue originalmente planteado su programa de investigación. De esa manera es posible identificar los límites que se impusieron en la trayectoria de la teoría económica y sentar las bases de una crítica al desarrollo de este discurso analítico. Desde esta perspectiva, el punto de partida de la historia del pensamiento económico está en los problemas actuales de la teoría económica. El mejor ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en la teoría del mercado. Casi desde su inicio, la teoría económica se concentró en un programa cuyo objetivo no era desentrañar la estructura y dinámica de los mercados, sino en demostrar que el mercado es una institución benéfica y estable que converge hacia una situación de compatibilidad de planes de agentes individuales egoístas. Todos los esfuerzos para construir una teoría del mercado estuvieron organizados alrededor de esta tarea y el resultado ha sido un estrepitoso fracaso. Hoy sabemos en virtud de los teoremas Sonnenschein-Mantel-Debreu que la teoría neoclásica nunca podrá demostrar que las fuerzas de la oferta y la demanda en el mercado conducen a un equilibrio general competitivo. El problema no es la falta de realismo de los supuestos, como una crítica ligera quiere hacernos creer: el problema es más profundo y aún aceptando esos supuestos los modelos neoclásicos fueron incapaces de producir el resultado que buscaba la ideología burguesa. La historia del pensamiento económico revela la naturaleza de los problemas y permite marcar nuevos derroteros a la investigación. Creo que Marx adopta una perspectiva similar al llevar a cabo su crítica de este peculiar discurso que es la teoría económica. Es por eso que al establishment de la academia tradicional le cuesta tanto trabajo integrar la historia del pensamiento económico como parte de un programa activo de investigación y prefiere relegarla a esa visión anacrónica del museo de las doctrinas muertas. Tanto Karl Marx como John Maynard Keynes dieron gran relevancia al papel del dinero y el crédito en el sistema capitalista. Desde puntos de partida distintos –Marx trató el dinero como una mercancía – llegaron a la misma conclusión: que es un sistema en expansión pero con recurrentes periodos de contracción o crisis. ¿Cuáles son los puntos en común con la concepción del dinero de Keynes? La teoría monetaria de Marx es uno de los aspectos de su análisis que más desarrollo necesita. Es cierto que la teoría monetaria de Marx se basa en su concepción de la moneda como una mercancía. Esta concepción entraña graves e irresolubles problemas. Para comenzar, el valor relativo de todas las mercancías se expresa en la moneda-mercancía que es el equivalente general. Desde esa perspectiva, el valor de uso de la moneda-mercancía es general y contrasta con el valor de uso de las demás mercancías (que es particular). Y en términos de la propia teoría del valor de Marx, el valor de esa moneda-mercancía no tiene que pasar por el reconocimiento del mercado o, para decirlo en otros términos, el trabajo particular para producir la moneda-mercancía es inmediatamente trabajo social. Pero la pregunta sobre la determinación del valor de la monedamercancía no recibe una respuesta satisfactoria en la teoría monetaria de Marx. Hay otros pasajes en la obra de Marx en los que se alude a una concepción distinta de la moneda. El capítulo 3 del Tomo I del Capital, por ejemplo, contiene alusiones al papel moneda y al crédito, formas monetarias distintas a la de una moneda metálica. Pero queda mucho por hacer para despojar la teoría monetaria de Marx de ese ropaje de moneda-mercancía que tantas dificultades genera. Creo que un análisis sobre la creación monetaria (como proceso endógeno) es plenamente compatible con un análisis del capitalismo de corte marxista. La concepción de la moneda en Keynes tiene diferencias cruciales con Marx pero existe un punto de contacto. En ambos autores el capitalismo es un proceso de producción monetaria. Es decir, el objeto del circuito producción-circulación es acrecentar la masa de dinero inicial. Por eso para ambos autores la moneda desempeña un papel fundamental en la economía capitalista. Y también hay que decir que en Keynes encontramos un largo proceso de crítica a la teoría monetaria convencional y que si en su Teoría general no se encuentra un análisis de la moneda endógena eso se debe a que este autor consideraba que ese tema había sido examinado en todo detalle en su Tratado sobre la moneda. Ha habido numerosos intentos de aportar explicaciones basadas en Marx sobre la Gran Recesión del siglo XX, dando lugar a una gran variedad de diferentes doctrinas “marxistas”. ¿Tiene sentido aspirar a una única teoría de las crisis de Marx, capaz de predecir nuevas crisis? Más allá de disputas doctrinarias sobre lo que podría ser la causa en última instancia de las crisis en el capitalismo, por ejemplo entre las corrientes que privilegian la tesis del subconsumo o las que prefieren pensar en la sobre producción, o las que responsabilizan de la crisis a la desproporcionalidad entre los sectores I y II del sistema productivo, o las que consideran que la clave está en la evolución de la tasa de ganancia, o aún los que han seguido algunos pasajes en el Tomo III sobre los desarrollos del sistema financiero, lo cierto es que el análisis de Marx ofrece muchas perspectivas profundas sobre las fuentes de inestabilidad y descalabro de las economías capitalistas. Esa riqueza analítica en la obra de Marx cubre todo el circuito de la producción monetaria y no sólo la producción o algún aspecto aislado de la circulación. La centralidad de las relaciones financieras como catalizadoras y aceleradoras de la crisis es un aspecto esencial de este análisis. Todos esos aspectos de la dinámica de la acumulación capitalista deben y pueden ser integrados en una reflexión sobre la crisis. La capacidad de predecir nuevas crisis depende de la calidad del análisis y del monitoreo de indicadores clave (muchos de ellos ignorados por la teoría económica convencional). Retomando el hilo de la pregunta anterior, ¿en qué términos, teóricos o empíricos, puede hablarse de una caída de la tasa de ganancia en el derrumbe de la época dorada de crecimiento económico y el transcurso de la era neoliberal? Unas de las explicaciones de corte marxista más interesantes sobre la crisis y el estancamiento secular están ligadas a los trabajos sobre la caída en la tasa de ganancia. Destacan aquí los trabajos de autores como Michael Roberts, Robert Brenner, Gérard Dumenil y Dominique Levy, Anwar Shaikh, Guglielmo Carchedi, Esteban Maito y Fred Moseley, para mencionar algunos. Lo interesante es que a pesar de las diferencias metodológicas, por ejemplo sobre el uso de nociones de costos corrientes o históricos para las mediciones del capital, o más allá de los diferentes enfoques analíticos (por ejemplo entre post-Keynesianos y marxistas), emerge un consenso revelador: desde hace cincuenta años la economía mundial viene experimentando un descenso en su tasa de crecimiento y esa tendencia decreciente está estrechamente correlacionada con una caída en las inversiones y en la tasa de ganancia. En muchos de estos estudios los resultados son consistentes con la perspectiva analítica de Marx en el sentido de que la tendencia decreciente en la tasa de ganancia coincide con el aumento en la composición orgánica del capital. Y el consenso también acepta que existen periodos en los cuales la tendencia se revierte por diversas causas que fueron anticipadas por Marx (intensificación de la tasa de explotación, por ejemplo). Es curioso por demás observar que la economía neoclásica es particularmente tímida cuando se trata de analizar la tasa de rentabilidad del capital y prefiere todo tipo de subterfugios para evadir este tema que debería ser esencial. La sobre explotación de la fuerza de trabajo bajo el neoliberalismo ha permitido revertir durante algunas fases de este período, pero los datos indican que la tendencia se ha mantenido. Quizás ésta es la razón por la cual el capitalismo contemporáneo se adentra en esta era de estancamiento secular. El nuevo auge del debate sobre la robotización de la economía invita a volver a cuestiones que Marx planteó hace más de un siglo. ¿En qué medida supone un problema fundamental el remplazo de fuerza de trabajo humano –según él la única fuente de valor en el proceso de producción– por máquinas? El tema de la automatización y la robotización ha ganado importancia porque efectivamente un porcentaje muy elevado de empleos en todos los sectores se encuentra amenazado por esta oleada tecnológica. Y no sólo las manufacturas son las que soportan el peso de este proceso de eliminación de empleos. Lo más grave es que aún los puestos de trabajo en el sector servicios, que ha sido clave en la generación de empleo durante los últimos decenios, están siendo reemplazados por máquinas que reemplazan al trabajo humano. No es claro que los empleos eliminados por la automatización y la difusión de la robotización puedan ser generados en otras ramas de la economía capitalista. En la historia del capitalismo hemos sido testigos de procesos de cambio técnico que han eliminado puestos de trabajo para generar nuevos empleos en otros sectores o ramas de la economía. En esta ocasión el panorama se presenta rodeado de incertidumbre a menos que el capitalismo vuelva a retomar un sendero de crecimiento algo más ágil que el actual letargo económico. Por otra parte, la introducción masiva de la robotización plantea efectivamente problemas serios por el lado de la demanda agregada y por el lado de la teoría del valor de Marx. En la sección sobre las máquinas en sus Grundrisse, Marx plantea el problema teórico de si el uso indiscriminado de máquinas en la economía podría hacer que la ley del valor pierda validez. Estamos muy lejos todavía de ese escenario, pero es necesario proceder a un análisis riguroso por esta vía que nos señala Marx. Todo esto plantea problemas teóricos importantes para el análisis del proceso de trabajo y el proceso inmediato de valorización. Muchas de las perspectivas analíticas de Marx sobre el análisis del cambio técnico en las economías capitalistas son de gran valor y necesitan ser desarrolladas para profundizar en el análisis de la robotización. Hace ya décadas que la consciencia ecológica ha ido entrando, con mayor o menor firmeza, en las organizaciones de izquierda. A menudo encontramos que estos posicionamientos vienen acompañados de una crítica al propio pensamiento de Marx, el cual habría ignorado la cuestión ecológica. ¿Cuál es su opinión al respecto y qué cuestiones deberían ponerse en primer plano? La cuestión ecológica no está plenamente desarrollada en la obra de Marx, pero su análisis sobre la producción-valorización en el régimen de acumulación capitalista es de gran utilidad para comprender el proceso de destrucción ambiental al que el capitalismo ha sometido al planeta. La búsqueda insaciable de nuevos espacios de rentabilidad es uno de los rasgos esenciales del proceso de acumulación capitalista, y la exploración para encontrar esos nuevos espacios la podemos observar en el terreno de los bonos de carbono y los esfuerzos de valorización de la naturaleza. Ese proceso de búsqueda se intensifica en las etapas en las que la tasa de ganancia en la producción está cayendo. Es importante señalar que los autores que buscan detener el deterioro ambiental a través de procesos de "de-crecimiento" o "crecimiento cero" no parecen estar conscientes de que la esencia de una economía capitalista es el crecimiento. Marx vio muy bien cómo lo que llamamos "empresas" son simples esferas privadas de la acumulación de capital y que la competencia intercapitalista es uno de los motores de dicha acumulación. Pretender que el capitalismo puede coexistir con el crecimiento cero es un grave error. Tras la crisis estallada en 2008 se ha reforzado el mantra de que no hay alternativa a las políticas neoliberales como remedio (recorte de derechos laborales y sociales, austeridad) incluso aunque éstas vayan en detrimento de la democracia de nuestras sociedades. ¿Qué diría usted a aquellos que se sorprenden ante esta dicotomía entre democracia y capitalismo? En una de sus etapas de desarrollo el capitalismo coincide con movimientos políticos de lucha de las clases trabajadoras y eso ha permitido cultivar la idea de que el capitalismo y la democracia van de la mano. Se trata de una falsificación histórica de gran importancia. El capitalismo necesita romper las amarras que sujetan a la fuerza de trabajo, por ejemplo, al propietario de unas tierra. Desde esa perspectiva, parecería ser una fuerza liberadora. Pero está claro que el capitalismo necesita romper esos vínculos de carácter feudal sólo para imponer un nuevo herraje en la sumisión de la fuerza de trabajo: para someterla a las leyes de la producción monetaria capitalista necesita convertir a la fuerza de trabajo en una mercancía. Es aquí donde el mito de la asociación capitalismo y democracia se derrumba. Para responder a la pregunta, el capitalismo está basado en la desigualdad y la sumisión. Por eso el capitalismo tolera muy poco a la democracia y por eso no titubea en destruirla por todos los medios cuando se convierte en un obstáculo. (Este texto es una versión castellana y parcialmente modificada de una entrevista publicada en la revista Nous Horitzons, nº 218, que conmemora el bicentenario del nacimiento de Karl Marx) es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso. Es profesor de Teoría Económica Comparada en el Centro de Estudios Económicos del Colegio de México. A lo largo de su larga trayectoria académica ha hecho contribuciones decisibas a los fundamentos de la teoría económica neoclásica, particularmente al modelo estándar de equilibrio general. Entre sus libros destaca The Flawed Foundations of General Equilibrium: Critical Essays in Economic Theory (Routledge, Londres 2004, amb F.Ackerman) y Rethinking Macroeconomics for Sustainability (Zed Books, Londres, 2011). Alejandro Nadal Fuente: www.sinpermiso.info, 23-9-18 URL de origen (Obtenido en 14/05/2020 - 15:05): https://www.sinpermiso.info/textos/el-capitalismo-contemporaneo-se-adentraen-la-era-de-estancamiento-secular-entrevista-a-alejandro ))./////.



(( POR UN NUEVO MATERIALISMO CIENTÍFICO Y DIALÉCTICO: POR EL SOCIALISMO CIENTÍFICO DEL SIGLO XXI

Los revolucionarios de hoy casi todos saben algo del materialismo histórico y científico marxista: de los revolucionarios Marx, Engels, Lenin, Mao,... De otros revolucionarios anarquistas, anarco-comunistas, trotskistas,…también sabemos de sus principios filosóficos,… En estos nuevos tiempos, hay escrito por un líder de El militante  en Inglaterra; hay algo también por Bob Avakian, del PCR EE.UU; Fernández Durán de Ecologistas en Acción, en España.
La interpretación del Mundo, la vida social de la Humanidad, la transformación social de la misma sobre la base de lo que se conoce; las perspectivas y salidas posibles de la misma son temas importantes de los revolucionarios proletarios. El materialismo histórico hoy, el desarrollo actual de las fuerzas productivas, las tecnologías y ciencias capitalistas-imperialistas actuales,  la dialéctica filosófica actual, los derroteros posibles de la humanidad; las coyunturas estatales, interestatales, la coyuntura internacional existente y su transformación revolucionaria.
El imperialismo global, ha desbordado las fuerzas productivas que realmente puede controlar; se ha descontrolado sus fuerzas productivas. La humanidad ha llegado a una situación de organización y relación mundial, ésta llama a gritos y a base de lucha, una sociedad mundial-global comunista. La misma es posible llevarla a cabo. Ya la misma burguesía imperialista la está llevando a cabo, llevando consigo todavía las contradicciones y antagonismos de clases.
Las relaciones sociales son mundiales, pero las resoluciones siguen siendo privadas capitalistas e imperialistas. La sociedad actual global es imperialistas. La economía, las directrices políticas económicas son de las multicorporaciones – que actúan de forma imperialista, saqueadora, exterminadora, agotadora y atrofiadora-. Las funciones de poder imperialista son globales, ejecutadas por  la ONU-OTAN y otras organizaciones apéndices, como la Corte Internacional Penal, con su tribunal internacional, creado y potenciado desde la Unión Europea. Con la creación y formalización del Banco Federal Mundial, se construye definitivamente los pilares políticos económicos de la sociedad capitalista imperialista mundial.
La lucha de clases hay que enfocarla desde una perspectiva internacional, planetaria; desde ahí focalizar y actuar en consecuencia. La estrategia es diversa, pero la lucha de clases se quiera o no, ha tomado un carácter mundial. Un poder mundial, un proletariado mundial; éste último aún no ha asumido su situación política, ni ha asumido su papel y las actuaciones futuras que tendrá que realizar como clase social revolucionaria, en representación de  toda la humanidad. El capitalismo nos lleva varios cuerpos de ventaja.
La clase imperialista global se encamina cada día más a la conquista del sistema solar. La ingente cantidad de capital es deducido de la mitad de la población que se muere de hambre, de enfermedades, de falta de agua potable, de contaminación y enfermedades artificiales, donde están creando un genocidio mundial. Los poderosos imperialistas ilustrados bendecidos por los diversos poderes religiosos y por gran parte de la sociedad que se ven iluminadas y transportadas emocionalmente. Hacen suyas esas conquistas, esas hazañas imperialistas. La burguesía dominante crea miles de experimentos, los cuales requieren muchos esfuerzos inversionistas que también se descuentan del bienestar social. No estamos por dar como buenos y correctos socialmente todo lo que hace la burguesía; ésta se está pasando tres pueblos. Todos estos experimentos e inversiones de capital son asumidos como gastos internacionales del capital mancomunado. Ya decía un imperialista, que el capitalismo había llegado a un comunismo capitalista con la globalización económica. De esas inversiones no hay reproducción, no venden nada, no hay mercancía donde se expresa valor y ganancia capitalista; es digamos inversiones a fondo perdido.
Nos dirán opinadores de distintas tendencias, unas más antagónicas que otras, que no tengo visión de futuro y que no estoy por el progreso. No, no es así; no estoy por las actuaciones tecnológicas capitalistas sean las que sean. El proletariado revolucionario, los intelectuales revolucionarios y proletarios estamos por una Composición Orgánica de Capital más en concordia con la Humanidad, con su filosofía. No queremos llegar a ser seres semitecnológicos, semirobóticos, semimáquina. Partiendo de la base de que más de la mitad de la producción mundial anual es para militarismo, lujos, suntuosidades, represión, obras faraónicas improductivas,…y encaminadas para una mayor productividad y explotación capitalista, pues nos oponemos a las mismas. Se dice que la informática, la robótica, por ej. han facilitado la vida y la producción,…de la sociedad. Veamos los resultados, hemos tenido más productividad, más explotación asalariada, en concreto y en general. Más facilidad de actuación represiva y militarista por parte de los estados capitalistas: ONU-OTAN. A la vez más diezmados la mitad de la población, aumento del agotamiento ambiental,…más dominio y control hacia la sociedad, por medio de los móviles, ordenadores, con sus correos electrónicos, llamadas. Dirán de las perversidades capitalistas,…pero ellos, los capitalistas están en su tarea, en su política de represión y ejercicio de dominio hacia el conjunto o mayoría social.
 El escritor de la tendencia El Militante, hace un saludo aprovioso desmelenante a toda esta política tecnólogica, de forma acrítica. Su relato es periodístico, no es analítico, no utiliza la dialéctica marxista, es un negado dialéctico; pero habla mucho de la dialéctica, de Engels, de Marx,… es una lástima porque ya que hace un gran esfuerzo debería de haber aprendido y desarrollado algo de dialéctica, ya que ésta es muy necesaria para la nueva revolución social integral de la humanidad en marcha, en perspectiva.
Por otra parte Bob Avakian parece más intelectual dialéctico, pero al perderse un su revolución proletaria, en su estado natal, EE.UU., pierde de vista la naturaleza y alcance del desarrollo de las fuerzas productivas actuales del capiimperialismo. Esto le produce una exposición algo distorsionada de lo que debería ser una dialéctica marxista y revolucionaria para estos nuevos tiempos.
Sobre Fernández Duran, decir que este señor, no ve perspectivas positivas para el futuro de la humanidad. Intenta dar datos tecnológicos, de forma periodística, pero no da soluciones revolucionarias, o de posibles estrategias revolucionarias; se asusta ante la brutalidad capitalista, del problema energético,…actúa como gurú, algo ilustrado, aparentando ser materialista y dialéctico. Pero al no partir de la lucha de clases, - como motor de los cambios sociales,…- y contradicciones sociales, no observa las posibles resoluciones de la sociedad mundial. Así se queda solo en una tarea periodística sus escritos, que al final solo sirve para él y para la burguesía. ES DE DESTACAR QUE HACER UNA CRÍTICA A ESTOS AUTORES POR MI PARTE ES ALGO COMPLEJO Y DIFÍCIL. Pero sobre la base de mi lucha política proletaria, que en ella encuadro mis escritos, mis investigaciones, abordarles es una cuestión de necesidad revolucionaria, como elementos de comparación y lucha teórica e ideológica en el seno de la lucha de clases, en el seno de la sociedad proletaria. Para éstos, sus actitudes en general, aparece como religión; aparecen como una discursiva dogmática, fetichista; como adoradores de algo a lo cual no saben rebatir; aunque aparece que lo pretenden. Creo que están alucinados con lo nuevo del capitalismo, con sus medios, alucinados por lo eruditos que son del marxismo, unos, y otro erudito de la materialidad de las fuerzas productivas burguesas, donde el proletariado no es agente antagónico, sino sufridor; como agente que tiene y se ve abocado a sufrir, superando como pueda el trago.
La religión no es una estructura, cada uno somos un dios. El conjunto de todos lleva a la organización estructural religiosa; eso crea estructura de poder y dominio y el personal se hace autoprisionero interesado. Gran parte de la sociedad está en grupos religiosos cristianos, cofrades, sectas Zen, islámicas, ortodoxas,…estas estructuras son formas sociales de convivencia, de organización del poder, de arribismos,…Al igual muchos grupos, partidos, de proletarios incluidos, son sectas, son órganos de poder, la mayoría de las veces de forma piramidal; la mayor parte de las veces influidos y con filosofía de secta e iluminación forofa religiosa fanática. Lo mismo de fanáticos son defendiendo los principios, por ej. Cristianos, que son igual de fanáticos en círculos comunistas,…defendiendo a un líder histórico cualquiera.
La futura sociedad que realice la humanidad estará influenciada por lo vivido anteriormente, por las condiciones en que se encuentre la misma en los momentos en que se decida a llevar colectivamente su futuro. La sociedad actual está totalmente militarizada en el Planeta. Las ideologías y conciencias sociales son militaristas, pacifistas y sufridoras a la vez. Está entre no querer guerras que puedan desembocar en graves conflictos globales, entre actuaciones quirúrgicas locales, y actuaciones de mantenimiento de la paz en ciertas zonas en conflicto. Otros sectores están en lucha armada contra poderes establecidos; otros por tomar el poder para ciertas fracciones sociales,…o bien para mantener el poder.
En las sociedades occidentales, las clases trabajadoras subordinadas a las capitalistas, domina el asentamiento de la pax socialimperialista. Suspiran las mismas por sus fuerzas armadas, de seguridad y su estado protector y conductor. Llevando y anhelando el mantenimiento del poder y civilización occidental.
Las formas de sociedades socialistas y comunistas previsibles, que se podrían desarrollar, no se toman en serie por las poblaciones; piensan que sería peor. No saben aún decidirse a llevar sus destinos comunalmente. Necesitan, están atadas al papi estado, al gerente capitalista, al dirigente, al intelectual, al filósofo establecido. La revolución, su contenido histórico y escrito, es precisamente que la sociedad lleve sus destinos ajenos a las formas de dirigencia anterior, la capitalista.
El fectichismo de la revolución, del marxismo, del anarquismo,…de la lucha social, de la lucha de clases, es tal que no hace avanzar la conciencia intelectual y materialista en los grupos y sectores sociales que luchan por las transformaciones globales,…Cuál es el contenido de este fetichismo, es una cuestión importantísima de exponer. Adoramos lo que está escrito por los revolucionarios. Adoramos lo realizado en países como Rusia, China,…Siempre adoramos el mensaje que nos dan. El poder de influir, es el poder del que busca la opresión, normalmente. Militando, casi siempre se me ha ocultado las respuestas de lo que preguntaba. Las mismas las he descubierto con el estudio, con la vida, con respuestas de personas normales no militantes. Las he descubierto practicando lucha de clases. Preguntaba sobre la URSS, preguntaba por el MCI, preguntaba por las escisiones en partidos, por fusiones de partidos,…todo era oscurantismo; nadie sabía nada aparentemente. Todavía no sé por qué se disolvió la UCCO después de estar en ella varios años y teniendo un puesto en el Cté. Central; después de 26 años aún sé muy poco.  Los varios bandos enfrentados, parece que no debatieron, parece que podrían haber llegado a las manos, pero al final la misma se disolvió, la misma que decía que había que hacer la revolución socialista en el Estado español; de tanta finalidad, a la nada de nada, y de echo a la contrarrevolución por apatía, desmoralización, mal ejemplo revolucionario,…Los simpáticos, dirán, es que eres muy torpe, so tontuelo!!.
La dialéctica de la transformación social es un fuelle, es un acordeón; es la teoría de la compensación. Empujes, recontraempujes, amortiguaciones, retrasos, atrasos, caídas. Estamos en 2.013 y hablamos de supercrisis económicas, de guerras en África,…siempre hablamos de lo mismo, unas tienen unos matices diferentes a otras. Todas con la misma dinámica y las mismas contradicciones. NO ES LO MISMO SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, QUE SOCIALISMO CIENTÍFICO DEL SIGLO XXI. Aunque parezca lo mismo, es antagónico de principio a fin. La materialidad y dialéctica de los mismos parten de bases e intereses de clases distintos, con objetivos distintos, herramientas analíticas distintas y antagónicas en sus objetivos, estrategias,…
Desde principio de la primera década del siglo XXI, aparece el término de Socialismo del siglo XXI y por la Revolución de la Humanidad. Unas notas para debate de estos autores ( Grupo Comunista Proletario Internacionalista de Málaga ) fue mandada al Foro de debate Marx y el siglo XXI; de ese foro apareció la teoría del socialismo del siglo XXI bolivariano. Dicho grupo no recibió ninguna contestación de los organizadores latinoamericanos. A la vez siguió elaborando teoría sobre la base de la investigación y la lucha política de clases,…Pasan los años y al fin este grupo llama a su teoría el socialismo científico del siglo XXI. El grupo como tal desapareció, no como liquidacionistas, sino porque solo queda un militante actuando; unos murieron, otros no se sabe bien donde están. La mayor parte de las teorías elaboradas están en una revista que se editó, en Málaga, con el nombre de Nueva Sociedad.




El marxismo revolucionado; 

carta a ccinternacionalista en marzo 2.013

El marxismo revolucionado. Es la idea o definición después de analizar y escribir publicando ciertos documentos en la revista Nueva Sociedad, del Grupo comunista proletario internacionalista, en Málaga,- hoy en día inexistente. La base de la lucha de clases, de la revolución del proletariado y de la humanidad, para una sociedad libre y en armonía con la naturaleza, ES EL ANÁLISIS DE COYUNTURA INTERNACIONAL, ya que el poder estatal del capitalismo-imperialismo es global, PARA PLANTEAR Y ACTUAR EN LA REVOLUCIÓN PENDIENTE, JUNTO A LAS TÁCTICAS Y ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR LOS RESULTADOS DE LIBERACIÓN SOCIAL MUNDIAL. Como eslogan hablábamos de la Revolución de la humanidad; como sostenibilidad de la humanidad. Anteriormente a esta revista hacíamos Vamos a Debatir, con tecnología rudimentaria.
Dichas revistas se repartían en mano, por correspondencia, pero no por las redes. 
--Podéis encontrar en Internet un trabajo elaborado por mí, Luciano Medianero Morales, junto a Salvador Espada  Hinojosa, llamado CUADERNO DE SOSTENIBILIDAD Y SOCIEDAD, 2ª EDICIÓN, modificada.
Próximamente iré publicando en un blog -lukyrh.blogspot.com.es,- que una hija mía ha organizad - ,una serie de documentos de dichas revistas elaborados entre 1.998 y 2.005, pensando en que pueden ser útiles, ya que considero que es teoría marxista revolucionada, del siglo XXI. ( No tenemos, ni tengo estilo intelectualóide,...ni lo pretendemos; preferimos una intelectualidad proletaria, comunista, de base obrera ).
ESTE COMENTARIO lo aporto para avalar la idea sobre que el marxismo, muerto, es el último refugio de la burguesía. ( Tengo 60 años, y militando desde los 14. en Málaga, España ). publicado en Internet. Como debate con R. o  B.
Desde finales del siglo XX, ya planteaba la idea de la Revolución de la Humanidad ( r. de la h. ) como el Socialismo del siglo XXI, - que no tiene nada que ver mis teorías con lo denominado por el Chavismo, o revolución Bolivariana-. ESTE CONCEPTO - R. DE LA H. - resumen las teorías, análisis y artículos que he ido elaborando solo, o con otros compañeros. Se irán publicando en este medio. Nuestra lucha es por el sostenimiento de la Humanidad liberada del capitalismo-imperialismo, de todo tipo de opresión, en sentido: NUEVO MARXISMO DEL SIGLO XXI  28/02/12
Reflexión: Desde que se estructura el concepto de lucha de clases, el marxismo, han pasado siglo y medio; y observo que aún se plantea de aquél modo. Hoy en día es posible que las ideas y prácticas sobre la liberación social de la humanidad, que tiene el proletariado y la sociedad, sea más avanzado-distinto que lo que se plantea por los grupos y núcleos organizados. EL COMUNISMO VIVIDO ES REPUDIADO, cosa que creo que es correcto, por sectores sociales amplios. El marxismo revolucionado es algo que está más fresco y más actualizado, sobre las reflexiones vividas, sobre el que somos nuevas gentes,...Veo solo marxismo, leninismo, maoísmo,...petrificado. SE FILOSOFA COMO SI ESTUVIÉRAMOS EN 1.850, como si fuéramos esas personas. Parecemos clones revolucionarios. EL MARXISMO REVOLUCIONADO SERÍA ENFOCAR LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL COMO UNA CUESTIÓN GLOBAL-PLANETARIA, planteando estrategias, proyecto programa, económico, ( Sostenibilidad de la humanidad, tierra, campo, aíre, animales,...) para la sociedad universal. Es esto una cuestión difícil, complejo y a realizar de forma internacional. En CUADERNO DE SOSTENIBILIDAD Y SOCIEDAD, Sostenibilidad de la humanidad, 2ª edición, ahí planteo algunas ideas, donde Salvador Espada Hinojosa es coautor; este documento está muy amplio,...
Luciano medianero morales )).////.

La vuelta de Marx en el siglo XXI

Horacio Tarcus   https://nuso.org/articulo/la-vuelta-de-marx-en-el-siglo-xxi/  MAYO 2018


El mundo celebra el bicentenario del nacimiento de Karl Marx. Ya no son los partidos clásicos de izquierda los que tienen el privilegio exclusivo de la celebración, como ocurría en 1.918, cuando el centenario del natalicio del pensador alemán coincidía con el desenlace de la Primera Guerra Mundial y los albores de la Revolución Rusa. Tras el derrumbe de los socialismos reales, acontecido hace casi tres décadas, contamos con un Marx menos sagrado y más profano. Si el Marx de estos 200 años ya no anuncia, como ayer, la inminencia de la revolución proletaria, viene al menos a recordarnos que los costos de las crisis periódicas del capitalismo las seguirán pagando los más débiles y a darnos herramientas para entender problemas centrales de las sociedades actuales.
La vuelta de Marx en el siglo XXI
El mundo entero celebra en estos días el bicentenario del nacimiento de Karl Marx. Ya no son los partidos socialistas y los comunistas los que tienen el privilegio exclusivo de la celebración, como ocurría en 1.918, cuando el centenario del natalicio del pensador alemán coincidía con el desenlace de la Primera Guerra Mundial y los albores de la Revolución Rusa. Marx era entonces el padre fundador del movimiento obrero, mientras que hoy las sedes de la celebración son las universidades de todo el globo, las mismas que resistieron durante años la llegada del pensamiento de Marx a las aulas. Hoy son los grandes diarios de todo el mundo los que le consagran suplementos de homenaje, los mismos medios que hace apenas dos o tres décadas celebraban en primera plana: «Marx ha muerto».
No era la de las décadas de 1.970 y 1.980 la primera muerte de Marx, ni su primera resurrección. La «crisis del marxismo» fue proclamada repetidas veces; la primera a fines del siglo XIX. Pero el fantasma de Marx siguió sobrevolando al capitalismo. Si la redacción de El Capital le costó a su autor décadas de desvelos –Marx escribía de noche–, el espectro de Marx –que es el nombre propio que adoptó el «fantasma del comunismo» de 1.848– nunca dejó de ser una obsesión para el capitalismo. Ni siquiera en los años de hegemonía neoliberal, observaba Jacques Derrida, dejaba de «exorcizar el posible retorno de un poder considerado, en sí, maléfico y cuya demoníaca amenaza seguiría asediando el siglo».
Hoy estamos lejos de aquel «consenso ensordecedor» del que hablaba Derrida, que trabajaba sin cesar para que el muerto permaneciera «bien muerto y enterrado». La difusión como vulgata del «fin de la historia» es hoy casi un recuerdo risueño. Marx ha vuelto, acaso por caminos inesperados. Ya no es el adalid de un movimiento obrero que ha sufrido en el último medio siglo dislocaciones colosales. Ni es el padre de aquellos Estados comunistas que se desbarrancaban hace casi treinta años. No es, necesariamente, el precursor de Lenin, ni el de Stalin, el de Mao o el de Trotsky. Aquellas viejas genealogías quedaron arrumbadas en el arcón de los recuerdos.
Hasta hace pocas décadas, izquierdas y derechas podían coincidir en que Lenin había sido el fiel ejecutor del legado de Marx y que la Unión Soviética no era sino la realización histórica del proyecto marxiano. La renovación del pensamiento histórico y político ha hecho estallar ese antiguo consenso. El economista británcico Alec Nove, por ejemplo, demostró que Marx escribió poco y nada sobre la futura sociedad comunista, de modo que aquello que los bolcheviques llamaron pomposamente «teoría marxista de la transición del capitalismo al socialismo» no fue otra cosa que una serie de ensayos y errores experimentados sobre la marcha. La extraordinaria historia del marxismo que dirigió Eric Hobsbawm, con un prestigioso elenco internacional de colaboradores vino, a reponer las diversas apropiaciones que el siglo XX hizo del legado de Marx. La historia del marxismo era, en verdad, la historia de los marxismos. La leninista fue apenas una de esas apropiaciones, incluso una de las más heréticas, pero que devino hegemónica con el triunfo de la Revolución de Octubre. El mundo comunista tendió desde entonces a monopolizar el marxismo, que pasó a llamarse «marxismo-leninismo», y luego «marxismo-leninismo-estalinismo».
El derrumbe del socialismo real trajo consigo el desprestigio de esas viejas genealogías y de las codificaciones. El marxismo de Lenin ya no es sagrado, sino que viene siendo objeto de estudios históricos y teóricos, que lo ponen en relación con otras apropiaciones simultáneas del legado de Marx. La desacralización de Lenin permite revisitar la obra de pensadores o líderes políticos que hasta ayer se caratulaban sumariamente como «revisionistas», «renegados» o «desviacionistas de izquierda», desde Karl Kautsky a Georg Lukács, desde Eduard Bernstein a Rosa Luxemburg, desde Anton Pannekoek hasta Karl Korsch. El siglo XX discutió largamente la relación Hegel-Marx. El posible que el siglo XXI repiense reiteradamente la relación Marx-Lenin. Siempre conviene recordar, para no recaer en los antiguos anacronismos, que si bien Lenin era marxista, Marx no era leninista.
En efecto, el siglo XX leyó a Marx en clave leninista. Su obra se editaba codificada con la de Engels y con la de Lenin, lo que aplastaba las diferencias históricas que separaban a los dos alemanes exiliados del líder ruso. La historia comunista oficial adoptaba una linealidad y una finalidad según las cuales la Liga de los Comunistas de Marx y Engels aparecía como una anticipación del Partido Bolchevique; la Internacional Comunista era la heredera natural de la Asociación Internacional de los Trabajadores: y una experiencia excepcional como la Comuna de París de 1.871 era el pensada como la anticipación de la Revolución Rusa.
Las propias representaciones icónicas de Marx, Engels y Lenin, los enormes carteles de Marx, Lenin, Stalin y Mao que portaban en la década de 1.950 y 1.960 los manifestantes chinos, los mostraban en simultaneidad, como si hubieran sido coetáneos. Las nuevas generaciones que han establecido una relación más laica con Marx lo han ayudado a descender de los pedestales y a escapar de los viejos panteones sagrados. Para corroborar esta mutación en el imaginario social, basta contrastar la solemne iconografía de los viejos daguerrotipos del barbado Marx con las irreverentes intervenciones a que los jóvenes diseñadores gráficos han sometido sus fotografías en la web, en las revistas estudiantiles, en los fanzines, en los volantes. Este Marx con su barba teñida de verde, sus ojos maquillados con rimmel o sus labios pintados con carmín, dialoga mejor con las jóvenes generaciones del siglo XXI que aquel Marx hierático de las estatuas.
El derrumbe de los socialismos reales, acontecido hace menos de 30 años, hizo desvanecer esa cultura comunista que hoy percibimos tan lejana. La historia del marxismo se ha descentrado para ganar en ecumenismo, la historia de la Revolución Rusa y de la Unión Soviética han ganado en espesor y en desacralización. A medida que se debilitaban o desaparecían los ismos del siglo XX, el pensamiento de Marx fue recobrando densidad por sí mismo. Al mismo tiempo que viene siendo objeto de nuevas actualizaciones.
Si tuviésemos que establecer un punto de quiebre en este proceso, podríamos datarlo en el año 1998. Con motivo de los 150 años del Manifiesto Comunista, casi todas las universidades del mundo, sobre todo el mundo occidental, convocaron seminarios y simposios. La prensa lanzó durante ese año decenas de suplementos especiales desde las más diversas regiones del globo. Se lanzaron ediciones masivas del Manifiesto en alemán, inglés, francés, español, portugués, italiano, griego, turco, kurdo, árabe, hebreo, islandés, esloveno, eslovaco, sueco... El deseo de Marx y Engels anunciado en las primeras líneas del Manifiesto de ver publicado su texto simultáneamente en diversas lenguas, finalmente se había hecho realidad 150 años después.
Es que el mundo globalizado de fines del siglo XX y comienzos del tercer milenio era asombrosamente parecido al descripto en el Manifiesto Comunista. Los hombres y mujeres del nuevo siglo entendían que aquella profecía de que un sistema anónimo, impersonal y regido por la lógica de su propia acumulación, entonces bautizado «capitalista», se extendería por todo el globo subordinando antiguas tradiciones y formas de vida, y venciendo todas las resistencias culturales o nacionales, se había cumplido puntualmente. Pero esa «profecía» no solo anunciaba la expansión geográfica del capital por todo el globo, sino también la generalización de las relaciones mercantiles, al punto que la casi totalidad de los bienes y los servicios que producimos y consumimos en el tercer milenio, ya sean materiales o digitales, no adoptan otra forma que la de mercancías. El Marx redescubierto esos años era sobre todo el del profeta de la modernización capitalista, entonces rebautizada «globalización». En sus versiones más simplificadas, Marx aparecía celebrando antes que impugnando el capitalismo.
Sin embargo, diez años después, la crisis mundial que estallaba en 2008 vino a recordarnos que el diagnóstico crítico de Marx sobre la dinámica de expansión del capitalismo sujeta a sus crisis periódicas y con su carga de miseria, exclusión y violencia sistémica, también permanecía vigente. Las reediciones de El Capital, interrumpidas durante muchos años, se reactivaron entonces en todo el globo. Incluso para los exponentes más serios de la ciencia económica, que desde hacía décadas venía dándole la espalda a Marx, era irrelevante una explicación de la explosión de la burbuja financiera como la mera consecuencia de la irresponsabilidad de algunos bancos en el otorgamiento de créditos hipotecarios «basura». La olvidada teoría de Marx según la cual las crisis económicas no eran el mero resultado accidental de agentes exógenos sino que eran inherentes al capitalismo, volvió al centro de la escena.
Pero las crisis económicas, como sabemos, no son necesariamente terminales. El capital, ciertamente, se depura a través de sus propias crisis para relanzarse en nuevos ciclos de expansión. Mientras la humanidad no encuentre, como quería la utopía marxiana, el modo de organizar concientemente la producción social, mientras la producción quede librada a las fuerzas ciegas y anónimas del mercado, tendremos más capitalismo. Si el Marx de estos 200 años ya no anuncia, como ayer, la inminencia de la revolución proletaria, viene al menos a recordarnos que los costos de las crisis periódicas del capitalismo las seguirán pagando los más débiles: los trabajadores, los desocupados, los pensionados, los pequeños capitales obsoletos o «improductivos», los migrantes, los excluidos del sistema, los países periféricos «no viables». ))./////.


(( ECONOMIA MUNDIAL, CORPORACIONES TRANSNACIONALES Y ECONOMIAS NACIONALES

ISBN :9789871543243
Autor (es) :GAMBINA, JULIO C./ESTAY, JAIME
Editorial :CLACSO
Número de páginas :380
Número de edición :1
Nombre del libro :ECONOMIA MUNDIAL, CORPORACIONES TRANSNACIONALES Y ECONOMIAS NACIONALES
Materia(s) :003
Año de edición :2009
Peso :578
Pais de origen :MEXICO


El texto recoge los materiales presentados ante el Seminario convocado por el Grupo de Trabajo (GT) de CLACSO "Economía Mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales", en conjunto con la Red de Estudios de la Economía Mundial, REDEM. Bajo el lema "Los nuevos paradigmas de la globalización neoliberal y los desarrollos contra hegemónicos". El encuentro se realizó en La Habana el 20 y 21 de noviembre de 2007 en el marco de la VI Conferencia de Estudios Americanos organiza por el Centro de Estudios de América, CEA, prestigiosa entidad académica cubana. El volumen incluye un Documento síntesis de la producción intelectual realizada durante el encuentro en La Habana, a modo de producción asociada más allá de las presentaciones pre elaboradas. Es un trabajo realizado en la emergencia de la crisis económica mundial, entre diciembre del 2007 y abril del 2008. Los análisis incluidos en el libro sobre la crisis económica mundial actual en sus orígenes y los desafíos de la integración, tanto como el impacto sobre las economías nacionales en la región pretenden contribuir a dilucidar los problemas y desafíos que presenta la oportunidad para el pensamiento crítico.)).Lib-9789871543243

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