sábado, 30 de enero de 2021

SE PREOCUPAN POR EL FASCISMO/HAY UN NAZISMO MUNDIAL, NOL, LO VEIS PARDILLOS"" ??¡¡. LOS DOCTOS MARXIANOS JIRABIZADOS ASIMEISMO, POR MOTUS-PROPIOS,...EN REBELIÓN.ORG, TODOS ORGANIZADOS Y NUCLEADOS,...¡¡¡¡.

EL MULTI-IMPERICAPITALISMO, EL ENTRELAZAMIENTO GLOBAL DE MEGACORPORACIONES Y EL SISTEMA DE PODER ESTATAL MUNDIAL IMPERIALSITA, DEL MULTI-IMPERICAPITALISMO IMPERANTE MANCOMUNADO, CON RENCILLAS NORMALES Y REGULADAS POR LEYES, ACUERDOS, TRATADOS,...ETC,....MULTIÉSTATALES DEL TODOCAPITALISTO, DONDE DOMINA LA CLASE IMPERIALISTA CON ESTADOS DOMINANTES : OTANONUISTA,...Y SUBALTERNOS OFRANQUICIADOS DE VARIAS MANERAS, O POR LAS BUENAS OP OR LAS MALAS, ES INDIFERENTE,....YA QUE LAS OLIGARQUIAS DE LOS ESTADOS FRANQUICIADOS SON ALIADOS, SOPORTE A LA VEZ DE LA OTANONUISTA Y ÉSTA A LA VEZ, POR MEDIO DE LA TELARAÑA INTERCAPITALISTA, EL TODOCAPITALISMO, SE SOCORREN Y A LA VEZ SE DAN RENCILLAS DONDE GANA EL GRAN PAPI-ESTADO, SUPER GOLIAT : EL ESTADO OTANONUISTA,....¡¡¡¡.


((( file:///C:/Users/PC/Downloads/Revista%20El%20Maoista.pdf -- Rev. n.- 2 ¡¡. -- ))).

(((( https://www.marxists.org/espanol/tematica/india/organismos/cpi-maoista/ganapathy/2010/enero/0001.htm ))).



Búsquedas relacionadas,...)))...



((Las gentes, -- Lá gente -- quieren a las gentes cuando ya se/están murió,...--- = Marx-Engels,..--Pero a Lenin/Stalin/Mao,...--- Durruti,...--- ??¡¡; ah ¡¡, éstos no entrarían, NO ENTOAVÍA,...--- CHABALXS,...??. PORKUÁHHHH,...??¡¡.

         ,...--- Todavía no están convalidados,..--- Amorizados, asumidos, petrificados, amorfados vaya/NO LO ACEPTA LA R.A.E./INSTITUTO CERVANTES/ LA AOTANOUNISTA/,... ¿¿ LA UNESCO,...??¡¡.

,...--- EL ACORDEÓN: CONSTRUYE/DESTRUYE : PROCREA-GENOECOCIDEAN,... [ EL MEISMO BARACK OBAMAN, JUSTIFICÓ SUS GUERRAS DONDE INTERVINO, CONTRA EL TERRORISMO""??; -- TODOS LOS LÍDERES JUSTIFICAN SUS GUERRAS SON LEGALES, ÉTICAS-MORALES, Y ASUMIDAS POR LA PROVIDENCIA DIVINA, LA ONU, LA OTAN, LA COMUNIDAD INTERNACIONAL,....EL ESTADO MUNDIAL IMPERIALISTA-MULTI-HIPER,... : OTANONUISTA ¡¡????¡¡; O SUS COJONES-OBÁRICOS EMPÁTICUS, Y SUS PREPOTENCIAS ECONÓMICAS-MILITARISTAS,....IMPERIALISTAS Y ECOCIDAS,...¡¡¡.

                 ... DIALÉCTICA FILOSOFÍA DE Lmm/lukydemálaga. 29006.

                 ... viajé al futuro, regresé al pasado, con la musiquilla del acordeón,...---(""donde vas simón,..."" ) y la del tonto,...Miguelón,... "" Dónde vas Ramón,...no es Simón,...--- DICEN QUE LLEVAS UNA MALA HISTORIA,... QUE SIEMPRE REPITES,...SÍN, LA MEISMA RAZÓN : IDEA DEL MELÓN,...¡¡.

... EL SURICATO ( DEL CS-CATALÁN, UN TAL CARRIZOSA, EZA COZA, RETROGRADA Y ANTIHUMANIDAD, AUNQUE PRETENDEN QUE LAS GENTES SE ESPABILEN Y SEAN MÁS ENTREGADAS EN EL DOLOR, DE ASUMIR POTENCIAR AL CAPITÁ SIN RECHISTÁ,...MIREN EL JOIO CABRONAZUS ¡¡. ). -- 



Aunque son animales diurnos, solamente son activos en presencia de sol, si está lloviendo permanecen dentro de sus madrigueras. CLASIFICACIÓN ANIMAL.,... --

"",... 



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Carlos Carrizosa Torres
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Biografia
Naixement22 març 1964 Modifica el valor a Wikidata (56 anys)
Barcelona Modifica el valor a Wikidata

6è Cap de l'oposició a Catalunya
20 juny 2019 –
← Inés Arrimadas García
Seal of the Generalitat of Catalonia.svg Diputat al Parlament de Catalunya
17 gener 2018 – 21 desembre 2020 (dissolució parlamentària)
Circumscripció electoral: Barcelona

Portaveu grup parlamentari de Ciutadans
26 octubre 2015 – 21 maig 2019
← Inés Arrimadas García – Lorena Roldán Suárez →
Seal of the Generalitat of Catalonia.svg Diputat al Parlament de Catalunya
26 octubre 2015 – 28 octubre 2017 (dissolució parlamentària)
Circumscripció electoral: Barcelona

Seal of the Generalitat of Catalonia.svg Diputat al Parlament de Catalunya
17 desembre 2012 – 4 agost 2015 (dissolució parlamentària)
Circumscripció electoral: Barcelona

Dades personals
FormacióUniversitat de Barcelona llicenciatura en Dret Modifica el valor a Wikidata
Activitat
OcupacióPolític i advocat Modifica el valor a Wikidata
PartitCiutadans - Partit de la Ciutadania (2006–) Modifica el valor a Wikidata
Membre deCol·legi de l'Advocacia de Barcelona Modifica el valor a Wikidata

Facebook: carlos.carrizosa.37 Twitter: carrizosacarlos Modifica el valor a Wikidata

 // https://www.mises.org.es/2020/06/la-necedad-de-preguntate-que-puedes-hacer-por-tu-pais/

La necedad de «pregúntate qué

 puedes hacer por tu país»

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Recientemente, recordé la línea más famosa de John F. Kennedy, «No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregúntate lo que puedes hacer por tu país», cuando la escuché entre varios fragmentos de sonido famosos que conducían a un segmento de programa de radio. También me recordó que la escucharemos más pronto, ya que nos acercamos al cumpleaños de JFK el 29 de mayo. Sin embargo, vale la pena reconsiderar lo que significa.

De particular importancia es la respuesta de Milton Friedman de que «No preguntes» estaba «en desacuerdo con la creencia del hombre libre en su propia responsabilidad por su propio destino…[Implica] que el gobierno es el amo… el ciudadano, el sirviente».

Se puede ver la razón observando que «No preguntes» es completamente consistente con lo que un gobierno tiránico (el tipo que ha acosado a la gente a lo largo de la mayor parte de la historia registrada) espera de su relación con los ciudadanos. Los gobernantes no existían por el bien de los gobernados; los gobernados existían por el bien de sus gobernantes. Así que los ciudadanos no deben perder el tiempo preguntando qué hará el gobierno por ellos.

Pero cuando John Locke argumentó que el gobierno debería ser para el bien de los ciudadanos, no para el de los gobernantes, puso esa realidad histórica patas arriba. Y América se formó en base a esa idea (como lo ilustra la afirmación de Richard Henry Lee de que Thomas Jefferson plagió el segundo párrafo de la Declaración de Independencia de Locke).,...//....

    

 ... DIALÉCTICA FILOSOFÍA DE Lmm/lukydemálaga. 29006. ... --- : LOS ACADEMICÍSTAS MARXIANOS SON AUPADOS A LAS REDES ONLINE DEL IMPERIALISMO, OTANONUÍSTA. ( PETRAS, SAMIN AMIR, CHONSQUI,...ETC, AL. GARZÓN, JC MONEDER, MOREO,...ETC,...CHAVES, FIDEL, MORALES Y LULA,...ETC,... ).

       ... LOS MAOÍSTAS [2] ( BURO PATRIÓTICOS MULTI-IMPERICAPITALISTAS,...  HAY VARIAS ENTIDADES, INTERNACIONALES,....Y MILES, QUIZÁS MÁS,....DEORGAS ML, MAOISTAS -PRINCIPALMENTE ¡¡; DE BURGUESÍA DE ESTADO CON TENDENCIA EXPANSIONISTA NEO-IMPERIALISTA,...¡¡¡¡. ). --- LA VARIANTE PCR.US/ AVAKIANISTAS,....SON UNA SUERTE DE ENTIDAD CUASI ORIGINAL,....DEL ILUMINADOR Y DE SUS SEGUIDORES ILUMINATIS SOCIALES DIVERRSUS,...¡¡¡¡. AUNQUE PARECE MARXISMO SUS PROCLAMAS, TODO PARECE APUNTAR A QUE LA POTENCIA ESTADOUNIDENSE CAMBIA DE FORMA PERO NO DE CONTENIDO, MULTICAPITALISTA, Y DE LAS PRIMERAS POTENCIAS,..... NO VAN CON LAS NECESIDADES DE LOS NUEVOS TIEMPOS : REVOLUCIÓN SOCIAL HUMANIDAD POR NECESIDAD, SOSTENIBILIDAD/SUSTENTABILIDAD Y ARMONÍA SOCIAL Y CON LA NATURALEZA, SIN ESTADOS NIINSTITUCIONES MILITARISTAS-POLIC-GUARDIAS REPUBLICANAS ALGUNAS,....ASÍ, QUE OTRAS REALES ORGANIZACIONES DE LAS FUERZAS MULTIPOPULARES UNIERSALES E INTERCULTURALES DE SEGURIDAD SOCIAL-POPULAR-SENTIMIENTOS Y SPICOLOGÍA REGENEADORA,...Y EN MENOS ESTRESS SOCIO-ECONÓMICO, Y MÁS EMPATÍAS HUMANAS ITERCONTINENTALES Y ENTRE VIDAS-SERES VIVOS Y CON LA TIERRA, EL AGUA, EL AIREEC,....Y DEJEMOS EN PAZ AL SISTEMA SOLAR Y BAJAR COMPOSICIÓN ORGÁNICA DE CAPITAL, CUASI A LA MITAD,...¡¡¡¡. 

POR ELLO, NO APOYAMOS AL PCR USA-EE.UU.N., LOS HEMOS OBSERVADOS, CON POSICIONES CRÍTICOS DE DOMINO PÚBLICO Y POR PARTE DEL PCRUSA/BOB AVAKIAN, TAMBIÉN,...-- PERO SON RECALCITRANTES DE BURGUESÍAS DE ESTADO, Y PROYECTOS PROGRAMAS DE NUEVA AMÉRICA SOCIALISTA CON UN PROYECTO DE COSTITUCIÓN, QUE VA DE ACORDE CON LOS TIEMPOS, POR ELLO, DECIMOS DE QUE SON UNA VARIANTE DEL MAOÍSMO OFICIAL, NO DE LA RP CHINA, SINO DEL ICOR Y LO QUE ES RESISTIR.INTERNACIONAL,...CON SU REVISTA RESISTIR Y ,....INTERNACIONAL,...¡¡¡¡.


¡¡¡...--- ¡¡¡ :     ¡¡ no hay leninistas ????; QUÉ PENA, PORQUÉ ES ASÍN ??¡¡.


( 1 ) : HAN CREADO LA IGLESA MARXIANO LIBERAL-DEMOS-IMPERIALISTA/CAPITALISTA.,...--- = LOS DOCTOS SON LOS CURILLAS,: PETRAS, CHONSQUI, AL. GARZÓN, ROLANDOASTARITA.BLOG , JC MONEDERO, MOREO, DEL PCE, ....ETC,....


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Alberto Garzón: «El PCE de la transición se autoengañó y engañó a los militantes»

Juan Fernández | El Periódico | 10/04/2017

En el despacho de Alberto Garzón en el Congreso de los Diputados no hay banderas rojas ni atrezzo de inspiración comunista. Solo una bandera de la República reclama la atención tras su mesa de trabajo. Los que le acusan de haber liquidado la memoria del PCE al coaligarse con Podemos encontrarán coherentes sus reparos hacia la liturgia del viejo partido, con cuyo pasado es muy crítico. Sin embargo, se sorprenderán al escucharle: he aquí un comunista de 31 años que pide devolver la lucha del marxismo a las calles.

¿Por qué se hizo comunista?

Mi caso fue tardío y raro. La mayoría de la gente de mi edad se afilió siguiendo los pasos de sus padres. Los míos votaban a Izquierda Unida, pero no militaban en el partido. En la adolescencia empecé a moverme en el espacio de la izquierda progresista y a los 17 años me afilié a IU. A partir de ahí hice el camino contrario al habitual y pasé de la moderación del republicanismo democrático al comunismo más radical. A los 20 años entré en las Juventudes Comunistas tras leer una biografía de Julio Anguita.

¿Qué descubrió?

En Anguita vi un compromiso político con el que me sentí identificado. Entendí que esas ideas que yo también compartía solo podían llevarse a la práctica si la gente se implicaba. Curiosamente, esto me pasó mientras estudiaba Económicas en la Universidad de Málaga. Allí enseñan el funcionamiento del capitalismo para optimizarlo, pero yo descubrí que esas teorías eran fantasías que no se correspondían con la realidad, que la vida la explicaban mejor los textos de Marx. Yo me hice comunista estudiando el capitalismo. Pero no quise limitarme a analizar el marxismo, sino que me propuse trabajar para hacer realidad esas ideas. Por eso me afilié.

¿Qué encontró en el partido?

Un montón de familias que interpretaban el comunismo cada una a su manera. Teníamos discusiones larguísimas sobre la revolución de 1917, la primavera de Praga, la caída del Muro de Berlín, el carrillismo… Yo venía del movimiento libertario y la democracia radical, así que impugné el modelo vertical y centralista que imperaba en el partido. Mi análisis era muy crítico, porque encontré discutibles muchos momentos de la historia del PCE.

¿Por ejemplo?

Su papel en la transición. El PCE cometió el error de racionalizar su derrota. Sabía que no había conseguido lo que perseguía, pero se autoengañó y engañó a los militantes diciéndoles que la Constitución del 78 era el camino al socialismo. A partir de ahí, el partido adoptó una estrategia conservadora con un deje muy institucionalista y moderó su discurso para competir en las elecciones. Renunció al leninismo, asumió la bandera monárquica y firmó los Pactos de la Moncloa, que fueron la primera medida neoliberal que se tomó en la España democrática.

¿Carrillo no debió haber firmado aquel pacto?

No coincido con los que dicen que Carrillo fue un traidor al comunismo, pero creo que se equivocó al apostar por la moderación. La relación de fuerzas era la que era, había un clima de violencia insoportable y se hizo lo que se pudo, pero si pides 10 no puedes conformarte con cinco. Carrillo pensó que si se mostraba responsable borraría la imagen que había creado el franquismo sobre el comunismo, pero fue una trampa. Los militantes no se sintieron identificados con ese discurso y en dos años pasamos de 200.000 afiliados a la mitad.

¿Llegó a hablar de todo esto con Carrillo?

Coincidimos un par de veces y siempre le traté con mucho respeto. Me parece injusto que la memoria de este país le haya equiparado a Fraga, igualando a un luchador contra la dictadura con alguien que justificaba la represión, pero esto es otra consecuencia de la cultura de la transición, que se basó en el olvido. De pronto, todos éramos hermanos y nadie hablaba de lo que había pasado. No se podía decir que Suárez había sido un líder falangista ni que Fraga había sido el ministro que justificó el fusilamiento de Grimau. La transición impuso ese silencio, y Carrillo fue uno de los promotores de esa cultura.

Anguita, su referente, veía las encuestas y clamaba: «No me queráis tanto y votadme más». ¿Por qué el comunismo no ha conectado con el electorado de este país?

Para el poder económico, el comunismo ha sido siempre una pesadilla. Hay quien opina que con ese miedo ya hemos cumplido nuestra misión, porque así los capitalistas son más sensibles a las demandas de los trabajadores. Desde el poder económico se ha promovido una propaganda anticomunista que nos pinta como diablos con cuernos y rabo que ha acabado calando en la sociedad. Hoy mismo, en una comisión del Congreso, me han llamado tres veces «comunista» pensando que así me ofenden.

Pero el comunismo tampoco ha sabido contrarrestar esa estrategia.

La única forma que hay de luchar contra la propaganda anticomunista es construyendo tejido social a través de la práctica política. Los comunistas italianos lo hicieron durante años. Crearon asociaciones de vecinos, ateneos, clubes deportivos e incluso bares comunistas que demostraban que la sociedad podía organizarse de otra manera. El PCE también lo hizo durante la dictadura, pero al llegar la democracia renunció a esa estrategia y dedicó todos sus esfuerzos a la contienda electoral. Al final, el partido y la calle se alejaron, y las clases populares dejaron de votar a los partidos que dicen representarles.

¿No es paradójico?

Sí. Según todos los estudios, el votante mayoritario de IU, PSOE y Podemos es de clase media ilustrada. ¿Dónde están los desposeídos? El reto de la izquierda de este país es resolver este dilema si no queremos vernos como en Francia, donde los hijos de los trabajadores comunistas de los años 70 que sufrieron la desindustrialización liberal de los años 80 y 90 se ven sin industrias donde trabajar y abrazan el discurso fascista de Le Pen. Ser comunista hoy no consiste en votar a un partido que pide nacionalizar las grandes empresas, consiste en construir red social, implica activismo.

¿Cómo lleva que la vieja guardia del PCE le acuse de ser el sepulturero del comunismo por coaligarse con Podemos?

Curiosamente, los más mayores entienden mejor el concepto de Unidad Popular que los que se criaron en la transición. El viejo movimiento obrero pensaba en la clase social, no en el partido. Los que se formaron en la cultura de la transición se obsesionaron con el instrumento, llámese PCE o IU, y empezaron a verlo desde una óptica empresarial. Su único objetivo era maximizar los resultados electorales. Precisamente, estos son los más críticos con Unidos Podemos.

¿Para hacer realidad su objetivo político, cree que suma o resta presentarse como comunista?

Hemos estado mucho tiempo asumiendo que decir que eres comunista restaba. En tiempos de Carrillo se pensaba así, por eso intentaban parecer que no lo eran y perdieron la batalla cultural. Comunista equivalía a ser defensor de la democracia y nada más. Tengo la sensación de que esa idea está cambiando. Hace poco di una charla sobre marxismo en la Universidad Complutense y se presentaron 1.300 jóvenes a escucharme. Los viejos decían que no habían visto nada igual desde el comienzo de la democracia. Esta recuperación está siendo posible porque hoy reclamamos ser comunistas, porque ya no nos escondemos.

¿Celebraremos el 50º aniversario de la legalización del PCE o dentro de 10 años hablaremos de otras siglas?

El comunismo va a tener sentido hasta que superemos el capitalismo. Lo de menos son los instrumentos para lograrlo, llámense PCE, IU, Podemos o Unidad Popular. El Partido Comunista, tal y como yo lo concibo, debería encargarse de construir esa nueva sociedad,  [[ NUEVA SOCIEDAD, SIGNIFICA, PARA EL PROLETARIASDO REVOLUCIONARIO COMUNAL, UNA SOCIEDAD CON RELACIONES SOCIALES ECONÓMICAS Y DE PRODUCCIÓN, COMUNALES, SIN ESTADO DE NINGÚN TIPO, Y EN ARMONÍA SOCIAL,...ETC,...UNIVERSAL E-Y INTERCULTURAL,... ]], pero ha de hacerlo de abajo arriba, empezando en la calle. Hablo de un proyecto a largo plazo. Y de una batalla política, porque dentro del partido no todo el mundo lo ve de esta manera.,..  ]].

MONEREO, MANUEL : LAS HORNADAS DE APOYO AL SISTEMA DE PODER IMPERIALISTA MUNDIAL, ÉSTE EN SU SUBALTERNO Y FRANQUICIADO HISPÁNICUS,...

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Enlaces a pie de página


a.- )  El término jibarizar significa 'reducir, disminuir', generalmente con connotaciones negativas, y es un verbo bien formado que proviene de una metáfora que alude a la práctica de los pueblos jíbaros de cortar las cabezas y reducirlas.15 oct 2012

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hace 4 días — Definición RAE de «jibarización» según el Diccionario de la lengua española: 1. f. Acción y efecto de jibarizar.
jibarizar. De jíbaro, por alus. a la práctica de este pueblo de reducir de tamaño las cabezas humanas que cortaban, e -izar. 1. tr. Reducir el tamaño , la cuantía o ...
Cuál es la definición de jibarizar? ¿Cuál es el significado de jibarizar? ¿Cómo se usa jibarizar en una oración? ¿Cuáles son los sinónimos de jibarizar?




b.- ) 

La globalización ha muerto

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Fuentes: Rebelión

El desenfreno por un inminente mundo sin fronteras, la algarabía por la constante jibarización de los Estados-nacionales en nombre de la libertad de empresa y la cuasi religiosa certidumbre de que la sociedad mundial terminaría de cohesionarse como un único espacio económico, financiero y cultural integrado, acaban de derrumbarse ante el enmudecido estupor de las […]

El desenfreno por un inminente mundo sin fronteras, la algarabía por la constante jibarización de los Estados-nacionales en nombre de la libertad de empresa y la cuasi religiosa certidumbre de que la sociedad mundial terminaría de cohesionarse como un único espacio económico, financiero y cultural integrado, acaban de derrumbarse ante el enmudecido estupor de las élites globalófilas del planeta.

La renuncia de Gran Bretaña a continuar en la Unión Europea ‒el proyecto más importante de unificación estatal de los últimos 100 años‒ y la victoria electoral de Trump ‒que enarboló las banderas de un regreso al proteccionismo económico, anunció la renuncia a tratados de libre comercio y prometió la construcción de mesopotámicas murallas fronterizas‒, han aniquilado la mayor y más exitosa ilusión liberal de nuestros tiempos. Y que todo esto provenga de las dos naciones que hace 35 años atrás, enfundadas en sus corazas de guerra, anunciaran el advenimiento del libre comercio y la globalización como la inevitable redención de la humanidad, habla de un mundo que se ha invertido o, peor aún, que ha agotado las ilusiones que lo mantuvieron despierto durante un siglo.

Y es que la globalización como meta-relato, esto es, como horizonte político ideológico capaz de encausar las esperanzas colectivas hacia un único destino que permitiera realizar todas las posibles expectativas de bienestar, ha estallado en mil pedazos. Y hoy no existe en su lugar nada mundial que articule esas expectativas comunes; lo que se tiene es un repliegue atemorizado al interior de las fronteras y el retorno a un tipo de tribalismo político, alimentado por la ira xenofóbica, ante un mundo que ya no es el mundo de nadie.

La medida geopolítica del capitalismo

Quien inició el estudio de la dimensión geográfica del capitalismo fue Marx. Su debate con el economista Friedrich List sobre el «capitalismo nacional» en 1847 y sus reflexiones sobre el impacto del descubrimiento de las minas de oro de California en el comercio transpacífico con Asia, lo ubican como el primer y más acucioso investigador de los procesos de globalización económica del régimen capitalista. De hecho, su aporte no radica en la comprensión del carácter mundializado del comercio que comienza con la invasión europea a América sino en la naturaleza planetariamente expansiva de la propia producción capitalista.

Las categorías de subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo al capital con las que Marx devela el automovimiento infinito del modo de producción capitalista, suponen la creciente subsunción de la fuerza de trabajo, el intelecto social y la tierra, a la lógica de la acumulación empresarial, es decir, la supeditación de las condiciones de existencia de todo el planeta a la valorización del capital. De ahí que en los primeros 350 años de su existencia, la medida geopolítica del capitalismo haya avanzado de las ciudades-Estado a la dimensión continental y haya pasado, en los últimos 150 años, a la medida geopolítica planetaria.

La globalización económica (material) es pues inherente al capitalismo. Su inicio se puede fechar 500 años atrás, a partir del cual habrá de tupirse, de manera fragmentada y contradictoria, aún mucho más.

Si seguimos los esquemas de Giovanni Arrighi en su propuesta de ciclos sistémicos de acumulación capitalista a la cabeza de un Estado hegemónico: Génova (siglos XV-XVI), los Países Bajos (siglo XVIII), Inglaterra (siglo XIX) y Estados Unidos (siglo XX), cada uno de estos hegemones vino acompañado de un nuevo tupimiento de la globalización (primero comercial, luego productiva, tecnológica, cognitiva y, finalmente, medio ambiental) y de una expansión territorial de las relaciones capitalistas. Sin embargo, lo que sí constituye un acontecimiento reciente al interior de esta globalización económica es su construcción como proyecto político-ideológico, esperanza o sentido común, es decir, como horizonte de época capaz de unificar las creencias políticas y expectativas morales de hombres y mujeres pertenecientes a todas las naciones del mundo.

El «fin de la historia»

La globalización como relato o ideología de época no tiene más de 35 años. Fue iniciada por los presidentes Ronald Reagan y Margaret Thatcher, liquidando el Estado de bienestar, privatizando las empresas estatales, anulando la fuerza sindical obrera y sustituyendo el proteccionismo del mercado interno por el libre mercado, elementos que habían caracterizado las relaciones económicas desde la crisis de 1929.

Ciertamente fue un retorno amplificado a las reglas del liberalismo económico del siglo XIX, incluida la conexión en tiempo real de los mercados, el crecimiento del comercio en relación al Producto Interno Bruto (PIB) mundial y la importancia de los mercados financieros, que ya estuvieron presentes en ese entonces. Sin embargo, lo que sí diferenció esta fase del ciclo sistémico de la que prevaleció en el siglo XIX fue la ilusión colectiva de la globalización, su función ideológica legitimadora y su encumbramiento como supuesto destino natural y final de la humanidad.

Y aquellos que se afiliaron emotivamente a esa creencia del libre mercado como salvación final no fueron simplemente los gobernantes y partidos políticos conservadores, sino también los medios de comunicación, los centros universitarios, comentaristas y líderes sociales. El derrumbe de la Unión Soviética y el proceso de lo que Gramsci llamó transformismo ideológico de ex socialistas devenidos en furibundos neoliberales, cerró el círculo de la victoria definitiva del neoliberalismo globalizador.

¡Claro! Si ante los ojos del mundo la URSS, que era considerada hasta entonces como el referente alternativo al capitalismo de libre empresa, abdica de la pelea y se rinde ante la furia del libre mercado ‒y encima los combatientes por un mundo distinto, públicamente y de hinojos, abjuran de sus anteriores convicciones para proclamar la superioridad de la globalización frente al socialismo de Estado‒, nos encontramos ante la constitución de una narrativa perfecta del destino «natural» e irreversible del mundo: el triunfo planetario de la libre empresa.

El enunciado del «fin de la historia» hegeliano con el que Fukuyama caracterizó el «espíritu» del mundo, tenía todos los ingredientes de una ideología de época, de una profecía bíblica: su formulación como proyecto universal, su enfrentamiento contra otro proyecto universal demonizado (el comunismo), la victoria heroica (fin de la guerra fría) y la reconversión de los infieles.

La historia había llegado a su meta: la globalización neoliberal. Y, a partir de ese momento, sin adversarios antagónicos a enfrentar, la cuestión ya no era luchar por un mundo nuevo, sino simplemente ajustar, administrar y perfeccionar el mundo actual pues no había alternativa frente a él . Por ello, ninguna lucha valía la pena estratégicamente pues todo lo que se intentara hacer por cambiar de mundo terminaría finalmente rendido ante el destino inamovible de la humanidad que era la globalización. Surgió entonces un conformismo pasivo que se apoderó de todas las sociedades, no solo de las élites políticas y empresariales, sino también de amplios sectores sociales que se adhirieron moralmente a la narrativa dominante.

La historia sin fin ni destino

Hoy, cuando aún retumban los últimos petardos de la larga fiesta «del fin de la historia», resulta que quien salió vencedor, la globalización neoliberal, ha fallecido dejando al mundo sin final ni horizonte victorioso, es decir, sin horizonte alguno. Trump no es el verdugo de la ideología triunfalista de la libre empresa, sino el forense al que le toca oficializar un deceso clandestino.

Los primeros traspiés de la ideología de la globalización se hacen sentir a inicios de siglo XXI en América Latina, cuando obreros, plebeyos urbanos y rebeldes indígenas desoyen el mandato del fin de la lucha de clases y se coaligan para tomar el poder del Estado. Combinando mayorías parlamentarias con acción de masas, los gobiernos progresistas y revolucionarios implementan una variedad de opciones posneoliberales mostrando que el libre mercado es una perversión económica susceptible de ser reemplazada por modos de gestión económica mucho más eficientes para reducir la pobreza, generar igualdad e impulsar crecimiento económico.

Con ello, el «fin de la historia» comienza a mostrarse como una singular estafa planetaria y nuevamente la rueda de la historia ‒con sus inagotables contradicciones y opciones abiertas‒ se pone en marcha. Posteriormente, en 2009, en EE.UU. el hasta entonces vilipendiado Estado, que había sido objeto de escarnio por ser considerado una traba a la libre empresa, es jalado de la manga por Obama para estatizar parcialmente la banca y sacar de la bancarrota a los banqueros privados. El eficienticismo empresarial, columna vertebral del desmantelamiento estatal neoliberal, queda así reducido a polvo frente a su incompetencia para administrar los ahorros de los ciudadanos.

Luego viene la ralentización de la economía mundial, pero en particular del comercio de exportaciones. Durante los últimos 20 años, este crece al doble del Producto Interno Bruto (PIB) anual mundial, pero a partir del 2012 apenas alcanza a igualar el crecimiento de este último, y ya en 2015 es incluso menor, con lo que la liberalización de los mercados ya no se constituye más en el motor de la economía planetaria ni en la «prueba» de la irresistibilidad de la utopía neoliberal.

Por último, los votantes ingleses y norteamericanos inclinan la balanza electoral a favor de un repliegue a Estados proteccionistas ‒si es posible amurallados‒, además de visibilizar un malestar ya planetario en contra de la devastación de las economías obreras y de clase media, ocasionado por el libre mercado planetario.

Hoy, la globalización ya no representa más el paraíso deseado en el cual se depositan las esperanzas populares ni la realización del bienestar familiar anhelado. Los mismos países y bases sociales que la enarbolaron décadas atrás, se han convertido en sus mayores detractores. Nos encontramos ante la muerte de una de las mayores estafas ideológicas de los últimos siglos.

Sin embargo, ninguna frustración social queda impune. Existe un costo moral que, en este momento, no alumbra alternativas inmediatas sino que ‒es el camino tortuoso de las cosas‒ las cierra, al menos temporalmente. Y es que a la muerte de la globalización como ilusión colectiva no se le contrapone la emergencia de una opción capaz de cautivar y encauzar la voluntad deseante y la esperanza movilizadora de los pueblos golpeados. La globalización, como ideología política, triunfo sobre la derrota de la alternativa del socialismo de Estado, esto es, de la estatización de los medios de producción, el partido único y la economía planificada desde arriba. La caída del muro de Berlín en 1989 escenifica esta capitulación. Entonces, en el imaginario planetario quedo una sola ruta, un solo destino mundial. Y lo que ahora está pasando es que ese único destino triunfante también fallece, muere. Es decir, la humanidad se queda sin destino, sin rumbo, sin certidumbre. Pero no es el «fin de la historia» ‒como pregonaban los neoliberales‒, sino el fin del «fin de la historia»; es la nada de la historia.

Lo que hoy queda en los países capitalistas es una inercia sin convicción que no seduce, un manojo decrépito de ilusiones marchitas y, en la pluma de los escribanos fosilizados, la añoranza de una globalización fallida que no alumbra más los destinos. Entonces, con el socialismo de Estado derrotado y el neoliberalismo fallecido por suicidio, el mundo se queda sin horizonte, sin futuro, sin esperanza movilizadora. Es un tiempo de incertidumbre absoluta en el que, como bien intuía Shakespeare, «todo lo sólido se desvanece en el aire». Pero también por ello es un tiempo más fértil, porque no se tienen certezas heredadas a las cuales asirse para ordenar el mundo. Esas certezas hay que construirlas con las partículas caóticas de esta nube cósmica que deja tras suyo la muerte de las narrativas pasadas.

¿Cuál será el nuevo futuro movilizador de las pasiones sociales? Imposible saberlo. Todos los futuros son posibles a partir de la «nada» heredada. Lo común, lo comunitario, lo comunista es una de esas posibilidades que está anidada en la acción concreta de los seres humanos y en su imprescindible relación metabólica con la naturaleza. En cualquier caso, no existe sociedad humana capaz de desprenderse de la esperanza. No existe ser humano que pueda prescindir de un horizonte, y hoy estamos compelidos a construir uno. Eso es lo común de los humanos y ese común es el que puede llevarnos a diseñar un nuevo destino distinto a este emergente capitalismo errático que acaba de perder la fe en sí mismo.

El autor es Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.,...


3.- ) 

DOMINGO, 12 DE ABRIL DE 2020

GLOBALIZACION Y CORONAVIRUS,...¡¡


REPRODUCIMOS ESTOS TRABAJOS DE OTROS AUTORES,...LO HEMOS COPIADO, PORQUE QUIERO ENTRARLE,...ES ASUNTO CORDIAL,...PARA LA LÍNEA POLÍTICA REVOLUCIONARIA DE COYUNTURA ACTUAL, Y PROYECTO-ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA PROLETARIA-POPULAR UNIVERSAL,...Lmm. (Si quieren pueden adelantar tareas, comentarios y mandar a este blog, en comentarios,...¡¡.) ¡¡.



La globalización ha muerto

Bola del mundo sobre manos
El desenfreno por un inminente mundo sin fronteras, la algarabía por la constante jibarización de los estados-nacionales en nombre de la libertad de empresa y la cuasi religiosa certidumbre de que la sociedad mundial terminaría de cohesionarse como un único espacio económico, financiero y cultural integrado, acaban de derrumbarse ante el enmudecido estupor de las élites globalófilas del planeta.
La renuncia de Gran Bretaña a continuar en la Unión Europea –el proyecto más importante de unificación estatal de los cien años recientes– y la victoria electoral de Trump –que enarboló las banderas de un regreso al proteccionismo económico, anunció la renuncia a tratados de libre comercio y prometió la construcción de mesopotámicas murallas fronterizas–, han aniquilado la mayor y más exitosa ilusión liberal de nuestros tiempos. Y que todo esto provenga de las dos naciones que hace 35 años atrás, enfundadas en sus corazas de guerra, anunciaran el advenimiento del libre comercio y la globalización como la inevitable redención de la humanidad, habla de un mundo que se ha invertido o, peor aún, que ha agotado las ilusiones que lo mantuvieron despierto durante un siglo.
La globalización como meta-relato, esto es, como horizonte político ideológico capaz de encauzar las esperanzas colectivas hacia un único destino que permitiera realizar todas las posibles expectativas de bienestar, ha estallado en mil pedazos. Y hoy no existe en su lugar nada mundial que articule esas expectativas comunes. Lo que se tiene es un repliegue atemorizado al interior de las fronteras y el retorno a un tipo de tribalismo político, alimentado por la ira xenofóbica, ante un mundo que ya no es el mundo de nadie.
Álvaro García Linera
Álvaro García Linera
La medida geopolítica del capitalismo
Quien inició el estudio de la dimensión geográfica del capitalismo fue Karl Marx. Su debate con el economista Friedrich List sobre el “capitalismo nacional”, en 1847, y sus reflexiones sobre el impacto del descubrimiento de las minas de oro de California en el comercio transpacífico con Asia, lo ubican como el primero y más acucioso investigador de los procesos de globalización económica del régimen capitalista. De hecho, su aporte no radica en la comprensión del carácter mundializado del comercio que comienza con la invasión europea a América, sino en la naturaleza planetariamente expansiva de la propia producción capitalista.
Las categorías de subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo al capital con las que Marx devela el automovimiento infinito del modo de producción capitalista, suponen la creciente subsunción de la fuerza de trabajo, el intelecto social y la tierra, a la lógica de la acumulación empresarial; es decir, la supeditación de las condiciones de existencia de todo el planeta a la valorización del capital. De ahí que en los primeros 350 años de su existencia, la medida geopolítica del capitalismo haya avanzado de las ciudades-Estado a la dimensión continental y haya pasado, en los pasados 150 años, a la medida geopolítica planetaria.
La globalización económica (material) es pues inherente al capitalismo. Su inicio se puede fechar 500 años atrás, a partir del cual habrá de tupirse, de manera fragmentada y contradictoria, aún mucho más.
Si seguimos los esquemas de Giovanni Arrighi, en su propuesta de ciclos sistémicos de acumulación capitalista a la cabeza de un Estado hegemónico: Génova (siglos XV-XVI), Países Bajos (siglo XVIII), Inglaterra (siglo XIX) y Estados Unidos (siglo XX), cada uno de estos hegemones vino acompañado de un nuevo tupimiento de la globalización (primero comercial, luego productiva, tecnológica, cognitiva y, finalmente, medio ambiental) y de una expansión territorial de las relaciones capitalistas. Sin embargo, lo que sí constituye un acontecimiento reciente al interior de esta globalización económica es su construcción como proyecto político-ideológico, esperanza o sentido común; es decir, como horizonte de época capaz de unificar las creencias políticas y expectativas morales de hombres y mujeres pertenecientes a todas las naciones del mundo.

El “fin de la historia”
La globalización como relato o ideología de época no tiene más de 35 años. Fue iniciada por los presidentes Ronald Reagan y Margaret Thatcher, liquidando el Estado de bienestar, privatizando las empresas estatales, anulando la fuerza sindical obrera y sustituyendo el proteccionismo del mercado interno por el libre mercado, elementos que habían caracterizado las relaciones económicas desde la crisis de 1929.
Cierto, fue un retorno amplificado a las reglas del liberalismo económico del siglo XIX, incluida la conexión en tiempo real de los mercados, el crecimiento del comercio en relación con el producto interno bruto (PIB) mundial y la importancia de los mercados financieros, que ya estuvieron presentes en ese entonces. Sin embargo, lo que sí diferenció esta fase del ciclo sistémico de la que prevaleció en el siglo XIX fue la ilusión colectiva de la globalización, su función ideológica legitimadora y su encumbramiento como supuesto destino natural y final de la humanidad.
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Y aquellos que se afiliaron emotivamente a esa creencia del libre mercado como salvación final no fueron simplemente los gobernantes y partidos políticos conservadores, sino también los medios de comunicación, los centros universitarios, comentaristas y líderes sociales. El derrumbe de la Unión Soviética y el proceso de lo que Antonio Gramsci llamó transformismo ideológico de ex socialistas devenidos furibundos neoliberales, cerró el círculo de la victoria definitiva del neoliberalismo globalizador.
¡Claro! Si ante los ojos del mundo la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), que era considerada hasta entonces el referente alternativo al capitalismo de libre empresa, abdica de la pelea y se rinde ante la furia del libre mercado –y encima los combatientes por un mundo distinto, públicamente y de hinojos, abjuran de sus anteriores convicciones para proclamar la superioridad de la globalización frente al socialismo de Estado–, nos encontramos ante la constitución de una narrativa perfecta del destino “natural” e irreversible del mundo: el triunfo planetario de la libre empresa.
El enunciado del “fin de la historia” hegeliano con el que Francis Fukuyama caracterizó el “espíritu” del mundo, tenía todos los ingredientes de una ideología de época, de una profecía bíblica: su formulación como proyecto universal, su enfrentamiento contra otro proyecto universal demonizado (el comunismo), la victoria heroica (fin de la guerra fría) y la reconversión de los infieles.
La historia había llegado a su meta: la globalización neoliberal. Y, a partir de ese momento, sin adversarios antagónicos a enfrentar, la cuestión ya no era luchar por un mundo nuevo, sino simplemente ajustar, administrar y perfeccionar el mundo actual, pues no había alternativa frente a él. Por ello, ninguna lucha valía la pena estratégicamente, pues todo lo que se intentara hacer por cambiar de mundo terminaría finalmente rendido ante el destino inamovible de la humanidad, que era la globalización. Surgió entonces un conformismo pasivo que se apoderó de todas las sociedades, no sólo de las élites políticas y empresariales, sino también de amplios sectores sociales que se adhirieron moralmente a la narrativa dominante.

La historia sin fin ni destino
Hoy, cuando aún retumban los últimos petardos de la larga fiesta “del fin de la historia”, resulta que quien salió vencedor, la globalización neoliberal, ha fallecido dejando al mundo sin final ni horizonte victorioso; es decir, sin horizonte alguno. Donald Trump no es el verdugo de la ideología triunfalista de la libre empresa, sino el forense al que le toca oficializar un deceso clandestino.
Los primeros traspiés de la ideología de la globalización se hacen sentir a inicios de siglo XXI en América Latina, cuando obreros, plebeyos urbanos y rebeldes indígenas desoyen el mandato del fin de la lucha de clases y se coligan para tomar el poder del Estado. Combinando mayorías parlamentarias con acción de masas, los gobiernos progresistas y revolucionarios implementan una variedad de opciones posneoliberales, mostrando que el libre mercado es una perversión económica susceptible de ser remplazada por modos de gestión económica mucho más eficientes para reducir la pobreza, generar igualdad e impulsar crecimiento económico.
Con ello, el “fin de la historia” comienza a mostrarse como una singular estafa planetaria y de nuevo la rueda de la historia –con sus inagotables contradicciones y opciones abiertas– se pone en marcha. Posteriormente, en 2009, en Estados Unidos, el hasta entonces vilipendiado Estado, que había sido objeto de escarnio por ser considerado una traba a la libre empresa, es jalado de la manga por Barack Obama para estatizar parcialmente la banca y sacar de la quiebra a los banqueros privados. El eficienticismo empresarial, columna vertebral del desmantelamiento estatal neoliberal, queda así reducido a polvo frente a su incompetencia para administrar los ahorros de los ciudadanos.
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Luego viene la ralentización de la economía mundial, pero en particular del comercio de exportaciones. Durante los 20 años recientes, éste crece al doble del producto interno bruto (PIB) anual mundial, pero a partir de 2012 apenas alcanza a igualar el crecimiento de este último, y ya en 2015 es incluso menor, con lo que la liberalización de los mercados ya no se constituye más en el motor de la economía planetaria ni en la “prueba” de la irresistibilidad de la utopía neoliberal.
Por último, los votantes ingleses y estadunideneses inclinan la balanza electoral en favor de un repliegue a estados proteccionistas –si es posible amurallados–, además de visibilizar un malestar ya planetario contra la devastación de las economías obreras y de clase media, ocasionado por el libre mercado planetario.
Hoy, la globalización ya no representa más el paraíso deseado en el cual se depositan las esperanzas populares ni la realización del bienestar familiar anhelado. Los mismos países y bases sociales que la enarbolaron décadas atrás, se han convertido en sus mayores detractores. Nos encontramos ante la muerte de una de las mayores estafas ideológicas de los siglos recientes.
Sin embargo, ninguna frustración social queda impune. Existe un costo moral que, en este momento, no alumbra alternativas inmediatas sino que –es el camino tortuoso de las cosas– las cierra, al menos temporalmente. Y es que a la muerte de la globalización como ilusión colectiva no se le contrapone la emergencia de una opción capaz de cautivar y encauzar la voluntad deseante y la esperanza movilizadora de los pueblos golpeados.
La globalización, como ideología política, triunfó sobre la derrota de la alternativa del socialismo de Estado; esto es, de la estatización de los medios de producción, el partido único y la economía planificada desde arriba. La caída del muro de Berlín, en 1989, escenifica esta capitulación. Entonces, en el imaginario planetario quedó una sola ruta, un solo destino mundial. Lo que ahora está pasando es que ese único destino triunfante también fallece. Es decir, la humanidad se queda sin destino, sin rumbo, sin certidumbre. Pero no es el “fin de la historia” –como pregonaban los neoliberales–, sino el fin del “fin de la historia”. Es la nada de la historia.
Lo que hoy queda en los países capitalistas es una inercia sin convicción que no seduce, un manojo decrépito de ilusiones marchitas y, en la pluma de los escribanos fosilizados, la añoranza de una globalización fallida que no alumbra más los destinos.
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Entonces, con el socialismo de Estado derrotado y el neoliberalismo fallecido por suicidio, el mundo se queda sin horizonte, sin futuro, sin esperanza movilizadora. Es un tiempo de incertidumbre absoluta en el que, como bien intuía William Shakespeare, “todo lo sólido se desvanece en el aire”. Pero también por ello es un tiempo más fértil, porque no se tienen certezas heredadas a las cuales asirse para ordenar el mundo. Esas certezas hay que construirlas con las partículas caóticas de esta nube cósmica que deja tras suyo la muerte de las narrativas pasadas.
¿Cuál será el nuevo futuro movilizador de las pasiones sociales? Imposible saberlo. Todos los futuros son posibles a partir de la “nada” heredada. Lo común, lo comunitario, lo comunista es una de esas posibilidades que está anidada en la acción concreta de los seres humanos y en su imprescindible relación metabólica con la naturaleza.
En cualquier caso, no existe sociedad humana capaz de desprenderse de la esperanza. No existe ser humano que pueda prescindir de un horizonte, y hoy estamos compelidos a construir uno. Eso es lo común de los humanos y ese común es el que puede llevarnos a diseñar un nuevo destino distinto de este emergente capitalismo errático que acaba de perder la fe en sí mismo.
Texto publicado originalmente por la Vicepresidencia del Gobierno de Bolivia/////


El concepto de modo de producción de Manuel Castells: continuidades y rupturas con la visión marxiana del capitalismo

Esteban Torres 1 2 
Universidad Nacional de CórdobaArgentina
El concepto de modo de producción de Manuel Castells: continuidades y rupturas con la visión marxiana del capitalismo


Aposta. Revista de Ciencias Socialesnúm. 772018
Luis Gómez Encinas ed.
Recepción: 12/07/2017

Resumen:En este artículo se ofrece un análisis general de los movimientos de cambio conceptual y de las operaciones teóricas principales que efectúa Manuel Castells sobre su noción de Modo de Producción en su paso del marxismo al pos-marxismo. Entre los movimientos y las operaciones más sobresalientes cabe destacar el paso del Modo de Producción a la fórmula Modo de Producción/Modo de Desarrollo, el paso de una teoría relacional de clases a un enfoque divisionista, así como el paso de la teoría del valor trabajo a una visión socio-relativista del valor. Este producto representa un punto de acceso específico a la pregunta por las formas de apropiación de la teoría marxista por parte de aquellos teóricos sociales contemporáneos que edifican su perspectiva sociológica a partir de una contraposición total o parcial con la tradición del materialismo histórico.
Palabras clave:
Manuel Castells, marxismo, teoría social contemporánea, teorías del capitalismo, teorías del cambio social.


Keywords:

Manuel Castells, marxism, contemporary social theory, theories of capitalism, theories of social change.

1. INTRODUCCIÓN
La acentuación de la ruptura con la teoría marxista de la sociedad, de la economía y del cambio social a partir de mediados de los 70, con epicentro en los primeros años de la década del 80, trajo aparejado cambios conceptuales y posicionales de profundo calado en las ciencias sociales contemporáneas regionales y globales, muchos de los cuales se proyectan con llamativa vitalidad hasta nuestros días. Tal movimiento teórico generalizado, que se popularizó bajo el rótulo nada original y algo impreciso de “crisis del marxismo”, tuvo como uno de sus protagonistas destacados al sociólogo español Manuel Castells. En el presente artículo ofrezco un primer análisis general de los movimientos de cambio conceptual y de las operaciones teóricas principales que efectúa el sociólogo español sobre su noción de Modo de Producción Capitalista en su paso del marxismo al posmarxismo. En su nueva etapa, el autor recodifica y reingresa tal categoría marxiana en una nueva matriz teórica para el análisis del cambio social, que se estructura a partir de la articulación de dos pares conceptuales: los Modos de Producción (Capitalista y Estatista) y los Modos de Desarrollo (Industrial e Informacional). Se llamará a esta última formación teórica formula MP/MD o simplemente la Fórmula. Las formas generales que emergen de tal combinatoria, y que según el autor se registran de un modo singular desde principios de la década del 80, son los modos de producción capitalista industrial e informacional, y el modo de producción estatista industrial. Así como la acepción marxista del MPC de Castells lleva consigo una hipótesis transformativa, que incluye las expectativas de transición a un Modo de Producción Socialista (MPS) 1 , la formula MP/MD se estructura a partir de la proyección de un proceso tendencial en apariencias irreversible, centrado en la expansión creciente y acelerada del capitalismo informacional en detrimento del capitalismo industrial, y mucho más aún del estatismo industrial.
El presente trabajo sobre el concepto de Modo de Producción de Castells es un punto de acceso específico y abstracto a la pregunta –mayúscula por cierto– por las formas de apropiación de la teoría marxista por parte de la comunidad de teóricos sociales contemporáneos que edifican su perspectiva analítica en contraposición total o parcial con la obra de Marx y con la tradición marxista. Tal como se afirmó, la pretensión de superación del materialismo histórico por parte de Castells no se produjo en soledad sino condicionado por un entramado de arduas batallas teóricas en el marco lo que podría llamarse un “clima de época”, que en gran medida se difundió del centro a la periferia. Los disparos al marxismo provinieron de múltiples puntos, estuvieron movilizados por intereses y proyectos de lo más heterogéneos –algunos de ellos reconstructivos, como por ejemplo el de Habermas– y, en cualquier caso, fueron de diferente intensidad. El dialogo crítico con el marxismo en este período concreto de la historia –promediando la década del 70 hasta principios de los 80– del cual Castells fue protagonista, resultó ser el suceso que influyó en mayor medida en la definición de los contenidos, las formas y las identidades del pensamiento social y político contemporáneo dominante en la actualidad. Desde la sociología y la filosofía, en el período señalado cobraron especial relevancia las críticas y las tentativas superadoras de Jurgen Habermas, Antony Giddens, Alain Touraine, Pierre Bourdieu, Norbert Elias, Daniel Bell y Michel Foucault 2 . Desde la economía, corresponde a este período las producciones de referencia de Michel Aglietta, reconocido como fundador de la llamada teoría regulacionista francesa, tradición teórica que luego continúan Robert Boyer y Alain Lipietz, entre otros (ver Aglietta, 1973). Es también a partir de estos años –no accidentalmente– que empieza a cobrar notoriedad la perspectiva sociológica de Nicklas Luhmann. Su teoría de la diferenciación funcional, que evade tácticamente una discusión explícita y sistemática con el materialismo histórico, llega a convertirse con el paso de los años en la perspectiva socio-evolutiva alternativa de mayor peso 3 . Las pretensiones rupturistas experimentadas desde el interior del marxismo, como fue el caso de Castells, o en dialogo sustantivo con dicha tradición, como fue el caso de los autores mencionados arriba, se enfrentaron en ese mismo período, desde una posición no tan ventajosa como en la actualidad, con una serie de autores marxistas dispuestos a robustecer el marxismo y tratar de defender sus coordenadas metodológicas y teóricas principales de los embates de los autores mencionados. Si se observa en función de la gravitación que ejercen en el presente, aquí merecería mencionarse en primer lugar las obras centrales de Perry Anderson y de David Harvey (ver Anderson, 1983; y Harvey, 1973 y 1982).
En cualquier caso, una pregunta central que especifica el interés por las iniciativas mencionadas de apropiación del marxismo, entre las cuales destaca la teoría social de Castells, tiene que ver con sus modos de conceptualización del capitalismo. ¿En qué medida podríamos hablar de una teoría del capitalismo posmarxista o directamente no marxista? ¿Cómo se hacen presentes Marx y el marxismo en la conceptualización del capitalismo de los teóricos sociales no marxistas? ¿Qué identidad y qué forma adquiere el pensamiento económico que, contando con una teoría del capitalismo, tiende a rechazar total o parcialmente el pensamiento marxiano y marxista? En 2008 Castells reconoce que sigue pensando que hay conceptos y perspectivas interesantes en el marxismo, como el modo de producción, el análisis de clases y el concepto de Estado como aparato de dominación social (Castells, en Linchuan Qui, 2008: 4). Lo que Castells no llega a mencionar es el trastocamiento sustantivo que acompaña la apropiación de tales categorías marxianas en la fórmula MP/MD, que estructura centralmente su nueva teoría del cambio social. Pese a que dicha fórmula se diluye a partir de 2004 en su teoría social del poder reticular, es muy importante señalar que su conceptualización tiene la mayor actualidad en tanto el autor, hasta la fecha, no ha vuelto a tomarse en serio la reformulación de su teoría del capitalismo.
Más arriba se señala que el presente análisis teórico sobre el devenir de la teoría del capitalismo de Castells es de naturaleza abstracta. Con ello se pretende indicar que las conexiones abstracto-concretas centrales de su teoría sociológica contemporánea experimentan un doble recorte, que deviene necesario para poder analizar con detenimiento el esquema central de rupturas teóricas involucradas. La teoría social contemporánea de Castells en el período estudiado se edifica en tres grandes niveles: la formula MP/MD se sitúa en un nivel intermedio de abstracción teórica. Hacia arriba encontramos la elaboración más abstracta y meta-histórica de la teoría de sociedad de Castells a partir de 1983 4 , y hacia abajo el discurso sociohistórico-empírico del autor, que se condensa hasta comienzos del nuevo siglo a partir de lo que el autor denomina la Oposición entre la Red y el Yo 5 . Se recorta por tanto la aproximación a la Formula hacia arriba y hacia abajo. El presente trabajo se sitúa en el paso del momento abstracto de su teoría marxista del modo de producción capitalista, a lafórmula MP/MD. Junto a esta primera consideración metodológica es necesario añadir una segunda. El trabajo se concentra en el análisis de la formulación general de las categorías de modo de producción y de modo de desarrollo, restando atención a las singularidades de los diferentes tipos de MP y de MD. En el caso del MP, tanto en el período marxista como posteriormente, lo general del modo de producción alude casi exclusivamente al modo de producción capitalista (MPC).
Es importante señalar que las críticas más usuales de los comentaristas principales de Castells, si bien toman en consideración su teoría del capitalismo, en ningún caso fundamentan sus posiciones a partir de un estudio sistemático 6 . Ello garantiza la completa originalidad de la presente unidad de investigación.
El trabajo se organiza en cuatro apartados: el Modo de producción; el Modo de Desarrollo; La cuestión de las clases, y por último el tema del Trabajo y la teoría del valor. Como se podrá comprobar, la estructura de apartados actúa simplemente como una división analítica arbitraria, intentando ordenar un conjunto complejo de movimientos y operaciones teóricas completamente interrelacionados.
2. EL MODO DE PRODUCCIÓN
De los movimientos centrales de cambio conceptual que efectúa Castells asociados directamente y en un sentido restringido a la categoría de Modo de Producción (en adelante MP) destacan particularmente dos: el paso del MP a la fórmula Modo de Producción/Modo de Desarrollo (en adelante –como ya se aclaró– Formula MP/MD o Fórmula) y la transición del registro del polo dominante del MP al MP como forma dominante.
2.1. EL PASO DEL MP AL MP/MD
Uno de los movimientos de cambio conceptual de mayor trascendencia que se registra en el tránsito de la visión sociológica marxista de Castells a su nueva teoría social tiene que ver con el trastocamiento del alcance explicativo de su concepto marxiano de modo de producción. Tal proceso, que se podría describir como el paso del MP al MP/MD, conlleva la transición del MP como concepto multidimensional y como lógica de articulación social al MP como expresión exclusiva de la región de lo económico, y en un sentido más restringido aún, como expresión de lo económico dominante en un sentido bien específico.
A lo largo de la década del 70 y hasta 1982 Castells emplea un concepto de MP en estrecha sintonía con el propuesto por Althusser, principalmente en su producción previa a los Elementos de autocrítica (ver 1966 y 1968). En este período el MP no será un modo de producción económico en sentido estricto sino “una forma específica de articulación entre los elementos (instancias) fundamentales de una estructura social, a saber: “sistema” económico, “sistema” político-jurídico, “sistema ideológico”, sin que esta lista de “sistemas” sea en modo alguno limitativa” (Castells, 1971: 207 ; 1972: 152). Acoplada a tal definición, Castells sostendrá que en “todo modo de producción hay un sistema dominante, variable, cuyo lugar de emplazamiento en la estructura caracteriza al modo de producción en cuestión. En todo modo de producción hay, por otra parte, un sistema determinante en última instancia, que –por el contrario– es invariable, éste es siempre el sistema económico” 8 (1971: 207; 1972: 152). Lo central en este punto es que la visión del MP que despliega Castells luego de 1982 ni siquiera asume la forma y la extensión de lo que anteriormente consideraba el sistema determinante en última instancia, es decir, el sistema económico. Lo que se registra más bien es la circunscripción del MP a una subregión de lo económico que excluye a las relaciones técnicas de producción o fuerzas productivas. Si el MP marxista trasciende el vínculo entre relaciones sociales y relaciones técnicas de producción, a partir de 1982, para dar cuenta de dicha relación, Castells simultáneamente reduce el alcance de la noción de MP en la dirección comentada, y propone el concepto de Modo de Desarrollo (en adelante MD) para dar cuenta de las relaciones técnicas de producción3. Como es evidente, tal modificación del concepto de MP se concreta casi exclusivamente como una modificación en el Modo de Producción Capitalista (dado el carácter completamente accesorio, especulativo embrionario de su conceptualización del Modo de Producción Socialista). Si el capitalismo como MP es para Castells en su período marxista, y en abstracto, una matriz particular de los diversos sistemas a la base de una sociedad (sistemas económico, político, ideológico) (1971: 53; 1975: 185-6), a partir de 1982 su formulación tiende a opacarse y agrietarse. La visión emergente combina una forma conceptual en extremo restringida y una forma discursiva que se resiste a abandonar un horizonte societal extendido y con ello cierta pretensión de totalidad social. De este modo, en la nueva versión, junto con el capitalismo como modo de apropiación económica (forma conceptual), se reconoce un discurso sociológico desacoplado del primero que alude al capitalismo como un sistema social y que le permite a Castells invocar la idea de una sociedad capitalista (1.989: 23; 1.999: 408). Mientras que en su conceptualización marxiano-althusseriana del capitalismo resultaría coherente exponer cierta articulación entre modo de producción y sistema social, en su propuesta posmarxista tal combinación resulta conceptualmente insostenible y sólo obedece a una táctica deliberada de desdibujamiento categorial.

2.2. DEL POLO DOMINANTE DEL MP AL MP COMO FORMA DOMINANTE

El reconocimiento de la primacía que ejerce el polo dominante del MP en el devenir de las relaciones económicas y societales en general se encuentra presente en la visión marxista del cambio social que reproduce Castells, desde el momento que se proyecta a partir del interfaz entre una teoría económica y una teoría social de la dominación sujeta a sensibilidades estructuralistas. El Castells marxista indicará que todo modo de producción se desarrolla según la lógica intrínseca de su polo dominante, pero progresivamente va siendo transformado por la lógica contradictoria que se le opone en el proceso de la lucha de clases (1.972: 84). Ahora bien, la relación que fija el autor entre el MP y el elemento estrictamente dominante del proceso de dominación, se modifica sustancialmente a partir de 1983. Si en el período marxista el MP contenía en su interior la contradicción y el antagonismo de clases, y por lo tanto contemplaba la relación entre lo dominante y lo dominado, en su teorización posmarxista se reduce de tal forma que expresa exclusivamente lo dominante. El nuevo concepto de MP fija una relación de exterioridad respecto al polo dominado en un doble registro: 1. La fuerza de trabajo como expresión de lo dominado se excluye del MP y se reintegra en el MD (tal como comenté); y 2. En un plano más concreto, aquella fracción del espacio social que expresa lo dominado (el espacio local) se separa de aquella otra fracción dominante del espacio social que contiene el MP como un todo, y que Castells denomina espacio global o espacio de los flujos 10 . Al excluir lo dominado del MP Castells elimina el principio de contradicción de las relaciones de producción, que como bien sabe el lector es uno de los elementos centrales del materialismo histórico.

3. EL MODO DE DESARROLLO

En este punto se analizan dos movimientos de modificación conceptual en extremo sensibles que efectúa Castells asociados a la noción ya mencionada de Modo de Desarrollo: el paso del proceso de trabajo al Modo de Desarrollo y finalmente el tránsito del desarrollo económico y social al desarrollo como MD.

3.1. EL PASO DEL PROCESO DE TRABAJO AL MD

El sistema económico del MP marxista de Castells, como toda teorización marxista de la economía, se centra en primera instancia en la conceptualización del proceso de trabajo. Una innovación determinante que trae aparejado su nuevo concepto de MP, ya insinuado en cierto modo, es la exclusión del proceso de trabajo del MP y su supeditación total a la nueva categoría de MD. De este modo, a partir de la ruptura con el concepto marxista de MP Castells consuma el descentramiento del trabajo de la dinámica socioeconómica capitalista.

Reproduciendo la propuesta de Althusser y Balibar, Castells distingue a principio de los 70 tres elementos centrales de su sistema económico marxista: la fuerza de trabajo, los medios de producción (objeto y medios de trabajo) y el “no-trabajador”. Por aquellos años el sociólogo español dirá que el proceso de trabajo consiste en la intervención de la fuerza de trabajo sobre los medios de producción para realizar el producto (que se descompone en (re) producción de la fuerza de trabajo y (re) producción de los medios de producción. Junto con ello agregará que en este proceso se manifiestan dos tipos de relaciones entre los elementos: 1) Una relación de propiedad (que no debe ser confundida con la propiedad jurídica, que pertenece al sistema político-jurídico) y 2) Una relación “de apropiación real”, que concierne al control del proceso técnico de trabajo (1971: 207). Ahora bien, a partir de 1983 la mencionada intervención del trabajo se subsume en gran medida en la esfera técnica de la producción (que como vimos ya no lleva el nombre de relación técnica de producción), relegando su componente sociorelacional y político-relacional. Es a partir de tal modificación que el sociólogo español anula el proceso “de apropiación real” ya mencionado, que es el elemento central de la dialéctica del control en las relaciones de producción. La pérdida de politicidad del trabajo al interior del concepto de MD se completa a partir de la sustracción del trabajo como elemento fundante del registro relacional clásico del concepto marxiano del capitalismo, que postula la separación del trabajo respecto a los medios de producción.

3.2. DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL AL DESARROLLO COMO MD

Aunque Castells efectúa las reducciones conceptuales más significativas de la Fórmula MP/MD en relación al concepto de MP, lo cierto es que aplicará también sobre el MD una operación de reducción mayor que involucra al concepto de desarrollo. En concreto, Castells presentará, en una maniobra llamativa, a la noción de MD como la expresión conceptual del desarrollo como un todo. La decisión de presentar al MD en primera instancia como desarrollo, y no como desarrollo tecnológico, conlleva la proyección de una visión tecnologicista del desarrollo. Esta acepción reduccionista no tiene antecedentes en el campo de las teorías del desarrollo en sociología y economía, tradición que el autor conoce a la perfección y con la cual dialoga en sus textos. La apuesta de equivalencia conceptual entre MD y desarrollo se agrieta a partir de dos tipos de registros que éste provee: el primero es una referencia textual en la cual subsume el MD a una noción más general de desarrollo, dando a entender con ello que el MD no es más que un modo de desarrollo tecnológico. En concreto el autor dirá que la contradicción más patente producida por el auge de la sociedad red es la que existe entre nuestro hiperdesarrollo tecnológico y nuestro infradesarrollo institucional y social” (2.001: 310). El segundo registro lo constituye su discurso sociológico más concreto, en el cual suele proveer menciones sobre el desarrollo emparentados con la tradición sociológica, generando en esos casos un registro contradictorio muy marcado entre el desarrollo como concepto (MD) y el desarrollo como discurso de lo concreto. En este plano discursivo y no conceptual registro dos acepciones que emplea Castells: una entendida como desarrollo económico, y otra como desarrollo en un sentido aún más general 11 .

Todo indica que la equivalencia general que establece el autor entre MD y desarrollo como un todo es dejada de lado al momento que desecha la Fórmula MP/MD. A partir de 2.014 Castells presenta una nueva acepción de MD, en el marco de sus nuevas investigaciones sociológicas sobre el desarrollo. Si bien la Formula se desactiva, tanto el informacionalismo como MD como el MP capitalista siguen vigentes en la perspectiva sociológica del autor. En estos últimos textos el MD o Paradigma tecnológico pasa a representar tan sólo una dimensión específica del desarrollo, junto con otras dos, como serían el desarrollo humano/colectivo y el desarrollo humano/personal (2.014: 20). Castells dirá en esta nueva versión que el desarrollo informacional resulta del incremento de la capacidad humana para crear e innovar mientras reducen las externalidades negativas en el ecosistema y en el sistema social. Tal capacidad será para el sociólogo una función del mejoramiento de la vida humana, tanto en su condición material (salud, educación, hábitat, comodidades de la vida cotidiana, calidad ambiental, creación cultural, potencial de comunicación), como en su componente ético y político, una clave para la estabilidad social que permite la acumulación de efectos de desarrollo en los medios de vida de las personas (2014: 2). De este modo, aquí el desarrollo como un todo pasa a concebirse como un proceso autodefinido en el cual los seres humanos, como colectivo, mejoran su bienestar mediante la creación de las condiciones estructurales para la reproducción ampliada del proceso de desarrollo en sí mismo, por lo tanto ensanchando su bienestar y, al mismo tiempo, creando las condiciones estructurales para que tal proceso avance (2014b: 3). Ahora bien, contraviniendo los movimientos estrictamente discursivos, lo que sugieren los elementos expuestos en este punto es que la visión del desarrollo del autor posiblemente no haya experimentado modificaciones sustantivas desde la aparición de la Formula. Bajo este supuesto, la equivalencia entre MD y desarrollo podría entenderse como una operación conceptual reduccionista orientada a la consecución de cierto efecto de lectura.

4. HACIA UNA TEORÍA NO RELACIONAL DE LAS CLASES

Un aspecto central para avanzar en el dimensionamiento de las transformaciones producidas en la visión del capitalismo de Castells es el registro de las maniobras y los movimientos que acompañan su teoría de las clases sociales, prestando atención a las categorías que dinamizan tales agrupamientos. Aquí en concreto se analiza el paso de la teoría relacional de clases marxista a un enfoque que podría denominar divisionista.
Como se viene demostrando, a partir de la distinción entre MP y MD la teoría del capitalismo de Castells se desentiende de la conceptualización de las relaciones económicas como un todo y con ello de la dimensión socio-relacional del análisis de clases marxiano. Como sucede con otros elementos de la teoría social de Castells, no hay una correspondencia entre el movimiento de cambio conceptual y el reconocimiento discursivo de tal modificación. Las definiciones de capitalismo que propone el autor parecen no diferenciarse del registro unitario, integrador y relacional que propone en su período marxista. Ahora bien, observadas con mayor detalle, emergen los registros de la visión no relacional que finalmente adopta. En 1.983 la definición aún recoge en términos idénticos el modo relacional marxiano, registro que se hace particularmente evidente a partir de la noción de apropiación de la fuerza de trabajo, que integra en el mismo movimiento al trabajador y al capitalista. Allí Castells alude a la idea elemental de que “el capitalismo se define por la separación entre los productores de los medios de producción y por la apropiación por el capital de los medios de producción y de la fuerza de trabajo de los productores” (1.983: 412). Esta fórmula experimenta modificaciones más adelante.
En 1.989 el sociólogo ya dirá que “bajo el capitalismo, la separación entre productores y medios de producción, la mercantilización del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción sobre la base del control del excedente comercializado (capital) determinan el principio básico de la apropiación y distribución del excedente por parte de la clase capitalista” (1.989: 32; 1996a: 46). A diferencia de la afirmación anterior, en esta segunda frase asoman registros de su visión no relacional. Castells alude por separado a 1) la separación entre productores y medios de producción y a 2) la propiedad privada de los medios de producción. Tal como lo formula, el punto 1) no sería correcto, ya que el “productor” no se encuentra separado en cualquier sentido de los medios de producción. De hecho, el productor se apropia de los medios de producción a partir de su control técnico. Lo que separa al productor de los medios de producción es precisamente su condición de no-propietario de tales medios, aspecto que Castells incluye por separado en otro punto. Podemos ver cómo en esta segunda afirmación desaparece la referencia a la apropiación privada capitalista del trabajo. Sumado a lo anterior, el autor elije hablar de “productores” y no de trabajadores, con lo cual también colabora en el desdibujamiento del antagonismo central de las relaciones de clases, y al mismo tiempo hace desaparecer la categoría de trabajo. En una tercera referencia Castells invita a comprender las nuevas relaciones de clase siguiendo en sus términos la tradición marxiana, a partir de identificar “quiénes son los productores y quienes se apropian del producto de su trabajo” (1.997: 156). El punto es que la solución que aquí ofrece el sociólogo español para tal proceso de identificación no contempla un momento de unidad relacional, como lo hacen Marx y la tradición marxista, si no un principio de separación entre ambos actores, que es lo que constituye a los MP como ámbito autorrecursivo del capital y a los MD como espacio de desenvolvimiento de la fuerza de trabajo. En otros términos, lo que hace nada marxiana esta forma supuestamente marxiana de comprender las relaciones de clases es que la pregunta por unos y por otros se abordan en primera instancia de modo independiente. Si volvemos a la segunda definición podemos ver como las relaciones de clases se definen únicamente a partir de la operación de apropiación de la clase capitalista. Se entiende que este es el modo en que el análisis de clases de Castells (para ser más exactos debería denominarse “clase”, en singular, o mejor dicho, “clase dominante”) no desborda el marco de su noción restringida de MP. De este modo, no hay lógica de clases operando en primera instancia en los MD, y por lo tanto, dado que la fuerza de trabajo queda atrapada en la categoría de MD, lo que termina sucediendo es que Castells separa la relación entre trabajo y clase, o dicho en clave estructural, entre trabajo y posición de clase. No hay posición de clase en el MD porque el análisis de clase se circunscribe de modo unidireccional, no relacional y no dialéctico, a la clase dominante.

Junto a los elementos expuestos, Castells introducirá otras afirmaciones que le permitan desdibujar su esquemática no relacional, presentando las relaciones de clases en el plano discursivo imbuidas de un registro socio-dialectizado, en el cual el capital siempre desborda al MP y la fuerza de trabajo y la tecnología hacen lo suyo con el MD. A modo de ejemplo, Castells hará referencia, en tanto expresión socio-económica del ciclo neoliberal que se inicia a fines de los años 70, a “la transformación de las relaciones de poder entre capital y trabajo en nuestras sociedades” (1.988: 26), así como a “la reestructuración de las relaciones capital-trabajo y la difusión tecnológica bajo la dominación de la primera” (1.989: 271). Respecto a la tecnología, y más en concreto a la tecnología de la información, Castells opta igualmente por inscribirla discursivamente en una visión relacional del poder económico. De este modo, dirá que la tecnología está siendo usada como un factor de negociación en la redefinición de las relaciones de poder entre el trabajador y la empresa (Castells y Henderson, 1.987: 6), y en un mismo sentido, que la tecnología ha sido decisiva para situar al capital en una posición ventajosa con relación al trabajo en el marco del proceso de reestructuración capitalista (1.989: 61). Ahora bien, dicho registro socio-relacional de clases no es más que una ilusión desde el momento que Castells no promociona una relación dialéctica entre capital y trabajo, sino más bien una imposición desde afuera del capital, sin contemplar la inclusión del trabajo en tal proceso desde un sentido de unidad relacional. A diferencia de Marx, en Castells no se registra una lucha de apropiación entre trabajo y capital, sino una práctica de apropiación en las relaciones de producción como imposición unidireccional del capital.

5. TRABAJO Y TEORÍA DEL VALOR

Siendo que la práctica social de referencia y la unidad de valor elemental de la teoría marxiana y marxista del capitalismo es el trabajo, en este último punto nos detenemos en el análisis del movimiento más importante asociado a este punto y de una operación específica de implicancias altamente significativas. Nos referimos al paso de la teoría del valor-trabajo a una visión socio-relativista del valor, y luego al abandono, a partir de la Formula MP/MD, de la conceptualización de la explotación capitalista y la apropiación privada del trabajo.

5.1. DE LA TEORÍA DEL VALOR-TRABAJO A UNA VISIÓN SOCIO-RELATIVISTA DEL VALOR

El abandono del encuadre marxista y la modificación de su concepto de MP conllevó para Castells el fin de la suscripción a la teoría del valor-trabajo. A lo largo de su producción teórica, la concepción del valor fue experimentando modificaciones sustantivas, aunque las diferentes versiones nunca abandonaron su conexión interna con las relaciones económicas, y más en concreto con su teoría del MPC. Es posible identificar tres conceptualizaciones diferentes del valor que se suceden en la obra de Castells en un registro secuencial: (a) la teoría del valor-trabajo, (b) el postulado de la maximización dual y finalmente (c) la visión socio-relativista del valor.
Respecto a la teoría del valor-trabajo, es por demás evidente su abandono desde el momento que fija una relación de exterioridad entre trabajo y MP, del modo que ya fue analizado. Lo que emerge en la teoría social de Castells a partir de 1983, asociado a la Fórmula MP/MD, es lo que denominamos el postulado de la maximización dual. A partir de entonces el autor sostendrá que los modos de producción conllevan principios de funcionamiento que se imponen como objetivos sociales estructurales y que se convierten en su razón de ser. De este modo, el capitalismo para Castells, que es el MP sobre el cual teoriza casi exclusivamente, está orientado hacia la maximización del beneficio mientras que el estatismo está orientado hacia la maximización del poder (1983: 4141989: 32; Castells y Kiselyova, 1.995: 3-4; 1996: 46; 1.998a: 32). La teoría del capitalismo del sociólogo español transita así de una visión maximizadora del trabajo a una visión maximizadora del beneficio, y por lo tanto se desplaza de la valorización en primera instancia del polo dominado del MP a la valorización del polo dominante 12 . Tanto la teoría del valor trabajo como el par de principios de maximización posteriores son categorías económicas que luego se sociologizan.

El modelo dual de principios de maximización se desdibuja en la teoría social de Castells y en su concepción del capitalismo a partir de fines de los 90. La alternativa emergente es un nuevo esquema de relativización del valor que el autor apenas llega a formalizar conceptualmente. Su nueva visión del valor parte de la premisa de que todo es potencialmente valorizable o desvalorizable, siendo la lógica y la forma dominante de organización en red los elementos que definen el valor en cada situación. A medida que avanza la producción teórica de Castells su concepción del valor va ganando en abstracción y se va formalizando en mayor medida al interior de una teoría de las redes proyectada como una teoría social del poder. En 2.009 Castells sostendrá que la definición de lo que constituye valor depende de la especificidad de la red y de su programa, y que cualquier intento de reducir todos los valores a un criterio común se enfrenta a dificultades metodológicas y prácticas insuperables (2.009: 56). A ello añadirá que el valor es lo que se procesa en cada red dominante en cada momento, en cada lugar, de acuerdo con la jerarquía programada de la red por los que actúan en ella (2009: 57). Desde el momento que la teoría del capitalismo queda subsumida en una teoría de la organización en red, el principio de maximización del capitalismo se supedita igualmente a una teoría reticular de la dominación. El capitalismo como modo de producción transitaría de la apropiación del excedente a la apropiación potencial de todo valor. Castells dirá que el capitalismo actual logra apropiarse de todo lo que podrá procurarle valor, siendo lo potencialmente valorizable o desvalorizable individuos, regiones, sectores, empresas, etc. (1996b: 2). Aquí lo que habría que analizar en concreto es en qué medida la subsunción de su visión del capitalismo a una teoría multidimensional de las redes echa o no por tierra la Fórmula MP/MD. En cualquier caso, los principios de maximización correspondientes a los modos de producción capitalista y estatista no se podrían sostener en este esquema como parámetros inalterables y excluyentes. Si bien el discurso explícito de la teoría de las redes sociales que formula Castells indicaría que el capitalismo es una red dominante entre varias, se constata que el capitalismo resulta para el autor la red dominante predeterminada en todos los casos. Lo que se sostiene como hipótesis en este punto es que el principio relativista de la teoría reticular del valor del sociólogo español se supedita a un meta-valor dominante que es el principio de maximización financiera capitalista. En tal sentido, la relativización del valor, del modo totalizador que se presenta en la Fórmula, podría constituirse en una táctica para desdibujar su apuesta no explicitada por la primacía de lo económico-financiero, del mismo modo que el concepto de dominación ecológica de Jessop desdibuja la opción por la primacía de lo económico contenida en su teoría social (Jessop, 2.002), así como el empleo que hace Hartmut Rosa de la teoría luhmanniana desdibuja de modo incongruente su apuesta de fondo por la primacía del motor económico de la aceleración social (Torres, 2.016; Rosa; 2013). Todo indica que el concepto de valor en la teoría del capitalismo de Castells se trasladaría de la esfera de la producción a la esfera de la circulación, siendo la teoría del valor en esta última versión una teoría de la circulación monetaria. En 1.996, en referencia a la creación de valor financiero, Castells dirá que dentro de la lógica del capitalismo, la creación de valor no tiene porqué encarnarse en la producción material y que todo funciona en la medida en que se genere un superávit monetarizado del que se apropie el inversor (1.996a: 198). En un texto posterior aludirá al capitalismo en clave reticular señalando que las redes empresariales alcanzan sus objetivos maximizando los beneficios en el mercado financiero global (2.009: 540). Tanto la idea de la apropiación del inversor, a la que Castells no hace mención con frecuencia, como el registro más institucionalista sobre la maximización del beneficio financiero, podrían constituirse en clave centrales de la actual concepción del valor o de la actual lógica de maximización del capitalismo del autor. Aceptar la suposición indicada implicaría que “todo lo valorable sujeto a apropiación” finalmente se subsume mayoritariamente en una lógica financiera de apropiación del excedente. Así, el objetivo dominante de maximización de beneficios del capitalismo informacional debería entenderse en todos los casos la como maximización del beneficio en el mercado financiero global.

5.2. EL ABANDONO DE LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA Y LA APROPIACIÓN PRIVADA DEL TRABAJO

Finalmente, a partir de su concepto posmarxista de MP Castells renuncia al empleo de dos nociones marxianas inextricablemente unidades que dan cuenta del mismo movimiento: la noción de apropiación privada de la plusvalía (del plustrabajo o del trabajo humano productivo) y la noción de explotación capitalista. La primera acentúa en mayor medida el polo dominante, la práctica del capitalista, y la segunda noción hace mayor hincapié en el efecto de la práctica capitalista sobre la fuerza de trabajo, sobre el polo de lo dominado. Con cierta frecuencia en la teoría marxiana cada una de dichas nociones se define a partir de la otra, como bien señala Giddens. Tanto una como la otra, aunque en especial la primera, tienden a fundamentar en primera instancia la propia definición marxiana del capital y de su lógica de acumulación. El sociólogo español sostendrá, a modo de ejemplo, que el capital se basa en la apropiación privada del trabajo humano productivo (1.978: 91), que la acumulación capitalista se basa fundamentalmente en la tasa de explotación (1978: 103), o bien que el proceso de explotación es el eje y presupuesto fundamental de la acumulación (1.978:108). La exclusión de ambas nociones del nuevo MP precede y resulta funcional al abandono ya analizado de la teoría del valor-trabajo.

En este punto, a partir del dispositivo teórico que acompaña la nueva noción de MP, Castells efectúa una doble operación: en el plano conceptual, propone el paso de la apropiación privada del plustrabajo a la apropiación privada del excedente o de la ganancia, y más comúnmente, a la apropiación de excedente (sin referencia al carácter privado de la apropiación) 13 . Si la minimización del registro de la naturaleza privada de la apropiación disuelve la centralidad de la propiedad privada, el paso de la apropiación del plustrabajo a la apropiación del excedente disuelve la centralidad del trabajo, y más específicamente de la explotación laboral. Luego, en el plano discursivo, como sucede con otros conceptos ya analizados, Castells continúa haciendo referencias a la explotación capitalista y a la expropiación del trabajo, introduciendo pequeñas menciones al respecto en distintos textos, pero éstas ya no tienen asidero conceptual en el nuevo modelo teórico, y por lo tanto operan como pistas falsas.

La operación conceptual mencionada se puede registrar principalmente en la formulación del principio de funcionamiento del MPC, ya aludido en puntos anteriores. Castells dirá que el “capitalismo está orientado hacia la maximización del beneficio, esto es, el aumento de la cantidad y proporción del excedente apropiado por el capital” (1.983: 414; 1.989: 32; 1.996a: 46; 1998: 32). En un sentido similar afirmará que “la regla sigue siendo la producción en aras de la ganancia y para la apropiación privada de la ganancia, sobre la base de los derechos de propiedad, que son la esencia del capitalismo” (1.998: 412). En la transición de la apropiación de la plusvalía (o del plusvalor) a la apropiación del excedente, hay que tomar en consideración que la noción de excedente es una referencia genérica que no necesariamente se asocia con el plustrabajo, lo cual permite abonar el supuesto de que lo primero que Castells abandona es la politicidad marxiana que acompaña la idea de la apropiación privada del trabajo del otro. Una referencia accesoria aunque más nítida del cambio conceptual en cuestión se presenta cuando el autor define al capitalismo como la búsqueda interminable del dinero por el dinero a través de la producción de mercancías por mercancías (1.996a: 554). De este modo, el énfasis en la forma dineraria en desmedro de la atención en los mecanismos relacionales que la maximizan conlleva otra visión de la propia lógica del cambio social, a la vez que tiende a despolitizar en cierto modo al capitalismo, al desinscribirlo de un registro de expropiación de clases. Tal apuesta se inscribe igualmente en el proceso de fractura del análisis relacional/estructural de las clases sociales que acomete el autor.

Por su parte, la continuidad de la equivalencia marxiana entre capitalismo y explotación, o bien entre capitalismo y apropiación del trabajo ajeno, se presenta en un plano discursivo y coloquial de diferentes modos. Castells afirmará, por ejemplo, que cada nuevo modo de producción establece nuevas formas de explotación y dominación que desencadenan nuevas formas de lucha de clases (1983: 412), que la sobreexplotación de los trabajadores es una de los procesos específicos que componen las relaciones de producción (1998: 96), o que la expropiación del trabajo, propio del capitalismo industrial, se extiende en la era informacional a la expropiación de las mentes (2005: 1-2). Otra referencia sintomática de esta operación discursiva es la propia caracterización general del capitalismo, que ofrece circunstancialmente en su discurso más empírico. Castells empleará nociones como las de “capitalismo explotador” (1996a: 296) o “capitalismo salvaje” (1.998: 205), y hará referencia explícita al capitalismo como una forma de explotación y opresión (junto con el racismo y el imperialismo) (1.997: 267).
El abandono de una teoría de la explotación del trabajo al conceptualizar el nuevo MP pone en evidencia la separación entre la teoría económica de Castells y su teoría del poder. Entiendo que Castells comparte la idea de Giddens de que la explotación se conceptualiza más adecuadamente en relación con la dominación y el poder (ver Giddens, 1.981: 60). Al observar la fórmula MP/MP, se registra que el encierro de su teoría del poder en el Modo de Producción Estatista (MPE) y el abandono de la cuestión de la explotación en el MPC forman parte de un mismo movimiento conceptual de adulteración de la teoría marxiana.

6. A MODO DE CONCLUSIÓN

El presente artículo, centrado en aspectos teórico-abstractos de un autor contemporáneo de referencia, cobra interés en la medida que se concibe como un punto de concreción específica de un problema de mayor alcance, de vital importancia para la reconstrucción teórica de las ciencias sociales contemporáneas, y para el cual actualmente no registramos respuestas satisfactorias: ¿Que sucedió con la teoría del capitalismo luego de la última “crisis del marxismo” en el conjunto de la teoría social contemporánea, y en particular en aquella fracción que otrora había establecido un diálogo sustantivo con el materialismo histórico? Se trata de un problema vital en la medida que se parta del supuesto de que no es posible la construcción de una teoría social sin una teoría económica, y en particular sin una teoría del capitalismo, del mismo modo que resulta imposible o bien reduccionista ofrecer una analítica del capitalismo sin inscribirla en el marco más amplio de una teoría de la sociedad.
En la actualidad, en el marco de un escepticismo científico y político realmente generalizado, parecen presentarse dos caminos principales para revisar la teoría marxiana del capitalismo en la teoría social contemporánea. A falta de una denominación mejor, se denomina a estas alternativas la vía schumpeteriana y la vía luhmaniana-shumpeteriana. Como exponentes de la primera destacan Manuel Castells y Michael Mann, y de la segunda Bob Jessop y Hartmut Rosa. Ambas tienen en común dos aspectos: la primera es el reconocimiento de las contribuciones de Schumpeter a la comprensión de la dinámica del desarrollo capitalista centrado en los procesos de innovación tecnológica. La segunda y más determinante es que ambas transitan por un sendero de recomposición teórica completamente ecléctico, cuya fragilidad e inconexión lógica es tan inocultable como su opción –algo esquizofrénica– por una primacía de lo económico edificada a partir de un discurso de rechazo al determinismo económico marxiano.

En función del análisis ofrecido, el Caso Castells deja en evidencia una apropiación fallida de la teoría del capitalismo marxiana. Se señala que es fallida en la medida que el sociólogo español continúa indicando, en relación con la formula MP/MD, que la fuente teórica principal de su concepto de modo de producción es el propio Marx. Al observar los reduccionismos que acompañan los movimientos de cambio conceptual y las operaciones teóricas nucleares que componen su teorización del capitalismo, da la impresión que nos quedamos con las manos completamente vacías, y junto a ello, con la inquietante certeza de no poder divisar teorías sociológicas globales no marxistas superadoras a la de Castells. La situación se agrava desde el momento que toda teoría social en la actualidad debe integrar un registro general de globalidad. Como correctamente nos advertía Max Weber, cuanto más “general” es un problema en cuestión, menos abordable se muestra a una respuesta unívoca a partir del material del saber empírico. Empleando con cierta laxitud las categorías foucaultianas de La Arqueología del Saber, se podría señalar que por el momento no se registran pistas firmes para lograr conquistar un umbral de cientificidad y luego un umbral de formalización para un objeto-capitalismo que sigue procesándose de modo superficial e incongruente en la teoría social contemporánea en su relación con el marxismo. Y mientras esto suceda, mientras el horizonte de superación de la teoría del capitalismo marxista no adopte nuevas consistencias, no habrá chances de reconstruir una teoría sociológica en condiciones de explicar los procesos de transformación social en América Latina.

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Torres, E. (2.015), “La oposición entre la Red y el Yo (1989-2009): análisis de una hipótesis sociológica de Manuel Castells”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), N°149, Enero-Marzo 2015, Madrid, España, pp.149-164.
Torres, E. (2.016). “Reseña de Rosa, Hartmut. Social acceleration. A new theory of modernity”. Persona y sociedad, Vol. XXX, Nº 2, mayo-agosto 2016, pp. 121-130.
Touraine, A. (1.978). La voix et le regard. Paris: Les Éditions du Seuil.
Van Dijk, J. (1.999). “The One-Dimensional Network Society of Manuel Castells”. New Media Society, 1.999, 1, pp.127-138.
Webster, F. (1.995). “Informational capitalism. Manuel Castells”. En F. Webster. (1.995). Theories of the Information Society. USA y Canada: Roudledge, pp. 97-123.
Notas
1 Los autores de mayor referencia de los esquemas económicos transicionales del capitalismo al modo de producción socialista entre fines de los años 60 y la década del 70 muy probablemente sean Charles Bettelheim y Paul Sweezy.
2 Los textos centrales de tales autores en el período mencionado continúan siendo los libros más importantes en la actualidad para establecer un diálogo renovado con el materialismo histórico y las teorías del cambio social. Ver principalmente: Habermas, 1975; Giddens, 1981; Touraine, 1978; Bourdieu, 1.980; Elias, 1.970; Bell, 1.973; Foucault, 1976a; 1.976b y 1.978.
3 Para una consulta de los textos de Luhmann más próximos a un dialogo con el materialismo histórico, ver Luhmann, 1.970 y 1.997.
4 Para un análisis sistemático del nivel más abstracto de su teoría de la sociedad, ver Torres, 2.013.
5 Para un estudio pormenorizado de la fórmula de oposición entre la Red y el Yo, ver Torres, 2015.
6 Se pueden identificar dos críticas principales a la teoría social contemporánea de Castells. La más importante apunta a cuestionar las diferentes formas de determinismo tecnológico que supuestamente asume Castells (Giddens, 1.996; Amin, 2.003; Melucci, 1997; Smith, 1.996; Abell y Reyniers, 2.000; Miege, en Becerra, 2.002; Garnhan, 1.998; Stehr, 2000; Fuller, 1999; Van Dijk, 1.999; Webster, 1995, 2005). A ello le sigue el rechazo a diferentes aspectos de su teoría económica. Aquí los dardos apuntan a la incomprensión de Castells de la productividad en la economía de la información (Garnham, 1.998, 2.001), a la ausencia de una teoría del valor (Heiskala, 2.003), a la debilidad de la noción de empresa-red (Heiskala, 2.003), a la ausencia de explicación de largo plazo del desarrollo económico (Patomaki, 2.003), así como a la asunción por parte de nuestro autor de una perspectiva adaptacionista y darwinista de las fuerzas de producción -e innovación- como motor de la historia (Patomaki, 2.003).
7 Las citas en el cuerpo del texto que corresponden a Castells no llevarán el nombre del autor, dado que la casi totalidad de referencias le corresponden.
8 Cursivas del autor.
9 Ver más adelante, en el punto 3.
10 Para un análisis de la relación entre la fórmula MP/MD y su teoría del espacio dual (local/global), ver Torres, 2.015.
11 En la primera acepción mencionada, Castells aludirá al desarrollo como combinación de altas tasas de crecimiento económico constante y cambio estructural en el sistema productivo (1.998: 319; 1.996a:180). Tal encuadre le servirá para hablar, por ejemplo, del desarrollo económico y la modernización tecnológica de China (1.998: 349). El autor también alude al campo de la teoría del desarrollo, para cuestionar a partir del estudio de los llamados tigres asiáticos, el planteamiento de izquierda clásico, según el cual no puede darse desarrollo económico en sociedades dependientes bajo el capitalismo (1.998: 293). En otros textos, hace mención al concepto de desarrollo sostenible, a partir de la mención a ciertos proyectos que pretenden redefinir el modelo de crecimiento económico, dando lugar a una estrategia de desarrollo sostenible que permita la incorporación de todo el planeta a una economía realmente nueva (2.001: 310). En cuanto a la noción general de desarrollo, a modo de ejemplo, Castells hablará de factores políticos, sociales, económicos e históricos que tradicionalmente influencian el desarrollo (Castells y Tyson, 1.988: 56), y destacará que en la era de la información la matriz de todo desarrollo (tecnológico, económico, social) está en la innovación” (2.001: 12). Hará referencias también al diseño estatal de políticas de desarrollo (Castells y Himanen, 2.002: 185), entiendiendo aquí por desarrollo algo que trasciende lo económico.
12 Revisar apartado 2.3.
13 Una hipótesis que esbozo en este punto es que Castells retira en buena medida la referencia a la “apropiación privada” en el MPC desde el momento que no estructura la distinción entre MPC y MPE a partir de la relación privado / público. La minimización de la referencia a la apropiación privada del excedente es lo que igualmente le permite omitir el registro a la apropiación pública-estatal de aquel. Como ya mencioné, entiendo que Castells no insiste en la naturaleza privada de la propiedad porque no concibe otro régimen de propiedad superador al privado.
Notas de autor
1 Esteban Torres es Doctor en Comunicación, Universidad Nacional de la Plata / Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador adjunto del CONICET en el Centro de Investigaciones y Estudio sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Profesor regular de la Cátedra de 'Sociología / Teoría Social' de la UNC. Director del Programa de investigación 'Teoría Social y Realidad Latinoamericana', CIECS-CONICET-UNC. Coordinador del GT-CLACSO 2016-2019 'Teoría social y realidad latinoamericana' (junto con Edelberto Torres-Rivas). Profesor visitante, Departamento de Sociología de la New York University (NYU, EE.UU) y Departamento de Sociología de la University of Wisconsin-Madison (UW, EE.UU). Evaluador de Sociological Theory (ASA-EEUU).
2 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada como ponencia en el IV Encuentro Internacional Teoría y práctica política en América Latina, Universidad Nacional de Mar del Plata, el 9/03/2.016.
Información adicional
Formato de citación: Torres, E. (2018). “El concepto de modo de producción de Manuel Castells: continuidades y rupturas con la visión marxiana del capitalismo”. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, 77, 207-234, http://apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/etorres.pdf/////







Política anticapitalista en tiempos de COVID-19

Política anticapitalista en tiempos de COVID-19
Cuando trato de interpretar, comprender y analizar el diario flujo de noticias, tiendo a ubicar lo que está pasando con el trasfondo de dos modelos de cómo funciona el capitalismo que son distintivos pero se entrecruzan. El primer plano estriba en la cartografía de las contradicciones internas de la circulación y acumulación del capital como flujos del valor del dinero en busca de beneficio a través de los diferentes “momentos” (como los denomina Marx) de la producción, realización (consumo), distribución y reinversión. Se trata de un modelo de la economía capitalista como una espiral de infinita expansión y crecimiento. Se vuelve bastante complicado a medida que se va elaborando a través, por ejemplo, de las lentes de rivalidades geopolíticas, desiguales desarrollos geográficos, instituciones financieras, políticas de Estado y reconfiguraciones tecnológicas, y de la madeja siempre cambiante de las divisiones del trabajo y de las relaciones sociales.
Concibo este modelo, no obstante, como algo encastrado en un contexto más amplio de reproducción social (en hogares y comunidades), en una relación metabólica en curso y siempre en evolución con la naturaleza (incluida la “segunda naturaleza” de la urbanización y el medio construido) y toda suerte de formaciones culturales, científicas (basadas en el conocimiento), religiosas y sociales contingentes que crean las poblaciones humanas de manera característica a lo largo del espacio y el tiempo. Estos “momentos” incorporan la expresión activa de aspiraciones, necesidades y deseos, el ansia de conocimiento y sentido y la búsqueda en evolución de satisfacción contra un trasfondo de cambiantes disposiciones institucionales, contestaciones políticas, enfrentamientos ideológicos, pérdidas, muertes, derrotas, frustraciones y alienaciones, todo resuelto en un mundo de una marcada diversidad geográfica, cultural, social y política. Este segundo modelo constituye, como si dijéramos, mi comprensión operativa del capitalismo global como formación social distintiva, mientras que la primera se refiere a las contradicciones dentro del motor económico que mueve a esta formación social por ciertas sendas de su evolución histórica y geográfica.

En espiral

Cuando el 26 de enero de 2.020 leí por vez primera acerca de un coronavirus que estaba ganando terreno en China, pensé inmediatamente en las repercusiones que tendría en la dinámica global de la acumulación de capital. Sabía por mis estudios del modelo económico que los bloqueos y alteraciones en la continuidad del flujo de capital tendrían devaluaciones como resultado, y que si se extendían y ahondaban las devaluaciones, eso significaría el arranque de la crisis. También era bien consciente de que China es la segunda mayor economía del mundo y que había rescatado de manera eficaz al capitalismo global en el periodo de las secuelas de 2.007–8, de manera que cualquier golpe a la economía china estaba destinado a tener consecuencias graves para una economía global que ya se encontraba, en cualquier caso, en una situación arriesgada. El modelo existente de acumulación de capital ya estaba, me parecía a mí, en dificultades. Se estaban sucediendo movimientos de protesta en casi todas partes (de Santiago a Beirut), muchos de los cuales se centraban en el hecho de que el modelo económico dominante no estaba funcionando bien para la mayoría de la población. El modelo neoliberal descansa de manera creciente en capital ficticio y en una ingente expansión de la oferta de dinero y creación de deuda.Se está enfrentando ya al problema de una insuficiente demanda efectiva para realizar los valores que el capital es capaz de producir. De modo que ¿cómo podría el modelo económico dominante, con su decaída legitimidad y delicada salud, absorber y sobrevivir a los inevitables impactos de lo que podría convertirse en una pandemia? La respuesta dependía onerosamente de cuánto pudiera durar y propagarse la alteración, pues, como señalaba Marx, la devaluación no se produce porque no se puedan vender las mercancías sino porque no se pueden vender a tiempo.
Durante mucho tiempo había rechazado yo la idea de “naturaleza” como algo exterior y separado de la cultura, la economía y la vida diaria. Adopto una visión más dialéctica y racional de la relación metabólica con la naturaleza. El capital modifica las condiciones medioambientales de su propia reproducción, pero lo hace en un contexto de consecuencias involuntarias (como el cambio climático) y con el trasfondo de fuerzas evolutivas autónomas e independientes que andan perpetuamente reconfigurando las condiciones ambientales. Desde este punto de vista, no hay nada que sea un desastre verdaderamente natural. Los virus van mutando todo el tiempo, a buen seguro. Pero las circunstancias en las que una mutación se convierte en una amenaza para la vida dependen de acciones humanas.
Hay dos aspectos relevantes en ello. En primer lugar, las condiciones ambientales incrementan la probabilidad de vigorosas mutaciones. Resulta plausible esperar, por ejemplo, que los sistemas de abastecimiento de alimentos intensivos o azarosos en el zonas subtropicales húmedas puede contribuir a esto. Existen esos sistemas en muchos lugares, incluida China, al sur del Yangtsé y en el Sudeste asiático. En segundo lugar, varían enormemente las condiciones que favorecen la rápida transmisión mediante los cuerpos receptores. Parecería que las poblaciones humanas de elevada densidad son un blanco receptor fácil. Es bien sabido que las epidemias de sarampión, por ejemplo, solo florecen en grandes centros de población urbana, pero se desvanecen rápidamente en regiones escasamente pobladas. El modo en que los seres humanos interactúan unos con otros, se mueven, se disciplinan u olvidan lavarse las manos afecta al modo en que se transmiten las enfermedades. En épocas recientes, el SRAS, la gripe aviar y porcina parecen haber salido de China o del Sudeste asiático. China ha sufrido también enormemente a causa de la peste porcina, lo que ha conllevado el sacrificio de cerdos en masa y el aumento de los precios de la carne porcina. No digo todo esto para acusar a China. Hay muchos lugares más en los que son elevados los riesgos medioambientales de mutación y propagación. Puede que la “gripe española” de 1.918 proviniera de Kansas y puede que África incubara el HIV/AIDS ,y desde luego inició el virus del Nilo Occidental y el Ébola, mientras que el dengue parece florecer en América Latina. Pero las repercusiones económicas y demográficas de la difusión del virus dependen de grietas y vulnerabilidades en el modelo económico hegemónico.
No me sorprendió excesivamente que el COVID-19 se descubriera inicialmente en Wuhan (aunque no se sabe si se originó allí). Era evidente que los efectos locales serían substanciales y que, considerando que se trataba de un centro de producción de importancia, habría repercusiones económicas globales (aunque no tenia ni idea de la magnitud). La gran pregunta era cómo podrían producirse el contagio y la propagación, y cuánto duraría (hasta que se encontrara una vacuna). La experiencia previa había mostrado que uno de los inconveniente de una globalización creciente estriba en lo imposible que resulta detener la rápida difusión internacional se nuevas enfermedades. Vivimos en un mundo enormemente conectado en el que casi todo el mundo viaja. Las redes humanas de potencial difusión son inmensas y está abiertas. El peligro (económico y demográfico) sería que la alteración durase un año o más.
Aunque se produjo una caída inmediata en los mercados bursátiles cuando se conocieron las primeras noticias, esto se vio seguido de un mes o más en que los mercados alcanzaron nuevas alzas. Las noticias parecían indicar que todo seguía como de costumbre, salvo en China. Parecía creerse que íbamos a experimentar una repetición del SRAS, el cual terminó por contenerse con bastante rapidez y por tener una repercusión global bastante reducida, aunque tuviera una elevada tasa de mortandad y creara un pánico innecesario (visto a toro pasado) en los mercados financieros. Cuando apareció el COVID-19, la reacción dominante consistió en presentarlo como una reedición del SRAS, volviendo superfluo el pánico. El hecho de que la epidemia arrasara China, que se movilizó rápida y despiadadamente para contener sus repercusiones llevó asimismo al resto del mundo a tratar erróneamente el problema como algo que sucedía “por allá” y, por tanto, lejos de la vista y del pensamiento, acompañado de algunas inquietantes señales de xenofobia antichina. El clavo que con el virus pinchaba la historia, por lo demás triunfante, del crecimiento de China se recibió hasta con regocijo en ciertos círculos de la administración de Trump.
Sin embargo, comenzaron a circular historias de interrupciones de las cadenas de producción global que pasaban por Wuhan. En buena medida se ignoraron o se trataron como problema de determinadas líneas de producto o de empresas (como Apple). Las devaluaciones fueron locales y particulares y no sistémicas. Se minimizaron también las señales de caída de la demanda del consumo, aunque esas grandes empresas, como McDonald’s y Starbucks, que tenían grandes operaciones en el mercado interior chino, tuvieran que cerrar sus puertas durante un tiempo. El solapamiento del Año Nuevo chino con el brote del virus enmascaró su impacto a lo largo de enero. La autocomplacencia de esta respuesta estuvo gravemente fuera de lugar.
Las noticias iniciales de la propagación internacional del virus fueron ocasionales y episódicas con un brote grave en Corea del Sur y unos cuantos focos más como Irán. Fue el brote italiano el que desató la primera reacción violenta. El derrumbe del mercado bursátil, que empezó a mediados de febrero, fue oscilando en cierto modo, pero para mediados de marzo había llevado a una devaluación neta de casi el 30% en los mercados bursátiles de todo el mundo.
El recrudecimiento exponencial de los contagios provocó una panoplia de respuestas a menudo incoherentes y con frecuencia llenas de pánico. El presidente Trump llevó a cabo una representación del intento de detener el mar frente a una marea potencial en aumento de enfermedades y muertes. Algunas de las respuestas han sido verdaderamente extrañas. Hacer que la Reserva Federal rebaje los tipos de interés a la vista de un virus parecía raro, aun cuando se reconociera que la medida estaba destinada a aliviar las repercusiones en los mercados, más que a detener el avance del virus.
En casi todas partes a las autoridades públicas y los sistemas de atención sanitaria los sorprendieron escasos de personal. Cuarenta años de neoliberalismo a lo largo de América del Norte y del Sur, y de Europa, habían dejado a la opinión pública totalmente al descubierto y mal preparada para enfrentarse a una crisis sanitaria de este género, aunque los anteriores sustos del SRAS y el Ébola proporcionaron bastantes advertencias, además de lecciones convincentes respecto a lo que habría que hacer. En muchas partes del supuesto mundo “civilizado”, los gobiernos locales y regionales, que invariablemente forman la primera línea de defensa de la salud pública y las emergencias sanitarias de este género, se habían visto privados de financiación gracias a una política de austeridad destinada a financiar recortes de impuestos y subsidios a las grandes empresas y a los ricos.
Las grandes farmacéuticas [Big Pharma] corporativistas tienen poco o ningún interés en investigaciones sin ánimo de lucro en enfermedades infecciosas (como es el caso de todos los coronavirus que llevan siendo bien conocidos desde los años 60). Las grandes farmacéuticas rara vez invierten en prevención. Tienen poco interés en invertir a fin de estar preparados para una crisis de salud pública. Le encanta proyectar curas. Cuanto más enfermos estemos, más dinero ganan. La prevención no contribuye al valor para los accionistas. El modelo de negocio aplicado a la provisión de salud pública eliminaba el superávit que se ocupaba de las capacidades que harían falta en una emergencia. La prevención ni siquiera era un área de trabajo lo bastante tentadora para justificar formas de asociación público-privado. El presidente Trump había recortado el presupuesto del Centro de Control de Enfermedades [Center for Disease Control – CDC] y disuelto el grupo de trabajo sobre pandemias del Consejo de Seguridad Nacional [National Security Council] con el mismo ánimo, mientras recortaba la financiación de toda la investigación, incluida la del cambio climático. Si quisiera ponerme antropomórfico y metafórico en esto, yo concluiría que el COVID-19 constituye una venganza de la naturaleza por más de cuarenta años de grosero y abusivo maltrato a manos de un violento y desregulado extractivismo neoliberal. .
Acaso sea sintomático que los países menos neoliberales, China y Corea del Sur, Taiwán y Singapur, han pasado por la pandemia hasta ahora en mejor situación que Italia, aunque Irán desmienta este argumento como principio universal. Si bien ha habido muchos pruebas de que China gestionó el SRAS bastante mal, en esta ocasión el presidente Xi se movió con rapidez para ordenar transparencia tanto en la información como en la realización de pruebas, tal como hizo Corea del Sur. Con todo, se perdió en China algo de tiempo valioso (solo unos cuantos días pueden marcar la diferencia). Lo que resultó, sin embargo, notable en China, fue el confinamiento de la epidemia a la provincia de Hubei, en cuyo centro se encuentra Wuhan. La epidemia no se desplazó a Beiying o al oeste, ni siquiera más al sur. Las medidas tomadas para confinar geográficamente el virus fueron draconianas. Serían casi imposibles de reproducir en cualquier otro lugar por razones políticas, económicas y culturales. Las informaciones procedentes de China sugieren que los tratamientos y las medidas fueron todo menos delicadas. Por ende, China y Singapur desplegaron su poder de vigilancia personal hasta niveles que eran invasivos y autoritarios. Pero parecen haber sido extremadamente eficaces en total, aunque si las medidas para contrarrestarlo se hubieran puesto en práctica unos pocos días antes, los modelos sugieren que se podrían haber evitado muchas muertes. Se trata de una información importante: en cualquier proceso de crecimiento exponencial existe un punto de inflexión más allá del cual la masa en ascenso queda totalmente fuera de control (nótese aquí, una vez más, la significación de la masa en relación al ritmo). El hecho de que Trump perdiera el tiempo durante tantas semanas puede todavía demostrarse costoso en vidas humanas.
Los efectos económicos se disparan ahora sin control, tanto dentro de China como más allá. Las alteraciones que operan en las cadenas de valor de las empresas y en ciertos sectores resultaron más sistémicas y sustantivas de lo que se pensó en un principio. El efecto a largo plazo puede consistir en abreviar o diversificar las cadenas de suministro mientras nos movemos hacia formas de producción menos intensivas en trabajo (con enormes implicaciones para el empleo) y una mayor dependencia de los sistemas de producción con inteligencia artificial. La alteración de las cadenas de producción entraña prescindir o despedir trabajadores, lo que hace decrecer la demanda final, mientras la demanda de materias primas hace disminuir el consumo productivo. Estos impactos por el lado de la demanda han producido como mínimo una suave recesión.
Pero las mayores vulnerabilidades estaban en otra parte. Los modos de consumismo que explotaron después de 2007–8 se han estrellado con demoledores consecuencias. Estos modos se basaban en reducir el tiempo de facturación del consumo hasta acercarlo lo más posible a cero. El diluvio de inversiones en esas formas de consumismo guarda absoluta relación con la absorción máxima de volúmenes exponencialmente crecientes de capital en forma de consumismo que tuvieran el tiempo más breve posible de facturación. El turismo internacional ha sido emblemático. Las visitas internacionales se han incrementado de 800 a 1.400 millones entre 2010 y 2018. Esta forma de consumismo instántaneo requería masivas inversiones de infraestructuras en aeropuertos y aerolíneas, hoteles y restaurantes, parques temáticos y actos culturales, etc. Este lugar de acumulación capitalista está hoy encallado: las líneas aéreas están cerca de la bancarrota, los hoteles están vacíos, y es inminente el desempleo masivo en los sectores de alojamiento. No es buena idea comer fuera y han cerrado en muchos lugares restaurantes y bares. Hasta la comida para llevar parece entrañar riesgos. Al vasto ejército de trabajadores de la economía “de pequeños encargos” [“gig economy”] o de otras formas de trabajo precario lo están poniendo en la calle sin medios visibles de sustento. Se cancelan actos tales como festivales culturales, campeonatos de fútbol y baloncesto, conciertos, congresos de negocios y profesionales, y hasta reuniones políticas con fines electorales. Se han clausurado esas formas de consumismo de “actividades”. Los ingresos de los gobiernos locales se han ido por el agujero. Y están cerrando universidades y colegios.
Buena parte del modelo innovador de consumismo capitalista resulta inservible en las actuales condiciones. Ha quedado mellado el impulso hacia lo que André Gorz describe como “consumismo compensatorio” (en el que se supone que los trabajadores alienados recobran su ánimo gracias a un paquete de vacaciones en una playa tropical).
Pero las economías capitalistas están movidas por el consumismo en un 70 o incluso un 80 %. La confianza y el sentir de los consumidores se han convertido en los últimos cuarenta años en la clave para la movilización de la demanda efectiva y el capital se ha visto cada vez más impulsado por la demanda y las necesidades del consumidor. Esta fuente de energía económica no se ha visto sometida a desenfrenadas fluctuaciones (con unas pocas excepciones, como la erupción del volcán islandés que que bloqueó los vuelos transatlánticos durante un par de semanas). Pero el COVID-19 no está respaldando una desenfrenada fluctuación sino un todopoderoso derrumbe en el corazón de la forma de consumismo que domina en los países más opulentos. La forma en espiral de infinita acumulación de capital está desmoronándose hacia dentro de una parte del mundo a cualquier otra. La única cosa que puede salvarlo es un consumismo masivo financiado e inducido por los gobiernos conjurado de la nada. Esto exigirá la socialización del conjunto de la economía de los Estados Unidos, por ejemplo, pero sin llamarlo socialismo.

Líneas del frente

Hay un mito conveniente según el cual las enfermedades contagiosas no reconocen clases ni otras barreras o límites sociales. Como muchos de esos dichos, hay una cierta verdad en esto. En las epidemias de cólera del siglo XIX, que transcendieran las barreras de clase fue lo bastante dramático como para generar el nacimiento de un movimiento de salud e higiene públicas (que se profesionalizó) que ha perdurado hasta hoy. Que este movimiento estuviera destinado a a proteger a todo el mundo o solo a las clases altas no siempre estuvo claro. Pero hoy los efectos y repercusiones diferenciales sociales y de clase cuentan otra historia. Las repercusiones económicas y sociales se filtran a través de las discriminaciones “de costumbre” que en todas partes quedan en evidencia. Para empezar, la fuerza de trabajo que se espera se ocupe de cuidar a la creciente cifra de enfermos resulta de modo característico enormemente definida en términos de género, raza y etnia en la mayoría del mundo. Es reflejo de la fuerza laboral de clase que se encuentra, por ejemplo, en aeropuertos y otros sectores logísticos.
Esta “nueva clase trabajadora” está en primera fila y lleva la peor parte tanto de ser la fuerza laboral que soporta mayor riesgo del virus en su trabajo o de ser despedida sin recursos, debido al repliegue económico impuesto por el virus. Está, por ejemplo, la cuestión de quién puede trabajar en casa y quién no. Con ello se agudiza la división lo mismo que la cuestión de quién puede permitirse aislarse o ponerse en cuarentena (con o sin salario) en caso de contacto o contagio. Exactamente del mismo modo en que aprendí a denominar los terremotos de Nicaragua (1973) y Ciudad de Mexico (1995) “temblores de clase”, el avance del COVID-19 exhibe todas las características de una pandemia de clase, género y raza. Si bien los esfuerzos de mitigación se encubren con la retórica de que “estamos todos juntos en esto”, la práctica, sobre todo de los gobiernos nacionales, sugiere motivaciones más siniestras. La clase trabajadora contemporánea en los Estados Unidos (que comprende de modo predominante a afroamericanos, hispanos y mujeres con salario), se enfrenta al desagradable dilema de contaminarse en nombre de los cuidados y mantener los puntos claves de abastecimiento (como tiendas de comestibles) abiertos o el desempleo sin prestaciones (como una adecuada atención sanitaria). El personal asalariado (como yo mismo) trabaja desde casa y recibe su nómina igual que antes, mientras los altos ejecutivos vuelan por ahí en aviones y helicópteros privados.
La fuerza laboral ha sido socializada en casi cualquier parte del mundo desde hace mucho para que se comporte como buenos sujetos neoliberales (lo que significa culparse a sí mismos, o a Dios, si algo va mal, pero no atreverse nunca a sugerir que el capitalismo pudiera ser el problema). Pero hasta los buenos sujetos neoliberales pueden ver que hay algo erróneo en la forma en la que se ha respondido a esta pandemia.
La gran pregunta es: ¿cuánto durará esto? Podría durar más de un año, y cuanto más dure, mayor será la devaluación, incluida la de la fuerza de trabajo. Los niveles de desempleo se elevarán, casi con seguridad, a niveles comparables a los de los años 30, en ausencia de intervenciones masivas del Estado que tendrán que ir contra la tendencia liberal. Son múltiples las ramificaciones inmediatas de la economía, así como de la diaria vida social. Pero no todas son malas. En la medida en que el consumismo contemporáneo se estaba volviendo excesivo, estaba bordeando lo que describía Marx como “sobreconsumo y consumo demencial, lo que significa a su vez, [bordear] lo monstruoso y lo estrambótico, la ruina” de todo el sistema. Lo temerario de este sobreconsumo ha desempeñado un papel de primera importancia en la degradación ambiental. La cancelación de vuelos de líneas aéreas y las radicales restricciones al transporte y el movimiento han tenido consecuencias positivas en relación a las emisiones de gases de invernadero. La calidad del aire ha mejorado mucho en Wuhan, igual que lo ha hecho en muchas ciudades norteamericanas. Los lugares de ecoturismo tendrán tiempo de recobrarse de tantas pisadas. Los cisnes han vuelto a los canales de Venecia. En la medida en que se frene ese gusto por esos excesos consumistas temerarios e insensatos, podría haber algunos beneficios a largo plazo. Tener menos muertes en el monte Everest podría ser una buena cosa. Y aunque nadie lo está diciendo en voz alta, el sesgo demográfico del virus puede acabar afectando a pirámides de edad con efectos a largo plazo sobre las cargas de la Seguridad Social y al futuro del “sector de los cuidados”. Se ralentizará la vida diaria y eso será, para algunos, una bendición. Las reglas de distanciamiento social sugeridas podrían llevar, si la emergencia continúa el tiempo suficiente, a cambios culturales. La única forma de consumismo que casi con toda seguridad se beneficiará será lo que yo llamo la economía de “Netflix”, que da servicio, de todos modos, a los “espectadores de atracón”.
En el frente económico, las respuestas se han visto condicionadas por la forma de éxodo del derrumbe de 2007–8. Esto entrañaba una política monetaria de extraordinaria soltura emparejada con el rescate de los bancos, complementada con un aumento espectacular en el consumo productivo por una expansión masiva de inversión infraestructural en China. Esto ultimo no se puede repetir en la escala requerida. El paquete de rescate establecido en 2008 se centró en los bancos, pero también implicó la nacionalización de facto de General Motors. Tal vez resulta significativo que frente al descontento de los trabajadores y una demanda de mercado que se hunde, las tres grandes compañías automovilísticas de Detroit están cerrando, al menos temporalmente.
Si China no puede repetir su papel de 2007–8, entonces la carga de salir de la actual crisis económica se desplaza ahora a los Estados Unidos, y aquí se encuentra la ironía última: las únicas medidas políticas que van a funcionar, tanto económica como políticamente, son bastante más socialistas que cualquier cosa que pudiera proponer Bernie Sanders, y esos programas de rescate tendrán que iniciarse bajo la égida de Donald Trump, presumiblemente bajo la mascara del Hacer Grande De Nuevo a Norteamérica.
Todos esos republicanos que se opusieron tan visceralmente al rescate de 2008 tendrán que tragarse sus palabras o desafiar a Donald Trump. Este ultimo, si es sabio, cancelará las elecciones sobre la base de una emergencia y declarará el principio de una presidencia imperial para salvar al capital y al mundo de la “revuelta y la revolución”.
Publicado originalmente en Jacobin.
Traducción de Lucas Antón en  Sin Permiso. ////,...))).

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RETOMEMOS A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO

RETOMEMOS A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO En el 80 Aniversario del nacimiento de José Carlos Mariátegui y a los 47 años de su fundación, el Partido Comunista rinde homenaje a su gran fundador y guía llamando a su militancia, a la clase obrera y al pueblo de nuestra patria a que, obedeciendo la voz de nuestro tiempo y preparándonos para ocupar nuestro puesto en … Continúa leyendoRETOMEMOS A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO

LA PROBLEMÁTICA NACIONAL

La Problemática Nacional La Sociedad Peruana Actual Carácter de nuestra sociedad. Carácter del proceso revolucionario de la sociedad peruana. El Capitalismo Burocrático Qué entendemos por capitalismo burocrático? Tres líneas del capitalismo burocrático La Situación Actual del País Condiciones en que surge el régimen actual Los planes y el carácter del régimen. Evidentemente es muy importante analizar la problemática de la sociedad peruana. Consideramos de que … Continúa leyendoLA PROBLEMÁTICA NACIONAL

10. LAS LECCIONES DE LA COMUNA DE PARÍS

10. LAS LECCIONES DE LA COMUNA DE PARÍS La Comuna de París fue la primera vez en la historia en que el proletariado tomó el poder e intentó establecer su propio régimen. La Comuna no pudo consolidar su régimen y fue aplastado en un plazo de 72 días. Sin embargo, su experiencia tiene importancia histórica mundial. Durante su corta existencia entregó una visión de la … Continúa leyendo10. LAS LECCIONES DE LA COMUNA DE PARÍS

9. EL MARXISMO FUNDE SUS LAZOS CON LA CLASE OBRERA

9. EL MARXISMO FUNDE SUS LAZOS CON LA CLASE OBRERA Como vimos previamente, Marx y Engels estuvieron profundamente in­volucrados con los grupos comunistas revolucionarios de la década del 1840. De este modo, llegaron a liderar la Liga de los Comunistas, que era un órgano internacional que unía a revolucionarios de varios países euro­peos. También elaboraron su programa – el Manifiesto Comunista – que adquirió importancia … Continúa leyendo9. EL MARXISMO FUNDE SUS LAZOS CON LA CLASE OBRERA

8. ECONOMÍA POLÍTICA MARXISTA

8. ECONOMÍA POLÍTICA MARXISTA Como hemos visto anteriormente, Marx desarrolló sus principios de eco­nomía política como continuación de y en oposición a la economía políti­ca burguesa de los economistas ingleses. La mayor parte de los primeros escritos económicos de Marx, entre 1844 a 1859, se hicieron en forma de crítica a la economía política burguesa. Se opuso a las afirmaciones de los economistas políticos burgueses … Continúa leyendo8. ECONOMÍA POLÍTICA MARXISTA

7. LUCHA CONTRA EL SOCIALISMO UTÓPICO Y ESTABLECIMIENTO DEL SOCIALISMO CIENTÍFICO

7. LUCHA CONTRA EL SOCIALISMO UTÓPICO Y ESTABLECIMIENTO DEL SOCIALISMO CIENTÍFICO Socialismo Utópico es el término utilizado para denominar a las prin­cipales tendencias del socialismo pre-marxista que surgieron y se masi­ficaron durante la primera mitad del siglo XIX. Los términos ‘utopistas’ (derivado de la idea de utopía, que supone un estado de cosas en donde todo es perfecto) y ‘socialista’ se hicieron populares por primera … Continúa leyendo7. LUCHA CONTRA EL SOCIALISMO UTÓPICO Y ESTABLECIMIENTO DEL SOCIALISMO CIENTÍFICO

6. LA FILOSOFÍA MARXISTA: EL MATERIALISMO DIALÉCTICO E HISTÓRICO

6. LAS FORMULACIONES BÁSICAS DE LA FILOSOFÍA MARXISTA: EL MATERIALISMO DIALÉCTICO E HISTÓRICO Como hemos visto en varias ocasiones previamente, Marx y Engels siem­pre insistieron en que toda la filosofía debe ser práctica y vinculada al mundo real. Esto se expresó de la manera más clara por Marx en su fa­mosa frase: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, … Continúa leyendo6. LA FILOSOFÍA MARXISTA: EL MATERIALISMO DIALÉCTICO E HISTÓRICO

5. LAS TRES FUENTES DEL MARXISMO

5. LAS TRES FUENTES DEL MARXISMO De lo revisado anteriormente en relación a los primeros años de Marx y Engels, resulta evidente que ambos eran hombres muy extraordinarios y brillantes. Sin embargo, también queda muy claro que el marxismo no fue un invento que surgió de pronto de la mente de estos magníficos cerebros. Los cambios socioeconómicos de la época sirvieron de base para el … Continúa leyendo
5. LAS TRES FUENTES DEL MARXISMO

CAMINANDO CON LOS CAMARADAS (II)

Arundhati Roy Vamos a una celebración del centenario de la rebelión Bhumkal de 1910 en la cual los Koyas se levantaron contra los británicos. La palabra Bhumkal significa movimiento, rebelión. El camarada Raju dice que la gente camina varios días para unirse a la celebración. El bosque debe de estar lleno de gente en movimiento. Hay celebraciones en todas las divisiones de DK. Somos privilegiados … Continúa leyendo
CAMINANDO CON LOS CAMARADAS (II)

CAMINANDO CON LOS CAMARADAS (I)

Arundhati Roy Una escueta nota, escrita a máquina, se deslizó bajo mi puerta en un sobre cerrado confirmando mi cita con la más grave amenaza para la seguridad interna de India. Llevaba meses esperando saber de ellos. Tenía que estar en el mandir [templo] Ma Santeshwari en Dantewara, Chhattisgarh, en cualquiera de cuatro citas para las que me daban dos días. Eso significaba tener en … Continúa leyendo
CAMINANDO CON LOS CAMARADAS (I)

4. LOS PRIMEROS AÑOS DE MARX Y ENGELS HASTA QUE LLEGARON A SER MARXISTAS

 4. LOS PRIMEROS AÑOS DE MARX Y ENGELS HASTA QUE LLEGARON A SER MARXISTAS Obviamente, nadie puede nacer marxista – ni siquiera Marx. Debe darse un proceso a través del cual se formulan y desarrollan ideas y puntos de vista hasta tomar una forma básica que puede llamarse una ideología. Na­turalmente, Marx y Engels también tuvieron que pasar por un proceso de este tipo antes … Continúa leyendo
4. LOS PRIMEROS AÑOS DE MARX Y ENGELS HASTA QUE LLEGARON A SER MARXISTAS

3. LAS CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS QUE LLEVARON AL NACIMIENTO DEL MARXISMO

3. LAS CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS QUE LLEVARON AL NACIMIENTO DEL MARXISMO Como veremos más adelante, el marxismo nos enseña que todas las ideas o teorías siempre son producto de las condiciones materiales. Apenas aparecen nuevas condiciones materiales, nuevas ideas y teorías están obligadas a sur­gir. Esta verdad se aplica también al marxismo. Así, para entender mejor el marxismo, debemos intentar conocer las condiciones materiales, esto es, … Continúa leyendo
3. LAS CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS QUE LLEVARON AL NACIMIENTO DEL MARXISMO

2. ¿QUÉ ES EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO?

2. ¿QUÉ ES EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO? El partido que lidera la revolución es el Partido Comunista y la ideo­logía que guía el pensamiento y la práctica del Partido Comunista es el marxismo-leninismo-maoísmo. Esto, todos lo sabemos. Aun así, muchos de nosotros no estamos seguros sobre el significado exacto de la ideología comunista o marxismo-leninismo-maoísmo y cuáles son sus distintas par­tes y aspectos. Algunos lo entienden simplemente … Continúa leyendo
2. ¿QUÉ ES EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO?

1. INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN La mayoría de nosotros, los activistas revolucionarios, somos gente ‘práctica’. Pensamos, “¿Por qué preocuparse por la ideología, la teoría y de ese tipo de cosas?… eso es para los estudiosos e ‘intelectuales’… lo más importante es ocuparnos de nuestro trabajo”. Los activistas y miembros de los niveles inferiores del partido consideran suficiente que el Comité Central y los comités superiores estudien y den … Continúa leyendo
1. INTRODUCCIÓN

LINEA DE MASAS

LINEA DE MASAS INTRODUCCIÓN El Presidente Gonzalo enarbolando, defendiendo y aplicando el marxismo-leninismo- maoísmo ha establecido la línea de masas del Partido. Parte reafirmándose en la concepción proletaria que debe tenerse para enjuiciar el problema de las masas; plantea el papel político que tienen las masas, la lucha por el Poder a través de la guerra popular y que la lucha reivindicativa debe servirla; cuáles … Continúa leyendo
LINEA DE MASAS

CURSO BÁSICO DE MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO

NOTA DE LOS TRADUCTORES El presente Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo corresponde a la traducción al español del original en inglés “Marxism-Leninism-Maoism, Basic Course”, obtenido desde el blog Ajadhind[1], sitio que alojó a la revista People’s March entre los años 2006 y 2012. De acuerdo a lo señalado por Massalijn – agrupación maoísta holandesa que republicó este mismo texto en junio de 2014 – el documento … Continúa leyendo
CURSO BÁSICO DE MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO

¡APRENDER DEL PRESIDENTE GONZALO! – Declaración Internacional Conjunta

¡Proletarios de todos los países, uníos! Declaración Internacional Conjunta ¡APRENDER DEL PRESIDENTE GONZALO! El Discurso del Presidente Gonzalo brilla desafiante ante el mundo como todopoderosa arma de combate. Nosotros, los Partidos y Organizaciones Marxista-Leninista-Maoístas de todo el mundo saludamos con ocasión de un nuevo aniversario de este hecho histórico, en los tiempos tempestuosos que vivimos, con optimismo revolucionario a nuestra clase, el proletariado internacional y … Continúa leyendo
¡APRENDER DEL PRESIDENTE GONZALO! – Declaración Internacional Conjunta

EL PROBLEMA CAMPESINO Y LA REVOLUCIÓN

EL PROBLEMA CAMPESINO Y LA REVOLUCIÓN I. El problema campesino y el problema del poder Tiene especial importancia y es decisivo abordar el problema campesino desde el punto de vista de cómo sirve para la toma del poder; y esto es lo que interesa en última instancia al Partido, pues el problema del poder es la cuestión central de la revolución. Así organizar y dirigir … Continúa leyendo
EL PROBLEMA CAMPESINO Y LA REVOLUCIÓN

PARA ENTENDER A MARIÁTEGUI

Hace un poco más de 3 años tuvimos ocasión de hablar desde aquí mismo. En esa ocasión hablamos del problema de la educación y dijimos algunos cuantos pensamientos que a través del tiempo habíamos adquirido en esa época. La última vez que hablé desde aquí mismo fue para mí algo bastante lindo. Hoy día nuevamente tengo la oportunidad de hablar, pero la circunstancia es un … Continúa leyendo
PARA ENTENDER A MARIÁTEGUI

AMÉRICA LATINA: GUERRA POPULAR Grandes Victorias, Brillante Perspectiva

“La guerra revolucionaria es la guerra de las masas, y sólo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas”. “Nuestro principio es: El partido manda al fusil, y jamás permitiremos que el fusil mande al partido”. Mao Tse-tung La situación mundial ha entrado en una nueva época: la del pensamiento Mao Tsetung. Bajo este signo hemos vivido en los últimos años hechos que … Continúa leyendo
AMÉRICA LATINA: GUERRA POPULAR Grandes Victorias, Brillante Perspectiva


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