¡¡¡¡ SÁLVESE ER-QUE PUEA,...ESTA FRASE MUNCHAS GENTES, PERIODISTAS,...ETC,....Y YO, QUE LO HE PLANTEADO COMO INTERROGANTE,...HACE UNOS DÍAS,...SOBRE EL 24/25 ENERO 2.021 ¡¡,....Y A ULTÍSIMA HORA, A LOS TRES DÍAS SIGUIENTES + -- ¡¡¡¡¡. PERO CREO QUE VA A GANAR LO INSOLIDARIO UNIVERSAL,.....HAY MUNCHA DIVISIÓN MULTIPOPULAR,.....Y LAS ORGAS IGUALXIGUAL EN-TÓ-ER-MUNDO-MUNDIAL,...¡¡¡¡.
POEMA, U LO QUE ZEA ( Unas letrillas ¡¡, malagueñas ¡¡¡¡. ), DE lmm/lukydemálaga. 29006.
"" me moriré pidiendo favores,
qué pasa no huelen las flores ??,...---
Er poeta del infierno,
ha llegado al Planeta,...---llega a 110 años, eso mis sueños, mi anhelo, se derrumbó ¡¡.
Los milicos en la calle, la Pandemia -- dando palmaditas, jasta lego chabalotxs yayetxs,...--;
la Dictadura mundial, justificá,...---
Es la mala hora, no tengo corazón,
el Cálido Infierno, también me bolteó,...---¡¡¡¡, u me botó, pero que mardá,...??¡¡.
Un cocido de callos, cocinas malhechor, no ves, no va a quedar naide, querido Melchor,... ¡¡¡¡.
Papa Noel, les dije a las hermanillas,
Soy el yayo-tato,...---- aquí estoy con mi blanca barba,
soy el yayo papá Noel, la sonrisa misteriosa, contra los miedos, mis palabras acabó con él,...---??¡¡.
Triana y Manuela, nietas de la Toti la abuela, compa de mi amigo eterno, Miguel,...--- ¡¡¡¡.
En la nefasta hora, soy un endegraciao,...--- que en la guerra en una mano me han dejado cinco deos,
pero en la otra tres y dos, asín hablaba, pepe el pintor, el criador y cazador con red de pajarillos, luganos y chamarín-verdones,...¡¡ "".
Letrilla, creada, el 30 de Enero, ar mediodía,....gracias a las vidas de las dos hermanillas. Lmm.
LE ESCRIBO A LA MÁQUINA, Y RESPONDE ¡¡ : en Bolivia, me botan me tiran a la basura ¡¡ : RESPONDE ¡¡;
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El Martinete - Número 22 Mayo de 2009 | ||||||
De la Conferencia Internacional maoísta a la Internacional Comunista | ||||||
Camaradas presentes en esta Conferencia Internacional, en nombre del Movimiento Anti-Imperialista del Estado español (MAI), reciban un saludo revolucionario de firmeza y combate. También queremos felicitar al MPP por la organización de este evento, que se está consolidando como punto de encuentro del sector revolucionario del movimiento comunista internacional (MCI), y agradecer a estos camaradas su gentileza por invitarnos a participar y darnos, así, la oportunidad de que ustedes conozcan la opinión de nuestra organización sobre los problemas candentes de nuestro movimiento en el plano internacional. El MCI se encuentra en una encrucijada desde hace ya demasiado tiempo. La derrota final de la Gran Revolución Cultural Proletaria y la desaparición de las ilusiones revisionistas con el hundimiento del “campo socialista”, certificaron el estancamiento y retroceso de todas las corrientes que hasta entonces se reclamaban del comunismo. En medio de este descalabro generalizado, el Partido Comunista del Perú introdujo con fuerza un freno al desánimo y el derrotismo imperantes que, en nuestro caso podemos decirlo, influyó en gran medida en el nacimiento y posterior desarrollo de lo que hoy día es nuestra organización. Sin embargo, los sucesos del año 92 en Perú y, sobre todo, la renuncia del Partido Comunista de Nepal (maoísta) [PCN(m)] a proseguir la Guerra Popular, cuando se encontraba en plena ofensiva estratégica, certifican, para nosotros, el fin del Ciclo revolucionario que se inició con la Revolución de Octubre de 1917, y el inicio de un periodo intermedio de recomposición ideológica y política del comunismo, cuya duración dependerá grandemente de la labor que realicemos los partidos y destacamentos de vanguardia que en la actualidad están configurando progresivamente la línea roja internacional. El resurgir de la Guerra Popular en Perú, en primer lugar, junto a los cada vez más firmes posicionamientos de partidos y destacamentos de vanguardia frente al revisionismo del MRI, otrora considerada fracción roja mundial del MCI y devenida ahora organización predominantemente revisionista, liderada bicéfalamente por el PCR de los EE.UU. y el PCN(m), otorgan una relevancia especial a esta Conferencia en cuanto al papel histórico que, para nosotros, debe de desempeñar como inicio de la recomposición del MCI para superar la encrucijada en que se encuentra. La situación internacional Nos encontramos ante la paradoja de tener que soportar una triple crisis global del capitalismo, que no le impide mantener, al mismo tiempo, una ofensiva reaccionaria internacional contra el proletariado y los pueblos oprimidos. En primer lugar, una crisis financiera, que es la que acapara la mayor parte de las noticias, pero que no es la que más afecta de momento a las clases trabajadoras. En segundo y tercer lugar, un encarecimiento de las fuentes de energía, en especial el petróleo, y de las materias primas, que ha provocado una crisis alimentaria estrechamente motivada y vinculada a la anterior, que son las que más afectan a las capas populares. Son precisamente los gobiernos dirigidos por los sectores más reaccionarios y valedores del liberalismo absoluto los que mediante fondos públicos y nacionalizaciones hacen frente a la crisis con la aprobación y la colaboración de las organizaciones sindicales. Están aplicando el programa de las llamadas terceras vías, que hasta ahora defendían las organizaciones reformistas. La aristocracia obrera y el oportunismo político, que vertebran mayoritariamente al proletariado a nivel mundial, abrazan las recetas capitalistas, que les son tan familiares, para evitar una mayor depauperación de cuyas consecuencias ellos serían los primeros afectados. En Europa, hemos pasado, en una década, del reclamo de las 35 horas a la aceptación de las 65 horas, sin que se produzca una mínima movilización seria que pudiese suponer, cuanto menos, una advertencia para los gobiernos reaccionarios de la Unión. Las masas de trabajadores muestran una resistencia escasa y generalmente poco efectiva, cuyas metas, ante la ausencia generalizada de dirección política comunista, no pueden ser más que de cortas miras. Con esto nos referimos a los defensores del llamado socialismo del siglo XXI, tan popular en algunos países de América Latina y con tantos seguidores entre nuestros revisionistas europeos. Entre las filas del proletariado hay una mezcla de rabia contenida en un mar de hastío y resignación, muy extendidos y potenciados por el individualismo y el corporativismo a que el oportunismo político y sindical del reformismo las somete, pero nada que denote un salto cualitativo en su lucha en el sentido de su emancipación. Ésta es la tónica dominante, a pesar de los contados enclaves del mundo en que se está desarrollando en sus fases iniciales la Guerra Popular. Por todo ello, predominan las luchas de masas de carácter espontáneo a lo largo del planeta, ya sean sindicales, ya se trate de los conflictos armados de los pueblos que son sojuzgados directamente por la bota militar del imperialismo. Estas luchas protagonizan, hoy, la sempiterna resistencia de las masas a la explotación social y a la opresión nacional. Nada que ver, por ejemplo con los años sesenta, cuando las luchas sociales y de liberación levantaban mayoritariamente la bandera roja y perseguían el socialismo, a pesar de las distintas visiones que de él se tenían, no siempre las más correctas. Ante esta situación objetiva en que se desarrolla la ofensiva reaccionaria a escala planetaria en medio de la propia crisis capitalista, el aún incipiente desarrollo de las guerras populares y el predominio de las luchas armadas anti-imperialistas dirigidas por organizaciones reaccionarias de carácter religioso y nacionalista, unido a la posición defensiva que acarrea el carácter generalmente espontáneo y económico de las luchas de resistencia de la clase trabajadora por evitar el empeoramiento de las condiciones de su explotación, son signos inequívocos de que no existe una ofensiva estratégica revolucionaria mundial. A pesar de que las condiciones objetivas sociales y políticas del imperialismo representan un terreno favorable para iniciar dicha ofensiva, la ausencia completa del factor subjetivo la hace imposible. No puede existir una ofensiva revolucionaria mundial que no vaya aparejada con el proceso de reconstitución de la Internacional Comunista. La organización del partido mundial de la revolución comunista será el mejor vehículo para extender la influencia internacional de los éxitos que deparen los procesos locales de Guerra Popular, influencia que actuará como catalizador de otros procesos de reconstitución y de inicio de la Guerra Popular por doquier, extendiéndose y ampliándose hasta crear las condiciones reales, políticas y militares, de paso a la ofensiva estratégica de la Revolución Proletaria Mundial (RPM). El movimiento comunista internacional y las tareas actuales El MCI es una masa heterogénea de partidos y agrupamientos internacionales de corrientes contrapuestas que, en su mayoría, abrazan el oportunismo político y el revisionismo ideológico, tanto dogmático como reformista. Los peores augurios se han confirmado sobre el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) desde que el camarada Gonzalo los expusiera, desde sus orígenes, en el sentido de considerar al MRI sólo como un paso en la reconstitución de la Internacional Comunista y a condición de que siguiese una línea ideológica y política justa y correcta. Los diferentes planos en que resumía el camarada Gonzalo los problemas que enfrentaba el MRI se han agudizado y lo han transformado en su contrario, en freno de la revolución comunista mundial. Lo que está sucediendo en Nepal es, en este sentido, de lo más aleccionador. En lo ideológico, el MRI no sólo no ha avanzado en la comprensión del marxismo-leninismo-maoísmo, sino que está contribuyendo a incrementar la confusión, favoreciendo al revisionismo y haciendo pasar por planteamientos ideológicos correctos lo que es puro oportunismo, amoldando forzadamente a sus intereses liquidacionistas principios fundamentales con el fin de apoyar el abandono de la línea de Guerra Popular. En lo político, ha permitido que la agenda del imperialismo marque la actuación del PCN(m) y justifique su arriamiento de la bandera roja. Ha renunciado a la reconstitución de la Internacional, favoreciendo el policentrismo en su seno, y ha abandonado la línea de masas que debería tener como objetivo la reconstitución de partidos comunistas para iniciar y desarrollar la Guerra Popular. Ha renunciado a forjarse en dirección de la revolución comunista mundial y, con respecto a la lucha entre las dos líneas, la ha sustituido por el liberalismo en las opiniones y la no ingerencia en los asuntos y decisiones de cada uno de sus miembros. Todos estos problemas, al no ser justa y correctamente manejados, han devenido en fenómenos de desarticulación. Las preocupaciones que albergaba el camarada Gonzalo en los años ochenta se han visto confirmadas. Para el MAI, la situación está madura para escindir definitivamente el MRI y con ello al MCI en dos alas. La tarea de desenvolverse en fracción interna dentro del MCI, que se concretaba en participar dentro del MRI, ya no puede favorecer la línea revolucionaria internacional, sino sólo retrasar el aglutinamiento del ala izquierda y el correcto y útil desarrollo de la lucha de dos líneas. Permaneciendo actualmente dentro del MRI no se es referente de la línea revolucionaria internacional, ya que ésta queda oculta bajo la dirección revisionista, genera falsas expectativas de cambiar progresivamente a los miembros que abrazan la Línea Oportunista de Derechas (LOD) y no permite establecer claramente el imprescindible deslinde entre revisionismo y línea roja. Al contrario, se respalda, con la presencia en su seno del ala izquierda, la apariencia de organismo internacional revolucionario ante el conjunto de la organización, enmascarando su revisionismo. Teniendo esto en cuenta, esta Conferencia debería representar el primer paso en el camino hacia la reconstitución de la Internacional Comunista, aglutinando a la izquierda del MCI. La situación actual no permite organizarla en base a un programa ideológico, como sería la obligación de asumir el maoísmo como condición previa, principalmente porque el propio maoísmo no ha resuelto definitivamente su condición de desarrollo del marxismo-leninismo, manteniéndose verdaderos e importantes puntos por aclarar, situación por la cual aún existen organizaciones que tienen sus reservas en asumir la ideología tal como la plantean la mayoría de los destacamentos autodefinidos como maoístas. Teniendo en cuenta esto, es para el MAI una cuestión ineludible la realización del balance global del Ciclo revolucionario de Octubre, con el fin de reconstituir la ideología comunista partiendo desde el punto más elevado de la experiencia del Ciclo, la Gran Revolución Cultural Proletaria china, y del desarrollo más elevado alcanzado por nuestra ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo. Valga como ejemplo de esto la necesidad de abordar con profundidad, desde el mismo maoísmo, el todavía inédito análisis sobre la Revolución Cultural a la luz de la acertada y novedosa consigna de desarrollar la Guerra Popular hasta el Comunismo. Esta consigna implica, de hecho, una síntesis de balance, pero sin análisis previo; implica no un balance general, sino evaluaciones parciales de episodios puntuales tomados aisladamente de nuestra rica experiencia histórica, método erróneo que sólo puede generar confusión y obstaculizar la definición ideológica correcta. Si se introducen innovadoras consignas que implican una reflexión crítica sobre esa experiencia, es preciso hacer explícita la necesidad de esa reflexión como tarea política colectiva de nuestro movimiento. Este problema y esta necesidad, que se reconocen en los hechos, no pueden resolverse de soslayo ni hurtarse como tareas políticas de la reconstitución del MCI. Y lo peor es que este método contraproducente impedirá extraer todas las lecciones que nos ofrece la experiencia de la RPM. Por ejemplo, en el caso que hemos aludido, la consigna de Guerra popular hasta el comunismo obliga al replanteamiento global del problema del modelo de sociedad de transición, en particular, de los principios y métodos de la construcción del socialismo. En China, la revolución cultural ni se ideó ni se realizó desde la Guerra Popular, y ahora, toda vez que se conquiste el poder, esta nueva orientación implicará el mantenimiento y desarrollo de la Guerra Popular durante todo el periodo de transición socialista de Dictadura del Proletariado, variando, cuanto menos, las prerrogativas de la posible y previsible revolución cultural. Asumiendo, pues, el inconveniente del problema ideológico aún por resolver, la situación demanda y permite que el ala izquierda del MCI se agrupe en torno a la Línea Política General de la revolución proletaria, aceptando sus elementos cardinales. Éstos suponen, fundamentalmente, la Guerra Popular como estrategia para la revolución comunista y el apoyo de las guerras populares que ya se han iniciado, y, siguiendo la valiosa experiencia del Partido Comunista del Perú, suponen con carácter previo la defensa y puesta en práctica de planes de reconstitución de partidos comunistas en los países que carecen de él, que son la inmensa mayoría, para, posteriormente, militarizarlos en el inicio y en el proceso de desarrollo de la Guerra Popular. Además, es tarea cardinal coordinar y fortalecer el desarrollo de la lucha intransigente contra el revisionismo. La resolución del problema ideológico requiere proseguir con la lucha entre las dos líneas en el seno del ala izquierda del movimiento comunista. Si no existe la Internacional revolucionaria, es que no existe Partido Comunista internacional. Esto es así porque carecemos, a este nivel, de Base de Unidad Partidaria, por lo que es imposible realizar la unidad revolucionaria entre nuestros distintos destacamentos sobre la base de una plataforma ideológica. La única posibilidad para responder a la necesidad de constituir el referente mundial por la revolución comunista es establecer nuestra unidad asentándola en la lucha por nuestros objetivos políticos comunes y en lucha permanente contra el revisionismo para contribuir a deslindar ante las masas trabajadoras. Reconocemos al Partido Comunista del Perú como partido de nuevo tipo reconstituido que, por su experiencia de Guerra Popular en distintas tesituras, ocupa la trinchera de vanguardia de la RPM. Por esta razón, la situación demanda de él, y nosotros nos hacemos eco de ello, la asunción de la responsabilidad de convertirse en eje central en torno al cual se vertebre y aglutine progresivamente toda el ala izquierda del movimiento comunista revolucionario, con el fin de configurar el embrión de la que ha de ser la futura Internacional. Éste es el trascendental papel histórico que el PCP está llamado a acometer a nivel mundial y cuya posición se ha ganado gracias a su trayectoria. De los aquí presentes depende en gran medida que este objetivo inmediato pueda lograrse. Así es como el Partido Comunista del Perú cumplirá su papel de base de apoyo de la RPM. Por consiguiente, la tarea principal de todo comunista en cada país es la de perseverar en la lucha contra el revisionismo por generar partidos comunistas, que será, a su vez, el mejor apoyo para la vanguardia mundial, la Guerra Popular en el Perú y en los otros lugares del mundo en donde haya comenzado o esté por iniciarse su desarrollo. Llamamos a emular el camino que hace décadas emprendió el Partido Comunista del Perú para reconstituirse, combatir intransigentemente contra las respectivas líneas oportunistas y prepararse para el inicio de la Guerra Popular. Las tareas del MAI en el Estado español Nuestra organización, siguiendo lo anteriormente expuesto, se sitúa como destacamento de vanguardia contra todo tipo de oportunismo político y revisionismo ideológico. Actualmente, el proletariado del Estado español carece de organización y guía, por lo que nuestro objetivo estratégico inmediato es la reconstitución del Partido Comunista en el Estado español. Para ello, es imprescindible combatir paralela e infatigablemente los programas políticos que establecen etapas intermedias anteriores al socialismo y que sustituyen la revolución comunista y la Dictadura del Proletariado por la reforma “democrática” del Estado burgués. En nuestro país esto se ha concretado en la defensa de III República, bajo cuya bandera se aglutinan todos los partidos y grupos revisionistas. Es la forma como ha tomado cuerpo la tesis prachandista del “periodo intermedio de reforma política”. Por eso, en nuestro caso, es motivo principal de deslinde político entre revolución y contrarrevolución, lucha que expresa el carácter internacional de la lucha de clases y de la lucha de dos líneas en nuestro país. Por otro lado, en nombre del maoísmo, también se levantan pequeñas agrupaciones que, o bien son voceros de la Línea Oportunista de Derechas internacional, o bien, se han desviado irremisiblemente hacia la defensa de líneas políticas de corte nacionalista. En la lucha contra ellos también estamos volcando todo nuestro empeño y saber. Siguiendo este cometido de combatir a los falsos comunistas y a los falsos maoístas en el Estado español, deslindando tajantemente con todo revisionismo y oportunismo, bregamos por unir a los revolucionarios con el fin de construir un incipiente polo político que se convierta en referente de la clase y que cree las bases para la futura culminación de la reconstitución del Partido Comunista en nuestro país. Camaradas, el MAI desea que los objetivos trazados por los organizadores de esta Conferencia sean coronados con el triunfo. Saludamos anticipadamente la realización exitosa del Segundo Congreso del Partido Comunista del Perú, pero también deseamos compartir nuestra esperanza de que esta Conferencia Internacional no se agote en el cumplimiento de este cometido, sino que sobrepase las perspectivas iniciales y forje un nuevo hito del proletariado internacional abriendo el camino hacia la reconstitución de la Internacional Comunista. ¡Por la reconstitución de partidos comunistas revolucionarios!
Declaración del Comité Proletario Internacionalista El Comité Proletario Internacionalista (CPI) nace con la finalidad de impulsar una actividad continuada de apoyo, solidaridad e información del proceso revolucionario que se desarrolla en la India. El CPI quiere dar a conocer y generar simpatía hacia dicho proceso revolucionario entre los sectores populares y oprimidos del Estado Español. En la India, segundo país más poblado del mundo con más de 1.100 millones de habitantes, y una de las grandes economías capitalistas “emergentes”, avanza un proceso revolucionario de obreros y campesinos dirigido por el Partido Comunista de la India (Maoísta), un partido construido en medio de la más fiera lucha contra el revisionismo o falso comunismo desde los años 60. Se trata de un proceso revolucionario del que apenas se hacen eco tanto los medios de comunicación controlados por la burguesía como los medios de comunicación controlados por la izquierda domesticada y reformista-revisionista. Este proceso se inicio en 1967, en la localidad de Naxalbari (Bengala Occidental), cuando miles de campesinos pobres sin tierra y obreros armados con lanzas y precarios fusiles declararon la guerra al Viejo Estado Indio, a la clase terrateniente, a la burguesía india y a su amo imperialista. Un nuevo movimiento, hoy conocido como naxalita, nacía rompiendo, al mismo tiempo, con el reformismo en el seno del movimiento comunista indio. El mensaje fue fuerte y claro: destruir al Estado reaccionario por la fuerza de las armas; construir un nuevo Estado dirigido por el proletariado como único camino para garantizar el fin de la explotación y dominación que sufren las masas oprimidas. Hoy la Guerra Popular en la India es una esperanza para todos los oprimidos y revolucionarios del mundo. Podemos decir que es la esperanza más importante y trascendental para los proletarios y campesinos en este momento. Representa el anhelo de millones de oprimidos que buscamos poner fin al dominio del capitalismo y su brutalidad económica, política, militar y cultural. La importancia de la guerra popular en la India es inmensa. Su triunfo significaría por una parte, el liberar a casi 1.200 millones de personas de la miseria que viven a diario; e imprimiría un gran entusiasmo a los pueblos del sur de Asía y de todo el mundo en la lucha contra el imperialismo y la reacción. El triunfo de la revolución en India significará un indudable impulso para el Movimiento Comunista Internacional, que creará las condiciones idóneas para, mediante el trabajo de la vanguardia proletaria internacional en torno a las condiciones subjetivas, fundamentalmente un balance en torno a la experiencia revolucionaria anterior, sentar las bases más sólidas para el inicio de una nueva oleada de revolución proletaria mundial en todo el planeta. El PCI (Maoísta) se ha convertido en un auténtico faro rojo para todos los comunistas y revolucionarios del mundo. La toma del poder en la India por parte del PCI (Maoísta) supondría un cataclismo para el imperialismo y tendría un efecto multiplicador en los llamados países emergentes, así como representaría un impulso de unidad en torno a un marxismo auténticamente revolucionario en el seno del Movimiento Comunista Internacional, un marxismo cabal enemigo de toda clase de revisionismo y centrismo que diluyan y traben el camino revolucionario. APOYAR LA GUERRA POPULAR EN LA INDIA EN LO QUE SUPONE DE DENUNCIA DE TODO TIPO DE OPORTUNISMO Y REVISIONISMO "La lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo". LENIN Desde la perspectiva comunista y revolucionaria apoyar a la guerra popular en la India supone apoyar una lucha auténticamente revolucionaria y antireformista, que así mismo traza una línea entre los que se llaman “comunistas”, “internacionalistas” para traficar con los escaños parlamentarios y a los que siguiendo a Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao trabajan por extender la Revolución Proletaria Mundial. Hoy la Guerra Popular en la India inspira a los oprimidos y explotados de todo el mundo a levantarse y luchar. Actualmente dicha Guerra Popular conquista grandes triunfos, situación que hace temblar a los reaccionarios y revisionistas, que ven como las masas desechan las ilusiones burguesas y se incorporan en forma creciente a la lucha revolucionaria. La Guerra Popular a la vez que destruye el viejo poder va creando un nuevo poder en las bases de apoyo, y está ayudando al pueblo a organizarse y a que se fortalezca. Lanzan campañas de alfabetización y educación mediante el establecimiento de escuelas. Ofrecen servicios médicos muy necesarios. Se crean unidades de autodefensa y las fuerzas fundamentales para combatir y superar los ataques y la brutalidad de los militares. Hoy mas que nunca en medio de esta crisis sin precedentes en el sistema capitalista están creadas las condiciones para que organizaciones comunistas revolucionarias asuman la tarea de conducir a las masas populares a la toma del poder por medio de la revolución proletaria. Revolución que al igual que la gloriosa Comuna de Paris sea fruto del pueblo en armas. En los países imperialistas tenemos que ser capaces de crear una línea revolucionaria, tirando por la borda las patrañas revisionistas de "acumulación de fuerzas espontaneísta", "frentes de izquierdas electoralistas" o los que claudican afirmando "que aquí no se puede hacer la revolución". Hoy cuando los apologistas del imperialismo declaran la caducidad del marxismo y los reformistas-revisionistas corren a su siga para pedir el fin de las beligerancias y “acuerdos de paz”, los comunistas indios forjan un nuevo poder por medio de la guerra popular. Apoyar el proceso revolucionario en la India significa apoyar un proceso que deslinda y combate con firmeza al reformismo, al revisionismo y a toda clase de oportunismo y centrismo. Apoyar el proceso revolucionario en la India implica apoyar un proceso que busca la toma del Poder y la Revolución en antitesis con los “acuerdos de paz” y las “negociaciones” porque precisamente estos apuntan a descabezar las guerras populares y a liquidar las luchas revolucionarias de todo el mundo. Apoyar la Guerra Popular en la India como contundente refutación práctica a las mentiras de los revisionistas prachandistas de Nepal, que traicionaron la revolución en ese país, bajo el pérfido argumento de “ser un imposible” debido a la correlación de fuerzas y al poder “imbatible” del imperialismo. En este sentido denunciar sin ningún tipo de ambigüedad las teorías capitulacionistas y revisionistas del PCNU(M) de Nepal como pestilente cloaca y ejemplo negativo para todos los comunistas y revolucionarios del mundo. La lucha de los maoístas en la India tiene un gran significado porque desmiente a todos aquellos que niegan la posibilidad de la Revolución, a los reaccionarios que hablan de la caducidad del marxismo, a los oportunistas y reformistas que rechazan una revolución con la dirección del proletariado a través de un Partido Comunista y que buscan experimentos intermedios a través de reformas dentro del sistema capitalista. Esta lucha del pueblo indio y su Partido reafirma la vigencia de la violencia revolucionaria como herramienta necesaria para transformar la sociedad y pone en entredicho al falso pacifismo burgués de “la violencia es mala venga de donde venga” que se propala en América Latina, articulado por el imperialismo a través de sus agencias de cooperación. Los revolucionarios proletarios de todo el mundo no pueden darse el lujo de mostrar la mínima indiferencia a los avances y las dificultades de nuestros camaradas de la India. Hoy en la India se desarrolla un proceso revolucionario que todos los auténticos comunistas y revolucionarios del mundo tienen el deber de apoyar y aprender de él. En los diversos idiomas de la India, "¡Naxalbari Zindabad!" quiere decir "¡Viva Naxalbari!". Pero, para los oprimidos de la India y del resto del mundo, esta consigna también quiere decir "¡La rebelión se justifica!". "Las ráfagas del viento de Naxalbari arrancaron décadas de hedor revisionista e incitaron a la rebelión". El avance de la Revolución en la India es una demostración práctica de que la revolución es posible, de que si se sigue una línea política justa y se consigue movilizar a las masas es posible triunfar. ¡Hoy más que nunca es necesario el apoyo militante del movimiento comunista, del proletariado internacional y de los pueblos del mundo a esta Revolución! ¡Apoyemos la Guerra Popular en la India, que es una esperanza para todos los oprimidos y pueblos del mundo! Comité Proletario Internacionalista Formado por: Comunistas de Castilla Bandera Roja Colectivo Odio de Clase Movimiento Anti-Imperialista Movimiento por el Internacionalismo Proletario Reconstrucción Comunista Individualidades Comunistas,...)))... https://www.nodo50.org/mai/Documentos/CPI/VerdaderaRevolucion/VerdaderaRevolucion.html POR UNA VERDADERA REVOLUCIÓN
En los últimos tiempos un gran movimiento de masas se ha activado en el Estado español. Importantes sectores de la población, espoleados por cómo está el capital reestructurándose con la crisis, han despertado, tras un prolongado letargo, a la vida política. Naturalmente, una de las características de este heterogéneo movimiento es la falta de un referente claro respecto a qué contraponer al sistema capitalista vigente. Como no podía ser de otra manera, espontáneamente el movimiento, huérfano de bagaje y experiencia política y rehuyendo cualquier adscripción a alguna corriente revolucionaria histórica, dejado a su solo impulso, no ha conseguido articular una alternativa sólida que oponer al capitalismo. El movimiento, en general, no ha hecho otra cosa, con todos los méritos y defectos que le son propios, que navegar a la contra, a la defensiva de los ataques, difamaciones y medidas impulsadas por el enemigo, es decir, la burguesía articulada a través de su Estado. Precisamente, esa posición defensiva y la negación de cualquier reflexión histórica que lo situara respecto al sistema al que busca oponerse, ha sido la causa de que, en general, la ideología, los métodos y las propuestas que ha engendrado el movimiento no hayan escapado a la lógica del sistema, sino que se ha movido siempre a través de sus coordenadas, matizadas, claro está, por un reformismo radical. De este modo, el interclasismo, el pacifismo, el parlamentarismo y el parcialismo han sido los ejes en torno a los que se ha nucleado el discurso indignado. Así, a falta de otro referente o reflexión, ha sido la llamada “revolución” islandesa la que ha atraído la atención de los indignados. Y es que en ella se plasman todos esos elementos políticos: una revuelta ciudadana, que pretende ir más allá de clases sociales, pacífica, que ataca sólo algunas consecuencias parciales del capitalismo (su aspecto especulativo o neoliberal) y que busca la participación de esa misma ciudadanía en las instituciones vigentes, fundamentalmente el parlamento, a las que se busca regenerar pero no destruir, como por ejemplo está sucediendo con la reforma de Todo ello está sucediendo en un país integrado, aunque periférico, en los centros del imperialismo, esos países en los que el relativo bienestar de una parte de la población es una consecuencia del expolio y la rapiña que sufre la inmensa mayoría de la humanidad, ésa que habita el denominado tercer mundo. Esto nos señala la característica esencial de la “revolución” islandesa, que no es sino la panacea de las llamadas clases medias, esos sectores sociales que gustosamente decidirían en asamblea quedar al margen de la historia y sus ajetreos. Islandia es, pues, la utopía pequeñoburguesa de quienes no cuestionan las relaciones de explotación que gobiernan el mundo y pretenden alzar la voz sólo cuando alguna consecuencia les afecta a ellos, realizada en un país diminuto y periférico del centro imperialista. Además, por ello mismo, está siendo utilizada como escaparate de cómo debe hacerse una “revolución ejemplar”… ejemplarmente inofensiva para el capital, como vemos, para dificultar la conformación de una alternativa auténticamente revolucionaria a la crisis permanente que es el capitalismo en su fase imperialista. Frente a esta “alternativa” de privilegiados, se abre paso hoy en el mundo, y mucho más silenciada por los media, una auténtica revolución que tiene por escenario una de las principales potencias llamadas emergentes, India. Aquí, las aspiraciones de gran potencia y la voraz expansión de las relaciones capitalistas se entremezclan con la sumisión de centenares de millones de personas a las ataduras y discriminaciones del sistema de castas y a una brutal pobreza. Allí, donde, a diferencia de la fría Islandia, sí se concentran las contradicciones de nuestro mundo, como la emergencia de nuevas potencias imperialistas en medio de la crisis de los centros tradicionales del imperialismo, o la colusión de las relaciones sociales capitalistas con formas de producción anteriores; allí se está dando el mayor proceso revolucionario que estremece al mundo en la actualidad. En India, desde 1967, millones de campesinos y obreros se hayan empeñados en una lucha por cambiar radicalmente y de base este injusto y podrido mundo. Desde 2004, en que las principales organizaciones revolucionarias indias se fusionaron, este proceso se muestra especialmente pujante y ya ha sido declarado por el gobierno indio como “la mayor amenaza a la seguridad interna” del Estado, que ha lanzado una vasta operación militar de represión y exterminio, denominada Cacería Verde, contra los revolucionarios, conocidos como naxalitas, y los cada vez mayores sectores de la población que les apoyan; represión que los naxalitas están enfrentando exitosamente. Muchas son las diferencias que separan las condiciones de India y del Estado español, pero desde luego los naxalitas nos brindan varias lecciones universales que los que queremos transformar este mundo desde los cimientos no podemos ignorar. En primer lugar, que para enfrentarse a un sistema que lleva siglos instalado y que cuenta con un ingente potencial económico, social, cultural y militar, no son suficientes los buenos deseos, sino que se necesita tener en cuenta toda la experiencia anterior de los oprimidos en la lucha por su liberación, así como las leyes sociales objetivas que gobiernan este sistema, independientemente de nuestra voluntad. Es decir, para enfrentarse al capitalismo con garantías de éxito y evitar que nos reconduzca y asimile, necesitamos una teoría revolucionaria. Los naxalitas, armados con un auténtico marxismo revolucionario, forjado en la lucha contra el revisionismo, esto es, la ideología burguesa en las filas de los explotados, nos muestran el camino. En segundo lugar, la lucha contra un sistema férreamente organizado, sofisticado y militarizado, requiere de la organización de los oprimidos, precisamente esa organización que sirva de puente entre la teoría revolucionaria, mapa de la revolución, y las masas explotadas encargadas de llevarla a cabo. Nuevamente, los naxalitas, organizados como Partido Comunista de India(Maoísta) –PCI(M)—, nos muestran el camino. Asimismo, es ley histórica que cualquier cambio revolucionario se ha producido necesariamente enfrentando la resistencia armada de las clases dominantes. La burguesía instruye y entrena diariamente a millares de lacayos en el manejo de las armas para la defensa de su orden social. Es por ello que el social-pacifismo, el que propala que los problemas sociales, fundados en la explotación y el antagonismo irreconciliable entre clases, se pueden solucionar “pacíficamente”, simplemente es una apología del monopolio de la violencia del Estado burgués. Otra vez los naxalitas, con decenas de miles de hombres y mujeres en armas, dirigidos por el PCI(M) en guerra popular, señalan la senda. Finalmente, la transformación de la sociedad requiere que todos los oprimidos tomen parte en ella activamente. No valen las viejas estructuras de delegación y representación, como el parlamento, ideales para la reproducción del viejo sistema, fundado sobre la división social del trabajo. Es por ello que cualquier proceso revolucionario debe romper esa estructura estatal y establecer una nueva, fundada sobre comités populares de base. Frente a la dictadura reaccionaria de los explotadores, la dictadura revolucionaria de los explotados se nos presenta como otra ley histórica. De nuevo, los naxalitas, a través de la edificación de los Janatana Sarkars (gobiernos populares), donde directamente son las masas las que organizan su producción, sanidad, justicia, vida cultural y defensa, nos muestran el ejemplo vivo de que efectivamente es posible organizarse al margen de los mecanismos del capital. Por eso, porque independientemente de la diversidad de condiciones, esa línea que une teoría revolucionaria, organización, guerra popular y nuevo poder, es el camino universal que necesariamente debe recorrer cualquier auténtico cambio revolucionario, y porque los naxalitas avanzan por esa senda, dándonos con su sacrificio ejemplo a todos los pueblos del mundo, es nuestro deber apoyar la revolución en India, aprender de ella y difundir su ejemplo, así como oponerla a las falsas ensoñaciones de reforma y perpetuación de un capitalismo supuestamente “humano”, como las que vienen del gélido norte, tan ilusas como injustas. Comité Proletario Internacionalista |
“La gracia de la política práctica es decir cómo se haría HOY día, con los medios técnicos disponibles y con un par de escenarios posibles.”
¿Por qué tengo que reducir el análisis a un par de escenarios posibles?.
La gracia de la política práctica, no es lo que Usted dice sino, como hacía Lenin, analizar la situación concreta en la que se tiene que actuar, caracterizarla lo más exacto que se pueda, y en base a ello, decidir qué hacer.
Sabemos que a la toma del poder va a seguir la reacción imperialista, sabemos que ello es así porque así sucedió en el pasado. No sabemos cómo va a ser esa reacción. Por ende, no podemos saber qué política práctica adoptaremos hasta que estemos en esa situación. Lo que sabemos es que existirá y que deberemos estar organizados para enfrentarla. Fíjese que Marx, por ejemplo, nunca dio demasiadas indicaciones sobre cómo sería la futura sociedad comunista (mucho menos propuso políticas prácticas en ese sentido). Sí lo hicieron los utopistas.
Si Usted pregunta cuál sería una política socialista práctica HOY, está incurriendo en un error. Porque exige que se den por solucionados toda una serie de cuestiones que no son menores, pero sí previas. Es decir, para proponer una política socialista práctica HOY, es necesario haber tomado el poder. Esto, quizás a Usted le pueda parecer un detalle, pero no lo es. Lo primero que habría que responder a su exigencia es que no es posible tomar una medida socialista práctica porque el proletariado no tomó el poder.
Exige que se imaginen un par de escenarios posibles (¿quién los imagina, Usted o yo? ¿y cuáles son esos escenarios posibles, que deben ser reducidos a un par?) y luego exige respuestas. Es lógico que mi respuesta no lo satisfaga. Nada lo puede satisfacer si Usted tiene esas pretensiones.
Luego Usted dice: “¿qué valor tiene decir, literalmente ‘los trabajadores deben ser quienes determinen las necesidades a la vez que planifican la economía’ sino está vinculado a ninguna idea concreta de como reorganizar la sociedad?”
Celebro que trajera esa parte de la respuesta. Porque claro que está vinculada a una “idea concreta de cómo reorganizar la sociedad”. Por eso decía que lo mejor, en vez de imaginar futuros escenarios posibles, era estudiar las experiencias pasadas, el comunismo de guerra, la NEP, el problema del desarrollo desigual entre la industria y el campo, el problema del mantenimiento de la ley del valor, el problema de cómo se van a determinar las necesidades sociales sin recurrir al precio, de cómo se va a centralizar la economía, de cuáles fueron las conquistas obtenidas por las masas luego de la toma del poder y durante todo el proceso, cuáles fueron los peligros, etc.
Y pienso que hay que estudiar esas cuestiones de la transición entre capitalismo y socialismo porque creo que en nuestro caso también habrá similitudes con esos procesos. La idea concreta de cómo reorganizar la sociedad viene, precisamente, luego de estudiar cómo actuaron, en cada situación concreta, los revolucionarios que tomaron el poder. También, esa idea viene del propio desarrollo del capitalismo. Por eso pienso que habrá que concentrar todos los medios de producción, y centralizar aún más la economía, para poder planificar, y no que habrá que desarmar los grandes monopolios capitalistas para crear pequeñas empresas autogestionadas. Pero no puedo decir cómo lo haremos. Sí podemos discutir cómo otros lo hicieron en las situaciones en debieron actuar.
Creo que estudiar las experiencias pasadas es más útil que imaginar posibles escenarios futuros que exigen que hayamos solucionado una serie de problemas para los que no estamos todavía organizados siquiera. O sea, ¿qué utilidad puede tener decir que “Para producir medicamentos para todos expropiaremos los laboratorios, crearemos un gran laboratorio, en principio nacional, expropiaremos las patentes, y le pondremos un comisario político a cada ingeniero químico, a cada farmacéutico, etc, para que fabriquen bien los medicamentos y no nos saboteen”.?
Por último, no pienso que las posibilidades sean infinitas. Fíjese que no mencioné la posibilidad de una invasión extraterrestre.
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LGJP
03/01/2013 at 19:41
Saludos desde málaga-españa:
Al leer esta temática, me alienta a plantearle la siguiente cuestión teórica; al menos así lo creo yo.
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luciano medianero morales
28/05/2013 at 16:42
Mis análisis están bastante alejados de esta tesis del imperialismo y del monopolio. Explico mi posición en varias notas de este blog.
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rolandoastarita
29/05/2013 at 09:21