También hace mención al protagonismo de IU en la defensa de la causa
republicana, cuyas movilizaciones fueron boicoteadas por Podemos. El caso es
que Marat señala el “papel fundamental” desempeñado por Cayo Lara en ese giro a
la izquierda experimentado por IU, después de la gris etapa de Llamazares
(extraigo algunos puntos de forma resumida):
1.
“En primer lugar ha facilitado su crecimiento desde la época de
Llamazares”
2.
“Cayo Lara impulsó que IU volviese a la calle, que había
abandonado en gran medida en la época de Llamazares. No ha habido movilización
ni importante resistencia en la lucha contra el capital en la que ésta
organización no haya estado desde que se responsabilizó de su Coordinación”
3.
“También ha logrado mantener, a pesar de las tensiones internas,
unida a una coalición muy plural y con corrientes situadas más a la derecha y
más a la izquierda”.
4.
“Desde que Cayo Lara es Coordinador Federal de IU, la coalición
ha realizado un giro hacia la izquierda, insuficiente en mi opinión porque ésta
continúa manteniendo sus tesis ciudadanistas pero, a su vez, se ha implicado
fuertemente en luchas y movilizaciones con claro contenido de clase”
5.
“Cayo Lara tiene algunas virtudes que en mi opinión son
fundamentales para dirigir una organización tan plural, plagada de broncas y
divisiones internas y con federaciones tan dadas a los reinos de taifas. Es una
persona calmada, de talante integrador, que conoce bien tanto el PCE como IU,
poco dado a las medidas administrativas como medida para lograr la unidad
interna y mucho más al diálogo en la pluralidad y a la propuesta y el trabajo
políticos como unificadores de la organización.”
6.
“Como parlamentario no es un extraordinario orador de los que
hacen filigranas dialécticas ni un maestrillo moralizante y ampuloso como
alguno de sus predecesores. Tampoco busca el aplauso fácil mediante la retórica
demagógica de Pablo Iglesias. Por el contrario, hace uso de un lenguaje
sencillo, directo, claro, comprensible, en el que fija posiciones nítidas, sin
recurrir al subterfugio o las dobles y triples interpretaciones. Su
intervención en el debate parlamentario sobre la abdicación del Rey es todo un
ejemplo de lo que digo y merecería un estudio de cuál debe ser el estilo de un
dirigente y representante político de izquierdas. Quizá ello le venga de su
propia extracción social: aunque ingeniero agrónomo, Cayo Lara es un agricultor
que fue dirigente de la COAG, sindicato agrario que él contribuyó a formar y
que, en su origen, fue de izquierdas.”
“En estos tiempos de moderneces,
experimentos de ingeniería política, apelaciones a las emociones antes que a la
razón, de marketing político que vende su producto como si se tratase de
marketing empresarial y de ideologías supuestamente no ideológicas, la mera
existencia de una izquierda demasiado moderada, pero izquierda, como IU y de un
Cayo Lara que no quiere romper con el hilo histórico de las luchas e
identidades, molestan, son un estorbo. Diría más, son un escollo para el
proceso de lobotomización mental colectiva practicado desde una comunicación
que se proyecta como una especie de PNL para analfabetos políticos.”
El artículo completo de Marat puedes leerlo pulsando en este
enlace: “Tráiganme la cabeza de Cayo Lara”, (creo que es un texto que debiera
de leer todo simpatizante o militante de la izquierda, aunque haya algún
aspecto que no se comparta).
Tan verdad lo que apunta Marat, que algunos como yo, decidimos
entrar en IU y en el PCE por Cayo Lara, viendo el giro que le estaba
imprimiendo a la organización. En mi caso tardé 25 años en afiliarme. La
primera vez que estuve a punto de entrar en el PCE, de joven, el rechazo del
carrillismo me lo impidió. Más tarde, con Anguita volví a plantearme entrar en
el Partido y en IU, pero la llegada de Llamazares me disuadió de hacerlo. Luego
llegó el agricultor manchego, a quien Monedero echa en cara no ser un
“intelectual”. Para quienes la política es una pasarela de moda prêt-à-porter,
Cayo no valía porque no tenía “carisma”, repetían como papanatas. En cambio, yo
empecé a tenerlo claro: esa IU empezaba a gustarme realmente. Y eso a pesar de
que ni entendía ni entiendo que muchos de los notables del PCE tengan a este
partido escondido y metido en el armario. Los mismos que ahora intentan
armarizar a IU en su conjunto.
Las piedras en el zapato de IU
El acoso y derribo contra Cayo Lara se acentuó a raíz de las
elecciones europeas. No importaba que IU hubiese crecido en más de un millón de
votos: aquello era el fin del mundo y Cayo Lara era el máximo responsable,
venía a expresar el mensaje que desde ciertos sectores se puso en marcha. Se
comenzó a disparar contra todo lo que pudiera debilitar la imagen del
coordinador de IU (lo de Willy Meyer tuvo mucho de fuego cruzado, por ejemplo).
Y Madrid acabó convirtiéndose en la gran plaza de toros en la que los
iupodémicos -los tanias, mauricios, hugos y demás-, aspiraban a recibir la
alternativa (rito de paso en la tauromaquia) y convertirse en matadores, saliendo
a hombros podemitas por la puerta grande, con alguna oreja o rabo de IU en las
manos.
Desde dentro de IU, un sector muy bien organizado que apuesta
por la disolución de IU en Podemos (por mucho que lo nieguen), aprovechó
cualquier oportunidad para dañar la imagen del manchego, aunque de paso dañasen
irresponsablemente la imagen de la organización (les importó/importa muy poco;
de hecho, no pasa una sola semana sin que hagan explosionar alguna carga de
dinamita dentro de la organización). Cuando Cayo Lara anunció que no se
postularía como candidato de IU en las elecciones, más de uno descorchó una
botella de champán y un eufórico Alberto Garzón se apresuraba a difundir en las
redes la noticia, incluso antes de que Cayo Lara hubiese terminado su intervención.
No busquéis un solo gesto de cariño, de afecto, de solidaridad, del malagueño
hacia Cayo; al menos, no lo hemos visto.
A pesar de su mesura (necesaria y prudente mesura en un
coordinador de IU), Cayo Lara ha advertido de la “opa hostil” que Podemos está
lanzando contra IU. Pero también ha hecho mención velada a los enemigos
internos. Quienes no estamos obligados a ser tan medidos como el coordinador,
lo decimos más claro: los submarinos de Podemos, sus caballos de troya, los que
antes de marcharse intentarán desgastar y debilitar lo máximo posible a IU,
para facilitar su disolución final en el partido del coletas. Son las piedras
en el zapato de IU.
Podemos, a pesar de todo el apoyo mediático con el que ha
contado, no las tiene todas consigo y los meses que faltan para las generales,
son una eternidad en tiempo político, y pueden ocurrir muchas cosas, más cuando
hay unas municipales por medio. Al desencanto producido en Podemos por los
resultados de las elecciones andaluzas, se suman las dificultades y problemas
que están teniendo en muchos sitios. Algo que se veía venir. No en vano Podemos
tiene mucho de burbuja política. Y simultáneamente, IU está empezando a
recuperar la confianza de personas de izquierdas que, después de lanzarse a la
piscina con Podemos, ahora empiezan a ver el verdadero rostro del nuevo partido
atrápalotodo liderado por Pablo Iglesias Turrión. En este contexto, sospecho
que se están acelerando los planes del sector iupodémico, precisamente porque a
Podemos no le están saliendo las cosas como esperaban. Si desde cierto sector
de IU se aspiraba o pretendía disolver IU en Podemos después de las elecciones
generales, las circunstancias indican que quizás estén intentando adelantar sus
planes. Sin embargo, no lo tienen fácil mientras Cayo Lara sea coordinador de
IU.
Sobre el manifiesto “La Militancia con Cayo”
Sin duda Cayo Lara es una persona que ha sabido sintonizar con
las bases, de ahí que se haya ganado el cariño y el apoyo de una buena parte de
las mismas. En respuesta al acoso del que es objeto su figura, un grupo de
militantes de base lanzó un manifiesto en apoyo del coordinador de IU: “La
militancia con Cayo” (#LaMilitanciaConCayo). Estoy entre quienes han firmado el
Manifiesto. En él, se argumentan siete razones básicas:
1.
Cayo Lara fue elegido coordinador general con un amplio apoyo de
la militancia y la organización por su ejemplo de lucha, de resistencia, de
honestidad y de compromiso.
2.
Cayo Lara estuvo dando la cara por Izquierda Unida y por la
clase trabajadora cuando otros defendían un capitalismo de rostro amable,
cuando el ladrillo parecía la solución porque daba beneficios, cuando el
cortoplacismo de algunos ignoraba que eso significaba “pan para hoy y hambre
para mañana”.
3.
Cayo Lara supo enfrentarse a la especulación urbanística y supo
defender la justicia frente al interés electoral. Eso le costó a Izquierda
Unida pérdidas electorales, pero prefirió decir la verdad a traicionar sus
principios y su historia.
4.
Cayo Lara ha demostrado que su interés no es ningún sillón, sino
lo mejor para Izquierda Unida, porque Izquierda Unida es, a su vez, la mejor
arma con la que luchar para conseguir una transformación auténtica de la
sociedad española.
5.
Cayo Lara supo hacer que una organización que tenía un único
diputado en el Parlamento recuperase su orgullo y volviera a crecer. Es,
claramente, uno de los mejores coordinadores que ha tenido Izquierda Unida.
6. Cualquier
cambio en metodologías, estructuras y actividades de esta Organización será
debatido y acordado en esta Organización. Los procesos de esta Organización los
marcará la militancia.
La militancia de Izquierda Unida respalda y avala a Cayo Lara. Cuando se ataca
a nuestro coordinador, están atacando también a la militancia, a nosotros y
nosotras.
“Todas estas razones nos llevan a mostrar
públicamente nuestro respaldo a Cayo Lara, nuestro coordinador general. A
mostrar públicamente que confiamos en él y que es la voz autorizada para hablar
en nombre de todos y cada uno de los afiliados y afiliadas a Izquierda Unida”
Simultáneamente, estos días el hastag #LaMilitanciaConCayo llegó
a ocupar el primer lugar como trending topic. Una oleada de mensajes en apoyo a
Cayo Lara inundó las redes, cada cual explicando el motivo por el cual otorgaba
su confianza y apoyo al coordinador de IU. Noté en falta el apoyo de algunos
líderes de IU, que siendo tan promiscuos de las redes sociales, guardaron un
sepulcral silencio, desmarcándose de esta iniciativa de las bases de IU. Sin duda
la iniciativa levantó muchas ampollas en quienes pretenden atar y desatar en IU
sin contar con la militancia, en beneficio de los cuñaos de Podemos. No se lo
esperaban. Tanto molestó que cierto responsable de una federación del PCE,
perdiendo la mesura, llegó a insinuar que los que apoyábamos el manifiesto
éramos unos traidores. Así está el patio.
Aplaudo a los promotores del Manifiesto: habéis dado una lección
de cuál es el talante que debe tener el militante de IU. Por otra parte, habéis
conseguido quitarle la careta a más de uno.
IU es capaz de sobrevivir al peor tsunami político. Pero es muy
difícil hacer frente al daño que provocan los iupodémicos; son las piedras en
el zapato, los “liquidadores”. Cuanto antes se marchen de IU, mejor. El
problema es que entre ellos figuran importantes líderes de la organización,
bien atrincherados en sus posiciones de poder.
Enlaces (pulsar en
hipervínculos)
Leer el Manifiesto La Militancia con Cayo
Acceder para firmar el Manifiesto
Acceder al hastag #LaMilitanciaConCayo
EN EL BLOG/WEB, MARXISMOCRITICO.COM,...:
“Sobre la relevancia de El capital de Marx para la
actualidad”: Andrew Kliman
20/04/2015
A continuación publicamos una
contribución especial para Ideas
de Izquierda de Andrew
Kliman, donde nos ofrece su visión sobre la relevancia deEl capital para nuestros tiempos. El autor es
defensor de la llamada interpretación temporalista de la teoría del valor
de Marx, que fundamenta extensamente en su libro Reclaiming
Marx’s “Capital” . También publicó The Failure of capitalist production. Underlying causes of the
Great Recession [El fracaso de la producción capitalista,
las causas subyacentes de la Gran Recesión]. Es profesor emérito en la
Universidad de Pace.
Cómo
no evaluar El capital
El
capitalismo ha cambiado notablemente durante el siglo y medio desde que Marx
escribió El capital. Es ahora un sistema que envuelve a
casi todo el planeta, y el rol de las finanzas ha crecido enormemente durante
las últimas décadas. El mundo, y mucho de lo que nos incumbe como portadores de
“identidades múltiples y fragmentadas”, parece tener poco que ver con la
situación elemental de la que se ocupa el Tomo 1 de El capital : la expansión del
capital por medio de la extracción de plusvalor a los trabajadores en el
proceso de producción mismo.
Es por
eso, por supuesto, que El
capital es desestimado muchas
veces como reduccionista, o ya no relevante, o se considera que requiere
añadidos y reelaboraciones. Las carreras de un número considerable de
académicos e intelectuales están basadas en tales proyectos. Pero acá hay menos
de lo que ve el ojo. Leer más…
Categorías:
Economía marxista , Teoría crítica acumulada
Etiquetas:
Crítica de la economía política, El
Capital Economía marxista , Teoría crítica acumulada > “Sobre la
relevancia de El capital de Marx para la actualidad”: Andrew Kliman
“Sobre la relevancia de El capital de Marx para la actualidad”:
Andrew Kliman
20/04/2015
A continuación publicamos una
contribución especial para Ideas
de Izquierda de Andrew
Kliman, donde nos ofrece su visión sobre la relevancia deEl capital para nuestros tiempos. El autor es
defensor de la llamada interpretación temporalista de la teoría del valor
de Marx, que fundamenta extensamente en su libro Reclaiming
Marx’s “Capital” . También publicó The Failure of capitalist production. Underlying causes of the
Great Recession [El fracaso de la producción capitalista,
las causas subyacentes de la Gran Recesión]. Es profesor emérito en la
Universidad de Pace.
Cómo
no evaluar El capital
El
capitalismo ha cambiado notablemente durante el siglo y medio desde que Marx
escribió El capital. Es ahora un sistema que envuelve a
casi todo el planeta, y el rol de las finanzas ha crecido enormemente durante
las últimas décadas. El mundo, y mucho de lo que nos incumbe como portadores de
“identidades múltiples y fragmentadas”, parece tener poco que ver con la
situación elemental de la que se ocupa el Tomo 1 de El capital : la expansión del
capital por medio de la extracción de plusvalor a los trabajadores en el
proceso de producción mismo.
Es por
eso, por supuesto, que El
capital es desestimado muchas
veces como reduccionista, o ya no relevante, o se considera que requiere
añadidos y reelaboraciones. Las carreras de un número considerable de
académicos e intelectuales están basadas en tales proyectos. Pero acá hay menos
de lo que ve el ojo.
En
primer lugar, el libro se titula El
capital por una razón. No se
titula Todo lo que usted
necesita saber sobre lo que ocurre en el capitalismo , o siquiera Todo lo que usted necesita sobre
sobre el capitalismo. Se
enfoca especialmente en el capital –el proceso en el que, y a través del cual,
el valor se “autoexpande”, o se convierte en una suma mayor de valor. Es sobre
cómo esta autovalorización se lleva a cabo, cómo se reproduce (se renueva y se
repite), y cómo todo el proceso es reflejado, de manera imperfecta, en el
pensamiento y los conceptos convencionales de los economistas y empresarios.
Hay una diferencia crucial entre tener un foco específico y ser reduccionista.
Yo no creo que Marx escribiera o sugiriera en ningún lado que el proceso de la
autovalorización sea lo único que importa o que otros procesos puedan ser
reducidos a él. Afecta a un montón de otras cosas, a veces de manera crucial –y
esta es quizá la principal razón por la que un libro sobre El capital es confundido por un
libro sobre Todo– pero reconocer las interrelaciones
no es reducir estas otras cosas a la autoexpansión del valor.
Por
supuesto, hay un sentido en el que cualquier libro con un foco específico “deja
afuera” u omite otras cosas, pero por lo general no nos quejamos de que un
libro de cocina deje afuera u omita instrucciones para realizar un cambio de
aceite al auto o carezca de un análisis de política internacional. El planteo
de que El capital “fracasa” en dar cuenta de muchos
aspectos del capitalismo y lo que ocurre dentro de él me parece igual de
inapropiado e injusto.
En
segundo lugar, el hecho de que hoy el mundo parece muy distinto del que nos
vemos confrontados al leer El
capital sencillamente no
implica que el libro se haya vuelto irrelevante, o siquiera menos relevante,
que cuando fue escrito. El mundo también parecía muy diferente cuando Marx lo
escribió, y él estaba agudamente al tanto de estas diferencias. Por ejemplo,
destacó en el Tomo 2 que “el no ver en el carácter del modo de producción la
base del modo de intercambio que le corresponde, sino a la inversa, está muy de
acuerdo con el horizonte intelectual burgués, donde solo se piensa en hacer
negocios”[1]. No obstante él insistió en que la relación en el mercado entre el
comprador y el vendedor de la fuerza de trabajo (el capitalista y el trabajador
asalariado) “se apoya, por su fundamento, en el carácter social de la
producción, no en el del modo de intercambio; éste surge, por el contrario, de
aquél”[2].
La
cuestión no es por lo tanto si el capitalismo ha cambiado desde los tiempos de
Marx, o ni siquiera si los cambios son grandes e importantes. La cuestión es:
¿cuál es la importancia del hecho de que las cosas se ven bastante diferentes
de como las presenta El
capital ? ¿Cuenta este hecho como unacrítica legítima del libro, un indicador de
una falta de adecuación teórica?
Marx anticipó este tipo de objeción, y la respondió como sigue:
“el economista vulgar cree que hace un gran descubrimiento cuando contra la
revelación de conexión interna proclama orgullosamente que las cosas tienen una
apariencia completamente distinta. De hecho, se enorgullece de reptar ante la
apariencia y toma ésta por la última palabra. ¿Qué falta puede hacer entonces
la ciencia?”[3]. No estaba tratando de proporcionar un comentario sobre la
sociedad capitalista que se “aferrara a la[s] apariencia [s]” describiendo sus
partes componentes y relaciones al modo en que “las cosas se ven” en la
superficie de la sociedad. Estaba comprometido en cambio con la “ciencia” –la
“revelación de [las] conexión[es] interna[s]” entre las partes y sus relaciones
aparentes–.
A la luz de esta meta, me parece totalmente inapropiado evaluar
el libro en términos de cuán estrechamente se adecua a como se ven las cosas
–por ejemplo, en términos de si los acuerdos comerciales y mercados financieros
que dominan las noticias económicas y las mentes de la burguesía también
dominan el libro–. Es necesario evaluarlo en cambio en términos de cuán
exitosamente revela las conexiones internas.
De
esta forma, creo que las bases sobre las cuales El capital es típicamente desestimado por
haber perdido relevancia o por verse disminuida, no resisten el análisis. Pero
este argumento negativo no significa de por sí que el libro mantenga relevancia;
es necesario proveer argumentos positivos para esto. Es claro que un artículo
corto como este no puede hacer entera justicia a la cuestión. Por lo tanto me
limitaré a breves comentarios solo en algunos de los muchos aspectos del libro
que me parece que son de especial relevancia hoy.
La
crítica de otras tendencias de izquierda
El Capital confronta algunas ideologías que son muy
similares a las de nuestros días. Por un lado, combate la perspectiva de la
economía política burguesa de acuerdo a la cual “hubo historia, pero ahora ya
no la hay”, como dice Marx de forma sarcástica[4]. En décadas recientes esta
perspectiva fue revivida bajo la forma del mantra de Margaret Thatcher: “no hay
alternativa”. El Capital habla así directamente a una de las
principales preocupaciones de los movimientos populares de la última década y
media, que declararon que “otro mundo es posible”, ayudando a clarificar lo que
debe ser cambiado para trascender al capitalismo.
Pero
el libro combate también la economía política de Pierre-Joseph Proudhon y otros
izquierdistas que sostenían que las enfermedades del capitalismo podrían ser
mejoradas mediante reformas de las relaciones monetarias, comerciales y
financieras, dejando al mismo tiempo intacto el modo de producción capitalista. Esta dimensión de El capital se volvió nuevamente relevante en años
recientes, especialmente a la luz de los esfuerzos para prevenir próximas
crisis económicas mediante reformas del sistema financiero.
Cuando
se lo toma solo como una crítica de la economía política burguesa , y no también como una
crítica de la economía política proudhonista, hay partes de El capital que se vuelven inescrutables o incluso
sin sentido. Consideremos por ejemplo la sección tercera del capítulo 1, que
analiza “la forma de valor”. Esta sección contiene una intrincada derivación
dialéctica del dinero desde la forma de la mercancía; pero ¿cuál es el punto?
Marx enfatiza que esta derivación es crucial –“se trata … de llevar a cabo una
tarea … dilucidar … seguir”[5]– pero, ¿por qué? La respuesta, creo, es que está
mostrando que el intercambio monetario es solo una consecuencia, inevitable, de
la producción de mercancías. En tanto la producción de mercancías se mantenga,
también deberán hacerlo el dinero y los flagelos sociales asociados con él. “Es
necesario verlo claramente para evitar trazarse metas imposibles, y para saber
los límites [de] las reformas monetarias y las transformaciones de la
circulación [intercambio mercantil]”[6]. Marx compara el deseo proudhonista de
abolir el dinero y al mismo tiempo “eterniza[r] la producción de mercancías”
con el deseo de “abolir el
papado y mantener en pie el catolicismo”[7]. Ambas son imposibles.
El
hecho de que El capital sea (entre otras cosas) una crítica de
las soluciones propuestas por otras tendencias de izquierda a los problemas del
capitalismo es algo que en general se omite. Los que lanzan llamados continuos
a unificar alrededor de acciones comunes, programas o ideas que sean el “menor
denominador común” por lo general consideran la especificidad de las ideas de
Marx como algo distractivo o que interfiere con sus metas. Incluso cuando
parecen valorarlo de manera favorable, Marx se transforma en un ícono que dijo
muy poco que sea distintivo y nada que sea “amenazador”. Otros quieren vincular
su nombre con perspectivas y proyectos que tienen más en común con las
tendencias que combatió que con sus propias ideas. El propio Marx, sin embargo,
batalló continuamente por sus ideas específicas dentro del movimiento,
especialmente una vez que El capital estaba
publicado y accesible para que todos lo estudiaran.
En
1875, los partidos “marxista” (de Eisenach) y lassalleano en Alemania se
unificaron sobre la base del Programa de Gotha. La crítica de Marx a este
programa se queja una y otra vez deque sus posiciones y demandas no están a la
altura de las conclusiones teóricas desarrolladas en El capital . Este no era un
ejercicio académico. Se oponía a la unificación de los partidos precisamente
porque encontraba las ideas del Programa erradas e inadecuadas. En particular,
su llamado a una “justa distribución” del ingreso era llamativamente cercana a
la perspectiva proudhonista que había combatido durante varias décadas, en que
apuntaba a arreglar la desigualdad del ingreso al mismo tiempo que dejaba
intactas las relaciones de producción vigentes, lo que Marx consideraba
imposible. No podía dejar que el deseo de la unidad interfiriera con la
necesidad de entender el mundo correctamente para poder cambiarlo
efectivamente.
Personificaciones
del capital
En el
prólogo a la primera edición del Tomo 1 de El
capital , Marx remarcó que aunque “No pinto de color de rosa, por cierto,
las figuras del capitalista y el terrateniente”, tampoco las demoniza ni culpa
por los defectos del sistema capitalista: “aquí solo se trata de personas en la medida en que son la personificación de categorías
económicas, portadores de determinadas relaciones e intereses de clase. Mi punto de vista … menos que
ningún otro podría responsabilizar al individuo por relaciones de las cuales él
sigue siendo socialmente una criatura”[8]. Más adelante se refirió al
“mecanismo social, en el que dicho capitalista no es más que una rueda del
engranaje … la competencia impone a cada capitalista individual, como leyes coercitivas externas , las
leyes inmanentes del modo de producción capitalista”[9]. Se comportan de la manera
en que lo hacen porque es como deben hacerlo para mantenerse como capitalistas
en vez de ex capitalistas en quiebra.
Creo que este punto de vista es especialmente pertinente hoy,
cuando eventos como la reciente crisis económica global y otros defectos del
capitalismo son regularmente atribuidos a la codicia de los capitalistas o al
impulso “neoliberal” a desmantelar todos los obstáculos que se oponen en el
camino de permitir que los ricos se vuelvan aún más ricos. El subtexto es
claramente que los defectos del sistema actual pueden ser arreglados
reemplazando las personificaciones vigentes del capital por un régimen anti
neoliberal que tenga un conjunto diferente de prioridades.
Lo que se pasa por alto o es ignorado acá son los argumentos de
Marx de que quienes están conduciendo el sistema en cualquier momento
particular no están realmente en control de la situación. Lo que está realmente
en control son las “leyes de la producción capitalista”. Las personificaciones
individuales del capital –y esto incluye personificaciones atípicas tales como
capitales estatales y empresas gestionadas por sus trabajadores– deben
adecuarse a estas leyes o renunciar a su “control”. La ley más importante es la
“ley del valor”, la determinación del valor por el tiempo de trabajo. Obliga a
las empresas, quien sea que las posea o “controle”, a minimizar los costos para
mantenerse competitiva y, por lo tanto, a despedir a trabajadores ineficientes
o innecesarios, acelerar la producción, mantener condiciones laborales inseguras,
producir en pos de la ganancia en vez de producir para las necesidades, etc. Si
estás en un sistema capitalista, no podés lanzar así nomás una directiva de
producir para las necesidades, o una para abstenerse de despedir trabajadores.
Disminuir los costos es la clave de la supervivencia. Poner a gente diferente
con diferentes prioridades en el “control” no deshace esta ley o el orden de
leyes de la producción capitalista. Los defectos del sistema van a persistir
hasta que estas leyes se desmantelen.
La transformación
de los valores en precios de producción
En el
tercer tomo de El Capital ,
Marx lidia, finalmente, con el “mundo real”; las formas en que las categorías y
relaciones que analizó se “manifiestan en la superficie de la sociedad en la
acción recíproca de los diversos capitales entre sí, en la competencia y en la
conciencia habitual de los propios agentes de la producción”[10]. Por ejemplo,
en vez de hablar de “el capitalista” y el “plusvalor” que extrae del
“trabajador”, Marx analiza a los capitales industriales, mercantiles,
financieros y terratenientes, como grupos distintos con intereses diferentes y
diferentes tipos de ingresos: ganancia industrial, ganancia comercial, interés
y renta. Aunque el capitalismo no es descripto todavía en su plena complejidad
concreta, estamos a mundos de distancia del Tomo I y su foco en el proceso
directo de producción.
Sin
embargo, Marx muestra que este punto de vista privilegiado, más “realista”,
menos “reduccionista”, no cambia las conclusiones a las que llegó en los
primeros dos tomos. Como
Raya Dunayevkaya remarcó astutamente,
¿cuál
es el gran resultado de aprender todos los hechos de la vida? ¿Cómo han
cambiado las leyes que se levantan del estricto proceso de producción que los
economistas académicos llaman “abstracto”? De ninguna manera. De ninguna manera . Al final …
de todo esto, Marx nos conduce de vuelta a eso en lo que se basa: la producción
de valor y de plusvalor. Nos muestra que en el análisis final la suma de todos
los precios es igual a la suma de todos los valores. Donde el trabajador no ha
creado nada, el capitalista manipulador no puede obtener nada. La ganancia,
incluso como plusvalor, no proviene de la “propiedad” sino de la producción …
Nada fundamental ha cambiado; nada en absoluto[11].
En el
Capítulo 9 del Tomo 3 Marx discute la transformación de los valores en precios
de producción y la transformación del plusvalor en “ganancia media”. Debido al
mito de larga data de que esta explicación se ha probado lógicamente
inconsistente, y al carácter técnico, matemático, de las alegadas pruebas de
inconsistencia, así como al desconcertante despliegue de supuestas “soluciones”
al “problema de la transformación” –esto es, esfuerzos para “corregir” la
alegada inconsistencia– el tema es frecuentemente tomado a burla y desestimado
como ininteligible y poco importante. Sin embargo este capítulo es crucialmente
significativo, porque es acá, sobre todo, donde Marx reconfirma algunas de las
más importantes conclusiones a las que arribó en El Capital.
Las
firmas individuales pueden vender sus productos por encima de su valor real, y
pueden en consecuencia realizar más ganancia que el plusvalor que crean. Sin
embargo en su explicación de la transformación en el capítulo 9, Marx muestra
que en la economía como un
todo , el precio total de todos los productos es igual que su valor total.
En consecuencia, la ganancia total es igual al plusvalor total extraído a los
trabajadores en el proceso directo de producción, y la tasa de ganancia de toda
la economía es –más allá de las discrepancias entre precios y valores y entre
ganancias y plusvalores– simplemente el plusvalor total por dólar de capital
invertido. “Nada fundamental ha cambiado”.
En el Tomo 2, Marx advertía que
no se debe incurrir en el procedimiento de Proudhon, imitado de
la economía burguesa, y enfocar la cuestión como si una sociedad de modo
capitalista de producción, al ser considerada en bloque, como totalidad,
hubiera de perder su carácter histórico-económico específico. Por el contrario.
Tenemos que habérnosla entonces con el capitalista colectivo [12].
Este
es también el método del Capítulo 9 del Tomo 3. Aunque mayormente este volumen
lidia con los capitalistas en su competencia entre unos y otros, y con los
intereses rivales de diferentes fracciones de la clase capitalista, el capítulo
9 se abstrae de la competencia y la multiplicidad de capitales. Regresa a la
perspectiva del capital contrapuesto al trabajo que ocupaba el lugar central en
la discusión del Tomo 1 sobre el proceso directo de producción –excepto que
ahora los agentes no son “el capitalista” y “el trabajador”, sino el
capitalista colectivo y el trabajador colectivo–. Marx supone que “las cinco
diferentes inversiones de capital I-V del ejemplo anterior perteneciesen a
una misma persona”. Ya sea que esta persona registre la ganancia donde esta fue
efectivamente extraída a los trabajadores, o la atribuya a cada inversión en
proporción a su tamaño, “el precio global de las mercancías I-V sería igual a su valor global … Y de
este modo [ocurre] en la propia sociedad considerando la totalidad [con] las
mercancías producidas”[13]. Ya sea que la propiedad sea colectiva o esté
atomizada, el resultado es el mismo.
Lo que
para Marx daba al capitalismo su “carácter histórico y económico específico” es
su modo deproducción . Ya sea que este modo de producción aparezca bajo
la forma de una sociedad competitiva de
propietarios atomizados, o de una sociedad colectivizada en la que el capital
total “perteneciese a una misma persona”, su esencia queda incambiada. Así, como él mismo
sostenía, el principal propósito de la transformación del capítulo 9 y del Tomo
3 como un todo, era mostrar que la competencia y la propiedad múltiple no
altera las leyes del valor y del plusvalor (Tomo 3, p. 1074). Solo alteran la
forma en que estas leyes aparecen; en la sociedad como un todo se mantienen
exactamente como las había desarrollado en el Tomo 1.
La
teoría de Marx sobre las crisis capitalistas
Las
conclusiones a las que llegó Marx en el capítulo 9 del Tomo 3 también son de
importancia crucial para su “ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia”
y para su teoría de las crisis económicas capitalistas, enraizada en esta ley.
En The Failure of Capitalist Production y en otros trabajos sostuve que la
caída durante décadas de la tasa de ganancia de las corporaciones
norteamericanas era la causa subyacente e indirecta –pero no por eso menos
importante– de la Gran Recesión y su prolongada secuela, y que casi toda la caída
de la tasa de ganancia puede atribuirse al hecho de que el crecimiento de la
inversión de capital superó el ritmo de crecimiento del empleo, justo lo que
sostiene la ley de Marx.
El
capítulo 9 es el punto fuerte de la sección segunda del Tomo 3. La sección
siguiente está dedicada a la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia y
la teoría de la crisis asociada –y por un buen motivo–. Marx no podría haber
derivado la ley con antelación a la demostración del capítulo 9. Muestra que la
“tasa de ganancia” tiende a disminuir debido al cambio tecnológico ahorrativo
de trabajo. Pero es capaz de demostrarlo solo porque “la tasa de ganancia” en
cuestión no se ve afectada por las múltiples discrepancias entre precios y
valores y entre ganancias y plusvalores. Es la tasa de ganancia del capitalista
colectivo (o de la clase capitalista considerada como un todo), y esta tasa de
ganancia no es otra cosa –como mostró en el capítulo 9– que el plusvalor total
por dólar de capital invertido. En otras palabras, la ley de la baja tendencia
de la tasa de ganancia está enraizada en un resultado clave del Tomo 1, reconfirmado en el capítulo 9 del
Tomo 3 : la ganancia no puede ser mayor que el plusvalor creado por el
plustrabajo de los trabajadores. Como señaló Marx en un manuscrito
preparatorio:
Hemos visto que [la tasa de ganancia] es diferente para el
capital individual [que] la proporción entre el plusvalor total y la suma total
del capital adelantado. Pero también se demostró que considerando el … capital
total de la clase capitalista, la tasa de ganancia media no es otra que el
plusvalor total relacionado con –y calculado en base a– este capital total …
Acá, por lo tanto, pisamos una vez más terreno firme, donde, sin entrar en la
competencia entre múltiples capitales, podemos derivar la ley general de la
naturaleza general del capital tal como ha sido desarrollada hasta ahora. Esta
ley, y es la ley más importante de la economía política, es que la tasa de
ganancia tiene una tendencia a caer con el progreso de la producción capitalista[14].
Traducción: Esteban Mercatante
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/
[1]
Karl Marx, El capital. Crítica
de la economía Política Tomo
2, Siglo XXI Editores, México, 1976, p. 137.
[2] Ibídem.
[3]
Carta a Ludwig Kugelmann, 11 de Julio 11 de 1868, http://www.marxists.org .
[4] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía Política Tomo 1, Siglo XXI Editores, México,
1976, p. 99.
[5] Ibídem, p. 59.
[6]
Karl Marx, Grundrisse.
Elementos fundamentales para la crítica de la economía política Tomo 1,traducción de la edición en
inglés de Nueva York, Vintage Books, 1973, p. 145.
[7] Karl Marx, El capital Tomo 1, op. cit., p. 106.
[8] Ibídem, p. 8.
[9] Ibídem, p. 731.
[10]
Karl Marx, El capital. Crítica
de la economía Política Tomo
3, Siglo XXI Editores, México, 1976, p. 30.
[11] Raya Dunayevskaya, Marxism and Freedom: From 1776
until today , Nueva York, HumanityBooks, 2000, p. 141.
[12]
Karl Marx, El capital Tomo 2, op. cit ., p. 529.
[13]
Karl Marx, El capital Tomo 3, op. cit ., p. 201.
[14] Del manuscrito de 1861-1963, en Karl Marx y Frederick
Engels, Collected Works Vol. 33, Nueva York, International Publishers, 1991, p.
104.
COMENTARIO A,
“Sobre la relevancia de El capital de Marx para la actualidad”: Andrew Kliman
saludos desde
Málaga, España, de luciano medianero morales,...
Hago este comentario,...porque no
se hace una crítica política actualizada al capitalismo global. Carlos marx
realizo EL CAPITAL, UNA CRITICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA; sirvió de base a la
línea política del proletariado para tener argumentos, razones, y ciencia para
su proyecto de liberación social y de la humanidad,...
pues bien,...pero realizo dicha
critica y estudio, en una fase de hace más de un siglo,...quiere esto decir de
que estamos en una fase de imperialismo global, de capitalismo
imperialista,...algo muy distinto,...ahora es posible analizando y haciendo
ciencia revolucionada marxista marcar lineas políticas revolucionarias
globales, para el comunismo global,...
EN MI BLOG, REVOLUCIÓN DE LA
HUMANIDAD, LUKYRH.BLOGSPOT.COM,...SE DESARROLLAN A LO LARGO DE BASTANTES
ARTÍCULOS TEORÍAS DESARROLLADAS BÁSICAMENTE POR MI, QUE TRATAN DE LA
PROBLEMÁTICA QUE EXPONGO,...
Espero, que comprenda esta
forma-manera de expresión, que desarrollo,...insisto hay que estudiar lo que
aporto en dicho blog,...creo que es ciencia marxista del siglo xxi, para el
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CRITICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL IMPERIALISMO CAPITALISTA GLOBAL, SIN ESTO NO
HAY POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL,...ESAS TENEMOS,... Háganla,
colaboren en la tarea,..¡¡.analizando y haciendo ciencia revolucionada marxista
marcar líneas políticas revolucionarias globales, para el comunismo global,...
Viernes 24 de abril de 2015 | Edición del día
Podemos y la impotencia estratégica
+9-*Las encuestas de las últimas semanas han puesto un techo al crecimiento meteórico del nuevo partido liderado por Pablo Iglesias. Es en este marco que afloran los primeros síntomas de crisis de su estrategia política.
Madrid | @diegolotito
Comentarios
Fotografía : EFE
Hace pocos días Pablo Iglesias publicaba un artículo en Público.es con el sugerente título “La centralidad no es el centro”. Una referencia directa al que, hasta ahora, ha sido uno de los lemas (y objetivos) fundamentales de la nueva formación: ocupar “la centralidad del tablero”, superando -desde su punto de vista- la estrecha división entre “derecha e izquierda”.
Con un lenguaje muy cuidado, el artículo es una manifestación de la crisis política que transita Podemos. Inquieto por el hecho evidente de que la opción de ocupar la “centralidad política” devino en una ubicación de “centro” lisa y llana (como “centro ideológico”), Iglesias viene a defender que el proyecto de Podemos no es la “regeneración democrática” del régimen (recambio de élites), sino la expresión de un “proyecto político de irrupción plebeya”. Así llama a “asumir sin complejos” el estilo “irreverente” de los inicios, porque funciona bien con la “defensa del Estado del bienestar y los derechos sociales” y lleva la disputa política a un terreno más “favorable”.
Después de un año de existencia, recién ahora podemos decir que se está abriendo un verdadero debate estratégico en Podemos. Aunque esto no sea por buenos motivos, como la búsqueda consciente de elevar el nivel del debate al terreno de los grandes objetivos y los medios para conseguirlos, sino porque la hipótesis con la que Iglesias, Errejón y cía. remaron hasta ahora está naufragando. La ilusión de llegar al gobierno “en un solo acto”, mediante una combinación de blitzkrieg mediático, discurso anticorrupción y, cuando no quedaba otra que explicitarlo, un tibio programa de reformas, se ha terminado.
La supervivencia del PSOE, a pesar de su lenta agonía, y la irrupción de Ciudadanos, expresiones de dos constelaciones políticas (la centro derecha y la centro izquierda) a las que ha estado dirigido exclusivamente el discurso político de Podemos, son las causas.
Pero la crisis deviene de otro fenómeno, derivado de su estancamiento electoral. El hecho de que hay “sectores políticos” de Podemos –como los llama Iglesias-, cuya estrategia es precisamente construir un nuevo “centro ideológico” para disputarle la base electoral a la derecha liberal de Ciudadanos. Una estrategia que al pasar del discurso a la política puede terminar nada menos que en pactos con el PSOE.
“Para estos sectores, pareciera que la centralidad se identificara con discursos que buscaran un trato más amable por parte de los medios de comunicación y con una imagen de respetabilidad fundamentada en no dar miedo ni a las élites económicas, ni a una mayoría social básicamente conservadora, tibia y renuente a los cambios”, dice Iglesias, para llegar a la conclusión de que, en ese terreno, Podemos “tiene todas las de perder.” Y tiene razón, porque por esta vía Podemos viene perdiendo tanto por derecha como por izquierda.
Entre líneas, el artículo es un tiro por elevación a su número dos, Iñigo Errejón, arquitecto de la campaña y generador del discurso que dio lugar al “momento populista” de Podemos que hoy comienza a mostrar sus límites. Según un artículo de El Confidencial, en los últimos días Errejón incluso habría presentado un programa tan “al centro” que fue rechazado por Iglesias.
Hay que decir que el replanteo de Pablo Iglesias contrasta con sus respetables gestos de los últimos meses hacia el Rey Felipe, el Papa Francisco, Barack Obama, los empresarios, los militares. Ahora propone retomar el discurso “irreverente”, pero el problema es que con el cambio de discurso no basta.
La crisis prematura del “relato” de Podemos es producto de la inconsistencia de su estrategia, no de su capacidad discursiva. Aunque si da cuenta de la sobrevaloración que han hecho los líderes de Podemos (incluido Pablo Iglesias) de los efectos que pueden generar los discursos políticos en la realidad. En este caso, como en tantos otros, no hay peor trampa que la que uno se tiende a sí mismo.
Para Iglesias “la centralidad está marcada por lo que señalaba (el ex presidente socialista) Zapatero; un proyecto económico redistributivo frente al dogmatismo de la austeridad”, es decir, ocupar el espacio electoral dejado por “el agotamiento de los partidos socialdemócratas realmente existentes”, apropiándose de su discurso y su programa.
Podemos se encuentra muy lejos de representar “un proyecto político de irrupción plebeya”. Porque para expresar ese tipo de construcción política, los “plebeyos”, los sectores más explotados de la clase trabajadora (las amplias capas de asalariados, precarios, inmigrantes, etc.) y la juventud, deberían verse representados en él. Algo que difícilmente pueda suceder con una formación que ha buscado como interlocutor a la “ciudadanía” y a la “gente”, que en términos sociológicos no es otra cosa que una apelación a las amplias clases medias. Una opción que, dicho sea de paso, es congruente con la constitución de un nuevo “centro ideológico” que tanto preocupa ahora a Pablo Iglesias.
La tensión generada por la caída en las encuestas ha llevado a Pablo Iglesias a replantearse el discurso, pero no así la estrategia. Esta sigue siendo la infructuosa búsqueda de trasformaciones políticas y económicas sin la intervención de la clase trabajadora como sujeto político, sino mediante la ficción del “autogobierno de los ciudadanos” en el marco de las instituciones de la democracia liberal.
Es justamente esta ilusión la que condena a Podemos (y a Pablo Iglesias) a la impotencia estratégica, al mismo tiempo que contribuye a desarmar política y organizativamente a los trabajadores y sectores populares.
Porque, como decíamos en otro artículo, “sin poner en movimiento fuerzas sociales y materiales que enfrenten al establishment, cambien la relación de fuerzas y preparen el ‘momento de ruptura’, sólo quedan los ‘acuerdos’ con los poderes reales del capitalismo para hacer ‘lo que se pueda’.” En este punto, puede que Iñigo Errejón sea más “realista” que su compañero y amigo Pablo Iglesias.
Hablar de soberanía, democracia, derechos sociales, sin plantearse la necesidad de poner en movimiento las fuerzas sociales y los instrumentos que puedan operar como un poder alternativo al de los capitalistas, no es más que discurso vacío.
Lo que hace falta son fuerzas sociales y materiales en movimiento, que sean la base no sólo de la denuncia a los culpables de la crisis y sus políticas, sino que permita atentar contra ellos y sus privilegios. Y sobre todos, que desafíe la miseria de lo posible. Sólo así puede abrirse paso a una verdadera “irrupción plebeya”.
EMANCIPACIÓN OBRERA,...:
Independencia, Soberanía, Democracia, Emancipación,Socialismo
La VERDADERA historia de la revolución comunista.
La efímera Comuna de París de 1871, la revolución rusa de 1917 a 1956 y la revolución china de 1949 a 1976 eran titánicos levantamientos de los “esclavos” de la sociedad de ese tiempo contra sus “amos”. Ante adversidades y obstáculos increíbles y durando lo que constituye un nanosegundo de la historia humana, estas revoluciones realizaron cosas asombrosas — y cambiaron el curso de la historia humana. Por primera vez, se despejó la larga noche de tinieblas de la humanidad — el período en que la sociedad ha estado dividida entre el explotador y el explotado, entre el opresor y el oprimido. Se inició el proceso de forjar una forma de sociedad completamente nueva.
El Manifiesto Comunista
De inicios a mediados del siglo 19
El capitalismo empezó a dominar en Europa y ocasionó cambios políticos, económicos y sociales tumultuosos. El capitalismo sacudió al viejo orden, pero solamente lo reemplazó con nuevas formas de explotación y opresión. De Gran Bretaña a Rusia, expulsó violentamente a decenas de millones de gentes trabajadoras del campo hacia las ciudades en rápida expansión. Se generalizaba la muerte de los obreros por cólera y otras enfermedades. Un millón de rusos murieron en la epidemia de cólera de 1847 a 1851. Era común que los niños —a menudo huérfanos— trabajaran en las fábricas de 12 a 14 horas al día.
1848
Carlos Marx y Federico Engels publicaron el Manifiesto Comunista, el que reveló por primera vez “que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas” del desarrollo humano. Otro mundo mucho mejor era posible para la humanidad. El Manifiesto Comunista convocó a los trabajadores de todos los países a unirse para derrocar al capitalismo y a establecer sociedades socialistas con el objetivo de un mundo sin clases.
La Comuna de París
1871
En marzo, los obreros, gente de la clase media baja y otros sectores de la población de París, Francia, se levantaron contra el régimen capitalista. Expulsaron al ejército francés de la ciudad. Los revolucionarios establecieron la Comuna de París. Ésta separó la iglesia y el estado. Los obreros tomaron y administraron las fábricas abandonadas por los capitalistas. La Comuna se puso a darle el poder de gobernar la sociedad a toda la población. Las mujeres jugaron un rol importante y heroico en el levantamiento y el breve desarrollo de la Comuna.
El viejo régimen reagrupó sus fuerzas militares y lanzó un sanguinario ataque contra la Comuna. Ahogó a la Comuna en sangre con un claro mensaje: nunca más se levantarán los de abajo, nunca más llegarán al poder el socialismo y el comunismo.
La Comuna proclamó ante el mundo que los oprimidos y explotados tomaban por asalto el escenario de la historia para escalar las alturas de la emancipación humana. Marx apoyó la Comuna y le sacó lecciones cruciales, como la de que no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina estatal del viejo sistema que le había servido al viejo orden… es necesario destrozar y desmantelar el viejo poder estatal y reemplazarlo con un poder estatal radicalmente nuevo y distinto.
El primer estado socialista del mundo
1914
Al inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, enviaron a trabajadores, campesinos y otros al frente para matarse entre sí en una guerra entre las potencias imperialistas por la supremacía mundial y en particular por el control de las regiones coloniales oprimidas de África, Asia y el Medio Oriente. Unos 20 millones de personas murieron en esa guerra.
El líder comunista ruso V.I. Lenin luchó por defender y aprender de la experiencia inspiradora de la Comuna de París así como de sus debilidades. Identificó la necesidad de tener un partido comunista de vanguardia y forjó ese partido — conocido como los bolcheviques. Lenin y los bolcheviques sobresalieron entre todos los partidos importantes de Europa por su oposición al patriotismo de “unirse en torno a la bandera nacional” que echó raíces en sectores de las masas de los países imperialistas de modo que apoyaran y combatieran en la guerra.
1917
Lenin llamó la Primera Guerra Mundial una guerra imperialista “de conquista, de bandidaje y de robo”. La gente de Rusia sufrió terriblemente bajo la tiranía autocrática del zar (el emperador). Rusia era un país imperialista, pero la abrumadora mayoría de la población eran campesinos muy pobres. En octubre de 1917, Lenin y los bolcheviques dirigieron una insurrección armada que arrasó del poder al viejo régimen. Al principio el levantamiento revolucionario se basaba en los trabajadores en las ciudades principales de Rusia y luego se extendió al campo, uniéndose especialmente con los más pobres y oprimidos de los campesinos.
Los capitalistas atacan a la nueva sociedad
De 1917 a 1921
El nuevo gobierno revolucionario publicó de inmediato dos decretos asombrosos. El primero retiró de la guerra a Rusia e hizo un llamamiento por el fin de la matanza y por una paz sin conquistas ni anexiones. El segundo autorizó que los campesinos se tomaran las vastas tierras del zar, de las clases terratenientes aristocráticas y de la iglesia (un gran terrateniente).
Nacía un mundo nuevo — por primera vez desde el surgimiento de la sociedad de clases, una sociedad no estaba organizada en torno a la explotación. La revolución bolchevique repercutió e inspiró a los oprimidos por todo el mundo. Los revolucionarios del mundo forjaron partidos comunistas de vanguardia. Las potencias capitalistas imperialistas atacaron con furia a la Unión Soviética — con calumnias y fusiles. Catorce países invadieron para aniquilar la revolución y se aliaron con los defensores reaccionarios del viejo orden ahí.
La devastadora guerra civil ardió durante tres años. Las fuerzas soviéticas “rojas” combatieron con heroísmo contra las fuerzas contrarrevolucionarias “blancas”. Para 1921, ya se había establecido el dominio revolucionario en toda la Unión Soviética.
La economía socialista soviética
Los años 1920
Lenin dirigió a la Unión Soviética hasta su muerte en 1924. Después de su muerte, Stalin dirigió al pueblo soviético en la construcción de una sociedad y economía socialistas. En 1928, la Unión Soviética lanzó el primer “Plan Quinquenal”. Millones de trabajadores y campesinos se prendieron del espíritu de “estamos construyendo un mundo nuevo”. En las fábricas y aldeas, la gente discutía los planes: cómo reorganizar la producción y qué tanto iba a importar para su vida —y la vida de la gente del mundo— el hecho de que se estaba construyendo una economía de ese tipo. Se ofrecían como voluntarios para construir los ferrocarriles en tierras silvestres. Los obreros trabajaban horas extras por voluntad propia. En las acerías, cantaban canciones revolucionarias rumbo al trabajo. Nunca antes en la historia había ocurrido semejante movilización de la gente para alcanzar conscientemente los propuestos objetivos económicos y sociales.
Todo eso constituyó un fuerte contraste con el mundo capitalista azotado por la Gran Depresión. El índice de desempleo en Estados Unidos fue de 24% en 1933. En la Unión Soviética, en esencia existía el pleno empleo y el Partido Comunista movilizó a la sociedad para satisfacer las necesidades cruciales.
De una cárcel de pueblos a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
Los años 1930
La Rusia pre-revolucionaria había sido un imperio — conocido como la “cárcel de pueblos”. La nación dominante rusa había colonizado a las zonas y regiones de Asia central (por ejemplo, Uzbekistán) y también había subordinado a las zonas más desarrolladas como Ucrania. Las nacionalidades no rusas componían aproximadamente el 45% de la población, pero esas culturas minoritarias eran objeto de una supresión por la fuerza y prohibiciones de hablar o enseñar sus idiomas en las escuelas. Los judíos estaban sujetos a periódicos “pogromos” antisemitas, similares a las chusmas de linchamiento en Estados Unidos.
Después de la revolución, la mayoría de estos pueblos y nacionalidades se unieron en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Dedicaron recursos para elevar el nivel de vida de las nacionalidades de Asia central y para promover sus culturas anteriormente suprimidas y rechazadas. El sistema educativo, los medios de comunicación y las instituciones culturales concientizaban a la población acerca de las condiciones de los pueblos oprimidos y combatieron los prejuicios. El nuevo estado declaró ilegal el antisemitismo.
La liberación de la mujer en la Unión Soviética
1927
En los primeros 10 años, una extensísima revolución social transformó a la sociedad soviética. El hombre ya no tenía la autoridad patriarcal absoluta bajo la ley sobre la esposa y los hijos. La mujer recibió un salario igual. Se ofreció gratis el cuidado para la maternidad. La Unión Soviética fue el primer país en la Europa moderna que despenalizara el aborto. Todos esos cambios fueron trascendentales en sí, pero fueron parte de una visión y misión más amplias de construir un mundo nuevo libre de toda explotación y opresión.
1927. Un eje importante de la transformación socialista en la Unión Soviética fue la liberación de la mujer. Un hito: el Día Internacional de la Mujer, el Partido Comunista lanzó un movimiento para echar por tierra las tradiciones cruelmente opresivas y profundamente arraigadas impuestas sobre las mujeres en las repúblicas soviéticas de Asia central, como el matrimonio de niñas con viejos y los hombres con múltiples esposas. En Uzbekistán, Tayikistán y Azerbaiyán, el estado revolucionario apoyó a las mujeres para deshacerse de la vestimenta pesada de pies a cabeza hecha de crin y algodón que las mujeres y niñas mayores de 9 o 10 años tuvieron que ponerse en la presencia de un hombre de fuera de la familia.
La Segunda Guerra Mundial y la Unión Soviética
De 1933 a 1938
Hitler y los nazis subieron al poder en Alemania en 1933. Para fines de los años 1930, la Unión Soviética estaba en la mira del poderoso ejército imperialista alemán, el que se veía impelido a hacer añicos y dominar a la Unión Soviética. La nueva sociedad socialista se enfrentaba a una situación sumamente peligrosa.
De 1939 a 1945
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial entre bloques de potencias imperialistas que pretendían repartir el mundo por medio de la violencia. Encabezaron los bloques en contienda Japón y Alemania por un lado y por otro, Estados Unidos y Gran Bretaña.
En 1943 la Unión Soviética venció a las tropas invasoras alemanas en la épica Batalla de Stalingrado. Unos 26 millones de ciudadanos soviéticos perdieron la vida en la Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética salió victoriosa pero sufrió una enorme devastación.
1956
Después de la muerte de Stalin en 1953, nuevas fuerzas burguesas (capitalistas imperialistas) dentro del Partido Comunista maniobraron para tomar el poder. En 1956, Jrushchov consolidó el dominio de una nueva clase capitalista y dirigió la reestructuración sistemática de la Unión Soviética en la forma de una sociedad capitalista, la que siguió llamándose socialista. Eso representó el fin del primer estado proletario.
Los comunistas en todo el mundo confrontaron la necesidad de resumir esa experiencia, sacarle lecciones y avanzar sobre esa base. Mao Zedong, el líder de la Revolución China, asumió ese gran desafío.
China antes de la revolución
Antes de la revolución de 1949, las grandes potencias capitalistas habían repartido y dominado a China en los ámbitos económico y militar. La gran mayoría de la población eran campesinos indigentes, sujetos al dominio cruel y arbitrario del latifundismo. Ante frecuentes hambrunas y la cruel explotación, a menudo el campesino moría de hambre y a veces tuvo que vender a una o uno de sus hijos para que otros de su familia pudieran sobrevivir. Las mujeres estaban sujetas a las golpizas, matrimonios concertados, la prostitución forzada y los pies vendados, una práctica que en el caso de las jóvenes les amarraba fuertemente los pies con vendajes y los doblaba para achicarlos y hacerlos “atractivos” para los hombres. En las ciudades cundía la desesperación. En Shanghái antes de la Segunda Guerra Mundial, se recogían 25 mil cuerpos sin vida en las calles al año. Era un país de 500 millones de habitantes que solo tenía 12 mil doctores entrenados en la medicina occidental. Cuatro millones de personas morían al año de enfermedades infecciosas y parasíticas. La expectativa de vida era de 32 años. Había 60 millones de adictos al opio.
Ésta es la situación en la que la gente hizo la revolución.
Triunfa la revolución china
1921
Mao Zedong participa en la fundación del Partido Comunista de China — la dirección de vanguardia de la revolución china.
1934
Mao dirigió a 100.000 soldados del Ejército Rojo y organizadores comunistas en la Gran Marcha — una peligrosa travesía de 9.600 km por ciénagas y montañas para reagruparse y reorganizarse ante la represión generalizada y para propagar la revolución. Combatieron contra los ejércitos reaccionarios y señores de la guerra. Solamente 10.000 personas lograron terminar la marcha en Yenán en el noroeste de China, pero la revolución logró seguir adelante. Mao, ahora el líder definitivo del Partido Comunista de China, forjó y aplicó un camino para tomar de poder nacional y establecer el socialismo — un camino que incluyó la estrategia militar de la guerra popular prolongada.
De 1937 a 1945
En 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial. En 1937, los japoneses ya habían invadido y ocupado grandes partes de China. En ese contexto y con la mira puesta en el premio de la toma del poder nacional, Mao y el Partido Comunista dirigieron la guerra contra la ocupación japonesa. Derrotaron a las fuerzas japonesas en 1945. De inmediato, estalló una guerra civil entre las fuerzas dirigidas por los comunistas, y las fuerzas reaccionarias del Kuomintang apoyadas por los imperialistas estadounidenses. Tras cuatro años de fuertes combates, la revolución triunfó en 1949.
El nuevo poder estatal en China
De 1949 a 1957
La revolución estableció un nuevo poder estatal, una forma de la dictadura del proletariado, cuyo eje era la alianza entre los obreros y los campesinos. Este nuevo poder estatal protegió los derechos del pueblo, suprimió la contrarrevolución e hizo posible la transformación integral de la sociedad y el apoyo para la revolución mundial. En las ciudades y en el campo establecieron nuevas instituciones en todo ámbito de la sociedad, dirigidas por el Partido Comunista y con la participación de millones y millones de los anteriormente explotados en la toma de la iniciativa para transformar y administrar la sociedad.
Con el poder estatal, llevaron a cabo la reforma agraria como un movimiento revolucionario de masas. Una nueva ley de matrimonio le dio el derecho de divorciarse a la mujer. Lanzaron campañas de masas de salud y educación y erradicaron la generalizada adicción al opio.
El Gran Salto Adelante
De 1958 a 1960
Se lanzó el Gran Salto Adelante en la China socialista. En el campo, las comunas reunieron a decenas y decenas de millones de campesinos para trabajar las tierras de forma colectiva. Además, combinaron actividad económica, la actividad política y social, la milicia y lo administrativo.
Movilizaron y desencadenaron las energías y creatividad de la gente. Las comunas hicieron labores para recuperar tierras, sembrar árboles, construir caminos y levantar proyectos de riego y control de inundaciones. Usaron tractores y maquinaria de manera más racional debido a la propiedad colectiva de las tierras. Desarrollaron industrias en pequeña escala como fertilizantes, fábricas de cemento y pequeñas plantas hidroeléctricas. Los campesinos empezaron a dominar la tecnología y el conocimiento científico. De esas y otras maneras, redujeron las brechas entre la ciudad y el campo, entre los campesinos y los trabajadores, y entre el trabajo intelectual y el trabajo manual.
Les han echado la culpa a las comunas por una gran hambruna de 1959 a 1960. Pero la realidad es que las comunas no causaron esa hambruna. Para 1970, China ya había solucionado el milenario problema del hambre. Las comunas y la economía socialista en general establecieron un sistema confiable de producción y distribución de alimentos para el pueblo por primera vez en la historia de China.
Desafiaron la opresión de la mujer. La colectivización de las cocinas, comedores y guarderías infantiles facilitó la participación de la mujer en la batalla por crear una sociedad nueva. Lucharon contra las viejas costumbres y valores persistentes, como la superstición, el fatalismo así como las costumbres feudales, como el matrimonio concertado.
Las comunas representaron un salto en la participación directa de las masas en todas las esferas de la sociedad y en la transformación de las relaciones entre las personas.
Mao lanza la Revolución Cultural
1966
En parte por su resumen de la restauración del capitalismo en la Unión Soviética, Mao entendió que era posible que el Partido Comunista se transformara en un instrumento de una nueva clase explotadora. De hecho, se dio una aguda lucha en la dirección del Partido Comunista entre un núcleo de revolucionarios dirigidos por Mao, y ciertos altos líderes del partido y del estado, los “seguidores del camino capitalista”, que habían venido cobrando fuerza y estaban trabajando para derrocar al socialismo y reinstaurar el capitalismo.
La Revolución Cultural representó un adelanto en la solución de un problema histórico-mundial de la revolución comunista: cómo impedir la contrarrevolución, pero de una manera que capacite a las masas para jugar el papel decisivo y consciente en la transformación de la sociedad y a sí mismas, y no la destitución desde arriba a los seguidores del camino capitalista. Mediante una amplia lucha política e ideológica dirigida por el núcleo revolucionario del partido, las masas jugaron un papel decisivo en la eliminación política de los centros de poder burgués en el Partido Comunista. La Revolución Cultural suponía la revolucionarización de toda la sociedad y la transformación del pensamiento, modo de pensar y valores de la gente.
Retomando el poder político
De 1966 a 1969
Las y los jóvenes activistas revolucionarios, los Guardias Rojos, jugaron un papel crucial en el inicio y propagación de la Revolución Cultural. Esa lucha estaba llena de inventiva e innovación: mítines en las calles, protestas, huelgas y manifestaciones. Aparecieron “cartelones de grandes caracteres” por todo el país. Había afiches de protesta de letra grande que se colgaron en todas partes y en los que la gente criticaba a las políticas y líderes. Se pusieron a la disposición de la gente centros públicos para sus reuniones y debates. Florecieron los periódicos pequeños. Solo en Pekín había 900 periódicos. El estado revolucionario proporcionó materiales y lugares para la actividad política de masas y los debates.
De 1967 a 1968
La Revolución Cultural dio un giro nuevo. Cuarenta millones de trabajadores en todo el país se metieron en intensas y complejas luchas de masas para retomar el poder a las conservadoras y atrincheradas administraciones municipales y organismos del partido. Hubo paros de trabajo y, a veces, luchas para no suspender el trabajo.
La "Tempestad de Enero" de Shanghái
1967
Shanghái, otoño de 1966: unas 700 organizaciones existían en las fábricas. Las fuerzas revolucionarias se movilizaron, y los seguidores del camino capitalista contraatacaron en un intento de desacreditar a los revolucionarios y comprar a los trabajadores con aumentos salariales.
Los trabajadores revolucionarios, bajo dirección maoísta, unieron a amplios sectores de la población de Shanghái. En enero de 1967, rompieron el control de los seguidores del camino capitalista que gobernaban la ciudad. Se tomaron el principal edificio del gobierno municipal, se apoderaron de los centros de comunicaciones y empezaron a organizar la distribución de artículos de primera necesidad por la ciudad. Esa fue la “Tempestad de Enero” de Shanghái.
La gente discutía y debatía en masa sobre cómo manejar la ciudad y qué estructuras políticas servirían mejor a las metas de la revolución. Experimentaron con nuevas instituciones de gobierno político en toda la ciudad.
"Las mujeres sostienen la mitad del cielo"
De 1966 a 1976
La lucha contra la opresión de la mujer constituía una gran parte de la “revolución dentro de la revolución”. Se lanzaron campañas de masas durante la Revolución Cultural que criticaron los modos de pensar feudal de Confucio y del capitalismo que defendían las divisiones explotadoras de opresión y desigualdad en la sociedad.
En contraste con la cultura mundial de hoy que denigra a la mujer como débil o un objeto sexual, durante la Revolución Cultural las óperas y ballet modelos presentaban a las masas al frente y al centro del escenario y a las mujeres como personajes centrales con fuerza física e ideológica. Esas obras expresaban la vida del pueblo y su papel en la sociedad y la historia y se popularizaron por todo el país.
Millones de jóvenes mujeres participaban en la lucha revolucionaria más amplia. Tanto las mujeres como los hombres se movilizaban para combatir la opresión de la mujer, como parte de construir una nueva sociedad. Y al construir el socialismo, se dio el desencadenamiento de las mujeres para “sostener la mitad del cielo”, no solo en la lucha contra su propia opresión sino en la lucha por transformar y liberar a toda la sociedad.
El arte revolucionaria
De 1966 a 1976
Antes de la Revolución Cultural, los temas y los personajes feudales y burgueses dominaron la cultura popular, por ejemplo en la ópera china, y los seguidores del camino capitalista promovían eso.
La Revolución Cultural prendió una explosión de actividad artística entre los trabajadores y campesinos, en la poesía, la pintura, la música, los cuentos e incluso el cine. Los proyectos de arte de masas y las nuevas formas de colaboración artística se extendían, incluyendo al campo y las zonas remotas.
Se organizaron equipos de trabajadores culturales para viajar a zonas remotas y trabajar con los campesinos en la creación y presentación de dramas y conciertos, y cargaron generadores accionados por bicicletas para proyectar películas. La enorme mayoría de la población, los campesinos chinos, jamás había visto una película o un drama ni tampoco había tenido la oportunidad de participar en alguna actividad cultural a ese nivel. Algunos artistas se mudaron al campo, donde convivían y trabajaban con los campesinos, aprendiendo de éstos y a su vez enseñándoles las artes. Así crearon una cultura revolucionaria fresca y dinámica y también se iban echando abajo las divisiones entre la ciudad y el campo y entre los que hacían trabajo manual y los artistas e intelectuales.
Las "nuevas cosas socialistas"
De 1966 a 1976
La educación se transformó radicalmente durante la Revolución Cultural. Cuestionaban los métodos de enseñanza basados en la memorización para pasar los exámenes y se promovía un espíritu crítico en las escuelas. Se combinaron los estudios y la actividad productiva. Las políticas de admisión a las universidades posibilitaron la matrícula de las y los hijos de campesinos y trabajadores. Se libró una lucha contra la idea burguesa-elitista de usar el conocimiento para sacar una ventaja competitiva sobre los demás y para el éxito individual, el lucro propio y el prestigio. Al contrario, se usaba el conocimiento al servicio de la lucha revolucionaria de rehacer la sociedad y el mundo en beneficio de la humanidad.
Las “nuevas cosas socialistas” reflejaron y promovieron las nuevas relaciones y valores socialistas. Las investigaciones a “puertas abiertas” trasladaron a los científicos al campo para hacer sus experimentos entre los campesinos. Los científicos aprendieron sobre la vida de los campesinos y de sus preguntas y observaciones; y los campesinos aprendieron el método científico. Las instituciones educativas y los institutos de investigaciones en las ciudades desarrollaron relaciones de cooperación con las fábricas, los comités vecinales y otras organizaciones. La gente fue a los laboratorios y los laboratorios fueron a la gente.
En lo que se llamó “el movimiento de médicos descalzos”, capacitaron a campesinas y campesinos jóvenes en los elementos básicos de la medicina preventiva y la asistencia sanitaria. Había 1.3 millones de médicos descalzos que vivían en el campo y contribuían a solucionar las necesidades sanitarias básicas del pueblo.
Servir al pueblo
De 1966 a 1976
En la China revolucionaria, convocaron a los artistas, médicos, trabajadores técnicos y científicos y muchas otras personas educadas a ir entre los trabajadores y campesinos: a aplicar sus conocimientos a las necesidades de la sociedad, a compartir la vida de la gente trabajadora y a aprender de ésta. Un gran número de jóvenes y profesionales respondieron al llamamiento de la Revolución Cultural de “servir al pueblo” e ir al campo y servir de ejemplo para los demás.
La última gran batalla de Mao
De 1973 a 1976
Mao seguía advirtiendo del peligro de la restauración capitalista. Las masas tenían el poder estatal en el socialismo, pero la revolución tenía que continuar. Pero el socialismo nace con los rezagos de la sociedad de clases. La Revolución Cultural ardía durante 10 años, si bien mediante complejas curvas, giros y vaivenes.
Cuando Mao murió en septiembre de 1976, eso representó la señal para los reaccionarios dentro del partido. En octubre del mismo año, éstos montaron un golpe de estado militar. Tomaron acción inmediatamente contra el núcleo revolucionario en los altos niveles del partido y desplegaron tropas en importantes regiones del país. Hubo resistencia, pero la represión fue rápida y severa, con un gran número de arrestos y ejecuciones.
El socialismo en China fue derrotado. La primera etapa de la revolución comunista llegó a su fin.
Bob Avakian desarrolla una nueva síntesis del comunismo
La derrota en China fue un verdadero punto de viraje. Suscitó confusión, conmoción y desorientación en todo el mundo entre aquellos que habían considerado a China como un modelo de inspiración. En esas circunstancias Bob Avakian (BA), el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, se puso a la altura de cumplir con una gran necesidad histórica: hacer un balance de lo que pasó en China y de las responsabilidades que eso acarrea para los auténticos revolucionarios.
BA aportó una claridad científica a esa coyuntura crucial y empezó a desbrozar y trazar el camino para seguir adelante. Defendió los grandes logros de Mao y de la revolución china, al mismo tiempo que investigaba profundamente la experiencia no solamente de China sino de toda la primera etapa de la revolución comunista. Exploró profundamente y examinó críticamente la primera etapa de la revolución comunista y, en realidad, el proyecto comunista entero. Además, en las más de tres décadas que han pasado desde la contrarrevolución en China, Bob Avakian desarrolló y forjó una nueva síntesis del comunismo.
Por Bob Avakian y el trabajo que ha hecho durante varias décadas, de sintetizar las experiencias positivas y negativas de la revolución comunista hasta hoy y de aprender de una amplia gama de experiencias de la humanidad, se ha desarrollado una nueva síntesis del comunismo — existen en realidad una visión y estrategia viables para una sociedad y mundo radicalmente nuevos y mucho mejores, y existe la dirección crucial que se necesita para hacer avanzar la lucha hacia ese objetivo.
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