DEUDA PUBLICA Y PRIVADA ESPAÑOLA,...Y EL BANCO CENTRAL,...¡¡.
HAY UN ECONOMISTA ESPAÑOL, que sale de comentarista en TV, -- pero hay más de uno que escribe sobre el asunto,...¡¡ -- QUE CUANDO SE LE PREGUNTA POR CUESTIONES ECONÓMICAS, GASTOS ESTATALES,...SIEMPRE DICE QUE LA DEUDA PÚBLICA NUNCA SE PAGARÁ,...¡¡. Solo reproduzco,...no quiere decirse de que esté de acuerdo con los asuntos,...se edita, para las personas que quieran leerlo,...¡¡. Lmm.
La suma de deuda pública y privada en España baja al 229% del PIB pero roza el nivel sobre el que alerta el FMI
Los últimos datos del Banco de España sobre deuda de empresas y familias reflejan una caída de seis décimas en el tercer trimestre de 2019, hasta alcanzar el 131,2% del PIB
Sumado al 97,8% del PIB de deuda pública en el tercer trimestre de 2019 dan la cifra total de 229% del PIB
En un reciente artículo la directora gerente del Fondo Monetario Internacional alertaba de que los niveles de deuda mundial pública no se conocían desde la II Guerra Mundial y que junto a la privada alcanzan el 230% del PIB
La deuda privada en España se ha reducido seis décimas en el tercer trimestre de 2019, según el último dato del Banco de España conocido esta semana. La ratio de lo que deben empresas y familias respecto al PIB quedó en 131,2%, esto es, 1,6 billones de euros. El endeudamiento de las empresas se situó en el 73,8% del PIB y el de los hogares en el 57,4%.
Sumado a la deuda pública, que alcanzó en este mismo periodo el 97,8% del PIB, la cantidad total de deuda española queda situada en 229% del PIB. La suma de ambas magnitudes sirve para comparar la situación en este país con la del resto del mundo. En un artículo de finales de año pasado, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, alertaba de que los niveles de deuda mundial pública no se conocían desde la II Guerra Mundial. Junto a la privada, alcanzan el 230% del PIB mundial (algo por encima del caso español).
La deuda pública de los mercados emergentes está en niveles vistos por última vez durante la crisis de la deuda de los años ochenta. Y los países de bajos ingresos han visto fuertes aumentos en sus cargas de deuda en los últimos cinco años. Pero el principal impulsor de esta acumulación es el sector privado, que actualmente representa casi dos tercios del nivel de deuda total.
Estos elevados niveles de deuda "hacen a muchos gobiernos, empresas y hogares vulnerables a un endurecimiento repentino de las condiciones financieras", advertía Georgieva. En la actualidad la política de los bancos centrales, incluido el Banco Central Europeo (BCE), es la de regar las economías de dinero barato para evitar en la medida de sus posibilidades una recesión, como la que planeó sobre Alemania e Italia a finales del año pasado.
La deuda en España y en el mundo
En España, la situación que describe el FMI sobre la deuda mundial es algo distinta. Según señala la economista senior de Funcas María Jesús Fernández, mientras que en el conjunto de los países se da una situación en la que la deuda privada ha ido en aumento, en España ha descendido. "Empresas y hogares se han ido desendeudando y fortaleciendo sus balances".
Así, si en el resto del mundo el problema es la deuda privada, en España no estaría en en niveles de peligro. Pero recuerda Fernández que puede haber "pequeños núcleos de vulnerabilidades, como hogares sobreendeudados con rentas que en una crisis tendrían un problema de pago" o empresas que están sobreviviendo por el crédito barato, pero que si aumentaran tipos no podrían hacer frente a las cuotas. En todo caso, el Banco Central Europeo no parece tener intención de variar su política de tipos bajos al menos en los próximos dos o tres años.
Para la profesora de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid Antonia Díaz, debe diferenciarse entre los distintos tipos de deudores. "La deuda de las familias es preocupante por razones de fortaleza o debilidad de demanda agregada pero su deuda no amenaza el sistema financiero porque la dación en pago no está todavía contemplada por la Ley Hipotecaria, esto es, las familias pagan o son desahuciadas", mientras que la de las empresas tiene como principal riesgo que "típicamente se desapalancan destruyendo empleo", recalca.
De este modo, más que de la deuda privada, en España el riesgo viene del endeudamiento público. Aunque los expertos no creen que pueda inducir por sí misma una crisis o corrección, aunque sí podría agravarla "de forma severa" si se produjese. "Si llega una situación de recesión aunque no sea tan grave como la de hace diez años, sino una cíclica, se dispararía el déficit publico, habría desconfianza, problemas para refinanciar la deuda que va venciendo, subiría la prima de riesgo, aumentaría el coste del pago de la deuda, y en definitiva obligaría al sector público a hacer un ajuste severo", asevera la economista de Funcas.
La deuda pública en España ha pasado de ser especialmente contenida (36% del PIB en 2007) a estar disparada, rompiendo récords tanto en ratio deuda/PIB como en cantidad adeudada. El motivo es que durante la crisis económica los ingresos se desplomaron mientras que, a pesar de los recortes, se dispararon gastos públicos como los de desempleo y, muy significativamente, se pidió un rescate para la banca de 64.900 millones de los que hasta el año pasado únicamente sehabían recuperado5.150 millones de euros.
"La deuda del gobierno es preocupante desde el punto de vista de demanda agregada (la pagaremos con impuestos) pero creo que una bancarrota de deuda pública estando en el euro es impensable", agrega Antonia Díaz.
¿Y qué riesgo hay de que se dé una situación económica que hiciera preocupantes estos niveles de deuda? A juicio de Fernández, los fundamentos de la economía española son bastante sólidos en la actualidad, pero el riesgo podría proceder del exterior, como ya se temía el pasado verano, en medio de la escalada en la guerra comercial y en la incertidumbre sobre otros países europeos. "El mayor riesgo al que se enfrenta la economía es que se generen tensiones en los mercados financieros por los países emergentes sobreendeudados", señala la economista.
"La deuda pública no es el problema"
Frente a esta visión que coloca el peso de las dificultades en la deuda pública y no en la privada se pronuncian otros economistas. El profesor de la Universidad Complutense y responsable de Economía de IU Carlos Sánchez Mato asegura que él ve "síntomas muy serios de dificultades en gran parte del tejido empresarial, porque prácticamente un tercio de las sociedades no financieras no tienen rentabilidad positiva", destaca. Al cómputo de la deuda privada, aunque ortodoxamente no se añada, él asegura que debe sumarse la deuda de las sociedades financieras. "Los que no lo analizaron antes de 2007, erraron y no vieron el golpe. Los que lo hicimos y, humildemente, acertamos, seguimos sin conseguir influir para alertar sobre el riesgo".
Y advierte de que en un entorno de máxima expansión monetaria y de tipos de interés en mínimos y gasto financiero exiguo, "una gran cantidad de empresas siguen siendo zombies (aquellas cuyos beneficios no dan para cubrir sus costes financieros) pero otras muchas pueden pasar a serlo en cuanto haya mínimos deterioros de la demanda o si se producen repuntes de tipos de interés".
A su juicio, la economía capitalista mundial está "dopada" y la española, muy endeudada, más aún. "Pero con los estímulos no convencionales usados, es decir, con el dopaje, estamos lejos de ganar carreras. Las políticas monetarias no dan más de sí". En esto coincide con la economista de Funcas María Jesús Fernández, que opina que a largo plazo el dinero barato puede estar generando efectos "muy negativos", ya que con efectos inmediatos se está dopando el sistema con esa liquidez que podría estar ocultando desequilibrios, advierte. "Las políticas de expansión cuantitativa ya han logrado lo que buscaban, y a España le vinieron muy bien. Pero a estas alturas, el dinero barato lo único que puede hacer es aumentar estas burbujas que se pueden estar creando y que pueden dar lugar en el futuro a un shock", sostiene.
Para Sánchez Mato, lo que hacen falta son políticas fiscales que se mejoren las condiciones de quienes en peor situación están. "Y eso tampoco resuelve el futuro del sistema pero al menos aplaza las amenazas más urgentes. Por supuesto en este entorno, la deuda pública no es el problema".
Récord de deuda pública en manos extranjeras
Los países siguen emitiendo deuda pública para financiarse. La deuda pública española en manos de inversores extranjeros ha vuelto a marcar un nuevo récord histórico. A cierre de septiembre, con un Ejecutivo en funciones y cuando ya se habían convocado las elecciones generales del 10 de noviembre, los inversores extranjeros poseían 477.658 millones de euros en deuda pública española, un 1,5% más que un mes antes, como informaba Efe. En una de las principales emisiones del año, destacó la participación de inversores de Alemania, Austria y Suiza, superior al 20%, y la de Francia e Italia, con un 19%. Muy cerca quedaban Reino Unido e Irlanda, con un 18,7%. Pero además, el año pasado los inversores extranjeros elevaron su participación en la tenencia de deuda española un 5%, hasta el 45%, al mayor interés asiático, explicó el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos San Basilio.
La atracción por los títulos de deuda española parece continuar. Esta semana, un día después de que los ministros del gobierno de coalición tomaran posesión de sus carteras, España captaba 10.000 millones de euros en su primera emisión de 2.020 de un bono sindicado a diez años, con una demanda récord en la historia del euro. Las peticiones de los inversores rozaron 53.000 millones, una cifra insólita en cualquier emisión tanto pública como privada desde la creación de la moneda única, una situación que fue celebrada por el Gobierno como una muestra de la "confianza" de los inversores internacionales en la fortaleza de la economía española.
Una razón de la alta demanda de bonos con alta calidad crediticia, principalmente pero no sólo emitidos por gobiernos, es que se usan muy activamente como garantía de liquidez a corto plazo por parte no sólo de bancos sino de empresas, tanto financieras como no financieras. El ahorro en los costes de financiación derivados de pedir prestado usando bonos del estado como garantía excede con creces la pérdida resultante del rendimiento negativo de los bonos.////
CRISIS DEL CORONAVIRUSLa deuda pública se disparará a su mayor nivel en más de un siglo por la epidemia
La destrucción de actividad y el aumento del déficit puede disparar el pasivo de las administraciones por encima del 110% del PIB
Coronavirus en España, últimas noticias y datos en directo
MADRID Actualizado:https://www.abc.es/economia/abci-deuda-publica-disparara-mayor-nivel-mas-siglo-epidemia-202004122247_noticia.html
La deuda pública será el gran recordatorio del impacto de la crisis del coronavirus sobre la economía española. «Para sostener las rentas que vamos a tener que garantizar en este periodo es evidente que nos vamos a tener que endeudar. Vamos a detraer recursos económicos a los jóvenes, a los niños y a los que están por nacer», señaló el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Porque lo cierto es que, incluso con una recuperación rápida, llevará años bajar el endeudamiento al nivel que había antes de que estallara la epidemia y los organismos y casas de análisis ya asumen que superará el 100% del PIB e incluso podría remontar hacia cotas próximas al 120%. Ello supondrá su mayor nivel en términos relativos desde principios del siglo XX, cuando la economía española aún engullía los efectos de las guerras coloniales que acabaron con la pérdida de Filipinas y Cuba.
Por el momento, Funcas ha estimado que la deuda pública puede aumentar desde el 95,8% del PIB que suponía en febrero de 2020, justo antes de que comenzara el confinamiento, hasta el 102,6%. Siendo la más optimista de las estimaciones hechas por el momento, supone que el pasivo de las administraciones superará el máximo alcanzado tras la crisis financiera de 2008 y el rescate bancario, cuando se disparó desde el 35,6% de 2007 hasta el 100,7% de 2014. Y significaría escalar hasta un nivel que no se alcanzaba, según la base histórica de deuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), desde 1908.
Tras la guerra de Cuba y Filipinas, nuestro país asumió la deuda cubana y se disparó hasta el 123,61% del PIB en 1902. La economía arrastraba por entonces la depreciación de la peseta aprobada para encarar la crisis y una elevada inflación -que llegó hasta el 80% entonces-.
Sin embargo, el nivel de deuda pública podría ser mayor ahora. «El aspecto más relevante de la economía que surja de esta crisis será que tendremos un mundo con un volumen de endeudamiento público global mucho más elevado, y con unas economías emergentes y en desarrollo mucho más frágiles. Habrá que ver cuáles son las consecuencias económicas y políticas de ello», advierte la economista de Funcas, María Jesús Fernández. CEOE dibuja dos escenarios, uno más optimista en el que la deuda pública escala al 108% del PIB este año, y otro más adverso en el que lo hace al 115%. Credit Suisse augura que escalará al 105,3%, mientras que Goldman Sachs señala que acariciará el 120%.
Varias razones explican el incremento. Uno de ellos son los planes fiscales desplegados por el Gobierno, si bien en comparación con el resto de Europa el impacto presupuestario es el más discreto. Según un estudio de Bruegel, las medidas aprobadas suponen un 0,7% del PIB de efecto directo, unos 8.800 millones de euros, lo que contrasta con otros países como Alemania (un 4,4% de impacto presupuestario de las decisiones adoptadas), Países Bajos (1,6%), Dinamarca (2,1%), Reino Unido (1,4%) o Francia y Grecia (con un 1,1% ambos), pero también de Italia (0,9%). EE.UU. de momento ha aprobado un plan de estímulos del 5,5% de su PIB.
Pese a ello, la patronal cree que el déficit se puede ir a una franja que va del 7,5% y el 11% del PIB y que Credit Suisse cifra en el 8,6% este año, una cantidad que, según calcula la entidad, estará muy próxima a las compras de deuda española que efectuará la institución, con algo más del 7% del PIB. «El BCE puede comprar próximamente en bonos el 6,7% del PIB de la Eurozona», reseña la entidad helvética. El papel del BCE es capital, ya que las compras de deuda supondrán un colchón a los planes fiscales de los gobiernos. Además, su acción es clave para suavizar los intereses a pagar por el Tesoro sin que las primas de riesgo se disparen, en un año en el que España, antes de que comenzara la epidemia, ya tenía que financiar 196.504 millones de emisiones brutas.
Todas las medidas que se aprueben se pagarán con deuda, ya que el Gobierno desecha aumentar los impuestos en un momento de recesión como el actual, porque ampliaría la destrucción de actividad. Todo lo contrario: Hacienda ha postergado los proyectos de creación de tributos a los billetes de avión y envases de plástico, además de los que tenía en la recámara para los presupuestos, con subidas de IRPF, Sociedades y al diésel que no entrarán este año.
Aplazamientos tributarios
Tampoco habrá bajadas tributarias, aunque como anunció la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hace unos días, su departamento estudia aplazar el pago de IVA y de retenciones de IRPF y de Sociedades que pymes y autónomos tienen que hacer en abril.
Además del aumento del gasto, que en total este año CEOE cifra en una horquilla que va de 25.000 a 30.000 millones de euros -incluyendo el incremento de las prestaciones por desempleo por la subida del paro, el alza en las nóminas a pensionistas y empleados públicos, además de las medidas desplegadas por el Gobierno-.
Impacto momentáneo
Sin embargo, la variable más preocupante es la evolución de la propia actividad. Cuanto más caiga la economía, mayor será el peso de la deuda sobre los hombros de una actividad maltrecha. En estos momentos, la deuda pública ya estaba en niveles récord históricos en términos absolutos, al ascender a 1.195.942 millones de euros. Cuánta más actividad se destruya, mayor será el peso que alcance la deuda.
«Debe tenerse en cuenta que es un shock de impacto, que provoca un efecto one-off sobre las cuentas, en buena medida no acumulativo, por lo que la mayor parte de la influencia del mismo sobre las finanzas públicas debería ir diluyéndose a medida que se recupera la normalidad», recoge CEOE.
Esta situación será común en la plana mayor de los países europeos, que alcanzarán niveles inéditos de pasivo en toda la Eurozona. Credit Suisse calcula que la deuda de Grecia alcanzará el 181% del PIB, la de Italia un 146,1% y la de Portugal, un 126,2%. La Eurozona en su conjunto aumentará su deuda del 86,4% actual al 94,4%. Pese a que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento se ha suspendido temporalmente, hasta la propia Alemania tendrá un déficit que la entidad de inversión helvética calcula en el 5,9% y una deuda pública del 65,1%, lejos de los niveles del 3% y el 60% respectivamente que fijan las reglas fiscales europeas. La crisis será más o menos puntual, pero la deuda seguirá ahí cuando todo pase.////
La deuda pública nunca se pagaPerlas de Kike
KIKE VÁZQUEZ
Imaginemos que mañana pudiésemos ir a un banco, pedir un préstamo y no devolver el dinero. Que cuando llegase el vencimiento o la próxima cuota, simplemente,
Imaginemos que mañana pudiésemos ir a un banco, pedir un préstamo y no devolver el dinero. Que cuando llegase el vencimiento o la próxima cuota, simplemente, nos prorrogasen el plazo una y otra vez… como si fuésemos un promotor patrio. ¿Se imaginan que el ciudadano común pudiese tener tal privilegio? Lo siento, eso no va a pasar, al menos no a las personas de a pie. Sin embargo, las próximas elecciones en Grecia y el auge de Syriza han puesto sobre la mesa un debate muy similar para la deuda soberana.
¿Se imaginan que los Estados no hiciesen frente a sus compromisos? Bueno, en realidad está ocurriendo algo parecido, puesto que en la actualidad la deuda pública no se paga. ¿Cómo que no se paga? Antes de juzgar, déjenme que me explique, veamos los datos y luego dictemos sentencia porque creo que el debate al respecto es muy interesante.
Pongámonos en contexto. El próximo día 25 de enero hay elecciones anticipadas en Grecia, en las cuales se espera que Syriza sea la opción vencedora. Este partido suele identificarse principalmente con dos propuestas: la renegociación de la deuda pública helena y la ruptura con la ‘oligarquía’ y la corrupción creada por los partidos que anteriormente alcanzaron el poder (en un nivel probablemente no comparable a ningún país desarrollado). En el presente artículo me gustaría centrarme en el primer punto, en la sostenibilidad de las finanzas públicas y el repago de la deuda, y en concreto me gustaría traer a colación un artículo de notable éxito escrito por Bini Smaghi, exmiembro del BCE, esta misma semana (“Is Greece's debt really so unsustainable?” 12-01-2015, Financial Times).
Según el economista italiano, y en contra de lo que piensa Syriza y gran parte de la opinión pública, un nivel de deuda del 175% sobre el PIB no es necesariamente insostenible. ¿Puede hacer frente Grecia a una carga deudora semejante? Bini Smaghi lo tiene claro, ya que la sostenibilidad de la deuda no se mide por su volumen total, sino analizando si el país puede hacer frente a los pagos acordados o no.
Grecia paga unos intereses por su deuda pública del 4% del PIB, menos que países como Italia, Portugal o Irlanda y en línea con sus comparables a nivel internacional; su volumen total en relación al PIB se ha estabilizado ya que su economía actualmente crece; han alcanzado superávit primario (ingresos menos gastos exceptuando gastos financieros), algo de lo que muy pocos países del mundo pueden presumir y que acelerará su reducción de deuda; y por último porque la deuda soberana nunca se paga. ¡Eh, un momento! Que la deuda griega, gracias a la reestructuración sufrida y a las medidas llevadas a cabo, es más sostenible que la de otros países vale, ¿pero que la deuda pública nunca se paga? ¿Se ha vuelto loco Bini Smaghi?
El ministro de Economía, Luis de Guindos. (E. Villarino)
Pues no, en absoluto. Los números de la economía helena ya los vimos en su momento (“All in: el dinero vuelve a mirar a Grecia” 14-10-2013, "Las perlas de Kike"), llegando exactamente a la misma conclusión que Bini Smaghi:la deuda pública griega no es insostenible, o al menos no más que la de cualquier otro paíscomparable a nivel internacional. Vamos, que si hay otro rescate será un rescate político y no financiero, esto es, si se dan más facilidades para cumplir los compromisos será para facilitar el crecimiento, para dar más autonomía fiscal o por motivos similares, pero no porque los números, a día de hoy, no cuadren.
Más polémico aún es el argumento de que la deuda pública no se paga, y que para más inri lo diga un antiguo miembro del BCE, pero lo cierto es que es así. No se trata de que los Estados a lo largo del mundo no cumplan sus compromisos en tiempo y forma (default, reestructuración…), lo hacen, lo que ocurre es que la deuda pública nunca se paga realmente, nunca se reduce en términos absolutos puesto que siempre es renovada una y otra vez… como si fuese un promotor patrio. En el mundo actual las minoraciones en términos absolutos de los montantes de deuda, algo que podríamos considerar un pago real puesto que de esta manera no se produce una refinanciación con nuevas emisiones que compensen las anteriores, son totalmente marginales. Véase el caso de la deuda pública española en los últimos años.
En la gráfica de arriba, realizada con datos del Banco de España, podemos observar la deuda pública total y la deuda pública según el Protocolo de Déficit Excesivo. A pesar de que la deuda pública se reduce en términos relativos de forma sustancial en la década pasada, no ocurre lo mismo si miramos los valores absolutos, ya que en dichos términos la reducción del endeudamiento es prácticamente nula. La deuda pública nunca se paga, solo crece año tras año.
Habrá quien se escandalice por la gráfica anterior. Unos porque descubrirán que la deuda pública real total de nuestro país está más próxima al 150% del PIB que al 100% que computa según el Protocolo de Déficit Excesivo. Otros porque descubrirán que la deuda pública española se ha triplicado durante la crisis. Y finalmente habrá quien haya visto que, efectivamente, la deuda pública no se paga, solo se refinancia, y por ese motivo no se produce una reducción en términos absolutos ni aunque vivamos un ‘burbujón ladrillero’ que multiplique los ingresos fiscales.
¿Podemos calificar de irresponsables a nuestros gobernantes por ello? En realidad hay motivos de mucho peso para que esto sea así. Un motivo es que no es rentable, ni política ni económicamente. Cuando un Gobierno decide a qué destina sus fondos, lo normal es que lo haga al lugar donde obtenga más réditos electorales, sí, pero también a donde obtenga más retorno económico. Invertir en educación o infraestructuras, por poner dos ejemplos típicos, produce un retorno muy superior en la economía que repagar deuda debido a su efecto multiplicador. Además da más votos, ¿quién gana?
Otro motivo es que los Gobiernos, según la doctrina mayoritaria, deben intentar aplicar una política contracíclica. Esto es, en momentos de recesión abrir la mano para reactivar la economía, y en momentos de abundancia, como puede ser una burbuja, ahorrar. Por tanto, los momentos en los que es viable mantener un superávit primario sin mermar la economía productiva son puntuales.
Hay más, y es que los mercados necesitan activos de máxima calidad para su correcto funcionamiento. Imaginemos por un momento que países como Alemania o Estados Unidos decidiesen cancelar sus deudas, ¿a dónde iría el dinero invertido? ¿Qué ocurriría con los mercados que dependen de esa deuda pública? ¿Hasta dónde subiría el precio de los escasos activos de máxima calidad que siguiesen existiendo? Pensemos que ya hoy en día, con abundancia de activos soberanos, se producen rendimientos negativos; ¿qué ocurriría ante una verdadera escasez?
Por otra parte, si juzgamos a los gobiernos, ¿por qué no juzgar también a esas empresas que un día deciden que su nivel óptimo de apalancamiento es un determinado porcentaje? Obviamente no hay nada que juzgar, ya que al igual que una empresa puede contar con cierto nivel de deuda para maximizar el retorno de sus accionistas o participes, o bien para realizar proyectos que de otra forma no podría abarcar, con los Estados ocurre lo mismo. El nivel cero de endeudamiento no es óptimo, incluso los países con deuda pública neta cero no cuentan en realidad con un nivel cero, lo que ocurre es que cuentan con reservas superiores al importe deudor.
Que el Estado esté endeudado no quiere decir que esté hipotecando a nuestros hijos, todo lo contrario. Si esa deuda se usa productivamente se producirá un retorno a la inversión (de forma inmediata o no, como la educación) y por tanto nuestros hijos recibirán un mundo mejor al nuestro. El problema en realidad no es la deuda, el problema es el uso que le damos a la deuda. Bien usada su asunción genera no solo los recursos para su sostenibilidad futura, sino también riqueza; mal usada no genera retorno y por tanto el país se verá incapaz de hacerle frente. Ese es el problema de países como Grecia, que han usado sus fondos para favorecer la corruptela.
No obstante, si las deudas no se pagan, ¿qué más da poder hacerles frente o no? Que no se paguen no quiere decir que no tengamos que tener recursos para hacerles frente, o en otras palabras, para refinanciar constantemente el endeudamiento debemos tener la confianza de los acreedores, y para ello nuestras cuentas tienen que estar en orden. Vamos, que cuando Bini Smaghi dice lo que dice no se refiere a nada parecido a no pagar o renegociar términos, se refiere a hacer bien las cosas, tener la confianza de los inversores y por tanto ser libres para decidir si queremos usar más o menos endeudamiento, en función del retorno que estimemos y de los objetivos que queramos alcanzar, sin verse condicionados por los demás.
Y cierto es que la confianza no deja de ser algo subjetivo. En realidad si mañana se paralizasen los mercados y no pudiese realizarse ningún roll-over más, ningún gobierno del mundo con un endeudamiento positivo podría hacer frente a los compromisos salvo usando a los bancos centrales, pues todos dependen de las refinanciaciones. En ese sentido todos somos igual de insostenibles. Es más, Grecia cuenta con una gran ventaja ya que actualmente su vencimiento medio es mayor que el de cualquier otro país gracias a la reestructuración realizada, por tanto se ve menos expuesta a este riesgo. Pero en cualquier caso lo que está claro es que la confianza no se consigue con impagos o con decisiones unilaterales, sino con consenso y aplicando la lógica. Si un estado voluntariamente quiere dejar de pagar que no pague, pero que lo haga como hacen todos, con decisiones sensatas, renovando vencimientos y contando con la confianza de los acreedores, no mediante el default.////
La deuda privada en España se ha reducido seis décimas en el tercer trimestre de 2019, según el último dato del Banco de España conocido esta semana. La ratio de lo que deben empresas y familias respecto al PIB quedó en 131,2%, esto es, 1,6 billones de euros.19 ene. 2020
La suma de deuda pública y privada en España baja al 229 ...
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