lunes, 27 de abril de 2020

EL BCE COMPRA BONOS,...Y AYUDA A LA ECONOMÍA ¡¡. EL DINERO, EL CAPITAL OCIOSO ¡¡.

¿Hacia un pacto social europeo con más y mejor Green Deal?

  • "Tiene sentido reivindicar la emisión de eurobonos por razones de conveniencia antes que apelando a la solidaridad"
  • "Por el bien de Europa deseamos, parafraseando al gran pensador Antonio Gramsci, que el optimismo de la voluntad venza al pesimismo de la inteligencia"


LOS GOBIERNOS DE LOS PAÍSES, INCLUIDO LA R.P. CHINA, BUSCAN DINEROS PARA ENDEUDARSE, LA DEUDA PUBLICA FAMOSA,...CHINA HA COMPRADO, POR VALOR . EL DINERO SE COMPRA,...¡¡; ES RARO,...LOS TRABAJADORES LO GANAMOS TRABAJANDO, NO COMPRAMOS DINERO PARA VIVIR,...SÓLO COMPRAMOS DINERO, CUANDO PEDIMOS UN PRÉSTAMO, POR EJEMPLO PARA COMPRAR UNA VIVIENDA, ÉSTE SE CONVIERTE EN UNA HIPOTECA,...¡¡.


EL BCE, COMPRA BONOS, CORONABONOS, LE LLAMAN,...PARECE QUE HA CONSEGUIDO COMPRAR, COMO DEUDA EUROPEA, DE LA U.E., QUE ES  UNA ENTIDAD CON DERECHO JURÍDICO,...¡¡. HAN CONSEGUIDO, NEGOCIADO ENTRE LOS PAÍSES DEL EURO, UNOS UN BILLÓN Y MEDIO DE EUROS,...A UN INTERÉS DEL:..............Y A PAGAR EN ---------AÑOS,...


La participación en el capital del BCE

Los bancos centrales nacionales (BCNs) son los únicos suscriptores y accionistas del capital del Banco Central Europeo (BCE).
El porcentaje de participación de cada banco central nacional en el total del capital del BCE se determina conforme a lo establecido en el artículo 29 de los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y del BCE, a partir de los datos de participación de cada país en la población y en el PIB total de la UE. Se ajusta cada cinco años o cuando se produce un cambio en el número de BCNs que contribuyen al capital del BCE.
El capital suscrito del BCE es de 10.825.007.069,61 euros.
La parte desembolsada por los bancos centrales nacionales de la zona del euro asciende a un total de 7.583.649.493,38 euros, distribuida como sigue:
Contribución de los bancos centrales nacionales de la zona del euro al capital del BCE
 
PaísClave de capital %Capital desembolsado (€)
Alemania21,43941.999.160.134,91
Austria2,3804221.965.203,55
Bélgica2,9630276.290.916,71
Chipre0,175016.318.228,29
Eslovaquia0,931486.850.273,32
Eslovenia0,391636.515.532,56
España9,6981904.318.913,05
Estonia0,229121.362.892,01
Finlandia1,4939139.301.721,39
Francia16,61081.548.907.579,93
Grecia2,0117187.585.027,73
Irlanda1,3772128.419.794,29
Italia13,81651.288.347.435,28
Letonia0,316929.549.980,26
Lituania0,470743.891.371,75
Luxemburgo0,267924.980.876,34
Malta0,08537.953.970,70
Países Bajos4,7662444.433.941,02
Portugal1,9035177.495.700,29
Total181,32867.583.649.493,38
1 Debido al redondeo, el total puede no coincidir con la suma de todas las cifras que figuran en el cuadro.
Los bancos centrales nacionales de los países de la UE no pertenecientes a la zona del euro deben desembolsar un pequeño porcentaje de su participación en el capital suscrito del BCE como contribución a los costes operativos del BCE en relación con su participación en el SEBC.
Desde el 29 de diciembre de 2010, estas contribuciones representan el 3,75% de su participación total en el capital suscrito, y ascienden a un total de 75.794.263,89 euros, distribuido como sigue:
Contribución de los bancos centrales nacionales no pertenecientes a la zona del euro al capital del BCE
PaísClave de capital %Capital desembolsado (€)
Bulgaria0,98323.991.180,11
Croacia0,65952.677.159,56
Dinamarca1,75917.140.851,23
Hungría1,54886.287.164,11
Polonia6,033524.492.255,06
República Checa1,87947.629.194,36
Rumanía2,828911.483.573,44
Suecia2,979012.092.886,02
Total118,671475.794.263,89
1 Debido al redondeo, el total puede no coincidir con la suma de todas las cifras que figuran en el cuadro.
Los bancos centrales nacionales de los países no pertenecientes a la zona del euro no tienen derecho a participar en los beneficios distribuibles del BCE, ni tampoco son responsables de cubrir sus pérdidas ////

La UE movilizará "enormes inversiones" en sus próximos presupuestos para reactivar la economía

La cumbre de los líderes comunitarios de la próxima semana analizará la reformulación de los planes del presupuesto conjunto para el período 2021-27. 

https://www.publico.es/economia/ue-movilizara-enormes-inversiones-proximos-presupuestos-reactivar-economia.html
     




El presidente del Consejo Europeo Charles Michel y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa en Bruselas. REUTERS/John Thys/Pool
El presidente del Consejo Europeo Charles Michel y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa en Bruselas. REUTERS/John Thys/Pool


AGENCIAS

El próximo presupuesto a largo plazo de la Unión Europea debería utilizarse para promover la recuperación económica después de la pandemia de coronavirus, dijeron el miércoles los responsables de las instituciones del bloque con sede en Bruselas. El líder de los mandatarios de la UE, el presidente del Consejo Europeo Charles Michel, ha adelantado que los 27 jefes de Estado y de Gobierno del bloque analizarán durante una cumbre que se celebrará por videoconferencia el 23 de abril la reformulación de los planes para el presupuesto conjunto de 2021-27.





Por su parte, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha destacado que "el próximo presupuesto europeo tiene que ser la respuesta europea a la crisis del coronavirus", y que tendrá que movilizar "enormes inversiones" en los primeros uno, dos o tres años.
"El próximo presupuesto tiene que ser diferente, completamente diferente otros presupuestos europeos y tiene que tener un elemento para que desde muy al principio haya una iniciativa de inversiones enorme", ha expresado la alemana sobre el proyecto del Marco Financiero Plurianual (MFF) para el periodo 2021-2027, Von der Leyen.
"Hay empresas viables golpeadas por la crisis. Tenemos que hacer lo posible para que puedan hibernar y después reanuden su actividad (...) Cuando miramos esto, no estamos hablando de miles de millones, sino un billón con respecto a la iniciativa de inversiones que debe hacerse", ha apuntado.
Tanto Von der Leyen como Michel tienen la tarea de diseñar un nuevo borrador presupuestario que sirva para dar respuesta a la crisis económica generada por la pandemia. La idea es que el proyecto llegue a la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno del próximo jueves, aunque los líderes siempre evidencian enormes diferencias para negociar y acordar los distintos presupuestos plurianuales.
En cualquier caso, la jefa del Ejecutivo comunitario ha defendido que el MFF es la herramienta adecuada para albergar este fondo de recuperación porque "está aceptado (por los Estados miembros) y ha probado ser el mejor instrumento para la cohesión y la convergencia" en el bloque. "Va en el interés de todos (los socios de la UE) invertir en un mercado único que no esté fragmentado, tenga igualdad de condiciones y sea fuerte en la escena internacional", ha explicado.
Aunque ha evitado dar detalles sobre la financiación de este fondo, la alemana ha sugerido que Bruselas movilizará parta del presupuesto a través de garantías de los Estados miembros, algo no es nuevo y que "se ha hecho antes".
En la misma línea, el presidente del Consejo europeo ha defendido que la estrategia de recuperación de la UE debe quedar encuadrada en el MFF para los próximos siete años y ha señalado que este "plan de transformación y relanzamiento" debe ser "del tipo del plan Marshall por su "ambición".
Michel ha reconocido que la pandemia tendrá un "impacto significativo" sobre las economías europeas y, aunque todavía se desconozca "la factura de la crisis", sí que se puede empezar a debatir qué medidas se ponen en marcha para "limitar lo más posible los efectos" del Covid-19 en la actividad económica.
"Por el momento no conocemos el montante de la suma", ha dicho el ex primer ministro belga con respecto al impacto exacto de la pandemia, pero ha defendido que los líderes de la UE tendrán que acordar dos cuestiones principales: cuánto dinero debe movilizar la UE en su respuesta y cómo garantizar que los fondos acordados se utilicen correctamente.////


El BCE imprimirá este año 1 billón de euros para derrotar al coronavirus



FOTO DE ARCHIVO. 
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, asiste a una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro en Bruselas, Bélgica. 
17 de febrero de 2020. REUTERS/Francois Lenoir.
FRÁNCFORT, 18 mar (Reuters) - El Banco Central Europeo (BCE) lanzó nuevas recompras de deuda por valor de 750.000 millones de euros (818.000 millones de dólares) tras una reunión de emergencia a última hora del miércoles, en un intento de taponar la sangría financiera que el coronavirus está provocando en la economía de la zona euro y despejar cualquier tipo de duda sobre el futuro del bloque.
Con gran parte de Europa confinada por el brote de coronavirus, la actividad económica está prácticamente en punto muerto y los mercados han entrado en barrena, presagiando una profunda recesión parecida a la de la crisis financiera mundial de 2008 y planteando interrogantes sobre la cohesión de la zona euro en momentos de tensión.
Bajo presión para actuar y reducir el coste de los préstamos en los países endeudados y afectados por el virus como Italia, el BCE puso en marcha un nuevo programa de compra de bonos, con lo que su previsión para este año asciende a 1,1 billones de euros. Sólo estas últimas compras acordadas representan el 6% del producto interno bruto (PIB) de la zona euro.
"Los tiempos extraordinarios requieren acciones extraordinarias", dijo la presidenta del BCE, Christine Lagarde. "No hay límites en nuestro compromiso con el euro. Estamos decididos a utilizar todo el potencial de nuestras herramientas, dentro de nuestro mandato".
Las compras de bonos continuarán hasta que la "fase de crisis" de la epidemia termine y los pagarés no financieros con suficiente calidad crediticia se incluirán por primera vez entre los activos elegibles. "Las compras se llevarán a cabo hasta finales de 2020 e incluirán todas las categorías de activos elegibles bajo el programa de compra de activos existente", dijo el banco central en su comunicado.
El euro repuntó después del anuncio y subía un 0,16% a 1,0929 dólares, mientras los mercados de valores asiáticos se estabilizaban. Aunque seguirá comprando deuda pública en función de la participación de cada país en el banco, la llamada clave de capital, el BCE dijo que será flexible y podrá desviarse de esta regla.
Esto se interpreta como un indicio de que no tolerará el aumento de los diferenciales de rentabilidad de deuda entre los miembros de la zona euro que se ha visto en Italia y Grecia en los últimos días.
Las compras también incluirán por primera vez la deuda de Grecia, que había sido excluida de las compras del BCE por su baja calificación crediticia.
Además, el BCE dijo que está listo para aumentar el volumen y la duración de sus compras en caso necesario y revisar cualquier restricción que se interponga en su camino, en una probable referencia al límite de propiedad de más de un tercio de la deuda de un país dado.
"Teniendo en cuenta que la respuesta fiscal sigue aumentando, esto parece un punto de inflexión para la economía y los mercados de la zona euro", dijo Frederik Ducrozet, estratega de Pictet Wealth Management.
Sin embargo, el BCE dejó la de interés de depósitos sin cambios en el -0,5%, igual que el jueves pasado, en otra señal de que los responsables de política monetaria pueden estar considerando que un recorte haría más mal que bien.
Reunido en sesión ordinaria el jueves pasado, el BCE aprobó un amplio paquete de estímulos, pero las medidas decepcionaron a los inversores, lo que llevó a algunos a cuestionar el compromiso del banco con la promesa del predecesor de Lagarde, el italiano Mario Draghi, de hacer "lo que sea necesario" para salvar el euro.
Con los rendimientos de la deuda pública en la periferia del bloque al alza y la prima de riesgo de Italia -el diferencial entre la deuda italiana a diez años con la alemana- duplicándose en pocos días, la presión para que el BCE tome medidas más contundentes ha ido en aumento.
El pánico inversor empujó los rendimientos de los bonos de Italia a 10 años por encima del 3% brevemente el miércoles, lo que despertó la preocupación sobre la sostenibilidad de su deuda, antes de que las recompras del BCE y el pronunciamiento de sus responsables los hicieran retroceder a alrededor del 2,3%.
(1 dólar = 0,9169 euros)
(Reporte de Balazs Koranyi y Francesco Canepa. Editado en español por Rodrigo Charme y Jose Elías Rodríguez)////


¿Hacia un pacto social europeo con más y mejor Green Deal?

  • "Tiene sentido reivindicar la emisión de eurobonos por razones de conveniencia antes que apelando a la solidaridad"
  • "Por el bien de Europa deseamos, parafraseando al gran pensador Antonio Gramsci, que el optimismo de la voluntad venza al pesimismo de la inteligencia"

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Carlos Trías Pintó y Gustavo Matías Clavero, ponente y experto del European Green Deal Investment Plan en el Comité Económico y Social Europeo (CESE)
El acuerdo alcanzado este jueves por el Consejo Europeo en la videoconferencia de jefes de Estado y Gobierno ha sido prometedor, aunque incompleto, lo que refleja el carácter de toda la Unión y sus dudas.La Comisión deberá concretar hasta el 8 de mayo la propuesta y habrá fondos para el rescate de los países miembros afectados por el Covid 19 y sus regiones, quizá hasta dos billones de euros, sin las vergonzosas e ineficaces condiciones impuestas durante el austericidio de la crisis anterior.Pero la inconcreción temporal sobre en qué medida serán créditos o transferencias refleja que no todos los líderes han entendido lo que se juega la UE: además de la recuperación y la solidaridad con cohesión internas, el liderazgo ante unas instituciones internacionales hoy excesivamente pendientes de EEUU y China y que deberán replantearse para sobreponerse a la catástrofe y a las tendencias hacia la insostenibilidad,
domando una digitalización desbocada y en manos de apenas una veintena de bigtech de ambos países países.

Europa, cuyos más de 300 millones de habitantes son como otros tantos en EEUU los más afectados en principio por la covid-19, es el proceso de integración regional más avanzado del mundo entre las varias decenas de iniciativas similares lanzadas desde la II GM. Si el plan de reconstrucción europea resulta al final incompleto o insatisfactorio por falta de solidaridad, la UE no solo perdería más credibilidad en sus países y regiones y ante los populismos nacionalistas, sino ante todos los demás procesos de integración que pueden compensar algo las negativas consecuencias hacia una desglobalización que había empezado antes de la pandemia y que ahora puede desbordarse. También perdería liderazgo y presencia para reconstruir las instituciones internacionales y adaptarlas a un mundo de intangibles y nuevos riesgos casi inexistentes tras la II Guerra Mundial de la que surgieron la ONU y una treintena de organizaciones internacionales sectoriales y funcionales.
Pero su afección europea de falta de solidaridad ya la hizo pagar mayores costes durante la crisis financiera, riesgo del que advertíamos en el dictamen del Comité Económico y Social Europeo de 2011 en su proyecto inicial de Unión Bancaria, al enunciar que el compromiso de cohesión y solidaridad necesario para que haya verdadera movilidad de personas y mercancías requería transferencias fiscales[1] que llegaran hasta la creación de un seguro de desempleo europeo (primer documento oficial de la UE donde se planteó el proyecto), más intervención del Banco Central Europeo como estaba haciendo desde el 2008 la Fed norteamericana, e incentivos públicos para promover la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y el cumplimiento legal de las empresas.
Desde entonces, la Unión Europea no ha sido capaz de culminar la Unión Económica y Monetaria, no por falta de compromiso de su potente entramado institucional (Comisión, Parlamento, Banco Central Europeo, Banco Europeo de Inversiones, Comité Económico y Social y Comité de las Regiones), sino por el reiterado egoísmo cortoplacista exhibido recurrentemente desde la otra institución clave: el Consejo. De la mano de una suerte de agrupación de intereses variopintos, ha renacido una nueva alianza hanseática (cuya cabeza visible, a modo de mamporrero, es representada por Holanda), que hasta estallar esta demoledora crisis parecía un muro infranqueable, negando cualquier avance hacia la mutualización de riesgos en el seno de la Unión Europea. Parecía asentado, como telón de fondo, el mito de la hormiga ahorradora frente a la cigarra despilfarradora.
Esa interpretación da alas al ejercicio de la capacidad de veto, acción que a menudo trunca el trabajo mancomunado de un amplio contingente de cualificados efectivos de las citadas instituciones, cuyo compromiso con la Unión facilita hacer el verdadero trabajo de las hormigas. Una y otra vez, se supera la frustración para dar un nuevo aire a “la tela de Penélope” en la búsqueda de nuevas fórmulas de acuerdo (el caso del esquema de garantía de depósitos, el EDIS, todavía pendiente después de numerosas propuestas bloqueadas, resulta paradigmático).
Así, la apuesta por la integración financiera en de la Unión Europea después de la Gran Recesión bien se puede resumir como un compendio de atractiva música celestial de la mano de las prolíficas declaraciones de los líderes de la Unión entre 2012 y 2017 (Plan Director , Documento de reflexión sobre la profundización de la Unión Económica y Monetaria ,Realizar la Unión Económica y Monetaria europea ) obligadas a su continua actualización a partir del escaso alcance real de las proyectadas hojas de ruta.
En definitiva, nada (demasiado) nuevo bajo el sol, son ya varias las décadas de descompromiso, notablemente evidenciadas desde que, coincidiendo con la proclamación de la moneda única, se sigue a vueltas con recuperar las esencias de la fallida ambición de la Estrategia de Lisboa, luego renovada con el mismo nombre para disimular su corto recorrido. Para hallar su continuidad en la agenda 2020, que antes de descarrilar proclamó la del 2030 (desde la oportunidad en 2015 de abrazar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático).
Hasta que nos golpea de nuevo la crisis (ahora sanitaria, y sin libro de instrucciones), esta vez ataca de forma más simétrica (ya que el virus no parece distinguir el origen étnico o la nacionalidad), pero también se ceba más en los países del sur, aquellos obligados a los recortes en sus sistemas de sanidad y cuidados de las personas en la anterior crisis.
Los que se postulan como las hormigas de la Unión mucho tuvieron que ver con esas condicionalidades impuestas a los países que apelaron en el pasado reciente a las líneas de financiación/rescate del MEDE, sin importar el ahogo, como sucedió con Grecia, desoyendo en su día los análisis técnicos del Fondo Monetario Internacional. Esos documentos, de obligada consulta, hoy también son certeros cuando apuntan, ya en plena irrupción del coronavirus: “Se necesitan esfuerzos fiscales y estructurales decididos para que se liberen nuevos recursos públicos y privados encaminados a aumentar la resiliencia económica, la inclusión social y la innovación Resulta crucial la adopción de medidas fiscales sostenibles para reducir la elevada deuda pública a medio plazo y abordar el déficit persistente del sistema de pensiones. Las políticas estructurales destinadas a impulsar la productividad deberían intensificarse, fomentando así el potencial de la economía y mejorando la dinámica de la deuda pública”.
Tan sólo un día antes de esas declaraciones, el 19 de marzo, la francesa Lagarde, ex jefa del FMI hoy al mando del BCE, sorteando la oposición de otro de los guardianes de la ortodoxia (en esta ocasión, el gobernador del Banco de Austria) anuncia la ampliación de su programa de compra de activos de 120.000 a 750.000 millones, y de inmediato comienza a comprar deuda italiana para calmar a los mercados.
Llegamos al pasado 9 de abril, donde el Eurogrupo arroja una respuesta alentadora, tras el ajuste de alianzas: Luxemburgo e Irlanda (dos de los países junto a Holanda y Alemania con mayores superávit por cuenta corriente, favorecido en el caso de los tres primeros por la desleal competencia fiscal hacia los demás) se suman a los mediterráneos y otros del Este frente a los hanseáticos, esta vez desde la mirada amable de la señora Merkel (que, al igual que otros líderes europeos, realiza siempre movimientos calculados, muy sujeta a la lupa del Bundestag).
La nueva promesa del Eurogrupo de hacer “lo que sea necesario”, esta vez desde el liderazgo del portugués Mario Centeno, se refiere a un 3% del PIB europeo de este año en medidas fiscales y una liquidez equivalente el 16% del PIB, en forma de préstamos para apoyar a Estados, empresas y trabajadores frente a la pandemia sin menciones a condicionalidad macroeconómica alguna, pero tampoco ninguna referencia a la emisión de deuda conjunta para la fase de recuperación, en el marco del aun abierto debate de las perspectivas presupuestarias 2021-2027,  en un principio aparcado hasta entrar en presidencia alemana (2º semestre de 2020).
Las fuentes de ese más medio billón de liquidez (adicional a los 750.000 millones de euros del BCE para compra de bonos, tanto públicos como corporativos y de entidades financieras), saldrán de tres fuentes: el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con 240.000 millones de euros en préstamos; un fondo del Banco Europeo de Inversiones con hasta 200.000 millones en créditos para empresas y, un fondo temporal de reaseguro contra el paro con 100.000 millones para ayudas al empleo (esquema SURE, soporte clave para los ERTE españoles).
Salvo en el último apoyo, dirigido a los países con más desempleo (entre los cuales destaca España), esas ayudas se repartirían de forma simétrica al peso de la renta de cada país, al igual que venía sucediendo en el BCE (situación hoy superada, desde el liderazgo de la francesa Lagarde, otra vuelta de tuerca positiva siguiendo el camino de su antecesor, el italiano Mario Draghi). Y no olvidemos que la política monetaria, que difícilmente puede dar ya más de sí, gestiona préstamos, la devolución de los mismos aumentará la carga y el servicio de la deuda (las medidas sólo alivian el precio y facilidad de acceso a la liquidez).
La temprana reacción del BCE ante la crisis, aliviando a países como Grecia al tratar la compra de su deuda pública sin esas condicionalidades previas (tan del gusto de “las hormigas”), sigue no obstante sin alcanzar la respuesta de la Fed norteamericana, que también proporciona desde marzo liquidez a las empresas. El resultado es que los EEUU vuelven aplicar inyecciones más rápidas y cuantiosas, además de que en Europa -y pese al esgrimido origen simétrico del impacto- los efectos del mismo están siendo asimétricos y paradójicamente también inversos a la renta, pues España e Italia son los más castigados por la pandemia.

A vueltas con un fondo europeo de recuperación: Los coronabonos

Yanis Varoufakis nos argumenta que los ahorros holandeses y alemanes serían mucho más bajos si los italianos, griegos y españoles no estuvieran en deuda con ellos, por ser los déficits del sur los que mantienen el tipo de cambio del euro lo suficientemente bajo como para que Alemania y los Países Bajos mantengan sus exportaciones netas.
No es un argumento nuevo, cabe recordar cómo Italia en el pasado siglo hizo uso de la política cambiaria para recuperar competitividad en los mercados internacionales, mediante oportunas devaluaciones de la lira. Por eso, tiene sentido reivindicar la emisión de eurobonos por razones de conveniencia antes que apelando a la solidaridad, ya que alojar la nueva deuda que van a sufrir los países deficitarios en el seno de una Unión fuerte y solvente, facilitará reducir la deuda total de la eurozona (gracias a las tasas de interés más bajas a largo plazo derivadas de una superior calificación crediticia), lo cual amarrará los países del sur al euro.
Por su parte, Georges Soros se refiere a las ventajas de emitir coronabonos perpetuos, emulando las emisiones de Gran Bretaña para el financiamiento de las guerras napoleónicas y la I guerra mundial (Consols), activos que perduraron en los mercados hasta 2015. Como no habría que refinanciarlos, la UE solo estaría obligada a hacer los pagos regulares de intereses sobre ellos. El billón de euros adicional que reclama la presidenta de la Comisión Europea para recuperar el pulso de la economía europea se podría sustanciar con un cupón del 0,5 % (apenas 5 mil millones de EUR al año, menos del 3 % del presupuesto de la UE para 2020). También resultaría un activo muy atractivo para los futuros programas de compra de bonos del BCE, al ser vencimiento de un bono perpetuo siempre igual, el BCE no tendría que reequilibrar su cartera.

En el problema radica la solución: El New Green Deal como factor de competitividad

Al estallar esta crisis sanitaria intentábamos retomar este último objetivo para dictaminar el Plan de Inversiones Verdes que lanzó la nueva Comisión para financiar su Green New Deal, proyecto estrella bajo el mando del Vicepresidente Timmermans que aspira a movilizar en la presente década 2,6 billones de euros (260.000 millones de euros anuales) en inversiones para proteger el capital natural de la Unión y preservar el bienestar de los ciudadanos frente a los riesgos e impactos medioambientales.
Esta propuesta refuerza el camino iniciado en 2015 con el Fondo Europeo para Inversiones estratégicas (FEIE) mediante las contribuciones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la garantía del presupuesto de la Unión. Pero su efectividad estará condicionada a una dotación presupuestaria suficiente (MFP 2021-2027) para respaldar las reformas estructurales y las políticas de cohesión, máxime en aquellos países de la eurozona más afectados desde la crisis del 2008 por los shocks asimétricos, hoy de nuevo los más castigados por la pandemia del Covid-19.
En esa línea ha venido caminando la Comisión Europea, el plan de acción del Pacto Verde podría adelantarse para acelerar una recuperación verde: inversiones en movilidad sostenible, energías renovables, rehabilitación de edificios, investigación e innovación, recuperación de la biodiversidad, productos circulares, etc.
Es importante enviar una fuerte señal política a la sociedad europea apelando al momentum, desde la riqueza y potencial que aporta su diversidad, debe unir energías para de una vez por todas liderar con el ejemplo el camino hacia la neutralidad climática y el bienestar social.
Ello conduciría el demandado Plan Marshall hacia su concreción en un nuevo Green New Deal europeo que primaría la descarbonización y la transformación digital por la vía de las ayudas e incentivos públicos a las inversiones medioambientales, además de a telecos, biotech y otras de salud y educación.

¿Un final feliz?

El pasado 15 de abril, la comunicación conjunta de los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea en respuesta al coronavirus , despliega la hoja de ruta en respuesta al coronavirus, y da cuenta de la multitud de recursos que han sido, y serán en mayor cuantía, preciso movilizar.
Tras sucesivas presiones y órdagos Sur-Norte, la Comisión formuló el pasado 21 de abril la propuesta de hoja de ruta para la recuperación, texto suficientemente abierto como para posibilitar su respaldo de cara a la crucial reunión del 23 de abril.
Así ha sucedido, en las conclusiones -recién emitidas- por el Presidente Michel, los 27 ratifican la propuesta formulada por el Eurogrupo el pasado 9 de abril: una triple red financiera de 540.000 millones para asegurar la protección inmediata de los grupos más afectados por la pandemia.
Para la cuestión más fundamental, un fondo europeo para la recuperación, se emplaza a la Comisión a presentar con urgencia “un análisis de las necesidades exactas”. Ahora la negociación de este mecanismo irá de la mano de la aprobación del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, donde se avanzará con seguridad en el respaldo presupuestario para lanzar una emisión de bonos comunitarios.
La naturaleza de los mismos queda por determinar, pero por el bien de Europa deseamos, parafraseando al gran pensador Antonio Gramsci, que el optimismo de la voluntad venza al pesimismo de la inteligencia, y caminemos hacia la emisión de bonos perpetuos (de facto, no reembolsables), al estilo de lo que tan acertadamente planteaba Soros, figura en nada sospechosa de querer dinamitar la Unión Europea.

Hacia nuevas instituciones e infraestructuras globales

Además de resolver esas dudas sobre los fondos para la reconstrucción europea y para aprobar unas perspectivas presupuestarias 2021-2027 que estaban en el alero antes de la covid-19 por la insolidaridad de Alemania, Holanda, Irlanda, Luxemburgo,Dinamarca y otros países, la UE debe de poner al servicio de su modernización y liderazgo mundial el Plan de Inversiones Verdes y digitalización, pensando en fortalecerse con nuestras infraestructuras e instituciones que además contribuyan a su potencia en los foros mundiales. No hacen falta en este frente grandes rediseños institucionales, como detallamos hace unos días, sino adaptar el sistema que va a seguir la humanidad en esta fase a los intereses, ideas y
voluntades ya expresados por las mayorías democráticas.

Una de las claves será si los datos de las personas podrán ser capitalizados por estas o al menos por los estados para ayudar a financiar la creciente demanda de formas de rentas básicas universales, como esa avanzadilla de Ingreso Mínimo Vital que aconsejó la Unión Europea a España para reducir sus niveles de pobreza, propuso para AIREF para unos cinco millones de hogares, incluyeron PSOE y Podemos en su programa de Gobierno de coalición y ahora incluyen como una de las medidas de los propuestos nuevos Pactos de la Moncloa, donde sería conveniente mayor transparencia en todo, incluida por ejemplo la financiación y actividad relacional de quienes regulan, de quienes firman manifiestos como los citados o del millón y pico de perfiles falsos en Twitter para intoxicar. Transparencia orientada a mejorar la calidad de la información (empezando por la estadística oficial), lo que requiere actuar con mayor decisión en la resolución de los conflictos de interés y la mayor transparencia de la huella e impacto de cada uno, incluidas producciones y consumos de empresas, administraciones públicas y ONGs a través de la mejora del cumplimiento y la responsabilidad social corporativa (RSC). [1] Aconsejadas por el consenso académico de las uniones monetarias óptimas para que haya una verdadera movilidad del trabajo y de los capitales, no solo un área comercial de altas asimetrías////

El BCE adquirirá bonos por más de 200.000 millones en 2019 con la reinversión de vencimientos de deuda 
El BCE realizará compras de 17.000 millones al mes de media en 2.019. Octubre será el mes con una presencia más 'generosa'.
https://www.eleconomista.es/economia/noticias/9614791/01/19/

El-BCE-inyectara-mas-de-200000-millones-en-2019-con-la-reinversion-de-vencimientos-de-deuda.html 
El Banco Central Europeo (BCE) puso fin en 2.018 a su programa de compra de activos, que alcanzó hasta el pasado mes de diciembre un volumen de 2,569 billones de euros, pero seguirá presente en los mercados mediante la reinversión del principal de los vencimientos de la deuda adquirida, que a lo largo de 2.019 sumarán un total de 202.772 millones de euros, según ha informado la institución. 
De este modo, el BCE tiene previsto realizar compras por importe medio mensual de casi 17.000 millones de euros durante el primer año tras el final del programa de estímulos o Quantitave Easing (QE), cifra que supera los 15.000 millones mensuales del último tramo del programa entre octubre y diciembre de 2.018. 















El BCE mantendrá el tamaño de su orondo balance durante dos o tres años tras el fin del QE


Del total de reinversiones estimadas en 2.019, el programa de compras de deuda pública (PSPP por sus siglas en inglés) sumará un total de 167.512 millones de euros a lo largo de los próximos doce meses, lo que resulta en una media mensual de casi 14.000 millones de euros, mientras que las compras por reinversión de vencimientos de deuda corporativa llegarán a 5.990 millones, casi 500 millones al mes en 2.019.
No obstante, el plan de reinversiones del BCE difiere del programa de compras finalizado entre otros aspectos en que la presencia del banco central en los mercados no será constante en volumen, por lo que las cifras estimadas muestran grandes diferencias mes a mes.

25.649 millones en enero

De este modo, en enero de 2.019 el BCE tiene previsto reinvertir un total de 25.649 millones de euros en total, de los que 21.029 millones de euros corresponderán a compras de deuda de los países del euro, a los que se sumarán otros 834 millones en bonos de empresas, así como 2.792 millones en cédulas y 994 millones en titulizaciones.
Según las previsiones del BCE, octubre será el mes con una presencia más 'generosa' del banco central, que reinvertirá 31.667 millones de euros, incluyendo 29.024 millones en deuda pública y 592 millones en deuda corporativa, además de 1.590 millones en cédulas y otros 461 millones en titulizaciones.
Por el contrario, el BCE calcula que el próximo mes de agosto únicamente reinvertirá 5.376 millones de euros, de los que 4.542 millones corresponderán a bonos soberanos y deuda pública, mientras destinará 452 millones a cédulas y otros 382 millones a titulizaciones. Por su parte, el BCE no realizará compras en agosto de bonos de empresas.
En su última reunión de 2.018, el Consejo de Gobierno del BCE confirmó que mantendrá su plan de reinversiones de los vencimientos de la deuda adquirida durante un periodo prolongado "más allá de la primera subida de los tipos de interés", que el mercado no espera antes de finales de 2.019.
A este respecto, el BCE precisó que las reinversiones mantendrán el reparto por países, aunque se realizarán ajustes de forma "gradual" para adecuarse a los cambios de la suscripción de capital de los diferentes bancos centrales nacionales.
La autoridad monetaria ha especificado que tiene previsto mantener el volumen individual de cada uno de los programas que componen el programa ampliado de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés). Por tanto, no se producirán cambios en el peso de la deuda comprada al sector público y a las empresas, así como en la cantidad de titulizaciones y cédulas hipotecarias, con respecto a los niveles alcanzados al finalizar diciembre 2.018.
"Durante la reinversión se podrán producir desviaciones temporales en la composición del programa ampliado de compra de activos por motivos operativos", explicó el BCE.
En lo referente a los bonos soberanos, el BCE mantendrá el peso de cada país con respecto al total, aunque ha advertido de que se realizarán ajustes para que el porcentaje de cada país en las compras se aproxime a la participación de capital de dichos estados.
El pasado 3 de diciembre, la entidad ajustó el nuevo reparto de suscripción de capital que se aplicará a partir del 1 de enero de 2.019. De esta forma, España reducirá su peso, pasando del 8,8409% al 8,3391%, mientras que Alemania llegará hasta el 18,367% desde el 17,9973% anterior.

260.820 millones en deuda española

El BCE dio por terminadas el pasado 19 de diciembre sus compras netas de activos (APP por sus siglas en inglés), completando así, tras casi cuatro años de duración, el mayor experimento de política monetaria puesto en marcha desde la fundación del banco central y a través del que ha adquirido deuda española por importe de unos 260.820 millones de euros.
Desde el comienzo de los distintos programas que forman parte del plan de compra de activos del BCE, la institución acumulaba hasta noviembre un total de 2,569 billones de euros en activos, incluyendo 2,102 billones en deuda pública y 178.050 millones en bonos de empresas, además de 262.201 millones en cédulas y 27.518 millones en titulizaciones. No obstante, el balance global del BCE ha engordado un 119% durante el QE, hasta un récord de 4,67 billones.
En el caso de la deuda española, desde la puesta en marcha del programa de compra de deuda pública en marzo de 2.015, el Eurosistema ha acumulado una exposición neta de 260.820 millones de euros, convirtiendo así a España en el cuarto emisor con mayor presencia en su cartera, después de elevar su posición en 1.617 millones durante el mes de diciembre.
De este modo, la deuda soberana española ha sido la cuarta más comprada por el BCE, únicamente por detrás de Alemania, con 518.558 millones de euros; Francia, con 420.259 millones; e Italia, con 365.353 millones, y en línea con la clave de capital correspondiente a España sin tener en cuenta a Grecia, que no ha participado en el programa, así como a los países ajenos al euro que sostienen el capital del BCE.
Por el contrario, los socios del euro con menor presencia en la cartera de deuda adquirida entre marzo de 2.015 y diciembre de 2.018 por el banco central de la Eurozona fueron Estonia, con un total de 7 millones, seguida de Chipre, con 678 millones, y de Malta, con un total de 1.154 millones.//////

Zona euro 

El plan del BCE para reactivar la economía: volver a comprar deuda, cobrar más a la banca y aplazar subidas de tipos 

https://www.rtve.es/noticias/20190912/bce-vuelve-comprar-deuda-aumenta-cobra-banca-guardar-su-dinero/1979100.shtml
  • El organismo rebaja la previsión de crecimiento y de inflación de la zona euro para este año y el que viene
  • Nuevo toque de atención de Draghi a los gobiernos: pide a los que puedan, como Alemania, que estimulen la economía







Por
 
El BCE constata que la economía europea se está debilitando -algunos países rozan ya la recesión técnica, como Alemania- y asegura que este estado de flojeza se está prolongando. Así lo reflejan sus previsiones macroeconómicas desveladas por su presidente en rueda de prensa.Paul Krugman no está sorprendido con el hecho de que las corporaciones sean reticentes a gastar, mientras acumulan toneladas de efectivo. Sin embargo, cree que si movieran aunque fuera parte de esa liquidez, contribuirían a reactivar el maltrecho mercado laboral.

"Con este inmenso exceso en la capacidad, para qué invertir construyendo incluso más capacidad", afirma el ganador del Nobel de Economía en 2008. "Pero casi todo el mundo parece estar de acuerdo en que si podemos de alguna forma hacer que los negocios gasten parte de ese dinero, eso crearía empleo", añade Krugman en su tribuna de opinión del New York Times.
"Lo cual saca a relucir la interrogante: ¿cómo puedes pensar eso y no creer que si el gobierno toma prestado parte del dinero que las corporaciones no están gastando, y lo invierte, digamos, en obras públicas, esto también crearía empleos?".
¿Las empresas como acreedoras? Krugman recurre al símil de Lincoln y McClellan para dejarlo claro. El general McClellan consiguió crear un ejército armado muy poderoso, pero sin embargo parecía reticente a presentar batalla. Así que el presidente Lincoln le mandó una carta en la que al parecer le decía: "Mi estimado McClellan: si no quieres usar tu armada me gustaría pedírtela prestada un rato"."¿No debería ser esa nuestra respuesta ante todo ese cash corporativo ocioso? No tenemos que literalmente tomar dinero prestado a las empresas; de hecho, tienen su dinero aparcado en el mercado monetario", señala Krugman, que añade que además hay que darle al sector empresarial motivos para invertir.

Draghi ha señalado que el organismo espera que el PIB de la zona euro se expanda un 1,1% este año y un 1,2% el que viene, lo que supone una rebaja de una décima en 2019 y de dos décimas en 2020 respecto a lo estimado solo tres meses atrás. Para 2021, el BCE mantiene el crecimiento en el 1,4%.
Para todos los públicosEl BCE aprueba varios estímulos para despertar a la economía europea
01.15 min
El BCE aprueba varios estímulos para despertar a la economía europea
Tampoco mejoran las perspectivas en lo que a la inflación se refiere. "Sigue bajando el panorama de la inflación", ha asegurado el banquero italiano, que también ha rebajado la previsión de precios para los próximos tres ejercicios hasta el 1,2% este año, el 1% el que viene y el 1,5% en 2021. En todos los casos se sitúa lejos de su objetivo, que es que esté cerca del 2%, pero por debajo de esa barrera.
Pese a todo lo anterior, Draghi ha insistido en que el riesgo de que la zona euro entre en recesión "es débil". Aunque introduce un matiz y señala que el peligro de que la economía se contraiga "aumenta". "Los riesgos al pronóstico siguen alineados a la baja por factores geopolíticos, el aumento del proteccionismo a nivel mundial y las debilidades de los países emergentes", ha afirmado.
Se pospone la subida de tipos, que no aumentarán en 2020
Ya dijo en enero Draghi que volvería a comprar deuda si "las cosas van muy mal". Y así ha sido. El programa de adquisición de activos (APP, por sus siglas en inglés), que se había cancelado el pasado mes de enero, se reactiva "durante el tiempo que sea necesario", sin fecha de finalización. Aún así, el BCE da una pista de cuándo puede acabar y señala que finalizará poco antes de que vuelvan a subir los tipos de interés.
Ese incremento cada vez se ve más y más lejos. De hecho, en su comunicado, el BCE señala que no las va a subir por el momento y elimina toda referencia a una fecha en concreto: nada de aumentar tipos a mediados de 2020, tal y como preveía. Así, deja la tasa principal en el mínimo histórico del 0% y mantiene en el 0,25% lo que le cobra a las entidades por prestarles dinero a un día, pero penaliza aún más que la banca deje guardado su dinero en el BCE en vez de destinarlo al crédito productivo.
Sin embargo, ante las quejas de las entidades (y de algunos países), también ha anunciado medidas para mitigar el efecto que tienen en las cuentas de resultados de los bancos los tipos negativos. El 31 de octubre, el supervisor introducirá un sistema de dos niveles, de tal manera que cobrará solo ese 0,5% por una parte del exceso de liquidez de las entidades.
Además de la compra de deuda y del cambio en los tipos de interés, el Banco Central Europeo cambiará las condiciones de las operaciones de liquidez a largo plazo, las denominadas TLTRO III, que tendrán un plazo de tres años (y no dos) para su amortización. El objetivo, "preservar unas condiciones de préstamo bancario favorables".
Enésimo toque de atención a los gobiernos
"Ofrecemos un estímulo monetario para garantizar que las condiciones financieras son buenas", ha afirmado el presidente del BCE este jueves. Pero Draghi ha vuelto a pegarle un toque de atención a los países. 
A aquellos que tienen margen para poder tomar medidas que estimulen la economía, como puede ser el caso de Alemania que, además, está al borde de la recesión técnica, les pide que lo hagan. "En cuanto a las políticas fiscales, los gobiernos con espacio fiscal deberían actuar de manera efectiva y oportuna", ha señalado.
Mientras, en los países donde la deuda pública es alta, caso de España, Italia o Francia, "los gobiernos deben seguir políticas prudentes". En cualquier caso, "todos los países deberían reforzar sus esfuerzos para lograr una composición de las finanzas públicas más favorable al crecimiento", ha afirmado Draghi./////


¿Las empresas como acreedoras?

Si las empresas movieran sus reservas de dinero "ocioso" ayudarían a crear empleo 

7/07/2010 -

Paul Krugman no está sorprendido con el hecho de que las corporaciones sean reticentes a gastar, mientras acumulan toneladas de efectivo. Sin embargo, cree que si movieran aunque fuera parte de esa liquidez, contribuirían a reactivar el maltrecho mercado laboral.

"Con este inmenso exceso en la capacidad, para qué invertir construyendo incluso más capacidad", afirma el ganador del Nobel de Economía en 2008. "Pero casi todo el mundo parece estar de acuerdo en que si podemos de alguna forma hacer que los negocios gasten parte de ese dinero, eso crearía empleo", añade Krugman en su tribuna de opinión del New York Times.
"Lo cual saca a relucir la interrogante: ¿cómo puedes pensar eso y no creer que si el gobierno toma prestado parte del dinero que las corporaciones no están gastando, y lo invierte, digamos, en obras públicas, esto también crearía empleos?".

¿Las empresas como acreedoras?

Krugman recurre al símil de Lincoln y McClellan para dejarlo claro. El general McClellan consiguió crear un ejército armado muy poderoso, pero sin embargo parecía reticente a presentar batalla. Así que el presidente Lincoln le mandó una carta en la que al parecer le decía: "Mi estimado McClellan: si no quieres usar tu armada me gustaría pedírtela prestada un rato".
"¿No debería ser esa nuestra respuesta ante todo ese cash corporativo ocioso? No tenemos que literalmente tomar dinero prestado a las empresas; de hecho, tienen su dinero aparcado en el mercado monetario", señala Krugman, que añade que además hay que darle al sector empresarial motivos para invertir.////

7/07/2010 - 
Paul Krugman no está sorprendido con el hecho de que las corporaciones sean reticentes a gastar, mientras acumulan toneladas de efectivo. Sin embargo, cree que si movieran aunque fuera parte de esa liquidez, contribuirían a reactivar el maltrecho mercado laboral.
"Con este inmenso exceso en la capacidad, para qué invertir construyendo incluso más capacidad", afirma el ganador del Nobel de Economía en 2008. "Pero casi todo el mundo parece estar de acuerdo en que si podemos de alguna forma hacer que los negocios gasten parte de ese dinero, eso crearía empleo", añade Krugman en su tribuna de opinión del New York Times.
"Lo cual saca a relucir la interrogante: ¿cómo puedes pensar eso y no creer que si el gobierno toma prestado parte del dinero que las corporaciones no están gastando, y lo invierte, digamos, en obras públicas, esto también crearía empleos?".Krugman2.JPG

¿Las empresas como acreedoras?

Krugman recurre al símil de Lincoln y McClellan para dejarlo claro. El general McClellan consiguió crear un ejército armado muy poderoso, pero sin embargo parecía reticente a presentar batalla. Así que el presidente Lincoln le mandó una carta en la que al parecer le decía: "Mi estimado McClellan: si no quieres usar tu armada me gustaría pedírtela prestada un rato".
"¿No debería ser esa nuestra respuesta ante todo ese cash corporativo ocioso? No tenemos que literalmente tomar dinero prestado a las empresas; de hecho, tienen su dinero aparcado en el mercado monetario", señala Krugman, que añade que además hay que darle al sector empresarial motivos para invertir.////

¿Qué es el exceso de liquidez y por qué es importante?

28 de diciembre de 2017 https://www.ecb.europa.eu/explainers/tell-me-more/html/excess_liquidity.es.html
El BCE y los bancos centrales nacionales de los países de la zona del euro, que juntos forman el Eurosistema, han prestado cantidades ilimitadas de dinero a los bancos comerciales en respuesta a la crisis financiera. También han comprado bonos de los participantes en el mercado. Como resultado, hay más dinero, o liquidez, en el conjunto del sistema bancario de lo que es estrictamente necesario. Es lo que se conoce como exceso de liquidez.

¿Pero qué es exactamente el exceso de liquidez? ¿Qué hacen los bancos con ella? ¿Simplemente se queda parada sin ayudar en modo alguno a la economía o a los ciudadanos como se dice a veces?

¿Qué es exactamente el exceso de liquidez?

En primer lugar, veamos qué se entiende por liquidez y cuál es la función del banco central al proporcionarla. Mientras que los bancos saneados pueden mantener activos a largo plazo, como préstamos hipotecarios, deben hacer frente a solicitudes de reembolso de pasivos a muy corto plazo, por ejemplo, el efectivo dispensado por los cajeros automáticos. Los bancos comerciales también necesitan liquidez para cubrir sus reservas mínimas obligatorias. Un lugar al que los bancos solventes pueden dirigirse para obtener dicha liquidez a corto plazo es el banco central. La liquidez disponible en el sistema bancario que exceda las necesidades de los bancos comerciales se denomina exceso de liquidez.

¿Qué hacen los bancos con el exceso de liquidez?

Los bancos comerciales mantienen cuentas corrientes con los bancos centrales. Cualquier (exceso de) liquidez permanece en dichas cuentas con el banco central o en la facilidad de depósito. En otras palabras, el exceso de liquidez permanece, por definición, en el banco central. Un banco individual puede reducir su exceso de liquidez, por ejemplo, prestando a otros bancos, comprando activos o transfiriendo fondos por cuenta de sus clientes, pero el conjunto del sistema bancario no puede hacerlo, porque la liquidez siempre termina en otro banco y, en última instancia, en una cuenta con el banco central. Se trata de un sistema autónomo o, dicho de otro modo, cerrado. La liquidez no puede salir de la zona del euro, excepto físicamente en forma de billetes.
Si un inversor de la zona del euro desea comprar, por ejemplo, bonos de empresas de Estados Unidos, deberá, en primer lugar, convertir su dinero a dólares. Para ello, el inversor necesitará vender euros a cambio de dólares, posiblemente a la filial en la zona del euro de un banco estadounidense. Los dólares podrán utilizarse entonces para invertir en bonos de empresas de Estados Unidos, y los euros permanecerán en la cuenta de la filial europea del banco estadounidense, la cual también tiene una cuenta con el banco central nacional.

¿Por qué permite el BCE que exista exceso de liquidez?

Hasta el inicio de la crisis financiera, el BCE satisfacía más o menos exactamente las necesidades de liquidez del sistema bancario de la zona del euro. Realizaba una estimación semanal de dichas necesidades y suministraba esa cantidad de dinero mediante préstamos a los bancos. Estos pujaban por dichos préstamos en una subasta y el BCE se aseguraba de que cubrieran las necesidades del sector bancario en su conjunto. Una vez dentro del sistema, la liquidez se redistribuía entre los bancos, a través del préstamo interbancario, en función de las necesidades individuales.
En octubre de 2008, ante la grave crisis financiera derivada de la quiebra de Lehman Brothers, el BCE introdujo un procedimiento de subasta con adjudicación plena, por el cual los bancos pueden obtener tanta liquidez como deseen siempre que aporten activos de garantía admisibles suficientes. El motivo de este cambio es que los bancos ya no redistribuían la liquidez a través del préstamo interbancario como lo hacían antes de la crisis. La consiguiente falta de confianza en el mecanismo de redistribución habría llevado a una situación en la que los bancos competirían agresivamente en las subastas de liquidez, haciendo aumentar los tipos de interés de estos préstamos. El sistema de adjudicación plena aún está vigente y evita estos riesgos ya que cada banco puede obtener tanta liquidez como necesite.
Con el cambio al nuevo sistema de adjudicación plena, resultaba más conveniente para los bancos solicitar un poco más de liquidez, que un poco menos, y esto ha llevado al conjunto del sistema bancario a obtener más liquidez de la estrictamente necesaria para atender la demanda de efectivo de sus clientes y cumplir las exigencias de reservas mínimas. Ello se ha traducido en un exceso de liquidez en el sistema.
Como consecuencia de este exceso de liquidez, los tipos de interés de mercado se han mantenido bajos. Para las empresas y los ciudadanos, esto significa que pueden conseguir préstamos más baratos, lo que contribuye a que la economía se recupere de la crisis financiera y económica, y permite al sistema bancario acumular reservas de liquidez.
El exceso de liquidez ha aumentado aún más tras la puesta en marcha por el BCE de un programa de compras de activos, que ha incrementado el grado de acomodación monetaria en un momento en el que los tipos de interés no podían reducirse mucho más.

¿Entonces el dinero no se queda parado en el banco central?

El hecho de que el dinero (electrónico) y el exceso de liquidez terminen siempre en el banco central no significa que no se utilicen en la economía. Veamos el siguiente ejemplo:
Exceso de liquidez
La empresa 1 desea invertir en maquinaria nueva y solicita un préstamo a su banco (el banco 1), el cual tiene exceso de liquidez. La empresa 1 obtiene el dinero, pero este permanece en su cuenta con el banco 1 hasta que decide utilizarlo. El banco 1 tiene cuenta con el banco central, donde mantiene su exceso de liquidez. El préstamo no ha alterado el exceso de liquidez del banco 1. Ahora la empresa 1 decide comprar la maquinaria a la empresa 2 y ordena al banco 1 transferir el dinero al banco de la empresa 2 (el banco 2), que tiene exceso de liquidez. El banco 2 también tiene cuenta con el banco central, al que transfiere el dinero que recibe del banco 1. El pago de la maquinaria reduce el exceso de liquidez del banco 1 e incrementa el exceso de liquidez del banco 2. Como resultado, el préstamo y la compra de la maquinaria no alteran el exceso de liquidez en el sistema bancario. El préstamo se ha concedido y el dinero se ha destinado a una inversión en la economía.
La existencia de un exceso de liquidez no es un indicador del volumen de préstamo concedido en la economía. Son las cifras sobre préstamos bancarios y las tasas de crecimiento de los préstamos que el BCE publica mensualmente las que dan una indicación de la evolución del préstamo bancario.

¿Qué diferencia existe entre que un banco coloque su exceso de liquidez en la facilidad de depósito o en su cuenta corriente?

Actualmente, ninguna. En el pasado, los bancos recibían intereses por el dinero que mantenían en la facilidad de depósito. Desde que el BCE decidió introducir un tipo de interés negativo para la facilidad de depósito, los saldos en cuentas corrientes (que superen las reservas mínimas obligatorias) y la facilidad de depósito reciben el mismo tratamiento.////

Los inversores extranjeros están comprando la deuda pública china
ECONOMÍA


En el primer trimestre de este año, la inversión en la deuda soberana de China aumentó un 28% en comparación con el mismo periodo del año pasado, según Bond Connect Company. Los bonos chinos parecen cada vez más atractivos para los inversores pese a la epidemia que golpeó el país.
El mercado de deuda soberana de China es uno de los más grandes del mundo, con 14 billones de dólares. La participación de los inversores extranjeros no es todavía muy alta: 319.000 millones de dólares.
Sin embargo, comenzó a crecer rápidamente después del lanzamiento de Bond Connect, que permite a los inversores extranjeros invertir en los mercados de bonos de China continental a través de Hong Kong sin tener que abrir una cuenta comercial en China continental. Bond Connect liberó a los inversores extranjeros de una gran cantidad de trámites administrativos y facilitó el acceso al mercado de deuda soberana de China.
Otro factor que atrajo a los inversores extranjeros fue la inclusión de los bonos denominados en yuanes en el índice Bloomberg Barclays Global Aggregate en abril del año pasado. Después de eso, 69.000 millones de dólares de capital extranjero se invirtió en los títulos chinos. El interés de los inversores creció aún más cuando JPMorgan Chase también incluyó los bonos chinos en sus índices, al seguir el ejemplo de Bloomberg.
Es lógico invertir en la economía durante la fase de crecimiento, cuando el rendimiento de la inversión está casi garantizado. Pero ahora la situación es diferente.
La economía de China se redujo en un 6,8% en el primer trimestre del año, por primera vez en varias décadas. La mayoría de los analistas consideraron que el declive de la economía china era inevitable debido a la epidemia de coronavirus, que paralizó la producción y la actividad comercial. Al mismo tiempo, las ventas al por menor y la inversión en activos fijos en China cayeron casi un 20% en el primer trimestre.Billetes de yuanes, moneda china

Sin embargo, las economías de otros países también están experimentando graves dificultades a medida que la pandemia se va extendiendo por todo el mundo. Y la incertidumbre sobre la escala de la inminente crisis trae inestabilidad a los mercados mundiales. En este contexto, el mercado chino parece ser un "refugio seguro" para los inversores, comentó a Sputnik el experto del Centro de economía mundial y desarrollo del Instituto chino de asuntos internacionales Xu Xuemei. 
Según el analista, el interés de los inversores extranjeros en el mercado de la deuda china está creciendo por varias razones:
  • En primer lugar, debido a la propagación de la epidemia de coronavirus y a las fluctuaciones del mercado petrolero, la volatilidad de los mercados bursátiles mundiales ha aumentado y la gente ha tomado conciencia de los riesgos.
  • En segundo lugar, debido a la política monetaria blanda de muchos países, la Reserva Federal y los Bancos Centrales de otros países han reducido drásticamente los tipos de interés. Así pues, la diferencia entre las tasas de los títulos de deuda estadounidenses y chinos está aumentando.
"El mercado chino ha demostrado ser atractivo para los inversores extranjeros porque, a pesar de la epidemia, los fundamentos económicos de China han permanecido inalterados y nada impide la recuperación y el crecimiento a largo plazo de China. China está aumentando la apertura de sus mercados financieros. Los inversores extranjeros son optimistas sobre las perspectivas de crecimiento en China. Esto es lo más importante", aseguró Xu Xuemei.
Para apoyar la economía, los países desarrollados han decidido reducir los tipos de interés. Así, los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años solo pueden ofrecer un poco más del 0,5% de rendimiento. Para los inversores, la elección de los bonos chinos con un rendimiento del 2,55% parece cada vez más atractiva.
Dado que la cartera se centra principalmente en los bonos soberanos, la fiabilidad de esas inversiones es prácticamente incuestionable. Con indicadores de fiabilidad relativamente iguales, el capital irá allí donde se ofrezcan mayores rendimientos.
Para China, la entrada de inversores extranjeros en la deuda pública puede ser ahora también muy conveniente. Las autoridades del país están utilizando activamente las medidas de estímulo fiscal. Por lo tanto, en marzo, los ingresos fiscales disminuyeron en un 26,1%. Para llenar el déficit de recursos, el Ministerio de Finanzas chino anunció su intención de colocar bonos adicionales para fines especiales por valor de un billón de yuanes (140.000 millones de dólares). Los fondos deben utilizarse para proyectos de infraestructura para apoyar el empleo y restablecer el crecimiento económico.

El BCE imprimirá este año 1 billón de euros para derrotar al coronavirus


FOTO DE ARCHIVO. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, asiste a una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro en Bruselas, Bélgica. 17 de febrero de 2020. REUTERS/Francois Lenoir.
FRÁNCFORT, 18 mar (Reuters) - El Banco Central Europeo (BCE) lanzó nuevas recompras de deuda por valor de 750.000 millones de euros (818.000 millones de dólares) tras una reunión de emergencia a última hora del miércoles, en un intento de taponar la sangría financiera que el coronavirus está provocando en la economía de la zona euro y despejar cualquier tipo de duda sobre el futuro del bloque.
Con gran parte de Europa confinada por el brote de coronavirus, la actividad económica está prácticamente en punto muerto y los mercados han entrado en barrena, presagiando una profunda recesión parecida a la de la crisis financiera mundial de 2008 y planteando interrogantes sobre la cohesión de la zona euro en momentos de tensión.
Bajo presión para actuar y reducir el coste de los préstamos en los países endeudados y afectados por el virus como Italia, el BCE puso en marcha un nuevo programa de compra de bonos, con lo que su previsión para este año asciende a 1,1 billones de euros. Sólo estas últimas compras acordadas representan el 6% del producto interno bruto (PIB) de la zona euro.
"Los tiempos extraordinarios requieren acciones extraordinarias", dijo la presidenta del BCE, Christine Lagarde. "No hay límites en nuestro compromiso con el euro. Estamos decididos a utilizar todo el potencial de nuestras herramientas, dentro de nuestro mandato".
Las compras de bonos continuarán hasta que la "fase de crisis" de la epidemia termine y los pagarés no financieros con suficiente calidad crediticia se incluirán por primera vez entre los activos elegibles. "Las compras se llevarán a cabo hasta finales de 2020 e incluirán todas las categorías de activos elegibles bajo el programa de compra de activos existente", dijo el banco central en su comunicado.
El euro repuntó después del anuncio y subía un 0,16% a 1,0929 dólares, mientras los mercados de valores asiáticos se estabilizaban. Aunque seguirá comprando deuda pública en función de la participación de cada país en el banco, la llamada clave de capital, el BCE dijo que será flexible y podrá desviarse de esta regla.
Esto se interpreta como un indicio de que no tolerará el aumento de los diferenciales de rentabilidad de deuda entre los miembros de la zona euro que se ha visto en Italia y Grecia en los últimos días.
Las compras también incluirán por primera vez la deuda de Grecia, que había sido excluida de las compras del BCE por su baja calificación crediticia.
Además, el BCE dijo que está listo para aumentar el volumen y la duración de sus compras en caso necesario y revisar cualquier restricción que se interponga en su camino, en una probable referencia al límite de propiedad de más de un tercio de la deuda de un país dado.
"Teniendo en cuenta que la respuesta fiscal sigue aumentando, esto parece un punto de inflexión para la economía y los mercados de la zona euro", dijo Frederik Ducrozet, estratega de Pictet Wealth Management.
Sin embargo, el BCE dejó la de interés de depósitos sin cambios en el -0,5%, igual que el jueves pasado, en otra señal de que los responsables de política monetaria pueden estar considerando que un recorte haría más mal que bien.
Reunido en sesión ordinaria el jueves pasado, el BCE aprobó un amplio paquete de estímulos, pero las medidas decepcionaron a los inversores, lo que llevó a algunos a cuestionar el compromiso del banco con la promesa del predecesor de Lagarde, el italiano Mario Draghi, de hacer "lo que sea necesario" para salvar el euro.
Con los rendimientos de la deuda pública en la periferia del bloque al alza y la prima de riesgo de Italia -el diferencial entre la deuda italiana a diez años con la alemana- duplicándose en pocos días, la presión para que el BCE tome medidas más contundentes ha ido en aumento.
El pánico inversor empujó los rendimientos de los bonos de Italia a 10 años por encima del 3% brevemente el miércoles, lo que despertó la preocupación sobre la sostenibilidad de su deuda, antes de que las recompras del BCE y el pronunciamiento de sus responsables los hicieran retroceder a alrededor del 2,3%.
(1 dólar = 0,9169 euros)
(Reporte de Balazs Koranyi y Francesco Canepa. Editado en español por Rodrigo Charme y Jose Elías Rodríguez)


¿Hacia un pacto social europeo con más y mejor Green Deal?

  • "Tiene sentido reivindicar la emisión de eurobonos por razones de conveniencia antes que apelando a la solidaridad"
  • "Por el bien de Europa deseamos, parafraseando al gran pensador Antonio Gramsci, que el optimismo de la voluntad venza al pesimismo de la inteligencia"

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Carlos Trías Pintó y Gustavo Matías Clavero, ponente y experto del European Green Deal Investment Plan en el Comité Económico y Social Europeo (CESE)
El acuerdo alcanzado este jueves por el Consejo Europeo en la videoconferencia de jefes de Estado y Gobierno ha sido prometedor, aunque incompleto, lo que refleja el carácter de toda la Unión y sus dudas.La Comisión deberá concretar hasta el 8 de mayo la propuesta y habrá fondos para el rescate de los países miembros afectados por el Covid 19 y sus regiones, quizá hasta dos billones de euros, sin las vergonzosas e ineficaces condiciones impuestas durante el austericidio de la crisis anterior.Pero la inconcreción temporal sobre en qué medida serán créditos o transferencias refleja que no todos los líderes han entendido lo que se juega la UE: además de la recuperación y la solidaridad con cohesión internas, el liderazgo ante unas instituciones internacionales hoy excesivamente pendientes de EEUU y China y que deberán replantearse para sobreponerse a la catástrofe y a las tendencias hacia la insostenibilidad,
domando una digitalización desbocada y en manos de apenas una veintena de bigtech de ambos países países.

Europa, cuyos más de 300 millones de habitantes son como otros tantos en EEUU los más afectados en principio por la covid-19, es el proceso de integración regional más avanzado del mundo entre las varias decenas de iniciativas similares lanzadas desde la II GM. Si el plan de reconstrucción europea resulta al final incompleto o insatisfactorio por falta de solidaridad, la UE no solo perdería más credibilidad en sus países y regiones y ante los populismos nacionalistas, sino ante todos los demás procesos de integración que pueden compensar algo las negativas consecuencias hacia una desglobalización que había empezado antes de la pandemia y que ahora puede desbordarse. También perdería liderazgo y presencia para reconstruir las instituciones internacionales y adaptarlas a un mundo de intangibles y nuevos riesgos casi inexistentes tras la II Guerra Mundial de la que surgieron la ONU y una treintena de organizaciones internacionales sectoriales y funcionales.
Pero su afección europea de falta de solidaridad ya la hizo pagar mayores costes durante la crisis financiera, riesgo del que advertíamos en el dictamen del Comité Económico y Social Europeo de 2011 en su proyecto inicial de Unión Bancaria, al enunciar que el compromiso de cohesión y solidaridad necesario para que haya verdadera movilidad de personas y mercancías requería transferencias fiscales[1] que llegaran hasta la creación de un seguro de desempleo europeo (primer documento oficial de la UE donde se planteó el proyecto), más intervención del Banco Central Europeo como estaba haciendo desde el 2008 la Fed norteamericana, e incentivos públicos para promover la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y el cumplimiento legal de las empresas.
Desde entonces, la Unión Europea no ha sido capaz de culminar la Unión Económica y Monetaria, no por falta de compromiso de su potente entramado institucional (Comisión, Parlamento, Banco Central Europeo, Banco Europeo de Inversiones, Comité Económico y Social y Comité de las Regiones), sino por el reiterado egoísmo cortoplacista exhibido recurrentemente desde la otra institución clave: el Consejo. De la mano de una suerte de agrupación de intereses variopintos, ha renacido una nueva alianza hanseática (cuya cabeza visible, a modo de mamporrero, es representada por Holanda), que hasta estallar esta demoledora crisis parecía un muro infranqueable, negando cualquier avance hacia la mutualización de riesgos en el seno de la Unión Europea. Parecía asentado, como telón de fondo, el mito de la hormiga ahorradora frente a la cigarra despilfarradora.
Esa interpretación da alas al ejercicio de la capacidad de veto, acción que a menudo trunca el trabajo mancomunado de un amplio contingente de cualificados efectivos de las citadas instituciones, cuyo compromiso con la Unión facilita hacer el verdadero trabajo de las hormigas. Una y otra vez, se supera la frustración para dar un nuevo aire a “la tela de Penélope” en la búsqueda de nuevas fórmulas de acuerdo (el caso del esquema de garantía de depósitos, el EDIS, todavía pendiente después de numerosas propuestas bloqueadas, resulta paradigmático).
Así, la apuesta por la integración financiera en de la Unión Europea después de la Gran Recesión bien se puede resumir como un compendio de atractiva música celestial de la mano de las prolíficas declaraciones de los líderes de la Unión entre 2012 y 2017 (Plan Director , Documento de reflexión sobre la profundización de la Unión Económica y Monetaria ,Realizar la Unión Económica y Monetaria europea ) obligadas a su continua actualización a partir del escaso alcance real de las proyectadas hojas de ruta.
En definitiva, nada (demasiado) nuevo bajo el sol, son ya varias las décadas de descompromiso, notablemente evidenciadas desde que, coincidiendo con la proclamación de la moneda única, se sigue a vueltas con recuperar las esencias de la fallida ambición de la Estrategia de Lisboa, luego renovada con el mismo nombre para disimular su corto recorrido. Para hallar su continuidad en la agenda 2020, que antes de descarrilar proclamó la del 2030 (desde la oportunidad en 2015 de abrazar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático).
Hasta que nos golpea de nuevo la crisis (ahora sanitaria, y sin libro de instrucciones), esta vez ataca de forma más simétrica (ya que el virus no parece distinguir el origen étnico o la nacionalidad), pero también se ceba más en los países del sur, aquellos obligados a los recortes en sus sistemas de sanidad y cuidados de las personas en la anterior crisis.
Los que se postulan como las hormigas de la Unión mucho tuvieron que ver con esas condicionalidades impuestas a los países que apelaron en el pasado reciente a las líneas de financiación/rescate del MEDE, sin importar el ahogo, como sucedió con Grecia, desoyendo en su día los análisis técnicos del Fondo Monetario Internacional. Esos documentos, de obligada consulta, hoy también son certeros cuando apuntan, ya en plena irrupción del coronavirus: “Se necesitan esfuerzos fiscales y estructurales decididos para que se liberen nuevos recursos públicos y privados encaminados a aumentar la resiliencia económica, la inclusión social y la innovación Resulta crucial la adopción de medidas fiscales sostenibles para reducir la elevada deuda pública a medio plazo y abordar el déficit persistente del sistema de pensiones. Las políticas estructurales destinadas a impulsar la productividad deberían intensificarse, fomentando así el potencial de la economía y mejorando la dinámica de la deuda pública”.
Tan sólo un día antes de esas declaraciones, el 19 de marzo, la francesa Lagarde, ex jefa del FMI hoy al mando del BCE, sorteando la oposición de otro de los guardianes de la ortodoxia (en esta ocasión, el gobernador del Banco de Austria) anuncia la ampliación de su programa de compra de activos de 120.000 a 750.000 millones, y de inmediato comienza a comprar deuda italiana para calmar a los mercados.
Llegamos al pasado 9 de abril, donde el Eurogrupo arroja una respuesta alentadora, tras el ajuste de alianzas: Luxemburgo e Irlanda (dos de los países junto a Holanda y Alemania con mayores superávit por cuenta corriente, favorecido en el caso de los tres primeros por la desleal competencia fiscal hacia los demás) se suman a los mediterráneos y otros del Este frente a los hanseáticos, esta vez desde la mirada amable de la señora Merkel (que, al igual que otros líderes europeos, realiza siempre movimientos calculados, muy sujeta a la lupa del Bundestag).
La nueva promesa del Eurogrupo de hacer “lo que sea necesario”, esta vez desde el liderazgo del portugués Mario Centeno, se refiere a un 3% del PIB europeo de este año en medidas fiscales y una liquidez equivalente el 16% del PIB, en forma de préstamos para apoyar a Estados, empresas y trabajadores frente a la pandemia sin menciones a condicionalidad macroeconómica alguna, pero tampoco ninguna referencia a la emisión de deuda conjunta para la fase de recuperación, en el marco del aun abierto debate de las perspectivas presupuestarias 2021-2027,  en un principio aparcado hasta entrar en presidencia alemana (2º semestre de 2020).
Las fuentes de ese más medio billón de liquidez (adicional a los 750.000 millones de euros del BCE para compra de bonos, tanto públicos como corporativos y de entidades financieras), saldrán de tres fuentes: el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con 240.000 millones de euros en préstamos; un fondo del Banco Europeo de Inversiones con hasta 200.000 millones en créditos para empresas y, un fondo temporal de reaseguro contra el paro con 100.000 millones para ayudas al empleo (esquema SURE, soporte clave para los ERTE españoles).
Salvo en el último apoyo, dirigido a los países con más desempleo (entre los cuales destaca España), esas ayudas se repartirían de forma simétrica al peso de la renta de cada país, al igual que venía sucediendo en el BCE (situación hoy superada, desde el liderazgo de la francesa Lagarde, otra vuelta de tuerca positiva siguiendo el camino de su antecesor, el italiano Mario Draghi). Y no olvidemos que la política monetaria, que difícilmente puede dar ya más de sí, gestiona préstamos, la devolución de los mismos aumentará la carga y el servicio de la deuda (las medidas sólo alivian el precio y facilidad de acceso a la liquidez).
La temprana reacción del BCE ante la crisis, aliviando a países como Grecia al tratar la compra de su deuda pública sin esas condicionalidades previas (tan del gusto de “las hormigas”), sigue no obstante sin alcanzar la respuesta de la Fed norteamericana, que también proporciona desde marzo liquidez a las empresas. El resultado es que los EEUU vuelven aplicar inyecciones más rápidas y cuantiosas, además de que en Europa -y pese al esgrimido origen simétrico del impacto- los efectos del mismo están siendo asimétricos y paradójicamente también inversos a la renta, pues España e Italia son los más castigados por la pandemia.

A vueltas con un fondo europeo de recuperación: Los coronabonos

Yanis Varoufakis nos argumenta que los ahorros holandeses y alemanes serían mucho más bajos si los italianos, griegos y españoles no estuvieran en deuda con ellos, por ser los déficits del sur los que mantienen el tipo de cambio del euro lo suficientemente bajo como para que Alemania y los Países Bajos mantengan sus exportaciones netas.
No es un argumento nuevo, cabe recordar cómo Italia en el pasado siglo hizo uso de la política cambiaria para recuperar competitividad en los mercados internacionales, mediante oportunas devaluaciones de la lira. Por eso, tiene sentido reivindicar la emisión de eurobonos por razones de conveniencia antes que apelando a la solidaridad, ya que alojar la nueva deuda que van a sufrir los países deficitarios en el seno de una Unión fuerte y solvente, facilitará reducir la deuda total de la eurozona (gracias a las tasas de interés más bajas a largo plazo derivadas de una superior calificación crediticia), lo cual amarrará los países del sur al euro.
Por su parte, Georges Soros se refiere a las ventajas de emitir coronabonos perpetuos, emulando las emisiones de Gran Bretaña para el financiamiento de las guerras napoleónicas y la I guerra mundial (Consols), activos que perduraron en los mercados hasta 2015. Como no habría que refinanciarlos, la UE solo estaría obligada a hacer los pagos regulares de intereses sobre ellos. El billón de euros adicional que reclama la presidenta de la Comisión Europea para recuperar el pulso de la economía europea se podría sustanciar con un cupón del 0,5 % (apenas 5 mil millones de EUR al año, menos del 3 % del presupuesto de la UE para 2020). También resultaría un activo muy atractivo para los futuros programas de compra de bonos del BCE, al ser vencimiento de un bono perpetuo siempre igual, el BCE no tendría que reequilibrar su cartera.

En el problema radica la solución: El New Green Deal como factor de competitividad

Al estallar esta crisis sanitaria intentábamos retomar este último objetivo para dictaminar el Plan de Inversiones Verdes que lanzó la nueva Comisión para financiar su Green New Deal, proyecto estrella bajo el mando del Vicepresidente Timmermans que aspira a movilizar en la presente década 2,6 billones de euros (260.000 millones de euros anuales) en inversiones para proteger el capital natural de la Unión y preservar el bienestar de los ciudadanos frente a los riesgos e impactos medioambientales.
Esta propuesta refuerza el camino iniciado en 2015 con el Fondo Europeo para Inversiones estratégicas (FEIE) mediante las contribuciones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la garantía del presupuesto de la Unión. Pero su efectividad estará condicionada a una dotación presupuestaria suficiente (MFP 2021-2027) para respaldar las reformas estructurales y las políticas de cohesión, máxime en aquellos países de la eurozona más afectados desde la crisis del 2008 por los shocks asimétricos, hoy de nuevo los más castigados por la pandemia del Covid-19.
En esa línea ha venido caminando la Comisión Europea, el plan de acción del Pacto Verde podría adelantarse para acelerar una recuperación verde: inversiones en movilidad sostenible, energías renovables, rehabilitación de edificios, investigación e innovación, recuperación de la biodiversidad, productos circulares, etc.
Es importante enviar una fuerte señal política a la sociedad europea apelando al momentum, desde la riqueza y potencial que aporta su diversidad, debe unir energías para de una vez por todas liderar con el ejemplo el camino hacia la neutralidad climática y el bienestar social.
Ello conduciría el demandado Plan Marshall hacia su concreción en un nuevo Green New Deal europeo que primaría la descarbonización y la transformación digital por la vía de las ayudas e incentivos públicos a las inversiones medioambientales, además de a telecos, biotech y otras de salud y educación.

¿Un final feliz?

El pasado 15 de abril, la comunicación conjunta de los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea en respuesta al coronavirus , despliega la hoja de ruta en respuesta al coronavirus, y da cuenta de la multitud de recursos que han sido, y serán en mayor cuantía, preciso movilizar.
Tras sucesivas presiones y órdagos Sur-Norte, la Comisión formuló el pasado 21 de abril la propuesta de hoja de ruta para la recuperación, texto suficientemente abierto como para posibilitar su respaldo de cara a la crucial reunión del 23 de abril.
Así ha sucedido, en las conclusiones -recién emitidas- por el Presidente Michel, los 27 ratifican la propuesta formulada por el Eurogrupo el pasado 9 de abril: una triple red financiera de 540.000 millones para asegurar la protección inmediata de los grupos más afectados por la pandemia.
Para la cuestión más fundamental, un fondo europeo para la recuperación, se emplaza a la Comisión a presentar con urgencia “un análisis de las necesidades exactas”. Ahora la negociación de este mecanismo irá de la mano de la aprobación del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, donde se avanzará con seguridad en el respaldo presupuestario para lanzar una emisión de bonos comunitarios.
La naturaleza de los mismos queda por determinar, pero por el bien de Europa deseamos, parafraseando al gran pensador Antonio Gramsci, que el optimismo de la voluntad venza al pesimismo de la inteligencia, y caminemos hacia la emisión de bonos perpetuos (de facto, no reembolsables), al estilo de lo que tan acertadamente planteaba Soros, figura en nada sospechosa de querer dinamitar la Unión Europea.

Hacia nuevas instituciones e infraestructuras globales

Además de resolver esas dudas sobre los fondos para la reconstrucción europea y para aprobar unas perspectivas presupuestarias 2021-2027 que estaban en el alero antes de la covid-19 por la insolidaridad de Alemania, Holanda, Irlanda, Luxemburgo,Dinamarca y otros países, la UE debe de poner al servicio de su modernización y liderazgo mundial el Plan de Inversiones Verdes y digitalización, pensando en fortalecerse con nuestras infraestructuras e instituciones que además contribuyan a su potencia en los foros mundiales. No hacen falta en este frente grandes rediseños institucionales, como detallamos hace unos días, sino adaptar el sistema que va a seguir la humanidad en esta fase a los intereses, ideas y
voluntades ya expresados por las mayorías democráticas.

Una de las claves será si los datos de las personas podrán ser capitalizados por estas o al menos por los estados para ayudar a financiar la creciente demanda de formas de rentas básicas universales, como esa avanzadilla de Ingreso Mínimo Vital que aconsejó la Unión Europea a España para reducir sus niveles de pobreza, propuso para AIREF para unos cinco millones de hogares, incluyeron PSOE y Podemos en su programa de Gobierno de coalición y ahora incluyen como una de las medidas de los propuestos nuevos Pactos de la Moncloa, donde sería conveniente mayor transparencia en todo, incluida por ejemplo la financiación y actividad relacional de quienes regulan, de quienes firman manifiestos como los citados o del millón y pico de perfiles falsos en Twitter para intoxicar. Transparencia orientada a mejorar la calidad de la información (empezando por la estadística oficial), lo que requiere actuar con mayor decisión en la resolución de los conflictos de interés y la mayor transparencia de la huella e impacto de cada uno, incluidas producciones y consumos de empresas, administraciones públicas y ONGs a través de la mejora del cumplimiento y la responsabilidad social corporativa (RSC).
[1] Aconsejadas por el consenso académico de las uniones monetarias óptimas para que haya una verdadera movilidad del trabajo y de los capitales, no solo un área comercial de altas asimetrías






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