miércoles, 10 de marzo de 2021

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Así funciona el Partido Comunista Chino

Así funciona el Partido Comunista Chino
 Cuadro de "La Ceremonia de Fundación" (Museo Nacional de China, Pekín). FuenteJean-Pierre Dalbéra (Flickr)

El Partido Comunista Chino es la columna vertebral del gigante asiático. Sin él no se puede comprender la historia moderna de China, marcada por las decisiones de unos líderes que han dirigido de manera hermética el vasto crecimiento del país en las últimas décadas. Pero, a su vez, el Partido no se puede comprender sin atender a las características de una sociedad que vive a caballo entre las tradiciones milenarias y las ansias de estabilidad y modernidad.

Después de perder el tren de la Revolución Industrial y pasar alrededor de un siglo sometida a la invasión de potencias extranjeras, solo para después embarcarse en un idilio con el comunismo más agresivo, pocos hubieran imaginado que China se convertiría en apenas tres décadas en una de las principales potencias económicas mundiales.

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No solo ha conseguido llegar a ser la segunda economía global, sino que el país también ha desarrollado a lo largo de los últimos años una serie de políticas con las que está consiguiendo cambiar el tablero de juego de las relaciones internacionales. No en vano, cientos de países como Sri Lanka, Kenia o incluso Italia, han sucumbido a los encantos de una Nueva Ruta de la Seda con la que los chinos se están granjeando el favor de multitud de líderes internacionales para poder desarrollar proyectos de infraestructuras a lo largo de todo el globo.

Semejante transformación no hubiera sido posible de no haber existido una estructura interna capaz de garantizar que las decisiones de sus líderes fuesen respetadas y que todo el pueblo chino se volcase en hacerlas realidad. Casi con total seguridad, la China que hoy conocemos no existiría de no ser por el Partido Comunista que gobierna el país.

Para ampliar: “La Nueva Ruta de la Seda: iniciativa económica, ofensiva diplomática”, Sandra Ramos en El Orden Mundial, 2016

El partido que transformó a un país

El Partido Comunista Chino (PCCh) fue fundado en 1921 a raíz del Movimiento del Cuatro de Mayo, un levantamiento estudiantil que había comenzado dos años antes en Pekín. Los manifestantes se oponían a que el Gobierno firmase el Tratado de Versalles, que pretendía entregar a los japoneses el control de la provincia china de Shandong. Para los chinos esto suponía una humillación por dos motivos. Primero, porque agravaba las ya tensas relaciones sino-japonesas, fruto de varios enfrentamientos entre ambos territorios; y, segundo, porque suponía aceptar de manera formal que el país seguiría sometido al control de las potencias imperialistas, como ocurría desde hacía décadas.

Los comunistas, agrupados en torno al Partido y con el apoyo de la recién fundada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fueron ganando relevancia en las protestas y protagonizando choques con el gobierno del país, encarnado en el Kuomintang (o Partido Nacionalista Chino). La situación tornó en guerra civil cuando, en 1927, el Ejército asesinó a varios manifestantes del PCCh en Shanghái, desencadenando una oleada de reacciones contra el Kuomintang a lo largo del país. Fue entonces cuando Mao Zedong se erigió como líder de la resistencia comunista. 

El conflicto, que tuvo varias etapas y estuvo interrumpido por la Segunda Guerra Mundial, terminó de manera definitiva en 1949 con el PCCh tomando el control de la China continental y fundando la República Popular China, relegando a los nacionalistas al control de Taiwán y varias islas limítrofes. Desde entonces, el PCCh ha sido la columna vertebral del país.

Para ampliar: “China: crónica de las revoluciones”, Meng Jin Chen en El Orden Mundial, 2018

Los pilares fundamentales del PCCh

A pesar de su clara orientación comunista, la revolución protagonizada por Mao Zedong y los suyos tuvo un importante componente nacionalista. Su objetivo más inmediato no era implantar el socialismo, sino recuperar la soberanía nacional y restablecer la fortaleza de China frente al extranjero. 

Esa característica ha llevado a expertos a señalar que, desde una perspectiva histórica, el régimen comunista bien podría ser entendido como otra más de las dinastías imperiales que han gobernado China durante siglos. No en vano, la unidad territorial y la fortaleza internacional habían sido tanto las principales preocupaciones de los emperadores de antaño como su mayor fuente de legitimidad para gobernar.

Pero esta lucha por la unidad y la hegemonía internacional no es la única de las tradiciones milenarias que adoptó el PCCh. A pesar de que Mao —que dirigió el país entre 1949 y 1976— se oponía fervientemente a las enseñanzas del confucianismo por considerar que obstruían el avance social del país, hay quien considera que el suyo fue un estilo de gobierno con tintes confucianos. Confucio fue un ferviente defensor de la meritocracia, y aseguraba que un gobernante debía cumplir cinco virtudes: benevolencia, rectitud, decoro, sabiduría y responsabilidad. Y Mao, llevando al límite el culto a la personalidad, se presentó ante la sociedad como un líder benévolo y supremo, intentando aunar de facto todas esas características.

Para ampliar: “Fe en tiempos de materialismo: espiritualidad y religión en China”, Esther Miranda en El Orden Mundial, 2018

Pero no solo Mao y sus sucesores al frente del Gobierno se han regido por estas pautas, sino que elementos como la rectitud y la responsabilidad han estado anclados en el seno del PCCh desde sus orígenes. Sus militantes deben pasar duras pruebas para entrar a un partido al que después dedicarán su vida, lo que es visto como un signo de sacrificio y ejemplaridad.

Propaganda del PCCh en la que Mao aparece como el líder absoluto de China. Fuente:  Encyclopædia Britannica

Al margen del peso de las tradiciones imperiales y el confucianismo, el PCCh sí que introdujo novedades a la escena política del país. Inspirados por la teoría marxista, pero sobre todo por el auge del comunismo soviético, los comunistas chinos bebieron del leninismo a la hora de sentar las bases del partido. La influencia de este se deja ver en tres características: en primer lugar, el PCCh se presenta como motor de la revolución social, con lo que la transformación de esta nace y muere en el propio partido; el PCCh es una vanguardia dirigente, lo que supone que la élite que lo compone es la responsable de liderar la sociedad en todos sus aspectos; y por último, el PCCh se rige por una organización interna cerrada, jerárquica e inflexible.

Para dar sentido a esta amalgama de tradición, teoría política y filosofía, el partido aprobó en 1979 los Cuatro Puntos Cardinales que habrían de orientar su actividad en adelante: seguir el camino del socialismo, defender la dictadura democrática del pueblo, defender el liderazgo del PCCh y defender el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong —recogido en una serie de obras que escribió el histórico líder a lo largo de su vida—. A día de hoy, estos preceptos siguen condicionando las decisiones de los gobernantes chinos.

Los intrincados ejes de poder en el seno del PCCh

Haciendo gala de esa estructura “cerrada, jerárquica e inflexible” heredada del leninismo, el PCCh se organiza en torno a una serie de instituciones que se complementan y limitan respectivamente entre sí. Hay tres órganos que destacan por encima del resto, y que son clave para comprender las dinámicas internas del partido: el Congreso Nacional del Partido, el Comité Central y el Comité Permanente del Politburó. De ellos emanan todos los poderes, y están relacionados entre sí por los mecanismos de elección de sus miembros.

El Congreso Nacional del Partido (CNP) es el eje central del PCCh, y es oficialmente el órgano con mayor poder de China. Celebrado cada cinco años, a él son invitados los militantes que hayan demostrado rectitud y lealtad al régimen —en 2017 fueron más de 2.200— para evaluar informes de distintas comisiones, revisar la Constitución, y ratificar el programa presentado por el secretario general para los siguientes cinco años. El CNP también elige al presidente de la República, aunque este puesto coincide desde 1993 con el de secretario general del PCCh, por lo que en realidad los miembros del Congreso apenas tienen voz en la decisión. 

Con todo, la función más importante del CNP es la de elegir a los alrededor de 200 individuos que formarán parte del Comité Central (CC), que se encarga de dirigir todo el trabajo diario del partido entre una y otra sesión del Congreso. Durante ese tiempo, el CC es, sobre el papel, el máximo órgano de autoridad del PCCh. Su función más destacada es la de elegir a los militantes que pasarán a formar parte del Buró Político o Politburó, un grupo que incluye a las 25 personas más poderosas del PCCh. Entre sus miembros normalmente se encuentran los secretarios del partido de regiones importantes, como Pekín o Shanghái.

Dentro del centro de poder que es este órgano, existe un núcleo elitista y hermético al que quedan reservadas las decisiones de más importancia: el Comité Permanente del Politburó (CPP). Actualmente lo componen siete personas, aunque históricamente su número ha variado entre cinco y once. El organigrama del partido dicta que los miembros del CPP son elegidos por el Comité Central, pero los analistas señalan que, en la práctica, son los propios miembros del Politburó y su Comité Permanente quienes seleccionan a los integrantes de este último, a fin de garantizar la continuidad de su influencia personal en el seno del PCCh.

El Comité Permanente del Politburó es el órgano que mayor influencia real tiene en China. Por él pasan absolutamente todas las decisiones de trascendencia para el país, y cada uno de sus miembros está a cargo de una o varias áreas esenciales del Gobierno. Aunque paralelamente existe un gabinete de ministros encargado de todos estos asuntos, en realidad la última palabra sobre la política exterior, la economía o el poder legislativo recae sobre este núcleo duro del partido, del que también forma parte su secretario general.

El secretario general —que hace también las veces de presidente del país— es el oficial de más alto rango del PCCh, puesto que ocupa actualmente Xi Jinping. Es elegido cada cinco años por el Congreso Nacional del Partido, y, hasta el año 2018, su gobierno estaba limitado a dos mandatos. Ese año, sin embargo, se aprobó una reforma constitucional que elimina esa traba y que permite a Xi presentarse indefinidamente a la reelección. 

El secretario general supervisa las actividades del Comité Central del Partido, y es el miembro de más alto rango del Politburó y su Comité Permanente, por lo que todos los demás le rinden cuentas. Además, desde hace décadas el secretario general también preside la Comisión Central Militar, lo que le convierte en el jefe del Partido, del Gobierno, y del Ejército. 

Por si fuera poco, Xi Jinping también ha tomado bajo su mando directo los departamentos de Justicia y Exteriores, una muestra del alcance del poder que puede llegar a aunar el máximo dirigente chino. De hecho, el aglutinamiento de poder que ha conseguido Xi desde que fue elegido en 2012 ha disparado algunas alarmas, dado que, hasta ahora, la inflexibilidad de las normas internas de los órganos del Partido había sido garante de certidumbre y de transiciones de poder pacíficas.

Por otro lado, en los años 80, Deng Xiaoping —entonces máximo dirigente del PCCh— transformó las dinámicas internas del partido para que el tradicional culto al líder fuese sustituido por un estilo de gobierno colectivo, dando más peso a las instituciones. La aprobación del límite de dos mandatos fue clave para que dicha reforma prosperase. Con ese límite derogado, Xi Jinping puede ahora aspirar a erigirse como un líder permanente, ejerciendo su influencia dentro de los altos órganos del PCCh para asegurar su reelección indefinida.

Para ampliar: “Tras las pistas de la China actual. De la Revolución Cultural a Tiananmén”, Adrián Albiac en El Orden Mundial, 2016

Este panorama ofrece dos lecturas. Podría pensarse que el liderazgo permanente de un solo hombre traerá estabilidad a China, tan importante ahora que el país se ha embarcado en multitud de proyectos internacionales en su lucha por el dominio económico mundial. La visión contraria —que se basa en el precedente histórico— asegura que el liderazgo personal termina debilitando a un país y a su sistema político. En cualquiera de los casos, dentro de China no han trascendido críticas importantes a esta reforma, ya sea porque en el seno del PCCh se apuesta por la primera opción, o porque el poder de Xi es ya tanto que los miembros del partido teman alzar la voz y arriesgarse ver terminar sus carreras políticas.

Solo los afortunados pueden militar

Con aproximadamente 90 millones de militantes, el Partido Comunista Chino es el segundo partido político más grande del mundo, solo por detrás del Partido Popular Indio (o Bharatiya Janata Party) de Narendra Modi, que gobierna la India. De hecho, el partido tiene tantos miembros que, si fuera un país, sería el decimosexto más poblado, por encima de potencias como Alemania o Turquía. Y eso que es una de la formaciones políticas que más requisitos pone a los ciudadanos para poder entrar a formar parte de él.

El proceso para convertirse en miembro del PCCh suele comenzar en la infancia. Casi todas las escuelas de China obligan a los alumnos de entre 6 y 14 años a alistarse en el Cuerpo de Jóvenes Pioneros de China, una organización que aglutina a unos 130 millones de niños y que los instruye en los valores del Partido. Sus integrantes reciben cursos sobre la historia moderna de China, y sus maestros les instauran una serie de valores —los cuatro “ismos”: patriotismo colectivismo, socialismo y comunismo— y principios —los cinco “amores”: amor por la nación, por la patria, por la ciencia, por el trabajo y por la propiedad pública—.

Si desean seguir prosperando entre las bases del PCCh una vez cumplidos los 14, deben solicitar admisión en la Liga de la Juventud Comunista de China. En esta institución, que ronda los 85 millones de miembros, los jóvenes aprenden el pensamiento de Mao Zedong y el de Xi Jinping, que acaba de ser incorporado a esta “guía de acción” de la Liga. También reciben cursos sobre las directrices del Partido y el ideario comunista. El objetivo principal de la Liga es identificar a los mejores talentos del país y educarlos para que se conviertan en futuros líderes. Varias figuras ilustres del Partido —como el actual primer ministro Li Keqiang— han salido de esta organización juvenil.

Ya en la edad adulta, los ciudadanos que abandonan la Liga y que quieran entrar de manera oficial al PCCh deben pasar una serie de duras pruebas de acceso, que normalmente duran varios años. El proceso formal comienza con la redacción de una carta de presentación. Si es aceptada, los candidatos deberán asistir a cursos sobre la ideología del Partido, con sus correspondientes exámenes, y presentar una tesis. Todo ello, además, acompañado de un concienzudo escrutinio de la vida personal de cada uno.

Partido Comunista de China, menos popular que nunca. Fuente: Statista

Por lo general, solo una de cada once solicitudes es aceptada por los comités de selección. Pero existen varias vías que permiten a uno ahorrarse este arduo proceso. Una opción es hacer carrera militar, algo que normalmente suma puntos a la hora de ser seleccionado. También hay individuos que han sido premiados con este derecho a base de cuantiosas donaciones económicas. Otros, más afortunados, tienen el camino allanado por ser familiares de otros militantes, que podrán presionar para que entren.

Todas las vías son válidas y todas permiten llegar a lo más alto. Xi Jinping y su predecesor en el cargo, Hu Jintao, son buena muestra de ello. A pesar de haber sido compañeros de batalla, el padre del actual secretario general fue purgado por Mao por tener una postura demasiado liberal para el partido. Fue enviado a los campos de “reeducación”, donde pasó siete años recluido hasta que Deng Xiaoping lo rehabilitó para volver al PCCh. Esto supuso una complicación para Xi, que vio cómo su solicitud para ingresar en el Partido fue rechazada hasta en nueve ocasiones. También tuvo problemas para ingresar en la Universidad, aunque finalmente pudo estudiar Ingeniería Química en un prestigioso centro de Pekín. A pesar de todo, una vez dentro del partido, su trabajo al frente de varias regiones y su facilidad para hacer amistades le allanaron el ascenso hasta la cúpula. 

Por su parte, Hu Jintao lo tuvo más fácil. Proveniente de una familia pequeñoburguesa, no encontró complicaciones para cursar estudios universitarios, también en un centro elitista de la capital. Durante su juventud fue miembro de la Liga de la Juventud Comunista, desde donde fue a parar directamente a la militancia del PCCh. Una vez dentro, se comportó siempre de manera leal a sus superiores, y su historial técnico le llevó a ser ascendido rápidamente a puestos de responsabilidad.

¿Qué futuro aguarda al Partido?

Si hay una característica que hace al Partido Comunista Chino diferente de los partidos políticos de las democracias liberales es que no compite con otros por el control del país, sino que es en sí mismo la agrupación de las personas que gobiernan China. Esto no significa que no haya otras formaciones políticas en el país, pero la Constitución —aprobada por el propio PCCh— dicta que solo los comunistas pueden gobernar.

Tampoco parece que esto suponga un problema. Ni entre los residentes en el país ni entre los millones de ciudadanos chinos que viven en el extranjero, han surgido movimientos significativos que se opongan al régimen comunista. Más bien lo contrario: la opinión mayoritaria de la ciudadanía parece ser de apoyo a su sistema político, algo que los expertos achacan a la estabilidad que ha conseguido el país bajo su mando. Los chinos tienen en alta estima a los líderes que han traído prosperidad, y durante las últimas décadas el repunte económico y social de China ha sido extraordinario. 

Además, la sociedad china se identifica con el Partido, cuyos militantes son promocionados en función de sus méritos según marca la tradición del confucianismo. Por lo tanto, y a pesar de que los recientes cambios puedan dar pie a un Gobierno todavía más autoritario donde un solo hombre acapare enormes cuotas de poder, no parece que hoy haya en China un profundo deseo de transformación política.

Para ampliar: Panem et circenses: cómo gobierna China”, Andrea G. Rodríguez en El Orden Mundial, 2018

Fe de errores: en una versión anterior de este artículo se afirmaba que la limitación de mandatos se había retirado en 2017, cuando lo cierto es que la reforma se produjo en 2018.,...---¡¡¡... --- )))....



El Partido Comunista de Euskadi – Euskadiko Partidu Komunista (PCE-EPK) es la ... en todo lo que tiene de lucha por una sociedad más libre, igualitaria y fraternal, en definitiva, una sociedad justa. ... Definimos nuestra intervención a partir del debate colectivo, abierto y ... Sugerencias / web: comunicacion@pce-epk.org.
de H Crespo · 2016 — ... Federal, México. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=60048433004 ... condujeron al Partido Comunista Mexicano a cometer erro- res gravísimos”.2 ... do colectivo encabezado por su oponente, Martínez Verdu- go. En el xiV ...
Primero aparecía en la pantalla un mapa de Rusia cubierto por humeantes chimeneas de fábricas y ... Una voz aclaraba: «Este es el patrimonio colectivo del país». ... que hizo énfasis en la seguridad social y en la lucha contra la pobreza. ... un sentimiento de venganza por el terror que habían sufrido frente al comunismo.
de J Velarde Rosso · 2017 — Pero la confluencia de estos tres personajes, cada uno con su propio ... que debería dirigir al proletariado en su lucha por el socialismo y el comunismo. ... (al que siguió) otro período de liderazgo colectivo, que desembocó en 1966 en la ...
29 nov 2017 — La idea de comunismo desarrollada por Marx es usualmente ... efectiva se demuestra inseparable de la lucha por el socialismo en contra del capitalismo. ... bajo su control colectivo (die Controlle der associirten Producenten), en vez de ... Göran Therborn · Geert Reuten · Gramsci.org · Guglielmo Carchedi ...
de H García Larralde · 2009 · Citado por 2 — La representación de fascismo y comunismo como movimientos encontrados se ... lucha con los partidos socialistas y comunistas por el control de la calle y de ... la confiscación de los derechos individuales en nombre de un interés colectivo.
... la lucha de la Izquierda Comunista Italiana contra la degenación de Moscú, al ... Marzo 2018 - Con el nuevo contrato colectivo de los trabajadores petroleros ...
Traducción: www.jaimelago.org ... El representante del ala izquierda del comunismo italiano, Rossana Rosanda, en un ... La construcción del concepto de partido en Marx y Engels se vincula con algunos hallazgos anteriores. Que son: 1º) el papel estratégico del proletariado en la lucha por la emancipación humana; 2º) la ...
de la opresión y de las luchas de clases, – esta idea ... DEL PARTIDO COMUNISTA, traducido por ... colectivo; no puede ser puesto en movimiento sino por los ...

14 jul 2019 — El Partido Comunista Chino es la columna vertebral del gigante asiático. ... Pero esta lucha por la unidad y la hegemonía internacional no es la única ... fuese sustituido por un estilo de gobierno colectivo, dando más peso a ...)))...



VUELVO A ESCRIBIR : UNIÓN DE LUCHA PROLETARIA : 

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Federico Engels, líder fundamental de la lucha proletaria internacional

Federico Engels, líder fundamental de la lucha proletaria internacional

Engels, el revolucionario infatigable II

Por Edgar Isch L.

Marx y Engels, que se conocieron en Paris en 1842 (Marx con 24 años de edad y Engels con 22), tempranamente ganaban importancia por sus escritos filosóficos, políticos y económicos.  Para 1845, se encuentran juntos en Bruselas, donde fundan el Comité Comunista de Correspondencia que buscaba la unión internacionalista y la formación de comités en distintos países.

Poco más tarde, establecen sus primeros contactos con la Liga de los Justos, organización internacionalista de carácter clandestino que cambiará su nombre a Liga de los Comunistas. Allí intervienen también en la conformación de la Asociación Obrera Alemana, compuesta por trabajadores migrantes de ese y otros países, que los miércoles estudia los intereses del proletariado y los domingos la situación política. Como en la mayor parte de organizaciones, fueron regulares también las reuniones dedicadas al canto, baile, declamación, con lo que se impulsaba la cultura obrera.

Las organizaciones existentes tenían la vigorosa participación de los camaradas Marx y Engels, que serían llamados a puestos claves de dirección. A la divisa de “todos los hombres son iguales”, se irían añadiendo posiciones teóricas y prácticas. Se resalta la lucha contra posiciones de “mescolanza” de socialismo con la democracia burguesa, y contra el socialismo utópico pequeño-burgués. Engels viaja a París y mantiene contacto con Bruselas, reforzando las posiciones comunistas en este debate fundamental. En ese ambiente, se realiza el congreso fundacional de la Liga de los Comunistas en julio de 1847, “nombre que dice en verdad qué somos” y al que Engels asiste por el comité de París. Allí se adopta la consigna: “Proletarios de todos los países uníos”.

En medio de anuncios de una etapa de revoluciones y cambios en Europa, Engels, con aportes posibles de otros miembros del Congreso, prepara un folleto divulgativo titulado “Principios del comunismo”, que sería uno de los materiales de trabajo previo al genial “Manifiesto del Partido Comunista”, documento solicitado para el II Congreso de la Liga (noviembre de 1847), dedicado a establecer los estatutos y principios definitivos de la organización. El Manifiesto será impreso a inicios de febrero de 1848, convirtiéndose rápidamente en una obra de interés popular. Solo años más tarde, se publica con los nombres de Marx y Engels como autores bajo solicitud de la Liga.

Así van estableciendo las bases del socialismo científico y de la necesidad del partido específico del proletariado, “un partido de clase consciente de sí mismo” (Engels a Gerson Trier, 1889). Ese partido tendrá lugar importante en las revoluciones de Francia y Alemania de 1848, que dejan grandes lecciones históricas. Marx y Engels se plantean la necesidad de publicar un diario del partido, a la vez como una vía de dirección política y teórica, tarea que la asume Engels de manera central. El 1 de junio, con recursos muy inferiores a los planificados, inició la publicación del Neue Rheinische Zeitung, primer diario obrero del cual lograron publicar 301 números, con Marx como director en la mayor parte de ejemplares y con fuertes combates por su línea editorial.

La persecución, incluyendo el intento de arresto, obligaron a Engels y varios de sus compañeros a salir de Prusia. Pero su accionar no se detendrá. Son años, además, en los que se prepara las condiciones hacia la Primera Internacional, unificando distintas corrientes con las que se mantenía el debate permanente. “Para la victoria definitiva de los principios enunciados en el Manifiesto, Marx se apega al desarrollo intelectual de la clase obrera, que debía resultar de la acción unida y de la discusión” (Engels en su Prefacio de 1890 a la edición alemana del Manifiesto). Nunca aceptaron que la supuesta falta de educación de los obreros les impidiera cumplir su rol dirigente.

La Primera Internacional nace con el nombre de Asociación Internacional de los Trabajadores el 24 de septiembre de 1864. Marx y Engels fueron parte de su comité de dirección. La creciente disputa con las posiciones anarquista y la derrota de la Comuna de París crearon las condiciones para la muerte de la AIT. El marxismo, por el contrario, fortaleció su comprensión de la historia y de la realidad, sacando lecciones sobre la obligación de destruir la maquinaria del Estado burgués y reemplazarlo con la dictadura del proletariado. Las respetuosas y continuas cartas con marxistas y obreros de los más diversos países fue un proceso de mutuo aprendizaje. En carta a Eduard Berstein de octubre de 1881, señala al debate como una obligación: «[…] cada intento de influir a la gente contra su voluntad sólo sería en perjuicio nuestro, destruiría la vieja confianza de los tiempos de la Internacional».

El 14 de julio de 1889, con 407 delegados de 22 países, se realiza un nuevo congreso internacional en París. Engels sale entusiasmado y destaca más tarde que, aunque no hay una declaración formal, nace allí la II Internacional.

Su papel dirigente es indiscutible y la independencia de clase será uno de los aspectos que más firmemente defendería. Por ello, ocupa mucho trabajo en la victoria de los marxistas sobre otras concepciones al interior del Partido en Alemania, promueve la formación del Partido en Inglaterra, apoya a los grupos obreros en Francia, Bélgica y otros países, escribe sobre Rusia e insiste en la importancia de un partido obrero en Estados Unidos. Resalta además que la burguesía no dejará pacíficamente su poder y que los hechos demostraron que la violencia revolucionaria debía ser preparada. Sus escritos sobre la cuestión militar se convierten por ello en una necesidad.

Mientras más países y organizaciones se encontraban representados, mayor era el trabajo del maestro del proletariado internacional. Así será hasta su muerte en 1895.,...¡¡¡. )))...






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Producto de una importante y amplia cooperación con varios partidos comunistas, la Editorial Unidad y Lucha ha conseguido publicar un libro dedicado a Federico Engels en el Bicentenario de su nacimiento.

El libro es una buena demostración de las necesidades de expresar actividades colectivas en el marco de los partidos comunistas y obreros del mundo, así como de organizaciones revolucionarias.

El libro nace como una oportunidad para ir estrechando las relaciones con otros partidos en un marco bilateral y multilateral que no sólo se articula a través del PCPE, sino que aprovecha el hilo que establece esta publicación, para que los partidos que han contribuido con artículos favorezcan también entre sí sus relaciones.

La pandemia de la Covid-19 crea enormes impedimentos para reuniones presenciales, pero eso también es un acicate para buscar nuevos elementos que necesitamos los partidos comunistas para preparar la lucha de la clase obrera, y el libro nos transmite la práctica y la teoría de Federico Engels en distintas áreas de la enorme biblioteca que nos ha legado, incluida ésta.

El libro cuenta con las contribuciones del Partido Comunista Alemán, Partido Comunista Brasileño, Partido Comunista de Cuba, Partido Comunista Portugués, Partido Comunista de Suiza, Partido Comunista de Venezuela y Partido Comunista de los Pueblos de España. Lamentablemente, y con la necesidad de materializar esta publicación, no hemos podido incorporar en esta ocasión a otras organizaciones y partidos que han mostrado su interés en participar. Sin ninguna duda, en próximas publicaciones, estaremos todos en disposición para calendarizar estas colaboraciones que generan un trabajo denso y muy profesional.

En este sentido, el PCPE aprovecha estas líneas para agradecer a los amigos que han facilitado el parto de este libro con unas excelentes calidades de impresión, producto de poner sus capacidades profesionales al servicio de un importante instrumento para el debate en el seno de la clase obrera.

Hay que resaltar muchos aspectos de esta importante experiencia. Inicialmente se consideró que los partidos que contribuyeran con sus artículos lo hicieran con la total soberanía e independencia de las reflexiones que aportaran, eliminando la censura o mutilación del resto de los artículos que se acompañaran en la publicación. Colectivamente, este principio se consideró como factor esencial para una participación no sólo relevante en cuanto a los partidos que han colaborado, sino a los autores que las organizaciones han encargado el trabajo:

El Dr. Hans-Peter Brenner por el DKP; el profesor Muniz Ferreira por el PCB; Georgina Alfonso González por el PCC; Albano Nunes por el PCP; Davide Rossi por el PCS; Carolus Wimmer por el PCV; Alexis Dorta por el PCPE. Todos ellos con un enorme caudal de elaboración teórica y de riqueza en los contenidos aportados.

Otro elemento a resaltar es la variedad de las reflexiones. Al principio se consideró que se podría incurrir en una reiteración en las aportaciones si el libro iba sólo a conmemorar la figura de Engels. Por ello, oportunamente, se vio la necesidad de que los artículos se centraran sobre un aspecto destacable de las teorías de Engels, o incluso la disertación sobre una obra concreta.

Estos elementos han ayudado a que las contribuciones no sean monótonas, sino que abran un abanico importante de áreas. De esta manera, el DKP habla de las aportaciones de Engels en la lucha ecológica; el PCB lo hace sobre el pensamiento militar; el PCC titula su artículo “cuando el hombre es el burgués y la mujer la proletaria; el PCP diserta sobre la organización del movimiento obrero, nacional e internacional; el PCS, sobre la superación de la propiedad capitalista y el estado burgués; el PCV, sobre la obra “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, el PCPE, titula su artículo “Engels y la lucha de clases”.

Así pues, esta obra ofrece riqueza, calidad y es un importante instrumento para conocer mejor las aportaciones a la causa de la liberación real de la clase obrera. ¡FEDERICO ENGELS MERECE NUESTRO RECONOCIMIENTO!

Editorial Unidad y Lucha

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