domingo, 21 de marzo de 2021

"",... economarx21.wordpress.com/2021/03/21/negaciones-y-paradojas/ >>> Y ECONOMIA CAPITALISTA Y PLUSVALIA,...¡¡¡¡.

EMAIL, MANDADO A arrizabalo montoro, xabier //    distribuciónime@gmail.com  // institutomarxistadeeconomaia.com 

Saludos,...te he dejado varios comentarios, en https://economarx21.wordpress.com/about/?unapproved=1688&moderation-hash=9279aeeb11e8927f026cded78331cdc6#comment-1688 en una pregunta que tu haces, sobre un cuadro y los sindicatos, a la baja,...¡¡¡¡. -- ESPERANDO RESPUESTAS Y SI SE PUEDE SER RECIBIDOR DE LAS COSAS QUE SE PUBLICAN EN INST. MARXISTA DE ECONOMÍA, DE LA UCM-IME ¡¡.




AL, INSTITUTO MARXISTA DE ECONOMÍA, LMM/LukyMÁ. 29006,...EDITOR DE LUKYRH.BLOGSPOT.COM // :
VIERNES, 13 DE DICIEMBRE DE 2013
TEORÍA SOBRE LA PLUSVALÍA IMPERIALISTA


CRÍTICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL IMPERIALISMO.

      Nos mantenemos en lo que hemos planteado varias veces: aquél, entidad, personalidad,...que concluya acertadamente la esencia manifestado en este anunciado,...será o serán los que puedan dirigir a la humanidad a su liberación social.


A. LOS PRÉSTAMOS-CRÉDITOS MUNDIALES COMO FORMA DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL PLANETA.

        El capitalismo imperialista funciona a base de créditos, deuda pública y privada; la deuda externa conjunta en el Estado español es de cerca de tres billones de euros, tres veces más que el pib creado en 2.012, ( los datos están en la prensa y medios actuales,...).

            Según la propiedad de ese capital,...mucho trabajo-empleo conseguido por los trabajadores,...es ficticio,...es como una obra benéfica por parte de esos capitalistas. ¿ Entonces qué pasa con la tasa de ganancia, con la plusvalía, con los beneficios,...qué pasa con los salarios, con la fuerza de trabajo desarrollada o puesta en acción,...Y además qué pasa con la crisis, con las crisis,...?. todo el personal debe,...desde los obreros, campesinos, empresarios industriales,...banqueros, estados,...PERO SE CONSTRUYEN Y PRODUCEN COSAS,...SE CONSUME, SE INVIERTE EN ARMAMENTOS, VIAJES ESPACIALES,...EN GUERRAS, EN EJÉRCITOS, EN GRUPOS MILITARES,...EN NUEVOS BARCOS, TRANSATLÁNTICOS, HOTELES Y BINGOS DE LUJOS,...SE INVIERTEN EN GUARRERÍAS SEXUALES Y DE TODO TIPO,...///....    @lucianomediane1


A.- ) : https://economarx21.wordpress.com/2021/03/21/negaciones-y-paradojas/

 
 
 
 
 
 
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Maciek Wisniewski


Esto es una paradoja. Aquí hay ley y, en situaciones así, está de nuestro lado. No somos una república bananera”, dijo el líder de un país X, que ya va por sus cuartas elecciones generales en dos años (y bien podría ir a quintas: nadie tiene una mayoría). Un país que tiene dos primeros ministros, supuestamente rotándose o más bien haciéndose tropezar (siendo él, uno de ellos). Una nación que, a pesar de ufanarse de ser una democracia fuerte -incluso la única en Medio Oriente (sic)-, es en realidad, como dictaminó uno de sus más prestigiosos organismos de derechos humanos, “un régimen de apartheid” (hasta aquí los sueños sobre la democracia). Una nación cuya ocupación del país Y no es temporal ni externa, sino perpetua y transversal para todas sus instituciones. Y central para el imperante sistema de opresión y exclusión racial en el propio país y en los territorios ocupados. Un país que se ufana de tener el ejército más moral del mundo (sic), pero que en realidad ha cometido incontables masacres de civiles. Y que al final ni siquiera es un Estado, sino un ejército con un Estado adjuntado (véase: Haim Bresheeth-Zabner, An army like no other, Verso, 2020). Uno que está supeditado y depende totalmente en su presupuesto militar de una potencia Z, responsable, de hecho, por extender la “frontera bananera” en América Central (aunque por el peculiar carácter de esta dependencia a veces parece que la potencia está… sujetada al apéndice). Y finalmente uno cuya economía depende casi exclusivamente de la exportación de un solo bien: la violencia-armas y tecnologías militares (véase: Jeff Halper, War Against the People, Pluto, 2015).


No sé cómo a ustedes, pero a mí -con el permiso de O. Henry- suena bastante a una banana republic (o una de tipo 2.0, si se quiere). Lo que no me parece, es que la palabra paradoja aplique para hablar del reciente fallo de la Corte Penal Internacional (CPI), que consideró que su jurisdicción abarca los territorios ocupados palestinos y se declaró competente para investigar los crímenes de guerra cometidos por Israel (país X) en Palestina (país Y), junto con acciones de Hamas. Pero si a algo sí aplica en este contexto es -¡paradójicamente! (supersic)- a la agitada reacción del propio Israel.
¿No es una paradoja que, negando su responsabilidad para vacunar a la población ocupada, Israel diga que Palestina es soberana y ha de vacunarse solita (invocando a los Acuerdos de Oslo, cuya implementación -¡otra paradoja!-, siempre ha estado boicoteando), pero cuando ésta hace uso de su soberanía adhiriéndose a la CPI, dice que Palestina no es soberana y no puede ser parte de la CPI, por lo que la investigación no procede?
¿No es una paradoja que B. Gantz, el mencionado político, ex jefe del ejército que bien puede acabar acusado por la CPI que persigue a individuos, no países, tan apegado a la ley -y que igual no ha perdido oportunidad para recordar que su país no comete crímenes de guerra y su ejército es el más moral del mundo (en sí mismo un oxímoron, por no decir… una mentira)- atacando a la CPI y negándose a rendir las cuentas ante la justicia internacional, y al ir, de paso, liquidando a Palestina ( The Deal of the Century), está, en efecto, liquidando el orden y el derecho internacional surgidos después de 1945?
¿O que Israel, al negar cualquier fundamento a estas acusaciones, actúa con apoplejía: tildando internamente a la CPI como una amenaza estratégica, delegando un ministro aparte para enfrentarla y cerrando las filas con EU (país Z), que – surprise, surprise- tampoco reconoce jurisdicción a la CPI e igualmente se opone a que sus soldados sean investigados por atrocidades cometidas en Afganistán (con Trump incluso levantando sanciones contra los miembros de la CPI)?
¿O qué B. Netanyahu que -ahora sí, rotándose en lo retórico con Gantz: la CPI persigue a un país con un fuerte régimen democrático que santifica el estado de derecho, etcétera- acusó a la Corte de… antisemitismo (sic), no tiene reparos en aliarse con herederos de verdaderos antisemitas, por ejemplo, en Austria (S. Kurz) o enlistar ayuda de Alemania o Hungría (bien sabemos que han hecho estos países…), primeros en cuestionar la jurisdicción de la CPI sobre Palestina por no tratarse de un Estado reconocido? ¿No era Hitler austriaco? ¿No eran buena parte de altos oficiales de la SS, arquitectos y ejecutores de la solución final, austriacos? ¿No gritó Eichmann -para ser preciso un étnico alemán-, antes de su ejecución en Tel Aviv la madrugada del 31 de mayo de 1962: ¡Viva Alemania! ¡Viva Argentina! ¡Viva Austria!? Tal vez sí. Aunque en la historia según Netanyahu, que ya dijo una vez que el Holocausto fue inventado por los palestinos (sic), seguramente gritaba: ¡Viva Palestina! ¡Viva Palau! ¡Viva Papúa Nueva Guinea! (hablando antes de los guineos…).
Si bien en la Academia Militar israelí se enseña, por ejemplo, a Deleuze y a Guattari para… mejor dominar a los palestinos y su territorio (véase: Eyal Weizman, “Israeli Military Using Post-Structuralism as ‘Operational Theory’”, en Frieze, núm. 99, mayo, 2006), no esperemos que cada general, como Gantz, sea lingüista. La decisión de la CPI no es una paradoja. Muchas posturas de Israel frente a ella, sí (junto con hipocresía o negacionismo…). Es una tardía, y aún por consumarse, victoria de la justicia. Una esperanza.

Fuente: La Jornada, viernes, 19 de marzo de 2021


A.1.- ) : Xabier Arrizabalo Montoro dijo:

¿Podéis facilitarme la referencia de la que procede este gráfico tan elocuente: https://economarx21.files.wordpress.com/2012/06/unions_inequality.png?

lucianomedianeromorales dijo:

HOLA,…SALDOS DE Lmm,… para Xabier Arrizabalo Montoro dijo:21 septiembre, 2013 en 00:11
¿Podéis facilitarme la referencia de la que procede este gráfico tan elocuente: — si quieres, te puedo remitir a un archivo mio : sobre la plusvalía imperialista,…en lukyrh.blogspot.com // esto sin desmerecer la opinión que te dieron,…¡¡¡¡. @lucianomediane1 — Málaga 21 Marzo de 2.021– : Lmm/LukyMÁ. 29006 ¡¡. ¡¡ nota : escribo esto ahora, que es cuando me he enterado,…saludos a todos los actuantes del blog,….¡¡¡¡.

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Arrizabalo Montoro, Xabier (2014); Capitalismo y economía mundial, IME-Arcis-UdeC, Madrid, 78-83 y 89-94. 
CAPÍTULO 2 
Desarrollo histórico del capitalismo y desarrollo teórico de la ciencia económica: el método marxista (…) 
2.3. Culminación de la economía como ciencia: la crítica marxista de la economía política En el transcurso del siglo XIX se extienden las relaciones capitalistas de producción y, por ende, el conflicto entre las dos clases que las protagonizan. En concreto esto significa la progresiva constitución del movimiento obrero que, incluso antes de su configuración abiertamente política con la creación de los primeros partidos obreros en los últimos lustros del siglo, participa decisivamente en experiencias tan señaladas como las revoluciones de 1848 (que se desencadenan en primer lugar en París, apenas un mes después de la redacción del Manifiesto Comunista por Marx y Engels) o la Comuna de París en 1871. El escenario del último tercio del siglo XIX se caracteriza cada vez más por la explicitación de la lucha de clases propia del capitalismo. Máxime en un contexto en el que las fluctuaciones de la evolución económica, jalonada de crisis fruto de sus contradicciones, tienen efectos sociales importantes. Ante ello, la economía como disciplina no podía permanecer inalterada. La vieja economía burguesa, que en su momento había albergado la economía política de aquellos autores interesados en explicar efectivamente el trasfondo real del capitalismo (en especial para argumentar su potencia frente a las limitaciones del anterior orden, el feudal), se topa frontalmente con sus límites, lo que se materializará en la degeneración neoclásica. Pero, simultáneamente, irrumpe en la disciplina la propuesta metodológica de Marx que supondrá la culminación del proceso acumulativo de conocimiento científico en este campo. Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895) eran dirigentes del incipiente movimiento obrero y, de hecho, ambos participaron destacadamente en la constitución de la Primera Internacional en 1864. Pero también eran intelectuales que llegaron a la economía a partir de la constatación de que, en la reproducción social, la base económica (es decir, la producción de los medios de vida de la sociedad) ocupa un papel central y que, más aún, para poder cambiar el orden vigente ha de desvelarse la explotación que constituye su fundamento. Para hacerlo, parten de la línea argumental de los fisiócratas y la economía política clásica de cara a, criticando sus limitaciones, levantar un poderoso método de análisis1 . 
La continuación, por parte de Marx, del proceso acumulativo de conocimiento, que había llevado a cabo la mejor tradición de la economía política, es una “continuación superadora”, que la trasciende de forma acorde al contexto histórico en el que se sitúa y a su propia posición de clase. Así, la aplicación de un modo dialéctico de pensar a una concepción materialista del mundo le lleva, en relación la cuestión central de cómo se reproducen las sociedades en el tiempo, a formular expresamente la noción de estructura económica: en la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio [Uberbau, superestructura] jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social (1857-1858: 4). El engarce de Marx con esa tradición de análisis económico se produce a partir de la consideración, desde una perspectiva dinámica, de la actividad económica como un proceso de reproducción social centrado en la producción y renovación de las bases materiales de su propia existencia como sociedad. 
Marx destaca de 1 Crítica de la economía política es, precisamente, el subtítulo de El Capital, su principal obra en este campo. Tanto su elaboración como su publicación fueron complejas. De hecho, Marx sólo publicó en vida el primer libro, en 1867. Posteriormente, Engels editaría los libros segundo y tercero, respectivamente en 1885 y 1894. Y muerto también Engels, entre 1905 y 1910 Kautsky publicaría una primera versión, adaptada por él, de las “Teorías sobre la plusvalía” también conocidas como “Libro IV” de “El capital”. Sin embargo, la versión literal de Marx de esta obra no vería la luz hasta 1956 por la editorial Dietz de la RDA. Además, en 1933 se publicó en Moscú originalmente el capítulo VI del libro I. Por otra parte, deben tenerse en cuenta también los trabajos preparatorios y especialmente la “Introducción a la crítica de la economía política” de 1857, los “Elementos fundamentales para la crítica de la economía política” (conocidos como “Grundrisse” o “Manuscritos de 1857-1858”), la “Contribución a la crítica de la economía política” de 1859 y los “Manuscritos de 1861-1863”. forma explícita el carácter reproductivo del proceso económico, incluso distinguiendo sus dos posibles modalidades: 
la que únicamente permite mantener el punto de partida, o reproducción simple, y la que hace posible el crecimiento económico al que define precisamente como reproducción ampliada. A su vez, como los fisiócratas y los clásicos, pone en relación la producción y la circulación en el marco de la mencionada reproducción, sobre la base de las nociones de excedente y acumulación. Al respecto, hay un aspecto crucial que plantea Marx, al identificar las relaciones de distribución como expresión de las relaciones de producción. O dicho de otro modo, si hay salarios y ganancias, es porque “previamente” existen unas determinadas relaciones entre capitalistas y asalariados en el ámbito de la producción. Y si hay distintas modalidades de ganancia y renta (ganancia productiva, comercial y financiera o interés, además de renta de la tierra) es por los vínculos que se establecen entre los distintos tipos de capitales, que provocan un reparto de la plusvalía obtenida en el proceso de producción. A diferencia de sus antecesores, Marx lleva hasta sus últimas consecuencias la distinción entre la base técnica sobre la que se asienta el proceso económico y el carácter social de éste, para hacer hincapié en un aspecto crucial que se constituye así en una de sus principales aportaciones: 
el carácter histórico, en tanto que social, de la forma de organización particular de cada sociedad. Esto permite una importante clarificación, al diferenciar entre el contenido general de toda sociedad y su concreción histórica en cada sociedad y específicamente en la capitalista. Por ejemplos, las nociones de bien, trabajo o excedente, comunes a cualquier sociedad y su concreción en las formas históricas de mercancía, trabajo asalariado o plusvalía, específicas de una determinada economía históricamente acotada, la capitalista (excepto la mercancía que es común también, como su propio nombre indica, a cualquier otra economía de mercado). De ahí procede su preocupación por la dimensión genética de los procesos sociales, imprescindible para su comprensión: 
[los economistas clásicos] no están interesados en desarrollar genéticamente las diferentes formas, sino en reducirlas a unidad analíticamente puesto que parten de ellas como de premisas dadas. Ahora bien, el análisis [es] una premisa necesaria de la exposición genética, para llegar a comprender el proceso real de estructuración, en sus diferentes etapas. Por último, la economía clásica falla, revela sus defectos, al no enfocar la forma fundamental del capital, la producción encaminada a la apropiación de trabajo ajeno, como una forma histórica, sino [como] una forma natural de la producción social, enfoque que, sin embargo, su propio análisis la pone en camino de abandonar (Marx, 1905-1910, III: 443). En el debate entre teorías objetivas y teorías subjetivas del valor, la posición de Marx ilustra perfectamente esa “continuación superadora”. De entrada rechaza tajantemente las subjetivas por su simplismo, que les hace contentarse, interesadamente, con una aproximación superficial. Decimos “interesadamente” porque de esa forma eluden el conflictivo trasfondo de las relaciones capitalistas de producción, inevitablemente basado en la explotación. Por así decirlo, a los economistas vulgares Marx no les concede siquiera interlocución: no hay debate posible con quienes no consideran siquiera que las mercancías no llegan al mercado “caídas del cielo”. Con los economistas políticos sí establece una interlocución, de cara a apoyarse en sus avances como palanca para su superación, profundizando así en el proceso acumulativo de conocimiento en el plano de la economía. Comparte con ellos que la explicación de los precios se sitúa en primer lugar en el campo de la producción, de la producción de valores, a la vez señala las limitaciones de una consideración de éstos como una noción meramente técnica. De modo que concluye con la ley del valor que explicaremos con detalle en el capítulo siguiente, pero que podemos anticipar telegráficamente diciendo que consiste en el hecho de que los precios se determinan por el “tiempo de trabajo socialmente necesario” para su producción, efectivamente convalidado socialmente en el mercado (lo que integra el hecho real de que el intercambio influya en los precios efectivos, pero de una forma secundaria, subordinada). La consideración de la dimensión que se expresa en ese “socialmente” es decisiva para situar la ley del valor en el imprescindible plano del carácter social, no técnico, de los procesos económicos. A su vez, esta formulación permite comprender que la ganancia, fuerza motriz de la acumulación como salta claramente a la vista, no es más que el excedente apropiado privadamente. A la forma particular de excedente que es la capitalista, por adoptar la forma de una masa de valores acrecentada, se le denomina plusvalía o plusvalor. 
Es decir, Marx va más allá de la superficie, en la que simplemente se constata la existencia de fenómenos aparentes, para, remontándola, encontrar sus claves explicativas. Nos remitimos a la frase del libro III de El Capital reproducida en el capítulo anterior, en la que se argumenta la necesidad de la ciencia porque la manifestación de los fenómenos y su esencia no coinciden directamente, ya que si lo hicieran la ciencia estaría de más pues bastaría con la mera observación para obtener su explicación. Siguiendo con el ejemplo, la plusvalía no es directamente observable en tanto que tal (lo que se observa es su expresión, la ganancia; o mejor dicho, sus distintas expresiones, las distintas modalidades de ganancia). Es la construcción teórica la que hace posible ir más allá de esa manifestación de los fenómenos para explicarlos cabalmente, mediante la captación de sus relaciones profundas subyacentes. Como resulta evidente, esto se relaciona con el lugar del “factor económico” en el proceso general de reproducción social y, desde luego, con el propio carácter histórico del capitalismo. Por eso la primera frase de El capital es crucial, ya que acota históricamente su objeto al referirse a “la forma” en la que “se presenta la riqueza” en el caso de “las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista” (la cita completa está reproducida en este mismo capítulo, justo antes del inicio del apartado 1.1). Así, partiendo de la consideración histórica de la economía de mercado y de su máxima expresión, el capitalismo, se abordan también sus propios límites, sus límites históricos. En términos teóricos esto se expresa en la culminación de El capital: 
la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia. Esta ley explica, de manera dialéctica, el carácter intrínsecamente contradictorio de la acumulación capitalista, del que se derivan importantes implicaciones y, en particular, la necesidad de un aumento creciente de la explotación. Este carácter intrínsecamente contradictorio se debe a que los problemas de la acumulación, sus interrupciones con la forma de crisis cada vez más sistemáticas, se deben a factores endógenos a la acumulación capitalista, consustanciales al normal desarrollo de dicha acumulación. A su vez, la explicación dialéctica e histórica permite detectar que la contradicción es creciente y que, por tanto, se conecta directamente con la cuestión de los límites históricos del modo de producción capitalista. Esto permite a su vez comprender el peculiar vínculo histórico de las relaciones capitalistas de producción con las fuerzas productivas, concretado en la exigencia que aquellas imponen, de una destrucción creciente de éstas, en el marco de lo que se caracteriza en el capítulo cuarto como estadio imperialista del capitalismo. El análisis económico marxista no es, ni puede ser, una teoría económica más, en particular en cuanto a la intervención del Estado. Necesariamente tiene un estatus diferente al respecto. En las sociedades regidas por las relaciones capitalistas de producción, el Estado, como parte de la superestructura, es un Estado burgués, capitalista. Y por tanto, su función esencial no puede ser otra que la de favorecer el proceso de acumulación capitalista (con independencia de que, para preservarlo, la clase dominante, la burguesía, pueda llegar a tener que hacer concesiones, que incluso institucionalicen conquistas obreras que en nada favorecen la acumulación, sino al contrario; pero estas concesiones serán siempre “un mal menor”, un peaje a pagar tratar de evitar el riesgo de una explosión revolucionaria). La orientación declaradamente emancipatoria del marxismo imposibilita cualquier planteamiento acerca de la deseabilidad de tal o cual política económica que, al fin y al cabo, no dejaría de ser la deseabilidad de una mejor explotación (distinta es la cuestión de las reivindicaciones transitorias para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores que, además, muestran tanto la necesidad de la organización independiente de la clase trabajadora como la imposibilidad de un capitalismo sin explotación e incluso sin explotación creciente). Asimismo resulta absurda, por ingenua o por tramposa, cualquier formulación de supuestas “economías marxistas” (en ningún momento Marx diseña cómo debe construirse la sociedad socialista, a la manera como sí lo hacían los “socialistas utópicos” en su época). La máxima expresión de esta disparatada formulación de una supuesta “economía marxista” tuvo lugar en la Unión Soviética desde finales de los años veinte, a partir del control del partido y el Estado por parte de la burocracia estalinista. Obedecía exclusivamente a su búsqueda de una fraudulenta legitimación ante los ojos de los trabajadores de todo el mundo, al apelar a una supuesta base marxista del no menos supuesto “socialismo en un solo país”. Esta cuestión, ciertamente importante, es abordada con detalle en el capítulo sexto. 
En resumen, el método marxista supone la culminación, a finales del siglo XIX, del proceso acumulativo de conocimiento que había ido nutriendo la pretensión real de constituir la economía política como ciencia. Un punto de partida crucial para lograr esa culminación es la distinción entre, por una parte, los contenidos genéricos de toda sociedad y, por otra parte, la forma que toman en cada modo de producción particular. La aportación que supone permite superar las limitaciones de sus antecesores de la mejor tradición previa de la economía política, jalonada por autores como Petty, Cantillon, Quesnay, Smith y Ricardo. El desarrollo del planteamiento de Marx se plasma en el esquema expositivo que sigue en El Capital: arrancar con las formulaciones más generales para, con una paulatina reducción del nivel de abstracción, llegar sólidamente a las cuestiones más directamente conectadas con lo concreto, lo histórico. Ciertamente, la incomprensión de este esquema, interesada o no, ha sido fuente de numerosas confusiones (como por ejemplo, la que cree ver en ella varias teorías de la crisis o el sentido de los esquemas de reproducción, cuestiones ambas que se abordan en el capítulo siguiente). Es un método verdaderamente potente para el análisis: desde el punto de vista del método, el proceder de Marx es similar al de los clásicos; si bien Marx, como filósofo y científico de amplias miras, era mucho más consciente y explícito a este respecto. Así, “El Capital” es una espléndida muestra de la combinación de abstracción y conocimiento factual e institucional que Marx siempre puso en práctica. Y el llamado Prólogo a la “Contribución a la Crítica de la Economía Política” un ejemplo de pieza metodológica magistral (Ramos, 1988: 82-83). Ni que decir tiene que el debate sobre la validez del método de análisis económico no puede resolverse en un supuesto terreno epistemológico aséptico o neutral. La existencia de poderosos intereses tras estas cuestiones implica que el conocimiento social es también él, como ya se ha señalado, un producto social. Marx lo explica con elocuencia en la segunda de las Tesis sobre Feuerbach, ya mencionada en el apartado 4 del capítulo primero, al plantear que se convierte en un problema meramente escolástico el debate acerca de la realidad del pensamiento desconectado de la práctica2 . 
Obviamente éste es el único terreno en el que puede comprenderse el lugar marginal que ocupa hoy el método marxista en el ámbito académico y político dominante. Y el lugar central que, contrariamente, ocupa la expresión más degenerada de la economía burguesa, su versión “neoclásica”. (…) 3. La delimitación del método científico: ni dogmático ni ecléctico A lo largo de los apartados anteriores hemos abordado los aspectos más relevantes del recorrido histórico del análisis económico, siempre en conexión con el propio recorrido histórico de la realidad económica. De todo ello extraemos dos conclusiones centrales: por una parte, las ineludibles limitaciones con que se topan los enfoques burgueses, debido a las contradicciones crecientes a las que se enfrenta el orden económico a cuya defensa consagran sus análisis. Por otra parte, el lugar histórico del marxismo en tanto que culminación del proceso acumulativo de conocimiento que configura el análisis económico como científico, razón por la cual lo adoptamos como referencia. No se puede comprender el marxismo sin considerar su objetivo explícito de intervención en la sociedad de cara a su transformación, que le hace situar al conocimiento no como una pura especulación teórica, sino como una base para dicha intervención. Aunque en este libro nos limitamos a su dimensión analítica, dejando relativamente aparte sus implicaciones prácticas en cuanto a la intervención política, sí hemos de precisar lo que el marxismo no es ni puede ser: ni un tipo de sociedad, modo de producción o sistema económico (y, por tanto, no puede hablarse de qué tal o cual economía o sociedad es marxista); ni tampoco una orientación de política económica (y por consiguiente, tampoco puede haber “medidas marxistas”). 
Como explica Engels, “toda la concepción de Marx no es una doctrina, sino un método. No ofrece dogmas hechos, sino puntos de partida para la ulterior investigación, y el método para dicha investigación”3 . Dicho método parte de una concepción materialista del mundo y un modo dialéctico de pensar para, aplicado a la comprensión de la sociedad capitalista (objeto de su obra económica magna, El Capital), permitir la formulación de las leyes que rigen su desarrollo histórico. En este plano analítico, por tanto, es un método: ni más, ni menos. Ni es “más” que un método, porque no es un dogma ni un catecismo. Ni es “menos” que un método y por consiguiente tampoco es una formulación ecléctica. El marxismo no es un conjunto cerrado de dogmas perfectamente establecido y configurado. Todo lo contrario: desde el propio subtítulo de El Capital ya mencionado, se formula expresamente como crítico y, por tanto, se sitúa en las antípodas del dogmatismo, aportando así la base para la discusión entre aquellos planteamientos teóricos que efectivamente se den por objetivo la explicación de fondo de los fenómenos económicos. Además, esta crítica va más allá del plano metodológico, teórico o formal para convertirse también en una crítica del propio objeto, la economía capitalista. Conviene precisar un punto para evitar riesgos de confusión: determinadas experiencias históricas cuyos responsables decían inspirarse en el marxismo, especialmente la de la Unión Soviética desde finales de los años veinte, no sólo no tienen ninguna base en Marx (quien precisamente criticaba la aspiración de los socialistas utópicos de diseñar a priori y “en el papel” una sociedad socialista), sino que constituyen su negación: 
El marxismo (…) no tiene nada de dogma, es decir, de conjunto de recetas totalmente preparadas de manera que bastaría con aplicarlas en tal o cual situación. Sin embargo, sí es efectivamente un dogma, por no decir un catecismo, aquello a lo que ha sido reducido en la URSS a partir de finales de los años veinte con la concentración de todos los poderes en las manos de un aparato burocrático represivo y totalitario dirigido por Iósif Stalin. Desde entonces se impuso a todos la obligación coercitiva de reconocer y aplicar la interpretación oficial unilateral del marxismo, la del Estado. Como es sabido, este régimen, a partir de los años cincuenta, fue trasplantado a los países satélites de la URSS en Europa del Este y en China y después a diversos países a lo largo del mundo, Cuba, Vietnam, etc. Este régimen es el que comenzó a hundirse en 1989. A esta religión de Estado que es el 2 Marx y Engels (1845-46: 666). 3 Carta de Engels a Werner Sombart del 11 de marzo de 1895; tomada de Marx, Karl y Engels, Friedrich (1845-1895); Obras escogidas, tres tomos, Progreso, Moscú, 1976, pág. 534. estalinismo se le dio un nombre. Su autor le bautizó como marxismo-leninismo para hacer pasar mejor su contenido, asociándolo fraudulentamente a los nombres de Marx y del principal dirigente de la revolución de Octubre de 1917 en Rusia, Vladimir Lenin; y con este vocablo ha sido vehículo de los principios a los que tanto Lenin como Marx se oponían severamente. La transformación del marxismo en dogma de Estado esterilizó el desarrollo del pensamiento marxista durante décadas haciendo retroceder la idea misma de socialismo ante millones de trabajadores y trabajadoras, en el Este como en el Oeste, al asimilarse a esta monstruosa caricatura del socialismo que eran las sociedades burocráticas y totalitarias construidas en nombre del marxismo y del socialismo (Gill, 1996: 18-19). La noción de dogma, como verdad absoluta e inmutable y, por ello, no susceptible de ser criticada, es incompatible con el método científico que se requiere para la comprensión de los fenómenos históricos que son los económicos. Este método ha de ser crítico, lo que constituye el antónimo de dogmático. Sin embargo, a menudo se sostiene que lo opuesto al dogmatismo (siempre rechazado, al menos formalmente) es precisamente el eclecticismo. La noción de eclecticismo se suele plantear de forma deliberadamente ambigua. Bajo una presentación difícilmente cuestionable a primera vista (la incorporación a un marco teórico de elementos procedentes de otros planteamientos teóricos), sería una muestra de apertura de miras. Incluso Marx sería supuestamente, en tal caso, un ecléctico: lo original no son los componentes, sino la hipótesis central que los conecta entre sí (…) Poco importa, pues, que Spinoza y Feuerbach defendieran anteriormente el materialismo histórico; Saint-Simon y Guizot, la lucha de clases; Sismondi, las crisis económicas; Moses Hess y Babeuf, el surgimiento del proletariado; y Fourier y algunos posricardianos, como Bray, Thompson y Hodgskinson, los conceptos de explotación y plusvalía (Samuelson 1980: 916). Pero el trasfondo es distinto. Porque una cosa es la procedencia de los distintos elementos a partir de los cuales se construye un método de análisis (y nosotros mismos identificamos el marxismo como culminación de un largo recorrido histórico, sin el cual no habría podido existir de la forma que se planteó). O la incorporación de nuevos elementos, especialmente instrumentales, a un marco teórico articulado como tal. Y otra cosa, muy diferente a ambas, es que en cualquier marco teórico se puedan agregar o combinar cualesquiera elementos, incluso los más opuestos. No hay conciliación posible entre formulaciones excluyentes como, por ejemplo, aquellas que sitúan la explicación de los precios de las mercancías en el terreno del trabajo necesario para producirlas y aquellas otras que, por el contrario, la centran en su apreciación subjetiva en el mercado. Este eclecticismo que admite casi cualquier combinación de elementos teóricos de cualquier procedencia, por contradictoria que resulte como tal, es el que se entroniza como deseable. 
Detrás de ello hay un afán puramente acomodaticio, de cara a poder disponer de “teorías de quita y pon”, de modo que, según las circunstancias particulares de cada momento, se pueda recurrir ad hoc a aquellas acordes a los intereses en cada caso de quien las formula. Se impugna así la base misma de un método científico, una ordenada y consistente articulación interna, cuestionando finalmente su capacidad explicativa de la realidad4 . Por tanto, de igual modo que el antónimo de dogmático es crítico, a lo que se opone ecléctico es a definido, articulado, consistente internamente. Es decir, a lo que define un marco teórico merecedor de tal nombre. Éste no se construye a partir de la combinación de las “mejores aportaciones” de cada enfoque para componer una referencia configurada prácticamente “a la carta”. Los diferentes marcos teóricos no pueden "trocearse" a voluntad para seleccionar lo “mejor” de cada uno de ellos, sino que han de ser coherentes y consistentes internamente. Lo que admite, desde luego, la incorporación de ciertos aspectos concretos e instrumentales de otros. Pero estando siempre subordinada esta incorporación al hecho central de que el núcleo básico de un enfoque no puede ser fragmentado y manejado a voluntad de cada cual, para compatibilizarlo con fragmentos procedentes de otros enfoques (en el marxismo la consistencia interna se basa en la teoría laboral del valor). En resumen, la moda del eclecticismo no obedece a necesidades científicas (la razonable integración en un marco teórico de elementos que, procedentes de otras perspectivas, sin embargo son compatibles con aquella y la enriquecen) sino a razones políticas vinculadas a intereses particulares a los que no favorece que se desvele el trasfondo real de los problemas económicos. De modo que, defendiendo que todo es compatibilizable, se prepara el terreno para amputar de cualquier enfoque heterodoxo su componente más crítico, haciéndolo así inofensivo para dichos intereses5 . 4 Este fenómeno se encuentra muy extendido en el ámbito universitario, en el que los intereses políticos y, cada vez más, empresariales, determinan en gran medida el enfoque con el que se presentan los proyectos de investigación para su posible financiación. Las sucesivas contrarreformas en las universidades españolas (LOU y Plan Bolonia, por citar sólo las más recientes) han agudizado esto, dando lugar a toda una “industria de proyectos de investigación”, tan ajustada a intereses de capitales privados como financiada por ellos. En este ámbito adquiere pleno sentido la identificación de ecléctico con acomodaticio (Moliner, María, 1998; Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos, pág. 1050). 5 Hay una interesante afirmación de Schumpeter al respecto (aunque parte de su contenido no lo compartamos en absoluto), ya que además Nuestra posición es, por tanto, favorable a la incorporación de todos aquellos planteamientos o técnicas instrumentales que puedan coadyuvar a afinar la comprensión de los fenómenos económicos, lo que no equivale, ni remotamente, a defender la viabilidad de un método que combine cualesquiera ingredientes “a la carta”. Esa disposición rigurosa y a la vez abierta que sostenemos, permite y recomienda la aceptación inclusiva de técnicas de análisis y, eventualmente, de aquellos complementos de índole teórica o conceptual siempre y cuando tengan cabida coherente en el marco teórico general del que se parte. Pero sólo en este caso, porque no puede valer todo cuando se exige, como obviamente debe hacerse, que el enfoque teórico sea internamente consistente, coherente, articulado y definido. De manera que el eclecticismo, entendido como la selección a voluntad de distintos aspectos de cada enfoque o posición para componer un enfoque nuevo, resultado de la síntesis de los anteriores, tiene como límite tajante la incompatibilidad de los núcleos teóricos básicos de cada uno de ellos. De hecho, esta incompatibilidad constituye una dificultad insalvable para buena parte de las posibilidades que ocasionalmente se plantean (como los intentos de conciliar el enfoque marxista y el neoclásico6 ). 
Cosa distinta sería, obviamente, la necesidad de abandonar un marco teórico general si se constatara su invalidez para el análisis (lo que, desde luego, no se verifica para el marxismo en la actualidad; al contrario, pues sólo a partir de su método de análisis se puede comprender una situación tan grave como la presente, directamente relacionada con el carácter creciente de las contradicciones capitalistas, cuya explicación teórica formuló Marx como ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia). El método marxista, culminación de la mejor tradición del pensamiento económico, es contrario a los intereses de la clase dominante y, por ello, siempre ha sido objeto del rechazo de las instituciones de ella, del capital y sus propagandistas, adoptando este rechazo distintas formas: las primeras obras publicadas de Marx fueron víctimas primero de una „conspiración de silencio‟, al haber optado sus adversarios por ignorar la nueva teoría antes que enfrentarse a ella. Después fueron los ataques directos, las impugnaciones de la validez científica del marxismo. Siguieron los diversos intentos de corrección de los „errores‟ de Marx, de „renovación‟ de la teoría marxista o de su reinterpretación para conciliarla con la teoría „aprobada‟, por el establecimiento de puentes con la teoría del crecimiento neoclásico, por las aproximaciones con la teoría de Keynes, etc. Para hacer la teoría marxista aceptable a los ojos de la ciencia económica oficial, que la acogería entonces como una pieza constitutiva entre otras, era necesario desnaturalizar el contenido, purgar la especificidad. 
Otros quisieron reducir el alcance de la teoría de Marx pretendiendo limitarla a un estudio histórico, hoy caduco, del capitalismo del siglo XIX. Así, situada en el museo, quedaría sin capacidad de perjudicar (Gill, 1996: 19). Y también ha sido objeto de rechazo de aquellos que, proclamándose representantes de los intereses de la clase obrera, se han orientado en realidad a favor del mantenimiento de un orden burgués “reformado”. Es el caso de Bernstein, figura destacada del reformismo que defiende la amputación en Marx de todo lo que apunta a la explotación consustancial al capitalismo, para así poder defender la viabilidad de una gestión progresista de éste. Se convierte así en un gran ecléctico en el sentido referido de carente de rigor y acomodaticio: Bernstein es tal vez el mejor representante de aquéllos para quienes las tesis de Marx sobre la plusvalía y la ganancia pueden coexistir con la teoría marginalista del valor. La plusvalía es para él, como para Lexis y Winiarski, efectivamente un hecho empírico, que no necesita ser explicado mediante la ley del valor, teoría que se revela desde entonces inútil. Puede reemplazarse pues por la teoría marginalista, sin que se discuta el hecho de la existencia de la plusvalía, que se reduce a una distribución no equitativa de los ingresos7. Por último, precisaremos asimismo una consideración sobre las relaciones entre universalidad, validez y vigencia de las teorías económicas, ya que a menudo es fuente de confusiones. En realidad, la cuestión referente a la universalidad admite pocas dudas: como se ha expuesto también en el capítulo anterior, en el campo de lo social el carácter necesariamente universal de las leyes presenta una acotación histórica por el propio carácter histórico de su objeto. Sin embargo, mezclando esta acotación obvia con cuestiones de otra índole, suele plantearse la pérdida de vigencia de determinados enfoques como consecuencia de los cambios acaecidos en una realidad (sin que ésta desaparezca como tal, puesto que si efectivamente desapareciera, entonces el tema resultaría puramente ocioso). Lo cual es incorrecto: 
una ley que explica, por ejemplo, el de recalcar la ausencia de engarce entre la escuela “neoclásica” y la clásica, aborda el carácter limitado del eclecticismo: “(…) es comprensible que algunos autores ingleses y la mayoría de los no ingleses rebajaran a Marshall a la condición de ecléctico que intentaba reconciliar y combinar (o buscar un compromiso entre) los principios analíticos de la „escuela clásica‟ inglesa (lo que quiere decir ricardismo) y los principios analíticos de la „escuela de la utilidad marginal‟ (en el sentido, principalmente, de Jevons y los austríacos). No menos comprensible es que Marshall mismo y los marshallianos se negaran, un tanto irritados, a aceptar esta interpretación. Y con razón. La potente máquina analítica de Marshall puede resultar anticuada hoy día, pero fue el resultado de un esfuerzo creador, no de un esfuerzo sintético; así tendrán que admitirlo sobre todo los que como yo, consideren nula la importancia del ricardismo en ese aparato” (Schumpeter, Joseph A., 1954; Historia del análisis económico, Ariel, Barcelona, 1971, pág. 916. 6 Véanse Morishima, Michio (1973); La teoría económica de Marx (Una teoría dual del valor y el crecimiento), Tecnos, Madrid, 1977 y Roemer, John E. (1981); Analytical foundations of Marxian economic theory, Cambridge University Press. 7 Tomado de Dostaler, Gilles (1978); Valor y precio (Historia de un debate), Terra Nova, México, 1980: 128. Véase el apartado completo “La revisión económica: Bernstein” (ibídem: 121-130). funcionamiento del capitalismo, puede o no ser válida. Pero no puede ser válida según los casos (salvo que fuera un caso particular de una ley más amplia; mas entonces no se trataría ya de una ley). Cosa distinta es que previamente no se haya podido demostrar su invalidez. Sin embargo, esto no significa que antes fuera válida y ahora haya dejado serlo sino, mucho más sencillamente, que en algún momento se tomó por válida a pesar de que no lo era (como consecuencia, probablemente, de la incapacidad, en aquel momento, de probar su invalidez). Por nuestra parte, adoptamos como referencia el método marxista porque, como hemos explicado detalladamente, se trata del más potente analíticamente para la comprensión de la economía capitalista que constituye nuestro objeto de estudio.,...)))...


11 ene 2021 — ¡¡§ TEORÍA SOBRE LA PLUSVALÍA IMPERIALISTA§ BASE-ABAJO-ALTERNATIVOS, SUMA… Y PODER POLÍTICO … (( BLOG REVOLUCIÓN ...
10 ene 2021 — ¡¡§ TEORÍA SOBRE LA PLUSVALÍA IMPERIALISTA§ BASE-ABAJO-ALTERNATIVOS, SUMA… Y PODER POLÍTICO … (( BLOG REVOLUCIÓN ...
3 jul 2020 — Bob Avakian sobre:UN HERMOSO LEVANTAMIENTO: LO BUENO Y LO MALO ... salud, de lukyrh.blogspot.com : Luciano Medianero Morales ... 22 DE JUNIO DE 2020 BLOG REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD ... TEORÍA SOBRE LA PLUSVALÍA IMPERIALISTA, DE LUKY DE MÁLAGA, Lmm : LUKYRH.
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HOLA DE Lmm/lukyMá. 29006,... para Xabier arrizabalo montoro ¡¡ en lukyrh.blogspot.com ¡¡ >>> : 

VIERNES, 13 DE DICIEMBRE DE 2013

TEORÍA SOBRE LA PLUSVALÍA IMPERIALISTA



CRÍTICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL IMPERIALISMO. 


      Nos mantenemos en lo que hemos planteado varias veces: aquél, entidad, personalidad,...que concluya acertadamente la esencia manifestado en este anunciado,...será o serán los que puedan dirigir a la humanidad a su liberación social.



A. LOS PRESTAMOS-CRÉDITOS MUNDIALES COMO FORMA DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL PLANETA. 


        El capitalismo imperialista funciona a base de créditos, deuda pública y privada; la deuda externa conjunta en el Estado español es de cerca de tres billones de euros, tres veces más que el pib creado en 2.012, ( los datos están en la prensa y medios actuales,...).


            Según la propiedad de ese capital,...mucho trabajo-empleo conseguido por los trabajadores,...es ficticio,...es como una obra benéfica por parte de esos capitalistas. ¿ Entonces qué pasa con la tasa de ganancia, con la plusvalía, con los beneficios,...qué pasa con los salarios, con la fuerza de trabajo desarrollada o puesta en acción,...Y además qué pasa con la crisis, con las crisis,...?. todo el personal debe,...desde los obreros, campesinos, empresarios industriales,...banqueros, estados,...PERO SE CONSTRUYEN Y PRODUCEN COSAS,...SE CONSUME, SE INVIERTE EN ARMAMENTOS, VIAJES ESPACIALES,...EN GUERRAS, EN EJÉRCITOS, EN GRUPOS MILITARES,...EN NUEVOS BARCOS, TRANSATLANTICOS, HOTELES Y BINGOS DE LUJOS,...SE INVIERTEN EN GUARRERÍAS SEXUALES Y DE TODO TIPO,...,...//.... --   @lucianomediane1     Málaga a 21 de Marzo de 2.021 //     Lmm/LukyMÁ.  29006.   -- ,... )))... 


[[ https://www.lainvisible.net/es/node/339

Presentacion Libro "Capitalismo y economia mundial" de Xabier Arrizabalo Montoro

 
 
 

En el presente libro, el profesor Xabier Arrizabalo Montoro, tras una trayectoria de veinticinco años de trabajo académico en la Universidad Complutense de Madrid, expone un análisis sistemático de la grave situación que padece la humanidad. Con un lenguaje preciso y fácilmente comprensible, a lo largo de los sucesivos capítulos desvela, con claridad y solvencia, el trasfondo de la situación actual más allá de las apariencias, a menudo engañosas. En primer lugar, señalando el papel que ocupa el “factor económico” en la reproducción social y la particular trayectoria histórica de la economía como disciplina. En segundo lugar, presentando los fundamentos teóricos de la acumulación capitalista, a la luz del método marxista que históricamente supone la culminación de la mejor tradición del pensamiento económico. Finalmente, en lo que ocupa el grueso del texto, trazando una panorámica empírica que permite entender el significado del imperialismo y todo su recorrido histórico (“crisis, guerras y revoluciones”), como estadio supremo del capitalismo que desemboca en la secuencia crisis→ajuste→crisis, que sintetiza el período reciente. O dicho de otra forma, el imperialismo como la huída hacia delante a la que conduce la supervivencia del capitalismo.

Xabier Arrizabalo Montoro es profesor del Departamento de Economía Aplicada I (Economía Internacional y Desarrollo) de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Uni- versidad Complutense de Madrid (UCM), desde noviembre de 1993. Entre 1990 y 1993 fue becario del programa de Forma- ción de Personal Investigador (FPI) en el mismo departamento.
Doctor en Economía, Licenciado en Economía, Licenciado en Sociología por la UCM y Posgraduado en Planificación, Políticas Públicas y Desarrollo por CE- PAL-ILPES (Santiago de Chile). Ha publicado libros y artículos acerca de la eco- nomía capitalista mundial, el imperialismo, las políticas de ajuste del Fondo Mone- tario Internacional, las economías latinoamericanas y especialmente la chilena, así como la Unión Europea y el euro.
Ha sido profesor visitante en universidades y otros centros de investigación en Alemania, Argentina, Brasil, Canadá, Cuba, Chile, El Salvador, Francia, México y Venezuela, así como próximamente en Croacia, Grecia y Noruega. Asimismo ha participado en otras iniciativas políticas y académicas en Alemania, Argelia, Chile, Eslovaquia, Francia, Haití y Reino Unido. En la actualidad codirige el Grupo de In- vestigación “Economía política: capitalismo y desarrollo desigual” de la UCM y es Director del Diploma de la UCM “Análisis crítico del capitalismo: el método mar- xista y su aplicación al estudio de la economía mundial actual”, desde su primera edición en el curso 2010-2011



B.- ) : https://marxismocritico.files.wordpress.com/2014/05/dc3adptico-capitalismo-y-economc3ada-mundial-xabier-arrizabalo-montoro.pdf


¿Por qué razón las condiciones de vida de la inmensa mayor parte de la población mundial se encuentran cada vez más amenazadas, a pesar de las posibilidades que ofrecen los avances científicos y técnicos factibles gracias al aumento de la productividad de los trabajadores? No se trata de una casualidad, ni de una maldición, ni siquiera de una mala gestión económica del capitalismo. Como se explica in extenso a lo largo del texto, los fenómenos económicos y sociales en general no ocurren por casualidad, sino que obedecen a causas específicas. Las causalidades pueden y deben establecerse como lo que son: las leyes que rigen la economía capitalista y que en última instancia revelan su carácter no ya contradictorio, sino crecientemente contradictorio. Y por tanto revelan asimismo sus infranqueables límites históricos. En el presente libro, el profesor Xabier Arrizabalo Montoro, tras una trayectoria de veinticinco años de trabajo académico en la Universidad Complutense de Madrid, expone un análisis sistemático de la grave situación que padece la humanidad. Con un lenguaje preciso y fácilmente comprensible, a lo largo de los sucesivos capítulos desvela, con claridad y solvencia, el trasfondo de la situación actual más allá de las apariencias, a menudo engañosas. En primer lugar, señalando el papel que ocupa el “factor económico” en la reproducción social y la particular trayectoria histórica de la economía como disciplina. En segundo lugar, presentando los fundamentos teóricos de la acumulación capitalista, a la luz del método marxista que históricamente supone la culminación de la mejor tradición del pensamiento económico. Finalmente, en lo que ocupa el grueso del texto, trazando una panorámica empírica que permite entender el significado del imperialismo y todo su recorrido histórico (“crisis, guerras y revoluciones”), como estadio supremo del capitalismo que desemboca en la secuencia crisis→ajuste→crisis, que sintetiza el período reciente. O dicho de otra forma, el imperialismo como la huída hacia delante a la que conduce la supervivencia del capitalismo. 

La presentación rigurosa de las bases teóricas y el análisis empírico, imprescindibles para la comprensión de los problemas económicos del siglo XXI, constituyen el objeto del libro, lo que revela en primer lugar su dimensión académica. Pero no se oculta que hay también una intencionalidad política, basada en la reivindicación de una adecuada comprensión de las claves profundas de los problemas para poder intervenir efectivamente ante ellos. No es éste por tanto un texto con pretensiones de “asepsia política”, sino de aportar elementos para la intervención política. Para la intervención de la clase social que sólo tiene que ganar con el conocimiento de los fundamentos del modo de producción que se basa en su explotación (que además en él tiende inevitablemente a aumentar). En definitiva, el libro se propone como una invitación a la discusión ordenada y seria. Pero no sólo a los estudiantes de economía política y otras disciplinas sociales, tanto en el ámbito académico y en cualquiera de sus niveles, como fuera de él. También a todas las personas interesadas en comprender cabalmente las claves que explican la sociedad en que vivimos y, por ende, los posibles escenarios de futuro. 

Información y pedidos: institutomarxista@gmail.com 

EL AUTOR Xabier Arrizabalo Montoro es profesor del Departamento de Economía Aplicada I (Economía Internacional y Desarrollo) de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), desde noviembre de 1993. Entre 1990 y 1993 fue becario del programa de Formación de Personal Investigador (FPI) en el mismo departamento. Doctor en Economía, Licenciado en Economía, Licenciado en Sociología por la UCM y Posgraduado en Planificación, Políticas Públicas y Desarrollo por CEPAL-ILPES (Santiago de Chile). Ha publicado libros y artículos acerca de la economía capitalista mundial, el imperialismo, las políticas de ajuste del Fondo Monetario Internacional, las economías latinoamericanas y especialmente la chilena, así como la Unión Europea y el euro. Ha sido profesor visitante en universidades y otros centros de investigación en Alemania, Argentina, Brasil, Canadá, Cuba, Chile, El Salvador, Francia, México y Venezuela, así como próximamente en Croacia, Grecia y Noruega. Asimismo ha participado en otras iniciativas políticas y académicas en Alemania, Argelia, Chile, Eslovaquia, Francia, Haití y Reino Unido. 

En la actualidad codirige el Grupo de Investigación “Economía política: capitalismo y desarrollo desigual” de la UCM y es Director del Diploma de la UCM “Análisis crítico del capitalismo: el método marxista y su aplicación al estudio de la economía mundial actual”, desde su primera edición en el curso 2010-2011 LOS EDITORES El Instituto Marxista de Economía (IME), con sede en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), tiene dos fines principales: la promoción del conocimiento científico de los problemas de la economía capitalista mundial, mediante el método marxista, y la divulgación de dicho conocimiento. Para la consecución de estos objetivos el IME desarrolla distintas actividades: investigaciones, cursos y seminarios, conferencias, debates y otros actos públicos, acogida de estudiantes, así como publicación de libros, revistas y otros documentos. En particular, el IME participa activamente en el Diploma de Formación Continua de la UCM “Análisis crítico de la economía capitalista (El método marxista y la economía mundial actual)”. 

La Universidad de Arte y Ciencias Sociales (ARCIS) es una universidad chilena dedicada desde hace 32 años a la formación de profesionales en el campo de las artes, ciencias sociales, humanidades y educación; con el propósito de que adquieran sólidas bases de conocimiento y prácticas necesarias para enfrentar sus desafíos laborales y contribuir al desarrollo de las sociedades donde realicen su labor. Esta formación se lleva a cabo en el ámbito metropolitano, en un espacio académico plural y participativo, con vocación de inclusión social. Actualmente, se ha planteado constituirse como una universidad privada con manifestación pública. La Universidad de Concepción (UdeC) es una institución chilena del sistema de educación superior publico con campus central en la propia ciudad de Concepción y otros dos en Chillán y Los Ángeles. Su Departamento de Sociología y Antropología, de la Facultad de Ciencias Sociales, tiene como objetivo la formación de excelencia de profesionales socialmente responsables y comprometidos con las necesidades de la sociedad, con la aspiración de contribuir así a construir un mundo más solidario y con mejor calidad de vida, con un especial compromiso con los sectores más vulnerables de la sociedad.

 

TABLA DE CONTENIDOS 

Presentación 

1. La economía política, una “ciencia extraña”: objeto, naturaleza y fundamentos del análisis económico 

2. Desarrollo histórico del capitalismo y desarrollo teórico de la ciencia económica: el método marxista 

3. El modo de producción capitalista: fundamentos, contradicciones y límites históricos 

4. Trayectoria histórica del capitalismo: del estadio ascendente al estadio imperialista 

5. La puesta de largo del imperialismo (1900-1945): guerras, crisis y revoluciones 

6. La experiencia histórica de la revolución rusa en la economía mundial capitalista 

7. Posguerra, recuperación y crisis (1945-1970): ¿edad dorada del capitalismo o huida hacia delante? 

8. Crisis, ajuste y crisis (desde 1970): la vuelta a la “normalidad” del imperialismo 

9. La extensión mundial del ajuste fondomonetarista durante el período reciente: distintas excusas para una misma política 

10. Conclusiones Apéndice: Cuadros y gráficos Bibliografía Índice onomástico,...¡¡¡.   --- )))...


https://www.epi.org/press/unions-decline-inequality-rises/

Noticias de EPI.A medida que disminuyen los sindicatos, aumenta la desigualdad,...--- : 

Comunicados de prensa • 6 de junio de 2012 Para publicación inmediata : miércoles 6 de junio de 2012

Contacto: Phoebe Silag o Karen Conner, news@epi.org 202-775-8810

A medida que disminuyen los sindicatos, aumenta la desigualdad

Por el vicepresidente de EPI, Ross Eisenbrey y Colin Gordon *

En gran medida, la desigualdad, que disminuyó durante el New Deal pero ha aumentado drásticamente desde fines de la década de 1970, corresponde al aumento y la caída de la sindicalización en los Estados Unidos.

BLOG: Declive sindical y aumento de la desigualdad en dos gráficos

La aprobación en 1935 de la Ley Nacional de Relaciones Laborales, que protegió y alentó a los sindicatos, desató una ola de sindicalización que condujo a tres décadas de prosperidad compartida y lo que algunos llaman la Gran Compresión: cuando la parte del ingreso nacional tomado por los muy ricos fue cortar en un tercio. El “poder compensatorio” de los sindicatos (no solo en la mesa de negociaciones, sino también en la política local, estatal y nacional) les dio la capacidad de aumentar los salarios y los estándares laborales para miembros y no miembros por igual.

Tanto la remuneración media como la productividad laboral se duplicaron aproximadamente a principios de la década de 1970. Los sindicatos mantuvieron la prosperidad y se aseguraron de que fuera compartida; Se ha demostrado que el poder de negociación sindical modera la compensación de los ejecutivos en las empresas sindicalizadas.

Sin embargo, durante los siguientes 30 años, una era destacada por el obstruccionismo de la reforma de la legislación laboral en 1978, el aplastamiento de la huelga de PATCO por parte de la administración Reagan y la aprobación de acuerdos comerciales contra los trabajadores con México y China, el poder de negociación laboral colapsó. Las consecuencias se reflejan en la siguiente figura, que yuxtapone la trayectoria histórica de la densidad sindical y la participación en los ingresos reclamada por el 10 por ciento más rico de los estadounidenses. La afiliación sindical ha disminuido y la desigualdad de ingresos ha empeorado, alcanzando niveles no vistos desde la década de 1920.

BLOG: Añadiendo al artículo de Joe Nocera: Es necesario un resurgimiento del movimiento obrero para preservar nuestra democracia

Colin Gordon es profesor de historia en la Universidad de Iowa y consultor de investigación senior en el Iowa Policy Project.

 Ver trabajos relacionados sobre negociación colectiva y derecho de sindicación


EPI es un grupo de expertos independiente sin fines de lucro que investiga el impacto de las tendencias y políticas económicas en los trabajadores de los Estados Unidos. La investigación de EPI ayuda a los legisladores, líderes de opinión, defensores, periodistas y el público a comprender los problemas básicos que afectan a los estadounidenses comunes.,...////.... ))))...



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