lunes, 14 de septiembre de 2020

REVOLUCIÓN RUSA-SOVIÉTICA-BOLCHEVIQUE Y LA IMPLEMENTACIÓN DE LA REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD


Notas para una definición de la hegemonía

Hace un par de semanas el Partido Popular “relevó” a su portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo (sí, la diputada del “no te lo perdonaré Carmena”). Leyendo algunas entrevistas que le han realizado tras su fulminante cese, hemos constatado una vez más como la derecha lee, aprende y estudia a nuestro clásicos. Esta señora utiliza con soltura conceptos tales como “guerra cultural”, “hay que ganar la hegemonía en la cultura”, “partidos que gozan de la hegemonía ideológica y política”, “la sociedad está cincelada por la superioridad moral de la izquierda y el nacionalismo y por tanto se debe cambiar esta sociedad para hacerla más libre y más igual”…Pues eso, esta señora si no ha leído a Gramsci al menos le han hecho un power point explicativo.
Resumiendo, hay que estudiar, leer, formarse y no dejar que el enemigo se apropie de nuestros clásicos, de sus enseñanzas, sus conceptos y teorizaciones. En ese sentido, hoy vamos a compartir un trabajo sobre la hegemonía de Javier Balsa. El autor es magister en Ciencias Sociales por FLACSO y doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata. Profesor Titular en las universidades nacionales de Quilmes y de La Plata e Investigador Adjunto del Conicet. El artículo se publicó en el nº 3 de la Revista Nuevo Topo. Revista de Historia y pensamiento Crítico y ofrecían el siguiente resumen: “este artículo intenta precisar la definición del concepto de hegemonía a fin de aportar a una teoría de la hegemonía de carácter sistemático. Para ello se parte de una definición minimalista y se van desarrollando los distintos términos en ella incluidos. A lo largo de este ejercicio conceptual, también se ha procurado esbozar lineamientos para la operacionalización de la hegemonía, cuestión ésta poco abordada por los estudios previos. Para finalizar, se reflexiona acerca de las situaciones de dominación no hegemónicas y la relación entre democracia y hegemonía”.
Vamos pues a la lectura…
Saludos, A. Olivé
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NOTAS PARA UNA DEFINICIÓN DE LA HEGEMONÍA
Javier Balsa
El uso del término hegemonía se ha hecho cada vez más amplio y ambiguo en el discurso político contemporáneo e, incluso, en las propias ciencias sociales tiene un empleo bastante laxo. Aunque la hegemonía se ha convertido en una cuestión clásica en los estudios sociales, no contamos con una teoría suficientemente sistemática y con orientaciones para su operacionalización. Más allá de que el concepto de hegemonía ha sido muy sugerente, consideramos que no es en la vaguedad donde encontraremos la capacidad para dar cuenta de la complejidad de lo real, sino en la especificación del concepto sin perder su riqueza. Para ello, debemos desplegarlo sistemáticamente, para pasar de la potencialidad a la potencia heurística y explicativa. De otro modo, el riesgo es que la palabra “hegemonía” se convierta, por su mero halo semántico, en un sustituto a la explicación científica.2 Esto es lo que ocurre en algunos trabajos: los fenómenos parecieran explicarse porque había una hegemonía que nunca se probó que existiera y luego, un tanto tautológicamente, si ocurrieron dichos fenómenos, se confirma que había hegemonía.
El objetivo de este trabajo es, entonces, la sistematización del concepto de hegemonía. Las respuestas a esta cuestión no se encuentran directamente en los textos de Gramsci3 y, por ello, no pretendemos realizar una exégesis de la obra de este autor, aunque hemos recurrido profusamente a sus textos, especialmente a los Cuadernos de la cárcel.4
Por otra parte, intentamos brindar líneas para la operacionalización de este concepto, pues la mayoría de los trabajos presentan un altísimo grado de abstracción. Es imprescindible una mediación de tipo operacional, de lo contrario, caeríamos en dos actitudes epistemológicamente erróneas: el teoricismo (que implica la elaboración de teorías sin ninguna articulación con la realidad) o el operacionalismo (que reduce las teorías y los conceptos a o procedimientos de medición, lo cual implica un nivel de abstracción nulo).5
Una definición minimalista
Comenzaremos con una definición provisional de carácter minimalista. En Gramsci, más que una definición explícita del concepto de hegemonía, encontramos una serie de definiciones contextuales, es decir, enunciados donde se inscribe el concepto de hegemonía en una descripción o explicación, de modo que podría inferirse contextualmente el significado de dicho concepto. Lamentablemente, esa también ha sido la tónica de la mayoría de los autores que, o bien transcriben sin mayores análisis las citas de los diferentes apartados de los Cuadernos, o bien continúan brindando más definiciones contextuales. Estas ofrecen campos de aplicación, límites de significado, pero adolecen de precisión y tienden a sobrecomplejizar el concepto, cuando no incurren en numerosas contradicciones. Frente a esta tendencia, partiremos de una definición minimalista, que por su propia característica facilita su crítica, a la que iremos agregando todas las consideraciones que juzgamos necesarias para su precisión.
Podríamos comenzar con una definición provisional de “hegemonía” como “la capacidad de un grupo o sector social para lograr la aceptación de su dominación y dirección por parte de otros grupos o sectores”. A pesar de esta aparente simplicidad, en esta definición ya contamos con una serie de términos que requieren todo un desarrollo conceptual.6
La cuestión de la “aceptación”
En la. definición provisional hablábamos de “aceptación” y creemos que este concepto merece un breve análisis. En la mayoría de los trabajos encontramos una lógica binaria en relación a la “aceptación” (que deriva en forzadas descripciones en términos de ausencia/presencia de hegemonía).7 En primer lugar, la hegemonía se caracteriza, justamente, por no poder suturar el espacio social. Su aceptación es siempre una cuestión de grados que encierra dos dimensiones: la extensión social y la profundidad de la aceptación. En segundo lugar, el término “aceptación” puede dar lugar a equívocos en su interpretación, en cuanto al carácter “voluntario” de dicha aceptación.
Los grados de la aceptación
La extensión social de la aceptación de la dominación y dirección por parte de la clase dominante, hace referencia a la cantidad de sujetos hegemonizados.8 Sin embargo, no es una mera cuantificación del porcentaje del total de ciudadanos, sino del porcentaje de los integrantes de las distintos sectores sociales (en el caso de las clases, de sus fracciones).
Luego tenemos la dimensión de la profundidad en dicha aceptación. Gramsci menciona la búsqueda, desde el Estado, de la obtención de un “consenso activo de los gobernados” y, en otro fragmento, sostiene indirectamente que la “hegemonía social”, a diferencia del “gobierno político”, se basa en el “consenso “espontáneo” y [que] los grupos “consienten’ […] activa [o] pasivamente”.9 Podríamos pensar un gradiente que comenzase con el “consenso pasivo”, que se caracterizaría porque los sujetos no manifiestan, ni directa ni indirectamente, su acuerdo con la situación, si bien piensan que no existen alternativas mejores y viables. Por debajo del “consenso pasivo” está la inacción por el temor a la violencia física (es decir, una situación de “no aceptación”). Por encima del “consenso pasivo” se encuentra un “consenso activo”, en el cual los sujetos sí manifiestan su valoración positiva de la situación de dominación (en cuyo extremo se encontraría el proselitismo abierto).10
Surgen entonces dos primeras indicaciones metodológicas: debería estimarse cuántos de los miembros de cada fracción de clase aceptan la dominación y/o la dirección de la clase dominante, y habría que analizar cuál es la profundidad que tiene esa aceptación en cada uno de los individuos analizados.
El carácter “voluntario” de la aceptación
La idea de aceptación implica algún plano de conducta “voluntaria”, en el sentido de diferenciarla de conductas determinadas sólo “por coerción”.11 Sin embargo, se debe tener cuidado con sobrevalorar el carácter “voluntario” de la adhesión a determinadas ideologías. La “voluntad” es socialmente construida, por múltiples procesos de socialización que nos enseñan lo que “debemos” querer. Y en estos procesos de socialización no está ausente la coacción. Los padres, la escuela y otros mediadores nos ponen límites a nuestros deseos de diversos modos que muchas veces incluyen una dosis de coacción física, aunque más no sea en carácter de amenaza.
Este papel de la coacción en el proceso de formación de la “voluntad” también está presente en la dinámica macro-social.12 En primer lugar, en la construcción de las bases de la sociedad capitalista, a través de la expropiación de los medios de producción y luego en la prohibición totalmente violenta de la vagancia: los procesos de “inclusión forzada” en la construcción de una sociedad capitalista (y esta violencia no tuvo nada de “simbólica” ).13 De este modo se fijan límites claros a las posibilidades de desear con cierto realismo un tipo de vida independiente de las relaciones sociales capitalistas.
Y luego, la burguesía implementa permanentes recordaciones de que existen límites objetivos para los sueños de nuestras voluntades de salir de la sociedad capitalista, como nos enseñaron nuestras clases dominantes latinoamericanas en los años setenta con extensas y salvajes dictaduras militares. En las últimas décadas los mecanismos de coacción viraron a métodos de menor violencia física, pero no por ello menos explícitos, con los llamados “golpes de mercado”. Si los políticos no entienden dónde están los límites para su voluntad, “el mercado” se encargará de recordárselos, pero no sólo a ellos sino, especialmente, a las clases subalternas.14
En síntesis, el carácter “voluntario” de la aceptación de la dominación, no implica una idea naif, que niegue las determinaciones más profundas que el poder (no sólo de clase, sino, por ejemplo, el patriarcal) imprime al deseo utilizando coacciones más explícitas o más implícitas, presentes o guardadas en la memoria de las sociedades. En este sentido tampoco significa pensar en términos solamente de aceptación consciente, ya que presenta planos inscriptos en las propias formas de vida de los sujetos.15
Hecha esta aclaración. tampoco debemos negar por completo este carácter “voluntario”, que nos permite diferenciar la dominación hegemónica de la dominación basada en el simple terror a la represión. En este último caso, no se la acepta, sino que se la rechaza, pero en un plano íntimo o en un plano social que no puede ser públicamente explicitado (en cofradías, vecindades, sindicatos, por ejemplo).
Es cierto que resulta difícil conocer por qué cada individuo tolera su posición subordinada, pero, en principio, ésta es una cuestión metodológica y no debería limitar nuestra reflexión conceptual. En todo caso, como una primera aproximación, la presencia de fuertes y salvajes mecanismos de coacción puede ser un indicador de que los dominados no están aceptando “voluntariamente” su posición. En otro extremo, situaciones de amplias posibilidades de participación política (posibilidad de votar sin ser vigilado, de formar cualquier tipo de partido político, de expresarse públicamente sin ser reprimidos, etc. ), es decir, la existencia de una democracia representativa debería ser entendida como un indicador de que la aceptación de la dominación es “voluntaria” (con toda la presencia más mediada de la coacción por detrás que ya hemos mencionado).
¿Dominación o dirección?
En nuestra definición minimalista también surge el problema de qué es lo que se acepta, que en principio resumimos con las palabras “dominación” y “dirección”. Existen una serie de diferentes conceptualizaciones sobre estos dos términos. Así, por ejemplo, “dirección” puede ser entendida en un sentido meramente político, como sinónimo de “gobierno”; y, en oposición, “dominación” implicaría un plano más ideológico.16 Otras veces dominación es considerada el resultado de la coacción, mientras que dirección sería el resultante del consentimiento.17 Sin embargo, entendemos que resulta más útil emplear otro tipo de significados. Podría pensarse que la “dominación” es lo que mantiene al grupo como “dominante”, es decir, en el caso de las clases sociales, la propiedad de los medios de producción. Entonces, su aceptación se referiría a la aceptación de los intereses de determinado grupo o sector social, en tanto son respetados o promovidos.
Más complejo es el significado de “dirección”. Tanto en Gramsci como en los autores posteriores, parece implicar dos sentidos diferentes: dirección como capacidad de direccionar /incidir, otorgar un sentido o dirección a la sociedad (en especial cuando habla de “dirección intelectual y moral de la sociedad” ),18 y dirección como capacidad de mando, de ocupación de los puestos de dirección en el Estado (“dirección política”). Consideramos importante distinguir y, a la vez, mantener estos dos significados. La aceptación de la “dirección política” se restringiría a la aceptación de que los grupos o sectores sociales dominantes estén a cargo del Estado, y la “dirección intelectual y moral” sería la capacidad de imponer una visión del mundo.19
Obviamente, ambos tipos de dirección y también la dominación se hallan íntimamente relacionados. Sin embargo, con cesta conceptualización, tal vez sea posible pensar en un gradiente. El plano mínimo que indicaría la existencia de una hegemonía es que esa aceptación voluntaria se limitase a tolerar un tipo de organización social que asegure la existencia material de los dominadores, en el sentido de ocupar una posición social elevada en un plano que se juzga como fundamental (en el caso de las clases, su control sobre los medios de producción). En este tipo de casos, los dominados sólo toleran la continuidad de la clase dominante, pero recortando severamente los beneficios que ésta recibe.20 Este tipo de situaciones podríamos, entonces, denominarlas como “dominación mínima”. De hecho, podríamos decir que, en estos casos, la hegemonía de la clase dominante se encuentra seriamente cuestionada en muchos planos.
Por encima de este nivel mínimo de dominación, existiría la aceptación de la libre disponibilidad de los derechos de propiedad. Esto se presenta como la “típica” dominación capitalista: el Estado “no favorece” a ninguno, y se “limita” a garantizar el libre usufructo de los derechos de propiedad (un estado liberal, teórico). En este caso, los dominados aceptan que la clase dominante reciba los beneficios generados por sus propiedades, pero no toleran que el Estado le incremente sus ganancias por encima de este nivel “normal”. Podríamos llamarla “dominación liberal”. Tal vez podría pensarse que este tipo de dominación constituye un sustrato de otro tipo de dominaciones.21
Resulta más común la situación de una dominación que incluye la promoción de beneficios directos por parte del Estado hacia la clase dominante (que van desde la protección del mercado nacional para asegurar mayores tasas de ganancia que las que habría con librecambio, hasta la graciosa concesión de diversos tipos de subsidios directos). Los dominados no sólo toleran la existencia de la clase dominante y respetan sus derechos de propiedad, sino que incluso piensan que es positivo o natural que el Estado favorezca sus intereses por encima de sus niveles normales de ganancia. Su nombre podría ser de “dominación prebendista” y, a su vez, dentro de ella pueden pensarse niveles de menor o mayor concesión de beneficios para la clase dominante.
Habitualmente la dirección presupone la dominación, pero la dominación no requiere de la aceptación de la dirección. La dominación puede ser bastante amplia, pero los grupos dominados pueden no reconocer a la clase dominante un papel de director de la sociedad.
Nuevamente, el tema de la dirección implica un gradiente. En el caso de la “dirección intelectual y moral”, las clases subalternas nunca aceptan por completo la visión del mundo que le intenta imponer la clase dominante, no sólo por la dinámica de la lucha ideológica, sino inclusive por un “sentido de separación” propio del “buen sentido”.22 Dentro de una dominación hegemónica, podría pensarse en un mínimo de aceptación de esta dirección, en el sentido de que si existe la dominación, en algún punto se debe estar aceptando el modelo de sociedad propio de la clase dominante, aunque se resista la mayor parte de los elementos de su visión del mundo. Un mínimo de dominación, implicaría un mínimo de dirección intelectual y moral. En el extremo opuesto, las clases subalternas compartirían la visión del mundo de la clase dominante, una aceptación completa de la dirección intelectual y moral.23 Aquí estaríamos cerca de una hegemonía completa. Sin embargo, resta considerar la aceptación de la dirección política.
Puede haber una fuerte aceptación de la dominación, e incluso una importante aceptación de la dirección intelectual y moral y, sin embargo, las clases subalternas pueden rechazar que los miembros de la clase dominante (o sus representantes directos) sean quienes ocupen los puestos de dirección del Estado (en sentido restringido)24. Sobre esta aceptación de la dirección política, podemos pensar un máximo que sería cuando las clases subalternas aceptan/votan a los miembros de la propia clase dominante para hacerse cargo del Estado (situación que podría sintetizarse en la idea: “que sean los dueños del país los que se hagan cargo de administrarlo”). Esta sería la aceptación de una dirección política directa. En un nivel menos intenso de aceptación, encontraríamos con que las clases subalternas no aceptan esta idea (y no votan a los capitalistas) sino que “sólo” aceptan a sus intelectuales orgánicos. Es decir a personas que no se presentan como parte de la clase dominante, sino como intelectuales, profesionales o políticos, pero que claramente comparten la defensa de los intereses directos de la clase dominante. Esta sería la aceptación de una dirección política mediada.
A los efectos prácticos, para la clase dominante resulta relativamente indistinto el reconocimiento de ambos tipos de direcciones. Con una dirección mediada (menos visible) tiene la ventaja de que en los casos de crisis no recibe directamente las críticas. Además, es más fácil componer los intereses de los distintos grupos empresariales al existir una “gerencia” con cierta independencia de cada grupo. Como defecto, los intelectuales orgánicos siempre pueden pretender algún grado de autonomía que potencialmente podría generar tensiones con los intereses de la clase dominante. En la dirección directa, estas ventajas y desventajas invierten su sentido. Sin embargo, desde el punto de vista de analizar la fuerza de la hegemonía, evidentemente cuando las clases subalternas aceptan una dirección política directa por parte de los miembros de la clase dominante, estaríamos en el grado más alto de la hegemonía. Ya ni siquiera son “engañadas” por la presencia de políticos que se presentan como defensores del bien común, pero que son intelectuales orgánicos de la clase dominante.
En los casos en que las clases subalternas sí acepten esta dirección política, directa o mediada (y, por ejemplo, voten por los partidos patronales) podríamos decir que estaríamos en presencia del máximo grado de hegemonía. Especialmente cuando este apoyo electoral no es circunstancial, sino de tipo ideológico.
Por último, las clases subalternas podrían no tolerar este tipo de opciones claramente patronales, pero sí votar por fuerzas políticas que si bien no son defensores evidentes de los intereses directos de la clase dominante, no cuestionan la dominación prebendista. Aquí habría una dirección política mínima. Son elegidas fuerzas políticas que favorecen a la clase dominante, a pesar de no ser sus intelectuales (más) orgánicos. Por debajo de esta posibilidad, encontraríamos situaciones en las cuales no habría aceptación de la dirección política. Estarían a cargo del Estado fuerzas políticas que, en principio, no plantearían que haya que favorecer los intereses de la clase dominante. Esto conduce a intensos juegos de seducción-neutralización de estas direcciones políticas que mantienen cierta distancia con las clases dominantes. Pero, recordemos que puede no haber aceptación de la dirección política, pero sí de algún grado de aprobación de la dirección intelectual y moral y de la dominación.
En fin, nuevamente tenemos un gradiente de situaciones de aceptación de distintos tipos de dominación y de dirección que podrían ser estudiados en cada coyuntura histórica específica para cada uno de los grupos sociales.
La cuestión de la “capacidad”, como resultado o como instrumentos (mente o aparatos)
En la definición provisional hablábamos de la “capacidad” de lograr la aceptación, pero este concepto puede involucrar dos significados diferentes: “capacidad” como logro o resultado, pero también como control o disposición de los instrumentos necesarios para obtener ese logro. En el primer sentido, la hegemonía sería restringida al nivel de las mentes de los dominados, “colonizadas” por la ideología dominante. Este pareciera ser el significado más directo de la idea de hegemonía. Así, en los Cuadernos se dice que la “hegemonía social” [es] el consenso “espontáneo” dado por las grandes masas de la población a la orientación impresa a la vida social por el grupo dominante fundamental… ”25
Es cierto que una definición “mental” de la hegemonía podría ser interpretada como excesivamente “individualista”. Sin embargo. la mente no es sólo individual, sino que está repleta de representaciones sociales. Por otro lado, el concepto de “mente” puede resultar para algunos un poco arcaico, pero no es fácil de suplantar con otra idea y respetar el nivel de la subjetividad.26 En el segundo sentido, el concepto evoca el control de los aparatos productores y difusores de estas ideas. Así, habría hegemonía cuando los dominadores tienen este control y, de este modo, se encuentran en condiciones de producir la mencionada aceptación. Como lo analiza Portantiero, la “concepción ‘institucionalista” de la hegemonía aleja los esquemas gramscianos de otros modelos de legitimidad erigidos exclusivamente sobre el consenso ideológico. La hegemonía se expresa como existencia “real”, histórica, a partir de aparatos hegemónicos (las instituciones de la sociedad civil) que en conjunto articulan, como particularidad, a cada sociedad y a cada una de sus etapas como “sistemas hegemónicos’. Ninguna situación puede ser analizada fuera de las relaciones de fuerza al interior de las instituciones.27
Los trabajos más teóricos (sin negar en forma explícita, al menos, el significado mental de hegemonía) se han concentrado casi siempre en el nivel de los aparatos “productores de” hegemonía. No queda claro si este recorte lo han hecho por limitaciones metodológicas (siempre es mucho más fácil analizar los aparatos y los discursos públicos que las mentes de los dominados), o si existe una decisión teórica intencional en este sentido.
El propio Gramsci realizó una crítica metodológica que muchas veces fue interpretada como teórica: “Evidentemente, es imposible una estadística de los modos de pensar y de las opiniones individuales singulares, con todas las combinaciones que resultan por grupos y grupúsculos, que dé un cuadro orgánico y sistemático de la situación cultural efectiva y de los modos en que se presenta realmente el sentido común: no queda sino la revisión sistemática de la literatura más difundida y aceptada por el pueblo, combinada con el estudio y la crítica de las corrientes del pasado, cada una de las cuales puede haber dejado un sedimento, que se combina variablemente con los precedentes y con los que siguen”.28
Vemos aquí que Gramsci no sólo está proponiendo analizar el control sobre los aparatos ideológicos, sino ir con más profundidad y estudiar el contenido de la literatura difundida. De todos modos, no parece que la interrogación directa de los dominados para conocer su forma de pensamiento haya sido una propuesta de Gramsci. Sin embargo, el amplio desarrollo a lo largo del siglo XX de técnicas de entrevista (desde las más estructuradas hasta las más abiertas) ha dado un herramental de producción de datos sobre estas cuestiones que, junto con las técnicas de análisis del discurso, consideramos deben incorporarse al estudio de la hegemonía,
De hecho, la anterior cita de los Cuadernos nos traslada al plano del análisis discursivo como forma de investigar el grado de hegemonía. Extremando este planteo encontramos la propuesta foucaultiana y podríamos pensar que la hegemonía no sólo se construye en los discursos, sino que es la hegemonía de los discursos, de unas formaciones discursivas sobre otras.29 El propio Gramsci subrayaba que en “el lenguaje se halla contenida una determinada concepción del mundo”.30 Sin embargo, creemos que el nivel del discurso no disuelve ni agota el plano mental de la hegemonía. Como lo plantea Van Dijk, este plano mental no se puede reducir a un nivel discursivo, ya que la gente no dice todo lo que piensa, y muchas de estas cosas no dichas son elementos claves en la construcción de una hegemonía. Hay cosas que nunca se dicen, pues están implícitas en una cultura o una ideología grupal, o porque no conviene decirlas.31 Además, acordamos con Fairclough en que frente al “sabor pesadamente estructuralista” del planteo foucaultiano (como también del althusseriano), hay que reconocer que los “sujetos sociales están moldeados por las prácticas discursivas, pero también son capaces de remodelar y reestructurar esas prácticas”.32
En fin, es evidente que la hegemonía tiene un aspecto mental (vinculado, pero diferente del aspecto discursivo): creencias que tienen determinados sujetos sobre a quién le corresponde dirigir la sociedad y cómo ésta debe estar estructurada. Pero la hegemonía también implica un plano más institucionalizado, de aparatos productores y difusores de ideología que operan para crear y mantener estas creencias. Hechas estas aclaraciones; concluimos optando por una definición dual de “capacidad”, como control sobre los aparatos ideológicos y los discursos públicos y como resultado, en las mentes de los dominados, de dicho control.
Los sujetos de la hegemonía
En la definición minimalista hablábamos de “un grupo o sector social” que lograba la aceptación de su dominación /dirección por parte de “otros grupos o sectores sociales”. La amplitud fue buscada deliberadamente. La propuesta original que daba centralidad al concepto de clases sociales para el análisis de la hegemonía ha sido impugnada, especialmente desde el pos-marxismo. Pero, más allá de los distintos posicionamientos en los debates generados sobre la cuestión del sujeto social,33 muchos autores han encontrado fructífera la aplicación del concepto de hegemonía a otro tipo de agrupamientos sociales. Por lo tanto, no vemos el motivo por el cual negar este uso ampliado del mismo. Según el terna construido por el investigador se pueden pensar distintos tipos de hegemonías (de género, de etnias, de discursos, etc.) y la constitución de distintos sujetos sociales en torno a estas disputas hegemónicas. Si pretendemos avanzar en un sentido de totalidad social, podemos conceptuar determinados campos de disputa como los más relevantes y analizar las disputas hegemónicas en varios de estos campos a la vez. En este caso podría ser útil la idea de “constelaciones hegemónicas”, que desarrollamos en otro trabajo.34
Otra cuestión presente en nuestra definición provisional es la dualidad entre unos “dominadores” y unos “dominados”. Obviamente, estas denominaciones encierran una doble simplificación. En primer lugar, enuncian una polarización (dominadores/dominados) y, en segundo lugar, una suficiente homogeneidad interna en cada grupo tal que merezca englobarlos como “dominadores” y como “dominados”. Estas simplificaciones sólo tienen un objetivo expositivo, pero no son teóricamente necesarias. Esto significa que los polos no son homogéneos y que puede haber “terceras fuerzas” en la disputa hegemónica,35 incluso puede decirse que lo propio de la hegemonía es la articulación de sujetos sociales diversos.36 Tampoco las relaciones son de antagonismo o nada. Las distancias e intensidades de la dominación y la constitución de sujetos sociales que disputen son variables. Podría ser de utilidad la imagen de vectores de fuerzas, jalando cada una hacia su lado desde distintas posiciones.37
¿Qué hay cuando no hay hegemonía?
En primer lugar, el hecho de que haya hegemonía es algo contingente. No hay ninguna relación de necesariedad directa entre una determinada configuración económica y la existencia de hegemonía. Esta depende de una dinámica política relativamente autónoma de aquélla. Para el capitalismo y para sus distintas fases, no resulta de ningún modo necesaria la existencia de hegemonía. De allí la enorme distancia conceptual entre el liberalismo político y el pensamiento democrático, tal como lo ha demostrado Losurdo.38 La burguesía puede dominar de muy distintas formas, y la dominación hegemónica es sólo una de ellas. Incluso tampoco podríamos decir que es la fórmula que siempre le resulta más conveniente. La construcción de una hegemonía implica algún tipo de consideración de los intereses de los dominados, aunque sea mínima. Además, una hegemonía, en su sentido puro, se construye sobre una arena democrática, que como tal implica amplias posibilidades para la organización político-ideológica de las clases subalternas, lo que siempre entraña un riesgo. Es cierto que, cono contrapartida, una dominación hegemónica presenta otro tipo de ventajas en comparación con las dominaciones no hegemónicas. En estas últimas suelen predominar formas fascistas o cesaristas que pueden llevar a aventuras militares muy costosas y riesgosas. Por otro lado, al negar canales para la manifestación del disconformismo (tanto de las clases subalternas como de fracciones dominadas de las clases dominantes), éste puede terminar manifestándose a través de vías “revolucionarias” en su sentido de táctica política, pero que suelen conllevar giros anticapitalistas. Podríamos pensar la hipótesis de que la burguesía, a través de sus múltiples instancias de reflexión y organización, sopesa las ventajas y desventajas que en cada coyuntura histórica presentan los distintos tipos de dominación, y maniobra en consecuencia.
Cabe aclarar que una dominación no hegemónica no implica sólo el recurso de la coerción. Puede, incluso, lograrse un amplio consenso acerca de la dominación e incluso de la dirección por parte de la clase dominante o sus representantes. Sin embargo, ésta no se arriesga a construir y poner en juego esta dominación en una arena democrática. Más allá de la existencia de un determinado grado de consenso (alto o bajo), el núcleo de la dominación se ejerce a través de la coerción, y los canales de participación democrática son prácticamente nulos, especialmente en cuanto a la capacidad de elegir a las autoridades políticas (como, por ejemplo, en las monarquías absolutistas o en las situaciones iniciales de algunas dictaduras latinoamericanas).
Entonces, de acuerdo con esta conceptualización, en los casos en que las masas son dominadas sobre la base de la coerción no hay “hegemonía”, o al menos podríamos decir que la dominación no es centralmente hegemónica. Por ello pensamos que es un error el enfatizar la importancia de la frase de Gramsci donde plantea que “un grupo social es dominante de los grupos adversarios que tiende a “liquidar” o a someter incluso con la fuerza armada y es dirigente de los grupos afines y aliados” (CC, 19 (24), p. 387). Esta frase es, justamente, retomada por Portelli para plantear que la hegemonía solo se da sobre una parte minoritaria de la sociedad.39 Sin embargo, creemos que en la interpretación de la anterior frase de los Cuadernos debe enfatizarse el hecho que Gramsci señala que a los adversarios se los somete incluso con la fuerza, lo cual significa que no sólo se hace con la fuerza, sino también con el consenso. De hecho, he aquí una diferencia entre las primeras notas en el Cuaderno 1 (44), y la redacción definitiva en el Cuaderno 19 (24), según analiza Ferreira.40
Además, en varios apartados, Gramsci afirma que la hegemonía se da sobre el conjunto de la sociedad. Por ejemplo, cuando habla de la “hegemonía política y cultural de un grupo social sobre la sociedad entera”.41 Consideramos que debe hacerse una opción conceptual, y nos inclinamos por esta última. Es decir, se puede dominar dirigiendo sólo a las clases auxiliares y reprimiendo a las clases subalternas, pero ésta no sería una dominación (centralmente) hegemónica. Históricamente ésta ha sido la forma de dominación bajo los sistemas de democracias restringidas, en las que sólo las capas más adineradas formaban parte de la “ciudadanía”, y entraban en el juego de la construcción de la hegemonía. Aunque, incluso en muchos de estos casos, el nivel de violencia que rodeaba los actos eleccionarios eran de tal magnitud, que tampoco podemos hablar de una hegemonía ni siquiera para las capas más altas.
En síntesis, siempre existe una combinatoria entre las distintas formas de dominación, pero debe investigarse cuáles son las que predominan sobre las mayorías, para poder caracterizar el sistema de dominación como un todo.
La democracia como arena de disputa de la hegemonía
La arena democrática es el lugar de la disputa hegemónica. Una hegemonía “pura” implica una Sociedad Civil “libre” de intromisiones estatales (típicas del fascismo y las dictaduras). Pero la libertad de estos aparatos tiene, valga la redundancia, un significado liberal: permitir las posibilidades diferenciales de construir o incidir sobre los aparatos según los recursos (sobre todo económicos, pero también el capital cultural y simbólico) de los diferentes sujetos. También una hegemonía “pura” implica la “libre” discusión de ideas, el debate político abierto, con todas las formalidades republicanas. Explícitamente estamos dejando de lado las cuestiones del contenido de esta democracia, que son justamente parte de la disputa hegemónica.43
Cuando esta arena democrática no se encuentra plenamente constituida, la hegemonía será parcial (por ejemplo sólo hacia los hombres, pero no hacia las mujeres, hasta que no se les reconoció la ciudadanía). Justamente, el éxito de una hegemonía burguesa plena es lograr que se acepte su dominación y dirección en un contexto. de democracia representativa. Por lo tanto, en estos casos, no resulta conducente buscar explicaciones con cuestiones marginales (las pequeñas limitaciones legales, el clientelismo político, el sistema electoral, las dificultades económicas) que desvían el núcleo del problema.44 Pues el interrogante que intenta resolver el análisis de la hegemonía es justamente explicar esta aceptación, más allá de la presencia de algunos “trucos” limitantes de la participación más plena.
Personalmente, pensamos que para superar la dominación burguesa, las clases dominadas deben introducirse de lleno a esa disputa hegemónica; y para ello, necesitan de una propuesta contra-hegemónica. Ahora bien, para ingresar en la disputa hegemónica debe entrarse en la arena democrática donde la hegemonía se construye y debate. La expansión de la ciudadanía (que fue una conquista de las masas) las interiorizó en el Estado de un modo en que éste perdió su exterioridad frente a ellas.45 Esto generó un desafío del que Engels ya comenzó a dar cuenta.46 En perspectiva podemos ver que esta situación abre cuatro alternativas.
1. Las organizaciones políticas de las clases subalternas pueden entrar acriticamente en la arena democrática y terminar siendo casi completamente hegemonizadas por la burguesía. “Entrada socialdemócrata”.
2. Pueden (re)exteriorizarse, no reconocerse como ciudadanos y automarginarse individualmente de la dinámica política, que dejan en manos de las clases dominantes o sus políticos. “Ruptura automarginalizante”.
3. Pueden (re)exteriorzarse, no reconocerse como ciudadanos (al menos dentro del “estado burgués”) e impugnar globalmente el “sistema” desde algún tipo de colectivo social. En esta vía pueden construir un proto-estado paralelo para poder cumplir con las funciones estatales desde organizaciones y/o territorialidades propias. “Ruptura pro-revolucionaria”.
4. Pueden entrar en la arena democrática pero para disputar la hegemonía burguesa. “Entrada pro-revolucionaria”.
La tercera opción, a pesar que la denominamos “ruptura pro-revolucionaria” presenta serios problemas para derrotar la hegemonía burguesa en sociedades complejas y con sólidas Sociedades Civiles y Políticas; de hecho, evita la disputa hegemónica. Las “rupturas pro-revolucionarias”, si no logran hacer la revolución (y han existido varias coyunturas en las que estas rupturas no tenían siquiera una estrategia revolucionaria clara),47 generalmente generan un clima de “desorden”, ante el cual amplios sectores de las propias clases subalternas apoyan el “reestablecimiento del orden” a cualquier precio. Lo que habitualmente incluye una feroz represión también sobre aquellos que intentan disputar la hegemonía desde una “entrada pro-revolucionaria”.
Por el contrario. la “entrada pro-revolucionaria” si bien se propone disputar la hegemonía, tiene un fuerte riesgo de convertirse en la primera opción y terminar integrada a la dominación burguesa (“entrada socialdemócrata”). De todos modos, no debe confundirse la traición de la socialdemocracia en Europa Occidental (su rápido y claro abandono de los objetivos anti-capitalistas), con una inviabilidad intrínseca para desarrollar luchas anti- capitalistas dentro del sistema democrático.
No acordamos con la visión que elabora Anderson (en la que finalmente poco y nada queda de la propuesta gramsciana) según la cual, el núcleo de la “dominación cultural” en el capitalismo avanzado se estructura en torno al sentimiento de “representación” por parte de las masas.48 Es cierto que, según la teorización de Rousseau, una verdadera democracia no incluye la representación.49 Pero como el propio Rousseau tuvo que admitir en sus intentos de traducir sus ideas a las realidades de sociedades nacionales, algún sistema de representación resulta imprescindible para organizar democracias a esta escala, más allá de prever un sistema de mandatos imperativos.50 Podrían imaginarse sistemas más participativos y con mayores controles ciudadanos que los de las democracias representativas actuales. Incluso se puede mantener un ideal de romper con la relación dirigentes/dirigidos, tal como está presente en Gramsci.51 Sin embargo, esto sería una cuestión de grados, y no de “democracia burguesa” versus “democracia proletaria”. En todo caso, pareciera que en Anderson se encuentra una sobrevaloración implícita de la democracia directa, e incluso una crítica al reconocimiento del voto igualitario.52
Esto no significa que ignoremos las limitaciones reales que la burguesía le coloca a las democracias realmente existentes. Pero, justamente, éstas son las cuestiones que se disputan en la lucha hegemónica. No por nada, la burguesía opera muchas veces descualificando a la política en un doble movimiento. Por un lado, busca sacar de la arena política- democrática a las cuestiones económicas, vaciando a la política de buena parte de su sentido. Por otro lado, la desprestigia de un modo tan fuerte que las masas terminan alejándose de la política.53
La operación de vaciamiento es realizada a través de un intento de “despolitización” de los intereses. Este movimiento se vincula con una de las formas de la operación de universalización.54 Si los intereses ya no son particulares, sino generales, deben quedar fuera del juego de la política, y solo resta “administrar” el bien común. Para Laclau es contra esta despolitización que surge “la razón populista”. Entonces, “la operación política por excelencia va a ser siempre la construcción de un “pueblo”: “una plebs que reclame ser el único populus legítimo”.55 Por eso, para nosotros la “operación populista” podría llegar a convertirse en un arma que, utilizada de modo consecuente y radical (de hecho, los populismos gobernantes han tendido históricamente a abandonar esta operación, y han girado hacia la despolitización), permitiese evitar la neutralización/captación por parte de la burguesía de las “entradas pro-revolucionarias”, a través de permanentes tomas de distancia en relación con la clase dominante y sus intereses.
Sin embargo, con este tipo de reflexiones hemos ido deslizando cada vez más hacia apreciaciones sobre tópicos de estrategia política que exceden los objetivos que habíamos fijado al comienzo del trabajo. Es que la precisión de los conceptos que encierra la definición de “hegemonía” dispara una serie de cuestiones que son todas ellas muy polémicas. Este artículo no pretende haberlas resuelto, sino tan sólo haberlas expuesto de un modo ordenado como para facilitar su debate.
Palabras clave: Hegemonía; Teoría; Operacionalización
2. Sobre la cuestión del “halo semántico” y su relación con la explicación científica, puede consultarse Pierre Bourdieu, J. C. Chamboredon y J. C. Passeron, El oficio de sociólogo. Presupuestos epistemológicos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975.
3. Sus notas requieren casi siempre de interpretaciones y de un trabajo de sistematización que Gramsci no realizó. De hecho, la propia asistematicidad pudo haber operado positivamente en el sentido de abrir una serie de cuestiones hasta entonces muy poco abordadas por la tradición de pensamiento marxista.
4. En este sentido seguimos las tradiciones más críticas de análisis sobre este autor, como las de Perry Anderson, José Nun y Ernesto Laclau; aunque no compartimos todas sus conclusiones.
5. Sobre estas cuestiones pueden consultarse autores de diversas corrientes epistemológicas, que coinciden en este punto, como por ejemplo, Mario Bunge, La investigación científica, México, Siglo XXI, 2000; P. Bourdieu, J. C. Chamboredon y J. C. Passeron, El oficio…, ob, cit., y Homero Saltalamacchia, Los datos y su creación, Caguas (Puerto Rico), Kryteria, 1997.
6. Por una cuestión expositiva nuestras reflexiones tendrán cierto carácter sincrónico, sin embargo, cabe aclarar que la construcción de la hegemonía es claramente un proceso dinámico y en constante reformulación.
7. Así por ejemplo en uno de los pocos trabajos preocupados por la operacionalización de la teoría de la hegemonía (Louise Phillips, “Hegemony and Political Discourse: the lasting impact of Thatcherism”, en Sociology, vol, 32, n” 4, 1998), se cae en esta visión dicotómica, y se termina negando la existencia de hegemonía tan sólo porque el thatcherismo nunca acabó con “la presencia de discursos híbridos”.
8. No sólo por una cuestión metodológica, sino por una opción teórica, reconocemos a los sujetos individuales como una unidad de análisis válida para estudiar el grado de hegemonía.
9. Antonio Gramsci, Cuadernos de la Cárcel, México, Editorial Era, 1987 [desde ahora: CC] 15 (10). p- 186 y 357.
10. También podría estudiarse la existencia de otro plano de la profundidad de la aceptación, el del nivel de conciencia de dicha aceptación.
11. Como señala Coutinho, “la hegemonía es para él [Gramsci], sin lugar a dudas, el momento del consenso. Aunque exista una lectura equivocada de Gramsci, inspirada sobre todo en Perry Anderson, que habla de la hegemonía como síntesis de coerción y consenso…” (Carlos Nelson Coutinho, Gramsci. Um estudo sobre seu pensamento político, Rio de Janeiro, Civilizaçao Brasileira, 1999; p. 249). Coutinho está criticando el trabajo de Perry Anderson (Las antinomias de Antonio Gramsci. Estado y Revolución en Occidente, Barcelona, Editorial Fontamara, 1978).
12. Ya Maquiavelo planteaba que “conviene estar preparado de manera que cuando dejen [los pueblos] de creer se les pueda hacer creer por la fuerza” (El Príncipe, Madrid, Alianza. 19; p. 50), subrayado nuestro.
13. Ver Karl Marx, El Capital. México, Cartago 1983; libro primero, sección octava. Sobre el concepto de “inclusión forzada”, ver Virginia Fontes, Reflexoes Im-pertinentes, Rio de Janeiro, Born Texto, 2005; capítulo 1.
14. Tal como sin tapujos se escribió en Ámbito Financiero: “Entendamos: el país entró en la era de los golpes de mercado en lugar de los antiguos golpes de Estado que hacían los militares […] para preservarse de las demagogias políticas” (15/12/1989). Más detalles sobre estas cuestiones en Alberto Bonnet. “Hiperinflación, convertibilidad y hegemonía neoconservadora en la Argentina: elementos para el análisis de una relación compleja” en G. Galafassi, A. Bonnet y A. Zarrilli, comp., Modernización y crisis, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes – Red Theomai, 2002, y en Javier Balsa. “El Estado democrático y la gobernabilidad. Sus efectos en la sociedad y la economía”, en N. Gubal A Zaid J. Balsa, Estado, sociedad y economía en la Argentina (1930-1997), Bernal Universidad Nacional de Quilmes, 2001.
15. Es que la hegemonía también se construye a partir de la difusión de un modo de vida articulado con la dominación de clase, y no sólo sobre la base de una ideología político- intelectual. En el cuaderno dedicado a “Americanismo y fordismo” encontramos una clara referencia a la posibilidad de construir la hegemonía que “nace de la fábrica” y que necesita de una “mínima cantidad de intermediarios profesionales de la política y de la ideología” (A. Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Buenos Aires, Nueva Visión, 1984; p. 291). Un desarrollo de esta conceptualización puede encontrarse en J. Balsa, “Las tres lógicas de la construcción de la hegemonía”, en Theomai, n.º 14, segundo semestre de 2006 (http://revista-theomai.unq.edu.ar/).
16. Este es el sentido en que Gruppi emplea estos dos términos cuando diferencia que para Gramsci, hegemonía sería dirección y dominación, mientras que para Lenin sería sólo dirección (A. Gruppi, O Conceito de hegemonia em Gramsci, Rio de Janeiro, Graal, 1980; p. 11).
17. Como en la tan citada frase de Gramsci, “un grupo social es dominante de los grupos adversarios que tiende a liquidar” o a someter incluso con la fuerza armada y es dirigente de los grupos afines y aliados” (CC, 19 (24), p. 387).
18. Aquí estamos dejando de lado, parcialmente, otro sentido de dirección, aunque vinculado con éste: la idea de que la clase encabeza la reproducción de la sociedad. Esta idea la encontramos ya en los primeros escritos de Gramsci cuando describe que en Rusia “el proletariado ha asumido la dirección de la vida política y económica y realiza su orden” (A. Gramsci, “Utopía” (1918), en Antología, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004; p. 50). Y luego, cuando propone que en Italia el proletariado asuma “la responsabilidad de clase dirigente” ya que “es capaz de crear un Estado fuerte y temido” (A. Gramsci, “El partido comunista”, en Antología, cit., p. 113).
19. Esta conceptualización de “dominación” y “dirección”, si bien se contrapone con la explicitada en la cita anterior de los Cuadernos, es compatible, sin embargo, con la frase que la continúa. En ella Gramsci dice que “un grupo social puede e incluso debe ser dirigente aun antes de conquistar el poder gubernamental (ésta es una de las condiciones principales para la misma conquista del poder); después, cuando se ejerce el poder y aunque lo tenga fuertemente en el puño, se vuelve dominante pero debe seguir siendo también ‘dirigente’” (CC, 19 (24), p. 387). Podemos ver que antes de conseguir imponer sus intereses de clase, el grupo debe lograr que su ideología predomine, es decir, que se acepte su dirección intelectual y moral. Luego, una vez obtenido el poder gubernamental, se pueden imponer sus intereses (dominación), pero se debe también mantener la dirección ideológica.
20. Tal vez un ejemplo límite grafique bien este nivel mínimo de aceptación de la dominación: durante el primer peronismo, los terratenientes que tenían sus campos entregados en arriendo perdieron casi totalmente el control sobre los mismos; los contratos fueron prorrogados (durante 25 años, incluso hasta mucho después del derrocamiento de Perón) y los cánones fueron casi congelados (mientras la inflación reducía la renta hasta un mínimo irrisorio). Sin embargo, salvo excepciones, no fueron expropiados de sus tierras; ver detalles en Javier Balsa, “Tierra, política y productores rurales en la pampa argentina, 1937-1969”, en Cuadernos del PIEA (UBA), vol. 9, 1999.
21. En esta línea, podríamos asociar este concepto con el de “consenso blando” (consenso fraco”) que utiliza Virginia Fontes (Reflexoes Impertinentes, ob. cit., pp- 230-231) para hacer referencia a la forma en que se asegura la permanente ampliación de la dominación capitalista y de sus formas culturales y de sociabilidad, más allá de las crisis de hegemonía.
22. Sobre el sentido común y el buen sentido, resulta ineludible la lectura de José Nun, La rebelión del coro. Estudios sobre la racionalidad política y el sentido común, Buenos Áires, Ediciones Nueva Visión, 1989.
23. En estos casos es habitual que tenga gran difusión la metáfora de pensar a la sociedad como una gran empresa.
24. Según Pucciarelli, pueden distinguirse dos niveles en los que opera la acción hegemónica: uno más global en el que se presentan, definen y justifican los principios básicos que tornan legítimo y aceptable el tipo de orden social prevaleciente, o sea una determinada estructura de dominación (“hegemonía sociocultural”); y otro nivel, en el que se definen los principios de constitución y las reglas de funcionamiento del orden político (“hegemonía política”). Se abre así la posibilidad de situaciones de “hegemonía compartida” (Alfredo Pucciarelli, Conservadores, radicales e yrigoyenistas. Un modelo (hipotético) de hegemonía compartida, 1916-1930”, en W. Ansaldi, A. Pucciarelli y J. Villarruel (ed.), Argentina en la paz de dos guerras, 1914-1945, Buenos Aires, Biblos, 1993; pp.77-82).
25. Antonio Gramsci, CC, 12 (1), p. 357.
26. Sobre estas cuestiones resultan de gran utilidad las reflexiones de Teun van Dijk, Ideología. Una aproximación multidisciplinaria, Barcelona, Gedisa, 1999.
27. Juan Carlos Portantiero, Los usos de Gramsci. Buenos Aires, Grijalbo, 1987; pp. 186-187.
28 Antonio Gramsci, Quaderni del Carcere. Torino, Einaudi Editore, 1975; 24 (5). pp. 2268- 2269 (utilizamos la traducción de Nun, La rebelión…, ob. cit., p. 81).
29 Michel Foucault, La arqueología del saber.  México, Siglo XXI, 1970.
30 Antonio Gramsci, CC, 11 (12), p. 245.
31 van Dijk, Ideología, ob. cit., pp. 186-187.
32 Norman Fairclough, Discurso e mudança social, Brasilia, Editoria Universidade de Brasília, 2001; p. 70 y 89.
33. Esta cuestión la hemos analizado con mayor detalle en nuestro trabajo “Constelaciones hegemónicas. Reflexiones en torno a las hegemonías”, Tareas (en prensa).
34. Ibidem.
35. De hecho para Gramsci, como lo analiza Portantiero, “el eje de la estrategia de la clase subalterna fundamental consiste en desplazar hacia el interior de un bloque hegemonizado por ella, a quienes actúan como clases auxiliares del bloque en el poder. La díada del conflicto de clases se transmuta así en tríada; para el revolucionario el razonamiento no debe ser dualista sino ternario” (Portantiero, Los usos…, ob. cit., p. 117). Esta conceptualización presenta algunos puntos de contacto con el esquema de Verón para el análisis del discurso político: prodestinatario, paradestinatario y contradestinatario (Eliseo Verón, “La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación política” en AA. VV. El discurso político. Lenguajes y acontecimientos. Hachette, Buenos Aires, 1987).
36. En la definición de Gruppi: la hegemonía es la capacidad de unificar a través de la ideología y de conservar unido un bloque social que no es homogéneo, sino que está marcado por profundas contradicciónes de clase (Gruppi, O Conceito de hegemonia…, ob. cit., p. 70).
37. Habría que explorar la posibilidad de emplear el concepto de “puntos nodales” que aplicaron Laclau y Moufte (Hegemonía y estrategia socialista, Hacia una radicalización de la democracia, Madrid, Siglo XXI editores, 1987). Los vectores de fuerzas trabajarían sobre los puntos nodales, tensionándolos hacia distintas configuraciones, pero casi nunca consiguiendo su total adhesión a un único polo.
38. Domenico Losurdo, Democracia ou Bonapartismo. Triunfo e decadéncia do sufrágio universal, Rio de Janeiro, Editora UFRJ/Editora UNESP, 2004.
39. Hugues Portelli, Gramsci y el bloque histórico. México, Siglo XXI, 1973; p. 75 y p. 89.
40. Oliveiros S. Ferreira, Os 45 cavaleiros húngaros. Uma Leitura dos Cadernos de Gramsci. San Pablo, HUCITEC / Editora Universidade de Brasilia, 1986, p.12.
41. CC, 6 (24), p. 28
42. La arena democrática no es una arena insesgada (neutral), pero incluso la disponibilidad de los aparatos puede estar regulada políticamente tanto a favor como en contra de la clase dominante (los medios de comunicación pueden estar sometidos a fuerte regulación o incluso ser estatizados).
43. Por otro lado, para Gramsci la democracia no es sólo una arena donde disputar la hegemonía a la burguesía, sino también un pre-requisito de la sociedad socialista. Como lo analiza Coutinho, la “Carta al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética” (Antología, cit.; p. 200-207), que Gramsci envía en 1926, avanza en este sentido, como también la crítica a la “estadolatría” realizada en los Cuadernos (CC, 8 (130), pp. 282-283); ver C. Coutinho, A Democracia como Valor Universal. Notas sobre a questáo democrática no Brasil. Sáo Pablo, Livraria Editora Ciéncias Humanas, 1980; y C. Coutinho, Gramsci. .., ob. cit., especialmente en p. 72 y p. 263.
44. Tal como aparecen sobreestimadas en la argumentación de Losurdo, Democracia…, ob. cit.
45. Ver Portantiero, Los usos…, ob. cit., p. 25.
46. Federico Engels, “Prólogo a la segunda edición” de C. Marx, La situación de la clase obrera en Inglaterra. Buenos Aires, Anteo, 1985 (original de 1892).
47. Véanse las críticas de Anderson a la táctica de la acción armada “parcial” (Teilaktion) seguida por el partido comunista alemán en 1921 (Anderson, Las antinomias…, ob. cit., pp. 91-94). Las mismas podrían ser útiles también para analizar las acciones de algunos de los grupos armados de izquierda en la Argentina de la primera mitad de los años setenta.
48. Ver Anderson, Las antinomias…, 0b. cit., pp. 49-51. De todos modos, es probable que el sistema político compla algún papel en la construcción de la hegemonía. Pero el mecanis- mo no es sólo el de la “representación”, sino que también tendría un papel, tal vez incluso más importante, la “identificación”. En Ernesto Laclau (La razón populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005; pp. 200-201) encontramos una correcta inversión del sentido de la “representación”: como no existe una voluntad plenamente constituida a ser representada, la primera acción del representante, justamente, es constituir esta voluntad. Y para hacerlo provee un punto de “identificación”. Incluso, agregamos nosotros, podría haber identificación sin representación, o con un sentimiento de representación muy débil. Por ejemplo, en la mayoría de las democracias latinoamericanas, el sentimiento de representación parece ser débil (las masas no se sienten representadas por “sus representantes”) aunque puede haber niveles más altos de identificación con sus líderes o sus identidades partidarias.
49. Jean Jaques Rousseau, El contrato social, Barcelona, Altaya, 1993 (original de 1762).
50. Jean Jaques Rousseau, “Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia y su proyecto de reforma”, en Proyecto de constitución para Córcega, consideraciones sobre el gobierno de Polonia y su proyecto de reforma, Madrid, Tecnos, 1989 foriginal de 1772). El tema de la concepción crítica de la representación en Rousseau en realidad es mucho más complejo, como puede verse, por ejemplo, en José Rubio-Carracedo, “Rousseau y la democracia republicana”, en Metapolítica, Vol. 4, núm. 14.
51. Ver reflexiones al respecto en Giovanni Semeraro, “Tornar-se “dirigente”. O projeto de Gramsci no mundo globalizado”, en Coutinho y de Paula Teixeira, comp., Ler Gramsci, entender a realidade. Rio de Janeiro, Civilizagáo Brasileira, 2003.
52. Anderson (1978: 49) critica al “estado burgués [quel “representa” por definición a la to- talidad de la población, abstraida de su distribución en clases sociales, como ciudadanos individuales e iguales. En otras palabras, presenta a. hombres y mujeres sus posiciones de- siguales en la sociedad civil como si fuesen iguales en el estado”. Pero, este reconocimiento de la igualdad cívica es justamente por lo que las clases subalternas, que son claramente la mayoría de la población, siempre han luchado. El problema es por qué luego votan partidos patronales.
53 Ver Fontes, Reflexoes…, cit., p. 282.
54. Al respecto ver Ernesto Laclau, “Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas”, en J. Butler, E. Laclau y S. Zizek, Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda, Buenos Aires, FCF 2003.
55 Laclau, La razón…, Ob. cit., p. 10

0 respuestas a Notas para una definición de la hegemonía

  1. luciano medianero morales dijo:
    Tu comentario está pendiente de moderación.
    Saludos,…solo para informaros por ahora,..¡¡, del blog lukyrh.blogspot.com del cual soy el editor,….luciano medianero morales luky de málaga,…andalucía,… Lmm. ////))....






(( Actualidad y reflexiones

Bienvenid@s a esta nueva sección, donde lo importante es vuestra opinión.

Ya llevamos unos años trabajando en este pequeño proyecto. Tras debatir y reflexionar, creemos conveniente, además de continuar con el Taller y con los sugerentes textos que vamos encontrando, opinar. Estamos convencidos de que falta mucho por hacer y que generar debate es, tal vez, un primer pequeño paso. Animaos y escribidnos en el foro  qué opináis (o mejor todavía, qué pensais) de este tinglado al que algunos llaman “actualidad” o “noticias” cuando, en realidad, se trata del mismo cuento de siempre.
Y no olvidéis que las opiniones son más fuertes cuanto más dotadas están de argumentos, certezas y razonamientos. Para interpretar la realidad económica y social es absolutamente necesario contar con una teoría que diseccione (como un bisturí la piel de un fiambre), la cáscara de falsedades y apariencias que recubren el Capitalismo, para asomarse a los verdaderos mecanismos que rigen -con implacable e inhumana determinación- este Mundo. Para ello, es altamente recomendable disponer del instrumental adecuado, que no es otro que El Capital de Carlos Marx, tal y como os contamos en nuestra Declaración de Intenciones y en el Taller Marx desde Cero.
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36 respuestas a Actualidad y reflexiones


  1. Manuel Perez Ramirez dijo:
    Hola que libro, en físico, me aconsejais de el capital actualmente, que sea lo fiel posible al original. Gracias
    Responder

    • Antonio Olivé dijo:
      Buenas tardes Manuel. Gracias por visitar el blog. Respecto a tu consulta, nosotros recomendamos la traducción que realizó Vicente Romano y está disponible en la editorial Akal.
      Saludos
      A. Olivé
      Responder

  2. cxbequis dijo:
    Hola. Os paso esta traducción, de Preve, por si interesa: https://nacionalismuasturianu.blogspot.com/2018/12/invitacion-una-discusion-radical-sobre.html

    • Antonio Olivé dijo:
      Muchas gracias por la aportación. Feliz 2019
      Responder

  3. Dany dijo:
    Hola, admirados amigos de Kmarx, Tony Oolive y todos:
    No sé por dónde empezar. Vi vuestro texto “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”:
    https://kmarx.wordpress.com/2010/10/17/el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado/
    Le eché un vistazo, me picó la curiosidad, lo bajé en pdf formato A4 y me ocupó 111 páginas. Sería demasiado papel, de modo que lo pasé a libro electrónico (soy novato en todo eso, pero más o menos funcionó). Así que ha sido el primer libro que leo en mi vida en formato epub para ebook, y esa lectura me ha llevado unos dos meses.
    El resultado ha sido alucinante, chicos, estoy maravillado, realmente impresionado, con la boca abierta. Nunca había leído a Engels (ni a Marx, ni a ningún grande, por lo que veo) y ahora se me revela un genio que acaba de salir de una lámpara mágica maravillosa. Ese tío me ha mostrado saberes profundos, insondables. Me ha sacudido el coco como una matraca. Ha derretido viejas y sólidas “verdades” que yo (y no sólo yo) tomaba por dogmas incuestionables. Me señala el bosque sin obcecarme en el árbol.
    Analiza la Historia de la Familia y de ahí se desprende la Historia de la Humanidad. Las relaciones de parentesco y de tribu configuran aún hoy (también hoy) nuestras relaciones sociales. Hemos pasado de salvajes a bárbaros y a civilizados. Empezamos a hablar cuando vivíamos brincando entre árboles, y hoy nos apretujamos a montones en el metro y hemos dejado de hablar… (es broma, jejeje)
    Me ha dado otra perspectiva del capitalismo. Sigo viéndolo como una enfermedad social, pero ahora intuyo que el estatus de ese mal es menos grave, menos dañino y –sobre todo– no es nada externo. Es decir, no son los malos capitalistas frente a los buenos socialistas, sino que todos los humanos somos igual de toscos. Antes del capitalismo tuvimos el feudalismo, por ejemplo, y teníamos las mismas ansias de poder que ahora y que siempre.
    Parece que nos enfocamos en tratar el síntoma en vez del mal. ¿Me duele la cabeza?: me tomo una aspirina para que me quite el dolor, aunque sería mejor para TODO MI CUERPO que me echara a dormir hasta que se me pasara la resaca, por ejemplo. Lo malo ha sido tomar demasiado alcohol, y el dolor de cabeza no era más que una reacción automática del cuerpo. “Curar” la cabeza no es la solución, sino eliminar lentamente el exceso de alcohol.
    Claro que no sé cómo aplicar esa imagen a la apoteosis del capitalismo que es el mundo globalizado. La ciega locura del neoliberalismo aplica la táctica de la “tierra quemada” a todo lo que toca sólo para incrementar beneficios. Eso es el síntoma, el dolor de cabeza, pero no es el mal. ¿Cuál es el mal? No lo sé, amigos, no lo sé. ¿Sugerencias, por favor?
    Aplaudo a Engels cuando explica que civilización y esclavitud van de la mano, son inseparables. Le cito:
    “Con la esclavitud, que alcanzó su desarrollo máximo bajo la civilización, se realizó la primera gran escisión de la sociedad en una clase explotadora y una clase explotada. Esta escisión se ha sostenido durante todo el período civilizado. La esclavitud es la primera forma de la explotación, la forma propia del mundo antiguo; le suceden la servidumbre, en la Edad Media, y el trabajo asalariado en los tiempos modernos. Estas son las tres grandes formas del avasallamiento, que caracterizan las tres grandes épocas de la civilización; ésta va siempre acompañada de la esclavitud, franca al principio, más o menos disfrazada después.”
    Del mismo modo que Grecia y Roma sucumbieron a su corrupción y fueron sustituidas por culturas bárbaras (o sea, ajenas a su cultura imperial dominante) la cultura actual es la de la codicia individual y la egolatría. Creo que la sustituiremos por una cultura del altruismo.
    Necesitamos un líder carismático. Un gran pensador que despierte a las masas embrutecidas por el becerro de oro. Y necesitamos personitas capaces de hermanarse con sus congéneres… a sabiendas de que tan congénere suyo es un minero de Sudáfrica, como un mecánico de Detroit, un montador de tarjetas electrónicas en Corea (del Norte) y su vecino del quinto que tiene apartamento en la playa y no sabe que es esclavo porque le llaman autónomo.
    No sé qué hacer ni adónde ir. Me temo que desear que el socialismo “venza” al capitalismo no es ni siquiera una utopía, sino una quimera, una alucinación.
    ¿Qué opináis?
    ¡A por la República!
    Dany

    • tonyoolive dijo:
      Hola de nuevo amigo Dany, encantados de contar con tu participación. Nos resulta muy grato saber que al otro lado hay gentes, como tú, les resulta útiles los materiales que compartimos.
      Muchas/os de los que hemos leído a nuestros clásicos hemos sentido lo mismo que tú. La clarividencia, la magnitud de la obra (economía, historia, filosofía, antropología…), el poner el dedo en la llaga y sobre todo, el análisis, la reflexión han dejado a más de uno/a boquiabierto. Con el añadido de que un clásico no pasa de moda. Y ello es aplicable a Marx, Engels, Gramsci y tantos otros.
      En cuanto a tu reflexión y las dudas que nos planteas, la coordinación del taller lamenta comunicarte que igual que tú, nos encontramos perdidos en las gélidas aguas del cálculo egoísta y, honestamente, no sabemos qué responderte. Lo que no nos cabe duda, es que el mal, como vociferaba la Bruja Avería, es el capital. Otra cosa bien diferente es como saber –y poder- curar ese mal, y en eso andamos.
      Nosotras/os pensamos que las soluciones, las respuestas, la salida a esta barbarie serán colectivas o no serán (con lo que ello conlleva de sangre, sudor y lágrimas) y que visto lo visto, oteando lo que ha quedado tirado en la cuneta de la Historia no podemos esperar, ni queremos, soluciones ni de líderes interpretes del verbo sagrado ni de vanguardias.
      Nadie dijo que esto sería fácil ni rápido. Al contrario. Quizá convendría no querer tener solucionados todos los problemas antes de empezar y ponernos manos a la obra. Dejar las grandes construcciones teóricas y dedicarnos más al socialismo de cada día. Asumir la complejidad de los seres humanos e intentar en nuestro ámbito cotidiano realizar cuantas “acciones socialistas” se encuentren a nuestro alcance (y las hay: no ser competitivo, buscar la cooperación, respeto a la ecología…).
      Pero el sentimiento es compartido: a veces creemos estar sumidos en una alucinación, un mal sueño que dura ya en exceso.
      Salud y república.
      Responder

  4. Juanita dijo:
    Equivocarse es humano, pero hacer leyes que solo favorecen a los poderosos, es hacer que la sociedad sea cada vez mas ignorante, inculta, donde el vandalismo aumenta para dar la mano a maleantes y mafias. Un pueblo donde no hay justicia, no puede prosperar donde el paro imperante asfixia y ahoga a tantas familias, ¿por que? siguen machacando al pueblo.
    Por esto el que siga votando a los que hoy están en el poder, les pido que, miren bien y oigan sus engañifas, que no os envuelvan con cantos de sirenas, y de una vez por todas tanto el PP como el PSOE, sepan que no somos tan tontos como ellos se creían.
    ¡Cuidado con telefónica! ¡que quiere subir las tarifas, a los que nos comunicamos a través de Internet.!
    Ahora quieren hacernos pagar, lo que ellos pierden invirtiendo dinero y tecnología en otros países, esto es el descaro y el gol mas grande que nos quieren meter a todos los ciudadanos españoles.
    Responder

  5. jose dijo:
    Siguiendo con el tema bancario planteado por LURDES, quiero recalcar como nuestro querido gobierno ¿socialista? está al servicio de la banca. El año pasado, en el mes de agosto, creo recordar, el gobierno puso en marcha una ley que yo la llamaria ”CORRALITO FINANCIERO ESPAÑOL”. Esta ley contempla que si una persona se queda en el paro y cobra el desempleo contributivo NO PUEDE SACAR SU DINERO DE LOS PLANES DE PENSIONES, como sí se podia hacer antes. En algun banco me comentaron que cuando empezo la crisis la gente desempleada empezo a retirar los planes de pensiones masivamete. Logicamente, ante la desbandada, el gobierno le echo un capote a estos chorizos insaciables que deberían estar en la carcel, prohibiendo retirar el dinero hasta que agotasen el desempleo.
    Menos mal que el gobierno se preocupa por los trabajadores, que haría si no llega a hacerlo.
    Coincido con LURDES en que NOSOSTROS TENEMOS EL CONTROL. Si concertamos una accion comun, como sacar todo el dinero de los bancos, o dejar de pagar las hipotecas, pero todos a la vez, el problema nacional esta servido y SEREMOS NOSOTROS LOS QUE OBLIGAREMOS AL GOBIERNO A NEGOCIAR CON NOSOTROS.
    Saludos y meditemos mucho nuestro voto.
    Responder

    • Maese Sonoro dijo:
      Efectivamente, Jose. Al final, todo se reduce a “concertar una acción común” de las Clases Trabajadoras para forzar al gobierno (y a la Patronal que está detrás) a negociar. Pero es que esa solución es, a la vez, la madre del cordero del problema. ¿Cómo nos coordinamos, cómo nos organizamos? En fin, ¿qué hacer, como se planteaba Lenin hace un siglo?
      Aquí no tenemos la respuesta, pero sí un foro para aportar cualquier idea que nos lleve a encontrar la vía de la tan necesaria organización de las Clases Trabajadoras para recuperar el pulso de la Lucha de Clases.
      Salud.
      Responder

      • Amparo dijo:
        Rafa:
        Sobre lo que dices de intentar aumentar nuestra fuerza a través de la unión, yo creo que una buena solución sería rehacer las comunidades de vecinos: poner unas mesitas en un local que nos cediera el ayuntamiento, una buena tele para ver los partidos importantes, y reuniones para hablar sobre cómo están las cosas, pero las de verdad; no las mentiras de la tele.
        Y cada cierto tiempo traer a un personaje, de un partido o de un sindicato y enseñar a la gente qué está pasando y qué tenemos que hacer para estar más unidos; porque la unión hace la fuerza, y si no fíjate como se unen los capitalistas. Ellos lo hacen mejor que nosotros y tienen mejores resultados que nosotros.
        Si podemos atraer a las mujeres con algo que las atraiga, pues a nosotras el boca boca nos funciona muy bien, somos el mejor hilo de teléfono por donde pasan las noticias. Bueno, es una pequeña idea. ¿Qué te parece? Buenas noches.

    • amparo dijo:
      Hola, Jose: estos capitalistas son muy listos, más que los que dependemos de ellos, los currantes, claro. Hacen como los pescadores de caña, nos ponen una gambita y nos dejamos pescar .
      Y MIENTRAS EL CURRANTE MEDIO tenga un coche en su puerta y una hipoteca que medio pueda pagar, y a plazos en el Corte Inglés saque un crucero por el Mar Caribe creyendo que es rico… ¿Cómo podremos reunirnos todos y sacar el dinero de los bancos? ¡Ojalá pudiéramos hacerlo! Entonces el sistema capitalista se iría al traste.
      Pero mientras los currantes se crean que son medio ricos (clase media) eso no ocurrirá nunca. Cuando en 1917 estalló la Revolución Rusa, el pueblo estaba en la miseria. ¿Tenemos que acabar siempre en la miseria para encontrar los motivos de una revolución?

  6. Frankenstein digital dijo:
    “El auge del capitalismo del desastre”
    La doctrina del shock (2007) es la historia no oficial del libre mercado. Desde Chile hasta Rusia, desde Sudáfrica hasta Canadá la implantación del libre mercado responde a un programa de ingeniería social y económica que Naomi Klein identifica como «capitalismo del desastre».
    Describe cómo este capitalismo neoliberal y salvaje promueve “ataques organizados contra las instituciones y bienes públicos, siempre después de acontecimientos de carácter catastrófico, declarándolos al mismo tiempo atractivas oportunidades de mercado”. Esta doctrina tan perversa y malévola “trata de provocar un estado de shock que agote las defensas de los ciudadanos y facilite la aplicación de esas políticas antisociales, indiscutibles dadas las circunstancias. El ejemplo que todos conocemos –nos recuerda Pepe– es el del Chile del Pinochet, patio de operaciones de los Chicago boys de Milton Friedman. Sus antecedentes, que también muestra de manera elocuente Naomi Klein, los podemos buscar en esas prácticas psiquiátricas que a base de electroshocks, cócteles de drogas, y ciertas formas de tortura, producían en los pacientes una regresión que posibilitaba la experimentación de nuevas formas de conducta.”
    Responder

  7. Cidraque dijo:
    Hola he visto eso que has puesto en el Público del yate que se esta haciendo en secreto el principito en Nueva zelanda, y me ha llamado mucho la atención, he rastreado en el google en noticias, lo he puesto en ingles por si temas de censura y no he visto nada me dices tu fuente? Es que de ser así quiero enviarlo a mis amigos. Gracias y enhorabuena por el blog.
    Salud.
    Responder

    • Maese Sonoro dijo:
      Pues mira, Cidraque, lo he encontrado rastreando desde el “Sé lo que hicisteis” del día 23 de junio, y tirando del hilo hasta las mismísimas trincheras del enemigo: El Mundo y Libertad Digital. Éstos son los links:
      http://elmundo.orbyt.es/2010/06/22/elmundo_en_orbyt/1277236125.html
      http://www.libertaddigital.com/el-candelabro/el-barco-secreto-del-principe-felipe-1276395810/
      De todos modos, con yate secreto o sin él, la Casa Real es un pozo sin fondo de dinero público y de enriquecimiento de la familia Borbón a través del tráfico de influencias. Además, es una institución anacrónica y antidemocrática por definición. A estas alturas de milenio, ¿no deberían ya dejarnos elegir democráticamente qué jefe del estado nos roba la pasta?
      Gracias por tus ánimos, compañer@.

  8. miguel dijo:
    He leido los comentarios anteriores desde vuestro comentario recortable hasta lapidus,. y en ninguno de ellos he visto presentar un comentario dando soluciones economicas, porque? se cita con frecuencia a Carlos Mark, para mi el primer hombre que se sepa que puso en la Historia la primacia del valor economico en el hombre. No es poco.
    Ah, ahora viene la jodida palabras de capitalilstas, que en realildad no dice nadas, aun que sus consecuencias si lo son.
    Pues bien mi comentario es porqué las personas preocupadas por la clase obrera, digase su mejora, no nos dedicamos a presentar propuestas económicas que luchen y venzan a las empresas “capitalistas” la mayoria. (por lo menos el 80%) y como, lo explico en 5 lineas.
    Porque no hacer unas cooperativas de producción, de consumo, de crédito, de enseñanza, de vivienda, hechas por, para y con el pueblo. Y se pueden hacer, y tienen exito, y no aceptan los “tiburones” de las Empresas y sus
    Soc. Anónimas, Limitadas, o como se presenten. No acepten la explotación del hombre por el hombre, cada persona tiene un voto, los retornos -beneficios- si los hay se reparten en proporción al trabajo y /o al consumo, y sobre todo esta compuests de personas que libremente aceptan las Coopertivas. principio fundamental que se denomina “la puerta libre” P/ entrar o salir. Y ademas de dejar unas reservas p/ seguir la empresa, una parte de sus retornos se dedican al entorn o en donde se encuentran, p/ fines sociales. Tambien pagan impuestos.

    En una posterior proclama indicaré como se puede plasmar todo que naturalmente tiene su dificultad.
    Entre tanto mi agradecimiento por el contenido y mi saludo cordial,
    Responder

    • federico dijo:
      te recomiendo que leas a Hölderlin y Heine,dos poetas alemanes anteriores al Capital, que como sabes no se escribio en Londres, sino en Berlín, como sabes los huesos de los muertos siempre tienen ubicaciones de expatriados.Hobbes y el positivismo inglés tambien son buenas lecturas para comprender el momento actual,y si lo prefieres las colecciones de novela negra de Vazquez Montalban.!Ah, tambien Dvorak aporta algo de tranquilidad al desasosiego del verano
      Responder

      • tonyoolive dijo:
        Buenas recomendaciones federico. De hecho hay un excelente trabajo -difícil de encontrar- de Fco. Fernández Buey titulado “Marx leyendo a Hölderlin” que es tremendamente interesante. De la serie “Carvalho” de nuestro añorado Vázquez Montalbán nada que añadir, excelente. Hobbes es un clásico y por el hecho de serlo, ya merece ser leido. Discrepo un poco de la sugerencia del positivismo inglés.
        En cuanto a la ambientación Dvorak, vale. Pero también valen otras muchas más cosas.
        Un saludo

  9. LURDES dijo:
    Sobre las huegas, creo que van a ser un fracaso. Lo ha sido una y es posible que lo sea la otra.
    Creo que en general tenemos la conciencia clara que los gobiernos no pintan nada en este sistema, se convierten en auténticos títeres en manos de estos desalmados.
    El problema para mí es ¿donde está la izquierda?. Parece que ha desaparecido, y la que aparece se enzarza en peleas con el gobierno cuando yo, sinceramente,creo que no tiene ningún margen de maniobra y que las entidades financieras tienen tanto poder que pueden hundir a un país sin ninguna consideración.
    También creo que tenemos más poder del que creemos. Veáse cómo el 11 M ganó el soe, cuando dos semanas antes era claro vencedor el pp.
    Yo en mi entorno, y sé que no es para un estudio sociológico, la gente está muy cabreada, pero lo que quieren es que paguen los que lo han hecho y yo estoy en esa linea.
    Para mi las actuaciones tienen que se contra la banca, financieras, que una huelga no les hace nada, pero por poner un ejemplo, ¿que pasaría si todo el mundo sacara su dinero de los bancos?.
    Es cierto que yo no sé mucho, pero una cosa tengo clara,la movilización tiene que ser en base a ún objetivo claro, quien ha creado este follón y quienes lo siguen sustentando.
    Actuaciones imaginativas, ya veís que yo no las tengo, pero seguro que sí hay quién las tenga.
    Tenemos el ejemplo de Grecia, ¿cuantas huelgas han hecho? ¿de qué les ha servido?
    Responder

    • federico dijo:
      estoy de acuerdo que las huelgas lo único que persiguen es cargarse algún ministro y la orientación del gobierno,solo los lideres políticos tienen la tarta en sus manos y la reparten como mejor pueden. La pregunta que nos hacemos todos es cual es el resultado de la convocatoria.Los medios estan claramente definidos y persiguen sombras,son los hijastros de la madre patrial y las industrias que los subvencionan, entre ellas las mafias de la prostitución y las armas.¡Con la iglesia hemos topado,camarada!
      Responder

      • Maese Sonoro dijo:
        Los efectos de las huelgas, Federico, además de “daños colaterales” como puedan ser cambios de carteras ministeriales, pueden ser otros, algo más profundos.
        Si las Clases Trabajadoras comienzan a movilizarse de forma generalizada, cabe la posibilidad de que más de uno abra los ojos, salga de la caverna platónica en la que los medios de comunicación (financiados por la Patronal) nos han metido, y recupere la conciencia de clase. Y si el movimiento se mantiene, ese “más de uno” podría transformarse en muchos.
        Porque lo que la Clase Trabajadora necesita en estos momentos, más que nunca, es unidad, conciencia y acción coordinada ante este brutal ataque a nuestros derechos, conquistados con sangre, sudor y lágrimas y que ahora estamos perdiendo a una velocidad pasmosa.
        Así que, además de alcanzar o no objetivos concretos, creo que debemos ver en la futura huelga general (así como en la del Metro de Madrid y todas las que, actualmente, estallan en diversos lugares de España) el MÉTODO para reorganizarnos, plantar la pica y comenzar, de nuevo, a combatir al Capital. Nos hace muchísima falta. Nos va la vida en ello.

  10. yes dijo:
    Ideal de sociedad según Lenin:
    La sociedad entera se habrá convertido en una sola oficina y una sola fábrica, con igualdad en el trabajo y en la remuneración
    V.I. Lenin 1917

    Y la consecuencia:
    En un pais donde el único patrono es el Estado, la oposición significa la muerte por consunción lenta. El viejo prinicipio “el que no trabaja no comerá” ha sido reemplazado por uno nuevo: eel que no obedezca no comerá.
    Leon Trotsky 1937
    Responder

  11. Raine dijo:
    El sistema esta podrido, nada nuevo. Se está llegando a un punto en el que podemos ver como todo funciona mal en las calles, en los medios de comunicacion, en nuestra propia casa. Estamos viviendo una degeneracion continua sentados comodamente en nuestra silla, sin pensar mucho, porque en realidad nos asusta demasiado lo que se nos viene encima. No somos más que carne de cañon para ellos. Todos y cada uno. No somos mas que fanaticos obsesos, el pobre pato engordado sobre la mesa en la comida familiar, niños solitarios y desgraciados que inventan un mundo en el patio de recreo. Fieles a ellos, a sus bancos, a sus compañias telefonicas, armamentísticas. Nos dan esos caramelos agridulces y nos callamos la puta boca, y los seguimos amando dia a dia. Después de tanto tiempo nos han echo creer que no podemos escapar. Porque ellos son nuestros dioses, y manejan nuestras vidas a placer, claro. Porque no existe otra vida mas que la que ellos dictan, esa que lleva siglos siendo representada, la misma pelicula, el mismo guión que deja ese mal sabor de boca, ese ¿para que? ¿por qué?
    Y la caida será lenta. Ya lo tienen pensado. Será tan lenta que ni siquiera nosotros, que somos conscientes de su mal, podremos mover dedo alguno. No nos daremos cuenta, y un dia, de aqui a unos años, miraremos a nuestros alrededor y veremos que no queda nada por lo que luchar.

    Quiero creer que aun estamos a tiempo.
    Responder

    • jose dijo:
      Creo que el sistema capitalista esta muerto. Las soluciones que estan adoptando es para intentar reavivar la mortaja del sistema, durara algo mas, con mas pena que gloria(por decir algo), pero la gente palpara mas la crisis y ante la necesidad ya no podremos estar callados. Las armas las tenemos nosotros DESPRENDAMONOS DE LO INUTIL, NO FAVOREZCAMOS EL CONSUMISMO, QUE EL SISTEMA SE CAIGA POR SI SOLO PARA REINVENTAR ENTRE TODOS UNO MAS JUSTO. Y no olvidemos que estamos en una GUERRA TOTAL DEL CAPITALISMO CONTRA LOS SISTEMAS SOCIALES EN EUROPA. El capitalismo quiere dominar el planeta y no se pueden permitir que en Europa haya paises que dispongan de amplios sistemas de cobertura social.Creo que el 29 de septiembre tendremos que estar todos en la calle gritando contra el capitalismo, informando a todo el mundo de lo que nos quieren imponer y exigir un cambio poliltico en las instituciones europeas.
      No podemos decaer y pensar que no hay solucion, porque nuestros abuelos y bisabuelos a principios del siglo XX lo tuvieron peor y lograron la semana de 40 horas con muchos muertos a la espalda, no les defraudemos.
      Responder

  12. Pater Familiae dijo:
    La HUELGA DE FUNCIONARIOS ha sido un éxito. Empiezan a caer los siete velos y la lucha por mantener la simple subsistencia empieza.
    Zapatero y los Sindicatos están cerca del divorcio, los medios ya no tratarán a Méndez con la reverencia de un ministro. La unidad de acción entre CC.OO y UGT. pasará malos ratos, si puede mantenerse.
    Hoy mismo Zapatero en el Congreso plantea el adelgazamiento de la Administración del Estado, o sea el engorde del Mercado, ¿Nace otro líder NEOLIBERAL?.
    Zapatero es un embustero que se entusiasma con sus mentiras, es más peligroso que la Gripe A.
    Responder

    • tonyoolive dijo:
      Coincido con mucho de lo que planteas.
      Zapatero es lo que es, y su partido, tanto parejo. Hace la única política posible dentro del sistema, máxime si tenemos en cuenta que la política ya no se decide en Madrid, sino en Bruselas.
      No estoy de acuerdo en lo de la huelga de funcionarios. No creo que el éxito de una huelga venga marcado por porcentajes, si no en su incidencia real. Además, si está previsto una huelga general, fue un error estratégico plantear una huelga sectorial.
      Salud.
      Responder

  13. bruno dijo:
    ¿Recordáis cuando no hace mucho tiempo el “mantra” liberal era:”lo más valioso de las empresas es el Capital Humano:los trabajadores”?.
    Tal vez por eso es de lo primero que se “libran”no ya cuanod”pierden”,sino cuando simplemente no ganan lo esperado.
    Odio el sistema capitalista.

    • Lapidus dijo:
      Pues lo más paradójico, Bruno, es que los capitalistas pretendían “dorarnos la píldora” con la verdad: Porque lo más valioso en el proceso de producción capitalista es, precisamente, la fuerza de trabajo.
      ¿Se saca beneficio de la materia prima? No, porque vale igual para todos. ¿Se saca beneficio de la venta de la mercancía? No, porque el precio de mercado es el mismo para todos. ¿De dónde, pues, extrae el capitalista su beneficio, su plusvalía? Única y exclusivamente de pagar (mal) la fuerza de trabajo. Es decir, de pagar (mal) al “Capital Humano”. O lo que es lo mismo, en terminología marxista, de reducir el “Capital Variable”, que es la pasta destinada a salarios.
      Asi que claro, si hay pérdidas, ¿qué pueden hacer nuestros “creadores de empleo”? ¿Reducir precios? No, porque tendrían más pérdidas. ¿Comprar materias primas más baratas? Tampoco, su valor es el mismo para todos. Luego sólo les queda reducir nóminas.
      En definitiva, y aunque pueda resultar muy chocante de leer, los capitalistas son tan esclavos del sistema como los trabajadores. Un “buen capitalista” llevaría a su empresa rápidamente a la quiebra, y con ella todos sus trabajadores acabarían en el paro.
      Por eso, como muy bien remarcas, lo odioso no son las personas, sino el mismo concepto de “sistema capitalista”…
      Responder

      • Eduardo dijo:
        Entonces Diaz Ferrán ha demostrado ser uno de los mejores capitalistas que existen y digno de tener el puesto de que tiene representando a todos los suyos.

    • Lapidus dijo:
      Una explicación más extensa y exacta de lo anterior la tienes en un texto de Carlos Fernández liria que hemos colgado en este mismo blog. Se llama “En ausencia del hombre” y te dejo aquí los enlaces:
      https://kmarx.wordpress.com/2010/03/22/carlos-fernandez-liria-en-ausencia-del-hombre/
      https://kmarx.wordpress.com/2010/05/07/carlos-fernandez-liria-%e2%80%9cen-ausencia-del-hombre%e2%80%9d-ii/

      Es un ensayo verdaderamente interesante, porque destripa los intríngulis del sistema capitalista, apartando las hipotéticas (y falsas) influencias humanas en la marcha de la Economía.

    • tonyoolive dijo:
      Hola Bruno.
      Efectivamente, de mantras vive el liberalismo. Y como no va a ser importante “el capital humano”, si de el se extrae la plusvalía.
      Coincido plenamente contigo, odio el capital.
      Responder

  14. Pater Familiae dijo:
    ¿Los votantes que dieron su voto al PP. o al Psoe., se han percatado que es el Fondo Monetario Internacional, que no ha sido democráticamente elegido, el que gobierna en España y en la U.E.?
    Responder

    • tonyoolive dijo:
      Así es. No solo el FMI no es democrático ni responde a criterios democráticos. El Banco Central Europeo y otras tantas instituciones “disciplinadoras” (perdón) de la clase trabajadora.

  15. MANUEL dijo:
    Socialista, Marxista o Comunista es tener muy buena ideologia, pero si la idea de todos es ser más rico, que pasa con estos idealistas un poco contadictrorio no !
    Responder

    • paisero dijo:
      ¿en que consiste la contradiccion?
      Se trata de que ricos, seamos todos.
      O al menos que nos alcance a todos para vivir bien.
      Tal vez quede cuestionada esa idea de ser ‘mas rico’.
      ¿mas?
      – que ¿qué?
      – que ¿quien?
      – ¿para que?
      Se trata de ser ‘lo suficientemente rico’ si quieres usar la palabra ‘rico.
      Con esos basta.
      Y no algunos a costa de otros.
      Esa es la idea a desechar.
      NO UNOS A COSTA DE OTROS.
      ¿se entiende ahora?
      NO se trata de ‘pasar hambre todos juntos.
      se trata de ‘todos juntos, vivir bien’. Lo mejor que se pueda… 🙂
      Responder

  16. JuanMa Replicante dijo:
    Se puede decir más alto pero no más claro. Ánimo y siempre adelante compañeros.
    Responder

    • Lapidus dijo:
      ¡Gracias por los ánimos, Replicante! Nuestro objetivo es ése precisamente: Que los contenidos de esta página gusten y, por encima de todo, que inciten a una profunda reflexión acerca de la barbarie que supone el funcionamiento del modo de producción capitalista. ////))))......


(( Rusia 1917: ¿Revolución o contrarrevolución?

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Actividad en torno a exposiciones críticas y debate colectivo sobre el proceso ruso de 1917 ¿Revolución o contrarrevolución?:
¿Qué fue la revolución rusa, además de uno de los acontecimientos que forjaron el mundo moderno? ¿Qué fue la revolución de los soviets, y qué es lo que produjo? "Socialismo real, dictadura comunista, Estado obrero degenerado, capitalismo de Estado...". Con estos términos la política del último siglo ha querido entender ese proceso histórico, o bien impedir que se lo entienda. Lo que nos estamos preguntando es si esos términos permiten comprender el espíritu de aquel cataclismo social, la política que lo encauzó, la razón que hizo de él un mito y la ideología que lo sigue mistificando. A cien años de la revolución rusa, ¿sigue siendo ésta el "faro que guía la lucha por la emancipación social", o es en cambio una de las boyas que nos señalan lo lejos que aun estamos de nuestro objetivo?
Bibliografía recomendada (algunos de estos textos inspiraron algunas de las exposiciones. Todos se pueden descargar de internet):
Jacques Camatte
Community and Communism in Russia (1974)
Jean Barrot
Notas para un análisis de la revolución rusa (1968)
El renegado Kautsky y su discípulo Lenin (1973)
Grupos Obreros Autónomos
Notas para un análisis de la revolución rusa (1971)
Grupo Comunista Internacionalista
La contrarrevolución rusa y el desarrollo del capitalismo (2009)
Amadeo Bordiga
Lecciones de las contrarrevoluciones (1951)
Pierre Guillaume
Ideología y lucha de clases (1977)
Philippe Bourrinet
La izquierda comunista de Italia (1999)
Los Consejos Obreros en la teoría de la Izquierda Comunista holandesa y alemana (1990)
Victor Serge
El año 1 de la Revolución Rusa (1930)
Paul Mattick
Bolchevismo y stalinismo (1947)
Simon Pirani
The Russian Revolution in Retreat (2008)
Marcel van der Linden
Western Marxism and the. Soviet Union. A Survey of Critical Theories and Debates Since 1917 (2007)
Neil C Fernandez
Capitalism and Class Struggle in the USSR. A Marxist Theory (1997) /////.....





Luciano Medianero Morales
1 d
Saludos de Lmm,...málaga :
SOBRE LAS TEORÍAS DE LA REVOLUCIÓN PENDIENTE Y LA CRISIS DEL MARXISMO EN LA DÉCADA DEL 80 - Y HASTA NUESTROS DÍAS, JULIO DE 2.002. ( Y algo se expone, para ver hasta 13/9/2.020. )

Lmm; expongo valorar globalmente las rr.ss. de producción, circulación, y distribución,...la lucha de clases incipiente a nivel planetario y la política económica de la tecnoplutocracia y oligarqía mundial con implementación del capital imperialista interplanetario,...donde pasan de más de la mitad de la humanidad, y que serán genociadas de variadas maneras,...covid-19,...y centenares de enfermedades infecciosas predeterminadas,...los que estáis organizadores debéis decidir,..¡¡¡??¡¡¡.
Según mis conclusiones, la OTAN y Capitalismo Mundial en proceso en las décadas del 70-80 eran cosas políticas de la misma realidad; iban parejos.
Lo que distorsionaba era, la URSS, los Países de Europa del Este ( Pacto de Varsovia ), China, y países satélites como Vietnam, Laos, Camboya.
Este error de análisis, y la teoría en la aplicación de la Revolución Socialista en el Estado español, son lo principal.
Se partía de dos bloques, que en realidad eran capitalistas, y que se podía hacer la Revolución Socialista sobre países concretos, CUANDO ESTO NO ERA POSIBLE... Ningún bloque capitalista, iba a permitirlo. Entre ellos se competían, pero se arreglaban, contra la lucha del proletariado.
La revolución tiene que ser global, como global es la Clase Imperialista Dominante, QUE ES MUNDIAL; algo fraccionada pero antes técnicamente aliadas, y ahora realmente aliadas; CON LA NUEVA OTAN, DONDE ESTÁN LAS GRANDES POTENCIAS, lideradas por USA, ( UE, RUSIA, CANADÁ,... JAPÓN...). El Todocapitalismo está liderado por LA PLUTOCRACIA MUNDIAL MILITARIZADA... LA OTAN, puede actuar en cualquier parte del Planeta, para luchar contra los pueblos y movimientos revolucionarios; y para poner orden imperialista mundial centralizado y piramidal; como son los casos de las intervenciones últimas en Yugoslavia, Afganistán, Irak,... La OMC, BM, FMI, ( Parece que sobre 82-83, se crea el I.F.I., DE LA GRAN BANCA PRIVADA GLOBAL,...Y PUBLICA, CON ORGANISMOS OFICIALES DE CRÉDITOS, DE INVERSIONES AL DESARROLLO,...SON EN LA ACTUALIDAD SOBRE UNOS 500 ENTIDADES,...Y EMPEZARON ALGO SOBRE UNAS 30,...Datos de la máquina ¡¡; -- 13/9/2.020. Lmm. ) son organismos e instituciones de esta Clase Imperialista Mundial; -- Aquí se ve perfectamente la joint venture privado-público con capital financiero,...esto es el multicapitalismo,...el explotador y el expropiador-represor,..., podríamos decir,...¡¡. : a fecha de 13-9-2.020 :
Miembros[editar] wikipedia. -- 13-9-2.020 --.
El Instituto de Finanzas Internacionales es la asociación mundial de la industria financiera, con cerca de 500 miembros de 70 países. Estos miembros incluyen la mayoría de los bancos comerciales y bancos de inversión más grandes del mundo, un número creciente de compañías de seguros, y empresas de gestión de inversiones. Entre sus miembros asociados hay empresas multinacionales, compañías de exportación-importación, agencias de crédito a la exportación y agencias multilaterales. ----////....

Pensando en los conflictos interimperialistas, no nos fijábamos en que ella se autorresponsabilizan, para luchar contra la Humanidad. Pensando en la imposibilidad del gran y único monopolio mundial, y en los conflictos entre fracciones imperialistas dominantes, no vimos la formción de la Clase Imperialista Mundial... No vimos bien, el papel real de la Trilateral,... Decíamos algo sobre el Gobierno Mundial en la sombra, sobre la OTAN como estructura mundial capitalista y seguíamos con la revolución socialista por países... Teoría oficial del M-L y practicas posteriores, en China, Vietnam, Camboya,... Veíamos posible esas revoluciones, pero no sus caídas y vuelta al sistema Impericapitalista,...Sabíamos lo de la URSS, pero no lo relacionábamos con la imposibilidad de esta construcción si no se deba en más países.


Se confundió revoluciones nacionalistas, populares, y de pequeña y media burguesía y burguesías antiimperialistas, con la construcción del Socialismo... Esta construcción en realidad fue Capitalismo de Estado, burocrático, estilo Prusiano, antiproletario y antipopular... Aunque se basaran en estas fuerzas sociales. El proletariado y el campesinado, no tienen realmente el poder político-económico; lo tienen otras clases burguesas en nombre de él, siendo al final, las clases trabajadoras dominadas, oprimidas y explotadas; no solo por esas burguesías, sino también por los imperialistas. La Nueva Revolución es Mundial de la Humanidad, total; y ellas las protagonistas sin delegar...//....nota : Seguiré editando-reproduciendo en el blog revolución de la humanidad, trabajos archivados, que tengan bastante importancia táctico-estratégico,...y que sean de actualidad,...que tengan vigencias,...y no superados por las nuevas coyunturas,...¡¡¡¡¡¡. Ver más, lukyrh.blogspot.es Lmm.

IZQUIERDADIARIO.ES
Los supermillonarios españoles multiplican sus fortunas en medio de la pandemia y la depresión económica  ////)))))).......
Los superricos españoles ven incrementar sus fortunas en 19.200 millones de euros entre mediados de marzo y principios de junio, mientras la economía en el Estado español sufre una debacle histórica asolada por la pandemia. En este contexto el Gobierno “progresista” de PSOE y Unidas Podemos ...
Los superricos españoles ven incrementar sus fortunas en 19.200 millones de euros entre mediados de marzo y principios de junio, mientras la economía en el Estado español sufre una debacle histórica asolada por la pandemia. En este contexto el Gobierno “progresista” de PSOE y Unidas Podemos ...

Lmm.

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