VEAN EL FINAL,...ES SOBRE B. GATE,...¡¡¡¡.
MARTES, 12 DE AGOSTO DE 2014 // revolución de la humanidad.
CATEGORÍA,...- CONCEPTO CLASE OBRERA- ,( texto actualizado ¡¡. ) CLASE PROLETARIA Y PROLETARIADO REVOLUCIONARIO,...¡¡.
LA VIDA POLÍTICA PROLETARIA,....
CUANDO SE DEBE DECIR CLASE OBRERA O CLASE PROLETARIA?,...¡¡:
LA LUCHA DE CLASES LLEVA AL COMUNISMO,...Y ÉSTE POR NECESIDAD SOCIAL-DE LA HUMANIDAD: ESTA ES LA TESIS PRINCIPAL DEL MARXISMO,...EN FUNCIÓN DE QUÉ, ÉSTE ANALIZA LA SOCIEDAD, EL M.H. Y SU PERSPECTIVA, M.D. ( al menos lo entiendo así,...porque he estudiado variadas materias y marxismo, la lucha de clases,...y la perspectiva de futuro,...y he elaborado crítica a la economía política,...al capi-imperialismo,... SU DESARROLLO,...Por esto he elaborado teoría,...se le puede llamar marxista,...da igual,...pero es mi teoría,...que es el resultado de la vida de la Humanidad,...); todo con todo, es de todo,...todo cambia, no hay tiempo, no hay espacio,...la vida es vida,...no se acaba, se transforma,...hasta que la misma se acaba,...por ejemplo en este Planeta desaparecerá,...casi de la misma forma que surgió,...¡¡¡ ¿ y cómo surgió,...?.;- por ello no existe la muerte,...como se suele entender,...todo es cambio y transformación,...¡¡; pregunten a los biólogos,...por ejemplo,...a los paleontólogos,...ENTREN EN SIMBIODIVERSIDAD,...DE AGUSTÍN ANTÚNEZ CANALES, PROFESOR DE LA U.M.A.,...CREO QUE DESPEDIDO DE LA MISMA POR SUS IDEAS, ACTITUDES Y "CIERTA LOCURA,..."¡¡. Nota: Este amigo mío, falleció hace unos años,...¡¡.
NOTA ACLARATORIA DEL EDITOR DE ESTE BLOG. LMM- LUKY DE MÁLAGA: HOY DÍA 17 DE ABRIL DE 2.020, ME HE DADO CUENTA DE QUE ESTE ARTÍCULO MÁS ABAJO QUE REPRODUZCO, NO LLEVABA EL NOMBRE DEL CORRESPONDIENTE AUTOR, QUE ES MARIANO CIAFARDINI; EL NOMBRE DEL BLOG, ESTÁ UN POCO MÁS ABAJO,...PIDO MIL PERDONES, YA QUE NO TENGO INTENCIÓN DE "SAQUEAR" A NADIE,...¡¡. Perdón de nuevo.
texto mandado a mariano ciafardini: Se ha guardado su comentario.
NOTA ACLARATORIA DEL EDITOR DE ESTE BLOG. LMM- LUKY DE MÁLAGA: HOY DÍA 17 DE ABRIL DE 2.020, ME HE DADO CUENTA DE QUE ESTE ARTÍCULO MÁS ABAJO QUE REPRODUZCO, NO LLEVABA EL NOMBRE DEL CORRESPONDIENTE AUTOR, QUE ES MARIANO CIAFARDINI; EL NOMBRE DEL BLOG, ESTÁ UN POCO MÁS ABAJO,...PIDO MIL PERDONES, YA QUE NO TENGO INTENCIÓN DE "SAQUEAR" A NADIE,...¡¡. Perdón de nuevo.
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// "" La crisis del capitalísmo y la lucha de la clase obrera en la globalización
Introducción
La Clase Obrera de la globalización. http://marianociafardini.blogspot.com/p/la-crisis-del-capitalismo-y-la-lucha-de.html
Se ha difundido, demasiado, la idea de que ya no tendría sentido hablar de algún rol político o social de la clase obrera, como tal, en los tiempos de la globalización, toda vez que ésta habría desaparecido (¿..?), o, sufrido metamorfosis tales, que no permitirían identificarla como un colectivo de incidencia económica, y por tanto política, en los términos en que si lo fue hasta fines del siglo XX,
Es cierto que el impacto del neoliberalismo globalizado afectó profundamente las formas de lo social y lo político en el mundo y, con ello, también a las clases sociales y particularmente a las clases populares y trabajadoras.
Efectivamente ha habido cambios en la situación de la clase obrera a nivel mundial, en su distribución territorial, pero, también, en lo que hace a su estructuración, composición, integración y relación con las demás clases sociales y, sobre todo, en su posición ideológica y política.
Todo esto presenta variaciones de acuerdo a los distintos momentos y lugares. Pero, ¿significa ello que la clase obrera haya desaparecido como sujeto político, o que se haya alterado su jerarquía revolucionaria como clase líder de los grandes cambios sociales en la derrota del capitalismo y la construcción de una nueva sociedad?
Desde una perspectiva verdaderamente marxista, que es la única que consideramos válida para este tipo de análisis, la respuesta es obviamente negativa.
Sin embargo desde posiciones seudo marxistas, o desde cierta creatividad teórica con basamento en lo que alguna vez dio en llamarse "marxismo crítico", o marxismo "occidental", o directamente de teorías que se asumen como neo-marxistas o, como no marxistas, pero anticapitalistas, y que aportan a ese ubicuo y difuso movimiento teórico autodenominado postmodernismo, se ha pretendido que el concepto de clase obrera no sirve ya más para definir al sujeto histórico, en tanto que serían otras las fuerzas o energías del cambio mucho más abarcativas de un todo social en el que se diluyen las diferencias de clase.
En primer lugar hemos de decir que el marxismo nunca negó que otras clases o sectores sociales hubieran de participar activamente en la acción revolucionaria. Es más, incluso lo afirmó como una necesidad. La cuestión a discutir no es la de si resulta positivo o no, para la revolución mundial, que "la multitud" o los movimientos sociales, o los grupos de protesta que se generan espontáneamente, por todas partes, o las minorías, se expresen y luchen, aún aislada y pasajeramente. Todos estamos de acuerdo en que todo ello es importante. Pero lo que se discute ahora, como siempre, respecto del cambio verdadero, del cambio material del sistema que oprime, es de qué manera las luchas se pueden constituir en una alternativa real al sistema, con poder real destructivo y constructivo, que defienda efectivamente las conquistas obtenidas por las clases subalternas y ayude a aumentarlas hasta lograr la desaparición de la explotación y la exclusión. Y, cuando se ponen las cosas en esta perspectiva, no solo aparece la cuestión de la política real, en la que la lucha de clases esta omnipresente, sino que se advierte, con claridad, la dimensión que tiene la intervención de la clase obrera, como movimiento real de obreros y trabajadores de carne y hueso, en esta disputa.
Es decir que los intereses de la clase, no sólo están presentes claramente en los nodos de las contiendas políticas nacionales e internacionales y, particularmente, en la síntesis global de la conflagración entre una producción material dependiente de la especulación financiera y la acumulación, o un sistema económico y financiero internacional al servicio de una producción y reproducción racional de la vida material, sino que se ve cada vez con mayor nitidez que esas contradicciones no han de resolverse favorablemente para la clase ( y por lo tanto para la humanidad toda) sin el aumento determinante de la participación en esta lucha de los obreros industriales y los trabajadores de los servicios directamente vinculados a la industria, a través de sus sindicatos, asociaciones gremiales y partidos políticos que más los representen.
Transformaciones de la clase obrera
El campo y las formas de acción de la clase obrera, como clase revolucionaria, se han transformado con la globalización.
Sólo echando una mirada a la distribución geográfica puede decirse que ,como producto de un proceso que nace en los intersticios del esquema imperialista del siglo XX (años 1970/80), de países industrializados (imperialistas) y subdesarrollados (dependientes), las grandes concentraciones de clase obrera industrial y trabajadores, vinculados en forma directa con el aparato productivo , a partir de fines de la década de 1980, quedan distribuidas en un mosaico informe que puede sintetizarse, muy esquemáticamente, más o menos así: Una gran masa de obreros nuevos que se forma en China, India, y otros países mas pequeños del sudeste asiático, proveniente de sectores campesinos que se incorporan a la industria y los servicios, sectores económicos de gran desarrollo en esta área mundial. Una masa más reducida y estable de obreros de los países de Europa Occidental, Canadá y EEUU, contenidos e incluidos socialmente, con elevados ingresos y condiciones laborales, sociales y de consumo relativamente excepcionales (respecto de lo que han sido los niveles históricos en esos rubros para la clase). Sectores estables de clase obrera en los países del Este Europeo y la ex Unión soviética, con ingresos fuertemente disminuidos y condiciones desmejoradas. Un semi-continente no industrializado y sumido en la marginalidad económica mundial, como lo es el África sub-sahariana, con la excepción de unos pocos países. Un mundo islámico con algunas situaciones similares a la africana, pero también con países relativamente poderosos y en algunos casos con grupos sociales de hiper concentración de riqueza, gracias a las enormes reservas petrolíferas. Y un continente latinoamericano con una clase obrera reducida, pero creciente, y grandes tasas de desempleo y sub empleo. Además, tanto desde África, como del mundo árabe e islámico, como así también de América Latina y el Caribe (especialmente de México y Centroamérica, se produce permanentemente una gran corriente inmigratoria hacia EEUU y los países de Europa Occidental, con trabajadores que van a ocupar puestos laborales, principalmente en los sectores más bajos de los servicios, aunque también en puestos, no calificados, de la industria y la construcción. Un análisis claramente demostrativo de cómo todos los cambios que se han producido en el mundo del trabajo no sólo no han reducido la clase trabajadora sino que en muchos aspectos (incluído el numérico) la han aumentado es el de Harman y Callinicos 1
La presión del esquema internacional neoliberal del capitalismo financiero apunta en los inicios de la globalización a una mayor concentración de la riqueza, a generar la fabricación masiva de productos en países con bajo nivel de salarios, a mantener a los obreros de los países centrales con un buen ingreso relativo y a contener por la fuerza a las masas subocupados, desocupadas y migrantes en busca de empleo.
Todos estos cambios, objetivos y subjetivos, que se producen con el avenimiento de la globalización a fines de 1980, son, para la clase, aunque de distinto orden, de la misma magnitud cuali-cuantitativa que los que se produjeron en el salto del capitalismo de libre competencia al capitalismo monopolista de estado (imperialismo), a fines del siglo XIX.
Es importante ver, entonces, cuales son las formas en que la clase retoma, ahora, ya promediando la globalización, una iniciativa, que no va a repetir las formas clásicas de lucha de la etapa del imperialismo, ni las anteriores, de la etapa del capitalismo salvaje, sino que ha de ser, dialécticamente, una suerte de síntesis de las estrategias de lucha anteriores.
Las etapas del capitalismo
De este modo, hoy, para la lucha por el socialismo, vuelve a ser imprescindible la correcta caracterización de la época y, por tanto, la necesidad de retomar la cuestión leninista de las etapas del capitalismo. Mucho tiempo ha transcurrido desde el ensayo de Lenin sobre el imperialismo como etapa superior del capitalismo, lo que obliga a la actualización de su tesis a partir de las mismas premisas marxistas con las que él llega a "descubrir" la existencia de etapas en el proceso capitalista como un todo.
Desde un enfoque ciertamente materialista histórico, proponemos una hipótesis de las etapas capitalistas, diferenciándolas entre un capitalismo inicial, que dura hasta fines del siglo XIX, una etapa imperialista, que dura hasta los años 1980 y una etapa de capitalismo globalizado, desde fines de los 80 hasta nuestros días y en la cual nos hallamos hoy inmersos.
Si se acepta esta hipótesis se puede, desde un punto de vista dialéctico, encontrar rasgos en la globalización que repiten de manera sintética los aspectos de las dos primeras etapas, en un movimiento de "bucle", de negación de la etapa anterior (imperialismo) la que, a su vez, es negación de la anterior (capitalismo inicial).
La globalización vuelve al capitalismo inicial, pero en una vuelta de espiral, que la pone en un plano superior a aquél y que incorpora aspectos centrales del la etapa intermedia. Este movimiento, en tríada, que constituye la esencia del pensamiento dialéctico, es inherente al enfoque materialista histórico, que (en términos muy sencillos) no es otra cosa que la aplicación de los principios de la concepción filosófica del materialismo dialéctico a la interpretación de la historia humana.
En este sentido, si el paradigma económico del primer capitalismo fue el liberalismo, que tiene su madurez teórica en Adam Smith, y que llega a su apogeo, en la práctica, con el libre comercio de la época del imperio neocolonial inglés del siglo XIX, la matriz económica, desde fines de 1980, es el neoliberalismo, y su sola denominación da, de por si, ya claros indicios de un cierto retorno sintético al patrón económico original en su forma "neo". Es decir una vuelta al libre juego de la oferta y la demanda de los mercados, pero en una versión de mercado global, y sin perder, los estados que comandan el proceso (particularmente EEUU), el sesgo de estado poderosamente intervencionista, típico de la etapa intermedia del imperialismo, sólo que la intervención ahora es siempre en auxilio de los grandes grupos financieros.
Paralelamente, en términos de forma predominante de reproducción del capital, si el primer capitalismo fue de sesgo comercial, en el sentido de tener su eje principal en el libre mercado de bienes y productos manufacturados, el segundo (imperialismo) fue productivo, industrial, de extracción directa de plusvalía, y diferencia en los términos del intercambio con los países dependientes, y , finalmente, la actual etapa de globalización (tercer capitalismo) es predominantemente financiera, en la forma de mercado libre global de capitales.
En la sucesión de etapas históricas de la edad moderno-capitalista, se hallan reproducidos los momentos de la dialéctica de la mercancía D-M-D de Marx en la fórmula más detallada D – M (FT y MP) P M' – D'-D'' donde FT es fuerza de trabajo, MP son los medios de producción y P el proceso productivo. Con lo que el primer capitalismo, de sesgo comercial, corresponde al momento inicial de la mercancía (D-M), el segundo (imperialismo), de sesgo productivo, al momento intermedio (MPM') y el tercero, la globalización, de sesgo financiero, al comercio de dinero (D-D'') . Así, desde la lógica dialéctica, el movimiento interno del elemento que constituye la piedra basal del sistema, determina la dinámica histórica del sistema mismo en su totalidad.
Por otra parte los sesgos de las etapas se hallan determinados por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas respectivas. Si lo que más se desarrolla, entre los comienzos del capitalismo y el siglo XIX, son los medios de transporte, tanto marítimos como terrestres, yendo desde las caravanas, cruzadas y "descubrimientos" de continentes, del inicio, hasta el barco a vapor y el ferrocarril decimonónicos, esto se condice con el desarrollo principalmente del comercio, lo que remata en el imperio comercial inglés del siglo XIX. La segunda etapa, industrial, respondió sobre todo al desarrollo energético de la electricidad y de la extracción petrolera y del acero, lo que permitió la industria de industrias en gran escala. Y la tercera, financiera, especulativa, se vio superestimulada por el desarrollo particularmente vertiginoso de las comunicaciones, (que permite millones de transacciones financieras en segundos), propio de la globalización.
Concluimos entonces en una nueva visión, desde el marxismo, que afirma la existencia de tres etapas en el capitalismo que podríamos llamar la mundialización capitalista (1300-1880), el imperialismo capitalista (1890-1980) y la globalización capitalista (1985….), visión que hemos desarrollado en trabajos anteriores2.
Los tiempos de duración de las etapas se acortan significativamente, de acuerdo a la dinámica del proceso histórico. Ello es entendible ya que esta dinámica está determinada por la velocidad de desarrollo de las fuerzas productivas que es cada vez mayor.
Las etapas del capitalismo en relación con el sujeto histórico
Si se acepta el transcurso progresivo del proceso histórico moderno-capitalista en etapas, de la forma en que lo proponemos, debe aceptarse también, desde una visión materialista y dialéctica, que el sujeto que está en la base del impulso histórico durante el capitalismo, es decir las clases populares y, centralmente, la clase obrera y los trabajadores en general, va sufriendo igualmente transmutaciones, tanto en su estructura interna como clase y como movimiento, como en los espacios socio-políticos en los que actúa.
De este modo, una es la clase obrera del primer capitalismo, el de la acumulación originaria y la competencia salvaje, otra es la clase obrera del imperialismo y otra la de la globalización. Sin dejar por ello de ser clase revolucionaria, transformadora e impulsora del proceso social, como lo es por definición, y sin dejar de ser el centro de todo el movimiento popular, cuya unidad y acción es imprescindible para la transformación mundial. Pero esos caracteres, propios de la clase, aparecen y se insertan en el movimiento social y político de distinta forma, según la etapa del capitalismo en que se encuentre.
La primera etapa (1300-1880) es de formación del capitalismo y, por lo tanto, también de la clase obrera. Esta se constituye definitivamente recién a mediados y fines del siglo XIX cuando, precisa y no casualmente, se desarrolla la teoría revolucionaria con Marx y Engels. Esta clase surge de los sectores más avanzados del campesinado en las luchas de los siglos XIV, XV y XVI como una proto-clase que se enfrenta tanto a la nobleza como a las burguesías nacientes que son aliadas entre si, avanza con el desarrollo del artesanado y los trabajadores de la ciudades en los siglos XVI, XVII y XVIII y está en el centro de las grandes revoluciones que son aprovechadas por la burguesía para desplazar definitivamente a la realeza y la nobleza de todo poder político, revoluciones que, en cierto sentido , son injustamente calificada como "burguesas", cuando la fuerza principal, que las hizo posible, fue, siempre y en todos los casos, la fuerza del pueblo que perseguía interese muy distintos de los de la burguesía triunfante. Finalmente, como dijimos, en el 1800 la clase obrera se constituye como tal, aunque, en sus intentos revolucionarios, ya claramente hegemonizados por ella mismo como clase (1830, 1848, y 1871), queda aislada de sus posibles aliados, principalmente el campesinado, y es derrotada por la burguesía que aprovecha esos triunfos para consolidar definitivamente su poder.
En la segunda etapa del capital (1890-1980), correctamente bautizada como "imperialismo", época de gran desarrollo industrial , también adquiere un grado de evolución superlativo el desarrollo y la organización de la clase obrera (principalmente de la clase obrera industrial) como clase revolucionaria, y avanzan muchísimos sus posibilidades de alianza con las otras clases populares. De este avance de la clase y sus alianzas surge el mayor logro de la clase obre del siglo XX que es la revolución rusa de 1917 y la constitución de un estado obrero: la URSS. Bajo el paraguas de ese estado obrero que se transforma, a pesar de los furibundos ataques del imperialismo, en potencia mundial, se pueden desarrollar múltiples movimientos revolucionarios y luchas de la clase obrera y los pueblos de todo el mundo, que, de otro modo, hubieran sido imposibles, como la revolución China de 1927-1950, la revolución cubana (1959), y la revolución vietnamita (1945-1975) repúblicas socialistas que continúan sus respectivos proceso hoy en día. También al calor de la existencia de la URSS y de estos movimientos revolucionarios, se produjo todo un levantamiento anticolonialista, independentista y de liberación nacional, en el denominado tercer mundo, que ha dejado profundas huellas en todos los continentes. En los países desarrollados el imperialismo, para neutralizar a la clase, debió conceder enormes privilegios y constituir aristocracias obreras, que integraran el comando único de la situación política social interna, junto con la gran burguesía, aunque, así y todo, no pudo evitar importantísimos conflictos huelgas y luchas de la clase y de sus partidos, en los propios patios internos del imperialismo.
Creemos que hablar de derrotas, tanto en lo referente a la clase obre de la primera etapa (paradigmáticamente el caso de la Comuna de Paris de 1971), como en el caso de implosión de los países socialistas de la URSS y Europa del este, en la segunda etapa , no es correcto teóricamente, desde el punto de vista marxista, ya que esos proceso jugaron el papel que tenían que jugar, con gran éxito, y se agotaron, precisamente, cuando el capitalismo tuvo, históricamente, la posibilidad de reciclarse en un nuevo modelo de acumulación, lo que estaba inscripto en su propio destino histórico, ya que ello es algo que depende del desarrollo de las fuerzas productivas y de la capacidad intrínseca del modelo para resolverlo sin extinguirse.
El capitalismo pudo, en las década de 1980 y 90, dar su último paso de transformación, a su última forma, que es la globalización financiera. Esto determinó el agotamiento de las formas de lucha de la clase obrera propias de la etapa anterior.
De lo que se trata ahora es de identificar claramente cuáles son las formas que ha ido adoptando el movimiento revolucionario desde el inicio de la globalización y el papel de la clase en ellas. Hay que hacer esto teniendo en cuenta que el capitalismo no tiene ya más salidas para avanzar en su forma de acumulación, ni para reciclarse en ningún otro sistema económico social superior, dentro de la lógica de los sistemas de explotación del hombre por el hombre. El ciclo triádico dialéctico se termina con ésta, la tercera y última etapa. Es por eso que se puede hablar ahora de un fin de época. Es un fin de época descomunal, porque resume, no sólo todo el capitalismo, sino toda la era de la lucha de clases. Es por ello que Fidel nos habla, con clarividencia, de una crisis "civilizatoria". Se está terminando toda una forma de la civilización, de violencia y explotación del hombre por el hombre, de miles de años. Se está terminando ahora y los tiempos históricos corren cada vez con mayor velocidad.
Este es un dato clave para enfocar correctamente el análisis del papel de la clase obrera y el movimiento revolucionario mundial hoy.
La lucha de la clase obrera hoy
Lo primero que saltó a la superficie, precisamente desde los inicios mismos de la globalización, fueron los movimientos sociales de los más marginados y castigados por el esquema neoliberal, desocupados, minorías marginadas y migrantes. Símbolos paradigmáticos de este tipo de movimientos iniciales fueron por ejemplo el Caracazo, venezolano, de febrero de 1989, o la aparición del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, en Chiapas México, en enero de 1994. Por otro lado, en, y desde, los países más marginados de la economía mundial y agredidos militarmente por la OTAN, se sucedieron y siguen sucediéndose acciones violentas de carácter bélico y diversos atentados, respecto de los que, a veces, el disparador está en los propios servicios de inteligencia norteamericanos. En ningunos de estos movimientos y acciones tuvo la clase obrera un papel relevante y en la mayoría de ellos ni siquiera ha estado presente.
Sin embargo, a medida que se desarrolla el proceso de la globalización, la clase obrera, en distintos países y regiones, va recuperando el centro del escenario de lucha. En este sentido, es necesario afirmar que los cambios que han impactado en la clase obrero no son sólo de índole de distribución geográfica, o de composición, o cambios en las formas de la actividad laboral, que los hubo y muchos, sino, también y consecuentemente, cambios en la actitud política y en el despliegue de la lucha por sus intereses.
Desde esta perspectiva, creemos que se puede observar una tendencia a la confluencia de los movimientos de la clase en una corriente definitivamente contraria a la globalización y financiarización del capital.
Antes que nada habría que hacer algunos breves reflexiones sobre la incidencia que ha tenido hasta ahora la clase obrera como tal en los distintos procesos que, desde los inicios mismos de la globalización, han ido enfrentándola, hasta llegar a constituir, hoy, bloques de posiciones políticas claramente enfrentados a ella.
En primer lugar debemos observar el proceso latinoamericano y del Caribe. Si hay un hecho premonitorio de las luchas populares en Latinoamérica contra la globalización ese fue el, ya mencionado, "caracazo" de 1989.Resulta altamente simbólico el hecho de que este levantamiento popular que puede ser considerado como el inicio de las luchas contra la globalización se sucede el mismo año en que Williamson escribió el documento base del llamado "Consenso de Washington (What Washington means by policy reform)", que es la base teórica de las políticas neoliberales para la región, y se dio el golpe militar en Panamá y la derrota electoral de la Revolución Sandinista en Nicaragua (febrero de 1990), dos hechos que importantes trabajos teóricos consideran como la culminación de la estrategia norteamericana de la "seguridad nacional", propia del imperialismo y el inicio de la "gobernabilidad democrática" en América Latina y el Caribe, monitoreada por Washington, propio de la globalización3. Este hecho insurreccional marca, además, el inicio de todo un proceso político y social en Venezuela que termina con el triunfo del comandante Hugo Chávez y su asunción del gobierno, en el que prosigue hasta hoy. Este ha sido un proceso importantísimo para la Venezuela pero, además, parta la región latinoamericana y del Caribe en su totalidad, y su influencia se ha hecho sentir en términos ideológicos pero, también, en términos económicos y políticos concretos.
Es cierto que en el inicio de este proceso, y en parte de su formación, el rol de la clase obrera Venezolana no fue central. Ello se debe a múltiples razones Entre las primeras está la de su poco desarrollo estructural sobre todo en los tiempos en que comienzan estas luchas populares en Venezuela. Sin embargo un factor muy importante en el desarrollo de estas luchas, sobre todo en el terreno de la ideología, ha sido, indudablemente, la proximidad de la Cuba revolucionaria. En este sentido debe reconocerse que las ideas que provienen de Cuba siempre tienen impregnado el espíritu de la ideología de clase, toda vez que el proceso cubano es un proceso socialista, afirmado en los principios del marxismo, adecuado a la realidad cubana y latinoamericana. Por otra parte, a partir del "caracazo" se inicia el proceso que, en primer lugar, con el intento de golpe de estado revolucionario de Chávez en 1992 y, finalmente, con su triunfo electoral de 1998, tiene a las masas populares como protagonistas y beneficiarias. Fueron justamente estas masas populares, y el creciente papel que jugó la influencia sobre ellas de los sectores obreros y trabajadores, que rápidamente se incorporaron al proceso y que se han ido transformando en el principal apoyo de la revolución bolivariana, lo que impidió el triunfo del golpe de estado reaccionario de 2002.
Pero, más allá del proceso venezolano, debemos centrar nuestra atención, también, en un proceso político nacional que ha aportado el peso político regional e internacional necesario para que las fuerzas antiglobalizadoras y antineoliberales se desarrollen en la región, que es el proceso político brasileño.
Indudablemente el rol más importante que ha jugado Brasil en Latinoamérica y aun a nivel mundial, desde el primer triunfo electoral del Partido de los Trabajadores con el liderazgo de Lula en enero de 2003, es el de favorecer la autonomía y el distanciamiento de América del Sur y América Latina y el Caribe de las fuerzas centrípetas de la globalización financiera. El peso específico de Brasil en la región americana, y, ahora ya, a nivel mundial, y sus alianzas estratégicas con China y Rusia en los BRICS, lo han convertido en un actor internacional significativo y, bajo la conducción del PT y sus aliados de izquierda, el país ha hecho jugar ese peso a favor de la autonomía de las naciones sur y latinoamericanas. Esto ha proporcionado un paraguas protector y un empuje a procesos como el bolivariano de Venezuela y el Alba, y los de Ecuador, Bolivia , Paraguay, Argentina , Uruguay y ahora Perú, todos los que, en medio de sus contradicciones, (más agudas en unos que en otros casos ) luchan, con mayor o menor éxito, por desarrollarse hacia formas políticas y sociales de mayor justicia social y democracia activa verdadera.
Las contradicciones no son ajenas al proceso brasileño, sin embargo, las líneas internas más progresistas de este proceso político, que ha sido tan importante para el movimiento regional antiglobalizador, se han generado y se sustentan en la influencia y el poder de movilización y organización de lo más avanzado de la clase obrera brasileña.
También en los otros países mencionados luego de algún quietismo o expectativa por las que atravesaran las clases trabajadoras más vinculadas a los procesos productivos, han ido, éstas, sumándose, con un apoyo cada vez más claro, a estos procesos de cambio y lo irán haciendo cada vez más, en tanto estos procesos se profundicen y converjan, más aún, con sus propios intereses de clase.
No escapan a este análisis las contradicciones existentes dentro de los propios movimientos obreros, fundamentalmente en mucho casos entre las corrientes de más avanzada y viejas estructuras de burocracia sindical, que existen tanto en la CUT brasileña como en la CGT argentina, pero no cabe lugar a dudas que lo que provee de base de sustentación a las líneas políticas internas más avanzadas , que impulsan la integración regional contra las fuerzas del capital financiero internacional y por la profundización de las medidas de justicia social y fortalecimiento de los estados, son los sectores más avanzados de una clase obrera que se renueva y avanza con el crecimiento económico de estos países.
Otro escenario en el que se puede observar el papel creciente y determinante de la clase obrera en la globalización es el del proceso que se ha generado en la República Popular China desde los últimos quince años.
Luego de que los dirigentes del Partido Comunista Chino decidieran refugiar al proceso revolucionario chino de la tormenta globalizadora acoplándose, a su manera, a los procesos productivos del neoliberalismo, para desarrollar las fuerzas productivas del país y evitar el aislamiento y la confrontación con las enormes fuerzas del capitalismo financiero mundial, (lo que por otra parte generó un crecimiento exponencial de la clase obrera industrial y de los trabajadores asalariados en general en el país), la clase obrera china, precisamente desarrollada en forma estructural por este proceso, se ha transformado, a su vez dialécticamente, en el condicionamiento para que las políticas gubernamentales chinas se vean cada vez más exigidas a hacer frente a los embates de la estrategia neoliberal mundial capitaneada por los EEUU.
La clase obrera china no está dispuesta a sufrir un retroceso ni en su constitución, ni en su composición, ni en el nivel de sus ingresos, por lo que pone permanentemente en tensión al proceso político chino respecto de la necesidad de mantener el crecimiento de la economía y el fortalecimiento del mercado interno. Esto lleva, necesariamente, a la contradicción con los intereses de un capitalismo mundial en crisis, que le reclama hoy a China, nada menos, que dejar de crecer y de exportar.
Lo mismo sucede con otros países como Rusia y la India y esto hace que, tanto la Organización de cooperación de Shanghai como los Brics, vayan adoptando, cada vez más, una posición de confrontación con los grandes grupos financieros internacionales.
En lo que hace a los países centrales de la movida neoliberal mundial, es decir EEUU y Europa, si bien, en un principio de la globalización, lograron establecer altos niveles de consumo, principalmente a través de medios artificiales que magnificaban la verdadera capacidad productiva mundial y sus propias capacidades adquisitivas, como fueron las engañosas formas de financiamiento, a través de derivados financieros y otros artificios, han llegado, hoy, al final de cuerda, y han entrado en una sucesión de crisis financieras, que se transforman rápidamente en crisis económicas. Ello obliga, a los centros neoliberales, a tratar de imponer, para mantener su esquema de acumulación, tremendos ajustes económicos que afectan a la población y a la clase obrera, otrora contenidas con mejoramientos relativos de los ingresos y facilidades crediticias. Es, precisamente en este momento, cuando la clase obrera de estos países empieza a desarrollar un rol protagónico, que va, directamente, al enfrentamiento con el proyecto neoliberal mundial. Esto es de suma importancia, en tanto que, si los grupos financieros no logran aplicar con éxito estos ajustes se vería en peligro inmediato la viabilidad su propio esquema económico de supervivencia, y, el primer obstáculo que encuentran para la aplicación de estas medidas, son las crecientes luchas obreras y populares en estos países. Es esta una batalla en la que se van a definir los tiempos de ralentizamiento o aceleramiento de la caída del sistema capitalista mundial.
La clase obrera como sujeto revolucionario hoy
La clase obrera es, entonces, hoy, como lo fue desde sus primeras conformaciones y como no puede ser de otra forma desde el punto de vista marxista, el sujeto histórico revolucionario que impulsa el proceso capitalista a su propia destrucción y que construye la alternativa al mismo.
Luego de un primer momento de inicios de la globalización, (en el que los movimientos obreros se reponían del golpe recibido por el agotamiento del proceso de lucha anterior, propio del imperialismo), momento en que se desarrollaron, principalmente, los movimientos populares y sociales sin presencia central aún de la clase obrera, ésta se reconfigura hoy y va asumiendo poco a poco su rol de vanguardia en las luchas populares.
Pero el escenario para estas luchas es hoy distinto y distintas habrán de ser las formas de organización, de articulación internacional y de alianzas.
Se va viendo cada vez más claramente que la presencia e influencia revolucionaria de la clase en tiempos del último capitalista , decadente pero desenfrenado y depredador, adquiere formas nuevas que sintetizan de alguna manera sus formas de lucha anteriores combinándolas y articulándolas dialécticamente.
En ciertos ámbitos como América Latina, la influencia de la clase obrera con sus luchas, pero también con sus apoyos políticos y su colaboración como fuerza de trabajo principal va manteniendo y consolidando un rumbo que de profundizarse habrá de entrar necesariamente en una escena revolucionaria y que en muchos aspecto ya se está constituyendo en ello como es la integración suramericana, la de los países del ALBA y latinoamericana y del Caribe en la CELAC, con proyecto de la magnitud del Banco de Sur y el Consejo de Defensa Suramericano. Las contradicciones de estos procesos con la globalización neoliberal se habrá de agudizar próximamente a partir de que se sostengan los rumbos industrialistas, de fortalecimiento de mercado interno y de soberanía económica de los países de la región y en este sentido la principal garante por ser la protagonista central y principal beneficiaria, es la clase obrera latinoamericana.
En países como China, Vietnam y otros como Rusia, la clase obrera se convierte en palanca de empuje hacia la consolidación de modelos económicos basados en lo productivo y en el mejoramiento de mercado interno. En el caso de China este movimiento es impulsado por el propio gobierno y el Partido Comunista Chino, más allá de las contradicciones y tensiones internas propias de un proceso de tanta complejidad, en una época de tantas complejidades.
En el mundo más subdesarrollado económicamente en el que la clase obrera está aun en momentos de incipiente desarrollo su poder debe hacerse cada vez mayor a partir, también, del desarrollo industrial y de la cooperación internacional verdadera impulsadas por los BRICS y el Grupo de Shanghai .
En los países capitalistas centrales hoy, en medio de la crisis a los que los lleva el propio modelo mundial que han impuesto, el rol de la clase obrera es determinante para evitar que los grupos financieros logren imponer el ajuste para cobrar sus deudas y profundizar el proceso de concentración de capital. Esta es una batalla decisiva en tanto se da en el corazón del imperio y obsta a la reproducción del modelo en su propia tierra de origen y comando.
Como vemos los escenarios son distintos y complejos pero la lucha es una sola. No se pueden repetir estrategias de lucha que han sido propias (y apropiadas) para otros momentos históricos pero el camino es el mismo El rol de los partidos de la clase obrera, debe centrarse en jugar el papel que en cada realidad nacional impongan los intereses de la clase y el desarrollo de sus luchas. En otro plano les cabe el desarrollo de una tarea que está exclusivamente en sus manos y en la que ninguna otra fuerza política puede reemplazarlos, que es el de la comunicación y coordinación de la estrategia de la clase en el plano internacional, hacia la constitución de la gran herramienta del cambio de época, el movimiento obrero internacional y su conducción política única y unitaria.
2El contenido de este título de la ponencia es una reproducción parcial de las ideas contenidas en mi publicación "Globalización , tercera y (última) etapa del capitalismo. Un análisis desde el materialismo histórico" Ed Luxemburg. Buenos Aires. 2011
3Regalado Álvarez, Roberto, "América Latina entre siglos. Dominación , crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda" Ocean Sur Cuba 2006.
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¿Por qué la clase obrera perdió la partida?
Publicado el 8 mayo 2014 de Antonio Olivé
¿Por qué la clase obrera perdió la partida?
Robert Castel
El título de este artículo puede parecer un tanto provocador. Pero no es ésa mi intención. Lo que intento es proponer una hipótesis para comprender la relativa desaparición de la clase obrera en la estructura social actual a partir del análisis sociohistórico de las transformaciones internas del asalariado.
Todo el mundo (o casi todo) estará de acuerdo en un punto: la clase obrera ya no ocupa la posición central que ha ocupado en la historia social desde hace más de un siglo. Desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX aproximadamente, el accionar político y social, al menos en Francia y en Europa occidental, se desarrollaba principalmente en tomo al lugar que debía ocupar esta clase en la sociedad, a partir de la posibilidad que tenía, o parecía tener, de promover una transformación completa del orden social. Este diagnóstico era compartido por aquéllos que exaltaban esta posibilidad -es la opción revolucionaria, susceptible por otra parte de diversas variantes- y por aquéllos que la temían como suprema amenaza y hacían todo por conjugar el riesgo de la subversión. De modo que la cuestión social era esencialmente la cuestión obrera. Esto significa que lo esencial de la conflictividad social estaba basado en el enfrentamiento de dos bloques antagónicos cuya formulación más radical ha sido dada por Marx, pero que repercutió en diferentes niveles de la lucha social y política: ¿conservación o subversión del orden social? ¿Reforma o revolución?
Nos guste o no (a algunos les alegra y otros lo lamentan) hoy ya no estamos en el marco de esa problemática. La clase obrera ya no aparece como portadora de una alternativa globalde organización social. Esto no quiere decir que no exista más, ni que ya no tenga importancia social y política, y habrá que discutir su tipo de existencia el papel que desempeña hoy día. Esta comprobación significa solamente -pero, al mismo tiempo, es mucho- que esta clase sufre un retroceso social y político decisivo que ha desactivado la potencialidad subversiva que parecía poseer.
¿Por qué? Evidentemente hay múltiples razones que pueden contribuir a la comprensión de semejante cambio, y no tengo la pretensión de desplegarlas aquí. Sólo tiraré de un hilo de explicación, que no es el único posible, pero que me parece muy esclarecedor. La clase obrera, al menos en Francia y en el siglo XX, no ha sido vencida en el marco de un enfrentamiento político directo, como pudieron serlo por ejemplo los obreros parisienses en 1848. Mi hipótesis es que esta clase ha sido minada, rodeada, desbordada, por una transformación sociológica profunda de la estructura del asalariado. Ha sido asimismo desposeída, “doblada” si me atrevo a decirlo, por la generalización y la diversificación del asalariado y por la promoción de categorías salariales que la han relegado a una posición subordinada, ya no central, en la configuración del asalariado.
Quisiera mostrar -o mejor, en los límites de esta contribución, sugerir- que esta desposesión ha pasado por dos etapas principales. La primera marca lo que se podría llamar el pasaje de la sociedad industrial a la sociedad salarial. La segunda, en la que nos hallamos hoy, es el efecto del sacudimiento de esa sociedad salarial, cuyas consecuencias empezaron a hacerse sentir a partir de mediados de la década del setenta. De suerte que una de las maneras de interrogarse sobre lo que sucede hoy con la clase obrera, su consistencia, su impacto social y político, sería considerar su posición en la historia del asalariado y, en particular, hoy día, tomar en cuenta seriamente las transformaciones más recientes introducidas en la organización del trabajo.
I
Partamos entonces de la época en que, en la sociedad industrial, la clase obrera parecía representar un bloque portador de una alternativa global de organización de la sociedad. Se podría tomar como punto de referencia el año 1936, cuando la clase obrera aparece en Francia consciente de su fuerza, dotada de una ideología propia, y apoyada sobre sus propios aparatos, partidos y sindicatos. Al mismo tiempo, permanece socialmente subordinada, privada de las principales posiciones que dan acceso a la riqueza, el prestigio y el poder, incluso a pesar de mostrarse como la principal productora de la riqueza social. Es en el contexto de la lucha de clases, portadora de la esperanza, o del temor, donde podría cambiar la situación, y donde los que han sido desposeídos del fruto de su trabajo podrían invertir el proceso y tomar el mando de la sociedad.
Esa representación de la clase obrera se apoya sobre la composición sociológica del conjunto de asalariados de la época. El asalariado obrero representaba entonces el 60% de los asalariados, y casi el 75% si se agregan los obreros agrícolas. El conjunto de los asalariados no obreros era entonces netamente minoritario, y se componía sobre todo de pequeños empleados cuyo status era también modesto, apenas superior al de los obreros. Los obreros constituyen, pues, la gran mayoría del conjunto de los asalariados, a partir de la cual está pensada y representada la categoría general de trabajador asalariado. Por cierto que esa mayoría no es completamente homogénea, ni sociológica ni ideológicamente; por otra parte, es sabido que nunca lo fue. Pero reúne a lo esencial de las fuerzas productivas de la sociedad industrial en una sociedad que todavía está industrializada a medias, puesto que en los años treinta los asalariados representan apenas la mitad de la población activa.
Si tomamos ahora la situación en 1975, cuantitativamente, el número de obreros no ha cambiado mucho, incluso ha aumentado ligeramente. Pero cualitativamente se ha producido una transformación decisiva en la estructura del mismo. El asalariado obrero ha perdido su hegemonía y ha sido atrapado por el desarrollo espectacular de categorías de “profesiones intermedias”, y de personal jerárquico medio y superior, es decir, estratos profesionales cuyo ingreso y status son superiores a los del asalariado obrero. De aquí en adelante, estas categorías desempeñan, para utilizar una palabra que Luc Boltanski aplicó antes al personal jerárquico, un papel “atrayente ” para el conjunto de los asalariados Es en este sentido que yo decía que la clase obrera se ha hecho “doblar”. Incluso independientemente de las transformaciones internas ocurridas en su seno -y que evidentemente habría que analizar-, ha sido sobrepasada y se ha encontrado aplastada bajo el peso de un conjunto de asalariados de más alto rango. El asalariado obrero -desplegado él mismo en diferentes categorías- en lugar de estar en el centro se encuentra en la parte más baja de la escala, cada vez más diferenciado del conjunto de los asalariados, tanto más cuanto que el asalariado agrícola, cuyo status era inferior al suyo, prácticamente ha desaparecido.
Esta estructura es la de la sociedad salarial: un continuum diferenciado de posiciones vinculadas por las características comunes de la condición salarial, en particular el derecho laboral y la protección social. Pero este continuum resulta muy estratificado y mantiene grandes desigualdades. Este modelo de sociedad salarial no entraña, entonces, una homogeneización social. Tampoco implica una sociedad apaciguada, el fin de la conflictividad social. Impone, en cambio, una redistribución de esta conflictividad, que ya no se cristaliza alrededor de dos bloques antagónicos, obreros y burgueses, trabajo y capital, sino que se distribuye sobre la escala salarial y se desarrolla en buena parte a través de la concurrencia entre los diferentes estratos salariales. De ahí la forma que toma la negociación entre los “participantes sociales”. Negociación conflictiva, podría decirse, a través de la cual cada categoría reivindica la “participación en los beneficios” del crecimiento, piensa que nunca recibe bastante, pero también puede pensar que en el futuro obtendrá más. Y efectivamente se observa que durante el período que siguió al fin de la segunda guerra mundial, cada categoría socio-profesional ha visto mejorar su situación, al tiempo que las disparidades entre las categorías permanecían casi sin cambios.
La cuestión socio-política esencial que se plantea en este contexto ya no es la de la revolución, sino de la redistribución más equitativa de la riqueza social, o la reducción de las desigualdades. Ya no se trata tampoco del cambio del lugar que ocupa la clase obrera como tal en la sociedad, sino más bien de la mejora de la condición salarial en general. Para resumir ese desplazamiento se podría decir que la clase obrera ha dejado de servir como referente hegemónico a la vez para la lucha política y para el análisis sociológico de la sociedad. La gama de posiciones salariales que la ha sustituido parcialmente es más amplia, más diferenciada, menos dividida ideológica y socialmente, sin que por eso esté más armoniosamente unificada.
Así expresado, este análisis resulta demasiado esquemático. Habría que precisar y matizar algunos puntos. En particular sobre la cronología. Al tratarse de un proceso, es difícil determinar el momento del vuelco. Esta generalización -diferenciación de los asalariados que no pertenecen al proletariado obrero- se inicia en los años treinta, se hace más notable después de la segunda guerra mundial, y comienza a imponerse en los años sesenta (el debate de entonces sobre la “nueva clase obrera” lo señala). Pero incluso después de que, desde un punto de vista sociológico, la clase obrera hubiera perdido su hegemonía entre los asalariados, la referencia a un mesianismo obrero logró mantenerse en el plano político y en las luchas sociales, sostenido por el Partido comunista y la CGT. Fue quizás, paradójicamente, alrededor de 1968 cuando se hizo visible la pérdida de la posición central por parte de la clase obrera. Paradójicamente, porque mayo del 68 marcó “la huelga más grande” del movimiento social, y se obtuvieron ciertas reivindicaciones concernientes en primer lugar a los obreros, como el relevamiento sustancial del SMIC. Pero no por ello se puede hablar de una victoria de la clase obrera como tal. Mayo del 68 realizó más bien un aggiornamento de la sociedad salarial, o si se prefiere, una etapa importante en el proceso de modernización de la sociedad francesa en la cual la clase obrera no fue ni el desencadenante (como se sabe, fueron los estudiantes quienes asumieron este papel), ni el actor privilegiado, ni el beneficiario principal. Con respecto a la tensión entre reformismo y revolución, que atravesaba desde hacía más de un siglo la historia social (y el movimiento obrero mismo), el fin de los años sesenta parece marcar la victoria del reformismo. Esta victoria significa que la clase obrera puede continuar sacando beneficios de los cambios sociales que parecen encaminados en la vía del progreso social, pero que ya no es más el centro de gravedad de este proceso histórico.
II
Si yo hubiera intentado este análisis a fines de los años sesenta o principios de los setenta, me hubiese quedado ahí. O más bien hubiese invitado a interrogarnos sobre el lugar que podría ocupar la clase obrera en una sociedad que parecía empeñada en una transformación de tipo social-demócrata: cierta reducción de las desigualdades, una consolidación del derecho laboral y a la protección social, el refuerzo del papel de la negociación social, una representación más democrática de la importancia de los diferentes “partenaires sociales”, etc. En este contexto, ¿hubiera mantenido la clase obrera cierta unidad y cierta especificidad? ¿o bien se hubiera fundido en una especie de gran clase media, como lo soñaban en los años sesenta ciertos ideólogos del fin de la lucha de clases, como Jean Fourastié? Me parece que las cosas no eran tan sencillas, y que alguna reducción de las desigualdades y de las injusticias sociales no significa necesariamente una homogeneización de las condiciones de existencia y una unificación de los modos de vida.
Pero de todas maneras, no es en estos términos que se plantea hoy el problema. Desde mediados de los años setenta (a partir de lo que se llama la “crisis” pero que es mucho más que un episodio transitorio), se produjo una bifurcación en el proceso de transformación de la sociedad salarial. La trayectoria ascendente de la consolidación del grupo salarial se interrumpió, reabriéndose la cuestión de la asociación creciente del trabajo y de las protecciones que el progreso social parecía promover. La consecuencia fue, a mi entender, una agravación muy profunda del proceso de subordinación y de disociación de la clase obrera iniciado cuando el pasaje de la sociedad industrial a la sociedad salarial.
En efecto, si el desarrollo de la sociedad salarial implicaba necesariamente, a mi juicio, la pérdida de la posición central del asalariado obrero en la estructura social, esta subordinación no entrañaba sin embargo una degradación del status de las categorías salariales que componen la clase obrera. Incluso se produjo lo contrario. Las categorías obreras también se habían beneficiado de la mejora general de la condición salarial, tanto en términos de ingresos como de derechos sociales. Con grandes disparidades, evidentemente, y la suerte de los OS (categoría salarial baja), por ejemplo, no tenía nada de envidiable (por otra parte, no es casual que las grandes luchas sociales de principios de los años setenta se relacionaran sobre todo con los OS). Sin embargo, tratándose del período llamado, de una manera por otra parte discutible, “los treinta gloriosos”, se puede hacer una doble observación:
- una mejora general de la suerte de las diferentes categorías obreras en relación a su situación en la sociedad industrial, y sobre todo en relación a los inicios de la industrialización.
- y una relativa cohesión de cada una de esas categorías cuyo status es relativamente homogéneo y relativamente estable. Esto es cierto, me parece, incluso para los asalariados menos provistos, pagados por el SMIG (salario mínimo). Si el SMIG no tiene, por cierto, nada de maravilloso, representa al menos el primer estrato de la inscripción en la sociedad salarial, que, además del salario, implica la participación en el sistema de derechos sociales (derecho laboral, convenciones colectivas, protección social…). De manera que, en un período de cuasi-pleno empleo, cuando el acceso al trabajo parece asimismo cuasi-asegurado, se hubiera podido hablar de una especie de estatus social mínimo garantizado, que comprende incluso las categorías inferiores del grupo asalariado (en este contexto aquéllos que están ubicados por debajo de ese umbral están también en lo esencial fuera del mundo del trabajo regular, y forman un “cuarto mundo” residual).
Esta es la cuestión que parece hoy replantearse por la degradación del status de numerosas categorías salariales. Por una parte, se observa la multiplicación de situaciones de trabajo por debajo de ese “estatus social mínimo garantizado” 2. Por otra parte, y de modo más general, se observa una pulverización de la estabilidad de numerosas categorías salariales. Los asalariados de un mismo estatus dejan de estar “cubiertos” de manera homogénea y pueden tener un destino social completamente diferente. Este es el efecto de dos riesgos importantes que han aparecido, o al menos que se han agravado considerablemente, el riesgo desempleo y el riesgo precariedad, y que tienen consecuencias particularmente desestructurantes sobre las categorías obreras, y ello de dos maneras.
Por una parte, se sabe que el desempleo y la precariedad afectan de diferente manera a las distintas categorías sociales según un orden que sigue, grosso modo, la estratificación social (así la proporción de persona] jerárquico desempleado es claramente menor que la de obreros desempleados, y entre los obreros, los obreros no calificados están desempleados mucho más a menudo que los obreros calificados). La nueva coyuntura del empleo ahonda así las disparidades entre las diferentes categorías de asalariados, en detrimento de los estratos inferiores del grupo salarial. Se puede decir también que, a partir de “la crisis”, se han abierto nuevas desigualdades al lado de las desigualdades “clásicas”, como las desigualdades de ingresos, que se mantienen 3. Al golpear con más fuerza a las categorías ya ubicadas “abajo de la escala social”, acrecienta aún más su subordinación.
Pero el desempleo y la precariedad producen otros efectos destructivos que, aunque no tan inmediatamente visibles, son por lo menos igualmente graves, porque quiebran las homogeneidades Sea, por ejemplo, dos obreros de la misma calificación (ya sean más o menos calificados). Siendo todo lo demás igual, habrá enormes disparidades entre la trayectoria de aquél que conserve su empleo y su estatuto profesional toda su vida (felizmente) y el destino social del que se convierta en desempleado de larga duración, o que alterne períodos de empleo con períodos de inactividad. Esta desigualdad masiva entre asalariados del mismo status rompe las solidaridades intracategoriales que se basaban en la organización colectiva del trabajo y la homogeneidad de condiciones compartidas por grandes conjuntos de trabajadores. Esta transformación parece poner en tela de juicio la noción misma de “clase”, en cuanto ella entraña una des-colectivización de las condiciones de trabajo y de los modos de organización de los trabajadores.
En efecto, la concepción clásica de la clase obrera se basa en último análisis en la existencia de colectivos obreros que tienen su raíz en una determinada comunidad de condiciones y una determinada comunidad de intereses. Siempre se supo (y Marx el primero en tener consciencia de ello) que esta identidad nunca fue totalmente realizada, y que la clase obrera nunca representó una unidad absoluta, ni desde el punto de vista de las condiciones de existencia ni desde el punto de vista ideológico o político. Sin embargo, no se podría hablar de “clase” sin plantear cierta preponderancia de lo colectivo sobre lo individual.
Esta preponderancia es lo que hoy se debe interrogar. El mundo obrero (en tanto haya existido como “mundo”, en todo caso lo era sobre la base y en la medida de esta preponderancia de lo colectivo) ¿no ha sido minado por un proceso de individualización que disuelve sus capacidades de existir como colectivo? ¿No solamente como un colectivo global (la clase obrera con C mayúscula), sino también como un conglomerado de colectivos correspondientes a diferentes formas de condiciones relativamente homogéneas capaces de unificarse en tomo a objetivos comunes? (Una gran huelga, una “avanzada social” importante siempre han correspondido a una cristalización de colectivos particulares en un colectivo más amplio). De tal manera, las transformaciones más recientes de la organización del trabajo no se traducen solamente en el desempleo masivo y la creciente precariedad de las condiciones de trabajo. Ellas transforman también profundamente las relaciones de trabajo. En un mercado de trabajo cada vez más competitivo, los asalariados están sometidos a presiones demasiado fuertes para ser móviles, adaptables, flexibles. Bajo la amenaza del desempleo (y sin duda también porque muchos, de grado o por fuerza, se pliegan a la ideología empresarial que exalta la flexibilidad y el espíritu de iniciativa) entran en concurrencia y se ven llevados a jugar el juego de la competencia. Se asiste asi a un desarrollo de la concurrencia entre iguales, es decir entre trabajadores del mismo estatus 4. Éstos se ven conducidos a poner en juego sus diferencias, antes que a apoyarse sobre lo que tienen en común. Hay también una correspondencia profunda entre lo que Ulrich Beck llama “la desestandarización del trabajo” 5 y el recurso a estrategias individuales, antes que a estrategias colectivas, para afrontar esas situaciones nuevas. Por una parte, el mundo del trabajo se divide con el desarrollo de la sub-remuneración, la multiplicación de formas “atípicas” de empleo, el trabajo parcial, el trabajo intermitente, las nuevas formas de trabajo “independiente”, etc. Faltan entonces los puntos de apoyo para la organización y la acción colectivas, cuyo modelo fue representado por la gran empresa. La consecuencia de estos cambios “objetivos” es que el trabajador como persona, cada vez más, queda librado a sí mismo, y debe movilizarse para tratar de hacer frente él mismo a esas situaciones. Al parecer, cuanto más precarias son las condiciones de trabajo, más los trabajadores se ven obligados a desenvolverse, hacer de todo, tratar de salir del paso mal que bien. En estas condiciones, ¿se puede hablar de “ciases” de individuos, o de individuos atomizados, de alguna manera condenados a ser individuos, individuos por defecto? Cabe recordar aquí las condiciones de contratación de la fuerza de trabajo a comienzos de la industrialización, analizadas entre otros por Marx. También entonces el trabajador era tratado como un individuo “libre” y sin protección, y se sabe cuánto le costó. Fue al inscribirse en colectivos, colectivos de trabajo, colectivos sindicales, regulaciones colectivas del derecho laboral y de la protección social, como se liberó de las formas negativas de la libertad de un individuo que no es más que un individuo. ¿Qué le sucede al individuo, y qué puede hacer, cuando es desarticulado de los colectivos protectores? La historia de la clase obrera muestra que los individuos trabajadores han podido acceder a cierta independencia sobre la base de organizaciones colectivas y de su inscripción en colectivos. El análisis de la reestructuración actual de las relaciones muestra que es un proceso inverso el que domina las recomposiciones en curso.
La descolectivización actual de las relaciones de trabajo representa así un nuevo trato susceptible de replantear la noción misma de clase tal como fue construida históricamente. Ella desestabiliza las formas clásicas de organización del trabajo que dieron las bases de la unificación de los trabajadores y de su capacidad de resistencia, aunque a menudo bajo formas muy costosas y “alienantes”, como en el caso de la organización tayloriana del trabajo. Pero la eclosión de esas formas colectivas corre el riesgo de acrecentar la subordinación y profundizar la desigualdad de condiciones de las clases populares. El reverso de la descolectivización del trabajo es, en efecto, su reindividualización, que deposita en el trabajador la responsabilidad principal de asumir él mismo los avatares de su trayectoria profesional. En tal sentido, los diferentes grupos sociales están desigualmente preparados para enfrentar esas exigencias nuevas. Los menos calificados, los que más carecen de “capitales”, no sólo económicos, sino también culturales y sociales, son también los que más padecen cuando un modelo de individualización de las relaciones de trabajo sustituye a uno de colectivización. Los trabajadores menos cualificados, los más precarios, son también los que parecen más desprovistos de los recursos necesarios para estructurar colectivos emancipadores.
Estas afirmaciones parecerían quizás exageradamente pesimistas. Sin embargo, no queda excluido que pueda haber nuevas formas de organización que correspondan a esas nuevas formas de desestructuración de los antiguos colectivos. Es también, sin duda, el principal desafío por afrontar hoy: llegar a recolectivizar situaciones que, cada vez más, se desarrollan bajo la forma de una individualización desregulada. Fue, por otra parte, el desafío que recogió la historia social el que permitió la constitución del grupo asalariado obrero como clase a partir de la situación atomizada del proletariado de comienzos de la industrialización. Entonces, no es imposible a priori que hoy se pueda recoger un desafío análogo. ¿Pero cómo, en qué condiciones, movilizando qué recursos, y con qué probabilidades de éxito? No soy profeta. Me guardaré, pues, de responder a estas preguntas. Pero pienso que en todo caso las posibilidades de promover un futuro mejor deben partir de un diagnóstico sin complacencias sobre el presente. Éste nos muestra que la unidad relativa de la clase obrera está deshecha; que su desestructuración corre el riesgo de dejar que se asiente en sus márgenes un flujo cada vez mayor de trabajadores y ex-trabajadores abandonados a sí mismos, cuya situación recuerda a la los primeros proletarios; que la dinámica más poderosa del capitalismo contemporáneo activada por la ideología neo-liberal, trabaja por la desestructuración de los sistemas de regulaciones colectivas que habían estabilizado la condición salarial; y que los contrapoderes necesarios para dominar esos factores de individualización negativa, y que no pueden ser sino colectivos, todavía están por encontrarse.
Publicado originalmente en Actuel Marx “Las nuevas relaciones de clase”
NOTAS
1 Luc Boltanski, Les cadres, Paris, Editions de Minuit, 1982.
2 Se trata del desarrollo de una especie de segundo mercado de trabajo, o de un submercado de trabajo que proliféra por debajo del SMIC y procura un status inferior al del asalariado completo, tanto en términos de ingresos como de derechos. Estas formas de subempleo no se desarrollan solamente en el marco de las prácticas del capitalismo salvaje, como por ejemplo en ciertos sectores como la sub-contratación. Las medidas públicas de “tratamiento social del desempleo” contribuyen también a la constitución de un infraasalariado (cf. por ejemplo el estatus de los CES y de diferentes formas de “empleos asistidos”).
4 Cf. Dominique Goux, Eric Maurin, La nouvelle condition ouvrière. Nota de la Fondation Saint-Simon, Paris, octubre 1998.
5 Ulrich Beck, Risk Society, London, Sage Publication, 1992.
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Una respuesta a ¿Por qué la clase obrera perdió la partida?
1. amparo dijo:
9 julio 2014 en 1:24
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El Foro
123 respuestas a El Foro
1. Joan Robinson dijo:
5 febrero 2014 en 20:44
Hola compañeros! Les cuento que estoy haciendo mi tesis de maestría en economía sobre la teoría del intercambio desigual de Emmanuel Arghiri (y de otros autores que aportaron a la teoría de la dependencia). Mi intención es vincularla con el problema de la restricción externa que presenta hoy la Argentina, ver si sirve para explicarla o no, así como también contrastarla con el enfoque estructuralista latinoamericano (que también estudia el problema de la restricción externa).
Es por esto que acudo a ustedes! Capaz sepan de algún trabajo que ya haya intentado hacer esto o que les parezca pueda hacer algún tipo de aporte a lo que quiero hacer.
Desde ya muchas gracias!
Un saludo grande desde Argentina!
Es por esto que acudo a ustedes! Capaz sepan de algún trabajo que ya haya intentado hacer esto o que les parezca pueda hacer algún tipo de aporte a lo que quiero hacer.
Desde ya muchas gracias!
Un saludo grande desde Argentina!
Responder
o Antonio Olivé dijo:
6 febrero 2014 en 17:03
Muchísimas gracias por visitar nuestro blog. Lamentamos no poder ayudarla, su petición nos supera.
Lo que si podemos hacer es compartir su petición en nuestra página de facebook y apelar a los compañeros. Y eso, no lo dude, lo hacemos ya mismito.
Salud.
A. Olivé
A. Olivé
Responder
§ Joan Robinson dijo:
6 febrero 2014 en 20:51
Muchísimas gracias a ustedes! :)
2. Pingback: mp3
3. Pingback: My Homepage
4. Eduardo Coli dijo:
2 febrero 2013 en 23:48
Mi argumento se sustenta, en que estamos en presencia de vivir y experimentar el antagonismo y el poder de creación-destrucción de dos fuerzas, productoras de mundo y realidad, que definiré como la biológica y la mental.
Nosotros como especie estamos atravesados por ambas.
Podríamos decir que: en el inicio de los tiempos, ambas acciones, fuerzas, caminaban juntas, se relacionaban y complementaban en la producción y generación de mundo y realidad. (Cierta forma de actividad economía)
El arco y la flecha son de origen de la acción económica de la mental, en relación con la acción biología, económica de un individuo.
Lo biológico se degrada y se pierde, se transforma, reconvierte, transfiere, invierte, con mucha facilidad, traduciéndose a otros cuerpos, formas de vida, como reintegrándose a lo orgánico.
Los productos, las construcciones de la mente perduran, por siglos, milenios, en su productividad económica, determinado el sentido, en casi todos los casos, de la práctica de la economía de la violencia.
Por ejemplo, un pueblo, una comunidad, a partir del arco y la ficha, incrementa el poder económico de la comunidad, a partir de un mayor poder de sustentabilidad de sus integrantes.
Por este medio de creación mental, establece y crea las bases de una nueva economía, por medio del instrumento creado, encontrado.
El arco y la flecha representan una forma, un medio instrumental productivo, que implica ciertos conocimientos bacisco y prácticos que se heredan y aprenden social y culturalmente.
Que se adquieren de la propia comunidad, y que se denomina como los instrumentos y los conocimientos económicos político bacisco para la realización y sustentación de la sociedad, la cultural, en tanto, lo mental sirve, en todo lo que refiere al desarrollo del campo de lo económico y lo político, de tal comunidad o grupo social.
Y ese grupo, a partir de tales formas, desarrollo mental de su tecnología, como la base económica de su desarrollo, se independiza, o cree independizarse, en alguna medida, del medio, de las relaciones de dependencia con el medio ambiente, en tanto que toma distancias del mismo, mentalmente, a partir del abandono de las formas arcaicas o rudimentarias de sobrevivencia y sustentación económica.
En tanto que paradojalmente, tal grupo se va haciendo cada vez más independiente, en la media que cada vez más dependiente, de sus instrumentos y herramientas económicas, de su sometimiento a la cultura de pertenecía y absoluta dependencia, en tano que dependiente de los productos, de los frutos hallados, encontrados y desarrollados por su mente, en tanto que adquiridos establecidos tomados y empleados, capitalizados por los procesos de la cultural.
Más pronto que tarde, son más importantes y vitales para la sobrevivencia del grupo, la existencia y el manejo material de la base económica, como la consideración y el respeto práctico, productivos de sus instrumentos, que la vida y el respeto de la propia vida de sus integrantes.
Lamentablemente la vida cada día vale menos, en su forma productiva, como instrumento del desarrollo cultural de la economía, antes los productos económicos de la mente, que son capitalizados por la cultura, en su dominio y desarrollo, como en su constante aumento y desarrollo de la explotación y depreciación, como de la ganancia, que por medio de ellos se obtiene de la vida, en tanto que alejamiento distanciamiento de la vida.
Se empieza a priorizar, a proyectar la acción y producción económica de lo mental, sobre la acción y producción biológica sobre la que se invierte, se aplica la acción mental.
Se empieza a desplegar ( en tanto que separa desvincular) el desarrollo y el crecimiento económico de todo un mundo concebido económicamente por lo mental , en contraste y en perjuicio del dominio el sometimiento la explotación despiadada de todo un mundo, una economía construida, sostenida y completamente desarrollada por la acción de la vida.
En este momento nos encontramos en el mayor distanciamiento, en el mayor antagonismo y tención entre un mundo y otro, entre una economía y otra.
La economía, el crecimiento, el desarrollo mental no se puede seguir separando distanciando más del mundo biológico, ya que no hay mundo hacia y en contra del cual seguir creciendo.
Mundo que se ha visto fuertemente perjudicado, totalmente deteriorado, por el despiadado y fuerte crecimiento acelerado de la acción y la fuerzas productiva de lo mental.
Economía de la violencia, que marca y establece sus diferencias, sus parámetros de crecimiento, en contraste de la constante superación del dominio y la explotación de la vida.
Nosotros nos en contáramos atravesado, mediados por ambas fuerzas productivas, nos vimos forzados a asumirnos e identificarnos con una, como súbitos y empelados, dependientes de la violencia creciente, en perjuicio, sacrificio de la otra, es decir en desmedro y desprecio de la vida propia, como toda.
A partir de ahí, el desarrollo económico, cultural, no paro de desarrollarse, lo que se dice, evolucionar y experimentar, tremendas transformaciones, revoluciones, en su constante avance y crecimiento, en función de alguna masacre que otra, que algún que otro genocidios, y otros males menores, en tanto que por medio de establecer alteraciones y cambios productivos en el relacionamiento y las formas sociales culturales de la sobrevivencia entre los grupos humanos, en competencia y lucha por la misma.
¿Cabe pensar, o auto preguntarme por las posibilidades de una otra economía, que es a lo que apelo explorar con mis intenciones especulativas, usando y empleando a la acción de la mente, causante del problema, contra ella misma, para la comprensión y el respeto profundo de la vida, obligándola a que se reconozca en sus actos, en sus construcciones, en sus genocidios, en los objetivos de su economía, y en la creación de mundo y realidad que por ella acontece, haciéndole acuerdo que ella fue en primera instancia objeto y instrumento de la vida.?
Un abrazo.
o
Saludos!
§ Antonio dijo:
31 agosto 2010 en 22:26
No se puede combatir el capitalismo desde el propio capitalismo igual que no podemos salvarnos de la cascada luchando contra la poderosa corriente del agua.
Quería haber dicho:
No se puede combatir el capitalismo desde el propio capitalismo igual que no podemos salvarnos de la cascada luchando desde el interior de la poderosa corriente del agua.
o Amelia dijo:
5 septiembre 2010 en 15:57
Sabes Dany, para los de poca “cultura”, te explicas que es una maravilla. Tanto este escrito como todos los demás.
Solo quería preguntarte qué opinas de, por qué hay que hacer huelga. Y te lo pregunto porque me parece que estas formas ya están caducas, son como las manifestaciones, se hacen pero ellos hacen lo que les da la gana. Solo soy lo que llaman un ama de casa” currante no reconocida, en una palabra, por lo que no tiene sentido este tipo de huelgas. Pero si me rodea gente que dice ir o no ir a ella. Y quiero saber, tu opinión. Mi posición ha sido de apoyar en la retaguardia y conocer para exigir conciencia desde abajo.
Agradezco tus comentarios.
Solo quería preguntarte qué opinas de, por qué hay que hacer huelga. Y te lo pregunto porque me parece que estas formas ya están caducas, son como las manifestaciones, se hacen pero ellos hacen lo que les da la gana. Solo soy lo que llaman un ama de casa” currante no reconocida, en una palabra, por lo que no tiene sentido este tipo de huelgas. Pero si me rodea gente que dice ir o no ir a ella. Y quiero saber, tu opinión. Mi posición ha sido de apoyar en la retaguardia y conocer para exigir conciencia desde abajo.
Agradezco tus comentarios.
§ Dany dijo:
7 septiembre 2010 en 1:27
Eres muy amable, Amelia, gracias. Pero dije que no tengo estudios, y no que tenga poca cultura. Entiendo “estudios” como los cursos que has de seguir para obtener titulación (yo dejé la escuela con el bachillerato, no tengo títulos) mientras que veo “cultura” como (lo leo ahora mismo en el diccionario): “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.” Soy criticón, luego debo tener juicio crítico, luego debo tener cierta cultura. :)
Siempre me ha gustado leer y escribir. Mis amigos íntimos (¡enemigos!) dicen que soy un linotipista frustrado, escritor frustrado, periodista frustrado, comentarista frustrado, maestro frustrado… ¿qué ven en común? jejeje.
Amelia, dices que eso de la huelga es algo caduco. Bueno, parece que hace ¡¡3.200 años!! de la primera huelga de la que tenemos noticia, míralo aquí:
http://www.egiptomania.com/historia/huelga.htm
así que yo diría que hacer huelga es algo que tiene solera, que va con el ser humano. Y no creo que los humanos vayamos a caducar, aún tenemos mucho que aprender.
http://www.egiptomania.com/historia/huelga.htm
así que yo diría que hacer huelga es algo que tiene solera, que va con el ser humano. Y no creo que los humanos vayamos a caducar, aún tenemos mucho que aprender.
Dices que, en tu calidad de “currante no reconocida” (perfecta definición de ama de casa, ¡hurra!) no puedes hacer huelga, claro, pero que en tu mundo apoyas la retaguardia y quieres conocer para exigir conciencia desde abajo. ¡Magnífica postura, Amelia, te felicito!
Bueno, a ver si consigo plasmar la punta del iceberg de mi opinión:
Dices que “ellos hacen lo que les da la gana”. Por supuesto que sí, porque tienen el poder, tienen la fuerza. Cuando tu hija gatea y va a meter los dedos en un enchufe o se acerca unas tijeras a la boca tú tal vez le das un cachete en los pañales del culo y la apartas del peligro, ¿a que sí? Entonces tu hija protesta, berrea, patalea y te ve injusta y cruel. Tú tienes el poder, y tu hija está sometida a ti.
En esa escena no importa que tengas razón o no, que seas justa o no, que lo hagas por su bien, etc. El resultado es que la bebé protesta porque le impides hacer lo que le da la gana. Y es inútil que trates de razonar con ella, porque vuestros niveles intelectuales son demasiado distantes. Ambos “poderes” debéis tener paciencia.
Lo que comúnmente llamamos “sistema” es el poder de mamá sobre la bebé. Veo el sistema como una acumulación gigantesca de poderes, y pienso que ninguna persona es capaz de abarcar la comprensión de todo el sistema. Por poner un ejemplo, creo que ni siquiera los amos del Club Bilderberg (y otros clubs) pueden aprehender el sistema como un todo, como una unidad. Se nos escapa, nunca vislumbramos suficiente información.
Los humanos somos la bebé que quiere tocar el enchufe y mamá-sistema nos lo impide. El sistema es nuestro dios inabarcable, y nos pasamos la vida siguiendo sus órdenes sin saber porqué.
Si lees detenidamente aquel artículo sobre la huelga de hace 3.200 años reconocerás conmigo que no hemos cambiado apenas nada. Si quitas las apariencias (el vestuario de los actores) somos y actuamos exactamente igual, ¿no te parece?
El poder del más fuerte sigue marcando el camino al más débil. El rico controla al pobre, el pez grande se come al chico. Dentro de ese escenario de la vida podemos comportarnos como piedras inertes y observar pasivamente que las cosas sucedan “como sea”, o bien podemos encauzar nuestras energías activamente para mover las cosas “de otra manera”. Cuando los ciudadanos (la bebé) nos agrupamos enfocando un objetivo común conseguimos que el sistema reaccione. Mamá deja de regañar a su niña en cuanto ésta le demuestra que entiende lo que es un enchufe eléctrico.
La huelga del miércoles 29 dirá al sistema que el ciudadano de a pie ha comprendido que la reforma laboral es una brutal e innecesaria amputación de derechos adquiridos hace mucho tiempo, que la abolición de impuestos directos solamente beneficia a los muy ricos, que la reducción y congelación de pensiones y salarios son medidas torpes de corto plazo que asfixian al pobre y enriquecen al rico, que abaratar el despido no genera empleo aunque favorece el subempleo precario, que soslayar la negociación colectiva potencia el abuso unilateral amo-esclavo…
El gobierno, cualquier gobierno, no es el sistema, sino apenas una burda marioneta del sistema. Nuestro PSOE está hoy enteramente en la derecha, ensalza el valor del individuo por encima del grupo social. Una huelga general mostrará al sistema (y no sólo al gobierno) que el colectivo de trabajadores es más que la suma de ciudadanos.
Amelia, como currante no reconocida, los sesudos analistas no te apuntarán como huelguista, así que engrosarás la cifra de “contrarios” a la huelga, claro. Pero si crees que hay motivos para esa huelga, únete el día 29 a cualquier manifestación, no cojas ningún transporte público y, sobre todo, HABLA de la huelga con tu gente.
Creo que autónomos y pymes están en una posición parecida a la tuya: hagan lo que hagan les parece que los estadísticos y el sistema les ignoran olímpicamente. ¡En absoluto! Por favor diles que lean este excelente artículo “Cuestión de clase”, de Maese Sonoro:
https://kmarx.wordpress.com/2010/07/30/cuestion-de-clase/
y veréis que merece la pena arrimarse –al menos para esta huelga general– al lado del trabajador que se manifiesta.
https://kmarx.wordpress.com/2010/07/30/cuestion-de-clase/
y veréis que merece la pena arrimarse –al menos para esta huelga general– al lado del trabajador que se manifiesta.
Es tarde y se me cierran los ojos, lo siento, Amelia, debo dejarte. Me ha encantado charlar contigo. Un abrazo y hasta pronto,
¡A por la República!
Dany
Dany
§
§ Alfredo dijo:
20 agosto 2010 en 11:15
Hola Antonio
Coincido en que no es tiempo de ponerse etiquetas de comunista o liberal e identificarse ciegamente con una posición. Creo que el estudio, no solo de Marxs sino de la filosofía en general, es imprescindible.
Hablas del fracasado modelo económico neoliberal. Bueno, yo no lo veo tan fracasado, al menos comparado con las alternativas que han existido fuera del papel, ¿que estas estas alternativas no fueron realmente Marxistas? díganle eso a Lenin.
El valor de una teoría se mide por sus predicciones. Marx predijo que el capitalismo colapsaría con una gran crisis económica por el problema de la acumulación de capital, la superproducción y la automatización, que causaría que la gran mayoría de la población no tuviera trabajo, por tanto no podrían consumir, y no circularía el dinero.
Pues resulta que más de un siglo después ese final apocalíptico no ha llegado, y aún peor, la última crisis ni siquiera está causada por esos motivos sino por otros puramente financieros: especulación financiera debido a la facilidad con que se mueve el dinero sin correspondencia con la economía real.
Pues resulta que más de un siglo después ese final apocalíptico no ha llegado, y aún peor, la última crisis ni siquiera está causada por esos motivos sino por otros puramente financieros: especulación financiera debido a la facilidad con que se mueve el dinero sin correspondencia con la economía real.
Otro problema con el marxismo es el papel central que le confiere a la clase obrera, resulta que a estas altura la clase obrera ya no es relevante, la automatización va liberando al hombre de los trabajos manuales y embrutecedores, pero no los ha dejado fuera de la economía, los antiguos obreros ahora son funcionarios, ingenieros, pensadores, artistas, empresarios.
Vamos hacia la sociedad del conocimiento, donde las dinámicas económicas y los estratos sociales están todavía por explorar.
Vamos hacia la sociedad del conocimiento, donde las dinámicas económicas y los estratos sociales están todavía por explorar.
Como dije, toda teoría tiene sus límites de aplicación.
Saludos,
o El tio rojo de Hayek dijo:
20 agosto 2010 en 15:47
Demasiado buenas personas y educados son los administradores de este blog.
¿Cuántas páginas te has leído tú de Marx -así, sin ese final-?, ¿y cuántas de Hayek, Popper, R.Aron…?. A lo mejor ni cuatro y solo hablas de oídas.
¿Dónde leches pone que este blog es el solucionario a los problemas?. Pensar hoy en día que la sociedad llegará a un momento ideal donde no hayan problemas es un pensamiento quiliástico alejado de la realidad.
Además, te recuerdo que Marx escribió el Capital, no escribió ningún libro llamado “El Comunismo” o “Constrúyete tu sociedad comunista en veinte pasos”.
¿Qué te parece desternillante de la siguiente frase: “marxismo revolucionario del Che Guevara”?. A mí lo que me hace partirme el culo (lo siento, no tengo tu finura ni cultura) es leerte lo siguiente: “Hablas del fracasado modelo económico neoliberal. Bueno, yo no lo veo tan fracasado”. En cualquier caso, imagino que existe el link “Cuba siglo XXI” por: a) le sale los cojones al creador del blog; b) por los escritos sobre Marx.
En cualquier caso, teniendo tan claro lo malísimo que es el marxismo, no entiendo que haces leyendo este blog (viciosillo, te hemos pillao). Mejor ve a debatir la maravillosa predicción del liberal Fukuyama “el fin de la historia” con Cesar Vidal, Pedro Schwartz o gentes de su calaña. Y si no, como ya se ha repetido en este blog, arriba a la derecha, el aspa roja (si, lo siento, roja) y santaspascuas.
o tonyoolive dijo:
20 agosto 2010 en 19:50
Hola Alfredo.
En primer lugar agradecer tu visita a este humilde blog cuya finalidad es muy concreta (tal como explicamos en la “Declaración de intenciones” nuestro objeto es el estudio de las obras de K.Marx), especialmente por el tono de tus escritos, viniendo de un enemigo irreconciliable (teóricamente hablando por supuesto).
Dicho lo anterior, no voy a polemizar ni a debatir contigo. No es este el lugar ni nos dedicamos a ello (como ya te ha explicado Maese Sonoro). Entre otros motivos, porque hablamos lenguajes diferentes y tú, al igual que nosotros estás convencido de lo que piensas. Otro motivo, no menos importante, es que para constatar la penuria de la moderna sociedad capitalista no hay que ser marxista, marxista leninista, polpotiano o cualquier otro “ismo”, basta con ser un poco menos cínico de lo que es habitual (bastará pensar el siguiente ejemplo: “En 1990 el mundo producía suficientes cereales para alimentar a 18.000 millones de personas. En nuestro planeta hay 5.000 millones de personas. 38 millones mueren de hambre todos los años. ¿Dónde han ido esos cereales?”).
Por último, y dado que lo mencionas, si quiero darte una explicación de el porqué tenemos como link la página “Cuba Siglo XXI”. En el apartado “Páginas Marxistas” recogemos aquellas direcciones de páginas web que ofrecen materiales -archivos pdf, vídeos, audio…- de Marx y sobre Marx. Y ese es el criterio, estudiar los materiales (lo que implica leer más de cuatro páginas de Marx, objetivo fácilmente superable y que se consigue con una lecturita rápida de “El Manifiesto Comunista”) y la página citada cumple con creces . El criterio no es si la página está hecha en Cuba, China, Albacete o Alcobendas. Pero si no te ha quedado claro, los/as que conformamos este proyecto nos solidarizamos con Cuba, con sus virtudes -que las hay- y sus defectos -que los hay los intentamos analizar y criticar- y puestos a ver defectos, pues chico, nos fijamos en los de los países con sistema “liberal-democrático” (que es un contrasentido, a más democracia menos liberalismo).
Un saludo y hasta la victoria siempre.
Antonio Olivé.
Antonio Olivé.
P.D.: Gracias por animarnos a continuar con el estudio de Marx -con sus limitaciones y sus virtudes-. Yo también te animo a continuar estudiándolo. Los materiales los podrás encontrar en nuestro blog.
§
§ Antonio dijo:
2 julio 2010 en 0:33
Hola Maese Sonoro
No puedo estar más de acuerdo en cuanto a lo que comentas de la “socialización de las pérdidas”. Leyendo tu comentario me ha hecho reflexionar acerca de algunas cuestiones que en los últimos tiempos me han preocupado.
En tu comentario dices que “a veces nos encontramos frases hechas, eslóganes y lemas que, a fuerza de repetirlos, pervierten el mensaje y acaban mareando la perdiz. Es decir, que vacían de contenido la idea e, incluso, nos hace usar términos cuyo significado nada tiene ya que ver con el concepto inicial”. (Maese Sonoro)
Esta idea que has expuesto expresa cien por cien esa preocupación de la que hablo: últimamente observo, con cierta perplejidad, que en ciertos ámbitos donde tradicionalmente se han mantenido posiciones “beligerantes” hacia el pensamiento de izquierdas, se empiezan a utilizar conceptos que clásicamente pertenecían a un discurso específicamente marxista. Algunos ejemplos de esto serían las llamadas a la huelga de determinados partidos de corte neoliberal, la “defensa del trabajador” que hacen algunos portavoces políticos de la derecha (es en serio, no ironizo), la defensa de las clases desprotegidas, el doble lenguaje que emplean algunos medios de comunicación cuando se refieren a problemas de corte social. Esto es más preocupante si se combina con ese sistema moral (doble) que caracteriza ciertas ideologías capaces de decir una cosa y a su vez la contraria, o asegurar algo y hacer lo opuesto. Cuando en mi trabajo (un sindicato ferroviario de los de toda la vida) escucho a algunos compañeros comentar cuestiones sobre política a veces me desmoralizo, ciertos planteamientos políticos de la clase trabajadora están alejándose de lo que en esencia debería de defender una clase trabajadora motivada y fuerte.
¿Qué opináis de esto? ¿Es posible que ciertas ideologías hayan perdido en el campo del lenguaje identidad? ¿Es un avance más del neoliberalismo y es consecuencia de su “democratización”? ¿A qué se debe y es posible identificar el origen de este fenómeno?
Considero que sería muy interesante analizarlo y por supuesto recuperar cierta terminología marxista de origen. Como apunta en su comentario Maese Sonoro el lenguaje se ha ido adulterando, pervirtiendo, convirtiendo algunas palabras en términos “huecos” cuando en realidad deberían estar llenos de significado, para el feliz enriquecimiento de nuestro objeto de estudio.
Un saludo
§ Maese Sonoro dijo:
3 julio 2010 en 12:28
Ciertamente, Antonio, el tema de la perversión del lenguaje a manos de los medios de manipulación y los partidos políticos da para una línea completa de debate. De hecho, veremos qué hacemos desde la Coordinación del Blog, porque podría dar mucho juego. Pero, hasta que organicemos algo, dejo aquí tres apuntes que podrían servir de claves para buscar ese origen del problema.
El primer punto que puede servirnos para abordar esta pérdida y perversión del lenguaje que es propio de la izquierda y, más exactamente, del marxismo es infraestructural. Lucha de Clases y Correlación de Fuerzas. Hace décadas que las Clases Trabajadoras Europeas pierden terreno ante el Capital. El enemigo de clase se nos echa encima y nos conquista trinchera tras trinchera. Y una de esas posiciones que nos está ganando es, precisamente, nuestro discurso. A partir de aquí se trataría de analizar por qué perdemos terreno.
El segundo punto del análisis, de tipo superestructural pero claramente relacionado con el primero, son los mismos medios de comunicación. Hay que estudiar su funcionamiento, sus relaciones con el Capital y el uso que hacen del lenguaje, buscando un claro objetivo de “vaciado” de significados y manipulación obvia de la ya escasa capacidad de pensar de la gente. En este sentido, un maestro en el asunto es Pascual Serrano (www.pascualserrano.net).
El tercer punto, también superestructural, sería el necesario análisis de la deriva ideológica de los partidos políticos mayoritarios: PP y PSOE. El caso del PSOE, en su origen, consistió en un consciente descafeinamiento del discurso, inicialmente marxista. ¿Motivos, objetivos? A darle vueltas. Lo del PP es más burdo y evidente: Simplemente están aprovechando las medidas claramente contrarias a la Clase Trabajadora que el gobierno PSOE actual está ejecutando para que, en las próximas elecciones, la operación le rinda réditos en las urnas.
En fin, esto es un pequeño esbozo. Da para mucho más. De momento, podemos vigilar el mal uso del lenguaje y las confusiones a las que nos puede llevar. Y esto sólo puede hacerse si nos aplicamos bien al estudio de El Capital.
Salud y Revolución.
22. Rosa de Luxemburgo dijo:
28 junio 2010 en 21:13
Ladran, luego cabalgamos, amigo Sancho!
Ánimo. Vuestro trabajo es interesante
o Maese Sonoro dijo:
29 junio 2010 en 18:14
Gracias por tus ánimos, Rosa. Menester es que se quejen los perros cuando se les intenta arrebatar la costilla roída de la boca. ¡Pero que se lamenten también los dueños de los huesos triturados! Eso ya no tiene perdón de Dio… Ésteee, de Marx, de Marx.
23. Petrus dijo:
27 junio 2010 en 2:33
Yo creo que esto de Marx es mejor dejárselo a Chávez para que siga en su ruta hacia la locura.
o Lapidus dijo:
27 junio 2010 en 18:58
Salud, Petrus:
Aquí, en este blog, dejamos las creencias para los expertos en ellas. Tu “yo creo” sería más propio en una iglesia, en un templo presbiteriano, en una sinagoga, una mezquita o un monasterio de lamas himalayos. O en boca de tu tocayo de nick, aquél que negó tres veces a su Maestro antes de que despuntara el alba.
Aquí intentamos regirnos por hechos demostrables. Y por teorías comprobables. Tal y como hizo Carlos Marx para diseccionar el funcionamiento interno del Capitalismo. Uno no puede “creer” o “dejar de creer” en las teorías de Marx. ¿Dirías que “crees” en la Ley de la Gravedad de Newton? Supongo que, a pocos milímetros de frente que tengas, tu respuesta sería que no. Más bien dirías que “sabes” que la Teoría de la Gravedad está científicamente comprobada.
Por otra parte, y como corresponde a alguien que tiene los sesos sorbidos por las falacias de la tele (pero no te preocupes, que por desgracia es un mal de muchos) confundes velocidad con tocino, churras con merinas, galgos con podencos y culo con témporas. El Marxismo es la ciencia que estudia el Capitalismo. Y el Socialismo (con variantes) es la ideología política que guía en su ruta a la locura a Chávez. Así que, ¿de qué quieres que hablemos? ¿Del culo o de las témporas? ¿De Marxismo o de Socialismo?
En este blog tampoco somos ciegos seguidores fanáticos de las prácticas de la Revolución Bolivariana. Aquí intentamos usar la materia gris, apartando las simples creencias y empleando los hechos para razonar y llegar a conclusiones.
De acuerdo a este planteamiento, el de la razón y no el de la fe, ¿cuáles son, entonces, los hechos que a ti te inducen a “creer” que lo de Chávez en Venezuela es una ruta hacia la locura?
o Antonio dijo:
27 junio 2010 en 23:05
¿Y por qué íbamos a dejarle a Chavez esto de Marx si podemos disfrutarlo todos?
Qué comentario tan ilógico.
o Lluïs Riazanov dijo:
28 junio 2010 en 15:35
Hola Petrus:
Tú haz lo que te dé la gana. Le dejas lo de Marx a Chavez, la colección de Mortadelo al rey (al de aquí, al de allá o al de Oriente) y las novelas de Corín Tellado a tu vecina… Pero al resto, nos dejas tranquilamente que leamos lo que nos salga las bolas.
Cuánta afición a mandar a los demás!
24. picoteaes dijo:
14 junio 2010 en 23:12
¿Cuantos países marxistas había hace 20 años ? ¿ cuántos hay hoy en día ?
¿ Cuántas personas estaban bajo el yugo del dictador comunista de turno hace 20 años ? ¿ Cuantas hay hoy en día ?
Claramente el mundo ha mejorado.
¿ Cuántas personas estaban bajo el yugo del dictador comunista de turno hace 20 años ? ¿ Cuantas hay hoy en día ?
Claramente el mundo ha mejorado.
Tanto la dictadura de Corea del norte, como Cuba han “inventado” la República hereditaria: el dictador es sustituido por otro de su familia.
El Comunismo, tanto en Rusia como en China, no ha sido sino una forma “rápida” de llegar al Capitalismo, no de destruirlo.
El Comunismo, tanto en Rusia como en China, no ha sido sino una forma “rápida” de llegar al Capitalismo, no de destruirlo.
¿ Cuál era el nivel de vida de un Chino medio con Mao y cuál es ahora, que China aplica medidas económicas capitalistas ?
¿ Aún podéis defender que la DDR era un país libre, no supeditado a la URRS, y que sus ciudadanos eran libres ? Si lo hubieran sido no hubieran destruido El Muro, sino que lo hubieran reforzado.
¿ Aún podéis defender que la DDR era un país libre, no supeditado a la URRS, y que sus ciudadanos eran libres ? Si lo hubieran sido no hubieran destruido El Muro, sino que lo hubieran reforzado.
Por cierto, ¿ cómo es que esta página es comercial ( .com ) ?
o
34. Paco Ortega dijo:
4 abril 2010 en 23:53
Sí! al tajo
o Luis Riazanov dijo:
12 abril 2010 en 14:08
Así es, compañero Ortega, al tajo, ya que la materia de estudio lo requiere. Eso sí, siempre que te apetezca o interese el tema, que a nadie se le ha obligado a leer este blog.
Salud y a estudiar.
35. Pascual Olivas López dijo:
4 abril 2010 en 21:36
Hola camaradas estudios@s de aquel hombre al que su más apreciado amigo Federico dijo sobre su tumba: allí en aquella sepultura reposaba para siempre, el hombre al que más debía la clase obrera del mundo. El aprender a entender tan genial legado os hace ante los ojos vidriosos del capital unos imperdonables heréjes de los mandamientos divinos del advenimiento histórico con menos sentido de la historia de la humanidad, la famosa rueda que le hace rodar desde su interior un Roedor representa la lógica del capitalista en su ritmo de ascendencia progresiva e infinita sin destino final definido, es la representación del sin sentido, de lo absurdo, ese es el verdadero misterio del sistema que conduce a un espiral vacio e infinito.
Salud marxismo socialismo y comunismo ))....
A CONTINUACIÓN TEXTO APARECIDO EN ODIODECLASE.ORG, en 5 de sept. 2.014; es texto original de red roja,...¡¡:
" De crisis y estafas (o cómo más bien la estafa acecha en las puertas de salida)
Decía Lenin que para los cambios revolucionarios no basta con que los de abajo no aguanten más, sino que los de arriba ya no puedan dominar como hasta entonces. Nos hemos atrevido a añadir: “y cuando los de abajo se dan cuenta de esas debilidades”. Hablar de estafa –por más que muchos compañeros lo hacen con buena intención para “dopar” la indignación– da a entender que todo es producto de una maquinación, brindando un dominio exagerado a quienes tenemos que derribar; lo que no deja de alimentar la falta de confianza en las propias fuerzas, en la lucha que realmente hay que afrontar. Lo cierto es que estamos ante una crisis sistémica e internacional, sin parangón, de largo alcance en el tiempo pasado… y en su persistencia futura. En el estado español, además, se refleja con especial incidencia en el ámbito político, incluido el cuestionamiento a nivel de masas (más allá del cómo) del propio poder. En este terreno las voluntades y hasta el factor sorpresa juegan un papel relativamente mayor. También las responsabilidades son superiores. Pues aquí sí que tenemos definidas las estafas políticas sobre las que hay que alertar en la briega por salir realmente de esta crisis real.
Al fin y al cabo era lógico que esta crisis global tuviera una especial incidencia política en nuestro marco estatal. Pues tampoco hace tanto tiempo que se fraguó la Estafa (con mayúscula): la de la Transición. Una estafa que se hizo para principalmente cargarse lo que ha sido el último ciclo de movilización política de masas, en búsqueda de una verdadera ruptura democrática tras el agotamiento del franquismo. Hemos escrito suficientemente sobre todo lo que actualmente se está poniendo en solfa: la propia monarquía, el bipartidisimo, y ya también el “Café para todos” de las autonomías, ese invento del suarismo para conculcar el anhelo histórico del derecho de autodeterminación. Dentro del tinglado que montaron surgen fuertes disensiones y desconfianzas internas después de décadas de idilio. Nadie quiere perder los sillones y las parcelas de poder mafiosamente ganadas. A algunos se las dio en herencia casi genética el Dictador. Otros, más a la “izquierda”, por rompernos la ilusión de una verdadera ruptura democrática, consiguieron puestos de alto nivel en consejos de administración y comisariados europeos. Hasta el “ala sindical”, por tanto pactismo antiobrero, obtuvo su recompensa en otros menestERES.
Pues bien, es la crisis la que también hace que se publique lo que se repartieron en secreto. De nuevo –como en tiempos de los GAL cuando los que venían del franquismo querían también gobernar la “democracia postfranquista”– surge no la corrupción (indisociable a todos ellos), sino el arma de la acusación de corrupción. Entonces lo hacían para ver quiéngobernaba Madrid. Ahora (caso Pujol) la sacan para ver hasta dóndegobierna Madrid. Por supuesto que, de nuevo, con el mejor Lenin, no vamos a lamentar que le saquen las vergüenzas al molt honorable.Compartimos con nuestros compañeros de clase en las naciones sin estado del estado español que los límites de la degradación burguesa no conocen fronteras. Como tampoco “los recortes”. Pero no vamos a reírle la gracia a quienes conocían (y coprotagonizaban) desde hace treinta años estas prácticas nada honorables. Seguiremos reclamando con efecto retroactivo lo que negó la farsa de la Traisición: el derecho a la autodeterminación y a la independencia. Incluso sabemos que la persistencia en esa reivindicación obra a favor del objetivo prioritario de sacar a toda esta caterva del poder. Por eso el 11 de septiembre y el 6 de noviembre abans que res sabrem ser companys.
Ciertamente la crisis económica ha agotado a una transición que venía viciada desde su origen. Pero, precisamente, si queremos neutralizar intentos de reeditar estafas y farsas, toca advertir que no habrá revolución verdadera en este país que se limite a superar aquella transición por agotamiento y no por lo que de traición de una izquierda político-sindical bien “apoltronada” ha supuesto. En cualquier caso, tanta es la convicción gubernamental del papel que en toda esta degradación ha jugado una crisis económica que ellos no controlan, que sueñan con que (nos creamos) que la crisis va quedando atrás y ello ayude a “recentrar” a una serie de sectores sociales “recortados” en la esperanza de que no pierdan la confianza en volver al redil del “bienestar y seguridad perdidos”. Y así es como desde hace meses andan en una estrategia comunicativa de hacer ver que no está lejos la salida del túnel.
Sin embargo, hasta los anuncios de “salida de la crisis” disputan titulares con los de más “entradas”… Tras Francia, la crisis-boomerang sobrevuela la misma Alemania, y se anuncia una tercera recesión. A la persistencia de los factores estrictamente macro-económicos que auguran que la crisis estructural del capitalismo no encuentra la salida, se le suma un factor de primera magnitud en la escena internacional: la necesidad imperiosa de la primera potencia imperial de desestabilizar la situación mundial, incluso para no dejar que sus aliados de la Guerra Fría quieran ir por su cuenta y riesgo. Cada vez se reconoce más que EEUU lleva décadas incendiando aquí y allá –digámoslo claramente ya– incluso contra las prioridades de agenda euroalemanas, que no les van a la zaga en intenciones imperiales pero si que van con retraso en poder materializarlas sin que se les disloque su penosamente trabajado “euro-modelo expansionista”. La necesidadinterna de EEUU para desestabilizar permanentemente se constituye así en factor de primer orden. Este país no busca tanto extender de forma clásica dominios económicos como mantenerse artificialmente como primer dominador con toda la cuota de parasitismo económico-financiero que ello conlleva a expensas, como decimos, de sus propios aliados. Y para eso sólo le queda salpicar de belicismo activo todo lo que pueda cocerse a su espalda en las relaciones internacionales. Pues bien, si los capitalistas no controlan sus propias crisis y estallidos estructurales, ¿qué decir de la validez de sus previsiones cuando todo se mezcla con una situación geoestratégica (literalmente) explosiva y otra vez con la guerra a las puertas mismas de la Unión Europea, en esta ocasión, con un contrincante ruso decididamente más duro de pelar que lo fue, por ejemplo, Serbia?
En este contexto, y volviendo al “ruedo nacional”, cobran aún menos credibilidad las previsiones tipo Rajoy. En realidad, ni siquiera confía él mismo en que se le crea como necesita. De ahí que se preste raudo a legislar para su particular parcela mafiosa política. Así, acelera una ley electoral municipal que prolongue el poder de los suyos –incluso asumiendo el daño colateral de que los nacionalismos más enemigos salgan favorecidos– dando por descontado que por aquellos lares tienen poco futuro “partidista”. Calculan que la “unión a la izquierda”, demasiado llena de contradicciones organizativas internas y de poses varias, no está para coaliciones previas a las elecciones. Y al fin y al cabo, los del PP, con su apuesta de imposición dictatorial en cuestiones como “la catalana”, no son precisamente los que más daños electorales relativos van a recoger en ámbitos donde, como decimos, dan por descontada su condición de minoría. Resultado: para la periferia perdida, imposición del “interés de estado” por encima de derechos y elecciones en el mejor espíritu de la transición pactada; para el resto, ingeniería electoral para desterrar sorpresas que pudieran incluso deparar eventuales presiones populares que se tomasen en serio eso de que sí se puede cambiar las cosas. Sea como fuere, es importante aprender de la historia y en línea con lo que apuntábamos al principio, no pensar que lo tienen todo previsto y calculado.
Ya en lo que se refiere a la fase actual del ciclo popular de movilización que ha traído la crisis, partimos de que esta fase está muy modulada por la apuesta política electoral de una parte importante de la protesta social, que se concreta en Podemos. Cuando hablamos de parte importante, somos conscientes del peso político sobredimensionado que cobran lo que hemos dado en llamar “sectores intermedios” ante la ausencia de un movimiento obrero organizado y la incapacidad actual de la línea revolucionaria por el socialismo de liderar la “movilización anticrisis”. En este escenario hemos establecido que la optimización de nuestra necesaria intervención no puede hacerse de forma inmediatista sin tener en cuenta las ulteriores batallas políticas que previsiblemente nos depararán la guerra social en que el capitalismo nos mete y considerando en todo momento, además, el contexto geoestratégico y la propia experiencia histórica. Es por ello que también tenemos que alertar contra las falsas salidas reformistas –aún más falsas si tenemos en cuenta la naturaleza de la crisis y la verdadera historia del “bienestar perdido”– y contra esas maneras falsas de salir, como la electoralista que exagera la importancia del voto. Y no lo hacemos de forma alegre y ligera por puro purismo ideológico. Tampoco lo haremos de forma esquemática y sectaria, analizando sólo a los actores en juego por la calidad y rigor de lo que dicen. Bien sabemos que la crisis estructural capitalista nos llega cuando aún el movimiento revolucionario por el socialismo es tributario de su propia crisis histórica; lo que no podía dejar de afectar al propio lenguaje y justifica incluso que muchas personas de buena intención sueñen con emular (de forma mecánica y forzada, eso sí) procesos bolivarianos “alejados de la ortodoxia” que, al fin y al cabo, hasta enfrentan al yanqui desde “revoluciones ciudadanas y no de manual”. En cualquier caso, nos importa más saber que la realidad es más “ortodoxa” de lo que parece. Y que la crisis es tan profunda que cualquier persistencia en exigir lo que antes se tenía, por nimio que parezca, es motivo de inestabilidad; que el propio reformismo pierde así su base hasta el punto de que se ve obligado a adoptar alas radicales para reivindicar lo que hasta ayer nuestro ciudadano-enemigo de clase tenía a bien concederle sin tanto aspaviento.
Ante tantas crisis, extrañas y propias, lo esencial es intervenir claramente desde nuestra independencia de clase, pero teniendo en cuenta que la clara ausencia de nuestra clase como sujeto autónomo nos hace resaltar la importancia que hoy toma la propia práctica de la lucha como fuente de experiencia para unas masas que buscan un tanto desordenadamente la salida. En este sentido, comprobamos crecientemente cómo a partir de la asunción de la línea de demarcación del no pago de la deuda ilegítima se abren camino la necesidad imperiosa de la salida de las instituciones euroalemanas y hasta la expropiación bancaria. Y, en pura lógica, mucha gente vota convencida de que “no bastará votar para botarlos”. Efectivamente, ante la persistencia de la crisis y de la movilización (en cualquiera de sus aspectos) es de prever una degradación del propio sistema político y una fuerte tendencia a una fascistización de hecho del mismo en un escenario de antagonización de las luchas y de agresión imperialista. Máxime, cuando vivimos prácticamente en el centro del mismo sistema, con una crisis que es internacional y unos estados viejos que no dudarán en actuar de forma “anticuada y ortodoxa”, de manual si se quiere, sin respeto de fronteras ni legalidades. Y lo harán con mayor impunidad en la medida en que remarquen que nuestra resistencia de clase organizada sea menor; tanto menor, cuanto mayor sea nuestra ilusión ciudadanista, hija de una revolución democrático burguesa, esta sí, realmente anticuada y decimonónica que hace tiempo que la burguesía respeta menos que nadie.
Acompañaremos las experiencias de la gente sin esconder nuestras convicciones revolucionarias, que, desde luego, no consisten en recitar frases revolucionarias, sino en “interseccionar” con la realidad tal como es, claro, pero estableciendo lemas y consignas que impulsen y eleven las luchas de masas en su camino de toma y mantenimiento revolucionarios del poder. Ello implica necesariamente contribuir en el presente a un poder popular concreto que vaya estableciendo solidaridades y “tomando la solución por su mano” ante los problemas más acuciantes de la gente. Pero para garantizar todo esto, la experiencia acumulada (ajena y propia) de años de intervención en las movilizaciones populares nos convence aún más de que el aspecto principal de nuestro particular trabajo está en el plano del reforzamiento de la organización revolucionaria. Y en esas estamos, tal como hemos reafirmado en nuestras recientes Jornadas de Formación. Esto pasa, y no podemos dejar de concluir en ese sentido, por insistir en nuestro llamamiento a una confluencia revolucionaria -incluso sin esperar a estar en una misma organización- de aquellos que tienen claro que no sólo hay que intervenir hoy y mañana teniendo en cuenta la realidad presente de la movilización en su diversidad, sino que hay que hacerlo con la garantía de poder intervenir pasado mañana, en un futuro que está más escrito de lo que parece. Por cierto, que sobre esto, las mayores evidencias de que se trata del camino correcto no nos vienen “relatadas” ni en ruso ni alemán, sino en el propio castellano más reciente. Todo hay que decirlo: con un marcado acento latinoamericano o bolivariano, tras estar comprobando en carne propia qué clases de ciudadanos y presiones enfrentan las revoluciones cuando pelean por ser verdaderas.
Red Roja
http://redroja.net/index.php/noticias-red-roja/noticias-cercanas/2845-de-crisis-y-estafas-o-como-mas-bien-la-estafa-acecha-en-las-puertas-de-salida "
Publicado por lukymálaga ,...))))...///..
https://rebelion.org/una-panoramica-sobre-la-actual-clase-dominante/
Una panorámica sobre la actual clase dominante
Fuentes: CADTM // https://rebelion.org/una-panoramica-sobre-la-actual-clase-dominante/
A pesar del menor crecimiento de su PIB medio en estos últimos años (3,4% y 2,2% en 2015 y 2016, a causa, entre otras, de la caída, desde 2014, de los precios de las materias primas, del petróleo, del que dependen varias economías todavía monoproductoras) respecto al que había alcanzado en los primeros años de […]
A pesar del menor crecimiento de su PIB medio en estos últimos años (3,4% y 2,2% en 2015 y 2016, a causa, entre otras, de la caída, desde 2014, de los precios de las materias primas, del petróleo, del que dependen varias economías todavía monoproductoras) respecto al que había alcanzado en los primeros años de la década (alrededor del 5%), la situación económica de África en este siglo XXI es objeto de un discurso muy diferente, incluso contrario al que había dominado durante las décadas post-coloniales del siglo XX. En particular durante las décadas 1980-1990, caracterizadas por la imposición de políticas de ajuste estructural neoliberal, remedio al endeudamiento crítico de los Estados del Tercer Mundo, y de África en particular.
No sólo la tasa de crecimiento medio del PIB de esta región del mundo se situó, desde los primeros años del nuevo siglo, por encima de la media mundial, aunque inferior a las tasas de crecimiento de las economías de China, India o Singapur; también ha dado pruebas de resilencia frente a la crisis que ha golpeado al centro tradicional de la economía capitalista mundial, al que está muy ligado o es bastante dependiente.
Además, aunque este crecimiento del PIB se explica sobre todo por las inversiones directas extranjeras (IDE), atraídas por una bastante buena rentabilidad de las inversiones, no se puede ignorar la visibilidad adquirida durante el mismo período por empresas africanas consideradas rentables según los criterios de la economía capitalista. Empresas africanas, no sólo en el sentido de empresas instaladas en África, sucursales de empresas extranjeras, sino empresas que pertenecen o son controladas por gente africana, de Mauricio a Marruecos pasando por Kenya y Nigeria. Empresas individuales o familiares cuyos resultados, capitalistas se entiende, se reflejan en el interés que les conceden empresas consultoras, expertas en capitalismo, como McKinsey o el Boston Consulting Group, o en la entrada de algunos de sus propietarios o accionistas mayoritarios en las listas de las mayores fortunas mundiales publicadas por revistas estadounidenses, como Forbes.
Se puede decir que es uno de los efectos del ajuste estructural neoliberal, de la neoliberalización de la mundialización. Invalidando el diagnóstico y el pronóstico sobre la burguesía africana que enunció Frantz Fanon −partiendo de lo que era observable entonces en América Latina−, desde los primeros años post-coloniales: «en el seno de esta burguesía nacional no hay ni industriales ni financieros. La burguesía nacional de los países subdesarrollados no se orienta hacia la producción, la invención, la construcción, el trabajo. Se canaliza por completo hacia actividades de tipo intermediario. Estar en la trama, ésta parece ser su vocación profunda» (Los Condenados de la tierra, 1961). Lo cual −si no hubiera habido el discurso dominante, desde los años 1990, sobre el «fin de las ideologías«, el «fin de la historia«, o dicho de otra manera, la victoria final del capitalismo− habría podido relanzar el debate de los años 1950-1960, e incluso 1970, sobre la cuestión de la existencia o no de clases sociales en África, dentro del cual se planteaba también, para los defensores de su existencia, el papel de la burguesía africana en el contexto post-colonial. Al mismo parece responder uno de los capitalistas africanos más mediáticos, el propietario de Heirs Holdings y Transcorp, Tony O. Elumelu, al añadir a capitalismo el prefijo «afri» (idéntico a «afro») −considerado positivador por el nacionalismo cultural negro-africano, la «diáspora» (negro-)africana−, formándose el africapitalismo, una práctica africana del capitalismo de naturaleza pretendidamente diferente a la dominante en la tradición capitalista: un «capitalismo inclusivo» en vez de exclusivo, que supuestamente aporta «prosperidad económica y riqueza social» a África [1] .
Voy a presentar sólo una panorámica de algunas características de esta clase dominante −características marcadas por las particularidades de cada historia nacional, y también de sus relaciones con el resto del mundo, que no van a ser abordadas aquí−, en este contexto de reestructuración de la economía capitalista mundial, caracterizada entre otras cosas por la emergencia de nuevas potencias capitalistas, no europeas/no occidentales, principalmente China; comenzando por recordar de forma resumida el debate sobre las clases sociales.
El interés de este artículo para el CADTM [Comité pour l’Abolition des Dettes Illégitimes, Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas], más allá del papel jugado por la crisis de la deuda y el consiguiente ajuste estructural neoliberal, puede estar en que es imposible lograr el objetivo fijado (contribuir a «poner en marcha alternativas que liberen a la humanidad de todas las formas de opresión: social, patriarcal, neocolonial, racial…») si no se interesa por, o no se tiene en cuenta, esta dinámica capitalista africana que es estructurante de la vida cotidiana de centenares de millones de africanos, oprimidos de formas diversas, los actuales condenados de la tierra, de Port-Louis a Túnez, pasando por Lilongwe y Kinshasa, aunque, repito una vez más, no se va a analizar una cincuentena de sociedades (países) africanos, sino tan sólo algunas características generales [2] .
Sobre la existencia o no de clases sociales en África
En un período que se extiende sobre todo entre los años 1950-1970, esto es, de la víspera del acceso masivo a la independencia de las colonias europeas de África a las dos primeras décadas de la llamada independencia, intelectuales y mujeres y hombres políticos africanos, así como africanistas extra-africanos, opinaron, discutieron sobre la existencia o no de clases sociales en África. De hecho, sobre el papel que debería jugar o no la lucha de clases en África durante la lucha por la independencia, y sobre todo en la llamada África post-colonial, pues a la existencia de las clases sociales están ligadas, inseparablemente, sus luchas.
Ateniéndonos a algunos actores políticos africanos, entre los principales protagonistas de este debate, grosso modo, estaban por un lado quienes como Léopold Sédar Senghor, Jomo Kenyatta, Julius Nyerere, Kwame Nkrumak, que partiendo del conocimiento que tenían de las sociedades africanas precoloniales así como de la división principal de la sociedad colonial, en colonos y colonizados/indígenas, afirmaban que la existencia de las clases sociales era una realidad de las sociedades europeas, desconocida en el África pre-colonial, más o menos transportada por la estructuración colonial, aunque mucho menor respecto a la división entre opresores coloniales y oprimidos/explotados indígenas. A pesar de la existencia bajo la colonización de afinidades entre el capital colonial y algunas categorías sociales de colonizados, éstos tenían un interés común en liberarse de la dominación colonial y, una vez adquirida la independencia, construir la nación post-colonial, en interés de toda la población, volviendo a conectar con las supuestas tradiciones comunitarias africanas o valores tradicionales africanos dominados durante el período colonial, excluyendo el principio de la lucha de clases, sin hacer en todo caso tabla rasa de la sociedad construida por, y heredada de, la colonización, de su estructuración social. Todas las personas descolonizadas debían tener el mismo interés en la construcción de la nación post-colonial, a pesar de las diferenciaciones sociales jerárquicas heredadas de la sociedad colonial: todas las capas sociales deberían comulgar en esta «unión nacional». Lo que Léopold Sédar Senghor, por ejemplo, teorizó bajo la denominación de «socialismo africano» y que supuestamente practicó como presidente del Senegal. En cuanto a Kwame Nkrumh, que le precedió como jefe de Estado, en Ghana, y figura principal del panafricanismo −panafricanismo compartido también por Senghor y muchos otros, con quienes llegará a fundar la Organización de la Unidad Africana (OUA)−, elaboró, sobre las mismas bases del comunitarismo pre-colonial, adaptado a la era post-colonial, una «filosofía y una ideología para la descolonización y el desarrollo» denominada «conciencismo» (El Conciencismo, 1964) [3] . Incluso en la segunda edición de El Conciencismo (1969), esta ideología está llamada a «reconstituir la sociedad igualitaria» pre-colonial.
Por otro lado estaban quienes, como Frantz Fanon, comprometido en la guerra de liberación nacional argelina, Mehdi Ben Barka, tercermundista marroquí, Amilcar Cabral, dirigente del Partido africano para la independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC) −que también eran panafricanistas−, sostenían que en período colonial y post-colonial había clases sociales indígenas, y después nacionales, con intereses divergentes, aun cuando no se trataban de calcos de las sociedades «occidentales»: por ejemplo, inexistencia general de fracción indígena de la clase capitalista durante la colonización, pese a la existencia a veces de algunos individuos.
Por ejemplo, para Fanon, además de su caracterización −inspirada, como hemos dicho, en la realidad de la llamada América Latina post-colonial− de la burguesía africana post-colonial (cf. arriba) como burguesía compradora («intermediaria»), la clase revolucionaria en África no era el proletariado (urbano, relativamente privilegiado, aunque no tanto como la pequeña burguesía urbana y rural) sino el pequeño campesinado pobre. Según Ben Barka, había entonces en Marruecos una gran burguesía, no progresista y ligada al «semi-feudalismo», una media y pequeña burguesía titubeante en relación a la continuación de la lucha nacional, a la revolución, un pequeño campesinado sin tierra que ganaría acercándose a la clase obrera, fuerza revolucionaria en esta sociedad [4] . Cabral, por su parte, hablaba de la «dominación neocolonialista […] que permite el despertar de la dinámica social (conflictos de intereses en las capas sociales autóctonas o lucha de clases)», de «seudo-burguesía local» que «cualquiera que fuera su grado de nacionalismo», vista su infeudación con el imperialismo «no puede orientar libremente el desarrollo de las fuerzas productivas: en una palabra, no puede ser burguesía nacional» [5] .
Sin embargo, tras el golpe de Estado militar que lo derrocó −que plasmaba una coalición de intereses de clase locales (empresarios privados, pequeña burguesía, oficiales superiores del ejército ghaniano, jefes tribales−, Nkrumah reconsideró su opinión sobre las clases sociales y su lucha [6] , acercándose a los Fanon, Ben Barka, Cabral, Samir Amin [7] , afirmando, por ejemplo, en una obra con significativo título, La Lucha de clases en África: «se ha sugerido que las clases sociales que existen en otras partes del mundo eran desconocidas en África. Nada más lejos de la verdad» [8] , porque las sociedades africanas de su tiempo están estructuradas en campesinado, proletariado, pequeña burguesía, burguesía nacional y autoridad tradicional, con intereses muchas veces divergentes. Incluso antagonistas: «África es actualmente el teatro de una violenta lucha de clases. Basta con mirar a nuestro alrededor. Como ocurre en todas partes, se trata esencialmente de una lucha entre opresores y oprimidos […] África posee un núcleo central de burguesía, poco diferente de los colonizadores y colonos por las posiciones privilegiadas que ocupa y que constituye una minoría egoísta, interesada, reaccionaria, en medio de las masas explotadas y oprimidas» [9] . No se trataba ya de oponerse únicamente al imperialismo, como en El Imperialismo, último estadio del neocolonialismo−que junto a El Conciencismo y África debe unirse constituyen las obras de referencia de cierto panafricanismo, un panafricanismo sin determinación social/de clase−, sino también a la burguesía local, en desarrollo. Dicho de otra manera, había que salir de ese panafricanismo nostálgico de una mítica África pre-colonial, fundamento del proyecto de conciliación de las clases sociales. Forma de panafricanismo que en estos últimos tiempos goza de una nueva juventud, en editoriales y en internet.
Por desgracia, La Lucha de clases en África no ha formado parte de las obras de Nrumah reeditadas por Presencia Africana en los años 1990-2000. ¿Será porque suele ser ignorada por los panafricanistas, continuadores de la tradición de ocultación de la lucha de clases entre africanos? ¿O porque no resultaría sexy ni rentable reeditar una obra cuyo primer párrafo afirma que «El objetivo principal de los revolucionarios del Mundo Negro debe ser la liberación y la unificación totales de África bajo un gobierno panafricano socialista» [10] , precisando que esos objetivos deben ser articulados con el triunfo de «la revolución socialista internacional» que «hará progresar al mundo hacia el comunismo» (p. 108), cuando ya desde los años 1980 la temática de las clases sociales, de sus luchas, sufría una marginación editorial en Europa en general, y en Francia (donde se localiza el editor) en particular, consolidada por la destrucción del Muro de Berlín y el final de la URSS? Una situación de la que todavía cuesta salir, a la vista de la persistente soledad de la ideología neoliberal del «fin de la historia», que sigue imponiendo en la lectura del África actual, recubierta de un culturalismo/racialismo centrado, por ejemplo, en el prefijo racializado «afro» /» afri».
Aunque se puede ver que, hoy día, en África existe objetivamente, grosso modo, un pequeño campesinado agrícola independiente; un proletariado, por lo general más urbano que rural agrícola, que vive de la venta de su fuerza de trabajo al capital privado y estatal, con ingresos que le permiten reproducir su fuerza de trabajo y acceder, apretándose el cinturón, a algunos esparcimientos de la sociedad de consumo, y al que pueden ser asimiladas algunas categorías de personas empleadas, tanto en el sector público como en el privado; personas que comercian en los mercados de las calles, y personas activas en pequeños oficios o pequeñas actividades artesanales, incluidas en el llamado sector informal, de tintorería, de zapatería, peluquería, costura, albañilería, carpintería, restaurantes/cantinas, soldadura, mecánica, etc., en condiciones de vida que oscilan entre el lumpenproletariado y el proletariado; una pequeña burguesía (o «clases medias») constituida por la pequeña propiedad de medios de producción o de comercios −una parte de los cuales dentro del sector informal− utilizando principalmente mano de obra familiar o mínimamente mano de obra asalariada, incluso aprendiz, una gran parte de los agentes de la función pública y de las empresas estatales, cuadros de empresas privadas, miembros de las llamadas profesiones liberales (médicos privados, abogados, notarios, contables), pequeños propietarios; una burguesía capitalista: propietarios de empresas que utilizan mano de obra asalariada en las (pequeñas, medianas, grandes) empresas de diferentes sectores, de la explotación petrolera a los servicios, pasando por el gran comercio, el transporte, la construcción, la hostelería, la importación.
Esta clase de antigua y nueva gente rica, minoritaria en todo el país, es la dominante, porque la economía e incluso la sociedad están organizadas en función de sus intereses. En esta clase no sólo está la representación del capital extranjero, sobre todo el occidental, que sigue siendo el principal en África, sino también capitalistas autóctonos [11] −los términos «africapitalismo» y su derivado «africapitalista» tienen el mérito de reconocer al menos la existencia de esta clase social− que ejercen, de manera subordinada consentida o en relativa competencia con el capital extranjero, una influencia cierta sobre los y las dirigentes políticas (gobierno, parlamento) −algunos de cuyos miembros pueden ser miembros de esta clase social− y por tanto sobre la existencia de centenares de millones de personas que viven en África.
Una vieja tradición en África
Esta participación de los indígenas de África en la dinámica del capital es muy anterior al período post-colonial, hay que seguir recordándolo a la vista del discurso mentiroso, o ignorante, sobre el momento actual como el de la «integración de África en la mundialización», se sobreentiende que del capital.
Grosso modo, la gente negro-africana ha contribuido a la larga marcha del capital, no sólo como esclavos en la Américas −a su costa−, sino también como empresarios de la captura (desde las tierras interiores hasta la costa) de otra gente africana destinada a la esclavitud [12] . Dignatarios de los reinos costeros, celebrados todavía hoy por algunos nacionalistas africanos, fueron actores o supervisores, y por supuesto beneficiarios. Más tarde, con la prohibición de la trata de esclavos en el siglo XIX, algunos africanos, incluyendo antiguos esclavos regresados de Brasil, pudieron hacer fortuna participando en los circuitos clandestinos de la trata. En algunos países del golfo de Benín, algunas familias de la actual clase dominantes son descendientes de estos traficantes de los últimos tiempos de la trata negrera atlántica. Y también, en otra configuración, una parte de la actual burguesía mauriciana, de vieja ascendencia francesa, desciende de los antiguos propietarios de esclavos de los siglos XVIII y XIX en el océano Índico.
También el período colonial (incluyendo los protectorados), pese a las restricciones prácticas, produjo capitalistas africanos [13] . Entre los capitalistas a los que se refería Fanon se pueden incluir comerciantes nigerianos como El Hadj Alhassan Dantata (1877-1855, fundador de Alhassan Dantata & Sons) [14] , un intermediario de la Compañía del Niger, considerado el africano más rico de las colonias británicas de África occidental −uno de sus biznietos, Aliko Dangote, es hoy día el hombre más rico de África, dirigiendo un grupo multinacional. Al igual que la cúspide de comerciantes nigerianas de tejidos, tanto locales como los de fabricación industrial colonial llamados tejidos/taparrabos africanos (java, wax): «las mujeres más industriosas poseían uno o dos camiones» [15] , así como sus colegas de Togo: «En los años 1950, existían al menos tres categorías de revendedoras. El primer grupo incluía a aquellas cuyo volumen de negocios era superior a diez millones de francos CFA» [16] −las llamadas Nana Benz−, propietarias indígenas de tierras de Kenya (colonial). Así, a diferencia de algunas biografías falsificadas, que los presentan como self-made men/women, algunas figuras actuales de esta clase dominante son herederas de capitalistas, de familias pequeño burguesas o de notables de aquel período.
En el período postcolonial, anterior a la neoliberalización, hubo en varias sociedades africanas una política de apoyo o creación de capitalistas autóctonos, de indigenización por medio de la reglamentación de las inversiones: topes máximos a inversores extranjeros en algunos sectores económicos, exclusividad autóctona de algunos sectores económicos, incluso a costa de los empresarios originarios de otros países africanos. Fue el caso en Kenya de Jomo Kenyatta (el padre de Uhuru), en Zaire de Mobutu y la zairianización, o la indigenización en Nigeria por los sucesivos generales-presidentes [17] . Dicho de otra forma, una nueva fase, una ampliación de la llamada acumulación primitiva del capital privado local con ayuda del Estado nacional, una expresión de sólidos vínculos entre la clase política y los miembros autóctonos de la clase socio-económicamente dominante. Una de cuyas consecuencias fue que una parte de los créditos concedidos por bancos públicos a empresarios, próximos a gobernantes o haciéndoles de testaferros, no fue devuelta por los citados empresarios, contribuyendo así, durante los años 1980, a los déficits o quiebras bancarias. La crisis de estas economías neocoloniales, una de cuyas principales manifestaciones fue la crisis de la deuda pública exterior, llevó al ajuste estructural neoliberal, la solución standardizada impuesta a los Estados sobreendeudados de África, América Latina y Asia por las instituciones financieras internacionales, de acuerdo con el Consenso (unilateral) de Washington. Que se sigue aplicando actualmente, con una evidente violencia social, en Grecia.
La neoliberalización de la mundialización: producción de una nueva clase dominante en las sociedades africanas
Es innegable que hubo capitalistas, embriones de burguesía nacional, en la mayor parte de las sociedades africanas durante el primer período post-colonial, lo que no obsta sin embargo para que este dinamismo de la nueva clase dominante −con excepción de sociedades con vieja burguesía, como la sudafricana, la egipcia, la mauriciana− sea sobre todo una consecuencia de los dictados de las instituciones financieras internacionales, de su imposición del ajuste estructural neoliberal en los Estados africanos, como solución a su endeudamiento crítico. Estados cuyos gobernantes no se oponían en principio a la neoliberalización [18] . La deseaban por interés, aunque sin los factores de contestación social popular que suscitaba. En cuanto a las oposiciones políticas, se asociaban por lo general a la definición de democracia que hacía circular el Banco Mundial y otros: democracia = economía de mercado + partidismo + activismo de la «sociedad civil». Esta última no era considerada como expresión de intereses divergentes, cuando es también un espacio de la lucha de clases (asociaciones patronales y sindicatos obreros, por ejemplo, forman parte de la sociedad civil).
Hubo que privatizar las empresas públicas estratégicas, liberalizar los mercados. Profundizarlo donde ya ocurría antes: en Costa de Marfil, en Egipto, en Ghana, en Kenya, en Túnez, en Zaire, por ejemplo. Este proceso todavía está inacabado. Los beneficiarios han sido los inversores extranjeros, los famosos «inversores estratégicos». Pero no se debería identificar la privatización, la liberalización, con una recolonización [19] , porque aquí y allí, en casi toda África, miembros de la clase política, capitalistas ya instalados −los de la primera década postcolonial− o han adquirido acciones en empresas públicas privatizadas, acciones que eran propiedad de los Estados, o han adquirido otras ex−empresas públicas, o bien han creado nuevas, privadas. Empresariado autóctono que se encontraba en posición favorable, o seguro de estarlo, en la asignación de las concesiones públicas, por el hecho de la proximidad entre la clase política / los y las gobernantes presentes o incluso pasados, con la clase social dominante. Un capitalismo de connivencias [20] .
En Sudáfrica, donde desde final del siglo XIX existía una clase capitalista que era considerada muy dinámica, y para cuyos intereses fue constitucionalizado el apartheid, se trató de reforzar a esta clase después del apartheid, favoreciendo el desarrollo de capitalistas negros, con el Black Economic Empowerment (discriminación positiva, en favor de la pequeña burguesía negra en materia económica/empresarial, por ejemplo en forma de adquisición de acciones en los sectores económicos más importantes, como el minero), iniciado bajo la presidencia de Nelson Mandela (con el apoyo, cuando no la inspiración, de algunos elementos «ilustrados» de la burguesía blanca sudafricana).
Todo ello con el aliento cierto de las instituciones financieras internacionales, vigilando que la neoliberalización (económica) siguiese un curso normal y se hiciese efectiva en todo el mundo. La presión sobre los Estados se ha ejercido, entre otros medios, con el acceso a la financiación, los informes anuales emitidos por el Banco Mundial, el Doing Business que clasifica a los Estados en buenos, medios y malos alumnos en materia de institución de las condiciones más favorables para los negocios y las inversiones, como más exenciones fiscales o bajos tipos impositivos (alrededor de 28% de media, 15% en Mauricio, 13,6 en Lesoto). Tanto para los capitales autóctonos como para los provenientes de otros sitios, preferentemente sin distinción de origen en el sentido neoliberal de la igualdad entre David y Goliat.
Actualmente, esta clase dominante autóctona está activa en buen número de sectores (alimentación, seguros, construcción y trabajos públicos, enseñanza, finanzas, inmobiliario, medios de comunicación, farmacéutico, extracción de recursos naturales −minas e hidrocarburos−, transporte, telefonía, textil, etc.). Aunque siga apostando por «estar en la trama», porque se trata de una práctica inherente al capitalismo, ya no se puede hablar de esta clase como de simples « intermediarios » [21] .. Ninguna de estas empresas forma parte todavía del top 500 (mundial) de empresas, pero las empresas africanas, según África CEO Forum, contribuyeron en 2013 «a casi el 23% de las inversiones en el continente [8% en 2007], están en segunda posición tras las inversiones de las empresas de Europa occidental […], son también la segunda fuente de creación de empleos en el continente» [22] . Su crecimiento, sus resultados, son cada vez más celebrados en la prensa, no sólo africana, y por las consultoras que se encargan de la propaganda del crecimiento capitalista neoliberal.
Cada país africano posee hoy día −además de cámaras de comercio e industria− su/sus organizaciones patronales, para la defensa de los intereses de esta clase. Es cierto que participan también miembros no autóctonos de la clase, pero suelen estar dirigidas por autóctonos, sin que esto signifique un predominio del capital autóctono sobre el alóctono. Las políticas económicas y sociales nacionales se organizan también en función de los intereses del capital autóctono, además del, más estructurante, capital internacional (no africano). Estos miembros autóctonos de la clase dominante ejercen una presión sobre los gobernantes políticos (ministros, parlamentarios −figurantes rentables en aquellos sitios donde llegan a registrar proyectos de ley−, gobernadores, etc.) [23] que además, y de manera general, hacen de su paso por el poder un momento de acumulación primitiva −los sobornos recibidos, el robo de dinero público, la autoconcesión de privilegios, mercados para sus empresas y de sus testaferros, etc.− de adquisición de acciones [24] , o incluso de constitución de grupos económicos. Esto crea una gran complicidad, connivencias, una imbricación entre dirigentes políticos y dominadores económicos [25] .
Cada vez más miembros de esta clase capitalista se transforman en actores políticos. En los siete últimos años (2004-2011) de la presidencia de Hosni Mubarak, el gobierno se caracterizó, entre otras cosas, por nombrar a reconocidos empresarios capitalistas para ministerios muy ligados a sus intereses privados, individuales o familiares: Comercio y en Industria, Turismo, Agricultura, Salud [26] . Algunos empresarios han conseguido hacerse elegir a la cabeza de Estados, como Marc Ravalomanana (el «Berlusconi malgache») en Madagascar, Adama Barrow en Gambia, o Patrice Talon en Benín, uno de cuyos desafortunados competidores es Sébastien Ajavon, un empresario capitalista tanto en Benín como en Francia −rivalidad política entre capitalistas que se manifiesta también en Kenya entre Uhuru Kenyatta (un heredero de la dinámica empresarial capitalista de los Kenyattas desde la presidencia del padre, Jomo) y Ralia Odinga −cuya elección a la presidencia habría mejorado probablemente la situación de sus negocios, considerados menos prósperos en 2017. El Estado sudafricano corre el riesgo de ser dirigido desde el próximo año por una de las personas más ricas de Sudáfrica, su actual vicepresidente Cyril Ramaphosa. En RDC, el hombre de negocios Moïse Katumbi está en la lista de pretendientes a la sucesión de Joseph Kabila, que tiene fama de haberse enriquecido escandalosamente, junto a miembros de su familia y colaboradores políticas, e invertido también en el empresariado.
Un capitalismo transnacional africano
Algunos de los miembros de esta clase dominante que no se contentan con invertir localmente, están a la cabeza de empresas presentes en varios países africanos. Son, por ejemplo, Elsewedy Electric, el grupo Dangote presente con sus cementeras y otras actividades en todas las sub-regiones de África −recurriendo también a la subcontratación−, el grupo Orascom de Osni Sawiris y sus hijos, el grupo Mansour, bancos africanos (Attijariwafa Bank, Ecobank, Nedbank, United Bank of África, etc.), la sociedad de inversión Heirs Holdings, Transcorp (citada en nota de la página anterior) del adalid del africapitalismo Tony Elumelu, Econet del zimbabwense Strive Masiyiwa. Una sesentena, o incluso un centenar de multinacionales a la africana, como dijo un miembro de su serrallo [27] , que invierten fuera de su país de origen, en su sub-región y en otras sub-regiones. Ello favorece el proceso de integración africana, y la existencia de diversos reagrupamientos sub-regionales sirven de referencia a las organizaciones de defensa de los intereses de esta clase dominante. Como la Federación de organizaciones patronales de África del Oeste (FOPAO), en el espacio de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO), la Unión de patronales de África Central (UNIPACE) en la Comunidad Económica de Estados de África central (CEEAC). Aunque la FOPAO se quejaba recientemente de cierta persistencia en la «protección de los mercados locales» en el seno de la CEDEAO.
A nivel regional, las organizaciones patronales nacionales se reagrupan en Business África (antigua Confederación patronal de empleadores, sección regional de la Organización Internacional de Empleadores, OIE). Esta organización patronal panafricana tiene como misión, entre otras, «mejorar la posición de las empresas en las instancias continentales, como la Comisión de la Unión africana, la Comisión económica de las Naciones Unidas para África (CEA), la Oficina regional de la OIT para África, el Banco africano de desarrollo y otras instancias continentales» [28] . Lo cual no exige un esfuerzo particular, vista la adhesión de estas instituciones al neoliberalismo [29] −digamos al «social-liberalismo» en el caso de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) −, su creencia en el sector privado como «motor del desarrollo» de África, también en «asociación público-privado», ese artilugio de los desarrolladores neoliberales.
Así, esta parte de la patronal africana, las multinacionales africanas, está muy interesada en la integración económica de África bajo la forma de un mercado único, la zona de libre cambio continental (ZLEC), proyecto iniciado en 2012 por la Unión Africana y que debería ser efectivo en 2017, aunque acusa cierto retraso. Para no prolongar este retraso, algunas de estas multinacionales [30] , con el viento en popa, han creado el Club Afrochampions (presidido por Aliko Dangote y copresidido por el antiguo Jefe de Estado sudafricano y adalid del Renacimiento africano, Thabo Mbeki). Esta parte de la clase dominante africana pretende ser, en cierta manera, panafricanista, un panafricanismo claramente capitalista: tener un peso importante en el mercado africano, incluso conseguir una posición dominante. Sin limitarse a ello.
En efecto, aún con el recurso a una adaptación para África de la definición de multinacional, algunas empresas africanas han superado las fronteras continentales, invirtiendo en Europa, en América, en Asia, en Oceanía. África no se limita por tanto a recibir inversiones directas extranjeras, también es un punto de partida, aunque las salidas sean inferiores a las entradas. Los flujos de inversiones directas africanas fuera de África, según los informes anuales de la CNUCED sobre la inversión en el mundo, de 2011 a 2016, han sido: en 2011 de 23.000 millones de dólares americanos frente a 66.000 recibidos, en 2012 34.000 frente a 77.000 recibidos, en 2013 casi 38.000 frente a 74.000 recibidos, en 2014 28.000 frente a 71.000 recibidos, en 2015 18.000 frente a 61.000 recibidos, en 2016 18.000 frente a 59.000 recibidos.
Teniendo en cuanta las relaciones históricas entre las antiguas colonias y sus metrópolis coloniales/neocoloniales y la dominación simbólica mantenida por éstas, las relaciones entre capitalistas están hoy día bastante establecidas. Business África habla de «la continuación de su colaboración con grupos de empresas europeas y americanas» −por «americanas» hay que entender las de Estados Unidos y Canadá, no las de la llamada América latina.
Por ejemplo, sobre las inversiones en el sentido considerado inhabitual (África => Europa), «Entre 2007 y 2012, durante la peor recesión de la economía global de Europa, las inversiones africanas crecieron siete veces, alcanzando los 77.000 millones de euros» [31] . Estos últimos años, han tenido bastante cobertura mediática la adquisición de participaciones importantes en grandes empresas de Portugal por la multimillonaria angoleña Isabel Dos Santos; la adquisición por Media Global Networks de la familia Sawiris del 60% de participaciones de la cadena de televisión europea Euronews; la compra, entre otras empresas europeas, de la segunda empresa francesa de electrodomésticos Fagor/Brandt por el grupo Cevital del multimillonario argelino Issad Rebrab [32] . Desde luego, no se trata de un vuelco de la tradicional dominación de los capitales occidentales (estadounidense, europeo) en África, de un «imperialismo al revés» (Charles-Albert Michalet [33] ), porque el stock de inversiones africanas en Europa y Estados Unidos está lejos de toda comparación con los de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, pelotón de cabeza en stock de inversiones en África.
Se suele hablar, por ejemplo, de las inversiones chinas o indias en África, pero mucho menos de las inversiones africanas en China. Aunque en Johannesburg, en 2013, «durante una mesa redonda organizada con ocasión de la primera reunión del Consejo de negocios de los BRICS en Johannesburg […] el empresario africano Tony O. Elumelu, presidente de Heirs Holdings, llamó a los empresarios de los países BRICS a hacer sitio a las empresas africanas que quieren extender sus actividades fuera del continente en los BRICS» [34] , existen sin embargo inversiones africanas en estas potencias capitalistas emergentes. En lo que se refiere a la primera de ellas, «siguiendo el desarrollo de la economía africana y la progresión del mercado chino, empresas africanas han invertido más activamente en China. Isla Mauricio, Sudáfrica, las Seychelles, Nigeria y Túnez son los principales inversores africanos en China. A finales de 2009, las inversiones directas africanas en China, acumuladas, representaban 9.930 millones de dólares, sobre todo en los sectores de petroquímica, maquinaria, electrónica, transporte y comunicaciones» [35] . Tres años más tarde se constataba un alza nada despreciable: «en 2012, África había invertido un total de 14.200 millones de dólares, lo que supone un aumento del 43% respecto a 2009 […] Sólo en 2012, las inversiones directas africanas en China […] se han elevado a casi 1.400 millones de dólares» [36] . En 2015, representaban la mitad de las inversiones chinas en África, 15.000 millones frente a 30.000 −no confundir las inversiones directas chinas en África con las cifras de las relaciones comerciales afro-chinas, los préstamos chinos [37] y los servicios chinos en África, como construcción de infraestructuras. En India, se ha hablado de inversiones africanas del orden de «170 millones de dólares acumulados entre 2000 y 2010» [38] . El capital sudafricano era, a finales de 2013, el más dinámico en las sociedades compartidas con las BRICS, con sus 36 empresas en China frente a 72 chinas en Sudáfrica, 54 en India frente a 115 indias en Sudáfrica, 25 en Brasil y 12 en Rusia frente a respectivamente 4 brasileñas y 12 rusas en Sudáfrica. Pero parece que, a pesar de la referencia frecuente a las relaciones Sur-Sur en la era de la mundialización neoliberal, las relaciones intercapitalistas no están muy desarrolladas, como lo deja entender Business África que «pretende establecer asociaciones con federaciones de empresas surgidas de economías emergentes como China, India, Brasil y Rusia».
Sin embargo, sin negar de ninguna manera la jerarquía intra-capitalista, con sus banderas nacionales, heredada de la historia y actualmente en reestructuración, con pequeños puntos marcados por algunas empresas africanas frente a algunas multinacionales clásicas que operan en África, la compartimentación bajo las banderas nacionales debería ser relativizada, porque no hay muralla china entre capitales en la época de la neoliberalización de la mundialización. Hay participaciones estadounidenses, europeas, en empresas chinas, indias, etc., y recíprocamente participaciones chinas, indias, etc. en empresas estadounidenses, europeas. Hay también participaciones africanas en empresas europeas y estadounidenses: las IDE africanas estarían bastante orientadas hacia Europa y los Estados Unidos. Participaciones asiáticas, entre ellas las de países del Golfo (situados en Asia occidental) en empresas africanas: por ejemplo, las consideradas asiáticas Olam (Singapur) y Wilmar (Malasia-Singapur), segunda y primera empresas mundiales de producción de aceite de palma, tienen acciones en su colega costamarfileño SIFCA; el Qatar National Bank es el primer accionista en Ecobank, el llamado «banco panafricano», con el 23% de participación (seguido por el banco sudafricano Nedbank, con el 20%); en 2015, el banco chino Industrial and Commercial Bank of China adquirió el 20% del sudafricano Standard Bank. El gran banco británico, con muy mala fama, Hong-Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) (sólo) posee el 0,039% de las acciones de Dangote Cement, menos que el 1,4% de Souvereign Fund Investment Corp of Dubai, mientras que Cascade Investment, L.L.C. de Bill Gates, es uno de los tres inversores estadounidenses que compraron, en 2013, una participación de mil millones de dólares en Orascom Construction Industries de los Sawiris [39] (inversor en telecomunicación en Corea del Norte, en asociación con dicho Estado −OCI ha anunciado recientemente su proceso de retirada de este país, relacionado al parecer con la actual tensión con los Estados Unidos de América); la fundación de los Zuckerberg (Facebook) ha adquirido participaciones en Ándela (Kenya, Nigeria), etc. También está en desarrollo una asociación entre bancos africanos y chinos. Así, esta parte de la clase dominante africana puede ser considerada como partícipe en la formación de lo que algunos denominan la «clase capitalista transnacional» [40] , la «clase transnacional y dominante» a nivel mundial.
¿Una clase dominante fundamentalmente diferente?
El crecimiento de esta clase no sólo es celebrado por las fortunas que genera, como una especie de prueba de la capacidad de los africanos para triunfar económicamente como los de otras partes −una consideración que reacciona contra la ideología de la humanidad inferior de los (negro-)africanos−, hasta presentar a África como «la última frontera del capitalismo» [41] , sino también porque se supone que esta vez pondrá a África en la vía de salida del subdesarrollo. El desarrollo de esta clase estaría destinado a derramar sobre las otras capas sociales −más allá del tramo superior de la «clase media» − de las sociedades africanas «prosperidad económica y riqueza social», como le gusta decir al adalid del africapitalismo.
En Sudáfrica, vista su importancia en la actividad económica, el capital privado sudafricano no sólo es localmente un gran empleador, sino el principal empleador privado. Lo mismo ocurre en la sociedad egipcia con el grupo Orascom, considerado el primer empleador privado. No obstante, es una creación de empleos que resulta insuficiente, como se lamentó, ante la élite nigeriana de la empresa privada, la tecnócrata nigeriana, antigua directora del Banco Mundial, y entonces Ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala: «Quienes estáis en esta sala: si no asumimos este problema, que necesitamos crear puestos de trabajo y no solo crear riqueza, descubriréis que es la economía en su conjunto la que está en peligro» [42] . Prioridad al enriquecimiento, a la acumulación, sobre la creación de empleos, que es natural a la lógica capitalista, pero puede ser factor de levantamientos populares −a la vista de lo que acababa de pasar en Túnez y Egipto−. Porque los empresarios privados no crean empleos por patriotismo ni por humanismo, sino para la acumulación de las riquezas, del capital. Poseer capital no basta, para que produzca enriquecimiento hay que explotar la fuerza de trabajo, en la producción industrial y en el BTP, incluso en los telecoms y el sector financiero, hace falta empleados que hagan vivir la empresa −esperando los tiempos poco probables de la robotización integral−, también en el comercio [43] . Los trabajadores producen la riqueza, no los poseedores del capital solos con sus capitales (edificios y máquinas incluidas). Una evidencia cada vez más olvidada.
Esta explotación del trabajo, de la que depende esta clase dominante, se realiza actualmente en el marco neoliberal establecido por los programas de ajuste estructural de los años 1980-1990, incluyendo, entre otros, la «reforma» de los códigos o legislaciones laborales, a costa de los trabajadores, en beneficio de los «inversores», de la patronal. Una flexibilización forzada del trabajo, anterior y de la misma naturaleza de la que acaba de confirmar en Francia el gobierno de Emmanuel Macron, después de la de François Hollande, sin haber encontrado por desgracia verdadera resistencia. Peor aún, las relaciones de complicidad, de corrupción, de identidad de clase, entre los inversores privados y los gobernantes, incluso la corrupción que se ha vuelto cosa corriente en las direcciones sindicales, favorecen la violación de estas disposiciones legales que ya eran sin embargo favorables a la patronal. Pero todo esto no parece suficiente, como lo expresa regularmente el Forum económico mundial de Davos, referido a Sudáfrica, con su supuestamente rígida legislación laboral −a pesar de la tragedia de Marikana [44] . Quienes aplauden a estos empresarios millonarios y milmillonarios, se olvidan de decir que éstos lo son porque practican, entre otras, la sobreexplotación de sus obreros y empleados. Así, el colectivo de trabajadores de la fábrica senegalesa más mediática de esta clase dominante, en un comunicado que explicaba que iba a la huelga, revelaba que cobraba «los salarios más de 20 días después de fin de mes y siempre con el temor de no percibir nuestros salarios mensuales. Después de cinco meses de trabajo en la fábrica todavía no disponemos de nuestros contratos, a pesar de diversas gestiones ante la inspección de trabajo. Por ello no disponemos de ninguno de los acuerdos regulados por la legislación senegalesa» [45] , sin cobrar indemnizaciones por transporte, «horas suplementarias», «cuidados médicos», etc. Existía además una discriminación entre trabajadores, susceptible de producir algún tipo de chovinismo: «En esta fábrica donde los extranjeros indios, chinos y egipcios son mayoritarios y mejor tratados que los nacionales experimentados, está plenamente justificada la frustración de los senegaleses. Por ejemplo, todos los extranjeros reciben su salario a más tardar el día 2 de cada mes». Como paréntesis, el capitalismo africano ha tenido que recurrir, en algunos sectores, a extranjeros, sobre todo entre cuadros, invocando la falta de competencias locales necesarias en algunos países. Esto se va reduciendo, dando lugar a una «gestión mixta» [46] . Sin embargo, por ejemplo, en Mauricio las obreras inmigradas de la industria textil, provenientes de Bangladesh, son más sobreexplotadas que privilegiadas. En otras fábricas del mismo «tycoon» africano, la situación está lejos de ser envidiable. Así, en Zambia, donde se ha llegado a considerar la situación de sus trabajadores comparable a la de los esclavos [47] . La sobreexplotación contribuye por tanto al liderazgo de los multimillonarios africanos. Lo cual no tiene nada de excepcional, es más bien una regla −bajo formas diversas y variadas− del capitalismo.
Ciertamente se han creado empleos, no ya sólo de forma insuficiente, sino que además no pueden ser considerados como «decentes» en la acepción de la onusiana Organización Internacional del Trabajo. Según el director del Bureau Afrique de la OIT, Aeneas Chuma, que considera el estímulo desde 1965 a la creación de empleos decentes como una de las realizaciones de la OIT en África: «El trabajo decente es un trabajo productivo y correctamente remunerado, acompañado de condiciones de seguridad en el lugar de trabajo y de una protección social para la familia; un trabajo que da a los individuos la posibilidad de desarrollarse y de insertarse en la sociedad, así como la libertad de expresar sus preocupaciones, de sindicarse y de tomar parte en las decisiones que tendrán consecuencias sobre su existencia; un trabajo que supone una igualdad de oportunidades y de trato para mujeres y hombres debería estar en el centro de todas las estrategias de desarrollo» [48] . Claro que, tomando esta definición al pie de la letra, el trabajo decente es históricamente un género muy raro en las empresas privadas, a nivel mundial. Al margen de cualquier problematización del «trabajo productivo», de la decencia y del desarrollo en el trabajo asalariado, y más aún en la empresa privada, África estaba todavía recientemente en el pelotón de cabeza de los empleos no decentes y vulnerables en el mundo −algunos Estados incluso consideran inútil tener estadísticas en esta materia, no siendo la situación social de la población una de sus preocupaciones prioritarias.
Con el avance del neoliberalismo la situación sólo puede ser peor, aun cuando en las páginas de la revista del FMI , Finances & Développement, se llega a reconocer, más vale tarde que nunca, aunque sin explicarlo de forma consistente, que «la parte del trabajo en la renta, a saber la fracción de la renta nacional que vuelve a los trabajadores en forma de salarios y prestaciones, baja en todo el mundo, mientras aumenta la parte del capital […] el capital está concentrado entre las familias más ricas» [49] .
Se desarrolla, en general, el fenómeno de los trabajadores pobres. Aunque los trabajadores en situación de pobreza extrema en África están tendencialmente en un muy ligero descenso, del 29,3% (125,3 millones) en 2016, al 28,2% (124,1 millones) en 2017, la tendencia es al aumento en la categoría de trabajadores en situación de pobreza moderada, del 28,3% (121,2 millones) al 28,7% (126,4 millones) [50] . Grosso modo, 2/3 de los trabajadores en África son trabajadores pobres. La situación en África subsahariana es mucho peor que en el norte de África.
Se suceden así en África luchas por una reducción de la explotación. Según la edición de 2017 de Perspectives économiques en Afrique (pp. 144-145), «se han contabilizado más de 3.600 protestas civiles motivadas por consideraciones económicas y políticas […] entre 2011 y 2016. […] Las motivaciones que hay tras las protestas han sido recogidas y analizadas en detalle: entre 2014 y 2016, alrededor del 33% de estas incidencias han sido motivadas por cuestiones ligadas al empleo (salarios, condiciones de trabajo y paro)», colocándolos «en cabeza de los factores de protesta». Las reivindicaciones de aumento salarial afectan también al sector público/de Estado, pero son más importantes en el sector privado, tanto en el período 2011-2013 como en el período 2014-2016. Nada indica que se trate de trabajadores de empresas o multinacionales no africanas.
Aparte de una ínfima minoría de los llamados empleos «decentes» para la pequeña burguesía de gestores −celebrada en el discurso sobre el «boom de las clases medias en África−, el crecimiento del capitalismo indígena muestra ser un fracaso en materia de empleos, como ya lo había planteado la entonces ministra nigeriana Okonjo-Iweala hablando del peligro que hacía correr al conjunto de la economía este crecimiento que enriquece a una minoría sin crear empleos −una conciencia de las posibles consecuencias de las protestas antes citadas, después de los levantamientos populares en Túnez, Egipto y Marruecos−, y también Business África parece ser consciente de ello. Sobre cuya dimensión social, sobre todo las huelgas. no se suele insistir.
Business África −junto a la OIE (Organización mundial de la salud animal) y la OIT, con la participación entre otros, además de casi veinte asociaciones patronales nacionales, de la FOPAO (Federación de asociaciones patronales de África del Oeste), de la Organización regional africana de la Confederación Sindical Internacional y la Organización de la unidad sindical africana−, organizó en diciembre de 2015 en Casablanca, una Cumbre de participantes sociales por el Empleo en África. Como resultado de la misma se editó un Libro Blanco que, por ejemplo, llama a los «participantes sociales» −patronal, sindicatos, trabajadores− a un «espíritu de responsabilidad, por una y otra parte, para actuar contra la lacra que constituye la falta de creación neta de empleos decentes en África» [51] . Parece sin embargo que la preocupación por «el empleo y la empleabilidad», la instauración de un «diálogo constructivo», basado, entre otras, en «cuentas oficiales y transparentes», expresadas en la «II Declaración de Casablanca por el empleo y la empleabilidad en África», corren el riesgo de no materializarse. Al no ser obligatorias las recomendaciones, al guiarse cada empresa por la búsqueda del beneficio, el mayor beneficio posible, y no por la realización de un vago «proyecto societal de renacimiento africano en el horizonte 2063», la juventud y las mujeres de África, que al parecer preocuparon en particular a los organizadores de esta cumbre, van a tener que esperar probablemente mucho tiempo. En este período, una buena parte del capital africano, incitado por el discurso tanto de las agencias onusianas (CNUCED, PNUD , OIT) como de instituciones financieras «panafricanas» [52] /internacionales, se muestra más preocupado por una «integración de las cadenas de valor mundiales».
Ironía de la historia, esta cumbre, que debía hacer emerger «un verdadero programa pragmático del tipo « Plan Marshall «», se celebró en el momento en que llegaba a término la agenda del trabajo decente en África (2007-2015) de la OIT, a la que no se hizo ninguna referencia en los documentos publicados. Habrá sin duda otros encuentros sobre el trabajo decente en África, con posteriores jornadas reservadas habitualmente a las reuniones y recomendaciones o resoluciones internacionales relativas al progreso social de los condenados de la tierra, a los problemas ecológicos.
Estos capitalistas africanos han aprendido bien de los señores del capitalismo mundial, de la burocracia internacional, que mostrar en la escena internacional buenas intenciones sobre estas materias −gastando importantes sumas para organizar la participación en este tipo de acontecimientos ilusionistas− tiene mucha más importancia que intentar hacerlas realidad. ¿Cómo se puede desarrollar la creación de empleos decentes, si la flexibilidad del trabajo, o dicho de otra manera el bajo coste de la fuerza de trabajo, es uno de los criterios de atracción de las inversiones? ¿No habría que reformar, en el otro sentido, los códigos/legislaciones laborales reformados de manera socialmente regresiva (para los trabajadores) por el ajuste estructural neoliberal, en vez del «respeto y la aplicación del código laboral» (neoliberalizado) recomendados por la II Declaración de Casablanca? Dicho de otra manera, que las organizaciones patronales africanas acepten el principio de una reducción de su parte en las riquezas producidas, por un supuesto buen reparto entre el capital y el trabajo. Una especie de restauración de lo que estaba en vigor durante los «Treinta gloriosos» en algunas sociedades capitalistas desarrolladas, principalmente las del norte de Europa. Lo que hoy día sería descrito como «socialismo», aún sin apropiación social de las grandes empresas y de los grandes medios de producción. De hecho, el «capitalismo inclusivo» con que algunas buenas almas capitalistas, como los africapitalistas, nos calientan las orejas. ¿Sería esto posible sin que los trabajadores instauren otras relaciones de fuerza, tanto a escala local como mundial, distintas que las actuales, de acompañamiento del neoliberalismo por las burocracias sindicales llamadas, con toda razón, «colaboradores sociales» de la patronal?
En el límite, algunos miembros de la citada clase, imitando a sus predecesores de otros sitios −principalmente a las fundaciones estadounidenses, asociadas de inicio a los nombres de los «barones ladrones» de comienzos del siglo XX (Carnegie, Rockefeller, etc.) −, incluso las esposas de los jefes de Estado africanos expresan su sensibilidad a la situación de los condenados de la tierra creando fundaciones filantrópicas. Así ocurre, de la Tony Elumelu Foundation a la Sawiris Foundation for Social Development, pasando por la Khayelitsha Motsepe Foundation, la Rose of Sharon Foundation de Folorunsho Alajika (multimillonario nigeriano), o la Mansour Foundation for Development. El sudafricano Patrice Motsepe colocó la mitad de su fortuna, obtenida principalmente en la explotación minera, gracias al Black Economic Empowerment, ese sustituto neoliberal al principio de la Carta de la Libertad −que guio la lucha de la corriente hegemónica del movimiento anti-apartheid, identificado con el ANC, y que fue finalmente echado a la basura por el ANC y sus aliados llegados al umbral del poder− según la cual «La riqueza mineral del subsuelo, la banca y los monopolios deben ser propiedad del pueblo en su conjunto; todos los demás sectores y el comercio deberán controlarse para que obren en pro del bienestar del pueblo». Tanto la fortuna de Motsepe como la existencia de familias pobres a las que aporta asistencia, son productos de la opción por el neoliberalismo por parte del ANC de Nelson Mandela. Al igual que la situación de Nigeria, que hace intervenir a las fundaciones participadas por Dangote y Bill Gates, es la consecuencia del «capitalismo de connivencias» nigeriano sin el cual Dangote no sería lo que hoy es, de apropiación privada de la riqueza pública que afecta gravemente a los sectores sociales (salud, educación, empleo, etc.), produce una pobreza masiva, agravada por el ajuste estructural neoliberal servido por las instituciones financieras internacionales como solución a la crisis del capitalismo dependiente nigeriano. La generosidad de Dangote y Bill Gates se manifiesta en sectores que les interesan como inversores: el agro-alimenticio, donde uno es accionista del productor de semillas Monsanto, muy activo en la campaña por la utilización de las semillas OGM en África, y el otro un industrial del sector alimentario; la salud, donde la fundación Gates, accionista en la industria farmacéutica, ha hecho entrismo para adaptar la OMS al neoliberalismo y Dangote ha decidido invertir financiando (1,5 millones de dólares estadounidenses) el nacimiento de la Coalición africana de empresas de salud (ABC Health) cuyo espíritu está bastante bien definido por uno de sus dirigentes: «Para el copresidente de su Consejo de administración, Aigboje Aig-Imoukhuede, el proyecto de una coalición africana de empresas de salud es un medio de responder a los desafíos que en se presentan a la empresa: en conjunto, tenemos la ocasión de demostrar cómo invertir en salud y crear poblaciones más sanas puede ayudar a las empresas a maximizar el valor para los accionistas, acelerar el crecimiento económico y hacer más rentable la entrada en nuevos mercados» [53] . Como ya hemos señalado más arriba, la finalidad no es el bienestar de los humanos, éstos sólo son interesantes como medios al servicio del crecimiento, de los mercados.
De forma general, esta generosidad filantrópica, que ciertamente contribuye a salvar vidas humanas y acceder a la instrucción, es un sustituto de respuesta a la deficiencia social de los poderes públicos producida por el capitalismo dependiente, de connivencias, y la imposición neoliberal de las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial, FMI) y otros donantes de fondos. Deficiencia cuyas consecuencias habrían sido relativamente reducidas si −haciendo abstracción de los reflejos de ladrón de los gobernantes− las grandes empresas no practicasen, casi sistemáticamente, el fraude, la evasión y la optimización (reducción al mínimo) fiscales, a pesar de que la «parte de los impuestos directos en el PIB alcanza como media el 6% en África contra el 22% en los países desarrollados» (Perspectives économiques en Afrique 2017, pg. 74), siendo la tendencia general en África a una imposición regresiva. Pero las empresas parecen querer más bien una generalización a toda África de la realidad de paraíso fiscal de países como Lesoto, Namibia, Mauricio, Túnez.
El Estado ghanés afirma perder en fraude y evasión fiscales el equivalente al 50% de su presupuesto. Por su parte, según el FMI, citado por Oxfam, «Nigeria debe a las prácticas fiscales abusivas de las empresas, entre ellas el fraude relativo a los impuestos de la industria extractiva y otras formas de actividad ilícita, que representan la mayor parte de los flujos financieros provenientes de África (30,5%), una parte correspondiente al 12% de su PIB» [54] .
Pero no se trata de un deporte exclusivo de las transnacionales de origen extra-africano. Las empresas africanas, cuyos dirigentes son permanentemente aplaudidos en la prensa económica, en los think-tanks, las consultorías, también lo practican.
Así, en 2009, el que era considerado como la segunda fortuna de Nigeria, Mike Adenuga (activo en telefonía móvil, hidrocarburos, etc.) fue «condenado por no haber pagado 610 millones de dólares en impuestos» [55] . A la vez que denunció el enriquecimiento sin creación suficiente de empleos, la tecnócrata neoliberal, entonces Ministra de Finanzas de Nigeria, Okonjo-Iwela lo hizo también con la situación fiscal: «the minister said, nothing that 75 percent of registered businesses do not pay taxes» [56] . Cuatro años más tarde no ha cambiado casi nada, si creemos al Consejo Económico Nacional de Nigeria que, en marzo de 2017, había «acusado de evasión fiscal a las grandes fortunas y a las multinacionales presentes en el país» por haber instaurado desde hace varios años «mecanismos fraudulentos, incluyendo paraísos fiscales, con el fin de escapar al fisco» [57] .
Dicho de otra manera, una evidente pérdida para el tesoro público, un factor de agravación de la incapacidad de los poderes públicos para financiar de forma mínimamente viable la salud y la educación públicas. Nigeria está en el pelotón de cola en la financiación de la salud pública: «dedica menos del 1% de su PIB a la salud. Los gastos de salud son inferiores al 15% del umbral de gastos públicos prescrito en el título del Acuerdo de Abuja de 2001» [58] , firmado por los Estados africanos.
Esta evasión fiscal constituye de hecho un rechazo por parte de los miembros de la clase dirigente, guiados por la fiebre de la acumulación y del consumismo, a contribuir a la caja común (nacional). Un desprecio de clase que, por desgracia, no es específico de Nigeria. En su informe antes citado, Oxfam afirma que «las élites africanas organizan fugas de capitales más importantes, en comparación con el PIB, que sus homólogos del resto del mundo» [59] . Una situación que favorece la connivencia del empresariado económico con las autoridades políticas [60] que, a su vez, en tanto que parte del sector empresarial, suelen ignorar sus obligaciones fiscales, viviendo en una contradicción entre su condición de gobernantes y de empresariado económico. En cada revelación sobre paraísos fiscales (Panama Papers. Paradise Papers, etc.) aparecen tanto los nombres de algunos capitalistas africanos como de sus compadres políticos de clase.
Desde luego, la clave principal de la cuestión de las desigualdades sociales en África no está en la recaudación de los impuestos (directos) por los Estados africanos. Pero aunque esta clase dominante africana no practicase también la delincuencia fiscal, en diferentes formas, y aunque la gente que gobierna dejase de robar y desviar el dinero público [61] −un factor del endeudamiento público exterior, que se ha vuelto crítico, por ejemplo en África central, en los Estados de la Comunidad económica y monetaria de África central (CEMAC), usuaria del Franco CFA−, la acción de las fundaciones filantrópicas, su supuesta generosidad, no podría reemplazar a algunos deberes de los poderes públicos.
Estos actos de generosidad, convertidos casi siempre en espectáculo, sin poner a disposición del público elementos que permitan comprender el proceso, contribuyen además a la propaganda del sistema económico dominante: es el triunfo del sector privado, la resolución de algunos graves problemas sociales depende de la existencia de una clase de personas ricas o del enriquecimiento de algunas individualidades. Con la dimensión racial «misionera» que pueden tener las acciones caritativas de un Bill Gates o de una Madonna [62] . Mientras que, con el crecimiento del PIB africano medio durante una década, este crecimiento de millonarios y multimillonarios africanos, hombres y mujeres, no deja de ahondar las desigualdades sociales en África, mucho más que en otras partes.
De las diecinueve sociedades más desigualitarias del mundo, diez son africanas, entre ellas Sudáfrica, Namibia, Bostwana, Lesoto, Suazilandia, Rwanda, cuyos indicadores económicos suelen ser por lo general muy apreciados en las calificaciones capitalistas [63] . Nigeria [64] y Egipto [65] , con sus millonarios y multimillonarios, son también muy desigualitarias. Como en cualquier otra parte del capitalismo neoliberalizado, también en África las personas ricas se vuelven cada vez más ricas y las pobres son cada vez más pobres. En concreto, se podría reducir el actual crecimiento del capitalismo africano a esta regla del capitalismo normal, a pesar de la cháchara alimenticia de cierta prensa sobre el «africapitalismo», habiendo quedado pasada de moda la palabrería sobre el «socialismo africano».
Dominación, cultura, panafricanismo
La dominación de esta parte africana del capitalismo se beneficia del favor de la casi totalidad de la prensa africana, de su fervor por el capitalismo en general. Desde la decana de la prensa panafricana Jeune Afrique a África Business, pasando por African Manager, Les Afriques, Forbes África, se celebra el crecimiento económico africano, los resultados de las empresas africanas, y sus propietarios. También lo hacen, en ediciones consagradas a África, algunos diarios franceses, como La Tribune (La Tribune Afrique). Le Point (Le Point Afrique). Periódicos africanos, incluso editados en Ginebra o París, participan de esta dinámica, aun cuando el dominio de las empresas africanas sobre los medios de comunicación no es por lo general comparable por ejemplo a lo que pasa en Francia [66] .
El Grupo Jeune Afrique, como empresa, es la iniciadora del África CEO forum, esa misa mayor del capitalismo africano con la participación de capitalistas no africanos, operando o no en África [67] . Su larga experiencia le permite no tener que expresar en sus publicaciones otros valores que los del capitalismo o que no le son ni incompatibles ni fundamentalmente críticos. Esto también es válido tanto para los medios de comunicación del grupo sudafricano Naspers (del multimillonario Koos Bekker) como para los del senegalés Groupe Futur Media (del riquísimo cantante Youssou Ndour). La creación, en 2016, por Media Globe Networks, de la familia Sawiris, de la cadena de televisión panafricana Africanews, provisionalmente instalada en Ponte-Noire (Congro Brazzaville) −aprovechando el impulso de su adquisición de la mayoría (60%) de acciones de Euronews (1915), seguido un año más tarde por el despido de una treintena de asalariados−, está llamada a ser, por su difusión en inglés y francés en 33 países africanos (ninguno del norte de África) un poderoso vector de la visión burguesa del mundo contemporáneo, no estando organizado en absoluto su programa para una concienciación emancipadora de los telespectadores.
Como ocurre en casi todas partes, difusión de imágenes del mundo, competiciones deportivas en fase con los mercados, pasando por información habitualmente superficial −no sin presentación de algunos hechos, por lo general descontextualizados y sin historia, que pueden suscitar indignación pasajera−, las entrevistas con Jefes de Estado (por regla general, ladrones o/y criminales respecto a los derechos humanos), las innovaciones tecnológicas, la cultura krtsch/embrutecedora. Para confortar a los telespectadores de la clase dominante, incluso de las llamadas clases medias superiores, a la espera de promoción social, y suscitar en las clases populares ganas de integración en el «way of life» burgués. No basta con decirse altermundista, anti-neoliberal, feminista o anticapitalista, para escapar a esta influencia. Sin tener que llegar a una retirada solitaria de la sociedad, la conciencia crítica debería afectar también a su propia relación cotidiana con las delicias corruptoras del capital, a sus imágenes estructurante del imaginario. Sobre todo, en nuestras sociedades africanas, desprovistas de espacios de culturas alternativas (radicales) al sistema.
Los valores de esta clase dominante, sus efectos de desviación de la concienciación crítica pasan también, por ejemplo, por la producción cinematográfica africana, objeto de consumo popular. A semejanza de la producción video nigeriana, la llamada Nollywood −considerada «la mayor fuente de empleo después de la agricultura» en ese país−, muy presente en los mercados africanos subsaharianos y que, como ha dicho el dramaturgo nigeriano Femi Osofisan, «En efecto, esta es la crítica real a Nollywood, que se han negado a abordar problemas sociales desde una perspectiva racional. Todo va de misterios, milagros y esas cosas. Esto es todo y es una lástima.» [68] . Por ello, no sorprende que estas películas, como las de la misma calaña producidas en otros países africanos (a la industria cinematográfica vecina, de Ghana, se le llama Ghollywood) sean programadas en algunas cadenas televisivas difundidas en África. Y que Jefes de Estado africanos estén interesados en creer a su entonces colega de Nigeria, Goodluck Jonathan: «Cada vez que viajo al extranjero, muchos colegas me preguntan por Nollywood» [69] . No suele ser raro oír explicaciones místicas de la victoria de tal candidato en tales elecciones (de las presidenciales a las municipales), de la nominación a tal puesto de dirección, del carácter inquebrantable de tal camarilla financieramente depredadora y particularmente represiva en el poder, o del éxito del tal persona riquísima en los negocios. Así predomina en algunos palacios y gobiernos africanos, incluso ligados unos con otros, una francmasonería sincrética, siendo así asimilada popularmente la francmasonería a una especie de brujería con sus encantamientos y sacrificios humanos para protegerse o triunfar en los negocios, como muestran las películas de Nollywood. No es por tanto sorprendente encontrar en esta clase dominante africana a pastores neo-pentecostistas o neo-evangélicos exorcistas, a bendecidores que al mismo tiempo son empresarios millonarios. Su influencia en las sociedades africanas de gran población cristiana es hoy día mucho peor que en los tiempos en que Nkrumah denunciaba «el evangelismo» como «uno de los métodos más insidiosos empleados por el neocolonialismo» (El neocolonialismo, último estadio del imperialismo). La cuestión de las desigualdades sociales queda reducida al nivel individual. La salida de la pobreza es una cuestión individual, de fe individual, siendo el enriquecimiento material o pecuniario una bendición divina, según la corriente de la Iglesia de la prosperidad. La organización colectiva para luchar contra las desigualdades sociales, las injusticias sociales, está fuera de cuestión. Incluso cuando resulta que la dinámica de las conversiones, más masiva a partir de los años 1980-1990, está ligada a la crisis social, a las incertidumbres del futuro, a la fragilidad de algunas posiciones en sociedades que se caracterizan por subjetividades encorsetadas −a falta de mejor expresión− y afectadas por la publicidad del consumismo, ilustrado por la ostentación de la riqueza material por parte de algunos pastores. La revista estadounidense Forbes tiene también su lista de pastores evangélicos africanos millonarios.
El mismo desemparo es factor de aumento de la devoción entre la población musulmana, de la que los medios de comunicación sólo parecen interesarse por la ínfima minoría que pasa a la violencia armada yihadista, de Somalia a Túnez pasando por Nigeria. Mientras que por lo general, las autoridades religiosas musulmanas, algunas de las cuales pertenecen también a la clase dominante, además de ser líderes de opinión, no son evidentemente favorables a una crítica del capitalismo, más allá de algunas de sus costumbres, consideradas como muestra de la supuesta cultura occidental más que de la dinámica cultural del capital o del poder del dinero −que no pueden criticar como tal, considerando los lazos históricos entre Islam y comercio. Amalgamando estas costumbres con las de la lucha de emancipación humana en general, y de las mujeres en particular. Este encuentro entre la religión y el capital, que tan bien encarna Sanusi Lamido Sanusi, el actual emir de Kano, antiguo gobernador del Banco Central de Nigeria y actual presidente del consejo de administración de Black Rhino, la rama africana del primer fondo de inversiones mundial Blackstone, un «fondo buitre» [70] . Otro tanto se puede decir de los jefes/reyes y reinas «tradicionales», algunos de los cuales descienden (biológicamente) de los empresarios de la captura durante la trata negrera y que han sido citados al comienzo.
Sin considerarlos como miembros de esta clase dominante, aunque se comportan como si fueran sus aliados, están los mantenedores de discurso panafricanista, bastante pequeño burgués, como ya se ha señalado antes, muy sonoro en este momento, y que aun denunciando de manera impresionista la dominación «occidental» o imperialista, sirve a esta clase por el hecho de ocultar la divergencia, el antagonismo de los intereses de esta clase con los de las clases populares (proletariado, pequeño campesinado, capas precarias del sector informal) [71] , su papel en la reproducción de las injusticias y de las desigualdades sociales en África. Como si no fuera ya lo bastante evidente que esta parte africana de la clase dominante en África, a pesar de su subordinación relativa a la estructuración de la economía mundial organizada por el centro tradicional de la economía capitalista mundial, no es, por sus prácticas en la jungla de la concurrencia, nada portadora ni siquiera de un «capitalismo con rostro humano» como se había dicho del capitalismo de las sociedades de la Europa nórdica. Aunque se añada «afri» a «capitalismo», el africapitalismo, en el que se han formado hoy los jóvenes por el Tony Elumelu Entrepreneurship Programme [72] no cambiará la naturaleza del capitalismo, hecha de violencia respecto a la naturaleza y a los humanos −la fuerza de trabajo explotada, los desposeídos−, incluso entre capitalistas (en competencia) −con repercusiones, evidentemente nocivas, sobre los y las asalariadas−, como van a sufrirlo inexorablemente numerosas empresas africanas, a consecuencia de los Acuerdos de Asociación Económica (APE) y de la Zona de libre cambio continental.
Por ejemplo, la quinta edición del África CEO Forum que pretendía «Reinventar un African Business Model«, o dicho de otra forma el africapitalismo, sólo ha proyectado finalmente lugares comunes del discurso neoliberal sobre el crecimiento [73] : acentuar el uso empresarial de las tecnologías de la información y de la comunicación (lo que no desagradará a Bill Gates y a Mark Zuckerberg, ya en campaña en África con este tema), la producción energética y la electrificación (Barack Obama y Tony Elumelu habían confraternizado sobre esto), «inversiones crecientes en Agrobusiness» (el jefe de la patronal costamarfileña, un agro-businessman, ha pedido un tipo impositivo del 0% para «abonos, semillas, máquinas», sintonizando así con la Alianza para una revolución verde en África / Alliance for a Green Revolution in África (AGRA) financiada por la USAID, su equivalente británica, el Departamento para el desarrollo internacional (DFID), la Fundación Bill y Melinda Gates −accionista de la transnacional campeona mundial de las semillas genéticamente modificadas−, la Fundación Rockefeller), subordinar la educación escolar a las necesidades de las empresas (la «adecuación formación-empleo» exigida por el Capital a los Estados), el extractivismo.
En relación a esto, según los periodistas del grupo iniciador del citado Forum: «si hiciese falta una prueba de que las industrias extractivas conservan, a pesar del duro golpe sufrido desde 2014, un gran poder de atracción sobre los gobernantes y los inversores, el panel dedicado a este sector convencerá al observador más escéptico». Un gobernante de Ruanda (muy cotizado durante estos últimos años por Doing Business, por sus reformas a favor de la inversión privada), afirmó que «hay que preparar la inserción de las empresas africanas en la cadena de valor energética y minera mejorando la formación de los hombres y la transparencia».
Como se puede dar cuenta, incluso por la referencia hecha al «duro golpe» (caída de precios de los hidrocarburos y otras materias primas en el mercado mundial y sus consecuencias para los productores) por los periodistas de Jeune Afrique, esta reinvención africana del capitalismo ignora realmente lo que el crecimiento ha hecho a la naturaleza no humana y humana, los graves riesgos que su continuación hace correr. Aunque «Kodeidja Diallo, directora de operaciones con el sector privado de la Banca Africana de Desarrollo (BAD)», al «asegurar que su institución acompañará con su financiación y sus consejos la esperada recuperación», ha considerado útil añadir que esto será «de manera que ni la población ni el medio ambiente sean dejados en manos de los pozos, de los sondeos y de las plantas de refinado o enriquecimiento», sólo se trata de un toque de preocupación social y ecológica, que se ha vuelto ritual en las instituciones internacionales, bajo un paradigma del crecimiento ecocida y reproductor acentuado de las desigualdades sociales. Una mentira destinada a los ingenuos, respecto a las prácticas realmente apoyadas por esta institución y otras de la misma calaña, incluidas agencias de las Naciones Unidas. A la vista de su dinámica concreta, de este capitalismo africano sólo se puede decir que es «llanamente, estúpidamente, cínicamente burgués» (Frantz Fanon).
Ni del capitalismo africano, ni del de las nuevas potencias del Sur, las llamadas emergentes, ni de las transnacionales de origen extra-africano, dominantes, se puede esperar la emancipación de los pueblos africanos de la dominación, de las diversas opresiones. Solo de las luchas actualmente llevadas por una reducción de la explotación y de las opresiones articuladas en proyectos de salida del capitalismo, socialmente nocivo, ecocida y reproductor de antiguas opresiones. Así, el carácter panafricano de algunas empresas africanas y la presencia de las transnacionales de origen extra-africano son una oportunidad que hay que abordar para la construcción de las solidaridades, de las luchas comunes de sus explotados en África, y también en otros sitios.
Traducido por: J. Casilla Campos
Notas:
[1] Tony O. Elumelu, Africapitalism. The Path to Economic Prosperity and Social Wealth, The Tony Elumelu Foundation, http://www.tonyelumulufoundation.org7
[2] Marruecos, cuya economía está considerada como una de las más dinámicas de Africa, no se menciona en esta presentación, porque es objeto de una presentación, ilustración, por Omar Aziki: «Maroc: tremplin pour les conquêtes néocoloniales de l’Afrique», 17/11/2017. http://www.cadtm-org/maroc-tremplin-pour-les-conquetes
[3] La define así: «el conciencismo es el conjunto, en términos intelectuales, de la organización de las fuerzas que permitirán a la sociedad africana asimilar los elementos occidentales, musulmanes y euro-cristianos presentes en Africa y transformarlos de manera que se inserten en la personalidad africana. Esta se define a sí misma por el conjunto de principios humanistas en que se basa la sociedad africana tradicional» (p. 98).
[4] Mehdi Ben Barka, «Option révolutionnaire au Maroc» (1965), en Mahdi Ben Barka (recopilación de textos, introducidos por Bechir Ben Barka), Ginebra, CETIM, 2013 (p.66-68), p. 78 para las clases.
[5] Amilcar Cabral, «Fundamentos objetivos de la liberación nacional y estructura social» (La Habana, 1966), en Cabral, Unité et Lutte, París, Maspero, (p. 148-170), cita de la p.161.
[6] Para un resumen de la evolución no lineal de Nkrumah en este tema, por ejemplo entre la primera edición de Le Consciencisme (1964) y la segunda (1969/1970), cf. las páginas que le dedica Paulin J. Hountondji en Sur la «philosophie africaine», París, Maspero, 1976, p. 153-179.
[7] Autor en los años 1960 de Le développement du capitalisme en Côte d’Ivoire, París, Minuit, 1967; «Le développement du capitalisme en Afrique noire», L’Homme et la societé, Revue International de Recherches et de Synthèses sociologiques, nº 6, 1967, p. 107-119; «La bourgeoisie d’affaires sénégalaise», L’Homme et la societé, nº 12, 1969, p. 29-41.
[8] Kwame Nkrumah, La Lutte des classes en Afrique, París, Présence Africaine, 1972 [Londres, Panaf Books Ltd, 1970, traducido del inglés por Marie-Aïda Bah-Diop], p. 10 y 13. En un texto anterior a La Lutte des classes en Afrique, Nkrumah había expresado una conciencia de las relaciones precoloniales no idílicas entre africanos: «Hoy, la expresión «socialismo africano» parece compartir el punto de vista de que la sociedad tradicional africana era una sociedad sin clases imbuida del espíritu humanista y manifestar nostalgia por aquel espíritu. Esta concepción del socialismo convierte en fetiche la sociedad africana comunal. Sin embargo, la visión de una idílica sociedad africana sin clases (en la que no había ricos ni pobres), que gozaba de una serenidad dopada, es sin duda una burda simplificación; no hay pruebas históricas ni antropológicas de la existencia de tal sociedad. Me temo que la realidad de la sociedad africana era algo más sórdida. Todas las pruebas disponibles de la historia de África hasta la víspera de la colonización europea demuestran que la sociedad africana no carecía de clases ni de una jerarquía social. En algunas partes de África existía el feudalismo antes de la colonización; y el feudalismo implica una profunda estratificación social explotadora, basada en la propiedad de la tierra. Cabe señalar asimismo que en África ya existía la esclavitud antes de la colonización europea, aunque el anterior contacto con los europeos confirió a la esclavitud en África algunos de sus rasgos más perniciosos. No obstante, lo cierto es que antes de la colonización, que no se expandió en África hasta el siglo XIX, los africanos estaban dispuestos a vender, por no más de treinta monedas de plata, a compañeros de tribu e incluso a miembros de la propia «familia extensa» y del clan» K. Nkrumha, African socialism revisited (1967), ponencia presentada en el Seminario de África celebrado en El Cairo por invitación de At-Talia y Problems of Peace and Socialism,
[9] idem, p. 13.
[10] Hacemos la opción de no discutir aquí la confusión tradicional entre panafricanismo y pan-negrismo, que al integrar a los negros de todas partes −con excepción de los autóctonos del mundo oceánico−, sobre una base racial, lleva implícitamente a hacer discutible la africanidad de las poblaciones no negras de Africa, presentes, más allá del norte de Africa, en todas las otras subregiones de Africa (incluídas la insular, evidentemente).
[11] El estudio del Banco africano de desarrollo, de 2011, sobre las «clases medias» (Mthuli Ncube, Charles Leyeka Lufumpa, Désiré Vencatachellum, The Middle of the Pyramid: Dynamics of the Middle Class en Africa, p. 3-4; www.afdb.org) hablaba de una «clase rica» que constituía casi el 5% de la población. The Africa 2016 Wealth Report habla de 165.000 millonarios en Africa, poseedores de 860.000 millones de dólares estadounidenses.
[12] Tidiane Diakité. La traite des Noirs et ses acteurs africains du XV℮ au XIXe siècle, París, Berg International Éditeurs, 2008
[13] La situación de países como Egipto (formalmente independiente en 1922/1936), de las colonias de repoblación como la sudafricana, la mauriciana, es muy diferente de las otras.
[14] Había sido nombrado por la colonial Compañía del Níger como uno de los comerciantes indígenas que compraban para ella cacahuete a los productores indígenas.
[15] Catherine Coquery-Vidrovitch, Les Africaines. Histoires des femmes d’Afrique subsaharienne du XIXe au XXe siècle, París, La Découverte, 2013 [Desjonquères, 1994], p. 162.
[16] C. Coquery-Vidrovitch, ídem, p. 166.
[17] En Egipto, después de la crisis de Suez (1956), el régimen de Nasser procedió a una nacionalización estatal de las empresas privadas, incluso de la burguesía local. El empresario Osni Sawiris se exilió en Libia, no volviendo a Egipto hasta que el régimen de Sadat restauró el liberalismo económico en los años 1970.
[18] El Estado de Botswana procedió a la neoliberalización de su economía, al mismo tiempo que las otras economías africanas, pero sin pasar por el endeudamiento crítico que caracterizaba a éstas y que les había hecho sufrir la imposición del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
[19] En las colonias de África, de manera general, no se trataba de estimular la constitución de una fracción indígena de la clase capitalista.
[20] Cf., por ejemplo, la muy breve presentación del caso egipcio por Samir Amin, en «Capitalisme libéral, capitalisme de connivences et lumpen-développement: Quelles réponses inmédiates?», Pambazuka News, 19/11/2012, http://pambazuka.org/fr/category/..
[21] Ciertamente, todavía existen intermediarios, pero algunos combinan las actividades de intermediación con otras llamadas «productivas». Por ejemplo, la familia egipcia Mansour −de la que forma parte Mohamed Mansour, séptima fortuna de África−, hizo su fortuna como distribuidor agregado de General Motors, Caterpillar, Philip Morris, Michelin, etc., en varios países de la sub-región. Entre las actividades del argelino Issad Rebrah (el más rico de Argelia, propietario del multisectorial Cevital), está también la venta de coches de la coreana Hyundai. El Grupo de Inversores del Maghreb y de Oriente Medio (GIMMO), del argelino Djilali Mehri, comprende Pepsi Cola Algérie. El capitalista y dirigente del sudafricano ANC, antiguo dirigente sindical, Cyril Ramaphosa, es también representante de Coca Cola y McDo en Sudáfrica
[22] Africa CEO Forum (co-organizado por el grupo Jeune Africa, la suiza Rainbow Unlimited y la Banca Africana de desarrollo, a los que se acaba de sumarse la Societé Financière International, perteneciente al grupo del Banco Mundial), L’entreprise, moteur de la croissance africaine. Construire une Afrique forte grâce au secteur privé, 2014, p.22, disponible en www.theafricaceoforum.com. Sin embargo, las dos primeras empresas africanas son empresas estatales, la argelina Sonatrach (Societé Nationale pour la recherche,la production, le transport, la transformation et la commercialisation des hydrocarbures), una transnacional activa en una decena de países de Africa, América y Europa, y la angoleña Sonangol (Societé Nationale Angolaise des hydrocarbures), activa también en Africa, América, Asia, Europa.
[23] Por ejemplo: «En cuanto Peter Anyang Nyongo, cercano al líder de la oposición Raila Odinga, fue elegido gobernador de Kisumu en agosto, tuvo que hacer frente a las presiones de los inversores de su condado. Éstos le plantearon un ultimátum: o renunciaba a apoyar a Odinga en su contestación al resultado del escrutinio presidencial, o retiraban las inversiones en el condado», «Kisumu entre le marteau d’Odinga et l’enclume des invertisseurs», La Lettre de l’Océan Indien, 25/08/2017, p.2.
[24] Por ejemplo, en el contexto de la privatización, «En 2004, élites económicas fundaron una empresa, Transnational Corporation (Transcorp), para adquirir las antiguas empresas públicas, y de la cual era accionista el propio Presidente en aquella época, Olusegun Obasanjo. Éste habría adquirido entre 200 y 600 millones de acciones de Transcorp. Su lanzamiento tuvo lugar en 2005 desde la residencia presidencial. Obasanjo le concedió cuatro bloques de exploración de petróleo», Olabisi Shoaga, La responsabilité sociales des entreprises an Nigérie depuis la crises del Ogonis: de la realité au discours, tesis para el doctorado en Ciencias Políticas, Universidad de Bordeaux, 2014, p. 77; http://tel.archives-ouvertes.fr/te... Como Jefe del Estado federal nigeriano, Obasanjo había aceptado, del gobernador de un Estado federado, la atribución, con gran disgusto de la población local, de una propiedad (pvidada) de 10.000 hectáreas de bosque destinadas antes a la conservación. La había revendido a continuación al número 1 mundial del aceite de palma, Wilmar International, cuyos principales accionistas son los multimillonarios malayo Robert Kuok y singapuriano Martua Sitorus y la transnacional de origen estadounidense Archer Daniel Midlands (ADM). Una empresa que arrastraba una mala reputación (cf., por ejemplo, Amnesty International, Scandale de l’huile de palme. Les grandes marques tirent profit de l’exploitation des ouvriers, noviembre 2016. www.amnesty.org.fr).
[25] Siguiendo con Nigeria −la sociedad que produce más millonarios y multimillonarios africanos−, el mismo investigador habla de algunas «élites económicas» que «se han constituído en un comité de recogida de fondos bajo el nombre de Corporate Nigeria, durante las últimas elecciones presidenciales de 2011, a pesar de la ley que prohibe a las empresas contribuir a campañas políticas», entre las cuales hay figuras de la lista de Forbes: Aliko Dangote, Femi Otedela, Mike Adenuga, Tony Elumelu (Shoaga, ídem, p. 95). La mayor parte de los miembros del citado comité habrían comprado empresas públicas durante el programa de privatización. Hicieron falta cuatro días de huelga general para anular la adquisición por Dangote de dos refinerías de Estado, como regalo de fin de mandato del presidente Olusegun Obasanjo, un acto comprobado de la acumulación (privada) por desposesión (de la propiedad de Estado o pública), una característica de la neoliberalización.
[26] Amr Ady, «Too Big to Fail: Egypt’s Large Enterprises After the 2011 Uprising», Carnegie Middle East Center, 2/03/2017, http://carnegie-mec.org/2017/03/27...
[27] «Definimos una multinacional como una sociedad que tiene su sede en Africa y opera al menos en otros tres países africanos fuera de su sede doméstica. Desde luego, es una definición simplista según las normas mundiales […] Las mayores multinacionales africanas −las que tienen una cifra de negocios anual superior a los mil millones de dólares− son más o menos unas 60 y tienen unos ingresos brutos combinados de 200.000 millones de dólares. Si se rebaja el umbral de los mil millones de dólares, hay más de cien empresas africanas que tienen una impronta regional; son los principales motores de la reciente explosión de inversiones intra-africanas», «Les multinationales africaines contribuent de bien des manières à la transformation de leur continent» (Michael Kottoh, director general de la consultoría Konfidants y de estrategia de Initiative AfroChampions, entrevistado por La Tribune Afrique, 27/10/2017, https://afrique.latribune.fr/entr...). Poniendo el umbral en 500 millones de dólares estadounidenses, son unas 700 (Perspectives économiques en Afrique 2017).
[28] Extracto de la presentación de Business Africa en la sede de la OIE (http://www.ioe-emp.org/...)
[29] El PNUD se adhiere, al igual que el Banco africano de desarrollo y la OCDE, a la religión del crecimiento, considerando −tras haber citado rápidamente (en 20 líneas) el desarrollo humano como «un fin en sí mismo»− que «como mostrará este capítulo, el desarrollo humano es más que una emancipación social −es también un inductor de crecimiento», «el desarrollo humano es un motor del crecimiento», «el desarrollo humano es un medio para acelerar la diversificación económica y las cadenas de valor», hablando de «la visión estratégica común de Africa en favor del desarrollo humano para favorecer al empresariado» (Grupo del Banco africano de desarrollo, Organización de cooperación y de desarrollo económicos, Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, Perspectivas económicas en Africa 2017, Tema especial: Empresariado e industrialización, 2017, p. 110, 111 y 130), o dicho de otra manera, la finalidad no es el «desarrollo humano», sino el crecimiento, la reproducción del capital.
[30] Se trata por el momento de veinte empresas, según Michael Kottoh (op.cit.). Entre otras razones del poco entusiasmo manifestado en el seno de la patronal multinacional africana, parecen estar las consecuencias de los acuerdos de libre comercio entre algunos Estados africanos con la Unión Europea (como los Acuerdos de Colaboración Económica, el Acuerdo de libre cambio completo y profundizado en negociación entre Tunez y la UE) y los Estados Unidos. Algunas empresas africanas se arriesgan a sufrir la competencia de mercancías y servicios procedentes de Estados Unidos, de la UE, etc. La competencia no tiene la misma realidad en los diferentes sectores. Hay ya empresas, en el seno de la CEDEAO, por ejemplo, que no están en condiciones de soportar la competencia de los productos, de las inversiones, provenientes de otro país miembro de este reagrupamiento sub-regional
[31] PANA, «la UE niega haber perdido el compercio africano y la batalla de las inversiones», 31/03/2014, http://www.panapress.com/L-UE..
[32] Dangote ha anunciado grandes inversiones en Europa y en los Estados Unidos durante los próximos años.
[33] Citado por Pierre Dockès, «Mondialisation et «impérialisme à l’envers»», en La mondialisation, stade suprême du capitalisme? En hommage à Charles-Albert Michalet, Presses Universitaires de Rennes, 2013, http://books.openedition.org/pupo/2740.
[34] «El señor Elumelu llama a los empresarios africanos a hacer negocios con los BRICS», African Press Organization (APO), 27/08/2013, https://www.financialafrik.com/2013...
[35] Xinhua, «Livre blanc: nouvelles caractéristiques des invertissements entre la Chine et l’Afrique», Le Quotidien du Peuple on-line, 23/12/2010, http://french.peopledally.com.cn/Ec... Se indica en su presentación que es también «consejero (adviser) de la United States Agency for International Development (USAID)’s Private Capital Group for Africa».
[36] Bo Li, «L’Afrique aussi investit en Chine», Afrique Renouveau, agosto 2015, p. 30.
[37] A propósito de los préstamos, no se limitan a los Estados, porque Dangote obtuvo en 2016 un préstamo chino de 2.000 millones de dólares estadounidenses, cf. Bandiare Ndoye, «Nigeria: Dangote bénéficie d’un prêt de 2 milliards de dollars de la Bank of China», Financial Afrik, 13/04/2016, https://www.financialafrik.com/2016... Un préstamo interesante para el capital chino, pues además del banco crediticio, la construcción de nuevas cementeras que justifican este crédito ha sido confiada a la sociedad china Sinoma International Enginnering Co, con la cual Dangote había firmado el año anterior «contratos por un valor global de 4.340 millones de dólares […] para la construcción de nuevas fábricas en ocho países de Africa y Asia», Agence Ecofin, «Dangote signera pour 4,34 milliards $ avec le chinois Sinoma pour construire des usines en Afrique», 26/08/2015. Sinoma ya estaba subcontratada para su cementera en Zambia (2012-2013)
[38] ChineInde/MaPadioleau, «L’Afrique, una priorité pour l’Inde», www.chineinde.info/blog/afr...
[39] Mfonobong Nsehe, «Bill Gates And Other U.S. Investors Buy $ 1 Billion Stake in Egyptian Construction Firm», Forbes, 19/01/2013, https://www.forbes.com/sites/mfono...
[40] Leslie Sklair, «The Transnational Capitalist Class and the Discourse of Globalization», Cambridge Review of International Affairs 2000, https://www.globalpolicy.org/global... Cf. también, por ejemplo, Giulio Azzolini (traducido del italiano por Livio Boni, Raffaelo Cucciniello), «Sur la nouvelle classe capitaliste, transnationale et dominante?», Actuel Marx, 2016/2, nº 60, p.28-42. http://www.caim.info/revue-actuel...
[41] Fórmula que se encuentra tanto en el africapitalista Tony O. Elumelu como en el afropolitano Achille Mbembe (cf., por ejemplo, Achille Mbembe (recogido por Christophe Ayad, Cyril Bensimon, Christophe Châtelot y Serge Michel), «Venez en Afrique, venez chez nous!», Le Monde, número especial: Africa en alza (p. 6-11), p.10 para la expresión.
[42] AFP, «Economic growth not meeting needs of poor, says Okonjo-Iweala», Vanguard, 9/12/2013, http://www.vanguardngr.com/2013/12...
[43] En el caso de las Nana Benz, como escribe Comi Toulabour refiriéndose a la estructuración de su comercio, «en la base de la pirámide plateada se encuentra un enjambre de pequeñas vendedoras ambulantes […], producto del fenómeno del masivo éxodo rural femenino […] así como del tráfico de niños que afecta al Golfo de Guinea. Remuneradas a veces con tirachinas, y viviendo en condiciones de precaridad «subhumana», forman el lumpenproletariado, la cara espantosa de esta economía informal de la que la literatura sólo muestra su lado noble y glorificado. El conjunto de la profesión emplea un efectivo que puede estimarse entre dos y cuatro mil personas, cuyas franjas superiores forman la burguesía compradora que sabe reproducirse notablemente pasándose el timón de madres a hijas», Comi Toulabor, «Les Nana Benz de Lomé, Mutations d’une bourgeoisie compradore, entre heurt et décadence», Afrique Contemporaine, 2012/4 (p.68-80), p. 72 para la cita.
[44] Los mineros reivindicaban una remuneración superior a la que estaba entonces en vigor, o dicho de otra manera, una menor (sobre-)explotación de su fuerza de trabajo.
[45] Comunicado del colectivo de trabajadores de la cementera Dangote, «Alioune Ndiaye de la 2Stv s’est mouillé», leuksenegal.com, 17/04/2015, http://www.leuksenegal.com/...
[46] Christopje Le Bec y Stéphane Ballong, «Stratégie: comment les entreprises africaines montent en puissance face aux multinationales», Jeune Afrique, 11/01/2016, http://www.jeuneafrique,com/mag/289…
[47] «Dangote workers being treated like slaves», Zambian Watchdog, 25/01/2016, https://www.zambiawatchdog.com/dang...
[48] Aeneas Chuma (recogido por Franck Kuwonu), «Afrique: une croissance sans emploi», Afrique Renouveau, abril 2015 (p. 26-27), p. 26 para la cita, disponible en: www.un.org/africarenewal/fr.
[49] Maria Jovanovic, «Le travail en perte de vitesse», Finances & Développement, setiembre 2015 (p. 34-35), p. 35 para la cita.
[50] International Labour Office, World Employment and Social Ourlook: Trends 2017, Ginebra, 2017, p. 15-19.
[51] Organización Intrnacional de Empleadores, Business Africa y Organización Internacional del Trabajo, Livre Blanc du Sommet des partenaires sociaux pour l’Emploi en Afrique, Casablanca, 15/12/2015, p. 13, www.ioe-emp.org
[52] De los 78 Estados accionistas del Banco africano de desarrollo, 25 son no africanos, y entre ellos Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia y Japón poseen el 25% del capital de esta institución llamada panafricana.
[53] Citado por Ristel Tchounand, «Fondation Dangote: 1,5 million de dollars pour la création de la Coalition africaine des entreprises de la santé (ABCHealth)», La Tribune Afrique, 20/09/2017.
[54] Oxfam, «Parlons argent: l’Afrique invitée du G7», junio 2015, p. 4, www.oxfam.org
[55] Shoaga, op.cit., nota infra pagina 371, p. 98. Se exilió entonces en Londres, bajo la presidencia de Musa Yar Adua (2007-2010), que acabó por concederle el perdón, permitiendo así su vuelta al redil. En 2016, el fiscal federal precintó las oficinas de su empresa de telefonía móvil, nº 2 en Nigeria, por lo pagar el IVA evaluado en 24.300 millones de nairas (67 millones de dólares estadounidenses). Nicholas Ibekwe, «Adenuga’s Mountain of debt: Several firms, AMCON chasé billionaire for unpaid bills», Premium Times, 27/06/2016, https://www,premiumtimesng.com/news..
[56] AFP, «Economic growth not meeting needs of poor, says Okonjo-Iweala», Vanguard, 9/12/2013, http://www.vanguardngr.com/2013/12...
[57] La Tribune Afrique, «Nigeria: multinationales et personnes fortunées accusées d’évasion fiscal», 17/03/2017, https://afrique.latribune.fr/econom... En esta ocasión no se dieron nombres, pero menos de un año antes en los Panama Papers, aparecieron nombres, entre ellos el de Dangote, de usuarios de paraísos fiscales, a través de sociedades pantalla: «Premium Times was able to uncover several Nigerian business players associated with shell companies», Joshua Olufemi, Emmanuel Mayah, «Web of intrigue: Panama Papers reveal shell companies linked to Africa’s richest man Dangote», Mail & Guardian, 15/04/2016, http://mgafrica.com/article/2016-04...
[58] Perspectives économiques en Afrique 2017, p. 11
[59] Oxfam, op.cit., p.3. Tras la expresión «fuga de capitales» puede haber un horizonte económico-social…
[60] Siguiendo con Nigeria −la sociedad que produce más millonarios y multimillonarios africanos−, el mismo investigador habla de algunas «élites económicas» que «se han constituído en un comité de recogida de fondos bajo el nombre de Corporate Nigeria, durante las últimas elecciones presidenciales de 2011, a pesar de la ley que prohibe a las empresas contribuir a campañas políticas», entre las cuales hay figuras de la lista de Forbes: Aliko Dangote, Femi Otedela, Mike Adenuga, Tony Elumelu (Shoaga, ídem, p. 95). En Egipto, bajo el régimen post-Mubarak de Mohamed Morsi, el fiscal egipcio consideró al grupo Orascom responsable, por fraude fiscal, de mil millones de dólares, que pagó. Ya había sido objeto, algunos años antes en Argelia, de una revisión fiscal (de cinco años) de cerca de mil millones de dólares estadounidenses.
[61] Los Estados de Kenya, Suazilandia, Tanzania, han podido recaudar más impuestos estos últimos tiempos, pero nada indica todavía que eso haya tenido efectos positivos en materia de política social a favor de las clases sociales populares.
[62] En Malawi −una de las sociedades más pobres de Africa, dependiente principalmente de la producción y la exportación de tabaco−, mientras se agravaba la situación social de las clases populares, y los dirigentes desviaban dinero público, toda una tradición (Nick Wright, «Who’ll remember Cashgate?», African Arguments, 3/09/2015, http://africanarguments.org/2015/09... ), lo mediático era la acción filantrópica (construcción de aulas y donación de camas al hospital principal) de Raising Malawi, la fundación de la cantante estadounidense Madonna.
[63] Ayodele Odusola, Giovanni Andrea Comia, Haroon Bhorat y Pedro Conceiçao (dir.), Inégalités de revenus en Afrique subsaharienne. Tendances divergentes, déterminants et conséquences. Aperçu général, New York Programme des Nations Unies pour le développement Bureau régional pour l’Afrique, 2017, p.3.
[64] Oxfam, «Inequallity in Nigeria. Exploring the Drivers», mayo 2017, www.oxfam.org
[65] Maram Mazen, «Égypte: les riches se barricadent, les inegalités s’accentuent» La Voix du Nord, 17/06/2017, http://www.lavoixdunord.fr/19413/...
[66] «¡El 90% de los diarios nacionales vendidos cada día pertece a 10 oligarcas! Según los cálculos de Basta!, los mismos poseen televisiones y radios que totalizan el 55% y el 40% de las audiencias», Agnès Rousseaux, «Le pouvoir d’influence dérirant de dix milliardaires que possèdent la presse française», Basta!, 5/04/2017, http://www.bastamag.net/Le-pouvoir... El semanario Le Point que se ha puesto a publicar Le Point Afrique, pertenece a la séptima fortuna de Francia, François Pinault. En cuanto al diario Le Monde, tiene como copropietario (de tres) a la undécima fortuna francesa, Xavier Niel. Publica Le Monde Afrique con el apoyo de la Agencia francesa de desarrollo, del Banco Mundial, de la fundación (Bill) Gates y la Open society Iniciative for West Africa del financiero multimillonario George Soros.
[67] Este forum parece haber eclipsado al forum Forbes Africa/Afrique organizado por la revista epónima a partir de 2012 en Brazzaville, bajo el alto patrocinio del Jefe de Estado, y que fue paralizado en 2015, después de cuatro ediciones. ¿Tendrá que ver con la situación de tensión que imperó durante la campaña pro/contra la revisión constitucional?
[68] Femi Osofisan (entrevistado por Yinka Fabowale), «Nollywood has good actors, but… – Femi Osofisan», Nigerian Films, 20/05/2010, http://www.nigerianfilms.com/news/76... Lo explica así: «Nollywood está patrocinado principalmente por distribuidores de repuestos, ellos son los que lo financian y no están interesados en las cosas serias por razones comprensibles. Simplemente son gente de negocios y quieren recuperar su dinero lo más rápido posible. No están interesados en esas consideraciones de cultura ni nada. Entonces, es como las comidas rápidas, solo quieren hacer películas y ganar dinero al día siguiente. Entonces, debido a eso, no están interesados en cosas serias y no puedo culparlos porque es una ley de negocios»
[69] Citado por Rebecca Moudio, op. cit., p. 25.
[70] Cf., por ejemplo, Fátima Martín, «En Espagne, les fonds vautours dévorent l’habitat, le pain et l’électricité», en CADTM, Les autres voix de la planète: Fonds vautours. Les ailes de la dévastation, 4º trimestre 2017, p. 61-63; Éric Toussaint, «Les «fonds vautour» prospérent sur la mirère en spéculant sur l’endettement des particuliers», Basta!, 8/12/2017. https://www.bastamag.net/Les-fonds...
[71] Sigue teniendo una gran actualidad la observación del activista panafricanista caribeño Walter Rodney: «La ocultación de la noción de clase en el Africa post-independencia ha hecho del panafricanismo un slogan inofensivo para el imperialismo, aunque chovinistas y reaccionarios africanos lo hayan reivindicado», W. Rodney, «Panafricanisme et lutte des classes», Période, 12/06/2017 (Texto escrito en 1974 y publicado por primera vez en 1975 en «Pan-Africanism: Struggle against Neo-colonialism and Imperialism – Documents of the Sixth Pan-African Congress», Horace Cambell, ed., Afro-Carib Publications, Toronto, 1975, p. 18-41, traducido del inglés por Leila Khoulalene, a partir de la versión retranscrita por Susan Campbell y puesta a disposición en la web marxists.org: https://www.marxists.org/subject/af.. ). Hoy día, no es sólo la pequeña burguesía la que habla en nombre de Africa, también la clase capitalista africana, al servicio de la cual también se ha puesto desde su desarrollo −al que ha contribuído también la pequeña burguesía como clase dirigente post-independencia.
[72] Según la Tony Elumelu Foundation (TEF), «El programa consiste en el compromiso de 10 millones de dólares estadounidenses en 10 años [o sea, 100 millones] de la TEF para identificar, formar, encuadrar y financiar a diez mil empresarios africanos en el horizonte 2024», que deberán crear un millón de empleos. 3.000 jóvenes empresarios, originarios de 54 países africanos, han sido formados de 2015 a 2017.
[73] Fuente: artículos publicados por el citado Forum por la prensa pro-capitalista africana, principalmente el de Alain Faujas y Stéphane Ballong: «Africa CEO Forum: à la recherche dùn nouveau modèle pour l’Àfrique», Jeune Afrique, 28/03/2017, http://www.jeuneafrique.com/mag/421... Y el publicado por la BAD: «5e édition de l’Africa CEO Forum à Genève: Réinventer le Business model africain», 20/03/2017, https://www.afdb.org/fr/news...
Jean Nanga es militante del CADTM África, colabora regularmente con la revista Inprecor.
Fuente: http://www.cadtm.org/Una-panoramica-sobre-la-actual )))...
El portavoz de la comisión contra la pandemia de Madrid y el Gobierno dimite 48 horas después de ser nombrado
Fuentes de la Comunidad de Madrid achacan la decisión a la "guerra que ha comenzado el Gobierno central por razones políticas"
— Illa insta a Ayuso a revisar sus medidas contra la pandemia: "Está en riesgo serio la ciudadanía de la Comunidad de Madrid"
elDiario.es 26 de septiembre de 2020 @eldiarioes
https://www.eldiario.es/madrid/emilio-bouza-presenta-dimision-grupo-covid-48-horas-despues-nombrado_1_6248663.html ( "" ESTO SOLO DEMUESTRA DE QUE NO QUIEREN HACER NÁ DE NÁ,...CONTRA LA PANDEMIA COVID-19 ASESINA IMPERICAPITALISTA,...YA QUE EL OBJETIVO ES PARTICIPAR EN EL GENOCIDIO-HOLOCAUSTO SOCIAL PERSONAL SOBRANTES, LASTRE PRO.PO Y ALGUNOS MÁS,...DE TODO EL PLANETA,...//,...EN ÁFRICA, AÚN PRÁCTICAMENTE NO SE HA VISTO NADA DE ESTA PANDEMIA,...SÍ EXISTEN COMO UNAS VEINTE CON OTROS NOMBRES, EFECTOS, CONSECUENCIAS, GÉNESIS Y RESULTADOS,...Y ADEMÁS EL PROBLEMA AGUDO DE AS INTROMISIONES Y SAQUEOS, GUERAS ARTIFICIALES,...HABRUNAS, TRABAJOINFANTIL Y EXCLAVITUD SEXUAL PEEDÓFILAS-MAFOSAS E CAPITALES FINANCIEROS MUY POTENTES Y CON SOPORTES ALTOS ESTATALES-INSTITUCIONALES,...YA QUE ES UNO DE LOS NEGOCIOS MÁS BOYANTES DEL MUNDO DE TIEMPOS INMEMORIALES,...CASI DESDE QUE SE FORMAN LOS PRIMEROS ESTADOS, O POTENTES GRUPOS DE PERSONAS Y COMBATEN-SAQUEAN-ASESINAN A LOS HOMBRES Y NIÑAS Y BAMBINOS SON SOMETIDOS A ABUSOS, NEGOCIOS DE COMPRA VENTA, ECLAVITUD PRODUCTIVA, SERVIL-DOMÉSTICA,...ETC,...
ABAJO EL IMPERIALISMO Y CLONIALISMO, EL MACHISMO, EL PARIARCADO,...LO PRACTIQUEN QUIENES SEAN,...HOMBRES E INCLUSO MUJERES,...¡¡¡¡.
El doctor y catedrático Emilio Bouza, que fue elegido este jueves por consenso entre el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el consejero madrileño, Enrique Ruiz-Escudero, ha presentado su dimisión como portavoz oficial del grupo COVID-19, según confirman fuentes de la Comunidad de Madrid a elDiario.es que además achacan la decisión a la "guerra que ha comenzado el Gobierno central por razones políticas".
Este grupo tiene la misión de "coordinar y planificar respuestas contra la pandemia", y fue creado entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid tras la reunión que mantuvo el pasado lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Bouza cuenta con una destacada trayectoria asistencial, científica e investigadora, y su nombramiento se acordó en la reunión del grupo COVID-19 celebrada este jueves, en la sede de Vicepresidencia de la Comunidad de Madrid, en la que se abordaron las recomendaciones para las actuaciones que la Comunidad de Madrid frenar la expansión del coronavirus. Fue designado para atender "las demandas informativas de la sociedad" que deriven de este equipo, que busca "dar seguimiento y respuesta a la evolución de la pandemia en la Comunidad".
El objetivo del grupo es reunirse semanalmente, "con el objetivo coordinar y planificar respuestas contra la pandemia". "Sus propuestas servirán de recomendaciones a las actuaciones propias que seguirá ejecutando el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid en el ejercicio de sus competencias", explicaron desde Moncloa.
Esta dimisión llega un día después de que Gobierno central y autonómico mostraran sus diferencias con las medidas acordadas de ampliar las restricciones a 8 zonas básicas de la región. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, compareció en rueda de prensa para pedir medidas más contundentes y este mismo sábado ha pedido al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso "revisar sus decisiones y escuchar a la ciencia" a la hora de gestionar la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, le ha acusado de "enredar" y ha pedido que explique "por qué cambió de opinión" de martes a jueves, pues en un principio "descartó" cerrar la región. -- Publicado el 26 de septiembre de 2020 - )))...
https://revistaestrategia.com/el-mal-habito-que-hay-que-abandonar-necesariamente-segun-bill-gates-y-warren-buffett/
El mal hábito que hay que abandonar necesariamente, según Bill Gates y Warren Buffett
Hay muchos libros que hablan de la necesidad de ir eliminando malos
hábitos y sustituirlos por otros que nos ayuden a desarrollarnos mejor en
nuestra vida profesional y personal. Pero, muchas veces, son tantos los
hábitos que hay que eliminar y tan contradictorias las listas que unos y otros ela --
boran, que el intento por cambiar es vano.
Pero Bill Gates y Warren Buffet coinciden en la necesidad de eliminar
uno en concreto: renunciar estratégicamente a algunas actividades para enfocarse
en otras más gratificantes puede ayudarlo a alcanzar sus metas.,...///....
En el caso de Gates, era una prác-
tica de programación.
ESCRITO EN FB,...a B. GATES : Saludos sr. Gates, p.j. SOY EL EDITOR DE lukyrh.blogspot.com REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD LUKYRH.COM,...ESCRIBO EN FUNCIÓN DE LO QUE LEÍDO MÁSARRIBA,...SOY DE MÁLAGA, ANDALUCÍA,... Y AL IGUAL, QUE LAS ENTES IMPORTANTES Y DOMINANTES HE LEÍDO BASTANTE, HE TOMADO MUCHAS NOTAS, EN CUALQUIER ESPACIO LIBRE DE PAPEL E INCLUSO EN LA MÁQUINA,...¡¡¡¡. Y NO HE TRIUNFADO NI EN DINEROS, NI EN TRABAJOS, NI EN EL SECTOR POÉTICO,...NI EN EL DE LAS EDITORIALES,...LO POCO EDITO ES POR MÍ,...HA SIDO DE AUTOEDICIÓN,...ESCRIBÍA Y COMPONÍA EL SOPORTE,...FOLIO, OCTAVILA, REVISTA, EDICIONES ESPECÍFICAS,...ETC,...YA LE DIGO,...DEPENDE DE MÁS FACTORES SOCIALES, COYUNTURALES, PROCEDENCIA SOCIAL Y SPIQUE PERSONAL Y DEL MEDIO EN QUE TE ENCUENTRES,...EN FIN,...ESCRIBIENDO MI NOMBRE, LUCIANO MEDIANERO MORALES OBSERVARÁ LA CANTIDAD DE TEXTOS-COMENTARIOS QUE HE PUBLICADO,...Y LO QUE ME HAN CENSURADO,...PERO UN AMIGO, YA FALLECIDO AGUSTIN ANTUNEZ CORRALES, ERA MÁS ILUSTRADO QE YO,...COMO UN MILLÓN DE VECES,...SU TEORÍA ESTÁ EN "SIMBIODIVERSIDAD",...BLOG,... HE NACIDO EN LA CAPITAL CENTRO,...PERO ME HE CRIADO EN EL REBALAJE,...Y EN LAS PANADERÍAS DE MIS BARRIOS,...YA QUE REPARTÍA PAN EN LOS TIEMPOS MAÑANEROS Y LIBRES ESCOLARES,...¡¡¡¡. SOY JUBILADO 67 AÑOS,...CON VARIAS HIJAS-OS, Y VARIOS NIETOS,...Y VIVO EN EL 29006 DE MÁLAGA, EN RÉGIMEN DE ALQUILER,...DESPUÉS DE ESTAR TRABAJANDO COMO AQUÉL QUE DICE TODA MI VIDA,...Y AÚN ESTOY EN ACTIVO POR MEDIO DE ESTA MÁQUINA,...QUE POR CIERTO,...SI LE METIERAN UN CEREBRO HUMANO,...YA NO SERÁ UNA MÁQUINA INANIMADA,...SERÍA UN SER HUMANO,...MECANIZADO,...CUASI IGUAL QUE LOS DESFAVORECIDOS QUE TIENEN AMPUTADAS LAS DOS PIERNAS, AL MENOS,...VEAN SUS SOLDADOS QUE VINIERON DE ESAS GUERRAS INHUMANAS Y MAQUINACEREBRITOS HUMANOS,...QUE DESFACHATEZ,...A DÓNDE SE VA A LLEGAR,...: A DAR CON LA FRENTE EN EL PECEBRE,...NO SOIS MÚUHHHHJJ LISTOS,.. OS LO DIGO YO,...QUE NO TENGO NÁ QUE PERDER,...YA QUE SOY COMO UN PERRO SARNOSO,...PARA LOS PODERES DE VARIADAS TENDENCIAS IDEOLÓGICAS,...¡¡¡¡. Y YA PARA EL GOOGLE, FB,...SOY CUASI UNA PERSONA PELIGROSA,...SEGÚN DICEN,...QUE IMPONE LA UNIÓN EUROPEA, RESPECTO A CERTAS DEFENSAS DE DERECHOS,...ETC,...¡¡¡, Y DE IQUIERDOS-ZURDOS,...ETC,...DE QUÉ SE ESTÁ HABLANDO,...SI EL SISTEMA ES UNA ABERRACIÓN TECNOLÓGICA Y LUCRATIVA,...Y UNA SOCIEDAD EN QUE NO SABEN ARREGLAR PROBLEMAS DE LA HUMANIDAD Y SU FUTURO PEGADO Y EN ARMONÍA SOCIAL Y CON LA NATURALEZA,...Y SOLO QUIEREN SEGUIR PÁ´LANTE, DEJANDO ATRÁS Y LIQUIDANDO A CUASI LA MITAD SOCIAL,...¡¡¡. PARA ESO SOS LUMBRERAS SEÑORES-RAS DE CLASE DOMINANTE Y TECNOPLUTOCRÁTICA ELITISTA,...¡¡¡¡. SI ME CONTESTA,...SE VERÁ SI ERES O NO INTELIGENTE Y DIGNO HIJO DE TU PAPÁ,...¡¡¡.; POR MI PARTE,...EL PESCAO, ESTÁ TÓ VENDIO,...¡¡¡¡. luky de málaga,...Lmm,...el poeta proletario. -- como verás, escrito del tirón ¡¡¡. Y QUE CONSTE,...NO QUIERO NADA TUYO,...SOLO ALGO DE MIS GENTES : LA HUMANIDAD.
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