sábado, 24 de octubre de 2020

POLEMIZAN CON ROLANDO ASTARITA,..¡¡ : [Nuevo comentario] Polémica sobre trabajo, valor y mercado;...¡¡ :

 

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Comité Editorial  mar 7. 10 Min. de lectura. 

3.9Polémica en la construcción del socialismo en la URSS, 1920: debate Bujarin-Preobrazhens.

Por Communist Mario


parece que todo y solo interesa  el poder, el poder de estado,...a la liberación social de la humanidad,...ni hacen caso ,...y reventas, una a-de los rusos,..¡¡¡.


Resumen: Así como los nuevos fenómenos del mundo capitalista (monopolios, imperialismo) del siglo XX generaron amplias controversias entre los marxistas, no sucede algo equiparable con los problemas derivados de la primera experiencia del socialismo en la URSS. Es verdad que Karl Marx, siempre temeroso de incurrir en excesos de especulación utópica, dejó pocas indicaciones en este sentido, más allá de la hipotética desaparición del valor y las leyes de Economía política capitalista a partir de las primeras fases de la construcción de la sociedad comunista (véase Crítica al Programa de Gotha,1875). Pero también es cierto que Marx tampoco ofreció indicaciones sobre otros temas y eso no impidió que fueran abordados por sus seguidores. La explicación de este notorio vacío teórico hay que buscarla seguramente por otras vías, y relacionarla tal vez con la debilidad teórica general del marxismo en la Rusia post-revolucionaria. Hoy trataré sobre la polémica en relación al mercado y la planificación del naciente estado soviético entre dos grandes bolcheviques: Nikolái Ivánovich Bujarin y Yevgueni Alekséyevich Preobrazhenski.


I. Introducción a la polémica de Bujarin-Preobrazhenski

Bujarin ya había escrito en 1919 "La economía del período de transición" donde, en el duro contexto del comunismo de guerra, hablaba de la desaparición de la ley del valor y la sociedad mercantil. Luego pasaría a ser teórico y defensor de la NEP (Nueva Política Económica), y en ese momento se desencadenan sus polémicas con Preobrazhenski, adversario de esta política. Los puntos de discrepancia son fundamentalmente cuatro.

El primero versa sobre el método de estudio de la economía socialista. Preobrazhenski pretende hacer abstracción de la política del gobierno y estudiar en su aspecto puro el desarrollo de la acumulación socialista originaria, que define en estos términos:

Por acumulación socialista entendemos la adición al capital productivo fundamental del sobreproducto que no se destina a la distribución suplementaria entre los sujetos de la producción socialista y el Estado socialista, sino que sirve para la reproducción ampliada. Por acumulación primitiva socialista entendemos la acumulación en manos del Estado de recursos naturales procedentes de fuentes externas al complejo económico estatal. Esta forma de acumulación está destinada a desempeñar en un país agrícola atrasado una función excepcionalmente importante, en cuanto que permite llegar muy rápidamente a la fase en que da comienzo la transformación técnico-científica de la economía estatal y en la que ésta logrará por fin una supremacía puramente económica sobre el capitalismo (Preobrazhenski, 1970: La nueva economía, Caracas - Barcelona, Ariel.)

 

Por el contrario Bujarin, aunque reconocía en términos genéricos la primacía de lo económico sobre lo político, subrayaba la importancia de las decisiones políticas en la URSS, pues "nuestra política ya incluye una parte considerable de economía, dado que en la estructura de nuestro poder estatal están ya incluidos factores económicos esenciales, entre ellos los centros de mando".

 

La diferencia, en definitiva, se remonta al asunto de si el socialismo, que implica planificación y acción consciente, puede sujetarse a leyes de necesidad como las de la Economía política capitalista.

 

El segundo punto de debate versa sobre el conflicto entre el valor y el principio de planificación. Preobrazhenski habla de un sistema socialista mercantil de economía; el principio de planificación en la primera fase de industrialización aparece bajo la forma de ley de acumulación socialista originaria, y el desarrollo del sistema se caracteriza por la lucha por la hegemonía entre los sectores básicos (socialista y mercantil/privado), que en el terreno de la economía política se manifiesta en la forma de lucha entre las leyes que rigen cada uno de los sectores. En la URSS se daba, pues, una realidad sin precedentes, con coexistencia de dos tipos de economía distintos y antagónicos, con formas de regulación diferentes, que no sólo podían mantener una lucha sino también un cierto equilibrio.

 

Por el contrario, la opinión de Bujarin es que el asunto no hay que plantearlo en términos de leyes objetivas, sino de política económica. La relación entre el sector socialista y el privado se convierten en relaciones entre proletariado y (pequeña)burguesía, que pueden ser de represión, lucha o colaboración. El control de las palancas de mando es, en ese caso, fundamental.

 

El tercer punto de discrepancia trata de la ley de acumulación socialista originaria. Ni Preobrazhenski ni Bujarin negaban que hubiera una acumulación socialista. Preobrazhenski define la ley en estos términos:
Llamamos ley de la acumulación socialista originaria a la suma de todas las tendencias conscientes y semi-espontáneas de la economía estatal que están orientadas hacia la ampliación y fortalecimiento de la organización colectiva del trabajo en la economía soviética y que dictan al estado soviético, sobre la base de la necesidad:
1) proporciones determinadas de la distribución de las fuerzas productivas, proporciones que se establecen sobre la base de la lucha con la ley del valor en el interior y fuera de los límites del país, y que tienen como tarea objetiva alcanzar el nivel óptimo de la reproducción socialista ampliada en condiciones dadas, y el máximo del potencial defensivo en todo el sistema en lucha con la producción capitalista-mercantil;
2) proporciones determinadas de acumulación de recursos materiales con miras a la reproducción ampliada, principalmente a expensas de la economía privada, en la media en que un volumen determinado de esta acumulación es dictado con una fuerza coercitiva al Estado soviético, bajo la amenaza:
a) de la desproporción económica, b) del crecimiento del capital privado, c) del debilitamiento de los lazos de la economía estatal con la producción campesina, d) de la ruptura, en el curso de los años futuros, de las proporciones necesarias de la reproducción socialista ampliada, y del debilitamiento de todo el sistema en su lucha con la producción capitalista-mercantil en el interior y fuera de los límites del país (Preobrazhenski, 1970: La nueva economía, Caracas - Barcelona, Ariel.)En todo caso Bujarin cuestiona que la expresión ley de acumulación socialista originaria sea la más correcta, y que tenga las características que Preobrazhenski plantea; concretamente, cree que éste lo ve desde una perspectiva estática y no dinámica, y que considera a la industria socialista separada y no ligada a la economía campesina. Realmente, Bujarin no plantea una visión alternativa y lo que hace es refugiarse en la política económica a corto plazo.

 

El cuarto punto de fricción versa sobre la disparidad de los intercambios entre la economía estatal y la privada. De acuerdo con el principio de la lucha entre sectores económicos, Preobrazhenski plantea institucionalizar el intercambio desigual, haciendo que el sector privado financie el estatal, y para ello juzga fundamental aumentar la productividad del trabajo.

 

II. Crítica de Bujarin a la acumulación socialista originaria y el intercambio desigual

 

En opinión de Bujarin (véase "Sobre la acumulación socialista", 1976) el programa de Preobrazhenski afectaría la smichka, o unión de la clase obrera con el campesino que era la base del poder soviético recién establecido, como había quedado demostrado durante la crisis de las tijeras de 1923. Y si el campesinado se negaba a entregar productos debido a lo desfavorable de los precios, habría que volver al programa del Comunismo de Guerra, es decir a la apropiación violenta del excedente campesino.

 

Pero ello implicaba un enfrentamiento abierto e insostenible con el campo; y romper la smichka como hemos visto significaría romper con el naciente socialismo en la URSS. Por otra parte, con la política recomendada por Preobrazhenski, arruinaría la economía campesina, no habría excedente para expropiar y se contraería el mercado interno, perjudicando también a la industria socializada. Además, los altos precios de los bienes industriales (debido a este intercambio desigual), establecidos por poder de monopolio, generarían ganancias extraordinarias sin incentivar a los directores de empresas estatales a mejorar la productividad. Por último, en el largo plazo, de aplicarse la propuesta de Preobrazhenski, el proletariado podía degenerar y transformarse en una nueva clase explotadora.

 

Por eso, Bujarin planteaba que debía promoverse una relación con el campesinado sobre una base cooperativa, bajo dirección del Estado proletario. Su idea rectora era avanzar en la transformación de la economía privada campesina a través del desarrollo económico y el mercado. Para eso se apoyaba en la autoridad de Vladimir Lenin y en los últimos escritos del líder bolchevique, aunque poniendo el énfasis en el comercio: en lugar de las cooperativas de producción, había que fomentar las de consumo, comercio y crédito, que se integrarían, en el largo plazo, al socialismo. Sostenía que podía llegarse al socialismo a través del mercado, y que la lucha de clases en la URSS pasaba por la competencia económica pacífica.

 

Con este enfoque, desestimó la intervención estatal en la agricultura y en la producción artesanal, no otorgó importancia al plan económico, ni puso la prioridad en la industria pesada. Para industrializar a la URSS había que alentar el consumo, en primer lugar de los campesinos medios y acomodados. Para ello era necesario bajar los precios para satisfacer a las masas. Así se alentaría la demanda, que arrastraría a la industria ligera, y esta a la industria pesada. La industria soviética debía adecuarse al mercado campesino; la industria y el agro serían interdependientes, alimentando mutuamente la oferta y la demanda. Los fondos para la industrialización provendrían de los impuestos obtenidos mediante una tributación racional al campesino, o con el ahorro voluntario de los productores independientes y las cooperativas.

 

Por lo tanto había que fomentar el comercio (donde el estado soviético intervendría lo menos posible) y la libertad de acumular generaría un mayor desarrollo de las fuerzas productivas. El sector estatal terminaría venciendo al privado mediante la competencia en el mercado. Bujarin planteaba que el aparato burocrático estaba asfixiando a toda la economía. Por eso, si la clase obrera no se elevaba a las tareas de control y organización de la economía como proponía Lenin en "El Estado y la Revolución", los funcionarios podían constituir el embrión de una nueva clase dirigente basada en el monopolio de la autoridad y el privilegio (véase Cohen, 1976).

 

Destaquemos que en el esquema de Bujarin era clave que los campesinos medios y los kulaks acumularan. En 1925 lanzó una proclama que cobró fama: A todos los campesinos globalmente, a todas las capas de campesinos, debemos decirles: enriquecéos, acumulad, desarrollad vuestras haciendas (citada por Cohen, también Trotsky, 1973). Claramente parecía minusvalorar las tendencias pro-capitalistas que generarían el mercado y la acumulación de capital; por eso no daba importancia a la influencia kulak en el campo, ni ponía el acento en la necesidad de transformar las relaciones de producción pequeñoburguesas. Cuando se refería a la estructura social de la URSS, Bujarin hablaba de dos clases sociales, el proletariado y el campesinado, como si este último fuera un todo homogéneo, compuesto casi exclusivamente por campesinos medios. Tampoco tuvo en cuenta los peligros de restauración termidoriana, que podía ser vehiculizada por los kulaks y los hombres de la NEP, y que denunciaba la Oposición de Izquierda (entre ellos Preobrazhenski).

 

III. Dilema de Preobrazhenski sobre la industrialización.

 

Haciendo un balance del debate, en un muy citado trabajo de 1950, Alexander Erlich planteó que la posición de Preobrazhenski encerraba un dilema. Es que el intercambio desfavorable para el campesinado abría la posibilidad de una huelga de ventas campesinas a la vista del retraso de la industria. Los campesinos se retirarían del mercado, como había ocurrido en la Crisis de 1923, y esto bloquearía la industrialización soviética, ya que la privaría del suministro de comida e, indirectamente, de bienes de producción extranjeros, por la caída de las exportaciones agrícolas.

 

Pero por otro lado, si los campesinos forzaban al estado soviético a capitular, habría alza en los precios alimenticios, lo que iniciaría la inflación como había sucedido a principios de la década de 1920.

 

Preobrazhenski luchó con este dilema, pero no logró resolverlo. Sostuvo que si los precios industriales eran bajos, eso tampoco ayudaba a los campesinos, ya que los intermediarios impondrían precios altos en el mercado. Sus críticos le respondieron que si esto era así, de todas maneras no ponía a salvo a la clase obrera de la inflación.

 

Por otra parte, la propuesta de aplicar impuestos a los campesinos ricos propuesta por Bujarin fue criticada porque reduciría aún más los excedentes que podían ir al mercado, en una coyuntura en la cual los campesinos medios o pobres no podían cubrir esa diferencia.

 

Preobrazhenski terminó respondiendo que la solución última de todos esos problemas era que Rusia saliera de su aislamiento, es decir la célebre Revolución Proletaria Mundial. Como dice Ehrlich, en su peor interpretación, esto equivalía a una admisión de que todo intento de encontrar una solución dentro de los límites de la economía soviética aislada era como intentar la cuadratura del círculo, simplemente imposible. Y en su interpretación más benigna, era un esfuerzo desesperado por lograr la estabilidad de mañana a expensas de tensiones enormemente incrementadas en el presente, sin saber bien cómo resistirlas.

 

Digamos también que la propuesta de Bujarin parecía evitar el peligro de la huelga campesina en el mercado. Además, subrayaba la necesidad de que la entrada de los campesinos a las cooperativas debía ser voluntaria, y debía cuidarse la alianza de la clase obrera con el campesino. Pero no daba respuesta al segundo cuerno del dilema de Preobrazhenski, el fortalecimiento de las tendencias mercantiles y pro-capitalistas, y su preeminencia sobre la industria, que generaría la mejora de los términos de intercambio para los campesinos, con lo que ni la propuesta Preobrazhenskista ni la Bujarinista sobre la industrialización del estado soviético eran viables y que tan solo existía una forma que es la que había concluido Preobrazhenski, solo la extensión del socialismo hacia los países capitalistas avanzados permitiría la consolidación del socialismo en la URSS. IV. Conclusiones.

 

Más allá de estas diferencias, Preobrazhenski se centra en la esfera de la producción y Bujarin en la de la circulación. El primero considera que el problema es la falta de un plan y el segundo, la relación entre las industrias del Estado y la agricultura. Pero el asunto desborda lo económico y tiene que ver con las posiciones entonces dominantes en el Comité Central (que son las de Bujarin) y las de Trotsky y sus partidarios (que en términos generales defiende Preobrazhenski), en torno a la NEP. Para Bujarin, las posiciones de su oponente suponían la ruptura del bloque entre obreros y campesinos y el aislamiento del proletariado. Para Preobrazhenski, las posturas de Bujarin y la política del Comité Central conducían a la liquidación de la hegemonía del proletariado y la supeditación de éste a la burguesía y, por tanto, abrían una vía que hacía peligrar el incipiente socialismo.

 

Referencias bibliográficas

 

Bujarin, N. (1973): Sobre la acumulación socialista, Buenos Aires, ed. Materiales Sociales.

 

Cohen, S. (1976): Bujarin y la revolución bolchevique. Biografía política 1888-1938, Madrid, Siglo XXI.

 

Deutscher, I. (1979): Trotsky. Le prophète désarmé 1921-1929, París, Christian BourgoisediteuDomar, E. (1957): Essays in the Theory of Economic Growth, Nueva York, Oxford University Press.

 

Erlich, A. (1950): “Preobrazhenski and the Economics of Soviet Industrialization”, Quarterly Journal of Economics, vol. 64, pp. 57-88.Harrison, M. (1985): “The Primary Accumulation in the Soviet Transition”, Journal of Development Studies, vol. 22, pp. 81-103.Lewis, W. A. (1959): “Desarrollo económico con recursos ilimitados de mano de obra”, Desarrollo económico, enero/abril, pp. 374.

 

Preobrazhenski, Y. (1970): La nueva economía, Caracas - Barcelona, Ariel.

 

Trotsky, L. (1973): La revolución traicionada, Buenos Aires, Yunque.

 

En todo caso Bujarin cuestiona que la expresión ley de acumulación socialista originaria sea la más correcta, y que tenga las características que Preobrazhenski plantea; concretamente, cree que éste lo ve desde una perspectiva estática y no dinámica, y que considera a la industria socialista separada y no ligada a la economía campesina. Realmente, Bujarin no plantea una visión alternativa y lo que hace es refugiarse en la política económica a corto plazo.,...///....)))...

 

























POLEMIZAN CON ROLANDO ASTARITA,..¡¡ : 

[Nuevo comentario] Polémica sobre trabajo, valor y mercado;...¡¡ : 

Comentario nuevo en Rolando Astarita [Blog]

Erec comentó en Polémica sobre trabajo, valor y mercadoen respuesta a Erec:

He intentado publicar este comentario desde el móvil pero no me lo permitía, vuelvo a intentarlo desde el ordenador: “De manera que hay que explicar por qué las mercancías expresan su valor comparándose con otra mercancía”. Que algo sea necesario para expresar X no significa que ese algo sea necesario para que X exista. “Marx […]

En primer lugar, quiero señalar una cosa: en una nota anterior (https://rolandoastarita.blog/2011/03/15/metodos-de-discusion-en-ambitos-de-izquierda/), el autor de este blog, Rolando Astarita, denunció una cierta forma de debatir en la izquierda en la cual, y cito literalmente sus palabras “ante diferencias se lanzan invectivas injuriosas y calumnias del más diverso tipo”.
No puedo estar más de acuerdo con la necesidad de denunciar esa práctica, según la cual en vez de debatir de forma honesta y refiriéndose a los argumentos del contrario, se cae en el insulto o el ataque a quien sostiene la postura con la que uno difiere.
Es por eso que me ha parecido sorprendente ver que, ante un comentario mío en esta entrada en la cual mostraba de forma respetuosa una discrepancia con unas ideas expuestas por usted, Rolando Astarita, la respuesta mi comentario por su parte ha contenido acusaciones personales de pertenecer a una “secta” y de no importarme los argumentos científicos (“Con ustedes, tengo la penosa impresión de estar discutiendo con una secta a la cual le resbala cualquier argumento científico.”, “La discusión con esta gente me recuerda a otras que he tenido con sectas de izquierda.” “ defienden el dogma que han establecido contra viento y marea-”,), tono condescendiente (“¿Qué es? ¿La Luna?” “entiendo que no puedan digerir los repetidos pasajes en los que Marx dice que…”), acusaciones de mala fe (“Lo único que les importa es ganar una discusión; y si no la pueden ganar, confundir y embarrar el terreno todo lo posible para que nada quede claro.”).

Me sorprende y apena el tono pueril y ridículamente hostil de la respuesta a mi comentario. Reto a cualquiera que lea estas líneas que busque mi comentario inicial y por favor señale dónde adopto yo un tono agresivo, falto al respeto o hago alguna cosa que no sea exponer unas ideas en las que difiero con Rolando Astarita, y me explique el motivo por el cual usted, Astarita, puede permitirse faltarme al respeto adoptando ese tono al contestar.  Parte usted además de un error garrafal y que hace que la cosa sea incluso más triste. Asume desde un primer momento que soy parte de lo que llama una “secta” alrededor de Juan Íñigo Carrera, refiriéndose todo el rato a mí en la segunda persona del plural (“ han sostenido…”, “ Y tuvieron que negar …” “Luego dijeron…” etc.). Yo NO CONOCÍA Íñigo Carrera hasta hace (si no recuerdo mal) medio año, así que sus intentos de agruparme con los seguidores de Carrera y de atribuirme a mí ideas que no he sostenido (como que el valor es un “elemento físico”) son absurdos y convendría que se los ahorrase porque no aportan nada al debate. Esgrímalos ante quien los sostenga, máxime cuando es USTED el que en una nota anterior acusaba justamente al tal Carrera de “deshonestidad intelectual” por atribuirle ideas que usted no ha defendido, con lo que no entiendo la hipocresía de caer en la misma falta que usted mismo reprochaba.

La respuesta que yo hice podrá coincidir con lo que dice Carrera o no, pero me es indiferente, puesto que ni soy seguidor ni he leído de hecho en profundidad lo que escribe ese señor. Llegué a mis propias conclusiones mediante mi lectura de los textos de Marx y siguiendo las ideas de otros autores como Michael Posner y Maya González, porque este debate, aunque usted lo reduzca a una cuestión entre usted y el señor Carrera, ha sido sostenido por numerosos otros autores dentro del marxismo, no todo gira alrededor de usted. Así que el atribuir a la otra parte lo que han dicho tercero o las faltas de respeto (sobre todo las que no se formulan cara a cara sino tras una pantalla de ordenador) sobra en un debate intelectual. Por supuesto partimos de una asimetría de poder en este blog puesto que usted puede aprobar o rechazar los comentarios. Confío en que por honestidad intelectual aprobará este comentario pero no puedo garantizarlo. Lo que sí que puedo garantizar es que lo leerá, así que en su conciencia quedará si, además de haber faltado a la verdad asumiendo cosas sobre mí falsas (que si soy seguidor de otro señor, que si actuo con mala fe etc etc.) y faltando al respeto, ni siquiera tiene la decencia de admitir una respuesta donde contesto a esas acusaciones (y sin acusarle de falta de luces como hace usted al decir que “cuesta digerir” una idea etc.).

Entrando en el tema del debate y a partir de ahora ignorando su tono agresivo y faltas de respeto y centrándome en los argumentos: no, sigo sin estar de acuerdo en lo que expone.

“La mercancía al terminar el proceso de producción es un producto. Su valor es solo potencial. Para que sea un cuerpo de valor debe enajenarse. Esto demuestra que el valor no es un “en sí”. No existe al margen de esa enajenación. Es lo que explica Marx una y otra vez: el valor se realiza en el mercado. Si no se realiza, no hay valor. Si se produjeron viviendas que no se venden, el trabajo invertido en ellas no generó valor. La vivienda es una realidad objetiva – es un producto físico – pero no tiene valor. Por eso Marx dice que como producto (o sea, antes de la venta) el capital existe como producto (M’),solo idealmente como precio, y “NO como valor en cuanto tal”.”

No. De nuevo, esto es trasladar el foco de la determinación última de la magnitud del valor a la circulación y no a la producción que es lo que Marx resaltaba. El valor existe al finalizar el proceso objetivo porque es entonces el momento en el que el artículo ha sido objetivado, ha cobrado existencia como producto. Es cuando acaba el estado “fluido” y comienza el estado “coagulado” del trabajo. EL trabajo ahí se ha convertido en valor. Otra cosa diferente es que la EXPRESIÓN objetiva (no la forma objetiva en la que se “solidifica” según el pasaje) necesite de expresarse en dinero (algo “materialmente diferente”).

Dicho de otro modo: si el bien es producto del trabajo individual, y el valor es trabajo social. el valor no puede existir previamente a la relación social de la mercancía tela con la mercancía chaqueta.

De nuevo, no. El intercambio es preciso para la existencia del valor en el sentido en el que señala Marx de que una mercancía debe estar producida “para el propósito de intercambiarse”, y en este marco, la ley del valor opera regulando la producción que por lo común toma la forma de la competición en el mercado. Pero la necesidad de existencia de ese marco para que la producción de un artículo cuente como mercancía y por tanto exista el valor NO implica que es necesaria la concreción de la venta particular DE ESE ARTÍCULO EN CONCRETO para que tenga valor (sino para que se realice).

El determinante último de la magnitud del valor de una mercancía es, en las palabras del propio marx, el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción.
“Lo que determina de forma exclusiva la magnitud del valor de cualquier artículo es por tanto la cantidad de trabajo socialmente necesaria, o el tiempo de trabajo socialmente necesario para su PRODUCCIÓN” (Capital, Volume I, pág 129, Penguin Edition, traducción y énfasis propios).

“Dicho de otro modo: si el bien es producto del trabajo individual, y el valor es trabajo social. el valor no puede existir previamente a la relación social de la mercancía tela con la mercancía chaqueta.”

Exacto, la relación social de la mercancía tela con la mercancía chaqueta como CATEGORÍAS, no como artículos individuales. Los artículos individuales, como ejemplos de la categoría de la que forman parte como mercancía tienen un precio ya mucho antes de venderse, puesto que de hecho tener precio es un prerrequisito para poder venderse. Este precio lo tienen inmediatamente al emerger de la producción, como queda claro de la cita que aporté y a la que no ha contestado:
“No es el dinero el que hace conmensurables todas las mercancías. Al contrario. Es porque todas las mercancías, en tanto que valores, son trabajo humano objetivado, y por lo tanto conmensurables ellas mismas, es por lo que sus valores pueden ser medidos en una y la misma mercancía específica… El dinero”.

Tema aparte es que el valor que tiene ya la mercancía (y su magnitud) al emerger de la producción y antes de venderse pueda ser cognoscible o no. Son temas apartes, puesto que la esencia de algo (el valor) es diferente y previa a su dimensión fenoménica y por tanto a nuestra capacidad de conocer ese algo. Fíjese que en la cita anterior Marx habla de que las mercancías, en tanto valores, son trabajo humano OBJETIVADO y POR TANTO CONMENSURABLES. Es ése carácter, el hecho de que el valor se trate de trabajo humano objetivado, lo que permite que éste se mida en dinero. Si la medición en dinero en sí fuese la “objetivación” (y no la EXPRESIÓN de esa objetividad) el pasaje sería absurdo.

“Incluso su ejemplo de cómo escribo una nota del blog demuestra incomprensión de la relación dialéctica entre forma y contenido. Es que la idea que expreso en el blog (digamos, el contenido) no existe al margen de su formulación verbal.”

Termino comentando brevemente este excurso suyo. No ha rebatido mi analogía porque la ha desviado a otra que no es la que yo utilizaba. Yo no he dicho que una idea sea independiente del lenguaje. He dicho que la idea que usted tenía (vinculada como usted señala al lenguaje, cosa que repito que no he mencionado yo) es independiente de ser expresada EN UNA NOTA DEL BLOG, NO EN EL LENGUAJE. Diferencia crucial en la que se basa mi analogía que usted pasa por alto.
Cuando usted formula la idea en su cabeza de hablar de X tema, esa formulación está vinculada al lenguaje, lógicamente (pensamos en términos etc.), pero es previa (como no puede ser de otra manera) a que la plasme en una nota en el blog, escribiendo párrafo tras párrafo y luego le dé al botón de “publicar”. ¿O es que acaso es imposible formular una idea sin antes que esté ya expresada en nota de blog o pronunciada por sus cuerdas vocales?
¿Es que no se le ocurre primero una idea de lo que quiere escribir y LUEGO lo escribe y LUEGO lo publica? ¿Acaso no decimos “dame un momento antes de hablar, que ordene mis pensamientos”? ¿Es que no existe la secuencia temporal? ¿Es simultáneo el pensamiento y formulación de conceptos de la pronunciación de palabras que los expresen en una conversación?,...))))....


El cuarto punto de fricción versa sobre la disparidad de los intercambios entre la economía estatal y la privada. De acuerdo con el principio de la lucha entre sectores económicos, Preobrazhenski plantea institucionalizar el intercambio desigual, haciendo que el sector privado financie el estatal, y para ello juzga fundamental aumentar la productividad del trabajo.



II. Crítica de Bujarin a la acumulación socialista originaria y el intercambio desigual


En opinión de Bujarin (véase "Sobre la acumulación socialista", 1976) el programa de Preobrazhenski afectaría la smichka, o unión de la clase obrera con el campesino que era la base del poder soviético recién establecido, como había quedado demostrado durante la crisis de las tijeras de 1923. Y si el campesinado se negaba a entregar productos debido a lo desfavorable de los precios, habría que volver al programa del Comunismo de Guerra, es decir a la apropiación violenta del excedente campesino.


Pero ello implicaba un enfrentamiento abierto e insostenible con el campo; y romper la smichka como hemos visto significaría romper con el naciente socialismo en la URSS. Por otra parte, con la política recomendada por Preobrazhenski, arruinaría la economía campesina, no habría excedente para expropiar y se contraería el mercado interno, perjudicando también a la industria socializada. Además, los altos precios de los bienes industriales (debido a este intercambio desigual), establecidos por poder de monopolio, generarían ganancias extraordinarias sin incentivar a los directores de empresas estatales a mejorar la productividad. Por último, en el largo plazo, de aplicarse la propuesta de Preobrazhenski, el proletariado podía degenerar y transformarse en una nueva clase explotadora.


Por eso, Bujarin planteaba que debía promoverse una relación con el campesinado sobre una base cooperativa, bajo dirección del Estado proletario. Su idea rectora era avanzar en la transformación de la economía privada campesina a través del desarrollo económico y el mercado. Para eso se apoyaba en la autoridad de Vladimir Lenin y en los últimos escritos del líder bolchevique, aunque poniendo el énfasis en el comercio: en lugar de las cooperativas de producción, había que fomentar las de consumo, comercio y crédito, que se integrarían, en el largo plazo, al socialismo. Sostenía que podía llegarse al socialismo a través del mercado, y que la lucha de clases en la URSS pasaba por la competencia económica pacífica.


Con este enfoque, desestimó la intervención estatal en la agricultura y en la producción artesanal, no otorgó importancia al plan económico, ni puso la prioridad en la industria pesada. Para industrializar a la URSS había que alentar el consumo, en primer lugar de los campesinos medios y acomodados. Para ello era necesario bajar los precios para satisfacer a las masas. Así se alentaría la demanda, que arrastraría a la industria ligera, y esta a la industria pesada. La industria soviética debía adecuarse al mercado campesino; la industria y el agro serían interdependientes, alimentando mutuamente la oferta y la demanda. Los fondos para la industrialización provendrían de los impuestos obtenidos mediante una tributación racional al campesino, o con el ahorro voluntario de los productores independientes y las cooperativas.

Por lo tanto había que fomentar el comercio (donde el estado soviético intervendría lo menos posible) y la libertad de acumular generaría un mayor desarrollo de las fuerzas productivas. El sector estatal terminaría venciendo al privado mediante la competencia en el mercado. Bujarin planteaba que el aparato burocrático estaba asfixiando a toda la economía. Por eso, si la clase obrera no se elevaba a las tareas de control y organización de la economía como proponía Lenin en "El Estado y la Revolución", los funcionarios podían constituir el embrión de una nueva clase dirigente basada en el monopolio de la autoridad y el privilegio (véase Cohen, 1976).


Destaquemos que en el esquema de Bujarin era clave que los campesinos medios y los kulaks acumularan. En 1925 lanzó una proclama que cobró fama: A todos los campesinos globalmente, a todas las capas de campesinos, debemos decirles: enriquecéos, acumulad, desarrollad vuestras haciendas (citada por Cohen, también Trotsky, 1973). Claramente parecía minusvalorar las tendencias pro-capitalistas que generarían el mercado y la acumulación de capital; por eso no daba importancia a la influencia kulak en el campo, ni ponía el acento en la necesidad de transformar las relaciones de producción pequeñoburguesas. Cuando se refería a la estructura social de la URSS, Bujarin hablaba de dos clases sociales, el proletariado y el campesinado, como si este último fuera un todo homogéneo, compuesto casi exclusivamente por campesinos medios. Tampoco tuvo en cuenta los peligros de restauración termidoriana, que podía ser vehiculizada por los kulaks y los hombres de la NEP, y que denunciaba la Oposición de Izquierda (entre ellos Preobrazhenski).



III. Dilema de Preobrazhenski sobre la industrialización


Haciendo un balance del debate, en un muy citado trabajo de 1950, Alexander Erlich planteó que la posición de Preobrazhenski encerraba un dilema. Es que el intercambio desfavorable para el campesinado abría la posibilidad de una huelga de ventas campesinas a la vista del retraso de la industria. Los campesinos se retirarían del mercado, como había ocurrido en la Crisis de 1923, y esto bloquearía la industrialización soviética, ya que la privaría del suministro de comida e, indirectamente, de bienes de producción extranjeros, por la caída de las exportaciones agrícolas.


Pero por otro lado, si los campesinos forzaban al estado soviético a capitular, habría alza en los precios alimenticios, lo que iniciaría la inflación como había sucedido a principios de la década de 1920.


Preobrazhenski luchó con este dilema, pero no logró resolverlo. Sostuvo que si los precios industriales eran bajos, eso tampoco ayudaba a los campesinos, ya que los intermediarios impondrían precios altos en el mercado. Sus críticos le respondieron que si esto era así, de todas maneras no ponía a salvo a la clase obrera de la inflación.


Por otra parte, la propuesta de aplicar impuestos a los campesinos ricos propuesta por Bujarin fue criticada porque reduciría aún más los excedentes que podían ir al mercado, en una coyuntura en la cual los campesinos medios o pobres no podían cubrir esa diferencia.

Preobrazhenski terminó respondiendo que la solución última de todos esos problemas era que Rusia saliera de su aislamiento, es decir la célebre Revolución Proletaria Mundial. Como dice Ehrlich, en su peor interpretación, esto equivalía a una admisión de que todo intento de encontrar una solución dentro de los límites de la economía soviética aislada era como intentar la cuadratura del círculo, simplemente imposible. Y en su interpretación más benigna, era un esfuerzo desesperado por lograr la estabilidad de mañana a expensas de tensiones enormemente incrementadas en el presente, sin saber bien cómo resistirlas.


Digamos también que la propuesta de Bujarin parecía evitar el peligro de la huelga campesina en el mercado. Además, subrayaba la necesidad de que la entrada de los campesinos a las cooperativas debía ser voluntaria, y debía cuidarse la alianza de la clase obrera con el campesino. Pero no daba respuesta al segundo cuerno del dilema de Preobrazhenski, el fortalecimiento de las tendencias mercantiles y pro-capitalistas, y su preeminencia sobre la industria, que generaría la mejora de los términos de intercambio para los campesinos, con lo que ni la propuesta Preobrazhenskista ni la Bujarinista sobre la industrialización del estado soviético eran viables y que tan solo existía una forma que es la que había concluido Preobrazhenski, solo la extensión del socialismo hacia los países capitalistas avanzados permitiría la consolidación del socialismo en la URSS.



IV. Conclusiones


Más allá de estas diferencias, Preobrazhenski se centra en la esfera de la producción y Bujarin en la de la circulación. El primero considera que el problema es la falta de un plan y el segundo, la relación entre las industrias del Estado y la agricultura. Pero el asunto desborda lo económico y tiene que ver con las posiciones entonces dominantes en el Comité Central (que son las de Bujarin) y las de Trotsky y sus partidarios (que en términos generales defiende Preobrazhenski), en torno a la NEP. Para Bujarin, las posiciones de su oponente suponían la ruptura del bloque entre obreros y campesinos y el aislamiento del proletariado. Para Preobrazhenski, las posturas de Bujarin y la política del Comité Central conducían a la liquidación de la hegemonía del proletariado y la supeditación de éste a la burguesía y, por tanto, abrían una vía que hacía peligrar el incipiente socialismo.

Referencias bibliográficas

  • Bujarin, N. (1973): Sobre la acumulación socialista, Buenos Aires, ed. Materiales Sociales.

  • Cohen, S. (1976): Bujarin y la revolución bolchevique. Biografía política 1888-1938, Madrid, Siglo XXI.

  • Deutscher, I. (1979): Trotsky. Le prophète désarmé 1921-1929, París, Christian Bourgois editeur.

  • Domar, E. (1957): Essays in the Theory of Economic Growth, Nueva York, Oxford University Press.

  • Erlich, A. (1950): “Preobrazhenski and the Economics of Soviet Industrialization”, Quarterly Journal of Economics, vol. 64, pp. 57-88.

  • Harrison, M. (1985): “The Primary Accumulation in the Soviet Transition”, Journal of Development Studies, vol. 22, pp. 81-103.

  • Lewis, W. A. (1959): “Desarrollo económico con recursos ilimitados de mano de obra”, Desarrollo económico, enero/abril, pp. 374.

  • Preobrazhenski, Y. (1970): La nueva economía, Caracas - Barcelona, Ariel.

  • Trotsky, L. (1973): La revolución traicionada, Buenos Aires, Yunque.,...))))...




rolandoastarita comentó en Polémica sobre trabajo, valor y mercado.

en respuesta a Erec:

En primer lugar, quiero señalar una cosa: en una nota anterior (https://rolandoastarita.blog/2011/03/15/metodos-de-discusion-en-ambitos-de-izquierda/), el autor de este blog, Rolando Astarita, denunció una cierta forma de debatir en la izquierda en la cual, y cito literalmente sus palabras “ante diferencias se lanzan invectivas injuriosas y calumnias del más diverso tipo”. No puedo estar más de acuerdo con […]

Le pido que intente ser más breve. Estos son comentarios, no un artículo. Si desea publicar artículos, este no es el lugar. Por lo demás, ratifico lo que escribí en la nota. En particular ratifico que existe una conexión lógica entre negar que el valor se realiza en la venta, la concepción física del valor y la concepción del valor como una categoría individual.,...)))...














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