domingo, 31 de mayo de 2020

NOTAS DE VARIOS AUTORES AL MANUAL DE ECONOMÍA POLÍTICA DE LA URSS, CHE, LUKYHR.,...

NOTAS DEL CHE GUEVARA:

AL MANUAL DE ECONOMÍA POLÍTICA DE LA URSS:

a. NOTAS (INÉDITAS) DE ERNESTO CHE GUEVARA
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

1. UNIVERSIDAD POPULAR MADRES DE PLAZA DE MAYO
Cátedra Libre Ernesto Che Guevara

NOTAS (INÉDITAS) DE ERNESTO CHE GUEVARA. Sobre el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS (Praga, 1966).

[NOTA INTRODUCTORIA de La Cátedra Libre Ernesto Che Guevara de La Universidad Popular Madres De Plaza De Mayo]

El texto que se leerá a continuación pertenece al libro Che, El camino del fuego de Orlando Borrego (Buenos Aires, Editorial Hombre Nuevo, 2001. páginas 381-422. -Un libro  recomendable en su totalidad-). El mismo contiene una síntesis y una selección de las notas  (todavía inéditas) redactadas por el Che Guevara en Praga (Chescoslovaquia), luego de la  experiencia internacionalista en el Congo. La primera parte de las notas corresponde al  prólogo redactado por el Che para un proyectado –e inacabado— libro donde se volcaría la crítica del Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS. Todas las notas tienen por objeto de análisis crítico este Manual, inspirado directamente por Stalin en 1954. Desde aquella primera edición, el Manual fue adoptado como texto oficial en la URSS (se reescribió varias veces según se iban sucediendo las circunstancias políticas del momento).

Según el biógrafo Paco Ignacio Taibo II, la estancia del Che en Praga transcurre “entre finales de marzo (o quizás antes) del 66 y julio del mismo año” (P.I.Taibo II: Ernesto Guevara, también conocido como el Che. Buenos Aires, Planeta, 1966. página 610).

A la espera de que, 36 años después de haber sido redactadas, estas notas de Praga aparezcan editadas en forma completa, adelantamos lo que hasta ahora ha visto la luz.
 La síntesis de las notas (y el comentario que acompaña cada fragmento) pertenece al autor del libro, el cubano Orlando Borrego.

 Este texto tiene, como mínimo, un doble registro de lectura: por un lado los comentarios de Borrego; por el otro (lo que a nosotros más nos interesa) las propias notas del Che. Para diferenciarlos entre sí, tienen distinta forma de tipografía.

1) Los comentarios de Borrego: Resulta sugerente leer la interpretación que hace Borrego del pensamiento del Che. Borrego no es un profesor informado ni un periodista curioso.

Tampoco es un aficionado a la biografía del Che. Borrego fue combatiente (primer
teniente) en la columna guerrillera del Che antes de tomar el poder en 1959. Luego, llegó a ser viceministro de Industrias de Cuba (cuando el Che era el ministro). Su aproximación, pues, es la de uno de los compañeros más cercanos y estrechos colaboradores del Che en los tiempos de la célebre polémica económica y política de 1963-1964. Su conocimiento del pensamiento de Guevara es de primera mano. Por eso resulta sumamente ilustrativo recorrer su interpretación del manuscrito del Che.

2) Las notas del Che: Estas notas de Guevara aportan una dimensión escasamente transitada y atendida: su pensamiento en el terreno específico de la economía política. Aquí aparece


Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, "en primer plano lo que siempre se supuso: sus críticas abiertas y contundentes al camino emprendido por la Unión Soviética para construir el socialismo.

Las notas de Praga, al igual que la carta enviada desde Tanzania a Armando Hart Dávalos en diciembre de 1965 (véase en REBELIÓN: www.rebelion.org/che.htm o también:

El Che y su carta sobre los estudios de filosofía) permiten indagar en LA BÚSQUEDA TEÓRICA DEL CHE. Una búsqueda “madura”, si se tiene en cuenta su corta y afiebrada vida. Ambos textos condensan planes de estudio inacabados, ya sea sobre filosofía –en la carta de Tanzania-, ya sea sobre economía política –en los cuadernos de Praga-. Ambos presentan problemas, pero no los resuelven.

Ambos dejan cuestiones abiertas. No clausuran los problemas con un slogan y una afirmación de fe tranquilizadora, sino que apuestan a la incomodidad del revolucionario.

 No casualmente, el Che le escribe a Borrego acerca de esta tarea, a través de su compañera Aleida –que lo visita en Praga-: “Estoy pensando en iniciar un trabajito sobre el Manual de Economía de la Academia, pero no creo que pueda acabar [...] Está sólo a nivel de idea”. Por lo tanto, lo que se leerá a continuación son algunas de esas “ideas”. Nada más.

El Che no dejó un tratado sistemático sobre el asunto. Entre los múltiples aspectos que podrían descubrirse en estas notas, creemos que, al menos, no deberían eludirse los siguientes núcleos temáticos: En primer lugar, el Che se autodefine y caracteriza todo su emprendimiento de lectura crítica del Manual de la siguiente manera: “nuestra herejía” y “nuestra osadía”. Esta es la imagen que el Che tiene de sí mismo. Deberíamos preguntarnos: ¿”herejía” con respecto a qué? ¿Cuál es la “ortodoxia” que pretendía cuestionar y poner en discusión? En ese sentido, resulta sintomático que haya tomado como objeto de crítica justamente al texto oficial de la URSS en la materia.

No debemos olvidar que a su regreso de un viaje a la Unión Soviética, un año y medio antes de redactar estos manuscritos que ahora comentamos, el Che les había planteado a sus compañeros del Ministerio sobre ese viaje que: “Por cierto cuando empezamos a discutir [en la URSS], se produjo una situación muy violenta; eso era una Biblia, el Manual –ya que, por desgracia, La Biblia no es El Capital sino el Manual- y venía impugnado por varias partes, incluidos argumentos peligrosamente capitalistas” (Ernesto Che Guevara: “El plan y el hombre” [versiones taquigrafiadas del Ministerio de Industrias, 5 de diciembre de 1964].

Recopilado en El socialismo y el hombre nuevo. México, Siglo XXI, 1987. página 69). Ya desde ese viaje a la URSS, Guevara se había quedado preocupado -¿quizás obsesionado?- por la importancia desmedida que los soviéticos atribuían al Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias. Al punto tal, que ya no leían El Capital de Karl Marx. El Manual lo había reemplazado... Cuando en Praga intenta contextualizar y demarcar las condiciones históricas de este cuestionamiento y de esta “herejía”, Guevara sostiene explícitamente que su tarea crítica la emprende “desde el subdesarrollo”. Su meta consistía en pensar los problemas teóricos de El Capital, los problemas prácticos del capitalismo y de la transición al socialismo, desde la óptica política de los pueblos del Tercer Mundo.

La revolución cubana se inscribía en ese horizonte.

Si en la polémica de 1964 había caracterizado a El Capital de Marx como un texto “humanista (en el mejor sentido de la palabra)”, en estas notas de 1966 el Che lo aborda como un texto crítico de la economía política, pero también como la obra de dos “genios


Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo - 3 - científicos” y de dos “revolucionarios exaltados” (Marx y Engels). A Guevara no se le pasaba por alto la inseparable unidad de teoría, ciencia y política en los fundadores de la filosofía de la praxis.

Por contraposición con la dimensión crítica que él encuentra en El Capital, el Che califica a la “ciencia económica marxista” de su época como simple “apologética” –un término, obviamente, despectivo-. Retoma en este sentido sus apreciaciones ya expresada en la polémica de 1964, cuando se quejaba diciendo que “existe una crisis de teoría y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia de Marx”.
Más allá de todos los pliegues y detalles de las anotaciones críticas del Che, lo cierto e innegable es que ellas encierran UN NÚCLEO POLÍTICO FUNDAMENTAL. La Unión Soviética “está regresando al capitalismo”, advierte Guevara. Advertencia formulada un cuarto de siglo antes del bochornoso derrumbe que la vio desplomarse sin dignidad ni decoro...

Esta amarga caracterización constituye, sin duda alguna, LA PRINCIPAL CONSECUENCIA POLÍTICA DE LOS ESCRITOS INÉDITOS DEL CHE, en lo que se refiere al estado interno de la formación social soviética en 1966. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento central de la política exterior del Estado soviético, su apreciación no es menos taxativa. Guevara define la doctrina jrucheviana de “cooperación pacífica entre los pueblos” como “una de las tesis más peligrosas de la URSS”. Y no se detiene allí. También agrega, terminante, que dicha doctrina –conocida en aquella época como la “coexistencia pacífica” entre los dos grandes sistemas- constituye un “oportunismo de poca monta”.

En esa entusiasta impugnación guevarista de la política estratégica soviética frente al imperialismo se inscribe su referencia a Stalin y Mao. Al igual que en su carta inédita a Armando Hart de 1965, en estas notas vuelve a aparecer la –problemática- mención de Stalin.

Es muy probable que esto se explique –al menos, desde nuestro punto de vista- por la simpatía del Che con ciertas críticas a la URSS desarrolladas por las posiciones chinas. Era el PC chino el que por entonces exaltaba y oponía, frente a la “coexistencia pacífica” de Jruchov, al binomio Stalin-Mao. Coincidiendo con esta oposición, el Che califica la política jrucheviana como un “pragmatismo inconsistente”. Sin embargo, debe advertirse que en el mismo párrafo, Guevara define a la época de Stalin como... un “dogmatismo intransigente”.

Que la –problemática— referencia a Stalin deriva de las posiciones chinas, puede corroborarse si se comparan estas notas, que Guevara redacta en Praga a comienzos de 1966, con las notas de Mao Tse Tung de 1960. En ese año, Mao analiza críticamente el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS. Para su crítica adopta como referencia la edición soviética de 1959. En esas notas, Mao desarrolla un cuestionamiento al Manual cuyo punto de vista mantiene, en algunos puntos, gran semejanza con la perspectiva que luego adopta el Che; mientras que, en otros casos, existe entre ambos una notable diferencia.

Por ejemplo, el dirigente chino sostiene que “La historia de todas las revoluciones ha probado que no era necesario tener previamente desarrolladas las fuerzas productivas en su plenitud para poder transformar las relaciones de producción envejecidas [...] Es necesario antes que nada demoler la antigua superestructura por la revolución para que las antiguas relaciones de producción puedan ser abolidas”. (Mao Tse Tung: Notas de lectura sobre el Manual de Economía Política de la Unión Soviética. En Mao Tse Tung: Escritos inéditos.

Buenos Aires, Ediciones Mundo Nuevo, 1975.p.47). Una y otra vez, Mao se queja de que los soviéticos no toman en cuenta la superestructura cuando analizan la transición al socialismo.
Poco tiempo antes, en 1958, analizando uno de los últimos libros que Stalin escribiera. 

Problemas económicos del socialismo en la URSS (1954)-, Mao afirma lo siguiente: “Stalin sólo habla de las relaciones de producción. No habla de la superestructura ni de las relaciones entre ésta y la base económica. [...] Todo ello concierne a la superestructura, es decir a la ideología. Stalin habla únicamente de economía, no aborda la política”. (Mao: Obra citada, p.12). Igualmente, sostiene: “Stalin sólo destaca la tecnología y los cuadros técnicos. No quiere sino la técnica y los cuadros. Ignora la política y las masas”.

¿Conocía el Che estos comentarios de Mao al Manual soviético y al libro de Stalin? Cabe aclarar que estos comentarios aparecieron editados por primera vez en China –en idioma chino— en 1967 y en 1969 en las Mao Tse Tung Sovhsiang wansui [Viva el pensamiento de Mao Tse Tung]. En Argentina recién se editaron –en español- en 1975.

Como es bien sabido, para entonces el Che ya había sido asesinado en Bolivia. Aunque es muy probable que, aun sin haber leído estos comentarios, al haber viajado a China durante la primera mitad de la década del ’60 como representante del gobierno cubano y de Fidel Castro, Guevara haya podido conocer ese tipo de posiciones.

Los haya leído o no, a un lector mínimamente informado no puede pasársele por alto que este mismo tipo de análisis de Mao Tse Tung es el que plantea el Che cuando en Cuba les responde a los partidarios del “cálculo económico” y el “socialismo con mercado” que no hay que esperar a tener el mayor desarrollo de las fuerzas productivas para recién allí cambiar las relaciones de producción.

Desde el poder revolucionario, desde la política y desde la cultura
comunista que promueve la creación de un hombre nuevo se puede acelerar la transformación de las relaciones de producción, aunque la revolución cubana todavía no haya podido desarrollar una tecnología de punta y una industria pesada propia.

Hasta allí las notables coincidencias del Che Guevara con el punto de vista de Mao Tse Tung y los dirigentes chinos en la crítica del Manual. Ahora bien, el Che se diferencia y se distancia completamente del punto de vista maoísta cuando, en su análisis del libro de Stalin, Mao sostiene que: “No hace falta suprimir de golpe la circulación de mercancías, la forma mercantil ni la ley del valor, aunque ellas pertenezcan también a la burguesía [...]

Hemos recurrido al intercambio de mercancías y a la ley del valor como instrumento para facilitar el desarrollo de la producción y el pasaje al comunismo” (Mao: Obra citada, p.13.). En el mismo sentido Mao continúa: “La producción mercantil no es un fenómeno aislado. Todo depende de aquello a lo que ella esté asociado: al capitalismo o al socialismo.

Si está ligada al capitalismo es entonces una producción mercantil capitalista. Si está ligada al socialismo, es entonces una producción mercantil socialista”. La posición de Mao no deja lugar a dudas. Comentando el Manual, el dirigente chino señala: “Es bueno considerar la ley del valor como instrumento par al trabajo de planificación. Pero no es preciso convertirla en la base principal de la planificación” (Mao: Obra citada, p.82).

Esta posición, que Mao adopta explícitamente del pensamiento económico de Stalin (para oponerlo a Jruchov), sostiene que entre la ley del valor y la planificación no existe contradicción alguna. Es más, según este punto de vista de Stalin y Mao, la planificación socialista puede convivir y hasta valerse de la ley del valor y del mercado para su cumplimiento. En el debate cubano de 1963 y 1964, semejante propuesta fue defendida por el dirigente político cubano Carlos Rafael Rodríguez y por el profesor de economía francés Charles Bettelheim. Durante esa polémica, el Che dedicó varios artículos a cuestionar ese punto de vista.

Según el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF), defendido por el Che Guevara desde el Ministerio de Industria, la ley del valor y la planificación socialista son dos términos contradictorios. Es erróneo pensar que uno se puede valer del otro o que uno se cumple a partir del otro. Guevara opinaba que la supervivencia de la ley del valor en la transición al socialismo o tendía a ser superada por la planificación socialista o...se volvía al capitalismo (como finalmente le ocurrió a la URSS). Concretamente, el Che planteaba que: “Negamos la posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre productores y consumidores [...] La ley del valor y el plan son dos términos ligados por una contradicción” (Che Guevara: “Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento [febrero de 1964]. En Che Guevara El socialismo y el hombre nuevo. Obra citada. p.287).

En una de las discusiones del Ministerio de Industria, Guevara fue más terminante todavía. Alberto Mora –otro de los participantes de la polémica de 1963 y 1964, con posiciones diversas a las del Che— había sostenido que: “Una vez elegida la vía de la dirección centralizada de la economía, falta ver si es posible recorrerla con métodos exclusivamente administrativos, o si alguna vez será necesario recurrir a métodos indirectos, aun a la ley del valor, al problema de los precios, o a mecanismos utilizados por el capitalismo”. En total discrepancia, el Che Guevara le respondió a Mora: “No estoy de acuerdo con Alberto [Mora] sobre el problema del método indirecto. El método indirecto por excelencia es la ley del valor. Y para mí la ley del valor equivale a capitalismo”
(Alberto Mora y Che Guevara: “El plan y el hombre”. En El socialismo y el hombre nuevo.
Obra citada. p. 74 y 75).

El Che se tomaba bien en serio la advertencia metodológica que Marx plantea en El Capital cuando dice que “la mercancía es la célula básica de la sociedad capitalista”. Si sobrevive durante la transición socialista e, incluso, si es alentada a que crezca en nombre del “socialismo mercantil”, a largo plazo eso conlleva darle un nuevo impulso al capitalismo que, como el ave Fénix, renace de sus cenizas, aunque haya sido políticamente derrocado mediante la toma del poder por los revolucionarios. Por lo tanto, el conjunto de la polémica del Che contra los partidarios del “cálculo económico” está dirigida a cuestionar esta posición central de Stalin y de Mao. Esta posición económica es también política, como Guevara nunca deja de aclarar en sus artículos polémicos.

La mirada crítica del Che a esta supuesta “superviviencia de la ley del valor” y del mercado durante la transición socialista, la prolonga más allá del cuestionamiento de la afirmación de Stalin y Mao. La “herejía” del Che va más lejos y más atrás todavía. Llega a cuestionar incluso la Nueva Política Económica (NEP) que el propio Lenin planteó en 1921.

La NEP consistió, después del primer período de la revolución bolchevique conocido como “comunismo de guerra”, en la supresión de las requisiciones agrícolas y el otorgamiento de legalidad a la manufactura y el comercio privados. A partir de la NEP, los campesinos soviéticos podían vender libremente sus productos a los comerciantes privados o llevarlos al mercado directamente, sujetos tan sólo a un impuesto en especie. Evidentemente la NEP era un paso atrás muy importante para el proyecto socialista. Lenin lo dio no porque creyera que ese era “el camino estratégico hacia el comunismo”, sino debido a la debilidad de la revolución después de años de guerra civil e intervención extranjera. Fue un producto de la necesidad (aunque muchos socialistas mercantiles luego hicieron de ella una virtud).

Respondió a una desfavorable relación política de fuerzas. En la Rusia bolchevique, fue Nicolás Bujarin quien intentó legitimarla teóricamente como un camino estratégico. En estas notas de Praga, lejos de celebrar la supervivencia de la ley del valor y el mercado dentro del socialismo como un camino estratégico, el Che critica duramente a la NEP. Puntualmente, sostiene que ella “constituye uno de los pasos atrás más grandes dados por la URSS”, a lo que más adelante agrega: “así quedó constituido el gran caballo de Troya NOTAS (INÉDITAS) DE ERNESTO CHE GUEVARA Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo -6 - del socialismo: el interés material directo como palanca económica”. Este tipo de análisis prolonga retrospectivamente su posición de 1963 y 1964 en el debate con Bettelheim, Mora y Carlos Rafael Rodríguez.

En 1964, en la ya mencionada reunión –taquigrafiada- del Ministerio de Industria, el Che había afirmado: “Puesto que una empresa que funciona sobre la base de la demanda del público y mide su ganancia y su criterio de gestión con relación a eso no es ni un secreto ni una rareza; es el proceder del capitalismo [...] Esto está sucediendo en algunas empresas de la Unión Soviética; son algunas experiencias particulares y no pretendo de ninguna manera probar con esto que en la Unión Soviética exista el capitalismo. Quiero decir simplemente que estamos en presencia de algunos fenómenos que se producen porque existe crisis de teoría, y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia de Marx y porque allí se basan solamente en una parte del trabajo de Lenin. El Lenin de los años ’20 es tan solo una pequeña parte de Lenin [...] Es un hecho que entre el Lenin del Estado y la revolución y de El imperialismo, etapa superior del capitalismo y el Lenin de la NEP hay un abismo”. Más adelante el Che agregaba su particular interpretación de la NEP: “En la actualdiad [1964] se considera sobre todo a este último período, admitiendo como verdad cosas que teóricamente no son ciertas, que fueron impuestas por la práctica”. Guevara terminó su intervención en esa reunión señalando: “Lenin, entre otras cosas –y perdónenme si me repito, porque lo he dicho muchas veces y tal vez hasta en este mismo lugar- más que un revolucionario, más que un filósofo, es un político, y los políticos deben hacer concesiones. De todos modos, sea lo que sea, en algún momento debe decir cosas que no corresponden a su pensamiento”.

La crítica del Che a la NEP y a la canonización posterior que se hizo de aquella fase de la revolución rusa –congelando a Lenin como un vulgar apologista del mercado- coincide en muchísimos aspectos con la crítica que en 1925 y 1926 expresó el economista soviético Eugenio Preobrazhensky en su libro La nueva economía. Preobrazhensky comenzó trabajando junto con Nicolás Bujarin, pero una aguda polémica teórica los enfrentó más tarde entre sí. Luego de muchas idas y venidas y de haber militado entusiastamente junto a León Trotsky en la Oposición de Izquierda, Preobrazhensky terminó fusilado por el stalinismo en 1937.

Ya en 1921, en la conferencia del Partido Comunista, Preobrazhensky había expuesto sus críticas a la NEP, alertando sobre el peligro que implicaba para la revolución socialista el “juego del mercado” y el aliento a los campesinos ricos en detrimento del campesino pobre.

Gran parte de su reflexión giraba en torno a las relaciones contradictorias entre el sector privado de la economía soviética y la industria socializada. De la misma forma que hiciera el Che Guevara en el seno de la revolución cubana, Preobrazhensky sostenía que la NEP derivaría en una estructura dualista: industria y bancos públicos, agricultura privada. En ese marco, sostenía, se daría una lucha entre el mercado y la planificación llevada a cabo por el nuevo Estado soviético. Según su opinión, este último debería transferir al sector público y socializado lo esencial de la sobreproducción social, todavía agrícola. De igual forma que como apuntará el Che años más tarde, y a diferencia de las opiniones de Stalin, Mao Tse Tung y Charles Bettelheim, Preobrazhensky planteará la relación entre el mercado y el plan como una contradicción estratégica.

¿Había leído el Che Guevara a Preobrazhensky cuando redactó las notas de Praga? No lo sabemos. Su libro La nueva economía recién se publicará en Cuba en 1968 (en el N°22 de ese año, en la revista cubana Pensamiento Crítico, Hugo Azcuy realiza una reseña elogiosa del mismo). En México, también se publicará, pero todavía más tarde, en 1971. Quizás el.../...pesar de que no aparece citado explícitamente en sus libros y artículos, según el testimonio del militante peruano Ricardo Napurí –que trabajó junto al Che durante los primeros tiempos de la revolución en Cuba, preparando contactos con otros sectores revolucionarios sudamericanos, peruanos y argentinos- Guevara habría leído La revolución permanente(1930) de León Trotsky en 1960. El mismo Napurí le habría acercado este libro al Che y, a los pocos días, habrían mantenido un diálogo sobre el texto ya leído por Guevara.

De cualquier forma, tampoco se agotan allí las posibles fuentes de la crítica guevarista al etapismo. Ya durante los años 20, más precisamente en 1928, José Carlos Mariátegui había planteado que: “La revolución latino-americana, será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revolución socialista.

A esta palabra, agregad, según los casos, todos los adjetivos que queráis: «antimperialista», «agrarista», «nacionalista-revolucionaria». El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos” (José Carlos Mariátegui: “Aniversario y balance”. Editorial de Amauta N°17,año II,Lima, septiembre de 1928). Es seguro que el Che conocía a Mariátegui, tanto por su primera compañera Hilda Gadea (peruana) como por haber mantenido amistad con el médico comunista peruano Hugo Pesce, delegado de Mariátegui a la primera Conferencia Comunista Sudamericana de 1929.

La “herejía” del Che no termina tampoco en su crítica del etapismo. Guevara también cuestiona en estas apretadas líneas de Praga el recurrente hábito del marxismo ortodoxo –repetido en todos los manuales “científicos” de la URSS, no sólo en los de economía- que consiste en atribuirle a fenómenos históricos producto de condiciones y circunstancias coyunturales, el carácter de... “ley”. Esta polémica aseveración de Guevara, ¿no tiene consecuencias a la hora de comprender el conjunto de la concepción materialista de la historia? Creemos que sí. Pretender legitimar posiciones políticas coyunturales –como las de la NEP- en nombre de las temidas “leyes de la dialéctica” o “las leyes de la economía” constituye uno de los recursos metafísicos más dañinos que ha sufrido el marxismo latinoamericano a lo largo de toda su historia.

Vinculando el problema de la planificación (eje del debate de 1963-1964), con su marxismo humanista, Guevara vuelve a repetir sus opiniones críticas del “socialismo mercantil”, siempre rebosante de fetichismo y cosificación. Allí define entonces la planificación como “la posibilidad de dirigir cosas, de quitarle al hombre su condición de cosa económica”.

En consonancia con esta concepción, como en todos sus escritos anteriores, Ernesto Guevara vuelve a apelar a la conciencia y a la educación comunista, esos inmensos agujeros negros del “socialismo real”. La educación comunista a la que aspira el Che, dirigida a la construcción de una humanidad nueva, enfoca sus cañones contra el interés material, ya que “apunta a que el individuo actúe de acuerdo a su deber social y no a su barriga”.

Por último, debemos prestar atención al modo en que Guevara discute con las concepciones más catastrofistas del marxismo. Según éstas, la caída del capitalismo y de su prolongación contemporánea, el imperialismo, es inevitable. La fuente de donde se extraen a menudo este tipo de análisis proviene de la ley que Marx expone en el Tomo III de El Capital acerca de la caída decreciente de la tasa de ganancia. Frente a este tipo de lecturas deterministas, que aplican mecánicamente esta ley, el Che sostiene: “Los monopolios la contrarrestan a costa de los países dependientes”. No hay catastrofismo economicista. La ley tiene sus elementos de contratendencia. Guevara agrega: “El imperialismo tiene aún gran vitalidad”. ¿Cuáles son las consecuencias políticas de este análisis? Pues que el imperialismo no se cae jamás solo..., ¡hay que derrumbarlo!.

En momentos como los actuales, cuando algunas corrientes del movimiento mundial de lucha y resistencia contra la globalización capitalista apelan a un “capitalismo más humano”, a un “mercado solidario y no tan salvaje” o a una “globalización más racional”, la lectura de las notas críticas del Che Guevara se torna inaplazable.

Las rebeliones y las revoluciones del futuro no se podrán dar el lujo de prescindir o desconocer estas reflexiones.

[FIN DE NOTA INTRODUCTORIA de la Cátedra Ernesto Che Guevara de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo]

NECESIDAD DE ESTE LIBRO

Desde la aparición de El Capital, los revolucionarios del mundo tuvieron un monumento teórico que esclarecía los mecanismos del sistema capitalista, la lógica interna de su irremediable desaparición.

Durante muchos decenios fue la enciclopedia donde se bebía el material teórico indispensable a las nuevas generaciones de luchadores. Aún hoy el material no se ha agotado y maravilla la claridad y profundidad de juicio de los fundadores del materialismo dialéctico. Sin conocer El Capital no se es economista en el pleno y honroso sentido de la palabra.

No obstante, la vida siguió su curso y algunas de las afirmaciones de Marx y Engels no fueron sancionadas por la práctica, sobre todo, el lapso previsto para la transformación de la sociedad resultaba corto. La visión de los genios científicos se nublaba ante la perentoria ilusión de los revolucionarios exaltados. Con todo, las conmociones sociales aumentaron en profundidad y extensión, y los conflictos provocados por el reparto del mundo entre las naciones imperialistas dieron origen a la primera guerra mundial y a la Revolución de Octubre.

A Lenin, Jefe de esta Revolución, le corresponde también el mérito histórico de haber dilucidado el carácter que tomaba el capitalismo bajo su nueva forma imperialista y enunciado el ritmo desigual que asume el desarrollo en la sociedad como en toda la naturaleza por otra parte-, previendo la posibilidad de romper la cadena imperialista en su eslabón más débil y convirtiéndola en hechos.

La enorme cantidad de escritos que dejara a su muerte constituyeron el complemento indispensable a la obra de los fundadores. Luego el manantial se debilitó y sólo quedaron en pie algunas obras aisladas de Stalin y ciertos escritos de Mao Tse Tung como testigos del inmenso poder creador del marxismo.

En sus últimos años, Stalin temió los resultados de esa carencia teórica y ordenó la redacción de un manual que fuera asequible a las masas y tratara los temas de la economía política hasta nuestros días.

Ese manual ha sido traducido a las principales lenguas del mundo y se han hecho de él varias ediciones, sufriendo cambios pronunciados en su estructura y orientación, a medida que se producían cambios en la URSS.

Al comenzar un estudio crítico del mismo, encontramos tal cantidad de conceptos reñidos con nuestra manera de pensar que decidimos comenzar esta empresa -el libro que expresara nuestros puntos de vista- con el mayor rigor científico posible y con la máxima honestidad.

Cualidad imprescindible esta última, porque el estudio sereno de la teoría marxista y de los hechos recientes nos colocan en críticos de la URSS, posición que se ha convertido en oficio de muchos oportunistas que lanzan dardos desde la extrema izquierda para beneficio de la reacción.

Nos hemos hecho el firme propósito de no ocultar una sola opinión por motivos tácticos, pero al mismo tiempo, sacar conclusiones que por su rigor lógico y altura de miras ayuden a resolver problemas y no contribuyan sólo a plantear interrogantes sin solución.

Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin, ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables.

En el curso de nuestra práctica y de nuestra investigación teórica llegamos a descubrir un gran culpable con nombre y apellido: Vladimir Ilich Lenin.
Tal es la magnitud de nuestra osadía. Pero quien tenga la paciencia de llegar hasta los últimos capítulos de esta obra, podrá apreciar el respeto y la admiración que sentimos hacia ese "culpable" y hacia los móviles revolucionarios de los actos cuyos resultados últimos asombrarían hoy a su realizador.

Se sabe desde viejo que es el ser social el que determina la conciencia y se conoce el papel de la superestructura; ahora asistimos a un fenómeno interesante, que no pretendemos haber descubierto pero sobre cuya importancia tratamos de profundizar: la interrelación de la estructura y la superestructura. Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: La superestructura capitallsta fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los conflktos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura: Se está regresando al capitalismo.

Pero no queremos anticipar en estas notas prologales sino la medida de nuestra herejía; tomémonos el tiempo y el espacio necesario para tratar de argumentarla en extenso.

Otra característica tiene esta obra: es un grito dado desde el subdesarrollo. Hasta el momento actual, las revoluciones de tendencia socialista se habían producido en países sumamente atrasados -asolados por la guerra, además- o en países de relativo desarrollo industrial (Checoslovaquia, parte oriental de Alemania) o en países continente. Y todos formando una unidad geográfica.

Hasta ahora, no había iniciado la aventura socialista ningún pequeño país aislado, sin posibilidad de grandes mercados ni de un rápido aprovechamiento de la división internacional del trabajo, pero, al mismo tiempo, con un estándar de vida relativamente elevado. Los errores, las embestidas ciegas, también tendrán lugar, como historia útil, en estas páginas; pero lo más importante son nuestras razones, razones que identificamos con las de los países de escaso desarrollo, en su conjunto, motivo por el cual pretendemos darle valor de cierta universalidad a nuestros planteamientos.

Muchos sentirán sincera extrañeza ante este cúmulo de razones nuevas y diferentes, otros se sentirán heridos y habrá quienes verán en todo el libro sólo una rabiosa posición anticomunista disfrazada de argumentación teórica. Pero muchos, lo esperamos sinceramente, sentirán el hálito de nuevas ideas y verán expresadas sus razones, hasta ahora inconexas, inorgánicas, en un todo más o menos vertebrado donde se tratan los fundamentales aspectos del sistema, para terminar con las personalidades del socialismo. Las personalidades a estudiar son: Lenin, Stalin, Mao, Kruschov, Tito y Fidel. A partir del índice, el Che comienza con las notas sobre el libro, las que titula: "Preguntas sobre la enseñanza de un libro famoso (Manual de Economía Política, Academia de Ciencias de la URSS)".

Han pasado más de treinta años desde que el Che escribió el Plan Tentativo del índice para el contenido del libro. Muchas cosas han sucedido desde aquella fecha hasta hoy. Entre las más trágicas se encuentran; la propia muerte del Che, el derrumbe del campo socialista, tal como él lo pronosticara, y la existencia de un mundo unipolar en medio de una época de globalización capitalista neoliberal que ni el propio Che pudo predecir.

Este conjunto de hechos que han cambiado la faz del mundo en detrimento de los países pobres de la tierra ha estado acompañado de otros acontecimientos trascendentales como el de la supervivencia de la Revolución Cubana, convertida ahora, como nunca antes, en la primera trinchera del socialismo a 90 millas del imperio más poderoso de la historia de la humanidad. Continúan defendiendo las banderas del socialismo, aunque con cambios importantes en su táctica y estrategia, países como la República Popular China, Corea del Norte y la República de Vietnam.

Todas estas nuevas realidades y muchas otras consideraciones en relación con los fenómenos ocurridos en los países socialistas de Europa y en el mundo en general, tendrían que ser tratados a
la hora de abordar un estudio de la economía política del socialismo como aspiraba y sugería el Che que se llevara a cabo. Ese acucioso estudio tendría que ser la obra de un colectivo de trabajo con la formación científica suficiente como para no "vulgarizar" las sugerencias y las expectativas enunciadas por el Che en el Plan Tentativo y en sus notas sobre el Manual de Economía Política.

Muchos se preguntarán por qué los encargados por el Che de realizar esta tarea, aunque sea "a manera de ejercicio", como me decía en la carta que me enviara desde Praga, no fuimos capaces de por lo menos comenzarla durante todos los años transcurridos desde su asesinato en Bolivia hasta la fecha. Quizás lo más honrado es responder que no existen justificaciones creíbles, pero la realidad ha sido, por lo menos en mi caso personal, que llevado por las propias enseñanzas del Che, no me consideraba con la preparación científica necesaria como para emprender la gigantesca tarea por él encomendada. En segundo término, aunque hubiese podido ayudar en la dirección o coordinación del proyecto, opté por tomar una decisión después de la muerte del Che.

En tal caso la decisión fue tomada ante dos alternativas posibles: la de continuar cumpliendo con el deber social en el trabajo que se me había asignado por la Revolución o solicitar que se me liberara de mis obligaciones corrientes para dedicarme por entero a colaborar en la elaboración del libro.

Tomé la primera decisión, junto a la de dedicarme varios años a los estudios de economía, mediante un sistema intensivo que sólo fue posible realizar gracias a las oportunidades que me brindó la Revolución y a un incuestionable esfuerzo personal, combinado con el trabajo diario, que me permitió cumplir con la meta que me había impuesto. Casi inmediatamente después de culminar dichos estudios fui designado director de una de las empresas marítimas más complejas del país, que me ocupó durante ocho años, periodo durante el cual no podía ni pensar en ocuparme del proyecto del libro.

Terminada la labor en la referida empresa, pasé a desarrollar la función de asesor del Ministro de Transporte de Cuba, tarea que empezaba a cumplir cuando se produjo el gran descalabro del campo socialista. A partir de ese momento hasta hace tres años me parecía que si el Che viviera no me hubiese perdonado que me dedicara al libro, sobre todo a principios del Período Especial que ha vivido y aún vive mi país en la actualidad.

Siempre he pensado, y así lo he dicho públicamente, que si el Che estuviera vivo y en Cuba en estos momentos, estuviera dedicando todo su esfuerzo e inteligencia para sacar al país del ya prolongado Período Especial a que ha estado sometido y que tantos sufrimientos ha ocasionado a nuestro heroico pueblo.

Hoy en día ya no soy el hombre joven que conoció el Che, ni el hombre maduro de cuando terminé formalmente mis estudios de economía en 1980. Hoy me encuentro además, entre los "militantes" de la tercera edad, y como integrante de la "gerontocracia" cubana continúo prestando mis añejos servicios a la obra de la Revolución. Durante los últimos tres años he robado horas al descanso para escribir este modesto libro, que en mi opinión recoge en gran parte las reflexiones del Che sobre el tema de la economía política. Aunque no es exactamente el libro indicado por el Che, considero un deber social haberlo escrito. Creo que el Che lo hubiese aprobado, no como un homenaje a él, sino como una necesidad para los jóvenes cubanos de ahora y del futuro. Sería absurdo pensar que el libro fuera a satisfacer inquietudes literarias de importancia, pero de lo que sí estoy seguro es que presenta con objetividad una parte fundamental de la vida del Guerrillero Heroico durante la difícil batalla que supo librar junto a Fidel y a sus compañeros por la edificación del socialismo en esta pequeña isla del Caribe. Aquello que él llamó "lo más puro de mis esperanzas de constructor".

Durante los años que me quedan, estoy en disposición de trabajar en el libro sugerido por el Che, cuando estén creadas las condiciones organizativas para ello, y en la medida que he explicado anteriormente. Mientras tanto he considerado también un deber anticipar estas brevísimas reflexiones a manera de apretada síntesis sobre la futura obra que de seguro se culminará algún día, como todas las obras que siempre se ha propuesto la Revolución Cubana.

Al abordar la síntesis del contenido propuesto por el Che, lo primero que salta a la vista y que ya conocíamos de antes, es la marcada intención del Comandante Guevara de poner de relieve la gran calidad humana de Carlos Marx y Federico Engels. Es decir, resaltar el humanismo marxista, que durante tantos años fue opacado, quizás debido, entre otras cosas, al impacto que causó en el mundo la obra cumbre de El Capital, que como decía el Che, había convertido a Marx en un "ídolo de piedra" por el propio rigor científico-materialista de la obra escrita por el padre del materialismo dialéctico. Ese toque de ternura del Guerrillero Heroico a la obra humanista de los fundadores se expresa con mayor fuerza en la síntesis biográfica que escribió para la parte introductoria del libro de Economía Política.

Marx y Engels nacieron geográfica y cronológicamente cercanos en Alemania. El primero el 5 de mayo de 1818 y el segundo el 28 de noviembre de 1820. Esa casual cercanía los unió posteriormente, a partir de un momento determinado, sellando una amistad tan entrañable que sólo es concebible en dos seres humanos de la grandeza de aquellos dos gigantes que dedicaron lo mejor de sus vidas al desarrollo científico del marxismo y a sus luchas por la causa de la clase obrera.

Federico Engels siempre tuvo la posibilidad de estar desprovisto de privaciones económicas y su gran preocupación fue la de ayudar a subsistir a su gran amigo, acosado siempre por la miseria y permanentemente dedicado a sus investigaciones científicas y a la organización de la clase obrera.

Carlos Marx se unió en matrimonio a una persona, que según resalta el Che, desempeñaría un importante papel en su vida: Jenny de Westfalia. Fue una mujer que en sentido intelectual no hizo otra cosa que ser una ciega enamorada de su marido y dedicarse con amor a servir de copista de sus manuscritos. Jenny percibió el genio de Marx y se consagró a seguirlo, renunciando a todos los sueños de las mujeres de su clase, ya que procedía de una familia con holgada situación económica y de una tranquila posición social. Varios de los hijos nacidos del matrimonio de Marx y Jenny murieron directa o indirectamente debido a la miseria que vivieron durante varios años.

Antes de Marx dedicarse por entero a su obra de El Capital, tanto él como Engels escribieron
numerosos e importantes trabajos, que se intercambiaban con el más ferviente apego científico. Ya en Inglaterra, Engels se radicó en Manchester como Representante de la fábrica de tejidos de la que su padre era co-dueño y Marx quedó en Londres entregado a sus investigaciones. La época de Londres fue una de las más negras en la vida de Marx. Su amigo no ganaba entonces lo suficiente para ayudarlo como quisiera y tenía que mantenerse, además, junto a Mary Burns, muchacha irlandesa que fue compañera de Engels hasta su muerte.

La única entrada que tuvo Marx durante aquella época eran sus artículos, que escribía para el New York Herald Tribune y que en ocasiones no se los pagaban. Por estos años se produjo la muerte de su hijo Edgar, que dejó las más amargas huellas tanto en él como en su esposa. El Che destaca que Marx quiso a su mujer y sus hijos con cariño ejemplar, pero debió anteponerles su obra revolucionaria, sufriendo de esa manera la dolorosa realidad de tener dos amores tan excluyentes: su familia y su amor al proletariado.

En 1861, Marx perdió su fuente de ingreso en el New York Herald Tribune a causa de la guerra civil norteamericana. Decidió volverse un "hombre práctico", y estuvo a punto de lograr un empleo en una oficina ferroviaria, pero finalmente no pudo obtenerlo debido a su mala caligrafía. En carta a Meyer en 1867 declara que estuvo rondando al borde de la tumba y por ello tuvo que aprovechar todo momento que le fue posible para poder terminar el trabajo al cual había sacrificado su salud, su felicidad en la vida y su familia.

Luego expresaba que si él hubiera resuelto ser un buey, podría desde luego dar la espalda a las agonías de la humanidad y mirar por su propio pellejo. Pero confesaba que en ese caso se hubiera considerado realmente impráctico si no hubiera terminado por completo su libro, por lo menos en borrador. Ese mismo año Marx vio coronada parte de su obra con la publicación del primer tomo de El Capital. Los restantes no fueron publicados hasta después de su muerte. El Che señala que Marx no pudo terminar de escribir todo su pensamiento económico, ya que faltaron partes enteras como la del comercio exterior, que le hubiera permitido al menos atisbar el naciente fenómeno imperialista.

Cada vez más enfermizo, aunque libre de las preocupaciones económicas, gracias a Engels, vivió los últimos años pasando por el sufrimiento de perder a sus dos Jennys, madre e hija, en diciembre de 1881 y 1883 respectivamente. Carlos Marx moriría el 14 de mayo de 1883. Aquel ser humano, cuyo cariño se extendió al mundo entero, ha sido desfigurado por la historia, según el Che, hasta convertirlo en un ídolo de piedra. Para que su ejemplo sea más luminoso, es necesario rescatarlo y darle su verdadera dimensión humana.

Engels continuó la obra de su entrañable amigo y el 5 de agosto de 1895, a los 75 años, muere víctima de un cáncer que lo hizo sufrir terriblemente. El Che señala, en la síntesis biográfica, que como dato curioso, este pensador del socialismo científico, materialista hasta la médula, tuvo un gesto romántico, al dejar en su testamento instrucciones para que sus cenizas fueran arrojadas al Mar del Norte, en un punto de la costa que gustaba frecuentar.

Al resumir muy brevemente lo que el Che más destaca del humanismo marxista hay que convenir, que cuando él se sensibiliza de tal forma con las penas de Marx, con la grandeza de la amistad revolucionaria profesada por Engels, y hasta con la belleza romántica de los últimos sentimientos del
más fiel continuador de Marx, está demostrando, aunque de seguro no se lo propuso, que él por su propia naturaleza, por su formación marxista, y por la voluntad que se ha forjado con "delectación de artista" durante su vida, es otro ejemplo cimero de humanismo revolucionario.

El Che conoció el sufrimiento físico por motivos de su enfermedad. Sentía un gran amor por su familia y supo anteponerle el que sentía por la causa del proletariado y por la de la humanidad como un todo. El dolor físico lo acompañó en ocasión de sus heridas en combate durante la guerra en Cuba y hasta sus últimos momentos en Bolivia, cuando fue herido por el enemigo y luego vilmente asesinado por sus captores en la pequeña escuela de la Higuera. Fue en definitiva, uno de los alumnos más sobresalientes de Carlos Marx y Federico Engels y un paradigma a imitar por las nuevas generaciones de luchadores revolucionarios en todo el mundo.

Por su vocación cientifico-materialista, pasa de la síntesis biográfica de los precursores, a la elaboración de sus notas sobre el Manual de Economía Política, con el fin de continuar su obra de investigación sobre una etapa no estudiada por Marx y que requiere de apremiantes aportes a la teoría del socialismo ante la nueva realidad que se vive en el mundo. Ayudando a actualizar esa teoría, se identifica con los que quieren lo mejor para la humanidad y no con los que defienden mezquinos intereses de poder escudándose en el discurso dogmático para inmovilizar a las masas en el enfrentamiento inevitable con el imperialismo. En su análisis está implícita la crítica mordaz contra los apologistas y contra todos aquellos que son proclives a la falta de iniciativa y creatividad dentro del llamado socialismo real. Lo que está planteando es el verdadero enfoque marxista en la teoría revolucionaria, sin concesiones de ningún tipo y haciendo de la verdad su medio más efectivo frente a los enemigos abiertos o encubiertos desde el punto de vista ideológico.

El Che descalifica de inicio a todos los que piensen que puede estar actuando como un revisionista o como un crítico injusto o resentido, por algunas razones, contra la URSS. Igualmente, pueden existir otros que piensen que detrás de su calificativo de "gran culpable" a Lenin, durante la última etapa que le tocó vivir durante la época de la NEP, se esconde el hecho de culparlo de todos los errores desviacionistas dentro del socialismo.

A través de las páginas de este libro se ha podido probar todo lo contrario, y sobre todo cómo el Che durante toda su etapa de trabajo en Cuba, acudió a Lenin reiteradamente para confirmar la validez de gran parte de su prodigiosa obra y para alimentarse de esta en la difícil pero hermosa tarea de la construcción del socialismo. Además de ser un estudioso consecuente de la obra del gran genio que tomó el poder en Rusia y luego fue capaz de iniciar la edificación de la sociedad soviética, el Che le insistía a todos sus colaboradores que estudiaran la obra de Lenin como una necesidad imperiosa para su formación económica y política.

De todos los libros de Lenin, el que más nos recomendaba el Che que leyéramos fue el Estado y la Revolución. Por otra parte, el Che fue siempre un permanente admirador de la URSS y de su pueblo.
Cultivó amistades entrañables en ese gran país, tanto en el campo científico como en otras actividades. Varios de esos soviéticos han sufrido dolorosamente el derrumbe del socialismo en su país y hoy siguen reconociendo las geniales proyecciones teóricas que el Che supo anticipar en defensa de la pureza del sistema socialista.

En el prólogo del libro, el Che pronosticó los sobresaltos que esperaban a la humanidad antes de su liberación definitiva, y estaba convencido que tal liberación no llegaría sino a través de un radical cambio de estrategia de las principales potencias socialistas. En el caso de la Unión Soviética, el cambio de estrategia se produjo, pero desgraciadamente no a favor de la liberación definitiva de la humanidad, sino a favor del retraso histórico de la liberación de los pueblos, causando daños tan grandes que han sido superiores a los que el Che alertara en 1965 que podían suceder de continuar por los caminos trillados de los mecanismos capitalistas. En cambio, 1< trayectoria de la Revolución Cubana después del derrumbe continuó siendo la misma, profundizando en su concepción humanista y crítica, contrapuesta abiertamente a la que fue una forma mecanicista y dogmática en la Unión Soviética y otros países socialistas de Europa.

Al analizar las notas más significativas del Che sobre el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS, como una de las bases para el libro ya mencionado, iniciamos nuestras reflexiones sobre las mismas de la forma siguiente:

En el primer capítulo del manual, dedicado al objeto de la economía política, cuando se tratan las fuerzas productivas y las relaciones de producción, se afirma que:

"En las condiciones del socialismo, rige la propiedad social sobre los medios de producción, bajo sus dos formas: la propiedad estatal (de todo el pueblo) y la propiedad cooperativa koljosiana. En este régimen no se conoce la explotación del hombre por el hombre y los trabajadores producen para sí mismos, para su sociedad. Las relaciones de producción, libres aquí de contradicciones antagónicas, se caracterizan por ser relaciones de fraternal colaboración y mutua ayuda socialista" Al Che le parece justa la primera parte de esta afirmación. Para la segunda y última parte del párrafo recomienda: investigar en más detalle lo que se dice. En primer lugar, en la prensa soviética de la época aparecían denuncias acerca de la contratación por parte de los koljosianos y sovjosianos de mano de obra para determinadas cosechas. De ser así, era necesario un análisis más amplio donde se demostrara si era válido que en un régimen socialista existiera ese tipo de contratación, aun cuando sucediera en casos aislados. En cuanto a la eliminación de las contradicciones antagónicas, el mayor el cuestionamiento del Che:

..la propiedad koljosiana choca con el régimen establecido y hasta con la misma organización del koljós, ya que el campesino trabaja para sí, tratará de restar trabajo a la colectividad en su provecho. Frente a esa afirmaciones, existían las de Lenin que aseguraba que el campesinado generaba capitalismo.

El Che siempre tuvo el mismo criterio, aunque consideraba que en la primera etapa del período de transición al socialismo se debía dar un tratamiento especial al campesino, no sólo por el papel que
desempeñaría en la etapa de liberación, sino por el que debía desempeñar en el futuro en alianza con la clase obrera.

En el mismo capítulo, al referirse al método de la economía política, el manual expresa que:

"Cada régimen económico despliega ante nosotros un cuadro contradictorio y complejo. La investigación científica es la encargada de descubrir debajo de la experiencia externa de los fenómenos económicos, mediante el análisis teórico, los procesos profundos, los rasgos económicos fundamentales que expresan la esencia de las relaciones de producción de que se trata, abstrayéndose y prescindiendo de los rasgos secundarios.

"Fruto de este análisis científico son las categorías económicas, es decir, los conceptos que expresan teóricamente las relaciones reales de producción de una formación social dada, tales como, por ejemplo, los de mercancía, dinero, cálculo económico, precio de costo, día de trabajo, etcétera."

El Che llama la atención sobre el hecho de que:

...entre las categorías económicas, junto a las importantes del capitalismo y otras definiciones, como el día de trabajo, se introduce el cálculo económico.

Él nunca reconoció a este último como una categoría económica propiamente, sino simplemente como un método de administración. El Che recomienda: ...que se tenga en cuenta lo planteado en el manual para examinar las razones en que se basan para insistir en tal definición. Sugiere también ver otra serie de definiciones sobre el mismo término, procedente de distintos países socialistas y que se observe su evolución. De la evolución ya se puede hablar, porque lamentablemente han hablado los hechos. El cálculo económico, junto a otros fenómenos, llevó a los países socialistas de Europa al capitalismo, tal como el Che lo había previsto con su genial visión de pensador marxista. Fidel, refiriéndose al genio visionario del Che, ha dicho que contábamos con un "adivino" entre nosotros.

De todas formas, dentro de la historiografía contemporánea aún no se ha estudiado con rigor científico todo el conjunto de factores que llevaron al derrumbe del campo socialista. Queda por tanto pendiente profundizar sobre la génesis y desarrollo del cálculo económico como lo sugirió el Che. Estoy seguro que junto a ese análisis tendrán que tenerse muy cuenta varios pronunciamientos de Fidel, que como auténtico y consecuente continuador del marxismo, ha anticipado varios elementos adicionales que llevaron al "desmerengamiento", como él le ha llamado varias veces al derrumbe socialista europeo En el capítulo 3 del manual sobre la producción mercantil, cuando se trata el doble carácter del trabajo materializado en la mercancía, se dice que: "En la economía natural, los hombres no crean productos para el cambio, sino para la satisfacción de sus propias necesidades, lo que hace que el carácter social de su trabajo se manifieste directamente bajo su forma concreta. Por ejemplo, cuando el señor feudal se apodera del producto excedente de los campesinos siervos bajo la forma de la renta en trabajo o en especie, se apropiaba directamente de su trabajo bajo la forma de prestaciones personales o de determinados productos. El trabajo social, en estas condiciones, no revestía la forma de trabajo abstracto."

Sobre esto, el Che plantea que:
En la forma como se expresa esta categoría en el manual, al negarla en las relaciones feudales, con lo cual se niega su carácter de mercancía, se la niega implícitamente en el socialismo, donde el trabajo humano no adquiere forma de mercancía, y donde existe un poseedor único de los medios de producción.

El Che agrega que esto hay que tenerlo en cuenta cuando se trate en el libro el régimen socialista. Creo que resulta útil recordar que él abordó una y mil veces este asunto en el desarrollo del Sistema Presupuestario, y siempre negó la existencia de la mercancía dentro del sector estatal del socialismo.
Insisto en que el gran avance alcanzado por el Che en el estudio teórico de esta y otras categorías capitalistas, lo llegaron a convencer de que el uso de ellas en el período de tránsito creaban una situación hibridizante dentro del sistema socialista. Fue por eso que en el Sistema Presupuestario se eliminó el término "venta de mercancías" para calificar el intercambio dentro de las empresas que operaban en el Sistema Presupuestario. A partir de entonces a ese intercambio se le denominó oficialmente "entrega de productos" y a los departamentos que antes se llamaban de Ventas, se les comenzó a llamar de Entrega de Productos.

Los defensores del Cálculo Económico argumentaban que las nuevas denominaciones introducidas por el Che tenían un carácter formal y no de contenido a lo cual este respondía que las palabras iban operando en la mente de la gente hasta convertirse en categorías per se. Por un problema de "higiene mental" era importante para él ir cambiando el lenguaje. El cambio de esas denominaciones fue abarcando otras categorías, como se verá más adelante.

El Che no llegó a conocer una corriente contemporánea defendida por varios autores actualmente, denominada la "neurolingúistica", que fundamenta una tesis muy parecida, si no igual, a la de él, aunque con un objetivo distinto. Esta corriente de pensamiento, muy vinculada a los estudios actuales sobre los métodos participativos y el liderazgo, plantea con todos los matices propios de la procedencia de sus autores, que la expresión oral e incluso corporal, surge de la aptitud interna del hombre, manifestándose luego por medio del lenguaje en las relaciones entre los individuos, y por supuesto con los subordinados y con el trabajador.

Por último, en cuanto a la mercancía, y su existencia o no dentro del sector estatal, vale la pena referirse a lo expresado por uno de los más sobresaliente teóricos del capitalismo de la actualidad, el mundialmente conocido Peter Drucker. Afirma este autor que ya existen consorcios que no "venden" nada, sino que utilizan un "precio de transferencia" dentro de las empresas del mismo consorcio que es puro convencionalismo contable y que tanto tiene que ver con impuestos como con costos de producción. La curiosidad reside en que todo esto es lo mismo que planteaba el Che en el caso de los "consorcios" socialistas, que eran las Empresas Consolidadas del Ministerio de Industrias, donde bajo los principios del Sistema Presupuestario no había venta de mercancías sino transferencia o entrega de productos entre esas empresas estatales, que como ya se ha explicado anteriormente, la venta sólo existía cuando pasaba al consumidor individual.

En este mismo capítulo, cuando se trata sobre la Ley del Valor como la ley económica de la producción mercantil, se dice: notadas afirmaciones de Soros está la de decir que el sistema capitalista puede compararse con un imperio cuya cobertura es más global que la de cualquier imperio anterior. Según él, gobierna toda una civilización y, como en otros imperios, quienes están fuera de sus murallas son considerados bárbaros. El sistema está viciado - continúa afirmando Soros -, y la relación entre el centro y la periferia es profundamente desigual.
El desarrollo de este fenómeno eleva la relación entre países explotadores y explotados a nivel de una contradicción insalvable por la vía capitalista. La brutalidad de la economía neoliberal enriquece cada día más a los países explotadores, sin equidad en lo interno y desigualdad total en relación con los países pobres. Las consecuencias para el Tercer Mundo es sencillamente aterradora, con la única trágica ventaja de que la contradicción es tan enconada, que más temprano que tarde, encontrará su solución por la vía de la explosión social, como ha señalado Fidel en varias ocasiones.

En el mismo capítulo 4 del manual se plantea que:

"Los capitalistas se esfuerzan siempre y en todas partes por reducir las condiciones materiales y culturales de la vida del obrero al nivel más bajo; los obreros, por su parte, ofrecen resistencia a estos intentos de los patronos y libran una lucha tenaz por la elevación de su nivel de vida."

Frente a esta afirmación, el Che anota que: La tendencia del imperialismo moderno es hacer participar a los obreros en las migajas de su explotación a otros pueblos. Por otra parte, la tendencia al aumento de la producción exige el aumento del consumo, que sólo se logra de forma estable cuando más artículos pasan a constituir parte esencial de la vida del obrero y por lo tanto, participan en la formación de su valor como fuerza de trabajo: radio, televisión, cine, aparatos domésticos, etcétera... este es un problema delicado que me parece Marx no trata con la suficiente profundidad.

Aunque no podemos en una síntesis abundar mucho sobre este tema, vale decir que después de muerto el Che, la sociedad de consumo capitalista ha continuado su carrera desenfrenada agregando a los artículos señalados por él los más extraños artilugios. Ante la imposibilidad de contar con una demanda solvente inmediata para realizar todos esos "productos", sobre la base del salario nominal pagado a los trabajadores de la producción y los servicios, el capitalismo ha incrementado de manera descomunal los sistemas de ventas a plazos, lo que trae como consecuencia otro efecto tangencial para los trabajadores, como es el endeudamiento constante, casi siempre con la garantía de pago, acreditada por su patrono capitalista.

Hasta un niño se daría cuenta que esa doble atadura, primero con el comerciante que le vendió el artículo y luego con su patrono que le sirvió de garante del crédito, neutraliza en buena medida la lucha de la clase obrera tanto en los países desarrollados como en la "periferia". A esa demanda artificial, creada por los capitalistas, se agrega el fenómeno del efecto imitación de las capas más pobres, quienes siempre tratan de adquirir los artículos que son previamente adquiridos por los ricos y de lo cual éstos hacen visible ostentación. Es lo que algunos sociólogos que han estudiado este fenómeno en Chile actualmente lo asocian a lo que llaman la sociedad "autista".

Al pasar al capítulo 5 del manual nos encontramos que cuando se analiza el tema de la socialización capitalista del trabajo y la producción y los límites al empleo de las máquinas bajo el capitalismo, se afirma:

"A la par con las contradicciones del sistema, a medida que progresa la técnica y el capital socializa el trabajo, aumenta la cohesión de la clase obrera y crecen su organización y su grado de conciencia."
La nota del Che sobre esta afirmación del manual es tan completa que no requiere comentario. Para él lo que se dice en el texto: está dentro del marxismo ortodoxo en la forma, pero choca con la El Che responde a esta afirmación reconociendo que básicamente es cierta; pero agrega que:

Eso también agudiza las diferencias entre todos los países industrializados y los dependientes, de manera que el intercambio de productos manufacturados por agrícolas o mineros sin procesar, teniendo como base los precios del mercado mundial capitalista, aumentan las diferencias exactamente igual que si se tratara de dos fábricas de la misma producción con diferente productividad en un país capitalista, sólo que la competencia no hará aumentar o salir del mercado al más atrasado; las condiciones se mantendrán, perpetuando el atraso de los países dependientes.

Al ver el análisis de las inversiones extranjeras de los países capitalistas este nos puede mostrar cosas muy interesantes sobre la penetración de capitales en países desarrollados.
Lo planteado por el Che se está dando hoy fehacientemente en América Latina por medio de los Tratados de Libre Comercio y en otras relaciones entre los Estados Unidos y países dependientes. Y entre los Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea este es uno de los problemas más candentes, sin excluir que también sucede entre países de la propia Comunidad.

Entre las cosas interesantes señaladas por el Che se podría mostrar hoy el caso de varias industrias japonesas que han penetrado el mercado norteamericano. Son varias, pero solo voy a citar un ejemplo. Los japoneses son hoy los dueños del mercado mundial de máquinas fax, siendo los norteamericanos los que la inventaron y la produjeron primero. Los norteamericanos vendían las máquinas al mayor precio que soportaba el mercado. Los japoneses entraron en los Estados Unidos y, con una expectativa de tres años para el aprendizaje, fijaron un precio 40 % más bajo. El resultado ha sido que hasta hace muy poco sólo quedaba en ese país un pequeño fabricante cuyo producto es de especialidad y fabricado en pequeñas cantidades.

En el capítulo 12 que estudia la Renta y el desarrollo del capitalismo en la agricultura, al hablar de la agudización de la oposición entre la ciudad y el campo, en el manual se afirma, tomando una cita de Lenin, que: "La agricultura va, en su desarrollo, a la zaga de la industria; es este un fenómeno peculiar a todos los países capitalistas y constituye una de las causas más profundas de la ruptura de la proporcionalidad entre las diversas ramas de la economía nacional, de la crisis y la carestía."

El Che señala que este es: ...un problema que debe estudiarse más a fondo y, particularmente, en los últimos decenios.

El principio expuesto es justo, pero no puede explicarse tan simplemente con vistas a la extraordinaria superproducción agrícola de países como los Estados Unidos. La alianza entre latifundistas, productores industriales y bancarios puede haber variado el panorama en cuanto al atraso técnico de la agricultura.

El pensamiento abarcador del Che resulta sorprendente cuando uno se lee notas como esta. En los últimos cinco años se han concluido estudios muy serios sobre la alianza que él señala y que puede haber variado el atraso técnico de la agricultura. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) publicó recientemente en forma de libro uno de estos estudios sobre el desarrollo de la agricultura en distintos países del área.

Una de las cosas que más me llamó la atención al leer ese estudio, fue la variedad de esquemas que existen como resultado de la alianza entre productores, financistas, empresas exportadoras de productos agrícolas, organizaciones bancarias, institutos de investigación, etc., y todo encaminado a la tecnificación de la agricultura con el fin de lograr competir internacionalmente. Si estas alianzas han cambiado el panorama del atraso técnico en varios países, lo confirman las crecientes exportaciones de países como Chile, que comercializa productos agrícolas frescos en Japón, o Costa Rica que exporta flores y otros productos a diversas regiones del mundo.

Bueno es aclarar que las mejoras técnicas latinoamericanas en algunos países no han resuelto el grave problema alimentario en la mayoría de ellos. Ese fenómeno se mantiene muy asociado a las desigualdades en la distribución del ingreso, aunque se hayan mantenido o incrementado las exportaciones de los productos agrícolas a precios competitivos en el mercado internacional.

En el capítulo 14 sobre las crisis económicas, cuando en el manual se trata este tema y sobre la agudización de las contradicciones del capitalismo, se declara que: "Las crisis son el más palpable exponente de que las fuerzas productivas creadas por el capitalismo han rebasado los marcos de las relaciones burguesas de producción, por lo que estas últimas se convierten en un freno para el desarrollo ulterior de las fuerzas productivas."

El Che expone que: No es posible hacer una afirmación de este tipo o historiar las crisis desde hace 200 años. Por otra parte, hay crisis de crecimiento que conducen a la concentración monopolista de los capitales. El problema es que la significación de las crisis no fue convenientemente estudiada por Marx, y se ha seguido con las generalizaciones expuestas por él.

En el capítulo 15 sobre el del capitalismo monopolista o imperialismo, en el apartado de la ley económica fundamental del capitalismo en el período del imperialismo, el texto aludido plantea:

"Las mercancías producidas por los monopolios se venden, no a los precios de producción sino a precios más altos, a precios de monopolio. El precio de monopolio es superior al precio de producción y, por regí general, excede al valor de las mercancías. Así, pues, bajo el imperialismo y a base de la dominación de los monopolios, rige la ley de la alta ganancia monopolista, como expresión y desarrollo de la ley económica fundamental del capitalismo."

El Che responde que: Si los monopolios tienen el dominio de la mayor parte de la producción de un país, lógicamente se repartirán la nueva ganancia media, que será más alta, en detrimento de los retrasados. Esto contradice la tesis de Marx sobre la tasa decreciente de ganancia. Una vez más, al fenómeno hay que buscarle su explicación en los niveles de vida subhumanos de los países dependientes que contribuyen con su cuota a las superganancias de los monopolios.

Este asunto fue muy discutido en el seminario de economía política al que asistimos con el Che. Por supuesto que situar el problema en contradicción con el expuesto por Marx no era de ningún agrado para la ortodoxia marxista de aquellos tiempos. Aun así el Che nunca se dio por vencido frente a los argumentos que se presentaban en contra de su tesis. Lo que más aceptó fue que se estudiara más el asunto hasta ver si llegaba a convencerlo. Al hacer las notas en 1965 vuelve a hacer la misma recomendación, demostrando su respeto ante la demostración científica que pudiera surgir frente a cualquiera de sus inquietudes.

En el capítulo 17 sobre el sistema colonial del imperialismo, cuando se trata de las colonias, como apéndices que abastecen a las metrópolis de productos agrícolas y materias primas, se considera que:
"Al desarrollarse en las colonias una industria propia, crece la burguesía nacional que ocupa una situación doble: de una parte, el yugo del imperialismo extranjero y de las supervivencias feudales se interpone en su camino hacia la dominación económica y política; pero de otro lado, comparte con los monopolios extranjeros la explotación de la clase obrera y los campesinos. Por cuanto la lucha de liberación nacional y de los pueblos d los países coloniales y dependientes tiende ante todo a derrocar la dominación del imperialismo, a conquistar la independencia nacional y a suprimir las.....los auténticos miserables de este momento en la gran mayoría de los países. Son la fuerza revolucionaria.
Es interesante escuchar el lenguaje del Che como un protagonista directo de la lucha de liberación, que aunque en un escenario especifico como el cubano, recibió el apoyo campesino como la fuerza principal desde los primeros momentos de la guerra, fuerza que además se incorporó a la guerrilla corriendo la misma suerte de la vanguardia revolucionaria dirigida por Fidel que sí estaba pertrechada con la ideología de la clase obrera. También es interesante observar cómo un portador de esa ideología puede elaborar su concepción teórica posteriormente con el aval de la práctica revolucionaria llevada a cabo durante varios años, primero con las armas de fuego contra el enemigo y luego con las armas ideológicas puestas en función del otro objetivo supremo: la construcción del
socialismo.

El capítulo 17 del manual se presta de nuevo a la polémica. Este trata del lugar histórico del imperialismo y en su primer párrafo define dicho lugar en relación con el capitalismo en general.
Utiliza la siguiente cita de Lenin "El Imperialismo y la Escisión del Socialismo” "El imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo que tiene tres particularidades, el imperialismo es:

1) capitalismo monopolista;

2) capitalismo parasitario o en descomposición;

3) capitalismo agonizante."

Llegado este momento el Che asume la vestimenta de médico guerrillero y alerta: Hay que tener cuidado con afirmaciones como esta: "agonizante". tiene un significado claro en el idioma; un hombre maduro ya no puede sufrir más cambios fisiológicos, pero no está agonizante. El sistema capitalista llega a su madurez total con el imperialismo, pero ni siquiera este ha aprovechado al máximo sus posibilidades en el momento actual y todavía tiene gran vitalidad. Es más preciso decir "maduro", o expresar que llega al límite de sus posibilidades de desarrollo.

Después de escuchar el "diagnóstico" del Che, cabría expresar en buen cubano: ¡Qué trabajo y cuánta sangre está costando ver morir al capitalismo agonizante!

Seguimos en el mismo capítulo del manual. Ahora el tema es el del imperialismo, como antesala de la revolución socialista, y se repite:

"El movimiento de liberación nacional de los pueblos de los países coloniales y dependientes contra el colonialismo se funde cada vez más con la lucha revolucionaria de la clase obrera de los países imperialistas contra el sistema de opresión del capitalismo."

El Che se ve obligado a fustigar de nuevo y reafirma:

No. Los intereses de estas capas son antagónicos en su supervivencia, e impiden una adecuada unión en la lucha. En el mismo contexto y referido a la ley de la desigualdad del desarrollo económico y político de los países capitalistas en el período del imperialismo, y la posibilidad de triunfo del socialismo en un solo país, se dice: "Para que ese triunfo se produzca, es necesario que exista un proletariado revolucionario y su vanguardia unida en un partido político, y que en el país haya un aliado serio de la clase obrera, representado por los campesinos, capaz de seguir al proletariado en la lucha decisiva contra el imperialismo." Acerca de esta afirmación, vuelve a hablar el protagonista de vanguardia. El Che presenta su prueba: Los casos de China, Vietnam y Cuba ilustran lo incorrecto de la tesis. En los dos primeros casos la participación del proletariado fue nula o pobre, en Cuba no dirigió la lucha el partido de la clase obrera, sino un movimiento policlasista que se radicalizó luego de la toma del poder político.

Un ejemplo del policlasismo de que habla el Che es el caso de los tres Comandantes de la Revolución, bien conocidos por todos, Juan Almeida Bosque, Ramiro Valdéz Menéndez y Guillermo García Frías: el primero, obrero de la construcción; el segundo, con una trayectoria obrera que comenzó como carpintero, aprendiz en la empresa eléctrica de donde lo expulsaron por sus ideas revolucionarias-, ayudante en una fundición y, finalmente, camionero transportando caña; y el tercero, campesino de la Sierra Maestra. El papel de los tres fue tan destacado en la lucha armada, que han pasado a la historia como ejemplos de combatientes para las nuevas generaciones. Ninguno de los tres han escrito en extenso sobre su propia historia, llevados por su proverbial modestia. Si lo hicieran, seguramente señalarían cientos de casos más. Han sido otros quienes, en justo reconocimiento a su trayectoria, han hablado por ellos en más de una ocasión.

En el capítulo 18, al exponer la crisis del sistema colonial del imperialismo, se vuelve con la afirmación siguiente: "La clase obrera de las colonias es el combatiente más consecuente en la lucha contra el imperialismo, capaz de agrupar, en torno suyo a las masas de muchos millones de campesinos y a amplias capas de trabajadores y de llevar la revolución hasta el final. Todo el curso del desarrollo económico y político hace que la clase obrera de las colonias se destaque cada vez más como la fuerza dirigente del movimiento de liberación nacional."

El Che replica otra vez: Se insiste en una afirmación que va palpablemente cilpio 12 . más extenso el movimiento de liberación nacional de los pueblos de los países coloniales y dependientes, dirigido contra el colonialismo, contra las agresiones imperialistas y en pro de la cooperación pacífica entre los pueblos.” "Ha surgido y se ha convertido en un poderoso factor el movimiento de los partidarios de la paz, que agrupa a cientos de millones de personas en todos los países, incluyendo a muchos millones de habitantes del mundo capitalista. Sobre la base común de la defensa de la paz y la seguridad de los pueblos se funden los representantes de los diversos grupos sociales y sostenedores de diferentes ideas políticas y religiosas."

En el párrafo siguiente del manual se afirma:

"En estas condiciones, existe la posibilidad real de conjurar una nueva guerra. Sin embargo, mientras exista el imperialismo, existirá la base económica que hace posible las guerras. Las fuerzas de la reacción internacional, representantes de los intereses de los monopolios, tienden a las aventuras bélicas y a la agresión. Tratan de desencadenar una guerra mundial, todavía más asoladora, con el empleo del arma atómica. Pero, en la época actual, no son ya fatalmente inevitables."


El Che es más escueto, pero más firme y realista en su respuesta a estos dos enunciados. Sobre la primera parte expone: Esta es una de las más peligrosas tesis de la URSS, que puede aprobarse, como una posibilidad extraordinaria, pero no convertirse en el lema motivo de una política. Tampoco ahora las masas son capaces de impedir la guerra, las manifestaciones contra lo de Vietnam se deben a que la sangre corre. Es el heroísmo del pueblo vietnamita en lucha el que impone la solución; la política de apaciguamiento, por otro lado, ha reforzado la agresividad yanqui.

Y sobre el último párrafo referido del manual, la nota del Che es particularmente lacónica:

Sería bueno precisar a qué es lo que llaman guerra estas gentes.

Hasta aquí he resumido lo que he considerado más importante de las notas del Che sobre la parte del manual de economía que se refiere al Modo Capitalista de Producción. Ahora continúo con la síntesis sobre el Modo Socialista de Producción. Como sobre esta segunda parte se han tratado en el presente libro muchos aspectos analizados por el Che durante su fructífera labor conceptual desarrollada en Cuba, trataré de ser más conciso en la síntesis.

En el capítulo 20, al tratar los rasgos fundamentales del período de transición del capitalismo al socialismo y el papel de la dictadura del proletariado como instrumento para la construcción de la economía socialista, se declara:

"Sin embargo, la dictadura del proletariado no es solamente el régimen de violencia sobre los explotadores, ni es siquiera, en lo fundamental, un régimen de violencia. Los partidos marxistas leninistas otorgan preferencia a las formas más indoloras de tránsito al socialismo y no son en modo alguno -como pretenden hacer creer los enemigos del comunismo- partidarios a todo trance de la violencia, de la guerra civil y de la insurrección armada, es decir, de las formas más agudas de la lucha de clases."

El Che utiliza una expresión, que algunos pueden considerar muy dura, para responder a esta afirmación:

Oportunismo de poca monta, la dictadura del proletariado es un régimen de violencia; está claro que la intensidad de la lucha depende de la resistencia de los explotadores, pero nunca será un régimen de agua de rosas, o se lo comen.

Sin embargo, cualquier ciudadano cubano compartiría absolutamente la respuesta del Che, y más considero que sólo he avanzado unos pocos pasos dentro de ese difícil pero apasionante escenario.

Lo cierto es que el Che insistió en la imperiosa necesidad de profundizar en el tema de la Ley Fundamental. En apoyo a la alternativa de que fuera la planificación, me puso un ejemplo concreto asociado a su visionaria proyección acerca del uso de la computación electrónica en un futuro cercano. Consideraba que la planificación podría convertirse, en esas nuevas condiciones, en el instrumento fundamental para dirigir la economía y consiguientemente los destinos de la sociedad.

En un régimen de dirección consciente como el socialismo, hablar de planificación significaba algo mucho más amplio, desde el punto de vista del Sistema de Dirección, que considerar en un plan las necesidades puramente económicas de la sociedad.

Se trataba, según él, de conocer por la vía de la participación de pueblo, con el auxilio de los medios automatizados de información, y la inteligente dirección del Partido, el conjunto de necesidades
económicas. culturales y espirituales que sería necesario satisfacer, y adecuándolas a los recursos disponibles, conformar la proyección socioeconómica para el período de tránsito del socialismo. Aclaraba que no se trataba de considerar a la planificación en el estrecho y mecánico sentido "tecnológico" de dirección de la sociedad, sino en atributo intrínseco del movimiento dialéctico de desarrollo de esta última Con el desarrollo de la conciencia, el hombre sería capaz de apropiarse de esos atributos y ponerlos en función de su desarrollo integral hasta alcanzar el objetivo supremo del comunismo, vale decir, el desarrollo de las fuerzas productivas y la obtención del hombre nuevo.

Bueno es aclarar que el Che reflexionaba sobre tan importante problema, pero el propósito era profundizar sobre este, tal como escribió en las notas que unos meses antes me hiciera llegar desde Praga.

Un poco más adelante, en el mismo contexto, el manual expresa: "En el sector socialista, bajo las condiciones del incremento incesante y planificado de la producción, ha comenzado a actuar la ley de la elevación constante de la productividad del trabajo."

El Che nuevamente es tajante: Esto es una barbaridad; esa es la tendencia que mueve al capitalismo desde hace siglos.

En el párrafo que le sigue, el manual afirma: "En el sector socialista cesa la acción de la ley del valor de la fuerza de trabajo. Sobre la base de las nuevas relaciones de producción surge y comienza a actuar en él la ley económica de la distribución con arreglo al trabajo, según la cual cada trabajador percibe la remuneración correspondiente al trabajo por él invertido."

Nota del Che, sobre esta afirmación: Muy vago, muy inexacto en cuanto a la realidad de hoy. ¿Cuánto trabajo invierte un mariscal, cuanto un maestro? ¿Cuánto un artista? ¿Cuánto un obrero? Lenin en El Estado y la Revolución tenía una idea (marxista) que luego desechó: de la equiparación de sueldos de funcionarios y obreros, pero no estoy convencido de que su marcha atrás sea correcta.

Puedo agregar a esta nota que el Che, siendo ejemplo de austeridad como era, nunca escatimó pagarle un sueldo decoroso a los funcionarios, aunque él nunca aceptó cobrar el sueldo que le correspondía como Ministro, y continuó recibiendo el de Comandante del Ejército Rebelde. Cuando discutimos la estructura de sueldos para el Ministerio de Industrias defendió el criterio de que se fijaran sueldos decorosos para los funcionarios del organismo, aunque velaba porque no fueran desmesuradamente más altos que los de los obreros de alta calificación. Este es un principio que hasta ahora ha mantenido la Revolución Cubana, e inclusive existen obreros que ganan mucho más que los ministros. En el capítulo 22 del manual, en el apartado tipo slogan que lleva por título: "La URSS se convierte de un país de pequeñas economías campesinas en el país de la más grande y altamente mecanizada agricultura del mundo" se dice:

"Se creó y fortaleció en la URSS, la más grande agricultura del mundo, en forma de un sistema.......

Todo parte de la errónea concepción de querer construir el socialismo con los elementos del capitalismo sin cambiarles realmente la significación. Así se llega a un sistema híbrido que arriba a un callejón sin salida o de salida difícil perceptiblemente, que obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir, al retroceso.

Hasta aquí la nota del Che sobre tan escabroso problema. Recuérdese que en el prólogo fue más definitorio, cuando dijo que se estaba regresando al capitalismo en esos países. Por su alto rigor científico, al analizar el texto del manual deja un pequeño resquicio dialéctico para que el tiempo diga lo contrario. El tiempo le dio la razón.

En el mismo capítulo y con el título: "La URSS entra en la fase final de la construcción de sociedad socialista y en la del tránsito gradual del socialismo al comunismo se expresa:

"Con el triunfo del socialismo, la URSS ha entrado en una nueva etapa de su desarrollo, en la etapa final de la construcción del socialismo y en la fase del tránsito gradual del socialismo al comunismo."
El Che, que como marxista consecuente no se deja llevar sólo por las palabras sino por los hechos, argumenta: Afirmación que va contra la teoría marxista ortodoxa, pero, más importante, también contra la lógica actual. Primero, en las condiciones actuales, con el desarrollo del mercado mundial, el comunismo se haría sobre la base de la explotación y el olvido de los pueblos con quienes se comercia. Segundo, las enormes cantidades de recursos destinados a la defensa no permiten un pleno desarrollo del comunismo, por lo menos hasta el grado de nuestros conocimientos actuales sobre las posibilidades de la técnica. Sí sería posible un aumento de la participación del gasto social en las más elementales necesidades del hombre: casa, vestido, comida, medicinas, educación.

Sobre este tema también conversé con el Che antes de partir para Bolivia. Luego cuando estudiaba en la URSS, analicé un poco más a fondo con el profesor Mansilla lo del paso gradual al comunismo, en las condiciones planteadas por el Comandante Guevara. Mansilla aceptaba lo de los gastos en la defensa. En lo referente a lo de la explotación y el olvido de otros pueblos, lo que más yo logré que me respondiera, fue: «Compañero Borrego, ¿cree usted que a mí no me da dolor ver a una chavala de la Alemania Democrática muy bien vestida y luego ver a la rusita con ropas muy pobres? Los soviéticos no pueden continuar con ese nivel de ayuda a los demás pueblos.» Y sobre los argumentos generales del Che, siempre decía: «El problema es, que el Che ha sido el alumno más difícil que yo he tenido, porque a veces no estaba de acuerdo con él, pero no encontraba elementos científicos suficientes parademostrarle lo contrario.»

En el mismo capítulo e igual contexto se dice: "Y así, en el proceso de la superación planificada de esta contradicción motriz entre el nivel ya alcanzado de la producción y las crecientes necesidades de la sociedad, va realizándose la ley económica fundamental del socialismo, como la ley del auge interrumpido de la producción socialista en aras de la más completa satisfacción de las necesidades de todos los miembros de la sociedad."

El Che confiesa que: En este párrafo confuso no se sabe ahora si la ley del auge ininterrumpido es sostén de la ley económica fundamental o una de las formas de manifestarse estas. Todo el tema carece de una base científica.

Anteriormente, desde el seminario de economía política del Ministerio de Industrias, el Che se cuestionó la real fundamentación científica de las llamadas leyes económicas del socialismo. Igualmente pensaba sobre las denominadas categorías económicas. Su posición no era la de un rebelde sin causa, que negara todo. Simplemente reclamaba una demostración científica de esas leyes y categorías. Afirmaba que en toda la literatura económica socialista se pretendía conocer leyes económicas cuya existencia real era discutible. El resultado era que en la URSS se topaban en cada esquina con leyes económicas del capitalismo que subsistían en esa sociedad, se les daba un nuevo nombre y se continuaba hacia adelante con el autoengaño. El Che se preguntaba, hasta cuándo se continuaría con esa situación y cómo llegarían a solucionarse esas contradicciones. En cuanto a las categorías, siempre afirmó que eran muy discutible su existencia. Lo que más aceptaba era que se les considerara como categorías económicas de la URSS, pero no del sistema socialista.

Entre esas llamadas categorías propias de la URSS podía considerarse el Cálculo Económico. En la siguiente página sobre el mismo tema, los autores del manual insisten: "El acrecentamiento de la producción social en aras de la satisfacción de las crecientes necesidades del pueblo se logra, asimismo, mediante la aplicación de la ley de la constante elevación de la productividad del trabajo y de la ley de la acumulación socialista, que exige la inversión sistemática de una parte de la renta nacional en el incremento de los fondos de producción."

El Che es muy concreto: Otra vez, dos leyes (o fenómenos) capitalistas han sufrido un cambio de casaca.

El capítulo 26 del manual sobre la ley del desarrollo planificado y proporcional introduce elementos que dan mucho pie a la polémica. Así, en el apartado sobre los rasgos fundamentales de dicha ley,
se dice que: "Luchando por el cumplimiento de la tarea planteada por el XX Congreso del PCUS se lograron éxitos de consideración: se amplió la superficie de siembra al incorporar al cultivo extensiones enormes de tierras vírgenes, aumentó la producción de trigo, se elevó la cosecha de algodón y de otras plantas industriales y se incrementó la obtención de productos derivados de la ganadería, principalmente de la leche. En los momentos actuales, se despliega ampliamente un movimiento de emulación encaminado a alcanzar y sobrepasar en los próximos años a los Estados Unidos en cuanto a la producción de carne, leche y mantequilla por habitante."

Sobre este tema discutimos mucho en el seminario, y como el Che mantenía un estilo de dirección muy participativo, propiciaba la discusión de los temas del seminario en las reuniones del Consejo de Dirección del Ministerio. Ahora responde sobre lo que se afirma en el manual: Hay un error de información consistente en dar como éxito la roturación de las tierras vírgenes, pero mucho más importante es el error de complejo de inferioridad ideológico que consiste en poner todos los esfuerzos en alcanzar en determinados rubros a los Estados Unidos. Este error fue cometido también por China, que se puso la meta más modesta de alcanzar a Inglaterra, pero después se rectificó, ya sea que vieron el error cometido, o no pudieron lograr los objetivos. Nadie puede poner metas de pan y cebolla para llegar al comunismo; a un determinado nivel de desarrollo (elástico) de las fuerzas productivas con un nivel de conciencia de las masas (en el marco de la socialización total de los medios de producción) se alcanza el comunismo.

Recuérdese la alusión que hice anteriormente a la curva que el Che dibujaba, cuando quería explicar la correspondencia necesaria entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la conciencia del hombre en el proceso de desarrollo histórico hacia el comunismo.

Continuando en el mismo contexto, el manual expresa: "El socialismo ha acabado con la contradicción antagónica, inherente al capitalismo, entre la acumulación y el consumo. De acuerdo con el postulado de la ley económica fundamental del socialismo, las acertadas proporciones entre la acumulación y el consumo deben asegurar tanto aumento ininterrumpido de la producción socialista, dando preferencia al desarrollo de medios de producción a base de la introducción de la más alta técnica, como la elevación sistemática del bienestar material y el nivel cultural de las masas populares."

El Che analiza y explica que: En el socialismo puede ser que no sea antagónica la contradicción entre la acumulación y el consumo, pero sigue siendo una contradicción importante que el plan debe cuidar año a año, sin olvidar que los armamentos juegan un papel grande en esta contradicción. Lo demás es repetición de cosas ya analizadas.

Al final del mismo apartado del manual se dice: "Con la aparición y desarrollo del sistema socialista mundial, de la economía nacional, se ha ensanchado el campo de acción de la ley del desarrollo planificado, proporcional. La interdependencia económica entre los países del campo socialista se ve sometida cada vez más a la acción de esta ley.

"El desarrollo planificado de la colaboración económica entre los países que forman parte del sistema mundial del socialismo exige la más racional utilización del potencial productivo y de los recursos económicos y naturales en interés de cada país y de todo el campo socialista en general, tomando como base la división socialista internacional del trabajo, la especialización y la cooperación en la producción y el intercambio de las conquistas de la ciencia y de la técnica y de la experiencia productiva de vanguardia. En este punto, es necesario tener en cuenta, asimismo, el desarrollo de las relaciones económicas entre los dos sistemas mundiales, el socialismo y el capitalismo."

El Che reitera y ofrece nuevos elementos sobre este problema: De nuevo esta idea, tan justa en su expresión teórica, tropieza con caracterizaciones éticas. Si el internacionalismo proletario presidiera los actos de los gobernantes de cada país socialista, a pesar de ciertos errores de concepto en que pudiera incurrir,; sería un éxito. Pero el internacionalismo es reemplazado por el chovinismo (de poca potencia o pequeño país) o la sumisión a la URSS manteniendo las discrepancias entre otras democracias populares.

¿Cómo puede catalogarse todo esto? Difícil decirlo sin un análisis profundo y documentado de las motivaciones de cada actitud, pero lo cierto es que atentan contra todos los sueños honestos de los comunistas del mundo...

La referencia a las relaciones económicas con el capitalismo hace pensar en la planificación con vistas a este comercio, donde se deben considerar toda una serie de categorías capitalistas, pero de un modo científico.

Cuando el Che habla de que se deben considerar una serie de categorías capitalistas, obviamente se está refiriendo a las que operan en el mercado mundial: precio, ganancia, dinero, interés, etc.

Cuando se refiere a su tratamiento científico lo que está señalando es que todas esas categorías van a tener su incidencia en el propio sistema económico interno de cada país y también en sus relaciones con aquellos países capitalistas subdesarrollados con los cuales mantienen comercio o programas de colaboración del tipo que estos sean. Por lo tanto, a esas categorías capitalista habrá que aplicarle algún factor de conversión para que se ajusten cuantitativamente a los términos de intercambio que deben existir entre países socialistas más o menos desarrollados y países subdesarrollados.

A renglón seguido, cuando en el manual se trata el tema de la ley del desarrollo planificado de la economía nacional y la planificación socialista, se señala que: "La ley del desarrollo planificado de la economía nacional no debe confundirse con la planificación económica. Dicha ley constituye una ley económica objetiva. Apoyándose en ella, los órganos del Estado cuentan con la posibilidad de planificar acertadamente la producción social. Pero una cosa es la posibilidad y otra la realidad. Para que la posibilidad se convierta en realidad, hay que saber aplicar la ley del desarrollo planificado, hay que saber establecer planes que reflejen con la mayor fidelidad posible los postulados de dicha ley."

Luego en el manual se detallan las interrelaciones a nivel de empresa y cómo planificar a ese nivel.
Sobre este punto el Che considera que: Se trata a la planificación como un ente mecánico al que hay que "conocerle la vuelta". Se olvida que la planificación es la primera etapa en la lucha del hombre por adquirir pleno dominio de las cosas. Casi se puede decir que la idea de la planificación es un estado de espíritu, condicionado por la posesión de los medios de producción y la conciencia de la posibilidad de dirigir las cosas, de quitarle al hombre su condición de cosa económica.

En el mismo apartado se dice que: "La participación activa de las masas en la lucha por el cumplimiento y la superación de los planes de desarrollo de la economía nacional constituye una de las condiciones más importantes para acelerar el ritmo de construcción de la sociedad comunista."

A esto el Che responde en una forma muy concreta, pero que requiere cierta aclaración posterior: Es una formulación teórica. No se cumple en la URSS, no se ha cumplido en Cuba, y creo que en pocos lugares, si los hay, se cumplirá. Mas es casi un contrasentido: las masas tienen que tener participación en la enunciación del plan que es de su incumbencia, el cumplimiento debe tender a hacerse mecánico, porque debe ser dominio de la técnica. La necesaria aclaración se debe a lo siguiente: cuando el Che se encontraba en San Andrés y hablamos sobre las notas de Praga, este fue uno de los puntos que más analizamos, sobre todo porque yo no había entendido bien qué él quería decir en su nota al manual. Aunque su explicación fue extensa, trataré de sintetizarla al máximo.

Por aquellos días yo estaba muy entusiasmado con las asambleas de producción que estábamos celebrando en los centros de trabajo para analizar el cumplimiento del plan, y le conté al Che los pormenores de aquellas asambleas. Confieso que cada vez que en aquella etapa le hablaba al Che sobre temas de este tipo, parecía como si volviera a su época del Ministerio de Industrias, aunque su batalla no estaba ahora en Cuba. Nuevamente, en su vida le había dado prioridad inmediata a la lucha armada, aunque en su mochila continuaba cargando con los libros de economía y de filosofía.

A mi entusiasmo por las asambleas me respondió con su clásica sonrisa irónica, más la frase: «No creo que sean una gran cosa.». Y entonces me explicó en más detalle lo que pensaba sobre el particular. Tomó come ejemplo para su argumentación la planta de níquel de Moa. Según su opinión, aquella planta, en un futuro, con un alto nivel de automatización, no admitía que se celebraran asambleas de producción para discutió mucho su plan, y menos para controlar su cumplimiento. Con medios de computación electrónicos, el plan de Moa podía optimizarse y entonces la discusión con los trabajadores tendría más valor informativo que de discusión y aporte de las masas. Para el caso del cumplimiento sucedía algo parecido: la máquina o el equipo automatizado marcarían el ritmo de la producción en cada puesto de trabajo, y poco podía hacer en esas condiciones el obrero para cambiarlo. El Che llegó a decirme que intentar otra cosa por parte de cualquier dirigente podía considerarse un acto demagógico, ya que ningún trabajador tenía posibilidad de hacer en esos casos ningún cambio de importancia. La obligación del obrero sería cumplir con su deber social.

Se trataba de un cambio importante en la concepción participativa de los trabajadores, que no podía desligarse del desarrollo de su conciencia. Junto al nivel de desarrollo de la automatización tendría que avanzar el de la conciencia de la clase obrera, para entender que un plan de producción optimizado no daba margen a mucha discusión. Lo que primaba era la conciencia. Para eso la clase obrera se había apropiado de los medios de producción y los había automatizado, para ponerlos a su disposición y no para "discutir" con ellos.

En un plano un poco atrevido, le riposté que eso era válido para su ejemplo de Moa, pero no para la media de las fábricas nuestras que estaban muy atrasadas en cuanto a la automatización. Volvió a reírse, y me dijo:

«Estoy hablando para el futuro, pero no pienses que eso está muy lejos. Además, la automatización estará presente en todos los niveles de elaboración del plan, no sólo en las fábricas.» De esta forma yo terminé con mi elogio a las asambleas de producción, y en cuanto a la visión del futuro, sentí que había quedado un tanto en el ridículo.

Pero continuemos con sus notas al Manual de Economía Política. A la próxima afirmación del famoso libro, el Che contesta elevando el tono de sus palabras. Continuando con el mismo tema, se dice en el texto soviético: "La planificación socialista exige una lucha intransigente contra las tendencias encaminadas a establecer planes reducidos y cortados por patrones estrechos que no movilizan a nadie, así como contra al arbitrismo de la planificación, que no tiene en cuenta las posibilidades reales de desarrollo de la economía socialista. Lucha que será tanto más efectiva cuanto más se utilicen los resortes económicos de desarrollo de la producción socialista y, sobre todo, el factor del estímulo material de incremento de la productividad del trabajo, de mejoramiento de la organización de la producción y de asimilación de la técnica existente y de ampliación de la nueva técnica."

La nota del Che a este párrafo lo dice casi todo: Frente a la concepción del plan como una decisión económica de las masas conscientes, se da la de un "plan cebo" donde las palancas económicas deciden su éxito. Es mecanicista, antimarxista. Las masas deben tener la posibilidad de dirigir sus destinos, resolver cuánto va para la acumulación y cuánto al consumo; la técnica económica debe operar con estas cifras y la conciencia de las masas asegurar su cumplimiento. El Estado actúa sobre el individuo que no cumpla su deber de clase, penalizándole o premiándole en caso contrario; estos son factores educativos que contribuyen a la transformación del hombre como parte del gran sistema educacional del socialismo. Es el deber social del individuo que lo obliga a actuar en la producción, no su barriga. A eso debe tender la educación.

Aquí resulta pertinente precisar que el Che fue tan preocupado como el que más por la elevación del nivel de vida del pueblo. Recordemos lo que siempre reiteraba, que no concebía el socialismo con miseria. Pero también recordemos que no votaba por una sociedad de consumo al estilo capitalista.

Cuando señala en esta nota que es el deber social y no la barriga lo que obliga a actuar en la producción, es porque antes ya le ha dado la oportunidad a la clase obrera de resolver cuánto va a la acumulación y cuánto al consumo. Recordemos finalmente que el Che no sólo luchaba con desvelo por satisfacer las necesidades del pueblo sino también, y como algo fundamental, que esas necesidades fueran satisfechas con la mayor calidad posible. Es decir, fue un abanderado en la batalla por la calidad de vida del pueblo.

En el capítulo 27 del manual sobre el trabajo social en el socialismo y la productividad del trabajo, en el apartado de la cooperación socialista del trabajo se expresa: "La cooperación socialista cuenta con una forma nueva y peculiar de disciplina en el trabajo, sustancialmente distinta de cuantas encontramos en las precedentes formaciones sociales. La disciplina capitalista del trabajo se basa en el hecho de que el obrero, privado de medios de producción y bajo la amenaza del hambre, se halla obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista, dueño de los medios de producción. La disciplina socialista del trabajo es la disciplina consciente y fraternal de trabajadores que se saben y son dueños de los medios de producción. En el socialismo, el sostenimiento de la necesaria disciplina del trabajo responde a los vitales intereses de las masas trabajadoras, cuya educación en el espíritu de la actitud socialista ante el trabajo y cuya importante del Estado Socialista."

El Che responde con el mayor realismo: La disciplina del trabajo se impone por la fuerza de una sociedad de clases, la socialista es una sociedad de clases, y por ende, debe ejercer la coerción sobre los trabajadores para implantar su disciplina, sólo que lo hará (lo debe hacer) auxiliada por la educación de las masas hasta que la disciplina sea espontánea. Para ser consecuentes aquí debían haber puesto la palanca del interés material como factor disciplinante, lo que es cierto, pero también lo es que va contra la educación comunista, en la forma actual de aplicarse.

Acerca de los estímulos materiales por el trabajo, que se "toca" unos renglones más adelante, se inscribe una cita sobre lo expresado por Lenin al respecto:

"Hay que construir cada una de las grandes ramas de la economía nacional sobre la base del interés personal."

El Che anota: Este es uno de los aspectos criticables de la NEP, el gran paso atrás de Lenin.

Dos párrafos hacia adelante el texto expresa: "Poderosa fuerza motriz en el incremento de la productividad del trabajo es la emulación socialista.

La emulación socialista es el método inherente al socialismo para la elevación de la productividad del trabajo y para el perfeccionamiento de la producción, basado en la máxima actividad de las masas trabajadoras. La meta de la emulación socialista es cumplir y sobrepasar los planes económicos, asegurar el auge ininterrumpido de la producción socialista."

El Che rechaza este concepto, y profundiza: Este es un concepto mecánico (arbitrario) de la emulación, proceso deportivo en su esencia, colectivizado al máximo por la educación, debe tener el menor contacto posible con la retribución para calar realmente donde hace falta: en la conciencia de las masas.

En el capítulo 28 sobre la producción mercantil, la ley del valor y el dinero, en el socialismo, al estudiar el valor de uso y el valor de la mercancía, se dice: "El valor de la mercancía tiene en la economía socialista una importancia muy especial. El Estado planifica la producción no sólo en índices en especie, sino también en índices monetarios. Y a la hora de asegurar la máxima satisfacción de las demandas de las masas populares es muy importante la reducción sistemática del valor de las mercancías producidas y, sobre esta base, la rebaja de los precios.

La nota del Che indica el dominio sobre un tema que fue el más estudiado por él en El Capital: la teoría del valor. Y señala:

Lo correcto es decir que el ahorro es lo fundamental. Bajar los precios por que baje el valor es la forma capitalista, la socialista lo puede hacer aun cuando el valor permanezca inalterable e, incluso, suba. Esa es su ventaja social.

En el mismo apartado dice el manual: "La magnitud del valor de las mercancías producidas y realizadas en la economía socialista la determina la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. Por tiempo de trabajo socialmente necesario se entiende el tiempo de trabajo medio invertido en las empresas que lanzan al mercado la masa fundamental de productos de una determinada rama. El tiempo de trabajo socialmente necesario es una magnitud dotada de existencia objetiva. El tiempo de trabajo socialmente empleado en producir una unidad de mercancía determina la magnitud del valor social de esta. El tiempo que de hecho se invierte en la producción de la unidad de mercancía en cada empresa por separado representa el tiempo de trabajo individual, que corresponde a la
magnitud del valor individual de la mercancía en cada una de estas empresas."
En la nota del Che se refleja una de sus preocupaciones en cuanto al papel de la economía socialista de cara al mercado mundial. Este tema se discutió mucho entre el Che y los directores de empresas del Ministerio de Industrias. Por otra parte aparece en los artículos del Che sobre el tema. Aquí señala lo siguiente:
Al desarrollarse el mercado mundial, se crea un valor mundial con el que hay que comparar el valor local. El desdeñar eso provocó la caída vertical del comercio exterior de los países socialistas con amplio comercio exterior. El cambio de trabajo vivo se hace cada vez más desigual hasta el momento que la técnica empieza un cambio cualitativo, y los productos dejaron de encontrar mercado. Además, es importante esto para el intercambio entre los países socialistas de distinto desarrollo.

En el mismo capítulo, en el apartado del dinero y sus funciones, se plantea: "El Estado socialista se vale del dinero, en su función de medida de valor, como medio para planificar los precios. El precio, en la economía socialista, es la expresión monetaria del valor de las mercancías, tal como se establece en los planes."
El Che riposta: Esto equivale a decir que el plan puede dictar el valor, o si no toda la economía se rige por la ley del valor, dos absurdos. El precio individual en el socialismo puede alejarse del valor tanto como se considere necesario. Lo importante son las proporciones globales. Y yo agregaría que aquí está presente el gran problema relacionado con las proporciones entre el consumo y la acumulación que tan importantes repercusiones va a tener en la incentivación al trabajo en la productividad, y por consiguiente en todo lo referente a los salarios y los precios.
En el párrafo siguiente se señala: "En la sociedad socialista, es el oro el que ejerce las funciones de dinero mundial. Las reservas oro son necesarias para garantizar la firmeza de la moneda soviética y como fondo de reserva del
Estado en dinero mundial. El oro es el medio de que el Estado se vale para efectuar los cálculos en el comercio exterior, en calidad de medio de compra y de pago."
La nota del Che no deja de resultar simpática: Coqueteo con la verdad. Es la masa de mercancías la que da la firmeza de la moneda, no el oro que sirve de garantía para lograr lo necesario en el mercado capitalista mundial.

El capítulo 30 se dedica, en el manual, al cálculo económico y rentabilidad, costo de producción y precio. Comoquiera que las demás notas del Che se refieren a temas que ya han sido tratado con bastante profundidad por él en las reuniones del Ministerio de Industrias y en otros momentos que ya han sido citados por mí en este libro, prefiero terminar mi síntesis con algo importante que se dice en el manual y con la respuesta que el Che ofrece en ese caso. Tal respuesta encierra en su conjunto, lo esencial acerca del pensamiento económico del Che referido a los errores cometidos en la Unión Soviética y que entre otras cosas la llevaron al derrumbe de la propia obra que había tratado de construir con el mayor sacrificio de su heroico pueblo. 
En la primera parte del mencionado capítulo se afirma: "La economía de los recursos sociales constituye una de las tareas más importantes tanto por parte de la planificación central del Estado, llamada a establecer las proporciones adecuadas en cuanto al progreso de la reproducción ampliada en los ámbitos de toda la economía nacional, como en lo que se refiere a la planificación local. Con ella se halla inseparablemente relacionada la economía del trabajo vivo y social en las empresas socialistas, lograda por medio del cálculo económico. Lenin señalaba que construir el socialismo y llevar a decenas y decenas de millones de personas al comunismo sólo es posible no apoyándose directamente en el entusiasmo, sino a través del entusiasmo despertado por una gran revolución, tomando como base el interés personal, el provecho personal, tomando como base el cálculo económico."
En su nota a esta afirmación tan rotunda y de tal importancia para el destino futuro de la URSS y del socialismo, el Che expresa convencido: No. El interés personal debe ser el reflejo del interés social, basan en aquel para movilizar la producción es retroceder ante las dificultades darle alas a la ideología capitalista. Es en el momento crucial de la URS saliendo de una guerra civil larga y costosa, cuando Lenin, angustiado ante el cuadro general, retrocede en sus concepciones teóricas y el comienzo de un largo proceso de hibridación que culmina con los cambios actuales en la estructura de la dirección económica.

Hasta aquí nuestra síntesis sobre las notas del Che, que considero más importantes, al Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Sin duda alguna, esta respuesta del Comandante Guevara a la primera parte del capítulo 30 de la mencionada obra, encierra lo esencial de sus convicciones acerca de lo que considera el camino errado emprendido por la URSS en el campo económico. De no producirse un radical cambio de estrategia en ese país que permitiera rectificar a tiempo ese camino, la hibridación del sistema económico lo llevaría de nuevo al capitalismo.
Desgraciadamente, el cambio de estrategia, en el sentido propuesto por el Che, no se produjo. La Unión Soviética no existe, los países que la integraban se atomizaron formando cada uno de ellos un nuevo enclave capitalista.
Millones de seres humanos en todo el mundo hubieran deseado que el anticipo "herético» del Che no se hubiera cumplido. Los efectos devastadores derivados del derrumbe del campo socialista son bien conocidos. Sin embargo, para bien de la humanidad, no se han cumplido los pronósticos fatalistas de aquellos, que con el único fin de adormecer a las masas, diagnosticaron el fin de la historia. En una gran parte del mundo prevalecen hoy, con más fuerza que nunca, las nobles ideas del Che; los hechos así lo confirman.

En América y a sólo 90 millas del país imperialista más poderoso del planeta, se mantiene con firmeza la Revolución Cubana izando la bandera de la sociedad del futuro, bandera que decidió enarbolar desde que dejó de ser "crisálida" para alcanzar su liberación definitiva.
La capacidad de resistencia de su pueblo está demostrando lo que es capaz de hacer el hombre nuevo que el Che ayudó a formar y enaltecer.


¿Ética y/o economía política?; en los Apuntes críticos del Che Guevara
Néstor Kohan (Argentina)

¿Ética romántica contra el marxismo?
En la historia del socialismo mundial pocos revolucionarios han sido tan admirados y queridos como el Che Guevara. Hasta en el último rincón del mundo su figura es convocada para acompañar las rebeldías más diversas. No obstante este atractivo, creciente año tras año, el Che ha generado al mismo tiempo desprecios, odios, sospechas y condenas. No sólo entre sus enemigos históricos —el imperialismo norteamericano y las burguesías locales de América Latina— sino también en las propias filas del movimiento socialista.
Entre estos últimos desprecios y condenas, los más célebres han girado en torno a las acusaciones de “idealista”, “subjetivista”, “aventurero” y, fundamentalmente, “romántico”. Sí, romántico. Desde las catedrales socialdemócratas hasta las stalinistas, sin olvidarnos tampoco de algunos exponentes maoístas, trotskistas e incluso de la autodenominada “izquierda nacional” argentina, más de una vez el Che Guevara ha sido rechazado por su “romanticismo”. Sospechoso por no poder ser encasillado en ninguna de estas cristalizaciones y “ortodoxias” y, además, por haber hablado y escrito en voz alta sobre los problemas prácticos y teóricos de la revolución y el socialismo desde un país del Tercer Mundo, el mensaje rebelde de Guevara debió soportar durante demasiado tiempo la incomprensión y el silencio sistemático. Se lo respetaba, sí, y se lo llegaba a admitir en el panteón socialista, pero sólo a condición de prescindir de su radicalidad política y congelarlo como un mártir. Su supuesta “ingenuidad política” —aquella que lo alejaba de la realpolitik, la razón de estado, el pragmatismo y el oportunismo— era el pasaporte ideológico que lo disculpaba ante funcionarios y burócratas institucionales.

Según esta versión ampliamente difundida en las biografías mercantiles que hoy inundan shoppings y supermercados, su romanticismo ético correría parejo con su ignorancia y desconocimiento de la teoría marxista.

Por vías tan distintas pero convergentes —las del mercado y la burocracia— la herejía comunista radical de Guevara intentó ser ocultada o, al menos, neutralizada.

Dentro de las muchas aristas que nutrieron ese proceso de lucha ideológica dirigido a aplacar el corazón libertario del marxismo revolucionario merece destacarse el vínculo entre ética comunista y crítica de la economía política en el pensamiento del Che Guevara.

¿Ética y/o economía política?

En la mayor parte de las críticas al Che Guevara, supuestamente “ortodoxas”, reaparece, una y otra vez, la misma hipótesis. El Che sobredimensionaría la ética (y los problemas de la subjetividad a ella asociados) por desconocer la primacía histórica de las “leyes económicas objetivas”. Este desconocimiento se debería —siempre para esta versión vulgar de su pensamiento— a dos razones: (a) su voluntarismo y (b) su ignorancia de la economía en tanto ciencia positiva. ¿Cuál es el presupuesto básico subyacente que premoldea este tipo de hipótesis de lectura? Pues que en la visión marxista de la sociedad sería posible escindir la objetividad de la subjetividad, la economía de la política, el “imparable desarrollo de las fuerzas productivas” de la lucha de clases. Para expresarlo en el lenguaje del joven Lukács o de Antonio Gramsci, el objeto del sujeto.

Como la mayoría de los ataques contra el Che (provenientes de diversas ortodoxias, hoy alicaídas pero sobrevivientes) destacaban el voluntarismo y el romanticismo de Guevara por sobre su concepción de la historia y la sociedad, bien valdría la pena detenernos en esta última dimensión de su pensamiento para poder calibrar con seriedad el lugar teórico central que en él juega la ética.

Lejos de cualquier “ignorancia” en materia económica o de cualquier desconocimiento en cuestiones científicas, el ángulo prioritario y central que el Che Guevara otorga a la ética, a la satisfacción por el deber cumplido y su reconocimiento social como mayor estímulo moral, a la creación permanente del hombre y la mujer nuevos, a la subjetividad y la conciencia comunista, se asienta en un detallado y obsesivo estudio de la concepción materialista de la historia y de la crítica marxista de la economía política (sobre los estudios sistemáticos de Guevara véase nuestra entrevista a Orlando Borrego: “Che Guevara lector de El Capital”).

La concepción general del marxismo del Che abarca una singular interpretación de la concepción materialista de la historia aplicada a la transición socialista, pasando por un modelo teórico que enseña el funcionamiento y desarrollo de la economía de un país que pretende construir relaciones sociales distintas del capitalismo hasta llegar a una serie de realizaciones prácticas, coherentes entre sí, de política económica.

Los niveles de la reflexión del Che acerca de esa concepción general giran en torno a dos problemas fundamentales. En primer lugar: ¿es posible y legítima la existencia de una economía política de la transición? En segundo lugar: ¿qué política económica se necesita para la transición socialista? Las respuestas para estos dos interrogantes que se formula el Che permanecen abiertas, aún hoy en día, cuarenta años después. No sólo para el caso específico de Cuba sino también para todos los marxistas a nivel mundial.

Intentando dar respuestas a esas inquietantes preguntas, el Che elaboró un pensamiento sistemático de alcance universal (no reducido a la situación cubana, como sugerían algunos soviéticos, argumentando la trivialidad de que “Cuba es un país pequeño, mientras la URSS es una país grande”, como si eso demostrara algo en el terreno científico de la economía política), estructurado en diversos niveles.

Si desagregamos metodológicamente su reflexión teórica, el Che nos dejó:  (a) una reflexión de largo aliento sobre la concepción materialista de la historia, pensada desde un horizonte crítico del determinismo y de todo evolucionismo mecánico entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción;

(b) un análisis crítico de la economía política (tanto de los modelos capitalistas desarrollistas sobre la modernización que por entonces pululaban de la mano de la Alianza para el Progreso y la CEPAL como de aquellos otros consagrados como oficiales en el “socialismo real”, adoptados institucionalmente en la URSS);

(c) un pormenorizado sistema teórico de política económica, de gestión, planificación y control para la transición socialista: el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF). En la reflexión del Che Guevara, tanto (a), como (b) y (c) están estructurados sobre un subsuelo común. Los tres niveles de análisis (que en él fueron al mismo tiempo práctica cotidiana, no sólo discurso teórico) se enmarcan sobre un horizonte que los engloba y a partir del cual adquieren plenitud de sentido. Ese gran horizonte presupuesto es el proyecto político del Che: para continuar con la enumeración previa,
podríamos bautizarlo aleatoriamente como nivel (d).

Es entonces (d), el proyecto político del Che, antiimperialista y anticapitalista,
de alcance mundial y no reducido a la revolución cubana, el que nos permite inteligir la
racionalidad de (a), (b) y (c). Para el Che Guevara, sin proyecto político no tiene sentido
entablar discusiones bizantinas y meramente académicas sobre la concepción
materialista de la historia. Sin proyecto político, no vale la pena esforzarse por
cuestionar los modelos económicos falsamente “científicos” que obstaculizan el
desarrollo del pensamiento crítico acerca de las relaciones sociales. Sin proyecto
político, carece igualmente de sentido cualquier debate en torno a las diversas vías
posibles de política económica durante el período de transición al socialismo en una
revolución anticapitalista del Tercer Mundo subdesarrollado y dependiente. Como
también le sucedió a Marx y a sus mejores discípulos, en el Che es la praxis política la
que motoriza la reflexión teórica, incluso cuando se interna por los más escarpados y
abstractos vericuetos de la teoría marxista del valor.

La raíz última de esa concepción general (incluyendo desde (a) hasta (d)) es,
precisamente, una visión ética y antropológica del ser humano como criatura inacabada
y en proceso permanente de (auto)superación. Tomando en cuenta que la pregunta
central de la ética filosófica —por lo menos desde los griegos hasta Kant— ha girado en
torno al interrogante sobre “¿qué debo hacer?”, la reflexión ética guevarista intenta
responderlo desde la filosofía de la praxis. Para el Che el deber moral no es una norma
universal y vacía, sino un mandato histórico y social que emerge de la lucha de clases y
de los valores construidos en su compleja dinámica. Quizás uno de los textos más
expresivos, en este sentido, sea su inigualable discurso “¿Qué debe ser un joven
comunista?”.

Como sus reflexiones en torno a la enajenación (en tanto principal obstáculo
para la creación de una nueva sociedad), al hombre nuevo y a los estímulos morales han
sido largamente transitados y son ampliamente conocidos, en este escrito focalizaremos
el análisis en el otro polo de la ecuación que articula junto a la política el conjunto del
pensamiento teórico del Che: su crítica de la economía política. Este aspecto resulta
muchísimo menos estudiado. Además, allí se encuentra el talón de Aquiles de las
impugnaciones antiguevaristas, tanto las que beben de las antiguas ortodoxias como
aquellas que se nutren últimamente de la biografías mercantiles. Sólo indagando en esa
perspectiva del pensamiento de Che se podrá alcanzar una idea plenamente acabada de
la dimensión ética que tiñe su cosmovisión totalizante del comunismo como “hecho de
conciencia” y como “moral revolucionaria”.

Si durante años debimos reconstruir de manera indirecta su concepción crítica de
la economía política a partir de las actas de las reuniones del Ministerio de Industrias y
de sus artículos en “el gran debate” de los años 1963 y 1964 sobre la concepción del
valor, el cálculo económico y el sistema presupuestario de financiamiento, hoy
contamos con una fuente directa de valor incalculable sus Apuntes críticos a la
Economía Política1.../
.
1. El siguiente texto acerca de las notas críticas y borradores del Che sobre el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS adopta como referencia para sus reflexiones y comentarios la reciente publicación del material inédito del Che, aparecido en el volumen titulado Apuntes críticos a la Economía Política. La Habana-Melbourne, Ocean Press, 2006.

/... 3Los planes de estudio para la crítica de la economía política

Estas notas de Guevara aportan una dimensión escasamente transitada y atendida: su pensamiento en el terreno específico de la economía política. Aquí aparece, en primer plano, lo que siempre se supuso: sus críticas abiertas y contundentes al camino emprendido por la Unión Soviética para construir el socialismo.

Los Apuntes críticos a la Economía Política, al igual que la carta enviada desde Tanzania a Armando Hart Dávalos en diciembre de 1965, permiten indagar en la búsqueda teórica del Che. Una búsqueda “madura”, si se tiene en cuenta su corta y afiebrada vida. Ambos textos condensan planes de estudios, ya sea sobre filosofía –en la carta de Tanzania-, ya sea sobre economía política –en los Los Apuntes críticos a la Economía Política-.

Ambos planes de estudio constituyen los principales antecedentes del gran plan bosquejado en los cuadernos de notas de lectura, transcripciones y apuntes redactados por el Che en Bolivia. [Cuadernos de notas que iba escribiendo en forma paralela al célebre Diario de Bolivia]. Este último plan –dividido en cinco grandes segmentos—comenzaba por los modos de producción precapitalistas y el problema del método dialéctico marxista. Seguía con la teoría marxista del capitalismo (donde el Che hacía una síntesis de El Capital de Carlos Marx). A continuación, venía la discusión sobre la teoría del imperialismo. Luego, se explayaba sobre la teoría de la transición al socialismo y, finalmente, el esbozo se cerraba enunciando los problemas del socialismo, el comunismo y el hombre nuevo2
.
Tanto el plan de la carta a Hart, como el texto Apuntes críticos a la Economía Política, presentan problemas, pero no los resuelven. Ambos dejan cuestiones abiertas.

No clausuran las discusiones y los problemas con un slogan y una afirmación de fe tranquilizadora, sino que apuestan a la incomodidad del revolucionario.

No casualmente, el Che le escribe a su compañero y ayudante Orlando Borrego acerca de esta tarea, a través de su compañera Aleida –que lo visita en Praga-: “Estoy pensando en iniciar un trabajito sobre el Manual de Economía de la Academia, pero no creo que pueda acabar [...] Está sólo a nivel de idea”. Por lo tanto, los cuadernos de Apuntes críticos a la Economía Política son algunas de esas “ideas”. Nada más. El Che no dejó un tratado sistemático sobre el asunto. Ni siquiera en los cuadernos de notas de Bolivia.

Entre los múltiples aspectos que podrían destacarse en estos Apuntes críticos a la Economía Política creemos que, al menos, no deberían eludirse los siguientes núcleos temáticos:

En primer lugar, el Che se autodefine y caracteriza todo su emprendimiento de lectura crítica del Manual con las siguientes expresiones: “nuestra herejía” y “nuestra osadía”. Esta es la imagen que el Che tiene de sí mismo. Deberíamos preguntarnos:

¿“Herejía” con respecto a qué? ¿Cuál es la “ortodoxia” que pretendía cuestionar y poner en discusión, en forma “osada”? En ese sentido, resulta sintomático que haya tomado como objeto de crítica, justamente, al texto oficial de la URSS en la materia.

Estas notas de Bolivia todavía están inéditas en español. En Italia se han publicado, en una edición que deja muchísimo que desear, ya que en ella se citan todos libros leídos por el Che a partir de ediciones italianas (en un típico gesto eurocéntrico…) en lugar de reproducir los datos y fragmentos de las ediciones originales utilizadas por Guevara. Véase Ernesto Che Guevara, prima de morire. Appunti e note di lettura [Apuntes y notas de lectura]. Milan, Feltrinelli, 1998. (Agradecemos a Tristán Bauer, Carolina Scaglione y Agustín Prina por habernos acercado este texto italiano).

No debemos olvidar que, a su regreso de una visita a la Unión Soviética, un año y medio antes de redactar estos manuscritos en Praga (Los Apuntes críticos a la Economía Política), el Che les había planteado a sus compañeros del Ministerio sobre ese viaje que: “Por cierto cuando empezamos a discutir [en la URSS], se produjo una situación muy violenta; eso era una Biblia, el Manual –ya que, por desgracia, La Biblia no es El Capital sino el Manual- y venía impugnado por varias partes, incluidos argumentos peligrosamente capitalistas”3
.
Ya desde ese viaje a la URSS, Guevara se había quedado preocupado -¿quizás obsesionado?- por la importancia desmedida que los soviéticos atribuían al Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias. Al punto tal, que ya no leían El Capital de Karl Marx. El Manual lo había reemplazado...
Cuando en Praga, en Los Apuntes críticos a la Economía Política, intenta contextualizar y demarcar las condiciones históricas de este cuestionamiento y de esta “herejía”, Guevara sostiene explícitamente que su tarea crítica la emprende “desde el subdesarrollo”. Su meta consistía en pensar los problemas teóricos de El Capital, junto con los problemas prácticos del capitalismo y de la transición al socialismo, desde la óptica política de los pueblos del Tercer Mundo. La revolución cubana se inscribía en ese horizonte (no tanto geográfico, sino más bien social y político).

Si en la polémica de 1963 y 1964 había caracterizado a El Capital de Marx como un texto “humanista (en el mejor sentido de la palabra)”, en estas notas de 1966 el Che lo aborda como un texto crítico de la economía política, pero también como la obra de dos “genios científicos” y de dos “revolucionarios exaltados” (Marx y Engels). A Guevara no se le pasaba por alto la inseparable unidad de teoría, ciencia y política en los fundadores de la filosofía de la praxis. Por eso, en el plan teórico elaborado en Bolivia, cuando analizaba el problema del método dialéctico, el Che anotó: “Marx, científico puro y revolucionario”, destacando ambas dimensiones al mismo tiempo.

Por contraposición con la dimensión crítica que él encuentra en El Capital, el Che califica a la “ciencia económica marxista” de su época como simple “apologética” –un término, obviamente, despectivo-. Retoma, en este sentido, sus apreciaciones ya expresada en el racconto de sus polémicas en Moscú, cuando se quejaba diciendo que “existe una crisis de teoría y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia de Marx”.

Más allá de todos los pliegues y detalles de las anotaciones críticas del Che, lo cierto e innegable es que ellas encierran un núcleo político fundamental. La Unión Soviética “está regresando al capitalismo”, advierte Guevara. Advertencia formulada un cuarto de siglo antes del bochornoso derrumbe que la vio desplomarse sin dignidad ni decoro..., cuando la roja bandera del socialismo había sido ya desplazada por la enseña gris de la burocracia y la mediocridad.

Esta amarga caracterización constituye, sin duda alguna, la principal consecuencia política de los escritos del Che en Praga, sintetizados en Los Apuntes críticos a la Economía Política, en lo que se refiere al estado interno de la formación social soviética en 1966. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento central de la política exterior del Estado soviético, su apreciación no es menos taxativa. Guevara define la doctrina kruscheviana de “cooperación pacífica entre los pueblos” como “una de las tesis más peligrosas de la URSS”. No se detiene allí. También agrega, terminante,.../

Cfr. Ernesto Che Guevara: En El socialismo y el hombre nuevo. México, Siglo XXI, 1987. p. 69. Véase la exposición del Che en el Ministerio de Industrias correspondiente al 5/XII/1964, fragmento reproducido como bibliografía seleccionada bajo el título “Polémicas en un viaje a Moscú” en nuestra Introducción al Pensamiento Marxista. Buenos Aires, La Rosa Blindada, 2003.

/...que dicha doctrina –conocida en aquella época como la “coexistencia pacífica” entre los dos grandes sistemas- constituye un “oportunismo de poca monta” haber viajado a China durante la primera mitad de la década del ’60 como representante del gobierno cubano y de Fidel Castro, Guevara haya podido conocer ese tipo de posiciones.
Los haya leído o no, a un lector mínimamente informado no puede pasársele por alto que este mismo tipo de análisis de Mao Tse Tung es el que plantea el Che cuando, en Cuba, les responde a los partidarios del “cálculo económico” y el “socialismo con mercado” que no hay que esperar a tener el mayor desarrollo de las fuerzas productivas para, recién allí, cambiar las relaciones de producción. Desde el poder revolucionario, la política y la cultura comunista que promueve la creación de un hombre nuevo se puede acelerar la transformación de las relaciones de producción, aunque la revolución cubana todavía no haya podido desarrollar una tecnología de punta y una industria pesada propia.

Hasta allí las notables coincidencias, en la crítica del Manual, del Che Guevara con el punto de vista de Mao Tse Tung y los dirigentes chinos. Ahora bien, el Che se diferencia y se distancia completamente del punto de vista maoísta cuando, en su análisis del libro de Stalin, Mao sostiene que: “No hace falta suprimir de golpe la circulación de mercancías, la forma mercantil ni la ley del valor, aunque ellas pertenezcan también a la burguesía [...] Hemos recurrido al intercambio de mercancías y a la ley del valor como instrumento para facilitar el desarrollo de la producción y el pasaje al comunismo”

. Mao continúa en el mismo sentido: “La producción mercantil no es un fenómeno aislado. Todo depende de aquello a lo que ella esté asociado: al capitalismo o al socialismo. Si está ligada al capitalismo es entonces una producción mercantil capitalista. Si está ligada al socialismo, es entonces una producción mercantil socialista”. La posición de Mao no deja lugar a dudas. Comentando el Manual soviético, el dirigente chino señala: “Es bueno considerar la ley del valor como instrumento para el trabajo de planificación. Pero no es preciso convertirla en la base principal de la planificación”

.
Esta posición, que Mao adopta explícitamente del pensamiento económico de Stalin (para oponerlo a Kruschev), sostiene que entre la ley del valor y la planificación no existe contradicción alguna. Es más, según este punto de vista de Stalin y Mao, la planificación socialista puede convivir y hasta valerse de la ley del valor y del mercado para su cumplimiento. En el debate cubano de 1963 y 1964, semejante propuesta fue defendida por el dirigente político cubano Carlos Rafael Rodríguez y por el profesor de economía francés y militante del PCF Charles Bettelheim. Durante esa polémica, el Che dedicó varios artículos a cuestionar ese punto de vista.

Según el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF), defendido por el Che Guevara desde el Ministerio de Industrias, la ley del valor y la planificación socialista son dos términos contradictorios y antagónicos. Es erróneo pensar que uno se puede valer del otro o que uno se cumple a partir del otro. Guevara opinaba que en la transición al socialismo la supervivencia de la ley del valor o tendía a ser superada por la planificación socialista o... se volvía al capitalismo (como finalmente le ocurrió a la URSS). Concretamente, el Che planteaba que: “Negamos la posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre productores y consumidores [...] La ley del valor y el plan son dos términos ligados por una contradicción”

En una de las discusiones del Ministerio de Industrias, Guevara fue más terminante todavía. Alberto Mora –otro de los participantes de la polémica de 1963 y 1964, con posiciones diversas a las del Che— había sostenido que: “Una vez elegida la vía de la dirección centralizada de la economía, falta ver si es posible recorrerla con métodos exclusivamente administrativos, o si alguna vez será necesario recurrir a métodos indirectos, aun a la ley del valor, al problema de los precios, o a mecanismos utilizados por el capitalismo”. En total discrepancia, el Che Guevara le respondió a Mora: “No estoy de acuerdo con Alberto [Mora] sobre el problema del método indirecto. El método indirecto por excelencia es la ley del valor. Y para mí la ley del valor equivale a capitalismo”

El Che se tomaba bien en serio la advertencia metodológica que Marx plantea en El Capital cuando dice que “la mercancía es la célula básica de la sociedad capitalista”. Si sobrevive durante la transición socialista e, incluso, si es alentada a que crezca en nombre del “socialismo mercantil”, a largo plazo eso conlleva darle un nuevo impulso al capitalismo que, como el ave Fénix, renace de sus cenizas, aunque haya sido políticamente derrocado mediante la toma del poder por los revolucionarios. Por lo tanto, el conjunto de la polémica del Che contra los partidarios del “cálculo económico” está dirigida a cuestionar esta posición central de Stalin y Mao. Esta posición económica es también política, como Guevara nunca deja de aclarar en sus artículos e intervenciones polémicas.
Guevara, Lenin y la NEP

La mirada crítica a esta supuesta “superviviencia de la ley del valor” y al “uso conciente” del mercado como método indirecto, durante la transición socialista, el Che la prolonga más allá del cuestionamiento de la afirmación de Stalin y Mao. La “herejía” del Che va más lejos y más atrás todavía. Llega a cuestionar, incluso, la Nueva Política Económica (NEP) que el propio Lenin planteó en 1921.

La NEP consistió, después del primer período de la revolución bolchevique conocido como “comunismo de guerra”, en la supresión de las requisiciones agrícolas y el otorgamiento de legalidad a la manufactura y el comercio privados. A partir de la NEP, los campesinos soviéticos podían vender libremente sus productos a los comerciantes privados o llevarlos al mercado directamente, sujetos tan sólo a un impuesto en especie. Evidentemente la NEP era un paso atrás muy importante para el proyecto socialista. Lenin lo dio, no porque creyera que ese era “el camino estratégico hacia el comunismo”, sino debido a la extrema debilidad de la revolución después de años de guerra civil e intervención imperialista extranjera. Fue un producto de la necesidad (aunque, luego, muchos socialistas mercantiles hicieron de ella una virtud...).

Respondió a una desfavorable relación política de fuerzas. En la Rusia bolchevique, fue Nicolás Bujarin quien intentó legitimarla teóricamente como un camino estratégico.

En los Apuntes críticos a la Economía Política, lejos de celebrar la supervivencia de la ley del valor y el mercado dentro del socialismo, como si fueran un camino estratégico, el Che critica duramente a la NEP. Puntualmente, sostiene que ella “constituye uno de los pasos atrás más grandes dados por la URSS”, a lo que más adelante agrega: “así quedó constituido el gran caballo de Troya del socialismo: el.../...a Hart, el Che se había referido a “los grandes polémicos del año 20 en la URSS” como “los más importantes para nosotros”.

¿Había leído el Che Guevara a Preobrazhensky cuando redactó los Los Apuntes críticos a la Economía Política?

No lo sabemos. Su libro La nueva economía recién se publicará en Cuba en 1968 (en el N°22 de ese año, en la revista cubana Pensamiento Crítico, Hugo Azcuy realiza una reseña elogiosa del mismo). En México, también se publicará, pero todavía más tarde, en 1971 (por la editorial ERA vinculada a la nueva izquierda). Quizás el Che lo leyó en ediciones europeas. En Oxford se publicó –en inglés- en 1965, mientras que París recién apareció –en francés- en 1966.

Capitalismo, socialismo y etapismo

Pero no será, únicamente, en la interpretación de la ley del valor y su relación con la planificación socialista dónde hallaremos la diferencia central entre Guevara y el stalinismo de Mao Tse Tung y el propio Stalin.

La distancia central entre ambas posiciones la encontramos, plenamente desarrollada, en el cuestionamiento del Che Guevara a todo etapismo sociológico, historiográfico y político. Un cuestionamiento de índole teórica, de largo aliento, que no respondía simplemente a una urgencia coyuntural del Che por “quemar etapas” o a un “apuro” suyo circunstancial (como lo sugieren, superficialmente, algunos biógrafos) sino a una visión de la historia humana de neta filiación marxiana.

El etapismo –preconizado por todas las corrientes stalinistas, sean las aggiornadas prosoviéticas de Kruschev o las ortodoxas prochinas de Mao- consiste en separar las tareas “democráticas”, o “burguesas”, o “agrarias”, o de “liberación nacional”, de las tareas específicamente socialistas. Son bien conocidas, al respecto, las clásicas posiciones de Stalin y sus seguidores en la materia

. En las notas de Mao Tse Tung al Manual de la Academia de Ciencias de la URSS, el dirigente chino insiste en diferenciar etapas en la lucha contra “el capital burocrático” –vinculado a la dominación extranjera en China-, de la lucha contra “el capital nacional”.

Para el etapismo (se apoye en los escritos clásicos de Stalin, en los manuales soviéticos o en los textos de Mao Tse Tung) la revolución pendiente en América Latina no es socialista, sino “agraria antimperialista” (como forma específica de la “revolución democrático burguesa”).

Cuestionando duramente este tipo de análisis, en Los Apuntes críticos a la Economía Política el Che vuelve a insistir con la misma idea que también planteará en su “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”: “Por otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo -si alguna vez la tuvieron- y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”.

Mientras el Manual soviético, analizado por Guevara, sostiene que: “La burguesía nacional participa en esta lucha [para derrocar la dominación del imperialismo] y desempeña cierto papel progresivo”; y mientras en sus comentarios Mao Tse Tung insiste, una y otra vez, en diferenciar entre “el capital burocrático” – asociado en China a la dominación extranjera- y “el capital nacional”, la posición del Che Guevara rompe totalmente con dicha concepción.

En los Apuntes críticos a la Economía Política, el Che replica y responde que: “Históricamente esto fue cierto, en la actualidad es falso”.

Refiriéndose al “proceso de alianza entre las burguesías y los capitales imperialistas”, Guevara plantea que: “se produce una alianza entre explotadores de diversos sectores y los grandes terratenientes incursionan en la industria y el comercio”.

Separando, aún más, las posiciones propias de las preconizadas por el etapismo, Guevara agrega más adelante en sus Apuntes críticos a la Economía Política: “La lucha contra la burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso”.

¿Cuál es la fuente teórica de esta crítica abierta, nunca solapada, de Guevara al etapismo? En primer lugar, la propia experiencia política de la revolución cubana. A diferencia del antiguo Partido Socialista Popular; Fidel Castro y el resto de la dirección cubana nunca separaron en dos al proceso revolucionario. El pasaje entre una fase nacional-antimperialista y una fase socialista se dio en forma ininterrumpida. De allí en adelante, todos los llamados internacionales realizados desde la revolución cubana al resto de las organizaciones y pueblos de América Latina, siempre, apelaron a la idea de una revolución socialista (no “democrático burguesa” ni “agraria-antiimperialista”) continental. Desde las primeras declaraciones de La Habana hasta las declaraciones de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).

Aunque haya sido la principal, ésa no fue seguramente la única fuente del Che. A pesar de que no aparece citado explícitamente en sus libros y artículos del período, según el testimonio del militante peruano Ricardo Napurí –que trabajó junto al Che durante los primeros tiempos de la revolución en Cuba, desde 1959 a 1964, preparando contactos con otros sectores revolucionarios sudamericanos, principalmente peruanos y argentinos-, Guevara habría leído La revolución permanente (1930) de León Trotsky en el año 1960. El mismo Napurí le habría acercado, personalmente, este libro al Che al Banco Nacional de Cuba y, a los pocos días, habrían mantenido un diálogo sobre el texto ya leído por Guevara13

. (En los cuadernos de notas, transcripciones de libros y apuntes teóricos redactados en Bolivia, el Che volverá a leer a León Trotsky. En primer lugar, en esos cuadernos transcribe varios fragmentos de La revolución permanente, extraídos de la antología realizada por Charles Wright Mills: Los marxistas [1962 –el Che utiliza una edición mexicana de 1964-]. En segundo lugar, en esos mismos cuadernos, Guevara extracta numerosos pasajes de la Historia de la revolución rusa de Trotsky, leída en una edición argentina. En ambos casos, luego de transcribir pasajes, sintetiza su balance sobre Trotsky y sus obras).

De cualquier forma, tampoco se agotan allí las posibles fuentes de la crítica guevarista al etapismo. Ya durante los años ‘20, más precisamente en 1928, José Carlos Mariátegui había planteado que: “La revolución latino-americana, será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revolución socialista. A esta palabra, agregad, según los casos, todos los adjetivos que queráis: «antimperialista», «agrarista», «nacionalista-revolucionaria». El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos”14
.
Es seguro que el Che conocía a Mariátegui, tanto por su primera compañera Hilda Gadea (militante peruana) como por haber mantenido amistad con el médico comunista peruano Hugo Pesce, delegado de Mariátegui a la primera Conferencia Comunista Sudamericana de 1929.

(Pesce, a quien conoció en Perú durante sus viajes juveniles, lo visitará en Cuba en los ’60). La “herejía” del Che no termina tampoco en su crítica del etapismo. En estas apretadas líneas de los Apuntes críticos a la Economía Política, Guevara también cuestiona el recurrente hábito del marxismo ortodoxo –repetido en todos los manuales “científicos” de la URSS, no sólo en los de economía- que consiste en atribuirle a fenómenos históricos, que han sido producidos en condiciones y circunstancias coyunturales, el carácter de... “ley”. Esta polémica aseveración de Guevara, ¿no tiene consecuencias, a la hora de comprender el conjunto de la concepción materialista de la historia? Creemos que sí. Pretender legitimar posiciones políticas coyunturales –como las de la NEP-, en nombre de las temidas “leyes de la dialéctica” o las “leyes de la economía”, constituye uno de los recursos metafísicos más dañinos que ha sufrido el marxismo a lo largo de toda su historia.

Vinculando el problema de la planificación (eje del debate de 1963-1964), con su marxismo humanista, en estas notas Guevara vuelve a repetir sus opiniones críticas del “socialismo mercantil”, siempre rebosante de fetichismo y cosificación. Allí define entonces la planificación como “la posibilidad de dirigir cosas, de quitarle al hombre su condición de cosa económica”.

En consonancia con esta concepción, como en todos sus escritos anteriores, Ernesto Guevara vuelve a apelar a la conciencia y la educación comunista, esos inmensos agujeros negros del “socialismo real”. La educación comunista a la que aspira el Che, dirigida a la construcción de una humanidad nueva, enfoca sus cañones contra el interés material, ya que “apunta a que el individuo actúe de acuerdo a su deber social y no a su barriga”. En esta sentencia reside, justamente, el corazón de su concepción ética del revolución y el socialismo.

Por último, debemos prestar atención al modo en que Guevara discute con las concepciones más catastrofistas del marxismo. Según éstas, la caída del capitalismo en su prolongación contemporánea, el imperialismo, es inevitable y está predeterminada.

La fuente de donde se extraen, a menudo, este tipo de análisis proviene de la ley que Marx expone en el Tomo III de El Capital, acerca de la caída decreciente de la tasa de ganancia. Frente a este tipo de lecturas deterministas y catastrofistas, que aplican mecánicamente esta ley, el Che sostiene que: “Los monopolios la contrarrestan a costa de los países dependientes”.

En Marx no hay catastrofismo economicista. Según ese mismo tomo tercero de El Capital, la ley tiene sus elementos de contratendencia. Por eso, a contramano de los “ortodoxos” que se sentaban a esperar, cruzados de brazos, a que el imperialismo se derrumbara por sí solo, en forma automática (ya sea por sus crisis de sobreproducción o de subconsumo) en estos Apuntes críticos a la Economía Política el Che alerta: “El imperialismo tiene aún gran vitalidad”. ¿Cuáles son las consecuencias políticas de este análisis? Pues que el imperialismo no se cae jamás solo..., ¡hay que vencerlo para poder derrumbarlo!. Para ello hay que romper con todas las recetas teóricas ortodoxas que nos invitan, invariablemente, a quedarnos pasivos, somñolientos, con modorra, esperando y sin intervenir en política.

La invitación de Guevara y el programa de Marx

A contramano de las antiguas codificaciones positivistas del marxismo (que escindían ética de ciencia, juicios de valor de juicios de hecho, voluntad y praxis política de cientificidad) y de los “nuevos” intentos académicos del marxismo analítico (que construyen una deontología normativa sobre la justicia al margen de la historia y de la lucha de clases) en sus múltiples manuscritos, planes para futuros estudios, apuntes, cartas y discursos el Che Guevara nos deja todo un programa de investigación.

Articulando ética y crítica científica de la economía política, crítica científica y política, política y cultura, cultura e historia, historia y ética, Guevara nos invita, provocativamente, a retomar la herencia olvidada de Karl Marx. Aquella donde la crítica de la economía política, paradigma de cientificidad, se estructura en un ángulo totalizante sobre una escala axiológica de valores que emergen de la historia y de la lucha de clases.

Aceptar el desafío ético del Che, retomando el programa teórico, político y epistemológico de Marx, nos permitirá volver a instalar en la agenda actual de la izquierda la perspectiva política radical, antiimperialista y anticapitalista, durante demasiado tiempo olvidada.



NOTAS DE LUKY DE MÁLAGA ??¡¡. POS LAS HE EXTRAVIADOS, SERÁ EN OTRO MOMENTO,...¡¡.

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