ESTOY HACIENDO INVESTIGACIÓN EN LA MÁQUINA PARA SABER ALGO DE MI TIO MANUEL MORALES DÍAZ, MAESTRO Y POETA, DE LA FAMILIA LOS AZULILLOS, DEL CARRASCAL DE PERIANA, CERCA DE LA FÁBRICA DEL ACEITE,...¡¡. PARECE DE QUE ERA SOCIALISTA DE LOS DE AQUELLOS TIEMPOS; SEGÚN MI MADRE ME CONTABA, ALGUNAS TARDES EN LA SALITA DE LA TELE,...HERMANO DE MI MADRE, DE PERIANA MÁLAGA,...¡¡.
A MI TIO, SE LO LLEVÓ LA GUARDIA CIVIL, DURANTE LA GUERRA CIVIL, NO SE LA FECHA CONCRETA,...ESTOY EN CONTACTO CON LA MEMORIA HISTÓRICA Y CON UN BLOG DEL PUEBLO DE PERIANA, QUE BUSCA A PERSONAS Y CREA ENCUENTROS, CONVERSACIÓN,...PARA SABER ALGUNA COSA,...¡¡. DESDE SU MISMA VIVIENDA DEL PUEBLO, DELANTE DE MI ABUELA Y MI MADRE,...¡¡. DESDE ENTONCES NO SE SABE NADA DE MI TIO,...QUE YO SEPA,...PARECE QUE A GRANADA NO LLEGÓ,...QUE ERA EL DESTINO QUE LES DIJERON LOS GUARDIAS CIVILES AL DETENERLO,...¡¡. MI ABUELA Y MI MADRE LE DIJERON A MI TIO, DE QUE NO SE ENTREGARA, QUE SE ESCONDIERA EN LOS MONTES O EN OTRAS CIUDADES,...¡¡; PERO COMO EL NO MATÓ A NADIE NI ENTRÓ EN GUERRA, PUES QUE NO TENÍA MIEDO,...Y SE ENTREGÓ, FUE SU PERDICIÓN¡¡.
MI MADRE JUNTO A MI HERMANO MAYOR, JOSÉ,...CON MENOS DE UN AÑO,...VIVIÓ LA CABALGA HACIA ALMERÍA,...LA DESBANDA FUE MUY TRÁGICA,..MUY HORROROSA,...BOMBARDEOS, CAÑONAZOS DE BARCOS ITALIANOS,...PUDO LLEGAR A ALMERÍA,...MI PADRE, PARECE DE QUE ESTABA EN EL FRENTE, CERCA DE MADRID,...CON LOS REPUBLICANOS,...DE SANITARIO,...POR LO VISTO LOS NACIONALES GOLPISTAS, LO DETUVIERON,...LO QUERÍAN FUSILAR,...¡¡, PERO AL NO TENER DELITO DE SANGRE LO OBLIGARON A ENTRAR EN EL EJERCITO NACIONAL-GOLPISTA, EJERCIENDO DE SANITARIO ¡¡.¡¡.
MI ADRE JUNTO A MI HERMANO SE FUERON PARA PERIANA, EL PUEBLO NATAL DE MI MADRE Y PASARON UN TIEMPO EN CASA DE LA ABUELA,...DESPUÉS SE VINO PARA MÁLAGA AL BARRIO DONDE VIVÍA CON MI PADRE, EL BARRIO DE LA VICTORIA,...EL DE LOS CHUPITIRAS,...¡¡.
DICE MI MADRE DE QUE TUVO DOCE PARTOS,...DE ELLOS SOLO SOBREVIVIERON OCHO,...ME DECÍA DE QUE UN JO, SE LO QUITARON RECIEN NACIDO EN EL HOSPITAL ¡. Y DIGO YO, NO TENÍA BASTANTE, TODOS AGARRADOS A LA FALDA,..¡¡. SE NOTA DE QUE ERAN ARDIENTES LOS DOS COLEGAS ¡¡......SEGUIRÁ,...¡.
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MI ADRE JUNTO A MI HERMANO SE FUERON PARA PERIANA, EL PUEBLO NATAL DE MI MADRE Y PASARON UN TIEMPO EN CASA DE LA ABUELA,...DESPUÉS SE VINO PARA MÁLAGA AL BARRIO DONDE VIVÍA CON MI PADRE, EL BARRIO DE LA VICTORIA,...EL DE LOS CHUPITIRAS,...¡¡.
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CORONAVIRUS
El mundo roza los cinco millones de contagiados y supera los 326.000 muertos ( POR GRIPE FALLECEN AL AÑO ENTRE 300.000 Y 600.000 PERSONAS, LA MAYORÍA PERSONAS DE EDAD, MÁS DE 70-80 AÑOS, CON MÁS PATOLOGÍAS,...¡¡. ). EN CERCA DE 4-5 MESES, HA MUERTO COMO LA MITAD DE LOS FALLECIDOS POR GRIPE,...¡¡. SEGÚN MIS CUENTAS A FINAL DEL AÑO, SE ESTARÁ EN CERCA DE MEDIO MILLÓN DE FALLECIDOS POR EL CAPIT-COVID-19...UNA PARECIDA A LA DE LA GRIPE COMÚN,...¿¿ ENTONCES PARA QUÉ TANTA MOVIDA Y PARAFERNALIA,...??¡¡.
Concentraciones en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Valladolid, entre otras ciudades, por la gestión de la crisis sanitaria | El Ejecutivo logra prorrogar otros 15 días, hasta el 7 de junio, el estado de alarma gracias al apoyo del PNV y Ciudadanos | España sufre una leve subida en los decesos diarios con 95 https://elpais.com/sociedad/2020-05-20/ultimas-noticias-del-coronavirus-en-espana-y-en-el-mundo-en-directo.html )))))....
HAOL, Núm. 12 (Invierno, 2007), 85-94 ISSN 1696-2060 © Historia Actual Online 2007
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MUJERES MALAGUEÑAS EN LA REPRESIÓN
FRANQUISTA A TRAVÉS DE LAS FUENTES ESCRITAS
Y ORALES
Encarnación Barranquero Texeira
Universidad de Málaga, Spain. E-mail: ebarranquero@uma.es
Recibido: 10 Octubre 2006 / Revisado: 13 Noviembre 2006 / Aceptado: 17 Noviembre 2006 / Publicación Online: 15 Febrero
2007
Resumen:
Este trabajo analiza el alcance de la
represión en las mujeres. Guerra y después
miseria son el marco de una política que afectó
de lleno a las mujeres, para las que hubo
castigos específicos y condenas de las que no se
privaron pese a presentarse el régimen como
paternalista y protector de la familia. Archivos y
recuerdos de mujeres que vivieron aquellos años
nos aportan luz sobre aspectos desconocidos.
Palabras Clave: Dictadura franquista, represión,
mujeres, presas.
______________________
a Guerra Civil y la represión franquista
están siendo objeto de numerosas
publicaciones y centro de un debate
académico y general al hilo de los aniversarios y
de la presencia de asociaciones que vienen a
reivindicar la recuperación de aspectos de la
historia reciente que existían en el círculo de las
investigaciones universitarias, con menos
divulgación y más fría acogida que en la
actualidad. M. Richards se ha adentrado en
aspectos relacionados con la interiorización de
los recuerdos del dolor o la venganza, y de su
dificultad para articularlos o interpretarlos1
.
Como parte de nuestra tesis doctoral2
y de las
líneas abiertas en nuestro grupo de investigación
venimos estudiando la represión franquista en
Málaga3
. Conscientes de que estuvieron frente a
pelotones de fusilamientos y de que la cárcel
vieja se habilitó para acogerlas en masa, nos
interesamos por este sector de la población.
Sufrieron la represión, experimentaron castigos
específicos y, por su papel dentro de la familia
les tocó a muchas sacar la familia adelante al
quedarse solas y enfrentar años de hambre y
miseria en los mejores casos, si es que no se
añadía el estigma de ser familias de presos, de
fusilados o desaparecidos. Pudimos acceder a la
documentación de la Prisión Provincial, de
incalculable valor para conocer datos
cuantitativos, administrativos y de carácter
político4
; conocimos otros aspectos de la
represión propios de los años del racionamiento,
de un obsesivo control de las costumbres que
llegaba a las alcobas e impregnaba los más
nimios actos de la vida cotidiana. Multas5
y
depuraciones6
nos han ayudado a comprender la
dimensión de políticas emanadas de las
diferentes instancias administrativas. Pudimos
aportar nuevas conclusiones al conocimiento de
aquellos años al estudiar las estrategias de
supervivencia de las mujeres en la posguerra,
revelando el hambre y la miseria física e
intelectual como control del poder más que
como manifestación fatal de la naturaleza7
.
Para toda esta labor venimos utilizando fuentes
orales desde hace más de dos décadas y desde
entonces nuevos testimonios han venido a
aportar que el paternalismo del Nuevo Estado se
convertía en obsesiva persecución hacia las
mujeres si las consideraba peligrosas, o si podía
utilizarlas en los castigos ejemplarizantes o
como objeto de cambio en el chantaje a los
desertores en el campo de batalla, los
guerrilleros o los militantes clandestinos. Los
fondos del Gobierno Civil vienen a
corroborarnos, a partir de la documentación
interna de la institución, terribles episodios
recordados por mujeres que vivieron aquellos
años, que empiezan a formar parte de los
análisis generales y que daban vida a las
memorias publicadas de las activistas más
comprometidas.
L
Malagueñas en la Represión Franquista Encarnación Barranquero Texeira
86 © Historia Actual Online 2007
1. MÁLAGA EN GUERRA: CAÍDA Y
ÉXODO
La capital malagueña desde el 18 de julio de
1936 hasta el 8 de febrero de 1937 fue parte de
la zona republicana en guerra. Las dificultades
propias de la situación tuvieron pésimos efectos
en la población civil. Conocemos la evolución
política y militar; la violencia en aquellos
momentos8
y las consecuencias de la llegada de
refugiados de las zonas ocupadas, la escasez de
los alimentos que determinaron una elevada
mortalidad y los efectos de los bombardeos9
. En
Málaga, ante el cerco militar, percibido desde
los primeros días de febrero de 1937, y más
concretamente desde el día 7, la población civil
se precipitaba hacia la única salida libre que era
la carretera de Málaga a Almería.
Las mujeres fueron, en buena medida, las que
impulsaron la salida masiva, con escasos
medios, siendo ellas mismas las encargadas de
mantener controlados los niños, ancianos y los
enseres que portaban. Tan temeraria partida se
explica por el terror infundido por los refugiados
que venían contando las atrocidades que habían
vivido u oido de las zonas ocupadas. El miedo a
los moros, a las posibles violaciones y
mutilaciones animaron a la salida confirmándose
una mayor determinación en los grupos donde
había niñas, adolescentes o mujeres solteras. El
terror no era infundado y abiertamente Queipo
de Llano desde los micrófonos de Radio Sevilla
amenazaba de esta forma: “Legionarios y
Regulares han enseñado a los rojos lo que es ser
hombres. También las mujeres de los rojos han
conocido hombres de verdad y no castrados
milicianos”10
.
La salida de decenas de miles de personas, en su
mayoría población civil constituye uno de los
episodios más dramáticos de la guerra y supuso,
para un grupo numeroso, verse alcanzados por
las tropas italianazas; para otros, permanecer
hasta el final de la guerra en zona republicana
para volver a la provincia, si no se había
conseguido cruzar las fronteras hacia el exilio.
Muchas fueron detenidas en el mismo camino.
Que fueran consideradas objeto de un engaño y,
por tanto, eximidas de responsabilidad, o que
fueran tenidas por personas que huían
identificadas con la Républica, dependía
solamente de circunstancias que no responden
sino a casualidades, y a la situación
desconcertante de la guerra. Así, muchas fueron
según el lugar y por quién, detenidas como
contrarias al Glorioso Alzamiento. Carmen
Gómez, militante comunista y del comité de
Enlace, fue denunciada en público en las calles
céntricas de Málaga y detenida en un palacete de
calle Carretería de Falange. Allí recuerda cómo
se pelaba y se obligaba a beber aceite de ricino a
las detenidas mediante la amenaza con
pistolas11. Luisa Huete, una jovencita que había
cosido ropa militar en el cuartel de Segalerva
fue detenida en la fábrica de Tabacos, lugar
donde concentraron a las mujeres de los barrios
de las zonas industriales en las primeras horas
de la ocupación bajo las órdenes y el vergajo del
Sargento Vega, que las seleccionaba para
enviarlas a la cárcel. Dos testimonios nos sitúan
fielmente en aquellos momentos de desconcierto
para quienes desconocían la gravedad de
aquellos momentos: “Era un día del invierno del
1936 cuando en la puerta del cuartel de Huelin
había mucha gente porque habían detenido a dos
mujeres y las querían registrar y el brigada de la
guardia civil dijo que las primeras dos mujeres
que pasaran las llamaban para registrarlas y una
de ellas era mi madre y salieron diciendo que las
dejaran que no llevaban nada ¡Qué mala suerte!
(...) El 8 de febrero escapamos por la carretera
de Almería pero nos alcanzaron los alemanes y
nos volvimos para la casa. El día 11 sale mi
madre a la tienda y pasa una hora y otra. Salí a
buscar y a preguntar y me dieron las 5 de la
tarde cuando una vecina me dijo que no buscara
más que mi madre estaba detenida en la fábrica
de Tabacos. Fui y con qué ganas me besó.
Estaba llorando. Había tantas mujeres... todas
apiñadas y unas muy jóvenes otras muy mayores
y me fui a decírselo a mi padre. Ya no estaban.
Ya en la cárcel. A mi madre la mataron”12.
Un
caso de Álora:
“Vivíamos cerca de la Iglesia de
Santa Brígida. Mucha gente venía para abajo
para acabar con la Iglesia y la mujer del Juez de
Álora le dijo a mi madre que metiera los santos
en la casa y mi madre le dijo que no con lo que
venía para abajo (...) Cuando llegaron éstos unos
aquí y otros tres años por ahí. Vienen por mi
hermano a Álora, interrogan a la niña Salud, que
estuvo dos años llamándose María. Y mi madre,
como no había querido guardar los santos la
señora del Juez la denunció y estuvo presa
nueve meses”13
.
Otras que dieron con quienes más bien hicieron
caso de la orden que pretendía el regreso a casa
y la rápida normalización tuvieron la suerte de
su parte, al menos en los primeros momentos.
De todas formas, haber huido situaba a las
familias en una situación sospechosa de la que
no pocos tuvieron que responder.
Encarnación Barranquero Texeira Malagueñas en la Represión Franquista
© Historia Actual Online 2007 87
En los pueblos, como en las ciudades la mayoría
de las familias trataron de evitar el choque
primero de la ocupación, que temían
especialmente. En muchos pueblos a las mujeres
se les aconsejó que se fueran al campo. Espinosa
dice que fue para poder registrar a fondo las
casas y también para interrogarlas sobre la
ubicación de sus maridos bajo la presión del
miedo y la incertidumbre de un momento inédito
para el que no estaban preparadas. Josefa
Moriel, una niña de Teba (Málaga) recuerda
cómo fue: “Cuando llegan éstos, yo era una niña
de pocos años y recuerdo que todos los hombre
allí, a un sitio. Pero todos. Las mujeres todas
juntas, allí en un huerto, con los niños. Los
hombres en el pueblo y las mujeres al campo.
Día y noche. Nada para comer. Los hombres
todos tenían que presentarse. Aquello duró tres
días y no se movió nadie, hasta que
averiguaron”14. Francisco Espinosa evoca varios
casos en pueblos de Andalucía y Extremadura
en lo que la autoridad de la Guardia Civil
interroga a las mujeres de los pueblos recién
ocupados y las envía a las afueras al menos
durante 24 horas, para raparlas al día siguiente15
.
Efectivamente, comenzó una nueva etapa. Las
mayoría de las mujeres de la capital y la casi
totalidad de los pueblos eran analfabetas.
Acostumbradas a trabajar en la casa, en el
campo y en labores específicas de cada pueblo,
no estaban preparadas para llevar adelante a sus
familias si el marido estaba huido, en la sierra,
preso. Sin embargo, tuvieron que hacerlo en
medio de las dificultades económicas y de la
presión políticas. Las calles se llenaban de
mujeres de luto y era difícil averiguarles la edad
pues todas revelaban hambre y miseria. Ronald
Fraser rescató varios testimonios sobre mujeres
de Mijas que encalaban las casas16. Otras
pastoreaban o cogían leña y no pocas se
dedicaron al estraperlo de alimentos y productos
que porteaban recorriendo a pie kilómetros,
sustituyendo los circuitos comerciales
inexistentes en la posguerra.
Las condiciones de vida derivadas de la
autarquía y del sistema de racionamiento que
alcanzó en España los años 50 no suelen ser
analizadas sino como características fortuitas
cuando era la incapacidad de un régimen la que
las marcaba y se vanagloriaba de ellas.
Mientras
en los países vecinos se disfrutaban los efectos
del estado del bienestar y el cine deslumbraba
con el nuevo modo de vía en que el proliferaban
las cocinas, lavadoras y todo tipo de
electrodomésticos, las mujeres españolas
pasaban las horas soplando los hornillos de
serrín, imaginando menús imposibles, lavando
en los ríos, reciclando ropa y sufriendo con sus
familias las enfermedades para las que había
remedios fuera de las fronteras.
Quizá todos esos condicionantes hubieran sido
más soportables en condiciones de tolerancia
política. Sin embargo, las mujeres fueron
víctimas de denuncias por anteriores actuaciones
o por las de sus maridos, padres o hijos.
También hubieron de vivir cómplices si
escondían a alguien, si facilitaban víveres a
guerrilleros o si bajo su mismo techo se
organizaban reuniones políticas.
Involuntariamente se veían involucradas como
opositoras al régimen y, en muchos casos,
fueron condenadas en consejos de guerra cuando
ignoraban siquiera cuál era la situación política.
Cuando las fuerzas del ejército iban ocupando
las localidades eran detenidas todas las personas
sospechosas o denunciadas. Con las mujeres no
hubo excepción. Más aún aquellas que se
destacaron por su militancia política o sindical o
las que por su actividad pública fueron vistas y
asociadas a la República, fueron cayendo
víctimas de la nueva situación política.
La denuncia pública o particular fue la
justificación más rápida para que soldados,
falangistas y fuerzas del orden encargadas a tal
efecto fueran deteniéndolas durante los primeros
días de la ocupación.
Según las listas publicadas por A. Nadal, que
llegan hasta junio de 1940 había 2600 personas
fusiladas –varios agarrotados entre octubre de
1937 y noviembre de 1938-. En las nuestras,
solamente a partir de las inscripciones en el
Registro Civil registradas como consecuencia de
herida por arma de fuego e inscritos por la
Auditoría de Guerra o los Juzgados Militares, o
las muertes violentas en la cárcel, aumentan la
cifra en un 13,7%. Ahí no están incluidos los
muertos en la Carretera de Málaga a Almería, ni
los de los campos de detención de la provincia,
ni los asesinatos de los primeros momentos que
fueron ejecutados en lugares escondidos17
.
Matilde Eiroa localizó un documento de la
Dirección General de Prisiones con un total de
710 personas desde el final de la guerra hasta
finales de 194218. En ambos períodos podemos
afirmar que se trataba de víctimas en un 85%
comprendidas entre los 21 y los 40 años;
casadas en un 65% y jornaleros o trabajadores
Malagueñas en la Represión Franquista Encarnación Barranquero Texeira
88 © Historia Actual Online 2007
sin especialización en un 70%. Las mujeres
presas se dedicaban en un 83% exclusivamente
a sus labores y solamente un 1,4 % tenían una
profesión cualificada19
.
2. CASTIGOS ESPECÍFICOS: RAPADO,
ACEITE DE RICINO, LIMPIEZA
Muchas mujeres sufrieron un castigo ejemplar:
fueron rapadas20. Aún quienes entonces eran
niños recuerdan con horror aquellos momentos
de gran significado. Cuando las mujeres eran
detenidas se les pelaba a algunas les golpeaban
pero rapadas y paseadas para burla de los
vecinos de los pueblos y como distintivo para
diferenciarlas del resto de la población, en la
mayoría de los casos era un castigo en sí mismo
y no tenía que estar asociado al cumplimiento de
pena. Más bien significaba una amenaza desde
el poder que ponía en posición de humillación a
quien tenía que temer. Fabrice Virgili ha
estudiado el fenómeno en Francia, donde fueron
rapadas casi 20.000 mujeres acusadas de
colaborar con los alemanes. Lo considera un
acto de violencia entre semejantes que se
desarrolla muy a menudo en el estrecho tejido
de la comunidad rural o urbana, una violencia de
proximidad cuyos protagonistas se reconocen y
de lo que todos conservan su memoria, el “quién
es quién” mucho después de los
acontecimientos21 Aún hoy, como Remedios
Yuste, se habla en voz baja cuando se refieren a
la vecina que fue “rapada como una bombilla”22
.
Se repetían los hechos. Juan Carrera Luque
había sido del comité de Almogía y fue uno de
tantos que corrieron por la carretera de Almería
pero que se volvieron desde Motril seguros de
que nadas les pasaría por no tener delito de
sangre. A la vuelta se escondió pero detuvieron
a la mujer y a su hijo, por lo que se presentó y lo
ejecutaron. Para mantener el terror continuó el
acoso hacia la mujer Francisca Luque Muñoz:
“Estábamos en casa de una tía en Almogía, en
los Mora y llegó el barbero con una pareja de
civiles. A mi madre la pelaron y a otra de allí.
Yo lloraba. Yo no sabía qué hacer y no me
quedó sino llorar. Me metieron con el
mosquetón en el costado y me dejaron para un
mes listo. Dijeron: “Señora venga usted. La
sentaron y la pelaron. Ella con el susto y el
miedo se lió a llorar. Fue el barbero. Cuando la
pelaron le dieron ¼ de aceite de ricino y le
dijeron: Toma, para que te crezca el pelo! Y Ella
empezó a gritar: ¡Ay, pegadme un tiro!. Hasta
intentó suicidarse y si no lo hizo fue porque mi
tía estaba pendiente de ella. Luego venían los
falange y se llevaban las cosas, que si las
gallinas, o lo que fuera”23
.
Dolores es una mujer que aprendió a escribir
para explicar su historia, y la fechó en 1988.
Después de correr por la carretera de Almería, y
quedarse a la altura del rio de la Miel, un
hermano es llamado a la guerra pero otro huye a
zona roja y semanas después escribe desde Berja
(Granada). Recuerda a los falangistas llevándose
a su madre y hermana junto a otras mujeres y las
hacía salir a la calle sin cubrirse: “ Mi madre
llegó llorando a la casa si tenía que llorar, se
metía en la cama y estaba en la cama(...) No
pertenecía a ningún partido, sino que pertenecía
a la familia de los Centuriones”. Unos días la
obligaron a que llevara un cubo y trapos para
limpiar el cementerio; otro día, la Iglesia, el
paseo, un local abandonado y finalmente las
encerraron en el cuartel viejo. Este caso es el de
un continuo acoso que llevó a la familia a
esconderse en cuevas, en casas del campo en
huecos hechos en la calera de Nerja (Málaga)24
.
Obligar a las mujeres a limpiar está
documentado en muchos pueblos.
Contamos con algunos datos que demuestran
cómo en los conventos de monjas fueron
retenidas algunas adolescentes, dependientes de
las autoridades. Conocemos correspondencia
entre las superioras de los conventos y el
Gobernador civil sobre traslados a hospitales o
entre provincias. Se trataba de niñas a las que se
consideraba en peligro de corrupción por su
edad y por el medio en que vivían. También dan
cuenta de un continuo traslado desde la prisión
provincial y organismos dependientes del
Tribunal Tutelar de Menores que demuestra
cómo hubo detenido niños y niñas desde los 14
años.
Por el testimonio personal de Luisa Huete
sabemos acerca de la detención,
encarcelamiento y vida de estas jóvenes en
prisión25. Ni la juventud ni la ancianidad fueron
atenuantes para que se les considerara peligrosas
y sufrieran los rigores de la represión y lo
mismo en las fichas de la cárcel que en las
órdenes de sepelio del Ayuntamiento para los
enterramientos se pueden ver jóvenes de 18 años
ejecutadas y ancianas de 82 acusadas de rebelión
militar. No es de extrañar que Rafael Sánchez
Bermúdez estuviera preocupado por el destino
de su hija de 18 años y escribiera una carta de
clemencia al Gobernador Civil. Catalina
Sánchez Bravo estaba a disposición de los
Tribunales Militares y se le respondía la
gravedad de las acusaciones, que un simple
Encarnación Barranquero Texeira Malagueñas en la Represión Franquista
© Historia Actual Online 2007 89
cálculo los sitúa cuando Catalina apenas había
cumplido los 16 años: “...Se le acusa de haber
pertenecido al PC, ir vestida de miliciana con
correaje y pistola durante la etapa roja, llevar
coronas a los entierros marxistas, dedicándose a
ver cadáveres de personas de derechas (...) de
manifestarse de ideas izquierdistas, de llevar la
bandera de la FAI en manifestaciones de ser
inductora del asesinato de los hermanos
Paris...”26
.
Antonio Fernández era hijo de un socialista del
ramo de jardineros de la UGT y vivían en la
residencia de Cayetano Bolívar, el diputado
comunista por Málaga. De las JSU fue su
guardaespaldas y cuando terminó la guerra el
peso de la ley recayó sobre ellos pero también
sobre las mujeres de la familia: “A mi madre la
cogieron los falangistas porque mi madre se
dedicó a vender jabón por la calle. La detuvieron
por ser madre mía, de mi hermano y por mi
padre, porque mi madre nunca se metió en nada.
A mi madre y a mi hermana las pelaron y les
dieron aceite de ricino. Las detuvo la Falange
en el puente ese que hay a la salida del Palo, le
tiraron la cesta y le estropearon toda la
mercancía (...) Les dijeron hijas de puta, de
todo..”.27
.
El gobernador civil de Granada pedía
información sobre el paradero de una sirvienta
de la que solamente sabía que se llamaba
Encarnación González Puertas de 31 años y
algunos datos físicos porque su hermana
pequeña María estaba con las Adoratrices, pero
la superiora decía no contar con medios para
sostenerla 28. Por otra parte, la superiora de las
Adoratrices de Málaga comunicaba que la
menor en su convento retenida, Rosario Beltrán
Muñoz debía ser trasladada al hospital29 El
director del hospital no sabía donde enviarla una
vez curada y consideró que el lugar ideal era San
Carlos, conocido como “Las Bravas”, a fin de
que sea vigilada convenientemente pues se trata
de una menor de 14 años que ha emprendido
una vida de corrupción y prostitución descarada
de la que no muestra el menor deseo de
apartarse y es conveniente su reclusión en un
lugar de templanza.
3. MUJER DE PRESO, MUJER DE LUTO
Mujeres con cestos de comida camino de la
cárcel o simplemente de visita formaba parte del
paisaje de las localidades ocupadas. La lealtad
de la mayoría de las mujeres hacia sus
compañeros, padres o hijos quedaba patente con
la visita a la cárcel cuando ésta se permitía.
Muchas hacía el viaje diario porque sabían que
cualquier día podía ser el último que los vieran y
mantenían la esperanza de que el petate no
estuviera en la puerta, señal inequívoca de que
habían sido fusilados o trasladados de prisión.
Las que tenían a detenidos en la prisión
provincial y venían desde pueblos lejanos
tomaban el tren o el autobús una vez por
semana; otras que vivían en casas de campo y
carecían de medios andaba un largo camino de
ida y vuelta a diario. A las que tenían la prisión
cerca se les permitía llevar hasta el desayuno,
que se ahorraba la institución carcelaria.
Numerosos testimonios aluden al café que se les
llevaba a las personas detenidas, tanto por la
mañana como por la noche. En otros casos las
visitas eran a diario y para realizarlas las
mujeres se desplazaban muchos kilómetros y a
pie. Cristóbal Escalona recuerda el caso de una
anciana de su pueblo: “Una mujer de
Torremolinos iba todos los días andando a la
prisión de Málaga, donde estaban presos sus tres
hijos, los veía por el locutorio y les llevaba lo
que podía. Era mayor e iba andando porque no
tenía medios para irse en el autobús. Llega allí y
se encuentra con el petate de ellos, que los
habían fusilado. Rafael, Salvador y Gregorio
Delgado. Esa mujer se fue al cementerio, al
batatar, se los encontró que aún no los habían
metido en la fosa general. Cogió las zamarras,
las correas de los tres llenas de sangre, se las
metió en el pecho, se vino andando, se encerró
en un cuarto. No consintió aquella mujer ni
tomar un buche de agua. Se murió ...”30. Otro
caso es recordado por José Yuste, en este caso,
de pequeño con su madre, recorrían una
distancia aproximada de 12 kilómetros para ir
desde Benamargosa a Vélez Málaga andando
para visitar a su padre en la cárcel. Otra mujer
que hacía el mismo recorrido se encontró un día
con el fusilamiento de su hijo en el cementerio31
.
Sobre la situación de las cárceles tenemos los
testimonios más esclarecedores. Los arrestos
municipales y las cárceles de los pueblos cabeza
de partido se llenaron y continuos traslados
trataban de aliviar la situación de los más
saturados, inseguros o afectados por cualquier
causa. Si la directora General de prisiones
republicana Victoria Kent había intentado
eliminar estos lugares inadecuados donde las
autoridades del pueblo podían actuar por su
cuenta. Ahora eran imprescindibles para hacer
frente al cúmulo de detenciones propias del
momento de la ocupación, el final de la guerra o
Malagueñas en la Represión Franquista Encarnación Barranquero Texeira
90 © Historia Actual Online 2007
la imposición de un rígido sistema de
racionamiento que ponía al margen de la ley a
un sector amplio de la población.
A menudo se trataba de lugares pequeños, mal
acondicionados, donde se separaron dos zonas
separadas para hombres y mujeres y a menudo
vigilados con menos medios que mano dura. Sin
embargo, la cercanía de los vecinos
proporcionaba comida y alguna ropa así como
visitas constantes de los hijos que merodeaban,
incluso jugaban cerca de dichos lugares.
En algunos pueblos el arresto municipal se
saturaba y los comandantes de puesto de la
guardia civil se cansaban de solicitar el traslado
de grupos que les permitieran una vigilancia
eficaz, más cuando corría el rumor de que había
guerrilleros que podían atacar algún arresto
donde había personas que tenían comprometida
no solo su libertad sino también su vida. El
comandante de la guardia civil de Alfarnate se
quejaba de que con un sargento y tres guardias
tenía que vigilar a los 33 personas de las que 11
estaban condenadas a muerte. De esta forma no
podía atender la vigilancia del campo, que tenía
encargada 32. Quejas similares llegaron desde
Periana, donde había 23 presos para un lugar
muy pequeño. Desde Benaoján era llevada a
Ronda Francisca Sierra Gago el 14 de enero de
1938 pues llevaba dos meses por haberse
pasado a las filas rojas un hijo que tenía
prestando servicio militar 33
.
También sabemos que en el arresto de
Casarabonela la situación era insostenible. El
Juez Militar en Alora que era cabeza de la
comarca del Guadalhorce había trabajado sin
descanso. Enviaba relación de más de cien
personas condenadas en virtud de sentencia
firme y decía que se habían tenido que habilitar
locales diversos que no reunían condiciones
temiendo puedan evadirse algunos de los
condenados que, como Mariana Gómez Trujillo
tenían la condena de reclusión perpetua34, y no
fueron infrecuentes las condenas a mujeres de
seis años y un día y de doce años y un día
respectivamente. Pero no era mejor en la capital.
Francisca Ruiz del Rio fue trasladada desde
Casarabonela a Málaga a la Audiencia
Provincial a asistir cono testigo a un juicio y fue
reintegrada a su original destino el 7 de marzo
de 1938 35. Listas de presos y presas eran
llevadas a Málaga para asistir a los Consejos de
Guerra continuamente. El 18 de marzo de 1938
eran llevadas desde Coin a la prisión provincial
Agustina Guzmán Otero y Fuensanta Urbaneja
Macías junto a otro hombre a tal fin, como ya
había sido el caso de Rosa y Francisca Lares
García Fuensanta Hevilla Solís y Josefa Moyano
Gómez y unos días después fue el turno de un
numeroso grupo de Casabermeja en el que iban
Enriqueta Alcoholado Benítez y Pilar Vallejo
Romero. En esos días eran trasladadas desde
Cártama: Carmen Rosalía Roldán Campana,
Antonia Martín García, Ana García Ruíz y
María Meléndez Rosado requeridas por el
Juzgado Militar nº 4 de Málaga; desde
Casarabonela llegaba Rosario Almellones
Sánchez y desde Alozaina Remedios Sánchez
Sánchez. Desde Yunquera y Casarabonela eran
llevadas a Alora Isabel Moreno Ruiz, Josefa
Gómez Doña rosario Reyes Cordón, Remedios
Jiménez Gómez, María Salas García, Francisca
Ruiz del Rio y Juana del Rio Trujillo, también
en enero de 1938 36.
Peor aún era el destino de
otras como Soledad González Romero que
estaba en la cárcel de Vélez. El auditor Feliciano
Laveron solicitaba el día 10 de febrero de 1938
su traslado a Málaga porque tres días después
tenía que ser ejecutada mediante garrote vil tres
días después37
.
Un grupo de presos y presas fue trasladado de
Campillos a Málaga por error y urgentemente
volvieron a dicho pueblo donde el juez militar
los requería para celebrar el correspondiente
Consejo de guerra y particularmente frecuentes
fueron los traslados de diferentes pueblos de la
comarca del Guadalhorce a Alora como
Alozaina, Carratraca o Cártama.
Desde Marbella a Estepona para comparecer
ante consejo de guerra que había de celebrarse el
7 de abril de 1938 eran trasladadas trece
personas, entre ellas María Romero Martín y
Manuela Giralda Romero. También estuvieron
los caminos de la Axarquía frecuentemente
recorridos por grupos de iban a Vélez Málaga
desde Nerja y, posteriormente a Málaga como
fue la experiencia de muchas mujeres: Ana
Martín Román, Carmen Román Martín, María
Musarda Algarra, Dolores Gómez Ruíz,
Visitación Rodríguez Rodríguez, Antonio
Alvarez Gálvez, Angeles Zorrilla Muñoz,
Carmen Navas Iranzo, Dolores Iranzo Navas,
Concepción Guardia Martín, Ana Sánchez
Barranco o Carmen Rodríguez Guerrero38
4. MUJERES DE GUERRILLEROS Y
DESERTORES
Detener incluso encarcelar a los familiares de
los enemigos ha sido frecuente. Durante la guerra se normalizó esta práctica que tenía un
doble efecto: por una parte, la persona
responsable en el caso de enterarse de lo
sucedido, se entregaba. Carmen Gómez,
militante comunista de Málaga supo que su
padre estaba preso por su culpa, y que éste
perdió el juicio y murió, incapaz de soportar una
situación tan inesperada, no sin recomendar que
la hija no volviera.
Francisco González Cuevas, al ser ocupada
Málaga huyó y se escondió. Sus hermanos
estuvieron ocho días detenidos en el cuartelillo
de la guardia civil del barrio de Huelin y su
madre y hermana fueron rapadas y detenidas
para interrogarlas39
.
Debió ser frecuente. Se da el caso que José
Gallardo Moreno, que había sido Secretario
General de la UGT en Málaga, concejal del PCE
en 1936 no estaba en Málaga por lo que
detuvieron a su mujer, que nunca había
mostrado compromiso político alguno. Cuando
tuvo conocimiento de lo ocurrido José regresó a
Málaga, siendo rápidamente detenido y
ejecutado el día 4 de enero de 1940. Otro caso
similar es el del que fuera presidente del comité
de Almogía, que pudo huir, quedando aquí el
resto de su familia: Mi padre era Juan Carrera
Domínguez y mi madre Francisca Luque
Muñoz. La pelaron al poco tiempo de matar a mi
padre. No se, no recuerdo la fecha pero fue hacia
el año 38... Ya ves mi padre se fue, se libró pero
cogieron a mi madre y a mi hermano y ya fueron
diciendo: A tu mujer y a tu hijo se los llevan y
ya se presentó él y ya lo ejecutaron.
Fue frecuentísimo en el caso de huidos en la
sierra y de guerrilleros. No solo sus familias sino
los vecinos de la zona, los leñadores, vendedores
ambulantes, recoveros se convertían en el blanco
de los interrogatorios de la guardia civil. Eran
muy vigilados a sabiendas de que se les podían
acercar. Laura Jiménez recuerda que estando su
padre en la sierra, cuando su madre murió, un
grupo numeroso de la guardia civil se apostaba
alrededor de su casa40
.
He aquí varios casos en la comarca del
Guadalhorce y de la Axarquía. En Venta
Quemada, perteneciente a Cártama eran
detenidos Francisco Cueto Ruiz y Antonia
Rodríguez Jiménez, porque habían dado comida
a Juan Cantarero Ballestero (a) Juanillo el Loco,
que había logrado llegar a la sierra de Granada,
donde fue detenido41
.
Juana Almellones Rodríguez, conocida como
Zalamera, tenía 37 años, estaba casada con Juan
Ballestero s Cantarero que, condenado a muerte,
se hallaba huido en la sierra. Se convirtió en
sospechosa porque se le había visto recogiendo
leña y porque al quedarse sola era ella la que se
dedicaba al pastoreo con las cabras. Llevada al
arresto de Casarabonela se le incautaron los 23
animales que pertenecían al matrimonio42
.
En el atestado que hizo la guardia civil de
Benamargosa, se oculta hasta el nombre de la
detenida, de 34 años que vivía en la calle Solana
porque mandaba a su niño pequeño con comida
y algunos víveres al campo para que su marido,
Antonio Hijano Nieto, uno de tantos huidos que
vivían en los alrededores de aquellos pueblos,
pudiera resistir43
.
Lógicamente los familiares más directos
procuraron comida e información a los que
estaban huidos a veces, más cerca de lo que la
guardia civil suponía. Más aún, algunas mujeres
sufrieron cárcel y una vida llena de miedos y
clandestinidad si tenían a sus maridos en las
propias casas. Conocido es el caso difundido por
Ronald Fraser del alcalde de Mijas y el de otros
topos. María González Anaya, la compañera de
Francisco Cuevas, escondido durante 18 años en
una casa del barrio de Huelin. Su madre fue
detenida y ambas, madre y hermana hacían
filigranas para que con la cartilla de
racionamiento de ambas pudiera comer
Francisco. En febrero de 1937, recién ocupada
Málaga, José y Miguel estuvieron ocho días en
el cuartel de la guardia civil del barrio de Huelin
porque su hermano Francisco se había ido.
Como no aparecía se llevaron a su madre y a su
hermana, que estaba casada y estaba en estado y
trabajaba en la fábrica de Tabacos, al cuartel de
la Alameda de Colón44
.
Frecuentísimas fueron las detenciones de
familiares de desertores. No solo los que habían
huido y no se presentaron al llamamiento a filas
de su reemplazo sino aquellos que se estando
enrolados en el ejército franquista se pasaron a
la zona republicana fueron puestos en busca y
captura por las autoridades militares, que los
reclamaban a través de los medios que a su
alcance tenían los gobernadores civiles. Éstos,
movilizaron efectivos de la Guardia Civil que
desde sus puestos en los pueblos y en la capital
malagueña buscaban a los desertores, muchos de
los cuales fueron localizados, dándose el caso
que algunos, cuya vida se desarrollaba en el
campo y particularmente algunos pastores
Malagueñas en la Represión Franquista Encarnación Barranquero Texeira
92 © Historia Actual Online 2007
dijeron desconocer su situación y su
compromiso con la convocatoria a filas. La
mayoría, efectivamente, estaban en zona
republicana y no supieron sino hasta el final de
la guerra que sus familiares habían sufrido las
consecuencias de su actitud, de forma que era
presión sobre los desertores, pero, sobre todo,
era un afán de ejemplaridad: en las zonas
ocupadas por los franquistas había que estar
atentos a las llamadas al servicio militar;
además, quedaba patente quien detentaba el
poder y cómo su implacable justicia podía recaer
en función del parentesco.
La orden de detención emanaba del
Excelentísimo Señor General Jefe del Ejército
del Sur, que llegaba por telegrama postal y, de
esta forma, los familiares pasaban a disposición
del delegado de Orden Público. En algunos
casos tenemos detenciones de madres y
hermanas de desertores, frecuencia que puede
ser explicada al estar igualmente en zona
republicana los padres de los desertores.
Se detenía a dos familiares de primer grado,
preferente padre y madre. Si el padre había
muerto o estaba huido o preso, la madre y
hermana. De esta manera se completaba el
castigo, que alcanzaba a todos los miembros de
la familia porque los hombres en zona roja y las
mujeres detenidas añadían gravedad a la
situación de los niños, que quedaban en absoluto
desamparo. No importaba si se trataba de
ancianos, de jóvenes solteras, que estaban solas.
A veces la sanción afectaba a madres adoptivas
y en algunos casos llegan a ser detenidas tres
personas por desertor.
Fueron detenidos familiares de Málaga capital y
de pueblos de todas las comarcas de la
provincia.
La documentación nos permite
afirmar que Queipo de Llano mandaba detener a
familiares de desertores de una misma unidad
militar ya que se constata el batallón y la
división a la que pertenece el soldado en fuga,
que afectaba a los de un mismo pueblo. Así, el
15 de marzo de 1938 era detenido un grupo
compuesto por las familias enteras –padres y
madres-, de tres desertores y otros tantos padres
en Almogía, que es un pequeño y mal
comunicado pueblo cercano a la capital. En
otros pueblos como Campillos, Comares, Guaro,
Cártama, Álora, Carratraca, Alozaina, El Burgo,
Casarabonela, Estepona o Iznate tuvieron lugar
detenciones frecuentes.
En Campillos, el 16 de marzo de 1938 fueron
detenidas seis personas, familiares de tres
soldados. Los padres de uno, y las madres y
hermanas de los otros dos. Los padres de
Guillermo Morgado Bermudo eran ancianos,
pues Carmen Bermudo Valle tenía 74 años y
Benito Morgado Gallardo, 80.
Muchas de estas personas detenidas por causa
indirecta vieron comprometida su situación
cuando se les empezó a averiguar su pasado
político o a rastrear en sus comportamientos
pasados. Si comentó, si dijo, si fue a una
manifestación, de manera que algunas tuvieron
que sufrir Consejos de Guerra además de estar a
disposición del Delegado de Orden Público. En
todo caso estaba claro el estigma de ser familia
de preso.
5. MUJERES EN BUSCA DE AVALES
Encarcelados, en la guerra o huidos los adultos
varones de muchas familias fueron las mujeres
las que se vieron avocadas a mantener a los
niños y a los abuelos. Con frecuencia tenían que
asistir a los que estaban presos llevándoles
comida que, en ocasiones, desviaban de sus
casas donde ya de por si había miseria. Sabían
que en las cárceles la comida era de pésima
calidad y escasa.
Otro aspecto, menos destacado es el papel
jugado por las mujeres que buscaban la forma de
salvar la vida de sus maridos condenados. Esta
era una labor difícil más cuando la mayoría eran
analfabetas y moverse entre papeles, solicitudes
en oficinas y entre autoridades les causaba
terror. Y no era para menos. Francisco Espinosa
da a conocer el caso de la hermana de un
condenado que pide firmas entre las personas de
derechas del pueblo de Zalamea con el fin de
conseguir la conmutación de la pena de muerte
de su hermano. El fusilamiento de en las tapias
del cementerio de Huelva y la detención de la
hermana entonces embarazada lógicamente
persuadía cualquier intento similar. No obstante
las mujeres procuraron recurrir a quienes
pudieran solucionar o aliviar la situación de sus
hombres. Varios testimonios de la Axarquía nos
muestra cómo los alcaldes podían otorgar avales
para sacar a los detenidos de los lugares de
concentración, como los casos contados por
Remedios Jiménez Martín y Francisco Yuste
Gómez. Muchas mujeres se arrodillaron ante
las nuevas autoridades, los anteriores patronos o
personas consideradas de orden para salvar la
vida a sus hombres. Algunos aprovecharon para
Encarnación Barranquero Texeira Malagueñas en la Represión Franquista
© Historia Actual Online 2007 93
conseguir sus sirvientas particulares y hasta
presionarlas en un terrible chantaje sexual. En
Málaga siempre ha circulado el rumor de que el
muy homenajeado cónsul italiano en la ciudad,
Tranquillo Bianchi, sacó partido a la
privilegiada situación que le otorgaba la
colaboración de su país a la España franquista y
su inestimable participación en la ocupación de
Málaga, nunca olvidada por las autoridades del
Nuevo Estado. Tranquillo era asiduo visitante de
los campos de detención de La Aurora,
Torremolinos y Alhaurín el Grande y señalaba
para condenar o salvar a los detenidos, que
temblaban al verlo, fuera cual fuera finalmente
su suerte.
Está por ser estudiada la correspondencia de las
autoridades a las que llegaban solicitudes y
cartas de mujeres desesperadas por su propia
situación de detenidas o interesándose por la de
sus madres, hijos o maridos. Estos textos nos
descubren situaciones terribles y revelan la
naturaleza del régimen. Seguramente
consiguieron que alguien les redactara estas
cartas que con frecuencia firman temblorosas o
con la huella dactilar. Al Gobernador Civil
llegaron cartas escritas por las propias presas
que aludían a la situación de desamparo de sus
hijos; solicitudes hechas por hijas cuyas madres
presas y padres huidos mantienen a sus hijos
solos o en casas de familiares que no los pueden
sacar adelante por falta de medios. María
Margüenda Santana exponía que su madre
estaba detenida y que sus cuatro hermanos
pequeños se encontraban en el más completo
abandono y ella misma tampoco podía hacerlo
porque tenía dos hijos de corta edad. En el
correspondiente informe que elabora el
Delegado de Orden Público consta que ambas
mujeres tienen buena conducta, que son
trabajadoras y que se dedican a tareas
domésticas en casas particulares, pero que hay
un desertor por medio.
Algunas de estas mujeres ya tenían sentencia absolutoria después de celebrarse Consejos de Guerra, pero quedaban a disposición del Delegado de Orden Público. Así, Francisca Sepúlveda Villanueva escribía desesperada porque su marido Angel Gutiérrez Blanques fue absuelto por el Consejo de Guerra que se le siguió pero sigue preso. En una nota al margen se consigna que fue militante del PCE y que el hecho de que su mujer expusiera que tenían tres hijos menores de edad no era causa para ponerlo en libertad. Otras mujeres como Encarnación Jiménez Rodríguez, habían sido detenidas por el simple hecho de haber enviado fuera de España a sus hijos. La justicia fue implacable con las que por su edad y por las circunstancias familiares tenían claros impedimentos pero habían tenido simpatías con la República: Rosalía Martín Barba tenía 70 años y un hijo ciego y continuó en la cárcel. En el mismo sentido contestaba el Delegado de Orden Público otra carta: “La avanzada edad de la individua que promueve la instancia aconsejaría acceder a sus deseos pero por tratarse de una roja reconocida de mala conducta, que se alegraba públicamente de los asesinatos cometidos por los marxistas y censuraba la actuación Nacional, el Delegado dice que no procede...”. Las solicitudes se amontonaban: Teresa Alcaraz Díaz demostraba que su madre detenida sufría un estado de salud delicado; María Díaz Díaz tenía 80 años y no se le comprobaban actuaciones políticas, mientras que una larga serie de escritos firmados por mujeres con maridos presos, se acumulaban en la mesa del Gobernador D. Francisco García Alted.
Algunas de estas mujeres ya tenían sentencia absolutoria después de celebrarse Consejos de Guerra, pero quedaban a disposición del Delegado de Orden Público. Así, Francisca Sepúlveda Villanueva escribía desesperada porque su marido Angel Gutiérrez Blanques fue absuelto por el Consejo de Guerra que se le siguió pero sigue preso. En una nota al margen se consigna que fue militante del PCE y que el hecho de que su mujer expusiera que tenían tres hijos menores de edad no era causa para ponerlo en libertad. Otras mujeres como Encarnación Jiménez Rodríguez, habían sido detenidas por el simple hecho de haber enviado fuera de España a sus hijos. La justicia fue implacable con las que por su edad y por las circunstancias familiares tenían claros impedimentos pero habían tenido simpatías con la República: Rosalía Martín Barba tenía 70 años y un hijo ciego y continuó en la cárcel. En el mismo sentido contestaba el Delegado de Orden Público otra carta: “La avanzada edad de la individua que promueve la instancia aconsejaría acceder a sus deseos pero por tratarse de una roja reconocida de mala conducta, que se alegraba públicamente de los asesinatos cometidos por los marxistas y censuraba la actuación Nacional, el Delegado dice que no procede...”. Las solicitudes se amontonaban: Teresa Alcaraz Díaz demostraba que su madre detenida sufría un estado de salud delicado; María Díaz Díaz tenía 80 años y no se le comprobaban actuaciones políticas, mientras que una larga serie de escritos firmados por mujeres con maridos presos, se acumulaban en la mesa del Gobernador D. Francisco García Alted.
NOTAS
1
Richards, Michael, Un tiempo de silencio. La
guerra civil y la cultura de la represión en la España
de Franco 1936-1945. Barcelona, 1999, 27.
2 Barranquero Texeira, Encarnación, Málaga entre la
guerra y la posguerra. El franquismo. Málaga, 1994.
Es una síntesis de la tesis: La implantación del Nuevo
Estado en Málaga, 1991.
3
El grupo de investigación es Historia del Tiempo
Presente, cuyo investigador principal es Antonio
Nadal Sánchez. Algunas de las primeras aportaciones
fueron: Nadal Sánchez, Antonio, Guerra Civil en
Málaga. Málaga, 1984;
Eiroa San Francisco,
Matilde, Viva Franco. Hambre, racionamiento,
falangismo. Málaga, 1939-1942. Málaga, 1995;
Prieto Borrego, Lucía, La Guerra Civil en Marbella.
Revolución y represión en un pueblo de la costa.
Málaga, 1998;
García Ruíz, Carmen, Franquismo y
transición en Málaga. Málaga, 1999. En prensa parte
de la tesis de Cerón Torreblanca,
Cristián M., La paz
de Franco. La posguerra en Málaga: de los oscuros
años 40 a los grises años 50.
4
Barranquero Texeira, Encarnación; Eiroa San
Francisco, Matilde y Navarro Jiménez, Paloma,
Mujer, cárcel, franquismo. La prisión Provincial de
Málaga (1937-1945). Málaga, 1994. En la misma
línea algunas aportaciones como Nadal Sánchez,
Antonio, “Experiencias psíquicas sobre mujeres
marxistas malagueñas. Málaga, 1939”. Baetica, 10,
365-383. Han ido apareciendo sobre presas otros
libros como Vinyes, Ricard, Irredentas, Las presas
políticas y sus hijos en las cárceles franquistas.
Madrid, 2002, o el de
Hermoso Holgado, Fernando,
Malagueñas en la Represión Franquista Encarnación Barranquero Texeira
94 © Historia Actual Online 2007
Mujeres encarceladas. La prisión de Ventas de la
República al franquismo, 1931-1941. Madrid, 2003.
5
Barranquero Texeira, Encarnación, “Mujer y orden
público en la Málaga de la retaguardia”, en Ballarín,
Pilar; Ortiz, Teresa (eds.), La mujer en Andalucía. 1º
Encuentro Interdisciplinar de Estudios de la mujer.
Granada, 1990, 357-367.
6
Pozo Fernández, María del Campo, La depuración
del magisterio nacional en la ciudad de Málaga
(1936-1942). Málaga 2001; y, Barranquero Texeira,
Encarnación, “La depuración municipal como
medida represiva del nuevo régimen (Málaga 1937-
1939)”, en VII Congreso de profesores
investigadores. Motril, 1988, 377-387.
7
Barranquero Texeira, Encarnación y Prieto Borrego,
Lucía, Así sobrevivimos al hambre: estrategias de
supervivencia de las mujeres en la posguerra
española. Málaga, 2003.
8
Nadal Sánchez, Antonio, Guerra civil…, op. cit.
9
Prieto Borrego, Lucía, Población y guerra civil en
Málaga: caída, éxodo y refugio. Málaga, 2007.
10 Nadal Sánchez, Antonio, Guerra civil…, op. cit.
66. Sobre el lenguaje y la estructura de los discursos
puede verse Gibson, Ian, Queipo de Llano. Sevilla,
verano de 1936. Barcelona, 1986.
11 Carmen Gómez fue entrevistada por nosotras en
1989 y publicamos su testimonio. Posteriormente se
ha publicado la correspondencia amorosa en la cárcel
con Luis Campos Osaba, en Lemus, Encarnación,
Cárcel de amor. Una historia real en la dictadura
franquista. Sevilla, 2005; y, Barranquero Texeira,
Encarnación y Eiroa San Francisco, Matilde, “Hacia
la recuperación de la memoria perdida: notas sobre la
vida y la muerte en la prisión provincial de Sevilla en
1949”, en Actas del IV Congreso sobre Andalucismo
Histórico. Sevilla, 1989.
12 Testimonio de D. Maldonado, Málaga 1921.
13 Testimonio de Antonia Gutiérrez Rojas, Alora,
1918.
14 Testimonio de Josefa Moriel, Teba, 1924.
15 Espinosa, Francisco, La justicia de Queipo.
Barcelona, 2005, 230.
16 Fraser, Ronald, Mijas. República, guerra,
franquismo en un pueblo andaluz. Barcelona, 1985,
y, id., Escondido. El calvario de Manuel Cortés.
Madrid, 2006.
17 Barranquero Texeira, Encarnación, “Víctimas de la
represión franquista durante la guerra en Málaga:
documentos y testimonios”, en Ortiz Villalba, Juan
(ed.), Andalucía: Guerra y exilio. Sevilla, 2005, 193.
18 Eiroa San Francisco, Matilde, Viva Franco…, op.
cit. 244-245.
19 Barranquero Texeira, Encarnación; Eiroa San
Francisco, Matilde y Navarro Jiménez, Paloma,
Mujer, cárcel…, op. cit. 62.
20 Maud, Joly, Represión “sexuada” y memoria; las
republicanas rapadas por los franquistas durante la
guerra y el primer franquismo. Memoria de
Licenciatura. Instituto Universitario Jaime Vicens
Vives, Universidad Pompeu Fabra.
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