domingo, 23 de mayo de 2021

¡¡ "",... NO HAY MAL, QUE POR BIEN NO VENGA,...PERO HAY QUE CURRARLO,...IGUAL DECIAN SOBRE LA SUERTE,... : " HAY QUE BUSCARLA,...¿¿¡¡?? "". : PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR,...¡¡¡.

Ah,...métodos de lucha,...pero y ¿¿¡¡ los métodos políticos,...y de LÍNEA POLITICA,...LOCAL-O GLOBAL,...A APLICAR EN CADA FRENTE DE GUERRA CON DIRECCIÓN COMANDO PROLETSUNIVERSAL,...??,¡¡¡, EN ESTA GUERRA DE CLASES-CIVIL,...DEL 5/21/21,...¡¡¡.


A.- ) : NO HAY MAL, QUE POR BIEN NO VENGA,...PERO HAY QUE CURRARLO,...IGUAL DECIAN SOBRE LA SUERTE,... : " HAY QUE BUSCARLA,...¿¿¡¡?? "". : 


PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [1/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 

Introducción 

En este número de Clarté Rouge, y como tercera contribución del Centro Marxista Leninista-Maoísta (Bélgica) al debate sobre la guerra popular, proponemos, como ya anunciamos, un documento sobre Lo que debe ser la guerra popular prolongada en los países imperialistas. 

Se adjunta a este documento igualmente la reciente Declaración de apoyo a la guerra popular en la India: [ http://odiodeclase.blogspot.com.es/2012/11/declaracion-conjuntade-apoyo-gp-india.html ] de 15 de noviembre de 2012, firmada por nuestra organización, Maoístas Árabes, el Colectivo Odio de Clase (Estado español), el Grupo Reconstrucción - PERUCRPM (Estado español), la Organización Comunista Bandera Roja (Estado español), el Partido Comunista de Ecuador Sol Rojo, el Partido Comunista (Marxista Leninista) de Panamá, la Unión Obrera Comunista MLM (Colombia) y el Partido Comunista de Perú - Comité Base Mantaro Rojo. 

El Partido Comunista Marxista-Leninista-Maoísta (PCMLM), de Francia, se abstuvo de firmar esta declaración y acaba de explicar los motivos de su decisión en un documento titulado Documento 28 - Sobre una conferencia para la India. Nuestra proximidad al PCMLM no es un secreto para nadie. El PCMLM ha desempeñado y desempeña cada día un papel saludable en la gran lucha ideológica por un marxismo-leninismo auténtico, pensamiento y acción revolucionaria vivos, creativos, científicos, en adecuación dialéctica con lo real que desentraña y transforma. Quienes no ven en el PCMLM más que a “unos señores que se dedican a dar lecciones” demuestran por ello mismo que las necesitan de veras... Esta proximidad político-ideológica al PCMLM, que se traduce especialmente en la frecuencia con que republicamos sus documentos, no implica una coincidencia absoluta. La diferencia de posiciones que acaba de surgir lo demuestra una vez más. Si se trata de momentos diferentes de un mismo pensamiento que se está forjando dialécticamente o de los primeros indicios de una divergencia real llamada a hacerse más profunda, el movimiento mismo de la lucha revolucionaria, de los debates y posicionamientos que la propia lucha impone, nos lo dirá. Aspiramos a la unidad pero no mercadearemos con la verdad, porque sólo la adecuación a lo real abre perspectivas a la lucha. Los camaradas del PCMLM han entendido perfectamente la esencia de la posición del documento común al resumirla del modo siguiente: “no era posible apoyar esta conferencia porque muchos de los que la apoyan son “centristas”, es decir, personas que han apoyado a Prachanda en el pasado, sin llevar a cabo posteriormente la menor autocrítica. (…) ¿cómo es posible apoyar la Guerra Popular en la India, si no se ha apoyado correctamente la Guerra Popular en Nepal?”  

 Este resumen requiere una precisión: nosotros no hemos participado en esta conferencia no por las posiciones de “muchos de los que la apoyan”, sino por las posiciones de aquellos que la han promovido y organizado, empezando por el PCM de Italia. Hacemos esta aclaración porque no queremos dar a entender que denunciamos a todos los que la han apoyado o incluso participado en esta conferencia. Pero vayamos al corazón de la singular posición del PCMLM: “No es posible comprender la evolución en la India sin tener una visión completa, sin comprender exactamente la cultura, la nación, la ideología, la religión, el modo de producción. Y de hecho, esto es cierto para todos los países si se utiliza el materialismo dialéctico. El problema aquí, por supuesto, es que el Partido Comunista de la India (Maoísta) tiene una línea pragmática, en la tradición de los años 90, como el TKP/ML en Turquía y el PC de Filipinas; la guerra popular se considera como un método y se rechaza claramente la necesidad del pensamiento. (…) La guerra popular no es un “método” o un estilo de trabajo, es la producción material del pensamiento, es decir, la confrontación revolucionaria con el viejo Estado y las clases dominantes reaccionarias, según una estrategia basada en el pensamiento, en la síntesis revolucionaria hecha en el estudio práctico de un país.” 

Tendremos ocasión de volver sobre el aspecto general de esta problemática esencial, que plantea la cuestión del carácter universal de la guerra popular. Tan sólo querríamos señalar a los camaradas del PCMLM que, a efectos demostrativos, “fuerzan la caracterización” hasta dar una imagen incorrecta del PCI (M). A nuestro juicio, el documento del PCI (M) Perspectivas urbanas, que publicamos en el primer número de Clarté Rouge, es un ejemplo notable de “pensamiento” en el sentido maoísta del término. Este documento es un análisis minucioso de la realidad específica de las ciudades indias, de las contradicciones revolucionarias que se dan en su seno y de las perspectivas de lucha que ofrecen así como de las decisiones tácticas, estratégicas y organizativas que se derivan de ello. El PCMLM explica que esta falta de “pensamiento” en la India explica la ausencia del PCI (M) de la lucha ideológica internacional. Aquí, de nuevo, para forzar una caracterización correcta (la falta de implicación del PCI (M) en la lucha ideológica internacional), el PCMLM llega a una conclusión falsa (“la falta de contribuciones internacionales en términos de ideología, política, cultura y arte”). Basta con recordar el posicionamiento del PCI (M) en su Comunicado de prensa de 13 de noviembre de 2006 sobre los acuerdos de paz de Nepal, posicionamiento que asestó un golpe terrible al prachandismo: 

“Todas las experiencias de la revolución mundial han demostrado una y otra vez que sin el ejército del Pueblo es imposible que el pueblo ejerza su poder. Nada es más terrible para el imperialismo y los reaccionarios que las masas armadas: por eso llegarían de grado al acuerdo que fuera con tal de desarmarlas. De hecho, el desarme de las masas ha sido la cantinela constante de todas las clases gobernantes reaccionarias desde el surgimiento de la sociedad de clases. Las masas desarmadas son presa fácil para las clases reaccionarias y los imperialistas que incluso así, desarmadas, son capaces de masacrarlas, como demuestra la historia. El Comité Central del PCI (Maoísta), como destacamento del proletariado mundial, advierte al PCN (Maoísta) y al pueblo de Nepal del grave peligro inherente al acuerdo de depósito de armas y les exhorta a reconsiderar sus tácticas a la luz de pasadas y amargas experiencias históricas. El acuerdo por el que los maoístas formarán parte del gobierno provisional en Nepal no puede transformar el carácter reaccionario de la maquinaria estatal al servicio de las clases dominantes explotadoras y de los imperialistas. El estado puede ser instrumento en manos bien de las clases explotadoras bien del proletariado pero no puede servir a los intereses de ambas clases enfrentadas en encarnizada contienda. Constituye un principio fundamental del marxismo que no puede lograrse ningún cambio básico en el sistema social sin destruir la maquinaria del estado. Las reformas desde arriba no pueden traer ningún cambio cualitativo en el sistema social de explotación por muy democrática que pudiera parecer la nueva constitución y aun cuando los maoístas llegaran a convertirse en un componente importante del gobierno. Es mera ilusión pensar que puede construirse un nuevo Nepal sin aplastar el estado actual. (...) Nuestro Comité Central quiere dejar meridianamente claro al PCN (M) y al pueblo en general que no puede haber auténtica democracia en ningún país sin la toma del poder del estado por el proletariado, y que la llamada democracia multipartidista no puede aportar ningún cambio fundamental a la vida del pueblo. El Comité Central del PCI (Maoísta) exhorta a los partidos maoístas y a los pueblos de Asia meridional a persistir en el camino de la guerra popular prolongada tal como indicó el camarada Mao. Hacemos también un llamamiento al PCN (Maoísta), una vez más, para que reconsidere sus tácticas actuales que, de hecho, están torciendo el rumbo estratégico de la revolución en Nepal y para que denuncie su acuerdo con el gobierno nepalí sobre el depósito de las armas del EPL pues dicho acuerdo dejará indefenso al pueblo ante los ataques de los reaccionarios.” 

Esta discusión sin duda no está cerrada y, en este tema como en otros (puesto que nuestras primeras publicaciones han provocado ya reacciones), tenemos de intención de proseguir el debate hasta el final. Al final de este número publicamos De la guerra prolongada, el segundo gran clásico de Mao sobre la guerra popular. ¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo! ¡Guerra popular hasta el comunismo! Centro Marxista-Leninista-Maoísta (B): Lo que puede y debe ser la guerra popular prolongada en los países imperialistas 1. La guerra popular es una guerra En el n° 7 de Claridad, la revista del Bloque Marxista-Leninista, publicamos una polémica entre el (n)PCI y T. Derbent sobre el concepto de guerra. Para esquematizar, según el (n)PCI, el trabajo legal y paralegal destinado a preparar las condiciones para la constitución de una fuerza armada proletaria es ya la guerra: “La guerra entre la burguesía y la clase obrera es un enfrentamiento por el poder. La burguesía quiere conservar el poder. La clase obrera quiere tomar el poder. Es un enfrentamiento entre dos campos. Uno dispone de un Estado consolidado por una larga tradición y apoyado por la “sociedad civil”. El otro, combatiendo, tiene que construir su Estado y el apoyo social a su Estado: el partido comunista, el frente de fuerzas y clases revolucionarias, las fuerzas armadas. Normalmente, en el comienzo de su lucha, aún no tiene fuerzas armadas. Llamamos “guerra” a este enfrentamiento: guerra popular revolucionaria prolongada en el tiempo. Porque es un solo proceso (aunque se realice por etapas que deben diferenciarse). Porque es el enfrentamiento de dos poderes antagónicos uno de los cuales debe eliminar al otro.” (1) Por contra, para Derbent la guerra se define por el uso de la lucha armada, y ello de tres maneras y/o por tres razones: 1° Por ortodoxia clausewitziana (volveremos sobre esta cuestión). 2° Para evitar que la extensión hasta el infinito del concepto le haga perder cualquier atisbo de especificidad (para el (n)PCI, por ejemplo, la preparación para la guerra es ya la guerra) y abra el camino a un neorrevisionismo (considerar como “guerra” una fase que no es la guerra permite perfilarse como “en guerra” aun cuando la práctica sea pacífica). Es una cuestión importante sobre la que volveremos en nuestra cuarta contribución. 3° Porque esta definición es la reconocido por los clásicos del marxismo-leninismo maoísmo. Este último punto, no obstante, merece una mayor atención porque la mayoría de las citas traídas a colación no hablan de lucha armada sino de lucha violenta –y creemos que la distinción es importante-. Todas estas citas pueden reducirse a esta: “La guerra es la continuación de la política por otros medios (a saber: por la violencia). Los marxistas siempre han considerado esta tesis, con toda razón, como la base teórica de las ideas sobre la significación de cada guerra en particular.” [Lenin, El socialismo y la guerra.] Sólo la cita de Mao (2) parece legitimar la equivalencia “guerra = lucha armada”, pero de nuevo encontramos aquí la dificultad que ya habíamos recalcado en nuestra contribución anterior, es decir, que, en este pasaje como en otros, Mao se cuida muy mucho de generalizar y procura precisar claramente que todo lo que puede afirmar está dictado por las especificidades de la situación en la China de su tiempo. Corresponde a los comunistas que han seguido a Mao determinar lo que se debe teorizar/generalizar y lo que debe dejarse a la especificidad de la China de la década de los 30. En cualquier caso, la conclusión de Derbent “guerra = la lucha armada”, que no sólo es puramente clausewitziana, sino que está también en consonancia con el análisis de la corriente “comunista combatiente”, nos parece reduccionista y militarista. 

La práctica de la lucha armada implica, en efecto, un nivel de enfrentamiento tal que no puede alcanzarse sino a la larga, dentro de un proceso que ve ya a las fuerzas revolucionarias luchar violentamente contra las fuerzas del régimen. O por decir las cosas de otra manera: 

no admitimos que hacer la guerra popular sea pegar carteles, mantener páginas web o vender un periódico en las manifestaciones sindicales. Estas actividades pueden (o no) servir para aunar fuerzas en la perspectiva de la guerra popular, pero no pueden reclamar el título de guerra. La guerra implica el uso de medios violentos, destructivos de bienes y personas, inevitablemente ilegales y, en sus formas superiores, armados. 

Notas: (1) Carta abierta a la redacción de “Clarté” de Giuseppe Maj, en nombre de la Delegación de la Comisión Provisional del Comité Central, (nuevo) Partido comunista italiano, publicada en Clarté nº 7, mayo de 2007. 

(2) “En China, la forma principal de lucha es la guerra, y la forma principal de organización, el ejército. Todas las demás formas, como las organizaciones y luchas de las masas populares, son también muy importantes y absolutamente indispensables, y de ningún modo deben ser dejadas de lado, pero el objetivo de todas ellas es servir a la guerra. (…) En China, sin lucha armada no habría lugar para el proletariado y el Partido Comunista, ni podrían éstos realizar ninguna tarea revolucionaria.” Mao Tse Tung, en Problemas de la guerra y de la estrategia, en Obras Militares, Ediciones en Lenguas extranjeras, Pekín, 1968, p. 306-307. 

PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [2/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 

2. Los medios de la guerra popular 

2.1. Los medios no específicos Por “medios no específicos” de la guerra popular entendemos todos los medios que no competen a la guerra. Es bien conocido: “El marxismo no rechaza categóricamente ninguna forma de lucha”(Lenin) y por lo tanto, incluso en el marco de la guerra (o de su preparación), se deben emplear las formas de lucha no violentas en la medida en que puedan serle útiles. Las combinaciones entre el trabajo legal, paralegal e ilegal pueden variar infinitamente, pero su elección debe estar dictada por el análisis concreto de la situación concreta y no por un fetichismo del tipo que sea, de la legalidad o la ilegalidad. La guerra popular, pues, abarca, en diversos grados en función de las condiciones objetivas, formas de acción que no competen a la guerra. Esas formas no violentas se integran en una estrategia global que abarca las formas de acción violentas. No vamos a enumerar tales medios, que son los de la militancia clásica. La forma externa de los mismos varía poco (pegadas de carteles, reuniones, huelgas, mítines, manifestaciones, etc.) pero, en el marco de una guerra popular, adoptan dos rasgos particulares: 

a) Se compaginan con los medios violentos para multiplicar los efectos de éstos y beneficiarse de los efectos de éstos. 

b) Se practican con la conciencia de que, debido a la compaginación de que acabamos de hablar y desde la perspectiva de un aumento progresivo en el nivel de enfrentamiento hasta la guerra civil declarada, deben aparejar a su carácter “abierto” una reflexión sobre la seguridad, las perspectivas de ilegalización, criminalización, etc. En la primera etapa del proceso, esto significa organizarse de manera que no todos los militantes estén identificados. Como ejemplo de la última etapa del proceso, citemos el ejemplo de los mítines improvisados por la Resistencia, en que los oradores parecían surgir de la nada, arengaban a la multitud y desaparecían bajo la protección de una escolta discreta pero armada. 

El ámbito de la acción legal se ha reducido en las democracias burguesas por tres razones: 

a) La reducción del ámbito mismo. La privatización del espacio público hace que, en nuestras ciudades, la pegada de carteles sea en casi todas partes susceptible al menos de una multa. Se trata además de una tendencia creciente puesto que las ordenanzas municipales de Bruselas identifican a día de hoy la distribución de folletos con una “campaña publicitaria” para la que se necesita autorización (previa a una previsible tasa). 

b) La desigualdad creciente entre los medios de comunicación del enemigo y los nuestros. En la década de los 30, en Europa, se trataba en especial de oponer nuestro diario en papel al diario en papel (y, eventualmente, a la radio, para los proletarios que podían pagarse una) del enemigo, mientras que ahora se trata de hacer frente a periódicos, publicaciones de “información” gratuita y masiva, innumerables cadenas de radio y de televisión. 

c) La incapacidad de la herencia histórica dejada por decenios de traición revisionista y de impotencia izquierdista, el hecho de que las masas hayan estado sometidas y lo sigan estando aún a una avalancha continua de folletos, carteles, periódicos que esconden una auténtica basura ideológica etiquetada como “comunista” y/o “revolucionaria”. De cada mil folletos distribuidos hoy a la puerta de una fábrica, ¿cuántos llegan a leerse? Y de quienes los lean, ¿cuántos pueden distinguir entre los verdaderos y los falsos revolucionarios cuando estos últimos se pretenden más “anticapitalistas” que nadie? 

d) Las leyes que limitan los derechos democráticos (por ejemplo, los derechos para la defensa de los presos políticos o los derechos de expresión de las organizaciones políticas) a los enemigos declarados de la democracia burguesa, leyes votadas invocando generalmente el peligro islamista. En Bélgica, el proyecto de ley “contra el radicalismo”, que prevé la prohibición de las organizaciones que llaman al “derrocamiento violento” del régimen, es un buen ejemplo de este proceso de restricción. 

2.2. Los medios específicos ¿Cuáles son los medios específicos de la guerra popular? Estos medios son, en primer lugar, formas de acción: 

1° La lucha armada (que, a su vez, adopta formas diferentes: la guerra de guerrillas, la guerra de posiciones, la guerra de movimientos, la insurrección armada…); 

2° La lucha callejera (en otras palabras, el enfrentamiento violento de las masas, consciente y deliberado pero desarmado, contra las fuerzas represivas con ocasión de manifestaciones o concentraciones); 

3° El sabotaje. Estas formas de acción, sin embargo, no se convierten en medios específicos de la guerra popular si no se ponen al servicio de una estrategia de guerra popular, lo que implica las siguientes condiciones: 

1° Estas formas de acción son puestas en práctica por la vanguardia comunista en una estrategia consciente de guerra popular. No son elementos de una guerra popular que unos trabajadores se dediquen a llevar a cabo sabotajes en el marco de una lucha económica, que unos anarquistas pongan una bomba en una comisaría de policía o que jóvenes en situación precaria provoquen disturbios en su barrio. Éstas son expresiones de las contradicciones revolucionarias que van minando la sociedad burguesa.

2° Estas formas de acción, las tres, se entienden como necesarias y complementarias y, en consecuencia, los comunistas, si no están en condiciones de emplear más que un medio, se aplican para lograr reunir las condiciones necesarias para el uso de los otros medios y ponerlos en práctica tan pronto como se den dichas condiciones. 

3° Estas formas de acción se emplean para modificar la relación de fuerza proletariado/burguesía, primero en una fase defensiva de acumulación de fuerzas, más tarde en una fase ofensiva de destrucción del sistema enemigo. Estas formas de acción deben, pues, ponerse en práctica con la idea de que su potencial vaya en aumento, lo que significa que sean practicadas por masas cada vez amplias con medios y capacidades cada vez mayores. Volveremos sobre cada una de estas condiciones pero, en primer lugar, vamos a estudiar antes de nada cada uno de estos medios específicos. 

2.3. Primera forma de lucha específica: La lucha armada 

2.3.1. Lucha armada, propaganda armada y línea de masa Como todas las formas de lucha que integran la guerra popular, la lucha armada apunta a tres objetivos estratégicos: 

el fortalecimiento de las fuerzas revolucionarias, el debilitamiento de las fuerzas reaccionarias y el progreso de la conciencia revolucionaria de las masas. Para lograr este objetivo, la guerrilla se convierte en propaganda armada. El concepto de propaganda armada se encuentra en varias estrategias revolucionarias. Así es como estuvo en el corazón de las estrategias “comunistas combatientes” que se practicaron en Europa en los años 70 y 80 (en nuestro país [Bélgica], concretamente, por las Células Comunistas Combatientes). 

“La acción armada fortalece y estimula la conciencia de la clase obrera en que puede ser portadora de victorias (incluso parciales). Por primera vez desde hace muchos años, ya no somos nosotros, trabajadores y militantes, quienes nos llevamos todas las tortas, sino la burguesía, que sufre derrota tras derrota. Aunque quepa pensar que estas victorias son efímeras en los hechos, tras años de traiciones, derrotas, “manifas” en que nos han apaleado, prisión, trabajo en talleres o fábricas sin esperanza, privaciones durante las huelgas en que no hemos ganado nada, y todo bajo la mirada de desprecio de los señoritos que gobiernan, la menor de las victorias cuenta tanto por lo que enseña sobre el modo en que se ganó, como por abrir la puerta a un porvenir de combate victorioso. La lucha armada por el comunismo es un vector de propaganda especialmente eficaz cuando se realiza correctamente. Su fuerza reside en que provoca la ruptura con el circo democrático cuyo programa redacta la burguesía, en que significa destrucción objetiva en las filas del enemigo, en que refleja la realidad, siquiera todavía limitada, de las fuerzas proletarias organizadas para la lucha de clases, y en que es irrecuperable por los ideólogos a sueldo de la burguesía: “¡los hechos son tercos!” (…) 

¡La lucha armada por el comunismo permite, por último, desenmascarar por los hechos a todos los traidores del movimiento obrero, a todos aquellos que no pierden ocasión de unirse a la burguesía y denunciar a los revolucionarios cuando se anuncia la tormenta! 

La lucha armada tiene un carácter anticipativo concreto del poder obrero, desenmascara las políticas de colaboración e integración de los traidores sindicales y reformistas.” (3) Esta definición es ciertamente correcta, pero la propaganda armada como elemento central de la primera fase de la guerra popular prolongada posee una dimensión muy superior que le proporciona una herramienta propia del maoísmo, insustituible para cualquier política revolucionaria: la línea de masas. “En todo el trabajo práctico de nuestro Partido, toda dirección correcta está basada necesariamente en el principio: “de las masas, a las masas”. Esto significa recoger las ideas (dispersas y no sistemáticas) de las masas y sintetizarlas (transformarlas, mediante el estudio, en ideas sintetizadas y sistematizadas) para luego llevarlas a las masas, difundirlas y explicarlas, de modo que las masas las hagan suyas, perseveren en ellas y las traduzcan en acción, y comprobar en la acción de las masas la justeza de esas ideas. Luego, hay que volver a recoger y sintetizar las ideas de las masas y a llevarlas a las masas para que perseveren en ellas, y así indefinidamente, de modo que las ideas se tornan cada vez más justas, más vivas y más ricas de contenido.” (4) La propaganda armada propia de la guerra popular no es, por lo tanto, una relación unívoca entre una vanguardia y las masas en la que la primera utiliza este medio para elevar la conciencia política de las segundas, para transformar a los proletarios en revolucionarios llamados a unirse a la vanguardia. Es una relación dialéctica en la que la vanguardia recoge y analiza los puntos contradictorios que se encuentran entre las masas, los depura, los sistematiza y establece la conexión particular-general, antes de devolverlos a las masas en forma, especialmente, de acciones de propaganda armada contra la burguesía, su estado, sus agentes y sus cómplices. Notas: (3) Células Comunistas Combatientes, Sobre la lucha armada (1985), puntos 15, 16 y 18. (4) Algunas cuestiones sobre los métodos de dirección, 1 de junio de 1943, Obras escogidas de Mao Tse Tung, tomo III. PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [3/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 2.3.2. La guerrilla urbana La lucha armada, al comienzo de la guerra popular prolongada en las metrópolis imperialistas, reviste la forma de guerrilla urbana. Ya tratamos ampliamente la cuestión de la urbanización en nuestra contribución anterior por lo que no es necesario volver a abordar este asunto. La elección de la guerrilla permite compensar la inferioridad de las fuerzas revolucionarias en el plano de los efectivos, armamento, equipo y entrenamiento, al basarse la guerrilla en la iniciativa, la sorpresa, la flexibilidad, la movilidad y la clandestinidad. 

a) Estratégicamente, la iniciativa está en el corazón de la actividad de la guerrilla. Incluso en la primera fase de la guerra popular, la fase defensiva, las fuerzas revolucionarias deben tomar la ofensiva y mantenerla. Son ellas las que deben elegir el momento y el terreno del enfrentamiento, las que deben llevar el control de la escalada revolución/contrarrevolución anticipando correctamente las reacciones del enemigo. Ello implica hacer una estimación del nivel adecuado (cualitativo y cuantitativo) en el que practicar la lucha armada. Permanecer por debajo del nivel adecuado significa renunciar a su papel de vanguardia y a la posibilidad de progreso revolucionario; ir más allá del nivel adecuado significa cortar los lazos con el movimiento revolucionario de la clase y desencadenar una escalada contrarrevolucionaria que puede ser fatal para el movimiento de la clase. 

b) Tácticamente, la sorpresa es el elemento principal que permite compensar la desigualdad de medios. Los revolucionarios estudian minuciosamente su objetivo y eligen la hora, el lugar, la magnitud y la duración del ataque. Es la sorpresa (garantizada por el secreto) lo que permite a los revolucionarios concentrar en un punto y durante un tiempo dado fuerzas superiores a las del enemigo y desarrollar un conocimiento superior del terreno del enfrentamiento. 

c) La flexibilidad en la elección y el empleo de sus medios es también una característica de la guerrilla. Llevar a cabo operaciones estereotipadas con fuerzas de una composición invariable conducirá rápidamente a derrotas. La flexibilidad también debe manifestarse en la capacidad de hacer frente a situaciones nuevas, cualesquiera que éstas sean, desde la aparición de una crisis política de gran calado a la aplicación de una nueva técnica por la policía. 

d) La movilidad es la protección táctica de los guerrilleros urbanos. Les es necesaria para sustraerse a la reacción del enemigo. Para poder replegarse antes de la llegada de refuerzos de la policía, la movilidad del grupo guerrillero debe ser superior a la de la policía. Esto no significa necesariamente disponer de vehículos más rápidos que los del enemigo, pero sí implica necesariamente una elección perfecta del itinerario del repliegue y del momento del repliegue. Esta elección es el resultado de un estudio del terreno (cruces, semáforos, atascos de tráfico) y del enemigo (¿dónde está? ¿cuándo está prevenido? ¿cuánto tiempo tarda en llegar?). Ciertas acciones permiten también: ralentizar al enemigo (atascos provocados de uno u otro modo), distraerle (con falsas alarmas) o privarlo de sus medios. e) La clandestinidad es la protección estratégica de los guerrilleros. Se trata de la clandestinidad de la actividad, no necesariamente de los guerrilleros. Al revés: el guerrillero urbano debe llevar una vida aparentemente normal. Sólo si es buscado por la policía debe pasar a la clandestinidad. Una clandestinidad sólida se consigue mediante algunos métodos conocidos (empezando por la compartimentación de la organización) y por una disciplina de hierro en la aplicación de estos métodos. 

2.3.3. La guerrilla urbana en el legado comunista 

La guerrilla urbana está mucho menos presente en el legado comunista en general, y en el legado maoísta en particular, que la guerrilla rural. La razón es el peso de la concepción insurreccionalista en el movimiento comunista. Sin embargo, los bolcheviques la practicaron a gran escala tras el fracaso de la revolución de 1905. Después de enero de 1905, el POSDR (b) constituyó una Oficina técnico-militar (conocida también como Organización de combate) no sólo para preparar la insurrección futura, sino también para realizar expropiaciones, actividades de inteligencia, fabricar, comprar y almacenar armas y explosivos, ejecutar a los espías y a los cuadros más peligrosos de la contrarrevolución. Existía una red de grupos de combate locales (ligados a los comités locales del partido) que estaba dirigida por un Grupo de Combate Central nombrado por el Comité Central. Se creó en Kiev una escuela de instructores militares en Kiev y otra en Lemberg para el empleo de bombas; también se montaron talleres de fabricación de bombas en Moscú y Kiev. Los grupos de combate del POSDR llevaron a cabo muchas operaciones de guerrilla urbana, principalmente en los países bálticos, en el Cáucaso (donde Stalin desempeñó un papel importante, en especial en la organización del ataque al transporte de fondos en Tiflis –hoy Tbilisi- en 1907) y en los Urales. Una gran parte de este patrimonio de experiencia se perdió durante el proceso de teorización que, tras Octubre, hizo de la insurrección el único objetivo militar del proletariado. Sin embargo, la madurez político-militar de los bolcheviques debía mucho a su práctica de la guerrilla urbana y a su aparato militar posterior a 1905. 

Una segunda gran oleada de experiencia de la guerrilla urbana es la que tuvo lugar en la década de los 60 y a principios de los 70 en Argentina, Brasil y Uruguay. Esta oleada asoció (o yuxtapuso) iniciativas guevaristas, trotskistas, radical-reformistas (peronistas de izquierda, por ejemplo), aunque también, pero marginalmente, maoístas (el MIR maoísta uruguayo fue una de las fuerzas constituyentes del MLN-Tupamaros en 1965). Fue en Argentina donde la guerrilla urbana alcanzó mayor amplitud. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), trotsko-guevarista, era, de lejos, la mayor de estas organizaciones, junto a otras experiencias (FAL, Montoneros, FAP, FAR y otros). Miles de militantes participaron en estas guerrillas y casi 5.000 miembros del ERP fueron asesinados por la represión. Las guerrillas urbanas brasileñas (ALN y MR-8 ), por poderosas que fueran, no tuvieron la amplitud de las del cono sur. Cabe señalar que todas estas guerrillas urbanas no se veían a sí mismas como “decisivas” (excepto, en cierta medida, en Uruguay). Todas tuvieron la preocupación de levantar guerrillas rurales. Entre “Los siete errores del guerrillero urbano”, Marighella incluye: 

“La sobreestimación de la lucha urbana. Los que se jactan por los actos de la guerrilla en las ciudades corren el riesgo de no preocuparse en exceso del desencadenamiento de la guerrilla rural. Terminan por considerar a la guerrilla urbana como decisiva y por dedicarle a ella todas las fuerzas organizativas. La ciudad es susceptible de ser el objeto de un cerco estratégico que sólo podremos evitar o romper cuando se desencadene la guerrilla rural. Mientras ésta no haya aparecido, el enemigo podrá seguir infligiéndonos graves daños.” (5) El ERP argentino dedicó una especial atención a la fundación de una guerrilla rural en la provincia de Tucumán, a la que destinó, en sus comienzos, un centenar de combatientes. Se llegó a considerar que casi un tercio de la provincia había sido “liberado” por el ERP del control del gobierno. El ERP practicó en la zona un sistema de peaje para controlar las carreteras hasta que en febrero de 1975 una operación general a gran escala destruyó la guerrilla (aparecen entonces en Argentina, en la provincia de Tucumán, los primeros centros de detención, de tortura, de ejecuciones extrajudiciales seguidas de la desaparición de los cuerpos). Por último, los Tupamaros depositaron también grandes esperanzas (y destinaron en sus inicios a entre 100 y 150 combatientes) en el establecimiento de focos de guerrilla rural, en lo que llamaron el “plan Tatu”. Para el THKP-C, el Partido-Frente Popular de Liberación de Turquía y sus organizaciones sucesoras (Dev Yol, Dev Sol, MLSPB, THKP-Vanguardia Revolucionario del Pueblo, etc.), la guerra popular debe comenzar con una fase de guerrilla urbana (más accesible a los revolucionarios, que actúan sobre un terreno que ofrece amplio eco a la propaganda armada), uno de cuyos objetivos es crear las condiciones para la formación de una guerrilla rural. Sólo con la experiencia de las Brigadas Rojas en Italia y los GRAPO en España, la guerrilla rural, si no totalmente descartada, queda al menos completamente marginada. Estas dos organizaciones experimentaron formas de lucha y organización cuyo objetivo era utilizar la guerrilla urbana en la perspectiva de la toma del poder por el proletariado. Para nosotros constituye el patrimonio de experiencia más apreciable, experiencia que, sin embargo, aún no se ha analizado en su justo valor. 

Una palabra aún sobre las poderosas guerrillas urbanas que tuvieron lugar en el País Vasco e Irlanda. Si éstas no tenían por objeto la conquista revolucionaria del poder (con la excepción del INLA, durante un largo periodo de su historia), experimentaron, en cualquier caso, formas de contrapoder popular, sociedades paralelas, en el medio urbano, frente a una contrainsurgencia extremadamente densa, moderna y poderosa. Aquí también hay material de estudio. 

                                                                                           2.3.4. Modos de acción de la guerrilla urbana A diferencia de la guerra popular prolongada que tiene un contenido político, la guerrilla urbana es un método de lucha. Este método se caracteriza por sus restricciones organizativas (clandestinidad, compartimentación, etc.) y por sus cinco modos de acción, a saber:         

                       1° El ataque armado Se trata de ataques contra edificios, instalaciones y/o personas por un grupo de guerrilleros armados. La acción puede ir desde el simple ataque contra la entrada principal del edificio que constituye el objetivo hasta la incursión en el propio edificio y su ocupación rápida. Entre estas acciones también se puede mencionar una expropiación (de fondos en un banco, de armamento de una tienda de armas o de una comisaría). Puede ser también la ocasión de poner una bomba de relojería en el local de que se trate. Puede ser finalmente una ejecución, un secuestro o, por el contrario, la liberación de camaradas prisioneros. 

2° La acción incendiaria o con explosivos La acción incendiaria o con explosivos, generalmente nocturna, es la forma de sabotaje propia de la guerrilla urbana. El ejemplo más clásico es la voladura de torres de líneas de alta tensión o de repetidores de telecomunicaciones, pero también pueden ser objetos de estas acciones las instalaciones industriales o portuarias, los oleoductos, etc. Este tipo de acciones puede ser muy simple, puede consistir en el simple lanzamiento de un cóctel Molotov contra un vehículo o un inmueble por un grupo que no dispone aún de armas de fuego. 

                                                                                                                                                                                                                                                 3° Apoyo a las luchas de masas Durante las huelgas y manifestaciones de masas, las fuerzas de la guerrilla urbana pueden intervenir en el marco de una política destinada a vincular lo particular de las luchas concretas con lo general del proyecto revolucionario (6). La destrucción de las existencias con que cuenta la burguesía para resistir la huelga, el ataque contra los cuadros burgueses o los cortes de suministro eléctrico son algunos de los medios de intervención. Del mismo modo, durante las manifestaciones de masas susceptibles de evolucionar hacia enfrentamientos callejeros, la guerrilla puede destruir una parte del material de “control de masas” (blindados especiales, vehículos motobomba, helicópteros de vigilancia, etc.) con que cuenta la burguesía. 

4° La protección de operaciones sin armas Con la elevación de la escalada revolución/contrarrevolución, acciones que anteriormente caían en el ámbito de la actividad legal y paralegal serán reprimidas con tal intensidad y violencia que incumbirán en la práctica a la guerrilla. Guerrilleros armados escoltarán y protegerán a los militantes que peguen carteles, pinten consignas en las paredes o tomen la palabra por sorpresa en mítines populares. Este modo de acción fue utilizado durante la resistencia anti-nazi en Bélgica y en otros lugares. 

                                                                                                                                     5° La demostración armada Los guerrilleros también pueden aparecer (encapuchados, naturalmente) en manifestaciones de masas para reafirmar y concretar la presencia de la guerrilla revolucionaria en el cuerpo social. Tales demostraciones de fuerza (practicadas por el movimiento republicano irlandés o la izquierda nacionalista vasca) pueden tener un impacto muy considerable, más allá del discurso pronunciado por los guerrilleros en esas ocasiones. 

2.3.5. Los medios de la guerrilla urbana La cuestión de los medios no es sólo técnica. También es una cuestión política. De hecho, no se puede pretender “preparar” la guerra prolongada sin trabajar en la tarea concreta de reunir estos medios. Puede posponerse el inicio de la guerrilla urbana por falta de preparación, pero es imposible, al precio de revelar la oculta voluntad de no abandonar el campo legal y semilegal, no trabajar en concreto para reunir dichos medios. ¿Cuáles son los medios necesarios para la práctica de la guerrilla urbana? 

1° Los militantes Los guerrilleros deben reunir en sí capacidades políticas, militares, una firme determinación y una férrea disciplina, tanto en el desempeño de la acción armada como en el respeto de los procedimientos de seguridad que garantizan la clandestinidad. 

2° Armas, municiones y explosivos Éstos pueden adquirirse en el mercado negro, requisarse (en armerías y en los depósitos del enemigo para las armas, en canteras o cuarteles para los explosivos) o fabricarse (con prudencia). 

3° Motorización Los vehículos se compran, alquilan con documentación falsa o se requisan. 

 4° Dinero El dinero puede provenir de expropiaciones de bancos, de secuestros con pago de rescate, de pagos impuestos a sociedades comerciales e industriales, etc. El dinero también puede provenir de contribuciones y donaciones de los militantes, de las sociedades comerciales propiedad clandestina del movimiento o de operaciones clandestinas destinadas a financiarse (por ejemplo, operaciones de contrabando). 

5° Documentación falsa Carnés de identidad, permisos de conducir, tarjetas de crédito, pasaportes, etc. son necesarios para la acción clandestina. Se roban y/o se falsifican, o se fabrican. Si la complejidad es creciente (chip RFID, etc.), los medios de falsificación necesariamente habrán de ser también más complejos (impresoras láser, generación de microchips). 

6° Tecnologías de la información Los equipos de comunicaciones (y de protección de comunicaciones), de interceptación de las comunicaciones y bases de datos del enemigo, son de importancia cada vez mayor. Es importante disponer de militantes cualificados y darles los medios para mejorar aún más su cualificación. 

7° Bases Se pueden establecer bases en casa de los militantes desconocidos de los servicios policiales o en casas alquiladas (o compradas) bajo una identidad falsa. 

8° Comunicación Las tecnologías de la información (las técnicas de cifrado, en especial) facilitan la comunicación entre los grupos respetando las reglas de compartimentación; no obstante, en ocasiones, los contactos directos siguen siendo necesarios. El dominio de los procedimientos para evitar o, si fuera necesario, escapar a un seguimiento, es fundamental para las personas que deben garantizar los contactos. 

9° Servicio médico El desarrollo de acciones armadas, que aumenta el riesgo de enfrentamientos directos y, por lo tanto, de heridos, irá parejo a la constitución de un servicio médico cada vez más completo, en que se aúnen la formación en primeros auxilios de los guerrilleros con la instalación de un pequeño puesto de socorro y el desarrollo de una red de complicidad en hospitales. 

10° Información 

La información es fundamental para la guerrilla. Se debe disponer de información sobre los objetivos a golpear, los servicios de policía, sus efectivos, sus medios, los agentes y las investigaciones que llevan a cabo. La constitución de un servicio especial deberá hacerse tarde o temprano, pero es el profundo enraizamiento en las masas lo que asegura a la guerrilla el flujo de información que le es vital.

Notas: (5) Manual de guerrilla urbana, en Pour la libératión du Brésil, París, 1970, página 133. [La traducción al español que os ofrecemos es una retraducción del francés. Nota de ODC]. (6) Hay una errata en el original, que dice “projet contre-révolutionnaire”. [Nota de ODC]. 

PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [4/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 

2.3.6. Obligaciones organizativas de la guerrilla Si, como pensamos, en las primeras fases de la guerra popular, es el propio Partido el que debe asumir la lucha armada, debe someterse por ello a ciertas obligaciones organizativas. La militarización del Partido no significa que a todos sus militantes se les destine al trabajo militar. Pero está claro que todas las estructuras del Partido sufrirán una represión salvaje con independencia de que se dediquen al trabajo militar, político-militar, político, logístico, de enlace, editorial, de inteligencia, etc. Todo el Partido debe, por lo tanto, adoptar las reglas más estrictas de la clandestinidad y la compartimentación. El movimiento comunista tiene una larga experiencia de clandestinidad sobre la que puede basarse [la organización de la guerrilla] y cuyos principios (compartimentación, etc.) no volveremos a tratar aquí. Pero si la actividad política clandestina no armada puede desarrollarse con grupos de base de dos, tres o cuatro personas, la experiencia demuestra que el grupo armado de base de una organización que practica la guerrilla urbana debe contar con cuatro o mejor aún con cinco personas (el número de efectivos necesarios para llevar a cabo una operación de mediano alcance y que caben en un coche). Estos cinco militantes deberán ser como una piña, tener confianza los unos en los otros y reunir juntos las capacidades necesarias para la acción armada (al menos uno de ellos debe ser un buen conductor, otro debe ser un buen tirador de subfusil, otro debe saber de artefactos explosivos, etc.). Esta red de grupos de combate debe además contar con un servicio de inteligencia, un centro de propaganda (que edite el órgano central de la organización), un servicio de enlace, etc. Cuanto más se desarrolle y despliegue el proceso de guerra popular, tanto mayor será el desarrollo de la función militar de la guerrilla en relación con la función política. La destrucción material de las fuerzas enemigas se convierte en un objetivo estratégico. Mientras en las primeras fases la guerrilla se practica con la conciencia de que para el enemigo en más fácil suplir sus pérdidas que para nosotros causárselas, en las fases superiores, el enemigo debe poder contar con todos sus medios, con todos sus recursos, y cada pérdida le es sensible. Es en este salto cualitativo del proceso, en este momento en que la lucha armada deja de ser una herramienta puramente política (excepción hecha de las operaciones logísticas, financieras y de liquidación de espías) cuando se plantea concretamente la construcción del Ejército Rojo. Hasta ese momento, llevan a cabo la actividad guerrillera los militantes del Partido; a partir de ese momento, la lucha armada puede ser librada por todos los combatientes que hayan tomado partido consciente en la guerra civil emergente adhiriéndose al programa del Frente. 

2.4. Segunda forma de lucha específica: La lucha callejera 

2.4.1. ¿Qué entendemos por “lucha callejera”? La apropiación del espacio urbano puede dar lugar a diversas manifestaciones políticas antagónicas o no (discursos, pintadas, rotura de escaparates, cortes de tráfico, etc.). La lucha callejera se diferencia de los disturbios en la medida en que: 

1° tiene una finalidad política y 

2° que ésta concebida en ese sentido (aunque sólo sea por la resolución de los militantes que la practican). La lucha callejera es una manifestación de contrapoder popular que permite romper de modo práctico y manifiesto con el reformismo. La lucha callejera permite trazar una línea de demarcación entre la revolución y el reformismo. Educa a las masas y a los militantes de base en la violencia revolucionaria, les enseña a atreverse a luchar y a atreverse a vencer. El impacto es menor en los costes de los daños que en el mensaje que se transmite: es posible invertir la relación de fuerzas, aunque sea por un instante, aunque sea a pequeña escala. La lucha callejera se diferencia de la guerrilla urbana en que es inmediatamente accesible a muy amplias masas. 

2.4.2. La lucha callejera en el legado comunista Sería un gran error creer que la lucha callejera es extraña al movimiento comunista, que pertenece a los anarquistas y a los no encuadrados. La lucha callejera desempeñó un gran papel en el combate comunista revolucionario, pero forma parte de esas piezas de nuestro legado que el revisionismo ha ocultado y liquidado en aras exclusivamente de las formas de lucha legales y pacíficas. Entendemos por lucha callejera la apropiación del espacio urbano por los manifestantes más allá de lo que toleran (autorizan) las fuerzas represivas y la escalada de represión/resistencia que resulta de ello (cargas de la policía, detenciones de manifestantes por la policía, altercados para liberar a los manifestantes detenidos, lanzamiento de piedras contra disparos de gases lacrimógenos, etc.). La práctica del movimiento comunista a finales de los años 20 y principios de los 30 es muy rica en experiencias de este tipo. Todos los Partidos comunistas tenían organizaciones especiales, paramilitares, cuyas funciones iban de la protección de los locales, manifestaciones, cuadros, piquetes de huelga, a grupos de choque para la lucha callejera. El PCB [Bélgica] tenía su propia organización, con su propio uniforme (gorra y blusa gris, correaje, pañuelo de cuello y brazalete rojo). Estos “Combatientes del frente rojo” estuvieron en la primera línea de las manifestaciones violentas durante las huelgas de mineros de 1932 en el Centro y en la región de Borinage. Pero como cada vez que se analiza la experiencia comunista de finales de los años 1920 y comienzos de los 30 en Europa, fue el movimiento comunista alemán el que parece haber llevado más lejos, llegando casi a la perfección, las formas de lucha y organización elegidas por la Internacional Comunista. El enraizamiento del KPD en los barrios proletarios y en las fábricas era muy profundo, y desde principios de los años 20, estaba asumida la lucha por la calle (manifestaciones salvajes, enfrentamientos con la policía). Con la crisis, el KPD iba a convertirse cada vez más en un “partido de desempleados” (la aristocracia obrera, menos afectada por la crisis, se afiliaba más bien al SPD). En la Alemania de 3,2 millones de parados en 1930, que pasa a 6,1 millones en 1932, se produjo un deslizamiento natural en la estrategia del KPD de la fábrica de la calle. La vida política de los partidos más desfavorecidos de la clase (y también del lumpemproletariado parcialmente encuadrado por el KPD) [se organiza] en forma de grupos de discusión en las esquinas de las calles, o en los descansillos de los edificios o en las cervecerías. La violencia revolucionaria, como táctica, se desarrolló constantemente durante las manifestaciones comunistas entre 1928 y 1931. En la primera mitad de 1929, casi cada manifestación se terminaba convirtiendo en violentos enfrentamientos con la policía. Las únicas excepciones eran las manifestaciones relámpago que se desarticulaban antes de la llegada de la policía. El 1º De mayo de 1929, cuando la policía quiso dispersar los mítines que, a pesar de la prohibición, había convocado el KPD, se toparon con una resistencia masiva. Los barrios proletarios de Wedding (el famoso “Wedding Rojo”) y de Neukölln se cubrieron de barricadas y no quedaron bajo control hasta el 4 de mayo. Los enfrentamientos provocaron 31 muertos (incluyendo un policía), y unos 200 heridos. A pesar de la represión (1.200 detenidos, prohibición de la prensa comunista y de la organización paramilitar de masas del KPD, la Rote Frontkampferbund), el KPD podría hacer una valoración positiva del uso de la lucha callejera. En abril de 1931, su revista de estudios político-militares, Oktober, distinguía tres formas de manifestaciones de masas: las manifestaciones legales, las manifestaciones en que se sabe desde su inicio que habrá enfrentamientos y las manifestaciones que conducen a la insurrección final. Antes de esta última etapa, era necesario encontrar el conveniente equilibrio entre la necesidad de la violencia, para que las masas aprendan su fuerza y la ejerzan y la necesidad de no provocar una escalada prematura. 

Esto dio lugar a debates muy duros en los que los “radicales” acusaban a los “moderados” de querer enviarlos al matadero (prohibiendo el uso de las armas que la policía empleaba si le era preciso), mientras que los “moderados” acusaban a los “radicales” de querer provocar una masacre al desencadenar una batalla generalizada prematura. El KPD finalmente admitió el uso de grupos armados para la defensa de las manifestaciones, pero en esa época, se trataba ya menos de enfrentarse a la policía que a los nazis, que se habían propuesto la conquista de la calle. La experiencia del KPD no es ciertamente la única. Las organizaciones comunistas de finales de la década de los 60 –de Francia a Japón- hicieron también de la lucha callejera una práctica central. Debemos aprender de estas experiencias comunistas de lucha callejera. Pero hay que contrastar esta experiencia con los avances experimentados por las fuerzas represivas y las experiencias recientes de lucha callejera, empezando por las de los Black Blocs. 

2.4.3. Avances en los medios de control de masas Las técnicas de control de masas se han refinado considerablemente estos últimos años. Hasta los años 30, el equipamiento de las fuerzas desplegadas contra los disturbios era puramente militar: durante la huelga de 1932, los blindados enviados contra los manifestantes eran autoametralladoras concebidas para enfrentarse a un ejército clásico. Lo que se consideraba equipamiento “específico” era, de hecho, material militar dado de baja cuya falta de eficacia se veía reforzada por las doctrinas sobre su empleo (por ejemplo: el uso que hacían los gendarmes del sable al golpear a los manifestantes con su parte plana). En la década de los 50, el equipamiento seguía siendo en gran medida una combinación del del guardia de orden público (porra) y el del militar. Se le añadía tan sólo un casco con visera de plástico y un escudo y, respecto al fusil, una bocacha especial para disparar botes de gas lacrimógeno (el primer uso de éstos contra manifestantes se remonta a los años 20, pero su uso generalizado, como elemento central de los dispositivos antidisturbios, es posterior). En todos los países capitalistas desarrollados, la burguesía experimentó en diversas ocasiones que la muerte de manifestantes podía ser contraproducente, en otras palabras, que estos muertos avivaban la ira de las masas más que aterrorizarlas. En Bélgica, fue éste precisamente el caso con ocasión de la masacre de Grâce-Berleur. De ello iba a resultar un avance inaudito en los medios de control de masas. Se trata en primer lugar de un avance en los medios técnicos: blindados especiales, cañones de agua (a veces con tinte), panoplia de protección individual de los policías, granadas ensordecedoras, balas no penetrantes (primero pelotas de madera, caucho y más tarde de goma), pistolas eléctricas [“taser”, en el original en francés], cañones de sonido (LRAD), sprays, etc. Afecta luego a los medios tácticos, cada vez más flexibles y eficaces con el desarrollo de las comunicaciones por radio y de la observación desde helicópteros). Se trata por último de medios (técnicos y tácticos) que permiten una represión judicial eficaz y que tienen, en el momento mismo de las manifestaciones, un poderoso efecto de intimidación, como, en primer lugar, el uso masivo de cámaras y videocámaras.El objetivo de todo ello es asegurar a las fuerzas represivas una superioridad aplastante sobre los manifestantes al tiempo que se mesura cuidadosamente el grado de violencia ejercido. Pero paralelamente al desarrollo de la represión se ha producido un desarrollo de la resistencia. Los nuevos equipamientos han tenido respuesta en nuevas actitudes [de lucha] (a los escudos transparentes y a los cascos con visera se ha respondido, por ejemplo, cegándolos con bombas de pintura; a las pelotas de goma se ha respondido con el tiro tenso de cohetes de artificio o de bengalas). En el caso de la lucha callejera, este desarrollo no ha venido de los manifestantes obreros sino de esa parte de la juventud revolucionaria que constituyeron los Black Blocs. 

PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [5/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 

2.4.4. La contribución del Black Bloc a la lucha callejera Los Black Blocs aparecieron en Berlín en 1980 durante la resistencia de los okupas del movimiento autónomo a las operaciones de desalojo. Fue entonces cuando pudimos ver a pequeños grupos de manifestantes encapuchados y vestidos de negro. Era el conjunto del movimiento el que adoptaba las principales decisiones (fecha y punto de encuentro de las manifestaciones) pero las decisiones tácticas las adoptaban los pequeños grupos dependiendo de la situación y las oportunidades que se ofrecían. Si la masa de militantes encapuchados y vestidos de negro ofrece un anonimato protector, los miembros de los pequeños grupos se conocen bien, están acostumbrados a luchar juntos y permanecen juntos a lo largo del enfrentamiento. La práctica del Black Bloc se desarrolló en el transcurso de los 80 en toda Alemania, en el movimiento autónomo, “antifa” y antiimperialista. Gran parte de este movimiento estaba en relación dialéctica [se dialectisait, en el original en francés] con la lucha armada, al defender las reivindicaciones de los prisioneros de la RAF, empezando por el final del aislamiento y el reagrupamiento de los presos. Las manifestaciones contra la visita de Reagan, contra el nuevo aeropuerto de Frankfurt, en defensa de los okupas de la Haffenstrasse de Hamburgo, o, en 1988, contra la celebración de una reunión del Banco Mundial y el FMI, fueron las grandes experiencias del Black Bloc. La experiencia ha seguido y se ha ido afinando con ocasión, por ejemplo, de los “Primeros de Mayo revolucionarios” en Kreuzberg. La experiencia del Black Bloc alemán de la década de los 80 no sólo constituyó una experiencia en las tácticas de la lucha callejera. También representó para el movimiento autónomo una expresión organizativa, la de los pequeños “grupos de afinidades” [“groupes d’affinités” en el original en francés], en consonancia con sus ideales antipartido. También asumió, por muy amplios sectores de la juventud revolucionaria, una evidente dimensión cultural, con los “kapus” (sudaderas con capucha) negros que se vestían como seña de pertenencia a la izquierda radical. 

A principios de los años 90, los Black Blocs aparecieron en América del Norte, en primer lugar en el movimiento antifascista (Anti-Racist Action) y contra la guerra (1991) y más tarde en las movilizaciones “antiglobalización”. Su éxito táctico en Seattle, el 30 de noviembre de 1999, con ocasión de la cumbre de la OMC, fue también su éxito mediático, pero su éxito principal sigue siendo la movilización contra la reunión del FMI y el Banco Mundial en abril de 2000 en Washington. El Black Bloc (Revolutionary Anti-Capitalist Block) consiguió rechazar el dispositivo policial, forzar los cordones de seguridad y liberar a los manifestantes detenidos. Ya hemos visto que la práctica de la lucha callejera es antigua. Desde esa perspectiva, ¿qué aportan las experiencias del Black Bloc? La demostración de que un gran número de manifestantes puede no sólo hacer frente a la represión policial sino, incluso, desbordarla, sin organización centralizada, pero con una “comunidad de prácticas” tales como: 

1° Encapucharse y vestirse de la misma forma para impedir las identificaciones. 

2° Explotar la flexibilidad de una masa de pequeños grupos autónomos. El menor fallo en el dispositivo de la policía se puede explotar. Si un cerco no es perfecto, el grupo que detecta la brecha se cuela por ella, abriendo el camino a una maniobra general aunque no coordinada. La acción de pequeños grupos autónomos permite una gestión más fluida de la acción y la aparición de una autosincronización. Una masa de personas interdependientes (que, por ejemplo, siguen siempre a la cabeza de la manifestación) es más fácilmente controlable por la policía. 

3° Practicar el “bloqueo estricto” [“tight block”, en inglés y entrecomillado, en el original en francés] cerrando los bordes de la manifestación con pancartas resistentes sostenidas con firmeza y formando filas de personas codo con codo para hacer fracasar las actuaciones y operaciones de la policía “en cuña” [“en coin” en el original en francés] (que tienen por objeto cortar la manifestación en pedazos para llevar a cabo detenciones selectivas, etc.) o detenciones por policías disfrazados de manifestantes. 

4° Asociar en una complicidad activa a los elementos más decididos con los elementos pasivos. Los primeros salen de las filas para atacar blancos (escaparates, coches de policía, etc.) antes de unirse a los segundos que abren sus filas y los absorben. 5° Prohibir totalmente tomar fotos o rodar videos de la manifestación. Añadamos a ello la paradójica visibilidad del Black Bloc: a la vez que preserva el anonimato, permite que los manifestantes revolucionarios (o, al menos, antagonistas) aparezcan en gran número, que den una impresión de fuerza que es, en sí misma, un factor de propaganda y que ha contribuido a hacer del Black Bloc un fenómeno cultural. 

2.4.5. Limitaciones del Black Bloc Sin partido, sin organización centralizada de las vanguardias proletarias, no se puede esperar que las luchas callejeras vayan más allá de victorias de un día. No vamos a discutir aquí, no obstante, sobre las limitaciones estratégicas derivadas del hecho de que los Black Blocs, hoy, tengan una base masivamente anarquista y autónoma que rechaza cualquier forma de organización centralizada. El Black Bloc nació en parte con estos rasgos, pero ha dado pie a métodos y prácticas que pueden enriquecer la experiencia de una política centralizada, partidista. Así, por ejemplo, el principio de la autonomía táctica de los grupos no es en sí incompatible con una estrategia centralizada. ¿Qué es, pues, desde una perspectiva revolucionaria comunista, partidista, centralizada, (y en el ámbito específico de la lucha callejera) lo problemático de la práctica del Black Bloc?

1° Estas falanges compactas de manifestantes encapuchados y vestidos de negro que desfilan en filas prietas pueden parecer una fuerza exterior, casi hostil, en las movilizaciones de masas en que aparecen. Esto produce un efecto de “ellos y nosotros” entre el Black Bloc y el resto de manifestantes que es perfectamente aceptable para los anarquistas pero que es contraproducente desde un punto de vista marxista-leninista maoísta. 

2° Los Black Blocs pueden mantener una dialéctica represión-resistencia-represión que pueden asumir pero que deja al resto de manifestantes indefensos. En varias ocasiones, los Black Blocs han provocado el enfrentamiento y la policía ha reaccionado con maniobras de cerco; como los Black Blocs están familiarizados con esta práctica, escaparon al cerco, a los golpes y a las detenciones de que fueron víctimas las masas de manifestantes “ordinarios”. Esto es lo que ocurrió en la cumbre de la OTAN en Estrasburgo. [Como consecuencia de estos hechos], algunos manifestantes podrían llegar a mejorar su preparación [en la lucha callejera], pero la mayoría más bien se atreverá a acusar al Black Bloc de haberles puesto a los pies de los caballos (y será esto lo que voceará la propaganda colabo-reformista). En lugar de educar en la violencia, el Black Bloc se convierte en algo que se rechaza. 

3° En algunos casos, los miembros del Black Bloc han explotado esta actitud deliberadamente al refugiarse en partes de la manifestación que no querían en absoluto servirles de protección. Considerar al resto de manifestantes como “escudo humano” es comprensible por parte de algunos anarquistas que consideran a esos otros manifestantes como “borregos” y “vendidos”, pero es inadmisible desde un punto de vista marxista leninista-maoísta. Los grupos de choque de la lucha callejera deben ser los escudos del movimiento de masas y aparecer como tales, no al revés. 

4° La constitución y el desarrollo de los Black Blocs han supuesto una experiencia en la dialéctica lucha/represión. Pero la dialéctica no conoce un punto final y el enemigo ha desarrollado ya respuestas de gran eficacia. La principal de ellas es, de manera proactiva, aislar al Black Bloc del resto de los manifestantes por medio de un operativo súbito, brutal y bien pensado (en un punto que favorezca un cerco hermético). Así actuó la policía de Bruselas con ocasión del No Border Camp. A una escala mayor, es así como el Black Bloc de Copenhague quedó reducido a la impotencia. 

5° La respuesta policial se ve favorecida por otro gran punto débil de los Black Blocs: el hecho de que sus grandes encuentros sean bien conocidos de todos con antelación. Rostock es quizás el último de estos grandes encuentros en que la policía se vio sorprendida por la magnitud del movimiento. En los sucesivo, [se han venido] organizando dispositivos con miles de policías siguiendo doctrinas que ya han integrado las tácticas anti-Black Bloc. Los grandes encuentros militantes se convierten en otras tantas ratoneras desde el cruce mismo de la frontera. 

2.4.6. Perspectiva de la lucha callejera comunista revolucionaria La experiencia del Black Bloc debe ser estudiada cuidadosamente por los comunistas. Este acervo debe enriquecer su propia experiencia de lucha callejera. Algunos rasgos del Black Bloc (y en particular la ruptura deliberada con el resto de manifestantes) deben abandonarse por anticomunistas y, en última instancia, por contrarrevolucionarios. Pero otros deben adoptarse, al menos parcialmente: el actuar encapuchados y vestirse “de civil” una vez concluya el incidente punible, el actuar en pequeños grupos tácticos autónomos, el practicar el “bloqueo estricto” [“tight block”, en inglés y entrecomillado, en el original en francés] del que también se benefician los otros manifestantes e impide que pequeños grupos de policías de paisano se infiltren en las manifestaciones, etc. Una práctica comunista del Black Bloc debe incluir también [el empleo] de todos los medios que permiten establecer conexiones con la masa del resto de manifestantes, compartiendo las consignas, aconsejándoles para que eviten golpes y detenciones, compartiendo el equipo de protección (en especial el antilacrimógeno), desarrollando una política de enfrentamientos inteligente (elección de los objetivos, tratamiento de los objetivos, elección de las situaciones tácticas evitando que los demás manifestantes tengan la impresión de que se les considera escudos, etc.). En este sentido, la lucha callejera puede nuevamente desempeñar su papel en el proceso revolucionario. Puede servir para desarrollar la autonomía de la clase, la conciencia de su fuerza por las masas, la educación en la violencia política organizada, el surgimiento de un contrapoder proletario, la apertura de perspectivas de luchas victoriosas. 

2.5. Tercera forma de lucha específica: el sabotaje 

2.5.1. Aspecto histórico (I): Emilie Pouget y la CGT Tras un sabotaje acaecido [en] la empresa metalúrgica de la ESB en Seraing, el Bloque ML realizó, en el n° 3 de Clarté, un análisis del sabotaje de algunos de cuyos elementos nos vamos a servir aquí para mostrar que, como en el caso de la lucha callejera, esta forma de acción de que se ha apropiado el movimiento anarquista pertenece también en gran medida al movimiento comunista. Porque si el sabotaje es tan antiguo como la explotación, ha conocido, sin embargo, aplicaciones colectivas de notable magnitud. La obra clásica de Émile Pouget informa de que en 1881, los empleados del telégrafo parisino, a quienes se les denegó un aumento [salarial] por el servicio de noche, sabotearon tan hábilmente la red que los ingenieros de la compañía fueron incapaces de arreglarla. Las líneas se negaron a trabajar durante cinco días. En cuanto se les concedió el aumento, y como por arte de magia, todas las líneas volvieron a funcionar a la mañana del día siguiente. Ni los autores ni el procedimiento fueron jamás descubiertos. En junio de 1895, por primera vez en Francia, encontramos la primera muestra de una manifestación teórica y consciente del sabotaje. El Sindicato nacional de ferrocarriles llevaba a cabo por entonces una campaña contra un proyecto de ley que pretendía prohibir a los trabajadores ferroviarios el derecho a la sindicación. Además de a la huelga general, el secretario del sindicato, alentaba el sabotaje: “... con dos perras gordas de cierto material, utilizadas oportunamente, dijo, podemos conseguir que una locomotora deje de funcionar...”. En el congreso sindical confederal de Toulouse en 1897, el sabotaje recibió su consagración teórica y entró a formar parte de la categoría de los medios de lucha reconocidos. El informe al congreso de la Comisión de boicoteo y sabotaje preveía diversas formas de lucha tales como el boicoteo, el sabotaje por trabajo lento y mal realizado, la sistemática fabricación defectuosa y el sabotaje de las herramientas. La comisión propuso al congreso la resolución siguiente: “Cada vez que surja un conflicto entre patronos y obreros, ya sea debido a exigencias patronales, ya a la iniciativa de los trabajadores, y en el caso de que la huelga pareciera no dar resultados a los trabajadores afectados, que éstos apliquen el boicoteo o el sabotaje –o ambos simultáneamente- sobre la base de los datos que acabamos de exponer.” La lectura de este informe fue recibida con el aplauso unánime del congreso. Ni una sola voz discordante se elevó para criticar o siquiera sugerir la más mínima observación u objeción. El siguiente congreso confederal, que se celebró en Rennes en 1898, aprobó por unanimidad un informe que decía concretamente: “sería de desear que los trabajadores se diesen cuenta de que el sabotaje puede ser para ellos una arma útil de resistencia, tanto por su práctica como por el temor que inspirará a los empresarios el día que se enteren cuánto han de temer su práctica consciente. Y añadimos que la amenaza de sabotaje también puede dar a menudo resultados tan útiles como el sabotaje mismo.” En 1900, en el congreso confederal de París, a pesar de la influencia del reformismo, del legalismo, encarnado por Millerand, la votación sobre esta cuestión dio los siguientes resultados: a favor del sabotaje 117; en contra 76; 2 votos en blanco. Desde aquella votación, la cuestión del sabotaje nunca más se volvió a plantear en los congresos sindicales. 

2.5.2. Aspecto histórico (II): el saboteador Joseph Jacquemotte En Bélgica, se ignora frecuentemente que Joseph Jacquemotte, futuro fundador del Partido Comunista, teorizó y practicó el sabotaje en la época en que, como secretario del Sindicato desde 1910, estaba volcado en especial en el desarrollo de la lucha en el muy difícil sector de los grandes almacenes. Para ello, imitó las prácticas de acción directa que llevaron a cabo en 1909 los “cegetistas” parisinos para arrancar la reivindicación de cierre de los comercios a las 19.00 horas. Con la ayuda de jóvenes guardias socialistas, de militantes de otros sindicatos, en especial pintores y trabajadores de la construcción, a veces incluso solicitando la ayuda de los obreros de otras profesiones en huelga, los activistas del sindicato les daban mala vida a las direcciones de los grandes almacenes que se negaban a aceptar las reivindicaciones. En repetidas ocasiones, los activistas llegaron a paralizar la venta manifestándose delante de los grandes almacenes, lanzando bombas fétidas en su interior, estorbando la actividad comercial con militantes que hacían de clientes, unos probándose trajes, otros pantalones, etc. Estas iniciativas, que pueden parecer folklóricas, causaron pérdidas considerables a los patronos y desencadenaron las iras de la represión. En estas acciones, Jacquemotte daba la cara y sus detenciones le hicieron sumamente popular entre proletariado de Bruselas. Con ocasión de su condena a tres meses de prisión en 1911, 6.000 manifestantes exigieron su liberación. El éxito del sindicato fue grande entre los empleados: en dos o tres años, el sindicato se convirtió en uno de los más importantes de la Federación de Bruselas de la P.O.B. 

PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [6/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 

2.5.3. El sabotaje en la lucha de clases hoy El recrudecimiento de la lucha de clases va siempre acompañado de un recrudecimiento de las acciones de sabotaje. El sabotaje se convierte entonces en un acto de trabajadores concienciados. Es una arma tanto más inquietante para la patronal cuanto que puede emplearse de manera metódica y discreta, sin dar pie a la represión. Es una ventaja indiscutible del sabotaje sobre otras formas de lucha radicales (el secuestro de patronos en la empresa, por ejemplo). Los sabotajes no son infrecuentes hoy en día, pero ya no los asumen las fuerzas que pretenden representar los intereses de los trabajadores. Puede pensarse en la extraordinaria ola de sabotajes con ocasión de la huelga de la SNCF de noviembre de 2007. Recordemos que en el momento en que la huelga por el mantenimiento del régimen de jubilación de los ferroviarios estaba perdiendo fuerza y se iniciaban las “negociaciones” entre la dirección de la SNCF, el Estado francés y las direcciones sindicales, fueron quemadas decenas de metros de cables de señalización a lo largo de diferentes líneas del TGV (Este, Atlántico, Norte y Sudeste) y del RER. Estas acciones se añadían a muchas otras, esencialmente la quema de señales, cables de pasos a nivel y cabinas eléctricas y el bloqueo de agujas. Este tipo de incidentes se registraron en las estaciones de trenes de París, Burdeos, Amiens, Toulouse, Clermont-Ferrand, Woippy, Chartres, Boulogne, Lille, Metz, Sète, Versalles, Gap y algunas otras (incluidas estaciones del RER, en la región de París). Estas acciones, que interrumpieron el tráfico, se produjeron cuando la tasa de huelguistas se había reducido a un 22% y la dirección, que contaba con una reanudación del tráfico para imponer sus puntos de vista en las negociaciones, había programado más de 300 TGV. Naturalmente, estas acciones fueron objeto de la condena de la derecha y de la “izquierda”. El PCF condenó “con la mayor firmeza los actos llenos de mala intención cometidos contra la SNCF”; “los autores de tales actos atacan bienes públicos” y “ponen en peligro el movimiento de lucha de los ferroviarios”, afirmó el PCF. 

La LCR denunció también una “campaña” que “huele muy mal” y pretende “criminalizar y marginar” la movilización social por medio de “sabotajes organizados” en las líneas del TGV y de acusaciones de infiltración del movimiento por la extrema izquierda. La dirección de la CGT habló “de actos incalificables cometidos por cobardes” y “condenó con la mayor claridad” unos “actos inadmisibles que pretenden desacreditar a toda una profesión”. Todos los sindicatos oficiales (incluyendo al SUD) condenaron estos sabotajes en términos similares. El sabotaje puede servir para alcanzar un objetivo parcial (la reintegración de un delegado, la exigencia de una nueva conquista social o la defensa de una conquista amenazada). Por lo tanto, del sabotaje se puede esperar que sirva para flexibilizar a la patronal que, de otro modo, se arriesgaría a perder más si sigue en sus trece que si acepta una reivindicación. Esta forma de lucha es tanto más eficaz cuanto que forma parte de una estrategia consciente, sobre la base de un análisis constante del enfrentamiento en curso. En determinadas situaciones el sabotaje se puede revelar como beneficioso independientemente de una organización de lucha de los trabajadores de la empresa, pero no cabe la menor duda de que una organización así es sumamente valiosa, primero, para analizar correctamente y en conjunto la situación de la empresa y la relación de fuerzas asalariados/capitalistas; y luego, para “dosificar” las formas de lucha, abiertas o secretas, en función de esa situación y de su evolución. El sabotaje no es muestra en sí mismo de un sindicalismo revolucionario. Los que lo practican pueden perseguir objetivos parciales en la creencia de que el capitalismo puede ser modificado, mejorado. El sabotaje para la consecución de objetivos parciales es una forma radical de mejorar su propia situación dentro del sistema sin apuntar al cambio de sistema. No es reformismo colaboracionista (como el del PTB o el del PCB que no apoyan a los trabajadores en sus acciones más radicales, calificadas siempre como “peligrosas provocaciones”); es, en el mejor de los casos, autodefensa (que no se plantea la cuestión del cambio de sistema) y en el peor, radical-reformismo (que se niega a plantearse esta pregunta o que la responde renunciando al objetivo revolucionario). 

2.5.4. El sabotaje en la guerra popular El sabotaje, en el marco de una guerra popular prolongada, se manifiesta de dos maneras. Primero en la forma clásica, en las luchas sociales concretas. Los maoístas se implican también junto a las masas en las luchas populares parciales, obreras y campesinas. En ellas, pueden verse inducidos a practicar o alentar el sabotaje. Pero el sabotaje puede también llevarse a cabo en el marco específico de guerra popular prolongada. No se trata, pues, de trabar el funcionamiento de una determinada empresa con ocasión de un conflicto concreto; se trata de: 

1° Poner trabas permanentes al funcionamiento de los mecanismos sociales esencialmente antipopulares (por ejemplo: sabotear la televisión). De lo que se trata en este caso es de debilitar la influencia del enemigo sobre el cuerpo social, de manifestar abiertamente la existencia de una resistencia, de un contrapoder. 

2° Poner trabas al funcionamiento de los mecanismos sociales que perjudican de modo general las otras formas de la guerra popular (por ejemplo: sabotear la videovigilancia). De lo que se trata es de favorecer las condiciones de surgimiento y desarrollo del contrapoder revolucionario. 

3° Poner trabas puntualmente al funcionamiento de los mecanismos sociales conectados con una determinada ofensiva de la guerra popular (por ejemplo: cortar el alumbrado público durante manifestaciones que evolucionan en forma de lucha callejera, sabotear el transporte público durante las huelgas generales revolucionarias, etc.). 

2.5.5. El pirateo informático Una reflexión sobre los medios y tácticas de la guerra popular debe integrar a día de hoy una reflexión específica sobre el pirateo informático. Éste se ejecuta de manera extremadamente diversa: a veces guarda parecido con el sabotaje, a veces con la manifestación clásica de propaganda (una especie de enorme pegada de carteles virtual), a veces con la acción armada en lo que puede implicar de destrucciones importantes. El éxito de los hacktivistas de Anonymus, red compuesta esencialmente (a juzgar por las detenciones) de locos de la informática [“geeks”, en el original] politizados, permite vislumbrar las posibilidades de una práctica semejante realizada de modo organizado y sistematizado por una organización revolucionaria que disponga, como es natural, de militantes empleados en los servicios de telecomunicaciones de las grandes compañías de transporte, suministro de energía, telecomunicaciones, etc.

2.7. Las formas combinadas 

2.7.1. Las manifestaciones y los paros armados Hemos tratado, cuando abordamos las formas de acción de la guerrilla urbana, sobre el apoyo armado a las luchas de masas (huelga o manifestación). El paro armado difiere sustancialmente del apoyo armado a una huelga en que el paro armado está decretado por el Partido y el sindicato revolucionarios. El paro armado es una combinación consciente y planificada de todas las formas de lucha en el marco de la guerra popular prolongada. Asocia la acción consciente de las masas con las operaciones de vanguardia del ejército popular (no sólo contra las estructuras de poder sino también contra las empresas que desafían la consigna de huelga pretendiendo proseguir sus actividades), con los sabotajes y el pirateo informático. Cada aspecto de esta lucha multiplica los efectos de los otros aspectos y da al paro armado un papel central en el proceso de surgimiento del contrapoder proletario. Está claro que sólo es posible realizar paros armados a un nivel relativamente alto del proceso revolucionario. En Perú, por ejemplo, los primeros paros armados se llevaron a cabo en Lima en la fase de “equilibrio estratégico”. El primero de ellos tuvo lugar el 19 de enero de 1989 y el último (de envergadura) los días 17 y 18 de mayo de 1994. En la India, el PCI (Maoísta) ha desencadenado muchos de estos paros (llamados bandh), a nivel nacional, por ejemplo en marzo de 2010, en diciembre de 2011. 

2.7.2. La insurrección armada y la guerra civil 

La insurgencia armada es la última fase de la guerra revolucionaria. Es una fase que combina todas las formas de luchas, que las concentra para derribar, en un tiempo relativamente corto, el poder enemigo gracias a una relación de fuerzas transformada por las primeras fases de la guerra popular prolongada. Como existe una gran cantidad de literatura sobre la insurrección armada y no es ésta sino la fase final de un proceso del que aquí sólo tenemos en cuenta sus balbuceos, no trataremos sobre ella en esta contribución. 

3. La cuestión de las “condiciones previas” para el desencadenamiento de la guerra popular 

La cuestión de las “condiciones previas” para el desencadenamiento de la guerra popular es la más permeable a la influencia del neorrevisionismo. Volveremos sobre este punto en nuestra cuarta y última contribución. Está claro que la cuestión de las condiciones previas para la guerra popular aparece de manera diferente según la concepción que se tenga de la guerra popular. Si nos atenemos a la concepción clausewitziana (guerra = lucha armada), podemos imaginar un cierto número de condiciones político-organizativas, como la existencia de una organización revolucionaria con una estructura clandestina ya muy cualificada (¡el problema no es llevar a cabo una acción armada: el problema es no caer detenido para poder realizar una segunda!), capaz de crecer y renovarse. De hecho, la respuesta del enemigo a una acción armada es muy fuerte, lo que supone que la organización revolucionaria esté en condiciones no sólo de resistir el golpe, sino también de desarrollar sus vínculos con la clase y crecer a pesar de la presión del enemigo. La situación es diferente si nos atenemos a la concepción marxista-leninista-maoísta de la guerra popular tal como la hemos expuesto. Como dicha concepción admite como forma de guerra niveles de enfrentamiento muy bajos (lucha callejera, sabotaje, cóctel Molotov, pirateo informático), que requieren efectivos y capacidades elementales, la única “condición previa” para el uso de cada uno de los medios de la guerra popular en general, es la existencia de una organización comunista, partido o embrión de partido, con una visión clara de lo que debe ser la estrategia revolucionaria, una línea política y militar justa. Vivimos una época de conmociones revolucionarias en la fase más avanzada del imperialismo y la guerra popular prolongada es la única estrategia viable en un país imperialista. Esto es lo que distingue fundamentalmente el posicionamiento marxista leninismo-maoísta del resto de formas degeneradas surgidas del movimiento comunista. Pensar, desencadenar y desarrollar la popular guerra es el deber de los comunistas. 

4. La contrarrevolución preventiva 

La iniciativa revolucionaria engendra necesariamente una reacción contrarrevolucionaria. Después de haber sido sorprendidas en varias ocasiones por el estallido de movimientos revolucionarios, las fuerzas [y] potencias reaccionarias, empezando por las organizaciones político-militar-policiales norteamericanas, han forjado una doctrina de la “contrarrevolución preventiva” que se basa en la constatación de que actuar cuando el movimiento revolucionario ha enraizado firmemente es actuar demasiado tarde. El objetivo central de la contrarrevolución es, pues, impedir a toda costa el enraizamiento del movimiento revolucionario en las masas populares. La doctrina de la contrarrevolución preventiva vino a completar la de la seguridad nacional. En 1947, el Presidente Truman decretó que cualquier agresión contra cualquier régimen favorable a los Estados Unidos equivalía a una agresión a la seguridad nacional de los Estados Unidos y requería, por lo tanto, una intervención directa de estos. La contrarrevolución preventiva es parte de lo que se llama contrainsurgencia, o por decirlo de otra manera empleando la definición del Pentágono: 

“las operaciones militares, paramilitares, políticas, económicas, psicológicas y civiles realizadas por un gobierno para doblegar cualquier insurrección subversiva”. Esta doctrina se ha forjado principalmente de modo empírico, primero por los militares franceses derrotados en Indochina, luego por los ingleses tras su experiencia malaya, finalmente por los Estados Unidos (inicialmente influidos por las tesis de “la escuela francesa” (7) de oficiales que participaron en las guerras de Indochina y Argelia). Sus teorizaciones ( 8 ) siguen siendo muy pobres (carecen de una visión científica de las relaciones sociales determinadas por las relaciones de producción). Sin embargo, esta doctrina ha alcanzado un cierto grado de eficacia, aunque sólo sea por la importancia de los medios de que se vale tan pronto como despunta la sombra de una amenaza revolucionaria. Entre los medios de la contrarrevolución preventiva cabe mencionar:

1° La máxima vigilancia y mantener “fichada” a la sociedad, la división por zonas del territorio. 

2° La represión terrorista de los grupos sociales susceptibles de dar viabilidad al proyecto revolucionario, llegando hasta el punto de crear zonas muertas mediante la evacuación de los pueblos de las regiones guerrilleras (como la masacre de aldeanos de Plan de Sánchez en Guatemala en julio de 1982). 

3° Las provocaciones para hacer aparecer al Estado como protector de las masas (atentados y masacres cometidos por fascistas y atribuidos a los comunistas, etc.). 

4° Operaciones publicitarias que presentan a las estructuras burguesas al servicio de la población (médicos militares alfabetizando y curando a campesinos, distribuyendo alimentos y mantas, etc.). 

5° La masacre de cuadros revolucionarios (y, por lo tanto, la tortura de los prisioneros para obtener información que permita identificar a esos cuadros). En el caso de la Operación Fénix en Vietnam dirigida por la CIA y Vietnam del Sur: entre 1962 y 1965, más de 80.000 supuestos miembros de la organización comunista clandestina fueron detenidos y torturados, y 26.369 asesinados. 

6° El uso de traidores y arrepentidos (y, por lo tanto, su producción, mediante la tortura, las amenazas contra los seres queridos, el aislamiento, etc.), y de la izquierda reformista para dividir a las fuerzas revolucionarias con un discurso de “izquierdas”. 

7° Las campañas de intoxicación para provocar luchas fratricidas entre los revolucionarios, para desacreditar a los dirigentes, etc. (el FBI obtuvo un éxito real en este ámbito contra el Partido de los Panteras Negras (9)). 

8° El uso del hampa (gángsteres, mafias) y de corrientes ideológicas ultra-reaccionarias, primero como alternativas a las contradicciones sociales (fascismo, racismo, fundamentalismo, chovinismo), y luego como cantera de fuerzas de choque de la contrarrevolución. 

9° El uso de los medios de comunicación para demonizar a los revolucionarios (hacerlos pasar por delincuentes comunes, por locos mesiánicos, por agentes extranjeros, etc.) y para ensalzar a las fuerzas del orden. 

10° La formación de unidades que puedan operar al margen de las leyes y procedimientos civiles y militares (“escuadrones de la muerte” en América Latina, GAL en España (10)). Estos dispositivos son, pues, más numerosos y están más sistematizados, perfilados y rodados que a principios del siglo pasado. Los revolucionarios que no los tengan en cuenta serán barridos. Repetir las tácticas pasadas, no aprender de las experiencias más contemporáneas, significa condenarse al fracaso. 

Notas 

(7) El general Aussaresses enseñó en Fort Bragg (base de las fuerzas especiales de los Estados Unidos y centro de enseñanza de contrainsurgencia) las técnicas de la batalla de Argel (detenciones masivas, torturas, ejecuciones extrajudiciales, reversiones de presos). Estas enseñanzas sirvieron para formar a los oficiales de las fuerzas especiales de los Estados Unidos que partían a Vietnam. 

(8 ) Empezando por La Guerra moderna del coronel Trinquier (1961) 

(9) A modo de ejemplo, el FBI había envenenado las relaciones entre el Partido de los Panteras Negras y otra organización negra (United Slaves [“Esclavos Unidos”]), por medio de cartas falsas que llevaron a dos miembros de los US a asesinar a dos miembros del PPN en el campus de UCLA en 1969. 

(10) Los diversos escuadrones de la muerte creados por los servicios secretos españoles contra la izquierda nacionalista vasca (Grupos Antiterroristas Españoles, Batallón Vasco Español, Grupo Antiterrorista de Liberación, etc.) asesinaron a 67 personas e hirieron a casi 200 entre 1975 y 1987. 

PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [7/7] LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS 

5. La acumulación de fuerzas 

5.1. Los tres tipos de acumulación de fuerzas 

Las condiciones objetivas y subjetivas en la Europa imperialista imponen el desencadenamiento de la guerra popular comenzando por sus formas más elementales, más limitadas, aparentemente más benignas. Es menos importante “golpear duro” que “golpear correctamente”, o en otras palabras, útilmente. En el marco de la primera etapa (defensiva) de la guerra popular, “golpear útilmente” significa golpear para acumular fuerzas. No confiar en dar golpes fatídicos al enemigo, no confiar en ganar posiciones inexpugnables, sino simplemente, en ser más fuertes mañana que hoy. Esta acumulación de fuerzas se manifiesta en tres niveles. Se trata del fortalecimiento de las fuerzas comunistas organizadas, se trata del fortalecimiento de las vanguardias proletarias y se trata de la elevación de la conciencia revolucionaria de la sociedad. Estos tres niveles son complementarios. Si uno solo de ellos queda significativamente retrasado, a corto plazo todo el proceso revolucionario estará desequilibrado y amenazado. Si la organización comunista se desarrolla pero las vanguardias proletarias quedan cortadas de esta dinámica, o retroceden, supondrá el inicio de un proceso de aislamiento de la organización revolucionaria. Generalmente, este proceso queda oscurecido por el hecho de que, precisamente por el reflujo de las vanguardias de la clase, las organizaciones comunistas integran a nuevos militantes salidos de esas vanguardias que responden al reflujo por medio de una radicalización/cualificación. A los ojos de los militantes, lo que es señal de un retroceso puede parecer señal de un paso adelante. Es un proceso bien conocido en Italia: unos años después, el castigo fue terrible para las organizaciones comunistas.

5.2. La acumulación de las fuerzas comunistas organizadas 

Es la de más fácil concepción. La organización tiene militantes y cuadros cada vez más numerosos y más cualificados, funciona cada vez con mayor eficacia, sus conexiones con las masas son cada vez más numerosas y estrechas, su dirección tiene una percepción cada vez más precisa y correcta de la situación de la sociedad y la clase, está cada vez más capacitada para desarrollar contramedidas contra las fuerzas represivas, etc. 

5.3. La acumulación de fuerzas de las vanguardias proletarias 

Esta acumulación se efectúa a través de diferentes manifestaciones de la autonomía de los sectores avanzados de la clase. Éstos se apartan ideológica, política y organizativamente de las estructuras reformistas y, sobre la base de una conciencia de su propio interés de clase, se auto-organizan tanto en el ámbito de las luchas económicas como en los barrios, en la cultura, etc. La guerra popular y el proceso de autonomía de las vanguardias de la clase son elementos que, en la primera etapa (defensiva) de la lucha, entran en una dialéctica vital, en el que uno alimenta y se alimenta del otro. En las etapas superiores, estos elementos se imbrican estrechamente, sectores enteros de las vanguardias de la clase se integran (o se convierten) en organizaciones bajo la dirección del partido comunista. Pero insistamos en este hecho: el proceso de autonomía de la clase es un fenómeno diferente del desarrollo de las fuerzas comunistas organizadas. Cada fenómeno enriquece al otro, pero cada uno desempeña un papel específico en el proceso. Con demasiada frecuencia, los comunistas sólo miden el éxito de su trabajo con el rasero del desarrollo de su propia organización. A veces llegan a torpedear dinámicas revolucionarias auténticas de la clase entregándose a la “pesca de militantes” y descabezando a esas dinámicas de sus elementos más politizadas. En muchos casos, estos elementos serían más útiles vivificando y cualificando auténticas dinámicas revolucionarias de la clase que convirtiéndose en un militante más de la organización comunista. Las dinámicas auténticas de la clase deben ser respetadas y promovidas por los comunistas; éstos deben aportar sus conocimientos prácticos, la comprensión de la situación dada por el dominio del marxismo, pero también deben aprender lo que esas dinámicas dicen de la clase y de sus luchas. Sólo así la organización podrá fortalecerse con un flujo constante de nuevos militantes salidos de esas dinámicas auténticas. De lo contrario, la organización integrará a unos cuantos militantes más, pero habrá segado la hierba bajo sus pies. 

5.4. La elevación general de la conciencia revolucionaria 

Una organización comunista centralizada, eficiente y audaz, vanguardias de la clase resueltas a luchar decididamente por sus intereses históricos, he aquí los agentes históricos activos del proceso revolucionario en los países europeos. Pero estas fuerzas serían impotentes si vivieran en un medio hostil. Si las amplias masas no tienen confianza alguna en el proceso revolucionario, si lo perciben como extraño a ellas, generador de un caos que incluso empeora su situación económica, entonces facilitarán la labor de la contrarrevolución. La propaganda burguesa consigue, tras una huelga de ferrocarriles, que grandes masas de proletarios ajenos al conflicto asuman el punto de vista del “usuario-víctima” en lugar del de su hermano de clase. ¡Y qué decir de su influencia en la pequeña burguesía y en el infraproletariado! La burguesía ha logrado prodigios para imponer sus intereses ideológicos en una situación histórica que la muestra en su conjunto como parasitaria, destructiva, decadente y genocida. Sólo ha podido hacerlo sobre la base de la traición y la colaboración desvergonzada de los reformistas y los revisionistas, que han abrazado los valores de la democracia liberal y de la economía de mercado, y que los han defendido en el seno de las masas. El movimiento revolucionario puede y debe desarrollar bases de apoyo donde disfrutar de una ayuda profunda y sólida de las masas, pero esto implica a contrario amplias regiones donde la influencia del régimen seguirá siendo fuerte, incluido en el plano ideológico. Para que las bases de apoyo no se conviertan en guetos revolucionarios, para permitir la extensión y creación de nuevas bases de apoyo, debe producirse una inversión general de la percepción de la legitimidad. El poder burgués debe perder todo su crédito a los ojos de las amplias masas y las fuerzas revolucionarias deben aparecer como una alternativa portadora de esperanza. Para ello, los comunistas deben llevar a cabo una reflexión y una práctica específica. Las acciones de propaganda armada deben estar pensadas no sólo para fortalecer, templar y cualificar a las fuerzas armadas comunistas, no sólo para vivificar el proyecto revolucionario y el contrapoder proletario en su dialéctica con las vanguardias de la clase. Sino también para contribuir a la derrota ideológica de la burguesía en el seno de las más amplias masas. Esto significa igualmente una acción político-ideológica específica en este sentido. 

5.5. La construcción del contrapoder y de las bases de apoyo 

En nuestra anterior contribución, pudimos establecer algunos rasgos de las bases de apoyo de la guerra popular en los países imperialistas: zonas densamente pobladas, populares, idealmente con tradiciones de lucha, “alejadas” de los centros enemigos (en el sentido que allí especificábamos), etc. Es fácil determinar el contenido militar de la base de apoyo: es donde las fuerzas revolucionarias pueden reconstituirse, reclutar, desarrollarse con una relativa seguridad. Pero, 

¿cuál es el contenido político de la base de apoyo? 

El contenido político de la base de apoyo es el ejercicio del contrapoder revolucionario, el desarrollo de nuevas relaciones sociales. En la base de apoyo, la autoridad ya no es la del estado, sino la de la autoorganización de las masas (comités de barrio, comités de lucha, etc.) y la de las organizaciones del partido (que siguen siendo clandestinas). Hasta la insurrección final, en Europa, es ilusorio creer que se puede conservar un punto del territorio fuera del alcance de una gran operación policiaco-militar. En cualquier momento, pues, los militantes identificados pueden ser detenidos, los pisos francos registrados, etc. Esto implica que el partido debe permanecer en la clandestinidad incluso en sus bases de apoyo. El nuevo poder no debe aparecer en la forma visible de un nuevo estado, sino más bien como una dinámica que afecta a todos los aspectos de la vida, formalmente independiente de la lucha revolucionaria, e independiente a veces a los propios ojos de sus actores, pero en realidad parte esencial de ella.

6. Para concluir 

Somos conscientes de las limitaciones de nuestra contribución, pero para nosotros no se trataba de responder detalladamente a todas las cuestiones planteadas por la problemática. Nuestra intención era, en primer lugar, exponer de modo amplio, pero sistemático, nuestras posiciones para, luego, intentar impulsar en el movimiento MLM de los países imperialistas un debate a fondo sobre una cuestión como ésta que, con demasiada frecuencia, se despacha con algunas consideraciones generales. Sólo un enfoque científico permitirá tener una práctica correcta y desenmascarar a quienes, detrás de los llamamientos más marciales a la guerra popular, practican el neo-revisionismo más chato y vulgar. Los fuegos de artificio argumentales y los malabares ideológicos de estos “guerreros” a domicilio serán el objeto de nuestra próxima contribución,...¡¡¡.---)))...


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DOMINGO, 16 DE MAYO DE 2021 // " comunismo proletario autogestionado "

¡¡ "",... SABEN,...LO QUE ES LA LUCHA DE CLASES,...¡¡¡??¡¡¡ -- ZUS PREGUNTO,...Y PODEIS CONTESTAR Y OPINAR Y DICÍR, LU QUE QUERAIS,...¡¡¡¡---"""

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Jose hernandez
FENOMENAL, PERO GRANADA ES DE SÚPER, SÚPER, SÚPER....PRIMERA, VIVA GRANÁ Y LOS GRANAINOS, MUY BUEN TRABAJO FENÓMENOS
Felipe V
Excelente trabajo!!! Habéis representado a Granada tal cual es: maravillosa. Seguir así!!
Maria Rodriguez
Ya nací en Granada , que puedo decir d ella y su gente , es maravillosa 💕 😘😍


YA ZUS DICÍA,...DE QUE LA MÚSICA Y LAS LITERATURAS,...DEBERÍAN DIRIGIR A LA HUMANA-HUMANIDAD,...¡¡¡¡.           LMM/LUKYDEMÁ.  29006. ¡¡¡¡.


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LUNES, 27 DE ABRIL DE 2020 // " COMUNISMO PLANETARIO AUTOGESTIONADO "

EL PRIMERO DE MAYO Y LA LIBERACIÓN SOCIAL DE LA HUMANIDAD ¡¡.


LA LIBERACIÓN SOCIAL DE LA HUMANIDAD, NADA MÁS TIENE UN LEMA, UNA IDEA,...HAY QUE SEGUIR INSISTIENDO,...¡¡. LA LIBERACIÓN, COMO TAL AGENTE,...ES OBRA DE LA MISMA HUMANIDAD, NADIE AL SERVICIO DE NADIE,...NI PATERNALISMO, NI FILANTROPÍAS,...ACCIÓN, ACCIÓN, PROLETARIA, PERO CON TON Y SON,...¡¡. SI NO ES EL PROLETARIADO REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XXI, CON MIRAS DE FUTURO DE LA HUMANIDAD Y DE LA NATURALEZA, NADA DE CAMBIO SOCIAL, ES  POSIBLE,...¡¡. PARA ESTE TRABAJO HE UTILIZADO DIVERSAS WEBs Y BLOGs,...A LOS CUALES HOY NO ENTRO EN VALORACIÓN POLÍTICA,...EN POLÉMICA,...PARECE ECLECTICISMO, PUEDE, PERO SOLO UTILIZO ESTOS DOCUMENTOS COMO PARA LLEGAR A LO QUE QUIERO,...A LO DICHO YA,...ARRIBA,...¡¡.

COMO INDICA EL TITULAR,...EL PRIMERO DE MAYO FUE COMO EL SONAR EL PITO, O BANDERAZO  DE SALIDA HACIA LA CONQUISTA POR PARTE DE LA HUMANIDAD DE UN SISTEMA SOCIAL COMUNAL, EN ARMONÍA SOCIAL Y DE LA HUMANIDAD CON LA NATURALEZA,...¡¡. DONDE, COMO SE DICE, QUE NO SE DE LA EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE,...HOY LA REALIDAD ES MUY COMPLEJA,...AUNQUE SE COMPORTE EL PODER CON LAS  POBLACIONES COMO SIFUÉSEMOS GALLINAS O SIMPLES CERDITOS, QUE ALIMENTÁNDOLES CON AFRECHO, RINDEN LO SUFICIENTE PARA UNA SOCIEDAD CAPITALISTA, SOBRE ABUNDANTE Y CON PROYECCIÓN DE COLONIZACIÓN INTERPLANETARIA,...¡¡. LA BURGUESÍA ESPAÑOLA, MUY SANGUINARIA E IMPERIALISTA ELLA, Y SUS VOCEROS LLORAN Y PATALEAN CONTRA TODO LO QUE HUELA MÍNIMAMENTE A SOCIALISMO, A COMUNISMO,...TODO EL DISCURSO MUY DEMAGÓGICO, PERO UTILIZARÁN LOS CAÑONES CONTRA LAS POBLACIONES,...¡¡; ALEGANDO LOS MILLONES DE MUERTOS QUE HAN PRODUCIDO LOS COMUNISTAS, SOBRE TODO EN RUSIA,...E INCLUSO DE LOS MUERTOS Y GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DE 1.936-1.939, CULPAN A LOS ROJOS, SOCIALISTAS, COMUNISTAS, LIBERTARIOS-ANARCOS,...¡¡. SE LES OLVIDA QUE LA BURGUESÍA Y SOCIEDAD CAPITALISTA E IMPERIALISTA QUE DEFIENDEN, HA PRODUCIDO AL MENOS ENTRE 4 ó 5 MIL MILLONES DE MUERTOS,...MEDIANTE LAS GUERRAS DE RAPIÑAS, ESCLAVISTAS, FEUDALES, INTERBURGUESAS, IMPERIALISTAS CAPITALISTAS, COMO LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS  MUNDIALES,...PARA SU CONSTITUCIÓN COMO CLASE SOCIAL CAPITALISTA, COMO CLASE DOMINANTE; MÁS LOS QUE SE ESTÁN PRODUCIENDO EN ESTAS FECHAS, QUE CON Y SON GUERRAS PERMANENTES; CON TANTAS GUERRAS DE SAQUEO Y EXTERMINIO ¡¡,...EN ÁFRICA, ASIA,...AMÉRICA LATINA, EN EL CONTINENTE EUROPEO, ACTUALMENTE EN UCRANIA,...MÁS LAS MILES DE VÍCTIMAS PRODUCIDAS POR EL CAPITALCOVID.19,...¡¡. ASÍ, QUE VAMOS PERDIENDO,...A LOS COMUNISTAS Y SOCIALISTAS, A LA CLASE OBRERA, QUE EXPLOTAN Y QUE NO PUEDEN VIVIR SIN ELLA, POR ELLO NOS OPRIMEN Y NOS TRATAN COMO ANIMALES DE GRANJA,...¡¡, VAYA, SOLO LE-NOS ACHACAN UNOS 120 MILLONES DE MUERTOS,...EN FIN, NOS GANAN POR GOLEADA,...¡¡, POR 410 A UNO. Y ENCIMA EL TRIFACHITO CON EL "" A POR ELLOS"". SI QUIEREN PUEDEN VISITAR ESTA : https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/por-que-tenemos-suerte-de-vivir-en-la-epoca-en-la-que-vivimos-en-un-solo-grafico#comments

EL PRIMERO DE MAYO: 

EL BLOG ELSALMON: https://www.elblogsalmon.com/historia-de-la-economia/un-repaso-a-la-historia-1-de-mayo-dia-internacional-de-los-trabajadores  ( 

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FRAGMENTO DESTACADO DE LA WEB

En 1.889 la Internacional Socialista reivindicó la jornada de ocho horas para todos los obreros del mundo mediante una gran manifestación en todos los países en honor a los Mártires de Chicago. En la actualidad, una gran mayoría de países celebran el Primero de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno.30 abr. 2.012

Un repaso a la historia: 1 de Mayo, Día Internacional de los ... -- El 1 de Mayo o Día Internacional de los Trabajadores es la fiesta del movimiento obrero mundial. Aunque en la actualidad transcurre como un día festivo en miles de ciudades del mundo, su pasado es bastante sangriento. Su celebración se debe a que un grupo de trabajadores norteamericanos eligió la fecha del 1 de Mayo de 1.886 para reivindicar una jornada laboral de ocho horas diarias, cuando lo habitual en aquellos años es que las jornadas durasen entre diez y doce horas.
Los hechos que dieron lugar a esta celebración se contextualizan en la revolución industrial de los Estados Unidos. En 1884, siendo habituales las jornadas laborales de 10-12 horas diarias, la American Federation of Labor pretendió hacer valer la siguiente idea:

“Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”Infancia robada de 'niños obreros' - SWI swissinfo.ch

Con este lema, se escogió la fecha del 1 de mayo de ese mismo año para el inicio de la reivindicación. La jornada de huelga fue seguida por miles de trabajadores y la mayoría de ellos lograron su objetivo con la amenaza de un paro indefinido. Sin embargo, 340.000 obreros no consiguieron esta promesa y la huelga se prolongó en los días siguiente para lograr su objetivo. 


Las jornadas de protestas de los días posteriores al 1 de mayo se desarrollaron con grandes turbulencias, sobre todo en la ciudad de Chicago, donde varios obreros y policías perdieron la vida en las protestas callejeras, algunos de ellos al explotar una bomba lanzada por los sindicalistas. Cinco sindicalistas fueron ahorcados y tres condenados a cadena perpetua.
El redactor Arbeiter Zeitung Fischer escribió una proclama, que posteriormente le llevaría a la horca, y que fue considerada un símbolo de la lucha contra el poder. La octavilla decía lo siguiente:
Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria. Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden… ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.El trabajo infantil en la revolución industrial
Finalmente, algunos sectores patronales aceptaron conceder la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros, poniendo fin con ello a las jornadas de protestas. En 1889 la Internacional Socialista reivindicó la jornada de ocho horas para todos los obreros del mundo mediante una gran manifestación en todos los países en honor a los Mártires de Chicago.
En la actualidad, una gran mayoría de países celebran el Primero de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno. Curiosamente, en Estados Unidos no se celebra el Día del Trabajador. En su lugar celebran el Labor Day el primer lunes de cada septiembre.
                      ).

LA COMUNA DE PARÍS, ( MARX, ENGELS,...) : 

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¿Que sucedió en la Comuna de París?
Comuna de París. Destrucción de la Columna Vendôme durante la Comuna de París. ... La Comuna de París (en francés: la Commune de Paris) fue un movimiento insurreccional que del 18 de marzo al 28 de mayo de 1.871, gobernó brevemente la ciudad de París, instaurando un proyecto político popular socialista autogestionario.

Comuna de París - Wikipedia, la enciclopedia libre

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¿Qué fue la Comuna de París?






    El carácter espontáneo de este movimiento ayudó en la construcción de una sociedad que cuestionaba el poder capitalista.

    EL CARÁCTER ESPONTÁNEO DE ESTE MOVIMIENTO AYUDÓ EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SOCIEDAD QUE CUESTIONABA EL PODER CAPITALISTA. | FOTO: ARCHIVO

    Publicado 18 marzo 2017     https://www.telesurtv.net/analisis/-Se-cumplen-145-anos-de-la-Comuna-de-Paris--20150317-0041.html

    Este sábado se cumplen 146 años desde aquel 18 de marzo de 1.871 en el que estalló el conflicto que daría origen más tarde a la conocida "Comuna de París". 

    La Comuna de París (La Commune de París) fue la primera experiencia (1.871) de Gobierno socialista en Europa, instaurada con la integración del proletariado como líder en diversos sectores que apostaban por la proclamación de la III República en Francia, además del rol protagónico del pueblo en la dirección de ese país.
    Se realizaron elecciones en París y se creó un concilio comunal de al menos 92 delegados, obedeciendo a la conciencia colectiva del pueblo. Fue precisamente el sentir popular que levantó a la Comuna de París y en ello radica que sea uno de los hechos históricos más memorables del siglo XIX.
    El monarca Napoleón III cayó preso en la guerra Franco-Prusiana (que perdió Francia), hecho que le sirvió a los diputados para aprobar la III República en 1871. Aunque la instauración de una república parezca símbolo de libertad, fue un nuevo imperio el que tomó el poder y acabó en mayo de ese mismo año con la Comuna de París.
    >> Socialismo vs. capitalismo ¿Cuál modelo fracasó en América Latina?
    La insurrección popular de la Comuna de París duró más de dos meses. Se originó en un contexto de miseria y explotación de la clase obrera, además del descontento que generó la derrota de Francia en la guerra con Prusia (actual Rusia). El 18 de marzo, la Guardia Nacional y los obreros se apoderaron de París provocando la huida del Gobierno.
    La Comuna de París, que tenía como símbolo una bandera roja, se oponía al Gobierno de Defensa Nacional que se instauró en el Palacio de Versalles presidido por Adolphe Thiers. ¿Por qué? Thiers, fue el presidente provisional, pero pudo ser cualquier otro, la Comuna se oponía a cualquier señal de imperialismo y a partir de esa premisa pusieron en marcha varias medidas:

    - El Ejército y la Policía fueron reemplazados por la Guardia Nacional, integrada por ciudadanos comunes, como artesanos, jornaleros y otras profesiones.
    - Se estableció la separación entre la Iglesia y el Estado.
    - Los cargos públicos eran sometidos a elección popular y se regirían por el principio de revocatoria de mandato.
    - Dejaron de impartir clases de religión en los colegios, por tratarse de un tema de decisión personal.
    - Las fábricas abandonadas fueron ocupadas por los trabajadores.
    - París se dividió en quartiers, localidades con cierta autonomía que cooperaban con la organización central. Los funcionarios recibían un sueldo similar al de los obreros.
    - El precio de los alquileres fue controlado por la Comuna.
    - Las viudas y huérfanos de la Guardia Nacional fueron reivindicados con pensiones.

    El pueblo cerró la ciudad de París con barricadas para proteger la Comuna, sin embargo, la represión gubernamental acabó violentamente con el esfuerzo anticapitalista, hasta registrarse un intenso combate dentro de París que tuvo su final el 28 de mayo de 1871.
    La Comuna constituía un riesgo para las cúpulas de poder que rodeaban a Francia, pues estaba en peligro el poder de políticos y emperadores en Europa, lo que representa un hecho inédito en el proletariado europeo.
    El fenómeno de la Comuna de París ha sido estudiado por los filósofos mas citados de todos los tiempos. Entre ellos, Carlos Marx consideraba que los comuneros perdieron demasiado tiempo en la organización de elecciones, período que pudo invertirse en acabar por completo con el capitalismo que imperaba en Versalles.
    El Banco Nacional de Francia, cuna del capitalismo, estaba ubicado en París. Sin embargo, la Comuna no tomó posesión de esa institución ni de sus recursos. Esa fue una de las principales características de la Comuna y tal vez por eso generó odio en la clase media y alta: no eliminaban al enemigo, sino que hacían revolución paralelo a él. De esa manera, se registró un flujo de dinero desde París hacia Versalles, que terminó financiando al ejército que acabó con la Comuna.
    >> 82 % de los franceses aprueba retiro del presidente Hollande
    Importancia de la Comuna de París
    La breve duración de la Comuna de París se compensa con los alcances de las reformas que promovió. El establecimiento de la Democracia directa como forma de gobierno, esta marcó el fin definitivo del absolutismo político en Francia.
    La ampliación de las formas de participación política con la conformación de los primeros partidos políticos y la integración de las mujeres a la vida política reivindicando la igualdad de derechos mediante la participación en clubes políticos. Lo que abrió las puertas al sufragio universal moderno.
    La insurrección de las clases oprimidas, el derrocamiento del poder establecido y el establecimiento del primer Gobierno proletario del mundo planteó la posibilidad de una sociedad organizada desde abajo hacia arriba.
    El carácter espontáneo de este movimiento ayudó en la construcción de una sociedad que cuestionaba el poder establecido. Tomando importantes medidas para garantizar derechos fundamentales como la educación, la sanidad, la vivienda, la justicia y el trabajo digno para todas las personas.
    ¿Qué vino después de la Comuna?
    La Comuna de París fungió como inspiración a la Revolución de los Bolcheviques en Rusia y también de la Revolución Socialista en China, como continuación y profundización de los alcances del movimiento insurreccional francés.
    El espíritu reformista de la Comuna propició cambios en las formas de Gobierno de Europa, así, durante el II Reich en Alemania se establecieron horas máximas de trabajo y seguros sociales en caso de accidente y jubilación, garantizando a los alemanes niveles "básicos" de seguridad social. Estas medidas fueron el inicio de lo que hoy se conoce como el Estado de Bienestar en varios países.
    La Comuna de París fundó las bases de un sistema político fundamentado en la democracia participativa como eje de la administración política y social.

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    KARL MARX


    EL DIECIOCHO BRUMARIO
    DE LUIS BONAPARTE


    Capítulo I, Capítulo II, Capítulo III, Capítulo IV, Capítulo V, Capítulo VI, Capítulo VII


    Escrito: Diciembre de 1.851 - marzo de 1.852.

    Primera Edición: En la revista Die Revolution, Nueva York, EEUU, 1852, con el título "Der Achtzehnte Brumaire des Louis Bonaparte".
    Fuente:C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú 1.981, Tomo I, páginas 404 a 498.
    Edición Digital: Por la Red Vasca Roja; digitalizado y preparado por José Julagaray, Donostia, Gipuzkoa, Euskal Herria, 25 de septiembre de 1.997.
    Esta Edición:Preparada por Juan R. Fajardo para el MIA, abril 2.000.




    Capítulo I

    Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y a la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario!
    Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal. Así, Lutero se disfrazó de apóstol Pablo, la revolución de 1789-1814 se vistió alternativamente con el ropaje de la República romana y del Imperio romano, y la revolución de 1848 no supo hacer nada mejor que parodiar aquí al 1789 y allá la tradición revolucionaria de 1793 a 1795. Es como el principiante que ha aprendido un idioma nuevo: lo traduce siempre a su idioma nativo, pero sólo se asimila el espíritu del nuevo idioma y sólo es capaz de expresarse libremente en él cuando se mueve dentro de él sin reminiscencias y olvida en él su lenguaje natal.
    Si examinamos esas conjuraciones de los muertos en la historia universal, observaremos en seguida una diferencia que salta a la vista. Camilo Desmoulins, Dantón, Robespierre, Saint-Just, Napoleón, los héroes, lo mismo que los partidos y la masa de la antigua revolución francesa, cumplieron, bajo el ropaje romano y con frases romanas, la misión de su tiempo: librar de las cadenas e instaurar la sociedad burguesa moderna. Los unos hicieron añicos las instituciones feudales y segaron las cabezas feudales que habían brotado en él. El otro creó en el interior de Francia las condiciones bajo las cuales ya podía desarrollarse la libre concurrencia, explotarse la propiedad territorial parcelada, aplicarse las fuerzas productivas industriales de la nación, que habían sido liberadas; y del otro lado de las fronteras francesas barrió por todas partes las formaciones feudales, en el grado en que esto era necesario para rodear a la sociedad burguesa de Francia en el continente europeo de un ambiente adecuado, acomodado a los tiempos. Una vez instaurada la nueva formación social, desaparecieron los colosos antediluvianos, y con ellos el romanismo resucitado: los Brutos, los Gracos, los Publícolas, los tribunos, los senadores y hasta el mismo Cesar. Con su sobrio practicismo, la sociedad burguesa se había creado sus verdaderos intérpretes y portavoces en los Say, los Cousin, los Royer-Collard, los Benjamín Constant y los Guizot; sus verdaderos caudillos estaban en las oficinas comerciales, y la cabeza atocinada de Luis XVIII era su cabeza política. Completamente absorbida pro la producción de la riqueza y por la lucha pacífica de la concurrencia, ya no se daba cuenta de que los espectros del tiempo de los romanos habían velado su cuna. Pero, por muy poco heroica que la sociedad burguesa sea, para traerla al mundo habían sido necesarios, sin embargo, el heroísmo, la abnegación, el terror, la guerra civil y las batallas de los pueblos. Y sus gladiadores encontraron en las tradiciones clásicamente severas de la República romana los ideales y las formas artísticas, las ilusiones que necesitaban para ocultarse a sí mismos el contenido burguesamente limitado de sus luchas y mantener su pasión a la altura de la gran tragedia histórica. Así, en otra fase de desarrollo, un siglo antes, Cromwell y el pueblo inglés habían ido a buscar en el Antiguo Testamento el lenguaje, las pasiones y las ilusiones para su revolución burguesa. Alcanzada la verdadera meta, realizada la transformación burguesa de la sociedad inglesa, Locke desplazó a Habacuc.
    En esas revoluciones, la resurrección de los muertos servía, pues, para glorificar las nuevas luchas y no para parodiar las antiguas, para exagerar en la fantasía la misión trazada y no para retroceder ante su cumplimiento en la realidad, para encontrar de nuevo el espíritu de la revolución y no para hacer vagar otra vez a su espectro.
    En 1848-1851, no hizo más que dar vueltas el espectro de la antigua revolución, desde Marrast, le républicain en gants jaunes, que se disfrazó de viejo Bailly, hasta el aventurero que esconde sus vulgares y repugnantes rasgos bajo la férrea mascarilla de muerte de Napoleón. Todo un pueblo que creía haberse dado un impulso acelerado por medio de una revolución, se encuentra de pronto retrotraído a una época fenecida, y para que no pueda haber engaño sobre la recaída, hacen aparecer las viejas fechas, el viejo calendario, los viejos nombres, los viejos edictos (entregados ya, desde hace largo tiempo, a la erudición de los anticuarios) y los viejos esbirros, que parecían haberse podrido desde hace mucho tiempo. La nación se parece a aquel inglés loco de Bedlam que creía vivir en tiempo de los viejos faraones y se lamentaba diariamente de las duras faenas que tenía que ejecutar como cavador de oro en las minas de Etiopía, emparedado en aquella cárcel subterránea, con una lámpara de luz mortecina sujeta en la cabeza, detrás el guardián de los esclavos con su largo látigo y en las salidas una turbamulta de mercenarios bárbaros, incapaces de comprender a los forzados ni de entenderse entre sí porque no hablaban el mismo idioma. «¡Y todo esto -suspira el loco- me lo han impuesto a mí, a un ciudadano inglés libre, para sacar oro para los antiguos faraones!» «¡Para pagar las deudas de la familia Bonaparte!», suspira la nación francesa. El inglés, mientras estaba en uso de su razón, no podía sobreponerse a la idea fija de obtener oro. Los franceses, mientras estaban en revolución, no podían sobreponerse al recuerdo napoleónico, como demostraron las elecciones del 10 de diciembre. Ante los peligros de la revolución se sintieron atraídos por el recuerdo de las ollas de Egipto, y la respuesta fue el 2 de diciembre de 1851. No sólo obtuvieron la caricatura del viejo Napoleón, sino al propio viejo Napoleón en caricatura, tal como necesariamente tiene que aparecer a mediados del siglo XIX.
    La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido. Allí, la frase desbordaba el contenido; aquí, el contenido desborda la frase.
    La revolución de febrero cogió desprevenida, sorprendió a la vieja sociedad, y el pueblo proclamó este golpe de mano inesperado como una hazaña de la historia universal con la que se abría la nueva época. El 2 de diciembre, la revolución de febrero es escamoteada por la voltereta de un jugador tramposo, y lo que parece derribado no es ya la monarquía, sino las concesiones liberales que le habían sido arrancadas por seculares luchas. Lejos de ser la sociedad misma la que se conquista un nuevo contenido, parece como si simplemente el Estado volviese a su forma más antigua, a la dominación desvergonzadamente simple del sable y la sotana. Así contesta al coup de main de febrero de 1848 el coup de tête de diciembre de 1851. Por donde se vino, se fue. Sin embargo, el intervalo no ha pasado en vano. Durante los años de 1848 a 1851, la sociedad francesa asimiló, y lo hizo mediante un método abreviado, por ser revolucionario, las enseñanzas y las experiencias que en un desarrollo normal, lección tras lección, por decirlo así, habrían debido preceder a la revolución de febrero, para que ésta hubiese sido algo más que un estremecimiento en la superficie. Hoy, la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de partida; en realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse el punto de partida revolucionario, la situación, las relaciones, las condiciones, sin las cuales no adquiere un carácter serio la revolución moderna.
    Las revoluciones burguesas, como la del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan:
    Hic Rhodus, hic salta!
    ¡Aquí está la rosa, baila aquí!
    Por lo demás, cualquier observador mediano, aunque no hubiese seguido paso a paso la marcha de los acontecimientos en Francia, tenía que presentir que esperaba a la revolución una inaudita vergüenza. Bastaba con escuchar los engreídos ladridos de triunfo con que los señores demócratas se felicitan mutuamente por los efectos milagrosos que esperaban del segundo domingo de mayo de 1852. El segundo domingo de mayo de 1852 habíase convertido en sus cabezas en una idea fija, en un dogma, como en las cabezas de los quiliastas el día en que había de reaparecer Cristo y comenzar el reino milenario. La debilidad había ido a refugiarse, como siempre, en la fe en el milagro: creía vencer al enemigo con sólo descartarlo mágicamente con la fantasía, y perdía toda la comprensión del presente ante la glorificación pasiva del futuro que les esperaba y de las hazañas que guardaba in petto, pero que aún no consideraba oportuno revelar. Esos héroes que se esforzaban en refutar su probada incapacidad prestándose mutua compasión y reuniéndose en un tropel, habían atado su hatillo, se embolsaron sus coronas de laurel a crédito y se disponían precisamente a descontar en el mercado de letras de cambio las repúblicas in partibus para las que, en el secreto de su ánimo poco exigente, tenían ya previsoramente preparado el personal de gobierno. El 2 de diciembre cayó sobre ellos como un rayo en cielo sereno, y los pueblos, que en épocas de malhumor pusilánime gustaban de dejar que los voceadores más chillones ahoguen su miedo interior, se habrán convencido quizá de que han pasado ya los tiempos en que el graznido de los gansos podía salvar el Capitolio.
    La Constitución, la Asamblea Nacional, los partidos dinásticos, los republicanos azules y los rojos, los héroes de África, el trueno de la tribuna, el relampagueo de la prensa diaria, toda la literatura, los nombres políticos y los renombres intelectuales, la ley civil y el derecho penal, la liberté, égalité, fraternité y el segundo domingo de mayo de 1852, todo ha desaparecido como una fantasmagoría al conjuro de un hombre al que ni sus mismos enemigos reconocen como brujo. El sufragio universal sólo pareció sobrevivir un instante para hacer su testamento de puño y letra a los ojos del mundo entero y poder declarar, en nombre del propio pueblo: "Todo lo que existe merece perecer".
    No basta con decir, como hacen los franceses, que su nación fue sorprendida. Ni a la nación ni a la mujer se les perdona la hora de descuido en que cualquier aventurero ha podido abusar de ellas por la fuerza. Con estas explicaciones no se aclara el enigma; no se hace más que presentarlo de otro modo. Quedaría por explicar cómo tres caballeros de industria pudieron sorprender y reducir al cautiverio, sin resistencia, a una nación de 36 millones de almas.
    Recapitulemos, en sus rasgos generales, las fases recorridas por la revolución francesa desde el 24 de febrero de 1848 hasta el mes de diciembre de 1851.
    Hay tres períodos capitales que son inconfundibles: el período de febrero; del 4 de mayo de 1848 al 28 de mayo de 1849, período de constitución de la república o de la Asamblea Nacional Constituyente; del 28 de mayo de 1849 al 2 de diciembre de 1851, período de la república constitucional o de la Asamblea Nacional Legislativa.
    El primer período, desde el 24 de febrero, o desde la caída de Luis Felipe, hasta el 4 de mayo de 1848, fecha en que se reúne la Asamblea Constituyente, el período de febrero, propiamente dicho, puede calificarse como de prólogo de la revolución. Su carácter se revela oficialmente en el hecho de que el Gobierno por él improvisado se declarase a sí mismo provisional, y, como el Gobierno, todo lo que este período sugirió, intentó o proclamó, se presentaba también como algo puramente provisional. Nada ni nadie se atrevía a reclamar para sí el derecho a existir y a obrar de un modo real. Todos los elementos que habían preparado o determinado la revolución, la oposición dinástica, la burguesía republicana, la pequeña burguesía democrático-republicana y los obreros socialdemócratas encontraron su puesto provisional en el Gobierno de febrero.
    No podía ser de otro modo. Las jornadas de febrero proponíanse primitivamente como objetivo una reforma electoral, que había de ensanchar el círculo de los privilegiados políticos dentro de la misma clase poseedora y derribar la dominación exclusiva de la aristocracia financiera. pero cuando estalló el conflicto real y verdadero, el pueblo subió a las barricadas, la Guardia Nacional se mantuvo en actitud pasiva, el ejército no opuso una resistencia seria y la monarquía huyó, la república pareció la evidencia por sí misma. Cada partido interpretaba a su manera. Arrancada por el proletariado con las armas en la mano, éste le imprimió su sello y la proclamó república social. Con esto se indicaba el contenido general de la moderna revolución, el cual se hallaba en la contradicción más peregrina con todo lo que por el momento podía ponerse en práctica directamente, con el material disponible, el grado de desarrollo alcanzado por la masa y bajo las circunstancias y relaciones dadas. De otra parte, las pretensiones de todos los demás elementos que habían cooperado a la revolución de febrero fueron reconocidas en la parte leonina que obtuvieron en el Gobierno. Por eso, en ningún período nos encontramos con una mezcla más abigarrada de frases altisonantes e inseguridad y desamparo efectivos, de aspiraciones más entusiastas de innovación y de imperio más firme de la vieja rutina, de más aparente armonía de toda la sociedad y más profunda discordancia entre sus elementos. Mientras el proletariado de París se deleitaba todavía en la visión de la gran perspectiva que se había abierto ante él y se entregaba con toda seriedad a discusiones sobre los problemas sociales, las viejas fuerzas de la sociedad se habían agrupado, reunido, vuelto en sí y encontrado un apoyo inesperado en la masa de la nación, en los campesinos y los pequeños burgueses, que se precipitaron todos de golpe a la escena política, después de caer las barreras de la monarquía de Julio.
    El segundo período, desde el 4 de mayo de 1848 hasta fines de mayo de 1849, es el período de la constitución, de la fundación de la república burguesa. Inmediatamente después de las jornadas de febrero no sólo se vio sorprendida la oposición dinástica por los republicanos, y éstos por los socialistas, sino toda Francia por París. La Asamblea Nacional, que se reunió el 4 de mayo de 1848, salida de las elecciones nacionales, representaba a la nación. Era una protesta viviente contra las pretensiones de las jornadas de febrero y había de reducir al rasero burgués los resultados de la revolución. En vano el proletariado de París, que comprendió inmediatamente el carácter de esta Asamblea Nacional, intentó el 15 de mayo, pocos días después de reunirse ésta, destacar por fuerza su existencia, disolverla, descomponer de nuevo en sus distintas partes integrantes la forma orgánica con que le amenazaba el espíritu reaccionante de la nación. Como es sabido, el único resultado del 15 de mayo fue alejar de la escena pública durante todo el ciclo que examinamos a Blanqui y sus camaradas, es decir, a los verdaderos jefes del partido proletario.
    A la monarquía burguesa de Luis Felipe sólo puede suceder la república burguesa; es decir que si en nombre del rey, había dominado una parte reducida de la burguesía, ahora dominará la totalidad de la burguesía en nombre del pueblo. Las reivindicaciones del proletariado de París son paparruchas utópicas, con las que hay que acabar. El proletariado de París contestó a esta declaración de la Asamblea Nacional Constituyente con la insurrección de junio, el acontecimiento más gigantesco en la historia de las guerras civiles europeas. Venció la república burguesa. A su lado estaban la aristocracia financiera, la burguesía industrial, la clase media, los pequeños burgueses, el ejército, el lumpemproletariado organizado como Guardia Móvil, los intelectuales, los curas y la población del campo. Al lado del proletariado de París no estaba más que él solo. Más de 3.000 insurrectos fueron pasados a cuchillo después de la victoria y 15.000 deportados sin juicio. Con esta derrota, el proletariado pasa al fondo de la escena revolucionaria. Tan pronto como el movimiento parece adquirir nuevos bríos, intenta una vez y otra pasar nuevamente a primer plano, pero con un gasto cada vez más débil de fuerzas y con resultados cada vez más insignificantes. Tan pronto como una de las capas sociales superiores a él experimenta cierta efervescencia revolucionaria, el proletariado se enlaza a ella y así va compartiendo todas las derrotas que sufren unos tras otros los diversos partidos. pero estos golpes sucesivos se atenúan cada vez más cuanto más se reparten por toda la superficie de la sociedad. Sus jefes más importantes en la Asamblea Nacional y en la prensa van cayendo unos tras otros, víctimas de los tribunales, y se ponen al frente de él figuras cada vez más equívocas. En parte, se entrega a experimentos doctrinarios, Bancos de cambio y asociaciones obreras, es decir, a un movimiento en el que renuncia a transformar el viejo mundo, con ayuda de todos los grandes recursos propios de este mundo, e intenta, por el contrario, conseguir su redención a espaldas de la sociedad, por la vía privada, dentro de sus limitadas condiciones de existencia, y por tanto, forzosamente fracasa. Parece que no puede descubrir nuevamente en sí mismo la grandeza revolucionaria, ni sacar nuevas energías de los nuevos vínculos que se han creado, mientras todas las clases con las que ha luchado en junio, no estén tendidas, a todos lo largo a su lado mismo. Pero, por lo menos, sucumbe con los honores de una gran lucha de alcance histórico-universal; no sólo Francia, sino toda Europa tiembla ante el terremoto de junio, mientras que las sucesivas derrotas de las clases más altas se consiguen a tan poca costa, que sólo la insolente exageración del partido vencedor puede hacerlas pasar por acontecimientos, y son tanto más ignominiosas cuanto más lejos queda del proletariado el partido que sucumbe.
    Ciertamente, la derrota de los insurrectos de junio había preparado, allanado, el terreno en que podía cimentarse y erigirse la república burguesa; pero, al mismo tiempo, había puesto de manifiesto que en Europa se ventilaban otras cuestiones que la de «república o monarquía». Había revelado que aquí república burguesa equivalía a despotismo ilimitado de una clase sobre otras. Había demostrado que en países de vieja civilización, con una formación de clases desarrollada, con condiciones modernas y de producción y con una conciencia intelectual, en la que todas las ideas tradicionales se hallan disueltas por un trabajo secular, la república no significa en general más que la forma política de la subversión de la sociedad burguesa y no su forma conservadora de vida, como, por ejemplo, en los Estados Unidos de América, donde si bien existen ya clases, éstas no se han plasmado todavía, sino que cambian constantemente y se ceden unas a otras sus partes integrantes, en movimiento continuo; donde los medios modernos de producción, en vez de coincidir con una superpoblación crónica, suplen más bien la escasez relativa de cabezas y brazos, y donde, por último, el movimiento febrilmente juvenil de la producción material, que tiene un mundo nuevo que apropiarse, no ha dejado tiempo ni ocasión para eliminar el viejo mundo fantasmal.
    Durante las jornadas de junio, todas las clases y todos los partidos se habían unido en un partido del orden frente a la clase proletaria, como partido de la anarquía, del socialismo, del comunismo. Habían «salvado» a la sociedad de «los enemigos de la sociedad». Habían dado a su ejército como santo y seña los tópicos de la vieja sociedad: «Propiedad, familia, religión y orden», y gritado a la cruzada contrarrevolucionaria: «¡Bajo este signo vencerás!» Desde este instante, tan pronto como uno cualquiera de los numerosos partidos que se habían agrupado bajo aquel signo contra los insurrectos de junio, intenta situarse en el palenque revolucionario en su propio interés de clase, sucumbe al grito de «¡Propiedad, familia, religión y orden!» La sociedad es salvada cuantas veces se va restringiendo el círculo de sus dominadores y un interés más exclusivo se impone al más amplio. Toda reivindicación, aun de la más elemental reforma financiera burguesa, del liberalismo más vulgar, del más formal republicanismo, de la más trivial democracia, es castigada en el acto como un «atentado contra la sociedad» y estigmatizada como «socialismo». Hasta que, por último, los pontífices de «la religión y el orden» se ven arrojados ellos mismos a puntapiés de sus sillas píticas, sacados de la cama en medio de la noche y de la niebla, empaquetados en coches celulares, metidos en la cárcel o enviados al destierro; de su templo no queda piedra sobre piedra, sus bocas son selladas, sus plumas rotas, su ley desgarrada, en nombre de la religión, de la propiedad, de la familia y del orden. Burgueses fanáticos del orden son tiroteados en sus balcones por la soldadesca embriagada, la santidad del hogar es profanada y sus casas son bombardeadas como pasatiempo, y en nombre de la propiedad, de la familia, de la religión y del orden. La hez de la sociedad burguesa forma por fin la sagrada falange del orden, y el héroe Krapülinski se instala en las Tullerías como «salvador de la sociedad». ...//...SI QUIEREN SEGUIR ESTA EXPOSICIÓN DE LOS SIGUIENTES CAPÍTULOS, ENTREN EN: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
                        )

    LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA ( LENIN, PARTIDO BOLCHEVIQUE,...): 

    " AL ENTRAR EN ESTAS WEB,...HA APARECIDO LA REVOLUCIÓN DE 1.905,...LO COMENTO Y DIGO ALGO DE ELLA,...LA HE LEÍDO, LA HISTORIA, ALGUNAS VECES, Y SIEMPRE ME HA CONMOCIONADO,... LA RAZÓN ESTRATÉGICO DE LA REVOLUCIÓN SOCIAL DE LA HUMANIDAD, NO ES LA DE CONVERTIRSE EL PROLETARIADO Y LOS SECTORES EN CLASE DOMINANTE, AL IGUAL QUE HIZO LA BURGUESÍA CON SUS REVOLUCIONES Y PROCESOS DE CONSOLIDACIÓN E IMPLEMENTACIÓN A LO LARGO DE CENTENARES DE SIGLOS,... -- DESDE HACE UNOS 80 ó 100 SIGLOS, MÁS  O MENOS,...DESDE LOS INCIPIENTES ESTADOS A LO LARGO Y REDONDO DEL PLANETA,... -- YA SOBRE LAS SOCIEDADES EN TIEMPOS  DEL IMPERIO DE LOS FARAONES, ESTABA EN ACCIÓN ESTA INCIPIENTE.NACIENTE CLASE CAPITALISTA, COMERCIAL, ARTESANAL, FABRIL,...¡¡. LA RAZÓN DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA GLOBAL, ES LA LIBERACIÓN SOCIAL DE LA HUMANIDAD DE LAS GARRAS Y DOMINIO GENOCIDA DEL CAPITALISMO Y SU BURGUESÍA FINANCIERA DOMINANTE,...CONVERTIDA EN ÉLITE FINANCIERA, EN TECNOPLUTOCRACIA, DIRIGENTE Y LIDERESA, LIDERANDO A Y DE LA PLUTOCRACIA GLOBAL-UNIVERSAL,...¡¡.""

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    Revolución rusa
    Suceso

    DESCRIPCIÓN

    El término Revolución rusa agrupa todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del régimen zarista imperial y a la instauración preparada de otro, leninista republicano, entre febrero y octubre de 1917, que llevó a la creación de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia. Wikipedia
    Fecha: 8 mar. 1917 – 16 jun. 1923
    Participantes: Rusia, Menchevique
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    Sobre la revolución de 1.905 






    Vladimir Ilich Lenin 

    04/01/2017PrintPDF https://www.sinpermiso.info/textos/sobre-la-revolución-de-1.905

    Hace cien años, el mismo día que Lenin dio esta conferencia ante un grupo de jóvenes socialistas suizos en Zurich, dónde se encontraba exiliado, en el aniversario del inició de la Revolución rusa de 1.905, miles de trabajadores rusos se pusieron en huelga para conmemorar el “Domingo Sangriento” en medio del estado de excepción impuesto por el Imperio zarista por los desastres militares de la I Guerra Mundial. No habían llegado todavía noticias de Rusia, y poco podía sospechar Lenin –volcado en la defensa ideológica de las tesis de Zimmerwald contra la guerra imperialista-, que la huelga se extendería como un incendio, que un mes más tarde estallaría la Revolución democrática ante el anuncio del racionamiento de víveres en Petrogrado y Moscú y que en menos de dos meses los gobiernos del Reino Unido y la República francesa reconocerían al Gobierno provisional ruso, lo que provocaría la abdicación del Zar Nicolás II en su hermano Miguel, que exigió para aceptar la corona zarista la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
    Lenin no volvería a Rusia hasta el 3 de abril del antiguo calendario juliano, en un tren sellado y tras negociar con el Estado Mayor alemán el cruce de las fronteras con un séquito de 31 bolcheviques. Llega a la estación de Finlandia de Petrogrado, donde pronunciará a pie de tren su famosa arenga de dos horas, recogiendo las ideas de sus Cartas desde Lejos, que se transformarían despues en Las Tesis de Abril.
    Su charla sobre la Revolución de 1905 es el último texto que recoge el primer volumen de los tres de las obras escogidas de Lenin, dedicado a sus escritos anteriores a la Revolución de 1917. Su interés, por tanto, es que resume la hipótesis estratégica de la Revolución en el Imperio zarista de la socialdemocracia revolucionaria (y en este sentido es interesante compararlo con el artículo escrito por Trotsky con el mismo motivo), a pesar de que Lenin no esperase “ver las batallas decisivas de esa revolución futura”. SP

    Jóvenes amigos y camaradas:
    Hoy se cumple el duodécimo aniversario del "Domingo Sangriento", considerado con plena razón como el comienzo de la revolución rusa.
    Millares de obreros, y de obreros no socialdemócratas, sino creyentes, súbditos leales, dirigidos por un sacerdote llamado Gapón, afluyen de todas las partes de la ciudad al centro de la capital, a la plaza del Palacio de Invierno, para entregar una petición al zar. Los obreros llevan iconos; su jefe de entonces, Gapón, se había dirigido al zar por escrito, garantizándole la seguridad personal y rogándole que se presentara ante el pueblo.
    Se llama a las tropas. Ulanos y cosacos se lanzan sobre la multitud con el sable desenvainado, ametrallan a los inermes obreros, que puestos de rodillas suplicaban a los cosacos que se les permitiera ver al zar. Según los partes policíacos, hubo más de mil muertos y de dos mil heridos. La indignación de los obreros era indescriptible.
    Tal es, en sus rasgos más generales, el cuadro del 22 de enero de 1.905, del "Domingo Sangriento".
    Para que comprendan mejor la significación histórica de este acontecimiento, voy a leer algunos pasajes de la petición que formulaban los obreros. La petición comienza con estas palabras:
    "Nosotros, obreros, vecinos de Petersburgo, acudimos a Ti. Somos unos esclavos desgraciados y escarnecidos; el despotismo y la arbitrariedad nos abruman. Cuando se agotó nuestra paciencia, dejamos el trabajo y solicitamos de nuestros amos que nos diesen lo mínimo que la vida exige para no ser un martirio. Mas todo ha sido rechazado, tildado de ilegal por los fabricantes. Los miles y miles aquí reunidos, igual que todo el pueblo ruso, carecemos en absoluto de derechos humanos. Por culpa de Tus funcionarios estamos reducidos a la condición de esclavos".
    La petición exponía las siguientes reivindicaciones: amnistía, libertades públicas, salario normal, entrega gradual de la tierra al pueblo, convocatoria de una Asamblea Constituyente elegida en votación general e igual para todos, y terminaba con estas palabras:
    "¡Señor! ¡No niegues la ayuda a Tu pueblo! ¡Derriba el muro que se alza entre Ti y Tu pueblo! Dispón y júranoslo, que nuestros ruegos sean cumplidos, y harás la felicidad de Rusia; si no lo haces, estamos dispuestos a morir aquí mismo. Sólo tenemos dos caminos: la libertad y la felicidad o la tumba".
    Cuando leemos ahora esta petición de obreros sin instrucción, analfabetos, dirigidos por un sacerdote patriarcal, experimentamos un sentimiento extraño. Impónese el paralelo entre esa ingenua petición y las actuales resoluciones de paz de los socialpacifistas, es decir, de gentes que quieren ser socialistas, pero que en realidad no son sino simples charlatanes burgueses. Los obreros no conscientes de la Rusia prerrevolucionaria no sabían que el zar es el jefe de la clase dominante, de la clase de los grandes terratenientes, ligados ya por miles de vínculos a la gran burguesía y dispuestos a defender por toda clase de medios violentos su monopolio, sus privilegios y granjerías. Los socialpacifistas de hoy día, que - ¡dicho sea sin chanzas!- quieren parecer personas "muy cultas", no saben que esperar una paz "democrática" de los gobiernos burgueses, que sostienen una guerra imperialista rapaz, es tan estúpido como la idea de que el sanguinario zar pueda ser inclinado a las reformas democráticas mediante peticiones pacíficas.
    A pesar de todo, la gran diferencia que media entre ellos estriba en que los socialpacifistas de hoy día son en gran medida hipócritas, que, mediante tímidas insinuaciones, tratan de apartar al pueblo de la lucha revolucionaria, mientras que los incultos obreros rusos de la Rusia prerrevolucionaria demostraron con hechos que eran hombres sinceros en los que por vez primera despertaba la conciencia política.
    Y precisamente en ese despertar de la conciencia política en inmensas masas populares, que se lanzan a la lucha revolucionaria, estriba la significación histórica del 22 de enero de 1905.
    Dos días antes del "Domingo Sangriento", el Sr. Piotr Struve, entonces jefe de los liberales rusos, director de un órgano ilegal libre editado en el extranjero, escribía: "En Rusia no hay todavía un pueblo revolucionario". ¡Tan absurda le parecía a este "cultísimo", presuntuoso y archinecio jefe de los reformistas burgueses la idea de que un país campesino analfabeto pueda engendrar un pueblo revolucionario! ¡Tan profundamente convencidos estaban los reformistas de entonces -como lo están los de ahora de que una verdadera revolución era imposible!
    Hasta el 22 de enero (el 9 según el viejo cómputo) de 1.905, el partido revolucionario de Rusia lo formaba un pequeño grupo de personas. Los reformistas de entonces (exactamente como los de ahora) se burlaban de nosotros tildándonos de "secta". Varios centenares de organizadores revolucionarios, unos cuantos miles de afiliados a las organizaciones locales, media docena de hojas revolucionarias, que no salían arriba de una vez al mes, se editaban sobre todo en el extranjero y llegaban a Rusia de contrabando, después de vencer increíbles dificultades y a costa de muchos sacrificios: esto eran en Rusia, antes del 22 de enero de 1905, los partidos revolucionarios y, en primer término, la socialdemocracia revolucionaria. Esta circunstancia autorizaba formalmente a los obtusos y altivos reformistas a afirmar que en Rusia no había aún un pueblo revolucionario.
    No obstante, el panorama cambió por completo en el curso de unos meses. Los centenares de socialdemócratas revolucionarios se convirtieron "de pronto" en millares, los millares se convirtieron en jefes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia, que en parte fue movimiento revolucionario, en el seno de una masa campesina de cincuenta a cien millones de personas; el movimiento campesino repercutió en el ejército y provocó insurrecciones de soldados, choques armados de una parte del ejército con otra. Así, pues, un país enorme, de 130.000.000 de habitantes, se lanzó a la revolución; así, pues, la Rusia aletargada se convirtió en la Rusia del proletariado revolucionario y del pueblo revolucionario.
    Es necesario estudiar esta transición: comprender cómo se hizo posible, cuáles fueron, por así decirlo, sus métodos y caminos.
    El medio principal de esta transición fue la huelga de masas. La peculiaridad de la revolución rusa estriba precisamente en que, por su contenido social, fue una revolución democrático-burguesa, mientras que, por sus medios de lucha, fue una revolución proletaria. Fue democrático-burguesa, puesto que el objetivo inmediato que se proponía, y que podía alcanzar directamente con sus propias fuerzas, era la república democrática, la jornada de 8 horas y la confiscación de los inmensos latifundios de la
    nobleza: medidas todas ellas que la revolución burguesa de Francia llevó casi plenamente a cabo en 1.792 y 1.793.
    La revolución rusa fue a la vez una revolución proletaria, no sólo por ser el proletariado su fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el medio específicamente proletario de lucha, la huelga, fue el medio principal para poner en movimiento a las masas y el fenómeno más característico del desarrollo, en oleadas sucesivas, de los acontecimientos decisivos.
    La revolución rusa es la primera gran revolución de la historia mundial -y sin duda no será la última- en que la huelga política de masas ha desempeñado un papel extraordinario. Se puede incluso afirmar que es imposible comprender los acontecimientos de la revolución rusa y la sucesión de sus formas políticas si no se estudia el fondo de esos acontecimientos y de esa sucesión de formas a través de la estadística de las huelgas.
    Sé muy bien que los áridos datos estadísticos están muy fuera de lugar en un informe oral y que son capaces de asustar a los oyentes. Sin embargo, no puedo dejar de citar algunas cifras redondas, para que ustedes puedan apreciar la base objetiva real de todo el movimiento. Durante los diez años que precedieron a la revolución, el promedio anual de huelguistas en Rusia ascendió a 43.000. Por consiguiente, el número total de huelguistas durante el decenio anterior a la revolución fue de 430.000. En enero de 1905, en el primer mes de la revolución, el número de huelguistas llegó a 440.000. ¡O sea, que en un solo mes hubo más huelguistas que en todo el decenio precedente!
    En ningún país capitalista del mundo, ni siquiera en los países más avanzados, como Inglaterra, los Estados Unidos y Alemania, se ha visto un movimiento huelguístico tan grandioso como el de 1905 en Rusia. El número total de huelguistas ascendió a 2.800.000, es decir, al doble del total de obreros fabriles. Ello, naturalmente, no quiere decir que los obreros fabriles urbanos de Rusia fueran más cultos, o más fuertes, o estuvieran más adaptados a la lucha que sus hermanos de la Europa Occidental. Lo cierto era lo contrario.
    Pero eso demuestra lo grande que puede ser la energía latente del proletariado. Eso indica que en los períodos revolucionarios -lo digo sin ninguna exageración, fundándome en los datos más exactos de la historia rusa- el proletariado puede desarrollar una energía combativa cien veces mayor que en épocas corrientes de tranquilidad. Eso indica que la humanidad no conoció hasta 1905 lo inmensa, lo grandiosa que puede ser y será la tensión de fuerzas del proletariado cuando se trata de luchar por objetivos verdaderamente grandes, de luchar de un modo verdaderamente revolucionario.
    La historia de la revolución rusa nos muestra que quien luchó con la mayor tenacidad y la mayor abnegación fue la vanguardia, fueron los elementos selectos de los obreros asalariados. Cuanto más grandes eran las fábricas, más porfiadas eran las huelgas, mayor era la frecuencia con que se repetían en un mismo año. Cuanto más grande era la ciudad, más importante era el papel del proletariado en la lucha. Las tres grandes ciudades donde reside la población obrera más numerosa y más consciente - Petersburgo, Riga y Varsovia-, dan, con relación al número total de obreros, un porcentaje de huelguistas incomparablemente mayor que el de todas las demás ciudades, sin hablar ya del campo.
    Los metalúrgicos son en Rusia -probablemente lo mismo que en otros países capitalistas- el destacamento de vanguardia del proletariado. Y a este respecto observamos el siguiente hecho instructivo: por cada 100 obreros fabriles hubo en 1905 en Rusia 160 huelguistas; mientras que por cada 100 metalúrgicos correspondían ese mismo año ¡320 huelguistas! Se ha calculado que cada obrero fabril ruso perdió en 1905, a consecuencia de las huelgas, un promedio de 10 rublos -unos 26 francos según la cotización de anteguerra-, dinero que, por así decirlo, entregó para la lucha. Pero si tomamos sólo los metalúrgicos, obtendremos una cantidad ¡tres veces mayor! Delante iban los mejores elementos de la clase obrera, arrastrando tras de sí a los vacilantes, despertando a los dormidos y animando a los débiles.
    Extraordinario por su peculiaridad fue el entrelazamiento de las huelgas económicas y políticas en el período de la revolución. Está fuera de toda duda que sólo la ligazón más estrecha entre estas dos formas de huelga fue lo que aseguró la gran fuerza del movimiento. Si las amplias masas de los explotados no hubieran visto ante sí ejemplos diarios de cómo los obreros asalariados de las diferentes ramas de la industria obligaban a los capitalistas a mejorar de un modo directo e inmediato su situación, no habría sido posible en modo alguno atraerlas al movimiento revolucionario. Gracias a esta lucha, un nuevo espíritu agitó al pueblo ruso en su conjunto. Y sólo entonces fue cuando la Rusia feudal, sumida en un sueño letárgico, la Rusia patriarcal, piadosa y sumisa, se despidió del viejo Adán; sólo entonces tuvo el pueblo ruso una educación verdaderamente democrática, verdaderamente revolucionaria.
    Cuando los señores burgueses y los socialistas reformistas, que les hacen coro sin sentido crítico, hablan con tanta petulancia de la "educación" de las masas, de ordinario entienden por educación algo escolar y formalista, algo que desmoraliza a las masas y les inocula los prejuicios burgueses.
    La verdadera educación de las masas no puede ir nunca separada de la lucha política independiente, y sobre todo, de la lucha revolucionaria de las propias masas. Sólo la lucha educa a la clase explotada, sólo la lucha le descubre la magnitud de su fuerza, amplía sus horizontes, eleva su capacidad, aclara su inteligencia y forja su voluntad. Por eso, incluso los reaccionarios han tenido que reconocer que el año 1905, año de lucha, el "año de locura", enterró para siempre la Rusia patriarcal.
    Examinemos más de cerca la proporción de obreros metalúrgicos y textiles durante las luchas huelguísticas de 1.905 en Rusia. Los metalúrgicos son los proletarios mejor retribuidos, los más conscientes y más cultos. Los obreros textiles, cuyo número, en la Rusia de 1.905, sobrepasaba en más de un 150% el de los metalúrgicos, representan a las masas más atrasadas y peor retribuidas, a unas masas que con frecuencia no han roto aún definitivamente sus vínculos familiares con el campo. Y a este respecto nos encontramos con esta importantísima circunstancia.
    Las huelgas sostenidas por los metalúrgicos durante todo el año de 1905 nos dan un mayor número de acciones políticas que económicas, aunque ese predominio dista mucho de ser tan grande a principios como a finales de año. Al contrario, entre los obreros textiles observamos a comienzos de 1905 un formidable predominio de las huelgas económicas, que tan sólo a fines de año pasa a ser predominio de las huelgas políticas. De ahí se deduce con toda claridad que sólo la lucha económica, que sólo la lucha por un mejoramiento directo e inmediato de su situación es capaz de poner en movimiento a las capas más atrasadas de las masas explotadas, de educarlas verdaderamente y de convertirlas -en una época de revolución-, en el curso de pocos meses, en un ejército de luchadores políticos.
    Cierto, para eso era necesario que el destacamento de vanguardia de los obreros no entendiera por lucha de clase la lucha por los intereses de una pequeña capa superior, como con harta frecuencia han tratado de hacer creer a los obreros los reformistas, sino que los proletarios actuaran realmente como vanguardia de la mayoría de los explotados, incorporaran esa mayoría a la lucha, como ocurrió en Rusia en 1905 y como deberá suceder y sucederá sin duda alguna en la futura revolución proletaria en Europa707.
    El comienzo de 1.905 trajo la primera gran ola del movimiento huelguístico extendido por todo el país. En la primavera de ese mismo año observamos ya el despertar del primer gran movimiento campesino, no sólo económico, sino también político, habido en Rusia. Para comprender la importancia de ese hecho, que representa un viraje en la historia, hay que recordar que los campesinos no se emanciparon en Rusia de la más penosa dependencia feudal hasta 1861, que los campesinos son en su mayoría analfabetos y que viven en una miseria indescriptible, abrumados por los terratenientes, embrutecidos por los curas y aislados unos de otros por enormes distancias y por la falta casi absoluta de caminos.
    Rusia vio por primera vez un movimiento revolucionario contra el zarismo en 1.825, pero ese movimiento fue casi exclusivamente cosa de la nobleza. Desde entonces y hasta 1.881, año en que Alejandro II es muerto por los terroristas, se encontraron al frente del movimiento intelectuales salidos de las capas medias, quienes dieron pruebas del más grande espíritu de sacrificio, suscitando con su heroico método terrorista de lucha el asombro del mundo entero. Es indudable que estas víctimas no cayeron en vano, que contribuyeron -directa o indirectamente- a la educación revolucionaria del pueblo ruso en años posteriores. Sin embargo, no alcanzaron ni podían alcanzar su objetivo inmediato: despertar la revolución popular.
    Esto lo consiguió sólo la lucha revolucionaria del proletariado. Sólo la oleada de huelgas de masas, extendida por todo el país a consecuencia de las duras lecciones de la guerra imperialista ruso- japonesa, despertó a las amplias masas campesinas de su sueño letárgico. La palabra "huelguista" adquirió para los campesinos un sentido completamente nuevo, viniendo a ser algo así como rebelde o revolucionario, conceptos que antes se expresaban con la palabra "estudiante". Pero como el "estudiante" pertenecía a las capas medias, a la gente de letras", a los "señores", era extraño al pueblo. El "huelguista", al contrario, había salido del pueblo, él mismo figuraba entre los explotados. Cuando lo desterraban de Petersburgo, muy a menudo retornaba al campo y hablaba a sus compañeros de la aldea del incendio que envolvía a las ciudades y que debía eliminar a los capitalistas ya los nobles. En la aldea rusa apareció un tipo nuevo: el joven campesino consciente. Este mantenía relaciones con los "huelguistas", leía periódicos, refería a los campesinos los acontecimientos que se producían en las ciudades, explicaba a sus compañeros de lugar la significación de las reivindicaciones políticas y los llamaba a la lucha contra los grandes terratenientes nobles, contra los curas y los funcionarios.
    Los campesinos se reunían en grupos, hablaban de su situación y poco a poco se iban incorporando a la lucha: lanzábanse en masa contra los grandes terratenientes, prendían fuego a sus palacios y fincas o se incautaban de sus reservas, se apropiaban del trigo y de otros víveres, mataban a los policías y exigían que se entregara al pueblo la tierra de las inmensas posesiones de la nobleza.
    En la primavera de 1905 el movimiento campesino estaba aún en germen y abarcaba sólo una pequeña parte de los distritos, la séptima parte aproximadamente.
    Pero la unión de la huelga proletaria de masas en las ciudades con el movimiento campesino en las aldeas fue suficiente para hacer vacilar el último y más "firme" sostén del zarismo. Me refiero al Ejército.
    Comienza un período de insurrecciones militares en la Marina y en el Ejército. Cada ascenso en la oleada del movimiento huelguístico y campesino durante la revolución va acompañado de insurrecciones de soldados en toda Rusia. La más conocida de ellas es la insurrección del acorazado Príncipe Potemkin, de la Flota del Mar Negro. Este buque, que cayó en manos de los sublevados, tomó parte en la revolución en Odesa, y después de la derrota de la revolución y tras algunas tentativas infructuosas de apoderarse de otros puertos (por ejemplo, de Feodosia, en Crimea), se entregó a las autoridades rumanas en Constanza.
    A fin de proporcionarles un cuadro concreto de los acontecimientos en su punto culminante, me permitirán que les lea un pequeño episodio de esa insurrección de la Flota del Mar Negro:
    "Se celebraban reuniones de obreros y marinos revolucionarios, que eran cada vez más frecuentes. Como a los militares les estaba prohibido asistir a los mítines obreros, masas de obreros comenzaron a frecuentar los mítines militares. Se reunían miles de personas. La idea de actuar conjuntamente tuvo un vivo eco. En las compañías más conscientes se eligieron diputados.
    El mando militar decidió entonces tomar medidas. Los intentos de algunos oficiales de pronunciar en los mítines discursos "patrióticos" daban los resultados más lamentables: los marinos, acostumbrados a la controversia, ponían en vergonzosa fuga a sus jefes. En vista de tales fracasos, se decidió prohibir toda clase de mítines. El 24 de noviembre de 1.905, por la mañana, junto a las puertas de los cuarteles de la Marina montó guardia una compañía de línea con armamento y dotación de campaña. El contralmirante Pisarevski ordenó en voz alta: "¡Que nadie salga de los cuarteles! En caso de desobediencia, abrid fuego". De la compañía que acababa de recibir esta orden se destacó el marinero Petrov, cargó su fusil a los ojos de todos y mató de un disparo al teniente primero Stein, del regimiento de Bielostok, hiriendo del segundo disparo al contralmirante Pisarevski. Se oyó la voz de mando de un oficial: "¡Arrestadlo!" Nadie se movió del sitio. Petrov arrojó su fusil al suelo. "¿Qué hacéis ahí? ¡Detenedme!" Fue arrestado. Los marineros, que afluían de todas partes, exigieron en forma ruidosa que fuera puesto en libertad, manifestando que respondían por él. La efervescencia llegó a su apogeo.
    - Petrov, ¿no es cierto que el disparo se ha producido casualmente? -preguntó un oficial, buscando salida a la situación.
    - ¿Por qué casualmente? He salido de filas, he cargado el fusil y he apuntado, ¿qué tiene eso de casual?
    - Los marineros exigen tu libertad...
    Y Petrov fue puesto en libertad. Pero los marineros no se detuvieron ahí: arrestaron a todos los oficiales de guardia, los desarmaron y los condujeron a las oficinas... Los delegados de los marineros -unos cuarenta- deliberaron durante toda la noche, decidiendo poner en libertad a los oficiales, prohibiéndoles en adelante la entrada en los cuarteles..."
    Esta pequeña escena muestra muy a lo vivo cómo transcurrieron en su mayoría las insurrecciones militares. La efervescencia revolucionaria reinante en el pueblo no podía dejar de extenderse al Ejército. Es característico que los jefes del movimiento surgieran de aquellos elementos de la Marina de Guerra y del Ejército que antes habían sido principalmente obreros industriales y de las unidades para las cuales se exigía una mayor preparación técnica, como son los zapadores. Pero las amplias masas eran todavía demasiado ingenuas, tenían un espíritu demasiado pacífico, demasiado benévolo, demasiado cristiano. Se inflamaban con bastante facilidad; cualquier injusticia, el trato demasiado grosero de los oficiales, la mala comida y otras cosas por el estilo podían provocar su indignación. Pero faltaba firmeza, faltaba una conciencia clara de su misión: no alcanzaban a comprender suficientemente que la única garantía del triunfo de la revolución es la más enérgica continuación de la lucha armada, la victoria sobre todas las autoridades militares y civiles, el derrocamiento del gobierno y la conquista del poder en todo el país.
    Las amplias masas de marinos y soldados se rebelaban con facilidad. Pero con esa misma facilidad incurrían en la ingenua estupidez de poner en libertad a los oficiales presos, se dejaban apaciguar por las promesas y exhortaciones de sus mandos; esto daba a los mandos un tiempo precioso, les permitía recibir refuerzos y derrotar a los insurrectos, entregándose después a la más cruel represión y ejecutando a los jefes.
    Ofrece particular interés comparar las insurrecciones militares de 1.905 en Rusia con la insurrección militar de los decernbristas en 1.825, cuando la dirección del movimiento político se encontraba casi exclusivamente en manos de oficiales, de oficiales nobles, que se habían contaminado de las ideas democráticas de Europa al rozarse con ellas durante las guerras napoleónicas. La tropa, formada entonces aún por campesinos siervos, permanecía pasiva.
    La historia de 1.905 nos ofrece un cuadro diametralmente opuesto. Los oficiales, salvo raras excepciones, estaban influenciados por un espíritu liberal burgués, reformista, o eran abiertamente contrarrevolucionarios. Los obreros y campesinos vestidos de uniforme fueron el alma de las insurrecciones; el movimiento se hizo popular. Por primera vez en la historia de Rusia, abarcó a la mayoría de los explotados. Lo que a este movimiento le faltó fue, de una parte, firmeza y resolución en las masas, que adolecían de un exceso de confianza; de otra parte, faltó la organización de los obreros revolucionarios socialdemócratas que se hallaban bajo las armas: no supieron tomar la dirección en sus manos, ponerse a la cabeza del ejército revolucionario y pasar a la ofensiva contra el poder gubernamental.
    Señalaremos de pasada que esos dos defectos serán eliminados -indefectiblemente, aunque tal vez más despacio de lo que nosotros deseáramos-, no sólo por el desarrollo general del capitalismo, sino también por la guerra actual...
    En todo caso, la historia de la revolución rusa, lo mismo que la historia de la Comuna de París de 1.871, nos ofrece la enseñanza irrefutable de que el militarismo jamás ni en caso alguno puede ser derrotado y eliminado por otro método que no sea la lucha victoriosa de una parte del ejército nacional contra la otra parte. No basta con fulminar, maldecir y "negar" el militarismo, criticarlo y demostrar su nocividad; es estúpido negarse pacíficamente a prestar el servicio militar. La tarea consiste en mantener en tensión la conciencia revolucionaria del proletariado, no sólo en general, sino preparar concretamente a sus mejores elementos para que, llegado un momento de profundísima efervescencia del pueblo, se pongan al frente del ejército revolucionario.
    Así nos lo enseña también la experiencia diaria de cualquier Estado capitalista. Cada una de sus "pequeñas" crisis nos muestra en miniatura elementos y gérmenes de los combates que habrán de repetirse ineluctablemente en gran escala en un período de gran crisis. ¿Y qué es, por ejemplo, cualquier huelga, sino una pequeña crisis de la sociedad capitalista? ¿No tenía acaso razón el ministro prusiano del Interior, señor von Puttkammer, al pronunciar aquella conocida sentencia de que "en cada huelga se oculta la hidra de la revolución"? ¿Es que la utilización de los soldados durante las huelgas, incluso en los países capitalistas más pacíficos, más "democráticos" -con perdón sea dicho-, no nos indica cómo van a ser las cosas cuando se produzcan crisis verdaderamente grandes?
    Pero volvamos a la historia de la revolución rusa. He tratado de mostrarles cómo las huelgas obreras sacudieron el país entero y a las capas explotadas más amplias y más atrasadas, cómo se inició el movimiento campesino y cómo fue acompañado de insurrecciones militares.
    El movimiento alcanzó su apogeo en el otoño de 1.905. El 19 (6) de agosto apareció el manifiesto del zar instituyendo una asamblea representativa. ¡La llamada Duma de Bulyguin debía ser fruto de una ley que concedía derecho electoral a un número irrisorio de personas y no reservaba a este original "parlamento" atribución legislativa alguna, reconociéndole únicamente funciones consultivas!
    La burguesía, los liberales, los oportunistas estaban dispuestos a aferrarse con ambas manos a esta "dádiva" del asustado zar. Nuestros reformistas de 1905 eran incapaces de comprender -al igual que todos los reformistas- que hay situaciones históricas en las cuales las reformas, y en particular las promesas de reformas, persiguen exclusivamente un fin: contener la efervescencia del pueblo, obligar a la clase revolucionaria a terminar o por lo menos a debilitar la lucha.
    La socialdemocracia revolucionaria de Rusia comprendió muy bien el verdadero carácter de esta concesión, de esta dádiva de una Constitución fantasma hecha en agosto de 1905. Por eso, sin perder un instante, lanzó las consignas de ¡Abajo la Duma consultiva! ¡Boicot a la Duma! ¡Abajo el gobierno zarista! ¡Continuación de la lucha revolucionaria para derrocar al gobierno! ¡No es el zar, sino un gobierno provisional revolucionario quien debe convocar la primera institución representativa auténticamente popular de Rusia!
    La historia demostró la razón que asistía a los socialdemócratas revolucionarios, pues la Duma de Bulyguin nunca llegó a reunirse. Fue barrida por el vendaval revolucionario antes de reunirse. Ese vendaval obligó al zar a decretar una nueva ley electoral, que ampliaba considerablemente el censo, y a reconocer el carácter legislativo de la Duma709.
    Octubre y diciembre de 1905, son los meses que marcan el punto culminante en el ascenso de la revolución rusa. Todos los manantiales de la energía revolucionaria del pueblo se abrieron mucho más ampliamente que antes. El número de huelguistas, que como ya he dicho había alcanzado en enero de 1.905 la cifra de 440.000, en octubre de 1.905 pasó del medio millón (¡préstese atención, sólo en un mes!). Pero a ese número, que comprende únicamente a los obreros fabriles, hay que agregar aún varios cientos de miles de obreros ferroviarios, empleados de Correos y Telégrafos, etc.
    La huelga general de ferroviarios interrumpió en toda Rusia el tráfico y paralizó del modo más rotundo las fuerzas del gobierno. Abriéronse las puertas de las universidades, y las aulas -destinadas exclusivamente en tiempos pacíficos a embrutecer a los jóvenes cerebros con la sabiduría académica de doctos catedráticos y a convertirlos en mansos criados de la burguesía y del zarismo- se transformaron en lugar de reunión de millares y millares de obreros, artesanos y empleados, que discutían abierta y libremente los problemas políticos.
    Se conquistó la libertad de prensa. La censura fue simplemente eliminada. Ningún editor se atrevía a presentar a las autoridades el ejemplar obligatorio, ni las autoridades se atrevían a adoptar medida alguna contra ello. Por primera vez en la historia de Rusia aparecieron libremente en Petersburgo y en otras ciudades periódicos revolucionarios. Sólo en Petersburgo se publicaban tres diarios socialdemócratas con una tirada de 50.000 a 100.000 ejemplares.
    El proletariado marchaba a la cabeza del movimiento. Su objetivo era conquistar la jornada de 8 horas por vía revolucionaria. La consigna de lucha del proletariado de Petersburgo era: "¡Jornada de 8 horas y armas!". Para una masa cada vez mayor de obreros se hizo evidente que la suerte de la revolución sólo podía decidirse, y que en efecto se decidiría, por la lucha armada.
    En el fragor de la lucha se formó una organización de masas original: los célebres Soviets de diputados obreros o asambleas de delegados de todas las fábricas. Estos Soviets de diputados obreros comenzaron a desempeñar, cada vez más, en algunas ciudades de Rusia el papel de gobierno provisional revolucionario, el papel de órganos y de dirigentes de las insurrecciones. Se hicieron tentativas de organizar Soviets de diputados soldados y marineros y de unificarlos con los Soviets de diputados obreros.
    Ciertas ciudades de Rusia vivieron en aquellos días un período de pequeñas "repúblicas" locales, donde las autoridades habían sido destituidas y el Soviet de diputados obreros desempeñó realmente la función de nuevo poder público. Esos períodos fueron, por desgracia, demasiado breves, las "victorias" fueron demasiado débiles, demasiado aisladas.
    El movimiento campesino alcanzó en otoño de 1.905 proporciones aún mayores. Los llamados "desórdenes campesinos" y verdaderas insurrecciones campesinas afectaron entonces a más de un tercio de todos los distritos del país. Los campesinos prendieron fuego a unas 2.000 fincas de terratenientes y se repartieron los medios de subsistencia robados al pueblo por los rapaces nobles.
    ¡Por desgracia, esta labor se hizo demasiado poco a fondo! Desgraciadamente, los campesinos sólo destruyeron entonces la quinzava parte del número total de fincas de los nobles en el campo, sólo la quinzava parte de lo que hubieran debido destruir para barrer del suelo ruso, de una vez para siempre, esa vergüenza del latifundio feudal. Por desgracia, los campesinos actuaron demasiado dispersos, demasiado desorganizadamente y con insuficiente brío en la ofensiva, siendo ésta una de las causas fundamentales de la derrota de la revolución.
    Entre los pueblos oprimidos de Rusia estalló un movimiento de liberación nacional. Más de la mitad, casi las tres quintas partes (exactamente el 57%) de la población de Rusia sufre opresión nacional. Las minorías nacionales no gozan siquiera de libertad para expresarse en su lengua materna y son rusificadas a la fuerza. Los musulmanes, por ejemplo, que en Rusia son decenas de millones, organizaron entonces, con una rapidez asombrosa -se vivía en general una época de crecimiento gigantesco de las diferentes organizaciones-, una liga musulmana.
    Para dar a los aquí reunidos, y en particular a los jóvenes, una muestra de la manera cómo, bajo la influencia del movimiento obrero, crecía el movimiento de liberación nacional en la Rusia de aquel entonces, citaré un pequeño ejemplo.
    En diciembre de 1.905, los muchachos polacos quemaron en centenares de escuelas todos los libros y cuadros rusos y los retratos del zar, apalearon y expulsaron de las escuelas a los maestros y a sus condiscípulos rusos al grito de "¡Fuera de aquí, a Rusia!" Los alumnos polacos de los centros de segunda enseñanza presentaron, entre otras, las siguientes reivindicaciones: "1) Todas las escuelas de enseñanza secundaria deben pasar a depender del Soviet de diputados obreros; 2) celebración de reuniones conjuntas de estudiantes y obreros en los edificios escolares; 3) autorización para llevar en los liceos blusas rojas en señal de adhesión a la futura república proletaria", etc.
    Cuanto más ascendía la oleada del movimiento, tanto mayor era la energía y el ánimo con que se armaban las fuerzas reaccionarias para luchar contra la revolución. La revolución rusa de 1905 justificó las palabras escritas por Kautsky en 1902 (cuando, por cierto, todavía era marxista revolucionario, y no como ahora, defensor de los socialpatriotas y oportunistas) en su libro La revolución social. He aquí lo que decía Kautsky:
    "...La futura revolución... se parecerá menos a una insurrección por sorpresa contra el gobierno que a una guerra civil prolongada".
    ¡Así sucedió! ¡Indudablemente así sucederá también en la futura revolución europea!
    El zarismo descargó su odio sobre todo contra los hebreos. De una parte, éstos daban un porcentaje especialmente elevado de dirigentes del movimiento revolucionario (considerando el total de la población hebrea). Hoy, por cierto, los hebreos tienen también el mérito de dar un porcentaje relativamente elevado, en comparación con otros pueblos, de componentes de la corriente internacionalista. De otro lado, el zarismo supo aprovechar muy bien los abominables prejuicios de las capas más ignorantes de la población contra los hebreos. Así se produjeron los pogromos, apoyados en la mayoría de los casos por la policía, cuando no dirigidos por ella de manera inmediata -en 100 ciudades se registraron durante ese período más de 4.000 muertos y más de 10.000 mutilados-, que han provocado la repulsa de todo el mundo civilizado. Me refiero, naturalmente, a la repulsa de los verdaderos elementos democráticos del mundo civilizado, que son exclusivamente los obreros socialistas, los proletarios.
    La burguesía, incluso la burguesía de los países más libres, incluso de las repúblicas de Europa Occidental, sabe combinar magníficamente sus frases hipócritas acerca de las "ferocidades rusas" con los negocios más desvergonzados, especialmente con el apoyo financiero al zarismo y con la explotación imperialista de Rusia mediante la exportación de capitales, etc.
    La revolución de 1905 alcanzó su punto culminante con la insurrección de diciembre en Moscú. Un pequeño número de insurrectos, obreros organizados y armados -no serían más de ocho mil-, ofrecieron resistencia durante nueve días al gobierno zarista, que no sólo llegó a perder la confianza en la guarnición de Moscú, sino que se vio obligado a mantenerla rigurosamente acuartelada; sólo la llegada del regimiento de Semiónovski de Petersburgo permitió al gobierno aplastar la insurrección.
    La burguesía es aficionada a escarnecer y motejar de artificiosa la insurrección de Moscú. Por ejemplo, el señor profesor Max Weber, en una sediciente publicación "científica" alemana como es su voluminosa obra sobre el desarrollo político de Rusia, la tildó de "putch". "El grupo leninista -escribe este "archierudito" señor profesor- y una parte de los eseristas hacía ya tiempo que venían preparando esta descabellada insurrección".
    Para apreciar en lo que vale esta sabiduría académica de la cobarde burguesía, basta con refrescar en la memoria las concisas cifras de la estadística de huelgas. Las huelgas puramente políticas de enero de 1.905 en Rusia abarcaron sólo a 123.000 hombres; en octubre fueron 330.000; el número de participantes en huelgas puramente políticas llegó al máximo en diciembre, alcanzando la cifra de 370.000 ¡en el curso de un solo mes! Recordemos el incremento de la revolución, las insurrecciones de campesinos y soldados, y al instante nos convenceremos de que el juicio de la "ciencia" burguesa sobre la insurrección de diciembre, además de ser un absurdo, constituye un subterfugio verbalista de los representantes de la cobarde burguesía, que ve en el proletariado a su más peligroso enemigo de clase.
    En realidad, todo el desarrollo de la revolución rusa impulsaba de modo inevitable a la lucha armada, al combate decisivo entre el gobierno zarista y la vanguardia del proletariado con conciencia de clase.
    En las consideraciones antes expuestas, he indicado ya en qué consistió la debilidad de la revolución rusa, debilidad que condujo a su derrota temporal.
    Al ser aplastada la insurrección de diciembre se inicia la línea descendente de la revolución. En este período hay también aspectos extraordinariamente interesantes; basta recordar el doble intento de los elementos más combativos de la clase obrera para poner fin al repliegue de la revolución y preparar una nueva ofensiva.
    Pero he agotado casi el tiempo de que dispongo, y no quiero abusar de la paciencia de mis oyentes. Creo haber esbozado ya, en la medida en que es posible hacerlo tratándose de un breve informe y de un tema tan amplio, lo más importante para comprender la revolución rusa; su carácter de clase, sus fuerzas motrices y sus medios de lucha.
    Me limitaré a unas breves observaciones más en cuanto a la significación mundial de la revolución rusa.
    Desde el punto de vista geográfico, económico e histórico, Rusia no pertenece sólo a Europa, sino también al Asia. Por eso vemos que la revolución rusa no se ha limitado a despertar definitivamente de su sueño al país más grande y más atrasado de Europa y a forjar un pueblo revolucionario dirigido por un proletariado revolucionario.
    Ha conseguido más. La revolución rusa ha puesto en movimiento a toda Asia. Las revoluciones de Turquía, Persia y China demuestran que la potente insurrección de 1905 ha dejado huellas profundas y que su influencia, puesta de manifiesto en el movimiento progresivo de cientos y cientos de millones de personas, es inextirpable.
    La revolución rusa ha ejercido también una influencia indirecta en los países de Occidente. No debemos olvidar que la noticia del manifiesto constitucional del zar, llegada a Viena el 30 de octubre de 1905, contribuyó decisivamente, nada más saberse, a la victoria definitiva del sufragio universal en Austria.
    Durante una de las sesiones del Congreso de la socialdemocracia austríaca, cuando el camarada Ellenbogen -que entonces no era todavía socialpatriota, entonces era un camarada- hacía su informe sobre la huelga política, fue colocado en su mesa ese telegrama. Los debates se suspendieron inmediatamente. ¡Nuestro puesto está en la calle!, fue el grito que resonó en toda la sala en que se hallaban reunidos los delegados de la socialdemocracia austríaca. En los días inmediatos se vieron enormes manifestaciones en las calles de Viena y barricadas en las de Praga. El triunfo del sufragio universal en Austria estaba asegurado.
    Muy a menudo se encuentran europeos occidentales que hablan de la revolución rusa como si los acontecimientos, relaciones y medios de lucha en este país atrasado tuvieran muy poco de común con las relaciones de sus propios países, por lo que difícilmente pueden tener la menor importancia práctica.
    Nada más erróneo que semejante opinión.
    Es indudable que las formas y los motivos de los futuros combates de la futura revolución europea se distinguirán en muchos aspectos de las formas de la revolución rusa.
    Mas, a pesar de ello, la revolución rusa, gracias precisamente a su carácter proletario, en la acepción especial de esta palabra a que ya me he referido, sigue siendo el prólogo de la futura revolución europea. Es indudable que ésta sólo puede ser una revolución proletaria, y en un sentido todavía más profundo de la palabra: proletaria y socialista también por su contenido. Esa revolución futura mostrará en mayor medida aún, por una parte, que sólo los más duros combates, las guerras civiles, pueden emancipar al género humano del yugo del capital; y por otra, que sólo los proletarios con conciencia de clase pueden actuar y actuarán como jefes de la inmensa mayoría de los explotados.
    No nos debe engañar el silencio sepulcral que ahora reina en Europa. Europa lleva en sus entrañas la revolución. Los horrores espantosos de la guerra imperialista y los tormentos de la carestía hacen germinar en todas partes el espíritu revolucionario, y las clases dominantes, la burguesía, y sus mandatarios, los gobiernos, se adentran en un callejón sin salida del cual no podrán escapar en modo alguno sino a costa de las más grandes conmociones.
    Lo mismo que en la Rusia de 1.905 comenzó bajo la dirección del proletariado la insurrección popular contra el gobierno zarista y por la conquista de la república democrática, así los años próximos traerán en Europa, precisamente como consecuencia de esta guerra de pillaje, insurrecciones populares dirigidas por el proletariado contra el poder del capital financiero, contra los grandes bancos, contra los capitalistas. Y esas conmociones no podrán terminar más que con la expropiación de la burguesía, con el triunfo del socialismo.
    Nosotros, los viejos, quizá no lleguemos a ver las batallas decisivas de esa revolución futura. No obstante, yo creo que puedo expresar con seguridad plena la esperanza de que los jóvenes, que tan magníficamente actúan en el movimiento socialista de Suiza y de todo el mundo, no sólo tendrán la dicha de luchar, sino también la de triunfar en la futura revolución proletaria.
    El "Informe sobre la revolución de 1.905”, fue pronunciado por V. I. Lenin en alemán el 9 (22) de enero de 1917, en la Casa del Pueblo de Zurich, ante una asamblea de jóvenes obreros suizos. Publicado por primera vez con la firma de N. Lenin en el No 18 de Pravda, el 22 de enero de 1.925.V. I. Lenin. Obras, 5a ed. en ruso, t. 30, págs. 306- 328. Traducción de ediciones Progreso de Moscú, 1961.

      
    (1.870-1.924) Principal dirigente del ala bolchevique del POSDR, de la Revolución soviética de Octubre, presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, co-fundador y co-dirigente del Partido Comunista ruso (bolchevique).
    Fuente:
    Ediciones Progreso, Moscú 1.961

     LA REVOLUCIÓN OBRERA-POPULAR CHINA DE 1.949 :             ( "" LA ACTUAL R. DE LA CHINA POPULAR: ESTADO DICTATORIAL SOCIAL-POPULAR DE CAPI-IMPERIALISMO DE SEGUNDO ORDEN,...ES UNA SOCIEDAD DE CAPI-IMPERIALISMO DE ESTADO,...¡¡."". ESCRIBO ALGO, COMO PARA ADELANTAR ALGO,...AUNQUE CREO QUE EN OTRAS OCASIONES HE PLANTEADO ALGO SIMILAR,...¡¡.

    LA REVOLUCIÓN POPULAR DE CHINA: 

    YO PERSONALMENTE NO HABLO DE LA REVOLUCIÓN CHINA, PORQUE TENGO POCA INFORMACIÓN,...QUIZÁS POCO FORMACIÓN, COMO PARA CRITICAR "DURAMENTE" A DICHA PRACTICA SOCIAL,...SÍ OPINO QUE LA R.P. DE CHINA, ES UNA SOCIEDAD CAPITALISTA E IMPERIALISTA, DE "NUEVO TIPO ", -- ESTO EN REALIDAD NO QUIERE DECIR NADA, NO DICE NADA,...PERO ALGO HAY QUE DECIR ``.--; UN IMPERIALISMO EMERGENTE,...CON SOPORTE DEL CAPITAL FINANCIERO,...GLOBAL,...DE  LA PLUTOCRACIA UNIVERSAL,...PARECE QUE EL PARTIDO COMUNISTA Y EL ESTADO SOCIAL-POPULAR CHINO,...SIRVE PARA CUALQUIER TIPO DE SOCIEDAD ¡¡; IGUAL HA PASADO CON LA URSS Y SU PARTIDO COMUNISTA DE LA URSS,...¡¡. ESTA ES UNA CUESTIÓN A RESOLVER TEÓRICAMENTE PARA APORTACIÓN AL MARXISMO CONTEMPORÁNEO DEL SIGLO XXI,...¡¡. PARA MI ES UN ESTADO DICTATORIAL CAPITALISTA E IMPERIALISTA, DE SEGUNDO ORDEN, CON ANSIAS Y NECESIDADES OBJETIVAS DE DOMINAR GRAN PARTE DEL PLANETA,...COMPITIENDO YA ESTÁ CONTRA USA, CONTRA LA U.E.,...



    *** (  1º de octubre de 1949



    Hace 60 años triunfaba la revolución china




    Fuentes: Rebelión https://rebelion.org/hace-60-anos-triunfaba-la-revolucion-china/

    En el país más poblado de la Tierra caía la dictadura de Chiang Kai Shek. Una revolución agraria encabezada por Mao Tse Tung expulsó al imperialismo y expropió a los terratenientes y burgueses chinos, iniciando el socialismo. Era una conducción burocrática, cuyos sucesores, décadas después, restauraban el capitalismo. (Nota 1) El triunfo de 1949 significó […]
    El triunfo de 1949 significó para las masas chinas comenzar a dejar atrás una situación de atraso y superexplotación espantosas. Casi toda la población vivía en el campo, y el país estaba fragmentado, en los hechos, en inmensas regiones dominadas por «señores de la guerra» y dominada por el imperialismo. Desde 1931 el Japón ocupó la península de Manchuria y en 1937 avanzó sobre China continental. A partir de 1945, ingleses y yanquis dieron apoyo al dictador Chiang Kai Shek.
    El proletariado chino había tenido un desarrollo vertiginoso en la década del 1.920. Era importante el prestigio de la U.R.S.S. y se iba masificando el joven Partido Comunista, fundado en 1.921 por cincuenta militantes. Entre 1.925 y 1.927 hubo un poderoso ascenso revolucionario, que fue llevado a la derrota por la conducción burocrática de Stalin y la Tercera Internacional, que impuso la subordinación de los obreros a la «burguesía nacional» de Chiang Kai Shek y su partido, el Kuomintang. Millones de obreros fueron reprimidos y masacrados en las insurrecciones de las principales ciudades industriales sobre la costa del Mar de la China. Desde entonces no resurgió la clase obrera, y la resistencia a los terratenientes y el imperialismo pasó al campo, donde varios cientos de millones de campesinos muy pobres vivían en condiciones casi infrahumanas.
    La lucha contra el imperio japonés
    En noviembre de 1.931, el sector del Partido Comunista que encabezaba Mao, fundó en el sur la República Soviética campesina, basada en la confiscación de las tierras de los terratenientes. Chiang logró aniquilarla en 1934. A partir de esta derrota, Mao, para defender los escasos restos de sus fuerzas (que según el propio Mao pasaron de 300.000 a menos de 20 o 30.000), inició la «Gran Marcha hacia el Norte». Se cerró el movimiento revolucionario campesino del sur.
    En 1.937 Japón invadió China continental. Se comenzó a masifi car un creciente movimiento de resistencia antijaponés, fundamentalmente en el campo y con la guerra de guerrillas. Lo encabezaba el Partido Comunista y su dirigente era Mao, quien aceptó un acuerdo con el Kuomintang para controlar las zonas bajo su dominio y poner sus fuerzas bajo la disciplina de Chiang.
    En octubre de 1.945, luego de la derrota del Japón, el Kuomintang y el PC sellaron un acuerdo para la «reorganización nacional» de la China burguesa y semicolonial, que contemplaba desde la formación de un gobierno de coalición encabezado por Chiang hasta la unifi cación de las fuerzas armadas.
    El PC y su Ejército Popular eran un partido-ejército guerrillero campesino, pequeñoburgués de masas, con un funcionamiento vertical, burocrático, y un líder indiscutido, Mao Tse Tung. Políticamente, éste compartía la concepción de Stalin de desarrollar una etapa democráticoburguesa, de unidad con la burguesía, que permita la modernización capitalista en China. Posteriormente, en otra etapa, se avanzaría hacia una sociedad socialista. Por eso estaba dispuesto a formar un gobierno burgués con el Kuomintang (lo que llamamos una concepción frentepopulista o de conciliación de clases). Una particularidad del maoísmo fue que en lo organizativo era independiente del aparato burocrático del PCUS (Partido Comunista de la URSS) dominado por Stalin. Los restos del maoísmo son una de las pocas corrientes de la izquierda que mantienen vivo el culto al estalinismo y al propio Stalin.
    La lucha entre las masas campesinas y el dictador Chiang
    El dictador Chiang no quería la coalición con los comunistas y apostó a barrer la guerrilla campesina y al PC. Desde julio de 1.946 desconoció los acuerdos y empezó a presionar con sus ejércitos en las zonas dominadas por el Ejército Popular. Obligado por la ruptura y agresión de Chiang, después de muchas dudas, idas y venidas, el PC asumió el enfrentamiento y ordenó el reparto de tierras. En un proceso de revolución agraria multitudinario, los campesinos pobres fueron mucho más allá de lo que indicaban las ordenanzas que a regañadientes adoptaron en 1.946, enfrentando no sólo a los terratenientes (que hasta Mao aceptaba), sino a los campesinos ricos, desatando en el campo la lucha de clases y formando las comunas revolucionarias que imponen su poder en las aldeas.
    La vida era insostenible para los campesinos pobres. Estaban agobiados por los impuestos (que habitualmente superaban con creces todo lo obtenido en la cosecha) y todo tipo de arbitrariedades. La revolución agraria se puso en marcha en millares de aldeas. Y se sumó la más grande movilización de las mujeres en el siglo XX contra su sumisión. En la cerrada sociedad patriarcal china, gran parte de ellas vivían una situación de semiesclavitud. Se fueron incorporando cada vez más al apoyo a la guerra de guerrillas contra el invasor japonés primero, y luego contra Chiang.(1) Contra las expectativas de éste, hubo una guerra civil que en tres años culminó con su derrota y la toma del poder por Mao.La revolución china de 1949
    Triunfó la revolución
    «La República Popular China se proclama a fines de 1.949 como consecuencia de un desarrollo desigual del movimiento de masas: revolución agraria de los campesinos pobres en el norte con sus organismos de poder, las Asociaciones de Campesinos Pobres; revolución contra el feudalismo, el capitalismo burocrático y el imperialismo yanqui en el sur. Los dos procesos están íntimamente ligados, pero la tónica es la señalada. La dirección maoísta hace esfuerzos por mantener la revolución dentro de los marcos de una revolución democrática, sin poderlo lograr por la lógica, justamente, de la revolución socialista en el campo […].
    «Al poco tiempo de subir al poder tiene que enfrentar en Corea al imperialismo yanqui. Este enfrentamiento izquierdiza la política del gobierno y lo obliga a lanzarse contra los restos burgueses en el país. Se inician los grandes juicios contra los contrarrevolucionarios y la confiscación o transformación en sociedades mixtas de la mayor parte de las empresas capitalistas de China. […] Es así como China se transforma en un Estado Obrero con profundas deformaciones burocráticas […].» (2)
    Esa burocracia (3), que dominó el colosal aparato represivo del Partido Comunista de China, desde comienzos de los setenta comenzó a aproximarse política y económicamente al imperialismo yanqui. En 1.978 puso en marcha un proceso de restauración del capitalismo, que, fortalecido por la derrota de la revolución política en 1989 (4), impuso la brutal dictadura capitalista que hoy gobierna el país más poblado del mundo. A eso nos referiremos en la próxima nota. 
    1 Jack Belden: China shakes the World. Harpers and Brothers, New York, 1.949. 2. Nahuel Moreno: Las revoluciones china e indochina. Pluma, Bs. As., 1.973.
    3. Véase El Socialista Nº51, 9/11/06.
    4. Véase El Socialista Nº137, 3/6/09.
    Las conquistas de la revolución
    En 1.949 la revolución china sacudió al mundo. No era para menos: tenía una población de más de 500 millones de habitantes, en su abrumadora mayoría campesinos muy pobres. La tradición eran las periódicas hambrunas. Gracias a la expropiación de la burguesía y la planifi cación, a pesar de la burocracia y la falta de libertades, cambió por completo la vida del pueblo chino. Decía Nahuel Moreno: «A partir de 1.953 se inicia la etapa de la acumulación primitiva socialista. Los logros son verdaderamente espectaculares: la bomba atómica y un progreso constante de su economía, superior a todo lo conocido. Un solo dato: en 1.958 China supera a Gran Bretaña y Alemania Occidental para transformarse, con 270 millones de toneladas, en el tercer productor de carbón del mundo. China se benefi cia de la existencia de la URSS y de los otros estados obreros, no sólo por la ayuda -que por amplia que fuera siempre sería mezquina- sino por el ejemplo de los Planes Quinquenales.» (Las revoluciones …, ya citado).
    Lo más importante fueron los logros sociales. En la década del sesenta, era común escuchar que «casi mil millones de chinos habían logrado comer un tazón de arroz, tener un reloj y una bicicleta». A fi nes de los setenta el consumo medio de alimentos (en calorías) estaba un poco por encima de la media mundial y por encima de 14 países americanos. El 96 por ciento de los niños estaban escolarizados (con menos del 50% incluso en 1.952). En ese período, prácticamente se había duplicado la población. Además, en 1.949, la esperanza de vida al nacer era de 35 años, y había subido a 68 en 1982. (Datos Eric Hobsbawm: Historia del siglo XX).
    China volvió al capitalismo
    La conducción burocrática y represiva del Partido Comunista china comenzó en los setenta la apertura hacia la restauración del capitalismo. Las masas fueron perdiendo las conquistas de la revolución y se volvió a una brutal diferenciación social, la superexplotación capitalista y la subordinación al imperialismo.  
    En la nota anterior 1 señalábamos los profundos cambios que se lograron en la China gracias al triunfo de la revolución en 1949. Con la expulsión del imperialismo, la expropiación de los terratenientes y la gran burguesía y la planificación económica, comenzaron a mejorar las condiciones de vida de las masas rurales y urbanas. Había surgido lo que los trotskistas denominamos un estado obrero burocrático. En los sesenta, los aparatos obreros burocráticos más poderosas del mundo se dividieron. Con el discurso de la «coexistencia pacífica» y la construcción del «socialismo real» el PC de la URSS, y el combate al «socialimperialismo» de Kruschev y la reivindicación de Stalin el chino, ambas burocracias siguieron alejándose de cualquier perspectiva de lucha por el socialismo mundial y fortaleciendo sus vínculos con el imperialismo.
    La responsabilidad política de los chinos en primer lugar, y también de los soviéticos, en la feroz derrota de la revolución en Indonesia, en 1.965, fue una prueba más del carácter contrarrevolucionario de ambos aparatos. Adormecieron a las masas apoyando al régimen burgués de Sukarno, hasta que éste fue aplastado por un golpe militar (el Yakartazo) y fueron masacrados centenares de miles de trabajadores y campesinos. 
    Las reformas económicas de 1.978
    En la década de los setenta, los gobiernos de todos los estados obreros burocráticos comenzaron a abrir sus economías a la inversión capitalista y fueron aumentando cada vez más sus relaciones con Europa Occidental, Estados Unidos y Japón. En China esta situación se dio junto con relaciones diplomáticas de alto nivel y la visita del presidente Nixon a Pekín en 1.972, recibido con honores por el propio Mao Tse Tung.
    Mientras mantenía el régimen totalitario del partido único y la total falta de libertades, la burocracia china iba a poner en marcha un proceso de restauración y semicolonización del país. Bajo la presidencia de Deng Xiao Ping (Mao falleció en 1976), se inició en diciembre de 1.978 una «modernización» bajo la consigna de «ser rico es glorioso». En el campo (la mayoría de la población) se inició la descolectivización de las tierras. Diez años después existían 70 mil mercados agrícolas de comercialización privada. Este proceso incrementó la miseria y la corrupción. Las estimaciones actuales dan cuenta de que la población rural (800 millones en este siglo, unos dos tercios del total) tiene un PBI de 350 dólares per cápita.2
    Se fue desmontando la planificación económica y abandonando el control estatal del comercio exterior. Se fueron instalando «zonas económicas especiales», primero sobre la costa, en las cuales comenzó una oleada de instalación de fábricas de las multinacionales (una especie de maquilas), autorizadas a comprar y vender en forma directa en el extranjero, y avanzaron las privatizaciones. El «milagro» chino se había puesto en marcha: instalar la superexplotación capitalista de una mano de obra superbarata, formada por cientos de millones de campesinos pobres que huían de la miseria rural para caer en una semiesclavitud capitalista urbana, al servicio de los burócratas, los nuevos empresarios y el imperialismo, especialmente el yanqui.
    La burocracia del PC chino imponía este tremendo retroceso en nombre del «socialismo a la china» y con enormes carteles con Marx y Lenin en sus congresos. Deng tenía un defensor ampliamente conocido. Decía Fidel Castro en 1985: «Yo no pienso que los chinos hayan renunciado a sus objetivos socialistas, e incluso diría que, a mi entender, muchas de esas reformas son compatibles con una concepción socialista». 3 En las revistas especializadas y la prensa mundial comenzó a aparecer el «caso chino» para argumentar a favor del mercado y las privatizaciones, y seguir denigrando a ese falso «sistema socialista» de los burócratas. Shenzhen, la ciudad china de los 50.000 millonarios
    La derrota de Tiananmen aceleró la restauración ( SON COMO METRÓPOLIS OCCIDENTALES, JAPÓN, NUEVA YORK, LONDRES, PARÍS, BARCELONA,... Lmm. )
    En 1989 se produjo una gran rebelión estudiantil en Pekín y muchas otras ciudades chinas. Desde dos años antes crecía el descontento y las protestas contra las reformas capitalistas, que provocaban inflación, caída de los salarios, la aparición de la desocupación (combinada con el permanente éxodo rural) y una corrupción galopante. A medidados de 1989 estalló una revolución contra las reformas. Los estudiantes no se movilizaron a favor del capitalismo. Era una revolución política, no social, que iba contra la dictadura del PC chino y su política restauracionista. En las grandes manifestaciones de fin de mayo (llegaron a juntarse 700.000 personas) y comienzo de junio se cantaba la Internacional, se vivaba al PC exigiendo cambios, y hubo apoyo y participación de los trabajadores en la capital y otras ciudades. El 4 de junio hubo una sangrienta represión cuando el ejército cargó contra la multitud reunida en la Plaza Tiananmen. Se estimó una cifra de 3.000 muertos (otros denunciaron hasta 10.000). El gobierno solo reconoció 200, y 3.000 heridos. Tiempo después surgió la organización Madres de Tiananmen, que denuncian el asesinato de sus hijos. Fue un golpe contrarrevolucionario, una derrota que le permitió a la dictadura seguir consolidando la restauración capitalista.
    ¿Potencia mundial o una maquila pobre y gigantesca?
    China tuvo el mayor crecimiento económico del mundo entre 1988 y 1998, con un promedio anual entre el 12 y el 14%. Luego comenzó a descender, pero manteniéndose entre los más altos del mundo. Se fue instalando la visión de una China potencia mundial e imparable, alimentada ahora por el relativamente «buen desempeño» de su economía en medio de la crisis aguda que sacude al mundo desde 2008 (la pagan los obreros y campesinos, con despedidos y la caída de los salarios).
    No es esa la realidad. No se ha dado un alto desarrollo de tecnología, y el crecimiento se apoya fundamentalmente en la superexplotación masiva de millones, con salarios promedio de 60 o 70 dólares mensuales, y una importante inversión extranjera. Esto ha permitido un gran crecimiento de la exportación de productos de bajo costo, en primer lugar a Estados Unidos, pero que se desparraman por todo el mundo. Se han desarrollado muchas ciudades nuevas, y una clase media con buen poder adquisitivo, pero la mayor parte de la población sigue en la miseria rural o sufre condiciones de semiesclavitud en el trabajo fabril. Un dato: China figura como una de las principales potencias económicas del mundo, pero «en el reparto del ingreso por habitante (PBI per cápita) cae al puesto 132, detrás de Samoa y Tonga (La Nación, 31/12/05).
    El PC chino, que desde el 2002 incluye a los «camaradas capitalistas», es decir, los nuevos empresarios, ha convertido al país en uno de los más desiguales del mundo, y de mayor represión. Según la revista Forbes, China ocupa el segundo lugar (el primero lo tiene EE.UU., con 415) en la lista de multimillonarios, con 66, mientras que otras fuentes hablan de 100. Habría unas 320.000 personas con un capital mayor al millón de dólares. Habría unos 10.000 con más de 10 millones. Un grupo menor supera los mil millones. Seis de las diez mujeres más ricas del mundo son chinas. Yang Huiyan, de Country Garden, tiene 16.000 millones de dólares, más que George Soros.
    Entre los trabajadores y los campesinos se vienen dando oleadas de resistencia contra la explotación capitalista y la represión. Hay que apoyar todas las expresiones de esta resistencia, hasta lograr el derrocamiento de la dictadura del PC, y seguir la lucha por imponer un gobierno socialista de los trabajadores y campesinos chinos, que retome el camino iniciado en 1949, con un programa revolucionario y con una auténtica democracia obrera. 
    1. El Socialista Nº 147. Veanse otras notas en ES Nº 51 y 137.
    2. Estos y otros datos en «China, ¿»socialismo de mercado»?», por Miguel Sorans, en Correspondencia Internacional Nº 25, junio 2008.
    3. Le Monde Diplomatique, 9/85, citado en «China, ¿vuelve al capitalismo?», Correo Internacional Nº 13, octubre de 1985. 
    ¡Abajo la dictadura capitalista del PC Chino!
    Muy pocas voces en el mundo denuncian a la siniestra dictadura del PC chino. Y mucho menos desde la izquierda, el «progresismo» o el chavismo. Los hermanos Fidel y Raúl Castro desde Cuba y el presidente venezolano Hugo Chávez se deshacen en alabanzas a Hu Jin Tao y su régimen. Se suman a la increíble mentira del «socialismo de mercado» y esconden la represión, la prohibición del derecho de huelga y de formar organizaciones sindicales o estudiantiles que no sean los oficiales de la dictadura y de la utilización de Internet. La empresa Yahoo ha entregado datos de activistas a la policía. El gobierno yanqui premió la sumisión del gobierno chino dándoles un puesto de primera línea en el Banco Mundial, además de mantener su status de relaciones económicas privilegiadas.
    La Unidad Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI), a la cual adhiere Izquierda Socialista, llama a la más amplia unidad de acción para apoyar a la resistencia de las masas chinas en su lucha por libertades y para acabar con la dictadura capitalista en China.   ).,...)))...



    LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS, 1.934: 

    (  ""MI PADRE, QUE FUE SOLDADO DE CRUZ ROJA  O SANITARIO, MEJOR DICHO,...DEL EJÉRCITO ROJO, DE LA REPÚBLICA DE 1.931, DE LA DEL FRENTE POPULAR DE 1.936; Y LUEGO DETENIDO POR EL EJÉRCITO GOLPISTA,...A  PUNTO DE SER FUSILADO,...TUVO QUE ESTAR UNOS AÑOS EN EL EJÉRCITO FRANQUISTA COMO SANITARIO,...ÉL, DECÍA QUE NUNCA HABÍA PEGADO UN TIRO,...¡¡; ESTUVO ENCARCELADO, LE CONDONARON EL FASULAMIENTO,...EN CASA NUNCA HABLABA DE POLÍTICA,...PERO DE VEZ EN CUANDO DECÍA : "UHP NO PAGA EL ALQUILER,...¡¡"". 

    CON MI CAMPAÑERA, ANTES DE CASARNOS, VISITAMOS ASTURIAS,...SU PADRE ERA ASUTRIANO, AFINCADO EN MÁLAGA; PARA MÍ, VISITAR ASTURIAS ERA COMO UN HOMENAJE,...PERO CLARO YA HABÍAN PASADO COMO 58 AÑOS, DE AQUELLOS ACONTECIMIENTOS,...ME ENCONTRÉ EN LAS PLAYAS DE SALINAS, CON GENTES DE DEL PUEBLO ASTURIANO DE MIERES-ASTURIAS, QUE VENÍAN A PESCAR UNAS HORAS DE NOCHE,...HABLAMOS ALGO,...PERO NADA DE ESTE ASUNTO,...SE SORPRENDIERON DE QUE DOS MALAGUEÑOS ESTUVIERAN DE VACACIONES EN ASTURIAS, CON LA FAMA QUE TENEMOS LOS ANDALUCES DE ESTAR MÁS TIESO QUE UNA MOJAMA,...VAYA CON MENOS DINERO QUE UN BACALAO SECO Y SIN BOLSILLO,...Y ELLOS SIN TRABAJO, SIN DINERO,...¡¡. VISITAMOS ALGUNAS POBLACIONES,...VIMOS LAS EMPRESAS CERRADAS,...VARIOS DIAS POR ASTURIAS. Y NOS FUIMOS A VER ARAGÓN, ZARAGOZA, LA CATEDRAL DEL PILAR,...QUE MI COMPAÑERA QUERÍA VERLA,...ESTUVIMOS COMO MEDIO DÍA. NO SUPIMOS IR AL PAÍS VASCO,...LUEGO, CASTELLÓN DE LA PLANA Y VALENCIA, VISTAS COMO DE PASADA, UNAS HORAS Y A SEGUIR EL CAMINO ¡¡,...UNOS DÍAS EN EL PUEBLO DE DENIA, ALICANTE,...Y YA DE FINAL, CAMINO A MÁLAGA PASANDO POR ALMERÍA,...TODO ESTE VIAJE CON UN "OPEL CORSA" QUE COMPRÉ DESPUÉS DE ESTAR AHORRANDO COMO CUATRO AÑOS,...¡¡.
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    Revolución de Asturias de 1.934

    DESCRIPCIÓN

    La Revolución de Asturias fue una insurrección obrera ocurrida en Asturias en el mes de octubre de 1.934 que formaba parte de la huelga general revolucionaria y el movimiento armado organizado por los ... Wikipedia
    Fecha de inicio: 1934
    Ubicación: Principado de Asturias
    Lugar: Asturias, España
    Resultado: Fracaso de la insurrección obrera
    ...//...
       

    La revolución de Asturias, camino al Frente Popular.



    Detenciones. Asturias, 1934.


    La Revolución de Octubre en Asturias supuso un hito en la historia del movimiento obrero español, llegando a la unidad en la lucha entre comunistas, anarquistas y socialistas.

    En octubre de 1.934 por toda España sonó el grito de la Huelga General Revolucionaria frente al retroceso en las reformas emprendidas con el advenimiento de la República, por el triunfo de las derechas en 1.933 y por la entrada de tres fascistas en el gobierno. Ante la amenaza que esto suponía para la república y para la clase obrera, el pueblo decidió luchar, aunque fue Asturias el centro de la insurrección popular, quedando sola en mitad de la tierra.



    Asturias.
    Cartel Revolución de Asturias.

    Contexto de la Huelga General Revolucionaria.                    En las elecciones celebradas en noviembre-diciembre de 1933 saldría vencedora la Unión de Derechas con la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) en la cabeza, dirigida por Gil Robles, y sin haber reconocido a la República. Su campaña fue millonaria y empleó todos los medios, desde la radio hasta el lanzamiento de al menos 10 millones de folletos desde avionetas. No dudó en proclamar su objetivo en un mitin tras el regreso del Congreso Hitleriano de Núremberg: “la conquista de un Estado Nuevo, rectificar la república”. La formación del gobierno fue encargada a Alejandro Lerroux del Partido Republicano Radical, segundo partido más votado, y acérrimo enemigo del anarcosindicalismo y el catalanismo, y cómplice, al menos de silencio, del Golpe de Estado de Sanjurjo del 10 de agosto de 1932.Con esta alianza los cedistas esperaban obtener la liquidación de toda o gran parte de la legislación reformadora del bienio anterior. Se permitió el retorno de frailes y monjas al ejercicio de la enseñanza, se archivó el proyecto de ley de intervención de los sindicatos en la industria lo que hizo que la Unión Económica apoyase en cierta medida a este gobierno, aunque no vería satisfecha todas sus demandas. No eliminó la Reforma Militar, pero favoreció el ascenso de altos cargos de derechas y contrarios a la República y promulgaron una Ley de Amnistía para los participantes en el intento golpista de Sanjurjo y para los acusados de evasión de capitales tras la llegada de la República, además dejó sin efecto la confiscación de tierras a los “Grandes de España” que habían apoyado dicha intentona. Frente a la reducción de salarios y a estos hechos el pueblo trabajador no tardó en responder.
    En el campo la situación era insostenible, los salarios se habían reducido a una tercera parte, las jornadas eran de sol a sol y el desempleo llegó a 703814 parados. Los terratenientes lo celebraron al grito de “¡comed República!”. Así, la federación de campesinos de la UGT llamó a la huelga en junio, tras haber presentado una plataforma reivindicativa al Gobierno y tras la declaración de la recolección de la cosecha como servicio de carácter nacional, por lo que la convocatoria quedaría ilegalizada. Los campesinos de 704 municipios detuvieron sus manos desde el 5 al 17 de junio. La represión fue terrible. 13 muertos, 200 heridos, 7000 detenidos, clausuradas las Casas del Pueblo, el periódico El Obrero de la Tierra cerrado, 249 Ayuntamientos socialistas sustituidos por gestoras afines al gobierno. Tras semejante situación, cuando en octubre llegó el momento de la insurrección en el campo hubo, mayoritariamente, un silencio expectante, las heridas de la represión estaban demasiado abiertas para volver a la lucha. Aunque en algunos pueblos se declaró la huelga, en otros se tomó el control durante varios días y en otros hubo enfrentamientos de algunas horas. Los más destacables fueron Tarazona de la ManchaVillarrobledoTebaMedina de Rioseco y principalmente, la comarca de las Cinco Villas donde la épica insurrección se mantuvo durante cuatro días.
    El 1 de octubre Gil Robles (CEDA) provocó una crisis de gobierno que le permitió introducir tres ministros en el gobierno constituido el 4 de dicho mes. AizpúnAnguera de Sojo y Giménez Fernández, ministros de Justicia, Trabajo y Agricultura, respectivamente. Esta sería la señal esperada para convertir en hecho el eco de la Huelga General Revolucionaria en la madrugada del 5 de octubre.

    La Huelga General Revolucionaria en el Estado Español.

    En Valencia la huelga solo fue apoyada por los obreros portuarios, hubo enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en EldaElcheNovelda y Villena y Alcoy. En las Islas Baleares solo dos localidades la secundaron, Lluch Mayor y Manacor. En el País VascoGuipúzcoa y Vizcaya donde la UGT estaba fuertemente implantada fueron a la huelga. Mondragón proclamó en el Ayuntamiento la República Socialista y Eibar, primera localidad donde se proclamó la República, acudió a su defensa frente a las fuerzas reaccionarias que la estaban usurpando. En total, la represión en el País Vasco se saldaría con 1200 detenidos. En CataluñaLluis Companys, proclamó el Estado Catalán dentro de una República Federal Española. Habría 4000 detenidos, la mayoría rabasaires, funcionarios y empleados de la Generalitat y municipales, además se procedería al cierre de periódicos y desahucios de rabassaires. En Madrid la huelga se prolongó durante 8 días con una alta participación, aunque no fue apoyada por la CNT y no se logró asaltar las instituciones del poder burgués.

    La revolución de Asturias.

    Asturias marcó la diferencia en 1934, pues fue el lugar donde socialistas, comunistas y anarquistas lucharon unidos. Una unión que se vino fraguando con el tiempo y llevó a cierto enfrentamiento con el Comité Nacional Revolucionario presidido por Largo Caballero.
    La unión entre UGT y CNT en Asturias se había fraguado a través de huelgas conjuntas, como las de 1901 y la de 1917. Al mismo tiempo comunistas y anarquistas mantenían fuertes relaciones a través del Sindicato Único Minero (SUM) adscrito a la CNT y dirigido por comunistas y que se había enfrentado al Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA). En enero de 1934 comunistas, anarquistas y socialistas constituyeron un comité de enlace cuando la huelga de la construcción de Gijón iba por su cuarto mes. Con motivo de la represión de Dollfuss en febrero de 1934 los comunistas convocaron una huelga a la que se sumarían los socialistas, siendo la primera jornada antifascista. Las direcciones nacionales del PSOE y la UGT eran contrarias a la unión con los comunistas, pero no el líder regional Graciano Antuña. Justo después la CNT, que no había participado en esta convocatoria, presentó su propuesta para la Alianza Obrera, redactada por el dirigente ácrata Avelino G. Entrialgo, oponiéndose así a la decisión tomada en el ámbito nacional en el que decidieron ser contrarios a esta alianza. El primer punto de este pacto obrero rezaba así:
    “Las organizaciones firmantes de este Pacto trabajarán de común acuerdo hasta conseguir el triunfo de la revolución social en España y llegar a la conquista del poder político y económico para la clase trabajadora, cuya concreción inmediata será la República Socialista Federal.”
    A esta se sumaron la Federación Socialista Asturiana (FSA), el BOC y la Izquierda Comunista de España (ICE). El PCE se uniría el 12 de septiembre de 1934, cuatro días después del descubrimiento del alijo de armamento del Turquesa y dos días después de la victoriosa huelga convocada por la Alianza como respuesta a un acto organizado por la CEDA en Covadonga, dispuesta a “reconquistar” España.
    La Alianza Obrera celebraría el 1 de mayo bajo el lema: “Contra las guerras coloniales y el fascismo”. Así, el pueblo asturiano se dispuso hacer lo contrario a lo pronunciado por el obispo de Oviedo Montagut en 1866: “no afanarse en buscar suerte feliz en la tierra, empeño que sólo con la fe encontraréis en el cielo”, e intentaron levantar un mundo totalmente nuevo al precio de su vida, con la fuerza de sus manos y con la fe de una victoria posible.Octubre rojo en Asturias: cuatro ángulos sobre la revolución de ...
    De este modo, en la madrugada del día 5 de octubre de 1934, comunistas, anarquistas y socialistas iniciarían con fuerza y con esperanza desbordante el camino hacia el futuro, dispuestos a teñir el negro carbón con el rojo heroico de su sangre. 60000 trabajadores fueron convocados (36000 de UGT, 20000 de CNT y 5000 de SUM). Estos tendrían que enfrentarse a guarniciones militares, guardias civiles y de asalto. Con las armas de 14 depósitos se emprendería la marcha a la Revolución Social. Veintitrés cuarteles de la Guardia Civil de las Cuencas Mineras fueron tomados de forma casi simultánea.



    Sama de Langreo y, sobre todo, Mieres, fueron las capitales desde donde se organizarían y dirigirían las columnas del “Ejército Rojo” y desde allí, partirían hacia Oviedo. Las fábricas de armas de MieresLa Felguera y Trubia trabajaron día y noche para suministrar bombas, proyectiles y blindajes a la revolución social, aunque no era suficientes. Se convocó el Estado de Guerra creándose la Guardia Roja para velar por la corrección de la revolución, controlando los comercios, evitando la apertura de nuevos prostíbulos y tranquilizando a los residentes de, al menos, tres conventos y un colegio.

    La columna minera de Mieres entabló el primer combate en el Alto de la Manzaneda, saliendo victoriosa y llegado a Oviedo al día siguiente. Sin embargo, las condiciones en la capital serían más adversas. Tras cuatro días de combates se logró tomar la fábrica de armas, objetivo principal. Las mujeres del barrio tuvieron un papel fundamental, pues intervinieron en la construcción de barricadas.
    El 7 de octubre se produciría el primer bombardeo en el barrio La Argañosa. Ese mismo día, el grupo de milicianos dirigidos por Juanito Ambou consiguió hacerse con el control del transporte ferroviario entre la capital y el centro de Asturias, y de la fábrica de armas La ManjoyaEl coronel Navarro transformó la torre de la catedral en atalaya de la que disparar a los mineros y el comandante Alonso Vega ordenó el incendio del Teatro Campoamor, que era una posición estratégica para los milicianos. Estos y otros destrozos serían atribuidos a los revolucionarios una vez detenida la insurrección.
    El día 8 desembarcaron fuerzas al mando del teniente coronel López Bravo, quién sería destituido por Hidalgo de Cisnero (ministro de la Guerra), aconsejado por Francisco Franco y después de que Calvo Sotelo le acusase de haber ordenado a los soldados “no disparar contra sus hermanos”, con lo que finalmente, sería sustituido por el teniente coronel Yagüe. El día 9 de octubre los aviones lanzaron octavillas advirtiendo de que Asturias estaba sola y que se mandarían potentes columnas de España y África para detener la revolución. Sin embargo, el pueblo asturiano no se amedrentó y prosiguió con la lucha.





    Asturias.
    Octavilla lanzada sobre Oviedo para detener la insurreción.

    El día 11 de octubre se produjo la primera crisis del Comité Revolucionario Regional debido a la llegada de refuerzos por el norte de la ciudad, al afianzamiento del frente sur debido a los refuerzos procedentes de León y al envío, desde allí, de 18 aviones de reconocimiento y 12 de bombardeo. Los mineros y obreros conseguirían resistir heroicamente durante una semana más. La decisión tomada por el Comité provocó un fuerte rechazo en las milicias, cuyos jefes reunidos en Oviedo terminarían constituyendo un nuevo Comité, que optaría por continuar hasta la última bala, hasta el último cartucho.
    Nada sencillo sería el avance de la columna de López Ochoa desde Lugo y el de las tropas africanas de Gijón al mando de Yagüe, viéndose obligados a aumentar el terror aéreo al no poder detener la heroicidad del pueblo asturiano. Llegando a la cifra de 37 bombarderos y 3 aviones de reconocimiento. Además, emplearon las tácticas del terror para que el miedo detuviese al pueblo en armas. Fusilaron a 19 milicianos en la explanada del cuartel Pelayo, a 9 vecinos del barrio obrero de La Tenderina, a 19 en Villafría, a 5 en la “Fuente del Caño”, a 14 en las casas donde se habían escondido, a 10 en San Esteban de las Cruces, entre ellas dos niños… La antesala de lo que estaba por venir. El grito de ¡vienen los moros! se convirtió en la voz de alarma de una pesadilla que avanzaba con dedos de guadaña y corazón de yugo y flechas, una voz que volvería a resonar apenas dos años más tarde, pero esa vez lo haría por toda España.
    Pero los heroicos mineros de Asturias resistirían hasta el final, hasta la tarde del 16 de octubre de 1934 cuando Yagüe al mando de dos banderas de la legión, el tabor de Regulares, un batallón de Infantería y una batería de artillería consiguió doblegar la resistencia de Oviedo. El diario ABC informaría “los legionarios han hecho una verdadera limpia de enemigos en la ciudad con procedimientos expeditivos y eficaces”. Hechos que serían celebrados por los tres ministros de la CEDA, cortejo al que se sumó Francisco Franco, quién ya conocía la valentía minera pues participó en la represión de la huelga de 1917, y fue promotor del envío de los africanistas a Asturias.
    En Campomanes seguiría la batalla, solo cuando a los últimos 400 milicianos se les agotó la munición decidieron retirarse. Con barbas y aspecto demacrado por 10 días de combate, pero conservando aún en sus pechos la lumbre que incendió Asturias, cantaron La Internacional en su desfile por las calles de Mieres, mientras que las gentes salían a recibirlos con orgullo. Los restos del Ejército Rojo se concentraron en Sama de Langreo el 18 de octubre, el tercer comité formado días antes negoció la rendición. Torrens Llompart, teniente de la Guardia Civil, prisionero y colaborador, sería el encargado de conducir las negociaciones con el general López Ochoa. Ante las condiciones inaceptables, el mismo presidente del comité, Belarmino Tomás, fue a entrevistarse con Ochoa. Fue despedido en Sama con el mensaje “si no vuelves antes de dos horas, vamos a buscarte con toda la dinamita que hay en la Cuenca”. Y la dinamita fue la forma de presionar para llegar a un “acuerdo de paz”. La entrega de prisioneros y de las armas, a cambio de volver a los puestos de trabajo con normalidad, sin más represalias que las de los tribunales de Justicia y que, ni el Tercio ni los Regulares fueran en la cabeza de las fuerzas que entrasen en las cuencas.
    16450 soldados fueron necesarios para derrotar la insurrección, estando ya las cárceles repletas, los días 5, 6 y 7 de noviembre, el gobierno iniciaría el castigo ejemplar “para evitar una repetición de hechos semejantes” diría Gil Robles. O no quedándose atrás el monárquico José Calvo Sotelo diciendo: “en España se acaba de registrar uno de los crímenes más villanos que registra la historia de todos los países” o F. Cambó, pidiendo la pena de muerte pues está era la única condena ejemplarizante.
    El 3 de diciembre se aprueba el Decreto de Rescisión de Contratos Individuales aplicado a la huelga de octubre por “abusiva”. Los empresarios lo aprovecharon para realizar sus soñados despidos masivos, teniendo que recordar el propio gobierno el 31 de agosto de 1935 que los nuevos contratos del personal seleccionado respetasen las condiciones de trabajo anteriores. Además, exigieron la disolución de los sindicatos y de los partidos políticos que participaron en la revolución de octubre. Se les prohibió el desarrollo de cualquier actividad hasta abril de 1935 cuando el “estado de guerra” fue sustituido por el “estado de alarma.” Pero sus periódicos permanecieron cerrados hasta, al menos, diciembre de 1935, en el caso de El Socialista, y las Casas del Pueblo no volvieron a abrir sus puertas hasta febrero del año siguiente.
    Los 3 meses siguientes continuaron las detenciones, al menos 25000. Las dependencias municipales, sindicales y religiosas se convirtieron en prisiones provisionales. Algo de lo que mostraría orgullo el canónigo Arboleya que dijo que era “una contribución de la Iglesia a nuestras tremendas responsabilidades, como católicos, de que la ira de Dios, causada por la malsana propaganda socialista, pasara por Asturias.” Los centros obreros y los domicilios de los insurrectos fueron asaltados. Los presos torturados y silenciados por la única prensa que era publicada, quién extendió sus mentiras sobre el terrible “terror rojo” desatado en Asturias. Mintieron sobre “la masacre de Carbayín” localidad en la que fusilaron a 24 detenidos en Sama y de los que dirían que eran insurrectos que habían vuelto a establecer una guerrilla.





    Asturias.
    Aída Lafuente, mártir revolucionaria conocida como “la Rosa Roja de Asturias”

    Dimitri Ivanov, oficial de la legión, el mismo que pudo haber asesinado a Aída de la Fuente, asesinó a un periodista republicano, Luis Sirval, que trataba de escribir sobre los hechos ocurridos en Asturias, sólo fue condenado a 6 meses y 1 día. También de renombre fue Lisardo Doval, comandante de la Guardia Civil, “discípulo” de Francisco Franco, encargado de la pacificación de Asturias. Su historial: servir en las colonias africanas, persecución de anarquistas durante la dictadura de Primo de Rivera, participación en la Sanjurjada y ahora, la persecución, detención y tortura, desde la paliza al retorcimiento de testículos, de los insurrectos de Asturias. Tal fue su fama, que intervendría el Partido Laboralista británico y un abogado francés, provocando su cese. Pero Nilo Tello, capitán de la Guardia Civil, continuaría la misión de Doval, bajo un equipo más reducido, para mantener el secreto.
    7000 asturianos serían condenados a penas de prisión de más de un año. De vital importancia fueron el Comité Pro Presos de Octubre del PCE ya que fue la organización que mayor ayuda económica prestó para la defensa de los presos y el Comité Pro Infancia dirigido por Dolores Ibárruri para atender a los huérfanos de la revolución y que consiguió que más de un centenar de familias de Madrid acogieran a los niños de Asturias.
    Asturias sola en mitad de la tierra. Asturias, la resistente, desolada. Asturias, la lumbre, apagada. Asturias que consiguió, a base de unir cientos de lumbres, convertirse en la inmensa luz de un faro que iluminó al proletariado español e internacional. Asturias, que, con su ejemplo de unidad obrera, sembraría la semilla para la unidad del pueblo español bajo el nombre del Frente PopularAsturias derrotada, no fue vencida, porque dos años más tarde volvería a levantar su furia y su vida contra el fascismo. Asturias caída, no fue muerta, porque roja es su sangre y negra su tierra, y en la memoria de todos los pueblos del mundo resuena su viejo grito, de saludo, de despedida y de futuro: ¡Uníos Hermanos Proletarios! UHP, gravado por siempre en cada estrella y en cada recuerdo de la lucha de los oprimidos.
    Para más información:
    David Ruiz (2008). “Octubre de 1934. Revolución en la República española”, Madrid, España: Editorial Síntesis S.A.

    María Antonia Mateos (2007). “¡Salud, compañeras! Mujeres socialistas en Asturias (1900-1937)”, Oviedo, España: Editorial Trabe S.L.

    Ceferino Álvarez (2002). “El Sindicato Único de Mineros de Asturias (SUM) 1922-1935”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, H.ª Contemporánea, t. 15, 2002, págs. 279-315.    ).

    RESPUESTA REVOLUCIONARIA Y REPUBLICANA AL GOLPE DE ESTADO DE 17-18 DE 1.936 EN ESPAÑA ( NO PASARÁN, MILICIAS INTERNACIONALES,...DEFENSA DE MADRID, REVOLUCIÓN EN ZARAGOZA, ARAGÓN,...) : (






    Empezó como un golpe; y acabó siendo una Guerra Civil que duró tres años, causó cientos de miles de víctimas y desembocó en la dictadura franquista, que se prolongó durante cuatro décadas.  

     Entre el 17 y el 18 de julio de 1936 arrancaba el fin de la Segunda República. Mussolini llevaba al frente de Italia desde 1922; Hitler gobernaba Alemania desde 1933; las democracias liberales vivían horas muy bajas entre la tensión del nazismo y el fascismo por un lado, y del comunismo por otro.





    Infografía que representa el itinerario del avión "DH Dragon Rapide" utilizado por el general Francisco Franco para unirse a la sublevación militar contra la República en julio de 1936.
    Infografía que representa el itinerario del avión "DH Dragon Rapide" utilizado por el general Francisco Franco para unirse a la sublevación militar contra la República en julio de 1936. EFE/ROBER GARCÍA/JGB
    Esas tensiones se desataron en España, cuyo Gobierno nunca recibió ayuda de otras democracias europeas, como Francia o Inglaterra durante la Guerra Civil, sino de las voluntarias y voluntariosas Brigadas Internacionales, además del asesoramiento militar de la Unión Soviética.
    Enfrente, el ejército de Franco contó con la complicidad alemana e italiana, que se tradujo en soldados, aviones y bombas.
    Así, España se convirtió en el primer campo de batalla del fascismo. La Guerra Civil (1936-39) representó la lucha que luego se desarrolló en la Segunda Guerra Mundial (1939-45).





    Ceuta, 18-7-1936.- El general Francisco Franco llega a Ceuta procedente de Canarias, para asumir el mando del ejército.
    Ceuta, 18-7-1936.- El general Francisco Franco llega a Ceuta procedente de Canarias, para asumir el mando del ejército. EFE/JT
    La diferencia es que en España ganó Franco; y en Europa cayeron Hitler y Mussolini.



    Madrid.-1-4-1939.- Documento escrito a lápiz de puño y letra por el jefe del Estado el dia 1 de abril de 1939. Se trata del borrador y el lápiz con que Franco redactó el parte final de la Guerra Civil española.- (Pie de foto original)
    Madrid.-1-4-1939.- Documento escrito a lápiz de puño y letra por el jefe del Estado el dia 1 de abril de 1939. Se trata del borrador y el lápiz con que Franco redactó el parte final de la Guerra Civil española.- (Pie de foto original) EFE/JT
    En España ganó Franco con ayuda, eso sí, de Hitler y Mussolini. Y la primera gran visualización de esa ayuda en el campo militar fue el bombardeo de Gernika, el 26 de abril de 1937, hace ahora 80 años.
    Allí, la Legión Cóndor nazi y la Aviación Legionaria italiana bombardearon sin piedad, y arrasaron lo que quedaba de la ciudad tras los obuses. Y se perfeccionaron para lo que vendría después en la Segunda Guerra Mundial.
    Los 30 fueron los años de la expansión japonesa en territorio chino –Manchuria–; de Italia en Etiopía; del auge del fascismo, el nazismo y el comunismo, y de la crisis de los regímenes liberales herederos del siglo anterior.
    Los 30 eran los años de la revolución constante, de las vanguardias artísticas, y de las consecuencias del Tratado de Versalles con sus sanciones a Alemania tras la Gran Guerra –1914-18–, de la Gran Depresión y del New Deal de Roosevelt. También fueron los años de la fallida Sociedad de Naciones, que no consiguió aquello para lo que había nacido: resolver los conflictos internacionales por la vía pacífica.
    Y si la Sociedad de Naciones fracasó fue porque su impulsor, EE.UU. del N., al final no formó parte de ella; y porque quienes sí participaron lo hacían mientras fabricaban carros de combate.
    Lo que se vivió en la Guerra Civil y posteriormente en la Segunda Guerra Mundial no acabó en 1.945; porque el mundo siguió viviendo en estado de guerra –aunque fuera fría en Europa pero caliente en Corea, Cuba, Vietnam, Afganistán, Irak, Siria–, en una carrera armamentística sin fin.     ),...)))...



    EL 4 DE DICIEMBRE DE ANDALUCÍA, EN 1.977: 

    (  ""COMO SE OBSERVARÁ EN ESTAS LÍNEAS MÁS ABAJO,...EL PCE Y CC.OO. CONTROLADAS POR EL PCE, SON LOS APAGAFUEGOS Y AGENTES REPRESIVOS CONTRA LA CLASE OBRERA Y SECTORES POPULARES,...--SOBRE TODO CON LA VANGUARDIA RADICAL DE EXTREMA IZQUIERDA,...¡¡.-- QUE NECESITA EL ESTADO CAPITALISTA PARA MANTENER SU PODER DE CLASE,...S. CARRILLO POR UNA PARTE Y MARCELINO CAMACHO POR OTRA,...¡¡"". Lmm.


    [[ "",... Málaga Capital

    Manifestación del 4 de diciembre de 1.977 en defensa de la autonomía de Andalucía

    Málaga celebró el 4 de diciembre de 1977 una manifestación multitudinaria convocada por todas las fuerzas parlamentarias para reclamar que Andalucía se convirtiera en autonomía. La manifestación derivó en altercados y cargas policiales. Uno de los asistentes, el joven Manuel José García Caparrós, recibió un disparo que le provocó la muerte. 40 años después, se desconoce quién fue el autor del disparo.///

    https://cadenaser.com/emisora/2017/12/03/ser_malaga/1512304814_340051.htmlMálaga
    Una manifestación convocada por la Plataforma 4D, formada por 30 colectivos sociales, sindicales y de la izquierda nacionalista andaluza, ha recorrido este domingo las calles del centro de Málaga para reivindicar las concentraciones masivas del 4 de diciembre de 1.977 por la autonomía plena andaluza y la memoria de Manuel José García Caparrós, el joven de 18 años asesinado hace 40 años en la marcha de la capital malagueña.4 de diciembre día de la patria andaluza. Homenaje al mártir ...
    Los participantes han iniciado el recorrido tras una ofrenda de flores en la esquina en la que cayó García Caparrós, donde ya luce una placa con su nombre correctamente escrito. "El Ayuntamiento de Málaga en memoria de Manuel José García Caparrós. Asesinado en la manifestación por la autonomía de Andalucía", se lee en la pared, bajo la cual se han depositado varios ramos de flores antes de la manifestación, que ha reunido a unas 1.000 personas llegadas desde varios municipios malagueños y otras provincias andaluzas.Las fotografías de la manifestación del 4 de diciembre de 1977 y ...

    "Aquello se consiguió con mucha movilización en la calle, no se nos tiene que olvidar, y con sangre, desgraciadamente con la muerte de García Caparrós. Fue el inicio de un proceso constituyente en el que los andaluces nos ganamos el derecho a ser una autonomía de primera", ha recordado Diego Lozano, llegado desde Campillos. La manifestación ha terminado en la Plaza de la Merced.4-D de 1977 en Granada: una ciudad gris que exhibió orgullosa al ...
    Los actos con motivo del 40 aniversario del 4D se suceden y muchos de ellos giran alrededor de la figura de García Caparrós. Sus restos serán trasladados este lunes al Jardín del Recuerdo del cementerio de Málaga, donde reposarán bajo un árbol centenario. La Diputación de Málaga, con motivo de esta efeméride, izará la bandera andaluza en el Palacio Provincial de la Plaza de la Marina, un gesto no autorizado hace cuatro décadas que desencadenó, cuando un joven su subió al balcón de este mismo edificio para desplegar la enseña verde y blanca, las cargas policiales que provocaron la muerte del joven malagueño.Andalucía | elmundo.es         

    EL DÍA DEL ENTIERRO DE CAPARRÓS (05.12.2019)

    Posted on enero 1, 2018 I.Trillo, del psoe de málaga. 

    Ignacio Trillo. El blog de Ignacio Trillo https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/01/01/33750/

    PREÁMBULO

    Enmarcado en la recuperación de la Memoria Histórico de la Transición y el papel que jugó Andalucía en la configuración final del Estado de las Autonomías, tras dejar reflejados aquí (1) los antecedentes políticos y organizativos así como el transcurso de la manifestación pro autonomía de Andalucía del 4 de diciembre de 1977 centrada en Málaga, de la que ahora se ha cumplido el 42ª aniversario, doy paso a continuación a relatar cómo viví la jornada de luto del día siguiente en que se produjo el entierro de Manuel José García Caparrós.

    EL DÍA DEL ENTIERRO DE CAPARRÓS

    Ignacio Trillo

    Manuel José García Caparrós, víctima de la manifestación del 4 de diciembre de 1977 en Málaga

    Como si de un querido familiar asesinado se tratara, al que había que velar y guardar riguroso luto colectivo, se levantó la consternada ciudadanía malagueña aquel lunes, día 5 de diciembre de 1977.


    Esquelas en la prensa en recuerdo a Caparrós

    El silencio, en un ambiente ensombrecido y de cólera contenida, reinaba en las calles de la capital malagueña desde el amanecer. En tanto, seguía siendo vigilada por los mismos efectivos policiales provenientes del siniestro pretérito dictatorial, no preparados ni reconvertidos para hacer frente como servidores públicos a la nueva situación democrática, y que el día anterior habían reventado con inusitada violencia la multitudinaria y pacífica manifestación autonomista.

    En aquel tiempo los lunes por la mañana no había prensa por descanso dominical del personal de la redacción y de la impresión del diario SUR, único medio malagueño escrito de prensa entonces. Ya por la tarde, salía en la capital la “Hoja del Lunes”, de la misma empresa del diario SUR, procedente de la cadena de prensa del Movimiento Nacional aún no privatizado o en manos de una cooperativa de sus profesionales y trabajadores como tiempo después ocurrió. Daba cuenta con cierto sesgo y tendenciosidad de los sucesos del día anterior, lo que motivó una protesta por la comisión organizadora de la manifestación.

    Los escasos medios de prensa andaluces de esa mañana por ser lunes daban cuenta de los sucesos y las emisoras locales recordaban que el entierro del joven Caparrós asesinado sería a las cinco y media de la tarde.

    El filo de la madrugada se había cerrado con la única buena nueva acaecida ese domingo: la dimisión como presidente de la Diputación de quien negó que ondease la bandera blanca y verde en el balcón del edificio de la institución provincial, Francisco Cabeza López, siendo la espoleta del conflicto que aconteció.


    La dimisión o cese de Francisco Cabeza López, presidente de la Diputación de Málaga, punto de mira como causante de los conflictos que se derivaron tras la disolución de la macro manifestación pro autonómica.

    Esa misma mañana, lo primero que hicieron los empleados públicos de la institución provincial al llegar a su trabajo fue colgar una larga enseña andaluza que compraron con sus propias aportaciones, desplegándola desde la terraza del edificio de la Diputación, sito junto a la plaza de la Marina, para reparar la dignidad perdida por su máxima autoridad, acompañada de un crespón negro en solidaria señal de duelo por la muerte de Manuel José García Caparrós.


    La extensa bandera andaluza con crespón negro que esa misma mañana del lunes día 5, los empleados públicos de la Diputación desplegaron del edificio 

    Esa día tenía previsto investigar sobre el terrero hasta la hora que fuera posible las cargas policiales del día anterior, y después del almuerzo, o bocata, acompañar a Tomás García al entierro de Caparrós para seguir posteriormente la redacción del informe que nos había encargado porque urgía tenerlo listo cuanto antes.

    A primera hora de la la mañana, se nos comunicó que Marcelino Camacho viajaría a Málaga para estar presente en nombre de CCOO a nivel Confederal en las honras fúnebres que se le rendirían a Caparrós.

    Por la tarde, tras el entierro, se introduciría sobre la marcha una modificación a esa agenda personal programada con motivo de los nuevos y graves incidentes que se reprodujeron. 

    En la dirección apuntada de proseguir la investigación de la actuación de los antidisturbios del día anterior, en compañía de José Miguel Hermoso, antes de que el trasiego cotidiano o nuevas incidencias que se pudieran reproducir, borraran las huellas dejadas en el entorno por las cargas policiales habidas en el recorrido de la manifestación del día anterior, reanudamos el trabajo que la tarde anterior habíamos iniciado, consistente en tomar declaraciones de testigos, de cara a obtener el máximo de datos posibles para emitir en muy corto plazo de tiempo un informe exhaustivo y detallado sobre el episodio represivo.

    Así pues, tras haber obtenido respuesta satisfactoria por los numerosos militantes del PCE y otros allegados -como acontecería posteriormente con el joven cenetista y estudiante de Medicina, Carlos Carmona Sánchez, que acompañó en el asiento trasero al herido mortal, Caparrós, en el recorrido que hizo el Simca 1000 de color blanco que lo transportaría desde el puente e Tetuán hasta el hospital de Carlos de Haya- que acudieron voluntariamente al llamamiento interno que hicimos para que se personaran al objeto de poder esclarecer o aportar pruebas sobre lo sucedido, a la vez que para poder contestar a cuanto les planteáramos, teníamos ya claro la detección de los dos puntos más calientes y conflictivos que se desarrollaron con la disolución de parte de los asistentes a la marcha, en tanto otros participantes llegaron hasta el final del acto previsto.

    Descargas policiales en la plaza de la Marina y glorieta del Marqués de Larios, efectuadas para la disolución de la manifestación del día anterior, domingo 4 de diciembre. 

    Uno fue la plaza de la Marina, con las iniciales cargas policiales coincidentes en el tiempo con situar por el joven Belanga la bandera andaluza en el balcón de la Diputación tras trepar por la fachada.

    El otro, lo posteriormente acontecido en el cruce de Alameda de Colón con la Alameda Principal y Puente de Tetuán, que conllevó disparos con armas de fuego por parte de miembros de los antidisturbios con los resultados fatalmente conocidos.

    El primer caso, con cronología incluida, no nos ofrecía dudas la manera en que tuvo lugar el despliegue que se efectuó del dispositivo policial ni la forma indiscriminada y brutal en que fueron produciéndose las continuas cargas de los uniformados tendentes a la dispersión de los manifestantes sin miramiento alguno.

    En cambio, los enfrentamientos y las refriegas que se produjeron en la Alameda de Colón en su cruce con la Alameda Principal y puente de Tetuán, nos ofrecían dudas porque habían sido contradictorias las manifestaciones de testigos que apuntaban en una doble dirección la intervención policial así como la dirección múltiple de los disparos efectuados con armas de fuego.


    La visual que ofrecía el Puente de Tetuán en su conexión con la Alameda Principal entre lanzamientos por la policía de botes de humo con gases, granadas lacrimógenos y pelotas de goma, en tanto recibía la réplica de pedradas por parte de los manifestantes ya disueltos.

    En ningún momento se nos ocurrió investigar datos sobre el asesinato de Manuel José García Caparrós, porque no era lo que se nos había encargado y la disciplina en aquel tiempo se llevaba muy a rajatabla, a la vez que consideramos una cuestión muy delicada que correspondía resolver a los tribunales de justicia. Más, con el clima de represión, miedo, y persecución, que existía y que recorría en aquel momento la ciudad, por lo que no queríamos ver bloqueadas las declaraciones voluntarias de testigos sobre la línea abierta, o vernos, José Miguel Hermoso y yo, sentados en un banquillo judicial dando cuenta de una investigación paralela a la de los tribunales.


    Manuel García Caparrós, cuando pequeño con su padre, Manuel, y su hermana mayor, Puri.

    Manuel José, en su primera comunión.

    Manuel José con su padre, Manuel García Olalla, pescador

    Manuel José García Caparrós, en una boda de un familiar celebrada antes de su muerte.

    Así pues, centrado en la diversa información obtenida por declarantes del día anterior, esa mañana del lunes día 5, ambos nos dirigimos a la zona conflictiva del Puente de Tetuán y aledaños, final de la Alameda Principal y su confluencia con Alameda de Colón, a la búsqueda de vestigios que seguro que encontraríamos sobre los disparos producidos con armas de fuego y restos de materiales antidisturbios.

    Como nos entretuvimos un cierto tiempo en la sede de calle Salitre para que nos trajeran una cámara de fotos en condiciones para el caso que contara con foco de aproximación, mientras ordenábamos las notas tomadas la tarde noche anterior, se recibió una llamada de teléfono procedente del abogado, Alfredo Martínez Robles, militante del PCE, que había sido encargado por el padre del joven Caparrós para que se personara como acusación particular en el procedimiento judicial que se empezaba a instruir.


    Alfredo Martínez Robles, el abogado de la acusación particular de la familia en el caso judicial, Caparrós.

    Preguntaba si se encontraba en la sede, José Luis García Arboleya, médico, entonces también militante del PCE. Intentaba localizarlo para que se personara como testigo en la autopsia que se le iba a efectuar al cadáver esa misma mañana a primera hora al objeto de verificar que se hacía con total rigurosidad.

    Supe posteriormente que Arboleya fue localizado y estuvo presente sin problema alguno, observando los pormenores de esa operación que se llevó a cabo con total profesionalidad y solvencia por parte del forense, José Luis Palomo, asistido por el técnico auxiliar, Antonio García de Gálvez.


    El entonces responsable de la comisión de sanidad del PCE y miembro del comité local de Málaga capital, José Luis García Arboleya, médico alergólogo, a petición del abogado de la acusación particular de la familia Caparrós, Alfredo Martínez Robles, estuvo presente sin pega alguna en la realización de la autopsia al cadáver.
    Orificio de entrada y trayectoria que recorrió la bala que mató a Caparrós.
    Entrada de la bala en el cuerpo de Caparrós, debajo de su axila izquierda.

    Incisión en el costado derecho de Caparrós realizado por el equipo de urgencia de Carlos de Haya, donde le fue extraída la bala que tenía alojado por debajo de la parte derecha del tórax, tras, en en un recorrido de arriba hacia abajo, atravesarle los pulmones y otros érganos vitales. 
    El modelo de pistola, de bala y lugar de fabricación que mató a Manuel José García Caparrós, correspondiente a la Policía Armada: Fuente: Juan Antonio O’Donnell, inspector de policía y de servicio aquel día .

    Cuando llegamos al espacio citado del Puente de Tetuán y entorno para rastrearlo, ya se notaba que los servicios de limpieza habían pasado, borrando todo tipo de presencia de piedras y materiales sueltos sobre la calzada, así como latas de los botes de humos o posibles pelotas de goma que pudieran haber estado desperdigadas por la zona, no así los grandes maceteros que habían sido empleados como barricadas y que seguían desperdigados aunque movidos de sitio para posibilitar su esquivo por los vehículos que transitaban.


    Coches sorteando los maceteros de la calzada que habían servido el día anterior como barricadas para dificultar el tránsito de los vehículos policiales en su acción represiva. Imagen situada al final del puente de Tetuán que continúa con la prolongación de la Alameda, a la altura del edificio de Hacienda que estaba en construcción

    Por tanto, tuvimos que centrarnos en los impactos de balas que pudieran apreciarse sobre el mobiliario urbano y las fachadas de los edificios, empezando por el Puente de Tetuán y la acera de los números pares de la Alameda Principal, por ser los puntos más alejados al cuartel de la Policía Armada, ya que temíamos levantar sospechas si nos aproximábamos demasiado. El panorama de tensión y recelo seguían estando a flor de piel en la calle.

    Posteriormente, nos adentraríamos en la Alameda de Colón, empezando por su intersección con la avenida Comandante Benítez.

    En esta tarea, percibimos y fotografiamos las marcas de disparos que aparecían en el edificio de seguros, La Adriática, al inicio de la Alameda Principal en su continuidad con el Puente de Tetuán, correspondiente a la acera de los números pares que daba enfrente a la boca de salida de la Alameda de Colón, donde aparecía agujereado su luminoso de publicidad y cuya bala, o balas, que lo originó tal vez pudiera encontrarse aún en su interior pero por su altura nos resultaba totalmente inaccesible su alcance.

    También retratamos, por contener rotura por posible impacto de arma de fuego, la marquesina situada casi al lado, en dirección a la plaza de la Marina, donde se hallaba una parada de autobús.

    Impacto de bala en la barandilla del Puente de Tetuán sobre el cauce del Guadalmedina

    Impactos de botes de humos en una barandilla del puente de Tetuán. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Atravesando la Alameda Principal, tomamos imagen de tiro en la barandilla del Puente de Tetuán que daba en su extremos con el acceso a la Avenida Comandante Benítez, así como una abertura en una de las chapas del kiosco que estaba a pie de una escalerilla de acceso al viaducto sobre el Guadalmedina, donde enfrente en la esquina se supuso, inicialmente, que fue tiroteado Caparrós.

    Foto12-36.jpg disparos pared 4 de diciembre
    Impacto de bala en el antiguo edificio del diario SUR de disparos realizados por la Policía Armada muy cerca de donde tenían su cuartel. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    A continuación, inspeccionamos externamente el edificio cerrado y abandonado del antiguo diario Sur, donde, por su estado de ruina y rotura generalizada de cristales de sus ventanas, se nos hacía muy difícil diferenciar signos balísticos, que más que parecían que los había y en abundancia, de los desconchones y boquetes que previamente tuvieron que existir por el deterioro que ofrecía el inmueble.

    Foto12-35.jpg 4 de diciembre ventana sur
    Detalle de la señal de un impacto de bala de la policía en una ventana del antiguo edificio que albergaba la redacción del diario SUR en Alameda de Colón tras los altercados que se sucedieron tras la brutal disolución de la manifestación. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Así, hasta que fuimos descubriendo visualmente perforaciones que se hallaban en los troncos de las palmeras y mobiliario urbano situados en ambas aceras de Alameda de Colón y en el tramo final de la Alameda Principal en su confluencia con el puente de Tetuan, como posibles lugares donde más disparos con armas de fuego se podían conservar en sus interiores, productos de la acción policial.


    Detalle de otra señal de un impacto de bala de la policía en la pared y donde anónimamente alguien le situó un clavel rojo. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Empezamos, asimismo, a centrarnos en esos anillos vegetales, donde, según los boquetes que ofrecían los redondeles arbóreos y del mobiliario cercano, apreciamos que la mayoría de las posibles tiros policiales se habrían efectuados desde la Alameda de Colón y desde tres posicionamientos distintos de los agentes, apuntando a su vez en una doble dirección inversa, como si en un momento determinado hubieran huido de pánico en sentido contrario a la entrada al cuartel. Y es que se tenían que girar para disparar contra manifestantes que supusieron, en la paranoia en que estaban inmersos, que tenían el propósito de asaltar el cuartel. 

    Foto12-34.jpg 4 de diciembre agujero anuncio
    Detalle de la señal de un impacto de bala de la policía en una placa informativa municipal. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    En esa dirección apuntada: 1).- Desde la entrada al cuartel de Alameda de Colón, apuntando a mano izquierda hacia el inicio del Puente de Tetuán, y, de frente, a la Alameda Principal, a la vez que a sus propias espaldas en dirección al interior de la misma calle, orientación sur.

    Foto12-30.jpg 4 de diciembre letrero disparo
    Detalle de la señal de un impacto de bala de la policía en una placa publicitaria. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    2).- Desde la acera donde estaba ubicado el diario Sur y el banco Ibérico, en doble sentido de la acera.


    Impacto de la señal de un disparo de bala de la policía que dio en una farola. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    3.- Desde la salida del edificio del acuartelamiento de forma oblicua a la derecha hacía las palmeras que daban a la acera de enfrente en dirección a las salidas de las calles, Vendeja y Trinidad Grund con Alameda de Colón.


    Detalle de la señal de un impacto de bala de la policía en fachada. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Y una última trayectoria, posiblemente procedentes del final del Puente de Tetuán en su confluencia con la Alameda Principal hacia el interior de Alameda de Colón, dirigidos a las palmeras de la acera de enfrente del diario Sur.


     4 de diciembre de 1977 disparo en la paredFuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Todos los impactos en doble dirección se hallaban antes de llegar en línea adonde se ubicaba el cuartel de la Policía Armada, conforme se entraba por Alameda Principal. Después, ninguno.

    Manifestación del 4 de diciembre. El punto más conflictivo fue la entrada de la Alameda de Colón en su confluencia con Alameda Principal y el Puente de Tetuán, donde en esta imagen apenas se observa nada por los disparos de humo de ocultación en tanto a mano izquierda de la imagen  aparecen dos Land Rover de policías procedentes de la plaza de la Marina para atacar a los que procedentes de la Alameda Principal seguían huyendo hacia el Perchel.

    En un tronco de una de las palmeras situadas en la acera de Alameda de Colón, situada enfrente del cuartel de la Policía Armada, antes de llegar en línea y cercano a un kiosco, tomamos fotos al agujero más preciso de los que contemplamos, en su cara que miraba a la entrada de la calle en su confluencia con la Alameda Principal, además con posibilidad de extraer la posible bala de su interior, para lo que alcé a José Miguel al objeto de que llegara a la altura donde se ubicaba, unos tres metro del suelo, y poderla sacar con una navajita que llevaba en el llavero.

    En ese instante, percibimos, ya veníamos mosqueados, que individuos de paisanos que presumimos que nos estaban observando desde la distancia, empezaron a acercarse desde ambos lados de esa misma acera, por lo que temiendo perder el material gráfico que ya poseíamos, aunque sin lograr la prueba ansiada por hallarse en la profundidad del tronco y necesitar más tiempo para su extracción, dimos un salto y dejamos de operar para emprender ligeros pasos atravesando la calzada de esa Alameda de Colón de cara a situarnos en la otra acera y así esquivarlos tomando la dirección del Puente de Tetuán por la fachada del antiguo diario Sur para detenernos justo en su confluencia con la avenida Comandante Benítez, porque ya estaba llena de gentes rindiendo homenaje a Caparrós, algunos portando flores y carteles, y era fácil mezclarnos con esa masa humana no creyendo que con el clima antipolicía que existía, osaran introducirse para detenernos.

    esquina caparrós 5 diciembre entierro
    La esquina de avenida Comandante Benítez con Alameda de Colón, en el antiguo edificio del diario SUR, donde se supuso que fue disparado Caparrós, se convirtió a partir de ese día en punto de peregrinaje de la ciudadanía malagueña para rendirle homenaje.

    Pasado unos minutos y asegurados de la esfumación de “la secreta”, salimos por el Puente de Tetuán y dimos un rodeo por los callejones de El Perchel hasta que estuvimos seguros que nadie sospechoso nos seguía. A continuación, cogimos un pasaje que daba con calle Cuarteles y así entramos nuevamente en la sede del PCE de calle Salitre.

    Rosa Burgos detalla en su libro con documentos del sumario que esa misma inspección ocular se desarrolló de forma exhaustiva por la comisión judicial con posterioridad, durante dos días, 9 y 10 de diciembre, es decir, cuatro y cinco días después, y los restos balísticos habían sido hechos desaparecer por la propia policía.

    Ese mediodía, tal como ya se nos había adelantado, procedente de Madrid llegó a Málaga, Marcelino Camacho, secretario confederal de CCOO y diputado del PCE en las primeras elecciones generales democráticas que habían tenido lugar seis meses antes, para asistir al sepelio de Caparrós.

    Fue recogido en el aeropuerto por Antonio Romero y Salvador Barea, ambos también militantes del PCE, este último responsable de CCOO en Renfe y años después secretario general de CCOO de Málaga en sustitución de Francisco Trujillo, hasta llevarlo a calle Carreterías donde estaba la sede del citado sindicato.

    Paco Trujillo no pudo desplazarse al aeropuerto ni posteriormente al entierro por estar centrado en los preparativos de la huelga general que iba a tener lugar el día siguiente.

    Tampoco Paco Trujillo ni Antonio Romero habían podido estar presentes en la manifestación pro autonómica del domingo, por hallarse en Madrid en la reunión  del Consejo Confederal de CCOO, máximo órgano de dirección de dicho sindicato, y cuando regresaron por la tarde a Málaga se encontraron con el trágico desaguisado ya consumado.

    Esa tarde del lunes acompañé al diputado Tomás García al cementerio donde se iba a producir el entierro de Caparrós. 

    Cuando llegamos, la explanada de San Miguel, antesala del cementerio, y aledaños hasta la avenida de Capuchinos se hallaba repleta de gentes desde hacía una hora. El silencio era total obedeciendo las instrucciones impartidas por los sindicatos y partidos políticos. Nadie portaba pancartas ni banderas atendiendo a esa misma recomendación.

    La comisión organizadora de la manifestación del día anterior, 4 de diciembre, había negociado la mañana de ese lunes día 5 con el Gobernador Civil de Málaga, Enrique Riverola Pelayo, que ante el clima reinante, la policía no hiciera acto de presencia, no solo en el cementerio en labores de vigilancia sino tan siquiera en los alrededores, y que por el contrario un fuerte servicio de seguridad del propio sepelio se encargaría y garantizaría que no hubiera ni un solo incidente. Y así fue acordado. 

    El servicio de seguridad por tanto fue montado por CCOO, Fue amplio, ostensible y de efectiva presencia. La policía siguiendo lo manifestado estuvo totalmente ausente. La mayor composición de los presentes en el entierro eran trabajadores mayoritariamente varones de todas las edades, también en menor cuantía trabajadoras, militantes de partidos de izquierda y universitarios de Económicas, Filosofía y Letras, Ciencias, Magisterio, Perito Industrial… Se cifró entre 30.000 y más de 50.000 los posibles asistentes al sepelio.


    El acceso a la explanada del cementerio de San Miguel por la cuesta de la alameda del Patrocinio procedente de la alameda de Capuchinos, ofrecía este aspecto a la hora que se iba acercando el entierro.

    Asimismo, la otra calle de acceso, y paralela a la anterior, calle Luque, también repleta.
    Entre 30.000 y más de 50.000 personas se estimó la cifra de quienes asistieron al entierro de Manuel José Caparrós. Imagen de la explanada del cementerio San Miguel.
    Foto12-25 explanada cementerio de san miguel entierro de caparrós 5.12.1977
    Imagen que ofrecía la explanada de acceso al cementerio de San Miguel momentos antes de iniciarse el entierro de Manuel José Caparrós. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Explanada del cementerio de San Miguel que se iba llenando cada vez de más gentes de gentes. En la cruz que se halla como monumento, se observa la única bandera andaluza con el crespón negro que figuró en el acto.

    Explanada del cementerio de San Miguel, el aspecto que ofrecía desde una hora antes del inicio del entierro de Manuel José García Caparrós.
    Parte de la explanada del cementerio San Miguel abarrotada desde su acceso de entrada por el fondo a través de la alameda del Patrocinio.

    No estaban presentes, tal como sucedió en la manifestación del día anterior, familias enteras y personas de toda condición social. La mayoría eran trabajadores de todas las fábricas y centros de trabajo de la ciudad. Tambien estudiantes de las distintas facultades. El miedo había limitado una mayor asistencia y la rabia contenida se hallaba latente entre los presentes con rostros de enormes tristezas y cabizbajos.

    El servicio de orden montado por CCOO nos abrió paso. Allí se encontró Tomás García con Marcelino Camacho que se adentraron hasta el tanatorio donde estaba el féretro para dar el pésame a la familia y a continuación asistir a la misa que fue oficiada por el obispo Buxarrais y que contó con la presencia del alcalde, Luis Merino Bayona.

    Entrando en el cementerio, a la izquierda, Salvador Barea, detrás, Antonio Romero, Marcelino Camacho, en el centro, y Antonio Caamaño a mano derecha, dirigentes provinciales arropando al secretario confederal de CCOO, sindicato al que pertenecía, Caparrós. A la izquierda de la imagen, donde se ve solo de lado su cuerpo portando un abrigo jaspeado, el padre de Manuel José García Caparrós.

    La misa que en la misma necrópolis ofició el obispo, Ramón Buxarrais, con asistencia también del alcalde de Málaga, Luis Merino Bayona.

    Una anécdota a señalar del acto fúnebre es que se personó un pequeño grupo de falangistas que se denominaban de izquierda, vestidos de azul.

    Pertenecían a un núcleo escindido que tenía como líder nacional a Manuel Hedilla, que en el pasado no lejano había roto con el franquismo. Se habían puestos en contacto previamente con los responsables de seguridad para pedir que los dejaran estar presentes, asegurando que nada tenían que ver con la extrema derecha de la FAE, Fuerza Nueva o Guerrilleros de Cristo Rey, para sumarse con total respeto a rendirle homenaje, según dijeron, “al obrero Caparrós”.

    Años antes, siendo estudiante de Económicas, el responsable en Málaga de este grupo falangista en la Facultad era Pedro Arriola, marido de Celia Villalobos y posterior gurú del PP.

    Curioso resultó por tanto que en el silencio del ambiente en tanto el féretro de Manuel José era transportado por sus compañeros de CCOO a hombros, a la masa de puños levantados en alto estuviera este pequeño grupo con su brazo a la romana igualmente elevado, bien acompañado y rodeado, eso sí, en prevención de incidencia, por el servicio de seguridad, sin que se produjera el más mínimo reproche y si el respeto por quienes se hallaban a su alrededor.


    El féretro de Manuel José Caparrós desde que llegó al tanatorio del cementerio de San Miguel, fue velado, aparte de su familia, por amigos y compañeros sindicalistas así como por numerosos militantes comunistas.
    Presto para la salida del ataúd del tanatorio, donde estuvo siendo velado hasta el último momento antes de salir para ser introducido en un nicho, no dejó de haber colas para rendirle homenaje.

    La capilla ardiente velándose el féretro de Caparrós. En el centro de espaldas el obispo de Málaga y casi al fonde a mano izquierda, Marcelino Camacho con el diputado, Tomás García. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.
    José Miguel Hermoso, compañero en la investigación sobre las cargas policiales del 4 de diciembre, comprobando el pasillo organizado por el servicio de orden, con dos líneas a cada lado, donde inmediatamente iba a pasar el féretro a cuesta de Manuel José García Caparrós. Le acompaña a su lado derecho con barbas, también estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, Jesús Gallego, ambos de la dirección del PCE malagueño. El penúltimo en segunda línea a mano derecha de la imagen, Jesús Guillén Plaza, era el responsable de la comarca del Guadalhorce en el comité provincial del PCE, albañil de Alhaurín el Grande.
    El padre de Manuel José Caparrós, con abrigo observando las procedencias de las numerosas coronas de flores que llegaban al tanatorio. A la entrada de la puerta con brazalete negro, Eduardo Bazalo, miembro del CCOO de hostelería y de la Agrupación del PCE de El Palo.

    Dos imágenes, saliendo el féretro del tanatorio con destino al nicho. Es llevado por compañeros de Caparrós de CCOO, de cerveza Victoria e Intelhorce. En primer plano, el padre de Manuel José, Manuel García Olalla. Y a su derecha detrás, Marcelino Camacho.

     El féretro con García Caparrós. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.
    El ataúd a hombro de familiares del joven Caparrós. A mano izquierda cortado en la imagen, el responsable del PCE en Intelhorce y en su extremo a mano derecha con bigote, Arlandi, el secretario del PCE de la Agrupación de Campanillas, ambos militantes de CCOO. Más al fondo con cazadora clara, mirando de perfil, José Antonio Ruiz, “Nono”, con gafas y patillas, del secretariado de CCOO de la ejecutiva de Málaga que como responsable del dispositivo de seguridad de CCOO nunca abandonó de vigilar el entorno por donde iba el féretro.
    La emoción e indignación contenida a veces veía interrumpido el silencio recomendado, donde el servicio de orden debía de mantener difícilmente la situación.
    El padre de Manuel José García Caparrós, encabezando la comitiva fúnebre bien sujeto por dos acompañantes ante el deterioro físico que presentaba. Su hija, Loli, comentaría que cuando llegó al cementerio y vio a su padre era como si hubiese envejecido veinte años en solo un día. Moriría siete años después coincidente con el archivo judicial del sumario. 

    Producto de la intensidad y emotividad del momento, cargado a la vez de rabia e indignación, tuvieron lugar varios desvanecimientos que fueron atendidos por el servicio sanitario que se montó por las propias CCOO. 
    desmayo en el entierro de francisco garcía caparrós
    Traslado para su recuperación del asistente que sufrió un desmayo por el servicio de orden desplegado por CCOO. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Con un improvisado megáfono que utilizaba CCOO  para sus manifestaciones, Tomás García pasándose el micro a Marcelino Camacho para que se dirigiera a las decenas de miles de personas asistentes al sepelio. A la derecha y detrás, Rosario Peral Pérez, dirigente provincial del PCE que había sido la número dos en la lista comunista al Congreso de Diputados en las primeras elecciones generales celebradas el 15 de junio de ese mismo año de 1977. Psicóloga y docente, era asimismo Presidenta del Colegio Profesional de Licenciados y Enseñantes de Málaga. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

     

    Marcelino Camacho, a su lado derecho, Tomas García, dirigiendo unas palabras de despedida al joven Manuel José Caparrós, resaltando su conciencia de lucha por la clase obrera y por la autonomía andaluza, a la vez que insistía en pedir calma y prudencia a los concentrados en estos trágicos momentos para no responder a una espiral de provocaciones de los involucionistas para desestabilizar la democracia y donde los trabajadores tenían todas las de perder, no exentas de exigencias de responsabilidades políticas y de depuración de fascistas incrustados en el aparato del Estado, porque lo que había ocurrido en Málaga era muy grave. Isidro Cózar, obrero de la construcción afiliado a CCOO, nacido en la granadina Zafarraya, sujeta el altavoz del megáfono en alto para que fuera oído.

    El féretro siendo transportado ya en el interior del cementerio repleto de gentes. Junto al otro lado del féretro, con barba, Jesús Gallego, delegado estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras y militante comunista. A su derecha, José Luis Fernández, estudiante en la Facultad de Ciencias y encargado del aparato de propaganda del PCE provincial, aún en la clandestinidad, sita en un chalet en El Palo ya que no estaba aún tan asentada la democracia como para fiarnos. Su desaparición sucedería un año después tras aprobarse la Constitución en referéndum, 6 de diciembre de 1978.
    El ataúd que lleva a Caparrós momentos antes de introducirse en el nicho.

    A continuación, introduciéndose el ataúd de Caparrós en el nicho, bajo el cántico por los presentes de la Internacional. Subido en la escalera portátil de espaldas, Luis Asenjo España, entonces responsable del Movimiento ciudadano del PCE en Málaga capital y presidente de la asociación de vecinos de El Palo.
    La misma escena anterior, casi simultánea, aquí tomada por delante
    Despedida de Manuel José por los cientos de acompañantes que pudieron penetrar en el interior del cementerio.
    Vecinos y parientes, dándoles emotivos adiós a Manuel José Caparrós.
    La madre de Manuel José, Carmen Caparrós Cortés, no pudo contener tanto sufrimiento y emotividad y sufriría un desmayo en el entierro de su hijo. Tenía 45 años y moriría tres años después “de dolor” por el asesinato de su descendiente sin saber por qué y por quién. Según sus hijas, se le apreció al poco del entierro un cáncer.

    A la finalización del entierro y cuando la marea humana salíamos de la plaza de la explanada del cementerio, a mi me pilló exactamente bajando por la Alameda del Patrocinio justo en su esquina con Alameda de Barceló, una falsa alarma de que la policía se aproximaba para cargar, hizo cundir el pánico entre los asistentes con carreras y caídas.

    5 de diciembre entierro de garcía caparrós falsa alarma
    Inmediatamente que acabó la ceremonia fúnebre empezaron carreras entre los que se disponían a abandonar pacíficamente el cementerio y aledaños por una falsa alarma. Fuente: Archivo del PCE. Donado por Tomás García García, diputado del PCE por Málaga en el Congreso.

    Fui empujado por detrás y acabé a tropezones en el suelo, afortunadamente sin mayores consecuencias. Hubieron otros percances pero solo leves, gracias a que muy pronto fue frenada la estampida ante el grito unánime que pedía calma y tranquilidad.

    La flecha señalando la esquina donde empieza la alameda Barceló hacia abajo y hace cruce con la alameda del Patrocinio que procede de la plaza del cementerio, donde caí al suelo empujado por los que venían detrás al cundir el pánico durante unos segundo ante la falsa alarma de que la policía se aproximaba para cargar. 

    Al parecer, estando la sensibilidad a flor de piel, el ruido del tubo de escape sin silenciador de una moto asociado a la presencia de unos carteros uniformados habían originado esa falsa alarma.

    Con los recuerdos aun caldeados por lo que había sucedido en la manifestación del día anterior, sumado a la indignación ante el asesinato de Caparrós, en ese instante vi en la acera de enfrente de donde me hallaba -existía un Café haciendo esquina entre la acera de la Alameda Capuchinos con la calle Santa María Micaela, donde a su comienzo se hallaba el cine La Fuente- a conocidos dirigentes de MC (Movimiento Comunista) y del PTE (Partido del Trabajo),  llamando a voces y haciendo gestos con las manos a manifestarse y seguir en marcha hacia el centro.

    Me detuve en ese instante unos minutos para su observación, sin ocurrirme ni mucho menos sumarme a la misma. La indicación del PCE y CCOO, así como de la UGT y demás fuerzas con representación parlamentaria, era en absoluto propiciar motivo alguno para generar una nueva espiral de violencia, que además pudiera conducir a más provocaciones por parte policial o a peligrosas actuaciones aisladas auspiciadas por la extrema derecha gatillera.

    Sí, en cambio, una vez que se formó e inició la marcha, atravesé la alameda de Capuchinos para comprobar cómo una minoría de los que habían estado en el entierro, aunque formada por varios cientos de personas, quizás dos o tres mil, formaban esa no prevista manifestación en dirección al Centro de la ciudad, perdiéndola de vista al fondo y de espaldas por la plaza de Capuchinos. Desde su inicio, los gritos predominantes eran: “¡¡¡Fascistas, vosotros sois los terroristas!!!” y ¡¡¡Disolución de los cuerpos represivos!!!

    Ello hizo que tomara de inmediato la ruta hacia la sede del PCE para estar en comunicación con Juan Cañas y a la vez, poniendo en alerta también a Tomás García, de cara a hacer un seguimiento sobre lo que podía otra vez generarse esa noche si intervenía la policía.

    Desde allí supimos que la manifestación llegó a través de la calle Dos Aceras hasta el Centro y que por mediación de un diputado del PSOE, quizás fuera Rafael Ballesteros, ante el Gobernador Civil, la policía que estaba concentrada en la plaza de la Marina y Alameda Provincial a la espera para disolverla, fue retirada en evitación de nueva confrontación, llegando la marcha pacíficamente, ya con velas y en silencio, y donde se había ido sumando más gentes en el recorrido, hasta donde se suponía que fue el disparo que mató a Caparrós, esquina de Alameda de Colón con Comandante Benítez, a espaldas del antiguo edificio del diario Sur, donde se volvió a homenajear al joven malagueño asesinado.

    Hacia la misma esquina que había sido visitada por cantidad de malagueños desde que se tuvo conocimiento de que le ocurrió la tragedia a Caparrós, acabaría la marcha que desde la Alameda de Capuchinos se inició tras el entierro.

    Pero, acabando ese acto con las gentes allí concentradas, al parecer, algunos provocadores de dudosa procedencia ideológica, se llegó a hablar que podían haberlo propiciado, aprovechando la pelotera de gentes y la oscuridad de la noche, individuos de la extrema derecha infiltrados, se especuló con Antonio Carballo de Fuerza Nueva, empezaron a incitar, vociferando: “¡¡Al cuartel!” “! ¡¡Al cuartel!!”…, consiguiendo que una parte de los allí concentrados se dirigieran a los escasos metros donde se hallaba el inmueble de la Policía Armada, esta vez, coreando: ¡¡Hermanos, nosotros no matamos!!...


    Edificio ya rehabilitado donde estuvo el cuartel de la Policía Armada en Alameda de Colón. Foto del libro de Rosa Burgos.

    Entonces, volvieron a encenderse todas las luces rojas de alarma. La unidad especial de antidisturbios que estaba recién llegada de Linares, como aviso de lo que pudiera ocurrir el día siguiente en la huelga general convocada; sin ningún miramiento, salió tras la puerta de entrada del cuartel y comenzó una brutal intervención contra los presentes, y más allá, contra los que aún se hallaban en la esquina de Comandante Benítez rindiendo homenaje a Caparrós. Málaga volvió de nuevo a explosionar.

    Esa noche volvió a ser terrible por los disturbios que se sucedieron durando aún más tiempo y de una forma más extendida incluyendo casi todos los barrios y con mayores daños materiales que la anterior.

    Policía atacando a grupos que empezaron a hacer guerrilla urbana.
    Antidisturbio disparando cuanto se moviera aquella noche, mientras por la emisora interna de la policía se oía la instrucción de dar lo más duro posible.
    Botes de humos cayendo y volando por todas partes contra quien se encontrara en la calle por el motivo que fuera.
    Antidisturbios por calle Larios pasando por escaparates con las lunas rotas.
    Escaparate comercial del Centro destrozado.

    Coche atravesado en calle Carretería

    Con orden de aporrear fuerte a cuantos estuvieran por las calles, el conflicto adquirió tintes más que inquietantes. Calle Larios y sus aledaños volvieron a ser pastos de la ira, apareciendo barricadas en numerosos puntos de la ciudad, como en las calles Mármoles y Carreterías, o los barrios de la Trinidad y Carretera de Cádiz, asimismo incluía varios conatos de incendios, en bancos y en la sede de Fuerza Nueva.

    Aquella noche cuatro miembros de Fuerza Nueva saliendo de su sede en la céntrica calle Tejón y Rodríguez, avisados previamente de que la policía tenía orden por la superioridad de registrarla, tiempo en el que sucedió un conato de incendio en su interior.

    Noche atroz que auguraba una huelga general para el día siguiente de lo más caliente y con un seguimiento generalizado. Precisamente las propias detonaciones procedentes de la policía eran las que contribuían a extender el pánico para que no hubiera nadie que se atreviera a salir a la calle al día siguiente para ir a trabajar, más teniendo en cuenta que el que menos había estado presente o le había sido comunicado por algún allegado la despiadada represión policial que hubo para disolver la manifestación del domingo cuando transcurría de forma festiva y pacífica hasta entonces.

    O sea, otra larga noche nos tiramos en la sede de calle Salitre recibiendo información de lo más preocupante sobre lo que iba sucediendo, sin que esta vez se nos ocurriera montar ningún dispositivo discreto en la calle para hacer ningún seguimiento sobre la violencia que se desarrollaba, más, cuando nos llegaban noticias de que los escasos coches que circulaban por el asfalto eran parados, registrados y apenas resultaran sospechosos sus ocupantes, según olfato policial, aporreados y rotos sus cristales. AÑOS ANTES EN MÁLAGA, Y ANDALUCÍA SE LLEVABAN MUCHAS  LUCHAS POR EL PAN TRABAJO LIBERTAD Y AMNISTIA,...LA CLASE OBRERA ESTABA BIEN APRENDIDA, AÑOS ANTES, HICIMOS UNA JORNADA CONTRA LA SUBIDA DE PRECIOS,...EL 5 DE MARZO DE 1.975, SI MAL NO ME ACUERDO,...EL PUEBLO SE HECHA A LAS CALLES,...ESE 4 DE DICIEMBRE DE 1.977 PORQUE PENSABAN QUE CON LA AUTONOMÍA SE VIVIRÍA MEJOR EN ANDALUCÍA,...¡¡. YO POR AQUÉL ENTONCES MILITABA EN EL PC-UR, DONDE NO QUERÍA AUTONOMÍA,...Y PEDIMOS LA ABSTENCIÓN EN EL REFERÉNDUM DEL 28 DE FEBRERO DE 1.978,...¡¡. HICIMOS CAMPAÑA CONTRA LA AUTONOMÍA, NO FUIMOS A LA DEL 4 DE DICIEMBRE, PERO ESTABA INFORMADO,...EN CASA DE MIS PADRES, CON MIS HERMANOS OÍAMOS UNA ANTIGUA RADIO, CON ANTENA DE CABLE,...COGIMOS UNA EMISORA DONDE SE ESCUCHABA A LOS JEFES DE LA POLICÍA NACIONAL DE DAR INSTRUCCIONES A MATAR,...A LAS GENTES,... PERO CUANDO LA REPRESIÓN Y MUERTE DE CAPARRÓS, POR CIERTO VECINO DE LA BARRIADA DONDE ME CRIÉ,...Y VECINO DE UNA TÍA MATERNA,...HICIMOS OCTAVILLAS CONTRA LA REPRESIÓN,...FUIMOS AL ENTIERRO,...Y POR MUY POCO CASI SE ASALTA EL CUARTEL DE LA  POLICÍA NACIONAL, EN CALLE ALAMEDA DE COLÓN,...¡¡. PARALELA AL CAC, CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO,...¡¡. EN : http://biblioteca.andalucia.ccoo.es:8080/intranet-tmpl/prog/local_repository/documents/23916_16190.pdf.   APARECE ESTO: ...//...

    TERCERA PARTE NUEVOS PROTAGONISTAS, MISMAS REIVINDICACIONES 

    Capítulo 1. De la caída de 1970 a la muerte de Franco 

    1. La reorganización del PCE (1971-1975) ..................................................................267 

    2. Del periodo de indefinición a la creación de las Comisiones Obreras de Empresas y Ramos (1970-1972) ...............................................................................293 

    2.1 Las elecciones sindicales de 1971 como plataforma para la acción..........................301 

    2.2 Hacia la construcción de las Comisiones Obreras de Empresas y Ramos............304 

    3. Bandera Roja entra en escena ....................................................................................310 

    4. La otra “izquierda revolucionaria” malagueña (1971-1975).......................................313 

    4.1 El Partido Comunista de España Marxista Leninista [(PCE(ml)]......................316 

    4.2 El Partido Comunista de España (internacional), luego PTE.............................327 

    4.3 El Movimiento Comunista de España (MCE) ...................................................338 

    5. La reactivación del conflicto social: 1971-1975 .........................................................345 

    5.1 De las Comisiones de Maestros al movimiento de los PNNs..............................362 

    5.2 El sector de la construcción .................................................................................366 

    5.3 El sector de la hostelería ......................................................................................370 

    5.4 La Jornada de Lucha del 5 de marzo de 1975 [[ EN MÁLAGA, Y EN ANDAKUCÍA,...]],...............................................................376 

    5.5 La Jornada de Lucha del 9 de julio de la Junta Democrática ...............................380 

    6. Las pugnas partidarias por la hegemonía en movimiento obrero malagueño ............385 

    7. La elecciones sindicales de 1975: el impulso de las Comisiones Obreras malagueñas ..................................................................................................393 

    8. De las Comisiones Campesinas a las Comisiones Obreras del Campo .....................396 

    9. El Movimiento Democrático de Mujeres (MDM) ...................................................407...//...

      Alfonso Martínez Foronda  Pág.376 

    5.4. De la Jornada de Lucha del 5 de marzo de 1975 

    El último año de la vida del dictador, la resistencia antifranquista en general, y las CC.OO. en particular como principal fuerza social, lo centrarán en tres temas: la lucha contra el paro, contra la carestía de la vida y en torno a la amnistía. Son numerosos los documentos en toda Andalucía donde las autoridades locales comunican a los gobernadores civiles la profusión de propaganda clandestina o las pintadas que, inmediata y celosamente, era recogida o borrada para no dejar rastro. En primer lugar, la dimensión del problema del paro a mediados de los setenta será una de las fuentes recurrentes de los conflictos que se inician a finales de 1.974 y se acrecientan en los primeros meses de 1.975 hasta llegar a la fecha emblemática del 1 de mayo. En Málaga se calcula que, a mediados de los setenta, había en torno a 70.000 parados, casi un 40 por 100 de la población activa y, de ellos, 20.000 no cobraban siquiera subsidio de desempleo y otros tantos ya habían agotado su tiempo de prestación y no tenían derecho a ello. Un drama social que será canalizando desde las Comisiones Obreras bien animando la creación de Comisiones de Parados, bien realizando convocatorias generales donde la lucha contra el paro se convertía en la pieza fundamental de la reivindicaciones. Las Comisiones de Parados se irán creando desde 1.974 a 1.975 en muchas provincias andaluzas como Cádiz, Sevilla, Córdoba, Granada y, por supuesto, Málaga. En casi todas ellas el sector predominante, por ser el más castigado, será el de la construcción, y en Cádiz, por la especificidad de la industria de su bahía, se le sumará también el del metal. Todas estas Comisiones de Parados irán surgiendo entre 1.974 y 1.975 sobre asambleas más o menos permisivas que se hacían en el seno del propio sindicato vertical, excepto en Málaga que nace clandestinamente en los barrios obreros a tenor de las dificultades para poder reunirse en los locales del sindicato franquista. Aunque estas asambleas de parados tuvieron cierta aceptación entre los dirigentes de las CC.OO. de casi todas las provincias, en Málaga, sin embargo, la apuesta por este tipo de organización de parados no fue tan nítida, aunque entre sus dirigentes contaran con elementos destacados de las propias CC.OO. malagueñas como José A. Jiménez Gálvez, “Nono”. Y esos reparos tenían, entonces, dos justificaciones: primero, porque estas Comisiones de Parados estaban instrumentalizadas por partidos políticos minoritarios de la llamada “izquierda revolucionaria” como Bandera Roja, en el caso de Málaga; y, en segundo lugar, porque la experiencia les fue enseñando que cuando un dirigente encontraba trabajo se descabezaba la dirección de ese movimiento. Por ello, las CC.OO. en general dejarán de atenderlas paulatinamente, como articulación específica, a los pocos años de iniciarse esa experiencia. A partir de que la opción de las CC.OO. liderada por Francisco Trujillo fuera mayoritaria en 1.975, optaron por conectar el problema del paro con todos los ramos y que cada uno de ellos asumiera ese problema dentro de su propio sector.796 796 

    Entrevista a Francisco Trujillo Villanueva, en AHCCOO-A. 
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    La resistencia malagueña durante la dictadura franquista. En todo caso, las reivindicaciones de esas Comisiones de Parados fueron, además de las inherentes a ese colectivo (creación de empleo, mayor cobertura del subsidio de desempleo, supresión de los destajos y las horas extras, aumento salariales o reducción de jornada, entre otras), las de acceder al Instituto Nacional de Previsión para vigilar tanto el reparto del empleo como la concesión del subsidio, habida cuenta de las numerosas irregularidades que se observaban.797 La lucha contra el paro, contra el cierre de empresas o por la negociación colectiva, provoca en Málaga, durante primer trimestre de 1.975, una serie de movilizaciones que reactivan el conflicto social. En enero continuaba la huelga de la aceituna en Villanueva de la Algaidas en protesta por la postura empresarial de seguir pagando por kilo recogido lo mismo que el año anterior y seguían la estela del conflicto en ese mismo sector que se había iniciado en diciembre de 1.974 en la comarca de Antequera y donde habían conseguido aumentos salariales importantes para el salario de hombres y mujeres. Todavía en febrero se mantendrá el conflicto y tres centenares de trabajadores se manifestarán por el pueblo reivindicando 500 pesetas para el hombre y 400 para la mujer por jornal;798 a mediados de mes, se produce un paro de 3 horas en los autobuses Portillo para reivindicar un nuevo convenio colectivo.799 Ya el 11 de febrero Citesa volverá a reivindicar un nuevo convenio colectivo con una asamblea masiva en el vertical que venía precedida de paros parciales en la empresa y el 18 de abril se inicia una huelga que luego se hizo intermitente a partir del día 24, a la esperar de una reunión para el nuevo convenio colectivo;800 el 12 de febrero los trabajadores de la VERS protagonizarán un encierro en la Delegación de Sindicatos por el cierre de su empresa, que se hará efectiva, definitivamente, el 21 de marzo de 1975, después de doce años de lucha para su supervivencia;801 y, en el sector de la construcción, las movilizaciones que hemos señalado, anteriormente, desde comienzos de ese mismo año y que tendrán su mayor eclosión a mediados de febrero con varios miles de trabajadores en la calle. De otra parte, en la universidad las facultades de Económicas y de Letras volverán a protagonizar conflictos desde enero con la sentada de un millar de estudiantes en La Alameda reivindicando que la Diputación cediese el local del Colegio de San Agustín para una nueva Facultad, al tiempo que emprenden una huelga indefinida; 

    José A. Ruiz Muñoz, El movimiento obrero en Málaga…, op. cit. pp. 94-96. Venceremos, nº 3 de marzo de 1975, p. 9. Venceremos, nº 2 de febrero de 1975, pp. 4-5. 800 Venceremos nº 5 de mayo de 1975, p. 3.  

    Una resolución de la Dirección General de Trabajo de 6 de marzo ponen fin a los 52 años de existencia de esa emblemática empresa malagueña. En esos momentos quedaban 102 trabajadores. Detrás del cierre estaban sus 86.800 metros cuadrados, junto al mar y a escasos metros del centro de la ciudad. Pero también hay otras empresas que desaparecen en esa misma zona como...//... 

    Ruperto Higton, ...//...Talleres Ojeda, Castel, Óxido Rojo, Suburbanos, Industria Malagueña, Van Dulken, San Carlos o Teillefer, entre otras. Y, detrás de todo ello la revalorización del suelo para la especulación. Para el cierre de la VERS,...//... 

    véase José A. Ruiz Muñoz, El movimiento obrero en Málaga…, op. cit. p. 64. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 

    Alfonso Martínez Foronda 

    ...//...por su parte, en Económicas los estudiantes piden la expulsión o dimisión de determinados profesores por sus enseñanzas obsoletas o su autoritarismo, al tiempo que su Claustro mayoritariamente la petición pública de amnistía para los presos políticos y exiliados. Los PNNs de enseñanza secundaria irán a la huelga entre el 11 y el 13 de febrero pero con resultados dispares, siguiendo una convocatoria a nivel nacional. Todas estas movilizaciones, que se multiplican en el resto del país, desde comienzos de 1.975, así como la evidente descomposición del régimen con fisuras internas cada vez más ostensibles, llevan a algunas organizaciones antifranquistas a la percepción de que -como expresa Voz Obrera en su editorial de enero de 1975- “estamos en unos momentos acelerados que precipitan el fin de la Dictadura”. Sin embargo, no todas las organizaciones antifranquistas malagueñas estarán de acuerdo en el formato de la movilización, porque mientras para unas, como Bandera Roja, hay condiciones para convocar una jornada de lucha general –lo más próximo a una huelga general-, para otras, como el PCE, no existirían todavía las esas condiciones objetivas y su posible fracaso mostraría sus debilidades innecesariamente. En ese contexto, se forzará desde el sector de Bandera Roja en CC.OO. la convocatoria de la jornada del 5 de marzo que ya se anuncia a comienzos de 1.975. Una convocatoria con un lema único: “Contra el paro, la carestía de la vida y por las libertades políticas y la amnistía”, que desde esa organización también se extenderá a otras provincias como Almería, Granada o Sevilla. Excepto en esta última, donde tiene alguna implantación en algunos sectores y, aun así, minoritaria, en el resto de provincias es una fuerza testimonial y, desde luego, sin comparación con Málaga donde son más fuertes. Esto volvía a demostrar, según algunos militantes del PCE, que se trataba de una decisión política y no estrictamente sindical.804 Para Bandera Roja, en todo caso, el éxito de la jornada de lucha pasaba por aglutinar en la convocatoria a la mayor parte de la resistencia antifranquista malagueña y, para ello, se constituirá un Comité Unitario del que formarán parte, inicialmente, las CC.OO de Bandera Roja, un comité en la Universidad (profesorado y alumnado) y algunos partidos políticos de la “izquierda revolucionaria” como la propia Bandera Roja, la Oposición de Izquierda del Partido Comunista de España (OPI) y el PCE (i). La división estará servida y no formarán parte del mismo ni el PCE, ni la parte mayoritaria de las CC.OO ya esos momentos, ni organizaciones del arco socialista, -aunque el PSOE era prácticamente inexistente-, pero tampoco otras organizaciones minoritarias de extrema izquierda como el MCE, el PTE, la OICE o la LCR. Por tanto, el nacimiento del Comité Unitario traducirá las diferencias internas en el seno de la oposición antifranquista malagueña, muy fragmentada, pero también en el interno del propio comité unitario aflorarán las tensiones entre las organizaciones, hasta el punto de que un día antes de la jornada de lucha se retirarán del mismo el...//... 

    Venceremos, nº 2 de febrero de 1975, pp. 4-5. 803 En Voz Obrera, nº 20 de enero de 1975. 804 Véase entrevista a Francisco Trujillo Villanueva o Antonio Ruiz Moreno, en AHCCOO-A. Libro Resistencia.indd 378 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista

    ...//...  PCE(i) y la OPI. Pero si hay un escenario en el que afloran esas diferencias internas es en el seno de algunas empresas y, especialmente, en Citesa, donde confluyen las dos organizaciones que se disputan la hegemonía en el seno de las CC.OO. Allí, tras unas “fuertes discusiones en la asamblea”, y debido, según la corriente de O.C. de E. (Bandera Roja ), a que “una serie de personas” se han dedicado a “sembrar el miedo y la confusión” – aludiendo al PCE- no se aprueba el paro para esa jornada de lucha y se queda en un apoyo solidario, sin más. Además de las diferencias internas en la propia oposición antifranquista, la jornada de lucha también tendrá una respuesta desde los sectores más reaccionarios del régimen, que tienen la percepción de que la oposición se está ensanchando y que aumenta su apoyo e influencia entre más sectores sociales. Por ello, y a la defensiva, tratarán de minimizar el impacto de la jornada de lucha, previamente, saliendo a la palestra el propio Gobernador Civil, José María Aparicio Arce que repudia los preparativos de la jornada de lucha, advirtiendo de los peligros que conllevaba para intimidar a la población y a los trabajadores y trabajadoras. Pero además, desde la extrema derecha (afines al ex ministro falangista José Antonio Girón “el león de Fuengirola” y seguidores de Blas Piñar como Francisco Cabeza López, “Pancho” que era Jefe del Movimiento en Málaga) se planificará una campaña de desprestigio entre los medios de comunicación y a través de octavillas, unas sin firmar y otras desde organizaciones fantasmas con un claro tinte anticomunista y contra CC.OO. Con un lenguaje descarnado y demagógico, volverán al viejo tópico del comunismo internacional que, detrás de todas las movilizaciones, pretende implantar en España una dictadura soviética. Y, más allá de ello, lanza insidias tan chabacanas que, por ridículas, muestran el verdadero rostro de la extrema derecha dispuesta a todo con tal de mantener ese régimen a la deriva. Así, en unos de los panfletos se acusa que la huelga del 5 de marzo la han pagado dos empresarios de la construcción, que en el encierro de los trabajadores de la construcción del 13 de febrero, además de los obreros había estudiantes y, literalmente, “…DOS CURAS Y TRES MONJAS, los curas para ayuda espiritual, pero ¿y las monjas”?. Los resultados de la jornada de lucha traducen, y eso sí era importante, la división en el seno del movimiento obrero, siendo elocuente que ni Citesa ni Intelhorce hayan ido al paro y se quedan en una mera solidaridad verbal con la misma. 

    Más allá del balance optimista que ofrece Voz Obrera, como portavoz del sector de CC.OO de Bandera Roja, ( POSTERIORMENTE SE CREA LA TENDENCIA COMUNISTA DE CC.OO. DE O.C. BANDERA ROJA Y DEL PC-UR,...¡¡ Lmm.) y el negativo de los medios de comunicación que la califican de...//... 

    Véase el monográfico de Voz Obrera nº 23, de 23 de abril de 1975, relativo a la cronología y los resultados de la Jornada de Lucha del 5 de marzo de 1975. 806 En Voz Obrera, nº 23, de abril de 1975. 807 Diario Sur, 1 de marzo de 1975, p. 3 y 8 de marzo de 1975, p. 1 para la valoración de la movilización. 808 Uno de los panfletos venían firmados por un “Comando Especial Antihuelga” y otro por “Acción Sindicalista. Grupo Intelhorce”, en José A. Ruiz Muñoz, El movimiento obrero en Málaga…, op. cit. pp. 256-257 809 En José A. Ruiz Muñoz, El movimiento obrero en Málaga…, op. cit. pp. 256-257. Libro Resistencia.indd 379 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda 380 “fracaso”, realmente, sólo algunas empresas la secundaron de alguna forma: hubo paros en varias obras, los Talleres del Viso trabajaron a bajo rendimiento, hubo paros en Lajaby y Talleres Marcelino, un paro de media hora en la Fábrica de Camisas, Confecciones Marcelino y cerraron algunos comercios de la Trinidad y en el Palo, así como inasistencia a clase en algunas facultades y en el Colegio Universitario.810 Pero, además, tampoco se registraron concentraciones o manifestaciones fuera de los centros de trabajo, de forma que la jornada transcurrió dentro de una cierta normalidad. De la misma forma y aún con mucha menos incidencia, es decir, casi testimonial, se desarrollaron las jornadas de lucha similares en Almería, en el Campo de Gibraltar o en Sevilla que mostraban la verdadera fuerza de OCE-BR, en esos momentos, en el seno del movimiento obrero andaluz y malagueño en particular. Con esta jornada de lucha se escenificaba una división importante en el seno del movimiento obrero malagueño entre las distintas CC.OO que funcionaban casi de forma paralela, las de OCE-BR y las del PCE y, por supuesto, entre las organizaciones del arco comunista y, especialmente, entre el PCE y OCE-BR. No hay más que cotejar la opinión del PCE sobre el fracaso de esta jornada de lucha –y los reproches de Bandera Roja sobre el anterior al que culpa de boicotearla- para comprender que en esos momentos era sumamente complicado aglutinar a toda la oposición antifranquista ante un objetivo común.Y, para mostrar esa división, no hubo que esperar mucho tiempo, ya que en tensa Asamblea de CC.OO de Portada Alta del 25 de marzo, como hemos señalado, aflorarían todas estas desavenencias que se habían ido acumulando en los últimos años, en un pulso definitivo entre las organizaciones que las componían que acabará dirimiéndose a favor del PCE. 

     "" SI MAL NO ME ACUERDO EN UNA ASAMBLEA CELEBRADA EN PALMA-PALMILLA - MÁLAGA, CIUDAD ¡¡ --, EN UNA IGLESIA,...SE CELEBRÓ, UN CONGRESO, DONDE EN LE MISMO, SE EXPULSÓ A LOS CRÍTICOS DE CC.OO. PERTENECIENTES A OCB BANDERA ROJA,...ÉSTA ÚLTIMA QUERÍA QUE CC.OO. SIGUIERA SIENDO UN MOVIMIENTO POLÍTICO SOCIAL Y OTRAS CUESTIONES, COMO EL CARÁCTER REVOLUCIONARIO DE LAS MISMAS,...¡¡, Y LOS DEL PCE, QUERÍAN CONVERTIRLA EN UN CLÁSICO SINDICATO OCCIDENTAL,..."" . DESTACO COMO OCE ( BANDERA ROJA ), Y LUEGO PC-UR, CREARON LA TENDENCIA COMUNISTA DE COMISIONES OBRERAS, IMPLANTADAS EN E METAL, CONSTRUCCIÓN, HOSTELERÍA,...Y YO EN OFICINAS Y DESPACHO, CON POQUÍSIMA INCIDENCIA,...AUNQUE EL SECTOR SE MOVILIZÓ,...CONTROLADO POR CC.OO. DEL PCE Y EL SINDICATO VERTICAL DE OFICINAS Y DESPACHOS,...ESTAS MOVILIZACIONES Y NEGOCIACIONES CONSIGUIERON UN CONVENIO DONDE SE AUMENTÓ EL SUELDO MENSUAL CASI DEL ORDEN DEL 100 POR CIENTO,...PASANDO DE UN SUELDO DE 8.500 PESETAS EL DELINEANTE Y PASAR A 15.000 PESETAS MENSUALES Y OTRAS REIVINDICACIONES,...Es de destacar que este sector laboral era y es muy pequeño burgués,...y que a este sector tanto OCE ( BANDERA ROJA ) COMO PC-UR no les hacían ni caso,...que no interesaba dedicarle esfuerzo alguno,...En la empresa que trabajaba por esas fechas, que estaba formada por tres arquitectos, uno de ellos militante del PSUC --Javier Martín Malo, que colaboraba algo ¡¡, con la organización comunista Bandera Roja, aquí en Málaga, que yo sepa --; hicimos una huelga de una semana, de brazos cruzados,...mi organización ni caso,...casi se reían de mí,...no valía para nada la lucha en ese sector, decían,...¡¡. Pues bien, conseguimos el doble de jornal,...A la vez,...pasado unos dos años,...el jefe de estudio de dicha empresa ( Un tal Bartolomé ) planteó a la jefatura, "o Luciano o yo,...vaya que quería largarme,...". Por esas fechas se dio una crisis económica, la del petróleo de 1.973-74, que afectó mucho al sector de la construcción,...hubo reducción de plantilla,...y yo pasé al desempleo, pero que una vez terminado me incorporaría a mi puesto de trabajo,...pero no pudo ser,...ya que yo tenía responsabilidades en el Partido y no podía dejarlas, me ocupaban todo el tiempo del mundo,...--Lmm.  //



    (((5.5. La Jornada de Lucha del 9 de julio de 1975 de la Junta Democrática

    Tras la jornada de lucha se mantuvo una cierta conflictividad con los PNNs de la Universidad con una huelga que comenzó el 24 de abril de 1.975 y afectó a todas las facultades. Algunas, como Ciencias, sin embargo, acordaron paros intermitentes, superando las presiones de su Decano, Marín Girón, que los amenazó, según Venceremos, con sanciones. Todos ellos pedían aumentos salariales, un contrato laboral, el levantamiento de sanciones y un sistema de contratación democrática. A pesar de la reunión que una comisión negociadora tuvo con el entonces Subsecretario de Educación, Federico Mayor Zaragoza, no hubo resultados positivos e, incluso, denunciarán la actitud de éste que no sólo no atendió su petición de levantar las sanciones, sino que incluso “tuvo el cinismo con poner sanciones en vez de levantarlas” advirtiéndoles –según Venceremos- que no era justo que a los PNNs de Instituto se les sancionara y los de la Universidad quedaran inmunes.

    La incidencia de la Jornada de Lucha, en Voz Obrera nº 23, de abril de 1.975. Véase la revista, Venceremos, Órgano del Comité Provincial del PCE de Málaga, de abril de 1.975, p. 9, sobre la jornada del 5 de marzo. Venceremos, nº 5 de mayo de 1.975, p. 4. Libro Resistencia.indd 380 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista

    La enseñanza privada, por su parte, comenzará a moverse en torno al cambio de las ordenanzas laborales del sector, por un nuevo convenio colectivo y la necesidad de participar en las nuevas elecciones sindicales de 1.975. Aunque le piden al representante del vertical, Rafael Merino García, una asamblea, su desplante hacia los 25 enlaces sindicales que le entregan el 28 de abril un pliego de 300 firmas de los trabajadores del sector, comienza atendiéndolos en un pasillo, se niega a que se convoque una asamblea e, incluso, los amenaza e insulta.813 Rafael Merino es a la sazón presidente de la UTT del Sindicato de enseñanza y del Consejo de Trabajadores, pero también Procurador en Cortes y uno de los “jefes” de Reforma Social Española que, como buen verticalista, seguirá defendiendo los intereses de la patronal de la enseñanza privada. El desplante de Merino provocará que los profesores hagan varias concentraciones ante el vertical en mayo y convoquen una asamblea el 28 de mayo donde hace acto de presencia la BPS que, para intimidarlos, pide el DNI y la acreditación de profesor. Merino se encargará de dinamitar la asamblea preparando a un pequeño grupo que a modo de claque interrumpirá las intervenciones de algunos profesores y aplaudirá las descalificaciones que Merino hacía de quienes reivindicaban mejoras para el sector. En la medida en que avanza el año, la siguiente actuación de la oposición antifranquista que pretendía movilizar a la sociedad malagueña será la convocatoria del 9 de julio de 1.975, auspiciada por la Junta Democrática, “Contra el paro y la carestía, por la amnistía y la libertad”. La Junta Democrática de Málaga, que se había constituido poco después de la nacional, había elaborado un primer manifiesto a finales de 1.974 que reproduce literalmente los once puntos del nacional, reivindicando la formación de un Gobierno provisional que recuperara las libertades democráticas básicas (legalización de partidos y sindicatos, libertades de expresión, reunión, huelga, manifestación, etc.), la independencia y unidad jurisdiccional de la función judicial, la separación iglesia-estado, la integración de España en las Comunidades europeas, entre otras. Y le prestaba especial atención a la lucha por la amnistía de “todas las responsabilidades por hechos de naturaleza política y la liberación inmediata de todos los detenidos por razones políticas o sindicales”. Será la amnistía uno de los puntos sobre los que pivote, en el caso de Málaga, gran parte de las movilizaciones que empiezan a trazarse desde comienzos de 1.975 y que tendrán su máxima expresión, antes de la muerte de Franco, en la movilización del 9 de julio de ., convocada por la Junta Democrática. La amnistía era el segundo punto de la plataforma reivindicativa de la Junta y no lo era por casualidad, sino porque en torno a ella se podía aglutinar a todos los militantes antifranquistas que habían luchado contra la dictadura y, fundamentalmente, porque era la síntesis de su política estratégica de reconciliación nacional aprobada en 1.956 y del Pacto por la Libertad de 1.972. Los comunistas malagueños seguían afirmando taxativamente, casi dos décadas después de aprobarse una política

    Venceremos, nº 5 de mayo de 1975, p. 5. Venceremos, nº 6 de junio de 1975, pp. 6-7. Libro Resistencia.indd 381 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda  

    de reconciliación nacional, que la amnistía suponía la base” de esa reconciliación nacional, porque era necesario sepultar definitivamente “el espíritu de la guerra civil”, al tiempo que la conquista de las libertades democráticas pasaba “no sólo por enterrar el pasado de división, sino también por garantizar un futuro de convivencia plural y pacífica, un futuro democrático para todos”. Aunque desde el momento en que se constituye firman un comunicado donde se recogen los puntos programáticos y hace un llamamiento a los grupos políticos y sociales para que se unan a la misma, sin embargo, la Junta Democrática partía de una serie de problemas importantes que no le permitió desarrollar acciones contundentes en toda su andadura. Por una parte, la poca convicción de los carlistas que, poco más tarde, se retiran; de otra, la disputa interna en el seno de los partidos a la izquierda del PCE (MCA, PTE o BR) para tomar su hegemonía y que fue constante entre 1.974 y 1.975, hasta el punto de que si a nivel nacional OCE-BR sí formó parte de la Junta, en Málaga, por el contrario, no estuvieron de inicio; de otra, la confrontación interna en las CC.OO malagueñas entre las que auspiciaban el PCE y las de OCE-BR e, incluso, las del PTE; de otra, la escasa o nula implantación de otras organizaciones en la sociedad malagueña y, finalmente, la confrontación de los primeros militantes del PSOE como Antonio Nadal Sánchez y Carlos Sanjuán con el propio PCE también por arrebatarle la hegemonía en la izquierda, ya que hasta entonces había sido inexistente. Un PSOE, que para no aceptar la hegemonía del PCE, crea la suya propia, Plataforma de Convergencia Democrática, en la que está también el MCA y que, en muchas ocasiones, adoptaba posiciones más radicales que las del PCE para remarcar sus diferencias. A ello había que sumar las diferencias internas en el PCE sobre lo que debía ser ese instrumento unitario. Por todo ello, la Junta Democrática no podía más que limitarse a determinados debates internos y la difusión de algunos comunicados, pero sin que pudiera movilizar efectivamente a la sociedad malagueña para acelerar el fin del franquismo. Y, cuando lo hizo, en la Jornada de Acción Democrática del 9 de julio de 1.975, no tuvo el seguimiento esperado, aunque las fuerzas que la componían en esos momentos (PCE, CC.OO, OPI, PTE y OCE(BR) hicieran llamamientos al respecto. Primero porque en el mismo seno de la Junta Democrática no se estaba de acuerdo con la fecha (la Universidad cerrada, vacaciones en las empresas o, simplemente, inadecuada en un sector tan importante como la hostelería), el poco tiempo para prepararla y la escasez de efectivos para ello. En ese sentido, se creó una comisión compuesta, entre otros, por Ignacio Trillo, Antonio Moreno Fleitas o José Miguel Hermoso, entre otros, es decir, que el peso recayó sobre militantes de la Universidad y de las JJ.CC. Es decir, que el trabajo recaerá más sobre el partido y no sobre el movimiento obrero, con lo que todo debía limitarse a acciones que tuvieran alguna relevancia mediática, más que sobre un trabajo previo de concienciación en el seno de las empresas. En ese sentido, y a modo de intra

    Venceremos, nº 2 de febrero de 1975, p. 9. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista 

    historia, habían previsto paralizar de alguna forma Málaga en su red de transporte y se dotan de una mínima logística para ello: alquiler de un piso franco para evitar alguna caída, donde se elaboraba y desde donde se repartía propaganda, la compra de cadenas para cortar la circulación en lugares estratégicos o captar a una decena de transportistas de cemento para tirar hormigón en los lugares céntiricos (desde Larios hasta la Plaza de la Marina y Tomás Heredia). Sin embargo, y como ocurre en estos casos, una chica de las JJ.CC fue detenida cuando repartía propaganda y tuvieron que quitar de en medio todo lo que había en el piso franco. Las cadenas se perdieron y tampoco se pudo contar con los transportistas, así que todo se limitó al reparto de propaganda y al apoyo que recibió de sesenta enlaces sindicales –una cifra ciertamente irrisoria-, algunos minutos de silencio en empresas como Citesa o Intelhorce o menos afluencia en el mercado en el resto, pero no hubo seguimiento alguno y ni el transporte, ni los mercados de abastos se vieron afectados seriamente.816 A lo más que se llegó fue a celebrar una manifestación, por la tarde, que salió de la Plaza Uncibay y que contó con presencia de todos los miembros de la Junta Democrática, de dirigentes obreros, profesionales y estudiantes que, en torno a los tres centenares de personas, y a modo de salto, y andando deprisa, recorrieron las calles céntricas al grito de “Amnistía, libertad”, sin que hubiera detenciones. Días más tarde la Junta Democrática volvía a hacer un llamamiento nacional por la amnistía y contra la pena de muerte con motivo de las condenas a muerte de los miembros de ETA y del FRAP, aunque no tuvieron seguimiento en la calle, excepto la profusión de propaganda y pintadas en la ciudad. Y, luego, ya consumadas las ejecuciones, proliferó la propaganda del MCE y del PTE en toda la provincia, denunciándolos como asesinatos, así como la del PCE pidiendo el cese de la represión. De ahí hasta la muerte de Franco el 20 de noviembre de ese año no habrá más movilizaciones importantes, excepto la manifestación que el propio régimen organiza como desagravio a las injerencias extranjeras por las protestas internacionales contra las penas de muerte, las últimas, que firmaría el dictador. La solidaridad como prolongación del conflicto social La recuperación del movimiento obrero malagueño desde 1.972 no sólo se percibe por el número y envergadura de los conflictos en sí, sino también por la extensión de los mismos a otras empresas y a otros sectores sociales. Las huelgas de Citesa e Intelhorce de 1.973 y 1.974 constatan esa recuperación tanto por la participación de los

    Valoración de la jornada en Encarnación Ruiz Galacho en su reciente investigación,”Las Comisiones Obreras en Málaga…, op. cit. p. 390 y Carmen García Ruiz, Franquismo y transición…, op. cit. pp. 211-212. Notas informativas del SIGC de 16 de julio, 29 y 30 de agosto de 1.975 en las se da cuenta de octavillas lanzadas por diversas organizaciones, pintadas del MCE en Archivo de la Subdelegación de Gobierno de Málaga. 818 Notas informativas del SIGC de 30 de septiembre de 1.975, Venceremos nº 10 de octubre de 1975 y Voz Obrera nº 25, de octubre de 1.975. Libro Resistencia.indd 383 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda 

    trabajadores de las mismas, como por la solidaridad que han desencadenado entre la sociedad malagueña. No en vano, las propias Comisiones Obreras malagueñas, ya lo reflejan tras el conflicto de Intelhorce de 1.973: “Solidaridad que se ha manifestado y materializado en paros de otras empresas, concentraciones en los organismos oficiales, sentadas, recogidas de dinero, llevando comida... Por primera vez la clase obrera malagueña después de la guerra civil ha dejado sentir la fuerza de la solidaridad con sus hermanos de clase”. Este recurso, que había utilizado CC.OO. desde su nacimiento en 1.962, pretendía imprimir a los conflictos un carácter de lucha colectiva en la que debían participar no sólo otras empresas, sino todos aquellos colectivos sociales o a título individual que permitiera ampliar la base de la resistencia antifranquista. Para hacerla efectiva, se crearán los Comités de Solidaridad, formados por militantes de partidos clandestinos y de organizaciones cristianas progresistas que tendrán un funcionamiento autónomo y unitario. Los comités se distribuirán el trabajo por barrios y empresas para buscar el apoyo de otros colectivos o sectores sociales, pero también para recaudar dinero o difundir el conflicto entre la sociedad. La solidaridad comienza entre las mismas empresas que hacen asambleas, paros o escritos de solidaridad con la empresa en conflicto. Así la huelga de Intelhorce de 1.973 contará con actos solidarios de otras empresas como Citesa, Confecciones Sur, Confecciones Marcelino, Hospital Civil, Sofico, Finanziauto y algunos hoteles o en determinados tajos de la construcción que hicieron asambleas y paros para acompañar el encierro en la catedral de agosto de ese año. La misma Citesa, durante su conflicto en 1.974, contará con la solidaridad de Siemens, Tamese, Confecciones Marcelino, Hospital Civil o la Universidad, entre otras, que volverán a realizar acciones similares. La primera expresión de la solidaridad de clase consistía en crear cajas de resistencia para los trabajadores en huelga, a fin de mantener durante más tiempo el conflicto y aguantar los embates de la patronal. A partir de los grandes conflictos como el de Citesa o el de Intelhorce los trabajadores aportaban voluntariamente parte del dinero de su nómina que, a su vez, era repartido entre los huelguistas, pero también se recogía de otras empresas. En alguna ocasión esta actividad solidaria tuvo una respuesta represiva de la patronal, como los despidos de varios trabajadores de Siemens, entre ellos Inocencio Fernández, por promover una colecta para ayudar a sus compañeros de Citesa durante su huelga de 1.974.

    Voz Obrera, número especial, septiembre de 1.973. Voz Obrera, número especial de septiembre de 1.973. Fuencisla García afirma que los trabajadores de Citesa fueron muy solidarios con los de Intelhorce en esa huelga y que “cada vez que cobrábamos la nómina recogíamos dinero para ellos”. Entrevista a Fuencisla García García, en AHCCOO-A. Entrevista a Inocencio Fernández, en Antonio Ramos Espejo: “Tambores lejanos, tambores cercanos”, en Antonio Ramos Espejo et all: Crónica de un sueño. Memoria de la transición democrática en Libro Resistencia.indd 384 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista  

    En la medida en que nos acercamos al fin de la dictadura, será cada vez más frecuente la presencia de familiares en los conflictos, la solidaridad de intelectuales, estudiantes o sacerdotes que se suman a las protestas obreras, alargando el conflicto laboral y ampliando la base de la disidencia y desbordando en numerosas ocasiones a las autoridades que tendrán como única solución la represión. Y, a su vez, en un círculo vicioso, se volverá a protestar contra la represión con numerosas muestras de solidaridad contra los represaliados. Uno de los sectores más proclives a la solidaridad con el movimiento obrero será, sin duda, el de los sacerdotes progresistas y las organizaciones cristianas de base. Así, durante el conflicto de Intelhorce, de 1.973, un grupo de quince sacerdotes se solidarizará con los obreros y permanecerá, con ellos, en el encierro en la catedral; o la sentada en la puerta de la catedral que realizaron otros cuarenta sacerdotes, días más tarde, concretamente, el 8 de diciembre, día de la patrona malagueña y en presencia de las autoridades que asisten a la misa y a la procesión, para protestar por el desalojo de la catedral que previamente había realizado la policía. Al mismo tiempo, se extenderá la práctica, entre los sacerdotes progresistas, de utilizar las homilías para apoyar las reivindicaciones obreras o dejar sus locales o la propia iglesia para las reuniones que no se les permitían en el vertical. Sin embargo, habrá también resistencias con otros sacerdotes, como en la huelga de Citesa de 1.974 cuando los trabajadores intentan celebrar una asamblea el domingo en la Iglesia de la Trinidad y su párroco, José Peña, los expulsa del templo aduciendo que era un lugar sólo “para rezar” y no “para hacer política”. 6. Las pugnas partidarias por la hegemonía en el movimiento obrero malagueño Para estos militantes del PCE y creadores, a su vez, de las primeras Comisiones Obreras malagueñas, las Comisiones Obreras de Empresas y Ramos que habían creado Bandera Roja no eran las “auténticas” y, por tanto, aunque ambas tendencias coexisten entre 1.973 y 1.975 en el seno de algunas empresas y colaboran puntualmente en los conflictos laborales que se van desarrollando, sin embargo, sus diferencias serán cada vez más ostensibles. Aunque los militantes del PCE acusan a los de BR de dogmáticos –algo de lo que ninguna organización estaba exenta durante la dictadura, con más o menos matices- y que no admitían “la más mínima inferencia de cualquier otra opción política, incluida el PCE”, algunos dirigentes como Paco Trujillo afirman que la relación con Bandera Roja “no era beligerante por nuestra parte, sino que intentábamos ignorarla por considerarla que no era representativa de las CC.OO”. Pero, desde la otra orilla también se hacía la misma crítica, porque tanto uno como otro, legítimamente, intentaban trasladar su hegemonía a la organización obrera, de la que se reclaman sus creadores. Málaga, 1973/83, C&T Editores, 2006, pp. 60-62.

    Véase Voz Obrera, nº 17, de julio de 1974. Trujillo considera que mientras el inspirador de Bandera Roja, Alfonso Carlos Comín, era una persona muy tolerante, sin embargo, no lo eran muchos de sus militantes en Málaga. Entrevista a Francisco Trujillo Villanueva, en AHCCOO-A. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda

    Las diferencias entre el PCE y BR se traducirán en el diferente análisis que de los conflictos hacen cada una de las organizaciones. Para el PCE, la crítica más importante a la acción sindical de BR es el “voluntarismo” que conduce, en casi todos los casos, a la frustración de los trabajadores. Desde que el PCE comienza a tener una dirección política más estable, ya desde mediados de 1.973, emitirá informes sobre aquellos conflictos laborales más reseñables que protagonizan los militantes de BR, a fin de resaltar los aspectos negativos derivados de su acción sindical. Por ejemplo, a los pocos días de finalizar la huelga y el encierro en la catedral de los trabajadores de Intelhorce del verano de ese año, el Comité Provincial del PCE elaborará un informe a finales de septiembre, sobre las “enseñanzas” de ese conflicto y que podría servir como modelo para ejemplificar las diferencias insalvables entre ambas formaciones políticas, que conducirán a una mayor confrontación en el tiempo. Para el PCE el conflicto de Intelhorce había tenido varios aspectos positivos, como el impacto social de la huelga entre la población malagueña y el grado de solidaridad entre la clase obrera que “a pesar de la falta de información y de organización, ha aportado un apoyo económico considerable”. Sin embargo, serán los aspectos negativos los que más ocupen la atención de los dirigentes del PCE, entre los que destacan: “En primer lugar, la misma forma de trabajo del grupo de B.R., ha hecho que existiese una falta de información a los obreros de Intelhorce, de las distintas vicisitudes por las que ha pasado el convenio. No se hizo ni una sola asamblea de fábrica, y es más, una vez encerrados en la Catedral, tampoco se hicieron asambleas globales sino por secciones. A nuestro entender, esto hace que elementos de confusión enfríen los ánimos e incluso provoquen roces entre obreros. La no existencia de un comité de huelga que coordinase y dirigiese todas las acciones, ha reducido la efectividad de la acción en gran parte. La falsedad del planteamiento de algunos dirigentes que decían que no se debía informar a los que de todos lados acudían a la catedral a interesarse por el problema y a ofrecer su ayuda, con el pretexto de que podía ser alguno policía, ha hecho que la repercusión sobre el nivel de conciencia de obreros de otras empresas, no haya sido ni con mucho, el que se podía haber logrado. No se ha intentado vincular directamente al resto de la clase obrera malagueña al movimiento huelguístico e incluso por la postura de los recluidos en la catedral, se podría asegurar que se ha frenado. El voluntarismo de que, una vez desalojados, han dado muestras los militantes de B.R. así como un grupo de sacerdotes a ellos vinculados, nos lleva a creer que es un intento de superar las frustraciones que el fracaso de sus planteamientos les ha provocado; si no, no hay forma de explicar que en un

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    momento de inevitable inflexión a la baja provocado por el resultado del conflicto, se pueda plantear seriamente el llamar a la huelga general sin ningún tipo de organización ni preparación”. A juicio de los militantes del PCE en CC.OO, las diferencias eran sustanciales con Bandera, a la que acusaban, de una parte, de politizar en exceso los conflictos, instrumentalizándolos, y sin descender a los problemas concretos de los trabajadores; de otra, de judicializar los conflictos laborales, en lugar de sindicalizarlos y resolverlos a pie de tajo y, aunque los del PCE, no rechazaban el uso de los despachos laboralistas en determinadas ocasiones como en los despidos, entendían que el conflicto no debía resolverse en tribunales porque al ser colectivo debía servir para organizar la clase. En ese sentido, la confrontación entre ambas formaciones políticas, llevará a Bandera Roja a derivar los conflictos hacia abogados socialistas como Carlos Sanjuán de la Rocha, Ignacio Barrionuevo o José Bazán, dejando a un lado a los abogados que estaban en la órbita o eran militantes del PCE como Alfredo Martínez Robles, Salvador Marina “Goro”, Juan Carlos Ron y, por supuesto, Leopoldo del Prado Álvarez. Y, finalmente, para los militantes del PCE la diferencia fundamental era la concepción sobre lo que debía ser el movimiento sociopolítico que representaban las CC.OO, que para el PCE debía ser más abierto y para los de BR era más clandestino y oscurantista: “Nosotros –afirma Trujillo- teníamos una concepción más abierta porque era la mejor forma de llegar a los trabajadores, hablando con ellos. Recuerdo que nos montábamos en un autobús que llevaba a los trabajadores y darles un mitin una y mil veces; o a la salida de la fábrica… Era una concepción más abierta, discutiendo y recogiendo los problemas de los trabajadores, porque muchas veces los sindicalistas –a los que nadie nos había enseñado nada y nos equivocábamos en doscientas mil cosas- creíamos que había determinados problemas y cuando hablábamos [con los trabajadores] resulta que eran otros y que estaban más preocupados por temas más prosaicos como el tiempo para ir al baño y a nosotros nos parecía una chorrada. Yo creo que ahí estaba la gran diferencia, porque Bandera Roja estaba más “ideologizada” que nosotros y entendíamos que había que tener más relación con los trabajadores para que ellos tuvieran el protagonismo”. La confrontación PCE-Bandera Roja se mantuvo a lo largo de estos años, a veces de forma soterrada, y aunque llegaban a acuerdos puntuales en determinadas empresas donde confluían militantes de ambas formaciones, las diferencias se manifestaban en

    “Los sucesos de Intelhorce”, en AHPCE, Movimiento Obrero, Caja 85, carp. 2-3/5, Ref. 415/7, de septiembre de 1.973. Entrevista a Francisco Trujillo Villanueva, en AHCCOO-A. No hemos reproducido afirmaciones semejantes porque otros protagonistas como Antonio Camaño Gómez, Leopoldo del Parado Álvarez o Juan García García coinciden, básicamente, con estas afirmaciones. Todas las entrevistas de los citados, en AHCCOO-A. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda  

    que determinadas movilizaciones las hacía en solitario BR y por eso, y a juicio del PCE, hubo convocatorias que apenas tuvieron seguimiento porque se forzaba la situación sin que hubiera condiciones para ello y sin contar con los trabajadores. Algunos dirigentes como Trujillo consideran que la base de este fracaso se debía a que BR no tenía muchos dirigentes obreros, a excepción de Fuencisla García y algunos más, y por ello, pesaban más las decisiones políticas de la organización que de las propias Comisiones que ellos controlaban. Y, para él, eso explicaría también el poco recorrido que tuvo BR como tal organización a poco de morir el dictador, ya que si hubiera estado más arraigada en el movimiento obrero hubiera permanecido más en el tiempo. En la medida en que el PCE ha ido estabilizando su Comité Provincial desde el último semestre de 1.973 y la organización se ha ido extendiendo por la provincia, sin sobresaltos represivos, y con incorporaciones de militantes de relieve en el seno de las grandes empresas, como Citesa (caso de Francisco Trujillo Villanueva, Ángel Izquierdo o Salvador Fernández), la confrontación con Bandera Roja irá creciendo conforme nos acercamos al último año del dictador, y que tendrá también su traslación en el seno del movimiento obrero, con divisiones importantes que aflorarán no sólo en las distintas concepciones de lo que debían ser las CC.OO, sino también en las propias movilizaciones que una u otra fuerza política convocan en esos momentos. Por ejemplo, en la misma Citesa, donde confluyen los dos líderes obreros representativos de ambas fuerzas políticas, Paco Trujillo y Fuencisla García, la última huelga de esa empresa de finales de 1974, será objeto de las críticas del PCE desde el primer número de Venceremos –órgano de expresión del Comité Provincial del PCE- de enero de 1.975 que, aunque reconoce algunos aspectos positivos que se han logrado (aumentos salariales y sociales), sin embargo, tuvo a su juicio “graves defectos” de “planteamiento y estilo”. El PCE criticará la concepción mecanicista sobre la solidaridad que debía suscitar esta huelga a juicio de los dirigentes de Bandera Roja, sin tener en cuenta las condiciones reales de otras empresas, su situación económica o el estado anímico de los trabajadores, ya que no supieron “pulsar qué están dispuestos a dar de sí esos trabajadores” u otros colectivos sociales. En ese sentido, ponen por ejemplo la actuación “incorrecta y peligrosa” de los dirigentes de BR cuando trataron de parar la Facultad de Económicas y que tuvo como consecuencia el rechazo de los estudiantes. Este ejemplo les sirve para marcar diferencias de “estilo” respecto a BR, porque no se trata de pararlo todo, sino de buscar “fórmulas en las que todos se sientan cómodos, como firmar una carta de protesta, hacer una asamblea, dar dinero…”, entre otros aspectos. En definitiva, el PCE los acusará de “voluntarismo” innecesario, ya lo hemos señalado anteriormente, que forzaba algunos conflictos para beneficio partidario. Íbidem.

    Venceremos, nº 1 de enero de 1.975, pp. 2-3. 829 Íbidem. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista 

    En todo caso, este tipo de reproches será extensivo a todas las organizaciones de la llamada “izquierda revolucionaria”, pero será de ida y vuelta, ya que todos se acusan de “dogmatismo” e, incluso, dentro de la misma “izquierda revolucionaria”, se criticarán mutuamente porque cada uno de ellos se considera el verdadero depositario de la pureza ideológica revolucionaria. Nada nuevo bajo el sol de la izquierda, caracterizada siempre por divisiones ideológicas insalvables. En todo caso, el PCE se había convertido en el partido que había que batir por parte de todas las organizaciones a su “izquierda” y, por ello, sus militantes mostrarán su perplejidad ante estos ataques ya que a su juicio, en muchas ocasiones, parecía más enemigo que el propio régimen. Así lo vivía, por ejemplo, Leopoldo del Prado, cuando recuerda aquellos años finales del franquismo y las pugnas entre las organizaciones comunistas: “La lucha contra el PCE, cuando se hace en un espacio democrático tiene sentido porque cada uno disputa el espacio y la parcela que considera, pero en una dictadura no tenía sentido. ¡Qué locura decir que el PCE era el que impedía que se crearan las condiciones necesarias para la revolución! Por eso, en los últimos años del franquismo veías que toda esta gente, y especialmente la JGR, echaba a los estudiantes de las asambleas cuando iban a las mismas con la crítica al PCE y a su revisionismo y no se hablaba más que de eso. Y los estudiantes iban a la primera, pero a la segunda asamblea se quedaban en el bar porque no entendían qué narices era todo aquello. En lugar de hablar de los problemas concretos, se limitaban a la bronca partidaria. Eso no lo hacían las otras organizaciones como nosotros, porque vinculábamos los problemas concretos de los trabajadores con la situación política del país y el problema estratégico con el socialismo. Eso lo hicieron bien las Comisiones que no hubieran sido nada sin esta estrategia”. El campo de batalla más importante, no obstante, donde se dirimirán esas diferencias será, sin duda, el de las Comisiones Obreras, la marca más prestigiada del movimiento obrero antifranquista. Las tensiones entre Bandera Roja y el PCE, fundamentalmente, quedarán patentes a lo largo de 1.974 y la disputa por tener en el movimiento obrero una única organización –y no hasta tres como había a comienzos de 1.975- se irán sustanciando en los dos últimos años de la dictadura. Ya en el primer número de Venceremos de enero de 1.975 se deja clara la política del PCE respecto a lo que debían ser las CC.OO de Málaga y será de nuevo la experiencia de la huelga de Citesa de 1.974 la que les sirva de ejemplo de lo que no podía repetirse. Allí se plantea que ese conflicto ha evidenciado la necesidad de crear una Coordinadora General de CCOO que potenciara y coordinara el movimiento de CCOO, que fuera estable y representativa de los sectores y empresas, pero compuesta por auténticos líderes obreros. Y se criticará, por ejemplo, que hasta cinco días después de iniciada la huelga no se pudo hacer una asamblea de sectores de la que salió “una coordinadora”

    Entrevista a Leopoldo del Prado Álvarez, en AHCCOO-A. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda

    de circunstancias, no pudiendo aprovechar más energías y un mayor movimiento de solidaridad con aquélla. No era solo este ejemplo, sino la propia dinámica de esa coordinadora fantasma que guardaba ciertas formas, pero no tenía autoridad como dirección entre las distintas formaciones políticas que confluían en el movimiento obrero malagueño. Uno de los que asistían a esas coordinadoras de 1.974, el dirigente de la HOAC, Anselmo Ruiz Palomo, lo manifiesta de la siguiente manera: “Aquello era horroroso por la bronca entre BR y el PCE. Las diferencias no eran sólo de táctica, sino también de protagonismo. (…) Aquello era la guerra, sobre todo contra [Antonio] Camaño (militante del PCE). Ellos [los de BR] hicieron su coordinadora y a ella íbamos Camaño y Juan García, por la madera o yo mismo. Pero aquello no era una coordinadora, era un encuentro y no había dirección porque cada uno hacía lo que quería. Antes de 1.975 era juntarse para intentar algo, pero mi impresión es que aquello era sólo eso: intención, pero nada más”. Para el PCE, por tanto, esa coordinadora debiera ser la que canalizara la coordinación del movimiento obrero malagueño, que se reuniera periódicamente, que programara sus acciones y, al mismo tiempo, fuera flexible en su representación para dar cabida a sectores emergentes. Por todo ello, el PCE propondrá la necesidad de hacer una asamblea general de las CC.OO para elegir a esa “Coordinadora” porque a su juicio, y esto era definitivo, había que “acabar con todas las posturas sectarias”, en alusión directa a los planteamientos y prácticas de Bandera Roja. Habrá dos momentos cruciales a comienzos de 1.975 en los que se manifiesta con mayor virulencia esa confrontación: el de la Jornada de Lucha del 5 de marzo convocada por Bandera Roja a través de sus Comisiones Obreras de Ramas y Empresas y la Asamblea de CC.OO de Portada Alta el 25 de marzo del mismo mes. Respecto a la primera, como hemos señalado anteriormente, Bandera Roja acusará al PCE de ser el causante del boicot a dicha jornada de lucha y, por tanto, de que algunas empresas –como en Citesa- no se sumasen activamente a esa jornada, quedándose en un apoyo testimonial. Por tanto, desde BR se acusaba al PCE de que éste frenaba la lucha de los trabajadores por sus planteamientos “economicistas” que rompían la tradición anterior de las luchas que se habían forjado desde la creación de las Comisiones Obreras de Empresas y Ramos. Por su parte, desde el PCE se acusaba a BR de que la convocatoria era un afán de protagonismo y “aventurerismo” cuyas motivaciones eran más “partidarias” que sindicales.

    El Comité Provincial del PCE, a través de su órgano

    Venceremos, nº 1, p. 3. Anselmo Ruiz Palomo (Tarragona, 1.952), nacido en Cataluña por estar destinado allí su padre, a los dos meses se traslada a Málaga, ingresa en la HOAC en 1.970, mecánico, detenido con motivo del 1 de mayo de 1.976, pasa un mes en la cárcel, presidente diocesano y más tarde nacional (1.993-1.997), presidente del comité de empresa de Epco (antigua Siemens), ha sido también director de Cáritas de Málaga. Íbidem. Entrevista a Francisco Trujillo Villanueva, en AHCCOO-A. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista 

    de expresión, Venceremos, de abril de 1.975, afirmaba en un artículo con el título “Sobre el 5 de marzo” que los “errores” de la convocatoria se debían al “voluntarismo” de sus promotores y que no había condiciones reales de lucha para esa jornada de lucha porque para el PCE una huelga general “no se puede concebir como un acto aislado”. Y se preguntaba que cómo era posible que “sin unas perspectivas claras de incremento de las acciones, se pueda convocar una huelga a casi dos meses vista”.Más lejos en la desautorización de esta convocatoria llega de la Coordinadora Regional de CC.OO de Andalucía, que la desautoriza a través de un comunicado público a los trabajadores malagueños, afirmando que no reconocen a esas “Comisiones Obreras” y que éstas usan “indebidamente nuestro nombre” y tratan de “aprovechar la influencia y el prestigio del mismo”. Para la Coordinadora Regional esta convocatoria aislada no “tiene salida” porque no sólo “no nos acercan a la huelga general”, sino que al hacerse sin la participación de los trabajadores produce el efecto contrario, el “desgaste de nuestra clase” que provoca, al mismo tiempo, “lamentables confusiones en la misma”. Desde las posiciones de BR se llegaba incluso a descalificaciones personales como la consideración de que el mismo Francisco Trujillo –que al venir del servicio militar en 1.973- había formado parte de los Círculos de BR y que durante mucho tiempo le hizo el doble juego y engañó “a la gente de BR hasta comienzos de 1.975, alentado en esa labor por los dirigentes del PCE de Sevilla y de la Coordinadora de CCOO de Andalucía”.837 Aunque no es exactamente así, porque Trujillo formaba parte del PCE, desde finales de 1.973 y será la persona referente de ese partido para el movimiento obrero malagueño desde ese mismo año; además, forma parte poco después de su Comité Provincial. Pero estas críticas solo evidenciaban la lucha por la hegemonía en el seno del movimiento obrero, siendo todos conscientes que el crecimiento de las organizaciones partidarias venía desde su arraigo entre la clase obrera, como semillero de cuadros para aquéllas. Una división que si bien había sido soterrada poco antes, ya se manifiesta públicamente allí donde coinciden los dos líderes más importantes, en Citesa, con Paco Trujillo y Fuencisla García. Y para evidenciar las distintas concepciones que unos y otros tienen de CCOO, en el mismo mes de marzo de 1975, aparecerá un boletín titulado “Unión” como “órgano de CCOO-Citesa” auspiciado por los militantes del PCE, frente al ya existente “Despertar Obrero” que había sido auspiciado por los militantes de OCE-BR. El segundo escenario donde se expresa con mayor virulencia la división interna en las CCOO malagueñas es en la asamblea de CCOO en la iglesia de Portada Alta el 25 de marzo de 1975 –pocos días después de la Jornada de Lucha del 5 de marzo

    Véase Venceremos, abril de 1975, p. 8. 836 Véase Comunicado de la Coordinadora Regional de las Comisiones Obreras de Andalucía, de 25 de febrero de 1975, en Venceremos, abril de 1975, p. 9. 837 Ésa es la opinión de Encarnación Ruiz Galacho, “Los años convulsos (1970-1975)”, en Mujeres en CCOO, Málaga 1970-1975, Universidad de Málaga, 2014, p. 387. Libro Resistencia.indd 391 27/01/17 13:02 Alfonso Martínez Foronda 392 de ese mismo año- 

    donde entran en escena las tres corrientes que se disputaban la hegemonía del movimiento obrero malagueño al final del franquismo: el PCE, el PTE y BR. La iglesia, atestada de militantes de las tres formaciones políticas, fue escenario de fuertes desencuentros dialécticos, acusaciones y reproches mutuos, intentos de abandono, interrupciones de palabra y, en fin, una tensión que traslucía las diferencias internas sobre lo que debían ser las CCOO. Fue, sin duda, un pulso que intentaba medir las fuerzas de todos ellos desde que se inició con la aprobación del orden del día, hasta la valoración de lo que había sido la jornada de lucha del 5 de marzo o la necesidad o no de mantener el Voz Obrera como órgano de expresión de las CCOO. Más allá de los pormenores del desarrollo de la asamblea, que se tradujeron en voces, descalificaciones personales y una tensión interna no disimulada, lo esencial fue el cruce de acusaciones entre el PCE y BR, no sólo por la convocatoria del 5 de marzo, -fracasada para los primeros, plausible para los segundos-, sino que traslucía la concepción diferente de lo que debía ser las CCOO y, sobre todo, la composición de lo que debía ser una nueva Coordinadora de CCOO que, para el PCE, debía ser más abierta a todas las sensibilidades del movimiento obrero y debía dotarse de un nuevo órgano de expresión que no estuviera vinculado, como el Voz Obrera, sólo a la fracción de Bandera Roja. Para BR este concepto “más abierto” encubría la debilidad del propio PCE que quería una coordinadora vinculada más a sus “líderes” que a la realidad representativa de las empresas donde ellos eran más fuertes y de ahí que siguieran defendiendo que la coordinadora debiera ser representativa de las organizaciones de base de las empresas, aunque tenían que admitir la contradicción que su máxima dirigente política, Paquita Montes, iba a las reuniones de la Coordinadora representando al sector de hostelería cuando hacía tiempo que ya no trabajaba en el ramo, lo mismo que hacían dirigentes del PCE fueran o no de un sector determinado. En fin, una vez más, de lo que se trataba, simplemente y, en ambos casos, era de controlar este órgano de decisión para dirigir la lucha desde las concepciones partidarias que tuviera una u otra organización. Sin embargo, esa confrontación no aflorará sistemáticamente sino que convivirán en convocatorias puntuales, como en las listas electorales de las elecciones sindicales de 1975 donde en empresas como Citesa –donde confluyen dirigentes como Paco Trujillo y Fuencisla García- se logra la unidad sindical que aprueba la asamblea por unanimidad. Pero es una unidad ficticia, sin embargo, porque en los meses anteriores a la muerte de Franco la división es tan evidente que algunos dirigentes como José A. Ruiz Muñoz, llegan a afirmar que “tuvimos que soportar la vergonzosa situación

    Para ver el estado de ánimo de la asamblea y su tensión interna véase Encarnación Ruiz Galacho, “Los años convulsos (1970-1975)”, en Mujeres en CCOO, Málaga 1970-1975, Universidad de Málaga, 2014, p. 373-378, así como entrevistas a Francisco Trujillo Villanueva, Antonio Camaño Gómez, entre otros, en AHCCOO-A. Encarnación Ruiz Galacho, “Los años convulsos (1970-1975)”, en Mujeres en CCOO, Málaga.., op. cit. p. 377. Libro Resistencia.indd 27/01/17 13:02 La resistencia malagueña durante la dictadura franquista 

    de existir tres organizaciones distintas de las CCOO, dentro de las propias CCOO, cada una con su postura muy definida y en clara oposición con la otra: las de BR, las del PCE y las del PTE”. A finales de 1.975 la corriente del PCE en CCOO será la que gane posiciones y se convierta en hegemónica, máxime cuando en esas fechas muchos de los dirigentes de BR o habían salido de la cárcel o estaban cumpliendo condena por la caída de agosto de 1.975. Pero el desgate de Bandera Roja no sólo fue fruto de la represión, sino también de sus propios debates internos y escisiones, como vimos anteriormente.
         )))//,...)....



    [[[ "",... RODEA EL CONGRESO, PLATAFORMA EN PIE : 

    (  Serie de comunicados post 25A – Comunicado Nº 3 (Disolución de la Plataforma ¡En Pie!)
    Este tercer y último texto post 25A, es para comunicar la disolución indefinida de la Plataforma ¡En Pie!
    Consideramos que tras el 25S y el 25A es necesario hacer un parón en el rumbo de la Plataforma y por tanto damos por concluida esta etapa del camino de la que, con sus más y sus menos, los miembros de ¡En Pie! hacemos una valoración positiva, cuyo análisis desarrollamos en el Comunicado post 25A Nº 2 [https://plataformaenpie.wordpress.com/2013/06/10/serie-de-comunicados-post-25a-comunicado-no-2/]
    Creemos que llegado un momento determinado todo movimiento debe evolucionar o ser superado y que en nuestro caso ha llegado el momento de parar y de replantearnos la dirección a seguir.
    Aunque la plataforma cese indefinidamente su actividad, la lucha debe seguir, y animamos a que así sea y que se pongan en marcha iniciativas de resistencia que puedan sorprender y desafiar al régimen.
    Desde la Plataforma ¡En Pie! creemos en la importancia de evitar repetir una misma estrategia cientos de veces a sabiendas de que la misma no aporta ningún resultado, tan sólo consigue dar la falsa sensación a quienes la llevan a cabo de que “se está haciendo algo” y calman su conciencia, a la vez que nos conducen al cansancio colectivo y aumentan la sensación de impotencia.
    Nadie es quien para otorgarse el don de decidir qué luchas o estrategias son buenas o no, nadie es quien para erigirse en juez del activismo y otorgarse la capacidad de dar “permisos de lucha”.
    No nos dejemos amedrentar, un grupo de personas que crean firmemente en una acción, tienen todo el derecho y la legitimidad para llevarla a cabo, y los mencionados anteriormente tienen la obligación moral de respetarlo, les guste o no. Quienes por el contrario emplean esfuerzos y recursos en boicotear dicha acción demuestran que sus objetivos nada tienen que ver con el cambio del sistema, y sólo pretenden vendernos el espejismo de que algo cambia para que todo siga igual.
    El capitalismo es un cáncer y hace metástasis donde menos lo imaginamos, también en las organizaciones de la izquierda, y en los movimientos sociales controlados. En este sentido es muy importante que no deleguemos nuestro poder.
    Solo hay una posibilidad de que todo el dolor que estamos padeciendo sirva para construir una sociedad mejor, y es que las personas comunes tomemos el poder sobre nuestras vidas. Si delegamos en otros y permitimos que movimientos y organizaciones interesados capitalicen nuestro sufrimiento, todo lo que hemos pasado y la pérdida de vidas que se han quedado en el camino habrán sido en vano.
    Este espíritu de autodeterminación desde lo individual se recoge perfectamente en esta frase que le dijo una vez un jornalero a un señor: “En mi hambre mando yo”, si dejamos que otros manden y capitalicen nuestra hambre y nuestro dolor, no sólo habremos perdido todo lo material, sino lo que es peor, habremos perdido la dignidad. Las personas comunes tenemos que entender que en esta lucha estamos solas, que ningún líder ni organización va a hacer por nosotras lo que solo desde el compromiso individual de cada persona unida a las demás se puede hacer.
    Un grupo como ¡En Pie!, que ha confrontado directamente al poder establecido, puede promover avances pese a la oposición de la disidencia controlada, pero es imprescindible el apoyo y compromiso individual de quienes en la sociedad están abajo y a la izquierda dispuestos a gritar ¡en mi hambre mando yo! En este caso, pensamos que todavía en la sociedad española falta aumentar esa conciencia en la responsabilidad individual y ese espíritu solidario sin el cual las propuestas como las que se plantean desde ¡En Pie! no pueden realizarse con éxito completo.

    La Plataforma se reactivará de nuevo si se da alguno de los siguientes casos:
    a) Que tengamos una nueva propuesta que aportar, que pueda ilusionar y despertar a la sociedad, acercándonos al cambio deseado.
    b) Que el rumbo de los acontecimientos se precipite y la sociedad se muestre verdaderamente dispuesta a presentar batalla. En este caso pondremos todos los medios a nuestro alcance para apoyar y empujar la ruptura y el cambio.

    Nuestros canales de difusión quedan en estado de hibernación y se utilizarán en momentos puntuales, en que la situación así lo requiera, para hablar, como siempre, desde la rebeldía, la justicia y la libertad. Esto implica que los mensajes que sean enviados a dichos canales tardarán en ser respondidos un tiempo variable, por lo que os pedimos que tengáis paciencia cuando pretendáis contactar con nosotros.
    Todo el material que hemos generado durante este tiempo queda a disposición de las personas o colectivos que sintiéndose afines a las ideas que preconizamos, le encuentren alguna utilidad en la lucha social.

    Antes de cerrar este comunicado, queremos por encima de todo mostrar nuestro agradecimiento a todas las personas que a título individual o formando parte de algún colectivo han creído y apoyado este proyecto, y han participado de alguna manera de las acciones que hemos convocado. En este sentido, queremos hacer una mención especial a los abogados de AUSAJ a quienes agradecemos su generosidad y entrega al prestar asistencia jurídica gratuita, tanto a los integrantes de ¡En Pie! como a toda persona que la haya requerido en relación con las movilizaciones convocadas por ¡En Pie!

    Como despedida dejamos para la reflexión esta frase que creemos muy adecuada para este momento concreto que estamos viviendo en España:
    “El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre, pero que no grite cuando le pisen”. Emiliano Zapata

    Nos vamos deseando a todos y todas, fuerza, valor y dignidad en la lucha.
    Hasta pronto.
    ¡En Pie!
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    SERIE DE COMUNICADOS POST 25A – COMUNICADO Nº 2 (ANÁLISIS Y EVALUACIÓN TRAYECTORIA ¡EN PIE!)

    Tras más de un año de actividad desde la formación de la Plataforma ¡En Pie!, ha llegado el momento de hacer balance y sacar conclusiones, no sólo de la convocatoria del pasado 25A, sino de la trayectoria de la Plataforma en su conjunto, desde su inicio hasta ahora.
    La Plataforma ¡En Pie! surge de las ganas de un grupo de personas comunes de dar un paso más en este proceso de cambio que pese a todo está en marcha, y afrontar la lucha desde una perspectiva diferente de la que en aquel momento se estaba enfocando. Así que en abril de 2012, nos pusimos en marcha sin apoyo de ninguna organización política ni sindical y sin vinculación con ningún movimiento controlado, simplemente un grupo de personas dispuestas a prestar tiempo y energía al avance en la lucha social con algunas premisas muy concretas que nos diferencian de otros movimientos sociales.
    Las premisas principales:
    – Transparencia ideológica, salir de la tibieza y la ambigüedad en la que navegaban en aquel momento los movimientos sociales para hacer un posicionamiento ideológico claro plasmado en nuestro texto base [https://plataformaenpie.wordpress.com/documento-base/].
    – Plantear una propuesta rupturista que se opusiera frontalmente al régimen, frente a propuestas que pretenden solo reformar el sistema o cambiarlo desde dentro.
    – Trabajar en el anonimato rompiendo con la idea de que los movimientos necesitan líderes para, por un lado evitar que nadie pudiera sacar beneficio personal de su participación en la plataforma, y por otro dar la máxima importancia a las ideas que la plataforma preconiza por encima de las personas que la componen. Al fin y al cabo ¡En Pie! son todas y cada una de las personas que han hecho suyas estas ideas.
    – Encontrar el equilibrio necesario entre reflexión y acción, a través del planteamiento de acciones mediante las cuales nos pudiéramos acercar a los objetivos e ideas que se promueven, pues consideramos que las ideas no son nada si no se acompañan de acciones comprometidas con esas ideas.
    A lo largo de este año de andadura hemos planteado dos grandes movilizaciones, 25S y 25A, que han servido para abrir debate en la sociedad sobre temas cruciales como la necesidad de evidenciar la falta de legitimidad del régimen del 78, la posibilidad de un proceso de transición hacia otro modelo de organización social, político y económico, y el derecho a la legítima defensa ante las agresiones del régimen.
    No queremos caer en el simplismo de catalogar las acciones de la Plataforma como éxito o fracaso, pues hay éxitos que lo son en apariencia pero que no tienen ningún efecto de cambio a medio o largo plazo, y fracasos aparentes que pueden encerrar la semilla de grandes avances para la sociedad. Recordemos que en general los cambios que valen la pena, cuestan y asustan, y por ello no tienen la aceptación de las mayorías ni suceden en línea recta, son caminos caprichosos llenos de “exitosos fracasos” tal y como alguien, acertadamente en nuestra opinión, definió el resultado de la convocatoria del pasado 25A.
    En este sentido estamos más orgullosos y orgullosas de derrotas que, aunque personalmente nos duelan, puedan servir para cambios profundos en la sociedad, que de victorias fáciles y perecederas. En este contexto, el éxito o fracaso son términos relativos, y en la Plataforma ¡En Pie! valoramos como éxito toda acción con capacidad de dar un paso más, remover estructuras, cuestionar al sistema y generar debates más profundos en la sociedad. Esto es para nosotros y nosotras el verdadero éxito, más allá de los resultados inmediatos.
    Bajo este punto de vista, consideramos que si el 25S fue una convocatoria relativamente exitosa en apariencia y fue muy importante en tanto en cuanto, se daba un golpe de inflexión en la protesta social de ese momento en España y se señalaba al régimen como culpable de la situación que estamos viviendo, planteando por primera vez en este periodo la posibilidad de una ruptura con el mismo, el 25A, pese a ser un aparente fracaso, nos resulta más exitosa todavía, aunque a un nivel mucho más profundo. Para hacer esta valoración nos basamos precisamente en los debates que la convocatoria y sus planteamientos pusieron sobre la mesa, en la reacción desmesurada y criminalizadora del poder, y como no, en la reacción de la disidencia controlada que inmediatamente se alineó con el régimen haciendo que formaran un bloque único con un discurso hegemónico.
    Son muchas las críticas que hemos recibido en relación con el 25A y no negamos ninguna de ellas, es verdad que sobrestimamos el valor de las personas comunes, la capacidad de autoorganización e iniciativa de los colectivos, es verdad que sobrestimamos nuestras propias capacidades a la hora de hacer frente al discurso del sistema, sostenido por el gobierno, los partidos políticos de pseudoizquierda, los sindicatos mayoritarios, los medios y la disidencia controlada, pero dado que esas críticas ya están ahí y han sido replicadas hasta la saciedad, creemos que debemos profundizar en el análisis y enfocar la atención en aspectos más que interesantes, que creemos se pueden traslucir a partir del trabajo realizado por la Plataforma y del hecho de su propia existencia.
    Conceptos introducidos a partir del 25A:
    – Introducción del concepto de legítima defensa en la sociedad.
    – Promover y fomentar la solidaridad entre manifestantes.
    – Introducir nuevas formas de protesta saliendo de la típica manifestación.
    – Conciliación y respeto entre las distintas formas de lucha, reconociendo y dando cabida a diferentes ideologías y estilos de activismo. Pretender la uniformidad en las protestas no es más que repetir los esquemas que éste sistema nos ha inculcado.
    – Elaboración de un plan estratégico y táctico, que aunque no se pudo llevar a cabo por la falta de asistentes, sentó un precedente en la forma en que se ha de preparar una movilización que no solo pretenda pedir, si no que pretenda lograr un objetivo a corto plazo con consecuencias a medio y largo plazo. En definitiva, provocar la caída del régimen.
    Logros concretos:
    – Cancelación del pleno del Congreso el 25A.
    – Pese a la fuerte campaña de criminalización, 3.000 personas desafiaron al miedo y estuvieron allí, dando un ejemplo de dignidad.
    – Escenificación por parte del Gobierno de un “Estado de sitio” estilo Costa-Gavras, con el consiguiente ridículo, un ridículo que traslucía miedo. Con ello se demostró claramente que pese al discurso criminalizador de quienes decían que iba a ser una movilización extremadamente violenta, los asistentes fueron personas absolutamente pacíficas (que no pacifistas) y dispuestas a defenderse.
    – Polarizar posicionamientos ideológicos de tal manera que ha obligado a muchos que se disfrazan de izquierdas, a enseñar su verdadero rostro, como ocurrió con algunos autodenominados dirigentes de Partidos Políticos de izquierdas y algunos movimientos sociales, que adoptaron el mismo discurso que Cristina Cifuentes, La Razón o La Gaceta.
    Conclusiones:
    En estos momentos en que se está produciendo un proceso revolucionario más que interesante en Turquía, nos llama poderosamente la atención ver como muchos de quienes nos criticaron y criminalizaron por nuestra propuesta de lucha ahora admiran y apoyan las revueltas turcas, en las que se está luchando tal y como nosotros propusimos.
    Muchas personas hemos vivido una experiencia nueva con ¡En Pie! y por tanto hemos andado un camino, y eso siempre aporta un aprendizaje, una huella en la memoria que nos servirá para ser más fuertes y más capaces en las batallas que nos quedan por librar. Si se sabe qué es lo que falta es más fácil buscarlo.
    En este sentido creemos que hemos sembrado, y el resultado del trabajo de la Plataforma y de toda la gente que ha participado de alguna manera en el movimiento 25S dará fruto en su momento, cuando se den las circunstancias. Por todo ello, los integrantes de ¡En Pie! hacemos una valoración positiva de esta etapa de actividad y de las dos movilizaciones planteadas, creemos que hemos venido a cubrir un espacio que estaba totalmente vacío y que era necesario llenar.
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    SERIE DE COMUNICADOS POST 25A – COMUNICADO Nº 1

    Es de merecida justicia empezar esta primera comunicación tras el 25A pidiendo disculpas a todas aquellas personas que han estado todo este tiempo esperando alguna palabra por parte de la Plataforma ¡En Pie! por nuestra tardanza en dar señales de vida.
    Algunos asuntos jurídicos primero que explicaremos a continuación, y situaciones personales después nos han hecho imposible hacerlo antes. Además, consideramos que después de acciones como la del 25A es necesario un tiempo de reflexión para poder hacer un análisis certero de los hechos antes de emitir un comunicado al respecto.
    En los próximos días emitiremos nuestro análisis sobre el 25A y la trayectoria de la plataforma e informaremos sobre el destino de la misma.
    En este primer comunicado nos centraremos en informar sobre los temas jurídicos de los que hablamos.
    Como se hizo público en su momento, el pasado 24 de Abril, la Audiencia Nacional abrió diligencia  contra los convocantes del “25A Asedia el Congreso”.
    Entendemos que con esta maniobra y la investigación derivada de la misma, se está vulnerándose nuestro derecho a la intimidad, al secreto de nuestras comunicaciones así como nuestro derecho a la libertad ideológica, de manifestación y de expresión.
    Por ello queremos informar de que el pasado 7 de mayo los abogados de AUSAJ, quienes nos brindan asesoramiento y cobertura legal gratuita, presentaron en el juzgado competente, en este caso el de Plaza de Castilla, un documento en el que los miembros de ¡En Pie! nos identificamos ante la jueza competente, reivindicando así nuestra actividad como miembros de esta plataforma y convocantes de la acción “25A Asedia el Congreso”. Posteriormente la Audiencia Nacional fue informada de este hecho, evitando así posiblemente el circo represivo habitual en estos casos, en el que tras nuestra detención se hagan públicas imágenes en los telediarios de nuestras prendas de vestir, nuestros libros y nuestras pegatinas, expuestas como pruebas irrefutables de nuestra peligrosidad para esta sociedad.
    Si hasta este momento hemos trabajado en la clandestinidad ha sido únicamente para cumplir con nuestro cometido, minimizando las posibilidades de boicot por parte del gobierno mediante detenciones preventivas y demás acciones obstructivas, que impidieran que pudiéramos llevar a cabo hasta el final todo el trabajo que implica una convocatoria así, y si hemos elegido el anonimato como norma ha sido para evitar personalizar y que nadie pueda sacar provecho personal de su actividad en ¡En Pie! o erigirse en portavoz oficial.
    Con esta decisión, nos reafirmamos ante el régimen en la legitimidad de nuestra actividad como miembros de esta plataforma. No tenemos nada que esconder, pues lo que hemos hecho ha sido siempre en aras de la justicia y la libertad en un momento en que ambos valores están siendo gravemente vulnerados provocando el expolio de nuestras vidas.
    Por último no podemos cerrar este comunicado sin recordar a los 5 anarquistas de Barcelona, que llevan desde el 15 de Mayo secuestrados bajo el régimen FIES3 sin causa justificada. Consideramos este hecho absolutamente intolerable y una prueba más de lo decadente de este régimen al que no se puede llamar democracia. Exigimos su libertad inmediata y enviamos todo nuestro apoyo para ellos y sus familias.
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    INFORMACIÓN BASICA 25A

    – Antes de ir imprescindible leer:
    Documento estrategia y táctica: https://plataformaenpie.wordpress.com/estrategia-y-tactica/
    Protocolo en caso de detención: https://plataformaenpie.wordpress.com/protocolos-legales/
    Cuestionario legal: https://plataformaenpie.wordpress.com/cuestionario-legal/
    Y visitar:
    #25A RECORRIDO Y DISTRIBUCIÓN POR ZONAS: http://goo.gl/maps/v4HMF
    – Llevar escritos los datos de los abogados:
    Belén Luján Sáez; Colegio de Abogados de Albacete (ICALBA) – Teléfono: 647 70 99 28
    Jesús Díaz Formoso; Colegio de Abogados de Coruña (ICACOR) – Teléfono: 600 96 34 26
    Valentín Playá Sierra; Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) – Teléfono: 656 92 16 22
    – El DNI y demás tarjetas de identificación se dejan en casa. En su lugar llevaremos escrito y/o en el teléfono móvil como “Aa” (avisar a), el teléfono y nombre de una persona de confianza para que sea avisada si sufrimos cualquier percance.
    – Promovemos la solidaridad entre manifestantes, que no se lleven a nadie, que no hieran a nadie. Cuidarse y cuidar del compañero o compañera.
    – Actuar con responsabilidad considerando las consecuencias de nuestras acciones sobre el resto de manifestantes.
    – Ir coordinados en grupo de afinidad. El grupo debe llevar al menos 1 mapa de asedio, 1 megáfono y 1 teléfono con 3G.
    – Elegir la zona en la que vamos a estar según nuestra forma de defensa.
    – Prestar atención al Twitter de @ocupaelcongreso (https://twitter.com/ocupaelcongreso), por donde iremos informando del transcurso de la acción y su estrategia. Ayudar difundiendo todo lo que ocurre alrededor, tanto por megafonía como por internet.
    – Llevar máscara antigás (si es posible), sino 1 pañuelo y vinagre, y en ambos casos solución de agua y Álmax (o cualquier otro antiácido líquido).
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    RATIFICAMOS: ¡EL 25A ASEDIAMOS EL CONGRESO!

    En relación a la cancelación del pleno parlamentario previsto para el próximo 25 de Abril, coincidente con la acción indefinida “Asedia el Congreso”, desde la plataforma ¡En Pie!, convocantes de la misma, informamos que:
    – Consideramos la cancelación del pleno un triunfo de la propia convocatoria, y una muestra de la cobardía y debilidad de un régimen ilegítimo cuyos representantes se esconden del pueblo, y de un gobierno cuyo presidente ya ni siquiera se presenta ante la prensa sino a través de una pantalla de televisión. Esta cancelación es la prueba de que por fin el miedo está cambiando de bando.
    – Nos parece una desfachatez que los Diputados pongan como excusa que no tienen ningún debate pendiente de decretos ley y de proyectos legislativos para el 25 de abril, teniendo en cuenta la grave situación que está atravesando el pueblo al que dicen representar, y la supuesta importancia que tiene su cometido.
    – La acción sigue ¡En Pie! con más fuerza que nunca, sin cambios en la fecha, aunque con algunos cambios en la estrategia que comunicaremos en los próximos días. Tomamos esta decisión en base a la determinación de mantener nuestra propia agenda más allá de sus intentos de reconducir la situación hacia fechas más favorables para “ellos”, así como al hecho de que aunque no haya sesión parlamentaria, sí va a haber actividad en el Congreso, con asuntos importantes como son la dación en pago y los nuevos presupuestos. También es importante mantener la fecha ante la previsión de que el viernes 26 se producirá el anuncio de un terrible paquete de medidas que hundirán todavía más al conjunto de personas, y debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para que esos recortes nunca lleguen a presentarse resistiendo desde el día 25 hasta que sea necesario.
    Creemos que es importante visibilizar esta primera victoria en la calle, demostrando en la práctica que las convocatorias contundentes como la del 25A, que plantean la necesidad de un cambio de régimen, son las que hacen cambiar el calendario al poder. Aunque por supuesto no podemos confiarnos, hemos conseguido un triunfo, pero no la victoria, y debemos tener en cuenta que el enemigo es fuerte y ruin, y no dudará en usar todo tipo de tácticas sucias para desmovilizar y dividir al pueblo. El desafío es grande, y no nos lo van a poner fácil, por ello es fundamental en este momento que todas las personas y colectivos nos impliquemos al máximo, de la forma más generosa posible, en esta propuesta en la que caben todas las luchas que se están llevando a cabo en estos momentos, y porque podemos estar más cerca de lo que pensamos de cumplir los objetivos.
    ¡Abajo el régimen!
    Plataforma ¡En Pie!    ) ////

    SPANIHS REVOLUTION, M15M: 

    (  

    De la Spanish Revolution a la Nuit Debout: la senda política del 15-M

    CINCO AÑOS DESPUÉS DE QUE LOS 'INDIGNADOS' OCUPASEN LA PUERTA DEL SOL EN MADRID, VARIAS DE SUS RECLAMACIONES HAN PASADO A FORMAR PARTE DE PARTIDOS POLÍTICOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES



    Protestas en España de 2011-2015
    Ideología política

    DESCRIPCIÓN

    Las protestas de 2011-2015 en España, denominadas inicialmente Movimiento 15-M e Indignados, así como Spanish revolution en las redes sociales, fueron una serie de movilizaciones ciudadanas pacíficas, ... Wikipedia
    Fecha de inicio: 15 de mayo de 2011
    Métodos: Resistencia civil, Disturbio, Ciberactivismo, Protest camp, Encierro voluntario
    Cumbre del G-20 de Washington
    Cumbre del G‑20 de Wash...
     
    Crisis alimentaria mundial
    Crisis alimentaria mundial
     
    Occupy Wall Street
    Occupy Wall Street
     
    Geração à Rasca
    Geração à Rasca
     
    Movimiento Occupy
    Movimiento Occupy
       
    FERNANDO RODRÍGUEZ
    Madrid
    Esto no es un problema de izquierda y derecha, sino entre los de arriba y los de abajo’. Esta era una de las consignas que mostraban los carteles y pancartas que ocupaban la puerta del Sol el 15 de mayo de 2011. Cinco años después, hay formaciones con representación parlamentaria que defienden un mensaje parecido. “Los momentos de (re)fundación democrática y construcción de nuevo interés general comienzan siempre por we the people. Nunca we the left”, comentaba Íñigo Errejón, número dos de Podemos.






    PODEMOS
    @PODEMOS
    "Todos los movimientos fundacionales empiezan con un 'We the People' y no con 'We the left'" @ierrejon




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    20:14 - 10 May 2016
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    La puerta del Sol de Madrid, durante el 15-M.
    La puerta del Sol de Madrid, durante el 15-M. / Reuters/Paul Hanna   Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, ha llegado a colocar en alguna ocasión a Podemos como formación hermana y “heredera” del 15-M, algo que no siempre ha ocurrido en su formación. "Estuvimos en el 15-M y aprendimos mucho en las asambleas. El 15-M abrió la puerta para romper el secuestro de la política por parte de la casta. Sin este movimiento, Podemos no hubiese sido posible. Fue una ventana de oportunidad para los ciudadanos, pero nosotros no somos herederos del 15-M", apuntaba el propio Errejón poco después de las elecciones europeas, en las que la formación liderada por Pablo Iglesias logró conseguir cinco eurodiputados y más de un millón de votos. Pese a que desde la propia formación han llegado a negar ser herederos de este movimiento y pese a la petición de plataformas sociales como la PAH (Plataformas de Afectados por la Hipoteca) y el movimiento ‘15MpaRato’ han instado a todos los partidos políticos a dejar este movimiento al margen de su campaña, parece ser un factor común que la denominada en las redes sociales #SpanishRevolution fue la que “abrió la nueva política”. Incluso el propio Jorge Vestrynge, otro miembro de la formación morada, ha llegado a apuntar que el 15-M ha abierto la puerta a que “haya en España un sistema cuatripartito”.
    "Fue la ciudadanía la que inauguró lo que se ha dado en llamar 'nueva política' y no los partidos, que siempre van a la zaga de la sociedad", han denunciado la PAH y el movimiento '15MPaRato' en un comunicado conjunto en el que incluso hay menciones directas a Podemos, Izquierda Unida y PSOE.
    "Que Podemos e Izquierda Unida hayan decidido utilizar el 15-M para iniciar su campaña o propongan uno de los eslóganes de la PAH como su lema electoral nos hace presentir que esta vez no va a ser diferente", apuntan estas plataformas sociales en relación a la nueva campaña electoral de cara al 26-J. “Pedimos, concretamente a Izquierda Unida y Podemos, una campaña electoral respetuosa que no juegue a confundirse con iniciativas y logros de la ciudadanía y del 15-M que quiere mantener su independencia", añaden.
    Más duros se muestran con el PSOE, que según el propio comunicado ha hecho mención a este movimiento en los últimos días, y al recuerdan que éste surgió "durante y a causa de su gobierno, que lo ignoró y reprimió". "Tenemos memoria. Si quieren sorprendernos y apoyarnos, que sea con hechos concretos, pero que no apelen al 15-M para engañar a la gente en campaña electoral".
    A este respecto, el profesor de Economía y expresidente de Justícia i Pau, Arcadi Oliveres, que fue uno de los más aplaudidos en sus conferencias en la ocupada plaza de Cataluña de Barcelona hace cinco años, ha querido dejar claro que el 15-M no se ha traducido únicamente en movimientos sociales, sino que algunos partidos políticos, "sobre todo de la izquierda", incluyen demandas del 15-M en sus programas electorales. "El más representativo es Podemos pese a que no surgió directamente del 15-M, pero el espíritu que le caracteriza tiene relación con sus reivindicaciones", ha dicho a EFE.




    De la Spanish Revolution a la Nuit Debout: la senda política del 15-M / De la protesta en la calle a la entrada en política: cinco años del 15M. / ATLAS

    Un movimiento con representación más allá de la política

    Lejos de valorar si hay alguna formación política heredera de este movimiento, lo que no parece discutible es que el germen del movimiento indignado no se ha disipado, sino que se sigue manifestando a día de hoy en forma de movimientos sociales y en la actitud de una ciudadanía que ha optado por aumentar su presencia en la esfera política y social.
    "El ciclo político y electoral actual sólo se puede entender, en parte, por la emergencia de este movimiento de indignación colectiva (...) así como la aparición de alternativas políticas que hoy desafían el bipartidismo", ha comentado a la Agencia EFE la investigadora en movimientos sociales Esther Vivas. Una opinión compartida por Arcadi Oliveres, que apunta que las candidaturas vencedoras en las últimas elecciones municipales en ciudades como Barcelona, Madrid o Zaragoza "se inspiran en el espíritu del 15-M".
    El movimiento de los indignados también ha contribuido a un cambio de mentalidad de los ciudadanos, que, según ha asegurado el exmiembro del colectivo Yayoflautas Paco González, "hasta entonces observaban la política a través de un cristal establecido por los partidos mayoritarios". "El 15-M permitió que la sociedad viera que se puede hacer política de otra forma: desde la calle y con la participación de la ciudadanía", ha comentado González a EFE.
    Movimientos como los 'Yayoflautas', '15MPaRato' -que nacieron a raíz de esta manifestación social- o la propia PAH, que ya existía con anterioridad, experimentaron un impulso gracias a su ausencia de de afiliación política, otra de las principales reivindicaciones del 15-M.

    ¿Ha desaparecido el 15-M tal y cómo se conocía?

    Preguntarse si el 15-M goza de la misma efervescencia social en España que en el año 2011 parece una quimera, igual que no sería correcto afirmar que ya no goza de ningún recorrido. Quizá su último coletazo sea la 'Nuit Debout' francesa, surgido el pasado mes de marzo en protesta contra la reforma laboral de François Hollande.)////
    REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN EN ESPAÑA, ANTONIO NIN,...) : 
    Publicamos la Introducción de Alan Woods al libro de Félix Morrow, Revolución y contrarrevolución en España, que será publicado de manera inminente por el Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx y la Corriente Lucha de Clases. Este libro es un clásico de la literatura marxista sobre uno de los episodios más inspiradores y trágicos de la historia de la lucha de clases mundial. La obra de Félix Morrow es, sin lugar a dudas, el mejor análisis marxista que se haya escrito sobre este acontecimiento, y los lectores encontrarán en él una fuente enorme de conocimientos y análisis precisos y detallados sobre los años de la II República, la Revolución Española y la Guerra Civil.
    La publicación de una nueva edición en español del clásico libro de Félix Morrow Revolución y Contrarrevolución en España es una ocasión para celebrar. Cuando estuve en España en la década de 1970 como participante activo en la lucha revolucionaria contra la dictadura de Franco, una de las primeras iniciativas que tomé fue conseguir que esta importante obra fuera traducida al español (que era completamente desconocida en España en ese momento). La hicimos circular en un formato duplicado bastante primitivo, que se pasó de mano en mano hasta que las páginas se caían a pedazos.
    Recuerdo que tuvo un impacto profundo en la gente en ese momento, y estoy seguro de que su impacto no será menor ahora. Cuatro décadas después de la caída de la odiada dictadura, una nueva generación de jóvenes luchadores se está forjando en el fuego de la lucha de clases. Escribo estas líneas sólo unas pocas semanas después de una gran manifestación en Madrid para protestar contra las políticas de austeridad brutales del gobierno de derechas del PP.

    LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

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    El 17 de julio 1936, los oficiales fascistas y monárquicos radicados en el Norte de África, proclamaron una rebelión militar contra el gobierno republicano. Pero este fue el resultado inevitable de un proceso que había comenzado cinco años antes, cuando la reaccionaria monarquía borbónica cayó como una fruta podrida y las masas salieron a las calles para proclamar la República el 14 de abril de 1931. Con la precisión de un maestro cirujano, Félix Morrow traza este proceso paso a paso a través de todas sus etapas, poniendo al descubierto la mecánica de clase que hay detrás de él. 

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    Morrow explica cómo la burguesía era incapaz de resolver los problemas de la sociedad española. Al igual que la burguesía rusa, la clase dominante española se había desarrollado demasiado tarde para llevar a cabo el papel progresista que había sido desempeñado por la burguesía francesa en el siglo XVIII. La burguesía republicana y liberal vivía con el temor a los trabajadores y campesinos que presionaban por sus propias demandas. Una vez que la clase dominante española comprendió que ya no podía gobernar a través de los medios "democráticos", se preparó para el derrocamiento del gobierno.

    Con una gran cantidad de detalles y citas de periódicos de la época, Félix Morrow expone la falta de voluntad y la incapacidad completa de los republicanos burgueses para combatir a los fascistas desde el principio. Cuando los oficiales fascistas lanzaron su rebelión contrarrevolucionaria contra la República, el gobierno suprimió las noticias y se negó a armar a los obreros. Esto no fue un accidente. Fluía de su punto de vista de clase. Los burgueses republicanos tenían más miedo de los trabajadores que de los fascistas.
    Pero la victoria de Franco no era inevitable. Lo que faltaba en España era la presencia de un partido y de una dirección genuinamente revolucionarios que estuvieran dispuestos a ir hasta el final. En Rusia en 1917, ese papel fue cumplido por el Partido Bolchevique bajo la dirección de Lenin y Trotsky. La tragedia de la Revolución Española fue que no existía tal partido. En el momento de la verdad, todas las direcciones existentes traicionaron la Revolución y entregaron a los trabajadores y campesinos a merced de los fascistas.

    EL FRENTE POPULAR

    Hoy en día, mucha gente en la izquierda confunde el frente popular con la idea de Lenin de un frente único. Este es un error muy grave. En realidad, el frente popular no tiene nada que ver con un frente único, un frente obrero o un frente de izquierda. Representa una política de colaboración de clases, que subordina los partidos obreros a los partidos de la burguesía liberal. Lenin propuso originalmente la idea de un frente único como un frente unido para la acción entre los partidos obreros (socialistas y comunistas) contra los partidos burgueses. Fueron los mencheviques, no los bolcheviques, quienes abogaban por un frente "democrático" entre los partidos obreros y los partidos de la supuesta burguesía progresista y liberal - una política que Lenin denunció con vehemencia.
    En 1917, Lenin rompió con Kámenev y Stalin cuando abogaban por un apoyo crítico al gobierno provisional burgués liberal, exigiendo que los trabajadores y los campesinos tomaran el poder en sus propias manos ("Todo el poder a los soviets"). El frente popular en España no estaba basado en la concepción de Lenin, sino en la de los mencheviques, y tuvo resultados desastrosos.
    En 1936, los socialistas y comunistas se unieron, no con la "burguesía progresista", sino con la sombra de la burguesía. Los verdaderos capitalistas, banqueros y terratenientes habían huido en su mayoría hacia el lado de Franco al comienzo de la guerra civil. La única fuerza social que quedó para luchar contra el fascismo fueron los obreros y los campesinos. Después de la victoria del Frente Popular en 1936, la clase obrera, que había aprendido a desconfiar de los liberales por su amarga experiencia entre 1931 y 1933, pasaron de inmediato a la acción. En cuestión de días, a través de la acción directa, llevaron a cabo el programa del Frente Popular desde abajo. Hubo constantes enfrentamientos entre trabajadores y empresarios. Los campesinos comenzaron a apoderarse de la tierra. Pero mientras que en Rusia la tierra fue dividida en pequeñas propiedades campesinas, en muchas zonas de España los campesinos establecieron colectividades. La reacción estaba cada vez más alarmada....//... WEB MARXISMO HOY,...              )

    INDEPENDENCIAS Y ANTICOLONIALISMO, DESDE CUBA, FILIPINAS, ANGOLA,...) : ( 
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    La declaración filipina de Independencia ocurrió el 12 de junio de 1898 en las Filipinas, cuando las fuerzas revolucionarias filipinas, bajo el general Emilio Aguinaldo (quien más tarde se convertiría en el primer presidente republicano de las Filipinas), proclamaron la soberanía y la independencia de las Islas ...

    Declaración de Independencia de Filipinas - Wikipedia, la ...

    es.wikipedia.org › wiki › Declaración_de_Independenc...
            )

    Y REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES, 25 DE ABRIL DE 1.974,...: ( 
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    Revolución de los Claveles
    Guerra

    DESCRIPCIÓN

    La Revolución de los Claveles es el nombre dado a un levantamiento militar ocurrido el 25 de abril de 1974 en Portugal, que provocó la caída del Gobierno de ese país, que no convocaba elecciones democráticas desde 1925. Wikipedia
    Muerte(s): 4 civiles
    Fecha: 25 de abril de 1974
    Ubicación: Lisboa, Portugal
    Influencias ideológicas de los impulsores: Socialismo democrático, Socialdemocracia, parlamentarismo
    Motivos: Opresión del Gobierno
    Impulsores: Movimiento de las Fuerzas Armadas

                ).

    LOS NIÑOS Y BAMBINAS HOY EN LA INDIA, EN AMÉRICA LATINA, EN ÁFRICA,...Y HOY ESTAMOS EN CÓMO SE ORGANIZA LA SALIDA DE  LAS NIÑAS Y BAMBINOS SALGAN ALGUNAS HORAS A LA CALLE, POR LA PANDEMIA,...¡¡.: 


    ( Millones de niños salen a la calle en España en una nueva etapa de la lucha contra el Coronavirus.(AP).

    Tras 43 días de aislamiento, con la pandemia estabilizada y la cifra de fallecidos en claro retroceso, el país europeo permite a los niños salir a las calles, acompañados de un mayor. ( https://www.lavoz.com.ar/mundo/millones-de-ninos-salen-a-calle-en-espana-en-una-nueva-etapa-de-lucha-contra-coronavirus ).


    Casi 6 millones de niños y niñas menores de 14 años pueden salir desde hoy una hora a pasear en España, lo que supone el inicio de una nueva etapa en la lucha contra el coronavirus y una prueba de fuego para los planes de desconfinamiento del gobierno español.
    Tras 43 días de aislamiento, con la pandemia estabilizada y la cifra de fallecidos en claro retroceso- hoy cayó a 288 personas- España da un paso muy esperado por la población y también arriesgado, ante el temor de un rebrote.
    • Fuerte caída en la cifra diaria de fallecidos en España: 288 en las últimas 24 horas
    Corriendo, en monopatín o patineta, los niños españoles se lanzaron eufóricos a la calle en busca de un poco de aire fresco tras seis largas semanas de encierro por la emergencia del coronavirus.
    "¡Al fin podemos jugar a la pelota!". Emocionado, un niño patea en dirección a su hermana al llegar al Paseo Lluis Companys de Barcelona, una explanada de cemento con algunos espacios verdes a metros del parque de la Ciudadela, que permanece cerrado a cal y canto.
    .....//....https://www.lavoz.com.ar/mundo/millones-de-ninos-salen-a-calle-en-espana-en-una-nueva-etapa-de-lucha-contra-coronavirus ). Y A SEGUIR PELEANDO,...HAY QUE INSISTIR,...¡¡. Lmm.

    NOTA : LO MISMO CRITICO A J.M. ROCA VIDAL, QUE LE REPRODUZCO UN ARTÍCULO,...¡¡.

    POR EMAIL, ME HA LLEGADO ESTE ARTÍCULO, SOBRE EL 1- DE MAYO DE 2.020, DE JOSÉ MANUEL ROCA VIDAL, ESCRIBE EN ELOBRERO ( Y POR CIERTO, LAS PANCARTAS Y OTRAS ACCIONES EN BALCONES, SE HA VISTO POCO,...¡¡; EN MI DISTRITO, "NÁ DE NÁ,..."; "NI CASO PICASSO,..."¡¡. EN LA TELE, CREO QUE EN LA SEXTA, SALIÓ DE QUE EN ZARAGOZA HUBO UNA CARAVANA, DE UNOS SESENTA COCHES, DEL PRIMERO DE MAYO, LEGALIZADA POR UN JUEZ,...YA QUE NO ESTÁ PROHIBIDO EL DERECHO DE MANIFESTACIÓN,...¡¡. : " 


    Extraño 1 de Mayo 


    Extraño Primero de mayo, este, a celebrar bajo las condiciones de la alarma sanitaria, que impide la aglomeración de personas y, por tanto, las marchas y concentraciones de trabajadores que son tradicionales en este día.
    Las necesarias medidas de prevención, para evitar el contagio y no perder parte de lo ganado hasta ahora en la lucha contra el “bicho”, imponen una situación de excepción que recuerda los años de la dictadura, distantes ya, y para los más jóvenes, en la prehistoria de la España postmoderna, cuando mandaba otro “bicho”, también letal, y estaba prohibida cualquier expresión colectiva que recordara siquiera de forma lejana la contraposición de aspiraciones e intereses entre el capital y el trabajo.
    Unidos, ambos, coactivamente por el Régimen en el retórico proyecto común de España -“una unidad de destino en lo universal”-, formulación de raíz orteguiana asumida por la Falange, y en el ámbito laboral, por el encuadramiento obligatorio de patronos y productores (la palabra obreros no se usaba por connotación marxista) en la Organización Sindical, un sindicato interclasista de estructura vertical, como todo en un Régimen jerárquico, donde los trabajadores ocupaban el lugar subalterno que les correspondía por su función en el aparato productivo, en un sistema político y económico que era clasista hasta lo más profundo de la médula de su fundadores.
    En caso de que, ante un problema laboral, la retórica confluencia de intereses entre empresarios y trabajadores no concluyera en un acuerdo forzado por la estructura del sindicato único, en un sistema donde todo era único (el caudillo único, el partido único, la religión única, la Iglesia única y, claro, el sindicato único), allí estaba el apoyo del Ministerio de Gobernación para resolver, con la fuerza, por lo general desmedida, el problema a favor de los intereses patronales.
    Así era de descarnado y evidente el carácter clasista del Régimen, pero había gente que decía que no lo veía. Una situación parecida, de España o de Portugal, debió de inspirar a Saramago su libro “Ensayo sobre la ceguera”, referido a los ciegos que no quieren ver, como metáfora del egoísmo de las personas que viven pendientes de sí mismas, desinteresadas de lo que sucede a su alrededor si no redunda en su beneficio.
    Por fortuna la dictadura pasó -no hay mal que cien años dure, aunque cuarenta son muchos- y los trabajadores recuperaron derechos y los sindicatos su función en unos años, en que las reclamaciones laborales acompañaron las demandas de cambio político.
    Hoy, la coyuntura no es buena para quienes dependen de un empleo. El neoliberalismo, en una ofensiva larga y tenaz, ha impregnado toda la sociedad con los axiomas de su catecismo y ha instaurado un capitalismo especulativo, parasitario, esquilmador de los bienes públicos y depredador de la naturaleza, que, por medio de tremendas crisis, transfiere renta desde las clases bajas hacia las clases altas, concentra el capital en menos manos y multiplica la pobreza.
    Un capitalismo exultante, que ha desterrado al olvido la lucha de clases entre los trabajadores y las clases subalternas, pero no ha desaparecido para las clases y estratos sociales dominantes, como percibe ese multimillonario americano, de cuyo nombre no quiero acordarme, que dice que existe la lucha de clases y que la suya va ganando. Y para prueba ahí está su crecido botín. ¿Botín? ¿Dónde he oído esa palabra en la lucha de clases, además de en las novelas de piratas y aventureros?
    Las tensiones entre el capital y el trabajo no se han mitigado a causa de un armónico armisticio, establecido entre los representantes de ambos, sino por el desequilibrio entre los contendientes, entre las poderosas fuerzas del capital, reacias a cualquier concesión hacia las clases laboriosas, y los agentes de estas, los desorientados partidos y sindicatos de trabajadores. La lucha de clases no ha desaparecido, y si no muestra más crudeza es por el desfallecimiento de una de las partes, no por alguna avenencia; es, simplemente, una expresión de la diferencia de poder.
    La contrarreforma laboral de 2012, es una muestra de ese poder, que unida al cambio tecnológico, ha situado el empleo, por precario o insultantes que sean el sueldo o las condiciones del contrato, como un premio a los trabajadores que las organizaciones patronales administran a su albedrío.
    Con el mercado laboral convertido en una ruleta, cada cual espera tener la suerte de que la bolita caiga en su número y le toque un buen empleo. Y cuando, en las condiciones actuales, personas que trabajan recurren a las pastillas, al sicólogo, a la religión o a los libros de autoayuda, en vez de acudir a un sindicato para resolver los problemas en su centro de trabajo, es que algo va muy mal en el campo laboral y aún peor en el campo sindical, porque no se percibe o se ha abandonado la perspectiva general, el marco, no sólo económico, sino político, de las relaciones laborales, y no se contemplan las soluciones colectivas, que son las que aportan soluciones duraderas porque cambian la correlación de fuerzas, es decir, modifican las relaciones de poder entre las clases sociales que representan al capital y al trabajo.
    Hoy, día Primero de Mayo, no habrá manifestaciones en la calle. Es necesario que así sea. Y en vez de congregarse y marchar -“en pie, marchar que vamos a triunfar”, como cantaba el grupo Quilapayún, en un himno mil veces coreado-, las y los “currelantes” -así los llamaba Carlos Cano en su célebre murga-, desde sus casas, se conectarán por internet a un foro para asistir a los actos de rigor organizados por los sindicatos.
    Vivir para ver. Y, este virus, ¿no será de derechas?". 

    JOSÉ MANUEL ROCA

    Profesor jubilado de la Universidad Complutense.
    Últimos libros publicados: Perdidos. España sin pulso y sin rumbo (Madrid, La linterna sorda, 2015) y, con Ramón Cotarelo: La Antitransición. La derecha neofranquista y el saqueo de España (Valencia, Tirant, 2015). ////


    POR ELCOMUNISTA.NET : 


    Viva el Primero de Mayo. Conciencia de clase y memoria


    El Primero de Mayo es un día histórico para la clase obrera a nivel mundial. Y también es un día para recordar la victoria del ejército rojo de trabajadores y campesinos sobre la Alemania NAZI y el fascismo.
    Por André Abeledo Fernández 
    Qué VIVA el 1°de Mayo: «No podéis negar que vuestra sentencia es el resultado del odio de la prensa burguesa, de los monopolizadores del capital, de los explotadores del trabajo… Como trabajador, he expuesto los que creía justos clamores de la clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y de los frutos de su trabajo…»
    Este fue el discurso pronunciado por Albert Parsons, antes de ser ejecutado en la horca, 1886. En su memoria  y en la de sus compañeros se celebra el 1 de Mayo, Día Internacional del Trabajador.
    También debemos recordar lo que pasó en Berlín un 30 de ABRIL 1945.
    En la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 1945, el Ejército Rojo tomó el Reichstag, el Parlamento alemán.
    Como símbolo de la victoria sobre el nazismo se izó la bandera roja con la hoz y el martillo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en la cúpula del Reichstag.
    Hitler y Eva Braun se suicidarían en el bunker de la Nueva Cancilleria del Reich. La toma del Reichstag estuvo a cargo del 176º Regimiento de la 150º División de Tiradores del III Ejército de Asalto del Frente Central.
    Dicho regimiento estaba al mando del General Fiódor Kuznetsov, que a las tres de la tarde llamó desde su posición al Mariscal Zhúkov para informarle: «¡Nuestra bandera roja ondea sobre el Reichstag!».
    La famosa foto de Yevgueni Jaldéi, con los sargentos Kantaria y Yegorov izando la bandera roja en la azotea, no se tomó el dia 30 de abril porque era de noche.
    La fotografía símbolo de la derrota de la Alemania NAZI fue tomada el 2 de mayo, porque seguía habiendo combates al interior del edificio el 1 de mayo.
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    PUBLICADO, EDITADO, Y CURRADO POR LMM/LUKYMÁ. 29006.


    [[ GRUPO PROLETARIO DE MÁLAGA - 2.000 - ]].
    -- ¡¡ COMUNISMO PLANETARIO AUTOGESTIONADO ¡¡ -- 



    Publicado por,..--- LukyMá. Pvoz. [[ GRUPO PROLETARIO DE MÁLAGA. -2.000- ]].
    [[[HUMANIDAD NECESIDADES REVOLUCIÓN
    Fuera @  #FreePalestine   #Nakba73   #NakbaDay  protesta en Westwood LA Debemos oponernos a los crímenes de Israel en el contexto de la preparación de 4 una revolución real para poner fin a las guerras por el imperio, ocupaciones, & crímenes contra la humanidad Organizarse. Seguir:

    revcom.us ]]].,...)))...




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    Stalin (wordpress.com) [[ del blog unión lucha proletaria ¡¡ ]].

    Colectivo Fénix Stalin. Del marxismo al revisionismo Nuestra época y nuestras tareas Hace sólo unos años, el mundo mostraba una faz política muy diferente de la actual. En poco tiempo, las cosas han cambiado vertiginosamente. Estructuras políticas, incluyendo en ellas a determinadas formas de Estado, y escuelas de pensamiento que se juzgaban definitivamente asentadas y cuyo lugar bajo el sol parecía incuestionable, desaparecieron de la noche a la mañana; y otras, sin embargo, que se creía pertenecían ya por siempre al pasado, han renacido. En la mayoría de los países, los partidos políticos y las elites intelectuales no barajan ya para sus programas de acción ninguna de las consideraciones que se pudieran relacionar con objetivos futuros que permitan o pudieran perseguir situar a la humanidad en un estado ideal de bienestar universal. Nadie quiere ya pensar a tan largo plazo. Ni tampoco se cree sinceramente en la posibilidad práctica de un ideario emancipatorio. La utopía ha muerto, y con ella el espíritu humanista que, desde el siglo XV, inició la larga guerra contra el oscurantismo medieval y por sacar a la humanidad de las tinieblas de la sinrazón y de las garras de la teocracia, con el fin de ponerla en el centro del interés de los propios hombres. Al antropocentrismo de especie que inauguró el Renacimiento le ha sustituido el antropocentrismo egoísta del capitalismo. Calvino se ha levantado sobre el cadáver de Tomás Moro, y con él ha resucitado el viejo liberalismo económico, que parecía enterrado por la sabiduría de la historia bajo los escombros de la industrialización, olvidada por la revolución tecnológica, y bajo las gigantescas necrópolis construidas en las guerras por el reparto de los mercados mundiales; y resucitado, el ídolo del laissez faire y de la iniciativa privada retorna incuestionado y campeando, ocultando sus decrépitos jirones tras afeites y perfumes de última moda, mostrándose como el genuino resultado de la última destilación de la razón e imponiendo su lógica económica, política y cultural en todas las esferas de la vida, desde las principales cancillerías y demás altas instancias del poder, hasta el más elemental programa público de educación infantil. 

    El pragmatismo y el posibilismo dominan la escena, los intereses individuales aplastan toda perspectiva que pretenda abordar la realidad desde un criterio social, la palabra socialismo se confunde con beneficencia y la solidaridad no es más que una plataforma para la promoción personal o para limpiar la propia conciencia. El antiquísimo ideal comunitario, que ha llegado hasta nosotros en la forma de comunismo, se ha convertido en palabra maldita o, en el mejor de los casos, en un cliché estereotipado ante la indiferencia de una época incrédula que ha dejado de tener esperanza. Y esta desesperanza es una sarcástica ironía porque en ningún otro tiempo como el presente las mujeres y los hombres necesitaron creer tanto en algo más allá de su mundo rutinario y de su vida alienante, cuando no miserable e infrahumana si no se tiene la suerte de compartir las migajas que en Occidente los poderosos se dignan desperdigar entre su vasallaje asalariado. El siervo feudal tenía el consuelo de su dios y de un paraíso postrero; pero al siervo de hoy, al proletario, la burguesía le ha mostrado el árbol de la ciencia y le ha arrebatado los consuelos del árbol de la vida, incluido ese dios. Aquel campesino sujeto a la gleba podía recurrir a los bienes comunales, en caso de penuria material, o a las ilusiones milenaristas del sectarismo mesiánico que sembró de revueltas campesinas muchos siglos de la historia europea, en el caso de penuria espiritual; pero, al proletario, la burguesía le despojó de todo acceso al usufructo de medios de producción, y ahora también toda esperanza de un futuro mejor, de modo que se halla completamente 3desnudo ante su destino material y espiritual, destino que depende y que le dicta el índice de la Bolsa de Wall Street. 

     La caída del Muro de Berlín, la desaparición del denominado campo socialista y la desintegración de la URSS, con todas las profundas implicaciones de índole geopolítica que estos acontecimientos históricos trajeron consigo, crearon las condiciones para una ofensiva del capital en toda la línea, en todos los aspectos y en todas las esferas de la vida y a lo ancho de todo el planeta. Pero, por extraño que parezca, las repercusiones de esta ofensiva no han sido tan profundas en el plano económico o político y cultural como en el moral. Ciertamente, en cuanto a la esencia de las cosas, no se puede decir que antes de 1989 no imperasen de manera análoga los intereses del capital, tanto aquende como allende el Muro, ni que no predominasen en el plano diplomático los intereses de gran potencia, tanto a un lado como al otro del telón de acero, ni que las clases dirigentes hubiesen dejado de engañar a sus respectivos pueblos, las unas con la monserga demoliberal, con el revisionismo las otras. Lo importante era que todo aquello eran los últimos restos de una situación que había sido creada por la Revolución de Octubre, por la obra revolucionaria de la clase proletaria. Las pocas conquistas que aún mantenía la clase obrera en los distintos países, tanto de Oriente como de Occidente, y que había logrado por el influjo y al calor de esa revolución, han sido sobre las que el capitalismo ha querido ahora resarcirse. Pero su venganza ha sido mayor no porque de esta manera esté en condiciones para aumentar su cuota de beneficios, sino porque ha conseguido mostrar, con razón, que todos esos acontecimientos políticos desencadenados de manera súbita en poquísimos años tienen un significado claro: 

    la derrota histórica del proletariado como clase revolucionaria. Es muy probable que, tras una indagación minuciosa en busca de los elementos revolucionarios de la obra que se inició en 1917 que pudieran haber sobrevivido en las vísperas de la caída del Muro, nos encontrásemos con rastros muy pobres, si no negativos. Y, sin embargo, de manera general, aquellos hechos fueron interpretados, con euforia o a regañadientes, directamente como el fracaso de aquella revolución, como el fracaso de trascendencia histórica del comunismo como ideología y del proletariado como clase social con un proyecto político. Fue aquí, en este aspecto realmente, cuando se perdió la última herencia que todavía quedaba de la Revolución de Octubre: su valor moral, el mensaje vivo de esperanza para los oprimidos y humillados de la Tierra. La idea de que su lucha podía depararles algo mejor, la esperanza de que, después de todo, tal vez el destino todavía estuviera en sus manos. La burguesía y sus acólitos, sus plumíferos orgánicos, los apóstatas y los renegados han aprovechado, más que ninguna otra, esta faceta de la cuestión para extender al máximo y hasta el último rincón su significado y sus implicaciones: “No penséis, no os rebeléis, ¿para qué?, si ya vivimos en el mundo menos malo. ¿No lo demuestra así vuestro fracaso?”. Como consecuencia, en la actualidad no existe ningún movimiento político de importancia que plantee una crítica tan radical de la sociedad ni una transformación de la misma tan a fondo y de tan largo alcance como la que inspiró el pensamiento de Marx y sus discípulos al movimiento revolucionario que preparó la Revolución de Octubre. 

    Pasado este capítulo y en el contexto reaccionario que le continuó, lo que predominan son los proyectos de corte corporativo y reformista (sindicalismo, ecologismo, feminismo, indigenismo...) o nacionalista (FARC, zapatismo, islamismo radical...), planteados a corto o medio plazo y ajenos completamente a toda visión universalista del hombre1 . En esto radicó el gran triunfo de la,...     1 

    Lo más cercano a estas prerrogativas y también lo más novedoso, pues no en vano es hijo igualmente de las consecuencias que para el mundo supuso la caída del Muro de Berlín, es el movimiento contra la globalización, que nació en Seattle en 1999. Sin embargo, como movimiento transformador, nació muerto. Efectivamente, pretende ser universal y radical, pero en realidad, aunque ciertamente no tiene ni reconoce fronteras (como 4

    ,... burguesía y del capital en 1989-1991: en que, independientemente del número de sus enemigos o de su importancia, nunca más se verían colocados en una situación crítica tal que lo que se estuviera poniendo en juego fueran nada menos que las bases de su sistema de dominación política y económica. Ningún movimiento político de importancia cuestiona hoy en día esas bases y, por esto mismo, tanto sus fracasos como sus posible éxitos serán siempre vehículos de la reproducción permanente de esas bases de dominación y, por lo tanto, del apuntalamiento del sistema en su conjunto. Existen, no obstante, honrosas excepciones; pero en todos los casos se trata de movimientos políticos que reivindican el legado de Octubre y se consideran seguidores y continuadores de la obra revolucionaria de la clase obrera. Sendas guerras populares en Nepal y en Filipinas, encabezadas por partidos comunistas de inspiración maoísta, son, tal vez, los más importantes. Estas experiencias, sin embargo, se encuentran muy localizadas y en etapas de la revolución en las que todavía no se han puesto en el orden del día los problemas del socialismo como sociedad de transición hacia una nueva época, hacia una forma superior de existencia de la humanidad, lo cual repercute negativamente en su posible influjo en sociedades desarrolladas, en las que una crítica radical de lo existente pondría a las masas precisamente ante la cuestión inmediata de cómo transitar hacia esa forma superior de organización social. Lo importante, sin embargo, es constatar que los sucesos acaecidos después de más de una década de liquidación definitiva de la obra de Octubre y de la más perniciosa reacción demuestran el hecho de que no existe ni puede existir ningún plan emancipador verdadero que no esté -como ya lo estuvo- orientado y guiado por el pensamiento marxista y que no implique a las masas trabajadoras, a la clase proletaria como sujeto histórico o como agente protagonista de esa experiencia de transformación revolucionaria. De este modo, recuperar la esperanza es recuperar el marxismo como doctrina de interpretación y de comprensión del mundo, y como instrumento teórico para una nueva época de praxis revolucionaria. 

    En la actualidad, la primera tarea de la vanguardia, la tarea más urgente, no cosiste en dirigir su atención hacia las necesidades inmediatas de las masas, ni en organizar sus luchas económicas, ni en tratar de dar continuidad a sus movimientos espontáneos allá donde quiera que surjan; la tarea de la vanguardia no es de naturaleza económica, ni siquiera ahora mismo de naturaleza política: la tarea es ideológica, y consiste en derrotar el espíritu de la época, el espíritu de la reacción burguesa que atenaza la conciencia de los hombres, empezando por restaurar el legado moral de la Revolución de Octubre, recuperando la idea de que la emancipación es posible, de que los ideales de libertad, igualdad y fraternidad pueden ser de verdad los pilares sólidos de una sociedad futura. La vanguardia debe luchar por recuperar y extender la idea de que, en efecto, otro mundo es posible, pero sólo si lo construye el proletariado revolucionario; debe recuperar y extender el viejo espíritu de la Revolución de Octubre y fundamentarlo científicamente, en definitiva, dar a la esperanza fundamento científico. En estos momentos, el campo de batalla está situado en la esfera de la conciencia o, al menos, en el terreno que pisa el sector social que es la expresión genuina y material de esa conciencia, por lo que a las masas trabajadoras se refiere. La tarea más urgente hoy, y por la que debe comenzar toda obra digna de considerarse revolucionaria, consiste en rescatar el último valor revolucionario que quedaba del legado de Octubre, perdido finalmente con la crisis del revisionismo moderno y con el colapso del sistema político imperante en los llamados países del Este, a saber, la revolución proletaria como referencia política. La tampoco su reconocido enemigo), está conformado por un conglomerado de intereses parciales de todo tipo y su programa no recoge la acción sobre nada que se halle en la raíz del actual sistema económico internacional, sino que se pronuncia únicamente sobre las formas de la globalización. No es ninguna casualidad que el movimiento antiglobalización, como movimiento cosmopolita, sólo tome cuerpo en ocasiones puntuales que no son en realidad más que actos aislados de representación escenográfica del capital global, a cuya función insisten en asistir su enemigo antiglobalizador. 5vanguardia debe, hoy, aglutinar a los sectores más avanzados y más conscientes de la clase obrera en torno a este objetivo para construir los instrumentos políticos necesarios para alcanzarlo. El ciclo revolucionario Constituye un grave error considerar o pretender que aquella debacle sólo afecta al revisionismo o al estalinismo. Considerar que la crisis actual sólo afectaría a unas determinadas corrientes del movimiento comunista internacional y que, por el contrario, otras que se apartaron antes o después de la matriz de ese movimiento situada bajo la égida de la Komintern, como el trotskismo, el comunismo de izquierda, el eurocomunismo, etc., no se han resentido o, incluso, se han fortalecido o están ahora en condiciones de hacerlo, supone no comprender el carácter de nuestra época, época abierta precisamente por aquella debacle. Y es que lo que está en crisis no es una corriente, un sector o una determinada tradición dentro del movimiento comunista, lo que está en crisis es el movimiento comunista en su conjunto. Esto es así porque el ciclo revolucionario que inauguró la Revolución de Octubre está agotado, ha sido clausurado definitivamente. Lo cual significa que casi todas las premisas políticas y muchas de las premisas teóricas de las que partía el movimiento revolucionario entre 1917 y 1990 han caducado: no sirven, no rigen completamente la realidad o no están a la altura de las necesidades que imponen las tareas revolucionarias en la actualidad. Y sería absurdo tratar de cuestionar o matizar este argumento por parte de las corrientes comunistas supervivientes, porque absolutamente todas ellas comparten esas mismas premisas, y los resultados de su fracaso, allí, o de su impotencia, aquí, son ya demasiado patentes como para eludir la reflexión crítica sobre todos estos hechos. Es preciso tomar conciencia de que hay que comenzar de nuevo, de que hay que volver a construir el edificio de la revolución desde sus mismos cimientos, de que hay que reiniciarlo todo desde sus bases primordiales. Y este recomenzar se inicia con la autocrítica y el debate sobre el modo de cumplir con los requisitos necesarios para iniciar un nuevo ciclo revolucionario. La tesis del ciclo revolucionario nos obliga a tomar conciencia de que nos hallamos en una etapa histórica de transición entre dos ciclos de la Revolución Proletaria Mundial. Esta clarividencia nos permite conocer el lugar en el que la historia nos ha ubicado y, gracias a ello, comprender mejor las tareas preliminares de preparación de la revolución (en sentido histórico, no político) que nos tocan, y, al mismo tiempo, alejarnos de la entelequia de la ya vieja idea de la revolución en proceso de maduración o de la revolución inminente que se nos aparece como un espectro cada vez que se produce una crisis económica o se oye hablar de revueltas populares en tal o cual país (idea que, por cierto, constituye uno de los axiomas compartidos por todas las corrientes revolucionarias, independientemente de su confesión política, y que tiene su origen en la comunidad teórica del pasado ciclo, pero, hoy, a todas luces incorrecta por insuficiente). La tesis del ciclo, igualmente, nos previene contra la teoría de la fase superior de desarrollo como punto de partida del próximo ciclo revolucionario. Según esta teoría, la vanguardia debe asumir los desarrollos más avanzados de la ideología proletaria como requisito único antes de abordar inmediatamente el problema de la conquista de las masas y del poder. Como se sabe, esta posición es la defendida por la corriente maoísta. A este respecto, es innegable que, en términos relativos, esta corriente ha conseguido, al menos, demostrar desde varias experiencias (Perú, Nepal, Filipinas) la capacidad del comunismo para encauzar la potencialidad revolucionaria de las masas y, de esta manera, mantener viva la vigencia del comunismo como teoría revolucionaria; si bien es cierto que con poca repercusión 6internacional, debido a que se trata de experiencias en países periféricos y más en el entorno campesino que en el obrero. Igualmente, es innegable que la ideología proletaria, como toda realidad, no es estática y experimenta un desarrollo. Pero el planteamiento de la tercera fase del desarrollo de esta ideología (marxismo-leninismo-maoísmo) ofrece una imagen lineal y en permanente ascenso del desarrollo y, lo que es más pernicioso, nos presenta el ciclo revolucionario de Octubre aún abierto. En consecuencia, esta tesis niega, en la práctica, la necesidad de la reflexión crítica sobre el carácter de las premisas ideológicas y políticas que nos han servido hasta ahora de punto de partida revolucionario, y, por ende, se muestra estéril para explicar las razones del fracaso de la revolución socialista, en general, y de la revolución china, en particular. Efectivamente, la ideología proletaria se desarrolla en fases y crece en grado de complejidad, pero si deseamos ser no sólo materialistas consecuentes, sino también aplicar coherentemente la dialéctica, convendremos en que el desarrollo no es unilateral, sino contradictorio, y se realiza, en muchos casos, a través de retrocesos. El maoísmo actual aplica una lógica dialéctica circunscrita al ámbito de la experiencia política de la ideología proletaria. Si se nos permite resumir algo tan complejo, obviando todo tipo de matices a pesar de todo de la mayor importancia, diríamos que, según esta tendencia, el marxismo propiamente dicho sería la ideología del proletariado en la época del capitalismo concurrencial y de la acumulación de fuerzas para la clase; que el leninismo es la teoría y la táctica de la clase obrera en la fase imperialista del capitalismo, época de paso a la ofensiva revolucionaria y de la dictadura del proletariado (negación de las condiciones que encierra la anterior tesis), y que el maoísmo sería la teoría y la práctica del proletariado para la continuación de la revolución bajo las condiciones de la dictadura del proletariado (negación de la negación). Todo esto es esencialmente correcto y sirve para explicar el desarrollo de la conciencia proletaria a lo largo del Ciclo de Octubre, pero no más allá de éste. Este planteamiento no permite comprender el conjunto de contradicciones que abocaron finalmente al repliegue del movimiento revolucionario, al subsiguiente paso de la contraofensiva contrarrevolucionaria y, en definitiva, al fracaso político de todos los procesos de transformación social en curso. Para alcanzar esta posibilidad, se requiere un punto de vista que se sitúe fuera del proceso mismo, que lo observe y estudie desde una perspectiva exterior, que lo comprenda como ciclo terminado. Se requiere, pues, un punto de vista más elevado, la perspectiva que permite situarnos en una lógica dialéctica encumbrada hasta el plano histórico, según la cual el Ciclo de Octubre debe ser considerado como un conjunto de experiencias ideológicas y políticas y un conjunto de resultados en estrecha relación con unas determinadas circunstancias de índole histórica en cuyo seno se engendraron y desarrollaron las contradicciones que determinaron su fin. Este conjunto debe ser considerado, una vez esclarecida la naturaleza de las premisas y contradicciones que configuraron su nacimiento y desarrollo y una vez definido su aporte al corpus ideológico del proletariado, como condición sine qua non de la posibilidad del inicio de un nuevo ciclo revolucionario. Este punto de vista histórico, entonces, nos obliga a interpretar el Ciclo de Octubre como una fase del largo proceso -proceso que abarca toda una época- de la constitución del proletariado en clase revolucionaria. El Ciclo de Octubre ha sido una etapa de maduración, y su crisis final la enfermedad infantil que, una vez superado el estado febril, permitirá el acceso a una nueva etapa de crecimiento. El próximo ciclo, entonces, una vez comprendidas las limitaciones que frenaron el ascenso del anterior, permitirá reiniciar la ofensiva de la revolución proletaria desde una posición cualitativamente más elevada. En consecuencia, la tarea más inmediata de la vanguardia consiste en realizar el balance del Ciclo de Octubre. Sin comprender las carencias materiales y espirituales, sin comprender el déficit ideológico y político con que el proletariado abordó, a partir de 1917, la 7misión de emancipar a la humanidad de la sociedad organizada en clases y de sus lacras resultará vana toda empresa futura que persiga realizar ese reto histórico. El balance del Ciclo de Octubre es la síntesis teórica de la experiencia revolucionaria del proletariado alcanzada hasta el presente, es el necesario momento de aprehensión intelectual de toda una praxis transformadora de la clase obrera. Por esta razón, insistimos en el carácter más teórico que práctico, más ideológico que político, de las tareas más candentes de la revolución. Negar esto en nombre de las masas, imponer las necesidades prácticas del movimiento de masas, significa aplicar una línea política, independientemente de sus matices, construida desde presupuestos teóricos a todas luces insuficientes y con instrumentos políticos agotados. Como resultado práctico de la concepción cíclica del desarrollo de la revolución proletaria a escala histórica, el balance abordará, naturalmente, todas las cuestiones y todos los problemas, replanteará todas las polémicas que recorrió la lucha de dos líneas en el seno de los partidos que dirigían procesos revolucionarios y que decidieron las vías de actuación, los giros tácticos y estratégicos decisivos, así como las escisiones y rupturas organizativas en el seno del movimiento. Lo novedoso debe ser el punto de vista y el espíritu a la hora de confrontar las ideas sobre todas estos temas y a la hora de valorar sus resultados, tanto por lo que se refiere a la época en cuestión como a su influencia posterior. Es importante partir de la idea de que, en la actualidad y en primera instancia, ninguno de los posicionamientos determinados a priori sobre cualquiera de las cuestiones alrededor de las que ha estado litigando el movimiento comunista durante décadas decidirá ni marcará por sí el límite entre el campo de la revolución y el de la contrarrevolución. Este método era correcto y legítimo en el transcurso del ciclo, y necesario para el deslindamiento ideológico y político del proletariado desde el punto de vista de sus intereses de clase, y, tal vez, a lo largo del debate surjan también motivos suficientes para el señalamiento de fronteras entre lo justo y lo injusto en cuanto a las necesidades del establecimiento de las bases teóricas del próximo ciclo revolucionario. Pero, por ahora, lo que sí es de obligado reconocimiento es que, en el seno de la vanguardia proletaria, actualmente, hay impuesto solamente un poste de separación entre la revolución y la contrarrevolución, entre el reconocimiento de la necesidad del balance del Ciclo de Octubre y de organizar con carácter prioritario políticamente su realización abarcando al segmento más amplio posible de esa vanguardia, y quienes niegan de palabra o de hecho esta tarea fundamental. ∗ ∗ ∗ Uno de los numerosos asuntos controvertidos que deberá acometer el balance será la denominada cuestión de Stalin. Naturalmente, en este caso, como en todos los que encendieron y encienden aún vivas polémicas, debe ser desterrada, de principio, la perspectiva política o historiográfica burguesa. Es preciso denunciar todo planteamiento subjetivista e idealista a la hora de investigar y valorar las distintas facetas de nuestra historia revolucionaria, empezando por la de situar a un personaje, por muy relevante que haya sido su figura, como eje discursivo en torno al que se articule la narración o la explicación de los hechos. Es imprescindible una aplicación rigurosa y coherente del método marxista, del materialismo histórico. La lucha de clases no se explica por el carácter o las ideas de los individuos; al contrario, éstas son fruto o expresión de aquélla. La valoración de un personaje debe encuadrarse en el marco de la clase y de los intereses de clase a los que representa, y éstos no se deducen desde una interpretación psicologista del mismo, sino desde el contexto de las contradicciones de las clases y entre las clases. En este sentido, aprovechar el 50 aniversario de la muerte de Stalin (1953-2003) no es más que un motivo, una excusa, para plantear al conjunto de la vanguardia de la clase el 8problema de fondo que está relacionado con el estudio de nuestro pasado revolucionario, y, por otro lado, proponer por nuestra parte algunas consideraciones y compartir algunas reflexiones encaminadas precisamente a plantear interrogantes, sugerir hipótesis o líneas de investigación y adelantar algunas conclusiones, a todas luces provisionales o parciales; todo ello con la finalidad de iniciar la labor de esclarecimiento del estado ideológico y político en que queda el proletariado tras el Ciclo de Octubre. A continuación, el lector no hallará ni un panegírico de Stalin, ni su reprobación. Nada parecido. Ni siquiera nuestro personaje es el protagonista. Apenas sale a escena. Sólo para el desenlace del drama. La razón de este Stalin no es conmemorativa, sino científica. Pretendemos indagar sobre las limitaciones de las que, desde el punto de vista de las necesidades teóricas del proletariado revolucionario, adolecieron los marxistas que se enfrentaron a las tareas políticas del primer ciclo revolucionario, con el fin de explicar el contexto ideológico que contribuyó a crear las condiciones para la liquidación de esa teoría como guía para la acción de la clase obrera. Se trata de las premisas y desarrollos teóricos del marxismo de la época, como reflejo del estado económico y político de la clase obrera y de su lucha de clase, y como instrumento para transformar ese estado de cosas. Nos limitaremos a la esfera ideológico-teorética, dando por supuestos los acontecimientos en los planos económico y político. Nuestra indagación no busca abarcar todos los aspectos de una realidad compleja; al contrario, sólo pretende contribuir a la comprensión de esa realidad, abordándola en una sola de sus múltiples facetas y ofreciendo una interpretación de cómo este aspecto parcial se corresponde con la naturaleza de los acontecimientos que transcurrían en las otras partes de ese complejo social que era la Rusia de la revolución proletaria. Límites de las premisas ideológicas del Ciclo de Octubre El cuerpo ideológico que guiaba la política del partido que encabezará y dirigirá la Revolución de Octubre fue, por una parte, el marxismo, entendiendo como tal la interpretación de la doctrina de Marx y Engels que había realizado la socialdemocracia europea del último tercio del siglo XIX, o, lo que era lo mismo, la interpretación llevada a cabo por la dirección del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), el principal partido de la II Internacional, que expresaba sólo una asimilación parcial de ese cuerpo teórico. Por otra parte, se incluían los matices y rectificaciones del ala izquierdista de la Internacional, de manera que el partido bolchevique en 1917 se ubicaba dentro de lo que se denominaba marxismo revolucionario. La diferencia entre este marxismo revolucionario y el de la línea oficial de la socialdemocracia internacional versaba, sobre todo, en cuestiones de táctica, en los pormenores relacionados con los medios e instrumentos para alcanzar el objetivo final, principalmente el de la vía, revolucionaria o reformista, que se aplicaba en la práctica, independientemente de las declaraciones oficiales, para la consecución de ese objetivo común. Pero, en primera instancia, el trasfondo gnoseológico y filosófico era compartido, en lo fundamental, por todas las corrientes socialistas. Ese trasfondo dependía directamente de la asimilación de la obra de Marx y Engels alcanzada por los principales dirigentes del partido alemán, y, en particular, por parte de Karl Kautsky. En segundo lugar, dependió de la constitución del partido mismo, en cuanto síntesis política de corrientes de pensamiento de origen diverso y del modo y el grado en que fueron incluidos en su discurso político los preceptos marxistas. La concepción del mundo marxiana es una ruptura radical con todas las escuelas de pensamiento anteriores en cuanto al modo de abordar y de resolver los grandes problemas que siempre se había planteado la humanidad, y, al mismo tiempo, es el continuador genuino de todas ellas, en la medida que resuelve esos interrogantes o los sitúa en una perspectiva nueva. 9En Marx, están llevados hasta su máxima coherencia y hasta su última consecuencia todos los aspectos que sirvieron de leitmotiv al pensamiento racionalista ilustrado, recogiéndose el espíritu científico de la época a través de los economistas empiristas ingleses. Marx llega hasta la nueva concepción revolucionaria del mundo, de manera inmediata, desde la crítica que realiza, entre 1842 y 1846, de la filosofía idealista de Hegel y del materialismo ingenuo de Feuerbach y sus seguidores jovenhegelianos, unida a la observación de las profundas transformaciones socioeconómicas que estaba provocando la revolución industrial en Europa. Hacia finales de los 40, Marx es un prestigioso publicista que se había destacado por su crítica del proudhonismo (en 1847, publica La miseria de la filosofía) y por su propaganda entre los círculos intelectuales de exiliados revolucionarios vinculados con el movimiento obrero europeo. Apoyándose en esta influencia, creó en 1847 la Liga de los Comunistas y redactó su manifiesto constituyente, primera exposición sistemática de la nueva concepción del mundo. Pero el desenlace de las revoluciones europeas del año siguiente puso en claro el verdadero estado de la correlación de fuerzas de clase en el continente, sacando a la luz la inmadurez política del proletariado y su persistente dependencia del ala izquierda del partido democrático burgués. Marx se retira, entonces, de la actividad pública consciente de la importancia de dar mayor cimiento teórico al proyecto revolucionario del proletariado (por lo que se sumerge en sus estudios sobre la naturaleza del capitalismo) y de la necesidad de una etapa de acumulación de fuerzas y de desarrollo organizativo de la clase obrera. Cuando esta necesidad comienza a cristalizar a través de la constitución de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), en 1864, Marx, que había participado en ella, redacta también su Manifiesto inaugural. Pero, en esta ocasión, guiado por criterios tácticos, rebaja considerablemente el listón de los principios en busca de un proyecto de consenso que pudiera integrar al tradeunionismo inglés y al sindicalismo francés todavía muy influenciado por el proudhonismo. No será hasta 1871, con motivo de la Comuna de París, que Marx elabore un documento político de máximo alcance, en plena concordancia con la potencia revolucionaria de su pensamiento (La guerra civil en Francia). Sin embargo, un repaso de su obra nos muestra la evidencia de que, para la fecha de su muerte (1883), no existe, desde el panorama de sus trabajos publicados, una exposición sistemática del nuevo pensamiento revolucionario que pudiera ser asimilada clara y directamente, en su totalidad, por el movimiento obrero, en general, y por el partido socialista, en particular. La excepción es el Anti-Dühring de Engels (1878), prueba inequívoca -junto con su llamamiento a estudiar el marxismo como una ciencia- de la necesidad de ofrecer una perspectiva global y de conjunto de la doctrina marxista. De hecho, Engels hubo de dedicar el resto de su vida, tras la muerte de Marx, a la tarea principal de exponer, desde distintos temas y con motivo de diversas exigencias puntuales, de forma sistemática el materialismo dialéctico marxista. Pero para esta época ulterior, el partido obrero alemán ya se había constituido, sus dirigentes estaban formados intelectualmente hablando y la organización caminaba ya orientada por los compromisos políticos adquiridos entre las corrientes que lo habían formado. En la formación intelectual y política de los dirigentes socialistas y del partido de la época no pudieron influir trabajos donde Marx expone el discurrir de su pensamiento y del modo de comprender completamente su fondo filosófico más profundo como cosmovisión. La obra publicada por Marx contiene este trasfondo de manera más esotérica que explícita. Literariamente, está dedicada a problemas políticos del momento o a investigaciones científicas especializadas. Qué duda cabe que textos como El18 Brumario de Luis Bonaparte o El Capital son productos de la aplicación genial de la concepción materialista y dialéctica del mundo y de la historia, pero es como si Marx exigiese de sus lectores y de sus interlocutores una capacidad y un esfuerzo inductivo extraordinarios para acceder por sí mismos a la verdad 10que él ya había reconocido. Como método para incentivar la elevación teórica de los círculos intelectuales puede resultar fructífero, pero de cara a la propaganda entre las masas del partido, cada vez más amplias, y a su asimilación por ellas tiene, desde luego, sus inconvenientes. En cualquier caso, Marx y su correligionario intelectual, Engels, se acostumbraron a proceder de modo que se reservaban los resultados de sus investigaciones en tanto que formulación teórica y se dedicaban a aplicar esos resultados en función de las exigencias de la coyuntura política o de las necesidades prácticas del movimiento obrero, algo inusual en una época en la que los filósofos estaban acostumbrados a presentar ante el público sistemas acabados de pensamiento. En los hechos, todo esto se traslada, desde el punto de vista de la actividad pública marxiana, como despreocupación por la extensión de la nueva concepción del mundo como ideología y en su difusión como propaganda política aprehensible para la intelligentsia burguesa adherida al movimiento, pero sólo traducida a las masas como agitación política. El famoso comentario de Marx en su Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política (1859), referido al trabajo que sería publicado póstumamente, en fecha tan tardía como 1932, con el título de La ideología alemana (elaborado en 1845-1846), anticipa lo que será costumbre habitual de los padres del socialismo científico y da cuenta de hasta qué punto influía en ellos el entorno elitista y la cultura de círculo entre cuyos bastidores se movían como exiliados políticos: “El manuscrito -dos gruesos volúmenes en octavo- llevaba ya la mar de tiempo en Westfalia, en el sitio en que había de editarse, cuando nos enteramos de que nuevas circunstancias imprevisibles impedían su publicación. En vista de esto, entregamos el manuscrito a la crítica roedora de los ratones, muy de buen grado, pues nuestro objetivo principal: esclarecer nuestras propias ideas, estaba ya conseguido”2 . Lo mismo ocurría con la síntesis de la concepción materialista de la sociedad burguesa - y que daba las claves in extenso para comprender todas las formaciones sociales anterioresque Marx elabora después de una década de estudios sobre el capitalismo y que preparó como presentación de su Contribución, pero que, finalmente, sustituyó por el Prólogo -donde esa concepción aparece quizá expuesta con un exceso de simplificación- para evitar dar resueltos desde el principio al lector las conclusiones hacia las que deseaba conducirle a lo largo de su libro3 . También podemos recordar los manuscritos preparatorios de El Capital, conocidos como Grundisse (1857-1858), sometidos a la “crítica roedora de los ratones” hasta 1939-1941, donde no sólo se puede apreciar la riqueza del pensamiento marxiano, sino donde se recogen también textos fundamentales para una apreciación correcta y completa del materialismo histórico, como son los que conforman el capítulo dedicado a las Formaciones económicas precapitalistas (Formen); o bien, la carta a Bracke, donde Marx realiza la Crítica del Programa de Gotha (1875), fundamental para una apreciación científica de la proyección futura del desarrollo social a partir del capitalismo desde el punto de vista del objetivo del comunismo, pero que no vio la luz hasta 1891 (la dirección del SPD no consintió su publicación hasta esta fecha) y de modo incompleto. En definitiva, independientemente de la voluntad de los autores, la dualidad científicoliteraria de su obra, compartida entre el esoterismo de las conclusiones teóricas globales y el exoterismo de su aplicación política y literaria, determinará y permitirá de manera muy 2 Marx, K. y Engels, F.: Obras Escogidas. Madrid, 1975; tomo 1, pág. 374. La no publicación de una versión sistematizada y global de su pensamiento no fue, como vemos, siempre deseo premeditado de Marx. Sin embargo, a efectos prácticos, ocurrió que casi siempre se interponía alguna circunstancia que impedía el conocimiento por el público de una versión integradora del pensamiento del autor. 3 Se trata de la Introducción general a la crítica de la economía política (conocida como Einleitung), escrita en 1857 y que no fue publicada hasta 1903 (por Kautsky, en una edición defectuosa e incompleta que no fue corregida a partir del manuscrito original hasta 1939). 11marcada el carácter mixto y heterogéneo de las fuentes ideológicas que irán conformando el pensamiento de los principales líderes del socialismo alemán y, por extensión, el origen de los principios fundamentales de la línea política de su partido, casi siempre insuficientes desde el punto de vista de las exigencias de principio del marxismo, como atestigua la renuncia de Marx y Engels a participar en la fundación del SPD, en el Congreso de Gotha de 1875. En cualquier caso, esa actitud semi-inconsciente de los dos teutones -principalmente del de Tréveris- es también producto de una época, en el sentido de que se explica como subproducto de su actitud hacia el movimiento de masas. Después de observar las experiencias revolucionarias de 1848 y 1871, Marx y Engels confían en la capacidad espontánea de las masas para iniciar el movimiento revolucionario de manera relativamente autónoma de la influencia de los círculos de intelectuales revolucionarios. Esto les conducía a adoptar hacia ese movimiento una actitud semijacobina de espera oportunista de su puesta en marcha con motivo de crisis políticas o económicas. Y es cierto que, en buena medida, esas expectativas se correspondían con la realidad social y política del continente en aquella época. Sin embargo, en gran parte, ese fenómeno se debía a la conciencia espontánea de las masas que todavía se dejaba influir por los sectores más radicales de la burguesía en una Europa con etapas de inestabilidad política y con conquistas democráticas pendientes de alcanzar (el sufragio universal, el constitucionalismo parlamentario, la unidad nacional de varios países, por ejemplo). En consecuencia, el marxismo de la época no sólo no resolvió sino que tampoco abordó correctamente el problema de la relación de la vanguardia revolucionaria de los círculos intelectuales con el movimiento obrero, algo a cargar entre los débitos de una teoría que promulgaba -como rezaba en el Manifiesto inaugural- que la obra de emancipación de los obreros debe ser realizada por los obreros mismos. Los partidos de la II Internacional arrastrarán esta deficiencia, que no será superada hasta que Lenin elabore su teoría del partido de nuevo tipo proletario. Aunque, en honor a la verdad, siempre quedarán en el partido bolchevique residuos de la vieja interpretación sobre las posibilidades revolucionarias de los mecanismos espontáneos del movimiento obrero, como demostraron las permanentes expectativas abiertas en la dirección bolchevique acerca de la inminente insurrección obrera triunfante en Europa occidental entre 1917 y 1923. La vieja interpretación irá recuperando protagonismo en el pathos bolchevique en la misma medida que la teoría leninista del partido vaya desequilibrándose hacia los aspectos organizativos y vaya recuperándose el primitivo espíritu del cerrado círculo de vanguardia, y en la misma medida que la relación vanguardiamasas definida por Lenin como fusión orgánica vaya siendo reducida a una unión formal, hasta su definitivo respaldo legal otorgado por la Komintern. Uno de los ingredientes que contribuyó en gran medida a configurar el microcosmos intelectual del partido socialista alemán fue el lassallismo. Ferdinand Lassalle fue un impetuoso activista que inició su carrera en el fragor de las luchas de 1848, época en la que conoció a Marx y a Engels y desde la que se declaró su discípulo. Sin embargo, Lassalle nunca fue marxista. Se alimentó de Hegel y nunca supo superar el idealismo de su filosofía. Pero, como activista socialista se le debe conceder el mérito de haber sido el incitador de la organización del movimiento obrero alemán como movimiento político independiente, arrancándolo de la influencia de la burguesía liberal. Para conseguirlo, empero, y con el fin de aislar a su enemigo confeso, el partido progresista, no dudó en ofrecer una alianza al Estado prusiano, encabezado por el jefe de los junkers, el ministro presidente Leopold von Bismarck. Objetivamente, Lassalle representa los intereses de clase de un sector de la pequeña burguesía alemana, y la hegemonía del lassallismo en el movimiento obrero, la expresión de la inmadurez política del proletariado alemán. El programa político del partido de Lassalle, la Asociación General de Obreros Alemanes (ADAV), fundada en 1863, se basaba en la conquista del 12sufragio universal como medio para el acceso al poder del Estado, contemplado como el instrumento esencial de la transición hacia una sociedad socialista, en cuya base se encontrarían las masas de la clase obrera organizadas en asociaciones productivas financiadas por el Estado. Lassalle rechazaba la lucha sindical de los obreros por considerar que los apartaba del verdadero objetivo de alcanzar el poder político, y también el constitucionalismo parlamentario de la burguesía liberal por considerarlo como la expresión de las correlaciones de fuerzas sociales, cuan el fin del Estado no era otro que la hegeliana implantación de la idea. Su sistema de gobierno era un poder central autoritario, una dictadura educativa de reafirmación plebiscitaria, guiada por la dictadura de la intuición del liderazgo y no por la dictadura de la clase obrera como tal clase. Objetivamente, pues, el lassallismo constituye la instrumentalización política de la clase obrera por parte de la pequeña burguesía en un proyecto cesarista al estilo del imperio francés de Luis Napoleón, montado sobre la base del apoyo social de la pequeña burguesía rural francesa. Su rechazo equidistante de la lucha económica del proletariado y del constitucionalismo político, junto a su idea del socialismo de Estado, permitió a Lassalle considerar al Estado vigente como el epicentro de la transformación social y como su instrumento adecuado conquistado por medio del sufragio directo. La tesis del reformismo estatalista, central en el pensamiento político lassalleano, penetrará profundamente en el socialismo alemán, y pervivirá en lo fundamental -a pesar de la progresiva extinción de su influencia en favor del marxismo- a través de las siguientes generaciones de dirigentes del partido obrero alemán -incluyendo a Kautsky y sobre todo a Bernstein-, hasta que adquirió carta de naturaleza, a pesar de las acerbas críticas de Marx y Engels, hasta prolongar su influjo más allá, a través de la Internacional, abarcando incluso al bolchevismo, que, en la práctica, no terminó nunca de superar la necesidad o la tentación de utilizar al Estado vigente como instrumento político. La ley de excepción contra los socialistas, impuesta en vano por Bismarck entre 1878 y 1890 con el fin de frenar el auge del movimiento obrero alemán, supuso la bancarrota del lassallismo. Ante el partido se mostraba entonces a la luz la verdadera naturaleza del Estado como instrumento de dominación de clase, quedando desterrada la ilusión hegeliana del Estado como expresión moral del espíritu del pueblo, tan cara a Lassalle. En estas circunstancias, se crearon las condiciones para que, a partir de la segunda mitad de la década de los 80, el marxismo se abriera paso en el partido en busca de su hegemonía política. La corriente desde la que Marx pudo influir en la conformación política del socialismo alemán fue la de los eisenachianos, que en 1869 habían fundado el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, sobre la base de organizaciones obreras entre las que destacaban las sociedades educativas, dirigidas por A. Bebel, y las secciones adheridas a la AIT, bajo el ascendiente directo de Marx, además de un sector de oposición de la ADAV. En 1875, este partido se une al de Lassalle (que había fallecido en 1864) para constituir el SPD, y a principios de los 80 nos encontramos ya con la primera generación de dirigentes obreros que encarnaban esa mixtura ideológica en la que entraba a formar parte integrante el marxismo. Los W. Liebknecht, Bracke, Schramm y Bebel representan un socialismo ecléctico y vacilante que recogía aportes de distintas filosofías, proclive a la influencia del oportunismo demagógico (como la que ejerció Dühring en determinado periodo) y a ofrecer resistencia al marxismo como único fundamento teórico de la política del partido. Excepciones como la de J. Dietzgen, quien demostró el mayor esfuerzo por asimilar el marxismo como concepción global del mundo, sirvieron de puente para la siguiente generación, la de Bernstein y Kautsky -y también Bebel-, que ultimaron la conquista de la hegemonía política del marxismo, hegemonía ratificada formalmente en el Congreso de Erfurt de 1891. 13El principal representante del partido obrero alemán como partido declaradamente marxista fue Kautsky, el principal continuador de la misión engelsiana de divulgar y defender el marxismo una vez que hubo fallecido el correligionario de Marx. Kautsky popularizó el marxismo entre las masas obreras del SPD y fue el principal inspirador de la línea política de la II Internacional. Con él, el marxismo traspasó las barreras de los círculos intelectuales y se hizo patrimonio del conjunto de la clase. Pero esta obra de divulgación se cobró un precio: el marxismo de Kautsky también adolecía de serias limitaciones. Kautsky llegó al marxismo desde la teoría de la evolución darwinista vulgarizada por Häckel, y asumió el marxismo en los términos expuestos en el Anti-Dühring. De esta manera, la comprensión kautskiana del marxismo estuvo siempre marcada por un fuerte determinismo evolucionista que dificultó, en gran medida, la aceptación conceptual de la noción dialéctica de salto cualitativo, marginando en su pensamiento la idea de revolución, que fue aceptada más en los términos limitados -demasiado generales y demasiado poco comprometidos- de cambio de estructuras económicas, que en los de conquista violenta del poder. Para él, el determinismo económico ordenado por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas constituía la tesis nuclear del marxismo. En este sentido, su visión de la transformación social se vio sometida cada vez más a un gradualismo progresivo según el cual las condiciones del socialismo iban madurando, en función del desarrollo de las fuerzas productivas, cada vez más en el seno del capitalismo, hasta el punto de identificar el objetivo final, el socialismo, con la simple transformación jurídica de la propiedad privada capitalista en propiedad social después de la toma del poder por el proletariado. Esta concepción le llevó, por una parte, a defender la táctica del agotamiento, del desgaste político de la burguesía como principal estrategia para facilitar el advenimiento de la clase obrera al poder, pronunciándose a favor de la utilización de métodos legales como normativa y de la huelga de masas sólo excepcionalmente en situaciones revolucionarias (Kautsky no aceptaba otros métodos de lucha); y, por otra parte, le condujo al exceso de celo en su vigilancia ante cualquier intento de conquista del poder prematuro. En este orden, Kautsky participa de la idea de la revolución como maduración de las premisas económicas necesarias para el socialismo, más que como maduración de premisas políticas. Por eso, llega a afirmar que el partido obrero no debe aprender a organizar la revolución, sino a utilizarla. Al socaire de esta interpretación, en la actitud de Kautsky hacia el Estado termina predominando una intención reformista. Aunque aceptaba la tesis del Estado como instrumento clasista, nunca asimiló completamente la necesidad de su destrucción. Como identificaba democracia con parlamentarismo y estaba convencido de que el Estado como órgano de representación no era inseparable de su función de instrumento de opresión de clase, llegó a la conclusión de que el Estado en manos de la mayoría proletaria podría convertirse en órgano del pueblo, en órgano plenamente democrático, por lo que se mostró partidario de la utilización del Estado moderno como instrumento de transformación social, y cada vez más favorable a la idea de la integración política del proletariado en el Estado existente. Aunque Kautsky se enfrentó a la revisión del marxismo que inició Bernstein, en la práctica dejó abonado el terreno para su triunfo final. Con Kautsky se decía del SPD que era un partido revolucionario que no hacía la revolución, expresión de un estado de frustración política producto de una línea de actuación que “prescribía una práctica política de carácter reformista y persistía al mismo tiempo en la fe en una autodestrucción del orden social capitalista y su sustitución por uno socialista”4 . Hasta qué punto fue limitado en su asunción el marxismo de Kautsky lo demuestra el hecho de que se le pueda aplicar perfectamente la crítica que Marx realizó en 1879 al sector derechista del SPD (aunque Kautsky fuera el reconocido representante del centro): 4 Fetscher, I. (dir.): El Socialismo. De la Lucha de Clases al Estado Providencia. Barcelona, 1971; pág. 140. 14“Lo primero que debe hacer es realizar una propaganda enérgica entre la burguesía; en vez de hacer hincapié en objetivos de largo alcance, que asustan a la burguesía y que de todos modos no han de ser conseguidos por nuestra generación, mejor será que concentre todas sus fuerzas y todas sus energías en la aplicación de reformas remendonas pequeñoburguesas, que habrán de convertir en nuevos refuerzos del viejo régimen social, con lo que, tal vez, la catástrofe final se transformará en un proceso de descomposición que se lleve a cabo lentamente, a pedazos y, en la medida de lo posible, pacíficamente”5 . Desde el punto de vista sociológico, el kautskismo era la expresión ideológica de la capa más culta y acomodada de la clase obrera alemana, que había terminado adaptándose a las reglas del juego reformista que le reportaban ciertos beneficios a corto plazo, y que había conseguido adecuar la política del partido socialdemócrata a este juego. Pero el colapso del kautskismo llega con la Primera Guerra Mundial, cuando se acaban las prebendas para la aristocracia obrera y cuando la teoría de la integración de Kautsky, que había llegado a prever la colusión pacífica internacional de los intereses imperialistas de las grandes potencias (ultraimperialismo), se desploma. El proletariado bascula, entonces, hacia el ala izquierda de la socialdemocracia internacional, y deja a ésta en disposición de iniciar de manera práctica la obra de la transformación social. Es en la Rusia zarista donde se reúnen las condiciones para la ruptura de la cadena imperialista por la revolución proletaria, y el partido bolchevique, encabezado por Lenin, se dispuso a no dejar pasar la ocasión. Los límites del bolchevismo El bolchevismo, como corriente del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, estaba adherido a la II Internacional, compartiendo muchos de sus postulados políticos y de sus presupuestos ideológicos, y, por consiguiente y a través de ella, de los preceptos y premisas que guiaban a la socialdemocracia alemana. Sin embargo, como corriente independiente del marxismo internacional, el bolchevismo nace y termina configurándose entre 1903 y 1905, precisamente, en la lucha contra algunos de esos presupuestos ideológicos. En primer lugar, contra el evolucionismo determinista, según el cual, como en Rusia estaba pendiente la revolución burguesa y un desarrollo en profundidad del capitalismo, el proletariado debía limitarse a su organización económica como clase (economismo) o a dar su apoyo político a la burguesía revolucionaria (menchevismo). Lenin se rebela contra este fatalismo economicista y apuesta por un papel activo del proletariado como clase dirigente en la revolución rusa, lo cual le apartó de la ortodoxia de la Internacional, que apoyaba al menchevismo con su receta de esperar a que el capitalismo permitiera la maduración de las condiciones económicas para el socialismo. Lenin rompe con la teoría determinista de las fuerzas productivas a través de su teoría del partido de nuevo tipo proletario y de su programa revolucionario de dictadura democrática del proletariado y el campesinado como objetivo inmediato de la revolución rusa. Sin embargo, la ruptura en este terreno sólo fue parcial. Desde que inicia su carrera política, a principios de los 90, Lenin se limita a aplicar el marxismo canónico de la socialdemocracia internacional a las condiciones de Rusia. Aunque había profundizado mucho más en el marxismo que el socialismo alemán, no pretendió el desarrollo del marxismo en su vertiente teórica. Sólo cuando aquel canon interfería en una aplicación consecuentemente revolucionaria del marxismo procedía a su rectificación y a su adecuación con un marxismo más genuino. Pero nunca se planteó, antes de 1917, una revisión a fondo de los postulados dogmáticos de la socialdemocracia internacional. En general, Lenin es un activista político, un propagandista y un organizador. Su obra teórica se ciñe a las 5 Cf. VV.AA.: El movimiento obrero internacional. Historia y teoría. Moscú, 1982. Tomo 2, pág. 245. 15necesidades de la revolución rusa, a la lucha por la hegemonía del marxismo entre la vanguardia revolucionaria y a la lucha por que la participación activa del proletariado en la revolución burguesa acelere las condiciones para la revolución socialista, mientras que, en el terreno internacional, se circunscribe en la ofensiva contra el revisionismo bernsteiniano que encabezaba Kautsky. Sólo cuando el agregado teórico convencional del marxismo europeo resultaba insuficiente ante problemas nuevos, Lenin se aventuraba a profundizar en el campo teórico del marxismo. En este contexto deben entenderse obras como Materialismo y empiriocriticismo (para cuya elaboración, el propio autor consideraba poseer insuficientes conocimientos filosóficos), de 1911, o El imperialismo, fase superior del capitalismo, de 1916. Todo esto, sin embargo, no significa que, en su conjunto, la obra de Lenin no haya contribuido con aportes valiosos y con desarrollos imprescindibles al cuerpo teórico del marxismo, y que, incluso, lo haya elevado en términos cualitativos. Cuando Lenin se plantea seriamente una reflexión crítica y a fondo de toda la tradición ideológica de la II Internacional es en vísperas de la Revolución de Octubre. Hasta ese momento, y a pesar de que la dirección del socialismo internacional se había pronunciado siempre del lado del menchevismo en todas y cada una de las polémicas suscitadas con los bolcheviques, Lenin nunca estimó oportuno ni iniciar un enfrentamiento político abierto, ni realizar un deslindamiento ideológico de conjunto con el marxismo oficial. Pero la guerra había supuesto la bancarrota de la Internacional, y la inminente revolución rusa exigía una puesta al día de los preceptos válidos de la teoría revolucionaria que sirviesen de guía para conducir al proletariado en la nueva etapa de transformación social que le abría sus puertas. En el verano de 1917, Lenin redacta El Estado y la Revolución, que es un balance general de la experiencia histórica del proletariado internacional y una actualización del marxismo como teoría revolucionaria, depurada de muchas de las inconsistencias que se le habían añadido a lo largo de décadas de práctica reformista. El Estado y la Revolución es un retorno al marxismo originario y una revivificación de su espíritu revolucionario. Sin embargo, inevitablemente, registra también las huellas de la escuela en la que se educaron todos los dirigentes socialistas de las dos generaciones anteriores al estallido de la Revolución de Octubre. Después de caracterizar al Estado como instrumento de opresión de clase y de establecer la necesidad de su destrucción por el proletariado y su sustitución por un Estadocomuna, Lenin aborda en su libro la cuestión de las “bases económicas de la extinción del Estado”. Al final de este capítulo, cuando se dedica a esclarecer las peculiaridades de la “fase superior de la sociedad comunista”, Lenin recurre a una cita de la Crítica del Programa de Gotha de Marx: “...En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo y, con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y fluyan con todo su caudal los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ‘De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades’”6 . En este texto, Marx plantea el problema de la superación del último obstáculo para alcanzar el comunismo, la sociedad sin clases y sin las bases que puedan reproducir las 6 Lenin, V. I.: Obras Completas. Moscú, 1986. Tomo 33, págs. 97 y 98. 16condiciones para un retorno a la organización social en clases: la división del trabajo. Marx dice que, en la sociedad comunista, “cuando haya desaparecido” la división del trabajo, podrá hablarse de verdadera igualdad entre los individuos, porque “con el desarrollo de los individuos en todos los aspectos” -lo cual presupone que esos individuos no están ya encuadrados por la división social del trabajo- “crezcan también las fuerzas productivas”. Es decir, Marx establece la emancipación del individuo de las cadenas de la división del trabajo como condición para el desarrollo pleno y sin cortapisas de las fuerzas productivas, e identifica la “fase superior de la sociedad comunista”, el comunismo propiamente dicho, con la sociedad que ya no tiene por base la división social del trabajo, que es propia, entonces, de la “fase inferior”, el socialismo. En definitiva, el comunismo presupone la superación de la división social del trabajo. ¿Cómo interpreta Lenin, en cambio, este parágrafo? “En consecuencia, deja de existir una de las fuentes más importantes de la desigualdad social contemporánea, una fuente que en modo alguno puede ser suprimida de golpe por el solo hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad social, por la sola expropiación de los capitalistas. Esta expropiación dará la posibilidad de desarrollar las fuerzas productivas en proporciones gigantescas. Y al ver cómo retrasa el capitalismo ya hoy, de modo increíble, este desarrollo y cuánto podríamos avanzar sobre la base de la técnica moderna ya lograda, tenemos derecho a decir con la mayor certidumbre que la expropiación de los capitalistas originará inevitablemente un desarrollo gigantesco de las fuerzas productivas de la sociedad humana. Lo que no sabemos ni podemos saber es la rapidez con que avanzará este desarrollo, la rapidez con que llegará a romper con la división del trabajo, al suprimir el contraste entre el trabajo intelectual y el manual, a convertir el trabajo en ‘la primera necesidad vital’”7 . Lenin supera a Kautsky en la medida que comprende que es insuficiente, para terminar con la desigualdad social, “el solo hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad social, por la sola expropiación de los capitalistas”. Kautsky se había detenido aquí, en la socialización de los medios de producción por el Estado en manos del proletariado. En estas condiciones, para él la igualdad social era lo mismo que la garantía de la igualdad de derechos jurídicos. Pero Lenin, aunque va más allá, aunque recoge el verdadero planteamiento marxista del problema advirtiendo sobre lo inadecuado de identificar y de reducir las relaciones sociales de producción a las relaciones jurídicas de propiedad, y aunque dirige su atención hacia la cuestión de la división social del trabajo como fundamento último de esas relaciones sociales, comete el error de establecer un hiato, una ruptura, entre un problema, el de la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, y el otro, el de la superación de la división del trabajo. A pesar de las advertencias de Engels sobre la íntima relación entre la división social del trabajo y la organización clasista de la sociedad8 , Lenin da a entender en el texto que la “expropiación de los capitalistas” y, en general, de la propiedad privada de los medios de producción, significará la supresión de las clases, por lo que deja entrever, también, 7 Ibídem, pág. 98 8 Aunque se limita a dejarlo planteado sin desarrollarlo, en el Anti-Dühring, Engels deja establecido que: “Lo que subyace a la división en clases es la ley de la división del trabajo” (Engels, F.: Anti-Dühring. Barcelona, 1977; pág. 292). Años más tarde, dedicará una obra, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, a demostrar cómo, efectivamente, la división del trabajo “subyace” a la división de la sociedad en clases, y de su lectura se puede colegir -aunque tampoco aquí Engels se presta a ir más allá del momento en que se ha producido la expropiación de los medios de producción- que no es posible desterrar definitivamente las clases sin superar la división social del trabajo. En cualquier caso, el esoterismo domina también en esta parte de la doctrina de Marx y Engels. Se requiere un último esfuerzo de interpretación coherente con esa doctrina para deducir que la supresión de las formas sociales de clase requiere la liquidación de su base socioeconómica en la división social del trabajo, y que no es suficiente con deshacerse de su expresión jurídica. Llenar correctamente este vacío teórico depende de las premisas ideológicas que guíen nuestro pensamiento. Claramente, las que condujeron a la solución kautskiana de la cuestión no estaban de acuerdo con el marxismo. 17que se trata -éste de la abolición de la propiedad privada- de un problema político que debe resolver la lucha de clases, y que, por otra parte, la división del trabajo es un asunto económico que resolverá el desarrollo de las fuerzas productivas. En la práctica, esto supone limitar la vigencia de las clases y de la lucha de clases, incluso de la dictadura del proletariado, al periodo de expropiación y de socialización de los medios de producción, mientras, por sí mismas, las fuerzas productivas permitirán, en su evolución, superar la división social del trabajo. Entonces, no se trata ya de destruir las bases de la sociedad de clases, ni de continuar la lucha de clases, sino sólo de conseguir “la igualdad”, algo que puede confiarse al crecimiento cuantitativo de la riqueza social desde el desarrollo en “proporciones gigantescas” de las fuerzas productivas. Lenin termina, de esta manera, recayendo en una problemática de corte kautskiano, según la cual, de lo que se trata después de la desaparición de la propiedad privada es de la igualdad entre las personas: en este caso, de la igualdad en el disfrute del derecho; para Lenin, de la igualdad en el disfrute de la riqueza. La ruptura del vínculo entre división del trabajo y sociedad de clases reduce el objeto de la lucha de clase proletaria a la abolición de la propiedad privada, dejando expedito el camino para un retorno de la asimilación kautskiana entre relaciones sociales y relaciones jurídicas. Por otra parte, la independización de la superación de la división del trabajo de la lucha revolucionaria del proletariado, unida al nuevo factor determinante que Lenin introduce, la “técnica moderna” como principal motor del desarrollo económico una vez abolida la propiedad privada, crea la base teórica para una interpretación tecnocrática del desenvolvimiento futuro de la sociedad de transición, y, en consecuencia, para el retorno del determinismo economicista de corte kautskiano en forma de teoría de las fuerzas productivas. La separación de las tareas de la revolución en dos etapas cualitativamente diferentes por su contenido socioeconómico entra en contradicción con el espíritu que domina El Estado y la Revolución. Frente al reformismo claudicante de la socialdemocracia, Lenin se esfuerza por demostrar que, para alcanzar el comunismo, no es suficiente la conquista del poder y la inmediata expropiación del capital (lo que, unido a la falsa ilusión de las posibilidades legales del parlamentarismo para acceder al poder, condujo a la táctica socialdemócrata por la vía del reformismo). Por el contrario, las tareas revolucionarias no se limitan a esto, sino que se extienden a lo largo de todo un periodo de transición en el que se liquidarían todas las premisas socioeconómicas de la sociedad de clases. Este periodo, además, estaría presidido por el proletariado organizado en clase dominante, por la dictadura del proletariado. Lenin denomina a todo este periodo, socialismo, entendido como “fase inferior” de la sociedad comunista, y que, a diferencia de ésta, aún no se “ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista”9 . Pero como la sociedad capitalista no está solo fundada sobre la propiedad privada de los medios de producción, sino que en su naturaleza íntima y en toda su complejidad es una sociedad de clase, es la forma de la sociedad organizada en clases que se presenta en un momento históricamente determinado, precisamente el momento en que la clase oprimida está en condiciones de suprimir ese modo de organización social en todo su significado y en todos sus niveles, precisamente por eso, a la dictadura del proletariado le incumbe terminar con todas las bases de este modo de sociedad, desde la propiedad privada hasta la división social del trabajo. Y en tanto que ejecuta este cometido, sólo podemos hablar de sociedad de transición, o sea, según Lenin, de socialismo. Sin embargo, lo que está en espíritu en El Estado y la Revolución, su propio autor parece contradecirlo cuando establece una cesura tajante entre dos problemáticas de la transformación social. Esto supone, de hecho, subdividir el periodo de transición en dos subperiodos con contenidos socioeconómicos diferentes. En el Estado y la Revolución, Lenin parece inclinarse 9 Ibid., pág. 94. 18por identificar el segundo periodo -el de la superación de la división del trabajo desde el desarrollo “gigantesco” de las fuerzas productivas como su atributo esencial- ya con el comunismo, con la fase superior de la nueva sociedad. Con lo cual, la fase inferior, el socialismo propiamente dicho, tendría por objeto la liquidación de la propiedad privada de los medios de producción. Esto tendrá, a la larga, hondas repercusiones en la visión del partido bolchevique del proceso de transformación social y en su línea política cuando se inicie en la práctica ese proceso, y permitirá la creación de las condiciones teóricas para la formulación de una serie de tesis políticas que generarán contradicciones que debilitarán ideológicamente al proletariado. Cuando, una vez en el poder el partido proletario y una vez iniciada la obra de edificación de la nueva sociedad, Lenin pasa a aplicar su visión del periodo de la transición al análisis de la formación social soviética, se reproduce el dualismo que de facto divide ese periodo. Pero en el análisis que realiza en mayo de 1918, al comienzo del denominado comunismo de guerra, el líder bolchevique ha rectificado en parte los términos de lo que en El Estado y la Revolución era una subdivisión teórica del periodo de transición. En la práctica, o al menos para el caso del País de los Soviets en 1918, la primera subetapa ya no es el socialismo: “A juicio mío, no ha habido una sola persona que, al ocuparse de la economía de Rusia, haya negado el carácter transitorio de esa economía. Ningún comunista ha negado tampoco, a mi parecer, que la expresión República Socialista Soviética signifca la decisión del Poder soviético de llevar a cabo la transición al socialismo; mas en modo alguno el reconocimiento de que el nuevo régimen económico es socialista”10. Para Lenin, las específicas condiciones económicas de atraso secular de la Rusia soviética, agudizadas por los desastres de la Gran Guerra, exigían que el eje de separación de los dos subperiodos fuera retrotraído más hacia atrás, con el fin de abarcar un periodo anterior no recogido entre las “premisas económicas” del comunismo que se establecían en El Estado y la Revolución: el periodo de transición al socialismo (es decir, el periodo de transición ya no es sólo del capitalismo al comunismo11). La principal tarea de este periodo era el desarrollo de las fuerzas productivas, que elevase a Rusia hasta un nivel de civilización acorde con las “premisas económicas” que permitieran la maduración de las condiciones del socialismo. Lenin no sólo tomaba como referencia para esas premisas a la Europa capitalista, sino que había absolutizado la caracterización del socialismo realizada por Marx en la Crítica del Programa de Gotha como una etapa donde perdura el problema de la división social del trabajo y sobrevive el derecho burgués, pero donde ha sido abolida la propiedad privada. En la Rusia de 1918, en cambio, ni hablarse podía de prescindir de este último factor, pues resultaba inimaginable la restauración económica sin la participación de la masa de campesinos propietarios -que constituían la masa de la población- y otras formas de economía de corte mercantil e, incluso, capitalista. Como en la mente de Lenin -arraigada en este problema en la tradición de la socialdemocracia europea- el socialismo no comienza hasta la expropiación de 10 Lenin: O. C., t. 36, pág. 304. 11 En El Estado y la Revolución, cuando Lenin trata la cuestión de la “transición del capitalismo al comunismo”, que denomina “socialismo”, se sitúa completamente en el plano político, refiriéndose a la dictadura del proletariado como el régimen propio de toda esa etapa, y analizando la cuestión central de la extinción del Estado. Sin embargo, a continuación pasa a analizar el desarrollo de este periodo separadamente en su aspecto económico, donde, a la primera dualidad ente política y economía, añade una segunda al diferenciar entre el problema de la propiedad privada y el de al división del trabajo. Este dualismo metodológico es el que le obliga a establecer para Rusia todo un periodo donde predomina la cuestión de la superación de la propiedad privada (transición al socialismo) y otro donde la dictadura del proletariado se enfrentará al de la división del trabajo (socialismo, o sea, transición al comunismo). 19los medios de producción en manos del capital, la lógica de su esquema debía producir, consecuentemente, una etapa de preparación de las condiciones para esa expropiación. Sin embargo, el régimen político se define como dictadura del proletariado. Lenin reproduce, aquí, el dualismo que también presenta entre economía y política en El Estado y la Revolución. En esta obra, Lenin asignaba a la dictadura del proletariado el papel político de abolir la propiedad privada y dar paso al socialismo, mientras que, bajo estas condiciones nuevas, la economía, por su parte y en su desenvolvimiento espontáneo, conduciría a la sociedad hasta el comunismo. Ahora, en cambio, la dictadura del proletariado es el régimen de preparación de las condiciones para que las fuerzas productivas, siempre observadas en su plano autónomo, puedan cumplir con su misión independiente después de la abolición de la propiedad privada. Ésta, entonces, ya no es consecuencia de una acto político de violencia revolucionaria de la clase obrera, como se imaginaba Lenin en su libro de 1917, sino de un proceso que requiere -según la lógica leniniana- todo un periodo político de transición al socialismo. La teoría del periodo de transición al socialismo es resultado de la parte de la concepción del mundo que todavía Lenin comparte con el determinismo económico kautskiano. ¿Por qué, si la abolición de la propiedad privada ya no es un solo acto, sino todo un proceso político, requiere una caracterización diferente en un nuevo periodo?, ¿qué diferencia hay entre acto y proceso en este caso? Desde el punto de vista político de la lucha de clases del proletariado, ninguna. Sólo la hay si se considera a las fuerzas productivas el factor principal del desarrollo social. Toda esta adecuación práctica de la teoría leniniana del periodo de transición es coherente consigo misma y no ofrece más limitaciones que las ya detectadas en su formulación teórica primigenia. Tampoco reportaría ningún peligro si se considera que, una vez superada la etapa de transición preparatoria del socialismo, continúa rigiendo la forma política de dictadura del proletariado, ya con el socialismo en curso, tal como visualiza Lenin el proceso en El Estado y al Revolución. Pero esto es, precisamente, lo que comienza a ser cuestionado por la dirección del partido bolchevique y, en algunas de sus formulaciones, también por Lenin. A partir del VII Congreso del partido (marzo de 1918), se empieza a hacer habitual la identificación del régimen propio del periodo de transición al socialismo con la dictadura del proletariado, en tales términos que parece darse a entender que esta dictadura ya no será necesaria cuando sea superado este periodo de transición12. Lenin nunca hace explícito este extremo, pero hay que pensar que, efectivamente, formaba parte del subconsciente político del bolchevismo, porque en poco tiempo, después de la desaparición de Lenin, se convertirá en tesis oficial del partido. La unión de estas dos tesis, la unión de la teoría del periodo de transición al socialismo y la teoría de que la dictadura del proletariado ya no es la forma política del socialismo contiene, en potencia, peligrosas consecuencias prácticas para el proletariado, en el sentido de que ese nuevo discurso teórico prepara las bases para la liquidación de su lucha de clase revolucionaria durante el socialismo. Y en el socialismo, aunque la visión que tiene el bolchevismo no lo contemple así -al reproducir fielmente la tesis kautskiana de que la supresión de la propiedad privada supone la supresión de las clases-, permanecen las clases o la tendencia de éstas a recomponerse, porque se mantiene lo que “subyace” en ellas, la división 12 “(...) consolidar y seguir desarrollando la República Federativa de los Soviets como una forma de democracia inconmensurablemente más alta y progresista que el parlamentarismo burgués y como único tipo de Estado que corresponde, vista la experiencia de la Comuna de París de 1871 y la experiencia de las revoluciones rusas de 1905 y 1917-1918, al periodo de transición del capitalismo al socialismo, es decir, al periodo de la dictadura del proletariado” (Lenin: O. C., t. 36, pág. 75. La negrita es nuestra –N. del A.). Ver también, ibid., pág. 310. 20social del trabajo13. La desaparición de la dictadura de la clase revolucionaria entre los elementos de la línea política que persigue superar esta etapa del desarrollo social, otorgando el papel principal de esta transformación al desenvolvimiento según el dictado de factores nuevos como la “técnica moderna”, supone arrebatar la dirección de ese proceso al proletariado como clase revolucionaria, única garantía de que la dirección del mismo continúe orientada hacia el comunismo. A cambio, resurgirán los elementos sociales que se benefician de la reproducción de las condiciones económicas que respalda la vieja división del trabajo, y estos elementos usurparán la dirección del proceso social invirtiéndolo con el fin de restaurar el capitalismo. Esta posibilidad práctica se hace más real cuando consideramos que en el esquema leninianobolchevique se detecta un nuevo dualismo: el que separa, esta vez, la división del trabajo de las fuerzas productivas, interpretando, además, a éstas últimas como un factor neutro sin contenido social (de clase). De ahí que el bolchevismo se permita otorgar tanta importancia a la técnica. Sin embargo, la división del trabajo es también una fuerza productiva. No considerarlo así, significa reducir las fuerzas productivas al simple desarrollo tecnológico. En la producción social, sin embargo, las fuerzas productivas son todo un conjunto de factores inseparables entre sí del que forman parte tanto la división técnica y la división social del trabajo como los modos de organización de las clases sociales en tanto que clases productoras. Entonces, el libre desarrollo de las fuerzas productivas supone directamente la reproducción de las condiciones de desarrollo de esas fuerzas productivas y, por lo tanto, la reproducción de la división del trabajo en las condiciones dadas, que son las condiciones heredadas del viejo modo de producción. Sólo con la revolucionarización consciente de esas fuerzas productivas dispuestas en función de la organización de la sociedad en clases pueden suprimirse definitivamente las bases de la misma y conjurarse el peligro de restauración. Pero la liquidación política de la dictadura del proletariado, como principal instrumento de esa revolucionarización, deja a la clase obrera desarmada ideológicamente ante la recuperación de la burguesía. En la práctica, el proletariado carecerá de los elementos teóricos adecuados para detectar esta recuperación. Finalmente, será desbancado del poder casi sin haberse cerciorado de ello. Aun con todo, estas derivaciones se circunscriben en el ámbito de la teoría y -aunque ésta siempre es exponente fiel de una determinada práctica- pueden ser rectificadas a tiempo. Es la lucha de clases real y la correlación de fuerzas entre las clases lo que determinará, en última instancia, si esos desarrollos teóricos dirigidos en la línea de revisión del marxismo serán rectificados y anulados para retornar a una línea de fortalecimiento ideológico del proletariado o, por el contrario, si la práctica de la lucha de clases permitirá que continúen profundizándose. En este sentido, jugó un papel crucial la interpretación que el partido bolchevique realizó de las clases y de la correlación de fuerzas entre ellas después de la conquista del poder y como resultado de las primeras medidas adoptadas por el Estado soviético. Aquí, encierra la mayor importancia el modo cómo se representa en la conciencia bolchevique el capitalismo de Estado y qué posición ocupa dentro de la formación social soviética. 13 En El Estado y la Revolución, Lenin deja firmemente asentada la tesis marxista de que el Estado “es producto y manifestación de la inconciliabilidad de las contradicciones de clase”, así como que “la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son inconciliables” (Lenin: O. C., t. 33, pág. 7). Entonces, si se reconoce que durante el socialismo, durante el periodo de transición al comunismo, pervive el Estado bajo la forma de dictadura del proletariado, no se comprende cómo, una vez desaparecidas las clases propietarias, no se buscan las bases materiales de ese antagonismo inconciliable -que sólo puede tener carácter de clase- del que la pervivencia del Estado es la prueba más palpable, ni se comprende que no se compruebe que es en la división del trabajo donde residen todavía esas bases materiales de la sociedad dividida en clases antagónicas. 21En el mismo trabajo de 1918 en que Lenin había aplicado su visión del periodo de transición a las condiciones de la Rusia revolucionaria (Acerca del infantilismo “izquierdista” y del espíritu pequeñoburgués), con los resultados ya expuestos, el jefe bolchevique realiza la descripción de aquella formación social: “(...) qué elementos de los distintos tipos de economía social existen en Rusia. Y ahí está todo el meollo de la cuestión. Enumeremos esos elementos: 

     1) economía campesina patriarcal, es decir, natural en grado considerable; 
    2) pequeña producción mercantil (en ella se incluye la mayoría de los campesinos que venden cereales); 
    3) capitalismo privado; 
    4) capitalismo de Estado; 
    5) socialismo” 

    14. ¿Cuál es el “tipo de economía social” que predomina, cuáles son las relaciones sociales de producción dominantes? “Está claro que en un país de pequeños agricultores predomina, y no puede menos de predominar, el elemento pequeñoburgués; la mayoría, la inmensa mayoría de los agricultores son pequeños productores de mercancías”15. Lenin continúa añadiendo que la correlación de fuerzas, en estas circunstancias y desde el punto de vista del avance hacia el socialismo, se caracterizaba por que: 

    “No es el capitalismo de Estado el que lucha contra el socialismo, sino la pequeña burguesía más el capitalismo privado los que luchan juntos, de común acuerdo, tanto contra el capitalismo de Estado como contra el socialismo” 16. 

    La táctica que propone Lenin es utilizar el capitalismo de Estado para favorecer la creación de las condiciones del socialismo. Para Lenin, el capitalismo de Estado es “la antesala del socialismo”17. Pero, ¿qué era para Lenin el capitalismo de Estado, en 1918? “El capitalismo de Estado significaría un gigantesco paso adelante incluso si pagáramos más que ahora (...), pues merece la pena pagar ‘por aprender’, pues eso es útil para los obreros, pues vencer el desorden, el desbarajuste y el relajamiento tiene más importancia que nada, pues continuar la anarquía de la pequeña propiedad es el peligro mayor y más temible, que nos hundirá sin duda alguna (si no lo vencemos), en tanto que pagar un tributo mayor al capitalismo de Estado, lejos de hundirnos, nos llevará por el camino más seguro hacia el socialismo. La clase obrera, después de aprender a proteger el orden estatal frente a la anarquía de la pequeña propiedad, después de aprender a organizar la producción a gran escala, a escala de todo el país, basándola en el capitalismo de Estado, tendrá entonces a mano -perdón por la expresión- todos los triunfos, y el afianzamiento del socialismo estará asegurado. El capitalismo de Estado es incomparablemente superior, desde el punto de vista económico, a nuestra economía actual. Eso primero. 

    Y segundo, no tiene nada de temible para el Poder soviético, pues el Estado soviético es un Estado en el que está asegurado el poder de los obreros y de los campesinos pobres”18. 14 Lenin: O. C., t. 36, págs. 304 y 305. 15 Ibídem, pág. 305. 16 Ibid. 17 Ibid., pág. 311. 18 Ibid., págs. 307 y 308. 22

    El capitalismo de Estado es la organización moderna de la producción social; es la forma económica sobre la que se tiene que apoyar el proletariado con el fin de capacitarse para tomar posesión de los medios de producción. Dejando aparte que en su análisis Lenin reincide en su punto de vista tecnocrático-economicista19, es importante señalar que este análisis conserva vivo todo el espíritu del marxismo, porque es un ejemplo de análisis de clase de la sociedad y de la búsqueda certera de la correlación de fuerzas sociales que facilite el camino de la consecución de los objetivos revolucionarios del proletariado. Desde este punto de vista, lo que hay que resaltar es que Lenin habla de utilización del capitalismo de Estado por parte del poder soviético. Por lo tanto, no identifica la naturaleza de esta forma económica (capitalismo) con la del Estado (socialismo). Para Lenin, el capitalismo de Estado toma cuerpo bajo los modos de “monopolio de los cereales, control sobre los patronos y comerciantes, los cooperativistas burgueses”20, pero, sobre todo, bajo la forma de dirección de las empresas estatales por los antiguos capitalistas. Lenin propone aplicar: “(...) los métodos de compromiso o de indemnización a los capitalistas cultos, que aceptan el ‘capitalismo de Estado’, que pueden aplicarlo y que son útiles al proletariado como organizadores inteligentes y expertos de grandísimas empresas que cubran de verdad el abastecimiento de productos a decenas de millones de personas”21. En esta época, el partido bolchevique decidió aplicar el método de dirección unipersonal de las empresas del Estado. En estos términos, las funciones principales de dirección y organización de la producción estatal pasaban a manos de los directores y técnicos burgueses. Lenin planteaba la necesidad de esta medida, pero también era consciente de sus peligros, por eso proponía, igualmente, una contramedida, apoyada en que “está asegurado el poder de los obreros y de los campesinos pobres”, para garantizar el desenvolvimiento correcto de aquella decisión: la “contabilidad y control por todo el pueblo de la producción y distribución de los productos”22. Es importante indicar que, en su análisis de 1918, cuando Lenin se refiere a los “elementos socialistas” de la formación social rusa, no habla de formas económicas, sino de la posición política del proletariado23. De aquí se desprende que Lenin es consciente de que la dirección política de todo ese entramado socioeconómico que describe es también un factor económico, y, también, que es el factor principal, porque es el que decide la tendencia hacia donde debe dirigirse la solución de las contradicciones de clase en esa formación social. El segundo elemento fundamental, es que Lenin -insistimos en ello- no identifica propiedad estatal de los medios de producción con propiedad socialista. Su análisis se mantiene dentro del marxismo precisamente porque manifiesta explícitamente estos dos elementos. De esta manera, a pesar de las derivaciones incorrectas a que había desembocado con su teoría de la fase de 19 “El socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista basada en la última palabra de la ciencia moderna” (Ibid., pág. 309). Lo cual no es cierto, o sólo relativo, si consideramos que el socialismo es el periodo de transición al comunismo sans phrase, independientemente del punto de partida socioeconómico de dicho periodo. Si, en cambio, insistimos en que el socialismo es una formación sin propiedad privada y sin clases, donde la división del trabajo se extingue por el desarrollo de las fuerzas productivas, entonces sí, el factor tecnológico despertará el interés principal. 20 Ibid., pág. 305. 21 Ibid., págs. 314 y 315. 22 Ibid., páf. 310. 23 “Los obreros tienen en sus manos el poder del Estado, tienen la absoluta posibilidad jurídica de ‘tomar’ todo el millar, es decir, de no entregar un solo kopek que no esté destinado a fines socialistas. Esta posibilidad jurídica, que se asienta en el paso efectivo del poder a los obreros, es un elemento de socialismo” (Ibid., pág. 307. La negrita es nuestra –N. del A.). 23transición, en su pensamiento permanecen todavía los elementos ideológicos que permitirían la rectificación a tiempo en el caso de una progresión degenerativa aún mayor de aquella teoría. Desde el pensamiento leniniano de 1918, entonces, todavía cabía la interpretación marxista de la sociedad de transición (llámesela como quiera: dentro del marco del análisis de clase correcto de la sociedad rusa, el nombre carecería de importancia), comprendida como conjunto complejo de relaciones sociales de producción en el que conviven lo viejo y lo nuevo: todas las formas económicas heredadas -desde la economía natural, hasta el capitalismo de Estado-, junto con la posibilidad y la capacidad del proletariado, desde su posición económica de clase dominante, de revolucionarlas en la dirección del comunismo, en la dirección de destruir las premisas que las convierten en relaciones de reproducción de la sociedad de clases, con el fin de transformarlas, como conjunto, en la base económica de la sociedad sin clases, del comunismo. Lo que define a la sociedad de transición no es la forma económica dominante (tesis que poco después pasará a ser doctrina en el partido bolchevique), sino la naturaleza de clase de la tendencia dominante, el sentido político de la dirección hacia la que se encamina en su desarrollo, en su transformación, el conjunto de formas socioeconómicas. Quién dirige es, entonces, la cuestión fundamental. Por esta razón, el plano político de la lucha de clases sigue siendo el principal durante todo el periodo de transición. Renunciar a la lucha de clase proletaria, a la dictadura del proletariado, en alguno de los momentos de ese tránsito, resultaría catastrófico. Si la burguesía tomase el poder, ese mismo conjunto de relaciones sociales, que antes podíamos considerar como socialismo porque era encauzado hacia su fase superior, el comunismo, será reorientado en su desenvolvimiento hacia el capitalismo abierto y la apropiación privada: ese conjunto de relaciones sociales transitaría hacia la dominación burguesa, sería, de hecho, una sociedad capitalista, porque quien la dirige es la burguesía. Sin embargo, la influencia en el pensamiento de Lenin de la problemática economicista de las fuerzas productivas terminará por neutralizar la aportación marxista que realiza en el análisis de la formación social rusa. En 1921, bajo circunstancias políticas nuevas, Lenin retoma la cuestión del carácter de la sociedad soviética. Recupera su análisis de 1918 y señala que, tres años después, las cosas siguen igual: las formas económicas son las mismas y su peso relativo también. Sin embargo, el partido ha rectificado su política, ha implantado la Nep y pone en primer plano la alianza del proletariado con el campesinado, en particular, con esa “pequeña producción mercantil” que antes era considerada el principal enemigo. Pero, en este giro táctico, queda oscurecido el papel del capitalismo de Estado. Aunque Lenin mantiene la necesidad de continuar utilizándolo, su análisis sobre él queda relegado a un segundo plano -en favor de las formas económicas de alianza con el campesinado, principalmente el impuesto en especie- y la descripción incisiva sobre su papel y naturaleza también. De hecho, cuando en su nuevo repaso de la situación describe el capitalismo de Estado, prescinde del punto de vista marxista, central en 1918, que definía al capitalismo de Estado como una relación social que en la Rusia soviética se caracterizaba por el vínculo establecido entre la propiedad estatal de los medios de producción en manos de la dictadura del proletariado y la gestión y organización de esos medios al modo capitalista, vínculo que tomaba cuerpo desde la “contabilidad y control” de éstos por aquélla. En 1921, por el contrario, en el análisis leniniano no domina el punto de vista de las relaciones sociales, sino el que se remite a las formas económicas. Y lo peor es que, cuando se enumeran las formas concretas que están relacionadas con el capitalismo de Estado, no se incluye a la industria estatal. Lenin habla de cuatro formas de capitalismo de Estado (cooperativas, concesiones, franquicias comerciales y arriendo de 24empresas24), pero no dice nada sobre la dirección unipersonal desde arriba, ni de la gestión y organización capitalista de las empresas nacionalizadas. A pesar de todo, Lenin introduce un elemento que da pie a pensar que, a pesar de todo, aún se mantiene, globalmente, en la línea marxista de análisis: “No. Es necesario revisar y reformar todas las leyes sobre la especulación, declarando punible (...) todo hurto y toda elusión, directa o indirecta, abierta o encubierta, del control, de la vigilancia y de la contabilidad estatal. Precisamente con semejante modo de plantear el problema (...) conseguiremos que el desarrollo del capitalismo, en cierta medida inevitable e indispensable para nosotros, vaya por el cauce del capitalismo de Estado” 25. La idea de “control, vigilancia y contabilidad estatal” de todas las formas de producción económica permite pensar que Lenin todavía mantiene el criterio de un poder político de carácter proletario que se vincula con todas las formas económicas a través de métodos de dirección y control, y no desde la competencia entre formas económicas anteriores y formas socialistas (que será el modo de plantearlo por el partido posteriormente). Así, el deseo expreso de que todo desarrollo del capitalismo -incluida la pequeña producción- “vaya por el cauce del capitalismo de Estado”, permite intuir que, implícitamente, Lenin piensa también en las formas capitalistas de propiedad estatal, que aún situaría bajo el rubro de capitalismo de Estado. Pero lo que para 1921 era sólo un residuo del primigenio análisis marxista, en enero de 1923 desaparece por completo: “Siempre que he escrito algo de la nueva política económica he citado mi artículo de 1918 sobre el capitalismo de Estado. Eso hizo dudar en más de una ocasión a algunos camaradas jóvenes (...). Creían que no se podía calificar de capitalismo de Estado a un régimen en el que los medios de producción pertenecen a la clase obrera y en el que ésta es dueña del poder estatal (...). Tampoco hay duda de que, en nuestra actual realidad económica, (...) al lado de empresas capitalistas privadas (...) hay empresas de tipo socialista consecuente (cuando tanto los medios de producción como el suelo en que se halla enclavada la empresa y toda ella en su conjunto pertenecen al Estado)”26. Al final de su carreta y sin tiempo para rectificar (caería enfermo poco después y en el curso de un año fallecerá), Lenin terminará cediendo a las presiones del sector del partido que quería zanjar la cuestión del capitalismo de Estado en los términos de la identificación de la propiedad estatal de los medios de producción con la propiedad socialista de los mismos. Pero esta concesión supone el regreso a la perspectiva kautskiana, según la cual las relaciones sociales de producción se reducen a las relaciones jurídicas de propiedad. De este modo, se desbroza del todo el terreno para la germinación y crecimiento, en el discurso ideológico bolchevique, de la tesis de la existencia de formas económicas que, por sí mismas, son socialistas. El socialismo ya no se concebirá como un conjunto contradictorio y complejo de relaciones de producción de distinto signo, con las que se vincula la lucha de clase del proletariado para transformarlo en la dirección del comunismo; el socialismo pasará a ser el conjunto de relaciones jurídicas que persiguen la estatalización de la economía social27. El 24 Lenin: O. C., t. 43, págs. 226-229. 25 Ibídem, págs. 238 y 239. 26 Lenin: O. C., t. 45, págs. 389 y 390. 27 La simplificación jurídico-formal de la problemática de las relaciones sociales referida a la cuestión del capitalismo de Estado y la obstaculización, de hecho, de su solución en términos marxistas, desterró para siempre 25camino para la hegemonía de los sectores sociales vinculados con la producción estatal y con el aparato administrativo de dirección, gestión y control de la gran industria soviética quedaba abierto. A través de la nueva fórmula teórica podrían encubrir su promoción social y política como clase capitalista, y disimular la usurpación burguesa del poder del Estado proletario. En este mismo sentido, es preciso introducir otro elemento relacionado con el carácter del Estado soviético. En el mismo artículo dedicado a las cooperativas en el que Lenin renuncia a resolver en clave marxista la cuestión del capitalismo de Estado, reconoce que el aparato administrativo soviético “no sirve para nada en absoluto” y, sobre todo, reconoce que fue tomado “íntegramente de la época anterior”28, es decir, de la época zarista. Lenin había advertido al partido sobre este particular en muchas ocasiones. La interpretación, más bien implícita, sobre este hecho entre los dirigentes bolcheviques consistía en que ésta era una más de esas circunstancias -ésta en el terreno político- que permitían hablar de la necesidad de una fase de transición al socialismo, pues, como demostró Lenin, el tipo de Estado apropiado al socialismo era el del Estado-Comuna. Pero, más allá de disquisiciones teóricas, la verdad es que, en la práctica, en su funcionamiento ordinario, el aparato del Estado no estaba en posesión directa del proletariado. Y estamos hablando del resorte fundamental del que dispone esta clase para dirigir el proceso de transformación social revolucionaria. La convergencia fáctica de todas estas circunstancias de índole ideológico y político a la altura de 1923, nos puede ayudar a comprender mejor y a explicar la deriva teórica hacia la que cada vez más iba conduciéndose el partido bolchevique, en función de la presión que sobre él ejercía, sin duda, un determinado sector social instalado en ese aparato burocrático estatal. La suma del peso del aparato administrativo y de las posiciones que estaba conquistando el aparato de dirección económica del Estado, puede ofrecernos una imagen cercana de cuál era el estado de la correlación de fuerzas de clase o de las tendencias que comenzaban a emerger en su seno, en Rusia, en vísperas de la muerte de Lenin. Sin embargo, esto sólo indica una tendencia, la del incipiente ascenso del capitalismo en la Rusia contemporánea, precisamente por el frente que no esperaba la dirección bolchevique (que estaba alerta únicamente contra el peligro de restauración que pudiera provenir del elemento kulak, es decir, del capitalismo privado), cegada por la tesis del socialismo como estatalización de los medios de producción; no significa que esa nueva clase hegemonizara ya aquella correlación de fuerzas. El partido bolchevique estaba muy arraigado entre proletariado soviético. Este hecho, unido a su posición dirigente en al aparato político del Estado, permitió que la hegemonía proletaria no fuera liquidada de inmediato. Sin embargo, las respuestas halladas por el partido para conducir y la posibilidad de comprender el carácter de los métodos de organización de la producción a nivel de fábrica y sus implicaciones sociales. En la Unión Soviética, desde los años 20, imperaba un sistema de trabajo en las empresas ordenado en tres ejes. La dirección desde arriba, con responsabilidad unipersonal para el director. Aunque se intentó implantar el sistema de conferencias de producción para otorgar algún papel a la clase obrera en la toma de decisiones de carácter general, apenas se obtuvieron resultados. En cualquier caso, en esas conferencias, el obrero participaba en tanto que obrero, desde su posición preestablecida en el proceso de producción, y desde criterios ya establecidos previamente. De hecho, ese sistema sólo servía para reproducir las condiciones que le mantenían en su posición como pieza del engranaje productivo, sin posibilidad de actuar sobre él como sujeto revolucionario. Es natural que las conferencias fueran un fracaso. En segundo lugar, los objetivos de las empresas se orientaban por la cuenta de resultados y por la productividad, lo que permitió la implantación de la jornada modelo del capital, el trabajo a destajo. Finalmente, todo el entramado económico funcionaba sobre la base del sistema de trabajo asalariado, que, como se sabe desde Marx, es exponente de la existencia de la relación social capitalista. Esta relación implica que los productores no son dueños de sus medios de producción. En la URSS, nunca se superó este sistema de distribución, pero la dirección del partido no se interrogó seriamente sobre el significado y las implicaciones de este hacho. El espejismo de que todo se transformaba en socialismo solo con que fuera tocado por la varita mágica de las leyes del Estado proletario, así lo hacía necesario. 28 Ibídem, pág. 392. 26superar las contradicciones de clase, cada vez más se fundaban en premisas ideológicas insuficientes, progresivamente alejadas del marxismo, que iban entrando a formar parte del corpus teórico del bolchevismo, lo cual constituyó un factor determinante en última instancia para que se creasen las condiciones de la caída de la dirección proletaria en el país soviético. Stalin En enero de 1924, fallece Lenin. Esta circunstancia coincidió con el fracaso de la última insurrección obrera en Occidente (la revolución búlgara de 1923) y con la plena toma de conciencia, por parte de la dirección del partido bolchevique, sobre la situación de aislamiento y de cerco capitalista en que quedaba el poder proletario en Rusia. En consecuencia, se abrió una etapa de incertidumbre política y de debate general sobre el futuro de la revolución, y sobre qué camino tomar, una vez que se había derrumbado uno de los pilares estratégicos que habían soportado la iniciativa bolchevique de conquistar el poder en 1917 desde el punto de vista de su consolidación política. Un sector del partido, encabezado por Trotsky, Zinoviev y Kamenev, se mostró vacilante ante la nueva situación, mostró su desconfianza en las posibilidades de la Unión Soviética para mantenerse en el camino del socialismo sin la ayuda de la revolución exterior y auguró la degeneración contrarrevolucionaria del sistema político soviético. Frente a ellos, se situó el sector, encabezado por Stalin y Bujarin, que planteaba la posibilidad real de dar continuidad a la revolución socialista soviética sobre la base de sus propios medios, a condición de que esos medios se organizasen adecuadamente en virtud de un plan que partiera de la adecuada configuración política de las fuerzas de clase, con el fin de que el proletariado mantuviese la hegemonía política. La base de este plan era -tal como Lenin lo había formulado- la alianza del proletariado y el campesinado, principalmente el campesinado medio, y la transformación del conjunto de relaciones sociales sobre dos ejes: la industrialización de la economía y la cooperación creciente de la masa de pequeños productores independientes, como primera paso hacia formas colectivas de organización de la agricultura. Este plan, formulado principalmente por Stalin, fue denominado teoría del socialismo en un solo país. La teoría del socialismo en un solo país es la teoría de la continuidad de la revolución, es el marco ideológico adecuado a las condiciones prácticas, reales, de desarrollo de la Revolución Proletaria Mundial, que se habían presentado de improviso e inesperadamente ante el partido bolchevique. Hasta ese momento, este partido se guiaba por la visión que la II Internacional tenía del mecanismo de desarrollo de la revolución, al que situaba, desde el primer momento, en un escenario internacional, más allá del marco de organización social y política del Estado-nación. Esta visión se basaba en los preceptos establecidos por Marx y Engels sobre la cuestión, pero que eran reflejo de las condiciones que el capitalismo ofrecía en su etapa de desarrollo premonopolista. La ortodoxia de la socialdemocracia europea nunca cuestionó las premisas que habían conducido a aquellos preceptos, y no advirtió que las nuevas condiciones del capitalismo maduro, las condiciones del imperialismo, transformaban aquellas premisas y que, también, podían modificar los mecanismos de desarrollo de la Revolución Proletaria Mundial. La teoría del socialismo en un solo país es la respuesta que halló el marxismo para explicar estas nuevas condiciones. En otro sentido, la tesis estaliniana del socialismo en un solo país es la expresión de la lucha ideológica en el seno del bolchevismo por superar las contradicciones que, cada vez más, imponían las tesis revisionistas, que iban ganando terreno en su discurso teórico. Esta nueva teoría nace y se desarrolla, en primer lugar, como contraposición a la teoría de la revolución permanente de Trotsky. Ésta, era la forma extrema, en su versión izquierdista, de la tesis 27determinista de las fuerzas productivas, piedra clave de la ideología de la socialdemocracia europea. Según la tesis de Trotsky, el nivel de desarrollo económico en Rusia hacía imposible cualquier pretensión de implantar el socialismo sin la ayuda de la revolución proletaria internacional. En la práctica, negaba la idea del periodo de transición al socialismo, que fue la forma que encontró el bolchevismo para resolver la contradicción entre su vieja concepción economicista del desarrollo social y las exigencias prácticas de la instauración de la dictadura del proletariado. Aunque insuficiente desde el punto de vista del marxismo, esa idea otorgaba un margen de maniobra a la actividad consciente del proletariado, en la medida que permitía que, desde su acción política, pudiesen ser transformadas las formaciones sociales presentes para conducirlas hacia el socialismo. Trotsky niega, incluso, esta posibilidad, y entronca aún más con el postulado kautskiano de la necesaria madurez económica de las premisas del socialismo. Para formular su teoría, Stalin se remonta a los elementos que, desde 1915, Lenin había ido deduciendo como consecuencia de una interpretación coherente de su teoría sobre el imperialismo. En primer lugar, la idea del desarrollo desigual del capitalismo monopolista y de la ruptura de la cadena imperialista por su eslabón más débil. Stalin sitúa que la Revolución Proletaria Mundial sólo puede desenvolverse a través de rupturas sucesivas y no necesariamente continuadas de esos eslabones débiles, rupturas que plantean la cuestión de la posibilidad y de la necesidad de que el socialismo comience a construirse desde cada uno de esos eslabones (países o regiones localizadas). Y a la pregunta de si esto es posible, Stalin responde afirmativamente, a condición de que el proletariado sepa organizar su sistema político vinculándose con el resto de las masas populares. En el caso de Rusia, la posibilidad de construir el socialismo dependía de que el proletariado supiese atraerse a las masas campesinas, al mismo tiempo que neutralizaba las tendencias a la recuperación del capitalismo. Esto no era óbice para continuar afirmando que estos procesos revolucionarios, aparentemente aislados entre sí, formasen parte de un mismo movimiento internacional, la Revolución Proletaria Mundial. De esta manera, el carácter internacionalista del movimiento continuaba siendo considerado el aspecto principal del proceso, a pesar de la forma nacional que éste adoptaba. En sus primeras formulaciones, la teoría del socialismo en un solo país mantenía el criterio internacionalista consustancial a la naturaleza de clase del proletariado. En una de sus muchas caracterizaciones del trotskismo, Stalin señala que: “Una de dos: o vemos en nuestro país una base de la revolución proletaria y tenemos, como dice Lenin, todo lo imprescindible para edificar la sociedad socialista completa, y entonces podemos y debemos edificarla, con vistas a la victoria completa sobre los elementos capitalistas de nuestra economía nacional; o no vemos en nuestro país una base de la revolución, no tenemos lo imprescindible para edificar el socialismo, no podemos edificar la sociedad socialista, y entonces, si se retrasa la victoria del socialismo en otros países, debemos conformarnos con que prevalezcan los elementos capitalistas de nuestra economía nacional, se descomponga el Poder Soviético y degenere el Partido. (...). Rasgo distintivo de este peligro es la falta de fe en la revolución proletaria internacional; la falta de fe en su victoria; el escepticismo respecto al movimiento de liberación nacional de las colonias y de los países dependientes; la incomprensión de que, sin el apoyo del movimiento revolucionario de los otros países, nuestro país no podría mantenerse contra el imperialismo mundial; la incomprensión de que la victoria del socialismo en un solo país no puede ser definitiva, pues no puede estar a salvo de la intervención mientras la revolución no haya vencido en varios países, por lo menos; la incomprensión de ese requisito elemental del internacionalismo, en virtud del cual la victoria del socialismo en un solo país no es un fin en sí, sino un medio para desarrollar y apoyar la revolución en los otros países. 28Esa es la vía del nacionalismo y la degeneración, una vía que conduce a la liquidación completa de la política internacionalista del proletariado, pues la gente atacada de esa enfermedad no ve en nuestro país una parte del todo que se llama movimiento revolucionario mundial, sino el principio y el fin de ese movimiento, considerando que los intereses de todos los demás países deben ser sacrificados a los intereses de nuestro país”29. Entre 1923 y 1925, Stalin ordena los elementos de su teoría en consonancia con el internacionalismo proletario. Pero, para finales de 1925, cuando en el XIV Congreso del partido son derrotadas las posiciones de la oposición, y el partido hace suya oficialmente la tesis del socialismo en un solo país, de los elementos contradictorios sobre los que se levanta esta teoría -el contenido de la revolución proletaria como movimiento internacional y la forma de desenvolverse a través de revoluciones nacionales-, Stalin ha pasado ya, de poner el acento en el primero de ellos, a incidir cada vez más en el segundo. Ya antes de dicho Congreso, había manifestado que: “Los camaradas, al hablar de las tareas de nuestro Partido en el terreno del movimiento revolucionario internacional, se limitan habitualmente a las tres primeras tareas y se olvidan de la cuarta, se olvidan de que la lucha en nuestro país, la lucha por la victoria de los elementos socialistas sobre los elementos capitalistas en nuestro país, nuestra lucha en la edificación, es también, por su significado, una lucha internacional, pues nuestro país es la base de la revolución internacional”30. De ser una base de apoyo de la Revolución Proletaria Mundial, la Unión Soviética, en la perspectiva de Stalin, pasa a ser considerada la base de la revolución internacional. Esta tendencia nacionalista se irá haciendo cada vez más marcada, y, en el contexto internacional de acoso al que se veía sometido el país, se irán añadiendo ingredientes que alejarán cada vez más el espíritu internacionalista originario de la teoría del socialismo en un solo país: “no tengo necesidad de decir que, si atacan a nuestro país, nosotros no permaneceremos con los brazos cruzados, que tomaremos todas las medidas para soltar al león revolucionario en todos los países”31. O bien: “(...) al prohijar a nuestro Estado y considerarlo como algo propio, se compromete [la parte revolucionaria del proletariado de Europa] a defenderlo y a luchar por él en caso necesario. (...). No repararemos en sacrificios, con tal de dar a la clase obrera del Occidente la posibilidad de convencerse de que nuestro país es el único Estado obrero del mundo, por el que vale la pena que ellos luchen en el Occidente y al que vale la pena defender contra su propio capitalismo” 32. La inclusión de consideraciones defensistas en la teoría del socialismo en un solo país irá conduciendo al partido bolchevique a contemplar la Revolución Proletaria Mundial desde el estrecho punto de vista de los intereses de Estado del país soviético, y cada vez más su desarrollo en función de las circunstancias políticas internacionales de la URSS. La Revolución Proletaria Mundial se considera cada vez menos como un movimiento independiente originado por la lucha de clase internacional del proletariado, y cada vez más como un proceso dependiente y subordinado a la conservación de la Unión Soviética como 29 Stalin: Obras. Madrid, 1984. Tomo VII, págs. 171 y 172. 30 Ibídem, pág. 305. 31 Ibid., pág. 102 32 Ibid., págs. 293-295 29Estado dentro del concierto internacional. En estos términos, la instrumentalización de la clase obrera internacional para los fines de la política exterior soviética, reduciéndola a mero apéndice de su diplomacia, es el último paso lógico de la degeneración nacionalista de la teoría del socialismo en un solo país. “Cada obrero, cada obrero organizado en los sindicatos, debe preocuparse de defender contra la intervención a la primera República Soviética del mundo. Si en este asunto los sindicatos de nuestro país son apoyados por los sindicatos ingleses, aunque sean reformistas, ¿acaso no está claro que debemos aplaudirlo?” 33. La obsesión defensista condicionó la política de alianzas de los partidos de la Komintern, por encima de toda contemplación de las condiciones específicas en que debían aplicar su trabajo de masas y, sobre todo, del necesario deslindamiento, ante ellas, entre el campo de la revolución y el de la contrarrevolución. Al parecer, la mera existencia de la URSS resolvía esta cuestión por sí sola y de una vez por todas. Para 1928, la preocupación por defender al Estado soviético se había convertido en un deber: “De esto se desprende, por lo menos, que nuestra revolución es parte de la revolución mundial, base e instrumento del movimiento revolucionario mundial. Es indudable también que no sólo la revolución en la URSS tiene y cumple sus deberes respecto a los proletarios de todos los países, sino que también los proletarios de todos los países tienen algunos deberes bastante serios respecto a la dictadura proletaria en la URSS”34. Como la Unión Soviética no sólo era ya la base de la revolución internacional, sino también su instrumento, la subversión de los elementos internacionalistas de la teoría del socialismo en un solo país se completa finalmente: “no puede haber nada más chabacano, porque hasta los menchevique rematadamente chabacanos comienzan a comprender que la revolución rusa no es un asunto privado de los rusos, que, por el contrario, es la causa de la clase obrera del mundo entero, la causa de la revolución proletaria mundial” 35. La Revolución Proletaria Mundial ya no es la causa del proletariado, sino que la revolución soviética -o, mejor dicho, el Estado soviético- pasa a ser la causa de la Revolución Proletaria Mundial. La degeneración socialchovinista de la teoría marxista del socialismo en un solo país no halla ni puede hallar sus causas en los elementos conceptuales originarios de la propia teoría. Es, precisamente, la influencia que sobre ella ejercen esos otros principios revisionistas que el bolchevismo ha ido adaptando desde 1917, con el fin de superar las contradicciones que la situación del poder proletario en Rusia había provocado en su planteamiento de partida, lo que conducirá a la teoría de Stalin, de la mano de su autor, por derroteros ajenos a los intereses del proletariado. La presión ideológica de esos principios revisionistas obliga a Stalin a adecuar su teoría en función de la coherencia interna de la línea política bolchevique, cada vez más dependiente en su desarrollo de premisas y conceptos claramente obsoletos. Stalin no fue capaz de superarlos, como había superado, en el sentido marxista, las premisas y las consecuencias que se colegían de las viejas tesis socialdemócratas sobre la Revolución Proletaria Mundial. Al contrario, a la larga, Stalin fue amoldando su innovadora teoría a las necesidades de las 33 Stalin: Op. cit., t. VIII, pág. 197. 34 Stalin: Op. cit., t. XI, págs. 158 y 159. 35 Stalin: Op. cit., t. XIII, pág. 99. 30categorías no marxistas que articulaban paso a paso la línea política bolchevique. El punto de inflexión se sitúa en la primavera de 1925, por la época de la XIV Conferencia del partido. En el Balance de esta Conferencia, Stalin indica que la URSS está sometida a dos tipos de contradicciones: “Nuestro país nos muestra dos grupos de contradicciones. Uno de ellos lo forman las contradicciones interiores, entre el proletariado y el campesinado. El otro, las contradicciones exteriores, entre nuestro país, como país del socialismo, y todos los demás países, como países del capitalismo” 36. La exclusión antidialéctica de estos dos “grupos de contradicciones” permitirá a Stalin desarrollarlas unilateralmente por separado y, así, plantear tareas sin ninguna vinculación entre los dos “grupos”, para llegar a conclusiones, cuando menos, paradójicas. Según él, el tratamiento correcto de las contradicciones “interiores”, sobre todo la salvaguarda de la alianza del proletariado con el campesinado, permitirá edificar en la URSS “la sociedad socialista completa”; mientras que si se logra conjurar el peligro de intervención extranjera, rechazándose por este medio el peligro de restauración capitalista, en la URSS se podrá contar con el “triunfo definitivo del socialismo”37. Con el problema de la restauración, Stalin rompe el vínculo entre la lucha de clases nacional e internacional del proletariado. Diferir el problema de la restauración como una amenaza exclusivamente de origen externo, termina de cerrar la posibilidad de detectar las bases socioeconómicas de ese peligro que genera permanentemente la sociedad de transición en su interior. Este planteamiento ponía a la teoría del socialismo en un solo país en plena concordancia con todo ese grupo de tesis recientemente incorporadas, según las cuales en el sistema soviético no predominaba la forma económica del capitalismo de Estado, porque la propiedad jurídica de los medios de producción en manos del Estado de dictadura del proletariado los convertía en elementos socialistas; en consecuencia, no existían contradicciones antagónicas en el régimen interno de esta forma económica que pudieran favorecer el ascenso de la burguesía, ni que pudieran incubar el peligro de la restauración. Tesis que, por su parte, Stalin compartía plenamente. Cuando, a partir de principios de los años 30, con la colectivización en masa, desaparezca el peligro kulak, la tesis del peligro exterior como única posibilidad aceptada de restauración quedará definitivamente asentada, y, por esta vía, abiertos los cauces para el libre desarrollo de los elementos de la restauración capitalista desde el interior de la sociedad soviética. Por otro lado, aislar el problema de las posibilidades del desarrollo social del país de la lucha de clases internacional, permite a Stalin proyectar el desenvolvimiento de la formación social soviética hasta extremos inauditos. Edificar la “sociedad socialista completa” significaba, en la práctica, llevar hasta su punto culminante las tesis de que la supresión de la propiedad privada significaba la supresión de las clases; de que, entonces, desaparecería la lucha de clases y la necesidad de la dictadura del proletariado -relegada, definitivamente, a superestructura política sólo necesaria durante el periodo de transición al socialismo-; de que, así las cosas, de lo que se trataba era de implementar al máximo el desarrollo de las fuerzas productivas desde la técnica moderna (de ahí la obsesión por la industrialización siguiendo el modelo occidental), y, sobre la base de la gran industria socialista, ir liquidando el resto de las formas económicas. 36 Stalin: Op. cit., t. VII, pág. 112. 37 Ibídem, págs. 112 y ss. 31Al final, la teoría del socialismo en un solo país se convierte en el receptáculo donde se recogen y se llevan a su extremo último las formulaciones más revisionistas del bolchevismo, organizándose, en un discurso internamente coherente que difícilmente podía servir a los intereses del proletariado. Muy al contrario, al calor de esta línea política la burguesía irá escalando posiciones hasta la completa restauración del capitalismo. Una vez en el poder, los Kruschev, Breznev y demás cabecillas de la nueva burguesía en el poder no tendrán que esforzarse mucho para dar un sostén teórico a su sistema de dominación: únicamente tenían que llevar un poco más allá las tesis articuladas por Stalin. La teoría de la emulación pacífica entre socialismo y capitalismo es hija directa de la línea defensista e instrumentalizadora de la lucha internacional de la clase obrera; la teoría del partido de todo el pueblo y del Estado de todo el pueblo, de la tesis de la supresión de las clases en el socialismo y de la innecesaria dictadura del proletariado. Y todo ello, en suma, de una teoría errónea del periodo de transición. ∗ ∗ ∗ En este somero repaso de la experiencia del proletariado revolucionario durante el Ciclo de Octubre, nos hemos limitado a observarlo en el terreno teórico e ideológico de su evolución. Naturalmente, para una exposición completa de esa experiencia y para un análisis ilustrativo que sirva completamente a su comprensión y a la asimilación de sus lecciones para preparar las bases del próximo ciclo, es preciso abordar el resto de las esferas sociales, en su interrelación, así como la experiencia de la revolución en todos los países donde tuvo lugar. Sin embargo, la exposición que aquí hemos ofrecido es importante porque demuestra que la cuestión del carácter de las premisas ideológicas de las que partió del Ciclo de Octubre se sitúa en primer plano a la hora de tratar sobre las circunstancias y factores que abocaron finalmente al fracaso del proletariado en ese primer ciclo y a su clausura definitiva. Por supuesto que la explicación teorética es unilateral y puede conducir a impresiones alejadas de la realidad acerca del papel desempeñado por ciertos líderes en el desarrollo de los acontecimientos. Probablemente, Stalin sea uno de los más perjudicados en este sentido. Una investigación multilateral que incorpore los procesos políticos y económicos de cada etapa de la lucha de clases explicará mejor y de una manera más científica el porqué de determinadas posiciones políticas o formulaciones teóricas, posiblemente no tan alejadas en la práctica de los intereses del proletariado. Sin embargo, este repaso general de los problemas de contenido ideológico que se suscitaron durante el Ciclo de Octubre sí nos da una orientación de partida sobre el desarrollo de los acontecimientos. Y lo que es más importante, nos ilumina en la importancia del factor ideológico en la revolución, y en la necesidad de practicar la crítica sistemática y permanente, en coherencia con el marxismo, del carácter y de las posibles servidumbres de las premisas teóricas de las que partimos, heredadas o elaboradas, a la hora de hacer frente a los quehaceres de la revolución. Si el presente trabajo ha servido para extraer aunque sólo sea esta lección de la experiencia del pasado ciclo revolucionario, habrá merecido la pena, incluso, equivocarse. COLECTIVO FÉNIX





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    1. Me encanta la lectura y la estructura de la lectura, comprender su estructuras y sus características.

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