ENTREVISTA Y COMENTARIOS,...COMO COMENTAN, QUE BARBARIDAD TAN BARBARA,...¡¡, Y A MI NI UN SALUDO, HOLA QUE TAL, COMO ESTÁS,...ES QUE NO SABRÁN DECIRME COSAS,...?, ES POSIBLE,...¡¡
Les digo, debería haber encontrado antes esta revistaweb ¡¡.; reproduzco, para que lean si quieren,...más adelante comentaré algunas ideas de los protagonistas,...¡¡. Saben lo que les digo, que me parece que estoy últimamente de ultraizquierda,...¡¡, pero creo que casi no, es que valoro que el personal va de ultraderecha,...la sociedad en general, y no solo ciertos sectores de nazis-españolistas-nacionalistas y europeistas,...¡¡. YA VEREMOS COMO SE DESARROLLA LA COSA POLÍTICA Y LUCHA DE CLASES EN UNOS MESES,...YA LO CONTARÉ ¡¡.
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Entrevistas, Política y Economía
Ada Colau: «Lo mejor que puede hacer el PSOE como estructura es desaparecer»
Publicado por Cristian Campos
Ada Colau es como la ciudad de Los Ángeles. Llegas a ella conociéndola desde la primera esquina de Westerly Terrace hasta el último grano de arena de Venice Beach aunque sea la primera vez que la visitas. Es el efecto del cine y la televisión, pero también de las redes sociales y, en el caso de Colau, de esa impagable campaña demarketing que los genios de la prensa cortesana castellana le han regalado con toda la elegancia e independencia del poder político de la que suelen hacer gala. Ada Colau, que según esta gente es ETA y Al Qaeda y el virus del ébola condensado en 1,70 metros de altura, lo llama «la sobreexposición mediática». Una sobreexposición mediática que, eso sí, le ha permitido a la plataforma Guanyem Barcelona, de la que ella es cara visible, ganar por mayoría aplastante las próximas elecciones a la alcaldía de Barcelona sin saber ni siquiera si se va a presentar a ellas. Durante la entrevista, cita al menos media docena de veces la frase más conocida de Eldridge Cleaver: «Si no eres parte de la solución, eres parte del problema». Ya saben, Eldridge Cleaver, el ministro de Información de los Panteras Negras. El de «no necesitamos una guerra contra la pobreza, necesitamos una guerra contra los ricos».
Quieras o no, eres la cara visible de los escraches tras tu paso por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). ¿Dónde pones la raya del nivel de violencia aceptable en una democracia?
Hombre, es evidente que para mí el límite es la violencia. Pero el debate está en qué definimos por violencia. Yo he sido una activista de la no violencia y no he matado nunca una mosca. Y precisamente porque lucho por una sociedad no violenta creo que no puedes utilizar la violencia. No creo en ella ni en términos éticos ni estratégicos. Y por eso nunca la he utilizado como activista. Pero más allá de la violencia física está el debate de lo que se considera violencia. A nosotros nos decían que éramos violentos por hacer escraches, que eran en realidad manifestaciones pacíficas en la calle con cartelitos verdes de «sí se puede». Todos los jueces nos han dado la razón y han dicho que ahí no había ninguna violencia. Estamos denunciando una violencia estructural que no tiene a un sujeto concreto que pega a otro. Pero sí se está sacando a la fuerza a familias de sus viviendas para mantener los beneficios de los bancos. Y eso para nosotros es violencia. Hay policías antidisturbios que están derribando puertas por la fuerza, la fuerza del Estado, para sacar a la gente de sus casas y dejar esas viviendas en manos de especuladores. Eso para mí es violencia. Los escraches no lo eran.
Tú hablas frecuentemente de desobediencia civil. Imagina una plataforma ciudadana que llamara a la desobediencia civil por la vía del impago de impuestos. ¿Tu opinión sobre ella cambiaría en función de si gobierna Podemos o el PP?
No, no, no. Yo no creo en la desobediencia civil «porque sí». La desobediencia es una herramienta. El objetivo de la PAH es el derecho a la vivienda, no la desobediencia civil. La PAH quiere parar los abusos de la banca en este país. Y por eso agotamos en su momento todas las vías del sistema. Interpelamos a los partidos políticos; a las instituciones locales, autonómicas y estatales; presentamos escritos en los juzgados; interpelamos al Parlamento Europeo y a Naciones Unidas; recogimos un millón y medio de firmas como hormiguitas y con toda la paciencia del mundo mientras se echaba a la gente de sus casas… y todo para que luego el PP tirara esas firmas a la basura. Nadie ha agotado más vías legales que la PAH. Pero una vez agotadas esas vías nos encontramos con un sistema bloqueado y que daba la espalda a las reclamaciones ciudadanas mientras las encuestas decían que entre el 80 y el 90% de los ciudadanos apoyaba nuestras demandas de mínimos. Y si una vez agotadas las vías para esas demandas legítimas, basadas en los derechos humanos, con un amplísimo apoyo social, con una enorme movilización detrás, el sistema da la espalda a los ciudadanos… entonces es legítima la desobediencia civil. Pero no simplemente para protestar y visibilizar el conflicto, sino como mecanismo efectivo de autotutela de derechos. La desobediencia nos sirve en este caso para parar desahucios, para que la gente no se quede en la calle, para realojar a gente en pisos vacíos propiedad de la banca… Dentro de esa filosofía es donde la desobediencia civil tiene sentido: por una causa justa, legitimada y contrastada con el resto de la población. Y el no pagar impuestos se ha utilizado en diversos momentos como forma legítima de protesta. Por parte por ejemplo de movimientos por la paz y contra la guerra. Pero lo han hecho de una manera muy razonable, ante notario, destinando ese dinero a causas por la paz y contra la industria de la guerra, no al lucro personal. Así que depende mucho de cómo lo hagas.
Claro. Pero, ¿quién decide qué objetivos son legítimos y justifican la desobediencia civil y cuáles no?
A ver. Que la ciudadanía se organice y proteste, mientras esas protestas no sean violentas, es totalmente legítimo. Mande quien mande. Otra cosa es lo que hemos visto por ejemplo en América Latina, con esas protestas organizadas y financiadas por la derecha. Una derecha que puede tener mucho dinero y que incluso ha intentado golpes de Estado en países democráticos donde los ciudadanos han votado a sus gobiernos. Golpes de Estado financiados por potencias extranjeras que han visto una amenaza en esas democracias incipientes. Y ya estamos viendo aquí que por parte de las grandes concentraciones de dinero puede haber incluso intentos golpistas para pervertir las reglas democráticas. Tenemos unas reglas aparentemente democráticas e iguales para todos. Pero lo que denunciamos es que eso no es así. Que las instituciones legislan siempre a favor de unos y en contra de la mayoría. El rescate a la banca es el ejemplo máximo. La democracia es contraste de poderes y contrapoderes, no hay una verdad única, pero lo que sí hay son los intereses de una mayoría que apuesta por democracia y los derechos humanos, y los intereses de una minoría que busca beneficios económicos. En Guanyem Barcelona no queremos ganar la alcaldía, queremos ganar Barcelona para sus vecinos y vecinas. Queremos ganar la democracia. Eso va mucho más allá de las elecciones. Las elecciones son un mecanismo, una herramienta más. Se pueden ganar y hay que ganar. Pero una vez ganado el Ayuntamiento en número de concejales, no has ganado. El día después hay que hacer políticas rupturistas y reconquistar derechos. Por ejemplo: el agua. Tenemos un agua privatizada, más cara y de peor calidad. Pero hay otros municipios que están recuperando la gestión del agua. Eso supone enfrentarse a Agbar y La Caixa, que ahora mismo son los propietarios del agua en Barcelona y Cataluña. Y enfrentarse con esos poderes no lo consigues ni siquiera con una mayoría absoluta en el Ayuntamiento. Necesitas a una sociedad movilizada para imponer el interés general por encima de los intereses particulares. Intereses que hoy tienen tentáculos por todas partes. No solo en las administraciones públicas sino en el poder judicial, en los medios de comunicación…
Te has ido al ejemplo extremo del golpismo de derechas, pero hay protestas que sin llegar a esos extremos podrían considerarse legítimas. Por ejemplo contra la expropiación de viviendas vacías propiedad de ciudadanos particulares.
No, eso no lo haríamos nunca. Nosotros planteamos sanciones o expropiación temporal de los pisos en manos de los bancos, y especialmente en manos de los rescatados con dinero público, no de pisos propiedad de propietarios particulares. Esa confusión entre el pequeño particular y el gran empresario con pisos para especular ha sido una de las herramientas que se han empleado para impedir las medidas de sanción y expropiación de los pisos vacíos. Esas medidas ya se han aplicado en Andalucía, donde se diferencia entre pisos en manos de sociedades y pisos en manos de particulares. Las sanciones y las expropiaciones son para los primeros.
Entiendo que vosotros aplicaríais esa misma medida en Barcelona en caso de llegar a la alcaldía.
Evidentemente. Entre nuestros objetivos de mínimos está el del derecho a la vivienda, que es una emergencia. Tenemos miles de pisos vacíos y miles de desahucios. La provincia de Barcelona encabeza los rankings estatales de ejecuciones hipotecarias y de desahucios. Y una situación de emergencia requiere medidas de emergencia. De hecho, el contrapoder ciudadano ya está forzando cosas que eran impensables hace un año, como la sanción a los pisos vacíos. Se han aprobado mociones en el Ayuntamiento de Barcelona y en otros gracias a la presión social. Se están dando pasos adelante. Pero muy lentos, muy tímidos. Y una de las razones por las que queremos llegar a la alcaldía es para primar el derecho a la vivienda por encima del derecho a especular con la vivienda.
¿Alguna vez te has planteado la posibilidad de que los políticos pueden estar alejados de los problemas reales de los ciudadanos pero que quizá vuestra visión es demasiado cercana a ellos?
Cuando dices «vuestra», ¿de quién estás hablando?
De Guanyem Barcelona, pero cambio el enunciado y te lo pregunto directamente a ti.
Te lo digo porque yo participo de un espacio mucho más amplio que es la plataforma Guanyem Barcelona. En Guanyem Barcelona hay catedráticos, ingenieros, médicos, gente de todo tipo, con todo tipo de profesiones, experiencias y conocimientos. Presuponer que todos ellos están demasiado cerca de los problemas, que tienen buenas intenciones pero que no saben… ¿Cómo que no saben?
Yo no he dicho que no sepan, he dicho…
No, no, no. No has dicho eso, es verdad, has dicho que quizá no hay perspectiva. Te voy a poner un ejemplo a partir de mi experiencia concreta en temas de vivienda. Los partidos políticos y quienes han tenido el control institucional han sido incapaces de ver la burbuja inmobiliaria. Han negado su existencia hasta cuando la burbuja ya había estallado. ¿Quién ha demostrado aquí una estupidez sublime? Estupidez… o mala fe. Porque todavía no sabemos si quienes nos han gobernado hasta ahora nos han mentido como bellacos. Cuesta creer que la ciudadanía se diera cuenta del problema sin tener recursos y que los que tenían acceso a todo el entramado institucional, político y financiero, con presencia en los mercados internacionales, en el entramado de bancos y las inmobiliarias, lo negaran explícitamente. Y está en YouTube, no es cuestión de memoria. Salen Zapatero, las ministras y los consejeros de la Generalitat de Catalunya diciendo en 2008 y 2009 que no había burbuja y que lo que habría como mucho es un estancamiento de precios. Que la vivienda era una inversión segura y que había que comprar viviendas como fuera porque eso era lo más seguro que podía hacer un ciudadano español. Eso lo hicieron los supuestos expertos, los que tienen educación. Los economistas, los abogados, los que tienen una «visión global» de las cosas. La ciudadanía de a pie, activista o no, supo ver ya en 2006 que había una burbuja inmobiliaria. Y salió a la calle para decir «nos estáis mintiendo y nos estáis expulsando de nuestras ciudades». Hay toda una generación de jóvenes que no pueden emanciparse hasta los cuarenta años por el precio de la vivienda. Luego llegó el estallido de la burbuja. ¿Qué partido o institución se anticipó a ese estallido? ¿Qué partido fue capaz de prever las ejecuciones hipotecarias y los desahucios? Ni uno solo. Fue la ciudadanía la que creo la PAH, la que denunció la deuda… Los ciudadanos iban a las administraciones y lo explicaban. Hemos tenido reuniones con secretarios de Vivienda que no se creían el sistema hipotecario español. Les decíamos «oiga, que la gente se queda con la deuda» y ellos decían «no, eso no puede ser». ¿Cómo que no puede ser? ¡Que lo pone en la ley, oiga! Eso se lo explicábamos nosotros a ellos. Está claro que el entramado institucional no está hecho para dar respuesta a las necesidades más básicas. Está hecho con otras finalidades. Y eso se puede decir también en temas de agua y de sanidad. Y en muchos otros temas, lamentablemente. La ciudadanía va muy por delante de las instituciones.
Pero luego llegan las elecciones y los ciudadanos vuelven a votar masivamente a los partidos «del régimen», como los llamas tú.
Hasta ahora.
Algunas encuestas apuntan la posibilidad de que se empiecen a recuperar de nuevo. ¿A qué se debe esa persistencia, según tú?
Hay varios factores. Uno es la inercia. Otro es el poder y el control. Esos grandes partidos han diseñado las reglas del juego para beneficiarse. ¿Quién tiene acceso hoy en día a la financiación para hacer grandes campañas? Cualquiera que quiera llevar adelante una iniciativa como la nuestra va a tener problemas. Nuestro primer problema es que no tenemos ni un euro. Ahora mismo tenemos una cuenta con doscientos euros. Y no queremos endeudarnos con los bancos. ¿Quién tiene el dinero en este país? Los mismos: los bancos, las grandes empresas… Donde por cierto están colocados todos los exministros de los gobiernos socialistas y del PP. Cuando denunciamos las puertas giratorias no es por un tema estético. Es que eso tiene un efecto directo en términos democráticos. ¿Quién financia luego las campañas electorales? Y luego está el control de los grandes medios de comunicación. Suerte que han aparecido internet y las redes sociales. Porque el control de los grupos mediáticos es brutal. Y cuando aparecen temas en los que nos jugamos muchísimo está claro que hay bajadas de línea, como hemos podido contrastar en muchas ocasiones. Se han blindado para mantener su poder. Y, a pesar de eso, el sistema se está resquebrajando por todas partes. A pesar de tenerlo todo atado y bien atado pasó un 15M y han surgido nuevos partidos que sin disponer de poder político o económico han irrumpido con mucha fuerza. Está claro que no será fácil. Sufriremos campañas de propaganda. Como la campaña de criminalización que está sufriendo Podemos, absolutamente desmesurada y fuera de lugar, que roza el esperpento.
Hablando de Podemos. ¿Cuáles de sus errores no vais a cometer vosotros? Si es que crees que han cometido alguno, obviamente.
Claro, la política es imperfección. Se le pueden hacer críticas a Podemos y se le pueden hacer a Guanyem Barcelona ahora mismo. No creo en la perfección. Y es más: una de las prácticas que deberíamos introducir en política es el reconocimiento de los errores. Lo normal es equivocarse. Lo que es insólito es que las fuerzas políticas actuales no reconozcan ningún error. De Podemos podría mencionar por ejemplo el exceso de personalismo en la figura de Pablo Iglesias. Pero eso no es responsabilidad suya sino de una sociedad mediática que tiende a hacer caso solamente cuando ve figuras fuertes. Ahí tienes una contradicción que me afecta también a mí. No me gusta participar de ese espectáculo que magnifica a unas personas por encima de los procesos colectivos. Pero al mismo tiempo es una herramienta que te permite acceder a los medios.
¿Estás de acuerdo con la utilización del término «casta» para referirse a la clase política actual?
Sí. Me parece una forma efectiva de resumir un sentir general. Luego puedes hacer matices, puedes decir que no todos son iguales. Si no quieres hablar de «casta», habla de «élites». Porque es evidente que en este país existen unas élites que gobiernan en contra de la mayoría y de los intereses generales. Son unas élites que llevan muchas décadas instaladas y que en algunos casos vienen de la dictadura. Que se han mantenido siempre ahí, a veces con un nombre, a veces con otro, a veces en la sombra. Pero los mismos nombres te los encuentras en gobiernos de un color, de otro, en consejos de administración, en los lugares de poder. Esas élites existen y «casta» es una buena palabra para definirlas.
¿Pero las élites son malas por definición o estás hablando más bien de las élites españolas?
Yo critico el concepto de élite. Porque está señalando posiciones de desigualdad. Y yo estoy en contra de la desigualdad. «Élite» tiene una connotación de superioridad. Otra cosa es que haya liderazgos o referentes. En la cultura, en la política, en la sociedad. Es normal y es bueno para el avance de la humanidad. Siempre y cuando respondan a intereses colectivos.
Tú sueles utilizar el término «viejo régimen». ¿Eres consciente de que a los viejos regímenes no se les sustituye pacíficamente por otro sistema de gobierno sino que se les derroca por la fuerza?
Esperemos que no. Nosotros apostamos por la no violencia aunque estamos sufriendo violencia de forma cotidiana. Lo que estamos viviendo ahora lo definió muy bien la periodista Olga Rodríguez cuando habló de «guerra sin balas». Esas élites extractivas están acumulando toda la riqueza posible en todos los ámbitos a costa de mercantilizar la vida misma de la gente. Mira todas las reformas laborales que se han hecho. Es que incluso el aumento de la tasa de empleo ya no significa nada. Hay trabajo que roza la esclavitud. Hay gente que ni con dos trabajos llega a fin de mes. Hoy ya hay violencia. Y sí, estamos hablando de cambiar las reglas profundas del juego. Estamos hablando de un proceso de transformación radical. Lo que es una paradoja es que lo que estamos defendiendo ahora es lo que en teoría era nuestro sistema. Estamos defendiendo la democracia. Y hoy defender la democracia es revolucionario. Que hoy en día defender eso sea ser revolucionario es toda una definición del sistema actual. Cuando a nosotros nos llaman «antisistema»… No, perdone, es que el sistema era esto. [Pausa] No sé si me estás cuestionando que hable de «viejo régimen»…
No lo cuestiono, simplemente apuntaba que tu discurso tiene una carga de beligerancia bastante alta.
Es que se hizo una Transición que se nos vendió como modélica. Todo era perfecto, se había conseguido la democracia. Como si la democracia fuera un punto de llegada. La democracia, si es real, es un proceso. A mi generación se le vendió que ya estaba todo hecho, que había llegado el fin de la historia, que había una única visión del mundo, la versión oficial, que es el capitalismo. El Muro ha caído, el capitalismo ha triunfado en todos los rincones del planeta y no hay alternativa, así que apáñatelas como puedas, sobrevive como sepas, cuenta solo contigo mismo y desconfía de tu vecino, písale si puedes. Además, gracias a internet y las redes se ha visto que no hay grandes alternativas. Y en España se junta ese discurso del final de la historia con la Transición «modélica». Estaba todo hecho. Pero nosotros somos una generación que sufrimos una enorme precariedad, un gran malestar. Muchas cosas que se nos dicen no cuadran con nuestro día a día. Nos dicen que hay democracia pero no podemos participar en las decisiones que nos afectan. Las del FMI, por ejemplo. Con mis amigos siempre decimos que hay una canción que define bastante bien eso. Es «Centro di gravità permanente» deFranco Battiato. Ese discurso de la modernidad líquida, del fin de la historia, donde no hay certezas, no hay grandes relatos y no existe un centro de gravedad. Vamos todos flotando, sobreviviendo como podemos. Y lo que estamos aprendiendo es que los grandes relatos y las versiones oficiales hay que cuestionarlos por definición. Cuando te dan un relato hecho y acabado, desconfía. No hay que caer en la trampa. Claro que hay alternativas al capitalismo. Si disfrutamos de más recursos y avances tecnológicos que nunca no podemos vivir peor que hace décadas. Es evidente que si se administraran las cosas de otra manera podríamos vivir mucho mejor. Es de sentido común. No podemos vivir en una civilización que te plantea como algo sencillo viajar a la Luna pero como algo imposible el derecho a la vivienda. No tiene sentido. Y entre los grandes relatos del capitalismo y el comunismo surgen relatos alternativos, como el de la economía del bien común. Y ya hay experiencias económicas en muchos ámbitos que se están gestionando de forma democrática y que no ponen la especulación y el beneficio en el centro. Este mismo local en el que estamos pertenece a la Xarxa Solidària, que es una realidad que no para de crecer, la del mundo de las cooperativas. Cada día se tiran toneladas de comida mientras somos líderes en Europa de malnutrición infantil. Somos el país con más desalojos de Europa y con más vivienda vacía. Hay un tema de sentido común. ¿Eso es revolucionario? En el fondo, sí. ¿Que tenga que hacerse con violencia? Creo que no está dicho.
Hablas de modernidad líquida y de banalización, pero las redes sociales han jugado un papel importante en el cuestionamiento del actual sistema político. ¿No te parece contradictorio?
No hay un «dentro» y un «fuera» del sistema. Todos estamos dentro y fuera. Las redes sociales no son el problema, son una herramienta más. Y se pueden usar bien o mal. Como la televisión, que creó la opinión de masas mucho antes que las redes sociales. Puedes tener una televisión plural o una televisión controlada que solo da pan y circo e información orientada de forma partidista. También puedes tener unas redes sociales que se usen para dos cosas contradictorias. Cuando se dice que tenemos una juventud consumista que no se interesa por la política y a la que no le importa nada… En primer lugar, los han educado para eso. Los han machacado durante años midiendo a la gente por lo que acumula o por lo que posee y no por lo que importa. Y eso es una educación recibida. Acusarles de eso me parece injusto. Pero luego se encuentran con un sistema que no les garantiza nada. Ellos han cumplido, son la generación más preparada de la historia, pero ahora les dicen que no sirven y que no hay lugar para ellos. O que si trabajan lo van a tener que hacer casi gratis, como becarios hasta los cuarenta, y luego ya veremos. Así que el hecho de que a esta gente a la que no se le ofrece un papel en la sociedad, a la que no se valora, busque mecanismos de huida en la diversión superficial me parece lógico. Absolutamente lógico. Y eso se puede expresar en las redes sociales, en el consumo de drogas o en muchas cosas. Pero el tema es el origen. La herramienta en sí no crea la realidad.
Sí la crea. Que en Twitter no se puedan escribir más de ciento cuarenta caracteres da forma a un tipo de realidad muy concreta.
Claro que las herramientas nos transforman. Y algunas nos están convirtiendo en cyborgs y modificando nuestro pensamiento, nuestra capacidad de concentración, la relación con nuestro cuerpo… Es posible que no seamos conscientes de lo mucho que estamos cambiando en poco tiempo. Pero no necesariamente nos transforman para mal. A veces también lo hacen para bien. Por ejemplo, las redes han permitido cuestionar las versiones oficiales y tener acceso a versiones alternativas que antes estaban controladas por los grandes medios de comunicación. Y por eso desde el poder se está intentando controlar internet y las redes: porque son un foco de subversión. También han permitido que mucha gente aislada por diferentes motivos haya encontrado formas de comunicación que hasta ahora no tenía. Ha roto muchas soledades, en definitiva. Nos han dado una conciencia global de planeta y nos han permitido ver que no somos el centro del universo.
Has dicho que has recibido ofertas de varios partidos pero que las has rechazado porque no te interesa la política «institucional». ¿Qué partidos eran esos?
Fueron ICV y las CUP.
¿Cuándo?
En las últimas elecciones autonómicas. Y luego hubo gente que me tanteó para varias experiencias que ha habido en las elecciones europeas. Lo que yo dije, y sigo manteniendo, es que descarto un fichaje individual. Yo apuesto por procesos colectivos. Como yo, mucha gente que no se había planteado jamás el tema de las instituciones porque prefería mantenerse en el campo del activismo se ve obligada ahora a planteárselo frente a una situación de democracia secuestrada. Pero yo descarté el fichaje individual porque creo que el sistema de partidos forma parte del problema más que de la solución. Más allá de que no todos los partidos son iguales. Porque algunos son partidos del régimen, partidos de gobierno que han diseñado las instituciones y las reglas del juego tal y como funcionan ahora, y que están plagados de corrupción. Y hay otros partidos minoritarios que no han tenido esa responsabilidad. Pero, a pesar de esa diferencia, hay una forma de funcionamiento del sistema de partidos y de la financiación que tiene que ver con la falta de democracia en este país. Lo que en un momento dado podía tener sentido, durante la Transición, ahora ya no responde a las necesidades de la ciudadanía. Y eso hay que regenerarlo. Que no quiere decir tirar a la basura todo lo que se ha hecho hasta ahora: hay mucha gente válida en muchos sitios. Pero está claro que hay que actualizar las formas de participación política. Y para hacer eso hay que buscar otras formas de representación y de intervención en las instituciones más allá de los partidos existentes.
Entiendo que esas son las razones por las que rechazaste su oferta, pero ¿qué crees que pretendían conseguir ellos con tu fichaje?
Vivimos en un sistema de partidos y en una democracia absolutamente electoralista, del corto plazo, donde todos los partidos piensan en estrategias para ganar las elecciones y no en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y ese cortoplacismo electoralista hace que se busquen caras visibles o que puedan tener legitimidad para reforzar candidaturas electorales. Eso se puede hacer con buena o mala intención. Pero independientemente de las intenciones, está claro que un problema de democracia secuestrada no lo cambias con fichajes individuales. Por mucha legitimidad que tengan. Si yo me he convertido en una figura pública con más o menos legitimidad no es por mis cualidades personales, sino porque he sido cara visible de procesos muy amplios. Y en concreto de la PAH, en la que han participado miles de personas. No es mérito mío, así que tengo que ser extremadamente cuidadosa con ese capital simbólico.
¿Crees quizá que ellos mataban dos pájaros de un tiro con tu fichaje? Por una parte, ganaban legitimidad. Y por la otra, eliminaban a un posible rival de cara a futuras elecciones.
Bueno, hay de todo. Creo que eso de evitar rivalidades es más propio de partidos del régimen. Yo creo sinceramente que las CUP no tenían esa intención. Al contrario. Son un formación de nuevo cuño, de reciente creación, no es un partido del régimen. Es una experiencia horizontal y asamblearia que se ha forjado en el municipalismo. Las CUP creen que deben ser las personas que ya están activas en la sociedad, las que han demostrado que trabajan por el bien común, las que sean caras visibles en otros espacios. En cuanto a otros partidos, yo quiero pensar que tenían buenas intenciones. También hay que saber ver una victoria en el hecho de que algunas formaciones políticas reconozcan que hoy en día, en muchas cuestiones esenciales, el liderazgo está en la sociedad civil y no en los partidos o en las instituciones. Liderazgo en el sentido de que los que están anticipándose y dando respuestas a necesidades básicas como la de la vivienda no son las instituciones, que tienen todos los recursos para hacerlo, sino grupos como la PAH. Y no solo para denunciarlo sino para dar respuesta y forzar a los bancos a negociar.
¿Cómo surge la idea de la plataforma Guanyem Barcelona?
No tiene un día concreto de nacimiento. Forma parte de esa efervescencia, de ese anhelo de democracia. Forma parte de un debate mucho más amplio que no es solo de Barcelona o de Ada Colau. De hecho, no es idea mía. La ciudadanía está pidiendo más y mejor democracia porque vamos hacia una versión contemporánea del feudalismo y de la esclavitud. Este es un proceso no solo de critica al secuestro de la democracia sino también de autocrítica: si no te implicas en política, otros la harán por ti. Está claro que la democracia que delega el voto cada cuatro años no nos ha servido y que nos ha hecho acabar como hemos acabado: con partidos e instituciones plagados de casos de corrupción y con una de las situaciones de mayor empobrecimiento y desigualdad de toda Europa. Ese debate se está viendo en las calles y en los colectivos de Barcelona, una ciudad que tiene una tradición histórica de activismo y que ha liderado muchas rebeliones democráticas a lo largo de su historia. Y si planteas una revolución democrática, lo más coherente es empezar por el municipalismo, desde abajo, desde la proximidad, desde lo más inmediato. Además, Barcelona no es solo Barcelona. Es un símbolo de Cataluña, de España, del Mediterráneo e incluso de Europa. Y, por eso, empezar procesos aquí que planteen una confluencia muy amplia puede animar muchos procesos en otros lugares.
Si la idea de Guanyem Barcelona no fue tuya, ¿de quién fue?
Pues de varias personas. A mí me vino a buscar gente próxima de distintos colectivos. Gente del movimiento vecinal, activistas de los derechos sociales, de la universidad, gente que hablaba de que había que hacer algo en Barcelona. Y me llamaron por el hecho de ser yo una cara visible y una figura de consenso entre gente muy distinta. Yo siempre he dicho que si puedo ayudar a procesos colectivos mucho más amplios estoy dispuesta a poner la cara. Pero no para montar el grupo o el partido de Ada Colau. Eso no me interesa y ya lo he demostrado. Porque ahora podría ser diputada y cobrar un buen sueldo y hacer política interesante. Viviría mucho más tranquila.
¿Tú abandonaste la PAH por Guanyem Barcelona o ya la habías abandonado cuando se creó esta última?
Yo llevaba ya mucho tiempo pensando en dejar de ser portavoz de la PAH. Porque una cosa es ser portavoz y otra cosa es convertirte en una figura mediática. Llega un momento en el que el personaje se puede comer al colectivo. Y pasaba que muchos medios buscaban a Ada Colau y no a la plataforma. Si no se hablaba con Ada Colau ya no querían hacer la entrevista. Y entonces eso pasa de ser una potencia a ser un peligro para la organización.
¿Cómo va la recogida de firmas de Guanyem Barcelona?
Muy bien. Apenas ha pasado una semana y ya hemos recogido la mitad de las que nos habíamos propuesto…
¿Quince mil?
Sí, casi quince mil de momento. Y como nos habíamos propuesto hasta el 15 de septiembre treinta mil, creemos que podemos ser optimistas. De hecho ya nos lo imaginábamos. Pero claro, una cosa es lo que tú imaginas y otra confirmarlo. Pero la validación de Guanyem Barcelona no se limita a la recogida de firmas. En términos democráticos eso sería muy pobre. Esta semana empezamos a movernos en el barrio del Clot y luego a dar charlas en las barrios para ver qué opina la ciudadanía de Guanyem Barcelona, si cree que hay que tirar adelante, si hay matices, si hay que cambiar cosas…
ICV ya ha manifestado su intención de sumarse a la plataforma.
Nos hemos encontrado con un problema. Como estamos acostumbrados a que hoy la democracia sea únicamente formal y representativa, y a que la participación se limite a los partidos políticos, rápidamente los medios, muchas veces en titulares, por inercia y no por maldad, han tendido a simplificar. «Guanyem Barcelona habla con estos partidos y se propone hacer un pacto de partidos de izquierda». Pero esa no es la idea. Guanyem Barcelona quiere romper con la idea de pactos entre siglas, entre cúpulas. No queremos hacer listas negociadas en despachos. Queremos hacer otra política. En el sistema político actual la diversidad se traduce en fragmentación política, en competencia electoral. Como hay un estado de necesidad, apelamos a la generosidad y la responsabilidad de todos los actores. De esa ciudadanía que desconfía de las instituciones. Razonablemente, visto lo visto. Pero también de formaciones políticas que se dan cuenta de que este sistema ya no da más de sí, que forma parte del problema y que hay que cambiarlo radicalmente. Y esa es la confluencia que plantea Guanyem Barcelona. Somos mucho más ambiciosos, queremos ir mucho más allá de los círculos viciosos. Lo que queremos lo hemos planteado en un documento de mínimos que está en nuestra web. En él se habla de la necesidad de un nuevo contrato ético, de limitación de sueldos, de limitación de mandatos, de cosas concretas, no de enunciados genéricos. Hacer auditorías de las administraciones, ver cómo están organizadas, qué organismos públicos y privados hay, cuánta gente trabaja en ellos, con qué sueldos… Habla de revocación de mandatos, de rendición de cuentas, de transparencia real de las instituciones, de participación en los presupuestos, de descentralización del poder municipal en los barrios y los distritos para que pueda haber más autogobierno ciudadano. Hay muchas ideas que no son nuevas, que no nos las hemos inventado nosotros y que se están aplicando en otros lugares. Así que bienvenidas sean formaciones como ICV, que dice que se da cuenta de que el sistema no da más de sí y de que tiene que juntarse con otra gente. Pero más allá de decirlo, lo que tienen que hacer es demostrarlo. Y comprometerse con prácticas que hasta ahora no han cumplido, como la limitación de sueldos o de mandatos. Ahí es donde vamos a ver si hay voluntad real de confluir.
Y eso, ¿cómo se concreta en la práctica? Si llegáis a un acuerdo, aunque a ti no te guste esa palabra, ¿os presentaréis a las elecciones con el nombre de Guanyem Barcelona?
Está por ver. Hemos empezado un proceso y avanzamos preguntando, así que no tendría sentido proponer algo completamente hecho y acabado. Hemos salido con esta propuesta de mínimos y lo que haremos es contrastarla con la gente de los barrios. En septiembre, una vez recogidas las firmas, daremos el siguiente paso. Nos planteamos hacer unas jornadas de debate público y transparente, que es algo que falta en la democracia actual, donde se dan muchos pactos hechos y acabados sin que se haya visto el proceso de debate. Por ejemplo qué quiere decir un nuevo contrato ético. ¿Estaríamos dispuestos a limitar mandatos? ¿Cuántos? ¿Dos, tres? Cuando hablamos de sueldos, ¿cuánto es un sueldo mínimo digno, cuánto es un sueldo máximo aceptable? Si el debate es público y transparente, lo que salga de ahí va a ser robusto. Serán acuerdos creíbles y un buen cimiento para formalizar la candidatura. Y a partir de ahí, cuando ya se sepa quiénes quieren confluir, los actores tendrán que ponerse de acuerdo en cómo se elabora un programa participativo. Porque ahora tenemos un acuerdo de mínimos, pero luego deberá desarrollarse todo un programa municipal de forma participativa y abierta. Y luego, cómo se elaboran las listas. Que ahí hay un montón de opciones.
¿Se supone que los partidos que se integren en la plataforma renunciarán a presentarse con sus siglas?
No hay nada escrito. Es algo que iremos debatiendo durante el proceso. Hemos hecho una interpelación abierta y hemos tenido de momento solo contactos informativos. Hemos hablado con las CUP, con Podemos, con ICV… ERC no tenía por qué darse por excluida pero ha decidido pactar con el régimen. Y ha pactado con CiU, lo que los autoexcluye. También hemos hablado con Procés Constituent, con la gente de Red ciudadana Partido X… A todos ellos les hemos informado del proceso. Lo que hacemos ahora es invitarles a que vengan a las charlas en los barrios y a las jornadas que haremos en septiembre, y a partir de ahí iremos viendo de qué manera se puede concretar eso.
Pero tú vas a participar en el debate y es obvio que ese tema, el de las siglas, va a ponerse sobre la mesa. ¿Qué votarás cuando llegue el momento?
No creo que se plantee en términos de votos.
Te lo pregunto más directamente. ¿Qué crees que deberían hacer esos partidos?
Es que hay una parte de ese debate que todavía no se ha hecho. Hay una parte de incertidumbre. Yo no conozco todas las formas posibles de hacer listas y coaliciones. Habrá que hacer talleres informativos con especialistas y politólogos. Gente que sabe mucho más que yo de temas electorales. Habrá que ver cuáles son las opciones, que pueden ir desde una agrupación de electores a no sé qué otras formas de integración de candidaturas distintas. Lo que sí me imagino dentro de esa incertidumbre general es que, evidentemente, ningún partido ya existente puede pensar en mantener las siglas. Porque entonces no sería una confluencia real. Nosotros no queremos crear una marca nueva ni un partido nuevo y nos parece muy rico que haya diferencias y que cada partido que confluya mantenga su identidad como tal. Pero lo que queremos hacer ahora es una candidatura, no un partido. No es el imperio Guanyem Barcelona. Y eso deberá hacerse de forma que nadie prime sobre los otros y todos puedan sentirse cómodos. Es evidente que si se mantienen unas siglas y no otras eso va a ser fuente de discrepancias. Y por lo tanto es más imaginable que se vaya bajo un paraguas común, que sería el nombre de la candidatura. Y ese nombre puede ser Guanyem Barcelona, pero si se decide cambiarle el nombre se le cambia, que lo importante no es el nombre. Igual se encuentra otro mejor. Pero sí que imagino que no será el nombre de ninguno de los partidos existentes.
¿Y no crees que es previsible que esos partidos quieran hacer valer los votos y los concejales conseguidos en anteriores elecciones por encima de movimientos sociales que nunca se han presentado a unas elecciones y de los que, por tanto, se desconoce su representatividad real?
Claro. Desde el máximo respeto a las formaciones ya existentes que con gran esfuerzo han conseguido unos resultados, estamos pidiendo mucha generosidad y valentía. Porque nos parece una condición necesaria. Para que surjan cosas nuevas hay que arriesgar y hacer cosas diferentes. Si hacemos lo de siempre no vamos a conseguir nada diferente. Es cierto, hay que arriesgar. Pero todo el mundo arriesga. También la gente que no ha querido formar parte de la política institucional arriesga dando ese paso. Formaciones como ICV ya tienen representación. Pero si son coherentes con lo que dicen y se dan cuenta de que si van solos no van a ir más allá, y no se van a producir grandes cambios, y que por tanto hay que ir con más gente, y esa gente está diciendo «bueno, es que no vamos a ir a tu partido, hay que ir a otras formas de participación»… pues ahí tienen una elección. Si apuestas por nuevas formas de participación política, es el momento de demostrarlo. Evidentemente, con grandes dosis de generosidad y valentía. A nadie se le escapa. Pero también es mucho lo que está por ganar.
Supongamos que llegáis a un acuerdo de mínimos. ¿Qué pasa con los máximos? Con el independentismo de las CUP, por ejemplo, en contraste con la posición de ICV, que apoya la consulta pero sin mojarse oficialmente por el sí o el no.
Pues ya se irá viendo. Pero por ejemplo en el tema del derecho a decidir la posición de Guanyem Barcelona está clara. El mínimo común es el derecho a decidir, que en términos democráticos me parece incuestionable. No ha habido siquiera debate sobre eso. Pero desde Guanyem Barcelona decimos que la consulta no debería ser la excepción, sino la regla, y que en todas las cuestiones debería ser normal consultar a la ciudadanía. En Guanyem Barcelona se hará todo lo posible para que se produzca la consulta el 9 de noviembre, pero también para que haya muchas otras consultas. De hecho, cuestionamos que el Gobierno de la Generalitat y CiU crean realmente en el derecho a decidir. Ahora lo están utilizando para ocultar otros debates. Para que no se cuestione la política de recortes o la privatización de servicios básicos como la sanidad o el agua, por ejemplo. Nosotros creemos en el derecho a decidir pero también en el derecho a decidir sobre el modelo de sanidad pública, sobre la privatización del agua, etcétera… Dentro de Guanyem Barcelona hay gente abiertamente independentista, otra que no, otra que es federalista, otra a la que no le interesa el tema porque lo considera secundario. Pero el mínimo común es democracia. Que la gente pueda votar, que sea normal votar. Y luego, en la consulta, que cada cual se posicione. Si hubiera formaciones políticas con ideas diferentes, siempre que coincidan en el mínimo común, no habría ningún problema en que se posicionaran de acuerdo a sus convicciones.
¿Te gustaría ser candidata a la alcaldía?
Si me preguntas si me gustaría ser candidata en general, te digo que no. Yo vengo del activismo social y mi idea no era ser candidata ni me apetece. Pero por otro lado sí me apetece ayudar a un proceso de regeneración democrática. Eso me hace ilusión. Así que si puede ser útil ser la cara visible de un proceso amplio y eso se transforma en ser candidata, eso me hace ilusión. Pero en términos de cargos no me hace ilusión. Y, además, creo que hay que revisar esa idea de la política que lo resume todo en el candidato o la candidata. Yo aspiro a que seamos capaces de hacer procesos más amplios y mucho más ricos, donde mucha más gente pueda ser protagonista. Y que el candidato a la alcaldía no sea tan determinante porque haya una pluralidad de voces.
Eso es la teoría, pero en el cartel va a salir una cara, que será la tuya. Y si eres alcaldesa algún día, la que se reunirá con el alcalde de París también serás tú.
Si llega eso, que aún han de pasar muchas cosas por en medio, no tendré problema. Igual que no he tenido problema en ser portavoz de movimientos. No le tengo miedo. Pero creo que se ha de experimentar todavía mucho. Y hacer la política institucional de otra manera. Una cosa es que haya caras visibles porque no todo el mundo puede hacer las mismas funciones al mismo tiempo. Unos podemos ser más visibles porque tenemos facilidad de palabra o porque somos figuras de consenso o por lo que sea. Pero una cosa es eso y otra que se reduzca la acción política a tu persona. Eso es un gravísimo error. Una democracia real tiene que saber valorar los múltiples liderazgos que ya existen en la sociedad. No tiene sentido esperar que Ada Colau lo sepa todo de política de vivienda, de políticas energéticas, de política de agua… Eso sería absurdo. Hay gente buenísima que lleva años trabajando en esos temas, así que lo lógico es que se reconozcan los liderazgos que ya están presentes en la sociedad. Entiendo que en una sociedad mediática que reduce la política al electoralismo se den esos fenómenos de sobredimensionamiento de las caras visibles. Pero como sociedad no nos hemos de resignar a eso.
¿Estás diciendo que si eres elegida alcaldesa de Barcelona renunciarás a las potestades del cargo en favor de los procesos de decisión colectiva? ¿Que no ejercerás el poder?
No. Me parecería un gravísimo error. Eso sería traicionar el proyecto. No tengo miedo de ejercer funciones de visibilidad o de responsabilidad. Pero haría todo lo posible por cambiar esas formas de hacer política que tienden a la concentración de poder en unas pocas personas. De hecho, la concentración de poder en los alcaldes es uno de los núcleos de la burbuja inmobiliaria y de la corrupción urbanística en España. Y mira cómo hemos acabado. Hay corrupción en prácticamente todos los ayuntamientos del país. Así que esa concentración es parte del problema, no de la solución.
Y si esa solución es tan obvia, ¿por qué no se aplica masivamente en el resto del mundo?
Estás yendo a otro tema. Esta entrevista es larga pero normalmente los tiempos son muy cortos y en los medios se tiende a simplificar y a generar imágenes maniqueas. Hay por un lado un poder representativo y vertical donde unos pocos mandan y deciden, lo que puede ser menos democrático, pero que te venden como más ágil y eficaz. Y luego están los movimientos sociales, asamblearios, caóticos, que pierden horas y horas discutiendo y que pueden ser más simpáticos pero son menos eficaces. Pero evidentemente hay otras formas de funcionar que no pasan por ese maniqueísmo entre un extremo y el otro. Quienes defendemos una forma de ejercer el poder más distribuida y descentralizada optamos por formas de política horizontales. Eso no quiere decir estar de asamblea permanente y que todo el mundo tenga que discutir de todas las cosas todo el rato. Eso sería infantil y estúpido. Está claro que se pueden delegar funciones, que puede haber formas de representación, comisiones o grupos de trabajo. Eso también es distribuir. Entre que mande uno solo o que haya asambleas permanentes hay vías intermedias bastante razonables. Por poner un ejemplo concreto: ahora, en Barcelona, todo el poder está concentrado en el Ayuntamiento y en la figura de la alcaldía. Pero hay demandas históricas muy razonables del movimiento vecinal, como la de descentralizar el poder en los distritos y que haya elecciones directas de los concejales de esos distritos. Eso ya sucede en otros países europeos, no estamos proponiendo ninguna cosa extraña. Eso es hacer que, para los temas de barrio, el barrio tenga la primera palabra. Evidentemente hay cuestiones más amplias, de ciudad, y para eso tiene sentido que esté el Ayuntamiento. ¿Pero por qué se tiene que decidir desde el Ayuntamiento la intervención urbanística que se hace ahora en el Paralelo, que es una intervención muy agresiva orientada al turismo de masas, sin contar con la opinión de los vecinos del Paralelo? Pues no. Entre el extremo de las asambleas y el del alcalde que decide arruinar un barrio a favor del turismo de masas existen figuras intermedias. Y eso ya está funcionando en muchos sitios, tampoco se trata de inventar la rueda.
Supongamos que planteáis una consulta popular por el tema del Paralelo que acabas de mencionar y vota únicamente el 15% de los vecinos.
No sería una sorpresa. Ha habido consultas puntuales y ha costado que hubiera una alta participación. Yo creo que eso es significativo de la cultura que se ha creado. Claro, la gente no participa de repente. Llevamos décadas así. Primero con una dictadura y luego con una Transición que ha dado todo el poder a los partidos políticos y que no ha generado otras formas de participación política. Porque en nuestra Constitución están los partidos como forma prioritaria de participación política y luego las iniciativas legislativas populares, que son una tomadura de pelo como ya hemos podido comprobar en muchas ocasiones. Te ponen una multitud de obstáculos, recoges más firmas que en otros muchos países y encima cuando llega esa iniciativa ni siquiera están obligados a discutirla. Esa es la participación política de nuestro diseño institucional, a grandes rasgos. Y si tienes a varias generaciones educadas en esa cultura de pobreza democrática, eso no cambia de repente. Se cambia con tiempo. Has de generar las condiciones y generar nuevas prácticas para que se vea que eso puede funcionar de otra manera. Así que seguramente ha de haber varias consultas fallidas o con baja participación para que luego cada vez haya más gente que le vea sentido a participar y para que se vea que de esa consulta han salido resultados vinculantes que han cambiado su barrio o su modelo de ciudad. Que la gente vea que esa participación es efectiva y que no es maquillaje puro. Porque ese es otro problema. Muchas consultas se han hecho por hacerlas, pero luego no han sido vinculantes. Si la gente participa pero luego no es decisiva se pierde el incentivo para participar. Una cultura de la no participación no se invierte en dos días.
El diario El País hablaba hace poco de dos formas de legitimidad democrática distintas: la que nace de los movimientos sociales y la que nace de las urnas. ¿Crees que son legitimidades equivalentes?
No, equivalentes claramente no. Responden a naturalezas distintas. En una democracia saludable las dos deberían ser relevantes. El problema es que hasta ahora solo han contado las elecciones. Unas elecciones, además, hechas de una manera y con unas reglas que benefician siempre a los mismos. Con una ley electoral hecha a medida. De hecho, ahora que puede haber sorpresas en las municipales ya ha salido el Gobierno deRajoy diciendo que hay que cambiar el sistema para que sea la lista más votada la que decida el alcalde. Bueno, por ahí se ve cómo funciona la democracia representativa. ¿Que tiene una cierta legitimidad? Por supuesto. Pero que es insuficiente, también. Una democracia saludable necesita una sociedad permanentemente organizada. Y eso no se ha dado nunca en este país por diferentes motivos. No ha sido algo casual e inocente. Y si no tienes eso, el poder, por definición, tiende a abusar del poder. Eso ha sido así a lo largo de la historia de la humanidad. Quien tiene privilegios no renuncia a ellos angelicalmente o por iluminación. Lo hace porque hay un contrapoder que le obliga a repartir la riqueza. Lo que es un error es reducir la democracia a unas elecciones. Eso es un error y a la vista está.
¿Crees que el PSC acabará desapareciendo?
Tiene todos los números, desde luego. Se lo ha ganado a pulso.
¿Te alegrarías si llegara a pasar eso?
Sí. Es un partido del régimen. No el único, también están CiU y el PP. Son partidos corruptos y clientelares. Y como parte del problema, no pueden ser parte de la solución. Me sabe mal por mucha gente militante de base que ha creído. Mis padres votaron mucho tiempo socialista. Ha habido mucha gente que lo ha pasado muy mal cuando el partido socialista ha hecho políticas de derecha. Y, además, son grandes responsables de la modernidad líquida en la política. Que no haya certezas, que no haya valores. Si quienes se supone que han de defender la justicia social abrazan las políticas neoliberales, entonces se convierten en responsables de que no haya referentes políticos y de que la gente crea que todos los políticos son iguales. Es importante que toda la gente buena que ha creído en ese proyecto encuentre rápidamente otros proyectos en los que implicarse. Lo mejor que puede hacer el PSOE como estructura es desaparecer.
¿Qué diferencia a la nueva izquierda de la vieja? Ellos también empezaron cargados de ilusión y buenas intenciones.
Bueno, ese proceso de decadencia se explica por muchas cosas de las que ya hemos hablado antes: el fin de la historia, la caída del Muro… Cuando ellos tuvieron que posicionarse frente al poder económico no lo hicieron y ahí empezó el principio del fin.
¿Y por qué crees que a ti no te va a pasar eso?
Nadie está libre de duda. Lo que hay que hacer es aprender del pasado y mejorar nuestra democracia. No se trata de trasladar la confianza de unas siglas a otras, eso sería una visión errónea y vieja. Lo que hay que hacer es cambiar las reglas del proyecto para que pueda haber un control democrático permanente.
A ti se te ha acusado, entre otras muchas cosas, de apoyar a grupos proetarras y de formar parte del caldo de cultivo que ha conducido, por ejemplo, al asesinato de políticos como Isabel Carrasco…
Madre mía.
Esto último se publicó en El Mundo.
Sostres, sí, menudo bárbaro. He denunciado a Cifuentes, que fue la primera que me calificó de simpatizante etarra. Los jueces han admitido la demanda. Y aunque ha habido un montón de periodistas de la caverna que han dicho barbaridades, y creo que debería haber algún tipo de control para que no fuera posible esa difamación constante, creo que es mucho más grave que eso lo haga un responsable político. Como Cifuentes, que no es una ciudadana cualquiera que expresa una opinión porque sí. Es una delegada del Gobierno, con responsabilidades políticas, y sabe que lo que está diciendo es mentira. Y eso tiene consecuencias penales. Si tú señalas a alguien como simpatizante del terrorismo, que es un tema que hiere a mucha gente en este país porque hay heridas todavía abiertas, sabes que puede haber gente descontrolada. Como me pasó a mí después de que me señalara Cifuentes. Hubo gente que me amenazó. Horas después ya estaba recibiendo amenazas de muerte. ¿Cómo puede ser un responsable político tan irresponsable como para banalizar el terrorismo? De hecho, hubo asociaciones contra el terrorismo que pidieron la dimisión de Cifuentes porque se sentían insultadas. El PP ha llegado al esperpento. Todo es ETA. El aborto es ETA, la Colau es ETA, tú eres ETA. Y eso en términos democráticos es grave. Ha habido ministras alemanas que han dimitido solo porque mintieron en su currículum respecto a un trabajo de doctorado. Y en este país no dimite ni dios después de cosas tan graves como estas. Quieren asustarte, quieren criminalizarte, quieren que te pongas a la defensiva y te justifiques todo el rato por cosas absurdas. ¡Que demuestren ellos que yo tengo algo que ver con ETA!
Tú llamaste «criminal» a Javier Rodríguez Pellitero, vicesecretario general de la Asociación Española de la Banca, en el Congreso de los Diputados. Incluso dijiste que te habría gustado lanzarle tu zapato. ¿Te arrepientes de eso?
¡Nooo! No me arrepiento nada.
¿Y eso no es contradictorio con lo que me acabas de decir?
No. ¿Por qué?
¿Cuál es la diferencia?
Yo lo que hago es visibilizar una violencia que está invisibilizada. Pellitero es uno de los responsables. Y digo «uno» porque no es el único, pero para ser precisa debería haber dicho «este señor es un criminal junto a sus otros compañeros criminales de la banca». Es una responsabilidad compartida. Pero mantengo la acusación de criminales para los directivos de banca. Es una descripción. No es violencia. Es la descripción de un aparato que se comporta como la mafia, como una organización criminal organizada. Pero a diferencia de otras mafias, esta está incrustada en el poder. Están destrozando la vida de miles de personas. Cuando dije que le habría tirado un zapato pero que no lo hice porque era más importante decir lo que tenía que decir, y eso es apostar por la democracia en vez de por tirar zapatos, visibilizo la violencia que él acaba de invisibilizar. Encima de que han arruinado la economía del país, de que han arruinado a miles de personas con deudas a perpetuidad, con desahucios injustos… Además de todas esas barbaridades, tuvo las santas narices de ir al Congreso a decir que era todo mentira, que los bancos no desahuciaban. Por eso me puse como me puse. Yo iba allí muy tranquila a explicar lo que siempre explico de la plataforma. Pero me encuentro con un infame que rehúye sus responsabilidades, que va tranquilo y sobrado, convencido de que nadie le va a decir nada, y que tiene la poca vergüenza de decir barbaridades, como que tenemos un sistema hipotecario, dijo literalmente, «ejemplar». Cuando somos el país que más desahucia con diferencia. Lo mínimo era llamarlo criminal. Podría haberle dicho mucho más.
¿Te sientes responsable de la demonización de los políticos?
Eso dicen de los movimientos sociales. «Ah, es que vosotros estáis promoviendo la demagogia, metéis a todos los políticos en el mismo saco y eso es muy peligroso porque desautorizáis las instituciones, erosionáis la democracia». Y eso es una trampa. Si hay tantos ciudadanos denunciando a los políticos es porque ha habido una práctica institucional sistemática que se ha desautorizado a sí misma. Tenemos unas instituciones que se están saltando sus propias reglas. No las que nosotros creemos que deberían tener, ¡las suyas propias! La corrupción es el máximo ejemplo. Son ellos los que han minado la democracia y deslegitimado las instituciones. Nosotros decimos «hay que recuperar la dignidad, hay que legitimar las instituciones». Es tramposo acusar de los males de la democracia a quien está denunciando precisamente la mala praxis democrática.
¿Disolverías la unidad antidisturbios de la Guardia Urbana si llegaras a la alcaldía de Barcelona?
Pues sí. De hecho, hay muy pocos ayuntamientos que tengan antidisturbios. No es normal. Además es un cuerpo lleno de denuncias de malas prácticas y denunciado también por varias organizaciones de defensa de los derechos humanos. Hay que apostar claramente por otros modelos de seguridad. Y el municipio lo permite. Permite por ejemplo buscar figuras de proximidad. Como el policía local, que trabaja en proyectos de seguridad comunitarios. La seguridad pasa por el respeto de los derechos sociales. Cuando eso pasa, baja el nivel de delincuencia y de conflictividad. Y también hay conflictos del día a día que necesitan de algún tipo de gestión, pero creo que hay que buscar modelos basados en la mediación y en la proximidad. Modelos que han sido implantados en muchos otros países con gran éxito. El modelo más duro y más represivo, que es el de los antidisturbios, es un mal ejemplo y hay que acabar con él.
¿Cómo castigarías la corrupción política?
De forma tajante. En España una persona humilde, trabajadora, con toda su buena voluntad, que no delinque, que por culpa de una crisis que no es su responsabilidad pierde su casa y su trabajo, se queda con una deuda de por vida que encima aumenta y que el Estado no le perdona, condenándole a la exclusión de por vida. Y por otro lado los delitos económicos salen gratis en este país. No hay casi ningún corrupto que haya pisado la prisión. Y a mí la prisión no me parece la mejor de las soluciones. Hay que evitar que se produzcan determinados delitos, pero lo que no puede ser es que quien atenta contra el interés general, quien abusa de su situación de privilegio, sea el único que nunca pague. Los delitos económicos prescriben a los cuatro o cinco años. Las deudas de las familias no prescriben jamás. Las multas a los ciudadanos tampoco. Los impuestos no se perdonan jamás. El ciudadano de a pie que roba para dar de comer a sus hijos tiene muchos números para acabar en la cárcel, mientras quien atenta contra el interés general se sale de rositas. Ahí hay una desigualdad del sistema brutal.
¿Cuál es tu postura respecto a la libertad de horarios comerciales?
Se tiene que gestionar pensando siempre en el interés de los barrios, de los vecinos y del pequeño comercio. El debate de los horarios comerciales se plantea pensando en los intereses de los grandes centros comerciales, de las grandes franquicias. En nombre del turismo y del interés general se adoptan medidas que solo benefician a quien tiene capacidad para adaptarse a ellas a gran escala. Y al pequeño comerciante que depende de su trabajo esas medidas le perjudican.
¿Y respecto a los alquileres de pisos turísticos por parte de particulares?
Ya se hizo una regulación con la anterior concejala, Itziar González, que por fin escuchó a los vecinos e hizo un plan de usos en Ciutat Vella. Porque había un descontrol absoluto. Y, de hecho, hay una trama de corrupción vinculada a ese tema. Esta concejala, que fue la única que se enfrentó a estas tramas vinculadas a los apartamentos turísticos y al Palau de la Música, tuvo que dimitir por las amenazas de muerte y las presiones que recibió.
No hablo de mafias, hablo de ciudadanos particulares que alquilan su piso por días.
Tiene que haber una regulación igual para todos. Y se tiene que pensar en el interés de todos. Si eres propietario, puedes alquilar tu piso. Tienes derecho. Ahora bien, eso tiene que estar regulado. Se tiene que pensar en los intereses de todos y no solo del propietario que puede alquilar. Uno de los problemas principales que denuncian las escaleras de vecinos en Ciutat Vella es que los apartamentos turísticos generan muchas molestias. Quien pasa puntualmente por allí no piensa en las consecuencias y genera auténticas situaciones de maltrato. El volumen de apartamentos turísticos en el centro de Barcelona es uno de los principales motivos de la expulsión de vecinos, de la subida de precios de la vivienda. ¿Verdad que no puedes quemar tu vivienda? Los derechos tienen límites. En el caso de la propiedad, ese límite es su función social. Y también colisiona con otros derechos, como el derecho a la salud del resto de los vecinos. Si los derechos individuales fueran absolutos, ¿para qué hacen falta administraciones? Pues que se autorregule todo el mundo y ya está.
¿Qué te ha parecido la actuación del ayuntamiento en Can Vies?
Un desastre total. Como política pública, un desastre. Lo que no era un problema se ha convertido en un conflicto. Can Vies era un activo de la ciudad y en concreto del barrio de Sants. Y eso lo demuestra su arraigo de años, las miles de actividades culturales y vecinales que se han hecho allí, el grandísimo apoyo del tejido del barrio… Pero cuando hay un Ayuntamiento gobernado por unas élites alejadas de los barrios… Cualquiera que conociera el barrio de Sants sabía que esa decisión tan agresiva de desalojar y derruir una realidad de diecisiete años era una declaración de guerra que provocaría desastres. Si lo hicieron sin saberlo demuestran un desconocimiento absoluto del barrio de Sants. Y, en cualquier caso, no les importan las formas de autoorganización y de cultura popular, que es una de las grandes riquezas de Barcelona. Hoy en Barcelona hay cada vez más centros sociales, culturales y vecinales que se gestionan comunitariamente y que funcionan mil veces mejor en términos de eficacia y de gestión que cualquier centro externalizado. Eso es una demostración práctica de que hay dos modelos de ciudad.
Y al propietario de la casa ocupada, ¿qué le dirías si eres alcaldesa?
Es muy diferente si estamos hablando de un propietario particular. En el caso de Can Vies el propietario es Transports Metropolitans de Barcelona, lo que convierte el desalojo en algo aún más miope y obtuso. En el caso de pequeños propietarios hay que ver realidad a realidad de qué estamos hablando. Las mejores intervenciones en estos casos son las que se basan en la mediación. Hay que ver cuál es la realidad de ese inmueble. ¿Había estado abandonado y el propietario he hecho dejación de sus funciones y por lo tanto tiene una responsabilidad? Quizá la gente que ha entrado ha hecho todo un proceso de rehabilitación que merece ser reconocido. O no: igual el propietario estaba haciendo un uso legítimo y ha habido un acto de violencia. Es que depende. Y dependiendo de eso, merecerá una u otra respuesta de mediación. A lo mejor no tienen por qué desaparecer el uno o el otro. Se puede buscar realojar a las personas que han ocupado. Depende de la situación.
No pretenderás gobernar una ciudad de un millón y medio de habitantes caso a caso…
Hay ejemplos maravillosos de gestión comunitaria y de mediación. Si hay descentralización en los barrios, haces que el entramado institucional, junto con el social y el vecinal, busque la mejor respuesta. Porque son ellos los que conocen la realidad local. Los servicios sociales saben lo que está en juego, si esa familia tiene realojo posible o no…
Pero eso puede conducir al caciquismo de barrio.
Tiene que haber un control democrático. No es darle poder a una gente en concreto. Tiene que ser una cuestión de procesos.
¿Estás a favor de una renta mínima universal?
Sí. Estoy a favor en términos de políticas de derechos. Porque creo que la existencia y la dignidad humana son mínimos no negociables, y eso pasa hoy por garantizar unos ingresos mínimos. Es una forma de redistribuir. Y de pasar de una política asistencial que ve la pobreza como un tema de caridad a una política de derechos. Hay que hacer política de derechos, no política asistencialista. Y creo que es viable económicamente. Hay muchas pequeñas ayudas muy mal administradas. Para la gente que las necesita es una odisea kafkiana acceder a ellas. Se criminaliza al pobre desde la Administración, se ponen trabas burocráticas para acceder a ellas y son ayudas parciales: que si para el comedor, que si para la vivienda, que si para mujer separada con niños… Muchas de esas ayudas se podrían concentrar en esta renta mínima y eso sería mucho más eficaz en términos económicos y de gestión.
¿Y del salario máximo?
Totalmente a favor. El capitalismo nos ha hecho creer que la riqueza es un fenómeno privado. Que depende de méritos privados que unos se hagan más ricos que otros. Y no es verdad. Más allá de que unos tengan unas capacidades y otros otras, la riqueza se genera siempre a partir de bienes comunes. El suelo, el agua, el aire, la comida… Todo eso son bienes comunes que deberían tener una gestión mínima común. Con los bienes de primera necesidad no se debería poder especular. Otra cosa es que luego tú te montes un negocio de yates, de Rolex, o de lo que sea. Pero hay que poner límites. Uno es la fiscalidad, que ahora penaliza al trabajador en vez de al especulador. Y, además de eso, ¿por qué no va a haber un sueldo máximo si hay un sueldo mínimo?
¿Cuál sería tu primera decisión si llegaras a la alcaldía?
No sería mía.
Cuál te gustaría que fuera, entonces.
La sanción a los pisos vacíos propiedad de bancos sería de las primeras. O dejar de trabajar con bancos que están desahuciando. Reorientar las finanzas hacia las finanzas éticas. La descentralización. Y medidas de participación efectiva para la ciudadanía. Comprometerme a consultas ciudadanas de resultado vinculante a partir de la recogida de firmas.
Tu imagen como icono de la izquierda alternativa es ahora inmaculada. ¿Temes que eso cambie en cuanto tengas que tomar decisiones reales que afecten a aquellos que ahora te consideran un referente?
Como no voy a hacer nada individualmente y sé que me voy a encontrar límites, pensar lo contrario sería ingenuidad. Evidentemente, va a haber dificultades. Pero si eso se hace de forma colectiva y transparente, la gente va a participar de ese proceso y va a entender que si hay un límite habrá que buscar soluciones. Aparte de eso, entiendo tu pregunta en el sentido de que cualquiera que se meta ahora en política institucional se arriesga a la desconfianza y a la fiscalización permanente, a que no se te perdone ni un error. Pero sé por qué lo hago. Tengo miles de cuestiones pendientes, de novelas por leer, he trabajado en temas de comunicación y me encanta, he trabajado de traductora y de intérprete y me encanta, tengo un hijo de tres años al que le quiero dedicar más tiempo. No me va la vida en esto. Sé que me arriesgo y que nos equivocaremos y que nos vamos a enfrentar a intereses económicos. Que esto a Itziar González le costó amenazas de muerte. Pero como creo que el proceso colectivo y el objetivo de fondo, que es hacer una revolución democrática, vale la pena, también creo que hay intentarlo.
¿Qué le responderías a alguien que te dijera que ese recurso habitual tuyo a las «decisiones colectivas» es una manera de eludir posibles responsabilidades personales?
Pero cuando me has preguntado qué haría yo, te lo he dicho. ¿No?
Sí, has respondido a todas las preguntas.
Mi opinión te la he dado. Pero es importante recordar que la política que queremos hacer no depende de personajes individuales. Venimos de una inercia personalista muy fuerte, pero yo no rehúyo opinar. He demostrado que opino con soltura y no me muerdo la lengua.
Acabo. Llegas a la alcaldía y las juventudes del PP organizan un escrache frente a tu casa. La cosa se calienta y llamas a los antidisturbios. Pero no responde nadie porque los has disuelto. ¿Qué haces?
Bueno, hay otras figuras policiales para según qué tipo de disturbios. Como los Mossos d’Esquadra. Pero has mezclado muchas cosas. A mí no es tan necesario hacerme un escrache porque cojo el transporte público cada día. Hago actos públicos. Es muy fácil hablar conmigo. A diferencia de los dirigentes del PP, que viven bunkerizados. Por eso nos vimos obligados a hacerles escrache: porque no había manera de contactar con ellos. Es una diferencia importante. Si llego a ocupar algún cargo público, quien quiera hablar conmigo podrá hacerlo. Y por eso no será necesario hacerme un escrache. Pero si alguien quisiera hacerme un escrache… Un escrache es señalar e interpelar. Es importante no mezclarlo con la violencia. Si es violento no es un escrache. Yo saldría de mi casa y hablaría de lo que tuviéramos que hablar. No tendría miedo. Y si hubiera un ataque violento, que eso ya no es un escrache, intentaría defenderme como pudiera. Sobre todo si tengo cerca a alguna persona a la que quiero.
Fotografía: Alberto Gamazo
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Alberto Garzón: «Izquierda Unida tradicionalmente tiene dificultades para llegar a las clases populares»
Publicado por Álvaro Corazón Rural
Apareció en escenario político nacional tras el 15M, pero lo hizo a través de un partido de los de la «vieja política» que el movimiento denunciaba; partido del que formaba parte, la verdad sea dicha, antes de las protestas. Alberto Garzón (Logroño, 1985) forma parte de una nueva generación de políticos que propone cambios integrales en la economía y en la estructura del Estado y la Unión Europea.
Háblame de tu experiencia en lo que llamamos la «vida real», es decir, fuera de la representación política remunerada.
Me he criado en Rincón de la Victoria, un pueblo de Málaga muy vinculado a la construcción. Es como la Marbella del este. Allí la burbuja inmobiliaria tuvo unos efectos extraordinarios. De hecho, de mi colegio público, el único varón que llegó a la universidad fui yo. Mis compañeros prefirieron hacer módulos porque el que no era albañil, era el que ponía los aires acondicionados en las urbanizaciones o el que ponía el pladur. Ahora todos, absolutamente todos, están en paro. Son gente sin cualificación con el perfil típico de esa zona.
Fui a la facultad en Málaga, Economía y Administración de Empresas. Cuando terminé hice un doctorado en Madrid, en la Complutense, Economía Internacional y Desarrollo, para el que me vine a vivir a Leganés y Alcorcón, a compartir piso de la forma más barata. Había estado trabajando en la universidad de becario y viví con el dinero que tenía ahorrado y con lo que me ayudaban mis padres, que tampoco era mucho, aunque no tuve que pedir préstamos para financiarme el posgrado como otros compañeros. Después me puse a trabajar en el ICEX con un salario normal, bastante aceptable, al menos para 2009. Eran ochocientos euros. Aunque era un trabajo por obra en una institución bastante reputada y que tenía dinero.
Después volví a Málaga, me quedé en paro, no había trabajo de lo mío y miré becas en el extranjero. Llegó la oportunidad de trabajar en un proyecto de investigación en la Pablo de Olavide, con un salario prorrateado, porque había mucho trámite burocrático y me contrataron de seis meses en seis meses. Vivía en Sevilla solo por primera vez en un piso de seiscientos euros al mes. Allí me pilló el 15M, empecé a destacar de cara a los medios, salí en el 59 segundos sobre jóvenes y nueva política y, paradójicamente, fue con ese vídeo con el que me conocieron gran parte de mis compañeros de IU. Yo me había movilizado en asociaciones estudiantiles, de hecho fundé una, estaba en ATTAC y con grupos ecologistas; tenía mi carné de IU pero nunca había tenido un cargo, solo me ponían de número 7 en las listas como apoyo a la candidatura. Tras el vídeo, que se convirtió en viral en internet, me propusieron ser candidato.
No me habían renovado la beca, así que toda la campaña la hice viviendo en casa de mis padres. Salí elegido diputado y volví a Madrid a compartir piso en Chamberí. Ahora estoy en la Latina compartiendo con mi novia y con mi hermano.
Has declarado que no te quedas con todo tu sueldo de diputado nacional. ¿Cómo lo repartes?
A Izquierda Unida le damos un 15% por motivos éticos y para su mantenimiento. Mi sueldo neto es de cuatro mil quinietntos euros, varía si tienes una comisión o una portavocía. A partir de ahí hago donaciones a cooperativas u organizaciones como las Juventudes Comunistas hasta, normalmente, quedarme con dos mil euros para mí. Es la referencia que tengo porque es lo que cobra mi padre como profesor de instituto.
Dices que tu vocación principal es la docencia. ¿Te has puesto fecha para regresar?
Tengo mi tesis en proceso, en proceso paralizado. Esa tesis es lo que me apasiona. Me gusta mucho aprender y estudiar para enseñar, para formar a la gente. No me gustan las torres de marfil. Pero para volver no me he puesto ninguna fecha. Los procesos políticos no funcionan de forma mecánica. Lo que sí que tengo muy claro es que no tendría ningún problema en abandonar la política institucional. Me gustaría volver a optar por estudiar fuera, quería irme a Londres, a hacer un máster que no cursé porque salí candidato. Hacer como todos mis amigos, que se han ido de España a estudiar o ampliar estudios. Nada me ata, aunque creo que lo estamos haciendo bien, la gente cuando vamos a los actos nos lo agradece, mientras esto sea así, bien. Si cambia, si las cosas son distintas, vuelvo a lo de antes.
Manifestaste recientemente que «hay circunstancias que invitan a pensar que el rey ha podido participar en algún delito». ¿Puedes explicar cuáles?
Este tema hay que entenderlo dentro de la gran opacidad de la que goza frente al pueblo español. Dado que la Constitución le otorga al rey carácter de inviolabilidad, sus asuntos se tramitan de forma opaca, se supone que todos son personales y ningún representante público puede tener información. Dije eso porque recientemente hizo una serie de viajes muy seguidos al Golfo Pérsico en los que fue acompañado por ministros y por responsables de empresas multinacionales españolas.
Lo normal en un caso así es que un diputado pueda preguntar al Gobierno cuánto ha costado y con quién viajaba, para saber si el Gobierno y la Casa Real están actuando como intermediarios de dos agentes que no son el pueblo español, como son una empresa privada española frente a un gobierno extranjero. Porque si estás pagando viajes de negocios que no son de los españoles sino de las grandes empresas españolas, estás poniendo la cama. No hay que confundir los intereses del pueblo español con los de las grandes empresas españolas. Pero bueno, este es otro debate. El caso es que cualquier diputado puede exigir conocer los detalles del viaje y no hemos podido obtener información. Nos rechazan todas las preguntas aludiendo a ese carácter de confidencialidad.
Esto por un lado. Por otro, no es primer viaje que hace el rey. Lleva toda su vida gestionando sus negocios privados. Hoy le decía a los grandes empresarios «siempre estaré ahí con vosotros». La CEOE ha apoyado su decisión de abdicar, a Felipe VI y a la Casa Real. Hay unas entrevistas y un reportaje muy interesantes enInterviú sobre las comisiones que se llevaba Corinna del 3% por hacer intermediación. Esto también lo preguntamos y nos negaron la posibilidad de una respuesta. Porque el pacto de silencio sobre la Casa Real que ha existido hasta hace muy poco todavía, en cierta medida, sigue estando ahí dada la circunstancia excepcional de la Casa Real dentro de la norma jurídica española.
Por todo esto creo que, como mínimo, la sospecha debe mantenerse ante la Casa Real. Precisamente, preguntamos por las vinculaciones de Juan Carlos con Arturo Fasana, contable suizo de la Gürtel. Tuvimos algunas filtraciones, preguntamos al Gobierno si había alguna relación entre la Casa Real y esta persona y, naturalmente, se nos negó. Luego recibimos otra filtración, preguntamos si el rey conocía a una serie de empresas y nos dijeron que no respondían a cuestiones de clase privada. Pero un medio, InfoLibre, cogió el testigo, investigó por su cuenta y encontró que las cuentas de esas empresas estaban asociadas a Repsol YPF en América Latina y a una persona muy vinculada al Partido Popular que es Ramón Blanco Balín, número dos de Repsol.
A través de las preguntas al Gobierno y de que los periodistas hicieran su labor, intentamos sacar algo de información a partir de lo de Corinna, que podría recibir sus comisiones empleando al CNI, que según Interviugeneraba pasaportes falsos para poder encubrir este proceso comercial. Es todo como de novela negra, pero nosotros como diputados exigimos esa información y no recibimos nada por el carácter inviolable del rey. Y en esas estábamos hasta que ha abdicado.
Explicas en tu libro que la III República que deseas se asienta sobre dos principios, «una democracia procedimental de tipo republicano y una democracia sustantiva de tipo socialista». ¿Por qué no una república para todos en la que puedan sentirse identificados quienes piensen que se puede satisfacer las necesidades de la población por otras vías que no son el socialismo?
Las etiquetas conceptuales como pueden ser izquierda, república o socialismo son conceptos que no son simples palabras, sino que tienen un carácter simbólico e ideológico peyorativo o positivo según quién sea el receptor. No soy muy dogmático a la hora de usar las palabras, pero creo que es importante recuperar los conceptos originales y que no nos roben el lenguaje. Porque socialismo y república significan dos cosas muy diferentes de lo que nos han hecho creer. República en el imaginario español es un concepto asociado en el devenir histórico de este país a la II República, a la quema de conventos y a una serie de elementos que han sido propugnados por una visión y un sector muy particular de esta sociedad. Lo mimo ocurre con la bandera, la tricolor está asociada a periodos que terminan en guerra civil, cuando podría estar asociada a la primera bandera que entró en París para liberarla de los nazis. De hecho, en Francia la ven como algo democrático y en la España de hoy es distinto. Hay que recuperar los conceptos originales, no nos pueden robar las palabras porque si no estamos perdidos.
Además, yo no hablo de república solo en términos de cómo se elige al jefe del Estado, si por herencia de cuna como es la monarquía o por un proceso democrático de elección. Planteo que la república no es solo una formulación de reglas, es participación, es no solo votar cada cuatro años. Esa es la esencia del republicanismo. Y cuando hablamos de socialismo en términos sustantivos, hablamos de la tradición, de la herencia del republicanismo. Todos los autores clásicos socialistas tienen un hilo con Robespierre y los liberales republicanos que venían reclamando participación política. El primer socialismo es claramente republicano, pero con el concepto de modernidad.
Es comprender la democracia como la garantía de tener acceso a la vivienda y los servicios que te permitan tener libertad en el sentido positivo. Es un debate filosófico. Puede chocar en un principio, no lo pongo en duda, pero creo que es un elemento necesario para combatir en el plano ideológico y recuperar nuestras palabras. El término socialismo parece muy restringido, república lo es menos, pero todos son espacios que tenemos que ir recuperando y dotando de contenido porque si no son ellos, los de la parte hostil a nuestras ideas, quienes van a determinar el significado de nuestras propias palabras. Y si es el enemigo o el adversario quien define las reglas del juego y quien determina el movimiento de las piezas estamos perdidos.
Pero para traer una república habrá que sumar partidarios de toda clase y condición, y esta estrategia como punto de partida no me parece la más apropiada.
Mi libro es un elemento de pedagogía política, no es un libro para leer en el autobús cuando uno tiene cinco minutos. Es un libro de analizar, yo he aprendido mucho elaborándolo. Pero su objetivo es luchar en esa batalla ideológica. En ese sentido, las peleas sobre el significado de los conceptos creo que son muy necesarias. El socialismo se enfrentó a los liberales para conseguir la democracia tal y como la conocemos ahora. El socialismo es la fuente del estado de bienestar, de la sanidad pública, de la educación pública. La mayor parte de las conquistas sociales hoy en día tienen origen en el socialismo. Al quitarle el «ismo» y decir que son conquistas sociales se está faltando a la verdad. Son conquistas socialistas, del movimiento socialista, del movimiento obrero. Creo que hay que dotar de rigor a la palabra y analizarlo desde este punto de vista. El socialismo es la fuente de la democracia. Y, por supuesto, determinados proyectos que se llamaron a sí mismos socialistas para mí no lo son porque no eran democráticos.
Dices que el objetivo de la república que quieres es que «los ciudadanos tengan acceso a una vivienda, a un trabajo y sus necesidades básicas satisfechas». En el preámbulo de la Constitución española del 78 dice cosas como que pretende «promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida» o «garantizar la convivencia conforme a un orden económico y social justo».
En ciencia política se distingue entre lo que es una constitución material y una formal. La formal es la que citas, la material es la realidad concreta que uno ve. Nuestra constitución tiene artículos que, sin el envoltorio, dirías que son socialismo. Hice la prueba, de hecho, con el artículo 128. Dice que toda la riqueza del país está subordinada al interés general. Esto es un artículo socialista. Te lo pongo encima de la mesa y dices que es el programa de Izquierda Unida. Pues lo puse en Twitter y la gente me dijo que me estaba excediendo, que ya me estaba pasando, incluida gente del PP y un controlador aéreo famoso por su rebeldía frente al Gobierno deZapatero. Me llamaron comunista. Y era el artículo 128 de la Constitución española de 1978.
Lo que pasa es que la Constitución se ha hecho de ultraizquierda porque la sociedad se ha ido derechizando. Tuve un profesor que me dijo un día: «Alberto, yo hace treinta años era de centro, había gente a la derecha y a la izquierda; ahora soy de extrema izquierda y no me he movido». Pues eso le ha pasado a la Constitución. Se ha ido echando hacia la izquierda porque la sociedad ha ido interiorizando determinadas ideas que dan una concepción del mundo muy de derechas.
Nuestra constitución tiene el artículo 47 del derecho a la vivienda que ni se cumple, ni se ponen herramientas para hacerlo. Y el artículo 128 que comento es el más llamativo. Si uno va a la sinopsis de la página web del Congreso podrá encontrar una explicación de por qué no se cumple, porque la normativa jurídica supraestatal, la europea, se impone a la hora de las privatizaciones y las nacionalizaciones.
También en el estatuto de Andalucía y en la propia Constitución se establece que hay que avanzar hacia el cooperativismo y la propiedad colectiva de los medios de producción. Lo dice así. Eso también es socialismo. Son artículos reflejo de la lucha de clases de aquel momento, de 1978. De una izquierda que no rompe con la dictadura, pero que es muy combativa, que imprime su carácter también en la Constitución y nos permite empezar a construir el estado de bienestar. En el lado negativo, hay que señalar que el texto impidió la ruptura con la garantía de la unidad del estado de los militares y propuso una determinada configuración política muy basada en las élites. Muy poco participativa. Nada que ver con Portugal. Si uno lee la constitución portuguesa de 1976 alucina, porque encuentra que el artículo primero y el preámbulo hablan de avanzar hacia una sociedad socialista. Esta constitución se ha tenido que modificar seis veces para adaptarse a la normativa europea, y hoy día sigue pareciendo de extrema izquierda.
Estas constituciones se han vaciado de contenido por un interés político que ha querido interpretarlas de manera afín a determinados intereses. Ahora la Constitución está agotada. Al final parece que el único artículo que existe es el 135, el que tiene que ver con los nacionalismos. Todo lo demás no existe. Y luego se han ido tejiendo unas supraconstituciones, con normativas jurídicas supraestatales con mayor enjundia y un sesgo ideológico mucho más verificado que la propia Constitución. Con lo cual, no se trata de elaborar una constitución sino de cambiar la correlación de fuerzas tanto políticas como ideológicas que nos permitan cohesionar a la sociedad, porque los papeles siguen siendo papeles.
En cuanto a la bandera, parece que la tricolor levanta ciertas suspicacias a mucha gente que se siente identificada ya de por vida con la rojigualda. ¿Podrías reivindicar la república con la rojigualda? En 1873 no se aprobó la tricolor y fue la bandera de la I República.
Personalmente sí. Creo que la política y el programa están por encima de los símbolos, que tienen su valor, nadie lo puede negar, pero es algo secundario frente a un programa. Por lo tanto, ahí ninguna liturgia o ceremonia va a estar por encima, pero sin olvidar lo que decía antes: la tricolor también tiene su simbología democrática, antifascista y antifranquista. Ese valor también hay que ponerlo en alza.
Sobre el bipartidismo, te cito un texto del blog isocracia.es de un politólogo que considera que se trata de un debate falaz. Dice: hemos tenido seis presidentes del Gobierno de tres partidos. En las diez legislaturas, solo en la mitad ha habido mayorías absolutas. En las CCAA han gobernado múltiples formaciones, PNV, CiU, UPN, Coalición Canaria… En las elecciones de 2000, el PSOE se presentó con un programa conjunto con Izquierda Unida. El PP tardó veinte años en ganar unas elecciones nacionales y nunca ha gobernado en País Vasco, Cataluña o Andalucía, etc…
Creo que supone no entender que el sistema político se dota de pilares que aunque después puedan ser apoyados desde otras fuerzas por motivos coyunturales, al final los elementos fundamentales, el sostén, han sido y siguen siendo el PP y el PSOE, más allá de que la transición la iniciaran también el PCE o algún partido nacionalista haya aportado algún elemento. No se trata tampoco de hacer un análisis sobre las CCAA, sobre todo porque las competencias son insignificantes en valor sistémico, gestionan gran cantidad de presupuesto, y presupuesto social como Sanidad y Educación, pero son incapaces de cambiar las reglas del juego. Una CCAA aparte de aprobar su estatuto, y mira qué difícil lo tuvo Cataluña con el suyo, tiene poco margen para hacer incluso una reforma fiscal, y ya no te hablo del modelo de estado. Hay que atender a cuáles son los partidos dominantes en el Congreso de los diputados, que es el lugar que ostenta esa capacidad de situar los contornos del sistema político del 78.
En ese sistema político del 78 la monarquía, el PP y el PSOE siempre han estado juntos, al principio con los nacionalistas y con el PCE, ahora solos. En el proceso de reformas estructurales en el que la troika nos propone un modelo de economía muy determinado, con reformas financieras, laborales, etc… el sostén político de todo esto es el PP y el PSOE. Los que reforman el artículo 135 de la Constitución para atender a este proceso son el PP y el PSOE, aunque CiU también quería, pero esos dos son el elemento nuclear. En un informe del FMI del 2 de agosto de 2013 se indica que las reformas estructurales van bien, que hay que seguir profundizando, pero plantea riesgos y uno de ellos es que PP y PSOE pierdan popularidad y sea más difícil llevar a cabo determinadas reformas.
En los grandes acuerdos de estado PP y PSOE siempre se han puesto de acuerdo. Para salvaguardar la monarquía, por ejemplo. Yo sí creo que existe ese componente bipartidista más allá de un análisis puramente operativo de quién y cuánto ha gobernado. ¿Cómo se ha resuelto el problema de la monarquía? Lo contó Zapatero. Han llamado a Rubalcaba, a Rajoy, han hablado entre ellos, con Felipe González y el propio Zapatero, y entre ellos han cerrado una hoja de ruta. Ese es el núcleo del bipartidismo. El rey no ha llamado ni a CIU, ni al PNV ni a Cayo Lara.
Has dicho que Podemos cubre el espacio electoral que otras formaciones no cubrís, pero el primer análisis de Metroscopia dice que el 55% de sus votantes lo fueron de Rubalcaba o de IU.
Claro que hay votantes de IU y también del PSOE. Mi interpretación viene de que Podemos tiene un discurso fundamentalmente del 15M. Nosotros también lo tenemos, pero somos una fuerza que tiene una historia que en el imaginario español está situada en el mismo eje que PP y PSOE, en la vieja política, aunque para mí es un análisis erróneo. Hemos tenido casos de corrupción resueltos de forma tardía, como el de Bankia; de forma tardía e incluso torpe. Lo cual en el imaginario español ha dejado ese elemento que a mi juicio es erróneo, pero ahí se ha quedado. Esta parte de la población que niega la vieja política e impugna el sistema del 78 porque considera que ya no tiene validez, está dispuesta a pensar y a repensar una nueva forma de hacer política y entiende que IU es parte del viejo régimen. Esto no ocurre con Podemos porque no tienen historia. Por eso digo que han ocupado un espacio que nosotros no cubrimos.
Te ofrecieron ser candidato de IU por un vídeo que se convirtió en viral tras el 15M. A Pablo Iglesias no hay duda de que le ayuda su presencia mediática. Vuestra aparición en política puede ser tildada de más oportunista que oportuna.
Ese es un error de interpretación absoluto. Criticar en términos peyorativos las figuras mediáticas es no entender que en estas elecciones europeas quien más espacio ha tenido en televisión han sido PP y PSOE y han perdido millones de votos. Es no entender que otra figura nueva como Elpidio Silva apareció todos los días en televisión, con juicios que le podían beneficiar, y es no entender que Mario Conde también se presentó a las elecciones pasando por todos los platós de televisión y su resultado fue realmente miserable en términos cuantitativos.
No son solo figuras mediáticas que aparecen mucho en televisión, hay algo de política de fondo que permite conectar. La aparición en los medios es necesaria para que haya un amplio conocimiento, pero desde luego no es suficiente para conseguir un éxito político. Los medios te permiten entrar en los salones de la gente en sus casas, simpatizar con ellos a través de un determinado discurso que sabe entender la situación de esa persona en ese salón y ofrecerle soluciones. Pero no es garantía de éxito si no sabes hacerlo bien. Es obviar, introducir y simplificar un problema que no deja de ser político. Pablo Iglesias, o Ada Colau, han conectado con el público por un elemento político de conexión, no por salir mucho. A mí me ponen a Belén Esteban en televisión y por mucho que la vea no simpatizo con ella porque no es un elemento político para mí. Esa parte de la vieja política busca una excusa para el fracaso propio.
Izquierda Unida emitió una nota quejándose de que no fueras invitado a un debate en La Sexta Noche. Una empresa privada se ha erigido en el gran poder que puede quitar y poner. Y se le exige que sea garantista y plural cuando no tiene por qué serlo si no quiere.
El problema es que en la televisión pública no está garantizanda la pluralidad. Y sería deseable que las empresas privadas tuvieran unos códigos de mantenimiento de la pluralidad política, pero por salud democrática, no como imposición. No se trata solo de pluralidad de los invitados, sino de los tertulianos. Y en televisión española son de marcado sesgo derechista. Lo que ocurrió en La Sexta Noche es que una televisión privada decidió por las razones que fuera no convocar a IU al debate. Fue un malentendido, porque mi entrevista sí tuvo lugar. Lo que ocurre es que yo estaba invitado pero como no podía acudir ese día, se tuvo que grabar en falso directo, luego se generó un malentendido que ya está resuelto. Pero el programa seguirá contando con nosotros sin ningún problema porque desde su independencia ha decidido mantener una pluralidad de la que somos parte. Aunque hay que entender que son empresas privadas y la ley no les obliga a elegir a los invitados.
¿En Izquierda Unida ha cambiado algo con la irrupción de Podemos o todo se reduce a hacer cuentas aritméticas?
No, yo creo que se ha aprendido. Hay discrepancias en el análisis político como es natural en cualquier organización con muchas personas, pero en general en conjunto todos hemos aprendido que Podemos es un síntoma y no un problema; es el síntoma de algo que está sucediendo en la sociedad que no se ha leído suficientemente bien, ni siquiera por los que confiaban en Podemos, porque nadie esperaba un millón doscientos mil votos y cinco diputados. A la izquierda del PSOE hay más de un 20% del voto. Tenemos que ser inteligentes y audaces y poder elaborar, hacer confluencia entre las organizaciones, no solo con Podemos, que compartimos espacios programáticos importantes, y poder vadear la ley electoral y las circunscripciones para las elecciones generales.
El otro día leí un comentario en un blog que decía que a Podemos le habían votado un millón, pero que todavía faltaba por hacerlo el otro millón que había votado a Izquierda Unida pensando que Pablo Iglesias no sacaría nada.
Es posible que sea así. Porque hay un elemento de intersección ideológica entre Podemos e IU, lo mismo que entre PSOE e IU aunque más pequeño. Es posible que haya un transvase de votos, pero podría suceder en ambas direcciones. Por eso más que un análisis de coyuntura de cómo fluyen los votos y cómo se consiguen, hay una estrategia política en la que, si compartimos espacios, debemos trabajar en una confluencia inteligente que nos permita que uno más uno dé diez o quince. No uno más uno igual a medio, como en el caso que has citado de Almunia y Frutos en el año 2000.
Monedero ha dicho en Público: «traicionaríamos a la militancia si nos juntáramos las cúpulas de diferentes partidos y pactáramos una lista electoral».
Eso sería vieja política. Un pacto sería un error; sería un error pactar entre las direcciones sin tener presente que lo importante es la política, el programa y la parte social. Es decir: los ciudadanos que votan a esas formaciones. Eso es en última instancia lo importante. Yo creo que sería muy precipitado hablar ya de un pacto de alguna naturaleza. Hay que analizar fríamente la procedencia de los votantes y el fenómeno social que se esconde detrás de los votos de IU y Podemos. Podríamos encontrarnos con espacios electorales refractarios de tal manera que si no se hace bien, uno más uno sea igual a medio, insisto. A nadie le debe poder la prisa por sumar aritméticamente el millón doscientos mil de Podemos y el millón quinientos mil de IU para darle elsorpasso al PSOE. Las cosas en política no funcionan así.
Tus declaraciones suelen ser muy técnicas o teóricas en comparación con las de Pablo Iglesias. El otro día Arcadi Espada criticaba que cuando le ponían ejemplos de datos, contestaba con ejemplos de casos particulares de personas, que hacía demagogia. ¿Qué opinas?
Esta misma mañana he coincido con Arcadi Espada en una tertulia y me ha dicho que todo lo que digo son bobadas, de modo que no puedo dotarle a él de mucha sabiduría. En torno al discurso de Pablo, está claro que es un discurso construido para hacer llegar un programa de una forma más asequible de la que procedería si estuviera en la universidad. Es un modelo de comunicación y ahí están los datos, es exitoso. Creo que es una forma de llegar a las clases populares, un segmento al que Izquierda Unida tiene tradicionalmente problemas para llegar, a lo que se llama el trabajo doméstico, las jubiladas y los jubilados. Pablo consigue llegar sorteando las etiquetas conceptuales y haciendo entender su programa de una forma más sencilla y más simple, en términos de retórica y de tecnicismos.
Pero creo que la estrategia a seguir tiene que ser distinta. Creo que a las clases populares no se les llega solo a través de un discurso. Si quieres que los jubilados y los abstencionistas te voten tienes que involucrarte con ellos en el conflicto social. Cuando vas a parar un desahucio, ves a mucha gente que está ahí a pesar de que no vota; está ahí porque considera que se está cometiendo una injusticia con un vecino al cual él quiere mucho. Por eso la labor pedagógica que tiene, por ejemplo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, o todos los que nos hemos acercado a parar desahucios, es ponerte del lado de los que quieren parar la injusticia, y convencerles de que no es una injusticia aislada, un hecho coyuntural, sino que responde a unas razones políticas que tienen que ver con la avaricia de los bancos, con el sistema capitalista. Así elevas desde el sentimiento de la rabia, la frustración y la indignación, un compromiso político. Es muy lento, costoso, que requiere gran energía y esfuerzo, pero es lo que da solidez a tu base social que vas creando.
Cayo Lara tuvo que irse de mala manera de un desahucio.
Una de las ocasiones en las que fue a colaborar para impedir un desahucio le echaron un cubo de agua. Una decisión individual de esa persona. Ahí está. Yo no la comparto, es identificar a Cayo Lara con los culpables de la crisis cuando eso no cabe en la cabeza. Pero fue al principio del movimiento, luego hicimos mucha pedagogía y conseguimos explicarles a los compañeros y compañeras que paran desahucios que IU no era el enemigo y que Cayo Lara, como representante, tampoco. Y luego no tuvo ningún problema en estar en Rodea el Congreso, o en determinadas convocatorias de PAH en la que hemos estado insertos como un ciudadano más y sin ningún tipo de incidentes.
Las primarias abiertas han supuesto la gran divergencia de Izquierda Unida con Podemos. Dijiste que se corría un riesgo de desideologización del partido. He preguntado a una activista veterana de Madrid sobre esto y me ha contestado que el verdadero peligro de desideologización no llega tanto por unas primarias abiertas como por los topos y cupulillas que tocan poder.
Relativamente. La vieja política se corresponde con eso. Con las familias de los partidos, los cupos y los pactos entre bambalinas, las mesas camillas… Aunque en unos partidos más que en otros, el PP elige a dedo, por ejemplo. Nosotros en 2007 elegimos el candidato a las generales, Llamazares, en primarias. Y el siguiente candidato a generales, el año que viene, saldrá por primarias porque está establecido así por estatutos. Soy partidario de que todos los partidos y los sindicatos se democraticen 100%.
¿Qué problema tengo yo con las primarias abiertas? Es que tras un análisis riguroso veo elementos positivos y negativos. Entre los negativos existe, por ejemplo, que pueda ganar el candidato más conocido, que es el que más posibilidades tiene. Pero el más conocido lo puede ser porque tiene mejor oratoria que tú… o porque ha sido financiado por grandes empresas, sobres de Bárcenas, o la Gürtel, que le han permitido hacer una campaña en desigualdad de condiciones frente a los rivales. Este es un problema operativo importante. También unas primarias abiertas pueden ser asaltadas por una organización rival.
Si hablamos de unas primarias abiertas que neutralicen o compensen esos efectos negativos, estoy de acuerdo. No puede haber un ataque externo a unos principios. Al fin y al cabo los partidos políticos son organizaciones que se cohesionan en torno a una ideología o entorno a un problema, que no son vacuas. No es solo el candidato, tienes un programa y una ideología. Pero no hay que tener miedo a las primeras abiertas porque hay muchas formulaciones para hacerlas.
¿Por qué no han podido converger entonces los círculos de Podemos con IU?
No ha sido una cosa solamente de las primarias abiertas, ha habido también una estrategia por parte de Podemos de ganar fuerza con independencia de IU. Los tiempos fueron muy cortos. Tenían muy claro que tenían que generarse una identidad propia y no dejarse contaminar por ninguna otra organización en cuestión de pactos. Es mi opinión personal, aunque creo que ahora importa poco. Creo que las primarias de Podemos están bien. Naturalmente Pablo Iglesias jugaba con una ventaja muy considerable en términos de reconocimiento público pero también hay que tener presente que hablamos de una organización que todavía no ha tocado poder, todavía no se ha hecho atractiva para el poder económico y tampoco aspiraba a serlo en este momento porque las elecciones eran al Parlamento europeo y ahí no se gestiona. Mientras no sean atractivos para el poder económico, el riesgo de que una organización externa les asalte es muy reducido o insignificante y más una organización que es nueva, joven y pequeñita. Creo que los siguientes procesos de primarias Podemos los hará con mecanismos de compensación por si acaso.
Dijiste que a las Juventudes Socialistas del PSOE la gente se afilia porque su padre está ahí y va a conseguir un puesto. Si IU crece, ¿por qué no iba a ocurrir también?
Yo no tengo ningún problema en que los hijos de determinadas personas de una filiación se conviertan en militantes y lleguen a puestos de responsabilidad. Sería absurdo, si la persona lo vale o se lo ha ganado o tiene la confianza de la gente. Pero lo que yo he vivido es otra realidad. Es la de una Junta de Andalucía donde los militantes del PSOE se afiliaban a las juventudes para poder aspirar a participar en el Consejo de la juventud de Andalucía y poder tener un sueldo fijo de dos mil euros mientras yo tenía trescientos cincuenta de beca.
Es una adscripción a un partido político, no por base ideológica, sino por un oportunismo de otra naturaleza. Eso se llaman redes clientelares. Yo lo he vivido en la universidad. Formé una asociación que no tenía más que cuarenta euros de presupuesto para carteles, que los poníamos entre todos, mientras que el PSOE venía con su asociación juvenil, desembarcaba con diez mil euros, con todo tipo de merchandising, y no los habías visto durante los dos años que había entre una elección y otra. Cuando sacaban algún claustral, casualmente empezaba a trabajar para el partido en determinado ámbito porque llevaba el éxito de las elecciones a su vida interna. Además, estaba apadrinado por algún cargo orgánico del PSOE que lo ascendía y así es como se forman redes clientelares.
Estas redes han sido el fin de la ideología dentro del Partido Socialista de Andalucía. Al menos del que yo he visto. Esto no ocurre en IU por varias razones. Primero porque tenemos más democracia. Si ves un enchufe, tienes posibilidades de destrozarlo. Somos un partido más ideológico, con mucho más fundamento y debate de nivel. No intento generalizar, pero es mi percepción. Naturalmente, hemos cogido menos poder y la capacidad de generar esas redes es mucho menor. No obstante, sigue siendo un problema y tendremos que poner las medidas necesarias para que cuando tengamos el poder suficiente no tengamos redes clientelares que se den por familia, por intereses políticos o por oportunismo. He visto a mucha gente honrada del PSOE que por discrepar del que está al lado, que era el hijo de tal, ha acabado expulsado o marchándose por frustración política.
De IU se marcha desmotivada mucha gente por el tema de las «familias».
IU de Madrid lleva en conflicto interno mucho tiempo. Madrid es un escenario muy particular. Hay muchos conflictos internos, muchas discrepancias. Una división 49% frente al 51%.
También en Asturias hay problemas de este tipo.
Sí, en Asturias, Madrid y también en Andalucía. Pero es por una forma vieja de entender la política. Camarillas, cupos, familias… que a veces pactan entre sí todas contra una y al día siguiente son otras dos contra la una como si el día anterior no hubiera existido absolutamente nada.
Has dicho que en IU hay un problema de egos. ¿Es el único problema?
Hay muchos problemas.
La historia de Izquierda Unida es una historia de escisiones.
Sí, por eso soy fan absoluto de La vida de Brian, por el análisis sociológico tan profundo que hace de la izquierda. El ego fue uno de los problemas en IU. Por el ego se pierde el contacto con el suelo y uno se cree que el proyecto político es él. Esto cambia la política por otras cuestiones que no son políticas. Problemas personales, celos… Las escisiones muchas a veces son personales, no políticas. En algunos casos rayan lo absurdo. Pero también están las camarillas. El ego es parte del problema, pero la vieja política de las camarillas es otro problema distinto.
Dime alguna escisión que te parezca absurda. ¿Como calificarías, por ejemplo, Equo?
No lo conozco bien. No he estado en Madrid y fundamentalmente Equo es un elemento madrileño. Hay escisiones por la izquierda, como Corriente Roja, cuando yo empezaba a militar, que luego se dividió a su vez en tres o cuatro partidos. Aquello parecía un elemento promitosis. Y era absurdo porque había muchos elementos que se compartían, pero esa gente lo que quería fomentar era la discrepancia. Primar los elementos que no compartían sobre los que sí. Otro problema que hay que asumir es que hay gente en la organización de IU, ahora no caigo en ninguna, que han hecho de la política una carrera; que han hecho de la política una vida y fuera de ahí no se respira. Son gente que va a defender sus intereses personales antes que la política y esto también hay que frenarlo.
En el programa de Izquierda Unida con el que sales elegido en 2011 en el apartado de la creación de puestos de trabajo habla de crear trescientos mil empleos para reforestar los bosques, lo que supondría aumentar un 30% la mano de obra que trabaja en el campo en España, que es de un millón de personas… luego hay doscientos mil para la rehabilitación verde de viviendas… ¿De dónde sacamos el dinero?
Es un programa en transición, no es que ese sea nuestro modelo productivo. Se caracteriza por la creación de empleo por la vía de la inversión productiva, que es la única que puede generar empleo y estimular la economía. En un momento de depresión se ha promulgado la austeridad, que es contraproducente, las empresas no invierten porque la gente no consume y se está empobreciendo.
Claro que para que haya inversión pública tiene que haber dinero, por eso hay que hacer una reforma fiscal altamente progresiva, luchar y combatir el fraude fiscal y los agujeros fiscales que existen, entre ellos los paraísos fiscales. También hacen falta instrumentos de apoyo, como el Banco Central Europeo, que se ha constituido como una institución cuyo único objetivo es controlar la inflación y no controlar el empleo. A diferencia por ejemplo de la reserva federal de EE. UU., que actúa de forma diferente. Cuando ha hecho falta dinero para los estados, como ahora en la crisis para intentar estimular la economía, los países han tenido que pedir prestado a los bancos y los bancos a su vez al BCE; un círculo bastante absurdo, dinero público a manos privadas y de manos privadas a dinero público, con un intermediario que se forra, que encima es el responsable de la crisis y el rescatado, con el incremento de la deuda pública que supone.
Por lo tanto, la inversión pública es la única que puede estimular al dinero. Es una enseñanza de la historia económica. Porque el keynesianismo consiguió salir de la crisis, o compensarla de esa forma, e incluso Hitler y el fascismo consiguieron sacar a la gente de su frustración, matando a otros, sí, pero también invirtiendo en el lado público.
Pero el programa habla además de salud bucodental y mental en la Sanidad Pública, de la renta básica como horizonte, de bajar la edad de jubilación a los sesenta y subir las pensiones a mil cien euros… Si todas estas medidas están condicionadas a un cambio en la línea de actuación del BCE, improbable en esta legislatura…
Bueno, el programa del PP estaba condicionado a una reforma institucional. El PP para bajar los salarios necesitó hacer una reforma laboral. Nosotros para llevar a cabo ese programa necesitamos hacer una reforma de alcance europeo, o del BCE. Pero entiendo que no te salgan las cuentas en el sentido de que estamos totalmente imbuidos en una visión economicista que entiende que la vía pública no es la solución y solo genera despilfarro. Hay que entender que, por ejemplo, nosotros hemos pedido prestado dinero a las grandes empresas a través de los mercados financieros. Y es dinero que antes recogíamos a través de los impuestos, por el impuesto de sociedades, el de las grandes fortunas, patrimonio… que ahora se han ido bajando o quitando, como el del patrimonio. Ese dinero sobrante es el que ahora nos prestan. Lo que antes obteníamos por la forma legal, ahora lo pedimos prestado. Es una trasferencia no solo de dinero, sino de poder.
Al margen de eso, de lo que se reparte en las empresas entre capital y trabajo, desde los años setenta la parte de los trabajadores se ha ido haciendo cada vez más pequeña. Es lo que se llama crear pobreza o desigualdad relativa. Nosotros tenemos más dinero en el bolsillo, pero los copropietarios de las empresas se han ido haciendo cada vez más y más ricos. Ha habido una inmensa desigualdad creciente y es ahí donde está el problema, en el excedente productivo. Subir el salario mínimo no es solo un estado de ánimo, de decir que es injusto cobrar ochocientos y queremos que cobren mil doscientos, que puede parecer un desiderátum no acompañado de la realidad, creemos que a mayor salario, mayor consumo, y entonces mayores beneficios empresariales. Es una forma de rescatar la economía.
El concepto es que si decimos en el documento que vamos a dar treinta mil euros a cada familia que lo esté pasando mal con la hipoteca, una hipótesis de política ficción, sería una forma de rescatar al banco porque esa familia va a utilizar ese dinero para pagar al banco, que rescatará el dinero de forma contable. Es lo que hizo Roosevelt, que no era precisamente socialista, con las ayudas a las familias en la Gran Depresión. Pero estamos absolutamente imbuidos en una sola visión de la economía. El déficit crece, alertan, pero todos los análisis parten de unas hipótesis que no tienen por qué ser ciertas.
Son medidas que exigen mucho gasto, al menos. ¿Cuál sería el orden de los acontecimientos? ¿Cómo se iría acometiendo? Porque es como ofrecer jardines floridos.
Sí, si lo analizas desde la óptica de la economía clásica o del pensamiento neoliberal que hemos interiorizado sin darnos cuenta. No, si estamos atentos y decimos que necesitamos al BCE. El BCE tiene que ofrecer, monetizar la deuda, ser él el que preste dinero a los estados y a unas condiciones muy favorables, y ese estado tiene que ser quien utilice el dinero para actividades productivas de inversión y, por lo tanto, tiene que industrializar el país y proporcionar la fase del crecimiento económico. Esa es la clave de todo, el BCE. Porque es la política monetaria.
Ya que eso nos lleva a un problema también democrático, la política monetaria hoy está en el BCE, que es una entidad antidemocrática porque está gestionada por el expresidente de Goldman Sachs, una entidad privada responsable de las trampas contables en Grecia, pero que además hoy no le podemos echar a pesar de lo mal que lo está haciendo. La necesidad de tener a disposición dinero, que es lo que se ha hecho siempre en cualquier economía para salir adelante, y es lo que le permitió o permite a EE. UU. remontar cualquier crisis o recesión, nosotros no tenemos la oportunidad de hacerlo porque se nos ha burlado la posibilidad de tener un instrumento como un banco central.
Eres partidario de un estado federal. ¿Cómo se articularía sin que nadie dijera eso de que se les «roba»?
En términos de identidades nacionales se puede discutir mucho, pero no desde el uso de la razón. Se puede discutir sobre medidas, pero no sobre sentimientos. Si tú te sientes catalán y yo me siento español, no vamos a llegar a ninguna conclusión para que nos entendamos.
El diseño concreto de la república federal es algo a debatir, no voy a decir ahora una formulación concreta de cómo pasarnos los impuestos, pero desde mi óptica, una óptica de clase, yo comparto más con los trabajadores catalanes que con los grandes empresarios malagueños. Naturalmente, tiene que ayudarse a las personas más pobres sean de donde sean para permitir un estado de bienestar del que unos y otros se beneficien. Pero eso no es centralismo, hay que hacerlo desde las identidades nacionales, que se vayan reconociendo y se haga política. Creo que lo más razonable es entender que no hay soberanía si la gente sigue sin tener empleo, vivienda o sanidad con independencia de que se formule un nuevo marco jurídico en el que se llame nación a Andalucía.
¿Qué opinas del régimen foral?
Creo que tiene su origen en esa forma de hacer política resolviendo los problemas dándoles una patada y echándolos hacia delante. En lugar de asumir que España tiene múltiples identidades nacionales que hay que hacer converger dentro una estructura vital común, lo que yo sugiero; en lugar de afrontarlo y hacer una república federal se le ha dado una patada una vez tras otra. Por eso no se puede resolver por más estatutos o regimenes forales que se hagan. Para afrontarlo hay que sentarse en una mesa y hacer política.
¿Cuál es tu opinión de la Transición?
La izquierda hizo todo lo que pudo. Las fuerzas antifranquistas que perdieron durante el régimen a miles de personas, ya fuese su vida o porque se tuvieron que exiliar, hizo lo que pudo y logró una correlación de fuerzas que, sin ser favorable a la izquierda antifranquista, al menos consiguió espacios de poder. Se transformó en una Constitución con elementos de progresividad social, como puede ser el estado de bienestar, pero creo que no refleja la ruptura que sí supuso en Portugal. Además, la Transición está rodeada de un relato mitificado del rey, construido desde las élites económicas y políticas, y se nos ha birlado la oportunidad de obtener la documentación clasificada sobre lo que ocurrió, por ejemplo, el 23F. No tenemos la posibilidad de contrastar el relato que se nos ha vendido. Y ante eso, yo sospecho. Este país, cuando conozca los documentos, estará en condiciones de hacer una revisión de la verdad.
El PCE fue una pieza fundamental en todo ese proceso.
Hay que tener presente que no era un debate sobre monarquía y república sino entre democracia y dictadura. Sin tener que exculpar a los que hicieron ese proceso, que costó un peso orgánico enorme al PCE, perdió muchísimos votantes, afiliados y cuadros, creo que hay que tener presente las condiciones. El aparato, dirigido por Santiago Carrillo, no podía reunirse, convocar a toda la militancia comunista para decidir qué se hacía. Porque era una dictadura y eso no podía suceder. Hay que comprender eso en esos términos que llevaron a apostar por una democracia en un momento en el que había un escenario militar posible. Fue un tutelaje claro, pero tenían que elegir entre democracia, que venía en un pack con la Constitución y la monarquía, o la dictadura. Eso opino del proceso, no puede trazarse una analogía con un escenario actual porque naturalmente no son las mismas condiciones.
¿Crees que el PCE pudo tener más margen de maniobra?
El ejército estaba con el fascismo, mientras que en Portugal estaba con la democracia. Al final, desgraciadamente, la historia política de la sociedad humana nos ha explicado que las armas pueden más que las razones.
Gerardo Iglesias dijo en Jot Down que presentar a candidatos como Dolores Ibarruri en las primeras elecciones fue un error garrafal, que ahí perdió el PCE su gran oportunidad.
Estoy de acuerdo viéndolo desde mi perspectiva, que yo nací en el 85. Creo que en momentos de ruptura, como en el que creo que estamos ahora, hay que tener un componente generacional presente, no solo de formación. El triunfo de González y Guerra se puede explicar porque transmitían ilusión, esperanza en algo nuevo. Mientras que Rafael Alberti y Pasionaria, con todo el fondo político que tenían, probablemente inalcanzable para generaciones como la mía, no despertaban ese elemento porque su propio perfil echaba hacia atrás.
El muro cae en 1989, cuando tienes cuatro años; la URSS en el 91, tienes seis. ¿Por qué te hiciste comunista cuando quedó patente el fracaso de esta ideología en aquellos países?
Hacer un repaso histórico sería muy largo, pero nos llevaría a denunciar el estalinismo como perversión de las ideas originales del socialismo. A denunciar que la única vía de supervivencia del comunismo no era necesariamente girar por la vía autoritaria y renunciar a los valores de la Ilustración. En mi libro hago un ataque frontal al estalinismo y esa interpretación ortodoxa del comunismo. El socialismo es hijo directo de la Ilustración, la primacía de la razón, de los derechos humanos, elementos que no existían en la URSS. Aunque existían derechos en sentido positivo, como la sanidad, la educación, allí nadie se moría de hambre como hoy puede ocurrir en cualquier país de aquella zona. Pero otros derechos como los civiles, la libertad de expresión, la libertad política, no existían. Ese es el resultado de un poder autoritario que ha renunciado a los principios de la Ilustración y a los principios del derecho. Hay que recuperar esa raíz de la Ilustración para unirla a la del socialismo y de ahí construir una sociedad comunista. Hay que revisar esta experiencia histórica y decir que eso desgraciadamente no era lo que nosotros queríamos construir. Se abandonó, y no culpo necesariamente a aquellos que lo hicieron, porque es muy fácil renunciar a la Ilustración si te invade el fascismo.
Pero después, en lugar de hacer reformas como Checoslovaquia, cuando la gente que pensaba más en términos de la Ilustración podía haber apoyado la primavera de Praga, lo que nos encontramos fue una invasión, una reacción conservadora. Se dice mucho que el ascenso de Stalin es como el Termidor de los revolucionarios, como la muerte de Robespierre y Saint-Just en 1794. Y tras la muerte de Stalin los que ganaron fueron las redes clientelares. Lo que aquí hablamos en términos de partidos, allí era en términos del Estado. El partido se confundió con el Estado, cuando el partido nunca puede ser el Estado. Es un instrumento para transformar la sociedad a través del Estado en todo caso. Pero el Estado se convirtió en el espacio donde se extendieron las redes clientelares de una organización no democrática. Eso se fue reproduciendo y ¿en qué ha quedado? En los jerarcas rusos, en Putin, que fue del KGB, y en elementos en los que ya no quedaba ninguna sustancia socialista porque lo que permitieron fue el oportunismo y el arribismo de gente que se había decorado de principios socialistas cuando no creía en ellos en absoluto.
¿Cuál es el país comunista que más te llama la atención?
Creo que Yugoslavia es digna de estudio. No es ni mucho menos un modelo, pero es un caso muy particular porque siempre se mantuvo al margen de la URSS, intentó hacer un socialismo diferente, desarrollar el país de forma diferente y además lo hizo en las peores condiciones de todo el mundo socialista, que era teniendo que compaginar un problema de identidades nacionales. Si aquí consideramos que es un problema lo que tenemos, allí era la leche. Supieron resolver todo esto en cierta medida, democráticamente en cierta medida y apoyados en un socialismo distinto.
Bueno, todo aquello se sostenía en buena parte con los créditos que llegaban de fuera, especialmente los de Estados Unidos, que contribuían a mantener el «no alineamiento yugoslavo», una fisura en la geopolítica soviética.
Sí, pero es muy difícil distinguir lo que era la teoría y la práctica cuando la práctica se realiza en condiciones de restricción. En resumidas cuentas, si tuviera que elegir, Yugoslavia me interesa como objeto de estudio por su complejidad, no para agarrar la bandera yugoslava y salir a la calle.
Fotografía: Begoña Rivas
¡Ja, ja, ja…! Campos, está usted hecho un alacrán, más que alacrán…
Pero bueno, quiero pensar que, como a mí, le han encantado a usted el personaje y su filosofía.
Sobre las medidas que dice que tomaría, ni las comento, Barcelona es una ciudad tan burguesa que es imposible que un partido como el suyo se acerque siquiera a gobernar
Me parece que te ha salido un lapsus cantinflesco que deberías analizar.
Si ése es el bagaje del que carece Colau, desde luego mejor que no aspire a semejante despropósito.
A ver si te enteras; muchos de esos votantes que te permites descalificar no votarán al PP. El PP lo sabe y lo único que no quiere es que se vuelvan al PSOE y para eso ningunea al PSOE dando cancha a Pablemus. Sólo tienes que ver al pobre Carmona en los debates, diciendo eso de “el PSOE también existe”.
Y qué quieres que te diga, me parece que hacen mal; siempre trae consecuencias el alentar a los extremistas; pero en el PP son así (pan para hoy y hambre para mañana).
expulsados de ellas por los compromisos que adquirieron. Creo que no eran menores de edad.
Os recuerdo que los que rescatamos a las entidades bancarias, tan responsables y eficientes ellas, fuimos todos los ciudadanos de este país con nuestros impuestos, también los de aquellos que los tan responsables bancos siguen desahuciando.
Me encanta este capitalismo de viva el mercado libre, las privatizaciones, la pasta gansa, que cuando todo caiga ya nos rescatará papá Estado.
Algunos no tienen vergüenza
Analicemos, que reiremos:
Tienes razón. Los herrenvolk como tú y yo nos compramos los pisos con nuestro dinero duramente ganado en la empresa de papá. Habría que exterminar a todos esos mediocres pedigüeños, siempre viviendo de subvenciones estatales para la vivienda, para la educación, para la sanidad… ¡Joder, si no puedes demostrar unas ganancias mínimas al año, a la cámara de gas ya!
[/sarcasmo]
“Vascongadas o Provincias Vascongadas este término se remonta al menos al siglo XVII, para referirse a las provincias de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, que constituían una de las regiones de España. Se usó oficialmente hasta la llegada de la monarquía en 1975, último cuarto del siglo XX y actualmente es empleado por algunos para referirse a la región autónoma vasca.”
http://es.wikipedia.org/wiki/Provincias_Vascongadas#Vascongadas
En fin, no sé porque pregunto ; al releer tu comentario he visto que te referías a las “vascongadas”. Ya lo entiendo todo :)
http://www.fundeu.es/consulta/desahuciar-32277/
3. tr. Dicho de un dueño o de un arrendador: Despedir al inquilino o arrendatario mediante una acción legal.”
El lenguaje está para entendernos, somos nosotros los que lo usamos y no al revés.
Sobre las autoridades lingüísticas habría mucho que hablar, y sería interesante. Ya no me refiero a la RAE, que también, sino a la Fundeu. Hace poco vi que su propuesta para traducir “goal average” no era ni “diferencia de goles”, ni “coeficiente” ni nada. Era “gol averaje”!!!! Sí, con J. Supongo que ellos sabrán explicarlo, pero yo no sé entenderlo…
de este país. Esto lo explica perfectamente
Galdós en los Episodios Nacionales. Por
desgracia, no es nada nuevo. Creo que lo
mejor sería Que desapareciera de la vida pública. Ya ha hecho suficiente daño. Lástima que no lo haga porque estos personajes iluminados están convencidos de que deben pasar a la historia, aunque sea a costa de joder la vida a sus semejantes.
A mi me enoja por dos motivos:
Primero que “infantiliza” a las personas; los pobres deshauciados eran idiotas que no sabían lo que firmaban; que no se imaginaban que la economía, en algún momento, podía ir mal y con ella su capacidad de pagar la hipoteca.
Segundo, porque fomenta la violencia. Ella establece qué es violencia, y contra quién se puede ejercer o no.
Respecto a la violencia…. Los políticos….. A veces olvidan que son empleados de la gente, y que están al servicio de los ciudadanos, sean votantes suyos o no. ¿De verdad crees que es fácil hablar con un político, por la calle, sin haber cámaras de por medio y sin que tu intención sea darle una palma dita en la espalda y decirle lo bueno que es?
Patético. Así nos va.
Nadie en este país es capaz de pensar que puede estar equivocado.
Sobre el derecho a decidir… en la Constitución, tan difamada, aunque imperfecta, hay un párrafo que dice que los poderes públicos estarán sujetos a la constitución y el resto del ordenamiento jurídico, y otro que señala que está prohibida la arbitrariedad de los poderes públicos. En resumen, los límites legales siempre deben ser respetados por los poderes públicos.
Sin estar de acuerdo con el Sr. Ibarretxe, él sí cumplió la legalidad vigente, él sí fue al parlamento. A lo mejor hay que entender por qué hay determinadas cosas en la Constitución, en vez de decir que es una meirda y que es antidemocrática…
La Constitución dice que los ciudadanos son iguales ante la ley. Excepto la persona del Rey, que es inviolable. Y los políticos, que están aforados.
La Constitución establece la separación de poderes. Pero el partido que gana las elecciones tiene mayoría en el congreso (legislativo) y forma gobierno (ejecutivo). Y escogen los jueces del Supremo y el Constitucional. Y controlan el CGPJ. Vamos, toda la cúpula del poder judicial también acaba en sus manos. Y con el tema de las cajas de ahorros hasta el poder cero, el económico, estaba manejado a su antojo.
La Constitución establece un estado laico. Pero tiene un concordato con la Iglesia Católica. La iglesia impone contenidos en educación, selecciona profesores (que paga el Estado), controla edificios históricos religiosos (cuyo mantenimiento paga el Estado, pero cuyos beneficios gestiona la Iglesia).
La Constitución establece el derecho a la vivienda… para el que pueda pagársela, claro.
La Constitución dice que el funcionamiento de los partidos políticos deberá ser democrático. Pero aquí los candidatos siempre se han escogido a dedo.
La Constitución prohíbe la arbitrariedad de los poderes públicos. Pero el gobierno puede indultar a quien le de la gana sin dar explicaciones. O hacer leyes que se aplican a algunas personas pero no a otras.
La culpa de quién gobierna en una sociedad democrática es del votante, es nuestra. Tenemos lo que nos merecemos, sin más.
Los aforados no son los políticos: son los representantes del pueblo, que alguien ha votado (y su voto, aunque contrario al mío y entiendo que al tuyo, vale lo mismo). Saber perder es parte de la democracia.
Que el Parlamento elija al poder ejecutivo y al judicial sólo es un método como cualquier otro de elección. Se llama elección indirecta: el pueblo (sobre el que recae la soberanía nacional) elige el parlamento y éste, QUE ES LA REPRESENTACIÓN DEL PUEBLO (y no me digas que a ti no te representa sólo porque no estés de acuerdo, ya sabes, se llama democracia), elige el resto de poderes. En Francia los tres poderes se eligen separada y directamente por el pueblo, pero viene a ser lo mismo. Lo que es impensable es que sean los propios jueces los que elijan su gobierno. Si fuera así, resulta que yo, como ciudadano, eligiría dos poderes, uno directo (legistlativo) y otro indirecto (ejecutivo), y el señor juez, que no es un ciudadano distinto a mí, elegiría 3, dos de ellos de manera directa. Eso sí sería una quiebra de la separación de poderes.
Sobre la vivienda, la CE dice exactamente:
“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas
pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo
con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las
plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.
O yo me pierdo con los conceptos de cohesión y coherencia textuales, o eso siginifica que el Parlamento hace leyes y el gobierno reglamentos de ejecución de las mismas en relación con el tema de la vivienda: hay leyes de arrendamientos urbanos, etc. Malas? A mi juicio, sí, pero, de nuevo, puedo estar equivocado. Y resulta que esas leyes vienen del parlamento. No estaremos de acuerdo, pero la solución es votar a otros.
No comprendo lo de los indultos, igual que tú, eso sí que es arbitrario.
Lo de que als leyes se aplican a unas personas sí u otras no… bueno, eso es el famoso derecho de decisión: unos ciudadanos deciden y otros no.
Con esto no quiere decir que no crea que hay que cambiar las cosas, leyes, constitución, que crea que hace falta otro tipo de forma de gobierno, que mi ideología sea la de quienes han gobernado desde el 78 (desde luego, tampoco es la de antes).
Pero tenemos que aceptar que las cosas están así porque alguien las ha elegido, y ese alguien somos nosotros (nuestos conciudadanos).
Siento el coñazo de respuesta.
Por cierto, las críticas a eso que digo sobre que el Parlamento es la representación del pueblo, a Rousseau y compañía. Un librito de vez en cuando nos vendría bien, antes de opinar. O wikipedia, tampoco hay que ponerse quisquillosos.
La inviolabilidad del Rey, para los de la LOGSE, significa que ningún pringao puede demandarle por ser “el sucesor de Franco”. O porque dice ser bastardo suyo y, por tanto, con derecho a tocar del Presupuesto. O porque no ha vetado una ley que no le gusta o no ha abdicado por otra que al rey no le guste. No suena tan disparatado, ¿no?
Para los aforados va parecido. A mí no me gusta que haya de eso, pero entiendo que tiene más sentido que a un pez gordo le juzgue otro pez gordo. A menos que pongamos guillotinas en las calles, como pide Pablemos.
” a un pez gordo le juzgue otro pez gordo”¿justicia igual para todos? ¿donde se ha visto eso? eso es infame, una verguenza…que a nosotros, la clase superior nos juzque cualquier pobreton
en fin… cada una de sus frases denota su ideologia…
¿Ah, crees que a ti eso no puede pasarte? Claro, porque tú eres muy listo y muy espabilado. Como la gente que aprueba el despido libre porque piensa que a él no lo despedirán jamás.
¿Crees que no puede haber burbujas en el alquiler? Pues te equivocas: las hay. En España no las ha habido porque el alquiler siempre ha sido muy minoritario respecto a la compra, pero eso puede cambiar a partir de ahora. En Berlín ahora mismo hay una burbuja en los precios de los alquileres, sobre todo por su condición de ciudad “de moda” para muchos europeos venidos de todas partes (Reino Unido sobre todo) que han tirado de los alquileres hacia arriba.
Eso y una Aguirre que aprovase una de esas medidas “liberales”, una nueva ley de alquiler que permitiese a los propietarios cambiar el precio de los alquileres sin previo aviso, y un día el casero te dice que tu alquiler de 500€ el mes que viene serán 850€. Y si no te gusta, a vivir bajo un puente, porque todos los precios del alquiler del barrio están experimentando la misma subida, o sea que tus únicas opciones son una chabola en el supermercado de la droga más cercano.
Lo único que han repartido es miseria y pobreza. Los héroes a los que se les ha ocurrido hacer algún tipo de oposición política a estos caciques se les hace la vida imposible, incluso un discrepante que apareció dentro del propio partido tuvo que salir huyendo del pueblo. Lo poco que hay se mantiene, como no, a base de subvenciones… un auténtico desastre.
Go Alda!!
¿Alquiler más caro que compra, dices? Pues sí. Pasaba. Constantemente además. Porque incluso si hablamos de 400€ alquiler/500€ compra estábamos hablando de alquiler de un piso de 30 años/compra de uno nuevo.
Pero hay un problema; con 900€ al mes no te puedes permitir pagar 600€ al mes, más luz, agua y comida.
Así que esas son tus opciones: compra con hipoteca/vive con tus padres.
2: no es necesario tener cónyuge para independizarse…de hecho, no es necesario tener cónyuge para nada.
3: muchos hemos ido directamente de alquiler
4: en serio me tengo que cambiar de barrio, ciudad o incluso país? El problema es mío solo, o es general? Porque si es general será mejor cambiar el país que vaciarlo de gente.
5: no todos tenemos tele
6: no es un tema de situación económica, es que de repente la administración nos ha ROBADO a interinos y funcionarios gran parte de nuestro sueldo, y sin avisar para poder intentar ahorrar. Asimílelo, por favor.
7: no todos venimos con un núcleo familiar con dinero de sobras, ni tenemos cónyuges en igual situación.
8: hablas de tener un lugar donde vivir como si fuese el más gran privilegio de nuestro siglo. Recapacita : derecho a techo es lo mínimo que le damos a cualquier ser humano. Es lo que le damos incluso a los presos : comida, poca y mala. Techo, el que quieran, y por todos los lados.
9: no sabes la desazón que produce ver a personas tan cortas de miras como tú, y que a la vez se crean tan rematadamente inteligentes. Si fueras algo más inteligente me habrías producido asco, y seguro que habría sido mejor para ambos. En fin, esperemos que tu cónyuge dé para algo más que tú, o por lo menos se ahorre los “so bobo”.
Ah y para los opinatrolls a sueldo, a ver si cuidáis un poquito mejor vuestro repertorio de nicks y renovais el argumentario que os pasa el partido, que los últimos ya huelen a naftalina y pesebre cochambroso.
Dice estar en contra de la “élite”, sin embargo luego dice que otra cosa es que haya liderazgos o referentes. Está hablando de lo mismo, pervintiendo el lenguaje. Quién calibra los “interese colectivos”, para mí la élite o el lidre, es lo mismo.
Sin rencor y con todo el debito respeto.
“¿Que jode que alguien como Ada Colau, Alberto Garzón o Pablo Iglesias pueda gobernar en algún sitio de España?” No mientras no me gobiernen a mí. Estaría genial que Colau gobernara en Barcelona, Garzón en Andalucía, por ejemplo, e Iglesias en Caracas (ah, si ya lo hace); bueno, que dices en España, pues no sé, por ejemplo, en La Tuerka (sólo hay que ver lo que paga a sus trabajadores). Y si me van a gobernar a mí, sí me jode… se llama pluralidad, ya lo irás aprendiendo. Muchos comunistas, de mayores se hacen demócratas. No pierdas la esperanza.
Buen finde.
Este es el nivel de la sociedad y nuestros políticos son el resultado.
Por otro lado, no vienen, ya estaban y están aquí, y esto pasa cuando gobiernan
http://sevilla.abc.es/sevilla/20140725/sevi-desahucios-sevilla-201407242112.html
Que me digan que no son demagogos; en la oposición dicen lo contrario de lo que hacían gobernando (ojo, lo hacen todos).
Sí sé que hay un argumento contra algo que no existe, que lo usan los que quieren exactamente lo mismo, pero estando ellos en el bi-mono-penta-oloquesea-partidismo. Lo que me extraña es que gente con dos dedos de frente compre ese argumento. Es normal que Pablemus esté contra PP-PSOE, pero está también contra todos los demás; están todos contra todos. Eso no quiere decir que Podemos esté contra PP-Psoe y estaría encantado con un C’s-UPyD; no, ellos quieren estar en el poder como quieren todos. Todos quieren partido único. Ahora, para darse un marchamo de superioridad dicen que están contra el bipartidismo, es decir, que no son los de antes… qué emoción, ya lo sabemos. Que están contra la casta… pues claro, echar a los de ahora para ponerse ellos. Meros lemas publicitarios. Pablemus, Ada Colau son tan políticos como los de ahora; sólo un ingenuo pensaría que por arte de magia estos van a ser mejores (como casta) que los otros. La diferencia es que estos vienen ideas antediluvianas.
Esta es, a su lado, un empalagoso diálogo de tortolitos enamorados.
Están criticando a Ada Colau, que seguramente fue una de las primeras personas en dar abiertamente la cara por todos nosotros. Podéis criticar lo que queráis si eso os alimenta el ego, pero no tenéis las agallas necesarias para salir de detrás de vuestra pantalla y desafiar las injusticias del sistema por el bien común al igual que Ada Colau ha hecho y todavía hace.
Alguno dirá ahora que soy pepero o alguna chorrada parecida (no dan para más). Es lo que ocurre cuando criticas a los dioses de esta neosecta populista, que se cabrean los súbditos. Que se lo ahorren, por favor, no soy pepero, pero, sencillamente, tampoco soy imbécil.
“Una caja de ahorros es una tipo de entidad de crédito, junto con los bancos, las cooperativas de crédito y el Instituto de Crédito Oficial. Son instituciones de crédito sin ánimo de lucro y finalidad social, con marcado carácter territorial. A diferencia de los bancos, los cuáles son sociedades anónimas, las cajas de ahorros tienen carácter fundacional, motivo por el que deben destinar, por ejemplo, una parte de sus dividendos a fines sociales y tienen representación de impositores, fundadores, empleados, administraciones públicas y grupos de interés en la Asamblea General, órgano superior de gobierno.”
No suelo comentar en medios online porque, trabajando en uno, cada vez me doy más cuenta de que los que lo hacen suelen tener mucha bilis que repartir y lo único que suelen querer es que alguien les escuche. Da lo mismo que se trate de Ada Colau o de la fecundación in-vitro del lagarto de Komodo, algo hay que decir. Pero en este caso me gustaría aportar algo al debate por si sirve de algo.
¿De qué coño habla? xD
Sugiero a todo el mundo que lea el libro Rebelión en la Granja de George Orwell. Imprescindible a la más mínima tentación de votar a estos partidos de la no casta que no les importan o las leyes ni la libertad.
Se empieza a perder riqueza, los mejores se van, porque fuera del país cobrarán más y vivirán mejor, se quedan los mediocres, los que prefieren vivir con un subsidio… y a la larga, después de años, el país se va al garete.
Con CUP, ICV, IU, Podemos, 15M, Ecologistas en Acción, CGT, Solidaridad, CNT y demás grupos de las izquierdas…pero tomando decisiones entre personas que debaten por barrios, por manzanas, etc. Si eres de los que dudas, más necesitas PARTICIPAR.
También en el viejo Movimiento Vecinal de Madrid estaba la reivindicación de que cada distrito elija a sus concejales e incluso en cada parte del distrito, como en el enorme Distrito de Latina.
La Renta Mínima debe cambiarse por un Salario Mínimo de Inserción para desempleados sin prestaciones que obligue a jornadas laborales de trabajos comunitarios, ayuda a dependientes incluído, debidamente controladas y contratadas.
Aunque estoy con casi todo lo expuesto por Ada, sigue pareciéndome inapropiado lo de “casta”; y lo de “élite” sumamente incompleto porque no le dá el carácter de Clase como INSTRUMENTOS de la Clase Dominante que son esos políticos profesionalizados.
Ah y dejaros ya de intentar desacreditarnos a quienes buscamos ampliar y mejorar lo público, vosotros quienes en realidad vivís, medráis y os enriquecéis precisamente con el robo y secuestro de lo público…además del sudor “del de enfrente”.
Esperemos que los dejen trabajar, Ada y Carmena sobre todo por lo que representa Madrid y Barcelona en todo el estado. Y paciencia a todos los que los hemos votado, la bilis correra con mucha más abundancia a partir de estos momentos.
Felicidades a los ciudadanos.