viernes, 3 de diciembre de 2021

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La controversia de Facebook y la lucha por una nueva sociedad - ¡Manifestación, camaradas! ¡Manifestación, camaradas! (rallycomrades.org) // : 

La controversia de Facebook y la lucha por una nueva sociedad

Para combatir una pandemia, debemos llegar a todos en esta economía global estrechamente unida con los mejores medicamentos, tratamientos y estrategias. Antes de que esas cosas sean posibles, debemos hacer propaganda de la verdad de la enfermedad y la ciencia detrás de las vacunas. Facebook ha fracasado miserablemente en ayudarnos en esta lucha fundamental.

Y Facebook ha sido expuesto como un mal actor en una amplia variedad de frentes. La plataforma de la compañía es utilizada por cárteles de la droga, traficantes de personas y numerosos teóricos de la conspiración que difunden información errónea sobre todo, desde las elecciones hasta la seguridad de las vacunas. Ilustrando su voluntad de encubrir tal comportamiento, Facebook archivó un informe del primer trimestre de este año porque mostró que la publicación más vista sugería falsamente que un médico murió debido a tomar la vacuna. La oleada de controversia en torno a la publicación de "The Facebook Files" por parte del Wall Street Journal llevó a la ex gerente de productos de datos de Facebook, Frances Haugen, a testificar ante el Congreso: "Los productos de Facebook dañan a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia" porque la compañía "pone sus inmensas ganancias antes que las personas". Esto es ciertamente cierto.

Sin embargo, la naturaleza de tales controversias exige que los revolucionarios contrarresten los esfuerzos de la clase dominante para desviar la indignación pública. Como escribió el periodista de investigación Jonathan Cook en Counterpunch, el testimonio de Haugen sobre Facebook se está utilizando para limitar la batalla a una lucha de la clase dominante. Cook señala la forma en que Haugen está siendo utilizado por los agentes demócratas contra los intereses republicanos. Y agrega que poco de lo que estamos aprendiendo aquí es nuevo: la mayor parte de lo que Haugen nos está diciendo ha sido generalmente conocido durante algún tiempo y ha sido explorado por documentales como "The Social Dilemma". Esa película muestra lo que la gente de TI tiende a saber. Empresas como Facebook, sí, pero también Google, Instagram, Snapchat, Twitter, WhatsApp, etc., emplean vastos ejércitos de ingenieros de datos para alimentar nuestras adicciones a las redes sociales, remodelar nuestros comportamientos y extraer nuestros datos para vender al mejor postor.

Estas empresas trabajan en su mayoría "gratis" para el usuario porque la plataforma en sí es un líder de pérdidas: las ganancias reales provienen de la venta de nuestra información, que obviamente se utiliza para vendernos otros productos. Todos sabemos que Alexa siempre está escuchando porque lo vemos en nuestros anuncios. En el sentido más general, las corporaciones extraen nuestra información para controlar nuestro comportamiento, hasta nuestro comportamiento político. Las redes sociales nos mantienen en grupos (silos) de personas de ideas afines, construyendo muros ideológicos cada vez mayores entre los miembros de nuestra clase.

Aún así, los combatientes de nuestra clase hacen avances notables utilizando Facebook junto con otras plataformas de redes sociales para organizarse, creando conciencia sobre la privatización del agua, la guerra contra los inmigrantes, los desalojos, la falta de vivienda y la brutalidad policial. Y nuestros luchadores de clase también desafían los prejuicios y las contribuciones de las plataformas de redes sociales a los problemas que enfrentamos, que van desde la depresión y los trastornos de la imagen corporal hasta la división social en sí. Cuando Zuckerberg se comprometió a vigilar Facebook restringiendo las publicaciones de los grupos políticos, los organizadores de base se defendieron. El músico que lidera el grupo de derechos digitales Fight for the Future, Evan Greer, resumió el problema en una entrevista con Politico: "La decisión sobre lo que es o no es político es una decisión muy política en sí misma".

Con el Partido Demócrata apoyando a Haugen en una campaña global contra Facebook, el esfuerzo actual para reformar Facebook es un esfuerzo para reformar las redes sociales que juega en las divisiones políticas preexistentes. El Subcomité Antimonopolio Judicial de la Cámara de Representantes lo ha tomado, lo que hace comparaciones con la ola antimonopolio original de finales delsiglo 19. Esa lucha dentro de la clase dominante buscaba romper las empresas que habían crecido demasiado para la competencia. Eso significaba una cosa en una economía industrial en expansión, algo que no es posible hoy en día.

With automation replacing more and more jobs, eliminating a place in the system for more and more workers, the best intentions for reform must face the fact that all corporations are compelled to increasingly place profits over people. The ruling class has no other choice to maintain its power, and the enormous wealth accumulated by the rich as a result of the pandemic shows more incentive than ever to keep stoking division and spreading misinformation, no matter how many get hurt.

To fight this growing fascism, revolutionaries must call out companies like Facebook for spreading bad information, but we must strategize around the reality that their competitors will do the same thing. They are compelled to by the laws of corporate interests. Only an end to the profit motive can stop this—an end to the devaluing of people’s rights by a private property system that no longer needs them.

Our class recognizes that these social media tools can be used to promote a vision of a new society, and we talk about these ideas more than ever before. That truth is a ray of light. If we accompany that discussion with a scientific understanding of the forces using those tools against us, we can strategize how to overcome the alliance of corporations and government building fascist control over us. As the scientists behind this data engineering continue to fall into the ranks of the new class replaced by automation, our ranks will grow. Together, with a shared understanding of what’s new about this struggle, we can fight forward toward a healthy society where people finally have the power to put people first.

Publicado: diciembre 2, 2021
Este artículo publicado por Rally, Camaradas!

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Iluminando el camino hacia una nueva América

Nota del editor: En este número de Rally, ¡camaradas! estamos publicando la Resolución Política de la Liga de Revolucionarios por una Nueva América, adoptada por los delegados a su 9ª Convención, celebrada en Chicago, Illinois durante junio de este año. La Resolución Política es un análisis político general y una estimación de la situación internacional y nacional. Establece cómo la organización ve el mundo, los cambios que tienen lugar, una visión de lo que el mundo puede ser y una estrategia para llegar allí.

La base de todas las relaciones sociales y económicas, la cultura y el sentido de identidad ha entrado en el proceso de cambio: destrucción y renacimiento. Durante un momento tan histórico, ninguna teoría o ideología puede servir como guía revolucionaria. Sólo una filosofía surgida de la ciencia y el cambio iluminador puede servir para guiarnos. Esa primera etapa de cambio, la introducción del antagonismo y la polarización, ha penetrado en todos los aspectos de la vida. Nosotros en la Liga nos hemos mantenido al día y nuestra orientación. ¿Por qué? Porque desde el principio entendimos que el salto de la producción electromecánica a la robótica necesariamente provocaría un salto de un orden social a otro.

La crisis financiera provocada por el creciente uso de la electrónica en la producción sigue reforzando su control tanto a nivel internacional como nacional. La crisis cíclica del subconsumo se está desarrollando. La producción automatizada impulsa los productos básicos producidos por la mano de obra fuera del mercado. En este proceso, los salarios se reducen al costo de la producción automatizada. Toda la producción por el trabajo, incluida la producción de los propios trabajadores, se está volviendo superflua. Una producción sin precedentes y una falta sin precedentes describen nuestro tiempo. La revolución electrónica en la producción, combinada con la crisis cíclica, provoca un colapso sin precedentes del sistema capitalista.

A medida que la electrónica reemplaza al trabajo, el dinero, en lugar de la producción, se utiliza para ganar dinero. Cuanto mayor es el uso de la electrónica, más dinero sin valor se vuelve. A medida que el dinero deja de expresar valor de cambio, se convierte cada vez más en un instrumento para la especulación, en lugar de la inversión en la producción. Cada vez menos de este dinero se utiliza para los salarios. El resultado es una polarización sin precedentes de la riqueza y la pobreza. Mansiones de cien millones de dólares y billones de dólares en deuda nacional expresan la destrucción del dinero como expresión de valor.

¿Cómo va a continuar la producción y el intercambio en tales condiciones? La clase capitalista ha demostrado ser incapaz de gobernar. La sentencia de muerte del capitalismo ha sonado. Hoy en día, existen las condiciones objetivas para que la visión histórica de la reconstrucción de la sociedad en interés de la humanidad sea finalmente ganada.

Desde la derecha y desde la izquierda, la gente está disgustada y desconfía del gobierno. Todos los elementos de una agitación social se están moviendo en su lugar.

La gente está respondiendo, pero aún no entiende completamente, la raíz de los problemas que enfrentan, o como los envuelve, la realidad de lo que es el fascismo en Estados Unidos.

Los revolucionarios no pueden entender este momento y simplemente continuar como antes.

Polarización global

Estamos presenciando el avance exponencial de la revolución electrónica y su impacto en la economía. Vemos una aceleración de los esfuerzos de la clase dominante para lidiar y mantener su control sobre la propiedad privada a medida que se profundiza la polarización y la crisis en el mundo. Dentro de los círculos gobernantes, tanto a nivel nacional como internacional, se está llevando a la guerra una lucha, lidiando con los cambios en la economía mundial y la geopolítica. El orden mundial que ha estado en vigor desde la caída de la Unión Soviética, un orden unipolar y hegemónico dominado por los Estados Unidos, está siendo desafiado por el surgimiento de un nuevo orden mundial multipolar, particularmente la Federación Rusa y China, a medida que se levantan para competir con la hegemonía estadounidense. La calidad primordial del proceso es la profundización de la polarización y la inestabilidad.

El avance de la producción automatizada, la continua destrucción del valor y, junto con ella, la disminución del valor del trabajador y la polarización de la riqueza y la pobreza, conducen como consecuencia inevitable al aumento y la dominación del capital especulativo. La hegemonía del capital especulativo es hoy un fenómeno mundial. Es una dimensión integral de la globalización en la época de la electrónica. La producción sin mano de obra significa producción sin valor. El capital especulativo no crea valor, sino que gana dinero en gran medida a partir de la acumulación de grandes sumas basadas en la deuda.

Con la creación de un mercado mundial, las corporaciones nacionales se convierten en multinacionales, las multinacionales se convierten en transnacionales y las corporaciones transnacionales se vuelven supranacionales. Las empresas supranacionales se han mezclado y han entrado en parte de los Estados nacionales. Para proteger sus intereses de propiedad privada, una clase dominante global en ascenso está creando un orden mundial fascista y está conceptualizando una visión del mundo fascista.

La guerra es una inevitabilidad política bajo el capitalismo. La guerra se enreda tanto como instrumento de política que si la política se va a presentar, la guerra se convierte en el medio inevitable de desarrollar e implementar esa política.

En todo el mundo, la profundización de la polarización económica y política define los tiempos, a medida que el mercado global continúa reduciéndose y el centro de gravedad económico se desplaza de Occidente a Oriente. Se están desarrollando nuevas polaridades entre Estados Unidos y sus aliados, que se ven obligados a proteger sus economías nacionales. Los bloques regionales fuera de la esfera de influencia de Estados Unidos se están consolidando para proteger sus mercados, a medida que más países discuten alternativas al uso de petrodólares estadounidenses como moneda de cambio para el comercio de petróleo. A medida que Estados Unidos pierde su dominio económico en el mundo, está aumentando su pie de guerra con más de 800 bases militares en todo el mundo. Además de su cerco a la Federación rusa y China, la política militar de Estados Unidos está diseñada para crear inestabilidad regional y conflictos en todo el mundo, como un contrapeso a la creciente influencia económica de sus adversarios. Estas condiciones están llevando no solo a una guerra mundial a gran escala, sino a la posible aniquilación de la humanidad a través de la guerra nuclear.

La paz es una cuestión de vida o muerte para las masas de las clases trabajadoras del mundo, incluido el movimiento en ascenso aquí en casa. Ahora es una cuestión de supervivencia para la humanidad misma. Imponer la paz a los belicistas es un acto profundamente revolucionario. Significa crear una sociedad donde la explotación, la competencia y la desigualdad puedan ser eliminada. Y al hacerlo, poner fin a la guerra para siempre.

Fascismo

Hoy el fascismo ,la fusión de las corporaciones y el Estado– es un reflejo objetivo de una revolución económica que está destruyendo los cimientos de la propiedad privada misma. Si bien hay aspectos subjetivos en el desarrollo del fascismo, cosas que son diseñadas conscientemente por la clase dominante, el fascismo que estamos experimentando en los Estados Unidos y en otros lugares hoy en día no es una elección subjetiva de la clase dominante, sino que es un reflejo objetivo del desarrollo económico. A medida que se transforma la base económica de la sociedad, la superestructura social y política que descansa y refleja la base también debe transformarse. El fascismo de hoy busca facilitar un mundo completamente nuevo basado en la propiedad privada sin capitalismo.

Este proceso tiene aspectos distintos, pero interrelacionados. El fundamento objetivo del fascismo se desarrolló primero. Estos aspectos económicos del fascismo se evidencian en la fusión de las corporaciones y el Estado, y ahora están en su lugar. Se han aprobado y se están aprobando leyes para eliminar los derechos económicos de los trabajadores y erosionar aún más su nivel de vida. Se han aprobado y se están aprobando leyes para contener los resurgimientos de las masas. Estas leyes están transformando la estructura legal para proteger los intereses de las corporaciones y la clase dominante con exclusión del pueblo estadounidense.

El crecimiento de una nueva clase de proletarios amenaza la propiedad privada. La clase dominante no puede permitirles tener voz en la dirección de la sociedad. Incluso la limitada democracia burguesa que hemos tenido se está viendo obligada a dar paso a la dictadura de las corporaciones.

La clase dominante no puede revertir la tecnología ni salvar el sistema capitalista. El mundo está ahora en pie de guerra perpetuo. El presupuesto militar de los Estados Unidos se está incrementando, y esto se está pagando mediante el recorte de fondos para satisfacer las necesidades básicas del público. Las economías y sociedades del mundo están siendo militarizadas. La guerra nuclear es un peligro siempre presente. La catástrofe ecológica está destruyendo el planeta. La clase dominante se ve obligada a lidiar con los resultados sociales de una profunda desigualdad. La polarización de la riqueza y la pobreza ha alcanzado proporciones obscenas. El ochenta y dos por ciento de la riqueza generada en 2017 fue al uno por ciento más rico de la población mundial, mientras que los 3.700 millones de personas que conforman la mitad más pobre del mundo no vieron ningún aumento. En los Estados Unidos, los tres estadounidenses más ricos tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad más pobre de la población estadounidense. Para controlar los crecientes aumentos que tienen lugar en todo el mundo, incluido Estados Unidos, su táctica debe ser pasar a la ofensiva contra el pueblo. Tienen que asegurar las formas y los medios de controlarlos.

People are being beaten and murdered by a militarized police force, families are being torn apart and deported, the everyday conversations and activities of tens of millions of Americans are under surveillance by the State, the government is moving against those who are speaking out. We are seeing the creation of an environment in which the lives of a growing section of the American people are considered worthless.

This offensive – what we call the social face of fascism – is an admission by the ruling class of their weakness, not evidence of their strength. It shows us that the ruling class is so weak that it has to turn to naked and open violence in order to enforce some element of social cohesion.

The workers’ fight for survival, their fight for basic necessities of life, can defeat any lies and tricks of the ruling class. Revolutionaries rely on the objectivity of that fight to introduce new ideas.

The qualitatively new technology confronts society with either the continuation of private property with a fascist State, or the possibility of a cooperative society based on the public ownership of socially necessary means of production and the distribution of the social product based on need. The modern fascist movement is arising on the foundation of this antagonism, and in response to it. The real target is the political system – the substitution of one State form for another, that will allow the full scope of private property interests to operate without restriction.

This cannot happen automatically. The ruling class needs a political motion to clear away the obstacles, to move the new economy forward. They are laying the foundation for a new political movement that is based on the interests of corporate power that is completely merged with the State. The ruling class is adjusting its ideology to the new conditions, feeling its way towards a more fully formed fascist political ideology, that will facilitate the new fascist forms of government and State power. The importance of the bitter battles taking place among the ruling class over how they will carry out their program is part of the struggle to coalesce a fascist movement that reflects the new conditions.

The growing economic crisis is bound to bring on political crisis – the clash of two antagonistic processes, with one forced to destroy the other to survive. The developing crisis is the impossibility of maintaining the bourgeois democratic superstructure with the qualitatively new economic foundation that is being created. To succeed in this effort, the ruling class is building a mass base for fascism.

U.S. history is rooted in genocide of indigenous peoples, slavery, the concept of a “white man’s country,” and the conquest and exploitation of other peoples. Today, a whole culture of fascist violence, hatred and disregard for human life has taken hold. It is the ideological foundation for the outlook that the individual has no rights and for a government and society that has no economic or moral responsibility for the well-being of its people.

The New Class

Every step the ruling class takes only makes the situation worse. They have to keep developing the technology and producing more with less and less labor. In turn, less and less value is being created and more and more money is being created throughout the whole world. Globalization is undercutting the system of social bribery everywhere.

New means of production are eliminating the necessity for human labor in production and creating a new class of workers. It is a new section of the working class, a new quality within it. This new section of the working class is outside of, and has no stake in, private property relations.

The majority of the new class is contingent, minimum wage, below-minimum wage, and part-time workers – now over 40 percent of the workforce. This employed sector of the class is constantly being drawn into the growing unemployed sector that ranges from the structurally unemployed to the absolutely destitute, homeless workers.

Increasingly driven out of the relationship between worker and capitalist, the new class is forced to fight as a class for a new society where society owns the means of production and the social product is distributed according to need. The actual program of this new class is to abolish private property, and this communist program is in the interest of the whole of society.

The historic role of this new class is to unite all those who can be united and lead society toward a new world. The ability to fulfill its historic role will depend on it achieving consciousness of itself as a class and of its historic mission.

The Dispossessed

The world is in constant motion. Revolutionary politics conform to change. Change in the economy creates shifts in the center of political gravity. Revolutionaries concentrate on the current center of gravity and shift with it.

We look first at what is objectively happening in America, where the enemy is the most vulnerable. We have to determine the group which at this time, under these particular conditions we see developing in the real world, can pull the whole process forward along the path to a communist society. Once we identify this “center of gravity” it is essential to develop a plan that has the goal of politically influencing this group as a means of politically influencing the class as a whole. At the same time, through taking this strategic approach, an organization of revolutionaries not only shapes the political and intellectual formation of the class, but seeks to influence the coming revolution in America.

The progression of electronics has now hit the center of American politics. This formerly secure sector of the industrial working class and a section of the intelligentsia bound the mass to the capitalist class. The destruction of this middle is of the greatest political importance.

This recently dispossessed section of the new class is educated, socially aware and used to organization. They are all colors and nationalities. They are not at all a cohesive political entity, and have been pitted against one another along color, ethnic, gender, and religious lines. Because they are part of the unraveling “middle” of American politics that supported the policies of the ruling class, many among them tend to be the most socially and economically conservative. Their deteriorating economic position is forcing them to move against their conditions. And as they do they are going to pull – by virtue of their position in society – a huge section of society with them.

They are the current center of gravity. Our program is the program of the new class. Our current point of concentration is the newly dispossessed.

The rapid growth of the new class, and the emergence of this dispossessed sector, is revolutionizing the political landscape. The ruling class is being forced to strike at its own foundation. It is impoverishing and brutalizing the very people who once supported them. This new relationship of forces – the destruction and undermining of the rulers’ base of support and the loss of their reserves – is creating the basis for a new stage of the social revolution. We must understand and grasp this reality and change toward it.

The Fight for Class Unity

The rulers’ goal is to stop the revolution from proceeding on a class basis. Their aim is to guarantee that the new class does not unite. Changes in the economy present the problem to the ruling class of maintaining working class disunity. The growing hitherto unknown breadth of equality of poverty – a poverty that knows no color – is creating the basis for real class unity.

Social privileges granted to white workers over Black workers have always kept the workers apart. But, now that social bribery is being taken away, these workers can unite based on their common economic and political class interests. Real class unity of the American working class is objectively possible. For the first time in our country, the formula that has been used to control and exploit all workers for centuries is beginning to crumble. Objectively today, political bonds of color can now be replaced with political bonds of class.With political education and propaganda, as workers begin to gain class consciousness, they will politicize those around them, those who are becoming more impoverished daily, and who no longer remain an objective material base of political support for the ruling class.

Unity is the key to any victory. The unity of the revolutionary force, the communist class being created today, is based in class consciousness. Unity rests upon the new objective equality of the class economically, and the fight for intellectual subjective consciousness. This fight has to be carried on by the revolutionaries throughout the country, within every section of the working class. The objective changes are redrawing political battle lines in America. Forces that under one condition were remote reserves are now being thrown into the forefront of struggle. We must find our way into the new motions and organizations of the spontaneous movement we see throughout the country. But if we are to learn from history, we must make inroads into the section of the class that has been the historical base of support of the bourgeoisie. This is a key link to unite the class, and we must do this now.

In America, the manipulation of race within and against class has kept the world’s most potentially powerful working class impotent and subservient to its masters. As with all other phenomena, the interpenetration and transformation of these contradictory sides of race and class demand that we pay strict attention to the historical development and interrelationship of both. That dialectic is based on the stubborn hanging on of the old against the irresistible strength of what is new and arising.

Race is a political not a scientific concept. It is used for identification and can be used in any manner that suits the political needs of the ruling class. The ruling class cannot abandon the weapon of race, since it is historically evolved and an integral part of American politics. Irreversible changes in the world economy, expressed as globalization, are incompatible with race as color. The ruling class must adapt. Color as racial identification by the ruling class still exists, but they are replacing it with identification based on culture and class differences. They are using these class and cultural differences with the ruling class as the ideological basis for their savage assault against the new class as a class. Class and color are intertwined. The old is never abruptly replaced by the new. The ruling class has not given up its use of color divisions to escalate attacks and isolate the Black masses, and by doing so divide and weaken the entire class. The history of racism makes such actions and propaganda possible. This tactical offensive by the ruling class is central to their fight to impose fascism on society as a whole.

No matter how the ruling class attempts to divide our class, the reality is that today the workers can take no steps forward apart from the resolution of the problems that confront the new class as a whole. We are dealing with a political question. The new class is already forming along the lines of a unity based on what is practical, real, and possible. Fully conscious of the viability of the race question and how the ruling class uses it politically, our strategic focus is on the question of the political unity of the new class.

Consciousness lags behind the objective changes we are observing. Therefore, the intellectual grasp of class unity, the subjective side, must be fought for. Recognition of the necessity for that kind of unity is a result of consciousness. The task will not be easy because we are confronting centuries of national, ethnic, and racial divisions. They can only be overcome through intellectual struggle linked to daily experience. Every struggle of the class must be used to explain the meaning of their activity, to show them a vision of the cooperative society that is possible and a strategy to get there.

The League’s tactic is to carry out the struggle for political unity where the growing equality of poverty exists. Our aim is class unity, across all division of color, nationality or gender. Nothing can be done without this unity and consciousness. We must reassert the time-honored slogan of “all for each and each for all.” No matter where the attacks against our class brothers and sisters take place, we must go there with our propaganda. Unity of the new class united around distribution based on need is the only ideology that reflects the reality of material conditions and the potential of the new technology. It is the only ideology that truly expresses the interests and aspirations of the majority of the world as they struggle for their immediate needs.

Revolutionaries must throw everything into the fight for the political unity of the new class.

Edging Toward a New Stage of Consciousness

A broad social motion is arising in response to the worsening conditions. Within this motion, the demands of the new class are increasingly coming to the fore. The destructive consequences of the ongoing introduction of the qualitatively new means of production make it more and more clear that the demands of the new class also represent the interests of society as a whole.

Experiencing growing poverty and the refusal of the government or the politicians to redress their grievances, the workers are losing their faith in the government and beginning the process of separating from the political system. This is a necessary step in their development as a class and for their independence from the capitalist class. Simply fighting back is no longer enough, and the workers are beginning to put forward programs in their interests. The workers are beginning to demand the government solve society’s ills. This means something fundamentally new for the revolution in America. Objectively, a section of the working class is attempting to break away ideologically from the capitalists.

We would like to say a special point about the youth. The youth are in a position to play an important role in the revolution. They have the special problem and unique opportunity of integrating themselves into a society in change. The objective reality is that they do not have a future in this system. A youth movement will need to learn how to create the new world they are going to occupy. This is why we want to bring youth into the League – to help prepare them for their revolutionary role in the fight for this new world.

Women have always played a major role in American history. The women’s movement today is integral to the fight for humanity’s future, and women in the new class are out of necessity in the forefront. The revolution cannot succeed without women making their indispensable contribution, and the League provides the conditions for women to do so.

The response of the workers to the class offensive against them is spreading, as they lose their hopes and dreams that come with losing a decent paying job, a house to call home, or their health care. They are beginning to fight for the basic necessities of life, and to come together with others in that same fight, regardless of what specific issue it might be. The impulse toward unity among the new class of workers arises out of their common interests, rooted in the fight for the basic necessities. Their common condition is undermining all of the old ideologies that have been used to divide the class. While some workers are being moved by the rulers toward a more fascistic outlook, a growing number within the class are moving toward a more socially conscious position. Social consciousness is a necessary stage in the process of the new class ridding itself of old ideas and becoming politically independent of the ruling class. With social consciousness, the workers come to understand that they are members of a class and that they need class solidarity. They become aware of the ruling class, and that it has class interests contrary to their own. Revolutionaries have to grab hold of and develop the impulses toward class awareness, no matter how contradictory and embryonic they are.

The demands of this rising movement are objective; the people cannot give up and go home. They need housing, food, health care and other basic necessities of life. They are also demanding a society that guarantees justice, equality and democracy. This fight goes hand in hand with the struggle for basic necessities, since the workers cannot secure a democracy without securing their control over the necessities of life. Their demands are coming into conflict with the State, which is standing in the way of them securing basic necessities. This movement is in fact, if not in understanding, struggling to transfer capitalist property to itself in order to guarantee itself the necessities of life and a democratic society. Under these historical conditions, a prosperous and truly democratic society for the workers can only come about as a result of communism.

The rise of third parties is inevitable given these conditions. The growing motion toward a third party is part of the splitting and destruction of ruling class institutions of the past period as a result of the objective economic changes. These parties will not simply be one or another of the individual third party formations in existence today, but will reflect the broad social motion as it develops. Revolutionaries enter this motion the same way they enter any motion – on the basis of a fight for unity around the concrete demands of the class for jobs, housing, health care, education, and other basic needs.

Electoral activity is an indispensable school for the development of both the organization and consciousness of the working class. The workers will use the electoral process as part of their fight to force the government to guarantee their basic needs are met. Their experience in this process sets the stage for them to begin to see that their problems cannot ultimately be solved at the ballot box. It is crucial to influence the consciousness of the revolutionaries involved in the process. Revolutionaries always unite with the workers’ impulses toward political independence and use propaganda to raise consciousness and influence political direction.

The development of a third party, even one created by the ruling class, is an indispensable stage in the revolutionary process. It will accelerate the political polarization in society and the political formation of the new class. A third party is a step in the process of the scattered economic struggles becoming united political struggles against the State. It is a necessary and inevitable step toward a workers’ party and the embryonic form of political class consciousness a workers’ party represents. The evolution of the various party formations reflects the evolution of consciousness among the workers, and their impulse toward political independence from the ruling class. A third party is an indispensable stage in the development of the workers’ consciousness.

The ruling class cannot allow the interests of individual corporations, or even industries, or sections of the economy to interfere with their overarching goal of keeping private property and remaining a ruling class. They must stabilize the economy and bring the vast economic and political order under control. Only the State can intercede to impose this kind of stability. To protect private property, on behalf of the ruling class as a whole, the State has to take over control of the economy, that is nationalize it. Similarly, the workers need nationalization in their interests to secure what they need to live, and objectively they are beginning to fight for this. The final battle of the revolutionary process will be fought over the control of the State, in no small part because of its control of the economy. Nationalization prepares the ground for the eventual battle to be concentrated against the State rather than directed at thousands of scattered capitalists. Nationalization raises the issue of which class the State serves, and nationalization becomes a battlefield where class consciousness can be taught.

The scattered struggles for clean and affordable water, food, clothing, housing, health care, and education all have a common cause. Combined, they are politically summed up as a program for nationalization in the interests of the people. Public access to clean and safe water means the nationalization of the nation’s water supply, just as public control of quality health care and housing and free, quality public education require nationalization in the interests of society and not the private interests of the corporate few. Although the workers may not be calling for nationalization per se, objectively they are fighting for it.

The demand for nationalization in the people’s interests is developing on the basis of common needs and is in every battle unfolding today. These struggles are beginning to coalesce and are not so scattered anymore. This battle for the basic necessities of life is the fight taking place against fascism today.

These new battles are being carried on by a new type of revolutionary, who is practical, not ideological. There is an objective foundation for people to unite. This is undermining all the old ideologies that have been used to divide the class. These new forces are very solid in what they understand and what they are doing. Without a strategy and an ideology that reflects the new situation they can’t win, and the role of revolutionaries is to bring these things to the struggle.

What is important in this entire process is that people are ridding themselves of deeply held ideas that those they elect, and even government itself, are going to represent them. They are seeing that there can be no democracy when private corporations own the economy. This is a necessary stage in the development of the workers as a class and for their political independence from the capitalist class.

It is in the process of the movement’s realization that the State will not redress its grievances that demands for new solutions will arise. Revolutionaries work within this process to develop the stages of consciousness along the line of march from scattered economic struggles, to united political struggles against the State. Such a task requires widespread propaganda within this growing movement that offers a vision of what’s possible and a strategy of how to get there.

Defeat the Enemy’s Strategy

Any approach to planning, whether it is within a corporation, a military unit, or an organization, has to start off with an estimate of the entire situation. We look at the relationship of forces, the strategy and tactics of the enemy, its weaknesses and strengths, as well as our own. Once we understand the situation we are facing, then we are able to talk in terms of what we must do and how. This approach allows revolutionaries to think strategically about what the ruling class is doing, and to use the objective processes that are underway to defeat them.

Whether in military war or in political war, it is not possible to defeat an enemy without defeating that enemy’s strategy. Simply attacking the enemy’s tactics cannot win the war. Fighting back without putting forward a vision of what is possible today only disarms our class.

What is the strategic goal of the ruling class today? It is to protect private property. It is not to defend capitalism. Whether they want to or not, they are going to have to let the capitalist system go. This is because objective factors are absolutely putting an end to the capitalist system. The ruling class understands that they cannot go on in the same way. They know they cannot continue to create money and not create any social worth, where the people of the world are becoming poorer and poorer as the world becomes awash with money.

If we look at the history of the world for the last thousands of years, we can see that the letting go of one system, and fighting to rebuild another, has happened over and over. Slavery, feudalism, and capitalism are quantitative stages in the development of private property. But they themselves were not strategic. The strategic goal was private property. If the capitalists have to change the form in order to maintain that content, they have proven they will do that. They are doing that now. While they attack the rights and standard of living of the masses, they are evolving, step by step, this new system based on private property.

Tasks of the League

Strategically, the enemy is on the defensive. The entire world has been pulled into the capitalist system. Qualitatively new means of production are destroying that system. Capitalism can only exist as long as it can expand. Capitalism has reached the limits of its expansion. Tactically, the ruling class is on the offensive. The purpose of this offensive is to prevent the workers from uniting around a common cause.

Strategically, our class is on the offensive. This is so because qualitatively new means of production are destroying the capitalist system and creating the foundation for a world without private property. Tactically, our class is on the defensive. It is preoccupied with defending what it had, because it does not understand what is possible.

The last trench of the ruling class is the defense of private property. Therefore, it is here that we must orient all our tactics. Sections of the intelligentsia are already questioning capitalism. Revolutionaries do not have to make that our line of attack, but we can take advantage of that opening to go on the offensive with our tactics. We want to add what others cannot.

We attack the system of private property. We point out the necessity, this time, of overthrowing private property and transferring these gigantic means of production into public property.

The attack against private property cannot succeed without vision. The goal of all of our work today is to create with the American people a vision of what is possible. It is a vision of a world where no one has to fight another for the daily bread of existence. It is a vision where cooperation and fulfilling the needs of humanity are the guiding principles. It is a vision that satisfies the deepest yearnings of the people for peace.

Los revolucionarios se enfrentan a dificultades reales: la base establecida del fascismo y sus crecientes características políticas y sociales, y el surgimiento de un movimiento antifascista que no tiene la más mínima posibilidad de éxito sin el reconocimiento de que el comunismo es la solución. Sin embargo, estas realidades deben esbozar nuestras tácticas.

El pueblo estadounidense tiene que ser ganado a la realidad de que la propiedad privada puede ser llevada a su fin. Eso sólo se puede hacer si los revolucionarios tienen una respuesta. En el pasado, era sectario decir que lo que necesitamos es comunismo. Hoy en día, proponer el comunismo no es sectario, sino la solución práctica a los problemas que enfrentan los trabajadores. El comunismo es la propiedad pública de los medios de producción socialmente necesarios y la distribución del producto social según la necesidad.

El comunismo no es una proposición extraña, sino una expresión de los esfuerzos más profundos del pueblo: la independencia de las cadenas de explotación, la capacidad garantizada de cada persona para contribuir a la sociedad, la libertad de la necesidad y la expectativa de una vida mejor que haga posible la verdadera democracia.

Los estadounidenses han luchado por esta visión, pero solo pudo realizarse parcialmente. En un momento, los estadounidenses adoraban al rey Jorge. Las condiciones cambiaron, y lucharon una revolución para romper con la monarquía y la dominación inglesa. En un momento, la mayoría del pueblo estadounidense abrazó la esclavitud. Las condiciones cambiaron. Llegaron a comprender que tenían que poner fin a la esclavitud y lucharon una guerra para hacerlo. Hoy las condiciones están cambiando una vez más. Las nuevas tecnologías hacen posible la realización de la visión por la que han luchado generaciones de estadounidenses.

Es sólo a través de la propaganda generalizada que podemos conseguir esta visión. Debemos llegar a la vida de los trabajadores. Debemos llevar el mensaje de que se puede poner fin a la propiedad privada. Debemos demostrar que una sociedad cooperativa no solo es posible, sino que es la única solución práctica a los problemas a los que se enfrentan.

La causalidad es el fundamento filosófico de nuestra organización. Nuestra comprensión de que los acontecimientos de hoy son la base de los acontecimientos de mañana, exige que no sólo examinemos cuidadosamente el hoy, sino que utilicemos ese conocimiento para prepararnos para el mañana. La progresión de los acontecimientos políticos sigue el proceso dialéctico, es decir, de las etapas cuantitativas a las cualitativas. No es posible lidiar con el cambio cualitativo, sin ajustar el pensamiento y la actividad con cada etapa cuantitativa del desarrollo. De crucial preocupación es lograr la misión de la Liga. Debemos unir a los revolucionarios sobre la base de las demandas de la nueva clase, educarlos y ganarlos para la resolución cooperativa y comunista, como un medio para lograr la primera tarea de garantizar cierta unidad política de la clase. Al hacer esto, la Liga puede lograr su tarea urgente de reclutamiento.

Hasta ahora, los acontecimientos del período pasado han demostrado la corrección de nuestra línea general.

Fundamental para el pensamiento de la Liga es que una nueva fuerza motriz (el micro-chip) ha permitido el desarrollo de los nuevos medios de producción que están destruyendo el valor como base del intercambio. La producción sin valor está marginando a una nueva clase de proletarios, que no pueden existir sin distribución según la necesidad. La destrucción del valor y el surgimiento de una clase comunista han desplazado al partido comunista – la expresión subjetiva del movimiento real – de una base ideológica a una base concreta y práctica, es decir, política. El viejo partido comunista ideológico es obsoleto y debe ser reemplazado por un partido comunista práctico y político que represente el movimiento de una clase comunista real. Tal partido no existe. La historia no puede avanzar sin ella. ¿Cómo se va a construir un partido así? ¿Qué tipo de organización de revolucionarios se necesita para construir tal partido? Estas son algunas de las preguntas que este creciente movimiento social ha lanzado sobre todo revolucionario.

Nada se ha hecho en Estados Unidos, excepto en pequeños grupos, pero han sido pequeños grupos que dependen de procesos gigantescos los que están en marcha. Si podemos comprender esa dialéctica, podemos hacer algo importante en la historia.

¡Adelante a la victoria!

Septiembre/Octubre 2018 Vol28.Ed5

Este artículo se originó en Rally, Camaradas!
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La globalización y sus descontentos

"Todo el mundo es un escenario". Estas palabras de William Shakespeare tienen dos significados: primero es la comprensión de que la historia del mundo es la etapa en la que la sociedad humana se desarrolla, y segundo, que la sociedad humana procede moviéndose de una etapa a otra en el curso de su desarrollo.

En el siglo anterior, la etapa imperialista de la colonia directa fue desmantelada, y el imperialismo neocolonial se expandió a todos los rincones del mundo. Los medios de producción se habían desarrollado desde herramientas de mejora de la mano de obra a vapor hasta mecánicas y electromecánicas, todas las cuales ayudaban a la mano de obra, pero en cada etapa de desarrollo requerían cada vez menos fuerza de trabajo humana. Justo cuando el desarrollo capitalista había alcanzado su cúspide y estaba entrando en un período de su declive general, se dio el salto de la producción electromecánica a la electrónica, y con él, el salto a toda una nueva época histórica mundial.

Lo que es cualitativamente distintivo de la electrónica es que no solo mejora el trabajo humano, sino que lo reemplaza. Las herramientas de producción electrónicas, digitales, robóticas y automatizadas marcan el fin del capital asalariado-laboral. La globalización es el capitalismo en la era de la electrónica, una etapa cualitativamente nueva de la historia mundial, una etapa de polarización, inestabilidad, destrucción del capitalismo y una era de revolución social, en la que la sociedad humana se ve impulsada a reconstruir la sociedad sobre una nueva base, compatible con las nuevas herramientas de producción. Este es nuestro momento.

Globalización: el capitalismo en la era de la electrónica

¿Cuáles son las dimensiones de la globalización que la caracterizan?

  • El avance exponencial de la electrónica: Desde el uso de la robótica en la industria, ahora estamos viendo almacenes automatizados, transporte sin conductor (automóviles, camiones, drones), la incorporación de la inteligencia artificial en casi todos los aspectos de la vida humana y la sociedad, y estimulados por la pandemia mundial, los robots están reemplazando a los trabajadores en los restaurantes de comida rápida. En los últimos treinta años, más del 88 por ciento de los empleos perdidos ocurrieron en ocupaciones que son altamente automatizables, y se estima que el 42 por ciento de los empleos perdidos solo durante la crisis de la pandemia son permanentes.
  • El auge y la dominación del capital especulativo: Con el capital asalariado-laboral, el valor de las mercancías producidas está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo humano empleado en su producción. El uso de la producción electrónica sin mano de obra significa una disminución del valor, una disminución de las ganancias. Necesariamente, los capitalistas tienen que buscar formas de ganar dinero sin invertir en la fabricación de cosas. Entra en la especulación. Básicamente, la especulación es mover dinero para ganar dinero, una especie de capitalismo de casino, donde se apuestan a más y más financiamiento de deuda. Los fondos de cobertura y las firmas de capital privado acumulan miles de millones, el mercado de valores se dispara a máximos históricos, mientras que la economía real cae cada vez más profundamente en la crisis. Los especuladores ganan miles de millones en medio de la pandemia. Los países del G-20 han inyectado 11 billones de dólares en recortes de tasas e inyecciones masivas de liquidez y compras de activos, incluso cuando el Tesoro de los Estados Unidos y la Reserva Federal han hecho lo mismo, con una deuda federal que se dispara a $ 25 billones. La deuda mundial se ha disparado a 59 billones de dólares a medida que la economía mundial se contrajo un 5,2 por ciento en 2020.
  • Se crea una nueva clase de trabajadores: Cuando la electrónica reemplaza al trabajador, eso significa que ya no son necesarios. Lo pierden todo. Se echan a un lado. O pierden sus empleos permanentemente, o son relegados a un empleo contingente a tiempo parcial y de bajos salarios. La polarización de la riqueza y la pobreza crece. A medida que las corporaciones acumulan miles de millones incalculables, una nueva clase en crecimiento encuentra su propia condición cada vez más grave. Este es un proceso que se ha acelerado durante la pandemia. El Banco Mundial estima que hasta sesenta millones de personas más en todo el mundo serán empujadas a la pobreza extrema. A medida que somos testigos de filas de alimentos cada vez más largas en este país, el Programa Mundial de Alimentos proyecta que hasta 265 millones están siendo empujados al borde de la inanición. La crisis de 2008, la Gran Recesión, fue en gran medida un colapso financiero. Hoy en día, la economía mundial está atrapada por una crisis que golpea más duramente a los que están en la parte inferior, la nueva clase global.
  • La fusión de las corporaciones y el Estado: En el curso del desarrollo de la globalización, las empresas nacionales se han convertido en multinacionales, las empresas multinacionales se han convertido en transnacionales y las empresas transnacionales se han convertido en supranacionales. Estas empresas se han mezclado y han entrado en parte de los Estados nacionales. La fusión del Estado y las corporaciones es la condición objetiva para el fascismo, y una clase dominante global integrada a través de todas las fronteras nacionales es la condición para la construcción de un orden mundial fascista. Esta clase dominante global, que gobierna a través de las fronteras e integrada en todos los aparatos del Estado, se está preparando para dar el salto a un orden mundial basado en el mantenimiento de la propiedad privada sin capitalismo.

Un nuevo orden mundial

Durante los últimos setenta años, ha prevalecido un orden mundial unipolar y hegemónico dominado por Estados Unidos. Ahora que el orden mundial está siendo desafiado, a medida que la globalización entra en una nueva fase, el surgimiento de potencias regionales, Rusia, China, India, Brasil, para competir con los Estados Unidos como la única superpotencia. Económicamente, Estados Unidos está en declive, particularmente con respecto al ascenso de China. En consecuencia, Estados Unidos está unido en reconocer a China como la amenaza económica número uno para Estados Unidos, así como geopolíticamente. La estrategia geopolítica general de los Estados Unidos es pivotar hacia el Este, hacia China.

La contención por un nuevo orden mundial que reconozca que ahora estamos viviendo en un mundo multipolar ha dado lugar a una expresión particular de esa lucha, es decir, el surgimiento de un nacionalismo populista que ha encontrado un hogar en la política estadounidense, pero es una ideología y un movimiento en crecimiento en todo el mundo. Específicamente "antiglobalista", se basa en una perspectiva antiinmigrante común.

Particularmente devastada por la crisis económica mundial, así como por los conflictos que han estallado en todo el mundo como respuesta, la nueva clase global está en movimiento. La inmigración global es una expresión de la respuesta espontánea para obtener las necesidades básicas de supervivencia. Una ideología nacionalista populista, fomentada por la clase dominante, apunta al inmigrante como la causa de la pérdida masiva de empleos y la creciente pobreza y se mueve para cerrar fronteras y detener la marea de inmigración en nombre de la soberanía nacional. Conocemos bien el curso de ese desarrollo de "Estados Unidos primero" en nuestro propio país, pero el mismo proceso amenaza con destrozar la Unión Europea, e incluso países como Brasil están trazando un curso común.

Desacoplamiento

La globalización es un proceso objetivo, una etapa histórico-mundial, de la que no hay vuelta atrás. Las contradicciones internas y las luchas de una clase dominante empeñada en encontrar su camino a través de la crisis sobre la base de proyecciones antiglobalistas o populistas-nacionalistas no pueden tener éxito en última instancia. Esto no significa que el esfuerzo no se seguirá haciendo. Es parte de la lucha que se está haciendo sobre cómo operar en un mundo nuevo y multipolar, sobre cómo prevalecer. En el análisis final, para una clase dominante global, su única solución es avanzar hacia el establecimiento de un orden mundial fascista. Para una nueva clase global de trabajadores en ascenso, la única solución es avanzar hacia la reorganización de la sociedad mundial en interés de su clase y para toda la humanidad.

In response to a changing world, the U.S. has moved in the recent period to disengage from old global arrangements that evolved out of the prevailing world order. The U.S. pulled out of the TransPacific Partnership, the Paris Climate Accord, the World Health Organization, the Iran Peace Accord, threatened to exit NATO, and initiated a tariff war, aimed specifically at China, but including countries, even allies, across the world.

The tariffs were designed to punish countries like China, but they were also aimed at U.S. corporations, transnational corporations based in and doing business in countries all over the globe. The tariff wars were the opening guns in an anti-globalist campaign to force U.S. corporations to “come home,” to “restore,” to make things in America again, made by American workers for the American market. The new Biden administration is continuing that approach with its Buy America program.

En tiempos de pandemia y crisis económica mundial, este proceso ha continuado en nombre del "desacoplamiento". Las corporaciones estadounidenses están presionadas para que cortan las cadenas de suministro globales, particularmente con China, y hagan cosas en Estados Unidos para el mercado estadounidense con sus propias cadenas de suministro. Una encuesta reciente de unas 3000 empresas globales ha demostrado que el ochenta por ciento de ellas están reconsiderando algunas de sus cadenas de suministro. Parte de eso incluye el cambio de China a costos laborales aún más bajos en el sudeste asiático y la India, pero muchas corporaciones, especialmente en América del Norte, tienen la intención de restaurar a sus propios países. Pero hay una trampa: la mayoría o casi todos ellos planean hacer esta transición utilizando tecnología avanzada y automatización. Eso apenas se suma a una nueva revolución industrial en Estados Unidos.

Para los trabajadores de Estados Unidos, los trabajadores de otros países no son nuestro enemigo. Nuestra responsabilidad internacional es llegar a través de todas las fronteras en solidaridad con las luchas de nuestra clase en todo el mundo. La nueva clase global de trabajadores está aumentando en respuesta a sus terribles condiciones, luchando por alimentos, refugio, atención médica, la distribución de lo necesario de la vida de acuerdo con las necesidades. Nos unimos con nuestros hermanos y hermanas de clase en todo el planeta en nuestra causa común.

La clase dominante global puede estar unida en sus objetivos y estrategia generales, pero las luchas que tienen lugar hoy en día son luchas reales de vida o muerte dentro de la propia clase dominante, donde el conflicto armado y la guerra son inevitables. Nuestra clase no puede ser la carne de cañón para los intereses de una clase dominante opuesta a la nuestra. Para nuestra nueva clase, la paz y la unidad de clase global es una necesidad básica. RC

Marzo/Abril 2021 Vol31. Ed2
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