viernes, 27 de marzo de 2020

LA LUCHA CONTRA EL COVID-19

LA LUCHA CONTRA EL GENOCIDIO COVID-19


https://solidariosdelasanidad.blogspot.com/: 

  Viene esta reflexión  a cuento de las dificultades que estamos encontrando en la Administracción para funcionar como Red de Solidaridad Entre Pueblos y en concreto  para realizar una labor de ayuda a las personas que tienen más problemas para pasar la cuarentena nos recuerda  una vieja anécdota que oímos  hace algún tiempo en esta comarca tan especial como es la de Cuellar. ""Se cuenta que hace muchos años la Guardia Civil sorprendió a un furtivo en los pinares de Gomez serracín con un conejo al que había cazado para comer.Y se dice que  los guardia fueron luego al pueblo más proximo preguntando por la persona mas pobre entre los vecinos para entregarle al más necesitado el conejo que  nuestro furtivo había cazado ilegalmente y la búsqueda, mira por donde, les condujo al modestísimo hogar del Pirrakas, el furtivo a quien habían sorprendido con el conejo que antes él mismo había cazado "
La Ley de protección de dato, nos dicen, no nos  permite conocer a las personas y colectivos que más necesitarían de nuestras propuestas de ayuda.Mira por donde los pobres más pobres están protegidos por la ley para que la gente no sepa con certeza quienes son.
Menos mal que nosotras mediante el planteamiento de  solidaridad y apoyo mutuo podremos desarrollar esa labor sin necesidad de que la Administración nos facilite esas listas de personas que dice proteger. El vehículo de la caridad posiblemente necesite de esa discreción que la Administración o las gentes pudientes quieren preservar, amparándose, nos dicen en que cuando esta crisis pase algún malvado pueda usar esos datos buscando algún beneficio (¿?) La acción solidaria y el apoyo mutuo por suerte , nos protege a nosotras de esos y otros malvados que habitan en las Instituciones y cerca de ellas   


Sanidad privada y sanidad pública ante el Covid-19.



Hoy escribimos este texto para los compañeros que trabajan en la Sanidad Privada.

En primer lugar, queremos dejar claro que los aplausos que la ciudadanía lanzó ayer espontáneamente, creemos firmemente que no solo iban dirigidos hacia los profesionales que se encuentran trabajando incansablemente por atender a la población con sospecha o confirmación de infección por Covid-19 en los hospitales y centros de salud públicos, también iban para esos profesionales que estáis trabajando incansablemente por atenderlos en la red sanitaria privada.

Desde la Asociación Madrileña de Enfermería (AME) siempre hemos dado todo nuestro apoyo a las enfermeras que trabajan en la red sanitaria privada, siendo muy conscientes de la precariedad en que desarrollan sus funciones, sus escandalosas cargas de trabajo que asumen, sus bajos salarios, su pobre reconocimiento profesional dentro de las empresas privadas, el alto grado de intrusismo por otros profesionales en las competencias enfermeras exclusivas,…, y todo ello para que los empresarios y los consejos de administración de los grupos hospitalarios aumenten siempre sus beneficios económicos y rendimientos patrimoniales.
Todo ello se adereza con importantes ayudas o cesiones desde las Administraciones nacional, autonómica y local a esas empresas privadas, que una vez más, solo redundan en beneficios económicos para los empresarios o consejos de administración de esas empresas, pero a sus profesionales, y muy especialmente a las enfermeras, no les llegan siquiera ni las migajas.

Pero también queremos que las compañeras de las sanidad privada sean conscientes de otras realidades importantes. En primer lugar, ellas atienden con gran profesionalidad y competencia científico-técnica a sus usuarios (procedentes de aseguradoras o totalmente privados) hasta que o bien mejoran o bien son derivados a la red sanitaria pública, ya sea por falta de medios técnicos, por el fin de la cobertura de su aseguradora o por insuficiencia de recursos económicos del usuario. En la red sanitaria pública eso no ocurre así, nuestros usuarios son atendidos en sus esferas física, psicológica y social de principio a fin de sus procesos, con estancias medias en los hospitales públicos mucho más abultadas que en la sanidad privada, porque nuestros usuarios nunca pueden ser abandonados a su suerte en otra red sanitaria. Pensemos por ejemplo en los ancianos con fracturas de cadera que viven solos en sus domicilios y la red sanitaria pública se responsabiliza de sus cuidados desde el ingreso en urgencias, su convalecencia en unidades de media-larga estancia, hasta su seguimiento en atención, primaria una vez se haya recuperado.

Por otro lado, siempre hemos defendido y respetado que los ciudadanos tienen derecho a elegir libremente si quieren recibir atención en la red sanitaria pública o bien, costearse una atención privada. Para AME la sanidad privada es un negocio legítimo y, por supuesto respetamos profundamente a todos aquellos ciudadanos que eligen ser atendidos en la red sanitaria privada, pero siempre debemos garantizar que exista una red sanitaria pública de calidad y ágil para todos los ciudadanos que garantice una atención a todos los problemas de salud sin tener en cuenta  sus recursos económicos.

Así, no podemos olvidar que en la última década en la Comunidad de Madrid el Partido Popular, como ocurre en otras muchas comunidades autónomas con el PSOE, CIU-PDCAT,…, se han realizado graves ataques a nuestro sanitario público, con cierre de centros, cesión de otros a empresas privadas, que han supuesto el despido de miles de compañeros y el empobrecimiento de muchísimos otros por la devaluación de su nómina o el empeoramiento de su contrato.

Mientras las empresas sanitarias privadas han visto multiplicado exponencialmente sus beneficios, se han creado decenas de nuevos hospitales privados, miles de madrileños se han visto obligados a hacerse un seguro privado de salud para sentirse mejor protegidos de los problemas de salud, se han incrementado de forma muy importante las derivaciones de pacientes de la red sanitaria pública a la privada con la excusa de las lista de espera, se ha cedido suelo público para construir esos centros privados,…, y mientras los profesionales de la red sanitaria privada, muy especialmente las enfermeras, no solo no habéis mejorado vuestras condiciones laborales, económicas y profesionales, si no que en muchísimos casos vuestras empresas han decidido empeorarlas.

Las enfermeras de la red sanitaria pública, como el resto de profesionales que trabajan en esta red con ellas, no solo han sufrido despidos y empeoramiento de sus condiciones económicas, hemos sufrido duros ataques por parte de algunos políticos que nos mostraban ante la ciudadanía como “vagos y maleantes” por ser funcionarios, cuando día a día nos dejábamos la piel para que la población no viera perjudicada su atención por los recortes del presupuesto público dedicado a sanidad en Madrid, como privilegiados por tener una plaza fija cuando aproximadamente el 40% de las enfermeras en Madrid tienen contratos temporales,….

Por todo ello, esta crisis del Covid-19 tiene que servirnos para darnos la mano de nuevo, al menos las enfermeras independientemente de quien pague nuestras nóminas, siempre desde el respeto al trabajo del otro, valorando nuestra igualdad en conocimientos científico-técnico y en el amor que profesamos por nuestra profesión.

Apliquémonos juntos por señalar a quienes nos han traído a esta lamentable situación, la de todas las enfermeras, con un colegio profesional en Madrid y un consejo general de enfermería en España que NUNCA se han enfrentado a nuestros empresarios (políticos en caso de la sanidad pública e influyentes empresarios en caso de la sanidad privada) por incrementar nuestro desarrollo profesional, laboral y económico, a pesar de que todos los meses reciben millones de euros de nuestras cuotas colegiales que pagamos obligatoriamente para poder trabajar (tanto en la red sanitaria pública, como en la privada).

También a un sindicato de enfermería (SATSE) que en muchísimos casos solo se ha dedicado a hacer negociete con sus cursos, mirando para otro lado cuando se han despedido a miles de enfermeras o su poder adquisitivo ha caído de forma alarmante (recordemos que hoy en la sanidad privada una enfermera puede llegar a cobrar 1.200€ a jornada completa).

Y por último, a los grandes grupos hospitalarios privados (Quironsalud, HM Hospitales, Vithas,…) y a la red de Hospitales Católicos de Madrid, que simplemente ven a las enfermeras como esas “chicas” que ayudan a sus clientes a sentirse más confortables en sus lujosas instalaciones y que, frecuentemente las imponen condiciones cercanas a la explotación laboral porque saben que anualmente en el mes de Junio salen una nueva hornada de recién graduadas que, por desconocimiento, juventud o, simplemente necesidad, podrán explotar hasta el año que viene para mantener su cuota de beneficios empresariales.

Compañeras, ahora estamos sufriendo unas terribles cargas de trabajo en todos los centros, públicos y privados de la Comunidad de Madrid, felicitémonos las unas a las otras por nuestra labor y enorgullezcámonos por como estamos trabajando por vencer al virus y salvar las vidas de nuestros usuarios, cada uno desde nuestro ámbito de acción.

No queremos acabar sin aclarar que, cuando ciudadanos y profesionales pedimos más sanidad pública, lo hacemos pensando en el bien de nuestros usuarios y por el de la enfermería como profesión. Nunca lo hacemos como ataque a los profesionales de la sanidad privada.

Un sistema sanitario público fuerte redundará en un gran beneficio para la salud de todos y, para el desarrollo de las enfermeras, y facilitará que todas aquellas que quieran, puedan ejercer sus funciones en la red sanitaria pública, y por supuesto, todas aquellas que quieran ejercerlas en la sanidad privada , lo hagan pero con unas condiciones laborales, económicas y profesionales dignas.

Por supuesto, aunque este escrito lo hemos dirigido principalmente hacia los profesionales de enfermería, queremos aprovechar para hacerlo extensible a todos los profesionales sanitarios (médicos, TCAES, fisioterapeutas,…) y no sanitarios (celadores, administrativos, personal de limpieza,…) que estamos dando el máximo de nuestros esfuerzos para salir cuanto antes de esta crisis sanitaria. GRACIAS. 

¡¡Mucho ánimo a todos!!

Asociación Madrileña de Enfermería (AME).

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Comunicado de la Asociación Madrileña de Enfermeria (AME) ante la alarma por Covid-19 en la Comunidad de Madrid. https://www.ameenfermeria.com




La Asociación Madrileña de Enfermería ha leído el documento técnico publicado por el Ministerio de Sanidad con fecha 19 de febrero de 2020, sobre el manejo en urgencias y primera atención de pacientes con sospecha de COVID-19.
En dicho documento se observa el estudiado protocolo a seguir ante las sospecha de una infección por Coronavirus, en ellos intervienen desde el Servicio de Admisión, T.C.A.E., Médicos, Enfermeras, Personal de Limpieza, Técnicos de Rayos…
En todos los procesos dichas instrucciones marcan claramente los equipos de protección necesarios para el personal o acompañantes y el circuito de atención al paciente con la consecuente eliminación de residuos.
El Ministro de Sanidad destacaba estos días que “Necesitamos que los profesionales se encuentren en perfectas condiciones”. Las enfermeras como trabajadoras en la primera línea de manejo de este virus estamos dispuestas a asumir el papel profesional, serio y responsable que hemos adquirido con la sociedad, sin embargo y teniendo en cuenta que muchos de los procedimientos (los más comprometidos, como la toma de muestras nasofaríngeas, intubación traqueal, lavado bronco-alveolar, ventilación manual), implican la presencia de profesionales de diversas categorías, pero siempre de la enfermera:
Desde AME exigimos a la Comunidad de Madrid la disponibilidad de los equipos de protección individual para dichas prácticas. 
Cuiden a los que cuidan, a TODOS.
Por último queremos recordar que como bien expresa la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: “El sistema es directamente responsable de la protección  de la salud de los profesionales que trabajan para él”.



AME EXIGE A LA COMUNIDAD DE MADRID EL USO DE LOS SERVICIOS DE PREVENCIÓN REGISTRADOS EN NUESTRA COMUNIDAD.




Ante la situación de colapso que viven casi todos los servicios de prevención y riesgos laborales del sistema sanitario público de la Comunidad de Madrid queremos exponer:
● Hay muchos trabajadores que tras comenzar con síntomas compatibles con coronavirus han llamado a su servicio de prevención sin obtener respuesta  durante días.
● Que muchos trabajadores han permanecido con síntomas en casa sin poder hablar con este servicio mas de 10 días sin realización de prueba alguna.
● Otros han conseguido que se les haga la prueba pero el resultado ha tardado 7 días o mas o se han extraviado.
● Poca y lenta valoración a profesional sensibles: embarazadas, profesionales patología crónica, etc.
En un contexto en el que la falta de personal es más que alarmante no se puede permitir estos tiempos tan dilatados en el manejo de los profesionales por parte de los más que saturados servicios de prevención.
Ante esta situación, AME pidió soluciones a un grupo de expertos cuyas conclusiones y recomendaciones adjuntamos siendo las principales:
● La Consejería, mediante la localización física de los Servicio de Prevención ya sea propio, mancomunado o ajeno que estén registrados legalmente, podrá asignar a esos servicios para que realicen el triaje a trabajadores que presten sus servicios en los diferentes hospitales y centro de salud de la Comunidad y estén cercanos a ellos.
● Las Mutuas pueden emplear parte de sus recursos y personal, si así se les requiere, para dar soporte de triaje, seguimiento y atención a los trabajadores. Máxime cuando
están ya reguladas dentro del ámbito público y muchas de ellas pertenecen a redes nacionales que pueden ser coordinadas en todo el territorio nacional.
Intentando dar soluciones a esta situación desde Ame queremos agradecer a la Acet:
Asociación Cántabra de Enfermería del Trabajo, Fedeet: Federación Española de Enfermería del Trabajo, SCSL: Sociedad Cántabra de Salud Laboral, Solvay, a Carmen Sarabia y sobre todo a Pedro Cabeza la realización del informe que adjuntamos y puede ser de interés para todo el territorio porque juntos buscamos soluciones para superar esta emergencia.


Carta de una enfermera indignada ante la vergonzante situación de los representantes de la enfermería en España.



Mi nombre es Victoria Trujillo Higuero, hace cinco años me presente a las selecciones del Consejo General de Enfermería (CGE), sin ninguna posibilidad y con la firme intención de hacer visible los Órganos de representación de la enfermería en España.
Ya se sabía por entonces la nula transparencia, los obstáculos que ponía el Consejo ante cualquier postura crítica y su continuismo en dicha Junta.

En estos días vemos con estupor como se muerden unos a otros, como los problemas de los “Representantes de la Enfermería” son económicos y de intentar escaquearse de las responsabilidades legales de sus muy numerosos fiascos.

Estos (representantes únicos según ellos), que han permitido que la profesión enfermera se hunda en el más triste desvanecimiento, eclipse y esfumación.
Desde el 2005 estamos con la Ley de Especialidades, desde el 2009 con la Ley de Prescripción.

Ellos, nuestros más altos representantes, negociaban con el gobierno de turno los detalles de dichas leyes, mientras se montaban hoteles, fundaciones, inversiones fallidas, en conclusión dinero. Conociendo el percal, ¿Creéis que alguien les tomaría en serio? ¿Creéis que a ellos les importaba?

A fin de cuenta ellos ya eran especialistas, si ellos estaban lejos, muy lejos de lo que significa la asistencia.

Sus objetivos ni eran ni han sido nunca la profesión enfermera, han sido sus intereses personales.

Hoy observamos estupefactos como el Presidente que manejó el CGE durante treinta años se enfrenta con su delfín, Presidente actual, y con el resto de compañeros de viaje durante mucho tiempo. ¿Alguien cree que nadie sabía nada?

Los Presidente de Colegios y presentes en la Asambleas en las que se han aprobado las cuentas año tras año ¿tampoco sabían nada?

Los sistemáticos cambios de Estatutos en las distintos Consejos Autonómicos y Colegios Provinciales de Enfermería para evitar las Asambleas representadas por colegiado, la falta de transparencia en las elecciones a cargo de representación, ¿nadie sabía nada?

El hostigamiento a movimientos críticos, ¿nadie veía nada?

Millones de euros pasando de lado a lado, ¿nadie preguntaba nada?

Es muy triste ver como una profesión que ha sido y es la más numerosa del Sistema Nacional de Salud se precarice y es olvidada.

Sus representantes no la representan y las instituciones que tendrían que velar por el cumplimiento de las normas en dichos Colegios y Consejos profesionales están de perfil.

Este año de la enfermería (Nursing Now), España no va a cumplir los objetivos de la campaña, es una pena.

Enfermeras, o nos sacamos las castañas del fuego o nadie lo hará por nosotras.

Si quieres que algo se mueva, actívate tú.

Escribe a tu Colegio profesional, si no tienen nada que ocultar, que pidan explicaciones al Consejo y se las den a sus obligados socios. 

No es su pasta, es la tuya. 

POR LA PROFESIÓN ENFERMERA. 


Ana Mulet
16 de marzo a las 21:37

SOLIDARIOSDELASANIDAD.BLOGSPOT.COM
la aparición del coronavirus ha destapado las costuras de la Sanidad Pública A una situación de crisis crónificada ha venido a desem...
 A una situación de crisis crónificada  ha venido a desembarcar el coronavirus .."donde eramos pocos parió la abuela..."" que dice el expresivo refrán.  Asi las cosas cabría exigir al Ejecutivo que obligue a la Sanidad Privada que -por esas razones de Emergencia Nacional que nos aplica al común de la población- atienda cuadros de infección por  coronavirus que le permitan sus posibilidades ,eso sí sin incluir esta vez en su atención intereses económicos(están cobrando 300 euros por analiticas sobre el coronavirus).Y aprovechar ahora para plantearse con urgencia y sin trampas la aplicación de una dedicación exclusiva real de todas y todos los trabajadores de la publica, y  de paso romper con la dependencia parasitaria contenida en la Ley 15/97 que permite legalmente dicha relación , la que se establece mediante consorcios,fundaciones,conciertos,gerentes y otros ladrones

Ana Mulet
24 de marzo a las 21:48

PERIODICOLABOINA.WORDPRESS.COM
¿Crisis sanitaria o crisis civilizadora?: Apuntes breves sobre Covid-19 y capitalismo
Por Círculo de Comunistas Esotéricos Santiago de Chile, Marzo de 2020 El universo fílmico nos ha bombardeado hasta el cansancio con sus películas de catástrofes: zombies, extraterrestres, monstruos…


«A los judíos les estaba prohibido escrutar el futuro. La Torá y la plegaria los instruyen en cambio en la rememoración. Y esto venía a desencantarles el futuro, ése del cual son víctimas quienes recaban información de los adivinos. Pero, por eso mismo, no se les convirtió a los judíos el futuro en un tiempo vacío y homogéneo. Dado que así en él cada segundo constituía la pequeña puerta por la que el Mesías podía penetrar». Walter Benjamin, «Sobre el concepto de historia». 
El universo fílmico nos ha bombardeado hasta el cansancio con sus películas de catástrofes: zombies, extraterrestres, monstruos nucleares, tornados con tiburones, meteoritos, virus, bombas atómicas y todo cuanto se pueda pensar que puede afectar y comprometer la existencia al punto de anularla o disminuirla a un punto mínimo. 
La humanidad en tanto que condición de lo humano como escisión de lo animal se ha preparado, por lo menos simbólicamente, para su desaparición desde hace mucho tiempo. La aparición del Covid-19 durante los primeros días del 2020 es la materialización de todo ese proyecto que estaba en la ficción. O por lo menos es el traspaso hacia el mundo material de un proyecto imaginativo. Sin embargo ninguna medida adoptada por los diversos estados a escala global se acerca mínimamente a lo que la ficción nos tenía acostumbrados. 
El espacio de ficción que es la cinematografía nos tenía acostumbrados a la distancia, tanto real como imaginaria, para entrar en un mundo simbólico distinto. Distancia que también entendemos como escisión productiva para no confundir que lo que acontece en la pantalla es una ficción que se diferencia con lo que acontece a este lado, evitando caer en la paranoia de lo que ahí pasa es verídico, pero que por lo menos tiene un índice de veracidad. Ahora dicha distancia se ve anulada por la anticipación que el cine le da a la realidad. El tono espectacular que toma la catástrofe a partir de su antecedente mediático termina por generar la idea de que toda catástrofe debe ser calcada a lo que las industrias culturales han generado y que, por tanto, toda catástrofe debe ser espectacularmente narrada y representada. 
Si Fredric Jameson planteaba que “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”, la coyuntura actual que se abre con la pandemia del Covid-19 exige reformular dicha sentencia. Con los comentarios de la población en el espacio digital y analógico, así como la cobertura que hacen los medios de comunicación, y por otro lado las medidas deficientes de prevención que se han tomado a lo largo y ancho del globo, es notorio que si la crisis actual del capitalismo es de un nivel nunca antes visto, el fin del mundo imaginado a partir de tal crisis es igualmente apoteósico. Pero no es casual que este fin de mundo deseado sea así de apoteósico ni que sea producto exclusivamente de la industria cultural. 
En términos del psicoanálisis, las fantasías sobre el fin del mundo son proyecciones del propio derrumbe del individuo, debido a una escisión del propio yo, resultado de procesos esquizoides que encuentran en el modo de producción moderno capitalista un caldo de cultivo capaz de proyectar e introyectar medidas tanto auto-represivas como de desborde narcisista. El juego de doble posiciones, opuestas y contradictorias, en torno a un mismo asunto es la lógica constitutiva de nuestra subjetividad empobrecida. 
Volviendo en torno a la distancia entre la representación cinematográfica y lo que podríamos denominar “vida cotidiana”, es que existe un rasgo particular que es posible detectar en esta distancia entre la ficción y la realidad —en el caso de la existencia específica de esta de manera uniforme y totalizante— y es que en las películas hay un elemento que actúa como factor que no se pondera: la productividad del trabajo humano con sus contradicciones en el plano material dentro del mundo moderno capitalista. En un mundo volcado a la productividad, a la autovalorización del valor y a la desvalorización del trabajo humano, una crisis sanitaria nunca es una crisis exclusivamente de estas características porque lo que se devela es, precisamente, las condiciones y las contradicciones del modo de producción, su administración social y las formas de socialización que se desprenden de él. 

En este sentido, la circulación global del Covid-19 viene a expresar contemporáneamente la circulación de mercancías que lo antecede. Antecedentes históricos hay de sobra: la peste bubónica de Asia a Europa, la gripe y la viruela desde el “Viejo Mundo” al “Nuevo Mundo”, la gripe española a principios del siglo XX son el corolario epidemiológico de la expansión global del capitalismo. Un microrganismo es más letal que un dispositivo, pero esto no recae en un asunto de salubridad sino en la dimensión de la economía política y de sus formas de administración y gestión. El salto cualitativo de la época moderna es haber transformado el concepto de guerra desde una perspectiva militar a una operatividad socioeconómica. “La guerra es la continuación de la política por otros medios” anotaba Karl von Clausewitz en el siglo XIX, lo que queda manifestado en los estados de catástrofe como el que actualmente estamos viviendo. Además tenemos que considerar que buena parte de la intervención teórica de este autor se daba cuando existía, efectivamente, una distinción entre milicias y sociedad civil, división que contemporáneamente se ha pulverizado hasta el punto de homologar a la sociedad con una guerra permanente. 
La sociedad se considera cada vez más como una máquina de guerra, lo cual desencadena una serie de fuerzas que se expresa en la idea del enemigo interno, cuyo asentamiento en los territorios suele coincidir con la expansión sistemática de la lógica del capital a todo ámbito de la vida que se ha denominado “neoliberalismo”. De este modo, todo conflicto político se juega de inmediato en el terreno económico, que se transforma en la verdadera continuación de la guerra, más allá del espectáculo de la llamada política internacional. 
La economía no sería otra cosa que la continuación de la política por otros medios. Ese estado de guerra económica permanente, al no poder resolverse externamente como conflicto armado, es resuelto internamente por cada órgano como un estado de guerra interno contra todo aquello que obstaculiza la reproducción del capital. Ello no se limita a las medidas de vigilancia y control —en los que pone énfasis Agamben por ejemplo—, sino que se extiende a cada individuo en particular, a una internalización del conflicto en cada individuo no sólo en tanto agente productivo/consumidor/ciudadano, sino que fundamentalmente en su experiencia del mundo, que se pasa a vivir como algo inmediatamente hostil, algo que solo puede resolverse a través de la escisión, tanto de sí mismo como de su propia experiencia. 
Estamos en presencia de un terror que no se impone a través de una represión física directa, sino que a través de la introducción del terror en la psique de cada individuo, que a través de la explotación de miedos que tienen su origen en última instancia en fantasías infantiles, permite la configuración de una subjetividad esquizoide, que en su ambivalencia es aquella más apta para recibir y transmitir órdenes al mismo tiempo que las rechaza por no dejar construir ni desatar su propia subjetividad. La autoconfinación al espacio privado es la interiorización de la especulación financiera, con su derrumbe de las bolsas a nivel global y un colapso gradual de las políticas económicas neoliberales. 

El distanciamiento social propagado estos días como medida cautelar es la expresión interiorizada de la reificación subjetivo-económica. La política de autocuidado es la consumación de la política narcisista de la sociedad de la mercancía porque se realiza individualmente y no colectivamente, desatando las fuerzas individuales que en ningún punto se cruzan con las comunitarias. Se propaga el narcisismo social pero no una forma alternativa de vida que se oponga a lo que posibilita ese tipo de narcisismo. Lo que se expresa y se busca en el espacio privado es la capacidad de cada individuo de no aburrirse. Series, películas, libros, actividades online, videoconferencias, etc., terminan por transformarse en un paliativo a la posibilidad de aburrimiento. O sea, frente a una crisis sanitaria lo que importa es no caer en ese espacio de vacío que es el aburrimiento. La pseudovida por sobre la muerte. 
¡Que humanidad tan vacía, tan enajenada, tan empobrecida nos ha tocado! Una pobreza del todo nueva nos ha caído al tiempo que el enorme desarrollo de las fuerzas productivas y de la técnica propician, e imaginan, viajes en el tiempo y en el espacio a lugares remotos del universo. Y el reverso de esa pobreza es la sofocante riqueza de ideas que se dio entre la gente —o más bien que se les vino encima— al reanimarse la astrología y la sabiduría del yoga, la Christian Science y la quiromancia, el vegetarianismo y la gnosis, la escolástica y el espiritismo. Al no resolverse la contradicción material entre escasez real y escasez artificial, la salida que queda es el “enriquecimiento espiritual” que hace más tolerable esa contradicción. Esta pobreza ya no se puede caracterizar desde el punto de vista de los recursos materiales ni desde el punto de vista de la distribución de ingresos, porque el empobrecimiento de la experiencia es de orden cualitativo. 
La pobreza de nuestra experiencia no es sino una parte de la gran pobreza que ha cobrado rostro de nuevo, tan exacto y perfilado como el de los mendigos en la Edad Media. ¿Para qué valen los bienes de la educación si no nos une a ellos la experiencia? Y a dónde conduce simularla o solaparla, es algo que la espantosa malla híbrida de estilos y cosmovisiones del siglo pasado nos ha mostrado con tanta claridad que debemos tener por honroso confesar nuestra pobreza. Sí, confesémoslo: la pobreza de nuestra experiencia no es sólo pobre en experiencias privadas, sino en las de la humanidad en general. Se trata de una especie de nueva barbarie. 
No faltará quien profese que la pandemia del Covid-19 fue propagada por el turismo internacional. En parte tienen razón al pensarlo. El problema que resalta en esta formulación es que el turismo mismo y su forma de desarrollo en los últimos setenta años es producto de la pobreza sistémica en la que nos vemos envueltos. ¿Por qué se turistea? Principalmente para escapar de la cotidianidad del mundo. Nadie va de turista a un mundo que conoce porque todo le resulta familiar. Ser turista es exponerse de manera mediada a otros mundos, buscando que la experiencia de lo ya conocido se refuerce al comprobar que lo que se busca como novedad era lo que se prometía de antemano. En este sentido, el turismo es lo contrario a la aventura, experiencia anticipada y clausurada por la circulación de mercancías a escala global. 
Ahí donde se busca novedad solo existe el mismo mundo mercantil del que se intenta huir, reforzando la condición de una individualidad fracturada, desmoronada pero no liquidada, que solo puede expresarse como un nihilismo hostil frente al mundo. El hecho de que muchas personas contagiadas no se hayan autoaislado del resto de la población es síntoma de una pulsión de muerte generalizada y que en ningún caso es expresión individual sino colectiva. Tampoco faltará quien termine por izar la bandera del “humano virus” o “capitalismo virus”, que resultan ser tan irracionales como lo que provoca esta reacción. En este sentido, se puede establecer una homologación entre el “sálvese quien pueda” que han desarrollado algunos estados a la maquinaria higiénica de los totalitarismos del siglo XX, que apuntaba a una desaparición forzosa de una buena parte de la población. 
La única respuesta que se ha tomado como efectiva frente a la crisis sanitaria del Covid-19 es la represión y el control de la población, técnicas sociales ampliamente conocidas y divulgadas hace décadas. A pesar de esto, el ejército productivo/consumidor de reserva se sigue moviendo porque la producción no puede detenerse y alguien —siempre Otro, nunca Yo— se debe sacrificar. Todos los estados han preferido salvar la economía antes que salvar a las personas. Esto es válido tanto para el presente como para el futuro, porque si bien ya hay indicios claros de la crisis económica que se arrastra por lo menos desde el 2008, con el correr de los días o meses se agudizará si no se salva desde ahora. Va a ser un mañana de gente en el paro o en el endeudamiento creciente con la banca, la cual se verá enriquecida nuevamente por la pobreza de las masas y por los salvajes que le han dado todos los estados. Hay quienes en la izquierda hoy claman por un estado protector de viejo cuño, incluso en sus tácticas del movimiento obrero clásico con ciertos llamados a una Huelga General frente al Covid-19. 
También han reaparecido los llamados a un estado más fuerte, “que nos proteja”, cosa que en Chile vemos desde la revuelta de octubre y su prolongación como estallido social hasta el día de hoy. Aquí la Huelga General no puede ser un llamado voluntarista por el simple hecho de que, dado el panorama, se articula como medida sanitaria y que recae, querámoslo o no, en una medida de control. ¿Habían pensado en esa posibilidad regresiva? Es increíble saber que los límites del proceso civilizatorio moderno capitalista nos han llevado nuevamente a pensar que el estado es la única salvación posible en un mundo en creciente descomposición. Creemos que lo que se desmorona en algunas partes del mundo occidental es el estado neoliberal. Es cosa de ver como se ha reaccionado frente al Covid-19 en España, Italia y Chile, tres países alejados geográficamente pero con estructuras institucionales bien similares y próximas entre sí. Al existir sistemas de salud bien limítrofes, lo que queda es la represión y el control. Nada ha sido preventivo sino solamente represivo. 
El estado neoliberal en descomposición, con todos los matices que puedan existir entre los distintos estados particulares, deja claro que no hay posibilidad alguna de salvación ante una emergencia como la que vivimos hoy si no es mediante el control y la represión. Este principio es básico porque ahí donde el mercado se ha desatado como una segunda potencia de primer orden en términos de gestión de la sociedad, tiende a actuar mediante el despliegue exponencial del sujeto automático tan bien conocido y que ahora llega a un punto en que, con toda su potestad y arrogancia, decide más que nunca sobre la vida de las personas. No es de extrañar por ello que la vida de cada quien y el conjunto de todas las vidas valgan menos que la producción que hay que salvar a toda costa. 
El estado neoliberal no se puso en crisis por una acción de masas ni por un microorganismo, sino por sí mismo al privilegiar su rol administrativo de la vida mercantil. El guardián se dio un puñetazo en su propia cara, dejándose a sí mismo fuera de combate. Pero volverá fortalecido y preparado para ser otro, para volver a ser él mismo. La única forma de salir de la crisis sanitaria es poner en entredicho los límites y proyecciones del proyecto civilizatorio en el que nos desarrollamos y que manifiesta su crisis de manera rampante con miles, y posiblemente millones, de muertos en todo el planeta a partir de un episodio específico. 

Esta humanidad está condenada a la muerte y a una pseudovida, por lo que es necesario que se geste una de nuevo tipo que aprenda e incorpore en negativo lo que la civilización moderno-capitalista le entregó. No se trata de encontrar el verdadero sentido de la humanidad porque este no existe en cuanto tal sino solo como articulación histórica específica. No existe una humanidad esencial, pero sí la posibilidad de transformarla constantemente en la historia. No hay ningún lugar donde volver a rescatar esa esencia de “lo humano”. A esa posibilidad reinventiva es lo que nombramos “comunismo”. Círculo de Comunistas Esotéricos Santiago de Chile, Marzo de 2020

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