sábado, 28 de marzo de 2020

COVID-19, OPINIONES DE FUERZAS COMUNISTAS; Y OTRAS ENTIDADES ¡¡.

SABIENDO OTRAS OPINIONES DE FUERZAS COMUNISTAS SOBRE EL COVID-19 ¡¡ :

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Partido Comunista Internacional
El Partido ComunistaN. 18 - anteprima
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órgano del partido comunista internacional
Lo que distingue a nuestro partido: – la línea de Marx a Lenin a la fundación de la III Internacional y del Partido Comunista de Italia a Livorno 1921, a la lucha de la Izquierda Comunista Italiana contra la degeneración de Moscú, al rechazo de los Frentes Populares y de los bloques partisanos – la dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionario, en contacto con la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electorero
 Contenido:
– La pandemia no está por encima de las clases


La pandemia no está por encima de las clases
Las diferentes formas de vida constituyen una totalidad en los giros y vueltas constantes e infinitos de su evolución. La especie humana coexiste con muchas otras formas de vida, algunas de ellas dentro del propio cuerpo humano, a veces útiles, a veces dañinas. La humanidad ha aprendido a contrarrestar la agresión de las especies animales más grandes, pero sigue siendo vulnerable a las más pequeñas, incluidos muchos insectos, algunos organismos unicelulares y virus.
Sin duda, sería útil escribir una historia de las grandes epidemias que, a lo largo de los siglos, han tenido efectos significativos en el desarrollo de la humanidad, desde las que marcaron el final de la Edad Media en Europa, hasta la rubéola y la viruela que exterminaron las poblaciones nativas americanas, a la llamada “gripe española”, que fue provocada por la Primera Guerra Mundial y terminó duplicando sus víctimas.
Preguntémonos: ¿está la humanidad mejor preparada para responder a la amenaza de epidemias que en el pasado? La respuesta es, sin duda, “sí” con respecto a los muchos flagelos que, hasta hace unas décadas, eran prodigiosos dispensadores de duelo y discapacidad, a menudo infligidos a los jóvenes, trayendo enfermedades como el tracoma, la tuberculosis, la poliomielitis: las dos primeras causadas por una bacteria, la tercera por un virus. Estas son epidemias cuya propagación persiste solo en las regiones más pobres del planeta, entre las clases sociales más bajas y donde la atención médica está menos disponible.
La esperanza de vida también está aumentando, pero se hunde bruscamente en el abismo abierto por las crisis económicas o por el desorden político, como sucedió, por ejemplo, en gran medida durante la ruptura de la Unión Rusa desde 1989 en adelante.
Porque lo que no funciona para preservar la salud de la especie es el capitalismo, que crea un conflicto incurable entre las leyes de reproducción del capital y las de reproducción y conservación de las especies vivas – y ante todo la especie humana.
No es una coincidencia que la epidemia actual se haya originado en China, un país que en las últimas décadas ha experimentado un crecimiento extraordinariamente rápido, que lo ha llevado a la vanguardia del desarrollo económico capitalista moderno.
Está claro que el dilema que enfrentamos hoy es el siguiente: ¿Deberíamos defender a la humanidad de esta agresión invisible, que podría causar (aún no sabemos) el exterminio de la especie?; ¿O deberíamos defender el funcionamiento continuo de las relaciones de producción basadas en el trabajo asalariado y la circulación de mercancías? ¿Deberíamos defender la especie humana o deberíamos defender su expresión histórico-productiva en la era capitalista, que se conoce con el nombre de “la nación”?
El dilema está ahí para que todos lo vean, a nuestro alrededor: en la tensa procrastinación, “¿cerrar o no cerrar?” se pierde mucho tiempo en el esfuerzo por prevenir la infección. En Japón, por ejemplo, la gran amenaza y la gran preocupación por la clase burguesa es la pérdida de grandes negocios que representan por los Juegos Olímpicos.
Frente a una madurez de conocimiento y de trabajo humano, que tiende a hacer de todo el planeta una sola máquina inteligente y colaborativa, cada burguesía, encaramada en su propio Estado y rodeada de sus propios “científicos”, demora el sonido de la alarma el mayor tiempo posible, cerrando las fronteras a los que quieren entrar, pero no a los que quieren salir. ¡Y establecen cuotas para pruebas con hisopos nasales para reducir la cantidad de infectados! Mientras tanto, también aprovechan la enfermedad para explotar cualquier tipo de fraude y especulación.
En la actual crisis senil del capital mundial, el sistema de ganancias está al borde de una recesión y una sobreproducción. ¡Pero no permitamos que una pandemia mantenga a los trabajadores alejados de las fábricas y los sitios de construcción! no bloqueemos los contenedores apilados en los muelles, ¡el 95% de ellos están llenos de productos que no nos son de utilidad! No mantengamos aviones en el asfalto, ya que eso podría causar graves daños al “turismo”, la cura para el aburrimiento de la pequeña burguesía.
Cerrar escuelas y cines es barato. ¿Pero cerrar las fábricas hasta que el peligro haya pasado? ¡Inconcebible! ¡Locura! ¡Herejía! De hecho, incluso los sindicatos como Unite en el Reino Unido piden “asistencia financiera” a industrias como la aviación para “lidiar con el colapso calamitoso en las reservas”. Debido a que los trabajadores deben ir a trabajar, no se debe permitir que las normas sustantivas sobre higiene perturben la industria o los medios de los trabajadores para llegar al trabajo. ¡Estamos mejor muertos!
El mero establecimiento de una profilaxis de salud, con la modificación temporal de los ritmos y los medios de producción, conocimiento y consumo, implementados de acuerdo con un plan internacional, una ruptura necesaria en el ciclo de la vida humana colectiva en el planeta, es incompatible con el ritmo y el ciclo del capital, para el cual la producción y el consumo no deben, y nunca pueden detenerse.
La clase trabajadora no debe aceptar esto, debe imponer el pago de salarios a todos los trabajadores despedidos por el virus, especialmente los trabajadores temporales y los trabajadores de la “gig economy” cuyas vidas ya son lo bastante precarias. La pandemia no está por encima de las clases sociales y el proletariado no debe confiar su manejo y control a la clase depredadora de los patronos y su Estado.


Pandemia COVID-19
¡Contra el Estado de Alarma!
¡Contra las medidas anti proletarias del gobierno!


Desde el pasado sábado, tras la reunión del Consejo de Ministros del gobierno PSOE-PODEMOS, en España se ha decretado de alerta en todo el país. La población debe quedarse confinada en su casa… excepto para ir a trabajar. El ejército se ha desplegado en las principales ciudades del país, controla las comunicaciones tanto a pie como en vehículo, el gobierno se compromete a garantizar el funcionamiento de las industrias consideradas “estratégicas” para la economía nacional… Es la respuesta más visible que la burguesía española da a la crisis causada por la extensión del virus, con la que pretende mostrar su fuerza, su capacidad coercitiva  su capacidad para mantener un control sin fisuras sobre la vida social del país.
Pero lo cierto es que, detrás de estas medidas que se anuncian a bombo y platillo por televisión, prensa y radio, desde el viernes pasado se suceden los anuncios de despidos, expedientes temporales de regulación de empleo, etc. que van a golpear con muchísima dureza las condiciones de existencia de los proletarios en los próximos meses. Ante estas medidas, los medios de comunicación, los ministros, etc. guardan un silencio sepulcral. Mientras que la patronal exige al gobierno (y obtiene de él) medidas excepcionales que le permitan despedir a tanta mano de obra como considere necesario y condiciones de financiación y fiscalidad excepcionales que no mermen su liquidez en los próximos meses, se da por hecho que serán los proletarios los que paguen los platos rotos de esta situación de emergencia sanitaria.
El gobierno formado por el Partido Socialista y Podemos calla sobre la tétrica realidad que les espera a los proletarios en las próximas semanas. Ha prometido “ayudas a los trabajadores”, pero primero ha garantizado el control militar del país y ha obligado a todos los trabajadores a incorporarse a sus puestos de trabajo corriendo el riesgo de contagiarse y transmitir el virus a los sectores más vulnerables de la población. Ha cerrado escuelas, institutos y universidades, pero ha dejado a los proletarios que dependen de estas instituciones para ocuparse de sus hijos (y en muchos casos, también de su alimentación) solos ante sus patrones, que se han negado en rotundo a asumir el coste de estas medidas. ¡Cuántos proletarios han perdido el trabajo desde el viernes! No sólo los que han sufrido los despidos que han anunciado las cadenas de comida rápida como Telepizza, Domino´s, etc. sino también todos aquellos que padecen los trabajadores precarios, con contratos por horas, limitados a días, etc. que sencillamente han visto cómo no se estos no se renuevan y se quedan completamente desvalidos para padecer las consecuencias del aislamiento previsto para los próximos meses.
Sindicatos y patronal han presentado, juntos, demostrando que reman en la misma dirección y que tienen los mismos intereses, sus exigencias. La principal, la desregularización de los expedientes de regulación de empleo temporales, es decir, el derecho de las empresas de rescindir temporalmente los contratos de trabajo de aquellos proletarios considerados innecesarios. Con esta medida, la industria de la automoción (Nissan, Renault, Iveco, etc.) ya han comenzado a mandar a gente a casa, aprovechando la coyuntura para parar la producción y amortiguar los efectos del exceso de producción acumulada que venían acusando en los últimos meses.
Los pequeños propietarios, dueños de bares, locales de ocio, tiendas, etc. que se han visto obligados a cerrar, han podido despedir sin más a sus trabajadores y, ante las previsiones de cancelación de los grandes eventos turísticos (Fallas, Semana Santa, Feria de abril, etc.) prevén echar a decenas de miles de trabajadores en los próximos meses.
A estas alturas de la situación, resulta evidente que serán los proletarios los que carguen sobre sus espaldas con los costes de la epidemia, pagando con sus salarios el coste social y económico del virus. Mañana, cuando la epidemia haya remitido y las aguas vuelvan a su cauce, ¿alguien piensa que algo mejorará para los proletarios? Los despedidos volverán a trabajar en peores condiciones y la angustia y la miseria que padecerán estos meses quedará para siempre.

La epidemia del coronavirus muestra abiertamente que en el mundo capitalista los proletarios cargan con el peso de la sociedad, sufren las consecuencias de cualquier catástrofe, pagan con su integridad física y psíquica e incluso con su vida las necesidades de la economía nacional. Los despidos, los ERTEs, las agresiones que se derivarán del estado de alarma, la presión policial y militar… se están llevando y se llevarán a cabo en un futuro bajo un gobierno de corte “social”, progresista, compuesto por partidos que llaman a las clases populares y a los proletarios en particular a alinearse en sus filas, a confiar en el Estado, en el gobierno, en las instituciones, etc. que a través de ellos estarían puestos al servicio de “la mayoría”. Es el gobierno de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias el que saca el ejército a la calle para garantizar el orden burgués. Porque los militares no han sido desplegados para garantizar la salud de la población o la salubridad de las ciudades, sino para mostrar una fuerza, un poder, del que necesita alardear la burguesía.
Los proletarios no pueden confiar en nadie, en ninguna institución, en ningún gobierno… La epidemia Covid-19 ha mostrado la realidad del gobierno del cambio de golpe: no hay ninguna diferencia respecto a las medidas que hubiera tomado el gobierno de Rajoy, no la hay con las medidas que ha tomado el gobierno italiano o las que tomará el francés en las próximas semanas.
La burguesía es incapaz de garantizar la salud de la población. Esta epidemia va a dejar miles de muertos en Europa, muchos de ellos en España, un país donde hasta hace una semana el gobierno aseguraba que era absolutamente imposible que esto sucediese… Pero es que aún a día de hoy no se ha tomado ninguna medida de prevención realmente eficaz. Confinamiento en casa, no salir si no es imprescindible, no reunirse… son medidas ridículas si se tiene en cuenta que la principal razón de los desplazamientos, la obligación de ir al puesto de trabajo cada día para ganar un salario con el que vivir, sigue en pie. El gobierno “permite” ir  a trabajar a quien no tenga otra opción: esto significa que el gobierno obliga  a los proletarios a acudir a servir a su empresa poniendo en riesgo su salud. Con ello se garantiza que la epidemia se extienda por todos los rincones de cada pueblo y ciudad: ¿tiene sentido no poder salir a pasear cuando cada mañana y cada tarde todos los proletarios que conservan su empleo deben meterse en el transporte público, que es el principal vector de contagio en las ciudades? Sí, lo tiene. Para la burguesía la salud, el bienestar de la población es algo completamente secundario ante las exigencias de sus negocios. Los proletarios son la mano de obra a explotar, son aquellos que generan la riqueza social, los que producen beneficio… Y si deben contagiarse en el trabajo, la burguesía proclama que es imprescindible que así sea. Las estúpidas campañas de “Yo me quedo en casa”, son un ejercicio de hipocresía sin límite al que se entregan todos los voceros de la burguesía, hablando de una responsabilidad individual que se acaba justo en el punto en el que se obliga a los obreros a trabajar jugándose su salud.

Para los proletarios la epidemia del coronavirus debe ser una lección. La van a pagar cara, con miles de muertos y centenares de miles de enfermos, pero deben sacar una idea clara de toda esta situación: la vida humana en el mundo capitalista no tiene ningún valor, especialmente si es la vida de un proletario, de sus mayores o de sus hijos. La única lógica del capitalismo es la explotación hasta el último momento en que sea posible de la fuerza de trabajo, dedicar todos los recursos sociales a garantizar que el capital se reproduzca y valorice, minimizar los costes y maximizar los beneficios. La burguesía y su Estado, el gobierno, sea cual sea su color, los sindicatos que trabajan abiertamente para defender los intereses de la patronal, muestran en esta crisis su verdadera cara: todos a uno contra los proletarios, obligándoles a trabajar con el ejército en las calles, despidiendo a decenas de miles y condenándoles a la miseria en los próximos meses. Todos los recursos sociales dedicados a salvaguardar la economía nacional y a mantener la paz social, mientras que el verdadero control de la epidemia se deja al azar, asumiendo la fatalidad de millares de muertos como si se tratase de un destino inevitable para los más débiles.
El Covid 19 muestra la guerra larvada y cotidiana que la burguesía libra contra los proletarios a diario, una guerra que se acrecienta en situaciones como esta, en las que la misma vida ya no está asegurada. La clase proletaria no tiene la fuerza necesaria para reaccionar: décadas de asumir el hábito de colaborar con la burguesía, de intoxicación democrática, de ver al Estado y a las instituciones como entes situados por encima de las clases sociales, de identificar sus intereses con los de la burguesía… han paralizado a su cuerpo social. Los partidos y sindicatos llamados obreros, han atado durante muchos años a los proletarios a su enemigo de clase, llamándoles a defender el interés general, nacional, que presentan como un objetivo común a todas las clases sociales. Pero la misma fuerza de los hechos, la profundidad de crisis como la actual, arrastran inevitablemente a los proletarios al terreno de la lucha. Sólo mediante esta pueden garantizar sus condiciones de existencia, incluso las más elementales. Cada una de estas situaciones contribuye a empujar más y más a la clase proletaria a la disyuntiva que tarde o temprano tendrá que asumir: o se enfrenta a la burguesía, o rechaza sus exigencias, o lucha por imponer sus intereses de clase… o su destino está sellado.
El coronavirus es el síntoma de una sociedad enferma que sacrifica a sus miembros más débiles en nombre del beneficio y sólo la clase proletaria puede acabar con ella.

¡No al Estado de Alarma!
¡No a la militarización!
¡Contra la unidad nacional entre burgueses y proletarios!
¡Por el retorno a la lucha de clase independiente!
¡Por la reconstitución del Partido Comunista!


Partido Comunista Internacional (El Proletario)
15 de marzo de 2020
www.pcint.org



Sobre las medidas tomadas por la burguesía con respecto a la epidemia del Coronavirus.
Comunicado a los lectores, proletarios, compañeros


Ante la epidemia de coronavirus Covid-19, la burguesía ha tomado una serie de medidas restrictivas excepcionales que nunca antes había tomado en casos similares. La burguesía, condicionada por su propio modo de producción que esencialmente apunta hacia la valorización del capital mediante la explotación salvaje de las energías físicas, nerviosas y sociales del proletariado y los sectores más débiles de la población en cada país, y en su imposibilidad congénita de estructurar la sociedad con un prevención efectiva dirigida a salvaguardar la salud de la humanidad en su vida económica y social, ya que es incapaz de racionalizar la economía capitalista para armonizarla con las necesidades de la vida social humana y con el medio ambiente natural, llevando a toda la sociedad a situaciones de crisis cada vez más devastadoras, por lo que no puede hacer frente a eventos naturales: terremotos, tsunamis, inundaciones, epidemias, cambio climático, etc. – con métodos y medios capaces de reducir drásticamente los efectos negativos y fatales de estos eventos. La ciencia y los descubrimientos científicos, que desempeñaron un papel importante en el desarrollo de las fuerzas productivas en la era revolucionaria en la que la burguesía, con la contribución fundamental de las masas proletarias y campesinas pobres, demolió violentamente las viejas y anticuadas formas feudales de producción. la propiedad y la gestión social, se han inclinado inexorablemente a los intereses del beneficio capitalista y al mantenimiento de las relaciones de propiedad y producción que garantizan el dominio de clase del capital y, por lo tanto, de la burguesía.
Por lo tanto, además del hecho de que la avaricia congénita de los burgueses, como dueños de los medios de producción y capital, los lleva a ahorrar en todo aquello que pueda evitar que acumulen riqueza social lo más rápido posible y en mayor cantidad – y las medidas de seguridad laboral y de prevención social se consideran un obstáculo para este objetivo: los burgueses ganan mucho más de los desastres que de la prevención: esta es una ley no escrita pero aplicada sistemáticamente, como lo demuestran las guerras y como está ampliamente demostrado en cada llamada catástrofe “natural”. El capitalismo construye para destruir y destruye para reconstruir en una espiral mundial generada por su propio modo de producción. Pero la burguesía no puede cambiar nada sustancialmente, ¡están obligados a perseguir el beneficio capitalista en cada actividad social, pasando por encima de todos los intereses sociales que ralentizan la carrera! Una carrera que terminará solo con el derrocamiento del poder político burgués y la eliminación del modo de producción capitalista, reemplazándolo por el modo de producción comunista que no proporciona dinero, capital, bienes, mercado y división de la sociedad en clases.
A los capitalistas les interesa que la fuerza laboral proletaria sea explotable en todo momento y en todos los rincones del planeta; por otro lado, el capitalismo ha conquistado el mundo, extendiendo su desarrollo industrial y mercantil junto con sus contradicciones y crisis congénitas. Las mismas innovaciones técnicas aplicadas a la producción y distribución han simplificado los procesos de trabajo, innovaciones que permitirían el uso racional de la fuerza laboral humana, que podría dedicar una o dos horas al día a la producción, ocupando el resto del día a la gestión y administración de la vida social, investigación y conocimiento, al deporte y al ocio, liberando a la humanidad del tormento diario de la explotación capitalista. Pero la burguesía capitalista si no obtiene una cierta ganancia en términos de dinero, dominación económica y política, nunca pone sus descubrimientos científicos, sus innovaciones técnicas, sus conocimientos al servicio de la humanidad; pero también en estos casos, las mismas razones económicas que presionan para desarrollar técnicas de producción y profundizar el conocimiento de los procesos vitales de la naturaleza, de los cuales el hombre es una parte integral, y que pueden resumirse en la lucha por la competencia capitalista, son razones que empujan a los capitalistas a bloquear, si no a enterrar, todas las ramas de investigación que no pueden garantizar ganancias en el menor tiempo posible. La prevención a la que la clase burguesa dedica sus fuerzas, y por su propia existencia, es la que concierne a la defensa del sistema económico capitalista, con todas sus leyes, sus contradicciones, sus límites y sus formas políticas y militares del Estado.
La epidemia de coronavirus Covid-19, recientemente declarada por la OMS como una pandemia, ya que afecta a todos los continentes, hoy demuestra cómo la clase dominante burguesa utiliza un evento de este tipo para aplicar – en tiempos de dificultades económicas particulares para muchas potencias mundiales – una política directamente antiproletaria. La bestia negra de la burguesía es la recesión económica, la crisis de las bolsas de valores, situaciones que impiden que el capital industrial, comercial y financiero llevar las ganancias al más alto grado posible. La crisis económica conlleva una crisis social; la mayoría de la población sufre los efectos negativos y reacciona de mil maneras, irracionales y descontroladas en su mayoría. La única clase que, si es guiada por su partido de clase, podría reaccionar racionalmente, organizada y con objetivos específicos es la clase del proletariado. Y de esto, la burguesía dominante tiene un miedo real: sabe, por experiencia histórica, precisamente porque ya sucedió en los siglos XIX y XX, que el proletariado organizado y consciente de sus intereses de clase es su principal enemigo, incluso más que la burguesía rival de otros países, incluso más que la burguesía extranjera con la que está en guerra. Aquí, entonces, la burguesía activa sus medidas de “prevención social” para contrarrestar incluso el más mínimo intento del proletariado de reanudar su lucha de clases, para recuperar la confianza en sus propias fuerzas e intereses de clase. Y las medidas sociales, tomadas primero en China y luego en Italia, para detener la propagación de la epidemia de coronavirus Covid-19, van exactamente en la dirección de bloquear cualquier movimiento de posible reacción del proletariado.
En China, una vez que se declaró la existencia del nuevo coronavirus, que finalmente tomará el nombre de Covid-19, el gobierno pasó a cerrar toda la ciudad de Wuhan, inmediatamente después de toda la provincia de Hubei, de la cual Wuhan es la capital, pasando luego a cerrar otras ciudades donde surgieron brotes importantes. Este cierre obligó a todos los habitantes a permanecer encerrados en su casa y salir solo en caso de extrema necesidad médica o alimentaria. Lo mismo sucedió en Italia, donde, en tiempos muy cercanos, las primeras áreas donde el coronavirus presentó los casos de infección más numerosos y graves (desde Codogno hasta 10 municipios de Lodigiano, más el municipio de Vo 'Euganeo) y luego pasar al cierre de toda la región de Lombardía, más otras 13 provincias entre Veneto y Emilia Romagna, y luego, en los últimos días, decretar a toda la nación como “zona roja”. Las medidas cada vez más drásticas que el gobierno ha tomado día tras día, y que la publicidad oficial resume con el lema “me quedo en casa” (como si fuera una “elección” de cada habitante), de hecho obligan a los 60 millones de italianos a someterse a un toque de queda de 24 horas. Las asambleas, manifestaciones públicas y obviamente las huelgas, en resumen, la libre circulación de personas está prohibida; solo circulan las fuerzas policiales y militares que deben verificar que nadie escape a estas medidas; solo las tiendas de alimentos, farmacias, estaciones de servicio, quioscos y, por supuesto, hospitales están abiertos. De hecho, bajo el pretexto de la epidemia de coronavirus, la burguesía está implementando un sistema de control social como ensayo general de ese control social que será necesario cuando la situación social se vuelva mucho más crítica, ya que la incipiente crisis económica hundirá a las masas en condiciones de vida peores y los lleve a reaccionar contra todo lo que representa el poder económico y político. La canción burguesa es siempre la misma: ante un peligro que puede golpear a todos, unámonos, que cada uno haga su parte, ya no hay división entre ricos y pobres, entre clases opuestas, ¡porque esta es la única forma en que venceremos! La “Santa Alianza” a la que había recurrido la clase dominante burguesa ante la primera y segunda guerras mundiales, vuelve como un recurso cada vez que el poder burgués se ve en peligro, de derrota en un conflicto bélico, de credibilidad y de confianza en situaciones de peligro como en el caso del “terrorismo” o una epidemia. Y en este control social, la burguesía dominante puede contar con el trabajo incansable de los partidos y sindicatos oportunistas y colaboracionistas, que de esta manera demuestran una vez más que están al servicio de los capitalistas y su Estado para imponer los intereses burgueses contra los intereses de clase del proletariado.
Esta es, en realidad, la prevención social que la burguesía implementa en defensa de su poder, su dominio, sus privilegios. Si bien, por un lado, muestra que no tiene la capacidad de prevenir epidemias y evitar que estas enfermedades se propaguen rápidamente por todo el mundo, ocultando por razones puramente económicas, como se ha demostrado, la gravedad de la enfermedad en su primer inicio, por otro lado, demuestra tener un objetivo muy diferente al promovido hipócritamente de la “defensa de la salud pública”, es decir, defender la economía capitalista en un período en el que la crisis económica ya ha llamado a las puertas de China. Italia, Alemania y, por lo tanto, de la Europa misma. La militarización de la sociedad va en esta dirección e Italia, en este caso, puede convertirse en escuela para otros países democráticos.
Ha habido una reacción violenta a las medidas tomadas por el gobierno italiano, y se refiere a la población carcelaria. En 29 instituciones penitenciarias, los detenidos se rebelaron contra la suspensión de las visitas de familiares hasta nuevo aviso, además del hecho de que no se les proporcionado ninguna medida preventiva, ni siquiera elementales; picaron los barrotes, subieron a los tejados, prendieron fuego a las sábanas, atacaron las enfermerías, en resumen, dieron rienda suelta a una ira acumulada con el tiempo contra las condiciones insoportables en las que se ven obligados a estar, destacando la política hipócrita de ver la prisión no solo como un lugar de castigo por los crímenes cometidos, sino también como un lugar donde los prisioneros son “educados” para regresar a la sociedad civil después de concluir la sentencia. Las prisiones superpobladas, con terribles condiciones de detención, en las que la higiene y el tratamiento de enfermedades son opcionales, son el espejo de la sociedad burguesa. Tal como los prisioneros son “educados” – y se sabe que la mayoría de ellos son proletarios – así esperan “educar” a los proletarios fuera de las cárceles.
Incluso en esta situación, los proletarios deben darse cuenta que la burguesía y sus secuaces políticos y sindicales aprovechan cada oportunidad para someterlos a los intereses de la clase dominante y hacerlos olvidar que son la clase explotada por excelencia, hacerlos olvidar que representan una fuerza en condiciones social e histórica como para liberarse de la influencia burguesa que los lleva a una mayor servilismo hacia el Estado burgués, y para profundizar sus energías, sus capacidades, su generosidad, su inteligencia exclusivamente en defensa del capitalismo y de las formas sociales que de vez en cuando implementa la clase dominante. El proletariado podrá liberarse de esta esclavitud solo rompiendo drásticamente con la colaboración de clase, combatiendo en todos los terrenos a la clase enemiga número 1, la clase burguesa. La burguesía dice “luchar” contra la epidemia de coronavirus con métodos y medios que, en realidad, se pueden lograr usando el simple sentido común y, por supuesto, con indicaciones médicas adecuadas; pero la burguesía está más interesada en los efectos negativos que la propagación de la epidemia tiene en sus asuntos, más que en la salud de la población y, al pasar las medidas elementales de prudencia frente a una mala gripe – que, por cierto, causa miles de muertes por año en todos los países, ¡pero de lo cual no se habla! – como medidas excepcionales por el simple hecho de decretarlas institucionalmente, no estando preparados y no sabiendo cómo tratar racionalmente la epidemia cuando su propagación es evidente, ordena el “encarcelamiento” de ciudades enteras o, como en Italia, de una nación entera, como si este fuera el método para “ganar la guerra contra el virus”... El cierre de las fronteras entre las naciones es una demostración más de que las burguesías de los distintos países razonan de la misma manera: piensan sobre todo en defender sus economías, sus negocios, culpando a otros países por ser portadores de enfermedades, tratándolos como “agresores” de los que defenderse, de la misma manera que en la guerra: el agresor es siempre el otro. Pero los virus no conocen fronteras... y así será mañana cuando el virus de la lucha de clases y revolucionaria cruce las fronteras sagradas de cada nación burguesa.
Está claro que las medidas drásticas tomadas por los gobiernos también son un obstáculo para la actividad de nuestro partido internacional, tanto en lo que respecta a la difusión de nuestra prensa como a los viajes y las reuniones. No nos dejamos desanimar por esto, y continuamos llevando a cabo nuestro trabajo político con todos los medios que podemos usar, y en este caso Internet es ciertamente útil. Sabemos, por otro lado, que mañana las amenazas a la actividad de clase del proletariado ciertamente serán muy graves y las dificultades aumentarán, como también lo será con la actividad de nuestro partido. Pero no sería una actividad revolucionaria si fuera facilitada por la burguesía.


Partido Comunista Internacional (El Proletario)
11 de marzo de 2020
www.pcint.org



Virus corona: una epidemia que la burguesía no controla pero utiliza para aumentar su control político y social


El nuevo coronavirus, al comienzo llamado 2019-nCoV (nuevo coronavirus 2019) y luego Covid19, es parte de una gran familia de virus que generan enfermedades que van desde el resfriado común hasta el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS). Este virus apareció por primera vez en Wuhan, una gran ciudad industrial de la provincia de Hubei, en China.
En un principio fue notificado oficialmente por la OMS (Organización Mundial de la Salud) el 31 de diciembre de 2019; pero algunos medios (incluido el New York Times) revelaron que este coronavirus había sido identificado ya en octubre pasado; las autoridades chinas ocultaron la información durante más de dos meses, como en el caso del SARS en 2009, por temor a que esta nueva epidemia pudiera perjudicar los negocios... y esto es lo que sucedió en enero y febrero de 2020, no solo en China, sino también en la economía global, que ha sufrido y sufrirá daños significativos.
La historia del doctor Li Weuliang es bien conocida: fue el primero en informar de la aparición de este nuevo virus y del peligro de una epidemia. Por esta razón, fue arrestado y obligado por las autoridades chinas a retractarse públicamente. Al final, tuvieron que liberarlo y permitirle continuar sus actividades; pero, infectado él también, finalmente muere a principios de febrero. Dada la gravedad de esta nueva enfermedad y la facilidad con la que se extendió a Wuhan, China y otros lugares, debido a las múltiples relaciones comerciales que las empresas de esta ciudad tienen con el mundo, el problema no se pudo ocultar por mucho tiempo.
A 30 de enero, un mes después de que la OMS anunciara su presencia, según datos oficiales chinos, solo había 169 muertos en China, mientras que oficialmente hubo más de 7.000 casos de infecciones en el mundo (China, Hong Kong, Corea del Sur, Vietnam, Japón – el crucero Diamond Princess atrapado en el puerto de Yokohama con 3700 personas a bordo – y otros lugares).
Tras las diversas investigaciones de hospitales e institutos de todos los países, las posibilidades de detección de la presencia de este coronavirus se hicieron más efectivas. Como resultado, el número de personas detectadas con el virus ha aumentado considerablemente. Si el 12 de febrero el número de infecciones en todo el mundo se elevaba a más de 45.000 (incluyendo 44.700 en China) y las muertes a 1100, el 25 de febrero los pacientes identificados ascendieron a 80.350 y las muertes a 2705 el mayor número (2663) en China, principalmente en la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia.
Como en el MERS y SARS anteriores, una vez más la ciencia burguesa se muestra sumisa – no puede ser de otra manera en la sociedad burguesa – a la economía de mercado, la economía del beneficio capitalista. El hecho mismo de que las autoridades chinas hayan ocultado la realidad durante meses ha provocado un gran retraso en la toma de las primeras medidas de intervención para limitar la propagación de la enfermedad; pero las mismas condiciones de vida, la higiene y la enorme masa de habitantes de esta megalópolis que se asemeja a un gigantesco hormiguero, facilitan la erupción de epidemias incontrolables que, gracias también a los medios de transporte modernos, se han propagado rápidamente a todos los países.
Una vez que la epidemia se generalizó, ¿qué hicieron las autoridades chinas? Aislaron ciudades y territorios: según los medios, los habitantes de Wuhan y la provincia han sido completamente aislados del resto del mundo, varados en sus hogares. Las ciudades y regiones de toda China se están convirtiendo en zonas militarizadas y sujetas a la ley marcial.
¿Y qué están haciendo las autoridades de los países donde aparecen brotes de epidemias, como Italia? Aíslan las ciudades y territorios circundantes, como sucedió en Italia en los diez municipios de Lodigiano y en el municipio de Vo'Euganeo, en la región de Padua. La decisión de Italia de bloquear vuelos hacia y desde China data del 30 de enero; Rusia lo siguió, cerrando sus fronteras con China y otros países asiáticos. Pero después de que se hayan identificado focos del coronavirus en Italia, Austria, Bulgaria y países que acogen masivamente a turistas de la Península como Mauricio, Seychelles, Jordania e incluso Kuwait, ¡han prohibido la entrada en su territorio a los italianos!
Es significativo que, frente a episodios como el nuevo coronavirus, y a fortiori cuando no tocan un solo país sino “al mundo entero”, los medios se apresuran a informar, distribuir fotos, videos y entrevistas de todo tipo; alimentan así una exagerada inquietud por los acontecimientos que, en una sociedad donde la desconfianza, el miedo, la incertidumbre y la inseguridad están en todas partes, puede crear pánico fácilmente. La reacción más inmediata es rechazar el peligro amenazante que es “el extranjero”, lo exterior al mundo restringido de la familia, el país o la capa social de la que formamos parte. Así que “¡dale al envenenador!" que en la época de la peste fue denunciado como responsable de la enfermedad, “¡dale al chino!” tomado por el portador de una epidemia mortal, o “¡dale al italiano! ", como sucede en estos días después de la aparición de brotes en Lombardía y Véneto: es el turno de que los italianos tan civilizados (entre quienes no faltan los racistas) sepan un poco lo que sufrieron judíos, romaníes e inmigrantes...
Por supuesto, una epidemia como esta no debe tomarse a la ligera, y eso también se aplicaría al sarampión, al cólera o a cualquier otra enfermedad.
Pero cada invierno se propaga el virus de la gripe de diferentes tipos que regularmente afecta a un gran porcentaje de la población, causando miles de muertes, especialmente entre los ancianos y los ya debilitados por otras enfermedades. Las muertes no atraen la atención de las autoridades y los medios: las vacunas ya están en el mercado y se venden muchos medicamentos para responder a los efectos de esta gripe. La cosa es diferente cuando aparece un nuevo virus; entonces, todas las compañías farmacéuticas del mundo se lanzan a la investigación para desarrollar una vacuna que pueda usarse y sobre la cual puedan obtener sumas astronómicas, especialmente si las autoridades casi obligan a vacunar a la población (como sucedió, por ejemplo, durante la gripe aviar). Como siempre, primero los negocios, ¡y mejor aún si el pretexto es la “salud pública”!
Pero hay otro aspecto en la forma en que la burguesía aborda situaciones de este tipo y concierne directamente al proletariado.
Con la propagación del coronavirus, un sentimiento general de miedo se extiende frente a lo que parece ser un mal que solo la sociedad capitalista puede combatir, con su ciencia y sus recursos, una sociedad que hace todo lo que tiene para salvar el máximo de personas posible...
Esto equivale a decir: proletarios, no tenéis más remedio que confiar en los capitalistas que tienen los medios financieros, económicos, políticos y militares para “protegeros” de estos males contra los cuales no hay prevención hasta que la ciencia no pueda desarrollar un antídoto y que este pueda ser utilizado contra futuras desgracias...
Porque el interés de la burguesía no se limita a los negocios, a las ganancias que derivan de toda desgracia, de toda catástrofe; se refiere también a la actitud del proletariado ante los problemas engendrados por estas catástrofes. La burguesía tiene interés en que el proletariado no solo se doblegue a las necesidades de la clase capitalista todos los días de su vida; sino que también debe estar convencido de que no hay alternativa a la dominación burguesa. Y, para lograr este resultado, la clase dominante usa todos los medios que han demostrado ser eficaces: desde las fuerzas del reformismo tradicional hasta los científicos remunerados para difundir el miedo y la creencia en la eficacia todopoderosa de la ciencia burguesa; desde el autoritarismo del poder con todas sus fuerzas policiales y militares, hasta las religiones que invitan a la población a rezar a un dios que, además de enviar desgracias a la tierra, tendría el poder de eliminarlas...
El capitalismo nunca cambiará; nunca organizará la sociedad de acuerdo con las necesidades de la salud de la humanidad: los negocios, las ganancias capitalistas son absolutamente contrarias a las necesidades de la vida y la salud humana. ¡Es el capitalismo el que debe ser cambiado! En otras palabras, este modo de producción y dominación social debe eliminarse definitivamente y reemplazarse por una sociedad centrada en las necesidades de la especie humana en una relación armoniosa consigo misma y con la naturaleza.
La burguesía sabe, por experiencia histórica, que el proletariado es la única fuerza social que puede enfrentarlo y derribar su poder político y militar. Al erigirse como una nueva clase dirigente, el proletariado puede llevar a cabo su programa político que tiene como primer objetivo suprimir a la burguesía como clase social, y no solo como clase dominante, y suprimirse a sí mismo como clase proletaria; en efecto, el nuevo modo de producción que establecerá la dictadura proletaria no se basará en la explotación del trabajo asalariado por el capital en una economía que transforma todo, incluidos los seres vivos, en bienes; se basará en las necesidades reales de la vida social de la especie humana, suprimiendo toda división en clases y, por lo tanto, toda explotación del hombre por el hombre.
Es solo en una sociedad así donde todos los descubrimientos potencialmente positivos pueden ser usados en beneficio de los seres humanos y no para el mercado (1) y que todas las actividades potencialmente dañinas para la vida presente y futura de la humanidad serán eliminadas. ¡La prevención tendrá entonces una importancia fundamental porque la nueva ciencia podrá hacer progresos imposibles para la ciencia burguesa ya que ella está totalmente condicionada por los intereses de la economía capitalista, que es una economía de la catástrofe!



(1) La prueba inmediata la tenemos en las declaraciones oficiales que han creado todo un revuelo en Chile: “El Ministerio de Salud de Chile informó este jueves que impondrá un precio tope para las pruebas del virus covid-19, lo que ha generado mucha polémica en el país suramericano no solo por el monto establecido, sino por el enfoque que ha tenido el Gobierno ante ese problema de salud pública.(...) El ministro de Salud, Jaime Mañalich, detalló que para evitar el 'abuso' de los centros médicos privados, este viernes se publicará en el diario oficial un monto máximo para las pruebas del coronavirus, que se ha fijado en 20.000 pesos chilenos (unos 24,55 dólares).
Cfr.: https: //actualidad .rt. com/ actualidad/ 344348- polemica -chile-gobierno-tope-prueba-coronavirus?utm_ source= browser&utm_ medium=push_ notifications&utm_ campaign= push_notifications


Partido Comunista Internacional (El Proletario)
25 de febrero de 2019 (Actualizado el 16 de marzo de 2020)
www.pcint.org



CORONAVIRUS 

https://us.as.com/us/2020/03/22/tikitakas/

¿Cuánto cuesta el tratamiento por coronavirus en USA?

La pandemia del coronavirus sigue siendo un tema serio que está afectando cada vez más a Estados Unidos, pero ¿cuánto cuesta el tratamiento?

Estados Unidos


¿Cuánto cuesta el tratamiento por coronavirus en USA?
CRAIG LASSIG REUTERS
Ya son más de 29 mil personas en Estados Unidos que han sido infectadas por el coronavirus, la pandemia que ya ha dejado más de 13 mil muertos alrededor del mundo. Sin embargo, el costo del tratamiento por la enfermedad podría no es tan barato cómo algunos pueden pensar.
Danni Askini, una paciente que se encontraba siendo tratada por un linfoma pulmonar, comenzó a sentirse muy mal a finales de febrero. Ella comenzó a tener migraña, además de dificultades para respirar. Después de un tiempo, le dieron a conocer su diagnóstico: COVID-19.
Pocos días después, llegó el recibo del tratamiento final: 39 mil 923 dólares. "Realmente no podía creerlo. Personalmente no conozco a ninguna persona que pueda siquiera ganar eso" señaló en declaraciones recopiladas por la revista Time.

¿Cuánto cuesta el tratamiento por coronavirus?

Sin embargo, el costo del tratamiento por COVID-19 puede llegar a variar. Mucho depende de la gravedad del asunto, pero también de la aseguradora que manejes. De acuerdo con 'Kaiser Family Foundation', misma que se centra en los principales problemas de atención médica en Estados Unidos, estima que si no es de gravedad el asunto, serán $9 mil 764.
Pero en caso de que el tratamiento se llegue a complicar y demás, esa cifra podría aumentar más del doble. Hay tratamientos que llegan a costar hasta 20 mil dólares, principalmente en casos de personas que también sufren de neumonía o de otras enfermedades.

¿Cuánto de eso tengo que pagar?

A pesar de que por obvias razones, la mayoría del tratamiento por COVID-19 lo cubre el seguro de gastos médicos, este no incluye el deducible. Más del 80% de las aseguradoras de una persona tienen deducible, y este tendría un costo de $1 mil 655 dólares.


Coronavirus: por qué millones evitan ir al médico en EE.UU. incluso en crisis como la del covid-19 https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51885035

  • 16 marzo 2020


Una mujer con cubrebocas en el metro de Nueva YorkDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionBuena parte de los sectores más vulnerables son los que no tienen acceso al sistema de salud en EE.UU.

Sebastián me muestra sus manos. Su piel está seca y agrietada por tantas veces que se ha lavado.
"Siempre he estado obsesionado con lavarme las manos porque al crecer sabía que si me enfermaba no podría ver a un médico", dice.
Ha vivido en Estados Unidos desde que tenía tres años, cuando fue traído desde México por sus padres. Es uno de los aproximadamente 11 millones de "indocumentados".
Sin ciudadanía estadounidense significa que no hay atención médica de ese país.
Incluso el lenguaje de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible promulgada por el presidente Barack Obama deja muy claro que los inmigrantes indocumentados están excluidos.

"Nunca fui al médico, si me enfermaba, mi madre siempre intentaba tratarme en casa, pero recuerdo que a veces me enfermaba mucho y faltaba bastante a la escuela", dice Sebastián.

Sebastián hablando a la BBC
Image captionSebastián dice que los inmigrantes indocumentados como él temen pedir ayuda a las autoridades.

A medida que el nuevo coronavirus se propaga por Estados Unidos, es probable que millones de estadounidenses no busquen ayuda médica porque no tienen seguro o no tienen documentos.
Eso pone a todos en la sociedad en mayor riesgo.

Millones sin médico

El día que Sebastián y yo nos encontramos es también el día en que se confirma el primer caso de coronavirus en su área, pero él dice que aunque ha visto las noticias, su realidad sigue siendo la misma.
"Al ser indocumentado es difícil obtener atención médica. Existe el hecho de presentarse ante el sistema legal en las instalaciones médicas y eso conlleva el riesgo de deportación", explica.
"Puede que mi familia no sea de delincuentes, pero es indocumentada y ver a un médico los asusta", señala.
Para todos en EE.UU., ya sea que estén indocumentados o no, también existe el enorme gasto que implica tan solo ver a un médico.

Una mujer hace una prueba de covid-19Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos casos de covid-19 han aumentado considerablemente en cuestión de días en Estados Unidos.

Más de 27 millones de personas en el país no tienen seguro médico, un número que ha estado creciendo enormemente durante la presidencia de Donald Trump.
Una consulta con un médico para alguien sin seguro cuesta cientos de dólares.
Y hay decenas de millones más que se clasifican bajo la categoría de "seguro insuficiente", pues tienen un seguro básico que a menudo solo cubre una fracción del costo de cualquier revisión o tratamiento.

Hasta cuidados intensivos

"Durante la temporada de gripe nos enfermamos mucho, pero llevar a mis hijos a ver a su pediatra cuesta US$100 cada visita solo por un chequeo", dice Lisa Rubio, de 28 años, quien tiene seguro médico básico a través de su empleador.
"Comencé con tos y dolor de garganta hace una semana, pero si el médico me dice que no puede recetar nada, que es solo un virus, tengo que decidir si vale la pena sacar del dinero para mis facturas y otras necesidades de los niños".

Lisa Rubio
Image captionLisa Rubio dice que ha evitado tratamiento anteriormente debido a su seguro limitado.

El año pasado, tener seguro "insuficiente" tuvo un rol en un episodio devastador para Lisa.
"Me enfermé. Sentí dolor en el pecho. Pero ir a ver a un médico, a pesar de estar asegurada, no podía costearlo, así que traté de ignorar el dolor", relata.
"Dos semanas después, a mitad de la noche, mi pulmón colapsó por completo. Tuvieron que ponerme en cuidados intensivos, pero dijeron que si lo hubieran detectado antes, hubiera estado bien", dice.
Lisa sufre estos problemas a pesar de que ella misma es administradora de un hospital en Tucson, Arizona.
Y si bien los trabajadores de salud pública son uno de los grupos con el mayor riesgo de infección, también se enfrentan a otro problema sistémico en EE.UU. durante la crisis: el hecho de que a los empleadores estadounidenses no se les exijaofrecer licencia pagada por enfermedad.

Residentes de una zona afectada por covid-19 en Nueva York reciben comidaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn zonas afectadas por el covid-19, como en Nueva York, la población ha comenzado a recibir ayuda.

"Estoy realmente preocupada por mis pacientes que no pueden tomarse un tiempo libre del trabajo para ir a recibir atención y quienes irán a trabajar incluso cuando están enfermos, porque no tienen otra forma de pagar sus alimentos y servicios públicos. El coronavirus no cambia eso", dice el médico Ravi Gravois Shah.

Fallas sistémicas

El doctor Shah es el director de una clínica de salud móvil que funciona con donaciones de caridad.
Moviéndose por Tucson, la clínica trata a unos 50 pacientes por semana que normalmente no pueden acceder a ningún tipo de atención médica.
Admite que eso es solo una gota en el vasto océano de necesidad en la comunidad.
"Todo el tiempo nos encontramos con pacientes que están en embarazo y no busca atención médica, o personas que durante meses y años no pueden recibir atención, diagnóstico y tratamiento para su dolor o enfermedad crónica", dice.

Dr Ravi Gravois Shah
Image captionEl doctor Shah ayuda a pacientes sin seguro médico en un centro de tratamiento móvil.

Shah señala que incluso antes del coronavirus, la gran cantidad de pacientes que no fueron diagnosticados con VIH u otras infecciones de transmisión sexual fue solo un ejemplo de las crisis de salud pública que se exacerbaron porque muchos no tienen acceso a la atención médica.
"No he visto ninguna evidencia de que algo vaya a ser diferente con el coronavirus", dice, poco convencido por las promesas desde Washington.
"Durante décadas, como sociedad, hemos considerado que está bien que muchos en nuestra comunidad no tengan seguro, tengan un seguro insuficiente, sean indocumentados o que no puedan tomar una licencia por enfermedad", señala.
"Estas personas sin acceso a la atención médica se enfermarán, propagarán la enfermedad con mayor frecuencia porque no reciben atención o aislamiento, o diagnóstico y tratamiento. Y vamos a pagar el precio de salud pública por algo que nuestra sociedad está aceptando que pase", añade.

Una mujer con traje protector por el coronavirus en ColoradoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa situación ha elevado las alarmas de costa a costa en ciudades de Estados Unidos.

A medida que se extiende por el mundo, el coronavirus está exponiendo fallas sistémicas.
En China fue la libertad de información. En EE.UU. son las enormes disparidades en la forma en que se trata a las personas, dependiendo de sus circunstancias económicas y su estado migratorio.
El coronavirus, por supuesto, no discrimina por esos motivos.
Y el hecho de que grandes sectores de la sociedad no puedan ver a un médico se centra repentinamente en que no solo es malo para los individuos, sino para todo el país.


Género Coronavirus https://temas.sld.cu/coronavirus/coronavirus/

Coronavirus. Imagen: CDC, C.D.Humphrey y T.G.Ksiazek
Los coronavirus son virus ARN implicados en una gran variedad de enfermedades que afectan a los seres humanos y animales. En los humanos pueden causar el catarro común y la gastroenteritis en lactantes. Son muy difíciles de cultivar en laboratorio por lo que son pocos los que se han logrado caracterizar y estudiar con profundidad. El coronavirus fue aislado por primera vez en pollos en 1937, por Beaudette y Hudson.
Después del descubrimiento del rinovirus en la década de 1950, más del 50% de los resfriados todavía no podía ser atribuida a agentes conocidos. En 1965, Tyrrell y Bynoe emplearon cultivos de tejido ciliado embrionario de tráquea humana para reproducir el primer coronavirus in vitro. Hoy se conocen aproximadamente 13 especies de esta familia, algunos de los cuales infectan a los seres humanos. También existen coronavirus de bovinos, cerdos, roedores, gatos, perros y pájaros.
Los coronavirus son esféricos con un tamaño aproximado entre 80 y 220 nm de diámetro. Tienen una nucleocápsida helicoidal de 9 a 11 nm de diámetro y genoma de ARN de cadena única lineal y de sentido positivo. Estos virus poseen el genoma de mayor tamaño y son altamente infecciosos cuando se introducen dentro de células eucariotas. Se replican en el citoplasma, maduran en el retículo endoplasmático y el aparato de Golgi, y salen por gemación.
Poseen glicoproteínas distribuidas en la superficie de la capa externa de la envoltura, dándole aspecto de corona (de ahí el nombre). Algunos tienen una tercera prolongación (hemaglutinina-esterasa) que asemejan espigas grandes, en forma de raqueta o pétalo.
Los coronavirus se clasifican según la morfología, estrategia de replicación del ARN, organización del genoma y homología de la secuencia de los nucleótidos.
Familia Coronaviridae
Género Torovirus
Género ArterivirusGénero Coronavirus con 3 grupos serológicos:
  1. cepa 229E (afecta humanos, animales domésticos y roedores)
  2. cepa OC43 (afecta humanos, animales domésticos y roedores)
  3. otra (provoca bronquitis infecciosa aviar)
Fuentes:
  • Síndrome Respiratorio Agudo Severo: la primera epidemia del siglo XXI. Carlos J. Castro-Sansores, Renán A. Góngora-Biachi. Rev Biomed 2003; 14:89-100
  • Microbiología y parasitología médicas. Tomo II. Capítulo 74. Coronavirus. Llop A, Valdés-Dápena MM, Zuazo JL. La Habana. Editorial Ciencias Médicas; 2001. p. 321-325
  • Everything you ever wanted to know about the Family Coronaviridae – and more. Radhika Dasmahapatra. Stanford University.  California, Estados Unidos
  • About the Coronaviridae family. ViPR
  • Molecular Evolution of Human Coronavirus Genomes. Diego Forni, Rachele Cagliani,Mario Clerici, Manuela Sironi. Trends in Microbiology, Volume 25, Issue 1, 35 – 48. DOI:https://doi.org/10.1016/j.tim.2016.09.001




Juan Gérvas
@JuanGrvas
Médico general retirado. Retired General Practitioner. Profesor visitante Salud Internacional. Visiting professor International Health
España, Spaiequipocesca.org Se unió el septiembre de 2012
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Tweets de Juan Gérvas


Juan Gérvas
@JuanGrvas
¡Bien...! Una alegría saber de tu recuperación e inicio de la convalecencia Ahora #siapCovid19 "El día siguiente" Tras el alta hospitalaria... jamanetwork.com/journals/jama/ También a lo que dice Mercedes (Pérez-Fernández), que el riesgo laboral es doble: personal y familiar.
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Vicente Baos
@vbaosv
·
Saludos a todos. Después de 10 días de ingreso con la neumonía bilateral COVID19, a punto de entrar en la UCi dos veces, estoy de nuevo en casa. Exhausto física y mentalmente pero he sobrevivido. Poco a poco iré volviendo a la normalidad, necesito recuperarme.
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ATD 4º Mundo España
@ATD4MundoEsp
"Ese sector abiertamente marginalizado se está multiplicando exponencialmente en las últimas semanas, sin que tengamos siquiera instrumentos para saber en qué medida". El #EstadoDeEmergencia es ignorante, porque lleva años ignorando. elsaltodiario.com/coronavirus/co vía
@elsaltodiario
Coronavirus y lucha de clases: los que no tienen qué comer
La crisis del coronavirus tiene un claro sesgo de clase. Después de analizar la situación de los trabajadores de Metro y las personas que trabajan en la limpieza de las calles, el autor repasa el día...elsaltodiario.com


Juan Gérvas
@JuanGrvas
#Covid19 #siapCovid19 Dice Mercedes (Pérez-Fernández) que "En enfermedades infecciosas el riesgo "laboral" profesional es doble, personal y familiar. ¿Habla alguien de este riesgo familiar? Son ya 10.000 familias en España, por consecuencia del trabajo. Besos Mercedes"
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Raul Calvo Rico
@RaulCalvoRico
·
Mi compañero enfermero está con fiebre. Está bien, pero yo me he impuesto el aislamiento de mi familia. Estar con mis hijos pequeños cada día, con su inocencia, era el último vestigio para mi de la normalidad.


A quién seguir

Nde3C y 2 más le siguen
Maxi Gutiérrez
@MAXIGJ

Medico de familia en activo. Sensibilizado y atento a las realidades sociales. Trabajando(me) por la igualdad de género. Miembro de 

France 25.3 (67 millions, 1696 deaths) 10.78 higher than China The Netherlands 32.12 (17 millions, 546 deaths) 13.7 higher than China Spain 103.4 (47 millions, 4858 deaths) 44 higher than China Italy 136.9 (60 millions, 8215 deaths) 58 higher than China worldometers.info/coronavirus/



#Covid19 Germany 3.66 (83 millions, 304 deaths) 1.56 times higher than China Austria 6.4 (9 millions, 58 deaths) 2.14 times higher than China Portugal 7.23 (10.5 millions, 76 deaths) 3 times higher than China Sweden 9.2 (10 millions, 92 deaths) 3.9 times higher than China


Juan Gérvas retwitteó
Trisha Greenhalgh
@trishgreenhalgh
#drumroll Brand new site from
who did this pro bono for the COVID effort! Telehealth Toolbox for clinical teams setting up video for the first time. Please RT this brilliant resource. telehealthtoolbox.netlify.com


Juan Gérvas
@JuanGrvas
#COVID19 Por favor, que alguien le pase estos números al
para que echen a patadas al ministro y sus expertos y generales (todavía lo pueden hacer peor Italia, 60 millones, 8215 casos, 136,9 por millón: 58 peor que China). Que no discutan ahora los datos chinos.
Citar Tweet
Juan Gérvas
@JuanGrvas
·
#Covid19 -en China hay 1.400 millones de habitantes y han tenido 3,292 muertos (2,35 por millón) -en España hay 47 millones de habitantes y hemos tenido 4.858 muertos (103,4 por millón) En España, pues, 44 veces más muertos ¿Qué se está haciendo mal? worldometers.info/coronavirus/


Juan Gérvas
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Juan Gérvas
@JuanGrvas
#Covid19 Profesional, estás siendo carne de cañón, sin medios de protección. El 15% de los contagiados en España son profesionales sanitarios (casi 5 veces más que en China). ¡Cuídate de los políticos! Cuando se desate la ira popular te crucificarán.
Día negro: 10.000 sanitarios contagiados y récord de muertos por coronavirus
Fernando Simón insiste en que nos estamos acercando al "pico de la curva" y analiza de forma optimista la tendencia en la evolución de casos aunque la realidad es terrible.
@vivirvozpropia   

Juan Gérvas
@JuanGrvas
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#Covid19 Germany 3.66 (83 millions, 304 deaths) 1.56 times higher than China Austria 6.4 (9 millions, 58 deaths) 2.14 times higher than China Portugal 7.23 (10.5 millions, 76 deaths) 3 times higher than China Sweden 9.2 (10 millions, 92 deaths) 3.9 times higher than China


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Juan Gérvas
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para que echen a patadas al ministro y sus expertos y generales (todavía lo pueden hacer peor Italia, 60 millones, 8215 casos, 136,9 por millón: 58 peor que China). Que no discutan ahora los datos chinos.
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Juan Gérvas
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Juan Gérvas
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