NOTAS DEL CHE GUEVARA:
AL MANUAL DE ECONOMÍA POLÍTICA DE LA URSS:
a. NOTAS (INÉDITAS) DE ERNESTO
CHE GUEVARA
Universidad Popular Madres de
Plaza de Mayo
1. UNIVERSIDAD POPULAR MADRES DE
PLAZA DE MAYO
Cátedra Libre Ernesto Che Guevara
NOTAS (INÉDITAS) DE ERNESTO CHE
GUEVARA. Sobre el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la
URSS (Praga, 1966).
[NOTA INTRODUCTORIA de La Cátedra
Libre Ernesto Che Guevara de La Universidad Popular Madres De Plaza De Mayo]
El texto que se leerá a continuación pertenece
al libro Che, El camino del fuego de Orlando Borrego (Buenos Aires, Editorial
Hombre Nuevo, 2001. páginas 381-422. -Un libro recomendable en su totalidad-). El mismo
contiene una síntesis y una selección de las notas (todavía inéditas) redactadas por el Che
Guevara en Praga (Chescoslovaquia), luego de la experiencia internacionalista en el Congo. La
primera parte de las notas corresponde al prólogo redactado por el Che para un
proyectado –e inacabado— libro donde se volcaría la crítica del Manual de
Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS. Todas las notas tienen
por objeto de análisis crítico este Manual, inspirado directamente por Stalin
en 1954. Desde aquella primera edición, el Manual fue adoptado como texto
oficial en la URSS (se reescribió varias veces según se iban sucediendo las
circunstancias políticas del momento).
Según el biógrafo Paco Ignacio Taibo II, la
estancia del Che en Praga transcurre “entre finales de marzo (o quizás antes)
del 66 y julio del mismo año” (P.I.Taibo II: Ernesto Guevara, también conocido
como el Che. Buenos Aires, Planeta, 1966. página 610).
A la espera de que, 36 años después de haber
sido redactadas, estas notas de Praga aparezcan editadas en forma completa,
adelantamos lo que hasta ahora ha visto la luz.
La síntesis de las notas (y el comentario que
acompaña cada fragmento) pertenece al autor del libro, el cubano Orlando
Borrego.
Este texto tiene, como mínimo, un doble
registro de lectura: por un lado los comentarios de Borrego; por el otro (lo
que a nosotros más nos interesa) las propias notas del Che. Para diferenciarlos
entre sí, tienen distinta forma de tipografía.
1) Los comentarios de Borrego:
Resulta sugerente leer la interpretación que hace Borrego del pensamiento del
Che. Borrego no es un profesor informado ni un periodista curioso.
Tampoco es un aficionado a la
biografía del Che. Borrego fue combatiente (primer
teniente) en la columna
guerrillera del Che antes de tomar el poder en 1959. Luego, llegó a ser
viceministro de Industrias de Cuba (cuando el Che era el ministro). Su aproximación,
pues, es la de uno de los compañeros más cercanos y estrechos colaboradores del
Che en los tiempos de la célebre polémica económica y política de 1963-1964. Su
conocimiento del pensamiento de Guevara es de primera mano. Por eso resulta
sumamente ilustrativo recorrer su interpretación del manuscrito del Che.
2) Las notas del Che: Estas notas
de Guevara aportan una dimensión escasamente transitada y atendida: su
pensamiento en el terreno específico de la economía política. Aquí aparece
Universidad Popular Madres de
Plaza de Mayo, "en primer plano lo que siempre se supuso: sus críticas
abiertas y contundentes al camino emprendido por la Unión Soviética para
construir el socialismo.
Las notas de Praga, al igual que
la carta enviada desde Tanzania a Armando Hart Dávalos en diciembre de 1965
(véase en REBELIÓN: www.rebelion.org/che.htm o también:
El Che y su carta sobre los
estudios de filosofía) permiten indagar en LA BÚSQUEDA TEÓRICA DEL CHE. Una
búsqueda “madura”, si se tiene en cuenta su corta y afiebrada vida. Ambos
textos condensan planes de estudio inacabados, ya sea sobre filosofía –en la
carta de Tanzania-, ya sea sobre economía política –en los cuadernos de Praga-.
Ambos presentan problemas, pero no los resuelven.
Ambos dejan cuestiones
abiertas. No clausuran los problemas con un slogan y una afirmación de fe
tranquilizadora, sino que apuestan a la incomodidad del revolucionario.
No casualmente, el Che le escribe a Borrego
acerca de esta tarea, a través de su compañera Aleida –que lo visita en Praga-:
“Estoy pensando en iniciar un trabajito sobre el Manual de Economía de la
Academia, pero no creo que pueda acabar [...] Está sólo a nivel de idea”. Por
lo tanto, lo que se leerá a continuación son algunas de esas “ideas”. Nada más.
El Che no dejó un tratado
sistemático sobre el asunto. Entre los múltiples aspectos que podrían
descubrirse en estas notas, creemos que, al menos, no deberían eludirse los
siguientes núcleos temáticos: En primer lugar, el Che se autodefine y
caracteriza todo su emprendimiento de lectura crítica del Manual de la
siguiente manera: “nuestra herejía” y “nuestra osadía”. Esta es la imagen que
el Che tiene de sí mismo. Deberíamos preguntarnos: ¿”herejía” con respecto a
qué? ¿Cuál es la “ortodoxia” que pretendía cuestionar y poner en discusión? En
ese sentido, resulta sintomático que haya tomado como objeto de crítica
justamente al texto oficial de la URSS en la materia.
No debemos olvidar que a su
regreso de un viaje a la Unión Soviética, un año y medio antes de redactar
estos manuscritos que ahora comentamos, el Che les había planteado a sus
compañeros del Ministerio sobre ese viaje que: “Por cierto cuando empezamos a
discutir [en la URSS], se produjo una situación muy violenta; eso era una
Biblia, el Manual –ya que, por desgracia, La Biblia no es El Capital sino el
Manual- y venía impugnado por varias partes, incluidos argumentos
peligrosamente capitalistas” (Ernesto Che Guevara: “El plan y el hombre”
[versiones taquigrafiadas del Ministerio de Industrias, 5 de diciembre de
1964].
Recopilado en El socialismo y el
hombre nuevo. México, Siglo XXI, 1987. página 69). Ya desde ese viaje a la
URSS, Guevara se había quedado preocupado -¿quizás obsesionado?- por la
importancia desmedida que los soviéticos atribuían al Manual de Economía
Política de la Academia de Ciencias. Al punto tal, que ya no leían El Capital
de Karl Marx. El Manual lo había reemplazado... Cuando en Praga intenta
contextualizar y demarcar las condiciones históricas de este cuestionamiento y
de esta “herejía”, Guevara sostiene explícitamente que su tarea crítica la
emprende “desde el subdesarrollo”. Su meta consistía en pensar los problemas
teóricos de El Capital, los problemas prácticos del capitalismo y de la
transición al socialismo, desde la óptica política de los pueblos del Tercer
Mundo.
La revolución cubana se inscribía en ese horizonte.
Si en la polémica de 1964 había
caracterizado a El Capital de Marx como un texto “humanista (en el mejor
sentido de la palabra)”, en estas notas de 1966 el Che lo aborda como un texto
crítico de la economía política, pero también como la obra de dos “genios
Universidad Popular Madres de
Plaza de Mayo - 3 - científicos” y de dos “revolucionarios exaltados” (Marx y
Engels). A Guevara no se le pasaba por alto la inseparable unidad de teoría,
ciencia y política en los fundadores de la filosofía de la praxis.
Por contraposición con la
dimensión crítica que él encuentra en El Capital, el Che califica a la “ciencia
económica marxista” de su época como simple “apologética” –un término,
obviamente, despectivo-. Retoma en este sentido sus apreciaciones ya expresada
en la polémica de 1964, cuando se quejaba diciendo que “existe una crisis de
teoría y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia de
Marx”.
Más allá de todos los pliegues y
detalles de las anotaciones críticas del Che, lo cierto e innegable es que
ellas encierran UN NÚCLEO POLÍTICO FUNDAMENTAL. La Unión Soviética “está
regresando al capitalismo”, advierte Guevara. Advertencia formulada un cuarto
de siglo antes del bochornoso derrumbe que la vio desplomarse sin dignidad ni
decoro...
Esta amarga caracterización
constituye, sin duda alguna, LA PRINCIPAL CONSECUENCIA POLÍTICA DE LOS ESCRITOS
INÉDITOS DEL CHE, en lo que se refiere al estado interno de la formación social
soviética en 1966. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento central de la
política exterior del Estado soviético, su apreciación no es menos taxativa.
Guevara define la doctrina jrucheviana de “cooperación pacífica entre los
pueblos” como “una de las tesis más peligrosas de la URSS”. Y no se detiene
allí. También agrega, terminante, que dicha doctrina –conocida en aquella época
como la “coexistencia pacífica” entre los dos grandes sistemas- constituye un
“oportunismo de poca monta”.
En esa entusiasta impugnación
guevarista de la política estratégica soviética frente al imperialismo se
inscribe su referencia a Stalin y Mao. Al igual que en su carta inédita a
Armando Hart de 1965, en estas notas vuelve a aparecer la –problemática-
mención de Stalin.
Es muy probable que esto se
explique –al menos, desde nuestro punto de vista- por la simpatía del Che con
ciertas críticas a la URSS desarrolladas por las posiciones chinas. Era el PC
chino el que por entonces exaltaba y oponía, frente a la “coexistencia
pacífica” de Jruchov, al binomio Stalin-Mao. Coincidiendo con esta oposición,
el Che califica la política jrucheviana como un “pragmatismo inconsistente”.
Sin embargo, debe advertirse que en el mismo párrafo, Guevara define a la época
de Stalin como... un “dogmatismo intransigente”.
Que la –problemática— referencia
a Stalin deriva de las posiciones chinas, puede corroborarse si se comparan
estas notas, que Guevara redacta en Praga a comienzos de 1966, con las notas de
Mao Tse Tung de 1960. En ese año, Mao analiza críticamente el Manual de
Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS. Para su crítica adopta
como referencia la edición soviética de 1959. En esas notas, Mao desarrolla un
cuestionamiento al Manual cuyo punto de vista mantiene, en algunos puntos, gran
semejanza con la perspectiva que luego adopta el Che; mientras que, en otros
casos, existe entre ambos una notable diferencia.
Por ejemplo, el dirigente chino sostiene que
“La historia de todas las revoluciones ha probado que no era necesario tener
previamente desarrolladas las fuerzas productivas en su plenitud para poder
transformar las relaciones de producción envejecidas [...] Es necesario antes
que nada demoler la antigua superestructura por la revolución para que las
antiguas relaciones de producción puedan ser abolidas”. (Mao Tse Tung: Notas de
lectura sobre el Manual de Economía Política de la Unión Soviética. En Mao Tse
Tung: Escritos inéditos.
Buenos Aires, Ediciones Mundo
Nuevo, 1975.p.47). Una y otra vez, Mao se queja de que los soviéticos no toman
en cuenta la superestructura cuando analizan la transición al socialismo.
Poco tiempo antes, en 1958,
analizando uno de los últimos libros que Stalin escribiera.
Problemas económicos del
socialismo en la URSS (1954)-, Mao afirma lo siguiente: “Stalin sólo habla de
las relaciones de producción. No habla de la superestructura ni de las relaciones
entre ésta y la base económica. [...] Todo ello concierne a la superestructura,
es decir a la ideología. Stalin habla únicamente de economía, no aborda la
política”. (Mao: Obra citada, p.12). Igualmente, sostiene: “Stalin sólo destaca
la tecnología y los cuadros técnicos. No quiere sino la técnica y los cuadros.
Ignora la política y las masas”.
¿Conocía el Che estos comentarios
de Mao al Manual soviético y al libro de Stalin? Cabe aclarar que estos
comentarios aparecieron editados por primera vez en China –en idioma chino— en
1967 y en 1969 en las Mao Tse Tung Sovhsiang wansui [Viva el pensamiento de Mao
Tse Tung]. En Argentina recién se editaron –en español- en 1975.
Como es bien sabido, para
entonces el Che ya había sido asesinado en Bolivia. Aunque es muy probable que,
aun sin haber leído estos comentarios, al haber viajado a China durante la primera
mitad de la década del ’60 como representante del gobierno cubano y de Fidel Castro,
Guevara haya podido conocer ese tipo de posiciones.
Los haya leído o no, a un lector
mínimamente informado no puede pasársele por alto que este mismo tipo de
análisis de Mao Tse Tung es el que plantea el Che cuando en Cuba les responde a
los partidarios del “cálculo económico” y el “socialismo con mercado” que no
hay que esperar a tener el mayor desarrollo de las fuerzas productivas para
recién allí cambiar las relaciones de producción.
Desde el poder
revolucionario, desde la política y desde la cultura
comunista que promueve la
creación de un hombre nuevo se puede acelerar la transformación de las
relaciones de producción, aunque la revolución cubana todavía no haya podido desarrollar
una tecnología de punta y una industria pesada propia.
Hasta allí las notables
coincidencias del Che Guevara con el punto de vista de Mao Tse Tung y los
dirigentes chinos en la crítica del Manual. Ahora bien, el Che se diferencia y se
distancia completamente del punto de vista maoísta cuando, en su análisis del
libro de Stalin, Mao sostiene que: “No hace falta suprimir de golpe la
circulación de mercancías, la forma mercantil ni la ley del valor, aunque ellas
pertenezcan también a la burguesía [...]
Hemos recurrido al intercambio de
mercancías y a la ley del valor como instrumento para facilitar el desarrollo
de la producción y el pasaje al comunismo” (Mao: Obra citada, p.13.). En el
mismo sentido Mao continúa: “La producción mercantil no es un fenómeno aislado.
Todo depende de aquello a lo que ella esté asociado: al capitalismo o al
socialismo.
Si está ligada al capitalismo es
entonces una producción mercantil capitalista. Si está ligada al socialismo, es
entonces una producción mercantil socialista”. La posición de Mao no deja lugar
a dudas. Comentando el Manual, el dirigente chino señala: “Es bueno considerar
la ley del valor como instrumento par al trabajo de planificación. Pero no es
preciso convertirla en la base principal de la planificación” (Mao: Obra
citada, p.82).
Esta posición, que Mao adopta
explícitamente del pensamiento económico de Stalin (para oponerlo a Jruchov),
sostiene que entre la ley del valor y la planificación no existe contradicción
alguna. Es más, según este punto de vista de Stalin y Mao, la planificación socialista
puede convivir y hasta valerse de la ley del valor y del mercado para su cumplimiento.
En el debate cubano de 1963 y 1964, semejante propuesta fue defendida por el dirigente
político cubano Carlos Rafael Rodríguez y por el profesor de economía francés Charles
Bettelheim. Durante esa polémica, el Che dedicó varios artículos a cuestionar
ese punto de vista.
Según el Sistema Presupuestario
de Financiamiento (SPF), defendido por el Che Guevara desde el Ministerio de
Industria, la ley del valor y la planificación socialista son dos términos
contradictorios. Es erróneo pensar que uno se puede valer del otro o que uno se cumple a partir del otro. Guevara opinaba que la supervivencia de la
ley del valor en la transición al socialismo o tendía a ser superada por la
planificación socialista o...se volvía al capitalismo (como finalmente le
ocurrió a la URSS). Concretamente, el Che planteaba que: “Negamos la
posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia de
un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre productores
y consumidores [...] La ley del valor y el plan son dos términos ligados por
una contradicción” (Che Guevara: “Sobre el Sistema Presupuestario de
Financiamiento [febrero de 1964]. En Che Guevara El socialismo y el hombre
nuevo. Obra citada. p.287).
En una de las discusiones del
Ministerio de Industria, Guevara fue más terminante todavía. Alberto Mora –otro
de los participantes de la polémica de 1963 y 1964, con posiciones diversas a
las del Che— había sostenido que: “Una vez elegida la vía de la dirección
centralizada de la economía, falta ver si es posible recorrerla con métodos
exclusivamente administrativos, o si alguna vez será necesario recurrir a
métodos indirectos, aun a la ley del valor, al problema de los precios, o a
mecanismos utilizados por el capitalismo”. En total discrepancia, el Che
Guevara le respondió a Mora: “No estoy de acuerdo con Alberto [Mora] sobre el
problema del método indirecto. El método indirecto por excelencia es la ley del
valor. Y para mí la ley del valor equivale a capitalismo”
(Alberto Mora y Che Guevara: “El
plan y el hombre”. En El socialismo y el hombre nuevo.
Obra citada. p. 74 y 75).
El Che se tomaba bien en serio la
advertencia metodológica que Marx plantea en El Capital cuando dice que “la
mercancía es la célula básica de la sociedad capitalista”. Si sobrevive durante
la transición socialista e, incluso, si es alentada a que crezca en nombre del “socialismo
mercantil”, a largo plazo eso conlleva darle un nuevo impulso al capitalismo
que, como el ave Fénix, renace de sus cenizas, aunque haya sido políticamente
derrocado mediante la toma del poder por los revolucionarios. Por lo tanto, el
conjunto de la polémica del Che contra los partidarios del “cálculo económico”
está dirigida a cuestionar esta posición central de Stalin y de Mao. Esta
posición económica es también política, como Guevara nunca deja de aclarar en
sus artículos polémicos.
La mirada crítica del Che a esta
supuesta “superviviencia de la ley del valor” y del mercado durante la
transición socialista, la prolonga más allá del cuestionamiento de la afirmación
de Stalin y Mao. La “herejía” del Che va más lejos y más atrás todavía. Llega a
cuestionar incluso la Nueva Política Económica (NEP) que el propio Lenin
planteó en 1921.
La NEP consistió, después del
primer período de la revolución bolchevique conocido como “comunismo de
guerra”, en la supresión de las requisiciones agrícolas y el otorgamiento de
legalidad a la manufactura y el comercio privados. A partir de la NEP, los campesinos
soviéticos podían vender libremente sus productos a los comerciantes privados o
llevarlos al mercado directamente, sujetos tan sólo a un impuesto en especie.
Evidentemente la NEP era un paso atrás muy importante para el proyecto
socialista. Lenin lo dio no porque creyera que ese era “el camino estratégico
hacia el comunismo”, sino debido a la debilidad de la revolución después de
años de guerra civil e intervención extranjera. Fue un producto de la necesidad
(aunque muchos socialistas mercantiles luego hicieron de ella una virtud).
Respondió a una desfavorable
relación política de fuerzas. En la Rusia bolchevique, fue Nicolás Bujarin
quien intentó legitimarla teóricamente como un camino estratégico. En estas
notas de Praga, lejos de celebrar la supervivencia de la ley del valor y el mercado
dentro del socialismo como un camino estratégico, el Che critica duramente a la
NEP. Puntualmente, sostiene que ella “constituye uno de los pasos atrás más
grandes dados por la URSS”, a lo que más adelante agrega: “así quedó
constituido el gran caballo de Troya NOTAS (INÉDITAS) DE ERNESTO CHE GUEVARA Universidad
Popular Madres de Plaza de Mayo -6 - del socialismo: el interés material
directo como palanca económica”. Este tipo de análisis prolonga
retrospectivamente su posición de 1963 y 1964 en el debate con Bettelheim, Mora
y Carlos Rafael Rodríguez.
En 1964, en la ya mencionada
reunión –taquigrafiada- del Ministerio de Industria, el Che había afirmado:
“Puesto que una empresa que funciona sobre la base de la demanda del público y
mide su ganancia y su criterio de gestión con relación a eso no es ni un
secreto ni una rareza; es el proceder del capitalismo [...] Esto está sucediendo
en algunas empresas de la Unión Soviética; son algunas experiencias
particulares y no pretendo de ninguna manera probar con esto que en la Unión
Soviética exista el capitalismo. Quiero decir simplemente que estamos en
presencia de algunos fenómenos que se producen porque existe crisis de teoría,
y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia de Marx y
porque allí se basan solamente en una parte del trabajo de Lenin. El Lenin de
los años ’20 es tan solo una pequeña parte de Lenin [...] Es un hecho que entre
el Lenin del Estado y la revolución y de El imperialismo, etapa superior del
capitalismo y el Lenin de la NEP hay un abismo”. Más adelante el Che agregaba
su particular interpretación de la NEP: “En la actualdiad [1964] se considera
sobre todo a este último período, admitiendo como verdad cosas que teóricamente
no son ciertas, que fueron impuestas por la práctica”. Guevara terminó su
intervención en esa reunión señalando: “Lenin, entre otras cosas –y perdónenme si
me repito, porque lo he dicho muchas veces y tal vez hasta en este mismo lugar-
más que un revolucionario, más que un filósofo, es un político, y los políticos
deben hacer concesiones. De todos modos, sea lo que sea, en algún momento debe
decir cosas que no corresponden a su pensamiento”.
La crítica del Che a la NEP y a
la canonización posterior que se hizo de aquella fase de la revolución rusa
–congelando a Lenin como un vulgar apologista del mercado- coincide en
muchísimos aspectos con la crítica que en 1925 y 1926 expresó el economista
soviético Eugenio Preobrazhensky en su libro La nueva economía. Preobrazhensky
comenzó trabajando junto con Nicolás Bujarin, pero una aguda polémica teórica
los enfrentó más tarde entre sí. Luego de muchas idas y venidas y de haber militado
entusiastamente junto a León Trotsky en la Oposición de Izquierda,
Preobrazhensky terminó fusilado por el stalinismo en 1937.
Ya en 1921, en la conferencia del
Partido Comunista, Preobrazhensky había expuesto sus críticas a la NEP,
alertando sobre el peligro que implicaba para la revolución socialista el “juego
del mercado” y el aliento a los campesinos ricos en detrimento del campesino
pobre.
Gran parte de su reflexión giraba
en torno a las relaciones contradictorias entre el sector privado de la
economía soviética y la industria socializada. De la misma forma que hiciera el
Che Guevara en el seno de la revolución cubana, Preobrazhensky sostenía que la
NEP derivaría en una estructura dualista: industria y bancos públicos,
agricultura privada. En ese marco, sostenía, se daría una lucha entre el
mercado y la planificación llevada a cabo por el nuevo Estado soviético. Según
su opinión, este último debería transferir al sector público y socializado lo
esencial de la sobreproducción social, todavía agrícola. De igual forma que como
apuntará el Che años más tarde, y a diferencia de las opiniones de Stalin, Mao
Tse Tung y Charles Bettelheim, Preobrazhensky planteará la relación entre el
mercado y el plan como una contradicción estratégica.
¿Había leído el Che Guevara a
Preobrazhensky cuando redactó las notas de Praga? No lo sabemos. Su libro La
nueva economía recién se publicará en Cuba en 1968 (en el N°22 de ese año, en
la revista cubana Pensamiento Crítico, Hugo Azcuy realiza una reseña elogiosa del
mismo). En México, también se publicará, pero todavía más tarde, en 1971.
Quizás el.../...pesar de que no aparece citado
explícitamente en sus libros y artículos, según el testimonio del militante
peruano Ricardo Napurí –que trabajó junto al Che durante los primeros tiempos de
la revolución en Cuba, preparando contactos con otros sectores revolucionarios sudamericanos,
peruanos y argentinos- Guevara habría leído La revolución permanente(1930) de
León Trotsky en 1960. El mismo Napurí le habría acercado este libro al Che y, a
los pocos días, habrían mantenido un diálogo sobre el texto ya leído por
Guevara.
De cualquier forma, tampoco se
agotan allí las posibles fuentes de la crítica guevarista al etapismo. Ya
durante los años 20, más precisamente en 1928, José Carlos Mariátegui había planteado
que: “La revolución latino-americana, será nada más y nada menos que una etapa,
una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revolución
socialista.
A esta palabra, agregad, según
los casos, todos los adjetivos que queráis: «antimperialista», «agrarista»,
«nacionalista-revolucionaria». El socialismo los supone, los antecede, los
abarca a todos” (José Carlos Mariátegui: “Aniversario y balance”. Editorial de
Amauta N°17,año II,Lima, septiembre de 1928). Es seguro que el Che conocía a
Mariátegui, tanto por su primera compañera Hilda Gadea (peruana) como por haber
mantenido amistad con el médico comunista peruano Hugo Pesce, delegado de Mariátegui
a la primera Conferencia Comunista Sudamericana de 1929.
La “herejía” del Che no termina
tampoco en su crítica del etapismo. Guevara también cuestiona en estas
apretadas líneas de Praga el recurrente hábito del marxismo ortodoxo –repetido
en todos los manuales “científicos” de la URSS, no sólo en los de economía- que
consiste en atribuirle a fenómenos históricos producto de condiciones y
circunstancias coyunturales, el carácter de... “ley”. Esta polémica aseveración
de Guevara, ¿no tiene consecuencias a la hora de comprender el conjunto de la
concepción materialista de la historia? Creemos que sí. Pretender legitimar
posiciones políticas coyunturales –como las de la NEP- en nombre de las temidas
“leyes de la dialéctica” o “las leyes de la economía” constituye uno de los
recursos metafísicos más dañinos que ha sufrido el marxismo latinoamericano a
lo largo de toda su historia.
Vinculando el problema de la
planificación (eje del debate de 1963-1964), con su marxismo humanista, Guevara
vuelve a repetir sus opiniones críticas del “socialismo mercantil”, siempre
rebosante de fetichismo y cosificación. Allí define entonces la planificación
como “la posibilidad de dirigir cosas, de quitarle al hombre su condición de cosa
económica”.
En consonancia con esta
concepción, como en todos sus escritos anteriores, Ernesto Guevara vuelve a
apelar a la conciencia y a la educación comunista, esos inmensos agujeros negros
del “socialismo real”. La educación comunista a la que aspira el Che, dirigida
a la construcción de una humanidad nueva, enfoca sus cañones contra el interés
material, ya que “apunta a que el individuo actúe de acuerdo a su deber social
y no a su barriga”.
Por último, debemos prestar
atención al modo en que Guevara discute con las concepciones más catastrofistas
del marxismo. Según éstas, la caída del capitalismo y de su prolongación
contemporánea, el imperialismo, es inevitable. La fuente de donde se extraen a menudo
este tipo de análisis proviene de la ley que Marx expone en el Tomo III de El
Capital acerca de la caída decreciente de la tasa de ganancia. Frente a este
tipo de lecturas deterministas, que aplican mecánicamente esta ley, el Che
sostiene: “Los monopolios la contrarrestan a costa de los países dependientes”.
No hay catastrofismo economicista. La ley tiene sus elementos de
contratendencia. Guevara agrega: “El imperialismo tiene aún gran vitalidad”.
¿Cuáles son las consecuencias políticas de este análisis? Pues que el
imperialismo no se cae jamás solo..., ¡hay que derrumbarlo!.
En momentos como los actuales,
cuando algunas corrientes del movimiento mundial de lucha y resistencia contra
la globalización capitalista apelan a un “capitalismo más humano”, a un
“mercado solidario y no tan salvaje” o a una “globalización más racional”, la lectura
de las notas críticas del Che Guevara se torna inaplazable.
Las rebeliones y las revoluciones
del futuro no se podrán dar el lujo de prescindir o desconocer estas
reflexiones.
[FIN DE NOTA INTRODUCTORIA de la
Cátedra Ernesto Che Guevara de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo]
NECESIDAD DE ESTE LIBRO
Desde la aparición de El Capital,
los revolucionarios del mundo tuvieron un monumento teórico que esclarecía los
mecanismos del sistema capitalista, la lógica interna de su irremediable
desaparición.
Durante muchos decenios fue la
enciclopedia donde se bebía el material teórico indispensable a las nuevas
generaciones de luchadores. Aún hoy el material no se ha agotado y maravilla la
claridad y profundidad de juicio de los fundadores del materialismo dialéctico.
Sin conocer El Capital no se es economista en el pleno y honroso sentido de la
palabra.
No obstante, la vida siguió su
curso y algunas de las afirmaciones de Marx y Engels no fueron sancionadas por
la práctica, sobre todo, el lapso previsto para la transformación de la sociedad
resultaba corto. La visión de los genios científicos se nublaba ante la
perentoria ilusión de los revolucionarios exaltados. Con todo, las conmociones
sociales aumentaron en profundidad y extensión, y los conflictos provocados por
el reparto del mundo entre las naciones imperialistas dieron origen a la
primera guerra mundial y a la Revolución de Octubre.
A Lenin, Jefe de esta Revolución,
le corresponde también el mérito histórico de haber dilucidado el carácter que
tomaba el capitalismo bajo su nueva forma imperialista y enunciado el ritmo
desigual que asume el desarrollo en la sociedad como en toda la naturaleza por
otra parte-, previendo la posibilidad de romper la cadena imperialista en su
eslabón más débil y convirtiéndola en hechos.
La enorme cantidad de escritos que
dejara a su muerte constituyeron el complemento indispensable a la obra de los
fundadores. Luego el manantial se debilitó y sólo quedaron en pie algunas obras
aisladas de Stalin y ciertos escritos de Mao Tse Tung como testigos del inmenso
poder creador del marxismo.
En sus últimos años, Stalin temió
los resultados de esa carencia teórica y ordenó la redacción de un manual que
fuera asequible a las masas y tratara los temas de la economía política hasta
nuestros días.
Ese manual ha sido traducido a
las principales lenguas del mundo y se han hecho de él varias ediciones,
sufriendo cambios pronunciados en su estructura y orientación, a medida que se producían
cambios en la URSS.
Al comenzar un estudio crítico
del mismo, encontramos tal cantidad de conceptos reñidos con nuestra manera de
pensar que decidimos comenzar esta empresa -el libro que expresara nuestros
puntos de vista- con el mayor rigor científico posible y con la máxima
honestidad.
Cualidad imprescindible esta
última, porque el estudio sereno de la teoría marxista y de los hechos
recientes nos colocan en críticos de la URSS, posición que se ha convertido en
oficio de muchos oportunistas que lanzan dardos desde la extrema izquierda para
beneficio de la reacción.
Nos hemos hecho el firme propósito
de no ocultar una sola opinión por motivos tácticos, pero al mismo tiempo,
sacar conclusiones que por su rigor lógico y altura de miras ayuden a resolver
problemas y no contribuyan sólo a plantear interrogantes sin solución.
Creemos importante la tarea porque
la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por
peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin, ha
sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere
sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la
vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas
pero cuyos resultados finales son incalculables.
En el curso de nuestra práctica y
de nuestra investigación teórica llegamos a descubrir un gran culpable con
nombre y apellido: Vladimir Ilich Lenin.
Tal es la magnitud de nuestra
osadía. Pero quien tenga la paciencia de llegar hasta los últimos capítulos de
esta obra, podrá apreciar el respeto y la admiración que sentimos hacia ese "culpable"
y hacia los móviles revolucionarios de los actos cuyos resultados últimos asombrarían
hoy a su realizador.
Se sabe desde viejo que es el ser
social el que determina la conciencia y se conoce el papel de la
superestructura; ahora asistimos a un fenómeno interesante, que no pretendemos
haber descubierto pero sobre cuya importancia tratamos de profundizar: la
interrelación de la estructura y la superestructura. Nuestra tesis es que los
cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP)
han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda
esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: La superestructura capitallsta
fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los
conflktos provocados por la hibridación que significó la NEP se están
resolviendo hoy a favor de la superestructura: Se está regresando al
capitalismo.
Pero no queremos anticipar en
estas notas prologales sino la medida de nuestra herejía; tomémonos el tiempo y
el espacio necesario para tratar de argumentarla en extenso.
Otra característica tiene esta
obra: es un grito dado desde el subdesarrollo. Hasta el momento actual, las
revoluciones de tendencia socialista se habían producido en países sumamente atrasados
-asolados por la guerra, además- o en países de relativo desarrollo industrial (Checoslovaquia,
parte oriental de Alemania) o en países continente. Y todos formando una unidad
geográfica.
Hasta ahora, no había iniciado la
aventura socialista ningún pequeño país aislado, sin posibilidad de grandes
mercados ni de un rápido aprovechamiento de la división internacional del
trabajo, pero, al mismo tiempo, con un estándar de vida relativamente elevado.
Los errores, las embestidas ciegas, también tendrán lugar, como historia útil,
en estas páginas; pero lo más importante son nuestras razones, razones que
identificamos con las de los países de escaso desarrollo, en su conjunto,
motivo por el cual pretendemos darle valor de cierta universalidad a nuestros
planteamientos.
Muchos sentirán sincera extrañeza
ante este cúmulo de razones nuevas y diferentes, otros se sentirán heridos y
habrá quienes verán en todo el libro sólo una rabiosa posición anticomunista
disfrazada de argumentación teórica. Pero muchos, lo esperamos sinceramente,
sentirán el hálito de nuevas ideas y verán expresadas sus razones, hasta ahora inconexas,
inorgánicas, en un todo más o menos vertebrado donde se tratan los fundamentales
aspectos del sistema, para terminar con las personalidades del socialismo. Las
personalidades a estudiar son: Lenin, Stalin, Mao, Kruschov, Tito y Fidel. A
partir del índice, el Che comienza con las notas sobre el libro, las que
titula: "Preguntas sobre la enseñanza de un libro famoso (Manual de Economía
Política, Academia de Ciencias de la URSS)".
Han pasado más de treinta años
desde que el Che escribió el Plan Tentativo del índice para el contenido del
libro. Muchas cosas han sucedido desde aquella fecha hasta hoy. Entre las más trágicas
se encuentran; la propia muerte del Che, el derrumbe del campo socialista, tal
como él lo pronosticara, y la existencia de un mundo unipolar en medio de una
época de globalización capitalista neoliberal que ni el propio Che pudo
predecir.
Este conjunto de hechos que han
cambiado la faz del mundo en detrimento de los países pobres de la tierra ha
estado acompañado de otros acontecimientos trascendentales como el de la supervivencia
de la Revolución Cubana, convertida ahora, como nunca antes, en la primera
trinchera del socialismo a 90 millas del imperio más poderoso de la historia de
la humanidad. Continúan defendiendo las banderas del socialismo, aunque con
cambios importantes en su táctica y estrategia, países como la República
Popular China, Corea del Norte y la República de Vietnam.
Todas estas nuevas realidades y
muchas otras consideraciones en relación con los fenómenos ocurridos en los
países socialistas de Europa y en el mundo en general, tendrían que ser
tratados a
la hora de abordar un estudio de
la economía política del socialismo como aspiraba y sugería el Che que se
llevara a cabo. Ese acucioso estudio tendría que ser la obra de un colectivo de
trabajo con la formación científica suficiente como para no
"vulgarizar" las sugerencias y las expectativas enunciadas por el Che
en el Plan Tentativo y en sus notas sobre el Manual de Economía Política.
Muchos se preguntarán por qué los
encargados por el Che de realizar esta tarea, aunque sea "a manera de
ejercicio", como me decía en la carta que me enviara desde Praga, no fuimos
capaces de por lo menos comenzarla durante todos los años transcurridos desde
su asesinato en Bolivia hasta la fecha. Quizás lo más honrado es responder que
no existen justificaciones creíbles, pero la realidad ha sido, por lo menos en
mi caso personal, que llevado por las propias enseñanzas del Che, no me consideraba
con la preparación científica necesaria como para emprender la gigantesca tarea
por él encomendada. En segundo término, aunque hubiese podido ayudar en la
dirección o coordinación del proyecto, opté por tomar una decisión después de
la muerte del Che.
En tal caso la decisión fue
tomada ante dos alternativas posibles: la de continuar cumpliendo con el deber
social en el trabajo que se me había asignado por la Revolución o solicitar que
se me liberara de mis obligaciones corrientes para dedicarme por entero a
colaborar en la elaboración del libro.
Tomé la primera decisión, junto a
la de dedicarme varios años a los estudios de economía, mediante un sistema
intensivo que sólo fue posible realizar gracias a las oportunidades que me
brindó la Revolución y a un incuestionable esfuerzo personal, combinado con el
trabajo diario, que me permitió cumplir con la meta que me había impuesto. Casi
inmediatamente después de culminar dichos estudios fui designado director de
una de las empresas marítimas más complejas del país, que me ocupó durante ocho
años, periodo durante el cual no podía ni pensar en ocuparme del proyecto del libro.
Terminada la labor en la referida
empresa, pasé a desarrollar la función de asesor del Ministro de Transporte de
Cuba, tarea que empezaba a cumplir cuando se produjo el gran descalabro del
campo socialista. A partir de ese momento hasta hace tres años me parecía que
si el Che viviera no me hubiese perdonado que me dedicara al libro, sobre todo
a principios del Período Especial que ha vivido y aún vive mi país en la
actualidad.
Siempre he pensado, y así lo he
dicho públicamente, que si el Che estuviera vivo y en Cuba en estos momentos,
estuviera dedicando todo su esfuerzo e inteligencia para sacar al país del ya
prolongado Período Especial a que ha estado sometido y que tantos sufrimientos
ha ocasionado a nuestro heroico pueblo.
Hoy en día ya no soy el hombre
joven que conoció el Che, ni el hombre maduro de cuando terminé formalmente mis
estudios de economía en 1980. Hoy me encuentro además, entre los
"militantes" de la tercera edad, y como integrante de la
"gerontocracia" cubana continúo prestando mis añejos servicios a la
obra de la Revolución. Durante los últimos tres años he robado horas al
descanso para escribir este modesto libro, que en mi opinión recoge en gran
parte las reflexiones del Che sobre el tema de la economía política. Aunque no
es exactamente el libro indicado por el Che, considero un deber social haberlo escrito.
Creo que el Che lo hubiese aprobado, no como un homenaje a él, sino como una
necesidad para los jóvenes cubanos de ahora y del futuro. Sería absurdo pensar
que el libro fuera a satisfacer inquietudes literarias de importancia, pero de
lo que sí estoy seguro es que presenta con objetividad una parte fundamental de
la vida del Guerrillero Heroico durante la difícil batalla que supo librar
junto a Fidel y a sus compañeros por la edificación del socialismo en esta pequeña
isla del Caribe. Aquello que él llamó "lo más puro de mis esperanzas de
constructor".
Durante los años que me quedan,
estoy en disposición de trabajar en el libro sugerido por el Che, cuando estén
creadas las condiciones organizativas para ello, y en la medida que he
explicado anteriormente. Mientras tanto he considerado también un deber
anticipar estas brevísimas reflexiones a manera de apretada síntesis sobre la
futura obra que de seguro se culminará algún día, como todas las obras que
siempre se ha propuesto la Revolución Cubana.
Al abordar la síntesis del
contenido propuesto por el Che, lo primero que salta a la vista y que ya conocíamos
de antes, es la marcada intención del Comandante Guevara de poner de relieve la
gran calidad humana de Carlos Marx y Federico Engels. Es decir, resaltar el
humanismo marxista, que durante tantos años fue opacado, quizás debido, entre
otras cosas, al impacto que causó en el mundo la obra cumbre de El Capital, que
como decía el Che, había convertido a Marx en un "ídolo de piedra"
por el propio rigor científico-materialista de la obra escrita por el padre del
materialismo dialéctico. Ese toque de ternura del Guerrillero Heroico a la obra
humanista de los fundadores se expresa con mayor fuerza en la síntesis
biográfica que escribió para la parte introductoria del libro de Economía
Política.
Marx y Engels nacieron geográfica
y cronológicamente cercanos en Alemania. El primero el 5 de mayo de 1818 y el
segundo el 28 de noviembre de 1820. Esa casual cercanía los unió posteriormente,
a partir de un momento determinado, sellando una amistad tan entrañable que
sólo es concebible en dos seres humanos de la grandeza de aquellos dos gigantes
que dedicaron lo mejor de sus vidas al desarrollo científico del marxismo y a
sus luchas por la causa de la clase obrera.
Federico Engels siempre tuvo la
posibilidad de estar desprovisto de privaciones económicas y su gran
preocupación fue la de ayudar a subsistir a su gran amigo, acosado siempre por
la miseria y permanentemente dedicado a sus investigaciones científicas y a la organización
de la clase obrera.
Carlos Marx se unió en matrimonio
a una persona, que según resalta el Che, desempeñaría un importante papel en su
vida: Jenny de Westfalia. Fue una mujer que en sentido intelectual no hizo otra
cosa que ser una ciega enamorada de su marido y dedicarse con amor a servir de
copista de sus manuscritos. Jenny percibió el genio de Marx y se consagró a seguirlo,
renunciando a todos los sueños de las mujeres de su clase, ya que procedía de
una familia con holgada situación económica y de una tranquila posición social.
Varios de los hijos nacidos del matrimonio de Marx y Jenny murieron directa o
indirectamente debido a la miseria que vivieron durante varios años.
Antes de Marx dedicarse por
entero a su obra de El Capital, tanto él como Engels escribieron
numerosos e importantes trabajos,
que se intercambiaban con el más ferviente apego científico. Ya en Inglaterra,
Engels se radicó en Manchester como Representante de la fábrica de tejidos de
la que su padre era co-dueño y Marx quedó en Londres entregado a sus
investigaciones. La época de Londres fue una de las más negras
en la vida de Marx. Su amigo no ganaba entonces lo suficiente para ayudarlo
como quisiera y tenía que mantenerse, además, junto a Mary Burns, muchacha
irlandesa que fue compañera de Engels hasta su muerte.
La única entrada que tuvo Marx
durante aquella época eran sus artículos, que escribía para el New York Herald
Tribune y que en ocasiones no se los pagaban. Por estos años se produjo la
muerte de su hijo Edgar, que dejó las más amargas huellas tanto en él como en
su esposa. El Che destaca que Marx quiso a su mujer y sus hijos con cariño
ejemplar, pero debió anteponerles su obra revolucionaria, sufriendo de esa
manera la dolorosa realidad de tener dos amores tan excluyentes: su familia y
su amor al proletariado.
En 1861, Marx perdió su fuente de
ingreso en el New York Herald Tribune a causa de la guerra civil norteamericana.
Decidió volverse un "hombre práctico", y estuvo a punto de lograr un
empleo en una oficina ferroviaria, pero finalmente no pudo obtenerlo debido a
su mala caligrafía. En carta a Meyer en 1867 declara que estuvo rondando al
borde de la tumba y por ello tuvo que aprovechar todo momento que le fue
posible para poder terminar el trabajo al cual había sacrificado su salud, su felicidad
en la vida y su familia.
Luego expresaba que si él hubiera
resuelto ser un buey, podría desde luego dar la espalda a las agonías de la
humanidad y mirar por su propio pellejo. Pero confesaba que en ese caso se
hubiera considerado realmente impráctico si no hubiera terminado por completo
su libro, por lo menos en borrador. Ese mismo año Marx vio coronada parte de su
obra con la publicación del primer tomo de El Capital. Los restantes no fueron
publicados hasta después de su muerte. El Che señala que Marx no pudo terminar
de escribir todo su pensamiento económico, ya que faltaron partes enteras como
la del comercio exterior, que le hubiera permitido al menos atisbar el naciente
fenómeno imperialista.
Cada vez más enfermizo, aunque
libre de las preocupaciones económicas, gracias a Engels, vivió los últimos
años pasando por el sufrimiento de perder a sus dos Jennys, madre e hija, en
diciembre de 1881 y 1883 respectivamente. Carlos Marx moriría el 14 de mayo de
1883. Aquel ser humano, cuyo cariño se extendió al mundo entero, ha sido
desfigurado por la historia, según el Che, hasta convertirlo en un ídolo de
piedra. Para que su ejemplo sea más luminoso, es necesario rescatarlo y darle
su verdadera dimensión humana.
Engels continuó la obra de su
entrañable amigo y el 5 de agosto de 1895, a los 75 años, muere víctima de un
cáncer que lo hizo sufrir terriblemente. El Che señala, en la síntesis
biográfica, que como dato curioso, este pensador del socialismo científico,
materialista hasta la médula, tuvo un gesto romántico, al dejar en su
testamento instrucciones para que sus cenizas fueran arrojadas al Mar del
Norte, en un punto de la costa que gustaba frecuentar.
Al resumir muy brevemente lo que
el Che más destaca del humanismo marxista hay que convenir, que cuando él se
sensibiliza de tal forma con las penas de Marx, con la grandeza de la amistad revolucionaria
profesada por Engels, y hasta con la belleza romántica de los últimos
sentimientos del
más fiel continuador de Marx,
está demostrando, aunque de seguro no se lo propuso, que él por su propia
naturaleza, por su formación marxista, y por la voluntad que se ha forjado con
"delectación de artista" durante su vida, es otro ejemplo cimero de
humanismo revolucionario.
El Che conoció el sufrimiento
físico por motivos de su enfermedad. Sentía un gran amor por su familia y supo
anteponerle el que sentía por la causa del proletariado y por la de la
humanidad como un todo. El dolor físico lo acompañó en ocasión de sus heridas en
combate durante la guerra en Cuba y hasta sus últimos momentos en Bolivia,
cuando fue herido por el enemigo y luego vilmente asesinado por sus captores en
la pequeña escuela de la Higuera. Fue en definitiva, uno de los alumnos más
sobresalientes de Carlos Marx y Federico Engels y un paradigma a imitar por las
nuevas generaciones de luchadores revolucionarios en todo el mundo.
Por su vocación
cientifico-materialista, pasa de la síntesis biográfica de los precursores, a
la elaboración de sus notas sobre el Manual de Economía Política, con el fin de
continuar su obra de investigación sobre una etapa no estudiada por Marx y que
requiere de apremiantes aportes a la teoría del socialismo ante la nueva
realidad que se vive en el mundo. Ayudando a actualizar esa teoría, se
identifica con los que quieren lo mejor para la humanidad y no con los que
defienden mezquinos intereses de poder escudándose en el discurso dogmático
para inmovilizar a las masas en el enfrentamiento inevitable con el imperialismo.
En su análisis está implícita la crítica mordaz contra los apologistas y contra
todos aquellos que son proclives a la falta de iniciativa y creatividad dentro
del llamado socialismo real. Lo que está planteando es el verdadero enfoque
marxista en la teoría revolucionaria, sin concesiones de ningún tipo y haciendo
de la verdad su medio más efectivo frente a los enemigos abiertos o encubiertos
desde el punto de vista ideológico.
El Che descalifica de inicio a
todos los que piensen que puede estar actuando como un revisionista o como un crítico
injusto o resentido, por algunas razones, contra la URSS. Igualmente, pueden
existir otros que piensen que detrás de su calificativo de "gran
culpable" a Lenin, durante la última etapa que le tocó vivir durante la
época de la NEP, se esconde el hecho de culparlo de todos los errores desviacionistas
dentro del socialismo.
A través de las páginas de este
libro se ha podido probar todo lo contrario, y sobre todo cómo el Che durante
toda su etapa de trabajo en Cuba, acudió a Lenin reiteradamente para confirmar
la validez de gran parte de su prodigiosa obra y para alimentarse de esta en la
difícil pero hermosa tarea de la construcción del socialismo. Además de ser un
estudioso consecuente de la obra del gran genio que tomó el poder en Rusia y
luego fue capaz de iniciar la edificación de la sociedad soviética, el Che le insistía
a todos sus colaboradores que estudiaran la obra de Lenin como una necesidad
imperiosa para su formación económica y política.
De todos los libros de Lenin, el
que más nos recomendaba el Che que leyéramos fue el Estado y la Revolución. Por
otra parte, el Che fue siempre un permanente admirador de la URSS y de su
pueblo.
Cultivó amistades entrañables en
ese gran país, tanto en el campo científico como en otras actividades. Varios
de esos soviéticos han sufrido dolorosamente el derrumbe del socialismo en su país
y hoy siguen reconociendo las geniales proyecciones teóricas que el Che supo
anticipar en defensa de la pureza del sistema socialista.
En el prólogo del libro, el Che pronosticó los
sobresaltos que esperaban a la humanidad antes de su liberación definitiva, y
estaba convencido que tal liberación no llegaría sino a través de un radical
cambio de estrategia de las principales potencias socialistas. En el caso de la
Unión Soviética, el cambio de estrategia se produjo, pero desgraciadamente no a
favor de la liberación definitiva de la humanidad, sino a favor del retraso
histórico de la liberación de los pueblos, causando daños tan grandes que han
sido superiores a los que el Che alertara en 1965 que podían suceder de continuar
por los caminos trillados de los mecanismos capitalistas. En cambio, 1<
trayectoria de la Revolución Cubana después del derrumbe continuó siendo la
misma, profundizando en su concepción humanista y crítica, contrapuesta
abiertamente a la que fue una forma mecanicista y dogmática en la Unión
Soviética y otros países socialistas de Europa.
Al analizar las notas más
significativas del Che sobre el Manual de Economía Política de la Academia de
Ciencias de la URSS, como una de las bases para el libro ya mencionado,
iniciamos nuestras reflexiones sobre las mismas de la forma siguiente:
En el primer capítulo del manual,
dedicado al objeto de la economía política, cuando se tratan las fuerzas
productivas y las relaciones de producción, se afirma que:
"En las condiciones del
socialismo, rige la propiedad social sobre los medios de producción, bajo sus dos
formas: la propiedad estatal (de todo el pueblo) y la propiedad cooperativa
koljosiana. En este régimen no se conoce la explotación del hombre por el
hombre y los trabajadores producen para sí mismos, para su sociedad. Las
relaciones de producción, libres aquí de contradicciones antagónicas, se
caracterizan por ser relaciones de fraternal colaboración y mutua ayuda
socialista" Al Che le parece justa la primera parte de esta afirmación.
Para la segunda y última parte del párrafo recomienda: investigar en más
detalle lo que se dice. En primer lugar, en la prensa soviética de la época
aparecían denuncias acerca de la contratación por parte de los koljosianos y
sovjosianos de mano de obra para determinadas cosechas. De ser así, era
necesario un análisis más amplio donde se demostrara si era válido que en un
régimen socialista existiera ese tipo de contratación, aun cuando sucediera en
casos aislados. En cuanto a la eliminación de las contradicciones antagónicas, el
mayor el cuestionamiento del Che:
..la propiedad koljosiana choca
con el régimen establecido y hasta con la misma organización del koljós, ya que
el campesino trabaja para sí, tratará de restar trabajo a la colectividad en su
provecho. Frente a esa afirmaciones, existían las de Lenin que aseguraba que el
campesinado generaba capitalismo.
El Che siempre tuvo el mismo
criterio, aunque consideraba que en la primera etapa del período de transición
al socialismo se debía dar un tratamiento especial al campesino, no sólo por el
papel que
desempeñaría en la etapa de
liberación, sino por el que debía desempeñar en el futuro en alianza con la
clase obrera.
En el mismo capítulo, al
referirse al método de la economía política, el manual expresa que:
"Cada régimen económico
despliega ante nosotros un cuadro contradictorio y complejo. La investigación
científica es la encargada de descubrir debajo de la experiencia externa de los
fenómenos económicos, mediante el análisis teórico, los procesos profundos, los
rasgos económicos fundamentales que expresan la esencia de las relaciones de
producción de que se trata, abstrayéndose y prescindiendo de los rasgos
secundarios.
"Fruto de este análisis
científico son las categorías económicas, es decir, los conceptos que expresan
teóricamente las relaciones reales de producción de una formación social dada,
tales como, por ejemplo, los de mercancía, dinero, cálculo económico, precio de
costo, día de trabajo, etcétera."
El Che llama la atención sobre el
hecho de que:
...entre las categorías
económicas, junto a las importantes del capitalismo y otras definiciones, como
el día de trabajo, se introduce el cálculo económico.
Él nunca reconoció a este último
como una categoría económica propiamente, sino simplemente como un método de
administración. El Che recomienda: ...que se tenga en cuenta lo planteado en el
manual para examinar las razones en que se basan para insistir en tal definición.
Sugiere también ver otra serie de definiciones sobre el mismo término,
procedente de distintos países socialistas y que se observe su evolución. De la
evolución ya se puede hablar, porque lamentablemente han hablado los hechos. El
cálculo económico, junto a otros fenómenos, llevó a los países socialistas de Europa
al capitalismo, tal como el Che lo había previsto con su genial visión de
pensador marxista. Fidel, refiriéndose al genio visionario del Che, ha dicho
que contábamos con un "adivino" entre nosotros.
De todas formas, dentro
de la historiografía contemporánea aún no se ha estudiado con rigor científico
todo el conjunto de factores que llevaron al derrumbe del campo socialista.
Queda por tanto pendiente profundizar sobre la génesis y desarrollo del cálculo
económico como lo sugirió el Che. Estoy seguro que junto a ese análisis tendrán
que tenerse muy cuenta varios pronunciamientos de Fidel, que como auténtico y consecuente
continuador del marxismo, ha anticipado varios elementos adicionales que
llevaron al "desmerengamiento", como él le ha llamado varias veces al
derrumbe socialista europeo En el capítulo 3 del manual sobre la producción
mercantil, cuando se trata el doble carácter del trabajo materializado en la
mercancía, se dice que: "En la economía natural, los hombres no crean
productos para el cambio, sino para la satisfacción de sus propias necesidades,
lo que hace que el carácter social de su trabajo se manifieste directamente bajo
su forma concreta. Por ejemplo, cuando el señor feudal se apodera del producto
excedente de los campesinos siervos bajo la forma de la renta en trabajo o en
especie, se apropiaba directamente de su trabajo bajo la forma de prestaciones
personales o de determinados productos. El trabajo social, en estas condiciones,
no revestía la forma de trabajo abstracto."
Sobre esto, el Che plantea que:
En la forma como se expresa esta
categoría en el manual, al negarla en las relaciones feudales, con lo cual se
niega su carácter de mercancía, se la niega implícitamente en el socialismo,
donde el trabajo humano no adquiere forma de mercancía, y donde existe un poseedor
único de los medios de producción.
El Che agrega que esto hay que
tenerlo en cuenta cuando se trate en el libro el régimen socialista. Creo que
resulta útil recordar que él abordó una y mil veces este asunto en el
desarrollo del Sistema Presupuestario, y siempre negó la existencia de la
mercancía dentro del sector estatal del socialismo.
Insisto en que el gran avance
alcanzado por el Che en el estudio teórico de esta y otras categorías capitalistas,
lo llegaron a convencer de que el uso de ellas en el período de tránsito
creaban una situación hibridizante dentro del sistema socialista. Fue por eso
que en el Sistema Presupuestario se eliminó el término "venta de
mercancías" para calificar el intercambio dentro de las empresas que operaban
en el Sistema Presupuestario. A partir de entonces a ese intercambio se le
denominó oficialmente "entrega de productos" y a los departamentos
que antes se llamaban de Ventas, se les comenzó a llamar de Entrega de
Productos.
Los defensores del Cálculo
Económico argumentaban que las nuevas denominaciones introducidas por el Che
tenían un carácter formal y no de contenido a lo cual este respondía que las
palabras iban operando en la mente de la gente hasta convertirse en categorías
per se. Por un problema de "higiene mental" era importante para él ir
cambiando el lenguaje. El cambio de esas denominaciones fue abarcando otras
categorías, como se verá más adelante.
El Che no llegó a conocer una
corriente contemporánea defendida por varios autores actualmente, denominada la
"neurolingúistica", que fundamenta una tesis muy parecida, si no
igual, a la de él, aunque con un objetivo distinto. Esta corriente de
pensamiento, muy vinculada a los estudios actuales sobre los métodos
participativos y el liderazgo, plantea con todos los matices propios de la procedencia
de sus autores, que la expresión oral e incluso corporal, surge de la aptitud
interna del hombre, manifestándose luego por medio del lenguaje en las relaciones
entre los individuos, y por supuesto con los subordinados y con el trabajador.
Por último, en cuanto a la
mercancía, y su existencia o no dentro del sector estatal, vale la pena referirse
a lo expresado por uno de los más sobresaliente teóricos del capitalismo de la
actualidad, el mundialmente conocido Peter Drucker. Afirma este autor que ya
existen consorcios que no "venden" nada, sino que utilizan un
"precio de transferencia" dentro de las empresas del mismo consorcio
que es puro convencionalismo contable y que tanto tiene que ver con impuestos
como con costos de producción. La curiosidad reside en que todo esto es lo
mismo que planteaba el Che en el caso de los "consorcios"
socialistas, que eran las Empresas Consolidadas del Ministerio de Industrias,
donde bajo los principios del Sistema Presupuestario no había venta de mercancías
sino transferencia o entrega de productos entre esas empresas estatales, que
como ya se ha explicado anteriormente, la venta sólo existía cuando pasaba al
consumidor individual.
En este mismo capítulo, cuando se
trata sobre la Ley del Valor como la ley económica de la producción mercantil,
se dice: notadas afirmaciones de Soros
está la de decir que el sistema capitalista puede compararse con un imperio
cuya cobertura es más global que la de cualquier imperio anterior. Según él,
gobierna toda una civilización y, como en otros imperios, quienes están fuera
de sus murallas son considerados bárbaros. El sistema está viciado - continúa
afirmando Soros -, y la relación entre el centro y la periferia es
profundamente desigual.
El desarrollo de este fenómeno
eleva la relación entre países explotadores y explotados a nivel de una
contradicción insalvable por la vía capitalista. La brutalidad de la economía
neoliberal enriquece cada día más a los países explotadores, sin equidad en lo
interno y desigualdad total en relación con los países pobres. Las
consecuencias para el Tercer Mundo es sencillamente aterradora, con la única
trágica ventaja de que la contradicción es tan enconada, que más temprano que
tarde, encontrará su solución por la vía de la explosión social, como ha
señalado Fidel en varias ocasiones.
En el mismo capítulo 4 del manual
se plantea que:
"Los capitalistas se
esfuerzan siempre y en todas partes por reducir las condiciones materiales y culturales
de la vida del obrero al nivel más bajo; los obreros, por su parte, ofrecen
resistencia a estos intentos de los patronos y libran una lucha tenaz por la
elevación de su nivel de vida."
Frente a esta afirmación, el Che
anota que: La tendencia del imperialismo moderno es hacer participar a los
obreros en las migajas de su explotación a otros pueblos. Por otra parte, la
tendencia al aumento de la producción exige el aumento del consumo, que sólo se
logra de forma estable cuando más artículos pasan a constituir parte esencial
de la vida del obrero y por lo tanto, participan en la formación de su valor
como fuerza de trabajo: radio, televisión, cine, aparatos domésticos,
etcétera... este es un problema delicado que me parece Marx no trata con la
suficiente profundidad.
Aunque no podemos en una síntesis
abundar mucho sobre este tema, vale decir que después de muerto el Che, la
sociedad de consumo capitalista ha continuado su carrera desenfrenada agregando
a los artículos señalados por él los más extraños artilugios. Ante la
imposibilidad de contar con una demanda solvente inmediata para realizar todos
esos "productos", sobre la base del salario nominal pagado a los
trabajadores de la producción y los servicios, el capitalismo ha incrementado
de manera descomunal los sistemas de ventas a plazos, lo que trae como consecuencia
otro efecto tangencial para los trabajadores, como es el endeudamiento constante,
casi siempre con la garantía de pago, acreditada por su patrono capitalista.
Hasta un niño se daría cuenta que
esa doble atadura, primero con el comerciante que le vendió el artículo y luego
con su patrono que le sirvió de garante del crédito, neutraliza en buena medida
la lucha de la clase obrera tanto en los países desarrollados como en la
"periferia". A esa demanda artificial, creada por los capitalistas,
se agrega el fenómeno del efecto imitación de las capas más pobres, quienes
siempre tratan de adquirir los artículos que son previamente adquiridos por los
ricos y de lo cual éstos hacen visible ostentación. Es lo que algunos sociólogos
que han estudiado este fenómeno en Chile actualmente lo asocian a lo que llaman
la sociedad "autista".
Al pasar al capítulo 5 del manual
nos encontramos que cuando se analiza el tema de la socialización capitalista
del trabajo y la producción y los límites al empleo de las máquinas bajo el
capitalismo, se afirma:
"A la par con las
contradicciones del sistema, a medida que progresa la técnica y el capital
socializa el trabajo, aumenta la cohesión de la clase obrera y crecen su
organización y su grado de conciencia."
La nota del Che sobre esta
afirmación del manual es tan completa que no requiere comentario. Para él lo
que se dice en el texto: está dentro del marxismo ortodoxo en la forma, pero
choca con la El Che responde a esta afirmación reconociendo que básicamente es
cierta; pero agrega que:
Eso también agudiza las
diferencias entre todos los países industrializados y los dependientes, de
manera que el intercambio de productos manufacturados por agrícolas o mineros
sin procesar, teniendo como base los precios del mercado mundial capitalista, aumentan
las diferencias exactamente igual que si se tratara de dos fábricas de la misma
producción con diferente productividad en un país capitalista, sólo que la
competencia no hará aumentar o salir del mercado al más atrasado; las
condiciones se mantendrán, perpetuando el atraso de los países dependientes.
Al ver el análisis de las
inversiones extranjeras de los países capitalistas este nos puede mostrar cosas
muy interesantes sobre la penetración de capitales en países desarrollados.
Lo planteado por el Che se está
dando hoy fehacientemente en América Latina por medio de los Tratados de Libre
Comercio y en otras relaciones entre los Estados Unidos y países dependientes.
Y entre los Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea este es uno de los
problemas más candentes, sin excluir que también sucede entre países de la
propia Comunidad.
Entre las cosas interesantes señaladas
por el Che se podría mostrar hoy el caso de varias industrias japonesas que han
penetrado el mercado norteamericano. Son varias, pero solo voy a citar un ejemplo.
Los japoneses son hoy los dueños del mercado mundial de máquinas fax, siendo
los norteamericanos los que la inventaron y la produjeron primero. Los
norteamericanos vendían las máquinas al mayor precio que soportaba el mercado.
Los japoneses entraron en los Estados Unidos y, con una expectativa de tres
años para el aprendizaje, fijaron un precio 40 % más bajo. El resultado ha sido
que hasta hace muy poco sólo quedaba en ese país un pequeño fabricante cuyo
producto es de especialidad y fabricado en pequeñas cantidades.
En el capítulo 12 que estudia la
Renta y el desarrollo del capitalismo en la agricultura, al hablar de la agudización
de la oposición entre la ciudad y el campo, en el manual se afirma, tomando una
cita de Lenin, que: "La agricultura va, en su desarrollo, a la zaga de la
industria; es este un fenómeno peculiar a todos los países capitalistas y
constituye una de las causas más profundas de la ruptura de la proporcionalidad
entre las diversas ramas de la economía nacional, de la crisis y la
carestía."
El Che señala que este es: ...un
problema que debe estudiarse más a fondo y, particularmente, en los últimos
decenios.
El principio expuesto es justo,
pero no puede explicarse tan simplemente con vistas a la extraordinaria
superproducción agrícola de países como los Estados Unidos. La alianza entre latifundistas,
productores industriales y bancarios puede haber variado el panorama en cuanto
al atraso técnico de la agricultura.
El pensamiento abarcador del Che
resulta sorprendente cuando uno se lee notas como esta. En los últimos cinco
años se han concluido estudios muy serios sobre la alianza que él señala y que
puede haber variado el atraso técnico de la agricultura. La Comisión Económica
para América Latina (CEPAL) publicó recientemente en forma de libro uno de
estos estudios sobre el desarrollo de la agricultura en distintos países del
área.
Una de las cosas que más me llamó
la atención al leer ese estudio, fue la variedad de esquemas que existen como
resultado de la alianza entre productores, financistas, empresas exportadoras
de productos agrícolas, organizaciones bancarias, institutos de investigación,
etc., y todo encaminado a la tecnificación de la agricultura con el fin de
lograr competir internacionalmente. Si estas alianzas han cambiado el panorama
del atraso técnico en varios países, lo confirman las crecientes exportaciones
de países como Chile, que comercializa productos agrícolas frescos en Japón, o
Costa Rica que exporta flores y otros productos a diversas regiones del mundo.
Bueno es aclarar que las mejoras
técnicas latinoamericanas en algunos países no han resuelto el grave problema
alimentario en la mayoría de ellos. Ese fenómeno se mantiene muy asociado a las
desigualdades en la distribución del ingreso, aunque se hayan mantenido o
incrementado las exportaciones de los productos agrícolas a precios
competitivos en el mercado internacional.
En el capítulo 14 sobre las
crisis económicas, cuando en el manual se trata este tema y sobre la agudización
de las contradicciones del capitalismo, se declara que: "Las crisis son el
más palpable exponente de que las fuerzas productivas creadas por el
capitalismo han rebasado los marcos de las relaciones burguesas de producción,
por lo que estas últimas se convierten en un freno para el desarrollo ulterior
de las fuerzas productivas."
El Che expone que: No es posible
hacer una afirmación de este tipo o historiar las crisis desde hace 200 años.
Por otra parte, hay crisis de crecimiento que conducen a la concentración
monopolista de los capitales. El problema es que la significación de las crisis
no fue convenientemente estudiada por Marx, y se ha seguido con las
generalizaciones expuestas por él.
En el capítulo 15 sobre el del
capitalismo monopolista o imperialismo, en el apartado de la ley económica
fundamental del capitalismo en el período del imperialismo, el texto aludido
plantea:
"Las mercancías producidas
por los monopolios se venden, no a los precios de producción sino a precios más
altos, a precios de monopolio. El precio de monopolio es superior al precio de producción
y, por regí general, excede al valor de las mercancías. Así, pues, bajo el
imperialismo y a base de la dominación de los monopolios, rige la ley de la alta
ganancia monopolista, como expresión y desarrollo de la ley económica
fundamental del capitalismo."
El Che responde que: Si los
monopolios tienen el dominio de la mayor parte de la producción de un país,
lógicamente se repartirán la nueva ganancia media, que será más alta, en
detrimento de los retrasados. Esto contradice la tesis de Marx sobre la tasa decreciente
de ganancia. Una vez más, al fenómeno hay que buscarle su explicación en los
niveles de vida subhumanos de los países dependientes que contribuyen con su
cuota a las superganancias de los monopolios.
Este asunto fue muy discutido en
el seminario de economía política al que asistimos con el Che. Por supuesto que
situar el problema en contradicción con el expuesto por Marx no era de ningún
agrado para la ortodoxia marxista de aquellos tiempos. Aun así el Che nunca se
dio por vencido frente a los argumentos que se presentaban en contra de su
tesis. Lo que más aceptó fue que se estudiara más el asunto hasta ver si
llegaba a convencerlo. Al hacer las notas en 1965 vuelve a hacer la misma recomendación,
demostrando su respeto ante la demostración científica que pudiera surgir
frente a cualquiera de sus inquietudes.
En el capítulo 17 sobre el
sistema colonial del imperialismo, cuando se trata de las colonias, como apéndices
que abastecen a las metrópolis de productos agrícolas y materias primas, se
considera que:
"Al desarrollarse en las
colonias una industria propia, crece la burguesía nacional que ocupa una
situación doble: de una parte, el yugo del imperialismo extranjero y de las
supervivencias feudales se interpone en su camino hacia la dominación económica
y política; pero de otro lado, comparte con los monopolios extranjeros la
explotación de la clase obrera y los campesinos. Por cuanto la lucha de liberación
nacional y de los pueblos d los países coloniales y dependientes tiende ante
todo a derrocar la dominación del imperialismo, a conquistar la independencia
nacional y a suprimir las.....los auténticos miserables de este
momento en la gran mayoría de los países. Son la fuerza revolucionaria.
Es interesante escuchar el
lenguaje del Che como un protagonista directo de la lucha de liberación, que
aunque en un escenario especifico como el cubano, recibió el apoyo campesino
como la fuerza principal desde los primeros momentos de la guerra, fuerza que
además se incorporó a la guerrilla corriendo la misma suerte de la vanguardia
revolucionaria dirigida por Fidel que sí estaba pertrechada con la ideología de
la clase obrera. También es interesante observar cómo un portador de esa
ideología puede elaborar su concepción teórica posteriormente con el aval de la
práctica revolucionaria llevada a cabo durante varios años, primero con las
armas de fuego contra el enemigo y luego con las armas ideológicas puestas en
función del otro objetivo supremo: la construcción del
socialismo.
El capítulo 17 del manual se
presta de nuevo a la polémica. Este trata del lugar histórico del imperialismo
y en su primer párrafo define dicho lugar en relación con el capitalismo en
general.
Utiliza la siguiente cita de
Lenin "El Imperialismo y la Escisión del Socialismo” "El imperialismo
es una fase histórica especial del capitalismo que tiene tres particularidades,
el imperialismo es:
1) capitalismo monopolista;
2) capitalismo parasitario o en
descomposición;
3) capitalismo agonizante."
Llegado este momento el Che asume
la vestimenta de médico guerrillero y alerta: Hay que tener cuidado con
afirmaciones como esta: "agonizante". tiene un significado claro en
el idioma; un hombre maduro ya no puede sufrir más cambios fisiológicos, pero
no está agonizante. El sistema capitalista llega a su madurez total con el
imperialismo, pero ni siquiera este ha aprovechado al máximo sus posibilidades en
el momento actual y todavía tiene gran vitalidad. Es más preciso decir
"maduro", o expresar que llega al límite de sus posibilidades de
desarrollo.
Después de escuchar el
"diagnóstico" del Che, cabría expresar en buen cubano: ¡Qué trabajo y
cuánta sangre está costando ver morir al capitalismo agonizante!
Seguimos en el mismo capítulo del
manual. Ahora el tema es el del imperialismo, como antesala de la revolución
socialista, y se repite:
"El movimiento de liberación
nacional de los pueblos de los países coloniales y dependientes contra el
colonialismo se funde cada vez más con la lucha revolucionaria de la clase
obrera de los países imperialistas contra el sistema de opresión del capitalismo."
El Che se ve obligado a fustigar
de nuevo y reafirma:
No. Los intereses de estas capas
son antagónicos en su supervivencia, e impiden una adecuada unión en la lucha.
En el mismo contexto y referido a la ley de la desigualdad del desarrollo
económico y político de los países capitalistas en el período del imperialismo,
y la posibilidad de triunfo del socialismo en un solo país, se dice: "Para
que ese triunfo se produzca, es necesario que exista un proletariado
revolucionario y su vanguardia unida en un partido político, y que en el país
haya un aliado serio de la clase obrera, representado por los campesinos, capaz
de seguir al proletariado en la lucha decisiva contra el imperialismo."
Acerca de esta afirmación, vuelve a hablar el protagonista de vanguardia. El
Che presenta su prueba: Los casos de China, Vietnam y Cuba ilustran lo
incorrecto de la tesis. En los dos primeros casos la participación del
proletariado fue nula o pobre, en Cuba no dirigió la lucha el partido de la
clase obrera, sino un movimiento policlasista que se radicalizó luego de la
toma del poder político.
Un ejemplo del policlasismo de
que habla el Che es el caso de los tres Comandantes de la Revolución, bien
conocidos por todos, Juan Almeida Bosque, Ramiro Valdéz Menéndez y Guillermo García
Frías: el primero, obrero de la construcción; el segundo, con una trayectoria
obrera que comenzó como carpintero, aprendiz en la empresa eléctrica de donde
lo expulsaron por sus ideas revolucionarias-, ayudante en una fundición y,
finalmente, camionero transportando caña; y el tercero, campesino de la Sierra
Maestra. El papel de los tres fue tan destacado en la lucha armada, que han
pasado a la historia como ejemplos de combatientes para las nuevas
generaciones. Ninguno de los tres han escrito en extenso sobre su propia
historia, llevados por su proverbial modestia. Si lo hicieran, seguramente
señalarían cientos de casos más. Han sido otros quienes, en justo reconocimiento
a su trayectoria, han hablado por ellos en más de una ocasión.
En el capítulo 18, al exponer la
crisis del sistema colonial del imperialismo, se vuelve con la afirmación
siguiente: "La clase obrera de las colonias es el combatiente más
consecuente en la lucha contra el imperialismo, capaz de agrupar, en torno suyo
a las masas de muchos millones de campesinos y a amplias capas de trabajadores
y de llevar la revolución hasta el final. Todo el curso del desarrollo económico
y político hace que la clase obrera de las colonias se destaque cada vez más
como la fuerza dirigente del movimiento de liberación nacional."
El Che replica otra vez: Se
insiste en una afirmación que va palpablemente cilpio 12 . más extenso el
movimiento de liberación nacional de los pueblos de los países coloniales y
dependientes, dirigido contra el colonialismo, contra las agresiones
imperialistas y en pro de la cooperación pacífica entre los pueblos.” "Ha
surgido y se ha convertido en un poderoso factor el movimiento de los
partidarios de la paz, que agrupa a cientos de millones de personas en todos
los países, incluyendo a muchos millones de habitantes del mundo capitalista.
Sobre la base común de la defensa de la paz y la seguridad de los pueblos se
funden los representantes de los diversos grupos sociales y sostenedores de
diferentes ideas políticas y religiosas."
En el párrafo siguiente del
manual se afirma:
"En estas condiciones,
existe la posibilidad real de conjurar una nueva guerra. Sin embargo, mientras exista
el imperialismo, existirá la base económica que hace posible las guerras. Las
fuerzas de la reacción internacional, representantes de los intereses de los
monopolios, tienden a las aventuras bélicas y a la agresión. Tratan de
desencadenar una guerra mundial, todavía más asoladora, con el empleo del arma
atómica. Pero, en la época actual, no son ya fatalmente inevitables."
El Che es más escueto, pero más
firme y realista en su respuesta a estos dos enunciados. Sobre la primera parte
expone: Esta es una de las más peligrosas tesis de la URSS, que puede
aprobarse, como una posibilidad extraordinaria, pero no convertirse en el lema
motivo de una política. Tampoco ahora las masas son capaces de impedir la
guerra, las manifestaciones contra lo de Vietnam se deben a que la sangre
corre. Es el heroísmo del pueblo vietnamita en lucha el que impone la solución;
la política de apaciguamiento, por otro lado, ha reforzado la agresividad
yanqui.
Y sobre el último párrafo
referido del manual, la nota del Che es particularmente lacónica:
Sería bueno precisar a qué es lo
que llaman guerra estas gentes.
Hasta aquí he resumido lo que he
considerado más importante de las notas del Che sobre la parte del manual de
economía que se refiere al Modo Capitalista de Producción. Ahora continúo con
la síntesis sobre el Modo Socialista de Producción. Como sobre esta segunda
parte se han tratado en el presente libro muchos aspectos analizados por el Che
durante su fructífera labor conceptual desarrollada en Cuba, trataré de ser más
conciso en la síntesis.
En el capítulo 20, al tratar los
rasgos fundamentales del período de transición del capitalismo al socialismo y
el papel de la dictadura del proletariado como instrumento para la construcción
de la economía socialista, se declara:
"Sin embargo, la dictadura
del proletariado no es solamente el régimen de violencia sobre los explotadores,
ni es siquiera, en lo fundamental, un régimen de violencia. Los partidos
marxistas leninistas otorgan preferencia a las formas más indoloras de tránsito
al socialismo y no son en modo alguno -como pretenden hacer creer los enemigos
del comunismo- partidarios a todo trance de la violencia, de la guerra civil y
de la insurrección armada, es decir, de las formas más agudas de la lucha de
clases."
El Che utiliza una expresión, que
algunos pueden considerar muy dura, para responder a esta afirmación:
Oportunismo de poca monta, la
dictadura del proletariado es un régimen de violencia; está claro que la
intensidad de la lucha depende de la resistencia de los explotadores, pero
nunca será un régimen de agua de rosas, o se lo comen.
Sin embargo, cualquier ciudadano
cubano compartiría absolutamente la respuesta del Che, y más considero que sólo he avanzado
unos pocos pasos dentro de ese difícil pero apasionante escenario.
Lo cierto es que el Che insistió
en la imperiosa necesidad de profundizar en el tema de la Ley Fundamental. En
apoyo a la alternativa de que fuera la planificación, me puso un ejemplo
concreto asociado a su visionaria proyección acerca del uso de la computación
electrónica en un futuro cercano. Consideraba que la planificación podría
convertirse, en esas nuevas condiciones, en el instrumento fundamental para
dirigir la economía y consiguientemente los destinos de la sociedad.
En un régimen de dirección
consciente como el socialismo, hablar de planificación significaba algo mucho
más amplio, desde el punto de vista del Sistema de Dirección, que considerar en
un plan las necesidades puramente económicas de la sociedad.
Se trataba, según él, de conocer
por la vía de la participación de pueblo, con el auxilio de los medios
automatizados de información, y la inteligente dirección del Partido, el
conjunto de necesidades
económicas. culturales y
espirituales que sería necesario satisfacer, y adecuándolas a los recursos disponibles,
conformar la proyección socioeconómica para el período de tránsito del
socialismo. Aclaraba que no se trataba de considerar a la planificación en el
estrecho y mecánico sentido "tecnológico" de dirección de la
sociedad, sino en atributo intrínseco del movimiento dialéctico de desarrollo
de esta última Con el desarrollo de la conciencia, el hombre sería capaz de
apropiarse de esos atributos y ponerlos en función de su desarrollo integral
hasta alcanzar el objetivo supremo del comunismo, vale decir, el desarrollo de
las fuerzas productivas y la obtención del hombre nuevo.
Bueno es aclarar que el Che
reflexionaba sobre tan importante problema, pero el propósito era profundizar
sobre este, tal como escribió en las notas que unos meses antes me hiciera
llegar desde Praga.
Un poco más adelante, en el mismo
contexto, el manual expresa: "En el sector socialista, bajo las
condiciones del incremento incesante y planificado de la producción, ha
comenzado a actuar la ley de la elevación constante de la productividad del
trabajo."
El Che nuevamente es tajante: Esto
es una barbaridad; esa es la tendencia que mueve al capitalismo desde hace
siglos.
En el párrafo que le sigue, el
manual afirma: "En el sector socialista cesa la acción de la ley del valor
de la fuerza de trabajo. Sobre la base de las nuevas relaciones de producción
surge y comienza a actuar en él la ley económica de la distribución con arreglo
al trabajo, según la cual cada trabajador percibe la remuneración
correspondiente al trabajo por él invertido."
Nota del Che, sobre esta
afirmación: Muy vago, muy inexacto en cuanto a la realidad de hoy. ¿Cuánto
trabajo invierte un mariscal, cuanto un maestro? ¿Cuánto un artista? ¿Cuánto un
obrero? Lenin en El Estado y la Revolución tenía una idea (marxista) que luego
desechó: de la equiparación de sueldos de funcionarios y obreros, pero no estoy
convencido de que su marcha atrás sea correcta.
Puedo agregar a esta nota que el
Che, siendo ejemplo de austeridad como era, nunca escatimó pagarle un sueldo
decoroso a los funcionarios, aunque él nunca aceptó cobrar el sueldo que le correspondía
como Ministro, y continuó recibiendo el de Comandante del Ejército Rebelde.
Cuando discutimos la estructura de sueldos para el Ministerio de Industrias defendió
el criterio de que se fijaran sueldos decorosos para los funcionarios del
organismo, aunque velaba porque no fueran desmesuradamente más altos que los de
los obreros de alta calificación. Este es un principio que hasta ahora ha
mantenido la Revolución Cubana, e inclusive existen obreros que ganan mucho más
que los ministros. En el capítulo 22 del manual, en el apartado tipo slogan que
lleva por título: "La URSS se convierte de un país de pequeñas economías
campesinas en el país de la más grande y altamente mecanizada agricultura del
mundo" se dice:
"Se creó y fortaleció en la
URSS, la más grande agricultura del mundo, en forma de un sistema.......
Todo parte de la errónea
concepción de querer construir el socialismo con los elementos del capitalismo
sin cambiarles realmente la significación. Así se llega a un sistema híbrido
que arriba a un callejón sin salida o de salida difícil perceptiblemente, que
obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir, al retroceso.
Hasta aquí la nota del Che sobre
tan escabroso problema. Recuérdese que en el prólogo fue más definitorio,
cuando dijo que se estaba regresando al capitalismo en esos países. Por su alto
rigor científico, al analizar el texto del manual deja un pequeño resquicio
dialéctico para que el tiempo diga lo contrario. El tiempo le dio la razón.
En el mismo capítulo y con el
título: "La URSS entra en la fase final de la construcción de sociedad socialista
y en la del tránsito gradual del socialismo al comunismo se expresa:
"Con el triunfo del
socialismo, la URSS ha entrado en una nueva etapa de su desarrollo, en la etapa
final de la construcción del socialismo y en la fase del tránsito gradual del
socialismo al comunismo."
El Che, que como marxista
consecuente no se deja llevar sólo por las palabras sino por los hechos, argumenta:
Afirmación que va contra la teoría marxista ortodoxa, pero, más importante,
también contra la lógica actual. Primero, en las condiciones actuales, con el
desarrollo del mercado mundial, el comunismo se haría sobre la base de la
explotación y el olvido de los pueblos con quienes se comercia. Segundo, las
enormes cantidades de recursos destinados a la defensa no permiten un pleno
desarrollo del comunismo, por lo menos hasta el grado de nuestros conocimientos
actuales sobre las posibilidades de la técnica. Sí sería posible un aumento de
la participación del gasto social en las más elementales necesidades del hombre:
casa, vestido, comida, medicinas, educación.
Sobre este tema también conversé
con el Che antes de partir para Bolivia. Luego cuando estudiaba en la URSS,
analicé un poco más a fondo con el profesor Mansilla lo del paso gradual al
comunismo, en las condiciones planteadas por el Comandante Guevara. Mansilla aceptaba
lo de los gastos en la defensa. En lo referente a lo de la explotación y el
olvido de otros pueblos, lo que más yo logré que me respondiera, fue:
«Compañero Borrego, ¿cree usted que a mí no me da dolor ver a una chavala de la
Alemania Democrática muy bien vestida y luego ver a la rusita con ropas muy
pobres? Los soviéticos no pueden continuar con ese nivel de ayuda a los demás
pueblos.» Y sobre los argumentos generales del Che, siempre decía: «El problema
es, que el Che ha sido el alumno más difícil que yo he tenido, porque a veces
no estaba de acuerdo con él, pero no encontraba elementos científicos
suficientes parademostrarle lo contrario.»
En el mismo capítulo e igual
contexto se dice: "Y así, en el proceso de la superación planificada de
esta contradicción motriz entre el nivel ya alcanzado de la producción y las
crecientes necesidades de la sociedad, va realizándose la ley económica
fundamental del socialismo, como la ley del auge interrumpido de la producción
socialista en aras de la más completa satisfacción de las necesidades de todos
los miembros de la sociedad."
El Che confiesa que: En este
párrafo confuso no se sabe ahora si la ley del auge ininterrumpido es sostén de
la ley económica fundamental o una de las formas de manifestarse estas. Todo el
tema carece de una base científica.
Anteriormente, desde el seminario
de economía política del Ministerio de Industrias, el Che se cuestionó la real
fundamentación científica de las llamadas leyes económicas del socialismo.
Igualmente pensaba sobre las denominadas categorías económicas. Su posición no
era la de un rebelde sin causa, que negara todo. Simplemente reclamaba una demostración
científica de esas leyes y categorías. Afirmaba que en toda la literatura
económica socialista se pretendía conocer leyes económicas cuya existencia real
era discutible. El resultado era que en la URSS se topaban en cada esquina con
leyes económicas del capitalismo que subsistían en esa sociedad, se les daba un
nuevo nombre y se continuaba hacia adelante con el autoengaño. El Che se preguntaba,
hasta cuándo se continuaría con esa situación y cómo llegarían a solucionarse
esas contradicciones. En cuanto a las categorías, siempre afirmó que eran muy
discutible su existencia. Lo que más aceptaba era que se les considerara como
categorías económicas de la URSS, pero no del sistema socialista.
Entre esas llamadas categorías
propias de la URSS podía considerarse el Cálculo Económico. En la siguiente
página sobre el mismo tema, los autores del manual insisten: "El
acrecentamiento de la producción social en aras de la satisfacción de las
crecientes necesidades del pueblo se logra, asimismo, mediante la aplicación de
la ley de la constante elevación de la productividad del trabajo y de la ley de
la acumulación socialista, que exige la inversión sistemática de una parte de
la renta nacional en el incremento de los fondos de producción."
El Che es muy concreto: Otra vez,
dos leyes (o fenómenos) capitalistas han sufrido un cambio de casaca.
El capítulo 26 del manual sobre
la ley del desarrollo planificado y proporcional introduce elementos que dan
mucho pie a la polémica. Así, en el apartado sobre los rasgos fundamentales de
dicha ley,
se dice que: "Luchando por
el cumplimiento de la tarea planteada por el XX Congreso del PCUS se lograron
éxitos de consideración: se amplió la superficie de siembra al incorporar al
cultivo extensiones enormes de tierras vírgenes, aumentó la producción de
trigo, se elevó la cosecha de algodón y de otras plantas industriales y se
incrementó la obtención de productos derivados de la ganadería, principalmente
de la leche. En los momentos actuales, se despliega ampliamente un movimiento
de emulación encaminado a alcanzar y sobrepasar en los próximos años a los
Estados Unidos en cuanto a la producción de carne, leche y mantequilla por
habitante."
Sobre este tema discutimos mucho
en el seminario, y como el Che mantenía un estilo de dirección muy
participativo, propiciaba la discusión de los temas del seminario en las
reuniones del Consejo de Dirección del Ministerio. Ahora responde sobre lo que
se afirma en el manual: Hay un error de información consistente en dar como
éxito la roturación de las tierras vírgenes, pero mucho más importante es el
error de complejo de inferioridad ideológico que consiste en poner todos los
esfuerzos en alcanzar en determinados rubros a los Estados Unidos. Este error
fue cometido también por China, que se puso la meta más modesta de alcanzar a Inglaterra, pero
después se rectificó, ya sea que vieron el error cometido, o no pudieron lograr
los objetivos. Nadie puede poner metas de pan y cebolla para llegar al comunismo;
a un determinado nivel de desarrollo (elástico) de las fuerzas productivas con
un nivel de conciencia de las masas (en el marco de la socialización total de
los medios de producción) se alcanza el comunismo.
Recuérdese la alusión que hice
anteriormente a la curva que el Che dibujaba, cuando quería explicar la
correspondencia necesaria entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la
conciencia del hombre en el proceso de desarrollo histórico hacia el comunismo.
Continuando en el mismo contexto,
el manual expresa: "El socialismo ha acabado con la contradicción
antagónica, inherente al capitalismo, entre la acumulación y el consumo. De
acuerdo con el postulado de la ley económica fundamental del socialismo, las
acertadas proporciones entre la acumulación y el consumo deben asegurar tanto
aumento ininterrumpido de la producción socialista, dando preferencia al
desarrollo de medios de producción a base de la introducción de la más alta
técnica, como la elevación sistemática del bienestar material y el nivel
cultural de las masas populares."
El Che analiza y explica que: En
el socialismo puede ser que no sea antagónica la contradicción entre la
acumulación y el consumo, pero sigue siendo una contradicción importante que el
plan debe cuidar año a año, sin olvidar que los armamentos juegan un papel
grande en esta contradicción. Lo demás es repetición de cosas ya analizadas.
Al final del mismo apartado del
manual se dice: "Con la aparición y desarrollo del sistema socialista
mundial, de la economía nacional, se ha ensanchado el campo de acción de la ley
del desarrollo planificado, proporcional. La interdependencia económica entre
los países del campo socialista se ve sometida cada vez más a la acción de esta
ley.
"El desarrollo planificado
de la colaboración económica entre los países que forman parte del sistema
mundial del socialismo exige la más racional utilización del potencial
productivo y de los recursos económicos y naturales en interés de cada país y
de todo el campo socialista en general, tomando como base la división
socialista internacional del trabajo, la especialización y la cooperación en la
producción y el intercambio de las conquistas de la ciencia y de la técnica y
de la experiencia productiva de vanguardia. En este punto, es necesario tener
en cuenta, asimismo, el desarrollo de las relaciones económicas entre los dos
sistemas mundiales, el socialismo y el capitalismo."
El Che reitera y ofrece nuevos elementos
sobre este problema: De nuevo esta idea, tan justa en su expresión teórica,
tropieza con caracterizaciones éticas. Si el internacionalismo proletario
presidiera los actos de los gobernantes de cada país socialista, a pesar de
ciertos errores de concepto en que pudiera incurrir,; sería un éxito. Pero el internacionalismo
es reemplazado por el chovinismo (de poca potencia o pequeño país) o la sumisión
a la URSS manteniendo las discrepancias entre otras democracias populares.
¿Cómo puede catalogarse todo
esto? Difícil decirlo sin un análisis profundo y documentado de las
motivaciones de cada actitud, pero lo cierto es que atentan contra todos los
sueños honestos de los comunistas del mundo...
La referencia a las relaciones
económicas con el capitalismo hace pensar en la planificación con vistas a este
comercio, donde se deben considerar toda una serie de categorías capitalistas,
pero de un modo científico.
Cuando el Che habla de que se
deben considerar una serie de categorías capitalistas, obviamente se está
refiriendo a las que operan en el mercado mundial: precio, ganancia, dinero,
interés, etc.
Cuando se refiere a su
tratamiento científico lo que está señalando es que todas esas categorías van a
tener su incidencia en el propio sistema económico interno de cada país y
también en sus relaciones con aquellos países capitalistas subdesarrollados con
los cuales mantienen comercio o programas de colaboración del tipo que estos
sean. Por lo tanto, a esas categorías capitalista habrá que aplicarle algún
factor de conversión para que se ajusten cuantitativamente a los términos de intercambio
que deben existir entre países socialistas más o menos desarrollados y países subdesarrollados.
A renglón seguido, cuando en el
manual se trata el tema de la ley del desarrollo planificado de la economía
nacional y la planificación socialista, se señala que: "La ley del
desarrollo planificado de la economía nacional no debe confundirse con la
planificación económica. Dicha ley constituye una ley económica objetiva. Apoyándose
en ella, los órganos del Estado cuentan con la posibilidad de planificar
acertadamente la producción social. Pero una cosa es la posibilidad y otra la
realidad. Para que la posibilidad se convierta en realidad, hay que saber aplicar
la ley del desarrollo planificado, hay que saber establecer planes que reflejen
con la mayor fidelidad posible los postulados de dicha ley."
Luego en el manual se detallan
las interrelaciones a nivel de empresa y cómo planificar a ese nivel.
Sobre este punto el Che considera
que: Se trata a la planificación como un ente mecánico al que hay que
"conocerle la vuelta". Se olvida que la planificación es la primera
etapa en la lucha del hombre por adquirir pleno dominio de las cosas. Casi se
puede decir que la idea de la planificación es un estado de espíritu,
condicionado por la posesión de los medios de producción y la conciencia de la posibilidad
de dirigir las cosas, de quitarle al hombre su condición de cosa económica.
En el mismo apartado se dice que:
"La participación activa de las masas en la lucha por el cumplimiento y la
superación de los planes de desarrollo de la economía nacional constituye una
de las condiciones más importantes para acelerar el ritmo de construcción de la
sociedad comunista."
A esto el Che responde en una
forma muy concreta, pero que requiere cierta aclaración posterior: Es una
formulación teórica. No se cumple en la URSS, no se ha cumplido en Cuba, y creo
que en pocos lugares, si los hay, se cumplirá. Mas es casi un contrasentido:
las masas tienen que tener participación en la enunciación del plan que es de
su incumbencia, el cumplimiento debe tender a hacerse mecánico, porque debe ser
dominio de la técnica. La necesaria aclaración se debe a lo siguiente: cuando
el Che se encontraba en San Andrés y hablamos sobre las notas de Praga, este
fue uno de los puntos que más analizamos, sobre todo porque yo no había entendido bien
qué él quería decir en su nota al manual. Aunque su explicación fue extensa,
trataré de sintetizarla al máximo.
Por aquellos días yo estaba muy
entusiasmado con las asambleas de producción que estábamos celebrando en los
centros de trabajo para analizar el cumplimiento del plan, y le conté al Che
los pormenores de aquellas asambleas. Confieso que cada vez que en aquella
etapa le hablaba al Che sobre temas de este tipo, parecía como si volviera a su
época del Ministerio de Industrias, aunque su batalla no estaba ahora en Cuba.
Nuevamente, en su vida le había dado prioridad inmediata a la lucha armada,
aunque en su mochila continuaba cargando con los libros de economía y de filosofía.
A mi entusiasmo por las asambleas
me respondió con su clásica sonrisa irónica, más la frase: «No creo que sean
una gran cosa.». Y entonces me explicó en más detalle lo que pensaba sobre el
particular. Tomó come ejemplo para su argumentación la planta de níquel de Moa.
Según su opinión, aquella planta, en un futuro, con un alto nivel de automatización,
no admitía que se celebraran asambleas de producción para discutió mucho su plan,
y menos para controlar su cumplimiento. Con medios de computación electrónicos,
el plan de Moa podía optimizarse y entonces la discusión con los trabajadores
tendría más valor informativo que de discusión y aporte de las masas. Para el
caso del cumplimiento sucedía algo parecido: la máquina o el equipo automatizado
marcarían el ritmo de la producción en cada puesto de trabajo, y poco podía
hacer en esas condiciones el obrero para cambiarlo. El Che llegó a decirme que
intentar otra cosa por parte de cualquier dirigente podía considerarse un acto
demagógico, ya que ningún trabajador tenía posibilidad de hacer en esos casos
ningún cambio de importancia. La obligación del obrero sería cumplir con su
deber social.
Se trataba de un cambio
importante en la concepción participativa de los trabajadores, que no podía
desligarse del desarrollo de su conciencia. Junto al nivel de desarrollo de la
automatización tendría que avanzar el de la conciencia de la clase obrera, para
entender que un plan de producción optimizado no daba margen a mucha discusión.
Lo que primaba era la conciencia. Para eso la clase obrera se había apropiado
de los medios de producción y los había automatizado, para ponerlos a su
disposición y no para "discutir" con ellos.
En un plano un poco atrevido, le
riposté que eso era válido para su ejemplo de Moa, pero no para la media de las
fábricas nuestras que estaban muy atrasadas en cuanto a la automatización.
Volvió a reírse, y me dijo:
«Estoy hablando para el futuro,
pero no pienses que eso está muy lejos. Además, la automatización estará
presente en todos los niveles de elaboración del plan, no sólo en las
fábricas.» De esta forma yo terminé con mi elogio a las asambleas de
producción, y en cuanto a la visión del futuro, sentí que había quedado un
tanto en el ridículo.
Pero continuemos con sus notas al
Manual de Economía Política. A la próxima afirmación del famoso libro, el Che
contesta elevando el tono de sus palabras. Continuando con el mismo tema, se
dice en el texto soviético: "La planificación socialista exige una lucha
intransigente contra las tendencias encaminadas a establecer planes reducidos y
cortados por patrones estrechos que no movilizan a nadie, así como contra al
arbitrismo de la planificación, que no tiene en cuenta las posibilidades reales
de desarrollo de la economía socialista. Lucha que será tanto más efectiva
cuanto más se utilicen los resortes económicos de desarrollo de la producción
socialista y, sobre todo, el factor del estímulo material de incremento de la
productividad del trabajo, de mejoramiento de la organización de la producción
y de asimilación de la técnica existente y de ampliación de la nueva
técnica."
La nota del Che a este párrafo lo
dice casi todo: Frente a la concepción del plan como una decisión económica de
las masas conscientes, se da la de un "plan cebo" donde las palancas económicas
deciden su éxito. Es mecanicista, antimarxista. Las masas deben tener la
posibilidad de dirigir sus destinos, resolver cuánto va para la acumulación y
cuánto al consumo; la técnica económica debe operar con estas cifras y la
conciencia de las masas asegurar su cumplimiento. El Estado actúa sobre el
individuo que no cumpla su deber de clase, penalizándole o premiándole en caso
contrario; estos son factores educativos que contribuyen a la transformación del
hombre como parte del gran sistema educacional del socialismo. Es el deber
social del individuo que lo obliga a actuar en la producción, no su barriga. A
eso debe tender la educación.
Aquí resulta pertinente precisar
que el Che fue tan preocupado como el que más por la elevación del nivel de vida
del pueblo. Recordemos lo que siempre reiteraba, que no concebía el socialismo
con miseria. Pero también recordemos que no votaba por una sociedad de consumo
al estilo capitalista.
Cuando señala en esta nota que es
el deber social y no la barriga lo que obliga a actuar en la producción, es
porque antes ya le ha dado la oportunidad a la clase obrera de resolver cuánto
va a la acumulación y cuánto al consumo. Recordemos finalmente que el Che no
sólo luchaba con desvelo por satisfacer las necesidades del pueblo sino
también, y como algo fundamental, que esas necesidades fueran satisfechas con
la mayor calidad posible. Es decir, fue un abanderado en la batalla por la
calidad de vida del pueblo.
En el capítulo 27 del manual
sobre el trabajo social en el socialismo y la productividad del trabajo, en el
apartado de la cooperación socialista del trabajo se expresa: "La
cooperación socialista cuenta con una forma nueva y peculiar de disciplina en
el trabajo, sustancialmente distinta de cuantas encontramos en las precedentes
formaciones sociales. La disciplina capitalista del trabajo se basa en el hecho
de que el obrero, privado de medios de producción y bajo la amenaza del hambre,
se halla obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista, dueño de los
medios de producción. La disciplina socialista del trabajo es la disciplina consciente
y fraternal de trabajadores que se saben y son dueños de los medios de
producción. En el socialismo, el sostenimiento de la necesaria disciplina del
trabajo responde a los vitales intereses de las masas trabajadoras, cuya
educación en el espíritu de la actitud socialista ante el trabajo y cuya
importante del Estado Socialista."
El Che responde con el mayor
realismo: La disciplina del trabajo se impone por la fuerza de una sociedad de
clases, la socialista es una sociedad de clases, y por ende, debe ejercer la
coerción sobre los trabajadores para implantar su disciplina, sólo que lo hará
(lo debe hacer) auxiliada por la educación de las masas hasta que la disciplina
sea espontánea. Para ser consecuentes aquí debían haber puesto la palanca del
interés material como factor disciplinante, lo que es cierto, pero también lo
es que va contra la educación comunista, en la forma actual de aplicarse.
Acerca de los estímulos
materiales por el trabajo, que se "toca" unos renglones más adelante,
se inscribe una cita sobre lo expresado por Lenin al respecto:
"Hay que construir cada una
de las grandes ramas de la economía nacional sobre la base del interés personal."
El Che anota: Este es uno de los
aspectos criticables de la NEP, el gran paso atrás de Lenin.
Dos párrafos hacia adelante el
texto expresa: "Poderosa fuerza motriz en el incremento de la
productividad del trabajo es la emulación socialista.
La emulación socialista es el
método inherente al socialismo para la elevación de la productividad del trabajo
y para el perfeccionamiento de la producción, basado en la máxima actividad de
las masas trabajadoras. La meta de la emulación socialista es cumplir y
sobrepasar los planes económicos, asegurar el auge ininterrumpido de la
producción socialista."
El Che rechaza este concepto, y
profundiza: Este es un concepto mecánico (arbitrario) de la emulación, proceso
deportivo en su esencia, colectivizado al máximo por la educación, debe tener
el menor contacto posible con la retribución para calar realmente donde hace
falta: en la conciencia de las masas.
En el capítulo 28 sobre la
producción mercantil, la ley del valor y el dinero, en el socialismo, al estudiar
el valor de uso y el valor de la mercancía, se dice: "El valor de la
mercancía tiene en la economía socialista una importancia muy especial. El
Estado planifica la producción no sólo en índices en especie, sino también en índices
monetarios. Y a la hora de asegurar la máxima satisfacción de las demandas de
las masas populares es muy importante la reducción sistemática del valor de las
mercancías producidas y, sobre esta base, la rebaja de los precios.
La nota del Che indica el dominio
sobre un tema que fue el más estudiado por él en El Capital: la teoría del
valor. Y señala:
Lo correcto es decir que el
ahorro es lo fundamental. Bajar los precios por que baje el valor es la forma
capitalista, la socialista lo puede hacer aun cuando el valor permanezca
inalterable e, incluso, suba. Esa es su ventaja social.
En el mismo apartado dice el
manual: "La magnitud del valor de las mercancías producidas y realizadas
en la economía socialista la determina la cantidad de tiempo de trabajo
socialmente necesario invertido en su producción. Por tiempo de trabajo
socialmente necesario se entiende el tiempo de trabajo medio invertido en las empresas que lanzan al
mercado la masa fundamental de productos de una determinada rama. El tiempo de
trabajo socialmente necesario es una magnitud dotada de existencia objetiva. El
tiempo de trabajo socialmente empleado en producir una unidad de mercancía
determina la magnitud del valor social de esta. El tiempo que de hecho se
invierte en la producción de la unidad de mercancía en cada empresa por
separado representa el tiempo de trabajo individual, que corresponde a la
magnitud del valor individual de
la mercancía en cada una de estas empresas."
En la nota del Che se refleja una
de sus preocupaciones en cuanto al papel de la economía socialista de cara al
mercado mundial. Este tema se discutió mucho entre el Che y los directores de
empresas del Ministerio de Industrias. Por otra parte aparece en los artículos
del Che sobre el tema. Aquí señala lo siguiente:
Al desarrollarse el mercado
mundial, se crea un valor mundial con el que hay que comparar el valor local.
El desdeñar eso provocó la caída vertical del comercio exterior de los países socialistas
con amplio comercio exterior. El cambio de trabajo vivo se hace cada vez más desigual
hasta el momento que la técnica empieza un cambio cualitativo, y los productos dejaron
de encontrar mercado. Además, es importante esto para el intercambio entre los países
socialistas de distinto desarrollo.
En el mismo capítulo, en el
apartado del dinero y sus funciones, se plantea: "El Estado socialista se
vale del dinero, en su función de medida de valor, como medio para planificar los
precios. El precio, en la economía socialista, es la expresión monetaria del
valor de las mercancías, tal como se establece en los planes."
El Che riposta: Esto equivale a
decir que el plan puede dictar el valor, o si no toda la economía se rige por
la ley del valor, dos absurdos. El precio individual en el socialismo puede
alejarse del valor tanto como se considere necesario. Lo importante son las
proporciones globales. Y yo agregaría que aquí está presente el gran problema
relacionado con las proporciones entre el consumo y la acumulación que tan
importantes repercusiones va a tener en la incentivación al trabajo en la
productividad, y por consiguiente en todo lo referente a los salarios y los
precios.
En el párrafo siguiente se
señala: "En la sociedad socialista, es el oro el que ejerce las funciones
de dinero mundial. Las reservas oro son necesarias para garantizar la firmeza
de la moneda soviética y como fondo de reserva del
Estado en dinero mundial. El oro
es el medio de que el Estado se vale para efectuar los cálculos en el comercio
exterior, en calidad de medio de compra y de pago."
La nota del Che no deja de
resultar simpática: Coqueteo con la verdad. Es la masa de mercancías la que da
la firmeza de la moneda, no el oro que sirve de garantía para lograr lo
necesario en el mercado capitalista mundial.
El capítulo 30 se dedica, en el
manual, al cálculo económico y rentabilidad, costo de producción y precio.
Comoquiera que las demás notas del Che se refieren a temas que ya han sido
tratado con bastante profundidad por él en las reuniones del Ministerio de
Industrias y en otros momentos que ya han sido citados por mí en este libro,
prefiero terminar mi síntesis con algo importante que se dice en el manual y
con la respuesta que el Che ofrece en ese caso. Tal respuesta encierra en su
conjunto, lo esencial acerca del pensamiento económico del Che referido a los
errores cometidos en la Unión Soviética y que entre otras cosas la llevaron al
derrumbe de la propia obra que había tratado de construir con el mayor
sacrificio de su heroico pueblo.
En la primera parte del mencionado
capítulo se afirma: "La economía de los recursos sociales constituye una
de las tareas más importantes tanto por parte de la planificación central del
Estado, llamada a establecer las proporciones adecuadas en cuanto al progreso
de la reproducción ampliada en los ámbitos de toda la economía nacional, como
en lo que se refiere a la planificación local. Con ella se halla inseparablemente
relacionada la economía del trabajo vivo y social en las empresas socialistas,
lograda por medio del cálculo económico. Lenin señalaba que construir el
socialismo y llevar a decenas y decenas de millones de personas al comunismo
sólo es posible no apoyándose directamente en el entusiasmo, sino a través del entusiasmo
despertado por una gran revolución, tomando como base el interés personal, el
provecho personal, tomando como base el cálculo económico."
En su nota a esta afirmación tan
rotunda y de tal importancia para el destino futuro de la URSS y del socialismo,
el Che expresa convencido: No. El interés personal debe ser el reflejo del
interés social, basan en aquel para movilizar la producción es retroceder ante
las dificultades darle alas a la ideología capitalista. Es en el momento
crucial de la URS saliendo de una guerra civil larga y costosa, cuando Lenin, angustiado
ante el cuadro general, retrocede en sus concepciones teóricas y el comienzo de
un largo proceso de hibridación que culmina con los cambios actuales en la
estructura de la dirección económica.
Hasta aquí nuestra síntesis sobre
las notas del Che, que considero más importantes, al Manual de Economía
Política de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Sin duda alguna,
esta respuesta del Comandante Guevara a la primera parte del capítulo 30 de la
mencionada obra, encierra lo esencial de sus convicciones acerca de lo que
considera el camino errado emprendido por la URSS en el campo económico. De no
producirse un radical cambio de estrategia en ese país que permitiera
rectificar a tiempo ese camino, la hibridación del sistema económico lo
llevaría de nuevo al capitalismo.
Desgraciadamente, el cambio de
estrategia, en el sentido propuesto por el Che, no se produjo. La Unión
Soviética no existe, los países que la integraban se atomizaron formando cada
uno de ellos un nuevo enclave capitalista.
Millones de seres humanos en todo
el mundo hubieran deseado que el anticipo "herético» del Che no se hubiera
cumplido. Los efectos devastadores derivados del derrumbe del campo socialista
son bien conocidos. Sin embargo, para bien de la humanidad, no se han cumplido
los pronósticos fatalistas de aquellos, que con el único fin de adormecer a las
masas, diagnosticaron el fin de la historia. En una gran parte del mundo
prevalecen hoy, con más fuerza que nunca, las nobles ideas del Che; los hechos
así lo confirman.
En América y a sólo 90 millas del
país imperialista más poderoso del planeta, se mantiene con firmeza la
Revolución Cubana izando la bandera de la sociedad del futuro, bandera que
decidió enarbolar desde que dejó de ser "crisálida" para alcanzar su
liberación definitiva.
La capacidad de resistencia de su
pueblo está demostrando lo que es capaz de hacer el hombre nuevo que el Che
ayudó a formar y enaltecer.
¿Ética y/o economía política?; en
los Apuntes críticos del Che Guevara
Néstor Kohan (Argentina)
¿Ética romántica contra el
marxismo?
En la historia del socialismo
mundial pocos revolucionarios han sido tan admirados y queridos como el Che
Guevara. Hasta en el último rincón del mundo su figura es convocada para
acompañar las rebeldías más diversas. No obstante este atractivo, creciente año
tras año, el Che ha generado al mismo tiempo desprecios, odios, sospechas y
condenas. No sólo entre sus enemigos históricos —el imperialismo norteamericano
y las burguesías locales de América Latina— sino también en las propias filas
del movimiento socialista.
Entre estos últimos desprecios y
condenas, los más célebres han girado en torno a las acusaciones de
“idealista”, “subjetivista”, “aventurero” y, fundamentalmente, “romántico”. Sí,
romántico. Desde las catedrales socialdemócratas hasta las stalinistas, sin
olvidarnos tampoco de algunos exponentes maoístas, trotskistas e incluso de la
autodenominada “izquierda nacional” argentina, más de una vez el Che Guevara ha
sido rechazado por su “romanticismo”. Sospechoso por no poder ser encasillado
en ninguna de estas cristalizaciones y “ortodoxias” y, además, por haber
hablado y escrito en voz alta sobre los problemas prácticos y teóricos de la
revolución y el socialismo desde un país del Tercer Mundo, el mensaje rebelde
de Guevara debió soportar durante demasiado tiempo la incomprensión y el
silencio sistemático. Se lo respetaba, sí, y se lo llegaba a admitir en el
panteón socialista, pero sólo a condición de prescindir de su radicalidad
política y congelarlo como un mártir. Su supuesta “ingenuidad política”
—aquella que lo alejaba de la realpolitik, la razón de estado, el pragmatismo y
el oportunismo— era el pasaporte ideológico que lo disculpaba ante funcionarios
y burócratas institucionales.
Según esta versión ampliamente
difundida en las biografías mercantiles que hoy inundan shoppings y
supermercados, su romanticismo ético correría parejo con su ignorancia y
desconocimiento de la teoría marxista.
Por vías tan distintas pero
convergentes —las del mercado y la burocracia— la herejía comunista radical de
Guevara intentó ser ocultada o, al menos, neutralizada.
Dentro de las muchas aristas que
nutrieron ese proceso de lucha ideológica dirigido a aplacar el corazón
libertario del marxismo revolucionario merece destacarse el vínculo entre ética
comunista y crítica de la economía política en el pensamiento del Che Guevara.
¿Ética y/o economía política?
En la mayor parte de las críticas
al Che Guevara, supuestamente “ortodoxas”, reaparece, una y otra vez, la misma
hipótesis. El Che sobredimensionaría la ética (y los problemas de la
subjetividad a ella asociados) por desconocer la primacía histórica de las
“leyes económicas objetivas”. Este desconocimiento se debería —siempre para
esta versión vulgar de su pensamiento— a dos razones: (a) su voluntarismo y (b)
su ignorancia de la economía en tanto ciencia positiva. ¿Cuál es el presupuesto
básico subyacente que premoldea este tipo de hipótesis de lectura? Pues que en
la visión marxista de la sociedad sería posible escindir la objetividad de la
subjetividad, la economía de la política, el “imparable desarrollo de las fuerzas
productivas” de la lucha de clases. Para expresarlo en el lenguaje del joven
Lukács o de Antonio Gramsci, el objeto del sujeto.
Como la mayoría de los ataques
contra el Che (provenientes de diversas ortodoxias, hoy alicaídas pero
sobrevivientes) destacaban el voluntarismo y el romanticismo de Guevara por
sobre su concepción de la historia y la sociedad, bien valdría la pena
detenernos en esta última dimensión de su pensamiento para poder calibrar con
seriedad el lugar teórico central que en él juega la ética.
Lejos de cualquier “ignorancia”
en materia económica o de cualquier desconocimiento en cuestiones científicas,
el ángulo prioritario y central que el Che Guevara otorga a la ética, a la
satisfacción por el deber cumplido y su reconocimiento social como mayor
estímulo moral, a la creación permanente del hombre y la mujer nuevos, a la
subjetividad y la conciencia comunista, se asienta en un detallado y obsesivo
estudio de la concepción materialista de la historia y de la crítica marxista
de la economía política (sobre los estudios sistemáticos de Guevara véase
nuestra entrevista a Orlando Borrego: “Che Guevara lector de El Capital”).
La concepción general del
marxismo del Che abarca una singular interpretación de la concepción
materialista de la historia aplicada a la transición socialista, pasando por un
modelo teórico que enseña el funcionamiento y desarrollo de la economía de un
país que pretende construir relaciones sociales distintas del capitalismo hasta
llegar a una serie de realizaciones prácticas, coherentes entre sí, de política
económica.
Los niveles de la reflexión del
Che acerca de esa concepción general giran en torno a dos problemas
fundamentales. En primer lugar: ¿es posible y legítima la existencia de una
economía política de la transición? En segundo lugar: ¿qué política económica
se necesita para la transición socialista? Las respuestas para estos dos
interrogantes que se formula el Che permanecen abiertas, aún hoy en día,
cuarenta años después. No sólo para el caso específico de Cuba sino también
para todos los marxistas a nivel mundial.
Intentando dar respuestas a esas
inquietantes preguntas, el Che elaboró un pensamiento sistemático de alcance
universal (no reducido a la situación cubana, como sugerían algunos soviéticos,
argumentando la trivialidad de que “Cuba es un país pequeño, mientras la URSS
es una país grande”, como si eso demostrara algo en el terreno científico de la
economía política), estructurado en diversos niveles.
Si desagregamos metodológicamente
su reflexión teórica, el Che nos dejó:
(a) una reflexión de largo aliento sobre la concepción materialista de
la historia, pensada desde un horizonte crítico del determinismo y de todo
evolucionismo mecánico entre fuerzas productivas y relaciones sociales de
producción;
(b) un análisis crítico de la
economía política (tanto de los modelos capitalistas desarrollistas sobre la
modernización que por entonces pululaban de la mano de la Alianza para el
Progreso y la CEPAL como de aquellos otros consagrados como oficiales en el “socialismo
real”, adoptados institucionalmente en la URSS);
(c) un pormenorizado sistema
teórico de política económica, de gestión, planificación y control para la
transición socialista: el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF). En la
reflexión del Che Guevara, tanto (a), como (b) y (c) están estructurados sobre un subsuelo común. Los tres
niveles de análisis (que en él fueron al mismo tiempo práctica cotidiana, no sólo
discurso teórico) se enmarcan sobre un horizonte que los engloba y a partir del cual
adquieren plenitud de sentido. Ese gran horizonte presupuesto es el proyecto
político del Che: para continuar con la enumeración previa,
podríamos bautizarlo
aleatoriamente como nivel (d).
Es entonces (d), el proyecto
político del Che, antiimperialista y anticapitalista,
de alcance mundial y no reducido
a la revolución cubana, el que nos permite inteligir la
racionalidad de (a), (b) y (c).
Para el Che Guevara, sin proyecto político no tiene sentido
entablar discusiones bizantinas y
meramente académicas sobre la concepción
materialista de la historia. Sin
proyecto político, no vale la pena esforzarse por
cuestionar los modelos económicos
falsamente “científicos” que obstaculizan el
desarrollo del pensamiento
crítico acerca de las relaciones sociales. Sin proyecto
político, carece igualmente de
sentido cualquier debate en torno a las diversas vías
posibles de política económica
durante el período de transición al socialismo en una
revolución anticapitalista del
Tercer Mundo subdesarrollado y dependiente. Como
también le sucedió a Marx y a sus
mejores discípulos, en el Che es la praxis política la
que motoriza la reflexión
teórica, incluso cuando se interna por los más escarpados y
abstractos vericuetos de la
teoría marxista del valor.
La raíz última de esa concepción
general (incluyendo desde (a) hasta (d)) es,
precisamente, una visión ética y
antropológica del ser humano como criatura inacabada
y en proceso permanente de
(auto)superación. Tomando en cuenta que la pregunta
central de la ética filosófica
—por lo menos desde los griegos hasta Kant— ha girado en
torno al interrogante sobre “¿qué
debo hacer?”, la reflexión ética guevarista intenta
responderlo desde la filosofía de
la praxis. Para el Che el deber moral no es una norma
universal y vacía, sino un mandato
histórico y social que emerge de la lucha de clases y
de los valores construidos en su
compleja dinámica. Quizás uno de los textos más
expresivos, en este sentido, sea
su inigualable discurso “¿Qué debe ser un joven
comunista?”.
Como sus reflexiones en torno a
la enajenación (en tanto principal obstáculo
para la creación de una nueva
sociedad), al hombre nuevo y a los estímulos morales han
sido largamente transitados y son
ampliamente conocidos, en este escrito focalizaremos
el análisis en el otro polo de la
ecuación que articula junto a la política el conjunto del
pensamiento teórico del Che: su
crítica de la economía política. Este aspecto resulta
muchísimo menos estudiado.
Además, allí se encuentra el talón de Aquiles de las
impugnaciones antiguevaristas,
tanto las que beben de las antiguas ortodoxias como
aquellas que se nutren
últimamente de la biografías mercantiles. Sólo indagando en esa
perspectiva del pensamiento de
Che se podrá alcanzar una idea plenamente acabada de
la dimensión ética que tiñe su
cosmovisión totalizante del comunismo como “hecho de
conciencia” y como “moral
revolucionaria”.
Si durante años debimos
reconstruir de manera indirecta su concepción crítica de
la economía política a partir de
las actas de las reuniones del Ministerio de Industrias y
de sus artículos en “el gran
debate” de los años 1963 y 1964 sobre la concepción del
valor, el cálculo económico y el
sistema presupuestario de financiamiento, hoy
contamos con una fuente directa
de valor incalculable sus Apuntes críticos a la
Economía Política1.../
.
1. El siguiente texto acerca de las notas críticas y borradores del Che
sobre el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS
adopta como referencia para sus reflexiones y comentarios la reciente
publicación del material inédito del Che, aparecido en el volumen titulado Apuntes
críticos a la Economía Política. La Habana-Melbourne, Ocean Press, 2006.
/... 3Los planes de estudio para
la crítica de la economía política
Estas notas de Guevara aportan
una dimensión escasamente transitada y atendida: su pensamiento en el terreno
específico de la economía política. Aquí aparece, en primer plano, lo que
siempre se supuso: sus críticas abiertas y contundentes al camino emprendido
por la Unión Soviética para construir el socialismo.
Los Apuntes críticos a la
Economía Política, al igual que la carta enviada desde Tanzania a Armando Hart
Dávalos en diciembre de 1965, permiten indagar en la búsqueda teórica del Che.
Una búsqueda “madura”, si se tiene en cuenta su corta y afiebrada vida. Ambos
textos condensan planes de estudios, ya sea sobre filosofía –en la carta de
Tanzania-, ya sea sobre economía política –en los Los Apuntes críticos a la Economía
Política-.
Ambos planes de estudio
constituyen los principales antecedentes del gran plan bosquejado en los
cuadernos de notas de lectura, transcripciones y apuntes redactados por el Che
en Bolivia. [Cuadernos de notas que iba escribiendo en forma paralela al célebre
Diario de Bolivia]. Este último plan –dividido en cinco grandes
segmentos—comenzaba por los modos de producción precapitalistas y el problema
del método dialéctico marxista. Seguía con la teoría marxista del capitalismo
(donde el Che hacía una síntesis de El Capital de Carlos Marx). A continuación,
venía la discusión sobre la teoría del imperialismo. Luego, se explayaba sobre
la teoría de la transición al socialismo y, finalmente, el esbozo se cerraba
enunciando los problemas del socialismo, el comunismo y el hombre nuevo2
.
Tanto el plan de la carta a Hart,
como el texto Apuntes críticos a la Economía Política, presentan problemas,
pero no los resuelven. Ambos dejan cuestiones abiertas.
No clausuran las discusiones y
los problemas con un slogan y una afirmación de fe tranquilizadora, sino que
apuestan a la incomodidad del revolucionario.
No casualmente, el Che le escribe
a su compañero y ayudante Orlando Borrego acerca de esta tarea, a través de su
compañera Aleida –que lo visita en Praga-: “Estoy pensando en iniciar un
trabajito sobre el Manual de Economía de la Academia, pero no creo que pueda
acabar [...] Está sólo a nivel de idea”. Por lo tanto, los cuadernos de Apuntes
críticos a la Economía Política son algunas de esas “ideas”. Nada más. El Che no
dejó un tratado sistemático sobre el asunto. Ni siquiera en los cuadernos de
notas de Bolivia.
Entre los múltiples aspectos que
podrían destacarse en estos Apuntes críticos a la Economía Política creemos
que, al menos, no deberían eludirse los siguientes núcleos temáticos:
En primer lugar, el Che se
autodefine y caracteriza todo su emprendimiento de lectura crítica del Manual
con las siguientes expresiones: “nuestra herejía” y “nuestra osadía”. Esta es
la imagen que el Che tiene de sí mismo. Deberíamos preguntarnos:
¿“Herejía” con respecto a qué?
¿Cuál es la “ortodoxia” que pretendía cuestionar y poner en discusión, en forma
“osada”? En ese sentido, resulta sintomático que haya tomado como objeto de
crítica, justamente, al texto oficial de la URSS en la materia.
Estas notas de Bolivia todavía
están inéditas en español. En Italia se han publicado, en una edición que deja muchísimo
que desear, ya que en ella se citan todos libros leídos por el Che a partir de
ediciones italianas (en un típico gesto eurocéntrico…) en lugar de reproducir
los datos y fragmentos de las ediciones originales utilizadas por Guevara.
Véase Ernesto Che Guevara, prima de morire. Appunti e note di lettura [Apuntes
y notas de lectura]. Milan, Feltrinelli, 1998. (Agradecemos a Tristán Bauer,
Carolina Scaglione y Agustín Prina por habernos acercado este texto italiano).
No debemos olvidar que, a su
regreso de una visita a la Unión Soviética, un año y medio antes de redactar
estos manuscritos en Praga (Los Apuntes críticos a la Economía Política), el
Che les había planteado a sus compañeros del Ministerio sobre ese viaje que:
“Por cierto cuando empezamos a discutir [en la URSS], se produjo una situación
muy violenta; eso era una Biblia, el Manual –ya que, por desgracia, La Biblia no
es El Capital sino el Manual- y venía impugnado por varias partes, incluidos argumentos
peligrosamente capitalistas”3
.
Ya desde ese viaje a la URSS,
Guevara se había quedado preocupado -¿quizás obsesionado?- por la importancia
desmedida que los soviéticos atribuían al Manual de Economía Política de la
Academia de Ciencias. Al punto tal, que ya no leían El Capital de Karl Marx. El
Manual lo había reemplazado...
Cuando en Praga, en Los Apuntes
críticos a la Economía Política, intenta contextualizar y demarcar las
condiciones históricas de este cuestionamiento y de esta “herejía”, Guevara
sostiene explícitamente que su tarea crítica la emprende “desde el subdesarrollo”.
Su meta consistía en pensar los problemas teóricos de El Capital, junto con los
problemas prácticos del capitalismo y de la transición al socialismo, desde la óptica
política de los pueblos del Tercer Mundo. La revolución cubana se inscribía en ese
horizonte (no tanto geográfico, sino más bien social y político).
Si en la polémica de 1963 y 1964
había caracterizado a El Capital de Marx como un texto “humanista (en el mejor
sentido de la palabra)”, en estas notas de 1966 el Che lo aborda como un texto
crítico de la economía política, pero también como la obra de dos “genios
científicos” y de dos “revolucionarios exaltados” (Marx y Engels). A Guevara no
se le pasaba por alto la inseparable unidad de teoría, ciencia y política en
los fundadores de la filosofía de la praxis. Por eso, en el plan teórico
elaborado en Bolivia, cuando analizaba el problema del método dialéctico, el
Che anotó: “Marx, científico puro y revolucionario”, destacando ambas
dimensiones al mismo tiempo.
Por contraposición con la
dimensión crítica que él encuentra en El Capital, el Che califica a la “ciencia
económica marxista” de su época como simple “apologética” –un término, obviamente,
despectivo-. Retoma, en este sentido, sus apreciaciones ya expresada en el
racconto de sus polémicas en Moscú, cuando se quejaba diciendo que “existe una
crisis de teoría y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia
de Marx”.
Más allá de todos los pliegues y
detalles de las anotaciones críticas del Che, lo cierto e innegable es que
ellas encierran un núcleo político fundamental. La Unión Soviética “está
regresando al capitalismo”, advierte Guevara. Advertencia formulada un cuarto
de siglo antes del bochornoso derrumbe que la vio desplomarse sin dignidad ni
decoro..., cuando la roja bandera del socialismo había sido ya desplazada por
la enseña gris de la burocracia y la mediocridad.
Esta amarga caracterización
constituye, sin duda alguna, la principal consecuencia política de los escritos
del Che en Praga, sintetizados en Los Apuntes críticos a la Economía Política,
en lo que se refiere al estado interno de la formación social soviética en
1966. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento central de la política
exterior del Estado soviético, su apreciación no es menos taxativa. Guevara define
la doctrina kruscheviana de “cooperación pacífica entre los pueblos” como “una de
las tesis más peligrosas de la URSS”. No se detiene allí. También agrega,
terminante,.../
Cfr. Ernesto Che Guevara: En El socialismo y el hombre nuevo. México,
Siglo XXI, 1987. p. 69. Véase la exposición del Che en el Ministerio de
Industrias correspondiente al 5/XII/1964, fragmento reproducido como
bibliografía seleccionada bajo el título “Polémicas en un viaje a Moscú” en
nuestra Introducción al Pensamiento Marxista. Buenos Aires, La Rosa Blindada,
2003.
/...que dicha doctrina –conocida
en aquella época como la “coexistencia pacífica” entre los dos grandes
sistemas- constituye un “oportunismo de poca monta” haber viajado a China durante la
primera mitad de la década del ’60 como representante del gobierno cubano y de
Fidel Castro, Guevara haya podido conocer ese tipo de posiciones.
Los haya leído o no, a un lector
mínimamente informado no puede pasársele por alto que este mismo tipo de
análisis de Mao Tse Tung es el que plantea el Che cuando, en Cuba, les responde
a los partidarios del “cálculo económico” y el “socialismo con mercado” que no
hay que esperar a tener el mayor desarrollo de las fuerzas productivas para,
recién allí, cambiar las relaciones de producción. Desde el poder
revolucionario, la política y la cultura comunista que promueve la creación de
un hombre nuevo se puede acelerar la transformación de las relaciones de
producción, aunque la revolución cubana todavía no haya podido desarrollar una
tecnología de punta y una industria pesada propia.
Hasta allí las notables
coincidencias, en la crítica del Manual, del Che Guevara con el punto de vista
de Mao Tse Tung y los dirigentes chinos. Ahora bien, el Che se diferencia y se
distancia completamente del punto de vista maoísta cuando, en su análisis del
libro de Stalin, Mao sostiene que: “No hace falta suprimir de golpe la circulación
de mercancías, la forma mercantil ni la ley del valor, aunque ellas pertenezcan
también a la burguesía [...] Hemos recurrido al intercambio de mercancías y a
la ley del valor como instrumento para facilitar el desarrollo de la producción
y el pasaje al comunismo”
. Mao continúa en el mismo
sentido: “La producción mercantil no es un fenómeno aislado. Todo depende de
aquello a lo que ella esté asociado: al capitalismo o al socialismo. Si está
ligada al capitalismo es entonces una producción mercantil capitalista. Si está
ligada al socialismo, es entonces una producción mercantil socialista”. La
posición de Mao no deja lugar a dudas. Comentando el Manual soviético, el
dirigente chino señala: “Es bueno considerar la ley del valor como instrumento
para el trabajo de planificación. Pero no es preciso convertirla en la base principal
de la planificación”
.
Esta posición, que Mao adopta
explícitamente del pensamiento económico de Stalin (para oponerlo a Kruschev),
sostiene que entre la ley del valor y la planificación no existe contradicción
alguna. Es más, según este punto de vista de Stalin y Mao, la planificación
socialista puede convivir y hasta valerse de la ley del valor y del mercado para
su cumplimiento. En el debate cubano de 1963 y 1964, semejante propuesta fue defendida
por el dirigente político cubano Carlos Rafael Rodríguez y por el profesor de economía
francés y militante del PCF Charles Bettelheim. Durante esa polémica, el Che
dedicó varios artículos a cuestionar ese punto de vista.
Según el Sistema Presupuestario
de Financiamiento (SPF), defendido por el Che Guevara desde el Ministerio de
Industrias, la ley del valor y la planificación socialista son dos términos
contradictorios y antagónicos. Es erróneo pensar que uno se puede valer del
otro o que uno se cumple a partir del otro. Guevara opinaba que en la transición
al socialismo la supervivencia de la ley del valor o tendía a ser superada por la
planificación socialista o... se volvía al capitalismo (como finalmente le
ocurrió a la URSS). Concretamente, el Che planteaba que: “Negamos la
posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia
de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre
productores y consumidores [...] La ley del valor y el plan son dos términos
ligados por una contradicción”
En una de las discusiones del
Ministerio de Industrias, Guevara fue más terminante todavía. Alberto Mora
–otro de los participantes de la polémica de 1963 y 1964, con posiciones
diversas a las del Che— había sostenido que: “Una vez elegida la vía de la
dirección centralizada de la economía, falta ver si es posible recorrerla con métodos
exclusivamente administrativos, o si alguna vez será necesario recurrir a métodos
indirectos, aun a la ley del valor, al problema de los precios, o a mecanismos utilizados
por el capitalismo”. En total discrepancia, el Che Guevara le respondió a Mora:
“No estoy de acuerdo con Alberto [Mora] sobre el problema del método indirecto.
El método indirecto por excelencia es la ley del valor. Y para mí la ley del valor
equivale a capitalismo”
El Che se tomaba bien en serio la
advertencia metodológica que Marx plantea en El Capital cuando dice que “la
mercancía es la célula básica de la sociedad capitalista”. Si sobrevive durante
la transición socialista e, incluso, si es alentada a que crezca en nombre del
“socialismo mercantil”, a largo plazo eso conlleva darle un nuevo impulso al
capitalismo que, como el ave Fénix, renace de sus cenizas, aunque haya sido políticamente
derrocado mediante la toma del poder por los revolucionarios. Por lo tanto, el
conjunto de la polémica del Che contra los partidarios del “cálculo económico” está
dirigida a cuestionar esta posición central de Stalin y Mao. Esta posición económica
es también política, como Guevara nunca deja de aclarar en sus artículos e intervenciones
polémicas.
Guevara, Lenin y la NEP
La mirada crítica a esta supuesta
“superviviencia de la ley del valor” y al “uso conciente” del mercado como
método indirecto, durante la transición socialista, el Che la prolonga más allá
del cuestionamiento de la afirmación de Stalin y Mao. La “herejía” del Che va
más lejos y más atrás todavía. Llega a cuestionar, incluso, la Nueva Política Económica
(NEP) que el propio Lenin planteó en 1921.
La NEP consistió, después del
primer período de la revolución bolchevique conocido como “comunismo de
guerra”, en la supresión de las requisiciones agrícolas y el otorgamiento de
legalidad a la manufactura y el comercio privados. A partir de la NEP, los
campesinos soviéticos podían vender libremente sus productos a los comerciantes
privados o llevarlos al mercado directamente, sujetos tan sólo a un impuesto en
especie. Evidentemente la NEP era un paso atrás muy importante para el proyecto
socialista. Lenin lo dio, no porque creyera que ese era “el camino estratégico hacia
el comunismo”, sino debido a la extrema debilidad de la revolución después de años
de guerra civil e intervención imperialista extranjera. Fue un producto de la necesidad
(aunque, luego, muchos socialistas mercantiles hicieron de ella una virtud...).
Respondió a una desfavorable
relación política de fuerzas. En la Rusia bolchevique, fue Nicolás Bujarin
quien intentó legitimarla teóricamente como un camino estratégico.
En los Apuntes críticos a la
Economía Política, lejos de celebrar la supervivencia de la ley del valor y el
mercado dentro del socialismo, como si fueran un camino estratégico, el Che
critica duramente a la NEP. Puntualmente, sostiene que ella “constituye uno de
los pasos atrás más grandes dados por la URSS”, a lo que más adelante agrega:
“así quedó constituido el gran caballo de Troya del socialismo: el.../...a Hart, el Che se había referido
a “los grandes polémicos del año 20 en la URSS” como “los más importantes para
nosotros”.
¿Había leído el Che Guevara a
Preobrazhensky cuando redactó los Los Apuntes críticos a la Economía Política?
No lo sabemos. Su libro La
nueva economía recién se publicará en Cuba en 1968 (en el N°22 de ese año, en
la revista cubana Pensamiento Crítico, Hugo Azcuy realiza una reseña elogiosa
del mismo). En México, también se publicará, pero todavía más tarde, en 1971
(por la editorial ERA vinculada a la nueva izquierda). Quizás el Che lo leyó en
ediciones europeas. En Oxford se publicó –en inglés- en 1965, mientras que
París recién apareció –en francés- en 1966.
Capitalismo, socialismo y
etapismo
Pero no será, únicamente, en la
interpretación de la ley del valor y su relación con la planificación
socialista dónde hallaremos la diferencia central entre Guevara y el stalinismo
de Mao Tse Tung y el propio Stalin.
La distancia central entre ambas
posiciones la encontramos, plenamente desarrollada, en el cuestionamiento del
Che Guevara a todo etapismo sociológico, historiográfico y político. Un
cuestionamiento de índole teórica, de largo aliento, que no respondía
simplemente a una urgencia coyuntural del Che por “quemar etapas” o a un
“apuro” suyo circunstancial (como lo sugieren, superficialmente, algunos
biógrafos) sino a una visión de la historia humana de neta filiación marxiana.
El etapismo –preconizado por
todas las corrientes stalinistas, sean las aggiornadas prosoviéticas de
Kruschev o las ortodoxas prochinas de Mao- consiste en separar las tareas
“democráticas”, o “burguesas”, o “agrarias”, o de “liberación nacional”, de las
tareas específicamente socialistas. Son bien conocidas, al respecto, las
clásicas posiciones de Stalin y sus seguidores en la materia
. En las notas de Mao Tse Tung al
Manual de la Academia de Ciencias de la URSS, el dirigente chino insiste en
diferenciar etapas en la lucha contra “el capital burocrático” –vinculado a la
dominación extranjera en China-, de la lucha contra “el capital nacional”.
Para el etapismo (se apoye en los
escritos clásicos de Stalin, en los manuales soviéticos o en los textos de Mao
Tse Tung) la revolución pendiente en América Latina no es socialista, sino
“agraria antimperialista” (como forma específica de la “revolución democrático
burguesa”).
Cuestionando duramente este tipo
de análisis, en Los Apuntes críticos a la Economía Política el Che vuelve a
insistir con la misma idea que también planteará en su “Mensaje a los pueblos
del mundo a través de la Tricontinental”: “Por otra parte las burguesías
autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo -si
alguna vez la tuvieron- y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que
hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”.
Mientras el Manual soviético,
analizado por Guevara, sostiene que: “La burguesía nacional participa en esta
lucha [para derrocar la dominación del imperialismo] y desempeña cierto papel
progresivo”; y mientras en sus comentarios Mao Tse Tung insiste, una y otra
vez, en diferenciar entre “el capital burocrático” – asociado en China a la
dominación extranjera- y “el capital nacional”, la posición del Che Guevara
rompe totalmente con dicha concepción.
En los Apuntes críticos a la
Economía Política, el Che replica y responde que: “Históricamente esto fue
cierto, en la actualidad es falso”.
Refiriéndose al “proceso de
alianza entre las burguesías y los capitales imperialistas”, Guevara plantea
que: “se produce una alianza entre explotadores de diversos sectores y los
grandes terratenientes incursionan en la industria y el comercio”.
Separando, aún más, las
posiciones propias de las preconizadas por el etapismo, Guevara agrega más
adelante en sus Apuntes críticos a la Economía Política: “La lucha contra la
burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar
a un final irreversiblemente exitoso”.
¿Cuál es la fuente teórica de
esta crítica abierta, nunca solapada, de Guevara al etapismo? En primer lugar,
la propia experiencia política de la revolución cubana. A diferencia del
antiguo Partido Socialista Popular; Fidel Castro y el resto de la dirección cubana
nunca separaron en dos al proceso revolucionario. El pasaje entre una fase nacional-antimperialista
y una fase socialista se dio en forma ininterrumpida. De allí en adelante,
todos los llamados internacionales realizados desde la revolución cubana al resto
de las organizaciones y pueblos de América Latina, siempre, apelaron a la idea
de una revolución socialista (no “democrático burguesa” ni
“agraria-antiimperialista”) continental. Desde las primeras declaraciones de La
Habana hasta las declaraciones de la Organización Latinoamericana de
Solidaridad (OLAS).
Aunque haya sido la principal,
ésa no fue seguramente la única fuente del Che. A pesar de que no aparece
citado explícitamente en sus libros y artículos del período, según el
testimonio del militante peruano Ricardo Napurí –que trabajó junto al Che durante
los primeros tiempos de la revolución en Cuba, desde 1959 a 1964, preparando contactos
con otros sectores revolucionarios sudamericanos, principalmente peruanos y argentinos-,
Guevara habría leído La revolución permanente (1930) de León Trotsky en el año
1960. El mismo Napurí le habría acercado, personalmente, este libro al Che al Banco
Nacional de Cuba y, a los pocos días, habrían mantenido un diálogo sobre el texto
ya leído por Guevara13
. (En los cuadernos de notas,
transcripciones de libros y apuntes teóricos redactados en Bolivia, el Che
volverá a leer a León Trotsky. En primer lugar, en esos cuadernos transcribe
varios fragmentos de La revolución permanente, extraídos de la antología
realizada por Charles Wright Mills: Los marxistas [1962 –el Che utiliza una
edición mexicana de 1964-]. En segundo lugar, en esos mismos cuadernos, Guevara
extracta numerosos pasajes de la Historia de la revolución rusa de Trotsky,
leída en una edición argentina. En ambos casos, luego de transcribir pasajes, sintetiza
su balance sobre Trotsky y sus obras).
De cualquier forma, tampoco se
agotan allí las posibles fuentes de la crítica guevarista al etapismo. Ya
durante los años ‘20, más precisamente en 1928, José Carlos Mariátegui había
planteado que: “La revolución latino-americana, será nada más y nada menos que
una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la
revolución socialista. A esta palabra, agregad, según los casos, todos los adjetivos
que queráis: «antimperialista», «agrarista», «nacionalista-revolucionaria». El
socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos”14
.
Es seguro que el Che conocía a
Mariátegui, tanto por su primera compañera Hilda Gadea (militante peruana) como
por haber mantenido amistad con el médico comunista peruano Hugo Pesce, delegado
de Mariátegui a la primera Conferencia Comunista Sudamericana de 1929.
(Pesce, a quien conoció en Perú
durante sus viajes juveniles, lo visitará en Cuba en los ’60). La “herejía” del
Che no termina tampoco en su crítica del etapismo. En estas apretadas líneas de
los Apuntes críticos a la Economía Política, Guevara también cuestiona el
recurrente hábito del marxismo ortodoxo –repetido en todos los manuales “científicos”
de la URSS, no sólo en los de economía- que consiste en atribuirle a fenómenos
históricos, que han sido producidos en condiciones y circunstancias coyunturales,
el carácter de... “ley”. Esta polémica aseveración de Guevara, ¿no tiene consecuencias,
a la hora de comprender el conjunto de la concepción materialista de la historia?
Creemos que sí. Pretender legitimar posiciones políticas coyunturales –como las
de la NEP-, en nombre de las temidas “leyes de la dialéctica” o las “leyes de
la economía”, constituye uno de los recursos metafísicos más dañinos que ha
sufrido el marxismo a lo largo de toda su historia.
Vinculando el problema de la
planificación (eje del debate de 1963-1964), con su marxismo humanista, en
estas notas Guevara vuelve a repetir sus opiniones críticas del “socialismo
mercantil”, siempre rebosante de fetichismo y cosificación. Allí define entonces
la planificación como “la posibilidad de dirigir cosas, de quitarle al hombre su
condición de cosa económica”.
En consonancia con esta
concepción, como en todos sus escritos anteriores, Ernesto Guevara vuelve a
apelar a la conciencia y la educación comunista, esos inmensos agujeros negros
del “socialismo real”. La educación comunista a la que aspira el Che, dirigida
a la construcción de una humanidad nueva, enfoca sus cañones contra el interés
material, ya que “apunta a que el individuo actúe de acuerdo a su deber social
y no a su barriga”. En esta sentencia reside, justamente, el corazón de su
concepción ética del revolución y el socialismo.
Por último, debemos prestar
atención al modo en que Guevara discute con las concepciones más catastrofistas
del marxismo. Según éstas, la caída del capitalismo en su prolongación
contemporánea, el imperialismo, es inevitable y está predeterminada.
La fuente de donde se extraen, a
menudo, este tipo de análisis proviene de la ley que Marx expone en el Tomo III
de El Capital, acerca de la caída decreciente de la tasa de ganancia. Frente a
este tipo de lecturas deterministas y catastrofistas, que aplican mecánicamente
esta ley, el Che sostiene que: “Los monopolios la contrarrestan a costa de los
países dependientes”.
En Marx no hay catastrofismo
economicista. Según ese mismo tomo tercero de El Capital, la ley tiene sus
elementos de contratendencia. Por eso, a contramano de los “ortodoxos” que se
sentaban a esperar, cruzados de brazos, a que el imperialismo se derrumbara por
sí solo, en forma automática (ya sea por sus crisis de sobreproducción o de
subconsumo) en estos Apuntes críticos a la Economía Política el Che alerta: “El
imperialismo tiene aún gran vitalidad”. ¿Cuáles son las consecuencias políticas
de este análisis? Pues que el imperialismo no se cae jamás solo..., ¡hay que
vencerlo para poder derrumbarlo!. Para ello hay que romper con todas las
recetas teóricas ortodoxas que nos invitan, invariablemente, a quedarnos
pasivos, somñolientos, con modorra, esperando y sin intervenir en política.
La invitación de Guevara y el
programa de Marx
A contramano de las antiguas
codificaciones positivistas del marxismo (que escindían ética de ciencia,
juicios de valor de juicios de hecho, voluntad y praxis política de
cientificidad) y de los “nuevos” intentos académicos del marxismo analítico (que
construyen una deontología normativa sobre la justicia al margen de la historia
y de la lucha de clases) en sus múltiples manuscritos, planes para futuros
estudios, apuntes, cartas y discursos el Che Guevara nos deja todo un programa
de investigación.
Articulando ética y crítica
científica de la economía política, crítica científica y política, política y
cultura, cultura e historia, historia y ética, Guevara nos invita, provocativamente,
a retomar la herencia olvidada de Karl Marx. Aquella donde la crítica de la
economía política, paradigma de cientificidad, se estructura en un ángulo totalizante
sobre una escala axiológica de valores que emergen de la historia y de la lucha
de clases.
Aceptar el desafío ético del Che,
retomando el programa teórico, político y epistemológico de Marx, nos permitirá
volver a instalar en la agenda actual de la izquierda la perspectiva política
radical, antiimperialista y anticapitalista, durante demasiado tiempo olvidada.
NOTAS DE LUKY DE MÁLAGA ??¡¡. POS LAS HE EXTRAVIADOS, SERÁ EN OTRO MOMENTO,...¡¡.