“Falta cultura empresarial para introducir robots en la construcción”

El experto en robótica aplicada a este sector Santiago Martínez de la Casa considera que su uso en España es todavía escaso y que las empresas deben empezar a analizar sus beneficios
Tunconstruct - RoboticslabFotoRobot para la inspección de túneles del proyecto Tunconstruct (UC3M). CréditoRoboticLabs UC3M.
Por José Carlos Sánchez
Los robots están invadiendo cada vez más aspectos de la vida cotidiana, desde las labores como mozos de almacén (ver Freight y Fetch: ‘robomozos’ de almacén que ni roban ni necesitan calefacción), hasta la asistencia y los cuidados domésticos (ver Un robot para cada abuelo). Incluso ya hay autómatas que empiezan a desenvolverse en el ámbito de la construcción (ver Este robot albañil coloca ladrillos tres veces más rápido que sus compañeros humanos). El uso de los robots en todas estas áreas ahorra tiempo y costes y evita que los humanos tengan que hacer tareas repetitivas y peligrosas.
Para lograr que cada vez haya más autómatas capaces de asumir posibles acciones desaventajadas en una obra, el investigador del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad Carlos III de Madrid (España) Santiago Martínez de la Casa trabaja en la creación de máquinas aplicadas al este sector. Para el experto, en España la automatización de la construcción es escasa, sobre todo si se compara con países como Japón, y la crisis económica no ha ayudado a mejorar el panorama.
¿Qué tipos de robots podríamos encontrar en una obra?
Conviene diferenciar en primer lugar entre dos grandes tipos de robots. Están los que realizan una tarea específica, como colocar ladrillos,  y los que, por decirlo de algún modo, construyen todo el edificio. Son sistemas de edificación automatizada capaces de realizar, por así decirlo, el edifico completo, algo que ya ocurre en Japón donde son pioneros en la introducción de robots en la construcción. Aunque la realidad es más compleja.
Según la Asociación Española de Robótica, los robots en construcción sólo representaron el 0,6% de su uso por sectores en 2014. Sin embargo, su potencial en esta industria está considerado uno de los mayores.
Su uso depende mucho del mercado de la construcción. En nuestro país se utilizan relativamente poco y principalmente en obra civil porque suele tener unas características más homogéneas. Una autovía siempre va a ser igual en 100 kilómetros, y ciertas tareas se pueden automatizar. Sin embargo, los edificios suelen ser obras bastantes singulares. Piensa que aunque tengas un robot que coloque ladrillos, no siempre vas a tener edificios que se construyan con ladrillos.
Entonces, ¿cuál sería el problema? ¿Falta tecnología o iniciativa empresarial?
Pensamos que es más una falta de cultura y concienciación en el mundo empresarial de la importancia de la investigación y la introducción de estos sistemas en la construcción. ¿Por qué ha tenido tanto éxito la automatización en la automoción? Porque tenemos tareas repetitivas que se realizan a lo largo de la cadena de producción. Realizarlas con robots aporta la ventaja de la rapidez, la calidad y la protección del trabajador frente a tareas peligrosas en entornos nocivos como la pintura. Y sobre todo lo libera de tareas tediosas y que no añaden valor a su trabajo.
Eso en el sector de la construcción no ha tenido mucho calado porque un edificio respecto a otro suele ser diferente. Y el coste de la inversión en robotización, en comparación con el beneficio que se va a sacar luego, normalmente el empresario no lo encuentra.
Si hablamos de obra civil en un puente de varios cientos de millones de euros, la introducción de estos sistemas sí tiene sentido en cuanto aumenta la productividad, disminuye costes y aumenta el beneficio.
La dependencia del mercado se debe notar.
En la década de 1990 había un gran nivel de investigación en robótica en construcción que se ha visto lastrada por el empuje de otros sectores y sobre todo por la burbuja inmobiliaria y la crisis del sector. No se ha perdido del todo el interés, pero sí que se ha distorsionado. Los desarrollos que han tenido éxito en los últimos años han ido enfocados a minimizar el coste de la construcción, a que sea más rentable el coste de la vivienda.
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Foto: Santiago Martínez de la Casa. Crédito: Santiago Martínez de la Casa
¿De qué manera puede afectar la introducción de robots a su relación con los trabajadores?
Es la pregunta que se plantea en todos los sectores donde se introducen máquinas automatizadas. Si va a eliminar su puesto, si va a ser innecesario en la obra… Pero la cuestión es que todos los años se ha visto que esto no es así. El rol del trabajador lo único que hace es cambiar. Donde antes tenía que hacer una tarea dura, manual y poner en peligro su integridad física; ahora es la máquina la que pasa a tener ese rol.
La máquina pasa a ser el peón y el peón pasa a ser supervisor. ¿Eso qué significa? Que el obrero, la persona detrás de la máquina, necesita más formación. Pero mayor formación implica que se pueda acceder a un mejor salario. De cara al trabajador suele ser una idea negativa sobre la implantación de una máquina en el entorno laboral, de cara al ingeniero que la pone es una mejora de las condiciones laborales del trabajador. Concienciar de esto al empleado es una cuestión de formación.
Además de la construcción, un robot también puede asumir otras tareas del sector como el mantenimiento, el control y la inspección, ¿correcto?
El tema de la inspección es una de las tareas que no solo se mantienen, sino que incluso están aumentando. Lo cual tiene cierta lógica. Estamos en un mercado en el que lo que se tiende es a intentar que las cosas que ya existen perduren más. Interesa no gastar más dinero. Tenemos un proyecto europeo de inspección de túneles con otros socios europeos llamado Robo-Spect. Su objetivo es mantener las estructuras que ya existen para alargar su vida. Es un campo de investigación que sigue estando bastante en boga.
¿Cómo ve el futuro de la robótica en la construcción? ¿Cree que se convertirá en una realidad común?
Nosotros seguimos trabajando en ello. A pesar de la crisis, no se ha parado la investigación. Por eso somos optimistas, que cuando la cosa mejore habrá más inversiones y se apostará por la automatización y la robotización. Además, la sociedad está cada vez más tecnificada, es más tecnológica. Incluso un mercado tan tradicional como el de la construcción tendrá que evolucionar en algún momento.
¿Veremos algún día a robots humanoides levantando edificios?
Este uso es… no te digo que lejano sino muy futurista. Queda muchísimo, muchísimo tiempo para que la tecnología de los robots humanoides pueda ser introducida en cualquier entorno fuera de los laboratorios.
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La Cuarta Revolución Industrial en España: el 43% de los empleos serán robotizados

2/03/2016 - 15:29


  • Se automatizarán miles de empleos, pero aparecerán nuevas profesiones
  • Las profesiones creativas tienen más probabilidades de permanecer
  • La educación deberá dotar de nuevas habilidades a la población
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Las máquinas están tomando el control del proceso productivo. Los trabajadores empiezan a ocupar un segundo lugar en este proceso y las consecuencias se empiezan a notar: tasas de empleo bajas, salarios estancados, desigualdad económica y sobre todo miedo al futuro. Parece evidente que los efectos a corto plazo de la que podría llamarse Cuarta Revolución Industrial no son ni serán positivos. Sin embargo, a largo plazo y tras un duro proceso de ajuste y aprendizaje este nuevo periodo puede ser una oportunidad, también para España.
A primera vista, en un mundo donde las máquinas realicen casi todos los procesos necesarios para producir bienes y servicios, parece obvio que la función del ser humano corre peligro. Como señalan los expertos de Caixa Bank Research en su último informe mensual, "las nuevas tecnologías pueden tener potencialmente un impacto negativo a corto plazo, al perjudicar directamente a algunos trabajadores que pierden su empleo o ven reducido su salario por culpa de la automatización".
Sin embargo a largo plazo estas máquinas pueden ser una ayuda fundamental para lograr un nivel de vida más alto. Durante ese proceso de transición, "es importante que existan unas políticas de empleo pasivas y activas adecuadas para paliar el impacto negativo y ayudar a que encuentren u nuevo empleo" las personas que sean sustituidas por máquinas. 
A pesar de las particularidades de la economía española, "un 43% de los puestos de trabajo actualmente existentes en España tienen un riesgo elevado (con una probabilidad superior al 66%) de poder ser automatizados a medio plazo, mientras que el resto de los puestos de trabajo quedan repartidos a partes iguales entre el grupo de riesgo medio (entre el 33% y el 66%) y el bajo (inferior al 33%)". 
Y es que la tecnología ya es capaz de automatizar profesiones cualificadas, lo que deja a salvo a un porcentaje muy pequeño de empleos. Las profesiones que tienen más probabilidades de permanecer intactas durante este proceso son las que se basan "en la interacción humana y la creatividad (médicos de familia, músicos, etc.)", sentencia el informe de la entidad catalana. 
Aunque una gran parte de los puestos de trabajo tienen riesgos de ser automatizados, "no hay que confundir el potencial de robotización de la economía con la desaparición de los empleos. La tecnología destruye profesiones, pero no la posibilidad de trabajar. La automatización de las profesiones que conocemos hoy en día ofrece la posibilidad de reorientar la naturaleza del trabajo, liberando a los trabajadores para que puedan dedicarse a nuevas actividades en las que desarrollen su potencial, como ya hicieron el aspirador o la lavadora en el ámbito doméstico".

La educación como herramienta

Por ello cobra más importancia, si cabe, la educación y la formación de las personas para que sus habilidades se adapten a estos cambios tecnológicos. "Cuando la tecnología avanza tan rápido que el sistema educativo no puede adaptarse al mismo ritmo, el paro y la diferencia salarial aumentan y, con ello, la desigualdad. Minimizar el periodo de ajuste es, por tanto, de suma importancia, por lo que resulta imprescindible anticiparse y diseñar medidas en materia educativa que ayuden a reducir los costes de esta transición". 
Si se logra aprovechar esta oportunidad y mejorar la educación, se puede usar esta nueva revolución tecnológica "para crear nuevas profesiones. Los robots tienen una gran capacidad lógica y de gestión del big data, pero la inspiración, la intuición y la creatividad quedan lejos de su alcance. Las mejoras tecnológicas ofrecen la oportunidad de enriquecer al conjunto de la sociedad", señalan los expertos de Caixa Bank Research. 
Tal y como señalaba el prestigioso economista Simon Kuznets, durante el proceso de transformación que conlleva una revolución industrial se producen ciertos cambios en los modelos productivos de los que sólo se benefician, en un principio, unos pocos individuos.
A medida que la sociedad se va adaptando al nuevo entorno y el capital humano va adquiriendo las habilidades necesarias para participar en el proceso productivo, la desigualdad de ingresos se reduce gracias al incremento salarial de las rentas más bajas. Se incrementa la frontera de producción y la mayor parte de los agentes logran un nivel de vida superior al estadio previo.