NUEVOS DOCUMENTOS DE LOS DIFERENTES ENCUENTROS COMUNISTAS,...¡¡. (( En general los dos espacios escriben en plan periodismo,...NO UTILIZAN EL SOCIALISMO CIENTÍFICO,... esto es así, porque es difícil, el socialismo científico,...¿ PERO CÓMO SE LO EXPLICAMOS A ELLOS Y A LOS LECTORES DE ESTE BLOG,...?¡¡. HAY QUE UNIR LUCHA DE CLASES, CRITICA A LA ECONOMÍA CAPITALISTA-IMPERIALISTA ACTUAL E HISTÓRICA,...Por ello hay que ser teórico de la lucha de clases, marxista analítico, uniendo el materialismo histórico y el dialéctico,...¿Pero otra vez, qué significo esto, hoy en día,...?¡¡. MIREN DIGO DE VEZ EN CUANDO QUE HAY QUE SABER EL FUTURO PARA CONOCER EL PASADO,...ESTO SE LO DIGO A LOS OBREROS NORMALES, ALGUNOS DE ELLOS MILITARON EN COMISIONES OBRERAS Y SIMILARES,...Os pondré un ejemplo: " estoy estudiando el libro la construcción del socialismo, mao tse-tung, textos ineditos presentados por hu chi-hsi...relata tiempo desde 1.970 hacia atrás,...respecto a esa fecha, hoy que lo estoy estudiando, es futuro,...entienden ¡¡: miren, como se prevé la estrategia de la tecnoplutocracia de cara al futuro,...( asunto o cuestión explicado en este blog, ) colonización interplanetaria, holocausto-genocidio gran parte de la humanidad; sabiendo eso, podemos saber el pasado, por ejemplo desde la primera guerra mundial hasta nuestros días,...AL IGUAL SABIENDO EL FUTURO QUE DEPARÓ TANTO LA URSS, COMO EL SOCIALISMO EN CONSTRUCCIÓN DE LA R.P. CHINA, podemos saber su evolución, su carácter, sus contradicciones, sus realidades,...sus antagonismos,...en el caso de la urss, pensar, saber o conocer el carácter de su actuación en la segunda guerra interimperialista mundial,...Podemos saber, despejar la lucha de clases global desde la primera guerra mundial, en la segunda, en la tercera permanente, en esta de holocausto generalizado, expolio, saqueo mafioso y estrategia expansiva proyectada por el capi-imperialismo global,...las nuevas contradicciones entre bloques, que carácter tienen los bloques actuales,...el papel político del proletariado global,...Muchas preguntas que hay, que muchas gentes se hacen,...Pero lo principal es romper intelectualmente e ideológicamente con el marxismo al uso, QUE ES romo, más QUE romo,...))
ESPACIO
ENCUENTRO COMUNISTA:
Boletín Rojo. 28 enero 2016
Posted
on enero 27, 2016 by encuentrocomunista
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← ENCUENTRO POLÍTICO Y LÚDICO ENTRE MILITANTES
MADRILEÑOS DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA
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de marat.asaltarloscielos:
28 de enero de 2016
Por Marat
1.-Un recorrido
retrospectivo:
El 26 de Septiembre de 2015 se
reunió en el CAUM (Club de Amigos de la Unesco, nacido ahora
hace 55 años como centro de resistencia cultural antifranquista) un numeroso
grupo de comunistas de todo el Estado, convocado bajo la idea de buscar un espacio de encuentro
queenfatizase lo que nos une, tanto a comunistas sin partido como acomunistas
con él. Un agrupamiento que estableciese un marco de reflexión y de
trabajo político conjunto, capaz de crear un clima de confianza, complicidad,
respeto y fraternidad entre nosotros y donde las diferencias políticas no
significasen posturas irreconciliables sino posibilidades de un debate abierto,
franco y que buscase el entendimiento y la unidad de acción.
Sabemos que hay quienes
desean una rápida unidad de todos los comunistas en un sólo partido. Quienes
dimos vida al proyecto de crear el Espacio de Encuentro Comunista (EEC) no
rechazamos tal objetivo pero somos conscientes de que se alcance o no, no será
un deseo rápido de lograr. Hay otros muchos pasos a dar y que, en la medida en
que nos reúnan en la reflexión y el análisis político, la convivencia
solidaria, el apoyo mutuo y la lucha política, habremos logrado metas muy
importantes por las que merecerá la pena todo nuestro esfuerzo. Si esa unidad
orgánica llegase algún día a producirse ha de haberse alcanzado con tales garantías
de buen trabajo que no se produjera una vuelta atrás, ni desacuerdos históricos
que más tarde diesen lugar a nuevas justificaciones de cisma. Hemos de recorrer
aún un largo camino de complicidades, búsqueda de puntos comunes y aceptación
natural de diferencias que no han de separarnos sino enriquecernos.
Cualesquiera que fueran el número de etapas que el EEC en su desarrollo, y con
vistas al acercamiento entre marxistas, llegue a cubrir con éxito, el trabajo
merecerá la pena porque nos habrá trasladado al conjunto de comunistas que se
impliquen en esta tarea a mejor lugar del que nos encontrábamos antes de
intentarlo.
De aquella primera
asamblea del 26 de Septiembre, el grupo promotor del EEC obtuvo el mandato de
poner en marcha un proceso hacia la organización de ese espacio de encuentro
entre comunistas que fuese generando una cierta articulación de este
agrupamiento y una propuesta de temas sobre los que discutir a partir de las
que pudiéramos ir facilitando el modo de entendernos y aproximarnos entre
nosotros.
Ello nos condujo hacia
la segunda asamblea, de carácter
organizativo, del31 de Octubre en la Asociación de Vecinos “La amistad
deCanillejas”. En ella, junto con la conveniencia de continuar la
discusión abierta en la primera cita, la cuál no podíamos cerrar
administrativamente porque el proyecto tiene mucho de necesario debate que vaya
generando la síntesis superadora de nuestras diferencias, vimos la necesidad de
proyectarla también hacia la acción y la presencia activa en las luchas de la
clase trabajadora.
Así mismo tomamos
conciencia de que debíamos alcanzar dos objetivos concretos:
- La creación de un órgano
coordinador de carácter eminentemente técnico y provisional, puesto que el
grupo promotor del EEC aún no estaba legitimado por los demás comunistas
del espacio para ser un órgano elegido y con funciones de dirección
política que conectase con el conjunto de personas que se habían vinculado
al proyecto en el primer encuentro.
- La aprobación de 6 áreas de
discusión que diesen lugar a otros tantos documentos
- Programa político (no confundir
con un programa electoral, como algunos hacen)
- Movimiento Obrero
- Internacional/Antiimperialismo
- Mujer
- Organización
- Formación,
A partir del resultado
de la discusión de dichos textos el EEC debería ir estableciendo puntos de
coincidencia, reforzando lo que nos une, debatiendo sobre los aspectos en los
que no coincidimos, sin cerrar la discusión en falso sino asumiendo que debíamos
continuar trabajando sobre ello, pero con una profunda y leal voluntad de
unidad en el proyecto de lucha por el socialismo y en la acción, marcando línea
política común.
De aquella asamblea
salimos con una Comisión Gestora de carácter provisional cuyo cometido era el
de llevar al EEC hasta su tercera asamblea en la que se debatieran los 6
documentos que deberían elaborarse antes del 15 de Enero (objetivo
logrado). En estos momentos los textos han empezado a ser discutidos en
grupos en distintos territorios para posteriormente volver a tratarlos en dicha
asamblea, que se celebrará los días 12 y 13 de Marzo en la sede madrileña del
sindicato CoBas. Dicha asamblea deberá dotar también al EEC de un
órgano de coordinación estable que facilite tanto la extensión territorial y
sectorial como la construcción del propio espacio y su presencia e impulso en
las luchas y movilizaciones de nuestra clase, la trabajadora, con una voluntad
muy clara: contribuir a la unidad de acción tanto de los comunistas
“independientes” (no organizados en partido) como de los que sí lo están. Si el
debate político leal y constructivo puede acercarnos, la lucha codo a codo
puede ir forjando una unidad práctica solidaria entre comunistas y con nuestra
clase.
En definitiva, la
tercera asamblea debe deliberar sobre los primeros documentos políticos del
EEC, los cuáles son materiales de arranque teórico del Espacio, con sus
inevitables insuficiencias propias de la deficiente formación política y de
análisis que padecemos hoy los comunistas y plantearse la forma de organización
del mismo para intervenir políticamente y en lo concreto en el impulso y apoyo
a la lucha de clases.
2.-Nueva etapa y nuevos
desafíos
Cada paso dado por el
EEC nos presenta nuevos retos. No puede ser de otro modo. Hasta ahora hemos
recorrido la parte fácil del camino. Ahora viene lo complicado.
Es así porque vamos a
pasar de la intención a los hechos.
El análisis en
colectivo de los documentos evaluará no sólo nuestra capacidad de elaboración
política, sino también y de un modo especial, el talante con el que abordamos
la discusión política. Será muy distinto el resultado si la enfocamos desde
posturas rígidas y dogmáticas, en forma de posición frente a posición, o como
contraste de perspectivas con la voluntad de acentuar los puntos de
coincidencia, si enfatizamos el continente o el contenido.
En el primer documento sobre el
que hemos discutido (Programa político), previo a la tercera asamblea, hemos
acertado plenamente tanto en el tono como en el enfoque, en la orientación de
la discusión política hacia la consideración de los documentos como material de
arranque teórico que paulatinamente deberán ser mejorados, desarrollados y
complementados. El objetivo no han sido tanto enmiendas concretas
como una serie de consideraciones sobre las limitaciones que se encontraban en
los textos y sobre las líneas de desarrollo posible de los mismos en el futuro.
El modo en el que en el
que afrontemos este reto en la tercera asamblea, nos aproximemos a las
necesidades organizativas del EEC y la manera en que les demos respuesta, la
forma que elijamos para organizarnos, tendrán una repercusión directa en cómo
seremos percibidos, en el grado de comodidad con el que se sientan los miembros
del EEC dentro del colectivo, especialmente quienes a su vez militan en
organizaciones, destacamentos y partidos comunistas y en el futuro mismo de
este agrupamiento de militantes.
Cuanto más fieles sean
las estructuras del EEC a la filosofía de encuentro, de espacio compartido, de
flexibilidad en la forma organizativa, de lugar común y acogedor para
comunistas sin y con partido, dónde nadie tenga que dejarse el carné de su
organización a la entrada, más posibilidades tendrá el proyecto de crecer y de
convertirse en una referencia compartida, querida, deseable y de pertenencia
para los comunistas en general.
Cuanto más rígidas
fuesen esas estructuras, cuanto más cercanas a la forma de organizarse y de
dotarse de una dirección clásica de partido, más dudas y suspicacias podrían
producirse, mayores dificultades para que comunistas con partido se acercasen a
lo que pudiera parecerles un esbozo de tal y más riesgos de que el proyecto del
EEC se malograse. Necesitamos coordinarnos antes que dirigirnos y necesitamos
agruparnos desde la base antes que crear núcleos territoriales y sectoriales al
modo partido. Es obvio que el EEC no puede ser una especie de suprapartido de
partidos. Ni sería democrático para los militantes de partidos que trabajasen
dentro del EEC, al verse abocados a elegir entre dos lealtades/disciplinas, ni
sería eficaz para los objetivos generales que pretendemos.
Pero a la vez es
necesario sortear el riesgo de una visión de invitado-delegado que algunos
militantes de organizaciones comunistas pudieran llegar a considerar como su
aportación al EEC. Para que la idea del espacio y del encuentro funcione es
necesario que los comunistas organizados en partidos lo sientan suyo, no se
limiten a “enviar” a un miembro de su organización en calidad de “visitante” o
de persona más o menos activa que participa en el EEC pero sin más compromiso
de su organización con el debate y la unidad de acción que entre todos debemos
forjar.
El ánimo fundacional
del Espacio de Encuentro Comunista es el de un punto de encuentro conceptual,
una propuesta de elaboración política, trabajo, formación y lucha en el que se
participa no por bloques ni corrientes políticas, ni por delegación sino con un
compromiso de trabajo militante puesto en común entre una amplia diversidad de
comunistas sin y con partido.
Para que se contagie de
forma amplia y general esa concepción de trabajo conjunto y solidario entre
comunistas, para que se impregnen de esa visión tanto los que están organizados
en partidos como los que no, es necesario que el proyecto no se sustente sobre
todo en el trabajo de los comunistas sin partido sino que participen de él un
considerable número de militantes organizados de modo más clásico. De otra
forma no se romperían las inercias de los comportamientos estancos, las
divisiones y recelos y los sectarismos entre nosotros. Por ese camino a lo sumo
llegaríamos a la fórmula de las plataformas que históricamente no han sido
capaces de superar los meros acuerdos cupulares, de compromisos mínimos ni de generar
hábitos de trabajo conjunto por la base.
Esta nueva cultura de
relación entre comunistas, lejos de debilitar a las organizaciones
preexistentes, las reforzaría porque las dotaría de una base social de la que
honestamente hemos de reconocer que apenas disponemos los comunistas
actualmente.
Actuar de este modo es
también un modo de compartir experiencias, conocimientos, recursos humanos,
voluntades y energías conjuntas, independientemente de que en el presente las
organizaciones comunistas existentes tengan sus propias tareas y objetivos.
Éste y no otro es el
camino para que sea posible recuperar el prestigio y la influencia de la idea
comunista dentro la clase trabajadora, algo tan necesario cuando el colapso de
lo que se conoce como “la izquierda” no ha ido acompañado por un giro hacia lo
que específicamente representamos los comunistas, marcados por una debilidad
política y organizativa que aún no hemos superado, y nos ha afectado incluso a
nosotros mismos, en ocasiones con la penetración de ideas reformistas en
nuestras filas. Es cierto que lo anterior ha de ir acompañado de la capacidad
de vencer otras insuficiencias políticas pero también lo es que la condición de
marchar juntos se vuelve imperiosamente indispensable.
La formación política y
de cuadros comunistas es una tarea imprescindible y urgente, hoy que tantas
capacidades humanas nos faltan para dar respuesta a los interrogantes que nos
plantea la clase trabajadora y a la necesidad de levantar de nuevo la corriente
de pensamiento y acción revolucionaria marxista.
Sin cuadros políticos y
militantes formados no podremos extender, hacer crecer, consolidar y dar
credibilidad a nuestro propósito.
Precisamente porque los
cuadros políticos no se improvisan en unos meses es tan apremiante que la
formación política sea uno de los primeros objetivos a la salida de la tercera
asamblea, cuestión en la que nos deberemos poner manos a la obra de manera
inmediata.
Por último, y aunque
hemos insistido con anterioridad en ello, es necesario que, al término de la
tercera asamblea, el EEC salga con una adecuada correlación entre teoría
(formación, debate) y praxis (lucha política y lucha de masas) porque
“Es cierto que el arma de la crítica
no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que
derrocarse con el poder material, pero también la teoría se convierte en poder
material tan pronto como se apodera de las masas”. (“En
torno a la Crítica de la Filosofía del Derecho”. K.Marx)
o, si se prefiere,
“No hay teoría revolucionaria sin
practica revolucionaria y viceversa” (Lenin)
- See more at:
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// BORRADOR DE DOCUMENTO
POLÍTICO-PROGRAMÁTICO
II ENCUENTRO ESTATAL “NO HAY TIEMPO QUE
PERDER”
Madrid, 2 de abril de 2016
Elaborado por el Grupo de Trabajo de la
Comisión de Contenidos surgida del Primer Encuentro. 02/02/2016
1. INTRODUCCIÓN
El Estado español ha sido en los últimos años, junto
con Grecia y otros países del sur de Europa, un laboratorio de luchas sociales,
de resistencia frente a los planes de la Troika y los gobiernos, de emergencia
de nuevas formas de lucha e indignación, frente a una crisis que desde los
gobiernos del PP-PSOE se ha descargado sobre los trabajadores y sectores empobrecidos.
Desde el 15M, las mareas, las huelgas generales,
marchas de la dignidad, luchas de mujeres, luchas emblemáticas como Panrico,
Coca-Cola, Movistar y muchas otras, los y las trabajadoras hemos salido a las
calles contra la degradación de nuestras condiciones de vida y contra un
régimen corrupto (sostenido por el bipartidismo del PP-PSOE, la Monarquía y el
centralismo de la Constitución del 78) que viene gestionando la crisis
capitalista en favor de los capitalistas y los poderosos.
El reflujo del movimiento social junto a la emergencia
de nuevos fenómenos políticos como Podemos, han fortalecido la ilusión del
“cambio social” por la vía institucional, dejando de lado la movilización
social.
Finalmente, el resultado de las elecciones del 20D
abre la posibilidad de un “gobierno progresista” con el PSOE, como han
propuesto Pablo Iglesias y Alberto Garzón de Izquierda Unida, o la convocatoria
a nuevas elecciones, donde puede repetirse el mismo escenario del 20D.
Frente a una aguda crisis social y política, y la
posibilidad de una falsa alternativa “progresista” encabezada por el PSOE con
el apoyo de Podemos e IU, es más necesario que nunca agrupar las fuerzas de los
que luchamos por desarrollar la movilización obrera y popular desde una
perspectiva anticapitalista y de clase. Porque un gobierno con el PSOE (los que
aplicaron reformas laborales, ingreso a la OTAN, despidos masivos, y niegan el
derecho a la autodeterminación, etc.) no puede brindar ninguna resolución a las
demandas sociales y democráticas más urgentes.
En ese marco, la convocatoria al primer encuentro “No
hay tiempo que perder” en Málaga, el pasado 28 de noviembre, y especialmente
del segundo encuentro estatal en Madrid que tendrá lugar el próximo 2 de abril,
son importantes pasos en este sentido.
Invitamos a todas y todos los que compartan esta
perspectiva, a sumarse al debate y a la construcción de un gran frente
anticapitalista y de clase en todo el Estado. Para ello, presentamos esta
propuesta de documento político-programático, para que sea debatido en todos
los territorios por todas las personas, colectivos y organizaciones que ya
estamos participando y las nuevas que se sumen a esta iniciativa, cuya
aprobación final se resolverá en el Encuentro de Madrid.
2. UNA CRISIS HISTÓRICA QUE MUESTRA LA BANCARROTA DEL CAPITALISMO
A partir de 2007 el capitalismo mundial ha entrado en
una nueva crisis, cuya profundidad sólo es comparable a la de 1929, aunque no
haya sido una depresión puntual y brutal como fue aquella, sino más bien un
tobogán hacia el desastre, salpicado de crisis agudas. Sus primeros efectos han
sido inflar el paro, extender la miseria, podar todas las conquistas sociales o
llevar a la bancarrota a países enteros como Grecia. Pero no se va a quedar
ahí.
La crisis comenzó en EEUU con la burbuja hipotecaria,
que luego se transmitió a Europa generando las mayores tensiones del euro desde
su nacimiento. Su próxima manifestación asoma desde China; no sólo volverá a
golpear a Europa, Japón y EEUU, sino que ya se está extendiendo por los países “en
desarrollo” que creían estar “desacoplados” de ella, como Argentina, Brasil o
India.
Sus orígenes se remontan a las últimas décadas. A
principios de los 70´s estallaron varias crisis sucesivas que indicaron
claramente a la clase dominante la necesidad de un cambio de estrategia: pasar
del “estado del bienestar” al llamado “neoliberalismo”. Un vendaval se desató
contra las clases trabajadoras y populares en todo el mundo, con precarización,
privatizaciones, pérdida de derechos… En este marco se produjo la caída del
muro de Berlín y el fin del llamado “socialismo real”. Parecía que la clase
dominante pretendía volver al siglo XIX. Consiguieron lo que buscaban. Los
beneficios aumentaron de nuevo, pero no lo suficiente para retomar la inversión
productiva. Las ganancias se perdieron en burbujas financieras e inmobiliarias.
El “miniboom” de los 90´s se transformó en el hundimiento de 2007-8.
No es un problema de “malas políticas”
(“neoliberalismo”), no es un problema de “excesivo peso de lo financiero”. Es
el propio capitalismo como tal el que es un problema. Para que la sociedad
pueda avanzar y vivir, el capitalismo debe morir.
Nunca antes en la historia hubo tanta tecnología
aplicada a la producción. Tampoco nunca el conocimiento estuvo tan a mano de la
mayoría de la población. Ni hubo tales masas de personas en el mundo
alfabetizadas, con educación primaria e incluso superior. El resultado es que
se producen alimentos suficientes para todo el mundo a pesar del aumento de la
población mundial. El resultado es que la productividad del trabajo permitiría
mantener e incluso aumentar el producto total repartiendo el trabajo entre
todos y todas y disminuyendo, quizá a la mitad, la jornada laboral.
Sin embargo, lo que vemos en el mundo son sociedades
estancadas, la plaga del paro avanzando con botas de siete leguas, la miseria
inundándolo todo. Vemos cómo la mayoría trabajadora va perdiendo constantemente
cualquier conquista social arrancada en las últimas décadas. Vemos el mundo
azotado por el hambre y las guerras.
Al mismo tiempo, vemos a una ínfima minoría
enriquecerse cada vez más. Los derechos democráticos duramente arrancados se
convierten en burlas; el poder impersonal del mercado lo domina todo. El mundo
camina como sonámbulo de vuelta a la barbarie, dando tumbos de crisis en
crisis, mientras se aniquilan los recursos naturales y se aplasta a la mayoría
de la sociedad.
La causa de esta contradicción no es la “naturaleza
humana”, ni la “sociedad industrial”, ni la “civilización”. La causa es el
capitalismo. La causa es el sistema en el que todo se produce como mercancía
para ser vendida, en el que la fuerza conductora es la búsqueda de beneficio
por parte de la minoría que detenta el monopolio de la propiedad de los medios
de producción. Minoría que pone la obtención de ganancias como condición para
permitir vivir al resto. Toda posibilidad de progreso se condiciona a este
objetivo.
3. LA DESCARGA DE LA CRISIS SOBRE LOS SECTORES POPULARES EN EL ESTADO ESPAÑOL
La crisis mundial golpeó con fuerza al capitalismo
español desde el principio. En un primer momento esto lo vimos con el disparo
de las cifras de desempleo, especialmente a comienzos de 2009. A partir de mayo
de 2010 Zapatero entró, tras las demandas de la UE y EEUU al desatarse la
crisis de deuda griega, en la senda de las políticas de ajuste. La democracia
para ricos fundada en 1978 declaraba una guerra a los sectores obreros y
populares para hacernos pagar la crisis que todavía dura.
La lista de “bajas” por nuestra parte es enorme. A día
de hoy son casi cinco millones de parados y el paro de masas ha venido para
quedarse, la mayor parte de los analistas auguran una década más de niveles de
paro de dos dígitos. De ellos solamente el 55% tiene cobertura de desempleo y
150.000 hogares tienen a todos sus miembros parados.
Pero además aquellos que conservan el empleo lo hacen
con salarios un 25% inferior a 2007, con tasas de precariedad y subempleo que
afectan a casi la mitad de los trabajadores ocupados.
Todo ello se ha podido llevar adelante gracias a las
sucesivas reformas laborales del PSOE y el PP. Éstas allanaron el terreno con
la expansión de la precariedad, la subcontratación y las rebajas al despido. La
de 2012 vino a dar un puntillazo terrible que ha convertido los convenios
colectivos en poco más que papel mojado ante la voluntad unilateral de las
empresas.
Este incremento brutal de la explotación ha hecho que
el número de trabajadores pobres crezca en un 20% durante la crisis, hoy son
más de dos millones. Otros dramas sociales, como los desahucios, tiene una
relación directa con este aumento de la precariedad y el desempleo.
Estas cifras se ceban especialmente con los sectores
más vulnerables. Uno de cada cuatro menores sufre pobreza infantil. La tasa de
paro entre los inmigrantes triplica la de los nativos, y además aquellos que
están en situación irregular han perdido el derecho a la sanidad universal y
sufren más intensamente las redadas policiales o la amenaza de ser encerrados
en un CIE y expulsados súbitamente. Las mujeres siguen cobrando hasta un 25%
menos que los hombres por realizar el mismo trabajo y los recortes en
dependencia y servicios públicos hacen que se haya incrementado la carga del
trabajo de cuidados y reproductivo que recae en su mayoría en ellas. Las
personas con dependencia ven como su calidad de vida y la de sus familias cae
en picado mientras se recortan las ayudas y recursos. O los pensionistas,
especialmente los que tienen cuantías más modestas, vienen perdiendo poder
adquisitivo año tras año, mientras se les imponen medidas de copago o se
convierten muchas veces en el único sustento de toda la unidad familiar.
Esta es la realidad de la clase trabajadora y los
sectores populares en el Estado español. Mientras se iba agudizando la crisis
social los distintos gobiernos no han dudado en poner en marcha grandes
rescates millonarios a la banca y las grandes empresas -como las concesionarias
de autopistas-. Rescates que se han sufragado con una socialización de las
pérdidas histórica, y que se está amortizando con el desmantelamiento de la
educación, la sanidad y el resto de servicios públicos.
4. EL IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE EL RÉGIMEN DEL 78
El régimen político fundado en la Transición se
encuentra hoy en una crisis de enorme magnitud. Los efectos de la crisis
económica sobre los trabajadores y las clases populares, combinados con una
política de rescates millonarios a la banca y grandes capitalistas y los
mayores recortes sociales desde la Dictadura, desnudaron a ojos de millones el
carácter de esta democracia para ricos. El lema con el que nació el 15M, “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, sintetizaba
la profunda crisis de representación abierta de 2011 en adelante.
El rechazo a los políticos capitalistas y las políticas
de austeridad fueron el pistoletazo de salida para una crisis de legitimidad
que se extendió a casi todos los pilares del régimen heredero del Franquismo. A
los partidos del Régimen, se sumó la misma Corona, salpicada de lleno por casos
de corrupción y muestras de nepotismo sin disimulo. Las fuerzas policiales se
evidenciaron como un brazo armado para imponer las políticas de los grandes
empresarios y perseguir a los luchadores sociales. La sacrosanta unidad de
España fue puesta en duda con la emergencia del movimiento por el derecho a
decidir en Catalunya en 2012 de una forma masiva.
Todos estos elementos fueron configurando una crisis
de régimen que hacía emerger importantes demandas democráticas. Algunas tan
centrales para el régimen político como el cuestionamiento de la propia
Monarquía o la defensa del derecho de autodeterminación de las nacionalidades.
Otras en exigencia de una democracia más “generosa”, contra la corrupción, las
puertas giratorias y demás mecanismos existentes que facilitan que el Estado y
el gobierno sea, parafraseando a Marx, el consejo de negocios de los grandes
capitalistas.
Estas demandas democráticas han estado en todo momento
planteadas junto a otras sociales y económicas en contra de que la crisis la
paguemos los trabajadores y los sectores populares, contra los despidos, las
contrarreformas laborales, los recortes sociales… Y también junto a la defensa
de otros derechos democráticos recortados como el de manifestación, huelga o el
derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
El Régimen del 78 y sus diferentes agentes no se han
quedado de brazos cruzados y están haciendo todos los esfuerzos posibles para
bloquear -unos- o “reconducir” -otros- esta crisis hacia algún tipo de
“autorreforma” o segunda Transición. Entre ellos cabe destacar la burocracia
sindical de CCOO y UGT, que ha trabajado incansablemente para evitar que la
clase trabajadora pudiera intervenir en esta crisis con sus propios métodos de
lucha. Para ello han bloqueado y boicoteado las posibles respuestas que los
trabajadores han tratado de dar a los numerosos ataques recibidos. Evitar que
la movilización social pasara de movilizaciones callejeras a afectar de lleno a
la producción, ha sido una condición clave para asentar la idea de que la
“protesta” no podía cambiar las cosas.
Sobre este relativo reflujo se asentó el auge de los
nuevos proyectos reformistas. Éstos contribuyeron a asentar la idea de que la
movilización no era el camino y que este pasaba por intentar ocupar espacios
institucionales. El nuevo reformismo, Podemos, busca, en sus propias palabras,
un nuevo consenso o “compromiso histórico”. Esto no es otra cosa que una nueva
transición dentro de las reglas del juego del sistema capitalista y los límites
y mecanismos del mismo régimen político. Para ello buena parte de las demandas
que se habían expresado en la calle contra el Régimen y las políticas
capitalistas debían quedarse en el cajón.
Las direcciones sindicales colaboran con esa misma
orientación bloqueando la posibilidad de que se ponga en marcha el movimiento
obrero. Se trata de mantener los centros de trabajo tranquilos y aquellas
luchas que salen totalmente aisladas, para que no se enturbie el proceso de
“diálogos”, “pactos” y nuevos “consensos”, para que evitar que se pueda ir más allá
de un simple cambio cosmético.
A día de hoy uno de los elementos más dinámicos y que
al mismo tiempo actúa de “piedra en el zapato” para que se abran paso estos
proyectos de “autorreforma” sigue siendo la cuestión catalana. La profundidad
de la reivindicación del derecho a decidir por millones de catalanes ha sido
hasta ahora un obstáculo para que el movimiento democrático nacido con la Diada
de 2012 pueda desactivarse por quienes trabajan para ello. El principal partido
de la burguesía catalana, CDC, decidió entonces ponerse a la cabeza de dicho
movimiento con la figura del President Artur Mas.
En estos tres años, Mas ha actuado como “capitán”
logrando que el movimiento no mantuviera una dinámica sostenida de
movilización, sino de movilización puntual, ordenada, aunque masiva, en cada
11S. Así se conjuraba el “peligro” para CDC y el mismo Régimen del 78 de que la
lucha por el derecho a decidir confluyera y azuzara movilizaciones por otras
demandas democráticas y sociales, y que de esta manera los sectores obreros y
populares pudieran entrar de lleno en el movimiento.
Mas, CDC y hoy Carles Puigdemont, buscan darle al
movimiento una salida institucional y de negociación con el Estado central. Una
vía muerta que recrea la ilusión de un acuerdo con un régimen cuya constitución
no sólo niega tajantemente el derecho de autodeterminación, sino que deposita
en el Ejército y la Corona la defensa de la unidad territorial forzosa.
Aunque CDC como partido ha sufrido el desgaste de su
política de recortes y casos de corrupción, en ningún momento ha perdido la
hegemonía política ni la dirección del movimiento. ERC le ha brindado un apoyo
incondicional y comparte su hoja de ruta. Por otro lado, la CUP ha mantenido
estos tres años una estrategia de “mano extendida” en lo nacional. Un
importante error político, pues la emancipación nacional es imposible
conquistarla de la mano de quien se niega a poner en marcha las fuerzas
sociales necesarias para conquistarla -la derecha catalana-ni el apoyo de las
clases populares unidos a la derecha catalana, y además deja pegados a los
sectores populares a los representantes políticos de la burguesía catalana.
Esta política ha tenido su último capítulo en el pacto
entre la CUP y JxSí para favorecer la investidura de Carles Puigdemont y la
estabilidad parlamentaria de su gobierno.
En los próximos meses veremos cómo los distintos
agentes siguen trabajando para dar una salida a esta profunda crisis política.
Desde Madrid, Iglesias y Sánchez; desde Catalunya, Puigdemont y Junqueras. El
peligro de una nueva Transición que deje en el tintero otra vez las grandes
aspiraciones democráticas y sociales que se han expresado en la calle desde
2011, está inscrito en la situación. Contra este riesgo es necesario levantar
un programa y una estrategia alternativas.
5. LAS IZQUIERDAS DESDE EL 15M AL 20D: UN BALANCE DE PODEMOS E IZQUIERDA
UNIDA-UNIDAD POPULAR
La crisis capitalista iniciada en 2008 ha tenido
efectos devastadores en las clases populares y la juventud. El aumento del
paro, de la precariedad, los recortes en servicios públicos… fue generando un
cuestionamiento de relaciones sociales e instituciones que hasta el momento
estaban prácticamente intactas. Este desapego irrumpió en la escena social en
2011 con el movimiento 15M.
El movimiento 15M situó en el centro del debate
público cuestiones como la precariedad, el paro y el impacto devastador que
tiene a nivel social, la acumulación de viviendas en manos de los grandes
bancos, la corrupción política, los recortes en servicios públicos mientras se
sigue pagando una deuda ilegítima y otras muchas demandas sociales y
democráticas.
No es casual que haya surgido en un contexto como éste
en el que, no sólo se vive una crisis profunda sino que, además, las
organizaciones políticas y principalmente las direcciones de las grandes
centrales sindicales no estaban dando ningún tipo de respuesta ante los
problemas de l@s trabajador@s. Entre la Huelga General que se convoca en
septiembre de 2010 y el surgimiento del 15-M en mayo de 2011 las direcciones de
los grandes sindicatos permanecieron impasibles -con la aprobación entre medias
del “pensionazo”-.
El proceso que se da con el 15M se articuló, tanto a
nivel organizativo como en términos estrictamente políticos, de una manera
contradictoria. El punto de partida es un contexto de despolitización
generalizado durante más de 30 años, con una débil experiencia política de
masas, lo cual tuvo una traducción directa en las dificultades y limitaciones
de la propia dinámica del movimiento. Esto se visibilizó de una manera muy
clara en que no hubo ninguna posibilidad de generar una coordinación del
movimiento a nivel estatal y a su vez las líneas políticas centrales no estaban
definidas ni había una orientación sobre cómo hacer avanzar el movimiento.
El 15M ha tenido la gran virtud de funcionar como un
gran estallido que, a la vez que provocó una politización masiva, obligó a
resituarse a todos los actores políticos y sociales. En este contexto surgen
importantes movimientos autoorganizados como las mareas o la PAH. Estas luchas
y movimientos supusieron un paso fundamental en la articulación de todo el
movimiento 15-M y lo que surgió en su entorno.
En este contexto de politización creciente se dan
importantes luchas en centros de trabajo por toda la geografía del Estado
español, algunas de ellas convertidas en auténticos referentes del movimiento
obrero como las luchas de l@s trabajador@s de Panrico, Coca-cola o las Marchas
de los Mineros a Madrid en 2012, sin olvidar las dos importantes huelgas
generales de 2012 contra la Reforma Laboral del PP que mostraron la potencialidad
de la confluencia entre el 15M y los movimientos sociales que activó y la lucha
de la clase obrera.
En un clima social tan convulso, los poderes políticos
y económicos cerraron filas con la Troika y el recambio PSOE-PP ofrecía más
ajustes. A la izquierda del PSOE, la propia Izquierda Unida era partícipe del
régimen y cómplice de las políticas de austeridad de la mano del PSOE en
Extremadura, Andalucía y muchos Ayuntamientos. Esto supone importantes
contradicciones para el conjunto de su militancia, llegando a extremos como en
las Marchas de la dignidad en 2014 en las que se manifestaban contra sus
propios dirigentes en Andalucía. Los casos de corrupción a partir de 2012 que
atraviesan la geografía institucional también la golpearon.
Frente a una izquierda reformista acomodada en las
instituciones, en lucha con sus propias bases, a principios de 2014 surge
Podemos. Un proyecto que fue visto por miles como un nuevo proyecto fresco y
atractivo que quería disputar electoralmente el poder al bipartidismo. Tras las
elecciones europeas que inauguran el ciclo electoral se aceleró la
cristalización de un programa de reforma del Régimen y el sistema capitalista.
Asistimos a la caída de elementos programáticos clave como el no pago de la
deuda, los derechos básicos de l@s trabajador@s, la salida de la OTAN…a la vez,
que el movimiento de los círculos se ve rápidamente verticalizado.
A la vez que se visibilizó la crisis institucional
(abdicación del rey, proceso soberanista en Catalunya…), hubo un marcado freno
de la movilización, canalizando el descontento hacia la vía institucional. El
bipartidismo buscaba por su lado una recomposición con Ciudadanos, mientras
Podemos se convertía en una amenaza electoral para el régimen y se postulaba
como una alternativa ante las políticas que se venían haciendo. Se proponía
como una falsa alternativa antiausteridad para todo el músculo social que había
estado en el 15M, las mareas y también participado en las tres últimas huelgas
generales. Falsa alternativa antiausteridad, ya que limitó su agenda en torno a
medidas con mucho rédito electoral -como la corrupción o la transparencia- pero
sin entrar a cuestionar la lógica económica del sistema capitalista, la
concentración de la riqueza en muy pocas manos y abandonando demandas democráticas
más rupturistas, como las que cuestionaban la Monarquía.
En las Elecciones Europeas y en el periodo siguiente,
IU sufrió un desgaste brutal. Un desgaste que toca su suelo en los primeros
meses de 2015, coincidiendo con el ascenso de Podemos en las encuestas.
Izquierda Unida encuentra en los procesos llamados de “unidad popular” o
“candidaturas ciudadanas” para las municipales una tabla de salvación para
amortiguar el descalabre, apareciendo detrás de Podemos y con cierto aire de
renovación a nivel de discurso. Los buenos resultados obtenidos a nivel
electoral de estos procesos le sirvieron como un precedente en el que IU se
apoyó para plantear fórmulas similares a éstas para las Elecciones Generales.
Sin embargo, la dirección de Podemos con Pablo Iglesias a la cabeza embarcados
en su viaje al “centro del tablero” cerraron la puerta a esta posibilidad aún a
pesar de que no tenían diferencias programáticas significativas. Finalmente,
Izquierda Unida se vio obligada a presentarse en solitario detrás de la fórmula
de Unidad Popular.
Un proyecto en el que Izquierda Unida escenifica un
proceso similar a los de Podemos, con mucha importancia de lo mediático a
través de la figura de Alberto Garzón, escasa participación de las bases en la
construcción programática (que acabó siendo una versión similar al de Podemos)
y con una campaña centrada en la importancia de tener presencia en las
instituciones. Una candidatura con el único objetivo, al igual que Podemos, de
articular en el plano institucional todo el ciclo de descontento social y de
luchas que se abrió con el 15-M.
La culminación de ambos proyectos la encontramos el
pasado 20 de diciembre. Dos organizaciones a la izquierda del PSOE, sin
diferencias políticas importantes, que plantean como única salida ante los
problemas de la mayoría trabajadora y la juventud la gestión amable de la
crisis, y un proceso de “regeneración democrática” desde dentro ante la
profunda crisis política del Régimen del 78. Una suerte de auto-reforma, en
acuerdo y pacto con el PSOE, que se está escenificando en las negociaciones con
Pedro Sánchez para formar un “gobierno progresista”.
Porque este y no otro puede ser el resultado si avanza
la propuesta que Pablo Iglesias hizo al rey Felipe VI de formar un Gobierno de
coalición con el PSOE, con el socialista Pedro Sánchez como presidente, el
líder de Podemos en la vicepresidencia y un reparto proporcional de ministros,
entre quienes entraría también Izquierda Unida.
Aunque todavía falta que el tortuoso proceso de
investidura y de negociaciones se desarrolle y nadie pueda descartar aún la
convocatoria a nuevas elecciones, la política de formar un “gobierno de
izquierda” con el PSOE y la bendición de la Monarquía, como defiende la
dirección de Podemos, IU y las candidaturas de confluencia, aunque plantea una
salida a la crisis de gobernabilidad que dejaron las elecciones del 20D, es
contraria a la resolución de las principales reivindicaciones democráticas y
sociales pendientes. Lejos de ello, un pacto de gobierno con uno de los
principales partidos capitalistas que han sostenido el Régimen político del 78,
solo puede facilitar su regeneración.
En esta misma línea estratégica, ni Podemos ni
Izquierda Unida cuestionan la propiedad privada de los que ostentan las
riquezas ni el orden establecido, sino que tienen como objetivo generar nuevos
consensos sin poner en entredicho la lógica del sistema capitalista. Generando
falsas esperanzas sobre las posibilidades que, como hemos visto en Grecia con
el gobierno de Syriza, existen de solucionar los problemas por la vía
exclusivamente institucional, renunciando en sus tareas a medio plazo a la
autoorganización de la mayoría social que está sufriendo la crisis.
6. POR UN PROGRAMA QUE ABRA EL CAMINO A UNA SALIDA DE RUPTURA ANTICAPITALISTA
CON EL RÉGIMEN DEL 78
Ante la ofensiva sin tregua de los capitalistas que
estamos sufriendo los trabajadores y sectores populares y ante el riesgo a que
se nos “cuele” una segunda Transición que regenere al moribundo Régimen del 78,
es necesario levantar un programa que de una salida obrera y popular a la
crisis capitalista y del régimen político.
Un programa que debe dar una respuesta a las demandas democráticas y sociales que se vienen
expresando en la calle de 2011 en adelante en aquellos que aspiran a una
democracia “más generosa”.
Debemos denunciar la democracia para ricos en que
vivimos y levantar demandas para acabar con la casta de políticos capitalistas
tales como que ningún cargo público cobre más que el
salario medio de un trabajador cualificado, la abolición de todas las dietas, pensiones y privilegios,
la revocabilidad de
todos los cargos electos, la desaparición
del Senado, la formación de una sola Cámara legislativa y ejecutiva elegida entre
todos losmayores de 16 años con independencia de
su sexo u origen en circunscripción
única, elfin de la
“casta judicial” y el juicio por
jurado popular.
Un programa que debe defender todos los derechos
democráticos mutilados en el actual régimen, que plantee la abolición de la Ley Mordaza, el derecho a disponer de su propio cuerpo de
las mujeres, las reivindicaciones pendientes de las personas LGTB, la disoluciónde
tribunales y legislación de excepción como las Leyes Antiterroristas o la Audiencia Nacional y
la libertad y desprocesamiento de todos
los presos por luchar, así como eljuicio y castigo a todos los criminales de la dictadura que
siguen vivos y los que han seguido maltratando, torturando y asesinando
en democracia.
Debemos levantar todas las demandas democráticas
estructurales que siguen pendientes desde la Dictadura, como al efectiva separación de la Iglesia y el Estado -incluyendo el
fin de todo financiamiento público, la devolución de todo el patrimonio
expoliado por la Iglesia durante décadas y el fin de los conciertos educativos-
, el fin de la Monarquía, la salida de la OTAN, el fin de las leyes de extranjería, los CIEs y la apertura de las fronteras, laretirada de todas las tropas españolas en el extranjero
y la devolución de
los enclaves coloniales de Ceuta y
Melilla.
Como parte de éstas, la lucha el derecho a la autodeterminación para todas las
nacionalidades que hoy están dentro del Estado español, y en especial
ahora Catalunya por
lo dinámico del movimiento democrático allí, es fundamental. Para conquistarlo
no se puede ni confiar en que éste sea “otorgado” por un pacto por arriba con
los agentes del Régimen del 78 y la Corona, ni en los representantes políticos
de la burguesía catalana que no están dispuestos a poner en marcha las fuerzas
sociales que deberían conquistarlo. Es necesario pelear por éste tanto en
Catalunya como en el resto del Estado, por medio de impulsar la movilización independiente de los trabajadores y sectores
populares en contra del Régimen del 78 y la Monarquía, obstáculos
totales para que las nacionalidades puedan conquistar el derecho de
autodeterminación.
Un programa que también debe plantear una salida obrera a la crisis para que ésta sea pagada por los capitalistas. Que
plantee luchar por el subsidio de desempleo indefinido hasta acabar con el
paro, un programa contra el desempleo de masas peleando por laprohibición de los despidos y el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial.Porque
toda fábrica que cierre o despida sea nacionalizada
y puesta bajo el control de sus trabajadores.
Que combata los desahucios
levantando la prohibición de los mismos y la expropiaciónde todos los pisos vacíos en manos de la banca y los especuladores como
base de un parque de viviendas público cuyos alquileres no superen el 15% del
salario familiar.
Que proponga la lucha
contra las políticas de ajuste y por unos servicios públicos gratuitos, universales y de calidad. Que
sean suficientemente financiados y puestos bajo el control de trabajadores y usuarios
para garantizar el derecho a la sanidad, la educación, la suficiencia
energética o el acceso a la cultura a toda la sociedad.
Para todo ello será necesario tomar medidas
elementales como el no pago de la deuda, lanacionalización de todo el sistema financiero, de
los sectores estratégicos, las grandes empresas y la aplicación de fuertes impuestos a las grandes fortunas que se
enriquecieron tanto con las vacas “gordas” como con las “flacas”.
Para evitar el sabotaje, el alzamiento de bienes, para
evitar el paro, para que estasnacionalizaciones no
sean una muleta para el capital sino un progreso para las clases populares, hay
que poner todas las empresas, públicas y privadas, bajo control de los trabajadores. La representación
electa de la plantilla debe tener voz y derecho de veto en todas las decisiones
-contratos, cierres, despidos – que afecten a los trabajadores.
Se trata de un programa para expropiar a los
expropiadores, para hacer que sean los capitalistas y grandes fortunas los que
paguen la factura de la grave crisis social y económica que nos está condenando
a la miseria a millones. O se salvan ellos, como viene sucediendo desde 2007, o
nos salvamos nosotros.
Un programa así no cabe dentro de los estrechos
márgenes del Régimen del 78, de la UE del capital y del sistema capitalista.
Por eso no es posible plantearlo sin explicar la necesidad de romper esas
“líneas rojas” que nos han vendido como insalvables.
Una democracia “más
generosa” no es algo conquistable dentro del régimen político
heredero de la Dictadura franquista, tampoco por medio de un “proceso constituyente” limitado que nazca de sus entrañas. En
contra de esta ilusión, creemos que la única forma en que se podría conquistar
un proceso de este tipo realmente libre y soberano sería por medio de la organización y métodos de lucha de la clase trabajadora y los sectores
populares.
La posibilidad de poder decidir y discutir todo, de
poder dar una resolución efectiva de los grandes problemas sociales y
democráticos, no vendrá de ningún gobierno de los partidos capitalistas, ni de
la democracia para ricos que representa el Régimen del 78. Por ello creemos que
la pelea por un programa así debe hacerse en la perspectiva de acabar con el
gobierno de los capitalistas y conquistar un gobierno de los trabajadores y sectores populares.
De la misma manera, un programa de este tipo no cabe
dentro de ninguna ilusión en la negociación o reforma de la UE. La pelea por
una salida de este tipo llevará inmediatamente al choque con la Troika y los
capitalistas del resto de países europeos. Por eso debemos pelear por él desde
una perspectiva internacionalista, que busque la alianza con el resto de
trabajadores y sectores populares del mundo, empezando por nuestros hermanos
del continente, para que sea parte de la lucha por una Europa de los trabajadores y los pueblos contra la UE del capital y
la Europa fortaleza.
7. RETOMAR UNA ESTRATEGIA BASADA EN LA MOVILIZACIÓN SOCIAL CON LA CLASE
TRABAJADORA AL FRENTE
Levantar y llevar a cabo un programa de estas
características, que nos permita salir de la crisis en condiciones favorables
para las clases populares, implica necesariamente la concienciación, la
movilización y la autoorganización de tod@s aquell@s que estamos padeciendo las
consecuencias de las políticas destinadas únicamente a producir beneficios para
unos pocos.
Generar un poder construido desde abajo, inserto en
los centros de trabajo y de estudio, en los barrios y pueblos, es lo único que
permite no claudicar ante las políticas impuestas por la Troika o cualquiera de
las instituciones al servicio de la clase dominante. La vía no es la
negociación, la experiencia griega ha sido la mayor demostración de la
imposibilidad de mejorar la vida de l@s trabajador@s mediante un acuerdo con
las mismas. La vía es la movilización para la transformación social.
La intervención en las instituciones del Estado
capitalista es un espacio desde el que podemos apoyar esa construcción de un
poder desde abajo, para visibilizar, popularizar y defender las
reivindicaciones de los movimientos sociales, luchas laborales, feministas o de
otro tipo.
Por un lado, una tarea central en los parlamentos,
diputaciones o ayuntamientos, es ser el altavoz de las luchas, servir de apoyo
logístico, económico, mediático y legal de las mismas, y así dar el mayor
impulso posible para que logren victorias concretas, que refuercen la necesidad
de la organización. Por otro, aun sabiendo que no lograremos imponer nuevas
conquistas sociales en favor de la clase trabajadora sin un proceso de
movilización sostenida de las clases populares, ni sin una ruptura con las
instituciones del régimen, la intervención en las instituciones puede permitir
amplificar las luchas y resistencias de la clase trabajadora, encontrándose así
en mejor disposición para enfrentar nuevos ataques. Lograr una posición fuerte
dentro puede retroalimentar la construcción del movimiento de transformación
social, siempre y cuando esté apoyada en la movilización de l@s trabajador@s.
Así, la participación en las elecciones y las
instituciones no son ni mucho menos suficientes, el impulso de los movimientos
sociales y la lucha obrera son imprescindibles. Éste sigue siendo a día de hoy
la única herramienta para garantizar unas condiciones laborales dignas para la
mayor parte de l@s trabajador@s, además de una escuela donde se vive día a día
la contradicción entre aquéll@s que producimos la riqueza y aquéll@s que se
benefician de nuestro trabajo. Incluso si logramos imponer una legislación
favorable a los gobiernos de turno por medio de la movilización, la lucha en
los centros de trabajo es la única forma de garantizar que se cumplan los
derechos laborales legislados.
Para avanzar en la resistencia social se hace
necesaria una orientación sindical combativa, que busque la autoorganización de
l@s trabajador@s en los centros de trabajo y su lucha colectiva,
independientemente de cuál sea su afiliación sindical o política, y que busque
la unificación de las luchas para golpear más fuerte tod@s junt@s y sobrepasar
las burocracias sindicales, que suponen uno de los principales muros de
contención de la movilización y bloquean todo tipo de victorias concretas.
De igual importancia son otras formas de organización,
como han sido las mareas o las plataformas contra los desahucios, que han
logrado victorias importantes a través de la autoorganización y la
movilización. Unificar todas estas reivindicaciones y luchas para que hagan
fuerza en una misma dirección es la tarea más importante en este contexto.
Solamente desde la movilización podremos cambiar
nuestras vidas. Una movilización de todos los sectores populares, pero que debe
lograr activar la fuerza de l@s trabajador@ para que se pongan al frente de la
misma. Los que producimos día a día la riqueza somos quienes podemos poner
contra las cuerdas a los capitalistas y sus gobiernos, y avanzar en construir
una nueva sociedad en la que los medios de producción pasen a las manos de las
grandes mayorías sociales y estén a nuestro servicio. Es por ello necesario
construir una alternativa de clase al sistema capitalista a la vez que luchamos
contra todas las formas de opresión que lo acompañan y refuerzan, como el
sexismo, el racismo o la LGTBfobia.
Nuestra lucha es una lucha también contra el sistema
patriarcal. La apropiación del trabajo y del cuerpo de las mujeres es una de
las grandes fuentes de beneficios. No será posible una alternativa libre de
opresión de género y de orientación sexual sin acabar con lo que los mantiene
vivos, no es posible una salida feminista que no sea anticapitalista. Sin
embargo, tampoco será posible acabar con estas opresiones sin una lucha
específica contra el machismo y sus violencias estructurales, que mantiene a
las mujeres relegadas a un segundo plano en todos los espacios.
En definitiva, es necesario construir una alternativa
de clase en la que l@s que producimos, l@s que trabajamos los campos, l@s que
hacemos funcionar las máquinas, l@s que trabajamos en las escuelas y los
hospitales… irrumpamos en el terreno de lo político, organizándonos de manera
colectiva y decidiendo democráticamente sobre lo que producimos, cómo lo
producimos y sobre nuestras vidas, rompiendo así con un sistema que no puede
ser reformado, sino que sólo puede ser superado por otro, libre de toda
opresión, en la que no impere el beneficio a cualquier precio, que no sea
depredador con la naturaleza, donde no haya espacio para la pobreza, para que
haya gente sin casas o para el paro.
8. POR UN FRENTE POLÍTICO ANTICAPITALISTA Y DE CLASE
Un frente para la movilización y para
levantar una alternativa política al reformismo
La experiencia griega nos muestra que no es posible
luchar contra la austeridad y esta democracia para ricos desde las
instituciones y sin luchar contra la propia lógica del sistema capitalista. No
es posible mejorar la vida de los de abajo sin cuestionar la acumulación de las
riquezas por parte de una minoría. La conquista de espacios en las
instituciones debe ayudarnos a visibilizar a gran escala esa contradicción. Si
no lo hace, no nos sirve.
La tarea de un frente que se proponga atacar a los
fundamentos del sistema capitalista y el régimen político a su servicio, pasa
por tener como brújula la movilización de la clase trabajadora y de la
juventud: es decir de aquellos que sufren la crisis de este sistema y que
producen las riquezas. La movilización sostenida mediante huelgas,
manifestaciones, concentraciones sigue siendo la mejor manera de reconstruir la
conciencia política de nuestro bando. Por este motivo, un frente como el
nuestro debe tener en su prioridad política el fortalecimiento y el apoyo de las
luchas.
Pero a la vez que es necesario reactivar la
movilización social, resulta imprescindible levantar un programa y una
estrategia política alternativa a la que se propone hoy desde el nuevo
reformismo, que reduce el “cambio posible” a la conquista de posiciones dentro
de la democracia capitalista por la vía institucional y a un proceso de
autorreforma pactada del régimen actual. Una vía muerta que sólo conducirá a
una nueva Transición como la del 78.
Por ello, el frente que nos proponemos impulsar se nuclea
en torno a un programa de clase y anticapitalista, que apuesta por superar el
Régimen del ‘78 por medio de la movilización obrera y popular y abrir así el
camino a una efectiva resolución de los grandes problemas sociales y
reivindicaciones democráticas.
Un frente militante
Para ser útil a estas tareas, para contribuir a
fortalecer las luchas y poner en pie una alternativa política, es
imprescindible contar con hombres y mujeres que intervienen en los distintos
procesos políticos y de la lucha de clases que se den. Para nosotros un frente
útil a la movilización de nuestra clase es un frente militante. Eso es
contradictorio con la visión de la supuesta “nueva política” que construye
herramientas de inscritos por Internet que no participan de las decisiones
políticas de su organización y por tanto tampoco las acaban llevando a cabo. Es
necesario construir un frente militante en el que sus miembros debaten e
intervienen para cambiar sus vidas. Un frente militante es además el mejor
antídoto para potenciar la democracia interna ya que quienes toman las
decisiones son a su vez los encargados de llevar a cabo las orientaciones
políticas aprobadas. En ese sentido estamos comprometidos con la construcción
de un frente radicalmente democrático que respeta las posiciones minoritarias y
permite que éstas estén representadas.
Un frente militante que se proponga intervenir en
común e implantarse en la clase trabajadora y por tanto en los conflictos
laborales. Es necesario construir un frente cuya brújula sea la reconstrucción
de la conciencia de clase al calor de los conflictos en los centros de trabajo.
Para ello, es necesario que nuestro frente impulse, apoye y fortalezca los
conflictos de trabajadores. Independientemente de la organización sindical en
la que cada uno esté haciendo su experiencia, debemos impulsar siempre la
autoorganización de l@strabajadorxs, la autoorganización mediante
asambleas, comités de huelga y la defensa de un sindicalismo combativo,
democrático y unitario.
También queremos dirigirnos a la juventud y en
particular en la juventud escolarizada. El sindicalismo estudiantil es una de
las primeras experiencias políticas del estudiantado. Las cuestiones inmediatas
relacionadas con sus derechos ponen en movimiento a miles de jóvenes en todo el
Estado. Es necesario canalizar esas ganas de movilizarse mediante
organizaciones permanentes. Se trata de fortalecer y de construir
organizaciones sindicales que ya existen y en las que participamos ya y de
buscar fórmulas para coordinar todas esas organizaciones a nivel estatal. Todo
esto no significa que sólo intervengamos en la juventud escolarizada. Los
jóvenes por el lugar que ocupan en la sociedad tienen mayor predisposición para
movilizarse sean o no estudiantes. Por tanto, hay que acercarse también a cuestiones
que conectan más con la juventud como por ejemplo la lucha contra fascismo, la
corona, la guerra…
Lo mismo decimos respecto a los movimientos
feministas. Hay que construir un frente que luche contra todo tipo de opresión
y en particular contra la opresión hacia las mujeres. Un frente que defienda un
feminismo de clase y de ruptura. O respecto a movimientos sociales y/o
barriales como el de la vivienda, como las PAH.
Un frente que mantiene su independencia
pero que emplaza al conjunto de la izquierda a movilizarse de manera unitaria
Ante los permanentes ataques de los capitalistas y su
Estado a las y los trabajadores y a sus organizaciones, el frente político que
nos proponemos impulsar defiende la más amplia unidad de acción entre todas las
organizaciones obreras y de la izquierda, independientemente de su programa y
su ideología, para enfrentarlos en la lucha con objetivos comunes.
El Frente único para la lucha, que se resume en la
famosa frase ¡marchar separados, golpear juntos!, es imprescindible como
herramienta para soldar la unidad de las filas obreras y para que las y los
trabajadores y la juventud puedan avanzar en su propia experiencia política con
las direcciones sindicales y políticas conciliadoras.
Los dirigentes reformistas y burocráticos, como las
cúpulas de CCOO y UGT, son hostiles tanto a la movilización como al frente
único de los trabajadores en lucha y la izquierda anticapitalista, porque son
conscientes de que es en esos momentos es cuando su estrategia queda al desnudo
ante los ojos de quienes hoy por hoy conservan la ilusión en el reformismo.
Por ello, nuestra defensa de la máxima unidad en la
lucha por objetivos comunes para enfrentar los ataques de los capitalistas, no
supone la renuncia a nuestra autonomía política y el mantenimiento de nuestra
total independencia respecto a las direcciones reformistas.
Un frente que se relaciona con
corrientes anticapitalistas a nivel internacional
La lucha contra la lógica del sistema capitalista pasa
por una lucha a nivel internacional. En ese sentido nuestra tarea política no
puede limitarse al Estado español. Es necesario establecer lazos con aquellos
sectores/corrientes políticas que defienden un proyecto estratégico parecido al
nuestro a nivel internacional con el fin de compartir experiencias y de
coordinarse. Construimos un frente internacionalista.
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