domingo, 3 de mayo de 2020

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Boletín Rojo. 20 febrero 2016.
Posted on febrero 19, 2016 by encuentrocomunista
Boletín de información del EEC. 20 de Febrero de 2016.

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Boletín Rojo
del Espacio de Encuentro Comunista
https://encuentrocomunista.wordpress.com/2016/02/19/boletin-rojo-20-febrero-2016/
No os lamentéis, organizaos
Presentación del Boletín
El texto central de esta semana es la crónica de la reunión de debate en Madrid sobre el documento que presentó en diciembre el grupo de trabajo de Organización. Tenemos pendiente de redactaros también la del grupo de trabajo de Género que, como ya os informamos, tuvo lugar el pasado domingo; la recibiréis en el próximo Boletín. Por último, recordaros que este domingo tendrá lugar la última sesión, en la cual se van a debatir los textos de dos grupos de trabajo:
  • Domingo 21 de febrero. Grupos de trabajo de Movimiento Obrero y de Formación.
Si quieres acudir, nos vemos a las 10:30 de la mañana en la sede del sindicato co.bas, que está en la calle Moratines 22, escalera 1, 1ºB, en Madrid. Si estás en Madrid, nos encantaría verte por allí.
Pero antes de pasar con la crónica, tenemos una convocatoria importante que transmitiros.

Propuesta para el desarrollo de la III Asamblea del EEC

La III Asamblea del Espacio de Encuentro Comunista se celebrará en Madrid los días 12 y 13 de marzo de 2016 en la sede del sindicato Co.Bas en la calle Moratines 22, esc. 1º, 1º B, 28005 Madrid. Metro Acacias (línea 5).
https://encuentrocomunista.files.wordpress.com/2016/02/mapacobas.png?w=460&h=206
La Asamblea se desarrollará en sesiones de mañana y tarde el día 12 y en sesión de mañana el día 13.
Orden del día:
  • Sábado 12 de marzo:
·         10-10.30 HORAS: Acreditación de Asistentes
·         10.30-11.30 HORAS: Presentación de balance de gestión de la Comisión Gestora elegida en la II Asamblea del EEC
·         11.30-14.30 HORAS: Trabajo en las Comisiones
·         14.30-16.30 HORAS: Comida
·         16.30-20.30 HORAS: Presentación y debate en plenario del trabajo de las distintas comisiones
  • Domingo 13 de marzo:
·         10.30-11 HORAS: Explicación de los criterios organizativos para ser miembro del Órgano de Coordinación del EEC. Presentación y propuestas para la elección del Órgano de Coordinación del EEC. (Supeditado a lo que se decida en la III Asamblea)
·         11-12 HORAS: Presentación de candidaturas
·         12-12.30 HORAS: Votación
·         12.30 HORAS: Propuesta de líneas básicas de trabajo político tras la III Asamblea del EEC. Clausura de la III Asamblea

Espacio de Encuentro Comunista
Ayer a las 6:50
Boletín Rojo. 20 febrero 2016. https://t.co/v8B2nQQUNIhttps://t.co/YQEYOO9WV7

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Espacio de Encuentro Comunista
Ayer a las 6:50
Boletín de información del EEC. 20 de Febrero de 2016. Boletín Rojo del Espacio de Encuentro Comunista No os lamentéis, organizaos Presentación del Boletín El texto central de esta semana es la crónica de la reunión de debate en Madrid sobre el documento que presentó en diciembre el grupo de trabajo de Organización. Tenemos pendiente de redactaros también la del grupo de trabajo de Género que, como ya os informamos, tuvo lugar el pasado domingo; la recibiréis en el próximo Boletín. [ 11116 more words. ]
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Criterios organizativos para el desarrollo de la III Asamblea de EEC

La participación en la III Asamblea del EEC se regirá con los siguientes criterios:
Serán miembros de dicha Asamblea cualquier persona que esté inscrita en el EEC. Se toma como fecha límite para la inscripción en el EEC el día de la comunicación oficial de la Convocatoria de la III Asamblea.
Con el fin de adecuar el local que permita el desarrollo de dicha Asamblea, los asistentes en la misma deberán comunicar al EEC su asistencia como participantes. La fecha límite para inscribirse como participante en la III Asamblea será el día 26 de febrero de 2016. Ello se hará a través del correo electrónico del EEC: encuentrocomunista@yahoo.es
La Comisión Gestora confeccionará la lista de participantes que deberán acreditarse al inicio de la III Asamblea.
Podrán asistir como invitados todas las personas que lo deseen, previa solicitud a la Comisión Gestora del EEC. El máximo de invitaciones vendrá determinado por las capacidades físicas del local donde se celebre la III Asamblea.
Los asistentes a la III Asamblea que residan fuera de la Comunidad de Madrid y que precisen de alojamiento para la noche del 12 de marzo, deberán comunicarlo a la Comisión Gestora.
Aviso. Nos han comunicado que en el anterior boletín aparecía una dirección de correo incorrecta. Si intentaste enviar el correo de confirmación y te llegó un error, vuelve a enviarlo con la dirección de arriba, que es la correcta. Disculpad las molestias.

Crónica de la reunión de debate del documento de organización
Introducción del acto

En el tercer domingo de reuniones de los grupos de trabajo, el 7 de febrero le toca el turno al grupo de Organización. Es una nueva sesión de debate sobre los documento que presentaron en diciembre, abierta a cualquiera que pase por Madrid y previa a la discusión general que tendrá lugar el 12 y 13 de marzo en la tercera Asamblea del EEC. Como se ha hecho en anteriores ocasiones, un miembro del grupo abre la reunión haciendo una introducción al trabajo que realizaron.
El compañero nos cuenta que el grupo celebró siete reuniones para preparar el documento, con una asistencia media de cinco personas. El trabajo fue complicado pues se intentaba dar respuesta a los problemas de organización propios de un colectivo que arranca su andadura y que tiene una gran dispersión geográfica. Va a intentar aprovechar su intervención para explicar alguna de las discusiones más interesantes que se vivieron en aquellas reuniones y, o bien no han quedado reflejadas en el texto, o bien pueden no resultar evidentes.
Lo primero que nos explica es que desde la primera reunión plantearon que el cometido del grupo de trabajo era técnico. Entendieron que su labor era la definición de una herramienta organizativa con la que el EEC pudiera comenzar a trabajar a partir de marzo. Partieron de la base de que la definición del qué hacer estaba en manos de los demás grupos de trabajo. Acerca de este último punto, recuerda cómo en una de las reuniones de los grupos de trabajo anteriores algún compañero hizo el comentario de que determinada sección él la encontraba más propia del documento de organización; sin embargo, la renuncia a incluir contenido teórico no era una carencia fortuita, sino una decisión consciente.
La segunda base de partida de su trabajo es que el cómo hacerlo estaba acordado de antemano. Desde la primera reunión de septiembre quedó claro que la base del EEC era el respeto a la diversidad. Siendo los comunistas un colectivo con una base ideológica común muy fuerte, la diversidad de sensibilidades y de modos de militancia hace necesario el que sepamos facilitarnos el trabajo común.
Así pues, desde esa perspectiva técnica, pero con la intención de no romper la regla de respeto, se impusieron ciertos límites en su trabajo. El primero que pensaron es que la petición de la asamblea de octubre era que se hiciera un modelo de organización, no unos estatutos. Así pues, no se debe leer el documento de organización como unos estatutos.
La segunda limitación autoimpuesta es que, asumiendo la elaboración de un modelo organizativo, no era necesario llegar a desarrollar las reglas de detalle de funcionamiento del espacio. Esas reglas de detalle son las que en realidad regulan la convivencia, ya sea en esta propuesta organizativa o en cualquier otra, y se consideró que esa elaboración debía corresponder a todo el EEC en conjunto.
La tercera y última limitación es que el documento sólo pretende abordar la organización a partir del 13 de marzo. El compañero nos recuerda la dificultad que se presenta el 12 y 13 de marzo, días de la tercera asamblea, en los que se entra sin modelo organizativo y, en el curso de las dos jornadas, hay que elegir uno (éste que se presenta o cualquier otro), crear las estructuras acordes con él y elegir a los camaradas que asuman alguna tarea dentro de esas estructuras. Todo este proceso corresponde a la actual comisión gestora y a la propia asamblea, y no ha sido tratado por el grupo de organización.
Cuando entre comunistas asumimos retos y queremos trabajar para alcanzarlos, parece natural el planteamiento de una lucha organizada. Sin embargo, el compañero nos recuerda lo que pueden ser dos percepciones distintas según unas franjas de edad. La primera franja de edad es el de una juventud definida con un criterio amplio (hasta los cuarenta y tantos). Esta es una gente que no ha llegado a conocer la lucha organizada, ya que ésta fue desmantelada por la izquierda institucional antes de que se pudieran incorporar ellos. Por supuesto no se refiere a los jóvenes comunistas, sino al sector que pertenece a nuestra clase, aún no se piensa a sí mismo como comunistas, pero pudiera estar predispuesto a conectar con nuestras ideas. A este desconocimiento de la lucha organizada se une la experiencia vital de unos últimos cinco años en los que cualquiera con cierto espíritu contestatario ha pasado, muy probablemente, por la nefasta escuela del 15M; para muchos, su única experiencia de lucha. El mensaje que han escuchado insistentemente en ese tiempo, no sabemos con qué éxito, es: organización es igual a coacción y libertad es igual a individualismo. Hay un gran reto en hacer que esta gente acepte entrar a formar parte de una estructura organizada.
Frente a esa franja de edad tenemos otra de camaradas con mayor experiencia que, o bien ha llegado a militar en una organización como la que describe un documento como el que se discute, o bien la han conocido de primera mano. Hemos visto a muchos de ellos en las asambleas que ya hemos celebrado, cómo se han hecho quinientos kilómetros para ofrecerse a montar algo en su pueblo o ciudad, a pedir ayuda por un lado, y a ofrecer su esfuerzo por otro.
Otro reto que se plantea el diseño de una estructura organizativa es el mantenimiento permanente y automático de una proporción constante entre los camaradas que asumen tareas de responsabilidad y el número total de miembros del EEC. Esto se puede resumir en una serie de puntos:
  • La estructura organizativa debe ser pequeña mientras el EEC es poco numeroso
  • Debe crecer de forma natural y automática. No debe hacer falta convocar una asamblea extraordinaria porque, de pronto, se han añadido X camaradas
  • Debe existir una proporcionalidad entre los camaradas que asumen responsabilidades y el número total de miembros; que no haya gente que se quema ni gente que esté ociosa
  • Sería deseable la máxima proximidad geográfica entre el que asume una responsabilidad y aquellos a los que atiende
Con todo este cuadro de requerimientos en mente, el camarada nos cuenta como, ya en la primera reunión, llegaron a la conclusión de que el modelo de organización más funcional podría ajustarse a la estructura del modelo leninista. El camarada hace hincapié en que se refieren a la estructura. Estimaron que ese modelo está asociado al partido por razones históricas, pero que como estructura de trabajo cumple los requisitos de dinamismo para solucionar los problemas que acabamos de plantear. Eran conscientes de que esa asociación histórica podría generar un rechazo desde el momento que el EEC no es ni pretende ser un partido, aunque confían en que las ventajas del sistema y la explicación del alcance real harán comprensible la propuesta.
El documento se compone de dos partes. Esta división se explica desde las autolimitaciones que se impusieron en el trabajo y que explicó con anterioridad. La primera parte es la estructura más objetiva; la estructura definida con las funciones o responsabilidades mínimas para que funcione. En la segunda parte quisieron recoger varias cosas: comentarios aclaratorios, sugerencias para esa regulación que delegaban en el EEC en conjunto, orientaciones e ideas que salieron durante las charlas del grupo y que creyeron que no debían perderse, etc. En cualquier caso, esa segunda parte es más subjetiva y la declaran de antemano por hacer.
Con todo este preámbulo, el compañero nos explica que sólo va a entrar a comentar dos niveles de la estructura. Primero porque muchas cosas de ellos se pueden extender a los siguientes y segundo porque son quizás los más complejos y quiere centrarse en ellos.
En cuanto a la célula, la primera precisión ya es aplicable a toda la estructura. Nos cuenta que cuando decidieron tomar como referencia la estructura del modelo leninista, y discutieron sobre su asociación a partidos, optaron por reflejar en el documento los nombres clásicos con los que dicha estructura ha sido recordada. Su intención ha sido que no se les pudiera acusar de hacer un documento con una estructura conocida a la que se habían cambiado los nombres. Dicho esto, y una vez hecho este ejercicio de claridad, el compañero aclara que los nombres son los de menos; lo que importa es la estructura y lo que decida el EEC respecto a los nombres es lo de menos. Lo mismo se puede aplicar a cualquier cifra que aparezca en el documento. Cuando se mencionan datos como que la célula está compuesta por entre 3 y 8 camaradas, que la cuota es de 2 euros o la reunión del radio es cada 3 meses, esas cifras son orientativas; tras la discusión o la experiencia, ya pondremos las cifras que hagan falta.
La célula es el nivel de trabajo pegado al terreno. Ya sea el terreno geográfico (por ejemplo, el barrio de Arganzuela) o sectorial (si varios camaradas coinciden en Telefónica). Pero también podemos entenderla con un sentido más amplio: si los camaradas que llevan el facebook, el twitter y la web se pasan el día trabajando juntos y quieren ser más operativos, pues a lo mejor tiene sentido que se organicen en célula. Es decir, pensémosla como una unidad de trabajo con una visión más amplia que los usos inmediatos.
Se hablaba antes de las responsabilidades. La célula como todos los niveles asume unas responsabilidades por el hecho de quedar constituida. Pueden ser de formación, de debate, de reparto de panfletos, etc. Esas responsabilidades son parte de la tarea de regulación que el camarada espera del EEC en su conjunto. Lo que es importante es que no se considere como una reunión de colegas que se unen a charlar informalmente; nos estamos reuniendo para algo.
Y dicho esto, aclara que la célula sí que debe ser una reunión de colegas. Una cosa es que tengamos responsabilidades y otra cosa es que pertenecer al Espacio sea un infierno para compatibilizar tu vida personal, laboral o tu pertenencia a otras organizaciones. Abogan por discutir unos límites para que la gente no se queme o, directamente, se le haga imposible la participación en el EEC.
La formación de la célula también comparte con el nivel inmediatamente superior, el radio, la característica de que debe ser supervisada por su respectivo nivel superior: la célula por el radio y el radio por el consejo. El nivel superior es el que tiene la visión global del ámbito en el que se mueve el nivel inferior. Que el nivel superior pueda dirigir o aconsejar la creación del nivel inferior permite evitar problemas muy reales, como que no aparezcan dos células en el mismo barrio, que no se creen células que nadie conoce, que cuando una célula se divide en dos se les pueda aconsejar qué zona próxima esta libre para que puedan asentarse en ella, etc. En ningún caso debe pensarse con esto que el nivel superior pueda hacer un uso arbitrario o caprichoso de esa facultad. No hablan en ningún caso de que los niveles superiores se dediquen a enviar a la gente a la otra punta de su ciudad.
A continuación pasa a a comentar el radio. El radio es el nivel en el que más problemas se encontraron. La situación que pretende solucionarse mediante los radios es la más compleja en cuanto a organización de las que tiene que afrontar el EEC.
El presente del EEC es de un núcleo en Madrid en el que está quizás el 80% de la gente que se ha apuntado. Tenemos núcleos relativamente densos en Galicia y en Cordoba -por contraposición al resto-, y luego tenemos todo el mapa de España salpicado de puntitos.
Y junto a este presente tenemos un futuro inmediato que va a ser el azar. Dónde se van a concentrar los nuevos militantes dispersos o dónde se van a empezar a aparecer células es un misterio. Pueden aparecer dispersos por todo el mapa o pueden concentrarse en sitios concretos.
En este escenario, el grupo de trabajo cree que las demarcaciones geográficas estándar no son útiles. Por poner un ejemplo inventado, puede pensar en la posibilidad de que los tres camaradas de Galicia, una comunidad con 4 provincias, dijeran de hacerse cargo de esa zona, pero, siguiendo con ejemplos inventados, podría ser que los camaradas de Córdoba no pudieran asumir solos toda Andalucía. A dónde quiere llegar con el ejemplo es a mostrar lo poco apropiado de aferrarse al modelo administrativo, porque puede funcionar a veces y otras veces no.
Mientras esto ocurre en casi todo el estado, en Madrid, sin embargo, muchos camaradas pueden estar con una carga de trabajo ligera.
La propuesta combinada del radio y el radio en construcción pretenden dar respuesta a este problema.
Los radios territoriales, en principio, no se crean sobre una demarcación geográfica estándar, sino buscando un reparto del trabajo equitativo. Por supuesto, no se pretende hacer un reparto caprichoso del mapa de España; lo normal cuando el EEC crezca y vaya habiendo una uniformidad geográfica en el reparto de camaradas, será que los radios acaben siendo iguales a comunidades autónomas y, si somos muchísimos, incluso a provincias.
En cuanto a los camaradas aislados, la propuesta apuesta por combinarlos a nivel de coordinación dentro del radio en construcción. Ese difícil encaje entre la concentración de camaradas en Madrid y la dispersión en el resto del estado es lo que el radio en construcción quiere convertir de problema en solución. Parten de la premisa de que un camarada aislado es más fácil de perder que de convertirle en célula, y la manera de no perderle es prestarle la atención que requiere. La intención es diseñar un modelo en el que el camarada asilado tenga un contacto con unos camaradas de referencia, que se comuniquen por correo o por teléfono o que, de vez en cuando, cojan el coche y se vayan a un lugar que les venga bien a varios camaradas de esa zona y monten una reunión allí. El radio en construcción sería una estructura de gestión dependiente del secretario de organización pero que, obviamente, no va a llevar él o ella directamente, sino que debería ser delegada en un grupo de trabajo. Ese grupo de trabajo sería el que tiene la visión global de dónde están todos los camaradas aislados, debiendo intentar primero asignarles los camaradas de referencia más cercanos geográficamente y, si no, la potestad de acudir a células con menos carga de trabajo. Todo eso de una manera dinámica. Si la distribución va cambiando y mañana aparecen células más cercanas al camarada asilado, pues se detecta y se cambia su asignación.
En este punto da por acabada la introducción, queriendo a modo de recapitulación dejar constancia de tres puntos que quedan pendientes y a los que hay que dar solución tarde o temprano:
  • El primero es toda la parte de regulaciones y limitaciones que debemos otorgarnos y que no están en este documento, que tiene que decidir todo el EEC. Algunas serán urgentes porque tendrán que entrar en vigor en la asamblea de marzo: tendremos que decidir cómo votamos, qué responsabilidades asumen los camaradas que asumen responsabilidades, etc, y en otras no hay prisa, la experiencia demostrará cuáles tienen que ser.
  • El segundo es diseñar cómo se articula la asamblea de marzo, tarea que ahora está llevando la comisión gestora. Va a ser una tarea compleja convertir en dos días una propuesta en un documento acordado, y éste en unas estructuras con la elección de las personas que ocupan sus puestos.
  • Por último, nos recuerda que en la discusión de documentos anteriores hemos partido de la ventaja de una ideología compartida, lo que nos ha permitido repetir eso de “el documento como está me vale, ya habrá tiempo más adelante de ampliarlo-mejorarlo-comentarlo”. Este documento de organización no tiene esa flexibilidad. Cualquier documento de organización tiene que contar con una parte mínima que poner en vigor el día 13 y tenemos que garantizar el proceso para que eso ocurra.
Bloque de discusión colectiva

Un camarada quiere hacer unas preguntas aclaratorias sobre la intervención.
  • Pregunta si hay mucha gente en Andalucía. Se le explica que en comparación con otras comunidades, es de las que más hay. Mientras se busca el documento de reparto geográfico se aclara que, en cualquier caso, el número total no pasa de diez.
  • Pregunta que a qué se refiere la palabra “regulaciones” que se ha usado varias veces durante la introducción. Se le explica que el documento de organización dibuja un marco genérico pero no entra en detalles. Por ejemplo, hay gente que ha preguntado que cómo se vota, cómo se cobra la cuota, si va a haber una cuenta bancaria, cómo se dirime un conflicto, etc. Ese tipo de cosas es lo que se han mencionado como regulaciones y límites, y eso está por hacer.
Se plantea cómo seguir la reunión. Cómo también hay una enmienda a la totalidad se plantea si hay que entrar con ella, discutir la anterior, etc. Finalmente se opta porque haya una ronda de valoración sobre la propuesta recién explicada.
Pide la palabra un camarada. Quiere hacer dos valoraciones sobre el documento del grupo de trabajo. Las quiere hacer de antemano extensivas a la enmienda a la totalidad, ya que la considera, con matices, muy similar. El compañero se identifica como perteneciente a una organización comunista. Desde su organización dan la bienvenida y animan a cualquier persona que se quiera organizar. El documento lo consideran como una apuesta clara de construcción de una organización, sea partido o no. Piensa que los camaradas que ya están organizados trabajan de una forma seguramente muy parecida. Considera que para ellos esto presenta un problema de duplicidad de estructuras. A nivel militante lo considera imantenible. Pero sí que apuestan por las confluencias, por este tipo de encuentros, por llegar a posiciones comunes, por hacer campañas, ver hasta qué punto podemos trabajar todos y todas en común, etc. Pero para su grupo, entrar en un proceso de organización paralelo de aquí a marzo es algo que escapa de su planificación actual. Quieren ser muy prudentes, pues ya han conocido varias experiencias.
Sobre la introducción quiere hacer dos consideraciones sobre unas afirmaciones que la han parecido subjetivas. Por un lado, las referencias a la edad. El camarada considera que en todo el tiempo que lleva militando, no recuerda un momento como el actual en el que haya más juventud organizada y de carácter combativo. Eso le choca con la valoración que se ha hecho sobre unos modos de organización más laxos, en los que el compromiso no existe, donde se hace una delegación ideológica hacia la ideología dominante. Por supuesto que él es consciente de que la juventud organizada de la que habla supone una minoría social, pero cree que tienen las ideas muy claras y están llegando a unos niveles de combatividad adonde otras personas no llegan. En el otro extremo de edad considera que hablamos de una generación que ha vivido una o dos derrotas importantes, han vivido una desestructuración en diversas organizaciones tradicionales, hay gente que se ha hecho el bunker en el movimiento sindical, o en el vecinal, o que se han ido a su casa. En cualquier caso, que les es muy difícil ahora la reincorporación a una dinámica de compromiso real.
En otro orden de cosas, también considera que la valoración que se ha hecho de la estructura tiene un componente muy idealista, ya que no se especifica qué cantidad de gente hay en cada sitio y habría que tener claro de cuanta gente se dispone antes de decidir cómo empezar a hacer algo. No sabe si la estructura que se está planteando cuenta o no con el soporte necesario. Sobre todo teniendo en cuenta que de la teoría a la práctica hay un salto muy grande, ya que mucha gente que inicialmente se dice implicada, luego se va quedando por el camino. Lo plantea como un consejo, no como un impedimento, ya que consideran que el proceso puede ser útil y no desearían entorpecerlo. Animan a que quién no esté organizado dé el paso porque les parece importantísimo. Su organización siempre se ha considerado una organización más entre muchas y su predisposición a buscar puntos de confluencia siempre está ahí. En caso de avanzar en una estructura de esta índole, propondrían la permanencia con un carácter periódico, de mesas de este estilo en las que se pudiera analizar en qué cuestiones se coincide y en las que se pueda hacer algún tipo de trabajo conjunto.
Toma la palabra de nuevo el camarada que hizo la presentación para intentar aclarar las dudas planteadas.
Respecto al tema de la práctica militante y la edad, recuerda que ya puntualizó que cuando hablaba de jóvenes lo hacía en un sentido muy amplio, incluyendo ahí hasta la gente de cuarenta años. También intentó dejar claro que no se estaba refiriendo a la juventud organizada, de la que todos conocemos su nivel de conciencia. La referencia hacía alusión a un gran colectivo que comparte con nosotros la misma clase, que pueden estar cercanos en sus ideas aunque quizás no lo saben o no saben decantarlo. Son gente que deberíamos intentar atraer a las ideas comunistas. Sin embargo, tienen muy poca experiencia de lucha y, lo que es peor, vienen de un pasado inmediato en el que lo que han vivido es precisamente la lucha contra la organización. A poco que tuvieran algo de contestatarios seguramente han estado en el 15M, donde han aprendido prácticas espontaneístas y contrarias a la organización.
En cuanto a la crítica al supuesto idealismo de la estructura organizativa, se aclara que el grupo de trabajo sí que hizo el trabajo de análisis de los datos de dispersión geográfica. Está elaborado con datos del mes de noviembre, que fue cuando se realizó. No se ha querido adjuntar a la propuesta ya que la propuesta se hizo con intención de perdurar, y no se quiso que incluyera unos datos que, por su propia naturaleza, iban a quedar anticuados enseguida. Dos trabajos que se hicieron, éste del que estamos hablando y otro sobre la sostenibilidad económica están a disposición de la asamblea de marzo y pueden ser de utilidad para los camaradas que comiencen a trabajar desde esa fecha. [Nota del acta: se imprime sobre la marcha el documento de distribución geográfica (sin datos personales) y se reparte entre los asistentes]
Toma la palabra otro camarada que participó en el grupo de trabajo. Según su opinión, la intención fue realizar un documento práctico que reflejara la realidad del EEC. Haciendo referencia al documento de distribución geográfica repasa que hay 81 personas en Madrid capital, 11 en el resto de la provincia: 3 en Alcalá, 3 en el Oeste, 5 en el extremo sur. Hablamos de gente que nos sigue, que está participando. La intención fue hacer una estructura para trabajar, y para ello pensamos que la mejor estructura es la celular. Esa es para él la base de la organización, los otros niveles no son más que niveles de coordinación. La estructura celular es la más cómoda para la labor política, para la labor de propaganda, agitación e información. El camarada hace hincapié en que la labor de información suele ser olvidada por las organizaciones comunistas. La estructura celular también es la más eficaz en los centros de trabajo. Es el tipo de organización más sencillo y, aún así, permite analizar el trabajo de cada uno de los camaradas.
Para él, desgraciadamente partimos de una realidad muy dolorosa en España. Los comunistas estamos divididos en múltiples organizaciones, en algunos casos enfrentadas, enfrentamientos a veces con una base más cuestionable y otras veces con más fundamento. La idea del EEC es permitir el trabajo conjunto. Para facilitar eso, la estructura propuesta facilita el trabajo, facilita la formación, facilita la comunicación rápida e incluso facilita la seguridad. Ese es el motivo de apostar por la célula como elemento básico de la organización. En cualquier caso, el camarada vuelve a expresar que el nombre es lo de menos. Todos los niveles a partir de la célula es coordinar trabajos, no es elaborar. También vigilar que toda la organización va al mismo paso en función del interés de clase que se quiere conseguir.
El camarada nos cuenta que, por su edad, ya ha pasado por cuatro o cinco experiencias de intentar crear organización, y le parece kafkiana la fragmentación de los comunistas en nuestro país. No es tanta la diferencia como la formación; muchas veces hay mucho de subjetivismo cuando discutimos con camaradas. El trabajo celular puede facilitar que se creen los hábitos para discutir temas en conjunto y decantar las ideas centrales para despejar conflictos basados en las interpretaciones aisladas.
Toma la palabra otro camarada. Cuenta que cuando llegó a sus manos el documento organizativo elaborado por el grupo de trabajo, a él le vino a la mente el documento organizativo preparado en 1937 por Pedro Checa, Secretario de Organización del PCE. No hablaba de Consejo, pero el Comité Central parece algo similar, y el Secretariado se podría asimilar con un ejecutivo. La diferencia es que en ese año el PCE tenía trescientos mil afiliados muy activos. Por supuesto que no hace falta tener ese número de militantes, por ejemplo el Partido Comunista de Rusia tenía cuando hace la revolución treinta mil. Aún así, el camarada está convencido de que en aquel entonces, en determinadas zonas se organizaban como podían. Debían tener una flexibilidad entre el modelo que necesitaban y hacia el que iban, debían tener una idea práctica del presente. Con esto quiere decir que conviene tener muy en cuenta que la estructura de personas que hoy están inscritas en el EEC han sido contactadas básicamente mediante correos electrónicos. Tenemos que distinguir lo que es un militante y alguien que asiste a dos encuentros. Si lo medimos por asistencia sale un resultado, si lo medimos por asistencia práctica-activa a otros llamamientos sale otro. Cree que debemos invertir el planteamiento: cambiar el foco en el modelo teórico por el foco en la realidad de la situación. El camarada, que es el autor de la enmienda a la totalidad que se ha presentado al documento de organización, hace la reflexión de que incluso, si tuviera que discutir su propio texto, cree que le metería varios cambios.
Para él, cuando se habla del modelo leninista no se ha mencionado que contiene dos elementos básicos: la disciplina y el centralismo democrático. El problema es que ambos elementos nos remiten a un concepto de partido. Cuando el EEC es una reunión de camaradas, muchos de ellos pertenecientes a partidos, es difícil actuar como un partido de partidos: les estamos enfrentando a lealtades contrapuestas. Pone otro ejemplo: la mención que se ha hecho en un par de ocasiones a una posible situación de voto. ¿Hasta qué punto todas estas cosas son coherentes con la filosofía de lo que es el EEC?
Lee un fragmento del llamamiento inicial del EEC que dice “Tenemos la necesidad de un espacio de encuentro común, en el que se puedan sentir cómodos todos los comunistas, tanto los que provienen de organizaciones como los que no. Será necesaria una buena dosis de generosidad, actitud y mente abiertas y voluntad unitaria para echar abajo los muros que aparentemente nos separan; unos obstáculos que muchas veces han sido erigidos por nosotros mismos. Debemos dejar respirar al marxismo como teoría viva y transformadora para que refuerce su condición de terreno fértil en el que se promueve el debate, la reflexión y la práctica, sin llaves secretas que dan la razón a unos elegidos. Un lugar donde analizar entre camaradas la nueva realidad, en el que la teoría dé respuesta a la lucha y sus formas y en el que construir la unidad de acción necesaria para alcanzar el éxito. Un espacio que, desde su nacimiento, se sepa parte de la lucha internacional contra el capital.” ¿Dónde está la contradicción?, se pregunta. Pues que partiendo de que venimos de familias comunistas, el elemento de flexibilidad es clave, el elemento de que los debates se avancen pero que no se cierren, el elemento de que no funcionemos a base de disciplina inicial, sino que a la disciplina lleguemos un día porque en algún momento habrán madurado las condiciones y todos nos encontremos con la necesidad de crear el partido comunista que necesita este país, pues está muy bien, pero eso va a requerir mucho tiempo. Si partimos de un planteamiento previo de votar le da la impresión de que estamos construyendo un partido sin llamarlo partido.
Por otro lado, también tiene dudas con respecto al método. Tenemos ya la experiencia para ser muy prudentes al contabilizar a los camaradas que están inscritos en el EEC; en cuanto comenzaron los correos con sesiones de trabajo, etc, ya hubo gente que se borró. También tenemos la experiencia con la gente que participó en el núcleo inicial, que siguen atentos al desarrollo del espacio pero que no se implican en sus sesiones. Esto puede estar indicando algún factor de tipo psicológico, de madurez del proceso, que nos esté señalando que hay que replantearse cosas con más flexibilidad. Habrá que ponerse después del encuentro a hacer cuentas, ponernos en contacto con camaradas, ver la potencialidad de qué tipo de agrupamientos se pueden hacer en los territorios concretos, en los barrios o en los pueblos.
Cree que habría que ir a un tipo de estructura muy distinta. ¿Qué ha sido el EEC hasta el momento? Básicamente han sido dos citas de encuentro en las que nos mandatábamos para los siguientes pasos y, por tanto, donde nos encontrábamos comunistas de toda España y nos íbamos dando avances sobre siguientes pasos. Es verdad que hay que concretar eso, pero a lo mejor lo que tenemos que hacer es descender esas reuniones que se están produciendo a nivel nacional, bajándolas territorialmente. Pero de una manera con menos escalones.
Lo fundamental para él es que el planteamiento de organización que hagamos no se parezca a un partido. Los pasos muy despacio, la construcción muy pegada al terreno, donde lo consensuemos mucho sin votar, porque el votar presupone mayorías y minorías y no quiere dejar a compañeros en minoría, quiere que avancemos juntos. Fracciones lleva a fraccionar. Si cambiamos el nombre pero el concepto sigue siendo grupo donde se vota y en función de lo que sale hacemos y actuamos, no estamos construyendo el espacio de encuentro, ni por espacio ni por encuentro.
Por último, quiere plantear la situación de determinados camaradas que, o son cuadros o pueden llegar a ser cuadros, que han sido en la práctica el equipo que se ha encargado de llevarnos hasta el tercer encuentro, que posiblemente tengamos que plantearnos algún tipo de coordinación -en el sentido que él le da según la filosofía del encuentro-, de coordinación política, donde se incorporen áreas de trabajo como Movimiento Obrero, Internacional, Mujer, Coordinación Territorial, Finanzas, etc, y eso se relacione con los núcleos comunistas que podamos formar en los territorios; todo ello sin mediaciones. Deberemos salir con un estudio de dónde hay comunistas y cómo podemos tener encuentros con ellos y dirigirnos allí, pedirles, si es posible, que nos organicen un encuentro con otras personas interesadas, explicarles el concepto y desarrollar la organización.
Toma la palabra otro camarada. Se presenta como miembro de otra organización comunista y, aunque no trae una postura acordada, tratará de hablar desde un sentir compartido. Cree que el texto, desde la mejor intención, pues trata de recoger lo mejor de la tradición marxista, es un intento fallido para la situación en la que se aplica. El modelo está demasiado apegado al partido comunista clásico. Desde su punto de vista los que se encuentran integrados en un partido no van a poder acompañarnos en este viaje. Sería muy complicado seguir dos disciplinas o dos líneas políticas. Sí que entendería el hablar de coordinación y sobre todo del intento de buscar posiciones unitarias en lo concreto. Es decir, que allí donde los y las camaradas tengan un ámbito de actuación, el encuentro pueda ser útil. Primero para saber que otros compañeros están en los mismos ámbitos y, segundo, si hay, por ejemplo, un documento político o unas pautas organizativas, pues que nos puedan servir en la acción política del día a día.
Interviene uno de los camaradas autores del texto. Quiere recordar que en la introducción han mostrado su deuda con la estructura del modelo leninista, pero que conceptos como disciplina o centralismo democrático no son parte de la estructura. La regulación que da vida a esa estructura en el ámbito de un partido es el centralismo democrático, pero la propuesta del documento no va en esa línea. Han aprovechado la estructura porque creen que es útil para solucionar los problemas prácticos que se han estado discutiendo de dispersión, etc, pero habría que dotarla de un conjunto de regulaciones propias que no serían el centralismo democrático, ya que éste sería incompatible con que hubiera camaradas que comparten su pertenencia al EEC con su militancia en otras organizaciones.
E hilando desde este último punto, el compañero pregunta al primer interviniente que se identificó como miembro de una organización que había discutido el texto, si habían llegado a discutir propuestas alternativas.
Por interpelación directa, se le cede la palabra al camarada al que se ha hecho la pregunta. Lo primero que indica es que no es su intención ser un palo en las ruedas. Acudieron desde la primera reunión del EEC, y han seguido viniendo con la intención de explorar hasta qué punto de convergencia, ya sea menor o mayor, se puede trabajar. Si hay determinadas situaciones políticas -pone como ejemplo un ataque a Siria- hay que ver si podemos hacer algo conjuntamente, si hay una problemática -pone como ejemplo un conflicto obrero importante- pues van a proponer sentarse para explorar qué se puede hacer en común con una gente que piensan que tienen una ideología afín. El camarada no está de acuerdo con la idea de que los conflictos entre organizaciones comunistas sean meramente subjetivos, piensa que eso sería un planteamiento idealista. Ellos no quieren interrumpir el proceso de unos camaradas que quieren organizarse, les parece muy legítimo, y estarán encantados de acudir a un espacio periódico donde se puedan sentar a discutir cuestiones concretas.
Vuelve a pedir la palabra uno de los integrantes del grupo de trabajo. Nos propone el escenario de después del 12 y 13 de marzo, cuando vayamos a poner en marcha cualquier tipo de organización. En su barrio son, por ejemplo, 5 personas que no pertenecen a ningún partido y 2 que pertenecen a un partido. En la práctica tendrán que reunirse en el barrio para hablar de qué pueden hacer. Otras cosas aparte son la coordinadora contra la guerra, etc. Pero ellos tienen que ver qué hacen el día a día como comunistas. Él cree que ese día a día tiene que discutirlo con los camaradas con los que habitualmente se reúne, asignarse tareas cada semana en función de la disponibilidad y capacidades, a la siguiente semana dar cuenta de ello, etc. Él no lo ve en contradicción con que dos camaradas estén organizados, pero cree que lo óptimo sería que fueran para trabajar, para asumir tareas y ponerlas en práctica, no solo para debatir o escuchar. Él ve eso como lo que debería ser la práctica diaria aunque, por desgracia, se teme que no es la práctica que en general -recalca lo de en general- tienen los partidos comunistas actualmente.
Afirma que hay que hacer trabajo de captación, de propaganda, entendiendo propaganda no como tirar papeles. Pone como ejemplo que, cuando vas al trabajo, puedes valorar tu contexto para intervenir con los compañeros uno a uno.
Lamenta que desde la llegada de la democracia los dirigentes de los partidos dijeron a los militantes que ellos asumían toda la labor. Los militantes asisten a alguna reunión o, los más activos, asisten a una plataforma de vecinos, etc. No se analiza el trabajo de cada militante cada día. Eso es algo que los que queremos llegar a ser comunistas tenemos que cambiar. Estamos pagando este estado de cosas y lo vamos a pagar más.
Se teme que se repita una experiencia que él ya ha vivido en otras iniciativas. Se adopta un modo de funcionamiento improvisado, que algunos saben que no va a funcionar, y, más adelante, cuando ya se hace evidente para todos, se parchea apresuradamente sin éxito. Él prefiere hacer una discusión rigurosa en el momento actual.
Insiste en que él solo concibe la célula como la reunión periódica y frecuente con todos los camaradas, los organizados y los que no, en la que se analiza el propio trabajo y se marcan hitos. No lo puede entender como una reunión de vez en cuando para hablar puntos concretos. Nos muestra el resumen que ha hecho de todo el documento en una sola hoja, en el que el papel fundamental lo juega la célula.
Nos critica como contrapunto el sistema asambleario, en el que también ha participado. Según su opinión en las asambleas la gente va a hablar y, al terminar, se pregunta que quién hace el trabajo. Según el camarada, el trabajo lo asume quien tiene un interés particular y, al cabo de una semana, vuelve con el trabajo que él ha hecho, que a veces puede estar bien y otras veces estará mal.
Nos ve en un momento clave. Tenemos la oportunidad de montar algo efectivo, respetando todas las sensibilidades y todos los requisitos que nos pusimos, pero en un momento clave que no debemos desaprovechar.
Interviene de nuevo el compañero autor de la enmienda a la totalidad. Entiende la necesidad de organización porque cree en la organización. Pero él cree que la organización se va adoptando. Primero va tomando formas flexibles, va evolucionando y adaptándose a las circunstancias reales de las personas con las que cuenta, de dónde tiene a esas personas, de cuáles son sus voluntades de trabajo y de qué necesidades tiene la propia organización. La organización no es un concepto neutro, es un concepto político y, por tanto, el concepto de necesidades políticas de la organización es un elemento clave. Sin haber participado en el 15M, teme que demos un salto al lado opuesto y que, desde el asambleísmo total pasemos a una organización forzada. Cuando habla de ir experimentando, es de ir trabajando creando organización. Tenemos que ir bajando el EEC que tenemos creado a nivel nacional a realidades concretas, que se asienten en el territorio, y que se pueden asentar en realidades que no son el territorio, pueden ser sectoriales. Es muy importante el día a día y las acciones concretas, que ahí nos podemos entender. Sin el elemento de debate y formación, al menos así figura en el EEC, la relación teoría-praxis está coja. Para entender por qué tenemos que acordar una acción concreta probablemente tendremos que entender qué supuestos teóricos tienen las posiciones en las que nos podemos encontrar juntos y en las que podemos coincidir para hacer esa acción concreta. El elemento de debate es importante. Y eso no significa que no haya que superar el mero debate.
Si él pensara que sólo tenemos que entendernos para el día a día, pues se iría a una plataforma, que es como han funcionado todas las plataformas. Es una experiencia que no nos sirve si lo que queremos es ir a un proceso con el tiempo de unidad.
Volviendo a su razonamiento inicial, pasar del nivel nacional a espacios comunistas de base que operen sobre la realidad, donde pueda haber comunistas organizados o no organizados. Bajarse a lo territorial significa para él que debemos salir del tercer encuentro con un mandato concreto: ponernos en contacto con todos los camaradas y, en función de esos contactos, ver qué soluciones damos, que ahora no sabe si son dos, cinco o siete. Con esa filosofía inicial con la que nacimos y ponernos a trabajar. Las gentes viven en sitios reales donde hay trabajos reales, conflictos laborales reales. Ponernos a trabajar pero que. la formación previa incida también en esas organizaciones de base. De una manera flexible, sin diseño a cartabón. Desde una estructura nacional que trate cuestiones que son fundamentales para actuar en función de frentes de lucha; en la línea de las áreas de estudio abordadas por los grupos de trabajo. Ponerse en contacto a partir del día 13 con los camaradas, saber si en un sitio hay varios camaradas que puedan hacer una reunión, convocar a otra gente que pueda estar interesada y ver cómo se pueden organizar.
Simplificar las estructuras para que todo el mundo tenga la sensación de que es un espacio de debate y de trabajo político para la calle donde no hay ni delegaciones, ni obediencias, ni votamos. Trabajar en términos de fracción no funciona si lo que queremos es crear una estructura de unidad.
Toma la palabra uno de los camaradas que intervino en la redacción del documento del grupo de trabajo. Él ve el documento como eminentemente práctico. Lo ve flexible, y cree que hay que adaptarlo a la realidad de los que han mostrado su interés en él participando en el debate. En este sentido, y como nota al margen, le llama la atención la caída de asistencia a esta reunión de debate con respecto a las de anteriores documentos. Piensa que hay que contar con la valoración de los camaradas organizados, con los que se contaba desde el primer momento en el EEC. Está menos seguro de que la lectura de los números, de la distribución geográfica o de los correos de los camaradas pueda ser interpretada de una manera concreta, pues no sabemos ninguno de antemano qué es lo que van a demandar. Tenemos números de personas, pero no sabemos lo que esperan. Lo que es seguro que esperan, porque nos hemos comprometido a ello, es que el día 13 de marzo habrá una discusión de documentos y uno de ellos será el de organización. Y a diferencia de otros documentos, el debate sobre organización sí que necesitará materializarse en una estructura concreta al acabar el día 13.
En ese sentido, no ve cómo de la propuesta del interviniente anterior, que es indefinida, se puede hacer una manera de trabajar. El documento que ha presentado el grupo sí que plantea una estructura, una manera de trabajar; y puede ser modificada, por supuesto, pero tiene que seguir quedando con la forma de una estructura, de unas formas de uso, tenemos que saber a qué atenernos, tiene que haber un reparto del trabajo equitativo y un reparto de tareas, y eso no se hace desde el voluntarismo. Una cosa es que rebajemos las pretensiones organizativas y otra cosa es que carezcamos de ellas, que es adonde estamos yendo ahora. Menos aún con la experiencia de lo que nos está costando ahora sacar el trabajo adelante cuando aún no tenemos organización -no por nada, sino porque todavía no hemos cumplido los pasos para tenerla-.
Para el camarada no basta con decir “rebajo las pretensiones”, hay que decir cómo; hay que escribirlo en un documento; y hay que hacerlo antes del día 12 de marzo.
Vuelve a intervenir el camarada anterior para concretar su propuesta. Piensa que la tercera asamblea puede facultar a la creación de una Comisión de Coordinación Estatal. Esa Comisión tiene que entrar en contacto con todos los comunistas que hay en cada zona y que se establezcan las viabilidades con ellos, sea por teléfono, skype, como sea, tener una reunión que vaya más allá del correo electrónico y ver la posibilidad de crear Espacios Comunistas de Base de un tamaño flexible pero pequeño. Y, de momento, y mientras no tengamos realidades regionales, no pensar todavía en crear coordinadoras o comisiones de nivel intermedio.
En el órgano de coordinación estatal sí que puede ser necesario un reparto del trabajo y es posible que hagan falta hasta quince personas. Menciona organización, propaganda (redes, web, etc), formación, movimiento obrero, internacional, mujer. También debe haber un grupo dedicado a coordinación territorial, lo cual no quiere decir que sea un nuevo órgano de nivel intermedio. A nivel de cada Espacio Comunista de Base le valen el responsable de organización y el de formación, con la responsabilidad política colegiada entre todos los miembros de la Base.
La Comisión de Coordinación Estatal debería tener cada X semanas, por ejemplo seis, un encuentro físico, y cada diez días un encuentro virtual. Hay que llevar el día a día, y eso parece razonable hacerlo con reuniones telemáticas cada diez días. No se puede estar haciendo viajar a los camaradas que estén en la Comisión y sean de fuera de Madrid todas las semanas.
Si cuando empecemos a andar se comprueba que hace falta algo más que esto, hágase, pero no se cree por adelantado.
Toma la palabra un integrante del grupo de trabajo. Cree que la organización se va haciendo poco a poco. No sabe si todas las tareas que ha enunciado el compañero son necesarias desde el principio. Debemos ir creando las cosas que nos permitan ir avanzando, y también las cosas que nos permitan ir modificando. Eso aplica incluso a la estructura que defendía el documento del grupo de trabajo. Él ha trabajado con un modelo parecido en la clandestinidad y fuera de ella y en todas las ocasiones ha aplicado ese modelo de una manera distinta, según fuera necesario para adaptarlo a las circunstancias.
Las organizaciones tienen que evolucionar, tienen que hacer evaluación de su trabajo y de su influencia y, si pasado el tiempo, no se ve que dicha organización consiga cambiar su entorno hacia los objetivos propuesto, pues hay que deshacerlas para intentar con otro modelo.
Si él pudiera contar con algunos de los camaradas que salieron con él de la clandestinidad, él formaría una organización más o menos rígida, pero es consciente de que ese material no existe ahora; ahora falta una formación muy grande. Eso crea un impedimento. Pero vamos a trabajar con el material que tenemos, vamos a tener toda la flexibilidad necesaria, y vamos a crear el EEC.
Toma la palabra otro camarada que actualmente está organizado. Tomando como base el documento inicial, uno de los aspectos que más le incomodaban era la existencia del secretario político y el secretario de organización. Si él pertenece a un partido y al EEC, tiene dos secretarios políticos. En ese sentido, los Encuentros Comunistas de Base deben partir de un principio que todos compartan: la independencia política de todos los camaradas que allí van. No se les puede decir qué línea política deben seguir. No sabe si el que se cree una organización a nivel estatal (un responsable de movimiento obrero, un responsable de mujer, etc) implica ya la creación de un Comité Central estatal.
Sin embargo, sí que no encuentra ningún impedimento en lo local. Ahí sí que se pueden encontrar camaradas de partido o no y trabajar en lo local.
Interviene otro compañero del grupo de trabajo. Según su opinión no podemos pensar sólo en lo local, no podemos reducir tanto el ámbito de actuación que nos quedemos sólo en lo local. Tampoco puede asustarnos tener un ámbito de trabajo estatal. El espacio ha nacido en Madrid, pero desde el primer momento se unieron camaradas de otras zonas que se habían enterado y, en cuanto se hizo un llamamiento general, apareció gente de todos lados. Sería absurdo renunciar a esa fuerza. Para hacer un trabajo efectivo en lo local, cuando estamos utilizando unos modos de trabajo y unos recursos comunes, es absolutamente normal que pensemos en un ámbito de todo el estado. Y en ningún caso ve la lista de responsabilidades que enumeró el camarada como un Comité Central, tal y como afirmó el compañero anterior. Esos puestos en una Coordinadora Estatal son necesarios en lo funcional: desde mantener una web hasta mantener en contacto a todo ese montón de gente que está separada por cientos de kilómetros. Cree que la propuesta que hizo el camarada de tener una responsabilidad política colegiada en todos los niveles corrige el problema real que expuso el camarada anterior de tener dos responsables políticos. Sin embargo, sí que ve necesario un responsable de organización por el mero hecho de que vamos a tener una organización extensa y dispersa, sin que por ello deba ser asimilado al puesto del mismo nombre en un partido político.
En cuanto al resto de puestos de sectores especializados (movimiento obrero, internacional, género, etc) no ve el motivo de que tengan ya una presencia dada de antemano. No porque no los considere áreas importantes, sino porque se puede prever la existencia de áreas de especialización sin mencionar ninguna. Si la organización demanda esas áreas y aparece gente dispuesta a implicarse en ellas, pues sería lo ideal y debe haber un tipo de estructura que les dé cabida. Pero si no vamos a encontrar a nadie con la disponibilidad y el conocimiento para dar contenido a alguno de esos espacio, pues dejémoslo ausente por ahora hasta que aparezcan esas fuerzas.
De esta manera se podría dejar constancia sólo de la estructura de gestión mínima, la que hacen una aportación global, como puede ser la comunicación, la formación, etc. Cosas que el día a día requieren de una estructura de trabajo.
Toma la palabra el camarada que reformuló la propuesta para explicar porqué reserva un sitio de antemano a áreas como movimiento obrero, internacional o mujer. Según su punto de vista, son tres sectores de especialización tan imbricados con los intereses de la clase trabajadora que hay que reservar un espacio para su presencia en la organización para que nunca se abandone su estudio, transversalicen al resto de iniciativas y mantengan vivo el análisis, la agenda y la acción en sus respectivos campos. Tampoco puede ser que reproduzcamos eso en todos los ámbitos y lo sectorialicemos todo; sólo lo esencial. Lo que nunca debemos hacer es ver estas responsabilidades como un modo de verticalidad dentro del EEC. Los debates sobre estos y otros temas se tienen que dar en el nivel local y en el nivel global, y la responsabilidad de estos coordinadores es asegurar que la información y los materiales llegan a todos sitios, tener visiones generales coordinadas, empujar a todos los espacios en la misma dirección, etc. En ningún caso piensa que esto pueda ser comparado con un Comité Central.
Toma la palabra una compañera. Considera que el documento del grupo de trabajo de organización refleja demasiado la estructura de un partido, y eso explica que los compañeros que están organizados vean incompatible su presencia en su organización y en esta nueva estructura. Si lo que estamos montando es un espacio de encuentro, lo ve contradictorio. Debería haber una mera coordinación para ir avanzando de una forma conjunta en lo que se coincida y lo que veamos viable para caminar juntos. Lo centraría en la coordinación y en la formación.
En el tema de la mujer, que ha salido, hay que tener en cuenta que las mujeres son la mitad de la clase trabajadora, y ese debía ser un tema que estuviera presente siempre, no un tema segregado. Quiere, además, recordar que en entre las mujeres propiamente obreras, la mayoría son inmigrantes. Y no se ha hablado nada de la inmigración.
Toma la palabra uno de los compañeros de partido. Considera que el análisis antipatriarcal y el análisis de la participación de las mujeres obreras dentro de la organización deben ser un pilar de cualquier organización que se diga revolucionaria. Ya no solo porque un análisis estructural demuestra que las mujeres obreras tienen una estructura que las oprime de forma económica y de forma social, sino por la propia dificultad que han encontrado históricamente en militar con sus compañeros varones, porque eso es una realidad que hemos vivido en las organizaciones y que ha supuesto que la mitad de la clase trabajadora no se encuentre cómoda para militar, aportar a la revolución. Eso es una cuestión que cualquier organización debe abordar aunque, lógicamente, hay otras tantas.
Es verdad que nos encanta debatir de esto, de internacional, etc. Pero, por otro lado, vamos a ceñirnos a lo concreto, vamos a ceñirnos a qué herramientas tenemos, y que es lo que se puede construir de forma efectiva, más allá de construir marcos bonitos en papel pero que luego son complicados.
Toma la palabra el compañero que inició la charla de hoy. Piensa que en lo que queda de reunión se debería intentar concretar una propuesta de acción. Hay dos documentos, uno del grupo de trabajo y otro una enmienda a la totalidad que parece que no reflejan ninguno una realidad asumible, pero la fecha del 12 de marzo es inamovible y tiene que haber una propuesta de organización para esa fecha. No es un tema que se pueda posponer para el futuro.
El mismo camarada, después de plantear este reto, lanza una propuesta a consideración. En el acta quedan recogidas ideas y la manera de pensar de los asistentes, hay una propuesta que, basándose en la enmienda a la totalidad, la simplifica aún más. El camarada propone que se reúnan los asistentes que así lo deseen e intenten dar forma a un documento de propuesta tomando como punto de partida el acta de la presente reunión e intentar hacer una propuesta común.
Toma la palabra el camarada que presentó la enmienda a la totalidad. Está de acuerdo en trabajar en un documento que refleje una propuesta común. Espera que todos los camaradas presentes se impliquen, pues piensa que es el modo de conseguir el mejor documento.
En cualquier caso, quiere puntualizar dos temas más. Por un lado, sobre el tiempo de militancia para entrar en un órgano de coordinación cree que debía tomarse de un modo flexible. Es evidente que conviene conocer a un camarada que se incorpora a un órgano de coordinación y también parece evidente que nadie se eternice en un puesto, pero si hace falta un plazo para buscar un sustituto a un camarada y en vez de dos años acaba estando dos años y medio, pues no debería pasar nada.
En cuanto a la incorporación al EEC, opina que la responsabilidad debe recaer en el propio territorio donde se presenta el candidato, donde le pueden conocer mejor. Salvo que hubiera una impugnación por parte de alguien de la base o que detectásemos por cualquier vía que es un infiltrado extraño, pues nadie mejor la gente de su territorio para darle el aval, que es como siempre los comunistas hemos entrado en organizaciones cuando no eran de masas.
Uno de los compañeros organizados interviene para apoyar también el plasmar toda la discusión en un documento. Quiere recalcar que según su opinión es central la unidad de acción en el día a día, y no se refiere a fechas especiales y esporádicas, sino en el día a día cotidiano.
Aún mantiene dudas frente al modelo estatal. No quiere presentar una oposición bloqueante, pero sí le gustaría que se explicitaran posturas para aclarar de qué estamos hablando. En concreto, le gustaría que se le explicara en qué se diferencia esta estructura estatal de un Comité Central.
Un camarada del grupo de trabajo toma la palabra. Sobre la propuesta de que los avales de un nuevo miembro del EEC sean locales, le parece evidente. Sin embargo, sobre la flexibilidad en los tiempos de militancia para tomar responsabilidades se muestra crítico. La palabra flexibilidad no le parece apropiada: o hay un tiempo exigible o no lo hay. Si hay que poner una regla, pues o aplica a todo el mundo o no aplica para nadie. No sabe con qué criterio se pueden considerar flexibles las reglas.
Pide la palabra el camarada autor de la enmienda para explicar la diferencia entre el órgano de coordinación estatal y un Comité Central. La primera es que un Comité Central suele tener otros órganos posteriores que reducen el grupo de poder y, por tanto, tiene una estructura más de dirección política. Un órgano de coordinación político, aunque parezca que sólo el nombre es distinto, no tiene cerrados los debates. De congreso a congreso el Comité Central hace debates, pero en lo ideológico te encuentras con una organización definida con una ideología concreta y con unas disciplinas a la hora del voto. Cree que nosotros no debemos funcionar con el concepto de voto, debemos funcionar con un concepto de buscar los elementos comunes y debatir los elementos que nos separan. Es decir, que en un momento determinado no es una parte contra la otra. Si un camarada está en un órgano de coordinación y siente que su posición va a provocar una ruptura, retira la posición, no trata de imponer.
Pero además, ideológicamente esto es algo mucho más plural que un partido, en el que el Comité Central tiene una definición concreta. Aquí nos hemos definido como marxistas. Eso significa que caben los maoistas, que caben los marxistas-leninistas, los espartaquistas, etc. Eso no ocurre en un Comité Central, que es mucho más homogéneo. Y luego hay un concepto de centralismo democrático y de disciplina que aquí no existe. Aquí estamos en un proceso de voluntad de encuentro en un proceso.
Otro camarada del grupo de trabajo retoma el tema de las excepciones. Piensa que unos criterios de actuación en los que todo quedara recogido sería materia de unos estatutos. En los documentos tan genéricos que estamos manejando no cabe. Todos debemos ver que somos iguales.
No cree que el tipo de organización que es el EEC requiera de unos estatutos. A partir del 13 de marzo tenemos que estar teorizando desde la base de la práctica. Lo que no podemos hacer es prolongar más esta situación porque podemos dar lugar a perder camaradas.
El camarada que hizo la pregunta sobre el Comité Central pide intervenir para señalar que no quería expresar ninguna desconfianza, que asegura que no la hay. Lo que quería es dejar constancia de la situación de los militantes de partidos, para que no sientan que lo que se está construyendo les pide un traslado de militancia hacia el EEC.
El compañero que ya le respondió antes, para intentar aclarar más sobre esta última intervención, presenta la analogía con el PAME en Grecia, que es un sindicato de sindicatos y no plantea exclusión en la militancia.
Antes de cerrar la reunión, se toman los contactos de los asistentes que quieran participar en un texto basado en los puntos de visto expresados durante la sesión.
Se cierra el acto recordando que el día 12 de marzo las reuniones de todas las comisiones van a ser paralelas e invitando a los camaradas interesados en este documento a inscribirse en su sesión.

B,...: ILUMINADOS, LOS COMUNISTAS, PRECARIOS Y MARGINADOS,...OBREROS Y ARISTOCRACIA OBRERA,...¡¡: Introducimos este trabajo, para cuando los del eec, saquen el documento sobre la cuestión de género,...¡¡.??.

¿Feminismo marxista o sucedáneos idealistas?

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¿Feminismo marxista o sucedáneos idealistas?
Inessa Armand, la primera dirigente del Departamento de la Mujer en la Revolución Rusa de 1917, hizo la siguiente observación: “Si la liberación de la mujer es impensable sin el comunismo, el comunismo es también impensable sin la liberación de la mujer”. Esta afirmación es un perfecto resumen de la relación entre la lucha por el socialismo y la lucha por la liberación de la mujer: no es posible una sin la otra.
Las marxistas tenemos claro que queremos construir el comunismo desde la igualdad, donde todas las personas sean libres sin distinción de sexo, raza o nacionalidad. Y siendo el marxismo un método científico que va más allá de la organización económica, debe estar sustentado en valores necesarios y concretos para que se dé de una forma lógica y factible: los valores feministas.
No es posible avanzar hacia una sociedad comunista, liberar a la humanidad, sin teoría ni práctica feminista.
Podemos cambiar el sistema económico, incluso la estructura social, pero si no existe una verdadera revolución sexual y de género, si no destruimos los roles machistas y los modelos de relación que conllevan, el patriarcado seguirá resistiendo y explotando a la mitad de la población: las mujeres.
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El capitalismo y el patriarcado son sistemas flexibles, cambiantes, no existe capitalismo o patriarcado puro; hay sociedades que incluso avanzando hacia el socialismo siguen siendo patriarcales. Con el desarrollo de la propiedad privada y más concretamente del capitalismo, aparece la jerarquía entre la clase obrera, en la que el reparto de trabajo es desigual, una parte de la clase trabajadora tiene mejores puestos de trabajo que la otra, y esto sólo se puede explicar a través del análisis  que hace el feminismo marxista y antiimperialista: la jerarquía de sexo y raza. Por lo tanto, aquellos  trabajos que nadie quiere, acaban siendo realizados por la inmigración, es más, por la mujer inmigrante.
El patriarcado ha ido cambiando a lo largo de la historia tanto en forma como en intensidad para adaptarse a los diferentes sistemas jerárquicos (esclavismo, feudalismo, capitalismo…) de manera que elementos como clase, raza, opción sexual o edad estén estrechamente relacionados. En este sistema capitalista y patriarcal, las características “ideales” (rol masculino) de los hombres y las que exalta el capitalismo son prácticamente las mismas: competitividad, efectividad, autoridad, dominación… otorgando así a quienes tienen estas características, ventajas y privilegios. Es decir, nuestra sociedad está construida a través de roles de género en la que la mujer debe ser irracional y emocional, y el hombre racional y pragmático.
El sistema actual nos pretende vender que hoy día vivimos en igualdad de género, y nada más lejos de la realidad. Pretenden hacernos creer que con la incorporación de la mujer al mercado laboral somos iguales, cuando aún la responsabilidad reproductiva social es de la mujer y por lo tanto al acceder al mercado laboral tienen doble carga sobre sus hombros: el empleo y las labores domésticas y de cuidados.
La relación entre la pareja, la familia y el estado es imprescindible para sostener este sistema, y para ello promueve el modelo de pareja heterosexual y monógama encaminada a la reproducción, y no cualquier otro. Desde la niñez nos enseñan a buscar esa pareja hombre o mujer que nos “complemente” y así formar la familia nuclear a través de la construcción del amor romántico que todo lo justifica.
Así, esta familia será la institución básica para la transmisión de la ideología hegemónica, donde nos enseñan “la esclavitud doméstica” como la llamaba Lenin.
De hecho,  ya en “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, es notable la cuidadosa atención que Engels dedica a los aspectos personales de la opresión de las mujeres dentro del marco familiar, incluyendo la extrema degradación sufrida por las mujeres a manos de sus maridos, con un grado de desigualdad desconocida en las sociedades anteriores. Engels califica el surgimiento de la familia nuclear como la derrota histórica del sexo femenino a nivel mundial ”y sostiene explícitamente que la violación y la violencia contra las mujeres se iniciaron dentro de la familia, en sus mismos orígenes: “El hombre tomó el mando también en el hogar; la mujer fue degradada y reducida a la servidumbre; se convirtió en la esclava de su lujuria y en un mero instrumento para la producción de hijos. Para asegurar la fidelidad de su mujer y por tanto, la paternidad de sus hijos, es entregada sin condiciones al poder del marido; si él la mata, solo está ejerciendo sus derechos.”
Engels también explicó cómo el ideal de la familia monógama en la sociedad de clases se basa en una hipocresía fundamental: “Desde sus inicios, la familia ha estado marcada por el carácter específico de la monogamia solo para la mujer, pero no para el hombre”. Mientras que los actos de infidelidad de las mujeres, son duramente condenados, sin embargo, se consideran “honorables en el hombre o, en el peor de los casos, un leve pecadillo contra la moral que se puede asumir alegremente.”
Huelga decir que la mujer era entonces propiedad privada de su hombre, una herramienta humana, algo así como una “incubadora parlanchina” como las denominaban muy acertadamente nuestras camaradas del PTS y Pan y Rosas latinoamericanas; y que debía servir para crear y preparar futuras generaciones de obreras y obreros al servicio de la propiedad privada, el capital, la burguesía.
Así mismo, mientras que la familia de las clases dominantes ha funcionado históricamente como una institución a través de la que transmitir la herencia entre generaciones, con el surgimiento del capitalismo, la familia de la clase obrera asumió la función de proporcionar al sistema una oferta abundante de mano de obra.
 El surgimiento de la familia de la clase obrera también comenzó a diferenciar claramente el carácter de la opresión que sufren las mujeres de distintas clases: el papel de las mujeres de clase alta es producir descendencia para heredar la riqueza de la familia, mientras que la función de las mujeres de la clase obrera es mantener las generaciones de trabajadores para hoy y mañana dentro de su propia familia; esto es, la reproducción de la fuerza de trabajo para el sistema.
Los líderes de la Revolución Rusa de 1917 comprendieron no solo el papel central de la familia en la raíz de la opresión de las mujeres, sino también que las dificultades para lograr la igualdad de género dentro de la familia condicionaban la liberación de la mujer en el conjunto de la sociedad. Alexandra Kollontai escribió ya entonces:
 “Hay algo que no se puede negar, y es el hecho de que ha llegado su hora al viejo tipo de familia. No tiene de ello la culpa el comunismo: es el resultado del cambio experimentado por la condiciones de vida. La familia ha dejado de ser una necesidad para el Estado como ocurría en el pasado.
Todo lo contrario, resulta algo peor que inútil, puesto que sin necesidad impide que las mujeres de la clase trabajadora puedan realizar un trabajo mucho más productivo y mucho más importante. Tampoco es ya necesaria la familia a los miembros de ella, puesto que la tarea de criar a los hijos, que antes le pertenecía por completo, pasa cada vez más a manos de la colectividad.
Sobre las ruinas de la vieja vida familiar, veremos pronto resurgir una nueva forma de familia que supondrá relaciones completamente diferentes entre el hombre y la mujer, basadas en una unión de afectos y camaradería, en una unión de dos personas iguales en la Sociedad Comunista, las dos libres, las dos independientes, las dos obreras. ¡No más “servidumbre” doméstica para la mujer! ¡No más desigualdad en el seno mismo de la familia! ¡No más temor por parte de la mujer de quedarse sin sostén y ayuda si el marido la abandona!
La mujer, en la Sociedad Comunista, no dependerá de su marido, sino que sus robustos brazos serán los que la proporcionen el sustento. Se acabará con la incertidumbre sobre la suerte que puedan correr los hijos. El Estado comunista asumirá todas estas responsabilidades. El matrimonio quedará purificado de todos sus elementos materiales, de todos los cálculos de dinero que constituyen la repugnante mancha de la vida familiar de nuestro tiempo. El matrimonio se transformará desde ahora en adelante en la unión sublime de dos almas que se aman, que se profesen fe mutua; una unión de este tipo promete a todo obrero, a toda obrera, la más completa felicidad, el máximo de la satisfacción que les puede caber a criaturas conscientes de sí mismas y de la vida que les rodea.”
Lamentablemente, no todo marxista, ni en todo momento, comprendió la necesidad de defender el feminismo y de valorar los enormes logros del movimiento de mujeres,  cayendo en teorías o corrientes que alejan contantemente el objetivo feminista.
  EL REDUCCIONISMO: En su forma más pura, el reduccionismo supone que la lucha de clases resolverá el problema del sexismo por si misma, al revelar los verdaderos intereses de clase en oposición a la falsa conciencia. Este enfoque reduce los problemas de opresión a una cuestión de clase. También se acompaña, generalmente, de una reiteración del carácter objetivo de clase del interés de los hombres en acabar con la opresión de la mujer, sin asumir la pregunta más difícil: ¿cómo enfrentar el sexismo dentro de la clase obrera?
El Partido Bolchevique, tanto antes como después de la Revolución, dedicó considerables recursos a la divulgación y la educación de las mujeres trabajadoras y campesinas, a través de su Departamento de la Mujer, mientras que, al mismo tiempo, argumentaba en contra de las actitudes sexistas de los hombres de la clase obrera.
Kollontai recuerda: “Los trabajadores con conciencia de clase deben entender que el valor del trabajo masculino depende del valor del trabajo femenino y que, con la amenaza de sustituir la mano de obra masculina por mano de obra femenina más barata, el capitalista puede presionar sobre el nivel salarial de los hombres. Sola la falta de comprensión puede llevar a ver este tema como una mera cuestión de la mujer.”
O el mismo Lenin en conversaciones con la revolucionaria feminista alemana Clara Zetkin apuntaba: “¿Podría haber una prueba más palpable (de la continua opresión de las mujeres) que la de la visión corriente de un hombre observando, tranquilamente, como una mujer se agota con un trabajo trivial y monótono, trabajo que consume mucha fuerza y mucho tiempo, como es el doméstico y viendo, en ella, como su espíritu se encoje, su mente ensordece, su corazón se debilita y su voluntad languidece?…muy pocos maridos, ni siquiera los proletarios, piensan en lo mucho que podrían aliviar las cargas y preocupaciones de sus mujeres o, incluso, eliminarlas por completo, si les echaran una mano en ese trabajo de mujeres. Pero no, eso iría contra el privilegio y la dignidad del hombre’. Él exige su comodidad y su descanso. Debemos erradicar el viejo punto de vista de amo del esclavo, tanto en el partido como en las masas. Es una de nuestras tareas políticas, una tarea tan urgente y necesaria como es la formación de un núcleo de camaradas, hombres y mujeres, con una sólida preparación, teórica y práctica, para el trabajo del Partido entre las mujeres trabajadoras.
Así que nuestra praxis debería estar más en consonancia con la teoría y la práctica de los bolcheviques, no solo en cuanto a no minimizar el grado de opresión al que se enfrentan las mujeres, o cualquier grupo oprimido, dentro de la clase obrera, sino además, en realizar un serio esfuerzo, en todos los frentes, para combatirlo.
Construir un modelo de paja con el feminismo, basándolo en sus formas más burguesas, para luego tumbarlo y finalmente pensar que ya hemos hecho nuestro trabajo intelectual, hace un flaco servicio a la lucha contra la opresión de las mujeres. Hay importantes debates entre las feministas a los que hemos permanecido ignorantes en gran parte y que pueden jugar un gran papel para avanzar en nuestra comprensión tanto de la opresión de las mujeres como del marxismo mismo.
EL FEMINISMO BURGUÉS: Las mujeres de la clase dominante se enfrentan a la opresión, pero eso no significa que podamos confiar en que puedan seguir una estrategia que las lleve a abordar el sufrimiento de la vasta mayoría de las mujeres que están en la clase obrera.
Debemos entender el nacimiento de los primeros movimientos de mujeres antes de 1789, como fruto del aumento de mujeres del pueblo en la producción y no de la mano del feminismo burgués. Los estudios burgueses intentan demostrar la proliferación de los primeros movimientos feministas gracias a las reivindicaciones de poderosas mujeres como fueron Abigail Smith Adams, segunda primera dama de EE.UU., o la reconocida Olimpia de Gouges, propulsora de “la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. Ellas realmente no supieron acercar sus reivindicaciones al conjunto de las trabajadoras ni ligar estas a la lucha del proletariado, buscando equiparar sus privilegios a los poseídos por los hombres capitalistas.
Este feminismo burgués, cuyas principales luchas son por la igualdad de derechos políticos y la oportunidad de acceso al trabajo para la mujer, cree haber conseguido que algunos países capitalistas atiendan sus reivindicaciones. Así, la mujer tiene derecho a voto, a participación en la esfera pública, a una teórica libertad de acceso a todos los empleos y profesiones, a recibir ayuda para la maternidad, concesiones que parten del respeto que se han ganado las trabajadoras al convertirse en una fuerza de trabajo fundamental para la sociedad, y que, además, no han conseguido la eliminación de la problemática de la mujer.
Además, los estudios burgueses centrados en el feminismo ponen su foco de atención en la cuestión de la superioridad de un sexo sobre otro, en la negación de las diferencias biológicas o en la abolición del género.
El feminismo burgués no es nada nuevo y el punto de vista sobre él de los bolcheviques es muy instructivo para nosotros, hoy en día. Una vez más, Alexandra Kollontai nos presenta un enfoque aplicable a la situación actual. En un panfleto de 1909, titulado: “Los fundamentos socialistas de la Cuestión de la Mujer”, explicaba por qué no puede darse una alianza entre la clase obrera y las mujeres de la clase dominante, a pesar de algunos aspectos de su opresión compartida:
“El mundo de las mujeres se divide, como el mundo de los hombres, en dos bandos: los intereses y las aspiraciones de una parte la acercan hacia la clase burguesa, mientras que la otra esta en estrecha relación con el proletariado y su propuesta libertadora incluye una solución completa de la cuestión de la mujer. Así pues, aunque ambas partes persigan en general la liberación de la mujer, sus objetivos e intereses son distintos. Cada una de las partes, inconscientemente, establece sus propuestas iniciales a partir de los intereses y aspiraciones de su propia clase, lo que dota de un color específico de clase a los objetivos y tareas que establecen para si mismas. A pesar de la aparente radicalidad de las demandas de las feministas burguesas, no hay que perder de vista el hecho de que no pueden, en razón de su posición de clase, luchar por la transformación fundamental de la sociedad, sin la que la liberación de la mujer no podrá ser completa.”
  EL SEGREGACIONISMO: Hay otra corriente del feminismo que los marxistas y las feministas socialistas deben rechazar de plano, aunque desde los años 70 no se haya destacado: el segregacionismo, que insiste en que todos los hombres de la clase obrera comparten con todos los hombres de la clase dominante el sistema de patriarcado que oprime a las mujeres.
En contraste con el uso actual del término patriarcado, que se limita a describir un sistema sexista, el segregacionismo priorizó la opresión de las mujeres sobre todas las demás formas de opresión, incluido el racismo.
Como ejemplo, en el análisis que sobre la violación realiza Susan Brownmiller, en su libro publicado en 1975 Agains our Will: Men, Women and Rape”(Contra nuestra voluntad: hombres, mujeres y violación), llegó a conclusiones abiertamente racistas en su relato del linchamiento, en 1955, de Emmett Till. Till, un joven de color, tenía 14 años cuando, durante una visita veraniega a su familia de Jin Crow, en Mississippi, cometió el “crimen” de silbar al paso de una mujer blanca casada, llamada Carolyn Bryat. Una mera travesura adolescente, por la que Till fue torturado y tiroteado antes de que su joven cuerpo fuera arrojado al río Tallahatchie.
A pesar del cruel linchamiento de Till, Brownmiller describe al joven negro y a su asesino como si compartieran el mismo poder, usando un planteamiento abiertamente racista: rara vez un solo caso, como el de Till, sirve para exponer, con tanta claridad, los antagonismos subyacentes en el grupo social masculino por el acceso a las mujeres. En términos concretos, la accesibilidad a todas las mujeres blancas estaba en discusión.
Otras corrientes del feminismo tienen un historial ambiguo, que en los años 90, despojaron a la teoría del patriarcado de su primacía, en un esfuerzo consciente por dar la misma prioridad a la lucha contra el racismo y por los derechos LGTBI, lo que supuso un enorme paso adelante. Pero, al mismo tiempo, los seguidores de esta corriente, cayeron en la trampa postmodernista del individualismo y se retiraron de la lucha colectiva, priorizando los cambios en el estilo de vida y el lenguaje a la construcción de un movimiento que podría desafiar el sistema.
Finalmente, merece la pena enfatizar que necesitamos, no solo una teoría marxista y feminista, sino también una práctica del feminismo marxista en la lucha por la liberación de la mujer.
Aunque el éxito de la revolución socialista no garantiza automáticamente la liberación de las mujeres, sí que crea las condiciones materiales para ello. Y es a través del proceso revolucionario, en todas sus etapas, desde la primera a la última, donde la militancia revolucionaria tiene un papel crucial que desempeñar combatiendo toda forma de opresión, no solo desde arriba, sino también desde el interior de la clase obrera. No hay sustituto posible en ese proceso. Marx lo dejo bien claro cuando sostuvo: “La revolución es necesaria, por tanto, no solo porque la clase dominante no pueda ser derrocada de otra manera, sino porque la clase que la derroca solo puede alcanzar el éxito en la revolución si se desembaraza, ella misma, de toda esa vieja basura y se muestra capaz de construir una nueva sociedad”.
Si no minimizamos los desafíos a los que nos enfrentamos en la lucha contra el sexismo, dentro de la clase obrera, si los reconocemos y, sobre estas bases, somos capaces de desarrollar una estrategia que tenga como objetivo movilizar al conjunto de la clase obrera, conseguiremos la liberación de la mujer.
Cualquier cambio social comienza dando pequeños cambios personales. Dichos cambios, en vez de darse de una mera forma aislada, y teniendo en cuenta que tienen lógica y objetivos colectivos, son los primeros pasos para cualquier revolución social. “La revolución empieza por lo personal, eliminando actitudes reaccionarias para con las mujeres  y construyendo feminismo en todos los frentes: en casa, en la calle, en el puesto de trabajo, de fiesta, en la militancia…
Muchas feministas, haciendo pequeñas cosas feministas suponen avances importantes para la colectividad, pero sin olvidar que debemos tener en cuenta todo el proceso y no solamente su final (reparando en lo que pasa tanto en el espacio público como en el privado). Porque demasiadas veces ponemos nuestras prioridades en el espacio “macro político”, es decir, en el espacio de las grandes teorías, quedándose éstas en meros eslóganes, y olvidando la praxis.
Iraide Aurrexoetxea Urrutia///.
URL: http://www.lahorademalaga.com/?p=29280 ////
Roberto, el líder en Madrid del brazo armado del PKK
·         El fundador de Reconstrucción Comunista fue detenido junto a ocho «camaradas» por colaboración con organización terrorista
·         Gestionaba el partido como una secta: les obligaba a dar clases de «Krav Maga» y a llevar armas blancas. Quería implantar técnicas de guerrilla


31 de enero de 2016. 02:33hLaura L. Álvarez.  Madrid.
Roberto, el líder en Madrid del brazo armado del PKK
Roberto Vaquero, en prisión sin fianza, era el líder de Reconstrucción Comunista
Grupos de música «oi!», armas blancas y explosivos de fabricación casera, militancia en partidos políticos de ultraizquierda, en la Brigada Antifascista o en cualquier movimiento de corte radical y pasión férrea por llevar «la lucha de la clase obrera» hasta donde haga falta. Podrían ser los preceptos básicos de cualquier «antisistema» madrileño al uso. ¿La diferencia? Que estos querían ocupar el espacio que habían dejado los Grapo y habían llegado a viajar a casi 5.000 kilómetros para aprender a utilizar AK-47, kalashnikov y técnicas de guerrilla para aplicarlas luego en nuestro país «cuando hicieran falta». Era la idea, al menos, de Roberto Vaquero, fundador de un partido político bajo las siglas Partido Marxista Leninista (Reconstrucción Comunista) o RC el año pasado, según los agentes que llevan investigándole desde 2014. Él y otros ocho miembros del partido fueron detenidos el pasado miércoles por los agentes de la Brigada Central y Provincial de Información de la Policía Nacional en el marco de la «operación Valle», instruida por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco. Les acusan de pertenencia a organización criminal y colaboración con organización terrorista. Para tres de ellos el magistrado dictó prisión provisional: dos eludibles bajo fianza y una incondicional. Esta última es la de Roberto, el «amado líder» de RC, un partido repudiado hasta por los propios «antifascistas» madrileños por su exceso de disciplina y estructura tipo secta. El juez considera ahora desmantelada en nuestro país la red del PKK, siglas con las que se conoce al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que reivindica con la lucha armada la independencia del pueblo kurdo: unas 40 millones de personas repartidas entre Siria, Turquía, Irak e Irán). El PKK está consideradopor la UE y EE UU como organización terrorista.
De los nueve detenidos de esta semana, tres eran de Valencia, uno de Bilbao y cinco madrileños. Aquí estaba la sede de la organización y su presidente.
MARCHAS ESTALINISTAS. Los miembros de Reconstrucción Comunista trataban de emular los desfiles de la URSS por las calles de Madrid. Adrián, uno de los detenidos (con gafas de sol) estuvo presente en el registro de la sede del partido en la calle Diego Manchado de Vallecas el miércoles pasado
Luis Díaz

Férrea disciplina de partido
Los secuaces de Roberto Vaquero, fundador de este partido de corte estalinista, debían impartir de forma obligatoria algunas clases de «Krav Maga», un arte marcial de origen israelí (a pesar de considerarse antisemitas) que enseñaba él mismo en el tatami que extendían en la sede del partido, situada en el número 50 de la calle Diego Manchado, en el distrito de Puente de Vallecas.
El local, inspeccionado por los agentes el pasado miércoles, era una mina: además de una ingente cantidad de información que deberá ser analizada por los investigadores, había productos químicos para la fabricación de artefactos explosivos como nitrato potásico –que están siendo analizados por los Tedax– y todo un arsenal de armas blancas: cuchillos de diferentes dimensiones, katanas, machetes... Y es que, según fuentes policiales, otra de las normas que Roberto había ordenado a los miembros del partido era llevar siempre encima un arma blanca, bien un machete o una defensa extensible.
El problema del líder –un tipo de enorme éxito entre las mujeres del mundo antifascista madrileño– fue su exceso de ego. Criado en Pozuelo de Alarcón, el joven, que aún no ha cumplido los 30, ya se había mudado a Leganés y llegó a expulsar a su hermano del partido (que fue co-fundador), ya que era el único que se atrevía a rebatirle alguna propuesta. Pero al ser un partido estalinista, lo que dijera Roberto era casi asumido por decreto.
Rubén Vaquero llevaba las «juventudes» del partido, la llamada Joven Guardia Bolchevique. Este individuo, primero batería y luego segunda voz del grupo de música Núcleo Terco (conocidos en el mundo de música «oi!», «hardcore» y que daban conciertos en muchas okupas), también fue citado a declarar en sede judicial como investigado. Él aún vive en Pozuelo pero mantiene el odio hacia su hermano, que le echó del partido para meter en su puesto a Adrián, uno de los detenidos el pasado miércoles (en la foto superior con gafas de sol) y que estuvo presente durante el registro policial al local del partido. También hacía de ideólogo, ya que tenía bastantes conocimientos de la historia del comunismo y solía leer los comunicados, muchas veces con el rostro tapado, que la organización difundía a través de las redes sociales.
También «Alfon»
Otro de los que en su día pertenecieron a Reconstrucción Comunista es el famoso Alfonso Ortega, «Alfon». Comenzó a militar tras su famosa detención con material explosivo en la última huelga general de 2012 –que le llevaría más tarde a la cárcel– pero abandonó el partido, según fuentes cercanas a estos círculos, por problemas de liderazgo. Y es que de Roberto dicen que no sólo gestionaba el partido sino que controlaba al milímetro lo que hacía cada uno de sus miembros y cada parcela de su vida privada. «Era un sistema sectáreo completamente», dice uno de los investigadores. «Además, tenía clarísimo que iban a ocupar el espacio del Grapo y cualquier conflicto con su entorno lo alentaba».
Pero su obsesión del momento era la «solidaridad con el pueblo de Rojeva». De hecho, es uno de los conflictos que más activistas mueve el movimiento antisistema patrio más radical (la lucha armada es un matiz que suele gustar mucho entre los «antifascistas») y las web como «Anarquistas en solidaridad con Rojeva» han proliferado en los últimos dos años en nuestro país. Desde RC sostenían que la mejor forma de colaborar con la causa era desplazarse al lugar de conflicto y luchar contra el Estado Islámico «como nos vinieron a ayudar las Brigadas Internacionales en el 36». Casi desde sus orígenes, en RC desarrollaron una política exterior centrada en colaborar con grupos extranjeros del mismo corte. Así, a finales de 2014 contactaron con grupos alemanes de su misma ideología y surgió la posibilidad de enviar miembros del partido en calidad de combatientes a Rojava. Con estas prácticas en zona de conflicto, además de ayudar al pueblo kurdo empuñando un arma, aprenderían técnicas de combate durante nada menos que seis meses, que podrían aplicar aquí después de enseñarlas al resto de «camaradas». A sus familias les comunicaron que se iban de ayuda humanitaria a Turquía, pero a través de contactos con distintas organizaciones y burlar la frontera de varios países lograron entrar en Siria y enrolarse con las YPG.
A su regreso, lejos de ser recibidos como héroes, fueron arrestados por la Policía Nacional. Los investigadores destacan que provienen de familias aparentemente sólidas y muchos acomodados económicamente. Nada de familias desestructuradas ni individuos desarraigados. Y aunque la Policía les arrestara tras luchar en el extranjero, cual soldados, se habían granjeado una gran reputación en su entorno. No sólo entre los antisistema de aquí, cuya emoción más fuerte había sido un «Rodea el Congreso» o barricadas en protestas estudiantiles de Ciudad Universitaria, sino también entre las chicas, que hacían cola para enrollarse con ellos, según fuentes del entorno.
De los nueve arrestados en esta operación tres entraron en prisión: Roberto, el único detenido de origen kurdo (que haría de enlace con el PKK) y Carlos del Val, «secretario general» del partido en la teoría. También residente en Leganés, en la práctica hacía de «lugarteniente» de Roberto y jefe del Comité de Seguridad del partido. Para los investigadores, en realidad, Carlos (alias «Gasolino») era el «machaca» de Roberto con sus casi dos metros de altura y cerca de 100 kilos de peso.
Combatiendo en Siria con los kurdos
Dos miembros de Reconstrucción Comunista (en la imagen superior) fueron el año pasado a Rojeva a aprender técnicas de combate de guerrillas y a luchar del lado de la causa kurda contra el Estado Islámico. A su regreso –estuvieron seis meses– fueron detenidos y acusados de colaboración con banda terrorista.



Leer más:  Roberto, el líder en Madrid del brazo armado del PKK  http://www.larazon.es/local/madrid/roberto-el-lider-en-madrid-del-brazo-armado-del-pkk-AJ11813883#Ttt1XJGloynWUoQg
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Ante la represión ejercida sobre Reconstrucción Comunista

http://andaluciacomunista.org/ante-la-represion-ejercida-sobre-reconstruccion-comunista/


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