viernes, 25 de junio de 2021

¡¡ ",... ESTRATEGIA DE LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL; en... LA LUCHA DE CLASES Y SUS TEORICOS FUERA EL IMPERIALISMO DEL MEDITERRANEO LIBERACION SOCIAL, DE LA HUMANIDAD, Y LOS APARATOS... PATRIOTISMO, MAOISMO CONTEMPORANEO Y FALSA BANDERA LA LUCHA DE CLASES EN EGIPTO,...EL MEDITERRANEO ZO...

 

INTRODUCCIÓN ¡¡ : 

¡¡ FUERA EL IMPERIALISMO DEL MEDITERRÁNEOLIBERACIÓN SOCIAL, DE LA HUMANIDAD, Y LOS APARATOS DE ESTADO, EL OTANONUISTA/RUSICHINA-ISLAMIC-BOLIVARs,...PATRIOTISMO, MAOÍSMO CONTEMPORÁNEO Y FALSA BANDERALA LUCHA DE CLASES EN EGIPTO,...EL MEDITERRÁNEO ZONA MILITARIZADA POR EL M-IMPERICAPIT MUNDIAL,...¡¡¡....


[[[ "",... Etiopía, en guerra contra sí misma: ¿qué está pasando en Tigray? (msn.com) // : 



          © Reuters Un tanque en Tigray (Reuters)
La mañana del viernes se encontró, vacío, el coche donde viajaban tres trabajadores de Médicos Sin Fronteras desplegados en la región de Tigray, Etiopía, y con los que se había perdido contacto el día anterior. A pocos metros de distancia, sus cuerpos sin vida, entre ellos el de María Hernández, cooperante madrileña que trabajaba como coordinadora de emergencia de MSF en la zona. Las circunstancias exactas de sus muertes están todavía por detallar, pero la organización médica ha "condenado con dureza el ataque" que se ha cobrado las vidas de María, Yohannes Halefom Reda y Tedros Gebremariam Gebremichael, que se produce en una región azotada por el conflicto desde el pasado noviembre y donde se está viviendo una auténtica catástrofe humanitaria.

La región semiautónoma de Tigray, la más septentrional de Etiopía y que hace frontera con Eritrea, es la mancha más oscura del primer ministro y premio Nobel de la Paz Abiy Ahmed Ali, quien el pasado noviembre ordenó un ataque de las tropas federales etíopes y otras milicias contra las fuerzas locales rebeldes de la región de Tigray. Desde entonces, se han cometido atrocidades por todas las partes en conflicto, desde asesinatos en masa -algunos con machetes- a violaciones generalizadas y saqueo de propiedades. Miles de civiles, la mayoría étnicamente tigrinos, han fallecido, 1,7 millones de personas se han convertido en desplazados internos y más de 60.000 refugiados han huido al vecino Sudán. Pero el conflicto se está convirtiendo también en la peor crisis alimentaria a nivel mundial de la última década, desde la gran hambruna de Somalia en 2011.

Etiopía es un delicado cóctel de etnias y milicias descentralizadas del gobierno federal en Adis Abeba. El conflicto se desató cuando el gobierno de Abiy decidió retrasar las elecciones generales, programadas para agosto de 2020, por el coronavirus. El Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), una organización política y militar de etnia Tigray que había dominado la coalición gobernante de Etiopía durante décadas hasta la llegada en 2018 de Abiy (de etnia oromo) quien los apartó del poder, celebró unilateralmente sus propias elecciones en la región, insistiendo en que Abiy era un líder ilegítimo. El gobierno federal se negó a reconocer los resultados y el Ministerio de Finanzas dejó de distribuir fondos al gobierno regional de Tigray.

En respuesta, el TPLF atacó una base militar de tropas federales como "autodefensa preventiva", según lo confirmaron ellos mismos. Ahí se encendió la mecha: el 4 de noviembre, Abiy ordenó la operación militar en Tigray, denominándola como una "operación de cumplimiento de la ley" que se ha convertido en una invasión a gran escala del territorio.

Desde entonces, la lucha no ha dejado de intensificarse, a pesar de que Abiy ha asegurado en varias ocasiones ya "la victoria" sobre el TPLF.

Este mismo martes, un bombardeo del Ejército etíope sobre un mercado en la ciudad de Togoga, en Tigray, se ha cobrado las vidas de al menos 64 personas. Portavoces del Ejército han asegurado que no se bombardeó a civiles, sino milicianos del TPLF vestidos de civiles. La situación en el terreno sigue siendo muy volátil y los combates continúan en varias zonas, especialmente desde que a principios de esta semana las fuerzas del TPLF reforzaran su ofensiva.

Además de tropas federadas etíopes, en la región se ha detectado actividad violenta de tropas eritreas -que tienen una larga contienda con las fuerzas tigrinas, pese al acuerdo de paz firmado por Abiy en 2018 y que le valió el Nobel- y milicias de Amhara, otra región etíope de distinta etnia y tradicional rival de Tigray. Se han documentado varias masacres por parte de milicias eritreas -presuntamente aliadas de las tropas federales etíopes- contra civiles tigrinos, alimentando las acusaciones de "limpieza étnica".

Hambre como arma de guerra

La cobertura de la crisis ha sido muy irregular. Durante los primeros compases de la ofensiva etíope, el Gobierno prohibió todo acceso a medios de comunicación y organizaciones humanitarias, además de bloquear el acceso a internet y red telefónica. Los primeros testimonios del horror que estaba sucediendo en Tigray tuvieron que darlos los refugiados tigrinos huidos a Sudán, que han relatado ejemplos del uso de la violación como arma de guerra y asesinatos de civiles.

El acceso a la ayuda humanitaria para los habitantes dentro de Tigray ha sido inconsistente. En mayo, Naciones Unidas acusó a las tropas federales etíopes y sus milicias aliadas de bloquear la entrada de suministros humanitarios -comida- a zonas de Tigray, una acusación que el gobierno de Abiy ha negado. El Coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Mark Lowcock, en una entrevista con Reuters, señaló específicamente a las fuerzas eritreas por "tratar de lidiar con la población de Tigray matándola de hambre", es decir, bloqueando suministros y saqueando. "La comida definitivamente se está utilizando como arma de guerra", ha aseverado.

La semana pasada, las agencias humanitarias advirtieron que 350.000 personas en Tigray están al borde de la hambruna, una crisis que los diplomáticos han descrito como "provocada por el hombre". El gobierno de Etiopía ha rechazado la cifra y dice que la ayuda alimentaria ha llegado a 5,2 millones de personas en la región de 6 millones de habitantes.

Elecciones en Etiopía

Paralelamente, esta semana se han celebrado elecciones generales en el resto de Etiopía. Los resultados oficiales no han sido todavía anunciados, pero se espera que el partido de Abiy Ahmed Ali se proclame vencedor, gracias a su todavía muy amplia base electoral y a la fragmentación de la oposición. Varios candidatos opositores han sido encarcelados o se les ha impedido presentarse.

Lo que habría sido una dulce victoria para Abiy tras su primer paso por las urnas se ha terminado agriando. El conflicto en Tigray ha generado críticas en la comunidad internacional, especialmente en Estados Unidos. El pasado 11 de junio, el departamento de Estado de EEUU afirmó que estaba "muy preocupado" por las elecciones en Etiopía y pidió al gobierno que prometiera un diálogo con la oposición. Las peticiones de EEUU no se pueden tomar a la ligera: el gobierno Joe Biden, ha impuesto amplias sanciones a la Etiopía de Abiy, antiguo líder admirado por la comunidad internacional. También y ha instado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial a que congelaran fondos destinados al desarrollo de Etiopía, en un momento especialmente delicado en el que el país quiere reestructurar su deuda, abrir su economía y atraer negocios extranjeros al segundo país más poblado de África (112 millones de habitantes, solo por detrás de Nigeria).,... ]]].



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DATOS PERSONALES



MIÉRCOLES, 28 DE AGOSTO DE 2013 // BLOG, REV. DE LA HUMANIDAD-lukyrh.b/s.com ¡¡.

FUERA EL IMPERIALISMO DEL MEDITERRANEO




EL SISTEMA CAPITALISTA-IMPERIALISTA CONTINUA CON LA OPRESIÓN EN EL MEDITERRÁNEO

** Nuestro texto está impreso bien en rojo, bien en azul; se muestra públicamente estas ideas,...aunque se irán desarrollando más adelante, porque la lucha de clases, por ahora no se estanca. La forma más directa de intervención en Siria, está más que cantada, y nuevamente será televisada,...como si fuese un espectáculo deportivo, musical,...que ironía de los poderes occidentales civilizados.

           

              El balance desde 2.000 hasta la fecha es impresionante; las acciones más escandalosas han sido Irak,...posteriormente Libia,...y en estas fechas Siria. Las acciones proyectadas por el poder euroestadounidense, han sido contra las poblaciones obreras y populares, aunque en los países determinados no estuvieran gobernando o en el poder estas clases sociales; en general estaban fuerzas y clases burguesas.

              Desde hace años hemos planteado acciones de protesta y lucha organización contra los poderes establecidos y el poder supranacional: ONU-OTAN. Esta cuestión es compleja de entender, ya que las ideologías son nacionalistas en general,...las concepciones proletarias internacionalistas, de solidaridad internacional obrera,...no existe, no se desarrolla; la clase obrera está aprendiendo a base de mucho sacrificio; el poder imperialista mencionado está en acción, en arremetida,...y los sectores occidentales de obreros y clases populares, están en el limbo,...perplejidad; y ahora más en estos tiempos de crisis económica  de susto y regresión de espíritu de lucha internacional,...es que ni los antiglobalizadores se menean, contra las acciones del poder del cap.imp., ya que se está en la lucha sindical, de aguantar el chaparrón y la revancha capitalista. La lucha antimilitarista y antiimperialista se ha dejado a un lado. Hay que analizar las causas.

               A. Socialimperialismo y miedo al poder ONU-OTAN:

                    Los países de occidente, donde radica el sistema de poder cap.imp. tienen unas poblaciones obreras y populares con una ideología, hoy en día  de total subordinación al imperialismo, a sus clases dominantes; éstas están alineadas a las izquierdas varias y a las derechas varias, incluyendo las socialnacionalistas, patrióticas, como las representadas por Intereconomia,...

          Los sectores organizados obreros-populares, no dan la talla, porque en el fondo son socialimperialistas, del estado del bienestar, antiproletarios y antisolidarios, son opresores en realidad; están en coalición de intereses estratégicos con la plutocracia mundial, principalmente con la euroestadounidense. Con verborreas pacifistas, solidarias, con falsa bandera internacionalista obrera.

              B. El imperialismo capitalista, se militariza, los trabajadores hacemos las armas, ingresamos en los ejércitos capitalistas,...Hay un sentimiento de potencia, de querer Gibraltar, mantener Ceuta y Melilla, las islas,...así la clase obrera mantiene un seguidismo, y quizás alguna vez es punta de lanza del socialchovinismo, de la política de ser alguien en el mundo, más de lo que somos.

               C. La inexistencia de una línea política internacionalista proletaria; hay mucho nacionalismo,...hay mucho de revolución popular en regiones, otras en el Estado,...pero solo mucha verborrea, nula o muy poca acción contra el poder del sistema cap.imp...Hay gran confusión aparentemente esta es la problemática. Más de diez años actuando en estas zonas: mediterránea y persica; no se hace casi nada, y lo que se hizo, fue muy en línea de la socialdemocracia imperialista,... que en definitiva produjeron y realizaron los atentados del 11M en Madrid y otros en otros lugares.

(((CATAR Y LAS INVERSIONES EN EL FUTBOL,...es pais que interviene indirectamente en el proceso del mediterráneo,...¡¡.))); es forma de ganar voluntades,...y desmovilizar a la clase obrera,...

" Izquierda revolucionaria Siria. No al exterminio del pueblo en rebelión

Martes 27 de agosto de 2013, por Mar


Comunicado de la Corriente de Izquierda revolucionaria en Siria
El régimen dictatorial de Bashar Al Assad prosigue con la política de exterminio de nuestro pueblo. Al amanecer del 21 de Agosto vimos morir centenares de sirios, entre ellos muchas mujeres y niños, víctimas de armas de exterminio masivo como gases tóxicos y el uso indiscutible de armas químicos en los barrios orientales de Ghouta, en la periferia de Damasco. Todo ello en el marco del ataque más violento llevado a cabo por el régimen desde la mañana sobre estas zonas en rebelión.
Desde hace más de dos años la lista de las torturas y sacrificios infligidos a las masas de nuestro pueblo no deja de ampliarse. Es imposible enumerar los cientos de miles de mártires, de heridos, de encarcelados, los millones de huidos y refugiados. La tortura de nuestro pueblo, que ya no puede más, continúa. Sus gritos se pierden en el aire y un silencio mortal envuelve la conciencia de la humanidad.
La masacre y la coerción contra nuestro pueblo continúan, perpetradas por la máquina de muerte y destrucción de un régimen que supera al fascismo en incivismo. Se trata de una tragedia como el mundo no conoce desde hace mucho tiempo, la tragedia de un pueblo insurgente por la libertad y la liberación de las garras de un régimen dictatorial, salvaje por sus acciones represivas y salvaje por la explotación de los oprimidos de nuestro país, al servicio de un muy reducido círculo de burgueses.
Nuestra revolución no tiene aliados sinceros, a excepción de las revoluciones de los pueblos de la región y del mundo y para los militantes que luchan en todas partes para liberarse de regímenes oscurantistas, opresores y explotadores. Este acto criminal y odioso de la camarilla en el poder contra civiles aislados demuestra su cinismo frente a la vida humana, precisamente en el momento en que las fuerzas contrarrevolucionarias han empezado a organizar su ataque contra las revoluciones a nivel regional, bajo la dirección de Arabia Saudí y sus aliados.
El régimen ha aprovechado la ocasión para cometer su abominable masacre. Si embargo, nuestro pueblo en rebelión y con determinación, agotado por los golpes, continuará su propia resistencia contra los tiranos homicidas, impondrá su derrota y los castigos que merecen por sus crímenes.
Por nuestra parte enterraremos a los muertos y curaremos a los heridos. Estaremos cada vez más decididos y firmes en la lucha por la caída del régimen asesino y por la victoria de nuestra revolución popular.
Por la edificación de la Siria de la libertad, de la justicia, de la igualdad y de la justicia social.
¡Ni Washington ni Moscú! ¡Ni Riyadh ni Teherán!
Gloria a los mártires, recuperación para los heridos
Victoria para la revolución popular
Todo el poder y toda la riqueza al pueblo ".

Corriente de la Izquierda Revolucionaria, Damasco, 21 de Agosto 2013
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista

              Si apostamos por estas palabras de I.R. de Siria,...en especial por las consignas, tenemos que no hablan en el comunicado de unir fuerzas de las poblaciones del mediterráneo, para luchar conjuntamente contra ese poder,...que ellos lo identifican con Ni Washington, ni Moscú,...NO ESTÁN ERRADOS, LA LUCHA DEBE SER INTERNACIONAL, EN ESTA ZONA ORGANIZARSE DESDE PORTUGAL HASTA BULGARIA, PASANDO POR MARRUECOS, LIBIA,...EGIPTO, IRAK. ¿ Hablamos demasiado,...?

              Destruir el poder sirio actual, no facilita hoy en dia, la liberación social, de la humanidad,...porque esa liberación real de la sociedad obrera-popular, debería llevar consigo una destrucción total del sistema cap.imp.: ONU-OTAN. A LA VEZ ESTA LUCHA COMUN PROLETARIA-POPULAR DEBERÍA LLEVAR UNA UNIÓN Y COMANDO MUNDIAL CENTRALIZADO, CON LOS REVOLUCIONARIOS DE ASIA, DE ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA,...RUSIA Y OTROS LUGARES AFRICANOS, LATINOAMERICANOS. Porque China, Rusia, Japón, son reservas contrarrevolucionarias los poderes actuales en funcionamiento. Es muy complejo el asunto,...pero hay que comprenderelo, hay que emprenderlo, y no crear falsas ilusiones,...por mucho pragmatismo que se quiera desarrollar.



EE.UU. vigila las costas de Egipto

Por CubaDebate
Viernes, 12 Julio 2013 13:10


El gobierno de Estados Unidos envió dos de sus buques a las costas del Mar Rojo de Egipto, después de que el Ejército egipcio destituyera la semana pasada al presidente electo del país, Mohamad Mursi.
El comandante general del Cuerpo de Marines de EE.UU., James Amos, afirmó el jueves que esta medida facilitará el movimiento de helicópteros y otros equipos en caso de ser necesario.
Al rechazar que EE.UU. tenga intención de intervenir en Egipto, destacó que el país norteamericano envía habitualmente buques de la Marina cerca de países en crisis, con el fin de proteger o evacuar a ciudadanos estadounidenses y participar en los trabajos de asistencia humanitaria.
“Su presencia no significa necesariamente que EE.UU. se esté preparando para llevar a cabo una acción militar”, agregó.
Estas dos naves forman parte de un grupo de tres buques que patrullan la zona de Oriente Medio desde el pasado mes de mayo.
En estos momentos, Egipto sigue dividido y decenas de miles de opositores y partidarios del depuesto presidente continúan midiendo sus fuerzas en las calles del país árabe.
(Con información de HispanTV)

      EL PLAN GENERAL DE ACTUACIÓN CONTRA LAS POBLACIONES DEL MEDITERRÁNEO ES EVIDENTE; de otras zonas ya han venido, ya han actuado,...CRISIS ECONÓMICA Y GUERRA-DESTRUCCIÓN,...SAQUEO Y OPRESIÓN.


" La inversión extranjera directa en África

Categoría
Comercio e inversión
Fuente
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo y Comercio (UNCTAD)
Año de publicación
2011
Idiomas disponibles
Español
Descripción
Por primera vez, las economías en desarrollo absorben casi la mitad de las entradas de Inversión Extranjera Directa (IED) mundial.  Cada vez, son más las empresas transnacionales que operan en los países en desarrollo, a través de contratos, subcontratación de servicios, franquicias y licencias.

Sin embargo, en su conjunto, las entradas de IED en África caen un 8,63% en 2010, con una cifra total de 55.000 millones de dólares. En términos mundiales, la parte correspondiente al continente africano es del 4,4%, lo que representa un descenso del 5,1%, respecto a 2009.

Sectores más atractivos
La IED, principalmente, está dirigida al sector primario, en especial relevancia a las actividades relacionadas con el petróleo. Ghana se ha convertido en un importante país receptor, a la par que disminuyen las entradas a países como Angola y Nigeria. Así, en el seno de África occidental, se da un fuerte contraste entre estos países. Mientras que Ghana, gracias al comienzo de la explotación de los yacimientos petrolíferos, ha aumentado significativamente sus entradas de capitales hasta los 2.527 millones de dólares, las entradas de IED en Nigeria se han reducido un 29,5%, hasta los 6.099 millones de dólares, debido a los conflictos políticos localizados en torno al Delta del Níger.

A pesar de la permanente búsqueda de recursos naturales, en particular, por parte de empresas asiáticas que sostienen las corrientes de IED en el África subsahariana, la incertidumbre política en África septentrional inclina a pensar que en 2011 no se produzca un crecimiento elevado de las entradas de capital.

En general, el sector primario acumula el 43% de la IED recibida, seguida del sector industrial, con el 29%, donde destaca la industria del metal y los servicios, con el 28%. Las actividades más atractivas están vinculadas a las telecomunicaciones, transporte y la inmobiliaria.

Distribución
La distribución de la IED en los países africanos sigue una senda desigual. Si bien Angola, Nigeria, Congo, Ghana y Marruecos han recibido entradas superiores a los 1.000 millones de dólares anuales –en el caso de Angola y Nigeria superiores incluso a 3.000 millones-, Togo, Burkina Faso y Guinea Bissau, por ejemplo, no alcanzan los 100 millones de dólares.   

Por regiones, el Norte de África es la zona que más IED recibe con un 30,73% del total, seguida de África del Sur con un 27,45% y África occidental con un 20,55%.

Inversiones
Las inversiones intraregionales ofrecen un gran potencial, pero se encuentran poco desarrolladas. Actualmente, sólo un 5% del total de IED recibido en el continente procede de otros países africanos, lo que refleja que las posibilidades de aprovechar la proximidad geográfica y cultura aún se encuentran faltas de un verdadero empuje, a pesar del interés de los gobiernos en desarrollar las comunidades económicas y las uniones aduaneras regionales.



LA MURALLA ORGANIZADA ENTRE EL SUR EUROPEO Y EL NORTE DE ÁFRICA; Las nuevas formas de guerra y las infraestructuras y construcciones en general.

          Hace tiempo analizando las construcciones, en las dos orillas, las estrategias militares contemporáneas,...deduje que las dos están relacionadas. Las edificaciones hacen de muralla, de emtubamiento,...para los invasores,...es forma de defensa nueva. El saqueo y concentración y centralización del capital por parte de la plutocracia,...dicen las transnacionales,...los economistas burgueses,...hace crear muchas contradicciones en toda África, Asia,...produciendo convulsiones, desplazamientos, emigraciones múltiples, económicas, políticas, desastres naturales, los cuales llevan a sublevaciones, guerras locales, guerras civiles ...por ello controlan a gobiernos descontrolados, o sin firmeza, o que no están en la onda ONU-OTAN,...El desarrollo de la plutocracia mancomunda mundial, les posibilita el control mundial, casi total, de las fuerzas productivas y de los capitales mundiales,...por ello organiza complot y actuaciones políticas militares en los espacios que ya dominan o intentan dominar,...no solo es cuestión de materias primas sus razones, son variadas,...es geopolitica y economía política-política económica a la vez, todo junto. CON LA CRISIS ECONÓMICA Y CAMBIO EN LAS RELACIONES TÉCNICAS DE PRODUCCION, EN SU COMPOSICIÓN ORGÁNICA DE CAPITAL: ROBOTIZACIÓN TELEMÁTICA,...Y ORGANIZACIÓN MUNDIALIZADA DE LOS PROCESOS DE PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN,...LES LLEVA A CREAR REDES, MEDIOS  LINEAS DE ACCIÓN  CIRCUITOS ECONÓMICOS GLOBALES,...NO QUIEREN INTERRUPCIONES POLÍTICAS  NI DE LOS GOBIERNOS LOCALES, SUBALTERNOS, NI MENOS DE SUS POBLACIONES,...Por ello, como se decía, amaña acciones militares,...diversas y en regiones distintas. Partiendo que lo fundamental es genocidiar a las poblaciones lastrantes, que son las obreras populares, de todas las regiones del Planeta. No es de extrañar todas estas acciones siempre justificadas por la ONU-OTAN; es esta fuerza imperialista organizada la enemiga principal de la humanidad,...por ello hay que comprender esto y crear líneas políticas de resistencia y revolución por parte de la humanidad, el proletariado y sectores populares,...ya que sobramos para ese poder asesino,...más de la mitad de la población existente actualmente.


" La OTAN tras el 11-S, vista desde EEUU

Para desarrollar un enfoque realmente moderno que le mantenga a la altura de las amenazas de seguridad del siglo XXI la Alianza necesita gastar mejor, un mayor compromiso y planes más claros, según la Dra. Jacquelyn Davis.

Diez años después del 11-S los países de la OTAN deben corregir su tendencia a recortar sus gastos de defensa y decidir de una vez por todas si vale la pena mantener la relación de defensa transatlántica. El precedente más cercano, la Operación Unified Protector, no resulta demasiado alentador.
La política de EEUU de “dirigir desde la retaguardia” en Libia mientras aporta capacidades esenciales nunca llegará a imponerse si los Aliados europeos siguen sin estar dispuestos a aumentar sus presupuestos de defensa. Los Aliados también deben trabajar conjuntamente para abordar otras cuestiones fundamentales para la Alianza, relacionadas con el uso de la fuerza frente a las nuevas amenazas que surgen contra su seguridad.
Y el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN quizás no resalta suficientemente la necesidad de planificar de forma más sistemática las amenazas irregulares y asimétricas de actores no estatales, lo que también implica replantearse todo lo referente al Artículo 5 (un ataque contra uno es un ataque contra todos).

Pensemos en los terroristas solitarios, las amenazas espaciales y cibernéticas, la seguridad energética, las armas de destrucción masiva y los intentos de conseguirlas de las organizaciones terroristas Incluso con la reafirmación por parte de la Alianza en su última Cumbre en Lisboa de la defensa del Artículo 5 como misión fundamental, sigue abierto el debate sobre lo que esto significa dentro del escenario general del siglo XXI. Los retos de seguridad actuales abarcan desde actores estatales y grupos armados no estatales que usan armamento de alta tecnología de forma asimétrica hasta armas de baja tecnología que difunden el terror y provocan numerosas víctimas civiles. En su mayoría se apartan considerablemente del concepto de guerra de la Alianza (y de Occidente), que ha ido evolucionando para centrarse en minimizar las bajas, evitar muertes de civiles y completar las operaciones lo antes posible.

Y no se trata sólo de esas amenazas. Pensemos en los terroristas solitarios, las amenazas espaciales y cibernéticas, la seguridad energética, las armas de destrucción masiva y los intentos de conseguirlas de las organizaciones terroristas. Todas ellas plantean interrogantes sobre el significado del Artículo 5 en el mundo actual, y el modo en que debe implementarse.
Sin embargo, creo que en las discusiones dentro de la OTAN sobre el Artículo 5, sobre todo durante la elaboración del nuevo Concepto Estratégico a finales de 2010, se produjo un debate erróneo entre defensa territorial y capacidades expedicionarias. Tal y como señalaron muchos Aliados, para defender del territorio de la Alianza (y sobre todo sus flancos) se requieren fuerzas expedicionarias, así que la transformación de la OTAN para conseguir mayor movilidad, precisión e interoperatividad sólo puede potenciar (y nunca debilitar) sus misiones de defensa territorial.

La cuestión básica para los planificadores de la Alianza es si al avanzar en su proceso de planificación se tiene en cuenta adecuadamente la posibilidad de que actores no estatales se vean reforzados por otros estatales en un ataque contra la OTAN.

Aparece así un dilema, porque algunos países miembros siguen estando más interesados en unos planes de defensa territorial con un contenido más tradicional, que consideren sobre todo posibles contingencias relacionadas con Rusia, mientras que otros están más dispuestos a contemplar ideas nuevas, a veces poco convencionales, sobre la disposición de fuerzas, basadas en una diversidad de percepciones de “amenazas” e intereses nacionales.

Además, mientras la defensa territorial siga constituyendo en núcleo de la planificación de seguridad los retos emergentes actuales se irán alejando de ese concepto porque las fronteras son cada vez más permeables e irrelevantes ante retos como los misiles balísticos o las ciberamenazas. Precisamente, el modo de defenderse ante este tipo de ataques en una época de escasez de recursos (y menor gasto en defensa) constituye la pregunta básica para la Alianza en momentos en los que no siempre hay consenso sobre las futuras amenazas (Irán), las capacidades necesarias (defensa de misiles) o el mismo uso de la fuerza (salvedades nacionales).

Por tanto, aunque los planes de contingencia para cualquiera de las posibles eventualidades relacionadas con Rusia sigan representando un aspecto importante de la planificación del Mando Aliado de Operaciones (ACO), ya no constituyen el principal reto relativo al Artículo 5 que la OTAN debe abordar. La posibilidad de que Irán se convierta en un país con armamento nuclear y una capacidad de misiles balísticos que alcance hasta Europa también debe ser tenida en cuenta, de acuerdo a las misiones básicas del Artículo 5 de defensa y disuasión.

Sin embargo, en el mundo actual la defensa del territorio debe abarcar la protección de infraestructuras esenciales, la gestión de consecuencias, la planificación contra ataques de Impulsos Electromagnéticos (EMP), la seguridad energética y las operaciones en el ciberespacio.

Evidentemente, no todos los ciberataques pueden ni deben ser considerados emergencias previstas por el Artículo 5. Así que la cuestión que se plantea es cuándo y cómo se puede vincular un ataque digital o contra infraestructuras energéticas a un origen estatal, porque en ese caso la defensa del patrimonio de la OTAN se correspondería con un típico reto de los previstos en el Artículo 5.

Lo que resulta preocupante a ese respecto es la posible conexión entre ataques contra la OTAN de origen estatal y grupos armados no estatales que se encargarían de su ejecución, sea para crear confusión sobre la autoría del ataque o para dificultar las decisiones de la Alianza sobre las posibles respuestas. Un buen ejemplo sería la relación entre Irán y Hezbolá, aunque aún no existe consenso dentro de la organización sobre la amenaza o reto que representa Irán para sus intereses.

En el terreno digital también existe la posibilidad de ataques provenientes de actores no estatales apoyados por países, como parece que ocurrió con los recientes intentos contra las redes de seguridad de EEUU y la OTAN.
La cuestión a decidir por la Alianza es hasta qué punto esos ataques pueden perjudicar sus intereses de seguridad. Y asumiendo que se pueda determinar su origen, ¿cómo deben abordarse en una época en la que los países de la OTAN no siempre se ponen de acuerdo sobre el uso de la fuerza, especialmente cuando se trata de actuaciones preventivas?

Durante los debates sobre el nuevo Concepto Estratégico se planteó la hipótesis de un atentado terrorista con un dispositivo nuclear improvisado (IND) en una ciudad europea. Las actuaciones preventivas constituirían un aspecto importante en los planes de contingencia de ese tipo de escenario, pero resultó difícil llegar a acuerdos sobre la implementación de cualquier clase de acción preventiva, y aún más si se trataba del uso de la fuerza para perseguir a los autores, suponiendo que se lograra determinar quiénes eran. El problema es que la actuación preventiva requiere una inteligencia de alto nivel, y la OTAN depende totalmente de los países miembros para las capacidades de inteligencia de todo tipo.

Tal y como sugiere el nuevo Concepto Estratégico, para realizar las misiones futuras de la OTAN puede ser necesario un “enfoque global” que incluya capacidades no militares, organizaciones internacionales y no gubernamentales y asociaciones con países no pertenecientes a la OTAN. Esto implica una nueva forma de actuar para la organización, que para algunos Aliados como Francia significaría salirse de la ortodoxia de que la OTAN no debe implicarse con agencias civiles o en funciones no militares (como adiestramiento policial, por ejemplo).

La OTAN ya tiene una capacidad de planes de emergencias civiles, y su Comité de Alto Nivel de Planes de Emergencias Civiles (SCEPC) probablemente sea una de las áreas de crecimiento futuro. Por ejemplo, puede que surjan nuevas misiones en campos como medicina forense, biometría y gestión de consecuencias de un ataque WMD.

Otro importante aspecto adicional de la planificación preventiva es la necesidad de tener acceso a inteligencia de alta calidad sobre los posibles adversarios, sus capacidades y su relación sobre el terreno con otros grupos, gobiernos o partes implicadas. La depuración y potenciación del papel de las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF) dentro de la planificación de la Alianza constituye otro requisito esencial.

Esto resulta especialmente aplicable si la OTAN quiere operar en campos en los que su comprensión de las tendencias, capacidades y relaciones dista mucho de ser profunda. La Alianza ha empezado a trabajar en el tema creando una red de inteligencia de todo tipo de fuentes capaz de apoyar operaciones de teatro y de aportar además información esencial para la planificación de posibles crisis.

También las relaciones con socios no tradicionales de cualquier parte del mundo resultan imprescindibles para los esfuerzos de la Alianza en pos del desarrollo de una estrategia global. Y en este aspecto las fuerzas de la OTAN podrían servir de apoyo en una crisis a una agencia de dirección no militar o un socio internacional como las Naciones Unidas. En Afganistán la ISAF está operando junto a una amplia comunidad de socios de coalición como, por ejemplo, Australia y Nueva Zelanda. Se trata de un fenómeno que muy probablemente aumentará en los próximos años, con la globalización y la misma naturaleza de la planificación global. De hecho, tal y como ha dejado claro en su Concepto Estratégico de 2010, la OTAN es una alianza regional de alcance mundial.

También en Libia las fuerzas de la OTAN trabajan con socios ajenos a la organización, como Qatar o los Emiratos Árabes Unidos. Esos dos países árabes desempeñaron un papel importante en el entrenamiento de las fuerzas de la oposición libia, confirmando la idea de “adiestrar al adiestrador” que constituye el núcleo de la planificación de las fuerzas especiales de la Alianza. Según vamos avanzando, esta tarea –junto a la necesidad de mejorar la interoperatividad con los socios no miembros– se irá volviendo cada vez más urgente, sobre todo si la OTAN decide operar en otros teatros en los que el éxito o el fracaso depende de saber actuar por delegación o colaborar con otros socios.

Hasta este momento la OTAN ha llevado a cabo una sola operación antiterrorista, Active Endeavour (OAE), que se centra en la vigilancia marítima en el Mediterráneo. Al estar limitado su ámbito a la interceptación de terroristas o WMD, esta operación nunca ha pretendido ser un ensayo para la planificación de futuras operaciones antiterroristas. Algunos estrategas de la Alianza han sugerido la necesidad de extender la OAE a una misión más amplia de seguridad marítima, remontándose a la época en la que la seguridad de las rutas de comunicación marítimas constituía uno de los pilares de la planificación de la organización.
En ese sentido, y a partir de la nueva Estrategia Marítima de la Alianza aprobada en marzo de 2011, existe una nueva mentalidad en los estamentos de planificación sobre un nuevo enfoque más global de la seguridad marítima por parte de la organización, como puede apreciarse en el reparto explícito de trabajo con la Unión Europea (UE) en las funciones y misiones, siempre que la UE pueda desarrollar la identidad creíble de seguridad y defensa que sus miembros han declarado como objetivo.

Sin embargo, el aparente fracaso de la UE a la hora de actuar en el caso de Libia, junto al hecho de que sólo unos pocos países europeos de la OTAN participan en primera línea en la Operación Unified Protector, hace que sea poco probable que esto ocurra en una época de recortes en los recursos de defensa. Así que la Alianza parece ser el marco más creíble para la actuación colectiva y para abordar los problemas de la seguridad europea según avanzamos hacia el futuro. Todo esto, por supuesto, asumiendo que EEUU y sus socios europeos mantienen su compromiso y voluntad de dedicar los recursos necesarios para estar a la altura de las nuevas necesidades.

Dado que la OTAN se está planteando una nueva iniciativa sobre capacidades que se daría a conocer en la Cumbre de Chicago de 2012, sus dirigentes deberían contemplar otras vías de acceso a capacidades esenciales, que a menudo están protegidas y son propiedad de los países y sus dirigentes.
Una posibilidad sería identificar activos que pueden aprovecharse en las operaciones y conseguir que los países interesados los pongan en común para las misiones de la Alianza. Esta es la esencia de lo que el Secretario General Rasmussen denominó un enfoque de “defensa inteligente”: ahorros en defensa conseguidos a través de nuevos planteamientos colaborativos. Para eso es preciso que todos entiendan que, con independencia de las necesidades individuales de cada país, los miembros de la Alianza son socios que se esfuerzan en alcanzar objetivos comunes.

Para muchos países de la OTAN va a resultar una tarea difícil, que exigirá seguir realizando cambios fundamentales en la forma en que trabajan sus ejércitos. Sin embargo, por pura necesidad a causa de la crisis financiera los planificadores quizás no tengan más alternativa que volver a los viejos modelos, como la racionalización y puesta en común de fuerzas, y buscar nuevas ideas para los planes operativos si quieren mantener la estructura de fuerzas y las capacidades necesarias.

De hecho, Reino Unido y Francia analizan diferentes opciones en ese mismo aspecto, mientras que otros miembros como Holanda y Bélgica llevan ya muchos años colaborando. De ese modo mantienen capacidades esenciales en campos en los que ningún país quiere perder capacidad operativa. Así que la identificación de capacidades esenciales para la planificación futura de la Alianza constituye una tarea clave si los países de la OTAN realmente quieren mantener la relevancia de la organización.

Tal y como han demostrado las operaciones de la OTAN en Afganistán y Libia, los planes de estabilización y contrainsurgencia se basan en habilidades y reglas de uso de la fuerza diferentes a las que resultan imprescindibles para proteger sus poblaciones y territorios. Las fuerzas de la OTAN han tenido que realizar un aprendizaje muy rápido en ese campo, que Afganistán se ha encargado de impulsar.

Pero la cuestión que deben decidir los planificadores futuros de la OTAN es si la organización volverá a intervenir en operaciones tan ambiciosas fuera de sus fronteras en un corto plazo de tiempo. Tal y como demostraron sus deliberaciones sobre Libia, parece que existe poca voluntad política al respecto, y todavía menos para las capacidades de apoyo a la fase posterior al conflicto en las operaciones de estabilización, que pueden implicar capacidades de reconstrucción nacional.

Sin embargo, otros retos que despuntan en el horizonte podrían reclamar la intervención de la OTAN aunque no todos sus miembros deseen participar. Está claro que demostrar que se tiene capacidad suficiente para hacerlo constituye un aspecto importante si la Alianza quiere mantener su relevancia ante los retos y amenazas de una nueva era. Y esto resultará especialmente aplicable a un escéptico Congreso estadounidense y a los que se siguen sintiendo frustrados por la lentitud de los procesos de la organización, que a veces obstaculizan su capacidad para maximizar los beneficios de la cooperación y la actuación colectiva."


             En la OTAN-ONU, manda las grandes potencias, y dentro de ellas las fracciones de clases plutocráticas-imperialistas. POR ELLO DECIMOS QUE LA TAREA DE EMPAREJAR A LAS POBLACIONES Y A GOBIERNOS-ESTADOS SUBALTERNOS,...RECAE Y LA LLEVA ESA FRACCIÓN FINANCIERA ASESINA,...MANCOMUNADA Y EN COMPETENCIA,...PERO NO EN ANTAGONISMO. Se deduce que esta minoría gansteril internacional posee el poder y control de toda la sociedad mundial,...por ello planteo-se planteó, que las relaciones sociales de producción son capiimperialistas, globales y la contradicción antagónica mundial es entre esa humanidad, o mayoría social obrera-popular y la expuesta minoría plutocrática organizada en diversos estamentos, organizaciones, tanto secretas como institucionales mundiales.

" Cientos de yihadistas ‘franceses’ luchan en Siria

La presencia de cientos de combatientes europeos en las filas de los insurgentes provoca grandes inquietudes al gobierno francés.

En la ecuación ya bastante complicada, de la crisis siria un actor esencial y muy preocupante ha llegado a complicar aún más la situación: los servicios especiales franceses estiman en unos 270 el número de franceses que luchan en el bando de los rebeldes. En total, entre 1.500 y 2.000 europeos se han unido a las filas de la oposición armada al régimen de Bachar al-Assad. Más grave todavía: son sobre todo grupos islamistas radicales los que reclutan a estos combatientes, y por lo tanto estos grupos se benefician de estos refuerzos. Si añadimos los miles de voluntarios de países árabes (entre ellos unos 700 tunecinos), la guerra de siria empieza a parecerse seriamente a la Guerra Civil Española.

Esta situación preocupa a las autoridades francesas, que temen tener que gestionar un día en Francia el retorno de estos combatientes aguerridos, vivero ideal para futuras redes terroristas. En cada reunión de los consejos interministeriales, el ministro del Interior, Manuel Valls, no deja nunca de mencionar esta realidad. Razón de más para avanzar con extrema prudencia sobre el terrenos minado de eventuales entregas de armas a la oposición siria. Teniendo en cuenta la dispersión de esta, de la influencia creciente de los islamistas apoyados por Arabia Saudita y Qatar, la cuestión de la trazabilidad de esas armas se parece mucho a la cuadratura del círculo. Nadie puede garantizar que el armamento reclamado por la oposición siria no caiga al final en manos de los grupos más extremistas.

Los EEUU estaban, hasta ahora, en la misma línea. Han prohibido a sus aliados saudí y qatarí hacer llegar armas sofisticadas a la rebelión. Estas, al ser de origen norteamericano o dotadas de componentes norteamericanos, la autorización de Washington es necesaria para exportarlas a terceros.

Desde el principio de la crisis siria, Barack Obama tiene el pie sobre el freno. No tiene previsto comprometerse en el conflicto sirio, pero busca proteger a la frágil Jordania que podría ser desestabilizada por el flujo de refugiados y la onda de choque de los combates en territorio de su vecino.

La hipotética utilización de armas químicas por el régimen de Bachar al-Assad podría hacer cambiar esta posición? Es poco probable en lo inmediato. El anuncio por la Casa Blanca el 13 de junio pasado de que “una línea roja ha sido franqueada” debe ser analizada más bien como una advertencia dirigida a Damasco, pero también como una señal a la oposición siria para que esta acepte participar a la conferencia internacional que norteamericano y rusos tratan de poner en marcha. Si esta tiene finalmente lugar, podría durar meses. El campo diplomático estaría ocupado, mientras que sobre el terreno posiblemente podría instalarse un estatus quo."



"SIRIA Y LA OTSC,…

Tema de actualidad: Manifestaciones antigubernamentales en Siria

OTSC llama a resolver crisis en Siria sin injerencia externa
20:22 15/05/2012
Moscú, 15 de mayo, RIA Novosti.


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            Multimedia

·                                 

      La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) que agrupa a Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán exhortó hoy, durante una cumbre celebrada en la capital rusa, a resolver la crisis en Siria sin injerencia externa.
“Abogamos por que los propios sirios superen la crisis cuanto antes, y por el respeto a su soberanía”, consta en una declaración adoptada al término de la cumbre.

La OTSC manifestó su fuerte inquietud ante la evolución del conflicto en Siria que, según la estimación de la ONU, causó más de 9.000 muertos en los últimos 14 meses. Se pronunció por acatar el plan del arreglo de Kofi Annan, el enviado especial de Naciones Unidas y la Liga Árabe para Siria.

La declaración final de la cumbre calificó de preocupante “la tendencia a intervenir con métodos militares en situaciones de crisis, al margen de las normas y los principios del derecho internacional” y resaltó “la importancia de usar los medios políticos en el arreglo de conflictos, respetando el principio de la no injerencia en los asuntos internos”.

La cumbre celebrada hoy en Moscú conmemora el 20 aniversario del Tratado se seguridad colectiva y el décimo aniversario de la alianza que se formó sobre esta base y que, hoy en día, integra a siete Estados postsoviéticos: Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.

Al inaugurar la reunión, el presidente ruso Vladímir Putin señaló que la OTSC adquirió un gran prestigio internacional en los últimos años y “se convirtió en un eficaz instrumento para preservar la seguridad colectiva en el ámbito de sus responsabilidades”. Exhortó a sus colegas a seguir adelante y “lograr un mayor grado de coordinación en el escenario internacional”.

La próxima cumbre de la OTSC también se va a celebrar en Moscú, a finales del presente año, según comunicó el presidente kazajo Nursultán Nazarbáev. "


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JUEVES, 29 DE AGOSTO DE 2013

ESTRATEGIA DE LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL; en 2.003. GCPINTERN.MALAGA ( Grupo Comunista Proletario Internacionalista )




PLANTEAMIENTO ESTRATÉGICO DE LA REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD
EN ESTA COYUNTURA DE GUERRAS INTERIMPERIALISTAS Y CONTRARREVOLUCIONARIAS



LAS FUERZAS EN LUCHA: LA HUMANIDAD Y LA ÉLITE OTANISTA
DEL SISTEMA CAPITALISTA E IMPERIALISTA. Este tema ayer como hoy está de actualidad; por ello se vuelve a publicar, hoy en día en este medio. Además y lo principal, esta tarea de publicar, a nuestra razón, es como se elabora teoría marxista,...esto es, una vez más planteado, materialismo histórico,...eso si, a mi manera, a mi nivel intelectual, proletario y marxista contemporáneo. Unir el hoy con el ayer,...pero en realidad no se aún si se leen estos escritos y sus resultados militante.





1. SOBRE LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS DE LA HUMANIDAD


1.1. Los grupos comunistas proletarios e internacionalistas. El Comunismo     Proletario.
1.2. El Movimiento Revolucionario Internacionalista.
1.3. Otras internacionales revolucionarias, como el trotskismo, Internacional Roja, las fuerzas Latinoamericanas de Izquierdas.
1.4. Las fuerzas sindicales, anarcas y libertarias.


2. SOBRE LA IZQUIERDA ORGANIZADA, SU CARÁCTER DE CLASES Y SUS         CONDICIONES MATERIALES


2.1 La izquierda organizada y su institucionalización.

                        La izquierda oficial y la social-alternativa ( que también  ES OFICIAL, YA HA ENTRADO en el Palacio del Imperialismo ), no van a luchar por ninguna transformación social. Así lo han dejado bastante claro en los Foros Sociales internacionales celebrados en Porto Alegre y en Florencia, ( Brasil e Italia ).

            Estas izquierdas la llamamos " Izquierda Institusocial Capitalista, europeista y del mundo occidental Otanista ", está en alianza con el capitalismo y el imperialismo; plantean algo así como una globalización beneficiosa para todos los sectores de clases, ellos dicen sectores sociales. La oposición al Neoliberalismo, está centrada en amochar las medidas más drásticas que quieren aplicar las clases capitalistas que desarrollan ese Neoliberalismo. LO FUNDAMENTAL ES QUE SE POSICIONAN Y DEFIENDEN EL SISTEMA IMPERANTE PERO ALGO MÁS SOCIAL, PACÍFICO Y MÁS DEMOCRÁTICO; ESTAS POSICIONES SON BASTANTE DEMAGOGAS, POR ELLO DECIMOS QUE OCCIDENTE ES HIPÓCRITA, POR ESO DECIMOS QUE ESTA IZQUIERDA INSTITUSOCIAL CAPITALISTA ES CAPITALISTA. VIVEN COMO BURGUESITOS Y LA MAYOR PARTE DE ELLA VIVE DE LA EXPLOTACIÓN DEL PROLETARIADO Y DE SECTORES CAMPESINOS Y DE CIERTOS SECTORES DE CLASES MEDIAS ARRUINADAS O EN DECADENCIA SOBRE TODO DE LOS PAÍSES PERIFÉRICOS Y DE CIERTOS PAÍSES CAPITALISTAS que se están proletarizando, a éstas les llamamos parias pequeñoburgueses. A la vez concretamos que en este movimiento antiglobalización representado en los foros sociales existen fuerzas organizadas de pequeña producción que se están arruinando.

 Esta complejidad, es curiosa, ya que por una parte pequeños burgueses viven o se aprovechan de otros pequeños burgueses; sí, es una paradoja, y esto explica como en realidad no se unen, sino se salvan unos u otros como pueden, aunque después estén juntos en estos foros. Esto nos lleva a descubrir mejor esta realidad política social organizada internacionalmente. Más adelante lo abordaremos. Lo que está claro es que los pequeños burgueses de las Metrópolis llevan la voz cantante y organizativa en estas organizaciones. Son organizaciones que se aunan por comunidad de intereses propios, patrióticos, proteccionistas, antimonopolistas o antiMulticorporacionales. Aunque en los encuentros existen variedad de posiciones políticas e ideológicas, actualmente las dominantes son pequeñas burguesas, anticomunistas y antiproletarias; y como tal no comprenden ni están por las salidas positivas de futuro para toda la Humanidad. Están actuando, en general, dentro de las reglas y posibilidades permisivas del Sistema Capitalista e Imperialista. Este tipo de movimiento nacionalista, patriótico y proteccionista ya se han dado en varias coyunturas históricas ( una de ellas fue en la década de crisis económica que condujo a la Segunda Guerra Mundial Interimperialista ); aunque hoy es distinta, sí observamos las mismas características que hemos anotado, proteccionismo y nacionalismo pequeño burgués y patriótico, con esloganes de justicia social, libertad, democracia,... por cierto bastante peligroso para el proletariado y los campesinos pobres, para el futuro de la Humanidad. Es peligroso esta posición política porque al final estos sectores burgueses apoyan las intervenciones armadas de los bloques militares y potencias económicas, llevando al proletariado y a los pueblos a guerras fraticidas en nombre del país, de la economía nacional, o del bloque en que esté inscrito el país en cuestión.


            Parece que aún no ha comprendido el carácter político del Neoliberalismo; pensamos que aunque muchos de ellos lo saben, ya que no son tontos y están en la Onda de lo que se cuece a nivel mundial por parte de la Plutocracia mundial capitalista y militarizada dominante, y están continuamente negociando y dialogando con el poder Neoliberal. El NEOLIBERALISMO ES EL SISTEMA CAPIIMPERIALISTA QUE ESTÁ PROYECTANDO LA EXPROPIACIÓN DE MILLONES DE CAMPESINOS, SOBRE TODO DE LAS ZONAS LLAMADAS PERIFÉRICAS, A LA VEZ ES LA POLÍTICA ECONÓMICA DE ARRUINAR A SECTORES DE CLASES MEDIAS EN ESAS ZONAS Y ZONAS DE OCCIDENTE; A LA VEZ ES LA POLÍTICA DE EXPLOTACIÓN MAYOR AL CONJUNTO DEL PROLETARIADO MUNDIAL, Y DENTRO DE ESTOS SECTORES PROLETARIOS, SOBRE TODO EN LAS METRÓPOLIS IMPERIALISTAS SUBSIDIARLAS CON ALGÚN TIPO DE PROTECCIONISMO ESTATAL, COMO PUEDE SER LA RENTA BASICA, INGRESO SOCIAL , COMO FORMA DE PARASITARLO, COMPRÁNDOLO, PARA QUE NO ACTÚEN POLÍTICAMENTE CONTRA EL PODER DE CLASES CAPIIMPERIALISTA.


            Este sistema Neoliberal, que nosotros lo denominamos Capiimperialismo y Todocapitalismo, es un Sistema político económico global, planetario, donde las fuerzas productivas están en manos del capital privado, fundamentalmente imperialista, de las Multicorporaciones, y que los aparatos estatales dirigidos piramidalmente por las potencias imperialistas, donde destaca lo representado por los EE.UU. de Norteamérica; estos estados la función principal es la ejecución, permanencia y seguridad del capital mundial privado, y la reproducción estatal como tal. Estos estados se han " liberado " de la cuestión de la economía, y solo se encarga de poner en orden a las clases sociales proletarias y trabajadoras, y a la vez de subordinar por las buenas o por las malas a gobiernos que no estén en su Onda Capiimperialista. LA FRACCIÓN DE CLASES DOMINANTE CAPITALISTA MUNDIAL PONE DE ESTA MANERA ORDEN YA QUE CONSIDERA QUE TODO LO QUE HAY EN EL PLANETA Y FUERA DE ÉL LES PERTENECE, POR ELLO ACTÚA CON ARROGANCIA, PLANIFICACIÓN Y DECISIÓN POLÍTICA, UTILIZANDO PARA ELLO TODAS LAS HERRAMIENTAS A SU ALCANCE, COMO PUEDE SER LA OTAN, SUS EJÉRCITOS, SUS POLICÍAS, SUS APARATOS JUDICIALES Y TRIBUNALES INTERNACIONALES SUS ORGANIZACIONES FINANCIERAS, PRODUCTIVAS Y COMERCIALES, E INCLUSO ORGANIZACIONES RELIGIOSAS, EDUCATIVAS, DE ESPECTÁCULOS, DE OCIOS, ETC... EN DEFINITIVA UN ORDEN CAPIIMPERIALISTA MUNDIAL DE FORMA PIRAMIDAL Y DICTATORIAL; A TODO ESTO LE LAMAMOS ORDEN Y SISTEMA DE COMECON IMPERIALISTA MUNDIAL; los mismos teóricos imperialistas, hablan de concertación, regulación, acuerdos,... entre los distintos estamentos económicos y políticos; y claro, como es natural, en competencia por las ganancias capitalistas, por las plusvalías. Ellos se llaman caballeros de las finanzas, de las empresas, del mundo de la economía y de la política global e internacional. Los conflictos que surjan entre ellos, dicen que los intentarán resolver de las formas más civilizadas posibles, pero que si alguna vez hay que tomar otros caminos, serán por el bien del orden, de Occidente, de las libertades y democracia,...

            ESTA IZQUIERDA NO ES SOLO ARISTOCRACIA OBRERA, GRAN PARTE DE ELLA SON LIBERALES BURGUESES DE PROFESIONES Y EMPRESAS DE NO MUCHO CALADO, OTRA PARTE ES DE LA FUNCIÓN PÚBLICA, OTRA ES DE LOS APARATOS DE PARTIDOS Y SINDICATOS LLAMADOS DE IZQUIERDAS. POR SU COMPOSICIÓN Y ACTITUD DE CLASES LES LLAMAMOS REACCIONARIOS Y CONTRARREVOLUCIONARIOS, pretenden que la tormenta política social y las contradicciones de clases mundiales se arreglen lo antes posible.


LA POLÍTICA, EL PODER POLÍTICO, EL PODER DE CLASE. LO " APOLÍTICO ".


            Explicar que la política es conseguir el poder, es necesidad y casi por otra parte una tontería, ya que todo el personal entiende este asunto; pero a algunos hay que meterles estas ideas por las narices, y a la vez los desmitificamos. Desmitificar la Hipocresía de lo " apolítico ". Si el anarquismo se organiza,  es por el poder. Si después lo deja o lo boicotea a otros, es que son destructivos perversos. Eso es ideología y psicología de parte de la Sociedad frustrada, engreída, idealista, mesiánica, " tecno " y sabihonda, sin perseverancia, y que no quieren a nadie, a nada, ni a ellos mismos, son negativos. En el Centro Social, pasa algo similar. Otros se pegan al poder, como Ecologistas en Acción; no comprenden los problemas, y hacen lo más fácil.


DENUNCIAS Y LÍNEAS TÁCTICAS Y ESTRATÉGICAS
PARA LA LUCHA REVOLUCIONARIA GLOBAL


            Junto a las denuncias, aclaraciones y comprensiones políticas internacionales, hay que desarrollar acciones de combate, contra las fuerzas euroamericanas Otanistas. ( Introducir aquí el elemento de las posibles salidas que se darían en Europa a la cuestión de las guerras y revoluciones, de cómo se podrían utilizar a los medios políticos europeos, contra los Estados Unidos de Norteamérica: Revolución europea, revolución americana, y combate a las fuerzas militares yanquis, en las zonas del Mediterráneo, África, Asia,... ). Este asunto es bastante interesante, desarrollar mejor. Pasar al MRI.

           
                        La cuestión sería tomar el poder proletario-popular en toda América, tomar el poder en Europa, o utilizar el actual contra el poder americano aquí, fuera de su casa. Lo mejor sería hacer revolución en Europa, romper el poder yanqui aquí, y combatirlo a lo largo de África, Asia. Así la revolución en el Mediterráneo sería posible, las fuerzas Otanistas serían pequeñas, se tendrían que reorganizar, y no dándole respiro no se reorganizarían ni para defenderse; y esto posibilitaría revolución en USA-EE.UU. ( Ya que estamos en guerra, vamos a guerrear para la revolución y derrota del Capiimperialismo ). Atacando en Europa, de una de las dos formas, y atacando en toda América, en Asia, África, el ejército americano estaría derrotado; la revolución y el poder proletario en toda América sería una realidad. Según como fuesen las cosas, los ejércitos revolucionarios internacionales, acudirían a Japón, China, y a países Asiáticos, como Paquistán, India, Indonesia, Corea del sur. Rusia, tendría que entrar por uva, aunque es previsible que actuaría en defensa reaccionaria del Capiimperialismo, o quizás se quedara como una fortaleza reaccionaria aislada, y pactando con las fuerzas revolucionarias internacionales. De todas formas se le daría un ultimátum, y es posible que dejara el poder las fuerzas mafiosas rusas. Posteriormente habría que apoyar a los pueblos rusos y a otros, a mantenerse en el poder contra las bandas reaccionarias tanto euroasiáticas, como restos de bandas afroamericanas, árabes e islámicas.



ESCRIBIR SOBRE LA CUESTIÓN DEL MEDITERRÁNEO Y
ESLAVÓN DÉBIL DEL CAPIIMPERIALISMO.
" LA CUESTIÓN DE LA LUCHA DE CLASES FUERTE Y
ESTRATÉGICA ESTÁ SITUADA EN LA REVOLUCIÓN
EN EL MEDITERRÁNEO ".


1. Policía del Estrecho de Gibraltar, por 5 países europeos de la OTAN. Presencia militar de la OTAN en el Estrecho de Gibraltar, relacionado con la intervención en Irak.

2. Foro Social del Mediterráneo. Encuentro en Marruecos, de foros sociales y colectivos sociales afroeuropeos y de otros países a finales de 2.002. Pacto social intercapitalista contra posiciones revolucionarias y proletarias.

3. Documento finlandés sobre la táctica y política sobre el " eslavón débil del imperialismo ", dicen que esa teoría no hay que desempolvarla.

3.1. Buscar documentos sobre Huelgas Generales Estratégicas del Mediterráneo.
Planteamiento que se hizo sobre el eslavón débil ( Londres, Bruselas,...). Cartel, " Tareas y tácticas contra el C.I....".
           
4. Notas sobre el Extra nº2 de " Nueva Sociedad ".

a) En pág. 3, sobre el asunto de la paz y la revolución. Desarrollar esta cuestión de la lucha que se desarrolla en toda las américas y las tareas en el Mediterráneo, África, Asia,
            Europa.
                
 b) Actualmente las Fuerzas armadas de EE.UU. están repartidas. Se debe combatir en el Mediterráneo y combatir a las fuerzas militares USA-OTAN,... habrá que apoderarse del poder en Europa y Norte de África. Habrá que plantear: Derrocar el poder Euroamericano en el Mediterráneo, unir las fuerzas político-militares revolucionarias palestinas, irakíes, argelinas, libias, y otras,... unirlas con las asiáticas. ESTO DEBILITARÍA EL PODER MILITAR USA, POSIBILITARÍA REVOLUCIÓN EN AMÉRICA LATINA, Y UN MAYOR EMPUJE PROLETARIO Y POPULAR EN EE.UU. Así en Indonesia, Corea del Norte, del Sur, Nepal; podría liberarse y unir fuerzas con revolucionarios chinos, de Afganistán,...japoneses, rusos, indúes,... que atacarían a los ejércitos de USA en esas zonas. La Revolución de la Humanidad daría un gran paso cualitativo; la revolución es cuando se hace revolución. Revolución no es solo oponerse a la guerra imperialista, es uniendo fuerzas, líneas políticas revolucionarias, tácticas y estrategias de derrota del poder imperialista.

        5. SOBRE LA CUESTIÓN DE LA FORMACIÓN DE NUEVOS BLOQUES CAPIIMPERIALISTAS EN ESTAS COYUNTURAS Y CIRCUNSTANCIAS.

            1. El bloque, donde USA es el eje. La división de la Unión Europea. China, Rusia, Japón, Corea del Norte; el mundo islámico, el mundo occidental proletario popular. El Movimiento Revolucionario Internacionalista.


Málaga, Abril de 2,003.


Publicado por 


MIÉRCOLES, 28 DE AGOSTO DE 2013

LA LUCHA DE CLASES Y SUS TEORICOS




LOS POLÍTICOS REVOLUCIONARIOS Y LA ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA CONTEMPORÁNEA


               Marx-Engels: Revolución proletaria europea y americana. La posibilidad de introducir temas de numerosos autores, con diversidad de opiniones,...lo facilita este medio Internet,...pero claro, hay que entrar en él, y trabajar,...seleccionar,...y si se puede comentar los aspectos más interesantes,...como tarea o fin de ser algo útil  al conocimiento para la revolución que se plantea,...en este caso REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.

      Lenin, Rosa Luxemburgo,...y la revolución proletaria en Rusia. La revolución en Rusia, obrera-popular, aislada,...lo que se encontraron,...aislamiento y socialismo en un solo país ...algo contrario a lo planteado por Marx-Engels, Lenin. Larga lucha de organización, lucha política, lucha de clases, insurrección popular y obrera,...el partido bolchevique y los soviets toman el poder,...el proletariado como clase toma el poder con los campesinos,... Estos tres líderes proletarios, vivieron asuntos distintos; sacaron experiencias concretas,...Lenin fue elegido presidente-comisario general del pueblo soviético, y líder del partido bolchevique, de un país en que triunfó la revolución proletaria y popular,...donde se implantó la dictadura de esas clases sociales,...por medio de los soviets y el partido bolchevique. Esta tarea como histórica es fundamental,...una alianza de clases oprimidas teniendo el poder social, el poder del estado.

               En el periodo de la guerra interimperialista,...en algunas cuestiones entre Lenin y Rosa L. se dieron grandes diferencias; pero las he leído y no veo antagonismo,...no veo porque la Izquierda comunista se enfrentó a las posiciones de Lenin de forma tan antagónica combatiéndole como antimarxista,...hoy en día siguen siendo antileninistas y antibolcheviques. YO CREO QUE LOS REVOLUCIONARIOS SOVIÉTICOS  BOLCHEVIQUES TOMARON EL PODER COMO PUDIERON, HICIERON SU REVOLUCIÓN COMO PUDIERON,...Y NO SE CONSOLIDO EN EL TIEMPO POR FALTA DE REVOLUCIONES TRIUNFANTES EN PAÍSES EUROPEOS CON POSIBILIDADES,...Y NECESIDADES,...DE REALIZARLA. Esta manera de exponer es simplona,...pero muchas veces de tanto dar vueltas,...de actuar con los principios, de tanto ser puristas,...YA NO SE ENTRA EN LA LISTA DE LOS POSIBLES REVOLUCIONARIOS QUE PUEDEN O PODRÍAN HABER REALIZADO REVOLUCIÓN,...¡¡.

           Se introducen tantas cosas en este asunto,...porque seguimos hablando de lo pasado,...de cosas muy antiguas,...el capitalismo imperialista ha cambiado bastante. LO PRINCIPAL ES SABER DONDE Y COMO ESTAMOS,...Que hay de hoy y para mañana. Aún no sabemos donde estamos, qué debemos hacer,...peo sabemos mucho marxismo, estamos muy ilustrados,...somos severos recitadores,...¡¡.Nos peleamos radicalmente,...por tal cosa que dijo o hizo tal o cual dirigente posterior a Marx y Engels,...con estos no hay polémica,...hay polémica y antagonismo con los que realmente crearon poder proletario-popular; aunque eso hoy en día no exista,...o dejara de ser hace muchas décadas, según el caso más o menos tiempo,...A estos lo combatieron en su tiempo,...hoy en día los reaccionarios, los capiimperialistas,...también lo critican, no quieren que hayan seguidores en la actualidad. Publicamos y hablamos,...se dice que es lucha ideológica,...es tarea de proselitismo,...yo creo que también de cultura, proletaria, revolucionaria,...para y tarea en busca y lucha de la sociedad comunista. Se divulga estas ideas editadas en Internet,...?, en plan masivo,...la red es para listillos, normalmente,...hasta llegar a comprender la tarea de construir el Partido Comunista Mundial,...para realizar el Comunismo,...hace falta tiempo, debate,...en definitiva: muchos palos.



LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA,...editado en Internet:

La estructura económica

    Durante siglos, el particularismo feudal impidió cualquier apertura económica moderna en la Rusia de los zares, dejando a la burguesía un espacio económico que imposibilitaba su propio desarrollo como clase. La emancipación de los siervos, en 1861, liberó enormes masas humanas que posibilitaron el crecimiento económico y el desarrollo del capitalismo. De hecho, es a partir de 1861 cuando Rusia entra en la etapa capitalista y empieza a superar su atraso ancestral.

    Entre 1861 y 1914 se produce el mayor desarrollo económico en cientos de años, cambiando la radiografía del país. En 1861, sólo existían el 15% de las empresas industriales que funcionaban en 1905. Entre 1881 y 1900 se crearon el 61% de las mismas. En 1767, Rusia produjo 163.000 toneladas (ton.) de acero. Unos cien años más tarde, en 1886, esta producción sólo había llegado a 311.000 ton. En 1896, sólo diez años después, ascendió a 1,6 millones de ton. Y en 1904 alcanzó los 2,9 millones de ton. Entre 1905 y 1914, Rusia dobló su producción industrial. Sin embargo, este colosal desarrollo no rompió el retraso respecto a otros países. En vísperas de la guerra, en la cumbre de su prosperidad, la renta nacional de la Rusia zarista era de ocho a diez veces inferior a la de Estados Unidos y sólo tenía 0,4 km. de líneas férreas por cada 100 km²., frente a los 11,7 de Alemania o los 7 de Austria-Hungría. La clave de este atraso radica en el predominio del campo sobre la ciudad y el mantenimiento de relaciones casi feudales en el campo —a pesar de que en 1861 se procediera con gran retraso a la emancipación de los siervos—; en la debilidad de la burguesía nativa y del naciente capitalismo ruso y la dependencia exterior; y en el oscurantismo del régimen absolutista, que impedía el libre desenvolvimiento de la vida cultural y política.

El problema agrario

    Rusia tenía una economía eminentemente agraria. La agricultura emplea aproximadamente el 61% de la fuerza laboral del país. Sin embargo, la renta que producía estaba muy por debajo de la renta nacional rusa, que ya por sí era muy baja comparada con los países europeos. Esta desproporción respecto a la renta nacional se debía a la baja productividad del campo ruso. A esta baja productividad se une la desigual distribución de la tierra. En la Rusia europea —ya que no había datos fiables de Siberia y la parte asiática— el total de las tierras alcanzaba los 240 millones de deciatinas.

        A esto había que añadir que las tierras de los grandes propietarios eran las de mejor calidad, y por tanto, las más productivas. Mientras, la propiedad de una familia campesina no sólo no cubría sus necesidades mínimas, sino que además les representaba una durísima carga debido a los altos impuestos que tenían que pagar.
Así, es lógico que los campesinos perdieran el 36% de su propiedad desde la emancipación de 1861 hasta 1905 a manos de los terratenientes y los bancos. En este elocuente dato vemos el fracaso de la reforma tardía de 1861. La escasa productividad, fruto del retraso de la revolución industrial y del bajo nivel de desarrollo tecnológico, y la desigual distribución de la tierra, son la causa fundamental de la pobreza del campo ruso; es decir, de la pobreza y la miseria de la gran mayoría de la población.

La dependencia exterior

El carácter de las clases capitalistas se halla estrechamente unido a la historia del desarrollo de la industria y de la ciudad. En el censo de 1897, la población de las ciudades rusas era de 17,3 millones de personas, el 13% de la población total. Fuera de las ciudades se localizaba el 57% de las empresas y el 61% de la fuerza laboral. El peso cuantitativo de la ciudad y la industria era, como se ve, inferior al campo. Sin embargo, su peso cualitativo en la renta nacional era muy superior: de 6.000 a 7.000 millones de rublos por año.

     Esto era debido al gran desarrollo industrial que aconteció en Rusia en el último tercio del siglo pasado. No fue un desarrollo endógeno, sino exógeno, producto de las inversiones extranjeras. Aunque protegida por las fuertes protecciones aduaneras que estableció el régimen zarista, Rusia es objetivo de suntuosas inversiones por parte de los grandes capitales europeos debido a la masiva mano de obra barata y a la riqueza energética que poseía.

    El capital extranjero no sólo trajo el dinero necesario para el despegue tardío de la industria rusa sino también la tecnología y la organización del trabajo. Así, tenemos cómo en un país mayoritariamente agrícola y atrasado se ponen en marcha las industrias más modernas de aquel entonces. Este desarrollo desigual y combinado, propio de los países atrasados como Rusia, hizo posible un gran fortalecimiento de la clase obrera industrial. Mientras que las empresas de más de mil  trabajadores concentraban en Estados Unidos al 17,8 % del proletariado industrial, en la Rusia zarista aglutinaban al 41,4 %. En la zona de Petrogrado esta concentración era del 44,4 % y en la región de Moscú del 57,3 %.

Las clases sociales

      La nobleza estaba compuesta por 60.000 familias que no alcanzaban en conjunto el medio millón de seres; es decir, el 0,4 % de la población. La nobleza explotaba propiedades agrícolas, fundamentalmente. La alta nobleza terrateniente, unas 16.000 familias, menos del 0,1% de la población, era propietaria de más del 25 % de la tierra. Y de ellas, unas mil familias poseían el 12 % de la tierra.En lo alto de la pirámide social de la Rusia zarista se hallaba el zar y su familia. El zar era el principal terrateniente del país y el máximo jefe militar. El zar era también el principal representante de la nobleza. La reforma de 1861 no perjudicó ni dañó sus intereses, ya que los nobles se desembarazaron de una servidumbre muy ociosa e improductiva —la mayoría de los nobles empleaba ya trabajadores asalariados— recibiendo cada año de los campesinos 250 millones de rublos en concepto de pagos de rescate, lo que en gran parte originó la ruina y el empobrecimiento de millares de familias campesinas. Los nobles, además, controlaban los puestos claves de la estructura de mando del ejército —la inmensa mayoría de los oficiales del ejército eran de origen noble—, los cargos y puestos burocráticos de la administración local y central y hasta la jerarquía ortodoxa eran de origen noble. De hecho, el padre del fundador de la dinastía de los Romanov, Miguel III, era el patriarca de Moscú.

        La nobleza contaba así con tres importantes armas: el ejército, la Iglesia y la administración del estado. El primero encuadraba a un millón de hombres en tiempos de paz, multiplicándose por diez esta cifra en tiempos de guerra. El mantenimiento del ejército y la marina imperial consumía una parte considerable del presupuesto. La Iglesia y los municipios poseían en conjunto 8,8 millones de deciatinas, más que la familia imperial. Además, la iglesia controlaba el sistema educativo y ejercía una gran influencia en la población iletrada, que era mayoritaria. La posición política de los nobles era contraria a cualquier apertura que implicara la más mínima pérdida de sus privilegios. En palabras del Conde Saltikov, representante en la I Duma: "¡Ni una pulgada de nuestras tierras, ni un grano de arena de nuestros campos, ni una brizna de hierba de nuestros prados, ni una rama de nuestros bosques!".

      La burguesía capitalista rusa era muy débil y minoritaria, pero creció enormemente entre 1861 y 1914 debido al desarrollo económico. Sin embargo, estaba en una posición dependiente y subordinada al capital extranjero. Su poder económico e influencia política creció en ese período, aunque no lo suficiente para representar una amenaza seria para la autocracia zarista. Además, tanto la burguesía financiera como la industrial y comercial tenían vínculos importantes tanto con el capital extranjero como con la nobleza y el estado. Gran parte de las ganancias obtenidas por la burguesía en sus negocios bursátiles e industriales fue invertida en la compra de propiedades agrícolas a los nobles, con lo que junto a la nobleza terrateniente anclada en el feudalismo fue apareciendo una nueva capa de propietarios capitalistas.

     El partido que representaba los intereses del ala liberal de la burguesía era el Partido Constitucional-Demócrata. Este partido quería la liquidación del absolutismo y la promulgación de una Constitución liberal que implantara una monarquía parlamentaria. El principal líder de los cadetes era Miliukov.
Junto a los capitalistas se desarrolló una "clase media" urbana compuesta por los profesionales de la inteligencia (abogados, periodistas, médicos, ingenieros, catedráticos,...) que, en comparación con las clases humildes, gozaba de un decente nivel de vida. Sin embargo, un importante sector se dedicó a la instrucción de los campesinos mediante los zemstvos (consejos rurales, una especie de ayuntamientos con poderes muy limitados), tomando conciencia del problema campesino y uniéndose a las filas de los eseristas.

      El campesinado, la pequeña burguesía agraria, era la clase mayoritaria. No hay datos precisos, pero se habla de entre diez millones y doce millones de familias campesinas, casi dos tercios de la población. No era una clase homogénea. Había un pequeño sector de campesinos ricos que estaba vinculado económicamente a los grandes propietarios, ya fueran nobles o burgueses. Otro sector explotaba propiedades de tipo medio que normalmente tenían trabajadores a su cargo. Un amplísimo sector explotaba pequeñas parcelas de carácter familiar totalmente inviables desde un punto de vista económico. El partido más representativo de la clase campesina era el Partido Social-Revolucionario ("eseristas"). Los eseristas era un partido revolucionario campesino que quería la confiscación de las tierras y su entrega, previa indemnización, a los campesinos, el llamado "reparto negro", el reparto igualitario de la tierra.

      Los eseristas estaban divididos en dos tendencias: la derecha, mayoritaria, liderada por Kerenski, Chernov y Avxéntiev, eran"representantes de los campesinos ricos, de los intelectuales y de las capas políticamente atrasadas de la población de las zonas rurales" (Diez días que conmovieron al mundo. John Reed). La izquierda, liderada por Spiridónova, representaban a los campesinos pobres. Con la revolución, las dos fracciones constituyeron partidos separados. El ala izquierda pronto fue superior en número e influencia y se unieron a los bolcheviques en los primeros gobiernos revolucionarios. Según el censo de 1897, había 9,4 millones de asalariados. Contando a sus familias, el 27,6 % de la población. De ellos 2,1 millones eran improductivos (criados, porteros, ordenanzas, etc.). Los jornaleros del campo, los artesanos, los pescadores, etc, alcanzaban cuatro millones. Los 3,3 millones de trabajadores restantes (minas, bienes de equipo, ferrocarriles, construcción y comercio) constituían el corazón del proletariado y producían la mitad de la renta nacional rusa. La clase obrera rusa —en particular el último sector— estaba bastante concentrada en torno a las ciudades de Petrogrado y Moscú, lo que facilitó la extensión de las ideas marxistas. El principal partido obrero era el POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata Ruso), de ideología marxista. El término socialdemócrata en aquella época equivalía a socialista y revolucionario.

Los grupos étnicos

     Los 150 millones de habitantes de Rusia estaban divididos en cerca de 200 nacionalidades y grupos étnicos diferentes, con más de 150 idiomas distintos. La nacionalidad que domina el estado y el gobierno eran los llamados grandes rusos, con 55 millones de seres, que constituían una minoría. Las principales minorías oprimidas eran los ucranianos (22 millones), bielorrusos, los polacos, los eslavos bálticos, los musulmanes, los judíos, etc. La política zarista respecto a estas nacionalidades y pueblos fue la rusificación forzada, que en algunos casos consistía en imponer el idioma y la cultura rusa y en otros, la mera asimilación.

La estructura política

        En el campo existían los mir, las comunidades campesinas que entregaban las tierras municipales en usufructos anuales a los campesinos. También existían los zemstvos, una especie de consejos rurales con atribuciones administrativas muy reducidas.El régimen zarista era autocrático; es decir, absolutista. No había una Constitución. Las leyes eran cartas otorgadas por el zar. El poder del Zar era de origen divino. Este poder se apoyaba coercitivamente en la temida y eficiente policía política, la Ojrana, y, también, en el ejército. Y, espiritualmente, en la influencia conservadora que la Iglesia ortodoxa ejercía en el campo y en la enseñanza. La administración central y local estaba en manos del Gobierno y de la nobleza. Existían un Gobierno y un Consejo de Estado.

       Durante la revolución de 1905 surgieron los soviets o consejos obreros. Más tarde, los soviets también se crearían en el campo y en el ejército. Los soviets eran comités de representantes elegidos por una colectividad —los obreros de una fábrica, los soldados de un regimiento o los campesinos de una aldea— que se reunían y tomaban decisiones. Los soviets, además, se reunían en un Soviet central que elegía un Comité Ejecutivo. La organización soviética surge de abajo a arriba, englobando a decenas de millones de seres en su organización y constituyendo un desafiante y poderosísimo contrapoder. Tras la revolución de 1905 se crearon las dumas, una especie de parlamento con poderes muy limitados que era elegido por sufragio universal. El zar tenía derecho de veto y de hecho lo disolvía cuando le interesaba.

II.- 1905, el ensayo general

     Tras el atentado contra el primer ministro Sipiaguin, Pleve ocupó su cargo, respondiendo con una represión atroz que aunque no cortó la oleada revolucionaria si la contuvo durante algún tiempo. Pleve no sólo reprimió a campesinos y sindicalistas, sino también a periodistas liberales, extendiendo el descontento a la burguesía.Es un error considerar la guerra ruso-japonesa (1904-1905) como la causa de la revolución de 1905. La guerra sólo fue la chispa que hizo saltar el fuego, fue un acelerador de una revolución que estaba fraguándose en las mismas entrañas del régimen, producto del descontento y la miseria generalizada. De hecho, en los años anteriores, hubo continuos levantamientos campesinos, huelgas generales en las ciudades, actos de terrorismo, etc.

Tras un otoño lleno de movilizaciones, el 3 de enero de 1905 estalla la huelga en la fábrica Putilov. El 7 el número de huelguistas se eleva a 140.000. El 9, una multitud de obreros liderados por el cura Gapón marchó pacíficamente al Palacio del Zar para entregarle una súplica. El ejército salió al paso.

       La matanza del domingo sangriento fue el inicio de la revolución. La huelga se extendió a 122 ciudades y reinó en el país por espacio de unos dos meses. Tras el 9 de enero, la revolución no conoce descanso. En junio los marineros del acorazado Potemkim se sublevan. En septiembre comienza una nueva oleada de huelgas. En octubre los ferroviarios se unen a la huelga y paralizan el país. Los soviets se generalizan por todo el país. Esta vez el zar cede y coloca al conde Witte al frente del gobierno el cual promete la elección de una Duma. La huelga se difumina. En noviembre, alejada ya la amenaza revolucionaria, el régimen hace detener al Soviet de Petrogrado, que actúo como líder del movimiento revolucionario. La revolución de 1905 constituyó una fuente inagotable de lecciones para toda la sociedad rusa. El POSDR que actúo unido durante toda la revolución se unificaría en el Congreso de 1906, donde se establecerían tres concepciones diferentes de la revolución unidas a tres grandes dirigentes: Plejanov, Lenin y Trotsky.

De 1905 a la guerra mundial

En junio de 1906 se reúne la I Duma del Estado, con mayoría cadete, que solicita un verdadero régimen parlamentario. El nuevo primer ministro, Stolipin, intenta tras una reforma agraria crear una clase media campesina (kulaks), para impulsar la economía del país. Las reformas acaban con el sistema de los mir y producen una mayor concentración parcelaria que incrementa el proletariado agrícola, lo que aumenta la influencia de los partidos socialistas en la II Duma.

El desastre de la guerra

     Mientras, el movimiento iniciado en 1905, agotado en la capital, se extendía por todas las aldeas. Debido a las continuas huelgas y agitaciones sociales, se modifica el sistema electoral, eligiéndose la III Duma (1908) de orientación autocrática, llamada de "los señores, popes y lacayos". La corte del zar es dominada ahora por el llamado "enviado de Dios", el campesino siberiano Rasputín (Grigori Yefimovich Rasputín), que ejerce una nefasta influencia en la zarina.

       Al estallar la primera guerra mundial (1914), Rusia no estaba preparada para una contienda larga. El ejército zarista carecía de todo: armamento moderno, medios de transporte, eficaces cuadros de mando, tácticas adecuadas, una red logística...; menos de hombres. Rusia se vio implicada en una guerra imperialista en la que no podía jugar ningún papel decisivo, más que el de comparsa de sus aliados occidentales dueños de gran parte del país. Por ello, el soldado ruso no sabía por qué causa tenía que morir en el frente. Muy pronto, esta falta de motivación y las deficiencias del ejército hicieron que el frente se desplomara y los alemanes ocuparan las provincias de Polonia y Lituania. Los soldados carecían no sólo de armas, sino de botas. Los víveres escaseaban. En este contexto, la disciplina militar tendía a quebrarse. Los desertores se contaban por miles. Las unidades militares existían sobre el papel, pero en realidad no eran otra cosa que una gran masa humana mal alimentada, enferma, indisciplinada y peor dirigida.

     La guerra desorganizó la economía y las tiendas estaban vacías. Faltaban los alimentos indispensables. El pueblo tenía hambre. Las huelgas se generalizaron. A los gobernantes no se les ocurrió otra cosa que enviar a los huelguistas al frente como castigo. Esta medida lo único que consiguió fue poner en contacto a los obreros revolucionarios con la amplia masa de soldados que en su gran mayoría eran campesinos atrasados. Las ideas revolucionarias prendieron con rapidez. Se organizaron soviets y en el ejército sólo se hablaba ya de paz.

La revolución de febrero

       La izquierda, incluso los bolcheviques —mayoritarios en Viborg—, que había aconsejado no ir a la huelga y esperar, se vieron sorprendidos por la fortaleza del movimiento: 90.000 obreras tomaron las calles al grito de "pan, paz, libertad" y los cosacos, las tropas más leales al régimen, se negaron a disparar.Estando la mayoría de los hombres jóvenes en el frente eran las mujeres y los hombres más maduros los que se ocupaban de las tareas productivas. El porcentaje de mujeres empleadas en la industria era del 40 %. El día internacional de la mujer, 23 de febrero —8 de marzo, en el calendario gregoriano que se sigue en Occidente—, comenzó la revolución. Las mujeres de la barriada obrera de Viborg, en Petrogrado, decidieron ir a la huelga. Nadie las convocó. Lo decidieron en asamblea. Sus maridos, sus hijos, sus novios morían en el frente más de hambre y frío que por las balas alemanas. En la ciudad no había alimentos. Los niños pedían pan. Y cuando eso ocurre nada ni nadie puede parar a una madre.
El estado zarista no sólo no tenía tropas que reprimieran el movimiento, sino que además las tenía ya en contra. La escuadra del Báltico se sublevó y los marinos fusilaron a los oficiales. Hasta la Guardia personal del zar se sublevó. La huelga de las obreras se convirtió en huelga general y de ahí se pasó a la insurrección. Los partidos de izquierda, mencheviques, social revolucionarios y bolcheviques, sobre todo, se pusieron al frente del movimiento y junto a los regimientos sublevados se apoderaron de toda la ciudad y detuvieron al Gobierno. El zar, reunido con sus asesores, pensó en un cambio de gobierno para detener la revolución. Pero el reloj político del zar iba muy atrasado. La revolución contaba en horas y días. El zar en semanas y meses. Toda la burguesía, los generales de los frentes de guerra y gran parte de la nobleza le aconsejaron la abdicación en favor de su hijo o su hermano. Pero, cuando el zar se decidió a hacerlo fue bastante tarde. Para entonces las masas pedían la república.

El gobierno provisional

     De la Duma salió el gobierno provisional de la república compuesto mayoritariamente por cadetes y algunos representantes de los eseristas de derecha, como Kerenski. El primer ministro era el príncipe Lvov y Miliukov (cadete), se encargó de Asuntos Exteriores. El gobierno pasó de la nobleza a la burguesía liberal. Pero, el poder de este gobierno sólo existía sobre el papel. El verdadero poder estaba en los soviets. Los soviets habían puesto en libertad a los presos políticos, organizado los abastecimientos y la economía, disuelto la Ojrana, legalizado los sindicatos, organizado la defensa,... sin esperar ningún decreto. El Gobierno se limitaba a ratificar mediante disposiciones legales la política de las masas encuadradas en los soviets. Hasta fue obligado a hacer una declaración en la que se comprometía a iniciar una política activa de paz.

      Los bolcheviques, dirigidos entonces por Kámenev y Stalin, apoyan esta idea. En Pravda aparecen artículos que defienden la idea de "continuar la guerra frente a la agresión del imperialismo alemán". En la Conferencia del 1 de abril, los bolcheviques aprueban la propuesta de Stalin de "sostener al gobierno provisional" y acuerdan considerar la fusión que les proponen los mencheviques.
Pero, el pueblo no pensaba igual. Las declaraciones de Miliukov en el sentido de respetar los compromisos con los aliados y continuar la guerra hasta la victoria final, provocan manifestaciones y disturbios y originan una crisis de gobierno que se salda con la dimisión de Miliukov y la constitución de un gobierno de coalición entre cadetes, social revolucionarios y mencheviques, donde los eseristas y mencheviques tienen una amplia mayoría. Kerenski es elegido Ministro de Guerra.

Las Tesis de Abril

      Los líderes del interior sólo publicaron la primera de las cuatro cartas creyendo que el radicalismo de Lenin se debía a que estaba mal informado. Viendo que no le hacían caso, lo único que le quedaba era regresar rápidamente a Rusia. Como los aliados le negaban los visados, tuvo que llegar a Rusia por territorio alemán. Lenin y sus acompañantes viajarían en un tren "sellado" desterritorializado. Los alemanes —que estaban en guerra con los rusos— pensaban que Lenin se convertiría en un factor más de desorganización que facilitaría su victoria militar. La derecha rusa utilizaría esto contra Lenin y los bolcheviques, acusándoles de espías alemanes.Lenin, líder indiscutible de los bolcheviques, muy alarmado por lo queconsideraba una errónea política de los bolcheviques, escribió desde Zurich las llamadas "Cartas desde Lejos" en las que invitaba a la dirección bolchevique del interior a constituir una milicia obrera y preparar de inmediato la revolución proletaria. Lenin llega, por fin, el 3 de abril. El 7 publica un largo e histórico artículo —"Las tareas del proletariado en la presente revolución"— en el que tácitamente abraza la teoría de la revolución permanente. El artículo provoca un terremoto político. Pravda se ve obligada a publicar una nota en la que explica que "tales tesis no representan sino la opinión particular de Lenin". Lenin se dirige a los cuadros obreros del partido bolchevique y declara la guerra a la dirección. Poco a poco consigue adeptos. Zinoniev se le une, pero Kámenev se le opone.

       Se resuelve convocar una Conferencia Extraordinaria. El 24 de abril se reúne la conferencia con 149 delegados que representan a 79.000 militantes, de los que 15.000 son de la organización de Petrogrado, dirigida por Kámenev. éste, Ríkov y otros dirigentes defienden las posiciones que el mismo Lenin planteó en 1906. Pero éste responde que aquellas ideas son antiguas fórmulas que los viejos bolcheviques "han aprendido ineptamente en lugar de analizar la originalidad de la nueva y apasionante realidad" y termina con la célebre frase de Goethe: "Gris es la teoría, amigo mío, y verde el árbol de la vida". Lenin dirige ahora su mirada al grupo de Trotsky, con gran arraigo en Petrogrado. Nada más llegar a Rusia en mayo, Trotsky es invitado a entrar en la dirección del partido. Superadas las diferencias de antaño, se realiza un congreso de fusión de las dos organizaciones que representan a 170.000 militantes, de los que 40.000 son de Petrogrado. La dirección elegida es fiel reflejo de la relación de fuerzas: de los 21 miembros, 16 pertenecen al viejo partido. Lenin, Zinoniev y Trotsky son los más votados. Surge el Partido Comunista. El triunfo de las Tesis de Abril es, ahora, total. El camino de la insurrección está ya libre de obstáculos internos.

     La evolución política de Lenin está marcada por la guerra. En su libro "El imperialismo, fase superior del capitalismo" desarrolla el primer estudio serio desde el campo marxista sobre la evolución del capitalismo. Califica la guerra mundial como "guerra de rapiña". Ironiza contra aquellos socialistas que apoyan la guerra bajo el pretexto de que esa guerra acabaría con todas las guerras. Señala, por el contrario, que el capitalismo equivale a guerra. Mientras exista no podrá haber paz en el mundo.

De julio a octubre

    Presionado por los aliados, el Gobierno lleva a cabo una ofensiva militar que acaba en fracaso. Los cadetes aprovechan la crisis para dimitir y Kerenski asume la jefatura del gobierno, incluyendo en el nuevo gobierno sólo a eseristas y mencheviques. Al intentar trasladar los destacamentos de Petrogrado al frente, los soldados se sublevan y los obreros se les unen de inmediato. Toman las calles exigiendo la destitución del gobierno, todo el poder a los soviets, la nacionalización de la tierra y la industria, el control obrero, el fin de la guerra, etc.En mayo, Lenin señaló que el país "estaba mil veces más a la izquierda que los mencheviques y cien veces más que los bolcheviques". Efectivamente, el ambiente entre los soldados, obreros y campesinos era cada vez más a la izquierda. Sin embargo, el gobierno giró cada vez más a la derecha. Esta polarización social estallaría en julio. Los bolcheviques, que han hecho una masiva labor de propaganda contra el gobierno exigiendo el traspaso de todos los poderes a los soviets, consideran prematura la acción y se oponen a ella. Explican que el momento para una nueva insurrección no había llegado aún. Siguiendo la estrategia leninista, los bolcheviques veían necesario ganarse primero la mayoría en los soviets antes de iniciar una nueva insurrección.

      Pero, sus ideas hacía tiempo que habían calado en las principales ciudades y, sobre todo, en la capital, Petrogrado. Por lo que no sólo no son capaces de detener el movimiento sino que, por primera vez, son abucheados. Temiendo que las manifestaciones se descontrolen, deciden ponerse al frente de las mismas para dirigir el movimiento. Pero, el gobierno ve la oportunidad de deshacerse de una vez por todas de los bolcheviques. Culpa de los incidentes a los bolcheviques. Hace circular el bulo de que Lenin es un espía alemán, publicando varios documentos falsos que así lo atestiguan. Esta maniobra, junto a la utilización demagógica del tren sellado, hace que los regimientos neutrales se pasen al bando del gobierno. Los obreros —muchos de los cuáles eran mencheviques y eseristas— se sienten confundidos.

      En esta coyuntura favorable, se inicia el terror. Se prohíbe la prensa bolchevique, se detiene a Trotsky y Kámenev, se asaltan los locales... Pero, estas medidas no consiguen destruir al partido. Rápidamente ponen en marcha otro diario con distinto nombre. Lenin es puesto a salvo por el partido en Finlandia donde termina "El estado y la revolución". Los cuadros  más conocidos pasan a una semi-clandestinidad. La burguesía decide que ha llegado la hora de actuar. De común acuerdo con la nobleza zarista, los aliados y el Estado Mayor, se organiza un golpe de estado. El encargado de darlo es un general de plena confianza de Kerenski, Kornilov. éste se dirige con tropas cosacas leales a su mando contra Petrogrado, principal foco revolucionario. Kerenski destituye a Kornilov y los ministros cadetes dimiten. Los mencheviques también se van. Kerenski se ve solo y negocia una solución con Kornilov. Mientras tanto, en un Petrogrado abandonado por el Gobierno los soviets organizan la defensa. Los marinos del Báltico ponen en libertad a los bolcheviques detenidos, el partido sale a la luz pública y sus cuadros y militantes consiguen de nuevo una mayoría aplastante en la guarnición y en las fábricas. Trotsky vuelve a la presidencia del Soviet y forma el Comité Militar Revolucionario, un órgano del soviet que junta las tropas con la recién creada guardia roja, compuesta por grupos de obreros armados.

      Las tropas de Kornilov no son capaces ni de llegar a la capital. Los ferroviarios hacen detener y dispersar los trenes que transportan las tropas. El 3 de septiembre Kornilov desiste y se entrega al Gobierno. Los bolcheviques sacan provecho de esta victoria. El 13 de septiembre Lenin envía dos cartas al Comité Central (CC) del Partido Bolchevique en las que plantea que las condiciones para la toma del poder ya han madurado puesto que los bolcheviques tienen una mayoría cómoda en los soviets. Pero, la mayoría del CC, capitaneado por Zinoniev y Kámenev, se opone a la insurrección. Piensan que las condiciones siguen tan prematuras o más que en julio. Trotsky la apoya pero a condición de esperar al Congreso de los Soviets que se reúne a finales de octubre. Lenin sólo obtiene el apoyo del joven Smilgá, presidente del soviet de Finlandia. Desesperado, dimite de la dirección bolchevique y se entrega a una lucha sin cuartel para ganar al partido a su idea de insurrección. El 10 de octubre, Lenin, disfrazado y afeitado, llega a Petrogrado logra convencer por votos contra dos (Zinoniev Kámenev) la necesidad insurrección. Se inician los preparativos>

La revolución de octubre

        Las fuerzas con las que contaba el Comité Militar Revolucionario no eran numerosas: la guardia roja, los marinos y la flota del Báltico, la guarnición de la ciudad y los obreros. En total, unos 10.000 hombres.Los preparativos de la insurrección no se hacen en secreto. Todo el mundo sabía que se preparaba una insurrección. Incluso, Kamenev y Zinoniev lo denunciaron en la prensa. El Comité Militar Revolucionario, encargado de la defensa de la ciudad, organizó todos los detalles. Como el 25 de octubre se reunía el Congreso de los Soviets, la insurrección se fijó para la noche del 24. Esa noche se detuvo a toda la oficialidad que no reconociera la autoridad del Comité Militar Revolucionario, se ocuparon las imprentas, los puentes, los edificios oficiales, se establecieron controles en las principales avenidas, se tomó el control del teléfono y el telégrafo. Petrogrado estaba en manos de los soldados y obreros revolucionarios al mando del Soviet. Todo ocurrió en 13 horas. A las 10 de la mañana del 25 todo había terminado.

    Sólo quedaba en poder del Gobierno, su propia sede, el Palacio de Invierno, que estaba sitiada desde hacía días. Los junkers, cadetes militares, que defendían el recinto resistían tenazmente los bombardeos. Al final el Palacio se rindió en la madrugada del 26 de octubre, tras un asalto conjunto de marinos, soldados y obreros. El Gobierno provisional que se había reunido para organizar la resistencia en la capital fue detenido, pero Kerenski huyó. El 25 comenzó el II Congreso de los Soviets, con una amplia mayoría bolchevique. Este Congreso eligió un gobierno revolucionario compuesto mayoritariamente de bolcheviques y eseristas de izquierda y aprobó los primeros decretos del nuevo gobierno. Lenin fue elegido presidente. Se decretó la paz, cesando toda actividad ofensiva en todos los frentes y proponiendo una negociación inmediata del alto el fuego. Trotsky, elegido Ministro de Asuntos Exteriores, fue el encargado de la negociación con Alemania, firmándose el armisticio el 2 de diciembre y la paz de Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918. Se publicaron los tratados secretos. A nivel económico, se decretó la confiscación de los latifundios y la entrega de las tierras a los soviets campesinos, el control obrero de la industria y la nacionalización de la banca.
Se reconocieron los derechos de las nacionalidades, incluyendo el derecho a la autodeterminación y la libertad para separarse.

III.- El régimen bolchevique

      Tras la toma del poder por los bolcheviques, éstos se encuentran muy aislados y con numerosos problemas. Sus aliados, los eseristas de izquierdas, se niegan a seguir el ritmo revolucionario que imponen los bolcheviques. El primer enfrentamiento llegará con el problema de la Asamblea Constituyente. En este Parlamento, elegido por sufragio universal, los eseristas tienen mayoría con cerca del 45 % de los diputados. Los bolcheviques obtienen un cuarto de los diputados. El problema radica en que este parlamento no representa la realidad del Partido Social-revolucionario, ya que, los candidatos fueron designados por la dirección del partido antes de la escisión del ala izquierda que era mayoritaria en las bases y en el campo. Ante la negativa de la Asamblea Constituyente de aprobar la Declaración de Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado —aprobada por los soviets—, los bolcheviques la abandonan y a continuación un destacamento de guardias rojos entra en el hemiciclo y da por terminada las sesiones. Es el fin de la democracia parlamentaria en Rusia y la sanción definitiva de la fórmula soviética. En virtud de la paz firmada, Rusia perdía las repúblicas bálticas, Polonia, Ucrania y Bielorrusia. Los comunistas de izquierda junto a los eseristas de izquierda tienen mayoría en los soviets y de hecho pueden derrocar al Gobierno de Lenin y Trotsky y establecer un gobierno que continúe la guerra. Finalmente, Bujarin acepta el punto de vista mayoritario ante la campaña terrorista desatada por los eseristas para provocar a los alemanes.

El comunismo de guerra (1918-21)

     Poco tiempo después de la firma de la paz, comienza la guerra civil con el levantamiento de la Legión Checoslovaca: unos 50.000 hombres con mandos franceses. En poco tiempo llegan al Volga. Ante el éxito de la operación, los aliados deciden intervenir con el objetivo de ahogar la revolución y restaurar el régimen. En el norte desembarcan un destacamento anglo-francés con unos 40.000 hombres; en Vladivostok, 100.000 japoneses; en el Sur el general zarista Denikin organiza un ejército de voluntarios con material y suministros británicos, la guardia blanca; los franceses se apoderan de Odessa, Ucrania y Crimea; los ingleses se hacen con los pozos petrolíferos del Cáucaso y el Don. Entran en la batalla, tropas norteamericanas, polacas, alemanas y serbias. La situación es desesperada. Los bolcheviques organizan el ejército rojo al mando de Trotsky que resiste durante los treinta meses que dura la contienda. Finalmente, la oleada revolucionaria que agita Europa y los éxitos militares de los rojos hacen que se firme un nuevo armisticio. La industria produce 13 % de la producción de antes de la guerra. La producción de acero sólo supone el 2,4 %, la de hierro un 1,6 %. El 63 % de las vías férreas están inutilizadas. La superficie cultivada se ha reducido en un 20 %. Los kulaks prefieren sacrificar su ganado antes de que lo requisen. En este contexto, se produce la revuelta de Kronstadt, una base naval cercana a Petrogrado de gran tradición bolchevique. Asimismo, existen no menos de 50 focos de alzamiento campesino. El más importante, el del caudillo Majno, controlaba toda Ucrania. El partido decide cambiar su política.

La Nueva política económica (1921-28) 

La Nueva política económica representó un retroceso temporal motivado por las consecuencias de la guerra. Se trata de un período de transición donde se mezclan elementos socialistas y capitalistas en la economía. Se eliminó el requisamiento forzoso, se devolvieron gran parte de las tierras a los kulaks, creándose un mercado libre interior. Al mismo tiempo, el estado creaba las grandes granjas estatales, los sovjós, y las cooperativas de explotación agraria, los koljós. Se desnacionalizaron las empresas de menos de 20 trabajadores, autorizándose la jerarquía de salarios y las primas de producción en las empresas privadas. Se autorizó la presencia de técnicos extranjeros. Se fija un impuesto en "especie" y se autorizan, bajo control estatal, las inversiones extranjeras. El sistema estatal quedó dirigido por el Soviet Supremo de Economía.La Nueva política económica (NEP) trajo estabilidad y permitió recuperar los niveles de producción anteriores a la guerra.

La organización del estado

La Constitución de 1918, precedida por la Declaración de Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado, entró en vigor en 1921, tras la guerra civil. La Constitución consagraba el sistema soviético. El poder se encontraba en el Congreso de los Soviets, que elegía un Comité Central (Parlamento), a quién rendía cuentas un Consejo de Comisarios del Pueblo (Gobierno). Al constituirse la URSS se creó el Parlamento, que se hizo bicameral, con un Soviet de la Unión y otro de las Nacionalidades. La URSS se organizó como un sistema confederal, donde las repúblicas conservaban su derecho a la separación.

El triunfo de la burocracia estalinista

Debido a las draconianas condiciones de la guerra civil, el aislamiento de la revolución, el fracaso de la revolución europea, la muerte de numerosos cuadros bolcheviques, las dificultades económicas, etc. empezó a surgir una casta burocrática en el seno del partido, en la retaguardia y en el aparato del estado. En 1922, Lenin advirtió de este peligro. La burocracia emergente se adueñaba de los soviets, los sindicatos, las células y comités del partido y representaba de hecho un peligro contrarrevolucionario.

    A partir de 1923, con la enfermedad de Lenin, Stalin representó esta nueva capa social que dirigía una contrarrevolución política. El pronóstico elemental del leninismo había sido que en virtud del atraso de Rusia una revolución obrera victoriosa sólo podía sobrevivir con la ayuda de una revolución en Occidente, concretamente en Alemania. En caso contrario, la revolución soviética degeneraría o fracasaría. En 1924, con la asunción de la teoría antimarxista del "socialismo en un solo país", la burocracia rusa salió definitivamente a la superficie. La oposición leninista, liderada por Trotsky, no podía luchar contra tal cúmulo de fuerzas sociales y fue finalmente derrotada.

       El estalinismo se convirtió en una deformación grotesca del socialismo, una especie de esperpento soviético, que acabó con la democracia obrera e impuso una dictadura totalitaria. Sin embargo, la burocracia no se sintió tranquila hasta que no acabó con la dirección bolchevique que hizo la revolución.
Así, a lo largo de los años 30 se produjeron numerosas purgas que acabaron con el fusilamiento de cientos de miles de bolcheviques, entre ellos los principales dirigentes, excepción hecha del dictador Stalin. Trotsky fue asesinado por un agente estalinista en México, donde vivía exiliado.

La colectivización forzosa

En 1928, Stalin acabó manu militari con la NEP. Las tropas llegaban a las aldeas y "colectivizaban" las tierras. Unos diez millones de personas fueron recluidas en Siberia acusadas de kukaks. Ante tanta violencia innecesaria, los campesinos pobres, verdaderos beneficiados de esta nueva revolución agraria, se unieron a los kulaks y hubo que asaltar militarmente numerosas aldeas. El desastre es total. Hasta una década después el sistema colectivista no igualará la producción de 1927, al implantar la mecanización de las grandes granjas colectivas.

La planificación 

La colectivización agraria fue un desastre, no así la planificación de la industria. Eliminado el sector industrial privado, el primer plan quinquenal (1928-1932) se centró en la producción de bienes de equipo y fortalecer la industria pesada.
El resultado fue inmejorable: la producción eléctrica se quintuplicó, la de acero se dobló. El aumento de la producción industrial fue del 250 %, y esto en los años de la gran depresión en el mundo capitalista. El socialismo, a pesar de la caricatura burocrática, comenzaba a demostrar en el terreno de los hechos, las cifras y los números, su superioridad.

La Estabilización.

Para sobrevivir los Bolcheviques, con León Trotzky, tuvieron que hacer un ejército rojo poderoso con oficiales del Zar y soldados que eran paisanos y no forzosamente de sus mismos ideales. Pero lo lograron. Para mantener el poder en estas difíciles condiciones era importante que el Partido fuera altamente disciplinado. Lenin creía firmemente en la importancia de pertenecer a una gran nación y pensaba que si se dejaba el nacionalismo de lado, pensando que las nacionalidades que conformaban Rusia eran solamente una gran clase trabajadora, se podía armonizar las situaciones. En 1922 un tratado de formación de la URSS fue firmado por la Federación Rusa, Ukrania, la República Transcaucasiana y Bielorrusia.

    Después de la muerte de Lenin, hubo poco poder en la cumbre mientras Stalin, como secretario del partido, responsable de los nombramientos administrativos, iba poniendo gente fiel en puestos claves. En 1929 ya su poder era indiscutible. Inició la industrialización con las granjas colectivas donde de nuevo eran los paisanos que pagaban las costas, hizo la gran purga de 1937-38 donde millones de rusos fueron muertos o mandados a trabajos forzados y aumentó la vigilancia hacia los enemigos del partido. El principal dilema de Rusia era Alemania en relaciones exteriores. Podían ser amigables con Alemania esperando que se expandiera en otras partes como lo hizo el Zar, cuyo resultado fue que perdieron la primera guerra mundial a su lado o juntarse con los enemigos de Alemania con la esperanza de limitar su expansión como lo hicieron en la segunda guerra mundial que ganaron con los aliados. Los resultados de la primer guerra mundial ayudaron al desplazamiento del Zar.

      En junio de 1941 Hitler invadió Rusia que estaba desprevenida infligiéndole sangrientas bajas. Es que la paranoia de Stalin lo llevó a destruir las cúpulas del Ejército Rojo en 1937-38 y tardaron unos cuantos años en restablecerse. Más tarde, en 1941, por Pearl Harbor los EE.UU. entraron en guerra contra Alemania-Japón. A través de un sistema de alquiler-compra (leasing) los EE.UU. pudieron dar mucho material de ayuda a Rusia. La lucha en el frente ruso fue mas brutal y bárbara que en frentes occidentales. Cuando los alemanes no pudieron tomar Moscú en 1941, la guerra se empantanó hasta que los rusos ganaron la batalla de Stalingrado (ciudad del Volga donde Stalin había ganado una batalla en la guerra civil) en febrero de 1943, lo que marcó el comienzo del fin del III Reich. Siguieron las batallas sangrientas mientras los rusos avanzaban hacia Berlín donde pusieron su bandera en mayo 1945. Entonces declararon la guerra a Japón y tuvieron algunas fuertes batallas antes que cayeran las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki que trajeron la rendición de Japón.
Stalin murió de repente en marzo de 1953.

La Destalinización.

La destalinización empezó apenas éste murió. Primero se anunció que no existió una conjura de sus médicos. En junio 1953 fue arrestado Beria, jefe de la KGB, el servicio secreto ruso, que era temido de todos. Beria fue ejecutado. El que usó con mas éxito la destanilización fue Nikita Khrushchev, nuevo secretario del partido. En 1956 denunció en un discurso las aberraciones de Stalin y liberó a millones de prisioneros de los campos de trabajos forzados. La oligarquía del partido que hizo dimitir a Krushchev puso en su lugar a Leonid Breznev. Este, que entró con toda suavidad, logró eliminar de sus puestos a sus opositores e iniciar un miniculto personal hacia mitades de los años 1970.

El comienzo de la distensión.

Los fines de Breznev eran obtener una regularización de las relaciones con occidente y obtener así los beneficios del comercio mundial pero sin relajar la sociedad comunista hasta un punto tal de perder el control social o económico. La Unión Soviética preocupó a occidente por sus movimientos en el tercer mundo pero el resultado que hoy vemos de ello es una marginalización del comunismo en las estructuras políticas y económicas globales. Después que Breznev murió, en 1982, tuvo dos sucesores que duraron un año cada uno y luego vino en primavera 1985 un hombre joven con un programa de grandes cambios.

La perestroika de Mijaíl Gorbachov.

La idea de la reestructuración de Gorbachov era mantener una doctrina comunista con una estructura económica similar al capitalismo. Ciertos partidos socialistas de Europa ya habían dado ejemplos al respecto. Con su Glasnoist (clarividencia) además buscaba hacer un país lógico de una retórico. La tarea necesitaba mucha valentía, porque se adentraba en situaciones políticas y económicas de menor estabilidad que él y Rusia supieron sobrellevar. Las reformas de Gorbachov fueron resistidas por el partido comunista que trató de tomar el poder (agosto 1991) pero no pudieron destituir a Boris Yeltsin y el gobierno federativo Ruso. El partido fue declarado fuera de la ley. En diciembre, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia declararon que una Unión de Estados Independientes reemplazarían la URSS. Gorbachov dimitió hacia fines de año. Ahí terminaron los 74 años de la URSS. Pero Rusia y sus aliados siguen en la confederación y Boris Yeltsin renunció como presidente en diciembre de 1999. Sin él las transformaciones hacia el capitalismo no hubiesen seguido en Rusia. Hacia fines de marzo 2000, Vladimir Putin, que había sido primer ministro de Yeltsin, fue elegido presidente con mayoría de votos contra el candidato del partido comunista. Putin, en una alocución prometió luchar contra la corrupción con la ayuda de sus ex camaradas de la antigua KGB.


Fuente: geocities.com,...y otras.

        He echo bastante bien, es correcto introducir el artículo anterior. Por decir algo, uno militaba hace unos 40 años y nadie explicaba, no tenía posibilidad de saber cosas y realidades contradictorias, dentro del partido bolchevique,...El mismo introduce un término: Oligarquía del partido, del estado soviético,...lo dice de forma tan natural,...Siempre le ha llamado burocracia, o burguesía burocrático, cuando se criticaba el carácter socialimperialista de la URSS,...cuando llegó a esa situación,...o cuando alguien analizó y calificó,...En este sentido había y hay, sigue existiendo gran ocultamiento, se sigue siendo ocultista,...por qué?,...oscuros intereses,...dentro de los grupos, partidos, colectivos sociales,...en el gobierno,...en la ONU,...

               

   Revoluciones fracasadas en países europeos: Alemania, Italia, España, Francia,...Obreros y ciertos sectores populares, unidos luchando contra los poderes capitalistas e imperialistas,...Alemania estaba en guerra interimperialista, con convulsión social, le hicieron revolución pero el proletariado no ganó.

   En Italia paso casi algo similar,...en España, la semana trágica de Barcelona,...Proletariado y sectores campesinos, semiproletarios,...en lucha contra el estado monárquico decadente.

[[ " La revolución italiana y las tareas de los trabajadores británicos

Detalles

Publicado el Martes, 20 Mayo 2003 15:36
Escrito por Ted Grant; ( Corriente marxista internacionalista, el militante, militante ingles,...)

La destitución de Mussolini marca una nueva época en el desarrollo de la revolución, y la decadencia y desintegración del imperialismo en el continente europeo. Para apreciar las tendencias que se están desarrollando en la península italiana, es necesario comprender las causas que llevaron a Italia a ser el primer país de Europa en emprender el camino de la barbarie fascista y, ahora, es el primer país en guerra que gira hacia la revolución. Italia siempre ha sido la más atrasada de las grandes potencias. El campesinado, igual que en Rusia, ha sufrido la carga impuesta por los grandes terratenientes: el empobrecido proletariado, incluso antes de la pasada guerra, construyó un poderoso movimiento socialista como un medio de llevar adelante la lucha contra la burguesía. La participación de Italia durante la pasada guerra fue, esencialmente, en calidad de potencia de segunda fila y aunque, nominalmente, en el bando de los vencedores, las conquistas de Italia durante la pasada guerra fueron insignificantes. La debilitada burguesía italiana se enfrentaba a la ruina de la economía italiana e intentó cargar el peso de la "reconstrucción", cuando ella era la responsable de la guerra, sobre los hombros de las masas italianas.

     En respuesta a esta ofensiva de la burguesía, las masas trabajadoras y campesinas italianas lanzaron una contraofensiva con un éxito brillante. Los años 1918-20 marcaron el período de "anarquía" del capitalismo italiano. La clase obrera, y después el campesinado, obligó a la clase dominante a hacer tremendas concesiones. En septiembre de 1920 los trabajadores habían tomado las fábricas y las industrias, y los campesinos habían ocupado la tierra. El poder real ya no estaba en manos de los capitalistas, que estaban paralizados por el miedo, sino en manos de la clase obrera. Sólo era necesario un partido bolchevique capaz de sacar las conclusiones necesarias para las masas y de guiar a los trabajadores hacia la conquista del poder. La dirección reformista de la clase obrera era incapaz de sacar las lecciones. Ciega e impotente, la dirección traicionó el movimiento y lo guió hacia los cauces del "constitucionalismo". De esta forma, prepararon el camino para la destrucción del movimiento de la clase obrera.

La burguesía, espantada ante el movimiento de los trabajadores, temporalmente dio algunas concesiones. Pero la crisis económica continuaba. La burguesía italiana, sin reservas, sin colonias ricas y con una base económica débil, no podía esperar competir en el mercado mundial con la burguesía más poderosa de la Entente. Consecuentemente, tuvo que recurrir a la intensificación de la explotación de las masas italianas bajo pena de colapso y extinción. Los intentos heroicos del proletariado de encontrar una salida por el camino de la revolución socialista, fueron bloqueados por el sabotaje de la dirección reformista. La burguesía buscaba una solución a la intolerable crisis para poder establecer "la ley y el orden". La crisis económica se intensificó aún más con el colapso de la posguerra. La clase media estaba completamente arruinada y desesperada. Sectores importantes de la clase media siguieron el camino de los trabajadores y apoyaron al Partido Socialista en la oleada revolucionaria de la posguerra. Se podía haber ganado al núcleo de la pequeña burguesía con una política audaz por parte del proletariado. Pero totalmente desesperada, la pequeña burguesía comenzó a buscar otra solución. Por esta razón, el movimiento fascista surgió como una expresión de la desesperación de la clase media. Los grandes industriales financiaron a Mussolini. El fascismo comenzó a organizar sus bandas de gamberros y asesinos, de pequeñoburgueses y lumpemproletarios, con el objetivo de aniquilar físicamente a los dirigentes y a las organizaciones del proletariado. Estas bandas de asesinos vagaban por Italia atacando las cooperativas, sindicatos de trabajadores, ayuntamientos socialistas, etc., bajo la protección de la policía burguesa.

Mussolini en el poder

En 1922 Mussolini llegó al poder gracias a los terratenientes, los industriales, la Iglesia y la monarquía, como el único medio de preservar sus intereses. Los primeros años de su gobierno se caracterizaron por el un intento precario de establecer su dominio. El asesinato de Matteotti provocó una oleada de indignación por toda Italia y la clase obrera sólo necesitaba una dirección revolucionaria para derrocar el régimen fascista. Aún así, los socialistas se agarraron a los métodos "legales". Mussolini sobrevivió a la crisis y procedió a destruir sistemáticamente las organizaciones de la clase obrera. La desilusión y la desmoralización de los trabajadores ante la traición de sus organizaciones la llevó a una situación de postración y apatía. El fascismo se atrincheró firmemente en el poder.

Pero una vez en el poder, el fascismo comienza a perder su base de clase media. El empobrecimiento y la ruina de la pequeña burguesía no se detiene, todo lo contrario, recibe un nuevo impulso con la victoria del fascismo. Las ilusiones contrarrevolucionarias de la pequeña burguesía pronto desaparecen debido a la cruda realidad de los estados totalitarios y, por lo tanto, comienza a decaer el apoyo al fascismo. El régimen fascista pierde completamente su base social y se convierte en una dictadura burocrática policiaco-militar. Esta era la situación de la dictadura de Mussolini. ¡Aún así, aguantó más de dos décadas! El secreto del largo período de dominio fascista reside no en la fortaleza del régimen, sino en los acontecimientos mundiales, por un lado, y en la apatía y el letargo de las masas italianas, que habían perdido toda perspectiva con la traición de sus organizaciones. La victoria de Hitler, la derrota de los trabajadores franceses y españoles, el nuevo declive y colapso del movimiento de la clase obrera, el fortalecimiento de la reacción en todo el mundo, sólo sirvieron para desmoralizar y hundir a la clase obrera italiana en la indiferencia sombría y en la ausencia de fe en el futuro. Pero la crisis que ensombreció el régimen, obligó a la burguesía italiana a intentar una expansión exterior para evitar ser derrocada. La aventura abisinia y la guerra que Mussolini llevó a cabo contra los trabajadores españoles, eran síntomas de la desesperación del fascismo italiano. Lejos de resolver algo, simplemente aumentó la miseria de los trabajadores y campesinos, e incrementó la presión sobre el régimen. Después de la caída de Francia, los capitalistas italianos se entusiasmaron con la oportunidad que ellos imaginaban se les presentaba para asegurarse un rico imperio.

Pero los cálculos de la burguesía quedaron completamente falsificados por los acontecimientos. ¡Nunca en la historia un ejército ha luchado con menos moral y creencia en su causa que el ejército de la Italia fascista! Las frases ingeniosas y mordaces de la clase dominante británica sobre la "cobardía" de los italianos tienen aquí su origen. El ejército italiano, como el de la Rusia zarista, está formado principalmente por campesinos. Explotados y oprimidos por los terratenientes, golpeados y tiranizados por las bandas fascistas, su idea del "enemigo" no era la de los ejércitos a los que se enfrentaban, sino los terratenientes de los pueblos que vivían bien a costa de golpearles a ellos, mientras sus mujeres e hijos pasaban hambre. Pensaban que los onerosos impuestos que pagaban iban a mantener a una burocracia y milicia fascista ignorante y perezosa. No tenían voluntad de luchar. ¡Mussolini no pudo ni siquiera derrotar a los griegos! En África el imperio desapareció, mientras que los soldados italianos se rendían por decenas de miles ante la más mínima apariencia de resistencia. Veinte años de fascismo habían corrompido el régimen de arriba abajo. No había elementos de vida en todo su aparato, ni en el ejército, ni en los medios de represión interna. Además, Italia, un país atrasado y semiindustrializado, no poseía una técnica moderna de guerra como sí tenía su gemelo fascista alemán, que tenía la fortuna de poseer una tecnología incomparable y la primera tasa de equipamiento industrial. Todos estos factores combinados hicieron inevitable la derrota italiana.

Las condiciones para la derrota del régimen fascista

Trotsky —con una infalible capacidad de previsión y una comprensión profunda de las masas y del proceso histórico—, al analizar el problema de la revolución en los países fascistas, demostró que era necesaria una sacudida profunda que despertara a las masas de su letargo y estupor, para que pudieran emprender el camino de la oposición y la lucha contra los regímenes totalitarios; esta sacudida podía venir de las derrotas militares o de la victoria de la revolución en una de las democracias. Las derrotas del régimen fueron una demostración contundente de su bancarrota; su corrupción y decadencia proporcionó los medios necesarios para que el proletariado italiano despertara. El proceso molecular de recuperación se ha estado desarrollando rápidamente detrás de la fachada externa de fuerza y estabilidad del régimen. La relación de fuerzas comenzó a cambiar dentro del país. Por primera vez había huelgas de masas en las ciudades contra el incremento insoportable del coste de la vida, los campesinos comenzaron a entrar en acción con toda una serie de revueltas menores contra los terratenientes y la insoportable carga impositiva de los funcionarios fascistas, los motines en el ejército eran una indicación ominosa del espíritu que existía entre las tropas. Muy pronto llegaron informes de la guerra contra Grecia que narraban cómo las unidades caían prisioneras cantando el Bandiera Rossa (Bandera Roja).

La burguesía y los terratenientes sentían que la tierra temblaba bajo sus pies. Como siempre, en la sociedad moderna, la proximidad de la revolución vino presagiada por la tensión existente dentro de todas las capas de la sociedad, tanto entre la clase dominante como entre los trabajadores, dentro de la pequeño burguesía y entre las filas de la burocracia fascista y el aparato del Estado. La presión desde abajo provoca fisuras e incertidumbre, desavenencias y diferencias dentro de las antiguas filas sólidas de la clase dominante. Comenzaron a buscar una salida al callejón sin salida, un forma de escapar de la marea ascendente de la revolución que amenaza con ahogarles. Lejos de considerar al "líder" como su salvador de las masas, empiezan a considerarle el causante de sus males y sus "errores" los que les han llevado a una situación imposible. El abuso de poder de su inmediata camarilla de colaboradores, esta siendo sustituida por conspiraciones y discusiones sobre un golpe de estado, una revolución palaciega, con la pretensión oportuna de quitarle de en medio y cortar de raíz cualquier movimiento desde abajo. Las relaciones existentes entre las clases se hacen insoportables y la situación ya no puede aguantar más. La clase dominante busca formas de salvarse a sí misma. No puede reconciliarse con ese destino, se siente bloqueada y si no logra impedirlo la revolución la aplastará.

Esto es lo que hizo la Rusia zarista antes de la revolución de febrero. Y así ocurrió en la Italia fascista ante la caída de Mussolini. Existe una analogía mejor, cuando Alfonso destituyó a Primo de Rivera, el dictador militar en España, en un intento de salvar a la monarquía. Mañana veremos el mismo proceso en la Alemania de Hitler. Pero todos estos movimientos de la clase dominante, lejos de evitar la revolución, dialécticamente, la precipitaran. El movimiento desde arriba produce un poderoso eco en el movimiento por abajo. Así fue como Mussolini fue echado a un lado por la clase dominante en Italia para impedir su derrocamiento. Como siempre en la historia, simplemente abrió el primer capítulo de la revolución. Cualquiera que sea el destino de la revolución italiana, su desarrollo ha dado un golpe mortal a los cobardes y renegados del movimiento obrero, antiguos "marxistas", como James Burnham en EEUU y C. A. Smith en Gran Bretaña, y toda la tribu de intelectuales pequeño burgueses y escépticos que han mirado al proletariado y la lucha por el socialismo con ironía y escepticismo. Esta chusma profesional y estrecha de mente, consideraba el barniz exterior del fascismo como la esencia interna, e incluso consideraba al fascismo como el desarrollo de una nueva forma de sociedad con una nueva clase dominante, ¡ni burguesa ni proletaria! Para ellos la actitud inerte del proletariado en Italia y Alemania, que bajaba pasivamente la cabeza frente a la tiranía fascista, era una prueba de la incapacidad del proletariado y una prueba de la nueva sociedad.

Incapaz de comprender la dialéctica del desarrollo de la sociedad, consideraban con ironía, condescendencia y desprecio, las luchas del proletariado. Como es el caso de C. A. Smith, para él sólo se trataba de un puente para justificar su deserción al campo de la burguesía. Pero no estuvieron solos. Los traidores del estalinismo y de la burocracia laborista, intentaron justificar su propia traición culpando a la pasividad de las masas, a la "incapacidad" del proletariado y la ausencia de madurez para la revolución socialista, que ellos posponían para décadas. Qué lamentable es el estalinismo, que disolvió la Comintern en víspera de la caída de Mussolini, qué lamentable la burocracia laborista, que echaron la responsabilidad del triunfo de Hitler sobre los hombros del proletariado alemán. En realidad, han sido las interminables derrotas de las dos décadas anteriores, provocadas por los mismos "dirigentes" y su política actual, las que han caído como una losa sobre el proletariado de todo el mundo y ha producido un ambiente de frustración y desesperación, desmoralización y desintegración, ausencia de fe en sí mismo y en su propio futuro. Es esto lo que en realidad ha llevado a la prolongación de la guerra y su continuación durante cuatro años de pesadilla, antes del primer movimiento del proletariado. Todas estas fuerzas y sentimientos eran simplemente el resultado de la reacción, que ellos mismos habían provocado.

La confianza en la clase obrera, clave de la revolución

De todas las tendencias del movimiento obrero, sólo los trotskistas mantuvieron la fe en la clase obrera y en sí mismos. Incluso en la profunda oscuridad de la reacción mantuvieron la bandera del socialismo y de la revolución internacional, y continuaron teniendo fe y confianza en el proletariado. Y esto no fue casualidad. Habían analizado y previsto las razones de las derrotas y comprendían las bases del giro hacia la reacción, cuyas causas no descansaban sobre el proletariado, sino en la dirección del proletariado, continuando con la certera confianza que proporciona la comprensión del marxismo. Todas las otras tendencias estaban ciegas. Habían provocado la derrota y eran incapaces de comprender la salida al callejón.

La crisis en Italia llegó con la invasión de Sicilia. La ausencia total de apoyo al régimen se rebeló en el hecho de que incluso en su "propio suelo", los soldados italianos no demostraron demasiado entusiasmo por luchar. Su resistencia no era tan enérgica y firme como en las orillas de África. A pesar de las exageraciones de la propaganda aliada, parece claro que los invasores extranjeros no despertaban demasiada hostilidad en Palermo y otras ciudades. ¡Seguramente un raro acontecimiento en la historia! Cualquier cosa no podía ser peor para Mussolini que la actitud de los habitantes de la isla. El régimen estaba tan podrido y era tan odiado por las masas que no lo consideraban mucho mejor que el conquistador extranjero. ¡A esta situación había reducido Mussolini a Italia! Un sentimiento de terror debe haber inundado el corazón de la clase dominante italiana.

El desenlace no tardaría en llegar. Ante el temor al movimiento de las masas y consciente de que para ellos la guerra estaba irremisiblemente perdida, la clase dominante buscaba salvar algo entre los escombros. Desde Alemania, ya muy presionada y con la certeza de una futura derrota, no podía esperar más ayuda que reducir Italia al estatus de Francia u otro satélite balcánico, incluso en el caso de una victoria problemática, y con la perspectiva de que los aliados "democráticos" impondrían incluso mayores penas y multas en ese caso. Mussolini ya no era útil para ellos. Temían la revolución en Italia. Temían la invasión de los Aliados. Temían a su "socio" más poderoso. Con un pánico frenético, atrapados en contradicciones insuperables, las viles clases dominantes de Italia desdeñosamente lanzaron a Mussolini al cubo de la basura de la historia. Pero la burguesía había perdido toda perspectiva. La monarquía y el Estado Mayor imaginaban que podrían dominar a Mussolini y seguir como antes, amablemente, ofreciendo la piel de Mussolini a las masas como un cabeza de turco por sus crímenes. Seguramente, la proclamación por parte de Badoglio de la ley marcial, figurará en la historia como el ejemplo perfecto de las ilusiones de un régimen condenado por la historia a la destrucción. La destitución de Mussolini fue seguida por la declaración de una rigurosa ley marcial. Pero el decreto simplemente se quedó en el papel. Badoglio no tenía los recursos para aplicarla, a pesar de las ilusiones del Estado Mayor.

La caída de Mussolini fue como una descarga eléctrica para los trabajadores italianos. Cuando llegaron las noticias por la radio, se unieron por un impulso común, cientos de miles tomaron las calles para manifestar su alivio y alegría. El proceso que Trotsky había anticipado que se desarrollaría en Italia y que marcaría la caída del fascismo ha comenzado. (Cuando las noticias llegaron, uno sólo podía pensar en las palabras del Viejo y maravillarse ante su instinto infalible que le permitió prever casi exactamente las etapas por las que pasaría la revolución).
Después de veinte años de fascismo, el proletariado, ahora curtido por el terror y la persecución, ha entrado en la arena política revitalizado y fresco, como un gigante que se despierta después de un largo letargo. En 24 horas, estallaron huelgas de masas en todas las ciudades industriales, Milán, Turín, Genova... El norte de Italia quedó paralizado en pocos días debido a la huelga de ferrocarriles. Los trabajadores asaltaron las cárceles y liberaron a los prisioneros políticos. Los cuarteles generales fascistas en las principales ciudades fueron saqueados y las imprentas fascistas ocupadas por los trabajadores en Milán y otras zonas. Todo aquel que llevara la insignia del fascismo en Italia el día después de la desaparición de Mussolini, corría el peligro de ser linchado. El fascismo había desaparecido de la noche a la mañana. El tardío decreto de disolución del partido fascista simplemente reconocía un hecho que los trabajadores y los propios soldados habían puesto ya en práctica. Simbólicamente, en Milán, que una vez se sintió orgullosa de llevar el nombre de "Milán roja", pronto fue inundada por los trabajadores indignados por el asesino de Matteotti. En otras zonas los empresarios fascistas más odiados también fueron despachados por los trabajadores. En Turín "dos fascistas millonarios" fueron ejecutados por los trabajadores. Las calles de Milán fueron rebautizadas en honor de Matteotti y otros dirigentes de la clase obrera asesinados por los fascistas. El intento de utilizar a los soldados contra las masivas manifestaciones en Milán, ha provocado que los soldados se pasen al lado de los trabajadores.

De la noche a la mañana, la clase obrera ha demostrado su vitalidad y fortaleza, como si el fascismo nunca hubiera existido. Se han formado comités obreros en las fábricas de las ciudades industriales. Incluso el estalinista Daily Worker ha tenido que hacerse eco de las noticias publicadas en la prensa burguesa: "La radio [suiza] informó que en Milán —el centro del norte industrial— se ha formado el Comité de Ciudadanos, formado por representantes de los trabajadores industriales, soldados y campesinos...La mayoría de las tropas de la guarnición de Milán han jurado lealtad al Comité. El periódico comunista prohibido, La Roscossa, y el periódico liberal, La Mundo, se publicaron el sábado, impresos en las antiguas imprentas fascistas. La radio ha informado de acontecimientos similares en Turín, Varese, Brescia y Vercelli.

En Brescia —según la emisora suiza— los trabajadores se han armado con el arsenal del ejército y han formado una Milicia Obrera que tomó el control de la autoridad policial —con escasa interferencia policial—."Qué son estos comités "ciudadanos" si no soviets, ¿acaso los cobardes y traidores estalinistas los temen en este momento? Esta es la prueba viva de que la revolución italiana ha comenzado. Cualquiera que sean las vicisitudes de la revolución italiana en el próximo período, ha quedado al descubierto la mentira de todos los corazones débiles y desertores, ha desenmascarado a todos los cobardes y escépticos. Que maravillosa resistencia, que tremenda capacidad de recuperación de la clase obrera, la única clase progresista de la sociedad moderna, como ha quedado demostrado. Las victorias de la reacción estaban construidas sobre bases de arena. Después de cada derrota, el proletariado se recupera de sus heridas y se levanta de nuevo incluso con mayor fuerza para aplastar al enemigo.

Hacia la revolución socialista

¡Todos estos acontecimientos se han producido en el corto espacio de tiempo de una semana! La primera etapa de la revolución se ha visto, sobre la marcha, en toda la Italia industrial. Por el momento, los campesinos están callados. Costará un tiempo, según la marcha de los acontecimientos en las ciudades, pero finalmente llegara a los pueblos. Una vez comience a comprender, el campesino se volverá implacable contra sus odiados enemigos. La caída del fascismo será interpretada por él, no sólo como la caída del oficial fascista, sino como el principio del fin del terrateniente a quienes representan los funcionarios. Los campesinos comenzarán, en zonas aisladas y esporádicamente, a tomar la tierra. ¡Contra los impuestos y el terrateniente! Este será el grito de los campesinos. Ahora están presentes todos los factores que están haciendo cristalizar la revolución socialista en Italia. La clase obrera está formando soviets y milicias obreras. Los soldados (mayoritariamente campesinos de uniforme) están pasándose al lado de los trabajadores. Los campesinos avanzarán. La clase media en la ciudades está girando también hacia los trabajadores. Todas las condiciones objetivas para la revolución socialista están presentes. Y la toma del poder por los trabajadores italianos instantáneamente provocará el derrocamiento de Hitler e inaugurará la revolución socialista por toda Europa. Sin embargo las condiciones subjetivas para la revolución todavía no existen. Instintiva y casi automáticamente, la clase obrera italiana ha dado los pasos correctos en el camino hacia el poder obrero. Pero los socialistas y estalinistas están ya preparándose para traicionar el movimiento llevándolo por los canales de la "democracia" burguesa.

Mientras tanto, los "Aliados" tienen los mismos sentimientos hacia los acontecimientos en Italia. El discurso de Churchill revela los temores y los presentimientos de la clase dominante frente a la revolución. Su referencia a la dificultad de conquistar un país milla a milla y la necesidad de evitar el dominio a través de campos de concentración y escuadrones de ejecución no tiene su origen en la ternura hacia los trabajadores italianos, sino en el temor a las consecuencias sociales que tendrían estas medidas. El viejo zorro de la clase dominante recuerda con pavor el fiasco de la intervención en la Revolución Rusa después de la última guerra. Desea, si es posible, evitar de nuevo la misma experiencia. La clase dominante se está preparando para negociar con la monarquía y las clases poseedoras de Italia. Esperan, con la ocupación militar, atajar la revolución en sus inicios antes de que tenga tiempo para desarrollarse. Pase lo que pase en el próximo período, incluso si los acontecimientos militares se mueven más rápidamente que los acontecimientos políticos en la península italiana, Europa y el mundo nunca serán igual. La caída de Mussolini es simplemente el ensayo de la caída de Hitler. Las noticias que llegan a través de Suiza dicen que su caída fue recibida con manifestaciones de los trabajadores italianos en Berlín, que quemaron fotografías de Mussolini y símbolos del fascismo. Lo importante fue la reacción de los trabajadores alemanes: en las fábricas donde trabajan con sus hermanos italianos se solidarizaron con ellos y se unieron a las manifestaciones, añadiendo a las llamas fotografías de Hitler y banderas nazis. La policía no les hizo frente. Esto es sólo un síntoma de la situación en Alemania que debe estallar en una revolución.

Pero no sólo es Alemania. Toda la sociedad europea ha desarrollado un potencial explosivo durante la guerra. Las contradicciones acumuladas durante más de dos décadas han alcanzado su límite extremo; sólo hacen falta uno o dos sacudidas más para que todas las contradicciones estallen en la revolución. Las noticias de la caída de Mussolini inmediatamente tuvieron repercusiones en toda Europa. Se convocaron huelgas en Portugal, Franco convocó una reunión urgente de su gobierno porque sentía como temblaba el suelo bajo sus pies. Boris de Bulgaria esperaba con temor el inicio de las revueltas. Los países balcánicos están maduros y podridos para la revolución. No se trata de este o ese país. Es todo el continente europeo que espera sólo alguna señal, para estallar en una revolución. Las fortunas dominantes de la guerra han provocado una situación fantástica, ya que con la derrota de Alemania, no habrá un solo país beligerante en Europa que, a todos los propósitos prácticos, no sea derrotado. En 1918 la clase dominante disfrutaba de un equilibrio precario, las potencias más pequeñas en los Balcanes luchaban una contra otra. Aunque delicado, el ejército italiano, y especialmente el atrezzo francés de la "ley y el orden", podrían contrarrestar a los países en los que había estallado la revolución. Hoy Giraud en el norte de África y los turcos están construyendo ejércitos de la contrarrevolución. Pero son muy débiles para basarse en ellos. Con el colapso de los ejércitos nazis, no habrá un solo ejército en Europa sobre el que se puedan basar los imperialistas para poder llevar adelante la contrarrevolución. Está fuera de toda duda que se pueda utilizar el Ejército Rojo para este propósito. En realidad, la revolución venidera en occidente sería el principio de la revolución política en Rusia. Para aplastar la revolución el ejército británico no sería un instrumento fiable, en el proceso podría resquebrajarse. Sólo el imperialismo estadounidense tiene una base bastante estable y un ejército atrasado en el que basarse. ¿Pero cuánto tiempo puede estar en medio de la atmósfera al rojo vivo que reina en Europa? El ejército estadounidense también se desintegraría y descompondría. Estamos en vísperas de una oleada revolucionaria en Europa que durará años y que afectará a todo el mundo.

Con estos antecedentes debemos ver la situación actual de Italia. Incluso en el peor de los casos —es decir, la derrota de la revolución y la ocupación militar—, es la primera insurrección en Europa. Una ocupación Aliada o alemana podría golpear temporalmente el movimiento. Pero invadir en una guerra e intervenir contra una revolución son dos cosas diferentes. Los socialdemócratas y los estalinistas intentarán conducir el movimiento hacia los canales seguros del Frente Popular en interés del imperialismo Aliado. La tragedia española es una advertencia de adonde puede llevar esta política a los trabajadores italianos. Las masas italianas se han puesto a la cabeza de la insurrección revolucionaria de toda Europa. El honor que cayó sobre el proletariado ruso en la pasada guerra ahora recae sobre ellas. Pero Rusia tenía un Partido Bolchevique y una dirección bolchevique. Esto fue la única garantía de victoria. La tarea de los trabajadores avanzados en Italia, de la Cuarta Internacional, será forjar tal partido al calor de los acontecimientos. Su tarea no será fácil. Pero los trabajadores y campesinos italianos aprenderán rápidamente en la atmósfera de la revolución. Se han forjado al calor de los acontecimientos. Decenas de miles de heroicos militantes que continuaban la lucha contra el fascismo a pesar de todo son realmente trotskistas, aunque la mayoría nunca haya oído ese nombre. Encontrarán su camino hacia el programa del socialismo internacional.

Con la brisa fresca de la revolución soplando a través del Mediterráneo, con renovado entusiasmo y resolución, los trabajadores avanzados de Gran Bretaña extenderán sus actividades. Nuestra tarea es complicada. Pero en la Liga Internacional de Trabajadores existe el núcleo del partido alrededor del cual deben reunirse los trabajadores revolucionarios. Gran Bretaña es una de las claves, si no es la clave, de la revolución en Europa. La tarea principal de los revolucionarios ahora consiste en unirse con los trabajadores italianos para luchar contra la intervención, y luchar a favor de la revolución en Italia. Leer la vil prensa estalinista y lo que dice sobre la situación italiana o la del Partido Laborista, no se puede hacer sin que despierte malestar a cualquier trabajador socialista. ¡Contra estos traidores! ¡Por la revolución en Italia! ¡No a la intervención del imperialismo británico! Este debe ser el grito de la clase obrera. "
Agosto 1943 " ]]. 

               
         Todo sirve,...hay que saber después elegir,...pero tomar informaciones diversas  valoraciones diversas,..que cosas, aún pequeñas pueden útiles,....eso es tarea materialista y dialéctica de los dirigentes reales y efectivos del proletariado y de la humanidad,...Igualmente cortaremos texto, opinaremos sobre algunos asuntos expuestos,...
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               Revolución popular en China,...Mao y otros revolucionarios. La lucha de los partidos comunistas maoistas, tienden a la individualización, al aislamiento,...aunque les aplaudan grupos en Occidente,...Son revoluciones en países dependientes,...subalternos, periféricos,...donde desarrollan políticas de poder de nueva democracia, de nuevo poder,...proletario-popular-campesinos. PERO ESTA POLÍTICA NO PUEDE SER UNIVERSAL,...YA QUE EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS, PROIMPERIALISTAS,...DIGAMOS DESARROLLADOS, la clase obrera es mayoría, está más integrada y reconciliada con el poder dominante plutocrático,...y la realidad de revolución sería directamente revolución socialista-proletaria,...del tirón. PERO LA REVOLUCIÓN PENDIENTE ES GLOBAL,...NI ES LOCAL, NI INCLUSO REGIONAL,...Esta teoría es nueva,...y por ahora difícil de aplicar,...por el dogmatismo,...y por el cierto patriotismo, sectarismo,...unilateralidad,...

            LA CRITICA AL MAOISMO CONTEMPORÁNEO  EN QUÉ SE BASA,...pero en qué se basa el maoismo,...: existen desde hace unas décadas partidos y grupos comunistas m-l, que se basan en sus actuaciones políticas por lo denominado el maoismo,...PARA MI ESTA TAREA, ESTA LÍNEA POLÍTICA ES REGRESIÓN, ES ANACRÓNICO,...PORQUE ES MÁS NACIONALISTA-PATRIÓTICA QUE INTERNACIONALISTA PROLETARIA. Esto por una parte,...por otra es que no parten del análisis del capitalismo imperialismo global, de como está organizado y como desarrolla e impone su poder de clase: global,...y lo ejerce la ONU-OTAN.
  

      La información que viene a continuación, plantea temas de descolonización y lucha antiimperialista, contra el estado español de principios del siglo XX. Comentaré algo, para relacionarlo con el maoismo patriótico, antiimperialista, con la independencia catalana,...

   Semana Trágica (España), por Wikipedia,...¡¡
Se conoce con el nombre de Semana Trágica a los acontecimientos desarrollados en Barcelona y otras ciudades de Cataluña, entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909. El desencadenante de estos violentos acontecimientos fue el decreto del Primer Ministro Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, en ese momento muy inestables, siendo la mayoría de estos reservistas padres de familia de las clases obreras.

El contexto histórico
España inicia el año 1909 con Alfonso XIII como monarca y con Antonio Maura, del Partido Conservador, al frente del gobierno desde el 25 de enero de 1907. Políticamente, España, que no se había recuperado del varapalo moral que supuso la pérdida, en 1898, de Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Marianas y Carolinas, últimas colonias de ultramar, vive inmersa en un sistema político donde dos partidos, el Partido Conservador y el Partido Liberal, se turnan en el gobierno. La alternancia es organizada desde el poder mediante el reparto de escaños previo a las elecciones (conocido como encasillado), a través de una red de influencias denominada caciquismo que garantiza su cumplimiento y el pucherazo o adulteración de los resultados. En este sistema la monarquía ejerce un papel de arbitraje. El resto de los partidos políticos son marginados del poder y sólo consiguen representación en las zonas urbanas, donde el caciquismo es más débil y el control electoral por tanto es más difícil.
    En Cataluña, sin embargo, tras la Ley de Jurisdicciones de 1906, se forma bajo el nombre de Solidaritat Catalana una alianza electoral integrada por la Lliga Regionalista, el carlismo y ciertas agrupaciones republicanas que logran una victoria aplastante en las elecciones de 1907, obteniendo 41 de los 44 diputados posibles y desplazando a los partidos dinásticos del poder en Cataluña. Socialmente, los obreros españoles comienzan a tomar conciencia sindical y empieza a surgir el movimiento obrero en las zonas industriales y especialmente en Barcelona, donde surge Solidaridad Obrera, una confederación sindical de socialistas, anarquistas y republicanos que nació como rechazo al acercamiento de Solidaridad Catalana al Partido Conservador de Maura.

El desencadenante
Véase también: Guerra de Melilla.
Tras la pérdida de Cuba y las Filipinas, España buscó una mayor presencia en el norte de África, logrando en el reparto colonial efectuado en 1904 y en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, el control sobre la zona norte de Marruecos. El 9 de julio de 1.909 los obreros españoles que trabajaban en la construcción de un ferrocarril que uniría Melilla con las minas de Beni Bu Ifrur, propiedad de la Compañía del Norte Africano, de capital francés pero de nacionalidad española, y de la Compañía Española de Minas del Rif, una sociedad controlada por la familia del conde de Romanones y la CasaGüell emparentada con el marqués de Comillas, fueron atacados por los cabileños de la zona que se oponían a la penetración extranjera (cuatro obreros murieron). Este incidente, que constituirá el inicio de la Guerra de Melilla, será utilizado por el Gobierno de Maura para decretar el envío de las Brigadas Mixtas de Cataluña, Madrid y Campo de Gibraltar, además de otras unidades militares que complementarán a las Brigadas, con el objetivo de acabar con la rebelión rifeña y asegurar el control de la "zona de influencia" española en el norte de Marruecos. En la orden de movilización se incluyó a los reservistas de los cupos de 1903 a 1907, medida muy mal acogida por las clases populares debido a que la legislación de reclutamiento vigente permitía quedar exento de la incorporación a filas o consiguiendo que fuera otra persona en su lugar a cambio de dinero, o mediante el pago de un canon de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo (el sustento diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además, la mayor parte de los reservistas eran padres de familia, en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos.
     A partir de la publicación del decreto de movilización el 10 de julio se sucedieron las protestas en contra de la guerra en forma de artículos en la prensa, de mítines y manifestaciones, que en muchas ocasiones fueron prohibidos por el gobierno, y en algunas localidades se vivieron momentos de tensión con motivo de la salida de las tropas (aunque en otras, como Cádiz o Málaga, se produjeron despedidas entusiásticas y "patrióticas"). En Madrid se produjeron incidentes en la estación de ferrocarril de Mediodía en la noche y la madrugada del 20 al 21 de julio cuando se procedió al embarque de la Brigada Mixta de Madrid al mando del general Pinto. También los hubo en las estaciones de tren de Zaragoza y de Tudela. El gobierno, ante la presión popular y de la prensa, acordó el 23 de julio conceder una pensión de 50 céntimos diarios a las esposas e hijos huérfanos de madre de los reservistas movilizados.
         El gobernador Evaristo Crespo Azorín entra en Barcelona el 6 de agosto de 1909, acompañado del general Santiago.
En Barcelona los embarques de tropas en el puerto comenzaron el día 11 de julio sin que se produjeran incidentes. Pero en la tarde del domingo 18 de julio cuando se procedía al embarque del batallón de Cazadores de Reus, integrado en la Brigada Mixta de Cataluña, la tensión estalló. Algunos soldados arrojaron al mar los escapularios y medallas que varias aristócratas barcelonesas les habían entregado antes de subir al vapor militar Cataluña, mientras hombres y mujeres gritaban desde los muelles:
¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!
     La policía tuvo que hacer varios disparos al aire y detuvo a varias personas. Las protestas aumentaron en los días siguientes cuando llegaron noticias de que se habían producido gran número de bajas entre los soldados españoles enviados a Marruecos. El jueves 22 de julio los diputados de Solidaritat Catalana se hacían eco del "sentimiento popular" y exigían al gobierno la "reunión inmediata de las Cortes" para debatir la cuestión de la guerra y las "condiciones en que se practica el reclutamiento de las tropas expedicionarias". El gobernador civil de Barcelona, Ángel Ossorio y Gallardo, prohibió la reunión de Solidaritat Obrera que iba a celebrar el sábado 24 de julio para confirmar la propuesta de ir a una huelga general, por lo que fue un Comité de Huelga clandestino, integrado por Antoni Fabra i Ribas (un socialista que intentó sin éxito que la movilización barcelonesa se pospusiera para que coincidiera con la huelga general que el PSOE y la UGT iban a convocar en toda España, y que finalmente tendría lugar el 2 de agosto con poco seguimiento, debido a las medidas represivas adoptadas por el gobierno que incluyeron la detención en Madrid el 28 de julio dePablo Iglesias y el resto de la cúpula dirigente socialista), José Rodríguez Romero (sindicalista) y Miguel V. Moreno (anarquista), el que fijó un paro de 24 horas para el lunes 26 de julio, el cual degenerará en la Semana Trágica.
    Barcelona se convirtió en La ciutat cremada ("la ciudad quemada") durante la Semana Trágica.
En Barcelona la huelga se inició en los barrios periféricos, donde se encontraban la mayoría de las fábricas. Allí se quemaron las casetas donde se cobraban los odiados consumos. Después los obreros se trasladaron al centro de la ciudad donde se produjeron disturbios cuando intentaron detener por la fuerza los tranvías y obligaron a cerrar los comercios y los cafés. El Capitán General de Cataluña, Luis de Santiago, siguiendo las directrices del ministro de la Gobernación De la Cierva, proclamó el "estado de guerra", a lo que se opuso el gobernador civil, Ángel Ossorio y Gallardo, que dimitió de su cargo (su sustituto, Evaristo Crespo Azorín, no llegará a Barcelona hasta el 6 de agosto). De Santiago decidió esperar a recibir refuerzos desde Valencia y Zaragoza para empezar a actuar y se limitó a proteger los principales edificios públicos. Por la tarde se generalizaron los disturbios, en los que murieron dos personas, cuando los huelguistas intentaron detener completamente la circulación de los tranvías. Además dos comisarías de policía fueron asaltadas. Barcelona quedó paralizada, sin gas y sin luz, sin periódicos, e incomunicada con el exterior por ferrocarril, por telégrafo o por teléfono. Una manifestación encabezada por mujeres y niños fue disuelta a tiros en el Paseo de Colón, frente al edificio de la Capitanía General. A partir de entonces la revuelta se transformó en insurrección. Sin embargo, ningún dirigente republicano, nilerrouxista ni del Centre Nacionalista Republicà, quiso asumir la dirección de la misma. A medianoche ardió el primer edificio religioso, el Patronato Obrero de San José, en Pueblo Nuevo, regentado por los hermanos maristas.
     La huelga y la revuelta se extendieron a muchas localidades catalanas, especialmente de las provincias de Barcelona y Gerona. En Sabadell, Mataró y Granollers tomó el carácter de una verdadera insurrección en la que se formaron juntas revolucionarias que proclamaron la República, se cortaron las líneas telegráficas y telefónicas y las vías de ferrocarril, se incendiaron edificios religiosos y se produjeron todo tipo de disturbios, siendo los de Sabadell los más graves (en el asalto al Ayuntamiento, algunas de cuyas dependencias fueron incendiadas, murieron ocho personas y veinte resultaron heridas, entre ciudadanos y fuerza pública).Hubo incidentes en otras muchas poblaciones, aunque sólo se produjeron incendios de edificios religiosos en Badalona, Premià de Mar (donde también se proclamó la República), Manresa, y San Adrián del Besós (en las comarcas de Barcelona), y Palamós, Calonge y San Feliu de Guixols (en las de Gerona).

Martes, 27 de julio
      En Barcelona se levantaron cientos de barricadas y varias armerías fueron asaltadas para proveerse de pistolas y fusiles. La violencia se dirigió contra las iglesias y las propiedades eclesiásticas, especialmente los conventos, los colegios y los patronatos de las órdenes religiosas. En el espacio de pocas horas ardieron muchos edificios religiosos. En algunos casos los frailes y las monjas y los bienes fueron respetados, pero en la mayoría los incendiarios se lanzaron al saqueo y al pillaje y se quemaron muebles y enseres. El cura párroco de Pueblo Nuevo murió asfixiado en el sótano de su iglesia donde se había refugiado. También se profanaron los cementerios de algunos conventos. El punto culminante de la violencia anticlerical se produjo durante la “noche trágica” del martes al miércoles en la que ardieron veintitrés edificios en el centro de la ciudad y ocho conventos en la periferia, y muchos religiosos sufrieron insultos y escarnios, como una monja anciana que fue obligada a desnudarse para cerciorarse de que no ocultaba nada entre los hábitos. En los incendios y en los disturbios tuvieron una participación muy destacada obreros y jóvenes militantes y dirigentes de segunda fila del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux (que en esos momentos estaba exiliado), una de cuyas señas de identidad era el violento anticlericalismo.

    La inicial protesta antibelicista se había transformado en protesta anticlerical con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas. Este giro anticlerical de los amotinados tiene su causa en varios motivos muy arraigados en el proletariado urbano al ser la Iglesia Católica, a diferencia de los gobernantes o de los empresarios, la institución que estaba más en contacto con el pueblo, lo que daba lugar a fricciones continuas. Por ejemplo, la educación era impartida en escuelas controladas por la Iglesia y se inculcaba a los hijos de los obreros unos valores contrarios a la causa obrera; o los hospitales e instituciones de beneficencia estaban regentados por religiosos; o el impulso, por parte de la Iglesia, de los denominados sindicatos amarillos, opuestos al anarcosindicalismo, mayoritario en la ciudad. La llegada de noticias de Marruecos sobre el Desastre del Barranco del Lobo, donde perecieron de 200 a 300 reservistas, en su mayor parte del contingente que salió de Barcelona el día 18 de julio, avivó la insurrección.

Miércoles, 28 de julio
      Barcelona amanece con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados. A lo largo del día continúa la violencia anticlerical y los tiroteos entre los insurgentes y las fuerzas de orden público. Los incidentes más graves se producen en el barrio de San Andrés de Palomar donde los rebeldes armados con fusiles capturados a los guardias de las casetas de consumos y a miembros del Somatén levantan barricadas e incendian la iglesia parroquial. No obstante este día llegan los primeros refuerzos militares, provenientes de Zaragoza y de Valencia, a los que se les hizo creer que iban a reprimir un movimiento “separatista”.

Del Jueves, 29 de julio, al Domingo, 1 de agosto
    Empezando por la zona de las Ramblas y el puerto, unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad de Barcelona, mientras la moral de los insurgentes iba cayendo a medida que eran conscientes de que la rebelión no estaba siendo secundada en el resto de España. Entre el viernes y el sábado la ciudad fue recuperando poco a poco la normalidad excepto en los barrios de San Andrés y de Horta, donde continuaron los tiroteos y donde se produjeron los últimos incendios y saqueos de conventos y de colegios religiosos. El domingo volvieron a publicarse los periódicos. El lunes 2 de agosto los obreros barceloneses, a los que la patronal les prometió que cobrarían el salario de la semana como si nada hubiera ocurrido, volvieron al trabajo. En otras localidades catalanas la completa normalidad no se recuperó hasta el jueves 5 de agosto.

La represión
      Manifestación durante la Semana Trágica, en la pancarta se puede leer: «Libertad, justicia» en alusión a los numerosos prisioneros. Protesta en París por la ejecución deFrancisco Ferrer Guardia (17 de octubre de 1909).
     El balance de los disturbios de la ciudad de Barcelona supone un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (de estos, 80 eran edificios religiosos). El gobierno Maura, por medio de su ministro de la Gobernación Juan de la Cierva y Peñafiel, inicia de inmediato, el 31 de julio, una represión durísima y arbitraria. Se detiene a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte. Además se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas. Los cinco reos de muerte fueron Josep Miquel Baró, un nacionalista republicano ejecutado el 17 de agosto de 1909 en el castillo de Montjuic, como los otros cuatro; Antonio Malet Pujol, un republicano lerrouxista, ejecutado el 13 de septiembre; Clemente García, el joven discapacitado mental que había bailado con el cadáver de una monja por las calles de Barcelona, ejecutado el 4 de octubre; Eugenio del Hoyo, un ex guardia civil y guardia de seguridad; y el más conocido de todos ellos Francisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista cofundador de la Escuela Moderna. La condena a muerte y el fusilamiento el 13 de octubre de Ferrer Guardia, a quien se culpó de ser el instigador de la revuelta siguiendo la acusación formulada en una carta remitida por los prelados de Barcelona, desencadenó una amplia repulsa hacia Maura enEspaña y en toda Europa, organizándose una gran campaña en la prensa extranjera, así como manifestaciones y asaltos a diversas embajadas[cita requerida]. El rey Alfonso XIII, alarmado por estas reacciones tanto en el exterior como en el interior de España, cesó a Maura y lo sustituyó por el liberal Segismundo Moret.

[[ "La Rusia soviética, la Internacional Comunista y la política exterior soviética en los años 20  (WWW. Revolución o Barbarie)
** Nota: De este artículo sobre la base de estudiarlo más,...empezaré a eliminar párrafos que no crea importante,...esto será más adelante,...se informará convenientemente,....y como digo al final del mismo,...entrare en el debate y confrontación de ideas, valoraciones,...lo haré de tal forma que no me tachen de manipulador o de otra cosa similar,...como tergiversador,...intentaré ser objetivo.
       
     La Revolución de Octubre es, junto con la Revolución francesa y la experiencia revolucionaria china, el acontecimiento histórico más importante de los últimos tres siglos. La Revolución bolchevique supuso un hito en la historia de la Humanidad, pues fue la primera ocasión en que el poder de las masas explotadas pudo implantarse, consolidarse y desarrollarse de forma vigorosa hasta que la línea revisionista [por qué no se dice claramente capitalista, que la clase capitalista dominante en el estado sovietico de la URSS, se dió otra forma de dominio más abierta y a las claras,..lukyrh.] terminó por imponerse en el primer Estado proletario de la historia, restaurando así el capitalismo bajo el control y la dirección de la burguesía burocrática.
                Si bien la Revolución proletaria que triunfó en Rusia contó con el precedente de la Comuna de París (la primera forma de Estado obrero que no pudo consolidarse por la debilidad cualitativa y cuantitativa del proletariado de la Francia de finales del siglo XIX,...¿ solo por eso,...?), las masas oprimidas del antiguo Imperio ruso, guiadas por su Partido revolucionario, tuvieron que ser los primeros en arreglárselas para poner en pie la titánica obra de constitución de un poder revolucionario jamás visto en la historia humana. Gracias a su nuevo y radical paradigma de organización social con base en la teoría revolucionaria del comunismo, la alianza obrero-campesina conformada en la Rusia soviética demostró al mundo que era posible derrocar a la clase capitalista y organizar una nueva sociedad fundada sobre el poder proletario, un poder que buscaba constituir por vez primera una sociedad sin clases a escala internacional.
                Durante casi 30 años, la Rusia soviética se vio obligada a la gesta de erigir el Estado obrero en la ciénaga del imperialismo beligerante y decadente ( esta frase no dice nada ). Durante mucho tiempo (hasta la constitución de las «democracias populares» y el triunfo de la Revolución china), una Unión Soviética cercada demostró con su ejemplo que era posible construir el socialismo a pesar del atraso histórico de la sociedad rusa y del asedio que el imperialismo impuso sobre la República soviética en el plano político, económico, militar e ideológico. ( Ejercía ya, o no, de socialimperialista la URSS, porque actuó como potencia de conquista, de nuevo tipo,..., ya no estaba construyendo socialismo, todo lo contrario, ya era una nueva burguesía explotadora, opresora del proletariado, del jornalero-campesino,...¡¡Uf,...los análisis materialistas y marxistas se olvidan por completo,...sacrificaron al proletariado,...de allí, de acá,...y de más allá,...).
                Para explicar el trasfondo y la infraestructura material gracias a los que el revisionismo consiguió fagocitar al Estado socialista hasta convertirlo a él (y al marxismo) en una vil caricatura, es imprescindible proseguir con -y profundizar en- los análisis históricos desde la vanguardia comunista de las experiencias más importantes y ejemplares del movimiento revolucionario internacional. En Revolución o Barbarie, blog en el que nos hemos marcado como objetivo prioritario la profundización en las tareas del balance crítico de nuestra historia, de la historia del movimiento comunista internacional, seguimos, modesta pero incansablemente, tratando de arrojar luz sobre todos y cada uno de los aspectos que puedan ayudarnos a estudiar y conocer -a la luz de las herramientas que la cosmovisión comunista nos aporta- las causas del fracaso del primer intento detomar «el cielo por asalto» (Marx a Kugelmann), de la primera gran hazaña de los oprimidos por articular el primer proyecto en la historia humana de sociedad socialista en transición hacia una civilización sin explotados ni explotadores, sin oprimidos ni opresores. ( Para abordar el materialismo histórico que encierra la URSS,...hay que tener conceptos revolucionados,...hay que saber bien el análisis concreto de la realidad concreta de hoy en día,...hay que estar puesto en el marxismo revolucionado, en el marxismo contemporáneo,...vuestros conocimientos librescos, recetarios,...no permite valorar la lucha de clases internacional,...dese el final de la primera guerra mundial,...otros y yo, en particular intentamos desarrollarlos,..aunque reconozco que lo intentáis y lo hacéis en algunas cuestiones,...pero la realidad es que tenéis un lastre bastante pesado,..salir del PCPE con todo el dogmatismo y posición iluminista que tienen, tenían y quizás tendrán,...es bastante difícil ...pero no imposible si se dan las circunstancias precisas y positivas,..., con solo buenas intenciones, no es suficiente,...).
                Para ello, en este trabajo analizaremos (basándonos fundamentalmente en la obra del historiador E. H. Carr, la  Historia de la Rusia Soviética -concretamente, el tercer volumen, La Rusia soviética y el mundo-, así como en artículos y libros de Marx, Engels, Lenin, Stalin y otros dirigentes bolcheviques que protagonizaron la primera etapa de la Rusia revolucionaria) la problemática de la cuestión internacional en el seno de la República soviética desde su constitución hasta mediados de los años 20. Estudiaremos las enormes dificultades de asedio imperialista que tuvo que soportar la Rusia soviética, y cómo a pesar de ello fue capaz de levantar y vigorizar la Internacional Comunista. ( Y qué pasa desde ese periodo hasta 1.956, y hasta 1.991,...cuando la URSS deja de existir como entidad estatal,...son muchos años sin analizar y desglozar aquí, en este artículo,...Por otra parte es curioso como también el GCI, de Bélgica -publicaron revolución y contrarrevolución,...-  analiza hasta mitad del 20,...y basado sus anotaciones en Bettlhein,...que escribió la lucha de clases en la URSS hasta esa fecha,...por qué no somos nosotros, los que nos llamamos revolucionarios los que analicemos, valoremos de forma independiente y contrastemos ideas con los teóricos Carr, el mencionado, Ted Grand,...que creo que murió hace unos años,...) Pero, teniendo en cuenta que el revisionismo no surge del cuerpo proletario como el virus que es inoculado por un agente infeccioso externo, sino que está latente en su interior de forma constante y pugna, también de forma sistemática y recurrente, por adherirse a la célula y matarla desde sus mismas entrañas, terminaremos el trabajo con unas palabras finales críticas sobre determinadas líneas y procesos que ya comenzaban a manifestarse en el interior del Estado proletario, sobre todo en la cuestión del internacionalismo y la construcción del socialismo en un solo país, y que, a la postre, terminarían por abonar el terreno para que los jruschovistas y demás elementos revisionistas pudieran defender y justificar aberraciones antimarxistas como la «coexistencia pacífica con el imperialismo» o el «Estado de todo el pueblo».
                Por último, hacemos dos aclaraciones estrictamente editoriales. En primer lugar, somos nosotros quienes hemos colocado determinadas frases o palabras en negrita en las diferentes citas, para así resaltar ideas que nos parecen capitales. En segundo lugar, ya que la práctica totalidad de las citas usadas en este documento están extraídas de fragmentos de la obra ya mencionada del historiador E. H. Carr, y teniendo en cuenta que este autor colocaba en sus pies de página las referencias bibliográficas en los idiomas originales de las obras citadas (o con transliteraciones al alfabeto latino, como en el caso del ruso), hay algunas obras que, por nuestro desconocimiento total -parcial en el caso del inglés- de idiomas como el ruso o el alemán, no están traducidas al castellano. ( Es curioso,..sería muy positivo que con datos oficiales, de aquí de allá ,sacaran ustedes vuestras propias valoraciones,...y con las mismas trabajar políticamente,...ese es el gran error de los comunistas,...casi nunca sacamos teoría propia,...siempre prestada, como adaptada,...y casi sin criterio,...)...por eso somos fetichistas, dogmáticos,... en definitiva esto,...nos lleva al sectarismo, a no entrarle a la clase obrera, al aislacionamiento,...

1. La Revolución de Octubre y el mundo capitalista: análisis histórico del Tratado de Brest-Litovsk

                «Las diferencias nacionales y los antagonismos entre los pueblos se desvanecen cada día más… La supremacía del proletariado hará que se borren aún más de prisa».
(Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto comunista)
                
     La gran Revolución socialista de Octubre constituyó el primer exponente de Estado de dictadura del proletariado en un mundo que, hasta la fecha, había seguido el ritmo que le marcaba el director de la orquesta. Ese director no era otro que el capitalismo en su fase imperialista; un capitalismo que ya había tenido la oportunidad de demostrar dos cosas: por un lado, su incapacidad congénita para resolver su antagonismo fundamental (el de la contradicción entre el carácter social de la producción y la apropiación privada de lo producido), que a cada minuto se mostraba más evidente y se manifestaba de forma más violenta e irracional; por otro lado, su necesidad inevitable de recurrir a la guerra imperialista como una continuación de proseguir con la dinámica capitalista de pugna por adquirir y controlar nuevos mercados exteriores, materias primas, zonas de exportación de capitales, etc. Este segundo aspecto quedó sobradamente corroborado por la Primera Guerra Mundial imperialista, una conflagración sangrienta que afectó de lleno a la Rusia prerrevolucionaria.
      La pionera experiencia revolucionaria que protagonizó el bloque de poder del proletariado y el campesinado pobre de la inmensa Rusia, tuvo que comenzar a construirsu particular gesta (en realidad, la de todos los explotados del mundo) con un brutal cerco imperialista, que pronto hizo ver a los comunistas de la Rusia soviética que, si la Revolución se retrasaba en Europa (fundamentalmente en Alemania), no podían esperar eternamente, frenando en seco la construcción del socialismo, mientras el proletariado más avanzado de los países occidentales acudía en su ayuda. El mismo Lenin, que desde 1917 hasta sus últimos meses de vida fue el más consciente de la necesidad de impulsar y apoyar el movimiento revolucionario de países como Alemania o Francia, al final terminó por convencerse de que el proletariado de la Rusia soviética no tenía más remedio que continuar su gigantesca obra de construcción revolucionaria del socialismo en un marco de aislamiento y hostilidad crecientes con el mundo capitalista. ( Hay que valorar hacia donde condujo este mal menor,...por esto y por control capitalista en el partido y en el nuevo estado creado,...y qué tipo de estado se creó,...fue o no un bodrio,...la base del poder capitalista es el estado,...éste se destrozó ...se destruyó realmente,...o solo se modificó a las circunstancias, a los nuevos tiempos,...qué paso con la fusión partido bolchevique  y otros con el aparato de estado zarista,...por qué los soviets dejaron de ejercer el poder realmente,...lo ejercieron hasta cuando,...hay que estudiar mejor el estado prusiano,..y si ese modelo estatal se aplicó en la nueva Rusia soviética,..sin poder soviético-proletario-jornalero-campesino en realidad,...Me río cuando los dirigentes del partido comunista de la URSS hablan de los errores de Stalin, otros de los errores de kruschet,...NINGUNO HABLAN DE LOS ERRORES DE LENIN,...¡¡ ) Los últimos escritos de Lenin relativos a las concesiones al «capitalismo de Estado» proletario y a losnepmen demostraban, precisamente, que Rusia no podía saltarse fases históricas en el desarrollo revolucionario hasta llegar a construir el socialismo, pues sin capitalismo previo suficientemente desarrollado, poco socialismo se podía construir.
                Fue Stalin quien, en octubre de 1917, deslindó de forma muy adecuada la posición correcta de la errónea en este asunto. Así, el georgiano sostuvo que «Hay dos direcciones: una marca el curso a seguir para la victoria de la Revolución y se apoya en Europa; la segunda no cree en la Revolución y no cuenta más que constituir una oposición» (Stalin, Obras completas, tomo 3º, p. 381). Este espíritu quedó reflejado a la perfección en el plano político con el decreto de la paz, aprobado por el segundo Congreso de Soviets de toda Rusia tan solo un día después de la victoria de la Revolución. Este manifiesto, que supuso el primer gran ejercicio de claro internacionalismo desde las posiciones victoriosas de un proletariado sabedor de su fuerza, conciencia y organización, declaraba la abolición del secreto diplomático, proponía una paz «justa, democrática» basada en el derecho de autodeterminación nacional y -lo que es más importante aún- exhortaba al proletariado de Alemania, Francia e Inglaterra a acudir en auxilio de sus hermanos de Rusia para «llevar a feliz término la conclusión de la obra de la paz, y también de la liberación de las masas trabajadoras y explotadas de la población de toda clase de esclavitud y explotación».
                Como se puede comprobar en este planteamiento, los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, demostraron por vez primera su capacidad para maniobrar políticamente de tal forma que se aseguraran dos cosas: en primer lugar, la defensa irrenunciable de las conquistas de la Revolución de Octubre y del poder proletario; en segundo lugar, el principio igualmente imprescindible de apoyo a la Revolución proletaria internacional, elemento que el grueso de los comunistas de la Rusia soviética consideraba indispensable para que pudiera comenzar la construcción exitosa del socialismo en Rusia.
                En el aspecto táctico de la cuestión, es importante valorar hoy la forma en que, a pesar de las tremendas dificultades por el asedio imperialista, el Estado proletario fue capaz de maniobrar para aprovechar las contradicciones interimperialistas (algo que el nuevo poder obrero demostró con más profundidad a principios de los 20), buscando por encima de todo debilitar al enemigo y ganar tiempo hasta que el león revolucionario rugiera en toda Europa y en el mundo entero. Así, una de las maniobras más inteligentes del nuevo Estado revolucionario fue la de publicar los tratados secretos a través de los cuales las potencias imperialistas aliadas habían acordado el reparto del botín posbélico. Los tratados secretos, en palabras de Lenin, «revelaban las contradicciones existentes entre los intereses de los capitalistas y la voluntad del pueblo, de la forma más patente» (Obras completas, tomo 20º, p. 259). Gracias a la implantación de la «dictadura democrática revolucionaria del proletariado y el campesinado», las democracias burguesas, los buitres imperialistas que despedazaban a los proletarios por conseguir la mayor cantidad posible de carroña, quedaron retratados y el sistema capitalista fue desenmascarado de cara a las grandes masas oprimidas como un gigantesco sistema de dominio, saqueo, explotación y opresión sobre la inmensa mayoría del planeta. En 1918, como demostración de esta nueva política revolucionaria e internacionalista, el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia emitió un comunicado en el que declaraba que «Para nosotros no hay más que un tratado que no está escrito, pero que es sagrado: el tratado de la solidaridad internacional del proletariado».
                Otra prueba del inquebrantable internacionalismo proletario que defendió el flamante Estado obrero fue la de la concesión de la ciudadanía soviética a todos aquellos prisioneros de guerra que se solidarizasen con la causa revolucionaria del proletariado de Rusia (la punta de lanza de la Revolución proletaria mundial). Rusia ya no era solamente el primer país que había visto nacer en su interior una victoriosa Revolución proletaria, sino que además se convertía en el Estado mayor de la clase obrera revolucionaria; un Estado mayor que, como consecuencia de su formidable atraso, requería el concurso y el apoyo del proletariado revolucionario de los países capitalistas más desarrollados.
                Como era previsible, el imperialismo se tapó los oídos y los ojos ante las exhortaciones lanzadas por la República soviética para llegar a una «paz democrática» y «justa», sin anexiones ni indemnizaciones. Obviamente, la burguesía internacional pensaba en ese momento que la Revolución bolchevique sería rápidamente derrotada, consumida por su propia debilidad y por el brutal estado en que se encontraba el vastísimo territorio ruso. Es este un momento determinante para la historia de la Rusia soviética y para el conjunto del movimiento comunista internacional, pues es este el periodo en que la vanguardia comunista de Rusia comienza a darse cuenta de que la política revolucionaria e internacionalista tiene que contar, de forma insoslayable, con ciertos requerimientos e intereses de las grandes potencias. Esto era lógico, ya que Rusia, a mediados de 1918, estaba devastada y cercada por todas las grandes potencias capitalistas. Por este motivo, los revolucionarios de Rusia no tenían más remedio que maniobrar con ambas manos: con la izquierda, defendían escrupulosamente el internacionalismo proletario; con la derecha, comenzaron a acercarse a los grandes Estados capitalistas para tratar de negociar en el plano diplomático, militar o económico.
                Además, hay un elemento muy destacado que no debe olvidarse, y es que el Estado soviético, que se había levantado gracias a la alianza mancomunada de la clase obrera y los sectores pobre y medio del campesinado, tenía que sacar al país de la guerra imperialista de forma urgente, ya que la masa campesina no apoyaría a un Gobierno que no trajera la paz al sufrido campesinado pobre, obligado a ser carne de cañón en las disputas interimperialistas. Por ello, era indispensable que el proletariado ruso pudiera tomarse un respiro, pudiera parar para descansar un momento y posteriormente coger carrerilla. Las inconmensurables dificultades objetivas a nivel internacional obligaron a los bolcheviques a implementar una doble política (a la que antes nos hemos referido previamente con la metáfora de la mano izquierda y la mano derecha): a) máxima presión posible para provocar la caída de los Estados burgueses en toda Europa y el mundo; b) maniobras de negociaciones, acuerdos y componendas inevitables con esos mismos Estados capitalistas.
                Este fue el sentido de la firma del Tratado de Brest-Litovsk. Formalmente, las negociaciones para la firma de este tratado comenzaron el 9-22 de diciembre de 1917. La delegación soviética para el armisticio con Alemania, que estaba nutrida por Joffe, Kaménev y Sokólnikov (además de un obrero, un campesino y varios expertos en asuntos militares), se enfrentó con la imponente delegación alemana, que estaba presidida por el general Hoffmann. Era la primera vez en la historia humana que un grupo de revolucionarios, en representación de millones de explotados de todo el mundo, se sentaba a negociar con una gran potencia capitalista. Lenin, que desde el principio defendió de manera enconada el acuerdo con la Alemania imperialista como única manera de garantizar el fin de la guerra, declaró abiertamente: «No confiamos lo más mínimo en los generales alemanes, pero sí en el pueblo alemán». El revolucionario ruso, en un ejemplo brillante de su capacidad para adaptar la letra viva del marxismo a la realidad concreta, pronto abandonó su anterior optimismo sobre la capacidad revolucionaria del proletariado alemán y, al comprobar que los soldados de Alemania se disponían a atacar a la Rusia soviética, expuso en su trabajo Tesis sobre la cuestión de la conclusión inmediata de una paz separada y anexionista:
                «El estado de los asuntos con respecto a la revolución socialista en Rusia, ha de constituir la base de toda definición de la misión internacional de nuestro poder soviético. En el cuarto año de guerra,la situación internacional es tal, que resulta completamente incalculable cuál sea el momento probable del estallido de la revolución y de la destrucción de cualquiera de los gobiernos imperialistas europeos. No hay duda de que está destinada a producirse la revolución socialista en Europa, y que se producirá. Todas nuestras esperanzas en la victoria final del socialismo se fundan en esta convicción y en esta predicción científica. Tenemos que reforzar y afirmar nuestra actividad propagandística en general y, en particular, la organización de la fraternización, pero sería una equivocación montar la táctica del gobierno socialista en intentos de determinar si tendrá lugar o no el próximo año (o en cualquier espacio de tiempo corto) la revolución socialista, y en particular la alemana».
                En el mismo trabajo, Lenin argumentaría lo siguiente:
                «El ejemplo de una república soviética socialista en Rusia se erigirá como modelo viviente para las gentes de todos los países, y el efecto propagandístico revolucionario de ese modelo será inmenso. De un lado estarán el régimen y una guerra descarada de anexión, entre los dos grupos de usurpadores; de otro, la paz y la república socialista de soviets».
                Nuevamente, el máximo representante del Estado soviético volvía a colocar el nuevo poder de los proletarios rusos como paradigma y sostén de la Revolución socialista mundial. Además, la Rusia soviética aparecía ante los ojos de todos los oprimidos del mundo como el único Estado realmente interesado en acabar con la máquina de guerra capitalista y en denunciar a toda costa la hipocresía de las democracias burguesas con respecto a la paz. Trotsky, sin embargo, mantuvo una posición errónea e izquierdista que le llevó a sostener que firmar la paz con Alemania era algo innecesario y equivocado. Aunque es verdad que no defendía la posición ultraizquierdista de «guerra revolucionaria» en una situación en la que no era factible (como defendieron Bujarin y Dzerzhinski), Trotsky entendía de manera errónea que los bolcheviques podían distraer a los Hoffmann y Cía. a la espera de esa Revolución. Por ello, contradiciendo a Lenin, Trotsky abogó por no firmar ningún tratado de paz que supusiese aceptar lo que él entendía como condiciones absolutamente inaceptables.
                Stalin, por su parte, demostró mucha más lucidez y sentido de las posibilidades políticas reales, como lo muestra el hecho de que apoyó abierta y decididamente a Lenin el día de la votación sobre el tratado en el comité central del Partido. Sin embargo, salvo Stalin y el apoyo dubitativo de Zinóviev fundamentalmente, el resto del comité central no se decidía a apoyar la propuesta de Lenin, por lo que este amenazó con dimitir del gobierno y del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia si proseguía «la política de pura fraseología revolucionaria». Con la madurez política que le caracterizaba, Lenin rechazó también el último ofrecimiento conciliador de Stalin, quien propuso postergar la firma. El revolucionario ruso expresó claramente la idea de que, si la Rusia soviética no aceptaba en ese momento las condiciones del imperialismo alemán, ya que la Revolución proletaria aún no estaba madura, el poder soviético sería aniquilado por la máquina de guerra de la burguesía alemana.
                Finalmente, el Tratado de Brest-Litovsk fue firmado el 3 de marzo de 1918. Era el primer episodio en el que se certificaba el aislamiento imperialista de la Rusia soviética y la excepcional capacidad de maniobra de la República proletaria. Rusia tuvo que aceptar la renuncia de derechos territoriales, además del pago muy elevado en concepto de mantenimiento de sus prisioneros de guerra. Tras esto, el 16 de marzo de 1918, el cuarto Congreso de Soviets de toda Rusia ratificó el tratado. La posición más inteligente y correcta a la luz de los hechos salió vencedora. Sin embargo, este mismo hecho demostraba ya en ese momento las tremendas dificultades que iban a tener que enfrentar los dirigentes soviéticos como consecuencia del reflujo de la Revolución en los años 20. Comenzaba una época en la que, mientras el proletariado y los campesinos pobres rusos se preparaban para reconstruir el país y sentar las bases del socialismo en una economía semifeudal y de capitalismo muy atrasado, el Estado soviético se veía obligado a buscar acuerdos con las potencias imperialistas para poder sobrevivir.
                Tras la ratificación del Tratado por el séptimo Congreso del Partido, Lenin aseveró:
                «Un país de pequeños agricultores, desorganizado por la guerra, reducido por su causa a una miseria inaudita, se encuentra en una situación excepcionalmente difícil:no tenemos ejército y tenemos que continuar viviendo frente a frente con unos bandidos armados hasta los dientes. Por culpa del ejército tenemos que pactar con el imperialismo» (Obras completas, tomo 22º, pp. 318-19, 325).
                Posteriormente, en un memorándum confidencial escrito en mayo de 1918, Lenin definió la política de «retiradas y maniobras» de la siguiente manera:
                «La política exterior del poder soviético no debe cambiarse bajo ningún concepto. Nuestra preparación militar no está todavía a punto y, por lo tanto, nuestra máxima general es la misma de antes: afianzarnos, retirarnos y esperar mientras continuamos la preparación con todas nuestras fuerzas».
                El Tratado de Brest-Litovsk supuso la formalización de la política leninista de acuerdos inevitables con el mundo capitalista. Como le dijo Lenin al británico Lockhart (esta intervención se puede consultar en el libro Memoirs of a British Agent, de Lockhart):
                «Nuestros métodos… no son los vuestros. Podemos permitirnos un compromiso temporal con el capital; es una necesidad porque, si el capital se uniese, seríamos aplastados en la presente etapa de nuestro desarrollo. Afortunadamente para nosotros, la naturaleza del capital es tal que no cabe la unión entre sus componentes. Por consiguiente, mientras exista el peligro alemán, estoy dispuesto a arriesgarme a cooperar con los aliados, cooperación que puede ser temporalmente ventajosa para todos. En caso de agresión germánica estoy incluso dispuesto a aceptar ayuda militar, pero al mismo tiempo estoy completamente convencido de que vuestro gobierno no verá nunca las cosas bajo esta luz. Es un gobierno reaccionario y cooperará con los reaccionarios rusos».
                La crítica que dirigentes como Bujarin, Shliápinikov, Piatakov o Kolontai -destacados representantes de la tendencia izquierdista del Partido bolchevique- le hacían a Lenin tenía que ver, básicamente, con que entendían que el comunista ruso, adoptando una posición «derechista», se había plegado en exceso a los intereses del imperialismo alemán. Sin embargo, tras la verborrea izquierdista, ninguno de los dirigentes críticos con las posiciones de Lenin fueron capaces de defender una postura aplicable en el terreno de la práctica política real. Por otro lado, es incierto que Lenin plegara a la Rusia soviética a los intereses del imperialismo alemán, pues lo único que propuso el revolucionario fue maniobrar de forma flexible y realista, tratando de ganar tiempo para coger aire y poder recomenzar la tarea de la Revolución proletaria internacional. También estaba muy lejos Lenin de defender, como arguyeron algunos de sus críticos izquierdistas, una postura «nacionalista» o «excesivamente» nacional, puesto que lo que él pretendía era disponer de ese tiempo de respiro para poder derrocar a la burguesía cuando las condiciones objetivas y subjetivas lo permitieran. Así, el revolucionario ruso lo dejó claro al expresar que «tendremos las manos libres y podremos emprender una guerra revolucionaria contra el imperialismo internacional» (Protokoli Tsentralnogo Komiteta RSDRP [1929], pp. 231, 241). Además, Lenin expresó:
                «Sosteniendo el poder soviético, prestamos el apoyo mejor y más poderoso al proletariado de todos los países en su penosa lucha, de una dificultad sin precedentes, contra su propia burguesía. No hay ni puede haber golpe mayor contra la causa del socialismo que el hundimiento del poder soviético en Rusia». (Protokoli Tsentralnogo Komiteta RSDRP [1929], pp. 231, 241).
                Como podemos leer, Lenin estableció una clara relación dialéctica entre la causa de la Revolución proletaria internacional y la defensa del Estado soviético frente al imperialismo beligerante. Ahora bien, aunque Lenin siempre dejó claro que el mayor peligro para el socialismo internacional era la caída de la República soviética, en todo momento subordinó con rotundidad el proyecto de construcción del socialismo en la Rusia soviética con la política internacional revolucionaria de la clase obrera. ¿Defensanacional de la Rusia soviética frente a los invasores imperialistas? Sí, pero con un matizfundamental:
                «Somos «defensistas»; desde el 25 de octubre de 1917 hemos conquistado el derecho a defender la patriaNo estamos defendiendo tratados secretos porque los hemos roto en pedazos; los hemos revelado al mundo entero. Y ahora estamos defendiendo la patria contra los imperialistas. Porque defendemos, venceremos. No somos partidarios del Estadono defendemos una posición de gran potencia; a Rusia no le queda más que la Gran Rusia. No se trata pues de intereses nacionales. Afirmamos que los intereses del socialismo, del socialismo mundial, son superiores a los nacionales, están por encima de los intereses del Estado. Somos «defensistas» de la patria socialista» (Obras completas, tomo 22º, pp. 13-14).
                Después de declarar el legítimo y necesario derecho del proletariado soviético a defenderse de las agresiones del imperialismo belicoso, Lenin afirmaba que los intereses del socialismo (aunque dependieran del sostenimiento del Estado soviético) eran superiores a los intereses nacionales, a los intereses de cualquier país (¡incluso a los de la Rusia soviética!). En sus Obras completas (tomo 23º, p. 291), se puede leer lo siguiente: «[...] el imperialismo anglo-francés y americano estrangulará inevitablemente la independencia y la libertad de Rusia a no ser que triunfe la revolución socialista, el bolchevismo, a escala mundial». En este pasaje, Lenin mantiene la posición (que defendió hasta que fue consciente de que la construcción del socialismo en Rusia sí era posible a pesar del aislamiento, haciendo gala nuevamente de su ejemplar flexibilidadtáctica) según la cual condiciona el triunfo del socialismo en Rusia al éxito de la Revolución internacional. Esta postura, que era tan correcta como la que después defendió Lenin (ya que tanto una como otra se ajustaban a las diferentes necesidades y posibilidades revolucionarias a escala internacional), demostraba que el revolucionario ruso ponía un énfasis especial sobre la correlación de fuerzas entre clases a escala mundial. Al final, tanto el apoyo a la Revolución mundial como el fortalecimiento del Estado soviético formaron un solo y robusto puño de hierro que, a la postre, aseguraría el éxito del socialismo pese al reflujo del movimiento revolucionario de los 20, un movimiento que terminaría por decaer sobre todo después del fracaso de la insurrección de 1923 en Bulgaria.
                Terminando con este punto, entendemos que es necesario realizar unas apreciaciones breves sobre la cuestión de la defensa de la Rusia soviética y el apoyo a la Revolución internacional tanto en la URSS encabezada por Lenin como en la URSS estaliniana, pues esto es todavía algo que consideramos poco estudiado por el conjunto del movimiento comunista internacional. Stalin, que en ese momento defendía las mismas posiciones que Lenin, pasaría posteriormente a sostener posiciones en exceso «defensistas». Así, en lugar de subordinar en el plano ideológico la construcción del socialismo en territorio soviético al impulso a la Revolución mundial, colocaba a la Rusia soviética como la base de la Revolución mundial. A nuestro juicio, este planteamiento estuvo condicionado por la situación de reflujo revolucionario que se produjo desde mediados de los 20. Dicho reflujo provocó que esa posición excesivamente «defensista» se acentuara, provocando un debilitamiento progresivo del internacionalismo proletario hasta su liquidación definitiva con el programa de los Frentes Populares, el democratismo burgués del antifascismo y la posterior disolución formal de la Comintern.
                Como se puede leer en el documento Stalin, del marxismo al revisionismo(cuyo estudio aconsejamos encarecidamente a todos los comunistas), de los camaradas del Colectivo Fénix, entre los cruciales años de 1923 y 1925 el revolucionario georgiano ponía el acento sobre todo en la cuestión de la Revolución internacional. Sin embargo, una vez que las tesis del socialismo en un solo país (correctas y acordes a las necesidades políticas y económicas del socialismo en la URSS) resultaron victoriosas, el Partido encabezado por Stalin comenzó a sobredimensionar el aspecto nacional por encima del internacional, relegando a este último a un segundo plano.
                Es cierto que la recién constituida URSS tuvo que hacer frente a la reconstrucción del país sobre bases socialistas después de años de asedio, invasión y boicot por parte de las potencias capitalistas. Es cierto también que los comunistas soviéticos, por sí mismos, no tenían capacidad alguna para organizar revoluciones proletarias triunfantes en el resto de Europa. Por último, es verdad que el reflujo revolucionario de mediados de los 20 -que quedó certificado con la derrota del proletariado en Bulgaria- era sobre todo responsabilidad de la incapacidad manifiesta de los comunistas franceses, alemanes o británicos para derrocar a la burguesía de sus Estados. Pero todo esto, aunque por supuesto explica el contexto en que las posiciones excesivamente «nacionales» se hicieron fuertes en el seno del Estado soviético, no fundamenta de manera completa por qué esta línea terminó por imponerse. A nuestro entender, esta tendencia nacionalista presuponía una concepción un tanto mecanicista -de la que el bolchevismo no fue totalmente capaz de desprenderse al adaptar el marxismo a través de Kautsky y Plejanov a las condiciones particulares de Rusia- de la Revolución, ya que ponía sobre todo el acento en el desarrollo de las fuerzas productivas y las condiciones objetivas.
                Finalmente, como argumentan desde el Colectivo Fénix en su documentoStalin. Del marxismo al revisionismo:
                «La inclusión de consideraciones defensistas en la teoría del socialismo en un solo país irá conduciendo al partido bolchevique a contemplar la Revolución Proletaria Mundial desde el estrecho punto de vista de los intereses de Estado del país soviético, y cada vez más su desarrollo en función de las circunstancias políticas internacionales de la URSS. La Revolución Proletaria Mundial se considera cada vez menos como un movimiento independiente originado por la lucha de clase internacional del proletariado, y cada vez más como un proceso dependiente y subordinado a la conservación de la Unión Soviética como Estado dentro del concierto internacional. En estos términos, lainstrumentalización de la clase obrera internacional para los fines de la política exterior soviética, reduciéndola a mero apéndice de su diplomacia, es el último paso lógico de la degeneración nacionalista de la teoría del socialismo en un solo país».
2. Cerco imperialista, aislamiento y primeras tentativas de relaciones de
la Rusia soviética con el mundo capitalista
                Fue el 5 de abril de 1918, en Vladivostok, el día en que el imperialismo penetró directamente en territorio soviético. En concreto, tropas japonesas desembarcaron en la ciudad, tan solo un mes después de que, según la versión oficial de Japón, dos japoneses fueran asesinados. Esto fue, sin duda, un pretexto del imperialismo internacional para intervenir a gran escala en las entrañas de la Rusia soviética. Más tarde, a finales de mayo del mismo año, la legión checa tomó también posiciones en territorio soviético. Por último, Murmansk, un enclave de la RSFSR (que llegó a estar invadida por una veintena de ejércitos imperialistas), fue tomado por tropas inglesas a finales de junio.
                Todos estos acontecimientos demostraron que la burguesía internacional, temerosa de que la Revolución proletaria prendiera como la mecha y asolara la putrefacta sociedad burguesa, estaba dispuesta a derrotar militarmente a la Rusia proletaria, ya que política e ideológicamente no lo había conseguido. El poder soviético, viendo que por el momento la Revolución no se extendía con la rapidez deseada, volvió a maniobrar de forma inteligente y realista, llegando a un acuerdo con la Alemania imperialista para poner fin a las hostilidades. Esto se materializó en la firma de tres tratados suplementarios al de Brest-Litovsk: un acuerdo político, otro de tipo financiero y un tercero confidencial (con este último, el Estado proletario hacía uso por vez primera de la diplomacia secreta).
                Podemos decir que 1919 fue el año de mayor aislamiento de la Rusia soviética en relación al mundo capitalista. Además, fue uno de los periodos en los que su política exterior fue más decididamente revolucionaria. Ahora bien, el Estado de los obreros y campesinos pobres de Rusia estaba dispuesto a soportar un precio por llegar a acuerdos para el cese de las hostilidades imperialistas. Mientras el proletariado europeo era incapaz de llevar a buen puerto el proyecto revolucionario, a la República soviética le urgía un descanso que necesitaba para recomponer fuerzas.
                Tras más de medio año de asedio imperialista directo, las grandes potencias «aliadas» decidieron que ya no tenía sentido mandar más soldados a Rusia. Sin embargo, la retirada de las tropas fue acompañada de un apoyo más entusiasta y fuerte, tanto financiero como militar, a la contrarrevolución interna. No es casual que fuera este el periodo en que más éxitos cosechó el contrarrevolucionario Kolchak en la región de Siberia.
                El panorama internacional, por primera vez en la historia, aparecía dividido en dos bloques hostiles con intereses antagónicos. Por un lado, seguía en pie la Rusia soviética, con una legión creciente de millones de simpatizantes y seguidores entre el proletariado internacional; por otro lado, estaban todas las potencias imperialistas con sus dientes afilados preparados para derrocar al poder revolucionario. La posición de debilidad militar de la joven República proletaria obligó a mejorar, cuantitativa y cualitativamente, las fuerzas militares soviéticas (dicha mejoría tuvo su corolario lógico en la transformación de la Guardia Roja en un potente y disciplinado Ejército Rojo, para el cual el poder soviético no dudó en reciclar a algunos ex oficiales y mandos militares zaristas). Fue este el periodo en que la acusación de «militarismo» fue lanzada por el campeón internacional del revisionismo en aquella época, Karl Kautsky, quien pretendía que los obreros y pequeños campesinos se desarmaran para que volviera a imponerse la dictadura de la burguesía.
                En ese momento, Lenin pensaba que la Rusia soviética no podría aguantar mucho tiempo el asedio imperialista si no triunfaba la Revolución en Europa [«No estamos viviendo simplemente en un Estado, sino en un sistema de Estados, y es inconcebible que la República soviética continúe existiendo durante un largo periodo de tiempo al lado de Estados imperialistas. Al fin, uno de los dos tiene que vencer. Hasta que esto ocurra, son inevitables una serie de terribles choques con los Estados burgueses».(Obras completas, tomo 24º, p. 122]. Por este motivo, Lenin vio muy pronto la necesidad de crear una nueva Internacional (algo que ya había expresado el revolucionario ruso en 1914, cuando comenzó la primera gran carnicería imperialista mundial de la historia). Así, a principios de 1919, el dirigente bolchevique presidió una reunión en el Kremlin en la que se llegó a la conclusión de la necesidad de invitar a «todos los partidos opuestos a la Segunda Internacional» para asistir a un congreso en Moscú con el objetivo de crear una Tercera Internacional (Gran Enciclopedia Soviética, vol. 23º, col. 737, artículo «Internacional Comunista»).
                Recordemos que, en este periodo histórico, la división internacional del movimiento obrero y socialista estaba configurada de la siguiente manera. A la derecha de este movimiento, se encontraba toda la nómina de social-chovinistas, los mismos patrioteros que habían abjurado del marxismo y del internacionalismo proletario, y para los cuales la Internacional Comunista declaró una «guerra sin cuartel». En el centro del movimiento socialista internacional se encontraba un grupo de dirigentes que, sin ser descaradamente chovinistas y antisoviéticos, consideraban que se podía llegar a una serie de componendas con la burguesía internacional. De este grupo, la Comintern propuso la política de extraer a los elementos más combativos y honestos de sus filas, al tiempo que se llamaba a una crítica sin contemplaciones de sus dirigentes oportunistas. Por último, a la izquierda se encontraba todo el conjunto de organizaciones, dirigentes y militantes comunistas que apostaban decididamente por la implantación de soviets a escala internacional y por un apoyo firme a la República socialista de Rusia.
                En la invitación a los comunistas para la celebración del primer Congreso (tengamos en cuenta que llegaron a asistir delegaciones comunistas de buena parte del mundo, como Polonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Suecia, Noruega, Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Gran Bretaña, Suiza, Holanda, Hungría, Austria, Estados Unidos, China, Irán o Corea), se decía que el propósito era el de «crear un órgano general de lucha para la coordinación permanente y la dirección sistemática del movimiento, el centro de una Internacional Comunista, subordinando los intereses particulares del movimiento en cada país a los intereses de la revolución a escala internacional» (Pravda, 24 de enero de 1919). En esta declaración quedó meridianamente claro que las revoluciones nacionales debían subordinarse necesariamente al proyecto de la Revolución internacional. Posteriormente, la situación internacional obligó a poner más el acento en la cuestión del socialismo en territorio soviético, algo que sin duda explica solo parcialmente el viraje que se produciría después al transformarse la Unión Soviética en el elemento subordinante (y no subordinado) de la Revolución mundial.
                Este primer Congreso no se desarrolló sin polémicas o disensiones abiertas sobre la capacidad real del movimiento comunista internacional para conformar una nueva Internacional. Así, Eberlein, el dirigente del oportunista SPD, afirmó:
                «Solamente existen partidos comunistas propiamente dichos en unos pocos países; en la mayor parte de ellos han sido creados en las últimas semanas; en muchos países en los que hay comunistas, carecen totalmente de organización… Lo que hace falta es toda la Europa occidental. Bélgica e Italia no están representadas; el representante suizo no puede hablar en nombre del partido; Francia, Inglaterra, España y Portugal no están aquí representadas, y América tampoco se encuentra en situación de decirnos qué partidos nos ayudarían». (El primer Congreso de la Internacional Comunista[Hamburgo, 1921], p. 134).
                A pesar de los problemas, las vacilaciones y los ataques provenientes del campo del oportunismo, la Comintern fue fundada y su manifiesto político («A los proletarios del mundo entero», al que Zinóviev calificó de «segundo manifiesto comunista») hecho público internacionalmente. Se aprobaron las tesis presentadas por Lenin, unas tesis en las que se hacía una denuncia radical de la farsa de la democracia burguesa y el parlamentarismo, defendiendo de manera firme la necesidad de la dictadura del proletariado. Además, se atacó de forma clara el imperialismo de la Entente y el terror contrarrevolucionario «blanco». Al final, Lenin lanzó una apelación (titulada «A los obreros de todos los países») en la que exhortaba a los proletarios que acudieran en apoyo de la República soviética y promovieran el triunfo de la Revolución mundial.
                Lenin, en los momentos de mayor efervescencia revolucionaria, ejemplificaba a la perfección la dualidad de propósitos inherente al proyecto revolucionario de la época. Mientras se defendía con uñas y dientes la subsistencia del Estado proletario, se efectuaba una propaganda sistemática e incansable sobre la necesidad de dar impulso a la Revolución socialista internacional. Pero hay que tener en cuenta que el mismo impulso, lógico y necesario, dado por la Comintern en el sentido de unificar a los comunistas de todo el mundo, tuvo su consecuencia inevitable -dadas las condiciones en que los diferentes destacamentos comunistas se habían constituido- en la emergencia de Partidos Comunistas sin el mismo patrón de constitución partidaria que había seguido el Partido bolchevique, es decir, sin una lucha entre dos líneas previa y sin una ligazón real con la vanguardia práctica del proletariado. Esto provocó que, lo que ocurriera en marzo de 1919, no fuera tanto una fusión de diferentes Partidos Comunistas de ámbito estatal -con una fuerza más o menos uniforme- como una unión entre diferentes destacamentos comunistas, en general débiles y aislados, y el poder soviético, que en ese momento por fuerza tenía que ser el elemento rector de la política proletaria a nivel internacional.
                Mientras tanto, la burguesía trataba de jugar sus cartas, pero cada vez estaba más aterrada por el desarrollo de los acontecimientos políticos en Europa. Así se pudo demostrar ya en enero de 1919, en la Conferencia de Paz organizada por los imperialistas en París, evento en el que oficialmente se discutió sobre el problema de la ocupación imperialista de la República soviética; una discusión que, a la postre, demostraría las serias preocupaciones de la burguesía internacional por la oleada revolucionaria. Así, el primer ministro británico expresó el temor de la clase dominante británica con las siguientes palabras:
                «Si él proponía ahora mandar mil hombres a Rusia con ese propósito, los ejércitos se amotinarían», «si iniciase una acción militar contra los bolcheviques, Inglaterra se volvería bolchevique y habría un Soviet en Londres» (Relaciones Exteriores de Estados Unidos: La Conferencia de Paz de París, 1919, vol 3º, pp. 590-591).
                Otro destacado representante de las clases dominantes a escala mundial, House, llegó a decir que «El bolchevismo gana terreno en todas partes. Hungría acaba de sucumbir. Estamos sentados sobre un barril de pólvora y cualquier día una chispa puede prenderlo fuego» (Los papeles secretos del Coronel House, ed. C. Seymour, volumen 4º [1928], p. 405), y el mismo Lloyd George llegó a declarar que «Toda Europa está invadida por el espíritu de la revolución. Hay un sentimiento profundo, no de descontento, sino de furia y revuelta entre los obreros contra las condiciones existentes antes de la guerra. Todo el orden político, social y económico está siendo puesto en tela de juicio por las masas de la población de un extremo a otro de Europa» (Documentos sobre las negociaciones para un pacto anglo-francés, Cmd 2169 [1924], p. 78).
                Y no exageraban, pues las tentativas de desafiar el orden capitalista en el continente europeo se sucedían. En Gran Bretaña, la situación social era una auténtica olla a presión. Así, a finales de enero de 1919 se produjo la huelga general de Glasgow, y un «Viernes rojo» que se consideró la cima del movimiento proletario revolucionario en la región de Clyde. Como atestiguó el delegado británico de la Comintern, Fineberg: «El movimiento huelguístico se está extendiendo por toda Inglaterra y afecta a todas las ramas de la industria. En el ejército la disciplina se halla muy debilitada, lo cual fue, en otros países, el primer síntoma de la revolución» (El primer Congreso de la Internacional Comunista [Hamburgo, 1921], p. 70).
               En gran parte de Europa central, el hambre y el desempleo se extendían vertiginosamente, mientras que las huelgas y los disturbios callejeros proliferaban en países como Holanda y Suiza. El periodo de flujo revolucionario vivió uno de sus hitos con la constitución de la República soviética de Hungría el 21 de marzo de 1919. A comienzos de abril, el proletariado bávaro tomó el testigo del húngaro y proclamó igualmente la formación de la República soviética de Baviera. El Estado soviético, que observaba con lógica ansiedad cómo las revoluciones obreras se extendían por Europa, emitió un comunicado en el que expresaba su convicción de que «el proletariado del mundo entero, al tener ante sus ojos los asombrosos ejemplos de la insurrección victoriosa de los obreros en tres países de Europa, los seguirá con una fe ciega en la victoria» (Kliuchnikov y Sabanin, Mezhdunarodnaya Politika, ii [1926], pp. 237-38).
                Sin embargo, el sistema burgués aún pisaba sobre tierra firme y, debido sobre todo al insuficiente desarrollo del movimiento revolucionario (fruto de una constitución forzada y sin vínculos reales con el movimiento de masas) y al papel que jugaría el oportunismo y el revisionismo, la oleada revolucionaria fue frenada de manera sangrienta y eficaz. Así, el 1 de mayo de 1919 se certificó la defunción de la joven República soviética de Baviera. Thomas, el comunista bávaro, declaró más tarde: «la caída de la prematura República soviética bávara había significado el fracaso de la revolución alemana» (Bericht über den 5. Parteitag der Kommunistichschen Partei Deutschlands [Spartakusbund], [1921], p. 77). La misma suerte correría el levantamiento comunista de Viena, que fue aplastado a mediados de junio del mismo año. Por último, en agosto de 1919, la República soviética de Hungría fue destruida, en parte por la propia debilidad interna, y en parte también por la intervención de las tropas rumanas apoyadas por las potencias imperialistas «aliadas».
                Tras esta serie de derrotas, y al ver que la Revolución internacional se aplazaba, la República Soviética Federativa Socialista de Rusia sufrió un aislamiento brutal por parte del imperialismo internacional, además de un asedio formidable que tuvo su punto culminante en los éxitos militares de Kolchak en Siberia, Yudenich frente a Petrogrado o Denikin en Ucrania y la región central de Rusia. Fueron tales los éxitos de la contrarrevolución y el imperialismo, que incluso la misma República soviética pendió de un hilo, sobre todo en los meses de octubre y noviembre de 1919. Es evidente que, como no podía ser de otra manera, ese año la Rusia soviética dependió en gran medida de las acciones de los imperialistas para la conformación de su política exterior. Igualmente, resulta evidente constatar que la Rusia revolucionaria fue aislada por la implicación directa de las potencias imperialistas en el terror «blanco»: es decir, fueron los imperialistas los que aislaron a la Rusia revolucionaria, y no esta la que decidió motu propio aislarse del mundo capitalista.
                El fracaso de la Revolución en Alemania, sobre todo, hizo que el pesimismo cundiera en destacados dirigentes bolcheviques, como era el caso de Radek. Sin embargo, ni siquiera Radek abandonaba todavía la idea de la inevitabilidad del triunfo definitivo de la Revolución:
                «La revolución mundial es un proceso muy lento, en el que hay que esperar más de una derrota. No tengo duda alguna de que en todos los países el proletariado se verá obligado a construir su dictadura varias veces y la verá hundirse muchas veces antes de vencer definitivamente» (Zur Taktik des Kommunismus: Ein Schreiben an den Oktober-Parteitag der KPD [1919], p. 5).
                1919 fue también el año en que tuvieron lugar importantes y profundas discusiones sobre la cuestión parlamentaria en el seno de la vanguardia comunista internacional. Así, la conocida Sylvia Pankhurst (quien fue la encargada de informar a Lenin sobre el desarrollo del movimiento comunista británico) escribió al revolucionario ruso con la intención de ganarse a este para difundir un mensaje claro contra la participación en los parlamentos burgueses. Sin embargo, el dirigente bolchevique defendió la participación en las instituciones democrático-burguesas. Esta posición de Lenin, que ha sido sin duda una de las más manipuladas por el oportunismo y el revisionismo hasta nuestros días, estuvo plenamente justificada a nuestro entender, pues no buscaba más que aprovechar todos los resquicios legales para insuflar conciencia revolucionaria a un movimiento proletario de masas que se radicalizaba cada vez más. Así, Vladimir Ilich Ulianov respondió a Sylvia Pankhurst con la idea de que el abstencionismo era, en ese momento, un error. Sin embargo, entendía que hubiera comunistas británicos opuestos a la participación parlamentaria, por lo que llegó a exhortar a los revolucionarios británicos para que no hubiera una ruptura entre ellos, propugnando que existieran «dos partidos comunistas, es decir, dos partidos a favor de la transición del parlamentarismo burgués al poder de los soviets» (Lenin, Obras completas, tomo 24º, pp. 437-442), los cuales diferirían solo en la cuestión de la participación de los comunistas en las instituciones políticas del capital. En todo caso, el movimiento comunista británico (que, en realidad, nunca tuvo una fuerza considerable, quizá por la propia historia del movimiento obrero inglés, en parte, y quizá también por lo que ya supieron ver Engels y Marx sobre el «aburguesamiento» de una porción importante de la clase obrera británica, que luego se transformó en aristocracia obrera) no consiguió despegar realmente y, salvo en contadas ocasiones y por el ímpetu combativo de algunos sectores del proletariado británico, nunca supuso una amenaza muy seria para la clase explotadora británica.
                En Francia, la situación era aún más desalentadora. El movimiento obrero galo, a pesar de tener un alto grado de conciencia, no era ni mucho menos de los más combativos y aguerridos de Europa. Pero -lo que es más importante aún- el único referente revolucionario hasta la fecha era el Partido Socialista Francés. Recordemos que este partido era, junto con el Partido Laborista Inglés, uno de los grandes adalides de la resurrección de la Segunda Internacional y, por tanto, uno de los puntales más importantes del orden burgués en Francia.
                En lo que respecta a países de menor importancia cuantitativa, el desarrollo de los Partidos Comunistas en 1919 era dificultoso y, en muchas ocasiones, carente de solidez ideológica y política. Por ejemplo, el Partido Comunista Polaco, se encontraba en una situación de aislamiento relativo respecto a las grandes masas del proletariado y el campesinado pobre; además, estaba en una situación de persecución y semi-ilegalidad. Por su parte, tanto el Partido Socialista Italiano como el Partido Obrero Noruego, aunque tenían una influencia considerable sobre las grandes masas explotadas, no habían emprendido una lucha de dos líneas seria y su estructura era un tanto caótica. Otras organizaciones políticas comunistas, como el Partido Comunista Húngaro o el Finlandés, apenas tenían presencia en sus respectivos países y el grueso de sus dirigentes y militantes residía en territorio ruso como exiliados políticos. El único partido de gran importancia era el Partido Comunista Búlgaro, que, de hecho, era el único partido auténticamente comunista, es decir, revolucionario y de masas, además del bolchevique. (Para un estudio introductorio sobre este partido y su papel en la derrotada Revolución búlgara de 1923, aconsejamos nuestro documento Bulgaria y la Revolución fracasada de 1923, que podréis leer en este enlace:
                Con este cuadro del movimiento comunista europeo, la dirección bolchevique seguía abrigando esperanzas en la Revolución proletaria en el continente europeo. Pero esto no significó, ni mucho menos, que sus dirigentes más lúcidos se llamaran a engaños sobre la inminencia de la dictadura proletaria a escala europea. Así, Lenin aseguró lo siguiente:
                «Confiamos en la inevitabilidad de la revolución internacional, pero esto no quiere decir que seamos tan tontos como para confiar en la inevitabilidad de la revolución internacional dentro de un periodo corto y definido. Hemos visto dos grandes revoluciones, la de 1905 y la de 1917, en nuestro país, y sabemos que las revoluciones no se hacen por encargo o por acuerdo» (Obras completas, tomo 23º, pp. 176-89).
                Este estadio de debilidad del proletariado revolucionario llevó al revolucionario ruso a flexibilizar su táctica y a aconsejar la participación en las elecciones burguesas y la entrada en los sindicatos de la aristocracia obrera y los oportunistas. Pero, a nuestro juicio, sería incorrecto atribuir a Lenin una «excesiva» tolerancia en lo doctrinal, pues incluso en situaciones desesperadas el dirigente bolchevique no dejó de remarcarsiempre la necesidad de que el proletariado y los comunistas fueran la fuerza socio-política hegemónica en cualquier alianza política. Es más, incluso en el caso de los países coloniales y semicoloniales (donde el proletariado era una clase aún muy reducida y los comunistas una fuerza política muy minoritaria), Lenin siempre defendió abiertamente que el proletariado propugnara la consiga de la creación de soviets y que dicho proletariado, además, gozara en cualquier circunstancia de su necesaria independencia de línea y programa para la toma del poder.
                Volviendo a la cuestión de la República soviética y el mundo capitalista, hay que decir que, al igual que la Rusia revolucionaria fue obligada al aislamiento por el asedio imperialista, el gran capital internacional inició un progresivo acercamiento al poder soviético a finales de 1919 por imposición de las circunstancias políticas. Estas circunstancias tenían que ver con la conciencia clara, por parte de los buitres imperialistas, del fracaso estrepitoso de la contrarrevolución interna, por un lado, y de la posición económica que ocupaba el vasto territorio ruso, por otro lado. En el primer aspecto, se demostraba la capacidad del proletariado revolucionario ruso para defender su nuevo poder (una influencia muy poderosa en este sentido la tuvo el recién creado Ejército Rojo, que fue capaz de hacer frente a sofisticados y poderosos ejércitos de las potencias más formidables del globo en su momento). Con respecto al papel económico internacional de Rusia y el acercamiento de la burguesía internacional, quedaba claro que la economía política internacional se imponía, y ningún gran capitalista internacional, al ver que el poder soviético se consolidaba y que se iniciaba un periodo de concesiones controladas de los inmensos recursos del país, estaba dispuesto a quedarse atrás en el negocio. A pesar de eso, hubo multitud de fricciones y, al final, el monto total de las inversiones extranjeras y las concesiones a capitalistas foráneos no fueron tan elevados como en un principio se previó desde la dirección soviética.
                En este sentido, no es de extrañar que Lloyd George, en su discurso en el Guildhall, el 8 de noviembre de 1919, declarara que Rusia era un país indispensable para lograr la «paz», llegando a condenar abiertamente el bloqueo y calificando a Rusia como«uno de los grandes recursos para el abastecimiento de alimentos y de materias primas»(House of Commons: 5th Series, cxxii, p. 194). Como consecuencia del nuevo rumbo político dado por la burguesía británica con respecto a Rusia, en enero de 1920, el Consejo Supremo reconoció de facto a las repúblicas de Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Estonia y Letonia.
                Fue en este momento cuando Chicherin, que fue Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores hasta 1928 (año en que fue sustituido por el conocido Maxim Litvinov), aseveró que:
                «Incluso estamos dispuestos a sacrificarnos por conseguir un estrecho contacto económico con Inglaterra… Por tanto, acojo encantado la declaración del primer ministro británico como un primer paso hacia una política sana y real que responde a los intereses de ambos países»,
                para concluir lo siguiente:
                «Es posible que existan diferentes opiniones acerca de la duración del sistema capitalista, pero, por el momento, éste existe, de forma que es necesario encontrar unmodus vivendi para que nuestros Estados socialistas puedan coexistir pacíficamente con los Estados capitalistas, y para que las relaciones entre ambos sean normales; esto es una necesidad que interesa a todos». (A. L. P. Dennis, The Foreign Policies of Soviet Russia [1924], p. 380).
                Llegados a este punto y dada la enjundia de esta última intervención de Georgi Chicherin, es imprescindible que nos detengamos un momento en la idea de la «coexistencia pacífica» que ya defendió claramente el dirigente bolchevique. En primer lugar, esto demuestra que la idea de la coexistencia pacífica con el imperialismo no fue, en absoluto, una «invención» del revisionista Kruschev, sino que era parte de una línea que latía, desde el momento en que el reflujo revolucionario europeo se consolidara, en un sector de la dirección soviética. En segundo lugar, esta declaración de Chicherin sentó un precedente nefasto para el internacionalismo proletario y, en última instancia, la propia subsistencia del socialismo en Rusia, pues sembró el campo con la ilusión de que el socialismo y el capitalismo podían existir mutuamente y de manera pacífica. Si bien el cerco y el aislamiento alimentaron esta posición defendida por Chicherin (una posición que, de hecho, nunca desapareció del todo en la URSS, como lo prueba el hecho de que la tesis fue finalmente impuesta por Kruschev tras la muerte de Stalin), consideramos que, si esta posición pudo afianzarse en el Partido y el Estado soviéticos desde mediados de los 50 sin apenas resistencia, implicaba de hecho que la idea del enfrentamiento inevitable entre el capitalismo y el socialismo pugnaba -con más debilidad de la imaginada por los dirigentes soviéticos- con la de la «coexistencia pacífica» con el imperialismo. Esto demuestra, en nuestra opinión, la correcta y justa idea de que el revisionismo no es una amenaza «externa» al movimiento comunista, sino que es un peligro constante que anida en el interior mismo del movimiento revolucionario, y que solo desaparece con el triunfo definitivo del socialismo, es decir, con la implantación de la sociedad comunista mundial.
                Ahondando más en esta problemática, es interesante sacar a colación ahora una intervención de otro de los grandes diplomáticos soviéticos de los 20, Karl Radek, el ambivalente «germanófilo», quien declaró en marzo de 1920:
                «Si nuestros colegas capitalistas se abstienen de actividades antirrevolucionarias en Rusia, el gobierno soviético se abstendrá de llevar a cabo actividades revolucionarias en países capitalistas; pero seremos nosotros los que determinemos si están o no provocando agitación antirrevolucionaria (…) Pensamos que ahora los países capitalistas pueden coexistir con un Estado proletario. Consideramos que los intereses de ambos lados se centran en obtener la paz y en el establecimiento de un intercambio de bienes y, por lo tanto, estamos dispuestos a concluir la paz con todo país que hasta el momento ha luchado contra nosotros, pero que en el futuro esté dispuesto a darnos locomotoras y maquinaria a cambio de nuestras materias primas y nuestros cereales» (A. L. P. Dennis, The Foreign Policies of Soviet Russia [1924], pp. 358-59).
                Nuevamente, quedaba claro que había destacados dirigentes bolcheviques que no eran conscientes del peligro de las tesis de la incipiente «coexistencia pacífica» con el imperialismo. Radek fue a más incluso, llegando a decir -como se puede leer en este fragmento- que los intereses de «ambos lados» se centraban en «obtener la paz» (!). Es decir, resultaba que el imperialismo ya no llevaba forzosamente a la guerra de rapiña; resultaba, además, que el imperialismo ya no estaba destinado a enfrentarse con el socialismo para ser derrotado por el proletariado internacional. Por lo que se ve, para Radek el entendimiento entre el imperialismo internacional y la Rusia soviética no era, como para Lenin, un mal menor, una realidad ineludible mientras el fermento revolucionario volvía a tomar fuerza. Por el contrario, tanto Radek como Chicherin entendían que el Estado proletario podía desarrollarse en armonía con las hienas capitalistas internacionales. En definitiva, nada que ver con lo que Lenin sostuvo en el noveno Congreso del Partido, en marzo de 1920, en relación a dicha «coexistencia»:
                «Lo que más nos interesa es maniobrar nuestra política internacional sin desviarnos de la línea que hemos adoptado y estando preparados para cualquier cosa. Hemos estado llevando a cabo la guerra por la paz con la mayor energía. Esta guerra está dando excelentes resultados… Pero nuestros pasos en pro de la paz deben ir acompañados de una puesta a punto de todos nuestros recursos militares» (Obras completas, tomo 25º, p. 102).
                Anteriormente, en febrero de 1920, el Comité Ejecutivo Central de toda la Unión emitió un comunicado (la famosa «Invocación al Pueblo Polaco») en el que, de forma mesurada y realista -pero quizá imbuido, en el fondo, de cierto determinismo económico que nunca los bolcheviques pudieron eliminar del todo en sus posiciones-, declaraba lo siguiente:
                «Nosotros, los representantes de la clase obrera y campesina rusa, hemos aparecido y seguimos apareciendo abiertamente ante el mundo entero como los campeones de los ideales comunistas; estamos plenamente convencidos de que los trabajadores de todos los países terminarán por salir al camino que los trabajadores rusos ya están pisando.
                Pero nuestros enemigos y los vuestros os engañan cuando dicen que el gobierno soviético ruso desea implantar el comunismo en territorio polaco con las bayonetas de los soldados del Ejército Rojo. Un orden comunista es solo posible cuando la inmensa mayoría de los trabajadores están convencidos de la idea de crearlo con su propia fuerza. Solo entonces será sólido; porque solo entonces el comunismo podrá echar raíces profundas en un país. Por el momento los comunistas de Rusia no están luchando más que para defender su propio territorio, su trabajo pacífico y constructivo; no están luchando ni pueden luchar para implantar el comunismo por la fuerza en otros países» (Krasnaya Kniga: Sbornik Diplomatischeskij Documentov o Russko-Polskij Otnosheriyaj, 1918-1920 [1920], pp. 84-85).
                Este mensaje, lanzado al mundo para refutar las ideas lanzadas por la burguesía internacional sobre la «imposición» del comunismo a las masas trabajadoras de Europa, tuvo la gran virtud de señalar las limitaciones del poder soviético en un mundo imperialista hostil. De hecho, es cierto que los bolcheviques adolecieron de determinados errores (como el determinismo económico, el seguidismo en cuanto al desarrollo de las fuerzas productivas y una infravaloración del enemigo revisionista interno durante el periodo de la dictadura revolucionaria del proletariado), pero resultaría injusto achacar a los revolucionarios rusos el fracaso del impulso revolucionario a las masas europeas. No fueron los revolucionarios rusos los que más fallaron, sino el resto del movimiento comunista europeo e internacional, incapaz de agrupar en su seno a las masas más combativas para el triunfo del socialismo.
                Al final, tras un corto periodo de cese de hostilidades, la cuerda se tensó tanto que volvió a romperse. El imperialismo y la Rusia revolucionaria volvían a enfrentarse abiertamente, esta vez como consecuencia de la guerra polaco-soviética, en la cual el Estado polaco, como país controlado sobre todo por el imperialismo francés, invadió territorio ucraniano el 28 de abril de 1920.
3. La “retirada temporal” de la NEP, la Rusia Soviética y la Comintern

                A principios de los 20, la Rusia soviética comenzó a andar en un mundo capitalista hostil y beligerante, como no podía ser de otra manera. Pero, además de las tensiones exógenas, la joven República proletaria tuvo también que hacer frente a una serie de problemas internos que hicieron aún más dificultoso el camino de la construcción del socialismo. Estos problemas internos se expresaban, sobre todo, en un creciente descontento campesino como consecuencia del atraso económico del país, las secuelas de la intervención imperialista que dejaron a Rusia exhausta y una política de «comunismo de guerra» que rápidamente fue modificada para adoptar la NEP y restablecer, así, el equilibrio -imprescindible para el orden soviético- en la alianza obrero-campesina. Pronto los líderes bolcheviques se darían cuenta de que la cuestión interna y la externa estaban estrechamente relacionadas con la solidez del proyecto revolucionario soviético. Así, el descontento campesino del otoño de 1920 solo podía ser calmado, además de con la implantación de la NEP, gracias a un relajamiento en las tensiones con el imperialismo. En este sentido, la política exterior de relajamiento de las hostilidades con el mundo capitalista fue una consecuencia lógica e inevitable de la propia NEP. Como justificó el Comité Central de la Internacional Comunista, la NEP era «la expresión de la solución en la tarea de incorporar el Estado proletario a la cadena de las relaciones internacionales» (Documentos de la Internacional Comunista [1933], p. 272). La nueva política exterior, según las palabras utilizadas por Lenin en relación a la NEP, «había sido adoptada seriamente y por largo tiempo».
                Sin duda, el papel que jugó el Ejército Rojo en la estabilización de la situación interna también jugó un papel muy destacado. En gran medida como consecuencia de la invasión polaca de 1920, multitud de miembros provenientes de la antigua clase dominante del aparato zarista (como técnicos, burócratas y, por supuesto, militares) fueron reciclados por el Estado soviético. De hecho, el Ejército Rojo que consiguió aplastar a los contrarrevolucionarios internos estaba compuesto por importantes ex oficiales zaristas de muy diversos tipos (como Vatsetis y Sergei Kámenev, dos oficiales zaristas de graduación superior y a la sazón jefes importantes del Ejército Rojo, o Tujachevski, un joven soldado del ejército del zar que en poco tiempo ascendió a general del Ejército Rojo). Esto no fue algo que no inquietara a los bolcheviques más lúcidos (pues suponía reincorporar a elementos pertenecientes al viejo poder y, por tanto, ajenos al nuevo Estado), pero fue una medida inevitable dada la carencia de cuadros y técnicos al servicio del poder revolucionario. En este sentido, la invasión polaca del territorio soviético marcó igualmente un hito importante en la transformación de las fuerzas armadas revolucionarias, aún algo desorganizadas y con no demasiada experiencia, en un poderoso y disciplinado Ejército Rojo. Como expuso Radek:
«(…) en los tres años de guerra civil ha cristalizado una élite de oficiales zaristas que, en su fuero interno, está unida al gobierno soviético» (Die Auswärtige Politik Sowjet-Russlands [Hamburgo, 1921], pp. 67-68),
el aparato estatal soviético se veía obligado a reclutar a miembros pertenecientes al viejo orden. De nuevo, la poderosa realidad del aislamiento y el atraso se imponía sobre lo que habrían preferido los bolcheviques. En este contexto se enmarcaba el nuevo viraje de la Rusia soviética en el plano internacional. Tras vislumbrarse el final de una brutal guerra interna y un acoso internacional formidable, la política exterior soviética comenzó a dar más importancia al sostenimiento del orden revolucionario en Rusia. Con esta actitud comenzaron las negociaciones, colectivas o individuales, para llegar a acuerdos concretos con diferentes Estados capitalistas. Ahora bien, sería erróneo inferir de esto que el Estado soviético hubiera prescindido de su defensa inquebrantable de la Revolución proletaria internacional. En realidad, lo que hubo es un acomodo a una situación en la que la Revolución en Europa parecía más lejana y en la que la construcción del socialismo soviético no podía esperar a que el proletariado europeo acudiera en ayuda del ruso. Así lo expresó Lenin en una conferencia al Partido en Moscú, en noviembre de 1920:
                «No solo disfrutamos un respiro, sino que estamos en una nueva etapa en la cual ha sido ganada nuestra posición fundamental en el marco de los Estados capitalistas».
                «De semejante locura nunca fuimos culpables: siempre hemos dicho que nuestra Revolución vencerá cuando tenga el apoyo de los trabajadores de todos los países. Resulta que nos han apoyado a medias, debilitando el brazo que se alzaba en contra nuestra; pero aun así, en ese sentido, nos han ayudado» (Obras completas, tomo 25º, pp. 485-496).
                De este modo, la idea de una isla revolucionaria en medio del océano reaccionario del capitalismo -rechazada por utópica por los bolcheviques en el comienzo de la Revolución- comenzaba  a tomar cuerpo. Así, el líder bolchevique declaró:«Mientras continuemos siendo, desde el punto de vista militar y económico, más débiles que el mundo capitalista, debemos guardar las reglas: tenemos que ser suficientemente hábiles valiéndonos de las oposiciones y contradicciones entre los imperialistas… Políticamente tenemos que utilizar los conflictos entre nuestros adversarios que tienen su raíz en causas profundamente económicas» (Ibid., tomo 25º, pp. 498-501). Trotsky, en agosto de 1920, argumentó lo siguiente: «No solo podemos convivir con gobiernos burgueses, sino que podemos trabajar juntos con ellos dentro de unos límites muy amplios. Está perfectamente claro que nuestra actitud en el conflicto del Pacífico estará determinada por la actitud del Japón y Estados Unidos hacia nosotros»(Kak Vooruzhalas Revolutsiya [1924], p. 283).
                Fue este el contexto en el que la Rusia soviética comenzó a buscar posibles vendedores de bienes de capital imprescindibles para la reconstrucción del país y la industrialización como base económica del socialismo. Aquí los bolcheviques hilaron muy fino y, además de aprovecharse de las contradicciones interimperialistas, trataron de encontrar proveedores extranjeros de bienes de equipo y de inversiones que aceptaran algunas de las condiciones soviéticas. Recordemos que ya en este año los imperialistas comenzaron a darse cuenta de que el territorio ruso era demasiado apetecible como para no ser explotado. Cuando comenzó la oferta de concesiones extranjeras para la explotación de recursos naturales (como las minas, los bosques, el gas natural o el petróleo), fue Estados Unidos la fuente más prometedora de inversiones de capital. Las condiciones soviéticas para las concesiones eran claras.
                En primer lugar, los obreros soviéticos tendrían que trabajar en las condiciones determinadas por la legislación laboral soviética. En segundo lugar, las compañías  tenían que demostrar ser solventes y de confianza. A cambio, el Estado soviético se comprometía a compensar a los capitalistas extranjeros con una fracción de lo producido por los capitalistas concesionarios. Además, las concesiones tendrían una duración razonable y suficiente para la obtención de una ganancia por parte del grupo capitalista. Esta política fue directamente planificada y aprobada por Lenin, quien expresó lo siguiente:
                «Tenemos cientos de miles de fincas excelentes que podían ser mejoradas con tractores; vosotros tenéis tractores, vosotros tenéis petróleo y vosotros tenéis mecánicos preparados, y nosotros las ofrecemos a todos, incluyendo a las personas de los países capitalistas, para hacer de la restauración de nuestra economía nacional y del hecho de salvar a todos los pueblos del hambre, la piedra de toque de nuestra política» (Obras completas, tomo 25º, p. 507).
                Esta política no estuvo exenta de problemas, discusiones y divisiones en el seno del Partido y el Estado soviéticos. Así, Stepanov mostró su preocupación al decir que «La cuestión de las concesiones a capitalistas extranjeros está provocando descontento en los círculos del partido» (Correspondencia rusa, ii, i, nº 1-2 [enero-febrero, 1921]). Por un lado, había bolcheviques que veían un peligro en dar «demasiado» poder a capitalistas extranjeros. Por otro lado, también se observaba con preocupación el hecho de que las compañías extranjeras pudieran hacer uso de su fuerza negociadora y no se comprometieran totalmente a respetar la legislación soviética en materia laboral, fiscal, etc. Sin embargo, lo cierto es que, al margen de las críticas vertidas, de nuevo se imponía como única alternativa de política económica la de llegar a acuerdos puntuales con grupos capitalistas internacionales. Era el inexorable precio que la Rusia soviética tenía que pagar por su atraso histórico.
                Tan solo una semana después de que el revolucionario ruso anunciara al décimo Congreso del Partido sus propuestas para el impuesto en especie sobre los productos agrícolas (en definitiva, la base de la Nueva Política Económica), se produjo la firma del acuerdo comercial anglo-soviético. Este acuerdo fue el corolario inevitable de la necesidad acuciante de la Rusia soviética por reconstruir un país devastado. A diferencia de lo que sucedería con la Unión Soviética revisionista, aquí la «cooperación pacífica» con el imperialismo era un producto inevitable por el aislamiento y el fracaso de la Revolución internacional. En ningún caso constituía una línea que se defendiera con ahínco, sino que se aceptaba como un mal menor de ineludible cumplimiento para la propia supervivencia del modelo soviético.
                Además del cambio que se produjo en cuanto a las relaciones de la Rusia revolucionaria con los Gobiernos capitalistas occidentales, la República soviética comenzó a mirar cada vez más al Oriente. Esto tenía un sentido claro (que quedó patente en los primeros congresos de la Comintern): apoyar los movimientos nacional-revolucionarios en los países coloniales y semicoloniales como manera de debilitar al imperialismo y fortalecer el internacionalismo proletario. Así, en el otoño de 1920 se inició la política de aproximación entre Rusia y la antigua Persia. El 22 de octubre del mismo año, el comité central del Partido bolchevique fue instado a declarar que la Revolución en Persia solo podía producirse una vez que el desarrollo democrático-burgués se hubiera completado. La idea era desplazar al imperialismo en Persia, sellando una alianza temporal con la burguesía nacional. Los comunistas persas, por su parte, en ningún caso debían renunciar a su independencia ideológica y política.
                Sin embargo, dicha independencia no siempre se pudo garantizar en el caso de otros países semicoloniales, como se pudo comprobar con la Turquía de Kemal. Aquí hubo problemas serios que enfrentar por la brutal represión del Gobierno turco contra los comunistas de aquel país. El 28 de enero de 1921, en Erzerum, agentes turcos detuvieron al dirigente comunista Sufi y, junto a otros 16 prisioneros revolucionarios, fue arrojado al mar en Trebisonda. (Era este un método brutal de represión que «popularizó» el Estado turco. Décadas después, otros Estados capitalistas al servicio del imperialismo, como el argentino o el chileno, seguirían los pasos de tan brutales métodos anticomunistas.) La posición del Estado soviético fue aquí demasiado ambivalente, pues el «incidente» no llegó a afectar de manera importante a las relaciones diplomáticas entre ambos países. La posición de Stalin, a quien le honra ser uno de los pocos bolcheviques que se opuso claramente a ayudar al Estado turco en ese momento, supuso sin duda un acicate importante para que el Estado soviético exigiera explicaciones y medidas de amnistía para con los comunistas turcos, los cuales fueron liberados ese año. Además, Turquía se comprometió a perseguir y condenar a los asesinos del comunista turco Mustafá Sufí.
                Sobre el asesinato de Mustafá Sufí y el supuesto esclarecimiento de su muerte, desconocemos qué sucedió finalmente. Relacionado con esto, nos parece interesante ahora recalcar la posición que tuvo Stalin, quien en una entrevista realizada el 13 de mayo de 1927, declaró: «La revolución kemalista es una revolución de las altas esferas, una revolución de la burguesía comercial nacida en lucha contra los imperialistas extranjeros, y que en su desarrollo posterior va, en esencia, contra los campesinos y obreros, contra la posibilidad misma de una revolución agraria». Por su parte, Ibrahim Kaypakkaya, el fundador del Partido Comunista de Turquía (Marxista-Leninista) insistió, en su trabajoPuntos de vista sobre el kemalismo publicado en los años 70en la idea de que «la revolución kemalista es una revolución de la capa superior de la burguesía comerciante, de los grandes propietarios de tierras, de los usureros turcos y la mucho más débil burguesía industrial… que entra en cooperación con el imperialismo». También aseveró que la «dictadura kemalista es democrática en apariencia, en realidad es una dictadura militar fascista. La Turquía kemalista no podía evitar “lanzarse en los brazos” de los imperialistas alemanes y franceses, transformándose cada vez mas en una semicolonia, elemento integrante del mundo imperialista reaccionario».
                Entonces, ¿por qué la Rusia soviética selló una alianza con un Estado ultrarreaccionario, como el de Kemal, en 1921? En nuestra opinión, en este caso los motivos del aislamiento y «la lucha contra el imperialismo» no justifican en absoluto una posición que consideramos radicalmente errónea. Entendemos que con el acuerdo turco-soviético se buscaba debilitar, sobre todo, al imperialismo británico. Pero fue un error de una magnitud considerable no analizar a fondo a qué intereses servía el Gobierno de Kemal y, sobre todo, cuál era su papel con respecto al movimiento revolucionario de Turquía. A nuestro entender, este es un claro exponente de cómo se abandona la línea política de solidaridad internacionalista en pos de un -hasta cierto punto lógico, pero muy mal enfocado- acercamiento con un Gobierno reaccionario y formalmente «antiimperialista». Sabemos que el Estado soviético se veía impelido en ese momento a hacer frente a un dilema importante en la cuestión de la «doble política» (promover el enfrentamiento de los Partidos Comunistas contra las diferentes burguesías, al tiempo que se aprovechaban las rivalidades interimperialistas y se llegaban a acuerdos concretos con distintos Estados burgueses). En todo caso, insistimos en que la actitud respecto a la Turquía kemalista fue ideológica y políticamente errónea, pues se subordinó el internacionalismo proletario a la posición del Estado soviético y a un antiimperialismo mal planteado.
                En otro orden de cosas, el tercer Congreso de la Comintern había declarado que:
                «La tarea más importante de la Internacional Comunista es, actualmente, la de ganar la exclusividad de la influencia sobre la mayoría de la clase obrera y la de atraer su sector más activo a la lucha inmediata… Desde el mismo día de su fundación, la Internacional Comunista estableció clara e inequívocamente que su tarea no era la de crear pequeñas sectas comunistas que lucharan por influir en las masas obreras solamente a través de la agitación y la propaganda, sino la de participar directamente en la lucha bajo dirección comunista, y la de crear durante este proceso de lucha partidos comunistas de masas, extensos y revolucionarios».
                Tras comprobar que la Revolución en Europa no llegaba, la Internacional Comunista tuvo que reajustar sus actividades para ganarse, paciente y denodadamente, el apoyo de las grandes masas proletarias. Estamos de acuerdo con el historiador E. H. Carr cuando asegura que este reajuste era «la contrapartida natural del cambio de la política soviética nacional y extranjera, representado por la NEP y el tratado comercial anglo-soviético». Ahora bien, hay que tener en cuenta que este cambio de posición (propuesto urgentemente por Lenin, entre otros), según el cual se priorizaba ahora la unificación por encima de la escisión, era en el fondo la aplicación del principio leninista enunciado en el órgano Iskra«antes de unir, y para unir, debemos trazar primero una línea de separación de manera decisiva y definitiva». Este paradigma de constitución de destacamentos revolucionarios fue lógico -probablemente inevitable-, pero a la larga demostraría una insuficiente fortaleza de principios por parte de muchos destacamentos (que no se constituyeron, como ya dijimos previamente, en lucha constante contra el revisionismo) y, como consecuencia de ello, una incapacidad para ganarse a la vanguardia del proletariado para la Revolución socialista. En el marco de esta nueva política de búsqueda de la lealtad de las masas obreras, se produjeron la fundación de la Internacional Sindical Roja (constituida el 1 de mayo de 1921 por parte del Comité Central de la Comintern), la creación de la Internacional de Juventudes Comunistas o la constitución de la Internacional Comunista Femenina.
                Cuando se reunió el tercer Congreso de la Internacional Comunista, hubo delegados que señalaron  contradicciones entre los intereses inmediatos de la RSFSR y los de la Tercera Internacional. Así lo señalaron algunos delegados del KAPD:
                «No olvidamos ni por un momento las dificultades con que el poder político ruso ha tenido que enfrentarse a causa del aplazamiento de la revolución mundial. Pero también vemos el peligro de que de estas dificultades pueda surgir una contradicción aparente o real entre los intereses del proletariado revolucionario mundial y los intereses momentáneos de la Rusia soviética» (Protokoll des III. Kongresses der Kommunistischen Internationale [Hamburgo, 1921], p. 159).
                En realidad, el cambio de posición se hizo patente en diciembre de 1921, año en que el Comité Central de la Internacional Comunista defendió la constitución del «Frente Único Proletario» en 25 tesis. Dichas tesis interpretaban que había un acercamiento cada vez mayor de las masas obreras hacia los destacamentos comunistas. En este contexto, se exhortó a los Partidos Comunistas y a la Comintern en conjunto para que «apoyaran el lema de un frente único proletario y tomaran en sus manos la iniciativa de esa cuestión». La política del Frente Único Proletario (que, a nuestro entender, difería sustancialmente de la adoptada una década después por la Comintern en cuanto a los Frentes Populares, pues con estos últimos el proletariado subordinó su programa revolucionario al de la burguesía democrática), trataba de priorizar la unidad política de los comunistas para conseguir un mayor acercamiento a la clase obrera y poder arrebatarles a los oportunistas la hegemonía del movimiento obrero. Como expresó Radek:
                «No tenemos la menor confianza en los partidos de la Segunda Internacional y no podemos fingirla. Pero a pesar de esto decimos: «no se trata de que tengamos o no confianza los unos en los otros; los obreros piden una lucha en común y nosotros respondemos: comencémosla». (The Second and Third Internationals and the Vienna Union [s. f.], pp. 47-50, 53, 72).
                En lo relativo a la alianza temporal con los dirigentes oportunistas, Lenin entendía que había que mantenerlos «como la soga mantiene al ahorcado». Sin embargo, este frente formado por los Partidos Comunistas y las organizaciones herederas de la Segunda Internacional no pudo fructificar, y al final la Revolución europea se esfumó de manera definitiva. Como hemos expresado anteriormente, las exigencias del momento y el paradigma de construcción de los  Partidos Comunistas de la época provocaron que dichos partidos no se constituyeran en un sentido bolchevique y leninista, sino que fueran la expresión de una construcción en cierta medida artificial, inconsistente y con escasas garantías de éxito revolucionario (como quedó demostrado posteriormente).
                Aunque, como explicó Zinóviev:
                «En un principio -es decir, en 1921-22- la táctica de frente unido fue la expresión de nuestra toma de conciencia, primero, de que aún no hemos alcanzado una mayoría entre la clase obrera; segundo, de que la socialdemocracia es todavía muy fuerte; tercero, de que ocupamos posiciones defensivas y de que el enemigo está atacando…; cuarto, de que las batallas decisivas no son todavía inminentes. De esta forma llegamos al lema: «Hay que ganar a las masas», y a la táctica del frente unido» (Protokoll: Fünfer Kongress der Kommunistischen Internationale [s. f.], i, p. 77),
la táctica del frente único era, desde luego, la única posible en un momento en que los comunistas aún no habían conseguido ganar la hegemonía de la vanguardia práctica del proletariado, los comunistas de los diferentes Estados europeos trataban de fusionarse con las masas obreras, mimetizando el modo de constitución del Partido bolchevique, sin haber logrado la hegemonía marxista-leninista sobre la vanguardia ideológica. Aquí residía, a nuestro entender, el error de base que provocó que la táctica del frente unido no fuera el escalón necesario para llegar a la Revolución socialista.
                Por último, fue también Zinóviev el que, en febrero de 1922, dirigió un discurso a la junta ampliada del Comité Central de la Comintern, asegurando que:
                «Si el Ejército Rojo de la Rusia soviética hubiera tomado Varsovia en 1920, las tácticas actuales de la Internacional Comunista hubieran sido otras de las que son. Pero esto no ocurrió. La retirada estratégica fue seguida de una retirada política, para todo el movimiento obrero. El partido proletario ruso se vio obligado a hacer extensas concesiones a los campesinos y, en parte, también a la burguesía. Esto frenó el ritmo de la revolución proletaria, pero lo contrario también es cierto: el revés que sufrieron los proletarios de los países de Europa occidental entre 1919 y 1921 influyó en la política del primer Estado proletario y frenó el ritmo en Rusia. Por lo tanto, se trata de un proceso doble» (Die Taktik der Kommunistischen Internationale Gegen die Offensive des Kapitals[Hamburgo, 1922], p. 30).
                De forma acertada, supo ver las implicaciones mutuas entre la Revolución proletaria internacional y la consolidación del socialismo en la Rusia soviética. Lo cierto es que, como expusimos, el error determinante tuvo que ver con la incapacidad por parte de los comunistas europeos para aplicar una línea política correcta, de clara oposición al revisionismo y de contacto estrecho con los sectores más avanzados del proletariado. Sin embargo, sería irreal plantear que en esta política errónea no hubo ninguna influencia en la línea rectora de quien en ese periodo era el «Estado mayor de la Revolución internacional», la Rusia soviética.
4. Conclusiones: la Rusia soviética y la Revolución proletaria internacional en los años 20
«La patria socialista está en peligro.
¡Viva la patria socialista!
¡Viva la revolución socialista internacional!»
(Pravda, 22 de febrero de 1918).
                Mucho se ha escrito sobre el hito que representó la Revolución soviética no solo para el movimiento proletario revolucionario mundial, sino para la historia de la Humanidad. La gran Revolución socialista de Octubre inauguró el ciclo de transformaciones sociales, políticas y económicas más formidable que ha conocido la «Edad contemporánea» durante la vigencia del sistema de explotación capitalista. Uno de los grandes logros que consiguió la Rusia soviética fue el de demostrar que el socialismo era una realidad posible, incluso en medio de inconmensurables dificultades, presiones y ataques por parte de la burguesía internacional.
                El objetivo fundamental de este documento ha sido el de esbozar -profundizando todo lo que hemos podido en la medida de nuestras capacidades- el proceso de construcción del Estado soviético y el socialismo en Rusia con respecto a la cuestión internacional, tanto en lo relativo al imperialismo como al internacionalismo proletario y la política exterior soviética.
                Profundizando en la crítica a las posiciones de bolcheviques como Chicherin, creemos interesante volver a sacar a colación otra intervención del diplomático soviético. En este caso, se trata de comentarios en torno a acuerdos del Comité Ejecutivo Central de toda la Unión para su posterior ratificación:
                «A pesar de las grandes diferencias entre los regímenes de Rusia y Alemania, y de las tendencias fundamentales de ambos gobiernos, la coexistencia pacífica de los dos pueblos, que ha sido siempre el objetivo de nuestro «Estado de obreros y campesinos» es, por el momento, igualmente deseable para la clase rectora alemana… Precisamente en interés de las relaciones pacíficas con Alemania, hemos firmado estos acuerdos que se someten hoy al VTsIK para su ratificación» (Piati Soziv Vserossiiskogo Tsentralnogo Ispolnitelnogo Komiteta [1919]).
                Como podemos comprobar, el Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores volvía a insistir en la idea de la «coexistencia pacífica» de Alemania y Rusia. Nos encontramos, de nuevo, con una línea política de clara justificación de la conciliación entre los intereses del proletariado revolucionario y el imperialismo. Decir que el objetivo del Estado soviético es llegar a acuerdos con la Alemania imperialista (en lugar de decir que los acuerdos eran inevitables hasta el ascenso del movimiento revolucionario europeo, pero, incluso en un periodo de acuerdos inevitables y de aprovechamiento de rivalidades interimperialistas, el objetivo del poder revolucionario debía ser siempre la defensa del principio del enfrentamiento ineludible entre el capitalismo y el movimiento revolucionario), es como mínimo allanar el camino para posiciones defensistas y de clara claudicación frente al imperialismo en el seno de la vanguardia comunista.
                En una línea muy diferente, el 1 de agosto de 1918, el Consejo de Comisarios del Pueblo lanzó la siguiente proclama al mundo:
                «Forzados a luchar contra el capital aliado, que quiere añadir nuevas cadenas a las cadenas que nos ha impuesto el imperialismo alemán, nos volvemos hacia vosotros gritando:
                ¡Viva la solidaridad de los trabajadores del mundo entero!
                ¡Viva la solidaridad del proletariado francés, inglés, americano e italiano con el ruso!
                ¡Abajo los bandidos del imperialismo internacional!
                ¡Viva la revolución internacional!
                ¡Viva la paz entre las naciones!» (Kliuchnikov i Sabanin, Mezhdunarodnaya Politika, ii [1926], p. 161).
                Sabemos perfectamente que esta proclama fue lanzada en un momento en que el hundimiento alemán hizo ver muy cercana una Revolución internacional. Este optimismo lógico se plasmó en esta resolución del Comité Ejecutivo Central de toda la Unión: «Las profundas luchas internas entre los que toman parte en el latrocinio universal y las sacudidas cada vez más profundas de las masas engañadas y exhaustas, llevan al mundo capitalista a la era de la revolución social. Ahora, al igual que en octubre del pasado año y que durante las negociaciones de Brest-Litovsk, el gobierno soviético basa toda su política en las perspectivas de revolución social en ambos campos imperialistas…El VTsIK declara ante todo el mundo que, en esta lucha, la Rusia soviética ayudará, con todos sus recursos y todas sus fuerzas, al poder revolucionario de Alemania contra sus enemigos imperialistas. No dudamos de que el proletariado revolucionario de Francia, Inglaterra, América, Italia y Japón se encuentra en el mismo campo que la Rusia soviética y la Alemania revolucionaria» (Piati Soziv Vserossiiskogo Tsentralnogo Ispolnitelnogo Komiteta [1919], p. 252); o en esta otra declaración de Lenin: «¡El bolchevismo se ha convertido en la teoría y la táctica mundiales del proletariado internacional! Se debe al bolchevismo el que haya aparecido ante la faz del mundo una vigorosa revolución social, que haya disputas entre todas las gentes sobre si estar a favor o en contra de los bolcheviques. Al bolchevismo se debe el que esté a la orden del día el programa de la creación de un Estado proletario… Nunca hemos estado tan cerca de la revolución mundial. Nunca ha sido tan evidente que el proletariado ruso ha impuesto su voluntad, ni tan claro que millones y decenas de millones del mundo proletario nos han de seguir» (Obras completas, tomo 23º, p. 230), lo que no sucedería meses después de que la República soviética en Alemania fuera una posibilidad cada vez más lejana.
                Esa euforia lógica -previa al fracaso de la Revolución en Alemania- se vio confirmada oficialmente el 13 de noviembre de 1918, año en que el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia anuló formalmente el Tratado de Brest-Litovsk. Además de anularse dicho tratado, la Rusia soviética, haciendo gala de una atrevida y necesaria política internacionalista, aprovechó la situación para lanzar una llamada al proletariado de Alemania, Austria y Hungría:
                «Se reconocerá el pleno derecho a la autodeterminación a los trabajadores de todas las naciones. Se hará soportar todas las pérdidas a los verdaderos culpables de la guerra: las clases burguesas. Los soldados revolucionarios de Alemania y Austria, que están formando consejos de diputados de soldados en los territorios ocupados y tomando contacto con los consejos locales de campesinos y obreros, serán los colaboradores y aliados de los trabajadores en el cumplimiento de dichas tareas. Mediante una unión fraternal con los obreros y campesinos de Rusia, curarán las heridas infligidas a la población de los territorios ocupados por los generales austriacos y alemanes que defendían los intereses de la contrarrevolución… Las masas trabajadoras de Rusia, representadas por el gobierno soviético, ofrecen esta unión a los pueblos de Alemania y Austria-Hungría. Esperan que a esta poderosa unión de los pueblos liberados se unirán los pueblos de todos los demás países que no han sacudido todavía el yugo del imperialismo» (Sobranie Uzakoneni, 1917-1918, nº 95, art. 947).
                Como hemos comentado previamente, la «doble política» exterior soviética fue una posición justa -y, por encima de todo, inevitable- dadas las condiciones internacionales. Lo realmente evitable era lo que defendían dirigentes como Chicherin o Radek, quienes daban un  claro paso atrás, sobrepasando la justa política de maniobras en pos de aprovechar las rivalidades entre gánsters imperialistas para adentrarse en el terreno pantanoso de la «coexistencia pacífica» con el imperialismo, la supuesta conjunción de intereses entre los Estados burgueses y el socialismo o, por último, la pretendida «armonía» que podía reinar entre ambos sistemas: es decir, todo ello una completa degeneración del marxismo.
                En conclusión, tal y como sostuvimos en el primer epígrafe, en la cuestión internacional ya comenzaba a vislumbrarse una serie de posiciones que, si bien luego fueron parcialmente derrotadas con la definitiva construcción del socialismo en un solo país, ya apuntaban la posibilidad -¡y hasta la necesidad!-, no de llegar a acuerdos concretos e inevitables con el imperialismo, sino de vender al proletariado internacional la idea de que era posible construir el socialismo en perfecta armonía con el imperialismo rapaz y decadente. En el fondo, los diplomáticos claudicantes al estilo de Radek o Chicherin no solo defendían que el capitalismo pudiera desarrollarse por un lado y el socialismo por otro, sino que era posible y deseable frenar todos aquellos procesos revolucionarios que entorpecieran la política de componendas con el imperialismo. En este sentido, aunque la teoría kruschevista de la «coexistencia pacífica» se impuso definitivamente en la dirección soviética a mediados de los 50, el estudio y la investigación sobre el desarrollo del Estado soviético en los 20 proporcionan un basamento ideológico y político que, si bien se mantuvo parcialmente soterrado durante la época de Stalin, no fue en absoluto ajeno al Estado soviético capitaneado por el comunista georgiano.
                Es totalmente incierto decir que Stalin apoyó o fortaleció la «coexistencia pacífica» de Radek, Chicherin o, posteriormente, Kruschev, puesto que la única forma de coexistencia que el revolucionario georgiano defendió fue la puramente comercial y diplomática, siguiendo las posiciones esgrimidas por Lenin. Pero sería un análisis parcial y superficial si no analizáramos las limitaciones y errores de determinadas líneas y políticas implementadas por Stalin, quien -como ya dijimos en el primer epígrafe citando al Colectivo Fénix- pasó a defender una subordinación cada vez mayor de la lucha revolucionaria internacional con respecto a la supervivencia del Estado soviético. Un análisis especial merecería la línea de defensa de los Frentes Populares, una formulación considerablemente diferente a la del Frente Único Proletario defendida por la Internacional Comunista a principios de los 20. Se puede responder a esto que, a mediados de los 20 y principios de los 30, no podía haber más centro revolucionario que el Estado soviético, pero ello es confundir las cosas y no saber distinguir entre centralidad operativa o táctica y centralidad ideológico-política o estratégica, es decir, entre el hecho lógico de que el Estado mayor de la Revolución internacional fuera el único Estado socialista de la época, por un lado, y la posición errónea de hacer depender la marcha de la Revolución internacional a las posiciones, maniobras y alianzas del socialismo soviético, por otro lado.
                Recordemos, para terminar, que fue el mismísimo Lenin el que, incluso en un periodo de reflujo revolucionario, defendió con ahínco que la marcha de la República soviética debía girar en torno al desenvolvimiento de la lucha de clases internacional, y no a la inversa, como en la práctica sucedería después. En cualquier caso, entendemos que todo análisis correcto sobre esta cuestión debe profundizar en la relación entre la infraestructura socio-económica de la sociedad soviética, las condiciones internacionales de la lucha de clases y las pugnas entre líneas que se desarrollaron en las entrañas del movimiento comunista soviético y mundial. Creemos que solo así podemos explicar, de forma marxista-leninista, el origen material de desviaciones en la política internacionalista de la Unión Soviética en los momentos de iniciación y consolidación del poder revolucionario.
Revolución o Barbarie

                Le damos fondo amarillo a estas palabras,..porque es una respuesta,... ¡¡,...en positivo,...a unas consideraciones que yo les mandé a su Web; les decía principalmente que la lucha de clases tenía hoy en día un carácter global,..y no solo estatal,...que había que partir de la realidad del poder capiimperialista, con su sistema de relaciones sociales de producción,...global-planetario, con su poder mundial: OTAN-ONU,...y según la materialidad de los análisis se debía abordar una línea política revolucionaria y proletaria,...que era global en organización, planificación,...y había que elaborar una estrategia adecuada,...según dichas valoraciones,...ES DE DESTACAR QUE ESTAS IDEAS SE LES ESTÁ MANDANDO A MUCHAS ORGANIZACIONES EN EL PLANETA DESDE HACE AL MENOS DOCE AÑOS,...SE EMPEZÓ CON EL pcr de ee.uu., TAMBIÉN AL SEMINARIO DE MARX Y EL SIGLO XXI ( Cuba-Venezuela,...), A UN MUNDO QUE GANAR,...AL GCI, DE Bélgica,...Y A OTROS,...así como a algunos en este estado,...y a cierta militancia, población obrera,...En este blog,...aparece la cuestión, como fondo o premisa,...básica para abordar otros temas y asuntos políticos de la lucha de clases.

          Del artículo editado en revolución o barbarie,...también se sacarán conocimientos,...uno de ellos es como Rusia, en 1.920 hace política de alianza con países donde están en el poder clases explotadoras, terratenientes,.., Irán en este caso,...por lo que se podría deducir del incipiente papel "socialimperialista", o creador de polo político para contraponerse a  otros bloques imperialistas de ese momento,...¡¡. Hasta cuando, hasta qué fecha, se podría decir así,...Rusia fue revolucionaria,...o estaba en poder socialista ...o era una política marxista proletaria.

  EL-LA INTERNET,...ESTÁ QUE ARDE, ESTÁ EN EBULLICIÓN SOBRE UNA GRAN PROBLEMÁTICA POLÍTICA: 

es.wikipedia.org/wiki/Lenin
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1 Sus primeros años; 2 Su actividad política antes de la Revolución rusa; 3 Lenin y..... Alemana, y para ayudar a otros gobiernos comunistas en Europa Occidental. ...Lenin seguía esperando que una revolución en algún otro país permitiese ...
es.wikipedia.org/.../Historia_de_la_Rusia_Soviética_y_la_URSS_(1917-...‎
o     
Ir a La muerte de Lenin y el fin de la NEP - durante el enfrentamiento con Zinóviev, Leningrado, ca. ... Lenin murió en enero de 1924 y en mayo su testamento fue ... en unpaísRusia, sin una revolución en todo el mundo. Como las perspectivas de unarevolución en Europa, especialmente Alemania, se convirtió ...
accioncomunista.jimdo.com/grandes-comunistas/lenin/‎
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Vladimir Ilych Ulianov "Lenin" (1870-1924) fue un revolucionario ruso, lider ...Durante esta época Lenin viaja por Europa, pero sus actividades ... Una vez elegido premier y ante el peligro de la invasión Alemana que llevaba en guerra con Rusia ...algunos países de Europa también harían una revolución debido al estado ...
www.nodo50.org/mai/Documentos/Fenix/TroskyyLenin/Trosky7.htm‎
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Sin embargo, durante la Primera Guerra Mundial, Lenin penetró aún más en ... “Rusiaes un país campesino, uno de los países europeos más atrasados. ... alemán es el aliado más fiel y más seguro de la revolución proletaria rusa y mundial .
es.answers.yahoo.com › ... › Arte y humanidades › Historia
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10/09/2009 - La revolución rusa demostró al mundo entero que un cambio era posible.... en segundo lugar, para que esta revolución no se propage por el resto de Europa...El gobierno alemán llevó a Lenin hasta Rusia en secreto. ... salariales no porque tengan ganas de joder a sus países deteniendo la producción.
6.    [PDF]
www.iesdionisioaguado.org/joomla/Distancia/HMC/Tema8.pdf‎
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mayoría de los estados de Europa , de ahí que en las zonas rurales predominaban todavía las formas rurales antiguas de ... condiciones para una revolución proletaria - aquí militaba Lenín.... Europa, de Finlandia a Grecia y de Alemania a Rusia...Aparecen los partidos comunistas en muchos países europeos por.
html.rincondelvago.com/revolucion-rusa_19.html‎
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o     
Revolución Rusa. Historia del mundo contemporáneo. Zarismo. Lenin... el mayor desarrollo económico en cientos de años, cambiando la radiografía del país... ruso-polaca, creyó que la hora de la revolución en Europa había llegado. ... ante Varsovia en agosto de 1920 y el reflujo revolucionario en Alemania y Hungría.
8.    [PDF]
www.oupe.es/es/Secundaria/.../CCSS_4ESO_MUR_interiores.pdf‎
o     
Revolución rusa. Triunfo del marxismo. Imperios alemán y austro-húngaro ... EnEuropadurante la Paz Armada, los países rivalizaron por el control de zonas .... deLenin, crearon un gobierno paralelo a través de los soviets obreros de las.
www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/sutton.../WallStreet_03.html‎
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LENIN Y LA ASISTENCIA ALEMANA EN LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE ... El viaje de Lenin a Rusia fue parte de un plan aprobado por el Comando ... de que los bolcheviques pudiesen volverse contra Alemania y Europa fue algo que no ...
10.                Revolución rusa o soviética - Profesor en línea
www.profesorenlinea.cl/universalhistoria/RevolucRusa.htm‎
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La agricultura emplea aproximadamente el 61% de la fuerza laboral del país... En laRusia europea —ya que no había datos fiables de Siberia y la parte ..... Los alemanes —que estaban en guerra con los rusos— pensaban que Lenin se ...
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        Casi todos los grupos, artículos,...plantean algo sobre la no posible,...¡¡revolución en otros países europeos durante o en época de la revolución soviética,...por algo será,... YO Y MUCHOS, O MUCHOS Y YO,...QUEREMOS ANÁLISIS CORRECTO, VALORACIÓN LO MÁS MARXISTA POSIBLE,...POR MUCHOS MOTIVOS,...POR MUCHAS CUESTIONES DE TÁCTICA, DE LÍNEA POLÍTICA,  DE ESTRATEGIA,...NO ES SOLO  POR POLEMIZAR Y POR VER QUIENES SON MÁS ERUDITOS O MARXISTAS-LENINISTAS O MAOISTAS M-L,...YA ESTÁ BIEN,...SEÑORES CAMARADAS,...


1 comentario:

  1. SALUDOS DE Lmm/lukymá. >>> Entro, ¡¡, ya que quiero, destacar, este cortito ¡¡ : """,...//,... Revolución popular en China,...Mao y otros revolucionarios. La lucha de los partidos comunistas maoistas, tienden a la individualización, al aislamiento,...aunque les aplaudan grupos en Occidente,...Son revoluciones en países dependientes,...subalternos, periféricos,...donde desarrollan políticas de poder de nueva democracia, de nuevo poder,...proletario-popular-campesinos. PERO ESTA POLÍTICA NO PUEDE SER UNIVERSAL,...YA QUE EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS, PROIMPERIALISTAS,...DIGAMOS DESARROLLADOS, la clase obrera es mayoría, está más integrada y reconciliada con el poder dominante plutocrático,...y la realidad de revolución sería directamente revolución socialista-proletaria,...del tirón. PERO LA REVOLUCIÓN PENDIENTE ES GLOBAL,...NI ES LOCAL, NI INCLUSO REGIONAL,...Esta teoría es nueva,...y por ahora difícil de aplicar,...por el dogmatismo,...y por el cierto patriotismo, sectarismo,...unilateralidad,...

    LA CRITICA AL MAOISMO CONTEMPORÁNEO EN QUÉ SE BASA,...pero en qué se basa el maoismo,...: existen desde hace unas décadas partidos y grupos comunistas m-l, que se basan en sus actuaciones políticas por lo denominado el maoismo,...PARA MI ESTA TAREA, ESTA LÍNEA POLÍTICA ES REGRESIÓN, ES ANACRÓNICO,...PORQUE ES MÁS NACIONALISTA-PATRIÓTICA QUE INTERNACIONALISTA PROLETARIA. Esto por una parte,...por otra es que no parten del análisis del capitalismo imperialismo global, de como está organizado y como desarrolla e impone su poder de clase: global,...y lo ejerce la ONU-OTAN.,...//,... ""



SÁBADO, 24 DE AGOSTO DE 2013

LIBERACION SOCIAL, DE LA HUMANIDAD, Y LOS APARATOS DE ESTADO, EL ESTADO




EL ESTADO PROLETARIO, EL ESTADO ADQUIRIDO Y LAS REVOLUCIONES PROLETARIAS REALIZADAS SOVIÉTICA, CHINA, CUBA,...

.. Artículo en evolución,...con internet, y la lucha ideológica,...los nuevos conocimientos,...estos artículos parece, que nunca estarán terminados.

     La experiencia política, me lleva-nos lleva- a entender que en la vida social, aparecen comunistas idealistas, que realmente quieren una nueva sociedad marxista, comunista integral contemporánea,...y otros comunistas, o de falsa bandera que trabajan por la conquista del poder,...aunque aparezca como nuevo y social,...en realidad es una forma burguesa, de mantener el poder,...con otras formas,...La complejidad de la lucha de clases debe llevarnos a ser inteligentes, racionales y hacer ver al proletariado, a los oprimidos que hagan su revolución sin delegar en nadie ajeno a su clase,...la revolución proletaria,...es de la humanidad y para la humanidad,...no para unos listillos de distintas falsas banderas.

** Durante los tiempos en que los partidos comunistas están en lucha contra el estado capitalista,...se habla mucho, y normal que es,...de la lucha de clases, de las contradicciones sociales, de las relaciones sociales de producción capitalistas,...se pone mucha literatura y acción en la lucha por el poder socialista, por la revolución proletaria, por la lucha del proletariado,... AL TOMAR EL PODER DEL ESTADO,...O EL PODER EN ZONAS DEL ESTADO CAPITALISTA,...p.ej. en gobiernos autonómicos,...la lucha de clases, la movilización social,...se abandona, se aprisiona,...ES CURIOSO QUE CASI NINGÚN PARTIDO M-L, M-L-M,...HABLEN O SE INTERESEN POR EL PROLETARIADO DESPUÉS DE LA CAÍDA DEL RÉGIMEN SOCIALISTA EN CHINA, LA URSS, ESTADOS EUROPEOS DEL COMECOM, como Polonia, Hungría,...Con revoluciones estancadas o derrotadas, como en Perú, Nepal,...las poblaciones actuales, las coyunturas y relaciones sociales actuales, no les interesa a nadie. Solo interesa apoyar-atacar, defenestrar-combatir a gobiernos comunistas, grupos en revolución-dirigiendo revolución,...

                                                    
El siguiente texto es y está expuesto en: www. revolución o barbarie.org


En este texto abordaremos de forma resumida el proceso de reconstitución del Partido Comunista del Perú y la posterior Guerra Popular dirigida por este Partido. Dicha guerra revolucionaria estaba encaminada a la conquista del poder político por parte de las masas populares y al establecimiento de una dictadura de carácter democrático-popular –debido a las condiciones del Perú, esto es, semicolonialidad y semifeudalidad- como paso previo al socialismo y, posteriormente, a la sociedad sin clases sociales, al comunismo.
El proceso de reconstitución del PCP es un ejemplo de aplicación de la tesis leninista del Partido de nuevo tipo como fusión de vanguardia y masas. Frente a la concepción en boga dentro del campo revisionista que equipara el Partido Comunista a una organización de vanguardia, la cual, posteriormente, se dirige al movimiento de masas para intentar dirigirlo (siempre con un resultado nulo, ya que, aunque en algunos casos –los menos- consigan ejercer cierta influencia sobre las masas, no son capaces de conformar un movimiento revolucionario y se quedan dentro de los límites de la legalidad burguesa, es decir, dentro de la participación electoral-parlamentaria y la lucha sindical), los comunistas peruanos reconstituyeron el Partido Comunista conquistando a los sectores más avanzados de las masas mediante la creación de organismos generados y de escuelas populares. Estos sectores avanzados son los que actúan de intermediarios entre la vanguardia ideológica y las amplias masas de obreros y campesinos pobres para así conformar un movimiento político revolucionario que fusione el socialismo científico con el movimiento de masas. De este modo fue la vanguardia maoísta quien, de forma consciente, construyó el movimiento revolucionario a través de su línea de masas y no se plegó ante el espontaneísmo, al contrario de lo que hace el revisionismo, que espera a que surjan movimientos de masas para, posteriormente, acudir a ellos e intentar dirigirlos sin ningún éxito en dicha tarea.
Del mismo modo, el proceso revolucionario de toma del poder político, la Guerra Popular, fue iniciado y dirigido por el PCP de forma consciente mediante la movilización de masas y la creación de los órganos del Nuevo Poder -en el caso de Perú, dichos órganos fueron denominados Comités Populares, los cuales conformaban el Estado de nuevo tipo, el Estado de democracia popular- defendidos por los destacamentos armados. En estos órganos de Nuevo Poder las masas peruanas se educaban en la gestión de su propio poder político y adquirían conciencia revolucionaria. Esto rompe con la premisa defendida de forma mayoritaria en el Movimiento Comunista Internacional, que confía la revolución al estallido de una crisis revolucionaria y, hasta que eso ocurra, la tarea de las organizaciones comunistas es acumular fuerzas de forma pacífica (sin distinguir entre vanguardia y masas) mediante las luchas económico-sindicales y la participación en las elecciones. Partiendo de esta premisa es imposible la construcción de ningún movimiento revolucionario, ya que las amplias masas populares no adquieren conciencia de clase para sí por la simple propaganda y agitación, sino que lo hacen mediante su propia experiencia revolucionaria. En cambio, el PCP rompe con estas concepciones de acumulación de fuerzas a través de las luchas de resistencia y del estallido espontáneo de la revolución. Primero, en el periodo de reconstitución del Partido, los maoístas peruanos realizan una acumulación de fuerzas de la vanguardia a través de la propaganda y agitación, y posteriormente -una vez construido el movimiento revolucionario-, en el periodo de conquista del poder, realizan una acumulación de fuerzas de las masas populares a través de la creación de órganos del Nuevo Poder y de otras formas de lucha revolucionaria, como los paros armados, en confrontación armada contra el Estado burgués peruano.
Por todo ello, y porque es una de las experiencias revolucionarias más recientes en el tiempo, creemos que el proceso revolucionario peruano debe ser conocido entre la vanguardia comunista y con este motivo elaboramos el presente texto.
Reconstitución del PCP
La Fracción Roja del PCP surge en el año 1963, en base al Comité Regional José Carlos Mariátegui de Ayacucho, en medio de la lucha ideológica que sacudía por aquellas fechas al Movimiento Comunista Internacional y al propio Partido Comunista Peruano. Tras la toma del poder en la URSS por la burguesía burocrática, en el XX Congreso del PCUS, este llevó a cabo una revisión de los principios del marxismo-leninismo que fue combatida por el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania, de forma principal,  dando lugar a una de las mayores luchas ideológicas que han existido en el campo revolucionario. El Partido Comunista Peruano no fue ajeno a esta lucha ideológica entre revisionismo y marxismo que daría lugar a su ruptura en la IV Conferencia Nacional del Partido, en 1964, entre los que se alineaban con el PCUS y los que, por otra parte, lo hacían con el PCCh, donde se incluía la Fracción Roja. Ambas organizaciones comenzaron a ser conocidas por el nombre de sus órganos de expresión: Unidad en el caso de los «prosoviéticos» y Bandera Roja en el de los «prochinos». El combate ideológico en el seno del PCP, aparte de las cuestiones relativas a la línea general del MCI que provocaron la escisión de este,  giraba en torno a la forma de establecer el socialismo (es decir, si se producía mediante una revolución violenta o si se alcanzaba por la vía pacífica), el carácter del gobierno de Belaúnde y la posición a adoptar respecto de él, la caracterización de la sociedad peruana, etc. Tras la ruptura, las fuerzas numéricas quedaron parejas entre ambas organizaciones, situación nada habitual tras la escisión del MCI, donde los partidos alineados con el PCUS por regla general conservaban a la inmensa mayoría de la militancia siendo una pequeña parte la que rompía con el revisionismo.
En base a esta lucha de dos líneas, en la V Conferencia, en 1965, se definió la línea general de la revolución en el Perú. Se estableció que la sociedad peruana tenía carácter semifeudal y semicolonial debido a la existencia del gamonalismo (1), a la concentración de la tierra en pocas manos, a las relaciones semifeudales de explotación y a la dependencia del Estado peruano respecto de las potencias imperialistas. Se rechaza el tránsito pacífico al socialismo y se reafirma que la revolución será violenta y que la conquista del poder político se producirá mediante una Guerra Popular Prolongada del campo a la ciudad con creación de bases de apoyo. Se consideraba que el campesinado era la fuerza motriz y el proletariado la fuerza dirigente de la revolución democrático-popular en el Perú. También se acordó la construcción de los tres instrumentos de la revolución (Partido, ejército y frente único), y que la actividad de la organización debería ser clandestina. En esta conferencia se abogó por recuperar y estudiar la línea del fundador del PCP, José Carlos Mariátegui.
Por estos años, la Fracción tenía su fuerza principal en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, en la capital de Ayacucho. Por ello, su militancia estaba compuesta de forma mayoritaria por alumnos y profesores de la UNSHC (entre ellos Abimael Guzmán, que era uno de los responsables de la formación de la Fracción Roja y su principal dirigente). Durante esta época el Comité Regional tuvo un papel importante en la formación de la Federación de Barrios (FBA) y del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho (FDPA). La primera de estas organizaciones surgió como consecuencia de la migración de campesinos a la ciudad y sus actividades principales consistían en la ocupación tierras con el objetivo de construir viviendas en ellas y en demandar la prestación de servicios básicos a estos nuevos barrios. La existencia de la FBA junto a la necesidad de defender la Universidad, puesto que esta estaba en el punto de mira del Estado burgués por la influencia que en ella tenían las organizaciones de izquierda, propiciaron la creación del FDPA en 1966. Desde esta fecha a 1969 el Frente de Defensa del Pueblo realizaría movilizaciones que conseguían convocar a 10.000 personas en una ciudad que tenía 50.000 habitantes. Ello es muestra de la gran conflictividad social existente en Ayacucho, en la segunda mitad de los años 60, que culminaría en el movimiento por la gratuidad de la enseñanza de junio de 1969.
La lucha ideológica dentro del PCP continuaba y en 1967 los miembros del Buró Político de la organización juvenil del PCP, la Juventud Comunista, iniciaron el combate contra el Secretario General del PCP, Saturnino Paredes, y su fracción, por la no aplicación por parte del Comité Central de lo aprobado en la V Conferencia. Un sector de estos jóvenes solicitaría a Abimael Guzmán que encabezase la lucha contra Paredes, pero este lo rechazó al considerar que estos jóvenes estaban influidos por el radicalismo pequeñoburgués y las tesis foquistas. Posteriormente, estos se escindirían del PCP en el año 68 para crear al año siguiente el PCP-Patria Roja.
A partir de este momento la lucha de líneas en el PCP se da entre su dirección, encabezada por Paredes, que encarna una línea oportunista de derecha, y la Fracción Roja. Durante este periodo, que terminaría a principios de 1970 con la ruptura orgánica, se dan dos hechos de gran importancia: la VI Conferencia del PCP en enero de 1969 y el movimiento por la gratuidad de la enseñanza de junio del mismo año.
En la VI Conferencia se establece la base de unidad partidaria, que es el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung y Mariátegui, la línea política general y se acuerda la reconstitución del Partido Comunista. El grupo de Paredes se opone a esto y eso provocará que se intensifique la lucha de líneas, llegando a la delación por parte de la fracción de Paredes respecto de los dirigentes de la Fracción Roja.
El movimiento de junio tiene como causa un decreto de la Junta Militar presidida por el general Velasco Alvarado, que contaba con el apoyo de la URSS revisionista y había sido instaurada el año anterior –el PCP definía al régimen militar como fascista-. Este decreto recortaba la gratuidad de la enseñanza y ante esto se produjeron una serie de movilizaciones de masas, tanto en Ayacucho como en Huanta, en las que se llevaron a cabo toma de locales y enfrentamientos con la policía. Esta importante movilización social fue contestada con gran brutalidad por parte del Estado burgués saldándose con casi una veintena de muertos y decenas de heridos, aunque finalmente el gobierno tuviera que dar marcha atrás y eliminar su intento de terminar con la gratuidad de la enseñanza. Los miembros de la Fracción Roja participaron y ejercieron influencia en estas movilizaciones y parte de sus miembros fueron detenidos, entre ellos Abimael Guzmán, junto con los dirigentes del FDPA.
Hasta la fecha de la última ruptura orgánica de la línea proletaria del PCP  -representada por la Fracción Roja- con el revisionismo existente dentro del Partido, la Fracción ejercía cierta influencia de masas en Ayacucho, principalmente a través del Frente de Defensa del Pueblo. Ahora bien, esa influencia no conformaba una ligazón entre el socialismo científico y estas masas que tuviese como consecuencia la existencia de un movimiento revolucionario para la lucha por el poder político, sino que el movimiento de masas que constituía el FDPA se centraba en reivindicaciones parciales (en el ámbito estudiantil, campesino y barrial) dentro del marco de relaciones sociales existente, el capitalismo.
Una vez la Fracción rompió con el revisionismo, quedó reducida a un pequeño número de militantes –el CR de Ayacucho y pequeños grupos en Lima y otras ciudades- sin vínculo con las masas, pero que se propuso llevar adelante el proceso de reconstitución del Partido. Aquí termina el periodo de establecimiento de la línea general de la revolución, en base a la lucha de líneas con las fracciones revisionistas que formaban parte del PCP, y comienza el periodo de constitución del movimiento revolucionario mediante la formación de cuadros comunistas y la conquista de los elementos conscientes de las masas.
En este contexto, los maoístas peruanos crearon el Centro de Trabajo Intelectual Mariátegui dedicado al estudio teórico de las obras de los clásicos del marxismo –Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao- y de J.C. Mariátegui, así como a la formación de la vanguardia en la ideología del proletariado. Gracias a esto extendieron su influencia entre profesores y alumnos de la UNSCH, formándolos como cuadros comunistas a través del estudio del socialismo científico. El PCP, en oposición al revisionismo, concibe a los cuadros comunistas en el sentido leninista, es decir, como portadores de la ideología de vanguardia y no como militantes dedicados al estrecho trabajo sindical, como defienden los oportunistas de toda laya. Esta vanguardia ideológica armada con el socialismo científico sería la que posteriormente se ganaría a los sectores más avanzados de las masas, elevando su conciencia de clase a conciencia revolucionaria y ligando el marxismo con las amplias masas del proletariado y el campesinado pobre para formar un movimiento revolucionario que pondría en jaque al Estado peruano.
A partir de 1973, concretamente mediante la decisión adoptada en el III Pleno del Comité Central, es cuando comienza este trabajo de la vanguardia comunista para fusionarse con las masas, incorporando a los sectores conscientes de estas. Para ello se crean los organismos generados y las escuelas populares. Los primeros eran organizaciones donde se agrupaban los sectores más avanzados de las masas que actuaban de correa de transmisión entre la vanguardia ideológica y las amplias masas del proletariado y el campesinado pobre. Así, dependiendo de los frentes de masas en los que actuasen, se crearon el Movimiento de Campesinos Pobres, el Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas, el Movimiento Femenino Popular, el Movimiento Clasista Barrial, etc. Las escuelas populares, por su parte, tenían como función elevar el nivel de conciencia de estos elementos avanzados mediante la formación ideológica en el socialismo científico y en la línea política del Partido.
En 1975 es derrotada una línea oportunista de izquierda en Lima que negaba la posibilidad del trabajo de masas y de la ligazón con estas por parte de la vanguardia maoísta peruana. Este mismo año, desde el Comité Regional de Ayacucho -que había crecido cuantitativamente-, son enviados cuadros comunistas tanto a Lima como al campo para reconstituir allí el Partido fusionándolo con las masas. Al año siguiente se reorganiza, en Lima, el Comité Metropolitano del PCP.
Durante todo este periodo el proceso de reconstitución avanza y para abril de 1977, en el VII Pleno, se considera que la reconstitución del PCP está llegando a su etapa final y que, a partir de esa fecha, la construcción del Partido se realizará en función de la lucha armada; es decir, comienza la preparación para el inicio de la Guerra Popular. De esta forma se celebra la Escuela Nacional de Cuadros para posteriormente desplazar a estos cuadros al campo con el propósito de desarrollar los organismos generados, principalmente el Movimiento de Campesinos Pobres, y realizar escuelas populares para fundirse con las amplias masas del campesinado peruano. De esta forma se sentaban las bases para el inicio de la GP, ya que el campesinado formaría las masas en armas que se enfrentarían a las fuerzas represivas de la burguesía con la creación de vacíos de poder en donde construirían su propio poder político popular.
Entre el VII Pleno y hasta el IX Pleno se desarrolla una feroz lucha de líneas en el seno del PCP contra la línea oportunista de derechas que se oponía y negaba la posibilidad del inicio de la Guerra Popular. Esta lucha ideológica finalizaría con la derrota de la línea derechista y, como consecuencia de esto, se produciría la expulsión y rebaja a la base de un importante número de miembros del Comité Central. Es en el IX Pleno, de mayo de 1979, cuando se considera que después de un intenso trayecto de lucha de dos líneas y de trabajo con los elementos avanzados de las masas, el PCP ya está reconstituido y, por tanto, la tarea pendiente es iniciar la lucha revolucionaria de masas contra la burguesía y los terratenientes para la construcción de la República de Nueva Democracia. Como consecuencia de esto, en diciembre del mismo año, se forma la I Compañía de la I División del Ejército Rojo y se establece el primer plan militar de la Guerra Popular.
Guerra Popular

La Guerra Popular comenzó el 17 de mayo de 1980, la víspera de las primeras elecciones generales después de la dictadura militar,  con la quema de los padrones y urnas electorales en el pueblo de Chuschi, en el departamento de Ayacucho. Esta acción se produjo en  el marco del boicot a las elecciones llevado a cabo por el PCP.
En esta primera fase de la lucha armada revolucionaria, la mayoría de acciones se realizan en los departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac, donde funcionaba el Comité Regional Principal del PCP. Las acciones van encaminadas a crear vacíos de poder, por ello, los objetivos son las instituciones del Estado burgués-terrateniente presentes en esta región andina, es decir, las autoridades políticas, judiciales y la policía. Los ataques contra estos últimos y sus puestos policiales también tenían como objetivo conseguir armamento, ya que los militantes del Ejército Rojo, en un principio, prácticamente no disponían de armas de fuego (otra forma de aprovisionamiento era el robo de dinamita en explotaciones mineras). La expulsión de los representantes del poder burgués en el campo era el paso previo necesario para el inicio de la construcción del Nuevo Poder popular, ya que donde existía poder burgués no podía existir poder popular al mismo tiempo y, por tanto, era necesario la previa destrucción del primero para crear el segundo.
También se producen acciones donde participan cientos de campesinos invadiendo propiedades de latifundistas para expropiarles la tierra y ser repartida entre los campesinos pobres y expropiando cosechas, maquinaria agrícola y ganado a la burguesía agraria para entregárselas a la población.
En los primeros años de la Guerra Popular la eliminación del poder burgués, con la destrucción de los puestos policiales y la expulsión del campo de la policía, que tiene que refugiarse en las capitales de provincia o departamento, avanzaba de forma rápida y exitosa en las regiones anteriormente nombradas y para 1982 se inicia la creación de los Comités Populares para ocupar esos vacíos de poder político.
Estos Comités, como órganos del poder político del pueblo, estaban formados por las masas oprimidas que, reunidas en asamblea, debatían sobre todas las cuestiones relacionadas con su vida social y la organizaban ellos mismos. Así, trataban el reparto y la forma de cultivar la tierra, la utilización de nuevas tierras, organizaban el trabajo colectivo en el agro, el aprovisionamiento de ganado y agua, decidían sobre la educación, impartían justicia popular, etc. También era el pueblo el que elegía en asamblea o mediante delegados a los comisarios que dirigían el Comité Popular. Existían cinco comisarios: el comisario secretario, que era el máximo dirigente del Comité Popular y coordinaba el trabajo de los restantes comisarios; el comisario de seguridad, encargado de la defensa del pueblo donde funcionaba el Comité; el comisario de producción, cuya función era la organización del trabajo agrícola; el comisario de asuntos comunales, que se encargaba de organizar los juicios populares, de la educación, los matrimonios, etc., y el comisario de organizaciones populares, que organizaba a los organismos generados existentes en el pueblo. Estos comisarios, en base a la democracia directa, podían ser revocados en cualquier momento por las masas populares (2).
Un conjunto de Comités Populares formaban una base de apoyo y la totalidad de las bases de apoyo constituían la República de Nueva Democracia en formación, como materialización del Nuevo Estado que destruye y elimina al viejo Estado burgués-terrateniente.
A través del Nuevo Poder las masas se educaban revolucionariamente en la gestión del poder político y adquirían conciencia de clase para sí. De esta forma la línea de masas para la acumulación de fuerzas durante la guerra revolucionaria se aplicaba mediante la participación de las masas en la lucha revolucionaria y la creación del Nuevo Poder, siendo los destinatarios de esta línea las masas profundas del campesinado pobre y el proletariado. Así, miles de obreros y campesinos se unieron a la Guerra Popular.
Ante el avance imparable de la guerra revolucionaria de masas, el gobierno peruano decide que las fuerzas armadas se hagan cargo de la lucha contra el movimiento revolucionario dirigido por el PCP. A principios de 1983 el ejército peruano entra en las regiones de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. A partir de esta fecha comienza un genocidio contra las masas que se prolongará durante toda la guerra y dará lugar a miles y miles de muertes. Para eliminar el Nuevo Estado en gestación se producen asesinatos en masa de personas, quema de pueblos enteros, violaciones de mujeres y niñas, ametrallamientos de población desde helicópteros, saqueos de las posesiones de los campesinos, etc. (3). Un auténtico genocidio contra las masas oprimidas peruanas. La entrada en el conflicto de las fuerzas armadas también dio lugar a la agrupación de manera forzada de campesinos, principalmente campesinos medios, en poblados para formar comités de defensa (también conocidos como rondas campesinas), a imitación de las aldeas estratégicas creadas por el ejército estadounidense en la guerra de Vietnam, para luchar contra las fuerzas revolucionarias.
Para hacer frente a esta nueva situación y por el crecimiento de los efectivos armados del Ejército Rojo, en 1983, se forma el Ejército Guerrillero Popular. El aumento de la capacidad operativa militar del Ejército Rojo había quedado demostrada el año anterior, aparte de por las múltiples acciones de ataque a puestos policiales y a otras instituciones del Estado burgués-terrateniente, por el asalto a la cárcel de Ayacucho donde habían sido liberados 70 presos del PCP y más de 200 presos comunes. El EGP se forma por la integración en él de los pelotones y de las milicias, quedando así formado por tres fuerzas: fuerza principal, que actuaba en el marco de una región y estaba formada por los combatientes mejor preparados y con mejor armamento; fuerza local, que actuaba en marcos territoriales más pequeños como las provincias y auxiliaba a la fuerza principal; y fuerza base, formada por población de los Comités Populares y que se encargaba de la defensa de estos, plasmando en la práctica el mar armado de masas.
A partir de 1983, existe una lucha de contrarrestablecimiento y restablecimiento del poder, es decir, el ejército peruano destruye Comités Populares reinstaurando nuevamente el viejo orden capitalista y semifeudal, mientras que el PCP, dirigiendo al EGP, vuelve a expulsar al poder burgués e instaurar nuevamente el poder popular. Así, unas zonas cambian varias veces de poder y en este conflicto entre poder popular y poder burgués-terrateniente se forja el Nuevo Estado democrático-popular, que las fuerzas represoras de la burguesía, pese a sus matanzas, no pueden eliminar. En este periodo, sobretodo alrededor de 1985, la lucha se extiende a casi todos los departamentos del Perú, principalmente a los departamentos de la Sierra, desde Cajamarca, al norte, hasta Puno, en el sur, siguiendo el mismo proceso de creación de vacíos de poder para crear organismos de poder político popular, Comités Populares. Aun así las regiones donde se desarrolla principalmente la guerra civil revolucionaria siguen siendo Ayacucho, Huancavelica y Apurímac.
Para 1986, a pesar de las matanzas cometidas por las fuerzas armadas y los ronderos contra los campesinos de las bases de apoyo, existían cientos de Comités Populares funcionando en gran parte de la sierra de los Andes. Para esta fecha, según los datos del PCP, el número de víctimas mortales en el conflicto armado ascendía a 15.000 personas. También en este año tiene lugar la matanza de presos políticos del PCP y del EGP en las cárceles de Lurigancho, El Frontón y El Callao por parte de las fuerzas armadas. A finales del año anterior, 30 presos del PCP ya habían sido asesinados en la cárcel de Lurigancho y, para mediados de 1986, ante el traslado de prisioneros que se iba realizar  desde las cárceles de Lurigancho, El Frontón y El Callao a la de Canto Grande y ante la previsión de un asesinato masivo contra los presos comunistas, estos se amotinaron. Al final, las fuerzas armadas tomaron las “luminosas trincheras de combate” (denominación que el PCP daba a las cárceles, donde sus presos controlaban y organizaban toda la vida carcelaria) y 250 presos del PCP fueron asesinados.

La lucha entre viejo y nuevo poder se seguía desarrollando en el campo peruano expandiéndose y consolidándose el Poder Popular, lo que daría lugar a que en 1989 se multiplicasen los Comités Populares Abiertos, ante la estabilidad de las bases de apoyo. Anteriormente, muchos Comités Populares adoptaban una forma clandestina al existir una gran posibilidad de ser destruidos por las fuerzas armadas, pero una vez el Nuevo Poder estaba asentado y consolidado adoptaban una forma abierta.
Mientras eso sucedía en el campo, hacia finales de 1988 la actividad del PCP crece en las ciudades, especialmente en la capital, Lima. Ese mismo año se celebró el I Congreso del Partido Comunista del Perú, acordándose en el mismo avanzar en la lucha revolucionaria para alcanzar la segunda fase de la Guerra Popular, el equilibrio estratégico, antesala de la ofensiva final para la conquista del poder en todo el país. Para ello, era necesario potenciar el accionar revolucionario en las ciudades para preparar en ellas la insurrección, fundamentalmente en la capital del país.
Lima contaba casi con un tercio de la población del Perú, en total, más de seis millones de habitantes. La mitad de esta población vivía en barriadas que rodeaban el centro de la ciudad en las cuales existía una gran pobreza (por ello eran llamadas cinturones de miseria). El PCP ya venía realizando acciones en la capital de forma complementaria y secundaria a la lucha revolucionaria en el campo desde el inicio de la Guerra Popular. Su influencia se concentraba en las Universidades de San Marcos y La Cantuta (las cuales serán objeto de la represión masiva por parte del Estado, así, por ejemplo, en 1987 en una redada detienen a 800 estudiantes universitarios y en 1989 a 500), en algunos sindicatos (a través del organismo generado MOTC) y en las barriadas (donde se llegaron a producir detenciones masivas de hasta más de 15.000 personas, como en Barrios Altos).
En las ciudades el frente único recibió el nombre de Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo  y agrupaba a los diversos organismos generados que actuaban en las áreas urbanas: Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas, Movimiento Clasista Barrial, Socorro Popular, Movimiento Femenino Popular, Frente Estudiantil Revolucionario, etc. Aparte de las formas generales de lucha que se desarrollaban en la GP, es decir, acciones de propaganda y agitación (en las ciudades se realizaban en las barriadas, fábricas, universidades y en cualquier lugar donde hubiese masas: mercados, clubes deportivos, conciertos, etc.), combates guerrilleros, aniquilamientos selectivos y sabotajes, la forma de lucha que tenía una importancia fundamental en la actividad en las urbes fueron los paros armados, que consiguieron paralizar a las ciudades, incluida Lima, en varias ocasiones. En los paros armados se paralizaba la actividad productiva y se combinaban todas las formas de lucha de la Guerra Popular, es decir, se realizaban acciones de agitación y propaganda, se realizaban atentados contra infraestructuras, se ejecutaba a determinados individuos contrarrevolucionarios y se mantenían enfrentamientos armados contra las fuerzas represivas. En Ayacucho, entre 1989 y 1992, se realizaron once huelgas armadas y en Lima, en el mismo período, nueve. En las ciudades el PCP también organizaba manifestaciones armadas.
Ante el incremento del accionar revolucionario en Lima, con la realización de los primeros paros armados (4) y manifestaciones armadas, el ejército es desplegado en Lima a finales de 1989. Por estas fechas, el PCP trabajaba en las barriadas que rodeaban el centro de Lima, principalmente en Villa El Salvador y las situadas alrededor de la Carretera Central como Huaycán, donde ganaban apoyos entre la población y en las organizaciones de masas allí existentes. En estas barriadas los comunistas peruanos realizaban repartos de comida (que transportaban camiones previamente secuestrados), expulsaban al lumpen (ladrones, narcotraficantes, etc.), controlaban a los comerciantes que se aprovechaban del hambre del pueblo, hacían campañas contra la droga y de ayuda a los drogodependientes, etc. También atacaban los puestos policiales allí existentes, siendo destruidas varias comisarías, para generar vacíos de poder.
Pero uno de los hechos más reseñables conseguidos por el PCP en Lima se produjo en 1990 con la formación del Comité Popular Raucana. Este CP se construyó mediante la invasión de un terreno, a iniciativa del Partido, para formar un asentamiento humano, a 8 kilómetros del centro de Lima, donde la vida era organizada por los propios habitantes. Estos realizaban trabajo colectivo en los huertos y en el cuidado de los animales, para la construcción de caminos, pozos, desagües y demás infraestructuras necesarias para la vida cotidiana. Ellos establecían las normas sobre la producción y distribución de los productos agrícolas obtenidos en las tierras que cultivaban, organizaban los comedores populares, etc. Los mismos pobladores organizaban la justicia para reprimir a ladrones, traficantes, maltratadores, violadores, etc. También organizaban la defensa frente a la policía de forma conjunta formando comités de vigilancia, mediante la construcción de muros y torres de control y enseñando técnicas de autodefensa a la población. El Nuevo Poder en Raucana perduró hasta que a finales del 1991 fue tomada por las fuerzas armadas, las cuales establecieron allí una base militar.
Así, había sido tan importante el efecto que el PCP tuvo sobre el Perú durante la década de los 80,  que el valor de los daños materiales se cifraba en 17000 millones de dólares, cantidad similar a la deuda externa total del Estado peruano (5). De hecho, a principios de 1990, éste recibía, por parte de EEUU, una ayuda de 35 millones de dólares en equipos militares -además de asesoramiento- en nombre de la lucha contra el narcotráfico (6). Este suceso demostraba que la Guerra Popular en el Perú, lejos de seguir siendo un problema concerniente únicamente a la burguesía peruana, implicaba ya al imperialismo extranjero.
En los años 1990 y 1991 la actividad del movimiento revolucionario, así como sus efectivos, continúa aumentando (7), sobre todo en las ciudades y en la selva, y en el campo como -ya habíamos dicho antes- las bases de apoyo se asientan. Esto, unido al hecho de la profunda y grave crisis política y económica existente en el país en esos momentos, da lugar a que en el II Pleno del Comité Central del PCP, celebrado en febrero del 91, se constate que la Guerra Popular ha entrado en la fase del equilibrio estratégico (8).
En abril de 1992 el presidente peruano, Alberto Fujimori, da un autogolpe de Estado con el apoyo de las fuerzas armadas para centralizar el poder y lanzar una contraofensiva contra el movimiento revolucionario. Poco después del autogolpe se produce una nueva matanza en las cárceles, en este caso en la de Canto Grande, donde tras los enfrentamientos son asesinados de forma selectiva varios dirigentes del PCP (en total son asesinados 50 militantes) (9). El objetivo de esta guerra sucia era descabezar al PCP, cosa que lograrían en septiembre del mismo año con la detención de Abimael Guzmán junto con las también integrantes del Comité Central, Elena Iparraguirre, Laura Zambrano y María Pantoja. A partir de esta fecha la lucha sufre un declive que se hace progresivo en el tiempo y que se agravará con la aparición de las llamadas “Cartas de paz” a finales de 1993, en las que se establecía el final de la lucha revolucionaria y la petición de celebración de un acuerdo de paz con el Estado peruano, similar al realizado por el Partido Comunista de Nepal (maoísta) en ese país. La aparición de estas cartas daría lugar a la ruptura del Partido, entre quienes las apoyaban y quienes las rechazaban.
Conclusiones
En nuestra opinión, en este declive de la Guerra Popular, aparte de la propia ofensiva del Estado burgués contra el PCP y la detención y asesinato de gran parte de su Comité Central, jugó un papel importante la concepción sobre la aplicación del Nuevo Poder en las ciudades, donde el Comité Popular de Raucana constituyó una excepción, ya que los maoístas peruanos no concebían la construcción del Poder Popular en la ciudad hasta una fase muy próxima a la conquista del poder en todo el país y por ello, aunque el PCP tuvo una gran e importante influencia entre las masas oprimidas de las ciudades, no pudo consolidar ese apoyo. También creemos que las tesis de jefatura y pensamiento guía, -las cuales consideramos que forman parte de una concepción equivocada sobre el rol que debe asumir el dirigente revolucionario con respecto a la vanguardia comunista y el movimiento de masas, puesto que al final dicha concepción convierte a un solo dirigente en depositario de la ideología revolucionaria y termina potenciando la división del trabajo propia de la sociedad burguesa en el seno del movimiento revolucionario-, influyeron en la derrota una vez detenido Abimael Guzmán (conocido como Presidente Gonzalo desde 1983) al causar un efecto desmoralizador entre la militancia del Partido Comunista del Perú y las masas que lo apoyaban.
Pero, a pesar de que en Perú el proceso revolucionario no terminó con la conquista del poder político, constituye un verdadero ejemplo para todos los comunistas revolucionarios de aplicación de la tesis leninista del Partido de Nuevo Tipo en el periodo de reconstitución del PCP y de inicio y conducción de una guerra revolucionaria de masas a iniciativa de la vanguardia comunista, previamente fusionada con las masas, que llevó a la construcción de una dictadura democrático-popular en zonas campesinas del país andino y a la movilización revolucionaria de las masas de las urbes, frente a los revisionistas que esperan la llegada de una crisis revolucionaria por causas espontáneas que nunca llega ni llegará, o que apuestan por desarrollar la lucha armada sin la previa fusión con las masas y sin la construcción del Nuevo Poder.
Notas
1. El gamonalismo hace referencia a los latifundistas que adquirieron su propiedad sobre la tierra mediante el despojo de los campesinos indígenas.
2. En el anexo reproducimos un extracto de un artículo titulado “Nuestra Bandera Roja ondea en Perú” publicado en el número 16 de la revista Un Mundo Que Ganar en el año 1991, vinculada al Movimiento Revolucionario Internacionalista -del cual formaba parte el PCP-, donde se explica de forma detallada el funcionamiento de los órganos del Nuevo Poder.
3. Esto es algo reconocido por el propio Estado peruano y en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Una recopilación de estos hechos se puede leer en el documento del PCP del año 1986 Desarrollar la Guerra Popular sirviendo a la Revolución Mundial.
4. Esta noticia del diario El País da cuenta de la movilización de masas y de la represión contra ellas en los paros armados:
7. Según unos datos supuestamente incautados por la DINCOTE -policía anti-terrorista- a los dirigentes del PCP, en febrero de 1990 el Ejército Guerrillero Popular, sin contar la región del Huallaga, contaba con 23.406 miembros en sus filas, entre las diversas fuerzas que lo componían.
8. La situación existente en el Perú en los primeros años de la década de los 90, cuando la Guerra Popular se hallaba en equilibrio estratégico, queda plasmada en este documental del Channel Four de Londres:  (narración en inglés con subtítulos en español).
9. Entre otros, son asesinados los miembros del Comité Central del PCP, Hugo Deodato Juárez, Yovanka Pardavé, Tito Valle Travesaño y Elvia Nila Zanabria.
Anexo
El nuevo poder revolucionario es para los que nunca han tenido nada de Poder en toda su vida, para quienes han sido los más humildes y despreciados de la sociedad, aunque llevan al país en sus espaldas: los obreros y campesinos, junto con fuerzas progresistas de las clases medias. El PCP lo describe como la dictadura conjunta de cuatro clases, ya que la débil y vacilante burguesía nacional no participa ahora en la revolución, puede hacerlo en el futuro, y sus intereses son tomados en cuenta, este Nuevo Estado que está naciendo se declara abiertamente una dictadura porque a diferencia del Viejo Estado que pretenden gobernar por los intereses de todos y trata de ocultar el hecho de que descansa en la fuerza armada, la revolución tiene completa razón en revelar el antagonismo entre los intereses de la gran burguesía, los terratenientes y el imperialismo, y los de las masas populares.
Se dice que el Presidente Gonzalo del PCP ha recalcado que incluso desde el comienzo de la guerra, los guerrilleros llevan el Nuevo Poder en sus mochilas. La toma del Poder es la tarea central de toda revolución. En las condiciones de su revolución la tarea era comenzar a establecerlo por parte, en la forma de Comités Populares.
Estos Comités están conformados de cinco miembros, llamados comisarios porque son comisionados por las masas y sometidos a remoción en cualquier momento. Son escogidos por Asambleas de Representantes, que a su vez, cuando es posible, son elegidas por Asambleas Populares de todas las masas del pueblo dado. Son dirigidas por el Partido y están conformados de comunistas, campesinos comunes y otras fuerzas progresistas locales. Su trabajo es comenzar a crear  una nueva política, una nueva economía y una nueva cultura en el campo, como parte de prepararse para poder hacerlo a escala de todo el país.
De los cinco comisarios, el Secretario representa al Partido y al proletariado (que está presente en el campo principalmente a través del Partido). El comisario de seguridad, que también es un miembro del PCP está encargado de la defensa de este Nuevo Poder por la población local en su conjunto, organizada en milicias, junto con fuerzas guerrilleras locales y las fuerzas principales del Ejército Guerrillero Popular. Esto también significa preparar el retiro organizativo de los pobladores de la zona en caso de que sea necesario. El comisario de seguridad también está encargado de las funciones de policía, toma medidas contra los contrarrevolucionarios que ataquen el Nuevo Poder o contra los criminales comunes que perjudiquen a las masas. El robo, las drogas, la embriaguez constante, la prostitución, los juegos de azar, las palizas a las mujeres y niños, la violación y otros azotes que tanto tiempo prosperaron bajo la protección de la vieja autoridad establecida, son ahora reprimidos.
El comisario de producción y economía dirige la organización de toda la nueva economía basada en un nuevo tipo de relaciones entre la gente. La tierra es dividida y repartida en primer lugar a aquellos que no tienen tierra, y luego, si queda algo, a los que tienen poca, sobre la base de qué tanta gente hay en una familia. Se le da a la familia en conjunto y no sólo a los padres o a los hombres en general (A los jóvenes que quieran dejar a sus padres y comenzar su propia familia también se les da tierra). Pero mientras que la posesión de la tierra es individual, la siembra y la cosecha son colectivas y organizadas por todos. Este comisario debe ver que se cuide la tierra de los ancianos, las viudas y los huérfanos. El o ella también organizan la producción de propiedad directa del Comité Popular, tal como cría de pollos, patos o cuyes, y el trabajo colectivo en proyectos de riego.
Con frecuencia se hacen cambios en términos de qué cosecha está creciendo, para permitir que las bases de apoyo sean más autosuficientes. El Comité Popular establece el intercambio de semillas, para permitir la selección científica de las semillas y diversificación de cosechas. Este intercambio de semillas es particularmente importante. Junto con los esfuerzos por reemplazar los fertilizantes químicos dependientes de la importación, acaba con la necesidad de crédito. Estas medidas y la abolición de la renta libera a los campesinos de la pesada carga de la burocracia gubernamental que tanto tiempo chupó la sangre de la agricultura y de la tiranía de los déspotas locales cuyo poder sobre la tierra, el crédito y los insumos era ejercido de la manera más arbitraria. La organización de nuevas relaciones de producción y de intercambio, diseñadas para cumplir las necesidades del pueblo y la guerra popular, libera las fuerzas productivas de sus trabas y lleva a mejoras en la productividad. Hay incluso algunos comienzos de manufactura de ropa y herramientas de modo que estas bases de apoyo puedan hacerse más autosuficientes.
A los pequeños y medianos comerciantes se les permite continuar ejerciendo sus importantes funciones; de hecho, para ellos, también esta es su liberación. Pero además de los Comités Populares también organizan el intercambio. Localmente, puede significar una Feria Popular en la que los artículos pueden venderse directamente del productor al consumidor o trocarse. También significa recuas de mulas que pueden cruzar sin riesgo las montañas y permitir el comercio con otras localidades, porque las bases de apoyo no pueden ser completamente autosuficientes y el Partido tiene que guiar en la solución de este problema.
A medida que avanza el fortalecimiento militar de la revolución y su poder político comienza a hacerse relativamente consolidado en algunas zonas, estas cuestiones económicas son cada vez más cruciales. Autosuficiencia económica quiere decir autosuficiencia respecto de la deuda y de la inflación y la oportunidad de comenzar a desarrollar una economía que alimente al pueblo en vez de alimentarse de ellos, Es clave para la guerra, porque sin estos avances el Poder revolucionario colapsaría y el ejército revolucionario ya no podría contar con el pueblo para su sustento. Estos cambios son parte también de constituir el futuro, cuando un Perú económicamente independiente y militarmente poderoso pueda mantenerse firme contra el imperialismo y servir a la revolución mundial.
El comisario de asuntos de la comunidad es el encargado de administrar la justicia. Esto quiere decir organizar los juicios populares: un fiscal presenta el caso del Comité Popular, el acusado tiene el derecho de defenderse a sí mismo y presentar evidencias, mientras que son las masas populares las que escuchan y deciden. Otro ejemplo es la organización de un comité de daños entre los campesinos en forma rotativa. Si la vaca de un campesino daña el campo sembrado de otro campesino, es tarea de este comité imponer pago por los daños. La primera vez, es hacer una advertencia; la segunda vez, se confisca la vaca; la tercera vez, la vaca es sacrificada y la carne repartida para las necesidades de los pobladores.
Este comisario también preside los matrimonios. Las dos personas que desean casarse deben llevar dos testigos que certifiquen que ninguno de los dos está casado con alguien más –ese es el único requisito. Los asuntos de la comunidad también incluyen el registro de nacimientos, el aprovisionamiento del dispensario médico popular (con medicamentos confiscados al enemigo y hierbas medicinales), y exámenes de salud a recién casados y otros. La educación está guiada por la concepción comunista y ligada al trabajo. A los campesinos se les enseña matemáticas básicas, español (que el PCP considera importante porque así la gente que no habla español puede abrir una ventana al resto del mundo), ciencias naturales e historia. El comisario también organiza la recreación, incluyendo los deportes y la cultura (tales como obras de teatro y presentación de títeres), celebraciones para recordar los aniversarios revolucionarios, y ayuda en la fiesta del santo del pueblo. Esta fiesta se ha convertido en una fiesta popular –el Partido ni ayuda ni impide otras celebraciones más religiosas. El Partido lleva a cabo una política de lo que Lenin llamó libertad de religión en el más amplios sentido –respeta el derecho de la gente a sus creencias religiosas paro al mismo tiempo también se reserva el derecho de luchar por educar a la gente en el materialismo dialéctico.
El divorcio se concede inmediatamente, al ser solicitado por cualquier miembro de la pareja, sin condiciones. Este comisario debe conseguir que la pareja llegue a un acuerdo sobre los hijos en general, el comisario de asuntos de la comunidad trata de ayudar a solucionar las disputas familiares, entre una pareja, o entre padres e hijos, mediante un proceso de crítica y autocrítica. Si ocurre que una mujer quiere irse para unirse al Ejército Guerrillero Popular y sus padres o esposo se oponen, ella de todas maneras puede ir. El esposo tiene prioridad para quedarse con los niños, si lo desea: de otra forma, el Comité Popular busca otra solución.
También hay un comisario encargado de convocar y planificar las reuniones de las organizaciones de masas dirigidas por el partido.
Así es como funciona un Comité Popular Abierto, han tomado diferentes formas, de acuerdo con la relativa fuerza de la revolución y la contrarrevolución en una zona dada o en un momento dado y la fluidez de la guerra popular, expandiéndose, contrayéndose, apareciendo y luego posiblemente desapareciendo, sólo para reaparecer allí, o en otro lugar. Por ejemplo hasta 1989 sus miembros  siempre eran secretos (conocidos solo por la Asamblea de Representantes que los escogió). Los intentos por mantener estos comités operando públicamente, al comienzo de la guerra popular, fallaron debido a que con frecuencia los comisarios serían asesinados. Si la reacción reocupaba una zona, el comité estarían en condiciones de ejercer una autoridad paralela a la de las viejas autoridades. Un comité destruido tendría que ser reorganizado. En una nueva zona, un comité de organización debe esforzarse por crear condiciones bajo las cuales sea posible que surja un comité elegido a gran escala. Por supuesto el funcionamiento de los comités clandestinos es algo dificultoso, especialmente debido a que los comisarios no pueden ser conocidos públicamente sino que deben actuar por medio de delegados. En todo caso el partido deja bien en claro que ellos abogan por el poder para el proletariado y el pueblo y no por el poder personal: cualquier comisionado que ejerza un poder personal puede ser sometido a un juicio popular, removido o en otro caso sancionado. Con la aparición de las primeras Bases de Apoyo abiertas todo este proceso puede llevarse a cabo más libremente y a cabalidad.
En 1983 el PCP formó un Comité Organizador de la República Popular de Nueva Democracia, con miras hacia el futuro. Hoy, el desarrollo de los Comités Populares, el crecimiento y unidad de las bases de apoyo y el surgimiento de más y más funciones de Estado que no pueden ser manejadas localmente, han puesto la función de organizar el Poder del Estado en un nuevo y más elevado nivel, en el futuro cercano, e incluso sin la victoria en toda la nación.
En el campo, donde este Poder revolucionario ya puede existir, la totalidad de la población ya está armada y participa de lleno en el Partido o en organizaciones dirigidas por el Partido, el Ejército Guerrillero Popular y el poder del Nuevo Estado. La situación es diferente en las ciudades, porque son bastiones de la reacción, y el Poder allí sólo se podrá tomar en los momentos finales de la guerra. En lugar de los Comités Populares el Partido ha formado el Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo, cuyo “objetivo es llevar a las masas a la resistencia y a la elevación de sus luchas en guerra popular, para entrabar, socavar y perturbar el viejo Estado y servir a la futura insurrección, preparando a las ciudades con la guerra popular especificada como complemento (a la  guerra en el campo) Usamos la doble política de desarrollar formas propias que es lo principal y penetrar todo tipo de organizaciones”.



     EL RELATO-ANÁLISIS ANTERIOR, en principio no se opina,...se publica, es interesante,...pero también es interesante analizar esa experiencia en el contexto de la acción del poder del sistema capiimperialista contra dicha revolución,...COMO FUE DERROTADA, HASTA DONDE LA DEJARON LLEGAR,...Y COMO AL FINAL EL PODER EUROESTADOUNIDENSE SE APROPIA Y HACE CON MÁS CONTROL EN DICHO ESTADO PERUANO. A la vez, interesa como quedó la lucha, como ha ido hasta nuestros días,...las diferencias políticas entre los revolucionarios, en el seno de las poblaciones que tuvieron poder popular, en el seno del Partido Comunista,...qué se vislumbra, qué valoraciones sacaron, se saca aún hoy en día,...

     

          LA MAQUINARIA ESTATAL HEREDADA

        En la revolución soviética, el estado zarista, grande y reaccionario, capitalista y terrateniente,...fue en parte destruido, al no cumplir sus funciones económicas y represivas normales y como de costumbre. El poder estatal, lo que se define lo gubernamental, fue asumido por el partido bolchevique una vez que derrota al gobierno de transición burgués,...Leí, no se encuentra el soporte periodístico, que alguien decía ( un aristócrata ruso ) que los bolcheviques nos están haciendo nuestra revolución burguesa.

         Sectores proletarios y campesinos crearon nueva forma estatal digamos popular-proletaria, los soviet de soldados, obreros y campesinos. PERO TOMARON LA MAQUINARIA ESTATAL ZARISTA. Diversos autores plantean que los bolcheviques se fundieron con los restos del estado y aparato estatal zarista. LOS BURGUESES, NO TENÍAN PRISA,...CASI SIEMPRE GOBERNARON; y se vio "más claramente" -formalmente se podría decir- a partir de 1.991, cuando la disolución de la URSS. 


          CHINA, EL EJÉRCITO ROJO DEL P.C. DE CHINA,...EL ELP, EL PCCHINO, LAS ALIANZAS DE CLASES,...

           Por qué se mantiene el estado capitalista-feudal,...en sus tareas principales; por qué realmente no se destruye de forma total-global en esos países,...LA BURGUESÍA TOMA EL ESTADO Y ASEGURA SU PODER,...ES NORMAL, ES ESTADO EXPLOTADOR,...pero para el proletariado tomar el estado, utilizarlo, aunque lo reformen, lo controlen,...lo limpien,...¡¡, no es para ellos, ya que si su objetivo es liberación social,...su sociedad, sus organizaciones funcionales, deben ser totalmente nuevas, y nada de restos,...anteriores,...es un gran error,...aunque quizás el asunto es que parte del antiguo estado, está por revoluciones de falsa bandera,...para que no se elimine la sociedad de clases,...

         LA REVOLUCIÓN CUBANA,...tampoco elimina en lo fundamental el anterior estado capitalista terrateniente, colonial. Las masas obreras,...y sus movimientos y organizaciones toman el poder, se tornan como clase dominante,...crean sus poderes y organismos,...donde utilizan los restos del estado anterior,...de forma organizada en la sociedad, en el aparato de estado está latente y en acción el poder de clases capitalista,...la tarea de tomar totalmente el control de estado para sus intereses de clases específico.( NO SE TRATA SOLAMENTE ANALIZAR SI ESAS REVOLUCIONES ERAN POR OBJETIVOS BURGUESES,...SINO QUÉ SE REALIZA SOBRE EL ESTADO,...COMO SE ADAPTA O NO A LAS NUEVAS CIRCUNSTANCIAS,...Y LO MÁS IMPORTANTE COMO REALMENTE LA CLASE OBRERA Y POPULAR ORGANIZA SUS SOCIEDAD Y CREA NUEVAS RELACIONES SOCIALES SIN EXPLOTACIÓN OPRESIÓN,...O SEA, SOCIEDAD DE LIBERACIÓN SOCIAL Y DE HUMANIDAD,...); estos son nuevos conceptos aún por perfilar más y precisar más correctamente,...para que sea más útil socialmente,...para que así pueda definirse como nuevo socialismo científico del siglo XXI,...

          EN LAS TAREAS QUE REALIZA EN EL TIEMPO, EN COMO LO DESARROLLA, EN SUS ACIERTOS Y ERRORES, EN SUS OBJETIVOS, EN DEFINITIVA,...ES DONDE ESTÁ REPRESENTADOS LOS INTERESES DE CLASES DE LA ACCIÓN GUBERNAMENTAL Y ESTATAL. esta tarea es ardua,...por ejemplo, la URSS, como se consolida ese poder, como desarrolla y actúa en las relaciones sociales de producción, como actúa en las contradicciones interestatales,...como en la segunda guerra mundial, las acciones de desarrollo y conquistas de territorios,...expansión de la revolución,...

          ME DECÍA UN GALLEGO-CUBANO, QUE LOS TRABAJADORES CUBANOS SON FUNCIONARIOS-ASALARIADOS DEL ESTADO. LOS REFORMISTAS "PERESTROICOS " DECÍAN Y HABLABAN DE SUS OBREROS. EN CHINA SE HABLABA DE LOS TRABAJADORES DE LAS EMPRESAS ESTATALES,...Todo el personal, las clases y fracciones trabajadoras son empleadas de unas estructuras políticas económicas,...donde tienen unas responsabilidades y están sometidas a sus normas, leyes,...Aunque las constituciones y derecho penales, digan lo que digan,...esa superestructura socialmancomunada, el estado patrón y realizador,...es el que lleva la dirección social de dichas sociedades. ESTA CUESTIÓN ES RESULTADO Y CONSECUENCIA DE UNA DETERMINADA RELACIÓN SOCIAL,...un poder social capitalista-estatal,...o al menos como una fuerza nueva prusiana social-falangista; donde la lucha de clases está retenida, casi no se da,...está digamos prohibida,...no aparece,...los obreros-productores, ven bien o no muy mal al conjunto estatal-gubernamental,...aunque existan formas electorales,...


            PARTIENDO DE LA TESIS DEL ESTADO PROLETARIO, DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO,...y de la realidad estatal,...en la "construcción del socialismo" en Rusia,...APARECE EL ESTADO COMO PROLETARIO-CAMPESINO,...Y COMO PODER DE ESTAS CLASES SOCIALES PARA LA DEFENSA ANTE AGRESIONES EXTERIORES,...Y PARA APLASTAR A LOS TERRATENIENTES-CAPITALISTAS-CONTRARREVOLUCIONARIOS,...El  estado sigue estando por encima de la sociedad, incluso de la clase proletaria,...que ha realizado su revolución,...que ha tomado el poder,...PERO COMO EJERCE EL PODER, ES REALMENTE UN PODER PROLETARIO.



LA ESTRATEGIA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL: CONSIGNA CENTRAL DE LOS MAOISTAS INTERNACIONALISTAS, DEL MRI Y LOS CRÍTICOS CON PCR (EEUU),...

              . La lógica es crear partidos globales, por parte de al menos los que están en el marco estatal imperialista, como pueden ser: PCR ee.uu., PCMitaliano, los diversos partidos maoistas europeos de Francia, España,...Serían internacionales,...lucharían allá donde tengan tentáculos sus clases dominantes,...Y YA PUESTOS, TODOS ESTOS PARTIDOS Y GRUPOS ENTRELAZADOS Y EN SOLIDARIDAD, EN UNIDAD DE INTERESES REALIZARÍAN TRABAJO POLÍTICO COMÚN,,,, Todo lo demás es tontería, y palabrería revolucionaria, como decía Lenin, en el texto "Revolución en Occidente e Infantilismo de Izquierda". ( En este texto-libro, el autor dice muchas cuestiones interesantes, aún para hoy en día,...siempre que se entienda bien y se acople y adecue a la situación actual, Agosto 2.013 ). En el mismo habla de la dificultad y casi imposibilidad de construir el socialismo en un solo país,...y hoy en que el imperialismo es un sistema capiimperialista mundial, con estado mundial, y poder mundial,...las revoluciones socialistas-comunista aisladas, no son posibles de consolidar, es muy difícil desarrollarla, de imponer poder proletario, estado proletario y edificación socialista,...a no ser que no le venga muy mal a ese poder capitalista imperialista mundial. SI OBSERVARAN LAS REGLAS EXPUESTAS,...ESTARÍAMOS TRABAJANDO REALMENTE DE FORMA COMUNISTA, HABRÍAMOS CREADO UNA REAL Y PRACTICA INTERNACIONAL COMUNISTA. A lo largo de los escritos en este blog, se plantea la estrategia razonada de la revolución proletaria de la humanidad. REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD, con estrategias del mediterráneo,...y sus razones materiales,...hay que estudiarlas, debatirlas, rebatirlas para el que quiera,...

                  En un debate, de tertulia, en el Estado español, sobre la crisis y sus efectos a las distintas clases sociales, un tertuliano dijo que un capitalista poderoso opinaba que la guerra social en esta crisis la estaban ganando ellos -los capitalistas-,...se quedó tan pancho, tan orgulloso, que se reía socarronamente; estaba sonriendo con su brillante intervención,...¡¡. LAS REVOLUCIONES POPULARES, CON FUERZA PROLETARIA DIRIGENTE, SON TERRIBLES, SON MUY O EXCESIVAMENTE DIFÍCIL E IMPOSIBLES,...MUY SANGUINARIAS, DE MUCHO SACRIFICIO PARA LAS FUERZAS POPULARES-PROLETARIAS,...

                    Partiendo de que fuese socialista el Estado de Corea del Norte,...es normal la situación que está soportando ese pueblo-obrero-campesino?. Se podría decir, la revolución es sacrificio,...todo por el estado y la patria,...por esto, es poco sacrificio el que se pueda ejercer. ¿ Es normal lo de Cuba ?,...es normal lo de Libia, Argelia,...y tantos otros estados que han desarrollado revoluciones después de la soviética de 1.917. SE PODRÍA DECIR: LA REVOLUCIÓN SURGE, Y HAY QUE ESTAR CON ELLA,...¡¡. No somos masoquistas los comunistas revolucionarios,...hay que templar, hay que organizar bien la gran batalla de la Revolución de la Humanidad,...o de la Revolución Proletaria Mundial,...

                      COMO SE SABE, LOS MAOISTAS ORGANIZADOS,...CUANDO HABLAN DE LA CONSIGNA MENCIONADA, SE REFIEREN QUE EL CONJUNTO DE LAS REVOLUCIONES DE NUEVO TIPO,...SERÁN AL FINAL LA  (revolución mundial proletaria ) -R.P.M.-, O QUE ESTÁN TODAS ELLAS ENCAMINADAS PARA EL FIN IDEAL,...DE DICHA REVOLUCIÓN MUNDIAL,... esta cuestión es muy compleja, solo la comprenden algo, los comunistas proletarios internacionalistas,...CCI, GCI,...pero no la comprenden todavía. Al GRUPO COMUNISTA INTERNACIONALISTA DE BÉLGICA les mandamos estas teorías,...allá por 2.004, hemos seguido leyendo sus revistas y aún no han superado sus postulados primigenios,...y no han escrito públicamente nada de estrategia internacional-global,...ha desarrollar por los comunistas y revolucionarios ESTE GRUPO HA ELABORADO UN DOCUMENTO -Revolución y contrarrevolución en la URSS- SOBRE LA INTERRUPCIÓN DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA SOVIÉTICA ALLÁ POR EL AÑO 1.924; CHARLES BETTLHEIM TAMBIÉN ESCRIBIÓ SOBRE LA LUCHA DE CLASES EN LA URSS, LLEGANDO HASTA 1.924. ( En su momento se publicará cierta correspondencia establecida,...entre elgrupo belga, y el GCPINT. de Málaga,...Por otra parte leyendo en Internet documentos de CCI y de GCI, hemos observado que se llevan a muerte,..., por ello dejamos en suspenso relaciones de debate con CCI y con GCI dejamos el contacto -principalmente- porque nos llamaron a que fuésemos sus peones en Málaga,...cosa que no estábamos de acuerdo a desarrollar, ya que nuestra tarea principal y hoy en día también a elaborar una nueva línea política revolucionaria y proletaria-popular global,...ésta por lo que se ve cuesta bastante tiempo y esfuerzo,...y a la vez no comprendíamos ciertos análisis y valoraciones que hacían sobre las acciones obreras en Argelia, Argentina,...y aunque no tenían estrategia global, cuestión que reconocen tanto GCI como CCI, se comportan como los únicos dirigentes efectivos y visionarios de la revolución social,...Esto es más complejo,...intentaremos hacerlo con más rigor, tiempo,...nosotros no somos sectareos, al menos lo intentamos,..por ello hablamos y nos comunicamos gran variedad de instituciones, personalidades revolucionarias, intelectuales,...Esta forma y manera de hacer cosas, para muchos es eclecticismo,...es posible, pero observamos y creemos que la revolución y sostenibilidad de la humanidad, la conquista de la liberación social requiere de todos los esfuerzos,...¡¡


( " PRINCIPIO Y FIN DE UN SUEÑO",...de Eduardo Durán-Consin,...parece que sitúa muy rápidamente la no construcción-edificación del socialismo en la URSS; burocratismo, nueva clase burguesa burocrática-capitalista,...ya que en el partido bolchevique, en la sociedad, en sectores capitalistas, de gerentes, intelectuales, burócratas,...atosigando a la amplia población obrera-campesina,...y a la ligazón y entrelazamiento del partido bolchevique y los restos del estado zarista-capitalista-burgués-terrateniente,...que condujeron inevitablemente a una sociedad explotadora, represora y opresora,...con carácter piramidal ¡,...eliminando la lucha de clases,...).

        TODO POR Y PARA LA PATRIA SOVIÉTICA,...que al final es para los de arriba, el nuevo poder estatal-capitalista de nuevo tipo,...YO DIRÍA QUIZÁS TIPO PRUSIANO-FASCISTA. El poder proletario-popular se esfumó,...se terminó muy pronto la revolución,...pero no hay que olvidarla,...el proceso de liberación social es real, existe, ha existido,...hasta que triunfe definitivamente, se consolide,...

    SE HABLA DE LO BIEN QUE VIVÍAN LOS TRABAJADORES EN LA UNIÓN SOVIÉTICA, QUE NO LES FALTABA DE NADA; Que votaban, elegían,...iban a las universidades,...y que todo el mundo, el mundo capitalista, estaban contra ellos. Se maravillaban de la carrera espacial y el gran ejército soviético,...

         El proletariado tenía poder, podía protestar dentro de un límite;...no se toleraba mucho, se pedían cosas casi como en los estados occidentales,...llamado del bienestar.

NOTA: RECORDAMOS QUE AUNQUE PUBLIQUEMOS ARTÍCULOS DE OTRAS ENTIDADES,...NO QUIERE DECIR QUE ESTEMOS DE ACUERDO CON SUS FILOSOFÍAS,...Se exponen para debatir, rebatir, como ejemplos, como materiales para nuestros propios artículos,...rebatir, aprender y crear,...en eso estamos,...con buena fe.


                                         

** Introduzco textos y teorías de Marta Harnecker, porque es bastante racional y materialista: Ya de joven revolucionario estudié sus textos, comprendí teóricamente la lucha de clases, el marxismo,...para  trabajadores y jóvenes proletarios.




" Aprendiendo de la historia
¿Cómo vio Lenin el socialismo en la URSS?

índice

1.El socialismo como producto de la guerra imperialista. Sus bases materiales
2.El marxismo como instrumento explicativo 
3. El socialismo que cayó no es el nuestro, pero ¿por qué nos había entusiasmado tanto? 
4.Lenin y la propiedad privada capitalista en la revolución rusa
5.De dÓnde proviene la violencia
6.Férrea disciplina en las fábricas y democracia en los soviets
7.No llega la esperada revolución mundial, cambia la estrategia de construcción del socialismo
8.Las grandes industrias y el socialismo
9.Las deformaciones del aparato de estado soviético
10.El tema de las nacionalidades
11.Estrategia internacional para derrocarlo
12.Condiciones históricas concretas
13.¿Por qué hablar del socialismo si nos falta tanto?
14.No se ha elaborado una alternativa acabada

1. Es un placer de estar aquí con ustedes, con todas y todos los estudiantes que están aquí presentes en un evento que trata un tema tan importante. Quisiera decirles que a mí no me gusta que me presenten como parte del equipo oficial del Presidente, porque yo no estoy aquí dando la línea del Presidente, yo estoy aquí porque he estudiado el tema, y para transmitirle a ustedes algunas informaciones sobre un proceso que tenemos que estudiar. Lo que yo diga no compromete en absoluto al Presidente.

El socialismo como producto de la guerra imperialista. Sus bases materiales

2. Ustedes han escuchado por ahí: “¡Abajo el Imperialismo, viva el socialismo!” ¿Saben ustedes que el primer socialismo histórico real, el socialismo de la URSS, nació exactamente porque Rusia estaba involucrada en una guerra imperialista y los pueblos no podían ya resistir más el hambre y la miseria de esa guerra, y campesinos y obreros estaban en los campos de batalla dando sus vidas, especialmente los campesinos eran la carne de cañón que usaban esos gobiernos? El primer socialismo histórico que existió triunfó con la bandera de la paz, con la bandera de la resolución del problema del hambre, de la pobreza.
3. Los obreros y campesinos rusos cuando apoyaron la revolución que se inició en febrero de 1917 no apoyaron el socialismo —ellos no sabían lo que era el socialismo— ¿Qué apoyaban?, el fin de la guerra, querían la paz; se estaban muriendo de hambre, querían alimentos.
4. En esta charla yo quiero darles algunos elementos históricos porque no se puede, compañeros, construir proyectos en el aire, nosotros tenemos que aprender de la historia. Tenemos que elaborar respuestas creadoras, es cierto; no podemos copiar soluciones de otros lados, pero tenemos que conocer las experiencias históricas para aprender de sus éxitos y sus derrotas, no podemos partir de la nada, de lo que se nos ocurra en un escritorio.
5. Justamente quienes aportaron inicialmente más al socialismo fueron dos hombres en un momento histórico determinado, Marx y Engels, que conocían las experiencias de lo que ellos denominaron “socialismo utópico”, éstas eran experiencias de pequeños grupos que buscaban soluciones solidarias dentro de sus respectivas comunidades. Su gran debilidad era que eran grupos aislados de todo el sistema. Lo que plantearon entonces Marx y Engels fue que para que estas experiencias pudieran ser exitosas había que tomar el poder político y transformar toda la sociedad.
6. Pero fue, Lenin, inspirado en Marx y Engels, quien condujo la primera revolución socialista en el mundo.
7. El vio que la guerra imperialista, además de crear un creciente malestar social, había hecho evolucionar mucho al capitalismo de su época. El capitalismo monopolista, el capitalismo de los grandes monopolios, se había transformado en capitalismo monopolista de estado. El estado capitalista, que en los inicios del capitalismo había defendido la libre competencia —donde cada capitalista competía con el otro—, había sido obligado por la guerra a coordinar acciones, a planificar. En este sentido la organización del estado alemán fue la más avanzada. Éste tuvo que hacer planes contra el mercado negro, planes de producción, implantar el trabajo obligatorio y también tuvo que abordar el tema de regulación de la distribución de alimentos, establecer cuotas para que cada familia tuviera algo que comer. Y esto tuvo que hacerlo el capitalismo, y hacerlo contra todo su discurso a favor de la libre competencia y de defensa de la propiedad privada. La guerra obligó a empezar a planificar cada vez más, crecía la interdependencia entres las distintas ramas de la producción y la interrelación entre los distintos países. Analizando toda esta situación Lenin consideró que la guerra había construido las bases materiales del socialismo. Imagínense ustedes hoy, alrededor de 90 años después, en el mundo globalizado en que vivimos, donde la nueva revolución tecnológica nos permite estar comunicados con cualquier parte del mudo en tiempo real, ¡cuánto más avanzada no estará esa base material!
8. Decíamos que Lenin consideraba que las bases las bases técnico materiales del socialismo ya estaban ya construidas, ¿qué faltaba entonces?, que el sujeto de la revolución: la clase obrera, las clases explotadas por el capitalismo, asumieran el poder y transformara esa realidad heredada de guerra, hambre, represión, desigualdad, en una realidad distinta, en una sociedad alternativa.

El marxismo como instrumento explicativo

9. Quiero hacer una interrupción y contarles una anécdota personal: cuando yo era estudiante universitaria yo pertenecía a la Acción Católica Universitaria — fui presidenta de esa asociación—. y luego me volví marxista ¿por qué razón?, porque yo entonces trataba de ayudar a los pobres, visitaba los barrios populares, juntaba ropa y comida para llevarla allí los fines de semana, trataba de poner en práctica la caridad cristiana. Pero cuando fui a estudiar a Francia un post grado en psicología me di cuenta que no bastaba tratar de practicar la caridad cristiana. Que si queríamos que los hombres se amaran los unos a los otros, como lo dice el Evangelio, había que crear las condiciones sociales que permitiesen la realización del amor hacia los demás. Descubrí que los pobres eran pobres, no porque fueran perezosos o incapaces, sino porque había unos pocos que lo tenían todo y que explotaban a la mayoría. Empecé a entender cómo funcionaba la sociedad, a entender por qué había clases sociales. Y logré entender todo eso porque empecé a estudiar a Marx. No fui yo sola, fue toda una generación de jóvenes católicos de aquella época que descubrimos que para amar realmente a nuestro prójimo debíamos luchar por transformar la sociedad encaminándola hacia el socialismo. El marxismo fue para todos nosotros un instrumento que nos permitió analizar la sociedad, descubrir los orígenes de la pobreza, las causas de la existencia de países inmensamente ricos y países muy pobres.

El socialismo que cayó no es el nuestro, pero ¿por qué nos había entusiasmado tanto?

10. Imagínense cómo fuimos atacados cuando cayó el socialismo en los países de Europa del este y la URSS. Para los ideólogos del capitalismo había muerto el socialismo y junto con él el marxismo, la teoría que lo había inspirado.
11. ¿Cuál era nuestra respuesta? La respuesta de Eduardo Galeano, el famoso escritor uruguayo que algunos de ustedes han leído. ¿Qué dijo él?: “Nos han invitado a un entierro que no es el nuestro. Ese socialismo que murió, no es nuestro muerto, porque el socialismo que nosotros defendemos, y que nosotros queremos construir no es el socialismo que se construyó en la Unión Soviética, no es el socialismo burocrático estatista, represor en muchos casos, es un socialismo esencialmente democrático, con plena participación popular.
12. Pero, ¿por qué entonces el primer socialismo histórico había entusiasmado tanto a nuestra juventud si tenía tantos defectos?
13. ¿Qué conocíamos de la Unión Soviética? Sabíamos que con el heroísmo de su pueblo había sido capaz de detener la avanzada nazi y había jugado un papel importante en su derrota definitiva. Qué fue un gran estímulo y apoyo para los movimientos anticoloniales en Asia y África. Pero, sobre todo, que había logrado resolver los problemas de hambre, educación, salud de su pueblo. Fue todo eso lo que atrajo a mucha gente. En aquellos años no teníamos información de cosas negativas que fuimos conociendo después. Cuando estudié las obras completas de Lenin me di cuenta que el propio dirigente bolchevique tenía una visión crítica de lo que se estaba construyendo en la URSS.
14. Y yo quiero explicarles a ustedes como se fue desarrollando esa historia, porque creo que ustedes tienen que tener una serie de informaciones para aprender de esa experiencia, para no volver a cometer los mismos errores.
15. Ya decíamos que en primer lugar la revolución rusa fue el producto de la guerra imperialista, que los obreros y campesinos rusos empezaron a insubordinarse en las grandes ciudades y que su principal reivindicación era poner fin a la guerra. Construyeron organizaciones, los soviets o consejos de obreros y soldados. La mayoría de los soldados eran campesinos.
16. Lenin, que estaba exiliado en Suiza regresa en ese momento a Rusia y se encuentra con un proceso revolucionario en marcha. El análisis de la situación mundial en ese momento lo había convencido de que para resolver los problemas de la guerra, el hambre, la libertad, se necesitaba salir del capitalismo y construir el socialismo, pero sabía también que el pueblo ruso no era capaz de entender lo que era el socialismo. Convenció a su partido, el partido bolchevique, de hacer suyas las consignas de paz, tierra y libertad, y con ellas lograron ganarse el apoyo de los obreros y campesinos que estaban hartos de la guerra.
17. Al triunfar la situación de hambruna que heredaron era catastrófica. Las fábricas tenían que cerrar porque no había qué darle de comer a los obreros en la ciudad. Estos se vieron obligados a retornar al campo para poder alimentarse. Allí sus familias tenían una vaquita que les podía dar leche y otros alimentos. Fue tan crítica la situación que Lenin consideró necesario emplear las reservas de oro del país, para comprar alimento para el pueblo. Esta medida fue criticada por algunos camaradas radicales quienes sostenían que eso no estaba en el programa. Efectivamente no lo estaba, el oro debería haberse destinado a industrializar el país, pero Lenin les respondió: “Tenemos que salvar a los hombres, a los trabajadores, esa es la principal fuerza productiva que tenemos, ¿qué país vamos a construir si dejamos morir de hambre a nuestros trabajadores?” La forma en que se fue desenvolviendo la revolución fue cambiando muchas cosas.
18. Lenin plateó en su libro “El Estado y la Revolución” escrito en 1917 poco antes de la revolución socialista de octubre, que el estado revolucionario debía a pagarle un salario obrero a los funcionarios del estado, y creía que cualquiera empleada doméstica podría manejar el estado. Después se dio cuenta que habían cosas bastante complejas en el estado y tuvo que aceptar la contratación de especialistas burgueses, especialistas del régimen anterior y pagarles mucho más que un salario obrero. Sabiendo a los peligros que se exponía el proceso con esa medida, plateó la necesidad del control obrero sobre estos especialistas.

Lenin y la propiedad privada capitalista en la revolución rusa

19. Por otra parte, nunca fue intención de Lenin eliminar de un día para otro la propiedad capitalista, por el contrario, pensó ofrecerles a los capitalistas condiciones para seguir trabajando dentro de un régimen distinto, donde el poder había pasado a manos de los soviets de obreros y soldados.
20. La mejor prueba de que Lenin no se planteó eliminar las empresas privadas cuando su país comenzó a caminar al socialismo es el decreto sobre la publicidad, uno de los primeros decretos del gobierno soviético. Como los medios de comunicación habían pasado a manos del Estado, se dicta un decreto sobre la publicidad para que los capitalistas privados puedan publicitar sus productos en dichos medios. La concepción inicial de Lenin era el tránsito pacífico al socialismo donde sectores burgueses coexistirían con el poder revolucionario. Pero, ¿qué pasó? ¿Quién fue el que no aceptó esta idea? No fue el gobierno soviético, fueron los propios capitalistas que no aceptaron las reglas de juego implantadas por el gobierno revolucionario y en lugar de concertar acuerdos para sacar al país del hambre y la destrucción luego de la guerra , decidieron lanzarse en una guerra civil para derrocar al gobierno soviético, apoyados por los ejércitos imperialistas que rodeaban a Rusia. Estalló así una guerra civil no deseada por los bolcheviques revolucionarios. Conocer esto es importante ya que aquí, en Venezuela, se están haciendo acuerdos con la burguesía o los dueños privados de las empresas y algunos sectores ultra radicales dicen que eso es contrario al socialismo.
21. El gobierno venezolano, por su parte, ha logrado determinados acuerdos con sectores burgueses. Cuando se analiza este problema no hay que olvidar el tema de la correlación de fuerzas. Mientras la burguesía se sienta fuerte y crea poder dominar la situación por las urnas o por las armas seguramente no estará dispuesta a colaborar con un proyecto revolucionario que vaya contra la lógica del capital. Pero, ¿qué podía hacer la burguesía venezolana luego de ser triplemente derrotada: fracasó el golpe militar de abril del 2002, no logró sus objetivos el paro empresarial de fines de ese año y ni el referendo de agosto del año del 2004? No le quedaba otra alternativa que irse del país o colaborar con el gobierno si éste le daba facilidades crediticias y le aseguraba mercado. Estos acuerdos implican por supuesto un peligro. La lógica del capital buscará imponerse siempre. Se dará una lucha constante por ver quién vence a quién. Estamos en el inicio de un largo proceso. El control del poder político, el control cambiario, una correcta política de créditos en la que los capitalistas reciben el préstamo siempre que acepten determinadas condiciones que fija el gobierno que produzcan para el mercado nacional creando fuentes de trabajo, que paguen impuestos, que colaboren con las comunidades aledañas, etcétera— son fórmulas que usa el gobierno bolivariano para hacer que los empresarios venezolanos medianos y pequeños se comprometan a colaborar con el programa del gobierno cuyo eje es eliminar la pobreza. Quienes empiezan a colaborar son precisamente estos sectores los que se vieron más afectados por la globalización neoliberal.
22. Pero, no hay que olvidar que se viene de una sociedad en que impera la lógica del capital, con una cultura que inclina tanto a los dueños de las empresas como a los trabajadores que en ellas laboran a la búsqueda de objetivos individualistas. Por eso el socialismo sólo logrará triunfar sobre el capitalismo si pone en marcha, junto a la transformación económica, la transformación cultural de la gente. En la medida en que las personas vayan percibiendo los efectos positivos del nuevo modelo económico que se está tratando de llevar adelante orientado por esta nueva lógica humanista y solidaria, en la medida en que vayan venciendo el individualismo, el consumismo, el afán de lucro en su propia práctica cotidiana, llegarán a las mismas conclusiones a las que Chávez llegó: que la única alternativa a las nefastas consecuencias del capitalismo neoliberal es el socialismo.
23. Y, teniendo claro que se trata de dos modelos económicos antagónicos, es fundamental que una parte importante de los recursos del estado se destinen a afianzar y desarrollar el sector estatal de la economía, ya que el control de las industrias estratégicas es la mejor forma de asegurar que triunfe la nueva lógica humanista y solidaria y se cumplan a cabalidad el plan de desarrollo nacional orientado a eliminar la pobreza.

De dónde proviene la violencia

24. ¿Y qué otra cosa nos enseñará la revolución rusa?
25. No son los pueblos pobres los que hacen las guerras, las guerras en el mundo la han hecho los capitalistas. Cuando un pueblo se decide a luchar con las armas en la mano es porque ya no soporta más la esclavitud, la explotación, la miseria. Los pueblos quieren la paz, quienes les imponen la guerra son los opresores. ¿Cuándo se fueron los salvadoreños a las montañas? En el momento en que la represión empezó a diezmar las enormes concentraciones populares en San Salvador no les quedó otra alternativa que replegarse a la montaña.
26. Aquí en Venezuela, para no ir más lejos, se pretendió caminar por el sendero constitucional para hacer las transformaciones políticas y sociales y ¿quién hizo el golpe de estado? ¿Y quién hizo el paro y el sabotaje petrolero? Bueno, se produjo aquí la historia de siempre, de alguna manera la historia que Marx anunciada: cuando los dueños de medios de producción, cuando los capitalistas, cuando los dueños de las tierras sienten que están perdiendo sus privilegios, entonces reaccionan y reaccionan de una forma violenta. Los mismos defensores a ultranza de la democracia, abandonan los métodos democráticos cuando la democracia ya no les conviene. Chile por ejemplo, era un país con grandes tradiciones democráticas, nunca nadie pensó que íbamos a tener un golpe militar, pero apenas triunfó Salvador Allende, los sectores reaccionarios empezaron a conspirar, apoyados por el gobierno de los Estados Unidos, hasta culminar en el golpe militar que segó la vida del presidente chileno, truncó los sueños y esperanzas de su pueblo y implantó una férrea dictadura militar durante 17 años. No podían aceptar que un gobierno popular aplicase por la vía democrática un programa de distribución más equitativa de la riqueza social que hería sus privilegios.
27. En Rusia, como les decía, estalló la guerra civil generada por los sectores burgueses y los restos de la aristocracia zarista y apoyada por los gobiernos burgueses y proimperialistas. Eso obligó a destinar los mejores cuadros, la mayoría obreros, a las tareas de defensa de la revolución. Muchos murieron en ese proceso, y empezó a haber una gran escasez de alimento —como decía anteriormente—. Los pocos obreros que no estaban en el campo de batalla tuvieron que replegarse al campo para poder sobrevivir. La revolución obrera y campesina se quedó sin obreros.
28. A pesar de la desastrosa situación heredada la URSS dio un salto adelante que asombró almundo
29. Se empezaba así a transitar al socialismo en un país que Marx nunca imaginó, un país pequeño campesino, que estaba destruido por la guerra, cuya población se estaba muriendo de hambre. Para entender lo que pasó en la URSS, hay que conocer ese punto de partida. Y a pesar de la desastrosa situación en la quedó ese país luego de siete años de guerra imperialistas y guerra civil, la Unión Soviética llegó a ser unos de los países mas desarrollados del mundo.

Férrea disciplina en las fábricas y democracia en los soviets

30. Otro elemento que hay que tener en cuenta era la enorme necesidad que había de industrializar el país. Y Lenin insistió mucho en la necesidad de tener una férrea disciplina dentro de las fábricas, porque en una fábrica donde cada obrero hace lo que quiere poco se produce. Llegó a decir que la discusión democrática había que hacerla en los soviets, en ese espacio político, pero que en las industrias debía haber una férrea disciplina. Había que respetar las órdenes del gerente sin discutirlas. Claro, la URSS logró salir del atraso en una forma impresionante, ese país se reconstruyó después de la guerra en una forma tal que asombró al mundo, se lograron resolver muchos problemas económicos, pero no se resolvió el problema esencial de socialismo que es ir construyendo el hombre de la nueva sociedad, el sujeto de la nueva sociedad. Los soviets dejaron de ser ese espacio democrático de los inicios, se fueron burocratizando, poco a poco y, por las contingencias que fueron apareciendo en el contexto de la guerra civil, fueron perdiendo su dinámica y se transformaron en una cuestión formal. ¿Cómo iba a surgir el hombre nuevo si éste se va transformando a través de la práctica a través de un largo proceso de aprendizaje si en las fábricas no podía participar y si los soviets habían dejado de funcionar?
31. ¿Se han preguntado ustedes por qué fue derrotado el socialismo en los países de Europa del Este y la URSS en forma tan rápida? Yo estoy convencida que esto ocurrió de esta manera porque no había gente organizada que lo defendiera. Ustedes saben lo importante que es tener gente organizada, gente dispuesta a defender lo que siente como suyo. Venezuela es un ejemplo de ello. Durante el golpe de estado, sin gran organización la gente salió a exigir el retorno de Chávez porque sentía suyo el proceso y sentía sobre todo que Chávez era su conductor. En la Unión Soviética no hubo gente dispuesta a defender ese proceso. Por eso que yo creo que una de los grandes desafíos para el socialismo en el futuro, es cómo resolvemos el tema de la productividad, de la eficiencia económica, pero también cómo vamos construyendo al mismo tiempo el sujeto de la nueva sociedad.

No llega la esperada revolución mundial, cambia la estrategia de construcción del socialismo

32. Otra cosa que hay que tener muy en cuenta es que Lenin creía, cuando se produce la toma del poder por los soviets de obreros y soldados, que muy pronto: en meses, en un año o en dos venía la revolución mundial. La gran tarea de la revolución rusa era defender la Rusia soviética hasta que se produjese la revolución en otros países desarrollados que le iban a suministrar tecnología, cuadros preparados, asesoría técnica, que la iban a apoyar financieramente para salir del atraso. Pero pasan dos, tres, cuatro años, y en 1921 ya se ve claro que la tan esperada revolución en los países avanzados no se materializa. ¿Qué hacer en esas circunstancias? ¿Volver hacia atrás? ¿Devolver el poder a los burgueses y esperar que maduren las condiciones revolucionarias en esos países? Los bolchevique deciden que no pueden volver atrás; que habiendo conquistado el poder político había que iniciar solos un largo tránsito hacia la nueva sociedad que se quería construir. Fue así como se lanzaron a iniciar la construcción del socialismo en un sólo país —un país muy atrasado— contando con sus propias fuerzas. En ese momento nace la Nueva Política Económica más conocida como la NEP con el objetivo de estimular fundamentalmente la producción agraria.
33. Pero ¿por qué había que estimular la producción? ¿Qué había pasado en el campo ruso en los primeros años de la revolución? Para alimentar a los obreros, para que no muriera la gente de hambre, los bolcheviques se habían visto obligados a establecer medidas drásticas. Decidieron requisar en forma obligatoria toda la producción agrícola. Empezaron a quitarle a los campesinos toda la producción excedente, todo lo que permitiese alimentar al ejército y a la gente de la ciudad, pero evidentemente que un campesino al cual se le quitan la producción no tiene motivación alguna para esmerarse en producir y entonces, si bien se logró evitar que la gente muriera de hambre, la producción agrícola descendió en forma peligrosa. Había que motivar nuevamente al campesinado a producir, y había que hacer un esfuerzo por transformarlo en un aliado del proceso.
34. La primera medida que adoptó la NEP fue suspender la requisa de excedentes y permitir el intercambio de productos en el mercado. Había que hacer alianzas no sólo con le campesinado pobre, sino también con el campesinado medio para ser capaces de defender las conquistas alcanzadas y seguir adelante sin el apoyo internacional de otras revoluciones (Ver artículo adjunto: Capítulo.7 El viraje estratégico de 1921).

Las grandes industrias y el socialismo

35. Lenin puso gran énfasis en el desarrollo industrial de la URSS. Estaba convencido que sin grandes fábricas, sin una gran industria altamente desarrollada el socialismo era imposible. (Ver Cap.8 del Anexo) El problema era cómo hacer para que esas grandes industrias permitiesen a los trabajadores controlar el proceso de producción. Mientras más grandes eran las empresas más difícil parecía ser el proceso de participación de los trabajadores. Pero hoy, parece haberse comenzado a revertir esta situación. La nueva revolución tecnológica está permitiendo realizar con éxito proceso de descentralización de funciones, consultas democráticas en tiempo real a pesar de la distancia que pueda mediar entre distintos grupos de trabajadores, necesidad de involucrar no sólo al cuerpo del trabajador sino a su mente para lograr mayores rendimientos: el capitalismo mismo ha estimulado la participación de los trabajadores en los talleres de calidad, etcétera. La nueva revolución tecnológica estaría creando bases objetivas para una gestión más democrática tanto en los centros de trabajo como a nivel de la propia participación política.

Las deformaciones del aparato de estado soviético

36. Otro dato que ustedes deben saber. Lenin murió preocupado por las deformaciones burocráticas del Estado soviético. Lo que se construyó en la URSS se alejaba mucho de las ideas planteadas por el autor en su libro: “El Estado y la Revolución”. El Estado soviético se desformó o, más bien, no llegó nunca a ser transformado realmente. Por eso que Lenin, en uno de sus últimos escrito llegó a decir que los trabajadores debían luchar, y si era necesario, hacer huelgas, para atacar las deformaciones burocráticas del Estado soviético. .

El tema de las nacionalidades

37. En la URSS se cometieron errores también respecto a un tema muy sensible: el tema de las nacionalidades, de las minorías nacionales, en un país muy pluriétnico y con minorías fuertes. Había que respetar sus tradiciones, había que darles autonomía, pero ¿qué pasó? Había sectores del Partido Bolchevique que eran excesivamente centralistas y no eran capaces de entender lo fundamental que era para las comunidades oprimidas que se respetase su soberanía —mientras más sufre y más discriminado es un sector social, más necesidad de autoafirmación y de soberanía tiene—. Viendo que ni el propio Stalin entendía estas cosas, Lenin llegó a decir: “Debemos echar marcha atrás en los acuerdos para la conformación de la URSS, limitando los acuerdos sólo a la parte militar y diplomática” y reestableciendo en todo lo demás la total independencia de esas regiones. Poca gente conoce estos escritos finales de Lenin.

Estrategia internacional para derrocarlo

38. Creo que aunque saltándome muchas cosas, les he dicho lo central.
39. Pero antes de finalizar creo que es importante señalar un último punto: que ese socialismo fue derrotado, porque hubo toda una estrategia internacional concertada para lograr este objetivo. Por ejemplo, las constantes amenazas de guerra obligaron a la URSS a competir en la carrera armamentista. Obligó a un país como la URSS —que todavía no había logrado resolver todos los problemas sociales heredados— a invertir gran cantidad de recursos en armamento y en tecnología de punta en la industria militar. Eso, sin embargo, tuvo un resultado positivo: el gran despegue científico que allí ocurrió. Ustedes saben que el primer viaje a la luna fue realizado por los soviéticos.
40. No era tampoco una meta de Fidel el tener el ejército más poderoso de América Latina. Cuando yo estuve en Cuba como estudiante en 1960, visité varios cuarteles que habían sido transformados en escuelas. El proyecto era ese: transformar los cuarteles en escuelas, y ¿por qué ahora tiene el ejército más poderoso en América Latina? Porque el gobierno de los Estados Unidos lo obligó a ello.

Condiciones históricas concretas

41. Entonces, una enseñanza que yo quiero que ustedes saquen es que los procesos de construcción socialista se hacen en condiciones históricas concretas, y sobre todo en condiciones de correlaciones de fuerzas concretas, donde hay un sector que quiere construir y un sector que quiere destruir y en esa lucha se va construyendo y que, por lo tanto, esa construcción tienen todas las limitaciones y todas las imperfecciones de esa lucha. Una cosa es el sueño de los dirigentes y otra cosa es lo que se puede ir haciendo. Y esto ocurre no sólo al tratar de construir el socialismo, sino en cualquier tarea que se proponga un militante revolucionario: en un gobierno local, en una gobernación, en una alcaldía, en una federación estudiantil... En cualquier lado un militante revolucionario tiene que tratar de analizar las características de la correlación de fuerza que allí existe. Debe tener claro cuáles son las debilidades, cuáles son las fortalezas y tiene que elaborar un plan de trabajo. Ustedes en el movimiento estudiantil tienen que hacerlo. Si ustedes tienen una correlación de fuerzas negativas en las universidades, deben analizar muy bien por qué y deben organizar un plan de trabajo para transformar esa correlación de fuerza. Y ese cambio no se logra con discursos, no basta que ustedes lleguen y hablen de Chávez y la revolución, esa correlación negativa cambiará cuando ustedes logren ganar al estudiantado para un proyecto transformador a través de prácticas estudiantiles concretas.
42. Yo participé en la reforma universitaria en Chile. Empezamos bien, ganamos varias cosas lindas en cuanto a la reforma, de hecho, por ejemplo, yo fui profesora en la Universidad de Chile sin tener título de doctora porque había escrito un libro, un libro que algunos de ustedes lo conocen: “Los conceptos elementales del Materialismo Histórico” y la reforma planteaba que tenía más valor escribir un libro que tener título de doctora. Yo sólo soy licenciada en psicología y llegué a ser profesora, y a elaborar el programa de la cátedra de marxismo, junto con otros profesores, porque había escrito ese libro.
43. En esa reforma universitaria éramos mayoría los profesores y estudiantes que nos identificábamos con el socialismo, pero perdimos la mayoría, y ¿por qué?, porque el movimiento estudiantil empezó a preocuparse solamente de cuestiones políticas y no se preocupaba de las cosas estudiantiles, de los estudiantes. No se discutía con el grueso del estudiantado cómo transformar la universidad para que cumpliese mejor su papel de servicio al pueblo. Se imponía soluciones desde arriba en forma muy vanguardista, lo que de hecho marginaba al grueso del estudiantado del proceso.

¿Por qué hablar del socialismo si nos falta tanto?

44. Otro elemento que hay que tener en cuenta es que al triunfar la revolución rusa de octubre el nuevo régimen político que se estableció fue denominado “República Socialista.” ¿Quería esto decir que ya existía en dicho país un régimen socialista? No, de ninguna manera. Los bolcheviques lo denominaron así porque su meta no era fomentar el desarrollo del capitalismo en ese país, sino ir más allá. Ellos tenían claro que en esos primeros años sólo se estaban dando pasos hacia el socialismo. ¿Qué ocurre en Venezuela hoy? Algo muy parecido. Se esté tratando de cambiar la lógica del capital por una lógica humanista y solidaria y en ese sentido se están dando pasos hacia el socialismo. No sería de extrañar que muchos estudiantes rechacen el socialismo, porque la propaganda antisocialista ha asociado siempre a este régimen con: eliminación de toda propiedad, supresión de la libertad de disentir, represión a los opositores, dictadura despótica. Ya hemos dicho que el socialismo que defendemos no tiene nada que ver con esta caricatura de socialismo.
45. Y, a propósito de esto, es interesante analizar aquellas recientes encuestas que dan a Chávez más del 80% del apoyo popular y al socialismo sólo un 47%, ¿ustedes creen que esto es positivo o negativo? A primera vista se tiende a pensar que esto es negativo: la popularidad del Presidente mucho más alta que la del socialismo. Pero, ¿saben ustedes lo que significa un 47% de apoyo al socialismo en un país en el que durante décadas se ha ido sembrando —a través de los medios de comunicación masiva, la Iglesia Católica y de las escuelas— una muy negativa imagen del socialismo? Eso quiere decir que se ha avanzado mucho, que el Presidente ha logrado ir educando a la gente, especialmente a través de su programa Aló Presidente. A través de él está diciendo constantemente: “Miren señores, lo de las misiones es socialismo, eso es democracia”. Preocuparse de la salud, de la educación del pueblo, de desarrollar hábitos solidarios en lugar de estimular los hábitos egoístas, eso es socialismo. La gente comienza entonces a tener otra imagen de socialismo. Los efectos prácticos de las medidas humanistas y solidarias adoptadas por el gobierno son fusiles más poderosos que todos los misiles mediáticos lanzados por la oposición.

No se ha elaborado una alternativa acabada 

46. Es importante que se conozca el origen de las ideas marxistas, los esfuerzos realizados por los socialistas utópicos. Hay que conocer las fuentes, conocer el análisis crítico del capitalismo que hizo Marx y que lo llevó a ver la necesidad de construir el socialismo. Es importante que ustedes se informen, que estudien, porque esto no se inventa de la nada. Hay que construirlo seriamente viendo lo que hay en la base social venezolana, porque hay que construir el socialismo en cada país, hay que partir de cada realidad particular y desde allí ir creando una respuesta a adecuada a cada país. No se pueden aplicar mecánicamente a Venezuela fórmulas que fueron apropiadas para otros países, y en otras circunstancias. Por eso tenía razón Simón Rodríguez cuando decía: “O inventamos, o erramos.” Deben ustedes saber que hoy no hay en ninguna parte del mundo una alternativa acabada. Tenemos que construir esa alternativa de acuerdo con cada realidad, considerando la correlación de fuerzas que en cada país existe, el grado de organización y conciencia popular alcanzado, la situación económica heredada y muchas otras cosas.?

1. Charla en el “Encuentro Nacional de estudiantes revolucionarios por la construcción del socialismo en el Siglo XXI”, Mérida, 22 de julio 2005. Esta charla está basado en la ponencia: Cómo vio Lenin el socialismo en la URSS, presentada por Marta Harnecker en el seminario de la Revista América Libre “Socialismo, experiencias y perspectivas”, realizado en Sao Paulo, Brasil del 4 al 6 de diciembre 2000."


                                         
[[ CONVULSIONES POLÍTICO-SOCIALES Y 
MITOS NEOLIBERALES EN LA
HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XX.
Alejandro Andreassi Cieri
Universidad Autónoma de Barcelona

         

             La coincidencia del rápido colapso de la URSS y los regímenes análogos de Europa Oriental con el cincuentenario del comienzo y final de la Segunda GuerraMundial, promovió una abundante producción escrita en la que se analizó por separado o conjuntamente los dos fenómenos políticos que han señalado indeleblemente nuestro siglo: comunismo y fascismo. Sin embargo, no es el propósito de este artículo pasar revista a los múltiples ámbitos del pensamiento en los que se ha producido un debate incesante. Su objetivo es comentar un conspicuo producto intelectual, el último libro de François Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. 1. Su título es sugerente, y desde el mismo el autor propone analizar la persistente capacidad de seducción e ilusión de la idea comunista a lo largo del siglo que fenece, más que la evolución histórica de los regímenes o movimientos que se inspiraron en ella. Quien conozca los puntos de vista de François Furet no puede esperar que sus conclusiones sean benévolas. Pero si que los recursos de su análisis serán rigurosos, de tal modo que no cometerá una petición de principio, transformando su discurso en una aseveración incontrastable. Sin embargo, su contenido parece corresponder más a la necesidad de autoafirmación de quien defendía una trinchera en décadas pasadas, que a la intención de quien reflexiona sosegadamente, incluso
desde el rechazo previo a la naturaleza del objeto analizado. Y su lectura demuestra
la persistencia de ciertos tópicos de la Guerra Fría. Su método consiste en partir de afirmaciones apriorísticas sobre la naturaleza del modelo político social inaugurado con la Revolución de Octubre, lo que parecía ser el objeto prometido de su ensayo, el cual queda definido de una vez y para siempre sin necesidad de tener en cuenta la posibilidad de una transformación evolutiva, basada tanto en sus factores internos como en el impacto de la situación internacional para contrastar la distancia entre aquellos factores genéticos, y coetáneos, y los resultados de las experiencias sociales de la Europa del Este, “El régimen nacido en octubre de 1917 puede ser considerado como la primera aparición del Estado-partido, investido por la ideología con una misión escatológica” (p. 236).

           No sólo se detiene a considerar el contexto que se fue generando en las sociedades europeas a lo largo del siglo XIX, bajo el doble impacto de la revolución industrial y la revolución francesa, que dieron lugar a la aparición de propuestas de transformación social, de las que el comunismo soviético no es único fruto. Tampoco realiza un análisis crítico de la estructura de la ideología comunista, ni de su relación con las
decisiones que adoptaron los líderes de la URSS. Furet no muestra excesivo interés en establecer el tipo y grado de tensiones, que las hubo, entre los originales proyectos bolcheviques y el rumbo que finalmente adoptaron los acontecimientos. Y si bien adopta un método narrativo cronológico -dentro de un discurso que puede calificarse de ensayístico- el elemento diacrónico de su discurso poco tiene que ver con los diferentes contextos y situaciones históricas. Estos parecen desfilar como 1)François Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX, México D.F., F.C.E., 1995. 1escenarios inertes de un primer plano ocupado por el objetivo principal, demostrar la intrínseca perversidad del sistema iniciado en 1917, y de sus antecedentes culturales y políticos.

        En realidad su método se basa en la equiparación del comunismo al fascismo, al que considera el modelo sobre el que establecer la comparación. El interés de analizar tal objetivo sería menor sino fuera porque Furet se inserta con su libro en una corriente de opinión que ha adquirido un fuerte respaldo oficial y una gran difusión en los medios de comunicación de masas en los últimos tiempos. En países como Alemania, constituye una de las principales corrientes de explicación de la historia europea del siglo XX, desde la polémica iniciada en la década de 1980 por los historiadores que pretenden reducir el peso del pasado nazi en su historia, coincidente con el largo período de gobierno conservador en un país clave para la
construcción europea.2 Así mismo esa concepción de la historia política europea bebe sus fuentes en los argumentos de la teoría del totalitarismo, muy en boga desde los comienzos de la Guerra Fría, que utiliza como ecuación esencial la fórmula rojo=pardo, para articular sus concepciones sobre la constitución de los modernos sistemas de dominación política como el resultado de una ofensiva general contra el liberalismo de raíz decimonónica y la economía política clásica. Esa ofensiva se desarrolla sobre unos principios comunes: el rechazo a los principios de la economía de mercado, la libre competencia, la propiedad privada; en definitiva el conjunto de rasgos que configuran la quinta libertad, a la que ha aludido críticamente Noam Chomsky, independientemente de la estirpe izquierdista o derechista del cuestionamiento. Son tesis como las sostenidas por historiadores, tan reputados académicamente como Ernest Nolte, quienes afirman, bajo el respaldo de las instituciones oficiales alemanas, que la barbarie fascista no es más que una reacción inspirada en la violencia empleada por los bolcheviques durante la revolución rusa, con la intención de exculpar o por lo menos trivializar el carácter excepcional de la opresión fascista.
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El punto de partida de su ensayo se sitúa sobre dos ideas fuerza: la unidad indisoluble constituida por capitalismo y democracia, englobados bajo el término liberalismo que reúne así el modo económico y el político de las sociedades modernas, inseparables el uno del otro para su adecuada realización; y la similitud a pesar de una oposición que es aparente- entre comunismo y fascismo, ambos catalogados como los fenómenos más significativos y trágicos del siglo XX, así como los máximos desafíos a la democracia capitalista. De este modo la perdurabilidad de la idea comunista se debería al misterioso influjo que el rechazo del liberalismo ejerció sobre amplias masas, cuya incorporación a la participación política y al disfrute del bienestar económico se debió -paradójicamente- a su vigencia, y que por alguna freudiana razón colectiva optaron por rechazar, independientemente de que la procedencia del rechazo partiera de unas anacrónicas (en el sentido de ahistóricas o intemporales) derechas o izquierdas. Con ello se conforma otro principio caro al (neo)liberalismo y a las doctrinas políticas compartidas por los círculos dirigentes europeos y norteamericanos. La democracia pertenece a un hipotético “centro”, un,...2)Para una crítica detallada de los aspectos más destacados de la polémica y la visión de los historiadores alemanes conservadores ver G. Erler, R.D. Müller, U. Rose, T. Schnabel, G.R. Ueberschär yW. Wette,L’Historire escamotée. Les tentatives de liquidation du passé nazi en Allemagne, Paris, Editions LaDécouverte.1988. 3) E. Hobsbawm, Age of Extremes. The Short Twentieth Century, 1914-1991, London, Michael Joseph, 1995, p. 124, y también VV.AA., L’Historire escamotée. Les tentatives de liquidation du passé nazi en Allemagne, op. cit. En el surgimiento de esateoríatuvoun papel muy importanteHannah Arendt. Pero ella, adiferencia deFuret, busca puntosde apoyo en la estructura social para explicar el surgimiento del fascismo. Y si se separa del curso de argumentación que hemos seguido en este artículo, es sólo en el punto en que ella asegura que la burguesía como clase social y factor de poder político sucumbe ante el engendro que ha contribuido poderosamentea erigir, lo que “desnaturaliza” el contenido de clase del totalitarismo fascista. Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Alianza Editorial 11981, vol. 2,pp. 344-345. 1 espacio de moderación política y social donde se atenúan los enfrentamientos producidos por los intereses encontrados de las clases sociales, por otra parte tendencialmente condenadas a desparecer ante la diversidad y nueva complejidad social promovida por el despliegue imparable del sistema liberal capitalista que establece nuevas líneas de clivaje el conjunto social que expresan intereses y preocupaciones “diferentes” a aquellos de las clases. Estas convertidas, en este final de siglo, en mitos de las izquierdas y las derechas se transforman en el pretexto para acechar e intentar yugular a ese “centro”, garantía de la marcha ascendente hacia el progreso y el bienestar universales, que generalmente en estos ámbitos intelectuales son sinónimo de crecimiento económico.
4
        Son justamente estos axiomas y las razones de su repetición en el análisis de los intelectuales del “establishment”, los que me resultan más interesantes para analizar. De este modo e imitando a Furet, también podríamos subtitular a este artículo “reflexiones sobre la persistencia de esos axiomas” en el pensamiento que genéricamente podríamos calificar como (neo)liberal, o utilizando una feliz expresión de Ignacio Ramonet, “pensamiento único”, actualmente vigente.

5 Furet parte de un apriorismo frecuente en el discurso del (neo)liberalismo: el desarrollo del capitalismo generalmente denominado como "economía de mercado"- es paralelo e inseparable del despliegue de la democracia, en sustitución del antiguo orden jerárquico basado en la preeminencia de los estamentos aristocráticos y nobiliarios (dice en la p. 26):
"La libertad de producir, de comprar y de vender forma parte de la libertad a secas; se afirmó como tal contra las trabas y los privilegios de la época feudal. La igualdad contractual de los individuos no es menos indispensable para la existencia de un mercado que para la autonomía física y moral de las personas. Por otra parte, esas dos caras de la sociedad moderna no están disociadas en la cultura más democrática que haya producido Europa, la de su retoño estadounidense: libre empresa, libertad e igualdad de los hombres son consideradas allí como inseparables y complementarias. Por último, esta disociación no tiene nada que ver con los progresos o con los malignos objetivos de la economía capitalista".
Mediante este principio cualquier crítica del capitalismo se convierte automáticamente en el de la democracia, y viceversa. A partir de esa afirmación le resulta fácil encontrar paralelismos, al analizar el siglo XX, en los contenidos y trayectorias de sus principales fenómenos políticos: el comunismo y el fascismo. El
problema, así presentado, hermana a ambas ideologías, ya que independientemente de cual sea la vertiente atacada ambas ideologías confluyen en el rechazo a una totalidad sociopolítica inseparable.
6
4)Reinhard Kühnl, La República de Weimar, València, Edicions Alfons el Magnànim, 1991, pp. 331-332. Este autor considera a esta doctrina oficial, tanto en el ámbito de la politología como de la historiografía, que preside el estado federal alemán actual, así como sus círculos académicos; pero creo que esta ideología del “establishment” no esprivativa de Alemania y puede observarse en otros estados europeos.
5)
I. Ramonet, "El pensamiento único", Mientras Tanto, nº 61, primavera de 1995, pp. 17-19. Coloco el prefijo entreparéntesis, porque creo que lo que se ha dado en denominar neoliberalismo no constituye más que un eufemismo para ocultar los viejos preceptos de la economíapolítica clásica.
6)Furet, El pasado de una ilusión..., op. cit, pp. 24-51. Por el contrario, otros autores como G. Eley y D. Blackburn plantean que el fascismo, en su variante alemana, no sería consecuencia de un desarrollo insuficiente de esa "totalidad" burguesa -también definida por muchos autores conservadores como sinónimo de "modernidad"- determinado por la supervivencia de tradiciones políticas y sociales preindustriales y precapitalistas , sino por el contrario el aspecto de la forma específica del desarrollo capitalista en Alemania, que lejos de separarse de la "norma" observada por el desarrollo burgués en Francia, Gran Bretaña o los EE.UU. constituiría su versión intensificada, debido a las particulares condiciones que impuso un desarrollo de carácter extraordinariamente dinámico y desestabilizador de tradiciones y organizaciones sociales preexistentes. Ambos autores lo enfatizan hasta el punto de afirmar que el proceso que culmina con 1945 podría ser considerado como el paradigma de la historia europea del siglo XX, "como una metáfora de nuestro tiempo" ,The peculiarities of German History, especialmente pp. 144-155 y
286-292 yG. Eley,From unification to nazism, London, Routledge, 1986, p. 11 .

1La burguesía: enemigo común de derecha e izquierda. La causa primordial de la fuerza y el arraigo del comunismo y el fascismo en nuestro siglo, es el rechazo de la burguesía -el repudio que la figura del burgués
produce en amplias capas de la población, independientemente de las posiciones que ocupen en la estratificación social. El principal fenómeno político es esta lucha antiburguesa que une muchas veces -consciente e inconscientemente- a las derechas y a las izquierdas (ambas catalogadas como aristocratizantes o populistas en el primer caso, y reformistas o bolcheviques en el segundo). Con ello el papel social representado por la burguesía queda desprovisto de cualquier vinculación con opciones ideológicas, y de cualquier preferencia política (salvo la nebulosa idea del “centro” político, sinónimo de moderación). Se descarta incluso la posibilidad de que en su seno se expresen diversas y contradictorias opiniones e intereses: el burgués es un homo œconomicus, no político, según el autor, y parte de la especie humana queda desprovista de sus atributos posibles, amputada. ¿Pero, cuáles son las suposiciones que utiliza para hacer esta afirmación?
"Hemos visto que ya son antiguas las complicidades entre el socialismo y el pensamiento antiliberal y hasta antidemocrático. Desde la Revolución Francesa, la derecha reaccionaria y la izquierda socialista comparten la misma denuncia del individualismo burgués y la misma convicción de que la sociedad moderna, privada de verdaderos fundamentos, prisionera de la ilusión de los derechos universales, no tiene un porvenir duradero. Una parte del socialismo europeo, en el siglo XIX, despreció la democracia: recordemos a Buchez o Lassalle [...] A la inversa, en el período que precedió a la Primera Guerra Mundial; la crítica común del liberalismo llegó a aproximar a la derecha más radical, es decir, la más nacionalista, con la idea socialista; porque es fácil concebir teóricamente una economía liberada de la anarquía de los intereses privados, dentro del marco nacional, y unir así los sentimientos anticapitalistas a la pasión nacional. Por ejemplo, tal fue en Francia la tendencia de la Acción Francesa en sus años "revolucionarios". Maurras percibe muy pronto que "un sistema socialistapuro quedaría libre de todo elemento de democratismo" (p. 192)
7
      Estos ataques, desde extremos ideológicos opuestos, procederían de una misma cultura predemocrática y precapitalista. Pero al hacer estas consideraciones no tiene en cuenta que el tradicionalismo aristocrático ve en la práctica liberal exceso, donde el socialismo sólo ve cicatería e insuficiente compromiso: la participación sin límites ni restricciones de la totalidad del pueblo en la gestión económica y política de la
sociedad. Aquello que habitualmente denominaríamos como democracia en el sentido fuerte del término, o por lo menos en el sentido de la Convención de 1793, de la república de febrero de 1848, o de la Comuna de París de 1871. Considera que la burguesía, es un producto de la Revolución Francesa, (pp. 21, 26) -y una clase especial sin antecedentes en la historia ya que no está definida por ningún ordenamiento jurídico o político sino ¡simplemente! por la posesión de riqueza (Aunque también acepta que la burguesía podría ser una condición social anterior a la Revolución Francesa, al reconocer que Rousseau había tenido la oportunidad de analizar las dos facetas de la naturaleza burguesa: el egoísmo calculador con el que se enriquece y la compasión que loo identifica con el género humano, (p. 28)). Está sometida a una contradicción permanente entre su tendencia a la universalidad, y por lo tanto a la equiparación de todos los hombres a la posibilidad plena de perseguir sus propios objetivos y al individualismo a que la
obliga la prosecución incesante de su enriquecimiento.
7) En la pág. 229 afirma “esos marxistas son partidarios intransigentes del pluralismo político”. Con esta afirmación trata de remediar la escasa relevancia de los representantes elegidos para representar “todo” el socialismo del siglo XIX. Un socialista católico como Buchez y un partidario del socialismo monárquico o del estado popular como Lasalle, éste últimorefutado y combatido por las corrientes del movimiento obrerode la Iª Internacional.

¡¡-- OJO,...1De este modo se halla en la encrucijada de un conjunto de relaciones sociales que mientras impulsan estatendencia parecen favorecer la disolución de la sociedad en que tienen lugar, en una especie de proceso de autodestrucción. Ese indeterminismo o ambigüedad del régimen de la burguesía, -al que el autor considera sinónimo de sociedad del liberalismo- está en la base de esa tendencia a la expansión. Pero al mismo tiempo provoca la incertidumbre de una perspectiva social basada en la competencia y el riesgo de ser arrollado por ella, desde el momento en que los roles sociales no están previamente definidos por razones de sangre o de ordenamiento jurídico -que les adjudican la capacidad de mandar -nobleza- o la obligación de trabajar -proletariado o campesinado, tal como sucedía en al Antiguo Régimen. Afirma Furet que desde el momento en que el liberalismo considera a la libertad y la igualdad como condiciones necesarias para la realización de los intereses y placeres individuales de los hombres, genera una contradicción insalvable entre su realización y el enriquecimiento al que tiene derecho desde el momento en que no existen límites a su autorrealización.

8 Así se crea un espacio infranqueable -según el autor- entre las esperanzas multitudinarias en la concreción de la libertad e igualdad y la realidad que la sociedad les ofrece, ya que se estructura sobre las abismales diferencias de riqueza entre unos y otros. Y por lo tanto la democracia no acaba de definir sus límites. Está atrapada en la tensión entre las necesidades colectivas (libertad, igualdad) e individuales que conducen a la apropiación privada y desigual de bienes y satisfacciones (pp. 24-28). Como consecuencia del conflicto generado por la naturaleza de la condición burguesa, el fenómeno fundamental de la sociedad moderna no es el enfrentamiento de clases -proletarios contra poseedores de capital (burgueses)- sino el desgarro interno a que han sometido a la burguesía las dos pulsiones básicas que controlan su conducta: el universalismo liberal y el individualismo egoísta (p. 29). De esa contradicción permanente de la naturaleza burguesa y el rechazo que producen surgen como las caras de Jano, el comunismo y el fascismo.

            La burguesía es tratada como una categoría ahistórica, ya que a pesar de
que se remite con profusión a 1789 (no a 1792-94) no diferencia las diferentes fases
por las que atravesó la revolución francesa, que implican variados modelos políticos
e intereses sociales que invalidan la imagen de una unidad homogénea del
denominado tercer estado frente a la nobleza. Cae así en la paradoja de considerar a
la burguesía como conjunto casi gregario e indiferenciado, hacia el cual difícilmente
puede existir un rechazo tan claro y persistente. Furet intenta que desaparezcan,
mediante su pirueta retórica, los otros intereses sociales que debían rechazarla, si
toda ella engloba el nuevo cuerpo social que protagoniza la revolución. En su
obsesión por negar a cualquier otro sector social una participación en los hechos
revolucionarios, y por lo tanto la existencia de intereses diferentes a aquellos de la
burguesía, que harían eclosión durante la misma, como sucedió en 1830 y 1848,
termina afirmando que casi toda la sociedad es burguesía. O recurre a otro sofisma
sobre la homogeneidad social inaugurada por el liberalismo decimonónico, al afirmar
tranquilamente que la sociedad estadounidense ha logrado conformar una sociedad
plenamente capitalista sin la existencia de una clase burguesa, porque no había
feudalismo que abatir (pp. 20-21).

         El “superhombre” político o el nuevo paradigma del siglo XX. Otras ideas complementan esta primera razón primordial, que va "Sobre la atenuación del odio o desprecio de la aristocracia hacia la burguesía", dice Furet: “En suma, el aristócrata del siglo XIX teme a la revolución y por eso no es contrarrevolucionario”, p. 30. Sin embargo para acomodar su suposición al devenir histórico admite que la aristocracia termina aceptando el régimen burgués en el que han podido, en muchos casos reconvertirse conservando sus bienes y propiedades -recordemos el efecto de la desamortización y la abolición de los derechos señoriales en la revolución burguesa española.

1desgranando cronológicamente.

        El segundo factor que aparece para determinar la especificidad política del siglo XX es el papel decisivo de las personalidades " excepcionales " en el desarrollo de esos fenómenos históricos, resumidos en la siguiente afirmación: sin Lenin no habría habido octubre de 1917 y sin Mussolini no habría Italia fascista (pp. 17 y 193-194). Por su renuencia a analizar los hechos históricos desde la perspectiva de la complejidad de la acción colectiva, que le obligaría a considerar variables incómodas para su discurso, como son los efectos sociales del desarrollo del capitalismo, o la insuficiencia de las reformas del sistema de representación política en los estados considerados muy generosamente parlamentarios de fines del siglo XIX, debe recurrir a la imagen nietzscheana de la figura providencial cuya acción sobrehumana explica el devenir histórico, cumpliendo así una curiosa regresión a métodos vetustos en el trabajo historiográfico. Recuerdo que E.H. Carr, reflexionó, ya hace tiempo, sobre la irrelevancia de tener en cuenta
la longitud de la nariz de Cleopatra para una mejor explicación de la causalidad en la historia.

           9 Sin duda en todos los acontecimientos históricos podemos identificar
personajes de excepción, aunque sólo sea porque sus nombres quedan registrados
para la posteridad, mientras que los de los restantes participantes se pierden. Pero
ello no debe impedir que los juzguemos como fenómenos colectivos, en los que
están activamente en juego múltiples decisiones conscientes que interactúan desde
los diferentes niveles de la experiencia, la cultura y los intereses. De esta forma
constituyen una articulación más compleja de la acción humana colectiva que la
simple urdimbre gregaria con que nos pretende ilustrar Furet a través de la teoría del
líder excepcional.
Sin embargo, es en ese papel del líder providencial donde Furet también cree encontrar las claves de la analogía entre bolchevismo y fascismo, como portadores de la pasión -otro de sus motores de la historia (p.16)- derivada de cierta energía vital que los pueblos alemán, italiano y ruso han recibido de la Primera
Guerra Mundial. El esoterismo de la afirmación no puede ocultar que también en la concatenación de los hechos en cada uno de esos países también se encuentran las diferencias básicas entre ambos procesos. La revolución de Octubre fue precedida por la revolución de Febrero -crucial en el derrocamiento de la autocracia zarista, con objetivos similares hasta el punto de que ambas pueden considerarse dos fases
sucesivas de un mismo proceso revolucionario- en la cual Lenin no tuvo ninguna
participación directa. La Marcha sobre Roma estuvo precedida en cambio, en lo
inmediato por acontecimientos con una orientación antagónica -las agitaciones
obreras del Bienio 1919-1920 y la ocupación de fábricas- a los propósitos del
fascismo. Lo que resulta sorprendente, en el análisis de Furet es que ignore
deliberadamente estos factores -que por otra parte están suficientemente
documentados- para imponer una versión en la cual no existe siquiera una
exposición razonada de la actuación de esos hombres, como se desprende del
siguiente párrafo:
"La fuerza de Mussolini sólo reside secundariamente en sus bandas armadas, así como, en el
otro extremo del movimiento, sólo se debe accesoriamente a sus talentos de político. Lo que
la hace tan formidable es de otro orden: su capacidad de dar a una guerra a mitad ganada-y,
por tanto, a mitad perdida- una prolongación nacional fuerte apoyándose, para invertirla, en el
empuje revolucionario maximalista de 1919-1920. En ese sentido, el fascismo italiano se
deriva de verdad del comunismo . La frustración nacionalista no habría bastado para crear a
9)
La afirmación de Carr está basada en un célebre aforismo de Pascal, que parece que Furet ha tomado casi al pie de la letra: “Otro habría sido el destino del universo de haber sido más corta la nariz de Cleopatra” , para subrayar la atracción de Julio César y Marco Antonio por la longitud del apéndice nasal. E.H. Carr, lejos de toda orientación marxista, ha defendido siempre el carácter científico del conocimiento historiográfico, lo que es puesto en duda por Furet repetidamente, ver entre otras la reciente síntesis sobre objetivos y métodos de la historiografía, Julio Aróstegui,

            La investigación histórica: teoría y método, Barcelona, Ed. Crítica, 1995.

            1Mussolini. Se necesitó el coadyuvante esencial de un anticomunismo capaz de capitalizar en
su provecho la fuerza adversa desviada de su objetivo. Con ello, el fascismo se libra del
conservadurismo. Ofrece a la derecha, junto con la pasión de llegar al pueblo con temas
renovados, los secretos de propaganda del bolchevismo y la idea de otra revolución, hecha
ésta en nombre de la nación. La energía que recibió de la guerra se duplica con la que
recupera de la derrota roja, cuyas ruinas le sirvieron de cuna. “ (p.206)
Por lo tanto, de este modo la responsabilidad del surgimiento del fascismo la tendría
el propio movimiento obrero que con sus acciones habría provocado las justas iras y
temores de las clases poseedoras, en una curiosa inversión de las responsabilidades
de víctimas y verdugos.

La guerra mundial: dinamo revolucionaria
En el párrafo recién citado también asoma el papel de la guerra europea
como catalizador de ambas ideologías. Peor no es la guerra como fenómeno social y
político susceptible de disección analítica, sino como entidad metafísica generadora
de pasiones, exaltación y, ¿por qué no?, una cierta autorrealización de las multitudes
en un “destino heroico”.
Tal vez resulte tedioso, por bien conocido, consignar el papel de la contienda
entre los diferentes factores que confluyen en el desencadenamiento de la
revolución rusa y la conquista del poder por los bolcheviques. Pero las afirmaciones
del autor exigen una vez más la réplica. Para ello me basta citar las conclusiones de
Dick Geary, fruto de su excelente síntesis reciente de muchas otras aportaciones
sobre los avatares del movimiento obrero europeo, quien defiende la tesis de que
dada la específica situación económica y política de Rusia en 1917 podría haberse
producido una segunda revolución con o sin la intervención bolchevique ya que “... el
extremo sufrimiento material del proletariado ruso como consecuencia de la guerra
sólo podía paliarse con su fin, a lo que se negó rotundamente el Gobierno Provisional
presidido por Kerensky [...], situación suficiente para radicalizar a las masas, como
lo demuestra el hecho de que en julio de 1917 los mencheviques expresaban
públicamente demandas similares a las de los bolcheviques”.

10 Vemos, por lo tanto, como la guerra, a la que Furet correctamente otorga tanta importancia en el
desencadenamiento de las convulsiones sociales de los primeros años veinte, tiene,
no obstante, una significado diferente para los revolucionarios rusos, a los que podía
tener para la movilización de los pequeños propietarios, funcionarios, profesionales y
excombatientes que se unieron al movimiento fascista, participando en las
incursiones contra sindicatos y partidos obreros o en la Marcha sobre Roma. Para el
movimiento revolucionario ruso había que acabar con la guerra que había
aumentado en términos pavorosos las privaciones que campesinos y obreros rusos
ya sufrían habitualmente bajo la autocracia zarista. Para los fascistas italianos la
guerra había sido la ocasión fallida para consolidar definitivamente el espacio político
de la pequeña burguesía junto a los partidos tradicionales representantes de los
intereses de las elites agrarias e industriales, para poder obtener mayores ventajas
de un capitalismo que se aprestaba a construir su propio imperio colonial. No se
trataba de acabar la contienda, sino de que ella había finalizado sin que ellos
pudieran hacerse con la parte del poder social que reclamaban por su esfuerzo en
los frentes de batalla.11

10)Dick Geary, European Labour protest, 1848-1939, London, Methuen, 1984, p. 157.

11) Dice Mussolini a finales de 1917: “Haya la vista una nuevaaristocracia [...] Reivindica su parte del mundo. Delineacon precisión suficiente su tentativa de “toma de posesión” de las posiciones sociales. Es un trabajo oscuro, que recuerda el de la burguesía francesa anterior a 1789 [...] Italia se encamina hacia dos grandes partidos: el de los que han combatido y el de los que no lo han hecho; de los que han trabajado y de los parásitos”, cit. por Angelo d’Orsi,La Rivoluzione Anibolscevica. Fascismo, classi, ideologie (1917-1922). Milano,Franco Angelli Libri, 1985, p. 44.

1En la anterior cita textual están concentradas varias de las obsesiones de Furet, junto con sus métodos “ explicativos ”. En el primer párrafo considera que los fasci di combattimento así como la habilidad política son elementos secundarios enel éxito mussoliniano. Acaba de sermonearnos sobre el papel del individuo
excepcional, para terminar reconociendo que existen factores más amplios que la
dimensión personal del político y el activismo voluntarista para explicar la fuerza de
un proceso histórico de las dimensiones del fascismo. Sin embargo, no incluye
demasiadas variables en este párrafo con el que pretende aclararnos los orígenes
del fascismo. Su argumento se reduce a afirmar que la fuente de energía del
movimiento fascista procede de impulso ideológico antagónico del movimiento obrero
y sus consignas socialistas. Bajo la apariencia de una reflexión dialéctica, Furet
aplica los principios del yudo al análisis histórico. Lo razonable hubiese sido incluir,
aunque sea como factor colateral, que papel jugaban los partidos políticos
tradicionales en esa coyuntura posbélica. Cuál había sido el impacto de la guerra en
un sistema político que hasta 1914 había demostrado, especialmente con el
populismo de Giolitti, una aceptable vitalidad. Y por último, qué preocupaciones
tenían aquellos sectores sociales, para los que las movilizaciones obreras del bienio
1919-20 constituía una amenaza real o imaginaria a sus intereses, bajo el impacto
psicológico de la revolución rusa. 12
La clave de la interpretación de Furet reside en que el encumbramiento de
ambos tipos de regímenes políticos totalitarios poco tiene que ver con intereses de
clases sociales, sino con el impulso del afán de dominio de sus líderes prominentes:
“Lo que trato de emprender en este ensayo es a la vez limitado y central: el papel
que han desempeñado las pasiones ideológicas, y más especialmente la pasión
comunista, pues este rasgo diferencia al siglo XX” (p. 16). Las intenciones de su
trabajo no pasan de la descripción de lo que él juzga características principales del
socialismo soviético y la forzada analogía con las dictaduras fascistas. No alcanza a
esbozar ningún intento explicativo del surgimiento de tales pasiones ideológicas,
salvo los tres aspectos a los que atribuye una gran capacidad movilizadora: el
desprecio a la burguesía y su civilización, el efecto devastador de la Primera Guerra
Mundial y la pasión por el dominio absoluto que anima a los líderes del bolchevismo y
el fascismo). Su razonamiento se sofistica cuando afirma la completa independencia
de la voluntad política respecto al contexto de su tiempo:
“Encontramos así, en el bolchevismo ruso y en el fascismo italiano, un sistema político de
doble nivel en el que coexisten una filosofía de la historia y una práctica política; la primera,
hecha de intenciones e ideas nobles; la segunda, de medios expeditivos. La primera es su
poesía, la segunda su prosa. El fascismo perdió su poesía con la Segunda Guerra Mundial,
mientras que el bolchevismo, por lo contrario, encontrará en ella ocasión de hacer olvidar su
prosa” (p. 202)
De este modo llegamos al último factor, que es también un rasgo distintivo,
que según Furet iguala las naturalezas del fascismo y el comunismo: su carácter
revolucionario.
La esencia “revolucionaria” del fascismo, según Furet
12)Si siguiéramos al pie de la letra el esquema argumental que propone Furet, podríamos afirmar que la instauración de la Comuna de París fue una consecuencia del levantamiento liberal contra Napoleón III y de la proclamación de la
república del 4 de septiembre de 1870, luego de la derrota de aquel por Prusia, y nos permitiría deducir que el socialismo comunero fue un derivadodel liberalismo al aprovechar la energía colectivadespertada por los líderes de la burguesía liberal. Con ello conseguiríamos afirmar la paradoja de la inexistencia del cambio en la historia, ya que si todo fenómenohistórico es producto de una oculta energía intercambiablela consecuencia sería la inmutabilidad de la sociedad humana, consiguiendo así la desaparición de la historia como realidad humana interactiva, y no sólo como posibilidad de conocimiento.
1“Uno de los secretos ya fue descubierto por Mussolini desde 1915: reunir a la nación y la
clase obrera, arrebatando la primera a los burgueses y la segunda a los marxistas. Un
socialismo nacional en el sentido en que Spengler había hablado de un socialismo prusiano:
es una manera de recuperar a la vez la pasión anticapitalista y el anuncio revolucionario, para
ponerlos al servicio de la elección histórica de Alemania, traicionada por los hombres de
Weimar. Trata de crearse un estandarte con el papel que los socialdemócratas, tan poderosos
en la Alemania anterior a 1914, no supieron desempeñar en el momento de la guerra: ser a la
vez el partido de la revolución y el de la nación. Después de la guerra, abandonaron una y
otra, pasándose al servicio de la República de Weimar, convertidos en burgueses. Hitler tuvo
la intuición de ese vasto espacio disponible, que los comunistas no podían conquistar en
nombre de la Internacional de Moscú” (p. 217).
El bolchevismo surge de la misma matriz que el nazismo. Para explicar porque se
inspira en el marxismo simplemente afirma que se debe a que las condiciones de
Rusia en 1917 son más propias del siglo XIX que del XX, siglo aquel al que se
adapta mejor la visión de Marx. Por otra parte y según Furet, como el marxismo
deriva del liberalismo, aquel es rechazado por ese motivo por el nacionalsocialismo
“Mientras que los bolcheviques rusos tomaron el poder apoyándose en la anarquía, los nazis
alemanes se han apoderado de él blandiendo el temor a la anarquía, en nombre de un estado
único y fuerte encarnado por un jefe”(p. 237)
¿No residen en estas características apuntadas más diferencias que similitudes en
ambos movimientos y situaciones políticas, desde el momento que representan
expectativas o temores contrapuestos?
"Pero la idea nacionalsocialista (o fascista) no es una idea que se haya derivado en forma tan
sencilla [como un derivado de las ideas de "socialismo nacional" circulantes en las elites
intelectuales anteriores a la Primera Guerra Mundial]. En realidad extrae su fuerza de la
misma fuente que el bolchevismo victorioso: la guerra. Como el bolchevismo, permite
movilizar las pasiones revolucionarias modernas, la fraternidad de los combatientes, el odio a
la burguesía y al dinero, la igualdad de los hombres, la aspiración a un mundo nuevo. Pero les
señala otro camino que la dictadura del proletariado: el del Estado-comunidad nacional" (p.
193).
¿Desde cuando el fascismo tiene como componente ideológico la defensa de la igualdad?Le
habría bastado a Furet con repasar algunas de las declaraciones de Hitler y
Mussolini para comprobar que el principio de desigualdad natural entre los hombres
es una de las piezas básicas de la ideología fascista.
13 Por lo tanto, una vezexpuestos las principales reflexiones del autor comentado, intentaré presentar
someramente algunos argumentos alternativos que he podido recoger para explicar
la naturaleza del fascismo, basados en una mayor proximidad a lo factual.
El fascismo como renovación de la dominación de la burguesía
13)El 18 de agosto de 1918 escribe Mussolini enIl Popolo d’Italia, dirigiéndose a los trabajadores: 'Liberaos sobre todo de la noción de un socialismo simplificador a la rusa, demasiado expropiador e igualitario. No se trata de apoderarse de bienes, se trata de producir otros sin interrupción. No se trata de igualar a los hombres como de estabilizar la jerarquía y disciplina social. Mientras los hombres nazcan diferentemente dotados habrá siempre una jerarquía y disciplina social' (cit. por Angelo D’Orsi,La Rivoluzione Antibolscevica. Fascismo, classi, ideologie (1917-
1922), op. cit., p. 18. Hitler, dirigiéndose a los empresarios dice: “...ustedes sólo podrán sustentar en la práctica esta idea de la propiedad privada si la misma está fundamentada lógicamente de alguna forma. Esta idea ha de extraer su justificación ética de la visión de la necesidad natural... Es necesario por lo tanto fundamentar estas formas tradicionales que se han de conservar, de forma que puedan considerarse como absolutamente necesarias, lógicas y justas. Y aquí tengo que decir que la propiedad privadasólo se puede justificar en el plano ético y moral si se parte del presupuesto de que las prestaciones de los hombres son distintas... En el terreno económico, el equivalente de la democracia política es el comunismo”, en un discurso pronunciado el 27 de enero de 1932 en el Düsseldorfer Industrieklub, cit. por R. Kühnl, Liberalismo y fascismo. Dos formas de dominio burgués, Barcelona, editorialFontanella, 1978, pp. 153-154.
1Utilizo el término renovación en lugar de restauración para subrayar que no se
puede considerar al fascismo como el restablecimiento del statu quo ante . No es la
reproducción mecánica de una forma anterior de organización política (incluidos su
imaginario y lenguaje), sino el intento de mantener la continuidad de las reglas del
juego del capitalismo, frente al desafío de su profunda crisis endógena, con la
supresión de la disociación presente en el sistema político liberal entre igualdad
jurídica y desigualdad económica. El fascismo pretende la instauración de un nuevo
sistema político basado en la consolidación definitiva de la desigualdad económica y
jurídica a cambio de asegurar una mínima seguridad de subsistencia a la población
que ocupará una posición subalterna, estableciendo una rígida jerarquía social que
implique la supresión de la lucha de clases. Si bien el terrorismo de estado es una
pieza fundamental para su viabilidad, necesita simultáneamente un mínimo de
consenso, incluso de aquellos condenados a ocupar indefectiblemente una posición
social subordinada.14 La novedad del fascismo residiría en que la eliminación de
cualquier amenaza a la estructura clasista de la sociedad se efectuaría mediante la
búsqueda de un fundamento pseudo científica de la inmutabilidad de la desigualdad
social. Esta propuesta sería más adecuada a las necesidades culturales e
ideológicas de sociedades altamente industrializadas y tecnificadas, que un retorno a
la sociedad estamental anterior a la Revolución Francesa, añorada por algunos
tradicionalistas. La idea de la Comunidad Nacional incluye esos principios, donde los
roles dominantes y subordinados de la estructura de clases del capitalismo son
asimilados a los de las vísceras de un gigantesco organismo colectivo donde la
función de cada individuo está indisolublemente vinculada al nivel que debía ocupar
en la escala jerárquica, para cumplir con la finalidad colectiva: el incremento
incesante de la productividad y el progreso tecnológico.15 El prestigio de la ciencia y
la técnica, herencia de la hegemonía cultural positivista decimonónica entre los
diferentes estratos burgueses, actuaba así como una poderosa coartada ideológica.
Esta convertía al mantenimiento de una jerarquía social inmutable en un objetivo
fundado en el origen “natural” de las diferencias entre los hombres que ya no se
basaban en el derecho divino sino en los “descubrimientos” de las ciencias naturales
y en las necesidades de una “razón” biológica, anterior y superior a la razón política.
16
14)
Stephen Salter plantea que la aparente ausencia de oposición al régimen nazi durante la guerra puede explicarse por la combinación de una dura represión interna -cuya manifestación más conspicua es la expansión del “Estado SS”- con el mantenimiento de niveles de vida relativamente altos, como consecuencia del saqueo sistemático de los territorios ocupados, “Class Harmony or Class Conflict?The Industrial Working Class and National Socialist Regime, 1933-1945", en J. Noakes (ed.),Goverment, Party and People in Nazi Germany, Exeter, University of Exeter, 1980.

           Para el proyecto de reciprocidades para compensar la colaboración subordinada del proletariado a los designios del gran capital, sustentadopor el fascismo italiano, ver A. D’Orsi,La rivoluzione antibolscevica..., op. cit., pp. 279- 297.
15)Respondiendo a las propuestas de la CGL de establecer formas de control sindical en las empresas, la prensa burguesa italiana defendía la necesidad de mantener la autoridad patronal en las empresas, que ellos creían amenazada, para mantener la eficacia productiva, en lugar de anteponer los derechos de propiedad. También apuntan en ese sentido las declaraciones de Rossoni, jefe del sindicalismo fascista, poco antes de la Marcha sobre Roma: “...el Sindicalismo nacional fascista llama a todos los ciudadanos para que cada uno ocupe su puesto jerárquicamente y sepa cumplir su deber ante todo en el campo de la producción”, cita do por A. D’Orsi, La rivoluzione antibolscevica..., op. cit., pp. 266-267y 277. El párrafo siguiente nos ilustra sobre el núcleo fundamental de la política social nazi , a pesar de que este escrito fue redactado en 1931 por Otto Kahn-Freund, "El Tribunal del Trabajo del Reich ha permitido una enorme ampliación del poder dictatorial del patrono: como el mismo tribunal haenfatizado repetidamente, su objeto era establecer la disciplina necesaria para la productividad, estrechamente asociada con la idea de unidad dentro de la planta industrial. Esta idease vincula al de la planta como un organismo y
de la comunidad productiva como una colectividad organizada sobre líneas casi militares y románticas. Los patrones y empleados se unen en un organismo único, como una comunidad de trabajo, en que la subyugación voluntaria del uno al comando que del otro surge del interés en la meta común de productividad" , citado por Tim Mason en Nazism, Fascism and the Working Class, Cambridge, CambridgeUniversity Press, 1995, p. 97.

        16) Para el papel de grupos científicos en el soporte al nazismo, ver Detlev Peukert, Inside Nazi Germany. Conformity, Opposition and Racism in Everiday Life, London, Penguin, 1987 y Benno Müller-Hill, “The idea of the Final Solution and the role of experts”, en D. Cesarani (ed.),The Final Solution. Origins and Implementation, London, 1 El darwinismo social se combinaba con un nuevo naturalismo que sostenía la
existencia de seres inferiores y subhombres utilizables o eliminables según las
necesidades superiores de la burguesía productiva -la capa dirigente de esecapitalismo sin lucha de clases.

17 El papel del estado sería el de intervenir sistemáticamente para impedir que las “células” y “tejidos” subalternos del organismo nacional adoptaran colectiva o individualmente conductas que cuestionaran esa
vinculación de función con mando y obediencia, cuestionando la estabilidad jerárquica.

18
           A partir de las dos últimas décadas del siglo XIX, los ajustes de la
organización social y económica a las nuevas condiciones de acumulación del
capitalismo promovidas por un núcleo reducido de países, bajo los efectos de las de
oficios tradicionales, sino también de numerosos trabajadores no cualificados
procedentes del ámbito rural. Por último, la expansión así como la transformación
cualitativa de los estratos medios, ya que a los tradicionales grupos de pequeños
propietarios, comerciantes y profesionales liberales se agregaban los nuevos cuadros
técnicos y administrativos necesarios para el funcionamiento adecuado de esas
economías de escala así como de los servicios urbanos y las infraestructuras
desarrolladas con el crecimiento de las ciudades donde se están produciendo ese
crecimiento industrial (‘white-collar workers ’). A su vez, las elites dirigentes se veían abocadas a enfrentar con mayor coordinación y con respuestas eficaces el creciente cuestionamiento y resistencia que la clase obrera ofrecía a ese cambio estructural del sistema, que se manifestaba tanto a través de la multiplicación de la conflictividad laboral. Es el período en que comienzan a registrarse las grandes oleadas de
huelgas en los países más industrializados, así como el desarrollo sindical y político
del movimiento obrero. También es la época, especialmente a partir de 1890, en que
el estado comienza a participar en los conflictos sociales que tienen como eje esa resistencia obrera a una explotación más alienante que en todas las etapas anteriores. Al mismo tiempo el desarrollo de grandes economías de escala, estimuladas por la gran expansión colonial, hacían más interdependientes a los grupos industriales y financieros privados con esas estructuras estatales, a través de los agentes políticos que relacionan estrechamente la esfera de los negocios con la de la administración pública. Esta situación condujo paradójicamente a la relativa inmutabilidad del marco político, cada vez más comprometido con las elites que Routledge, 1994.

17
) Esta una de las posibles funciones que cumple el núcleo racista del nazismo, cobijando al darwinismo social bajoun pretendido naturalismo, ya que pretendía asentar la desigualdad en la naturaleza biológica de la especie humana,recogiendo así una tradición de pensamientoreaccionario, muy en boga a fines del siglo pasado, durante la expansióncolonial europea, que el fascismo alemán ampliaba a los individuos discapacitados, ver Hanna Arendt,Los orígenesdel totalitarismo, op. cit., pp.267-284. Pero también se puede registrar este fenómeno en el fascismo italiano cuando Mussolini habla de la “raza italiana” para justificar su renovada propuesta colonialista , en vísperas de su acceso al poder, A. d’Orsi, La rivoluzione antibolscevica..., op. cit., p. 280.

18)
       Stephen Salter, “Class Harmony or Class Conflict ? The Industrial Working Class and the National Socialist Regime, 1933-1945", op. cit., pp. 94-95. Un ejemplo concreto es el papel que jugó la Gestapo en el control de la disciplina laboral desde el inicio del régimen nazi, utilizando la figura de “trabajador antisocial y hostil al régimen “ para definir a aquellos a los que consideraban poco diligentes en el cumplimiento de las exigencias de la empresa. Este autor calcula que, bajo el régimen hitleriano, solamente por intentar reorganizar una mínima resistencia ,o incluso por abandono del trabajo o absentismo, fueron encarceladas en campos de concentración y de trabajo 23.000 personas entre 1933 y 1945.

1controlaban los principales resortes de la economía. Los partidos actuaban
generalmente como mediadores en las colisiones de intereses de esos grupos
concentrados. Aunque también pretenden presentarse ante el electorado como
representantes de amplios intereses populares, lo cual, además, estaba pervertido
por la restricción del derecho de voto o el sistemático fraude electoral.
19 Un caso paradigmático del funcionamiento de los sistemas parlamentarios europeos de la
época fue el de la sinistra-destra italiana, o de la alternancia entre conservadores y
liberales de la España de la Restauración. Por lo tanto esas clases medias se
beneficiaban subalternamente de la compleja transformación social y económica
finisecular. Sin embargo, echaban de menos su participación en el control de la
situación, mientras crecía su desconfianza hacia la capacidad de control de las viejas
burocracias políticas liberales que ocupan el aparato político tradicional, ya que en
mayor o menor grado esa pequeña burguesía se veía amenazada por el desafío
recurrente del movimiento obrero.
20 Este proceso, con matices, es observable en la
mayoría de los países europeos. En Alemania e Italia, donde el proceso de
transformación industrial fue más rápido e intenso, se produjeron intensas fracturas y
desequilibrios entre sectores sociales y regiones del mismo estado.
En ambos países impulsaron y lograron un cambio cualitativo en la
composición del conservadurismo político, que saltó desde los restringidos círculos
decimonónicos de notables, para convertirse en movimientos que se perfilaron como
populistas, basándose en un nacionalismo agresivo y frecuentemente xenófobo. En
Alemania aparecieron con el cambio de siglo núcleos políticos nacionalistas radicales
que más tarde confluirían con las formaciones tradicionales de la derecha, como la
Liga Pangermánica, la Liga Naval, la Liga de Defensa y el movimiento antipolaco. En
Italia las fracciones de la derecha radical se concentraron en la promoción del
expansionismo colonial y en el grupo que lideraba D’Annunzio , organizado en el
Partido nacionalista (1910) con sus planteamientos irrendentistas del espacio italiano
integrado a la monarquía austro-húngara.
El rápido desarrollo de la concentración industrial y de economías de escala, colocó en una situación incómoda a aquellos propietarios de pequeños establecimientos que tradicionalmente abastecían los mercados locales. Esa situación esquizofrénica entre quienes se sentían partícipes de la prosperidad capitalista general y al mismo tiempo las primeras víctimas de una economía que estaba sufriendo profundos cambios a una velocidad vertiginosa estuvo presente tanto en el ámbito urbano como en el rural. Será en este último ámbito -especialmente en Italia pero también en Alemania-, donde el fascismo reclutará sus
más firmes apoyos- agravada la situación por el prolongado descenso de los preciosagrícolas que abarca dos décadas entre siglos.

21 En el ámbito político.
19)E. Hobsbawm comenta que la mitad de la clase obrera británica no podía , en 1914, ejercer efectivamente su derecho al voto, aun cuando formalmente estuviera concedido el sufragio universal masculino, ya que se les impedía el acceso a los censos electorales,La era del imperio (1875-1914), Barcelona, Editorial Labor, 1989, p. 88. En otrospaíses se accedió al sufragio universal recién en este siglo, como Austria, en 1907, o Italia, que recién lo hace en 1913, mientras Alemania mantiene el sistema estamental de las tres órdenes electorales en Prusia, hasta la instauración de laRepública deWeimar.

20)Geof Eley,From unification to nazism. Reinterpreting the german past, London Routledge,1986, pp. 266-267.

21)Habría que considerar, habida cuenta que la crisis finisecular afectó principalmente a los países europeos
tradicionalmente productores agrícolas, en que medida la caída de los precios no fue interpretadopor grandes masas de pequeños propietarios agrícolas como una consecuencia nefasta de la internacionalización económica que había acarreado el “gran salto adelante” del capitalismo con la segunda revolución industrial. La importancia de la divergencia de los precios agrícolas respecto a los industriales, aunque para un período posterior al que ahora estamos considerando, permitió que los nazis se presentaran como defensores de los intereses de la clase media rural, constituyendo una de las claves del desarrollo de sus apoyo social, ver el excelente trabajo de Ferrán Gallego Margalef, “El partido nazi en los años centrales de la República de Weimar (1925-1930). Un comentario crítico”, manuscrito inédito, pp. 7-8.
1inestabilidad e inquietud de la pequeña burguesía se tradujo en la fluctuación de su
apoyo a las organizaciones políticas de cuño liberal, que parecían incapaces de
conjurar los peligros acarreados por un desarrollo económico social, por otra parte
muy apetecible. Los apoyos de estos sectores sociales se distribuían
intermitentemente entre el tradicionalismo católico -a veces populista o con ciertos
mensajes que defendían algunos criterios de protección social-, la extrema derecha
nacionalista y racista, e incluso los partidos socialdemócratas.
El fascismo se alimenta de estos antecedentes y de la cultura política
reaccionaria crecida bajo estas preocupaciones y recelos clasistas de la preguerra.
Lejos de constituir una alternativa revolucionaria al socialismo, como afirma Furet, se
presentó como una alternativa capaz de restaurar el orden social bajo la apariencia
novedosa de un movimiento ampliamente basado en las clases medias, poco
representadas por los partidos tradicionales. Ello fue favorecido por la creciente
debilidad del sistema tradicional de control político, que aumentó dramáticamente en
el período inmediatamente posterior al final de la guerra, mostrándose especialmente
ineficaz en el caso italiano así como en el alemán. Sin embargo, estas tendencias
que despiertan en el período anterior a la guerra no significan que el triunfo fascista
en Alemania y en Italia fuera inexorable. También dependió del impacto de la Gran
Guerra sobre las estructuras económico sociales y las mentalidades, así como de las
coyunturas de crisis del período posbélico.22 Las mismas diferencias en el ritmo de su
implantación, así como los matices diferenciales del punto de partida de la situación
en los dos países dan pie a esta hipótesis.
La crisis posbélica italiana se produjo en un país que se encontraba en el
bando vencedor de la primera Guerra Mundial, pero que había fracasado
relativamente en la realización de sus objetivos geoestratégicos, sumándose los
efectos de la crisis económica. El primero de los motivos había impulsado su
participación en la guerra como aliado de Francia y Gran Bretaña. El segundo, que
también afectaba a otros países beligerantes, se abatió sobre Italia con particular
intensidad. De este modo, se desencadenó una crisis general del sistema tradicional
de partidos políticos que no alcanzó a cuestionar la monarquía. Mientras tanto el
partido socialista se hallaba mayoritariamente comprometido con las movilizaciones
obreras y campesinas que adquirieron su máxima intensidad en el Bienio Rojo de
1919-1920, en el cual el hecho más célebre fue la ocupación semi-espontánea de las
fábricas en Milán y Turín.
23 Por lo tanto, no era éste el partido que podía desempeñar
el papel de soporte del sistema parlamentario junto a los partidos burgueses y al
joven partido demócrata cristiano -el partido Popular- para lograr la estabilización
política en esa fase tan crítica. No sólo las clases medias sino también la gran
burguesía, nucleada en organizaciones patronales como la COFINDUSTRIA,
desconfiaban y rechazaban a un partido socialista que al hallarse, de grado o por
fuerza, comprometido con las protestas obreras representaba una directa amenaza a
sus intereses. Los fascistas combinaron el ejercicio de la represión sobre las
organizaciones del movimiento obrero en los medios urbanos y rurales con la
propuesta de renovación “meritocrática” de la sociedad. De este modo Mussolini y 22)Antonio Gramsci, analizando el crac de 1929, considera que la crisis internacional se remonta a la Primera Guerra Mundial, la que constituye, para él, la primera respuesta política y organizada de los dirigentes de los países
participantes, siendo toda la década de 1920, con sus altibajos una prolongada fase crítica, Pasado y presente,
México, Juan Pablos Editor, 1990, p. 111.
23)Sólo se había impuesto en el breve período entre 1915 y 1917 la tendencia intervencionista del socialismo en la Gran Guerra, de la cual quedaba en 1918 el residuo de la participación de dos destacados líderes moderados -Leónida Bissolati y Agostino Berenini- participando en el gabinetepresidido por el liberalOrlando, Paul Guichonnet “El socialismo italiano”, en J. Droz (dir.),Historia
General del Socialismo. De 1918 a 1945, Barcelona, Ediciones Destino, 1985, pp. 244-245.
1sus seguidores pudieron cumplir el papel de organizar una nueva alianza política y
social entre esos sectores igualmente frustrados por el dinamismo del movimiento
obrero y preocupados por la incapacidad de los dirigentes políticos liberales para
superar la crisis y rentabilizar la participación de Italia entre las potencias vencedoras.
La “Marcha sobre Roma”, la puesta en escena del asalto al poder resultó un paseo,
al final del cual esperaban a Mussolini el rey con su estado mayor.
En Alemania el curso de los acontecimientos nos revela un ritmo diferente del
italiano. La revolución de noviembre de 1918 significó en Alemania, no sólo la
proclamación de la república, sino el comienzo de un corto pero intenso período de
movilización popular simbolizado por la constitución de los Consejos de Obreros y
Soldados que proponían un nuevo marco de organización política de profunda
impronta democrática. Si bien estos evocaban los soviets de la revolución rusa, su
existencia se inspiraba, en parte, en las experiencias previas de la clase obrera
alemana con los intentos de control obrero de las principales empresas industriales.
Era un movimiento de base que se había extendido a medida que se prolongaba la
guerra y que había culminado en la constitución de una organización revolucionaria
de delegados de empresa, responsable de la proclamación la huelga general de
enero de 1918. Ante el desmoronamiento del Reich, derrotado el ejército imperial, no
tardaron en extender las reivindicaciones laborales y económicas en un amplio
programa de reforma política y social con contenidos y propuestas claramente
socialistas que apuntaban directamente a la transformación del régimen de
propiedad.
24 Este impulso revolucionario pronto fue contrarrestado por los núcleos de
la burocracia procedente del imperio, la jefatura del ejército y los principales círculos
dirigentes que veían en estas movilizaciones una inmediata amenaza a su poder y
predominio social. Los círculos dirigentes en el ámbito político y económico lograron
combinar con presteza la represión de las facciones más radicales del movimiento
obrero con la cooptación de su sector más moderado mediante la concesión de
reformas económicas y sociales (jornada de 8 horas, seguro de desempleo,
coparticipación obrera en las empresas, etc.). La socialdemocracia, cuya ala
mayoritaria había apoyado el compromiso bélico, había aportado durante la guerra la
cooperación de los dirigentes sindicales en el mantenimiento de la disciplina laboral
necesaria para el esfuerzo de guerra. Era una situación diferente a la italiana, donde
el partido socialista -incluido su sector reformista- mantuvo posturas antibelicistas. De
cualquier modo no puede interpretarse que la línea de clivaje entre los partidarios de
la moderación y los de posturas radicales coincidiera con los límites formales de los
diferentes partidos obreros. A escala regional se puede comprobar que las secciones
del Partido Socialdemócrata (SPD) encabezaban las movilizaciones obreras -como
es el caso de Sajonia- con propuestas similares a los espartaquistas, y que la breve
experiencia de la República Socialista Bávara fue una iniciativa del Partido
Socialdemócrata Independiente (USPD), y no del Partido Comunista (KPD).
25
Por otra parte el grado de protagonismo y participación política organizada de
las clases medias -y entre ellas la pequeña burguesía de nuevo y viejo cuño- era
24)Esta organización obrera a nivel de las empresas, similar en muchos aspectos a las surgidas en otros países beligerantes, por los mismos motivos, como erael caso deGran Bretaña, fue impulsadapor varios motivos. El primero fue la progresiva alienación de los dirigentes oficiales de los sindicatos, cada vez más comprometidos con la economía de guerra, de la masa de afiliados que debían soportar un deterioro creciente de sus condiciones de vida y trabajo.
Otro, como consecuencia del esfuerzo bélico,,una intensificación de los ritmos de producción, combinada con un descenso de los salarios reales debido a la inflación del período bélico y al empleo masivo por los patronos de trabajadores semi y no cualificados, que devaluaron los tradicionales roles preeminentes de los trabajadores de oficio y erosionaron su capacidad de negociación. Gran parte del movimiento de organización obrera en las empresas fue protagonizado por estos trabajadores especializados, especialmente en la industria metalúrgica, dispuestos a enfrentarse no sólo a la represión estatal militarizada, sino también a la dirección de su sindicatos, ver D.Geary, European Labour Protest, 1848-1939, London, Methuen, 1981, pp. 140-142.
   
         25)D. Geary, European Labour Protest, op. cit., pp. 141-142, 146 y 150.
1importante desde la década anterior al comienzo de la guerra europea. Estas
formaciones políticas, como la Liga Agraria o la Liga Pangermánica, a través de las
cuales se habían establecido vínculos crecientes entre el gran capital agrario e
industrial y las clases medias y que desembocaron en la constitución del Partido
Popular Nacional Alemán como referente unitario de la derecha en 1918, podían
presentarse ante su auditorio social sin aparecer como directos responsables de la
derrota. Este es otro rasgo diferencial con Italia donde los partidos de centro pagaron
con su crisis de representatividad la responsabilidad del resultado de la guerra,
salvando así a al monarquía de su caída, mientras en Alemania el precio de su
impunidad fue la destitución del Káiser (impuesta por las potencias victoriosas como
condición del armisticio) y la confección del mito de la “puñalada por la espalda” con
el que acusaban a marxistas y judíos.
Después de 1923, una vez reprimidos los últimos estallidos insurreccionales
del movimiento obrero y controlados los intentos golpistas de los grupos de extrema
derecha ya que el ejército renunció a apoyar el intento de Hitler y Ludendorff en
Baviera, y estabilizada la situación financiera alemana con el Plan Dawes que había
permitido renegociar los términos del Tratado de Versalles, acabando con la
hiperinflación, se consolida un centro político constituido por la mayoría
socialdemócrata, el centro católico (“Zentrum ”) y los partidos burgueses moderados
-como el Partido Demócrata. Hasta el comienzo de la Gran Depresión en 1929-30
aparentemente existe una correlación entre funcionamiento político y recuperación
económica. El partido nazi experimentó una caída continua de su apoyo electoral que
llegó al 2,5 % en las elecciones de 1928, mientras tanto la continuidad de los
beneficios sociales conseguidos por la socialdemocracia en los comienzos de la
República de Weimar, mantiene el apoyo masivo de la clase obrera a los partidos de
izquierda (el número de diputados socialistas y comunistas pasó de 162 en 1924 a
207 en 1928), aunque el desempleo continuaba siendo elevado incluso en este
período más estable.26 Sin embargo, el retroceso experimentado por la extrema
derecha, y especialmente los nazis, no significa que hubieran desaparecido los
numerosos desajustes y desequilibrios que afectaban a las clases medias. La política
combinada de aumento de la presión impositiva, para mantener los programas
sociales, con el descenso de los precios agrícolas en un período de aparente
bonanza económica enajenó el apoyo de numerosos agricultores a las coaliciones
liberal izquierdistas en el gobierno republicano. Los comerciantes se sentían
amenazados por el proceso de concentración económica favorecido por la
superación de la fase inflacionaria y los funcionarios experimentaban un
empeoramiento de su nivel de vida ante las políticas estatales de estabilización.

27 Por lo tanto no resulta tan extraño que el centro político y las organizaciones obreras
fueran vistas por estos sectores dispares como los responsables de sus penurias.
Comenzaron a surgir numerosas organizaciones, entre culturales y políticas, que
eran a su vez grupos de presión corporativa de los diferentes sectores afectados.
Estos pequeños grupos corporativos rechazaban lo que consideraban demasiada
debilidad gubernamental frente a las demandas de los sindicatos obreros, y por lo
tanto a los partidos que como el Demócrata parecían demasiado proclives a
colaborar con el SPD. Pero también a los partidos más a la derecha como el partido
Popular al que consideraban demasiado vinculado a las grandes corporaciones
26)Reinhard Kühnl, La República de Weimar. Establecimiento, estructuras y destrucción de una democracia, op. cit., pp. 263-267. Estas conquistas añadieron un motivo más a los elementos reaccionarios para intensificar su hostilidad hacia el movimiento obrero. Este autor afirma que la instauración del seguro de desempleo, en cuya gestión tenían un papel los sindicatos, generó en la prensa próxima a los círculos financieros e industriales una ola de denuncias sobre los innumerables fraudes así como el debilitamientode la disciplina laboralque implicaba esta medida.

27)Ver F. Gallego Margalef, “El partido nazi en los años centrales de la República de Weimar (1925-1930). Un comentariocrítico”, op. cit., pp. 7-8 yW. Simpson,Hitler y Alemania, Madrid, Ed. Akal, 1994.
1económicas que por encima estaban contribuyendo a asfixiar las posibilidades de la
clase media urbana y rural.
28
En cambio, respecto al grado de adhesión real de sectores de la clase obrera
al partido nazi, podemos afirmar que los contingentes que llegó a captar pertenecían
principalmente a trabajadores de pequeñas localidades y parte de los trabajadores
más jóvenes -que eran quienes sufrían más las consecuencias del desempleo-,
mientras que no pudieron penetrar en las grandes concentraciones industriales,
donde tenían sus bases más fuertes tanto el SPD como el KPD. Era entre los
trabajadores de la gran industria donde mayor solidez tenía la tupida red de
socialización de estirpe socialdemócrata, la integración “negativa” en la sociedad
capitalista, como ha dado en denominarse.
29 Se basaba en los numerosos centros
culturales, deportivos, cooperativos fuertemente articulados con las secciones locales
de partidos obreros y sindicatos.
30 Por otra parte el obstinado mensaje antisocialista
de los nazis, así como su idealización del pequeño propietario campesino y del
tendero contribuyeron también a “impermeabilizar” a la clase obrera frente a sus
consignas.
En cambio la táctica nazi fue capaz de impedir el crecimiento de la influencia
socialista y comunista fuera de los bastiones tradicionales de la clase obrera, con su
lenguaje modulado seccionalmente según los auditorios a los que se dirigía. Con ello
impidió al SPD y al KPD construir un amplio acuerdo democrático con los otros
sectores sociales, incluyendo entre sus reivindicaciones desde la perspectiva de
intereses interclasistas abordando los problemas de la población alemana como
consumidores, contribuyentes o ciudadanos.
31 A estos los prolongados efectos de las
convulsiones posbélicas los habían convertido en grupos de presión poderosos sobre
la ambigüedad política de los sucesivos gobiernos republicanos.
La crisis de 1929 fue la coyuntura en la que fraguó definitivamente esa
alineación de fuerzas, que procuró a la extrema derecha una amplia base de masas.
Las clases dirigentes reaccionaron frente a la crisis con un abanico de propuestas
que ponían el énfasis en la imposibilidad de mantener el modelo asistencial
weimariano, el retorno a una dura disciplina laboral y la reducción del déficit público
para permitir a las empresas su recuperación, ante una negativa tajante de los
patronos a reducir los precios de sus productos, con la excepción del costo de los
salarios. Ello agravó el desempleo existente y la agitación social, que fue percibida
por la burguesía como una nueva amenaza a sus intereses, similar a la padecida
28) F. GallegoMargalef, “El partido nazi en los años centrales de la República deWeimar (1925-1930). Un comentario crítico”, op. cit., p. 9. Este autor enumera algunos de esos grupos representantes de las clases medias a los que otorga gran importancia en la creación de un contexto de radicalización hacia la extrema derecha de ese sector de la población, como eran el Partido Económico, el Partido de la Justicia, el Partido Nacional Cristiano de Campesinos, etc.

29)D. Geary, European Labour Protest, op. cit., pp. 119-120. El aparente reformismo de la socialdemocracia alemana, anterior a 1914 y continuado bajo la República de Weimar, se habría debido a la constitución por el partido de una tupida red de actividades sociales exclusivas para los trabajadores, más allá de los cometidos políticos y sindicales, construyendo una sociedad dentro de la sociedad alemana general que mantenía aislados pero ilusoriamente autosuficientes a los trabajadores organizados.Gearylo recogeaun cuandolo critica, considerando con razón, que el reformismo de la socialdemocracia más que una actitud ideológicamente fundamentada y consensuada por la totalidad de sus miembros era debida a la consciencia de la potencia de los poderes con los que se enfrentaban, desde el aparato estatal hasta la concentrada gran burguesía industrial y agraria, en un marco de recorte casi permanente de la libertad de acción para el movimiento obrero, ya que si en 1890 son derogadas las leyes
antisocialistas de Bismarck, ello no obsta para que la monarquía Guillermina no intentara repetidas veces reflotar la legislación represiva de partidos obreros y sindicatos.

30)Una descripción amplia de la red cultural, periodística y deportiva, así como de las organizaciones defensivas del SPD y el KPD enR. Kühnl,La República de Weimar, op. cit., pp. 241-249.

31)Geof Eley,From unification to nazism. Reinterpreting the german past, op. cit., pp. 176 y 268-269.
1entre 1918 y 1923, y parcialmente disipada en la fase de estabilización de 1924-1928. Pero entre 1930 y 1932, ni las clases dirigentes tenían sus canales políticosdesarticulados, como en 1918, ni la socialdemocracia y los partidos liberales másafines como el Partido Democrático, estaban en condiciones de ofrecer un nuevo pacto social a cambio de la tranquilidad laboral. Éste quedaba invalidado por las
exigencias del programa anticrisis impuesto por las grandes corporaciones
económicas. La gran burguesía que hasta entonces había confiado sus intereses
políticos a los grandes partidos tradicionales de la derecha, como el Partido Popular,
comenzó a considerar la necesidad de reducir los límites del estado democrático e
instaurar aunque fuera provisionalmente un gobierno autoritario que permitiera
reconducir la situación a su favor. El primer asalto importante contra la democracia de
Weimar fue el golpe de estado de Von Papen contra el gobierno regional de Prusia,
en manos del SPD, en julio de 1932, el último y definitivo la designación de Hitler
como canciller en 1933. A parir de ahí la historia es harto conocida.32

Conclusiones

A diferencia de la URSS, la Italia y Alemania fascistas convivieron con el
funcionamiento de economías de mercado capitalista hasta el punto que los grupos
de negocios financieros e industriales más importantes contribuyeron poderosamente
no sólo al ascenso el poder de Mussolini y Hitler, sino que en la fase final, cuando
estaba próxima la derrota en la Segunda Guerra Mundial, apoyaron decisiva y
decididamente la dinámica de guerra total.33 Tal vez la actividad económica estuvo
más intervenida o regulada desde el estado que en las democracias occidentales.
Sin embargo, intervención estatal en la regulación salarial en la Alemania nazi tuvo
una corta vida. Había sido puesta en práctica especialmente para contentar a las
bases SA, formadas por grupos de trabajadores y elementos de la baja clase media
que habían padecido las consecuencias de la desocupación (la denominada ala
“izquierda” del nacionalsocialismo). Las SA habían intentado presionar a pequeños
empresarios para forzar la colocación de sus propios miembros así como ganar cierta
representatividad mediante las reclamaciones salariales.
El régimen nazi intentó alcanzar el grado máximo de cosificación de la fuerza
de trabajo como mercancía y factor de producción "viviente" empleada por cada
empresario. Por una parte mediante una minuciosa legislación que pretendió
reglamentar todas los aspectos de las relaciones laborales (Ley de Ordenación del
Trabajo Nacional, 20 de enero de 1934), devolviendo al empresario una autoridad
omnímoda sobre sus obreros -el führer prinzip-, la que era respaldada por la directa
intervención represiva del estado en las relaciones industriales, especialmente a
través de la temida Gestapo. Por otra, obviamente mediante la prohibición de las
huelgas y sindicatos. Y por último, mediante la aplicación sin límites de las
propuestas de las doctrinas sobre la organización científica del trabajo, al pretender
una estandarización a gran escala de todas las operaciones y la cosificación de las
tareas que debía realizar cada trabajador.

32)Reinhard Kühnl, La República de Weimar. Establecimiento, estructuras y destrucción de una democracia, op. cit., pp. 263-267.
33)A. Hillgruber,La Segunda Guerra Mundial, Madrid, Alianza Editorial, pp. 163-164.
34)Existe un hilo conductor entre el intento de despersonalizar el trabajo humano intensificando el tratamiento de los obreros como si se tratara de máquinas iniciada a nivel industrial, con la forma en que los nazis organizaron las condiciones de vida y trabajo de los esclavos de los campos de concentración, así como los procedimientos con que se organizó el genocidio. La diferencia reside en la profundidad del sufrimiento y las torturas infligidas a los deportados, no en los principios en que se basaron los nazis para intensificar la presión sobre el factor trabajo. . Ver especialmente las reflexiones de Tim Mason sobre la Ley de Ordenación del Trabajo Nacional enNazism, Fascism and the Working Class, Cambridge, Cambridge University Press, 1995, pp. 77-103, este autor muestra varios
1En el caso italiano el intervencionismo estatal en las actividades económicas
fue aún más superficial. Estas continuaron siendo plenamente capitalistas, después
de breves forcejeos entre algunos dirigentes del sindicalismo fascista y el estado
mayor mussoliniano, que se saldó con la derrota de aquellos.35 Todo se limitó a lo
que Salvemini definió como la función principal del fascismo, que consistió en
nacionalizar a la clase obrera, ofrecida al capital para el cumplimiento de sus
objetivos, en lugar de nacionalizar los medios de producción como anunciaba su
fraseología pseudorrevolucionaria.36 Resulta realmente comprometedor para quienes
piensan como François Furet reivindicando la identificación entre capitalismo y
democracia, las declaraciones en 1935 de un conspicuo miembro de la gran
burguesía industrial italiana como Alberto Pirelli, 
“Saben que la iniciativa y la propiedad privada, factor indispensable del progreso y la
civilización humana y del bienestar general, exige como condición y como consecuencia que
se garantice a la dirección industrial -como realmente lo garantizan los fascistas- los poderes
necesarios para dirigir cada organismo productivo; al mismo tiempo, saben que la intervención
disciplinaria del estado es indispensable en el proceso productivo”.37
Las opiniones vertidas por Furet en su libro coinciden con lo teorizado por el
liberalismo desde 1945 para negar las vinculaciones observadas entre economía de
mercado y fascismo en los años 20 y 30. Las razones de la aparición de estas
propuestas conservadoras probablemente pueden hallarse en el crecimiento
gigantesco de las economías de los países más influyentes de Europa Occidental y
los EE.UU., después de la Segunda Guerra Mundial. Ese crecimiento fue
acompañado por niveles de bienestar relacionados con una redistribución del
ingreso, sin una transformación profunda de su organización social y económica.
Esta imagen de prosperidad, pretendiendo que esa situación coyuntural era el
verdadero estado del capitalismo, actuó legitimando la economía de mercado y fijó el
marco en el que podría en adelante moverse cualquier alternativa política. Esta
situación, paradójicamente presidida por la imagen omnipresente del Estado
Benefactor, otorgaba el apoyo factual a la legitimidad del capitalismo como sistema
capaz de solucionar los problemas de la humanidad. Sin embargo, la experiencia fue
de carácter excepcional ya que se produjo en un reducido grupo de países, que
desde siglo y medio lideran la economía mundial. Sólo se mantuvo durante un cuarto
de siglo, comenzando su prolongada crisis en 1973. Desde el atalaya de ese
momento de inflexión en su marcha triunfal hacia el progreso indefinido, podríamos
considerar al capitalismo como el costoso arranque de un experimento social -eso sí,
no programado como corpus político acabado, según el autor critica respectivamente
en los experimentos comunista y fascista- que se inició en las entrañas de la
decrepitud de los antiguos regímenes europeos y el joven continente americano, se
ejemplos de como se llevó a cabo esa racionalización, algunos tan grotescos como la de buscar un sistema óptimo para abrir sobres o la utilización de música ligera incesante para mejorar la productividad en tareas rutinarias; y para las condiciones de vida y trabajo de los deportados en los campos de exterminio el testimonio de uno de ellos, Primo Levi, Se questo è un uomo (hay traducción castellana, Si esto es un hombre, Barcelona, Muchnik Editores, 1995), 1958, Torino, Giulio Einaudi Editore . 
35 Edward R. Tannenbaum, La experiencia fascista. Sociedad y cultura en Italia (1922-1945), Madrid, Alianza Editorial, 1975, pp. 121-122.
36Citado por R. Milliband. Este autor afirma que en Alemania los beneficios netos de las empresas aumentaron un 433 por ciento entre 1933 y finales de 1936, mientras que los salarios permanecieron estáticos o incluso descendieron ligeramente entre 1934 y 1940, El estado en la sociedad capitalista,, México, Siglo XXI Editores, 81978, pp. 88-89.
37Citado por Edward Tannenbaum, La experiencia fascista. Sociedad y cultura en Italia (1922-1945), op. cit, 1975, p.124.
1abrió paso a través de innumerables dificultades -entre ellas numerosas guerras
metropolitanas y coloniales, crecientes en brutalidad y tecnología- hasta llegar a la
plenitud de las décadas de 1950 y 1960. Pero es indudable que una de las fases
principales del desarrollo capitalista estuvo constituida, hablando con benevolencia,
por la obligada convivencia de la economía de mercado y los regímenes fascistas
principales y secundarios de Europa y el Extremo Oriente. Ese auge posbélico le dio
la oportunidad de distanciarse de tan incómodo compañero, especialmente cuando el
fin de la guerra mostró al mundo no sólo los campos de concentración, sino también
las instalaciones de la IG Farben y otras empresas alemanas próximas a los
mismos para aprovechar el trabajo forzado de sus huéspedes.
El gran problema que preocupa al pensamiento (neo)liberal es que, como
mínimo, la experiencia nazi y fascista son molestos testimonios que revelan la
ausencia de incompatibilidad entre dictadura y capitalismo, entre totalitarismo y
economía de mercado -si aquel término define un nivel más intenso de la supresión
de la democracia y la subordinación de los individuos al poder burocrático. Toda la
capacidad de acumulación privada de la burguesía no sólo sobrevivió sino que
floreció bajo ambos regímenes. Incluso aunque se discuta la influencia que tuvo la
gran burguesía en el patrocinio primero y en el sostenimiento en el poder, después,
de los movimientos políticos acaudillados por Hitler y Mussolini. La evidente
autonomía de los dirigentes políticos respecto de los grandes grupos industriales y
financieros alemanes e italianos, como fue la subordinación de los esfuerzos de
guerra alemanes al cumplimiento del genocidio, o las aventuras expansionistas de
Italia, muy por debajo de las reales posibilidades del país; fueron los peajes que
aceptaron pagar los círculos dirigentes de la economía de ambos países para
recuperar el total control de sus empresas y anular la capacidad de resistencia que
habían adquirido las organizaciones obreras. En general, entre otras consecuencias
de esa agresiva política internacional que culminó con la Segunda Guerra Mundial,
no sólo se benefició la industria pesada con los ambiciosos programas de rearme,
sino que toda la gran patronal se vio en gran medida favorecida por la posibilidad de
disponer de enormes reservas de trabajo gratuito, procedente de las deportaciones
previas al exterminio como de la ocupación de los países europeos.
En su capítulo sobre la Guerra Fría, Furet renuncia explícitamente a examinar sus
causas “... pues estas rebasan el alcance de este libro”(p. 451), aún cuando esa
operación resultaría, por lo menos parcialmente orientadora para el lector que ha
creído en el título de su libro. La reorganización de un orden mundial por los EE.UU.
y sus aliados, a partir de 1945-46, implica el sostenimiento de regímenes dictatoriales
-muchos de ellos de prosapia fascista, como las dictaduras de Franco y OliveiraSalazar - en Europa y el Tercer Mundo. Son los cimientos de una agresiva política
de subordinación de las economías nacionales a los intereses de las grandes
corporaciones y la perpetuación de profundas desigualdades sociales. Por lo tanto,
son motivo suficiente como para haber mantenido en amplios sectores populares la
creencia de la potencialidad del ideal comunista, a pesar de los defectos y ausencia
de controles democráticos en el funcionamiento de la URSS. Entre otras cosas,
porque se consideraba que la política interior del gobierno soviético había asegurado
en muchos casos esos mínimos de equidad social que no se observaban en otras
regiones del planeta, y había situado a su población en un mejor punto de partida
para mejorar su sistema político, que los que podían hallarse en las postradas
democracias formales y dictaduras militares subordinadas a los organismos
internacionales políticos y financieros controlados por los EE.UU.
38 En un excelente
38Admite que en los propios EE.UU.. se produjo, como consecuencia del movimiento opositor a la guerra del Vietnam una visión crítica del papel norteamericano en el desencadenamiento de la Guerra Fría, y considera que existían motivos objetivos y subjetivos para ello. Entre los primeros, la necesidad de expansión del capitalismo falto de mercados exteriores, y los segundos, la reluctancia de los gabinetes que sucedieron a Roosvelt a mantener la alianza
1






" china, revolución y poder de estado


CAPÍTULO IX



LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA


          En 1948, por sugerencia de Mao, una de las consignas proclamadas por el Partido Comunista Chino el 1º de mayo fue: «Todos los partidos democráticos, organizaciones del pueblo y personajes públicos deben convocar rápidamente una conferencia política consultiva para discutir y realizar la convocatoria de un Congreso del Pueblo y la formación de un gobierno democrático de coalición». Los jefes comunistas crearon en junio de 1949 una Comisión preparatoria de organización de esta Conferencia. (Se le llamó entonces «Nueva Conferencia Política Consultiva», para sugerir una continuidad de la Conferencia Política Consultiva de enero de 1946, que por último fracasó debido a la hostilidad de Chiang-Kai-Shek a sus recomendaciones de formar un gobierno de coalición.) En su alocución a la Comisión preparatoria, Mao anunció que era necesario «convocar una Conferencia Política Consultiva, proclamando la fundación de la República Popular de China y eligiendo un Gobierno democrático de coalición que la representases. Y añadió, repitiendo la definición de la China futura que constantemente venía utilizando desde 1945: «Sólo de este modo puede liberarse a nuestra patria del destino semi-colonial y semi-feudal y tomar el camino de la independencia, libertad, paz, unidad, riqueza y poder (Fu-Ch'iang)»

En el mismo discurso, Mao declaraba:



Estamos dispuestos a discutir con cualquier gobierno extranjero el establecimiento de relaciones diplomáticas sobre la base de los principios de igualdad, beneficio mutuo y respeto mutuo de la integridad y soberanía territorial con tal de que esté dispuesto a suspender las relaciones con los reaccionarios chinas, deje de conspirar o de ayudarles y adopte una actitud de amistad genuina, sin hipocresía, para con la China Popular. El pueblo chino desea una colaboración amistosa con los pueblos de todos los países y reanudar y ampliar el comercio internacional al objeto de fomentar la producción y promover la prosperidad económica .

«DE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA DEL PUEBLO»
Esto no significaba, sin embargo, que se propusiese adoptar una actitud neutral hacia los «imperialistas» (evidentemente los imperialistas norteamericanos) que apoyaban a «sus perros fieles, los reaccionarios chinos», por una parte, y la Unión Soviética por la otra. Incluso en el caso poco probable de que los Estados Unidos «dejasen de conspirara con los reaccionarios chinos; Mao no creía, evidentemente, en la posibilidad de colaboración verdadera con un país «imperialista», lo que manifestó categóricamente en su famoso ensayo «De la Dictadura Democrática del Pueblo», publicado el 30 de junio de 1949, en conmemoración del XXVIII aniversario del Partido Comunista Chino:



Os estáis inclinando a un lado. Exactamente... Todos los chinos sin excepción tienen que inclinarse al lado del imperialismo o al lado del socialismo. Nadie puede quedarse en medio. No hay un tercer camino .


El ensayo «De la Dictadura Democrática del Pueblo» es uno de los más importantes y primordiales de todos los escritos de Mao. En él Mao extractaba la quintaesencia de su primera producción, mucho más voluminosa, corno «De la Nueva Democracia» y «Del Gobierno de Coalición», presentándola en forma concisa y penetrante. Al mismo tiempo, el poder total que ya poseía y con el cual pronto se le investiría oficialmente, le permitía hablar con mucha más franqueza que en los años 1937-45. Entonces, Mao se sentía obligado a buscar (o aparentar que buscaba) la colaboración con el Cuomintang, a reconocer el papel directivo de éste durante un período indefinido, a pesar de que quedase perfectamente claro para cualquiera que leyese entre líneas que se inclinaba a tomar en sus manos las fuentes verdaderas del poder. Ahora estaba en posición de abandonar todos estos compromisos en beneficio propio y afirmar con claridad la realidad de su propio poder y la forma en que se proponía utilizarlo para reformar la sociedad china.
La pauta del futuro, proyectada en este ensayo, era a la vez flexible y rígida. Permitía la participación de un sector muy amplio de la población china en la vida política y económica del país. La pequeña burguesía y la burguesía «nacional» no serían simples aliados de los trabajadores y campesinos en el frente unido; habría que incluirlas indefinidamente entre el «pueblo». Y como parte del pueblo, disfrutarían de derechos negados a los «reaccionarios» -los terratenientes y la «burguesía burocráticas (la sección de la burguesía vinculada al Cuomintang). Incluso participarían de la «dictadura democrática del pueblo», dirigida contra los reaccionarios. «La democracia -escribía Mao se practica en las filas del pueblo que disfruta de los derechos de libertad de palabra, de asociación, etc. El derecho de votar sólo pertenece al pueblo, no a los reaccionarios. La combinación de estos dos aspectos, democracia para el pueblo y dictadura para los reaccionarios constituye la dictadura democrática del pueblo.» Pero al mismo tiempo Mao dejaba claro que estos privilegios de plena ciudadanía se extenderían a la burguesía, sólo a condición de que se condujese bien. Pedía el fortalecimiento inmediato del «aparato estatal del pueblo» que definía con franqueza como «instrumento para oprimir a las clases antagónicas». En un futuro inmediato este instrumento se utilizaría para la transformación y eliminación de la clase de terratenientes y de la «burguesía burocráticas. En cuanto a la burguesía nacional, Mao escribía:



Cuando llegue la hora de dar vida al socialismo, es decir, nacionalizar la empresa privada, emprenderemos el trabajo de educarlos y remodelarlos. El pueblo tiene en sus manos un aparato estatal poderoso, no hay necesidad de temer la rebelión de la burguesía nacional.

El 21 de septiembre de 1949 la Conferencia Política Consultiva de China Popular (como finalmente se llamó) comenzó en Pekín su primera sesión. La sesión duró hasta el 30 de septiembre y aprobó la organización y composición del nuevo régimen que sería presidido por Mao-Tse-Tung. El propio Mao inauguró la primera reunión con un discurso de vibrante orgullo nacional, afirmando que los chinos se habían «puesto en pie» y «nunca más serían una nación insultada». El 30 de septiembre Chu-Teh clausuró las sesiones con un discurso que finalizó con las palabras « ¡Viva el Presidente Mao! ». Y el 1 de octubre Mao, en T'ien-An-Men, proclamó oficialmente la creación de la República Popular China.
De este modo se fundó el «Gobierno de coalición», del que Mao venía hablando y escribiendo en los últimos cinco años. Pero era un Gobierno de coalición muy diferente del que en principio se pensé en 1944. Sin duda alguna, la Conferencia Política Consultiva incluía representantes de catorce «partidos» y una variedad de otros grupos y categorías, así como «personalidades democráticas» independientes y había no comunistas tanto en el gobierno como entre los adjuntos al jefe del Estado. Entre los seis vicepresidentes de Mao estaban Soong-Ching-Ling, la viuda de Sun-Yat-Sen y un representante de cada uno de los dos partidos minoritarios más importantes («el Comité Revolucionario del Cuomintang Chino» y la «Liga Democrática China»). Pero nadie se hacía ilusiones acerca de quién tenía el poder real. El «programa común» adoptado en la Conferencia Política Consultiva como base del frente unido y del Gobierno de coalición incorporaba todos los principios esenciales sentados por Mao en su ensayo «De la Dictadura Democrática del Pueblo», inclusive la definición del «pueblo» como el bloque de cuatro clases y la política extranjera de «inclinarse a un lado». Pero la presencia en el Gobierno de no comunistas no podría considerarse razonablemente desprovista de significado total. Se trataba de un símbolo concreto del amplio apoyo de que disfrutaba el nuevo régimen en el momento de su creación, gracias a la general repugnancia suscitada por el Cuomintang y al deseo de poseer a cualquier precio un Gobierno estable y eficaz. Además correspondía, a los ojos de Mao, a la naturaleza relativamente moderada de la política que intentaba perseguir en el futuro inmediato.
Mao y sus colegas se enfrentaban con dos grandes tareas. consolidar el control político del país y comenzar la reconstrucción de la economía dañada por la guerra, estableciendo las bases para el futuro desarrollo económico. El complicado ser humano que acometió la empresa de guiar a China hacia la estabilidad política y el progreso económico estaba en muchos aspectos fundamentalmente bien calificado para su labor. Tras de sí tenía tres décadas de experiencia política. Los años de la guerra de guerrillas contra Japón y de la guerra contra el Cuomintang le permitieron desarrollar más sus dotes de dirección y la vena de crueldad notada por Edgar Snow en 1936. Al mismo tiempo, estos años de lucha le enseñaron la importancia del apoyo de las masas y de los medios para movilizarlas. Procediendo él mismo del campesinado chino, entendía las necesidades y el mundo intelectual de las masas. Tso-Shun-Sheng ha escrito: «Mao-Tse-Tung es fundamentalmente un personaje de una novela china o de una ópera de Pekín». Esta no es toda la verdad, pero es un aspecto importante de ella y sin duda alguna daba más fuerza a su atractivo ante una gran parte de la población. Pero cuando Mao comenzó su tarea en 1949, no existía una China, sino varias, y estos aspectos de su personalidad que resultaban atrayentes para una parte del pueblo chino, a menudo repugnaban a la otra. El estilo de caudillaje de Mao, fuertemente marcado por las costumbres de la literatura popular, le acercaba al campesinado, pero quizá y con facilidad parecería poco mundano ante los intelectuales y la burguesía. Por el contrario, su objeto de occidentalizar y modernizar China (aunque en términos marxistas-leninistas) encontró la aprobación de una gran parte de la población de las ciudades, pero produjo una vaga preocupación entre los campesinos.

PRIMER ENCUENTRO CON STALIN
Sólo un rasgo de la personalidad de Mao encontró aceptación universal entre sus compatriotas. Su resolución inflexible de defender la dignidad e intereses nacionales de China. Al visitar Moscú, en diciembre de 1949, para pedir ayuda y apoyo para el nuevo régimen, desplegaría esta cualidad en toda su extensión. Mao llegó a la capital soviética el 16 de diciembre, justo a tiempo de la celebración, el día 22, del setenta aniversario de Stalin.
Las circunstancias de este primer encuentro entre Mao y Stalin no fueron completamente favorables. Stalin no había contribuido en nada a la elevación de Mao hasta controlar el Partido Comunista Chino, y aunque una vez que Mao había triunfado, Stalin aceptó el hecho -por lo menos exteriormente-, no demostró entusiasmo por ayudar a sus camaradas chinos a quitar el poder al Cuomintang. Sin duda una de las razones de esta reserva fue el temor de una posible intervención norteamericana a gran escala en el caso de una política más agresiva. Temor que no carecía de base. Pero había una segunda razón, posiblemente la más importante: disgusto ante el nacimiento de otra gran potencia comunista, que quizá no resultase tan manejable como sus satélites europeos. En realidad la actitud de los chinos en los últimos años había estado claramente dirigida a incrementar este disgusto.
Hemos notado ya la importancia del informe de Liu-Shao- Ch'i ante el VII Congreso del Partido Comunista Chino celebrado en 1945, proclamando el pensamiento de Mao como guía para los pueblos de otros países orientales. Al año siguiente, en una famosa entrevista con Anna Louise Strong, Liu proponía más rotundamente ideas similares:



El gran éxito de Mao-Tse-Tung ha sido transformar el marxismo de una forma europea a otra asiática. China es un país semi-feudal, semi-colonial en el que gran número de personas viven al borde de la depauperación, laborando tierras reducidísimas... Al abordar la transición a una economía más industrializada, China se enfrenta ... a las presiones... de los países industrialmente avanzados... Existen situaciones similares en otros países del Sureste de Asia. El camino elegido por China influirá en todos..

En la reunión de la Federación Sindical Mundial que tuvo lugar en Pekín en noviembre de 1949, Liu-Shao-Ch'i declaraba: «El camino seguido por el pueblo chino... es el camino que en la lucha por la independencia nacional y la democracia del pueblo deberán seguir los pueblos de muchos países coloniales y semi-coloniales». Pero lejos de aceptar la originalidad del «camino» chino, los portavoces soviéticos continuaban resaltando que Mao y sus camaradas debían lo que eran al ejemplo y apoyo de los rusos.
Por su parte, Stalin continuaba demostrando en sus actos que se encontraba poco inclinado a conceder apoyo entusiasta a Mao y a sus camaradas. En enero de 1949, durante la presidencia provisional de Li-Tsung-Sen, la embajada soviética en China elaboró, de acuerdo con Li, un proyecto de tratado entre los dos países disponiendo la neutralidad china en cualquier conflicto futuro y la eliminación de la influencia norteamericana a cambio de «colaboración verdadera entre China (es decir, la China del Cuomintang) y Rusia». Por otra parte, el embajador soviético fue el único representante diplomático extranjero que acompafió en abril al Gobierno Nacionalista a Cantón en vez de quedarse en Nankín al entrar las fuerzas comunistas. Inclusive en mayo los soviets continuaban negociando con el régimen nacionalista (una vez más presidido por Chiang-Kai-Shek) sobre los derechos comerciales en Sinkiang.
Teniendo en cuenta este fondo de rivalidad ideológica y política, inevitablemente las negociaciones entre Mao y Stalin resultarían largas y laboriosas. El 2 de enero de 1950, en una entrevista con Tass, Mao expresaba la creencia de que su estancia en Moscú se prolongaría «algunas semanas». La duración exacta, añadió, vendría determinada, en parte, por «el tiempo necesario para resolver todos los problemas relacionados con los intereses de la República Popular China». En realidad permaneció más de nueve semanas en la Unión Soviética, y por último sólo pudo lograr satisfacción parcial de los intereses de su país.
Los acuerdos firmados el día de San Valentín, 14 de febrero de 1950, incluían un Tratado de amistad, alianza y asistencia mutua que aseguraba a China el apoyo soviético contra ataques de Japón o de cualquier otro Estado que colaborase directa o indirectamente con Japón. Un acuerdo independiente disponía créditos soviéticos a China anuales y durante cinco años por 60 millones de dólares americanos -suma muy pequeña en comparación con la ayuda de los Estados Unidos a los nacionalistas o con los créditos soviéticos a los satélites europeos del Este-. Pero a cambio de estas ganancias limitadas, Mao se vería obligado a aceptar hasta 1952 la continua presencia soviética en Port Arthur y Dairen. (Posteriormente Stalin no cumplió esta fecha límite y los dos puertos no se reintegraron a China hasta después de su muerte.) Además reconocía la independencia de la República Popular de Mongolia y por irnplicación su inclusión en la esfera soviética de influencia. A pesar de que estaba perfectamente claro que los mongoles no deseaban la soberanía china ni la soviética, ésta resultaba una píldora amarga de tragar para un hombre que desde su infancia estaba obsesionado con la desintegración del Imperio chino y que siempre había definido este Imperio en los términos más amplios posibles. En 1936 había afirmado su creencia de que cuando la revolución triunfase en China, Mongolia Exterior, por su propio acuerdo, se uniría a la federación china, y en 1939 definió las fronteras de China de tal forma que incluyesen a Mongolia Exterior e Interior. No hay ninguna razón para pensar que posteriormente modificase sus puntos de vista, pero en esto, como en muchos otros aspectos, se vio obligado a ajustarse a la realidad.
El 17 de febrero, cuando estaba a punto de partir de Moscú, Mao publicó una declaración afirmando que la amistad chino-soviética, de acuerdo a lo fijado en los nuevos tratados, era «eterna e indestructibles. Además afirmaba su convencimiento, después de las visitas a las fábricas y a las granjas colectivas, de que los logros económicos y culturales soviéticos «servirían en el futuro de modelo para la construcción de la Nueva China».
En esto, sin duda alguna, y por lo menos en parte, era sincero. La resolución inflexible de Mao de mantener el control de su propia revolución no abarcaba un deseo de ser original a todo trance ni una repugnancia a aprender de la experiencia soviética. Por el contrario, del mismo modo que había asimilado muchos principios básicos del leninismo sobre la organización del Partido Comunista y sobre las formas de conducir la lucha por el Poder, ahora Mao intentaba aprovecharse plenamente de los métodos desarrollados por los sucesores de Lenin para edificar una maquinaria estatal y desarrollar una economía socialista. Pero del mismo modo como mezclé las tácticas leninistas con sus propios métodos de guerrilla a fin de lograr el Poder, ahora intentaba adaptar las técnicas soviéticas para edificar el socialismo de acuerdo con las condiciones peculiares de China.

REFORMA AGRARIA
Fundamentales entre estas condiciones eran el atraso económico y cultural del país y la importancia aplastante del campesinado. Después de afirmar que la dictadura democrática del pueblo no dudaba acerca de su capacidad para dar «nueva forma» a la burguesía nacional, en su famoso ensayo Mao declaraba: «El problema serio es la educación del campesinado.» En verdad este era el problema que dominaría toda la historia del nuevo régimen; en propias palabras de Mao, la victoria a lo largo del país ya básicamente ganada, constituía «solamente el primer paso de una larga marcha de 10.000 "li"», la marcha hacia el desarrollo económico y la modernización. En esta tarea el campesinado, que durante un cuarto de siglo había soportado casi la totalidad del peso de la lucha armada, seguiría siendo el «aliado principal de la clase trabajadoras. Pero sólo podría desempeñar su papel político completo si desarrollaba plenamente su cometido, y esto para Mao significaba «la socialización de la agricultura... coordinada con el desarrollo de una industria poderosa que tuviese a la empresa estatal como columna vertebral». Decir que esto implicaba la «educación» del campesinado era una afirmación incompleta. Lo que se necesitaba -como Mao sabía muy bien- no era nada menos que una revolución cultural e intelectual, en el campo, que exigía la asimilación de técnicas científicas y conocimientos modernos y un cambio de la actitud individualista que siempre y en todas partes había caracterizado a los campesinos hambrientos de tierra. Tal alteración de los métodos tradicionales de pensamiento y de conducta sólo sería bien aceptada por algunos de los campesinos chinos y activamente combatida por otros. Por otra parte, habiendo luchado y sufrido durante tanto tiempo, hasta los campesinos con conciencia política del Ejército de Liberación del Pueblo, querían descansar y disfrutar de los frutos de su victoria. Ya en febrero de 1958 Mao denunciaba la opinión propagada por las agencias noticiosas y las estaciones de radio bajo control comunista de que «los campesinos pobres, después de haber conquistado el país, debían gobernarlo y descansará.
Convencer a los campesinos de que, en lugar de descansar, tendrían que someterse a un proceso laborioso de «remodelación», pero conservando al mismo tiempo su apoyo para mantener la estabilidad del régimen, resultó una tarea difícil. No puede negarse que Mao y sus colegas han logrado cierto progreso; acontecimientos recientes demuestran que se encuentran todavía lejos de haber conseguido sus objetivos. Sin embargo, a principios de 1950, en el momento en que Mao, después de su visita a Moscú, comenzara a establecer la política básica del nuevo gobierno, no parecía tener a la vista ninguna dificultad inmediata en este sentido. El primer paso de la modificación de las relaciones sociales y económicas de un extremo al otro del país era la terminación de la reforma agraria, que se venía efectuando en las «zonas liberadas» desde el comienzo de la guerra civil. Desde luego esto estaba totalmente de acuerdo con la doctrina leninista que siempre había considerado la propiedad individual de la tierra como una etapa del camino de la colectivización. Pero Mao aplicó esta política de forma característica, recalcando la función «educativa» de la expropiación de los terratenientes.
En su informe de Hunan de 1927, Mao había escrito:



Cuando los caciques locales y la mala burguesía se encontraban en el apogeo de su poder, mataban a los campesinos sin mover un párpado... En vista de estas atrocidades de los caciques locales y de la mala burguesía, así como del terror reaccionario desatado en las zonas rurales por ellos, ¿cómo puede uno decir que ahora los campesinos no deben alzarse y fusilar a uno o dos de ellos e implantar un reinado de terror en pequeña escala para suprimir a los contrarrevolucionarios?.

A medida que la reforma agraria se extendía con los avances del Ejército Rojo, lo mismo antes que después del establecimiento del nuevo régimen, Mao urgía a los campesinos para que se rebelasen y no se limitasen a matar a uno o a dos terratenientes, sino a un buen número. Al mismo tiempo continuaba advirtiendo a los cuadros, según venía haciendo desde 1948, contra las «matanzas indiscriminadas». Aunque no huía de la violencia la consideraba fundamentalmente como medida de alterar el equilibrio de las fuerzas y las relaciones psicológicas en las zonas rurales. Aparte del hecho de que, arbitrariamente, muchos terratenientes hubiesen golpeado y matado en el pasado a sus arrendatarios y mereciesen el castigo supremo, según juicio de Mao, sólo sería cuando denunciasen en reuniones públicas los crímenes de sus anteriores explotadores y los condenasen a muerte cuando los campesinos se darían cuenta de que algo había cambiado y que ahora eran los amos.
El número de víctimas de este primer levantamiento revolucionario del campo fue relativamente limitado; una de las fuentes más escrupulosas se refiere a «decenas de miles», cifra que no correspondería a más del medio por ciento del número total de terratenientes. La verdadera ola de terror estaba todavía por llegar. Política y psicológicamente era, sin embargo, una experiencia muy violenta y traumática para todos los interesados. Por otra parte, la política económica perseguida resultaba muy moderada. Contrariamente a lo que se había hecho en las etapas finales de la guerra civil, sólo sería confiscada la tierra de los terratenientes, pero no la de los campesinos ricos. En un informe ante el Tercer Pleno del Partido Comunista Chino, el 6 de junio de 1950, Mao explicaba este cambio de política por razones políticas y económicas. Políticamente, los campesinos ricos ya no representaban un peligro como eran «cuando el Ejército Rojo se encontraba obligado a una lucha a vida o muerte con los reaccionarios del Cuomintang». Económicamente, resultaba deseable seguir una política de «conservar una economía de campesinos ricos para fomentar la rápida restauración de la producción de las zonas rurales». Superficialmente existía un cierto parecido entre esta política y el estímulo a los Kulaks para «enriquecerse» durante el período de la Nueva Política Económica de la Unión Soviética. Pero los chinos pasaron directamente a esta línea moderada sin atravesar un fase preliminar y radical de «comunismo de guerra» y además evitaron los extremos en el estímulo de la empresa privada que caracterizaron a la Nuevava Política Económica. Aunque a los campesinos ricos se les permitía conservar sus tierras, se les prohibía rigurosamente adquirir más. Por otra parte, quedarían aislados políticamente prohibiéndoselas ingresar en las nuevas asociaciones campesinas que quedaban limitadas a los campesinos pobres y medios.

LEY DEL MATRIMONIO
Casi tan importante como la Ley de Reforma Agraria para el plan de la transformación de las relaciones sociales existentes era la Ley del Matrimonio, que Mao promulgó el 30 de abril de 1950. Los principios y objetivos de la Ley eran fundamentalmente similares a los que Mao había definido casi treinta años antes en Kiangsi, cuando decretó una serie de disposiciones provisionales sobre el matrimonio. Uno de sus objetivos era la creación de igualdad de derechos para la mujer, algo que Mao deseaba desde sus días de estudiante. «Bajo el dominio feudal -había escrito en 1931-, la opresión y sufrimiento padecidos por la mujer son mucho mayores que los del hombre.» Al mismo tiempo, la finalidad de la reforma matrimonial (lo mismo en 1931 que en 1950) tenía por objeto hacer que «la elección libre fuese el principio básico de todo matrimonios, y de este modo atacar al «sistema feudal de matrimonios y al sistema familiar que se asienta en él: fundamentalmente la potestad de los padres sobre los hijos.
A pesar de que la actitud constante de Mao desde 1919 demuestra ampliamente que considera la libre elección matrimonial deseable en sí misma, esta reforma tenía además la función política evidente de debilitar la influencia de la familia sobre el individuo y de este modo facilitar la incorporación de los ciudadanos a formas nuevas de organización social, dirigidas a la transformación progresiva de la China tradicional. En este campo, al igual que en la esfera de política agraria, Mao y sus camaradas se lanzaban a liberar las fuerzas individualistas latentes en una sociedad precapitalista y utilizarlas para destruir la base de dicha sociedad, antes de proceder a ampliar la etapa de la colectivización.
El progreso en ambos campos era lento, con resistencia particularmente aguda en la esfera de las relaciones familiares. En el verano y otoño de 1951, un año y medio después de que Mao promulgara la ley matrimonial, las altas autoridades del Partido denunciaron repetidamente la persistencia entre los miembros del Partido Comunista e incluso de los cuadros, de la «actitud feudal que atribuye importancia al hombre y menosprecia a la mujer» (29). En cuanto a la reforma agraria, Liu-Shao-Ch'i anunciaba en su informe de junio de 1950 que finalizaría -excepto en las zonas habitadas po 'r minorías nacionales- sólo hacia fines de 1951. Además, añadía que se conservaría «a lo largo de toda la etapa de la nueva democracia, una economía de campesinos ricos», que sólo sería reemplazada «cuando las condiciones estuviesen maduras para la aplicación extensiva de la agricultura mecanizada, para la organización de granjas colectivas y para la reforma socialista de las zonas rurales». Esto, declaraba, «necesitará algún tiempo para lograrse».
De hecho, el proceso completo de transformación de la sociedad china sería muy pronto notablemente acelerado. Sin duda, en parte, este cambio se debería al propio temperamento impaciente de Mao y a la tendencia natural de cualquier movimiento revolucionario, una vez lanzado, de ganar velocidad. Pero una influencia muy importante en la política interna de la República Popular China fue ejercida indudablemente por la guerra de Corea, que estalló precisamente en el momento en que la ley de la reforma agraria estaba a punto de ser puesta en vigor.

LA GUERRA DE COREA
Los respectivos papeles de Moscú, Pekín y Pyongyang en la decisión de intentar la conquista del sur de Corea siguen siendo oscuros y sujetos a controversia. En una época o en otra, durante los últimos quince años, se han defendido todas las teorías posibles, desde las que atribuyen toda la responsabilidad a Stalin hasta las que culpan de todo a la belicosidad china. A pesar de que el problema no puede ser tratado adecuadamente en este libro, el peso de la evidencia parece apoyar la conclusión de que la guerra fue fundamentalmente una iniciativa soviética. No sabemos si Mao dio su aprobación o no (algunas pruebas indican que ni siquiera se le informó hasta un día o; dos antes del ataque); pero en caso de que la diese, sólo pudo haber sido en la creencia (indudablemente compartida por Stalin) de que los Estados Unidos no intervendrían y que los coreanos del Norte podrían terminar la tarea por sí mismos. (Estas dos hipótesis parecían razonables en conjunto; el secretario de Estado Acheson había afirmado claramente el 12 de enero de 1950 que Corea quedaba fuera del perímetro de defensa de los Estados Unidos y los primeros días de la lucha dejaron pocas dudas acerca de lo que hubiese sido el resultado de no haberse producido intervención extranjera a favor de ambos bandos.) De cualquier manera, parece virtualmente inconcebible que Mao hubiese buscado deliberadamente un conflicto con los Estados Unidos. Todavía no había terminado la guerra civil; tendrían que exterminarse en diferentes y remotas provincias bolsas aisladas de resistencia. Todavía no se había establecido el control del Tíbet; y sobre todo, Mao estaba resuelto a derrotar los restos de las fuerzas de Chiang, en Formosa. En las provincias adyacentes había tropas estacionadas para esta finalidad, y hay pruebas claras de que se planificó la invasión para el verano.
El régimen comunista chino no sólo tenía otras obligaciones militares entre manos, sino que, además, durante seis meses Mao y sus colegas habían estado muy preocupados por la necesidad de desmovilizar parte de los grandes ejércitos reunidos durante la guerra civil con la finalidad de reducir la carga de las finanzas públicas, dejar en libertad más obreros para la actividad productora y de esta forma combatir la inflación. Solo aproximadamente una tercera parte de la población rural había ya atravesado la experiencia de la reforma agraria. Cien millones de campesinos pasarían por ella en los últimos meses de 1950, absorbiéndose de esta forma las energías de la mayoría de los cuadros disponibles. Las sesiones del Partido y órganos del Estado en el mes de junio se dedicaron totalmente a los problemas económicos. Los discursos de inauguración y clausura de Mao ante el Comité Nacional de la Conferencia Política Consultiva, en total sólo contenían una frase sobre problemas extranjeros, afirmando la importancia de la solidaridad con la Unión Soviética. En el discurso de clausura del 23 de junio de 1950, dos días antes del estallido de la guerra de Corea, Mao explicaba que en el curso de la nueva revolución democrática el pueblo chino tendría que superar dos grandes «pruebas». guerra y reforma agraria. «La prueba de la guerra -declaraba- fundamentalmente pertenece ya al pasado.» La segunda prueba, la reforma agraria, tiene que realizarse ahora, después de la cual quedaría abierto el camino para el desarrollo del socialismo. De esta forma Mao aseguraba deliberadamente a sus compatriotas, dos días antes del ataque a Corea del Sur, que la prueba de la guerra había terminado. Por otra parte, incluso después del estallido de la guerra de Corea, no se hizo ningún esfuerzo serio para movilizar la opinión pública hasta transcurridos algunos meses. La prensa dedicaba relativamente poco espacio al conflicto y los artículos anti norteamericanos no eran ni muy numerosos ni más virulentos que de costumbre. Sólo a fines de agosto pudo discernirse un cambio que no alcanzó su punto culminante hasta después de encontrarse ya las tropas chinas luchando en Corea.
En vista de todo esto, resulta muy poco probable que Mao-Tse-Tung, antes del 25 de junio, comprometiese deliberadamente a su país en una política que él pensaba que podría conducir a la guerra. Desde luego su reacción indignada ante la orden del Presidente Truman del 27 de junio «neutralizando» el estrecho de Formosa, hace suponer que no había pensado en una confrontación directa con los Estados Unidos.
Esta decisión, que representaba (como la decisión de intervenir en Corea) un cambio de la anterior política de los Estados Unidos, tuvo consecuencias de muy largo alcance. Con ella Washington estaría preparado para intervenir directamente, en caso necesario, para evitar una acción de los comunistas chinos dirigida a conquistar Formosa y liquidar el gobierno rival de Chiang-Kai-Shek. Como resultado, una cuestión que hasta entonces había sido considerada por Mao y Chiang como puramente china, en adelante no se podría resolver sin un choque directo entre China y los Estados Unidos.
Frente a esta nueva situación, Mao declaraba con enfado que el Presidente norteamericano había probado que sus anteriores declaraciones acerca de la no intervención en Formosa eran fraudulentas y que así los Estados Unidos «mostraban abiertamente su cara imperialista. Repitiendo su tópico familiar de que el imperialismo era «fuerte exteriormente y podrido interiormente, pedía, sin embargo, al pueblo de China y del mundo que se mantuviese alerta para «derrotar cualquier provocación del imperialismo de los Estados Unidos».
Del mismo modo, las afirmaciones de Mao reflejaban el hecho de que por el momento le interesaba mucho más Formosa que Corea. Aunque sin duda alguna consideraba la unificación de Corea bajo control comunista como buena en sí misma, resultaba dudoso que se encontrase inclinado a promover los objetivos del «partido fraternal» de Pyongyang, con riesgo de atraer la atención norteamericana al Lejano Oriente, precisamente en un momento en que Washington parecía haber comenzado el proceso de desentenderse de sus compromisos chinos. (La actitud claramente poco fraternal de los comunistas de Corea para sus camaradas chinos en los últimos tiempos, difícilmente habría estimulado tal altruismo).
En un sentido amplio, los objetivos probables de la aventura de Corea (quebrantar la influencia de los Estados Unidos en Japón, probando la debilidad norteamericana y alterar el equilibrio global del poder) correspondían a intereses soviéticos más que chinos. Con seguridad, Mao se encontraba tan interesado como cualquiera en luchar contra el «imperialismo norteamericanos, pero muy bien hubiese podido esperar hasta que la situación interna se consolidase y hubiese resuelto sus cuentas con Chiang-Kai-Shek. Existe más de un indicio de que los chinos pensaban que se estaban sacrificando por objetivos soviéticos, en las amargas reflexiones de la guerra de Corea publicadas en los últimos años:



Los jefes del P.C.U.S... nos acusan de confiar en un «choche directo» entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y de intentar empujarIos a una guerra nuclear. Nuestra respuesta es: no, amigos. Será mejor que ceséis en esa calumnia sensacionalista. El Partido Comunista Chino se opone firmemente a un «choque frontal» entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y no sólo con palabras. También se ha esforzado con actos en alejar el conflicto directo armado entre ellos. Ejemplos de esto son la guerra de Corea contra la agresión de los Estados Unidos, en la que luchamos codo con codo con los camaradas coreanos... Nosotros preferimos soportar los grandes sacrificios necesarios y estar en primera línea de defensa del campo socialista para que la Unión Soviética pudiera permanecer en segunda línea.

Si, como he argumentado aquí, Mao tuvo poca o ninguna parte en la planificación del ataque a Corea del Sur o si estuvo asociado de corazón a la decisión de Stalin en la falsa suposición de que la guerra sería puramente un problema coreano, la fuerza y efectividad de la reacción militar norteamericana obligó pronto a Moscú y a Pekín a enfrentarse con decisiones políticas difíciles. En agosto y septiembre las dos grandes potencias comunistas se esforzaron por conseguir un arreglo diplomático de compromiso. El delegado soviético ante el Consejo de Seguridad abandonó el boicot que durante siete meses venía realizando contra la presencia de un delegado de los chinos nacionalistas (39) y comenzó a presionar en favor de negociaciones con la participación de la República Popular China, así como de Corea del Norte y del Sur. Pero en aquella época Washington tenía confianza en la victoria total y se negó a ninguna decisión que no incluyese la unificación de toda Corea bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Ni siquiera las advertencias cada vez más violentas y explícitas de que China intervendría si sus fronteras se veían amenazadas bastaron para mitigar este optimismo o detener la marcha de Mac Arthur al Yalu.
De este modo Mao se encontró, sólo un año después del establecimiento de la República Popular China, envuelto en guerra con los Estados Unidos. Esta nueva obligación creó inevitablemente tensiones económicas y políticas. Hemos visto que la propia actitud de Mao hacia Norteamérica, aunque fundamentalmente hostil, no carecía de ambigüedad. El sentimiento general en China era todavía menos inequívocamente antinorteamericano. Incluso después de que los dos países estuviesen en guerra, las publicaciones dirigidas a los cuadros del Partido Comunista Chino seguían publicando artículos explicando pacientemente por qué había que considerar a Norteamérica enemiga y no amiga.
El propio Mao, en un telegrama del 2 de diciembre de 1950, dirigido a los representantes de los círculos industriales y comerciales de Tientsin, les elogiaba por su contribución al movimiento de «Resistir a Norteamérica y ayudar a Corea», lanzado a fines de octubre, reconocía implícitamente la persistencia del sentimiento pro-norteamericano. «Los imperialistas norteamericanos -declaraba- han dirigido gran cantidad de propaganda engañosa al pueblo chino. Todos los patriotas deben negarse a creer en estos discursos mentirosos».

CAMPAÑAS DE REFORMA
El reconocimiento de Mao y de sus colegas de que una parte de la población consideraba con sentimientos confusos el conflicto en que se encontraba sumergida, fortalecía sin duda alguna la tendencia natural hacia la imposición de una disciplina más rigurosa y la represión de las disidencias que se manifiestan en todas las naciones en guerra. El resultado fue un notable aumento del terror y coacción empleados por el régimen en su esfuerzo por establecer su propio poder y desarraigar o desarmar toda oposición real o virtual.
Se realizó este proceso por etapas marcadas por una sucesión de campañas masivas: la campaña contra los revolucionarios; el movimiento de reforma del pensamiento; la campaña de los «tres antis» y la campaña de los «cinco antis». La primera se lanzó sobre la base de las muy severas «Regulaciones referentes al castigo de los contrarrevolucionarios», promulgadas por Mao el 21 de febrero de 1951, que disponían la muerte o largas condenas de cárcel para delitos definidos en términos muy generales. En marzo comenzó en las ciudades principales una sucesión de reuniones de masas, en las que se sentenció a muerte a «contrarrevolucionarlos» importantes, después de denunciar públicamente sus crímenes. Según un artículo del ministro de Seguridad Pública publicado en la época, casi treinta mil reuniones tuvieron lugar en Pekín en el curso de pocos meses, y a ellas asistieron un total de más de tres millones de personas. En grandes zonas de China central y del Sur una mayoría de la población estuvo sometida a esta «educación». Se publicaba día tras día en los periódicos largas listas con los nombres de los «contrarrevolucionarios» ejecutados.
En cuanto al número de víctimas, se afirmó oficialmente en octubre de 1951, que ante los tribunales del pueblo se habían visto, en los primeros meses de 1951, 800.000 casos de contrarrevolucionarios, Chou-En-Lai declaró posteriormente que el 16,8 por 100 de los contrarrevolucionarios juzgados fueron sentenciados a muerte, la mayor parte antes de 1952. La combinación de estas dos piezas de información daría una cifra de 135.000 ejecuciones durante el primer semestre de 1951. Indudablemente la cifra verdadera fue muy superior. Los cálculos más hostiles dan una cifra de 10 6 15 millones de víctimas. Un cálculo razonable sería de uno a tres millones de ejecuciones.
Si aceptamos la cifra media de dos millones de víctimas, ésta alcanza al 0,3 por 100 de la población total de China. (De este modo corresponde a unas 150.000 ejecuciones en un país del tamaño de Francia o de Gran Bretaña, o 600.000 en los Estados Unidos.) No se trata de un número de víctimas enorme para una revolución social de esta magnitud, realizada inmediatamente después de una larga y cruel guerra civil que aún causó más víctimas en ambos bandos. Además no hay ninguna duda de que entre los «contrarrevolucionarios» así suprimidos, se encontraban muchos individuos que de hecho se dedicaban a actividades clandestinas organizadas contra el régimen, aunque otros perecieron simplemente por su origen de clase. Pero al mismo tiempo, la imagen es muy diferente de una revolución realizada exclusivamente con educación y persuasión, como a veces se dice ahora por algunos de los más ingenuos defensores de Pekín (aunque casi por ninguno de los propios chinos). Durante la mayor parte de 1951 reinaba en todo el país un verdadero clima de terror.
En octubre de 1951, Mao-Tse-Tung anuncié en un discurso ante la Tercera Reunión del Comité Nacional de la Conferencia Política Consultiva que las tres grandes campañas que habían tenido lugar en el pasado año, «reforma agraria», «resistir a Norteamérica y ayudar a Corea» y la eliminación de los contrarrevolucionarios habían logrado la victoria. La reforma agraria terminaría a fines de 1952, excepto en las zonas habitadas por las minorías nacionales. La invasión norteamericana de la República Democrática Popular de Corea se había contenido. En cuanto a los «residuos contrarrevolucionarios» muy pronto se les eliminaría fundamentalmente del Continente.
La campaña contra los contrarrevolucionarios se diferenciaba básicamente de las que siguieron porque tenía la finalidad esencial de eliminar una parte de la población. Físicamente sólo se destruiría a algunos de los «elementos reaccionarios», pero al resto se les reformaría mediante los métodos brutales de los campos de trabajo y no desempeñarían ningún papel importante en la nueva China que Mao intentaba edificar. Los cuadros del Partido, objeto de la campaña de los «tres antis», y la «burguesía nacional», objeto de la campaña de los «cinco antis», eran considerados, en cambio, como participantes con pleno derecho en la nueva sociedad, aunque de ambos grupos habría que eliminar a una minoría de individuos poco deseables. Por consiguiente habría que reformarles más por convencimiento que por coacción.

REFORMA DEL PENSAMIENTO. Los INTELECTUALES CHINOS
El contraste de los métodos resalta con mayor claridad al examinar otra campaña, que había comenzado inmediatamente después de la liberación, pero que solamente alcanzó su punto culminante en 1951, el movimiento de «reforma del pensamientos entre los intelectuales. Mao había propugnado un esfuerzo a gran escala en este terreno en su discurso de clausura de la Conferencia Política Consultiva la víspera de la guerra de Corea; ahora, en octubre de 1951, expresaba su satisfacción de que ya estuviese en marcha. Al abogar por esta campaña, Mao resaltaba que la reforma del pensamiento mediante la crítica y la autocrítica era uno de los «métodos democráticos» para «educar y convencerá a los que pertenecían al pueblo, que difería fundamentalmente del tratamiento dado a las clases enemigas, a las que «se obligaría a reformarse por el trabajo con objeto de transformarlas en personas nuevas». Sin duda alguna era un método menos violento que el del terror abierto aplicado a los contrarrevolucionarios; pero era sólo «democrático» en el sentido de participación amplia y no porque los interesados poseyesen
cualquier participación en el control de sus destinos.
La campaña de reforma del pensamiento tuvo importancia práctica considerable para el funcionamiento de los cuadros en los que el régimen revolucionario se apoyaría en su esfuerzo para modificar la faz de China. Pero además resulta importante para exponer en general el estilo de caudillaje de Mao; mostraba en forma relativamente pura una meta y una técnica para lograrla que en mayor o menor grado ha caracterizado cada acto del régimen de Pekín desde el momento de su creación. Se trataba de una consecuencia natural de las «campañas de rectificación» de 1942-44 y manifestaba el insaciable deseo de Mao de armonizar los dos imperativos antagónicos de «acción conscientes de los individuos y de disciplina social impecable. Para alguien que esté al margen del sistema los dos imperativos parecen contradictorios; es posible encontrar acomodo entre ellos, pero no satisfacer ambos por entero. Y sin embargo Mao no aceptará otra cosa. Algunos observadores han llegado a la conclusión de que no puede pretenderlo seriamente; tiene simplemente que querer robots, «hormigas» y nada más. Sin embargo, mantener este punto de vista es no sólo simplificar excesivamente la idea de Mao sino perder de vista la dimensión total del drama de los intelectuales chinos en el siglo XX.
Habían rechazado el pasado con su respeto a la tradición y a la autoridad constituidas sin encontrar verdadero consuelo o satisfacción en una protesta puramente individualista. Se había desterrado el viejo sistema monárquico; pero no había surgido una democracia parlamentaria como sustituto eficaz. Psicológicamente, aspiraban a la seguridad, y políticamente a la estabilidad y la eficacia. Su identidad había sido desafiada históricamente por el colapso del antiguo universo chino y las incursiones humillantes de Occidente. Estos hechos determinaron en gran medida su reacción a la perturbadora experiencia de la destrucción y reconstrucción de identidad que constituye la esencia de la reforma del pensamiento practicada por los comunistas chinos.
Robert Jay Lifton, en su admirable, moderado y profundo estudio de este problema, ha sugerido que un importante aspecto de la reforma del pensamiento radicaba en la sustitución de la piedad filial que constituía el valor moral central de la China tradicional por una nueva forma de piedad filial dirigida hacia el régimen. Para él tal reorientación de la personalidad ejerció un fuerte atractivo incluso sobre los intelectuales que no simpatizaban políticamente con el régimen, ya que llenaba el vacío creado por el rechazamiento casi universal de la autoridad paterna en la modernización de China en el medio siglo anterior.
El Dr. Litfon no especula sobre la posible relación entre el traspaso de la piedad filial del padre al régimen comunista y el culto creciente a Mao-Tse-Tung como una figura paterna, omnisciente y solícita; y tampoco especularemos aquí. Por otra parte no puede haber duda, de que Mao, que había conocido personalmente el vacío creado por el rechazamiento de la autoridad paterna y la tradición centrada en el padre, comprendía intuitivamente la nostalgia de seguridad y autoridad que caracterizaba a los intelectuales chinos. Pero existían grandes limitaciones a este entendimiento. Al no haber estado nunca en verdadero contacto con el conocimiento moderno científico y técnico, no podía entender que ciertas actitudes dudosas fuesen más que una manifestación del «liberalismo» que él condenaba; constituían una parte integrante de la cultura moderna. Al estar completamente convencido de que su propio pensamiento era correcto, suponía que todos los demás harían mejor en pensar exactamente como él. En su esfuerzo para conciliar la espontaneidad con la disciplina tendía por consiguiente a conceder la mayor importancia a la conformidad.
Con bastante lógica, la campaña de reforma del pensamiento fue precedida y acompañada, al igual que la campaña de rectificación de 1942-44, de un movimiento para el estudio del «pensamiento de Mao-Tse-Tung». Durante algún tiempo, un «Comité Especial para la Publicación de las Obras Selectas de Mao-Tse-Tung», adjunto al Comité Central del Partido Comunista Chino, trabajaba intensamente en la preparación de una nueva interpretación de las obras del caudillo que hoy sigue siendo la base de todas las ediciones o traducciones publicadas en China. Como hemos visto repetidamente en el curso de esta biografía, los textos fueron completamente redactados de nuevo por el mismo Mao, con objeto de eliminar los errores de juventud y cualquier dato o doctrina que no encajase en la ortodoxia actual. El primer volumen de esta edición expurgada se publicó en octubre de 1951, pero a partir del trigésimo aniversario del Partido Comunista Chino, el 1 de julio de 1951 se publicaron en la prensa, uno tras otro, los textos principales. Al mismo tiempo una serie de artículos de ideólogos destacados alababa la importancia del pensamiento de Mao-Tse-Tung.
La consecuencia de la reforma del pensamiento promovida con el espíritu descrito fue una tragedia para algunos; significó felicidad y seguridad emocional e intelectual para otros, e inclusive para otros más (probablemente la mayoría) una mezcla de aceptación y de rebeldía interior. En términos humanos la empresa aparece de este modo como ambigua y en general represiva a pesar de que los estudiantes, profesores y otros intelectuales que la experimentaban normalmente, no estaban sujetos a la violencia infligida a los occidentales a quienes se les «reformaba en la cárcel». Por otra parte, para el funcionamiento del propio régimen el resultado fue indudablemente positivo.
En su discurso del 23 de octubre de 1951, Mao declaraba:



La reforma del pensamiento y en especial la reforma del pensamiento de todas las categorías de intelectuales constituye una de las condiciones importantes de la transformación democrática que experimentamos y de la industrialización progresiva de nuestro país.

Desde luego, teniendo en cuenta la inmensidad de las tareas con que se enfrentaban y el número limitado de cuadros comunistas expertos, Mao y sus camaradas no podían permitirse desperdiciar fuerzas humanas experimentadas excepto cuando tropezaban con una oposición política irreconciliable. El movimiento de reforma del pensamiento que les permitía remodelar gran cantidad de estudiantes de diversos orígenes y antecedentes políticos, antiguos funcionarios del Cuomintang y gentes semejantes, para que se los pudiese utilizar en el nuevo régimen, por lo menos durante algún tiempo, era por consiguiente en realidad, como Mao declaraba, una contribución decisiva en la transformación económica y social del país.

CONTRA LA CORRUPCIÓN, EL FRAUDE Y EL DESPILFARRO
La campaña de los «tres antis» con la que el movimiento de reforma del pensamiento se fusionó a fines de 1951 y la campaña de los «cinco antis» en la primavera de 1952, dieron más importancia a la utilidad social y menos a la transformación interna; pero sin embargo recurrieron a las técnicas utilizadas en la reforma del pensamiento así como a las denuncias masivas empleadas respecto a los contrarrevolucionarios, aunque estas se llevaban a cabo con un espíritu menos hostil. La primera campaña que afectó a los cuadros del Partido y del Estado, se dirigía contra la corrupción, el despilfarro y la burocracia. Tuvo por resultado la purga de algunas gentes por uno u otro de estos tres delitos, e incitar a los restantes a deshacerse enérgicamente de su «pensamiento burgués». La campaña de los «cinco antis», dirigida contra los «cinco venenos»: soborno, evasión de impuestos, fraude, robo de la propiedad gubernamental y robo de los secretos económicos del Estado, afectaba fundamentalmente a los comerciantes e industriales de la «burguesía nacional» que todavía hacían funcionar sus empresas de forma semiautónoma. Estaba vinculada a la campaña predecesora ya que el soborno por parte de los hombres de negocios significaba corrupción de los funcionarios públicos. Siendo la burguesía nacional una clase intermedia (parte del pueblo pero unida sin embargo a sus propios intereses peculiares), los métodos y objetivos de esta campaña eran también intermedios. Su finalidad no era, como en el caso de la reforma agraria, eliminar completamente a una clase reduciendo sus miembros al estado de obreros manuales. Los campesinos no precisaban terratenientes para trabajar la tierra; pero se precisaban los conocimientos de los propietarios de fábricas y comerciantes a fin de dirigir las empresas. Por consiguiente, el objetivo de la campaña en parte considerable era remodelar su forma de pensar y prepararles para su papel futuro de directivos asalariados. Pero al mismo tiempo se dirigía a destruir lo que todavía conservaban de posición de poder independiente arraigada en los recursos de sus empresas. Por consiguiente se les multaba con grandes sumas y después se les salvaba de la bancarrota mediante préstamos que financieramente les hacían dependientes del Gobierno. También se hizo un mayor uso de la denuncia masiva y de la coacción que en el caso de los cuadros afectados por el movimiento de los «tres antis». En gran parte la presión era psicológica -la amenaza de ruina profesional llevó a gran número de hombres de negocios al suicidio-, aunque para los peores delincuentes la amenaza de cárcel rondaba en el fondo. Se empleaban las técnicas de reforma del pensamiento para obligar a los hombres de negocios a «confesar sus pecados» ante sus empleados.
Una vez más Mao estaba en la vanguardia de estas campañas. En su mensaje del Año Nuevo de 1952, después de exigir la victoria del pueblo chino en el «Frente de Resistencia a Norteamérica y Ayuda a Corea», en el frente de la defensa nacional, en la reforma agraria, en la represión de los contrarrevolucionarios, en la construcción económica, en la reforma del pensamiento, etc., llamó la atención en especial sobre el «frente recién abierto» del movimiento de los «tres antis»:



Quiero exhortar a todo el pueblo y a todos los activistas políticos de nuestro país a unirse y, enarbolando banderas y redoblando tambores, desarrollar una lucha poderosa e irresistible a gran escala contra la corrupción, el despilfarro y el espíritu burocrático.

Al mismo tiempo que Mao hacía esta declaración muy característica, acentuando los efectos dramáticos y de lucha, la economía china se dirigía aparentemente hacia el crecimiento planificado siguiendo las líneas soviéticas. Los «equipos de ayuda mutua» organizados en el curso de 1952, representaban una forma amplia de colaboración, sin ningún paralelo exacto en la experiencia rusa; pero se presentaron simplemente como una campaña transitoria hacia las granjas colectivas de tipo soviético. A fines de 1952 se anunciaba que el primer plan quinquenal comenzaría en 1953; y en febrero de 1953, Mao pidió a sus compatriotas que estudiaran la experiencia soviética y aprendieran de ella. La muerte de Stalin, ocurrida un mes más tarde, arrancó a Mao uno de sus tributos más elocuentes y efusivos para el hombre que había estado a la cabeza del movimiento comunista internacional durante casi el mismo tiempo en que Mao había pertenecido al mismo. Por el momento, Mao-Tse-Tung aparecía ante el mundo como discípulo fiel de Stalin y China Comunista como una copia de la Unión Soviética. Pero pronto los acontecimientos demostrarían que la realidad era mucho más compleja y que el temperamento bélico de Mao por lo menos tendría que ser tan importante como las técnicas planificadoras soviéticas para modelar los métodos con los que emprendía la marcha de su país hacia la meta de «riqueza y poder»."

      
          Esto es mío ( Lmm/lukymá. ) -- :

           FANTASEANDO O SIENDO BASTANTE IDEALISTA,...¿ COMO FUE POSIBLE QUE AUMENTARA EL CAMPO SOCIALISTA, CON CHINA INCORPORADA AL MISMO, YA QUE ESTABAN LOS PAISES DE EUROPA DEL ESTE CON LA URSS, EL PACTO DE VARSOVIA,...Y NO SE PUDIERA MANTENER Y CONSTRUIR AÚN MÁS EL SOCIALISMO ? SIN EMBARGO LOS DOS COLOSOS SOCIALISTAS SE ENFRENTARON RÁPIDAMENTE,...Y FUERON LOS PRECURSORES DEL DESCALABRO DEL SOCIALISMO Y LA DERROTA DEL PROLETARIADO. La ideología de estado, es muy mala, es nefasta para la revolución de la humanidad;...la defensa del a patria, de forma acritica, de forma impositora,...es parte de la política de la burguesía en el poder.

"Fidel Castro, la revolución cubana y América Latina  por el profesor Luiz Alberto Moniz Bandeira*
Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor del libro “De Martí a Fidel. La Revolución Cubana y América Latina” (Ed. Norma) de reciente aparición, indica en este artículo para La ONDA digital que “La revolución cubana fue el hecho político más poderoso y el que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo del siglo XX,(...) porque ella agudizó dramáticamente las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región.

Cuando el dictador Fulgencio Batista, sin más condiciones de mantenerse en el poder, renunció durante el reveillon de 1959 y, secretamente, huyó de Cuba para la República Dominicana, no fue sólo su gobierno que cayó. Todo el Estado cubano se había desintegrado y 1959 se tornó un año realmente nuevo. Días después, centenas de guerrilleros barbudos, gran parte deguajiros (trabajadores del campo), sucios, con uniformes rasgados, entraron en La Habana, bajo el comando de Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos. Era el clímax de una epopeya, iniciada por apenas 16 sobrevivientes, de los 82 que desembarcaron del yate Granma, en el litoral de Cuba, el 2 de diciembre de 1956.  Fidel Castro tenía entonces 25 años y, durante dos años, comandó la guerra de guerrillas, junto con  su hermano Raúl Castro, Che Guevara y Camilo Cienfuegos, organizando el Ejército Rebelde, que destruyó la dictadura del sargento Fulgencio Batista, respaldada por los Estados Unidos.

La revolución cubana fue el hecho político más poderoso y el que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo del siglo XX, no por causa de su carácter heroico y romántico o porque el régimen implantado por Fidel Castro evolucionó posteriormente hacia el comunismo, sino porque ella agudizó dramáticamente las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región. No fueron los comunistas que promovieron la revolución cubana, en el contexto de la Guerra Fría. Si bien algunos de sus líderes, como Ernesto Che Guevara y  el propio Fidel Castro, en pequeña medida, acogiesen ideas marxistas, ellos no pertenecían a ningún partido comunista y no era inevitable que la revolución cubana se desarrollase a tal punto de identificarse con  la doctrina comunista e instituyese su forma de gobierno. Con  razón, el historiador Thomas Skidmore, de la Brown University, señaló a Cuba como “un estudio clásico del fenómeno nacionalista”, agregando que el pueblo podía ver el carácter autoritario del régimen, pero “el llamamiento real del régimen de Castro era el nacionalismo”. En efecto, la revolución cubana fue autóctona, tuvo un carácter nacional y democrático, y la  implantación de un régimen según el modelo de los países del Este Europeo resultó de una contingencia histórica, no de una política emprendida por la Unión Soviética, sino, emprendida, sí, por los Estados Unidos que, sin respetar los principios de la soberanía nacional y autodeterminación de los pueblos, no aceptaron los actos de la revolución, como la reforma agraria, y transformaron las contradicciones de intereses nacionales en un problema del conflicto Este-Oeste.

En abril de 1959, cuatro meses después de la toma del poder en La Habana, Fidel Castro estuvo en Buenos Aires, a fin de participar en la conferencia del Comité de los 21, organismo encargado de estructurar la Operación Panamericana, y su discurso, según el entonces presidente Juscelino Kubitschek, reflejó “mejor que los demás la tragedia de América Latina”, dada la crudeza que resaltaba de sus palabras. Causó un “verdadero impacto” al  reclamar de los Estados Unidos una ayuda financiera a América Latina, por un valor  de U$S 30 millones. Kubitschek, luego de conversar con  Fidel Castro en Brasilia y tener “la oportunidad de conocer, en profundidad, su pensamiento”,  concluyó que él era  “un idealista amargado, que había sufrido en carne propia las consecuencias del apoyo dado por los Estados Unidos a las dictaduras en América Latina”, dado que  Cuba había sido marcada por una “larga tradición de tiranía” y su pueblo, habiendo soportado “el garrote del régimen de Batista, no había conseguido separar la trágica realidad de la situación interna del apoyo irrestricto de Washington al opresor del país”.

Al regresar de Buenos Aires, Fidel Castro pasó por Río de Janeiro e hizo un discurso en la Plaza Barón de Río Branco, organizado por la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE) y en el cual repitió básicamente lo que dijera en Buenos Aires: “Ni pan sin libertad ni libertad sin pan”.  Recuerdo bien estas palabras suyas, pues yo estaba a su lado en el estrado. Y, en La Habana, Fidel Castro volvió a reiterar que “la ideología de nuestra revolución es bien clara; no solo ofrecemos a los hombres libertades sino que les ofrecemos pan. No solo le ofrecemos a los hombres pan, sino que les ofrecemos también libertades”. A lo largo del discurso, durante el cual trató de definir la ideología de la revolución, Castro, luego de resaltar que en el mundo se discutían dos concepciones, la que ofrecía a los pueblos democracia y los mataba de hambre y la que ofrecía pan, pero les suprimía las libertades, afirmó:

“Nosotros  no nos vamos a poner a la derecha, no nos vamos a poner a la izquierda, ni nos vamos poner en el centro, que nuestra Revolución no es centrista. Nosotros nos vamos poner un poco más adelante que la derecha y que la izquierda. Ni a la derecha  ni a la izquierda, un paso más allá de la derecha y de la izquierda”.

En abril de 1960, cuando estuve en La Habana, acompañando a Jânio Quadros, entonces candidato a la presidencia de Brasil, vi a Fidel Castro mostrarle un crucifijo que traía colgado en el cuello, indicando que no era comunista y que respetaba a la Iglesia. Pero, un año después, el 16 de abril de 1961, luego del  bombardeo de los aeropuertos de San Antonio de los Baños, Santiago y La Habana  por los aviones de la CIA, Fidel Castro, después de compararlo, con  justo motivo, al ataque  pérfido y traicionero de Japón a Pearl Harbor, en 1941, declaró que  los Estados Unidos no perdonaban a Cuba porque “esta es la revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes”.

Al hacer esta declaración, Fidel Castro buscó comprometer a la Unión Soviética en la defensa de Cuba. Él jugó con el conflicto político e ideológico que entonces había hecho eclosión entre Moscú y Pekín y había dividido el Bloque Socialista, pues temía que Nikita Kruchev, en la línea de la coexistencia pacífica y en el entendimiento con  John Kennedy, cambiase a Cuba por Berlín Occidental, en pro de mejores relaciones con los Estados Unidos. La proclamación del carácter socialista de la revolución cubana, sin embargo, representó igualmente un duro golpe en los dogmas cristalizados por Joseph Stalin y otros líderes comunistas, bajo el rótulo de marxismo-leninismo, dado que ella había sido realizada no por un partido supuestamente obrero, constituido bajo las normas del llamado centralismo-democrático y rotulado de comunista, sino por el Movimiento 26 de Julio, una organización compuesta, sobre todo, por elementos de las clases medias, que, en el curso de la guerra de guerrillas, pasaron a incorporar campesinos y trabajadores rurales, los guajiros, al Ejército Rebelde, en beneficio de los cuales realizaron la  reforma agraria.

De conformidad con la ortodoxia stalinista, Cuba no tenía condiciones materiales sino para realizar una revolución agraria y democrática, mediante la instalación de un “gobierno patriótico”, de unión con  la burguesía progresista, que se propusiese impulsar el proceso de industrialización y, liberando al país del dominio imperialista, promover el desarrollo económico y la emancipación nacional. Los dirigentes comunistas, que visitaban La Habana, consideraban a la revolución en Cuba extraña al modelo, por ellos reconocido,  dado que allá no existía un proletariado industrial, y juzgaban a Fidel Castro y sus compañeros un “grupo inexperiente, con  formaciones ideológicas diversas y poco definidas”, orientados  por lo que calificaron como “marxismo amador, o mejor aún, como cubanismo”. Oí cuando Luiz Carlos Prestes, entonces secretario-general del PCB, calificó a Fidel Castro como “aventurero”, en una entrevista a la prensa de Río de Janeiro, en 1959.

Pero el nacionalismo representó, a lo largo de la historia de Cuba, un importante factor de cohesión y permitió que el gobierno revolucionario pudiese mantener un suficiente apoyo popular, en medio de todas las vicisitudes. Y, aunque la presencia de Fidel Castro, como símbolo de la revolución, continuase proyectando una dominante influencia, antes incluso de delegar, provisoriamente, el poder a su hermano Raúl, el 31 de julio de 2006 a fin de someterse a una intervención quirúrgica en el colon intestinal, él ya no era imprescindible al funcionamiento del gobierno y del régimen. La sucesión ya se había dado y poca gente lo había percibido. El poder había pasado hacia una nueva generación de dirigentes, con  Raúl Castro en el comando de las Fuerzas Armadas; Ricardo Alarcón, hábil negociador y perito en relaciones con los Estados Unidos, en la Asamblea Nacional; Carlos Lage, como primer-ministro, controlando la economía del país; y Felipe Pérez Roque, en la conducción de la política y de las relaciones exteriores, manteniendo un extraordinario apoyo internacional a Cuba.

Era solamente el héroe nacional, al lado de José Martí. Y no sólo el héroe nacional. Su renuncia a la presidencia de Cuba, luego de un largo período de convalecencia, no causa sorpresa. Era esperada. 

Pero el hecho de que permaneció casi medio siglo en el poder, enfrentando y resistiendo al embargo y a todas las agresiones del Imperio - invasión, sabotajes e, inclusive, decenas de tentativas de asesinato por la CIA - constituyó la mayor derrota política que los Estados Unidos sufrieron, no obstante su inmenso poderío económico y militar, el mayor de todos los tiempos.

Fidel Castro, el más importante líder de América Latina, en el siglo XX, se tornó el símbolo de una era.

Traducido para LA ONDA DIGITAL por Cristina Iriarte

* Luiz Alberto Moniz Bandeira es cientista político, profesor emérito de la Universidad de Brasilia y autor de más de 20 obras, entre las cuales se encuentran: De Marti a Fidel: la Revolução Cubana y América Latina Formación del Imperio Americano.
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             EL ESTADO ES UNA MAQUINARIA MUY ANTIGUA,...el proletariado, la gran humanidad, si no abole al estado, como instrumento de clases,...aunque el mismo es producto de unas determinadas relaciones sociales de producción,...la misma no se liberará,...la liberación social presupone destruir el estado, sea el que sea,...Marx-Engels,...planteaban que el mismo se extinguiría,...pero mientras exista hay un problema de poder, de existencia de clases, y de lucha de clases. EN ESTA COYUNTURA SOCIAL, EN 2.013,...CONSIDERO QUE EL ESTADO DEL CAPITALISMO-IMPERIALISMO, EL SISTEMA CAPIIMPERIALISTA ESTÁ CONCRETADO EN LA ONU,...Y EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD, SU ORGANO DE GOBIERNO,...LO QUE SE DIRÍA EQUIPO GUBERNAMENTAL,...EL EQUIPO DE GERENCIA,...Este estado de estados,...debe ser abolido, destruido,...debe ser reemplazado por los organismos internacionales de la humanidad, que ya está creando desde hace años. Desde organizaciones, coaliciones, internacionales, comunistas, anarquistas,...hasta movimientos sociales anticapitalistas,...todas ellas con sus más y sus menos están en la tarea de la autoorganización proletaria-popular mundial. Para ellos de diversos modos, tareas, consignas,...se derrotará a los poderes y estructuras policiales-militares,...creando un sencillo poder internacional de la humanidad, como salvaguarda hacia la contrarrevolución.

             Aún, hoy en día, las diferencias políticas-ideológicas, están centradas en los posicionamientos de pro Lenin, proStalin, pro Mao, pro albanés,...pro cubano, pro Che Guevara,...SE PODRÍA DEDUCIR Y PENSAR QUE ES RACIONAL-NORMAL. Las experiencias e intereses de clases son variados y variadas,...PERO EL INTERÉS DE LA HUMANIDAD, ES UNO: SU SOSTENIBILIDAD, COMO FORMACIÓN SOCIAL, Y COMO SER VIVO QUE FORMA PARTE DE UN TODO PLANETARIO; la humanidad, está formada por un sector proletario, en la teoría y en la practica, revolucionario, que anhela algo más, mejor y con más calidad y cualidad en las relaciones sociales que el capitalismo,...e incluso y necesario que es, de sobrepasar sus propias experiencias de poder y de edificación social. ESTAS DIFERENCIAS EN OCASIONES SON ANTAGÓNICAS, OTRAS NO SE RESUELVEN CORRECTAMENTE, que significa ir por vías o caminos de autosuperación en armonía social y con la naturaleza. El concepto e idea de armonía social, no se puede confundir con la idea de coexistencia social, de cohesión social o de conciliación social,...La armonía social está basada en la eliminación de las clases, no en la eliminación de la lucha de clases,...ésta se extinguirá al igual que los estados y otros organismos caducos, pero aún hoy existentes como las filantropías, las condonaciones, las misericordias, las ayudas al desarrollo, con sus ongs,...

                 Las maquinarias estatales, los ministerios,...las organizaciones imperialistas privadas, secretas, publicas,...locales, regionales y globales,...trabajan para el orden capiimperialista, para el beneficio, para la ley del valor y la opresión social. Además hoy en día para la aniquilación de gran parte de la humanidad,...sobre toda periférica,...pero en estos últimos tiempos la misma se desarrolla en países cercanos a los bordes de las grandes metrópolis europeas, euroasiáticas, estadounidenses,...En los países norteafricanos,...la opresión y exterminio está a la orden del día. Incluso en países periféricos del centro capiimperialista, como los balcanes, latinos,...están con políticas económicas de desgaste y aniquilamiento, léase Albania, Grecia, Portugal, Bulgaria, Rumania, Hungria, Serbia,...Los nuevos procesos productivos, las nuevas políticas de consumo intersocial, bien sea de alimentación, bienes de uso y disfrutes varios,...son o van quedando para ciertas élites burguesas;...las clases sociales obreras y populares serán y están siendo relegadas, apartadas,...expropiadas y dejadas casi a su libre sobrevivencia. DE ELLO SE DESPRENDE-SE PRODECE-SE CREA,...UNA RESPUESTA SOCIAL, que aún hoy está por ver,...pero que tenderá a poner todo patas arriba, por lo menos,...dependerá de factores organizativos revolucionarios-proletarios la dirección de esa lucha-movilización social. LOS IMPERIALISTAS CAPITALISTAS ESTÁ EN GUERRA CONTRA LA SOCIEDAD, DE AQUÍ, DE ALLÁ, DEL CENTRO Y DEL LATERAL,...DEL PLANETA. Esta ancha manifestación guerrera llegará a que aúnen inteligencias las fuerzas sociales explotadas, digan basta, se unan y luchen resistiendo y derrotando a ese poder oligárquico mundial. EN LOS PAÍSES-ESTADOS ASIÁTICOS LAS FUERZAS PROLETARIAS-POPULARES ESTÁN EN ACCIÓN, CONTRA EL IMPERIALISMO Y CONTRA SUS OLIGARQUÍAS LOCALES CORRESPONDIENTES; SE AÚNAN, APRENDEN Y SE DECIDEN POR TOMAR TÁCTICAS DE GUERRAS POPULARES PROLETARIAS, CON SENTIDO M.L-M, DADO LA INFLUENCIA DEL maoismo en esas latitudes. En América central, del sur,...se unen fuerzas nacionales-patrióticas,...dicen para repeler al imperialismo estadounidense; con las ideas bolivarianas del socialismo del siglo XXI; una línea de ayuda económica y social interestatal,...que esperamos no sean en momentos determinados fuerzas reaccionarias,...ya que la revolución de más calidad se va a imponer, por necesidad del guión, y necesidad de revolucionar a los poderes establecidos,...por ello la lucha de clases aún no lo ha dicho todo,...el proletariado revolucionario no ha dicho la última palabra.



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