Trabajo apunta a una única prestación por desempleo de 452 euros mensuales | Canarias7,... // :
Trabajo apunta a una única prestación por desempleo de 452 euros mensuales
El Plan de Recuperación establece una nueva prestación con una cuantía del 80% del Iprem y que entraría en vigor en 2022
Uno de los pilares del Plan de Recuperación remitido por el Gobierno a Bruselas es el de las medidas para transformar el mercado de trabajo para hacerlo más dinámico e inclusivo. Más allá de la reforma laboral que el Ejecutivo espera tener si no lista, muy avanzada para finales de este mismo año, los detalles del programa han sacado a la luz la propuesta definitiva para simplificar las fórmulas de protección por desempleo al ciudadano.
En concreto, dentro de la reforma 10 del componente 23 del Plan, el Gobierno confirma sus planes para crear una nueva prestación, que integrará a todas las existentes, con una cuantía del 80% del Iprem . Esto es, 451,90 euros al mes, según el Iprem (Indicador público de renta de efectos múltiples) de 2021, que ronda los 564,90 euros mensuales.
En el documento, el Gobierno explica que esta nueva prestación sería complementaria de la protección contributiva. «La reforma va dirigida a sustituir el nivel asistencial de protección por desempleo, regulado en la Ley General de Seguridad Social y en los programas de Renta Activa de Inserción (RAI) y Subsidio Extraordinario por Desempleo (SED)», indica el texto.
Para acceder a este subsidio, se exigirá la acreditación de carencia de rentas individuales y, en algunos casos, responsabilidades familiares y el compromiso y cumplimiento de un itinerario personalizado de empleo ante el servicio público competente.
Los planes del Ministerio de Trabajo pasan además por que esta integración se haga de forma coordinada con el desarrollo del Ingreso Mínimo Vital (IMV), que incluye el aumento de sus beneficiarios y el desarrollo de los itinerarios de inclusión.
El Gobierno insiste en que estas prestaciones «no deben ser un fin en sí mismas, sino herramientas para facilitar la transición» desde la exclusión social hacia el pleno desarrollo en la sociedad.
Según desarrolla en el documento, la finalidad que persigue la medida es ampliar la protección por desempleo, mejorando la cobertura al ampliar la duración de los subsidios y eliminar lagunas de desprotección de los programas actuales, además de «simplificar el funcionamiento del sistema, reduciendo el número de figuras para dar más claridad, seguridad jurídica y facilitar la gestión».
También insisten en que se pretende «vincular esta protección con el compromiso de seguimiento y realización de un Itinerario Personalizado de Empleo» y permitir que esta prestación sirva de transición hacia la protección social, cuando la persona beneficiaria no se reincorpore al mercado laboral y se encuentre en situación de vulnerabilidad.
TEMAS
Yolanda Díaz, Paro.<<< HOLA de Lmm/lukydeMá. 29006 ¡¡ : ,...JOVEN,...MEARECE BIEN LO QUE DICES,...PERO NO TIENES PUTA-ZORRON-NOMÁS-IDEA DE LO QUE SIGNIFICA COMUNISMO,...ADEMÁS EL COMUNISMO LO RIGE LA HUMANIDAD,...NO CUATRO LISTILLUZ COMO TÚ,...ENTRAS EN lukyrh.blogspot.com,... y OBTENDRÁ ALGUNA CULTURA FILOSÓFICA PROLETS-MULTIPOPULAR,...¡¡¡. NOTA : LO QUE HACE EL GOBIERNO UNIPODSOEISTA,...ES IGUAL-SIMILAR DE LO QUE IMPONE LA TECNPUTOCRACIA OLIGOPOLISTIA EN TODO EL PLANETA,...¡¡¡. : EL OTANONUISTA Y ASOCIADOS ESTEEURO-ASIÁTICOS+BOLIVARIANOS,...ETC,...ESO ES NAZISMO/FRANQUISMO/FALANGISMO/FASCISMO, QUE ES HISTÓRICO,...COMO CASI 10.000 AÑOS,...SÍL, DIEZ MIL AÑOS,....NO ES NÁ DE NÁ, DE NUEVO,.....¡¡¡. @lucianomediane1 /// Y GRACIAS PORTÓ,...¡¡¡. A VER, SI DAS UN SALTO POSITIVO,....Y ERES ALGO MAS EMPATICO, CON LA HUMANIDAD,...¿¿¡¡ Y TÚ PROPUESTA, CUAL ES,... ???¡¡¡¡. -
-- ¡¡ Málaga a 10 de Mayo de 2.021- hispánicus -- euraca -- otanonuista ¡¡¡. Y por esta clase, no me debes nádená,...¡¡¡. Lmm. -- NOTA,.. ; AR FINÁ,...EL PERIÓDICO, NO ACEPTA MI COMENTARIO POR TRABAS NORMATIVAS, DE CONTRASEÑAS,...Y DICIN DE QUE MI EMAIL,....NO TIENE CUENTA ALGUNA,....¡¡¡¡. --
A.- ) : SALUDOS,...HERRAMIEN
B.- ) : CIENTIFICO : DENTRO DIEZ MIL AÑOS SUBIRÁ MUCHOS METROS EL NIVEL DEL MAR,.... - Bing
Colombia: masacre, pero derrota del gobierno. Dossier
Daniela Arias Baquero
Bety Ruth Lozano
08/05/2021
El ensañamiento del Estado colombiano con la protesta social: masacrados
Daniela Arias Baquero
Aunque la población logró el retiro de una impopular reforma tributaria, persisten demandas que siguen sin ser escuchadas. Una de las más urgentes es el reclamo contra la violencia policial, que viene dejando cientos de heridos y 37 jóvenes asesinados por manifestarse.
El silencio no puede apaciguar el dolor que se siente cuando se escucha a la madre de Santiago Murillo llorar. «¡Mi hijo, mi único hijo!», dice en un grito que no halla consuelo. «A mí me mataron hoy, que me maten, porque me voy con mi hijo, me voy con mi hijo. Era mi único hijo, me matan hoy, me pegan un tiro también. ¿Dónde está? ¿Dónde está?», dice con voz desgarradora.
Santiago, de 19 años, era un joven de Ibagué, Tolima, al oeste del país, que murió tras recibir un disparo en el pecho por un agente policial durante las protestas que se suceden en estos momentos en Colombia. Al día siguiente, su madre fue acompañada por una multitud, a dos cuadras de su casa, donde su hijo fue asesinado. Por casos como este se protesta en Colombia. Otros jóvenes, como Sebastián, tampoco olvidan. En sus manos sostiene un cartel que dice: «En pie de lucha por nuestros muertos, ni un minuto más de silencio». Ellos no callan ni sucumben ante la represión del gobierno. Según la ONG Temblores, que se encarga de registrar los casos de violencia policial en Colombia, desde el 28 de abril hasta el 6 de mayo, hubo 37 personas asesinadas, 26 víctimas de agresión en sus ojos, 234 víctimas de violencia física, 11 víctimas de violencia sexual, 98 casos de disparos con arma de fuego y 934 detenciones arbitrarias por parte del Estado.
Sebastián, como el resto de los manifestantes, expone su vida al tercer pico de contagios por coronavirus en el país y a la militarización de las ciudades: el presidente Iván Duque determinó, el 1 de mayo, el despliegue de las Fuerzas Armadas bajo la figura de «asistencia militar» para asegurar el «orden público», lo que ha incrementado la violencia estatal contra los ciudadanos.
En otro de los carteles, un joven de unos 23 años dice: «¡Nos robaron hasta el miedo!». Por eso, entre bombos y banderas de colores amarrillo, azul y rojo, distintos sectores de la población, liderados por una nueva generación de movimientos sociales, se unieron al paro nacional comenzado el 28 de abril. Son miles de personas las que hoy expresan en la calle el descontento generalizado por el exceso de fuerza y por la represión contra la protesta social.
Descontento social y miseria
En la plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, Sebastián sale a manifestarse junto con miles de personas que sufren el desempleo, un problema que en marzo, el último mes del que se tienen cifras oficiales, afectaba, al menos, al 14,2 por ciento del total de la población. Entre los jóvenes, la situación es peor: ya antes de la pandemia la desocupación entre ellos era de un 22,5 por ciento. Mientras la marcha avanza, los vendedores informales, una ocupación que emplea a decenas de miles de personas en la capital colombiana, caminan extenuados buscando hacer algo de dinero para llevar a sus familias. Otro grupo de manifestantes que viene protestando por la avenida Séptima es testigo de los rostros desconsolados de personas tendidas en los andenes junto a sus maletas: familias enteras desplazadas por la violencia sufrida en otras partes del país.
A la miseria y a los desplazamientos forzados habituales en el país, la pandemia vino a agregar un desplome del PBI del 6,8 por ciento, el cierre entre enero y octubre del año pasado de más de 500.000 pequeñas empresas y el aumento del desempleo. Veintiún millones de colombianos (un 42,5 por ciento de la población) vive hoy en la pobreza, de acuerdo a las cifras oficiales. Ante una situación tan crítica como esta, la respuesta del presidente Duque y el exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla fue proponer una reforma tributaria a la que llamaron Ley Solidaria Sostenible. La reforma buscaba recaudar cerca de 23 billones de pesos (unos 6.000 millones de dólares) de los bolsillos de los colombianos, a través de un impuesto adicional a la renta y la imposición del IVA a productos de la canasta familiar y de consumo básico, como los servicios de agua, luz, gas, servicios funerarios, Internet, entre otros sobre los que aún no pesaba ese tributo. La reforma también imponía un impuesto solidario para salarios altos. En total, el 73 por ciento del dinero iba a ser recaudado de personas físicas y el peso recaería, sobre todo, en las clases medias y entre los pobres del país.
Está situación fue el detonante de un descontento social que venía acumulándose desde mucho antes, agravado en los años de gobierno de Duque. Se hizo sentir en las protestas masivas de 2019 (véanse «Noviembre caliente», «Cómo se cuece el sancocho» y «Lo que permanecía en silencio», Brecha, 29-XI-19 y 6-XII-19), en las que la población reclamaba la falta de cumplimiento del acuerdo de paz con la guerrilla y contra el modelo económico clientelista que favorece la privatización de la vida y la inequidad en el país.
El 28 de abril, Sebastián y miles de ciudadanos salieron a manifestarse contra la nueva reforma tributaria. Después de largas jornadas de reclamo, el pueblo colombiano logró, el lunes, la renuncia del ministro Alberto Carrasquilla y el retiro del proyecto del Ministerio de Hacienda. Sin embargo, ante la represión y las graves violaciones a los derechos humanos por la fuerza pública y por actores infiltrados durante las protestas –así como por la permanencia de un proyecto oficial de reforma de la salud ampliamente resistido por trabajadores y empresarios del sector–, el Comité Nacional de Paro decidió la continuación de las protestas.
Fomentar la violencia
Alejandro Rodríguez Pavón, coordinador de la plataforma digital GRITA, a través de la cual se pretende grabar y denunciar todos los casos de violencia policial y asesorar legalmente a las víctimas, señala a Brecha que «en Colombia ha venido creciendo progresivamente la movilización social, pero también lo ha hecho la represión por el gobierno». «Hoy no solo vemos a la Policía y el ESMAD [Escuadrón Móvil Antidisturbios] en las calles, sino también a las fuerzas militares. Parece ser normal que un policía active su arma de fuego contra manifestantes. Es realmente grave», agregó.
El 30 de abril, el expresidente Álvaro Uribe Vélez provocó polémica con un tuit en el que apoyaba «el derecho de los soldados y policías de utilizar armas para defender su integridad contra la acción criminal del terrorismo vandálico». Rodríguez asegura que «estos discursos han acentuado la violencia» y que no es el presidente Duque quien realmente está al mando, sino que está «obedeciendo órdenes». De hecho, Duque pertenece al Centro Democrático, partido liderado por Uribe, quien es investigado por la Justicia por sus vínculos con el paramilitarismo (véase «La mala hora del parapresidente», Brecha, 7-VIII-20).
Para Rodríguez, la decisión del gobierno de desplegar a los militares para reprimir las protestas solo empeora la inseguridad en las ciudades, que ya estaban golpeadas por la pandemia y el desempleo. En referencia a los hechos de violencia ocurridos en los últimos días, afirma: «Las mismas alcaldías locales no se habían preparado para estas catástrofes anunciadas, realmente han permitido que este tipo de actos ocurran, ya sea por orden o por omisión. A esto se le suma la existencia de grupos criminales y de población civil armada en áreas periféricas de ciudades como Cali y Bogotá».
Criminalización de la pobreza y la protesta
La sucursal del cielo, como se la conoce a Cali, quedó confinada en una noche de terror que se prolongó desde el martes 4 hasta la madrugada del miércoles 5. En barrios marginales, como Siloé, los habitantes aseguran que la Policía «tomó el sitio de trinchera» y disparó con ametralladoras a la población, lo que resultó en cinco jóvenes muertos y unos 33 heridos.
El estallido que hoy vive Colombia, además de ser provocado por la represión y la violencia del Estado, es también generado por la criminalización de la pobreza y de la protesta social en esta parte de las ciudades. «Los barrios donde es más grave la situación son los de clases bajas, donde hay gente joven y pobre. Las personas más asesinadas son ellos», expresa Rodríguez. Asimismo, durante las jornadas de protestas en Cali y otras ciudades la población ha reportado cortes de energía y de Internet. «Nos preocupa esto porque va en contra del derecho a la libertad de expresión; la ciudadanía tiene el derecho a usar las redes sociales como mecanismo de denuncia y lo que vemos es que están siendo censurados, no sabemos si por el Ejército o por quién», agrega el coordinador de GRITA. Diversas personas y movimientos sociales también han denunciado la presencia en las calles de policías sin su número de identificación y de policías que se visten de civil, así como de civiles que se visten de policías para causar confusión en las protestas.
A las graves violaciones de derechos humanos, se suma en Cali una cultura del narcotráfico que en los últimos años se ha intensificado, así como una migración desbordada de quienes han huido de la guerra en el suroccidente del país. Esto ha acentuado la división entre diferentes sectores sociales y la estigmatización de la protesta como «vandalismo». Es el caso de Ciudad Jardín, un barrio de estrato alto de Cali en el que «sus habitantes salieron en varias camionetas blindadas, un signo del paramilitarismo, criminalizando a los manifestantes y diciéndoles, con arma en mano, que debían cuidar sus barrios y que, si los veían por el suyo, tomarían justicia por mano propia», dice Rodríguez.
Un Estado indolente
Sebastián recuerda como si fuera ayer el 25 de noviembre de 2019, cuando vio morir a pocos metros de distancia a Dilan Cruz, otro joven asesinado por el ESMAD. «Iba con una banda de 100 o de 200 personas. Una cuadra más adelante, nos encontramos con otro grupo de la marcha, que lo iba comandando un amigo con una bandera gigante. Nos abrazamos. Empezamos a cantar: “¡Amigo mirón, únase al montón!”. Cuando salimos a la esquina de la Diecinueve con la Quinta, una amiga se desmayó y, en ese momento, vimos cuando mataron a Dilan», relata con tristeza en su mirada. Acto seguido señala el Capitolio, donde se encuentra el ESMAD junto con las fuerzas militares y la Policía. Dice, con rabia, «ellos lo mataron, le dispararon con una bola compactada de aluminio y le quedó incrustada en la cabeza. Yo lo vi. Luego hicimos un altar con piedras en homenaje a Dilan y contra el abuso policial».
Y es que, además de los discursos del gobierno que legitiman el uso de la fuerza contra «los vándalos» para justificar el abuso de poder y los crímenes de Estado cometidos contra la ciudadanía, ha aumentado la impunidad en los casos de violencia policial. Un ejemplo doloroso: luego de que todo el país vio los videos en que un agente del ESMAD le dispara a Dilan, la Fiscalía decidió que el caso debía continuar en la justicia penal militar y no en la justicia ordinaria. Finalmente, la investigación de la Fiscalía dictaminó que el culpable era el muerto, por «ingresar de manera repentina en el ángulo de visión previamente establecido por el tirador». Además, para justificar su muerte, el informe del Ministerio Público presenta un perfil cuasi criminal del joven.
Víctor Barrera, politólogo e investigador del Centro de Investigación y Educación Popular, dice a Brecha que «existe un efecto acumulativo de alta impunidad en los casos de violencia sistemática por agentes del Estado». «Los procesos que han terminado en un fallo contra la Policía son casi nulos y, por ende, nunca se identifica a los culpables», añade. Esta situación de excepcionalidad ante la Justicia y el excesivo poder que tienen las agencias de seguridad del Estado colombiano hacen que sea difícil emprender una reforma estructural de esas fuerzas, como la que demandan los jóvenes que hoy se manifiestan. «En Colombia, hay un problema de diseño institucional muy grande, resultado de tener una Policía –que es un cuerpo civil en armas– a la que se evalúa por su desempeño como fuerza militar», explica Barrera.
Las moléculas y los derechos
Por otro lado, el investigador asegura que la saña actual contra las protestas es una reacción ante la caída de la popularidad del uribismo, «que está viendo amenazada su continuidad para las próximas elecciones de 2022». En enero de 2018, según la consultora Datexco, Uribe cosechaba una imagen favorable en el 45 por ciento de la población y enfrentaba una desaprobación del 49 por ciento. Para enero de 2021, sin embargo, su popularidad había caído al 27 por ciento y el rechazo a su figura llegaba al 66 por ciento, a diferencia de lo ocurrido con el principal candidato de la izquierda, el senador Gustavo Petro, que ha visto su popularidad mantenerse estable por encima del 40 por ciento. Según Barrera, el oficialismo «trata de sumir a la población en una espiral de violencia debido a las dificultades que tiene para mantener su influencia a través de procedimientos democráticos: por eso toma decisiones inspiradas en modelos punitivos y de fuerza».
En ese contexto se dio en febrero la visita de Alexis López, un supuesto investigador científico chileno que visitó Colombia para educar a las fuerzas militares en el manejo de la protesta social. En varias conferencias en la Universidad Militar Nueva Granada, López, que se define como «entomólogo con estudios de periodismo, electrónica, informática y lenguas clásicas», expuso lo que, según él, es el nuevo modelo conspirativo de la izquierda latinoamericana para tomar el poder y acabar con la democracia: la «revolución molecular disipada», una expresión tomada del filósofo francés Gilles Deleuze. López se hizo conocido a principios de siglo en su país natal por fundar el abiertamente neonazi y pinochetista Movimiento Patria Nueva Sociedad, con el que supo organizar conferencias internacionales con otros militantes de formaciones nacionalsocialistas. A este respecto, un nuevo tuit de Uribe causó polémica en las redes el domingo 3, cuando hizo cuatro recomendaciones para enfrentar las protestas, como si se trataran de un crimen y no de un derecho legítimo; entre ellas, «reconocer que el terrorismo es más grande de lo imaginado» y «resistir la revolución molecular disipada».
Hasta el momento, Duque ha sido claro en su respaldo al uso de la fuerza «en contra de los vándalos». En su última intervención, dijo que «ha diseñado una estrategia contra el vandalismo a nivel nacional» y que paga una recompensa de hasta 10 millones de pesos (2.600 dólares) por encontrar a quienes hagan desmanes. Este martes, la consejera de Derechos Humanos del presidente, Nancy Patricia Gutiérrez, aseguró a la revista Semana que «los derechos humanos solo existen si todos los ciudadanos observamos los deberes que tenemos para ser parte de la sociedad».
Pese a que la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y otras instancias internacionales han condenado la violencia ejercida por las fuerzas estatales, la represión sigue vigente y tiene en zozobra a los colombianos. El subdirector de la fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, dijo recientemente que el despliegue de las fuerzas militares en las ciudades es «un riesgo terrible», pues este cuerpo está acostumbrado a combatir a sangre y fuego contra grupos armados como la guerrilla y el narcotráfico. Pero, ante la violencia estatal, la protesta sigue siendo la elección de muchos jóvenes que, como Sebastián, creen en la posibilidad de un cambio. Él, como tantos otros, forma parte de una generación que quiere la paz en Colombia. No es un vándalo ni un vago, es un estudiante con sueños, que conoce sus derechos y quiere que su futuro esté enmarcado por la empatía y no por la violencia.
Brecha, 7 de mayo 2021
"No es suficiente con parar la reforma tributaria": Entrevista
Bety Ruth Lozano
Desde Cali, el epicentro de la revuelta y del ensañamiento represivo, Lozano describe lo que está pasando y reclama la atención de la comunidad internacional. La entrevistó Verónica gago.
Desde el 28 de abril, Colombia está en paro y el paro no para, como dice el hashtag que se viralizó para dar cuenta de un proceso que desbordó incluso a las organizaciones convocantes que lo imaginaban de un día. Empezó como medida de fuerza contra la reforma tributaria y una reforma de salud impulsadas por el mandatario ultra neoliberal Iván Duque, justo en un momento devastador de la crisis pandémica, pero se desparramó como convocatoria masiva en ciudades grandes y pequeñas, funcionando como catalizador de un descontento más profundo.
Aquí se publica parte de la conversación urgente convocada desde el colectivo NiUnaMenos con la docente universitaria y militante afro-feminista Bety Ruth Lozano quien, junto con dos compañeras, Gloria y Cristina, del sindicato de maestros, reportan desde la ciudad de Cali, el epicentro de la revuelta y también del ensañamiento represivo que incluye muertos, desaparecidos, violaciones y cientos de heridos. De hecho, mientras esta entrevista sucedía, una cumbre en Miami reunía al propio Duque con el ex presidente Macri y con el chileno Sebastián Piñera, entre otros, para hablar de una democracia en peligro mientras se gobierna a fuerza de bala. Es urgente parar la masacre en Colombia dicen las organizaciones sindicales, feministas, indígenas, campesinas, lgbtqi, afro y de las barriadas populares que, en estado de alerta y sin abandonar las calles, reclaman su condena internacional. Las imágenes que circulan desde hace días son de una guerra literal: helicópteros disparando desde el cielo, calles iluminadas por las ráfagas de metrallas, gases lacrimógenos y tanques ocupando las rutas. Aun así, la indignación no se detiene.
-¿Cómo escaló la protesta que empezó el 28 de abril?
El paro empezó por un día pero se continuó y la represión fue muy fuerte el 29 y el 30 de abril y ya el primero de mayo, en el día del trabajo, hubo una marcha histórica, que se calcula más de un millón de personas solo en Cali. De hecho, los organizadores del paro llaman a una movilización virtual y la gente no hace caso y sale a la calle y se moviliza, y hay múltiples puntos de bloqueo por toda la ciudad y también en Bogotá y Medellín, escalando muy rápido a nivel nacional. La convocatoria no es solo contra la reforma tributaria que pone más impuestos sobre la gente más humilde y la clase media, es también contra la reforma la salud en marcha en el Congreso, junto a un conjunto de políticas públicas precarizadoras de la vida. Hay dos ejes articuladores del movimiento de estos días. El primero es la intercomunicación instantánea que tienen los jóvenes. Los de otra generación estamos en la tercera línea y somos sobre todo mujeres llevando el agua y los medicamentos. El otro elemento es que los jóvenes son quienes han vivido de manera directa las consecuencias económicas y emocionales de la pandemia: el encierro, el desempleo de sus padres, el desempleo de ellos, hacer protestas para poder ir a la universidad, situaciones de salud mental por el stress, el encierro y la pobreza. Esto retoma lo que se vivió en 2019 cuando, al igual que en Chile, en Perú y en Ecuador, la población y los movimientos sociales venían despertando de las consecuencias del modelo neoliberal de pauperización y de exterminio pero que se ahonda ahora con el virus. Como decía una de las consignas: no nos importa hasta perder la vida porque ya nos han quitado tanto que nos quitaron el miedo.
-Una de las denuncias que se repite es que se corta internet en las zonas de protesta para evitar la transmisión que documenta en tiempo real la represión estatal.
Sí, las movilizaciones lograron tener una resonancia mundial instantánea, gracias a todos estos medios de comunicación alternativos y a las redes. Los medios privados son pro gobierno y para ellos no está pasando nada, o hablan de vandalismo, de actos terroristas, pero no mencionan la represión y la vulneración de derechos humanos que se ha hecho incluso contra defensores de derechos humanos y contra funcionarios públicos de la defensoría del pueblo. Se habla de 31 personas asesinadas pero hay muchos muertos que no aparecen. Hay más de noventa personas desaparecidas, se sabe que fueron asesinadas y sus cuerpos no aparecen. Son varias las mujeres que han denunciado violencia sexual por parte de la policía y cientos de heridos. Esas cifras tienen un subregistro porque sabemos pues que son muchos más y la fiscalía se niega también a recoger todas las denuncias.
-¿Cómo se explica la fuerza de la protesta, casi un levantamiento ya?
La coyuntura de la pandemia hizo visible toda la precarización. Todo el trabajo informal viene siendo como un colchón de la crisis pero se ha hecho muy difícil de sostener. Las trabajadoras del hogar, por ejemplo, no pueden salir a trabajar y se ha reducido demasiado el empleo. Hay una precarización de la vida muy tremenda a lo que se suma toda la corrupción del gobierno.
-Por eso a pesar del anuncio que se frenaba la reforma tributaria, la gente sigue movilizada. Además de que las denuncias de asesinatos a líderes y lideresas sociales se han incrementado brutalmente este año.
A eso me iba a referir. Son demasiadas cosas. Se dice que el paro se plantea para parar la reforma tributaria, y así lo plantea la Mesa Nacional de Paro. Pero la gente que sale a las calles sabe que no es suficiente con parar la reforma tributaria, que hay una cantidad enorme de asesinatos de líderes y lideresas sociales, a pesar de que se firmara un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, que ahora es un movimiento político. La guerra continúa especialmente en las zonas rurales, donde el asesinato de lideresas indígenas y afrodescendientes es enorme. Además hay una cantidad de feminicidios en el país que ha aumentado brutalmente durante el año pasado y este año. A esto se suman los 6402, que es como se conoce el número de los “falsos positivos” durante los ocho años del gobierno de Álvaro Uribe: los jóvenes que fueron secuestrados de sus casas o llevados con engaños, asesinados y luego vestidos de guerrilleros para la foto. Es decir, Uribe le mintió al país diciendo que estaba ganando la guerra con las FARC mostrando un número de guerrilleros asesinados, cuando en realidad eran jóvenes de sectores populares que habían sido engañados bajo el pretexto de un trabajo, de que les iban a pagar por un partido de fútbol, o que los iban a llevar a recoger café a las zonas rurales, y nunca más volvieron a aparecer. Toda esta falsedad ha salido a la luz y la gente la conoce. Además, este gobierno es de los que peor ha manejado esta situación de pandemia en el continente. Todo ese descontento está aflorando en estos días de paro y se está pidiendo realmente cambios fundamentales.
-Se dice que ya está listo un decreto para declarar el estado de “conmoción interior”. ¿Qué significaría esto?
Estamos pendientes de que se haga público y saber de qué fuente sale. Es una amenaza decir que el decreto está en la mesa del presidente y falta su firma. Lo que nos dicen es: se repliegan, levantan el paro o le sacamos el decreto y lo que pienso es que los jóvenes no creen ya en esas amenazas. La gente sigue firme en las calles y si hay un decreto de conmoción interior pues la violencia va a ser mucho más grave y generalizada. Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que ponga sus ojos sobre Colombia, para que exija al gobierno que saque el ejército de las calles y resuelva de forma pacífica el descontento de las mayorías. Además está operando el ESMAD, que es una policía antidisturbios, que ya les ha sacado los ojos a varias personas, que dispara a los generadores eléctricos para cortar la luz, porque es una policía entrenada para frenar la protesta. Lo que se solicita también es que el ESMAD sea disuelto. Además, hay una cantidad enorme de policías infiltrados.
-Es impresionante cómo se repiten los métodos de criminalización y de masacre de la protesta: tal como ha sucedido en Chile esto que cuentan de apuntar directamente a los ojos. Recientemente se ha visto la incorporación fuerte del movimiento indíegena...
Pareciera que ya no está en manos de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), de FECODE (Federación Colombiana de Educadores) y de la Mesa de Paro Nacional la decisión de levantar el paro. Ha cobrado vida propia en todas las movilizaciones de lxs jóvenes por todo el país. Y además la Minga Indígena, que es la forma de movilización que tienen las organizaciones indígenas, especialmente del departamento del Cauca, se ha estado moviendo alrededor de los sitios de bloqueo. Son una fuerza simbólica de respaldo muy importante, muy respetada, reconocida y querida. Ellos solo están armados con sus bastones de mando y, sin embargo, son autoridades que hacen sentir a todo el mundo muy respaldado. Se han quedado en Cali por la situación especial que se vive y que se ha vivido en Siloé, que es este sitio de la vera que fue conformado al final de los años 50 por población desplazada por lo que se conoce en Colombia como la violencia con mayúscula que es esa guerra civil que generaron los partidos políticos liberal y conservador y que pusieron a matar al pueblo colombiano. Eso generó toda una reforma agraria que despojó a un gran campesinado de sus parcelas y lo llevó a esta ladera que es Siloé, donde hay muchas dinámicas juveniles, que es donde más duro ha golpeado la violencia militar.
-¿Por qué hubo un ensañamiento especial con Cali, al punto de que enviaron al coronel del ejército a controlar la situación?
Cali es reconocida como la capital mundial de la salsa, pero hemos demostrado que también bailamos al ritmo de la protesta, ¿cierto? Al ritmo de la rebeldía, de la insurrección, de la dignidad también podemos bailar. Cali es una ciudad que tiene cerca de tres millones de habitantes, con la mayor población negra de todo el país. Se habla de que Cali es alrededor de un 40 % de población negra, que en los últimos años ha llegado desplazada por el conflicto a todos estos barrios marginales y que vive del trabajo informal en donde los jóvenes negros son objetivo de la policía, asesinados con cifras que no entran dentro de las estadísticas oficiales. Es una ciudad que recibe población desplazada de todos lados: indígena, del pacífico colombiano, del sur, del Putumayo, del Cauca. La concentración no fue en un solo sitio, sino que la gente decidió bloquear las entradas y salidas de la ciudad en puntos estratégicos. Y hay que recordar que Cali es la entrada al mar Pacífico, donde está el puerto más importante que tiene Colombia que es Buenaventura, por donde entra más del 60 por ciento de las mercancías. Estos bloqueos colocados de forma estratégica –pues causan un daño muy enorme en la economía no sólo local sino en la nacional–, hizo que lleguen los militares enviados no solo por el gobierno sino también, lo sabemos, por los empresarios y los agroindustriales. Porque tenemos que saber que Cali es el epicentro de la agroindustria del monocultivo de la caña de azúcar. Ellos, los cañeros, que son quienes manejan el poder en la ciudad, han pedido también al gobierno que vengan a desbloquear. Tenemos que seguir alertas porque lo que se viene puede ser peor de lo que ha pasado en estos días.
Página/12, 7 de mayo 2021
Extender la Solidaridad Internacional con la Lucha del Pueblo Colombiano
La solidaridad es por esencia parte del arsenal de la lucha de las masas populares, solidaridad que surge y se desarrolla entre las diferentes capas del pueblo, pues al fin de cuentas, tenemos los mismos enemigos, nos hermanan los mismos intereses, sufrimos en carne propia lo que sufren todos los que tenemos que trabajar para sobrevivir; y odiamos al opresor y explotador, de la misma manera en cualquier parte del mundo.
Pero, no surge entre las masas con la espontaneidad y efervescencia que quisieran quienes están en el combate, aquellos hombres y mujeres aguerridos que han osado levantar la cabeza y ponerle el pecho a las balas para enfrentar al tirano y vivir en carne propia, en lo más profundo de su ser, lo que es la mayor expresión de la manoseada palabra “libertad”. Libertad, que en palabras llanas solo puede asemejarse a la conciencia de la necesidad, al reconocimiento interior de que en medio de tanta hipocresía y basura propia de la sociedad burguesa, la mayor liberación es la decisión de lanzarse a entregar todas sus energías por la liberación del pueblo y la derrota de sus centenarios enemigos.
Cuán grande y poderoso ha de sentirse, aquel que luego de vivir por años, sometido a los designios del tirano, osa levantarse junto a los suyos y empuñar el arma de la lucha para darlo todo por un mundo mejor para sus semejantes, por una sociedad donde sean los que todo lo producen, quienes tengan la posibilidad real de gozar del fruto de su abnegado trabajo diario.
Con todo aquel que lucha contra los opresores, hay que sentir admiración, respeto, amor profundo; y qué mejor manera de expresarlo que tomando para sí, como propia que es, esa batalla que al final de cuentas, de una u otra manera, nos traerá, o sus derrotas, o sus triunfos. Claro que justifica, desde todo punto de vista, romper con esa basura del egoísmo propio de esta inmunda sociedad burguesa, de esa idea individualista que pregonan los sirvientes políticos e ideológicos de esta pasajera franja de la historia, y elevar a grandes alturas la solidaridad que se convierte en otro frente de batalla de las masas, y que en la balanza pesará como una gran roca para hacerle contrapeso a las fuerzas abiertas y oscuras del explotador.
Durante todos estos días de conflicto, en Estados Unidos, España, Panamá y en muchas otras partes del mundo, las voces de miles se están sumando para levantar la bandera de la solidaridad con el pueblo que en Colombia vive una de sus más gloriosas jornadas de lucha en las últimas décadas. Pero, hay que intensificar de manera exponencial este frente de batalla internacional, no solo por la fuerza que pueden ejercer los demás pueblos en otros países, sino además, porque es infame el papel de los medios de comunicación dedicados a ocultar, tergiversar, informar parcialmente en beneficio del régimen, encubrir la asesina actuación de las fuerzas militares.
El mundo tiene que enterarse de lo que pasa en Colombia, y los pueblos del mundo, y sobre todo los hombres y mujeres progresistas y revolucionarios tienen un papel muy importante que cumplir. Las fuerzas revolucionarias organizadas, los Partidos políticos que enarbolan con firmeza el internacionalismo proletario, deben ser ejemplo en este frente de batalla, y con ello no solo fortalecer la lucha del pueblo colombiano, sino extender la influencia del movimiento comunista revolucionario y echar así, profundas raíces en lo más profundo de las masas y sobre todo del proletariado como la clase más revolucionaria de la sociedad.
Programa para la Revolución en Colombia,...¡¡¡.
*****************************
<<<<<<<<<<<
Extender la Solidaridad Internacional con la Lucha del Pueblo Colombiano
La solidaridad es por esencia parte del arsenal de la lucha de las masas populares, solidaridad que surge y se desarrolla entre las diferentes capas del pueblo, pues al fin de cuentas, tenemos los mismos enemigos, nos hermanan los mismos intereses, sufrimos en carne propia lo que sufren todos los que tenemos que trabajar para sobrevivir; y odiamos al opresor y explotador, de la misma manera en cualquier parte del mundo.
Pero, no surge entre las masas con la espontaneidad y efervescencia que quisieran quienes están en el combate, aquellos hombres y mujeres aguerridos que han osado levantar la cabeza y ponerle el pecho a las balas para enfrentar al tirano y vivir en carne propia, en lo más profundo de su ser, lo que es la mayor expresión de la manoseada palabra “libertad”. Libertad, que en palabras llanas solo puede asemejarse a la conciencia de la necesidad, al reconocimiento interior de que en medio de tanta hipocresía y basura propia de la sociedad burguesa, la mayor liberación es la decisión de lanzarse a entregar todas sus energías por la liberación del pueblo y la derrota de sus centenarios enemigos.
Cuán grande y poderoso ha de sentirse, aquel que luego de vivir por años, sometido a los designios del tirano, osa levantarse junto a los suyos y empuñar el arma de la lucha para darlo todo por un mundo mejor para sus semejantes, por una sociedad donde sean los que todo lo producen, quienes tengan la posibilidad real de gozar del fruto de su abnegado trabajo diario.
Con todo aquel que lucha contra los opresores, hay que sentir admiración, respeto, amor profundo; y qué mejor manera de expresarlo que tomando para sí, como propia que es, esa batalla que al final de cuentas, de una u otra manera, nos traerá, o sus derrotas, o sus triunfos. Claro que justifica, desde todo punto de vista, romper con esa basura del egoísmo propio de esta inmunda sociedad burguesa, de esa idea individualista que pregonan los sirvientes políticos e ideológicos de esta pasajera franja de la historia, y elevar a grandes alturas la solidaridad que se convierte en otro frente de batalla de las masas, y que en la balanza pesará como una gran roca para hacerle contrapeso a las fuerzas abiertas y oscuras del explotador.
Durante todos estos días de conflicto, en Estados Unidos, España, Panamá y en muchas otras partes del mundo, las voces de miles se están sumando para levantar la bandera de la solidaridad con el pueblo que en Colombia vive una de sus más gloriosas jornadas de lucha en las últimas décadas. Pero, hay que intensificar de manera exponencial este frente de batalla internacional, no solo por la fuerza que pueden ejercer los demás pueblos en otros países, sino además, porque es infame el papel de los medios de comunicación dedicados a ocultar, tergiversar, informar parcialmente en beneficio del régimen, encubrir la asesina actuación de las fuerzas militares.
El mundo tiene que enterarse de lo que pasa en Colombia, y los pueblos del mundo, y sobre todo los hombres y mujeres progresistas y revolucionarios tienen un papel muy importante que cumplir. Las fuerzas revolucionarias organizadas, los Partidos políticos que enarbolan con firmeza el internacionalismo proletario, deben ser ejemplo en este frente de batalla, y con ello no solo fortalecer la lucha del pueblo colombiano, sino extender la influencia del movimiento comunista revolucionario y echar así, profundas raíces en lo más profundo de las masas y sobre todo del proletariado como la clase más revolucionaria de la sociedad.
Programa para la Revolución en Colombia
[[ ¡¡ "",... bbc-n.m.¡¡ : >>> Protestas en Colombia: Cali vuelve a ser el epicentro de las manifestaciones, con un confuso incidente entre indígenas, civiles y la policía
- Redacción
- BBC News Mundo
Cali, la tercer ciudad de Colombia, volvió a convertirse en el epicentro de las protestas en el país con un confuso incidente que involucró a indígenas, civiles y policía, y que dejó un saldo de al menos ocho heridos.
Así lo confirmó el Defensor del Pueblo (ombudsman) colombiano, Carlos Camargo: "Con gran preocupación por lo sucedido, hemos recibido hasta el momento el reporte de ocho heridos, miembros del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) que habrían sido atacados a disparos".
El CRIC es una organización que agrupa a gran parte de las comunidades indígenas del departamento del Cauca, en el suroccidente del país.
Otros reportes hablan de cuatro civiles heridos.
Según diversos informes, los disturbios se presentaron cuando civiles organizados intentaron evitar el paso de la que se conoce como Minga Indígena en el sur de Cali.
Final de Quizás también te interese
Lo que en un principio se presentó como una manifestación pacífica de vecinos del lugar para evitar que los indígenas bloquearan una carretera, degeneró en un enfrentamiento en el que hay señalamientos de ambas partes.
Los civiles dicen que fueron atacados con piedras y machetes por los indígenas, a quienes acusan de haber "vandalizado" varios condominios del sector. Los indígenas, por su parte, alegan que fueron agredidos con armas de fuego y que la policía apoyó a quienes los asaltaron.
La Defensoría también dijo que estaban entregando evidencia a las autoridades sobre "presuntas acciones de disparos o agresiones desde carros no identificados en Cali".
La Policía Metropolitana de la ciudad, por su parte, dijo que había acudido al lugar por "el llamado de auxilio de la comunidad del sector, que estaba siendo atacado por un grupo de indígenas".
También se reportaron multitudinarias marchas pacíficas en otras ciudades del país como Pereira.
La Minga y Duque
La población indígena emprendió una marcha, conocida como Minga, hacia Cali para unirse a los manifestantes que desde hace más de una semana protestan contra el gobierno del presidente Iván Duque.
Tras los disturbios del domingo, el mandatario pidió que se realizara "el mayor despliegue" de fuerza pública en Cali, instó a que se levantaran los bloqueos de las vías e hizo un llamado a los indígenas para que regresaran a sus comunidades.
"Es cierto que ellos tienen el derecho a transitar por el territorio, pero sabiendo esta situación de orden público que se vive, deben ellos también enviar un mensaje claro para que retornen su camino a sus resguardos", dijo Duque.
Aunque las autoridades civiles de Cali y el Valle (departamento del que Cali es la capital) le pidieron que viajara a la ciudad para conducir personalmente los diálogos con los indígenas, Duque lo descartó de momento "por prudencia", para que no hubiera una "presencia que distraiga el trabajo de la fuerza pública".
Sin embargo se informó que el ministro de Interior, Daniel Palacios, viajaría a la ciudad para estar al frente de la situación.
"Le he pedido al señor ministro que entre en contacto con ellos (los indígenas), no para limitar la movilidad, sino para que se entienda que este no es el momento de generar provocaciones o confrontaciones con la sociedad", afirmó.
Este lunes, el presidente se reúne por primera vez con los líderes del Paro. Hay marchas convocadas en todo el país, incluida Bogotá, la capital.
Enfrentamientos
Los enfrentamiento en Cali empezaron hacia las 2:30 de la tarde del domingo, hora local.
El CRIC sostuvo que los asaltos son parte de una "táctica de represión que difiere los ataques desde los uniformados hacia los civiles armados que actúan como paramilitares".
"No entienden que aquí hemos venido a ayudar, no solamente a la ciudadanía, sino a la misma institucionalidad y al gobierno colombiano, por la irresponsabilidad de no atender este paro como debe ser y, al contrario, militarizar las ciudades y los territorios", alegaron desde el CRIC.
Los indígenas dicen tener videos en los que se ve a hombres con camisetas blancas emprendiendo a tiros contra de ellos.
La policía de Cali, por su parte, indicó que recibió videos en los que se ve a indígenas "generando disparos con armas de fuego" y "realizando saqueos a casas y apartamentos del sector".
Los medios locales han publicado videos en los que se ven momentos tensos y enfrentamientos entre los indígenas y vecinos del área.
En las redes sociales también circulan imágenes que muestran escenas de caos.
BBC Mundo pudo verificar dos videos en los que un camión entra a la fuerza a un conjunto residencial y varias personas causan destrozos a autos que se encontraban al interior del conjunto.
Por su parte, el diario El Espectador reportó sobre un video en el que "hombres con camisetas blancas empezaron a disparar".
Más de una semana de protestas
Las protestas en Colombia comenzaron el pasado 28 de abril, en contra del ya retirado proyecto de reforma tributaria del gobierno de Duque.
Las manifestaciones, sin embargo, se han extendido por más de una semana, e incluyen peticiones para reformar el sistema de salud, denunciar abusos de la policía y el cumplimiento de los acuerdos de paz.
Según la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, hasta la noche del viernes 7 de mayo habían muerto 27 personas.
De esas muertes, 11 están ligadas directamente con las protestas, siete están "en verificación" y nueve que no tienen relación con las protestas, según ambas instituciones.
La ONG Temblores, por su parte, eleva la cifra de muertos a 47.
En Cali es donde se han vivido los hechos más violentos de las protestas, donde se han registrado saqueos, bloqueos y se han denunciado casos de brutalidad policial y de amenazas de civiles contra los manifestantes.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.
Fin del contenido de YouTube, 1