DICEN, y así lo reproducimos,...por si quieren leer algo,...:
Interior encarga un sistema para buscar potenciales terroristas en las redes sociales y con la huella digital
Ofrece 1,6 millones
por una herramienta informática que encuentre "perfiles" sospechosos
de pasajeros por su procedencia, costumbres y nivel social
El pliego dice que el cerebro informático debe analizar correos electrónicos,
registros de llamadas y notas clínicas sin precisar de dónde los sacará
Toda la información se acumulará en el sistema para crear
un "histórico de información" sobre los ciudadanos
06/04/2015 - 20:29h
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz
MÁS
INFO
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de la Policía rastrea información comprometedora de políticos independentistas
El
Ministerio del Interior pretende tener listo el 10 de diciembre un sistema
informático para detectar “terroristas” y otro tipo de delincuentes antes de
que tomen un avión o cojan un tren. El proyecto no pasaría de ser una vasta y
eficiente base de datos si los objetivos de la herramienta fueran individuos
con antecedentes. Sin embargo, a quien Interior aspira a identificar es a
personas que todavía no han cometido un delito, por lo que no duda en incluir
en la oferta pública que lanza la exigencia de que la herramienta construya el
“perfil demográfico y sociológico” de los pasajeros.
En
el pliego de prescripciones técnicas, la Secretaría de Estado de Seguridad detalla,
a lo largo de 58 páginas, los objetivos que quiere satisfacer con la
herramienta informática. A un paso de las películas de ciencia-ficción, con
máquinas que adivinan las intenciones de los delincuentes, Interior pretende
cruzar al instante miles de datos de una persona para detectar a aquellos que
podrían estar planeando un acto terrorista.
El
departamento de Jorge Fernández Díaz no deja espacio a la improvisación de la
empresa que resulte finalmente adjudicataria. Así precisa en el pliego que las
redes sociales de las que puede “captar la información” son Twitter, Google
Plus, Linkedln, Tumblr, Instagram y Flickr. Curiosamente, los técnicos de
Interior dejan fuera a Facebook, la primera red social del mundo por número de
usuarios. También deberá obtener información de foros, blogs y “páginas
genéricas”. Junto a ellas, lo que llama “fuentes multimedia de vídeo: YouTube,
Vimeo y LiveLeak”. Y buscadores: Google, Bing, Yahoo y Duck Duck Go.
Además
de la procedencia de la información, Interior pide que se consigan los
metadatos de los contenidos multimedia, los ‘nick’ con los que se registran los
usuarios e, incluso, los comentarios que generan. Todos estos datos almacenados
no desparecerán con el paso del tiempo. “El sistema deberá extraer información
de forma continua de las fuentes soportadas, de forma que pueda crearse un
histórico de información”, señala la oferta.
Pero
las redes sociales no deben ser la única fuente de información que alimenta el
engendro informático. "Los pasajeros que viajan dejan una huella digital a
medida que avanzan a través de las ciudades y aeropuertos. Cruzando esos datos
con la información local del aeropuerto se pueden llegar a predecir
comportamientos o alertas sobre movimientos y decisiones inesperadas",
asegura.
En
medio de un alambicado lenguaje técnico resaltan algunas de las intenciones de
la iniciativa del Ministerio del Interior, como la de identificar
automáticamente el perfil “demográfico y sociológico” de los pasajeros. Y
acota: “Siempre que lo permita la información incorporada de PNR (Registro de
Nombres de Pasajeros) y API (Información Avanzada de Pasajeros) y las fuentes
de conocimiento socioeconómico contra las que se modelen estos perfiles”.
En
la introducción del documento, el Ministerio del Interior alude a un supuesto
aumento “en la delincuencia grave y organizada, como el tráfico de seres
humanos y drogas”, pero es el terrorismo el fenómeno en el que más se detiene.
Recuerda que la Comisión Europea ha solicitado “mayor cooperación” entre los
países miembros en materia de intercambio de información sobre los pasajeros
que proceden de terceros estados o se mueven entre distintos países de la UE.
Sin embargo, las prácticas puestas en marcha por las autoridades de la UE, se
lamenta, “tienden a concentrarse en los datos relativos a personas de las que
ya se sospecha, es decir, las personas que son conocidas por las autoridades
policiales”.
Este
mandato de cooperación entre países es el argumento de Interior para salir al
mercado a buscar su super herramienta. Nada dice, sin embargo, de que su uso se
vaya a limitar a garantizar la seguridad en los transportes. Es más, hay
apartados de su oferta pública que invitan a pensar lo contrario, como el
dedicado a los "requisitos funcionales". El primero de ellos dice que
la herramienta "debe ser capaz de analizar diferentes tipos de
información, ya sea en forma de feeds de Twitter, correo electrónico,
imágenes, vídeo, registros de centros de llamadas, notas clínicas de un médico
o prácticamente cualquier otro formato (...)".
Sin
embargo, el detallado pliego técnico no explica de donde va a sacar la
herramienta, que manejarán policías y guardias civiles, ese tipo de
información. Las intervenciones del correo electrónico o el teléfono deben ser
realizadas con autorización judicial en el marco de una investigación concreta.
Por otra parte, el historial médico de los ciudadanos está blindado penalmente
por la Ley de Protección de Datos, entre otras.
Pero
todos esos datos sin más no sirven a Interior. El departamento de Jorge Fernández
Díaz pretende que el sistema facilite “una comprensión conceptual y contextual”
para superar la confección de informes de “retrospectiva” y llegar hasta el
descubrimiento de “elementos ocultos a simple vista”. “El objetivo es tomar
decisiones”, declara.
"Criterios
predefinidos"
Esas
decisiones vendrán dadas por un sistema que alertará sobre “perfiles
sospechosos a partir de los datos del pasajero”. “La gran cantidad de datos
disponibles en relación con los pasajeros es difícil de analizar manualmente para
detectar anomalías. El uso de la analítica avanzada ayuda a identificar y
alertar sobre los comportamientos sospechosos de los pasajeros sobre la base de
criterios predefinidos”, dice el documento.
Toda
esta información está contenida en el Pliego de Prescripciones Técnicas para la
Contratación del Desarrollo del Sistema de Registro de Nombres de Pasajeros. Su
escueta traslación al Boletín Oficial del Estado impide conocer la verdadera
naturaleza del proyecto, aunque sí el monto de su adjudicación: 1.633.500
euros. Consciente de lo que reclama, Interior aspira a que sea una herramienta
“puntera” con el objetivo de “exportar el modelo posteriormente a otros países
de la Unión Europea”.
La
acumulación y centralización de la información hasta límites nunca alcanzados
es una característica de esta legislatura en el Ministerio del Interior. Tras
tres años sin saber qué hacer muy bien con el Centro Nacional de Coordinación
Antiterrorista (CNCA), que el Gobierno de Zapatero puso en marcha para evitar
fallos de coordinación como los detectados en el 11-M, el Gobierno decidió
recientemente fusionarlo con su homólogo en materia de crimen organizado, el
CICO, bajo el argumento de que terrorismo y delincuencia organizada se
entrelazan y retroalimentan.
De
ahí ha surgido el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen
Organizado (CITCO), dirigido por un comisario que, de haber liderado las
investigaciones del caso Gürtel, ha logrado convertirse en el policía de confianza de
Fernández Díaz y su número dos, Francisco Martínez. Si con su
nombramiento como director del CITCO, el comisario José Luis Olivera ha logrado
convertirse en el policía que más información acumula en España, a finales de
año dispondrá de los perfiles de sospechosos adicionales que le ofrecerá la
herramienta que quiere comprar Interior. En el Pliego citado se incluye la
exigencia de que la solución se integre con las herramientas BI (Business
Inteligence) que ya existen en el CITCO. La Subdirección General de Gestión
Económica y Patrimonial del Ministerio del Interior da de plazo hasta el 22 de
abril para presentar las ofertas.
DICE MARAT, "" QUE ABANDONA,...ASALTAR LOS CIELOS,...¡¡""; creo, que se lo ha cargado el podemos.org, de Pablo Iglesias, y el materialismo dialéctico poco desarrollado de marat,...a este señor, persona, o entidad, aún no se quien es,...¡¡.
4 de marzo de 2015
UN NAUSEABUNDO OLOR A CLOACA
Por Marat
Este será seguramente mi último artículo, no sé si de modo definitivo o por un
largo tiempo. Ya no me quedará más que decir tras él. Estoy seco pero, si no lo
estuviera, estoy convencido de que mis palabras tendrían el mismo eco que han
tenido hasta ahora: el de llegar a un reducido círculo cuya posibilidad de
influir en la sociedad española es prácticamente nula.
Cuando uno constata que la sociedad en la que vive va por un lado opuesto al
que percibe como necesario y que nada que diga o haga frente a ello podrá
impedirlo, sólo le queda el silencio, no del cómplice sino de quien ha
comprendido lo inútil de su oposición a la letanía formateada para que los
bobos la repitan como loros. Como decía aquella frase gamberra de mi infancia, “Cien mil millones de moscas no
pueden equivocarse: coma mierda”.
Quien no quiera caer en la psicosis política que acompaña a todo el que
defiende un punto de vista opuesto al del resto debe dejar de clamar en el
desierto, como un loco cuyas palabras no interesan a nadie o sólo a los que
como Bevilacqua, el protagonista de las novelas de Lorenzo Silva, y su
colección de soldaditos de plomo, conformamos ese ejército de soldados
derrotados. Sí, derrotados pero insumisos a aceptar el último signo de la
derrota, el que consiste en dar por buena la mentira construida por el poder
económico y difundida por sus siervos políticos y mediáticos de que es
posible un capitalismo de rostro humano y que basta el fetiche del voto para revertir
todo lo destruído durante estos años.
Hoy ningún discurso que vaya contracorriente y que, por tanto, no cuente con el
beneplacito del poder mediático del capital tiene la menor oportunidad de
abrirse paso y de llegar a conformar una corriente de opinión con peso
suficiente para alcanzar alguna relevancia. El simulacro de democracia digital,
de pluralismo informativo y de cuento chino de descentralización de la
comunicación no es otra cosa que una patraña amparada en la falsedad de que son
posibles las voces discordantes frente a las oficiales de la comunicación
tradicional y vertical pero el engaño es tan burdo que se desmonta cuando lo
que los ciberactivistas bendecidos “crean” en las redes es rápidamente cobijado
por los aparatos de comunicación tradicionales. Y es que redes sociales y
medios tradicionales pertenecen al poder económico y distinguen muy bien a qué
deben dar difusión y a qué silenciar.
Mientras tanto, la idolatría de “lo nuevo” (comunicación digital, neolenguajes
políticos, ofertas electorales) conduce a amplios sectores sociales a devorar
con fruición y sin sentido crítico ni capacidad de duda alguna la
desinformación que les inoculan. El flujo constante de la comunicación es ruido
sin contenido real pero revestido de innovación y modernidad. Los mensajes que
se convierten en dominantes son los que los líderes de opinión y community
managers previamente designados vehiculan, los que, a su vez, son repetidos sin
procesamiento mental previo por los fans, y que el poder mediático recoge como
relevantes. El resto se pierde ahogado por la sinfonía atronadora de lo
"pertinente".
El sarcasmo de todo ello consiste en vender como libertad de opinión la sutil
inquisición contra el disidente, al que ya no es necesario aplicar garrote vil.
Basta con ignorarle, marginarle, hacerle sentir que no forma parte de la
comunidad de creyentes y, si persiste en su posición, insultarle, inventar
mentiras contra él, tirarse el pedo en su cara de falsear suciamente sus
palabras o provocarle del modo más indecente con la intención de que salte y
caiga al nivel de la bajeza de la chusma censora que lo ataca.
El miedo a verse marginado por la tiranía de las mayorías fabricadas por los
medios performadores de la opinión crea cobardes, dóciles marionetas que callarán
para no verse lapidados por la enmaquetada “opinión pública”, miserables
infrahumanos incapaces de sostener una opinión propia, calculadores súbditos
-pues nadie lo es tanto como esa masa amorfa de “ciudadanos” indiferenciados-,
dispuestos a plegarse a la corriente dominante, pusilánimes que hoy callarán
por miedo y que mañana dejarán de pensar para repetir el mantra del momento:
gente, casta, empoderamiento o cualquier otra patraña que el demagogo
oportunista del momento les haga recitar.
Hoy no existen espacios de pensamiento, reflexión y debate. Lo que domina de
norte a sur, por tierra, mar y aire, es el adocenamiento de los devotos, la
desesperada “ilusión” del pobre iluso que mañana se desilusionará y buscará un
nuevo pastor porque él es carne de rebaño, el devoto fanatizado por su demanda
de mentiras que alivien sus miedos o desgracias; el pequeño hombrecito del que
habló Wilhelm Reich que “está
orgulloso de sus grandes generales, pero no de sí mismo.”(“Escucha
hombrecito”)
Si alguna vez el ser humano se elevó por encima de la mera creencia, la
superstición, el fanatismo o el pensamiento esotérico, por el esfuerzo de unas
minorías, nunca de las masas, que sólo son carne de cañón, hoy a vuelto a caer
a la altura de la bestia asustada, del pensamiento mágico, en las garras
del chamán y del cuentista que vuelve a manipularlos con artes cuasi
místicas y formas de fe religiosa.
“Se necesita la abolición de la religión entendida como felicidad ilusoria
del pueblo para que pueda darse su felicidad real. La exigencia de renunciar a
las ilusiones sobre su condición es la exigencia de renunciar a una condición
que necesita de ilusiones. La crítica a la religión es, por tanto, en germen,
la crítica del valle de lágrimas, cuyo halo lo constituye la religión.” (K. Marx. "Contribución
a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel")
Ciertamente la política ha adquirido su merecido lugar en el estercolero de la
ruin humanidad pero lo que vale para la política valdría para cualquiera de las
actividades que debieran elevarnos dentro de la categoría humana. Y sin
embargo, pensamiento, ciencia, filosofía, conocimiento han degenerado de las
peores formas, subyugadas bajo el interés del poder pequeño o grande o de la
rendición a la opinión populista de los idiotas.
Hoy la posibilidad de golpear las conciencias ya no existe. Hace mucho que
vivimos un proceso de transferencia del conocimiento, y cada vez más, del
pensamiento desde el ser humano hacia un lugar externo a él, que ya no
controla, las máquinas. Los centros de control informático, la robotización,
los espacios indexados, la nube, la red como proveedora de desinformación y de
significados, son la nueva conciencia del mundo. Los estúpidos que reproducen y
divulgan lo que “encuentran”, algo a lo que en realidad son conducidos, son sus
esclavos.
El mundo hace mucho tiempo que debiera haber cambiado de base. En cada una de
las crisis del capitalismo, sus recetas han mostrado su rostro más feroz frente
a los más débiles. Desde que existen las clases trabajadoras éstas han sido las
víctimas de un sistema económico de depredación. Hubo un tiempo en el que éstas
le presentaron batalla y pretendieron un mundo mejor. Tras 1929 la clase
trabajadora se hubiera entregado si no es porque se había producido una revolución
social y proletaria en Rusia en 1917 que marcaba el horizonte de las luchas.
Hoy, cuando la realidad más cruel del capital debiera hacer visible su
condición criminal, nadie parece querer reconocerse ni como explotado, ni como
proletario, ni como trabajador. Todo quisque es clase media- Los papás de
quienes quieren una salida capitalista a la crisis que les permita continuar
teniendo el segundo coche a la puerta del chalé no son distintos de sus
piji-hijos abocados a vivir peor que sus progenitores-. De la clase obrera
nadie habla porque las”izquierdas” que deben representarla hace mucho que viven
como sindicalistas, concejales, diputados o cualesquiera otra forma de
integrarse en el sistema a su costa. Y, desde hace mucho tiempo, no aspiran
sino a un capitalismo menos salvaje que les permita diferenciarse frente al
liberalismo más criminal. Ya nadie es socialista o comunista -eso sólo es una
etiqueta que no compromete a cambiar nada de base- ni esa expresión que estuvo
de moda hasta no hace mucho, anticapitalista. Ahora la progresía vergonzante es
sólo antineoliberal y pretende, que ya no lo hace, corregir, como Caritas, los
peores excesos del egoísmo capitalista, como si la perversidad del capitalismo
fuese debida a que no son todos los potentados tan generosos como Bill Gates.
¡Qué cosas!
En una sociedad en la que los entusiasmos van y vienen, se elevan y decaen a la
velocidad de la luz -¿donde están todos quienes se entusiasmaban con Siryza,
Tsipras y Varoufakis hace apenas un mes? Desde que llegaron al gobierno han
aceptado todas las imposiciones de la UE, han negociado la prórroga del rescate
que pacto Samaras y ahora negocian un tercer rescate-, mudan certezas y
principios al ritmo de las modas y de los dictados mediáticos y se organiza la
sustitución de viejos bipartidismos de siglas por otros nuevos de tiempos
verbales y nombres comunes para que nada cambie, intentar abrir un discurso que
deje al margen la lucha por ocupar el mero ropaje de la institucionalidad para
disparar contra el corazón mismo del sistema económico es quimera porque hoy el
ruido comunicacional lo pervierte todo; expulsa todo lo que no esté dentro del
campo semántico de lo previamente codificado como aceptable.
La última perla del “radical” Tsipras, primer ministro de “la mayor potencia
europea”, acusando a las “dos potencias mundiales” - Portugal y España-, de
haber intentado “llevar la
negociación - con la UE- al abismo” tiene todos los rasgos de un chiste de
Gila adaptado por Chiquito de la Calzada. Que don Alexis se “olvidase” de que
Alemania y en concreto frau Merkel es quien manda, decide e impone en la UE y
que el resto de miembros, incluidos las “3 grandes potencias” mencionadas, son
los 27 enanitos de esta peculiar y sádica Blancanieves, coloca al citado no en
la posición del enanito Gruñón sino en la de su colega Tontín. Cuando el
embustero fabula su patraña con tan poco arte e imaginación, para defenderse de
las críticas internas de su propio partido por su rendición sin paliativos ante
el Eurogrupo, se está colocando a la altura de aquel Presidente español, que
ahora se niega a ser enterrado por la historia en humilde y decoroso silencio,
que decía, mientras la crisis empezaba a golpear con fuerza a España, que su "Gobierno ha situado a España
en la Champions League de las economías del mundo".
Siempre he creído que una de las diferencias fundamentales entre la derecha y
la izquierda debía de ser la verdad de ésta frente a la mentira de la primera.
Desde hace tiempo sé que ambas son dos patas del mismo sistema, el capitalista,
porque si la derecha no se corta lo más mínimo en ser más derecha que nunca, la
izquierda, o casi toda ella, ha dejado de serlo hace tiempo. La falacia del
señor Tsipras no sirve ni como intento de “ayuda” a sus socios de Podemos
porque tiene el efecto de igualar a los dos en la misma práctica de la mentira
cuando se les pilla en un renuncio.
En una sociedad en la que se ve sólo con el ojo que interesa, se escucha sólo
por el oído al que llega lo que se quiere oir y se alterna el botón “on”/ “off”
según convenga, el adulador de masas, el demagogo, el mentiroso compulsivo, el
carente de escrúpulos es el actor principal. Basta con que ese flautista de
Hamelín toque la melodía, amplificada comunicacionalmente, en la que suene la
consigna sencilla, adaptada al mínimo común denominador del más tonto de su
audiencia, y repita, repita, repita, hasta que el cerebro de sus oyentes deje
de funcionar y la comunión de los memos acabe convencida de que le están
diciendo no ya lo que le gustaría escuchar, algo siempre ingenuo y superficial,
sino de que es precisamente eso lo que realmente se corresponde con sus
intereses.
Vivimos en una sociedad en la que el líder de un partido ya no tan inmaculado
ni tan pujante afirma que “el
Parlamento Europeo - al que él
y los suyos se presentaron el año pasado, siendo varios de ellos elegidos- es una pérdida de tiempo” y que "los programas de debate
político se han convertido en los verdaderos parlamentos" y el público se lo premia con un
incremento de las expectativas de voto y de las audiencias de las tertulias a
las que su formación acude.
Vivimos en un feedback permanente de sondeos de
opinión-"tertulianadas"-sondeos que señala la banalización de la
política, la perversión del lenguaje y sus conceptos, la falta de vergüenza y
de ética política de los nuevos actores políticos y la manipulación del
soberano, el pueblo, que ha alcanzado profundas simas de estupidez individual y
colectiva.
Una sociedad que obtiene sus opiniones políticas principalmente de las tertulias
televisivas en las que el griterío de gallinero, las interrupciones, la
frivolización de los contenidos del debate, en un tono que es el mismo de los
programas de telerelaidad y casquería al estilo de Gran Hermano o Sálvame; una
sociedad en la que “periodistas” como García Ferreras o Jesús Cintora
condicionan las opiniones políticas de un modo tan descarado y manipulador como
los debates de TeleMadrid o el Cascabel al Gato; una sociedad en la que bufones
como el Gran Wyoming o Jordi Évole trivializan la realidad social y política,
disfrazando su estilo de programación crítica, es una sociedad enferma.
Una sociedad en la que lo dramático de la vida cotidiana, del dolor y la
opresión, de la desigualdad y de las consecuencias sociales de la crisis del
capitalismo se entremezlca con lo grotesco de “El
caloret” o del “Candy Crush” y en la que los medios masivos dicen a
la tropa de ciberbobos lo que debe ser “trending tonting”, mientras gran parte
de aquella se suma a la puerilización de la realidad, es una sociedad
despreciable y, muy probablemente, incapaz de salir de una enajenación mental
en la que se siente cómoda y de la que demanda crecientes dosis de espectáculo
con el que doparse.
La reaccionaria anticomunista Hannan Arendt, pensadora tan del gusto de ciertos
trotskistas, escribió sobre “la
banalidad del mal” bajo el
nazismo. Se trata de un concepto controvertido por cuanto que teoriza sobre el
hecho de que los grandes criminales nazis de los campos de exterminio no eran
necesariamente seres dominados por una perversidad moral basada en la crueldad
y el odio sino funcionarios obedientes que no se cuestionaban la justeza ética
de las órdenes que cumplían dentro de la administración del III Reich. De ahí
la idea de que el mal se banalizaba, al depender de un origen que no estaba en
unas motivaciones profundas sino en la simple obediencia a la autoridad de la
que emanaba el poder, como cualquier funcionario que se precie. Es obvio que ha
de haber algo más profundo que esta explicación sobre el germen del horror, ya
que la obediencia debida no puede ser eximente del crimen, por mucho que se
haya sumergido a una sociedad o a un individuo en el no cuestionamiento ético
de sus actos si se corresponden con las órdenes que emanan de la autoridad. Y
es que el ser humano es, por su naturaleza, un ser reflexivo, que piensa en
algunas ocasiones sobre sus decisiones y comportamientos, lo que une al proceso
intelectivo un inevitable imperativo moral.
En los tiempos que corren encuentro una relación distinta entre maldad y
banalidad a la que planteaba Hannah Arendt. Ya no se trata de que los orígenes
del mal puedan estar en “razones” o motivaciones más triviales que el carácter
o la personalidad de los sujetos sino de que existe una perversidad intrínseca
en la banalización de la vida cotidiana, del pensamiento, en la necedad de
consignas vaciadas de sentido, en la trivialización de cuestiones que afectan
radicalmente a nuestras vidas, en la puerilidad con la que se fijan posturas y
se debaten ideas, en una comunicación que establece un mínimo común denominador
intelectual en las ideas que propaga,“adaptando su nivel al menos
inteligente de los individuos a los que va dirigida”. Hoy cabe decir que la
producción mediática de sentido adopta fielmente los once principios
de la propaganda expuestos por el líder de propaganda del partido nazi, Jospeh
Goebbels. El objetivo no es otro que la producción industrial en
masa de imbéciles en lugar de individuos conscientes. De un modo u otro, esto
ha sido siempre así pero en la actualidad ha alcanzado la cumbre de sus
objetivos. Podría hablarse entonces del triunfo sin paliativos de "la maldad de lo banal"
Entiéndanme, no estoy satanizando a la sociedad en genérico. Sólo constato la
enorme capacidad del hombre y la mujer comunes para aceptar el engaño, para
soportar la manipulación y su terrible ceguera para no verlas. Seguramente, los
medios de manipulación y de embrutecimiento de masas hayan experimentado un
nivel tal de sofisticación que uno no lo note, si escoge su canal de
preferencia para tragarse los embustes. Seguramente la inmediatez, el bombardeo
de desinformación y la masividad especial de la red tengan en sí mismos
condicionantes tan poderosos que sea muy difícil mantener un sentido crítico
frente a ellos. Pero colocar los determinantes de la falsificación de la
realidad como eximentes absolutos de la conciencia individual y de la
responsabilidad de cada ser humano ante el mantenimiento de un mínimo de
sentido crítico y de capacidad racional sólo es un intento de justificar la
minoría de edad mental permanente en la que vive la gran mayoría de la sociedad
y sus individuos. No vale el mismo recurso a la alienación, como explicación de
la dominación de clases y del poder económico, en una sociedad formada por
individuos analfabetos, como era la del siglo XIX, y en otra con alto grado de
alfabetización y formación académica, como la actual, por mucho que el opio
mental se haya generalizado. Forzosamente la víctima ha de tener una parte de
consentidora, no siempre inconsciente, sino cómplice de su situación. No hay
relación sadomasoquista que no nazca de una cierta forma de pacto previo, como
viene a señalarnos Deleuze.
Podríamos volver sobre los conceptos de alienación, falsa conciencia, intereses
objetivos y subjetivos o incluso sobre los principios de tesis, antítesis y
síntesis de la dialéctica clásica, hegeliana y de la específica marxista. Nos
explican lo que sucede pero no el cómo cambiarlo. Seguramente muy pocos hayan
ido más allá que György Lukács en su “Historia
y conciencia de clase”.
Tras la caída del muro de Berlín y después de la Unión Soviética, dos hechos
que le parecen maravillosos al “honrado” Juan Carlos Monedero, las ideas progresistas,
de igualdad, revolución social y construcción de una sociedad más justa bajo
parámetros no capitalistas se vinieron abajo. No afectó sólo a los partidos
comunistas sino a la idea misma de progreso en sentido histórico, de avance
hacia el fin del capitalismo. Francis Fukuyama se vengaría del pensamiento
marxista en su obra “El fin de
la Historia y el último hombre”. Antes los postmodernos, los Daniell Bell,
los Baudrillard, le habían precedido bajo el signo del pesimismo histórico, del
mismo modo en que la escuela reaccionaria de “los
nuevos filósofos” (Bernard-Henri
Lévy, André Glucksmann,...) habían hecho su revisionismo histórico contra la
filosofía de la praxis.
Hoy las llamadas izquierdas son aún más integradas que hace 40 años. Apenas
quedan apocalípticos. Sus políticos son personas cuyos horizontes se agotan en
la idea de “gestión” y su perspectiva de futuro no pasa más allá que de hacer
más soportable este sistema económico y de un simple slogan, “sí se puede”. Pero, ¿qué coño
es lo que se puede cuando hasta el mismo slogan fue fabricado para la elección
presidencial del último inquilino de la Casa Blanca, uno de los emperadores más
agresivos contra los pueblos de toda la historia USA? ¿Recuperar alguno de los
derechos sociales perdidos tras la llegada al gobierno del representante del
momento de la olgarquía capitalista, Mariano Rajoy? ¿Esa es la mezquina utopía
de las izquierdas? Parece que sí y para quien tuviera dudas al respecto el modo
en que la socialdemocráta “izquierda
radical” griega se ha rendido
al poder del capital europeo a la primera de cambio debiera bastarle como
respuesta. La vida me resulta demasiado corta para malgastarla en algo tan
mezquino.
El rastro de decepción y frustración colectivas que traerán las opciones reformistas,
ya se llamen Syriza, Podemos, Ganemos o cualesquiera otras variantes de nombres
que inventen, o IU, si finalmente no desaparece y se integra en ese proceso de
“cambio” -¡qué casualidad, cambio como en 1982!- será tal que la próxima
“ilusión” de “la gente” desclasada será ya optar por organizaciones
abiertamente fascistas donde aún no lo han hecho. ¿De verdad creen ustedes que
todo el esfuerzo de “cambio” ha de agotarse en elegir qué partidos serán los
encargados de aplicar las medidas económicas, antisociales y represivas contra
las clases trabajadoras? ¿Es hasta ahí donde llega su rabia? Teniendo en cuenta
que hace casi 4 años se“ilusionaron” con
la “indignación” que decía tonterías del calibre “no soy antisistema, el sistema es
antiyo”, que se ilusionaron con las “primaveras
árabes”, que trajeron los inviernos yihadistas, y que se entusiasmaron con
la inexistente“revolución islandesa”, no sé de qué carajo me sorprendo.
Es fácil acusar de maximalistas a quienes nos negamos a considerar respetable
el minimalismo de quienes se contentan en reclamar unas migajas y en dosificar
el ritmo de los azotes. Pero no deja de ser cierto que quienes se
conforman tienen tanto de víctimas como de cómplices y, en algunos casos, mucho
más de lo segundo que de lo primero.
Hace un año decidí defender a IU frente a Podemos, no porque me identificase
con dicha organización, a la que deje de pertenecer hace 23 años, sino porque
quedaban en ella ciertos rasgos ideológicos de clase, a pesar de su
ciudadanismo y de ser una coalición de reformistas, y porque esperaba encontrar
entre sus bases un mínimo de masa crítica suficiente para hacer frente a la
secta podemita.
Pronto vi que el carácter socialdemócrata de IU no se limitaba a lo que yo ya
sabía, el conjunto de su dirección federal y la gran mayoría de sus
federaciones autonómicas, sino también a un sector muy mayoritario de sus
bases, lo que me indicaba hasta qué punto estaban pervertidos los valores de
izquierda no comunista sino socialista radical dentro de la misma. Las
primarias internas de esta organización en Madrid, donde fue elegida quien
luego sería una tránsfuga y ya entonces submarino de Podemos, junto con su
escudero, y las federales en las que se optaba por el juvenil caballo de Troya
de la organización, empeñado en converger de cualquier forma con la secta
podemita, me confirmaron que la gran mayoría de las bases de IU no eran sino
sujetos desideologizados, estúpidos y carentes del más elemental principio de
resistencia, lo que les llevó a la paradoja de elegir a sus asesinos sobre el
supuesto de salvar a su organización de una extinción que, de cualquier modo,
habrá de producirse porque en su interior lleva las claudicaciones que la
matarán.
Según los meses fueron pasando y el asentamiento fabricado por los poderes
fácticos de Podemos se iba consolidando, así se quebraba la voluntad en IU de
ser y de existir. Y eso sucedía entre dirigentes, representantes con sueldo o
vocación de tenerlo y quórum más que suficiente de bases. Tampoco es algo que
me sorprendiese demasiado. Recibí sus caricias, al igual que de otras
“izquierdas” durante el tiempo en que denuncié la involución
político-ideológica querepresentaba el
15M, a la que ellos mismos contribuyeron mediante el pacto de
nacimiento de ese engendro con la extrema derecha liberal de este país.
De las denuncias contra los ataques que representaba Podemos a las siglas de
IU, apenas contra los valores reaccionarios que representa aquél, se fue
pasando al debate de cómo entregarse a la nueva formación. Que si pacto entre
organizaciones, que si el Ganemos ciudadanista y anticlase como espacio de
encuentro, que si no renunciar a las siglas, que si el “partido instrumental”
para entregar siglas, armas y bagaje a un Podemos para el que sólo valía la
rendición y la selección de “cuadros” (menudos cuadros de tan endeble condición
resistente).
Nadie se equivoque. No estoy defendiendo a los de las tarjetas black de IU ni a
los responsables políticos de que este escándalo se produjese, por mucho
que vayan defensores de las siglas, que no de combatientes contra la peste podemita,
y que, en mi opinión, pueden acabar encausados en cosas más gordas como la
venta de los antiguos terrenos del Real Madrid o una Fundeste que debe tanto a
Caja Madrid.
Nunca existió en esa casa una tercera opción, limpia, comunista, defensora de
principios políticos y articulada. Visto el modo en el que finalmente Cayo Lara
ha ido reculando en sus resistencias, callando, otorgando y bendiciendo al
nuevo liquidador fui concluyendo que aquella casa carecía de habitaciones
aseadas porque se asentaba en el pestilente lodazal del oportunismo más zafio.
Ni siquiera la más absoluta minoría en un órgano de dirección descarga de la
responsabilidad de denunciar públicamente un proceso de desideologización de
una organización que continúa usando el slogan -"el poder de la
gente"- que evidencia que, en lo ideológico es precursora de la
infección podemita.
Y sí, durante unos meses hubo resistencia entre una minoría de las bases de IU,
resistencia que compartí, no por IU, sino por mis convicciones de lo que
representa Podemos. Pero una parte muy significativa de esa resistencia era
mera expresión de patriotismo de siglas (con lo que yo quiero a IU y lo que le
están haciendo y cosas así) y la otra, la mejor con diferencia, no era capaz de
cuestionar hasta qué punto esta organización ha sido la mentora de todo el
proceso que va desde el 15M hasta Podemos ni en qué medida su visión de “proceso constituyente” es la nada frente al capital, como así
ha demostrado Syriza en un plis plas.
Por cierto, y sólo a modo de ilustración: la señora Tania Sánchez ya no le vale
a Podemos ni como traidora a su organización de origen. Los podemitas han
decidido que no pactan con ella porque ya no tiene nada que ofrecerles. Su
papel era el dañino y ya lo hizo. Roma no paga ni a las amantes del cesarillo
de ocasión.
En el mes de Enero decía que
“En los últimos tiempos, siempre lo ha sido, pero últimamente
más que nunca, la política nacional se ha convertido en un inmenso estercolero,
un lodazal en el que los políticos demuestran ser perdularios de la peor
condición, Pedronavajas en barrio de putas, matones de esquina, payasos
vocacionales, un patio de Monipodio en el que el tonto sin complejos ni
escrúpulos es el rey, maleantes que merecen ser tratados como carne de
presidio, imbéciles sin el menor sentido del ridículo, desleales Brutos a su
partido y a sus compañeros, vulgares funcionarios del capital que les coloca
donde está -solo el ignorante dice que lo hace “el pueblo”, ese villano que
vota lo que le dicen que debe votar-. Y de esa condición no hay partido,
organización política o coalición que se salve. Eso sin hablar de corrupción
económica porque creo que la peor es la de tipo moral, ya que de ella vienen
todos los males. Es el signo de una crisis de capitalismo que no es mera crisis
económica sino degradación general de los valores mínimamente humanistas, lo
que permite medrar al más trepa, al más canalla, al más idiota con soberbia
suficiente para pisar fuerte y decir “aquí estoy yo”. El majadero y el
sinvergüenza a menudo van de la misma mano”
Para el necio todo el párrafo anterior se sintetiza en la exclusiva idea de
corrupción. Y es muy cierto, más allá de dónde la coloquen las encuestas como
preocupación de los españoles, que es un problema nacional grave. Pero también
lo es que se está usando como luz de gas contra las angustias vitales de
quienes sufren la crisis capitalista en su propia desesperación. En la medida
en que ésta se usa como acicate a la ira social, sirve para tapar la nada en la
que se ahoga nuestro presente colectivo.
Quienes esperan que un cambio de gobierno traería, si no la restitución de todo
o parte de los derechos económicos y sociales, sí al menos una regeneración
moral de la vida política y social, confiarán en vano. La corrupción no es sólo
económica sino también ética y hunde sus raíces en el modelo de desarrollo
económico español (muy ligado a la especulación inmobiliaria y financiera) y en
los procesos de privatización de lo público llevados a cabo en estos últimos
años.
Nadie se engañe. Dentro del papel económico que España y los países
mediterráneos juegan en la UE y a nivel mundial, esos son los parámetros en los
que deben moverse: vertedero de aguas fecales, ya sea de la economía sumergida
o del lavado del dinero negro de las mafias, ahora ya no autóctonas sino
internacionales.
Los procesos judiciales que estamos viviendo frente a la multitud de casos de
corrupción son sólo una parte minúscula del gran iceberg sumergido en las aguas
residuales del capitalismo y que conectan las tuberías de las alcantarillas
económicas del sistema económico capitalista con el sistema político.
No cabe ser ingénuo, salvo que el autoengaño sea una coartada de complicidad
con el sistema económico. Apelar a la honradez de los políticos cuando la
corrupción es sistémica, el sistema es un todo integral en el que lo
institucional y lo económico pertenecen a una estructura única y las
pretendidas nuevas alternativas ya nacen con sus dosis de corrupción y
aproximación a los poderes económicos es estúpido.
Al mirar cómo empresas demoscópicas y medios de comunicación han jugado a la
bolsa de los valores políticos menguantes y crecientes he comprendido desde
hace mucho tiempo que era necesario hablar también del juego de las apariencias
“políticas”.
Creo que hace mucho tiempo tanto los dirigentes políticos de siempre como los
de "lo nuevo" son incapaces de decirnos la verdad.
La verdad es que el capitalismo ha mutado desde el pacto social, que hizo
cuando le convenía crecer y tener muchos consumidores, hasta éste en el que lo
principal es salvar los muebles del sistema económico. Desde los años 70 del
pasado siglo se ha ido agotando un modelo de acumulación y ya sólo era posible
sostener el crecimiento mediante el consumo a crédito. La financiarización de
la economía se vino abajo en cuanto la arquitectura “de salto” acumulativo se
agotó al aparecer los primeros signos de impagos.
Desde entonces, los dirigentes políticos bien nos venden una recuperación cada
vez más diferida en el tiempo, bien un mundo precario, bien una vuelta a los
felices años del crecimiento. Tres mentiras que lo son por no insistir sobre el
hecho principal: que el capitalismo, independientemente de que pueda tener
breves períodos de recuperación del beneficio, está ya agotado y que sólo una propuesta
política que centre sus objetivos en su derribo puede llegar a ofrecer algo más
que falsas esperanzas a sus víctimas. Estas tres falacias serán administradas
según conveniencias de lecturas de anticipación económica y de oferta política
concreta dentro del sistema. En cualquier caso, la inmundicia futura que se nos
ofrece no es sino un espejismo para quienes teman el fin de un mundo como el de
aquél que da sentido a los valores materiales en los que centran sus vidas.
Sí esto es lo que sucede en el mundo real, el económico, que es el que de
verdad afecta a nuestras vidas, en el político sólo queda un espectáculo
realmente depresivo, excepto para los que se entretienen con programas del
nivel de la“Teletienda”.
Hoy, el debate acaba siendo si el sistema bipartidista del 78 será sustituido
por uno nuevo o, si en lugar de dos actores políticos principales pasaremos a 3
y medio o cuatro. Y no faltarán los mentecatos que compren tales escenarios,
bien por entretenimiento, bien por el principio de que si no hay hostias podría
haber napolitanas. Pero esos “pasteles” no son otra cosa que “procesos constituyentes” o, lo que es lo mismo, la repetición
de lo que se vendió entre 1976 y 1978. Y a la mayoría de la población le gusta
porque lo compró entonces con la UCD primero y, más tarde, con el PSOE.
Es llamativo que los dos partidos emergentes (Podemos y Ciudadanos) que
pretenden sustituir el antiguo bipartidismo del PP y el PSOE compartan una
misma definición: lo “nuevo” (ellos) frente a lo “viejo” (PP y PSOE), en lugar de izquierda
frente a derecha, que no tiene porqué corresponderse en absoluto con los dos
partidos del actual bipartidismo.
En aquella “nueva matemática” que estudiamos en la enseñanza
primaria quienes hoy somos cincuentones existía un tipo de representación de la
misma llamada“diagramas de Venn”, en homenaje a su creador, John Venn.
Dentro de las representaciones de los diagramas de Venn existe una relación
entre dos conjuntos llamada de “intersección”, que es lo que sucede cuando entre
esos dos conjuntos hay elementos comunes.
Pues bien, entre el conjunto Podemos y el conjunto Ciudadanos hay una relación
de “intersección” mucho mayor de la que algunos pretenden ignorar.
En primer lugar comparten la definición ideológica antes mencionada.
En segundo lugar, comparten gran parte de su base social: clases medias
predominantemente urbanas.
En tercer lugar comparten el origen del voto, proveniente fundamentalmente del
PSOE, el PP y parte de ex votantes de UPyD e IU.
Llegados aquí cabe preguntarse si esa relación de intersección entre ambos
partidos no tiene también mucho de relación de inclusión y si aquella expresión
tan popularizada de PPSOE no merece también aquí ser aplicada: PODANOS.
“Y qué ocurrría entonces? ¡Bah! Negociaciones punteadas con inocuos tiros de
fusil, y luego todo seguirá lo mismo, pero todo estará cambiado” (“El gatopardo”. Guseppe Tomasi
di Lampedusa)
Cuando en una sociedad unos hacen el papel de gobierno y oposición, escondiendo
que carecen de soluciones y de alternativas dentro del capitalismo y de su
respeto a las reglas del juego legal, y otros se indignan por lo perdido pero
no por las causas reales de esas pérdidas, limitándose a culpar a unos
políticos que simplemente hacen como que administran una realidad sobre la que
no tienen control ni autonomía alguna, o hacen como que se ilusionan con un
cambio de caras de los protagonistas, estamos ante el agotamiento de la
política tal y como la hemos conocido. Quienes dicen que gobiernan o que van a
gobernar y quienes creen ser gobernados desde la instancia política están
profundamente envilecidos y no parece haber modo de que salgan de la pestilente
alcantarilla en la que viven.
El mundo de las apariencias y el de la realidad poco o nada tienen que ver.
Mientras en la feria de las vanidades cada actor es un bufón que representa un
papel ya muy deteriorado de tanto ejercerlo, pero que repite sempiternamente a
falta de un libreto realmente nuevo, en el mundo real, toda esa tramoya no es
sino un edificio de cartón piedra que probablemente no acabe cayendo con el
estruendo y el clamor con el que lo hizo la casa Usher sino deshaciéndose en
una amalgama de papel mojado por la ciénaga en la que se asienta.
La descomposición del sistema político-institucional a la que iremos asistiendo
de modo acelerado tras el fracaso de las promesas económicas, cada vez más
rácanas y de cortos vuelos, y también, y de un modo particular, tras el fiasco
de la pretendida regeneración moral nacional, traerá una creciente demanda de
autoritarismo y una justificación de la tiranía como búsqueda del hombre
providencial, demanda que ya se aprecia hoy en la devoción hacia cierto
“liderazgo fuerte” y que mañana se justificará desde la exaltación de la
voluntad de poder.
No hay salida a la crisis del marco legal institucional desde ningún “proceso constituyente” porque éste está viciado de
antemano, al limitarse a la esfera política y rehuir el hecho de que el enorme
pestilencia social que nos ahoga viene de un sistema capitalista que, en su
etapa senil descompone, al parasitarlos, todos los demás elementos de la
estructura sistémica global. Y no la hay tampoco porque no existe ni la
subjetvididad colectiva que desee poner fin a este sistema económico de
dominación ni las fuerzas políticas que realmente deseen destruirlo. Es sobre
la complicidad colectiva de opresores y oprimidos, de víctimas y victimarios de
la que nace todo este nauseabundo olor a cloaca.
Pero de todo esto ya he hablado, de una u otra forma, demasiadas veces y soy
muy consciente de que sólo ha llegado a los previamente convencidos, a ese
ejército de soldados derrotados del que antes les hablé, y de que cualquier
insistencia en una difusión minoritaria de ideas opuestas a las dominantes
frente al ruido de los bulos mediáticos, los carismas digitalmente fabricados y
los anhelos de mentiras que calmen las desesperanzas, es inútil. Y frente a ese
vano esfuerzo sólo me queda el silencio, lo único que debe hacerse cuando no se
es capaz de mejorar aquél.
Intentaré seguir comprometido con las luchas que se dan en el plano de lo real
en las que siempre he estado, lo que escapa a la majadería de las redes
sociales, en las que la saturación de mensajes, griterío, insultos y copia y
pega irreflexivo de tonterías es el peor veneno que existe para quién aún siga
creyendo en la necesidad de un proyecto transformador.
El blog ya no se actualizará. Los artículos que hay en él quedarán a
disposición de quienes, a pesar todo, puedan encontrar en ellos alguna
reflexión que les aporte algo, por poco que sea.
Bon voyage, mes amis.
PODEMOS, HA PODIDO CON MARAT,...??¡¡:
·
Comunidad
Valenciana
El poema que ha roto el corazón de la número 2 de
Podemos
Sandra Mínguez, lugarteniente de Antonio Montiel en la
lista para la Generalitat, es despedida con literatura por sus alumnos tras
dejar la docencia para dedicarse a la política
06/04/2015 - 09:56h
Sandra Mínguez, Pablo Iglesias y Àngela Ballester, la
otra valenciana en la dirección estatal de Podemos, en un acto del partido en
Madrid. .
Sandra Mínguez (Landete, Cuenca,
1983) es uno de los rostros de Podemos más conocidos en la Comunitat
Valenciana. Implicada en el 15-M y creadora, en enero de 2014, de uno de los
primeros círculos de Podemos en Valencia, fue uno de los primeros en
movilizarse contra la casta a través del partido de Pablo Iglesias.
Ahora, forma
parte de la dirección estatal y será, tras las primarias
abiertas, la número 2 de Antonio Montiel en
el asalto a la Generalitat. Licenciada en matemáticas por la Universidad de
Valencia, es profesora en el instituto público de Alfafar, un municipio del
área metropolitana de Valencia.
Mínguez, que, según las encuestas, será diputada autonómica
con toda seguridad, ha pedido una excedencia para dedicarse en cuerpo y alma, y
aún de manera temporal, a la política. Después, ha compartido en twitter la
despedida en forma de poema de uno de sus alumnos.
Esta es la
poesía, titulada '¡¡¡Tu puedes!!!'
¿Podremos con
Podemos?
Una
vez alcanzado el momento inicial de éxito, Podemos ha ido rebajando tanto sus
postulados que de atrevidos han pasado a ser aceptables ante los ojos
inquisidores del capitalismo.
Incluso
desde una perspectiva meramente táctica, la moderación de las propuestas de
Podemos confunde a los votantes y en nada contribuye a la lucha por una
sociedad mejor, justa y realmente democrática.
Ángel Cappa
06/04/2015
- 20:29h
·
·
Alberto Garzón
Podemos surgió de la calle. De las protestas espontáneas
ante tanto atropello a los derechos fundamentales. De la indignación por los
abusos de un poder insaciable que llamó crisis a una estafa que generó
desempleo, exclusión y desigualdades inconcebibles. Podemos se convirtió
inmediatamente en el vehículo de la esperanza en un momento donde parecía que
nada era posible a favor de una sociedad justa. Podemos fue -y tal vez todavía
sea- la rebelión posible para "que la tortilla se vuelva", como decía
una canción republicana.
La situación era y es más que propicia ante la decadencia
evidente de lo que algunos llaman el "bipartidismo", lo que quizá no
sean más que las dos caras de la misma moneda. El PP atormentado y derruido por
sus políticas depredadoras y por una corrupción inocultable e incontenible; y
el PSOE tratando de recuperar un discurso mínimamente izquierdoso que disimule
un poco su inserción hasta el cuello en un sistema que se derrumba. Ambos se
muestran incapaces de ofrecer alguna salida al desastre, mientras Izquierda
Unida se deshace víctima de sus contradicciones internas.
Podemos emergió entonces como la herramienta para el
cambio. Jóvenes lúcidos y preparados conducían en los primeros y recientes
tiempos la contraofensiva antisistema y su debut en las urnas sorprendió a todo
el mundo. Posiblemente a ellos más que a nadie. A Podemos lo atropelló el
éxito, el cual -como dice el filósofo chino Chuang Tzu- "es el principio
del fracaso".
Las trampas del éxito
Lo que tiene la cultura de la inmediatez en que vivimos
es que rápidamente, de un día para el otro, encumbra al menos pintado. Y lo
malo de esta sociedad es que te mata de hambre o de estupidez. El éxito hace
vivir a los ganadores en una nube que los va alejando de la realidad, y lo peor
es que sobre todo los separa de su origen y de sus orígenes, los desclasa. Es
decir, el éxito idiotiza. O si lo prefieren, marea. Y produce una sensación de
poder -ficticia por supuesto-, de superioridad, que nubla los conceptos. Y al
mismo tiempo una adicción tal, que cuesta sacudirse para bajar a la tierra.
Podemos llegó a las cumbres del éxito, y desde ahí las
cosas ya no se ven de la misma manera.
No obstante, el Poder comenzó a inquietarse y lanzó una
campaña de acoso y derribo. Así como hasta ese momento del éxito los jóvenes de
Podemos eran novedosos, curiosos y hasta graciosos, al ver la convocatoria que
tenían, los poderosos se asustaron y comenzaron a acusarlos de todo un poco.
Les dijeron radicales, por ejemplo, como si el neoliberalismo y el Poder fueran
moderados; o extrema izquierda, a pesar de que jamás propusieron ninguna medida
que excediera el capitalismo; irreales, porque para ellos existe una sola
realidad, la suya, y el resto queda fuera de lo razonable; venezolanos o -más
grave aun- "bolivarianos", para confundirlos con el demonio;
populistas, para minimizar su arraigo popular; y un montón de cosas más, para
afectar su credibilidad y tratar de emparejarlos con la corrupción imperante.
"¿Ven? Son tan casta como nosotros", fue el mensaje subliminal.
No hay peor defensa que una mala
defensa
Bien. Hasta aquí lo esperado, lo previsible. Cuando el
Poder se siente amenazado de alguna manera y especialmente si sospecha que los
sometidos pueden rebelarse y su rapiña puede detenerse, no repara en medios y
se le termina la paciencia democrática.
El asunto está en cómo defenderse: profundizando el
cambio deseable o suavizándolo para no irritar a los que mandan. Podemos optó
por retroceder en su impulso renovador. En ir rebajando sus postulados más
atrevidos, que de todos modos nunca se pasaron de la raya sensata, hasta
hacerlos parecer aceptables para toda la gente de buena voluntad. En fin, se
fueron alejando del pueblo, de los estafados y de los indignados para abarcar
más simpatías; se arrepintieron públicamente de los malos pensamientos; y se
asearon y arreglaron para estar presentables ante los ojos inquisidores del
capitalismo alerta.
Solo les está quedando como argumento de identidad
censurar con dureza a los corruptos y a lo que llaman casta; otra ambigüedad a
gusto del consumidor, cosa que comparten todos los partidos políticos. Incluso,
en un alarde de hipocresía repetida y conocida, los del PP.
Cómo será el cambio de orientación de Podemos que hasta
el mismo Rodríguez Zapatero, desde el lugar de los hombres que están de vuelta
de todas las aventuras políticas, les arropó con un manto de comprensión
ideológica. "Son jóvenes", vino a decir, "no se alarmen".
"No son populistas", afirmó para tranquilizar a los mercados y otros
aliados. "Son socialdemócratas", afirmó el expresidente, que empezó con
una firmeza dignísima contra EEUU -recordemos- y terminó autorizando sus bases
militares en territorio español, confirmando aquello de que llega un momento en
que uno se abraza a la edad de la razón.
Nosotros, que nos queremos
tanto...
No me estoy refiriendo -porque no me interesa lo más
mínimo- al comunicado de separación de Pablo Iglesias y Tania Sánchez, sino a
la relación entre los seguidores de Podemos y sus dirigentes. Con tanto
retroceso y donde dije Diego, matizo y rebajo, el amor se está enfriando. Las
encuestas ya no auguran un avance incontenible de la izquierda (perdón, de los
de abajo), sino más bien un frenazo preocupante. En Andalucía, y admitiendo que
el PSOE apresuró con pillería las elecciones para no darle tiempo a Podemos a
organizarse mejor, la cosa no funcionó tan bien como era deseable.
Es pronto para pensar ya en otra decepción, pero hasta el
papa Francisco va más allá que muchos de los dirigentes de Podemos. "El
actual sistema económico nos está llevando a la tragedia y robando la
dignidad", dijo el sumo pontífice, sin tantas vueltas y sin pedir perdón.
Y agregó: "Sé de una persona que gana 600 euros al mes, y en negro, por
trabajar 11 horas al día. ¡Eso no es trabajo, es explotación,
esclavitud!". Tan clarito que da un poco de envidia. Y para colmo remató: "¡Tenemos
que recuperar la lucha por la dignidad!".
Claro que la derecha, tan católica, apostólica y
capitalista, finge no haber oído, visto ni leído nada, pero la cuestión es que
las cosas se dicen sin eufemismos desde la Santa Iglesia Católica.
La táctica y la estrategia
Tal vez -y esto es pura esperanza- el discurso edulcorado
que últimamente ofrece Podemos responda a una razón táctica. Es decir, no
amedrentar al gran capital, porque ya sabemos lo que hace: conspira y se va, y
nos deja en cueros, metiéndose la democracia y todo lo que encuentre por el
camino en los laberintos borgianos del beneficio rápido. Quizá el tema consista
en acumular la mayor cantidad de votos posibles para hacerse fuertes desde la
cantidad y así poder discutirle el gobierno al Poder. Son razones de la razón
política que el corazón izquierdista no entiende, y a lo mejor es el camino más
corto para ganar, pero ¿se trata sólo de ganar? ¿Para qué queremos ganar, solo
para adecentar el sistema o para cambiarlo? Y si no ganamos, ¿se termina la
política, la lucha por la dignidad y la esperanza de una sociedad mejor, justa
y realmente democrática? ¿Por qué el insistente rechazo a la integración de
Izquierda Unida en un frente común?
Sin duda existen muchos motivos para debatir
colectivamente, para que la gente decida el camino y la forma. Me parece
acertada la afirmación del vicepresidente boliviano García Linera recientemente
en Argentina: ningún cambio es posible sin la gente en la calle.
¿No será mejor, entonces, apoyarse en la gente que
necesita y quiere cambiar el sistema y no en toda la gente? ¿No estará el éxito
verdadero en tener una reserva ideológica firme con propuestas posibles para un
cambio paulatino del sistema y no una serie de medidas tan ambiguas que hasta
Ciudadanos es capaz de suscribirlas?
Además, por más ambiguo que sea un grupo de izquierda (o
de abajo, como gusten), el poder económico, el real, nunca se equivoca y
tampoco nunca perdona que le cuestionen su pretendido derecho (al parecer
divino) de apoderarse de todo y de todos.
De modo que a los únicos que logran confundir con la
moderación de sus propuestas moderadas es a sus posibles electores (a los de
abajo), desplazados una vez más a la condición de clientes porque ya no se
habla de "mandar obedeciendo", es decir, de hacer una democracia
directa.
A ver si va a tener razón el amigo Chuang Tzu y "la
fama es el comienzo de la desgracia".
¿La gente quiere cambio o recambio?
Podemos sitúa a Ciudadanos como un
recambio del sistema. La duda es si la mayoría está por el cambio o se
conformaría con un recambio
Isaac Rosa
44 comentarios
06/04/2015 - 21:39h
Foto: Efe
Ya han aparecido varias encuestas en las que Ciudadanos iguala o incluso supera a Podemos, y
Pablo Iglesias advierte a los votantes: "No es lo mismo el cambio que el
recambio”.
Cuidado con los juegos de palabras, que los carga el diablo. Iglesias puede
intentar un ataque a Ciudadanos y acabar haciéndole un favor sin querer: que
los votantes den por buenas sus palabras y entiendan que, frente al “cambio”
que promete Podemos, está también la opción del “recambio” que traería
Ciudadanos. Y que acaben prefiriendo un recambio.
Siguiendo su juego de palabras, la pregunta decisiva no es si Podemos
representa el cambio (y Ciudadanos el recambio), ni qué tipo de cambio es ese:
la pregunta es si “la gente” que invoca Podemos está de verdad por un cambio o
se conforma con un recambio.
Que el viejo coche ya no tira es algo obvio. Que la avería es seria y
múltiple (democracia, instituciones, economía, sistema productivo, Estado de
bienestar, organización territorial…) es algo compartido por cada vez más
españoles que en los barómetros del CIS vienen expresando ese malestar. La duda
es si la mayoría piensa que el coche hay que dejarlo en el desguace y comprar
uno nuevo o si todavía confía en una visita al taller y que con unos arreglos y
recambios siga tirando.
En las elecciones andaluzas, por ejemplo, aunque ya había disponibles
ofertas de cambio y de recambio, una mayoría eligió seguir con el viejo coche
averiado una temporada más. No tiene por qué pasar lo mismo en ayuntamientos y
comunidades en mayo, pero si la apuesta de Podemos es el cambio, y sitúa a
Ciudadanos como recambio, puede llevarse la sorpresa de que en más de una
plaza haya más partidarios del taller que del desguace. Y lo mismo en las
generales.
En los análisis solemos obviar una realidad con la que quizás se acaben
estrellando los discursos rupturistas: que hace poco más de tres años
(antes de ayer, como quien dice) hubo una mayoría de ciudadanos que dio al PP
una mayoría absoluta. Absolutísima. Y que poco antes le había entregado también
ayuntamientos y comunidades, en las mismas fechas en que “la gente” hablaba de
“fallo de sistema” (cambio, no recambio) en las plazas del 15M.
Es cierto que en estos pocos años han pasado demasiadas cosas. Y que
el hartazgo ciudadano y la desconexión con los viejos partidos están en máximos.
Pero parece verosímil pensar que, sin un cambio de mentalidad (que es mucho más
que estar cabreados), millones de votantes conservadores desencantados del PP
(y no pocos ex del PSOE) preferirán un recambio previsible frente a la
incertidumbre del cambio. Un Podemos sin lo malo de Podemos.
El discurso del
cambio, que hace unos meses podía sonar ilusionante, muestra hoy señales
de agotamiento. Si Podemos pretende convencer a una mayoría social de que hace
falta un cambio, y que además ellos son los mejores para conducirlo, parece una
tarea titánica, sobre todo si quieren hacerlo solos, sin contar con otras
fuerzas. Mientras aterrizan (ya no se les oye hablar de "abrir un proceso
constituyente”) y moderan sus pretensiones (y sus propuestas), la operación
Ciudadanos sigue ganando terreno. De seguir la tendencia, a la vuelta de unos
meses Iglesias puede acabar teniendo razón: que la democracia española pase por
el taller, y Ciudadanos ayude al PP y al PSOE a cambiarle algunas piezas para
tirar otros cuarenta años.
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Socios
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Actualidad
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Comunidad Valenciana
Un pacto de la
izquierda desalojaría al PP de la Generalitat Valenciana
Según un sondeo para
el diario El Mundo, que deja a Fabra sin opciones aunque pactara con Ciudadanos
eldiariocv
06/04/2015 - 08:36h
Marga Sanz,
coordinadora general de EU; Ximo Puig, líder de los socialistas valencianos y
Enric Morera, coportavoz de Compromís, en las Corts Valencianes
Un sondeo publicado por El Mundo deja al PP con
muy pocas posibilidades de seguir en la Generalitat tras las elecciones
autonómicas de mayo: la suma de sus escaños y la de Ciudadanos nunca superaría
a la de los partidos de izquierda, que, eso sí, deberían superar sus
diferencias y pactar para formar gobierno. La encuesta es similar a la
publicada el 23 de marzo por el periódico conservador Las Provincias. Ha sido hecha –en
base a 1.200 entrevistas telefónicas realizadas entre el 26 y el 28 de marzo-
por la misma empresa, Sigma Dos.
En la parte alta de las previsiones, una eventual alianza entre el PP y
Ciudadanos se quedaría en 48 escaños. La izquierda (PSPV, Podemos, Compromís y
EU) se iría a 54, aunque también debería llegar a acuerdos. El parlamento tiene
99 diputados y la mayoría absoluta está en 50. Por lo tanto, siempre según el
sondeo, el PP no tendría ninguna opción de seguir en la Generalitat, ya que la
izquierda, incluyendo al PSPV-PSOE, ha dejado claro que nunca pactara con el partido
liderado por Alberto Fabra.
Lógicamente, en la parte baja de las previsiones, las cuentas tampoco le
salen al PP, en el poder desde 1995. Ni con Ciudadanos superaría los escaños de
la izquierda ni, por supuesto, llegaría a la mayoría absoluta, ya que ambos
partidos sumarían 45 escaños. A pesar de todo, en el PP creen que está todo por
decidir. Estos son los resultados partido a partido.
Descalabro del PP
El PP se dejaría más de un 20% de los votos respecto a 2011 (del 49,4% al
28,8%) y hasta más de 20 escaños (de 55 a una horquilla de entre 30 y 32). La
mayoría absoluta está en 55 diputados. La encuesta confirma la tendencia
marcada desde hace más de un año: ni con muletas de centro derecha (antes
UPyD, ahora Ciudadanos) seguirá Alberto Fabra de presidente de la Generalitat.
Éxito de Ciudadanos
Sin apenas representación institucional y con apenas 2.000
militantes, pero Ciudadanos reproducirá, siempre según el sondeo para El
Mundo, su éxito en Andalucía. Obtendrá 15 o 16 diputados y el 15% de los
votos. En ningún caso la suma de sus escaños y los del PP llega a la mayoría
absoluta.
PSPV: Una debacle dulce
Los socialistas se dejan un 10% de los votos y otros tantos escaños (del
28% al 19% y de 33 a 20/21 diputados) en un batacazo que sabe a victoria. Pese
a todo, son la fuerza hegemónica de la izquierda y de, haber acuerdo entre los
partidos progresistas, Ximo Puig tendría argumentos para intentar ser el nuevo
presidente de la Generalitat: encabeza la lista progresista más votada.
Podemos: Irrumpir sin arrasar
Podemos quiere ganar, pero los sondeos dicen que no lo hará. Será la
tercera fuerza política con 17,18 o 19 escaños. Con un 17,3% de los votos,
apenas estará por encima de Ciudadanos (15,2%), aunque su fuerza es indudable:
tendrá más diputados que la suma de Compromís y Esquerra Unida (EU).
Compromís y EU aguantan el tipo
Antes de la irrupción de Podemos se veían como ejes del nuevo gobierno
valenciano y ahora tendrán una posición menos relevante, pero Compromís y
Esquerra Unida capean con decencia el tsunami Podemos. El partido de Mónica
Oltra, el político valenciano mejor valorado, subirá en votos (del 7,2 al 8,4%)
y escaños (de 6 a 8 escaños). No habrá sorpasso al PSPV pero si consolidación
de la marca, aunque otras encuestas recientes les daban más apoyos.
EU también subiría (del 5,9 al 6,8% y de 5 a 6 escaños) pero seguirá en las
Corts Valencianes. Sondeos y barómetros políticos varios pronosticaban su
desaparición ante el empuje de Podemos, con el que compiten en el mismo
caladero de votos.
·
Comunidad Valenciana
Las ‘mujeres
florero’ de la marca blanca de Podemos en Valencia
Polémica en València en Comú, antes
Guanyem, porque las mujeres inscritas en la primarias no llegan al 40% que la
ley exige
Voro Maroto
25/03/2015 - 09:36h
·
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Carlos
Saura, Aurea Ortiz, Jordi Giner, Mariló Catalá y Roberto Jaramillo, en un acto
de presentación de sus candidaturas a las primarias de València en Comú.
/@Pilar_Lima
MÁS INFO
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Guanyem Valencia: estos son
los aspirantes a competir con Barberá de la mano de Podemos
València en Comú,
la marca electoral bajo la que Podemos competirá contra Rita Barberá en las
elecciones municipales, tiene un problema: no tiene mujeres para completar su
lista cumpliendo la Ley de Igualdad, que exige no menos de un 40% de mujeres (u
hombres) en las candidaturas.
Según la web
Primavera Valenciana, la ausencia de
candidatas en las primarias ha desencadenado una fuerte polémica en València en
Comú, antes Guanyem. La plataforma –una amalgama de independientes, activistas
sociales, Podemos e incluso militantes de Esquerra Unida- se plantearía
recurrir a “mujeres florero”, según algunas voces críticas, para completar su
lista cumpliendo la ley.
De hecho, sólo
uno de los 15 candidatos presentados a las primarias para la alcaldía es mujer,
Milena Leal. Y no está entre los favoritos.
En total, de los aspirantes a alcalde o concejal, sólo hay
13 mujeres. La lista, suplentes incluidos,
debe de ser de 41 nombres. El Ayuntamiento de Valencia tiene 31 concejales.
Ahora, hay dos
posibilidades: abrir de nuevo la inscripción a las primarias a la espera de más
mujeres o, hecha la elección, rellenar la lista con mujeres para cumplir con la
ley de igualdad, que impone la cuota del 40% en tramos de cinco puestos. A
falta de decisión definitiva del comité electoral, Roberto Jaramillo, aspirante
a concejal y miembro de Podemos, se inclina por la última opción.
Jaramillo, que
optó a secretario general de Podemos en Valencia ciudad, quita hierro a las críticas, que circunscribe "a
un grupo pequeño aunque ruidoso". "Las listas serán paritarias y
en 'cremallera' [un hombre de número 1; una mujer de número 2 (o
viceversa) y así consecutivamente]. Simplemente, se han presentado menos
mujeres que hombres a las primarias. Ese es un problema sobre el que debemos
reflexionar, pero es exagerado hablar de polémica en este asunto", asegura
tras ser contactado por eldiario.es.
Luego, en un
comunicado, València en Comú, ha abundado en ese mensaje. "La
participación de las mujeres y el apoyo a la lucha por la igualdad es un eje
transversal que recorre toda la organización, así como el programa electoral
que estamos elaborando". El partido destaca que su "proceso de
primarias" ha estado "abierto a todo el mundo" y recuerda que
uno de los "debates que se dan en el seno de la organización es el de la
participación de las mujeres en los espacios públicos ante la evidencia, que
afecta a todos los ámbitos de la sociedad, incluida nuestra plataforma, de la
menor presencia y participación femenina".
Los
hombres mandan en el Podemos valenciano
Podemos tiene un
secretario general en la Comunitat Valenciana ( Antonio Montiel), secretarios
generales en las ciudades más grandes, Valencia (Jaime Paulino), Alicante
(Jesús Bustos), Elche (José Vicente Bustamante) y Castellón (César Jiménez) y,
por supuesto, un liderazgo indiscutible a nivel estatal: el de Pablo Iglesias,
otro hombre.
Las primarias del
partido para elegir candidatos al parlamento valenciano, ya en
marcha, incluirán medidas correctoras para
evitar discriminaciones y también presentarán una lista 'cremallera'.
Y los valencianos
con más poder en la dirección estatal de Podemos son mujeres, Àngela Ballester y Sandra Mínguez.
Ésta, probablemente, será elegida como número 2 por Valencia en las primarias
del partido. Y salvo sorpresa, el candidato a presidir la Generalitat, el
número 1, será Antonio Montiel.
Investigations: Cómo arruinar a un país petrolero en cinco pasos//NICOLLE YAPUR
Control de cambios, regulación de precios, subsidios masivos y un elevado endeudamiento aplicados durante más de 16 años son capaces de conducir a cualquier nación energética a una severa crisis económica, con o sin el agravante de la caída reciente de los precios del petróleo
El año 2014 fue un periodo de contracción económica para Venezuela. El país con las mayores reservas de petróleo del mundo cerró el período con una inflación de más del 68%, una caída sistemática de su producto interno bruto y una escasez crónica que mantiene a la población haciendo largas colas por productos básicos.
Casualmente, también fue un año en el que el barril de petróleo, principal producto de exportación del país sudamericano, se ubicó en $88,42 de precio promedio, lo que significó para Caracas ingresar más de 61.000 millones de dólares. Se espera que este año ese monto se reduzca a la mitad.
Entonces, ¿cuál es el origen de la crisis? El desempeño de la economía venezolana en 2014 evidencia que la causa del problema no es la caída de los precios del petróleo que inició a mediados del año pasado, sino las políticas económicas puestas en marcha por Hugo Chávez y Nicolás Maduro durante sus 16 años en el poder.
El propio gobierno ha reconocido que algo se hizo mal, pero ha dado pasos cortos para corregirlo. Según los analistas, debido a que teme que las soluciones, impopulares por definición, terminen por exacerbar el descontento y le hagan perder las elecciones parlamentarias de este año.
El problema es que revertir años de desequilibrios no es fácil, sobre todo cuando los ingresos que recibió Venezuela durante ese período no van a volver. La bonanza petrolera que le generó al país más de 800.000 millones de dólares entre 1999 y 2015 llegó a su fin y ahora el gobierno se ve obligado a pedir prestado para cubrir sus compromisos básicos, tanto internos como externos.
Volver la vista atrás permite observar las cinco principales decisiones en política económica que, según expertos consultados, dejaron al país en total indefensión ante la época de las vacas flacas.
Anclar la moneda pese a tener una elevada inflación
Oscar fue uno de los miles de ciudadanos que descubrió que podía ahorrar viajando gracias al control cambiario que existe en Venezuela desde 2003 y que establece un límite a las divisas que una persona puede comprar cuando va a hacer turismo al extranjero.
En 2013, el monto autorizado para este fin era de $2.500 (2.233 euros) cargados a la tarjeta de crédito y $500 (446 euros) en efectivo. En septiembre de ese año, Oscar invirtió en un boleto para Miami y solicitó el cupo de divisas a la muy favorable tasa de 6,30 bolívares por dólar, girado contra su tarjeta de crédito.
Como pudo hospedarse en casa de un familiar, gastó su dinero comprando cosas que en Venezuela le costarían el triple y se las arregló para regresar con algunos dólares que luego vendió en el mercado negro de divisas por un precio nueve veces superior al que él había pagado en bolívares.
Oscar solo aprovechó sus circunstancias personales, pero hay quienes hicieron –y hacen- de esta distorsión un millonario negocio. El año pasado, el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), organismo encargado de adjudicar dólares a la tasa oficial, citó a miles de viajeros y estudiantes para que rindieran cuentas sobre el uso de las divisas entregadas por el gobierno entre 2011 y 2013.
Ese último año, altos funcionarios del gobierno admitieron que se habían fugado por “fraudes cambiarios” más de 20.000 millones de dólares (unos 17.800 millones de euros). Sin embargo, de acuerdo con los datos del propio Cencoex a los viajeros sólo les asignaron 5.100 millones de dólares, lo que implica que incluso si todos hubieran cometido ilícitos no serían los mayores responsables del gran desfalco a la Nación.
En una entrevista realizada en febrero, el ex ministro de Planificación Jorge Giordani afirmó que “según algunas estimaciones” desde 2004 –año siguiente a la instauración del control de cambio- y 2012 “se han ido” del país entre 215 mil millones de dólares y 250 mil millones de dólares.
Según explican analistas, la corrupción es exacerbada por el creciente diferencial entre el precio de la divisa oficial –que se mantiene en 6,30 bolívares para la mayor parte de las transacciones y aunque tiene otras dos cotizaciones oficiales a 12 y 170 bolívares- y el del dólar paralelo –que se cotiza en torno a los 275 bolívares por dólar-. De acuerdo con los datos recabados por el analista y profesor universitario, Boris Ackerman, a finales de 2012 comenzó a abrirse una brecha cada vez mayor entre el precio del dólar oficial y el del dólar paralelo, lo que coincide con el momento en el que el gobierno empezó a reducir las asignaciones de divisas a las tasas oficiales.
La alta demanda de dólares era estimulada por una inflación de pulverizaba los salarios, por lo que adquirir divisas extranjeras era para los venezolanos una forma de ahorrar, y por una sobrevaluación de la moneda que hacía que importar fuese más barato que producir o comprar productos elaborados localmente.
Desde que instauró el control cambiario en 2003 el gobierno ha devaluado cinco veces, llevando el tipo de cambio oficial –actualmente “preferencial- de 1,92 bolívares por dólar a 6,30 bolívares por dólar.
La última tasa permanece igual desde febrero de 2013. Desde entonces, el índice nacional de precios al consumidor acumula 134% de aumento, impulsando el tipo de cambio en el mercado negro. Para aliviar la presión, el gobierno ha creado seis mecanismos alternos de asignación de divisas a precios más elevados.
El último, llamado Sistema Marginal de Divisas (Simadi), inició operaciones el 19 de febrero. Fue diseñado como un tercer mercado de divisas con una tasa de libre flotación. La tasa promedio del Simadi en su primer día de operaciones cerró en 170 bolívares por dólar, apenas 20 bolívares por debajo de la cotización del dólar paralelo. Si Oscar vendiera hoy sus ahorros obtenidos a 6,30 bolívares en el mercado negro de divisas obtendría una ganancia de casi 4.300%.
Tener un gasto público fuera de control
Imagine que acaba de terminar de comer en un restaurante y llega la cuenta, en la que se detalla que no está incluida la propina. Después de pagar, usted saca el billete de más alto denominación que existe, lo deja sobre la mesa y se retira, mientras observa al salir del restaurante que ningún camarero se apresura a recogerlo.
Si le parece que esto es absurdo, entonces no ha salido a comer en Venezuela, donde para dar una correcta compensación por el servicio -10% de lo consumido- es necesario sacar uno o más billetes de 100 bolívares, el de más alta denominación.
Desde 2007, la moneda venezolana ha perdido un poco más de 88% de su valor. Para comprar los alimentos que ese año se adquirían con 100 bolívares se necesitaría hoy un billete de 1.300 bolívares, según estimaciones de la consultora Econométrica basadas en el análisis de datos oficiales.
No solo la moneda se ha empobrecido sino también el poder de compra de los salarios. En 2014, la inflación anualizada cerró en 68,5%, la cuarta más alta de la historia según las estadísticas del Banco Central de Venezuela. En el rubro de alimentos, la situación fue más dramática: 102,2%, la primera de tres dígitos desde que el chavismo llegó al poder.
Analistas coinciden que el principal detonador de esta situación fue una reforma de la Ley del Banco Central de Venezuela (BCV) en el año 2005 que facultó a esa institución para otorgar financiamiento a empresas públicas, principalmente la petrolera estatal Pdvsa. Desde entonces, la compañía, buscando llenar su déficit de bolívares, emite pagarés que el BCV adquiere y paga con papel moneda que imprime sin ningún tipo de restricción, como si de billetes de Monopoly se tratara. Con ese dinero en mano, Pdvsa cumple con sus compromisos en moneda local, muchos de ellos asociados a programas de ayuda social o a puestos de trabajo creados por el gobierno pero cuya manutención ha sido atribuida a la petrolera.
Para el economista venezolano Francisco Monaldi, profesor de política energética de la Universidad de Harvard, esta ha sido una de las peores decisiones de política económica. Considera que Venezuela tiene “posiblemente el peor manejo macroeconómico del planeta”.
Esos bolívares que se imprimen salen a la economía en forma de gasto público que, según el experto, en 2012 representó 51 puntos del producto interno bruto. Como no tiene soporte en divisas ni responden a la producción real de la economía termina buscando convertirse en moneda fuerte por lo que termina presionando al alza el tipo de cambio en el mercado paralelo de divisas, que se ha convertido en la tasa de referencia para la economía, generando una espiral inflacionaria indetenible. En otros casos, esos bolívares compiten en el mercado para comprar unos bienes durables cada vez más escasos que terminan por encarecerse ante la alta demanda.
¿De cuánto dinero se trata? Hasta diciembre del año pasado, el BCV había emitido Bs 672.000 millones –casi $107.000 millones al tipo de cambio de 6,30 bolívares por dólar- en asistencia financiera a Pdvsa.
Monaldi añade que otros problemas asociados con el mal manejo de la macroeconomía, además de la expansión monetaria, es el no haber creado un fondo de ahorros que permitiera hacer frente a los momentos de bajos ingresos. El Fondo de Estabilización Macroeconómica, creado para este fin antes de la llegada de Chávez al poder, dispone sólo de 3 millones de dólares, según datos del BCV.
Subsidiar y controlar
Cuando Luis –es un nombre ficticio para proteger su identidad- decidió abandonar el negocio de trasladar hortalizas desde los estados andinos a Caracas porque ya no era rentable, decidió dejarle el camión que tenía a su hermano para que “lo pusiera a producir” mientras él se dedicaba a otros negocios en la capital venezolana.
Su hermano decidió usar el vehículo para viajar a la ciudad colombiana de Cúcuta, que queda justo al otro lado de la frontera, transportando ilegalmente combustible venezolano. Cada traslado implica una ganancia de 7.000 bolívares, de los cuales 1.000 bolívares son para el funcionario de la Guardia Nacional que se hace la vista gorda. Le quedan 6.000 bolivares diarios, un monto 6,4% superior al salario mínimo mensual de cualquier trabajador.
Esto solo es posible debido a un subsidio que existe sobre el precio de la gasolina y que le cuesta al Estado más de $12.500 al año, según cifras oficiales. En Venezuela, un litro de gasolina cuesta 0,097 bolívares y es, probablemente, el bien más barato de la economía venezolana. Llenar el depósito de un coche pequeño cuesta menos que un billete de un autobús urbano.
Lo mismo ocurre con alimentos, medicinas y otros bienes básicos regulados por orden el gobierno. El Estado inició en 2003 un férreo control de precios para intentar frenar la inflación. 12 años después, Venezuela registra el índice de precios al consumidor más elevado de América Latina y el Caribe, que equivale a 8 veces el promedio de la región, de acuerdo con los datos más recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Además, el gobierno suministra productos subsidiados a la población a través de las redes de distribución públicas, los cuales, muchas veces, terminan en manos de contrabandistas o revendedores.
El control de precios ha sido señalado por los analistas como una de las principales causas de la escasez, no solo porque al abaratar artificialmente el costo de un producto la demanda se hace infinita, sino porque el rezago entre el precio regulado al que se puede vender y los costos reales de producirlo hace que muchas veces las empresas se vean obligadas a trabajar a pérdida.
Para Monaldi, esta ha sido una de las políticas que ha terminado por mermar la capacidad productiva del sector privado venezolano. A esto se suman las expropiaciones, los controles sobre las ganancias a través de la Ley Orgánica de Precios Justos y la inseguridad jurídica. “Esto genera gigantescas distorsiones macroeconómicas”, sostiene Monaldi.
La Confederación Venezolana de Industriales, que agrupa 90% de la industria nacional, publicó el 30 de enero de 2015 un un boletín sobre lo que consideran es el fracaso del control de precios:
“La situación actual con la nueva Ley de Precios Justos, es que gran cantidad de artículos se mantienen con precios congelados por largo tiempo, en niveles que dificultan la necesaria rentabilidad de un negocio y favorecen la triangulación cuando son adquiridos para la reventa. El llamado “bachaqueo” (extracción de productos de las cadenas de supermercados o del Estado para venderlos en el mercado negro a más del doble) no es más que una consecuencia de las distorsiones generadas por estos controles. El impacto inicial de la ley (principalmente por el temor generado) redujo la inflación durante unos meses, pero luego generó un aumento gradual de la misma y de la escasez”.
La falta de divisas oficiales para adquirir materias primas, el control de precios y la incertidumbre son los principales problemas para producir citados por los agremiados de Conindustria en una encuesta correspondiente al tercer trimestre de 2014. De acuerdo con este informe, el sector manifestó haber trabajado en promedio a 48,67% de su capacidad instalada.
Endeudarse
A pesar de los altos ingresos petroleros, Venezuela emprendió una agresiva política de endeudamiento, tanto interno como externo.
De acuerdo con los cálculos del analista financiero, Orlando Zamora, sobre datos oficiales, hasta el 2 de febrero de este año el país había contraído 44.791 millones de dólares en compromisos externos; 87.790 millones de dólares en deuda interna; 22.300 millones de dólares en préstamos de China; 6.139 millones de dólares en bonos emitidos por la banca pública para financiar viviendas; y un poco más de 43.800 millones de dólares en títulos de Pdvsa.
Indicó que la deuda consolidada de Pdvsa, contando los préstamos de bancos del Estado, el financiamiento de sus socios, sus compromisos con proveedores, el crédito otorgado por China y la ayuda del BCV, es mayor a la de la nación.
Ahora, con una caída de los ingresos petroleros calculada en más de $35.000 millones de dólares para 2015, los mercados internacionales perciben un alto riesgo de impago por parte de la República, lo cual ha hecho caer la cotización de la deuda externa venezolana a niveles de “bonos basura”.
Dado a que en los actuales momentos emitir un título para recabar fondos sería muy costoso, el país recurre a su principal acreedor: China, de quien obtiene fondos a cambio de petróleo. De acuerdo con las declaraciones de Nicolás Maduro, los últimos acuerdos de financiamiento con el gigante asiático para proyectos ascendieron a más de 20.000 millones de dólares. Sin embargo, analistas estiman que solo una pequeña porción de ese monto será recibida en efectivo.
Según los economistas, este esquema de endeudamiento con China tiene la desventaja de que compromete la producción futura de petróleo. El ministro de Petróleo y Minería, Asdrúbal Chávez, anunció en noviembre de 2014 que se elevaría el suministro de China, a la que actualmente se le envían unos 524.000 barriles diarios de crudo, 22% de las exportaciones totales.
Descuidar a la principal industria del país
La petrolera estatal Pdvsa genera el 96% de las divisas que ingresan a Venezuela. Actualmente, la extracción petrolera total se encuentra estancada, pese las enormes inversiones que se han hecho en la Faja del Orinoco en conjunto con empresas rusas, chinas y de otros países. De acuerdo con los datos suministrados por la propia estatal, mientras la producción de crudo extrapesado de la Faja crece, la explotación de petróleo liviano declina, debido principalmente a la falta de inversión.
El problema es que el crudo pesado y extrapesado es más difícil de vender porque para transportarlo se debe diluir con otros productos, como la nafta y el crudo liviano. Esto obliga a Pdvsa a hacer millonarias compras de estos combustibles en el exterior, ya que la producción local no es suficiente.
“El debilitamiento de Pdvsa y la expropiación de las petroleras privadas han llevado a que en vez de subir más de 1 millón de barriles la producción petrolera, esta haya caído en más de 600.000 barriles. Es decir, producimos muchísimo menos de lo que deberíamos”, señaló Monaldi.
Al mismo tiempo, la estatal se ha encargado de usar sus propios recursos para financiar actividades que no le corresponden. Pdvsa está encargada de la importación de alimentos para ser distribuidos en las redes del Estado a precios subsiados; también financia la construcción de viviendas que se entregan de forma gratuita –al menos por los momentos- a una parte de la población.
Sin embargo, las dificultades financieras de Pdvsa se han visto reflejadas en una reducción de su aporte social. El último reporte de la petrolera muestra que las contribuciones de dinero a los programas sociales se redujeron un 41% entre 2012 y 2013, especialmente a los destinados a las áreas de educación y de salud.
Analistas coinciden en que la mejor forma de auxiliar a Pdvsa, al menos en bolívares, es permitiendo que cambie en el BCV las divisas que le ingresen por explotación petrolera a una tasa más elevada que la de 6,30 bolívares por dólar, frenando así sus necesidades de acudir a este ente por financiamiento.
Los economistas advierten en que todos los problemas macroeconómicos de Venezuela están conectados de algún modo por lo que las soluciones no pueden ser aisladas, ya que los ajustes que no formen parte de un plan integral solo agravarán la situación más adelante.
“Venezuela es como la versión más grotesca de todos los males que han ocurrido en el mundo durante periodos de bonanza petrolera, acumulados en un solo país. Casi todos los otros productores mitigaron esta vez esos males”, lamenta Monaldi.
NICOLLE YAPUR
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