sábado, 24 de agosto de 2013

LIBERACION SOCIAL, DE LA HUMANIDAD, Y LOS APARATOS DE ESTADO, EL ESTADO




EL ESTADO PROLETARIO, EL ESTADO ADQUIRIDO Y LAS REVOLUCIONES PROLETARIAS REALIZADAS SOVIÉTICA, CHINA, CUBA,...

.. Artículo en evolución,...con internet, y la lucha ideológica,...los nuevos conocimientos,...estos artículos parece, que nunca estarán terminados.

     La experiencia política, me lleva-nos lleva- a entender que en la vida social, aparecen comunistas idealistas, que realmente quieren una nueva sociedad marxista, comunista integral contemporánea,...y otros comunistas, o de falsa bandera que trabajan por la conquista del poder,...aunque aparezca como nuevo y social,...en realidad es una forma burguesa, de mantener el poder,...con otras formas,...La complejidad de la lucha de clases debe llevarnos a ser inteligentes, racionales y hacer ver al proletariado, a los oprimidos que hagan su revolución sin delegar en nadie ajeno a su clase,...la revolución proletaria,...es de la humanidad y para la humanidad,...no para unos listillos de distintas falsas banderas.

** Durante los tiempos en que los partidos comunistas están en lucha contra el estado capitalista,...se habla mucho, y normal que es,...de la lucha de clases, de las contradicciones sociales, de las relaciones sociales de producción capitalistas,...se pone mucha literatura y acción en la lucha por el poder socialista, por la revolución proletaria, por la lucha del proletariado,... AL TOMAR EL PODER DEL ESTADO,...O EL PODER EN ZONAS DEL ESTADO CAPITALISTA,...p.ej. en gobiernos autonómicos,...la lucha de clases, la movilización social,...se abandona, se aprisiona,...ES CURIOSO QUE CASI NINGÚN PARTIDO M-L, M-L-M,...HABLEN O SE INTERESEN POR EL PROLETARIADO DESPUÉS DE LA CAÍDA DEL RÉGIMEN SOCIALISTA EN CHINA, LA URSS, ESTADOS EUROPEOS DEL COMECOM, como Polonia, Hungría,...Con revoluciones estancadas o derrotadas, como en Perú, Nepal,...las poblaciones actuales, las coyunturas y relaciones sociales actuales, no les interesa a nadie. Solo interesa apoyar-atacar, defenestrar-combatir a gobiernos comunistas, grupos en revolución-dirigiendo revolución,...

                                                    

El siguiente texto es y está expuesto en: www. revolución o barbarie.org


En este texto abordaremos de forma resumida el proceso de reconstitución del Partido Comunista del Perú y la posterior Guerra Popular dirigida por este Partido. Dicha guerra revolucionaria estaba encaminada a la conquista del poder político por parte de las masas populares y al establecimiento de una dictadura de carácter democrático-popular –debido a las condiciones del Perú, esto es, semicolonialidad y semifeudalidad- como paso previo al socialismo y, posteriormente, a la sociedad sin clases sociales, al comunismo.
El proceso de reconstitución del PCP es un ejemplo de aplicación de la tesis leninista del Partido de nuevo tipo como fusión de vanguardia y masas. Frente a la concepción en boga dentro del campo revisionista que equipara el Partido Comunista a una organización de vanguardia, la cual, posteriormente, se dirige al movimiento de masas para intentar dirigirlo (siempre con un resultado nulo, ya que, aunque en algunos casos –los menos- consigan ejercer cierta influencia sobre las masas, no son capaces de conformar un movimiento revolucionario y se quedan dentro de los límites de la legalidad burguesa, es decir, dentro de la participación electoral-parlamentaria y la lucha sindical), los comunistas peruanos reconstituyeron el Partido Comunista conquistando a los sectores más avanzados de las masas mediante la creación de organismos generados y de escuelas populares. Estos sectores avanzados son los que actúan de intermediarios entre la vanguardia ideológica y las amplias masas de obreros y campesinos pobres para así conformar un movimiento político revolucionario que fusione el socialismo científico con el movimiento de masas. De este modo fue la vanguardia maoísta quien, de forma consciente, construyó el movimiento revolucionario a través de su línea de masas y no se plegó ante el espontaneísmo, al contrario de lo que hace el revisionismo, que espera a que surjan movimientos de masas para, posteriormente, acudir a ellos e intentar dirigirlos sin ningún éxito en dicha tarea.
Del mismo modo, el proceso revolucionario de toma del poder político, la Guerra Popular, fue iniciado y dirigido por el PCP de forma consciente mediante la movilización de masas y la creación de los órganos del Nuevo Poder -en el caso de Perú, dichos órganos fueron denominados Comités Populares, los cuales conformaban el Estado de nuevo tipo, el Estado de democracia popular- defendidos por los destacamentos armados. En estos órganos de Nuevo Poder las masas peruanas se educaban en la gestión de su propio poder político y adquirían conciencia revolucionaria. Esto rompe con la premisa defendida de forma mayoritaria en el Movimiento Comunista Internacional, que confía la revolución al estallido de una crisis revolucionaria y, hasta que eso ocurra, la tarea de las organizaciones comunistas es acumular fuerzas de forma pacífica (sin distinguir entre vanguardia y masas) mediante las luchas económico-sindicales y la participación en las elecciones. Partiendo de esta premisa es imposible la construcción de ningún movimiento revolucionario, ya que las amplias masas populares no adquieren conciencia de clase para sí por la simple propaganda y agitación, sino que lo hacen mediante su propia experiencia revolucionaria. En cambio, el PCP rompe con estas concepciones de acumulación de fuerzas a través de las luchas de resistencia y del estallido espontáneo de la revolución. Primero, en el periodo de reconstitución del Partido, los maoístas peruanos realizan una acumulación de fuerzas de la vanguardia a través de la propaganda y agitación, y posteriormente -una vez construido el movimiento revolucionario-, en el periodo de conquista del poder, realizan una acumulación de fuerzas de las masas populares a través de la creación de órganos del Nuevo Poder y de otras formas de lucha revolucionaria, como los paros armados, en confrontación armada contra el Estado burgués peruano.
Por todo ello, y porque es una de las experiencias revolucionarias más recientes en el tiempo, creemos que el proceso revolucionario peruano debe ser conocido entre la vanguardia comunista y con este motivo elaboramos el presente texto.
Reconstitución del PCP
La Fracción Roja del PCP surge en el año 1963, en base al Comité Regional José Carlos Mariátegui de Ayacucho, en medio de la lucha ideológica que sacudía por aquellas fechas al Movimiento Comunista Internacional y al propio Partido Comunista Peruano. Tras la toma del poder en la URSS por la burguesía burocrática, en el XX Congreso del PCUS, este llevó a cabo una revisión de los principios del marxismo-leninismo que fue combatida por el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania, de forma principal,  dando lugar a una de las mayores luchas ideológicas que han existido en el campo revolucionario. El Partido Comunista Peruano no fue ajeno a esta lucha ideológica entre revisionismo y marxismo que daría lugar a su ruptura en la IV Conferencia Nacional del Partido, en 1964, entre los que se alineaban con el PCUS y los que, por otra parte, lo hacían con el PCCh, donde se incluía la Fracción Roja. Ambas organizaciones comenzaron a ser conocidas por el nombre de sus órganos de expresión: Unidad en el caso de los «prosoviéticos» y Bandera Roja en el de los «prochinos». El combate ideológico en el seno del PCP, aparte de las cuestiones relativas a la línea general del MCI que provocaron la escisión de este,  giraba en torno a la forma de establecer el socialismo (es decir, si se producía mediante una revolución violenta o si se alcanzaba por la vía pacífica), el carácter del gobierno de Belaúnde y la posición a adoptar respecto de él, la caracterización de la sociedad peruana, etc. Tras la ruptura, las fuerzas numéricas quedaron parejas entre ambas organizaciones, situación nada habitual tras la escisión del MCI, donde los partidos alineados con el PCUS por regla general conservaban a la inmensa mayoría de la militancia siendo una pequeña parte la que rompía con el revisionismo.
En base a esta lucha de dos líneas, en la V Conferencia, en 1965, se definió la línea general de la revolución en el Perú. Se estableció que la sociedad peruana tenía carácter semifeudal y semicolonial debido a la existencia del gamonalismo (1), a la concentración de la tierra en pocas manos, a las relaciones semifeudales de explotación y a la dependencia del Estado peruano respecto de las potencias imperialistas. Se rechaza el tránsito pacífico al socialismo y se reafirma que la revolución será violenta y que la conquista del poder político se producirá mediante una Guerra Popular Prolongada del campo a la ciudad con creación de bases de apoyo. Se consideraba que el campesinado era la fuerza motriz y el proletariado la fuerza dirigente de la revolución democrático-popular en el Perú. También se acordó la construcción de los tres instrumentos de la revolución (Partido, ejército y frente único), y que la actividad de la organización debería ser clandestina. En esta conferencia se abogó por recuperar y estudiar la línea del fundador del PCP, José Carlos Mariátegui.
Por estos años, la Fracción tenía su fuerza principal en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, en la capital de Ayacucho. Por ello, su militancia estaba compuesta de forma mayoritaria por alumnos y profesores de la UNSHC (entre ellos Abimael Guzmán, que era uno de los responsables de la formación de la Fracción Roja y su principal dirigente). Durante esta época el Comité Regional tuvo un papel importante en la formación de la Federación de Barrios (FBA) y del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho (FDPA). La primera de estas organizaciones surgió como consecuencia de la migración de campesinos a la ciudad y sus actividades principales consistían en la ocupación tierras con el objetivo de construir viviendas en ellas y en demandar la prestación de servicios básicos a estos nuevos barrios. La existencia de la FBA junto a la necesidad de defender la Universidad, puesto que esta estaba en el punto de mira del Estado burgués por la influencia que en ella tenían las organizaciones de izquierda, propiciaron la creación del FDPA en 1966. Desde esta fecha a 1969 el Frente de Defensa del Pueblo realizaría movilizaciones que conseguían convocar a 10.000 personas en una ciudad que tenía 50.000 habitantes. Ello es muestra de la gran conflictividad social existente en Ayacucho, en la segunda mitad de los años 60, que culminaría en el movimiento por la gratuidad de la enseñanza de junio de 1969.
La lucha ideológica dentro del PCP continuaba y en 1967 los miembros del Buró Político de la organización juvenil del PCP, la Juventud Comunista, iniciaron el combate contra el Secretario General del PCP, Saturnino Paredes, y su fracción, por la no aplicación por parte del Comité Central de lo aprobado en la V Conferencia. Un sector de estos jóvenes solicitaría a Abimael Guzmán que encabezase la lucha contra Paredes, pero este lo rechazó al considerar que estos jóvenes estaban influidos por el radicalismo pequeñoburgués y las tesis foquistas. Posteriormente, estos se escindirían del PCP en el año 68 para crear al año siguiente el PCP-Patria Roja.
A partir de este momento la lucha de líneas en el PCP se da entre su dirección, encabezada por Paredes, que encarna una línea oportunista de derecha, y la Fracción Roja. Durante este periodo, que terminaría a principios de 1970 con la ruptura orgánica, se dan dos hechos de gran importancia: la VI Conferencia del PCP en enero de 1969 y el movimiento por la gratuidad de la enseñanza de junio del mismo año.
En la VI Conferencia se establece la base de unidad partidaria, que es el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung y Mariátegui, la línea política general y se acuerda la reconstitución del Partido Comunista. El grupo de Paredes se opone a esto y eso provocará que se intensifique la lucha de líneas, llegando a la delación por parte de la fracción de Paredes respecto de los dirigentes de la Fracción Roja.
El movimiento de junio tiene como causa un decreto de la Junta Militar presidida por el general Velasco Alvarado, que contaba con el apoyo de la URSS revisionista y había sido instaurada el año anterior –el PCP definía al régimen militar como fascista-. Este decreto recortaba la gratuidad de la enseñanza y ante esto se produjeron una serie de movilizaciones de masas, tanto en Ayacucho como en Huanta, en las que se llevaron a cabo toma de locales y enfrentamientos con la policía. Esta importante movilización social fue contestada con gran brutalidad por parte del Estado burgués saldándose con casi una veintena de muertos y decenas de heridos, aunque finalmente el gobierno tuviera que dar marcha atrás y eliminar su intento de terminar con la gratuidad de la enseñanza. Los miembros de la Fracción Roja participaron y ejercieron influencia en estas movilizaciones y parte de sus miembros fueron detenidos, entre ellos Abimael Guzmán, junto con los dirigentes del FDPA.
Hasta la fecha de la última ruptura orgánica de la línea proletaria del PCP  -representada por la Fracción Roja- con el revisionismo existente dentro del Partido, la Fracción ejercía cierta influencia de masas en Ayacucho, principalmente a través del Frente de Defensa del Pueblo. Ahora bien, esa influencia no conformaba una ligazón entre el socialismo científico y estas masas que tuviese como consecuencia la existencia de un movimiento revolucionario para la lucha por el poder político, sino que el movimiento de masas que constituía el FDPA se centraba en reivindicaciones parciales (en el ámbito estudiantil, campesino y barrial) dentro del marco de relaciones sociales existente, el capitalismo.
Una vez la Fracción rompió con el revisionismo, quedó reducida a un pequeño número de militantes –el CR de Ayacucho y pequeños grupos en Lima y otras ciudades- sin vínculo con las masas, pero que se propuso llevar adelante el proceso de reconstitución del Partido. Aquí termina el periodo de establecimiento de la línea general de la revolución, en base a la lucha de líneas con las fracciones revisionistas que formaban parte del PCP, y comienza el periodo de constitución del movimiento revolucionario mediante la formación de cuadros comunistas y la conquista de los elementos conscientes de las masas.
En este contexto, los maoístas peruanos crearon el Centro de Trabajo Intelectual Mariátegui dedicado al estudio teórico de las obras de los clásicos del marxismo –Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao- y de J.C. Mariátegui, así como a la formación de la vanguardia en la ideología del proletariado. Gracias a esto extendieron su influencia entre profesores y alumnos de la UNSCH, formándolos como cuadros comunistas a través del estudio del socialismo científico. El PCP, en oposición al revisionismo, concibe a los cuadros comunistas en el sentido leninista, es decir, como portadores de la ideología de vanguardia y no como militantes dedicados al estrecho trabajo sindical, como defienden los oportunistas de toda laya. Esta vanguardia ideológica armada con el socialismo científico sería la que posteriormente se ganaría a los sectores más avanzados de las masas, elevando su conciencia de clase a conciencia revolucionaria y ligando el marxismo con las amplias masas del proletariado y el campesinado pobre para formar un movimiento revolucionario que pondría en jaque al Estado peruano.
A partir de 1973, concretamente mediante la decisión adoptada en el III Pleno del Comité Central, es cuando comienza este trabajo de la vanguardia comunista para fusionarse con las masas, incorporando a los sectores conscientes de estas. Para ello se crean los organismos generados y las escuelas populares. Los primeros eran organizaciones donde se agrupaban los sectores más avanzados de las masas que actuaban de correa de transmisión entre la vanguardia ideológica y las amplias masas del proletariado y el campesinado pobre. Así, dependiendo de los frentes de masas en los que actuasen, se crearon el Movimiento de Campesinos Pobres, el Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas, el Movimiento Femenino Popular, el Movimiento Clasista Barrial, etc. Las escuelas populares, por su parte, tenían como función elevar el nivel de conciencia de estos elementos avanzados mediante la formación ideológica en el socialismo científico y en la línea política del Partido.
En 1975 es derrotada una línea oportunista de izquierda en Lima que negaba la posibilidad del trabajo de masas y de la ligazón con estas por parte de la vanguardia maoísta peruana. Este mismo año, desde el Comité Regional de Ayacucho -que había crecido cuantitativamente-, son enviados cuadros comunistas tanto a Lima como al campo para reconstituir allí el Partido fusionándolo con las masas. Al año siguiente se reorganiza, en Lima, el Comité Metropolitano del PCP.
Durante todo este periodo el proceso de reconstitución avanza y para abril de 1977, en el VII Pleno, se considera que la reconstitución del PCP está llegando a su etapa final y que, a partir de esa fecha, la construcción del Partido se realizará en función de la lucha armada; es decir, comienza la preparación para el inicio de la Guerra Popular. De esta forma se celebra la Escuela Nacional de Cuadros para posteriormente desplazar a estos cuadros al campo con el propósito de desarrollar los organismos generados, principalmente el Movimiento de Campesinos Pobres, y realizar escuelas populares para fundirse con las amplias masas del campesinado peruano. De esta forma se sentaban las bases para el inicio de la GP, ya que el campesinado formaría las masas en armas que se enfrentarían a las fuerzas represivas de la burguesía con la creación de vacíos de poder en donde construirían su propio poder político popular.
Entre el VII Pleno y hasta el IX Pleno se desarrolla una feroz lucha de líneas en el seno del PCP contra la línea oportunista de derechas que se oponía y negaba la posibilidad del inicio de la Guerra Popular. Esta lucha ideológica finalizaría con la derrota de la línea derechista y, como consecuencia de esto, se produciría la expulsión y rebaja a la base de un importante número de miembros del Comité Central. Es en el IX Pleno, de mayo de 1979, cuando se considera que después de un intenso trayecto de lucha de dos líneas y de trabajo con los elementos avanzados de las masas, el PCP ya está reconstituido y, por tanto, la tarea pendiente es iniciar la lucha revolucionaria de masas contra la burguesía y los terratenientes para la construcción de la República de Nueva Democracia. Como consecuencia de esto, en diciembre del mismo año, se forma la I Compañía de la I División del Ejército Rojo y se establece el primer plan militar de la Guerra Popular.
Guerra Popular

La Guerra Popular comenzó el 17 de mayo de 1980, la víspera de las primeras elecciones generales después de la dictadura militar,  con la quema de los padrones y urnas electorales en el pueblo de Chuschi, en el departamento de Ayacucho. Esta acción se produjo en  el marco del boicot a las elecciones llevado a cabo por el PCP.
En esta primera fase de la lucha armada revolucionaria, la mayoría de acciones se realizan en los departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac, donde funcionaba el Comité Regional Principal del PCP. Las acciones van encaminadas a crear vacíos de poder, por ello, los objetivos son las instituciones del Estado burgués-terrateniente presentes en esta región andina, es decir, las autoridades políticas, judiciales y la policía. Los ataques contra estos últimos y sus puestos policiales también tenían como objetivo conseguir armamento, ya que los militantes del Ejército Rojo, en un principio, prácticamente no disponían de armas de fuego (otra forma de aprovisionamiento era el robo de dinamita en explotaciones mineras). La expulsión de los representantes del poder burgués en el campo era el paso previo necesario para el inicio de la construcción del Nuevo Poder popular, ya que donde existía poder burgués no podía existir poder popular al mismo tiempo y, por tanto, era necesario la previa destrucción del primero para crear el segundo.
También se producen acciones donde participan cientos de campesinos invadiendo propiedades de latifundistas para expropiarles la tierra y ser repartida entre los campesinos pobres y expropiando cosechas, maquinaria agrícola y ganado a la burguesía agraria para entregárselas a la población.
En los primeros años de la Guerra Popular la eliminación del poder burgués, con la destrucción de los puestos policiales y la expulsión del campo de la policía, que tiene que refugiarse en las capitales de provincia o departamento, avanzaba de forma rápida y exitosa en las regiones anteriormente nombradas y para 1982 se inicia la creación de los Comités Populares para ocupar esos vacíos de poder político.
Estos Comités, como órganos del poder político del pueblo, estaban formados por las masas oprimidas que, reunidas en asamblea, debatían sobre todas las cuestiones relacionadas con su vida social y la organizaban ellos mismos. Así, trataban el reparto y la forma de cultivar la tierra, la utilización de nuevas tierras, organizaban el trabajo colectivo en el agro, el aprovisionamiento de ganado y agua, decidían sobre la educación, impartían justicia popular, etc. También era el pueblo el que elegía en asamblea o mediante delegados a los comisarios que dirigían el Comité Popular. Existían cinco comisarios: el comisario secretario, que era el máximo dirigente del Comité Popular y coordinaba el trabajo de los restantes comisarios; el comisario de seguridad, encargado de la defensa del pueblo donde funcionaba el Comité; el comisario de producción, cuya función era la organización del trabajo agrícola; el comisario de asuntos comunales, que se encargaba de organizar los juicios populares, de la educación, los matrimonios, etc., y el comisario de organizaciones populares, que organizaba a los organismos generados existentes en el pueblo. Estos comisarios, en base a la democracia directa, podían ser revocados en cualquier momento por las masas populares (2).
Un conjunto de Comités Populares formaban una base de apoyo y la totalidad de las bases de apoyo constituían la República de Nueva Democracia en formación, como materialización del Nuevo Estado que destruye y elimina al viejo Estado burgués-terrateniente.
A través del Nuevo Poder las masas se educaban revolucionariamente en la gestión del poder político y adquirían conciencia de clase para sí. De esta forma la línea de masas para la acumulación de fuerzas durante la guerra revolucionaria se aplicaba mediante la participación de las masas en la lucha revolucionaria y la creación del Nuevo Poder, siendo los destinatarios de esta línea las masas profundas del campesinado pobre y el proletariado. Así, miles de obreros y campesinos se unieron a la Guerra Popular.
Ante el avance imparable de la guerra revolucionaria de masas, el gobierno peruano decide que las fuerzas armadas se hagan cargo de la lucha contra el movimiento revolucionario dirigido por el PCP. A principios de 1983 el ejército peruano entra en las regiones de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. A partir de esta fecha comienza un genocidio contra las masas que se prolongará durante toda la guerra y dará lugar a miles y miles de muertes. Para eliminar el Nuevo Estado en gestación se producen asesinatos en masa de personas, quema de pueblos enteros, violaciones de mujeres y niñas, ametrallamientos de población desde helicópteros, saqueos de las posesiones de los campesinos, etc. (3). Un auténtico genocidio contra las masas oprimidas peruanas. La entrada en el conflicto de las fuerzas armadas también dio lugar a la agrupación de manera forzada de campesinos, principalmente campesinos medios, en poblados para formar comités de defensa (también conocidos como rondas campesinas), a imitación de las aldeas estratégicas creadas por el ejército estadounidense en la guerra de Vietnam, para luchar contra las fuerzas revolucionarias.
Para hacer frente a esta nueva situación y por el crecimiento de los efectivos armados del Ejército Rojo, en 1983, se forma el Ejército Guerrillero Popular. El aumento de la capacidad operativa militar del Ejército Rojo había quedado demostrada el año anterior, aparte de por las múltiples acciones de ataque a puestos policiales y a otras instituciones del Estado burgués-terrateniente, por el asalto a la cárcel de Ayacucho donde habían sido liberados 70 presos del PCP y más de 200 presos comunes. El EGP se forma por la integración en él de los pelotones y de las milicias, quedando así formado por tres fuerzas: fuerza principal, que actuaba en el marco de una región y estaba formada por los combatientes mejor preparados y con mejor armamento; fuerza local, que actuaba en marcos territoriales más pequeños como las provincias y auxiliaba a la fuerza principal; y fuerza base, formada por población de los Comités Populares y que se encargaba de la defensa de estos, plasmando en la práctica el mar armado de masas.
A partir de 1983, existe una lucha de contrarrestablecimiento y restablecimiento del poder, es decir, el ejército peruano destruye Comités Populares reinstaurando nuevamente el viejo orden capitalista y semifeudal, mientras que el PCP, dirigiendo al EGP, vuelve a expulsar al poder burgués e instaurar nuevamente el poder popular. Así, unas zonas cambian varias veces de poder y en este conflicto entre poder popular y poder burgués-terrateniente se forja el Nuevo Estado democrático-popular, que las fuerzas represoras de la burguesía, pese a sus matanzas, no pueden eliminar. En este periodo, sobretodo alrededor de 1985, la lucha se extiende a casi todos los departamentos del Perú, principalmente a los departamentos de la Sierra, desde Cajamarca, al norte, hasta Puno, en el sur, siguiendo el mismo proceso de creación de vacíos de poder para crear organismos de poder político popular, Comités Populares. Aun así las regiones donde se desarrolla principalmente la guerra civil revolucionaria siguen siendo Ayacucho, Huancavelica y Apurímac.
Para 1986, a pesar de las matanzas cometidas por las fuerzas armadas y los ronderos contra los campesinos de las bases de apoyo, existían cientos de Comités Populares funcionando en gran parte de la sierra de los Andes. Para esta fecha, según los datos del PCP, el número de víctimas mortales en el conflicto armado ascendía a 15.000 personas. También en este año tiene lugar la matanza de presos políticos del PCP y del EGP en las cárceles de Lurigancho, El Frontón y El Callao por parte de las fuerzas armadas. A finales del año anterior, 30 presos del PCP ya habían sido asesinados en la cárcel de Lurigancho y, para mediados de 1986, ante el traslado de prisioneros que se iba realizar  desde las cárceles de Lurigancho, El Frontón y El Callao a la de Canto Grande y ante la previsión de un asesinato masivo contra los presos comunistas, estos se amotinaron. Al final, las fuerzas armadas tomaron las “luminosas trincheras de combate” (denominación que el PCP daba a las cárceles, donde sus presos controlaban y organizaban toda la vida carcelaria) y 250 presos del PCP fueron asesinados.

La lucha entre viejo y nuevo poder se seguía desarrollando en el campo peruano expandiéndose y consolidándose el Poder Popular, lo que daría lugar a que en 1989 se multiplicasen los Comités Populares Abiertos, ante la estabilidad de las bases de apoyo. Anteriormente, muchos Comités Populares adoptaban una forma clandestina al existir una gran posibilidad de ser destruidos por las fuerzas armadas, pero una vez el Nuevo Poder estaba asentado y consolidado adoptaban una forma abierta.
Mientras eso sucedía en el campo, hacia finales de 1988 la actividad del PCP crece en las ciudades, especialmente en la capital, Lima. Ese mismo año se celebró el I Congreso del Partido Comunista del Perú, acordándose en el mismo avanzar en la lucha revolucionaria para alcanzar la segunda fase de la Guerra Popular, el equilibrio estratégico, antesala de la ofensiva final para la conquista del poder en todo el país. Para ello, era necesario potenciar el accionar revolucionario en las ciudades para preparar en ellas la insurrección, fundamentalmente en la capital del país.
Lima contaba casi con un tercio de la población del Perú, en total, más de seis millones de habitantes. La mitad de esta población vivía en barriadas que rodeaban el centro de la ciudad en las cuales existía una gran pobreza (por ello eran llamadas cinturones de miseria). El PCP ya venía realizando acciones en la capital de forma complementaria y secundaria a la lucha revolucionaria en el campo desde el inicio de la Guerra Popular. Su influencia se concentraba en las Universidades de San Marcos y La Cantuta (las cuales serán objeto de la represión masiva por parte del Estado, así, por ejemplo, en 1987 en una redada detienen a 800 estudiantes universitarios y en 1989 a 500), en algunos sindicatos (a través del organismo generado MOTC) y en las barriadas (donde se llegaron a producir detenciones masivas de hasta más de 15.000 personas, como en Barrios Altos).
En las ciudades el frente único recibió el nombre de Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo  y agrupaba a los diversos organismos generados que actuaban en las áreas urbanas: Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas, Movimiento Clasista Barrial, Socorro Popular, Movimiento Femenino Popular, Frente Estudiantil Revolucionario, etc. Aparte de las formas generales de lucha que se desarrollaban en la GP, es decir, acciones de propaganda y agitación (en las ciudades se realizaban en las barriadas, fábricas, universidades y en cualquier lugar donde hubiese masas: mercados, clubes deportivos, conciertos, etc.), combates guerrilleros, aniquilamientos selectivos y sabotajes, la forma de lucha que tenía una importancia fundamental en la actividad en las urbes fueron los paros armados, que consiguieron paralizar a las ciudades, incluida Lima, en varias ocasiones. En los paros armados se paralizaba la actividad productiva y se combinaban todas las formas de lucha de la Guerra Popular, es decir, se realizaban acciones de agitación y propaganda, se realizaban atentados contra infraestructuras, se ejecutaba a determinados individuos contrarrevolucionarios y se mantenían enfrentamientos armados contra las fuerzas represivas. En Ayacucho, entre 1989 y 1992, se realizaron once huelgas armadas y en Lima, en el mismo período, nueve. En las ciudades el PCP también organizaba manifestaciones armadas.
Ante el incremento del accionar revolucionario en Lima, con la realización de los primeros paros armados (4) y manifestaciones armadas, el ejército es desplegado en Lima a finales de 1989. Por estas fechas, el PCP trabajaba en las barriadas que rodeaban el centro de Lima, principalmente en Villa El Salvador y las situadas alrededor de la Carretera Central como Huaycán, donde ganaban apoyos entre la población y en las organizaciones de masas allí existentes. En estas barriadas los comunistas peruanos realizaban repartos de comida (que transportaban camiones previamente secuestrados), expulsaban al lumpen (ladrones, narcotraficantes, etc.), controlaban a los comerciantes que se aprovechaban del hambre del pueblo, hacían campañas contra la droga y de ayuda a los drogodependientes, etc. También atacaban los puestos policiales allí existentes, siendo destruidas varias comisarías, para generar vacíos de poder.
Pero uno de los hechos más reseñables conseguidos por el PCP en Lima se produjo en 1990 con la formación del Comité Popular Raucana. Este CP se construyó mediante la invasión de un terreno, a iniciativa del Partido, para formar un asentamiento humano, a 8 kilómetros del centro de Lima, donde la vida era organizada por los propios habitantes. Estos realizaban trabajo colectivo en los huertos y en el cuidado de los animales, para la construcción de caminos, pozos, desagües y demás infraestructuras necesarias para la vida cotidiana. Ellos establecían las normas sobre la producción y distribución de los productos agrícolas obtenidos en las tierras que cultivaban, organizaban los comedores populares, etc. Los mismos pobladores organizaban la justicia para reprimir a ladrones, traficantes, maltratadores, violadores, etc. También organizaban la defensa frente a la policía de forma conjunta formando comités de vigilancia, mediante la construcción de muros y torres de control y enseñando técnicas de autodefensa a la población. El Nuevo Poder en Raucana perduró hasta que a finales del 1991 fue tomada por las fuerzas armadas, las cuales establecieron allí una base militar.
Así, había sido tan importante el efecto que el PCP tuvo sobre el Perú durante la década de los 80,  que el valor de los daños materiales se cifraba en 17000 millones de dólares, cantidad similar a la deuda externa total del Estado peruano (5). De hecho, a principios de 1990, éste recibía, por parte de EEUU, una ayuda de 35 millones de dólares en equipos militares -además de asesoramiento- en nombre de la lucha contra el narcotráfico (6). Este suceso demostraba que la Guerra Popular en el Perú, lejos de seguir siendo un problema concerniente únicamente a la burguesía peruana, implicaba ya al imperialismo extranjero.
En los años 1990 y 1991 la actividad del movimiento revolucionario, así como sus efectivos, continúa aumentando (7), sobre todo en las ciudades y en la selva, y en el campo como -ya habíamos dicho antes- las bases de apoyo se asientan. Esto, unido al hecho de la profunda y grave crisis política y económica existente en el país en esos momentos, da lugar a que en el II Pleno del Comité Central del PCP, celebrado en febrero del 91, se constate que la Guerra Popular ha entrado en la fase del equilibrio estratégico (8).
En abril de 1992 el presidente peruano, Alberto Fujimori, da un autogolpe de Estado con el apoyo de las fuerzas armadas para centralizar el poder y lanzar una contraofensiva contra el movimiento revolucionario. Poco después del autogolpe se produce una nueva matanza en las cárceles, en este caso en la de Canto Grande, donde tras los enfrentamientos son asesinados de forma selectiva varios dirigentes del PCP (en total son asesinados 50 militantes) (9). El objetivo de esta guerra sucia era descabezar al PCP, cosa que lograrían en septiembre del mismo año con la detención de Abimael Guzmán junto con las también integrantes del Comité Central, Elena Iparraguirre, Laura Zambrano y María Pantoja. A partir de esta fecha la lucha sufre un declive que se hace progresivo en el tiempo y que se agravará con la aparición de las llamadas “Cartas de paz” a finales de 1993, en las que se establecía el final de la lucha revolucionaria y la petición de celebración de un acuerdo de paz con el Estado peruano, similar al realizado por el Partido Comunista de Nepal (maoísta) en ese país. La aparición de estas cartas daría lugar a la ruptura del Partido, entre quienes las apoyaban y quienes las rechazaban.
Conclusiones
En nuestra opinión, en este declive de la Guerra Popular, aparte de la propia ofensiva del Estado burgués contra el PCP y la detención y asesinato de gran parte de su Comité Central, jugó un papel importante la concepción sobre la aplicación del Nuevo Poder en las ciudades, donde el Comité Popular de Raucana constituyó una excepción, ya que los maoístas peruanos no concebían la construcción del Poder Popular en la ciudad hasta una fase muy próxima a la conquista del poder en todo el país y por ello, aunque el PCP tuvo una gran e importante influencia entre las masas oprimidas de las ciudades, no pudo consolidar ese apoyo. También creemos que las tesis de jefatura y pensamiento guía, -las cuales consideramos que forman parte de una concepción equivocada sobre el rol que debe asumir el dirigente revolucionario con respecto a la vanguardia comunista y el movimiento de masas, puesto que al final dicha concepción convierte a un solo dirigente en depositario de la ideología revolucionaria y termina potenciando la división del trabajo propia de la sociedad burguesa en el seno del movimiento revolucionario-, influyeron en la derrota una vez detenido Abimael Guzmán (conocido como Presidente Gonzalo desde 1983) al causar un efecto desmoralizador entre la militancia del Partido Comunista del Perú y las masas que lo apoyaban.
Pero, a pesar de que en Perú el proceso revolucionario no terminó con la conquista del poder político, constituye un verdadero ejemplo para todos los comunistas revolucionarios de aplicación de la tesis leninista del Partido de Nuevo Tipo en el periodo de reconstitución del PCP y de inicio y conducción de una guerra revolucionaria de masas a iniciativa de la vanguardia comunista, previamente fusionada con las masas, que llevó a la construcción de una dictadura democrático-popular en zonas campesinas del país andino y a la movilización revolucionaria de las masas de las urbes, frente a los revisionistas que esperan la llegada de una crisis revolucionaria por causas espontáneas que nunca llega ni llegará, o que apuestan por desarrollar la lucha armada sin la previa fusión con las masas y sin la construcción del Nuevo Poder.
Notas
1. El gamonalismo hace referencia a los latifundistas que adquirieron su propiedad sobre la tierra mediante el despojo de los campesinos indígenas.
2. En el anexo reproducimos un extracto de un artículo titulado “Nuestra Bandera Roja ondea en Perú” publicado en el número 16 de la revista Un Mundo Que Ganar en el año 1991, vinculada al Movimiento Revolucionario Internacionalista -del cual formaba parte el PCP-, donde se explica de forma detallada el funcionamiento de los órganos del Nuevo Poder.
3. Esto es algo reconocido por el propio Estado peruano y en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Una recopilación de estos hechos se puede leer en el documento del PCP del año 1986 Desarrollar la Guerra Popular sirviendo a la Revolución Mundial.
4. Esta noticia del diario El País da cuenta de la movilización de masas y de la represión contra ellas en los paros armados:
7. Según unos datos supuestamente incautados por la DINCOTE -policía anti-terrorista- a los dirigentes del PCP, en febrero de 1990 el Ejército Guerrillero Popular, sin contar la región del Huallaga, contaba con 23.406 miembros en sus filas, entre las diversas fuerzas que lo componían.
8. La situación existente en el Perú en los primeros años de la década de los 90, cuando la Guerra Popular se hallaba en equilibrio estratégico, queda plasmada en este documental del Channel Four de Londres:  (narración en inglés con subtítulos en español).
9. Entre otros, son asesinados los miembros del Comité Central del PCP, Hugo Deodato Juárez, Yovanka Pardavé, Tito Valle Travesaño y Elvia Nila Zanabria.
Anexo
El nuevo poder revolucionario es para los que nunca han tenido nada de Poder en toda su vida, para quienes han sido los más humildes y despreciados de la sociedad, aunque llevan al país en sus espaldas: los obreros y campesinos, junto con fuerzas progresistas de las clases medias. El PCP lo describe como la dictadura conjunta de cuatro clases, ya que la débil y vacilante burguesía nacional no participa ahora en la revolución, puede hacerlo en el futuro, y sus intereses son tomados en cuenta, este Nuevo Estado que está naciendo se declara abiertamente una dictadura porque a diferencia del Viejo Estado que pretenden gobernar por los intereses de todos y trata de ocultar el hecho de que descansa en la fuerza armada, la revolución tiene completa razón en revelar el antagonismo entre los intereses de la gran burguesía, los terratenientes y el imperialismo, y los de las masas populares.
Se dice que el Presidente Gonzalo del PCP ha recalcado que incluso desde el comienzo de la guerra, los guerrilleros llevan el Nuevo Poder en sus mochilas. La toma del Poder es la tarea central de toda revolución. En las condiciones de su revolución la tarea era comenzar a establecerlo por parte, en la forma de Comités Populares.
Estos Comités están conformados de cinco miembros, llamados comisarios porque son comisionados por las masas y sometidos a remoción en cualquier momento. Son escogidos por Asambleas de Representantes, que a su vez, cuando es posible, son elegidas por Asambleas Populares de todas las masas del pueblo dado. Son dirigidas por el Partido y están conformados de comunistas, campesinos comunes y otras fuerzas progresistas locales. Su trabajo es comenzar a crear  una nueva política, una nueva economía y una nueva cultura en el campo, como parte de prepararse para poder hacerlo a escala de todo el país.
De los cinco comisarios, el Secretario representa al Partido y al proletariado (que está presente en el campo principalmente a través del Partido). El comisario de seguridad, que también es un miembro del PCP está encargado de la defensa de este Nuevo Poder por la población local en su conjunto, organizada en milicias, junto con fuerzas guerrilleras locales y las fuerzas principales del Ejército Guerrillero Popular. Esto también significa preparar el retiro organizativo de los pobladores de la zona en caso de que sea necesario. El comisario de seguridad también está encargado de las funciones de policía, toma medidas contra los contrarrevolucionarios que ataquen el Nuevo Poder o contra los criminales comunes que perjudiquen a las masas. El robo, las drogas, la embriaguez constante, la prostitución, los juegos de azar, las palizas a las mujeres y niños, la violación y otros azotes que tanto tiempo prosperaron bajo la protección de la vieja autoridad establecida, son ahora reprimidos.
El comisario de producción y economía dirige la organización de toda la nueva economía basada en un nuevo tipo de relaciones entre la gente. La tierra es dividida y repartida en primer lugar a aquellos que no tienen tierra, y luego, si queda algo, a los que tienen poca, sobre la base de qué tanta gente hay en una familia. Se le da a la familia en conjunto y no sólo a los padres o a los hombres en general (A los jóvenes que quieran dejar a sus padres y comenzar su propia familia también se les da tierra). Pero mientras que la posesión de la tierra es individual, la siembra y la cosecha son colectivas y organizadas por todos. Este comisario debe ver que se cuide la tierra de los ancianos, las viudas y los huérfanos. El o ella también organizan la producción de propiedad directa del Comité Popular, tal como cría de pollos, patos o cuyes, y el trabajo colectivo en proyectos de riego.
Con frecuencia se hacen cambios en términos de qué cosecha está creciendo, para permitir que las bases de apoyo sean más autosuficientes. El Comité Popular establece el intercambio de semillas, para permitir la selección científica de las semillas y diversificación de cosechas. Este intercambio de semillas es particularmente importante. Junto con los esfuerzos por reemplazar los fertilizantes químicos dependientes de la importación, acaba con la necesidad de crédito. Estas medidas y la abolición de la renta libera a los campesinos de la pesada carga de la burocracia gubernamental que tanto tiempo chupó la sangre de la agricultura y de la tiranía de los déspotas locales cuyo poder sobre la tierra, el crédito y los insumos era ejercido de la manera más arbitraria. La organización de nuevas relaciones de producción y de intercambio, diseñadas para cumplir las necesidades del pueblo y la guerra popular, libera las fuerzas productivas de sus trabas y lleva a mejoras en la productividad. Hay incluso algunos comienzos de manufactura de ropa y herramientas de modo que estas bases de apoyo puedan hacerse más autosuficientes.
A los pequeños y medianos comerciantes se les permite continuar ejerciendo sus importantes funciones; de hecho, para ellos, también esta es su liberación. Pero además de los Comités Populares también organizan el intercambio. Localmente, puede significar una Feria Popular en la que los artículos pueden venderse directamente del productor al consumidor o trocarse. También significa recuas de mulas que pueden cruzar sin riesgo las montañas y permitir el comercio con otras localidades, porque las bases de apoyo no pueden ser completamente autosuficientes y el Partido tiene que guiar en la solución de este problema.
A medida que avanza el fortalecimiento militar de la revolución y su poder político comienza a hacerse relativamente consolidado en algunas zonas, estas cuestiones económicas son cada vez más cruciales. Autosuficiencia económica quiere decir autosuficiencia respecto de la deuda y de la inflación y la oportunidad de comenzar a desarrollar una economía que alimente al pueblo en vez de alimentarse de ellos, Es clave para la guerra, porque sin estos avances el Poder revolucionario colapsaría y el ejército revolucionario ya no podría contar con el pueblo para su sustento. Estos cambios son parte también de constituir el futuro, cuando un Perú económicamente independiente y militarmente poderoso pueda mantenerse firme contra el imperialismo y servir a la revolución mundial.
El comisario de asuntos de la comunidad es el encargado de administrar la justicia. Esto quiere decir organizar los juicios populares: un fiscal presenta el caso del Comité Popular, el acusado tiene el derecho de defenderse a sí mismo y presentar evidencias, mientras que son las masas populares las que escuchan y deciden. Otro ejemplo es la organización de un comité de daños entre los campesinos en forma rotativa. Si la vaca de un campesino daña el campo sembrado de otro campesino, es tarea de este comité imponer pago por los daños. La primera vez, es hacer una advertencia; la segunda vez, se confisca la vaca; la tercera vez, la vaca es sacrificada y la carne repartida para las necesidades de los pobladores.
Este comisario también preside los matrimonios. Las dos personas que desean casarse deben llevar dos testigos que certifiquen que ninguno de los dos está casado con alguien más –ese es el único requisito. Los asuntos de la comunidad también incluyen el registro de nacimientos, el aprovisionamiento del dispensario médico popular (con medicamentos confiscados al enemigo y hierbas medicinales), y exámenes de salud a recién casados y otros. La educación está guiada por la concepción comunista y ligada al trabajo. A los campesinos se les enseña matemáticas básicas, español (que el PCP considera importante porque así la gente que no habla español puede abrir una ventana al resto del mundo), ciencias naturales e historia. El comisario también organiza la recreación, incluyendo los deportes y la cultura (tales como obras de teatro y presentación de títeres), celebraciones para recordar los aniversarios revolucionarios, y ayuda en la fiesta del santo del pueblo. Esta fiesta se ha convertido en una fiesta popular –el Partido ni ayuda ni impide otras celebraciones más religiosas. El Partido lleva a cabo una política de lo que Lenin llamó libertad de religión en el más amplios sentido –respeta el derecho de la gente a sus creencias religiosas paro al mismo tiempo también se reserva el derecho de luchar por educar a la gente en el materialismo dialéctico.
El divorcio se concede inmediatamente, al ser solicitado por cualquier miembro de la pareja, sin condiciones. Este comisario debe conseguir que la pareja llegue a un acuerdo sobre los hijos en general, el comisario de asuntos de la comunidad trata de ayudar a solucionar las disputas familiares, entre una pareja, o entre padres e hijos, mediante un proceso de crítica y autocrítica. Si ocurre que una mujer quiere irse para unirse al Ejército Guerrillero Popular y sus padres o esposo se oponen, ella de todas maneras puede ir. El esposo tiene prioridad para quedarse con los niños, si lo desea: de otra forma, el Comité Popular busca otra solución.
También hay un comisario encargado de convocar y planificar las reuniones de las organizaciones de masas dirigidas por el partido.
Así es como funciona un Comité Popular Abierto, han tomado diferentes formas, de acuerdo con la relativa fuerza de la revolución y la contrarrevolución en una zona dada o en un momento dado y la fluidez de la guerra popular, expandiéndose, contrayéndose, apareciendo y luego posiblemente desapareciendo, sólo para reaparecer allí, o en otro lugar. Por ejemplo hasta 1989 sus miembros  siempre eran secretos (conocidos solo por la Asamblea de Representantes que los escogió). Los intentos por mantener estos comités operando públicamente, al comienzo de la guerra popular, fallaron debido a que con frecuencia los comisarios serían asesinados. Si la reacción reocupaba una zona, el comité estarían en condiciones de ejercer una autoridad paralela a la de las viejas autoridades. Un comité destruido tendría que ser reorganizado. En una nueva zona, un comité de organización debe esforzarse por crear condiciones bajo las cuales sea posible que surja un comité elegido a gran escala. Por supuesto el funcionamiento de los comités clandestinos es algo dificultoso, especialmente debido a que los comisarios no pueden ser conocidos públicamente sino que deben actuar por medio de delegados. En todo caso el partido deja bien en claro que ellos abogan por el poder para el proletariado y el pueblo y no por el poder personal: cualquier comisionado que ejerza un poder personal puede ser sometido a un juicio popular, removido o en otro caso sancionado. Con la aparición de las primeras Bases de Apoyo abiertas todo este proceso puede llevarse a cabo más libremente y a cabalidad.
En 1983 el PCP formó un Comité Organizador de la República Popular de Nueva Democracia, con miras hacia el futuro. Hoy, el desarrollo de los Comités Populares, el crecimiento y unidad de las bases de apoyo y el surgimiento de más y más funciones de Estado que no pueden ser manejadas localmente, han puesto la función de organizar el Poder del Estado en un nuevo y más elevado nivel, en el futuro cercano, e incluso sin la victoria en toda la nación.
En el campo, donde este Poder revolucionario ya puede existir, la totalidad de la población ya está armada y participa de lleno en el Partido o en organizaciones dirigidas por el Partido, el Ejército Guerrillero Popular y el poder del Nuevo Estado. La situación es diferente en las ciudades, porque son bastiones de la reacción, y el Poder allí sólo se podrá tomar en los momentos finales de la guerra. En lugar de los Comités Populares el Partido ha formado el Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo, cuyo “objetivo es llevar a las masas a la resistencia y a la elevación de sus luchas en guerra popular, para entrabar, socavar y perturbar el viejo Estado y servir a la futura insurrección, preparando a las ciudades con la guerra popular especificada como complemento (a la  guerra en el campo) Usamos la doble política de desarrollar formas propias que es lo principal y penetrar todo tipo de organizaciones”.



     EL RELATO-ANÁLISIS ANTERIOR, en principio no se opina,...se publica, es interesante,...pero también es interesante analizar esa experiencia en el contexto de la acción del poder del sistema capiimperialista contra dicha revolución,...COMO FUE DERROTADA, HASTA DONDE LA DEJARON LLEGAR,...Y COMO AL FINAL EL PODER EUROESTADOUNIDENSE SE APROPIA Y HACE CON MÁS CONTROL EN DICHO ESTADO PERUANO. A la vez, interesa como quedó la lucha, como ha ido hasta nuestros días,...las diferencias políticas entre los revolucionarios, en el seno de las poblaciones que tuvieron poder popular, en el seno del Partido Comunista,...qué se vislumbra, qué valoraciones sacaron, se saca aún hoy en día,...

     

          LA MAQUINARIA ESTATAL HEREDADA

        En la revolución soviética, el estado zarista, grande y reaccionario, capitalista y terrateniente,...fue en parte destruido, al no cumplir sus funciones económicas y represivas normales y como de costumbre. El poder estatal, lo que se define lo gubernamental, fue asumido por el partido bolchevique una vez que derrota al gobierno de transición burgués,...Leí, no se encuentra el soporte periodístico, que alguien decía ( un aristócrata ruso ) que los bolcheviques nos están haciendo nuestra revolución burguesa.

         Sectores proletarios y campesinos crearon nueva forma estatal digamos popular-proletaria, los soviet de soldados, obreros y campesinos. PERO TOMARON LA MAQUINARIA ESTATAL ZARISTA. Diversos autores plantean que los bolcheviques se fundieron con los restos del estado y aparato estatal zarista. LOS BURGUESES, NO TENÍAN PRISA,...CASI SIEMPRE GOBERNARON; y se vio "más claramente" -formalmente se podría decir- a partir de 1.991, cuando la disolución de la URSS. 


          CHINA, EL EJÉRCITO ROJO DEL P.C. DE CHINA,...EL ELP, EL PCCHINO, LAS ALIANZAS DE CLASES,...

           Por qué se mantiene el estado capitalista-feudal,...en sus tareas principales; por qué realmente no se destruye de forma total-global en esos países,...LA BURGUESÍA TOMA EL ESTADO Y ASEGURA SU PODER,...ES NORMAL, ES ESTADO EXPLOTADOR,...pero para el proletariado tomar el estado, utilizarlo, aunque lo reformen, lo controlen,...lo limpien,...¡¡, no es para ellos, ya que si su objetivo es liberación social,...su sociedad, sus organizaciones funcionales, deben ser totalmente nuevas, y nada de restos,...anteriores,...es un gran error,...aunque quizás el asunto es que parte del antiguo estado, está por revoluciones de falsa bandera,...para que no se elimine la sociedad de clases,...

         LA REVOLUCIÓN CUBANA,...tampoco elimina en lo fundamental el anterior estado capitalista terrateniente, colonial. Las masas obreras,...y sus movimientos y organizaciones toman el poder, se tornan como clase dominante,...crean sus poderes y organismos,...donde utilizan los restos del estado anterior,...de forma organizada en la sociedad, en el aparato de estado está latente y en acción el poder de clases capitalista,...la tarea de tomar totalmente el control de estado para sus intereses de clases específico.( NO SE TRATA SOLAMENTE ANALIZAR SI ESAS REVOLUCIONES ERAN POR OBJETIVOS BURGUESES,...SINO QUÉ SE REALIZA SOBRE EL ESTADO,...COMO SE ADAPTA O NO A LAS NUEVAS CIRCUNSTANCIAS,...Y LO MÁS IMPORTANTE COMO REALMENTE LA CLASE OBRERA Y POPULAR ORGANIZA SUS SOCIEDAD Y CREA NUEVAS RELACIONES SOCIALES SIN EXPLOTACIÓN OPRESIÓN,...O SEA, SOCIEDAD DE LIBERACIÓN SOCIAL Y DE HUMANIDAD,...); estos son nuevos conceptos aún por perfilar más y precisar más correctamente,...para que sea más útil socialmente,...para que así pueda definirse como nuevo socialismo científico del siglo XXI,...

          EN LAS TAREAS QUE REALIZA EN EL TIEMPO, EN COMO LO DESARROLLA, EN SUS ACIERTOS Y ERRORES, EN SUS OBJETIVOS, EN DEFINITIVA,...ES DONDE ESTÁ REPRESENTADOS LOS INTERESES DE CLASES DE LA ACCIÓN GUBERNAMENTAL Y ESTATAL. esta tarea es ardua,...por ejemplo, la URSS, como se consolida ese poder, como desarrolla y actúa en las relaciones sociales de producción, como actúa en las contradicciones interestatales,...como en la segunda guerra mundial, las acciones de desarrollo y conquistas de territorios,...expansión de la revolución,...

          ME DECÍA UN GALLEGO-CUBANO, QUE LOS TRABAJADORES CUBANOS SON FUNCIONARIOS-ASALARIADOS DEL ESTADO. LOS REFORMISTAS "PERESTROICOS " DECÍAN Y HABLABAN DE SUS OBREROS. EN CHINA SE HABLABA DE LOS TRABAJADORES DE LAS EMPRESAS ESTATALES,...Todo el personal, las clases y fracciones trabajadoras son empleadas de unas estructuras políticas económicas,...donde tienen unas responsabilidades y están sometidas a sus normas, leyes,...Aunque las constituciones y derecho penales, digan lo que digan,...esa superestructura socialmancomunada, el estado patrón y realizador,...es el que lleva la dirección social de dichas sociedades. ESTA CUESTIÓN ES RESULTADO Y CONSECUENCIA DE UNA DETERMINADA RELACIÓN SOCIAL,...un poder social capitalista-estatal,...o al menos como una fuerza nueva prusiana social-falangista; donde la lucha de clases está retenida, casi no se da,...está digamos prohibida,...no aparece,...los obreros-productores, ven bien o no muy mal al conjunto estatal-gubernamental,...aunque existan formas electorales,...


            PARTIENDO DE LA TESIS DEL ESTADO PROLETARIO, DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO,...y de la realidad estatal,...en la "construcción del socialismo" en Rusia,...APARECE EL ESTADO COMO PROLETARIO-CAMPESINO,...Y COMO PODER DE ESTAS CLASES SOCIALES PARA LA DEFENSA ANTE AGRESIONES EXTERIORES,...Y PARA APLASTAR A LOS TERRATENIENTES-CAPITALISTAS-CONTRARREVOLUCIONARIOS,...El  estado sigue estando por encima de la sociedad, incluso de la clase proletaria,...que ha realizado su revolución,...que ha tomado el poder,...PERO COMO EJERCE EL PODER, ES REALMENTE UN PODER PROLETARIO.



LA ESTRATEGIA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL: CONSIGNA CENTRAL DE LOS MAOISTAS INTERNACIONALISTAS, DEL MRI Y LOS CRÍTICOS CON PCR (EEUU),...

              . La lógica es crear partidos globales, por parte de al menos los que están en el marco estatal imperialista, como pueden ser: PCR ee.uu., PCMitaliano, los diversos partidos maoistas europeos de Francia, España,...Serían internacionales,...lucharían allá donde tengan tentáculos sus clases dominantes,...Y YA PUESTOS, TODOS ESTOS PARTIDOS Y GRUPOS ENTRELAZADOS Y EN SOLIDARIDAD, EN UNIDAD DE INTERESES REALIZARÍAN TRABAJO POLÍTICO COMÚN,,,, Todo lo demás es tontería, y palabrería revolucionaria, como decía Lenin, en el texto "Revolución en Occidente e Infantilismo de Izquierda". ( En este texto-libro, el autor dice muchas cuestiones interesantes, aún para hoy en día,...siempre que se entienda bien y se acople y adecue a la situación actual, Agosto 2.013 ). En el mismo habla de la dificultad y casi imposibilidad de construir el socialismo en un solo país,...y hoy en que el imperialismo es un sistema capiimperialista mundial, con estado mundial, y poder mundial,...las revoluciones socialistas-comunista aisladas, no son posibles de consolidar, es muy difícil desarrollarla, de imponer poder proletario, estado proletario y edificación socialista,...a no ser que no le venga muy mal a ese poder capitalista imperialista mundial. SI OBSERVARAN LAS REGLAS EXPUESTAS,...ESTARÍAMOS TRABAJANDO REALMENTE DE FORMA COMUNISTA, HABRÍAMOS CREADO UNA REAL Y PRACTICA INTERNACIONAL COMUNISTA. A lo largo de los escritos en este blog, se plantea la estrategia razonada de la revolución proletaria de la humanidad. REVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD, con estrategias del mediterráneo,...y sus razones materiales,...hay que estudiarlas, debatirlas, rebatirlas para el que quiera,...

                  En un debate, de tertulia, en el Estado español, sobre la crisis y sus efectos a las distintas clases sociales, un tertuliano dijo que un capitalista poderoso opinaba que la guerra social en esta crisis la estaban ganando ellos -los capitalistas-,...se quedó tan pancho, tan orgulloso, que se reía socarronamente; estaba sonriendo con su brillante intervención,...¡¡. LAS REVOLUCIONES POPULARES, CON FUERZA PROLETARIA DIRIGENTE, SON TERRIBLES, SON MUY O EXCESIVAMENTE DIFÍCIL E IMPOSIBLES,...MUY SANGUINARIAS, DE MUCHO SACRIFICIO PARA LAS FUERZAS POPULARES-PROLETARIAS,...

                    Partiendo de que fuese socialista el Estado de Corea del Norte,...es normal la situación que está soportando ese pueblo-obrero-campesino?. Se podría decir, la revolución es sacrificio,...todo por el estado y la patria,...por esto, es poco sacrificio el que se pueda ejercer. ¿ Es normal lo de Cuba ?,...es normal lo de Libia, Argelia,...y tantos otros estados que han desarrollado revoluciones después de la soviética de 1.917. SE PODRÍA DECIR: LA REVOLUCIÓN SURGE, Y HAY QUE ESTAR CON ELLA,...¡¡. No somos masoquistas los comunistas revolucionarios,...hay que templar, hay que organizar bien la gran batalla de la Revolución de la Humanidad,...o de la Revolución Proletaria Mundial,...


                      COMO SE SABE, LOS MAOISTAS ORGANIZADOS,...CUANDO HABLAN DE LA CONSIGNA MENCIONADA, SE REFIEREN QUE EL CONJUNTO DE LAS REVOLUCIONES DE NUEVO TIPO,...SERÁN AL FINAL LA  (revolución mundial proletaria ) -R.P.M.-, O QUE ESTÁN TODAS ELLAS ENCAMINADAS PARA EL FIN IDEAL,...DE DICHA REVOLUCIÓN MUNDIAL,... esta cuestión es muy compleja, solo la comprenden algo, los comunistas proletarios internacionalistas,...CCI, GCI,...pero no la comprenden todavía. Al GRUPO COMUNISTA INTERNACIONALISTA DE BÉLGICA les mandamos estas teorías,...allá por 2.004, hemos seguido leyendo sus revistas y aún no han superado sus postulados primigenios,...y no han escrito públicamente nada de estrategia internacional-global,...ha desarrollar por los comunistas y revolucionarios ESTE GRUPO HA ELABORADO UN DOCUMENTO -Revolución y contrarrevolución en la URSS- SOBRE LA INTERRUPCIÓN DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA SOVIÉTICA ALLÁ POR EL AÑO 1.924; CHARLES BETTLHEIM TAMBIÉN ESCRIBIÓ SOBRE LA LUCHA DE CLASES EN LA URSS, LLEGANDO HASTA 1.924. ( En su momento se publicará cierta correspondencia establecida,...entre elgrupo belga, y el GCPINT. de Málaga,...Por otra parte leyendo en Internet documentos de CCI y de GCI, hemos observado que se llevan a muerte,..., por ello dejamos en suspenso relaciones de debate con CCI y con GCI dejamos el contacto -principalmente- porque nos llamaron a que fuésemos sus peones en Málaga,...cosa que no estábamos de acuerdo a desarrollar, ya que nuestra tarea principal y hoy en día también a elaborar una nueva línea política revolucionaria y proletaria-popular global,...ésta por lo que se ve cuesta bastante tiempo y esfuerzo,...y a la vez no comprendíamos ciertos análisis y valoraciones que hacían sobre las acciones obreras en Argelia, Argentina,...y aunque no tenían estrategia global, cuestión que reconocen tanto GCI como CCI, se comportan como los únicos dirigentes efectivos y visionarios de la revolución social,...Esto es más complejo,...intentaremos hacerlo con más rigor, tiempo,...nosotros no somos sectareos, al menos lo intentamos,..por ello hablamos y nos comunicamos gran variedad de instituciones, personalidades revolucionarias, intelectuales,...Esta forma y manera de hacer cosas, para muchos es eclecticismo,...es posible, pero observamos y creemos que la revolución y sostenibilidad de la humanidad, la conquista de la liberación social requiere de todos los esfuerzos,...¡¡



( " PRINCIPIO Y FIN DE UN SUEÑO",...de Eduardo Durán-Consin,...parece que sitúa muy rápidamente la no construcción-edificación del socialismo en la URSS; burocratismo, nueva clase burguesa burocrática-capitalista,...ya que en el partido bolchevique, en la sociedad, en sectores capitalistas, de gerentes, intelectuales, burócratas,...atosigando a la amplia población obrera-campesina,...y a la ligazón y entrelazamiento del partido bolchevique y los restos del estado zarista-capitalista-burgués-terrateniente,...que condujeron inevitablemente a una sociedad explotadora, represora y opresora,...con carácter piramidal ¡,...eliminando la lucha de clases,...).

        TODO POR Y PARA LA PATRIA SOVIÉTICA,...que al final es para los de arriba, el nuevo poder estatal-capitalista de nuevo tipo,...YO DIRÍA QUIZÁS TIPO PRUSIANO-FASCISTA. El poder proletario-popular se esfumó,...se terminó muy pronto la revolución,...pero no hay que olvidarla,...el proceso de liberación social es real, existe, ha existido,...hasta que triunfe definitivamente, se consolide,...


    SE HABLA DE LO BIEN QUE VIVÍAN LOS TRABAJADORES EN LA UNIÓN SOVIÉTICA, QUE NO LES FALTABA DE NADA; Que votaban, elegían,...iban a las universidades,...y que todo el mundo, el mundo capitalista, estaban contra ellos. Se maravillaban de la carrera espacial y el gran ejército soviético,...


         El proletariado tenía poder, podía protestar dentro de un límite;...no se toleraba mucho, se pedían cosas casi como en los estados occidentales,...llamado del bienestar.


NOTA: RECORDAMOS QUE AUNQUE PUBLIQUEMOS ARTÍCULOS DE OTRAS ENTIDADES,...NO QUIERE DECIR QUE ESTEMOS DE ACUERDO CON SUS FILOSOFÍAS,...Se exponen para debatir, rebatir, como ejemplos, como materiales para nuestros propios artículos,...rebatir, aprender y crear,...en eso estamos,...con buena fe.


                                         


** Introduzco textos y teorías de Marta Harnecker, porque es bastante racional y materialista: Ya de joven revolucionario estudié sus textos, comprendí teóricamente la lucha de clases, el marxismo,...para  trabajadores y jóvenes proletarios.




" Aprendiendo de la historia
¿Cómo vio Lenin el socialismo en la URSS?

índice

1.El socialismo como producto de la guerra imperialista. Sus bases materiales
2.El marxismo como instrumento explicativo 
3. El socialismo que cayó no es el nuestro, pero ¿por qué nos había entusiasmado tanto? 
4.Lenin y la propiedad privada capitalista en la revolución rusa
5.De dÓnde proviene la violencia
6.Férrea disciplina en las fábricas y democracia en los soviets
7.No llega la esperada revolución mundial, cambia la estrategia de construcción del socialismo
8.Las grandes industrias y el socialismo
9.Las deformaciones del aparato de estado soviético
10.El tema de las nacionalidades
11.Estrategia internacional para derrocarlo
12.Condiciones históricas concretas
13.¿Por qué hablar del socialismo si nos falta tanto?
14.No se ha elaborado una alternativa acabada

1. Es un placer de estar aquí con ustedes, con todas y todos los estudiantes que están aquí presentes en un evento que trata un tema tan importante. Quisiera decirles que a mí no me gusta que me presenten como parte del equipo oficial del Presidente, porque yo no estoy aquí dando la línea del Presidente, yo estoy aquí porque he estudiado el tema, y para transmitirle a ustedes algunas informaciones sobre un proceso que tenemos que estudiar. Lo que yo diga no compromete en absoluto al Presidente.

El socialismo como producto de la guerra imperialista. Sus bases materiales

2. Ustedes han escuchado por ahí: “¡Abajo el Imperialismo, viva el socialismo!” ¿Saben ustedes que el primer socialismo histórico real, el socialismo de la URSS, nació exactamente porque Rusia estaba involucrada en una guerra imperialista y los pueblos no podían ya resistir más el hambre y la miseria de esa guerra, y campesinos y obreros estaban en los campos de batalla dando sus vidas, especialmente los campesinos eran la carne de cañón que usaban esos gobiernos? El primer socialismo histórico que existió triunfó con la bandera de la paz, con la bandera de la resolución del problema del hambre, de la pobreza.
3. Los obreros y campesinos rusos cuando apoyaron la revolución que se inició en febrero de 1917 no apoyaron el socialismo —ellos no sabían lo que era el socialismo— ¿Qué apoyaban?, el fin de la guerra, querían la paz; se estaban muriendo de hambre, querían alimentos.
4. En esta charla yo quiero darles algunos elementos históricos porque no se puede, compañeros, construir proyectos en el aire, nosotros tenemos que aprender de la historia. Tenemos que elaborar respuestas creadoras, es cierto; no podemos copiar soluciones de otros lados, pero tenemos que conocer las experiencias históricas para aprender de sus éxitos y sus derrotas, no podemos partir de la nada, de lo que se nos ocurra en un escritorio.
5. Justamente quienes aportaron inicialmente más al socialismo fueron dos hombres en un momento histórico determinado, Marx y Engels, que conocían las experiencias de lo que ellos denominaron “socialismo utópico”, éstas eran experiencias de pequeños grupos que buscaban soluciones solidarias dentro de sus respectivas comunidades. Su gran debilidad era que eran grupos aislados de todo el sistema. Lo que plantearon entonces Marx y Engels fue que para que estas experiencias pudieran ser exitosas había que tomar el poder político y transformar toda la sociedad.
6. Pero fue, Lenin, inspirado en Marx y Engels, quien condujo la primera revolución socialista en el mundo.
7. El vio que la guerra imperialista, además de crear un creciente malestar social, había hecho evolucionar mucho al capitalismo de su época. El capitalismo monopolista, el capitalismo de los grandes monopolios, se había transformado en capitalismo monopolista de estado. El estado capitalista, que en los inicios del capitalismo había defendido la libre competencia —donde cada capitalista competía con el otro—, había sido obligado por la guerra a coordinar acciones, a planificar. En este sentido la organización del estado alemán fue la más avanzada. Éste tuvo que hacer planes contra el mercado negro, planes de producción, implantar el trabajo obligatorio y también tuvo que abordar el tema de regulación de la distribución de alimentos, establecer cuotas para que cada familia tuviera algo que comer. Y esto tuvo que hacerlo el capitalismo, y hacerlo contra todo su discurso a favor de la libre competencia y de defensa de la propiedad privada. La guerra obligó a empezar a planificar cada vez más, crecía la interdependencia entres las distintas ramas de la producción y la interrelación entre los distintos países. Analizando toda esta situación Lenin consideró que la guerra había construido las bases materiales del socialismo. Imagínense ustedes hoy, alrededor de 90 años después, en el mundo globalizado en que vivimos, donde la nueva revolución tecnológica nos permite estar comunicados con cualquier parte del mudo en tiempo real, ¡cuánto más avanzada no estará esa base material!
8. Decíamos que Lenin consideraba que las bases las bases técnico materiales del socialismo ya estaban ya construidas, ¿qué faltaba entonces?, que el sujeto de la revolución: la clase obrera, las clases explotadas por el capitalismo, asumieran el poder y transformara esa realidad heredada de guerra, hambre, represión, desigualdad, en una realidad distinta, en una sociedad alternativa.

El marxismo como instrumento explicativo

9. Quiero hacer una interrupción y contarles una anécdota personal: cuando yo era estudiante universitaria yo pertenecía a la Acción Católica Universitaria — fui presidenta de esa asociación—. y luego me volví marxista ¿por qué razón?, porque yo entonces trataba de ayudar a los pobres, visitaba los barrios populares, juntaba ropa y comida para llevarla allí los fines de semana, trataba de poner en práctica la caridad cristiana. Pero cuando fui a estudiar a Francia un post grado en psicología me di cuenta que no bastaba tratar de practicar la caridad cristiana. Que si queríamos que los hombres se amaran los unos a los otros, como lo dice el Evangelio, había que crear las condiciones sociales que permitiesen la realización del amor hacia los demás. Descubrí que los pobres eran pobres, no porque fueran perezosos o incapaces, sino porque había unos pocos que lo tenían todo y que explotaban a la mayoría. Empecé a entender cómo funcionaba la sociedad, a entender por qué había clases sociales. Y logré entender todo eso porque empecé a estudiar a Marx. No fui yo sola, fue toda una generación de jóvenes católicos de aquella época que descubrimos que para amar realmente a nuestro prójimo debíamos luchar por transformar la sociedad encaminándola hacia el socialismo. El marxismo fue para todos nosotros un instrumento que nos permitió analizar la sociedad, descubrir los orígenes de la pobreza, las causas de la existencia de países inmensamente ricos y países muy pobres.

El socialismo que cayó no es el nuestro, pero ¿por qué nos había entusiasmado tanto?

10. Imagínense cómo fuimos atacados cuando cayó el socialismo en los países de Europa del este y la URSS. Para los ideólogos del capitalismo había muerto el socialismo y junto con él el marxismo, la teoría que lo había inspirado.
11. ¿Cuál era nuestra respuesta? La respuesta de Eduardo Galeano, el famoso escritor uruguayo que algunos de ustedes han leído. ¿Qué dijo él?: “Nos han invitado a un entierro que no es el nuestro. Ese socialismo que murió, no es nuestro muerto, porque el socialismo que nosotros defendemos, y que nosotros queremos construir no es el socialismo que se construyó en la Unión Soviética, no es el socialismo burocrático estatista, represor en muchos casos, es un socialismo esencialmente democrático, con plena participación popular.
12. Pero, ¿por qué entonces el primer socialismo histórico había entusiasmado tanto a nuestra juventud si tenía tantos defectos?
13. ¿Qué conocíamos de la Unión Soviética? Sabíamos que con el heroísmo de su pueblo había sido capaz de detener la avanzada nazi y había jugado un papel importante en su derrota definitiva. Qué fue un gran estímulo y apoyo para los movimientos anticoloniales en Asia y África. Pero, sobre todo, que había logrado resolver los problemas de hambre, educación, salud de su pueblo. Fue todo eso lo que atrajo a mucha gente. En aquellos años no teníamos información de cosas negativas que fuimos conociendo después. Cuando estudié las obras completas de Lenin me di cuenta que el propio dirigente bolchevique tenía una visión crítica de lo que se estaba construyendo en la URSS.
14. Y yo quiero explicarles a ustedes como se fue desarrollando esa historia, porque creo que ustedes tienen que tener una serie de informaciones para aprender de esa experiencia, para no volver a cometer los mismos errores.
15. Ya decíamos que en primer lugar la revolución rusa fue el producto de la guerra imperialista, que los obreros y campesinos rusos empezaron a insubordinarse en las grandes ciudades y que su principal reivindicación era poner fin a la guerra. Construyeron organizaciones, los soviets o consejos de obreros y soldados. La mayoría de los soldados eran campesinos.
16. Lenin, que estaba exiliado en Suiza regresa en ese momento a Rusia y se encuentra con un proceso revolucionario en marcha. El análisis de la situación mundial en ese momento lo había convencido de que para resolver los problemas de la guerra, el hambre, la libertad, se necesitaba salir del capitalismo y construir el socialismo, pero sabía también que el pueblo ruso no era capaz de entender lo que era el socialismo. Convenció a su partido, el partido bolchevique, de hacer suyas las consignas de paz, tierra y libertad, y con ellas lograron ganarse el apoyo de los obreros y campesinos que estaban hartos de la guerra.
17. Al triunfar la situación de hambruna que heredaron era catastrófica. Las fábricas tenían que cerrar porque no había qué darle de comer a los obreros en la ciudad. Estos se vieron obligados a retornar al campo para poder alimentarse. Allí sus familias tenían una vaquita que les podía dar leche y otros alimentos. Fue tan crítica la situación que Lenin consideró necesario emplear las reservas de oro del país, para comprar alimento para el pueblo. Esta medida fue criticada por algunos camaradas radicales quienes sostenían que eso no estaba en el programa. Efectivamente no lo estaba, el oro debería haberse destinado a industrializar el país, pero Lenin les respondió: “Tenemos que salvar a los hombres, a los trabajadores, esa es la principal fuerza productiva que tenemos, ¿qué país vamos a construir si dejamos morir de hambre a nuestros trabajadores?” La forma en que se fue desenvolviendo la revolución fue cambiando muchas cosas.
18. Lenin plateó en su libro “El Estado y la Revolución” escrito en 1917 poco antes de la revolución socialista de octubre, que el estado revolucionario debía a pagarle un salario obrero a los funcionarios del estado, y creía que cualquiera empleada doméstica podría manejar el estado. Después se dio cuenta que habían cosas bastante complejas en el estado y tuvo que aceptar la contratación de especialistas burgueses, especialistas del régimen anterior y pagarles mucho más que un salario obrero. Sabiendo a los peligros que se exponía el proceso con esa medida, plateó la necesidad del control obrero sobre estos especialistas.

Lenin y la propiedad privada capitalista en la revolución rusa

19. Por otra parte, nunca fue intención de Lenin eliminar de un día para otro la propiedad capitalista, por el contrario, pensó ofrecerles a los capitalistas condiciones para seguir trabajando dentro de un régimen distinto, donde el poder había pasado a manos de los soviets de obreros y soldados.
20. La mejor prueba de que Lenin no se planteó eliminar las empresas privadas cuando su país comenzó a caminar al socialismo es el decreto sobre la publicidad, uno de los primeros decretos del gobierno soviético. Como los medios de comunicación habían pasado a manos del Estado, se dicta un decreto sobre la publicidad para que los capitalistas privados puedan publicitar sus productos en dichos medios. La concepción inicial de Lenin era el tránsito pacífico al socialismo donde sectores burgueses coexistirían con el poder revolucionario. Pero, ¿qué pasó? ¿Quién fue el que no aceptó esta idea? No fue el gobierno soviético, fueron los propios capitalistas que no aceptaron las reglas de juego implantadas por el gobierno revolucionario y en lugar de concertar acuerdos para sacar al país del hambre y la destrucción luego de la guerra , decidieron lanzarse en una guerra civil para derrocar al gobierno soviético, apoyados por los ejércitos imperialistas que rodeaban a Rusia. Estalló así una guerra civil no deseada por los bolcheviques revolucionarios. Conocer esto es importante ya que aquí, en Venezuela, se están haciendo acuerdos con la burguesía o los dueños privados de las empresas y algunos sectores ultra radicales dicen que eso es contrario al socialismo.
21. El gobierno venezolano, por su parte, ha logrado determinados acuerdos con sectores burgueses. Cuando se analiza este problema no hay que olvidar el tema de la correlación de fuerzas. Mientras la burguesía se sienta fuerte y crea poder dominar la situación por las urnas o por las armas seguramente no estará dispuesta a colaborar con un proyecto revolucionario que vaya contra la lógica del capital. Pero, ¿qué podía hacer la burguesía venezolana luego de ser triplemente derrotada: fracasó el golpe militar de abril del 2002, no logró sus objetivos el paro empresarial de fines de ese año y ni el referendo de agosto del año del 2004? No le quedaba otra alternativa que irse del país o colaborar con el gobierno si éste le daba facilidades crediticias y le aseguraba mercado. Estos acuerdos implican por supuesto un peligro. La lógica del capital buscará imponerse siempre. Se dará una lucha constante por ver quién vence a quién. Estamos en el inicio de un largo proceso. El control del poder político, el control cambiario, una correcta política de créditos en la que los capitalistas reciben el préstamo siempre que acepten determinadas condiciones que fija el gobierno que produzcan para el mercado nacional creando fuentes de trabajo, que paguen impuestos, que colaboren con las comunidades aledañas, etcétera— son fórmulas que usa el gobierno bolivariano para hacer que los empresarios venezolanos medianos y pequeños se comprometan a colaborar con el programa del gobierno cuyo eje es eliminar la pobreza. Quienes empiezan a colaborar son precisamente estos sectores los que se vieron más afectados por la globalización neoliberal.
22. Pero, no hay que olvidar que se viene de una sociedad en que impera la lógica del capital, con una cultura que inclina tanto a los dueños de las empresas como a los trabajadores que en ellas laboran a la búsqueda de objetivos individualistas. Por eso el socialismo sólo logrará triunfar sobre el capitalismo si pone en marcha, junto a la transformación económica, la transformación cultural de la gente. En la medida en que las personas vayan percibiendo los efectos positivos del nuevo modelo económico que se está tratando de llevar adelante orientado por esta nueva lógica humanista y solidaria, en la medida en que vayan venciendo el individualismo, el consumismo, el afán de lucro en su propia práctica cotidiana, llegarán a las mismas conclusiones a las que Chávez llegó: que la única alternativa a las nefastas consecuencias del capitalismo neoliberal es el socialismo.
23. Y, teniendo claro que se trata de dos modelos económicos antagónicos, es fundamental que una parte importante de los recursos del estado se destinen a afianzar y desarrollar el sector estatal de la economía, ya que el control de las industrias estratégicas es la mejor forma de asegurar que triunfe la nueva lógica humanista y solidaria y se cumplan a cabalidad el plan de desarrollo nacional orientado a eliminar la pobreza.

De dónde proviene la violencia

24. ¿Y qué otra cosa nos enseñará la revolución rusa?
25. No son los pueblos pobres los que hacen las guerras, las guerras en el mundo la han hecho los capitalistas. Cuando un pueblo se decide a luchar con las armas en la mano es porque ya no soporta más la esclavitud, la explotación, la miseria. Los pueblos quieren la paz, quienes les imponen la guerra son los opresores. ¿Cuándo se fueron los salvadoreños a las montañas? En el momento en que la represión empezó a diezmar las enormes concentraciones populares en San Salvador no les quedó otra alternativa que replegarse a la montaña.
26. Aquí en Venezuela, para no ir más lejos, se pretendió caminar por el sendero constitucional para hacer las transformaciones políticas y sociales y ¿quién hizo el golpe de estado? ¿Y quién hizo el paro y el sabotaje petrolero? Bueno, se produjo aquí la historia de siempre, de alguna manera la historia que Marx anunciada: cuando los dueños de medios de producción, cuando los capitalistas, cuando los dueños de las tierras sienten que están perdiendo sus privilegios, entonces reaccionan y reaccionan de una forma violenta. Los mismos defensores a ultranza de la democracia, abandonan los métodos democráticos cuando la democracia ya no les conviene. Chile por ejemplo, era un país con grandes tradiciones democráticas, nunca nadie pensó que íbamos a tener un golpe militar, pero apenas triunfó Salvador Allende, los sectores reaccionarios empezaron a conspirar, apoyados por el gobierno de los Estados Unidos, hasta culminar en el golpe militar que segó la vida del presidente chileno, truncó los sueños y esperanzas de su pueblo y implantó una férrea dictadura militar durante 17 años. No podían aceptar que un gobierno popular aplicase por la vía democrática un programa de distribución más equitativa de la riqueza social que hería sus privilegios.
27. En Rusia, como les decía, estalló la guerra civil generada por los sectores burgueses y los restos de la aristocracia zarista y apoyada por los gobiernos burgueses y proimperialistas. Eso obligó a destinar los mejores cuadros, la mayoría obreros, a las tareas de defensa de la revolución. Muchos murieron en ese proceso, y empezó a haber una gran escasez de alimento —como decía anteriormente—. Los pocos obreros que no estaban en el campo de batalla tuvieron que replegarse al campo para poder sobrevivir. La revolución obrera y campesina se quedó sin obreros.
28. A pesar de la desastrosa situación heredada la URSS dio un salto adelante que asombró almundo
29. Se empezaba así a transitar al socialismo en un país que Marx nunca imaginó, un país pequeño campesino, que estaba destruido por la guerra, cuya población se estaba muriendo de hambre. Para entender lo que pasó en la URSS, hay que conocer ese punto de partida. Y a pesar de la desastrosa situación en la quedó ese país luego de siete años de guerra imperialistas y guerra civil, la Unión Soviética llegó a ser unos de los países mas desarrollados del mundo.

Férrea disciplina en las fábricas y democracia en los soviets

30. Otro elemento que hay que tener en cuenta era la enorme necesidad que había de industrializar el país. Y Lenin insistió mucho en la necesidad de tener una férrea disciplina dentro de las fábricas, porque en una fábrica donde cada obrero hace lo que quiere poco se produce. Llegó a decir que la discusión democrática había que hacerla en los soviets, en ese espacio político, pero que en las industrias debía haber una férrea disciplina. Había que respetar las órdenes del gerente sin discutirlas. Claro, la URSS logró salir del atraso en una forma impresionante, ese país se reconstruyó después de la guerra en una forma tal que asombró al mundo, se lograron resolver muchos problemas económicos, pero no se resolvió el problema esencial de socialismo que es ir construyendo el hombre de la nueva sociedad, el sujeto de la nueva sociedad. Los soviets dejaron de ser ese espacio democrático de los inicios, se fueron burocratizando, poco a poco y, por las contingencias que fueron apareciendo en el contexto de la guerra civil, fueron perdiendo su dinámica y se transformaron en una cuestión formal. ¿Cómo iba a surgir el hombre nuevo si éste se va transformando a través de la práctica a través de un largo proceso de aprendizaje si en las fábricas no podía participar y si los soviets habían dejado de funcionar?
31. ¿Se han preguntado ustedes por qué fue derrotado el socialismo en los países de Europa del Este y la URSS en forma tan rápida? Yo estoy convencida que esto ocurrió de esta manera porque no había gente organizada que lo defendiera. Ustedes saben lo importante que es tener gente organizada, gente dispuesta a defender lo que siente como suyo. Venezuela es un ejemplo de ello. Durante el golpe de estado, sin gran organización la gente salió a exigir el retorno de Chávez porque sentía suyo el proceso y sentía sobre todo que Chávez era su conductor. En la Unión Soviética no hubo gente dispuesta a defender ese proceso. Por eso que yo creo que una de los grandes desafíos para el socialismo en el futuro, es cómo resolvemos el tema de la productividad, de la eficiencia económica, pero también cómo vamos construyendo al mismo tiempo el sujeto de la nueva sociedad.

No llega la esperada revolución mundial, cambia la estrategia de construcción del socialismo

32. Otra cosa que hay que tener muy en cuenta es que Lenin creía, cuando se produce la toma del poder por los soviets de obreros y soldados, que muy pronto: en meses, en un año o en dos venía la revolución mundial. La gran tarea de la revolución rusa era defender la Rusia soviética hasta que se produjese la revolución en otros países desarrollados que le iban a suministrar tecnología, cuadros preparados, asesoría técnica, que la iban a apoyar financieramente para salir del atraso. Pero pasan dos, tres, cuatro años, y en 1921 ya se ve claro que la tan esperada revolución en los países avanzados no se materializa. ¿Qué hacer en esas circunstancias? ¿Volver hacia atrás? ¿Devolver el poder a los burgueses y esperar que maduren las condiciones revolucionarias en esos países? Los bolchevique deciden que no pueden volver atrás; que habiendo conquistado el poder político había que iniciar solos un largo tránsito hacia la nueva sociedad que se quería construir. Fue así como se lanzaron a iniciar la construcción del socialismo en un sólo país —un país muy atrasado— contando con sus propias fuerzas. En ese momento nace la Nueva Política Económica más conocida como la NEP con el objetivo de estimular fundamentalmente la producción agraria.
33. Pero ¿por qué había que estimular la producción? ¿Qué había pasado en el campo ruso en los primeros años de la revolución? Para alimentar a los obreros, para que no muriera la gente de hambre, los bolcheviques se habían visto obligados a establecer medidas drásticas. Decidieron requisar en forma obligatoria toda la producción agrícola. Empezaron a quitarle a los campesinos toda la producción excedente, todo lo que permitiese alimentar al ejército y a la gente de la ciudad, pero evidentemente que un campesino al cual se le quitan la producción no tiene motivación alguna para esmerarse en producir y entonces, si bien se logró evitar que la gente muriera de hambre, la producción agrícola descendió en forma peligrosa. Había que motivar nuevamente al campesinado a producir, y había que hacer un esfuerzo por transformarlo en un aliado del proceso.
34. La primera medida que adoptó la NEP fue suspender la requisa de excedentes y permitir el intercambio de productos en el mercado. Había que hacer alianzas no sólo con le campesinado pobre, sino también con el campesinado medio para ser capaces de defender las conquistas alcanzadas y seguir adelante sin el apoyo internacional de otras revoluciones (Ver artículo adjunto: Capítulo.7 El viraje estratégico de 1921).

Las grandes industrias y el socialismo

35. Lenin puso gran énfasis en el desarrollo industrial de la URSS. Estaba convencido que sin grandes fábricas, sin una gran industria altamente desarrollada el socialismo era imposible. (Ver Cap.8 del Anexo) El problema era cómo hacer para que esas grandes industrias permitiesen a los trabajadores controlar el proceso de producción. Mientras más grandes eran las empresas más difícil parecía ser el proceso de participación de los trabajadores. Pero hoy, parece haberse comenzado a revertir esta situación. La nueva revolución tecnológica está permitiendo realizar con éxito proceso de descentralización de funciones, consultas democráticas en tiempo real a pesar de la distancia que pueda mediar entre distintos grupos de trabajadores, necesidad de involucrar no sólo al cuerpo del trabajador sino a su mente para lograr mayores rendimientos: el capitalismo mismo ha estimulado la participación de los trabajadores en los talleres de calidad, etcétera. La nueva revolución tecnológica estaría creando bases objetivas para una gestión más democrática tanto en los centros de trabajo como a nivel de la propia participación política.

Las deformaciones del aparato de estado soviético

36. Otro dato que ustedes deben saber. Lenin murió preocupado por las deformaciones burocráticas del Estado soviético. Lo que se construyó en la URSS se alejaba mucho de las ideas planteadas por el autor en su libro: “El Estado y la Revolución”. El Estado soviético se desformó o, más bien, no llegó nunca a ser transformado realmente. Por eso que Lenin, en uno de sus últimos escrito llegó a decir que los trabajadores debían luchar, y si era necesario, hacer huelgas, para atacar las deformaciones burocráticas del Estado soviético. .

El tema de las nacionalidades

37. En la URSS se cometieron errores también respecto a un tema muy sensible: el tema de las nacionalidades, de las minorías nacionales, en un país muy pluriétnico y con minorías fuertes. Había que respetar sus tradiciones, había que darles autonomía, pero ¿qué pasó? Había sectores del Partido Bolchevique que eran excesivamente centralistas y no eran capaces de entender lo fundamental que era para las comunidades oprimidas que se respetase su soberanía —mientras más sufre y más discriminado es un sector social, más necesidad de autoafirmación y de soberanía tiene—. Viendo que ni el propio Stalin entendía estas cosas, Lenin llegó a decir: “Debemos echar marcha atrás en los acuerdos para la conformación de la URSS, limitando los acuerdos sólo a la parte militar y diplomática” y reestableciendo en todo lo demás la total independencia de esas regiones. Poca gente conoce estos escritos finales de Lenin.

Estrategia internacional para derrocarlo

38. Creo que aunque saltándome muchas cosas, les he dicho lo central.
39. Pero antes de finalizar creo que es importante señalar un último punto: que ese socialismo fue derrotado, porque hubo toda una estrategia internacional concertada para lograr este objetivo. Por ejemplo, las constantes amenazas de guerra obligaron a la URSS a competir en la carrera armamentista. Obligó a un país como la URSS —que todavía no había logrado resolver todos los problemas sociales heredados— a invertir gran cantidad de recursos en armamento y en tecnología de punta en la industria militar. Eso, sin embargo, tuvo un resultado positivo: el gran despegue científico que allí ocurrió. Ustedes saben que el primer viaje a la luna fue realizado por los soviéticos.
40. No era tampoco una meta de Fidel el tener el ejército más poderoso de América Latina. Cuando yo estuve en Cuba como estudiante en 1960, visité varios cuarteles que habían sido transformados en escuelas. El proyecto era ese: transformar los cuarteles en escuelas, y ¿por qué ahora tiene el ejército más poderoso en América Latina? Porque el gobierno de los Estados Unidos lo obligó a ello.

Condiciones históricas concretas

41. Entonces, una enseñanza que yo quiero que ustedes saquen es que los procesos de construcción socialista se hacen en condiciones históricas concretas, y sobre todo en condiciones de correlaciones de fuerzas concretas, donde hay un sector que quiere construir y un sector que quiere destruir y en esa lucha se va construyendo y que, por lo tanto, esa construcción tienen todas las limitaciones y todas las imperfecciones de esa lucha. Una cosa es el sueño de los dirigentes y otra cosa es lo que se puede ir haciendo. Y esto ocurre no sólo al tratar de construir el socialismo, sino en cualquier tarea que se proponga un militante revolucionario: en un gobierno local, en una gobernación, en una alcaldía, en una federación estudiantil... En cualquier lado un militante revolucionario tiene que tratar de analizar las características de la correlación de fuerza que allí existe. Debe tener claro cuáles son las debilidades, cuáles son las fortalezas y tiene que elaborar un plan de trabajo. Ustedes en el movimiento estudiantil tienen que hacerlo. Si ustedes tienen una correlación de fuerzas negativas en las universidades, deben analizar muy bien por qué y deben organizar un plan de trabajo para transformar esa correlación de fuerza. Y ese cambio no se logra con discursos, no basta que ustedes lleguen y hablen de Chávez y la revolución, esa correlación negativa cambiará cuando ustedes logren ganar al estudiantado para un proyecto transformador a través de prácticas estudiantiles concretas.
42. Yo participé en la reforma universitaria en Chile. Empezamos bien, ganamos varias cosas lindas en cuanto a la reforma, de hecho, por ejemplo, yo fui profesora en la Universidad de Chile sin tener título de doctora porque había escrito un libro, un libro que algunos de ustedes lo conocen: “Los conceptos elementales del Materialismo Histórico” y la reforma planteaba que tenía más valor escribir un libro que tener título de doctora. Yo sólo soy licenciada en psicología y llegué a ser profesora, y a elaborar el programa de la cátedra de marxismo, junto con otros profesores, porque había escrito ese libro.
43. En esa reforma universitaria éramos mayoría los profesores y estudiantes que nos identificábamos con el socialismo, pero perdimos la mayoría, y ¿por qué?, porque el movimiento estudiantil empezó a preocuparse solamente de cuestiones políticas y no se preocupaba de las cosas estudiantiles, de los estudiantes. No se discutía con el grueso del estudiantado cómo transformar la universidad para que cumpliese mejor su papel de servicio al pueblo. Se imponía soluciones desde arriba en forma muy vanguardista, lo que de hecho marginaba al grueso del estudiantado del proceso.

¿Por qué hablar del socialismo si nos falta tanto?

44. Otro elemento que hay que tener en cuenta es que al triunfar la revolución rusa de octubre el nuevo régimen político que se estableció fue denominado “República Socialista.” ¿Quería esto decir que ya existía en dicho país un régimen socialista? No, de ninguna manera. Los bolcheviques lo denominaron así porque su meta no era fomentar el desarrollo del capitalismo en ese país, sino ir más allá. Ellos tenían claro que en esos primeros años sólo se estaban dando pasos hacia el socialismo. ¿Qué ocurre en Venezuela hoy? Algo muy parecido. Se esté tratando de cambiar la lógica del capital por una lógica humanista y solidaria y en ese sentido se están dando pasos hacia el socialismo. No sería de extrañar que muchos estudiantes rechacen el socialismo, porque la propaganda antisocialista ha asociado siempre a este régimen con: eliminación de toda propiedad, supresión de la libertad de disentir, represión a los opositores, dictadura despótica. Ya hemos dicho que el socialismo que defendemos no tiene nada que ver con esta caricatura de socialismo.
45. Y, a propósito de esto, es interesante analizar aquellas recientes encuestas que dan a Chávez más del 80% del apoyo popular y al socialismo sólo un 47%, ¿ustedes creen que esto es positivo o negativo? A primera vista se tiende a pensar que esto es negativo: la popularidad del Presidente mucho más alta que la del socialismo. Pero, ¿saben ustedes lo que significa un 47% de apoyo al socialismo en un país en el que durante décadas se ha ido sembrando —a través de los medios de comunicación masiva, la Iglesia Católica y de las escuelas— una muy negativa imagen del socialismo? Eso quiere decir que se ha avanzado mucho, que el Presidente ha logrado ir educando a la gente, especialmente a través de su programa Aló Presidente. A través de él está diciendo constantemente: “Miren señores, lo de las misiones es socialismo, eso es democracia”. Preocuparse de la salud, de la educación del pueblo, de desarrollar hábitos solidarios en lugar de estimular los hábitos egoístas, eso es socialismo. La gente comienza entonces a tener otra imagen de socialismo. Los efectos prácticos de las medidas humanistas y solidarias adoptadas por el gobierno son fusiles más poderosos que todos los misiles mediáticos lanzados por la oposición.

No se ha elaborado una alternativa acabada 

46. Es importante que se conozca el origen de las ideas marxistas, los esfuerzos realizados por los socialistas utópicos. Hay que conocer las fuentes, conocer el análisis crítico del capitalismo que hizo Marx y que lo llevó a ver la necesidad de construir el socialismo. Es importante que ustedes se informen, que estudien, porque esto no se inventa de la nada. Hay que construirlo seriamente viendo lo que hay en la base social venezolana, porque hay que construir el socialismo en cada país, hay que partir de cada realidad particular y desde allí ir creando una respuesta a adecuada a cada país. No se pueden aplicar mecánicamente a Venezuela fórmulas que fueron apropiadas para otros países, y en otras circunstancias. Por eso tenía razón Simón Rodríguez cuando decía: “O inventamos, o erramos.” Deben ustedes saber que hoy no hay en ninguna parte del mundo una alternativa acabada. Tenemos que construir esa alternativa de acuerdo con cada realidad, considerando la correlación de fuerzas que en cada país existe, el grado de organización y conciencia popular alcanzado, la situación económica heredada y muchas otras cosas.?

1. Charla en el “Encuentro Nacional de estudiantes revolucionarios por la construcción del socialismo en el Siglo XXI”, Mérida, 22 de julio 2005. Esta charla está basado en la ponencia: Cómo vio Lenin el socialismo en la URSS, presentada por Marta Harnecker en el seminario de la Revista América Libre “Socialismo, experiencias y perspectivas”, realizado en Sao Paulo, Brasil del 4 al 6 de diciembre 2000."


                                         
[[ CONVULSIONES POLÍTICO-SOCIALES Y 
MITOS NEOLIBERALES EN LA
HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XX.
Alejandro Andreassi Cieri
Universidad Autónoma de Barcelona

         

             La coincidencia del rápido colapso de la URSS y los regímenes análogos de Europa Oriental con el cincuentenario del comienzo y final de la Segunda GuerraMundial, promovió una abundante producción escrita en la que se analizó por separado o conjuntamente los dos fenómenos políticos que han señalado indeleblemente nuestro siglo: comunismo y fascismo. Sin embargo, no es el propósito de este artículo pasar revista a los múltiples ámbitos del pensamiento en los que se ha producido un debate incesante. Su objetivo es comentar un conspicuo producto intelectual, el último libro de François Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. 1. Su título es sugerente, y desde el mismo el autor propone analizar la persistente capacidad de seducción e ilusión de la idea comunista a lo largo del siglo que fenece, más que la evolución histórica de los regímenes o movimientos que se inspiraron en ella. Quien conozca los puntos de vista de François Furet no puede esperar que sus conclusiones sean benévolas. Pero si que los recursos de su análisis serán rigurosos, de tal modo que no cometerá una petición de principio, transformando su discurso en una aseveración incontrastable. Sin embargo, su contenido parece corresponder más a la necesidad de autoafirmación de quien defendía una trinchera en décadas pasadas, que a la intención de quien reflexiona sosegadamente, incluso
desde el rechazo previo a la naturaleza del objeto analizado. Y su lectura demuestra
la persistencia de ciertos tópicos de la Guerra Fría. Su método consiste en partir de afirmaciones apriorísticas sobre la naturaleza del modelo político social inaugurado con la Revolución de Octubre, lo que parecía ser el objeto prometido de su ensayo, el cual queda definido de una vez y para siempre sin necesidad de tener en cuenta la posibilidad de una transformación evolutiva, basada tanto en sus factores internos como en el impacto de la situación internacional para contrastar la distancia entre aquellos factores genéticos, y coetáneos, y los resultados de las experiencias sociales de la Europa del Este, “El régimen nacido en octubre de 1917 puede ser considerado como la primera aparición del Estado-partido, investido por la ideología con una misión escatológica” (p. 236).

           No sólo se detiene a considerar el contexto que se fue generando en las sociedades europeas a lo largo del siglo XIX, bajo el doble impacto de la revolución industrial y la revolución francesa, que dieron lugar a la aparición de propuestas de transformación social, de las que el comunismo soviético no es único fruto. Tampoco realiza un análisis crítico de la estructura de la ideología comunista, ni de su relación con las
decisiones que adoptaron los líderes de la URSS. Furet no muestra excesivo interés en establecer el tipo y grado de tensiones, que las hubo, entre los originales proyectos bolcheviques y el rumbo que finalmente adoptaron los acontecimientos. Y si bien adopta un método narrativo cronológico -dentro de un discurso que puede calificarse de ensayístico- el elemento diacrónico de su discurso poco tiene que ver con los diferentes contextos y situaciones históricas. Estos parecen desfilar como 1)François Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX, México D.F., F.C.E., 1995. 1escenarios inertes de un primer plano ocupado por el objetivo principal, demostrar la intrínseca perversidad del sistema iniciado en 1917, y de sus antecedentes culturales y políticos.

        En realidad su método se basa en la equiparación del comunismo al fascismo, al que considera el modelo sobre el que establecer la comparación. El interés de analizar tal objetivo sería menor sino fuera porque Furet se inserta con su libro en una corriente de opinión que ha adquirido un fuerte respaldo oficial y una gran difusión en los medios de comunicación de masas en los últimos tiempos. En países como Alemania, constituye una de las principales corrientes de explicación de la historia europea del siglo XX, desde la polémica iniciada en la década de 1980 por los historiadores que pretenden reducir el peso del pasado nazi en su historia, coincidente con el largo período de gobierno conservador en un país clave para la
construcción europea.2 Así mismo esa concepción de la historia política europea bebe sus fuentes en los argumentos de la teoría del totalitarismo, muy en boga desde los comienzos de la Guerra Fría, que utiliza como ecuación esencial la fórmula rojo=pardo, para articular sus concepciones sobre la constitución de los modernos sistemas de dominación política como el resultado de una ofensiva general contra el liberalismo de raíz decimonónica y la economía política clásica. Esa ofensiva se desarrolla sobre unos principios comunes: el rechazo a los principios de la economía de mercado, la libre competencia, la propiedad privada; en definitiva el conjunto de rasgos que configuran la quinta libertad, a la que ha aludido críticamente Noam Chomsky, independientemente de la estirpe izquierdista o derechista del cuestionamiento. Son tesis como las sostenidas por historiadores, tan reputados académicamente como Ernest Nolte, quienes afirman, bajo el respaldo de las instituciones oficiales alemanas, que la barbarie fascista no es más que una reacción inspirada en la violencia empleada por los bolcheviques durante la revolución rusa, con la intención de exculpar o por lo menos trivializar el carácter excepcional de la opresión fascista.
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El punto de partida de su ensayo se sitúa sobre dos ideas fuerza: la unidad indisoluble constituida por capitalismo y democracia, englobados bajo el término liberalismo que reúne así el modo económico y el político de las sociedades modernas, inseparables el uno del otro para su adecuada realización; y la similitud a pesar de una oposición que es aparente- entre comunismo y fascismo, ambos catalogados como los fenómenos más significativos y trágicos del siglo XX, así como los máximos desafíos a la democracia capitalista. De este modo la perdurabilidad de la idea comunista se debería al misterioso influjo que el rechazo del liberalismo ejerció sobre amplias masas, cuya incorporación a la participación política y al disfrute del bienestar económico se debió -paradójicamente- a su vigencia, y que por alguna freudiana razón colectiva optaron por rechazar, independientemente de que la procedencia del rechazo partiera de unas anacrónicas (en el sentido de ahistóricas o intemporales) derechas o izquierdas. Con ello se conforma otro principio caro al (neo)liberalismo y a las doctrinas políticas compartidas por los círculos dirigentes europeos y norteamericanos. La democracia pertenece a un hipotético “centro”, un,...2)Para una crítica detallada de los aspectos más destacados de la polémica y la visión de los historiadores alemanes conservadores ver G. Erler, R.D. Müller, U. Rose, T. Schnabel, G.R. Ueberschär yW. Wette,L’Historire escamotée. Les tentatives de liquidation du passé nazi en Allemagne, Paris, Editions LaDécouverte.1988. 3) E. Hobsbawm, Age of Extremes. The Short Twentieth Century, 1914-1991, London, Michael Joseph, 1995, p. 124, y también VV.AA., L’Historire escamotée. Les tentatives de liquidation du passé nazi en Allemagne, op. cit. En el surgimiento de esateoríatuvoun papel muy importanteHannah Arendt. Pero ella, adiferencia deFuret, busca puntosde apoyo en la estructura social para explicar el surgimiento del fascismo. Y si se separa del curso de argumentación que hemos seguido en este artículo, es sólo en el punto en que ella asegura que la burguesía como clase social y factor de poder político sucumbe ante el engendro que ha contribuido poderosamentea erigir, lo que “desnaturaliza” el contenido de clase del totalitarismo fascista. Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Alianza Editorial 11981, vol. 2,pp. 344-345. 1 espacio de moderación política y social donde se atenúan los enfrentamientos producidos por los intereses encontrados de las clases sociales, por otra parte tendencialmente condenadas a desparecer ante la diversidad y nueva complejidad social promovida por el despliegue imparable del sistema liberal capitalista que establece nuevas líneas de clivaje el conjunto social que expresan intereses y preocupaciones “diferentes” a aquellos de las clases. Estas convertidas, en este final de siglo, en mitos de las izquierdas y las derechas se transforman en el pretexto para acechar e intentar yugular a ese “centro”, garantía de la marcha ascendente hacia el progreso y el bienestar universales, que generalmente en estos ámbitos intelectuales son sinónimo de crecimiento económico.
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        Son justamente estos axiomas y las razones de su repetición en el análisis de los intelectuales del “establishment”, los que me resultan más interesantes para analizar. De este modo e imitando a Furet, también podríamos subtitular a este artículo “reflexiones sobre la persistencia de esos axiomas” en el pensamiento que genéricamente podríamos calificar como (neo)liberal, o utilizando una feliz expresión de Ignacio Ramonet, “pensamiento único”, actualmente vigente.

5 Furet parte de un apriorismo frecuente en el discurso del (neo)liberalismo: el desarrollo del capitalismo generalmente denominado como "economía de mercado"- es paralelo e inseparable del despliegue de la democracia, en sustitución del antiguo orden jerárquico basado en la preeminencia de los estamentos aristocráticos y nobiliarios (dice en la p. 26):
"La libertad de producir, de comprar y de vender forma parte de la libertad a secas; se afirmó como tal contra las trabas y los privilegios de la época feudal. La igualdad contractual de los individuos no es menos indispensable para la existencia de un mercado que para la autonomía física y moral de las personas. Por otra parte, esas dos caras de la sociedad moderna no están disociadas en la cultura más democrática que haya producido Europa, la de su retoño estadounidense: libre empresa, libertad e igualdad de los hombres son consideradas allí como inseparables y complementarias. Por último, esta disociación no tiene nada que ver con los progresos o con los malignos objetivos de la economía capitalista".
Mediante este principio cualquier crítica del capitalismo se convierte automáticamente en el de la democracia, y viceversa. A partir de esa afirmación le resulta fácil encontrar paralelismos, al analizar el siglo XX, en los contenidos y trayectorias de sus principales fenómenos políticos: el comunismo y el fascismo. El
problema, así presentado, hermana a ambas ideologías, ya que independientemente de cual sea la vertiente atacada ambas ideologías confluyen en el rechazo a una totalidad sociopolítica inseparable.
6
4)Reinhard Kühnl, La República de Weimar, València, Edicions Alfons el Magnànim, 1991, pp. 331-332. Este autor considera a esta doctrina oficial, tanto en el ámbito de la politología como de la historiografía, que preside el estado federal alemán actual, así como sus círculos académicos; pero creo que esta ideología del “establishment” no esprivativa de Alemania y puede observarse en otros estados europeos.
5)
I. Ramonet, "El pensamiento único", Mientras Tanto, nº 61, primavera de 1995, pp. 17-19. Coloco el prefijo entreparéntesis, porque creo que lo que se ha dado en denominar neoliberalismo no constituye más que un eufemismo para ocultar los viejos preceptos de la economíapolítica clásica.
6)Furet, El pasado de una ilusión..., op. cit, pp. 24-51. Por el contrario, otros autores como G. Eley y D. Blackburn plantean que el fascismo, en su variante alemana, no sería consecuencia de un desarrollo insuficiente de esa "totalidad" burguesa -también definida por muchos autores conservadores como sinónimo de "modernidad"- determinado por la supervivencia de tradiciones políticas y sociales preindustriales y precapitalistas , sino por el contrario el aspecto de la forma específica del desarrollo capitalista en Alemania, que lejos de separarse de la "norma" observada por el desarrollo burgués en Francia, Gran Bretaña o los EE.UU. constituiría su versión intensificada, debido a las particulares condiciones que impuso un desarrollo de carácter extraordinariamente dinámico y desestabilizador de tradiciones y organizaciones sociales preexistentes. Ambos autores lo enfatizan hasta el punto de afirmar que el proceso que culmina con 1945 podría ser considerado como el paradigma de la historia europea del siglo XX, "como una metáfora de nuestro tiempo" ,The peculiarities of German History, especialmente pp. 144-155 y
286-292 yG. Eley,From unification to nazism, London, Routledge, 1986, p. 11 .

1La burguesía: enemigo común de derecha e izquierda. La causa primordial de la fuerza y el arraigo del comunismo y el fascismo en nuestro siglo, es el rechazo de la burguesía -el repudio que la figura del burgués
produce en amplias capas de la población, independientemente de las posiciones que ocupen en la estratificación social. El principal fenómeno político es esta lucha antiburguesa que une muchas veces -consciente e inconscientemente- a las derechas y a las izquierdas (ambas catalogadas como aristocratizantes o populistas en el primer caso, y reformistas o bolcheviques en el segundo). Con ello el papel social representado por la burguesía queda desprovisto de cualquier vinculación con opciones ideológicas, y de cualquier preferencia política (salvo la nebulosa idea del “centro” político, sinónimo de moderación). Se descarta incluso la posibilidad de que en su seno se expresen diversas y contradictorias opiniones e intereses: el burgués es un homo œconomicus, no político, según el autor, y parte de la especie humana queda desprovista de sus atributos posibles, amputada. ¿Pero, cuáles son las suposiciones que utiliza para hacer esta afirmación?
"Hemos visto que ya son antiguas las complicidades entre el socialismo y el pensamiento antiliberal y hasta antidemocrático. Desde la Revolución Francesa, la derecha reaccionaria y la izquierda socialista comparten la misma denuncia del individualismo burgués y la misma convicción de que la sociedad moderna, privada de verdaderos fundamentos, prisionera de la ilusión de los derechos universales, no tiene un porvenir duradero. Una parte del socialismo europeo, en el siglo XIX, despreció la democracia: recordemos a Buchez o Lassalle [...] A la inversa, en el período que precedió a la Primera Guerra Mundial; la crítica común del liberalismo llegó a aproximar a la derecha más radical, es decir, la más nacionalista, con la idea socialista; porque es fácil concebir teóricamente una economía liberada de la anarquía de los intereses privados, dentro del marco nacional, y unir así los sentimientos anticapitalistas a la pasión nacional. Por ejemplo, tal fue en Francia la tendencia de la Acción Francesa en sus años "revolucionarios". Maurras percibe muy pronto que "un sistema socialistapuro quedaría libre de todo elemento de democratismo" (p. 192)
7
      Estos ataques, desde extremos ideológicos opuestos, procederían de una misma cultura predemocrática y precapitalista. Pero al hacer estas consideraciones no tiene en cuenta que el tradicionalismo aristocrático ve en la práctica liberal exceso, donde el socialismo sólo ve cicatería e insuficiente compromiso: la participación sin límites ni restricciones de la totalidad del pueblo en la gestión económica y política de la
sociedad. Aquello que habitualmente denominaríamos como democracia en el sentido fuerte del término, o por lo menos en el sentido de la Convención de 1793, de la república de febrero de 1848, o de la Comuna de París de 1871. Considera que la burguesía, es un producto de la Revolución Francesa, (pp. 21, 26) -y una clase especial sin antecedentes en la historia ya que no está definida por ningún ordenamiento jurídico o político sino ¡simplemente! por la posesión de riqueza (Aunque también acepta que la burguesía podría ser una condición social anterior a la Revolución Francesa, al reconocer que Rousseau había tenido la oportunidad de analizar las dos facetas de la naturaleza burguesa: el egoísmo calculador con el que se enriquece y la compasión que loo identifica con el género humano, (p. 28)). Está sometida a una contradicción permanente entre su tendencia a la universalidad, y por lo tanto a la equiparación de todos los hombres a la posibilidad plena de perseguir sus propios objetivos y al individualismo a que la
obliga la prosecución incesante de su enriquecimiento.
7) En la pág. 229 afirma “esos marxistas son partidarios intransigentes del pluralismo político”. Con esta afirmación trata de remediar la escasa relevancia de los representantes elegidos para representar “todo” el socialismo del siglo XIX. Un socialista católico como Buchez y un partidario del socialismo monárquico o del estado popular como Lasalle, éste últimorefutado y combatido por las corrientes del movimiento obrerode la Iª Internacional.

¡¡-- OJO,...1De este modo se halla en la encrucijada de un conjunto de relaciones sociales que mientras impulsan estatendencia parecen favorecer la disolución de la sociedad en que tienen lugar, en una especie de proceso de autodestrucción. Ese indeterminismo o ambigüedad del régimen de la burguesía, -al que el autor considera sinónimo de sociedad del liberalismo- está en la base de esa tendencia a la expansión. Pero al mismo tiempo provoca la incertidumbre de una perspectiva social basada en la competencia y el riesgo de ser arrollado por ella, desde el momento en que los roles sociales no están previamente definidos por razones de sangre o de ordenamiento jurídico -que les adjudican la capacidad de mandar -nobleza- o la obligación de trabajar -proletariado o campesinado, tal como sucedía en al Antiguo Régimen. Afirma Furet que desde el momento en que el liberalismo considera a la libertad y la igualdad como condiciones necesarias para la realización de los intereses y placeres individuales de los hombres, genera una contradicción insalvable entre su realización y el enriquecimiento al que tiene derecho desde el momento en que no existen límites a su autorrealización.

8 Así se crea un espacio infranqueable -según el autor- entre las esperanzas multitudinarias en la concreción de la libertad e igualdad y la realidad que la sociedad les ofrece, ya que se estructura sobre las abismales diferencias de riqueza entre unos y otros. Y por lo tanto la democracia no acaba de definir sus límites. Está atrapada en la tensión entre las necesidades colectivas (libertad, igualdad) e individuales que conducen a la apropiación privada y desigual de bienes y satisfacciones (pp. 24-28). Como consecuencia del conflicto generado por la naturaleza de la condición burguesa, el fenómeno fundamental de la sociedad moderna no es el enfrentamiento de clases -proletarios contra poseedores de capital (burgueses)- sino el desgarro interno a que han sometido a la burguesía las dos pulsiones básicas que controlan su conducta: el universalismo liberal y el individualismo egoísta (p. 29). De esa contradicción permanente de la naturaleza burguesa y el rechazo que producen surgen como las caras de Jano, el comunismo y el fascismo.

            La burguesía es tratada como una categoría ahistórica, ya que a pesar de
que se remite con profusión a 1789 (no a 1792-94) no diferencia las diferentes fases
por las que atravesó la revolución francesa, que implican variados modelos políticos
e intereses sociales que invalidan la imagen de una unidad homogénea del
denominado tercer estado frente a la nobleza. Cae así en la paradoja de considerar a
la burguesía como conjunto casi gregario e indiferenciado, hacia el cual difícilmente
puede existir un rechazo tan claro y persistente. Furet intenta que desaparezcan,
mediante su pirueta retórica, los otros intereses sociales que debían rechazarla, si
toda ella engloba el nuevo cuerpo social que protagoniza la revolución. En su
obsesión por negar a cualquier otro sector social una participación en los hechos
revolucionarios, y por lo tanto la existencia de intereses diferentes a aquellos de la
burguesía, que harían eclosión durante la misma, como sucedió en 1830 y 1848,
termina afirmando que casi toda la sociedad es burguesía. O recurre a otro sofisma
sobre la homogeneidad social inaugurada por el liberalismo decimonónico, al afirmar
tranquilamente que la sociedad estadounidense ha logrado conformar una sociedad
plenamente capitalista sin la existencia de una clase burguesa, porque no había
feudalismo que abatir (pp. 20-21).

         El “superhombre” político o el nuevo paradigma del siglo XX. Otras ideas complementan esta primera razón primordial, que va "Sobre la atenuación del odio o desprecio de la aristocracia hacia la burguesía", dice Furet: “En suma, el aristócrata del siglo XIX teme a la revolución y por eso no es contrarrevolucionario”, p. 30. Sin embargo para acomodar su suposición al devenir histórico admite que la aristocracia termina aceptando el régimen burgués en el que han podido, en muchos casos reconvertirse conservando sus bienes y propiedades -recordemos el efecto de la desamortización y la abolición de los derechos señoriales en la revolución burguesa española.

1desgranando cronológicamente.

        El segundo factor que aparece para determinar la especificidad política del siglo XX es el papel decisivo de las personalidades " excepcionales " en el desarrollo de esos fenómenos históricos, resumidos en la siguiente afirmación: sin Lenin no habría habido octubre de 1917 y sin Mussolini no habría Italia fascista (pp. 17 y 193-194). Por su renuencia a analizar los hechos históricos desde la perspectiva de la complejidad de la acción colectiva, que le obligaría a considerar variables incómodas para su discurso, como son los efectos sociales del desarrollo del capitalismo, o la insuficiencia de las reformas del sistema de representación política en los estados considerados muy generosamente parlamentarios de fines del siglo XIX, debe recurrir a la imagen nietzscheana de la figura providencial cuya acción sobrehumana explica el devenir histórico, cumpliendo así una curiosa regresión a métodos vetustos en el trabajo historiográfico. Recuerdo que E.H. Carr, reflexionó, ya hace tiempo, sobre la irrelevancia de tener en cuenta
la longitud de la nariz de Cleopatra para una mejor explicación de la causalidad en la historia.

           9 Sin duda en todos los acontecimientos históricos podemos identificar
personajes de excepción, aunque sólo sea porque sus nombres quedan registrados
para la posteridad, mientras que los de los restantes participantes se pierden. Pero
ello no debe impedir que los juzguemos como fenómenos colectivos, en los que
están activamente en juego múltiples decisiones conscientes que interactúan desde
los diferentes niveles de la experiencia, la cultura y los intereses. De esta forma
constituyen una articulación más compleja de la acción humana colectiva que la
simple urdimbre gregaria con que nos pretende ilustrar Furet a través de la teoría del
líder excepcional.
Sin embargo, es en ese papel del líder providencial donde Furet también cree encontrar las claves de la analogía entre bolchevismo y fascismo, como portadores de la pasión -otro de sus motores de la historia (p.16)- derivada de cierta energía vital que los pueblos alemán, italiano y ruso han recibido de la Primera
Guerra Mundial. El esoterismo de la afirmación no puede ocultar que también en la concatenación de los hechos en cada uno de esos países también se encuentran las diferencias básicas entre ambos procesos. La revolución de Octubre fue precedida por la revolución de Febrero -crucial en el derrocamiento de la autocracia zarista, con objetivos similares hasta el punto de que ambas pueden considerarse dos fases
sucesivas de un mismo proceso revolucionario- en la cual Lenin no tuvo ninguna
participación directa. La Marcha sobre Roma estuvo precedida en cambio, en lo
inmediato por acontecimientos con una orientación antagónica -las agitaciones
obreras del Bienio 1919-1920 y la ocupación de fábricas- a los propósitos del
fascismo. Lo que resulta sorprendente, en el análisis de Furet es que ignore
deliberadamente estos factores -que por otra parte están suficientemente
documentados- para imponer una versión en la cual no existe siquiera una
exposición razonada de la actuación de esos hombres, como se desprende del
siguiente párrafo:
"La fuerza de Mussolini sólo reside secundariamente en sus bandas armadas, así como, en el
otro extremo del movimiento, sólo se debe accesoriamente a sus talentos de político. Lo que
la hace tan formidable es de otro orden: su capacidad de dar a una guerra a mitad ganada-y,
por tanto, a mitad perdida- una prolongación nacional fuerte apoyándose, para invertirla, en el
empuje revolucionario maximalista de 1919-1920. En ese sentido, el fascismo italiano se
deriva de verdad del comunismo . La frustración nacionalista no habría bastado para crear a
9)
La afirmación de Carr está basada en un célebre aforismo de Pascal, que parece que Furet ha tomado casi al pie de la letra: “Otro habría sido el destino del universo de haber sido más corta la nariz de Cleopatra” , para subrayar la atracción de Julio César y Marco Antonio por la longitud del apéndice nasal. E.H. Carr, lejos de toda orientación marxista, ha defendido siempre el carácter científico del conocimiento historiográfico, lo que es puesto en duda por Furet repetidamente, ver entre otras la reciente síntesis sobre objetivos y métodos de la historiografía, Julio Aróstegui,

            La investigación histórica: teoría y método, Barcelona, Ed. Crítica, 1995.

            1Mussolini. Se necesitó el coadyuvante esencial de un anticomunismo capaz de capitalizar en
su provecho la fuerza adversa desviada de su objetivo. Con ello, el fascismo se libra del
conservadurismo. Ofrece a la derecha, junto con la pasión de llegar al pueblo con temas
renovados, los secretos de propaganda del bolchevismo y la idea de otra revolución, hecha
ésta en nombre de la nación. La energía que recibió de la guerra se duplica con la que
recupera de la derrota roja, cuyas ruinas le sirvieron de cuna. “ (p.206)
Por lo tanto, de este modo la responsabilidad del surgimiento del fascismo la tendría
el propio movimiento obrero que con sus acciones habría provocado las justas iras y
temores de las clases poseedoras, en una curiosa inversión de las responsabilidades
de víctimas y verdugos.

La guerra mundial: dinamo revolucionaria
En el párrafo recién citado también asoma el papel de la guerra europea
como catalizador de ambas ideologías. Peor no es la guerra como fenómeno social y
político susceptible de disección analítica, sino como entidad metafísica generadora
de pasiones, exaltación y, ¿por qué no?, una cierta autorrealización de las multitudes
en un “destino heroico”.
Tal vez resulte tedioso, por bien conocido, consignar el papel de la contienda
entre los diferentes factores que confluyen en el desencadenamiento de la
revolución rusa y la conquista del poder por los bolcheviques. Pero las afirmaciones
del autor exigen una vez más la réplica. Para ello me basta citar las conclusiones de
Dick Geary, fruto de su excelente síntesis reciente de muchas otras aportaciones
sobre los avatares del movimiento obrero europeo, quien defiende la tesis de que
dada la específica situación económica y política de Rusia en 1917 podría haberse
producido una segunda revolución con o sin la intervención bolchevique ya que “... el
extremo sufrimiento material del proletariado ruso como consecuencia de la guerra
sólo podía paliarse con su fin, a lo que se negó rotundamente el Gobierno Provisional
presidido por Kerensky [...], situación suficiente para radicalizar a las masas, como
lo demuestra el hecho de que en julio de 1917 los mencheviques expresaban
públicamente demandas similares a las de los bolcheviques”.

10 Vemos, por lo tanto, como la guerra, a la que Furet correctamente otorga tanta importancia en el
desencadenamiento de las convulsiones sociales de los primeros años veinte, tiene,
no obstante, una significado diferente para los revolucionarios rusos, a los que podía
tener para la movilización de los pequeños propietarios, funcionarios, profesionales y
excombatientes que se unieron al movimiento fascista, participando en las
incursiones contra sindicatos y partidos obreros o en la Marcha sobre Roma. Para el
movimiento revolucionario ruso había que acabar con la guerra que había
aumentado en términos pavorosos las privaciones que campesinos y obreros rusos
ya sufrían habitualmente bajo la autocracia zarista. Para los fascistas italianos la
guerra había sido la ocasión fallida para consolidar definitivamente el espacio político
de la pequeña burguesía junto a los partidos tradicionales representantes de los
intereses de las elites agrarias e industriales, para poder obtener mayores ventajas
de un capitalismo que se aprestaba a construir su propio imperio colonial. No se
trataba de acabar la contienda, sino de que ella había finalizado sin que ellos
pudieran hacerse con la parte del poder social que reclamaban por su esfuerzo en
los frentes de batalla.11

10)Dick Geary, European Labour protest, 1848-1939, London, Methuen, 1984, p. 157.

11) Dice Mussolini a finales de 1917: “Haya la vista una nuevaaristocracia [...] Reivindica su parte del mundo. Delineacon precisión suficiente su tentativa de “toma de posesión” de las posiciones sociales. Es un trabajo oscuro, que recuerda el de la burguesía francesa anterior a 1789 [...] Italia se encamina hacia dos grandes partidos: el de los que han combatido y el de los que no lo han hecho; de los que han trabajado y de los parásitos”, cit. por Angelo d’Orsi,La Rivoluzione Anibolscevica. Fascismo, classi, ideologie (1917-1922). Milano,Franco Angelli Libri, 1985, p. 44.

1En la anterior cita textual están concentradas varias de las obsesiones de Furet, junto con sus métodos “ explicativos ”. En el primer párrafo considera que los fasci di combattimento así como la habilidad política son elementos secundarios enel éxito mussoliniano. Acaba de sermonearnos sobre el papel del individuo
excepcional, para terminar reconociendo que existen factores más amplios que la
dimensión personal del político y el activismo voluntarista para explicar la fuerza de
un proceso histórico de las dimensiones del fascismo. Sin embargo, no incluye
demasiadas variables en este párrafo con el que pretende aclararnos los orígenes
del fascismo. Su argumento se reduce a afirmar que la fuente de energía del
movimiento fascista procede de impulso ideológico antagónico del movimiento obrero
y sus consignas socialistas. Bajo la apariencia de una reflexión dialéctica, Furet
aplica los principios del yudo al análisis histórico. Lo razonable hubiese sido incluir,
aunque sea como factor colateral, que papel jugaban los partidos políticos
tradicionales en esa coyuntura posbélica. Cuál había sido el impacto de la guerra en
un sistema político que hasta 1914 había demostrado, especialmente con el
populismo de Giolitti, una aceptable vitalidad. Y por último, qué preocupaciones
tenían aquellos sectores sociales, para los que las movilizaciones obreras del bienio
1919-20 constituía una amenaza real o imaginaria a sus intereses, bajo el impacto
psicológico de la revolución rusa. 12
La clave de la interpretación de Furet reside en que el encumbramiento de
ambos tipos de regímenes políticos totalitarios poco tiene que ver con intereses de
clases sociales, sino con el impulso del afán de dominio de sus líderes prominentes:
“Lo que trato de emprender en este ensayo es a la vez limitado y central: el papel
que han desempeñado las pasiones ideológicas, y más especialmente la pasión
comunista, pues este rasgo diferencia al siglo XX” (p. 16). Las intenciones de su
trabajo no pasan de la descripción de lo que él juzga características principales del
socialismo soviético y la forzada analogía con las dictaduras fascistas. No alcanza a
esbozar ningún intento explicativo del surgimiento de tales pasiones ideológicas,
salvo los tres aspectos a los que atribuye una gran capacidad movilizadora: el
desprecio a la burguesía y su civilización, el efecto devastador de la Primera Guerra
Mundial y la pasión por el dominio absoluto que anima a los líderes del bolchevismo y
el fascismo). Su razonamiento se sofistica cuando afirma la completa independencia
de la voluntad política respecto al contexto de su tiempo:
“Encontramos así, en el bolchevismo ruso y en el fascismo italiano, un sistema político de
doble nivel en el que coexisten una filosofía de la historia y una práctica política; la primera,
hecha de intenciones e ideas nobles; la segunda, de medios expeditivos. La primera es su
poesía, la segunda su prosa. El fascismo perdió su poesía con la Segunda Guerra Mundial,
mientras que el bolchevismo, por lo contrario, encontrará en ella ocasión de hacer olvidar su
prosa” (p. 202)
De este modo llegamos al último factor, que es también un rasgo distintivo,
que según Furet iguala las naturalezas del fascismo y el comunismo: su carácter
revolucionario.
La esencia “revolucionaria” del fascismo, según Furet
12)Si siguiéramos al pie de la letra el esquema argumental que propone Furet, podríamos afirmar que la instauración de la Comuna de París fue una consecuencia del levantamiento liberal contra Napoleón III y de la proclamación de la
república del 4 de septiembre de 1870, luego de la derrota de aquel por Prusia, y nos permitiría deducir que el socialismo comunero fue un derivadodel liberalismo al aprovechar la energía colectivadespertada por los líderes de la burguesía liberal. Con ello conseguiríamos afirmar la paradoja de la inexistencia del cambio en la historia, ya que si todo fenómenohistórico es producto de una oculta energía intercambiablela consecuencia sería la inmutabilidad de la sociedad humana, consiguiendo así la desaparición de la historia como realidad humana interactiva, y no sólo como posibilidad de conocimiento.
1“Uno de los secretos ya fue descubierto por Mussolini desde 1915: reunir a la nación y la
clase obrera, arrebatando la primera a los burgueses y la segunda a los marxistas. Un
socialismo nacional en el sentido en que Spengler había hablado de un socialismo prusiano:
es una manera de recuperar a la vez la pasión anticapitalista y el anuncio revolucionario, para
ponerlos al servicio de la elección histórica de Alemania, traicionada por los hombres de
Weimar. Trata de crearse un estandarte con el papel que los socialdemócratas, tan poderosos
en la Alemania anterior a 1914, no supieron desempeñar en el momento de la guerra: ser a la
vez el partido de la revolución y el de la nación. Después de la guerra, abandonaron una y
otra, pasándose al servicio de la República de Weimar, convertidos en burgueses. Hitler tuvo
la intuición de ese vasto espacio disponible, que los comunistas no podían conquistar en
nombre de la Internacional de Moscú” (p. 217).
El bolchevismo surge de la misma matriz que el nazismo. Para explicar porque se
inspira en el marxismo simplemente afirma que se debe a que las condiciones de
Rusia en 1917 son más propias del siglo XIX que del XX, siglo aquel al que se
adapta mejor la visión de Marx. Por otra parte y según Furet, como el marxismo
deriva del liberalismo, aquel es rechazado por ese motivo por el nacionalsocialismo
“Mientras que los bolcheviques rusos tomaron el poder apoyándose en la anarquía, los nazis
alemanes se han apoderado de él blandiendo el temor a la anarquía, en nombre de un estado
único y fuerte encarnado por un jefe”(p. 237)
¿No residen en estas características apuntadas más diferencias que similitudes en
ambos movimientos y situaciones políticas, desde el momento que representan
expectativas o temores contrapuestos?
"Pero la idea nacionalsocialista (o fascista) no es una idea que se haya derivado en forma tan
sencilla [como un derivado de las ideas de "socialismo nacional" circulantes en las elites
intelectuales anteriores a la Primera Guerra Mundial]. En realidad extrae su fuerza de la
misma fuente que el bolchevismo victorioso: la guerra. Como el bolchevismo, permite
movilizar las pasiones revolucionarias modernas, la fraternidad de los combatientes, el odio a
la burguesía y al dinero, la igualdad de los hombres, la aspiración a un mundo nuevo. Pero les
señala otro camino que la dictadura del proletariado: el del Estado-comunidad nacional" (p.
193).
¿Desde cuando el fascismo tiene como componente ideológico la defensa de la igualdad?Le
habría bastado a Furet con repasar algunas de las declaraciones de Hitler y
Mussolini para comprobar que el principio de desigualdad natural entre los hombres
es una de las piezas básicas de la ideología fascista.
13 Por lo tanto, una vezexpuestos las principales reflexiones del autor comentado, intentaré presentar
someramente algunos argumentos alternativos que he podido recoger para explicar
la naturaleza del fascismo, basados en una mayor proximidad a lo factual.
El fascismo como renovación de la dominación de la burguesía
13)El 18 de agosto de 1918 escribe Mussolini enIl Popolo d’Italia, dirigiéndose a los trabajadores: 'Liberaos sobre todo de la noción de un socialismo simplificador a la rusa, demasiado expropiador e igualitario. No se trata de apoderarse de bienes, se trata de producir otros sin interrupción. No se trata de igualar a los hombres como de estabilizar la jerarquía y disciplina social. Mientras los hombres nazcan diferentemente dotados habrá siempre una jerarquía y disciplina social' (cit. por Angelo D’Orsi,La Rivoluzione Antibolscevica. Fascismo, classi, ideologie (1917-
1922), op. cit., p. 18. Hitler, dirigiéndose a los empresarios dice: “...ustedes sólo podrán sustentar en la práctica esta idea de la propiedad privada si la misma está fundamentada lógicamente de alguna forma. Esta idea ha de extraer su justificación ética de la visión de la necesidad natural... Es necesario por lo tanto fundamentar estas formas tradicionales que se han de conservar, de forma que puedan considerarse como absolutamente necesarias, lógicas y justas. Y aquí tengo que decir que la propiedad privadasólo se puede justificar en el plano ético y moral si se parte del presupuesto de que las prestaciones de los hombres son distintas... En el terreno económico, el equivalente de la democracia política es el comunismo”, en un discurso pronunciado el 27 de enero de 1932 en el Düsseldorfer Industrieklub, cit. por R. Kühnl, Liberalismo y fascismo. Dos formas de dominio burgués, Barcelona, editorialFontanella, 1978, pp. 153-154.
1Utilizo el término renovación en lugar de restauración para subrayar que no se
puede considerar al fascismo como el restablecimiento del statu quo ante . No es la
reproducción mecánica de una forma anterior de organización política (incluidos su
imaginario y lenguaje), sino el intento de mantener la continuidad de las reglas del
juego del capitalismo, frente al desafío de su profunda crisis endógena, con la
supresión de la disociación presente en el sistema político liberal entre igualdad
jurídica y desigualdad económica. El fascismo pretende la instauración de un nuevo
sistema político basado en la consolidación definitiva de la desigualdad económica y
jurídica a cambio de asegurar una mínima seguridad de subsistencia a la población
que ocupará una posición subalterna, estableciendo una rígida jerarquía social que
implique la supresión de la lucha de clases. Si bien el terrorismo de estado es una
pieza fundamental para su viabilidad, necesita simultáneamente un mínimo de
consenso, incluso de aquellos condenados a ocupar indefectiblemente una posición
social subordinada.14 La novedad del fascismo residiría en que la eliminación de
cualquier amenaza a la estructura clasista de la sociedad se efectuaría mediante la
búsqueda de un fundamento pseudo científica de la inmutabilidad de la desigualdad
social. Esta propuesta sería más adecuada a las necesidades culturales e
ideológicas de sociedades altamente industrializadas y tecnificadas, que un retorno a
la sociedad estamental anterior a la Revolución Francesa, añorada por algunos
tradicionalistas. La idea de la Comunidad Nacional incluye esos principios, donde los
roles dominantes y subordinados de la estructura de clases del capitalismo son
asimilados a los de las vísceras de un gigantesco organismo colectivo donde la
función de cada individuo está indisolublemente vinculada al nivel que debía ocupar
en la escala jerárquica, para cumplir con la finalidad colectiva: el incremento
incesante de la productividad y el progreso tecnológico.15 El prestigio de la ciencia y
la técnica, herencia de la hegemonía cultural positivista decimonónica entre los
diferentes estratos burgueses, actuaba así como una poderosa coartada ideológica.
Esta convertía al mantenimiento de una jerarquía social inmutable en un objetivo
fundado en el origen “natural” de las diferencias entre los hombres que ya no se
basaban en el derecho divino sino en los “descubrimientos” de las ciencias naturales
y en las necesidades de una “razón” biológica, anterior y superior a la razón política.
16
14)
Stephen Salter plantea que la aparente ausencia de oposición al régimen nazi durante la guerra puede explicarse por la combinación de una dura represión interna -cuya manifestación más conspicua es la expansión del “Estado SS”- con el mantenimiento de niveles de vida relativamente altos, como consecuencia del saqueo sistemático de los territorios ocupados, “Class Harmony or Class Conflict?The Industrial Working Class and National Socialist Regime, 1933-1945", en J. Noakes (ed.),Goverment, Party and People in Nazi Germany, Exeter, University of Exeter, 1980.

           Para el proyecto de reciprocidades para compensar la colaboración subordinada del proletariado a los designios del gran capital, sustentadopor el fascismo italiano, ver A. D’Orsi,La rivoluzione antibolscevica..., op. cit., pp. 279- 297.
15)Respondiendo a las propuestas de la CGL de establecer formas de control sindical en las empresas, la prensa burguesa italiana defendía la necesidad de mantener la autoridad patronal en las empresas, que ellos creían amenazada, para mantener la eficacia productiva, en lugar de anteponer los derechos de propiedad. También apuntan en ese sentido las declaraciones de Rossoni, jefe del sindicalismo fascista, poco antes de la Marcha sobre Roma: “...el Sindicalismo nacional fascista llama a todos los ciudadanos para que cada uno ocupe su puesto jerárquicamente y sepa cumplir su deber ante todo en el campo de la producción”, cita do por A. D’Orsi, La rivoluzione antibolscevica..., op. cit., pp. 266-267y 277. El párrafo siguiente nos ilustra sobre el núcleo fundamental de la política social nazi , a pesar de que este escrito fue redactado en 1931 por Otto Kahn-Freund, "El Tribunal del Trabajo del Reich ha permitido una enorme ampliación del poder dictatorial del patrono: como el mismo tribunal haenfatizado repetidamente, su objeto era establecer la disciplina necesaria para la productividad, estrechamente asociada con la idea de unidad dentro de la planta industrial. Esta idease vincula al de la planta como un organismo y
de la comunidad productiva como una colectividad organizada sobre líneas casi militares y románticas. Los patrones y empleados se unen en un organismo único, como una comunidad de trabajo, en que la subyugación voluntaria del uno al comando que del otro surge del interés en la meta común de productividad" , citado por Tim Mason en Nazism, Fascism and the Working Class, Cambridge, CambridgeUniversity Press, 1995, p. 97.

        16) Para el papel de grupos científicos en el soporte al nazismo, ver Detlev Peukert, Inside Nazi Germany. Conformity, Opposition and Racism in Everiday Life, London, Penguin, 1987 y Benno Müller-Hill, “The idea of the Final Solution and the role of experts”, en D. Cesarani (ed.),The Final Solution. Origins and Implementation, London, 1 El darwinismo social se combinaba con un nuevo naturalismo que sostenía la
existencia de seres inferiores y subhombres utilizables o eliminables según las
necesidades superiores de la burguesía productiva -la capa dirigente de esecapitalismo sin lucha de clases.

17 El papel del estado sería el de intervenir sistemáticamente para impedir que las “células” y “tejidos” subalternos del organismo nacional adoptaran colectiva o individualmente conductas que cuestionaran esa
vinculación de función con mando y obediencia, cuestionando la estabilidad jerárquica.

18
           A partir de las dos últimas décadas del siglo XIX, los ajustes de la
organización social y económica a las nuevas condiciones de acumulación del
capitalismo promovidas por un núcleo reducido de países, bajo los efectos de las de
oficios tradicionales, sino también de numerosos trabajadores no cualificados
procedentes del ámbito rural. Por último, la expansión así como la transformación
cualitativa de los estratos medios, ya que a los tradicionales grupos de pequeños
propietarios, comerciantes y profesionales liberales se agregaban los nuevos cuadros
técnicos y administrativos necesarios para el funcionamiento adecuado de esas
economías de escala así como de los servicios urbanos y las infraestructuras
desarrolladas con el crecimiento de las ciudades donde se están produciendo ese
crecimiento industrial (‘white-collar workers ’). A su vez, las elites dirigentes se veían abocadas a enfrentar con mayor coordinación y con respuestas eficaces el creciente cuestionamiento y resistencia que la clase obrera ofrecía a ese cambio estructural del sistema, que se manifestaba tanto a través de la multiplicación de la conflictividad laboral. Es el período en que comienzan a registrarse las grandes oleadas de
huelgas en los países más industrializados, así como el desarrollo sindical y político
del movimiento obrero. También es la época, especialmente a partir de 1890, en que
el estado comienza a participar en los conflictos sociales que tienen como eje esa resistencia obrera a una explotación más alienante que en todas las etapas anteriores. Al mismo tiempo el desarrollo de grandes economías de escala, estimuladas por la gran expansión colonial, hacían más interdependientes a los grupos industriales y financieros privados con esas estructuras estatales, a través de los agentes políticos que relacionan estrechamente la esfera de los negocios con la de la administración pública. Esta situación condujo paradójicamente a la relativa inmutabilidad del marco político, cada vez más comprometido con las elites que Routledge, 1994.

17
) Esta una de las posibles funciones que cumple el núcleo racista del nazismo, cobijando al darwinismo social bajoun pretendido naturalismo, ya que pretendía asentar la desigualdad en la naturaleza biológica de la especie humana,recogiendo así una tradición de pensamientoreaccionario, muy en boga a fines del siglo pasado, durante la expansióncolonial europea, que el fascismo alemán ampliaba a los individuos discapacitados, ver Hanna Arendt,Los orígenesdel totalitarismo, op. cit., pp.267-284. Pero también se puede registrar este fenómeno en el fascismo italiano cuando Mussolini habla de la “raza italiana” para justificar su renovada propuesta colonialista , en vísperas de su acceso al poder, A. d’Orsi, La rivoluzione antibolscevica..., op. cit., p. 280.

18)
       Stephen Salter, “Class Harmony or Class Conflict ? The Industrial Working Class and the National Socialist Regime, 1933-1945", op. cit., pp. 94-95. Un ejemplo concreto es el papel que jugó la Gestapo en el control de la disciplina laboral desde el inicio del régimen nazi, utilizando la figura de “trabajador antisocial y hostil al régimen “ para definir a aquellos a los que consideraban poco diligentes en el cumplimiento de las exigencias de la empresa. Este autor calcula que, bajo el régimen hitleriano, solamente por intentar reorganizar una mínima resistencia ,o incluso por abandono del trabajo o absentismo, fueron encarceladas en campos de concentración y de trabajo 23.000 personas entre 1933 y 1945.

1controlaban los principales resortes de la economía. Los partidos actuaban
generalmente como mediadores en las colisiones de intereses de esos grupos
concentrados. Aunque también pretenden presentarse ante el electorado como
representantes de amplios intereses populares, lo cual, además, estaba pervertido
por la restricción del derecho de voto o el sistemático fraude electoral.
19 Un caso paradigmático del funcionamiento de los sistemas parlamentarios europeos de la
época fue el de la sinistra-destra italiana, o de la alternancia entre conservadores y
liberales de la España de la Restauración. Por lo tanto esas clases medias se
beneficiaban subalternamente de la compleja transformación social y económica
finisecular. Sin embargo, echaban de menos su participación en el control de la
situación, mientras crecía su desconfianza hacia la capacidad de control de las viejas
burocracias políticas liberales que ocupan el aparato político tradicional, ya que en
mayor o menor grado esa pequeña burguesía se veía amenazada por el desafío
recurrente del movimiento obrero.
20 Este proceso, con matices, es observable en la
mayoría de los países europeos. En Alemania e Italia, donde el proceso de
transformación industrial fue más rápido e intenso, se produjeron intensas fracturas y
desequilibrios entre sectores sociales y regiones del mismo estado.
En ambos países impulsaron y lograron un cambio cualitativo en la
composición del conservadurismo político, que saltó desde los restringidos círculos
decimonónicos de notables, para convertirse en movimientos que se perfilaron como
populistas, basándose en un nacionalismo agresivo y frecuentemente xenófobo. En
Alemania aparecieron con el cambio de siglo núcleos políticos nacionalistas radicales
que más tarde confluirían con las formaciones tradicionales de la derecha, como la
Liga Pangermánica, la Liga Naval, la Liga de Defensa y el movimiento antipolaco. En
Italia las fracciones de la derecha radical se concentraron en la promoción del
expansionismo colonial y en el grupo que lideraba D’Annunzio , organizado en el
Partido nacionalista (1910) con sus planteamientos irrendentistas del espacio italiano
integrado a la monarquía austro-húngara.
El rápido desarrollo de la concentración industrial y de economías de escala, colocó en una situación incómoda a aquellos propietarios de pequeños establecimientos que tradicionalmente abastecían los mercados locales. Esa situación esquizofrénica entre quienes se sentían partícipes de la prosperidad capitalista general y al mismo tiempo las primeras víctimas de una economía que estaba sufriendo profundos cambios a una velocidad vertiginosa estuvo presente tanto en el ámbito urbano como en el rural. Será en este último ámbito -especialmente en Italia pero también en Alemania-, donde el fascismo reclutará sus
más firmes apoyos- agravada la situación por el prolongado descenso de los preciosagrícolas que abarca dos décadas entre siglos.

21 En el ámbito político.
19)E. Hobsbawm comenta que la mitad de la clase obrera británica no podía , en 1914, ejercer efectivamente su derecho al voto, aun cuando formalmente estuviera concedido el sufragio universal masculino, ya que se les impedía el acceso a los censos electorales,La era del imperio (1875-1914), Barcelona, Editorial Labor, 1989, p. 88. En otrospaíses se accedió al sufragio universal recién en este siglo, como Austria, en 1907, o Italia, que recién lo hace en 1913, mientras Alemania mantiene el sistema estamental de las tres órdenes electorales en Prusia, hasta la instauración de laRepública deWeimar.

20)Geof Eley,From unification to nazism. Reinterpreting the german past, London Routledge,1986, pp. 266-267.

21)Habría que considerar, habida cuenta que la crisis finisecular afectó principalmente a los países europeos
tradicionalmente productores agrícolas, en que medida la caída de los precios no fue interpretadopor grandes masas de pequeños propietarios agrícolas como una consecuencia nefasta de la internacionalización económica que había acarreado el “gran salto adelante” del capitalismo con la segunda revolución industrial. La importancia de la divergencia de los precios agrícolas respecto a los industriales, aunque para un período posterior al que ahora estamos considerando, permitió que los nazis se presentaran como defensores de los intereses de la clase media rural, constituyendo una de las claves del desarrollo de sus apoyo social, ver el excelente trabajo de Ferrán Gallego Margalef, “El partido nazi en los años centrales de la República de Weimar (1925-1930). Un comentario crítico”, manuscrito inédito, pp. 7-8.
1inestabilidad e inquietud de la pequeña burguesía se tradujo en la fluctuación de su
apoyo a las organizaciones políticas de cuño liberal, que parecían incapaces de
conjurar los peligros acarreados por un desarrollo económico social, por otra parte
muy apetecible. Los apoyos de estos sectores sociales se distribuían
intermitentemente entre el tradicionalismo católico -a veces populista o con ciertos
mensajes que defendían algunos criterios de protección social-, la extrema derecha
nacionalista y racista, e incluso los partidos socialdemócratas.
El fascismo se alimenta de estos antecedentes y de la cultura política
reaccionaria crecida bajo estas preocupaciones y recelos clasistas de la preguerra.
Lejos de constituir una alternativa revolucionaria al socialismo, como afirma Furet, se
presentó como una alternativa capaz de restaurar el orden social bajo la apariencia
novedosa de un movimiento ampliamente basado en las clases medias, poco
representadas por los partidos tradicionales. Ello fue favorecido por la creciente
debilidad del sistema tradicional de control político, que aumentó dramáticamente en
el período inmediatamente posterior al final de la guerra, mostrándose especialmente
ineficaz en el caso italiano así como en el alemán. Sin embargo, estas tendencias
que despiertan en el período anterior a la guerra no significan que el triunfo fascista
en Alemania y en Italia fuera inexorable. También dependió del impacto de la Gran
Guerra sobre las estructuras económico sociales y las mentalidades, así como de las
coyunturas de crisis del período posbélico.22 Las mismas diferencias en el ritmo de su
implantación, así como los matices diferenciales del punto de partida de la situación
en los dos países dan pie a esta hipótesis.
La crisis posbélica italiana se produjo en un país que se encontraba en el
bando vencedor de la primera Guerra Mundial, pero que había fracasado
relativamente en la realización de sus objetivos geoestratégicos, sumándose los
efectos de la crisis económica. El primero de los motivos había impulsado su
participación en la guerra como aliado de Francia y Gran Bretaña. El segundo, que
también afectaba a otros países beligerantes, se abatió sobre Italia con particular
intensidad. De este modo, se desencadenó una crisis general del sistema tradicional
de partidos políticos que no alcanzó a cuestionar la monarquía. Mientras tanto el
partido socialista se hallaba mayoritariamente comprometido con las movilizaciones
obreras y campesinas que adquirieron su máxima intensidad en el Bienio Rojo de
1919-1920, en el cual el hecho más célebre fue la ocupación semi-espontánea de las
fábricas en Milán y Turín.
23 Por lo tanto, no era éste el partido que podía desempeñar
el papel de soporte del sistema parlamentario junto a los partidos burgueses y al
joven partido demócrata cristiano -el partido Popular- para lograr la estabilización
política en esa fase tan crítica. No sólo las clases medias sino también la gran
burguesía, nucleada en organizaciones patronales como la COFINDUSTRIA,
desconfiaban y rechazaban a un partido socialista que al hallarse, de grado o por
fuerza, comprometido con las protestas obreras representaba una directa amenaza a
sus intereses. Los fascistas combinaron el ejercicio de la represión sobre las
organizaciones del movimiento obrero en los medios urbanos y rurales con la
propuesta de renovación “meritocrática” de la sociedad. De este modo Mussolini y 22)Antonio Gramsci, analizando el crac de 1929, considera que la crisis internacional se remonta a la Primera Guerra Mundial, la que constituye, para él, la primera respuesta política y organizada de los dirigentes de los países
participantes, siendo toda la década de 1920, con sus altibajos una prolongada fase crítica, Pasado y presente,
México, Juan Pablos Editor, 1990, p. 111.
23)Sólo se había impuesto en el breve período entre 1915 y 1917 la tendencia intervencionista del socialismo en la Gran Guerra, de la cual quedaba en 1918 el residuo de la participación de dos destacados líderes moderados -Leónida Bissolati y Agostino Berenini- participando en el gabinetepresidido por el liberalOrlando, Paul Guichonnet “El socialismo italiano”, en J. Droz (dir.),Historia
General del Socialismo. De 1918 a 1945, Barcelona, Ediciones Destino, 1985, pp. 244-245.
1sus seguidores pudieron cumplir el papel de organizar una nueva alianza política y
social entre esos sectores igualmente frustrados por el dinamismo del movimiento
obrero y preocupados por la incapacidad de los dirigentes políticos liberales para
superar la crisis y rentabilizar la participación de Italia entre las potencias vencedoras.
La “Marcha sobre Roma”, la puesta en escena del asalto al poder resultó un paseo,
al final del cual esperaban a Mussolini el rey con su estado mayor.
En Alemania el curso de los acontecimientos nos revela un ritmo diferente del
italiano. La revolución de noviembre de 1918 significó en Alemania, no sólo la
proclamación de la república, sino el comienzo de un corto pero intenso período de
movilización popular simbolizado por la constitución de los Consejos de Obreros y
Soldados que proponían un nuevo marco de organización política de profunda
impronta democrática. Si bien estos evocaban los soviets de la revolución rusa, su
existencia se inspiraba, en parte, en las experiencias previas de la clase obrera
alemana con los intentos de control obrero de las principales empresas industriales.
Era un movimiento de base que se había extendido a medida que se prolongaba la
guerra y que había culminado en la constitución de una organización revolucionaria
de delegados de empresa, responsable de la proclamación la huelga general de
enero de 1918. Ante el desmoronamiento del Reich, derrotado el ejército imperial, no
tardaron en extender las reivindicaciones laborales y económicas en un amplio
programa de reforma política y social con contenidos y propuestas claramente
socialistas que apuntaban directamente a la transformación del régimen de
propiedad.
24 Este impulso revolucionario pronto fue contrarrestado por los núcleos de
la burocracia procedente del imperio, la jefatura del ejército y los principales círculos
dirigentes que veían en estas movilizaciones una inmediata amenaza a su poder y
predominio social. Los círculos dirigentes en el ámbito político y económico lograron
combinar con presteza la represión de las facciones más radicales del movimiento
obrero con la cooptación de su sector más moderado mediante la concesión de
reformas económicas y sociales (jornada de 8 horas, seguro de desempleo,
coparticipación obrera en las empresas, etc.). La socialdemocracia, cuya ala
mayoritaria había apoyado el compromiso bélico, había aportado durante la guerra la
cooperación de los dirigentes sindicales en el mantenimiento de la disciplina laboral
necesaria para el esfuerzo de guerra. Era una situación diferente a la italiana, donde
el partido socialista -incluido su sector reformista- mantuvo posturas antibelicistas. De
cualquier modo no puede interpretarse que la línea de clivaje entre los partidarios de
la moderación y los de posturas radicales coincidiera con los límites formales de los
diferentes partidos obreros. A escala regional se puede comprobar que las secciones
del Partido Socialdemócrata (SPD) encabezaban las movilizaciones obreras -como
es el caso de Sajonia- con propuestas similares a los espartaquistas, y que la breve
experiencia de la República Socialista Bávara fue una iniciativa del Partido
Socialdemócrata Independiente (USPD), y no del Partido Comunista (KPD).
25
Por otra parte el grado de protagonismo y participación política organizada de
las clases medias -y entre ellas la pequeña burguesía de nuevo y viejo cuño- era
24)Esta organización obrera a nivel de las empresas, similar en muchos aspectos a las surgidas en otros países beligerantes, por los mismos motivos, como erael caso deGran Bretaña, fue impulsadapor varios motivos. El primero fue la progresiva alienación de los dirigentes oficiales de los sindicatos, cada vez más comprometidos con la economía de guerra, de la masa de afiliados que debían soportar un deterioro creciente de sus condiciones de vida y trabajo.
Otro, como consecuencia del esfuerzo bélico,,una intensificación de los ritmos de producción, combinada con un descenso de los salarios reales debido a la inflación del período bélico y al empleo masivo por los patronos de trabajadores semi y no cualificados, que devaluaron los tradicionales roles preeminentes de los trabajadores de oficio y erosionaron su capacidad de negociación. Gran parte del movimiento de organización obrera en las empresas fue protagonizado por estos trabajadores especializados, especialmente en la industria metalúrgica, dispuestos a enfrentarse no sólo a la represión estatal militarizada, sino también a la dirección de su sindicatos, ver D.Geary, European Labour Protest, 1848-1939, London, Methuen, 1981, pp. 140-142.
   
         25)D. Geary, European Labour Protest, op. cit., pp. 141-142, 146 y 150.
1importante desde la década anterior al comienzo de la guerra europea. Estas
formaciones políticas, como la Liga Agraria o la Liga Pangermánica, a través de las
cuales se habían establecido vínculos crecientes entre el gran capital agrario e
industrial y las clases medias y que desembocaron en la constitución del Partido
Popular Nacional Alemán como referente unitario de la derecha en 1918, podían
presentarse ante su auditorio social sin aparecer como directos responsables de la
derrota. Este es otro rasgo diferencial con Italia donde los partidos de centro pagaron
con su crisis de representatividad la responsabilidad del resultado de la guerra,
salvando así a al monarquía de su caída, mientras en Alemania el precio de su
impunidad fue la destitución del Káiser (impuesta por las potencias victoriosas como
condición del armisticio) y la confección del mito de la “puñalada por la espalda” con
el que acusaban a marxistas y judíos.
Después de 1923, una vez reprimidos los últimos estallidos insurreccionales
del movimiento obrero y controlados los intentos golpistas de los grupos de extrema
derecha ya que el ejército renunció a apoyar el intento de Hitler y Ludendorff en
Baviera, y estabilizada la situación financiera alemana con el Plan Dawes que había
permitido renegociar los términos del Tratado de Versalles, acabando con la
hiperinflación, se consolida un centro político constituido por la mayoría
socialdemócrata, el centro católico (“Zentrum ”) y los partidos burgueses moderados
-como el Partido Demócrata. Hasta el comienzo de la Gran Depresión en 1929-30
aparentemente existe una correlación entre funcionamiento político y recuperación
económica. El partido nazi experimentó una caída continua de su apoyo electoral que
llegó al 2,5 % en las elecciones de 1928, mientras tanto la continuidad de los
beneficios sociales conseguidos por la socialdemocracia en los comienzos de la
República de Weimar, mantiene el apoyo masivo de la clase obrera a los partidos de
izquierda (el número de diputados socialistas y comunistas pasó de 162 en 1924 a
207 en 1928), aunque el desempleo continuaba siendo elevado incluso en este
período más estable.26 Sin embargo, el retroceso experimentado por la extrema
derecha, y especialmente los nazis, no significa que hubieran desaparecido los
numerosos desajustes y desequilibrios que afectaban a las clases medias. La política
combinada de aumento de la presión impositiva, para mantener los programas
sociales, con el descenso de los precios agrícolas en un período de aparente
bonanza económica enajenó el apoyo de numerosos agricultores a las coaliciones
liberal izquierdistas en el gobierno republicano. Los comerciantes se sentían
amenazados por el proceso de concentración económica favorecido por la
superación de la fase inflacionaria y los funcionarios experimentaban un
empeoramiento de su nivel de vida ante las políticas estatales de estabilización.

27 Por lo tanto no resulta tan extraño que el centro político y las organizaciones obreras
fueran vistas por estos sectores dispares como los responsables de sus penurias.
Comenzaron a surgir numerosas organizaciones, entre culturales y políticas, que
eran a su vez grupos de presión corporativa de los diferentes sectores afectados.
Estos pequeños grupos corporativos rechazaban lo que consideraban demasiada
debilidad gubernamental frente a las demandas de los sindicatos obreros, y por lo
tanto a los partidos que como el Demócrata parecían demasiado proclives a
colaborar con el SPD. Pero también a los partidos más a la derecha como el partido
Popular al que consideraban demasiado vinculado a las grandes corporaciones
26)Reinhard Kühnl, La República de Weimar. Establecimiento, estructuras y destrucción de una democracia, op. cit., pp. 263-267. Estas conquistas añadieron un motivo más a los elementos reaccionarios para intensificar su hostilidad hacia el movimiento obrero. Este autor afirma que la instauración del seguro de desempleo, en cuya gestión tenían un papel los sindicatos, generó en la prensa próxima a los círculos financieros e industriales una ola de denuncias sobre los innumerables fraudes así como el debilitamientode la disciplina laboralque implicaba esta medida.

27)Ver F. Gallego Margalef, “El partido nazi en los años centrales de la República de Weimar (1925-1930). Un comentariocrítico”, op. cit., pp. 7-8 yW. Simpson,Hitler y Alemania, Madrid, Ed. Akal, 1994.
1económicas que por encima estaban contribuyendo a asfixiar las posibilidades de la
clase media urbana y rural.
28
En cambio, respecto al grado de adhesión real de sectores de la clase obrera
al partido nazi, podemos afirmar que los contingentes que llegó a captar pertenecían
principalmente a trabajadores de pequeñas localidades y parte de los trabajadores
más jóvenes -que eran quienes sufrían más las consecuencias del desempleo-,
mientras que no pudieron penetrar en las grandes concentraciones industriales,
donde tenían sus bases más fuertes tanto el SPD como el KPD. Era entre los
trabajadores de la gran industria donde mayor solidez tenía la tupida red de
socialización de estirpe socialdemócrata, la integración “negativa” en la sociedad
capitalista, como ha dado en denominarse.
29 Se basaba en los numerosos centros
culturales, deportivos, cooperativos fuertemente articulados con las secciones locales
de partidos obreros y sindicatos.
30 Por otra parte el obstinado mensaje antisocialista
de los nazis, así como su idealización del pequeño propietario campesino y del
tendero contribuyeron también a “impermeabilizar” a la clase obrera frente a sus
consignas.
En cambio la táctica nazi fue capaz de impedir el crecimiento de la influencia
socialista y comunista fuera de los bastiones tradicionales de la clase obrera, con su
lenguaje modulado seccionalmente según los auditorios a los que se dirigía. Con ello
impidió al SPD y al KPD construir un amplio acuerdo democrático con los otros
sectores sociales, incluyendo entre sus reivindicaciones desde la perspectiva de
intereses interclasistas abordando los problemas de la población alemana como
consumidores, contribuyentes o ciudadanos.
31 A estos los prolongados efectos de las
convulsiones posbélicas los habían convertido en grupos de presión poderosos sobre
la ambigüedad política de los sucesivos gobiernos republicanos.
La crisis de 1929 fue la coyuntura en la que fraguó definitivamente esa
alineación de fuerzas, que procuró a la extrema derecha una amplia base de masas.
Las clases dirigentes reaccionaron frente a la crisis con un abanico de propuestas
que ponían el énfasis en la imposibilidad de mantener el modelo asistencial
weimariano, el retorno a una dura disciplina laboral y la reducción del déficit público
para permitir a las empresas su recuperación, ante una negativa tajante de los
patronos a reducir los precios de sus productos, con la excepción del costo de los
salarios. Ello agravó el desempleo existente y la agitación social, que fue percibida
por la burguesía como una nueva amenaza a sus intereses, similar a la padecida
28) F. GallegoMargalef, “El partido nazi en los años centrales de la República deWeimar (1925-1930). Un comentario crítico”, op. cit., p. 9. Este autor enumera algunos de esos grupos representantes de las clases medias a los que otorga gran importancia en la creación de un contexto de radicalización hacia la extrema derecha de ese sector de la población, como eran el Partido Económico, el Partido de la Justicia, el Partido Nacional Cristiano de Campesinos, etc.

29)D. Geary, European Labour Protest, op. cit., pp. 119-120. El aparente reformismo de la socialdemocracia alemana, anterior a 1914 y continuado bajo la República de Weimar, se habría debido a la constitución por el partido de una tupida red de actividades sociales exclusivas para los trabajadores, más allá de los cometidos políticos y sindicales, construyendo una sociedad dentro de la sociedad alemana general que mantenía aislados pero ilusoriamente autosuficientes a los trabajadores organizados.Gearylo recogeaun cuandolo critica, considerando con razón, que el reformismo de la socialdemocracia más que una actitud ideológicamente fundamentada y consensuada por la totalidad de sus miembros era debida a la consciencia de la potencia de los poderes con los que se enfrentaban, desde el aparato estatal hasta la concentrada gran burguesía industrial y agraria, en un marco de recorte casi permanente de la libertad de acción para el movimiento obrero, ya que si en 1890 son derogadas las leyes
antisocialistas de Bismarck, ello no obsta para que la monarquía Guillermina no intentara repetidas veces reflotar la legislación represiva de partidos obreros y sindicatos.

30)Una descripción amplia de la red cultural, periodística y deportiva, así como de las organizaciones defensivas del SPD y el KPD enR. Kühnl,La República de Weimar, op. cit., pp. 241-249.

31)Geof Eley,From unification to nazism. Reinterpreting the german past, op. cit., pp. 176 y 268-269.
1entre 1918 y 1923, y parcialmente disipada en la fase de estabilización de 1924-1928. Pero entre 1930 y 1932, ni las clases dirigentes tenían sus canales políticosdesarticulados, como en 1918, ni la socialdemocracia y los partidos liberales másafines como el Partido Democrático, estaban en condiciones de ofrecer un nuevo pacto social a cambio de la tranquilidad laboral. Éste quedaba invalidado por las
exigencias del programa anticrisis impuesto por las grandes corporaciones
económicas. La gran burguesía que hasta entonces había confiado sus intereses
políticos a los grandes partidos tradicionales de la derecha, como el Partido Popular,
comenzó a considerar la necesidad de reducir los límites del estado democrático e
instaurar aunque fuera provisionalmente un gobierno autoritario que permitiera
reconducir la situación a su favor. El primer asalto importante contra la democracia de
Weimar fue el golpe de estado de Von Papen contra el gobierno regional de Prusia,
en manos del SPD, en julio de 1932, el último y definitivo la designación de Hitler
como canciller en 1933. A parir de ahí la historia es harto conocida.32

Conclusiones

A diferencia de la URSS, la Italia y Alemania fascistas convivieron con el
funcionamiento de economías de mercado capitalista hasta el punto que los grupos
de negocios financieros e industriales más importantes contribuyeron poderosamente
no sólo al ascenso el poder de Mussolini y Hitler, sino que en la fase final, cuando
estaba próxima la derrota en la Segunda Guerra Mundial, apoyaron decisiva y
decididamente la dinámica de guerra total.33 Tal vez la actividad económica estuvo
más intervenida o regulada desde el estado que en las democracias occidentales.
Sin embargo, intervención estatal en la regulación salarial en la Alemania nazi tuvo
una corta vida. Había sido puesta en práctica especialmente para contentar a las
bases SA, formadas por grupos de trabajadores y elementos de la baja clase media
que habían padecido las consecuencias de la desocupación (la denominada ala
“izquierda” del nacionalsocialismo). Las SA habían intentado presionar a pequeños
empresarios para forzar la colocación de sus propios miembros así como ganar cierta
representatividad mediante las reclamaciones salariales.
El régimen nazi intentó alcanzar el grado máximo de cosificación de la fuerza
de trabajo como mercancía y factor de producción "viviente" empleada por cada
empresario. Por una parte mediante una minuciosa legislación que pretendió
reglamentar todas los aspectos de las relaciones laborales (Ley de Ordenación del
Trabajo Nacional, 20 de enero de 1934), devolviendo al empresario una autoridad
omnímoda sobre sus obreros -el führer prinzip-, la que era respaldada por la directa
intervención represiva del estado en las relaciones industriales, especialmente a
través de la temida Gestapo. Por otra, obviamente mediante la prohibición de las
huelgas y sindicatos. Y por último, mediante la aplicación sin límites de las
propuestas de las doctrinas sobre la organización científica del trabajo, al pretender
una estandarización a gran escala de todas las operaciones y la cosificación de las
tareas que debía realizar cada trabajador.

32)Reinhard Kühnl, La República de Weimar. Establecimiento, estructuras y destrucción de una democracia, op. cit., pp. 263-267.
33)A. Hillgruber,La Segunda Guerra Mundial, Madrid, Alianza Editorial, pp. 163-164.
34)Existe un hilo conductor entre el intento de despersonalizar el trabajo humano intensificando el tratamiento de los obreros como si se tratara de máquinas iniciada a nivel industrial, con la forma en que los nazis organizaron las condiciones de vida y trabajo de los esclavos de los campos de concentración, así como los procedimientos con que se organizó el genocidio. La diferencia reside en la profundidad del sufrimiento y las torturas infligidas a los deportados, no en los principios en que se basaron los nazis para intensificar la presión sobre el factor trabajo. . Ver especialmente las reflexiones de Tim Mason sobre la Ley de Ordenación del Trabajo Nacional enNazism, Fascism and the Working Class, Cambridge, Cambridge University Press, 1995, pp. 77-103, este autor muestra varios
1En el caso italiano el intervencionismo estatal en las actividades económicas
fue aún más superficial. Estas continuaron siendo plenamente capitalistas, después
de breves forcejeos entre algunos dirigentes del sindicalismo fascista y el estado
mayor mussoliniano, que se saldó con la derrota de aquellos.35 Todo se limitó a lo
que Salvemini definió como la función principal del fascismo, que consistió en
nacionalizar a la clase obrera, ofrecida al capital para el cumplimiento de sus
objetivos, en lugar de nacionalizar los medios de producción como anunciaba su
fraseología pseudorrevolucionaria.36 Resulta realmente comprometedor para quienes
piensan como François Furet reivindicando la identificación entre capitalismo y
democracia, las declaraciones en 1935 de un conspicuo miembro de la gran
burguesía industrial italiana como Alberto Pirelli, 
“Saben que la iniciativa y la propiedad privada, factor indispensable del progreso y la
civilización humana y del bienestar general, exige como condición y como consecuencia que
se garantice a la dirección industrial -como realmente lo garantizan los fascistas- los poderes
necesarios para dirigir cada organismo productivo; al mismo tiempo, saben que la intervención
disciplinaria del estado es indispensable en el proceso productivo”.37
Las opiniones vertidas por Furet en su libro coinciden con lo teorizado por el
liberalismo desde 1945 para negar las vinculaciones observadas entre economía de
mercado y fascismo en los años 20 y 30. Las razones de la aparición de estas
propuestas conservadoras probablemente pueden hallarse en el crecimiento
gigantesco de las economías de los países más influyentes de Europa Occidental y
los EE.UU., después de la Segunda Guerra Mundial. Ese crecimiento fue
acompañado por niveles de bienestar relacionados con una redistribución del
ingreso, sin una transformación profunda de su organización social y económica.
Esta imagen de prosperidad, pretendiendo que esa situación coyuntural era el
verdadero estado del capitalismo, actuó legitimando la economía de mercado y fijó el
marco en el que podría en adelante moverse cualquier alternativa política. Esta
situación, paradójicamente presidida por la imagen omnipresente del Estado
Benefactor, otorgaba el apoyo factual a la legitimidad del capitalismo como sistema
capaz de solucionar los problemas de la humanidad. Sin embargo, la experiencia fue
de carácter excepcional ya que se produjo en un reducido grupo de países, que
desde siglo y medio lideran la economía mundial. Sólo se mantuvo durante un cuarto
de siglo, comenzando su prolongada crisis en 1973. Desde el atalaya de ese
momento de inflexión en su marcha triunfal hacia el progreso indefinido, podríamos
considerar al capitalismo como el costoso arranque de un experimento social -eso sí,
no programado como corpus político acabado, según el autor critica respectivamente
en los experimentos comunista y fascista- que se inició en las entrañas de la
decrepitud de los antiguos regímenes europeos y el joven continente americano, se
ejemplos de como se llevó a cabo esa racionalización, algunos tan grotescos como la de buscar un sistema óptimo para abrir sobres o la utilización de música ligera incesante para mejorar la productividad en tareas rutinarias; y para las condiciones de vida y trabajo de los deportados en los campos de exterminio el testimonio de uno de ellos, Primo Levi, Se questo è un uomo (hay traducción castellana, Si esto es un hombre, Barcelona, Muchnik Editores, 1995), 1958, Torino, Giulio Einaudi Editore . 
35 Edward R. Tannenbaum, La experiencia fascista. Sociedad y cultura en Italia (1922-1945), Madrid, Alianza Editorial, 1975, pp. 121-122.
36Citado por R. Milliband. Este autor afirma que en Alemania los beneficios netos de las empresas aumentaron un 433 por ciento entre 1933 y finales de 1936, mientras que los salarios permanecieron estáticos o incluso descendieron ligeramente entre 1934 y 1940, El estado en la sociedad capitalista,, México, Siglo XXI Editores, 81978, pp. 88-89.
37Citado por Edward Tannenbaum, La experiencia fascista. Sociedad y cultura en Italia (1922-1945), op. cit, 1975, p.124.
1abrió paso a través de innumerables dificultades -entre ellas numerosas guerras
metropolitanas y coloniales, crecientes en brutalidad y tecnología- hasta llegar a la
plenitud de las décadas de 1950 y 1960. Pero es indudable que una de las fases
principales del desarrollo capitalista estuvo constituida, hablando con benevolencia,
por la obligada convivencia de la economía de mercado y los regímenes fascistas
principales y secundarios de Europa y el Extremo Oriente. Ese auge posbélico le dio
la oportunidad de distanciarse de tan incómodo compañero, especialmente cuando el
fin de la guerra mostró al mundo no sólo los campos de concentración, sino también
las instalaciones de la IG Farben y otras empresas alemanas próximas a los
mismos para aprovechar el trabajo forzado de sus huéspedes.
El gran problema que preocupa al pensamiento (neo)liberal es que, como
mínimo, la experiencia nazi y fascista son molestos testimonios que revelan la
ausencia de incompatibilidad entre dictadura y capitalismo, entre totalitarismo y
economía de mercado -si aquel término define un nivel más intenso de la supresión
de la democracia y la subordinación de los individuos al poder burocrático. Toda la
capacidad de acumulación privada de la burguesía no sólo sobrevivió sino que
floreció bajo ambos regímenes. Incluso aunque se discuta la influencia que tuvo la
gran burguesía en el patrocinio primero y en el sostenimiento en el poder, después,
de los movimientos políticos acaudillados por Hitler y Mussolini. La evidente
autonomía de los dirigentes políticos respecto de los grandes grupos industriales y
financieros alemanes e italianos, como fue la subordinación de los esfuerzos de
guerra alemanes al cumplimiento del genocidio, o las aventuras expansionistas de
Italia, muy por debajo de las reales posibilidades del país; fueron los peajes que
aceptaron pagar los círculos dirigentes de la economía de ambos países para
recuperar el total control de sus empresas y anular la capacidad de resistencia que
habían adquirido las organizaciones obreras. En general, entre otras consecuencias
de esa agresiva política internacional que culminó con la Segunda Guerra Mundial,
no sólo se benefició la industria pesada con los ambiciosos programas de rearme,
sino que toda la gran patronal se vio en gran medida favorecida por la posibilidad de
disponer de enormes reservas de trabajo gratuito, procedente de las deportaciones
previas al exterminio como de la ocupación de los países europeos.
En su capítulo sobre la Guerra Fría, Furet renuncia explícitamente a examinar sus
causas “... pues estas rebasan el alcance de este libro”(p. 451), aún cuando esa
operación resultaría, por lo menos parcialmente orientadora para el lector que ha
creído en el título de su libro. La reorganización de un orden mundial por los EE.UU.
y sus aliados, a partir de 1945-46, implica el sostenimiento de regímenes dictatoriales
-muchos de ellos de prosapia fascista, como las dictaduras de Franco y OliveiraSalazar - en Europa y el Tercer Mundo. Son los cimientos de una agresiva política
de subordinación de las economías nacionales a los intereses de las grandes
corporaciones y la perpetuación de profundas desigualdades sociales. Por lo tanto,
son motivo suficiente como para haber mantenido en amplios sectores populares la
creencia de la potencialidad del ideal comunista, a pesar de los defectos y ausencia
de controles democráticos en el funcionamiento de la URSS. Entre otras cosas,
porque se consideraba que la política interior del gobierno soviético había asegurado
en muchos casos esos mínimos de equidad social que no se observaban en otras
regiones del planeta, y había situado a su población en un mejor punto de partida
para mejorar su sistema político, que los que podían hallarse en las postradas
democracias formales y dictaduras militares subordinadas a los organismos
internacionales políticos y financieros controlados por los EE.UU.
38 En un excelente
38Admite que en los propios EE.UU.. se produjo, como consecuencia del movimiento opositor a la guerra del Vietnam una visión crítica del papel norteamericano en el desencadenamiento de la Guerra Fría, y considera que existían motivos objetivos y subjetivos para ello. Entre los primeros, la necesidad de expansión del capitalismo falto de mercados exteriores, y los segundos, la reluctancia de los gabinetes que sucedieron a Roosvelt a mantener la alianza
1






" china, revolución y poder de estado


CAPÍTULO IX



LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA


          En 1948, por sugerencia de Mao, una de las consignas proclamadas por el Partido Comunista Chino el 1º de mayo fue: «Todos los partidos democráticos, organizaciones del pueblo y personajes públicos deben convocar rápidamente una conferencia política consultiva para discutir y realizar la convocatoria de un Congreso del Pueblo y la formación de un gobierno democrático de coalición». Los jefes comunistas crearon en junio de 1949 una Comisión preparatoria de organización de esta Conferencia. (Se le llamó entonces «Nueva Conferencia Política Consultiva», para sugerir una continuidad de la Conferencia Política Consultiva de enero de 1946, que por último fracasó debido a la hostilidad de Chiang-Kai-Shek a sus recomendaciones de formar un gobierno de coalición.) En su alocución a la Comisión preparatoria, Mao anunció que era necesario «convocar una Conferencia Política Consultiva, proclamando la fundación de la República Popular de China y eligiendo un Gobierno democrático de coalición que la representases. Y añadió, repitiendo la definición de la China futura que constantemente venía utilizando desde 1945: «Sólo de este modo puede liberarse a nuestra patria del destino semi-colonial y semi-feudal y tomar el camino de la independencia, libertad, paz, unidad, riqueza y poder (Fu-Ch'iang)»

En el mismo discurso, Mao declaraba:



Estamos dispuestos a discutir con cualquier gobierno extranjero el establecimiento de relaciones diplomáticas sobre la base de los principios de igualdad, beneficio mutuo y respeto mutuo de la integridad y soberanía territorial con tal de que esté dispuesto a suspender las relaciones con los reaccionarios chinas, deje de conspirar o de ayudarles y adopte una actitud de amistad genuina, sin hipocresía, para con la China Popular. El pueblo chino desea una colaboración amistosa con los pueblos de todos los países y reanudar y ampliar el comercio internacional al objeto de fomentar la producción y promover la prosperidad económica .

«DE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA DEL PUEBLO»
Esto no significaba, sin embargo, que se propusiese adoptar una actitud neutral hacia los «imperialistas» (evidentemente los imperialistas norteamericanos) que apoyaban a «sus perros fieles, los reaccionarios chinos», por una parte, y la Unión Soviética por la otra. Incluso en el caso poco probable de que los Estados Unidos «dejasen de conspirara con los reaccionarios chinos; Mao no creía, evidentemente, en la posibilidad de colaboración verdadera con un país «imperialista», lo que manifestó categóricamente en su famoso ensayo «De la Dictadura Democrática del Pueblo», publicado el 30 de junio de 1949, en conmemoración del XXVIII aniversario del Partido Comunista Chino:



Os estáis inclinando a un lado. Exactamente... Todos los chinos sin excepción tienen que inclinarse al lado del imperialismo o al lado del socialismo. Nadie puede quedarse en medio. No hay un tercer camino .


El ensayo «De la Dictadura Democrática del Pueblo» es uno de los más importantes y primordiales de todos los escritos de Mao. En él Mao extractaba la quintaesencia de su primera producción, mucho más voluminosa, corno «De la Nueva Democracia» y «Del Gobierno de Coalición», presentándola en forma concisa y penetrante. Al mismo tiempo, el poder total que ya poseía y con el cual pronto se le investiría oficialmente, le permitía hablar con mucha más franqueza que en los años 1937-45. Entonces, Mao se sentía obligado a buscar (o aparentar que buscaba) la colaboración con el Cuomintang, a reconocer el papel directivo de éste durante un período indefinido, a pesar de que quedase perfectamente claro para cualquiera que leyese entre líneas que se inclinaba a tomar en sus manos las fuentes verdaderas del poder. Ahora estaba en posición de abandonar todos estos compromisos en beneficio propio y afirmar con claridad la realidad de su propio poder y la forma en que se proponía utilizarlo para reformar la sociedad china.
La pauta del futuro, proyectada en este ensayo, era a la vez flexible y rígida. Permitía la participación de un sector muy amplio de la población china en la vida política y económica del país. La pequeña burguesía y la burguesía «nacional» no serían simples aliados de los trabajadores y campesinos en el frente unido; habría que incluirlas indefinidamente entre el «pueblo». Y como parte del pueblo, disfrutarían de derechos negados a los «reaccionarios» -los terratenientes y la «burguesía burocráticas (la sección de la burguesía vinculada al Cuomintang). Incluso participarían de la «dictadura democrática del pueblo», dirigida contra los reaccionarios. «La democracia -escribía Mao se practica en las filas del pueblo que disfruta de los derechos de libertad de palabra, de asociación, etc. El derecho de votar sólo pertenece al pueblo, no a los reaccionarios. La combinación de estos dos aspectos, democracia para el pueblo y dictadura para los reaccionarios constituye la dictadura democrática del pueblo.» Pero al mismo tiempo Mao dejaba claro que estos privilegios de plena ciudadanía se extenderían a la burguesía, sólo a condición de que se condujese bien. Pedía el fortalecimiento inmediato del «aparato estatal del pueblo» que definía con franqueza como «instrumento para oprimir a las clases antagónicas». En un futuro inmediato este instrumento se utilizaría para la transformación y eliminación de la clase de terratenientes y de la «burguesía burocráticas. En cuanto a la burguesía nacional, Mao escribía:



Cuando llegue la hora de dar vida al socialismo, es decir, nacionalizar la empresa privada, emprenderemos el trabajo de educarlos y remodelarlos. El pueblo tiene en sus manos un aparato estatal poderoso, no hay necesidad de temer la rebelión de la burguesía nacional.

El 21 de septiembre de 1949 la Conferencia Política Consultiva de China Popular (como finalmente se llamó) comenzó en Pekín su primera sesión. La sesión duró hasta el 30 de septiembre y aprobó la organización y composición del nuevo régimen que sería presidido por Mao-Tse-Tung. El propio Mao inauguró la primera reunión con un discurso de vibrante orgullo nacional, afirmando que los chinos se habían «puesto en pie» y «nunca más serían una nación insultada». El 30 de septiembre Chu-Teh clausuró las sesiones con un discurso que finalizó con las palabras « ¡Viva el Presidente Mao! ». Y el 1 de octubre Mao, en T'ien-An-Men, proclamó oficialmente la creación de la República Popular China.
De este modo se fundó el «Gobierno de coalición», del que Mao venía hablando y escribiendo en los últimos cinco años. Pero era un Gobierno de coalición muy diferente del que en principio se pensé en 1944. Sin duda alguna, la Conferencia Política Consultiva incluía representantes de catorce «partidos» y una variedad de otros grupos y categorías, así como «personalidades democráticas» independientes y había no comunistas tanto en el gobierno como entre los adjuntos al jefe del Estado. Entre los seis vicepresidentes de Mao estaban Soong-Ching-Ling, la viuda de Sun-Yat-Sen y un representante de cada uno de los dos partidos minoritarios más importantes («el Comité Revolucionario del Cuomintang Chino» y la «Liga Democrática China»). Pero nadie se hacía ilusiones acerca de quién tenía el poder real. El «programa común» adoptado en la Conferencia Política Consultiva como base del frente unido y del Gobierno de coalición incorporaba todos los principios esenciales sentados por Mao en su ensayo «De la Dictadura Democrática del Pueblo», inclusive la definición del «pueblo» como el bloque de cuatro clases y la política extranjera de «inclinarse a un lado». Pero la presencia en el Gobierno de no comunistas no podría considerarse razonablemente desprovista de significado total. Se trataba de un símbolo concreto del amplio apoyo de que disfrutaba el nuevo régimen en el momento de su creación, gracias a la general repugnancia suscitada por el Cuomintang y al deseo de poseer a cualquier precio un Gobierno estable y eficaz. Además correspondía, a los ojos de Mao, a la naturaleza relativamente moderada de la política que intentaba perseguir en el futuro inmediato.
Mao y sus colegas se enfrentaban con dos grandes tareas. consolidar el control político del país y comenzar la reconstrucción de la economía dañada por la guerra, estableciendo las bases para el futuro desarrollo económico. El complicado ser humano que acometió la empresa de guiar a China hacia la estabilidad política y el progreso económico estaba en muchos aspectos fundamentalmente bien calificado para su labor. Tras de sí tenía tres décadas de experiencia política. Los años de la guerra de guerrillas contra Japón y de la guerra contra el Cuomintang le permitieron desarrollar más sus dotes de dirección y la vena de crueldad notada por Edgar Snow en 1936. Al mismo tiempo, estos años de lucha le enseñaron la importancia del apoyo de las masas y de los medios para movilizarlas. Procediendo él mismo del campesinado chino, entendía las necesidades y el mundo intelectual de las masas. Tso-Shun-Sheng ha escrito: «Mao-Tse-Tung es fundamentalmente un personaje de una novela china o de una ópera de Pekín». Esta no es toda la verdad, pero es un aspecto importante de ella y sin duda alguna daba más fuerza a su atractivo ante una gran parte de la población. Pero cuando Mao comenzó su tarea en 1949, no existía una China, sino varias, y estos aspectos de su personalidad que resultaban atrayentes para una parte del pueblo chino, a menudo repugnaban a la otra. El estilo de caudillaje de Mao, fuertemente marcado por las costumbres de la literatura popular, le acercaba al campesinado, pero quizá y con facilidad parecería poco mundano ante los intelectuales y la burguesía. Por el contrario, su objeto de occidentalizar y modernizar China (aunque en términos marxistas-leninistas) encontró la aprobación de una gran parte de la población de las ciudades, pero produjo una vaga preocupación entre los campesinos.

PRIMER ENCUENTRO CON STALIN
Sólo un rasgo de la personalidad de Mao encontró aceptación universal entre sus compatriotas. Su resolución inflexible de defender la dignidad e intereses nacionales de China. Al visitar Moscú, en diciembre de 1949, para pedir ayuda y apoyo para el nuevo régimen, desplegaría esta cualidad en toda su extensión. Mao llegó a la capital soviética el 16 de diciembre, justo a tiempo de la celebración, el día 22, del setenta aniversario de Stalin.
Las circunstancias de este primer encuentro entre Mao y Stalin no fueron completamente favorables. Stalin no había contribuido en nada a la elevación de Mao hasta controlar el Partido Comunista Chino, y aunque una vez que Mao había triunfado, Stalin aceptó el hecho -por lo menos exteriormente-, no demostró entusiasmo por ayudar a sus camaradas chinos a quitar el poder al Cuomintang. Sin duda una de las razones de esta reserva fue el temor de una posible intervención norteamericana a gran escala en el caso de una política más agresiva. Temor que no carecía de base. Pero había una segunda razón, posiblemente la más importante: disgusto ante el nacimiento de otra gran potencia comunista, que quizá no resultase tan manejable como sus satélites europeos. En realidad la actitud de los chinos en los últimos años había estado claramente dirigida a incrementar este disgusto.
Hemos notado ya la importancia del informe de Liu-Shao- Ch'i ante el VII Congreso del Partido Comunista Chino celebrado en 1945, proclamando el pensamiento de Mao como guía para los pueblos de otros países orientales. Al año siguiente, en una famosa entrevista con Anna Louise Strong, Liu proponía más rotundamente ideas similares:



El gran éxito de Mao-Tse-Tung ha sido transformar el marxismo de una forma europea a otra asiática. China es un país semi-feudal, semi-colonial en el que gran número de personas viven al borde de la depauperación, laborando tierras reducidísimas... Al abordar la transición a una economía más industrializada, China se enfrenta ... a las presiones... de los países industrialmente avanzados... Existen situaciones similares en otros países del Sureste de Asia. El camino elegido por China influirá en todos..

En la reunión de la Federación Sindical Mundial que tuvo lugar en Pekín en noviembre de 1949, Liu-Shao-Ch'i declaraba: «El camino seguido por el pueblo chino... es el camino que en la lucha por la independencia nacional y la democracia del pueblo deberán seguir los pueblos de muchos países coloniales y semi-coloniales». Pero lejos de aceptar la originalidad del «camino» chino, los portavoces soviéticos continuaban resaltando que Mao y sus camaradas debían lo que eran al ejemplo y apoyo de los rusos.
Por su parte, Stalin continuaba demostrando en sus actos que se encontraba poco inclinado a conceder apoyo entusiasta a Mao y a sus camaradas. En enero de 1949, durante la presidencia provisional de Li-Tsung-Sen, la embajada soviética en China elaboró, de acuerdo con Li, un proyecto de tratado entre los dos países disponiendo la neutralidad china en cualquier conflicto futuro y la eliminación de la influencia norteamericana a cambio de «colaboración verdadera entre China (es decir, la China del Cuomintang) y Rusia». Por otra parte, el embajador soviético fue el único representante diplomático extranjero que acompafió en abril al Gobierno Nacionalista a Cantón en vez de quedarse en Nankín al entrar las fuerzas comunistas. Inclusive en mayo los soviets continuaban negociando con el régimen nacionalista (una vez más presidido por Chiang-Kai-Shek) sobre los derechos comerciales en Sinkiang.
Teniendo en cuenta este fondo de rivalidad ideológica y política, inevitablemente las negociaciones entre Mao y Stalin resultarían largas y laboriosas. El 2 de enero de 1950, en una entrevista con Tass, Mao expresaba la creencia de que su estancia en Moscú se prolongaría «algunas semanas». La duración exacta, añadió, vendría determinada, en parte, por «el tiempo necesario para resolver todos los problemas relacionados con los intereses de la República Popular China». En realidad permaneció más de nueve semanas en la Unión Soviética, y por último sólo pudo lograr satisfacción parcial de los intereses de su país.
Los acuerdos firmados el día de San Valentín, 14 de febrero de 1950, incluían un Tratado de amistad, alianza y asistencia mutua que aseguraba a China el apoyo soviético contra ataques de Japón o de cualquier otro Estado que colaborase directa o indirectamente con Japón. Un acuerdo independiente disponía créditos soviéticos a China anuales y durante cinco años por 60 millones de dólares americanos -suma muy pequeña en comparación con la ayuda de los Estados Unidos a los nacionalistas o con los créditos soviéticos a los satélites europeos del Este-. Pero a cambio de estas ganancias limitadas, Mao se vería obligado a aceptar hasta 1952 la continua presencia soviética en Port Arthur y Dairen. (Posteriormente Stalin no cumplió esta fecha límite y los dos puertos no se reintegraron a China hasta después de su muerte.) Además reconocía la independencia de la República Popular de Mongolia y por irnplicación su inclusión en la esfera soviética de influencia. A pesar de que estaba perfectamente claro que los mongoles no deseaban la soberanía china ni la soviética, ésta resultaba una píldora amarga de tragar para un hombre que desde su infancia estaba obsesionado con la desintegración del Imperio chino y que siempre había definido este Imperio en los términos más amplios posibles. En 1936 había afirmado su creencia de que cuando la revolución triunfase en China, Mongolia Exterior, por su propio acuerdo, se uniría a la federación china, y en 1939 definió las fronteras de China de tal forma que incluyesen a Mongolia Exterior e Interior. No hay ninguna razón para pensar que posteriormente modificase sus puntos de vista, pero en esto, como en muchos otros aspectos, se vio obligado a ajustarse a la realidad.
El 17 de febrero, cuando estaba a punto de partir de Moscú, Mao publicó una declaración afirmando que la amistad chino-soviética, de acuerdo a lo fijado en los nuevos tratados, era «eterna e indestructibles. Además afirmaba su convencimiento, después de las visitas a las fábricas y a las granjas colectivas, de que los logros económicos y culturales soviéticos «servirían en el futuro de modelo para la construcción de la Nueva China».
En esto, sin duda alguna, y por lo menos en parte, era sincero. La resolución inflexible de Mao de mantener el control de su propia revolución no abarcaba un deseo de ser original a todo trance ni una repugnancia a aprender de la experiencia soviética. Por el contrario, del mismo modo que había asimilado muchos principios básicos del leninismo sobre la organización del Partido Comunista y sobre las formas de conducir la lucha por el Poder, ahora Mao intentaba aprovecharse plenamente de los métodos desarrollados por los sucesores de Lenin para edificar una maquinaria estatal y desarrollar una economía socialista. Pero del mismo modo como mezclé las tácticas leninistas con sus propios métodos de guerrilla a fin de lograr el Poder, ahora intentaba adaptar las técnicas soviéticas para edificar el socialismo de acuerdo con las condiciones peculiares de China.

REFORMA AGRARIA
Fundamentales entre estas condiciones eran el atraso económico y cultural del país y la importancia aplastante del campesinado. Después de afirmar que la dictadura democrática del pueblo no dudaba acerca de su capacidad para dar «nueva forma» a la burguesía nacional, en su famoso ensayo Mao declaraba: «El problema serio es la educación del campesinado.» En verdad este era el problema que dominaría toda la historia del nuevo régimen; en propias palabras de Mao, la victoria a lo largo del país ya básicamente ganada, constituía «solamente el primer paso de una larga marcha de 10.000 "li"», la marcha hacia el desarrollo económico y la modernización. En esta tarea el campesinado, que durante un cuarto de siglo había soportado casi la totalidad del peso de la lucha armada, seguiría siendo el «aliado principal de la clase trabajadoras. Pero sólo podría desempeñar su papel político completo si desarrollaba plenamente su cometido, y esto para Mao significaba «la socialización de la agricultura... coordinada con el desarrollo de una industria poderosa que tuviese a la empresa estatal como columna vertebral». Decir que esto implicaba la «educación» del campesinado era una afirmación incompleta. Lo que se necesitaba -como Mao sabía muy bien- no era nada menos que una revolución cultural e intelectual, en el campo, que exigía la asimilación de técnicas científicas y conocimientos modernos y un cambio de la actitud individualista que siempre y en todas partes había caracterizado a los campesinos hambrientos de tierra. Tal alteración de los métodos tradicionales de pensamiento y de conducta sólo sería bien aceptada por algunos de los campesinos chinos y activamente combatida por otros. Por otra parte, habiendo luchado y sufrido durante tanto tiempo, hasta los campesinos con conciencia política del Ejército de Liberación del Pueblo, querían descansar y disfrutar de los frutos de su victoria. Ya en febrero de 1958 Mao denunciaba la opinión propagada por las agencias noticiosas y las estaciones de radio bajo control comunista de que «los campesinos pobres, después de haber conquistado el país, debían gobernarlo y descansará.
Convencer a los campesinos de que, en lugar de descansar, tendrían que someterse a un proceso laborioso de «remodelación», pero conservando al mismo tiempo su apoyo para mantener la estabilidad del régimen, resultó una tarea difícil. No puede negarse que Mao y sus colegas han logrado cierto progreso; acontecimientos recientes demuestran que se encuentran todavía lejos de haber conseguido sus objetivos. Sin embargo, a principios de 1950, en el momento en que Mao, después de su visita a Moscú, comenzara a establecer la política básica del nuevo gobierno, no parecía tener a la vista ninguna dificultad inmediata en este sentido. El primer paso de la modificación de las relaciones sociales y económicas de un extremo al otro del país era la terminación de la reforma agraria, que se venía efectuando en las «zonas liberadas» desde el comienzo de la guerra civil. Desde luego esto estaba totalmente de acuerdo con la doctrina leninista que siempre había considerado la propiedad individual de la tierra como una etapa del camino de la colectivización. Pero Mao aplicó esta política de forma característica, recalcando la función «educativa» de la expropiación de los terratenientes.
En su informe de Hunan de 1927, Mao había escrito:



Cuando los caciques locales y la mala burguesía se encontraban en el apogeo de su poder, mataban a los campesinos sin mover un párpado... En vista de estas atrocidades de los caciques locales y de la mala burguesía, así como del terror reaccionario desatado en las zonas rurales por ellos, ¿cómo puede uno decir que ahora los campesinos no deben alzarse y fusilar a uno o dos de ellos e implantar un reinado de terror en pequeña escala para suprimir a los contrarrevolucionarios?.

A medida que la reforma agraria se extendía con los avances del Ejército Rojo, lo mismo antes que después del establecimiento del nuevo régimen, Mao urgía a los campesinos para que se rebelasen y no se limitasen a matar a uno o a dos terratenientes, sino a un buen número. Al mismo tiempo continuaba advirtiendo a los cuadros, según venía haciendo desde 1948, contra las «matanzas indiscriminadas». Aunque no huía de la violencia la consideraba fundamentalmente como medida de alterar el equilibrio de las fuerzas y las relaciones psicológicas en las zonas rurales. Aparte del hecho de que, arbitrariamente, muchos terratenientes hubiesen golpeado y matado en el pasado a sus arrendatarios y mereciesen el castigo supremo, según juicio de Mao, sólo sería cuando denunciasen en reuniones públicas los crímenes de sus anteriores explotadores y los condenasen a muerte cuando los campesinos se darían cuenta de que algo había cambiado y que ahora eran los amos.
El número de víctimas de este primer levantamiento revolucionario del campo fue relativamente limitado; una de las fuentes más escrupulosas se refiere a «decenas de miles», cifra que no correspondería a más del medio por ciento del número total de terratenientes. La verdadera ola de terror estaba todavía por llegar. Política y psicológicamente era, sin embargo, una experiencia muy violenta y traumática para todos los interesados. Por otra parte, la política económica perseguida resultaba muy moderada. Contrariamente a lo que se había hecho en las etapas finales de la guerra civil, sólo sería confiscada la tierra de los terratenientes, pero no la de los campesinos ricos. En un informe ante el Tercer Pleno del Partido Comunista Chino, el 6 de junio de 1950, Mao explicaba este cambio de política por razones políticas y económicas. Políticamente, los campesinos ricos ya no representaban un peligro como eran «cuando el Ejército Rojo se encontraba obligado a una lucha a vida o muerte con los reaccionarios del Cuomintang». Económicamente, resultaba deseable seguir una política de «conservar una economía de campesinos ricos para fomentar la rápida restauración de la producción de las zonas rurales». Superficialmente existía un cierto parecido entre esta política y el estímulo a los Kulaks para «enriquecerse» durante el período de la Nueva Política Económica de la Unión Soviética. Pero los chinos pasaron directamente a esta línea moderada sin atravesar un fase preliminar y radical de «comunismo de guerra» y además evitaron los extremos en el estímulo de la empresa privada que caracterizaron a la Nuevava Política Económica. Aunque a los campesinos ricos se les permitía conservar sus tierras, se les prohibía rigurosamente adquirir más. Por otra parte, quedarían aislados políticamente prohibiéndoselas ingresar en las nuevas asociaciones campesinas que quedaban limitadas a los campesinos pobres y medios.

LEY DEL MATRIMONIO
Casi tan importante como la Ley de Reforma Agraria para el plan de la transformación de las relaciones sociales existentes era la Ley del Matrimonio, que Mao promulgó el 30 de abril de 1950. Los principios y objetivos de la Ley eran fundamentalmente similares a los que Mao había definido casi treinta años antes en Kiangsi, cuando decretó una serie de disposiciones provisionales sobre el matrimonio. Uno de sus objetivos era la creación de igualdad de derechos para la mujer, algo que Mao deseaba desde sus días de estudiante. «Bajo el dominio feudal -había escrito en 1931-, la opresión y sufrimiento padecidos por la mujer son mucho mayores que los del hombre.» Al mismo tiempo, la finalidad de la reforma matrimonial (lo mismo en 1931 que en 1950) tenía por objeto hacer que «la elección libre fuese el principio básico de todo matrimonios, y de este modo atacar al «sistema feudal de matrimonios y al sistema familiar que se asienta en él: fundamentalmente la potestad de los padres sobre los hijos.
A pesar de que la actitud constante de Mao desde 1919 demuestra ampliamente que considera la libre elección matrimonial deseable en sí misma, esta reforma tenía además la función política evidente de debilitar la influencia de la familia sobre el individuo y de este modo facilitar la incorporación de los ciudadanos a formas nuevas de organización social, dirigidas a la transformación progresiva de la China tradicional. En este campo, al igual que en la esfera de política agraria, Mao y sus camaradas se lanzaban a liberar las fuerzas individualistas latentes en una sociedad precapitalista y utilizarlas para destruir la base de dicha sociedad, antes de proceder a ampliar la etapa de la colectivización.
El progreso en ambos campos era lento, con resistencia particularmente aguda en la esfera de las relaciones familiares. En el verano y otoño de 1951, un año y medio después de que Mao promulgara la ley matrimonial, las altas autoridades del Partido denunciaron repetidamente la persistencia entre los miembros del Partido Comunista e incluso de los cuadros, de la «actitud feudal que atribuye importancia al hombre y menosprecia a la mujer» (29). En cuanto a la reforma agraria, Liu-Shao-Ch'i anunciaba en su informe de junio de 1950 que finalizaría -excepto en las zonas habitadas po 'r minorías nacionales- sólo hacia fines de 1951. Además, añadía que se conservaría «a lo largo de toda la etapa de la nueva democracia, una economía de campesinos ricos», que sólo sería reemplazada «cuando las condiciones estuviesen maduras para la aplicación extensiva de la agricultura mecanizada, para la organización de granjas colectivas y para la reforma socialista de las zonas rurales». Esto, declaraba, «necesitará algún tiempo para lograrse».
De hecho, el proceso completo de transformación de la sociedad china sería muy pronto notablemente acelerado. Sin duda, en parte, este cambio se debería al propio temperamento impaciente de Mao y a la tendencia natural de cualquier movimiento revolucionario, una vez lanzado, de ganar velocidad. Pero una influencia muy importante en la política interna de la República Popular China fue ejercida indudablemente por la guerra de Corea, que estalló precisamente en el momento en que la ley de la reforma agraria estaba a punto de ser puesta en vigor.

LA GUERRA DE COREA
Los respectivos papeles de Moscú, Pekín y Pyongyang en la decisión de intentar la conquista del sur de Corea siguen siendo oscuros y sujetos a controversia. En una época o en otra, durante los últimos quince años, se han defendido todas las teorías posibles, desde las que atribuyen toda la responsabilidad a Stalin hasta las que culpan de todo a la belicosidad china. A pesar de que el problema no puede ser tratado adecuadamente en este libro, el peso de la evidencia parece apoyar la conclusión de que la guerra fue fundamentalmente una iniciativa soviética. No sabemos si Mao dio su aprobación o no (algunas pruebas indican que ni siquiera se le informó hasta un día o; dos antes del ataque); pero en caso de que la diese, sólo pudo haber sido en la creencia (indudablemente compartida por Stalin) de que los Estados Unidos no intervendrían y que los coreanos del Norte podrían terminar la tarea por sí mismos. (Estas dos hipótesis parecían razonables en conjunto; el secretario de Estado Acheson había afirmado claramente el 12 de enero de 1950 que Corea quedaba fuera del perímetro de defensa de los Estados Unidos y los primeros días de la lucha dejaron pocas dudas acerca de lo que hubiese sido el resultado de no haberse producido intervención extranjera a favor de ambos bandos.) De cualquier manera, parece virtualmente inconcebible que Mao hubiese buscado deliberadamente un conflicto con los Estados Unidos. Todavía no había terminado la guerra civil; tendrían que exterminarse en diferentes y remotas provincias bolsas aisladas de resistencia. Todavía no se había establecido el control del Tíbet; y sobre todo, Mao estaba resuelto a derrotar los restos de las fuerzas de Chiang, en Formosa. En las provincias adyacentes había tropas estacionadas para esta finalidad, y hay pruebas claras de que se planificó la invasión para el verano.
El régimen comunista chino no sólo tenía otras obligaciones militares entre manos, sino que, además, durante seis meses Mao y sus colegas habían estado muy preocupados por la necesidad de desmovilizar parte de los grandes ejércitos reunidos durante la guerra civil con la finalidad de reducir la carga de las finanzas públicas, dejar en libertad más obreros para la actividad productora y de esta forma combatir la inflación. Solo aproximadamente una tercera parte de la población rural había ya atravesado la experiencia de la reforma agraria. Cien millones de campesinos pasarían por ella en los últimos meses de 1950, absorbiéndose de esta forma las energías de la mayoría de los cuadros disponibles. Las sesiones del Partido y órganos del Estado en el mes de junio se dedicaron totalmente a los problemas económicos. Los discursos de inauguración y clausura de Mao ante el Comité Nacional de la Conferencia Política Consultiva, en total sólo contenían una frase sobre problemas extranjeros, afirmando la importancia de la solidaridad con la Unión Soviética. En el discurso de clausura del 23 de junio de 1950, dos días antes del estallido de la guerra de Corea, Mao explicaba que en el curso de la nueva revolución democrática el pueblo chino tendría que superar dos grandes «pruebas». guerra y reforma agraria. «La prueba de la guerra -declaraba- fundamentalmente pertenece ya al pasado.» La segunda prueba, la reforma agraria, tiene que realizarse ahora, después de la cual quedaría abierto el camino para el desarrollo del socialismo. De esta forma Mao aseguraba deliberadamente a sus compatriotas, dos días antes del ataque a Corea del Sur, que la prueba de la guerra había terminado. Por otra parte, incluso después del estallido de la guerra de Corea, no se hizo ningún esfuerzo serio para movilizar la opinión pública hasta transcurridos algunos meses. La prensa dedicaba relativamente poco espacio al conflicto y los artículos anti norteamericanos no eran ni muy numerosos ni más virulentos que de costumbre. Sólo a fines de agosto pudo discernirse un cambio que no alcanzó su punto culminante hasta después de encontrarse ya las tropas chinas luchando en Corea.
En vista de todo esto, resulta muy poco probable que Mao-Tse-Tung, antes del 25 de junio, comprometiese deliberadamente a su país en una política que él pensaba que podría conducir a la guerra. Desde luego su reacción indignada ante la orden del Presidente Truman del 27 de junio «neutralizando» el estrecho de Formosa, hace suponer que no había pensado en una confrontación directa con los Estados Unidos.
Esta decisión, que representaba (como la decisión de intervenir en Corea) un cambio de la anterior política de los Estados Unidos, tuvo consecuencias de muy largo alcance. Con ella Washington estaría preparado para intervenir directamente, en caso necesario, para evitar una acción de los comunistas chinos dirigida a conquistar Formosa y liquidar el gobierno rival de Chiang-Kai-Shek. Como resultado, una cuestión que hasta entonces había sido considerada por Mao y Chiang como puramente china, en adelante no se podría resolver sin un choque directo entre China y los Estados Unidos.
Frente a esta nueva situación, Mao declaraba con enfado que el Presidente norteamericano había probado que sus anteriores declaraciones acerca de la no intervención en Formosa eran fraudulentas y que así los Estados Unidos «mostraban abiertamente su cara imperialista. Repitiendo su tópico familiar de que el imperialismo era «fuerte exteriormente y podrido interiormente, pedía, sin embargo, al pueblo de China y del mundo que se mantuviese alerta para «derrotar cualquier provocación del imperialismo de los Estados Unidos».
Del mismo modo, las afirmaciones de Mao reflejaban el hecho de que por el momento le interesaba mucho más Formosa que Corea. Aunque sin duda alguna consideraba la unificación de Corea bajo control comunista como buena en sí misma, resultaba dudoso que se encontrase inclinado a promover los objetivos del «partido fraternal» de Pyongyang, con riesgo de atraer la atención norteamericana al Lejano Oriente, precisamente en un momento en que Washington parecía haber comenzado el proceso de desentenderse de sus compromisos chinos. (La actitud claramente poco fraternal de los comunistas de Corea para sus camaradas chinos en los últimos tiempos, difícilmente habría estimulado tal altruismo).
En un sentido amplio, los objetivos probables de la aventura de Corea (quebrantar la influencia de los Estados Unidos en Japón, probando la debilidad norteamericana y alterar el equilibrio global del poder) correspondían a intereses soviéticos más que chinos. Con seguridad, Mao se encontraba tan interesado como cualquiera en luchar contra el «imperialismo norteamericanos, pero muy bien hubiese podido esperar hasta que la situación interna se consolidase y hubiese resuelto sus cuentas con Chiang-Kai-Shek. Existe más de un indicio de que los chinos pensaban que se estaban sacrificando por objetivos soviéticos, en las amargas reflexiones de la guerra de Corea publicadas en los últimos años:



Los jefes del P.C.U.S... nos acusan de confiar en un «choche directo» entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y de intentar empujarIos a una guerra nuclear. Nuestra respuesta es: no, amigos. Será mejor que ceséis en esa calumnia sensacionalista. El Partido Comunista Chino se opone firmemente a un «choque frontal» entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y no sólo con palabras. También se ha esforzado con actos en alejar el conflicto directo armado entre ellos. Ejemplos de esto son la guerra de Corea contra la agresión de los Estados Unidos, en la que luchamos codo con codo con los camaradas coreanos... Nosotros preferimos soportar los grandes sacrificios necesarios y estar en primera línea de defensa del campo socialista para que la Unión Soviética pudiera permanecer en segunda línea.

Si, como he argumentado aquí, Mao tuvo poca o ninguna parte en la planificación del ataque a Corea del Sur o si estuvo asociado de corazón a la decisión de Stalin en la falsa suposición de que la guerra sería puramente un problema coreano, la fuerza y efectividad de la reacción militar norteamericana obligó pronto a Moscú y a Pekín a enfrentarse con decisiones políticas difíciles. En agosto y septiembre las dos grandes potencias comunistas se esforzaron por conseguir un arreglo diplomático de compromiso. El delegado soviético ante el Consejo de Seguridad abandonó el boicot que durante siete meses venía realizando contra la presencia de un delegado de los chinos nacionalistas (39) y comenzó a presionar en favor de negociaciones con la participación de la República Popular China, así como de Corea del Norte y del Sur. Pero en aquella época Washington tenía confianza en la victoria total y se negó a ninguna decisión que no incluyese la unificación de toda Corea bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Ni siquiera las advertencias cada vez más violentas y explícitas de que China intervendría si sus fronteras se veían amenazadas bastaron para mitigar este optimismo o detener la marcha de Mac Arthur al Yalu.
De este modo Mao se encontró, sólo un año después del establecimiento de la República Popular China, envuelto en guerra con los Estados Unidos. Esta nueva obligación creó inevitablemente tensiones económicas y políticas. Hemos visto que la propia actitud de Mao hacia Norteamérica, aunque fundamentalmente hostil, no carecía de ambigüedad. El sentimiento general en China era todavía menos inequívocamente antinorteamericano. Incluso después de que los dos países estuviesen en guerra, las publicaciones dirigidas a los cuadros del Partido Comunista Chino seguían publicando artículos explicando pacientemente por qué había que considerar a Norteamérica enemiga y no amiga.
El propio Mao, en un telegrama del 2 de diciembre de 1950, dirigido a los representantes de los círculos industriales y comerciales de Tientsin, les elogiaba por su contribución al movimiento de «Resistir a Norteamérica y ayudar a Corea», lanzado a fines de octubre, reconocía implícitamente la persistencia del sentimiento pro-norteamericano. «Los imperialistas norteamericanos -declaraba- han dirigido gran cantidad de propaganda engañosa al pueblo chino. Todos los patriotas deben negarse a creer en estos discursos mentirosos».

CAMPAÑAS DE REFORMA
El reconocimiento de Mao y de sus colegas de que una parte de la población consideraba con sentimientos confusos el conflicto en que se encontraba sumergida, fortalecía sin duda alguna la tendencia natural hacia la imposición de una disciplina más rigurosa y la represión de las disidencias que se manifiestan en todas las naciones en guerra. El resultado fue un notable aumento del terror y coacción empleados por el régimen en su esfuerzo por establecer su propio poder y desarraigar o desarmar toda oposición real o virtual.
Se realizó este proceso por etapas marcadas por una sucesión de campañas masivas: la campaña contra los revolucionarios; el movimiento de reforma del pensamiento; la campaña de los «tres antis» y la campaña de los «cinco antis». La primera se lanzó sobre la base de las muy severas «Regulaciones referentes al castigo de los contrarrevolucionarios», promulgadas por Mao el 21 de febrero de 1951, que disponían la muerte o largas condenas de cárcel para delitos definidos en términos muy generales. En marzo comenzó en las ciudades principales una sucesión de reuniones de masas, en las que se sentenció a muerte a «contrarrevolucionarlos» importantes, después de denunciar públicamente sus crímenes. Según un artículo del ministro de Seguridad Pública publicado en la época, casi treinta mil reuniones tuvieron lugar en Pekín en el curso de pocos meses, y a ellas asistieron un total de más de tres millones de personas. En grandes zonas de China central y del Sur una mayoría de la población estuvo sometida a esta «educación». Se publicaba día tras día en los periódicos largas listas con los nombres de los «contrarrevolucionarios» ejecutados.
En cuanto al número de víctimas, se afirmó oficialmente en octubre de 1951, que ante los tribunales del pueblo se habían visto, en los primeros meses de 1951, 800.000 casos de contrarrevolucionarios, Chou-En-Lai declaró posteriormente que el 16,8 por 100 de los contrarrevolucionarios juzgados fueron sentenciados a muerte, la mayor parte antes de 1952. La combinación de estas dos piezas de información daría una cifra de 135.000 ejecuciones durante el primer semestre de 1951. Indudablemente la cifra verdadera fue muy superior. Los cálculos más hostiles dan una cifra de 10 6 15 millones de víctimas. Un cálculo razonable sería de uno a tres millones de ejecuciones.
Si aceptamos la cifra media de dos millones de víctimas, ésta alcanza al 0,3 por 100 de la población total de China. (De este modo corresponde a unas 150.000 ejecuciones en un país del tamaño de Francia o de Gran Bretaña, o 600.000 en los Estados Unidos.) No se trata de un número de víctimas enorme para una revolución social de esta magnitud, realizada inmediatamente después de una larga y cruel guerra civil que aún causó más víctimas en ambos bandos. Además no hay ninguna duda de que entre los «contrarrevolucionarios» así suprimidos, se encontraban muchos individuos que de hecho se dedicaban a actividades clandestinas organizadas contra el régimen, aunque otros perecieron simplemente por su origen de clase. Pero al mismo tiempo, la imagen es muy diferente de una revolución realizada exclusivamente con educación y persuasión, como a veces se dice ahora por algunos de los más ingenuos defensores de Pekín (aunque casi por ninguno de los propios chinos). Durante la mayor parte de 1951 reinaba en todo el país un verdadero clima de terror.
En octubre de 1951, Mao-Tse-Tung anuncié en un discurso ante la Tercera Reunión del Comité Nacional de la Conferencia Política Consultiva que las tres grandes campañas que habían tenido lugar en el pasado año, «reforma agraria», «resistir a Norteamérica y ayudar a Corea» y la eliminación de los contrarrevolucionarios habían logrado la victoria. La reforma agraria terminaría a fines de 1952, excepto en las zonas habitadas por las minorías nacionales. La invasión norteamericana de la República Democrática Popular de Corea se había contenido. En cuanto a los «residuos contrarrevolucionarios» muy pronto se les eliminaría fundamentalmente del Continente.
La campaña contra los contrarrevolucionarios se diferenciaba básicamente de las que siguieron porque tenía la finalidad esencial de eliminar una parte de la población. Físicamente sólo se destruiría a algunos de los «elementos reaccionarios», pero al resto se les reformaría mediante los métodos brutales de los campos de trabajo y no desempeñarían ningún papel importante en la nueva China que Mao intentaba edificar. Los cuadros del Partido, objeto de la campaña de los «tres antis», y la «burguesía nacional», objeto de la campaña de los «cinco antis», eran considerados, en cambio, como participantes con pleno derecho en la nueva sociedad, aunque de ambos grupos habría que eliminar a una minoría de individuos poco deseables. Por consiguiente habría que reformarles más por convencimiento que por coacción.

REFORMA DEL PENSAMIENTO. Los INTELECTUALES CHINOS
El contraste de los métodos resalta con mayor claridad al examinar otra campaña, que había comenzado inmediatamente después de la liberación, pero que solamente alcanzó su punto culminante en 1951, el movimiento de «reforma del pensamientos entre los intelectuales. Mao había propugnado un esfuerzo a gran escala en este terreno en su discurso de clausura de la Conferencia Política Consultiva la víspera de la guerra de Corea; ahora, en octubre de 1951, expresaba su satisfacción de que ya estuviese en marcha. Al abogar por esta campaña, Mao resaltaba que la reforma del pensamiento mediante la crítica y la autocrítica era uno de los «métodos democráticos» para «educar y convencerá a los que pertenecían al pueblo, que difería fundamentalmente del tratamiento dado a las clases enemigas, a las que «se obligaría a reformarse por el trabajo con objeto de transformarlas en personas nuevas». Sin duda alguna era un método menos violento que el del terror abierto aplicado a los contrarrevolucionarios; pero era sólo «democrático» en el sentido de participación amplia y no porque los interesados poseyesen
cualquier participación en el control de sus destinos.
La campaña de reforma del pensamiento tuvo importancia práctica considerable para el funcionamiento de los cuadros en los que el régimen revolucionario se apoyaría en su esfuerzo para modificar la faz de China. Pero además resulta importante para exponer en general el estilo de caudillaje de Mao; mostraba en forma relativamente pura una meta y una técnica para lograrla que en mayor o menor grado ha caracterizado cada acto del régimen de Pekín desde el momento de su creación. Se trataba de una consecuencia natural de las «campañas de rectificación» de 1942-44 y manifestaba el insaciable deseo de Mao de armonizar los dos imperativos antagónicos de «acción conscientes de los individuos y de disciplina social impecable. Para alguien que esté al margen del sistema los dos imperativos parecen contradictorios; es posible encontrar acomodo entre ellos, pero no satisfacer ambos por entero. Y sin embargo Mao no aceptará otra cosa. Algunos observadores han llegado a la conclusión de que no puede pretenderlo seriamente; tiene simplemente que querer robots, «hormigas» y nada más. Sin embargo, mantener este punto de vista es no sólo simplificar excesivamente la idea de Mao sino perder de vista la dimensión total del drama de los intelectuales chinos en el siglo XX.
Habían rechazado el pasado con su respeto a la tradición y a la autoridad constituidas sin encontrar verdadero consuelo o satisfacción en una protesta puramente individualista. Se había desterrado el viejo sistema monárquico; pero no había surgido una democracia parlamentaria como sustituto eficaz. Psicológicamente, aspiraban a la seguridad, y políticamente a la estabilidad y la eficacia. Su identidad había sido desafiada históricamente por el colapso del antiguo universo chino y las incursiones humillantes de Occidente. Estos hechos determinaron en gran medida su reacción a la perturbadora experiencia de la destrucción y reconstrucción de identidad que constituye la esencia de la reforma del pensamiento practicada por los comunistas chinos.
Robert Jay Lifton, en su admirable, moderado y profundo estudio de este problema, ha sugerido que un importante aspecto de la reforma del pensamiento radicaba en la sustitución de la piedad filial que constituía el valor moral central de la China tradicional por una nueva forma de piedad filial dirigida hacia el régimen. Para él tal reorientación de la personalidad ejerció un fuerte atractivo incluso sobre los intelectuales que no simpatizaban políticamente con el régimen, ya que llenaba el vacío creado por el rechazamiento casi universal de la autoridad paterna en la modernización de China en el medio siglo anterior.
El Dr. Litfon no especula sobre la posible relación entre el traspaso de la piedad filial del padre al régimen comunista y el culto creciente a Mao-Tse-Tung como una figura paterna, omnisciente y solícita; y tampoco especularemos aquí. Por otra parte no puede haber duda, de que Mao, que había conocido personalmente el vacío creado por el rechazamiento de la autoridad paterna y la tradición centrada en el padre, comprendía intuitivamente la nostalgia de seguridad y autoridad que caracterizaba a los intelectuales chinos. Pero existían grandes limitaciones a este entendimiento. Al no haber estado nunca en verdadero contacto con el conocimiento moderno científico y técnico, no podía entender que ciertas actitudes dudosas fuesen más que una manifestación del «liberalismo» que él condenaba; constituían una parte integrante de la cultura moderna. Al estar completamente convencido de que su propio pensamiento era correcto, suponía que todos los demás harían mejor en pensar exactamente como él. En su esfuerzo para conciliar la espontaneidad con la disciplina tendía por consiguiente a conceder la mayor importancia a la conformidad.
Con bastante lógica, la campaña de reforma del pensamiento fue precedida y acompañada, al igual que la campaña de rectificación de 1942-44, de un movimiento para el estudio del «pensamiento de Mao-Tse-Tung». Durante algún tiempo, un «Comité Especial para la Publicación de las Obras Selectas de Mao-Tse-Tung», adjunto al Comité Central del Partido Comunista Chino, trabajaba intensamente en la preparación de una nueva interpretación de las obras del caudillo que hoy sigue siendo la base de todas las ediciones o traducciones publicadas en China. Como hemos visto repetidamente en el curso de esta biografía, los textos fueron completamente redactados de nuevo por el mismo Mao, con objeto de eliminar los errores de juventud y cualquier dato o doctrina que no encajase en la ortodoxia actual. El primer volumen de esta edición expurgada se publicó en octubre de 1951, pero a partir del trigésimo aniversario del Partido Comunista Chino, el 1 de julio de 1951 se publicaron en la prensa, uno tras otro, los textos principales. Al mismo tiempo una serie de artículos de ideólogos destacados alababa la importancia del pensamiento de Mao-Tse-Tung.
La consecuencia de la reforma del pensamiento promovida con el espíritu descrito fue una tragedia para algunos; significó felicidad y seguridad emocional e intelectual para otros, e inclusive para otros más (probablemente la mayoría) una mezcla de aceptación y de rebeldía interior. En términos humanos la empresa aparece de este modo como ambigua y en general represiva a pesar de que los estudiantes, profesores y otros intelectuales que la experimentaban normalmente, no estaban sujetos a la violencia infligida a los occidentales a quienes se les «reformaba en la cárcel». Por otra parte, para el funcionamiento del propio régimen el resultado fue indudablemente positivo.
En su discurso del 23 de octubre de 1951, Mao declaraba:



La reforma del pensamiento y en especial la reforma del pensamiento de todas las categorías de intelectuales constituye una de las condiciones importantes de la transformación democrática que experimentamos y de la industrialización progresiva de nuestro país.

Desde luego, teniendo en cuenta la inmensidad de las tareas con que se enfrentaban y el número limitado de cuadros comunistas expertos, Mao y sus camaradas no podían permitirse desperdiciar fuerzas humanas experimentadas excepto cuando tropezaban con una oposición política irreconciliable. El movimiento de reforma del pensamiento que les permitía remodelar gran cantidad de estudiantes de diversos orígenes y antecedentes políticos, antiguos funcionarios del Cuomintang y gentes semejantes, para que se los pudiese utilizar en el nuevo régimen, por lo menos durante algún tiempo, era por consiguiente en realidad, como Mao declaraba, una contribución decisiva en la transformación económica y social del país.

CONTRA LA CORRUPCIÓN, EL FRAUDE Y EL DESPILFARRO
La campaña de los «tres antis» con la que el movimiento de reforma del pensamiento se fusionó a fines de 1951 y la campaña de los «cinco antis» en la primavera de 1952, dieron más importancia a la utilidad social y menos a la transformación interna; pero sin embargo recurrieron a las técnicas utilizadas en la reforma del pensamiento así como a las denuncias masivas empleadas respecto a los contrarrevolucionarios, aunque estas se llevaban a cabo con un espíritu menos hostil. La primera campaña que afectó a los cuadros del Partido y del Estado, se dirigía contra la corrupción, el despilfarro y la burocracia. Tuvo por resultado la purga de algunas gentes por uno u otro de estos tres delitos, e incitar a los restantes a deshacerse enérgicamente de su «pensamiento burgués». La campaña de los «cinco antis», dirigida contra los «cinco venenos»: soborno, evasión de impuestos, fraude, robo de la propiedad gubernamental y robo de los secretos económicos del Estado, afectaba fundamentalmente a los comerciantes e industriales de la «burguesía nacional» que todavía hacían funcionar sus empresas de forma semiautónoma. Estaba vinculada a la campaña predecesora ya que el soborno por parte de los hombres de negocios significaba corrupción de los funcionarios públicos. Siendo la burguesía nacional una clase intermedia (parte del pueblo pero unida sin embargo a sus propios intereses peculiares), los métodos y objetivos de esta campaña eran también intermedios. Su finalidad no era, como en el caso de la reforma agraria, eliminar completamente a una clase reduciendo sus miembros al estado de obreros manuales. Los campesinos no precisaban terratenientes para trabajar la tierra; pero se precisaban los conocimientos de los propietarios de fábricas y comerciantes a fin de dirigir las empresas. Por consiguiente, el objetivo de la campaña en parte considerable era remodelar su forma de pensar y prepararles para su papel futuro de directivos asalariados. Pero al mismo tiempo se dirigía a destruir lo que todavía conservaban de posición de poder independiente arraigada en los recursos de sus empresas. Por consiguiente se les multaba con grandes sumas y después se les salvaba de la bancarrota mediante préstamos que financieramente les hacían dependientes del Gobierno. También se hizo un mayor uso de la denuncia masiva y de la coacción que en el caso de los cuadros afectados por el movimiento de los «tres antis». En gran parte la presión era psicológica -la amenaza de ruina profesional llevó a gran número de hombres de negocios al suicidio-, aunque para los peores delincuentes la amenaza de cárcel rondaba en el fondo. Se empleaban las técnicas de reforma del pensamiento para obligar a los hombres de negocios a «confesar sus pecados» ante sus empleados.
Una vez más Mao estaba en la vanguardia de estas campañas. En su mensaje del Año Nuevo de 1952, después de exigir la victoria del pueblo chino en el «Frente de Resistencia a Norteamérica y Ayuda a Corea», en el frente de la defensa nacional, en la reforma agraria, en la represión de los contrarrevolucionarios, en la construcción económica, en la reforma del pensamiento, etc., llamó la atención en especial sobre el «frente recién abierto» del movimiento de los «tres antis»:



Quiero exhortar a todo el pueblo y a todos los activistas políticos de nuestro país a unirse y, enarbolando banderas y redoblando tambores, desarrollar una lucha poderosa e irresistible a gran escala contra la corrupción, el despilfarro y el espíritu burocrático.

Al mismo tiempo que Mao hacía esta declaración muy característica, acentuando los efectos dramáticos y de lucha, la economía china se dirigía aparentemente hacia el crecimiento planificado siguiendo las líneas soviéticas. Los «equipos de ayuda mutua» organizados en el curso de 1952, representaban una forma amplia de colaboración, sin ningún paralelo exacto en la experiencia rusa; pero se presentaron simplemente como una campaña transitoria hacia las granjas colectivas de tipo soviético. A fines de 1952 se anunciaba que el primer plan quinquenal comenzaría en 1953; y en febrero de 1953, Mao pidió a sus compatriotas que estudiaran la experiencia soviética y aprendieran de ella. La muerte de Stalin, ocurrida un mes más tarde, arrancó a Mao uno de sus tributos más elocuentes y efusivos para el hombre que había estado a la cabeza del movimiento comunista internacional durante casi el mismo tiempo en que Mao había pertenecido al mismo. Por el momento, Mao-Tse-Tung aparecía ante el mundo como discípulo fiel de Stalin y China Comunista como una copia de la Unión Soviética. Pero pronto los acontecimientos demostrarían que la realidad era mucho más compleja y que el temperamento bélico de Mao por lo menos tendría que ser tan importante como las técnicas planificadoras soviéticas para modelar los métodos con los que emprendía la marcha de su país hacia la meta de «riqueza y poder»."

      
          Esto es mío:

           FANTASEANDO O SIENDO BASTANTE IDEALISTA,...¿ COMO FUE POSIBLE QUE AUMENTARA EL CAMPO SOCIALISTA, CON CHINA INCORPORADA AL MISMO, YA QUE ESTABAN LOS PAISES DE EUROPA DEL ESTE CON LA URSS, EL PACTO DE VARSOVIA,...Y NO SE PUDIERA MANTENER Y CONSTRUIR AÚN MÁS EL SOCIALISMO ? SIN EMBARGO LOS DOS COLOSOS SOCIALISTAS SE ENFRENTARON RÁPIDAMENTE,...Y FUERON LOS PRECURSORES DEL DESCALABRO DEL SOCIALISMO Y LA DERROTA DEL PROLETARIADO. La ideología de estado, es muy mala, es nefasta para la revolución de la humanidad;...la defensa del a patria, de forma acritica, de forma impositora,...es parte de la política de la burguesía en el poder.

"Fidel Castro, la revolución cubana y América Latina  por el profesor Luiz Alberto Moniz Bandeira*
Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor del libro “De Martí a Fidel. La Revolución Cubana y América Latina” (Ed. Norma) de reciente aparición, indica en este artículo para La ONDA digital que “La revolución cubana fue el hecho político más poderoso y el que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo del siglo XX,(...) porque ella agudizó dramáticamente las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región.

Cuando el dictador Fulgencio Batista, sin más condiciones de mantenerse en el poder, renunció durante el reveillon de 1959 y, secretamente, huyó de Cuba para la República Dominicana, no fue sólo su gobierno que cayó. Todo el Estado cubano se había desintegrado y 1959 se tornó un año realmente nuevo. Días después, centenas de guerrilleros barbudos, gran parte deguajiros (trabajadores del campo), sucios, con uniformes rasgados, entraron en La Habana, bajo el comando de Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos. Era el clímax de una epopeya, iniciada por apenas 16 sobrevivientes, de los 82 que desembarcaron del yate Granma, en el litoral de Cuba, el 2 de diciembre de 1956.  Fidel Castro tenía entonces 25 años y, durante dos años, comandó la guerra de guerrillas, junto con  su hermano Raúl Castro, Che Guevara y Camilo Cienfuegos, organizando el Ejército Rebelde, que destruyó la dictadura del sargento Fulgencio Batista, respaldada por los Estados Unidos.

La revolución cubana fue el hecho político más poderoso y el que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo del siglo XX, no por causa de su carácter heroico y romántico o porque el régimen implantado por Fidel Castro evolucionó posteriormente hacia el comunismo, sino porque ella agudizó dramáticamente las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región. No fueron los comunistas que promovieron la revolución cubana, en el contexto de la Guerra Fría. Si bien algunos de sus líderes, como Ernesto Che Guevara y  el propio Fidel Castro, en pequeña medida, acogiesen ideas marxistas, ellos no pertenecían a ningún partido comunista y no era inevitable que la revolución cubana se desarrollase a tal punto de identificarse con  la doctrina comunista e instituyese su forma de gobierno. Con  razón, el historiador Thomas Skidmore, de la Brown University, señaló a Cuba como “un estudio clásico del fenómeno nacionalista”, agregando que el pueblo podía ver el carácter autoritario del régimen, pero “el llamamiento real del régimen de Castro era el nacionalismo”. En efecto, la revolución cubana fue autóctona, tuvo un carácter nacional y democrático, y la  implantación de un régimen según el modelo de los países del Este Europeo resultó de una contingencia histórica, no de una política emprendida por la Unión Soviética, sino, emprendida, sí, por los Estados Unidos que, sin respetar los principios de la soberanía nacional y autodeterminación de los pueblos, no aceptaron los actos de la revolución, como la reforma agraria, y transformaron las contradicciones de intereses nacionales en un problema del conflicto Este-Oeste.

En abril de 1959, cuatro meses después de la toma del poder en La Habana, Fidel Castro estuvo en Buenos Aires, a fin de participar en la conferencia del Comité de los 21, organismo encargado de estructurar la Operación Panamericana, y su discurso, según el entonces presidente Juscelino Kubitschek, reflejó “mejor que los demás la tragedia de América Latina”, dada la crudeza que resaltaba de sus palabras. Causó un “verdadero impacto” al  reclamar de los Estados Unidos una ayuda financiera a América Latina, por un valor  de U$S 30 millones. Kubitschek, luego de conversar con  Fidel Castro en Brasilia y tener “la oportunidad de conocer, en profundidad, su pensamiento”,  concluyó que él era  “un idealista amargado, que había sufrido en carne propia las consecuencias del apoyo dado por los Estados Unidos a las dictaduras en América Latina”, dado que  Cuba había sido marcada por una “larga tradición de tiranía” y su pueblo, habiendo soportado “el garrote del régimen de Batista, no había conseguido separar la trágica realidad de la situación interna del apoyo irrestricto de Washington al opresor del país”.

Al regresar de Buenos Aires, Fidel Castro pasó por Río de Janeiro e hizo un discurso en la Plaza Barón de Río Branco, organizado por la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE) y en el cual repitió básicamente lo que dijera en Buenos Aires: “Ni pan sin libertad ni libertad sin pan”.  Recuerdo bien estas palabras suyas, pues yo estaba a su lado en el estrado. Y, en La Habana, Fidel Castro volvió a reiterar que “la ideología de nuestra revolución es bien clara; no solo ofrecemos a los hombres libertades sino que les ofrecemos pan. No solo le ofrecemos a los hombres pan, sino que les ofrecemos también libertades”. A lo largo del discurso, durante el cual trató de definir la ideología de la revolución, Castro, luego de resaltar que en el mundo se discutían dos concepciones, la que ofrecía a los pueblos democracia y los mataba de hambre y la que ofrecía pan, pero les suprimía las libertades, afirmó:

“Nosotros  no nos vamos a poner a la derecha, no nos vamos a poner a la izquierda, ni nos vamos poner en el centro, que nuestra Revolución no es centrista. Nosotros nos vamos poner un poco más adelante que la derecha y que la izquierda. Ni a la derecha  ni a la izquierda, un paso más allá de la derecha y de la izquierda”.

En abril de 1960, cuando estuve en La Habana, acompañando a Jânio Quadros, entonces candidato a la presidencia de Brasil, vi a Fidel Castro mostrarle un crucifijo que traía colgado en el cuello, indicando que no era comunista y que respetaba a la Iglesia. Pero, un año después, el 16 de abril de 1961, luego del  bombardeo de los aeropuertos de San Antonio de los Baños, Santiago y La Habana  por los aviones de la CIA, Fidel Castro, después de compararlo, con  justo motivo, al ataque  pérfido y traicionero de Japón a Pearl Harbor, en 1941, declaró que  los Estados Unidos no perdonaban a Cuba porque “esta es la revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes”.

Al hacer esta declaración, Fidel Castro buscó comprometer a la Unión Soviética en la defensa de Cuba. Él jugó con el conflicto político e ideológico que entonces había hecho eclosión entre Moscú y Pekín y había dividido el Bloque Socialista, pues temía que Nikita Kruchev, en la línea de la coexistencia pacífica y en el entendimiento con  John Kennedy, cambiase a Cuba por Berlín Occidental, en pro de mejores relaciones con los Estados Unidos. La proclamación del carácter socialista de la revolución cubana, sin embargo, representó igualmente un duro golpe en los dogmas cristalizados por Joseph Stalin y otros líderes comunistas, bajo el rótulo de marxismo-leninismo, dado que ella había sido realizada no por un partido supuestamente obrero, constituido bajo las normas del llamado centralismo-democrático y rotulado de comunista, sino por el Movimiento 26 de Julio, una organización compuesta, sobre todo, por elementos de las clases medias, que, en el curso de la guerra de guerrillas, pasaron a incorporar campesinos y trabajadores rurales, los guajiros, al Ejército Rebelde, en beneficio de los cuales realizaron la  reforma agraria.

De conformidad con la ortodoxia stalinista, Cuba no tenía condiciones materiales sino para realizar una revolución agraria y democrática, mediante la instalación de un “gobierno patriótico”, de unión con  la burguesía progresista, que se propusiese impulsar el proceso de industrialización y, liberando al país del dominio imperialista, promover el desarrollo económico y la emancipación nacional. Los dirigentes comunistas, que visitaban La Habana, consideraban a la revolución en Cuba extraña al modelo, por ellos reconocido,  dado que allá no existía un proletariado industrial, y juzgaban a Fidel Castro y sus compañeros un “grupo inexperiente, con  formaciones ideológicas diversas y poco definidas”, orientados  por lo que calificaron como “marxismo amador, o mejor aún, como cubanismo”. Oí cuando Luiz Carlos Prestes, entonces secretario-general del PCB, calificó a Fidel Castro como “aventurero”, en una entrevista a la prensa de Río de Janeiro, en 1959.

Pero el nacionalismo representó, a lo largo de la historia de Cuba, un importante factor de cohesión y permitió que el gobierno revolucionario pudiese mantener un suficiente apoyo popular, en medio de todas las vicisitudes. Y, aunque la presencia de Fidel Castro, como símbolo de la revolución, continuase proyectando una dominante influencia, antes incluso de delegar, provisoriamente, el poder a su hermano Raúl, el 31 de julio de 2006 a fin de someterse a una intervención quirúrgica en el colon intestinal, él ya no era imprescindible al funcionamiento del gobierno y del régimen. La sucesión ya se había dado y poca gente lo había percibido. El poder había pasado hacia una nueva generación de dirigentes, con  Raúl Castro en el comando de las Fuerzas Armadas; Ricardo Alarcón, hábil negociador y perito en relaciones con los Estados Unidos, en la Asamblea Nacional; Carlos Lage, como primer-ministro, controlando la economía del país; y Felipe Pérez Roque, en la conducción de la política y de las relaciones exteriores, manteniendo un extraordinario apoyo internacional a Cuba.

Era solamente el héroe nacional, al lado de José Martí. Y no sólo el héroe nacional. Su renuncia a la presidencia de Cuba, luego de un largo período de convalecencia, no causa sorpresa. Era esperada. 

Pero el hecho de que permaneció casi medio siglo en el poder, enfrentando y resistiendo al embargo y a todas las agresiones del Imperio - invasión, sabotajes e, inclusive, decenas de tentativas de asesinato por la CIA - constituyó la mayor derrota política que los Estados Unidos sufrieron, no obstante su inmenso poderío económico y militar, el mayor de todos los tiempos.

Fidel Castro, el más importante líder de América Latina, en el siglo XX, se tornó el símbolo de una era.

Traducido para LA ONDA DIGITAL por Cristina Iriarte

* Luiz Alberto Moniz Bandeira es cientista político, profesor emérito de la Universidad de Brasilia y autor de más de 20 obras, entre las cuales se encuentran: De Marti a Fidel: la Revolução Cubana y América Latina Formación del Imperio Americano.
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             EL ESTADO ES UNA MAQUINARIA MUY ANTIGUA,...el proletariado, la gran humanidad, si no abole al estado, como instrumento de clases,...aunque el mismo es producto de unas determinadas relaciones sociales de producción,...la misma no se liberará,...la liberación social presupone destruir el estado, sea el que sea,...Marx-Engels,...planteaban que el mismo se extinguiría,...pero mientras exista hay un problema de poder, de existencia de clases, y de lucha de clases. EN ESTA COYUNTURA SOCIAL, EN 2.013,...CONSIDERO QUE EL ESTADO DEL CAPITALISMO-IMPERIALISMO, EL SISTEMA CAPIIMPERIALISTA ESTÁ CONCRETADO EN LA ONU,...Y EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD, SU ORGANO DE GOBIERNO,...LO QUE SE DIRÍA EQUIPO GUBERNAMENTAL,...EL EQUIPO DE GERENCIA,...Este estado de estados,...debe ser abolido, destruido,...debe ser reemplazado por los organismos internacionales de la humanidad, que ya está creando desde hace años. Desde organizaciones, coaliciones, internacionales, comunistas, anarquistas,...hasta movimientos sociales anticapitalistas,...todas ellas con sus más y sus menos están en la tarea de la autoorganización proletaria-popular mundial. Para ellos de diversos modos, tareas, consignas,...se derrotará a los poderes y estructuras policiales-militares,...creando un sencillo poder internacional de la humanidad, como salvaguarda hacia la contrarrevolución.

             Aún, hoy en día, las diferencias políticas-ideológicas, están centradas en los posicionamientos de pro Lenin, proStalin, pro Mao, pro albanés,...pro cubano, pro Che Guevara,...SE PODRÍA DEDUCIR Y PENSAR QUE ES RACIONAL-NORMAL. Las experiencias e intereses de clases son variados y variadas,...PERO EL INTERÉS DE LA HUMANIDAD, ES UNO: SU SOSTENIBILIDAD, COMO FORMACIÓN SOCIAL, Y COMO SER VIVO QUE FORMA PARTE DE UN TODO PLANETARIO; la humanidad, está formada por un sector proletario, en la teoría y en la practica, revolucionario, que anhela algo más, mejor y con más calidad y cualidad en las relaciones sociales que el capitalismo,...e incluso y necesario que es, de sobrepasar sus propias experiencias de poder y de edificación social. ESTAS DIFERENCIAS EN OCASIONES SON ANTAGÓNICAS, OTRAS NO SE RESUELVEN CORRECTAMENTE, que significa ir por vías o caminos de autosuperación en armonía social y con la naturaleza. El concepto e idea de armonía social, no se puede confundir con la idea de coexistencia social, de cohesión social o de conciliación social,...La armonía social está basada en la eliminación de las clases, no en la eliminación de la lucha de clases,...ésta se extinguirá al igual que los estados y otros organismos caducos, pero aún hoy existentes como las filantropías, las condonaciones, las misericordias, las ayudas al desarrollo, con sus ongs,...

                 Las maquinarias estatales, los ministerios,...las organizaciones imperialistas privadas, secretas, publicas,...locales, regionales y globales,...trabajan para el orden capiimperialista, para el beneficio, para la ley del valor y la opresión social. Además hoy en día para la aniquilación de gran parte de la humanidad,...sobre toda periférica,...pero en estos últimos tiempos la misma se desarrolla en países cercanos a los bordes de las grandes metrópolis europeas, euroasiáticas, estadounidenses,...En los países norteafricanos,...la opresión y exterminio está a la orden del día. Incluso en países periféricos del centro capiimperialista, como los balcanes, latinos,...están con políticas económicas de desgaste y aniquilamiento, léase Albania, Grecia, Portugal, Bulgaria, Rumania, Hungria, Serbia,...Los nuevos procesos productivos, las nuevas políticas de consumo intersocial, bien sea de alimentación, bienes de uso y disfrutes varios,...son o van quedando para ciertas élites burguesas;...las clases sociales obreras y populares serán y están siendo relegadas, apartadas,...expropiadas y dejadas casi a su libre sobrevivencia. DE ELLO SE DESPRENDE-SE PRODECE-SE CREA,...UNA RESPUESTA SOCIAL, que aún hoy está por ver,...pero que tenderá a poner todo patas arriba, por lo menos,...dependerá de factores organizativos revolucionarios-proletarios la dirección de esa lucha-movilización social. LOS IMPERIALISTAS CAPITALISTAS ESTÁ EN GUERRA CONTRA LA SOCIEDAD, DE AQUÍ, DE ALLÁ, DEL CENTRO Y DEL LATERAL,...DEL PLANETA. Esta ancha manifestación guerrera llegará a que aúnen inteligencias las fuerzas sociales explotadas, digan basta, se unan y luchen resistiendo y derrotando a ese poder oligárquico mundial. EN LOS PAÍSES-ESTADOS ASIÁTICOS LAS FUERZAS PROLETARIAS-POPULARES ESTÁN EN ACCIÓN, CONTRA EL IMPERIALISMO Y CONTRA SUS OLIGARQUÍAS LOCALES CORRESPONDIENTES; SE AÚNAN, APRENDEN Y SE DECIDEN POR TOMAR TÁCTICAS DE GUERRAS POPULARES PROLETARIAS, CON SENTIDO M.L-M, DADO LA INFLUENCIA DEL maoismo en esas latitudes. En América central, del sur,...se unen fuerzas nacionales-patrióticas,...dicen para repeler al imperialismo estadounidense; con las ideas bolivarianas del socialismo del siglo XXI; una línea de ayuda económica y social interestatal,...que esperamos no sean en momentos determinados fuerzas reaccionarias,...ya que la revolución de más calidad se va a imponer, por necesidad del guión, y necesidad de revolucionar a los poderes establecidos,...por ello la lucha de clases aún no lo ha dicho todo,...el proletariado revolucionario no ha dicho la última palabra.

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