domingo, 1 de mayo de 2016

IMPERIALISMO ESPAÑOL, INVERSIONES Y EMPLEO ¡¡.

militarismo español, y el empleo e inversiones,...¡¡; "dame veneno, ya buscaremos los antídotos, parece que dicen los sindicatos, los partidos institucionales, los trabajadores,...vaya pena, penita, nena ¡¡. ":

// Defensa invertirá casi 10.000 millones en nuevos programas de armamentohttp://economia.elpais.com/economia/2016/04/28/actualidad/1461867052_840178.html

Morenés ( ministro de defensa, en funciones, del partido popular ) ofrece futuros contratos a la industria militar a cambio de reestructuración

Madrid 
Recreación por ordenador de la fragata F-110. © Navantia  EL PAÍS
Tras seis años de recortes y cuando aún no se ha digerido la abultada factura de las grandes compras de armamento de los años noventa, Defensa prepara un nuevo paquete de programas militares por unos 10.000 millones de euros, casi dos veces el presupuesto anual del ministerio, cuyas tres cuartas partes se dedican a pagar al personal.
La necesidad de renovar sistemas de armas a punto de acabar su vida operativa (fragatas, blindados o aviones cisterna) y de reestructurar la industria militar son los argumentos esgrimidos para justificar este nuevo “ciclo inversor de defensa”, que se prolongará al menos una década.
El Consejo de Ministros dio luz verde el pasado día 3 a la compra de la firma española Amper Programas Electrónica y Comunicaciones por el gigante francés Thales. Pero Defensa puso una condición: el código fuente del Simacet (Sistema de Mando y Control del Ejército de Tierra) deberá depositarse en una caja fuerte a la que tengan acceso sus expertos. La opción francesa fue la única viable tras fracasar la búsqueda de un socio español para esta compañía que ha desarrollado programas militares estrátegicos. En palabras del secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, “la industria de defensa no es una industria más. Si no la tuviéramos, perderíamos la capacidad de ser operativamente independientes y, por tanto, un país soberano”.
En octubre del año pasado, Pedro Morenés instó a la industria militar española, fragmentada y de escasa dimensión, a reestructurarse profundamente y ganar peso si no quería ser barrida en el futuro mercado común europeo de la defensa. “Necesitamos ser más fuertes. Uno muy débil no puede unirse a uno muy fuerte”, advertía el ministro en Abc.
La F-100 brinda la ocasión para crear un grupo de electrónica nacional
La nuevo blindado del Ejército se basará en un modelo extranjero
El primer submarino S-80 costará lo que se preveía gastar en cuatro
En el año transcurrido desde entonces no se ha avanzado mucho. Más bien al contrario, como demuestra la venta de Amper Programas. El pasado 25 de julio, el Gobierno decidió otorgar al Ministerio de Defensa la tutela sobre la participación del Estado en la industria militar (básicamente, el 100% de Navantia y el 20% de Indra), aunque las acciones sigan en manos de la SEPI, dependiente de Hacienda. Pero Defensa sabe que su capacidad de persuasión sobre las empresas privadas, para que se asocien o fusionen de cara a competir en Europa, es muy limitada si no se acompaña de un poderoso estímulo: la concesión de contratos. Y estos han sido casi inexistentes desde 2009.
Ahora Defensa prepara un paquete de programas de armamento cuyo montante roza el 1% del PIB español. Estos son los nuevos proyectos, que Defensa califica de “tractores tecnológicos” para tirar de la industria:
Fragata F-110. Es el principal proyecto, tanto por su coste económico como por su innovación tecnológica. La Armada necesita cinco fragatas para sustituir a las F-80 de la clase Santa María en la próxima década. El precio por unidad se estima en unos 800 millones; es decir, 4.000 millones a los que hay que sumar otros 1.000 para sostenimiento del ciclo de vida. La construcción de la primera debe iniciarse en 2017 y en el presupuesto de Industria para 2014 ya hay una partida de 37 millones. El buque lo construirá el astillero público Navantia y el sistema de combate, al igual que en las fragatas F-100, será el Aegis de la estadounidense Lockheed Martin. Pero Defensa aspira a una mayor participación de la industria española (especialmente Indra) en el sistema de defensa de área (unas 200 millas alrededor del barco); y una nacionalización de la defensa de punto (unas 30 millas), que se adjudicaría por separado. Este último contrato debe servir para dar entrada a las empresas españolas (como Indra, Navantia Sistemas o Sener) e incluso a la compañía europea de misiles MBDA. Defensa vería con buenos ojos la formación de un grupo español de electrónica militar, pero no se pronuncia sobre la fórmula jurídica del adjudicatario del contrato y solo subraya que debe ser un “interlocutor único” con un vínvulo asociativo “muy sólido” si reúne a varias empresas.

NUEVOS PROGRAMAS

Fragata F-110.Cinco buques. Inicio de la construcción del primero: 2017. Partida para 2015: 37 millones. Coste de cada fragata: 800 millones. Coste total del programa: unos 5.000 millones.
Blindados 8x8. Fecha de adjudicación del contrato: 2017. Número de vehículos en la primara fase: 350 a 400. Coste: 1.000 a 1.500 millones.
Aviones cisterna. Modelo: Airbus 330-200 MRTT. Tres unidades. Coste por avión: más de 200 millones. Coste del programa: unos 800 millones.
Drones. Cuatro aviones no tripulados y dos estaciones terrestres. Modelos: Reaper o Super Heron. Coste del programa: 200 a 300 millones.
Blindado 8x8. La sustitución de los viejos BMR (Blindados Medios de Ruedas) es una asignatura pendiente del Ejército de Tierra. El proyecto debe estar listo en los próximos dos años (Industria tiene una dotación de 41 millones para 2015) y el contrato adjudicarse en 2017. La primera fase incluirá entre 350 y 400 vehículos, con un coste de 1.000 a 1.500 millones. Defensa admite que no vale la pena diseñar un producto de nueva planta, ya que la serie es muy corta y hay muchos modelos de 8x8 ruedas en el mercado. Se trata de elegir una plataforma extranjera y nacionalizar sus sistemas de comunicaciones, sensores o guerra electrónica. Lo previsible es que se ensamble en la planta de General Dynamics-Santa Bárbara en Sevilla y que la vasca SAPA se haga cargo de las transmisiones, como ya sucedió con la última serie de los vehículos Pizarro, por empeño de Defensa.
Aviones cisterna. El Ejército del Aire necesita tres aviones de reabastecimiento en vuelo para sustituir a los Boeing-707. El único que aún funciona se dará de baja en 2017 y para entonces debería llegar el primero de los nuevos si no se quiere perder una capacidad crítica (el reabastecimiento estratégico, pues el táctico se cubre con el KC-130 y el A400M). El candidato indiscutible es el A330-MRTT, que se monta en la planta de Airbus en Getafe (Madrid). El coste de cada avión, que también puede usarse para transporte de personalidades, supera los 200 millones.
Drones. Defensa planea adquirir cuatro aviones no tripulados y dos estaciones terrestres de control. En principio, se trata de aparatos no armados, dedicados a vigilancia y reconocimiento operacional, con más de 40 horas de autonomía. Su coste oscila entre 200 y 300 millones. Los beneficios para la industria nacional serán muy limitados (se les podría incorporar algún sensor), ya que se quieren adquirir en 2016 y no hay ningún modelo europeo en el mercado. El Ejército del Aire se inclina por el MQ-9 Reaper estadounidense o el Super Heron israelí.
Submarino S-80. No es un programa nuevo sino viejo, pero habrá que refinanciarlo debido a sus problemas de sobrepeso. El primer submarino, que debía entregarse en 2012, no llegará hasta 2018 y solo la primera unidad agotará el presupuesto total del programa: 2.135 millones. Entonces habrá que decidir si se construyen tres submarinos más y cuánto se paga de sobrecoste.

LA FACTURA DE LOS PROYECTOS DE LOS NOVENTA SE PAGARÁ HASTA 2030

M. G.
Defensa prepara un nuevo programa de inversiones cuando aún no ha terminado de pagar la factura del anterior. Los llamados PEAS (Programas Especiales de Armamento) que se contrataron en la última década del siglo pasado y la primera de éste (entre ellos, las fragatas F-100, los carros de combate Leopard o los cazas EF-2000) costaron 30.000 millones de euros. Según el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, ya se han pagado 6.000 y faltan por financiar unos 9.000 hasta 2030. La diferencia entre ambas cifras corresponde a los 14.500 millones adelantadados por el Ministerio de Industria a las empresas y que estas deberían devolver a medida que vayan cobrando de Defensa. Lo cierto, sin embargo, es que hasta ahora las empresas solo han devuelto 141 millones y en 2015 deberían devolver 117 más.
Es imposible que Defensa reciba en los próximos años una inyección de 23.500 millones para pagar la cuenta pendiente de los PEAS y otros 10.000 para los nuevos programas. Más bien se piensa, aunque no se diga, que los 14.500 millones adelantados por Industria serán condonados; es decir, Defensa no los recibirá y las empresas no deberán devolverlos.
Aún así, el presupuesto de Defensa no alcanza para digerir la abultada factura y cada verano, desde que gobierna el PP, ha recibido un crédito extraordinario: 1.783 millones (2012), 877 (2013) y 884 (2014). Argüelles ha anticipado que en 2015, y ejercicios venideros, pedirá entre 800 y 900 millones anuales más por el mismo procedimiento.
Si se suma el presupuesto del Ministerio más los créditos extraordinarios y las operaciones en el exterior, España gasta en Defensa el 0,9% del PIB, por debajo del 1,4% de media de la OTAN y lejos del 2% que se quiere alcanzar en una década.

INDUSTRIA NAVAL

El astillero vuelve a latir en Cádiz

La provincia con más paro de España recupera la esperanza de que

revivan las atarazanas de Navantia

El trasiego de personas con el uniforme azul marino de Navantia en Cádiz empieza a recuperar el ritmo. Muy lejos queda la época dorada de principios de los setenta, cuando los astilleros españoles construían el 5,2% del total mundial de buques. Desde entonces, las factorías han perdido un 48% de su capacidad productiva y un 40% de los más de 10.000 trabajadores que llegaron a tener, en especial tras la reconversión emprendida entre 1984 y 1988. Ahora, este corazón industrial de la provincia con más paro de España (37,16%, según la última EPA) vuelve a latir. El comienzo de la construcción de cuatro petroleros y un buque de acción marítima, la firma de otros contratos y las expectativas de nuevos encargos que suman más de 13 millones de horas de trabajo permite soñar en el resurgir de una industria vital para la comarca.

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Antonio Noria ha vivido todas las épocas. Empezó a trabajar en los astilleros en 1974 y, ahora, este sindicalista de CCOO preside el comité de empresa de Navantia en Puerto Real, donde se han comenzado a cortar las chapas de los petroleros. “Han sido muchos años de sacrificio. Llevamos desde 2007 sin subida de salarios y sin convenio. Hemos primado la reivindicación de la carga de trabajo y por fin parece que llega”, afirma.
Cada petrolero supondrá 725.000 horas de trabajo, lo que permitirá generar 1.400 empleos directos y 1.600 inducidos durante al menos tres años. Si se confirman los pedidos previstos, las plantas de Navantia tienen garantizada actividad para cinco años.
“Si lo hacemos bien, vendrán más”, asegura el director de los astilleros de Navantia en la Bahía de Cádiz, Pablo López. Cree que la consecución de encargos es solo el arranque, fruto de un “enorme esfuerzo” y que por delante queda “el gran reto”: hacerlos en tiempo y bien, para lo que es preciso el compromiso y la implicación de todos los niveles de la industria.
El sector naval español, pese a su alta productividad, había quedado relegado por países como Corea y Japón, donde se hacían más barcos, en menos tiempo, más baratos y más adecuados a las necesidades del transporte marítimo. Los cuatro nuevos petroleros de Cádiz, comprados por el grupo Ibaizábal para alquilarlos a Cepsa, entre otros clientes, podrían llegar a ser seis y responden a la demanda actual de buques tipo Suezmax, cargueros de 274 metros de eslora y 48 de manga que pueden cruzar el Canal de Suez con 156.000 toneladas. Además, Corea, ha pasado de ser uno de los principales competidores de España en construcción naval a aliado. Este país estará presente en Puerto Real a través de la empresa DSEC, la división de ingeniería de Daewoo que aportará diseño, logística y experiencia.
“Es muy importante para Navantia y la industria española porque, 20 años después, volvemos a construir petroleros”, destaca José Manuel Revuelta, presidente de la empresa pública, quien defiende que se están dando los pasos para transformar los astilleros en una empresa competitiva, sostenible, internacional, con diversidad productiva, militar y civil.

"Vivimos de esto. No hay otra cosa"

“Es fundamental para la Bahía (la comarca gaditana que alberga las plantas de Navantia), Ferrol (La Coruña) y Cartagena (Murcia). Vivimos de esto. Es el motor. No hay otra cosa”, añade Noria, quien recuerda haber contado hasta 5.000 compañeros en solo una de las plantas donde ahora no llegan a 700.
Las cifras le dan la razón sobre la crucial importancia de los astilleros. De esta empresa pública dependen, directa o indirectamente, 11.320 personas, el 3% del empleo de Cádiz y el 32,1% de los puestos de trabajo en el sector industrial provincial.
La clave de la supervivencia es la continuidad, recuperar y consolidar una posición en el mercado internacional a partir de ser competitivos y abiertos a nuevos mercados.
Para afrontar estos retos, Navantia comenzó en 2013 una transformación que se ha traducido en un plan industrial con el horizonte en 2020 y con un objetivo concreto: alcanzar a finales del próximo año un equilibrio en sus cuentas.
Navantia aún tiene que afrontar un reto más: la renovación de la plantilla, que ahora ronda una media de 55 años. “O se incorporan jóvenes o no hará falta cerrar nada porque nos jubilaremos todos”, ironiza Noria. El director de la planta comparte la necesidad de rejuvenecer la factoría, para lo que ya se han incorporado 60 jóvenes a los que se irán sumando más conforme se materialicen los encargos.

GOLPE DE TIMÓN

La nueva estrategia de Navantia ha supuesto un golpe de timón comercial y en la gestión. Se han abierto delegaciones y oficinas en Australia, Oriente Medio, Turquía, India y Brasil para continuar en Noruega y Suráfrica.
El resultado ha sido la captación de pedidos de la petrolera mexicana Pemex, dos buques de acción marítima de la Armada española y una central eléctrica eólica Iberdrola y 29jackets (estructuras tubulares) para Iberdrola en Alemania. Estos se suman a los cuatro petroleros encargados, cinco plantas flotantes para Statoil, un megabuque para Turquía y varios contratos para Australia, además de otros encargos de reparación y mantenimiento.
El espaldarazo definitivo se espera del Consejo Económico de Arabia Saudí, un organismo que tiene pendiente aprobar la construcción de cinco buques que supondrían 7,2 millones de horas de trabajo.

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