sábado, 6 de febrero de 2016

SALUDOS DE NUEVO -- linea de los espacios comunistas, en españa --

NUEVOS DOCUMENTOS DE LOS DIFERENTES ENCUENTROS COMUNISTAS,...¡¡. (( En general los dos espacios escriben en plan periodismo,...NO UTILIZAN EL SOCIALISMO CIENTÍFICO,... esto es así, porque es difícil, el socialismo científico,...¿ PERO CÓMO SE LO EXPLICAMOS A ELLOS Y A LOS LECTORES DE ESTE BLOG,...?¡¡. HAY QUE UNIR LUCHA DE CLASES, CRITICA A LA ECONOMÍA CAPITALISTA-IMPERIALISTA ACTUAL E HISTÓRICA,...Por ello hay que ser teórico de la lucha de clases, marxista analítico, uniendo el materialismo histórico y el dialéctico,...¿Pero otra vez, qué significo esto, hoy en día,...?¡¡. MIREN DIGO DE VEZ EN CUANDO QUE HAY QUE SABER EL FUTURO PARA CONOCER EL PASADO,...ESTO SE LO DIGO A LOS OBREROS NORMALES, ALGUNOS DE ELLOS MILITARON EN COMISIONES OBRERAS Y SIMILARES,...Os pondré un ejemplo: " estoy estudiando el libro la construcción del socialismo, mao tse-tung, textos ineditos presentados por hu chi-hsi...relata tiempo desde 1.970 hacia atrás,...respecto a esa fecha, hoy que lo estoy estudiando, es futuro,...entienden ¡¡: miren, como se prevé la estrategia de la tecnoplutocracia de cara al futuro,...( asunto o cuestión explicado en este blog, ) colonización interplanetaria, holocausto-genocidio gran parte de la humanidad; sabiendo eso, podemos saber el pasado, por ejemplo desde la primera guerra mundial hasta nuestros días,...AL IGUAL SABIENDO EL FUTURO QUE DEPARÓ TANTO LA URSS, COMO EL SOCIALISMO EN CONSTRUCCIÓN DE LA R.P. CHINA, podemos saber su evolución, su carácter, sus contradicciones, sus realidades,...sus antagonismos,...en el caso de la urss, pensar, saber o conocer el carácter de su actuación en la segunda guerra interimperialista mundial,...Podemos saber, despejar la lucha de clases global desde la primera guerra mundial, en la segunda, en la tercera permanente, en esta de holocausto generalizado, expolio, saqueo mafioso y estrategia expansiva proyectada por el capi-imperialismo global,...las nuevas contradicciones entre bloques, que carácter tienen los bloques actuales,...el papel político del proletariado global,...Muchas preguntas que hay, que muchas gentes se hacen,...Pero lo principal es romper intelectualmente e ideológicamente con el marxismo al uso, QUE ES romo, más QUE romo,...))

ESPACIO ENCUENTRO COMUNISTA:
Boletín Rojo. 28 enero 2016
Posted on enero 27, 2016 by encuentrocomunista
Boletín de información del EEC. 28 de Enero de 2016.

Boletín Rojo
del Espacio de Encuentro Comunista
No os lamentéis, organizaos
Crónica de la reunión de debate del documento de programa político
Tal y como hemos estado anunciando, ya han comenzado las sesiones de debate sobre los documentos que los grupos de trabajo presentaron en diciembre (podéis encontrar el calendario de próximas reuniones en la sección de convocatorias de este mismo boletín). El pasado domingo día 24 se celebró la sesión de discusión del documento de programa político. Este boletín va a estar dedicado practicamente en su totalidad a relataros la crónica de lo que allí se dijo.
El ambiente de la reunión fue relajado y amistoso a pesar de que la discusión no se quedó en la superficie de los temas. Si estás en Madrid en la fecha de alguna de las próximas sesiones de debate te animamos a que asistas aunque no tengas enmiendas preparadas.
El documento que se discutió y que es mencionado constantemente en la crónica es el que se envió por correo en diciembre. También lo tienes disponible aquí. Pasamos sin más a reproducir la crónica recibida.
Presentación
El pasado domingo 24 de enero tuvo lugar en la sede del sindicato co.bas la que es la primera de las reuniones de Madrid para hacer una discusión colectiva de los documentos de trabajo presentados en diciembre por los grupos de trabajo.
El grupo que elaboró el documento de programa político presentado en diciembre estaba compuesto por integrantes de varios puntos del estado. En el debate que tuvo lugar en Madrid estaban presentes dos de ellos. Tras elegir entre los asistentes a la reunión a los encargados de moderar y de tomar acta, los dos compañeros se repartieron la intervención inicial en la que ellos mismos señalaron las que consideraban lineas fundamentales del trabajo.
Introducción
Según su intención, el documento pretende dar una visión general de la situación actual del capitalismo y una serie de posibles lineas generales de acción política comunista. La primera sección intenta situarnos en el contexto de la crisis, de una crisis que se produce debido a la tendencia a la baja del beneficio capitalista pero que estalla en el año 1973 con la apariencia de una crisis del petróleo. Desde ese año, las pequeñas recuperaciones se ven jalonadas por recaidas continuas: crisis de la deuda de América Latina en el 80, México en el 94, “tigres asiáticos” en el 97, las .com en el 2001 y, por último, la que arranca como “de las subprimes” en EEUU en el 2007 y que aún estamos sufriendo. El capitalismo no remonta como lo ha hecho otras veces; las recuperaciones son cada vez más breves y los momentos de crisis, como está demostrando ésta, son cada vez más profundos y más largos. También trata la primera parte sobre la ruptura de la unipolaridad imperialista provocada por la caída de los regímenes comunistas. Donde parecía que iba a surgir una única potencia hegemónica, los EEUU, se produce un despunte de nuevos actores internacionales como China o Rusia que entran en juego como países capitalistas emergentes. Por último, se señala la importancia en estos momentos de los efectos de la desregulación del sistema financiero y de la amenaza que supone el TTIP a la soberanía de los países y a los derechos sociales y conquistas históricas de la clase trabajadora.
En la segunda sección, partiendo del análisis de la crisis capitalista y de las consecuencias sociales (se ofrecen cifras sobre la pauperación progresiva de la clase trabajadora) y del intento de la burguesía de recuperar su tasa de ganancia (acumulación por desposesión) se pasa a analizar otras crisis paralelas. Se hace hincapié en que siendo paralelas no son independientes a la crisis capitalista, ya que tienen como lógica la misma lógica del beneficio. Se refieren a la crisis energética, a la ecológica-medioambiental, a la alimenticia o a la crisis hídrica. Simultáneamente se produce una crisis de legitimidad política en la medida en que el estado del bienestar y las instituciones de la democracia liberal se habían unido como un todo indisoluble y la crítica reformista se ha dirigido hacia las instituciones intentando salvar el tipo al capitalismo. A esta situación se ha unido un fenómeno reciente: el capitalismo está propiciando la aparición de estados fallidos allí dónde no puede ejercer un control directo, siendo este el caso de Iraq, Libia o Siria.
Este escenario dibujado en las dos primeras secciones nos lleva a una apartado muy breve que habla de la necesidad del socialismo frente a la barbarie del capitalismo. El socialismo no es ya un escenario de igualdad y de auténtica democracia social, económica, política de los trabajadores sino en una necesidad de supervivencia de la humanidad.
Sigue un apartado en el que se habla de lo que es “izquierda sistémica” y sobre la necesidad de la lucha ideológica. Por izquierda sistémica se entiende aquella que parece aceptar el discurso de la lógica capitalista y que acelera su proceso de renuncia a cualquier lucha ideológica. Se recuerda cómo en ella ha penetrado el ciudadanismo, la ideología 15M, la visión de la desaparición de la contradicción esencial de clase trabajo-capital en favor de un “todos somos clase media”. El apartado incide en la necesidad de luchar contra toda esa involución ideológica. El discurso de la “mayoría social”, el que tiene como lema el del 1% frente al 99%, parece señalar como enemigos a los plutócratas de más alto nivel, presentando como víctimas a todos los demás. Y siendo verdad que las clase medias y patrimoniales, empresariales, PYMES, son atacados en la lógica de concentración del capital, no podemos olvidar que son explotadores, y no podemos formar el mismo bloque. Hay que invertir esa dinámica; no puede ser que no entendamos que las propias pequeñas y medianas empresas son también parte de la estructura capitalista y que en ellas se produce una vulneración de derechos y una explotación más intensiva que es en muchos casos más fuerte que en las grandes multinacionales.
En un subapartado dentro del punto anterior llamado “formas efectivas de organizarse para la acción colectiva frente a nuevas formas de organizarse” se hace una crítica demoledora sobre el asamblearismo, la supuesta horizontalidad o el nadie-nos-representa, que al final no supone más que un coro de individualidades. Frente a ello se defiende la necesidad de una forma organizada de combatir.
El compañero pasa a resumir el quinto apartado, donde se desarrolla la visión de la lucha organizada, algo clásico y básico dentro del marxismo. Algo básico si a lo que aspiramos es a una transformación social radical, como es cambiar las relaciones productivas. Se catalogan de una manera esquemática los modelos de organización en dos tipologías: el modelo de organización de masas, propio de la socialdemocracia aunque también presente en el eurocomunismo, y el que podríamos llamar modelo leninista de organización basado en el centralismo democrático. Todos los modelos tienen ventajas y debilidades pero se parte de la base, quizás subjetiva, de que el modelo de organización es un reflejo del objetivo que se tiene. Es decir, si te planteas un objetivo fundamentalmente electoral, cuanto más alcance la organización, aunque sea de una manera más difusa, más posibilidades tienes. Si te planteas hacer la revolución, necesitas un modelo más organizado para hacer frente a un poder que lo está también. En el documento han pretendido reflejar con honestidad los malos usos del centralismo democrático aunque se incide en que estos casos no invalidan el modelo, sino que ponen en evidencia su aplicación práctica incorrecta.
Es condición necesaria pero no suficiente una organización revolucionaria para hacer la revolución; es lo que la diferencia de un simple levantamiento. La revolución no es la toma del poder ni echar a determinada gente, sino provocar la transformación de un sistema de explotación a otro sin ella, de sustituir a una clase en el poder por otra clase. Se critica el reformismo basado en la lucha parlamentaria en cuanto que ha demostrado sus limitaciones a lo largo de más de cien años. Se critica, por último, el idealismo surgido principalmente a raíz de la caída del muro, que da por terminado “el ciclo de octubre” y que entiende que la nueva teoría marxista debe ser elaborada desde el encierro y la reflexión para ser presentada como una revelación a la clase trabajadora expectante. Frente a esto, se defiende la retroalimentación de la teoría y de la práctica.
Por último, el apartado aborda la inevitabilidad de la constitución de un partido, de un partido no autoproclamado, sino considerado como tal por la clase trabajadora. Si no se imbrica una organización con los más combativo de la clase trabajadora sólo estamos ante un ejercicio de intelectuales bienintencionados.
El punto siete aborda la necesidad de distinguir entre izquierda sin más y lo que los comunistas representamos. También intenta distinguir entre autocrítica por un lado y renuncia y autofustigamiento por otro. Llama la atención sobre la necesidad de distinguir entre estado del bienestar sin más frente a lo que son las conquistas históricas de los regímenes socialistas, un discurso manipulado desde la propaganda burguesa. Por último, se expone la necesidad de que hablemos de la dictadura del proletariado, una dictadura que no niega la esencia de las libertades, sino que aplica una dictadura de clase. Una dictadura que, como hace el capitalismo, limita las libertades a sus enemigos. Las libertades para nuestra clase son esenciales, pero las libertades para conspirar contra una mayoría trabajadora en una sociedad socialista sería caer en una ingenuidad. En este terreno nos podemos encontrar con experiencias de cómo se ha fracasado en algunos lugares y en algunos aspectos, pero también de experiencias de lo que es poder democrático de los trabajadores en los centros de trabajo. El concepto de socialismo no es simple estatalización, es el control de la producción por los propios trabajadores. Se señalan como casos que pueden aportar en este sentido determinadas experiencias en Yugoslavia, Cuba o Venezuela.
Tenemos una responsabilidad de educar a nuestra clase pero no desde una posición de autoridad sino de escucha activa, de saber escuchar dentro de su propio discurso las latencias que están por debajo como clase oprimida. El más alienado de los trabajadores tiene una latencia por debajo que expresa sus propias contradicciones. El discurso comunista hoy no puede llegar con la verdad por delante sin ser capaz antes de conectar con esa realidad y de elevar la conciencia de los trabajadores. Se apuesta, por tanto, por la sencillez, por la actitud no paternalista, por la visión de la clase trabajadora como nuestra clase.
En el punto ocho se pasa a analizar el planteamiento parlamentarista. Se reconocen las ventajas de presentarse a las elecciones, de que tu voz pueda ser escuchada, pero, a la vez, plantea que eso desemboca en la creación de una organización parlamentarista, no de una organización volcada sobre los militantes. Al final cae en la trampa de creer que desde el juego parlamentario es posible la transformación de los aparatos capitalistas del estado; acaba llevando al reformismo.
Finalmente, el punto nueve habla del programa comunista como objetivo de lucha. Se parte de la distinción entre un programa político y un programa electoral. Marx nunca distinguió entre programa mínimo y programa máximo aunque reconociese que para la clase trabajadora había intereses inmediatos e intereses superiores y futuros. Por tanto, una visión de un programa político no es una visión con la que haya que pasar por la vía parlamentaria en la que se echen cuentas sobre cómo conseguir tal o cual cosa. Las reivindicaciones mínimas, pero fundamentalmente las reivindicaciones máximas de los comunistas como programa revolucionario, deben ser la esencia de su programa político porque es un programa de acción, no un programa de representación electoral. Visto así, al final del documento se presenta una serie de puntos de las exigencias del programa político comunista que tiene que ver con horizonte, con elementos reivindicativos, con elementos de esencia de hacia dónde vamos.
Una vez explicado el documento por los autores se pasa a la fase de debate. Se decide abordarla en dos fases. En la primera entrarían las críticas o comentarios que aplican al documento como un todo. En una segunda fase se plantearían aquellas críticas que inciden sobre una sección del documento concreta.
Comentarios y enmiendas de carácter general
El primer interviniente comienza destacando que él enfoca el conjunto de los documentos que se han hecho desde un punto de vista: el de la necesidad de que haya un encuentro de comunistas. Ese es el único objetivo, la necesidad de que exista un espacio de discusión e intervención en la lucha de clases por parte de militantes de diferentes corrientes del movimiento obrero. Como inicio del apartado “marco actual del capitalismo” partiría desde el principio de Lenin “el imperialismo fase superior del capitalismo” como punto del que se van a derivar todas las consecuencias. él lo detecta implícito en el texto pero lo explicitaría. Hay que afirmar los grandes ejes de unidad de lucha de clases. Aunque el texto está preñado de la lucha de clases, le gustaría que estuviera reflejado de manera más evidente. La posición marxista con relación al estado también cree que está difuminada. No se trata de meter en el texto “el estado y la revolución” o la Comuna de París, pero la posición frente al estado debería quedar más clara. Incluiría también el vínculo que hay entre oportunismo, revisionismo e imperialismo; algo que empezó con Bernstein y sigue hoy día. Todas esas cuestiones, que son generales, no contradicen nada que se diga en el documento.
Sin embargo, no le parece oportuna la referencia a los ciclos de Kondratieff porque da la impresión de que en el capitalismo hay un orden cuando en realidad el capitalismo es el caos destruyéndolo todo. Se habla en el documento sobre la tasa de ganancia, etc, pero no lo ve bien ordenado. Le parece correcta la mención al ataque a la organización que es el 15M, le parece también que el 22M y su práctica de la manifestación continua no hace sino quemar a los trabajadores con la manifestación continua.
Sobre los comentarios que hay de Rusia en el documento sería más explícito. Piensa que actualmente hay una colaboración con el imperialismo. El sábado anterior, el embajador ruso, que hablaba en el CAUM, declaró que están por el capitalismo, por la economía de mercado.
Como miembros del Espacio, cada uno podemos apoyarnos en las bases, en la teoría, en los principios que nos parezcan importantes, esa no es la discusión, lo esencial es que vamos a golpear juntos.
Coincide con el análisis que se ha hecho en la presentación del documento sobre los peligros que enfrenta el EEC. Por un lado no se le puede apretar mucho porque explotaría, hay temas que hay que abordar pero eligiendo el momento inteligentemente; hay que saber de qué se habla y de qué no se habla y, en todo caso, la forma de hacerlo. Cada cual tiene unas referencias políticas y no cree que debamos empezar la discusión por ahí, sino por intentar desarrollar la unidad de acción entre nosotros en combates presentes del movimiento obrero. Pone como ejemplo lo que ya hacemos contra la guerra, la OTAN, las bases de Morón, Rota, etc.
Hay que centrar en qué representa hoy el imperialismo. En cómo se machaca a toda la clase obrera de todos los países. El mensaje de los BRICS [nota del acta: así es como se habla de los países emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudafrica] es equívoco porque deja de lado la lucha de clases. El interviniente tiene dudas con el papel de China hoy, ya que lo sigue considerando un estado obrero.
En cualquier caso, no estamos porque se destruya la tradición de Octubre. Todo lo que ha tratado en su intervención lo considera muy general. En esta primera intervención no está por corregir ninguna frase concreta.
Toma la palabra otro camarada. Está de acuerdo con el documento político. Podríamos estar mucho tiempo retocando frases pero considera que lo que dice, en la base, es lo que dicen los comunistas. Sin embargo, señala que tiene que haber una coherencia, tanto literaria como en la práctica, entre el documento político y los otros documentos del EEC. Pudiera ocurrir que otros documentos, profundizando en temas más concretos, entraran en contradicción con el documento que hoy se trata.
Se inicia otra intervención, esta vez de uno de los compañeros que han realizado el texto. Retomando el tema que inició el penúltimo interviniente, no encuentra mucha diferencia entre las potencias emergentes que luchan contra el imperialismo principal (la mención a los BRICS): la unidad y la lucha son dos caras de la misma moneda. Luchan por los mercados, luchan por la influencia política, luchan por la influencia económica; tienen en común defender un modelo. Y tienen como causa de enfrentamiento el intentar la preeminencia. Si eso hay que explicitarlo en el texto, él no se va a oponer, pero hay que hacerlo. Si alguien quiere que quede más claro algo, que proponga un párrafo o un texto en el que lo refleje.
Otro compañero comienza diciendo que bebemos de las mismas fuentes, las cuestiones esenciales las da por compartidas. Sin embargo, se plantea cómo ir sumando gente al encuentro, cómo ganar en amplitud. Hay muchos camaradas descontentos y desplazados de organizaciones que siguen implicados en proyectos que no llevan a ningún lado concreto. Lo que sí piensa es que habría que concretar más en el documento la realidad política española. El futuro él lo ve como una posibilidad de unión entre los grupos que se relacionen dentro del Espacio de Encuentro Comunista, con trabajo y constancia, sin recurrir a los forceps.
En una nueva intervención se plantea que, si nosotros sacamos un texto, no es que analicemos la realidad, sino que la práctica que vamos a seguir tiene que ser acorde con el texto. Si estamos diciendo que no vemos medios de transformación de la realidad por medios institucionales en un sentido socialista, pues tenemos que estar dispuestos a actuar por otros medios. No vale decir como Groucho Marx: “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”.
El problema de los textos es que dicen mucho o dicen poco. Si hay que analizar lo que ha pasado con las experiencias del socialismo real, opina que hay un problema porque la lucha de clases siguió existiendo en las sociedades postrevolucionarias, hay un problema por que en un régimen de partido único las ideas hay que canalizarlas a través del propio partido y, en el ejemplo concreto de Yugoslavia, hablamos de un país que participó con bastante entusiasmo en lo económico y en lo político de la política de coexistencia pacífica con el capital. Mientras a día de hoy en Rusia o en la República Checa todavía hay comunistas, en Yugoslavia no. Hay experiencias que pueden parecer interesantes en la formulación teórica, pero hay que ver cómo lo desarrollaron en la práctica. Una explicitación del modelo yugoslavo o bien requeriría un análisis tremendo o bien evitamos el mencionarlo como ejemplo.
Uno de los compañeros que ha intervenido en el texto lo define como un texto de equilibrios. Es verdad, como ha dicho un interviniente anterior, que bebemos de la misma fuente, pero hay matices inevitables junto con una voluntad de unión muy importante. Es bueno que se explicite donde están las diferencias para que posteriormente se pueda trabajar sobre ellas pero también que encontremos los puntos comunes que son los que nos van a permitir avanzar. Se mencionó anteriormente el caso de las potencias emergentes, y frente a lo que dijo el compañero en su intervención, él considera que China sí que responde también a intereses económicos.
En cuanto al tema de Yugoslavia, considera que puede haber una formulación incorrecta en su aparición en el texto. Según su entender, el vínculo es el siguiente: el párrafo anterior termina diciendo “No hay emancipación sin poder de decisión en el mundo del trabajo y en el de la creación y satisfacción de las necesidades”, explicitando que más allá de la propiedad simplemente estatal hay que ir al poder de los trabajadores. En ese sentido, se menciona a Yugoslavia no porque fuera modelo, son ciertas las críticas que se le pueden hacer: país no alineado, búsqueda de la obtención de divisas y burocratización. Pero Yugoslavia dio un ejemplo interesante en ciertas cuestiones, que fue la práctica de la autogestión. Lo que en otros países se manifestó como problemas diversos: falta de democracia social, en la elección de los directores, la falta de promoción del trabajador para que pudiera elevar su rango dentro de le empresa, en la decisión de cómo se produce y qué se produce; todo esto, sin embargo, en Yugoslavia era diferente. Como en Cuba en parte. En la medida en que son elementos de aprendizaje que nos pueden servir, hay que utilizarlos.
Otro compañero hace su primera intervención. él ha discutido el documento en su barrio. La visión general es de que el documento es válido. Estuvieron viendo si había que hacer enmiendas o comentarios, con la duda incluso de que si no se hacían se pudiera pensar que no había sido bien acogido. Por lo que ve en el desarrollo de la reunión actual, cree que no estaban equivocados. Es muy difícil hacer multitud de enmiendas parciales y finalmente se optó por aprovechar la reunión presencial para explicar a los autores las ideas generales para ver si podían ser recogidas. Y, en cualquier caso, considerar los documentos como unos buenos textos de partida que pueden ser considerados como la base sobre la que empezar a trabajar, enriqueciéndolos con el trabajo posterior a la Asamblea del EEC de marzo. Incluso tienen un valor desde el momento que permiten constatar las diferencias. El ejemplo práctico es la discusión que se está centrando alrededor de Yugoslavia, que puede resultar incluso oscura para los compañeros menos puestos en el tema.
Siguiendo ese ejemplo, el compañero opina que el documento hace algunas afirmaciones que dan por hecho un nivel de formación del lector y, si no existe ese nivel de formación, se da por sentado que el lector se lo va a creer porque lo dice alguien más informado que él.
Por otro lado, si los documentos exponen una teoría, la práctica debe ser consecuente. Si afirmamos que estamos por el planteamiento de la dictadura del proletariado, eso conlleva automáticamente una cantidad de cosas en la práctica política; si afirmamos que apostamos por una organización leninista, eso conlleva una práctica política, una práctica de organización, de una organización, además de trabajadores, no interclasista. En algunas de las intervenciones ha habido alguna contradicción. También detecta contradicciones en el texto.
Por otro lado, hay cuestiones que hay que desarrollar mejor. Cosas que en el fondo son correctas pero que confunden en las formas, luego dará ejemplos. Los documentos nos van a valer para constatar un plan de cómo actuar y nos van a valer para constatar las diferencias que hay, no para meterlas en un cajón, sino para ponerlas encima de la mesa. Si siempre decimos “ya lo discutiremos”, nunca la discutimos. Tenemos que discutir un tema sabiendo que es una discrepancia. No es cuestión de buscar frases de consenso, si hay discrepancias hay discrepancias y no pasa nada. Porque los consensos, cuando se enfrentan a la realidad, que se impone, se rompen; es un tirar el balón para adelante sin afrontar el problema.
Toma la palabra otro compañero. Afirma que él no está de acuerdo sobre el ejemplo de Yugoslavia, pero afirma que sí que tenemos un modelo: el modelo de la Unión Soviética de la revolución rusa. Los trabajadores organizados en torno a sus fábricas, sus barrios, etc; organizados con la democracia plena y total. La clase obrera con todo el poder contra los enemigos de la clase, contra la burguesía. Si se trata de buscar modelos, cree que lo más oportuno es referirse al poder soviético, a la revolución de octubre, que surgió después de meses de combate del partido bolchevique hasta alcanzar la mayoría en los soviets de las grandes ciudades y centros industriales, y esa poderosa fuerza, esas poderosas organizaciones levantadas por los trabajadores, en las que democráticamente alcanzó la mayoría el partido bolchevique fue dirigida a la toma del poder. Convertidos también los propios soviets en órganos de poder. No hay otro modelo genuino. Meter más cosas no es sino ir a remedos de lo que pasó en Rusia en la revolución de octubre.
Lo que define a Yugoslavia es la coexistencia pacífica, su participación en todos los arreglos necesarios para el imperialismo con una diferenciación de Tito con relación a Moscú. Unos juegos de equilibrio geopolíticos, necesidades de un estado que no siempre coincidían con las necesidades de la clase obrera de los distintos países.
Está de acuerdo con no creer en los consensos en política, todos somos corrientes del movimiento obrero; la discusión democrática, respetuosa, es lo mejor. Detrás de los consensos todos estamos sometidos a la presión del estado burgués. El consenso es abrir la puerta a que esas presiones se cuelen no se sabe por qué ventana.
Retoma la palabra el compañero que defiende el texto. Acepta que la elección de Yugoslavia, que era un ejemplo, ha suscitado reacciones que se alejan del principio que se pretendía mostrar. Lo que tampoco le parece correcto es que haya un mejor ejemplo en la propia Unión Soviética. La democracia en el trabajo acaba con los Soviets en el momento en que Stalin introduce el nuevo modelo económico. Es cierto que había una necesidad de hacer avanzar a toda velocidad un país eminentemente agrícola, pero desde el momento en que se introduce el capitalismo de estado como situación transitoria se acaba el experimento de los Soviets. Dicho sea todo esto desde un esquematismo muy simplista.
Uno de los compañeros que había mostrado su recelo ante el ejemplo de Yugoslavia toma la palabra para decir que, más allá del ejemplo, el consejismo le parece muy interesante, pero la realidad es que la autogestión obrera le plantea muchas dudas. Le parece que corresponde más a una fase ya comunista. Si lo metes en una fábrica de improviso hay distintos niveles de formación e implicación, etc. Eso sin tener en cuenta la necesidad de la planificación de amplia escala. Sin embargo, si el ejemplo de Yugoslavia estaba metido en cuanto a su aportación al modelo de gestión de los trabajadores en la dirección del socialismo y no a un modelo político, pues todos podemos estar de acuerdo en el interés del caso. Que haya participación en las necesidades de la producción, también estamos de acuerdo. No como modelo de país concreto. Ese planteamiento sí que puede ser bien aceptado.
Otro compañero enumera una serie de factores que él entiende importantes. Primero se pregunta sobre la desafección hacia el comunismo. Obviamente, el primer motivo es la propaganda burguesa; sobre Stalin se desarrolla una leyenda negra que se asocia inseparablemente al comunismo. Luego, el efecto de la segunda guerra mundial. Aunque el mérito de la victoria fue de la URSS, la victoria en sí es para EEUU porque salió incólume. La Unión Soviética salio destrozada y con 22 millones de muertos. Acabó con una economía de guerra y no orientada al consumo. El estado burocrático desplaza a los trabajadores de esa posibilidad de hacerse responsables de la producción.
También reflexiona sobre Venezuela bolivariana, a la que entiende como un estado paternalista. Entrega vivienda y salario mínimo a los trabajadores y luego esos trabajadores se vuelven en contra. ¿Qué pasa con ese estado de beneficiencia?
Por último, piensa que autogestión es distinto de responsabilizarse de la producción. A los trabajadores eso les parece ajeno.
A partir de este momento se da por concluida la sección de debate de temas generales para pasar a discutir puntos concretos del documento. La sensación general de los asistentes es que no se han encontrado problemas de calado que invaliden el documento para nadie, pero parece que hay trabajo por delante en dos campos principales: la ordenación lógica del texto de manera que haya una mayor explicitación de las relaciones causa-efecto y la inclusión o desarrollo de ciertas ideas centrales del pensamiento comunista que no basta con que se den por sentadas o implícitas en el conjunto. Por otro lado, la discusión tan extensa sobre el modelo de gestión de los trabajadores en Yugoslavia pone de manifiesto cómo las distintas sensibilidades comunistas pueden entrar fácilmente en un debate intenso. Afortunadamente también sirvió para comprobar cómo puede gestionarse de manera fructífera.
Comentarios y enmiendas a secciones concretas
La discusión sobre cuestiones concretas del documento la abre un camarada refiriéndose al punto ocho del documento. En la página 44, párrafo quinto, se afirma que “la revolución es imposible a corto y medio plazo”. El compañero argumenta que dicha afirmación es arriesgada, ya que la palabra imposible es demasiado categórica. Se puede afirmar que es difícil, que no se vislumbra en el horizonte, pero la historia -incluida la reciente- está llena de acontecimientos que no se podían prever unos meses antes.
El mismo compañero encuentra que, en el párrafo que sigue, la afirmación “la no participación [en las elecciones] puede suponer la existencia casi clandestina” no está fundada. Pone el ejemplo del mismo documento, donde en otros párrafos se da más importancia a la relación con la clase trabajadora o las luchas populares. Por otro lado, admite que el problema puede ser más de cómo se expresó en la redacción, ya que parece que la argumentación general del capítulo parece contradecir esa frase.
Por último, el camarada termina con una observación sobre el punto 8.1, en la página 47, donde hay un párrafo que, considerándolo correcto, le parece incompleto. El párrafo dice que “El Espacio de Encuentro Comunista debe permanecer como un punto de encuentro de todos los comunistas con o sin partido. Por lo tanto no debe aspirar a convertirse en un partido ni a participar en procesos electorales con el objetivo de obtener representación”. Para el interviniente debería completarse con la coletilla de que, aún así, como comunistas entendemos que es necesaria una organización. No tiene que ser el Espacio, pero tendríamos que decir que sin organización revolucionaria no se puede dar el cambio que deseamos.
Uno de los intervinientes en el grupo de trabajo que realizó el documento nos explica que el trabajo fue muy grande, y la fase final de ensamblaje y pulido de los textos fue apresurada para cumplir con el plazo de entrega. Su impresión es que, de haber podido trabajar con el documento terminado, se podrían haber reordenado algunas secciones para dar mayor coherencia a la lectura completa y eliminar ambigüedades. La segunda observación del interviniente anterior cree que es un claro ejemplo de esta situación, ya que, efectivamente, el espíritu del apartado es opuesto a lo que parece sugerir la frase señalada que, al ser la primera, crea un falso énfasis en la idea que después será rebatida. De igual modo, considera que una revisión más reposada hubiera suavizado la expresión de que la revolución parece imposible a medio plazo, expresión que también encuentra demasiado categórica.
Sin embargo, difiere con el comentario hecho al párrafo en el que se explicita que el Espacio de Encuentro Comunista no debe convertirse en un partido. Mientras el camarada que abrió el tema señaló que el lo completaría con un recordatorio de la necesidad del partido, el interviniente vería más provechoso apelar a la futura unidad de los comunistas en un partido. No desde el punto de vista de señalar el Espacio como tal, sino desde la perspectiva de apelar más a ser facilitadores de la unidad futura, sabiendo todos que no será algo que ocurra hoy ni mañana.
Toma la palabra otro compañero para continuar con el tema. También parte de la necesidad del partido revolucionario, siendo el partido revolucionario el que hace la revolución, no el que se proclama como tal, y ahí estamos todos. Precipitar esa necesidad para intentar pasar de un colectivo pequeño a un colectivo grande, es obviar una fase que hay en medio que un compañero señaló anteriormente. Se refiere a la fase de unidad de acción sobre cuestiones prácticas. Esa fase es la que permitiría el contraste, la constatación, la difusión y la plasmación de aspectos teóricos en los que en principio todos estamos de acuerdo. Esa fase de unidad de acción sería de aprendizaje mutuo, a través de la intervención en el movimiento obrero y en la defensa, desde dentro, de sus reivindicaciones. Pone como ejemplo, aunque tampoco como éxito rotundo, el trabajo que se ha realizado en Madrid contra la guerra, en el que, habiendo discrepancias sobre el mejor modo de actuar, se ha conseguido avanzar en conjunto. Señala como un posible nuevo objetivo el apoyo a los ocho sindicalistas de Airbus, para los que se piden años de cárcel. Otro posible campo de actuación sería en estos momentos la privatización de la Universidad Complutense, la exigencia de derogación de la LOMCE, los decretos del 3+2, etc. En cualquier caso, apelar más a la unidad de acción que a la precipitación en discusiones sobre posibles divergencias teóricas.
Otro compañero toma la palabra para recordar que se deben respetar los tiempos de acercamiento entre organizaciones. Según indica, algunas organizaciones tienen contactos actualmente a dos o a tres bandas para la confluencia, e intentar intervenir ahora puede entenderse como una intromisión. En cualquier caso, la unidad debe plantearse como un objetivo deseable por sí, independientemente de que se realice dentro del Espacio o fuera de él. Le parece muy bien el trabajo conjunto en temas compartidos como el de la guerra pero, más allá de ello, con la mayor exquisitez en el respeto a los procesos internos.
Una nueva intervención nos aporta información sobre experiencias internacionales de acercamiento entre comunistas. En concreto, camaradas franceses vinculados al grupo POLEX [Nota del acta: http://www.collectif-communiste-polex.org/%5D han creado una asociación nacional de comunistas [Nota del acta: buscar en google “Association Nationale des Communistes”] que, al igual que el EEC, pretende ser un espacio común en el que no haya que renunciar a la militancia en los respectivos partidos. El compañero remarca lo significativo que es que en distintos países coincidan en el tiempo iniciativas con el mismo espíritu.
Volviendo a los comentarios sobre el documento, un compañero señala lo raro que le ha parecido una demanda escrita en la última página del documento acerca del “pleno empleo de todos los trabajadores que lo requieran”. En concreto, la coletilla “que lo requieran” no tiene sentido para él. Hay aprobación entre los asistentes en suprimir ese final de la frase.
Otro interviniente abre un debate más complejo. Refiriéndose al apartado uno, echa en falta una introducción que explique todo lo que viene a continuación. En el documento se da una relación de datos acerca de crisis, ciclos, etc. Sin embargo, no hay un párrafo que diga que el capital necesita sus crisis, una explicación que nos diga que todas las cosas tienen un porqué.
Señala que, en la misma linea, en el apartado dos pasa algo similar. Se presenta una relación de realidades que forman un caos civilizatorio. Pero nosotros sabemos que todo eso es consecuencia de la práctica del propio desarrollo del capital. Si no hacemos explícito eso, estamos actuando como los de las ONGs, que denuncian situaciones sin señalar a los culpables. El compañero ve indicios de esta indefinición en el lenguaje, por ejemplo, en el tercer párrafo del documento, donde se hace una mención genérica diciendo “hasta entonces el mundo” cuando de lo que estamos hablando es del capitalismo, no del mundo. Es verdad que difuminados por el documento están los motivos que se buscan (por ejemplo cuando se crítica en la página 4 el eslogan “no es una crisis, es una estafa”), pero el camarada reclama que esas explicaciones aparezcan en el comienzo como razón inequívoca de lo que se describe después.
La siguiente intervención comienza señalando que el texto que se está discutiendo es perfectamente válido como documento de partida. El análisis del documento se centra en una etapa que es la que nos ha tocado vivir, la que comienza en la crisis de 1973, y la describe muy acertadamente. El compañero ve el texto como un elemento útil de difusión y, en ese sentido, apoya la petición del interviniente anterior para que se expliciten determinadas cosas que los comunistas pueden dar por sentadas pero que no tienen porqué conocer unos lectores ocasionales del texto. En ese sentido, el apartado primero, que es donde se explica el mundo desde 1973, describe el marco general del capitalismo, del cual, obviamente, no escapa nuestro país, pero que quizás sería más comprensible para cualquier lector con menos formación si aterrizara en los casos particulares que conoce más de cerca: la Unión Europea y el estado español. Es cierto que la Unión Europea no hace más que seguir las reglas del capital, pero sería conveniente que la forma en la que esto ocurre quedara explicada en el documento. Por otro lado, las tendencias generales del capitalismo tocan tierra en las peculiaridades de cada país, y no estaría de más explicar desde nuestro punto de vista lo que ha ocurrido en nuestro España en los últimos cuarenta años.
Otro compañero propone remontarse más atrás del 73 hasta Lenin y Rosa Luxemburgo. Después de muerto Lenin es el momento donde comienzan, antes de tomas rumbos distintos, todas las tendencias comunistas. Volver a tomar como punto de partida “el imperialismo fase superior del capitalismo” ayuda a encuadrar la discusión. En todos los países hay un ataque del imperialismo a las conquistas de la clase trabajadora. Se presenta Libia como ejemplo extremo en el que el imperialismo retrotrae al país hasta la misma Edad Media.
El mismo camarada no considera terreno firme la mención a Kondratieff que se hace en el documento, ya que su teoría data de 1925 y hoy día la considera superada. El mismo hecho de que esa teoría haga pensar que el capitalismo siga unos ciclos ordenados choca con la realidad actual, en la que el capitalismo en realidad muestra todo su caos.
También se muestra crítico con el uso de la expresión “neoliberalismo” porque es el término que usan los reformistas para presentar un enemigo que no sea el capitalismo en su esencia. Los ataques centrados en el neoliberalismo dejan implícita la posibilidad de que haya otra forma de capitalismo más benigna o deseable. Es el lenguaje de los mismos que acaban diciendo que otra Unión Europea es posible.
Por último, entra en una serie de precisiones sobre distintos fragmentos del texto. En concreto, sobre el papel actual de China y Rusia, se critica el comentario que aparece en la página 7 del documento acerca de su supuesto papel equilibrador. Según el compañero, si juegan algún papel equilibrador, lo están haciendo en favor del imperialismo. También se critica como ya superada la división del continente en Europa occidental y Europa oriental. Cree incorrecta la mención que se hace a las maniobras de la OTAN “Trident Juncture” como una amenaza al este de Europa; sería más correcta si aludiera como destinatario áfrica, ya que para el este de Europa tienen otras bases en Polonia, Ucrania o Lituania. Para terminar, cree que la mención a una supuesta categoría de “islamofascistas” solo estaría justificada si se argumenta a través de la conexión imperialista, financiada por Arabia Saudí, como instigadora de esas organizaciones; pero si pretende sugerir que hay un surgimiento espontáneo de países o grupos islamofascistas no se ajustaría a la realidad.
Igualmente, en el apartado del texto que hace referencia a la participación electoral sugiere apartar casos como la lógica participación a votar en las elecciones de Venezuela en contra de la candidatura proimperialista, así como respecto a Grecia, donde señala que el problema no es la participación o no en elecciones, sino que el hecho de que los que han ganado han hecho lo contrario de las aspiraciones del pueblo griego.
Antes de terminar, el compañero se extraña de que se critique a las marchas 22M por su “quemamiento” de los trabajadores en manifestaciones a plazo fijo y, sin embargo, se perdone a las mareas blanca y verde que son exactamente lo mismo.
Una compañera sugiere que el documento incluya una pequeña bibliografía con fuentes y lecturas recomendadas.
Otro camarada apoya dos de los temas tratados en la penúltima intervención. Por un lado, desmontar la ilusión de la crisis como el enfrentamiento entre un banquero malo y un capitalista industrial bueno. Por otro lado, apoya la oposición a la teoría de los ciclos, ya que el capitalismo es caótico por naturaleza. Es la linea que sigue Lenin cuando afirma que el imperialismo es el capitalismo en descomposición. Ante su propio caos el capitalismo solo tiene dos salidas: incrementar las condiciones de explotación de la clase trabajadora y/o declarar la guerra, es decir, destruir tejido productivo.
Señala que sería importante decidir para qué queremos el texto. Si el texto es de consumo interno, bastaría con llegar a un consenso. Si el texto va a salir al exterior, sería bueno, como dijo un camarada anteriormente, explicitar las bases que justifican nuestro análisis en una sección inicial.
Se discute sobre el posible uso pedagógico del texto y en la necesidad de usar un lenguaje sencillo y una lectura inequívoca. Se vuelve a tomar como ejemplo la mención a Kondratieff, donde un lector poco experimentado no llega a entender si estamos refutando a ese autor o si le estamos usando para explicar el momento actual. Quizás el dejar una frase aislada como referencia a todo el trabajo de un autor confunde más que aclara.
Como ejemplo de frase clara y concreta un compañero señala el último párrafo de la página 10 que, según él, debería ser el que encabezara su sección al explicar desde la raíz los factores que intervienen en el problema.
Uno de los autores del documento toma la palabra. Comienza su intervención precisamente en el capítulo dos, cuyo título es “crisis capitalista, caos civilizatorio y amenazas a la humanidad”. Según él, la distinción entre crisis capitalista y crisis civilizatoria está buscada adrede. Una hace referencia al orden económico y la otra al sistema global.
En el punto primero, donde se explica lo que ha pasado desde 1973 se intenta argumentar que ya no estamos ante una crisis típica del capitalismo, estamos ante una crisis estructural, ante una crisis senil. El compañero sí defiende la teoría de Kondratieff desde su utilidad como modelo, utilidad que también fue refrendada por Joseph Schumpeter. En esa teoría, el economista ruso describía un comportamiento que ha funcionado a lo largo de un siglo y que desde 1973 ha dejado de funcionar. Ya no estamos en una crisis más y ni siquiera sirven los mecanismos de explicación que el propio capitalismo se daba.
Ve difícil explicar cómo se genera todo esto, qué lo genera, ya que para ello necesitaríamos varios libros. Por el contrario, entiende el texto como un documento que sienta posiciones, pero jamás como algo capaz de suplir a la formación.
En lo referente al neoliberalismo, él no ve ningún problema en dejar constancia de que el neoliberalismo representa una linea de ataque más virulenta dentro del capitalismo en un texto que si algo hace es atacar el capitalismo. No cree que se pueda dar la confusión que sí se puede dar en otros contextos reformistas. No es más que explicar que desde la era Thatcher-Reagan se produce un ataque desde las élites capitalistas hacia un consenso que se había establecido desde el fin de la II Guerra Mundial, materializado en Breton Woods y los estados del bienestar. Y este período se le ha llamado, para entendernos, neoliberalismo. Si a todo le llamamos capitalismo sin distinguir fases especificas y sin terminología que popularmente puedan marcar esos momentos, nos quedaríamos con un lenguaje poco descriptivo.
En lo referente a la marea verde y la marea blanca el compañero no la considera igual que el 15M. Es verdad que comparte unos componentes antisindicales, muy de protesta contra toda la política, pero: a) están conformadas por elementos de la clase trabajadora-funcionarios y b) los sindicatos están presentes. Es cierto que las reivindicaciones son reformistas y sin sesgo de clase. Sí, se les puede hacer la crítica de que se reivindican más desde sí mismos que desde una óptica más amplia de clase. Y, sí, también trabajan desde las miras de la manifestación periódica que quema a las vanguardias en una lucha sin objetivo. Pero el factor de estar integradas por trabajadores le da una diferencia fundamental respecto a otras iniciativas de la órbita del 15M. El 15M es ideológicamente de nuestros enemigos, las mareas blanca y verde son de nuestra clase que sigue una propuesta reformista.
Un asistente hace una intervención para destacar dos secciones del documento en las que ve problemas. Comienza señalando varios puntos del documento en los que se realiza un análisis del 15M y de las “clases medias”. Para el compañero, el análisis no queda claro porque se está mezclando lo que esta gente piensa de sí mismos con lo que en realidad son. Afirma que en la inmensa mayoría de los casos no son clase media, son clase trabajadora con criterios pequeñoburgueses. Son gente con un salario. Estamos confundiendo clases medias con un trabajador desclasado, confundimos lo que es con lo que piensa. En el texto no queda siempre claro qué criterio de uso de los términos se está aplicando y a veces se intercambian un uso y otro de manera confusa.
Enlaza como ejemplo de la complejidad en la que se mueve la compresión del 15M, las mareas, etc, con la discusión anterior sobre la marea blanca. En ella se ha podido ver cómo una vez los médicos han alcanzado su reivindicación de permanecer como personal estatutario, se desentienden de la movilización y se declara que la privatización se ha parado. Con esto están obviando la lucha del personal de cocinas, de mantenimiento, etc, para los que la privatización sigue su curso.
En otro orden de cosas, también tiene una aportación para el apartado cinco, que es el dedicado a la organización. Menciona el documento del grupo de trabajo de organización, en el cual no hay una discusión teórica. Cree que los dos textos deberían complementarse correctamente, en la línea ya mencionada anteriormente en el debate de hoy de que el programa político debe marcar la práctica. Además, opina que el apartado 4.2 es una perfecta introducción al contenido del punto 5, y debería ir dentro de él encabezándolo.
La jornada termina con un último cuarto de hora en el que se discute de manera general, y menos centrada en el documento, sobre los problemas de valorización del capital, la transferencia de trabajo vivo a trabajo muerto, etc.

Convocatorias
Próximas sesiones de debate de documentos del EEC.
Seguimos en camino hacia la tercera asamblea, que tendrá lugar los días 12 y 13 de marzo. La discusón previa de la documentos facilitará la labor de esos días, pues los textos serán más conocidos y habrán recogido las aportaciones de más camaradas. Si te ha parecido interesante lo que se trató en el debate de la propuesta de programa político, no dudes en acudir a las próximas citas.
Todas tienen lugar en la sede del sindicatoco.bas
C/ Moratines 22, escalera 1, 1o B – Madrid
Metro Acacias o Embajadores – Bus 62 – Cercanías Embajadores o Piramides
Todas las fechas corresponden a domingos y las reuniones tienen lugar de 10:30 a 14:00 horas.
Domingo 31 de enero: Internacionalismo y antiimperialismo.
Domingo 7 de febrero: Organización.
Domingo 14 de febrero: Género.
Domingo 21 de febrero: Movimiento Obrero y Formación.
5F: Mitin internacional en defensa de los 300.
Mitin Internacional en defensa de los 300 procesados por huelga en España.
viernes 5 de febrero de 2016, 18:00h.
C/ Canarias 17 – Madrid (Centro Dotacional Integrado Arganzuela).
Metro Palos de la Frontera – Cercanías Delicias.
El mitin está convocado por la “Comisión internacional en defensa de los 300 procesados por huelga en España y por la derogación del artículo 315.3 del Código Penal”. En él ntervendrán sindicalistas de otros países, como Brasil, Francia, Alemania o Portugal.
La anterior reunión de este grupo tuvo lugar el pasado 20 de noviembre y en ella se acordaron diversas medias: actos para dar a conocer en el extranjero el ataque a los derechos de sindicación y huelga en nuestro país, actos de apoyo coincidiendo con el juicio en febrero a los “ocho de Airbus” y diversas campañas de información y difusión.
La iniciativa ha recibido un gran apoyo a nivel internacional, habiendose recibido decenas de comunicados de apoyo de organizaciones sindicales de lugares tan diversos como Brasil, Portugal, Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido, Suiza, Rumanía, EEUU, Chile, Venezuela, México, etc.
(Añadido 29 de enero) Puedes consultar más información en este enlace.
¡Anulación de las sentencias y procesos! ¡Derogación del artículo 315.3 del Código Penal!
 visita la web del EEC | síguelo en Twitter | síguelo en Facebook
Redifusión libre

Lista de distribución del Boletín Rojo del EECDirección de correo:encuentrocomunista@yahoo.es
Acerca de estos anuncios
Comparte:
·         Twitter

·         Facebook11

·         Google

·         Correo electrónico

·         Imprimir

·          
Posted in Boletín
Navegador de artículos
← ENCUENTRO POLÍTICO Y LÚDICO ENTRE MILITANTES MADRILEÑOS DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA
Deja tu comentario
Principio del formulario
Final del formulario
de marat.asaltarloscielos:
28 de enero de 2016
HACIA LA TERCERA ASAMBLEA DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA

Por Marat
1.-Un recorrido retrospectivo:
El 26 de Septiembre de 2015 se reunió en el CAUM (Club de Amigos de la Unesco, nacido ahora hace 55 años como centro de resistencia cultural antifranquista) un numeroso grupo de comunistas de todo el Estado, convocado bajo la idea de buscar un espacio de encuentro queenfatizase lo que nos une, tanto a comunistas sin partido como acomunistas con él. Un agrupamiento que estableciese un marco de reflexión y de trabajo político conjunto, capaz de crear un clima de confianza, complicidad, respeto y fraternidad entre nosotros y donde las diferencias políticas no significasen posturas irreconciliables sino posibilidades de un debate abierto, franco y que buscase el entendimiento y la unidad de acción.

Sabemos que hay quienes desean una rápida unidad de todos los comunistas en un sólo partido. Quienes dimos vida al proyecto de crear el Espacio de Encuentro Comunista (EEC) no rechazamos tal objetivo pero somos conscientes de que se alcance o no, no será un deseo rápido de lograr. Hay otros muchos pasos a dar y que, en la medida en que nos reúnan en la reflexión y el análisis político, la convivencia solidaria, el apoyo mutuo y la lucha política, habremos logrado metas muy importantes por las que merecerá la pena todo nuestro esfuerzo. Si esa unidad orgánica llegase algún día a producirse ha de haberse alcanzado con tales garantías de buen trabajo que no se produjera una vuelta atrás, ni desacuerdos históricos que más tarde diesen lugar a nuevas justificaciones de cisma. Hemos de recorrer aún un largo camino de complicidades, búsqueda de puntos comunes y aceptación natural de diferencias que no han de separarnos sino enriquecernos. Cualesquiera que fueran el número de etapas que el EEC en su desarrollo, y con vistas al acercamiento entre marxistas, llegue a cubrir con éxito, el trabajo merecerá la pena porque nos habrá trasladado al conjunto de comunistas que se impliquen en esta tarea a mejor lugar del que nos encontrábamos antes de intentarlo.

De aquella primera asamblea del 26 de Septiembre, el grupo promotor del EEC obtuvo el mandato de poner en marcha un proceso hacia la organización de ese espacio de encuentro entre comunistas que fuese generando una cierta articulación de este agrupamiento y una propuesta de temas sobre los que discutir a partir de las que pudiéramos ir facilitando el modo de entendernos y aproximarnos entre nosotros.

Ello nos condujo hacia la segunda asamblea, de carácter organizativo, del31 de Octubre en la Asociación de Vecinos “La amistad deCanillejas”. En ella, junto con la conveniencia de continuar la discusión abierta en la primera cita, la cuál no podíamos cerrar administrativamente porque el proyecto tiene mucho de necesario debate que vaya generando la síntesis superadora de nuestras diferencias, vimos la necesidad de proyectarla también hacia la acción y la presencia activa en las luchas de la clase trabajadora.

Así mismo tomamos conciencia de que debíamos alcanzar dos objetivos concretos:
  • La creación de un órgano coordinador de carácter eminentemente técnico y provisional, puesto que el grupo promotor del EEC aún no estaba legitimado por los demás comunistas del espacio para ser un órgano elegido y con funciones de dirección política que conectase con el conjunto de personas que se habían vinculado al proyecto en el primer encuentro.
  • La aprobación de 6 áreas de discusión que diesen lugar a otros tantos documentos
    • Programa político (no confundir con un programa electoral, como algunos hacen)
    • Movimiento Obrero
    • Internacional/Antiimperialismo
    • Mujer
    • Organización
    • Formación,
A partir del resultado de la discusión de dichos textos el EEC debería ir estableciendo puntos de coincidencia, reforzando lo que nos une, debatiendo sobre los aspectos en los que no coincidimos, sin cerrar la discusión en falso sino asumiendo que debíamos continuar trabajando sobre ello, pero con una profunda y leal voluntad de unidad en el proyecto de lucha por el socialismo y en la acción, marcando línea política común. 

De aquella asamblea salimos con una Comisión Gestora de carácter provisional cuyo cometido era el de llevar al EEC hasta su tercera asamblea en la que se debatieran los 6 documentos que deberían elaborarse antes del 15 de Enero (objetivo logrado). En estos momentos los textos han empezado a ser discutidos en grupos en distintos territorios para posteriormente volver a tratarlos en dicha asamblea, que se celebrará los días 12 y 13 de Marzo en la sede madrileña del sindicato CoBas. Dicha asamblea deberá dotar también al EEC de un órgano de coordinación estable que facilite tanto la extensión territorial y sectorial como la construcción del propio espacio y su presencia e impulso en las luchas y movilizaciones de nuestra clase, la trabajadora, con una voluntad muy clara: contribuir a la unidad de acción tanto de los comunistas “independientes” (no organizados en partido) como de los que sí lo están. Si el debate político leal y constructivo puede acercarnos, la lucha codo a codo puede ir forjando una unidad práctica solidaria entre comunistas y con nuestra clase.

En definitiva, la tercera asamblea debe deliberar sobre los primeros documentos políticos del EEC, los cuáles son materiales de arranque teórico del Espacio, con sus inevitables insuficiencias propias de la deficiente formación política y de análisis que padecemos hoy los comunistas y plantearse la forma de organización del mismo para intervenir políticamente y en lo concreto en el impulso y apoyo a la lucha de clases.

2.-Nueva etapa y nuevos desafíos
Cada paso dado por el EEC nos presenta nuevos retos. No puede ser de otro modo. Hasta ahora hemos recorrido la parte fácil del camino. Ahora viene lo complicado.

Es así porque vamos a pasar de la intención a los hechos.

El análisis en colectivo de los documentos evaluará no sólo nuestra capacidad de elaboración política, sino también y de un modo especial, el talante con el que abordamos la discusión política. Será muy distinto el resultado si la enfocamos desde posturas rígidas y dogmáticas, en forma de posición frente a posición, o como contraste de perspectivas con la voluntad de acentuar los puntos de coincidencia, si enfatizamos el continente o el contenido.


El modo en el que en el que afrontemos este reto en la tercera asamblea, nos aproximemos a las necesidades organizativas del EEC y la manera en que les demos respuesta, la forma que elijamos para organizarnos, tendrán una repercusión directa en cómo seremos percibidos, en el grado de comodidad con el que se sientan los miembros del EEC dentro del colectivo, especialmente quienes a su vez militan en organizaciones, destacamentos y partidos comunistas y en el futuro mismo de este agrupamiento de militantes.

Cuanto más fieles sean las estructuras del EEC a la filosofía de encuentro, de espacio compartido, de flexibilidad en la forma organizativa, de lugar común y acogedor para comunistas sin y con partido, dónde nadie tenga que dejarse el carné de su organización a la entrada, más posibilidades tendrá el proyecto de crecer y de convertirse en una referencia compartida, querida, deseable y de pertenencia para los comunistas en general.

Cuanto más rígidas fuesen esas estructuras, cuanto más cercanas a la forma de organizarse y de dotarse de una dirección clásica de partido, más dudas y suspicacias podrían producirse, mayores dificultades para que comunistas con partido se acercasen a lo que pudiera parecerles un esbozo de tal y más riesgos de que el proyecto del EEC se malograse. Necesitamos coordinarnos antes que dirigirnos y necesitamos agruparnos desde la base antes que crear núcleos territoriales y sectoriales al modo partido. Es obvio que el EEC no puede ser una especie de suprapartido de partidos. Ni sería democrático para los militantes de partidos que trabajasen dentro del EEC, al verse abocados a elegir entre dos lealtades/disciplinas, ni sería eficaz para los objetivos generales que pretendemos.

Pero a la vez es necesario sortear el riesgo de una visión de invitado-delegado que algunos militantes de organizaciones comunistas pudieran llegar a considerar como su aportación al EEC. Para que la idea del espacio y del encuentro funcione es necesario que los comunistas organizados en partidos lo sientan suyo, no se limiten a “enviar” a un miembro de su organización en calidad de “visitante” o de persona más o menos activa que participa en el EEC pero sin más compromiso de su organización con el debate y la unidad de acción que entre todos debemos forjar.

El ánimo fundacional del Espacio de Encuentro Comunista es el de un punto de encuentro conceptual, una propuesta de elaboración política, trabajo, formación y lucha en el que se participa no por bloques ni corrientes políticas, ni por delegación sino con un compromiso de trabajo militante puesto en común entre una amplia diversidad de comunistas sin y con partido.

Para que se contagie de forma amplia y general esa concepción de trabajo conjunto y solidario entre comunistas, para que se impregnen de esa visión tanto los que están organizados en partidos como los que no, es necesario que el proyecto no se sustente sobre todo en el trabajo de los comunistas sin partido sino que participen de él un considerable número de militantes organizados de modo más clásico. De otra forma no se romperían las inercias de los comportamientos estancos, las divisiones y recelos y los sectarismos entre nosotros. Por ese camino a lo sumo llegaríamos a la fórmula de las plataformas que históricamente no han sido capaces de superar los meros acuerdos cupulares, de compromisos mínimos ni de generar hábitos de trabajo conjunto por la base.

Esta nueva cultura de relación entre comunistas, lejos de debilitar a las organizaciones preexistentes, las reforzaría porque las dotaría de una base social de la que honestamente hemos de reconocer que apenas disponemos los comunistas actualmente.

Actuar de este modo es también un modo de compartir experiencias, conocimientos, recursos humanos, voluntades y energías conjuntas, independientemente de que en el presente las organizaciones comunistas existentes tengan sus propias tareas y objetivos.

Éste y no otro es el camino para que sea posible recuperar el prestigio y la influencia de la idea comunista dentro la clase trabajadora, algo tan necesario cuando el colapso de lo que se conoce como “la izquierda” no ha ido acompañado por un giro hacia lo que específicamente representamos los comunistas, marcados por una debilidad política y organizativa que aún no hemos superado, y nos ha afectado incluso a nosotros mismos, en ocasiones con la penetración de ideas reformistas en nuestras filas. Es cierto que lo anterior ha de ir acompañado de la capacidad de vencer otras insuficiencias políticas pero también lo es que la condición de marchar juntos se vuelve imperiosamente indispensable.

La formación política y de cuadros comunistas es una tarea imprescindible y urgente, hoy que tantas capacidades humanas nos faltan para dar respuesta a los interrogantes que nos plantea la clase trabajadora y a la necesidad de levantar de nuevo la corriente de pensamiento y acción revolucionaria marxista.

Sin cuadros políticos y militantes formados no podremos extender, hacer crecer, consolidar y dar credibilidad a nuestro propósito.

Precisamente porque los cuadros políticos no se improvisan en unos meses es tan apremiante que la formación política sea uno de los primeros objetivos a la salida de la tercera asamblea, cuestión en la que nos deberemos poner manos a la obra de manera inmediata.

Por último, y aunque hemos insistido con anterioridad en ello, es necesario que, al término de la tercera asamblea, el EEC salga con una adecuada correlación entre teoría (formación, debate) y praxis (lucha política y lucha de masas) porque

Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse con el poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas”. (“En torno a la Crítica de la Filosofía del Derecho”. K.Marx)
o, si se prefiere,

No hay teoría revolucionaria sin practica revolucionaria y viceversa” (Lenin)
- See more at: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2016/01/hacia-la-tercera-asamblea-del-espacio.html#sthash.mF9oJDkc.dpuf//.....
.............................
.............................


// BORRADOR DE DOCUMENTO POLÍTICO-PROGRAMÁTICO
II ENCUENTRO ESTATAL “NO HAY TIEMPO QUE PERDER”
Madrid, 2 de abril de 2016
Elaborado por el Grupo de Trabajo de la Comisión de Contenidos surgida del Primer Encuentro. 02/02/2016
1.      INTRODUCCIÓN
El Estado español ha sido en los últimos años, junto con Grecia y otros países del sur de Europa, un laboratorio de luchas sociales, de resistencia frente a los planes de la Troika y los gobiernos, de emergencia de nuevas formas de lucha e indignación, frente a una crisis que desde los gobiernos del PP-PSOE se ha descargado sobre los trabajadores y sectores empobrecidos.
Desde el 15M, las mareas, las huelgas generales, marchas de la dignidad, luchas de mujeres, luchas emblemáticas como Panrico, Coca-Cola, Movistar y muchas otras, los y las trabajadoras hemos salido a las calles contra la degradación de nuestras condiciones de vida y contra un régimen corrupto (sostenido por el bipartidismo del PP-PSOE, la Monarquía y el centralismo de la Constitución del 78) que viene gestionando la crisis capitalista en favor de los capitalistas y los poderosos.
El reflujo del movimiento social junto a la emergencia de nuevos fenómenos políticos como Podemos, han fortalecido la ilusión del “cambio social” por la vía institucional, dejando de lado la movilización social.
Finalmente, el resultado de las elecciones del 20D abre la posibilidad de un “gobierno progresista” con el PSOE, como han propuesto Pablo Iglesias y Alberto Garzón de Izquierda Unida, o la convocatoria a nuevas elecciones, donde puede repetirse el mismo escenario del 20D.
Frente a una aguda crisis social y política, y la posibilidad de una falsa alternativa “progresista” encabezada por el PSOE con el apoyo de Podemos e IU, es más necesario que nunca agrupar las fuerzas de los que luchamos por desarrollar la movilización obrera y popular desde una perspectiva anticapitalista y de clase. Porque un gobierno con el PSOE (los que aplicaron reformas laborales, ingreso a la OTAN, despidos masivos, y niegan el derecho a la autodeterminación, etc.) no puede brindar ninguna resolución a las demandas sociales y democráticas más urgentes.
En ese marco, la convocatoria al primer encuentro “No hay tiempo que perder” en Málaga, el pasado 28 de noviembre, y especialmente del segundo encuentro estatal en Madrid que tendrá lugar el próximo 2 de abril, son importantes pasos en este sentido.
Invitamos a todas y todos los que compartan esta perspectiva, a sumarse al debate y a la construcción de un gran frente anticapitalista y de clase en todo el Estado. Para ello, presentamos esta propuesta de documento político-programático, para que sea debatido en todos los territorios por todas las personas, colectivos y organizaciones que ya estamos participando y las nuevas que se sumen a esta iniciativa, cuya aprobación final se resolverá en el Encuentro de Madrid.

2.      UNA CRISIS HISTÓRICA QUE MUESTRA LA BANCARROTA DEL CAPITALISMO
A partir de 2007 el capitalismo mundial ha entrado en una nueva crisis, cuya profundidad sólo es comparable a la de 1929, aunque no haya sido una depresión puntual y brutal como fue aquella, sino más bien un tobogán hacia el desastre, salpicado de crisis agudas. Sus primeros efectos han sido inflar el paro, extender la miseria, podar todas las conquistas sociales o llevar a la bancarrota a países enteros como Grecia. Pero no se va a quedar ahí.
La crisis comenzó en EEUU con la burbuja hipotecaria, que luego se transmitió a Europa generando las mayores tensiones del euro desde su nacimiento. Su próxima manifestación asoma desde China; no sólo volverá a golpear a Europa, Japón y EEUU, sino que ya se está extendiendo por los países “en desarrollo” que creían estar “desacoplados” de ella, como Argentina, Brasil o India.
Sus orígenes se remontan a las últimas décadas. A principios de los 70´s estallaron varias crisis sucesivas que indicaron claramente a la clase dominante la necesidad de un cambio de estrategia: pasar del “estado del bienestar” al llamado “neoliberalismo”. Un vendaval se desató contra las clases trabajadoras y populares en todo el mundo, con precarización, privatizaciones, pérdida de derechos… En este marco se produjo la caída del muro de Berlín y el fin del llamado “socialismo real”. Parecía que la clase dominante pretendía volver al siglo XIX. Consiguieron lo que buscaban. Los beneficios aumentaron de nuevo, pero no lo suficiente para retomar la inversión productiva. Las ganancias se perdieron en burbujas financieras e inmobiliarias. El “miniboom” de los 90´s se transformó en el hundimiento de 2007-8.
No es un problema de “malas políticas” (“neoliberalismo”), no es un problema de “excesivo peso de lo financiero”. Es el propio capitalismo como tal el que es un problema. Para que la sociedad pueda avanzar y vivir, el capitalismo debe morir.
Nunca antes en la historia hubo tanta tecnología aplicada a la producción. Tampoco nunca el conocimiento estuvo tan a mano de la mayoría de la población. Ni hubo tales masas de personas en el mundo alfabetizadas, con educación primaria e incluso superior. El resultado es que se producen alimentos suficientes para todo el mundo a pesar del aumento de la población mundial. El resultado es que la productividad del trabajo permitiría mantener e incluso aumentar el producto total repartiendo el trabajo entre todos y todas y disminuyendo, quizá a la mitad, la jornada laboral.
Sin embargo, lo que vemos en el mundo son sociedades estancadas, la plaga del paro avanzando con botas de siete leguas, la miseria inundándolo todo. Vemos cómo la mayoría trabajadora va perdiendo constantemente cualquier conquista social arrancada en las últimas décadas. Vemos el mundo azotado por el hambre y las guerras.
Al mismo tiempo, vemos a una ínfima minoría enriquecerse cada vez más. Los derechos democráticos duramente arrancados se convierten en burlas; el poder impersonal del mercado lo domina todo. El mundo camina como sonámbulo de vuelta a la barbarie, dando tumbos de crisis en crisis, mientras se aniquilan los recursos naturales y se aplasta a la mayoría de la sociedad.
La causa de esta contradicción no es la “naturaleza humana”, ni la “sociedad industrial”, ni la “civilización”. La causa es el capitalismo. La causa es el sistema en el que todo se produce como mercancía para ser vendida, en el que la fuerza conductora es la búsqueda de beneficio por parte de la minoría que detenta el monopolio de la propiedad de los medios de producción. Minoría que pone la obtención de ganancias como condición para permitir vivir al resto. Toda posibilidad de progreso se condiciona a este objetivo.

3.      LA DESCARGA DE LA CRISIS SOBRE LOS SECTORES POPULARES EN EL ESTADO ESPAÑOL
La crisis mundial golpeó con fuerza al capitalismo español desde el principio. En un primer momento esto lo vimos con el disparo de las cifras de desempleo, especialmente a comienzos de 2009. A partir de mayo de 2010 Zapatero entró, tras las demandas de la UE y EEUU al desatarse la crisis de deuda griega, en la senda de las políticas de ajuste. La democracia para ricos fundada en 1978 declaraba una guerra a los sectores obreros y populares para hacernos pagar la crisis que todavía dura.
La lista de “bajas” por nuestra parte es enorme. A día de hoy son casi cinco millones de parados y el paro de masas ha venido para quedarse, la mayor parte de los analistas auguran una década más de niveles de paro de dos dígitos. De ellos solamente el 55% tiene cobertura de desempleo y 150.000 hogares tienen a todos sus miembros parados.
Pero además aquellos que conservan el empleo lo hacen con salarios un 25% inferior a 2007, con tasas de precariedad y subempleo que afectan a casi la mitad de los trabajadores ocupados.
Todo ello se ha podido llevar adelante gracias a las sucesivas reformas laborales del PSOE y el PP. Éstas allanaron el terreno con la expansión de la precariedad, la subcontratación y las rebajas al despido. La de 2012 vino a dar un puntillazo terrible que ha convertido los convenios colectivos en poco más que papel mojado ante la voluntad unilateral de las empresas.
Este incremento brutal de la explotación ha hecho que el número de trabajadores pobres crezca en un 20% durante la crisis, hoy son más de dos millones. Otros dramas sociales, como los desahucios, tiene una relación directa con este aumento de la precariedad y el desempleo.
Estas cifras se ceban especialmente con los sectores más vulnerables. Uno de cada cuatro menores sufre pobreza infantil. La tasa de paro entre los inmigrantes triplica la de los nativos, y además aquellos que están en situación irregular han perdido el derecho a la sanidad universal y sufren más intensamente las redadas policiales o la amenaza de ser encerrados en un CIE y expulsados súbitamente. Las mujeres siguen cobrando hasta un 25% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo y los recortes en dependencia y servicios públicos hacen que se haya incrementado la carga del trabajo de cuidados y reproductivo que recae en su mayoría en ellas. Las personas con dependencia ven como su calidad de vida y la de sus familias cae en picado mientras se recortan las ayudas y recursos. O los pensionistas, especialmente los que tienen cuantías más modestas, vienen perdiendo poder adquisitivo año tras año, mientras se les imponen medidas de copago o se convierten muchas veces en el único sustento de toda la unidad familiar.
Esta es la realidad de la clase trabajadora y los sectores populares en el Estado español. Mientras se iba agudizando la crisis social los distintos gobiernos no han dudado en poner en marcha grandes rescates millonarios a la banca y las grandes empresas -como las concesionarias de autopistas-. Rescates que se han sufragado con una socialización de las pérdidas histórica, y que se está amortizando con el desmantelamiento de la educación, la sanidad y el resto de servicios públicos.

4.      EL IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE EL RÉGIMEN DEL 78
El régimen político fundado en la Transición se encuentra hoy en una crisis de enorme magnitud. Los efectos de la crisis económica sobre los trabajadores y las clases populares, combinados con una política de rescates millonarios a la banca y grandes capitalistas y los mayores recortes sociales desde la Dictadura, desnudaron a ojos de millones el carácter de esta democracia para ricos. El lema con el que nació el 15M, “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, sintetizaba la profunda crisis de representación abierta de 2011 en adelante.
El rechazo a los políticos capitalistas y las políticas de austeridad fueron el pistoletazo de salida para una crisis de legitimidad que se extendió a casi todos los pilares del régimen heredero del Franquismo. A los partidos del Régimen, se sumó la misma Corona, salpicada de lleno por casos de corrupción y muestras de nepotismo sin disimulo. Las fuerzas policiales se evidenciaron como un brazo armado para imponer las políticas de los grandes empresarios y perseguir a los luchadores sociales. La sacrosanta unidad de España fue puesta en duda con la emergencia del movimiento por el derecho a decidir en Catalunya en 2012 de una forma masiva.
Todos estos elementos fueron configurando una crisis de régimen que hacía emerger importantes demandas democráticas. Algunas tan centrales para el régimen político como el cuestionamiento de la propia Monarquía o la defensa del derecho de autodeterminación de las nacionalidades. Otras en exigencia de una democracia más “generosa”, contra la corrupción, las puertas giratorias y demás mecanismos existentes que facilitan que el Estado y el gobierno sea, parafraseando a Marx, el consejo de negocios de los grandes capitalistas.
Estas demandas democráticas han estado en todo momento planteadas junto a otras sociales y económicas en contra de que la crisis la paguemos los trabajadores y los sectores populares, contra los despidos, las contrarreformas laborales, los recortes sociales… Y también junto a la defensa de otros derechos democráticos recortados como el de manifestación, huelga o el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
El Régimen del 78 y sus diferentes agentes no se han quedado de brazos cruzados y están haciendo todos los esfuerzos posibles para bloquear -unos- o “reconducir” -otros- esta crisis hacia algún tipo de “autorreforma” o segunda Transición. Entre ellos cabe destacar la burocracia sindical de CCOO y UGT, que ha trabajado incansablemente para evitar que la clase trabajadora pudiera intervenir en esta crisis con sus propios métodos de lucha. Para ello han bloqueado y boicoteado las posibles respuestas que los trabajadores han tratado de dar a los numerosos ataques recibidos. Evitar que la movilización social pasara de movilizaciones callejeras a afectar de lleno a la producción, ha sido una condición clave para asentar la idea de que la “protesta” no podía cambiar las cosas.
Sobre este relativo reflujo se asentó el auge de los nuevos proyectos reformistas. Éstos contribuyeron a asentar la idea de que la movilización no era el camino y que este pasaba por intentar ocupar espacios institucionales. El nuevo reformismo, Podemos, busca, en sus propias palabras, un nuevo consenso o “compromiso histórico”. Esto no es otra cosa que una nueva transición dentro de las reglas del juego del sistema capitalista y los límites y mecanismos del mismo régimen político. Para ello buena parte de las demandas que se habían expresado en la calle contra el Régimen y las políticas capitalistas debían quedarse en el cajón.
Las direcciones sindicales colaboran con esa misma orientación bloqueando la posibilidad de que se ponga en marcha el movimiento obrero. Se trata de mantener los centros de trabajo tranquilos y aquellas luchas que salen totalmente aisladas, para que no se enturbie el proceso de “diálogos”, “pactos” y nuevos “consensos”, para que evitar que se pueda ir más allá de un simple cambio cosmético.
A día de hoy uno de los elementos más dinámicos y que al mismo tiempo actúa de “piedra en el zapato” para que se abran paso estos proyectos de “autorreforma” sigue siendo la cuestión catalana. La profundidad de la reivindicación del derecho a decidir por millones de catalanes ha sido hasta ahora un obstáculo para que el movimiento democrático nacido con la Diada de 2012 pueda desactivarse por quienes trabajan para ello. El principal partido de la burguesía catalana, CDC, decidió entonces ponerse a la cabeza de dicho movimiento con la figura del President Artur Mas.
En estos tres años, Mas ha actuado como “capitán” logrando que el movimiento no mantuviera una dinámica sostenida de movilización, sino de movilización puntual, ordenada, aunque masiva, en cada 11S. Así se conjuraba el “peligro” para CDC y el mismo Régimen del 78 de que la lucha por el derecho a decidir confluyera y azuzara movilizaciones por otras demandas democráticas y sociales, y que de esta manera los sectores obreros y populares pudieran entrar de lleno en el movimiento.
Mas, CDC y hoy Carles Puigdemont, buscan darle al movimiento una salida institucional y de negociación con el Estado central. Una vía muerta que recrea la ilusión de un acuerdo con un régimen cuya constitución no sólo niega tajantemente el derecho de autodeterminación, sino que deposita en el Ejército y la Corona la defensa de la unidad territorial forzosa.
Aunque CDC como partido ha sufrido el desgaste de su política de recortes y casos de corrupción, en ningún momento ha perdido la hegemonía política ni la dirección del movimiento. ERC le ha brindado un apoyo incondicional y comparte su hoja de ruta. Por otro lado, la CUP ha mantenido estos tres años una estrategia de “mano extendida” en lo nacional. Un importante error político, pues la emancipación nacional es imposible conquistarla de la mano de quien se niega a poner en marcha las fuerzas sociales necesarias para conquistarla -la derecha catalana-ni el apoyo de las clases populares unidos a la derecha catalana, y además deja pegados a los sectores populares a los representantes políticos de la burguesía catalana.
Esta política ha tenido su último capítulo en el pacto entre la CUP y JxSí para favorecer la investidura de Carles Puigdemont y la estabilidad parlamentaria de su gobierno.
En los próximos meses veremos cómo los distintos agentes siguen trabajando para dar una salida a esta profunda crisis política. Desde Madrid, Iglesias y Sánchez; desde Catalunya, Puigdemont y Junqueras. El peligro de una nueva Transición que deje en el tintero otra vez las grandes aspiraciones democráticas y sociales que se han expresado en la calle desde 2011, está inscrito en la situación. Contra este riesgo es necesario levantar un programa y una estrategia alternativas.

5.      LAS IZQUIERDAS DESDE EL 15M AL 20D: UN BALANCE DE PODEMOS E IZQUIERDA UNIDA-UNIDAD POPULAR
La crisis capitalista iniciada en 2008 ha tenido efectos devastadores en las clases populares y la juventud. El aumento del paro, de la precariedad, los recortes en servicios públicos… fue generando un cuestionamiento de relaciones sociales e instituciones que hasta el momento estaban prácticamente intactas. Este desapego irrumpió en la escena social en 2011 con el movimiento 15M.
El movimiento 15M situó en el centro del debate público cuestiones como la precariedad, el paro y el impacto devastador que tiene a nivel social, la acumulación de viviendas en manos de los grandes bancos, la corrupción política, los recortes en servicios públicos mientras se sigue pagando una deuda ilegítima y otras muchas demandas sociales y democráticas.
No es casual que haya surgido en un contexto como éste en el que, no sólo se vive una crisis profunda sino que, además, las organizaciones políticas y principalmente las direcciones de las grandes centrales sindicales no estaban dando ningún tipo de respuesta ante los problemas de l@s trabajador@s. Entre la Huelga General que se convoca en septiembre de 2010 y el surgimiento del 15-M en mayo de 2011 las direcciones de los grandes sindicatos permanecieron impasibles -con la aprobación entre medias del “pensionazo”-.
El proceso que se da con el 15M se articuló, tanto a nivel organizativo como en términos estrictamente políticos, de una manera contradictoria. El punto de partida es un contexto de despolitización generalizado durante más de 30 años, con una débil experiencia política de masas, lo cual tuvo una traducción directa en las dificultades y limitaciones de la propia dinámica del movimiento. Esto se visibilizó de una manera muy clara en que no hubo ninguna posibilidad de generar una coordinación del movimiento a nivel estatal y a su vez las líneas políticas centrales no estaban definidas ni había una orientación sobre cómo hacer avanzar el movimiento.
El 15M ha tenido la gran virtud de funcionar como un gran estallido que, a la vez que provocó una politización masiva, obligó a resituarse a todos los actores políticos y sociales. En este contexto surgen importantes movimientos autoorganizados como las mareas o la PAH. Estas luchas y movimientos supusieron un paso fundamental en la articulación de todo el movimiento 15-M y lo que surgió en su entorno.
En este contexto de politización creciente se dan importantes luchas en centros de trabajo por toda la geografía del Estado español, algunas de ellas convertidas en auténticos referentes del movimiento obrero como las luchas de l@s trabajador@s de Panrico, Coca-cola o las Marchas de los Mineros a Madrid en 2012, sin olvidar las dos importantes huelgas generales de 2012 contra la Reforma Laboral del PP que mostraron la potencialidad de la confluencia entre el 15M y los movimientos sociales que activó y la lucha de la clase obrera.
En un clima social tan convulso, los poderes políticos y económicos cerraron filas con la Troika y el recambio PSOE-PP ofrecía más ajustes. A la izquierda del PSOE, la propia Izquierda Unida era partícipe del régimen y cómplice de las políticas de austeridad de la mano del PSOE en Extremadura, Andalucía y muchos Ayuntamientos. Esto supone importantes contradicciones para el conjunto de su militancia, llegando a extremos como en las Marchas de la dignidad en 2014 en las que se manifestaban contra sus propios dirigentes en Andalucía. Los casos de corrupción a partir de 2012 que atraviesan la geografía institucional también la golpearon.
Frente a una izquierda reformista acomodada en las instituciones, en lucha con sus propias bases, a principios de 2014 surge Podemos. Un proyecto que fue visto por miles como un nuevo proyecto fresco y atractivo que quería disputar electoralmente el poder al bipartidismo. Tras las elecciones europeas que inauguran el ciclo electoral se aceleró la cristalización de un programa de reforma del Régimen y el sistema capitalista. Asistimos a la caída de elementos programáticos clave como el no pago de la deuda, los derechos básicos de l@s trabajador@s, la salida de la OTAN…a la vez, que el movimiento de los círculos se ve rápidamente verticalizado.
A la vez que se visibilizó la crisis institucional (abdicación del rey, proceso soberanista en Catalunya…), hubo un marcado freno de la movilización, canalizando el descontento hacia la vía institucional. El bipartidismo buscaba por su lado una recomposición con Ciudadanos, mientras Podemos se convertía en una amenaza electoral para el régimen y se postulaba como una alternativa ante las políticas que se venían haciendo. Se proponía como una falsa alternativa antiausteridad para todo el músculo social que había estado en el 15M, las mareas y también participado en las tres últimas huelgas generales. Falsa alternativa antiausteridad, ya que limitó su agenda en torno a medidas con mucho rédito electoral -como la corrupción o la transparencia- pero sin entrar a cuestionar la lógica económica del sistema capitalista, la concentración de la riqueza en muy pocas manos y abandonando demandas democráticas más rupturistas, como las que cuestionaban la Monarquía.
En las Elecciones Europeas y en el periodo siguiente, IU sufrió un desgaste brutal. Un desgaste que toca su suelo en los primeros meses de 2015, coincidiendo con el ascenso de Podemos en las encuestas. Izquierda Unida encuentra en los procesos llamados de “unidad popular” o “candidaturas ciudadanas” para las municipales una tabla de salvación para amortiguar el descalabre, apareciendo detrás de Podemos y con cierto aire de renovación a nivel de discurso. Los buenos resultados obtenidos a nivel electoral de estos procesos le sirvieron como un precedente en el que IU se apoyó para plantear fórmulas similares a éstas para las Elecciones Generales. Sin embargo, la dirección de Podemos con Pablo Iglesias a la cabeza embarcados en su viaje al “centro del tablero” cerraron la puerta a esta posibilidad aún a pesar de que no tenían diferencias programáticas significativas. Finalmente, Izquierda Unida se vio obligada a presentarse en solitario detrás de la fórmula de Unidad Popular.
Un proyecto en el que Izquierda Unida escenifica un proceso similar a los de Podemos, con mucha importancia de lo mediático a través de la figura de Alberto Garzón, escasa participación de las bases en la construcción programática (que acabó siendo una versión similar al de Podemos) y con una campaña centrada en la importancia de tener presencia en las instituciones. Una candidatura con el único objetivo, al igual que Podemos, de articular en el plano institucional todo el ciclo de descontento social y de luchas que se abrió con el 15-M.
La culminación de ambos proyectos la encontramos el pasado 20 de diciembre. Dos organizaciones a la izquierda del PSOE, sin diferencias políticas importantes, que plantean como única salida ante los problemas de la mayoría trabajadora y la juventud la gestión amable de la crisis, y un proceso de “regeneración democrática” desde dentro ante la profunda crisis política del Régimen del 78. Una suerte de auto-reforma, en acuerdo y pacto con el PSOE, que se está escenificando en las negociaciones con Pedro Sánchez para formar un “gobierno progresista”.
Porque este y no otro puede ser el resultado si avanza la propuesta que Pablo Iglesias hizo al rey Felipe VI de formar un Gobierno de coalición con el PSOE, con el socialista Pedro Sánchez como presidente, el líder de Podemos en la vicepresidencia y un reparto proporcional de ministros, entre quienes entraría también Izquierda Unida.
Aunque todavía falta que el tortuoso proceso de investidura y de negociaciones se desarrolle y nadie pueda descartar aún la convocatoria a nuevas elecciones, la política de formar un “gobierno de izquierda” con el PSOE y la bendición de la Monarquía, como defiende la dirección de Podemos, IU y las candidaturas de confluencia, aunque plantea una salida a la crisis de gobernabilidad que dejaron las elecciones del 20D, es contraria a la resolución de las principales reivindicaciones democráticas y sociales pendientes. Lejos de ello, un pacto de gobierno con uno de los principales partidos capitalistas que han sostenido el Régimen político del 78, solo puede facilitar su regeneración.
En esta misma línea estratégica, ni Podemos ni Izquierda Unida cuestionan la propiedad privada de los que ostentan las riquezas ni el orden establecido, sino que tienen como objetivo generar nuevos consensos sin poner en entredicho la lógica del sistema capitalista. Generando falsas esperanzas sobre las posibilidades que, como hemos visto en Grecia con el gobierno de Syriza, existen de solucionar los problemas por la vía exclusivamente institucional, renunciando en sus tareas a medio plazo a la autoorganización de la mayoría social que está sufriendo la crisis.

6.      POR UN PROGRAMA QUE ABRA EL CAMINO A UNA SALIDA DE RUPTURA ANTICAPITALISTA CON EL RÉGIMEN DEL 78
Ante la ofensiva sin tregua de los capitalistas que estamos sufriendo los trabajadores y sectores populares y ante el riesgo a que se nos “cuele” una segunda Transición que regenere al moribundo Régimen del 78, es necesario levantar un programa que de una salida obrera y popular a la crisis capitalista y del régimen político.
Un programa que debe dar una respuesta a las demandas democráticas y sociales que se vienen expresando en la calle de 2011 en adelante en aquellos que aspiran a una democracia “más generosa”.
Debemos denunciar la democracia para ricos en que vivimos y levantar demandas para acabar con la casta de políticos capitalistas tales como que ningún cargo público cobre más que el salario medio de un trabajador cualificado, la abolición de todas las dietas, pensiones y privilegios, la revocabilidad de todos los cargos electos, la desaparición del Senado, la formación de una sola Cámara legislativa y ejecutiva elegida entre todos losmayores de 16 años con independencia de su sexo u origen en circunscripción única, elfin de la “casta judicial” y el juicio por jurado popular.
Un programa que debe defender todos los derechos democráticos mutilados en el actual régimen, que plantee la abolición de la Ley Mordaza, el derecho a disponer de su propio cuerpo de las mujeres, las reivindicaciones pendientes de las personas LGTB, la disoluciónde tribunales y legislación de excepción como las Leyes Antiterroristas o la Audiencia Nacional y la libertad y desprocesamiento de todos los presos por luchar, así como eljuicio y castigo a todos los criminales de la dictadura que siguen vivos y los que han seguido maltratando, torturando y asesinando en democracia.
Debemos levantar todas las demandas democráticas estructurales que siguen pendientes desde la Dictadura, como al efectiva separación de la Iglesia y el Estado -incluyendo el fin de todo financiamiento público, la devolución de todo el patrimonio expoliado por la Iglesia durante décadas y el fin de los conciertos educativos- , el fin de la Monarquía, la salida de la OTAN, el fin de las leyes de extranjería, los CIEs y la apertura de las fronteras, laretirada de todas las tropas españolas en el extranjero y la devolución de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla.
Como parte de éstas, la lucha el derecho a la autodeterminación para todas las nacionalidades que hoy están dentro del Estado español, y en especial ahora Catalunya por lo dinámico del movimiento democrático allí, es fundamental. Para conquistarlo no se puede ni confiar en que éste sea “otorgado” por un pacto por arriba con los agentes del Régimen del 78 y la Corona, ni en los representantes políticos de la burguesía catalana que no están dispuestos a poner en marcha las fuerzas sociales que deberían conquistarlo. Es necesario pelear por éste tanto en Catalunya como en el resto del Estado, por medio de impulsar la movilización independiente de los trabajadores y sectores populares en contra del Régimen del 78 y la Monarquía, obstáculos totales para que las nacionalidades puedan conquistar el derecho de autodeterminación.
Un programa que también debe plantear una salida obrera a la crisis para que ésta sea pagada por los capitalistas. Que plantee luchar por el subsidio de desempleo indefinido hasta acabar con el paro, un programa contra el desempleo de masas peleando por laprohibición de los despidos y el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial.Porque toda fábrica que cierre o despida sea nacionalizada y puesta bajo el control de sus trabajadores.
Que combata los desahucios levantando la prohibición de los mismos y la expropiaciónde todos los pisos vacíos en manos de la banca y los especuladores como base de un parque de viviendas público cuyos alquileres no superen el 15% del salario familiar.
Que proponga la lucha contra las políticas de ajuste y por unos servicios públicos gratuitos, universales y de calidad. Que sean suficientemente financiados y puestos bajo el control de trabajadores y usuarios para garantizar el derecho a la sanidad, la educación, la suficiencia energética o el acceso a la cultura a toda la sociedad.
Para todo ello será necesario tomar medidas elementales como el no pago de la deuda, lanacionalización de todo el sistema financiero, de los sectores estratégicos, las grandes empresas y la aplicación de fuertes impuestos a las grandes fortunas que se enriquecieron tanto con las vacas “gordas” como con las “flacas”.
Para evitar el sabotaje, el alzamiento de bienes, para evitar el paro, para que estasnacionalizaciones no sean una muleta para el capital sino un progreso para las clases populares, hay que poner todas las empresas, públicas y privadas, bajo control de los trabajadores. La representación electa de la plantilla debe tener voz y derecho de veto en todas las decisiones -contratos, cierres, despidos – que afecten a los trabajadores.
Se trata de un programa para expropiar a los expropiadores, para hacer que sean los capitalistas y grandes fortunas los que paguen la factura de la grave crisis social y económica que nos está condenando a la miseria a millones. O se salvan ellos, como viene sucediendo desde 2007, o nos salvamos nosotros.
Un programa así no cabe dentro de los estrechos márgenes del Régimen del 78, de la UE del capital y del sistema capitalista. Por eso no es posible plantearlo sin explicar la necesidad de romper esas “líneas rojas” que nos han vendido como insalvables.
Una democracia “más generosa” no es algo conquistable dentro del régimen político heredero de la Dictadura franquista, tampoco por medio de un “proceso constituyente” limitado que nazca de sus entrañas. En contra de esta ilusión, creemos que la única forma en que se podría conquistar un proceso de este tipo realmente libre y soberano sería por medio de la organización y métodos de lucha de la clase trabajadora y los sectores populares.
La posibilidad de poder decidir y discutir todo, de poder dar una resolución efectiva de los grandes problemas sociales y democráticos, no vendrá de ningún gobierno de los partidos capitalistas, ni de la democracia para ricos que representa el Régimen del 78. Por ello creemos que la pelea por un programa así debe hacerse en la perspectiva de acabar con el gobierno de los capitalistas y conquistar un gobierno de los trabajadores y sectores populares.
De la misma manera, un programa de este tipo no cabe dentro de ninguna ilusión en la negociación o reforma de la UE. La pelea por una salida de este tipo llevará inmediatamente al choque con la Troika y los capitalistas del resto de países europeos. Por eso debemos pelear por él desde una perspectiva internacionalista, que busque la alianza con el resto de trabajadores y sectores populares del mundo, empezando por nuestros hermanos del continente, para que sea parte de la lucha por una Europa de los trabajadores y los pueblos contra la UE del capital y la Europa fortaleza.

7.      RETOMAR UNA ESTRATEGIA BASADA EN LA MOVILIZACIÓN SOCIAL CON LA CLASE TRABAJADORA AL FRENTE
Levantar y llevar a cabo un programa de estas características, que nos permita salir de la crisis en condiciones favorables para las clases populares, implica necesariamente la concienciación, la movilización y la autoorganización de tod@s aquell@s que estamos padeciendo las consecuencias de las políticas destinadas únicamente a producir beneficios para unos pocos.
Generar un poder construido desde abajo, inserto en los centros de trabajo y de estudio, en los barrios y pueblos, es lo único que permite no claudicar ante las políticas impuestas por la Troika o cualquiera de las instituciones al servicio de la clase dominante. La vía no es la negociación, la experiencia griega ha sido la mayor demostración de la imposibilidad de mejorar la vida de l@s trabajador@s mediante un acuerdo con las mismas. La vía es la movilización para la transformación social.
La intervención en las instituciones del Estado capitalista es un espacio desde el que podemos apoyar esa construcción de un poder desde abajo, para visibilizar, popularizar y defender las reivindicaciones de los movimientos sociales, luchas laborales, feministas o de otro tipo.
Por un lado, una tarea central en los parlamentos, diputaciones o ayuntamientos, es ser el altavoz de las luchas, servir de apoyo logístico, económico, mediático y legal de las mismas, y así dar el mayor impulso posible para que logren victorias concretas, que refuercen la necesidad de la organización. Por otro, aun sabiendo que no lograremos imponer nuevas conquistas sociales en favor de la clase trabajadora sin un proceso de movilización sostenida de las clases populares, ni sin una ruptura con las instituciones del régimen, la intervención en las instituciones puede permitir amplificar las luchas y resistencias de la clase trabajadora, encontrándose así en mejor disposición para enfrentar nuevos ataques. Lograr una posición fuerte dentro puede retroalimentar la construcción del movimiento de transformación social, siempre y cuando esté apoyada en la movilización de l@s trabajador@s.
Así, la participación en las elecciones y las instituciones no son ni mucho menos suficientes, el impulso de los movimientos sociales y la lucha obrera son imprescindibles. Éste sigue siendo a día de hoy la única herramienta para garantizar unas condiciones laborales dignas para la mayor parte de l@s trabajador@s, además de una escuela donde se vive día a día la contradicción entre aquéll@s que producimos la riqueza y aquéll@s que se benefician de nuestro trabajo. Incluso si logramos imponer una legislación favorable a los gobiernos de turno por medio de la movilización, la lucha en los centros de trabajo es la única forma de garantizar que se cumplan los derechos laborales legislados.
Para avanzar en la resistencia social se hace necesaria una orientación sindical combativa, que busque la autoorganización de l@s trabajador@s en los centros de trabajo y su lucha colectiva, independientemente de cuál sea su afiliación sindical o política, y que busque la unificación de las luchas para golpear más fuerte tod@s junt@s y sobrepasar las burocracias sindicales, que suponen uno de los principales muros de contención de la movilización y bloquean todo tipo de victorias concretas.
De igual importancia son otras formas de organización, como han sido las mareas o las plataformas contra los desahucios, que han logrado victorias importantes a través de la autoorganización y la movilización. Unificar todas estas reivindicaciones y luchas para que hagan fuerza en una misma dirección es la tarea más importante en este contexto.
Solamente desde la movilización podremos cambiar nuestras vidas. Una movilización de todos los sectores populares, pero que debe lograr activar la fuerza de l@s trabajador@ para que se pongan al frente de la misma. Los que producimos día a día la riqueza somos quienes podemos poner contra las cuerdas a los capitalistas y sus gobiernos, y avanzar en construir una nueva sociedad en la que los medios de producción pasen a las manos de las grandes mayorías sociales y estén a nuestro servicio. Es por ello necesario construir una alternativa de clase al sistema capitalista a la vez que luchamos contra todas las formas de opresión que lo acompañan y refuerzan, como el sexismo, el racismo o la LGTBfobia.
Nuestra lucha es una lucha también contra el sistema patriarcal. La apropiación del trabajo y del cuerpo de las mujeres es una de las grandes fuentes de beneficios. No será posible una alternativa libre de opresión de género y de orientación sexual sin acabar con lo que los mantiene vivos, no es posible una salida feminista que no sea anticapitalista. Sin embargo, tampoco será posible acabar con estas opresiones sin una lucha específica contra el machismo y sus violencias estructurales, que mantiene a las mujeres relegadas a un segundo plano en todos los espacios.
En definitiva, es necesario construir una alternativa de clase en la que l@s que producimos, l@s que trabajamos los campos, l@s que hacemos funcionar las máquinas, l@s que trabajamos en las escuelas y los hospitales… irrumpamos en el terreno de lo político, organizándonos de manera colectiva y decidiendo democráticamente sobre lo que producimos, cómo lo producimos y sobre nuestras vidas, rompiendo así con un sistema que no puede ser reformado, sino que sólo puede ser superado por otro, libre de toda opresión, en la que no impere el beneficio a cualquier precio, que no sea depredador con la naturaleza, donde no haya espacio para la pobreza, para que haya gente sin casas o para el paro.

8.      POR UN FRENTE POLÍTICO ANTICAPITALISTA Y DE CLASE
Un frente para la movilización y para levantar una alternativa política al reformismo
La experiencia griega nos muestra que no es posible luchar contra la austeridad y esta democracia para ricos desde las instituciones y sin luchar contra la propia lógica del sistema capitalista. No es posible mejorar la vida de los de abajo sin cuestionar la acumulación de las riquezas por parte de una minoría. La conquista de espacios en las instituciones debe ayudarnos a visibilizar a gran escala esa contradicción. Si no lo hace, no nos sirve.
La tarea de un frente que se proponga atacar a los fundamentos del sistema capitalista y el régimen político a su servicio, pasa por tener como brújula la movilización de la clase trabajadora y de la juventud: es decir de aquellos que sufren la crisis de este sistema y que producen las riquezas. La movilización sostenida mediante huelgas, manifestaciones, concentraciones sigue siendo la mejor manera de reconstruir la conciencia política de nuestro bando. Por este motivo, un frente como el nuestro debe tener en su prioridad política el fortalecimiento y el apoyo de las luchas.
Pero a la vez que es necesario reactivar la movilización social, resulta imprescindible levantar un programa y una estrategia política alternativa a la que se propone hoy desde el nuevo reformismo, que reduce el “cambio posible” a la conquista de posiciones dentro de la democracia capitalista por la vía institucional y a un proceso de autorreforma pactada del régimen actual. Una vía muerta que sólo conducirá a una nueva Transición como la del 78.
Por ello, el frente que nos proponemos impulsar se nuclea en torno a un programa de clase y anticapitalista, que apuesta por superar el Régimen del ‘78 por medio de la movilización obrera y popular y abrir así el camino a una efectiva resolución de los grandes problemas sociales y reivindicaciones democráticas.
Un frente militante
Para ser útil a estas tareas, para contribuir a fortalecer las luchas y poner en pie una alternativa política, es imprescindible contar con hombres y mujeres que intervienen en los distintos procesos políticos y de la lucha de clases que se den. Para nosotros un frente útil a la movilización de nuestra clase es un frente militante. Eso es contradictorio con la visión de la supuesta “nueva política” que construye herramientas de inscritos por Internet que no participan de las decisiones políticas de su organización y por tanto tampoco las acaban llevando a cabo. Es necesario construir un frente militante en el que sus miembros debaten e intervienen para cambiar sus vidas. Un frente militante es además el mejor antídoto para potenciar la democracia interna ya que quienes toman las decisiones son a su vez los encargados de llevar a cabo las orientaciones políticas aprobadas. En ese sentido estamos comprometidos con la construcción de un frente radicalmente democrático que respeta las posiciones minoritarias y permite que éstas estén representadas.
Un frente militante que se proponga intervenir en común e implantarse en la clase trabajadora y por tanto en los conflictos laborales. Es necesario construir un frente cuya brújula sea la reconstrucción de la conciencia de clase al calor de los conflictos en los centros de trabajo. Para ello, es necesario que nuestro frente impulse, apoye y fortalezca los conflictos de trabajadores. Independientemente de la organización sindical en la que cada uno esté haciendo su experiencia, debemos impulsar siempre la autoorganización de l@strabajadorxs, la autoorganización mediante asambleas, comités de huelga y la defensa de un sindicalismo combativo, democrático y unitario.
También queremos dirigirnos a la juventud y en particular en la juventud escolarizada. El sindicalismo estudiantil es una de las primeras experiencias políticas del estudiantado. Las cuestiones inmediatas relacionadas con sus derechos ponen en movimiento a miles de jóvenes en todo el Estado. Es necesario canalizar esas ganas de movilizarse mediante organizaciones permanentes. Se trata de fortalecer y de construir organizaciones sindicales que ya existen y en las que participamos ya y de buscar fórmulas para coordinar todas esas organizaciones a nivel estatal. Todo esto no significa que sólo intervengamos en la juventud escolarizada. Los jóvenes por el lugar que ocupan en la sociedad tienen mayor predisposición para movilizarse sean o no estudiantes. Por tanto, hay que acercarse también a cuestiones que conectan más con la juventud como por ejemplo la lucha contra fascismo, la corona, la guerra…
Lo mismo decimos respecto a los movimientos feministas. Hay que construir un frente que luche contra todo tipo de opresión y en particular contra la opresión hacia las mujeres. Un frente que defienda un feminismo de clase y de ruptura. O respecto a movimientos sociales y/o barriales como el de la vivienda, como las PAH.
Un frente que mantiene su independencia pero que emplaza al conjunto de la izquierda a movilizarse de manera unitaria
Ante los permanentes ataques de los capitalistas y su Estado a las y los trabajadores y a sus organizaciones, el frente político que nos proponemos impulsar defiende la más amplia unidad de acción entre todas las organizaciones obreras y de la izquierda, independientemente de su programa y su ideología, para enfrentarlos en la lucha con objetivos comunes.
El Frente único para la lucha, que se resume en la famosa frase ¡marchar separados, golpear juntos!, es imprescindible como herramienta para soldar la unidad de las filas obreras y para que las y los trabajadores y la juventud puedan avanzar en su propia experiencia política con las direcciones sindicales y políticas conciliadoras.
Los dirigentes reformistas y burocráticos, como las cúpulas de CCOO y UGT, son hostiles tanto a la movilización como al frente único de los trabajadores en lucha y la izquierda anticapitalista, porque son conscientes de que es en esos momentos es cuando su estrategia queda al desnudo ante los ojos de quienes hoy por hoy conservan la ilusión en el reformismo.
Por ello, nuestra defensa de la máxima unidad en la lucha por objetivos comunes para enfrentar los ataques de los capitalistas, no supone la renuncia a nuestra autonomía política y el mantenimiento de nuestra total independencia respecto a las direcciones reformistas.
Un frente que se relaciona con corrientes anticapitalistas a nivel internacional
La lucha contra la lógica del sistema capitalista pasa por una lucha a nivel internacional. En ese sentido nuestra tarea política no puede limitarse al Estado español. Es necesario establecer lazos con aquellos sectores/corrientes políticas que defienden un proyecto estratégico parecido al nuestro a nivel internacional con el fin de compartir experiencias y de coordinarse. Construimos un frente internacionalista.



No hay comentarios:

Publicar un comentario