DESDE SECTORES PCE,...E IU,...:
La vida tras IUCM: entre el Inem, la resistencia y los nuevos
partidos
De los 5.000 militantes que tenía IUCM
sólo se han reincorporado a la nueva federación de Madrid alrededor de 1.350
personas. La ruptura ha afectado a destacados miembros de la coalición que
rechazan unirse a la nueva federación.
De los 5.000 militantes que tenía IUCM sólo se han
reincorporado a la nueva federación de Madrid alrededor de 1.350 personas
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expulsión puede ser "el inicio del fin" de IU en todo el Estado
ALEJANDRO TORRÚS
MADRID.-
La vida parecía de color de rosa para Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid
hace apenas cuatro años. Las autonómicas depararon el segundo mejor resultado
de la federación en toda su historia. Trece escaños y 287.707 sufragios.
Un resultado que sólo había sido superado en las elecciones de 1995 con 17
escaños y 464.167 papeletas. Obviando la deuda que ya arrastraba IUCM, la
grave crisis que golpeaba al país y la pérdida de credibilidad de los dos
grandes partidos dibujaban un
horizonte político más que favorable para
la formación.
La
federación, sin embargo, acostumbrada a hacer filigranas sobre una
fina cuerda de nailon, perdió el paso y tras un proceso de caída libre con salto mortal, tarjetas black, primarias de cuchillos y nacimiento
de Podemos incluido se dio de bruces contra el cemento armado del suelo en las
últimas elecciones autonómicas y municipales. De 13 escaños pasó a cero y de
seis concejales en el Ayuntamiento de la capital a ninguno.
La federación ha pasado así de ser la segunda más
importante en número de afiliados a estar desfederalizada y perder la marca
IUCM, que
según la Oficina Española de Patentes y Marcas pertenece a Izquierda Unida
Federal. Y los que han sido sus dirigentes, sus
diputados, concejales y miembros más destacados se debaten ahora entre el Inem,
la resistencia en los órganos de la federación desfederalizada, el éxodo hacia nuevos partidos ya existentes o por crear y la lucha por un
"verdadero espacio de confluencia de izquierdas".
Raquel
López ha pasado de ser concejala en el Consistorio a "ser una trabajadora
en paro que busca trabajo".
Así,
Raquel López, candidata de IUCM-Los Verdes al Ayuntamiento de Madrid en las
últimas elecciones municipales, sigue en el PCE y su día a día ha cambiado de
ser concejala en el Consistorio a "ser
una trabajadora en paro que busca trabajo". "Ahora formo parte del más de cuarto millón
de trabajadores de esta ciudad que no tiene empleo", explica López aPúblico,
que afirma "buscar trabajo de lo que sea" mientras advierte de que
"seguirá haciendo política" hasta el último de sus días.
De
hecho, López informa de un encuentro el próximo 26 de septiembre entre
"comunistas de todos los partidos". "Ha llegado el momento de
que los comunistas de todos los partidos
de este país nos pongamos a hablar y,
por fin, nos pongamos de acuerdo", afirma López, que muestra su
preocupación por "la desaparición de la izquierda transformadora".
"Lo que queda son opciones socialdemócratas", denuncia.
Tampoco Luis García Montero, candidato de IUCM-Los Verdes a la presidencia de la
Comunidad de Madrid en las pasadas elecciones, ha querido afiliarse a la nueva
federación madrileña. El poeta parece haber dado un paso atrás en su perfil más político y en una entrevista reciente en Canal Sur Radio
acusó a los dirigentes de Izquierda Unida Federal de "engañar a la
militancia" por "tener pactado ya por arriba una solución con
Podemos" de cara a las elecciones generales.
En
el grupo de dirigentes que ha pasado a engrosar la lista de desempleados de la
Comunidad de Madrid se encuentra Libertad
Martínez. La exdiputada autonómica y dirigente
de IUCM hasta el descalabro electoral de mayo se encuentra ahora en el paro.
"Como todo hijo de vecino estoy agobiada con la búsqueda de trabajo. No
todos los políticos tenemos una oferta de trabajo al terminar nuestra
función", señala Martínez, que añade que ser diputada no la ha ayudado en
"nada" en su nuevo objetivo.
En
el grupo de dirigentes que ha pasado a engrosar la lista de desempleados de la
Comunidad de Madrid se encuentra Libertad Martínez.
Respecto a su posición política, Martínez considera
que existe espacio político para IUCM y anuncia que luchará para seguir dando
batalla desde la "izquierda
política organizada".
"Voy a seguir en política. Diciendo siempre lo que pienso y sin miedo
aunque mis opiniones no estén en la ola. Podría haberme subido a esta ola, pero
no he querido. Seguiré fiel a mis planteamientos", asegura Martínez. Rubén Bejarano, también exdiputado de IUCM en la Asamblea de Madrid,
mantiene una postura similar a la Martínez desde su puesto de concejal en
el Ayuntamiento de Leganés donde representa a IUCM-Los Verdes aunque ha sido
dado de baja de la federación y no se ha afiliado a la nueva IU de
Madrid.
Reubicación en nuevos partidos o candidaturas
Los pasos que siguieron el tándem que venció las
primarias de IUCM para las autonómicas y municipales, Tania Sánchez y Mauricio Valiente, son más conocidos. Sánchez es en la actualidad
la número 10 de la lista de Podemos para el Congreso de los Diputados, aunque
figura con el cartel de independiente, mientras que Mauricio Valiente, que sí
se ha reafiliado a la nueva Izquierda Unida de Madrid es concejal en la capital
dentro de Ahora Madrid. Junto a él están en el equipo de Ahora Madrid los
otrora miembros de IUCM Jorge
García Castaño y Carlos Sánchez Mato.
Por su parte, María Espinosa, también exdiputada en la Asamblea de Madrid por IUCM durante
la pasada legislatura, es en la actualidad diputada por Podemos en la misma
Asamblea.
La vieja guardia funda un nuevo partido
Los que eran los cabeza de lista en las mencionadas
elecciones de 2011, Gregorio
Gordo(Comunidad de Madrid) y Ángel Pérez (Ayuntamiento de la capital), han dado un paso
adelante para fundar un nuevo partido, Convergencia de la Izquierda, que
según su propio manifiesto nace por la necesidad de la existencia de "un
espacio político de la izquierda transformadora inexistente en la
actualidad". A este nuevo espacio se ha unido también el exsecretario de
organización de Izquierda Unida Miguel
Reneses junto a Pepa Merin, Silvia
Uyarra y Julián Sánchez Urrea.
María
Espinosa, exdiputada en la Asamblea de Madrid por IUCM, es diputada por Podemos
en la misma Asamblea.
La resistencia
Las
primarias de los cuchillos afilados que vivió IUCM también contaron con la
participación del tándem formado por Julián Sánchez Vizcaíno (Comunidad) y Eulalia Vaquero (alcaldía). Ambos dos han rechazado afiliarse a la
nueva Izquierda Unida y se han integrado dentro de la corriente Espacio Plural
donde también están la eurodiputada Paloma López o
el responsable del Área Interna Carlos Gutiérrez. "Espacio Plural es una parte de una gran mayoría de
gente en IUCM que quiere estar dentro de Izquierda Unida pero que no se alinea
con la línea autoritaria de IU Federal", señala
a Público Sánchez Vizcaíno.
El
dirigente de IUCM Carlos Gutiérrez, que hasta ahora tenía un asiento en el
Consejo Político Federal de IU, explica a Público que
ya se ve fuera de los órganos de dirección y anuncia que Espacio Plural está
trabajando en Ahora en Común para ver si es posible recomponer la
coalición "en clave unitaria" desde este espacio mientras los tribunales y la
comisión de garantías de IU Federal estudian las denuncias interpuestas al
considerar que la desfederalización de IUCM "va en contra de los estatutos
de la coalición". "Lo que no se necesita son nuevos partidos",
sentencia.
Montse
Muñoz ha recibido la carta de IU Federal de que no podrá asistir a los
órganos federales aunque hace apenas una semana había sido citada
Fuera
de esta corriente, pero similar en sus planteamientos, se encuentra Montse Muñoz,
de Izquierda Abierta, que no ostenta ningún cargo público pero sí un peso
importante dentro de Izquierda Unida como secretaria ejecutiva institucional. Muñoz ha recibido la carta de IU Federal informado
de que no podrá asistir a las próximas convocatorias de los órganos federales
aunque hace apenas una semana -señala- había sido citada para las reuniones de
los próximos meses.
Ella,
como tantos otros, rechaza reafiliarse a IUCM y advierte de que seguirá yendo a
los órganos hasta que se lo comuniquen en un órgano de dirección "cara a
cara". "Ya dije que no me iba a reafiliar a Izquierda Unida
hasta que los tribunales determinen si la decisión de expulsar a la federación
de Madrid era legal y si los tribunales dicen que la decisión es legal... me
iré yo de IU. Nadie me tendrá que echar", denuncia Montse Muñoz, que
afirma que Izquierda Abierta está trabajando para una confluencia amplia que sea mucho más que Podemos e IU y advierte
que su organización "nunca va a estar en un modelo que sea la disolución
de Izquierda Unida por empotramiento en otra fuerza política"....//.:
ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA
Una propuesta abierta para construir colectivamente
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Convocatoria por un espacio de encuentro comunista
Mes: septiembre 2015
Sobre la convocatoria por un espacio de encuentro
comunista
Posted
on septiembre 20, 2015
Nicolás García-Pedrajas
Un grupo de personas con
profundas convicciones ideológicas comunistas y de defensa de la clase
trabajadora ha lanzado un llamamiento a construir un espacio de encuentro
comunista.
La iniciativa parte de la
clase trabajadora y tiene como objetivo que todas aquellas personas que se
oponen al capitalismo, como sistema depredador que es, encuentren un punto de
encuentro para trabajar.
Para aquellos y aquellas
comunistas, y socialistas y anticapitalistas, que no saben qué hacer ante el
avance imparable del capitalismo en su versión más descarnada creo que este
encuentro puede ser la respuesta a qué hacer y dónde invertir el esfuerzo y el
trabajo.
Desde aquí mostramos
nuestro apoyo a la iniciativa. Estaremos el 26 de septiembre en Madrid.
Esta iniciativa no
pretende convertirse en un partido político que compita en el espacio de los
partidos comunistas ya existentes. Esta iniciativa lo que pretende es aunar los
esfuerzos de la gente con profundas convicciones comunistas vengan de donde
vengan con el objetivo de trabajar por la derrota del sistema capitalista que
oprime a la clase trabajadora y destruye el planeta.
Es una iniciativa alejada
del absurdo “aquí y ahora” que ha invadido muchos sectores de la izquierda.
Sabemos que es un trabajo a largo plazo, pero también sabemos que solo así
existe algún futuro para la clase trabajadora.
Reproducimos aquí el
llamamiento:
Convocatoria
por un espacio de encuentro comunista
La audiencia a la que va
dirigida este texto no necesita que aportemos un repaso retrospectivo de los
orígenes de la crisis económica. Tampoco buscan soluciones a ella en recetas
keynesianas o en la vuelta a unos tiempos idílicos de capitalismo “amable”.
Baste decir que escribimos para aquellos que saben que el problema es el
capitalismo y que su solución exige su derribo y la construcción de una
sociedad socialista.
Sin embargo, si el
contexto económico no requiere de aclaraciones especiales, sí vemos necesario
precisar la visión del contexto político que nos lleva a ponernos manos a la
obra.
El estallido de la última
crisis ha derrumbado en Europa los últimos restos del espejismo de Estado del
Bienestar que inició su desmonte en los años 70. En los países del sur hemos
vivido el problema con mayor intensidad al no partir de los mismos niveles de
desarrollo que los del norte. La pérdida de la ilusión de ser (o llegar a ser)
clase media y de que los hijos vivirán mejor que los padres desubica, a la vez
que “indigna”, a amplias capas de la sociedad que no encuentran un sentido
político en el que encajar su futuro.
El riesgo de que la
mayoría de esos sectores tomase conciencia de su ubicación real en la
estructura social y se reconociera a sí misma como clase trabajadora fue
rápidamente atajado por el sistema. En algunos países ha bastado con la
irrupción de la “tecnocracia”. En otros países con una tradición más combativa y
con resistencias recientes más firmes eso no era suficiente: ocuparon el
espacio con actores nuevos que arrastraron a los desubicados a un redil
controlable. Tanto en Grecia como en España se puso en marcha el mismo
mecanismo: la creación de formaciones populistas y ciudadanistas, que renuncian
a la ideología, que niegan la clase, que afirman que el capitalismo puede
funcionar si se le hacen unos ajustes, que hacen de la “democracia” una
solución fetiche en sí misma.
Es hora de desenmascarar
el mito de una clase media no patrimonial, ni propietaria de empresas o
negocios, y que cree no ser trabajadora sólo porque unos sueldos más elevados
que la media les permitieron acceder durante los años de crecimiento económico
a unos niveles de consumo superiores al resto de asalariados. Esa falacia se
cae cuando la crisis capitalista les ha resituado en un descenso de niveles de
vida, han perdido sus puestos de trabajo o se han enfrentado a la abolición de
muchos de sus derechos laborales. Pero es necesario dar, más allá de la
testarudez de los hechos, la batalla ideológica por explicar cuál es la
auténtica naturaleza de la relación capital-trabajo.
La lucha frente a esta
maniobra no ha sido firme sino muy débil en lo ideológico y reformista en lo
político. Las organizaciones de la izquierda institucional se han limitado
durante décadas a denunciar las políticas del gobierno de turno, proponiéndose
como alternativas gestoras de unas tímidas reformas que aliviasen las
condiciones de sobreexplotación y prometiendo una salida progresista de la
crisis. Nada que rompiese con los límites de la legalidad del sistema político
y económico. Tampoco las diversas organizaciones comunistas revolucionarias,
algunas de largo recorrido, han logrado conformarse en espacios de aglutinación
de nuestra clase y de respuesta al capital. Cuentan con unos militantes
imprescindibles, pero no consiguen la capacidad de crecimiento y acumulación de
fuerzas que el momento demanda.
En esta situación, cuando
los marxistas deberíamos haber conquistado una posición clave en las
aspiraciones y la confianza de los desposeídos, nuestra situación es muy débil:
no tenemos respuesta coordinada, no tenemos voz para llevarla a la calle y ni
siquiera tenemos unidad de acción para superar esta situación. En unos pocos
años, paradójicamente cuando más necesario es, el marxismo puede quedar fuera
de la experiencia vital de las nuevas generaciones de jóvenes.
Estamos convencidos de
que en estos momentos hay gran cantidad de personas de identidad
comunista que han abandonado las organizaciones en las que ya no creen sin por
ello renunciar a sus convicciones. Marxistas que se niegan a continuar
tapándose la nariz para participar en proyectos que ven vacíos de antemano.
Exmilitantes con la suficiente formación y sentido crítico como para sentirse
incómodos en asambleas en las que todo se está constantemente comenzando de
cero y en las que se huye de la más mínima organización que multiplique las
fuerzas y dote de estrategia a la lucha.
Creemos que juntos somos
mucho más de lo que imaginamos. Por eso nos animamos a escribir este
llamamiento. Partimos de la confianza en el compromiso de quienes nos negamos a
aceptar como horizonte la falsedad de un “capitalismo de rostro humano”,
desmentido por la cotidiana realidad en cada minuto de nuestras vidas, y que
aspiramos a una sociedad emancipada de la opresión de clase. Confiamos también
en su sentido de la responsabilidad para continuar el combate. Nuestra unidad
es necesaria para movilizar a los trabajadores en la búsqueda de la alternativa
al capitalismo.
Llamamos a todas aquellas
personas, colectivos y organizaciones que saben que la salida de esta situación
no está en limar las aristas del capital, sino en acabar con él; es decir, en
la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados, en la lucha por una
sociedad socialista. Planteamos la necesidad de una herramienta colectiva que
nos permita la unidad de acción y un debate sobre las bases del marxismo,
entendido éste en un sentido amplio que incorpore las aportaciones del
leninismo y de otras corrientes que han enriquecido la teoría de la praxis.
No pretendemos hacer
discursos grandilocuentes, estamos convencidos de la responsabilidad que
afrontamos todos y todas. Proponemos ya un primer paso. Tenemos la necesidad de
un espacio de encuentro común, en el que se puedan sentir cómodos todos los
comunistas, tanto los que provienen de organizaciones como los que no. Será
necesaria una buena dosis de generosidad, actitud y mente abiertas y voluntad
unitaria para echar abajo los muros que aparentemente nos separan; unos
obstáculos que muchas veces han sido erigidos por nosotros mismos. Debemos
dejar respirar al marxismo como teoría viva y transformadora para que refuerce
su condición de terreno fértil en el que se promueve el debate, la reflexión y
la práctica, sin llaves secretas que dan la razón a unos elegidos. Un lugar
donde analizar entre camaradas la nueva realidad, en el que la teoría dé
respuesta a la lucha y sus formas y en el que construir la unidad de acción
necesaria para alcanzar el éxito. Un espacio que, desde su nacimiento, se sepa
parte de la lucha internacional contra el capital.
Ratificamos como una sola
voz las últimas palabras de Rosa Luxemburgo: “¡YO FUI, YO SOY, YO SERÉ!”
Convocatoria del
encuentro: Sábado, 26 de septiembre, 11:30 A 14 horas. C.A.U.M. C/ Atocha, 20 – 1º
IZDA.
Fuente: http://www.nuevatribuna.es/opinion/nicolas-garcia-pedrajas/convocatoria-espacio-encuentro-comunista/20150920101354120329.html
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Artículo colectivo: EL DESAFÍO DEL ENCUENTRO COMUNISTA
DEL 26-S
Posted
on septiembre 17, 2015
Por Antonio Marín
Segovia, Marat, Nicolás García Pedrajas, Vigne
Los blogueros comunistas
que firmamos este artículo, comprometidos con el proceso que se abre el sábado
26 de Septiembre en Madrid para la creación de un espacio de encuentro
comunista con vocación permanente, somos conscientes de los desafíos que dicha
convocatoria ha de afrontar.
Nuestra aportación
mediante este texto no es la de presentarnos como representantes del grupo
promotor de dicho encuentro sino la de meras voces ocasionales que, siendo
miembros del citado grupo, quieren contribuir a la necesaria reflexión que ha
de producirse antes, durante y después de la mencionada fecha.
Entre esos desafíos no se
encuentra el éxito en número de asistentes a la reunión del sábado 26 de
Septiembre. Sabemos desde hace días que el interés que ha suscitado y la
conciencia entre amplios sectores de comunistas del Estado español de la
necesidad de una propuesta como ésta ha impulsado a muchos de ellos a
confirmar su asistencia.
Pero el proyecto de crear
un espacio de encuentro comunista, algo nuevo porque no nace impulsado por
partidos de este pensamiento, sino desde la base y en gran medida por quienes
hoy no están en un partido pero creen en la necesidad de que los comunistas sin
y con carné se organicen, piensen, debatan, elaboren, mantengan entre sí
relaciones de fraternidad y trabajen colectivamente con la clase
trabajadora en defensa de sus intereses, del derribo del capitalismo y de la
construcción de una sociedad socialista, carece de antecedentes similares y de
carta de navegación ya construida sino que ha de ser desarrollada entre tod@s
nosotr@s.
El que entre quienes
promovemos está convocatoria haya tanto quienes en el pasado militaron en
alguna organización comunista, como quienes no lo han hecho nunca pero se
sienten tales, como de personas que aún mantienen vínculos partidarios
comunistas diversos, creemos que puede tener las virtudes de que ninguna
organización en particular pretenda apropiarse de esta iniciativa y de que
pongamos todo el esfuerzo para evitar cualquier tentación sectaria.
De igual modo, que la propuesta tomase inicialmente forma entre comunistas
madrileños es algo puramente circunstancial, ya que fue en Madrid donde nació,
en un primer momento, la convicción de la necesidad de este proyecto. Esto ha
dejado a día de hoy de ser así y comunistas de distintas tierras del Estado español
han hecho suya la iniciativa y se han incorporado al grupo promotor. Es de
desear que en otros territorios que aún no lo han hecho vayan conformándose
grupos de naturaleza hermana a este. Somos conscientes de que hay muchas
personas con dificultades de desplazarse a Madrid y de que existen lugares en
los que conformar grupos de comunistas conscientes es particularmente difícil.
Sabemos que el grupo promotor estudia el modo que dé respuesta a esas
aspiraciones. De momento, el ritmo de los tiempos y las capacidades humanas,
siempre limitadas, sugiere que quienes se sientan aislados en sus territorios
aporten al menos un apoyo difusor de la convocatoria y
de los textos que la han secundado y avalado y se pongan en contacto con el
equipo que coordina el proyecto (encuentrocomunista@yahoo.es).
Todo lo anterior plantea,
en nuestra opinión diversos retos de distinta naturaleza; unos de tipo interno
(propios del proceso), otros de tipo externo (cómo llegar a nuestra clase y
abrir paso de nuevo al discurso comunista, en gran medida desaparecido durante
todo este período de la crisis capitalista).
Retos de naturaleza
interna
El primero de ellos tiene
que ver con el modo en que quienes asistamos a dicha jornada, motor de arranque
de un trabajo posterior que ha de ir construyéndose de modo progresivo y
trabajoso, llegamos a la misma. Si lo hacemos en clave de asistir a un
acto-mitin de afirmación comunista habremos fracasado desde el minuto 1. Este
acto no puede ser concebido como una liturgia en la que los “sacerdotes”
oficiantes declaman las bondades de la ideología comunista y los fieles
asistentes aplauden y repiten fervorosamente partes del mantra ritual. El
marxismo que nos une, como visión laica de la política, requiere de nosotros
que abordemos esa reunión como una actividad de trabajo, reflexión y propuesta
colectiva por parte de quienes asistamos a la misma: convocantes y convocados.
Otro desafío es el de
comprender, asumir, interiorizar y definir bien entre tod@s qué es eso del
espacio de encuentro comunista que queremos construir, cómo lo entendemos, qué
implicaciones puede tener, en qué puede ayudar a devolver las ideas comunistas
al protagonismo necesario y hoy perdido, de qué modo puede abrir paso a una
nueva cultura de cooperación, apoyo mutuo y habituación a trabajar y luchar
juntos los comunistas tengamos o no carné de partidos marxistas preexistentes.
Y a la vez creemos que
debiéramos sortear el riesgo de confundir la defensa de nuestra ideología con
el ideologismo reduccionista que calma los ánimos pero que no construye, que se
encierra en sí mismo, que no llega a quienes debemos hacer comprensible nuestro
proyecto de sociedad, que nos pudiera dividir (centrarnos en lo que nos une,
apartar de momento lo que nos separe e impida avanzar) y que no extrae del
marxismo todo su potencial emancipador de la explotación y la alienación
humanas ayer, hoy y mañana.
En el lado opuesto está
también la cuestión de diferenciar lo que dice ser comunista de lo que
realmente lo es. No nos sirven las propuestas constituyentes, ni la
interpretación de que la historia se cambia desde las instituciones burguesas,
ni el lenguaje postmoderno y claudicante que renuncia al hilo rojo de nuestra
identidad compuesto por conceptos como clase, lucha de clases, destrucción, que
no reforma, del capitalismo o dictadura del proletariado, por citar sólo
algunos ejemplos. No creemos compatible declararse comunista y seguir los
modelos de las nuevas formaciones socialdemócratas europeas y españolas. No nos
sirve tampoco el electoralismo, ni el ciudadanismo ni las apelaciones a
conceptos amorfos como “la gente” o a mitos como el supuesto 99% contra el 1%,
pretendiendo que ignoremos que la explotación capitalista tiene entre ese 99%
su porcentaje de delegados de clases medias patrimoniales y empresariales que
no necesitan ser grandes plutócratas para oprimir a la clase trabajadora.
Tenemos también por
delante la necesidad de evitar caer en los vicios que se han ido instalando en
la cultura política de muchas personas durante estos años: el ciberactivismo
(con sus foros de entretenimiento y de debate por el debate) y las adhesiones
de aluvión. La lucha está en la calle, la transformación social se hace en el
mundo real y ello exige altos grados de compromiso y esfuerzo personales,
incluso en la formación política de los militantes. No se trata de hacer bulto,
de ser muchos sino de cualificarnos, de capacitarnos, de dedicarle tiempo y
trabajo a la militancia y a la lucha de clases.
Debemos también abordar
el reto de señalar a modo de apunte (una primera jornada no da para más) dónde
están las palancas transformadoras de una lucha anticapitalista, y no sólo
antineoliberal, hoy y de detectar que reivindicaciones conectan con las
necesidades reales de nuestra clase. Ese primer apunte ha de servirnos de
pivote y base inicial para un desarrollo analítico y propositivo posterior. Y,
muy importante, es fundamental que entendamos que el acto del 26 de Septiembre
no es una convocatoria circunstancial sino el inicio de un camino y de una
tarea de largo recorrido, si existe voluntad colectiva para ello, por delante.
Retos de
naturaleza externa
Hacer llegar nuestro
discurso a nuestra clase exige tanto una capacidad didáctica y un mensaje
sencillo y comprensible como un compromiso activo con sus necesidades y
problemas, así como una presencia en sus principales luchas.
De nada nos serviría
convertirnos en un grupo de propagandistas si no experimentamos y vivimos con
la clase trabajadora su propia realidad y somos instrumento que contribuya y
refuerce su autoorganización.
Debemos ser capaces de
ser ejemplo útil que lleve a que los sectores oprimidos y golpeados por la
crisis del capital sientan que los comunistas somos gente distinta, una fuerza
que sea percibida como algo completamente diferente y ajeno a los partidos
burgueses del sistema o a los reformismos que sólo quieren actuar como
paliativos de los peores efectos de la crisis pero sin cambiar nada esencial de
las causas ni del sistema que la ha creado.
De nada nos serviría
reunir en torno a nosotros a unas decenas o centenares de militantes
conscientes y luchadores si no somos capaces de traspasar el círculo inmediato
de los ya convencidos para actuar como semilla de conciencia política entre
nuestra clase, despertar de la misma, acumulación de fuerzas y rebelión. L@s
trabajador@s deben llegar a ver en nosotros los comunistas el puño con el que
ellos mismos golpean sobre sus enemigos de clase.
Ello va a exigirnos que
seamos capaces de afirmarnos en nuestra identidad, que a la vez seamos abiertos
en la relación con amplios sectores de la clase trabajadora menos consciente,
que contemplemos el marxismo como teoría para iluminar nuestra tarea y no como
farola a la que abrazarnos y, algo muy importante, que seamos conscientes de
que las ideas no viven sin organización y que el coordinarnos y organizarnos
del modo más eficaz y, a la vez, útil en relación con el tiempo que vivimos, es
una necesidad imperiosa a la que tendremos que responder en un segundo
encuentro.
Dar respuesta positiva a
todos estos retos no es garantía infalible de éxito pero nos acercará,
seguramente, un poco más a él. Ese es el gran desafío que se abre ante nosotros
el mismo día 26 de Septiembre y a partir de él.
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Qué
no es y qué es el espacio de encuentro comunista.
Posted on septiembre 17, 2015
Por Marat
Los comunistas que me
conocen saben que no soy depositario de esencia ortodoxa alguna ni persona
cerrada en mis posiciones.
Pero desde que un
conjunto de comunistas de diversas procedencias y experiencias comenzamos a
coincidir en la necesidad de crear un espacio de encuentro comunista y aquella
idea fue tomando cuerpo en blogs, reuniones (muchas), documentos de trabajo y
texto de convocatoria, hemos observado ciertos fenómenos que exigen clarificar
a algunos lo que no somos, para que nadie se llame a engaño. Esto sin pretender
definir previamente el campo de juego pero sí determinando a qué no vamos a
jugar:
-
No somos el orfanato de nadie que se haya quedado o se esté
quedando sin referentes, siglas o partido. Eso dice muy poco de lo que
cabe esperar de un comunista.
-
No somos la agencia de colocación de quienes se hayan quedado
sin cargos, salarios o posibilidades de promoción dentro de alguna
organización en proceso de harakiri. Lo nuestro no es el
parlamentarismo. Para ser más claro, la mafia de Ángel Pérez
y sus mariachis profesionales de la política no caben aquí. Que prueben con Florentino Pérez, que igual les recibe un
sirviente por la puerta de servicio para decirles que “el señorito” no
está en casa.
-
No somos ninguna plataforma de grupos comunistas de cara a un
proceso de unidad ni ante ninguna convocatoria electoral futura. Somos
bastante menos ambiciosos. Nos conformamos con la reconstrucción del
diálogo, la colaboración fraterna entre comunistas, la reconstrucción del
discurso marxista, la formación de cuadros y la preparación de un espacio
de intervención dentro de los procesos de luchas de clases. Casi nada.
-
No somos ningún proyecto “ilusionante” para “la gente” ilusa.
Somos un agrupamiento de trabajadores con conciencia de clase. Bienvenida
sea la esperanza siempre que se asiente en el trabajo militante y en
razones concretas que la justifiquen y no en el voluntarismo de quien
espera que caigan las manzanas del árbol por su propio peso sin esfuerzo
ni compromiso alguno en su recolecta.
- No
somos tampoco un grupo de dogmáticos con una concepción del marxismo
encorsetado por 100 guiones y concebido más como una “fe del carbonero”
que como una teoría viva para la praxis revolucionaria de agitar el mundo
para cambiarlo de base. Cuando decimos en nuestra convocatoria
que “debemos dejar respirar al marxismo como teoría
viva y transformadora para que refuerce su condición de terreno fértil en
el que se promueve el debate, la reflexión y la práctica, sin llaves
secretas que dan la razón a unos elegidos” es precisamente porque eso es lo que pretendemos que sea la lectura
del marxismo que debe hacer un comunista y no otra.
-
No somos un partido virtual de ciberrevolucionarios ni vamos
a propiciar el debate por el debate en ese gallinero llamado redes sociales,
donde no se sabe quién es quién. El que se aburra que coja un libro o vea
el “sálvame” político de La Sexta. El debate político en el seno de las
organizaciones y en las asambleas pero con contenidos y objetivos
concretos. Los bucles eternos que no conducen a ningún lado queden para
los residuos de la “indignación”.
-
No somos un proyecto ciudadanista, interclasista ni
transversal. Defendemos en primer lugar los intereses de la clase
trabajadora y la lucha de clases contra el capital. Las clases intermedias
que se han visto estos años golpeadas por la crisis no nos son
indiferentes pero tendrán que elegir en cuál de los dos campos se sitúan:
el del capitalismo o el del socialismo porque van a ser cercenadas por el
sistema. Y no vamos a supeditar la defensa de nuestra clase para sacar, en
primer lugar, las castañas del fuego a la clase media, que
fundamentalmente quiere volver a los buenos años dorados del consumo a
crédito.
-
No somos un proyecto que pretenda organizarse al margen de
los partidos comunistas existentes para crear otro partidito más sino un
lugar en el que comunistas con o sin partido puedan trabajar, debatir,
pensar, formarse y elaborar juntos, sin partido guía y sin
organización de capillitas por cuotas de representación.
-
No negamos, sino que afirmamos el carácter insurreccional de
nuestro proyecto, la destrucción, no reforma, del capitalismo y la
dictadura del proletariado, no esa necedad en la que han convertido el
concepto de “hegemonía” gramsciana los socialdemócratas y podemitas.
Puede que marquemos el
terreno de debate algo más de lo que muchos esperan pero no deseamos que
ninguna expectativa quede frustrada por una inexacta comunicación de cuáles son
nuestras líneas rojas.
Si éstas les asustan a
algunos, quédense con las syrizas españolas en su viaje a ninguna parte. Con
una en Grecia y las consecuencias de su experimento de disidencia controlada de
clase media ya tenemos de sobra quienes aspiramos a una sociedad socialista por
y para la clase trabajadora y no a un “capitalismo de rostro humano.”. O con
cualquiera de las marcas que el supermercado electoral les ofrece. Las
diferencias principales entre ellas son de nombre y envase.
Cualquier intento de
desembarco por parte de proyectos moribundos será cortado de raíz.
Marcadas estas líneas
rojas, de lo que somos y lo que seremos queda todo por decidir. Que sea un
proyecto abierto para un debate colectivo no significa que nos valga todo o que
perdamos el tiempo al estilo de esos movimientos o partidos burbuja tan fáciles
de pinchar por sus promotores en la sombra.
Fuente: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/09/que-no-es-y-que-es-el-espacio-de.html
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Un punto de encuentro
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on septiembre 17, 2015
En estos momentos el
discurso comunista no goza de una mínima difusión en la sociedad. Los partidos
comunistas de voto mayoritario en occidente enmascaran sus siglas dentro de
coaliciones de marca blanca, defienden programas políticos y económicos de corrección
del capitalismo y evitan en su discurso cualquier mensaje que pudiera ser
interpretado como una salida de tono dentro de los límites impuestos por el
sistema.
Esta precaución al
hablar, quizás al pensar, se ha contagiado a la militancia. Y no hablamos de
aquellos para los que el lenguaje ambiguo es una manera de medrar en busca de
un sillón. Por desgracia, los comunistas de corazón que militan en la base o
que simplemente participan en colectivos sociales son igual de cuidadosos a la
hora de identificar su ideología, exponer abiertamente sus verdaderas
aspiraciones, apelar a la clase trabajadora o defender las medidas que pueden
abrir el camino a la lucha efectiva. Y, como sugeríamos anteriormente, parece
evidente que esta moderación en el mensaje se ha instalado más profundo, que
hemos cedido a la automoderación de objetivos o de pensamiento.
No vamos a entrar ahora
en las causas del proceso que nos ha traído hasta esta situación, aunque
tampoco vamos a asumir toda la culpa: es obvio que el sistema capitalista
controla quién habla y qué se puede decir, y ello en una situación de total
hegemonía desde que desapareció la Unión Soviética. Sin embargo, el objetivo
del capital es la eliminación definitiva de todo rastro de ideología marxista y
para ello el ataque ha entrado en estos momentos en una nueva fase.
La última crisis
capitalista ha puesto abiertamente de manifiesto, especialmente en el sur de
Europa, un proceso que venía gestándose desde los años setenta. La búsqueda
incesante de una mayor tasa de beneficio traspasó hace tiempo los límites del
crecimiento natural del capital. Tras recurrir a la liberalización, el
endeudamiento y las burbujas especulativas solo queda concentrarse en el
recurso clásico: la elevación desenfrenada de los niveles de explotación. La
inevitable respuesta en la calle está siendo gestionada por dos vías: a la vez
que se refuerzan de manera obvia las medidas represivas, se abren otros caminos
más sutiles de reconducción institucional del descontento. Esta última es la
función que han asumido partidos políticos como Podemos o Ciudadanos en España.
El sistema capitalista no tiene ningún problema en aceptar formaciones que no
cuestionen su modo intrínseco de funcionamiento. Si debe sacrificar a los
actores que hasta ahora han protagonizado el juego parlamentario y
reemplazarlos por dos fuerzas similares, no hay problema. Si por el camino el
propio desencanto en los resultados de las nuevas formaciones revitaliza a las
de siempre, tampoco pasa nada. Lo importante es que parezca que el problema
estaba en el modo torpe o corrupto con el que se gestionaba el sistema, no en
el sistema mismo; que, en definitiva, el sistema provee los propios mecanismos
que lo corrigen.
Pero esta estrategia de
reconstitución no se ha limitado a un mero reemplazo de actores: las nuevas
formaciones, especialmente las que deben ocupar el espacio de la izquierda, han
venido acompañadas de un armazón teórico que aspira a ocultar el enfrentamiento
entre clases puesto de manifiesto por el marxismo. Ya sea que Podemos se
convierta en el recambio del PSOE o, lo que parece más probable, asuma el papel
de muleta que representaba Izquierda Unida, el hecho importante es que viene a
reemplazar todos los referentes de la izquierda del último siglo. Para ello no
han tenido que recurrir a novedosas teorías sociales o a intelectuales de
prestigio. La debilidad de nuestra posición les ha permitido presentar como
novedoso un refrito de tópicos mil veces utilizados desde el siglo XIX para
engañar a la clase trabajadora. La autoridad intelectual la basan en
“pensadores” de segunda fila que gustan de autoproclamarse “postmarxistas”, más
por el prestigio de juntar su nombre al de Marx que por el hecho de haber
aportado o rebatido una sola linea al pensamiento de éste.
La apelación al ciudadano
frente al trabajador, el reemplazo del eje derecha-izquierda por el vertical
del arriba y el abajo, la entronización de la democracia “radical” como origen
de cambios en sí misma, la renovación generacional a favor de jóvenes
tecnócratas “sobradamente preparados”, la nostalgia por un falso pasado idílico
de protección social al que volver y el catálogo de recetas keynesianas que ya
mostraron sus límites hace cincuenta años forjan un nuevo referente de falsa
contestación que es el que van a asumir como propio tanto la “omnipresente”
clase media desmovilizada como las generaciones que constituirán el futuro
proletariado al que está aboca el mercado laboral de nuestro país. El sistema
lo pone todo de su parte para darle un toque de atractivo canalla a este
pastiche de recetas buenrollistas. Así, mientras en la práctica las formaciones
novatas actúan obedientemente y hacen suyas las más duras recetas neoliberales,
los telediarios no cesan de hacerles el favor de calificarlas de “izquierda
radical”, con más intención de darles un toque de atractivo malditismo que el
de desincentivar su expansión. En un sistema en el que los medios comienzan por
invisibilizar cualquier opción a la que quieran bloquear, el eco mediático del
que ha disfrutado una formación naciente como Podemos sólo nos puede hacer
pensar en propaganda intencionada de una nuevo catálogo de valores, de una
ideología descafeinada creada para reemplazar a la de la izquierda real. Si
finalmente alguna de estas formaciones consigue acceder al gobierno,
demostrando la nula efectividad de sus postulados, habrá quedado probado de
rebote el fracaso práctico de la “izquierda radical”.
Pero no caigamos en el
desánimo, intentemos ver este momento en el que estamos siendo atacados como
una oportunidad. Por un lado, el intento de reemplazo ideológico es tan burdo y
evidente que no puede sino favorecer la reacción de todos esos militantes con
décadas de lucha a sus espaldas. Por otro lado, la ruptura en la cúpula de
formaciones históricas, cegadas o infiltradas por las nuevas viejas ideas,
favorecen el cuestionamiento de las bases, que pueden sentirse con más libertad
de curiosear en nuevos espacios de encuentro. Por último, no deberíamos
despreciar el potencial de tantos comunistas que en estos momentos no han
encontrado un espacio en el que organizarse; muy posiblemente acudirán a una
llamada de encuentro y trabajo.
Nos va en ello la
pervivencia de una ideología que, con todo su bagaje teórico y práctico,
necesita de la lucha para transmitirse. Afortunadamente no podemos quejarnos de
no contar con experiencia histórica. Sabemos que el marxismo nos permite
explicar lo que está ocurriendo en este mundo globalizado como ninguna otra
teoría económica puede hacerlo. Sabemos que la lucha de clases es la válvula que
permite el avance de la sociedad en un sentido o en otro. También sabemos, y
aquí está el trabajo duro, que necesitamos de la organización de la clase
trabajadora para poner estos conocimientos a pelear en favor de los propios
trabajadores.
Pero vayamos poco a poco.
Reconstruir una confianza y un discurso olvidado durante décadas debe ser una
tarea de trabajo colectivo en la que participen y se sientan implicados el
mayor número de camaradas posible. Requiere de un espacio de encuentro en el
que podamos confluir y discutir con confianza y libertad, un espacio donde se
hable en pie de igualdad se pertenezca o no a una organización, donde no exista
la prisa por responder a una cita electoral, donde hacer confluir la
experiencia y el entusiasmo evitando el dogmatismo y el voluntarismo. No menos
importante sería el talante con el que afrontar un proceso como este: puede que
algunos sientan, seguro que con motivos, que ellos y su organización siempre
han transitado el camino correcto, pero en estos momentos la participación
abierta y plural es la mejor garantía para un esfuerzo fructífero.
Un espacio de encuentro
comunista tendría ante si un gran trabajo teórico. Mucho hay por analizar,
discutir y elaborar, comenzando por la lista inicial de temas a tratar. Sirva como
ejemplo cuestionable e incompleto: identificar a la clase trabajadora en la
España del siglo XXI, la del nuevo proletariado y la preponderancia del sector
servicios; elaborar el discurso que la haga patente a sí misma, contraatacando
la desmovilizadora ficción de la clase media; explicar de manera accesible el
capitalismo globalizado según la teoría económica marxista, etc. Para ello
contaremos con toda seguridad tanto con aportaciones ya muy trabajadas como con
ideas frescas que nos permitan acceder a sectores sociales o laborales hasta
ahora descuidados.
Igual de importante sería
identificar aquellas cuestiones prácticas en las que ensayar una unidad de
acción: reconstrucción del mensaje comunista y de la confianza en difundirlo;
restaurar el imaginario colectivo socialista como antagonista al imperante
no-hay-alternativa; devolver a los trabajadores la confianza en su autoridad de
clase, sin necesidad de estar mediada por politólogos o economistas; plantear
una Europa de los Trabajadores frente a la Unión Europea y el euro, etc. Sirva
también esta lista a modo de ilustración; busquemos entre todos las propuestas
que nos unen, evitando atascarnos en aquello que pueda separarnos.
Sabemos que no sería una
tarea fácil. Muchos estarán ansiosos de afrontar el reto. A otros les puede
parecer frustrante empezar un camino con la impresión de que ya se ha
transitado previamente. En realidad es una sensación engañosa, estamos
afrontando la lucha que nos corresponde a nosotros y a nosotras en nuestro
momento y en nuestro contexto. La rica experiencia de la que partimos nos ha
enseñado que no existen atajos ni recetas mágicas, pero a cambio esa misma
experiencia teórica y práctica constituye la mejor base desde la que volver a
avanzar.
El
presente texto nace como reflexión y aliento sobre una idea que ronda en varios
blogs de izquierdas en los últimos meses: la convocatoria de un encuentro de
militantes de base marxistas o comunistas, adscritos o no a un partido. Ha sido
constante en el blog de Marat en los últimos meses, especialmente aquí y aquí, y también aparece en el blog del viejo topo, aquí. Actualización: ha aparecido otro texto que incide en la misma linea en el
blog Agenda Roja, aquí.
autor:duval
fuente: https://cronicadeclase.wordpress.com/2015/08/28/un-punto-de-encuentro/
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La barricada
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septiembre 2015
La vida tras IUCM: entre el Inem, la resistencia y los nuevos partidos
De los 5.000 militantes que tenía IUCM sólo se han reincorporado a la nueva federación de Madrid alrededor de 1.350 personas. La ruptura ha afectado a destacados miembros de la coalición que rechazan unirse a la nueva federación.
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