Tantos marxistas que hay, han habido,...y no hay un lenin actual, o un marx actual,...o el lider que sea, que nos queramos referir o reflejar,...ironía de la vida revolucionaria proletaria,...¡¡; o es que todo se queda en marxismo romo,...¡¡.JAVIER MARTINEZ, ERA AMIGO DE JM VIDAL VILLA,...:
OBITURARIOFallece Javier Martínez PeinadoEl economista marxista desarrolló su actividad académica como profesor del Departamento de Política Económica y Estructura Económica Mundial de la UB
FULGENCIO SEBASTIÁN 12/05/2013
Nos llega la triste noticia del fallecimiento el día 8 de mayo de Javier Martínez Peinado, economista marxista de la Universidad de Barcelona.
Aunque desarrolló su actividad académica como profesor del Departamento de Política Económica y Estructura Económica Mundial de la UB a la sombra de José María Vidal Villa, posiblemente el economía marxista más relevante de la academia española, Javier Martínez Peinado ha sido un elemento imprescindible en el mantenimiento de un núcleo duro de pensamiento marxista en la universidad española, cada vez más hostil al pensamiento crítico.
Su participación en asociaciones de economistas de izquierda ha sido una constante en las últimas décadas, siendo fundador de organizaciones de cierta raigambre crítica como las Jornadas de Economía Crítica o la Sociedad de Economía Mundial, y mantenía una notable relación con universidades iberoamericanas, a través de organismos como el Congreso de Economistas de América Latina y el Caribe, la Red de Estudios sobre Economía Mundial de México o la Red de Economía Global de Brasil.
Con J.M. Vidal Villa escribió muchos de sus mejores textos, recogidos en libros como Estructura económica y Sistema Capitalista Mundial (1987) o el manual de Economía Mundial (1995), cuya segunda edición del año 2000 estaba requiriendo una actualización que nunca podrá llevar a cabo.
Había iniciado un proceso de sistematización de su pensamiento, en libros como Desarrollo económico y superpoblación (1996) y El capitalismo global. Límites al desarrollo y la cooperación (2001); siendo miembro directivo y patrono de la ONG "MÓN 3", sus libros y artículos son una vacuna contra el pensamiento débil que quiere encontrar en la cooperación más de lo que esta puede dar para la transformación del mundo. La necesidad de la transformación socialista es una de las claves imprescindibles de su lectura del desarrollo posible.
Su análisis de la globalización y la fábrica mundial como fase del superimperialismo à la Kautsky introdujo un elemento provocador y controvertido, que podría haber dado lugar a importantes debates si se hubieran escrito en un país más preparado para el diálogo intelectual.
Siempre fiel a lo que en alguno de sus escritos reclamaba, el compromiso intelectual de los economistas, “un deber inexcusable para, (…) empezar a buscar otros caminos que conduzcan, no a una globalización siniestra como la actual, sino a una globalización del reconocimiento del esfuerzo y el trabajo realizados.”
Su fallecimiento debilita mucho la presencia del pensamiento marxista entre los economistas de la universidad española en general y en la catalana en particular.
Aunque desarrolló su actividad académica como profesor del Departamento de Política Económica y Estructura Económica Mundial de la UB a la sombra de José María Vidal Villa, posiblemente el economía marxista más relevante de la academia española, Javier Martínez Peinado ha sido un elemento imprescindible en el mantenimiento de un núcleo duro de pensamiento marxista en la universidad española, cada vez más hostil al pensamiento crítico.
Su participación en asociaciones de economistas de izquierda ha sido una constante en las últimas décadas, siendo fundador de organizaciones de cierta raigambre crítica como las Jornadas de Economía Crítica o la Sociedad de Economía Mundial, y mantenía una notable relación con universidades iberoamericanas, a través de organismos como el Congreso de Economistas de América Latina y el Caribe, la Red de Estudios sobre Economía Mundial de México o la Red de Economía Global de Brasil.
Con J.M. Vidal Villa escribió muchos de sus mejores textos, recogidos en libros como Estructura económica y Sistema Capitalista Mundial (1987) o el manual de Economía Mundial (1995), cuya segunda edición del año 2000 estaba requiriendo una actualización que nunca podrá llevar a cabo.
Había iniciado un proceso de sistematización de su pensamiento, en libros como Desarrollo económico y superpoblación (1996) y El capitalismo global. Límites al desarrollo y la cooperación (2001); siendo miembro directivo y patrono de la ONG "MÓN 3", sus libros y artículos son una vacuna contra el pensamiento débil que quiere encontrar en la cooperación más de lo que esta puede dar para la transformación del mundo. La necesidad de la transformación socialista es una de las claves imprescindibles de su lectura del desarrollo posible.
Su análisis de la globalización y la fábrica mundial como fase del superimperialismo à la Kautsky introdujo un elemento provocador y controvertido, que podría haber dado lugar a importantes debates si se hubieran escrito en un país más preparado para el diálogo intelectual.
Siempre fiel a lo que en alguno de sus escritos reclamaba, el compromiso intelectual de los economistas, “un deber inexcusable para, (…) empezar a buscar otros caminos que conduzcan, no a una globalización siniestra como la actual, sino a una globalización del reconocimiento del esfuerzo y el trabajo realizados.”
Su fallecimiento debilita mucho la presencia del pensamiento marxista entre los economistas de la universidad española en general y en la catalana en particular.
JOSÉ MARÍA VIDAL VILLA: UN ECONOMISTA MARXISTA ...
revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/revistas/n1/16_vidal.pdf
de JM Peinado - 2003
El 18 de septiembre del pasado año falleció José María Vidal Villa, catedrá- tico de Estructura ... tantes escritos sobre su persona y su obra, y en esta ocasión resaltaré lo que con- ... J. M. Vidal nunca fue un dogmático, aunque sin renunciar al.// por javier martinez peinado //
JOSÉ MARÍA VIDAL VILLA:
UN ECONOMISTA MARXISTA CRÍTICO
El 18 de septiembre del pasado año falleció José María Vidal Villa, catedrático de Estructura Económica Mundial en la Universidad de Barcelona. Nos dejaba
una persona que estuvo presente permanentemente en el desarrollo del pensamiento
crítico en economía, que impulsó el análisis marxista de la economía
mundial y que hasta el último momento demostró un interés y una entrega total
a la actividad docente y a la reflexión teórica sobre las tendencias y problemas
del sistema capitalista mundial, y ciertamente que cabía tener en cuenta sus aná-
lisis y diagnósticos, porque fue un auténtico pionero en nuestro país en lo que a
las reflexiones sobre la globalización o mundialización se refiere.
En el transcurso de estos meses, tras su desaparición, se han publicado bastantes
escritos sobre su persona y su obra, y en esta ocasión resaltaré lo que considero
más significativo desde el punto de vista de la economía crítica en nuestro
país.
La aportación de José María Vidal al respecto cabe observarla desde dos
puntos de vista, el teórico y el personal. En el primer caso, porque desde el
estructuralismo marxista apuntaló una crítica tenaz y consistente a los planteamientos
neoclásicos y keynesianos de la economía internacional. En el segundo
caso, porque estuvo implicado desde su principio en la organización y desarrollo
de las Jornadas de Economía Crítica.
Su teorización de la economía mundial estuvo basada en un eje histórico en
buena medida original, que, partiendo de los análisis de Rosa Luxemburgo y N.
Bujarin, engarzaba con las corrientes neomarxistas y neoinstitucionalistas, articulándolas
a su vez con las aportaciones del estructuralismo marxista postalthusseriano.
Así, construyó un discurso teórico que dotaba de consistencia a la especialización
académica de la Estructura Económica Mundial. Cabe destacar, como
corolario, su permanente reivindicación de autores que, por ser críticos en sus
respectivos medios, no eran de los más conocidos. Por ejemplo, en los ambientes
antiimperialistas era bien conocida la obra de Lenin, El imperialismo, fase superior
del capitalismo, pero no la de N. Bujarin, La economía mundial y el imperialismo,
de más solidez teórica y utilizada por Lenin para la suya propia. Y en
las Facultades de Economía, poco se explicaba a J.K. Galbraith, su análisis del
capitalismo americano y su crítica a la ortodoxia marginalista, en las asignaturas
de análisis económico; o a Gunnar Myrdal cuando se abordaba la temática del
crecimiento y desarrollo. Así, las dos obras de su primera etapa académica (en los
años setenta), Iniciación a la economía marxista y Teorías del imperialismo,
tuvieron una importancia excepcional, porque ofrecían por primera vez, en el
contexto de la dictadura franquista, tanto una alternativa analítica como el conocimiento
de un amplio abanico de autores que iban desde los economistas clásicos
y los marxistas teóricos del imperialismo hasta los teóricos de la dependencia
(Furtado, Gunder Frank, Dos Santos, Marini, etc., etc.) y del desarrollo desigual
(S. Amin, A. Emmanuel, etc.), pasando por los neoinstitucionalistas, los
neomarxistas norteamericanos (Sweezy, Baran, Magdoff, Hymer, O’Connor...) e
incluso el “marxismo oficial” (en el que incluía la conocida, e importante en su
época, contribución del Partido Comunista Francés en torno al concepto de
“capitalismo monopolista de estado”). Estamos hablando de 1976, aunque versiones
preliminares de partes del libro ya habían circulado. O sea que J.M. Vidal
ofrecía, por primera vez en nuestro país, un compendio del pensamiento económico crítico de la época, y muchos, muchísimos, pudimos asentar nuestras
opciones de análisis heterodoxo a partir de esa riquísima oferta que encontramos
en estas obras suyas.
Pero, además de ese ser crítico, hay que resaltar también otra característica:
el ser democrático. J. M. Vidal nunca fue un dogmático, aunque sin renunciar al
marxismo. Precisamente bebía de todas las fuentes, consideraba aportes de todas
las corrientes, y tenía una especial capacidad para resituar las aportaciones científicamente
sólidas de unos y otros en un cuerpo coherente. Por eso nunca rehuyó
ni el debate, ni la polémica, pero tampoco utilizó nunca el veto, ni la censura,
ni la descalificación (tan comunes, desgraciadamente, en el ámbito académico,
incluso en el heterodoxo). Simplemente, expresaba desacuerdo, y razonaba, y
discutía.
Qué duda cabe que tenía sus preferencias, y que su persistente (incluso diría
que contumaz) inconformismo le hizo abrazar casi siempre las opciones más
“radicales”, y, en general, “perdedoras”. Era de los pocos que reivindicaba a R.
Luxemburgo (escribió el libro correspondiente a ella en la colección Conocer a...
-1978-) y su teoría del derrumbe; por supuesto, de los poquísimos que consideraba
imprescindible el análisis de N. Bujarin para entender la categoría conceptual
de la economía mundial; no podía ocultar sus simpatías por el guevarismo en
su Introducción al Debate cubano (1974); y, respecto al análisis económico marxista,
fue clara su inclinación más hacia el del grupo de la Monthly Review que
hacia el marxismo europeo (polemizó en varias ocasiones con E. Mandel). Así-
mismo, trató con especial atención los desarrollos teóricos de A.Gunder Frank y,
sobre todo, de Samir Amin, de quien tomó buena parte de la matriz teórica y conceptual
para el análisis del sistema capitalista mundial.
Estas opciones le hacían enfrentarse dialécticamente con ortodoxias y heterodoxias,
académicas y políticas. Porque J.M. Vidal fue, además de un teórico, un
militante “práctico”, encarcelado en varias ocasiones, y que transitó por diferentes
opciones políticas (siempre comunistas) en los movidos años de la dictadura
y la llamada “transición democrática”. Y el espíritu crítico y antidogmático lo
José María Vidal Villa: Un economista marxista crítico
Revista de Economía Crítica, nº 1. Abril de 2003, pp 273-276
ISSN: 1696-0866
274
Javier Martínez Peinado
Revista de Economía Crítica, nº 1. Abril de 2003, pp 273-276
ISSN: 1696-0866
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Javier Martínez Peinado José María Vidal Villa: Un economista marxista crítico
demostró en su ruptura con el PSUC-PCE a raíz de su activismo presencial en el
mayo del 68 en París (en la portada de su libro de 1978 Mayo’68 se puede leer:.
“La imaginación al poder”. “París fue una fiesta”. “10 aniversario de una revolución
frustrada”) y en su posterior ruptura con OCE-BR, en cuya fundación había
participado. Criticó, polemizando con Claudín o con Mandel, el eurocomunismo,
descubriendo su paradójica vinculación con el modo de producción soviético, y
mantuvo, en la vorágine de publicaciones teóricas de izquierda de los últimos
setenta y primeros ochenta, una presencia constante siempre dedicada al debate
y al diagnóstico de la crisis estructural capitalista, cuando este carácter estructural,
que hoy ya todos reconocen, era entonces más difícil de diagnosticar, porque
la crisis era comúnmente reducida a la crisis energética de la coyuntura 1973-74.
Su defensa de la categorización de la economía mundial capitalista le llevó
a polemizar con economistas de la escuela regulacionista, especialmente en el
marco de diversas Jornadas de Economía Crítica (a finales de los ochenta y
durante la década de los noventa) y en los cursos de verano que, dirigidos por
Carlos Berzosa, servían de semillero de ideas y debates a veces bien encendidos
-y siempre inconclusos-. Aquí se juntaban las críticas de Vidal al poskeynesianismo
y al regulacionismo: su común incapacidad de trascender la dimensión
nacional en el análisis, el no darse cuenta de que los (des)equilibrios macroeconómicos,
los propios modelos, no podían concebirse ya en esa escala nacional,
porque la mundialización significaba que el ahorro de cualquier parte se invertiría
en cualquier otra parte para ser valorizado en multitud de procesos productivos
en unidades técnico-económicas dispersas por el mundo para, finalmente,
buscar realizarse en un mercado mundial. Ya Bujarin lo había predicho en 1916:
la economía capitalista sería mundial o no sería capitalista. Desde el punto de
vista de la teoría del valor, ello significaba que las relaciones estructurales básicas,
la articulación entre la capacidad de producir y de consumir, la propia rentabilidad
del capital,... ya no estaban definidas en mercados internos nacionales,
sino a escala mundial. Aunque en obras de carácter más divulgativo (La economía
mundial -1974-, Hacia una economía mundial -1990-, entre otras) ya había
establecido nítidamente esta línea de pensamiento, es su opúsculo Diez Tesis
sobre la mundialización (1998), en mi opinión definitivo y definitorio de su pensamiento
más maduro, el que mejor recoge explícita y sintéticamente el contenido
de la “mundialización” capitalista: la globalización económica como culminación
a escala planetaria del proceso de expansión capitalista con el neoimperialismo
como nueva manera de dominio exterior, de tal forma que “la contradicción
más importante de nuestra época para la evolución del capitalismo [es] la
contradicción entre mundialización de la economía y la persistencia de los Estados
centrales”; la consideración de la no libre movilidad internacional de la fuerza
de trabajo, que provoca la desigualdad de salarios y la polarización del sistema,
como un obstáculo a la mundialización; etc. El programa de investigación
que se deriva de las 10 Tesis (que contienen muchos aspectos polémicos y algunos
incluso contradictorios, como él mismo aceptaba) es amplio y sugestivo,
pero, lejos de ser difuso o caótico, tiene como claro eje la Tesis 10, que textual-
mente se formulaba así:
“En la actualidad, el mundo atraviesa un complejo PROCESO DE
TRANSICIÓN desde el predominio de las economías de base nacional
hacia la plena hegemonía de la mundialización económica y social,
cuyos principales obstáculos no provienen de la infraestructura técnico-material
ni de las relaciones propiamente estructurales (propiedad,
división del trabajo, producción, distribución, consumo) sino de la
resistencia de los Estados ‘nacionales’ a desaparecer”.
Es decir, hay un doble camino (o un camino con dos carriles con raya discontinua)
a recorrer analíticamente: la constatación de la globalización de la base
económica y las distintas estrategias de construcción de la necesaria (pero inexistente)
superestructura del nuevo sistema mundial. En el artículo se centraba
precisamente en el superimperialismo norteamericano versus el ultraimperialismo
de las instituciones internacionales como escenarios del modo de dominación
del capitalismo global. En este contexto se desarrolló la última discusión en la
que estábamos ambos comprometidos. A raíz del belicismo de la Administración
de EE.UU:, J.M. Vidal se inclinaba por la existencia de “giro” dialéctico en el
proceso de globalización a favor de la primera opción. Pero, personalmente, yo
no había perdido la esperanza de convencerle de que sólo era un giro coyuntural,
y de que la pérdida de hegemonía norteamericana se inscribe en la lógica estructural
de la mundialización y, por lo tanto, ningún “país” puede hacerse cargo de
la superestructura global. El debate, evidentemente, quedó inconcluso.
En suma, J.M. Vidal era un intelectual crítico y contundente. Pero, a pesar
de esta contundencia, de nuevo aquí hay que resaltar la dimensión personal de su
talante antidogmático y abierto a otras colaboraciones y opiniones, que eran tenidas
en cuenta y respetadas. En las obras académicas de más enjundia (en mi opinión):
Estructura Económica y Sistema Capitalista Mundial (1987) y Economía
Mundial (1995 y 2000) se incluyeron todas estas aproximaciones a las que me he
referido, desde las institucionalistas a las poskeynesianas, desde las estructuralistas
no marxistas a las regulacionistas. Porque la Economía Crítica se hace
sumando y debatiendo para evitar el monopolio antidemocrático del “mainstream”
neoliberal. En este sentido, la Economía Crítica, como ejercicio antidogmá-
tico, tuvo en J.M. Vidal un valedor permanente.
José María Vidal Villa: Un economista marxista crítico
Revista de Economía Crítica, nº 1. Abril de 2003, pp 273-276
ISSN: 1696-0866
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