lunes, 24 de agosto de 2015

TANTOS MARXISTAS,...¡¡, Y NO HAY LUCHA NI LINEA REVOLUCIONARIA ??, COMO ES POSIBLE ¡¡.

Tantos marxistas que hay, han habido,...y no hay un lenin actual, o un marx actual,...o el lider que sea, que nos queramos referir o reflejar,...ironía de la vida revolucionaria proletaria,...¡¡; o es que todo se queda en marxismo romo,...¡¡.JAVIER MARTINEZ, ERA AMIGO DE JM VIDAL VILLA,...:
OBITURARIOFallece Javier Martínez PeinadoEl economista marxista desarrolló su actividad académica como profesor del Departamento de Política Económica y Estructura Económica Mundial de la UB

Nos llega la triste noticia del fallecimiento el día 8 de mayo de Javier Martínez Peinado, economista marxista de la Universidad de Barcelona.

Aunque desarrolló su actividad académica como profesor del Departamento de Política Económica y Estructura Económica Mundial de la UB a la sombra de José María Vidal Villa, posiblemente el economía marxista más relevante de la academia española, Javier Martínez Peinado ha sido un elemento imprescindible en el mantenimiento de un núcleo duro de pensamiento marxista en la universidad española, cada vez más hostil al pensamiento crítico.

Su participación en asociaciones de economistas de izquierda ha sido una constante en las últimas décadas, siendo fundador de organizaciones de cierta raigambre crítica como las Jornadas de Economía Crítica o la Sociedad de Economía Mundial, y mantenía una notable relación con universidades iberoamericanas, a través de organismos como el Congreso de Economistas de América Latina y el Caribe, la Red de Estudios sobre Economía Mundial de México o la Red de Economía Global de Brasil.

Con J.M. Vidal Villa escribió muchos de sus mejores textos, recogidos en libros como Estructura económica y Sistema Capitalista Mundial (1987) o el manual de Economía Mundial (1995), cuya segunda edición del año 2000 estaba requiriendo una actualización que nunca podrá llevar a cabo.

Había iniciado un proceso de sistematización de su pensamiento, en libros como Desarrollo económico y superpoblación (1996) y El capitalismo global. Límites al desarrollo y la cooperación (2001); siendo miembro directivo y patrono de la ONG "MÓN 3", sus libros y artículos son una vacuna contra el pensamiento débil que quiere encontrar en la cooperación más de lo que esta puede dar para la transformación del mundo. La necesidad de la transformación socialista es una de las claves imprescindibles de su lectura del desarrollo posible.

Su análisis de la globalización y la fábrica mundial como fase del superimperialismo à la Kautsky introdujo un elemento provocador y controvertido, que podría haber dado lugar a importantes debates si se hubieran escrito en un país más preparado para el diálogo intelectual.

Siempre fiel a lo que en alguno de sus escritos reclamaba, el compromiso intelectual de los economistas, “un deber inexcusable para, (…) empezar a buscar otros caminos que conduzcan, no a una globalización siniestra como la actual, sino a una globalización del reconocimiento del esfuerzo y el trabajo realizados.”

Su fallecimiento debilita mucho la presencia del pensamiento marxista entre los economistas de la universidad española en general y en la catalana en particular. 


JOSÉ MARÍA VIDAL VILLA: UN ECONOMISTA MARXISTA ...

revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/revistas/n1/16_vidal.pdf
de JM Peinado - ‎2003
El 18 de septiembre del pasado año falleció José María Vidal Villa, catedrá- tico de Estructura ... tantes escritos sobre su persona y su obra, y en esta ocasión resaltaré lo que con- ... J. M. Vidal nunca fue un dogmático, aunque sin renunciar al.// por javier martinez peinado //


JOSÉ MARÍA VIDAL VILLA: UN ECONOMISTA MARXISTA CRÍTICO El 18 de septiembre del pasado año falleció José María Vidal Villa, catedrático de Estructura Económica Mundial en la Universidad de Barcelona. Nos dejaba una persona que estuvo presente permanentemente en el desarrollo del pensamiento crítico en economía, que impulsó el análisis marxista de la economía mundial y que hasta el último momento demostró un interés y una entrega total a la actividad docente y a la reflexión teórica sobre las tendencias y problemas del sistema capitalista mundial, y ciertamente que cabía tener en cuenta sus aná- lisis y diagnósticos, porque fue un auténtico pionero en nuestro país en lo que a las reflexiones sobre la globalización o mundialización se refiere. En el transcurso de estos meses, tras su desaparición, se han publicado bastantes escritos sobre su persona y su obra, y en esta ocasión resaltaré lo que considero más significativo desde el punto de vista de la economía crítica en nuestro país. La aportación de José María Vidal al respecto cabe observarla desde dos puntos de vista, el teórico y el personal. En el primer caso, porque desde el estructuralismo marxista apuntaló una crítica tenaz y consistente a los planteamientos neoclásicos y keynesianos de la economía internacional. En el segundo caso, porque estuvo implicado desde su principio en la organización y desarrollo de las Jornadas de Economía Crítica. Su teorización de la economía mundial estuvo basada en un eje histórico en buena medida original, que, partiendo de los análisis de Rosa Luxemburgo y N. Bujarin, engarzaba con las corrientes neomarxistas y neoinstitucionalistas, articulándolas a su vez con las aportaciones del estructuralismo marxista postalthusseriano. Así, construyó un discurso teórico que dotaba de consistencia a la especialización académica de la Estructura Económica Mundial. Cabe destacar, como corolario, su permanente reivindicación de autores que, por ser críticos en sus respectivos medios, no eran de los más conocidos. Por ejemplo, en los ambientes antiimperialistas era bien conocida la obra de Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, pero no la de N. Bujarin, La economía mundial y el imperialismo, de más solidez teórica y utilizada por Lenin para la suya propia. Y en las Facultades de Economía, poco se explicaba a J.K. Galbraith, su análisis del capitalismo americano y su crítica a la ortodoxia marginalista, en las asignaturas de análisis económico; o a Gunnar Myrdal cuando se abordaba la temática del crecimiento y desarrollo. Así, las dos obras de su primera etapa académica (en los años setenta), Iniciación a la economía marxista y Teorías del imperialismo, tuvieron una importancia excepcional, porque ofrecían por primera vez, en el contexto de la dictadura franquista, tanto una alternativa analítica como el conocimiento de un amplio abanico de autores que iban desde los economistas clásicos y los marxistas teóricos del imperialismo hasta los teóricos de la dependencia (Furtado, Gunder Frank, Dos Santos, Marini, etc., etc.) y del desarrollo desigual (S. Amin, A. Emmanuel, etc.), pasando por los neoinstitucionalistas, los neomarxistas norteamericanos (Sweezy, Baran, Magdoff, Hymer, O’Connor...) e incluso el “marxismo oficial” (en el que incluía la conocida, e importante en su época, contribución del Partido Comunista Francés en torno al concepto de “capitalismo monopolista de estado”). Estamos hablando de 1976, aunque versiones preliminares de partes del libro ya habían circulado. O sea que J.M. Vidal ofrecía, por primera vez en nuestro país, un compendio del pensamiento económico crítico de la época, y muchos, muchísimos, pudimos asentar nuestras opciones de análisis heterodoxo a partir de esa riquísima oferta que encontramos en estas obras suyas. Pero, además de ese ser crítico, hay que resaltar también otra característica: el ser democrático. J. M. Vidal nunca fue un dogmático, aunque sin renunciar al marxismo. Precisamente bebía de todas las fuentes, consideraba aportes de todas las corrientes, y tenía una especial capacidad para resituar las aportaciones científicamente sólidas de unos y otros en un cuerpo coherente. Por eso nunca rehuyó ni el debate, ni la polémica, pero tampoco utilizó nunca el veto, ni la censura, ni la descalificación (tan comunes, desgraciadamente, en el ámbito académico, incluso en el heterodoxo). Simplemente, expresaba desacuerdo, y razonaba, y discutía. Qué duda cabe que tenía sus preferencias, y que su persistente (incluso diría que contumaz) inconformismo le hizo abrazar casi siempre las opciones más “radicales”, y, en general, “perdedoras”. Era de los pocos que reivindicaba a R. Luxemburgo (escribió el libro correspondiente a ella en la colección Conocer a... -1978-) y su teoría del derrumbe; por supuesto, de los poquísimos que consideraba imprescindible el análisis de N. Bujarin para entender la categoría conceptual de la economía mundial; no podía ocultar sus simpatías por el guevarismo en su Introducción al Debate cubano (1974); y, respecto al análisis económico marxista, fue clara su inclinación más hacia el del grupo de la Monthly Review que hacia el marxismo europeo (polemizó en varias ocasiones con E. Mandel). Así- mismo, trató con especial atención los desarrollos teóricos de A.Gunder Frank y, sobre todo, de Samir Amin, de quien tomó buena parte de la matriz teórica y conceptual para el análisis del sistema capitalista mundial. Estas opciones le hacían enfrentarse dialécticamente con ortodoxias y heterodoxias, académicas y políticas. Porque J.M. Vidal fue, además de un teórico, un militante “práctico”, encarcelado en varias ocasiones, y que transitó por diferentes opciones políticas (siempre comunistas) en los movidos años de la dictadura y la llamada “transición democrática”. Y el espíritu crítico y antidogmático lo José María Vidal Villa: Un economista marxista crítico Revista de Economía Crítica, nº 1. Abril de 2003, pp 273-276 ISSN: 1696-0866 274 Javier Martínez Peinado Revista de Economía Crítica, nº 1. Abril de 2003, pp 273-276 ISSN: 1696-0866 275 Javier Martínez Peinado José María Vidal Villa: Un economista marxista crítico demostró en su ruptura con el PSUC-PCE a raíz de su activismo presencial en el mayo del 68 en París (en la portada de su libro de 1978 Mayo’68 se puede leer:. “La imaginación al poder”. “París fue una fiesta”. “10 aniversario de una revolución frustrada”) y en su posterior ruptura con OCE-BR, en cuya fundación había participado. Criticó, polemizando con Claudín o con Mandel, el eurocomunismo, descubriendo su paradójica vinculación con el modo de producción soviético, y mantuvo, en la vorágine de publicaciones teóricas de izquierda de los últimos setenta y primeros ochenta, una presencia constante siempre dedicada al debate y al diagnóstico de la crisis estructural capitalista, cuando este carácter estructural, que hoy ya todos reconocen, era entonces más difícil de diagnosticar, porque la crisis era comúnmente reducida a la crisis energética de la coyuntura 1973-74. Su defensa de la categorización de la economía mundial capitalista le llevó a polemizar con economistas de la escuela regulacionista, especialmente en el marco de diversas Jornadas de Economía Crítica (a finales de los ochenta y durante la década de los noventa) y en los cursos de verano que, dirigidos por Carlos Berzosa, servían de semillero de ideas y debates a veces bien encendidos -y siempre inconclusos-. Aquí se juntaban las críticas de Vidal al poskeynesianismo y al regulacionismo: su común incapacidad de trascender la dimensión nacional en el análisis, el no darse cuenta de que los (des)equilibrios macroeconómicos, los propios modelos, no podían concebirse ya en esa escala nacional, porque la mundialización significaba que el ahorro de cualquier parte se invertiría en cualquier otra parte para ser valorizado en multitud de procesos productivos en unidades técnico-económicas dispersas por el mundo para, finalmente, buscar realizarse en un mercado mundial. Ya Bujarin lo había predicho en 1916: la economía capitalista sería mundial o no sería capitalista. Desde el punto de vista de la teoría del valor, ello significaba que las relaciones estructurales básicas, la articulación entre la capacidad de producir y de consumir, la propia rentabilidad del capital,... ya no estaban definidas en mercados internos nacionales, sino a escala mundial. Aunque en obras de carácter más divulgativo (La economía mundial -1974-, Hacia una economía mundial -1990-, entre otras) ya había establecido nítidamente esta línea de pensamiento, es su opúsculo Diez Tesis sobre la mundialización (1998), en mi opinión definitivo y definitorio de su pensamiento más maduro, el que mejor recoge explícita y sintéticamente el contenido de la “mundialización” capitalista: la globalización económica como culminación a escala planetaria del proceso de expansión capitalista con el neoimperialismo como nueva manera de dominio exterior, de tal forma que “la contradicción más importante de nuestra época para la evolución del capitalismo [es] la contradicción entre mundialización de la economía y la persistencia de los Estados centrales”; la consideración de la no libre movilidad internacional de la fuerza de trabajo, que provoca la desigualdad de salarios y la polarización del sistema, como un obstáculo a la mundialización; etc. El programa de investigación que se deriva de las 10 Tesis (que contienen muchos aspectos polémicos y algunos incluso contradictorios, como él mismo aceptaba) es amplio y sugestivo, pero, lejos de ser difuso o caótico, tiene como claro eje la Tesis 10, que textual- mente se formulaba así: “En la actualidad, el mundo atraviesa un complejo PROCESO DE TRANSICIÓN desde el predominio de las economías de base nacional hacia la plena hegemonía de la mundialización económica y social, cuyos principales obstáculos no provienen de la infraestructura técnico-material ni de las relaciones propiamente estructurales (propiedad, división del trabajo, producción, distribución, consumo) sino de la resistencia de los Estados ‘nacionales’ a desaparecer”. Es decir, hay un doble camino (o un camino con dos carriles con raya discontinua) a recorrer analíticamente: la constatación de la globalización de la base económica y las distintas estrategias de construcción de la necesaria (pero inexistente) superestructura del nuevo sistema mundial. En el artículo se centraba precisamente en el superimperialismo norteamericano versus el ultraimperialismo de las instituciones internacionales como escenarios del modo de dominación del capitalismo global. En este contexto se desarrolló la última discusión en la que estábamos ambos comprometidos. A raíz del belicismo de la Administración de EE.UU:, J.M. Vidal se inclinaba por la existencia de “giro” dialéctico en el proceso de globalización a favor de la primera opción. Pero, personalmente, yo no había perdido la esperanza de convencerle de que sólo era un giro coyuntural, y de que la pérdida de hegemonía norteamericana se inscribe en la lógica estructural de la mundialización y, por lo tanto, ningún “país” puede hacerse cargo de la superestructura global. El debate, evidentemente, quedó inconcluso. En suma, J.M. Vidal era un intelectual crítico y contundente. Pero, a pesar de esta contundencia, de nuevo aquí hay que resaltar la dimensión personal de su talante antidogmático y abierto a otras colaboraciones y opiniones, que eran tenidas en cuenta y respetadas. En las obras académicas de más enjundia (en mi opinión): Estructura Económica y Sistema Capitalista Mundial (1987) y Economía Mundial (1995 y 2000) se incluyeron todas estas aproximaciones a las que me he referido, desde las institucionalistas a las poskeynesianas, desde las estructuralistas no marxistas a las regulacionistas. Porque la Economía Crítica se hace sumando y debatiendo para evitar el monopolio antidemocrático del “mainstream” neoliberal. En este sentido, la Economía Crítica, como ejercicio antidogmá- tico, tuvo en J.M. Vidal un valedor permanente. José María Vidal Villa: Un economista marxista crítico Revista de Economía Crítica, nº 1. Abril de 2003, pp 273-276 ISSN: 1696-0866




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