martes, 24 de junio de 2014

"DEBATIENDO" SOLOS, CON COLECTIVO ODIODECLASE.ORG; ESTADO ESPAÑOL.



TEMAS SOBRE ECONOMÍA POLÍTICA, CRITICA A LA MISMA,...CONTEMPORÁNEA VISIÓN,...Y TEMAS DE FORMACIÓN COMUNISTA INFORMADA POR DICHO COLECTIVO ASTURIANO,...


( Por ahora no entramos,...en asuntos e ideas,...se contesta muchas cosas por otras de otros autores, por las nuevas realidades que les dan en la cara y en sus mentalidades intelectuales,...¡¡.); cada vez nos agotamos más pronto, en estas tareas de estudio, edición,...LEAN NUESTROS ARTÍCULOS, SOBRE PERSPECTIVAS SOCIALES PARA EL SIGLO XXI,...Y OTROS,...ANALICEN Y SAQUEN CONCLUSIONES,...PONGANSE AL DÍA EN LA LINEA REVOLUCIONARIA-PROLETARIA,...¡¡.


1.    saludos desde málaga-españa: / luciano medianero morales; editor,... (28/05/2013 at 16:42)/. blog. lukyrh.blogspot.com,
Al leer esta temática, me alienta a plantearle la siguiente cuestión teórica; al menos así lo creo yo.
Mis análisis sobre la actual sociedad capitalista; es de una sociedad mundial capiimperialista, con un poder mundial global: ONU-OTAN. Definí que existe una sociedad mundial imperialista, con relaciones sociales de producción capitalistas imperialistas,…donde lo dominante es lo imperialista de las multicoporaciones mancomunadas mundiales,… Esta nueva realidad del capitalismo contemporáneo me lleva a plantear nuevas formas de concebir a la sociedad, la lucha de clases y sus contradicciones y antagonismos que llegan a desarrollarse a nivel mundial, aunque no está explayada la cuestión. La burguesía mundial, con su fracción dominante: la plutocracia financiera globalizada,…ostenta y dirige a toda la sociedad; por ello debemos enfocar de distinta manera y concepto la lucha de clases contemporánea. Por ello, si el análisis concreto de la realidad concreta,…me lleva o nos lleva a esa consideración,…las formas principales y determinantes de la línea política revolucionaria internacional del proletariado es la organización de las fuerzas políticas, líneas políticas e ideológicas nuevas y contemporáneas a desarrollar; para posiblemente llevar a la revolución de la humanidad, que es un paso superior en relación a la línea de revolución proletaria mundial,…y en consecuencia cobra o sería fuerte, la consigna de proletarios del mundo uníos, que se fundiría con la idea de uníos hermanos proletarios.
Mi blog. lukyrh.blogspot.com, lo aporto como fondo de artículos de la temporada 2.013; esta teoría llevo acuñándola durante más de 20 años; las génesis literarias no están en Internet; solo un folleto llamado Cuaderno de sostenibilidad y sociedad, 2ª edición reformada, junto al compañero ecologista salvador espada hinojosa….en 2.005.
esperando respuestas, si fuese posible, gracias de antemano.
luciano medianero morales
28/05/2013 at 16:42
Responder
o    Mis análisis están bastante alejados de esta tesis del imperialismo y del monopolio. Explico mi posición en varias notas de este blog.
29/05/2013 at 09:21 //.

A. 

"" EN SU MOMENTO DECÍAMOS: MIENTRAS ALGUIEN,...NO DESARROLLE UNA CRITICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL IMPERICAPITALISMO,...EL CAPIIMPERIALISMO,...CON FONDO Y ESENCIA MARXISTA, REVOLUCIONARIA-PROLETARIA,...NO HABRÁ NADIE QUE DIRIJA LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL,...NI MUCHOS MENOS UNA LOCAL-ESTATAL,...NI DE NINGUNA NACIONALIDAD,...ES ALGO SIMILAR A LO QUE SE DESARROLLÓ POR MARX-ENGELS,...QUE DESARROLLARON UNA CRITICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA:EL CAPITAL,...RECUERDAN?,...PERO LO QUE PLANTEAMOS ES QUE AL SER LAS REALIDADES DE LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN DISTINTAS: CAPIIMPERIALISTAS,...Y EXISTIR UNAS ESTRUCTURAS MUNDIALES ESTATALES, DE PODER DE CLASES, DONDE ES LA ÉLITE OLIGARQUICA MUNDIAL-MUNDIALIZADA Y EN MANCOMUNIDAD DE INTERESES,...ALGO MUY DISTINTO A LAS REALIDADES DEL SIGLO XX,...A LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL,...A LAS REVOLUCIONES SOCIALES, POPULARES, NACIONALES-PATRIÓTICAS,...E INCLUSO PROLETARIAS,...EN LOCALIDADES-PAÍSES DETERMINADOS,...TENEMOS QUE EXISTEN RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN GLOBALES, UNIVERSALES,...UNA LUCHA DE CLASES GLOBAL,...AÚN HOY EN DÍA INCIPIENTE,...EL MOVIMIENTO SOCIAL-PROLETARIO VA,...A SU FORMA Y MANERA,...LO QUE NO VA ES LA IDEA, POLÍTICA, PROYECTO-PROGRAMA,....ANTE ESAS NUEVAS REALIDADES MATERIALES, SOCIALES,...

LA BURGUESÍA MUNDIAL LLEVA SU CAMINO,...LOS QUE NO TENEMOS NADA ENFOCADO NI MARCADO, SOMOS LOS QUE NOS LLAMAMOS COMUNISTAS,...

ESTO SABEMOS QUE POCO PERSONAL COMUNISTA LO COMPRENDE,...ESTAMOS TODAVÍA CON QUE SI LENIN, QUE SI LENIN, QUE SI MAO, QUE SI TROTSKI,...UF,...ES UN CÍRCULO VICIOSO,...QUE NO NOS DEJA SALIR, EXPERIMENTAR ENFRENTARNOS REALMENTE A LA REALIDAD DE LA LUCHA DE CLASES GLOBAL ACTUAL,...Quizás, éstas y otras ideas,...mejores, que hay y se crearan,...son las que hay que introducir al Movimiento Obrero-popular actual,...de todo el Planeta,...ESTO SERÍA UNIR EL SOCIALISMO CIENTÍFICO DEL SIGLO XXI,...PENSANDO EN SIGLO XXII,...QUE ESTAMOS ELABORANDO MUCHOS GRUPOS, ENTIDADES Y PERSONALIDADES REVOLUCIONARIAS, DESDE HACE DÉCADAS,...Y QUE AÚN ESTÁN AISLADAS,...LAS TENEMOS QUE UNIR Y SACAR UNA TEORÍA GLOBAL REVOLUCIONARIA-PROLETARIA,...QUE AÚN ESTÁ VERDE MÁS EN EL ASPECTO DE ESCENIFICAR EL CONJUNTO,...YA QUE PARCIALMENTE ESTÁN CASI TODOS LOS ELEMENTOS,... hacemos esta pequeña observación: este socialismo del que estamos hablando no tiene nada que ver con el socialismo del siglo XXI bolivariano,...extendido en zonas europeas,...ni con la teoría de "Dieter, que también plantea una teoría del socialismo del siglo XXI,...¡¡. -lukyrh.-


  1. Autor de "el socialismo del siglo XXI", Heinz Dieterich ...

    informe21.com/autor-socialismo-del-siglo-xxi-heinz-dieterich-explica-fu...

    14/8/2011 - Hablar ante más de dos mil jóvenes del mundo sobre el Socialismo del Siglo XXI era una oportunidad única para dar a conocer la teoría del  ...) //.



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Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Colapso final del capitalismo y socialismo

with 12 comments
En esta nota abordo un problema que se ha debatido durante mucho tiempo, y se sigue debatiendo, en el marxismo, a saber, si existe alguna razón, desde el punto de vista de la teoría de Marx, por la cual el sistema capitalista, llegado a un punto de su desarrollo, debiera colapsar a causa de sus contradicciones económicas. ¿Existe un mecanismo objetivo, “ciego”, que lleva al derrumbe definitivo del capitalismo, o es necesaria la intervención revolucionaria de la clase obrera para que ello ocurra? ¿Encierra la teoría de Marx una idea del fin por causas puramente económicas del capitalismo? ¿O pensaba Marx, por el contrario, que no hay caída del capitalismo sin revolución? Algunos marxistas se inclinan por la primera alternativa, eso es, piensan que el sistema colapsará al margen de si la clase trabajadora triunfa en una revolución contra el capital, y que por lo tanto la intervención del proletariado solo es imprescindible para abrir el paso al socialismo, no para provocar el derrumbe del capital. Sostienen que, producto de las contradicciones del sistema, llega un momento en que las fuerzas productivas dejan de crecer, y el capitalismo se estanca, más o menos definitivamente. Es habitual que militantes y dirigentes de diversas corrientes trotskistas defiendan esta postura. Otros marxistas, en cambio, piensan que el capitalismo no desembocará, por causas meramente económicas, en un estadio final de estancamiento; y que no existen crisis económicas permanentes, o sin salida. Por lo tanto, si la clase trabajadora no acaba con el modo de producción capitalista, éste encontrará la forma de recomponer la acumulación y volver a desarrollar las fuerzas productivas. Los marxistas que defienden esta posición, sostienen también que las contradicciones y crisis del sistema capitalista serán, tendencialmente, cada vez más agudas o generalizadas; y que esto empujará, de manera creciente, a la clase trabajadora a actuar. Ernest Mandel, dirigente trotskista ya fallecido, defendía esta idea. Señalemos que aunque hoy la polémica continúa en el ámbito de las corrientes más radicalizadas, ha tenido una larga historia. En especial porque este debate fue intenso en tiempos la Segunda Internacional (véase, por ejemplo, Colletti, 1983). La cuestión, por otra parte, está vinculada a la estrategia política de los marxistas, y a las posibilidades y perspectivas de una futura sociedad socialista, superadora del modo de producción capitalista. El análisis de los argumentos en juego nos permitirá también enfatizar algunas ideas que son constitutivas del marxismo, en oposición al socialismo utópico.
Antes de desarrollar el tema, adelanto mi propia posición. Aunque estoy convencido de que un enfoque  similar al de Mandel es el que más se acerca a la teoría de Marx, y el que más acuerda (que es lo importante) con lo sucedido en los últimos 100 o 150 años, pienso sin embargo que la tesis del estancamiento final puede tener un apoyo relativo en algunos pasajes importantes de la obra de Marx. Comienzo analizando esos pasajes que son citados con frecuencia por los partidarios de la tesis del colapso económico del capitalismo (CEC).
La idea del final del capitalismo por causas económicas
Los pasajes de Marx más claramente definidos a favor de la tesis del CEC los encontramos en el “Prólogo de la Crítica de la Economía Política”, y en sus consideraciones sobre las implicancias de la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia.
En un conocido pasaje del Prólogo a la Crítica Marx sostiene que “[u]na formación social jamás perece hasta que no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente…” (Marx, 1980, p. 5).  Dada esta premisa, y dado que Marx estaba convencido de que el sistema capitalista sería superado por un régimen social basado en la propiedad colectiva, se puede decir que necesariamente debía postular que a partir de cierta etapa de su evolución el sistema ya no podría desarrollar las fuerzas productivas. Por eso no es de extrañar que esta tesis sea planteada casi como un punto de partida por los defensores del CEC. También pueden encontrar cierto apoyo en la siguiente afirmación, que se encuentra un poco antes de la anterior:
“En un estudio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o… con las relaciones de producción dentro de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Se inicia entonces una época de revolución social”.
De todas maneras la formulación aquí es ambigua, ya que “entrar en contradicción” no es sinónimo de impedir todo desarrollo ulterior. Tampoco la metáfora de las “ataduras” nos ayuda a precisar en qué sentido específico las relaciones de producción están “atando” a las fuerzas productivas, ya que la atadura puede dar como resultado un uso subóptimo de las fuerzas productivas; y subóptimo no es sinónimo de estancamiento (véase Elster, 1990). En otras palabras, un régimen social puede no estar desarrollándose a todo su potencial (es dudoso que el capitalismo lo haya hecho alguna vez durante un período prolongado), pero no por ello ha dejado de crecer. De todas formas, dado que Marx habla de una “época” de revolución social (no de una coyuntura revolucionaria), se podría deducir que tenía en mente un estancamiento a largo plazo del sistema capitalista. Es en este sentido entonces que el pasaje puede encajar con la tesis del CEC. Antes de dar paso a un régimen superior el sistema capitalista debería haber entrado en una fase de estancamiento, ya que las “ataduras” de las relaciones de producción serían tan fuertes que no permitirían el desarrollo ulterior de las fuerzas productivas.
La otra referencia fundamental de Marx que apoya la tesis del CEC es la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, presentada en su forma más acabada en los capítulos 13 al 15 del tomo 3 de El Capital. Es que si la tasa de ganancia baja tendencialmente en el largo plazo, y dado que constituye el motor de la acumulación capitalista, llegado un punto la acumulación debería colapsar definitivamente. Si bien los partidarios de la CEC admiten que las crisis capitalistas hacen entrar en juego fuerzas que impulsan a la elevación de la tasa de ganancia, sostienen que, en promedio y tendencialmente, esas recuperaciones no alcanzan para llevar la tasa de ganancia a sus niveles anteriores a cada crisis. De manera que la tasa de ganancia habría estado descendiendo, en promedio, desde hace 150 o 200 años, por lo menos. Refiriéndose a esta visión, Maurice Dobb señalaba que si la ganancia decreciera continuamente llegaría un punto en el que “el sistema tendría que pararse bruscamente, como una máquina a la que le faltara vapor” (citado por Colletti). En un pasaje del capítulo 15 del tomo 3 de El Capital, que es citado con frecuencia por los defensores de la tesis del CEC, Marx parece considerar un futuro escenario de estancamiento provocado por esta caída tendencial; aunque también jugaría un rol la concentración y centralización de los capitales:
“La tasa de ganancia… es especialmente importante para todas las derivaciones nuevas del capital, que se agrupan de manera autónoma. Y en cuanto la formación de capital cayese exclusivamente en manos de unos pocos grandes capitalistas definitivamente estructurados, para los cuales la masa de la ganancia compensara la tasa de la misma, el fuego que anima la producción se habría extinguido por completo. En ese caso, la producción se adormecería. La tasa de ganancia es la fuerza impulsora en la producción capitalista… De ahí el temor de los economistas ingleses a la disminución de la tasa de ganancia. El hecho de que la mera posibilidad inquiete a Ricardo, demuestra precisamente su profunda comprensión de las condiciones de la producción capitalista” (Marx, 1999, p. 332, t. 3).
Sería un estado estacionario, habría un “adormecimiento” en el largo plazo, y las causas serían económicas. La lucha revolucionaria de la clase obrera no es necesaria, o imprescindible (siempre según este pasaje), para que esto ocurra.
Mencionemos todavía otra idea de Marx, íntimamente vinculada con la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, pero con cierto matiz de diferencia. En los Grundrisse sostiene que en la medida en que el capitalismo continúe desplazando a la mano de obra por las máquinas, puede llegar un punto en que el trabajo cese de ser “la gran fuente de la riqueza”, y el tiempo de trabajo su medida (imaginemos una sociedad en la que todos los trabajos, incluso los calificados, sean realizados por robots y otro tipo de máquinas). En ese caso  “se desploma la producción fundada en el valor de cambio” (Marx, 1989, p. 229, t. 2).

La visión alternativa con respecto a la tasa de ganancia

La visión crítica de la tesis del CEC también encuentra apoyo en la obra de Marx, y se relaciona con los estudios concretos sobre los efectos de las crisis sobre la tasa de ganancia. Tal vez la afirmación más explícita, contenida en El Capital, de que el sistema capitalista no cae por causas puramente económicas la encontramos en el mismo capítulo 15, del t. 3 de El Capital del que extrajimos el pasaje que habla del “adormecimiento”. Unas líneas más abajo Marx sostiene que la idea de que existe un límite al capital por el lado de la tasa de ganancia, como hace Ricardo, es abordar la cuestión “de una manera puramente económica, es decir, desde el punto de vista burgués”. Colletti, que hace años señaló la importancia de este pasaje, comenta que con esto Marx está indicando   “que la caducidad del capitalismo tendría que exponerse de un modo distinto a la ‘teoría del derrumbe’ y, por ende, en forma distinta a la manera ‘puramente económica’, para quien mirase el sistema desde otro ángulo visual” (Colletti, 1983, p. 39). Agrega Colletti:

“Con otras palabras, las tendencias objetivas como la caída de la tasa de ganancia sólo pueden tener sentido cuando aparecen como condiciones y premisas reales de la lucha de clases, es decir del choque a nivel subjetivo. Por sí solas, no pueden tener valor resolutivo. La ilusión de que tienen tal valor genera las diversas ‘teorías del derrumbe’” (ídem, énfasis agregado).

De todas maneras esta afirmación nos obliga a precisar el rol que juega la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Es que si la tasa de ganancia tiende a bajar y bajar, es indudable que llegaría un momento en que el sistema debería colapsar, o entrar en letargo. Por eso los partidarios de la tesis del CEC pueden mantener su posición en tanto puedan demostrar (aunque no veo que lo hagan) que la tasa de ganancia está cayendo desde hace un siglo y medio, o dos siglos, y continúa haciéndolo. Frente a esto, lo decisivo en lo que respecta a la posición de Marx es que éste pensaba que la tasa de ganancia se recuperaba con las crisis, y por lo tanto no tendía a bajar a través de los siglos. Sostiene que durante las crisis se generan fuerzas que tienden a elevar la tasa de ganancia, lo que implica una idea de caídas que de forma recurrente se recuperan mediante las crisis. En este respecto Marx afirma que la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia “en cierto punto se opone con la mayor hostilidad al propio desarrollo de esa fuerza productiva, por lo que hay que superarla constantemente por medio de crisis” (Marx, 1999, p. 331, t. 3, énfasis nuestro). Sostener que la caída de la tasa de ganancia “se supera constantemente por medio de crisis” es distinto de sostener que la caída de la tasa de ganancia es, en el largo plazo, irreversible y lleva a un estadio final de estancamiento. Más claro aún, en Teorías de la Plusvalía Marx explica que es un error hablar tanto de una caída permanente de la tasa de ganancia, como de crisis permanente:

“Cuando Adam Smith explica el descenso de la tasa de ganancia por una sobreabundancia de capital, una acumulación de capital, habla de un efecto permanente, y este es un error. En contraposición, la sobreabundancia transitoria del capital, la superproducción y las crisis son algo distinto. Las crisis permanentes no existen” (Marx, 1975, t. 2, p. 426).

Sin embargo, se plantea entonces la pregunta de qué papel juegan las ideas, de los Grundrisse o de El Capital, sobre la eventualidad de un capitalismo donde el trabajo esté totalmente automatizado, o en que la tasa de ganancia sea tan baja, que ya no haya impulso para la formación de nuevos capitales. Mi interpretación es que se trata de especulaciones de Marx sobre eventuales escenarios de largo plazo. No se advierte que Marx considerara que alguna de esas situaciones estuviera próxima a ocurrir, aunque teóricamente no se pudiera descartar en algún futuro indeterminado. Por este motivo no encontramos ningún pasaje en que Marx sostenga que, por ejemplo, el trabajo vivo estuviera a punto de desaparecer, o que la tasa de ganancia se estuviera acercando –por ejemplo, en ocasión de la crisis de 1873– a un nivel tan bajo que implicara algún punto terminal, puramente económico, para el sistema capitalista.

En síntesis, Marx parece pensar que las crisis recurrentes, de las que es testigo, constituyen mecanismos convulsivos y con terribles costos sociales, que restablecen las condiciones de rentabilidad para que la acumulación se reinicie. Aunque paralelamente especula con la posibilidad del arribo a un estadio final, de estancamiento de largo plazo. Subrayo, es esta última eventualidad la que ponen en primer plano los partidarios de la tesis del CEC. Con la diferencia, con respecto a los escritos de Marx, que estos marxistas piensan que el sistema capitalista ya arribó (en 1914 o en 1930, a veces en la década de 1970, las interpretaciones varían) a esos escenarios que en Marx solo eran entrevistos, de forma especulativa, para un futuro indeterminado.
Implicancias políticas

Antes de continuar con el examen de la tesis del CEC, señalemos que la discusión sobre si el régimen capitalista debe agotar sus fuerzas para que sea posible el paso al socialismo, tuvo, y sigue teniendo, derivaciones políticas directas para los marxistas y los partidos de izquierda. Tal vez un punto culminante de esta discusión se dio en las vísperas de la toma del poder en Rusia, en 1917, ya que los argumentos políticos se ligaban a la tesis contenida en el Prólogo. Por un lado, los dirigentes socialdemócratas reformistas (los mencheviques) sostenían que debido a que el capitalismo no había agotado sus posibilidades de desarrollo, la clase obrera no podía intentar el asalto al socialismo. Por otra parte, León Trotsky respondía que el capitalismo había agotado sus posibilidades de desarrollo, y que era posible tomar el poder. La posición de Trotsky al respecto era tajante y definida. Pensaba que la fase imperialista era la de “declinación” y “últimas convulsiones” del capitalismo, y que este sistema se había agotado. Esta era la condición necesaria para encarar la toma del poder. Este enfoque explica también su empeño, en los años que siguieron al triunfo de la revolución, por demostrar que las fuerzas productivas continuaban estancadas desde la Primera Guerra. Es que si las fuerzas productivas volvían a desarrollarse a nivel mundial, pensaba, ello hubiera significado que los bolcheviques se habían equivocado “en la estimación fundamental de la historia” (Trotsky, 1976, p. 60). La idea, cara al trotskismo en el presente, de que existe una etapa “senil” del capitalismo, en que éste ya agotó sus fuerzas, está vinculada a esta problemática. Observemos que este encuadre teórico puede determinar otros análisis de coyuntura. Por ejemplo, en 1990 un grupo trotskista inglés sostenía que el capitalismo no podía volver a Rusia y Europa del Este porque las fuerzas productivas ya no podían desarrollarse. Si hubieran podido desarrollarse, argumentaba, no habría ocurrido la revolución en 1917, ni hubiera sido posible la URSS.
El “Prólogo” y los Grundrisse

La interpretación que defiendo es que, al margen de lo que se afirma en el Prólogo de la Crítica, en sus escritos económicos Marx no planteó que estuviera a la vista una etapa de estancamiento definitivo del capitalismo; ni tampoco que la dinámica de la acumulación llevara a una situación de definitivo estancamiento. Esto se puede ver con claridad en los Grundrisse, que fueron escritos aproximadamente para la misma época del Prólogo. Martín Nicolaus, ha interpretado que en los Grundrisse Marx realiza una “importante ampliación” de la afirmación del Prólogo sobre que ninguna formación desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas que caben en su seno (Nicolaus, 1989). Pero más que una “ampliación”, en los Grundrisse encontramos una visión distinta de la del estancamiento permanente. La cuestión no es menor porque se trata de la primera explicación sistemática de Marx de cómo la acumulación capitalista genera, por su propia dialéctica, las crisis y los períodos de destrucción de las fuerzas productivas. Y es un hecho que Marx presenta un escenario de crisis recurrentes que, si son superadas por el capital, dan lugar a nuevos períodos de desarrollo, que a su vez desembocan en nuevas y catastróficas caídas. Las relaciones de producción, llegado a determinado punto, chocan con el desarrollo de las fuerzas productivas (sintetizada principalmente en la acumulación de capital fijo), precipitándose la crisis. Pero las crisis impulsan al restablecimiento de la tasa de ganancia.

Es por este motivo que Marx sostiene en los Grundrisse que la contradicción del capital “se descarga en grandes borrascas”, que son las crisis modernas “que cada vez lo amenazan más como base de la sociedad y de la producción misma” (Marx, 1989, p. 363 t. 1). Unas páginas más adelantes, refiriéndose a los límites inmanentes a la acumulación que derivan de la naturaleza del capital, señala que los mismos se manifiestan en la superproducción y “la desvalorización general”, por lo que “se le plantea al mismo tiempo al capital la tareade recomenzar su intento a partir de un nivel superior de desarrollo de las fuerzas productivas, etc., con un collapse [derrumbamiento] cada vez mayor como capital. Es claro, pues, que cuanto mayor sea el desarrollo del capital, tanto más se presentará como barrera para la producción… prescindiendo de todas las demás contradicciones…” (ídem, pp. 368-9; énfasis añadido). Lo cual está acorde con la idea, de El Capital, de que las crisis generan fuerzas que permiten volver a elevar la tasa de ganancia, y que no hay crisis finales permanentes.

Pienso que esta dinámica, descrita por Marx para el siglo XIX, continuó en el siglo XX. Por ejemplo, la tasa de ganancia en la década de 1940 y buena parte de la siguiente en EEUU fue superior a la existente en la década de 1920. La tasa de ganancia en los años 1990 y 2000, también en EEUU, si bien no recuperó los altos niveles de la década de 1940, o de mediados de 1960, fue de todas maneras más alta que la de fines de los 1970 y principios de 1980. La tasa de ganancia en Argentina, según datos del gobierno, fue más alta a partir de 2003, que en los 80 o 90. No hay nada mecánico en estas evoluciones, y los estudios deberían hacerse en concreto para saber qué está ocurriendo. Estos escenarios encajan bastante bien en la visión de las crisis recurrentes, tratadas en los Grundrisse, y no en la tesis de una crisis, o estancamiento, permanente.

Problemas insolubles

Al margen de lo que sostuvo Marx en los Grundrisse o El Capital, permanece sin embargo el hecho de que en el Prólogo de la Contribución Marx sostuvo que un régimen social no puede desaparecer hasta que no haya agotado todas las posibilidades de desarrollo que contiene. Lo cual continúa teniendo implicancias políticas para los marxistas, aunque no sean hoy tan dramáticas como las de 1917. Es que si se está de acuerdo con la tesis del Prólogo, habría una única manera de plantear que una revolución socialista es posible (desde el punto de vista de las condiciones sociales y materiales) en la actualidad, que pasaría por demostrar que el sistema capitalista, a nivel mundial, ya no puede desarrollar las fuerzas productivas. En los marcos de la teoría marxista, la única manera de hacerlo sería demostrar que la tasa de ganancia ha llegado a un nivel tan bajo, a nivel planetario, que la formación de nuevas empresas y la acumulación ya no son posibles, y que no hay forma de que el capitalismo pueda alterar esta situación. Hasta donde llega nuestro conocimiento, nadie ha demostrado ninguna de estas cosas. Por otra parte, tampoco se pudo demostrar, con datos, que el capitalismo esté estancado desde hace 100 años, o cosa parecida.

Aclaremos también que este problema no se supera con terminología. Por caso, es bastante común escuchar a partidarios de la tesis del CEC caracterizar al capitalismo del presente como “senil”. Pero si el capitalismo estuviera “senil” significaría que ha perdido la fuerza para extenderse, desarrollar la productividad, o aumentar el capital fijo. No veo la manera de compaginar esta idea con la expansión del capitalismo a extensas zonas de Asia, territorios de la ex URSS y regímenes estalinistas de Europa del Este en los últimos 30 años; ni con las revoluciones de las nuevas tecnologías, o las inversiones a que dieron lugar. Sin embargo, por otra parte, muchos marxistas estamos convencidos de que hoy existen las condiciones para un nuevo tipo de sociedad, a pesar de que el sistema capitalista no agotó sus posibilidades de desarrollo.

En este punto, y dadas las pocas perspectivas reales que tenemos hoy de cambiar esta sociedad (la mayoría de la clase obrera no desea el socialismo), es preciso que aclare en qué sentido defiendo que están dadas las condiciones para un cambio socialista. Lo planteo desde el punto de vista del desarrollo de las fuerzas productivas, y de la conformación de una fuerza social capaz de transformar la sociedad. Esto es, el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas y del mercado mundial hace que sea teóricamente factible una redistribución de los tiempos de trabajo y el uso del excedente en beneficio de toda la sociedad, de manera de acabar las penurias materiales más acuciantes de la humanidad, así como comenzar a superar los nacionalismos y divisiones entre los pueblos. También existe una clase con la fuerza social capaz de realizar ese cambio. Como muchos otros marxistas, sostengo que desde el punto de las condiciones materiales y sociales, no hay razón para negar la posibilidad de cambio. Por lo cual, se replantea la pregunta de en qué sentido puede ser correcta la afirmación de Marx del Prólogo a la Contribución.

Mi respuesta es que la tesis del Prólogo, referida al capitalismo, es equivocada, y que tiene razón Elster cuando afirma que la misma no solo no es aplicable al capitalismo, sino también entra en contradicción con el resto de la obra de Marx. Explica Elster: “Creo que esta simple oración no puede tener prioridad sobre todos los demás textos… que afirman que el capitalismo va a sucumbir antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas para las cuales tiene espacio” (Elster, 1990, p. 187; énfasis agregado).

La idea de Marx, según Elster, es que las formas precapitalistas zozobraron debido al desarrollo de la riqueza, esto es, fueron incapaces de absorber el cambio tecnológico, y eran esencialmente sistemas conservadores (no discutimos ahora hasta qué punto este aspecto de la cuestión entra en contradicción con lo que sostiene el Prólogo). Un ejemplo clásico es que el modo de producción esclavista no admitía herramientas refinadas, y por lo tanto tenía limitaciones insalvables en cuanto a la posibilidad de desarrollo de las fuerzas productivas. Otro caso es el de los gremios medievales, que no admitían la cooperación en gran escala. En cambio el capitalismo tiende a desarrollar permanentemente las fuerzas productivas (como sostenían Marx y Engels en El Manifiesto Comunista), y hasta ahora absorbió todos los cambios tecnológicos. El único cambio tecnológico que el capitalismo no podría asimilar –ya lo hemos señalado– sería la automatización completa de la producción. Pero esto aún está lejos en el horizonte. Por ahora no se avizora ningún cambio tecnológico que el capitalismo no pueda asimilar.

Por otra parte, y como también señala Elster, en ningún pasaje de El Capital, o antes en los Grundrisse, Marx sostiene que el cambio tecnológico se estuviera desacelerando, o que la acumulación estuviera entrando en una etapa de declinación histórica.  “[E]l tenor general de su análisis [de Marx] es incompatible con la idea de un estancamiento tecnológico que provoca la caída del capitalismo” (Elster, 1990, p. 191). Tampoco en ningún pasaje de El Capital Marx afirma que la clase obrera debería esperar, para “tomar el cielo por asalto”, a que el régimen capitalista hubiera dado pruebas de haber llegado a una etapa en la que ya no existieran posibilidades de seguir aumentando el capital fijo, o la productividad del trabajo.

Desarrollo en espiral y caída del capitalismo

Señalemos también que, a pesar de sus aires de radicalidad, la idea de que llegará un punto de la evolución en que el capitalismo entrará en un estadio de aletargamiento, o estancamiento definitivo, es más propia de grandes economistas burgueses, que de Marx. Por ejemplo, la encontramos en Ricardo y Keynes. Ricardo pensaba que la caída de la tasa de ganancia extinguiría, en el largo plazo, el fuego de la acumulación, como recuerda Marx. Keynes también creía que la caída a largo plazo de la eficiencia marginal del capital terminaría provocando “la eutanasia del rentista” (el que vive de las rentas del capital). Son procesos que se visualizan en el largo plazo como de “adormecimiento tranquilo”, como si alguien dijera que en el futuro un ser viviente se va apagando gradualmente, hasta extinguirse. Es un escenario en el que las contradicciones se amortiguan, hasta cierto punto. En Marx, en cambio, la idea es que el capitalismo se desarrolla en espiral, con violentas convulsiones y contracciones.

Tal vez el pasaje en que Marx presenta de forma más acabada esta perspectiva lo encontramos en el capítulo 24 del tomo 1 de El Capital, en el apartado que lleva como título “Tendencia histórica de la acumulación del capital”. Que no haga mención a la tasa de ganancia y las crisis recurrentes se explica por el estadio en que se encuentra la presentación de la teoría; sin embargo, puede incorporarse con toda facilidad en la exposición. Lo que queremos destacar es que a la hora de exponer las tendencias de la acumulación actuantes, esto es,comprobables, Marx no habla de un estadio de apaciguamiento o estancamiento final del desarrollo de las fuerzas productivas. Sostiene que al alcanzar cierto grado de su desarrollo, el capitalismo “genera los medios materiales de su propia destrucción” (Marx, 1999, p. 952 t. 1). El capital socializa cada vez más la producción (masas de seres humanos son despojadas de la propiedad de sus medios de producción y son subsumidas bajo el mando del capital), en tanto los capitales se concentran y centralizan en manos de pocos. Sin embargo esto ocurre por medio del desarrollo de las fuerzas productivas: se extiende y profundiza el trabajo cooperativo; se aplican la tecnología y la ciencia a la producción; se difunde la explotación colectiva de la tierra y el trabajo social combinado. Por este mismo proceso, en un polo se acrecientan el poder y la riqueza, y en el otro “la masa de la miseria, de la opresión, de la servidumbre, de la degeneración, de la explotación” (ídem, p. 953). Esta contradicción se agudiza, y termina estallando. Pero el proceso no es puramente económico, ocurre a través y por seres humanos. “En las entrañas de la sociedad se agitan fuerzas y pasiones que se sienten trabadas por ese modo de producción” (ídem, p. 952). Y luego Marx agrega que con la polarización creciente “se acrecienta también la rebeldía de la clase obrera”, al tiempo que “el mismo proceso capitalista de producción” genera más cohesión, disciplina y unidad. Lo cual lleva al estallido:

“La concentración de los medios de producción y la socialización del trabajo alcanzan un punto en que son incompatibles con su corteza capitalista. Se la hace saltar. Suena la hora postrera de la propiedad privada capitalista” (ídem, p. 953; énfasis agregado).

Varias cuestiones interesan aquí. En primer lugar, enfatizamos que en esta descripción de Marx (que se mantiene a lo largo de las cuatro ediciones de El Capital que él mismo revisó) no existe una fase o época histórica de estancamiento de las fuerzas productivas previa a la caída del sistema capitalista. En segundo término, en este esquema es muy sencillo, y sería completamente apropiado, introducir la idea de crisis recurrentes, y catastróficas; a partir de las cuales, si el sistema las supera, hay más desarrollo de las fuerzas productivas, que genera nuevas crisis. En tercer lugar, tampoco advertimos una visión de una caída final automática, puramente económica, del capitalismo. Marx señala que el modo de producción capitalista genera “pasiones” y la “rebeldía en la clase obrera”; como también la organización y cohesión de sus filas. Esto es, la rebeldía, la agitación de las pasiones (por la polarización cada vez mayor entre riqueza y miseria), y la organización, son ingredientes necesarios para que suene la hora de la propiedad privada del capital. Marx afirma que “se hace saltar” a la corteza capitalista; esto es, debe existir un factor activo, subjetivo, consciente. Por lo tanto se combinan las tendencias objetivas (derivadas, en última instancia, de la dialéctica de la ley del valor trabajo) con la intervención subjetiva. Cuando Marx sostiene, también en este apartado, que la producción capitalista “genera con la necesidad de un proceso natural, su propia negación” (ídem, p. 954) no está queriendo decir que la caída se produzca por causas económicas, sino que la dinámica económica objetiva (en este aspecto es “natural”) genera las condiciones para esa caída.

En este razonamiento existe un eslabón, de todas maneras, que Marx no prueba que necesariamente sea como sostiene. Nos referimos a su convicción de que la polarización creciente entre riqueza concentrada y explotación generalizada generará, más o menos inevitablemente, rebeldía y, finalmente, el levantamiento contra el capitalismo. La experiencia histórica ha demostrado que los procesos son bastante más complejos. Por ejemplo, en EEUU las 12.000 familias más ricas tienen ingresos anuales superiores a los 24 millones de personas más pobres del país. En 2010, en EEUU, donde la abundancia alcanza para el despilfarro sin límites, una de cada ocho personas depende de cupones de alimentos para vivir. A nivel mundial, 2.800 millones de personas viven con menos de dos dólares por día, pero a mediados de los 2000, la vaca promedio europea recibía un subsidio de 2,2 dólares diarios. Estas flagrantes contradicciones no provocan hoy radicalización alguna hacia la izquierda. Una cuestión que remite a la problemática de la ideología y la política (también a las experiencias de los llamados “socialismos reales”), y que excede los límites de esta nota. Pero aquí destacamos que las contradicciones entre riqueza y miseria, aumento de la tecnología y del capital fijo, y explotación creciente, etc., existen porque hubo desarrollo, contradictorio, de las fuerzas productivas.

Estancamiento y socialismo utópico

La discusión que presentamos también tiene que ver también con la crítica de Marx y Engels al socialismo utópico; en otras palabras, encierra una cuestión constitutiva del marxismo, en tanto crítica de la sociedad capitalista y también en tanto proyecto político.

De manera algo esquemática, podemos presentar la cuestión de esta manera. Los socialistas utópicos solo veían males en la sociedad capitalista, y por lo tanto no encontraban ningún punto de apoyo social, material, para generar una nueva sociedad en que no existiera la explotación. Como explicó Engels, para los socialistas utópicos la sociedad “no encerraba más que males, que la razón pensante era la llamada a remediar”. Por eso procuraban descubrir “un sistema nuevo y más perfecto de orden social, para implantarlo en la sociedad desde fuera, por medio de la propaganda y, a ser posible, con el ejemplo, mediante experimentos que sirviesen de modelo” (Engels, 1975, p. 123). En cambio, en el enfoque de Marx y Engels, es necesario que se generen las condiciones materiales y sociales para que pueda surgir una sociedad sin explotación. Por eso Engels enfatiza que “no basta con la mera voluntad de abolir las clases [sociales] sino que son necesarias determinadas condiciones económicas nuevas” (ídem, p. 156). Pero si en el capitalismo solo hay decadencia y postración, y si para colmo esto sucede desde hace décadas, no hay manera de que existan esas condiciones. La clase obrera a nivel mundial estaría en disolución (disminuyendo desde 1914, o 1930); la productividad del trabajo en retroceso, etc. En este escenario, tendríamos que desempolvar las viejas ideas del socialismo utópico. Si “el mundo es solo inmundo” (como me decía hace unos años un dirigente de izquierda, creyendo que con eso planteaba algo profundamente revolucionario), no hay manera de encontrar en lo existente palanca alguna de cambio. Solo quedaría el camino del falansterio socialista, organizado en algún lugar remoto, para generar la nueva sociedad con hombres y mujeres enteramente nuevas, incontaminadas. El socialismo sería quijotesco.

La idea central de la teoría de Marx, de su crítica al capitalismo y de las posibilidades de superarlo, en cambio, es que a medida que el sistema evoluciona se agudizan las contradicciones porque hay a la vez desarrollo y miseria, expansión de las fuerzas productivas y explotación creciente. En un discurso pronunciado en abril de 1856, y reproducido en el diario cartista People’s Paper, Marx expresaba esta visión con estas palabras:

“Hay un gran hecho característico de este nuestro siglo XIX… Por una parte, han nacido fuerzas industriales y científicas que jamás sospechara época alguna de la pasada historia de la humanidad. Por otra, existen síntomas de decadencia que sobrepasan en mucho los horrores registrados en las postrimerías del Imperio Romano. En nuestros días, todo parece estar preñado de su contrario. La maquinaria, dotada del maravilloso poder de acortar y justificar el trabajo humano, la vemos hambrearlo y recargarlo. Por un extraño y horripilante hechizo, las fuentes de riqueza recién nacidas se transforman en fuentes de necesidad. Las victorias de la técnica parecen tener por precio la pérdida de carácter. Al mismo tiempo que la humanidad domina a la naturaleza, el hombre parece volverse esclavo de otros hombres o de su propia infamia… Todas nuestras invenciones y progresos parecen tener como resultado dotar a las fuerzas naturales de vida intelectual y estupidizar la vida humana convirtiéndola en una fuerza material. Este antagonismo entre la industria y la ciencia modernas, de una parte, y por la otra entre la miseria y la disolución modernas; este antagonismo entre las fuerzas productivas  y las relaciones sociales de nuestra época, es un hecho palpable e incontrovertible. (…) Sabemos que si las nuevas fuerzas de la sociedad han de trabajar satisfactoriamente, lo único que se requiere es que sean dominadas por hombres nuevos; y estos son los obreros. Ellos son, tanto como la maquinaria, invención de los tiempos modernos” (Marx en Marx y Engels, 1973, pp. 81-2).
Esta contradicción hoy no es menor sino mayor que en el siglo XIX. Pero esto solo puede ser así si el sistema capitalista no está estancado.

Conclusión

A modo de conclusión de lo expuesto, relato una experiencia que viví personalmente. Hace varios años (en 1990, para ser exactos), tuve una conversación con un amigo, marxista y trotskista inglés, muy culto y versado en la obra de Marx, quien defendía la tesis de que las fuerzas productivas estaban estancadas desde 1914. Mi argumento lo desarrollé por pasos. En primer lugar, le pregunté si coincidía en que el desarrollo de las fuerzas productivas generaba las condiciones objetivas para la transformación socialista. Me respondió que acordaba con esto. En segundo término, le pregunté si no acordaba conmigo en que los medios de producción estaban mucho más desarrollados en 1990 que en 1914; y si lo mismo no sucedía con la clase obrera a nivel mundial. Mi amigo tuvo que admitir que sí. “Indudablemente la capacidad de producir hoy es mucho mayor; y la clase obrera es mucho mayor”, me dijo. Entonces le dije que la conclusión lógica era que las fuerzas productivas se habían desarrollado desde 1914. Con toda sinceridad, me respondió que si admitía esta conclusión, debía cuestionar las bases del Programa de Transición (el programa fundacional de la Cuarta Internacional), y que no estaba dispuesto a hacerlo. Le advertí entonces que ése no era un criterio científico. Como toda respuesta, mi amigo me dijo “tengo un problema”. Pero jamás modificó su posición (falleció algunos años después de esta charla). Cuando escucho algunas defensas a ultranza de la tesis del estancamiento permanente, y del colapso automático del capitalismo, no puedo evitar acordarme de aquel amigo inglés.

Obras citadas

Colletti, L. (1983): Introducción a El marxismo y el “derrumbe” del capitalismo, México, Siglo XXI, pp. 13-45.
Elster, J. (1990): El cambio tecnológico, Barcelona, Gedisa.
Engels, F. (1975): “Del socialismo utópico al socialismo científico” en Marx y Engels, Obras escogidas 2, Madrid, Akal, pp. 92-161.
Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.
Marx, K. (1989): Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, México, Siglo XXI.
Marx, K. (1980): Contribución a la crítica de la economía política, México, Siglo XXI.
Marx, K. (1975): Teorías de la plusvalía, Buenos Aires, Cartago.
Marx, K. y F. Engels (1973): Correspondencia, Buenos Aires, Cartago.
Nicolaus, M. (1989): “El Marx desconocido”, en Marx (1989), pp. xi-xl.
Trotsky, L. (1976): Towards Socialism or Capitalism? New York, New Park Publications.

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Colapso final del capitalismo y socialismo

Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

La explicación subconsumista de la crisis

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Una explicación, bastante popularizada, de la crisis capitalista, sostiene que la misma se produjo por la caída del consumo. La idea es que la ofensiva neoliberal, desatada a comienzos de los años ochenta, provocó la caída de los salarios. Esta baja de los salarios implicó una caída del consumo. El consumo es la principal fuente de demanda de la economía; por lo tanto, en el mediano o largo plazo debía producirse una crisis de sobreproducción. La crisis iniciada en 2007 sería el resultado entonces de las políticas neoliberales.
En términos de las teorías económicas, se trata de una explicación de la crisis por subconsumo; esto es, porque el consumo es insuficiente para sostener la demanda. Históricamente, existieron dos versiones. Una de ellas, propuesta por Malthus, sostuvo que el problema residía en el bajo consumo de los capitalistas; por eso Malthus proponía estimular el consumo de los sectores aristocráticos. La segunda, hace hincapié en los bajos salarios, y fue defendida primero por Sismondi, también a comienzos del siglo XIX.
Es ésta segunda versión de la tesis subconsumista la que tuvo más aceptación en el sindicalismo y la izquierda reformista. Sismondi consideraba que con una distribución desigual del ingreso, las masas empobrecidas solo adquieren los productos esenciales, y no compran muchos productos industriales. Por eso los industriales, que hubieran tenido un buen mercado para sus productos con una distribución equitativa del ingreso, quedan inactivos. Y con el crecimiento de la industria en gran escala, el mercado interno está contrayéndose. Además, el comercio exterior no es solución a la falta de demanda, porque en todas partes la cantidad de bienes en venta es mayor que poder de compra de la gente. En consecuencia, la distribución desigual del ingreso es la principal causa de crisis (véase Bleaney, 1977).
Esta idea luego fue seguida por Kart von Rodebertus, partidario del socialismo estatista. Rodbertus sostenía que con el aumento de la productividad del trabajo, los salarios de las clases trabajadoras llegaban a ser una parte cada vez más pequeña del producto nacional. En consecuencia, el poder de compra de la mayor parte de la sociedad disminuía en proporción al incremento de la productividad; la sociedad producía bienes, que no tenían una contrapartida en el poder de compra, y por lo tanto no tenían valor mercantil (ídem).
Esta explicación se adecua muy bien a las políticas de conciliación entre el capital y el trabajo. Si los trabajadores reciben un buen salario, se afirma, los capitalistas pueden vender su producción, y obtener buenas ganancias. Así, se llega a un círculo virtuoso de acumulación y progreso. Las luchas sindicales, en última instancia, serían funcionales a la acumulación del capital. No es casual que Marx y Engels dijeran (en El Manifiesto Comunista) que Sismondi defendía la causa obrera desde el punto de vista de la pequeña burguesía. Sismondi pensaba que la intervención del Estado podría atenuar las diferencias sociales, y con ello suprimir, o por lo menos atenuar, la principal causa de las crisis.
Subconsumo y teoría de Marx

Es bastante común que se piense que una explicación “a lo Sismondi” (o Robdertus) es similar a la explicación marxista de la crisis. Sin embargo, la tesis subconsumista es difícil de conciliar con la teoría del valor trabajo, y de la plusvalía, de Marx. Es que la realización del producto jamás puede depender, en la sociedad capitalista, de los salarios.

La razón es simple. El poder de compra de que disponen los asalariados es igual al valor de su fuerza de trabajo, que es igual al capital variable invertido por los capitalistas. Pero el valor agregado por los trabajadores en la producción no se compone solo de la parte de valor que repone el capital variable, sino también de la parte del valor agregado que conforma la plusvalía. En otros términos:
Capital variable + Plusvalía = Valor Agregado = Salarios + Ganancias brutas (ganancias de las empresas + intereses + rentas)
(Alternativamente: Valor Agregado + Valor del capital constante consumido = valor del producto).
En consecuencia, la realización de la parte del producto que corresponde al valor agregado no puede depender de los salarios. Los trabajadores disponen de un poder de compra que solo puede realizar la parte alícuota que corresponde al valor de su fuerza de trabajo. “Los obreros solo pueden pagar con el dinero que han recibido bajo la forma de salario” (Marx, 1999, t. 2, p. 590). No pueden tener más poder de compra que ése. Por eso la parte del valor que corresponde a la plusvalía se realiza mediante los gastos de plusvalía –que aparecen en ingresos como ganancia bruta– que realizan los capitalistas.(Alternativamente, el valor del producto se realiza mediante los gastos de salarios, ganancias brutas y las sumas que reponen el capital constante consumido). Por este motivo Marx rechazó las explicaciones de las crisis por subconsumo:

“Decir que las crisis provienen de la falta de un consumo en condiciones de pagar, de la carencia de consumidores solventes, es incurrir en una tautología cabal. (…) Que las mercancías sean invendibles significa únicamente que no se han encontrado compradores capaces de pagar por ellas, y por tanto consumidores (ya que las mercancías, en última instancia, se compran con vistas al consumo productivo o individual). Pero si se quiere dar a esta tautología una apariencia de fundamentación profunda diciendo que la clase obrera recibe una parte demasiado exigua de su propio producto, y que por ende el mal se remediaría no bien recibiera aquélla una fracción mayor de dicho producto, no bien aumentara su salario, pues, bastará con observar que invariablemente las crisis son preparadas por un período en que el salario sube de manera general y la clase obrera obtiene realmente una porción mayor de la parte del producto anual destinada al consumo” (Marx, ídem, p. 502).
La cuestión también se puede explicar desde el punto de vista de la dinámica de la acumulación capitalista, incluso admitiendo que en la fase alcista del ciclo económico los salarios disminuyen. Para ello, supongamos que bajan los salarios, y aumenta la plusvalía. El teórico subconsumista afirma que debe bajar la demanda. Pero esto no es necesariamente así. Si aumenta la plusvalía puede suceder que los capitalistas incrementen la inversión. En este caso pueden contratar más trabajadores; con lo cual aumentaría el consumo, no por aumento de los salarios, sino por aumento del monto total de asalariados. Aumenta por lo tanto la demanda de bienes salariales. También pueden invertir más en máquinas; lo que estimularía la producción en las ramas que producen medios de producción. Alternativamente, si no aumentan la inversión, pueden incrementar su consumo. Todo depende entonces de la decisión de los capitalistas de gastar la plusvalía (además de la parte que repone al capital constante consumido).
Qué dicen los datos
Además de los argumentos teóricos, los datos de la evolución del consumo en Estados Unidos, desde 1980 hasta las vísperas de la crisis, no convalidan la explicación subconsumista. Es que los salarios, efectivamente, tendieron a estancarse. El número de trabajadores aumentó, de 98 millones en 1980, a 117 en 1990, y a 142 millones en 2008. Pero la participación de los asalariados en el ingreso fue declinante. En términos marxistas, hubo un aumento de la tasa de explotación.

(ampliar gráfico)

Elaboración propia con datos del Bureau of Economic Analysis, USA.
Pero esto no se tradujo en una caída del consumo, como pretende la tesis subconsumista. Por el contrario, la participación del consumo en el producto bruto interno de Estados Unidos aumentó, tendencialmente. En las vísperas de la crisis, alcanza sus mayores niveles.
(ampliar gráfico)

Elaboración propia con datos del Bureau of Economic Analysis, USA.
La economía de Estados Unidos es la más avanzada del modo de producción capitalista. Desde los años 80 fue un terreno privilegiado para la implementación de las políticas neoliberales. Pero los datos no encajan en la tesis subconsumista.
En definitiva, la explicación subconsumista de la crisis iniciada en 2007 no se puede apoyar en alguna teoría coherente del valor y la acumulación. Tampoco tiene sustento empírico.
Libros citados:
·         M. F. Bleaney (1977): Teorías de las crisis, México, Nuestro Tiempo.
·         K. Marx, (1999): El Capital, México, Siglo XXI, 3 tomos.

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Explicación subconsumista de la crisis



Rolando Astarita [Blog]

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Al borde de una nueva recesión mundial

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En la primera parte de 2011 la economía mundial estuvo creciendo a una tasa anual del 4,3%, continuando la recuperación iniciada a mediados de 2009. Si bien muy desigual -los países atrasados han crecido al 7,5%, en tanto los adelantados lo hicieron al 2,8%-, es una tasa de crecimiento no despreciable. La mejora de la economía argentina, y con ella de la posición electoral del gobierno en el último año, tiene que ver con esto. Pero las cosas están cambiando, principalmente por la situación de los países adelantados. Concretamente, hay muchas posibilidades de que el capitalismo desbarranque hacia una nueva gran recesión, incluso una depresión.

EEUU

Empecemos con EEUU. Luego de dos años de recuperación, con una tasa de crecimiento promedio del 2,8% anual, la economía se ha desacelerado fuertemente. En el primer trimestre de 2011 el PBI se estancó (creció a una tasa anualizada del 0,4%) y en el segundo trimestre experimentó un crecimiento anémico, del 1,3%. La producción manufacturera, que fue un motor de la recuperación, prácticamente se ha estancado. Y al inicio del tercer trimestre, se redoblan los signos de debilitamiento. En julio el índice manufacturero, que elabora el Instituto de Gestión de Suministros (calcula la actividad de las fábricas a partir de una encuesta entre los gerentes de compras) experimentó la caída más fuerte desde octubre de 2008, y se ubicó en el nivel más bajo desde junio de 2009. Bajó del 55,3%, de junio, al 50,9% (cualquier nivel por debajo de 50 indica contracción). Además, el índice de nuevos pedidos bajó al 49,2%; es la primera contracción de este índice desde junio de 2009. Los pedidos de los “bienes de capital” (medios de producción) están creciendo a una tasa anual del 3,5%, contra un promedio del 5,6% a que venían creciendo en los 12 meses anteriores. También en julio, el sector servicios se expandió a la tasa más baja de los últimos 17 meses.
Por otra parte, continúa habiendo mucha debilidad en el sector inmobiliario, aunque aquí aparecieron señales de que la caída pueda estar llegando a su fin. El total de casas en venta a fines de junio fue el menor desde 2007, a lo que se agrega una significativa reducción del número de viviendas vacías. Pero la mejora no parece cambiar el panorama general. El consumo, que constituye el 70% de la demanda, continúa débil, dado el alto desempleo, que está estabilizado en el 9,2%. Otro factor depresor del consumo puede ser el alto peso de las deudas, aunque en este punto los datos son más ambiguos. Los que sostienen que el alto endeudamiento de los hogares es una causa principal de la debilidad del consumo, señalan que si bien la relación deuda total de los hogares sobre ingreso disponible ha bajado desde el pico del 138% al 120%, aún está muy por encima de los promedios de mediados de la década de 1990. De todas maneras, este dato no me parece concluyente, ya que la capacidad de gasto está dada por el ingreso disponible después de los servicios de la deuda. En el primer cuatrimestre de 2011 los servicios por el pago de las deudas hipotecarias y de consumo de los hogares representaba el 11,5% del ingreso disponible; claramente más bajo que el casi 14% de fines de 2006 e inicios de 2007, y en línea con el promedio de fines de la década de 1980 y comienzos de la siguiente (datos FED). En cualquier caso, a pesar de esta mejora, la confianza del consumidor continúa baja, y el consumo está muy débil. Las ventas minoristas, excluyendo gasolina, materiales de construcción y vehículos, crecieron solo el 2% en los últimos 3 meses, cuando hace medio año crecían al 6%. En junio el consumo bajó por primera vez en dos años.
La cuestión de fondo es que en la economía de EEUU sigue habiendo enormes sobrecapacidad, que es el resultado de la sobreacumulación de capital que se arrastra desde los finales de los 90 e inicios de los 2000. Por este motivo ya la salida de la recesión de 2001 fue muy débil. Estuvo promovida por el crédito inmobiliario y al consumo, pero la inversión se mantuvo anémica, a pesar de la mejora de las ganancias. La crisis de 2007-09 no eliminó la sobreacumulación y las sobrecapacidades. Las empresas eliminaron puestos de trabajo, los salarios fueron contenidos, y aumentó la productividad del trabajo, lo que mejoró notablemente la rentabilidad. Luego, desde mediados de 2009, la recuperación fue impulsada por la reconstitución de inventarios, (responsable de la mitad del aumento del PBI) y las exportaciones (un tercio de la mejora del PBI). Sin embargo, continúa habiendo mucha sobrecapacidad. En junio 2011 la utilización de capacidad de la industria manufacturera se ubicaba en 74,4%; es más alta que el piso de 64,4% alcanzado durante la recesión, pero más baja que el promedio histórico 1972-2010, de 79% (datos de la FED). Según el Bureau of Economic Analysis, la diferencia entre el PBI potencial y real se ubica en un 5%. Dado el agotamiento del impulso proveniente de la recomposición de inventarios, y dado que el aumento de la demanda no puede provenir del consumo salarial, quedan las exportaciones y el gasto de plusvalía en bienes de consumo. Las exportaciones son beneficiadas por la caída del dólar, pero sus perspectivas se ensombrecen por el debilitamiento de Europa y Japón. Y los gastos de plusvalías en bienes de consumo (parece jugar un rol en los inicios de toda recuperación) se debilitan por los temores de una caída catastrófica de los mercados financieros internacionales.
Por otra parte, desde el año próximo se pone en marcha la primera ronda de recortes del gasto, que alcanzarían los 2,4 billones de dólares en la próxima década. Además, en junio terminó el programa de “facilidad cuantitativa”, por el cual la Reserva Federal compró bonos por un valor de 600.000 millones de dólares. Es cierto que el efecto del estímulo fiscal sobre la recuperación, dada su magnitud, ha sido decepcionante. Esto se debe a que en la medida en que el gasto privado no se recupere, el estímulo fiscal se agota en sí mismo, al tiempo que aumenta el déficit global (que pasó de poco más de 9 billones de dólares a más de 14 billones). Sin embargo, un recorte fiscal en una economía extremadamente débil, genera una punción negativa sobre la demanda, que agrava las cosas.
Europa

En este cuadro extremadamente débil, un shock financiero puede desatar una nueva y gran caída de la acumulación. Aquí es donde entra la crisis financiera europea, que no da signos de amainar. En 2010 los gobiernos europeos pensaron que contenían la crisis en Grecia, cuando votaron un auxilio financiero de 110.000 millones de euros por tres años para evitar el default. Pero en noviembre de ese año tuvieron que rescatar a los bancos irlandeses. Luego, una tercera intervención, esta vez por 78.000 millones de euros, destinada a Portugal. Fue cuando se disparó el costo del endeudamiento del gobierno y los bancos portugueses se encontraron con dificultades serias para financiarse. A lo que se sumó luego una nueva crisis financiera griega. Cada una de estas “ayudas” fueron acompañadas por la exigencia de más medidas de austeridad, bajas de salarios, recortes de pensiones y despidos de trabajadores estatales, y privatizaciones. Pero ahora son España e Italia, dos economías mucho más importantes, las que necesitan fondos. El gobierno italiano paga 3,8 puntos porcentuales más que el gobierno alemán para tomar deuda (más del doble que en julio) y el español 4 puntos porcentuales. Las perspectivas de crecimiento de estos países son malas, lo cual aumenta los temores de default, que arrastraría a una mayor crisis. Con el argumento de “dar seguridades a los inversores”, los gobiernos avanzan medidas de recorte del gasto. Italia aprobó en julio recortes del presupuesto por 40.000 millones de euros. España también está embarcada en la austeridad. Pero la disminución del gasto estatal debilita aún más las perspectivas de demanda. Por lo tanto, no mejora la confianza empresarial, como pretenden los gobiernos y el establishment financiero internacional. De hecho, en estos momentos la economía italiana se está contrayendo. Y la economía española, que estaba estancada en la primera parte de 2011, estaría ahora experimentando la contracción más fuerte de los últimos 19 meses.
Sin embargo, los problemas europeos no se circunscriben a los países del Sur, Irlanda e Islandia. El crecimiento de la zona del euro, liderado por Francia y Alemania, se desaceleró fuertemente en las últimas semanas. En julio el índice Markit (un índice de la actividad económica global) se ubicaba en 51,1 contra 53,3 en junio; es el nivel más bajo desde septiembre de 2009. El crecimiento cayó tanto en el sector manufacturero como servicios. Solo el sector automotriz y compañías de tecnología al consumidor mantuvieron su nivel de actividad; las automotrices alemanas -Volkswagen, BMW y Daimler- obtuvieron ganancias debido a sus ventas a China, India y Brasil. Pero las empresas que producen para el mercado europeo enfrentan un escenario menos favorable. Siemens, BASF, Metro, Phillips Electronics, Danone, Electrolux, son algunas de las empresas dedicadas a la fabricación de productos de consumo que advirtieron recientemente que están experimentando caída o estancamiento de las ventas y de las ganancias. El debilitamiento de la demanda ha llevado además a una intensa guerra de precios de las empresas productoras de bienes de consumo (McGrath y Roth, 2011). A igual de lo que sucedió en EEUU, el consumo no fue el motor de la recuperación europea, sino las exportaciones -principalmente alemanas- y la reconstitución de inventarios. Pero la debilidad del consumo -subrayamos la importancia del gasto de plusvalía para la salida de las crisis- acentúa la probabilidad de que la economía europea descienda a una nueva recesión generalizada. Hay que destacar que con un desempleo en la zona del euro del 10% (en España más del 20%), no puede haber recuperación de la demanda tirada por el gasto salarial.
No es de extrañar que los bancos europeos también tengan problemas, y graves. Por un lado, porque muchos están comprometidos con las deudas de Grecia, Portugal, España e Italia. Pero además, porque la caída de los negocios y de la actividad aumenta las probabilidades de que muchos préstamos no se puedan recuperar. En estos momentos muchos bancos están informando recortes de empleos y reducción de ganancias; la mayoría ha endurecido las condiciones del crédito para las empresas, a consecuencia de las peores perspectivas económicas, y según los economistas de Ernst & Young, muchos estarían acumulando efectivo (McGrath y Roth, 2011). La preferencia por la liquidez es un signo inequívoco de retracción de los negocios. Es una señal también de que muchos consideran probable una nueva crisis. También la economía británica está débil. Y en Japón, a pesar de algunas señales de recuperación de la actividad industrial, el índice global de los negocios cayó en julio por quinto mes consecutivo.

Mercado mundial

Todo esto repercute en el mercado mundial. Un indicador de la debilidad creciente es que las ventas mundiales de microchips, que es la materia prima de las inversiones en nuevas tecnologías, cayó un 0,5% en el año que va a junio (según la Asociación de la Industria de Semiconductores). La desconfianza en la economía se refleja en la caída de las bolsas de valores a nivel mundial, y la corrida hacia la liquidez. En la última semana de julio y los dos primeros días de agosto las acciones globales perdieron valor por 2 billones de dólares. Los inversores se han refugiado de nuevo en los bonos alemanes, el franco suizo, el yen, incluso en el real y el dólar neozelandés; además del oro. Otro signo inequívoco de corrida a la liquidez.
Anoto también que el oro sigue actuando como fuerte refugio de valor, no solo para los inversionistas privados, sino también para los bancos estatales. El banco de Corea del Sur acaba de anunciar que entre junio y julio adquirió 25 toneladas de oro. La compra es un reflejo de la tendencia de los bancos centrales a diversificarse y alejarse del dólar. El alto endeudamiento de EEUU y el déficit de cuenta corriente ha llevado a muchos bancos centrales, y a grandes inversores, a diversificar sus tenencias.
En este marco, el dólar profundiza la larga carrera descendente. En los 12 meses que van hasta mayo de 2011 cayó un 10,6% en relación a las principales divisas; la caída en la última década fue del 31% (Feldstein, 2011). En los últimos días continuó el descenso; en los dos últimos meses perdió un 10% frente al franco suizo. La caída del dólar está erosionando su rol como moneda de reserva mundial, y a mediano plazo generaría una desvalorización masiva de los activos nominados en dólares. Aunque por otra parte alivia la posición deudora de EEUU (su deuda está nominada en dólares) y mejora sus posición competitiva. Pero esto no parece mejorar en el corto plazo las perspectivas de recuperación de la economía estadounidense. En cualquier caso, la depreciación del dólar poco puede hacer para activar la demanda mundial.
En conclusión, en estas condiciones, una crisis financiera -un default europeo- golpearía de pleno en la debilitada economía mundial, desatando una nueva y caída profunda. Es un escenario altamente probable.
Referencias citadas:
Feldstein, M. S. (2011): “What’s Next for the Dollar?”, NBER, Working Paper Nº 17.260, July.
McGrath, S. y T. Roth (2011): “Empeora el panorama para Europa S. A.”, The Wall Street Journal Americas,28/07/11.

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Al borde de una nueva recesión mundial


Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Tasa de ganancia y crisis en EEUU (1)

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El rol de la tasa de ganancia en la crisis capitalista está en el centro de muchos debates y estudios marxistas. Fundamentalmente se discute qué vinculación existe entre la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, y las grandes crisis del capitalismo. Precisemos que hablamos de grandes crisis cuando se producen caídas pronunciadas, o durante un tiempo prolongado, del PBI, la inversión (y en menor medida del consumo), y hay un fuerte aumento de la desocupación. Desde principios del siglo XX en EEUU hubo tres de estas grandes crisis. La Gran Depresión, iniciada en 1929; la crisis y recesión de 1974-75, que se combina con la de 1980-82; y la crisis y recesión (o depresión) de 2007-09, que tuvo como antecedente inmediato la recesión de 2001.
Una de las explicaciones de estas grandes crisis, y que tiene mucho consenso entre los marxistas, es que ocurrieron luego de largos períodos de aumento de la composición orgánica del capital y caída de la tasa de ganancia. Esto habría sucedido en las décadas previas a cada crisis, a pesar de los aumentos de productividad (y por lo tanto a pesar del abaratamiento relativo del valor de la fuerza de trabajo y del capital constante). Esa caída tendencial de la tasa de ganancia terminaría afectando a la masa de ganancia, que en algún punto se estancaría y luego comenzaría a descender. A partir de aquí se explicaría la caída de la inversión, y por lo tanto la crisis. Esta explicación fue presentada de la manera más acabada por Anwar Shaikh (ver, por ejemplo, Valor, acumulación y crisis, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1990). Remarco dos cuestiones: a) según esta tesis la tasa de ganancia cae en el largo plazo de manera más o menos constante; b) esta caída termina afectando a la masa de ganancia.
Esta tesis ha sido aceptada por la mayoría de los marxistas durante mucho tiempo (me incluyo). Dos aspectos de ella fueron particularmente atrayentes. Por un lado, el hecho de que Shaikh logra articular la caída de la tasa de ganancia con la evolución de la masa de ganancia, y de esta manera presenta un mecanismo concreto por el cual el descenso de la tasa de rentabilidad debe provocar, llegado determinado estadio de la acumulación, la caída de la inversión. En otras palabras, la masa de ganancia constituye un eslabón esencial, en la visión de Shaikh, para que la caída de la tasa de ganancia incida en la decisión de los capitalistas de dejar de invertir. Por otra parte, la tesis de Shaikh parecía tener respaldo empírico en lo sucedido durante los 20 años previos a la crisis de 1974-75. Shaikh podía mostrar cómo se había producido una larga caída tendencial de la tasa de ganancia desde inicios de los años 1950 (o fines de 1940); que habría llevado a un estancamiento de la masa de ganancia hacia fines de los 1960 y principios de los 1970. Lo que habría desembocado en la crisis.
No es de extrañar entonces que muchos marxistas hayan abordado el estudio de la crisis capitalista de 2007-09 a partir de este enfoque. Dado que hay un consenso general en que la tasa general de ganancia en EEUU alcanzó un punto muy bajo en 1981-82, y que luego hubo una cierta recuperación, era de esperar que desde principios de los años 90, o fines de los 80, se hubiera producido una nueva y larga baja de la tasa de ganancia. Esta baja debería explicar entonces la gran crisis de 2007-09.
Pues bien, el problema es que no encuentro evidencia de que las cosas hayan sucedido de esa manera. Antes de ir a estos datos, aclaro también que en los 20 o 25 años previos a la crisis de 1930 tampoco se advierte una caída tendencial de la tasa de ganancia. Entre 1905 y 1929 no advertimos ninguna tendencia clara a la caída de la tasa de ganancia en EEUU, incluso con los datos que aporta el mismo Shaikh en algunos de sus artículos. Sin embargo, siempre se podía sospechar que aquí hay problemas estadísticos, dada la precariedad y escasez de datos previos a 1930. Pero no es éste el caso de los últimos decenios. Y según los datos de que disponemos, desde 1989 al estallido de la crisis no hay ninguna tendencia clara a la caída de la tasa de ganancia (el resultado no se altera si tomamos desde 1984). Sí se advierte que la tasa de ganancia comienza a descender bastante antes de la recesión de 2001; y antes de la crisis de 2007-9. También que la masa de ganancia se estanca algunos años antes a estas crisis. Se advierte que la inversión se ve afectada, pero con un retraso, especialmente notable en la recesión de 2001. La inversión cae recién en el segundo semestre de 2000.

La tasa de ganancia en Marx y las crisis del siglo XIX

Precisamos que los resultados que presentamos más abajo no deberían interpretarse como una refutación de las explicaciones de Marx sobre las causas de las crisis capitalistas. La razón es que Marx de hecho nunca pretendió explicar las crisis que estudió “en directo” en base a la idea de que la tasa de ganancia hubiera estado cayendo en los años que precedieron a su estallido. Por ejemplo, en su obra encontramos muchos pasajes en los que se refiere a la crisis inglesa de 1847-8, en la que hubo sobreinversión y fuerte especulación en los ferrocarriles; pero en ningún momento alude a alguna caída de largo plazo (por ejemplo desde 1830) de la tasa de ganancia, que hubiera provocado la crisis.
De la misma manera, cuando escribe los Grundrisse Marx esperaba el estallido de una nueva crisis hacia 1856; pero no afirma que la misma debiera producirse porque estuviera cayendo la tasa de ganancia en los 15 o 20 años previos. Por último, tampoco encontramos en sus escritos la idea de que la crisis de 1873 (posiblemente la más importante que ocurrió en vida de Marx) hubiera ocurrido porque se hubiera registrado una caída tendencial previa de la tasa de ganancia.

La tasa de ganancia es una variable exotérica

Antes de presentar la evidencia empírica, es necesario hacer una aclaración de tipo metodológica, y está referida a la naturaleza de la tasa de ganancia. Es que algunos marxistas, deseosos de que la tasa de ganancia en el largo plazo descienda, y encaje así en el esquema teórico, “fabrican” otras tasas de ganancia, que estarían ocultas a los ojos de los capitalistas, pero serían las “verdaderas tasas de ganancia”; que, lógicamente, como era de esperar, descienden. El problema con estos cálculos es que no tienen sentido económico, ya que la tasa de ganancia que importa es la que está a la vista del capitalista. Es teniendo en cuenta esta tasa de ganancia que el empresario decide sus inversiones, y no una tasa de ganancia ignota, que solo tiene en cuenta el marxista para sus cálculos y escribir sus papers. En este sentido la tasa de ganancia se distingue de la plusvalía, o del valor. Estas sí son categorías esotéricas, que exigen que el análisis penetre por debajo de las formas en que aparecen las relaciones esenciales. La tasa de ganancia, en cambio, es la manera en que se manifiesta la valorización del capital a los ojos del capitalista, y del público en general. Por esto también los períodos en que las tasas de ganancia están en ascenso son percibidos por los capitalistas, los economistas, las revistas especializadas y similares, como épocas de bonanza para los negocios. Son las épocas en que las ventas progresan de manera sólida, los balances de las empresas presentan rentabilidades altas (que a su vez hace subir los precios de las acciones) y las inversiones se realizan con normalidad. Los datos que tomamos de las estadísticas oficiales de EEUU reflejan entonces estas situaciones; o las reversiones hacia la caída de los negocios y las crisis.

Tasa de ganancia EEUU corporaciones financieras y no financieras de EEUU 1989-2009

Para calcular la tasa de ganancia he utilizado los datos de las tablas National Income and Product Account y Fixed Assets Tables del Bureau of Economic Analysis para hacer el cálculo. He tomado los beneficios domésticos de las corporaciones financieras y no financieras, del último trimestre de cada año, anualizados (Tablas 6.16 C y D, fila 2, NIPA). Los beneficios son ajustados por el BEA debido a la valuación de inventario y consumo de capital
Por otra parte he tomado los valores del stock neto de los activos fijos privados no residenciales (estructuras, equipos y software), que son estimaciones de fin de año (Tabla 4.1 Fixed Assets fila 13). Los valores son después de depreciación. BEA define la depreciación como la caída del valor debida al envejecimiento y uso de los equipos (lo que estrictamente se conoce como depreciación), así como la debida a obsolescencia, daño accidental y al retiro de los equipos. La obsolescencia es la caída del valor del activo debido a que un nuevo activo es más productivo, o más eficiente para la producción. La depreciación se considera un costo en el que se incurre al producir el producto, y por lo tanto es una deducción en los beneficios.
La metodología que emplea el BEA desde 1997 para calcular la depreciación refleja los resultados de trabajos empíricos sobre los precios de equipos usados y sobre los mercados de reventa de equipos; esto es, se tienen en cuenta los precios de reventa de los activos usados y se estiman las medias de vida para una gran cantidad de productos. El BEA considera que la depreciación no sigue un sendero lineal; por eso se considera que en los primeros años de uso de un equipo la tasa de depreciación es más alta que en los últimos años.
Naturalmente, este cálculo no nos da la tasa de ganancia “a lo Marx”, ya que no toma en cuenta el capital circulante. Los datos disponibles no permiten calcular la tasa general de ganancia “a lo Marx”, ya que debería contarse con los tiempos de rotación del capital circulante por tipo de industria. Una alternativa es calcular la tasa de ganancia sobre ventas; pero esto deja de lado el capital fijo (véase más abajo). El cálculo de la tasa de ganancia sobre los activos fijos es de todas maneras el más utilizado, y permite aproximarse a la evolución de la tasa de ganancia “a lo Marx”.
Puede observarse que la tasa de ganancia comienza a caer antes marcadamente a partir de 1997, esto es, antes de la recesión de 2001. Y también cae a partir de 2005. No se observa, sin embargo, una caída tendencial de la tasa de ganancia a lo largo de las dos décadas.
Tasa de ganancia de las corporaciones no financieras de EEUU 1989-2009
Con las mismas fuentes del cálculo anterior, presento la evolución de la tasa de ganancia de las corporaciones no financieras.
Elaborado con datos NIPA.
Tasa general de ganancia del sector de manufacturas en EEUU 1989-2009
Ahora la evolución de la tasa de ganancia del sector manufacturero
Elaborado con datos NIPA.
No se advierte un movimiento tendencial decreciente de la tasa de ganancia.
No se advierte un movimiento tendencial decreciente de la tasa de ganancia. Pero sí que la tasa de ganancia está cayendo antes de la recesión de 2001 y del estallido de la crisis a fines de 2007.
Tasa de ganancia de la industria manufacturera de EEUU 1989-2009, calculada sobre activos de los accionistas

Presentamos ahora un cálculo alternativo de la tasa de ganancia, tomando la relación entre beneficios y los activos de los accionistas, que presenta Quarterly Financial Report of Manufacturing, Mining and Trade Corporations: 2010, U.S. Census Bureau.

Corresponde a las industrias manufactureras incorporadas en la North American Industry Classification System. Se toman los beneficios de las empresas manufactureras con activos de us$ 250.000 o más. Estos datos son utilizados habitualmente por el Departamento de Comercio para evaluar la rentabilidad de los negocios. He tomado el cuarto trimestre de cada año. Existen algunas diferencias el cálculo de beneficios de NIPA, así como hay diferencias en la valuación de activos. De todas maneras lo importante es que tampoco se puede advertir una tendencia decreciente definida en los años que preceden a la crisis.
Quarterly Financial Report of Manufacturing, Mining and Trade Corporations: 2010

Tasa de ganancia sectores mayoristas y minoristas de EEUU
También como aproximación a la evolución de la tasa general de ganancia, presento la evolución de la tasa de ganancia de los sectores de ventas mayorista y minorista. La tasa de ganancia está calculada en relación al capital de los accionistas. Se trata de empresas con capital de us$ 50 millones o más.
Quarterly Financial Report of Manufacturing, Mining and Trade Corporations: 2010, U.S. Census Bureau.

Quarterly Financial Report of Manufacturing, Mining and Trade Corporations: 2010, U.S. Census Bureau.
Tampoco se puede observar una tendencia decreciente de la tasa de ganancia a largo plazo, que haya precedido a la crisis.
El margen de ganancia como aproximación a la tasa de ganancia

Presentamos ahora las ganancias sobre ventas de las empresas manufactureras de EEUU. Se pueden considerar como una aproximación a la tasa de ganancia. Desde el punto de vista de la teoría de Marx, se trata de la relación entre la ganancia de las empresas y el capital circulante más el cargo por depreciación del capital constante fijo. Este cálculo tiene entonces la desventaja, con respecto a los anteriores, que no toma en cuenta el total del valor del capital fijo. De todas maneras la incidencia de éste se manifiesta en la depreciación. Por otra parte tiene la ventaja de incorporar el capital circulante, que en los anteriores cálculos no estaba incluido. Lo importante es que la evolución es coincidente con el anterior cálculo; tampoco se puede advertir una caída tendencial de la tasa de ganancia en los años que preceden a la crisis. Los beneficios son considerados después de impuestos (si se hace el cálculo con beneficios antes de impuestos no se alteran los resultados fundamentales); hemos tomado los beneficios en el cuarto trimestre de cada año.
Quarterly Financial Report of Manufacturing, Mining and Trade Corporations: 2010, U.S. Census Bureau.


Evolución de la masa de ganancia de las corporaciones no financieras de EEUU 1989-2009
La evolución de la masa de ganancia presenta cuestiones interesantes. Se puede advertir que la masa de ganancia aumenta con las recuperaciones económicas luego de las recesiones de 1991 y 2001. Más interesante es que la masa de ganancia se estanca y cae antes de que se desaten las crisis y recesiones de 2001 y 2008. La masa de ganancia cae entre 1997 y 1998, y sigue cayendo hasta tocar el piso de 2001. Y luego cae entre 2006 y 2007, de nuevo antes de que estalle la crisis.
Fuente NIPA.
Evolución de la masa de ganancia de la industria manufacturera de EEUU 1989-2009
Fuente NIPA
Inversión
Puede advertirse también que la inversión no disminuye de manera mecánica cuando baja la tasa de ganancia y la masa de ganancia. Entre 1996 y 2000 sigue aumentando. Baja entre 2000 y 2001, dando inicio a la crisis. La caída de la tasa y de la masa de ganancia entonces precede a la caída de la inversión, pero hay un retraso apreciable en la respuesta de la inversión. Se puede apreciar también que la inversión tarda en recuperarse luego de la recesión de 2001. Recién supera el nivel de 2000 en 2005. Alcanza un máximo en 2007; en 2008 se mantiene prácticamente al mismo nivel, y baja con la recesión de 2009. Presentamos la evolución de la inversión bruta privada.
Fuente NIPA tabla 5.2.3 fila 4.
También la inversión bruta privada no residencial:
Fuente NIPA tabla 5.2.3 fila 10.
En el siguiente gráfico puede verse la aceleración de la inversión residencial a partir de 2001, y la caída pronunciada después de 2005.
En el siguiente gráfico se puede ver que la recesión de 2001 es provocada por la caída de la inversión, no del consumo.
Elaboración en base a NIPA tabla 1.1.2
En el siguiente gráfico también se advierte la incidencia de la inversión en la caída de 2008-09. Hemos tomado las contribuciones de la inversión y el consumo durante los tres primeros cuatrimestres de 2010.
En conclusión, no se advierte la caída tendencial de la tasa de ganancia que se postula desde muchos análisis marxistas. Sí se advierte que la tasa de ganancia se comienza a debilitar claramente antes de la crisis de 2001; y también antes del estallido de la crisis de 2007-2009. También se estanca en ambas oportunidades la masa de ganancia. Y la inversión cae luego, arrastrando al resto de la economía.

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Tasa de ganancia en EEUU y crisis 2009//.



B.

Editado por lukyrh.blog: " EL IMPERIALISMO, FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO

Idea a seguir investigando porque ha pasado más de cien años, hay nuevas realidades y la materialidad de las condiciones objetivas deben conducir las estrategias revolucionarias del proletariado y sectores populares universales,...lukyrh. RELACIONEN LAS IDEAS REFLEJADAS EN LOS ASUNTOS,...DE OTROS Y NUESTROS,...¡¡.



. IMPERICAPITALISMO Y MULTIIMPERIALISMO,...CONCEPTOS Y NUEVAS REALIDADES UNIVERSALES

. CONCEPTO DE MULTIIMPERIALISMO: OTAN versus CHINA, BLOQUE RUSOASIATICO

. IMPERICAPITALISMO, Término para facilitar la terminología de sistema capitalista e imperialista el capimperialismo, o sistema capiimperialista.
SISTEMA FASCIIMPERIALISTA, el bloque ruso-asiático y China y estados satélites, como Corea del Norte.



El título trae una necesidad política,...teórica en el sentido de la investigación para reflejar la realidad de las sociedades o sociedad mundial-universal. Estas valoraciones podría reflejar estrategias de combate para la clase obrera y sectores populares hoy incluso de pequeña burguesía y clase media,...que arriban a parias pequeño burguesas,...que son siendo arruinados,...expropiados,...por la concentración y centralización mayor del capital, hoy ya imperialista a niveles mundiales.

El imperialismo capitalista, producto de los monopolios estatales, industriales, financieros,...de las grandes potencias, sobre todo occidentales, como EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia,...

EL CAPIIMPERIALISMO, FASE ORIGINARIA DE ACUMULACIÓN MUNDIAL PARA LA CONQUISTA INTERPLANETARIA

Este sistema social mundial,...la alianza por las buenas o por las malas entre potentes estados capitalistas e imperialistas,...y los subalternos,...sean Brics, como Rusia, R.P. China, Brasil y otros más; sean solo emergentes más periféricos, como Jordania, Niger, Uruguay,...

LES DAMOS LA PALABRA A OTROS AUTORES, DOCTOS, LICENCIADOS,...UF,...PERO SIEMPRE RESPETADOS,...¡¡ lukyrh..../...//.


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// IMPERIALISMO, ANÁLISIS CRITICO,...Rolando Astarita [Blog]
Marxismo & Economía
Imperialismo en Lenin, análisis crítico
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En muchas discusiones acerca de la relación entre los países capitalistas más poderosos y los países atrasados, subyace el tema del imperialismo. Buena parte de la izquierda radical continúa basando sus análisis en las tesis leninistas del imperialismo. Desde hace años sostengo que estas tesis no permiten entender el modo de producción capitalista de hoy, y que la perspectiva de El Capital (esto es, asentada en la teoría del valor trabajo y la plusvalía) permite una aproximación más justa. Tres cuestiones, por lo menos, me impulsaron a realizar esta revisión crítica. En primer lugar, el comprobar que la tesis del monopolio (los monopolios manejan más o menos a voluntad los precios) no tiene validez empírica en el capitalismo contemporáneo (lo cual implica que rige la ley del valor “a lo Marx”). En segundo término, comprobar que no se verificaba la tesis del estancamiento permanente del Tercer Mundo, una idea que dominaba en prácticamente todos los escritos sobre imperialismo y dependencia desde los años 50. En tercer término, el hecho de que desde hace más de siete décadas no han vuelto a producirse guerras interimperialistas. En este último respecto recuerdo que en una mesa redonda, convocada a raíz de la agresión a Irak (segunda invasión), uno de los panelistas, dirigente de un partido de izquierda, sostenía que la intervención era el primer paso de un conflicto armado a gran escala de EEUU y Gran Bretaña contra Alemania, Francia y Japón. Cuando le manifesté que no veía nada de eso en el horizonte, me respondió con el “está en la naturaleza del imperialismo, como Lenin dijo” y pronosticó la ruptura de la OTAN y la ONU. Algunos años antes, también en una mesa redonda, un militante de otro partido me acusó de “embellecer al capitalismo” porque se me ocurrió afirmar que no había en puertas una nueva guerra entre las potencias. Como siempre, el argumento principal de mi crítico era “Lenin dijo…”. En esta nota presento las dificultades que, a mi entender, encierran las tesis sobre el imperialismo. Para esto, reproduzco una parte del capítulo 1 de mi libro Monopolio, imperialismo e intercambio desigual (Madrid, Maia, 2009).
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“La cuestión del imperialismo continúa estando en el centro de los análisis de las fuerzas de la izquierda y nacionalistas radicalizadas de los países subdesarrollados. Para los marxistas la referencia obligada es el famoso folleto de Lenin, El imperialismo fase superior del imperialismo; complementado con Hilferding (1963), Hobson (1902) y Bujarin (1971). Si bien en los años que siguieron a la muerte de Lenin hubo muchos trabajos sobre el imperialismo, su idea de que el imperialismo se caracteriza por el predominio del monopolio y la explotación de las colonias, las semicolonias y los países dependientes por los países industrializados, pocas veces fue cuestionada en el marxismo. El objetivo de este capítulo es discutir los problemas que plantea esa visión tradicional”.

La visión clásica del imperialismo

La concepción de los marxistas de principios de siglo XX sobre el imperialismo gira en torno a algunas pocas ideas claves, y vinculadas. En primer lugar se identifica el imperialismo con una nueva etapa del capitalismo que habría surgido con la irrupción del monopolio, hacia fines del siglo XIX. Lenin plantea explícitamente que la principal característica del imperialismo es el monopolio, que consiste en “la dominación de las asociaciones monopolistas de grandes patronos” (Lenin, 1973, p. 451). Considera que el capitalismo monopolista ha reemplazado al capitalismo de la libre competencia. La competencia se ha transformado en monopolio, que es la base de la vida económica. Esto implica que prevalece la violencia en la manipulación de precios; la ley mercantil pierde relevancia, y las ganancias son más el producto de “maquinaciones financieras y estafas”, y del robo, que de la ley económica.

En segundo término la visión clásica del imperialismo sostiene que la monopolización opera en el plano nacional. Bujarin, en particular, destaca la “tendencia a la nacionalización de los intereses capitalistas (1971, p. 80) y “la cartelización nacional de la industria” (ibid., p. 80) en asociación con los Estados nacionales. La competencia se desplaza del mercado interno al mercado mundial, y se desarrolla a través de conflictos armados entre las potencias.

En tercer lugar prevalece la idea de que el capitalismo monopolista se caracteriza por el estancamiento de las fuerzas productivas. Por un lado porque la eliminación de la competencia hace desaparecer el impulso al cambio tecnológico por parte del capital. Por otra parte porque se piensa que el capitalismo llegó a un estadio en que la sobreproducción es estructural, debido a que las masas trabajadoras y campesinas están empobrecidas, y no tienen poder de consumo. Es la visión subconsumista de Hobson, aceptada por Lenin y otros marxistas de la época. De manera que los países adelantados ofrecen cada vez menos oportunidades de inversión. De ahí las repetidas referencias de Lenin a la “putrefacción” y “descomposición” del sistema capitalista. La tendencia al estancamiento en el centro explica a su vez la exportación de capitales hacia la periferia, que pasa a ser un fenómeno característico de la época. Las inversiones irán desde los países adelantados hacia las colonias y zonas de influencia; no se contempla que las inversiones entre países adelantados sean importantes, dada la falta de oportunidades rentables.

En cuarto lugar se sostiene que el desarrollo del capitalismo ha llevado a la fusión del capital bancario con el capital industrial, y al dominio del primero sobre el segundo. Se trata del capital financiero. El capital financiero es parasitario; el parasitismo del capital financiero es otro factor que explica el estancamiento del capitalismo maduro.

En quinto lugar, se piensa que frente al estancamiento la respuesta de los capitalismos adelantados es la conquista de la periferia y la empresa colonial. Ésta garantiza mercados, territorios para la exportación de capitales y fuentes de aprovisionamiento. El impulso al colonialismo es inevitable y crecientelos grandes países industriales explotan a las regiones atrasadas. Se prevé que la entrada del capital extranjero en la periferia desarrollará el capitalismo, pero al mismo tiempo los países dominados estarán sometidos al saqueo, el pillaje y la devastación.

Por último, se plantea que las guerras entre las potencias son inherentes al capitalismo monopolista. El razonamiento que lleva a esta afirmación es que el mundo ya está repartido entre las potencias y sus monopolios. A su vez, los Estados se identifican con sus monopolios, y la empresa colonial es decisiva para la supervivencia del capitalismo en el centro. Por lo tanto, los países desarrollados que tengan menos posesiones coloniales (o con menos riquezas) estarán obligados a luchar por nuevos repartos del mundo. Así las guerras ínter-imperialistas son inevitables, y características de la nueva era del capitalismo.

En conclusión, el marxismo de principios de siglo XX –por lo menos el que estuvo bajo influencia de Lenin– pensó que el sistema capitalista había entrado en una nueva era en la que habría una combinación de guerras: guerras mundiales entre las potencias; guerras de los pueblos oprimidos contra el imperialismo y por su liberación nacional; y guerras civiles de los trabajadores contra el capital en los países industriales avanzados. Era la época de “la agonía del capitalismo”. Obsérvese que en esta visión el espacio económico mundial se construye desde la competencia de los Estados-nación, unidos a los monopolios nacionales. Ese espacio se articula a partir del dominio político y militar de los países adelantados sobre los atra­sados (colonias, semicolonias y zonas de influencia).

Dicotomía teórica

La teoría leninista del imperialismo, que hemos descrito en sus grandes rasgos, tuvo el mérito de dar cuenta de la expansión colonialista del capitalismo de fines de siglo XIX; de la intensificación de la centralización del capital y la exportación de capitales a las periferias; y del aumento de las tensiones entre las potencias, que terminarían en las dos grandes guerras. Desde este punto de vista se compara muy ventajosamente con cualquier producción del pensamiento burgués de su época. Sin embargo, y a pesar de la variedad y riqueza de los fenómenos contemplados, nunca quedaron debidamente precisados el contenido y los límites del concepto del imperialismo. En particular, y como lo explicaron Sutcliffe y Owen, porque el término “imperialismo” parece aludir por una parte a todo el sistema –con un funcionamiento económico distinto al del capitalismo de libre competencia–, pero por otro lado se refiere a una “superestructura” conformada por las relaciones entre los países opresores y oprimidos, caracterizada por la tendencia a la guerra y el aparato político militar implicado. En otras palabras, la categoría admite más de una lectura, ya que se puede interpretar como designando al sistema capitalista o como refiriéndose a las relaciones entre los Estados. Sutcliffe y Owen, como también Arrighi, se refirieron por eso a la “ambigüedad” de la noción de imperialismo.Surcliffe planteaba que “A partir de Lenin los marxistas han fluctuado, de hecho, en su empleo del término imperialismo. Muy frecuentemente se usa para describir todo el sistema capitalista; con igual frecuencia se refiere a las relaciones entre países avanzados y atrasados dentro del sistema. A veces se usa en ambos sentidos simultáneamente, bien sea con, o más a menudo, sin tener conciencia de la ambigüedad implicada” (citado por Arrighi, 1978, p. 10).

      Pero cuando hablamos de “ambigüedad” estamos aludiendo a una situación equívoca, esto es, a aquello que admite más de una interpretación y carece de precisión. Sin embargo, pensamos que en la base del problema existe otra cuestión, que es de dualidad teórica, y se vincula al hecho de que el enfoque del imperialismo introduce una matriz de pensamiento cualitativamente distinta a la desarrollada por Marx, que se basa en la teoría del valor trabajo. En otras palabras, existen en el fondo dos teorías. Una, de Hilferding y Lenin, que dice que los precios se establecen por el poder de mercado de las corporaciones. La otra, de Marx, sostiene que los precios se determinan de manera objetiva en los mercados, a través de la competencia. Y si bien cada una de estas tesis da lugar a desarrollos y perspectivas globales distintas, en las tesis clásicas del imperialismoambas coexisten, sin hacerse nunca explícito que había un problema que podríamos llamar “de unificación teórica”.

     Apuntemos que fue Lenin quien parece haber tenido más conciencia de esta cuestión entre los teóricos sobre el imperialismo. En 1919, cuando se discutió el cambio del programa en el partido Comunista ruso, Bujarin planteó que si el imperialismo era el capitalismo monopolista –esto es, si existía una relación de identidad– había que volver a escribir la parte del viejo programa que hablaba de la producción mercantil, la ley del valor y la dinámica del capitalismo. En última instancia se debía unificar la explicación a partir de reconocer que el monopolio dominaba las leyes del desarrollo capitalista. Pero significativamente Lenin se opuso a la propuesta de Bujarin, argumentando que el capitalismo monopolista coexistía con la libre competencia, y por lo tanto el imperialismo no había reemplazado completamente a la vieja estructura. El imperialismo, precisó, es una “superestructura” del capitalismo, en el sentido que en una serie de ramas “el antiguo capitalismo… ha crecido hasta imperialismo”, pero por debajo de esta superestructura sigue existiendo “el enorme subsuelo del antiguo capitalismo” (Lenin, 1973a, p. 408).

      La discusión tenía consecuencias para la política soviética, ya que la experiencia de los primeros años de la revolución demostraba que no bastaba con tomar las “palancas fundamentales”, y expropiar a los grandes bancos y grupos monopolistas para avanzar en la construcción de una economía socialista. Pero además tenía implicancias para el análisis de los países dominados. Es que por un lado la tesis sobre el imperialismo sostenía que los países atrasados se convertían en objeto de saqueo y pillaje, lo que implicaba la imposibilidad de desarrollo capitalista y de reformas democrático burguesas. Sin embargo, y por otro lado, los marxistas seguían pensando que el capitalismo “de libre competencia” se desarrollaba en los países atrasados, dando lugar a regímenes democrático burgueses. Así, en la discusión del octavo Congreso del PC Lenin se inclina por este segundo escenario:

“… lo característico de todos los países es que el capitalismo sigue todavía desarrollándose en muchos lugares. Esto es así para toda Asia, para todos los países que marchan hacia la democracia burguesa, como lo es para toda una serie de regiones de Rusia” (Lenin, 1973a, p. 429).

Lo que equivalía a afirmar que el fenómeno imperialista no afectaba las leyes de la acumulación en los países atrasados. Sin embargo, si prevalecían el pillaje y el robo colonial como método de extracción del excedente, el desarrollo capitalista estaría bloqueado y no habría posibilidad de evolución hacia la democracia burguesa. En el plano nacional, en los países atrasados, parecía predominar, a pesar de la influencia creciente del monopolio, la ley del valor y de la acumulación en un sentido “marxiano”. Pero en el terreno internacional se daba peso a las relaciones de fuerza y a la extracción del excedente por medios no económicos, lo que afectaría también las economías internas. Esta cuestión va a estar en el centro de los problemas de las teorías sobre la dependencia y el imperialismo a lo largo del siglo XX.

La dicotomía teórica se expresa también en el sentido que Lenin da a la palabra “superestructura” cuando se refiere al imperialismo. Lenin explica que utiliza el término de la misma manera que Marx lo había empleado para describir la relación entre la manufactura y la producción doméstica rural o artesanal. Según Marx, la manufactura no había podido apoderarse ni revolucionar en profundidad la producción social, debido a su estrecha base técnica; la pequeña producción había continuado más o menos inalterada, en tanto la manufactura coronaba esa base a la manera de una “obra económica de artificio”. (Marx, 1999, t. 1, p. 448). De esta manera Marx hace referencia a leyes cualitativamente distintas, las que rigen la pequeña producción artesanal y doméstica, por un lado; y las que gobiernan la producción capitalista desarrollada. Parece justificado entonces concluir que el significado que da Lenin a la noción de imperialismo es el de una forma económica distinta –por lo menos en aspectos esenciales– a la del capitalismo. Esto explicaría también que hable de “la transformación del capitalismo en imperialismo” (Lenin, 1973b, p. 100, énfasis nuestro) y que considere que esta forma económica afectaba “sólo” algunas ramas o aspectos del sistema. En síntesis, según Lenin coexistían dos dinámicas, dando lugar a una formación económico-social heterogénea: en la “base”, la producción capitalista, determinada por la ley del valor, que seguía operando en el plano nacional. En la “superestructura”, el monopolio, con el pillaje, la manipulación de precios y la disminución en importancia de la ley del valor y de la plusvalía. Esta superestructura económica a su vez determinaría otra “superestructura”, conformada por la política colonial y anexionista, el armamentismo, la diplomacia de la fuerza y la guerra, dando forma al espacio del mercado mundial y las relaciones entre los países.

Dualidad en las contradicciones fundamentales

La problemática anterior se puede plantear también desde el punto de vista de las contradicciones fundamentales del sistema que analizaron Marx, y los marxistas. Es que en la visión de El Capital las crisis son el resultado del desarrollo contradictorio de las fuerzas productivas; los capitales invierten azuzados por la guerra competitiva, lo cual debilita tendencialmente la tasa de ganancia, y esto está en el origen de las crisis. Las crisis son de sobreacumulación de capital. Sin embargo la idea de que el capitalismo había llegado a un punto en que el monopolio dominaba sobre la competencia planteaba una dinámica muy distinta, marcada por el estancamiento. Por eso no es de extrañar que en ese clima teórico de primacía del monopolio y de las formas no económicas de extracción del excedente, la ley (de Marx) de la caída tendencial de la tasa de ganancia apenas se discutiera entre los marxistas de principios de siglo XX. Tampoco debería asombrar que Lenin apelara a teorías subconsumistas para explicar la crisis. Estos sesgos son reveladores de que la tesis del monopolio afectaba la idea de un desarrollo capitalista según lo planteado en El Capital. Esto explica también por qué los marxistas pensaban que los antagonismos centrales –con una importancia por lo menos igual al antagonismo entre el capital y el trabajo– se ubicaban a nivel de los Estados. La idea de “el eslabón más débil de la cadena imperialista” (Lenin) y la situación revolucionaria que derivaba de ello, se inscribe en esta lógica. La contradicción fundamental se daba entre “el crecimiento de las fuerzas productivas de producción de la economía mundial y las fronteras que separan naciones y Estados” (citado por Trotski, 1974, p. 124). Esta formulación, que pertenece ya a la Tercera Internacional en época de Stalin –Programa para el Sexto Congreso–, era ampliamente compartida por la izquierda. Es sintomático que Trotski, crítico de las tesis del Sexto Congreso, cite el anterior pasaje afirmando que “debería ser la piedra angular de un programa internacional” (1974, p. 124). La suma de contradicciones haría imposible un desarrollo medianamente “normal” del sistema imperialista-mo­no­po­lis­ta, y su derrumbe tendría como base la contradicción entre los Estados-nación y las fuerzas productivas internacionalizadas. La dicotomía teórica que hemos apuntado de hecho se reabsorbía en una visión monista de la tendencia a la catástrofe del sistema, a partir del peso que adquirían los antagonismos entre los Estados.

Ley del valor y tesis del capital monopolista-imperialista

Lo anterior explica un hecho que planteó hace unos años David Harvey con agudeza: la dificultad de poner los estudios sobre el imperialismo en consonancia con la teoría del valor y del capital de Marx. Harvey planteaba que los estudios sobre el imperialismo se ven en apuros para basar sus descubrimientos en la propia estructura teórica de Marx” (1999, p. 441). Para que la cuestión se vea con mayor claridad, podemos sintetizar los rasgos principales que se desprenden de la ley del valor y la plusvalía (LVP), por un lado, y de la tesis del capital monopolista-imperialista (TCMI) por el otro, de la siguiente manera:

     La LVP plantea que el capital domina los precios; éstos constituyen un fenómeno objetivo, son las formas fetichizadas en las que se expresan los tiempos de trabajo socialmente necesarios y como tales no pueden ser controladas conscientemente. La TCMI plantea que los monopolios dominan los precios; que la economía hasta cierto punto está controlada conscientemente por estos monopolios.

La LVP plantea que los mecanismos de extracción del excedente son económicos; el trabajador, no propietario de los medios de producción, está obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista; la coerción político-militar actúa como garante o “marco” de la explotación. La TCMI plantea como central la coerción extraeconómica para la extracción del excedente; la subordinación política y militar (régimen colonial o semicolonial) es esencial; por eso habla de robo o pillaje.

La LVP plantea que la explotación se da principalmente entre clases sociales. La explotación de clases adquiere cada vez mayor centralidad y la polarización social se acen­túa en el interior de la formación capitalista. La TCMI pone la explotación de poblaciones y países por otras poblaciones y países en un plano de importancia por lo menos similar a la explotación de clases. La primera crece en importancia en la medida en que las fuerzas productivas se estancan en los países maduros y capas de la clase obrera de estos países son sobornadas con los frutos de la explotación de los países más débiles.

La LVP plantea que el colonialismo se asocia al capitalismo temprano, pero luego da lugar al desarrollo del mercado mundial capitalista; en las periferias se desarrollan modos de producción capitalistas y clases capitalistas autóctonas, dependientes del mercado mundial. La TCMI plantea que existe un impulso al bloqueo del desarrollo capitalista en la periferia –debido la extracción del excedente por medio del colonialismo, pillaje, robo– y en consecuencia considera imposible (o por lo menos muy improbable) que surja una clase burguesa con raíces propias en esos países.

La LVP plantea que la expansión mundial del capital está fundada en la dinámica de la acumulación; los esquemas de reproducción ampliada (de Marx) demuestran que la barrera al desarrollo de las fuerzas productivas no es la falta de consumo de las masas trabajadoras; las crisis son periódicas, pero nada demuestra que se haya llegado a un estadio último a partir del cual sea imposible, en términos económicos, un desarrollo ulterior de las fuerzas productivas; lo cual plantea la necesidad de la acción revolucionaria de la clase obrera para acabar con el capitalismo. La TCMI plantea que la exportación de capitales y el impulso al colonialismo y la anexión derivan de la imposibilidad de realización de los productos en las metrópolis, o de inversiones rentables. Esto es, del agotamiento tendencial del sistema.

La LVP plantea que el capital financiero –al que identifica con el capital dinerario– participa de la plusvalía, en cuanto encarna la propiedad privada de los medios de producción y es una forma de existencia del capital; el capital bancario entra en la igualación de la tasa de ganancia como otra fracción del capital; el capital dinerario cumple una función imprescindible para el ciclo del capital, ya que no existe capitalismo sin crédito. La TCMI plantea que el capital financiero cumple el rol de parásito, y ha pasado a dominar definitivamente al capital productivo. La idea de “parásito” alude a un organismo que vive a costa de otro –el capital productivo– y no cumple función alguna en la sociedad.

La LVP plantea que la contradicción fundamental se ubica al nivel de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, y se manifiesta en la guerra de clases entre el capital y el trabajo. La TCMI señala como contradicción esencial, y que llevaría a la destrucción del sistema, la que existe entre las fronteras nacionales y las fuerzas productivas internacionalizadas. Esta contradicción estalla en las guerras mundiales y se articula, por lo menos en un mismo nivel de importancia, con la contradicción fuerzas productivas-relaciones de producción, y los antagonismos de clase correspondientes”.

La idea que estoy planteando, a partir de estas cuestiones, es que en el capitalismo mundializado de hoy la ley del valor trabajo opera a todos los niveles -en el plano del mercado mundial y las grandes corporaciones transnacionales, y también al interior de los países- y por lo tanto no existen dos estructuras, con leyes distintas, sino una, la del modo de producción capitalista. En particular, sostengo que el capital en la periferia se reproduce según la lógica de la acumulación estudiada por Marx, y al hacerlo, reproduce en escala ampliada la relación de explotación, tal como sucede, en sus líneas esenciales, en los países del centro. Lo cual implica que la contradicción entre el capital y el trabajo pasó a ser dominante también en el tercer mundo, en la misma medida en que las formas de coerción extraeconómica (colonialismo en particular) para la extracción del excedente perdieron relevancia.

Bibliografía:

Arrighi, G. (1978): La geometría del imperialismo, México, Siglo XXI.
Bujarin, N. (1971): El imperialismo y la economía mundial, Córdoba, Pasado y Presente.
Harvey, D. (1990): Los límites del capitalismo y la teoría marxista, México, FCE.
Hilferding, R. (1963): El capital financiero, Madrid, Tecnos.
Hobson, J. A. (1902): Imperialism, A Study, Londres, Allen and Unwin.
Lenin, N. (1973): El imperialismo fase superior del capitalismo, Buenos Aires, Cartago, Obras Escogidas, t. 3.
Lenin, N. (1973a): “Octavo Congreso del PC(b) R”, ídem, t. 5.
Lenin, N. (1973b): “Séptimo Congreso extraordinario del PC(b) R”, ídem, t. 5.
Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.
Trotsky, L. (1974): Stalin, el gran organizador de derrotas, Buenos Aires, Yunque.

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Imperialismo en Lenin, análisis crítico

      
Escrito por rolandoastarita
23/03/2011 a 10:14
Publicado en General
Etiquetado con Debate, Imperialismo, Lenin, Marx, Marxismo
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56 comentarios

1.    Excelente artículo Rolando. Es bueno poner de manifiesto las implicancias que tiene la teoría del capital monopolista, y más cuando forma parte del sentido común de la izquierda.
Saludos.
Juan
23/03/2011 a 13:48
Responder
2.    Rolando, estoy bastante de acuerdo con tu nota.
Es posible que antes de la Iª GM todo parecía apuntar hacia la tesis del TCMI. Aún así, yo no veo en aquella época una fase de estancamiento de la economía, sino al contrario, pero digamos que, políticamente, sí se llevó a cabo una política imperialista, causa, entre otras, de la GM.
Todos somos conscientes de que la crisis de 1929 fue causa, directa o indirecta y en buena medida, de la IIª GM.
El sistema económico nacido de Breton Woods, la economía europea arruinada, la intervención del estado, la existencia de URSS,… pudo provocar un cambio en el devenir de los acontecimientos como consecuencia de la interacción dialéctica de otros condicionantes. El propio movimiento de independencia de las colonias, inspirado en buena medida en la Revolución Rusa, es otra de las variables histórico-políticas a tener en cuenta. Todo este clima, aparte del diseño de una Europa transfronteriza a nivel económico, pudo influir decisivamente en que las tesis imperialistas no vieran su realización y terminara por volverse a la tesis del desarrollo capitalista, ahora, después del derrumbe de URSS, como globalización capitalista. ¿Cómo influyó todo esto, en su caso?
Muchas gracias, Rolo, y disculpa mi tono en los últimos días.
Nota.- Soy consciente que en la interacción de causas, la economía ejerce un papel preponderante, pero, no único y exclusivo, sino como un elemento más dentro del conjunto de concausas, decisivo las más de las veces, pero no siempre e, incluso, a veces, no decisivo.
josé
23/03/2011 a 15:40
Responder
3.    Me parece que no puede entenderse el mundo capitalista como totalidad concreta sin partir de que esta se estructura a partir de dos dinámicas que pueden entran en tensión: la competencia económica de los capitales y la “competencia geopolítica” de los estados. Esto lo dice Harvey en el texto que vos citás, lo planta también Callinicos en un trabajo reciente. Yo planteo algo similar aquí: http://www.ips.org.ar/article.php3?id_article=502
Vos Rolando muchas veces haces referencia a la idea de totalidad concreta para caracterizar al capitalismo global, pero tu visión termina siendo abstracta al no considerar esta segunda dimensión. Por eso, aunque creo que se pueden hacer numerosas críticas a las teorías del imperialismo, y es particularmente débil el tratamiento de los trusts y cartels, tributario de Hilferding y Hobson, sin esta noción no se puede entender la articulación entre geopolitca y economía. El desarrollo desigual no tiene otra explicación que las asimetrías económicas entre los países de mayor productividad media y los de menor productividad, pero el imperialismo es la fuerza que garantiza la permanencia de las burguesías de los países más débiles en estas relaciones asimétricas que los llevan a ser jugadores de segundo orden, aceptando al FMI, el BM, la OMC, y etc etc, aceptando la ilusión de que los capitales de todos los países compiten en igualdad de condiciones cuando las diferencias productivas y financieras plantean que de ninguna manera es así. Y sobre todo, el imperialismo es la fuerza que está detrás de las burguesías débiles, para intervenir en defensa de dichos regímenes (más inestables) cuando se levantan las masas. Esto lo hemos visto una y otra vez en las últimas décadas. Son dos dimensiones profundamente entrelazadas, y sin la categoría de imperialismo es imposible comprenderlas.
EM
23/03/2011 a 17:44
Responder
o    EM, volvés a errar en la crítica. En mi explicacion del imperialismo siempre he planteado que a la par que opera la unidad de los capitales “en general”, se desarrollan tensiones geopolíticas por avanzar los intereses particulares. Pero esas tensiones no derivan en conflictos armados entre las potencias (el techo es la unidad del capital, en su entrelazamiento transnacional). Este aspecto de la cuestión es el que no logran entender los que siguen defendiendo la tesis leninista del imperialismo.
Segundo, la dicotomía teórica que planteo en las tesis leninista no está entre “competencia económica entre capitales” y “competencia geopolítica”.
Tercero, la permanencia de las burguesías más débiles en esa situación no se perpetúa a través de la violencia neocolonial (esto es, mediante extracción por medios extraeconómicos del excedente). Esto no es cierto. Brasil, Argentina, etc., tienen atraso tecnológico pero no porque estén somedias al “pillaje” o al “robo”.
Además, ¿por qué no se puede entender la relación entre geopolítica y economía sin las nociones de trusts y carteles? ¿De dónde sale esto? ¿Por qué no se puede entender desde la lógica de los capitales nacionales? (En Valor... hago un intento en este sentido). Además, si no existe la manipulación de la economía por los monopolios, que postuló el trotskismo, ¿por qué hay que buscar aquí la relación entre lo económico y lo geopolítico?. Además, no se trata de un tratamiento “débil” de los trusts en el marxismo de principio de siglo, sino de un tratamiento equivocado. Tan equivocado que llevó a que en el Programa de Transición Trotsky llegara a decir que los monopolios bancarios “organizan la vida cara, la desocupación y la crisis”. Después de semejante afirmación, ¿no es hora de pensar dónde están las raíces teóricas de semejantes dislates? ¿No es hora de cuestionarse seriamente si con un punto de vista de este tipo (concepción conspirativa de la historia) es posible entender la geopolítica desde bases materialistas?
Por úlimo, sinceramente, es un poco molesto ver cómo se escamotean balances. ¿Quiénes pronosticaban, al inicio de la segunda intervención a Irak, que era el primer paso de un conflicto a escala mundial entre las potencias; que se rompían la ONU y la OTAN, y que íbamos a una guerra mundial? ¿Quiénes decían que esto era así porque “lo dicen las tesis de Lenin”? ¿Por qué no se hace un balance a fondo de estos desastres de pronósticos? Son partidos políticos de izquierda, con cientos de militantes, con equipos de dirección y equipos de escritores, los que hicieron estos pronósticos (después de todo yo trabajo solo, con pocos recursos). ¿Por qué no se exploran las raíces teóricas de semejantes “pifiadas”?
rolandoastarita
24/03/2011 a 01:31
o    Rolando, no creo errar en la crítica. Es cierto que vos siempre hablás en algún momento sobre las “tensiones geopolíticas”, pero por ejemplo en tu último libro sobre la dependencia lo hacés en las últimas 3 o 4 páginas; si mal no recuerdo, en Valor… le dedicás un breve capítulo final. Es algo completamente externo al análisis (casi diríamos una “cobertura” por si alguien te hace esta crítica) no algo que este problematizado e integrado en los distintos niveles de análisis.
No tengo acuerdo con tu planteo de que las “tensiones no derivan en conflictos armados entre las potencias (el techo es la unidad del capital, en su entrelazamiento transnacional)”. Me parece una definición completamente ahistórica. El debilitamiento de EEUU y la posibilidad de que sea reemplazada como potencia hegemónica, tanto como articulador geopolítico como a nivel de gravitación del conjunto de la economía mundial, con las implicancias que esto tiene, por ejemplo en el sistema monetario, plantea la perspectiva de agudización de las tensiones interestatales, y eventualmente la guerra. Justamente acá se ve los efectos de no tratar la tensión entre las tendencias del capital y las de las relaciones interestatales. Las primeras se absolutizan en tu lectura y desplazan a las segundas.
Si lees atentamente, en ningún momento hablo de robo, ni pillaje, ni violencia neocolonial, así que no se por qué me discutís eso.
Tampoco reivindico las nociones de trusts y cartels, me parecen que buscaban correctamente dar cuenta de un fenómeno histórico -al momento de escribir las teorías clásicas eran formas que se estaban dando y había que dar cuenta de ellas y de sus implicancias para la teoría- pero no creo que la respuesta dada haya sido correcta, es algo que puse en mi comentario así que no se por qué insistís en eso.
Por último, tenemos que volver siempre a lo mismo. Es muy molesto ver a quien se queja de los “métodos de discusión” que le achaca a la izquierda, atribuir sin ton ni son posiciones que no se sabe de donde saler. ¿Quien habló de que que la intervención en Irak era el primer paso de un conflicto mundial? Ciertamente, no la FT-CI. Nosotros dijimos que se mostraba una agudización de las tensiones geopoliticas -que efectivamente se estaba dando y que después se descomprimió cuando EEUU completó la invasión y renegoció con Francia y Alemania- y que era un punto de inflexión en la hegemonía norteamericana. Podemos discutir si este último pronóstico fue correcto o no -yo creo que sí- pero no se puede seguir discutiendo cualquier cosa, sin discutir claramente lo que cada uno dijo.
El problema no es reivindicar la teoría de Lenin, el problema es si todavía hay que dar cuenta de relaciones imperialistas, constitutivas al mundo capitalista, y tratarlas como tales, como un problema teórico y político de primera magnitud, y no algo a mencionar el las últimas páginas de los libros de manera eminentemente descriptiva..../...//.




 // El imperialismo y la economía política mundial hoy.- especiales, cuadernos del pensamiento critico latinoamericano


 Por Alex Callinicos
PRESENTACIÓN
A continuación ofrecemos un fragmento del texto de Alex Callinicos publicado en el quinto número de la revista Crítica y Emancipación. Buenos Aires, CLACSO, 2011. En él, Callinicos vuelve sobre el concepto del imperialismo a la luz de la crisis actual del capitalismo y en el contexto de la arquitectura financiera mundial vigente. Señala analogías y diferencias con el nacimiento del imperialismo británico en el siglo XIX, el papel de Alemania y el proceso que llevó durante la pasada centuria a la hegemonía de Estados Unidos. Focaliza en su trabajo la especificidad del imperialismo estadounidense, que se conforma al finalizar la Guerra Fría y los nuevos actores de la geopolítica mundial en los albores del siglo XXI y sus relaciones complementarias y/o competitivas. Entre ellos, el presente y el futuro de las relaciones Estados Unidos-China.
La especificidad del imperialismo estadounidense Robert Wade sugirió el siguiente experimento mental:
Suponga que usted es un aspirante a emperador romano en el mundo de hoy, de Estados soberanos, mercados internacionales y economías capitalistas. Para no tener que desplegar frecuentemente su peso militar necesitará actuar mediante la hegemonía en lugar de la coerción, y los demás deberán pensar que su predominio es el resultado natural de arreglos institucionales, fundados en el sentido común, que son justos y equitativos. Si usted –un actor unitario– pudiera crear resueltamente un marco internacional de normas de mercado para promover sus intereses, ¿qué tipo de sistema crearía? (2003: 77)..../...//.



del blog lukyrh.:
../...DEL IMPERIALISMO AL CAPIIMPERIALISMO 

El Capi-imperialismo es un sistema de formas sociales-estatales de capitalismo e imperialismo mancomunado,...por diversas formas aliadas,...LA TEORÍA SOBRE EL IMPERIALISMO DEFINIDA POR LENIN Y EL P.BOL. Y OTRAS INSTITUCIONES PLANTEA EL IMPERIALISMO COMO EXISTENTES EN VARIAS POTENCIAS FINANCIERAS, INDUSTRIALES Y MILITARES,...QUE DOMINABAN CIERTAS ZONAS MUNDIALES,...ENTRE LAS MISMAS POTENCIAS SE GUERREABAN CREANDO NORMALMENTE BLOQUES IMPERIALISTAS,...HOY EN DÍA SIGLO XXI EL PODER DEL IMPERIALISMO ES MANCOMUNADO, POR MEDIO O CON INSTITUCIONES FINANCIERAS UNIVERSALES ASOCIADAS CON INTERESES MANCOMUNADAS,...ENTRELAZADAS,...Y MUY INTERDEPENDIENTES,...QUE LES HAN HECHO HASTA AHORA DESDE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL IMPERIALISTA NO ENFRENTARSE DE LA MANERA EN QUE SE PRODUJO LAS DOS ANTERIORES, O SEA, DIRECTAMENTE,...EN DEFINITIVA UNOS 70 AÑOS.../...




MULTINACIONALES X Coloquio Internacional de Geocrítica
DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008
Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008
Universidad de Barcelona

EL PODER DE LAS EMPRESAS MULTINACIONALES
Joan-Eugeni Sánchez
Universitat de Barcelona


El poder de las grandes empresas multinacionales (Resumen)

A partir de la localización de las sedes de las grandes empresas multinacionales se aborda uno de los bloques de poder más importantes a escala mundial, por su volumen de actividad, por su capacidad de incidir sobre las economías nacionales, por su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y por la concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión. Se trata de uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.
Se toma como base las 500 mayores empresas mundiales, efectuando comparaciones entre 1996 y 2006, analizando sus estructuras empresarial, sectorial y territorial, para alcanzar a ver la significación de este poder empresarial.
Palabras clave: multinacionales, poder, globalización, mundialización, localización centros de decisión.


The Power of the World's Largest Corporations (Abstract)
From the location of the headquarters of the great multinational companies one of the blocks of being able more important on world-wide scale is approached. This power leans in its volume of activity, in its capacity to affect the national economies, in its extension on the assembly of the world-wide territory, and in the concentration in relatively few hands of its power of decision. One is one of the scopes of intervention more powerful than we can find at this moment.
It is taken as it bases the 500 greater world-wide companies, carrying out comparisons between 1996 and 2006,analyzing its enterprise, sectorial and territorial structures, to reach to see the meaning of this enterprise power.
Key words: transnational corporations, power, globalization, headquarters location.


Las grandes empresas multinacionales mundiales. De qué estamos hablando[1]
Interesarse por las grandes empresas multinacionales es abordar uno de los bloques de poder más importantes a escala mundial, en la medida en que su volumen de actividad, así como su capacidad de incidir sobre las economías nacionales, su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y la concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión, hacen de ellas uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.
Para adentrarnos en su conocimiento, centraremos este trabajo en analizar algunos aspectos de continuidad y cambio en el poder y en la estructura empresarial territorial de las grandes empresas multinacionales. Tomaremos como ámbito temporal el período que abarca 1996 a 2006. Como fuente principal de información nos serviremos de los datos que publica anualmente la revista Fortune[2], que comprenden las 500 mayores empresas multinacionales a escala mundial, con datos sobre localización de la sede, ingresos, empleos y beneficios.
¿De qué estamos hablando? El conjunto de las 500 mayores empresas multinacionales ofrece unos volúmenes de movilización directa de recursos y de trabajadores de una extraordinaria y creciente magnitud. Para tener algún punto de referencia de esta magnitud hemos elaborado el Cuadro 1, que nos permite contrastar lo que representa su volumen de actividad con relación al PIB mundial. Los ingresos conjuntos que alcanzan en un año son superiores al PIB de todo conjunto de la UE o de los Estados Unidos. Con relación al conjunto del PIB mundial, a partir de los datos que suministra el FMI, vemos que se incrementa a lo largo de estos años, pasando de representar el equivalente del 38 por ciento al 43 por ciento entre 1996 y 2006. Esta simple comparación nos aporta ya una clara idea que su poder económico en el mundo. Para hacernos una composición del lugar más matizada hemos incluido el PIB anual de los mayores países productores.

Cuadro 1. Comparación entre las 500 mayores empresas mundiales y valores macroeconómicos por países
La otra componente de interés viene representada por el volumen de ocupación que requieren. La espectacularidad de los datos nos hace ver que en 2006 daban empleo directo a casi 53 millones de trabajadores, lo que representa una media de ocupación que supera los 100.000 empleos directos para cada una de estas empresas. A pesar de todo, estas cifras no alcanzan la proporción que comparativamente representa su volumen de negocios, aun cuando en su total presenten un volumen de ocupación superior al de muchos de los países más desarrollados (Cuadro 1)..../...//.




del blog lukyrh.:.../...EL CAPIIMPERIALISMO, FASE ORIGINARIA DE ACUMULACIÓN MUNDIAL PARA LA CONQUISTA INTERPLANETARIA

Este sistema social mundial,...la alianza por las buenas o por las malas entre potentes estados capitalistas e imperialistas,...y los subalternos,...sean Brics, como Rusia, R.P. China, Brasil y otros más; sean solo emergentes más periféricos, como Jordania, Niger, Uruguay,...continuará,...¡¡.


Si no recordamos mal, al Colectivo Odiodeclase.org, lo conocemos desde hace una año,...por medio de la máquina e Internet,...últimamente le prestamos más atención,...¡¡; y hemos entrado en sus temáticas de formación y a priori- observado un déficit en análisis e investigaciones sobre economía política contemporánea,...Mucho análisis político, concreto,..casi del momento para sus actuaciones políticas,...SIN ANALISIS Y SIN POSICIONES DE CRITICA A LA ECONOMÍA POLÍTICA, ACTUAL, HISTÓRICA E INCLUSO DE FUTURO,...NO SE PUEDE DESARROLLAR UNA LÍNEA PROLETARIA Y REVOLUCIONARIA,...QUE SUPERE A LO CLÁSICO M-L-M,...O TODO LO QUE SEA Y HAYA ESCRITO,...¡¡. SI NO SE SUPERA A LO OFICIAL DEL PENSAMIENTO MARXISTA,...SE QUEDA UNO ANCLADO,...Y ESO ES LO QUE OCURRE DESDE HACE CASI CERCA DE UN SIGLO,...LO DECIMOS CLARO: " EL MARXISMO SE DEJÓ DE DESARROLLAR, ESA HERRAMIENTA DEL PROLETARIADO,...CON LA MUERTE DE LENIN,...INCLUSO SE PODRÍA DECIR QUE ALGUNAS COSAS DE LENIN NO ERAN PROLETARIA-REVOLUCIONARIAS,...

CUANDO EN  LA DÉCADA DEL 60 Y SETENTA,...ALGUNAS ORGANIZACIONES COMUNISTAS HABLABAN Y SE ROMPÍAN LA CABEZA CON LA CRISIS DEL MARXISMO,...ERA PORQUE NO SACABAN NADA NUEVO,...Y LO QUE SACABAN, NO LO DESARROLLABAN Y APLICABAN,...PORQUE ESTABAN COGIDOS POR EL DOGMATISMO Y LAS LÍNEAS DE LOS CLÁSICOS,...NO SABÍAN ROMPER Y TIRAR ADELANTE CON SUS CONCLUSIONES ANALÍTICAS,...-UNA COA ES ESTUDIAR A LOS CLASICOS MARXISTAS,...¡¡-UF-,...Y OTRA ES ESTUDIAR LA REALIDAD PARA SABER TRANSFORMARLA: QUE ESTA ES LA ESENCIA DE LA DIALÉCTICA MATERIALISTA,...DEL SOCIALISMO CIENTFICO,...



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LUNES, 23 DE JUNIO DE 2014


Lenin sobre la necesidad de unir el movimiento obrero con el socialismo

[Nota de ODC: este texto de Lenin forma parte del documento Tareas Urgentes de Nuestro Movimiento escrito en noviembre de 1900. En él Lenin recalca la importancia de unir el movimiento obrero con el comunismo, de llevar la ideología proletaria comunista al movimiento obrero para que la clase obrera tome conciencia de que su emancipación tiene que ser obra de ella misma. Uno de los principales problemas que tiene actualmente el movimiento comunista es que no logra llevar y asumir la ideología comunista en el seno del movimiento obrero, lo cual es un problema cardinal que sino se resuelve es imposible avanzar hacia la revolución proletaria.]

"La socialdemocracia (así se hacia llamar el movimiento comunista en esa época) es la unión del movimiento obrero con el socialismo. Su cometido no estriba en servir pasivamente al movimiento obrero en cada una de sus fases, sino en representar los intereses de todo el movimiento en su conjunto, señalar a este movimiento su objetivo final, sus tareas políticas y salvaguardar su independencia política e ideológica. Desligado de la socialdemocracia, el movimiento obrero se achica y se transforma en un movimiento burgués por sostener exclusivamente la lucha económica. La clase obrera pierde su independencia política, se convierte en apéndice de otros partidos y traiciona el precepto ” La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma”.

Hay que preparar hombres que no consagren a la revolución sus tardes libres, sino toda su vida; hay que preparar una organización tan numerosa, que pueda aplicar una rigurosa división del trabajo en los distintos aspectos de nuestra actividad. "


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SÁBADO, 14 DE JUNIO DE 2014


F. Engels: El comunismo no procede de principios, sino de hechos

Nota de ODC: el izquierdismo es la otra cara del derechismo. Es bueno saber que los trotskistas se opusieron a la Nueva Economía Política (NEP) defendida por Lenin para enfrentar las dificultades que atravesaba en esos momentos el primer estado socialista, con argumentos izquierdistas. También es bueno saber que los trotskistas negaban la alianza con el campesinado pobre como principal aliado del proletariado, también utilizando argumentos izquierdistas. También los trotskistas se oponían a la construcción del socialismo en un solo país pues según ellos era inviable. En la guerra de liberación nacional contra la invasión japonesa los trotskistas intentaron sabotear la alianza del Partido Comunista Chino con el nacionalista Kuomintang , defendida por el camarada Stalin, para derrotar y expulsar al imperialismo japonés. Y así un largo etc. de actuaciones de trotskistas y seudo-izquierdistas que desde un supuesto izquierdismo en realidad convergen con la Reacción y el Imperialismo. Actualmente hay muchas organizaciones que reclamándose "comunistas" y "revolucionarias" las posiciones que defienden y a quien dedican todos sus ataques resultan francamente sospechosas.
Recordar en este sentido que el trotskismo se demostró que coopero con la Alemania nazi:
  • Evidencia de la Colaboración de Leon Trotsky con Alemania y el Japón.
  • Sobre algunas cuestiones de la historia del bolchevismo
No se deben tomar a broma las denuncias que hemos publicado sobre el grupo "Bandera Roja" de Venezuela, que siendo un caso muy descarado, solo es la punta del iceberg y existen muchos otros casos menos descarados que guardan más las formas pero siguen los mismos objetivos:
  • El grupo "Bandera Roja" de Venezuela, es un engendro oscuro al servicio del Imperialismo Yanki 
  • La más visible militante de Bandera Roja (Venezuela​) compartiendo actos con la derecha golpista
"Con bastante frecuencia en el movimiento revolucionario se escuchan y debaten tesis o posiciones políticas sustentadas en tácticas o consignas “ultraizquierdistas” que buscan ser aplicadas en cualquier escenario y momento, sin tomar en cuenta las circunstancias reales existentes"
"posiciones, que muchas veces provienen de elementos que en realidad representan a los intereses de los enemigos de los trabajadores y los pueblos"


Jueves 29 de mayo de 2014


Con bastante frecuencia en el movimiento revolucionario se escuchan y debaten tesis o posiciones políticas sustentadas en tácticas o consignas “ultraizquierdistas” que buscan ser aplicadas en cualquier escenario y momento, sin tomar en cuenta las circunstancias reales existentes. En la confrontación a esas posiciones, que muchas veces provienen de elementos que en realidad representan a los intereses de los enemigos de los trabajadores y los pueblos, y sobre todo en la confrontación con la realidad del mundo en el que la sociedad se desenvuelve, se ha ido configurando y desarrollando el pensamiento marxista.
A eso se debe que la obra teórica de los clásicos del marxismo afirma concepciones y principios al tiempo que polemiza y desenmascara con personajes y puntos de vista que buscan descarrillar la acción del movimiento obrero y revolucionario.

Como parte de ese debate teórico-político encontramos un texto escrito por Federico Engels en el año 1847: “Los comunistas y Karl Heinzen”, del que en esta ocasión publicamos algunos extractos.

La polémica surge a propósito de la difusión que Heinzen hiciese de puntos de vista, aparentemente radicales, para enfrentar un escenario político (en Alemania que enfrentaba el poder señorial) en el que se imponía levantar banderas democráticas, pero pregonaba propuestas “muy parecidas a las que los comunistas proponen para preparar el camino hacia la abolición de la propiedad privada” (Engels).

Las demandas que Heinzen tomaba de los comunistas eran, por ejemplo, frenar la concentración de los grandes capitales, restringir el derecho de herencia, organizar el trabajo por el Estado. Engels asume que estas “son, como medidas revolucionarias, no sólo posibles, sino incluso necesarias”, pero Heinzen no las presentaba como preparatorias en el curso de la lucha por la conquista del poder “sino como medidas definitivas. No como medios, sino como fines”. No las relacionaba con una situación revolucionaria, “sino con una situación pacífica, burguesa”, es decir, que podían ser aplicadas en la misma sociedad capitalista.
Engels calificó a Heinzen como “un antiguo liberal, un funcionario de baja categoría que en 1844 aún se entusiasmaba con el legítimo progreso y la precaria Constitución alemana y no iba más allá de susurrar en privado que quizá sería deseable y posible una república, por supuesto en un futuro lejano.” Pero como el régimen político no daba espacio a esos sueños huyó de Alemania y “avanzó” en sus posiciones, pasando del liberalismo a un “radicalismo sediento de sangre”.

Para comprender el contexto en el que se produjo el debate en mención –y cómo deben actuar los comunistas en circunstancias similares- extreamos un párrafo del artículo de Engels:

En las actuales circunstancias, lejos de emprender fútiles disputas con los demócratas, los comunistas se posicionan como demócratas a la hora de abordar todas las cuestiones prácticas del partido, de momento. En todos los países civilizados, la consecuencia necesaria de la democracia es el dominio político del proletariado, y este poder proletario es la primera condición para implantar cualquier medida comunista. Hasta que se logre la democracia, los comunistas y los demócratas luchan juntos, mientras sus intereses coinciden. Hasta entonces, las diferencias entre ambos partidos son puramente teóricas y pueden debatirse a nivel teórico sin que ello suponga perjudicar su acción común. De hecho, podrán ponerse de acuerdo en muchas medidas que se tendrán que llevar a cabo en interés de las clases anteriormente oprimidas, cuando se logre la democracia, como por ejemplo la gestión de la gran industria y los ferrocarriles por el Estado, la educación de todos los niños a expensas del Estado, etc.”.

Una parte sustancial de este trabajo de Engels aclara lo que es el comunismo y las circunstancias históricas en las que se desarrolla. Respecto de eso reproducimos lo siguiente:

"… El Sr. Heinzen se imagina que el comunismo es una doctrina que procede de un principio teórico central y saca conclusiones a partir de aquí. El Sr. Heinzen está muy equivocado. El comunismo no es una doctrina, sino un movimiento; no procede de principios, sino de hechos. Los comunistas no parten de tal o cual filosofía, sino de todo el curso de la historia anterior y particularmente de los resultados reales a los que se ha llegado actualmente en los países civilizados. El comunismo procede de la gran industria y sus consecuencias, del establecimiento del mercado mundial, de su correspondiente competencia desatada, de las crisis comerciales cada vez más violentas y universales, que se han convertido ya en crisis en toda regla del mercado mundial, de la creación del proletariado y de la concentración del capital, de la lucha de clases resultante entre proletariado y burguesía. El comunismo, como teoría, es la expresión teórica de la posición del proletariado en esta lucha y la síntesis teórica de las condiciones para la liberación del proletariado.

Ahora el Sr. Heinzen, sin duda, se dará cuenta de que valorar el comunismo consiste en algo más que simplemente considerar la abolición de la propiedad privada como su eje; de que más le valdría estudiar un poco de economía política que ponerse a cotorrear salvajemente sobre la abolición de la propiedad privada;…

(…) el señor Heinzen se mueve con tal grosera ignorancia que llega incluso a decir que "el empleo común de las riquezas de la tierra" (qué expresión más fina) es consecuencia de la abolición de la propiedad privada. Precisamente es todo lo contrario. A consecuencia de la gran industria, el desarrollo de la maquinaria, de las comunicaciones y del comercio mundial está adquiriendo proporciones tan gigantescas que su explotación por los capitalistas individuales cada día se vuelve más difícil; y las crisis crecientes del mercado mundial son la prueba más palpable de todo esto; las fuerzas productivas y medios de intercambio que caracterizan al actual modo de producción e intercambio se desarrollan constantemente, hasta llegar a un punto en que se hacen incompatibles con el intercambio individual y la propiedad privada; porque, en fin, se acerca el momento en el que la gestión común de la industria, de la agricultura y del intercambio se convertirá en una necesidad material para la industria, la agricultura y el intercambio mismos –y por esta razón la propiedad privada será abolida–.”

¿Cuáles son las tareas de la prensa de un partido? Debatir, lo primero y lo más importante, explicar, exponer y defender las reivindicaciones del partido, así como combatir y refutar las reivindicaciones y las afirmaciones del partido enemigo." F. Engels

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VIERNES, 13 DE JUNIO DE 2014


Stalin sobre cómo debe actuar el proletariado y que vía debe seguir para derrocar el capitalismo y construir el socialismo


"¿Cómo debe actuar el proletariado, qué vía debe seguir para realizar conscientemente su programa, derrocar el capitalismo y construir el socialismo?

La respuesta es clara: el proletariado no podrá alcanzar el socialismo mediante la conciliación con la burguesía; indefectiblemente tiene que emprender el camino de la lucha, y está debe ser una lucha de clases, la lucha de todo el proletariado contra toda la burguesía. ¡ O la burguesía con su capitalismo, o el proletariado con su socialismo! Esta debe ser la base de la acción del proletariado, la base de su lucha de clase.

Ahora bien, la lucha de clase del proletariado reviste formas muy diversas. Lucha de clases es, por ejemplo, la huelga, lo mismo parcial que general. Lucha de clase, es indudablemente, el boicot, el sabotaje. Lucha de clase son también las manifestaciones, la participación en los órganos representativos y otros, lo mismo si son parlamentos centrales que órganos de la administración autónoma local. Todos ello son formas distintas de una y la misma lucha de clase. No vamos a esclarecer aquí cuál de estas formas tiene más importancia para el proletariado en su lucha de clase; nos limitaremos a señalar que a su debido tiempo y en su debido lugar cada una de ellas es indudablemente necesaria para el proletariado, como medio indispensable del desarrollo de su conciencia de clase y de su organización. Y la conciencia de clase y la organización son para el proletariado tan necesarias como el aire. Pero se debe observar también que todas estas formas de lucha no son para el proletariado más que medios preparatorios, que ninguna de estas formas, tomada por separado, es el medio decisivo que ha de permitir al proletariado destruir el capitalismo. No se puede destruir el capitalismo exclusivamente con la huelga general: la huelga general solo puede preparar algunas condiciones para destruir el capitalismo. Es inconcebible que el proletariado pueda derrocar el capitalismo con su mera participación en el parlamento: con ayuda del parlamentarismo pueden únicamente ser preparadas algunas condiciones para el derrocamiento del capitalismo.

¿Cuál es, pues, el medio decisivo que ha de permitir al proletariado derrocar el régimen capitalista?

Este medio es la revolución socialista.

Las huelgas, el boicot, el parlamentarismo, las manifestaciones, todas esas formas de lucha son buenas como medios que preparan y organizan al proletariado. Pero ni uno solo de estos medios puede destruir la desigualdad existente. Es necesario que todos ellos se concentren en un medio principal y decisivo; el proletariado necesita alzarse y emprender un ataque decidido contra la burguesía, para destruir el capitalismo hasta sus cimientos. Este medio principal y decidido es, precisamente la revolución socialista.

No se puede considerar la revolución socialista como un golpe inesperado y fugaz; es una lucha prolongada de las masas proletarias, que van derrotando a la burguesía, arrebatándole sus posiciones. Y como la victoria del proletariado será al mismo tiempo el dominio sobre la burguesía vencida, como durante el choque de las clases la derrota de una clase significa el dominio de la otra, la primera fase de la revolución socialista será el dominio político del proletariado sobre la burguesía.

La dictadura socialista del proletariado, la conquista del Poder por el proletariado: he ahí por donde debe comenzar la revolución socialista.

Y esto quiere decir que mientras la burguesía no haya sido completamente vencida, mientras no le sean confiscadas sus riquezas, el proletariado debe, indefectiblemente, tener a sus disposición una fuerza militar, debe, indefectiblemente, disponer de su propia "guardia proletaria" -como el proletariado de París durante la Comuna- para rechazar con su ayuda los ataques contrarrevolucionarios de la burguesía agonizante.

La dictadura socialista del proletariado es imprescindible para que con su ayuda el proletariado pueda expropiar a la burguesía, para que con su ayuda pueda confiscar a toda la burguesía la tierra, los bosques, las fábricas, las máquinas, los ferrocarriles, etc.

La expropiación de la burguesía: he aquí a donde debe conducir la revolución socialista.

Tal es el medio principal y decisivo que ha de permitir al proletariado derrocar el régimen capitalista moderno.

Por eso Carlos Marx decía ya en 1847:
"... El primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante... El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos... del proletariado organizado como clase dominante... " (v. "Manifiesto Comunista").

He aquí el camino por el que debe ir el proletariado, si quiere realizar el socialismo.
De este principio general derivan todas las demás concepciones tácticas. Las huelgas, el boicot, las manifestaciones y el parlamentarismo tienen importancia tan sólo en la medida en que contribuyen a organizar al proletariado, a fortalecer y ampliar sus organizaciones para llevar a efecto la revolución socialista.

Así, pues, para la realización del socialismo es necesaria la revolución socialista, y la revolución socialista debe comenzar por la dictadura del proletariado, es decir, el proletariado debe tomar en sus manos el Poder político para, con su ayuda, expropiar a la burguesía.

Mas todo eso requiere la organización del proletariado, la cohesión del proletariado, su unión, la creación de fuertes organizaciones proletarias y su desarrollo incesante."
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Este texto es parte del documento del camarada José Stalin titulado¿Anarquismo o socialismo?.

«Federico Engels», de V.I. Lenin (3ª y última parte)

(Extractos del artículo de Vladimir I. Lenin escrito con ocasión del fallecimiento de Engels en 1895. Extraído de las Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1980).

Engels se hizo socialista sólo en Inglaterra. En Manchester se puso en contacto con militantes del movimiento obrero inglés y empezó a colaborar en las publicaciones socialistas inglesas. En 1844, al pasar por París de regreso a Alemania, conoció a Marx, con quien ya mantenía correspondencia. En París, bajo la influencia de los socialistas franceses y de la vida en Francia, Marx también se hizo socialista. Allí fue donde los dos amigos escribieron La sagrada familiao crítica de la crítica crítica.Esta obra, escrita en su mayor parte por Marx, y que fue publicada un año antes de aparecer La situación de la clase obrera en Inglaterra, sienta las bases del socialismo materialista revolucionario, cuyas ideas principales hemos expuesto más arriba. La sagrada familia es un apodo irónico dado a dos filósofos, los hermanos Bauer, y a sus discípulos. Estos señores practicaban una crítica fuera de toda realidad, por encima de los partidos y de la política, que negaba toda actividad práctica y sólo contemplaba "críticamente" el mundo circundante y los sucesos que ocurrían en él. Los señores Bauer calificaban desdeñosamente al proletariado como una masa sin espíritu crítico. Marx y Engels protestaron enérgicamente contra esa tendencia absurda y nociva. En nombre de la verdadera personalidad humana, la del obrero pisoteado por las clases dominantes y por el Estado, exigieron, no una actitud contemplativa, sino la lucha por una mejor organización de la sociedad. Y, naturalmente, vieron en el proletariado la fuerza capaz de desarrollar esa lucha en la que está interesado. Antes de la aparición deLa sagrada familia, Engels había publicado ya en la revista Anales franco-alemanes, editada por Marx y Ruge, su Estudio crítico sobre la economía politica, en el que analizaba, desde el punto de vista socialista, los fenómenos básicos del régimen económico contemporáneo, como consecuencia inevitable de la dominación de la propiedad privada. Sin duda, su vinculación con Engels contribuyó a que Marx decidiera ocuparse de la economía política, ciencia en la que sus obras produjeron toda una revolución.

De 1845 a 1847 Engels vivió en Bruselas y en París, alternando los estudios científicos con las actividades prácticas entre los obreros alemanes residentes en dichas ciudades.  Allí Engels y Marx se relacionaron con una asociación clandestina alemana, la "Liga de los Comunistas" que les encargó expusieran los principios fundamentales del socialismo elaborado por ellos. Así surgió el famoso Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, que apareció en 1848. Este librito vale por tomos enteros: inspira y anima, aún hoy, a todo el proletariado organizado y combatiente del mundo civilizado.

La revolución de 1848, que estalló primero en Francia y se extendió después a otros países de Europa occidental determinó que Marx y Engels regresaran a su patria. Allí en la Prusia renana, asumieron la dirección de la Nueva Gaceta Renana, periódico democrático que aparecía en la ciudad de Colonia. Los dos amigos eran el alma de todas las aspiraciones democráticas revolucionarias de la Prusia renana. Ambos defendieron hasta sus últimas consecuencias los intereses del pueblo y de la libertad, contra las fuerzas de la reacción. Como se sabe, éstas triunfaron, Nueva Gaceta Renana fue prohibida, y Marx, que durante su emigración había perdido los derechos de súbdito prusiano, fue expulsado del país; en cuanto a Engels, participó en la insurrección armada del pueblo, combatió en tres batallas por la libertad, y una vez derrotados los insurgentes se refugió en Suiza, desde donde llegó a Londres.

« ¿Dónde está Carlos Marx cuando mas lo necesitamos? » Siempre, pero tal vez hoy más que nunca, los comunistas y  los miembros mas avanzados de la clase trabajadora necesitan la luz de la teoría para informar su práctica cotidiana dirigida al derrocamiento de una forma social, la capitalista, que ya poco puede ofrecer salvo guerras aún mas destructivas y opresión.  
También Marx fue a vivir a Londres; Engels no tardó en emplearse de nuevo, y después se convirtió en socio de la misma casa de comercio de Manchester en la que había trabajado en la década del 40. Hasta 1870 vivió en Manchester, y Marx en Londres, lo cual no les impidió estar en estrecho contacto espiritual: se escribían casi a diario. En esta correspondencia los amigos intercambiaban sus opiniones y conocimientos, y continuaban elaborando en común el socialismo científico. En 1870, Engels se trasladó a Londres, y hasta 1883, año en que murió Marx, continuaron esa vida intelectual compartida, plena de intenso trabajo. Como fruto de la misma surgió, por parte de Marx, El Capital, la obra más grandiosa de nuestro siglo sobre economía política, y por parte de Engels, toda una serie de obras más o menos extensas. Marx trabajó en el análisis de los complejos fenómenos de la economía capitalista. Engels esclarecía en sus obras, escritas en un lenguaje muy ameno, polémico muchas veces, los problemas científicos más generales y los diversos fenómenos del pasado y el presente, inspirándose en la concepción materialista de la historia y en la doctrina económica de Marx.

De estos trabajos de Engels citaremos la obra polémica contra Dühring (en ella el autor analiza los problemas más importantes de la filosofía, las ciencias naturales y la sociología), El origen de la familiala propiedad privada y el Estado (traducida al ruso y editada en San Petersburgo, 3a ed. de 1895), Ludwig Feuerbach (traducción al ruso y notas de J. Plejánov, Ginebra, 1892), un artículo sobre la política exterior del gobierno ruso (traducido al ruso y publicado en Sotsial-Demokrat, núms. 1 y 2, en Ginebra), sus magníficos artículos sobre el problema de la vivienda, y finalmente, dos artículos, cortos pero muy valiosos, sobre el desarrollo económico de Rusia (Federico Engels sobre Rusia, traducción rusa de V. Zasúlich, Ginebra 1894).

Marx murió sin haber podido terminar en forma definitiva su grandiosa obra sobre el capital. Sin embargo, estaba concluida en borrador, y después de la muerte de su amigo, Engels emprendió la ardua tarea de redactar y publicar los tomos II y III. En 1885 editó el II y en 1894 el III (no tuvo tiempo de redactar el IV). Estos dos tomos le exigieron muchísimo trabajo. El socialdemócrata austríaco Adler observó con razón que, con la edición de los tomos II y III de El Capital, Engels erigió a su genial amigo un monumento majestuoso en el cual, involuntariamente, grabó también con trazos indelebles su propio nombre. En efecto, esos dos tomos de El Capital son la obra de los dos, Marx y Engels. Las leyendas de la antiguedad relatan diversos ejemplos de emocionante amistad. El proletariado europeo puede decir que su ciencia fue creada por dos sabios y luchadores cuyas relaciones superan a todas las conmovedoras leyendas antiguas sobre la amistad entre los hombres. Siempre, y por supuesto, con toda justicia, Engels se posponía a Marx. "Al lado de Marx -- escribió a un viejo amigo suyo -- siempre toqué el segundo violín." Su afecto por Marx mientras vivió, y su veneración a la memoria del amigo desaparecido fueron infinitos. Este luchador austero y pensador profundo, tenía una gran sensibilidad.

Durante su exilio, después del movimiento de 1848-1849, Marx y Engels se dedicaron no sólo a la labor científica. Marx fundó en 1864 la "Asociación Internacional de los obreros" que dirigió durante un decenio. También Engels participó activamente en sus tareas. La actividad de la "Asociación Internacional" que, de acuerdo con las ideas de Marx, unía a los proletarios de todos los países, tuvo una enorme importancia para el desarrollo del movimiento obrero. Pero inclusive después de haber sido disuelta dicha asociación en la década del 70, el papel de Marx y Engels como unificadores de la clase obrera no cesó. Por el contrario, puede afirmarse que su importancia como dirigentes espirituales del movimiento obrero seguía creciendo constantemente, porque el propio movimiento continuaba desarrollándose sin cesar. Después de la muerte de Marx, Engels siguió siendo el consejero y dirigente de los socialistas europeos. A él acudían en busca de consejos y directivas tanto los socialistas alemanes, cuyas fuerzas iban en constante y rápido aumento, a pesar de las persecuciones gubernamentales, como los representantes de países atrasados, por ejemplo españoles, rumanos, rusos, que se veían obligados a estudiar minuciosamente y medir con toda cautela sus primeros pasos. Todos ellos aprovechaban el riquísimo tesoro de conocimientos y experiencias del viejo Engels.

Marx y Engels, que conocían el ruso y leían las obras aparecidas en ese idioma, se interesaban vivamente por Rusia, seguían con simpatía el movimiento revolucionario y mantenían relaciones con revolucionarios rusos. Antes de ser socialistas, los dos habían sido demócratas y el sentimiento democrático de odio a la arbitrariedad política estaba profundamente arraigado en ellos. Este sentido político innato, agregado a una profunda comprensión teórica del nexo existente entre la arbitrariedad política y la opresión económica, así como su riquísima experiencia de la vida, hicieron que Marx y Engels fueran extraordinariamente sensibles en el aspecto político. Por lo mismo, la heroica lucha sostenida por un puñado de revolucionarios rusos contra el poderoso gobierno zarista halló en el corazón de estos dos revolucionarios probados la más viva simpatía. Y por el contrario, era natural que la intención de volver la espalda a la tarea inmediata y más importante de los socialistas rusos -- la conquista de la libertad política --, en aras de supuestas ventajas económicas, les pareciese sospechosa e incluso fuese considerada por ellos como una traición a la gran causa de la revolución social."La emancipación del proletariado debe ser obra del proletariado mismo", enseñaron siempre Marx y Engels. Y para luchar por su emancipación económica, el proletariado debe conquistar determinados derechospolíticos. Además, Marx y Engels veían con toda claridad que una revolución política en Rusia tendría también una enorme importancia para el movimiento obrero de Europa occidental. La Rusia autocrática ha sido siempre el baluarte de toda la reacción europea. La situación internacional extraordinariamente ventajosa en que colocó a Rusia la guerra de 1870, que sembró por largo tiempo la discordia entre Alemania y Francia, no hizo, por supuesto, más que aumentar la importancia de la Rusia autocrática como fuerza reaccionaria. Sólo una Rusia libre, que no tuviese necesidad de oprimir a los polacos, finlandeses, alemanes, armenios y otros pueblos pequeños, ni de azuzar continuamente una contra otra a Francia y Alemania, daría a la Europa contemporánea la posibilidad de respirar aliviada del peso de las guerras, debilitaría a todos los reaccionarios de Europa y aumentaría las fuerzas de la clase obrera europea. Por lo mismo, Engels, deseó fervientemente la instauración de la libertad política en Rusia, pues también contribuiría al éxito del movimiento obrero en Occidente. Con su muerte los revolucionarios rusos han perdido al mejor de sus amigos.

¡Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado!

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MIÉRCOLES, 11 DE JUNIO DE 2014


STALIN: EL SOCIALISMO PROLETARIO*


[Nota de ODC: en estas citas el camarada Stalin expone con claridad y brillantez las motivos y los objetivos de la lucha de los comunistas. Recomendamos se preste la máxima atención a estas citas del camarada Stalin, que además son muy didácticas]


"¿Que es el Socialismo Proletario?
El régimen actual es el régimen capitalista. Esto significa que el mundo esta dividido en dos campos opuestos, el campo de un pequeño puñado de capitalistas y el campo de la mayoría: el campo de los proletarios. Los proletarios trabajan día y noche, pero, con todo, siguen siendo pobres. Los capitalistas no trabajan, pero son ricos. Y esto no ocurre porque a los proletarios les falte inteligencia y los capitalistas sean unos hombres geniales, sino porque los capitalistas se apropian de los frutos del trabajo de los proletarios, porque los capitalistas explotan a los proletarios.

¿Por qué se apropian de los frutos del trabajo de los proletarios precisamente los capitalistas, y no los mismos proletarios? ¿Por qué explotan los capitalistas a los proletarios, y no los proletarios a los capitalistas?

Porque el régimen capitalista se basa en la producción mercantil: aquí todo adquiere el carácter de mercancía, en todas partes reina el principio de compraventa. Aquí podéis comprar no sólo los artículos de consumo, no sólo los productos alimenticios, sino también la fuerza de trabajo de los hombres, su sangre, su conciencia. Los capitalistas lo saben y compran la fuerza de trabajo de los proletarios, los contratan. Y esto significa que los capitalistas se convierten en los dueños de la fuerza de trabajo comprada por ellos. Los proletarios, en cambio, pierden el derecho de esta fuerza de trabajo vendida. Es decir, lo que elabora esta fuerza de trabajo no pertenece ya a los proletarios, sino exclusivamente a los capitalistas, a cuyos bolsillos va a parar.

... los capitalistas compran la fuerza de trabajo de los proletarios, contratan a los proletarios, y precisamente por ello los capitalistas se embolsan los frutos del trabajo de los proletarios, precisamente por ello los capitalistas explotan a los proletarios, y no los proletarios a los capitalistas. 
....
Porque la base principal del régimen capitalista es la propiedad privada de los instrumentos y de los medios de producción. Porque las fábricas, la tierra y sus entrañas, los bosques, los ferrocarriles, las máquinas y otros medios de producción han sido convertidos en propiedad privada de un pequeño puñado de capitalistas.

... los proletarios venden su fuerza de trabajo a los capitalistas; en caso contrario, morirían de hambre. Tal es la base de la sociedad capitalista moderna.

La sociedad futura será una sociedad socialista. Esto significa, ante todo, que en ella no habrá clases de ninguna especie: no habrá ni capitalistas ni proletarios, y tampoco habrá, por lo tanto, explotación. En ella solo habrá trabajadores que producirán colectivamente.

La sociedad futura será una sociedad socialista. Esto significa, en fin, que en ella, a la par que el trabajo asalariado, será destruida toda propiedad privada sobre los instrumentos y los medios de producción. 

En ella no habrá ni pobres -proletarios- ni ricos -capitalistas-: en ella habrá tan solo trabajadores que posean colectivamente toda la tierra y sus entrañas, todos los bosques, todas las fábricas, todos los ferrocarriles, etc.

Como veis, el fin principal de la futura producción es satisfacer directamente las necesidades de la sociedad, y no producir mercancías destinadas a la venta para aumentar las ganancias de los capitalistas. En ella no habrá lugar para la producción mercantil, para la lucha por la ganancia, etc.

Está claro también que la futura producción será una producción organizada de modo socialista, muy desarrollada, que habrá de tener en cuenta las necesidades de la sociedad y producir precisamente cuanto está necesite. En ella no tendrá cabida ni la dispersión de la producción, ni la competencia, ni las crisis, ni el desempleo.

Allí donde no hay clases, allí donde no hay ricos ni pobres, no hay necesidad del Estado, no hay necesidad de un Poder político que oprima a los pobres y defienda a los ricos. Por consiguiente, en la sociedad socialista no habrá necesidad de que exista el Poder político.
....
En la fase superior de la sociedad comunista (es decir, socialista), cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo y, con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas... , sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera:"De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades" (v. "Crítica al programa de Gotha")."


* Estas citas son parte del documento del camarada José Stalin titulado¿Anarquismo o socialismo?.

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MARTES, 10 DE JUNIO DE 2014


«Federico Engels», de V.I. Lenin (2ª Parte)

(Extractos del artículo de Vladimir I. Lenin escrito con ocasión del fallecimiento de Engels en 1895. Extraído de las Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1980).

Engels nació en 1820, en la ciudad de Barmen, provincia renana del reino de Prusia. Su padre era fabricante. En 1838, se vio obligado por motivos familiares, antes de terminar los estudios secundarios, a emplearse como dependiente en una casa de comercio de Bremen. Este trabajo no le impidió ocuparse de su capacitación científica y política. Cuando era todavía estudiante secundario, llegó a odiar la autocracia y la arbitrariedad de los funcionarios. El estudio de la filosofía lo llevó aún más lejos. En aquella época predominaba en la filosofía alemana la doctrina de Hegel, de la que Engels se hizo partidario. A pesar de que el propio Hegel era admirador del Estado absolutista prusiano, a cuyo servicio se hallaba como profesor de la Universidad de Berlín, su doctrina era revolucionaria.

La fe de Hegel en la razón humana y en los derechos de ésta, y la tesis fundamental de la filosofía hegeliana, según la cual existe en el mundo un constante proceso de cambio y desarrollo, condujeron a los discípulos del filósofo berlinés que no querían aceptar la realidad, a la idea de que la lucha contra esa realidad, la lucha contra la injusticia existente y el mal reinante procede también de la ley universal del desarrollo perpetuo. Si todo se desarrolla, si ciertas instituciones son remplazadas por otras, ¿por qué, entonces, deben perdurar eternamente el absolutismo del rey prusiano o del zar ruso, el enriquecimiento de una ínfima minoría a expensas de la inmensa mayoría, el dominio de la burguesía sobre el pueblo? La filosofía de Hegel hablaba del desarrollo del espíritu y de las ideas: era idealista. Del desarrollo del espíritu deducía el de la naturaleza, el del hombre y el de las relaciones entre los hombres en la sociedad. Marx y Engels conservaron la idea de Hegel sobre el perpetuo proceso de desarrollo , y rechazaron su preconcebida concepción idealista; el estudio de la vida real les mostró que el desarrollo del espíritu no explica el de la naturaleza, sino que por el contrario conviene explicar el espíritu a partir de la naturaleza, de la materia. . .

Contrariamente a Hegel y otros hegelianos, Marx y Engels eran materialistas. Enfocaron el mundo y la humanidad desde el punto de vista materialista, y comprobaron que, así como todos los fenómenos de la naturaleza tienen causas materiales, así también el desarrollo de la sociedad humana está condicionado por el de fuerzas materiales, las fuerzas productivas. Del desarrollo de estas últimas dependen las relaciones que se establecen entre los hombres en el proceso de producción de los objetos necesarios para satisfacer sus necesidades. Y son dichas relaciones las que explican todos los fenómenos de la vida social, las aspiraciones del hombre, sus ideas y sus leyes. El desarrollo de las fuerzas productivas crea las relaciones sociales, que se basan en la propiedad privada; pero hoy vemos también cómo ese mismo desarrollo de las fuerzas productivas priva a la mayoría de toda propiedad para concentrarla en manos de una ínfima minoría. Destruye la propiedad, base del régimen social contemporáneo, y tiende por sí mismo al mismo fin que se han planteado los socialistas. Estos sólo deben comprender cuál es la fuerza social que por su situación en la sociedad contemporánea está interesada en la realización del socialismo, e inculcar a esa fuerza la conciencia de sus intereses y de su misión histórica. Esta fuerza es el proletariado. Engels lo conoció en Inglaterra, en Manchester, centro de la industria inglesa, adonde se trasladó en 1842 para trabajar en una firma comercial de la que su padre era accionista. Engels no se limitó a permanecer en la oficina de la fábrica, sino que recorrió los sórdidos barrios en los que se albergaban los obreros y vio con sus propios ojos su miseria y sufrimientos. No se limitó a observar personalmente; leyó todo lo que se había escrito hasta entonces sobre la situación de la clase obrera inglesa y estudió minuciosamente todos los documentos oficiales que estaban a su alcance.

«[El socialismo] sólo será una fuerza cuando se convierta en el objetivo de la lucha política de la clase obrera...»
En la imagen, marcha de trabajadores del metal durante la huelga de 2006 en Vigo. La marcha pacífica del 8 de Mayo  terminó en duros enfrentamientos con la policía tras los ataques de ésta.
Como fruto de sus observaciones y estudios apareció en 1845 su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra. Ya hemos señalado más arriba cuál fue el mérito principal de Engels como autor de dicho libro. Es cierto que antes que él muchos otros describieron los padecimientos del proletariado y señalaron la necesidad de ayudarlo. Pero Engels fue elprimero en afirmar que el proletariado no es sólo una clase que sufre, sino que la vergonzosa situación económica en que se encuentra lo impulsa inconteniblemente hacia adelante y lo obliga a luchar por su emancipación definitiva. Y el proletariado en lucha se ayudará a sí mismo. El movimiento político de la clase obrera llevará ineludiblemente a los trabajadores a darse cuenta de que no les queda otra salida que el socialismo. A su vez, éste sólo será una fuerza cuando se convierta en el objetivo de la lucha políticade la clase obrera. Estas son las ideas fundamentales del libro de Engels sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra, ideas que todo el proletariado que piensa y lucha ha hecho suyas, pero que entonces eran completamente nuevas. Fueron expuestas en un libro cautivante en el que se describe del modo más fidedigno y patético las penurias que sufría el proletariado inglés. La obra constituía una terrible acusación contra el capitalismo y la burguesía. La impresión que produjo fue muy grande. En todas partes comenzaron a citar la obra como el cuadro que mejor representaba la situación del proletariado contemporáneo. Y en efecto, ni antes de 1845, ni después, ha aparecido una descripción tan brillante y veraz de los padecimientos de la clase obrera.

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Ho Chi Minh y el Marxismo Leninismo

Recopilación de textos y declaraciones referentes a la lucha por la liberación nacional, sobre el Partido, el marxismo-leninismo y el combate a los enemigos de la revolución escritos por el Camarada Ho Chi Minh.


Open publication - Free publishing

Descarga del documento: Ho Chi Minh y el Marxismo-Leninismo.
Tomado de los camaradas de:http://formacioncomunista.blogspot.com.es/2014/06/ho-chi-minh-y-el-marxismo-leninismo_9.html
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LUNES, 9 DE JUNIO DE 2014


LENIN SOBRE LAS CRISIS CAPITALISTAS



[Nota de ODC: No hace muchos años la burguesía y sus ideólogos, como un tal Francis Fukuyama, predecían el final de la historia y que el capitalismo no volvería a entrar en crisis. A estas posiciones se sumaron toda clase de oportunistas de "izquierda" que también hablaron del fracaso del marxismo y de la necesidad de "renovar" (en realidad quitar su esencia revolucionaria) el mismo. Pues mira por donde la actual crisis capitalista les ha puesto en su sitio a estos viles oportunistas y ha demostrado que la teoría de Marx sobre las crisis cíclicas del capitalismo y la inevitable bancarrota del mismo es totalmente acertada y que la situación actual en el mundo se esta ajustando al milímetro a lo que predijo el padre del marxismo]


"El revisionismo salió aún peor parado en lo que se refiere a la teoría de las crisis y a la teoría de la bancarrota. Sólo personas muy poco perspicaces y durante muy poco tiempo podían pensar en modificar los fundamentos de la doctrina de Marx bajo la influencia de algunos años de animación y prosperidad industrial. Muy pronto la realidad se encargó de enseñar a los revisionistas que las crisis no eran cosa del pasado: la prosperidad fue seguida por la crisis. Cambiaron las formas, la sucesión, el cuadro de las distintas crisis pero éstas seguían siendo parte integrante, inevitable, del régimen capitalista. Mientras unifican la producción, los cárteles y trust, simultáneamente, y en forma visible para todos, agravan la anarquía de la producción, la inseguridad de la vida del proletariado y la opresión del capital, agudizando así las contradicciones de clase en grado sin precedentes. Los modernos, gigantescos trust ponen en evidencia, de modo bien palpable y en inmensas proporciones, que el capitalismo marcha hacia la bancarrota, tanto en el sentido de las crisis políticas y económicas aisladas como en el del hundimiento completo de todo el régimen. La reciente crisis financiera en Norteamérica y el horroroso crecimiento de la desocupación en toda Europa, sin hablar de la próxima crisis industrial, de la que asoman no pocos síntomas, han hecho que las crecientes "teorías" de los revisionistas fueran olvidadas por todos, incluidos al parecer muchos de ellos mismos. Las que no deben olvidarse son las enseñanzas que esta inestabilidad de los intelectuales ha brindado a la clase obrera. "

Esta cita es parte del documento de Lenin "Marxismo y Revisionismo"

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DOMINGO, 8 DE JUNIO DE 2014


«Federico Engels», de V.I. Lenin (1ª Parte).

(Extractos del artículo de Vladimir I. Lenin escrito con ocasión del fallecimiento de Engels en 1895. Extraído de las Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1980).

El 5 de agosto del nuevo calendario (24 de julio) de 1895 falleció en Londres Federico Engels. Después de su amigo Carlos Marx (fallecido en 1883), Engels fue el más notable científico y maestro del proletariado contemporáneo de todo el mundo civilizado. Desde que el destino relacionó a Carlos Marx con Federico Engels, la obra a la que ambos amigos consagraron su vida se convirtió en común.

 «...enseñaron a conocerse [a la clase obrera] y a tomar conciencia
de sí misma, y sustituyeron las quimeras por la ciencia...»
Por eso, para comprender lo que Engels ha hecho por el proletariado es necesario entender claramente la importancia de la doctrina y actividad de Marx para el desarrollo del movimiento obrero contemporáneo. Marx y Engels fueron los primeros en demostrar que la clase obrera, con sus reivindicaciones, es el resultado necesario del sistema económico actual que, con la burguesía, crea y organiza inevitablemente al proletariado.

Demostraron que la humanidad se verá liberada de las calamidades que la azotan actualmente, no por los esfuerzos bienintencionados de algunas nobles personalidades, sino por la lucha de clase del proletariado organizado. Marx y Engels fueron los primeros en esclarecer en sus obras científicas que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea. Toda la historia escrita hasta ahora es la historia de la lucha de clases, del cambio sucesivo en el dominio y en la victoria de una clase social sobre otra. Y esto continuará hasta que desaparezcan las bases de la lucha de clases y del dominio de clase: la propiedad privada y la producción social caótica. Los intereses del proletariado exigen que dichas bases sean destruidas, por lo que la lucha de clases consciente de los obreros organizados debe ser dirigida contra ellas. Y toda lucha de clases es una lucha política.
En nuestros días todo el proletariado en lucha por su emancipación ha hecho suyos estos conceptos de Marx y de Engels. Pero cuando los dos amigos colaboraban en la década del 40, en las publicaciones socialistas, y participaban en los movimientos sociales de su tiempo, estos puntos de vista eran completamente nuevos. A la sazón había muchos hombres con talento y otros sin él, muchos honestos y otros deshonestos, que en el ardor de la lucha por la libertad política, en la lucha contra la autocracia de los zares, de la policía y del clero, no percibían el antagonismo existente entre los intereses de la burguesía y los del proletariado. Esos hombres no admitían siquiera la idea de que los obreros actuasen como una fuerza social independiente.

Por otra parte, hubo muchos soñadores, algunas veces geniales, que creían que bastaba convencer a los gobernantes y a las clases dominantes de la injusticia del régimen social existente para que resultara fácil implantar en el mundo la paz y el bienestar general. Soñaban con un socialismo sin lucha. Finalmente, casi todos los socialistas de aquella época, y en general los amigos de la clase obrera, sólo veían en el proletariado una lacra y contemplaban con horror cómo, a la par que crecía la industria, crecía también esa lacra. Por eso todos ellos pensaban cómo detener el desarrollo de la industria y del proletariado, detener "la rueda de la historia". Contrariamente al miedo general ante el desarrollo del proletariado, Marx y Engels cifraban todas sus esperanzas en su continuo crecimiento. Cuantos más proletarios haya, tanto mayor será su fuerza como clase revolucionaria, y tanto más próximo y posible ser á el socialismo. Podrían expresarse en pocas palabras los servicios prestados por Marx y Engels a la clase obrera diciendo que le enseñaron a conocerse y a tomar conciencia de sí misma, y sustituyeron las quimeras por la ciencia.
He ahí por qué el nombre y la vida de Engels deben ser conocidos por todo obrero; tal es el motivo de que incluyamos en nuestra recopilación -- que como todo lo que editamos tiene por objeto despertar la conciencia de clase de los obreros rusos -- un esbozo sobre la vida y la actividad de Federico Engels, uno de los dos grandes maestros del proletariado contemporáneo.
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MIÉRCOLES, 4 DE JUNIO DE 2014


Stalin: El método dialéctico (2ª Parte final) años 1906-1907 *


En cambio, la metafísica nos afirma otra cosa completamente distinta. Para ella el mundo es algo eterno e inmutable (v. F. Engels, «Anti-Dühring»), el mundo está determinado de una vez para siempre por alguien o por algo; he ahí por qué los metafísicos tienen siempre en la boca la «justicia eterna» y la «verdad inmutable».

Proudhon, el «padre» de los anarquistas, decía que en el mundo existe una justicia inmutable, determinada de una vez para siempre, que deber ser colocada como base de la sociedad futura. Debido a esto se llamaba a Proudhon metafísico. Marx lucho contra Proudhon con ayuda del método dialéctico y demostró que, puesto que en el mundo todo cambia, debe cambiar también la «justicia», y, por consiguiente, la «justicia inmutable» es un delirio metafísico (v. C. Marx, «Miseria de la filosofía»). Y los discípulos georgianos del metafísico Proudhon insisten en asegurarnos: ¿«La dialéctica de Marx es metafísica»!

La metafísica reconoce diferentes dogmas nebulosos, como, por ejemplo, «lo incognoscible», la «cosa en sí», y, al fin y al cabo, se transforma en insubstancial teología. En oposición a Proudhon y a Spencer, Engels luchó contra estos dogmas con ayuda del método dialéctico (v. «Ludwig Feuerbach»). Y los anarquistas -discípulos de Proudhon y Spencer- nos dicen que Proudhon y Spencer son unos sabios y Marx y Engels, ¡unos metafísicos!

Una de dos: o los anarquistas se engañan ellos mismos o no saben lo que dicen.

En todo caso, es indudable que los anarquistas confunden el sistema metafísico de Hegel con su método dialéctico.

Ni que decir tiene que el sistema filosófico de Hegel, que se basa en la idea inmutable, es metafísico desde el principio hasta el fin. Pero es evidente también que el método dialéctico de Hegel, que niega toda idea inmutable, es científico y revolucionario desde el principio hasta el fin.

He ahí por qué Carlos Marx, al mismo tiempo que sometía el sistema metafísico de Hegel a una crítica demoledora, ensalzaba su método dialéctico, que, según las palabras de Marx, «no se deja imponer por nada; es esencialmente crítico y revolucionario» (v. «El Capital», t. I. Palabras finales).

He ahí por qué Engels ve una gran diferencia entre el método de Hegel y su sistema «Quien hiciese hincapié en el sistema de Hegel, podía ser bastante conservador en ambos terrenos; quien considerase como lo primordial el método dialéctico, podía figurar, tanto en el aspecto religioso como en el aspecto político, en la extrema oposición» (v. «Ludwig Feuerbach»).

Los anarquistas no ven esta diferencia e insisten en afirmar irreflexivamente que «la dialéctica es metafísica».

Sigamos adelante. Los anarquistas dicen que el método dialéctico es «un astuto enredo», «un método de sofismas», «de acrobacias con la lógica» (v. «Nobati», núm. 8. Sh. G.), «gracias al cual se demuestran con idéntica facilidad tanto la verdad como la mentira» (v. en el núm. 4 de «Nobati» el artículo de Cherkezishvili).

Así, en opinión de los anarquistas, el método dialéctico demuestra igualmente la verdad y la mentira.

A primera vista puede parecer que la acusación lanzada por los anarquistas no carece de fundamento. Oíd, por ejemplo, lo que dice Engels de quien sigue el método metafísico:

«…Su hablar es «Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede». Para él, una cosa existe o no existe: un objeto no puede ser lo que es y al mismo tiempo algo distinto. Lo positivo y lo negativo se excluyen en absoluto… » (v. «Anti- Dühring». Introducción).

¡Cómo!, replicarán acalorados los anarquistas. ¡¿Acaso es posible que un mismo objeto sea al propio tiempo bueno y malo?! ¡Pero si esto es un «sofisma», un «juego de palabras», pero si esto significa que «queréis demostrar con idéntica facilidad la verdad y la mentira»!…

Sin embargo, penetremos en el fondo de la cuestión.

Hoy exigimos la república democrática. ¿Podemos decir que la república democrática es buena en todos los sentidos o que es mala en todos los sentidos? ¡No, no podemos decirlo! ¿Por qué? Porque la república democrática es buena solamente en un aspecto, cuando destruye el régimen feudal; pero en cambio es mala en otro aspecto, cuando fortalece el régimen burgués. Por eso precisamente decimos: por cuanto la república democrática destruye el régimen feudal, es bueno y luchamos por ella; pero por cuanto fortalece el régimen burgués, es mala y luchamos contra ella.

Resulta que la misma república democrática es al propio tiempo «buena» y «mala», «sí» y «no».

Lo mismo cabe decir de la jornada de trabajo de ocho horas, que al propio tiempo es «buena», por cuanto fortalece al proletariado, y «mala», por cuanto refuerza el sistema de trabajo asalariado.

Precisamente hechos de esta índole eran los que Engels tenía en cuenta cuando caracterizaba el método dialéctico con las palabras arriba citadas.

Pero los anarquistas no lo han comprendido, y una idea completamente clara les ha parecido un «sofisma» nebuloso.

Naturalmente, los anarquistas son muy libres de advertir o no advertir estos hechos, y hasta pueden no advertir la arena en una playa; están en su derecho. Pero, ¿qué tiene que ver con eso el método dialéctico, que, a diferencia del anarquismo, no mira a la vida con los ojos cerrados, siente su pulsación y afirma abiertamente como la vida cambia y se encuentra en movimiento, todo fenómeno vital tiene dos tendencias, una positiva y otra negativa, de las cuales debemos defender la primera y rechazar la segunda?

Sigamos adelante. En opinión de nuestros anarquistas, «el desarrollo dialéctico es un desarrollo catastrófico, mediante el cual primero se destruye por completo el pasado, y después, completamente desligado de él, se afirma el futuro… Los cataclismos de Cuvier eran engendrados por causas desconocidas, pero las catástrofes de Marx y Engels son engendradas por la dialéctica (v. «Nobati», núm. 8. Sh. G.).

Y en otro lugar el mismo autor escribe: «El marxismo se basa en el darvinismo y no mantiene ante él una actitud crítica» (v. «Nobati», núm. 6).

¡Prestad atención!

Cuvier niega la evolución darvinista, reconoce solamente los cataclismos, y el cataclismo es una explosión inesperada, «engendrada por causas desconocidas». Los anarquistas afirman que los marxistas siguen a Cuvier y que, por tanto, rechazan el darvinismo.

Darwin niega los cataclismos de Cuvier, reconoce la evolución gradual. Y he ahí que estos mismos anarquistas afirman que «el marxismo se basa en el darvinismo y no mantiene ante él una actitud crítica», es decir, que los marxistas niegan los cataclismos de Cuvier.

En una palabra, los anarquistas acusan a los marxistas de segur a Cuvier y al propio tiempo les echan en cara que siguen a Darwin, y no a Cuvier.

¡Así es la anarquía! Como suele decirse. ¡la viuda del suboficial se ha flagelado a sí misma! Es evidente que el Sh. G. del octavo número de «Nobati» se ha olvidado de lo que decía el Sh. G. del sexto número.

¿Cuál de los números tiene razón: el octavo o el sexto?

Veamos los hechos. Marx dice:

«Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad…

Y se abre así una época de revolución social». Pero «ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella…» (v. C. Marx, «Contribución a la crítica de la Economía Política». Prólogo)[ 4 ].

Si se aplica esta tesis de Marx a la vida social moderna, resultará que entre las fuerzas productivas modernas, que tienen un carácter social, y la forma de apropiación de los productos, que tiene un carácter privado, existe un conflicto radical, que debe culminar en la revolución socialista (v. F. Engels, «Anti-Dühring». Capítulo segundo de la tercera parte).

Como veis, en opinión de Marx y Engels, la revolución no la engendran las «causas desconocidas» de Cuvier, sino causas sociales completamente determinadas y reales, llamadas «desarrollo de las fuerzas productivas».

Como veis, en opinión de Marx y Engels, la revolución sólo se lleva a efecto cuando han madurado suficientemente las fuerzas productivas, y no de manera inesperada, como pensaba Cuvier.

Es evidente que no hay nada de común entre los cataclismos de Cuvier y el método dialéctico de Marx.

Por otra parte, el darvinismo rechaza no sólo los cataclismos de Cuvier, sino también el desarrollo comprendido dialécticamente, que incluye la revolución, mientras que, desde el punto de vista del método dialéctico, la evolución y la revolución, los cambios cuantitativos y cualitativos son dos formas necesarias de uno y el mismo movimiento.

Evidentemente, no se puede afirmar tampoco que el marxismo… «no mantiene ante el darvinismo una actitud crítica».

Resulta que «Nobati» se equivoca en ambos casos, tanto en el sexto número como en el octavo.

Por último, los anarquistas nos reprochan que «la dialéctica… no permite ni salir o escaparse de sí, ni saltar por encima de sí mismo» (v. «Nobati», núm. 8. Sh. G.).

Esto, señores, es la pura verdad; en esto, respetables señores, tienen ustedes completa razón: el método dialéctico, realmente, no permite semejante cosa. Pero, ¿por qué no la permite? Porque «escaparse de sí y saltar por encima de sí mismo» es cosa de cabras monteses, y el método dialéctico ha sido creado para las personas.

¡Ese es el secreto!…

Tales son, en términos generales, las opiniones de los anarquistas sobre el método dialéctico.

Es evidente que los anarquistas no han comprendido el método dialéctico de Marx y Engels. Han inventado su propia dialéctica y precisamente contra ella arremeten con tanta saña.

A nosotros no nos queda más que reírnos al observar este espectáculo, pues uno no puede por menos de reírse cuando ve cómo alguien lucha contra el fruto de su propia fantasía, aniquila sus propias invenciones y, al mismo tiempo, asegura con calor que bate al adversario.
* El texto titulado El método dialéctico forma parte del documento deJosé Stalin titulado ¿Anarquismo o socialismo?.

Nota: las negritas son cosa nuestra y tienen la finalidad de resaltar las partes más significativas de este excelente documento del camarada Stalin.
1ª Parte: http://odiodeclase.blogspot.com.es/2014/06/stalin-el-metodo-dialectico-1-parte.html 
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LUNES, 2 DE JUNIO DE 2014


Stalin: El método dialéctico (1ª Parte) años 1906-1907 *


En el mundo todo está en movimiento… Cambia la vida, crecen las fuerzas productivas, se desmoronan las viejas relaciones sociales… (C. Marx)

El marxismo no es sólo la teoría del socialismo. Es una concepción integral del mundo, un sistema filosófico del cual se desprende lógicamente el socialismo proletario de Marx. Este sistema filosófico se llama materialismo dialéctico.

Por eso, exponer el marxismo significa exponer a la vez el materialismo dialéctico.

¿Por qué se llama este sistema materialismo dialéctico?

Porque su método es dialéctico, y su teoría, materialista.

¿Qué es el método dialéctico?

Se dice que la vida social se encuentra en estado de incesante movimiento y desarrollo. Y esto es cierto: la vida no puede ser considerada como algo estático e inmutable; la vida nunca se detiene a un mismo nivel, se halla en eterno movimiento, en eterno proceso de destrucción y de creación. Por eso, en la vida siempre existe lo nuevo y lo viejo, lo que crece y lo que muere, lo revolucionario y lo contrarrevolucionario.

El método dialéctico dice que hay que considerar la vida precisamente tal y como es en realidad. Hemos visto que la vida se encuentra en incesante movimiento; por tanto, debemos examinar la vida en su movimiento y preguntar: ¿hacia dónde marcha la vida? Hemos visto que la vida ofrece un cuadro de constante destrucción y creación; por tanto es deber nuestro examinar la vida en su destrucción y creación y preguntar: ¿Qué es lo que se destruye y qué es lo que se crea en la vida?

Lo que en la vida nace y de día en día crece, es invencible; detener su movimiento hacia delante es imposible. Es decir, si, por ejemplo, en la vida nace el proletariado como clase y crece de día en día, por débil y poco numeroso que sea hoy, al fin y al cabo ha de vencer. ¿Por qué? Porque crece, cobra vigor y marcha adelante. Por el contrario, lo que en la vida envejece y camina hacia la tumba, ha de ser inevitablemente derrotado, aunque hoy represente una fuerza poderosa. Es decir, si, por ejemplo, la burguesía pisa un terreno cada vez menos firme y retrocede de día en día, por fuerte y numerosa que sea hoy, ha de ser, al fin y al cabo, derrotada. ¿Por qué? Porque como clase se descompone, se debilita, envejece y se convierte en una carga superflua en la vida.

De aquí surgió el conocido planteamiento dialéctico de que todo lo que realmente existe, es decir, todo lo que crece de día en día es racional, y todo lo que de día en día se descompone es irracional y, por lo tanto, no ha de evitar la derrota.

Ejemplo. Por los años 80 del siglo pasado, entre los intelectuales revolucionarios rusos se suscitó una gran polémica. Los populistas sostenían que la fuerza principal capaz de encargarse de la «emancipación de Rusia» era la pequeña burguesía del campo y de la ciudad. ¿Por qué?, les preguntaban los marxistas. Porque, decían los populistas, la pequeña burguesía del campo y de la ciudad constituye ahora la mayoría, y, además, es pobre y vive en la miseria.

Los marxistas replicaban: es cierto que la pequeña burguesía del campo y de la ciudad constituye ahora la mayoría y realmente es pobre, pero ¿se trata acaso de esto? Hace ya mucho tiempo que la pequeña burguesía constituye la mayoría, pero hasta ahora no ha manifestado, sin la ayuda del proletariado, ninguna iniciativa en la lucha por la «libertad». ¿Por qué? Porque la pequeña burguesía, como clase, no crece; al contrario, se descompone de día en día y se divide en burgueses y proletarios. Por otra parte, tampoco la pobreza tiene aquí, naturalmente, una importancia decisiva: los «vagabundos» son más pobres que la pequeña burguesía, pero nadie afirmará que pueden encargarse de la «emancipación de Rusia».

Como veis, la cuestión no estriba en saber qué clase constituye hoy la mayoría o qué clase es más pobre, sino en saber cuál es la clase que cobra vigor y cuál la que se descompone.

Y puesto que el proletariado es la única clase que crece y cobra vigor sin cesar, la única que impulsa adelante la vida social y agrupa en torno suyo a todos los elementos revolucionarios, nuestro deber es, por lo tanto, reconocerlo como la fuerza principal en el movimiento contemporáneo, formar en sus filas y hacer nuestras sus aspiraciones avanzadas.

Así respondían los marxistas.

Evidentemente, los marxistas consideraban la vida de un modo dialéctico, mientras que los populistas razonaban de un modo metafísico, ya que se imaginaban la vida social inmóvil en un punto.

Así considera el método dialéctico el desarrollo de la vida.

Sin embargo, hay movimiento y movimiento. Hubo movimiento de la vida social durante las «jornadas de diciembre», cuando el proletariado, enderezando sus espaldas, asaltó los depósitos de armas y se lanzó al ataque contra la reacción. Pero asimismo hay que calificar de movimiento social el movimiento de los años precedentes, cuando el proletariado, en las condiciones del desarrollo «pacífico», se limitaba a declarar huelgas parciales y a fundar pequeños sindicatos.

Es evidente que el movimiento reviste distintas formas.

Pues bien, el método dialéctico afirma que el movimiento tiene doble forma: evolutiva y revolucionaria.

El movimiento es evolutivo cuando los elementos progresivos continúan espontáneamente su labor cotidiana e introducen en el viejo régimen pequeños cambios, modificaciones cuantitativas.

El movimiento es revolucionario cuando esos mismos elementos se unen, se penetran de una misma idea y se precipitan contra el campo enemigo, para destruir de raíz el viejo régimen e introducir en la vida cambios cualitativos, instaurando un nuevo régimen.

La evolución prepara la revolución y crea el terreno para ella, y la revolución corona la evolución y contribuye a su obra ulterior.

Procesos semejantes se dan también en la vida de la naturaleza. La historia de la ciencia demuestra que el método dialéctico es un método auténticamente científico: comenzando por la astronomía y concluyendo por la sociología, en todas partes halla confirmación la idea de que en el mundo no hay nada eterno, de que todo cambia, de que todo se desarrolla. Por consiguiente, todo en la naturaleza debe ser examinado desde el punto de vista del movimiento, del desarrollo. Esto significa que el espíritu de la dialéctica penetra toda la ciencia contemporánea.

Y por lo que se refiere a las formas del movimiento, por lo que se refiere a que, de acuerdo con la dialéctica, los pequeños cambios, las modificaciones cuantitativas, conducen, al fin y al cabo, a grandes cambios, a modificaciones cualitativas, esta ley rige asimismo, en igual medida, en la historia de la naturaleza. El «sistema periódico de los elementos» de Mendeléiev muestra claramente la gran importancia que en la historia de la naturaleza tiene la aparición de los cambios cuantitativos. De esto mismo es testimonio, en biología, la teoría del neolamarquismo, a la cual el neodarvinismo cede el puesto.

Nada decimos de otros muchos hechos, suficientemente esclarecidos por F. Engels en su «Anti-Dühring».

Tal es el contenido del método dialéctico.

¿Cómo consideran los anarquistas el método dialéctico?

De todos es sabido que el fundador del método dialéctico fue Hegel. Marx depuró y mejoró este método. Naturalmente, esta circunstancia es conocida también de los anarquistas. Ellos saben que Hegel era conservador, y, aprovechándose del caso, fustigan hasta más no poder a Hegel como partidario de la «restauración», «demuestran» con apasionamiento que «Hegel es un filósofo de la restauración…, que ensalza el constitucionalismo burocrático en su forma absoluta, que la idea general de su filosofía de la Historia está subordinada y sirve a la corriente filosófica de la época de la restauración», etc., etc. (v. en el número 6 de «Nobati»[ 2 ] el artículo de V. Cherkezishvili).

Lo mismo «demuestra» en sus obras el conocido anarquista Kropotkin (v., por ejemplo, su «Ciencia y anarquismo» en lengua rusa).

Hacen coro a Kropotkin nuestros kropotkianos, comenzando por Cherkezishvili y terminando por Sh. G. (v. los números de «Nobati»).

Cierto, nadie discute con ellos acerca de este punto; al revés, todo el mundo coincide en que Hegel no era revolucionario. Precisamente Marx y Engels demostraron antes que nadie, en su «Crítica de la crítica crítica», que las concepciones históricas de Hegel se hallan en contradicción radical con el Poder soberano del pueblo. Pero, a pesar de ello, los anarquistas «demuestran» y consideran indispensable «demostrar» cada día que Hegel era partidario de la «restauración». ¿Para qué lo hacen? Probablemente, para desacreditar de tal modo a Hegel y dar a entender al lector que en el «reaccionario» Hegel tampoco el método puede dejar de ser «aborrecible» y anticientífico.

Así es como piensan los anarquistas refutar el método dialéctico.

Nosotros declaramos que de ese modo no demostrarán otra cosa que su propia ignorancia. Pascal y Leibniz no eran revolucionarios, pero el método matemático descubierto por ellos está reconocido hoy como un método científico. Mayer y Hemholtz no eran revolucionarios, pero sus descubrimientos en el dominio de la física sirvieron de base a la ciencia. Tampoco eran revolucionarios Lamarck y Darwin, pero su método evolucionista puso en pie a la ciencia biológica… ¿Por qué, pues, no e puede reconocer que, a pesar de su conservadurismo, Hegel consiguió elaborar un método científico, denominado dialéctico?

No, de ese modo los anarquistas no demostrarán otra cosa que su propia ignorancia.

Sigamos adelante. Según la opinión de os anarquistas, «la dialéctica es metafísica», y como «quieren emancipar a la ciencia de la metafísica, y a la filosofía de la teología», por eso precisamente rechazan el método dialéctico (v. «Nobati», núms.. 3 y 9, Sh. G.; y también «Ciencia y anarquismo» de Kropotkin).

¡Vaya con los anarquistas! Como se dice, «hacen pagar a justos por pecadores». La dialéctica ha alcanzado su madurez en la lucha contra la metafísica y en esta lucha ha conquistado su gloria, pero en opinión de los anarquistas resulta que ¡la dialéctica es metafísica!

La dialéctica afirma que en el mundo nada hay eterno, que en el mundo todo es transitorio y mutable; cambia la naturaleza, cambia la sociedad, cambian los usos y costumbres, cambian los conceptos de justicia, cambia la propia verdad; por eso mismo la dialéctica lo considera todo de un modo crítico, por eso mismo niega la verdad establecida de una vez para siempre, y por consiguiente, niega asimismo las abstractas «tesis dogmáticas que, una vez encontradas, sólo hay que aprenderse de memoria» (v. F. Engels, «Ludwig Feuerbach»[ 3 ]).


* El texto titulado El método dialéctico forma parte del documento deJosé Stalin titulado ¿Anarquismo o socialismo?.

Nota: las negritas son cosa nuestra y tienen la finalidad de resaltar las partes más significativas de este excelente documento del camarada Stalin.


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VIERNES, 30 DE MAYO DE 2014


Enseñanzas del Camarada Stalin



SÁBADO, 24 DE MAYO DE 2014


Stalin: "La burguesía acomodada es nuestro enemigo inconciliable"


" La burguesía acomodada es nuestro enemigo inconciliable, su riqueza se funda sobre nuestra pobreza, su alegría sobre nuestra amargura. Está claro que sus representantes conscientes serán nuestros enemigos jurados, que intentarán aplastarnos conscientemente... afianzan el régimen burgués y luchan contra el proletariado a vida o muerte".

J. Stalin.

Cita extraída del documento escrito por el camarada Stalin: "La burguesía tiende una celada" en 1905.

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MARTES, 29 DE ABRIL DE 2014


Stalin: "Solo la clase obrera representa una fuerza verdaderamente revolucionaria"

"Sólo la clase obrera y, en general el pueblo, que en la lucha no tiene nada que perder más que sus cadenas, sólo ellos representan una fuerza realmente revolucionaria. Ni la pequeña burguesía ni otros sectores son verdaderamente revolucionarios".

"Mientras el Poder político no pase a manos del proletariado (dictadura del proletariado) es imposible el cambio del régimen vigente, es imposible la liberación completa de los obreros".
STALIN

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Stalin: "Las luchas económicas también son necesarias"

" Las luchas económicas también son necesarias. Cualquier huelga, por poco importante que sea, plantea de plano ante los obreros la falta de derechos políticos, les hace chocar con el Estado y su fuerza armada y les demuestra de manera clara la insuficiencia de una lucha exclusivamente económica".
"El descontento social se manifiesta de forma creciente pero es necesario pasar de las protestas a las acciones revolucionarias"
"Para unir a todos los oprimidos y explotados (obreros, campesinos, etc.) hace falta una bandera o programa que sea comprendida por todos, que llegue al corazón de todos y que recoja las reivindicaciones de todos. Esto debe ser la labor de los comunistas y es imprescindible el crear el Partido Comunista"

STALIN

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VIERNES, 25 DE ABRIL DE 2014


Foro en defensa y promoción del Marxismo-Leninismo. Partido Comunista (Acción Proletaria) de Chile


SÁBADO, 19 DE ABRIL DE 2014


Enver Hoxha: LA REVOLUCIÓN Y LOS PUEBLOS



LA REVOLUCIÓN Y LOS PUEBLOS
Enver Hoxha
(1978) 
(editado)


Marx ha argumentado científicamente la necesidad de destruir la sociedad capitalista y construir una sociedad más avanzada, la del socialismo y después la del comunismo. En la obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin, desarrollando el pensamiento de Marx, demostró que la época actual es la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. Esta es la época de la destrucción del viejo régimen capitalista; del colonialismo y del imperialismo, de la toma del poder por el proletariado y de la liberación de los pueblos oprimidos, el período del triunfo del socialismo a escala mundial. 
Esto significa que hoy vivimos en la época de la substitución de la vieja sociedad explotadora, insoportable para la mayoría de la humanidad, para los oprimidos y los explotados, por una sociedad nueva, donde desaparece de una vez y para siempre la explotación del hombre por el hombre. Nuestro Partido, se ha basado precisamente en estas enseñanzas fundamentales y en el análisis marxista-leninista de la actual evolución mundial, al presentar en su VII Congreso la tesis de que el mundo se encuentra en una fase en que la causa de la revolución y de la liberación de los pueblos es un problema planteado que espera solución. 
La lucha del proletariado contra la burguesía es dura, inexorable y se desarrolla de continuo. Frente a frente se encuentran dos grandes fuerzas sociales. De un lado, la burguesía capitalista imperialista, que es la clase más salvaje, más embaucadora y más sanguinaria que haya conocido la historia. De otro lado, está el proletariado, la clase totalmente despojada de los medios de producción, la clase oprimida y explotada despiadadamente por la burguesía, y, al mismo tiempo, la clase más avanzada de la sociedad, que piensa, crea, trabaja, produce, y que, sin embargo, no goza de los frutos de su trabajo.
Ambas clases intentan, cada una por su parte, agrupar fuerzas a su alrededor y prepararlas para conseguir sus objetivos: el proletariado para alcanzar la liberación nacional y social, para hacer la revolución; la burguesía para conservar su dominación y aplastar la revolución. Mientras la burguesía agrupa en torno suyo a las fuerzas más negras, más regresivas y criminales, el proletariado se esfuerza por ganar para su causa a todas las fuerzas revolucionarias y progresistas. 
El marxismo-leninismo nos enseña que la lucha entre el proletariado y la burguesía se intensifica ininterrumpidamente y que con toda seguridad será coronada con la victoria del proletariado y de sus aliados. Pero, para que esta lucha sea coronada con éxito es necesario que el proletariado esté organizado, tenga su partido de vanguardia, haga conscientes a las amplias masas populares de la necesidad de la revolución y las dirija en la lucha por la toma del poder, por la instauración de su propia dictadura, por la construcción del socialismo y del comunismo, de la sociedad sin clases.
En el mundo hay muchos elementos exaltados, con buenas o malas intenciones, quienes piensan que es posible hacer la revolución en cualquier época, en cualquier momento y en cualquier parte. Pero se equivocan. La revolución no puede realizarse en cualquier momento y en cualquier parte, conforme a los deseos. La revolución estalla y se realiza en el eslabón más débil de la cadena capitalista. Para que estalle y triunfe, deben existir condiciones apropiadas, objetivas y subjetivas, y hace falta esperar el momento favorable para lanzarse a ella. Lo principal es que cuando hagan estallar la revolución, las amplias masas del pueblo, con el proletariado al frente, estén decididas y preparadas para llevarla hasta sus últimas consecuencias. 
Lenin puntualiza que la revolución es obra del pueblo de cada país, que no puede ser exportada. Esto no significa que los marxista-leninistas, dondequiera que militen, no se sientan solidarios, mutuamente ligados por los sentimientos más puros del internacionalismo proletario y no contribuyan a la lucha del proletariado y de los pueblos de los otros países por su liberación. Por el contrario, todos los comunistas, los proletarios, todas las fuerzas revolucionarias de los diversos países tienen la obligación de ayudar a la revolución en cada país en particular y en todo el mundo con su propaganda, agitación, ayuda material, ejemplo de determinación y abnegación, y ateniéndose fielmente al marxismo-leninismo. Como es natural, el que esta ayuda sea bien aprovechada depende, ante todo, del nivel de preparación del proletariado y de su partido, del nivel de desarrollo de la lucha revolucionaria en uno u otro país. 
Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista demuestran que los intereses del proletariado y del pueblo de un país son inseparables de los intereses del proletariado y de los pueblos de todo el mundo. 
La revolución, como enseña Lenin y como la vida ha confirmado, triunfa en cada país en particular. Por eso, esta victoria depende, ante todo, de la clase obrera de cada país y de su partido revolucionario, depende de su capacidad para aplicar, de acuerdo con las condiciones concretas, las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin sobre la revolución. 
Pero acerca de estas enseñanzas y sobre todo en tomo a la teoría leninista de la revolución, los revisionistas modernos titistas, soviéticos, «eurocomunistas», chinos, etc., que han asumido la misión de desorientar a la gente en cuanto al problema de la revolución y de evitar su estallido, han suscitado una confusión enorme y realizado una amplia actividad de zapa. 
Hoy, cuando esta cuestión está planteada para ser resuelta, es una tarea imperativa disipar la neblina que han creado los revisionistas acerca de la revolución, denunciar las maniobras y las especulaciones que hacen en torno a esta cuestión, poner al descubierto sus objetivos contrarrevolucionarios, chovinistas y hegemonistas, comprender y aplicar correctamente las enseñanzas del marxismo-leninismo sobre la revolución.
Leer el documento completo aquí: Critica Marxista-Leninista 
Descargar el texto completo de “La revolución y los pueblos” de Enver Hoxha (1978)

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